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aniversarioº

Los grandes problemas de México

  V  

DESIGUALDAD SOCIAL

Fernando Cortés y Orlandina de Oliveira

coordinadores

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Los grandes problemas de México

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DESIGUALDAD SOCIAL

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Los grandes problemas de México

Coordinadores generalesManuel Ordorica  Jean-François Prud’homme

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DESIGUALDAD SOCIAL

Fernando Cortés Orlandina de Oliveiracoordinadores

EL COLEGIO DE MÉXICO

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Primera edición, 2010

DR © El Colegio de México, A.C.Camino al Asco 20Pedregal de Santa Teresa10740 México, D.F.www.colmex.mx

ISBN 978-607-462-111-2 (obra completa)

ISBN 978-607-462-117-4 (volmen V)

Impreso en México

320.972G752v. 5

Desigaldad social / Fernando Cortés Orlandina de Oliveira, coordina-dores -- 1a. ed. -- México, D.F. : El Colegio de México, 2010452 p. ; 22 cm. -- (Los grandes problemas de México ; v. 5)

ISBN 978-607-462-111-2 (obra completa)ISBN 978-607-462-117-4 (volmen V)

1. Marginación social -- México -- Siglo xx. 2. Pobreza -- México-- Siglo xx. 3. Derecos manos -- México -- Siglo xx. I. Cortés, Fer-nando, coord. II. Oliveira, Orlandina de, coord.

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ÍnDICE GEnERAL

  Presentación 9

  Introdcción general 11  Fernando Cortés Orlandina de Oliveira

PRIMERA PARTEDESIGuALDADES ESTRuCTuRALES y MERCADOS DE TRABAjO

1. El contexto de la desigaldad internacional el problema del desarrollo 29

  María de los Ángeles Pozas

2. Pobreza, desigaldad en la distribción del ingreso

crecimiento económico, 1992-2006 61  Fernando Cortés

3. Las desigaldades laborales: evolción,patrones tendencias 101

  Minor Mora Salas Orlandina de Oliveira

4. Perles contemporáneos de la desigaldad:trabaadoras mexicanas en el servicio domésticoen la cidad de Neva york 141

  Marina Ariza

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8  DESIGuALDAD SOCIAL

SEGuNDA PARTE

DESIGuALDADES SOCIALES y POLíTICAS PúBLICAS

5. Segridad social desigaldad, 1910-2010 181  Viviane Brachet-Márquez

6. Eqidad sald. Retos, avances perspectivas 211  Miguel Ángel González Block  John Scott

7. La desigaldad de aprendizaes, 1995-2006 235  Tabaré Fernández Aguerre

8. Acceso a la edcación sperior: caminos, veredas,barrancos vas rápidas 263

  Manuel Gil Antón

9. Mnicipios localidades:concreción territorial de las desigaldades sociales 309

  Rosa María Rubalcava

TERCERA PARTE

DESIGuALDADES POLíTICAS y DEREChOS huMANOS

10. Institciones pblicas transparencia electoral, 1977-2002 339  Silvia Gómez Tagle

11. La desigaldad territorial en el eerciciodel sragio niversal: ragmentación, dierenciacióne “individalización” del voto en Ciapas 377

  Willibald Sonnleitner 

12. hacia la cidadana mlticltral:la lca por los derecos indgenas 417

  Rodolo Stavenhagen

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PRESEntACIón

Este libro orma parte de na colección de 16 volmenes en loscales se analizan los grandes problemas de México al comenzar

el siglo xxi se sgieren algnas ideas acerca de las tendencias des desarrollo en el tro cercano. La realización de este proectoa sido posible gracias a la colaboración de n grpo de investi-gadores, qienes con s experiencia académica enriqecen el co-nocimiento en torno a la sitación actal de nestro pas. Los te-mas qe se abordan son: población, desarrollo rbano regional,migraciones internacionales, medio ambiente, desigaldad social,

movimientos sociales, edcación, relaciones de género, econo-ma, relaciones internacionales, polticas pblicas, institciones procesos polticos, segridad nacional segridad interior, cl-tras e identidades. El Colegio de México contina as s tradi-ción de pblicar obras colectivas mltidisciplinarias para com-prender meor la sociedad mexicana los problemas qe enrentao da. Ésta es nestra manera de participar, desde el ámbito

académico, en la conmemoración del bicentenario de la Indepen-dencia el centenario de la Revolción. Agradecemos a la Secre-tara de Edcación Pblica el apoo para la realización de esteproecto.

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IntRODUCCIón GEnERAL

Este libro trata sobre las diversas caractersticas de las desigaldades econó-micas, sociales, polticas cltrales en el México contemporáneo exami-

na ss interrelaciones procesos de rptra o reprodcción. Las desigal-dades prevalecientes en América Latina en general, en México en particlar,orman parte —de manera creciente— de los intereses de investigación delmndo académico, as como de las agendas de los encargados de las polti-cas pblicas de los organismos internacionales. Este interés a la vezpreocpación se ndamentan en las evidencias disponibles en la nociónde qe las desigaldades persistentes rompen el principio de eqidad qesbace a las sociedades democráticas modernas, avorecen el conficto so-

cial constiten n obstáclo qe atenta contra el desarrollo social de lospases (Cortés, 2006).Las estadsticas del Banco Interamericano de Desarrollo (bid) no dean

lgar a ddas: alrededor de los años noventa, en el concierto mndial Amé-rica Latina presentaba la maor desigaldad en la distribción del ingreso,más pronnciada an qe en Árica.1 un inorme del Banco Mndial apn-ta en la misma dirección (De Ferranti et al., 2003). Con base en datos com-parables —mestras estadsticas comnes para los distintos pases, con

metodologas consistentes empleando nicamente el ingreso como indi-cador del estándar de vida—, concle qe América Latina el Caribepresentan ndices de desigaldad2 maores qe Asia, qe los pases de la

1 En eecto, en esta ltima región, el 5% más rico se apropia de 23.8% del ingresototal, mientras qe en América Latina alcanza casi 25%. En el otro extremo de la distri-bción, 30% de los aricanos más pobres participan con 11.5%, mientras qe los lati-noamericanos apenas llegan a 7.5% (Kliksberg, 2002: 24).

2 La desigaldad en la distribción del ingreso se mide con el ndice de Gini, n

coeciente qe vara entre 0 1. Alcanza el lmite inerior (0) cando la distribciónes eqitativa el valor sperior (1) cando el ingreso está total absoltamente con-centrado.

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12  DESIGuALDAD SOCIAL

Organización para la Cooperación el Desarrollo Económico (ocde) qelos de Eropa del Este.3

En ese mismo inorme se señala qe la breca de la desigaldad de

ingresos tendió a ampliarse entre los años setenta los noventa con respec-to a los pases de la ocde Asia, a redcirse en comparación con los deEropa del Este. Esto ltimo no se debió a qe biese disminido la des-igaldad en la distribción del ingreso en América Latina el Caribe,4 sinoqe se originó en el erte amento de la ineqidad qe experimentaronlos pases qe ormaban parte de la unión de Repblicas Socialistas Sovié-ticas, despés de la cada del mro de Berln.

Sitado en n continente con na desigaldad en la distribción del

ingreso elevada, creciente divergente, en 2005 la Comisión Económicapara América Latina el Caribe (cepal) clasicó a México, en el grpo delos pases con altos niveles de desigaldad (ormado por Nicaraga, Rep-blica Dominicana, Cile, Gatemala, Paraga Argentina),5 categora sólosperada por los de m alta desigaldad (Bolivia, Brasil, hondras Co-lombia) (cepal, 2006a: 90).

La opinión qe o prevalece entre los especialistas es qe la concentra-ción de los recrsos económicos en pocas manos lesiona el crecimiento eco-

nómico debido a dos razones complementarias. Primero, en sociedades conaltos niveles de desigaldad en el disrte del ingreso de la riqeza selenelegirse estrategias económicas qe benecian a los sectores sociales conmaor poder, en vez de apoar a los sectores medios a las clases poplares, por tanto, en estos pases es m probable qe no se seleccionen las pol-ticas económicas sociales tendientes a redcir la ineciencia en la asigna-ción de recrsos económicos (De Ferranti et al., 2003: 16). Segndo, en lassociedades donde los mercados de capitales de segros son imperectos,6 

3 El ndice de Gini para América Latina e del orden de 0.50 en el periodo com-prendido entre la década de los setenta la de los noventa, comparado con 0.40 en Asia.Los pases de la ocde presentaban coecientes de Gini del orden de 0.33 el ndicepromedio de los pases de Eropa del Este e de 0.30 (De Ferranti et al., 2003: 57).

4 Las mediciones arroaron para nestra región coecientes de Gini promedio de0.484 en los años setenta 0.522 en los noventa.

5 La medición en Argentina es sólo para el área rbana. Además, es convenienterecordar qe en 2002 este pas e aectado por na pronda crisis económica.

6 En este contexto la imperección se debe entender como obstáclos para qe

todos aqellos qe idean algn proecto económico rentable tengan n adecado -nanciamiento maneo del riesgo, de modo qe la sociedad peda aprovecar las me- ores iniciativas desarrolladas por ss miembros.

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INTRODuCCIÓN GENERAL  13

los nevos proectos con altos niveles de eciencia económica social qepodran llevar a cabo los estratos baos qedan era de ss posibilidades o,en el meor de los casos, la rentabilidad se ve disminida en relación con la

qe abran obtenido los ricos, debido a la carencia de respaldo para obte-ner n crédito (De Ferranti et al., 2003: 15).

La combinación de los altos niveles de desigaldad en la distribcióndel ingreso el avance del mercado sobre el Estado qe experimentó Méxi-co en los ltimos años reperctió en la desigaldad social. Si la sald laedcación son mercancas qe se negocian en los mercados, los qe mástienen alcanzan más de meor calidad, lo mismo ocrre con la segridad,la vivienda, el acceso al crédito e inclso con la actividad poltica; en eecto,

las posibilidades de llegar a ocpar cargos de representación están atadas alnanciamiento de costosas campañas mediáticas, lo qe en ltima instan-cia reerza la concentración del poder poltico económico.

La creación de empleos las condiciones de trabao también an sri-do las consecencias de las polticas de apertra comercial, contracción delos salarios redcción de la segridad social. El incmplimiento de losderecos laborales, los baos niveles de remneración la inestabilidad la-boral, anados a los sectores de la población orzados a generar ss propios

empleos (atoempleo), merman las posibilidades de inclsión cidadanade los trabaadores, generando procesos de exclsión acentación de lasineqidades sociales. Particlarmente preocpante es, también, el caso dela edcación, pes no sólo es n actor de integración social, sino la pertade entrada a las nevas tecnologas prodctivas de la inormación lacomnicación, pilares del desarrollo económico del siglo xxi. Al papel eco-nómico qe ega la edcación en la actalidad a qe agregar la eviden-cia sobre la importancia de la sald la ntrición en el crecimiento del

prodcto interno brto (Organización Mndial de la Sald,oms

, 2002).La desigaldad en la distribción del ingreso repercte en el empleo,la edcación, la sald, la vivienda, el espacio pblico residencial, etc., segmenta la vida social. Los estratos sociales tienden a residir en sectorescada vez más circnscritos de las cidades, asistir a espectáclos especcosdonde la mezcla social es mnima, los ospitales se erarqizan lo mismoocrre con las escelas, los lgares de entretenimiento, etc. As, el pas setransorma poco a poco, concentrando el poder, la riqeza los ingresos,pero pagando el costo de la pérdida de coesión social: cada vez es menorel nmero de mexicanos qe comparten n mismo proecto social, a la vezqe amenta el nmero racciones de los otros, aenos desconocidos.

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14  DESIGuALDAD SOCIAL

Esta obra examina las desigaldades imperantes en el pas como nenómeno qe se despliega en mltiples dimensiones. hace visible la im-portancia de los aspectos estrctrales qe generan reprodcen dieren-

tes ormas de ineqidades, as como la manera en qe las institciones, laspolticas pblicas, la legislación dierentes actores sociales infen pararomperlas o acentarlas.7

En la primera parte, titlada “Desigaldades estrctrales mercadosde trabao”, inclimos catro captlos qe analizan procesos estrctralesvinclados con la neva división internacional del trabao, las desigalda-des en la distribción del ingreso, la precarización de los mercados labora-les la internacionalización del servicio doméstico va la migración.

Mara de los Ángeles Pozas, en “El contexto de la desigaldad interna-cional el problema del desarrollo”, pone al descbierto las desigaldadesexistentes en el ámbito internacional, en el campo del conocimiento de-sarrollo tecnológico, ss repercsiones en la participación de los pases enla renta generada en el ámbito global. Destaca qe la participación de Méxi-co en dica renta es limitada debido, por n lado, a s orma de inserciónen la economa mndial qe se da en las manactras de mediana baaintensidad en conocimiento tecnologa , por el otro, a la disolción de

las alianzas con las empresas transnacionales acaecida despés de la crisisde 1994-1995. Concle qe no será posible para México acceder a la ren-ta global , por tanto, crecer basándose en el desarrollo indstrial si no seinvierte en conocimiento tecnologa, a la vez se intensican las relacio-nes interindstriales en el pas. Sostiene qe la ideologa neoliberal impe-rante ace polticamente poco viable este camino, qe exigira más Estado menos mercado.

Fernando Cortés, en “Pobreza, desigaldad en la distribción del in-

greso crecimiento económico, 1992-2006”, argmenta qe las variacio-nes qe a experimentado la pobreza en los ltimos 10 años del siglo xx eron prodcto, principalmente, de las fctaciones de la economa: a-mento en los años de crisis disminción en épocas de recperación eco-nómica. Mientras qe, en lo qe va de la primera mitad de década del sigloxxi, la disminción de la incidencia de la pobreza se debió en principio(2000-2002) a la redcción de la desigaldad en la distribción del ingreso

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Los captlos qe componen esta obra eron escritos antes de qe se desencade-nara la reciente crisis económica mndial, por tal razón no se analizan ss repercsio-nes sobre las diversas ormas de desigaldades tratadas en este volmen.

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INTRODuCCIÓN GENERAL  15

, en los años sigientes (2002-2006), al eecto combinado de crecimientoeconómico redistribción del ingreso a avor de los más pobres. El atorconcle qe el crecimiento va distribción del ingreso, qe prácticamen-

te no se a movido en los ltimos 25 años, descansara en la acción directadel Estado sobre los resltados qe arroa el mercado, a sea va la tribta-ción, por medio del gasto scal, por la redistribción de activos como ca-pital mano, capital social, activos sicos nancieros, o por la participa-ción directa en la prodcción de bienes estratégicos para el pas.

Minor Mora Salas Orlandina de Oliveira, en “Las desigaldades labo-rales: evolción, patrones tendencias”, mestran qe el nevo modelo deacmlación orientado al mercado externo, pesto en marca en el pas

desde mediados de los años ocenta del siglo xx, a contribido a la per-sistencia prondización de las desigaldades laborales. Señalan qe lasa conocidas desigaldades entre trabaadores asalariados no asalariadosse an mantenido, mientras qe las desigaldades entre los propios traba-

 adores asalariados an amentado. Se destaca el papel qe ega la etero-geneidad prodctiva en la conormación de las desigaldades laborales: lasempresas peqeñas de baa prodctividad m altos niveles de precarie-dad conviven con empresas globalizadas de alta prodctividad qe generan

empleos de meor calidad. La maor precariedad del trabao asalariado seace evidente en la disminción de los trabaadores con segridad social,la persistencia de baos salarios la alta de estabilidad laboral.

Marina Ariza, en “Perles contemporáneos de la desigaldad: trabaa-doras mexicanas en el servicio doméstico en la cidad de Neva york”,mestra el resrgimiento del trabao doméstico en los pases desarrollados,despés de la tendencia decreciente a lo largo del proceso de moderniza-ción, como na expresión de la permanencia de las desigaldades sociales

entre al interior de los pases. Argmenta qe los procesos de inmigración constitción de mercados de trabao segmentados, estigmatizados pre-carios ponen de maniesto la reactivación de vieas ormas de ineqidadessociales en n mndo globalizado. Las migrantes mexicanas qe van a tra-baar en el servicio doméstico en Neva york son vctimas de na dobleexclsión: en el propio pas en el de destino. Ss proectos de vida —con-segir recrsos económicos qe les permitan volver a México en otras con-diciones— les lleva a venderse como personas, cando trabaan pertasadentro, o bien a vivir en la inestabilidad laboral.

La segnda parte, “Desigaldades sociales polticas pblicas”, inclecinco captlos. A dierencia de la anterior, aq se enatiza en el papel de

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16  DESIGuALDAD SOCIAL

las institciones de las polticas pblicas en la rptra o reprodcción delas ineqidades sociales. Se abordan el acceso dierencial a los servicios desald edcación, as como las desigaldades territoriales.

Los captlos escritos tanto por Viviane Bracet-Márqez, como porMigel Ángel González Block jon Scott, en coatora, sobre las ineqi-dades en el acceso a los servicios de sald mestran qe, por diversas razo-nes, los sistemas de segridad social de sald nacieron desigales enMéxico. Estos dos captlos analizan, desde diversas perspectivas, los pro-cesos qe sbacen al amento de la precarización de la atención a la saldpor carencia de servicios sociales, en consonancia con el avance del neoli-beralismo qe trao el adelgazamiento del Estado n maor énasis en el

papel de los mercados. Viviane Bracet-Márqez, en “Segridad social desigaldad, 1910-

2010”, parte del postlado de qe la desigaldad es parte constittiva de laorganización de todas las sociedades, bsca identicar los mecanismosmediante los cales se regla distribe la desigaldad en el caso mexica-no, mediante el análisis del proceso de srgimiento, expansión declive dela segridad social. Con base en el concepto de pacto de dominación, recons-tre el recorrido istórico de la segridad social desde el comienzo del

siglo xx asta nestros das. Entiende el pacto de dominación como nconnto de reglas qe distriben el poder los recrsos, qe el Estadointenta acer respetar sobre n territorio. Se trata de n sistema compleoabierto, en eqilibrio dinámico, modicándose segn la evolción de losconfictos entre los actores sociales, qe peden o no poner en cestión elconnto de reglas. La atora ilstra cómo algnos mecanismos institcio-nales peden cambiar las reglas de la desigaldad, pero sin eliminar laspatas generales de la ineqitativa distribción de los recrsos, ortalecien-

do as el poder del Estado.Migel Ángel González Block jon Scott, en “Eqidad sald. Retos,avances perspectivas”, analizan tres generaciones de reormas al sistema desald ss consecencias sobre la eqidad. Destacan el papel de los orga-nismos internacionales en la reorientación del debate sobre la desigaldaden sald, especialmente a partir de la década de los noventa. Se reconstre,en principio, el periodo de consolidación de las polticas corporativas desald (1943-1982). En n segndo momento se examina cómo, a partir delas crticas a este sistema dal, se da la segnda reorma, qe no trao modi-caciones ndamentales en la estrctra del sector. Argmentan qe a par-tir de 2003, el sistema de segridad social intentó corregir el retardo en la

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INTRODuCCIÓN GENERAL  17

capacidad de respesta a las necesidades de sald de la población no aseg-rada, la marcada desigaldad en la distribción del gasto en sald el gastocatastróco de los ogares más pobres.8 Para resolver estos problemas se

creó el Segro Poplar, qe cbre a la población exclida de la segridadsocial, basado en cotas proporcionales a la capacidad de pago de los oga-res. Sin embargo, como destacan los atores, el sistema nacional de saldtodava está leos de lograr la igaldad en los servicios; para ello se reqierede na reorma de ondo de los sistemas de segridad social existentes.

En la sigiente sección de esta segnda parte la mirada se dirige acialos servicios edcativos. Tabaré Fernández Agerre Manel Gil Antón,mediante dierentes acercamientos, ponen en dda el eecto dradero de

las polticas pblicas implementadas para redcir las desigaldades edca-tivas, a sea en lo relativo a los procesos de aprendizae o en canto al ac-ceso a la edcación niversitaria.

Tabaré Fernández Agerre, en “La desigaldad de aprendizaes, 1995-2006”, se centra en el nivel de la enseñanza básica media. Mestra qe ladesigaldad en la distribción de los conocimientos decreció asta 2001-2002 , a partir esos años, tvo n claro amento. Analiza la importanciarelativa de las caractersticas de las escelas del origen social de los est-

diantes en la explicación de las ineqidades encontradas, destaca qe andisminido las dierencias entre las escelas (segmentación escolar), perosimltáneamente amentaron las desigaldades entre los almnos (seg-mentación social). Recrre a la ederalización edcativa a la pesta enmarca del Programa Oportnidades para proponer na interpretación delas tendencias en las desigaldades del aprendizae. Concle qe ambaspolticas sólo an tenido eectos parciales transitorios sobre las desigal-dades edcativas.

Manel Gil Antón, en “Acceso a la edcación sperior: caminos, vere-das, barrancos vas rápidas”, analiza las desigaldades existentes en elingreso a la edcación sperior, presenta na mirada crtica a las metasglobales propestas por el gobierno destaca la importancia de tener encenta las desigaldades sociales de los óvenes las ineqidades entre losestados de la ederación para llevar a cabo la planeación edcativa. Para elator asistir a la niversidad no garantiza la inclsión en la sociedad del

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Se entiende por “gasto catastróco” el qe no se pede nanciar con el ingresodisponible de los ogares, lo qe lleva necesariamente al endedamiento o a la dismi-nción del patrimonio amiliar.

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18  DESIGuALDAD SOCIAL

conocimiento; se necesita acceder a edcación de calidad, lo qe va másallá de tener dereco a sentarse en n ppitre estar en la lista de inscritos;son necesarios proesores bien ormados libros en la biblioteca.

La conclsión central del trabao es qe los obetivos de poltica qe nodenen correctamente ss metas cantitativas, la calidad de la inorma-ción, no toman en centa las desigaldades sociales (de los estdiantes entre las entidades ederativas) ni los fos migratorios de los óvenes qebscan insertarse en la edcación sperior tenderán a perpetar acrecen-tar la desigaldad la exclsión social.

Rosa Mara Rbalcava, en “Mnicipios localidades: concreción terri-torial de las desigaldades sociales”, nos orece na mirada centrada en el

análisis de la segregación territorial de la población, la polarización socio-espacial de los mnicipios el aislamiento de las localidades dispersas.Mediante el análisis de los ndices de marginación examina la expresiónterritorial de las desigaldades sociales en el pas. Identica a los mnici-pios en sitación de pobreza, rezago demográco ragmentación social,aspectos qe, de no ser atendidos a tiempo por las polticas pblicas, po-dran poner en riesgo la coesión social la estabilidad poltica del pas.

El artclo termina sosteniendo qe el concepto de “propensión”, ac-

ñado elaborado por Karl Popper, abre n camino prometedor para con-ceptar el territorio como generador de propensiones qe mantienen acentan la distancia entre el México del abandono la pobreza el delprogreso la modernidad.

La tercera ltima parte de este libro, denominada “Desigaldades po-lticas derecos manos”, rene tres captlos. Dos de ellos se centran enel análisis de los procesos electorales en el pas a partir de diversas perspec-tivas. Silvia Gómez Tagle, en “Institciones pblicas transparencia elec-

toral, 1977-2002”, mestra el largo sinoso camino qe a segido el pasen el proceso de constrcción de la institcionalidad electoral. Mediante elanálisis de los cambios en la legislación en las institciones electorales enel periodo 1977-2002, devela el camino qe a segido el sistema electoralmexicano desde n régimen atoritario de partido egemónico acia pro-cesos electorales plrales, competitivos relativamente más democráticos.La atora señala algnos temas todava pendientes qe ponen de maniestolas deciencias del sistema electoral vigente: el empleo ilegal de dinero en lascampañas, la asignación de espacios mediáticos a los partidos, el estableci-miento de topes prespestales para los partidos, la insciencia de las ins-titciones para controlar procesos electorales altamente polarizados, los al-

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INTRODuCCIÓN GENERAL  19

tos ndices de abstencionismo la poca capacidad de los partidos polticospara articlar las aspiraciones, necesidades e intereses de los cidadanos.

 Willibald Sonnleitner, en “La desigaldad territorial en el eercicio del

sragio niversal: ragmentación, dierenciación e ‘individalización’ delvoto en Ciapas”, basado en na perspectiva de análisis electoral geográ-camente sitado, explora la doble desigaldad del voto en micronidadeselectorales en Ciapas en el periodo 1991-2006. Establece qe el voto nosólo se eerce como na decisión poltica personal, racional e individal(voto de opinión), sino también como la maniestación de n sentimientoaectivo de pertenencia a na comnidad (voto comnitario), o bien enna lógica de intercambio (voto accional clientelar). Dicas desigalda-

des en el eercicio en la calidad misma del voto se relacionan claramentecon las desigaldades económicas sociodemográcas atraviesan la enti-dad. Mientras en las cidades más prosperas se arma palatinamente elvoto individal de opinión, en mcas localidades rrales marginadassigen prevaleciendo las votaciones de tipo colectivo, comnitario accio-nal, as como el voto de tipo clientelar. La investigación etnográca realiza-da en el pas mestra qe esta diversidad de comportamientos electoralesaecta también a otros territorios de México.

Por ltimo, Rodolo Stavenagen, en “hacia la cidadana mlticlt-ral: la lca por los derecos indgenas”, examina na de la maniestacionesmás evidentes de las desigaldades sociales imperantes en el pas: la evol-ción sitación actal de los derecos manos de los peblos indgenas.El ator mestra qe, a pesar de los marcados cambios sociodemográcos económicos ocrridos en el pas en el siglo xx, las modicaciones en las le-gislaciones nacionales e internacionales, la presencia creciente de n discr-so a avor de los derecos manos la retórica de los polticos; la relación

entre el Estado los peblos indgenas todava no está reselta. El atorexamina los intentos de acltración corporativa del indigenismo ocialmexicano, qe entra en crisis a partir de los años setenta (cidadana corpo-rativa), as como la llegada del individalismo plralista con la globalizaciónneoliberal (a qe competir sobrevivir en el mercado: cidadana neoli-beral). Concle destacando el desao qe enrenta México, nto con otrospases, para transitar acia na tercera va: el modelo de la cidadana ml-ticltral, perspectiva qe se basa en la atonoma democrática, la edca-ción intercltral, el plralismo legal las alternativas de desarrollo.

Los trabaos renidos en este volmen orecen n panorama pocoalentador de la sitación económica, poltica social de nestro pas a

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principios del siglo xxi. México se mestra como na sociedad atravesadapor mltiples ormas de ragmentación qe se interrelacionan se reer-zan mtamente en n crclo vicioso. Se trata de desigaldades sociales

con n carácter sistémico persistente, con prondas races istóricas. Envarios de los textos se ace n recorrido por el siglo xx, algnos se re-montan al siglo xix para identicar comprender en qé medida los pro-cesos de cambio estrctrales, institcionales, legislativos, as como losconfictos, alianzas negociaciones entre actores sociales an contribidoa generar o aminorar los procesos de reprodcción de las desigaldadessociales.

Frente a lo dramático del escenario descrito, de cara al tro, nos pre-

gntamos, al igal qe mcos otros académicos, polticos, organizacionesde la sociedad civil organismos internacionales: ¿cómo revertir la sita-ción? ¿Cómo generar dinámicas qe permitan redcir las ineqidades so-ciales constrir sociedades más eqitativas, más democráticas, más stas más respetosas de los derecos de los cidadanos?

Se trata de na cestión complea qe abre mltiples vas de refexión.Nos parece importante retomar bicar algnas de las ideas desarrolladasen este volmen en el contexto de la relación entre poder, desigaldad

crecimiento económico.Dos tesis eron dominantes en el pasado reciente: la del goteo la delrégimen poltico atoritario, como precondiciones para alcanzar altos nive-les de crecimiento económico. La primera, basada en el señero trabao deKznets (1965), sostena qe la desigaldad en la distribción del ingresoera na condición necesaria para garantizar altos niveles de inversión pro-dctiva , por tanto, para acrecentar el prodcto a ben ritmo. La segnda,basada en na investigación de hntington (1968), sostena qe la tasa de

crecimiento económico era maor en los regmenes atoritarios qe en losdemocráticos. De ambas derivaba la conclsión de qe la desigaldad ten-dra n eecto positivo sobre el crecimiento qe si, además, el régimenese atoritario, dico eecto sera an maor. Estaba implcito, o a vecesexplcito, qe era necesario contener la demanda social para promover elcrecimiento económico acelerado.

La realidad poltica, social económica en América Latina en los seten-ta ocenta era n terreno értil para qe germinaran se dindieran estastesis, pes en la maora de los pases de la región la tierra estaba abonadapor dictadras o por regmenes atoritarios. Sin embargo, la investigacióneconómica mostró qe la u invertida de Kznets sólo era observable en

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INTRODuCCIÓN GENERAL  21

estdios transversales no en los longitdinales,9 en el año 2000, des-pés de na década de investigaciones, n eqipo de la universidad deCicago encabezado por Przeworski (2000) llegó a la conclsión de qe no

a relación entre regmenes polticos crecimiento económico; qe eec-tivamente las tasas de inversión son más altas en los regmenes atoritarios,pero qe s ecacia es menor. Qedan as speradas las dos ideas madreqe sticaban acrecentar los niveles de desigaldad o (apoados enregmenes atoritarios) para tener n mañana económicamente más pro-misorio. Además, en los años noventa giró el relo de la istoria la región,inclido México, experimentó n virae acia la democracia, anqe a ve-ces ésta se limita a lo electoral.

En la actalidad, en pleno predominio de las ideas económicas qeabogan por la liberalización de los mercados, la economa poltica estableceqe a interacciones entre la distribción de la riqeza del poder, lasimperecciones del mercado, a qe la desigal distribción del poder in-fe en las polticas el diseño de las institciones (Lev Walton, 2009:16). Los vnclos entre el poder ( s distribción), las institciones qeestrctran las oportnidades, as como la elección de las polticas econó-micas, llevan a qe los mercados no asignen los recrsos en nción de la

ecacia, sino de otros criterios, como por eemplo, mantener el poder deqienes a lo detentan en lgar de alcanzar el crecimiento económico sos-tenido con armona social.

De estos planteamientos derivan dos conclsiones: 1] en oposiciónranca a la idea dominante en los setenta ocenta, aora se considera laeqidad como na condición necesaria para alcanzar el crecimiento econó-mico 2] el análisis económico de los actores qe impiden el crecimientodel pas apnta, anqe sin nombrarlo, en dirección del concepto de “pac-

to de dominación” acñado por la vertiente istórico-poltica: los altos persistentes niveles de desigaldad se deben, en gran medida, a la desigaldistribción del poder de los recrsos.

Con estos antecedentes podemos ensaar na respesta general abs-tracta acerca de los derroteros qe abra qe transitar para revertir la des-igaldad en los diversos planos qe examinamos en este libro. Dico scin-tamente, abra qe transormar el pacto de dominación en n pacto social,entendiendo por este ltimo democratizar no sólo los derecos civiles polticos, sino también la cidadana social, “vale decir, el acceso a los acti-

9 Para maores detalles véase el captlo 2 de este volmen.

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vos prestaciones qe orece la sociedad el pleno reconocimiento de losdistintos grpos qe pertenecen a ella, con ss dierencias especcas” (ho-penan, 2008: 17).

Desde esta perspectiva, lo primero qe salta a la vista es la necesidadde repensar la estrategia de desarrollo pesta en marca en México a partirde los años ocenta. La experiencia descrita en este libro pone en evidenciaqe el libre ego de los mecanismos de mercado no a sido sciente paralograr el crecimiento económico, disminir las desigaldades sociales eli-minar la pobreza extrema, ni para reposicionar al pas en la neva divisióninternacional del trabao. Se reqiere la participación del Estado de losdierentes sectores de la sociedad en la ormlación de na neva estrategia

de desarrollo, ndada en los principios de eqidad, solidaridad sticia orientada a garantizar la cidadana social, es decir, los derecos econó-micos, sociales cltrales de las personas. El acceso a n trabao bien re-mnerado con prestaciones, a n nivel de vida adecado, a la sald, ali-mentación, vivienda, edcación, protección social, reconocimiento étnicoe identidad cltral constiten derecos manos niversales (hopena-n, 2008: 17).

 A partir de los planteamientos de Marsall (1950), Rawls (1971), Bob-

bio (1995) Sen (2000), entre otros, la Comisión Económica para AméricaLatina el Caribe (cepal, 2006b) a señalado la necesidad de n pacto ocontrato social basado en el establecimiento de na neva institcionalidadqe redena las interrelaciones entre los dierentes actores sociales (Estado,partidos polticos, sindicatos, grpos empresariales, organizaciones de la so-ciedad civil). Se trata de crear compromisos responsabilidades sociales qepermitan llevar a cabo los cambios estrctrales e institcionales necesariospara generar oportnidades sociales accesibles a dierentes sectores sociales

garantizar el reparto más eqitativo de los benecios del crecimiento eco-nómico (Sen, 2000). Como bien lo dene hopenan (2008: 28), el pactosocial debe ser visto como n instrmento poltico qe permita dar conti-nidad a las polticas sociales a mediano largo plazos, asignar el gasto so-cial para lograr n maor eecto distribtivo garantizar los recrsos scalesreqeridos para poner en marca los programas propestos.

¿Cómo lograr n pacto social qe redena las metas provea las reglasdel ego para lograrlas? Conviene remarcar qe las pronnciadas ineqi-dades sociales existentes en nestras sociedades se erigen desde na distri-bción desigal del poder, qe conlleva a na apropiación ineqitativa delos excedentes mediante los mecanismos de explotación acaparamiento

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INTRODuCCIÓN GENERAL  23

de recrsos oportnidades (Till, 1999). un nevo proecto de naciónndado en principios de eqidad sticia social reqiere el ortalecimien-to eercicio de los derecos cidadanos, as como de la organización

participación poltica de diversos sectores sociales para romper el crclovicioso qe lleva a qe los exclidos socialmente también sean los másdébiles polticamente (cepal, 2007).

La elaboración pesta en marca de polticas pblicas no pede a-cerse al margen de los intereses cidadanos en avor de nos pocos qebscan orientarlas en benecio propio. La participación cidadana en laelaboración de las metas sociales, en la discsión sobre la reglas qe rigena la comnidad en la eección de las polticas es esencial para lograr la

coesión social la gobernabilidad (cepal, 2006b; hopenan, 2008). Asi-mismo, para ser eectivas tienen qe darse en n marco de cambios estrc-trales orientados a romper los mecanismos de reprodcción de las des-igaldades dentro del pas entre pases (Calderón Szmkler, 2001).

un pacto social de esta ndole permitira redenir el “pacto de domina-ción”, al amentar la capacidad de negociación de los grpos sociales istó-ricamente exclidos, lo cal llevara a cambiar las reglas de distribción delpoder de los recrsos. En n marco de redenición de las relaciones entre

el Estado la sociedad se abre la posibilidad de plantear poner en marcana serie de polticas pblicas qe a mediano largo plazos podra tenereectos positivos para el pas para los sectores sociales más desprotegidos.

De los artclos de este volmen se desprende la necesidad de llevar acabo na serie de medidas de poltica. A modo de eemplo podemos señalarqe sera necesario: elaborar na poltica indstrial —dirigida al ortaleci-miento de la economa nacional— para acer qe la prodcción interna seacompetitiva con las importaciones; emprender na poltica de desarrollo

cientco tecnológico orientada a reposicionar a México en la neva divi-sión internacional del trabao; elaborar na poltica scal para ampliar larecadación, as como polticas de reasignación amento del gasto social.

En el ámbito de las polticas laborales, la agenda propesta por la Or-ganización Internacional del Trabao (oit, 2002) es extensa: se deberanestimlar los programas de creación de empleo de calidad; bscar la ade-cación de la legislación nacional a las normas internacionales; garantizarcondiciones laborales dignas; respetar la negociación colectiva (de las con-diciones de trabao, del aste salarial, del amento de la prodctividad ladistribción de ss benecios), desarrollar programas de calicación, ca-pacitación, entrenamiento ormación laboral. A lo anterior agregaramos

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24  DESIGuALDAD SOCIAL

la necesidad de poner lmites a la estrategia empresarial de redcción de loscostos laborales como el camino privilegiado para lograr n amento de lacompetitividad en los mercados internacionales.

Se reqieren polticas de empleo, edcación sald orientadas a am-pliar las posibilidades de inclsión social, esto es, de acceso a los derecosde cidadana a na meor calidad de vida. Para ello abra qe garantizarla igaldad de oportnidades, de ingresar al mercado de trabao, tener ac-ceso a la escolaridad a los servicios de sald, as como incrementar la ca-lidad de los empleos, de la enseñanza de la atención médica ospitalaria.

También es importante tener en centa qe el redcido eecto de alg-nas polticas sociales se debe, como se mestra en algnos de los captlos,

a qe no se atacan los problemas de ondo vinclados a las marcadas des-igaldades socioespaciales existentes en el pas. Además, a pesar del avancede la democracia poltica, todava no se an abierto los espacios de partici-pación negociación cidadana scientes para lograr na redistribciónde la riqeza entre sectores sociales espacios territoriales. Aspecto qe, as vez, pone lmites a la consolidación de la democracia.

Es pertinente, de igal orma, llamar la atención sobre las ineqidadessociales ancladas en las dierencias étnicas de género qe, al acoplarse a

las ineqidades de clase, llevan a procesos de segregación discriminaciónsocial, as como a la violación de los derecos manos. La confencia dediversas ormas de ineqidades sociales (de clase, género, étnicas territo-riales) contribe a ragmentar el teido social, mermar las relaciones deconanza de solidaridad, a reprodcir los actores qe llevan a intensi-car an más la desigaldad persistente.

Por ltimo, qeremos enatizar qe este libro e prodcto de naempresa intelectal llevada a cabo en eqipo por n connto de investiga-

dores dedicados al estdio de la desigaldad social, todos los cales anestado o están vinclados con el Centro de Estdios Sociológicos de ElColegio de México (ces), o bien orman parte de s plantel de proesores-investigadores.

Las invitaciones a escribir n captlo de este volmen eron giradasa nales de mao de 2007, en nio de 2008 se eectó n primer semi-nario qe contó con la participación de todos los atores en el qe sedisctieron los primeros borradores ss posibles articlaciones. Despésde n lapso prdente tvo lgar n segndo seminario, esta vez más or-malizado, pes cada captlo tvo dos comentaristas elegidos entre los par-ticipantes del libro; los señalamientos de éstos se enriqecieron con la dis-

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INTRODuCCIÓN GENERAL  25

csión abierta entre los atores. A lo largo de los meses de septiembre octbre de 2008 se recibieron las versiones nales, qe se enviaron de ne-va centa a no de los comentaristas para qe iciera n dictamen escrito.

Finalmente, na vez incorporados los ltimos comentarios, los textos e-ron enviados a la editora, qien a s vez llevó a cabo n mincioso trabao, devolvió a los atores el docmento para s revisión nal. Entre los me-ses de lio agosto de 2009 se entregaron los captlos terminados. Ade-más, drante todo este proceso los investigadores sostvieron discsionesbilaterales o mltilaterales sobre los contenidos de los captlos del libro.La introdcción escrita por los coordinadores también se trnó a los parti-cipantes del libro para s revisión.

 Agradecemos a todos lo atores s participación en esta labor colectiva a las atoridades de El Colegio de México, qienes concibieron el proec-to nos invitaron a responsabilizarnos del volmen sobre desigaldad.Tvimos de parte de ellos n apoo constante, proveéndonos las condi-ciones materiales necesarias para llevar a cabo esta empresa. Nnca tvi-mos tropiezos nancieros ni administrativos para llevar a cabo esta labor.

Fe ndamental la labor desempeñada por Lorena Mrillo, qien dioorma a este libro, a pesar de nestra rebelda a someternos a las rgidas

reglas de la edición. También reconocemos la labor de Emilio Blanco, pro-esor-investigador del ces, qien a pesar de no ser ator de captlo parti-cipó en el segndo seminario como comentarista acompañó de cerca larealización de varios captlos, as como de Elia Agilar, qien se encargóecientemente de la realización de trámites administrativos de la laborsecretarial necesaria para llevar a ben perto el trabao qe aora tienenen ss manos.

Fernando

Cortés

Orlandina

 de

Oliveira

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primera parte

DeSiGUaLDaDeS eStrUCtUraLeSY merCaDOS De traBaJO

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1EL COntEXtO DE LA DESIGUALDAD IntERnACIOnAL

 Y EL PROBLEMA DEL DESARROLLO

María de los Ángeles Pozas*

CONteNiDO

  Introdcción 30  Los elementos del cambio estrctral 34  El panorama económico internacional en el siglo XXI 39  La economa global 45

Innovación conocimiento: ¿ente de competitividad

internacional?, 47; El desempeño exportador de las gran-des empresas, 50

  Conclsiones 54  Reerencias 56   Anexo 58

* Proesora-investigadora del Centro de Estdios Sociológicos de El Colegio deMéxico: <[email protected]>.

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30  DESIGuALDAD SOCIAL

IntRODUCCIón

El interés por el desarrollo nacional como obeto de estdio traslada el

problema de la desigaldad al terreno internacional. La tradición teóricasobre el desarrollo se a preocpado siempre por la relación desigal elfo de excedentes entre los pases.1 Al principio se consideró qe la des-igaldad era prodcto de la posición qe los pases ocpaban en na divi-sión internacional del trabao dicotómica, donde los indstrializados ex-portaban manactras caras e importaban bienes primarios baratos,prodcidos en los no indstrializados. Esta dicotoma se denió con die-rentes términos: pases indstrializados no indstrializados, centro-peri-

eria, norte-sr, pases desarrollados sbdesarrollados.2 No obstante, enlas ltimas décadas del siglo XX se volvió dicil inclir a ciertos pases encalqiera de las dos partes de estas ecaciones. un grpo de naciones al-canzó e inclso rebasó el nivel de indstrialización de las avanzadas, sinobtener los niveles de bienestar prometidos por la indstrialización,3 entanto qe otros retrocedieron an más, como en el caso de los pases ari-canos algnos latinoamericanos. Para resolver el problema, se empezarona acñar en la teora términos ad hoc, como “pases en desarrollo” o “semi-

periéricos”.La teora de la dependencia realizó na pronda crtica del enoqedesarrollista argmentó qe nnca se alcanzara a los avanzados, a qes desarrollo generaba al mismo tiempo sbdesarrollo en el resto del mn-do, al apropiarse de ss excedentes.4 Este argmento se basaba en el eco

1 La aportación latinoamericana a la teora del desarrollo comienza en 1949 en laCEPAL se articla alrededor de la gra el trabao de Ral Prebisc n importantenmero de atores sdamericanos.

2 Esta dicotoma excla al campo socialista. Cando se le incla, se ablaba delTercer Mundo para reerirse a los pases no socialistas distingirlos, además, del PrimerMndo abitado por los avanzados.

3 Giovanni Arrigi (2001) compara la evolción en na serie de tiempo de los nive-les de indstrialización de bienestar de los pases avanzados los pases en desarrollo,considerando la participación del sector manactrero en el PIB nacional mestra qea pesar de qe estos ltimos alcanzan, e inclso rebasan, el grado de indstrialización delos primeros, la breca en los indicadores de bienestar social se mantiene constante.

4 La teora de la dependencia se articla en torno al trabao de atores como Andre

Gnder Frank (1963), Fernando h. Cardoso Enzo Faletto (1969), Vania Bambirra(1973), Teotonio Dos Santos (1979), Celso Frtado (1964), R Maro Marini (1991),Osvaldo Snkel Pedro Paz (1970) Rodolo Stavenagen (1966), entre otros.

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LA DESIGuALDAD INTERNACIONAL y EL PROBLEMA DEL DESARROLLO  31

de qe los pases periéricos segan importando bienes de capital, maqina-ria eqipo, an en el contexto de la poltica de sstitción de importacio-nes, dirigida más bien a la prodcción de bienes intermedios. La alternativa

era entonces ampliar la protección para implsar n desarrollo tecnológicoendógeno capaz de inclir los bienes de capital en la poltica de sstitciónde importaciones. Sin embargo, este enoqe no resolva n problema esen-cial: el proteccionismo aba dado lgar a na estrctra prodctiva mono-pólica oligopólica, donde n peqeño grpo de grandes empresas contro-laban precios mercado, obteniendo por tanto ganancias extraordinarias sinnecesidad de invertir en investigación desarrollo.

La protección de la rontera no condo al esperado desarrollo tecno-

lógico endógeno, como ocrrió en los pases del este asiático. Al parecer, elelemento qe marcó la dierencia e la poltica salarial de capacitación.

 A pesar de qe la mano de obra barata se consideró en ambas regionescomo ventaa comparativa internacional, los asiáticos capacitaron sistemá-ticamente a ss trabaadores para incrementar s calicación, a pesar deqe esto signicaba amentar ss salarios. En América Latina, en cambio,se optó por emplear la poltica social para sbsidiar a las empresas, al man-tener precios baos para los bienes-salario garantizar as la reprodcción

de la erza de trabao sin necesidad de amentar el salario mnimo (enMéxico ésta es na de las nciones de la canasta básica) (Dabat et al.,2007). En el largo plazo esto condo a na satración del mercado inter-no, debido a qe el consmo de las clases media alta no era scientepara mantener n crecimiento sostenido de la demanda, el bao salario dela clase trabaadora impeda s acceso al consmo masivo de bienes inter-medios (atomóviles, electrodomésticos prodctos electrónicos, entreotros). A principios de los ocenta, la satración del mercado colocó en

sitación de qiebra a las grandes empresas qe, al no estar actalizadas entecnologa, no alcanzaban la competitividad necesaria para extender ssventas a los mercados internacionales (Pozas, 2002). La gravedad de lacrisis en toda América Latina, prodcto de esta sitación, se refeó en lacada de todos los indicadores de bienestar, qe retrocedieron asta consi-derarla “la década perdida”. Esto acabó por desacreditar la poltica de in-dstrialización por sstitción de importaciones acilitó el sbsigienteproceso de desreglación apertra.

Los eectos la dimensión de la crisis variaron de pas a pas, con baseen actores regionales; no obstante, en la misma década el capitalismo atra-vesó por n proceso de reestrctración en s connto qe modicó la

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32  DESIGuALDAD SOCIAL

estrctra prodctiva internacional. La neva estrctra tendió a reempla-zar la organización vertical de la prodcción por na qe la extenda a lolargo de cadenas globales, mediante n proceso de descentralización seg-

mentación de las actividades prodctivas. Este enómeno, comnmentellamado globalización, modicó la orma de gobierno de las redes prodcti-vas por parte de las grandes mltinacionales (Gere Korzeniewicz, 1994;Gere Kaplinsk, 2001) otorgó n poder sin precedentes al capital -nanciero (Arrigi, 1994). Al mismo tiempo, dio inicio a la transormaciónde la tradicional división internacional del trabao, introdciendo cambiosqe acentaron la desigaldad de las naciones en la participación de larenta global. La neva división internacional del trabao deó de ser dicotó-

mica se estableció a lo largo de cadenas prodctivas globales, dierenciadapor la intensidad del conocimiento incorporado a los prodctos o compo-nentes elaborados en cada segmento. Aqellos pases abitados por seg-mentos prodctivos con altos ndices de conocimiento integrado a ss pro-dctos, estaran meor posicionados en esta neva división internacionaldel trabao. En la década de los noventa, el problema del desarrollo comopreocpación teórica scmbió ante el trino del neoliberalismo el libremercado, qe se constiteron en doctrinas nicas para explicar el ncio-

namiento de la economa mndial.Paradóicamente, es na neva crisis la qe velve a poner sobre lamesa el problema del desarrollo, pero esta vez originada en Estados uni-dos, representante por antonomasia del libre mercado. El carácter las di-mensiones globales de la actal crisis económica revelan la declinación delpredominio del capital nanciero sobre el prodctivo, istóricamente aso-ciado a periodos de desreglación económica disminción de la respon-sabilidad del Estado en el bienestar social (Arrigi, 1994; Pérez, 2004).

Pero es m pronto para analizar los posibles escenarios de la sitacióninternacional qe resltarán de la crisis, por lo qe el obetivo de este art-clo es describir los actores qe, en las ltimas décadas, an determinadocambios en la orma de participación nacional de la renta global.

La actal discsión sobre el desarrollo tendra qe vinclarse directa-mente con la antiga tradición en algnos aspectos, pero en otros tendraqe ser revisada a la lz de las transormaciones sridas en la organizaciónmndial de la prodcción. Primero, como argmentó la teora, el origen dela desigaldad entre las naciones sige siendo la ineqitativa apropiaciónde los excedentes globales. No obstante, al cambiar la orma del sistemaprodctivo acia la descentralización mndial de la prodcción, se modi-

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caron los mecanismos de apropiación nacional de las rentas económicasglobales,5 mismas qe, como veremos más adelante, son premisa necesaria,anqe no sciente, para el desarrollo eqilibrado el creciente bienestar

de la población. Segndo, al retirarse el Estado de s nción como rectorde la economa nacional, las grandes empresas se convirtieron en el agentecentral en el proceso de generación apropiación de las rentas globales. Saprovecamiento en avor de los intereses de la población en s conntopasó a depender más qe nnca de la estrctra institcional del pas delgrado de responsabilidad social qe mantvo el Estado en cada caso. Ter-cero, si bien el desarrollo tecnológico endógeno sige siendo actor indis-ctible de competitividad internacional, la revolción cientco-tecnológica

las nevas tecnologas de la inormación la comnicación (TIC) modi-caron prondamente el ritmo la orma en qe se genera dinde elconocimiento, obligando a las mltinacionales a desarrollar nevas estrate-gias de apropiación de las rentas extraordinarias qe provienen de los bie-nes intangibles o de conocimiento.

En el caso de México América Latina, el debate sobre el desarrollonacional se combina con el problema de la declinante participación de lamaor parte de los pases de la región en las rentas económicas globales.

Salvo algnas excepciones, la economa mndial, organizada en redes com-pleas, tendió a empar a las empresas latinoamericanas acia los segmen-tos menos rentables de las cadenas prodctivas. Este problema debe anali-zarse en n contexto internacional donde la distribción de la renta estácomandada de manera creciente por los activos de conocimiento, en tantoqe el ensamble la manactra intensiva en mano de obra contribencon na parte cada vez menor en el valor total del prodcto.

En sntesis, el obetivo de este artclo es doble, en primer lgar se pro-

pone identicar los cambios recientes en el contexto internacional la estra-tegia de inserción del pas en los mercados internacionales , segndo, arg-mentar sobre las limitaciones de las grandes empresas nacionales extraneras

5 En este artclo se dene el término “rentas económica globales” a partir del tra-bao de Dabat, Rivera Sztlwark (2007), como la evolción del concepto de rentainternacional: “como las ganancias extraordinarias qe resltan de la concrrencia en elmercado internacional de pases con dierentes ventaas comparativas” se modica en elcontexto de la globalización actal, al considerar qe “además de las dierencias nacio-

nales emergen ormas distintas de apropiación de dico excedente vincladas a ventaasqe provienen de la orma de inserción en las redes globales de prodcción”, estas lti-mas llamadas “rentas económicas globales”.

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para atraer rentas globales, en asencia de na poltica pblica qe avore-ciera la inversión propicia para el desarrollo la captra regional de valor.El comportamiento de la balanza comercial del pas la composición de las

exportaciones constiten na erramienta ecaz para este análisis.

LOS ELEMEntOS DEL CAMBIO EStRUCtURAL

La transormación del sistema mndial de prodcción ocrrida a partir delos setenta se pede dividir en tres ases: la primera transormación eindcida por el agotamiento de las economas de escala basadas en la pro-

dcción en masa en mercados niormes. La segnda es resltado deldesarrollo sin precedentes de las tecnologas de la inormación la com-nicación, qe icieron srgir nevas ormas de interacción entre los agen-tes de la prodcción las nanzas en todo el mndo. En la tercera másreciente etapa, es evidente el agotamiento del modelo de explotación pro-dctiva qe caracterizó al siglo XX, dando lgar a crisis de carácter ecológi-co, energético, alimentario nanciero.

 A nes de los setenta la disminción creciente en la tasa media de ga-

nancia el excesivo amento de la competencia generaron n proceso dedescentralización ragmentación de la prodcción a lo largo de cadenasglobales. Ante los rápidos cambios en el mercado, las mltinacionales sevieron obligadas a desincorporar importantes segmentos de ss actividadesprodctivas a n de compartir costos con ss proveedores distribir elriesgo. El amento de la competencia e resltado de la incorporación alescenario internacional de n grpo de nevos actores económicos, con-ormado por los pases qe por distintas razones istóricas, aban sido

marginados del exclsivo clb de las naciones qe gobiernan la economamndial. En este contexto es posible analizar de manera más especca losactores qe, combinados, icieron posible estos cambios. El primero más relevante es la revolción tecnológica qe en s primera etapa da ori-gen a la integración de la comptadora en el proceso de prodcción, lo qepermite incrementar a n nivel sin precedentes s fexibilidad versatili-dad. Gracias a la comptadora se izo posible integrar las innovacionestecnológicas de diseño en tiempo récord, lo qe dio lgar a na diversi-cación en la oerta de todo tipo de mercancas.

No es gratito qe los pases derrotados en la segnda Gerra Mn-dial, Alemania japón, sean los primeros en introdcir cambios radicales

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en la organización de la prodcción, a qe s derrota los deó era delreparto de mercados rmado entre los aliados despés del eserzo bélico.Estos pases tilizaron las comptadoras en la lnea de prodcción para

romper la rigidez de las grandes máqinas propia del ordismo la prodc-ción en masa, logrando as introdcir en cestión de mintos cambios enn prodcto con operaciones qe anteriormente podan tomar oras as-ta das. En el sector atomotriz, por eemplo, las compañas alemanas

 aponesas podan orecer adiciones innovadoras en n modelo a lo largodel año, o inclso n modelo totalmente nevo, ganando la carrera a ssprincipales competidores eropeos a las grandes ensambladoras estado-nidenses. En la década de los setenta, estas ltimas vieron disminir s

cota de participación en los mercados mndiales.En los ocenta, la indstria estadonidense, en general, se vio obligada

a incorporar las nevas distintas prácticas de prodcción introdcidaspor alemanes aponeses, dando inicio a na gerra mndial por abatircostos. La estrategia e la descentralización de los procesos de prodcción,es decir, la transerencia de nciones antes realizadas bao el mismo teco,a liales proveedores a lo largo de cadenas prodctivas mndiales. Noobstante, la ragmentación de la prodcción la sbcontratación traa con-

sigo el problema del control de calidad la eciencia en la entrega porparte de los proveedores, por lo qe el principal criterio para la bicaciónde dierentes nciones en n pas deó de denirse exclsivamente conbase en s oerta de mano de obra barata, se incrementó la importanciade s capacidad para desarrollar prodctos de calidad. Este proceso revalo-rizó la importancia de los recrsos manos calicados e inclso el poten-cial de las empresas locales para la investigación el desarrollo tecnológicode los componentes aportados.

Las matrices de las grandes mltinacionales conservaron en casa eldiseño cientco arqitectónico del prodcto terminado, transrieron ass proveedores en todo el mndo la investigación el desarrollo tecnoló-gico necesario para cmplir con las especicaciones de ss componentes.Esto abrió n proceso de relocalización mndial de la prodcción, qe a lolargo de las sigientes tres décadas ira perlando la posición qe cada pasocpara en el nevo sistema mndial de prodcción. A maor intensidadtecnológica de conocimiento, meor posicionamiento del pas en el siste-ma maor s capacidad para atraer rentas económicas globales. Comoveremos más adelante, a pesar de la desreglación económica el tratadocomercial con Estados unidos Canadá (TLCAN), qe acilitaron el arribo

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36  DESIGuALDAD SOCIAL

de n nmero creciente de empresas transnacionales, México no logró po-sicionarse en el nivel de nciones intensivas en tecnologa conocimiento, se qedó en los renglones de manactras intermedias baas o intensi-

vas en mano de obra.En la segnda ase, la transormación del sistema recibe n segndo

implso con el desarrollo no interrmpido de las tecnologas de la inorma-ción la comnicación, qe modicaron radicalmente la orma de interac-ción entre los agentes de la prodcción las nanzas en todo el mndo rearmaron el predominio del sector nanciero con toda s secela de es-peclación e incertidmbre, lo qe dio lgar a na serie de crisis alrededordel mndo.6 No obstante, n eecto inesperado de esta ase de la revol-

ción tecnológica permitió la apropiación generalizada de ciertas ormas deconocimiento, as como la comnicación entre comnidades cientcas entodo el orbe, proceso qe escapaba al control de la empresa. Cada vez re-sltaba más dicil conservar en los lmites de las grandes corporaciones elcontrol de los llamados “bienes intangibles”, relacionados con las capacida-des con los conocimientos prodcidos. Pero en s aán por mantener laapropiación de las rentas prodcto de la innovación, las mltinacionalesicieron de la dicltad virtd tomaron ventaa de las redes inormales de

cientcos e ingenieros alrededor del mndo, para generar n nevo para-digma de prodcción de conocimiento, la llamada innovación abierta (Ces-brog, 2005; Pozas, 2009).

Las estrategias de las empresas eron mltiples diversas; bscaron,por eemplo, empaquetar lo antes posible ss desarrollos tecnológicos paraconvertirlos en módulos, es decir, componentes qe operan en el mercadoprácticamente como commodities adaptables a n gran nmero de prodc-tos marcas en todo el mndo, a pesar de qe integran altos niveles tecno-

lógicos de conocimiento. En el sector electrónico, por eemplo, empresascomo Apple Dell conservaron el diseño integral, pero dearon de man-actrar el eqipo se convirtieron en marcas garantes de la calidad de losprodctos cos componentes desarrollan distintos proveedores de prime-ra lnea en el ámbito mndial. Estos proveedores trabaan también para lacompetencia, a qe al estar empaqetados en n módlo estándar, dicoscomponentes son compatibles prácticamente con todas las marcas de com-ptadoras existentes en el mercado. No obstante, del valor total del pro-

6 México América Latina, en la primera parte de los noventa, en los pases deleste asiático, japón, Rsia Brasil a nales de la década.

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dcto terminado, los deños del diseño la marca obtienen el porcentaemaor de las rentas tecnológicas extraordinarias, redciendo ss ncionesa las de diseño, logstica comercialización.7

Otras compañas, como Kimberl Clark, an optado por adqirir laspatentes de innovaciones desarrolladas en calqier parte del mndo, porlo qe s eslogan de venta reza “Orgllosamente desarrollado en otraparte”8 an creado sistemas de administración de lo qe llaman “innova-ción abierta” (Pozas, 2009). Finalmente, se pede mencionar la asociaciónentre competidores de la indstria atomotriz para emplear la misma pla-taorma tecnológica en atos de tamaño similar o del mismo nico de pre-cio, ca dierenciación se arraiga exclsivamente en el diseño la imagen,

o en la inclsión de innovaciones meoras menores. Por tanto, en esta asedel modelo de organización mndial de la prodcción la dierenciación delprodcto , por tanto, la creación apropiación de la maor parte del valoragregado, se genera a partir del diseño arqitectónico del prodcto qeintegra diversos módlos, as como de la implantación de la marca, qe dala garanta de calidad.

Como los enómenos de la ltima etapa son excesivamente recientes,es la más dicil de analizar; no obstante, el agotamiento del modelo de

explotación prodctiva qe caracterizó al siglo XX, basado en altos nivelesde consmo de energa recrsos natrales, se velve evidente candoconvergen crisis de diverso tipo, como la ecológica, la energética la ali-mentaria. La más reciente, la crisis nanciera mndial, parece abrir la per-ta a na redenición de las egemonas internacionales al cambio en laposición de los pases en el sistema. El actal debate sobre el desarrollotendra, por tanto, qe girar en torno a la necesidad de redenir n mode-lo mndial de prodcción qe a reslta insostenible, tanto en términos

sicos como sociales: en términos sicos porqe s operación se a basado7 El estdio sobre el iPod, realizado en la universidad de Caliornia en Irvine,

analiza el precio de cada componente del prodcto nal conormado por 451 compo-nentes. Del precio total del prodcto nal, con n valor de 300 dólares, Apple obtiene80 dólares por concepto de derecos de propiedad intelectal. La aponesa Tosibaaporta el componente más sosticado, a qe ace el hard disk drive del iPod obtiene63 dólares del precio nal; n connto de componentes menores por n valor total de83 dólares es manactrado por diversas empresas estadonidenses. Finalmente, elprodcto se ensambla en Cina, en la compaña Fox Con, qe concentra 300 000 tra-

baadores en na sola planta, ca participación en el valor total del prodcto es decatro dólares por nidad.8 Proudly Developed Elsewhere.

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en la sobreexplotación de los recrsos natrales, porqe genera altos ndi-ces de contaminación ambiental porqe demanda n alto consmo deenerga, entre otras cosas. En términos sociales, porqe demostró qe no es

capaz de resolver los problemas de pobreza, de sald pblica de inseg-ridad del mndo, porqe no contempla la solción a problemas como elenveecimiento de la población (especialmente en los pases avanzados) el desempleo qe genera el propio desarrollo tecnológico. Es por eso qeesta tercera etapa tiende a revalorizar an más los bienes de conocimiento,a qe se bsca en la invención la innovación basada en la ciencia la so-lción a estos problemas. Se recrre entonces a descbrimientos en biotec-nologa, nanotecnologa, tecnologa digital, aeronática, energa, entre

otras, qe se aplican en el sector sald a la investigación médica, en el sec-tor agroalimentario a la prodcción de semillas meoradas, en la indstriaal desarrollo de nevos materiales, en el sector energético a las tecnologasde recrsos renovables, entre mcas más aplicaciones. Estas innovacionescientcas se desarrollan a n ritmo sin precedentes en los primeros añosdel siglo XXI, por lo menos asta el inesperado derrmbe del sistema nan-ciero internacional en 2007. Las consecencias de esta crisis son diciles depreveer, pero en n tiempo extraordinariamente breve se a dindido

como ola expansiva asta englobar todos los sectores de la llamada “econo-ma real”. La crisis a golpeado a a todos los pases del planeta: generóaltos ndices de desempleo propició la intervención del Estado en el res-cate de grandes empresas nancieras manactreras.

El panorama para los próximos años, si se logra sperar la crisis nan-ciera, será qe tenderá a consolidarse na orma global de organización dela economa qe privilegia la prodcción en redes cadenas globales, sobrela tradicional estrctra de empresas verticalmente integradas, qe reasig-

na nciones a lo largo de las cadenas prodctivas, qe revaloriza los recr-sos manos, ss abilidades ss conocimientos como bienes intangi-bles, qe resignica inclso los recrsos natrales, a los qe se aplica larevolción de la biotecnologa. Da lgar a na transormación de la diná-mica de prodcción, procesamiento logstica de comercialización. An-qe las consecencias de la crisis nanciera asta aora son imprevisibles,segramente traerán n cambio radical en las institciones mndiales, si-milar al qe se prodo en la posgerra, periodo en qe terminó de insta-larse el paradigma económico mndial qe aora se encentra en crisis. Entodo caso, es posible armar qe la globalización dene ees nevos deacmlación crecimiento económico, donde la expansión prodctiva

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los maores niveles de competitividad dependen de la organización de laprodcción en redes o compleos prodctivos en la orma de inserción delos pases las empresas en dicas redes.

EL PAnORAMA ECOnóMICO IntERnACIOnAL

En EL SIGLO XXI

Desde el pnto de vista de la estrctra erárqica del sistema económico,el proceso descrito en la sección anterior también tvo eectos importantesen la recongración de las egemonas, articlado alrededor de las más

grandes mltinacionales de los pases avanzados. Al principio, la descen-tralización de la prodcción a lo largo de cadenas prodctivas globales seinterpretó como el n de la gran empresa a avor de n maor nmero denidades prodctivas de menor tamaño (Piore Sabel, 1985). Pero, comoseñalamos antes, las grandes corporaciones trasnacionales recrrieron tam-bién a la revolción tecnológica para desarrollar nevas estrategias qe ga-rantizaran la apropiación de las rentas económicas globales generadas encalqier parte del planeta, mantener as la integridad de la corporación

la concentración del capital. Contrario a la esperado, la descentralizaciónde la prodcción vino acompañada de n acelerado incremento en el n-mero de siones adqisiciones (mergers and acquisitions) entre las com-pañas más grandes del mndo, aciendo qe el valor total de este tipo detransacción creciera a na tasa de 21% entre 1986 1990 a na tasa de27% entre 1991 1996 (uNCTAD, 1999). Esto signica qe si algn cambiobo en la orma de la egemona económica mndial en las tres ltimasdécadas del siglo pasado, no e en el camino de la desaparición de las

grandes corporaciones, sino en el de s crecimiento en tamaño poder, alsionarse en gigantescas mltinacionales. Esto contribó a qe los Esta-dos nacionales perdieran control sobre las operaciones de las mltinaciona-les cedieran a ss demandas de desreglación total para el libre movi-miento del capital. Es decir, qe asta la década de los noventa del siglopasado, el proceso de cambio descrito en la sección anterior no modicósstancialmente la congración egemónica de la economa mndial, aqe despés de la crisis de los ocenta, la economa se recongró comon sistema erárqico en el qe n grpo de grandes trasnacionales rear-maron el control coordinación del connto de empresas prodctivas. Esdecir, no sólo mantvieron sino qe amentaron s control sobre activos

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estratégicos: natrales, energéticos, nancieros, tecnológicos de recrsos

manos. De n total de 59 902 empresas trasnacionales9

al nal de lapasada década, 49 800 tena s origen en pases desarrollados (cadro 1.1).Estas empresas contaban con poco más de 500 000 liales en todo el mn-do (cadro 1.2). Pero lo más signicativo es qe las 100 empresas másgrandes del mndo contaban con poco más de 100 000 liales distribidasa lo largo anco del planeta, es decir, 0.2% del total de las transnacionalesen el mndo controlaba 20% del total de los activos mndiales. No es di-cil imaginar s poder para denir e imponer las reglas del intercambio co-

mercial en el mndo (uNCTAD, 1999).El poder ilimitado de las mltinacionales la alta concentración delcapital convirtió a la inversión extranera directa (IED) en actor esencial deintegración al mercado mndial, a tal pnto qe los gobiernos de los pa-ses en desarrollo accedieron sin condiciones a la desreglación de ss eco-nomas para permitir el libre movimiento del capital. Comenzaba as la erade oro del neoliberalismo económico, signado por inestabilidad, crisiseconómicas recrrentes e incertidmbre. No obstante, para n pas lo ni-

9 Se considera na empresa transnacional aqélla qe centa con activos en pasesdistintos al de s lgar de origen.

Cuadro 1.1. Coocons nsnconlso gón o ís, 1998

Región o aís Número

euo occdnl 39 415Jón 4 334esdos Undos 3 382Oos íss dsolldos 2 675

tol (íss dsolldos) 49 806

Ác 43aéc Ln y l Cb 2 594

Su, s y sus sáco 6 067as dl s 449euo dl s 850

tol (íss n dsollo) 10 003

tol n l undo 59 809Fun: UNCtaD, 1999: 6.

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co peor qe ser controlado por los intereses las inversiones de las gran-

des corporaciones era ser exclido de este control, a qe signicaba laexclsión de los fos de capital del comercio internacional, como oc-rrió a mcos pases aricanos algnos latinoamericanos. En 1996, poreemplo, el fo de IED acia el connto de todos los pases aricanos ede 5 107 millones de dólares, inerior inclso al qe recibió ese año Méxi-co, qe alcanzó cerca de 9 000 millones (uNCTAD, 1999), sitación qe sevio refeada en el empobrecimiento sin precedentes de los pases de estecontinente (cadro 1.3).

No obstante, en los ltimos años, el arribo creciente protagonismo deCina la India como grandes nevos actores en la economa global dieronlgar a n enómeno inesperado qe modicó el poder egemónico de lospases tradicionalmente poderosos de ss corporaciones. El ritmo de cre-cimiento del PIB en la India se aceleró entre 2003 2004 al crecer a na tasade 8.2%, el doble del obtenido entre 2002 2003, qe aba sido el másbao en 15 años. La pnta de lanza de esta extraordinaria traectoria e elsector agrcola, qe en 1996 logró crecer a n ritmo de 9.1%, en tanto qelos sectores indstrial de servicios lo icieron a na tasa de 6.7 8.7%,respectivamente (Montalvo, 2002). Como la maor parte de los pases endesarrollo, la India aba adoptado en 1991 n programa de desreglación

Cuadro 1.2. Ubccón d ls fllsd ls coocons nsnconls, 1998

Región o aís Número

euo occdnl 62 226Jón 3 321esdos Undos 18 711Oos íss dsolldos 10 365

  tol (íss dsolldos) 94 623

Ác 429aéc Ln y l Cb 26 577

Su, s y sus sáco 206 148as dl s 1 948euo occdnl 174 710

  tol (íss n dsollo) 409 812

tol n l undo 504 435Fun: UNCtaD, 1999: 6.

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nanciera, privatización de paraestatales atracción de inversión extrane-ra, lo qe signica qe con na reorma institcional similar a la qe Méxi-co introdo en el mismo periodo, la India logró n crecimiento no inte-rrmpido —qe en este trabao se atribe a s inversión en edcación desarrollo tecnológico— qe la convirtió en el tercer pas, despés de Ci-na Estados unidos, elegido por las grandes empresas mltinacionalescomo destino de ss inversiones en investigación desarrollo,10 en tanto

qe, como veremos más adelante, la inversión extranera qe viene a Méxi-co se dirige a actividades no intensivas en tecnologa conocimiento. An-qe la India an enrenta graves problemas de distribción prondadesigaldad regional, s participación en la renta económica global le apermitido meorar s posicionamiento en la economa mndial asta con-vertirse en no de los nevos actores internacionales con capacidad paraincidir sobre las reglas del ego del nevo orden internacional.

Cuadro 1.3. ingsos nos d ied n gons n dsollo(llons d dóls)

Región 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 

Su, s 54 835 63 844 68 126 82 035 95 505 84 880 87 158y sus 64.45% 59.92% 57.02% 55.99% 50.27% 46.64% 42.42%sáco

aéc 20 009 31 451 32 921 46 162 68 255 71 652 90 485Ln 23.52% 29.52% 27.55% 31.50% 35.93% 39.37% 44.03%y l Cb

Ác 3 469 5 313 4 145 5 907 7 657 7 931 10 3254.07% 4.98% 3.47% 4.03% 4.03% 4.35% 5.02%

euo 6 757 5 932 14 266 12 406 18 532 17 513 17 513Cnl 7.94% 5.56% 11.94% 8.46% 9.75% 9.62% 8.53%y dl es

tol 85 070 106 540 119 458 146 510 189 949 181 976 205 481100% 100% 100% 100% 100% 100% 100%

incluy albn, Blús, Bulg, rúblc Chc, eson, Hungí, Lon, Lun, rúbl-c d moldv, polon, run, Fdcón d rus, eslovqu y Ucn.

Fun: UNCtaD, 1999.

10

Véase el artclo de Kat Cen jason Dean pblicado en The Wall Street Jour-nal el 17 de marzo de 2006, con los resltados de n sondeo realizado por Nacionesunidas entre las grandes mltinacionales.

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La economa Cina, por s parte, a mantenido n crecimiento cercanoa 10% en promedio en los ltimos 25 años. Las caractersticas de este pas,tanto en s congración poltica como en s eterogeneidad regional, a-

cen dicil la comparación con calqier otro pas a qe s prodcción,leos de especializarse, a crecido de manera simltánea en toda clase deprodctos, desde los manactrados en Estados unidos Eropa, comoelectrodomésticos, atomóviles toda clase de componentes, asta los in-tensivos en tecnologa, como pantallas planas de televisión, cips aeroná-tica militar. Inclso Cina está introdciendo nevos estándares en teleonacellar en la indstria de video con el disco versátil meorado (EVD, por snombre en inglés). Es decir, este pas se a convertido en n importante

prodctor de bienes intensivos en conocimiento, al tiempo qe mantienes prodcción tradicional intensiva en mano de obra. Si bien la economaCina no escapa al impacto de la actal crisis nanciera, ss eectos se venamortigados por distintos actores: el más importante es el maor controlqe el gobierno mantiene sobre el sector nanciero, lo qe en la prácticaevitó qe se viera arrastrado en la cadena de qiebras bancarias qe aecta-ron a otros pases. El segndo es qe el alto ndice de crecimiento sostenidodrante los ltimos años le da n margen mco maor qe a la maor

parte de las economas, lo qe en 2008 le permitió n crecimiento de 9%,inerior sin dda al 11% del año anterior, pero an m elevado. No obstan-te, el sector exportador la IED se vieron aectados negativamente, lo qeprovocó n repentino desempleo masivo qe podra generar cierta inestabi-lidad social en el pas. La respesta del gobierno e baar las tasas de interés omentar el desarrollo de la demanda interna qe asta aora se abamantenido m baa. Lo interesante es qe en 2008, el porcentae de parti-cipación de Cina en el PIB mndial explica la maor parte del crecimiento

económico mndial. Si las acciones gbernamentales continan en la direc-ción de crear n mercado interno capaz de absorber la prodcción antesdestinada a la exportación, amentando, por eemplo, los salarios, esta crisispodra resltar a la larga en n cambio positivo para la población cina ens connto.

Para los nes de este artclo lo más interesante es qe el desarrollo deCina viene acompañado de n signicativo incremento del comercio en-tre pases del sr (South-South commodity trade), a presente como preoc-pación o como esperanza en calqier análisis de la sitación económicaactal. El comercio sr-sr, es decir, entre Asia, Árica América Latina,alcanzó na cira récord en 2005, con n total de 1 699.8 billones de dóla-

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res, pero más importante an, desató n proceso de cooperación económi-ca intrarregional e interregional qe dio lgar a iniciativas como el grpoIBSA (India, Brasil Sdárica),11 la NAASP (New Asian Arican Strategic

Partnersip)12 la más importante de todas, el Sistema Global de Preeren-cias Comerciales entre Pases en Desarrollo (GSTP, por s nombre en inglés),con rondas de negociaciones llevada a cabo en años recientes en Caracas São Palo.

Cina tiende a servir de contrapeso al poder de los pases del Norte, nosólo por el tamaño de s potencial económico, sino porqe sele desarro-llar alianzas prácticas comerciales más próximas a los intereses de lospases del sr. El caso de Árica reslta paradigmático: el comercio de bie-

nes entre Cina Árica creció en cinco años n promedio de 30%, paraalcanzar n valor de 55.5 billones de dólares en 2006. De este total, 28.8billones corresponden a las importaciones qe Cina recibió provenientesde Árica. Por otro lado, las corporaciones cinas constreron 6 000 kiló-metros de carreteras oco estaciones de electricidad destinaron 6.3 bi-llones de dólares para inversión directa en sectores como el de agricltra,comnicaciones, manactra energa. Además del potencial eecto ml-tiplicador de estas inversiones en la economa aricana, Cina a pesto al

alcance de los pobladores de la región prodctos tradicionalmente inacce-sibles, al orecerlos a precios m baos.Es todava m pronto para evalar el eecto de esta orma alternativa

de comercio sobre la egemona económica tradicional, pero podra espe-rarse qe en el mediano plazo oblige a los pases avanzados a sentarse adisctir nevas reglas del ego para el comercio internacional, qe incl-an mecanismos de protección para los pases más vlnerables contra losestragos del errático comportamiento del capital qe reslta del rezago en

la congración de institciones con risdicción internacional capaces devigilar controlar a las grandes corporaciones mltinacionales. La crisisnanciera qe se desató en Estados unidos en septiembre de 2007, con ssecela de rescates nancieros nacionalización de institciones bancarias

11 El grpo IBSA es resltado de n proceso de concertación trilateral entre India,Brasil Sdárica, qe clminó en septiembre de 2003. La Declaración de este acerdode cooperación incle como obetivo: “Lograr qe los diversos procesos de globaliza-ción se velvan inclsivos, integradores, manos eqitativos” (Lecini, 2007).

12

Los 53 pases qe componen la unión Aricana, salvo la Repblica de Togo,también son miembros de la Neva Alianza Estratégica Asia-Árica, conocida por sssiglas en inglés como NAASP a la qe pertenecen también 52 estados asiáticos.

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LA DESIGuALDAD INTERNACIONAL y EL PROBLEMA DEL DESARROLLO  45

en Estados unidos Eropa, es sin dda n sntoma del inicio de na ne-va etapa de la economa global, donde a se anncia la necesidad de con-trolar reglar desde los Estados nacionales los fos de capital internacio-

nal el sistema bancario mndial, probablemente a la manera de losacerdos de Bretton Woods de 1944. No obstante, los altos ndices de glo-balización económica, es decir, de interconexión e interdependencia entrelos pases, acen dicil calclar s dración ss eectos, pero es posiblepreveer n dro impacto en la economa real qe modicará sin dda lacongración del sistema económico mndial. Este artclo, sin embargo,se interesa por tendencias de más largo plazo vincladas a los eectos delnevo paradigma tecnológico sobre el sistema prodctivo internacional.

LA ECOnOMÍA GLOBAL

Como la maora de los pases latinoamericanos, en la década de los ocen-ta México se vio orzado a abandonar s tradicional modelo económicobasado en la sstitción de importaciones la protección de ss ronteras.La crisis se expresó en el pas con el agotamiento del modelo qe drante

décadas avoreció a las grandes empresas nacionales. La protección de larontera no se aba acompañado de na poltica salarial de calicaciónde los recrsos manos, sino qe se tendió a sbsidiar los bienes de pri-mera necesidad a n de mantener bao el salario, cerrando as el acceso dela clase de trabaadora al consmo de los bienes intermedios prodcidos enel pas. Al nal de la década de los setenta, se satró la capacidad de con-smo de las clases medias, lo qe provocó el estancamiento del mercadointerno. Los grandes grpos económicos dearon de ampliar ss inversio-

nes crecieron comprando las empresas de la competencia, lo qe en lapráctica no aca crecer la planta prodctiva ni generaba nevos empleos,sino qe se concretaba a transacciones nancieras el traspaso de la pro-piedad de nas manos a otras. Las limitaciones de esta orma de acmla-ción se icieron evidentes en la primera mitad de los ocenta.

Con la entrada de México al Acerdo General sobre Comercio Arance-les (GATT) en 1986 la adopción de la poltica neoliberal, comenzó n pro-ceso de apertra co momento clminante e la rma del Tratado de LibreComercio de América del Norte (TLCAN), con Estados unidos Canadá, en1994, el cal ormalizó dio n marco reglatorio a la estrategia gberna-mental de integración a la economa global. Como se señaló, la desregla-

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ción la no intervención del Estado en la economa constitan las condicio-nes impestas por los inversionistas internacionales para llevar ss capitalesa n pas, lo qe converta al sector prodctivo en el principal agente del

crecimiento económico. Qizá por eso en ese periodo el gobierno mexicanoapostó a los grandes grpos económicos nacionales, qe en la práctica cana-lizaron na parte importante de la inversión extranera directa qe llegaba alpas, mediante la asociación con el capital extranero (Pozas, 2002).

Esta estrategia de inserción mostró n éxito relativo drante la décadade los noventa, a qe atrao grandes cantidades de IED n amento sinprecedentes en las exportaciones no petroleras. Sin embargo, los resltadospara el crecimiento económico eron mco más pobres de lo previsto. Se

esperaba qe en el contexto de la apertra el tratado comercial, se obten-dra na asignación más eciente del capital, amentaran las economas deescala la inversión extranera, lo qe provocara n crecimiento del PIB cercano a 12.7%, esto sin considerar los eectos positivos sobre la prodc-tividad. No obstante, el crecimiento real del PIB mexicano desde 1994 asido de 3.1% en promedio, menor al 3.9% registrado entre 1989 1993,antes de la rma del TLCAN (uNCTAD, 2007a).

Por otro lado, al parecer el amento en las exportaciones en los mon-

tos de la IED no contriberon de manera signicativa al crecimiento delempleo ni del salario o a n meor nivel de vida de la población, como lomestran los atores de este libro. Por el contrario, estos amentos indicanna maor dependencia de la economa estadonidense, a qe el pastiene la tasa mndial más alta de concentración de ss exportaciones en nmismo destino. De eco, a pesar del sperávit en s comercio con Estadosunidos, la balanza de pagos en connto, es decir, considerando s comer-cio con otras naciones, a sido decitaria desde 1994.13 En este sentido, el

Cuadro 1.4. ts d ccno l dl piB n méxco y aéc Ln

1971-1980 1981-1988 1989-1993 1994-2000 2001-2006 

méxco 6.4 0.6 3.9 3.6 2.3

rso daéc Ln 5.5 2.0 1.6 2.9 3.4

Fun: UNCtaD, 2007b.

13 A excepción del periodo 1995-1997, años en qe la balanza comercial e spe-ravitaria, lo qe se pede atribir a la gran devalación qe sigió a la crisis de 1995.

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amento de las exportaciones no necesariamente es n indicador de losbenecios del TLCAN; se debe, además, explicar por qé dico amento noes sciente para compensar el décit total; por qé el crecimiento de la IED 

acmlada no a dado lgar al tan esperado despege acia el desarrollo.La explicación de los resltados contradictorios de la alianza con Amé-

rica del Norte pede variar segn la metodologa el enoqe de análisis.No obstante, el argmento qe se sostiene en este artclo es qe no sóloimporta el monto, sino la composición de las exportaciones las importa-ciones. Como veremos más adelante, México importa de diversos pases loscomponentes intensivos en tecnologa necesarios para abricar los prodc-tos de menor intensidad tecnológica qe se exportan esencialmente a Esta-

dos unidos, dando lgar a n décit global. Esto refea además qe la IED qe llega al pas no avorece la prodcción de componentes intensivos entecnologa, sino qe los importa para ensamblarlos en el territorio apro-vecar la mano de obra barata.

La estrategia económica de apertra desreglación descansó en elspesto de qe las empresas trasnacionales contribiran a la ormaciónde recrsos manos al desarrollo tecnológico, en tanto qe las grandesempresas nacionales actaran como detonantes de desarrollo, al canalizar

la inversión extranera ortalecer los encadenamientos prodctivos loca-les. En este sentido, la discsión se organiza alrededor de dos spestos: enprimer lgar, se argmenta sobre la creciente importancia de los bienesintangibles de conocimiento como actor de competitividad internacio-nal. En segndo lgar, se considera qe no sólo es importante el monto,sino la composición de las importaciones, a qe ésta refea los nicos dela economa mndial a los qe el pas se incorpora el potencial de parti-cipación en las rentas económicas globales.

Innovación y conocimiento:¿uente de competitividad internacional?

En el contexto del actal sistema prodctivo mndial, el grado de partici-pación en las rentas económicas globales está en nción de los bienes in-tangibles (de conocimiento) el desarrollo tecnológico endógeno del pas.Las rentas generadas por la innovación se vinclan al desarrollo de nevosprocesos prodctos, pero también a innovaciones en el ámbito organiza-cional, de logstica comercialización, e inclso a innovaciones nancieras

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48  DESIGuALDAD SOCIAL

e institcionales qe permiten acilitan el acceso a los mercados interna-cionales. En este sentido, lo qe permite captrar las ganancias extraordi-narias qe proporciona la propiedad del diseño, la marca la tecnologa es

el desarrollo de servicios, procesos prodctos qe incorporan ndices ma-ores de innovación.

El desarrollo de clasicaciones qe permitan medir de manera estanda-rizada la intensidad del conocimiento incorporado a estos procesos pro-dctos es m reciente , por lo mismo, tiende a simplicar n problemacompleo. No obstante, se optó por tilizar la clasicación desarrollada porla uNCTAD a n de poder emplear las bases de datos disponibles sobre el mon-to la composición de las exportaciones realizadas por las empresas en Méxi-

co. Por tanto, para analizar el desempeño exportador del pas, se tiliza elsistema internacional de clasicación estandarizado de prodctos (SITC pors nombre en inglés) las bases de datos de la uN Comtrade,14 qe registranel monto de las exportaciones por rbro pas, tanto de manactra comode servicios. El sistema de clasicación permite otorgar n código nicadoa los dierentes giros a n de agrparlos con base en el valor agregado de losprodctos, tilizando esta clasicación. El periodo de análisis comprende de1989 a 2007, ecas en qe la base de datos centa con inormación sistemá-

tica sobre el pas, los resltados se presentan en el cadro 1.5.15

La composición de las exportaciones mestra, en primer lgar, n dé-cit acmlado en la balanza comercial de más de 109 652 millones dedólares. Con renglones speravitarios en los rangos de manactras demediana baa intensidad en conocimiento tecnologa, en tanto qe elmaor décit se reporta para los prodctos de manactras intensivas enconocimiento tecnologa. Es decir, la prodcción de las manactras qeexporta el pas reqiere la importación de eqipo tecnologas de pnta

co valor spera el de la venta de dicos prodctos. También refea cá-les son los nicos del mercado internacional en los cales se inserta laeconoma mexicana, a saber, los de mediana baa intensidad en conoci-miento tecnologa.

El cadro 1.5 mestra también n sperávit en la indstria electrónica,pero lego refea n décit en partes componentes para la misma inds-

14 Base de datos en lnea de la united Nations Commission or Trade and Develo-ment (uNCTAD).

15

La segnda colmna mestra los códigos de los prodctos exportados, agrpa-dos en cada rango de conocimiento. La relación del código con el prodcto se presentaen el Anexo.

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   C  u  a   d  r  o

   1 .   5 .   C   o         o   s      c      ó   n   d      l      s   

  x      o            c      o   n      s               o            c      o   n      s        x      c      n      s

  y      o         l   d      s  u  v      l   o         n      l      

         o   d   o   1   9   8   9  -   2   0   0   7   s      g   ú   n   s  u

         n   g   o   1

    (   d   ó   l            s    )

 

    C    ó    d    i   g   o   s

 

    T   o    t   a    l    d   e

    R   e   n   g    l   o   n   e   s

    R   e   n   g    l   o   n   e   s

 

      s      i      t      c

    T   o    t   a    l    d   e   e   x   p   o   r    t   a   c    i   o   n   e   s

    i   m   p   o   r    t   a   c    i   o   n   e

   s

   c   o   n   s   u   p   e   r    á   v    i    t

   c   o   n    d    é    f   c    i    t

    C   o   m   p   o

   s    i   c    i    ó   n

    (    A   n   e   x   o    )

   e   n   c   a    d   a   r   a   n   g   o

   e   n   c   a    d   a   r   a   n   g   o

    (    A  -    B    )

    (    A  -    B    )

   m  a  n  u   f  a  c     u  r  a  s   i  n       n  s   i  v  a  s

     n  c  o  n  o  c   i     i    n     o  y       c  n  o   l  o  g   í  a

   5  +

   7   9   2  +   8   7  +   8   8  +   8   9   1

   1   6   3   0   8   3   5   3   1   6   3   5

   3   3   5   7   2   0   7   9   2   0

   8   5

 

  -   1   7   2

   6   3   7   2   6   0   4   5   0

   m  a  n  u   f  a  c     u  r  a  s   d  

   6   2  +   7   1  +   7   2  +   7   3  +   7   4  +   7   7   1  +

        d   i  a

  n  a   i  n       n  s   i   d  a   d    n

   7   7   3

  +   7   7   4  +   7   7   8  +   7   8   1  +

   c  o  n  o  c

   i     i    n     o  y       c  n  o   l  o  g   í  a

   7   8   2  +   7   8   3  +   7   8   4  +   8   9   3

   7   8   9   2   8   3   5   3   1   3   6   7

   7   6   3   3   4   5   7   2   0   6

   2   0

   2   5   9   3   7   8   1   0   7   4   7

   m  a  n  u   f  a  c     u  r  a  s   d  

    b  a   j  a   i  n       n  s   i   d  a   d    n

     n  c  o  n  o  c   i     i    n     o  y       c  n  o   l  o  g   í  a

   6   7  +   6   9  +   7   8  +   7   9

   4   7   8   5   2   8   5   2   1   4   7   0

   3   9   4   7   2   7   1   6   3   3

   7   7

   8   3   8   0   1   3   5   7   9   9   3

   m  a  n  u   f  a  c     u  r  a  s   i  n       n  s   i  v  a  s

   6   1  +   6   3  +   6   4  +   6   5  +   6   6  +

     n    a

  n  o   d    o   b  r  a  y  r    c  u  r  s  o  s

   8   2  +   8   3  +   8   4  +   8   5

   2   1   7   6   7   4   9   3   6   2   2   4

   2   2   2   3   6   1   0   5   0   5

   0   4

 

  –   4

   6   8   6   1   1   4   2   8   0

   e   l    c     r   ó  n   i  c  a    (    x  c   l  u  y    n   d  o

   7

   5   1  +   7   5   2  +   7   6   1  +

     a  r       s

  y  c  o      o  n    n       s    )

   7   6   2  +   7   6   3  +   7   7   5

   2   6   0   7   0   3   8   4   5   3   5   9

   9   7   5   0   9   0   7   3   6   1   8

   1   7   3   1   9   4   7   7   1   7   4   1

   p  a  r       s  y  c  o      o  n    n       s

     a  r  a  

  r  o   d  u  c     o  s     l   é  c     r   i  c  o  s

   y     l    c     r   ó  n   i  c  o  s

   7   5   9  +   7   6   4  +   7   7   2  +   7   7   6

   2   4   1   0   9   3   3   6   9   5   8   5

   3   7   1   9   7   8   8   3   1   9

   6   8

 

  –   1   3   0

   8   8   5   4   6   2   3   8   3

   m  a  n  u   f  a  c     u  r  a  s   d   i  v    r  s  a  s

   6  +   7  +   8

   1   7   7   4   6   6   5   8   0   9   5   6   7

   1   8   2   6   3   8   8   8   8   0   5

   3   2

 

  –   5   1

   7   2   3   0   7   0   9   6   5

   p  r  o   d  u  c     o  s   d    o  r   i  g    n  a  g  r  o      c  u  a  r   i  o

   0  +   1  +   2  +   4

   1   7   2   8   8   5   7   6   5   7   6   7

   2   2   1   0   5   0   5   0   1   6

   5   0

 

  –   4   8

   1   6   4   7   3   5   8   8   3

   C  o     b  u

  s      i   b   l    s

   3

   2   9   3   6   9   6   4   2   1   6   4   7

   9   4   2   7   5   4   0   1   7   2   1

   1   9   9   4   2   1   0   1   9   9   2   6

   m       a   l    s  y     i  n    r  a   l    s

   2   7  +   2   8  +   6   8  +   9   7

   5   1   9   0   0   4   2   9   4   1   4

   6   2   7   2   7   4   5   8   3

   3   3

 

  –   1   0

   8   2   7   0   2   8   9   1   9

 

   t  o     a   l

 

   4   2   8   0   4   3   2   6   3   0   3   0   0

   4   3   9   0   0   8   4   8   7   4   4

   0   8

 

   b  a   l  a

  n  z  a  c  o      r  c   i  a   l

 

  –   1   0   9

   6   5   2   2   4   4   1   0   8

   1    p

            l   

      l      b   o         c      ó   n   d      l   c  u      d      o   l        u      o      

   s      g  u      ó   l      c   l      s      f   c      c      ó   n   d      l   “   n     v      l   d      c   o   n   o   c               n      o  y         c   n   o   l   o   g   í      ”  u         l     z      d         o      l      U   N   C   t   a   D      n      l    W   o   r    l    d    I   n

   v   e   s    t   m   e   n    t    R   e      o   r    t

    2    0    0    7    (   U   N   C   t   a   D , 

   2   0   0   7     :   c       . 

   4 .   3

    ) .    V

   é      s         n

      l   a   n     x   o   l      d      s   c            c      ó   n   d            l   l      d      d      l   o   s   g         o   s                  s      n         d   o   s      o      c

      d      c   ó   d      g   o   d         c  u         d   o   c   o   n      l   S   i   t   C

  :   r     v . 

   3 . 

   C   á   l   c  u   l   o   s

            l     z   

   d   o   s                        d      l      b      s      d      d         o   s   d

      l      U   N

   C   o               d                     l               o   d   o

   s      l      c   c      o   n      d   o  :   1   9   8   9  -   2   0   0   7 .

   F  u      n        :   b      s      s   d      d         o   s   d      S   i   t   C  y   U   N

   C   o   

            d    ,    1   9   8   9  -   2   0   0   7 .

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tria, lo qe dismine considerablemente el sperávit nos abla de qe setrata de indstrias maqiladoras ca capacidad para participar de las rentaseconómicas globales se encentra limitada por la dependencia de la impor-

tación de ss insmos. Otros datos reveladores en este cadro son el déciten la indstria alimentaria (prodctos de origen agropecario), lo cal esinconsistente con el alto porcentae de tierras ociosas campesinos emi-grando al norte. En este cadro también se mestra qe, a pesar del sperá-vit en el renglón de combstibles, prodcto de la exportación de petróleo,las importaciones en el mismo renglón son innecesariamente altas, a qe,de aberse desarrollado la renación desarrollo petroqmico de esta in-dstria, la balanza comercial se inclinara a avor del pas se podra tilizar

la riqeza petrolera para nanciar el desarrollo tecnológico endógeno ga-rantizar n crecimiento sstentable. En sntesis, la estrategia de insercióndel pas en la economa global se da en prodctos manactrados de tecno-logas madras exportadas, tanto por las empresas nacionales como por lasmltinacionales, mientras qe se importa eqipo tecnologa de pnta, loqe se refea en el décit global de la balanza comercial.

El desempeño exportador de las grandes empresas

La estrategia de inserción diseñada a nes de los ocenta principios de losnoventa partió del compromiso de los grandes grpos económicos nacio-nales de reestrctrar modernizar ss plantas a n de ser competitivas enel entorno internacional, a cambio de n importante programa de rescatenanciero: el Fideicomiso de Cobertra de Riesgos Cambiarios (Ficorca).Este programa les permitira pagar la deda externa contrada a comienzos

de la década de los ocenta evitar as na posible qiebra en n contextode altos ndices infacionarios. Cmpliendo con este compromiso, las cor-poraciones mexicanas invirtieron en s modernización adoptaron lasnevas prácticas de prodcción, como la introdcción de la comptadoraen la lnea de prodcción, el trabao en eqipo, la entrega “sto a tiempo”, en general, la reorma administrativa nanciera de ss nidades deprodcción.

La maor parte de las empresas lograron, además, asociarse a empresasextraneras como estrategia de penetración de mercado adqisición detecnologa de pnta. Incorporaron las innovaciones organizacionales, tantoen la estrctra de la empresa como en la propia lnea de prodcción, se

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psieron al da en lo qe se reere a innovaciones organizacionales pro-dctivas. Esta reestrctración, smada a los altos porcentaes de participa-ción del mercado doméstico logrados con el proteccionismo, las convirtió

en atractivos socios potenciales para las extraneras. Este ben desempeñose mantvo drante toda la década de los noventa, inclso drante la crisisnanciera de 1994 1995. No obstante, a partir de esa eca, los cambiosen la estrctra del sistema mndial de prodcción se proderon de ormamco más acelerada qe la capacidad de respesta del sector prodctivoen México. Salvo en casos aislados, la inversión no se extendió a la investi-gación el desarrollo, sino qe se mantvo la práctica de comprar la tecno-loga en el exterior o tilizar la de s socio, a qien se pagaba n porcenta-

 e sobre ventas en orma de regalas.Las empresas del mndo desarrollado tilizaron las asociaciones con las

mexicanas como estrategia de ingreso al territorio, a sea por interés en smercado doméstico o como plataorma de exportación a Estados unidos o

 América Latina. Sin embargo, al nal de la década de los noventa empiezan periodo de disolción de estas alianzas. Los grpos económicos mexica-nos venden a ss socios extraneros las divisiones liales en las qe tenanparticipación. La gráca 1.1 mestra qe en 1992, 24.5% de las empresas

más grandes del pas eran mixtas, es decir, prodcto de la asociación entrecapital nacional extranero. Para el año 2002, sólo 4.6% de las mismasempresas mantena s sociedad.16 Antes qe nada, esto refea n cambio deestrategia tanto de las extraneras como de las nacionales, pero tiene impor-tantes consecencias en la distribción de las rentas económicas globales.Como señalan Bisang Gtman (2005), la participación nacional en dicasrentas depende de la congración de redes o compleos prodctivos loca-les. La maor densidad diversicación de las redes locales tiene n eecto

potencialmente positivo en la distribción de la renta, el ingreso las ganan-cias. Esta premisa nos lleva a considerar qe na planta instalada en México,a sea nacional o extranera, qe tiende a desarrollar redes locales más ex-tensas más densas, tenderá a s vez a transerir na proporción maor delas rentas internacionales qe captra. Es decir, a n de constitirse en nactor de desarrollo nacional, las empresas nacionales o extraneras instala-das en México tendran qe cmplir al menos con estos dos aspectos bási-

16 Esto no signica qe las empresas mexicanas aan desaparecido, a qe en

general se trata de grpos económicos qe están o estaban asociados con extraneros enalgnas de ss divisiones o liales. El grpo Vitro, por eemplo, vende a s socio Wirl- Wirl-pool s parte en s sector de electrodomésticos, pero mantiene otros giros.

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cos: ser capaces de participar de las rentas económicas globales (competiti-vidad prodctividad) contribir a desarrollar el teido prodctivo local(redes de clientes proveedores de servicios componentes).

No obstante, la investigación qe realizamos mestra qe los principa-

les proveedores de las mltinacionales en México también son extraneros,generalmente de s mismo pas de origen, qe la venta de na lial mexi-cana a n extranero con recencia tiene eectos negativos en la mltipli-cación e inclso en la existencia de encadenamientos prodctivos locales.

 Al elegir como estrategia esencial del nevo modelo de desarrollo la atrac-ción de inversión extranera directa, se desmantelaron las redes internas deproveedores congradas drante el periodo de sstitción de importacio-nes (especialmente las qe ormaban parte de las peqeñas medianas

empresas) para sstitirlas con proveedores extraneros instalados dentroo era del territorio nacional. Es cierto qe el proceso dio lgar a la orma-ción de clusters nevos, especialmente en la región noroeste del pas, conel desarrollo de la indstria maqiladora. Inclso algnos investigadoresidentican n escalamiento endógeno en estas empresas (Carrillo Lara,2004; Carrillo halde, 1997); no obstante, este borrón centa nevaprobó tener n alto costo económico social para el pas en s connto.El ingreso del capital extranero destró el teido indstrial qe abraservido como base para n desarrollo tecnológico endógeno, capaz de po-sicionar al pas en la más reciente ase de la evolción del sistema prodc-tivo global.

Gráfca 1.1. evolucón dl ocnj d ss con socos xnjos.

Nos: l bs d dos s nsfó excl y s duó dnfc vcons nuls n lgso. No s ncluy l ño 2000.

Fun: bs d dos dgl Las 500 de Exansión, Guo edol exnsón, vos ños.

30

25

20

15

10

5

0

1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2001 2002

Nac. y soc. ext. Ext. y soc. nac. Total mixtas

        P     o     r     c     e     n       t     a        j     e

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 Al aplicar a las grandes empresas manactreras en México el análisisde la composición de ss exportaciones encontramos qe refea elmenteel resltado obtenido para el connto de las exportaciones del pas. Estoconrma qe el connto de grandes empresas son los agentes qe deter-minan la orma de inserción en la economa global (gráca 1.2). Si bien an sector de empresas extraneras en los rbros de prodctos intensivos enconocimiento tecnologa, ss exportaciones no son scientes para com-

pensar el décit mostrado en este renglón (cadro 1.5). Por otro lado, lagráca 1.2 mestra qe la indstria nacional se inserta maoritariamente ennicos de mercado globales de bao valor agregado.

Las empresas nacionales las liales de las mltinacionales an optadopor comprar la tecnologa empaqetada, es decir, con candados denidospor las lees de protección intelectal, qe impide s tilización para elcreativo desarrollo de prodctos nevos o meorados, cancelando la posi-bilidad de n desarrollo tecnológico endógeno. Es decir, el pas se insertaen la economa global en los nicos de tecnologas madras co margende ganancias extraordinarias es prácticamente nlo, la indstria atomotriz de atopartes se encentra en estos rbros, a qe al ser na indstria

Gráfca 1.2. Núo d ss ulnconls n méxcoo cooscón d sus xocons n l ño 2000

(ol d ss clsfcds: 61).

Fun: nvsgcón lzd o l uo n 2000-2002 (Concy r: 30631). Los dosuon odos o ls gnds ulnconls n l us, slcconds con bs n lono d sus vns.

Intensivas en

tecnología, 11

Mediana intensidad

en tecnología, 25

Baja intensidad

en tecnología, 2

Intensivas

en mano de obra, 7

Electrónica (exceptopartes), 9

Productos de origen

agrícola, 7

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54  DESIGuALDAD SOCIAL

esencialmente extranera, los procesos de innovación se bican en los labo-ratorios de las matrices era del pas. Las lees de protección de la propie-dad intelectal atorizan a las liales de calqier empresa extranera a

pagar a ss propias matrices regalas por s tecnologa por el dereco deso de marca. Estos recrsos salen del pas sin pagar impestos a qe nose consideran repatriación de dividendos, en tanto qe la reorma la des-reglación obligan a n trato no preerencial, es decir, a no establecer nin-gna dierencia entre las empresas nacionales extraneras, deando enevidente desventaa a las nacionales

COnCLUSIOnES

La refexión sobre el desarrollo de México en la actalidad debe partir de laidenticación cabal comprensión de los cambios ocrridos en la divisióninternacional del trabao. Estos cambios resltan de la transormación delsistema prodctivo mndial en na red de encadenamientos globales con-trolados por las más poderosas mltinacionales en el ámbito internacional.Si bien a indicios de na próxima redenición de las egemonas con la

llegada de nevos actores económicos al escenario internacional, es claroqe la posición de México en el nevo modelo tiende a redcir s partici-pación en las rentas económicas globales. En este artclo se analizó no delos actores qe dan lgar a esta declinación: la insciente inversión eninvestigación desarrollo por parte de las grandes empresas nacionales extraneras instaladas en el territorio, qe reslta de la orma especca enqe se llevó a cabo la apertra la desreglación económica en las ltimasdécadas.

Si bien en los noventa el apoo a los grandes grpos económicos sasociación con el capital extranero pareca la ormla más conveniente parael ingreso al pas de la IED, a lo largo de la década las empresas extraneraseron disolviendo ss alianzas con las nacionales ocpando inclso ni-cos de prodcción antes atendidos por las mexicanas, lo qe en generalllevó al desmantelamiento de los encadenamientos prodctivos nacionales,qe no lograron acer na reconversión acia el tipo de componentes de-mandado por los prodctos de ltima generación. El décit en las activida-des de diseño, investigación desarrollo, as como la sstitción de materia-les tecnologas no absorbidas por las empresas en estos encadenamientos,está en el origen de ese proceso.

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una neva poltica de desarrollo tendra qe partir de los rbros spe-ravitarios qe peden deben constitirse en pnto de partida para incre-mentar la participación en las rentas económicas globales. Se reqiere na

poltica indstrial o de apoo a la prodcción qe estimle el desarrollo deproveedores encadenamientos prodctivos locales capaces de reemplazarla importación de componentes tecnologas intensivas en conocimiento.Son necesarias investigaciones pntales para identicar analizar los enca-denamientos prodctivos locales existentes, tilizando na metodologa deredes. El obetivo sera doble: primero, constrir na estrategia de recons-trcción del teido indstrial acorde con las capacidades a instaladas en elpas , segndo, remontar el análisis de corto plazo a n de proectar na

visión a tro qe permita identicar las capacidades calicaciones qereqiere cltivar el pas para desarrollar ormas atónomas de inserción enla economa global, basadas en la innovación el desarrollo tecnológico.

De las grandes empresas nacionales extraneras se esperara na ma-or contribción al desarrollo de proveedores capaces de sstitir la im-portación de componentes intensivos en conocimiento. hasta aora, sonevidentes las limitaciones de las empresas manactreras bicadas en elpas para captrar las rentas económicas globales qe provienen de la po-

sesión de patentes propiedad del diseño la marca. Salvo algnas excep-ciones, los grandes grpos económicos las empresas extraneras bicadasen México parecen aber optado por adqirir o comprar la tecnologa antesqe invertir en s desarrollo local. El argmento qe esgrime la maora esqe no es rentable desarrollar tecnologa a existente en el mercado. Poreso, para na poltica de desarrollo tecnológico endógeno es importantedistingir entre adqisición absorción, a qe la absorción reqiere laormación de capacidades para adaptar la tecnologa, capacidades qe sir-

ven posteriormente para el desarrollo de otros giros.Por otro lado, la estrategia de inserción en la economa global, ssten-tada en na poltica dirigida al sector exportador, debe ser complementadacon otra dirigida al desarrollo de nicos prodctivos locales. Es importanteenatizar qe las caractersticas del actal sistema mndial de prodcciónno discriminan en el tipo de prodctos qe se manactra, lo importanteno es lo qe se ace, sino cómo se ace. Por tanto, es posible necesariotilizar parte de las rentas económicas globales captradas por el pas paradesarrollar la vocación indstrial prodctiva de cada región, apoando estimlando a las peqeñas medianas empresas a n de ortalecer el tei-do prodctivo la actividad económica de las comnidades.

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AnEXO

PRODUCtOS EXPORtADOS E IMPORtADOS POR MéXICO En EL

StAnDARD IntERnAtIOnAL tRADE CLASSIFICAtIOn

(SItC: REv. 3)

0. PRODuCTOS ALIMENTICIOS y ANIMALES VIVOS

1. BEBIDAS y TABACOS

2. MATERIALES CRuDOS NO COMESTIBLES, EXCEPTO LOS COMBuSTIBLES27. Abonos en brto, excepto los del captlo 56, minerales en brto (ex-

cepto carbón, petróleo piedras preciosas).28. Menas desecos de metales.

3. COMBuSTIBLES, LuBRICANTES MINERALES y PRODuCTOS CONEXOS

4. ACEITES, GRASAS y CERAS DE ORIGEN ANIMAL y VEGETAL

5. PRODuCTOS QuíMICOS y CONEXOS

6. ARTíCuLOS MANuFACTuRADOS CLASIFICADOS SEGúN EL MATERIAL61. Cero manactra de cero pieles nas crtidas.62. Manactra de caco.63. Manactra de corco de madera (excepto mebles).64. Papel, cartón artclos de pasta de papel, de papel o de cartón.65. hilados, teidos, artclos coneccionados de bras textiles prodctos

conexos.

66. Manactras de minerales no metálicos.67. hierro acero.68. Metales no errosos.69. Manactras de metales.

7. MAQuINARIA y EQuIPO DE TRANSPORTE71. Maqinaria eqipo generadores de erza.72. Maqinarias especiales para determinadas indstrias.73. Máqinas para trabaar metales.74. Maqinaria eqipo indstrial en general, n.e.p., partes piezas de

máqinas.

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75. Máqinas de ocina máqinas de procesamiento atomático de datos.751. Máqinas de ocina.752. Maqinas de procesamiento atomático de datos ss nidades;

lectores magnéticos ópticos; máqinas para transcripción de da-tos sobre materiales de grabación en orma codicada máqinaspara el procesamiento de tales datos.

759. Partes piezas accesorios (excepto cbiertas, caas, de transporte elementos análogos), adecados para sar exclsiva o principal-mente con máqinas de los grpos 751 752.

76. Aparatos eqipo para telecomnicaciones para grabación repro-dcción de sonido.

761. Receptores de televisión (inclso monitores de televisión proec-tores de televisión), combinados o no en na misma nidad conradiorreceptores o aparatos para la grabación o reprodcción deseñales sonoras o de televisión.

762. Radiorreceptores, combinados o no en na misma nidad con apa-ratos grabadores o reprodctores de sonido o con n relo.

763. Grabadores o reprodctores de sonido; grabadores o reprodctores deimagen sonido de televisión; materiales preparados para grabaciones.

764. Eqipos de telecomnicaciones, n.e.p., ss partes piezas n.e.p., accesorios de los aparatos correspondientes al captlo 76.

77. Maqinaria, aparatos arteactos eléctricos, n.e.p., ss partes piezaseléctricas (inclso las contrapartes no eléctricas del eqipo eléctrico deso doméstico).771. Aparatos de electricidad (excepto aparatos eléctricos rotativos)

ss partes piezas.772. Aparatos eléctricos para empalme, corte, protección o conexión de

circitos eléctricos (por eemplo: interrptores, conmtadores, re-lés, cortacircitos, pararraos, limitadores de voltae, amortiga-dores de sobrevoltaes, ences (clavias) tomas de corriente,portalámparas caas de empalme); resistencias eléctricas (inclsoreostatos potenciómetros), excepto resistencias calentadoras; cir-citos impresos; cadros, paneles (inclso paneles de control n-mérico), consolas, mesas, caas otras bases, eqipados con dos omás aparatos para empalme, corte, protección o conexión de cir-citos eléctricos, para control eléctrico o para la distribción deelectricidad (excepto los aparatos conmtadores).

773. Eqipo para distribción de electricidad.

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774. Aparatos eléctricos de diagnóstico para sos médicos, qirrgicos,dentales o veterinarios, aparatos radiológicos.

775. Aparatos de so doméstico, eléctricos no eléctricos.

776. Válvlas tbos termiónicos, con cátodo ro o con otocátodo (poreemplo, válvlas tbos de vaco o con vapores o gases, válvlas tbos recticadores de arco de vapor de mercrio, tbos de raoscatódicos tbos para cámaras de televisión); diodos, transistores dispositivos semicondctores análogos; dispositivos semicondc-tores otosensibles; diodos emisores de lz; cristales piezoeléctricosmontados; circitos electrónicos integrados microconntos elec-trónicos; ss partes piezas.

778. Máqinas aparatos eléctricos.78. Veclos de carretera (inclso aerodeslizadores).

781. Atomóviles otros veclos atomotores diseñados principal-mente para el transporte de personas (excepto veclos del tipotilizado para transportes pblicos), inclso camionetas atomó-viles de carrera.

782. Veclos atomotores para el transporte de mercancas vec-los atomotores para sos especiales.

783. Veclos atomotores de carretera.784. Partes, piezas accesorios de los atomotores de los grpos 781,

782 783.79. Otro eqipo de transporte.

792. Aeronaves eqipo conexo; naves espaciales (inclso satélites) veclos de lanzamiento de naves espaciales; ss partes piezas.

8. ARTíCuLOS MANuFACTuRADOS DIVERSOS

82. Mebles ss partes; camas, colcones, somieres, coines artclosrellenos similares.83. Artclos de viaes, bolsos de mano otros artclos análogos para con-

tener obetos.84. Prendas accesorios de vestir.85. Calzado.87. Instrmentos aparatos proesionales, cientcos de control.88. Aparatos, eqipos materiales otográcos artclos de óptica, reloes.89. Artclos manactrados diversos.

891. Armas mniciones.893. Artclos de materiales plásticos.

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2POBREZA, DESIGUALDAD En LA DIStRIBUCIón

DEL InGRESO Y CRECIMIEntO ECOnóMICO,1992-2006

Fernando Cortés*

CONteNiDO

  Introdcción 62  La evolción del prodcto interno brto per cápita,

1990-2007 66  Desigaldad en la distribción del ingreso 69  Evolción de la pobreza 77

  Crecimiento económico, distribción del ingreso pobreza 80  Discsión nal 86  Reerencias 93   Anexo 98

* Proesor-investigador del Centro de Estdios Sociológicos de El Colegio de México:< [email protected]>.

 Agradezco a Orlandina de Oliveira, Rosa Mara Rbalcava, Rolando Cordera, Taba-ré Fernández Enriqe hernández Laos, qienes mediante ss comentarios me señala-

ron imprecisiones, oscridades en la redacción lagnas en el desarrollo, qe esperoaber sbsanado. En todo caso, las deciencias qe an persisten son de mi exclsivaresponsabilidad.

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IntRODUCCIón

Este captlo está dedicado principalmente a mostrar las vinclaciones en-

tre crecimiento económico, desigaldad en la distribción del ingreso pobreza en México, en los casi 15 años transcrridos entre 1992 2006 ,secndariamente, a incrsionar en los esqemas conceptales qe oreceninterpretaciones acerca de la natraleza de dicos vnclos.

Ensegida se orece al lector n esqema de las relaciones lógicas entrelos tres conceptos tratados en este trabao co propósito es orecer n mar-co general qe permita sitar dar contenido a las tendencias observadas enMéxico; tendencias qe son la materia central de las secciones qe sigen.

El resltado del eserzo prodctivo de n pas sele medirse con el pro-dcto interno brto (PIB); se expresa en la vida cotidiana en el connto de losbienes servicios nales disponibles para el consmo so de la población. ElPIB per cápita (PIBPC) indica la parte del PIB qe le correspondera a cada miem-bro de la población en el caso ipotético de qe cada qien recibiera lo mismo.

 Amentos en el PIB signican, en principio, maor disponibilidad de bienes servicios; sin embargo, dicos amentos no necesariamente están acompaña-dos por más bienes servicios en manos de la población. El crecimiento del PIB 

se podra netralizar por la dinámica demográca, de modo qe si la pobla-ción crece más rápidamente qe el prodcto, entonces la disponibilidad debienes servicios por persona decae el PIBPC se redce. Si las tasas de creci-miento del PIB de la población son igales, el PIBPC permanece inalterado , silo ace más rápidamente qe el PIB, entonces el PIBPC amenta.

La pobreza, entendida como la carencia de los bienes servicios parasatisacer las necesidades manas, se vincla, en principio, con el PIB percápita:1 a maor disponibilidad de bienes servicios por persona (a ma-

or PIBPC), la pobreza debera ser menor. Sin embargo, esta relación no es tansimple, pes en toda sociedad la parte del PIB qe corresponde a cada qiendepende de cómo se distribe el ingreso, qe es la llave qe da acceso a losbienes servicios qe circlan en los mercados. As, n amento en el PIB percápita pede no tradcirse en menor pobreza si se concentra nicamente enmanos de los ricos, o bien pede redcirse, sin qe crezca el PIBPC, en el casoqe aa tenido lgar na redistribción del ingreso a avor de los pobres.

1

En la exposición de estas ideas se a sacricado la precisión conceptal en aras dela simplicidad. En términos estrictos, en lgar del PIB debiera tilizarse el ingreso regis-trado en la centa de los ogares del Sistema de Centas Nacionales e Institcionales.

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POBREZA, DISTRIBuCIÓN DEL INGRESO y CRECIMIENTO ECONÓMICO  63

Calqier sitación observada con respecto a la pobreza será resltadode na combinación de cambios en el prodcto en la desigaldad en ladistribción del ingreso. Por eemplo, en los ltimos años Cile a experi-

mentado redcciones importantes en los niveles de pobreza, qe se debenen gran medida al crecimiento dinámico sostenido del PIB, mientras qela desigaldad en la distribción a tendido a amentar o, en el meor delos casos, no a variado.2 A dierencia de Cile, en México, entre los años2000 2002, disminó la pobreza por na cada en la desigaldad, apesar de qe el PIBPC se redo entre ambos años.3

En el cadro 2.1 se aprecian las diversas combinaciones de los cambiosen dos momentos, en el PIBPC en la desigaldad en la distribción del

ingreso. Anqe las variaciones en el PIBPC en la distribción del ingresopro pobre son continos, se representan como eventos discretos; esto qie-re decir qe las neve casillas representan neve sitaciones calitativa-mente distintas, en las qe no se distinge la intensidad de los cambios enel PIBPC ni en la redistribción del ingreso, an cando ambas variablespeden aber amentado (+) o disminido (–) en dierentes magnitdes,las sitaciones representadas se clasican en la misma categora.

La casilla (+,+) representa el caso de redcción de la pobreza debido al

amento del prodcto interno brto por persona, acompañado de na ma-or participación de los pobres en el ingreso. En la casilla (–,–) se tiene elcaso inverso, en el qe la pobreza amenta debido al decrecimiento econó-mico combinado con na maor concentración del ingreso. Del mismomodo deben leerse las celdas restantes.

Debido a qe el cadro 2.1 no da centa de la magnitd de los cam-bios, no se pede conocer la intensidad del amento o redcción de lapobreza. Este mismo eco explica las sitaciones en qe el resltado so-

bre la pobreza no se pede denir.4

En esta sitación están los casos en qe2 En Cile a abido na discsión sobre la desigaldad: para algnos atores a

amentado para otros se a mantenido constante, pero nadie arma qe a disminido.3 Este resltado provocó na ntrida discsión qe a llevado a centrar la atención

en el eecto de los cambios del cestionario de las modicaciones de los diseños demestreo sobre la medición de la pobreza.

4 Con base en el ritmo de crecimiento (o redcción del PIBPC) la magnitd or-ma de las alteraciones en la desigaldad, es posible canticar nvocamente la contri-bción de estas entes al cambio en la desigaldad. En el apartado “Crecimiento eco-

nómico, distribción del ingreso pobreza” se emplea la descomposición de Datt Ravallion (1992) para identicar el eecto “crecimiento” el eecto “desigaldad” en elcambio de la incidencia de la pobreza.

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64  DESIGuALDAD SOCIAL

1] disminó el PIBPC, pero amentó la participación de los pobres en elreparto de los bienes servicios , 2] creció el PIBPC pero se redo la parti-cipación de los pobres. Además, a otras dos sitaciones en las qe el re-sltado no es nvoco: 3] se mantvo el PIBPC (=) pero bo na distrib-ción desavorable a los pobres (-) , 4] no cambió la distribción del

ingreso (=) pero disminó el PIBPC (-).5

Las relaciones mostradas en el cadro 2.1 se peden entender con a-cilidad mediante el smil del pastel. Spongamos qe el PIB corresponde altamaño de n pastel, lego el PIBPC sera el trozo qe le tocara a cada co-mensal si se distribese en partes igales (eqidistribción). Sin embargo,el reparto podra dierir bastante de la eqidistribción; en eecto, pedeqe a algnos comensales les sirvan n trozo bastante grande a otros npedazo microscópico. Si se establece el tamaño mnimo de pastel qe de-

beran recibir (lnea de pobreza), entonces se podra saber qiénes sonpobres, comparando el tamaño del qe recibieron con el de la norma. Eneste smil están todos los elementos qe intervienen en la determinación dela incidencia de la pobreza, porcentae de la población qe está por debaode la lnea de pobreza.

 Aora bien, si n tiempo despés se dispone de n pastel más grande(crece el PIB per cápita) se sige repartiendo igal qe antes (casilla +,=),no se pede saber si el nmero de comensales qe aora tienen n trozomás peqeño qe la norma disminó, a qe dependerá del tamaño del

5 El tercer carto casos se explican ensegida en el texto.

Cuadro 2.1. Cbos n l ccno dl piB cáy n l dsguldd n l dsbucón n dos onos

y su co sob l cbo n l obz

Distribución Cambios en el pIBpC 

ro obre 1 + = –

+ Dsnucón Consn indndodsnucón

= Consn Consn indndodsnucón

– indndo indndo auno1 p slfc l xoscón sólo s consdn cbos n l dsbucón dl ngso o -

dsbucons vo d los obs; no s consdn los ocsos dsbuvos qu dsnu-yn l dsguldd bnfcndo oos scos socls.

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POBREZA, DISTRIBuCIÓN DEL INGRESO y CRECIMIENTO ECONÓMICO  65

amento; cando es scientemente pronnciado es probable qe a alg-nos qe tenan n pedazo peqeño les corresponda aora n trozo porencima de la norma deen de ser pobres, pero si sólo es n poco más

grande (tasa de crecimiento del PIBPC redcida), pede qe ningno de lospobres escape de la pobreza.

Si en el segndo momento el tamaño del pastel no cambia, pero ladesigaldad se redce (casilla =,–), entonces la pobreza caera siempre qela disminción de la desigaldad se deba a n amento de la participaciónde qienes no tienen pastel qe dico amento los ponga por encima dela norma, lo qe está ligado a la intensidad de la redistribción del pastel.

una vez esbozadas las relaciones lógicas básicas entre pobreza, des-

igaldad en la distribción del ingreso crecimiento económico, se proce-derá a exponer estas relaciones en el caso de México a partir de la décadade los noventa.

En la sigiente sección se presenta la evolción del PIB per cápita mexi-cano. La tercera trata de la distribción del ingreso la carta de la pobre-za. En el qinto apartado se ensamblan las tendencias de los tres procesosconsiderados se establecen ss relaciones a lo largo del periodo conside-rado. El análisis nal consta de tres partes: en la primera se presenta na

panorámica de la discsión conceptal en torno a los mecanismos qevinclan el crecimiento económico, con la desigaldad en el reparto delingreso la pobreza; en la segnda se consideran las limitaciones para ter-ciar en dica discsión teórica en los términos en qe está planteada, limi-taciones originadas en los sesgos de la inormación de qe se dispone enMéxico, en la tercera se orece na explicación de los probables vnclosentre crecimiento, ineqidad ss conexiones con la pobreza, en el casoparticlar de México.

Sin embargo, antes de terminar esta introdcción a qe insistir enqe el trabao se limita al lapso comprendido entre 1992 2006, limitaciónqe se debe a qe la inormación estadstica disponible para los años ante-riores no es estrictamente comparable.6 Además, este captlo sólo trata dela pobreza medida mediante el ingreso del ogar comparado con dierenteslneas de pobreza. Es conveniente señalar qe en el momento de escribireste trabao todava no se dispone en México de na medición mltidimen-

6

La medición de la pobreza se realiza en los ámbitos rbano rral. En 1992, elINEGI cambió la denición rral rbana empleada asta 1989 no a sido posible esta-blecer las correspondencias entre las anteriores las nevas deniciones.

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66  DESIGuALDAD SOCIAL

sional de la pobreza con validez ocial —qe incorpore carencias no mo-netarias a la medición de la pobreza—; a esta tarea se encentra abocado elConseo Nacional para la Evalación de la Poltica Social (Coneval).

LA EvOLUCIón DEL PRODUCtO IntERnO BRUtO

PER CáPItA, 1990-2007

El propósito de esta sección es perlar las principales tendencias en la evo-lción del prodcto interno por persona en México. Escapa a los propósi-tos de este captlo presentar n análisis de los actores qe explican el

porqé de dicas tendencias.Sin embargo, no está demás señalar qe desde mediados de la década

de los ocenta se an venido aplicando algnas medidas de “cambio es-trctral” implsadas por el Consenso de Wasington: apertra comercial,disciplina scal, privatización, eliminación de las barreras a la inversiónextranera directa, tasas de cambio de interés determinadas por el merca-do (Williamson, 1990).7 Es este connto de medidas lo qe a sscitadogran parte de la crtica a la alta de dinamismo del “modelo económico”.

Paradóicamente, los deensores del modelo sostienen qe las economasde la región qe no crecen rápidamente son aqéllas qe no an completa-do las reormas de primera generación, qe no an emprendido las reor-mas de segnda generación (modernización de la inraestrctra instit-cional del sector nanciero) (Williamson, 2003: 13) ni las de tercerageneración (redistribción del ingreso por medio del sistema impositivo del acceso de los pobres a los activos —edcación, tierra, microcréditos,acer viables peqeños proectos económicos— qe les permitan vender

lo qe otros qieren comprar) (Williamson, 2003: 14-18).8

7 El programa de decálogo de Wasington es más amplio, por eemplo, reormaimpositiva va gasto, establecer prioridades del gasto pblico a avor de la sald, laedcación la inraestrctra, desreglación protección a los derecos de propiedad(Williamson, 2003: 13).

8 Przeworski ormla na crtica a los spestos básicos de Williamson; crtica qese ace extensiva a los organismos internacionales qe propgnan las reormas estrc-trales. Este ator argmenta qe las medidas de tercera generación del Consenso de

 Wasington están concebidas en estática comparativa: las misiones de los organismos

internacionales observan cómo es n pas desarrollado elaboran el programa por com-paración con el pas en vas de desarrollo (Przeworski, s/: 2). La idea qe sbace enesta estrategia es qe si institciones distintas provocan resltados distintos, entonces

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POBREZA, DISTRIBuCIÓN DEL INGRESO y CRECIMIENTO ECONÓMICO  67

En los años noventa, na vez realizados los cambios estrctrales deprimera generación, el PIBPC de México tvo n lento crecimiento.

En la gráca 2.1 se distingen tres periodos: el primero se caracteriza

por n discreto crecimiento del PIBPC qe naliza en 1994; el segndo co-mienza en 1995, con na crisis económica pronda segida por años decrecimiento sostenido termina en el año 2000; el tercero ltimo princi-pia con na cada consectiva drante tres años para recperarse neva-mente de 2004 a 2006. Los años qe marcan los términos de estas etapascoinciden con los cambios de gobierno de Carlos Salinas, Ernesto ZedilloPonce de León Vicente Fox.

basta con introdcirla en el pas sbdesarrollado para qe ncionen del mismo modo.Sin embargo, no toman en centa qe las institciones son endógenas; la endogeneidadsignica qe nada es la casa primaria. “Las institciones no son na casa más pron-da qe la oerta de actores o la tecnologa: las institciones, para reiterarlo, peden

determinar la oerta de actores s so, pero estos actores, a s vez, aectan el creci-miento la riqeza tra, cosa qe infe en la evolción de las institciones” (Prze-worski, s/: 16).

Gráfca 2.1. poduco nno buo cá(sos d 1993).

Fun: iNeGi, consul ncv, 1995 y 2005. poblcón d 1995 y 2005 ovnns dl losconos d oblcón dl iNeGi y jusds o oblcón n vvnds dsocuds. años n-

cnsls nolcons os. Ls cs d 2006 y 2007 son scons dl Cono.

1990

20 000

18 000

16 000

14 000

12 000

10 000

8 000

6 000

4 000

2 000

0

1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006

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68  DESIGuALDAD SOCIAL

En diciembre de 1994, a pocos das de asmir el gobierno ErnestoZedillo Ponce de León, qien scedió a Carlos Salinas de Gortari, estallóna intensa crisis económica: “drante 1995 la economa mexicana srió

la más severa crisis ocrrida desde la década de los años treinta” (Banco deMéxico, 1995: 1) qe se expresó en na redcción del PIB per cápita de7.8% en 1995, n amento del tipo de cambio de la tasa de interés, a lavez qe se desató la infación. Pasada la crisis “qedó n sistema bancarioen bancarrota co rescate signicó amentar la deda pblica en 20 pn-tos porcentales del PIB dear a ogares empresas —sobre todo media-nas peqeñas, sin acceso a nanciamiento externo— prácticamente sinpoder accesar (sic) al crédito bancario” (Moreno Brid Ros, 2008: 69).9

Despés del colapso de 1994, la economa remonta por el amento enlas exportaciones manactreras, implsadas por la liberalización del co-mercio internacional, n tipo de cambio sbvalado, la rma, a nes delaño 1993, del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) conEstados unidos Canadá, la redcción de los salarios reales insertos enna poltica de control infacionario qe, nto con la cada del empleo na poltica tendiente a alcanzar n décit cero en las centas del gobier-no, dismineron la demanda interna.

Entre los años 1995 2000 el PIBPC creció a n ritmo de 3% anal,cando en el lapso de 1989 a 1994 lo aba eco a 2.2%. Con el cambiode gobierno, en el año 2000, el PIBPC alcanzó la tasa de crecimiento recordde 5.6% respecto de 1999, sólo sperada por el 5.8% de 1997.

Drante los tres primeros años del gobierno de Vicente Fox (2001-2006), la tasa de crecimiento del PIBPC declinó a 1% promedio anal. Esteperiodo se caracterizó por n decrecimiento del orden de 1.7% en 2001,0.8% en 2002 0.2% en 2003.

El Banco de México señala qe la principal casa de la contraccióneconómica de esos años se debió al ambiente económico internacional des-avorable, por la desaceleración económica de las principales economas

9 A las casas económicas qe provocaron el colapso a qe agregar el enrareci-miento del clima poltico social drante 1994, casado por la aparición en el escena-rio nacional del Eército Zapatista de Liberación Nacional co movimiento acaparó elescenario los primeros das de enero, con la toma militar de San Cristóbal de las Casas;segido por el magnicidio del candidato del PRI a la presidencia de la Repblica, Lis

Donaldo Colosio, el 23 de marzo de 1994, por el asesinato del presidente del PRI, joséFrancisco Riz Massie, el 28 de septiembre del mismo año. Estos ecos congraronna sitación nada avorable a la inversión nacional extranera.

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POBREZA, DISTRIBuCIÓN DEL INGRESO y CRECIMIENTO ECONÓMICO  69

del mndo, qe implicó para México la redcción de las exportaciones nopetroleras menores fos de capital privado (Banco de México, 2001,2002, 2003). El regreso del pas a la senda del crecimiento a partir de 2004

tvo s origen en la recperación de la economa mndial en la “escasavolatilidad, abndante liqidez na considerable bsqeda de rendi-mientos” (Banco de México, 2004: 3), qe alentó la inversión extranera.

 As como el comportamiento del mercado mndial ndió el creci-miento del pas en 1994, s recperación llevó a tasas positivas de creci-miento del prodcto interno brto por persona, destaca 2006, año en qecreció a 3.7% anal.

DESIGUALDAD En LA DIStRIBUCIón DEL InGRESO

En esta sección se dea de lado la distribción del ingreso entre los actoresde la prodcción, salmente denominada “distribción ncional del pro-dcto” o del ingreso, se centra la atención en cómo se reparte el ingresoqe fe a los ogares o a las personas.

La inormación estadstica qe permite analizar la distribción del in-

greso en los ogares mexicanos proviene de la Encesta Nacional de Ingre-sos Gastos de los hogares (ENIGh), encesta qe a partir de 1992 se levan-ta cada dos años, con la excepción de 2005. Los resltados descriptivosselen presentarse en tablas estadsticas de recencias, sin embargo, en losanálisis de distribción del ingreso la inormación se clasica en deciles deogares. La idea qe lleva a organizar los datos en deciles es qe el ingresocorrespondiente a calqier agregado dependerá de s tamaño, es decir,del nmero de nidades (ogares o personas); para contrarrestar el eecto

del tamaño se ordenan las nidades de acerdo con s ingreso, de menor amaor, se dividen en 10 estratos de igal tamaño, cada no de ellos es ndecil; de este modo el primer decil contiene al 10% más pobre de la pobla-ción, el segndo al 10% qe sige as scesivamente, asta llegar al déci-mo decil ormado por los ogares o personas más adineradas representadasen la mestra.10

10 En ocasiones, los cadros de distribción del ingreso se presentan en qintiles,qe se dierencian de los deciles nicamente en qe cada no de ellos contiene 20% de

las observaciones. As, el primer qintil está ormado por la qinta parte de los ogareso las personas más pobres el qinto por el 20% de los más adinerados representadosen la mestra.

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70  DESIGuALDAD SOCIAL

Si bien los deciles reselven n problema estadstico, son transparen-tes respecto de los grpos sociales qe los conorman. Mediante el est-dio de las caractersticas de los ogares qe los componen se sabe qe, en

el caso de México, en la escala más baa de la pirámide social (tres prime-ros deciles) predominan los ogares diseminados en el campo en pe-qeños poblados. A pesar de qe en promedio están ormados por casiseis personas, centan con m peqeñas cantidades de dinero para en-rentar los gastos cotidianos (entre poco menos de medio no mediosalarios mnimos), qe completan con prodcción doméstica de atosb-sistencia. En n mismo ogar es posible encontrar personas qe se dedi-can a labores agrcolas en calidad de ornaleros, a la prodcción artesanal,

a las actividades comerciales, a la venta de servicios menores al serviciodoméstico.

Los ogares clasicados entre el carto séptimo deciles se localizan,sobre todo, en localidades de más de 2 500 abitantes en promedioestán constitidos por cinco personas. Con n magro ingreso, qe en elmeor de los casos apenas spera dos medio salarios mnimos qe notiene n complemento signicativo en la prodcción para atoconsmo,deben adqirir en el mercado todos los bienes necesarios para garantizar

la reprodcción biológica social: alimentación, vivienda, vestario, sa-ld, edcación, etc. La erza de trabao de los ogares de estos sectoresencentra empleo en calidad de asalariados no agropecarios, especial-mente como trabaadores indstriales, en los servicios personales pbli-cos (en los pestos más baos de la organización estatal), como emplea-dos domésticos, operadores de eqipos de transportes, en las erzasarmadas como personal de protección vigilancia; o bien, por “centapropia”, en el comercio establecido, vendiendo bienes servicios en cali-

dad de amblantes.De manera m laxa, los ogares de este estrato se podran calicarcomo pertenecientes a la clase baa o media baa, qe viven en peqeñospeblos o en las zonas marginadas de las principales cidades qe, con-tando con m escasos recrsos monetarios, deben alimentar n nmeroconsiderable de bocas. El trabao qe desempeñan cbre n rango amplioqe va desde la venta amblante de prodctos, prestación de servicios me-nores (plomeros, teedores de becos, ropaveeros, etc.), asta algnos tra-baadores de la edcación artistas de poca calidad.

Los ogares de clase media se encentran en el octavo noveno deci-les. Preerentemente abitan en zonas rbanas, ss ingresos ascienden a

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POBREZA, DISTRIBuCIÓN DEL INGRESO y CRECIMIENTO ECONÓMICO  71

na sma respetable, en comparación con el primero segndo estratos(asta catro medio salarios mnimos); s tamaño está por debao de lamedia nacional (sólo catro personas por ogar). Los miembros de estos

grpos domésticos “se ganan la vida” realizando actividades por centapropia asalariadas no agrcolas. En este estrato destacan los trabaos decello blanco, como ocinistas, comerciantes, vendedores agentes deventas, personal de control en las actividades abriles artesanales, servi-cios personales servicios pblicos, as como proesionistas técnicos.También a algnos trabaadores de cello azl, relativamente bien rem-nerados, qe laboran como operadores de eqipo de transportes trabaa-dores indstriales. Es probable qe éstos sean obreros especializados o bien

trabaadores qe an prestado ss servicios drante mcos años, de modoqe tienen primas de antigüedad relativamente gosas. También se en-centran miembros de las erzas armadas.

En el ltimo decil están los ogares de la clase media alta. Son de ta-maño redcido (3.5 personas en promedio) n ingreso de casi 11 salariosmnimos, qe segramente les da na vida relativamente olgada, en loeconómico. El ingreso es la retribción qe perciben por s desempeñocomo empresarios como asalariados no agropecarios. En este estrato se

encentran proesionistas, a sea qe trabaen por centa propia o comoasalariados; técnicos, trabaadores de la edcación artistas, ncionariospblicos, ocinistas comerciantes, vendedores agentes de ventas. Con-siderando en connto las caractersticas de este decil, reslta evidente qelos proesionistas qe están en él son aqellos qe an alcanzado scienteprestigio en s actividad independiente o bien altos pestos en las organi-zaciones en qe prestan ss servicios; los ncionarios son qienes desem-peñan los pestos más elevados; los comerciantes son los establecidos, qe

operan o laboran en empresas con volmenes signicativos de capital; losvendedores agentes de ventas probablemente son los asociados a las gran-des rmas, etc. (Cortés, 2000).

Este bosqeo de estraticación, til para darle rostro a los deciles deingreso, no contradice sino prondiza el qe se elaboró en n estdioanterior (Cortés Rbalcava, 1991: 45-93), basado en na serie de trabaosde investigación realizados por distintos atores en los datos pblicadosde las ENIGh de 1977 1984. Análisis detallados de las caractersticas bási-cas de las ENIGh llevan a conclir qe en estas encestas no están represen-tados los ogares realmente adinerados (Cortés Rbalcava, 1994; Cortés,2001; Leva, 2005).

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72  DESIGuALDAD SOCIAL

Para na bena comprensión de la desigaldad en la distribción delingreso es conveniente empezar por los ingresos medios. En la gráca 2.2 sepresenta la evolción de los ingresos medios drante el periodo de análisis.

Los rasgos qe vale la pena destacar de esta gráca son: 1] la distancia entrelos ingresos medios del décimo decil respecto de los restantes; 2] s pro-nnciada redcción en 1996, qe es el año posterior más cercano a la crisisde diciembre de 1994 del qe se dispone de inormación;11 3] en sincronacon el amento del PIBPC a reseñado en la sección anterior, la recperacióndel ingreso de todos los deciles asta el año 2000, el estancamiento entre2001 2003 la recperación en los años posteriores; 4] los ingresos me-dios tienden a sperar los del año 1994 a partir de 2002 para los deciles

ineriores, despés de 2004 para los intermedios sólo en 2006 para elsperior, 5] las fctaciones más pronnciadas se observan en los decilessperiores, especialmente el décimo el noveno.

Los ingresos medios de los miembros de los ogares indican la cantade los recrsos económicos de qe disponen, inormación qe es valiosa ens misma especialmente cando están expresados (como es el caso) en

11 La inormación de las ENIGh se recaba drante el tercer trimestre de cada año(lio, agosto septiembre) pregnta por los ingresos recibidos drante los ltimos

seis meses, por lo qe no se registran las entradas qe perciben los ogares en el mes dediciembre. Por tanto, la encesta levantada en 1994 no mestra el eecto de la crisis qeexplotó en diciembre de ese año.

Gráfca 2.2. ingso do cá sgún dcls(ls d sos d goso d 2006).

Fun: eNiGH lvnds o l iNeGi n los ños 1992, 1994, 1996, 1998, 2000, 2002, 2004, 2005y 2006.

12

10

8

6

4

2

0

1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2005 2006

   I   n   g   r   e   s   o   m   e   d   i   o   p   o   r   h

   o   g   a   r

I

II

III

IV 

 V 

 VI

 VII

 VIII

IX

X

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POBREZA, DISTRIBuCIÓN DEL INGRESO y CRECIMIENTO ECONÓMICO  73

nidades monetarias de poder adqisitivo constante, pero no es til paraobservar cómo se distribe el pastel entre los 10 comensales.

una manera sintética de inormar a este respecto consiste en calclar laparticipación relativa de cada decil, es decir, valorar qé parte del ingresototal corresponde al primero, al segndo as asta el décimo decil. Enlgar de presentar na tabla con neve colmnas (na para cada año enqe el INEGI a levantado encestas) 10 renglones (no para cada decil),se optó por presentar la inormación en na gráca.

La gráca 2.3 mestra qe la distribción del ingreso exibe dos perio-dos bien marcados. El primero se extiende de 1992 al año 2000 se carac-

teriza por fctaciones menores en la participación relativa de los deciles.El segndo comienza en el año 2002 se extiende asta el nal, donde seobserva na disminción notoria en la parte del pastel qe se an llevadolos ogares qe perciben los más altos ingresos del pas. Sin embargo, laescala de esta gráca no es lo scientemente na como para acer visibleslos cambios acontecidos. Con el propósito de tener na idea más precisa delos cambios en el periodo, en el cadro 2.2 se proporciona inormaciónadicional.

Entre el primer (1992-2000) segndo (2002-2006) lapsos la partici-pación porcental media en el ingreso total de los deciles ineriores se ele-va, mientras qe los dos deciles speriores la redcen, pero de manera

Gráfca 2.3. pccón d los dcls n l ngso ol(ocnjs).

Fun: eNiGH lvnds o l iNeGi n los ños 1992, 1994, 1996, 1998, 2000, 2002, 2004, 2005y 2006.

4

40

35

30

25

20

15

10

5

0

1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2005 2006

I

II

III

IV 

 V 

 VI

 VII

 VIII

IX

X

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74  DESIGuALDAD SOCIAL

mco más marcada la del más alto. La variación de la parte del pastel qese llevó cada decil en estas dos ases es despreciable a zgar por la gráca2.3, as como por los coecientes de variación del cadro 2.2.

Los valores absoltos de los cambios no son m pronnciados, lo qeavalara la idea de qe la distribción del ingreso no se a modicado sen-siblemente en los ltimos 14 años. Sin embargo, la conclsión vara si seconsideran los cambios relativos entre ambas ases. En eecto, cando sepone la atención sobre las variaciones porcentales qe an experimentado

las participaciones de los deciles se observa qe: 1] los tres primeros deci-les, los qe inclen a los ogares más pobres del pas, gozaron de amen-tos de 10 a 15% en s participación relativa, mientras qe el décimo perdió5%; 2] los cambios avorecieron sistemáticamente a los deciles ineriorescontra los speriores , 3] los amentos o redcciones se ordenan de más amenos segn la erarqización de los deciles; la ganancia es maor en losdeciles ineriores va decreciendo en la medida en qe se pasa de los ine-riores a los speriores; los deciles del extremo sperior, el noveno déci-mo, perdieron.

Estas reglaridades permiten armar qe a partir del año 2000, qemarca el inicio del gobierno del presidente Fox, tvo lgar na redistrib-

Cuadro 2.2. pccón odo d los dcls n l ngso ol

Cambio1992-2000 2002-2006 orcentual 

particiación Coefciente particiación Coefciente 2002-2006,orcentual de orcentual de resecto a 

Deciles media variación media variación 1992-2000 

i 1.3 0.031 1.5 0.044 15.1

ii 2.4 0.019 2.7 0.031 13.4

iii 3.3 0.011 3.6 0.023 10.7

iV 4.2 0.008 4.6 0.017 9.5

V 5.3 0.008 5.6 0.014 6.0

Vi 6.6 0.005 7.0 0.006 4.9Vii 8.4 0.004 8.6 0.001 2.1

Viii 11.0 0.004 11.1 0.008 1.0

iX 15.9 0.005 15.8 0.008 –0.4

X 41.6 0.004 39.5 0.006 –5.0

Fun: enigh lvnds o l inegi n los ños 1992, 1994, 1996, 1998, 2000, 2002, 2004, 2005y 2006.

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POBREZA, DISTRIBuCIÓN DEL INGRESO y CRECIMIENTO ECONÓMICO  75

ción pro pobre del ingreso,12 es decir, a avor de los sectores sociales menosavorecidos del pas qe son aqellos qe están en los deciles ineriores.

Los coecientes de desigaldad de la gráca 2.413 mestran de manerasintética qe la desigaldad en la distribción del ingreso a partir del año

2000 es menos marcada qe la qe se observó de 1992 a 2000. Es bastantenormal qe los ndices de desigaldad presenten fctaciones menores alo largo del tiempo, especialmente cando se tiliza el coeciente de Gini,co intervalo está estandarizado al recorrido de 0 a 1. Lo qe se destaca en

12 La expresión “redistribciones pro pobre” es na orma de expresar las maoresganancias relativas de los sectores sociales de la base de la pirámide, pero no es total-mente precisa, a qe redistribir a avor de los pobres consistira en extraer parte delingreso de los no pobres transerirlo a los pobres, pero con los datos disponibles no sepede saber si ello se debió o no a transerencias de ingresos. En los casos qe se estánexaminando lo nico qe se sabe es qe el reparto del prodcto avoreció más a lospobres qe a los no pobres. En consecencia, la expresión “redistribción pro pobre”debe entenderse como licencia lingüstica.

13 Se incleron dos coecientes de desigaldad: el ndice de Gini el de Teil. Elcoeciente de Gini, qe es el más tilizado, fcta entre 0 1. El primero de estos va-lores indica qe la distribción del ingreso es totalmente eqitativa, mientras qe el 1corresponde a concentración total absolta. El ndice de Teil es conceptalmentemás compleo no tiene lmite sperior o, anqe el valor cero corresponde al casoen qe el ingreso está eqidistribido. Se a evitado eectar na descripción de los

cambios entre pares de años sólo se marcan tendencias porqe los coecientes, ascomo las participaciones relativas de los deciles en el ingreso total, varan en parte porfctaciones de azar.

Gráfca 2.4. Cofcns d dsguldd n l dsbucóndl ngso ol d los hogs.

Fun: eNiGH lvnds o l iNeGi n los ños 1992, 1994, 1996, 1998, 2000, 2002, 2004, 2005y 2006.

1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2005 2006

0.6

0.5

0.4

0.3

0.2

0.1

0

   V   a   l   o   r   d   e   l   o   s   c   o   e   f   i   c   i   e   n   t   e   s

Gini Theil

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76  DESIGuALDAD SOCIAL

la representación de esta gráca es qe a partir de 2000 mestra na tenden-cia a la baa, anqe el nivel de concentración sige siendo elevado.

Para completar el cadro relativo al nivel la tendencia de la desigal-

dad en México, se calcló la relación entre los ingresos medios del décimo primer deciles (cadro 2.3).

En el lapso de 1992 a 2000 el promedio e de 32 a partir del año2002 en adelante alcanzó casi 27 (26.7). Estas ciras indican qe en el pri-mer periodo el ingreso del ogar tpico del décimo decil era 32 veces el delogar medio del primero qe descendió a 27 en el segndo. Este mismoresltado pede leerse como qe en la primera ase era necesario ntar losingresos de 32 ogares del primer decil para igalar el ingreso de no del

décimo, qe en la segnda aba qe ntar 27, es decir, cinco menos.La participación relativa de los deciles en el ingreso total, los coecien-

tes de desigaldad la relación entre los ingresos medios de 10% de losogares más ricos, para los cales se registró inormación en la mestra, encomparación con el 10% más pobre, llevan a conclir qe el siglo XXI iniciócon n descenso de la desigaldad en la distribción del ingreso, originadopor n amento en la participación relativa de los sectores más pobres dela sociedad. Sin embargo, a qe tener la precación de evitar conclir

qe los sectores más desavorecidos de la población an meorado ss in-gresos absoltos. El connto de medidas qe se presentan en las grácas2.3 2.4 en los cadros 2.2 2.3 sólo inorman sobre cómo se a repar-tido el ingreso , por tanto, no dicen absoltamente nada sobre el nivel o elcomportamiento del volmen de ingresos percibidos en los ogares delpas. Para completar el panorama es conveniente recordar (véase la gráca2.2 el cadro A-2.1 del Anexo) qe los ingresos medios del primero alséptimo deciles recperan sólo asta el año 2002 el nivel qe aban alcan-

zado en 1994, el noveno en 2005 el décimo en 2006. A los ogares mexicanos les tomó casi 10 años volver a los niveles devida de los años previos a la crisis de 1994-1995. En el año 2006 todos losdeciles ostentan ingresos medios speriores a los qe tvieron en 1994,

Cuadro 2.3. rlcón d los ngsos dosdl déco y dl dcls

1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2005 2006 

31.0 30.6 30.0 34.1 34.3 26.0 27.1 29.0 24.8Fun: eNiGH lvnds o l iNeGi n los ños 1992, 1994, 1996, 1998, 2000, 2002, 2004, 2005y 2006.

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POBREZA, DISTRIBuCIÓN DEL INGRESO y CRECIMIENTO ECONÓMICO  77

pero la desigaldad en la distribción del ingreso decreció a partir del año2000, por el amento en la participación relativa de los ogares con menosrecrsos económicos la consigiente cada en la parte del pastel qe e

a parar a manos de los sectores más adinerados.La identicación de los procesos socioeconómicos polticos acaeci-

dos drante el periodo de análisis ss expresiones en las zonas rrales rbanas, qe adara a explicar las tendencias reseñadas, qeda era delpropósito de este trabao.14

En la sigiente sección se presentan las principales caractersticas de laevolción de la pobreza. Como telón de ondo se tiene el lento crecimientodel PIBPC las ases qe se an señalado en la distribción del ingreso.

EvOLUCIón DE LA POBREZA

ha dos aproximaciones básicas para medir la pobreza: na consiste en esta-blecer lneas de pobreza contra las cales se compara algna medida de losrecrsos monetarios de los ogares; aqellos qe poseen na cantidad ine-rior a la lnea se clasican como pobres los qe qedan por encima como no

pobres. El otro método, necesidades básicas insatisecas (NBI), se constrecon base en la satisacción o insatisacción de algnas necesidades considera-das básicas, entre las cales se encentran la alimentación, la calidad canti-dad de la vivienda, los servicios con qe centa la vivienda, el acceso a la sa-ld a la segridad social, etc. Los ogares se clasican en pobres o no pobresde acerdo con las carencias en la satisacción de dicas necesidades.15

hasta aora la medición de la incidencia de la pobreza, a cargo delConeval, a segido el método elaborado por el Comité Técnico para la

Medición de la Pobreza (CTMP) (2002). Dico método consiste en compararel ingreso per cápita de los ogares contra el costo de la canasta alimentariaINEGI-CEPAL, valorada en 1992 (INEGI-CEPAL, 1993). El cálclo ocial orecetres mediciones de la pobreza, llamadas “alimentaria”, “de capacidades” “de patrimonio”. Para calclar la incidencia de la primera se sa como lnea

14 El lector interesado en prondizar en este tema debe consltar el trabao dehernández Laos (2008).

15 A partir de 2008, el Coneval debe proceder a elaborar na medición mltidi-

mensional de la pobreza de acerdo con La Le General de Desarrollo Social, proml-gada el 20 de enero de 2004 pesta en operación en enero de 2006, eca en qe laSecretara de Desarrollo Social dio a conocer el reglamento de la le.

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78  DESIGuALDAD SOCIAL

la canasta alimentaria, mientras qe para la segnda se calcla na nevalnea, agregando a la canasta alimentaria el costo de la sald la edcación;la tercera lnea, la de patrimonio, incorpora no sólo el valor de la alimenta-

ción, la sald la edcación, sino también el costo de la vivienda, el trans-porte pblico el vestido.16

La denición de los niveles más extremos de pobreza (calicada comopobreza LP1 por el CTMP), etiqetada como pobreza alimentaria por la Se-cretara de Desarrollo Social (Sedesol), calica como “pobres a todos aqe-llos ogares qe no tienen ingreso sciente para adqirir la canasta ali-mentaria” (CTMP, 2002: 66). La lnea LP2 la denió el CTMP como aqellaqe toma en centa qe “el ser mano para vivir en sociedad, necesita

satisacer otras necesidades además de las alimentarias: por eemplo, debevestirse, tener n lgar donde vivir garecerse de las inclemencias deltiempo, transportarse para desempeñar diversas actividades económicas sociales, estar saldable, procrarse conocimientos para integrarse plena-mente a la sociedad, as como proveer capital mano para s descenden-cia” (CTMP, 2002: 66-67). Con base en esta lnea, la Sedesol denió la po-breza de patrimonio, categora qe caracteriza a todos los ogares coingreso es insciente para adqirir la canasta de bienes alimenticios, pa-

gar la sald, edcación, vivienda, vestido transporte pblico. La terceralnea propesta por el CTMP, qe consideraba todos los bienes serviciospara na vida plena en na sociedad moderna de nes del siglo XX, no econsiderada por la Sedesol en s lgar intercaló, entre la alimentaria lade patrimonio, la de capacidades, qe considera no sólo los gastos en ali-mentación, sino también los de sald edcación denió a los pobres decapacidades como aqellos qe no tienen ingreso sciente para adqirirlos bienes servicios contenidos en dica lnea (Cortés, 2005a).

Las deniciones de pobreza alimentaria, de capacidades de patrimo-nio, adoptadas en la medición ocial de la pobreza en México, compartenla caracterstica de ser contraactales en la medida en qe clasican comopobres, segn la correspondiente denición, a los ogares qe no tienenlos ingresos scientes para adqirir los bienes servicios considerados encada na de ellas, anqe dedicaran todo s ingreso nada más qe a sadqisición; por eemplo, los pobres alimentarios seran aqellos ogares o

16 La lnea de capacidades reslta de dividir el valor de la canasta alimentaria entre

la proporción qe representa el gasto en alimentos de la sma de los gastos en alimen-tos, sald edcación; la de patrimonio se obtiene de dividir ese mismo valor entre elgasto en alimentos, sald, edcación, vivienda, vestidos transporte pblico.

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POBREZA, DISTRIBuCIÓN DEL INGRESO y CRECIMIENTO ECONÓMICO  79

personas cos ingresos no seran scientes para comprar los alimentoscrdos de la canasta alimentaria, anqe gastaran todo s ingreso nada másqe en esos bienes. Son contraactales porqe sera insensato sostener o

pensar qe todo el gasto de los pobres sólo se dirige a la compra de alimen-tos crdos, limitados además a los inclidos en la canasta, como si transi-taran por las calles desndos, descalzos, no necesitasen transportarse, etc.Pero estas mediciones son tiles para gradar la intensidad de la pobreza,por na parte, para delimitar segmentos poblacionales qe, de acerdocon la legalidad existente, tienen el dereco a demandar del Estado la pro-visión de los bienes servicios necesarios para desempeñarse en sociedad.

Desde el pnto de vista de la teora económica se sele abogar por sar el

consmo no el ingreso como medida de los recrsos, debido a qe el prime-ro es na meor aproximación al ingreso permanente. Esta discsión, si bien esde importancia en el plano conceptal m atingente en las economas de-sarrolladas, pierde relevancia en México, en la medida en qe en la base de lapirámide social ingreso gasto tienden a coincidir, pes la capacidad de ao-rro acmlación en esos sectores es prácticamente nla (De la Torre, 2005).

La gráca 2.5 mestra qe los perles de las tres crvas de pobreza sonbastante parecidas.17 Entre los años 1992 1994 ningna de las medicio-

nes experimentó cambios importantes. Sin embargo, a raz de la crisis eco-nómica provocada por el “error de diciembre” de 1994, la pobreza explotóen el pas: las medidas alcanzaron casi 70%, poco más de 45% arriba de35% para patrimonio, capacidades alimentaria, respectivamente. En 1998empieza na tendencia sostenida a la redcción de la incidencia de la po-breza, de modo qe en el año 2002, es decir, oco años despés del qe-branto económico, México volva a alcanzar los niveles de 1992-1994. Latendencia a la disminción de la pobreza continó drante el sexenio del

presidente Vicente Fox, conrmando la tendencia a la redcción de la inci-dencia de la pobreza observada a partir de 1998.una mirada global a la gráca 2.5 ( también a la inormación del ca-

dro A-2.3 del Anexo) mestra qe los resltados de la evolción de la po-breza en México distan de ser alentadores, a lo largo de casi 15 años apesar de los eserzos ecos por la poltica social, la redcción de la po-

17 En esta gráca se eliminó el dato del año 2005 con el propósito de qe el lector

peda ormarse na meor idea de las tendencias. En todo caso, la inclsión del dato deese año no modica las reglaridades —como se observa en la gráca 2.6—, además deqe s se incle en la inormación del cadro A-2.2 del Anexo.

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80  DESIGuALDAD SOCIAL

breza a sido del orden de 7.4, 9.3 9.8 pntos porcentales en la pobrezaalimentaria, de capacidades de patrimonio, respectivamente.

El análisis detallado de las tendencias reseñadas excede con mco los

lmites de este trabao dan pie para realizar investigaciones más precisas qedistingan la dinámica económica, los procesos sociales qe se an observadoen las zonas rrales rbanas, la distribción del prodcto entre los distin-tos sectores sociales qe están enmascarados por los deciles. Si se dispsiesede inormación apropiada, el lente del análisis se podra magnicar para exa-minar las tendencias económicas regionales estatales, as como la participa-ción de los estratos sociales en los prodctos de la actividad económica. La-mentablemente, an no se centa con inormación estadstica qe permita

realizar estos estdios, como tampoco existen datos qe agan posible est-diar la condición de pobreza de n mismo ogar a lo largo del tiempo. unaexcepción es la Encesta Nacional de Niveles de Vida de los hogares (ENVIh),qe por el momento a realizado dos tomas: na en 2002 la otra en 2005.

CRECIMIEntO ECOnóMICO, DIStRIBUCIón DEL InGRESO Y POBREZA

En la introdcción se señaló qe el PIBPC se pede entender como la partedel prodcto qe correspondera a cada qien en caso de qe la distrib-ción del PIB ese absoltamente igalitaria. También se sele concebir

Gráfca 2.5. evolucón d l ncdnc d l obz ln,d ccdds y d ono.

Fun: eNiGH lvnds o l iNeGi n los ños 1992, 1994, 1996, 1998, 2000, 2002, 2004 y 2006.

19921990 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006

80

70

60

50

40

30

20

10

0

Alimentaria

Capacidades

Patrimonio

        P     o     r     c     e     n       t     a        j     e

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POBREZA, DISTRIBuCIÓN DEL INGRESO y CRECIMIENTO ECONÓMICO  81

como na medida del eserzo prodctivo del pas, descontando el eectodel crecimiento de la población. Por otra parte, la desigaldad observadaen la distribción del ingreso mestra cómo se repartió el rto del eserzo

prodctivo. Se a señalado qe la incidencia de la pobreza depende deltamaño del pastel (PIB) de la manera como se reparte (desigaldad). Laevolción de la pobreza depende de la resltante de las variaciones en elprodcto (amentos o redcciones) de los cambios (a avor o en contrade los pobres) en la distribción del ingreso.

Desde el pnto de vista conceptal, el análisis de la evolción de lapobreza es prstino; sin embargo, es empañado por el eco —tratado enel apartado anterior— de qe los datos provenientes de las ENIGh no incl-

en los ingresos de los ogares más ricos del pas.18 Ello se debe a qe eltamaño de la mestra no es lo scientemente grande para representarracciones peqeñas de la población (la clase de los ricos) a problemas enlos operativos de terreno, como seran el recazo la inaccesibilidad (Cor-tés, 2001). Este sesgo no permite conocer los ingresos de la maor parte delos propietarios de los activos prodctivos, de modo qe la distribción delingreso no es del pastel completo sino de na parte. Las estimaciones eva-lan el tamaño del altante en alrededor de 60% del ingreso registrado en

los ogares, segn la Centa de los hogares del Sistema Institcional deCentas Nacionales (hernández Laos, 2008: 22).La gráca 2.6 mestra las tendencias del PIBPC, de la desigaldad en la

distribción del ingreso de las tres medidas de pobreza (alimentaria, ca-pacidades patrimonio) en México, drante el periodo 1992-2006, sólopara los años en qe se an levantado las ENIGh.

 Al examinar la evolción del PIBPC se identicaron tres ases, qe co-incidieron con los sexenios de los presidentes Salinas, Zedillo Fox: 1]

estabilidad entre 1992 1994, 2] crisis recperación de 1995 a 2000,3] decrecimiento, de 2001 a 2003, recperación a partir de 2004 asta2006.

18 ha benas razones para sospecar qe la distribción del ingreso también estátrncada por la izqierda, es decir, qe sbreporta a los más pobres del pas: a los mo-nolingües qe no ablan español, qe selen abitar en lgares de dicil acceso qe,además, son exclidos de los programas sociales por masivos qe sean, como es el casodel programa Oportnidades.

El trncamiento el sbreporte en los ingresos los gastos en encestas de pres-pestos amiliares no son exclsivos de la ENIGh, m por el contrario, selen ser com-nes a las “hoseold Bdget Srves” (Cornia, Addison Kiiski, 2004: 31).

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82  DESIGuALDAD SOCIAL

Entre 1992 1994 las tres mediciones de pobreza se mantvieron enel mismo rango debido al eecto combinado del leve crecimiento del PIBPC,qe presiona la pobreza a la baa, contrarrestado por n ligero amento dela desigaldad (los sectores sociales más acomodados se apropiaron de lamaor disponibilidad de bienes servicios).

La pronnciada crisis económica de 1994 se refeó en 1996 en n PIBPC inerior al de 1994.19 Por otra parte, la desigaldad experimentó na leveredcción. Con el implso del eecto ingreso, la pobreza se elevó a los másaltos niveles del periodo. La contracción de la economa e de tal magnitdqe caeron los ingresos de todos los deciles. Sin embargo, la redcción emaor en los deciles speriores qe en los ineriores, lo qe se trado enn proceso de eqidad por empobrecimiento (Cortés Rbalcava, 1991).

Gráfca 2.6. evolucón dl piB cá, d l dsguldd

y d l obz ln, d ccdds y d ono.

Funs: obz: Convl y cálculos oos d l dsguldd n l dsbucón dl ngso, condos ovnns d ls eNiGH lvnds o l iNeGi n los ños 1992, 1994, 1996, 1998, 2000, 2002,2004, 2005 y 2006. piB: iNeGi, consul ncv, 1995 y 2005. poblcón d 1995 y 2005: csovnns d los conos d oblcón iNeGi, jusds o oblcón n vvnds dsocuds.años ncnsls: nolcons os. Ls cs d 2006 y 2007 son scons dl Cono.

20 000

18 000

16 000

14 000

12 000

10 000

8 000

6 000

4 000

2 000

0

80

70

60

50

40

30

20

10

0

   P   I   B 

   p   e   r   c   á   p   i   t   a

   P   o   b   r   e  z   a

  y

   d   e   s   i   g  u   a   l   d   a   d

1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2005 2006

PIBPC (miles de pesos de 1993)

Alimentaria Capacidades Patrimonio Desigualdad

19

La prondidad de la crisis se aprecia en s sta medida en la gráca 2.1. En lagráca 2.6 no se reporta el PIBPC de 1995, co valor permite mostrar el tamaño de lacrisis. El dato de 1996 incle el inicio de la recperación.

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POBREZA, DISTRIBuCIÓN DEL INGRESO y CRECIMIENTO ECONÓMICO  83

 A partir de 1998 asta el año 2000 México gozó de n periodo derecperación económica (debido al repnte de la economa de Estadosunidos, al apoo del gobierno de ese pas a los préstamos otorgados por

los organismos internacionales) de estabilidad en la concentración delingreso; el comportamiento de ambas erzas se expresó en na rápidadisminción en los niveles de pobreza. Es n periodo en qe primó el eec-to crecimiento sobre la desigaldad.

De 2001 a 2003 la economa del pas entró en na ase de decrecimien-to económico moderado a partir de 2004 comenzó n periodo de rec-peración ca tasa más alta e la de 2006 (3.7% anal). La gráca 2.6mestra qe en 2002 se redo el PIBPC con respecto al año 2000, pero la

pobreza disminó. Este eco desató la crtica contra la conabilidad lavalidez de la inormación de la ENIGh, crtica qe se dirigió a los cambios enlos cestionarios el diseño de mestreo. Los estdios pormenorizadossobre el “eecto cestionario” (Cortés, 2005b) el “diseño de mestra”(Aparicio Cortés, 2005: 380-412) concleron qe las modicacionesrealizadas no aectaron la medición de la incidencia de la pobreza.

El descenso de la desigaldad en la distribción del ingreso en el año2002 con respecto al 2000 se originó porqe los ingresos medios de los

oco primeros deciles experimentaron alzas, siendo más pronnciadaslas ganancias de los sectores sociales de los deciles ineriores, el novenono srió modicaciones el décimo tvo na redcción marcada. Ladeclinación de la pobreza de 2002 con respecto a 2000 es la resltante dedos erzas opestas. una es la qe tiende a amentarla implsada por eldeslizamiento del PIBPC la otra, la redistribción pro pobre, qe operaen el sentido de redcirla. En sntesis, entre 2000 2002 la pobreza sigela tendencia decreciente iniciada en 1998 debido a qe predominó el

eecto distribción sobre el eecto ingreso, a dierencia de lo qe abaacontecido en la década de los noventa, en qe prevaleció el segndosobre el primero.

En lo qe resta del periodo la tendencia descendente en la incidenciade la pobreza se explica por na combinación reorzada de ambos tipos deeectos. El PIBPC creció (al compás de la recperación de la economa deEstados unidos) la desigaldad, en términos generales, sigió dismin-endo por ampliaciones en la participación relativa de los deciles inerioresde la distribción de ingreso.

El cadro 2.4 presenta, a manera de sntesis, los resltados de aplicarla ecación de descomposición de Datt Ravallion (1992), obteniendo as

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   C  u  a   d  r  o

   2 .   4 .   D      s   c   o      

   o   s      c      ó   n   d      l   c         b      o      n   l         n

   c      d      n   c         d      l         o   b        z     :         

   c      o   s      n   g         s   o  y   d      s            b  u   c      ó   n

    (      o   

   c      n         j      s    )

 

    V   a   r    i   a   c    i    ó   n    d   e

 

    l   a    i   n   c    i    d   e   n   c    i   a

 

    I   n   c    i    d   e   n   c    i   a    d   e

    I   n   c    i    d   e   n   c    i   a    d   e

    d   e    l   a      o    b   r   e   z   a

 

    l   a      o    b   r   e   z   a

    l   a      o    b   r   e   z   a

   e   n    t   r   e    l   o   s   a    ñ   o   s

    C   o   m

      o   n   e   n    t   e

    C   o   m      o   n   e   n    t   e

    A    ñ   o   s   y

    l    í   n   e   a   s    d   e      o    b   r   e   z   a

   a    ñ   o    0

   a    ñ   o    1

    0   y    1

    i   n

   g   r   e   s   o

    d    i   s    t   r    i    b   u   c    i    ó   n

    R   e   s    i    d   u   o

        1        9        9        2    -        1        9        9        4

   p   o   b        z         l            n               

   2   1 .   3

   8

   2   1 .   1

   7

  –   0 .   2

   1

  –   1 .   2

   8

   0 .   8

   3

   0 .   2

   5

   p   o   b        z      d      c            c      d      d      s

   2   9 .   6

   6

   2   9 .   9

   5

   0 .   2

   9

  –   2 .   4

   9

   1 .   1

   5

   1 .   6

   3

   p   o   b        z      d                        o   n      o

   5   3 .   0

   9

   5   2 .   3

   8

  –   0 .   7

   2

  –   2 .   4

   4

   0 .   3

   0

   1 .   4

   2

        1        9        9        4    -        1        9        9        6

   p   o   b        z         l            n               

   2   1 .   1

   7

   3   7 .   3

   9

   1   6 .   2

   1

   1   8 .   7

   6

   2 .   7

   2

  –   5 .   2

   6

   p   o   b        z      d      c            c      d      d      s

   2   9 .   9

   5

   4   6 .   8

   6

   1   6 .   9

   1

   1   9 .   1

   2

   1 .   8

   3

  –   4 .   0

   3

   p   o   b        z      d                        o   n      o

   5   2 .   3

   8

   6   9 .   0

   0

   1   6 .   6

   3

   1   7 .   4

   5

   1 .   9

   6

  –   2 .   7

   8

        1        9        9        6    -        2        0        0        0

   p   o   b        z         l            n               

   3   7 .   3

   9

   2   4 .   1

   3

  –   1   3 .   2

   6

  –

   1   5 .   2

   4

  –   2 .   3

   9

   4 .   3

   7

   p   o   b        z      d      c            c      d      d      s

   4   6 .   8

   6

   3   1 .   7

   5

  –   1   5 .   1

   1

  –

   1   6 .   8

   7

  -   3 .   4

   4

   5 .   2

   0

   p   o   b        z      d                        o   n      o

   6   9 .   0

   0

   5   3 .   6

   1

  –   1   5 .   4

   0

  –

   1   6 .   5

   2

  –   2 .   5

   8

   3 .   7

   0

        2        0        0        0    -        2        0        0        6

   p   o   b        z         l            n               

   2   4 .   1

   3

   1   3 .   7

   7

  –   1   0 .   3

   7

  –   5 .   1

   1

  –   6 .   2

   2

   0 .   9

   6

   p   o   b        z      d      c            c      d      d      s

   3   1 .   7

   5

   2   0 .   6

   6

  –   1   1 .   0

   9

  –   5 .   5

   9

  –   6 .   3

   9

   0 .   8

   9

   p   o   b        z      d                        o   n      o

   5   3 .   6

   1

   4   2 .   6

   2

  –   1   0 .   9

   8

  –   6 .   8

   9

  –   4 .   1

   9

   0 .   0

   9

   r                  n

   c        :   D           y   r     v      l   l      o   n , 

   1   9   9   2 .

   F  u      n        :

      s               c      o   n      s   d      l   C   o   n     v      l   c   o   n   b   

   s         n   l      s   e   N   i   G   H

   d      1   9   9   2 , 

   1   9   9   4 , 

   1   9   9   6 , 

   2   0   0   0  y   2   0   0   6 .

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POBREZA, DISTRIBuCIÓN DEL INGRESO y CRECIMIENTO ECONÓMICO  85

na estimación del aporte de los eectos ingresos desigaldad al cambioen la incidencia de la pobreza.

En el bienio 1992-1994 la pobreza tendió a redcirse por el crecimien-

to en el ingreso a amentar por la maor concentración; por eemplo, laredcción de 0.21 pntos porcentales en la pobreza alimentaria se debióa na cada de 1.28 por crecimiento del ingreso a n amento de 0.83por la maor desigaldad.20

La pobreza creció de 1994 a 1996 implsada por la crisis de 1994-1995, qe indo na violenta redcción de los ingresos. As, por eemplo,la pobreza de patrimonio se elevó en 16.63 pntos porcentales el eectodel ingreso e de 17.45, qe se compensó parcialmente por el eecto nega-

tivo del resido.21 Entre 1996 el año 2000 se redo sistemáticamente nto con el crecimiento de los ingresos de los ogares.

Entre 2000 2006 la pobreza disminó implsada por el crecimientoeconómico la maor participación de los sectores baos de la sociedad. Ladescomposición cantica lo qe a se saba del análisis de las grácas loscadros: en la década de los noventa predominó el eecto ingreso en los añosa transcrridos de la década del año 2000 se an combinado los eectos in-greso distribción.

Qeda era de los alcances de este trabao el estdio de los actoresqe inderon cambios en la distribción del ingreso por “redistribcionespro pobres”. Sin embargo, parece pertinente pntalizar qe la explica-ción ocial sostiene qe la pobreza se redo por amentos en los salariosreales, debido principalmente a la estabilidad en los precios, al éxito de lapoltica social ocalizada las remesas provenientes del extranero, sobretodo del vecino del norte (Székel Rascón, 2005: 345-352; Sedesol,2005). Sin embargo, los estdios realizados con base en las ENIGh arroan

ddas respecto de qe sea rto de las remesas la poltica social (Cortés,2005c; Cortés et al., 2007) conrma el papel de los salarios reales. unaexplicación alternativa destaca la nción qe desempeñó el amento dela participación económica en los ogares pobres, especialmente de los

 ornaleros agrcolas, de los peones de la constrcción, del servicio domés-

20 Toda descomposición “en dierencias nitas” identica los eectos principales decada término más na interacción; es ésta la qe origina el resido.

21 La leve redcción de la desigaldad qe registró el ndice de Gini la maor

cada de la participación porcental del décimo decil en relación con los restantes no serefea en el eecto distribción, sino por medio del resido qe revela la interacciónentre los eectos de ambos componentes.

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86  DESIGuALDAD SOCIAL

tico, etc., en respesta a los cambios estrctrales en deensa de ssprecarias condiciones de vida (Cortés, 2008; Verdzco, 2007: 342-361).Prondizar en los actores sbacentes qe dan centa de las tendencias

observadas es n campo abierto para la investigación a corto medianoplazos.

DISCUSIón FInAL

 A lo largo de este trabao se a presentado na descripción de las principa-les tendencias del crecimiento económico (medido por el PIBPC), la distri-

bción del ingreso la pobreza en el México de la década de los noventa los primeros años del nevo siglo. Se a argmentado qe las variacionesexperimentadas por la pobreza en los ltimos 10 años del siglo XX estvorelacionada, en lo ndamental, con las fctaciones de la economa: alzapronnciada debido a la crisis qe explotó en diciembre de 1994 poste-rior recperación con el crecimiento sostenido del PIBPC en los años sbse-centes. En lo qe va de la primera década del siglo XXI la redcción de laincidencia de la pobreza tvo s origen tanto en el crecimiento económico

como en la redcción de la desigaldad, prodcto, esta ltima, del amen-to en los ingresos reales de los catro deciles ineriores en na proporciónmaor qe los restantes.

El “crecimiento” la “desigaldad” son determinantes próximos de laincidencia de la pobreza: a maor crecimiento menor pobreza a menordesigaldad menor pobreza.22 Además, estas relaciones son ácilmentecomprensibles se cantican, como se a visto, mediante descomposicio-nes algebraicas. Al eecto de las condicionantes próximas de la pobreza

abra qe agregar el eecto indirecto qe srge de la relación entre creci-miento desigaldad. Si la relación ese, por eemplo, qe a menor (ma-or) desigaldad maor (menor) crecimiento, entonces la pobreza por in-greso debera disminir (amentar) como consecencia de los maores(menores) ingresos en manos de los pobres.

22 La redcción de la pobreza debida al crecimiento económico es maor en lamedida qe menor es la desigaldad: “Cando la desigaldad inicial de los activos esalta los benecios económicos se encentran en pocos grpos, la elasticidad de redc-

ción de la pobreza con el crecimiento económico es baa. Tal crecimiento no llega a lospeqeños empresarios ni peqeños propietarios crea pocos empleos para los trabaa-dores no calicados” (Cornia et al., 2004: 4).

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POBREZA, DISTRIBuCIÓN DEL INGRESO y CRECIMIENTO ECONÓMICO  87

En la actalidad a na vvida discsión en torno a la relación entredesigaldad en la distribción del ingreso crecimiento económico. Elpnto de partida se encentra en el modelo de Kznets (1965), ator qe

llega a la conclsión de qe la relación entre ingreso per cápita desigal-dad sige la orma de na u invertida: a baos niveles de ingreso correspon-den niveles redcidos de desigaldad; en los intermedios amenta can-do el ingreso per cápita alcanza valores elevados velve a disminir.23 Conbase en esta reglaridad se a sostenido la tesis del goteo: la desigaldad enla distribción del ingreso se redcirá en la medida en qe los pases tomenel sendero del crecimiento económico sostenido.

Sin embargo, el mismo Kznets anticipa los riesgos de aplicar s mo-

delo a contextos sociales distintos a los qe él estdió (Estados unidos,Inglaterra Alemania):

Existe peligro en las analogas simples; en argmentar qe dado qe en el

pasado bo na distribción desigal del ingreso en Eropa Occidental

ésta prodo la acmlación de aorros el nanciamiento de la ormación

básica de capital, mantener o acentar las desigaldades del ingreso existentes

en los pases sbdesarrollados es necesario para asegrar el mismo resltado.

… Es peligroso argmentar qe en virtd de qe probaron ser avorables en elpasado los mercados completamente libres, la alta de penalidades implcitas

en los impestos progresivos similares, son indispensables para los pases

aora sbdesarrollados. Bao las condiciones presentes los resltados peden

ser totalmente opestos: retiro de los activos acmlados acia canales más

“segros”, a sea a través de la ga de capitales o bienes races; la incapaci-

dad de los gobiernos de servir como agentes básicos del tipo de ormación de

capital indispensable para el crecimiento económico (Kznets, 1965: 289).

Los análisis realizados con datos de secciones crzadas (es decir, conmediciones de ingreso desigaldad simltáneos para varios pases, en losaños sesenta setenta) mostraron na otra vez la validez emprica de la u

23 Por la natraleza de este texto, nicamente se presenta la conclsión del arg-mento de Kznets. El modelo incorpora las condiciones inciales (dotación de actoresprodctivos) en dos sectores de la economa (agrcola e indstrial) considera los pro-cesos económicos qe se desencadenan por la migración rral rbana. Este modelo lo

modicó Ldall (1979), sin alterar las conclsiones nales, lo extendió para conside-rar n sector tradicional otro moderno, donde ambos peden estar localizados tantoen zonas rrales como rbanas.

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88  DESIGuALDAD SOCIAL

invertida. Sin embargo, Sndrm (1990) desmonta la validez de estos es-tdios al señalar qe la relación observada entre el ingreso per cápita ladesigaldad es ilsoria, a qe se origina en qe por esos años los pases

asiáticos tenan los más baos niveles de desigaldad de ingreso per cápi-ta, los pases de América Latina se caracterizaban por alta desigaldad eingresos medios los pases desarrollados exiban los más altos niveles deingresos per cápita baa concentración. una vez qe reta la validez em-prica de la “le” de Kznets con datos sincrónicos, velca la atención sobrelos estdios realizados con datos a lo largo del tiempo (Sndrm, 1990:80-85) , al no observar relación entre ambas variables, concle qe ladesigaldad no está aectada por el crecimiento económico, sino qe está

infida por actores más prondos qe cambian con lentitd, a menosqe aa revolciones, por lo qe tiende a mantenerse estable por largosperiodos (Sndrm, 1990: 86).

 A partir de ciertas reglaridades empricas, estdios recientes —basa-dos en inormación de impestos de más de veinte pases— an planteadola ipótesis, qe coincide con el planteamiento de Sndrm, de qe ladesigaldad en la distribción del ingreso tiende a redcirse en periodosde convlsiones económicas, crisis polticas gerras, debido a qe en

esos casos sele decaer la participación relativa de los ingresos del capital(Pikett, 2007: 8-12).Borgignon (2004) llega a las mismas conclsiones respecto de la

relación entre crecimiento desigaldad: u invertida si los datos son sin-crónicos asencia de asociación si son diacrónicos; pero con base en esteltimo resltado sostiene, a dierencia de Sndrm, qe ello no signicaqe la desigaldad no tenga eecto sobre el crecimiento, sino qe la ormacomo se relacionan es especca a cada pas. En dica relación peden in-

cidir procesos sociales demográcos (netralizándola o potenciándola),por eemplo, migraciones, alteraciones en las tasas de ecndidad de lospobres o del comportamiento de los pobres ante coqes exógenos, por loqe para llegar a conclsiones bien sstentadas sera necesario realizar es-tdios más prondos, considerando los casos nacionales, netralizando eleecto de las variables qe intervienen (Borgignon, 2004: 13 14).

El modelo de Kznets spone qe la desigaldad en la distribción delingreso en las etapas intermedias es necesaria para amentar el aorro nanciar la inversión. Sin embargo, actalmente la perspectiva dominanteentre los economistas es qe altos niveles de desigaldad iniben el creci-miento económico. An más, se a pesto en dda la perspectiva de qe la

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POBREZA, DISTRIBuCIÓN DEL INGRESO y CRECIMIENTO ECONÓMICO  89

concentración del ingreso sea netral o bena para el desarrollo24 (Bena-bo, 1996; Agnion et al., 1999) se an destacado los eectos negativosde los altos niveles de desigaldad orizontal sobre el crecimiento econó-

mico (Naziger et al., 2000).Los mecanismos qe podran explicar porqé la redistribción progre-

siva del ingreso pede alentar la actividad económica seran: 1] la redistri-bción del capital —entendido no sólo como capital sico o nanciero,sino también como capital mano a avor de los pobres o de los qe tie-nen acceso restringido a los mercados de capitales— podra amentar laeciencia, la inversión , por tanto, el crecimiento, 2] demasiada desigal-dad en na democracia lleva a más concentración menos acmlación de

capital, además de qe prodce tensión social (Borgignon, 2004: 15).El Banco Mndial también concerda con la idea de qe combatir la

desigaldad en la distribción del ingreso es necesario para el crecimientoeconómico:

 Antes de iniciar n volmen completo sobre la desigaldad, convendra dete-

nerse plantear la sigiente pregnta: ¿por qé debemos preocparnos? La

misión del Banco Mndial es adar a los pases a eliminar la pobreza. Sin

embargo, la pobreza la desigaldad, anqe son temas relacionados son di-erentes. Por lo tanto la pregnta de por qé el Banco Mndial debe preoc-

parse es válida las respestas clave son tres: a los peblos los gobiernos en

el Banco Mndial les disgsta la desigaldad; dado n nivel de ingreso a ma-

or desigaldad maor pobreza, an más, maor desigaldad signica na

tasa más lenta de redcción de la pobreza; el alto nivel de desigaldad redce

la propia tasa de crecimiento (Ferranti et al., 2003: 10-11).

Los mecanismos de la relación casal entre desigaldad crecimientoestablecida por el Banco Mndial son: 1] mercados imperectos de créditoo segros qe impiden qe los ricos presten a los pobres (en este caso lasolción de mercado no es la óptima, pes no se aprovecaran las meoresiniciativas de inversión reerza la desigaldad porqe las tasas de renta-

24 Desde la perspectiva de la ciencia poltica, hntington (1968) a planteado qelos regmenes atoritarios crecen más rápidamente qe los democráticos, porqe pe-den concentrar más recrsos en la inversión. Pero, Przeworski et al. (2000) sostienen

qe no a relación entre atoritarismo (por oposición a la democracia) crecimientoeconómico. Si bien es cierto qe los regmenes atoritarios invierten más qe los demo-cráticos, la ecacia de la inversión es menor.

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90  DESIGuALDAD SOCIAL

bilidad seran más altas para ricos qe para pobres), 2] la concentraciónde la riqeza del poder en manos de las élites ace qe éstas tengan ma-or libertad para elegir estrategias más beneciosas para ellas qe para los

demás miembros de la sociedad (Ferranti et al., 2003: 14-18 171-189;Przeworski Crvale, 2008: 3).25

En n, la idea de qe la concentración del ingreso alienta el desarrollo—qe se basa en el spesto de qe la propensión al aorro es maor enlos ingresos altos qe en los baos—, qe gozó de amplia poplaridad en elpasado, a estado en el centro del debate en los ltimos años. ho por oa sido desaada por na neva conceptación qe, sstentada en napreciable soporte emprico ca maor parte se basa en encestas de o-

gares, plantea por el contrario qe menores niveles de desigaldad tiendena indcir maor crecimiento ( por tanto menor pobreza).

Sin embargo, la discsión “teórica” parece ir por n lado la base em-prica por otro. Los datos, como es bien sabido, están trncados; no seobservan los ingresos de los sectores sociales bicados en la cspide de lapirámide (Cortés Rbalcava, 1994; Cortés 2001; Pikett, 2007: 1-2) —loqe a llevado a Atkinson Pikett (2007) a analizar la inormación deimpestos—, de modo qe na redcción en n ndice de desigaldad

(desigaldad medida) no necesariamente signica na disminción de ladesigaldad real. Por eemplo, podra tener lgar n amento en la des-igaldad debido a la concentración del ingreso en avor de los “ricos”, com-binada con na redcción en la desigaldad de los restantes sectores socia-les. Como las encestas no registran los ingresos de los primeros, sino sólodel resto de los estratos, estaramos rente a la sitación paradóica de qela desigaldad medida disminó la real amentó. Además de este proble-ma de medición, debe notarse qe los argmentos teóricos sponen qe

25 Tal vez la ipótesis de Bracet (en el captlo 5 de este volmen), qe establecela existencia de na relación entre poder desigaldad social (inclida la desigaldaden la distribción del ingreso), pacto de dominación, adara a entender por qé laevidencia emprica no a dado soporte ni a adado a entender los motivos por losqe en México, as como en otros pases de América Latina, la desigaldad en la distri-bción del ingreso no sólo es elevada, sino qe además no se a modicado de manerasstancial en los años recientes, independientemente de la tasa de crecimiento. Deacerdo con estas ideas, si na sociedad no a experimentado cambios en el pacto dedominación no sera esperable qe disminera la desigaldad. El análisis poltico com-

binado con el económico podran adar a entender si la redcción de la desigaldad apartir del año 2000 corresponde con n cambio contral o con no de maor pro-ndidad.

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los sectores sociales qe poseen la propiedad de los activos prodctivos sonactores centrales en el proceso de desarrollo, stamente son éstos los qeestán maoritariamente asentes en las encestas de ogares.

Las consideraciones anteriores ponen en tela de icio la validez de larelación entre crecimiento desigaldad en general, al señalar el desaseentre las elcbraciones teóricas la base emprica qe la sostiene. Sinembargo, en lo qe se reere particlarmente al caso de México, hernán-dez Laos Parás (1988), con base en n modelo de experimentación n-mérica, mostraron qe na redistribción del ingreso pro pobre no sólodismine la pobreza, sino también acelera el crecimiento económico. her-nández Laos (2008) reeditó el estdio con la matriz de insmo prodcto

del año 2000 —cbriendo as la ase en qe México aplicó la maor partede las medidas del Consenso de Wasington, inclida la apertra de seconoma al comercio internacional, a dierencia del estdio previo qerealizó cando predominaba el modelo de desarrollo orientado acia elmercado interno— concle qe:

… na redistribción del ingreso como la registrada en la economa mexicana

a partir del año 2000 podra disparar n proceso gradal de mediano largo

plazos, en el cal se viese alterado marginalmente el vector de consmo nal aavor de na estrctra prodctiva más orientada a satisacer los reqerimien-

tos de bienes servicios de los ogares pobres, qe a la vez genera n maor

nivel de empleo agropecario —lo qe en el margen podra acrecentar la de-

manda de mano de obra con poca mediana calicación— todo ello con

menores reqerimientos de capital o, todo lo cal pede incidir en n me-

 oramiento marginal en la tasa de crecimiento de la economa en la propia

distribción del ingreso. En el mediano plazo se tendran eectos avorables

sobre el crecimiento la distribción del ingreso, en n “crclo virtoso” qecoadvara con la poltica social a n abatimiento más signicativo de la po-

breza en México (hernández Laos, 2008: 54).

Borgignon (2004) presenta n eercicio con datos de pobreza ali-mentaria en México, el cal mestra qe na redcción de la desigaldadeqivalente a na décima de pntos del ndice de Gini abatira la pobrezaen 15 pntos porcentales en 10 años; mientras qe si el pas creciera a 3%anal le tomara 30 años para lograr este mismo resltado. Probablementeel tiempo reqerido para alcanzar na incidencia de 5% de la pobreza ali-mentaria sera menor a 10 años si se tomara en centa el eecto indirecto de

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92  DESIGuALDAD SOCIAL

la redcción de la desigaldad sobre la pobreza mediante el crecimientoeconómico (Borgignon, 2004: 8-9).

Investigaciones recientes en México an mostrado qe la redcción de la

desigaldad en la distribción del ingreso en todo el pas tvo s origen pri-mordialmente en el sector rral, al implso de los amentos en la prodctivi-dad en los cltivos de temporal (maz, riol, trigo, sorgo arroz), en los nive-les de ocpación el alza de los salarios reales (hernández Laos, 2008:23-38). Inormación parcial, a alta de censo agrcola, estara indicando qela agricltra mltinacional exportadora implsa cltivos m rentables (r-tas, ortalizas fores), pero sólo para n nmero redcido de empresariosqe emplean tecnologa avanzada capital (Giarraca, 2001). La maor nece-

sidad de mano de obra se combina con la escasez de oerta como resltado delos fos migratorios qe a lo largo de mcos años an ntrido a las zonasrbanas del propio pas a Estados unidos. Este connto de tendencias pa-reciera apntar a qe el proceso de transormación económica a indcidona tendencia a la disminción de la desigaldad entre 2000 2006.

En el nivel microsocial, los ogares de los peqeños prodctores des-plazan parte de s erza de trabao a otras actividades económicas (en1992, 12.9% de los ogares obtena na proporción de 25% o menos de s

ingreso monetario en actividades de origen agrcola, mientras qe en 2002dico porcentae era sólo de 2.3%) (Cortés et al., 2008: 70). La respestade los ogares a las adversidades del medio económico explicara tanto elcomportamiento de los ingresos medios como la participación creciente enel mercado laboral, más allá de las actividades económicas rrales (Rbal-cava, 1998; Cortés et al., 2008: 71-81).

Estos cambios, en la base de la estraticación por ingresos, se combi-nan con la variación qe experimentan los ingresos de la clase media alta:

contracción en épocas de aste económico expansión en age (Cortés,2008: 427, 435-437). Entre los años 2000 2004 el ingreso medio porogar del décimo decil se redo en términos absoltos sólo en 2006 sebicó n poco por encima de 1994, anqe s amento e bastante ine-rior al alcanzado por los deciles ineriores.

Los resltados de estas investigaciones estaran apntando a na expli-cación de la cada de la pobreza bastante dierente a la ocial,26 qe desta-

26

Recérdese qe la Sedesol destacaba el papel de la estabilidad de los precioscomo logro de la poltica monetaria, el éxito del programa Oportnidades en el comba-te a la pobreza el impacto de las remesas. En las secciones precedentes se izo reeren-

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POBREZA, DISTRIBuCIÓN DEL INGRESO y CRECIMIENTO ECONÓMICO  93

cara qe en México —particlarmente en el agro a partir del año 2000—abra comenzado n proceso de cambio estrctral, entendiendo por talna serie de transormaciones sociales económicas, como amento en la

prodctividad de cltivos básicos en tierras de temporal; maor empleo meores retribciones al trabao; cambio en el comportamiento de las ni-dades domésticas insertando más mano de obra en actividades agropeca-rias en los sectores secndario terciario, disminción relativa en laparticipación del décimo decil en la distribción del ingreso.27

Por ltimo, na investigación qe combina inormación de diversasentes a conclido qe la desigal distribción del poder, expresada enla riqeza extrema el control corporativo en el sector empresarial, por n

lado, en los sindicatos, por el otro, se a constitido en obstáclo para eldesarrollo de México, impidiendo el diseño de polticas el ncionamien-to de las institciones qe lesionen ss intereses (Gerrero et al., 2009).

El resltado de esta investigación, combinada con las transormacionesdetectadas en los sectores rrales del pas, convoca a anar la mirada sobreel pacto de dominación.

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27 De la descripción de estos cambios no se deriva qe las condiciones de vida delos ogares rrales aan meorado; sólo permite armar qe ss ingresos monetariosamentaron —lo qe incidira en la disminción de la desigaldad en la redcción dela pobreza monetaria—, pero estos maores fos de recrsos monetarios peden ori-

ginarse en pérdidas de capital, como sera el caso en qe aan vendido la tierra, o bienen la maor explotación de ss recrsos manos a cambio de dañar la ormación es-colar de ss menores.

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98  DESIGuALDAD SOCIAL

Cuadro A-2.1. Dsbucón dl ngso do o son,

sgún dcls d hogs odndos o ngso cá(ls d sos d goso d 2006)

1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2005 2006 

i 0.3273 0.3570 0.2599 0.2529 0.3000 0.3667 0.3678 0.3594 0.4557ii 0.5926 0.6132 0.4692 0.4627 0.5581 0.6314 0.6807 0.6768 0.8051iii 0.8042 0.8322 0.6394 0.6754 0.7903 0.8560 0.9172 0.9281 1.0741iV 1.0303 1.0586 0.8149 0.8936 1.0288 1.1047 1.1571 1.1790 1.3449V 1.2790 1.3455 1.0223 1.1272 1.3134 1.3696 1.4166 1.4752 1.6321

Vi 1.6075 1.6841 1.2722 1.4072 1.6504 1.6884 1.7381 1.8238 2.0017Vii 2.0485 2.1445 1.5938 1.7689 2.0748 2.0929 2.1617 2.2572 2.4635Viii 2.7107 2.7971 2.0711 2.3049 2.6805 2.7112 2.7738 2.8939 3.1666iX 3.9414 4.0524 2.9599 3.3426 3.8783 3.8841 3.9893 4.1102 4.5083X 10.1385 10.9397 7.7962 8.6190 10.3040 9.5262 9.9830 10.4124 11.2958

tol 2.4468 2.5817 1.8890 2.0851 2.4572 2.4218 2.5179 2.6114 2.8745Funs: eNiGH lvnds o l iNeGi n los ños 1992, 1994, 1996, 1998, 2000, 2002, 2004, 2005 y2006.

Cuadro A-2.2. pccón ocnul n l ngso old los dcls n l ngso ol

1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2005 2006 

i 1.3 1.4 1.4 1.2 1.2 1.5 1.5 1.4 1.6ii 2.4 2.4 2.5 2.2 2.3 2.6 2.7 2.6 2.8iii 3.3 3.2 3.4 3.2 3.2 3.5 3.6 3.6 3.7

iV 4.2 4.1 4.3 4.3 4.2 4.7 4.6 4.5 4.7V 5.2 5.2 5.4 5.4 5.3 5.5 5.6 5.7 5.7Vi 6.6 6.5 6.7 6.7 6.7 7.0 6.9 7.0 7.0Vii 8.4 8.3 8.4 8.5 8.5 8.6 8.6 8.6 8.6Viii 11.1 10.8 11.0 11.0 10.9 11.2 11.0 11.1 11.0iX 16.1 15.7 15.7 16.0 15.8 16.0 15.8 15.7 15.7X 41.4 42.3 41.2 41.3 41.9 39.3 39.6 39.9 39.3

 tol 100 99.9 100 99.8 100 99.9 99.9 100.1 100

Funs: eNiGH lvnds o l iNeGi n los ños 1992, 1994, 1996, 1998, 2000, 2002, 2004, 2005y 2006.

AnEXO

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   C  u  a   d  r  o

   A  -   2 .   3 .   e  v   o   l  u   c      ó   n   d      l         o   b        z      1   9   9   2  -   2   0   0   6 , 

   c   o   n            o         s      s      á   n   d         1

    (            s   o   n      s    )

 

    p   o   r   c   e   n    t   a    j   e

   s

    N    ú   m   e   r   o    d   e      e   r   s   o   n   a   s

    E   r   r   o   r   e   s    t    á   n    d   a   r   5

 

    A    l    i   m   e   n    t   a   r    i   a   2 

    C   a      a   c    i    d   a    d   e   s   3 

    p   a    t   r    i   m   o   n    i   o   4 

    A    l    i   m   e   n    t   a   r    i   a

    C   a      a   c    i    d   a    d   e   s

    p   a    t   r    i   m   o   n    i   o

    A    l    i   m   e   n    t   a   r    i   a

    C   a      a   c    i    d   a    d   e   s

    p   a    t   r    i   m   o   n    i   o

    N   a   c    i   o   n

   a    l

   1   9   9   2

   2   1 .   4

   2   9 .   7

   5   3 .   1

   1   8   5   7   9   2   5   2

   2   5   7   7   2   1   5   9

   4   6   1   3   8   8   3   7

   1 .   1

   1   8   9

   1 .   1

   1   8   2

   1 .   3

   5   9   6

   1   9   9   4

   2   1 .   2

   3   0 .   0

   5   2 .   4

   1   9   0   1   8   0   6   3

   2   6   9   0   8   8   7   0

   4   7   0   4   5   2   2   1

   0 .   8

   2   9   5

   0 .   9

   9   2   1

   1 .   2

   3   7   0

   1   9   9   6

   3   7 .   4

   4   6 .   9

   6   9 .   0

   3   4   6   5   4   3   0   9

   4   3   4   4   4   9   5   6

   6   3   9   6   7   4   1   6

   1 .   0

   4   2   4

   1 .   0

   7   5   4

   1 .   0

   6   5   4

   1   9   9   8

   3   3 .   3

   4   1 .   7

   6   3 .   7

   3   1   6   8   2   4   0   7

   3   9   7   5   1   0   6   1

   6   0   6   7   1   3   3   3

   0 .   9

   2   5   3

   0 .   9

   4   9   1

   0 .   9

   3   8   9

   2   0   0   0

   2   4 .   1

   3   1 .   8

   5   3 .   6

   2   3   7   2   2   1   5   1

   3   1   2   1   6   3   3   4

   5   2   7   0   0   5   4   9

   1 .   0

   4   4   8

   1 .   1

   6   9   3

   1 .   2

   4   9   0

   2   0   0   2

   2   0 .   0

   2   6 .   9

   5   0 .   0

   2   0   1   3   9   7   5   3

   2   7   0   8   5   3   5   1

   5   0   4   0   6   0   2   4

   0 .   9

   3   1   0

   1 .   0

   3   9   4

   1 .   1

   0   8   4

   2   0   0   4

   1   7 .   4

   2   4 .   7

   4   7 .   2

   1   7   9   1   4   5   1   6

   2   5   4   3   5   2   6   1

   4   8   6   2   5   0   4   4

   0 .   7

   6   6   0

   0 .   9

   0   1   4

   0 .   9

   0   8   5

   2   0   0   5

   1   8 .   2

   2   4 .   7

   4   7 .   0

   1   8   9   5   4   2   4   1

   2   5   6   6   9   7   6   9

   4   8   8   9   5   5   3   5

   0 .   6

   4   5   0

   0 .   7

   0   1   1

   0 .   6

   9   5   8

   2   0   0   6

   1   3 .   8

   2   0 .   7

   4   2 .   6

   1   4   4   2   8   4   3   6

   2   1   6   5   7   3   7   5

   4   4   6   7   7   8   8   4

   0 .   7

   0   6   4

   0 .   8

   3   8   4

   0 .   8

   1   4   2

    R   u   r   a    l

   1   9   9   2

   3   4 .   0

   4   4 .   1

   6   6 .   5

   1   1   7   7   8   5   1   8

   1   5   2   6   1   8   2   3

   2   2   9   9   7   9   5   1

   2 .   3

   4   7   1

   2 .   0

   1   2   6

   1 .   8

   3   8   1

   1   9   9   4

   3   7 .   0

   4   7 .   5

   6   9 .   3

   1   3   2   6   3   4   9   2

   1   7   0   2   2   8   5   4

   2   4   8   2   4   7   6   6

   1 .   8

   3   6   4

   1 .   7

   7   6   3

   1 .   7

   4   2   5

   1   9   9   6

   5   3 .   5

   6   2 .   6

   8   0 .   7

   1   9   4   3   2   6   8   6

   2   2   7   1   7   0   4   4

   2   9   3   0   2   3   3   2

   1 .   5

   7   3   7

   1 .   3

   5   4   7

   1 .   0

   1   7   7

   1   9   9   8

   5   1 .   7

   5   9 .   0

   7   5 .   9

   1   9   2   8   0   5   0   3

   2   2   0   0   2   7   3   4

   2   8   2   6   8   3   1   2

   2 .   1

   6   9   3

   2 .   1

   0   5   4

   1 .   8

   1   6   0

   2   0   0   0

   4   2 .   4

   4   9 .   9

   6   9 .   2

   1   6   2   2   3   3   1   8

   1   9   1   1   0   7   4   7

   2   6   4   9   8   5   2   0

   2 .   1

   0   1   7

   2 .   2

   1   4   4

   1 .   9

   0   4   8

   2   0   0   2

   3   4 .   0

   4   2 .   6

   6   4 .   3

   1   3   0   7   7   6   5   4

   1   6   3   8   8   5   3   2

   2   4   7   4   9   6   3   0

   2 .   0

   2   0   5

   2 .   1

   5   2   6

   2 .   2

   9   4   2

   2   0   0   4

   2   8 .   0

   3   6 .   2

   5   7 .   4

   1   0   8   2   3   3   4   8

   1   3   9   6   6   0   6   9

   2   2   1   3   9   9   6   7

   1 .   9

   9   7   0

   2 .   4

   2   0   9

   2 .   3

   0   3   5

   2   0   0   5

   3   2 .   3

   3   9 .   8

   6   1 .   8

   1   2   4   5   4   7   2   3

   1   5   3   4   8   6   8   2

   2   3   8   2   8   6   3   8

   1 .   5

   0   2   4

   1 .   6

   5   7   7

   1 .   4

   3   2   7

   2   0   0   6

   2   4 .   5

   3   2 .   7

   5   4 .   7

    9   4   3   3   5   7   0

   1   2   6   1   3   4   7   1

   2   1   0   5   2   2   6   4

   1 .   7

   4   3   9

   2 .   0

   3   7   3

   1 .   8

   0   3   0

    ↷

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   C  u  a   d  r  o   A

  -   2 .   3

     (   c   o   n   c    l   u   y   e     )

 

    p   o   r   c   e   n    t   a    j   e

   s

    N

    ú   m   e   r   o    d   e      e   r   s   o   n   a   s

    E   r   r   o   r   e   s    t    á   n    d   a   r   5

 

    A    l    i   m   e   n    t   a   r    i   a   2 

    C   a      a   c    i    d   a    d   e   s   3 

    p   a    t   r    i   m   o   n    i   o   4 

    A    l    i   m   e   n    t   a   r    i   a

    C   a      a   c    i    d   a    d   e   s

    p   a    t   r    i   m   o   n    i   o

    A    l    i   m   e   n    t   a   r    i   a

    C   a      a   c    i    d   a    d   e   s

    p   a    t   r    i   m   o   n    i   o

    U   r    b   a   n   o

   1   9   9   2

   1   3 .   0

   2   0 .   1

   4   4 .   3

    6   8   0   0   7   3   4

   1   0   5   1   0   3   3   6

   2   3   1   4   0   8   8   6

   1 .   2

   5   9   1

   1 .   4

   7   5   3

   1 .   9

   8   3   8

   1   9   9   4

   1   0 .   7

   1   8 .   3

   4   1 .   2

    5   7   5   4   5   7   1

    9   8   8   6   0   1   6

   2   2   2   2   0   4   5   5

   0 .   8

   9   8   6

   1 .   3

   8   5   3

   1 .   9

   2   9   5

   1   9   9   6

   2   7 .   0

   3   6 .   8

   6   1 .   5

   1   5   2   2   1   6   2   3

   2   0   7   2   7   9   1   2

   3   4   6   6   5   0   8   4

   1 .   3

   2   7   9

   1 .   5

   1   6   1

   1 .   6

   3   5   6

   1   9   9   8

   2   1 .   4

   3   0 .   6

   5   5 .   9

   1   2   4   0   1   9   0   4

   1   7   7   4   8   3   2   7

   3   2   4   0   3   0   2   1

   0 .   9

   1   5   8

   1 .   0

   7   5   8

   1 .   1

   7   7   4

   2   0   0   0

   1   2 .   5

   2   0 .   2

   4   3 .   7

    7   4   9   8   8   3   3

   1   2   1   0   5   5   8   7

   2   6   2   0   2   0   2   9

   1 .   0

   0   8   5

   1 .   2

   7   5   1

   1 .   6

   0   7   7

   2   0   0   2

   1   1 .   3

   1   7 .   2

   4   1 .   1

    7   0   6   2   0   9   9

   1   0   6   9   6   8   1   9

   2   5   6   5   6   3   9   4

   0 .   7

   4   0   9

   0 .   9

   1   3   8

   1 .   0

   9   0   7

   2   0   0   4

   1   1 .   0

   1   7 .   8

   4   1 .   1

    7   0   9   1   1   6   8

   1   1   4   6   9   1   9   2

   2   6   4   8   5   0   7   7

   0 .   5

   0   1   7

   0 .   5

   4   9   7

   0 .   6

   5   8   4

   2   0   0   5

    9 .   9

   1   5 .   8

   3   8 .   3

    6   4   9   9   5   1   8

   1   0   3   2   1   0   8   7

   2   5   0   6   6   8   9   7

   0 .   4

   6   4   9

   0 .   5

   5   1   5

   0 .   7

   2   4   8

   2   0   0   6

    7 .   5

   1   3 .   6

   3   5 .   6

    4   9   9   4   8   6   6

    9   0   4   3   9   0   4

   2   3   6   2   5   6   2   0

   0 .   3

   6   0   3

   0 .   4

   9   0   6

   0 .   7

   1   4   5

   1    L

      s   c               s   c   o            s      o   n   d      n      l      s   n  u     v      s   b      s      s   d      d         o   s   q  u         n   c   o         o         n   l      s      o   d      f   c      c      o   n      s   h      c   h      s            s   l      c   o   n   c      l         c      ó

   n   d         o   g      á   f   c               l     z      d         o         l   i   N   e   G

   i   y      l   C   o   n         o .

   2    p

   o   b        z

         l            n                 :   s            f               l      s            s   o   n      s   c  u  y   o      n   g         s   o      s         n   o         l      n   d      s         n   s      b   l                  c  u   b            l      s   n      c      s      d      d   

   s   d         l            n         c      ó   n   c   o            s      o   n   d         n         s      l   o   s         q  u           -

            n      o

   s      s         b   l      c      d   o   s      n   l      c      n      s            l            n

                ,   i   N   e   G   i  -   C   e   p   a   L    (   1   9   9   3    ) .

   3    p

   o   b        z

      d      c            c      d      d      s  :   s            f               l      s      

      s   o   n      s   c  u  y   o      n   g         s   o      s         n   o         l   n   

   c      s            o               c  u   b               l               ó   n   d      c   o   n   s  u      o   b   á   s      c   o   d         l            n         c      ó   n ,   s      l  u

   d  y      d  u   c      c      ó   n .

   4    p

   o   b        z

      d                        o   n      o  :   s            f               l      s            s   o   n      s   c  u  y   o      n   g         s   o      s         n   o         l   n   

   c      s            o               c  u   b               l               ó   n   d      c   o

   n   s  u      o   b   á   s      c   o   d         l            n         c      ó   n ,  v      s

         d   o  y   c      l  z      d   o ,

  v     v         n   d

    ,   s      l  u   d ,            n   s      o               ú   b   l      c   o  y      d  u   c      c      ó   n .

   5    L

      s   c               s   d               o         s      á   n   d         s               o            n      n

      o      c      n         j    .

   F  u      n        :

      s               c      o   n      s   d      l   C   o   n     v      l   c   o   n   b      s   

      n   l      s   e   N   i   G   H

   d      1   9   9   2      2   0   0   6 .

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101

3LAS DESIGUALDADES LABORALES:

EvOLUCIón, PAtROnES Y tEnDEnCIAS

Minor Mora Salas y Orlandina de Oliveira*

CONteNiDO

  Introdcción 102  Principales cambios ocrridos en los mercados de

trabao: na visión general, 1930-2004 105 Algnos antecedentes istóricos, 106; Los años de tran-

sición, consolidación agotamiento del modelo de ss-

titción de importaciones (1930-1980), 109; La crisisde los ocenta la transición acia n nevo modelo

económico, 112; Los años de consolidación del nevo

modelo económico orientado al mercado externo, 1991-

2004, 114

  Las desigaldades laborales en el mndo asalariado,1991-2004 117

  La precariedad del empleo asalariado: na visión de

connto 122  Factores qe acentan la precariedad del trabaoasalariado s persistencia en el tiempo 124

  Conclsiones 131  Reerencias 134

* Proesores-investigadores del Centro de Estdios Sociológicos de El Colegio deMéxico: <[email protected]>, <[email protected]>.

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102  DESIGuALDAD SOCIAL

IntRODUCCIón

La primera década del siglo xxi está llegando a s ocaso. En el plano laboral

México exibe n décit importante qe dea entrever la ella de las es-trategias de desarrollo ensaadas en el siglo xx los desaos emanados delcreciente proceso de globalización de s economa. Al igal qe otros pa-ses de América Latina, México avanzó, en lo qe va de este siglo, en laprondización de n nevo modelo de acmlación. Qedaron atrás lostiempos en qe el crecimiento económico los procesos redistribtivosestaban denidos, en gran medida, por lo qe aconteca en el mercadonacional. La economa mexicana a alcanzado n elevado nivel de globali-

zación , al mismo tiempo, los problemas laborales qe le aqean parecenestar ensancándose. A raz de ello, el pas se a velto más vlnerable a laalta recrrente volatilidad qe a acompañado al capitalismo globalizado(véase Pozas, captlo 1 de este volmen).

Las reormas estrctrales implsadas drante las dos ltimas décadasdel siglo xx promovieron la liberalización económica, la apertra comer-cial. Asimismo, avorecieron la atracción de capital extranero en la moda-lidad de inversión extranera directa estimlaron la reestrctración de

los sectores indstrial agropecario. También limitaron de manera ss-tantiva el papel qe debe gar el Estado en la orientación reglación delcrecimiento económico, as como en la redistribción de ss rtos. Estasmedidas se acompañaron de programas activos de privatización de empre-sas pblicas, polticas orientadas a eliminar sbsidios a la prodcción —in-dstrial agropecaria— a avorecer la reestrctración de las activida-des prodctivas localizadas en territorio nacional, en consonancia con lasseñales emanadas del mercado. En materia laboral destacó la adopción de

estrategias orientadas a promover la fexibilización de acto de las relacioneslaborales la desreglación de los mercados de trabao, con el n de lograrna maor competitividad en los mercados internacionales (Benssán,2006; Zapata, 2005).

Drante el periodo de indstrialización sstittiva de importaciones(isi) —la protección del mercado nacional el protagonismo estatal enmateria de orientación del desarrollo económico—, el bienestar de la er-za laboral mexicana e el resltado de las lcas, acerdos pactos entrecapital trabao rerendados por el Estado nacional (Bracet-Márqez,2001). En este periodo, el eercicio de los derecos de los trabaadores es-tvo ligado a la neva legislación social laboral qe srgió de la Revol-

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DESIGuALDADES LABORALES  103

ción de 1910 ss desarrollos posteriores. En este contexto, el corporati-vismo gó n papel clave en la conormación de n régimen de bienestarestraticado de cobertra media (Barba, 2004; Bracet-Márqez, capt-

lo 5 de este volmen).En la actalidad, el meoramiento en las condiciones de vida de la er-

za laboral pasa por el éxito qe peda tener el pas en la economa global ,en particlar, por las estrategias prodctivas laborales qe se adoptenpara garantizar la competitividad internacional de la economa mexicana.El Estado e desplazado a n segndo plano en el campo del desarrolloeconómico social. El mercado, aora globalizado, a ocpado s lgar.De manera tal qe las reormas estrctrales no sólo sentaron las bases para

reconstitir el modelo de acmlación, también conllevaron nevos desa-os para el logro de la cidadana laboral.1

En este captlo argmentamos qe la pesta en marca, desde media-dos de los años ocenta del siglo xx, de n modelo de acmlación orien-tado al mercado externo a contribido a qe las desigaldades laboralesen el pas persistan se agdicen. Antigas desigaldades entre trabaado-res asalariados no asalariados se an reprodcido, al tiempo qe se anincrementado las desigaldades entre los propios asalariados. Lo anterior

es resltado de n intenso proceso de reconstitción de la eterogeneidadprodctiva laboral qe a caracterizado a la sociedad mexicana a lo largode s istoria qe al parecer se ortaleció con la prondización del nevomodelo de acmlación.

Mediante na breve mirada retrospectiva examinamos cómo a mta-do, a lo largo de dierentes momentos istóricos, la capacidad de los mer-cados de trabao para desencadenar na dinámica qe avorezca activi-dades de integración laboral de la erza de trabao. Con el propósito

de establecer las implicaciones de los cambios polticas económicas enel campo laboral comparamos periodos istóricos qe refearan,  grossomodo, la lógica de dierentes modelos o estrategias de desarrollo económi-co: el periodo de sstitción de importaciones, s age agotamiento(1930-1980), los años de recrrentes crisis económicas de transición an modelo de desarrollo orientado al mercado externo (1980-1990) el

1 Rebasa los obetivos de este captlo el análisis de las relaciones, alianzas con-fictos entre los varios actores (empresarios, sindicatos Estado) qe están detrás de los

cambios en la dinámica de los mercados de trabao en los dierentes modelos de desa-rrollo. Para n análisis de los actores laborales (empresarios sindicatos) en México enaños recientes véase Rodrgez Lagnas, 1995.

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periodo de consolidación del nevo modelo de acmlación globalizada(1991-2004).

Posteriormente, nos centramos en este ltimo periodo de la istoria re-

ciente del pas para analizar en qé medida, en n contexto de marcadastransormaciones económicas, el mercado de trabao a orecido oportnida-des de acceso a empleos qe aclten el eercicio de la cidadana laboral.

Nestro interés es resaltar na serie de actores asociados a la pesta enmarca del modelo de acmlación de signo globalizador qe permitenentender la persistencia reconstitción de las desigaldades laborales.

 Argmentamos qe la precariedad de las condiciones laborales de la manode obra asalariada a sido reorzada por diversas polticas económicas de

redcción del costo de la erza de trabao, mediante el control salarial ladisminción de la protección social de los trabaadores, para competir enlos mercados internacionales. Asimismo, la apertra comercial el conse-cente amento de las importaciones, sobre todo de prodctos asiáticos,an trado consigo el desmantelamiento de la indstria nacional, cada vezmenos competitiva, na disminción en la creación de empleos por partede las empresas de maor tamaño, prodctividad competitividad. Losprogramas de estmlo a los micronegocios, como orma de compensar la

baa en la creación de empleos de calidad, an contribido, a s vez, aldeterioro de las condiciones laborales. Por ltimo, las polticas de adelga-zamiento del Estado an avorecido la erosión del poder de integraciónsocial, imptable al mercado de trabao mediante la redcción de las opor-tnidades de empleo en los sectores de la administración pblica, la ed-cación la sald. Todos estos actores, anados a la pérdida del poder denegociación de los sindicatos, an acentado, como analizaremos, las des-igaldades.

En otras palabras, trataremos de mostrar cómo la operación de losmercados laborales genera procesos de inclsión social para n contingen-te cada vez más acotado de mano de obra asalariada , al mismo tiempo,desencadenan dinámicas de exclsión laboral qe aectan a n sector mnmeroso de la erza de trabao. Para estos ltimos conetramos qe laacmlación de desventaas sociales a lo largo del crso de la vida porvarias generaciones, en n contexto social con limitada vocación integrado-ra, se tradce en maores dicltades para el logro de na cidadana labo-ral. En razón de lo anterior, se postla qe el mercado de trabao operacomo n campo social prodctor reprodctor de ineqidades sociales delarga dración.

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DESIGuALDADES LABORALES  105

El captlo incle esta introdcción catro apartados. En el primerose presenta n breve balance istórico de los principales cambios ocrridosen la dinámica de los mercados de trabao en México a lo largo del siglo xx.

En el segndo se prondiza en el análisis del ltimo periodo istóricomencionado (1991-2004). Nos centramos en el estdio de las condicionesde trabao examinamos el grado de precariedad del empleo asalariado2 s evolción como na orma de analizar las desigaldades laborales exis-tentes en el pas. En el tercero se aborda la importancia qe adqiere, en laexplicación de las desigaldades laborales persistentes, la eterogeneidadde la estrctra prodctiva qe caracteriza a México. También se comenta,de manera sintética, la relevancia de tres ees de dierenciación social en el

campo laboral: los niveles de escolaridad de la mano de obra, la edad elsexo. Finalmente, en el ltimo apartado se presentan algnas refexionesgenerales.

PRInCIPALES CAMBIOS OCURRIDOS En LOS MERCADOS DE tRABAJO:

UnA vISIón GEnERAL, 1930-2004

El siglo xx a sido escenario de prondas transormaciones en la cong-ración dinámica de los mercados laborales. uno de los cambios de maortrascendencia aconteció en la agricltra. La mano de obra empleada eneste sector de actividad se redo casi 50 pntos porcentales de 1895 a2000. Como contraparte, la erza de trabao empleada en el sector tercia-rio (servicios comercio) se expandió en orma notable en el mismo perio-do, mientras qe la mano de obra en las indstrias manactreras de laconstrcción presentó incrementos moderados (gráca 3.1), catro proce-

sos qe, en el caso mexicano, se an gestado en orma simltánea e interre-lacionada merecen atención.3 Primero, el importante crecimiento del em-pleo indstrial en el periodo de sstitción de importaciones, segido pors estancamiento e inclso contracción en los años de recrrentes crisis

2 La noción de precariedad en este captlo se reere a los empleos qe no centancon estabilidad laboral ni con segridad social qe pagan salarios ineriores al mnimolegal. Se trata de empleos qe no orecen lo mnimo necesario para satisacer las nece-sidades básicas de los trabaadores ss amilias.

3

Esta rápida pincelada de los rasgos básicos de los mercados de trabao se basa enlos trabaos de Rendón Salas, 1987; Garca, 1988; Oliveira, 1989; Oliveira Garca,1997; Oliveira et al., 2001; Moreno Ros, 2004; Ortiz, 2007.

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económicas reorientación del modelo de acmlación al mercado exter-no. Segndo, la expansión, modernización diversicación del sector ter-ciario, implsadas por el desarrollo indstrial s deterioro palatino a

medida qe el sector manactrero pierde dinamismo el Estado contraes capacidad de absorción laboral. Tercero, la asalarización de la mano deobra caracterizada por fctaciones en los periodos de crisis expansióneconómica. Carto, na marcada redcción de la participación económicaemenina en las primeras décadas del siglo segida de na expansión con-siderable qe se sostiene asta nestros das.

 Algunos antecedentes históricos

El proceso de modernización desarrollo ocrridos drante el Porriato(1877-1910), as como las transormaciones económicas e institcionalesderivadas de la Revolción mexicana son relevantes para entender los cam-bios en los mercados de trabao a partir de los años treinta del siglo pasado.

Drante el Porriato, las inversiones externas, la ampliación del siste-ma erroviario mediante concesiones sbsidios otorgados por el Estado la eliminación de impestos regionales estimlaron el comercio interno las exportaciones qe constitan el motor del crecimiento económico. Enestos años, el pas se transormó de na sociedad netamente agrcola a otra

Gráfca 3.1. Dsbucón d l pea o scos d cvdd (ocnjs).

Funs: Olv et al., 2001; cudo 2; inegi-stps, 2000 y 2004.

1895

1.1 1.33.0 4.8

6.4 6.2 5.7 6.36.54.6

5.88.9

10.2

13.915.8 15.7

17.3

18.2

19.4

16.5

19.1

14.1

14.1

20.521.2 16.3 18.3

19.9

64.767.8

58.3

39.4

29.127.7

24.7

19.0

10.5 11.0

15.7

25.1

29.434.0

35.537.4

39.5

1930 1950 1970 1979 1991 1995 2000 2004

Agricultura

Industria

Construcción

Comercio

Servicios

70

60

50

40

30

20

10

0

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DESIGuALDADES LABORALES  107

donde las actividades indstriales el sector terciario (transporte, comer-cio, administración) ganaron na cierta importancia relativa. Cando laeconoma todava se orientaba a la exportación de prodctos agropecarios

metales, comenzó n importante proceso de modernización de las activi-dades manactreras (textiles, cerveza, papel, entre otros bienes). El cam-bio tecnológico trao consigo na redcción considerable de las actividadesartesanales de prodcción independiente de alimentos, bebidas, textiles,entre otros prodctos de consmo nal. A s vez, la privatización de lastierras ederales comnales s concentración en las manos de nos po-cos propietarios omentó el desarrollo de los cltivos comerciales en granescala.

 A principios del siglo xx, el agotamiento de este modelo de desarrolloderivó en na erte contracción de los salarios, el amento de la pobrezarral la marginación de los trabaadores campesinos. Todo lo anterior,anado al descontento de los sectores medios exclidos de las eseras depoder, clminó en la Revolción de 1910 (Moreno Brid Ros, 2004). Des-pés de los años de crisis de conficto armado (1910-1920), el pas re-andó s proceso de expansión económica, lo cal se expresó en n creci-miento promedio del prodcto interno brto (pib) de 3.8% entre 1921

1930. En estos años los sectores primario terciario crecan más qe elindstrial (Ortiz, 2007, cadro II.2).un connto de transormaciones estrctrales e institcionales oc-

rridas despés de la Revolción mexicana avorecieron la expansión econó-mica del pas drante el periodo de sstitción de importaciones. La adop-ción de na neva Constitción en 1917 signicó el establecimiento de nmarco ordenador de las relaciones laborales, al crear n sistema de salariosmnimos, la ornada de oco oras de trabao drante seis das a la semana,

as como el dereco a ormar sindicatos a ganar igal salario por tareaseqivalentes. Además, redenió el marco rdico de propiedad de la tierraal inclir la expropiación de las grandes propiedades la creación del sis-tema eidal (Moreno Brid Ros, 2004).

El compleo prolongado proceso de reorma agraria iniciado drantela Revolción mexicana, en ss primeras etapas signicó na meora parael sector campesino. Empero, en n contexto de expansión demográca, laprodcción de los minindios era insciente para satisacer las necesida-des de las amilias en las áreas rrales. ya en los años carenta, los fos demigraciones rral-rbanas se intensicaron, implsando la creación de naoerta de mano de obra necesaria para el desarrollo indstrial (Oliveira,

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1975). A s vez, la mecanización de la agricltra el desarrollo del siste-ma de irrigación en el norte del pas promovieron la comercialización de

los prodctos agrcolas, as como la ormación de n mercado de consmointerno de prodctos indstriales (Sols, 1987).En las primeras décadas del siglo xx, a medida qe la prodcción arte-

sanal se sstita palatinamente por la prodcción abril, la presencia dela mano de obra masclina en la actividad económica se mantvo elevada.

 A la par de este proceso, la participación laboral emenina experimentó naacentada redcción (gráca 3.2). El empleo en la manactra se contraoen estos años debido a la salida masiva de las meres de este sector de

actividad (gráca 3.1).4

Por s parte, el sector terciario, qe incle la pres-tación de dierentes tipos de servicios, empezó n proceso de diversica-ción cambio en s composición interna.

Los programas gbernamentales de desarrollo de inraestrctra, crea-ción del sistema de transporte, expansión de la oerta edcativa, de admi-nistración pblica de n sistema nanciero bancario permitieron namaor absorción de mano de obra en los servicios distribtivos (comnica-ción, transporte comercio). En este contexto, los servicios sociales (admi-

4 La presencia emenina en la actividad manactrera baó de 57.1 a 30.9% entre1895 1930 (Oliveira et al., 2001, cadro 1).

Gráfca 3.2. ts d ccón conócd l uz lbol sgún sxo (ocnjs).

Funs: Olv et al., 2001, cudo 1; inegi-stps, 2000, 2004.

100

90

80

70

60

50

40

30

20

10

01895 1930 1950 1970 1979 1991 1995 2000 2004

93.8 93.5

87.3

71.7

71.3

16.5

6.5

12.916.4

21.5

31.534.5

36.4 36.9

77.7 78.2 76.873.8

Hombres Mujeres

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nistración pblica, edcación sald) incorporaban montos relativamentemás elevados de erza de trabao, mientras qe, por otro lado, los serviciospersonales la agricltra disminan s importancia relativa en la atrac-

ción de mano de obra (gráca 3.1).5

La crisis de 1929 pso n al modelo agroexportador. La neva estrate-gia de acmlación, a saber, la indstrialización sstittiva de importacio-nes (isi), se orientó al mercado interno gozó de n erte proteccionismodel Estado. El desarrollo de esta estrategia conllevó importantes cambios enlos mercados de trabao.

Los años de transición, consolidación y agotamiento delmodelo de sustitución de importaciones (1930-1980)

En los años de desarrollo orientado al mercado interno (1930-1980) elEstado desempeñó n papel ndamental en el dinamismo indstrial me-diante inversiones pblicas, polticas de incentivos exenciones de im-pestos de protección comercial. Al inicio de los años treinta la indstriamanactrera recibió nevas inversiones pasó a ser el sector más diná-

mico de la economa (Moreno Brid Ros, 2004). An as, el empleo inds-trial se mantvo estable en estos años en la década sigiente, mientrasqe los servicios al prodctor6 el comercio, al igal qe la constrcción,tvieron n erte dinamismo en la absorción de erza de trabao debidoal incremento de la población rbana, la comercialización de los prodctosagrcolas e indstriales, la ampliación del sistema de transporte la expan-sión de los servicios bancarios nancieros. Como contraparte, la mano deobra en la agricltra sigió s tendencia decreciente (gráca 3.1).

 A partir de los años cincenta, la indstria de bienes de capital creciómás qe la de bienes de consmo nal. En los sesenta, el prodcto inds-trial se expandió an más qe en las dos décadas previas, al igal qe elempleo en el sector manactrero (Sols, 1970). La mano de obra inds-trial amentó de orma importante entre 1950 1970 (gráca 3.1), a casade la creación de nevos prodctos qe no reemplazaron la prodcciónartesanal al eco de qe las indstrias pesadas no eron tan intensivas

5 Entre 1895 1930, el porcentae de la pea del sector terciario en los servicios

sociales ascendió de 11 a 24.6%, mientras qe en los servicios personales se redo de48.6 a 27.5% (Oliveira et al., 2001, cadro 3).6 Éstos inclen los servicios nancieros los servicios prestados a las empresas.

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110  DESIGuALDAD SOCIAL

en capital (Treo, 1973; Méndez Villareal, 1974). En este periodo la ocpa-ción de mano de obra en los servicios sociales personales también expe-rimentó n crecimiento notorio, resltado de la expansión del sistema ed-

cativo del amento del ingreso per cápita de la población.7El erte dinamismo consolidación del desarrollo indstrial, las inver-

siones pblicas en la constrcción de carreteras desarrollo del transporteaéreo, as como el crecimiento del trismo la maor demanda por edca-ción sald contriberon a la expansión diversicación del sector tercia-rio en los años del desarrollo orientado acia el mercado interno (Renolds,1970; Oliveira, 1975). Estas trasormaciones propiciaron n incremento dela presencia emenina en el mndo laboral de 1930 a 1970 (gráca 3.2).

México, al igal qe otros pases de América Latina, se a caracterizadoistóricamente por na marcada eterogeneidad estrctral. El desarrollodel capitalismo acontecido al calor del modelo de isi implicó na prondi-zación de esta eterogeneidad prodctiva ertes transormaciones en lacomposición de la erza de trabao. Como consecencia de ello, se obser-va la existencia articlada de empresas de dierentes tamaños, niveles deprodctividad capacidad de acmlación, as como la coexistencia desectores de trabaadores asalariados no asalariados (por centa propia

no remnerados) ca importancia relativa a variado a lo largo del tiempo(Garca, 1988).En los años de age del proceso de isi (1950-1970), el peso relativo de

los no asalariados en la pea baó de manera vertiginosa en cerca de 20 pn-tos porcentales (gráca 3.3), al tiempo qe la importancia relativa de lostrabaadores asalariados ascendió en orma notable (gráca 3.3), a raz deldinamismo del proceso de indstrialización, rbanización moderniza-ción del sector terciario. El proceso de asalarización de la mano de obra e

más acentado en la indstria manactrera, donde se encontraba a mextendido en 1950 contino creciendo asta cbrir, prácticamente a ocode cada 10 trabaadores en el sector indstrial en 1970 (Garca Oliveira,1994). En el sector agropecario, la mano de obra asalariada también cre-ció, anqe a n ritmo más pasado en comparación con los otros sectoresde actividad.

Sin embargo, despés de estas dos décadas de apogeo, los años setentapresenciaron el inicio del proceso de agotamiento del modelo de isi. A pe-

7 Entre 1950 1970 la mano de obra en los servicios sociales pasó de 18.9 a 23.5%de la pea del sector terciario (Oliveira et al., 2001, cadro 3).

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DESIGuALDADES LABORALES  111

sar del repnte de las tasas de crecimiento económico entre 1978 1981 acasa de los ingresos petroleros, la década de los setenta se caracterizó porel deterioro del sector agrcola, niveles elevados de infación, devalaciónde la moneda (1976), amentos del décit scal, de las tasa de interés in-ternacionales de la deda externa, as como por n creciente deseqili-brio de la balanza de pagos n amento excesivo del gasto pblico. Laspolticas adoptadas para redcir los niveles de pobreza de desigaldad en

la distribción de los benecios del desarrollo no lograron s obetivo(Lstig, 2002).No obstante la expansión de las actividades indstriales a n ritmo

elevado (tasa anal de 5.6%), el deterioro de los mercados de trabao setrado en n alto ritmo de crecimiento de la mano de obra en actividadescomerciales,8 debido, sobre todo, al amento de trabaadores por centapropia no remnerados. El proceso de asalarización de la mano de obrase estancó la presencia de los trabaadores no asalariados en la pea ascen-

dió ligeramente (gráca 3.3).9

Este retroceso en la asalarización de la manode obra e m acentado en la agricltra (Garca Oliveira, 1994: 48,cadro 2.8).

En el mismo periodo, la participación emenina amentó en ormaimportante (gráca 3.2), debido en parte al empleo generado en las inds-trias maqiladoras en la región ronteriza con Estados unidos. Al principio,

Gráfca 3.3. poocón d bjdos sldosy no sldos (ocnjs).

Funs: Gcí y Olv, 1994; inegi-stps, 1995, 2000 y 2004.

Asalariados No asalariados

1950 1970 1979 1991 1995 2000 2004

70

60

50

40

30

20

10

0

52.962.2

46.3

31.6 33.7 35.7 36.932.0 32.1

62.9

56.9 59.164.0 64.0

8 La tasa de crecimiento anal e de 8.6% entre 1970 1979, en comparación con3% entre 1950 1970 (Garca Oliveira, 1994: 38, cadro 2.2).

9

En eecto, los trabaadores por centa propia los no remnerados amentarona n ritmo anal elevado (4.3 6.7%, respectivamente, entre 1970 1979) (Garca Oliveira, 1994: 48, cadro 2.8).

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112  DESIGuALDAD SOCIAL

el programa de las indstrias maqiladoras —co propósito era generarempleos directos e indirectos captar divisas extraneras— incla básica-mente plantas ensambladoras qe contrataban meres óvenes (Carrillo,

1989; Grambrill, 1995). Este tipo de empresas respondió a na estrategiaempresarial orientada a la contratación de na mano de obra abndante,dócil fexible cos ingresos eran concebidos socialmente como n com-plemento para satisacer las necesidades sociales del ncleo amiliar. Seimpso por esa va na estrategia empresarial qe maximizó los procesosde acmlación, pagando baos salarios a la erza laboral emenina qeconcrra a este tipo de establecimientos.

La crisis de los ochenta y la transición hacia un nuevo modelo económico

Los ocenta eron años de recrrentes crisis económicas qe implsaronla transición de n modelo económico basado en la sstitción de impor-taciones a otro orientado al mercado externo mediante las exportacionesde prodctos manactrados. El amento del gasto pblico, la elevada

deda pblica privada, as como la ga de capitales el estancamientode las inversiones psieron de maniesto el agotamiento del modelo deindstrialización sstittiva la necesidad de reorganizar los procesos deacmlación para aprovecar las oportnidades existentes en los mercadosinternacionales (Ortiz, 2007). Los costos sociales de las polticas de aste(privatizaciones, redcción de inversión pblica prodctiva desreglacio-nes del comercio exterior) estabilización económica (control de la infa-ción del décit pblico) pestas en marca para enrentar la crisis de la

deda de 1982 la crisis del petróleo de 1986 eron elevados.10

La cadade los salarios reales e drástica.11 Mcas amilias tvieron qe llevar acabo nevas estrategias para obtener recrsos económicos o redcir los

10 Como sintetizan Moreno Brid Ros (2004), la crisis de la deda, por n lado,signicó n incremento de los pagos por concepto de servicio de la deda, la crisis delpetróleo, por otro, trao na redcción considerable de gran parte de las principalesentes de divisas de ingresos scales del pas.

11 Como sostiene Bizberg (2007), desde la crisis de 1982 asta el año 2000, to-

dos los gobiernos impsieron topes salariales a los sindicatos, por lo qe no abanegociaciones atónomas entre los obreros los patrones en torno a las condicioneslaborales.

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DESIGuALDADES LABORALES  113

gastos. Las remesas enviadas por los emigrantes a Estados unidos el in-cremento de la participación económica de varios miembros de las amilias

 garon n papel importante en este sentido (González de la Roca, 1986;

Lstig, 2002). En este contexto, la participación económica emenina si-gió expandiéndose en orma acelerada entre 1979 1991 (gráca 3.2). Apartir de los ocenta, a dierencia de lo ocrrido en años previos, el perlde la mano de obra qe participaba en la actividad económica experimentón cambio importante: las meres casadas con ios amentaron s pre-sencia en el ámbito laboral (Pedrero Rendón, 1982; Garca Oliveira,1994). Sin embargo, a pesar de los eserzos de la población para compen-sar los procesos de paperización desencadenados por las crisis las pol-

ticas de estabilización económica, el deterioro de los mercados de trabaosigió s crso.

La liberalización comercial, qe constita n elemento central de laneva estrategia económica, se consolidó en 1988, tena como obetivoestimlar las exportaciones no petroleras, avorecer la eciencia económica redcir la infación (Lstig, 2002). La apertra comercial pso en seriosproblemas a la indstria nacional, qe en s maora adoleca de alenciasserias en materia de competitividad internacional. En este contexto, se ob-

servó na severa contracción de la mano de obra indstrial entre 1979 1991 (gráca 3.1)12 a raz de ello, la mano de obra asalariada decreció enorma considerable entre 1979 1991 (gráca 3.3).13

La redcción de las oportnidades de empleo en el sector manact-rero en el sector pblico, nto con la cada de los salarios los elevadosniveles de infación, avorecieron an más la expansión de las actividadesno asalariadas14 qe aba comenzado en la década previa. un contingentesignicativo de erza laboral tendió a regiarse en el atoempleo, sobre

todo en el comercio en los servicios, como orma de paliar el desempleoabierto con el n de evitar n maor deterioro de ss precarias condicio-nes de vida (Paceco, 2004).

12 El ritmo anal de crecimiento de la mano de obra indstrial baó a 2% en esteperiodo, mientras qe en los años de age del modelo sstittivo e de 4.2% anal(Garca Oliveira, 1994: 38, cadro 2.2).

13 No está de más recordar qe en los años de age de la isi (1950-1970), el proce-so de asalarización de la mano de obra e marcado.

14

Las tasas de crecimiento anal de los trabaadores por centa propia no rem-nerados entre 1979 1991 eron de 8.6 13.4% en los servicios de 4.4 9.7% en elcomercio, respectivamente (Garca Oliveira, 1994: 50, cadro 2.10).

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114  DESIGuALDAD SOCIAL

Los años de consolidación del nuevo modelo económicoorientado al mercado externo, 1991-2004

Este periodo reciente de la istoria de México se caracteriza, al igal qe loobservado en las dos décadas qe le preceden, por la presencia de altibaosmacroeconómicos. Periodos de crecimiento moderado se entrecrzan conases de estancamiento o abierta recesión económica. A principios de losnoventa, la economa mexicana experimentó na cierta recperación qe setrado en el crecimiento del pib, control de la infación la redcción deldécit scal. La crisis económica qe azotó al pas a nes de 1994 tvoconsecencias de gran magnitd. En 1995, el pib decreció en orma impor-

tante (6%) el desempleo amentó a niveles istóricos, la infación repntó baaron los salarios (Garca Oliveira, 2001b). El amento de los nivelesde desempleo pone de maniesto la gravedad de la crisis ss repercsio-nes en el mercado laboral. México, a dierencia de otros pases de la región,no se caracteriza por altos niveles de desempleo. En momentos de contrac-ción del empleo asalariado, la expansión de las actividades por centa pro-pia no remneradas la emigración laboral a Estados unidos constitenna válvla de escape qe permite aliviar la presión sobre los mercados la-

borales locales (Alba et al., 2006), lo qe explica en parte15

los baos nivelesde desempleo abierto registrados en el pas. A partir del segndo lstro de la década de los noventa, la economa se

reactiva a casa del amento de las exportaciones de manactras avore-cido por la apertra comercial. El pib per cápita se incrementa a n ritmo de3% anal asta 2000, cando se inicia, na vez más, n periodo de descen-so qe termina en 2004, año a partir del cal se observa na ligera recpe-ración de la economa del pas (Cortés, captlo 2 de este volmen). Esta

recperación encontrará n nevo pnto de infexión entre 2008 2009,cando la economa dea de crecer empieza n nevo ciclo recesivo. A dierencia de las crisis anteriores (1976, 1982, 1995), la desacelera-

ción económica de 2000 a 2003 estvo vinclada a la pérdida de dinamis-mo de la economa estadonidense, de la cal México se a tornado anmás dependiente a raz de la rma del Tratado de Libre Comercio de Amé-

15 La otra razón qe da centa de los baos niveles de desempleo abierto registra-dos en México se deriva de la propia metodologa empleada para s identicación. De

acerdo con el inegi, para ser considerado en la categora de desempleado, es necesariono aber trabaado ni siqiera na ora en el periodo de reerencia mantenerse activobscando trabao.

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DESIGuALDADES LABORALES  115

rica del Norte (tlcan). Entre 2001 2003 las tasas de crecimiento de lamanactra , en especial, de la indstria maqiladora (qe exporta casitoda s prodcción al mercado estadonidense) eron negativas (Ariza,

2006). La competencia de los prodctos procedentes de Asia (ropa, eléctri-cos electrónicos), al igal qe los rasgos de los modelos prodctivos en lamanactra (rezago tecnológico, ormas tradicionales de organización deltrabao, baa calicación de la mano de obra) también contriberon a lapérdida del dinamismo indstrial en estos años (De la Garza, 2006).

Tras la crisis de mediados de los noventa, los mercados de trabao serecperaron lentamente en algnos indicadores se deterioraron en otros.La participación emenina a segido s expansión (gráca 3.2).16 una

combinación de actores sociales, económicos demográcos permite ex-plicar este incremento. Cabe mencionar la confencia de cambios de máslarga dración qe se gestaron vinclados a la modernización del pas,como el amento de los niveles edcativos, la redcción de los niveles deecndidad, la expansión diversicación de la economa de servicios lainstalación de las indstrias maqiladoras de exportación. También ancontribido a alimentar esta tendencia las repercsiones de las crisis eco-nómicas la aplicación de las polticas de contracción salarial, qe llevan

a las amilias a complementar ss ingresos mediante el incremento de laparticipación económica de varios de ss miembros (Oliveira, 1989; Gar-ca Oliveira, 1994; Ariza, 2006). El amento de la participación econó-mica de las meres maores de 30 años iniciada en décadas previas con-tina asta el presente.

La presencia emenina en el mercado laboral, comparativamente con lade los varones, ocrre en maor medida en las actividades no calicadas enexpansión en las indstrias maqiladoras, el comercio en los servicios

personales. Esta tendencia a llevado a algnos atores a vinclar la emi-nización de la mano de obra en algnos sectores de actividad con la preca-rización del empleo (Standing, 1999; Oliveira et al., 2001; Ariza, 2006).17

Otros cambios también apntan a na maor precarización de los mer-cados de trabao en años recientes. La agricltra sigió disminendo s

16 En contraste, la tasa de participación masclina a partir de 1995 a segido natendencia decreciente (gráca 3.2).

17 La eminización de los sectores o ramas de actividad se reere a la sobrerrepre-

sentación de la mano de obra emenina en estas actividades, en comparación con spresencia en el total de la población activa (Garca, 2001; Ariza Oliveira, 2003; Ariza,2006).

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116  DESIGuALDAD SOCIAL

capacidad para absorber erza de trabao,18 el proceso de asalarización dela mano de obra se estancó a partir de 2000 (gráca 3.3) la creación deempleos de la indstria en los servicios más modernos qe orecen meo-res condiciones de trabao perdió dinamismo desde los años ocenta. Elempleo pblico —ámbito en el qe se concentraba n contingente signi-cativo de los pestos de meor calidad— se redce al tiempo qe los servi-

cios personales distribtivos, caracterizados istóricamente por absorbermontos importantes de mano de obra emenina orecer peores condicio-nes de trabao, se expanden (Oliveira et al., 2001) (grácas 3.1 3.4).19 De

18 Tendencia qe se explica por la dicil sitación qe enrenta el campo mexica-no desde ace varias décadas qe se a agdizado con las polticas de aste estrc-tral apertra comercial (Pana Romero, 2008). Desde los años de sstitción deimportaciones, la agricltra a presentaba rendimientos estancados los términos deintercambio campo-cidad se aban deteriorado. Con el retiro de los apoos del Esta-do en la prodcción, acopio comercialización de los prodctos agrcolas, la sitaciónde los peqeños medianos prodctores se agravó. El acceso al crédito, a la asistenciatécnica a los sbsidios disminó se eliminaron los precios de garanta. Además, laapertra comercial la importación de alimentos materias primas incrementó lacompetencia en el mercado interno. Frente a esta sitación el redcido tamaño de lospredios, los campesinos an recrrido a bscar trabao en actividades no agrcolas o amigrar acia las cidades o a Estados unidos (Davis, 2000; Calderón Salazar, 2008;

 Acosta, 2008).19 ha qe insistir en qe los servicios personales se an eco más eterogéneos

drante las ltimas décadas, pero ss ramas más modernas vincladas con el desarrollodel trismo (restarantes oteles) todava orecen peores condiciones de trabao qelas actividades indstriales, como se verá más adelante.

Gráfca 3.4. Dsbucón d l uz lbol

o subs d l cvdd c (ocnjs).

Funs: Olv et al., 2002: cudo 3; inegi-stps, 2000 y 2004.

25

20

15

10

5

01991 1995 2000 2004

14.4

16.2 16.117.5

12.611.6

12.9 13.3

3.1 3.4 4.0 4.4

19.7

22.621.7

23.8

Servicios sociales Servicios al productor Servicios de distribución Servicios personales

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DESIGuALDADES LABORALES  117

igal orma, los microestablecimientos (con cinco o menos trabaadores),qe se distingen por baos niveles de prodctividad competividad en losmercados nacionales por orecer empleos precarios (Mora Salas Olivei-ra, 2009), an amentado e incorporan mano de obra en orma continadesde el año 2000 (gráca 3.5).20

Este connto de tendencias pone en cestión el potencial eectivo qetiene la neva estrategia de crecimiento económico para avorecer procesos

de inclsión social por la va de la consolidación ampliación de las oertasde empleos de calidad.

LAS DESIGUALDADES LABORALES

En EL MUnDO ASALARIADO, 1991-200421

La ormación expansión de na erza de trabao asalariada a sido esen-

cial para el desarrollo indstrial la expansión del sector servicios, tanto enlos años de sstitción de importaciones como en el modelo económicoorientado al mercado internacional. En 2004, 64% de la pea del pas era

Gráfca 3.5. Dsbucón d l pea o ño d s (ocnjs).

Funs: inegi-stps, 1991, 1995, 2000 y 2004.

Micro Mediana Grande

1991 1995 2000 2004

70

60

50

40

30

20

10

0

17.9

24.236.8

41.6 40.6

57.8

19.8 20.2 19.6

43.4

38.2 39.8

20 En periodos anteriores, los micronegocios absorban más mano de obra en losaños de estancamiento económico redcan s importancia relativa en los periodosde crecimiento económico. Esto indica qe la expansión del empleo en los micronego-cios pierde s carácter contracclico (Salas, 2007), asmiendo na connotación másestrctral.

21

Las ciras qe se presentan en este apartado correspondientes a los años 1991,1995, 2000 2004 provienen de la Encesta Nacional de Empleo (ene) eron calc-ladas por los atores.

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118  DESIGuALDAD SOCIAL

asalariada, cira qe asciende a 77.1% en la indstria a 89.2% en los ser-vicios sociales al prodctor (datos de inegi-stps, 2004).

 Varios atores nos emos pregntado en qé medida el modelo de

acmlación de corte globalizador contribe a disminir, mantener oacentar el deterioro de las condiciones laborales de los trabaadores asala-riados.22 Nos importa deslindar si drante los años de pesta en marca consolidación de las polticas neoliberales los empleos asalariados an ex-perimentado n proceso de maor precarización, debilitando, por esta va,el vnclo entre empleo eercicio de la cidadana laboral. En concreto,interesa saber en qé medida an disminido o amentado los empleoscon segridad social, estabilidad laboral salarios por encima del mnimo

legal. Veamos con más detalle cada no de estos aspectos.En los años de consolidación del proceso de isi, el pas presenció la

creación el crecimiento de la segridad social, de los sbsidios para vi-viendas de n connto de medidas de protección del nivel de vida de lostrabaadores (control de precios de prodctos básicos, del transporte, de lasmedicinas). El Institto Mexicano del Segro Social (imss, creado en 1943)oreca na serie de prestaciones a los trabaadores de las empresas privadas ss amilias.23 En 1959 srge el Institto de Segridad Servicios Socia-

les para los Trabaadores del Estado (issste). En 1972 se crean las depen-dencias estatales destinadas a la constrcción nanciamiento de viviendaspara el sector privado (Inonavit) los empleados pblicos (Fovissste). Enestos años se dio la expansión del trabao asalariado con acceso a la segri-dad social la reglación laboral. Se creó n aparato institcional de pro-tección social del trabaador asalariado de s amilia. A estas institcionestvo acceso n contingente signicativo de la mano de obra asalariada,sstentado en n pacto de dominación de tintes corporativos (Bracet Már-

qez, 1996). Cabe señalar, sin embargo, qe se trataba de n acceso limi-tado a los derecos laborales, a qe existan nicos de trabaadores dem baa prodctividad en las peqeñas empresas o sectores de trabaado-res no asalariados en las cidades o en el mndo rral, qe no contabancon segridad social (Bracet-Márqez Oliveira, 2002).

22 Para n análisis acerca de la precariedad del trabao asalariado en los pases de-sarrollados en América Latina véase Castel, 1995; Beck, 1999; Carno, 2001; MoraSalas, 2006; Salas Zepeda, 2006; Oliveira, 2006; Roas Salas, 2007; Castillo, 2008.

23

Ss prestaciones abarcaban gastos médicos de maternidad, protección contraaccidentes de trabao, bilación servicios de sald gratitos para los bilados, pen-siones de videz orandad (Bracet-Márqez Oliveira, 2002).

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DESIGuALDADES LABORALES  119

En la década de los ocenta, la pesta en marca de las reormas eco-nómicas de carácter neoliberal conllevó el recorte de la segridad social, lacancelación del control de los precios de los alimentos del transporte nrelaamiento en el cmplimiento de la legislación laboral (Bracet-Márqez Serraden, 1993; Bracet-Márqez, 2001; Benssán, 2006). En el perio-do 1991-2004, la proporción de trabaadores asalariados qe no está alia-

da a na institción de segridad social amentó ligeramente (gráca 3.6).Este deterioro de las condiciones laborales se a extendido inclso a lossectores otrora más protegidos. En estos años, la mano de obra indstrialasalariada aliada al imss o al issste disminó de 73.3 a 70.5%; en losservicios sociales al prodctor, la redcción e más drástica: de 72.6 a66.8%. A pesar de ese retroceso en la protección social, estos trabaadoressigen disrtando de maores benecios laborales en contraste con aqe-llos contingentes de la mano de obra asalariada qe trabaan en otros secto-

res prodctivos. Por eemplo, en la constrcción en los servicios persona-les, solamente cerca de 25% de los asalariados estaba aliado a institcionesde segridad social en 2004. Entre los agricltores esta cira no alcanzaba15%. En los servicios distribtivos (comercio transporte), la mitad de lostrabaadores asalariados contaba con protección social en 2004.24 Además,no sólo a disminido la proporción de trabaadores asalariados con accesoa la segridad social, sino qe también se a deteriorado el servicio al qetienen acceso aqellos qe an gozan de cobertra del sistema de protec-ción social.

24 Datos de la ene no presentados en los cadros.

Gráfca 3.6. poblcón sgud

con vcón d dchos lbols báscos (ocnjs).

Funs: inegi-stps, 1991, 1995, 2000 y 2004.

Sin contrato indefinido Sin seguro social Con salario por debajo del mínimo

1991 1995 2000 2004

60

50

40

30

20

10

0

54.6

32.9

41.2 42.7

31.3

47.750.0 49.3 50.3

51.2 51.8

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120  DESIGuALDAD SOCIAL

Otra manera de evalar el maor o menor deterioro de las condicioneslaborales es mediante los niveles salariales de la mano de obra. Como esconocido, entre 1982 1987 los salarios srieron na cada dramática. A

partir de 1988 los salarios reales se recperan, pero velven a caer drantela crisis de 1995. Entre 1998 2004, dicos salarios experimentaron naligera meora qe de orma algna implicó regresar a los niveles precrisis.En estos años, los incrementos salariales eron moderados a pesar delamento de la prodctividad indstrial (Roas Salas, 2007). En 2006 elsalario mnimo reportaba na pérdida acmlada de 69.3% con respecto alvalor observado en 1970 (Eceverra, 2008). Este simple dato indica qecon n salario mnimo del año 2006 sólo se podra adqirir na tercera

parte de lo se compraba en 1970. Vale recordar qe en los años de age delmodelo isi amentaron los salarios, as como las protecciones legales con-tractales de los trabaadores (De la Garza, 1998).

Entre 1991 2004, la proporción de mano de obra asalariada qe re-cibe menos del salario mnimo (a precios de 1990) se a mantenido alrede-dor de 30%. Nótese qe en 1995 2000 (años de crisis económicas), estacira ascendió a poco más de 40% (gráca 3.6). Con la ligera recperaciónde la economa en 2004, apenas se logra regresar a los niveles salariales de

principios de los noventa.25

Esta ligera meora salarial en el periodo oc-rrió en las actividades indstriales en la constrcción, mientras qe laagricltra las dierentes ramas de los servicios no presentaron cambiosimportantes en los ltimos años.26 Estas ciras respaldan el argmento deqe en el nevo modelo económico el control salarial a sido n mecanis-mo importante de aste estrctral dirigido a lograr na maor competiti-vidad en los mercados internacionales, mediante la redcción del costo dela erza de trabao (Valencia, 1996; Salas Zepeda, 2003; hernández Laos,

2006).En lo qe se reere a la estabilidad del empleo, recérdese qe losderecos de los trabaadores, reglamentados por la Le Federal del Trabao

25 Recérdese qe éste es n indicador devalado, pes el salario mnimo de 1991representaba apenas 46% de la capacidad adqisitiva alcanzada en 1970.

26 Entre 1991 2004 la proporción de trabaadores asalariados con ingresos ine-riores al mnimo legal baó ligeramente, de 28.8 a 25.7% en la indstria de 25.7 a20.9% en la constrcción; mientras qe en el mismo periodo cerca de 60% de los asa-

lariados en la agricltra, la mitad de los asalariados en los servicios personales alre-dedor de n tercio de los asalariados en los servicios distribtivos reciben menos delestándar salarial mnimo (datos de la ene, 1991 2004).

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DESIGuALDADES LABORALES  121

de 1931, a estaban en la Constitción de 1917. No obstante, como desta-ca Benssán (2006), las ambigüedades existentes en la ormlación de lalegislación an permitido, asta la eca, cierto margen de discrecionalidad

en s aplicación, aspecto qe a avorecido s adaptación a contextos eco-nómicos m distintos. históricamente, la rigidez ormal de las reglamen-taciones, la ineciencia de las inspecciones del trabao el bao costo de sincmplimiento an propiciado, en la práctica, na cltra de inobservan-cia de la legislación laboral (Benssán, 2006).

Ciras para el periodo 1995-200427 mestran qe, a pesar del ligeroincremento de asalariados con contratos permanentes de trabao, menos dela mitad de los trabaadores asalariados en el pas centa con este benecio.

Nótese, además, qe el amento señalado ocrrió entre 1995 2000, aqe en el periodo 2000-2004 no bo cambios (gráca 3.6). Las maoresproporciones de trabaadores permanentes se localizan en los servicios so-ciales al prodctor en las actividades indstriales (75.4 62.8%, respec-tivamente, en 2004), al tiempo qe en los servicios distribtivos (comercio transporte) la cira correspondiente para el mismo año e de 46.1%. unavez más se repite la pata. Los sectores no agrcolas qe están estancados entérminos de creación de empleos son los qe orecen meores condiciones a

ss trabaadores; en este caso, na maor estabilidad laboral. En tanto qelas actividades económicas qe sigen ocpando maores proporciones demano de obra son las qe reportan los ndices más altos de empleo temporal contratos verbales.

 A modo de recapitlación, importa destacar qe el análisis de los tresaspectos mencionados (segridad, salarios estabilidad laboral) mestraqe el deterioro de las condiciones laborales, desde comienzos de los no-venta, se maniesta en orma clara en la disminción de los asalariados a-

liados a las institciones de segridad social, la persistencia de baos nivelessalariales, qe empezaron s cada a mediados de los años setenta, la altade estabilidad laboral para más de la mitad de la mano de obra asalariada.En la explicación de este proceso de deterioro del empleo asalariado aqe considerar la convergencia de mltiples aspectos. Además de los acto-res a señalados (las polticas económicas de control salarial redcción delgasto social, la disminción del empleo pblico qe sola orecer meorescondiciones de trabao, la expansión de los servicios menos calicados), es

27 No inclimos la comparación con 1991 debido a qe en la ene de este año no secaptó inormación sobre el tipo de contrato de los trabaadores.

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122  DESIGuALDAD SOCIAL

importante resaltar el papel qe a tenido la pérdida de capacidad del sin-dicalismo mexicano de obtener benecios sociales para ss trabaadores.

En el periodo de isi, a cambio de contribir a la paz social, los sindica-

tos negociaban benecios para ss agremiados, intercambio qe aba sidola base de la alianza poltica de los sindicatos ocialistas con el Estado.28 Enel nevo modelo económico, el debilitamiento del sindicalismo corporativopropició la fexibilización de los contratos colectivos, los pestos de tra-bao precarios sin representación sindical se incrementaron en orma im-portante (Blanke, 2007). En el proceso de resistencia contra estos cambios,el sindicalismo independiente se a desgastado al enrentarse al Estado alas empresas (De la Garza, 1998, 2003). Adicionalmente, las propestas

alternativas al sindicalismo corporativo no an logrado articlar n nevomodelo de relación con el Estado (Zapata, 2000). De acerdo con Bizberg(2007), drante el gobierno de Fox (2000-2006) se sigieron tilizando losmecanismos corporativos para ortalecer a los sectores empresariales loscontratos colectivos de protección patronal se incrementaron.29

LA PRECARIEDAD DEL EMPLEO ASALARIADO:

UnA vISIón DE COnJUntO

Con el propósito de orecer al lector na visión de connto del grado dedeterioro de las condiciones laborales de la erza de trabao asalariada,tilizamos n indicador sintético qe combina los tres aspectos considera-dos (segridad social, salarios contrato permanente) en n solo ndice.30 Este procedimiento permite dierenciar sitaciones qe van desde na m

28 Como sostiene De la Garza (1998), drante estos años la sbordinación de lolaboral a lo poltico estatal no signicó n deterioro de las condiciones laborales de losasalariados. El sindicalismo corporativo garantizaba paz social tranqilidad laboral, acambio de control poltico organizativo. Los sindicatos lograban benecios en canto ala segridad del empleo, las prestaciones los niveles salariales, pero no participabanen las decisiones de las empresas. El Estado tena el control del registro legalización delos sindicatos, as como de la contratación colectiva de las elgas.

29 Para n análisis del sindicalismo en México en el nevo modelo económicovéanse, entre otros, De la Garza, 1990, 2003; Zapata, 2000, 2005; Leva Piña Rodr-gez Lagnas, 2007; Benssán, 2006.

30

En la constrcción del ndice de precariedad empleamos el método de “Compo-nentes principales”. El connto de indicadores se agltinó en n actor qe explica al-tos porcentaes de la varianza total.

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DESIGuALDADES LABORALES  123

alta precariedad laboral, qe implica na privación severa de los beneciosqe pede generar la inserción en el mndo del trabao, asta actividadeslaborales no precarias, qe orecen condiciones de maor integración social

va el empleo asalariado. Se debe tener en centa qe inclso en este ltimocaso estamos rente a na condición de integración laboral débil, pesto qeel deterioro de los empleos a aectado inclso a los sectores asalariados másprivilegiados (Oliveira, 2006; Mora Salas, 2006; Pérez Sáinz, 2003).

La agrpación del ndice de precariedad en tres categoras31 permitedierenciar entre los empleos: no precarios, donde 100% de los asalariadostiene segridad social, n salario igal o sperior al mnimo n contratopermanente; los pestos con precariedad moderada, son los qe se encen-

tran en sitación intermedia, en la cal entre 60 70% de los casos tienelos tres benecios señalados; nalmente, los empleos de muy alta precarie-dad son los qe están en condición extrema, en la cal los asalariados pre-sentan carencias considerables, a qe solamente cerca de 4% tiene segri-dad social, menos de 2% centa con contratos permanentes menos de lamitad tiene n salario igal o maor al mnimo legal.32

En México, la proporción de empleos no precarios se recperó ligeramen-te de 32.1 a 36.9 entre 1995 2004, resltado qe no es sorprendente debido

a qe comparamos n año marcado por na erte crisis económica con otroqe a sido caracterizado como de cierta recperación económica. Lo preoc-pante es la elevada proporción (casi la mitad) de trabaadores asalariados qeasta años recientes estaba en empleos de m alta precariedad (gráca 3.7).

Esta clasicación dea ver la polarización de la sitación laboral de lostrabaadores asalariados en el pas. Por n lado, apenas na tercera parte de laerza de trabao asalariada logra acceder a n empleo qe avorece cierto nivelde integración social, a qe disponen de estabilidad laboral, acceso directo al

segro social n salario igal o sperior al estándar salarial de reerencia. Porotro lado, cerca de la mitad de los asalariados exibe carencias marcadas o casiabsoltas, segn cada no de los tres indicadores considerados. Estas acenta-das desigaldades laborales persisten desde mediados de los noventa astanestros das, aspecto qe denota qe los cambios en las polticas económicasno an trado benecios palpables al connto de los trabaadores asalariados.

31 Para agrpar el ndice en categoras icimos n análisis de conglomerados copropósito central e constrir grpos qe maximicen las dierencias entre categoras

la omogeneidad dentro de los grpos.32 Ciras calcladas por los atores a partir de los datos de la ene, 1995, 2000 2004. Recérdese qe se trata de n salario mnimo real a precios de 1991.

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124  DESIGuALDAD SOCIAL

Este panorama se torna más crtico si se considera la sitación de lostrabaadores no asalariados (por centa propia no remnerados), contin-gente qe en 2004 representaba poco menos de na tercera parte (32.1%)de la erza de trabao en el pas (gráca 3.3). un análisis comparativo de lostrabaadores por centa propia con los asalariados en los establecimientospeqeños mestra qe los primeros enrentan na sitación an peor qelos segndos, en términos de ss condiciones de ocpación (datos de 2004,

Oliveira, 2009). En sma, si a los asalariados con altos niveles de precarie-dad laboral agregamos los trabaadores no remnerados los trabaadorespor centa propia, qe además de laborar largas ornadas recibir baossalarios, en s casi totalidad no centan con prestaciones sociales, estamosrente a n escenario de marcado deterioro de los mercados de trabao en elpas. En este contexto, la exclsión laboral a tendido a ganar presencia enamplios segmentos del mercado de trabao.

FACtORES QUE ACEntÚAn LA PRECARIEDAD DEL tRABAJO ASALARIADO

 Y SU PERSIStEnCIA En EL tIEMPO

 ya existe en México en otros pases de América Latina n conocimientoacmlado acerca de diversos actores qe contriben a explicar el maoro menor grado de precariedad de los empleos.33 En estdios previos emosanalizado el papel preponderante de los aspectos macroestrctrales, en

Gráfca 3.7. poblcón sld sgún nvl d cdd lbol(ocnjs).

Funsw: inegi-stps, 1991, 1995, 2000 y 2004.

No precario Precariedad moderada Precariedad extrema

1995 2000 2004

60

50

40

30

20

10

0

49.6 48.1 47.7

18.4 17.615.4

32.134.4 36.9

33 Véanse Garca Oliveira, 2001a, b; 2003; Navarrete López, 2001; Oliveira et al.,2001; Contreras Molotla, 2003; Mora Salas, 2006; Roas Salas, 2007; Castillo, 2008.

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particlar, de la eterogeneidad de la estrctra prodctiva en la acenta-ción de la precariedad del empleo en contextos laborales especcos. Asi-mismo, argmentamos demostramos qe los actores macroestrctrales

tienen na maor importancia relativa en la explicación de la precariedadlaboral qe los niveles de escolaridad de los trabaadores (Mora Salas Oli-veira, 2009). Lo anterior nos a llevado a relativizar el peso del nivel ed-cativo de la mano de obra como aspecto central en la explicación de laprobabilidad de tener n empleo de calidad. hemos señalado, también, qelas ineqidades de género edad se entrecrzan incrementando las desven-taas de nos sectores de trabaadores rente a otros (Mora Salas, 2006;Oliveira, 2006, 2009; Mora Salas Oliveira, 2009).

En este trabao nos interesa presentar los resltados de n análisis es-tadstico realizado para dierentes años (1995, 2000 2004), qe nos per-mite ver en qé medida los dierentes actores qe contriben a la maoro menor precariedad de los empleos an mantenido s importancia relati-va en n contexto económico cambiante.34

La comparación del orden de importancia35 de dierentes actores enlos tres años analizados (cadro 3.1) pone en evidencia qe, en eecto, lascaractersticas asociadas con la natraleza del mercado laboral propiamente

dico (tamaño de las nidades de prodcción o prestación de servicios lacomposición sectorial del empleo), an mantenido maor importancia re-lativa rente a las caractersticas sociodemográcas de los asalariados (ed-cación, edad sexo), en la explicación de las probabilidades dierencialesde estar expestos a sitaciones de maor o menor precariedad laboral endierentes momentos del proceso de consolidación del nevo modelo eco-nómico. Lo anterior mestra el carácter estrctral persistente de las des-igaldades laborales maniestas en los mercados de trabao en el México

contemporáneo, esto es, los niveles de precariedad peden variar en el tiem-34 Recrrimos al análisis de regresión lineal mltiple para someter a preba esta

ipótesis. El modelo denido establece qe la precariedad laboral se explica por acto-res qe actan del lado de la demanda (rama de actividad, tamaño de establecimiento,grpo ocpacional, ornada laboral), as como del lado de la oerta (edad, sexo, posiciónen el ogar, estado civil edcación). También se a considerado lo reerido a la espe-cicidad de los mercados laborales regionales, en razón de las grandes dierencias exis-tentes en materia de estrctra prodctiva, desarrollo social dinámicas de acción co-lectiva, en los mercados de trabao del pas.

35

El orden de importancia de cada actor considerado en el análisis de regresión loobtvimos mediante el ordenamiento de los coecientes estandarizados de cada no delos actores.

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126  DESIGuALDAD SOCIAL

po, pero la importancia relativa de los mecanismos qe reprodcen la inte-gración laboral decitaria permanece o inclso pede amentar.El tamaño de los establecimientos, aspecto qe denota la eterogenei-

dad de la estrctra prodctiva, es el actor con maor peso en la explica-ción del grado de precariedad del empleo. históricamente los estableci-mientos peqeños (no a cinco trabaadores) an orecido, lo sigenaciendo, empleos altamente precarios. En eecto, más de 90% de los tra-baadores qe laboran en los micronegocios se encentra en empleos qe

no cbren los estándares de estabilidad laboral, protección social salariosmnimos,36 sitación qe se a mantenido de 1995 a 2004. Esta elevadaprecariedad de los pestos de trabao en los micronegocios es vista comona orma de compensar la baa prodctividad competitividad con namaor sobreexplotación de la erza laboral (Tokman Klein, 1996), sien-do éste n enómeno de larga data en los pases latinoamericanos. Tambiénse a señalado qe las micronidades de prodcción, qe son las qe an

Cuadro 3.1. ionc lv d los cos qu dsnuynl cdd lbol sgún ño

1995 2004 

Orden de Orden de Coefciente imortancia Coefciente imortancia 

Variable estandarizado relativa estandarizado relativa 

esblcno: gnd* –0.249 1 –0.249 1Nvl ducvo unvso –0.078 2 –0.083 3Ju dl hog –0.050 3 –0.038 4r svcos odnos –0.040 4 ** —esdo cvl: csdo/unón

lb –0.033 5 –0.028 6rgón: nooccdn –0.028 6 –0.102 2Nvl ducvo: o –0.020 7 –0.038 4Guo d dd: 30 59 ños –0.020 7 –0.034 5** esblcnos qu conn ás d 50 bjdos.** aun l obbldd d ocu los ás cos qu l ndus.Fun: lbocón o con bs n odlos d gsón lnl úll, con dos dl inegi-stps,1995 y 2004.

36 Los datos no presentados en los cadros qe se mencionan en este texto para

ilstrar los niveles de precariedad de las empresas de dierentes tamaños, de los sectoresde actividad, de ombres meres de distintos grpos de edad, eron calclados porlos atores a partir de la inormación proporcionada por las ene, 1995, 2000 2004.

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generado más empleos en las ltimas tres décadas, no an asmido las res-ponsabilidades laborales estipladas en la legislación. Lo anterior se debe aqe los costos de la protección legal de los trabaadores es m elevado,

mientras qe los costos del incmplimiento es redcido, resltado de la casinla capacidad estatal para detectar sancionar las violaciones a las normaslaborales (Benssán, 2006).

En el caso de los establecimientos de maor tamaño (más de 50 traba- adores), el escenario es m distinto a meorado ligeramente a lo largodel periodo analizado. En eecto, el deterioro laboral en los grandes estable-cimientos se a redcido en cierta medida, los empleos no precarios pasa-ron de 56.9 a 62.1% entre 1995 2004, mientras qe los de alta precarie-

dad se rederon de 17.3 a 14.9% en el mismo periodo. Esta meora serelativiza si se considera qe cerca de 25% de los asalariados de las grandesnidades de prodcción o prestación de servicios sige laborando en em-pleos con na precariedad moderada. Si smamos los asalariados qe tie-nen empleo con na precariedad moderada los de alta precariedad, lasitación exibida por los grandes establecimientos se torna preocpante.Tras casi dos décadas del cambio de modelo económico, en estos contextosmás privilegiados todava persiste cerca de 40% de trabaadores qe ocpa

pestos de trabao con algn grado de precariedad laboral. Lo anterior esresltado, en parte, de las estrategias tilizadas por los sectores empresaria-les para acer rente a los desaos qe conlleva la globalización, la reestrc-tración económica la reorganización prodctiva en crso, as como aldeterioro del empleo en la administración pblica en los establecimientosde prestación de servicios edcativos de sald.

 Aora bien, si la precariedad de los empleos en los micronegocios se amantenido m elevada la sitación relativa de las grandes empresas a

meorado, anqe sea en orma moderada, estamos en presencia de namento de las desigaldades laborales entre nidades prodctivas. Esteaspecto rearma la existencia de na polarización de las condiciones labo-rales de los trabaadores asalariados. Este proceso de polarización de lasociedad mexicana, como an señalado otros atores, también se expresacon erza en el ámbito prodctivo, mediante la consolidación de n n-cleo dinámico altamente globalizado de actividades prodctivas, por nlado, la conormación de n amplio segmento de actividades económicasdesligadas por completo de los procesos de globalización, con escasa pro-dctividad bao, si no es qe nlo, poder de acmlación e inversión, porel otro (hernández Laos Velázqez, 2003).

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Nestro análisis ratica, asimismo, qe la agricltra, la constrcción los servicios personales sigen siendo los nicos donde se concentran losempleos asalariados de peor calidad. En estos sectores prodctivos, siete de

cada 10 trabaadores se integran al mercado laboral en pestos de alta pre-cariedad. En contraste, en la indstria en los servicios sociales al pro-dctor la proporción de erza laboral asalariada qe accede a pestos delmismo tipo es considerablemente menor.

En la rama indstrial se maniesta en orma clara el proceso de polari-zación de las condiciones laborales de los asalariados antes mencionado.Mientras qe el porcentae de trabaadores en pestos no precarios amen-tó de 42.2 a 52%, la mano de obra ligada a pestos de alta precariedad no

disminó, sino qe más bien casi na tercera parte se mantvo en estacondición entre 1995 2004.

 A s vez, los servicios sociales al prodctor qe solan orecer meo-res empleos qe la indstria parecen aber entrado en n proceso de dete-rioro, pesto qe no an logrado sostener el ben desempeño qe alcanza-ron en el pasado (Oliveira et al., 2001). Estos servicios considerados comomás dinámicos sigen siendo, sin lgar a ddas, nicos privilegiados qeconcentran los trabaadores qe centan con protección social, contratos

permanentes salarios igales o speriores al mnimo legal. No obstante,estos nicos an perdido cierta importancia relativa;37 la proporción demano de obra qe ingresa en estos sectores de actividad a disminido enaños recientes. La contracción del empleo pblico38 a aectado sobrema-nera a los servicios sociales, disminendo s capacidad de absorción deerza laboral (Oliveira et al., 2001; Garca Oliveira, 2003).

El nivel de escolaridad de los trabaadores, anqe no sea el actorcentral, es importante para explicar la precariedad laboral de los asala-

riados. La infencia de la escolaridad sige la pata a conocida: el em-pleo precario es maor entre qienes tienen niveles edcativos inerioresal de edcación secndaria completa dismine para qienes alcanzanniveles de edcación sperior. La comparación a lo largo del tiempo mes-tra qe tener estdios niversitarios no a amentado la probabilidad deconsegir empleos no precarios. Es decir, para lograr empleos con nameor calidad relativa se exige aber alcanzado el nivel de estdios niver-

37 Los empleos no precarios baaron de 60.5 a 57%, mientras qe los de alta pre-

cariedad amentaron de 18.1 a 20.8% entre 1995 2004.38 Entre 1991 2004 la participación del empleo pblico entre la mano de obra noagrcola se redo de 18.5 a 13 por ciento.

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sitarios, pero este nivel de escolaridad no a ganado importancia relativarente a otros actores para el logro de pestos de trabao de meor calidad(no precarios).

Esta relativa devalación de las credenciales edcativas también pe-de explicar, al menos parcialmente, la creciente polarización laboral obser-vada en los mercados. La razón de ondo radica en qe el contingente deerza de trabao qe en México logra acceder a la edcación sperior esm limitado. En consecencia, m pocos son los trabaadores qe cen-tan con las competencias laborales reqeridas para satisacer las crecientesexigencias de calicación qe demandan los sectores más dinámicos dela economa.

Por ltimo, a qe sbraar qe la edad el sexo de los trabaadorestienen mco qe ver con s condición laboral: canto más oven es eltrabaador asalariado más precaria es s sitación en el mercado de trabao(Mora Salas Oliveira, 2009). Datos de 2004 mestran qe neve de cada10 trabaadores asalariados m óvenes (de 12 a 17 años de edad) ocpanpestos con m alta precariedad; la cira correspondiente a los óvenes(18 a 24 años) es de seis de cada 10. Entre los adltos (30 a 59 años), seredce a catro de cada 10. La condición de maor precariedad laboral de

los óvenes se a mantenido desde los años noventa. Ello parece indicarqe las polticas económicas pestas en marca desde entonces no anbeneciado a la mano de obra asalariada venil. Los nevos contingentesde erza de trabao se incorporan aora a n mercado laboral cada vez másfexible ca maor demanda laboral se concentra en los segmentos menosdinámicos entre los establecimientos con menor capacidad de acmla-ción maor propensión a la violación de las normas laborales básicas.

 Además, se integran a n mercado laboral qe mestra grados crecientes de

fexibilización de las nidades prodctivas, maor desreglación menosoportnidades para el desarrollo de la acción colectiva.Lo irónico de esta sitación es qe na de las promesas centrales de las

transormaciones qe desembocaron en la conormación del modelo deacmlación de signo globalizador, e la de ampliar las oportnidades deintegración laboral para las generaciones óvenes de la erza de trabao. Sinembargo, lo qe scedió e na polarización de las condiciones laboralesde los óvenes asalariados: nos pocos, na élite de óvenes en los sectoresde pnta, an acmlado ventaas laborales, al tiempo qe la maora deesta mano de obra asalariada qedó exclida de los benecios derivados dela inserción de la economa mexicana en los mercados globales.

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En canto a las dierencias entre ombres meres, en igaldad decondiciones,39 la mano de obra emenina asalariada tiene más probabilida-des qe la masclina de ocpar empleos con maor grado de precariedadlaboral. Además, lo más preocpante es qe el peso relativo del género en

la explicación de los niveles de precariedad de los trabaadores asalariadosse a incrementado en orma importante en el periodo analizado (cadro3.2). En otras palabras, tal parece qe la maor presencia de las meres enlos mercados de trabao a ido acompañada de na acentación de las in-eqidades atribidas a las dierencias de género. Esto es, los contrastes enlos niveles de precariedad entre ombres meres no se deben a las carac-tersticas de las trabaadoras (éstas son controladas en los modelos estads-ticos), sino a la condición social de ser mer, qe istóricamente a sido

39 Esto es, cando controlamos estadsticamente todos los actores inclidos en losmodelos de regresión.

Cuadro 3.2. ionc lvd los cos qu unn l cdd lbol

1995 2004 

Orden de Orden de Coefciente imortancia Coefciente imortancia 

Variable estandarizado relativa estandarizado relativa 

esblcno co* 0.274 1 0.325 1r: gculu 0.212 2 0.153 2Jond lbol: no 35 hos 0.130 3 0.146 3muj –0.007 — 0.033 —Guo d dd: 12 17 ños 0.115 4 0.097 4

r: svcos sonls 0.096 5 0.064 5Guo d dd: 18 24 ños 0.076 6 0.069 7Nvl ducvo: 0.070 7 0.600 6r: consuccón 0.069 8 0.036 8rgón: su-sus 0.044 9 0.024 10Jond lbol: yo d 48 hos 0.039 10 0.032 11r: svcos d scno 0.026 11 0.018 13Guo d dd: 60 y ás ños 0.025 12 0.034 9r: svcos dsbuvos 0.017 13 0.018 12

* esblcnos qu conn d uno cnco bjdos.Fun: lbocón o con bs n odlos d gsón lnl úll, con dos dl inegi-stps,1995 y 2004.

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DESIGuALDADES LABORALES  131

devalada en los mercados de trabao, como bien lo mestran los estdiossobre segregación ocpacional discriminación laboral (Ariza, 2006).

COnCLUSIOnES

El análisis realizado permite destacar n connto de rasgos estrctralesqe explican la persistencia prondización de las desigaldades labora-les a lo largo del tiempo. También contriben a esclarecer porqé el mer-cado de trabao en México constite n espacio propicio para la genera-ción de dinámicas de exclsión laboral desencadenadas por las polticas de

aste estrctral los procesos de globalización económica.En primer lgar, el análisis presentado revela el carácter estrctral

sistémico qe a adqirido la precarización del empleo entre la erza la-boral asalariada. En parte, este proceso está asociado con na estrategiaadoptada por las empresas qe abrican bienes intercambiables para tor-narse más competitivas por la va de la redcción de los costos laborales. Esm poco probable qe las desigaldades laborales observadas pedan ce-der si, como asta el presente, las estrategias de competitividad internacio-

nal del pas continan asentando este elemento como aspecto clave de sinserción en los mercados internacionales. Por el contrario, es de esperarseqe si las tendencias observadas en la ltima década del siglo xx el primerlstro del xxi no cambian, el mercado de trabao continará operandocomo n campo social proclive para la ampliación prondización de ladesigaldad social.

En este sentido, na segnda conclsión de gran relevancia mestra aMéxico como n pas qe no está aciendo eserzos sistemáticos eecti-

vos para garantizar a la erza de trabao n maor eercicio de los derecoslaborales. Todo lo contrario, la creciente precarización de las condicioneslaborales constatada pone de maniesto el avance del proceso de erosiónde los derecos laborales en el pas. Esto es particlarmente crtico, pesasta la eca la erosión de la cidadana laboral a transcrrido por la vade los ecos, es decir, como resltado del cambio de las prácticas labora-les el aste de las demandas expectativas de la erza laboral aciaabao. En sentido estricto, se a impesto de orma sbrepticia n nevotipo de arreglo laboral. El nevo “contrato” sintetiza el poder creciente delcapital para imponer ss términos en el campo laboral. En consecencia, elempleo asalariado a disminido, inclso en los sectores otrora dinámicos

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protegidos, s capacidad de avorecer dinámicas de inclsión social. Pa-rece qe, en el nevo modelo de acmlación, el logro de la cidadanasocial a no depende, de orma signicativa, de las modalidades de inser-

ción laboral de la erza de trabao asalariado. El mercado laboral estaraperdiendo capacidad de promover procesos de cidadanización e inclsiónsocial a raz del avance de las prácticas de fexibilización nilateral, las po-lticas de desreglación laboral la pérdida de poder de negociación de lossindicatos.

En tercer lgar, se a pesto de maniesto, na vez más, la importan-cia qe tiene la eterogeneidad prodctiva laboral de la economa mexi-cana a la ora de evalar observar la evolción de las desigaldades labo-

rales. El análisis istórico los eercicios estadsticos reeridos al periodo deconsolidación prondización del nevo modelo de acmlación ponende maniesto la acentación de la eterogeneidad estrctral. Este enóme-no expresa o na realidad social de maor compleidad, pesto qe a lapersistencia de nidades económicas de baa prodctividad qe convivencon nidades de prodctividad media alta, se a agregado n conntoselecto de actividades prodctivas globalizadas con alto nivel de prodcti-vidad competitividad. En el nevo modelo de acmlación la eteroge-

neidad prodctiva a logrado recrearse prondizarse, generando diná-micas qe propician la creciente dierenciación social en el mndo deltrabao contriben a avorecer na maor polarización social entre laerza laboral.

En esta dirección, el tamaño del establecimiento, como prox del nivelde prodctividad, sige siendo n actor clave en el análisis de las probabi-lidades qe tiene la mano de obra de acceder a empleos qe permitan eleercicio de los derecos laborales básicos el logro de n ingreso por en-

cima de los niveles de sbsistencia más elementales. hemos mostrado, navez más, qe esta probabilidad se incrementa de manera sstantiva conor-me lo ace el tamaño del establecimiento.

En ese sentido, el eco de qe las empresas de gran tamaño mestrenna menor capacidad de absorción de erza laboral, qe inclso mcasde estas empresas se aan visto orzadas a recrrir a prácticas de fexibili-zación laboral, no constite n ben agrio en materia de ineqidadsocial. Las dos ltimas décadas del siglo xx la primera del xxi an vistocómo las peqeñas nidades prodctivas an amentado s capacidad deocpación de mano de obra, al mismo tiempo qe se contrao el potencialde la gran empresa. Este proceso, resltado tanto de las estrategias de rees-

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DESIGuALDADES LABORALES  133

trctración de las grandes empresas qe an recrrido a la externalizaciónde s prodcción a la sbcontratación de peqeñas empresas, como delas propias iniciativas de la mano de obra para garantizar s integración

laboral, an terminado alimentando el segmento qe tiene menos potencialde inclsión laboral. Como era de esperarse, si crecen los sectores con me-nor capacidad institcional económica para avorecer la expansión de lacidadana laboral , al mismo tiempo, se contraen aqellos qe tienenmaor dinamismo económico, capacidad de acmlación nivel de insti-tcionalización, la breca entre trabaadores con protección social laboral los desprotegidos se incrementa. El mercado laboral mexicano parecetransitar en esta dirección en las ltimas tres décadas, generando na diná-

mica qe es propicia no sólo para la reprodcción de las ineqidades labo-rales, sino también para s acentación en el tro cercano.

Finalmente, también emos observado qe nto a la creciente impor-tancia de la eterogeneidad prodctiva, como actor de ineqidad laboral, laedcación de la erza laboral asalariada también sige ocpando n lgarde gran trascendencia como actor de inclsión o exclsión laboral, as comoen lo concerniente a la dinámica de polarización laboral en crso.

Sin embargo, lo novedoso deriva de qe entre los óvenes parece ser

necesario adqirir niveles edcativos m elevados, por encima del deedcación sperior básica, para acceder a na inserción laboral qe avo-rezca el acceso a los derecos laborales básicos remneraciones qe per-mitan el logro de na vida digna. En ese sentido, el análisis insina qe enlos mercados laborales mexicanos está teniendo lgar na creciente deva-lación de las credenciales edcativas speriores. Este proceso, además,parece aectar de orma distinta a dierentes grpos de la erza laboral. Lamano de obra oven se presenta como la más vlnerable en este proceso, a

qe ingresa al mercado de trabao precisamente cando el proceso de de-valación de ss credenciales edcativas está en crso. Dico de manerabreve, entre los óvenes, el logro de n empleo no precario depende deaber alcanzado n nivel de edcación eqivalente al de enseñanza spe-rior. Como sabemos, en México esto constite en s mismo n actor dedesigaldad social, a qe sólo na proporción peqeña de la erza labo-ral logra acceder a n nivel edcativo tan alto , adicionalmente, las opor-tnidades para alcanzar este logro se distriben de orma ineqitativa,segn el estrato social.

Por lo anterior, pede armarse qe el mercado de trabao constiten espacio de imbricación de las desigaldades sociales (las laborales, las

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134  DESIGuALDAD SOCIAL

edcativas, las etarias las de género). Cando este acoplamiento aconteceen na ase temprana del crso de vida, se desencadenan modalidades deintegración laboral qe impiden el eercicio de la cidadana laboral na

integración social lograda. De esta manera, se devela la importancia de lasprimeras etapas del crso de vida (inancia ventd) como momentosprivilegiados en el proceso de reprodcción intergeneracional de las des-igaldades sociales.

Es m poco probable qe, en el contexto de la crisis mndial, Méxicopeda experimentar na redcción signicativa en los niveles de desigal-dad social existentes si no activa n connto de polticas pblicas qecontriba a revertir las dinámicas qe avorecen la erosión de la cidada-

na laboral, tanto como la conversión de las dierencias sociales en ineqi-dades sociales pronnciadas a lo largo del crso de vida de s erza detrabao. Especial atención debe brindarse al acoplamiento de las desventa-

 as sociales entre los óvenes, a qe ello sanciona rtas de precarizaciónlaboral qe en nada contriben a aminorar la desigaldad social.

REFEREnCIAS

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141

4PERFILES COntEMPORánEOS DE LA DESIGUALDAD:

tRABAJADORAS MEXICAnAS En EL SERvICIO DOMéStICOEn LA CIUDAD DE nUEvA YORK

Marina Ariza*

CONteNiDO

  Introdcción 142  Servicio doméstico desigaldad social 143

Dinámica socioeconómica, servicio doméstico desigal-

dad, 143; Servicio doméstico, migración mercados de

trabao, 149

  Servicio doméstico trabao reprodctivo 152El servicio doméstico el trabao de la reprodcción:

aspectos conceptales, 152; El servicio doméstico en

contextos de globalización: trabaadoras mexicanas en la

cidad de Neva york, 157

  Globalización, mercados de trabao emeninos desigaldad: a modo de conclsión 172

  Reerencias 174

* Investigadora del Institto de Investigaciones Sociales de la unam: <[email protected]>.

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142  DESIGuALDAD SOCIAL

No, o cando llegé aq die: “¡Gao!,¿esto es Neva york?”… srir, caminar, pasarse…

este… seño, ro, ambre… ¿para llegaren este lgar?, no, no pede ser posible [Re].

 yo die: “No es posible” porqepes, no piensa… m dierente ¿verdad? 

Teresa, 31 años, originaria de Gerrero

IntRODUCCIón

Entre los scesos qe al calor de las recientes transormaciones an tenidolgar en las ltimas décadas, destaca la creciente internacionalización del tra-

bao reprodctivo. En virtd de ésta, n nmero cada vez maor de meresde los pases de menor desarrollo relativo se traslada a algnas de las princi-pales metrópolis de los pases centrales a realizar las tareas propias de la repro-dcción doméstica (limpieza cidado). En el caso de Eropa occidental esposible encontrar meres de prácticamente todas las regiones del mndotrabaando como empleadas domésticas en naciones tan dismiles como Italia,España, Grecia, Secia, Siza, Inglaterra, Francia, holanda e Israel,1 por men-cionar sólo los contabilizados en n rápido sondeo con la inormación dispo-

nible. Se an docmentado desplazamientos emeninos desde lgares tan le- anos como el sr de Asia (Indonesia, Filipinas, Tailandia, India, Sri Lanka)acia el Golo Pérsico (Arabia Sadita Kwait) e Italia, España Grecia. De

 Árica (nigerianas, etopes marroqes) a la Eropa mediterránea (España,Italia Grecia); de México Centroamérica a Estados unidos Canadá, deEl Caribe (dominicanas) a Estados unidos, España, Italia, Siza, Bélgica

 Alemania, entre otros (Erenreic Rssell, 2003: 276-280; Ariza, 2004).El ortalecimiento (o la reactivación) de mercados de trabao secndarios

altamente eminizados precarios, como éste, orma parte de las llamadas“contrageograas de la globalización” (Sassen, 2002), circitos transronteri-zos qe prolieran en los intersticios del sistema qe mestran s rostrosombro, el “lado oclto de la neva economa” (Gtiérrez, 2007). Fertesdisparidades de ingreso, étnicas de género orman parte del connto deasimetras sociales qe sbacen al resrgimiento de este mercado de trabaoen las economas avanzadas en las décadas niseclares del siglo xx. Como

1

En este ltimo pas las latinoamericanas (bolivianas, peranas, cilenas, rga-as, argentinas, brasileñas venezolanas) an pasado a ormar parte del servicio domés-tico desde los años noventa (Riman et al., 2003).

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PERFILES CONTEMPORÁNEOS DE LA DESIGuALDAD  143

antaño, la expansión de esta ocpación es en s misma expresión de la pro-ndización de distancias entre grpos sociales naciones, garda n vn-clo estrctral con la dinámica económica en crso.

Con la inormación recabada a partir de la realización de na serie deentrevistas a prondidad a meres inmigrantes mexicanas insertas en elservicio doméstico en la cidad de Neva york,2 el presente trabao es narefexión acerca las relaciones más generales entre la globalización econó-mica, la migración emenina internacional la desigaldad social, a propó-sito de la caracterización de n mercado de trabao particlar. El texto sedivide en tres partes. En la primera se plantean algnas vinclaciones entreel servicio doméstico como actividad económica la desigaldad social,

segn se a venido disctiendo en la literatra especializada. En la segndase abordan algnos aspectos conceptales del servicio doméstico como tra-bao reprodctivo se emprende el análisis emprico de la inormaciónrecabada al caracterizar la inserción laboral de las meres migrantes entre-vistadas, destacando s eterogeneidad. En la tercera ltima parte se re-toma la discsión entre mercados de trabao emeninos, desigaldad glo-balización, al reseñar scintamente los allazgos encontrados.

SERvICIO DOMéStICO Y DESIGUALDAD SOCIAL

 A continación abordamos tanto la relación del servicio doméstico con ladinámica económica como con los mercados de trabao la migración, conla nalidad de ilstrar algnos de los distintos matices de la ineqidad so-cial qe encierra.

Dinámica socioeconómica, servicio doméstico y desigualdad

Con base en estdios de carácter istórico desde na postra dedora delparadigma de la modernización, diversos atores plantearon a lo largo de ladécada de los setenta del siglo pasado n ciclo de desarrollo de la ocpación

2 Estos datos orman parte del proecto Migración mercados de trabao emeninos enel contexto de la globalización. una perspectiva comparativa, en el qe se emprende n

análisis comparativo de la inserción laboral de dos grpos de trabaadoras inmigrantes en elservicio doméstico: dominicanas en Madrid mexicanas en Neva york. Centa con apooeconómico de la universidad Nacional Atónoma de México (programa papiit-in 303006).

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144  DESIGuALDAD SOCIAL

en estreca relación con el proceso general de cambio asociado a la rbani-zación a la indstrialización (Boserp, 1970; McBride, 1976; Caplin,1978). Teniendo como reerente emprico la dinámica istórica observada

en pases como Francia, Inglaterra Estados unidos drante las ases dedespege consolidación del proceso de indstrialización, se ormló nplanteamiento ipotético segn el cal los momentos de age del empleo secorresponderan con las ases intermedias de la indstrialización, en las qelas tareas de la reprodcción doméstica permanecen temporalmente erade la mecanización la comercialización, las tasas de participación econó-mica emenina son relativamente baas. En los tres pases mencionados, en-tre nales del siglo xix principios del xx el servicio doméstico experimen-

tó, en sintona con las pasas marcadas por el proceso de indstrialización,na rápida expansión para lego contraerse progresivamente asta qe al-gnas voces proclamaron, qizá prematramente, s virtal obsolescencia(Coser, 1973).3 Este proceso e concomitante con la tendencia seclar a laeminización de la ocpación, vericada sin excepción en los tres contextos.En Estados unidos, por eemplo, el nmero de meres empleadas en elservicio doméstico prácticamente se dplicó entre 1870 1910, al pa-sar de 960 000 a 1 830 000 trabaadoras (Katzman, 1978: 48). Con fcta-

ciones de diversa ndole, la ocpación continó creciendo a n ritmo menorasta la década de 1930-1940, momento a partir del cal perdió importan-cia como ente decisiva de empleo para la población emenina, llegando aaloar en 1990 a tan solo 494 920 meres, eqivalente a 0.94% de erzalaboral emenina ocpada (Milkman et al., 1998: 491). Estos aspectos moti-varon a algnas voces atorizadas a destacar el carácter transicional estra-tégico de esta ocpación en el contexto del desarrollo capitalista del em-pleo emenino en particlar (Caplin, 1978: 98).4

un patrón análogo se encontró en otros pases eropeos en AméricaLatina en momentos de cambio eqivalentes, si bien con matices varia-ciones importantes (Caplin, 1978; higman, 1988; Kzneso, 1993; Ariza,

3 Para este ator, el carácter obsoleto de este ocio qedaba de maniesto en sbaa respetabilidad en el eco qe sólo poda ser desempeñado por personas qesren de “mltiples incapacidades de estats”, como los negros o las meres rralesprovenientes de las sociedades tradicionales.

4 En palabras de Caplin: “sociologists have neglected this crucial transitional occupa-

tion […] a ull understanding o minority and women’s employment, industrialization andurbanization, middle and upper classes child rearing practices, and other issues, cannot beobtained without the comparative and historical study o domestic service” (1978: 98).

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PERFILES CONTEMPORÁNEOS DE LA DESIGuALDAD  145

1998; Sarti, 2006). De acerdo con Sarti (2006), la década de 1880 e elpnto de máxima expansión de la actividad en Secia, Norega, Alemania,España, Italia, además de Gran Bretaña Francia. En México, entre 1895

1940 las trabaadoras domésticas representaron en promedio no menos dela tercera parte de total de la población económicamente activa emenina.

 A partir de entonces, la ocpación empezó a declinar asta absorber, 50años despés (en 1995), a no más de 12% de las meres trabaadoras (Ari-za, 1998). Feron necesarios cerca de 100 años (1885-1980) para qe laactividad descendiera al segndo lgar en el perl laboral de las meresmexicanas en el ámbito nacional (Sárez, 1989). An cando en términosgenerales las investigaciones reeridas corroboran la pata de expansión,

eminización contracción de la ocpación en concomitancia con el pro-ceso de desarrollo, se a cestionado la pretensión de niversalidad delmodelo al constatar importantes asincronas en relación con los procesosde indstrialización rbanización (higman, 1988).5

El ciclo de expansión, eminización contracción del servicio domésticotambién garda estreca relación con el proceso de dierenciación social qelas transormaciones asociadas al desarrollo implican, sobre todo con la mo-dicación de la estrctra de clases acia la creación de los sectores medios

el proletariado rbano, demandantes oerentes por excelencia de la acti-vidad (higman, 1988; Moa, 2007). Va el cambio económico la dieren-ciación social qe éste sscita, las ases iniciales e intermedias del proceso dedesarrollo propician na desigaldad social de nevo cño: desplazados delsector rral, convertidos en proletarios rbanos clases medias emergentes.De acerdo con los aderentes a la concepción modernizadora del serviciodoméstico, esta contra avorecera la expansión transitoria de la actividadasta qe, en el mediano plazo, el decrso mismo del proceso de desarrollo

terminara por orecer meores oportnidades laborales a la erza de trabaoemenina, tanto en la indstria como en los sectores medios altos del sectorterciario, acortando de paso las desigaldades de ingreso inicialmente proi-

 adas por el despege del proceso modernizador (Caplin, 1978).6

5 Al tratar de comprobar la plasibilidad de la ipótesis para el caso de jamaica, hig-man (1988) señala qe en este pas el ciclo de expansión contracción de la ocpación emás bien concomitante con el proceso de rbanización, antes qe con la indstrialización,en la medida en qe la primera e relativamente independiente de la segnda.

6

Milkman et al. (1998) an criticado los spestos niveladores de la desigaldadatribibles al proceso de desarrollo implcito en la obra de Caplin (1978) aqellos a-tores anclados en la perspectiva modernizadora de la evolción del servicio doméstico.

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Es por este camino qe la dinámica de crecimiento del servicio domésti-co en las sociedades modernas a sido tomada como expresión indirecta dela pervivencia de grados importantes de desigaldad social (Caplin, 1978;

Cox, 2006; Moa, 2007). En las sociedades agrcolas tradicionales, por elcontrario, donde la dierenciación social la desigaldad son ostensiblemen-te menores, el recrso a la contratación de mano de obra asalariada para lastareas de la reprodcción doméstica dentro del propio ogar estara mcomenos extendido (higman, 1988). De acerdo con Moa (2007: 567), elcrecimiento del servicio doméstico en las economas capitalistas descansa noen la desigaldad tradicional entre “pocos” “mcos” qe primó en las so-ciedades preindstriales, sino en la desigaldad moderna, aqélla qe tiene

lgar entre los “mcos” los “mcos”,7 confencia qe conorma a s vezel pnto óptimo entre oerta demanda laboral. Para Caplin (1978: 123) elservicio doméstico es n indicador social de primer orden del nivel la cali-dad del proceso de indstrialización modernización, en la medida en qela expansión de la actividad constite na maniestación indirecta del costoimplcito en el proceso, al “orzar” temporalmente a parte de la poblacióntrabaadora a ingresar a la ocpación. Para este ator la desigaldad, no lariqeza, es el actor qe meor explica la existencia de n valor nmérico alto

en la proporción servidor/empleador en los pases qe analiza, pesto qe lamisma vara proporcionalmente con el ingreso.8 Dica asociación la corrobo-ran años despés Milkman et al. (1998), qienes al emprender el análisis dela macro sociologa del servicio doméstico para las 100 áreas metropolitanasmás importantes de Estados unidos, encentran qe la desigaldad del in-greso tiene n eecto positivo estadsticamente signicativo en la proporciónde erza de trabao emenina empleada en el sector del servicio doméstico.9

M a contracorriente de la pata seclar de descenso casi virtal ex-

tinción de la actividad, en las décadas niseclares del sigloxx

se dio nainsitada reversión de la tendencia, con la reactivación de este mercado detrabao a escala global en varios pases del Primer Mndo. Como antaño, laexpansión de la ocpación se relaciona con la acentación de las distanciassociales, asociadas aora a las transormaciones ocrridas en el contexto dela globalización. En Estados unidos, el nmero de meres empleadas en el

7 Las comillas son del ator.8 Estados unidos, Inglaterra, Francia, España, Sdárica e India son los pases en

los qe lleva a cabo s estdio comparativo.9 La relación entre dierencias crecientes de ingreso presencia del servicio domés-tico también a sido corroborada para el caso de los pases nórdicos (Platzer, 2006).

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servicio doméstico pasó de 494 920 a 820 300 entre 1990 1999 (Milkmanet al., 1998; uS Censs Brea, 1999).10 Sarti (2006) señala qe en Alema-nia el incremento e de 533 000 entre 1987 1997, mientras qe en Fran-

cia tvo lgar na explosión en el nmero de asistentes maternales, cidado-ras de niños trabaadoras amiliares, co nmero se incrementó más deldoble en el lapso de 1990 a 1999. La atora proporciona datos análogos para

 Astria, Dinamarca, Bélgica, holanda, Norega Secia, pero es sin dda enlos pases mediterráneos, sobre todo en España e Italia, en los qe ocrrió nmaor crecimiento relativo de la actividad (Antias Lazaridis, 2000). Elcaso de Secia reslta especialmente llamativo porqe se trata de la sociedadqe representa el modelo de eqidad social por antonomasia. De acerdo

con Platzer (2006), si a nales de la década de los sesenta del siglo xx dicil-mente podan encontrarse trabaadoras domésticas en ese pas, entre los añosocenta noventa s presencia se incrementó de manera notable. En nasociedad como la seca, qe otorga n alto valor simbólico a la igaldad, elresrgimiento del servicio doméstico (considerado parte del vieo sistema declases) se ve como na tendencia regresiva poco alentadora (Platzer, 2006).

La creciente demanda de trabaadoras domésticas, splida las más delas veces por n mosaico mltiétnico de trabaadoras migrantes de las más

diversas latitdes, orma parte del proceso de internacionalización del traba- o reprodctivo acaecido en el contexto de la globalización. El enveecimien-to demográco, el replanteamiento del Estado de bienestar, el crecimientode los servicios de proximidad (Parella, 2003)11 el amento de la partici-pación económica emenina gran entre los actores detrás de s reactiva-

10 El año 1999 es el ltimo con el qe se peden acer comparaciones entre lasentes de inormación, pes a partir del censo de 2000 bo n cambio en la clasica-ción de ocpaciones estadonidense qe impide conocer en adelante la evolción de lacategora “ private household service”.

11 Segn señala la atora, los servicios de proximidad orman parte de los “nevosacimientos de empleo” srgidos en las sociedades occidentales. También llamados“servicios a la vida diaria”, comprenden seis ámbitos dierenciados, entre los dos prime-ros gran las actividades remneradas destinadas a satisacer las necesidades de laspersonas las amilias, los servicios a domicilio. Algnas de ellas están vincladas alcidado de las personas (ancianos, enermos, niños), otras reeren más a tareas consi-deradas tradicionalmente domésticas, como la limpieza la preparación de alimentos.De acerdo con la Comisión Eropea, los catro ámbitos restantes son: las nevas tec-

nologas de la inormación de la comnicación, la ada a los óvenes con diclta-des, los servicios de mediación asesoramiento en la resolción de confictos, laprevención de riesgos laborales (Parella, 2003: 252).

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ción. Atrapados en la encrciada de presentar necesidades crecientes decidado atención, na menor cobertra institcional pblica para satis-acerlas, varios de estos pases atraviesan por lo qe se a llamado na crisis

en los sistemas de cuidado (Cristoperson, 1997; Zimmerman et al., 2006).12 La reestrctración de los sbsectores terciarios vinclados con la atenciónde las personas en los pases desarrollados, n proceso qe aconteció mástardamente qe la reestrctración del sector indstrial, garda n vnclodirecto con la mencionada crisis (Cistoperson, 1997). Los cambios en losmarcos reglatorios, la descentralización privatización del nanciamientoo del servicio, an desembocado en na creciente ragmentación del sector en el amento de los cidadores inormales. La consecencia a sido la

diversicación del tipo de proveedores (privados e institcionales) el de-sarrollo de los servicios privados para la atención en el ogar (home health).Tales procesos an tenido como contrapartida la cada general de los salariosen el sector, s maor dierenciación interna la pérdida de calicación delas ocpaciones (Cristoperson, 1997), aspectos qe no denotan más qelas secelas deadas por la creciente inormalización.

Caractersticamente, la demanda de servicio doméstico es maor enaqellos pases qe centan con baos sbsidios estatales para la esera de

la reprodcción, como España, Italia, Portgal, Grecia Estados unidos.Las dierencias en los sistemas de bienestar en las polticas neoliberales derecorte de los servicios pblicos en los distintos pases, explican parcial-mente el tipo de actividades de la reprodcción qe las trabaadoras do-mésticas internacionales desempeñan. As, por eemplo, como señala Pare-lla (2003: 136), el eco de qe en Francia exista na amplia cobertraestatal de los servicios de gardera permite entender por qé la demandade trabaadoras domésticas inmigrantes se limita a las tareas de limpieza del

ogar, en contraste con lo qe scede en España. En el marco de los pasesde la oecd, Estados unidos destaca, nto al Reino unido, por sscribir nmodelo de provisión de servicios de atención cidado qe descansa prin-cipalmente en el sector privado (Cistoperson, 1997).13

12 La maniestación más evidente de esta crisis son las brecas o décits de cida-do, reeren a la escasez oerta insciente de servicios remnerados qe cbran lasnecesidades de atención a los miembros de na amilia, as como a la alta de provisiónde cidado por parte de los parientes en el contexto restringido del mndo amiliar

(Zimmerman et al., 2006: 20).13 Datos de mediados de los años noventa señalan qe alrededor de la mitad de los9.9 millones de niños estadonidenses qe reqeran atención mientras ss padres tra-

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helga decir qe la reactivación de este mercado de trabao en las eco-nomas centrales no biera sido posible sin la contina provisión de manode obra inmigrante de los pases del sr, en mcos de los cales las remesas

se an convertido en n actor decisivo de eqilibrio macro micro-social.La migración internacional, ella misma na expresión de la globaliza-ción (held et al., 2002), es el canal a través del cal este mercado de traba-

 o se actaliza. Cmple en cierto modo la misma nción de expresión de lasdisparidades espaciales qe en los años de intensa rbanización migracióninterna acompañaron al crecimiento por sstitción de importaciones en laseconomas periéricas, con la dierencia de qe la escala en la dimensiónglobal le otorga otras proporciones.

No cabe dda de qe la relación de continidad descrita entre el servi-cio doméstico la desigaldad social, tanto en el periodo clásico del desa-rrollo capitalista como en el contexto más reciente de reestrctración globalización económica, denota la centralidad de la esera de la reprodc-ción para la dinámica social e ilstra cómo la confencia desaortnada deprocesos polticas sociales de diverso signo peden acer renacer vieasineqidades sociales.

Servicio doméstico,migración y mercados de trabajo

Tradicionalmente, el servicio doméstico a grado entre los mercados detrabao segmentados en los qe la migración ega n rol importante. Deorma caracterstica, en n mercado de trabao secndario la adqisiciónde capital mano es irrelevante de cara a las condiciones laborales, pesto

qe el logro la bicación ocpacional se encentran divorciados; no exis-ten cadenas de movilidad internas predominan la inestabilidad, los baosingresos la alta rotación. un mercado de trabao secndario tiende a re-troalimentarse sele estar dominado por la presencia de algnos grpospoblacionales especcos (negros, meres, inmigrantes), ca concentra-ción promeve la estigmatización de la ocpación. En el análisis qe realizasobre Estados unidos, Piore (1975; 1979) otorga n papel importante a la

baaban eran cidados por amiliares, poco más de na qinta parte por prestadores deservicios inormales, sólo 30% por institciones especializadas (Casper, 1996, citadopor Cistoperson, 1997: 17).

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migración, no sólo en lo qe concierne a s peso en la conormación de lossectores baos de las clases trabaadoras, sino al rol disrptivo qe le atrib-e en el eslabonamiento de cadenas exitosas de movilidad social.14

El servicio doméstico constite n mercado de trabao altamente e-minizado, con acsada inestabilidad laboral, baos salarios, sin capacita-ción ormal, sin carreras laborales internas con n erte estigma social.La alta rotación sele ser n rasgo recente en las ocpaciones mal rem-neradas qe no orecen estmlos a la permanencia, a sea al premiar laantigüedad o por medio del desarrollo de carreras laborales internas. Si aesto se añade la sitación de reclsión propia de s eercicio pertas aden-tro, las caractersticas del ámbito amiliar como espacio laboral el bao

estats de la ocpación, la elevada rotación cobra sentido.15 Voces tan a-torizadas como la de Katzman (1978) entienden qe la salida recente dela ocpación es el nico recrso qe les qeda a las meres ante la altatotal de control del entorno laboral las condiciones de trabao. Se tratarade na de esas ocpaciones en las qe el poder de negociación de las tra-baadoras es mnimo. En contra de lo qe ocrre en otras actividades labo-rales en las qe el salario es n actor determinante de la permanencia en laactividad, en el caso del servicio doméstico los aspectos extraeconómicos

 garan n papel decisivo, dadas las pecliares condiciones de la ocpa-ción ss niveles de remneración.16

un aspecto controversial en la discsión académica acerca de este mer-cado de trabao es si pede constitir n canal de movilidad social. En ntrabao clásico, Broom Smit (1963) se detienen en él para llegar a cata-logarlo como na “ocpación pente” (bridging occupation); es decir, comoactividad laboral qe brinda —mediante la experiencia en el trabao— lascondiciones las oportnidades para moverse de na ocpación a otra, o

14 Desde s pnto de vista, esto ocrre porqe la migración se interpone en laclminación de algnos aspectos clave para la movilidad, entre ellos la ormación ami-liar el establecimiento de patrones de empleo estables (Piore, 1975: 146).

15 Con base en datos empricos sobre América Latina, Smit (1973) describió enlos años setenta n itinerario laboral tpico de las empleadas domésticas, segn el caldesempeñaban asta seis trabaos, con na dración variable de seis meses a dos años.Transcrridos los siete años abandonaban el servicio doméstico para dedicarse a la or-mación de s propia amilia. Este itinerario laboral corresponde en términos generalesal perl de meres óvenes, solteras de origen rral, dominante en este tipo de traba-

 o por esos años.16 As lo sgiere, por eemplo, la investigación de Darte (1986) sobre las trabaa-doras domésticas en Repblica Dominicana.

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acia n grpo de ocpaciones (movilidad orizontal).17 En contraste conlo qe aconteca en la Eropa de los siglos xviii xix, cando la actividadgozaba de estats constita na ase transicional en la vida de las me-

res óvenes de origen rral qe encontraban en ella na orma de aprendi-zae aorro de cara al matrimonio (el llamado lie servant cycle), en nes-tra región tales posibilidades abran mengado debido a la imbricaciónde la ocpación con las ertes divisiones de clase, raza etnia (Kzneso,1993).18 En reerencia a Estados unidos es posible encontrar evidenciatanto en no como en otro sentido en distintos momentos istóricos. Talparece qe en ese pas la ocpación permitió na importante dosis de mo-vilidad a las inmigrantes eropeas de nales del siglo xix, en particlar a las

irlandesas, movilidad qe qedó clasrada cando otros grpos étnicos(asiáticas, negras, latinas) empezaron a colmar la ocpación (hondagne-Sotelo, 2001).19

Este ltimo aspecto alde a la acsada racialización de la ocpación enla sociedad estadonidense, qe tvo n papel importante en la conorma-ción de na clase trabaadora de servicio esencialmente negra e inmigrante(Katzman, 1978).20 históricamente se a prodcido na recomposición ét-nica en el sector desde las irlandesas, secas alemanas de nales del siglo

xix, las aroamericanas (qe en la década de 1920 dominaban la ocpación),17 Es preciso señalar qe la valoración positiva de la ocpación qe los atores

realizan tiene como reerente emprico las traectorias de los sirvientes masclinos demaor erarqa en la Inglaterra victoriana (maordomos), pes reconocen qe las po-sibilidades de movilidad de las meres eran bastante más restringidas (Broom Smit,1963).

18 Se señala as qe eron los indgenas, los esclavos liberados, personas de razamixta ciertos sectores de meres de raza blanca qienes integraron la actividad desdelos tempranos años de la Colonia (Salazar, 1979; Kzneso, 1993).

19 En s momento, el trabao en el servicio doméstico abra permitido tasas másaltas de movilidad a las meres irlandesas respecto de los ombres, dado qe el con-texto de recesión económica mantena a na parte de la erza laboral masclina eradel mercado de trabao (Katzman, 1978; Pedraza, 1991). una sitación inversa abraocrrido con las meres niponas, a las qe la actividad no abra permitido posibilidadalgna de movilidad, segn lo docmenta Eveln Nakano Glen (1986) en s pormeno-rizado estdio sobre tres generaciones de aponesas en Estados unidos. En términosistóricos, las asiáticas constitiran n grpo intermedio entre las aroamericanas lasinmigrantes latinoamericanas caribeñas de las ltimas décadas.

20

El ator destaca el marcado menor estats de la ocpación en Estados unidosrespecto de Eropa, en vista de qe no abra camino a la movilidad social ascendente careca de respetabilidad (Katzman, 1978: 277).

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las cicanas, las asiáticas, asta llegar a la presencia creciente de las inmigran-tes latinoamericanas caribeñas a partir de 1970 (hondagne-Sotelo, 2001).Segn lo reere esta atora, en el abandono de la ocpación por parte de las

aroamericanas méxicoamericanas gó n papel decisivo el movimientode los derecos civiles drante los sesenta, qe derribó las barreras legalesqe asta entonces les proiban acceder a n connto de ocpaciones (se-cretarias, servicios pblicos, dependientes administrativas, etcétera).21

No cabe dda de qe la racialización el carácter segmentado del mer-cado de trabao continan en el contexto actal de internacionalización deltrabao reprodctivo, en qe el estats migratorio, la condición étnica elgénero egan n papel predominante. Se congra de este modo lo qe

algnos atores llaman n proceso de la etnoestraticación o división socialétnica del mercado (Parella, 2003), qe genera desigaldades tanto en elacceso al abanico de opciones laborales disponibles para las inmigrantes,como en ss condiciones de trabao, como analizamos a continación.

SERvICIO DOMéStICO

 Y tRABAJO REPRODUCtIvO

En este apartado acemos el análisis emprico de la inserción laboral lascondiciones de trabao de n connto de inmigrantes mexicanas insertascomo empleadas domésticas en la cidad de Neva york. La exposiciónpresenta algnas precisiones conceptales acerca de la natraleza del servi-cio doméstico como trabao reprodctivo.

El servicio doméstico y el trabajode la reproducción: aspectos conceptuales

 A pesar de s importancia en el perl laboral de las meres de la atenciónqe recibió de parte de la investigación eminista en los años setenta ocenta (Graam, 1991), la idiosincrasia del trabao doméstico como acti-vidad laboral an es obeto de debate (Anderson, 2000; hondagne-Sotelo,2001; Salazar P., 2001; Ltz, 2002; Parella, 2003). El carácter diso de las

21 En el contexto de Estados unidos, el predominio de no otro grpo étnico avariado regionalmente. Al respecto véase Katzman (1978) hondagne-Sotelo (2001).

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tareas, el eco de qe se lleven a cabo en el ámbito privado la natralezacasi siempre inormal de la ocpación dicltan el establecimiento de lmi-tes claros. Intentos por acotar las actividades qe implica, como los em-

prendidos por la Organización Internacional del Trabao, selen qedarsem a la zaga de la realidad (Anderson, 2000: 15). Mcas de las diclta-des qe sscita s apreciación emanan de las condiciones si géneris qe as eercicio impone el ámbito doméstico, de la manera en qe la cons-trcción de género sesga la mirada de los investigadores promeve ladesvalorización de la ocpación. Con la nalidad de precisar la natralezadel servicio doméstico remnerado como actividad laboral, abordamos acontinación la conceptación de la actividad, ss dimensiones algnos

de ss aspectos más distintivos.Desde na denición omnicomprensiva qe abreva del debate actal,

el servicio doméstico pede ser entendido como el connto de actividadesrealizadas a cambio de n salario,22 encaminadas a asegrar la reprodcciónde los miembros de n ogar, qe se llevan a cabo dentro de éste,23 pedeninclir en grados variables la creación el intercambio de momentos de in-timidad (Anderson, 2000; hondagne-Sotelo, 2001; Salazar P., 2001; Ltz,2002; Parella, 2003). En la medida en qe la reprodcción doméstica ame-

rita de la connción de elementos materiales e inmateriales (emocionales simbólicos), peden distingirse sendas dimensiones (o acetas) dentrode la actividad. Esqemáticamente, no sin cierta arbitrariedad, esta distin-ción pede identicarse con la dierenciación entre tareas de limpieza ta-reas de cidado, anqe, en estricto sentido como tendremos oportni-dad de ver, ambas están implicadas, pes limpiar la ropa o los enseres dena persona en la cotidianidad de la vida amiliar es, en cierto modo, naorma de cidar de ella. El tipo de actividades qe conlleva la dimensión

material de la reprodcción es m variable está seta a n elevado gradode discrecionalidad. El tamaño de la amilia a la qe se sirve, la etapa delciclo por la qe atraviesa, las proporciones sicas de la vivienda, el mobilia-rio, los materiales de terminación, el grado de elaboración de los alimentos,

22 El salario monetario sele ser sólo parte de la remneración al trabao pes,dependiendo de la modalidad de inserción laboral, na parte del pago se realiza en es-pecie (abitación comida).

23 Se da por sentado qe algnas de las actividades qe sirven a la reprodcción

del ogar se realizan era del domicilio (comprar alimentos, recoger a los niños en laescela, llevar a los ancianos al médico o a los niños al parqe), anqe la maora tienelgar dentro de ss lmites.

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los estándares de limpieza, etc., son algnos de los actores qe condicio-nan s eercicio, mcos de ellos determinados por la clase social la cl-tra del ogar al qe se presta el servicio, como tendremos ocasión de ver.

La dimensión emocional o sbetiva, en cambio, es más dicil de apre-ender se relaciona claramente con los aspectos de cuidado implcitos enla ocpación.24 La atención a los niños, los ancianos, las personas enermaso discapacitadas incle n vnclo emocional ineldible qe es parte delvalor qe se crea e intercambia en el eercicio de la actividad, anqe per-manezca las más de las veces invisible. S existencia reslta ineqvoca-mente palpable cando, por eemplo, las personas qe contratan el serviciosolicitan expresamente ciertos rasgos de personalidad trato (“dlzra”,

ser “alegre”, “cariñosa”, tener “ben temperamento”, bena “disposición”,etc.) en las empleadas.25 La cantidad de eserzo necesario para cbrir acabalidad los aspectos emocionales inclidos en la actividad las implica-ciones qe de ello se derivan, son m diciles de evalar, pero sin ddatienen n papel importante. La literatra académica sobre el tema a llama-do la atención sobre la nción de maternidad qe eercen las migrantesacia los ios de las personas para qienes trabaan, la paradóica sita-ción de qe provean aecto a niños qe no son sos, mientras los propios

an de recibirlo —si era el caso— de otras gras ntricias cercanas,congrando as lo qe se a llamado na serte de maternidad transnacio-nal (hondagne-Sotelo Ávila, 1997; Salazar P., 2005). Como aspecto anec-dótico, valga la pena destacar qe los relatos de nestras entrevistas estánllenos de sitaciones de rivalidad en el aecto la ascendencia sobre losniños entre las empleadas las madres, sitaciones qe, como se a desta-cado en estdios previos, ablan acerca de la dispta entre varios modelosde maternidad las tensiones qe sscita la reprodcción de relaciones

ntimas en contextos de erte asimetra social (Coser, 1973; hondagne-24 El cidado se pede denir como la provisión (remnerada no remnerada)

de soporte, inclendo actividades laborales estados emocionales. Es proporcionadoprincipal, anqe no exclsivamente, por meres a adltos dependientes, niños per-sonas con necesidades especiales, en las eseras pblica privada, en na variedad deentornos institcionales (Tomas, 1993: 665).

25 Frecentemente se crean estereotipos acerca de lo qe se entiende son los aspec-tos idiosincráticos de n colectivo de inmigrantes en relación con otro. En el caso deEspaña, por eemplo, segn lo reeren algnas agencias intermediarias del sector, a

pesar de los preicios raciales las trabaadoras dominicanas gozan de aceptación entrelas empleadoras por el eco de qe son vistas como “alegres” “cariñosas” con losniños (entrevista con inormante clave, Serviogar, Madrid).

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Sotelo Ávila, 1997). En esta lnea de razonamiento, aciendo énasis enlos aspectos inmateriales del servicio doméstico en condiciones de migra-ción internacional, se a propesto el concepto de cadenas globales de aecto 

(Rssell, 2000; Erenreic Rssell, 2003) para aldir a la creación de naserie de vnclos personales entre individos —en s maora meres— aescala global basados en el trabao de provisión de cidado (remnerado no remnerado). Se trata de n concepto emergente qe se enoca en lageograa del trabao reprodctivo a escala global qe, como señala Escri-vá (2005), tiene la virtd de resaltar la idea de la simltaneidad de losprocesos qe envelve, tanto en origen destino, anqe adolece de namirada estática de la presnción de qe qienes se enlazan en la cadena

de provisión de aectos son sólo meres.26

El eco de qe el servicio doméstico como actividad laboral tenga l-gar en el espacio amiliar privado, encierra na serie de implicaciones im-portantes para las dimensiones material emocional de la reprodcción,qe es preciso resaltar. Como qeda de maniesto en el análisis de la inser-ción las condiciones de trabao de las inmigrantes mexicanas entrevistadasen la cidad de Neva york qe acemos a continación, el carácter privadodel ámbito laboral torna disas las ronteras entre lo qe se entiende por

trabao lo qe no, dando lgar a sitaciones m variables en n contextode so discrecional. La sperposición entre las eseras laboral residencialcaracterstica del servicio doméstico interno pede actar en el sentido deacer más laxas o más rgidas las condiciones laborales. De por s éstas va-ran de acerdo con la segmentación interna propia de la actividad entretrabao doméstico, con sin residencia independiente, entre otros aspectos.En el caso de la dimensión material de la reprodcción, la natraleza pri-vada del espacio amiliar determina qe no exista na estandarización de las

tareas qe se an de realizar, las qe peden ser m variables mltiplicar-se considerablemente (barrer, acer las camas, limpiar los baños, lstrartensilios de metal, pisos, cargar aga, lavar patios, cristales, ventanas, ca-rros, cocinar, lavar ropa, bañar animales domésticos, plancar manteles,etc.), qe tampoco qeden claros los lmites de la ornada laboral candola actividad se lleva a cabo en sitación de reclsión (doméstica interna).

26 El reerente emprico más caracterstico detrás de esta propesta es la ia maorde na amilia pobre qe cida de ss ermanos en asencia de s madre, la qe a s

vez trabaa como niñera cidando los niños de otra mer migrante, qe en este caso seencentra empleada en el ogar de na amilia en n pas desarrollado. Para na tilrevisión crtica véase, además de Escrivá (2005), yeates (2005).

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156  DESIGuALDAD SOCIAL

En lo qe concierne a la dimensión emocional del trabao reprodctivo elasnto es más compleo, pes en la medida en qe la creación el intercambiode aecto tienen lgar en el espacio amiliar, ámbito por excelencia de la vida

ntima, la dosis de ambigüedad amenta, como también la necesidad de esta-blecer ronteras. helga decir qe las posibilidades de intimidad s reverso,la necesidad de marcar distancias sociales, varan proporcionalmente con elgrado de vinclación al ogar qe cada modalidad de inserción laboral spo-ne, desde el eercicio en sitación de reclsión al trabao con residencia inde-pendiente en ss diversos sbtipos (a en n ogar, o por ora, en varios).

Si, como desde el campo de la sociologa de las emociones se postla,el aecto es na orma de graticación (o recompensa) qe se otorga voln-

tariamente, en asencia de coacción (de a s valor), qe genera estatus(estima, reconocimiento, deerencia, respeto) a la persona qe lo recibe(Kemper, 1978, 1989, citado por Bericat, 2000), la tensión implcita entrela distancia social respecto de qien se contrata como empleada la proxi-midad inerente a los aectos necesariamente intensos del mndo amiliar,crean na serie de sitaciones contradictorias en ocasiones diciles de so-brellevar. Como señalara Coser (1973) en s trabao clásico sobre la evol-ción de la ocpación del servicio doméstico en Estados unidos, la ambi-

güedad es el rasgo caracterstico de las sitaciones en las qe coexisten naerte asimetra social na gran proximidad sica. Es ése el contexto en elqe tiene lgar el intercambio emocional, intercambio qe no fe en pro-porciones eqivalentes entre qienes lo comparten (Anderson, 2000). Dea qe algnos atores caliqen como intimidad anónima la sitación deambigüedad en qe se encentran las domésticas internas por el ecoparadóico de ser, a la vez, seres próximos permanecer ocltos en el ano-nimato qe brinda el recinto amiliar (Gtiérrez, 2007).

Pero la relativa articialidad de la distinción entre las qe emos llama-do dimensiones material emocional del trabao reprodctivo, qeda demaniesto cando nos topamos con sitaciones en las qe las tareas másinmediatas del mantenimiento del ogar conllevan en s realización naintención aectiva. Tomemos por caso cando se elige volntariamente pre-parar n alimento con esmero porqe se sabe qe es del gsto de la perso-na a la qe se otorga el servicio, o cando se opta, de nevo volntariamen-te, por ordenar escrplosamente en asencia de los deños de la casa loscaones alacenas para sorprender gratamente a los propietarios a s regre-so. Como tal, el trabao emocional inerente a la dimensión inmaterial dela reprodcción no es mercantilizable ni ácilmente sstitible, lo qe in-

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dce a refexionar acerca de qé es nalmente obeto de intercambio en laventa compra del servicio doméstico como mercado de trabao. Teniendocomo reerente principal la modalidad “pertas adentro” (domésticas inter-

nas), Katzman (1978) otros atores (Anderson, 2000) entienden qe esla persona ( s trabao), no propiamente la erza de trabao, el bien qetransita en este tipo particlar de relación laboral.

Estos aspectos llaman la atención sobre algnos de los rasgos distinti-vos de la ocpación qe an movido a algnos estdiosos a plantear qe sexamen debe emprenderse desde la estrctra social, antes qe económica(Katzman, 1978; Coser, 1973), a saber, el carácter particlarista persona-lizado del vnclo laboral, s natraleza disa el elevado control sobre la

movilidad sica el ámbito de interacción de las empleadas cando éstastrabaan en sitación de corresidencia con ss empleadores. Sin dda, talesaspectos gardan remembranzas con el vnclo social patrimonial entreamo servidor, caracterstico de las sociedades preindstriales, m dis-tante de la tpica relación salarial capitalista.27 Es precisamente en este es-pacio de ambivalencias crzadas donde debemos sitar al servicio domés-tico como actividad laboral.

El servicio doméstico en contextos de globalización:trabajadoras mexicanas en la ciudad de Nueva York28

Para describir las condiciones laborales de las meres inmigrantes entre-vistadas nos valemos de la segmentación qe prevalece en la actividadentre trabaadoras domésticas internas externas. Estas ltimas, a s vez,

27 En el contexto de la Eropa decimonónica se entenda qe n sirviente era al-gien qe se ocpaba exclsivamente de las necesidades personales de n empleador s amilia, de orma qe se estableca na relación de dependencia personal con éste(McBride, 1976: 11). Segn señala la atora, en la época revolcionaria el código napo-leónico negó el estats independiente a los sirvientes, en la medida en qe se conside-raba qe estaban demasiado setos a ss amos como para ser reconocidos personasciviles. una sitación similar tvo lgar en México cando, a pesar de abolida la escla-vitd, las lees constitcionales de 1836 negaron la posibilidad de votar a las meres a los sirvientes, con la excepción de los sirvientes ombres en San Lis Potos Pebla,argmentado s ineptitd para ormarse n icio independiente respecto de las perso-

nas a las qe servan (Goldsmit, 1990: 112).28 Esta parte se sstenta en el análisis emprico de 12 entrevistas a prondidadrealizadas a meres inmigrantes mexicanas empleadas en el servicio doméstico en la

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se peden sbdividir en as o por oras, dependiendo de si prestan ssservicios de manera contina en n ogar por n nmero de determina-do de oras a la semana, o en varios. Desde la perspectiva de algnos

analistas, esta oposición recoge la distinción entre el eercicio de la acti-vidad en condiciones qe se acercan a la servidmbre o en condicionesmás modernas, anes al trabao asalariado (Colectivo ioe, 1991). Lastres modalidades (internas, externas as externas por oras) pedencombinarse entre s, pes en s da libre na trabaadora doméstica in-terna pede prestar servicios por ora en na casa, mientras qe naempleada externa a pede acer lo mismo en na o varias casas, a seacando termina s ornada laboral o en s tiempo libre. Sobra decir qe

la posibilidad de combinar modalidades laborales es mco menor paralas trabaadoras internas, anqe ocrre. La inserción laboral en na otra modalidad, interna o externa ss sbtipos, encierra implicacionesimportantes para las condiciones de trabao de las meres los dere-cos laborales qe les asisten. Como en otras sociedades, en Estadosunidos el servicio doméstico se rige por n estatto laboral especial qerestringe los derecos de las trabaadoras en relación con el resto de laerza de trabao, estableciendo cláslas de condicionalidad en el acce-

so a la segridad social las condiciones de trabao (pago de oras ex-tras, salario, sindicalización), qe se velven an más excepcionalescando el trabao se realiza en sitación de corresidencia con los em-pleadores (Ariza, 2008).

Este primer ee analtico (trabaadoras internas versus externas sssbtipos) pede ser ledo en n continuum qe describe sitaciones sce-sivas de maor a menor domesticidad: desde trabaadora interna a trabaa-dora externa no a por oras en varias casas, pasando por las distintas

modalidades de externa a (en na casa, con o sin combinación con tra-bao por oras, o en dos casas, etc.). A este primer ee analtico podemossperponer n segndo, centrado en el grado de dierenciación o solapa-miento de las tareas de la reprodcción qe las meres desempeñan. ungrado máximo de dierenciación implicara realizar sólo na tarea de lareprodcción doméstica o, lo qe es lo mismo, de cierta especialización,

cidad de Neva york, entre los meses de ebrero abril de 2007. El gión de la entre-vista recogió inormación detallada sobre tres aspectos centrales: 1] el proceso migrato-

rio; 2] la traectoria laboral pre posmigratoria, las condiciones de inserción en eltrabao actal, la valoración personal de la actividad; 3] la mediación del mndo a-miliar.

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como en el caso de las qe sólo limpian; a s vez, n grado mnimo dedierenciación entraña la sperposición de varias labores co extremoestara dado por las sitaciones en las qe las meres realizan, en na

misma casa o como el prodcto del trabao en varias de ellas, la maorade las tareas de la reprodcción: desde lavar, cocinar plancar, astacidar niños, ancianos, personas enermas discapacitados. Del crce deestos dos ees analticos se obtiene el espectro de las sitaciones laboralesde inserción analticamente posibles de las meres trabaadoras, como semestra en el diagrama 4.1.29

Es menester señalar qe el reerente emprico tácito del esqemaanaltico de posiciones laborales qe se propone en el diagrama 4.1 reco-

ge —entre no otro extremo del continuum— la traectoria tipológicadentro del servicio doméstico, desde el trabao en sitación de reclsióno servicio doméstico pertas adentro, al trabao por oras en no o va-rios domicilios, segn se a descrito na otra vez en la investigaciónsobre el tema (Smit, 1973; Cane Garca, 1993). En lo qe podracorresponder a n tipo constrido en sentido emprico (McKinne,1968), las meres se insertan en el servicio doméstico en calidad deinternas cando son óvenes transitan a la modalidad externa na vez

29 En el niverso de nestras 12 entrevistas, dos corresponden a trabaadoras do-mésticas internas realizan tanto tareas de cidado como de limpieza; de las qegraban como externas en el momento de la entrevista, cinco aban trabaado enla modalidad de internas e icieron el tránsito a externas cando se casaron o tvie-ron ios, segn se recoge en la istoria laboral. Entre el sbgrpo de las externas,dos trabaan en la modalidad de a en na casa, na como a en dos casas seiscomo trabaadoras por oras. Estas ltimas son todas trabaadoras por s centa, conla excepción de na qe labora como sbcontratada para n latinoamericano con esta-ts migratorio legal qe tiene na empresa de limpieza a domicilio. Resta na merqe es n caso atpico, pesto qe presta el servicio de cidar niños a otros inmi-grantes latinoamericanos en s propio domicilio, por na taria m por debao dela establecida en el mercado, inclida en el análisis por s relevancia. En el niversode las 12 inmigrantes mexicanas, cinco trabaan de tiempo completo el resto en

 ornadas ineriores a las 35 oras semanales. Todas, excepto na, realizan labores delimpieza; catro las combinan con el trabajo de cuidado, a sea de niños o ancianos, tres con la preparación de alimentos para todos o algnos de los miembros delogar al qe sirven; na realiza todas las tareas conntamente, por lo qe presentael menor grado de dierenciación. En el niverso de las entrevistadas, catro eran

migrantes recientes en 2007 (menos de cinco años de aber llegado a Estados uni-dos) oco antigas (más de cinco años menos de veinte). Sólo na de las traba- adoras es residente legal.

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qe se convierten en esposas madres. Modélica, anqe no necesaria-

mente, el tránsito de na modalidad a otra representa también el pasodel trabao de tiempo completo (con largas ornadas laborales) al traba- o de tiempo parcial. Ésta e, por eemplo, la traectoria predominantede las migrantes internas de origen rral qe se insertaron como traba-

 adoras domésticas en las cidades latinoamericanas en los años de in-tensa rbanización qe acompañaron la implementación del modelopor sstitción de importaciones. Pero ni la traectoria es nidireccio-nal —pes a recentes idas venidas entre las distintas posiciones

laborales— ni debe tomarse en n sentido literal, dado qe posee sólon valor erstico. Las condiciones particlares del servicio domésticoen contextos de migración internacional e importante vlnerabilidad,como el qe prima en el mercado laboral estadonidense, sbviertencon recencia la racionalidad qe sbace a la traectoria tipológicaseñalada, al qebrar, por eemplo, la recente asociación entre etapastempranas del ciclo de vida servicio doméstico en sitación de corre-sidencia. Cinco de las siete meres qe en nestras entrevistas algnavez trabaaron como domésticas internas, an eco el tránsito a la si-tación de externas, en algnos casos con breves idas venidas de namodalidad a otra.

Diagrama 4.1. modldds lbols d nscón n l svco doésco,sgún js d dnccón.

el dg n un fnldd nlíc y no cog l vbldd d ls sucons íc-n osbls.

Grado de domesticidad o apropiación de la persona 

Máximo (+) 

Máximo (+) 

Interna

(limpieza+cocina+cuidadode niños o ancianos)

Interna

(cocina y cuidado de niñoso ancianos)

Externa fija

en una casa

(limpia y cocina o limpiay cuida niños o ancianos

en un solo domicilio)

Externa fija

en dos casas

(limpia y cocina en una;en la otra sólo cuida)

Externa por horas

en varias casas

(sólo limpia)

Mínimo (–) 

Mínimo (–) 

    G   r   a    d   o    d   e    d    i    f   e   r   e   n   c    i   a   c    i    ó   n

    d   e    l   a   s    t   a   r   e   a   s

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El trabajo en situación de reclusión: domésticas internas30

“Aq, si no no trabaa no vive […] no come,

no tiene dónde vivir, entonces se aganta no. y no porqe le da miedo, no porqe no sabe, por el idioma”

Gertrdis, 29 años, originaria de Morelos

Casi por lo reglar, para interna no a, no a orarios.Te dicen qe: “Nada más na pregnta

¿a qé ora se va a levantar no?” a te dicen:“Es qe a tal ora.” ya en la noce, este,

a veces qe la señora s se llevaba al niño, o me qedaba libre”

Margarita, 23 años, originaria de Oaxaca

Las dos trabaadoras qe en el momento de las entrevistas graban comodomésticas internas son óvenes (29 23 años), con alta escolaridad (pre-paratoria completa estdios niversitarios) de origen rbano. una deellas migró de orma independiente, es soltera lleva más de siete años enEstados unidos; la otra se desplazó sigiendo al marido, qien a se encon-traba en la cidad de Neva york (migración amiliar) tiene menos de dosaños de residir en esta cidad. El recazo en el examen de ingreso a la ni-

versidad la violencia amiliar, por n lado, as como problemas amiliares,el desencanto con el eercicio del magisterio ertes dedas económicas,por el otro, son los actores qe motivaron la migración.

 Analticamente, de las posibilidades de inserción laboral contenidas enel diagrama 4.1, las trabaadoras domésticas internas selen bicarse en elextremo del continuum de los dos ees de dierenciación señalados, aqél enel qe coinciden la sitación de máxima domesticidad (reclsión interna)con la de menor dierenciación (o máxima sperposición) de tareas (ca-

drante sperior izqierdo). En eecto, en la generalidad de los casos, lasmeres insertas en esta modalidad tienen qe realizar varias ( a veces to-das) tareas de la reprodcción: limpiar, cocinar cidar niños o ancianos.Como mencionamos, el carácter privado no reglado del ámbito domés-tico abre n margen variable de discrecionalidad para el tipo de tareas qepeden ser legítimamente exigidas. Del relato de las entrevistas srgen labo-res como bañar al perro, darle de comer a los patos las gallinas, llevar a

30 El análisis del trabao doméstico pertas adentro abreva no sólo de las dos inmi-

grantes qe en el momento de las entrevistas graban como trabaadoras domésticasinternas, sino de la experiencia de otras tres trabaadoras qe transitaron de internas aexternas a raz del matrimonio o la maternidad.

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los niños al parqe, gar con ellos, lactarlos en las madrgadas, acompa-ñar a los ancianos a ss visitas médicas o a ver televisión, dormir con ellosen la misma cama o abitación.

utilizamos seis indicadores31 para evalar las caractersticas del traba- o en esta modalidad: 1] el grado de control qe se eerce sobre las me-res, en términos de la spervisión de las tareas qe desempeñan; 2] laintensidad o extensión de la jornada laboral (nmero de oras semanales);3] el nivel de segregación interna, entendido como la medida en qe serestringen la movilidad o el acceso a los espacios enseres domésticos(áreas para dormir transitar, acceso al teléono, al televisor, consmo dealimentos, etc.); 4] el tipo de interacción qe prevalece con los empleado-

res en el entorno amiliar (mnima o instrmental, diversicada o aecti-va), aspecto qe sele gardar relación con el indicador anterior; 5] laexistencia de algna orma de salario indirecto o prestación laboral (seg-ridad social, vacaciones, aginaldo) , 6] el nivel de satisacción o insatis-acción expresado.

Las dos trabaadoras domésticas qe en el momento de la entrevistalaboraban en esta modalidad perciben na considerable spervisión de lastareas qe realizan, las cales tienen lgar en ornadas extenantes de no

menos de 60 oras semanales. Como se recoge en la cita textal de la en-trevista qe encabeza esta sección, en sitaciones como la narrada no exis-te n lmite a la extensión de la ornada laboral, por lo qe la disponibili-dad de las empleadas a de ser constante. Ellas verbalizan la sitación decontrol al maniestar qe se sienten “vigiladas”, qe reciben mca “pre-sión”. Esto se acompaña de niveles altos de segregación interna. En general,na vez qe conclen las tareas domésticas, la movilidad de las trabaado-ras entrevistadas se restringe a la abitación en la qe dermen. Ellas pe-

den transitar por los distintos espacios de la casa siempre qe estén desem-peñando algna labor. An cando en el niverso de todas las meresentrevistadas algnas valoran positivamente el empleo en casa de amilia, al

31 An cando en todos los casos se recopiló inormación sobre el ingreso, en vistade la omogeneidad acia la baa de la población en este indicador de las variacionesintragrpales por la combinación de modalidades de inserción laboral la dración dela ornada, se optó por no inclirlo en el análisis. No obstante, nestros datos revelanqe en la maora de los casos el ingreso semanal reportado por las trabaadoras en

2007 se encentra alrededor ( en ocasiones por encima) de la mediana del ingreso delos trabaadores domésticos privados en todo Estados unidos en 1998, segn datosociales (uS Department o Labor, 2000).

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considerar qe, en contraste con el trabao abril (en actoría),32 les permiteaorrar dinero al proveerles abitación comida, representa n gradomenor de vigilancia e intensidad laboral, las condiciones de aloamiento

peden presentar n margen de variabilidad impredecible están setas ana diversidad de actores, entre los qe sobresalen la clase social losábitos cltrales de los empleadores a los qe sirven.33

Sitaciones de alta segregación interna selen ir acompañadas de naredcida interacción verbal, de na comnicación meramente instrmen-tal de cara a los nes del proceso laboral, aspecto qe en ocasiones resien-ten. Pero la instrmentalidad es na moneda de doble cara, pes las em-pleadas también restringen el tipo el nivel de interacción qe establecen

con los miembros del ogar, en especial si se trata de los empleadores,dando lgar a na pata de intercambio verbal en la qe predomina naactitd de catela atoprotección. En palabras de na de las entrevista-das: “A veces a cosas qe evito para no encontrar negativas” (Gertrdis).Es menester señalar qe la barrera del idioma qe enrentan las trabaado-ras mexicanas en Estados unidos es n obstáclo ndamental para lasposibilidades de interacción.

Las sitaciones de maor involcramiento aectivo srgen cando el

trabao de la reprodcción envelve el cidado de menores de edad, sobretodo si abarca varios años de la vida de los inantes se establece tempra-namente. La cotidianidad del trabao de campo con empleadas domésticasestá plagada de sitaciones en las qe las meres narran el dolor qe lesocasionó desprenderse de menores qe dicen aber criado como suyos, navez qe abandonan la modalidad de domésticas internas. As, Felipa, natrabaadora externa qe laboró cinco años en sitación de corresidenciacon ss empleadores desde s arribo a Estados unidos, en 1993, dice a-

ber llorado el da qe abandonó ese empleo, pes se atribe el aber

32 El diseño de la investigación contempló acer entrevistas a meres insertas en eltrabao abril como otro sector laboral eminizado elemento de control de las inerenciasrealizadas con la inormación calitativa recabada en relación con el servicio doméstico.

33 En no de los trabaos previos de na de las dos entrevistadas qe gran enesta modalidad, la abitación en qe dorma era minscla la ilminación estabacongrada de modo qe se cesaba en el mismo momento en qe ella cerraba la pertapara reclirse en s abitación, por lo qe na vez dentro no le qedaba más remedio

qe dormir. En cambio, otras entrevistadas valoran con mco entsiasmo las condi-ciones la comodidad de las abitaciones de qe dispsieron en experiencias comoempleadas domésticas internas.

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“criado a esos niños”. Otras sitaciones en las qe peden ragarse lazosde aectividad importantes tienen lgar en la atención de ancianos, sobretodo si éstos son ncionales, viven solos reciben pocas visitas de ss a-

miliares inmediatos. Leticia, por eemplo, na idalgense recién llegada aNeva york (al momento de la entrevista) recerda con nostalgia el mes medio qe estvo prestando ss servicios como cidadora de n par deancianos en Long Island. El ben trato mano qe dice aber recibido la comodidad del espacio asignado a ella en la residencia amiliar se le an-toan n entorno laboral inmeorable, en comparación con las más de 70oras semanales de trabao en qe poco despés se convirtió s vida labo-ral, al verse obligada a combinar el servicio doméstico con la cocina en n

restarante, poco despés del allecimiento de no de los ancianos.En general, entre las tareas de cidado las domésticas selen inclinarse

por la atención a los niños, en parte qizá porqe les permite ormar nnexo aectivo con maor acilidad. El vnclo creado pede contribir demanera importante a redcir los niveles de segregación interna de aisla-miento de las trabaadoras, constite na ente inestimable de aectoqe las acerca n poco más a la cción de constitir “n miembro más dela amilia”  (yong, 1987). Es interesante acer notar qe —con algnas

excepciones— al interrogar a las meres mexicanas ( de otros colectivos)sobre cál de las distintas tareas de la reprodcción (cidado/limpieza) lesreslta más dicil, la atención a los ancianos es la más recrrente, dado qeel estado de deterioro sico mental qe peden presentar los adltosmaores les plantea sitaciones de dicil maneo mca responsabilidad,aectándolas a s vez emocionalmente.34

El grado de sperposición de tareas qe las trabaadoras internas entre-vistadas relatan es importante. Conscientes de qe el entorno de discrecio-

nalidad del espacio doméstico pede mltiplicarlas de modo considerable,34 En esta serte de relación aectiva con personas de la tercera edad en n contex-

to laboral doméstico marcado por ertes asimetras étnicas de clase, acontecen sita-ciones en las qe los ancianos se vinclan intensamente con las meres inmigrantes les prometen retribirlas en ss testamentos. La decepción el encono srgen cando,tras la merte de ellos, descbren, o bien qe la promesa no era cierta, o qe los ami-liares impidieron s materialización. En otras ocasiones, en cambio, son los descendien-tes sobrevivientes los qe otorgan volntariamente algn tipo de compensación econó-mica a las meres qe an prestado servicios a ss amiliares o seres qeridos, a

eran ancianos o enermos terminales. Estos aspectos ilstran la compleidad qe en-velve el trabajo de cuidado como actividad laboral, sobre todo cando tiene lgar en elespacio doméstico amiliar, ámbito por excelencia de la aectividad.

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las trabaadoras aprenden a negociar la carga de las tareas a desempeñar. As, cando se reere a s experiencia pasada como doméstica interna,Teresa, de 31 años originaria de Gerrero, relata:35

Le digo: —“¿Qiere qe na’más le cide a los niños o qe le aga la limpieza?”,

porqe le digo qe mcas as dicen, “Na’más qiero qe me cide a los ni-

ños” al nal de centas, le digo, nos dicen: “Pláncame ropa…”, le die:

—“Meor vamos a ser sinceras”. Entonces, ella me dio: —“S, qiero qe a-

gas limpieza…”, le digo: —“Beno, beno pes si es as pes… vamos”. y…

s, me i.

 A s vez, Gertrdis, de 29 años, originaria de Morelos actal36 do-méstica interna, narra:

 Aora, lo qe o me e dado centa es qe […] si nosotros le decimos: “Es

qe no podemos cidarlos limpiar al mismo tiempo, porqe [si a] esos niños

les ocrre algo el problema va ser para no”.

 Ambas trabaadoras carecen de calqier orma de salario indirecto, as

como de vacaciones. En el estado de Neva york, además del pago por oraeectivamente trabaada, a las domésticas internas les asiste el dereco a laretribción de las oras extra trabaadas (si bien a partir de n mbral másalto) del salario mnimo establecido por le (hondagne-Sotelo, 2001:215; hosekeepers united, 2007).37 En la maora de los casos, las em-pleadas desconocen esta inormación se sienten en condición de mins-vala por carecer de n estats legal.38

En la bsqeda ansiosa de caminos para reglarizar s sitación legal,

con recencia las domésticas internas prolongan más allá de lo deseado la

35 Sigiendo el procedimiento establecido, todos los nombres son cticios.36 Se reere al momento de la entrevista (2007).37 De acerdo con hondagne-Sotelo (2001), la asencia de das estivos retribi-

dos, de vacaciones de oras extra pagadas están virtalmente institcionalizadas eneste mercado de trabao en Estados unidos, anqe contravenga la legislación vigente(Domestic Workers united & Datacenter, dwud, 2006).

38 Los empleadores no deben contratar a n inmigrante indocmentado, pero si lo

acen éste es n trabaador de tiempo completo, están obligados a retribirlo con elmnimo salarial. una de nestras entrevistadas señala qe le están pagando por debaodel mismo.

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relación laboral con n ogar determinado ante el “orecimiento” de losempleadores de apoarlas en la gestión. En no pocas ocasiones este meca-nismo no es más qe na especie de sebo de los empleadores para lograr

retenerlas, dada la alta rotación de la ocpación.39 La decepción sobrevienecando el tiempo transcrre ellas se percatan de qe los pasos para llevara cabo la gestión no se an emprendido. Desprovistas de calqier recrsoinstitcional para reclamar el cmplimiento de la promesa, las domésticasselen apelar precisamente a los lazos aectivos establecidos en la cotidia-neidad amiliar. Este aspecto ilstra claramente la compleidad del espacioamiliar como ámbito laboral el modo en qe la dimensión emocional deltrabao reprodctivo condiciona el vnclo laboral, cargándolo de ambiva-

lencias. Es as como, atrapada en na sitación similar, Gertrdis exclama:“No dizqe me tienen mco aprecio”.

El tiempo libre del qe disrtan estas dos domésticas internas esm redcido: n n de semana al mes en n caso, n da na noce ala semana en el otro; aspecto qe denota el importante grado de apropia-ción de la persona qe el espacio amiliar como ámbito laboral pede per-mitir, segn emos venido analizando. Esta apropiación reslta más pa-tente cando los empleadores trasladan consigo a las trabaadoras en ss

periodos vacacionales era de la cidad, algo al parecer implcito en el“contrato laboral”. A lo largo de ss traectorias laborales posmigratorias,ambas trabaadoras an tenido n nmero considerable de empleos: cin-co en los ltimos tres años en n caso, e igal nmero, pero en año me-dio, en el otro. Como era de esperarse, las dos expresan baos o ins-cientes niveles de satisacción con la actividad qe desempeñan. Candotodos los actores mencionados se congan (altas ornadas laborales, im-portante segregación interna, aislamiento, escasa interacción personal,

elevado control de la persona del proceso de trabao, asencia de retri-bciones salariales indirectas), cobran sentido los altos niveles de rota-ción qe selen caracterizar a empleos como éste, propios del sector se-cndario de la economa.40

39 Sitaciones como éstas constiten n allazgo recrrente en la investigaciónsobre el tema.

40 Estdios realizados en Madrid a propósito de la erza de trabao emenina in-

migrante, cestionan en ocasiones la alta rotación del sector al encontrar traectoriaslaborales relativamente largas en el servicio doméstico pertas adentro en los grpos deinmigrantes qe analizan (Colectivo ioe, 1991).

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PERFILES CONTEMPORÁNEOS DE LA DESIGuALDAD  167

El trabajo con residencia independiente: domésticas externas

El primer da qe o entré a esa casa as me dio: “A m no me gsta qe me

limpien nada más as, ¿e?, si no te vas”, el primer da s me estvoespiando cando senta o, a estaba detrás de m […] despés, como lacasa le draba limpia, esa señora me mandó a llamar cada tres semanas,

no dos como era lo abital.

Si biera sabido inglés aorita tviera, qé,máximo nas qince casas.

Este pas es beno económicamente, pero como mano no a veces seolvida qe es no persona, nada más trabae, trabae, trabae trabae […]se olvida aq, por eemplo, qe las navidades, qe semana santa, aq eso

no existe. Si no se acerda es porqe, porqe a lo meor

en la iglesia n grpo de personas lo ace.Mara, 25 años, originaria de hidalgo

Sociodemográcamente, las trabaadoras domésticas externas entrevistadasposeen rasgos bastante eterogéneos: seis son de origen rbano catrorral, tres migraron recientemente (menos de cinco años) siete antes (másde cinco años menos de 20), m pocas son óvenes (sólo tres tienen entre

20 29 años), mientras qe el resto tiene entre 30 48 años. En conntoprovienen de al menos tres estados de la Repblica (Pebla, hidalgo Ge-rrero), además del Distrito Federal. La mitad de ellas se encentra nida ocasada cinco gran como solteras o separadas. An cando el máximonivel alcanzado es preparatoria completa, segido de secndaria completa ,en n caso, de estdios técnicos (axiliar de enermera), la maora tienecomo toda escolaridad la primaria. Apenas catro migraron con la nalidadde renicarse con ss maridos (migración amiliar), describiendo as el pa-

trón más convencional entre los desplazamientos emeninos; el resto lo izode manera independiente. Entre estas ltimas, tres migraron como na ma-nera de allegarse n ingreso sciente a raz de na separación congal.Como se a descrito en la literatra, n par de las qe migraron m óveneslo icieron como na serte de “aventra” (hernández, 1999; Ariza, 2005).

En el niverso del servicio doméstico las trabaadoras externas poseencierta eterogeneidad intragrpal, dependiendo del grado de vinclaciónlaboral con los espacios amiliares a los qe sirven. As, las externas jas sonlas qe tienen n compromiso laboral contino con no o dos ogares, alos qe asisten diariamente o varias veces a la semana. Dependiendo de lascondiciones laborales acordadas en términos de ornada salario, ellas

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peden combinar esta actividad con el desempeño de “oras” de trabao enna o varias casas completar as el ingreso mensal o semanal. A s vez,las empleadas domésticas externas por horas (no as) son las qe menor

grado de seción tienen a n espacio doméstico particlar distriben s ornada laboral a partir de trabaar n nmero menor de oras en distintascasas (salmente tres, anqe vara con el tamaño de la residencia) estánrelativamente especializadas en la limpieza.

Como reslta explcito a partir del diagrama 4.1, transitar de no a otroextremo del esqema de posiciones laborales posibles, de la condición detrabao doméstico en sitación de reclsión a la de residencia independien-te por oras (cadrado inerior dereco), tiende a amentar el nivel de di-

erenciación de las tareas a la vez qe dismine, por denición, el gradode domesticidad. En el medio a na variable combinación de sitacionespara las trabaadoras externas, en virtd de qé tan contino sea el com-promiso laboral con n espacio doméstico determinado o con dos (todos oalgnos das de la semana) de si lo alternan o no con la modalidad detrabao por oras en na o varias casas.

En general, conorme nos movemos de n extremo a otro del diagramade posiciones de inserción laboral, amenta el riesgo de inestabilidad laboral

para las meres migrantes con la consigiente merma sobre ss ingresos. Enparte esta inestabilidad se compensa con salarios por ora más elevados, pessiempre qe tengan no o varios empleos continos el salario directo de lastrabaadoras externas es sperior al de las internas, en vista de qe en la esti-mación de la retribción de éstas se descenta el aloamiento la alimenta-ción. Paradóicamente, as, a pesar de ss ostensibles peores condiciones la-borales, el servicio doméstico interno orece segridad en la retribciónmonetaria mensal, an cando sea por n monto directo inerior, en la

preservación del trabao (a menos qe fagrantemente se les dee de pagar osean despedidas), ventaas nada despreciables en n mercado altamente inor-mal plagado de incertidmbre como el qe nos ocpa. Tal aspecto explicaparcialmente por qé las meres peden permanecer largos años en la mo-dalidad de internas. Se trata, sin dda, de la sitación qe meor se aviene a lalógica de máximo aorro qe preside el proecto migratorio de corto plazo,anqe éste no reslte lego tan breve como se concibió inicialmente.41

41

Siete de nestras 12 entrevistadas an transitado por la modalidad de domésti-cas internas (o todava se encentran en ella); tres de ellas por n periodo de entrecatro siete años.

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En coerencia con este esqema analtico, las sitaciones de maorriesgo relativo de inestabilidad laboral corresponden a las meres qetrabaan por oras en distintas casas (cadrado inerior dereco), qienes

selen realizar maoritaria —anqe no exclsivamente— labores de lim-pieza, pes el empleador pede modicar con maor discrecionalidad lademanda de trabao reqerida. As, por eemplo, de acerdo con la inor-mación recabada en el trabao de campo, en ciertas zonas residenciales dela cidad de Neva york (Long Island) dismine mco la demanda la-boral en la época de invierno (tanto para las meres como para los om-bres inmigrantes), pes los deños de casa, generalmente personas conben nivel económico se desplazan a otros estados dentro de la unión

 Americana en bsca de condiciones climáticas más benignas, qedandodesempleada la mano de obra inmigrante qe tilizaban en el entornodoméstico, a era en el mantenimiento de los ardines o los tecos (om-bres) o dentro de las casas (meres).42 Es por esto qe, an cando lastrabaadoras por oras dedicadas a la limpieza inorman qe peden llegara ganar en temporada bena asta 700 dólares semanales, en el momentode la entrevista (ebrero a abril de 2007) varias de ellas apenas llegaban alos cien.43

Las empleadas externas por oras tratan de compensar la menga enss ingresos elevando el nmero de oras de casas donde laborar, pes esen realidad la extensión de la ornada de trabao el nico mecanismo conqe centan para meorar el ingreso contrarrestar los maores costosimplcitos en la sitación de trabao doméstico con residencia indepen-diente. una de las estrategias desplegadas por ellas es ormar grpos detrabao qe pedan distribirse las tareas en n domicilio redcir as elnmero de oras necesarias, con lo cal peden abarcar más casas en n

mismo da. Como parte de la normatividad qe pata el ncionamiento deeste mercado de trabao inormal, siempre qe na trabaadora sea avore-cida con la incrsión como colaboradora a n domicilio (na “casa”, como

42 En vista de la sitación, mcos ombres migrantes optan por regresar a Méxicoen esas ecas retornar a Estados unidos cando se acerca la primavera, lo qe desar-ticla en cierto modo la cadena laboral qe enlazaba de distintos modos a los emplea-dores nativos a la erza de trabao migrante, pes, además de servir como empleadasdomésticas a la población nativa, algnas meres también encentran empleo en la

comnidad étnica dando de comer a los ombres migrantes.43 El rango de variación pede ser amplio. En el año 2007, en Long Island fcta-ba entre 60 150 dólares por casa, de acerdo con el tamaño.

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selen decir) con el qe otra trabaadora posee n vnclo laboral estable-cido, devengará n salario inerior al de ésta en calidad de sbcontratada.Entre los obstáclos qe en estos casos enrentan, gra la necesidad de

contar con la atorización de los deños del ogar para permitir la entradade otras trabaadoras en la residencia amiliar.

Como reslta evidente, al desplazarnos a través de las posiciones labora-les en el diagrama 4.1, desde la sitación de doméstica interna a la de traba-

 adora externa por oras, al tiempo qe amenta el grado de independen-cia dismine la sperposición de tareas o, lo qe es lo mismo, crece sdierenciación. An cando en la modalidad de externa por oras selepredominar el trabao de limpieza, sitación qe representa na mnima

sperposición de tareas (máxima especialización), peden coexistir tantoen ésta como en otras modalidades grados variables de sperposición da-dos por las distintas posibilidades de combinación entre trabao externoo por oras, tipo de tareas de la reprodcción a realizar. As, por eem-plo, Cladia, na “deeña” originaria de Tlaxcala, de 44 años de edad, qemigró a Estados unidos en el año 1998, distribe las 30 oras semanalesde trabao qe logra acer entre las tareas de cidado de na anciana, elaseo de n departamento la limpieza de na cocina en n restarante.

Prodcto de la combinación entre los tres empleos, los distintos intervalosacordados con los empleadores (diario, en n caso; tres veces a la semana,en otro, qincenal en el ltimo) la dración de las ornadas laborales(de tres a catro oras cada vez), Cladia logra obtener 500 dólares sema-nales no tiene ningn da de descanso. As an transcrrido los más decatro años de s vida laboral posmigratoria.

Como emos venido insistiendo, mientras ganan en independencia en dierenciación de tareas al especializarse relativamente en las labores de

limpieza, las trabaadoras externas por oras se colocan a s vez en maorriesgo de inestabilidad laboral, con la consecente pérdida de ingresos po-tenciales. y es qe el paso del trabao en sitación de reclsión (domésticasinternas) al de doméstica con residencia independiente (externas) trae con-sigo el riesgo de casalización del empleo en la medida en qe el abandonodel trabao de tiempo completo, caracterstico del servicio doméstico per-tas adentro, abre n espacio variable de incertidmbre eleva sstancial-mente la oportnidad de inserción en condiciones de tiempo parcial. M-cas trabaadoras podrán completar na ornada de oco oras smandovarios compromisos laborales, pero siempre existe el riesgo de qe algnotermine abrptamente.

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De este modo, tal parece qe entre las posiciones laborales qe inte-gran el espectro de posibilidades de inserción para las trabaadoras domés-ticas, segn emos venido analizando, la sitación de trabaadora a en

na casa (todas las mañanas, de lnes a viernes, por eemplo), en combina-ción con el trabao por oras, en otras (n nmero de oras en las tardes endierentes casas, si era el caso), orece n pnto intermedio de “eqili-brio” entre la pérdida de atonoma (cesión de la persona) qe representa eltrabao doméstico interno el riesgo de maor inestabilidad laboral impl-cito en el trabao por oras (extremo opesto del continuum). Por ello, qi-zá no sea ortito qe Felipa, a qien a nos emos reerido, na poblanade 29 años de edad, de los cales a vivido 15 en Estados unidos trabaan-

do oco de lnes a viernes de manera a en n solo domicilio, es la entre-vistada qe más a gsto se encentra con s actividad laboral.

Para evalar más detenidamente las condiciones laborales de las do-mésticas externas entrevistadas, nos valdremos de varios de los indicadorestilizados en el caso de las internas (control, intensidad, estabilidad, salarioindirecto satisacción), sstitendo el de segregación por el de estabili-dad en el empleo omitiendo el de interacción, en vista de qe el cambioen el eercicio de la actividad qe spone la residencia independiente ate-

na sstancialmente la importancia de ambos, anqe no los anla. Comoreslta evidente en la cita qe encabeza este apartado, tomada de la entre-vista con na inmigrante mexicana en la cidad de Neva york, la sitaciónde residencia independiente no necesariamente va de la mano de n menorcontrol del proceso de trabao, anqe las condiciones para eercerlo aancambiado sstantivamente. Mara, nestra entrevistada, es na empleadadoméstica externa por oras , sin embargo, está seta a n grado consi-derable de spervisión por parte de qien la emplea. La paradoa en s caso

es qe, cando logra cmplir con los estándares de aseo qe le exige spatrona, empieza a ser reqerida a intervalos más largos con la consigien-te disminción de ss ingresos.

Entre las domésticas externas, en general, las ornadas laborales sonnotoriamente menos intensas qe en ss omólogas internas, pes más dela mitad de las entrevistadas las desarrolla en tiempo parcial. Ésta es, por lodemás, la orma predominante de inserción laboral de los trabaadores do-mésticos privados en Estados unidos en el ámbito nacional (uS Departmento Labor, 2000: 357), sitación qe les acarrea otras desventaas socialespes las bica ormalmente era del alcance de na serie de prerrogativaslaborales, entre ellas el pago del salario mnimo legal, a no ser qe acm-

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len drante n lapso mnimo n cierto nmero de oras semanales de tra-bao con cada empleador de orma individal (hondagne-Sotelo, 2001).La maora de las trabaadoras entrevistadas de este grpo expresa qe de-

seara trabaar más oras, lo qe denota qe la inserción de tiempo parcialen este sbconnto de meres no es prodcto de na elección, sino delsbempleo. Reslta claro qe entre estas trabaadoras por oras la intensi-dad de la ornada laboral depende más de las fctaciones de la demandaqe de la oerta, dado qe, como emos visto, mcas de ellas están dis-pestas a elevar la prodctividad para meorar el ingreso.

Con la excepción de n par de trabaadoras externas as qe recibenna paga extra anal en el mes de diciembre, otorgada volntariamente por

los empleadores con los qe llevan varios años trabaando, las domésticasexternas entrevistadas no poseen ningna prerrogativa laboral indirecta. Enresmidas centas, el tiempo parcial como orma de inserción laboral predo-minante, las patas qe rigen el ncionamiento de este mercado de trabaoen Estados unidos, el desconocimiento de los derecos laborales qe les asis-ten44 el temor qe les ocasiona s condición de migrantes indocmentadasson los actores qe explican la desprotección laboral de qe son obeto.

Por ltimo, los niveles de satisacción con la actividad son dispares.

unas pocas maniestan encontrarse satisecas , en n caso, m satise-ca, con la labor qe desempeñan, pero la maora reere la inestabilidaden el ingreso los baos salarios como las casas principales de inconormi-dad. Sienten además qe en el mercado de trabao estadonidense existenscientes oportnidades laborales, pero qe el eco de desconocer elidioma carecer de n estats de legalidad les cierra mcas pertas.

GLOBALIZACIón, MERCADOS DE tRABAJO FEMEnInOS Y DESIGUALDAD:

A MODO DE COnCLUSIón

La exposición de los procesos de distinto alcance detrás de la globalizacióndel servicio doméstico en las postrimeras del siglo xx, as como la descrip-ción emprica de los distintos perles qe adqiere la inserción laboral den connto de trabaadoras migrantes mexicanas en este sector en la ci-dad de Neva york, deó traslcir con claridad los distintos ribetes de ladesigaldad social qe envelve.

44 Véase nota 37.

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Desde n pnto de vista macrosocial, la internacionalización del servi-cio doméstico como trabao reprodctivo es parte de los procesos de es-trctración de vieas nevas ineqidades sociales qe distingen a la

globalización (held et al., 2002). La reactivación en las sociedades posin-dstriales de na ocpación de bao estats, deplorables condiciones labo-rales, altamente eminizada, qe se encontraba próxima a s extinción ca demanda es en gran medida splida por erza de trabao inmigranteen sitación de vlnerabilidad social, sólo se pede tomar como expresiónde tendencias regresivas. El implso a este mercado de trabao en los pasesreceptores de mano de obra a permitido la “resolción” parcial de ondasnecesidades estrctrales (de mercado demográcas), con base en la

acentación de otras distancias sociales, en particlar las qe conrontan alos inmigrantes laborales no calicados con los distintos procesos de excl-sión social de qe son obeto. De esto modo, la desaortnada connciónentre crecientes necesidades en la esera de la reprodcción doméstica menor cobertra institcional para enrentarlas, es vicariamente reselta através de la contratación privada de erza de trabao migrante, en s ma-ora emenina.

En contraste con el modelo de migración laboral predominante en las

sociedades ordistas de la posgerra, en el qe la erza de trabao migran-te, entonces masclinizada, se encazaba a actividades intensivas en manode obra de la indstria, otros espacios de inserción laboral internacionalsrgen en las sociedades posindstriales de nales del siglo xx principiosdel xxi. No cabe dda qe la vlnerabilidad implcita en el carácter no re-glado, altamente discrecional privado del espacio amiliar como ámbitolaboral, principal demandante de meres trabaadoras para las aenas de lareprodcción doméstica de na parte no despreciable de ombres en el

mantenimiento la inraestrctra del ogar (ardinera, reparaciones),plantea n escenario radicalmente distinto al anterior, n escenario de cre-ciente minsvala social rágil solidaridad de clase qe tiene lgar, vale lapena decirlo, en n contexto de exaltada criminalización de la migracióninternacional. Las implicaciones de este proceso an no an sido scien-temente analizadas.

En n plano de análisis messo social, la expansión de mercados de tra-bao secndarios étnicamente estraticados con erte presencia emeni-na, como el qe nos ocpa, es en s misma expresión de la prondizaciónde las desigaldades sociales en el mndo del trabao. Como a qedado demaniesto en el análisis de la inormación emprica qe emos realizado, en

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calqiera de las modalidades de inserción qe lo caracterizan (interna, ex-terna a o externa por oras) ss combinaciones, las trabaadoras migran-tes enrentan na serie de desventaas sociales de diverso grado. O bien

aceptan la tácita cesión de s persona como condición sine qua non del eer-cicio del trabao doméstico sin residencia independiente, con todas ss se-celas, o asmen, en el otro extremo del abanico de posiciones laborales, losriesgos de inestabilidad e incertidmbre inerentes al trabao de tiempoparcial. La condición de inmigrantes internacionales (en alto porcentae in-docmentadas) incrementa las desventaas sociales qe enrentan en elmndo del trabao, pes no sólo les impide el acceso a n rango amplio deocpaciones, sino qe abre la posibilidad de qe se vlneren ss derecos

labores, al tiempo qe las coloca en na sitación sbetiva de minsvalasocial. Estos actores no son óbice para qe las meres eleven relativamentess ingresos en comparación con ss lgares de origen pedan acerse deaorros qe les permitan solventar algnas de las necesidades de reprodc-ción de ss ogares, sean éstos o no transnacionales, principal estmlo parael fo contino de población migrante desde los pases emisores.

 A la erte estigmatización social del trabao doméstico como opciónlaboral se sma el ortalecimiento de la constrcción de género por el solo

eco de la contina adscripción de las meres a la esera de la reprodc-ción. As, la insitada relevancia de este mercado de trabao, precario al-tamente eminizado, en el contexto de la globalización mestra con clari-dad no de los mcos rostros de la desigaldad social contemporánea.

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segunda parteDeSiGUaLDaDeS SOCiaLeS

Y pOLÍtiCaS pÚBLiCaS

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181

5SEGURIDAD SOCIAL Y DESIGUALDAD, 1910-2010

Viviane Brachet-Márquez *

CONteNiDO

  Introdcción 182  La segridad social: nacimiento transormaciones 183

1917-1943: gestación nacimiento, 183; 1943-1982:

del crecimiento al declive, 187; 1982-2006: del declive

a las nevas reglas, 189

  La segridad social: na ventana emprica sobre laadministración de la desigaldad 194El Estado como garante de na orma de dominación, 195;

Pacto de dominación cambio istórico, 197; Del pacto

de dominación posrevolcionario al neoliberal, 199

  Conclsiones 202  Reerencias 206

* Proesora-investigadora del Centro de Estdios Sociológicos de El Colegio deMéxico: <[email protected]>.

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182  DESIGuALDAD SOCIAL

IntRODUCCIón

 América Latina es el continente más desigal del mndo lo a sido por

mco tiempo. No sólo es más desigal qe Alemania, Astria o Estadosunidos (qe todos emos llegado a aceptar como algo normal), sino incl-so más qe Angola, Corea o Tait, más desigal, como continente, qelos demás del planeta.1 En tiempos pasados, el modo de “explicar” esteeco era dennciar a los gobiernos por aber creado nevas ormas deineqidad o mantener las establecidas por ss predecesores, como si losgobiernos (especialmente los atoritarios) esen demirgos capaces dedictar todas las realidades sociales (anqe s, algnas, sin dda).

Este trabao propone na manera alternativa de entender la desigaldaden México, reconstrendo el proceso de nacimiento, crecimiento declivede la segridad social, con el n de abrir na ventana emprica sobre el pro-ceso de administración de la desigaldad en el México posrevolcionario.La manera ortodoxa de tratar este problema sera mostrar al lector los deta-lles istóricos de cómo la segridad social e imaginada poco antes de laRevolción de 1910, cáles eron los intentos sbsecentes de adoptarla en qé circnstancias se creó, nalmente, en 1943. Esto sera segido de

na descripción de cómo creció, lego declinó asta nestros das cálesson las perspectivas para s renovación o declive nal en las próximas déca-das. Todo este andamiae es necesario, pero no sciente. Limitarnos a estetipo de narrativa nos llevara a la conclsión, a conocida de antemano, deqe las personas con acceso a la segridad social en México an sido siste-máticamente más aortnadas qe aqéllas qe eron exclidas, qe taldierencia pede considerarse na de las acetas de la desigaldad en Méxi-co, al igal qe en algnos otros pases de América Latina: a todas lces n

allazgo poco original qe revela el sntoma, sin descbrir s origen.La alternativa a esta visión lineal qe aq se propone es empezar desdeel postlado de qe la desigaldad está en el corazón mismo de la organiza-ción de todas las sociedades, por lo qe el mecanismo mediante el cal seregla distribe es lo qe necesita explicarse. Leos de crear la desigal-dad, calqier poltica pblica —en este caso, la segridad social— pedeser vista como n mecanismo institcional mediador qe contribe, encontras istóricas crticas, a moderar, amentar, mantener o transormar

1 Bernardo Kligsberg (2002) ace palpable este eco al comparar los coecientes deGini promedio continentales para Eropa, Asia, Árica, las Américas, respectivamente.

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SEGuRIDAD SOCIAL y DESIGuALDAD  183

radicalmente las desigaldades ndamentales qe estrctran a la socie-dad. Esto signica qe las polticas pblicas no son solciones armadas enla cabeza de las élites estatales qe se imponen desde arriba, sino partes

móviles de n proceso de interacción entre Estado sociedad. En esta pers-pectiva, los acontecimientos qe marcaron la istoria de la segridad socialen México se examinarán en relación con la capacidad de negociación cre-ciente o mengante de grpos clave rente al Estado en momentos crticosde la istoria posrevolcionaria.

Para mostrar las articlaciones de esta dinámica, tilizo n esqemaanaltico —el pacto2 de dominación— qe nos permite interpretar naserie discontina de contiendas sociales qe enrentó el Estado con grpos

sociales clave qe parcialmente se resolvieron con cambios en la segri-dad social. Estos procesos se ven como partes móviles qe implsan elcambio istórico mexicano, mismas qe, por representar sólo na peqeñaparte de esta dinámica complea, no son menos reveladores de ss meca-nismos de transormación.

LA SEGURIDAD SOCIAL:

nACIMIEntO Y tRAnSFORMACIOnES3

En este apartado dividimos la istoria de la segridad social en tres perio-dos: gestación nacimiento, de 1917 a 1943; crecimiento, de 1943 a 1982, declive transormación, de 1982 a 2006, marcado por la privatizacióndel esqema de pensiones el intento de “asegrar” a la población abiertacon el Segro Poplar.

1917-1943: gestación y nacimiento

La segridad social, na poltica pblica qe implicaba, en primer lgar, lainteracción entre las organizaciones de la clase obrera indstrial el na-ciente Estado posrevolcionario, no era n tema candente en 1910 los

2 El pacto de dominación, sintéticamente, se dene aq como n modo particlarde dominación poltica extracción/distribción qe designa “qién tiene dereco a

qé” en el eercicio del poder el reparto del excedente.3 Las entes de inormación para los apartados qe sigen son Bracet-Márqez,2000 Bracet-Márqez Davis, 1994.

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184  DESIGuALDAD SOCIAL

300 000 trabaadores tampoco eran na erza poltica de peso, en compa-ración con los 11 millones de campesinos qe anelaban la redistribciónde la tierra. La indstrialización todava no se aba velto na prioridad

poltica, as qe atraer a la clase trabaadora acia na alianza era, en elmeor de los casos, n tema lateral. Sin embargo, la segridad social ocpa-ba n lgar de onor en la Constitción de 19174 como tal constita nabase potencial de negociación entre el Estado la clase trabaadora, covolmen capacidad organizativa creceran constantemente a lo largo deeste periodo inicial.

 Anqe se icieron varios intentos para legislar sobre la segridad so-cial en el Congreso, eron repetidamente derrotados por la oposición de

los empresarios del ala conservadora de la coalición posrevolcionaria.Las cosas empezaron a cambiar, sin embargo, drante la presidencia deLázaro Cárdenas (1934-1939), periodo drante el cal el Estado reqiriórgentemente del apoo de la clase trabaadora como deensa contra losrepetidos intentos de golpe de Estado perpetrados por el ex presidentePltarco Elas Calles.5 Sin embargo, en vez de la segridad social, lo qe econcedido a los trabaadores para alentar s apoo al régimen e la liber-tad de organizarse negociar por ss salarios, ambos derecos constitcio-

nales, pero asta entonces restringidos en la práctica.hbo n importante cambio de rmbo en 1940, en n momento en elqe el pacto posrevolcionario estaba a pnto del colapso. En esa encrci-

 ada, la amenaza de desestabilización del régimen era bastante real, tantodesde la izqierda cardenista radicalizada como desde el campo conserva-dor, de tal serte qe ambos presentaron n candidato independiente a lapresidencia. En aqel momento crcial, la scesión presidencial se logró

4 Recordemos qe el campo victorioso estaba dividido en 1917 sobre la cestiónde las reormas sociales: mientras qe Venstiano Carranza aspiraba a crear na consti-tción liberal sobre el modelo de la Constitción de 1857, Álvaro Obregón encabezabael ala reormista de la coalición revolcionaria logró reescribir el texto inicialmenteenviado por Carranza, agregándole el artclo 123, qe contiene todas las reormas re-distribtivas destinadas a la clase obrera, las cales, en s maora, seran adoptadasvarios decenios más tarde.

5 Pltarco Elas Calles, el llamado “Máximo jee”, e presidente de 1924 a 1928,pero sigió reinando detrás del trono asta 1934, cando designó a Lázaro Cárdenaspara la presidencia descbrió, demasiado tarde, qe este spesto ttere era mco

menos qe dócil. Intentó dos veces derrocarlo, sin lograrlo. Tras el segndo intento,e acompañado al aeroperto con ss colaboradores más cercanos e invitado a irsedel pas.

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primero con base en violar las reglas del partido ocial,6 lego por mediode n transparente rade electoral.7 Esto explica la rgencia imperantedespés de la elección de aplacar los temores de los conservadores moti-

var a los cardenistas para qe cooperaran, a la vez qe socavar ss baseselectorales: se distribira algo de tierras a los campesinos, pero a la vez seprocedera al lento desmantelamiento de los eidos varias organizacionescampesinas locales (entre ellas, los centros de sald) qe se considerabanregios de cardenistas; se orecera a los obreros el llamado Pacto Obrero,qe colocara a representantes sindicales como miembros de na comisióntripartita con capacidad resoltiva, a la vez qe proibira organizar el-gas (la nica clásla qe se implementó debido a la oposición patronal al

Pacto); nalmente, la segridad social sera creada en 1943, como el ramode olivo orecido a la clase obrera despés del racaso previsible del PactoObrero, pero asociada con n Código del Trabao más estricto. En canto ala disidencia conservadora, s maladado deensor, Andre Almazán, sim-plemente sera exiliado del pas despés de spestamente aber perdidola elección. Además, los sentimientos antirégimen de la clase empresarialqe sostvieron a Almazán tendran qe aplacarse.

 Al principio, la segridad social incla asegramiento por riesgos de

trabao, enermedad maternidad, invalidez veez, bilación, cesanta enedad avanzada8 merte (sivcm), además de garderas inantiles presta-ciones sociales (para nos cantos), as como servicios de sald para los

 bilados. Debemos acer notar qe nnca incló n segro de desem-pleo, benecio central en los sistemas de segridad social de Estados uni-

6 Segn las reglas del nevamente creado Partido de la Revolción Mexicana, cadasector de este partido deba proponer n candidato. Sin embargo, no aba reglas paradecidir cál de los tres sera ocialmente seleccionado como candidato del partido. An de centas, se izo caso omiso del partido , pese a las protestas de los demás pos-tlantes, n candidato qe representaba na transacción e nombrado por n grpode gobernadores na coalición de diptados, bao el liderazgo de Migel Alemán, qese atollamaron mayoritarios.

7 Sin tomar en centa todas las evidencias de irreglaridades el da de la votación, elColegio Electoral declaró la legalidad de la elección del 15 de agosto de 1939. El veredic-to inapelable e de 2 476 641 votos para Ávila Camaco, 15 101 para Almazán 9 840para Sáncez Tapia, qien ni siqiera aba eco campaña electoral. Francisco Mica,candidato avorito de Lázaro Cárdenas, e impedido de presentarse como candidato.

8

Este segro permite qe personas de entre 60 65 años de edad qe pierden elempleo pedan bilarse (en vez de acerlo a los 65 años en el caso de los ombres 63 en el de las meres).

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186  DESIGuALDAD SOCIAL

dos de Eropa, spestamente representado por la obligación por le (nosiempre respetada) de otorgar a los empleados despedidos tres meses másveinte das de salario por año de servicio. La segridad social estaba estrc-

trada en México, como en mcos otros pases de América Latina, paraexclir a los qe carecieran de empleo ormal, debido a s dependenciananciera de las cotas aportadas por los patrones, los empleados el go-bierno ederal. Sin embargo, estaba nanciada parcialmente por la pobla-ción en general, mediante los impestos, elemento de desigaldad scalqe se smaba al amento de la desigaldad en servicios de sald bila-ción qe aba creado.

En 1946 el partido ocial se renombró reormó, de manera qe era

imposible realizar elecciones primarias internas democráticas para la sce-sión presidencial; aba nacido el Partido Revolcionario Institcional(pri), qe dominara al pas por los sigientes 50 años. Aora contaba conn sector de la clase media, la Conederación Nacional de OrganizacionesPoplares (cnop), además del sector obrero (Conederación de Trabaado-res de México, ctm), mismo qe pronto encabezara Fidel Velásqez, nincondicional instrmentador del pacto de dominación posrevolcionario, n relativamente complaciente sector campesino (la Conederación Na-

cional Campesina, cnc) cos miembros no demandaban ni esperabanalgo más qe la distribción de la tierra.En conclsión, la creación de la segridad social, nto con las reor-

mas polticas de la década de los carenta, e n pnto masclo de in-fexión en la istoria del pacto de dominación posrevolcionario de Méxi-co. El resltado de este orceeo, sin embargo, e el ortalecimiento dedico pacto, lo cal redo an más el poco plralismo qe aba existidoen el partido ocial, imponiendo controles estrictos sobre s base poplar.

 Vista en este contexto general, la segridad social, leos de ser na polticaotorgada de manera preemptiva a na clase obrera amedrentada, e la za-naoria qe vino a salvar a n régimen qe estaba a pnto de disolverse.Como tal, esta poltica pede verse como resltado directo de la capacidadcontenciosa de na clase trabaadora emergente. La masa de campesinos de sbclases rbanas qe no era, en aqel entonces, contendiente en po-tencia para el régimen, e exclida de la segridad social, lo cal, en eltro, incrementara las a m marcadas desigaldades estrctrantes dela sociedad mexicana.

En n gesto acia los no asegrados, el mismo año qe se creó el Ins-titto Mexicano del Segro Social (imss), se creó también la Secretara de

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Salbridad Asistencia (ssa). Ésta orecera servicios ineriores a los delimss, tanto en cantidad como en calidad, debido a las extremas restriccionesde s prespesto. Pero de algna manera, la ssa otorgó na mnima pro-

tección a los no asegrados, por lo menos para aqellos qe vivan cerca delos centros rbanos donde inicialmente se constreron los centros de sa-ld de esta entidad. En canto al pante sector empresarial, enardecidotras seis años de cardenismo, también se beneció de na gran concesión:la de no implementar el Pacto Obrero, excepto por la estricta reglamenta-ción de las elgas la segridad de qe la creación del imss sólo amen-tara en 1.5% los costos de prodcción, mismos qe, en n mercado cerra-do, podan ser transeridos a los consmidores nales.

1943-1982: del crecimiento al declive

En los años sbsecentes, la expansión de la segridad social sigió avan-zando de la mano del ortalecimiento de la egemona del Estado sobre laclase trabaadora por la va de limitar la independencia sindical. Este pro-ceso se inició en 1948, con el llamado “carrazo”, cando el lder libremen-

te elegido del Sindicato de Trabaadores Petroleros de la Repblica Mexica-na (stprm) e sstitido por Daz de León, alias “El Carro”,9 en naelección controlada por el Estado-partido. A la vez, el imss creca conormeavanzaba a paso veloz la indstrialización por sstitción de importacionesde la posgerra, amparando a na erza de trabao oven en expansión.Este despege económico proveera ondos para nanciar la inraestrctraospitalaria de centros de sald.10

un segndo giro crcial en el proceso poltico posrevolcionario tvo

lgar drante la década de los cincenta, cando el gobierno se enrentósimltáneamente con el sindicato disidente de errocarrileros, liderado porDemetrio Valleo,11 con n movimiento campesino liderado por Rbén ja-ramillo, en Morelos, con n movimiento de maestros, qe a de tiempo

9 Este apodo se deba a qe Daz de León sola vestir de carro.10 Esto se logró acienda so del ondo de pensión, pero sin pagar renta ni intere-

ses a dico ondo, algo qe más tarde contribira a la crisis nanciera del imss, mismaqe se tilizó como argmento a avor de privatizar el sistema de pensión.

11

Demetrio Valleo aba militado en Acción Socialista, nto con Valentn Campa hernán Laborde, participó en el malogrado Partido Poplar, qe ndó LombardoToledano tras s salida de la dirección de la ctm en 1946.

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atrás se aba movilizado. El gobierno de López Mateos (1958-1964) repri-mió el movimiento errocarrilero en 1958, encarcelando a Valleo. El añosigiente, despés del misterioso asesinato de jaramillo, se enmendó la le

del imss para inclir a los ornaleros agrcolas, eidatarios, miembros deasociaciones de crédito algnos peqeños agricltores. Finalmente, lasegridad social se extendió ese mismo año a los empleados pblicos, conla creación del Institto para la Segridad Servicios Sociales de los Traba-

 adores del Estado (issste), el omólogo del imss para el sector pblico.Drante el mismo periodo, los trabaadores del petróleo, electricidad e-rrocarriles —todos en la vangardia de la lca por la independencia sin-dical— recibieron meoras sbstantivas en ss separados ( meor dotados)

planes de segridad social (Wilson, 1981: 121).hasta 1964, el crecimiento indstrial amentó las las del imss sin

ningn estmlo por parte del gobierno. Para entonces, el imss cbra a 9.5millones de personas (Spalding, 1978: 202), mientras continaba expan-diéndose el compleo médico (Centro Médico de la Cidad de México,centro vacacional de Oaxtepec). Más adelante, mientras se instalaba laestanfación, la sald nanciera del imss empezó a declinar. Tal e el mo-mento, nancieramente no aspicioso, pero polticamente icioso, qe

eligió el gobierno de Eceverra (1970-1976) para abrir el imss a la pobla-ción no asegrada, annciando en 1973 qe la población rral los noasegrados seran inclidos en el Institto, mediante el programa llamadode Solidaridad Social; 40% del costo sera nanciado por el a m mer-mado ondo de pensiones e invalidez del imss 60% por deda pblica.12 El programa e recazado, primero por los trabaadores aliados al imss,qe vean con malos oos compartir los servicios de la institción connevos miembros; segndo, por los expertos en segridad social qe ces-

tionaban s viabilidad nanciera , nalmente, por los empresarios qe seopsieron rotndamente a esta medida, como a calqier iniciativa dereorma social qe propsiera el gobierno (Spalding, 1981). No obstante,la reorma se llevó a cabo, probablemente porqe el gobierno de Eceve-rra necesitaba aliados en la población rral, tras s conrontación con elsector privado sobre la reorma scal redistribtiva qe aba intentadoinstitir.

12

Para entonces los intentos del gobierno por incrementar la base scal abanracasado ante la oposición empresarial, de tal serte qe los ambiciosos proectos decarácter social de ese gobierno no pdieron nanciarse más qe con deda.

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SEGuRIDAD SOCIAL y DESIGuALDAD  189

La segridad social abrió ss pertas para servicios médicos asisten-cia armacética a los no asegrados, especialmente en áreas rrales, perola implementación de la reorma qedó limitada. De acerdo con ciras

ociales, se incló a 1.9 millones de nevos beneciarios. Al nal, losnicos servicios niversales qe eectivamente se orecieron eron los deplanicación amiliar los servicios médicos de rgencias (lo ltimo anvigente). El programa de solidaridad social lo descontinó silenciosamenteel sigiente gobierno pronto se olvidó ante la asencia de protestas de lapoblación rral, qe no spo organizarse para deender ss recién adqiri-dos privilegios. Sin embargo, en el ltimo año del periodo de Eceverra,algnos sectores de esta población invadieron tierras privadas en los esta-

dos del norte, con el beneplácito implcito del gobierno.En vez de la expansión de la segridad social, el lema del nevo go-

bierno encabezado por López Portillo (1976-1982) e “aliviar la margina-ción”. Implsado por el age petrolero, ese gobierno creó na amplia redde centros de sald ospitales rrales administrados por el imss, con elaspicio de la Coordinación General del Plan Nacional de Zonas Deprimi-das Grpos Marginados (Coplamar).13 Ésta brindó a la población rral noasegrada a los pobres de las zonas rbanas los m necesitados servicios

de sald de los qe aban carecido. Simltáneamente, López Portillo des-tensó las relaciones con la iniciativa privada, al permitir la consolidación dela tenencia de tierras qe asta entonces aba sido ilegal, anqe comn-mente practicada tolerada. Este connto de polticas pblicas permitióqe la población rral se desmovilizara, mientras qe el capital rral priva-do reciba garantas de protección de la propiedad.

1982-2006: del declive a las nuevas reglas

En 1982 la segridad social aba llegado a s pico máximo de membresa capacidad nanciera. A partir de la “década perdida”, lcara por sobre-vivir. Drante los ocenta, el gasto social srió ertes recortes: entre1980 1987 el gasto per cápita en sald declinó 47.7% (Valdés, 1991),recperándose lentamente a partir de 1989, cando se pdo controlar la

13 El programa Coplamar, io de la bonanza petrolera, e n paqete nanciero

qe permitió llevar a cabo varias acciones, como Conaspo-Coplamar o imss-Coplamar,a avor de los campesinos, por medio de programas administrados por brocracias es-tablecidas.

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infación.14 No obstante, el retroceso en el gasto e menos marcado qela baa en los niveles de salario. La membresa en el imss inclso se expan-dió en este periodo para inclir a los estdiantes (no cotizantes) a alg-

nos trabaadores inormales, elevando la cobertra de 46% en 1980 a52.6% en 1984 (Mesa, 1991).15 A la vez, el gobierno baó s contribciónal imss, de 12.5 a 5% de la nómina. La pensión también descendió a menosde 70% del a extremadamente bao salario mnimo, volviendo a sbir a80% ante las protestas pblicas de los pensionados. Las contribcionespatronales para invalidez retiro (sivcm), las cales se aban mantenidotradicionalmente en n nivel bao de 6.5% del salario, sbieron a 7.6%,llegando a 8.5% al nal del sexenio de De la Madrid.

Simltáneamente, na poltica de descentralización transrió 25% delas clnicas de Coplamar a los gobiernos de los estados, lo cal alivió lasresponsabilidades del prespesto ederal para estos servicios, pero sintrasladar ondos scientes a los estados para qe llevaran esta neva car-ga.16 El resltado inmediato e n caos administrativo, el amento delgasto del bolsillo de los beneciarios (por eemplo, la obligación de com-prar medicamentos) protestas localizadas qe ácilmente pdieron aber-se transormado en protestas sociales generalizadas, provocaron qe esta

reorma se detviera a medio camino.hacia el nal de la década de los ocenta, México, ca sociedad civilaba crecido al lo de las privaciones de los cataclismos de la décadaperdida,17 pareca estar posicionado en na transormación maor, atizadapor el descrédito del partido ocial, misma qe aca posible la victoria decalqiera de los dos partidos de oposición: el Frente Democrático Nacio-nal (fdn), antecesor del Partido de la Revolción Democrática (prd), el

14 Dos meses despés del “destape” de Carlos Salinas de Gortari, en 1987, el go-bierno de Migel de la Madrid annció la creación del Pacto de Solidaridad Económica(pse), qe combinaba amentos de salarios moderados, congelamiento de precios control de la tasa de deslizamiento del peso con respecto al dólar. En marzo de 1988 lainfación, qe en n momento dado rebasara el 100%, se aba abatido.

15 El 37.1% cbierto por el imss, 8.6% por el issste 3.9% por Pemex las Ferzas Armadas. Esta ampliación se debió sobre todo a la inclsión de estdiantes algnostrabaadores independientes, entre los pocos qe podan cotizar volntariamente.

16 Algo qe la dictadra de Pinocet izo en Cile con la mnicipalización de lasald pblica con las mismas consecencias negativas.

17

México aba presenciado el nacimiento de los movimientos poplares rbanosdrante los ocenta, as como el crecimiento de los partidos de oposición, principalmen-te el Partido de la Revolción Democrática (prd) el Partido Acción Nacional (pan).

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Partido Acción Nacional (pan). En lgar del alba de na competencia de-mocrática en las elecciones, lo qe ocrrió e otro evidente rade electo-ral, el cal, sin embargo, llevó a n cambio de rmbo maor, deniendo n

escenario para la transición a n periodo neoliberal.En 1980, como en el pnto de rptra de 1939-1940, se izo rgente

detener la ola de disidencias del partido ocial, qe casi le aba costado lapresidencia a Carlos Salinas de Gortari. Pero las respestas eron m di-erentes de aqéllas imaginadas en 1940. Si el pri aba allado, los clpa-bles tenan qe ser las anticadas estrctras corporativas ss a paraentonces intiles lderes. uno de ellos (jongitd Barrios, el lder vitaliciodel sindicato de maestros) inclso aba apoado abiertamente la campaña

de Catémoc Cárdenas, candidato del fdn.En la era de los programas de estabilización restrctración, Sali-

nas lanzó algnos programas de “modernización”, por n lado, de “li-beralismo social”, por el otro, este ltimo para reparar los estragos enmateria social perpetrados por el primero. El liberalismo social consistióen renombrar ampliar la Coplamar, velta a nacer con el nombre dePrograma Nacional de Solidaridad (Pronasol). Pero, al contrario de santecesora, el Pronasol era administrado directamente por el presidente

oreca “participación cidadana” basada en la coadministración, ascomo el conanciamiento de los programas.18 El segndo se concretó enlos eserzos para desmantelar la estrctra corporativa del pri a n decrear n “partido de individos” ( no de sindicatos), qe respondiera alas preerencias de ss bases: a] mediante la incorporación de ldereslocales, b] la institción de elecciones primarias , c] la selección delcandidato presidencial por n conseo nacional, descontinando la prác-tica del “tapadismo”. La cnop e reestrctrada para acomodar nevas

ormas de participación social.19

Este connto de medidas representaba

18 Este conanciamiento implicaba qe la población pobre, rral en s maora,tena qe pagar 50% del costo de la inraestrctra básica (calles, aga electricidad),mientras qe en las zonas rbanas la totalidad de estos costos correran a cargo de lascompañas de distribción de estos servicios.

19 En 1991 e sstitida por une, Cidadanos en Movimiento, qe incla a losantigos miembros de la cnop, pero también a movimientos sociales qe se aban ac-tivado drante los ocenta a calqier sindicato qe qisiera aliarse. Pero eron

pocos los grpos independientes qe desearon incorporarse en esta neva camisa deerza. Al poco tiempo, une e sstitido por el Frente Nacional de Organizaciones Cidadanos (fnoc), qe tampoco tvo éxito.

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na rptra pronda con el pasado, particlarmente la posibilidad paralos miembros individales del partido ocial de votar libremente , portanto, el nal del poder de los sindicatos sobre ss aliados. Paradóica-

mente, Salinas otorgaba as libertades democráticas, esperando preservarla egemona de n partido qe siempre aba mantenida la disciplinapor la coacción.

Salinas también planeaba “modernizar” el sistema de pensiones delimss. En 1991 mandó al Congreso del Trabao (ct) n proecto para lacreación del Sistema de Aorro para el Retiro (sar ), na cota complemen-taria de 2% de la nómina (neta de infación) qe se depositara en centasbancarias individales para contribir al sistema de pensiones. Se annció

qe esta reorma sera segida por la privatización de las pensiones porinvalidez veez (civsm). El ct aceptó lo primero pero recazó lo segndo:el sar se creó en 1992, pero se arcivó la privatización del civsm, n benindicador de qe los lderes sindicales ociales todava tenan peso.

Por n tiempo, la idea de qe el pri podra continar ganando eleccio-nes sin comprar o coaccionar a los votantes ganó credibilidad. Ernesto Ze-dillo e el ltimo candidato presidencial del pri en ganar na elección, en1994. Tres años más tarde, en medio de na crisis nanciera pronda

na debacle económica qe ocasionó otro rescate nanciero internacional,el gobierno de Zedillo (1994-2000) lanzó la reorma qe traspasó las coti-zaciones para la bilación del imss a centas bancarias individales a cargode las Administradoras de Fondos de Retiro o Aores.20 Esta vez, el ct nopdo obetar.21 La reorma no poda pretender resolver nada de inmediato,dado qe era aplicable solamente a trabaadores qe biesen ingresado alsistema a partir de 1997, pero creaba de inmediato n oo scal, el calincrementara la deda pblica. Más an, el ondo de pensiones a no po-

dra solventar los gastos tradicionalmente decitarios de sald materni-20 Se crearon Sociedades de Inversión Especializadas en Fondos de Retiro (Sieo-

res), qe reciban los ondos depositados, mientras qe las Aores las administraban. Las Aores son reglamentadas por la Comisión Nacional de Administradores de Fondos deRetiro, en la cal los trabaadores no están representados. Es obligatorio estar aliado ana Aore, pero los trabaadores peden cambiar de Aore na vez al año si as lo de-sean. Desde 1997, todos los ondos se depositan en centas de Aores, pero los trabaa-dores qe se aliaron al imss antes de 1997 peden optar por el régimen antigo. Mien-tras tanto, ss contribciones no peden ser tilizadas para pagar las pensiones de los

nevos bilados.21 A dierencia de la ltima vez qe se aba consltado, no aba ningna elecciónlegislativa en el tro inmediato.

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dad, o el de invalidez merte, orzando al Estado a incrementar s con-tribción en estos rbros.22

 Al nal, los trabaadores podan esperar del nevo sistema lo mismo

qe aba dado el sistema anterior: na pensión mensal vitalicia de alre-dedor de n salario mnimo, siempre cando bieran cotizado dranten total de 1 250 semanas (algo as como 24 años), en lgar de las 500semanas del sistema anterior, en n mercado laboral cada vez más estreco precario.23 Para el gobierno ederal el costo de las pensiones para los tra-baadores qe optaron por el vieo sistema e extremadamente alto: 1 039millones de dólares o 0.236% del pib (Martnez, 1997: 148). Además, eleco de qe las contribciones del patrón del empleado estvieran li-

bres de impestos representaba na pérdida scal adicional. En el nevosistema, la contribción del Estado pasaba de 5 a 13.85% de la nómina.Finalmente, el Estado (no las Aores) garantizaba na pensión vitalicia m-nima de n salario mnimo. Al imss le qedaron los principales serviciosdecitarios: invalidez merte, sald maternidad la atención a la saldde los pensionados.24 Qienes salieron ganando eron las Aores; na vezdedcidas ss comisiones las de las compañas de segros distribidorasde las pensiones individales, los trabaadores podan esperar recibir de 45

a 75% de los depósitos en ss centas (Mesa, 2004a, b).Para el nal del siglo los tres ltimos presidentes del pacto posrevol-cionario (Migel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari Ernesto Zedillo)aban, en eecto, desmantelado al incompleto mal repartido, anqe vi-tal, connto de protecciones sociales qe drante 50 años aba ecoaceptables los rasgos atoritarios del régimen porevolcionario. Al negociarel Tratado de Libre Comercio de América del Norte (tlcan) con Estadosunidos Canadá también aban abierto la economa mexicana a la compe-

tencia internacional, sin preparación algna para evitar la destrcción de las22 En aqel tiempo, el segro de invalidez merte se encontraban en más dicl-

tades nancieras qe el de veez. En 1996 se tvo qe pagar 780 000 pensiones porinvalidez merte, en comparación con 475 000 por veez, además de 265 000 pensio-nes por accidentes de trabao (Sales et al., 1997: 33). Sin embargo, estas dos ltimas seqedaran dentro del imss, por lo qe se privatizó solamente a las pensiones ssceptiblesde traer ganancias al sector bancario privado.

23 Para más detalles sobre las condiciones impestas por la reorma véase BracetMárqez, 2007a.

24

Por tanto, no debe sorprendernos qe a sólo seis años de la reorma, el imss seaa declarado incapaz de pagar más qe s propia nómina, a menos qe sea rescatado(Reorma, 2 de lio de 2003).

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enveecidas estrctras manactreras sin llevar a cabo na estabilización reestrctración qe abra rescatado a la economa, pero evidentementeno a la maora de la gente qe viva en el pas. También aban pereccio-

nado los programas de combate a la pobreza (Pronasol, segido por Progre-sa Oportnidades), parte medlar del “liberalismo social” lanzado en1990. Sin embargo, en éstos sólo ocalizaban a los extremadamente pobres,deando a los “sólo pobres” qe se deendieran por s mismos.

Cando el pri perdió s maora en el Congreso en 1997 la presiden-cia en 2000, la transición al periodo neoliberal a estaba prácticamente -nalizada, anqe la neva congración poltica mltipartidista abacambiado considerablemente las condiciones en las cales poda gobernar

n presidente. A partir de ese momento, las institciones sociales como elimss sobrevivieron, pero a sin tener el papel de mediación qe abandesempeñado en el pasado. Mientras tanto, el issste decidió nalmenteembarcarse en 2007 en na reorma m similar a la qe se aba llevadoa cabo 10 años antes en el imss, aparentemente sin aber aprendido de losracasos de aqella reorma.

 A nal de centas, mcos aban perdido, especialmente estabilidaden el trabao, pero también se aba obtenido algna protección para los

más desprovistos, mediante los programas de combate a la pobreza, aban srgido nevos grpos asociados con las tecnologas de pnta, local divida al nevo paisae indstrial entre ábricas ltramodernas “cangarros”.25 Anqe pedan expresarse ddas con respecto a los resl-tados del proceso electoral de 2006, no se pede negar qe el candidatodel pan atrao n alto volmen de votos capaz de competir exitosamente,en na elección m cerrada, con la versión más socialdemócrata abogadapor el candidato del prd.

LA SEGURIDAD SOCIAL: UnA vEntAnA EMPÍRICA

SOBRE LA ADMInIStRACIón DE LA DESIGUALDAD

Para arroar na lz neva sobre el papel de la segridad social en la des-igaldad en México, partimos de las premisas de qe en la raz de la des-igaldad están las reglas qe sbacen al eercicio del poder a la distrib-

25 Estos ltimos promovidos por el presidente Fox en n discrso pblico, comomedio para sbsanar la alta de creación de empleo ormal.

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ción del excedente económico, qe el Estado es el principal agente qeace respetar estas reglas en s territorio. Además, también tenemos qeabandonar la noción comn de qe la desigaldad es algo monoltico e ina-

movible reconsiderarla como na mltiplicidad de normatividades pres-cripciones aplicables a distintas arenas, en las cales los actores sociales l-can por negociar, contrarrestar o brlar estas reglas , en ese proceso,transormarlas. Analizar los eventos qe marcan na poltica en el tiempo esna manera de captrar este proceso de estira afoa entre Estado socie-dad. En lgar de na simple istoria de la segridad social en México, lo qeveremos a continación es este proceso de interacción entre Estado socie-dad qe resltó en la creación las transormaciones de la segridad social.

El Estado como garante de una orma de dominación

Los estdiosos de la ormación del Estado concerdan en qe la domina-ción dradera de na élite sobre n territorio es inseparable de la creaciónde n aparato coercitivo/extractivo —el Estado—, dedicado a estabilizar amentar el poder del ee del Estado, nto con el de ss segidores cerca-

nos o “miembros de la polis” (Till, 1997, 2000). En ese sentido, la orma-ción del Estado pede verse como n proceso en el qe n sistema de do-minación generador de cierta orma de desigaldad se constre por mediode na serie de reglas ormales de costmbres impestas a la población alo largo del territorio qe abarca tal Estado. Sin embargo, estas reglas sonresistibles, al grado de qe la breca entre lo ordenado lo acatado pedeconsiderarse como el resltado de na negociación tácita qe dene, en lapráctica, el nivel de violación tolerado por las erzas de coacción de las

qe dispone el Estado. Es en este sentido qe los Estados se an conside-rado “arenas de negociación conficto donde se dirimen cestiones qeintegran la agenda de problemas socialmente vigentes” (Oszlak, 1997: 21).Desde esa perspectiva, na poltica pblica, entendida como aqélla qeabarca tanto el eserzo por parte del Estado por alcanzar algn n espec-co, como las reacciones de varios grpos sociales acia tal iniciativa, pe-de verse como el pnto conector entre la dominación poltica s materia-lización en las relaciones sociales (Oszlak O’Donnell, 1975; Oszlak, 1984,2005). Cada poltica pblica, por tanto, crea en la sociedad corrientes deapoo de resistencia en la medida en qe dierentes grpos perciben qeésta aecta a ss intereses negativa o positivamente.

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Exceptando las destinadas a atenar las dierencias sociales, las po-lticas de Estado tendrán sistemáticamente n sesgo a avor de los grposdominantes, qe se benecian de la distribción del poder de los exce-

dentes, mientras qe los grpos sitados al margen del poder deberánaceptar menos benecios la maor parte de las veces. No debemos con-clir, sin embargo, qe los grpos exclidos no tienen infencia en laactación del Estado. Ss respestas a las imposiciones desde arriba pe-den variar desde na obsesiva disposición a respetar el orden establecido(a sea por miedo, atalismo o identicación con los detentores del po-der), asta n cmplimiento crecientemente involntario (Scott, 1985:29), diversas ormas de oposición no violenta (como ataqes verbales,

panfetos marcas) , nalmente, ormas violentas de contienda (dis-trbios pblicos, levantamientos rebeliones organizadas). De la mismamanera, la respesta de las élites pede ir desde n apoo pleno astano a medias tintas del gión ocial, mientras qe en privado anelanmás poder, asta complotar por la toma del Estado , nalmente, abier-tamente desaarlo actar para destrirlo, mcas veces en alianza consectores de las clases sbordinadas. Los opositores (challengers) se me-ven en esta escala en nción de s percepción de las oportnidades de

trinar (Till, 1978; Tarrow, 1998) o del temor de qedar en na sita-ción peor si sigen acatando (Goldstone Till, 2001). Los débiles tam-bién peden ser recltados como aliados por élites disidentes, como aocrrido recentemente en la ndación de los Estados de América La-tina (Ttino, 1987; Mallon, 1995; Gardino, 1996). Finalmente, en lassociedades modernas, donde los Estados están altamente dierenciados,los débiles marginados tienen a ss aliados natrales en las brocraciaspblicas designadas para cidar de s bienestar, anqe éstas, a s vez,

estén sbordinadas a aqéllas qe spervisan las nanzas pblicas laspolticas económicas más directamente relacionadas con los intereses delos grpos dominantes.

En sma, el cmplimiento de las reglas, sea visto desde arriba o desdeabao, no está en absolto garantizado , de eco, reqiere no sólo demedios de coerción sino también de cantiosos medios ideológicos reli-giosos, además de fexibilidad por parte del Estado para acer na conce-sión aq otra allá, aspectos del eercicio del poder qe generalmente sean qedado en las sombras. La reglamentación del orden social, en otraspalabras, es n acto constante de malabarismo, inclsive para gobernantesatocráticos.

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Pacto de dominación y cambio histórico

Llamamos al compleo paqete de reglas qe el Estado intenta acer respe-

tar en n territorio drante n periodo dados n “pacto de dominación”,concepto qe dene modos particlares de dominación poltica extrac-ción/distribción económica. La istoria de los territorios nacionales pedeconsiderarse na scesión de periodos cortos o largos drante los cales elcmplimiento de las reglas de dominación comnmente a estado aseg-rado, interrmpidos por episodios más o menos violentos de contienda.Ésta pede ser en respesta a los intentos del Estado por obtener más po-der, por amentar los impestos o por tolerar más prácticas despóticas/ 

explotadoras por parte de las élites; en otras palabras, por redenir el pactode dominación. Si el nivel de contienda es intenso lo scientementegeneralizado, el pacto de dominación pede ser reemplazado por otro,mismo qe tomará cierto tiempo en asentarse, en el sentido de aparecernatral e inevitable.26

El término “pacto de dominación” no llegó recientemente a la literat-ra sobre América Latina, pero s so a sido tan elástico qe se imponenalgnas aclaraciones conceptales. Polantzas (1979), qien acñó el tér-

mino, lo só poco, mientras qe Fernando Cardoso lo tilizó extensa perono consistentemente, a sea para expresar la idea de qe “ciertas clasesdominan a las otras […] tilizan el aparato estatal (coercitivo e ideológi-co) para articlar s dominación” (Cardoso, 1977a: 24), para denir alEstado capitalista en s como n “pacto de dominación” mecanismo cen-tral para la reprodcción de las relaciones de prodcción capitalistas (Car-doso, 1979: 39) o para plantear qe la teora de la dependencia “arma laexistencia de la dominación de la lca […] por el control o la reorm-

lación del orden existente” (Cardoso, 1977b: 16). El término “pacto dedominación” se a tilizado también para caracterizar las relaciones entreel Estado los actores sociales, donde el primero se dene como “el agenteorganizador garante del pacto de dominación” (O’Donnell, 1983: 19).

26 Notemos, sin embargo, qe algnos pactos de dominación nnca se estabilizanni se legitimizan plenamente, como por eemplo el qe e impesto en la unión Sovié-tica drante la era de Stalin o el qe correspondió a la presidencia de Idi Amin en ugan-da. Pero an los pactos de dominación extremadamente represivos o tiránicos, como el

impesto en Nicaraga drante la dinasta Somoza, peden tener algnos apoos en lasociedad, era del crclo inmediato de la élite en el poder, como e ciertamente elcaso de Stalin, qien encontró apoo en algnos sectores de la población rsa.

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Más recientemente, Mallon a planteado qe “las estrctras del Estadocombinan estas erarqas perdrables [de clase, género etnia] dieren-cias de poder mediante confictos contingencias diarias para constrir

reconstrir n pacto de dominación” (1995: 10). A éste lo dene como“na red entrelazada de ormas de poder” seta a “na serie de procesosanidados continos mediante los cales el poder signicados son comba-tidos, legitimados redenidos en todos los niveles de la sociedad”, mis-mos qe logran “n balance siempre dinámico precario, n contrato o nconvenio […] entre erzas contendientes” (Mallon, 1995: 10).

En la perspectiva adoptada aq, la noción de “pacto de dominación”se reere a la vez a los procesos de estrctración (Giddens, 1984) de las

reglas de eercicio del poder de distribción del excedente por medio delcas, al connto de reglas qe srge de tales contiendas. A pesar deqe los actores involcrados en esos procesos se orienten acia obetivos,se entiende qe éstos se enocan en problemas cotidianos no directamenterelacionados con las reglas de la sociedad en general. Por tanto, n pactode dominación, en la expresión tilizada aq, no se dene por lo qe losactores dicen qe persigen ni por las metas a las qe aspiran.

En el contexto de la creación transormación de la segridad social

en México, donde los protagonistas centrales son los indstriales, los sindi-catos ociales, los sindicatos disidentes varias brocracias pblicas, elconcepto de pacto de dominación representa las maneras concretas comolos confictos qe an srgido periódicamente entre el capital el trabaose an combatido negociado, nalmente incorporado a n connto dereglas de dominación cambiantes, administradas por el Estado. Leos dereerirnos a na estrctra a, entonces, el pacto de dominación posrevo-lcionario qe se transorma a lo largo de los eventos qe marcan la isto-

ria de la segridad social, pede ser visto como n proceso relativamentefido contingente, modelado a lo largo del tiempo por estas acciones.En sma, el concepto de pacto de dominación nta la noción de cm-

plimiento con las reglas (pacto) con la de capacidad de los poderosos paradecidir el destino de los débiles (dominación). Por tanto, nta la ineqi-dad con la legitimidad para expresar la idea de qe calqier distribcióndesigal del poder de los recrsos será acatada, recentemente dranteperiodos largos, anqe nnca se volverá del todo permanente ni total-mente egemónica. Calqier pacto de dominación no cestionado en elmomento en qe se observa es, por tanto, n empate temporal entre laspartes qe se disptan el poder, los privilegios los excedentes económi-

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cos. Drante este lapso, los confictos serán poco visibles los enrenta-mientos escasos.

¿Cómo denir a la noción de poltica pblica en este nevo panorama

teórico? Primero, m rara vez es lo qe declara ser nnca n prodctoterminado, como en ocasiones se representa, sino parte integral del procesodinámico qe relaciona al Estado con la sociedad en la ormación la re-prodcción de n pacto de dominación. Las polticas pblicas son otro delos instrmentos institcionales mediante los cales las reglas se pedencambiar pieza por pieza, sin cestionar todo el edicio de desigaldadesqe existen en n momento dado, en n territorio nacional. Pero tambiénpeden estar en abierta oposición a n pacto de dominación existente o ser

percibidas por grpos clave como imposiciones arbitrarias qe desencade-nan tal grado de resistencia, qe pone en ego la persistencia misma delaparato de dominación. La parte menos visible del proceso en las polticaspblicas es la interacción en el tiempo entre agentes estatales actores mo-vilizados por na variedad de cestiones (en el caso qe nos ocpa, princi-palmente los sindicatos obreros), qe monta el escenario para introdcirpolticas qe determinarán “cáles reglas cambiarán para qién”. Las pol-ticas pblicas, por tanto, modican racionalizan la desigaldad al volver-

la predecible, si bien no la crean, porqe la desigaldad, como se planteóal principio de este captlo, es el principio estrctrante ndamental dela sociedad.

Del pacto de dominación posrevolucionario al neoliberal

El régimen posrevolcionario qe se instaló en 1917 dró prácticamente

asta el año 2000, con recencia se a presentado con caractersticas estrc-trales as, mecanismos de concentración del poder en manos del Eectivoederal traspaso sexenal de la batta presidencial, anado a na orma pe-cliar de ortalecerse con base en canalizar controlar las erzas poplaresmediante n partido ocial (Rena Weinert, 1977; Stepan, 1978; Collier,1979; Collier Collier, 1979; Córdova, 1985; Cornelis et al., 1989; Smit,1979; Leal, 1975, 1986; Saldvar, 1985). Esta visión simplicadora a pa-sado por alto tanto la etapa de ormación como la de declive de este largoperiodo, as como los eventos cmbre qe imprimieron giros en dierentesmomentos de s istoria. Esta interpretación estática transmite na imagendel proceso poltico de México en la cal se observan los resltados antes

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qe los procesos qe los implsaron, aciendo caso omiso de toda la inde-terminación contingencia de las interacciones entre el Estado la socie-dad. Por ltimo, esta interpretación tiende a enocarse en periodos m

cortos, aciendo imposible reconstrir na istoria de lcas acmla-ción de presiones desde abao. En breve, esta ortodoxia sstitó na ente-leqia reicada al proceso istórico, deando sólo espacios marginales paravisiones más dinámicas contingentes del proceso mexicano (Prcell Prcell, 1980; Bracet-Márqez Davis, 1994; Bracet-Márqez, 2000). Elenoqe del pacto de dominación aq propesto abre los paqetes cerra-dos de los ecos pasados permite darles na lectra dierente. La breveistoria de la segridad social qe presentamos en la primera parte nos

sirve de ilo condctor para rastrear en orma m resmida27 los procesosormadores, transormadores , a la postre, destrctores del pacto de domi-nación posrevolcionario qe nalizó en 2000.

Entre 1917 1942, na primera versión del pacto de dominación pos-revolcionario intenta institcionalizarse. Las principales dicltades qeenrenta radican en controlar las ambiciones de los miembros de la amiliarevolcionaria, con ss intentos recentes de golpes militares, as como encontrarrestar las pretensiones de los presidentes de qedarse en el poder

más allá de s periodo constitcional. Igalmente crcial es la necesidad deestablecer n modus vivendi estable con Estados unidos, ca cooperaciónes indispensable para controlar estas erzas centrigas internas. Los acto-res sbalternos (campesinos obreros) todava no an adqirido papelesimportantes, anqe la maora de los ltimos a a sido incorporada a nsindicato ocial: la Conederación Regional Obrera Mexicana (crom). ElPartido Nacional Revolcionario (pnr ), qe se crea en 1928 a raz de lacrisis desatada por el asesinato de Obregón, será, por consigiente, n par-

tido principalmente destinado a controlar a las élites revolcionarias ac-cionalistas potencialmente golpistas, sólo en segndo lgar a incorporara los grpos sbalternos.

un primer giro a este pacto de dominación naciente se da entre 1934 1940, con la llegada a la presidencia de Lázaro Cárdenas, cabeza del alaagrarista cada vez más demandante dentro del pnr . Al verse amenazado deser reemplazado por algien más dócil ante el poder de acto del ex presi-dente Calles, Cárdenas se tvo qe apoar en la naciente clase obrera. Sinembargo, en vez de crear la segridad social qe, en aqel momento, -

27 Para na presentación más detallada véase Bracet-Márqez, 2000.

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biera sido divisora de este grpo, abrió a todos la libertad de sindicalizarse,qe de eco aba sido reprimida, nacionalizó la indstria del petróleoante la negativa de los deños de permitir la sindicalización, transormó

el pnr en n partido de masas: el Partido de la Revolción Mexicana (prm).Para completar el panorama, se distriberon más tierras a los campesinosqe en todos los anteriores gobiernos posrevolcionarios los salarios rea-les de la clase obrera amentaron notablemente.

Las presiones qe resltaron de este giro poplista eron tales qeestvieron a pnto de acabar con aqella constrcción todava rágil de losarreglos del poder. El presidente Ávila Camaco, electo mediante n radeqe salvó al sistema, tena qe acer la paz tanto con el movimiento obrero

como con los empresarios. Intentó lo primero con la creación en 1943 den segro social más simbólico qe real , lo segndo, con reglas para con-trolar las elgas, poniendo al rente de la ctm a n lder más dócil. Final-mente, creó el pri, transormando al partido ocial en n cerpo más atadoal Poder Eectivo dependiente de polticas redistribtivas selectivas.

Esta orma de reglamentar el poder distribir la desigaldad entre lossectores de n partido ocial, aora ecazmente controlado, qedara esta-ble asta los años ocenta, anqe con intentos tmidos de reormas redis-

tribtivas en los 1970 (por eemplo, el allido Programa Solidaridad elimss-Coplamar), as como algnas reormas cosméticas a los procesos elec-torales. A partir de los años ocenta, con institciones aparentemente sincambios, la crisis infacionaria e mermando los salarios reales precari-zando el trabao. La población rral, marginada dentro del mismo statusquo, tena qe emigrar para sobrevivir, a sea a las cidades grandes me-dianas del pas o a Estados unidos.

Las respestas de la sociedad a estos cambios en la parte distribtiva

del pacto de dominación no se icieron esperar. Los movimientos rbanos,como el naciente Partido de la Revolción Democrática (prd), empezaron acestionar al poder establecido, al tiempo qe los lderes sectoriales del pri perdan la capacidad de regateo qe aban tenido drante el periodo an-terior. En las elecciones presidenciales de 1988, se presentó nevamenten reto masivo al pacto establecido, tanto desde la izqierda democrática(el prd) como de la centro-dereca conservadora (el pan).

De nevo, el reto se resolvió con n rade a avor del pri, deando alganador designado la tarea de apacigar el descontento entre los grpospoplares las élites empresariales. Pero aora a no se trataba de abrir másampliamente las pertas de n Estado de bienestar incompleto, segmentado

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e ineqitativo. A raz de la crisis de la deda, los organismos prestamistasinternacionales se aban convertido en entes de concepciones diseñosde polticas pblicas de corte neoliberal, qe los pases dedores deban

acatar para poder segir siendo setos de créditos internacionales. Para ellolas polticas sociales del pasado, zgadas inecaces corrptas, deban sera la vez menos onerosas para el erario pblico más ecaces, al privatizar-las, ocalizarlas o redcirlas a paqetes básicos de servicios.28 Los designa-dos como “pobres” tendran dereco a tales paqetes redcidos, mientrasqe los demás podan recrrir al mercado para satisacer ss necesidades. Elproecto salinista de “modernización” del pas los qe le sigieron refea-ron elmente esta perspectiva, anqe no lograran privatizar el régimen de

pensión del imss asta 1996 el issste asta 2007. A partir de la década perdida, n pacto de dominación neoliberal pa-

latinamente se e gestando lego institcionalizando, a pesar de qe lasreglas del poder poltico qedaban, aparentemente, sin cambios. Feron losresltados electorales legislativos de 1997 los presidenciales de 2000 (qea no se podan disrazar con n rade) los qe ormalizaron el nal de laera priista. El nevo pacto, sin embargo, leos de representar na rptracon s antecesor, se aba ido gestando desde los años ocenta; en 20 años,

México se aba eco a la vez más democrático más desigal. Más demo-crático, porqe aora aba na real competencia electoral entre los parti-dos contendientes más garantas de qe no se cometieran rades. Peromás desigal porqe: 1] la relación capital/salario de antes de la crisis amásse recperó, qedando más a avor del capital; 2] las oportnidades de em-pleo ormal escasearon (como consecencia de la apertra sbita al mercadointernacional), mientras qe dismineron los niveles de remneración deltrabao inormal, a la vez qe creció vertiginosamente este sector , 3] por-

qe la población rral perdió los apoos qe aba recibido para prodciren los mercados locales, teniendo qe bscar empleos rbanos o emigrar.

COnCLUSIOnES

La mención de n “pacto” o “pacto social” a sido recente en las cienciassociales de América Latina, pero se a tilizado de orma poco sistemática,permaneciendo como na imagen meramente sgerente. Tal como se a

28 Para n análisis crtico de este problema véase Bracet-Márqez, 2007b.

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denido en este captlo, el “pacto de dominación” orma la parte medlarde n marco interpretativo macroteórico qe nos permitió analizar la diná-mica de la desigaldad mediante el largo proceso de nacimiento, desarrollo

declive de la segridad social, qe se desarrolló en nción de importan-tes qiebres en la istoria del México posrevolcionario.

El proceso interactivo qe aq se reconstró mestra qe la segri-dad social, anqe estvo en la agenda desde los albores de la Revolciónde 1910 se incló en la Constitción de 1917, se institó en n mo-mento clave en el qe el pacto de dominación posrevolcionario se encon-traba en peligro de ser destrido. Se mostró qe esta poltica pblica se emodicando expandiendo en paralelo con gadas estratégicas de n go-

bierno tras otro, tendientes a reorzar s alianza con los obreros rente a laamenaza representada por los movimientos sindicales disidentes, por naparte, la oposición empresarial a determinadas propestas de polticasgbernamentales, por la otra.

La istoria de la segridad social contada aq también ilstra cómoalgnos mecanismos institcionales peden modicar las reglas de la des-igaldad sin poner en riesgo los patrones generales de la distribción des-igal de los recrsos29 de a ortalecer el poder del Estado. Por tanto, la

desigaldad no es simplemente na división entre qienes tienen qienesno tienen, sino n enómeno compleo mltidimensional modicablemediante acciones estatales qe son plenamente discernibles sólo si pode-mos visalizar los procedimientos istóricos de estira afoa qe precedena estas modicaciones. En los das de age de la sstitción de importacio-nes generosos benecios en la segridad social, los trabaadores mexica-nos se mltiplicaron prosperaron, mientras qe la población rral tvoqe mantenerse con los generalmente baos precios de garanta, con ser-

vicios de edcación de sald claramente ineriores a los otorgados a lossectores obreros de clases medias en las áreas rbanas.Este análisis no estara completo si no entablara n diálogo con el mar-

xismo. La atora concerda con la tesis marxista qe arma qe la ex-plotación caracteriza a la organización de las sociedades capitalistas, espe-cialmente en la perieria, donde la proporción de la plsvala asignada altrabao es particlarmente baa en relación con la qe se addica el capital.Pero esto no nos permite inerir qe na clase esté exclsivamente destinada

29 Esta misma armación se ace en n docmento del Banco Mndial (Ferranti etal., 2004) reerente a las polticas de combate a la pobreza.

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204  DESIGuALDAD SOCIAL

a tener n papel istórico en revertir tales patrones de poder, mientras qeotros grpos explotados deben esperar sin actar. En el modelo propestoen este trabao, las lcas por la igaldad qe propgnan los grpos indge-

nas, las meres los inmigrantes, las cales antes se conceban como l-cas distintas de las de clases, deben entenderse, a la par con éstas, comopotencialmente instigadoras del cambio institcional, sin importar qe seande poca envergadra o qe acaben siendo derrotadas. La clase social, portanto, debe reinstararse como na de las dimensiones clave de la dinámicadel cambio sociopoltico, pero no en exclsiva, porqe algnas ormas dedesigaldad de ineqidad pertenecen al ámbito cltral. Más an, estetrabao indica qe cando los proletarios participan en lcas contra los

capitalistas, no es en nción de na conciencia de clase, sino con baseen ss propias representaciones, constridas colectivamente sobre qiénesson ellos cáles son ss reclamos, n enómeno qe se calica de alsaconciencia de clase sin potencial para provocar el cambio en el esqemamarxista. En otras palabras, este trabao argmenta qe las lcas contra ladominación la explotación no son lcas de clase, en el sentido marxistaclásico, sino eserzos dispersos por parte de diversas colectividades pormeorar s posición en la distribción de los recrsos, mismos qe sal-

mente peden obtener satisacción con respestas reormistas por parte delEstado. Sólo excepcionalmente, tales reclamos se nen en n solo discrsocon n potencial revolcionario, como ocrrió en México en 1910. Peroinclso en aqel momento, la Revolción estvo liderada por na coaliciónmlticlase, poco coesiva con poco consenso sobre cómo debiera ormarseel nevo orden sociopoltico (o siqiera, sobre si deba aber no nevo).Por consigiente, el pacto posrevolcionario qe eventalmente srgió eel rto de lcas tanto entre élites como entre los de abao los de arriba.

La istoria de la segridad social sólo representa n ilo en esta extremada-mente diversa complea trama de lcas entreteidas, no qe nos permi-te, sin embargo, observar estas conrontaciones las transormaciones qese an generado a lo largo del siglo xx asta principios del siglo xxi.

una segnda razón para no incorporar acrticamente la teora marxistaal argmento presentado aq es la visión monoltica de ésta de n Estadocapitalista nico qe sige las mismas patas en diversos momentos encalqier parte. Si el Estado a sido presentado aq, al igal qe en elmarxismo, como el representante garante de n sistema de explotación,s actación no se a visto como la iteración de na misma pata mndial,en todos momentos previsible, sino como n proceso problemático de pre-

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servación del orden social poltico basado en interacciones con los grpossbordinados. Esto implica qe no a n solo Estado capitalista, sino nam amplia variedad de ellos qe para entender s dinámica debemos

acercarnos a los ecos qe marcan las respectivas istorias de cada no.En este trabao se mostró qe el Estado capitalista qe rigió en México delos albores de la Revolción a los años ocenta, sostena patas de des-igaldad distintas de las aplicadas por el Estado capitalista neoliberal qele sigió a partir de la década de los noventa. Éste, a s vez, se distinge devieos Estados capitalistas, como los de Eropa occidental, o nevos, comoen Eropa central o Rsia.

 Aora bien, si la teora marxista no pede explicarnos por qé el repar-

to de recrsos en el México contemporáneo es particlarmente desigal,podramos pregntarnos cómo el esqema de pacto de dominación aqpresentado podra aportar algna explicación al respecto. Para contestar estapregnta, sin embargo, nos ace alta algo más qe la istoria de na insti-tción qe, como la segridad social, permite visalizar sólo n peqeñotrozo de la istoria de la concatenación entre pactos de dominación.

Como consecencia de las prondas transormaciones por las qe apasado el Estado capitalista mexicano desde los noventa, la segridad so-

cial a srido n desmantelamiento parcial, en paralelo al debilitamientode la capacidad de negociación tanto de las organizaciones obreras mexica-nas como de los sindicatos de empleados pblicos. Por consigiente, esprobable qe esta a aveentada institción aa deado de servir de ilocondctor para entender las transormaciones tras en el pacto de domi-nación neoliberal qe está rigiendo en el momento qe se escribe este ca-ptlo. Qeda claro, sin embargo, qe este recién nacido pacto no tiene,para eqilibrar las presiones internas qe generan ss polticas de asteri-

dad, los espacios de negociación qe s precrsor aba institcionalizado.Desde el regreso a la democracia electoral en los pases de América Latina,el descontento poplar ante las polticas de contención del gasto social dedisminción del empleo ormal se a maniestado por bandazos electoralesalternativos acia partidos de dereca de izqierda. Anqe este enóme-no todava no se a presentado en México, pas qe a tenido na transi-ción distinta de la del resto de América Latina, es probable qe se manies-te en el tro, en caso de no poder cmplirse las promesas electorales delos gobiernos de centro-dereca en el poder desde el año 2000.

 A nal de centas, ¿algo nos a enseñado la istoria de la segridadsocial sobre la desigaldad en México? Se podra decir qe s, en la medida

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206  DESIGuALDAD SOCIAL

en qe esta istoria nos a indicado de qé manera la desigaldad se amaniplado transormado marginalmente para n sector relativamenteprivilegiado de las clases sbalternas, desde la perspectiva de n pacto de

dominación en constante proceso de cambio. Pero esta narrativa no repre-senta más qe n ilo en la trama complea de relaciones de poder dedesigaldad en México. Faltara inclir en el análisis el eco de qe laRevolción mexicana no acabó con el latindio, sino qe creó n nevolatindio revolcionario; qe México tvo la primera revolción social delsiglo xx, pero qe ésta no tvo amplia participación de los campesinos(como la rancesa) qe ss nicos participantes deseosos de cambiar lasrelaciones de propiedad (los zapatistas) pronto eron aplastados, s estado

ocpado militarmente s lder asesinado, todo esto por los mismos “cons-titcionalistas” revolcionarios qe aban tomado el poder; qe Méxicono participó en las dos gerras mndiales qe transormaron pronda-mente las relaciones de desigaldad dentro de los pases bélicos , nal-mente, qe México no tvo n partido comnista-socialista legal panteqe presionara a los gobiernos brgeses para qe icieran concesiones enmateria de poltica social, como s lo bo en Cile, Italia Francia. Elmérito del trabao presente es aber mostrado no de los mecanismos me-

diante los cales la desigaldad se administra se transorma, sin aán deexplicarlo todo.

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211

6EQUIDAD Y SALUD.

REtOS, AvAnCES Y PERSPECtIvAS

Miguel Ángel González Block* y John Scott**

CONteNiDO

  Introdcción 212  Igaldad eqidad en sald 213  La constrcción poltica de la eqidad en sald 214  Bases de la eqidad orizontal en sald: 1917-1942 215  Consolidación de las polticas corporativas de sald:

1943-1982 217  La crtica al sistema dal de sald 218  La segnda reorma: acia el dereco a la sald 220  hacia la tercera reorma: niversalización de la

protección social en sald 221  La eqidad en sald en la primera década del siglo xxi 224  La distribción del gasto nanciamiento de la sald 225  Conclsiones 232

  Reerencias 232

** Director eectivo del Centro de Investigaciones en Sistemas de Sald del Insti-

tto Nacional de Sald Pblica: <[email protected]>.** Proesor-investigador de la División de Economa del Centro de Investigación Docencia Económicas: < [email protected]>.

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212  DESIGuALDAD SOCIAL

IntRODUCCIón

La sociedad mexicana es na de las más desigales del mndo, tanto desde

la perspectiva del ingreso como del acceso a servicios sociales de sald. As, en 2008 la mortalidad inantil variaba de 21.5 por 1 000 nacidos vivosen el estado de Gerrero a sólo 10.6 por 1 000 en Nevo León. Las dieren-cias entre mnicipios son inclso maores, con ciras qe van de 30 a 80por 1 000 en los mnicipios de maor pobreza (similar a los pases máspobres de Árica) asta entre 3 8 por 1 000 en los de maor nivel econó-mico, comparables con las de los pases eropeos más avanzados (Conapo,2005).

 A partir de la década de los setenta se viene analizando cómo redcirla desigaldad en sald mediante polticas capaces de incrementar el acce-so a servicios de sald para la población en extrema pobreza. Este debatea logrado programas innovadores como el imss-Coplamar en los añosocenta; Oportnidades, en los noventa, el Segro Poplar en los prime-ros años de este siglo. México centa, as, con n avanzado marco instit-cional en apoo a la eqidad social , en particlar, a la eqidad en sald.No obstante, el marco de polticas sociales todava es inestable contradic-

torio no garantiza la igaldad social en el plazo qe la sociedad espera.En el presente trabao se sostiene qe el avance acia la eqidad enca-ra importantes obstáclos, sobre todo en el ámbito constitcional. En eec-to, mientras qe el artclo 123 privilegia la protección social como respon-sabilidad de las empresas en benecio de los trabaadores, el artclo 4 seenoca en el dereco a la sald en el principio de cidadana ndamentala asignación de recrsos pblicos a la población exclida de la segridadsocial. La Constitción ndamenta, as, dos grandes pilares institcionales

de la protección social, los cales peden estorbarse mtamente en elcontexto económico actal.La coordinación sectorial , más recientemente, la integración ncio-

nal de las institciones pblicas an sido planteadas como estrategias parasperar la dalidad de las polticas pblicas. Sin embargo, para qe el Es-tado peda garantizar el dereco a la sald, as la eqidad, podra sernecesario n marco institcional ( constitcional) nico, qe garantice lacontribción scal la asignación de recrsos pblicos con base en crite-rios explcitos de eqidad.

Este captlo analiza tres generaciones de reormas a la sald ssconsecencias para la eqidad en este tema. Se analiza, en particlar, la

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EQuIDAD y SALuD  213

sitación de eqidad en sald a mediados de la primera década del siglo xxi para analizar las propestas de integración sectorial qe podran apntaracia n nevo orden institcional.

IGUALDAD Y EQUIDAD En SALUD

El grado de sald qe logra na población es resltado de mltiples deter-minantes ambientales, sociales, condctales, genéticas de servicios desald. Las determinantes dependen, a s vez, de las polticas económicas sociales , sobre todo, de la respesta social organizada a los enómenos de

sald enermedad. La distribción desigal evitable de las determinan-tes de las caractersticas de la sald entre los grpos de población, seconcibe como la ineqidad en sald. La eqidad en sald, a s vez, reerea n connto de valores, polticas e institciones tendientes a revertir laineqidad. La eqidad se pede lograr a sea asignando más recrsos paralas poblaciones con maores necesidades (también llamada “eqidad verti-cal”), o bien destinando la misma cantidad de recrsos para poblacionescon las mismas necesidades (la llamada “eqidad orizontal”).

un caso de eqidad vertical es la asignación de recrsos adicionalespara grpos con maores tasas de mortalidad inantil, o bien cando sedestinan recrsos a personas qe nacen con malormaciones congénitas.un caso de eqidad orizontal sera el de las campañas nacionales de vac-nación o la bsqeda de la atención del parto proesional niversal, sinimportar la residencia rral o rbana, la condición laboral o el ingreso. Enambos casos se asignarán recrsos dierentes, a sea en nción del obetivode la atención o bien atendiendo a la necesidad de poner en marca proce-

sos dierentes para lograr el mismo obetivo.La eqidad se pede analizar con base en las distintas nciones delsistema de sald. As, pede estdiarse la asignación nanciera o la dispo-nibilidad de recrsos para cada grpo en nción de ss necesidades. Pe-de también analizarse el acceso a servicios considerando las barreras qecada grpo presenta, as como s capacidad para sortearlas. Asimismo, esposible medir la eqidad en cada no de los tres obetivos del sistema desald. El meoramiento de las condiciones de sald pede ser dierencialentre los grpos sociales también peden serlo la calidad dignidad deltrato qe reciben. un tercer obetivo es en s mismo lograr la eqidad en lascontribciones nancieras, esto es, el aporte para servicios de sald en

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214  DESIGuALDAD SOCIAL

nción de la capacidad de pago. Este principio contribe a la eqidadvertical a compartir los riesgos a la sald en orma eciente, pes aceqe la población oven contriba para los ancianos qe los sanos contri-

ban para los enermos. Forma parte también de polticas de redistrib-ción scal más amplias, pes lleva a qe los qe más ganan contriban ala sald de los más pobres.

Cabe también distingir el papel qe pede gar la eqidad en elmarco de las polticas de sald pblica. Enermedades contagiosas, como latberclosis, amenazan la sald el bienestar de amplios grpos de pobla-ción, as como la prodctividad. La asignación de recrsos para controlarlos problemas de sald pblica se dará, entonces, no sólo en nción del

bienestar de qienes más padecen las enermedades o los riesgos, sino tam-bién del bienestar de grpos más amplios o inclso de grpos distintos.

 As, polticas qe pareceran estar encazadas a la eqidad vertical podranen realidad tener implicaciones más amplias o, inclso, estar dirigidas anes distintos a los de la sald. Por ello, al analizar la eqidad es importan-te identicar la incidencia de benecios atribible a la poltica, tanto demanera explcita como implcita.

LA COnStRUCCIón POLÍtICA DE LA EQUIDAD En SALUD

La Revolción indstrial la rbanización eron potentes motores de ladesigaldad en materia de sald. Al mismo tiempo, srgió el clamor paragarantizar la segridad de los prodctos servicios crecientemente obteni-dos mediante el mercado en el entorno rbano, as como para reemplazarlas redes de segridad social del antigo régimen edal. Desde la segnda

mitad del sigloxix

la tecnologa pesta en boga por Paster conrió al Es-tado nevas erramientas de control de la sald pblica. La segridad so-cial, por s parte, e institida en Alemania por Bismarck , despés, enmcos otros pases eropeos con na poltica de Estado qe obligó lacontribción nanciera de los patrones de ss empleados para la atencióna la sald de éstos de ss amilias.

La segnda Gerra Mndial e n motor de tecnologas para la saldpblica , sobre todo, de polticas de eqidad en sald. La concentración desoldados permitió implementar innovadoras medidas de igiene controlmasivo de enermedades, con vistas a exclir a recltas enermos, a asignar-los a diversas tareas segn ss capacidades a prevenir enermedades con-

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tagiosas en los carteles, mismas qe asta entonces aban matado mássoldados qe los actos bélicos. Esta neva competencia del Estado se em-pleó como poderosa arma poltica, pes llevaron a la implementación de

sistemas nacionales de sald qe recompensaran a los sobrevivientes de lagerra, con acceso gratito a modernos servicios médicos capaces de pro-longar la vida. En el Reino unido se adoptó el Reporte Beveridge en 1942,qe propso borrar las dierencias sociales en sald con base en n sistemaniversal de prestaciones médicas, el cal sera nanciado ndamental-mente con recrsos scales. En otros pases eropeos se continó con elesqema bismarckiano de contribciones del Estado vincladas a aqéllasde los empleados ss trabaadores. La segridad social en sald con n

claro enoqe de eqidad vertical implsó, as, el desarrollo del modernoEstado de bienestar, nto con el incremento en la prodctividad, la alabe-tización el sragio niversal (Lindert, 2004).

El srgimiento del Sistema de Naciones a principios del siglo xx sortalecimiento con las institciones de Bretton Woods, despés de la se-gnda Gerra Mndial, llevó a la disión internacional de las institcio-nes de eqidad en sald, principalmente en los nacientes pases poscolo-niales de Asia, Árica América Latina. La Organización Mndial de la

Sald se dio a la tarea de promover no sólo la asencia de enermedad,sino el completo estado de bienestar sico, mental social (oms, 1946).Esta visión, al igal qe aqélla de la segridad social eropea, vislmbra-ba la sald como na sitación estática, alcanzable con na modesta in-versión n desarrollo tecnológico ndamentado en las innovaciones dela segnda Gerra Mndial. En el contexto de esta confagración se proc-raron eserzos internacionales de amplia aceptación poltica, como laerradicación mndial de la virela —de gran éxito— del paldismo

—qe e n rotndo racaso.

BASES DE LA EQUIDAD HORIZOntAL En SALUD: 1917-1942

México vivió la gerra la paz en el siglo xx de manera dierente qe enEropa, anqe relacionada. Entre 1917 1943 se promovieron polticasde sald en dos grandes ees: el combate a las epidemias en enclaves agroin-dstriales el desarrollo de la segridad social, tanto para trabaadores in-dstriales como, sobre todo, para los eidatarios qe tomaron control de loslatindios dedicados a la agroexportación.

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216  DESIGuALDAD SOCIAL

La rina qe prodo la Revolción de 1910 se vio acompañada deepidemias qe amenazaban tanto a las erzas armadas como a la pobla-ción civil a los poderosos intereses privados en la agroindstria el petró-

leo (Birn, 2006). Fe por ello qe el gobierno de México acordó recibir elapoo técnico nanciero de la Fndación Rockeeller para el saneamientode los enclaves agroindstriales de los pertos. Se estableció también elDepartamento de Salbridad como la primera institción posrevolciona-ria diseñada para implementar na poltica cientco-técnica orientada ana prioridad internacional, a consolidar el poder en las zonas rbanas estratégicas del pas. La poltica de control de enermedades se sticódesde na óptica nacionalista, resaltando s amplio impacto poltico eco-

nómico para la reconstrcción, pero en la práctica ss benecios estabanm restringidos a poblaciones de alto valor estratégico. Otros problemasmás álgidos, como el del paldismo (entonces la primera casa de merte),tvieron qe esperar asta los años cincenta para qe eran atendidospor la Campaña Mndial de Erradicación.

El artclo 123 constitcional e institido sigiendo el patrón de lasreormas bismarckianas para obligar a las empresas a garantizar las necesi-dades de sald de ss empleados. En este clima, diversas e importantes

indstrias sectores de servicios dieron acceso a servicios médicos conbase en clnicas de empresa. Otras, más peqeñas, establecieron no másqe consltorios de ábrica o peqeñas clnicas ca administración oscila-ba entre la empresa el sindicato. En calqier caso, entre 1917 1943 seinstitó n entendimiento respecto de las responsabilidades ante ener-medades accidentes ocpacionales, as como sobre la sald del trabaador de ss amiliares (González Block, 1980). El obetivo ndamental eraestabilizar las relaciones laborales en n marco de sticia, eciencia pro-

dctividad, pero no de propgnar por el bienestar social niversal. Másqe n dereco a la sald, lo qe se bscaba era n dereco laboral exten-dido acia el entorno amiliar.

La reorma agraria institida por Cárdenas en los años treinta transor-mó las expectativas de sald del campesinado, sobre todo en el ámbito delos grandes eidos colectivos (hewitt, 1976; hernández, 1984). La protec-ción social en sald de los peones acasillados aba consistido, asta enton-ces, en la posibilidad qe les daba el patrón de recperar s trabao legode n episodio de enermedad agda. Con la colectivización agraria, lasnciones patronales eron sstitidas por el comisario eidal por el Ban-co Eidal. El comisario reqera de n mecanismo para sticar las altas

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laborales de los cooperativistas, mientras qe al Banco le interesaba mante-ner la prodctividad de la erza de trabao para qe sigieran ncionandolos motores económicos del pas, a la vez qe para recperar ss présta-

mos. Srgieron as de manera espontánea los Servicios Médicos EidalesCooperativos, na amplia gama de clnicas peqeños ospitales qe elDepartamento de Sald dicilmente controlaba.

Las polticas de sald al principio del México posrevolcionario desa-rrollaron las nciones de sald pblica con n enoqe en las zonas rba-nas agroindstriales más vincladas al comercio internacional. Se privile-gió en menor medida la atención médica para obreros campesinos comogaranta de los derecos laborales como actor de prodctividad en n

naciente marco corporativo.

COnSOLIDACIón DE LAS POLÍtICAS CORPORAtIvAS DE SALUD:

1943-1982

 A partir de la segnda Gerra Mndial el Estado mexicano institó el mo-delo de sstitción de importaciones, qe bscaba n entorno de poltica

social capaz de armonizar los diversos intereses en materia de sald en eltrabao en el ámbito asistencial. As, en 1943 se dio la primera reorma desald del pas, creando el Institto Mexicano del Segro Social (imss) laSecretara de Salbridad Asistencia (ssa). El imss tena el propósito de in-tegrar los mltiples esqemas de protección social asta entonces vigentesen n marco institcional qe permitiera alentar la prodctividad, ampliarla protección crear n nevo pacto de relaciones entre la indstria, losobreros el Estado (véase Bracet-Márqez, captlo 5 de este volmen).

Lassa

se estableció para integrar el asta entonces vigente enoqe enel saneamiento con los nevos servicios médicos srgidos de los eidoscolectivos. Procrara el desarrollo rral en combinación con otras polti-cas, sobre todo en la edcación la reorma agraria. Dicos servicios seapoaran en la investigación de las condiciones clnicas propias de la po-breza, para lo cal se sticó el establecimiento de institciones de altacompleidad, como el hospital Inantil, del Institto Nacional de la Ntri-ción el Institto de Enermedades Respiratorias. Los instittos nacionalesde sald no pretendan contribir a la cobertra niversal de servicios desald de tercer nivel, sino apoar el desarrollo del conocimiento de laproesión médica como actores de solción a los problemas de pobreza.

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218  DESIGuALDAD SOCIAL

La primera reorma de sald estableció, as, dos sistemas pblicos paralelos de sald: la segridad social con el imss Pemex, smándose, en1959, el Institto de Segridad Servicios Sociales de los Trabaadores del

Estado (issste), la asistencia pblica a cargo de la Secretara de Salbri-dad. El sector de segridad social se denió como n modelo altamentetecnicado, con la misión de dar acceso a la medicina más moderna a lostrabaadores del sector ormal. Sólo tendran dereco a la segridad socialqienes pdieran sragar ss elevados costos. A pesar de qe éstos se -nanciaran por medio de contribciones tripartitas, antes de la reorma de1997 cerca de 95% del nanciamiento corresponda a contribciones obre-ro-patronales , an despés de la reorma, dicas contribciones represen-

taran cerca de 70% del nanciamiento. El imss logró abrir, no siempre conéxito, esqemas contribtivos de atención médica de costos prestacionesvariables qe pdieran servir a grpos más amplios de población. Tal e elcaso del esqema para los trabaadores especiales del campo, integrando enn esqema bipartito con prestaciones redcidas a los eidatarios colecti-vizados en zonas de alta prodctividad, como La Lagna.

Es claro qe los altos costos de la segridad social en México contrib-eron a la generación de la población inormal , de a, a sostener la da-

lidad la ragmentación del sistema de sald. Con ello, se expso a namplio segmento de la población a realizar gastos de s bolsillo en sald,para contar con los servicios provistos a era por la ssa o bien por loscrecientes servicios médicos privados. As, se introderon tres determi-nantes de ineqidad en el eserzo social organizado para orecer atenciónmédica: la dalidad entre los servicios pblicos para la población asegra-da no asegrada, las dierencias entre los distintos sistemas de segridadsocial (imss, issste, Pemex) las dierencias en el gasto de bolsillo.

LA CRÍtICA AL SIStEMA DUAL DE SALUD

En los años setenta se maniestó el estancamiento del modelo de sstit-ción de importaciones qe aba dirigido el crecimiento indstrial del pas.Con ello, se estancó el desarrollo del sector ormal de la economa delpropio imss. una amplia gama de actores, desde campesinos asta intelec-tales, empezó a exigir cambios drásticos al modelo de segridad social,asta llevar en 1976 a n intento por extender la cobertra del imss a loscampesinos organizados en eidos en el denominado esqema imss-Cona-

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spo. Los campesinos tendran acceso a nidades rrales de primer nivelasociadas a los graneros de esta empresa gbernamental, todo ello nancia-do con ondos ordinarios del imss sin contribción algna por los campe-

sinos. Pero el esqema e bloqeado ecazmente por la maqinaria bro-crática del imss, argmentando la insolvencia. Otra oportnidad se abriócon al age petrolero de los años ocenta, cando se estableció (aora porcontrato 100% sragado por la ederación) el programa imss-Coplamar,conocido o como imss-Oportnidades.

En el ámbito internacional la eqidad en sald logró n nevo impl-so en 1986, cando haldan Maler, director general de la OrganizaciónMndial de la Sald lanzó el programa “Sald para todos en el año 2000”

en la Conerencia de Alma Ata. La estrategia ndamental consistió enniversalizar la atención primaria a la sald ( aps), consistente en garanti-zar la oerta gbernamental de servicios esenciales de sald. Este movi-miento generó conciencia sobre la posibilidad de salvar millones de vidascon la tecnologa a existente, lo cal —se argmentó— sera posible consólo acerla disponible mediante na neva organización de los serviciosde sald.

 Alentados por la  aps, el imss amplio el programa imss-Coplamar (re-

nombrado para entonces imss-Solidaridad) con la constrcción de más de2 367 nidades médicas rrales de primer nivel en 1986, las cales s-man o en da 3 500. También se constreron entonces 47 ospitalesde campo (qe o sman 69) operados por el propio imss, si bien com-pletamente independientes del sistema ordinario. El imss vio en este pro-grama la oportnidad de responder a los reclamos de redistribción de lasegridad social, al integrar ss nidades a la imagen corporativa, pero sinexponer ss nanzas en la inversión, anqe s aportando recrsos pro-

pios para algnos aspectos de la administración del esqema. S ecientemaqinaria administrativa obtvo importantes logros en el abastecimientode las nidades, a la vez qe s personal estaba m bien motivado, pesvea el programa como n escalón de entrada para obtener n contrato debase en el imss.

El programa persiste asta nestros das, con la denominación de imss-Oportnidades, si bien se redo s tamaño con la integración a la ssa dess nidades en los 12 estados qe accedieron a la descentralización a nesde los ocenta. Otra dierencia importante es qe en el gobierno de Fox elpersonal de imss-Oportnidades e integrado como personal de base alimss pasó a ormar parte del sindicato nacional.

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220  DESIGuALDAD SOCIAL

LA SEGUnDA REFORMA:

HACIA EL DERECHO A LA SALUD

 Ante la ragmentación de las institciones de sald, el gobierno lanzó lasegnda reorma sectorial en 1983, decretó el dereco constitcional a lasald concibió por vez primera n sistema nacional de sald como basepara garantizarlo. La ssa cambió s nombre a Secretara de Sald se pro-pso como rectora general. Procedió entonces a transerir responsabilida-des eectivas a los gobiernos estatales o conseos ospitalarios por mediode la descentralización. La reorma, sin embargo, no se propso modicarla estrctra ndamental del sector.

La importancia de la eqidad en sald cobró nevo mpet en el ám-bito internacional desde los años noventa. El Banco Mndial dio n impor-tante virae en ss polticas al abogar por n maor gasto pblico en sald a s asignación con base en criterios de eqidad niversalidad. Se reco-noció qe la niversalidad de acceso debe acotarse a intervenciones deprobada relación de costo-eectividad, denidas en paqetes de serviciosbásicos garantizados (Banco Mndial, 1993).

México respondió al reto internacional de las reormas en sald con el

desarrollo de estdios propestas encaminados a lograr la eqidad en eseámbito, a la vez qe con na poltica de extensión de la cobertra de inter-venciones esenciales, encaminada a la cobertra niversal. En el campoanaltico, se diseñaron paqetes de servicios costo-eectivos, demostrandoqe era posible abatir de manera m importante las enermedades en elcontexto de la transición epidemiológica del pas (Bobadilla et al., 1994;González-Pier et al., 2006). Asimismo, se demostró la necesidad de crearnevos esqemas de cobertra institcional qe speraran el estancamien-

to de la segridad social qe eran capaces de proveer atención asegra-da a toda la población, todo ello apoado en el monitoreo del nancia-miento con base en centas nacionales de sald, las cales permitierandeterminar con maor precisión los montos de gasto pblico privado, ascomo por institción programa. Se rompió as el mito de la preponderan-cia del gasto pblico en sald: el gasto privado representó 58% del gastototal en sald en el año 2000 (Frenk et al., 1994).

Para mediados de los noventa como parte de las polticas de sald delpresidente Zedillo, se enocó la atención pblica en la sitación de 10% de lapoblación rral con maores dicltades para recibir atención médica. LaSecretara de Sald implsó, con apoo del Banco Mndial, el Programa de

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EQuIDAD y SALuD  221

 Ampliación de Cobertra (pac), con el propósito de llevar sald a la poblaciónsin servicios, sobre todo a zonas rrales con maores barreras de acceso a losservicios. El programa oreca n paqete de 12 intervenciones básicas de

sald, enocado a la atención de grpos vlnerables, como niños meres.Privilegiaba enermedades como diarrea, enermedad respiratoria agda, dia-betes, ipertensión tberclosis problemas como accidentes, desntrición sald reprodctiva. El programa se apoó en promotores volntarios re-mnerados, en nidades móviles en inraestrctra disponible en el mediorral. En 1999 se inormó na redcción de la población sin acceso a servi-cios de sólo 1.7 millones (Lozano et al., 2002). Sin embargo, se expresó pre-ocpación por lo redcido de la atención brindada por medio del pac , por

ende, la continada exposición de la población a problemas graves de sald.

HACIA LA tERCERA REFORMA:

UnIvERSALIZACIón DE LA PROtECCIón SOCIAL En SALUD

El debate internacional en torno a la capacidad para lograr la eqidad ensald se modicó a principios del nevo milenio gracias a la concepción de

la importancia de la sald para el desarrollo económico. En el año 2000 laoms pblicó s inorme mndial Sistemas de salud, en el qe propso porvez primera la eqidad de las contribciones nancieras como no de losobetivos centrales del sistema de sald, nto con el meoramiento de losniveles de sald con el de proporcionar trato digno a los pacientes. Laimportancia acordada para la eqidad de las contribciones nancieras ra-dica en el allazgo de qe el gasto en sald erogado para poder recibir aten-ción médica condce con sma recencia a la pérdida de patrimonio o a n

gasto catastróco, el cal es n actor importante detrás del empobrecimien-to amiliar. As, se estimó qe asta 2.3% de las amilias en México tvogastos catastrócos en 2000, denidos como n gasto maor de 40% delingreso disponible de las amilias, lego de descontar los gastos en alimen-tación vivienda (Knal et al., 2006). Sobre estas bases, se estableció la metade lograr la niversalidad de la protección social en sald como na medidacapaz de lograr tanto la protección nanciera como en sald de la pobla-ción, a no sólo el acceso a n paqete de servicios esenciales.

Otro cambio en el debate sobre la eqidad la sald se dio a raz de lasdeliberaciones de la Comisión de Macroeconoma Sald, convocada por laoms presidida por jere Sacs (oms, 2001). La Comisión estableció na

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222  DESIGuALDAD SOCIAL

relación eaciente entre el gasto en sald, la esperanza de vida el creci-miento económico, de tal serte qe la sald se colocó nalmente como nainversión m importante para el desarrollo social. Se identicó de manera

m clara el crclo vicioso entre enermedad, gasto catastróco pobreza,lo qe llevó al reconocimiento, en el seno de la Asamblea Mndial de laSald, de la eqidad de contribciones nancieras como no de los obeti-vos centrales de los sistemas nacionales de sald. Sobre esta base, el fmi elBanco Mndial modicaron ss polticas para acilitar todava más el gastopblico en sald: mantvieron las provisiones a descritas sobre la eciencia se enocaron de manera más deliberada en el combate a la pobreza.

Este debate e segido por la Comisión de Determinantes Sociales de

la Sald (2008), la cal completó el crclo para poner el énasis neva-mente en los actores socioeconómicos qe inciden en la desigaldad ensald, más allá del nanciamiento de los servicios de sald. Drante lapresidencia de Sir Micael Marmot, la Comisión se enocó en el gradientesocial, demostrando qe dierencias en el estats laboral, de ingresos, étni-co residencial determinan la esperanza de vida por medio de mecanismoscomo el estrés, anqe denitivamente también infe el acceso dieren-cial a servicios de sald (oms, 2008).

La protección social en sald se reorzó en México drante el gobiernode Fox , sobre todo, a partir de 2003. Se ndamentó en el diagnóstico den atraso en la capacidad de respesta a las necesidades de sald, de namarcada desigaldad en la distribción del gasto en la materia del gastocatastróco resltante en los ogares. Para esa eca la mitad de la pobla-ción careca de protección por agencias de segridad social. En compara-ción con pases de ingresos medios en el ámbito mndial, México gastabana menor proporción del pib per cápita en sald: 5.7%. A pesar de las

ambiciosas polticas pblicas en sald, la maor parte de dico gasto (55%)se realizaba de bolsillo, esto es, al momento de la atención médica erade calqier esqema de asegramiento. Ello implicó n gasto catastrócode los ogares, en el año 2000, de asta 3.04% en ogares rrales con res-pecto al promedio de gasto catastróco en los ogares rbanos, qe era deaproximadamente 1.38%. As, en el inorme de la oms del año 2000, Méxi-co ocpó la posición 144 de los 191 pases clasicados segn el grado de

 sticia en la contribción nanciera a sald (oms, 2000).Cabe señalar qe entre 1996 2006 el gasto de la Secretara de Sald

privilegió crecientemente al qintil en extrema pobreza, asta asignarlemás recrsos qe a calqier otro estrato económico (gráca 6.1). En el

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mismo periodo el gasto pblico total en servicios de sald creció, en térmi-nos reales, 66% para la población asegrada, pero 257% para la poblaciónno asegrada (ssa, 2008). Con ello se dplicó la participación relativa de

esta ltima en el gasto total en sald: pasó de 20 a 40%. El dierencial sigeavoreciendo a la población asegrada, aora se sostiene con n maoraporte scal. En eecto, en 1996 cambió la Le del imss para incrementar lacarga tribtaria de la ederación a las contribciones tripartitas al imss, pasóde 5.1 a 23.5% del total.

Drante el gobierno de Fox se denió el gasto en sald catastróco empobrecedor de los ogares como n obetivo a resolver las estrategiasse dirigieron a corregir los deseqilibrios nancieros. Para ello se ormló

la poltica del Sistema de Protección Social en Sald (spss), con base en naenmienda al artclo 4º constitcional, se estableció el programa del Se-gro Poplar como brazo operativo. El spss denió n paqete relativa-mente amplio de 250 intervenciones garantizadas de sald, basadas encriterios de costo eectividad (Frenk Gómez, 2007). Sobre esta base, seextendió gradalmente la protección social en sald a la mitad de la pobla-ción qe careca de segridad social para alcanzar la niversalidad en 2010.La gradalidad respondió a la estrategia para incrementar el gasto en sald

Gráfca 6.1. evolucón dl gso úblco n sludn l oblcón no sgud (pna) y dl gso d bolsllo n slud.

S ncluyn úncn los cusos cub l défc dl gso úblco n l pna sco dlos qu lcí l Sguo poul con cobu ol; b los cusos son nuvos, dconls los qu s jcín n l pna. Fun: Sco, 2007.

60

55

50

45

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35

30

25

20

1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2010a 2010b

Gasto público PNA/Gasto público total Gasto de bolsillo/Gasto total

        P     o     r     c     e     n       t     a        j     e

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224  DESIGuALDAD SOCIAL

con recrsos rescos de origen scal para acerlos disponibles sólo can-do los proveedores bieran ortalecido acreditado los servicios, a n deacer la aliación volntaria na realidad.

El Segro Poplar propso n esqema de contribción de los gobier-nos estatal ederal, as como de las amilias, salvo aqéllas en condicionesde extrema pobreza. En la práctica, las contribciones amiliares se limitana na racción insignicante de los beneciarios (3%) de ss recrsos(menos de 1%), pes se exenta a la gran maora de las amilias an en losdeciles speriores. No obstante, el esqema de asignación de recrsos -nancieros estimla la aliación gradal volntaria de amilias el ortale-cimiento acreditación de proveedores dentro de la Secretara de Sald.

Incle, asimismo, la posibilidad de contratación de proveedores de la se-gridad social privados en nción de la capacidad estatal. El prespes-to promedio anal por amilia aliada ascenda a 709 pesos en 2006, lo qerepresentó n prespesto total de 2 657 millones de pesos anales.

LA EQUIDAD En SALUD

En LA PRIMERA DéCADA DEL SIGLO XXI

Diversas evalaciones a an dado centa de los resltados limitacionesdel Segro Poplar en ss primeros años de vida (Scott, 2006, 2007; Par-ker Scott, 2008; Gakido et al., 2006; González Block et al., 2008). Laaliación de amilias a progresado de acerdo con las expectativas, c-briendo en 2006 cinco millones, algo menos de la mitad de la meta a alcan-zar en 2010. En ello a infido la aprobación prespestal del Congreso,de acerdo con la Le de Protección Social en Sald.

Los deseqilibrios nancieros se modicaron ligeramente en los pri-meros años del milenio. Entre 2000 2004 el gasto en sald, como propor-ción del pib, pasó de 6.1 a 6.5%. El Segro Poplar llevó a n incrementoanal de 23% en el gasto en sald pblica para no asegrados. Cabe insis-tir, no obstante, qe el gasto de bolsillo se a segido incrementando, conna tasa anal de 13 por ciento.

La aliación de amilias al Segro Poplar segn decil de ingreso amostrado na tendencia progresiva, esto es, se a dado preerencia a losdeciles de menores ingresos más allá de qe éstos también están sobrerre-presentados en la población no asegrada (gráca 6.2). Esta sitación obe-dece ndamentalmente a la priorización explcita de estas amilias en las

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reglas de operación del programa en la ase inicial de incorporación, la

acilidad para aliar a las amilias a empadronadas en el programa Opor-tnidades exentas de pago.Entre 2005 2006 dierentes entes de inormación permitieron medir

qe el gasto catastróco en sald en amilias no asegradas e de entre 3 9%. En el mismo periodo se midió el gasto catastróco en las amiliasaliadas al Segro Poplar, con redcciones qe iban de cero a 50%, navez estandarizadas las poblaciones para tomar en centa ss dierencias so-cioeconómicas. Las ciras sgieren qe el Segro Poplar a logrado tener al

menos n modesto eecto en la disminción de la incidencia de gasto catas-tróco (González Block et al., 2008).

LA DIStRIBUCIón DEL GAStO

 Y FInAnCIAMIEntO DE LA SALUD

Desde ss orgenes, el Estado de bienestar trncado en México se a carac-terizado por na amplia breca en el gasto pblico a avor de la poblaciónasegrada. Considerando el gasto pblico total en sald segridad social,en las ltimas tres décadas del siglo xx, las dos principales institciones de

Gráfca 6.2. Cobu dl Sguo poul o dcls d ngso.

Cd cgoí su 100 o cno.Fun: Gonzálz Block y Ngnd, 2008.

20

15

10

5

0

        P     o     r     c     e     n       t     a        j     e

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

Con Seguro Popular Población abierta

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226  DESIGuALDAD SOCIAL

segridad social (imss e issste) eercan 87% de este gasto 56% del gastoederal (neto de contribciones obrero-patronales) (cadro 6.1). Entre1970 1990 el gasto pblico total per cápita en la población asegrada era

11 veces sperior al eercido en la población no asegrada.Si consideramos nicamente el gasto en sald, sin embargo, esta ten-

dencia istórica se a revertido en la ltima década: entre 1995 2007 elgasto pblico en la población no asegrada (pna) pasó de 20 a 40% delgasto pblico total en sald (gráca 6.3).

En el periodo 1996-2007 el gasto pblico en sald para la poblaciónasegrada amentó 78% en términos reales, pero el gasto en sald para lapna (ederal estatal) amentó 314% (ssa, 2008). ha qe notar, por otro

lado, qe en el mismo periodo el gasto ederal en los servicios de sald delimss (la contribción estatal al segro de enermedades maternidad) a-mentó casi 10 veces (de 4 a 40 000 millones de pesos), como consecenciade la reorma del imss de 1997. Anqe el crecimiento del gasto en la pna 

Cuadro 6.1. Gso úblco n l oblcón sgud (pa)y no sgud (pna): slud y sgudd socl

(sos d 2000)

Sexenios 

1971-1976 1977-1982 1983-1988 1989-1994 1995-2000 

pocnj dl pib 3.45 3.62 2.86 3.45 3.85p cá 1 293 1 683 1 207 1 520 1 908

Cobertura (% de oblación total) imss 23.9 32.9 39.8 42.5 41.8issste 4.5 7.3 8.4 9.7 10.1

Asignaciones orcentuales del gasto ederal (neto de contribuciones obrero-atronales) ssa 44.4 44.6 52.1 43.4 36.4imss issste 55.6 55.4 47.9 56.6 63.6

Gasto úblico total or benefciariossa 238 381 300 359 516imss 3 340 3 050 1 992 2 308 2 562issste 7 011 6 136 3 141 2 870 3 128

Tasas de gasto úblico er cáita pa / pna

Gso ol 17.6 9.6 7.4 6.9 5.5Gso dl 3.3 1.9 1.0 1.3 1.8Funs: psdnc d l rúblc, 1994 y 2000.

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EQuIDAD y SALuD  227

refea en parte la introdcción del Segro Poplar en 2004, observamosn periodo anterior de crecimiento importante en 1996-2000, asociado alproceso de descentralización de los servicios de sald para la población noasegrada reiniciado en 1995, el Programa de Ampliación de Cobertracomenzado en 1996 la introdcción del programa de transerencias con-dicionadas Progresa (o Oportnidades). Las grácas 6.4 6.5 mestrancómo en 10 años se a meorado la eqidad en la distribción del gasto ensald para la población no asegrada en general, pero con na ligera

tendencia a la maor ineqidad entre aqélla asegrada alimss

alissste

. A pesar del amento de los recrsos eercidos en sald a avor de lapoblación no asegrada, en términos per cápita en 2005 el gasto pblico enesta población representaba 40% del gasto en la población asegrada (netode copagos), lo qe explica la persistencia de na asignación regresiva delgasto pblico total en sald (gráca 6.6). Esta breca pede interpretarsecomo n indicador de la dierencia esperada en la calidad cobertra delos servicios para las dos poblaciones, dados los recrsos nancieros dispo-nibles (asmiendo na eciencia operativa similar en las dos institciones).Para comparar el sbsidio pblico eercido a avor de estas poblaciones,a qe comparar el gasto ederal o contribción estatal (cota social) en el

Gráfca 6.3. Gso úblco n svcos d slud l oblcón sgud (pa) y no sgud (pna)

(ls d llons d sos d goso d 2007).

Fun: ssa, 2008.

100

90

80

70

60

50

40

30

20

10

0

       P     o     r     c     e     n       t     a       j     e

       1       9       9       0

       1       9       9       1

       1       9       9       2

       1       9       9       3

       1       9       9       4

       1       9       9       5

       1       9       9       6

       1       9       9       7

       1       9       9       8

       1       9       9       9

       0       0       0

       2       0       0       1

       2       0       0       2

       0       0       3

       0       0       4

       0       0       5

       0       0       6

       2       0       0       7

84 105 113 119 131 10898

109 119126 131 133 136 151 174

163166 174

19 23 25 28 31 2729

40 4455 62 63 67 71 80

96 106 120

Población no asegurada Población asegurada

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228  DESIGuALDAD SOCIAL

imss, qe como emos visto, a pesar de aberse mltiplicado por 10, repre-senta n tercio del nanciamiento de los servicios de sald del imss.

ha qe tomar en centa qe na parte signicativa del gasto de lassecretaras de sald ederal estatales se eerce en acciones de sald pblica

de rectora del sistema de sald en benecio de la población en s conn-to, qe representan cerca de 20% de los recrsos. El sbsidio por perso-na denido de esta manera resltaba similar entre las dos poblaciones en2005 , por el crecimiento sostenido en el gasto en la pna, el sbsidio pbli-co es 25% sperior para la pna qe para la pa. Esto implica qe a pesar deqe el gasto pblico total en sald an es regresivo, el sbsidio pblico -nanciado con impestos generales (exclendo contribciones obrero-patronales) es progresivo, anqe lo era signicativamente más antes de lareorma del imss qe incrementó el sbsidio ederal a ss servicios de sald.

En el periodo 1987-1996 México se bicaba por arriba de pases comoBrasil e Indonesia en términos de s coeciente de concentración del gasto

Gráfca 6.4. Dsbucón dl gso úblcon slud y sgudd socl.

16

14

12

10

8

6

4

2

0

        P     o     r     c     e     n       t     a        j     e

1996 200620

18

16

14

12

10

8

6

4

2

0

        P     o     r     c     e     n       t     a        j     e

1996 2006

        P     o     r     c     e     n       t     a        j     e

        P     o     r     c     e     n       t     a        j     e

1996 2006 IMSS 1992 IMSS 2006

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

1 2 3 4 5 6 7 8 9 101 2 3 4 5 6 7 8 9 10

20

18

16

14

12

10

8

6

4

2

0

20

18

16

14

12

10

8

6

4

2

0

Salud de la población no asegurada

Derechohabientes con seguridad socialSalud de la población asegurada por el IMSS

Salud total

No: dcls oblconls odndos o ngso cá dl hog. Fun: scón d JohnSco con nocón d dchohbns d l sgudd socl y d uso d svcos úblcos dl enigh 1996 y 2006, y dl gso úblco dl y sl d ls Cuns Nconls d Slud (ssa).

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EQuIDAD y SALuD  229

Gráfca 6.5. Cofcns d concncón dl gso úblco n slud.

0.6

0.5

0.4

0.3

0.2

0.1

0

–0.1

–0.2

–0.3

–0.4

1996 1998 2000 2002 2006

Total SS IMSS ISSSTE

Gráfca 6.6. Gso cá n svcos d slud dl imss y l oblcón no sgud, 2005.

Fun: cálculos d John Sco con nocón d gso d ls Cuns Nconls d Slud,Scí d Slud y dl imss, nocón d pa y pna dl inegi (Cono 2005), xco px,qu s o d ssa, 2006.

12 000

10 000

8 000

6 000

4 000

2 000

0

11 028

3 954 4 104

1 255 1 626 1 301

Pemex GP ISSSTE GP IMSS GP IMSS gastofederal

(contribuciónestatal)

PNA GP

servicios a lapersona

PNA GP

         P      e      s      o      s

No: cofcns d concncón clculdos d dcls oblconls odndos ongso cá dl hog. Fun: scón d John Sco con nocón d uso d sv-cos úblcos d l enigh 1996 y 2006, y dl gso úblco dl y sl d ls Cuns Nco-nls d Slud (ssa).

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230  DESIGuALDAD SOCIAL

pblico en los deciles más altos de ingreso. No obstante, en 2006 dico co-eciente aba disminido signicativamente, si bien se mantena todavaregresivo por arriba de los pases latinoamericanos qe se an caracteri-

zado más por s eqidad (gráca 6.7). Veamos el ndice de concentración en cada no de los diversos agrega-

dos del gasto pblico de sald nacional (gráca 6.8). El gasto en atenciónprimaria se mantiene regresivo, a pesar de la maor acilidad los eserzospor llevar esta modalidad de atención a toda la población. Es notoria tam-bién la regresividad del gasto en atención materna, abida centa de qelos grpos más pobres también tienen maor necesidad de estos serviciostoda vez qe s tasa de ertilidad también es maor.

La atención ospitalaria qe orecen los instittos nacionales de saldde la Secretara de Sald es particlarmente regresiva. Esta sitación refeael enorme desao qe representa entregar servicios ospitalarios con eqi-dad. En eecto, los servicios de tercer nivel de la Secretara de Sald sonm demandados por la clase media, qe está bien inormada de s altacalidad a n costo más razonable qe el qe se orece en la medicinaprivada. Por otra parte, la Secretara tiene dicltades para establecer es-qemas de reerencia qe garanticen na atención de calidad, a no se diga

Gráfca 6.7. Cofcns d concncón dl gso úblco n slud:méxco n scv cov.

Fun: Sco, 2002.

–0.30

MÉXICO 1996

Indonesia1987

Ghana 1994

 Vietnam 1993

Bulgaria 1995

Brasil 1990

MÉXICO 2006

Kenia 1992

Mongolia 1995

Bolivia 1992

Costa Rica 1992

Colombia 1992

Argentina 1991

Uruguay 1998

Chile 1990

–0.20 –0.10 0 0.10 0.20 0.30

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EQuIDAD y SALuD  231

eqitativa. Esta sitación se está corrigiendo con n incremento en la in-versión ospitalaria, as como con esqemas de reerencia implementados

como parte del Segro Poplar.ha otros programas qe qizás tienen menor erogación scal, peroqe no dean de sorprender por s grado de regresividad o progresi-vidad. La exención del impesto al valor agregado ( iva) de los medi-camentos está entre las polticas más regresivas, abida centa de qeqienes más consmen medicinas directamente en las armacias sonpersonas de clase media alta. Sorprende también qe Liconsa, n pro-grama de distribción sbsidiada de lece con propósitos de meorar lantrición la economa amiliar, no se diria a los más pobres en la prác-tica, por lo qe representa n instrmento ineciente en s impactoredistribtivo. Cabe resaltar qe los servicios de la Secretara de Sald,

Gráfca 6.8. Cofcns d concncón dl gso úblcon slud y nucón, 2006.

0.478

0.476

0.308

0.288

0.243

0.105

-0.044

-0.261

-0.347

-0.403

0.413

-0.530

–0.6 –0.4 –0.2 0 0.2 0.4 0.6

Gini ingreso

ISSSTE

Pemex

IMSS

Salud PA total

Salud total

Liconsa

Salud PNA SS

DIF despensa⁄desayunos

Seguro Popular (afiliados)

IMSS oportunidades

Oportunidades

No: cofcns d concncón clculdos d dcls oblconls odndos ongso cá dl hog.Fun: scón d John Sco con nocón d l enigh 2006 sob uso d svcos úbl-cos, flcón l Sguo poul, “módulo d pogs Socls” cosondo o l Sdsol nl enigh 2006, y l dl gso úblco dl y sl d ls Cuns Nconls d Slud (ssa).

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232  DESIGuALDAD SOCIAL

tomados como n todo, son progresivos (pro pobres) claramente com-plementarios a los servicios del imss del issste. No obstante, los servi-cios de imss-Oportnidades son todava más redistribtivos, pes se

localizan ndamentalmente en zonas rrales localidades de peqeñotamaño. El programa de sald más progresivo es, sin dda, Oportnida-des, en la medida en qe enoca los recrsos en la población en extremapobreza omenta la tilización de servicios de sald all donde más senecesitan.

COnCLUSIOnES

El sistema nacional de sald en México no a logrado todava transormar-se para dar cabida al amplio anelo de lograr la igaldad de la sald detodos los mexicanos. El imss encara ertes presiones nancieras, emanadasndamentalmente de s pasivo laboral. Por s parte, la Secretara de Saldenrenta el reto de extender acer operativo n nevo esqema de pro-tección social en sald. Todo parece indicar qe el Segro Poplar a logra-do movilizar importantes recrsos, con la premisa del sbsidio a la deman-

da, el omento de la calidad la transparencia. No obstante, enrenta retosimportantes. Entre ellos, lograr n proceso de aliación qe implse lamaor calidad de los servicios qe redzca, as, el pago de bolsillo.

Se a criticado al Segro Poplar de crear na neva trampa de pobre-za al incentivar la economa inormal (Lev, 2008). Es claro qe la respestaradica en bena parte en na comprensión de las determinantes económi-cas. Basta señalar aq qe el problema del elevado nmero de trabaadoresen el sector inormal srgió en bena medida como respesta a na segri-

dad social crecientemente onerosa e incapaz de ampliar ss benecios. Porotra parte, la protección social en sald está logrando, anqe lentamente,proteger a las amilias contra el gasto catastróco empobrecedor. Ello pe-de infir en la protección del patrimonio amiliar en la redcción de lapobreza, incentivando as el desarrollo del capital mano de la integra-ción a la economa ormal. Es claro, sin embargo, qe el Segro Poplar sólopede entenderse en el largo plazo como n esqema de transición acia nsistema integral de segridad-protección social en sald, constrido sobrena base de nanciamiento scal niversal. Esto implicará na prondareorma a los actales sistemas de segridad social, qe deberá estar en elcentro de la agenda pblica antes del año 2010.

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EQuIDAD y SALuD  233

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235

7LA DESIGUALDAD DE APREnDIZAJES, 1995-2006

Tabaré Fernández Aguerre*

CONteNiDO

  Presentación 236  Desigaldad descentralización edcativa 237  Desigaldad edcativa Progresa/Oportnidades 238  Dimensiones de la desigaldad edcativa 239  Metodologa 241

  Evolción de la concentración en el ámbito nacional 244  Dierenciación escolar segmentación académica 245  Segmentación académica segmentación social 247  Principales allazgos 250   Antecedentes 252  hipótesis rivales 256  Conclsiones 258  Reerencias 260

* Proesor-investigador en eectividad de tiempo completo en el Departamentode Sociologa de la universidad de la Repblica (urga). Investigador nivel II del sni 

de urga: <[email protected]>. Agradezco los valiosos comentarios qe me icieran Fernando Cortés, Orlandinade Oliveira, Emilio Blanco Minor Mora.

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236  DESIGuALDAD SOCIAL

PRESEntACIón

México a sido no de los pioneros en América Latina en desarrollar n

régimen de bienestar qe le atribe a la ormación de capital humano npapel estratégico en la generación de ingresos, a la vez qe extiende la des-reglación del mercado de trabao la globalización de la economa.1 Conndamento en este enoqe, scesivos gobiernos entendieron qe para a-mentar el capital mano de la población, en especial entre los niños

 óvenes pobres, era necesario, por n lado, reormar la edcación básica ,por otro, incentivar a las amilias para qe ss ios lograran al menos com-pletar la secndaria. Por medio de la ederalización edcativa, comenzada

en 1992, México innovó el diseño institcional del sistema edcativo parameorar s eciencia adecar la enseñanza a las particlaridades locales.Desde 1997 mediante el Programa de Desarrollo hmano Oportnidades,denominado asta el año 2000 Programa de Edcación, Sald Alimenta-ción (Progresa), se sstitó el esqema tradicional de asistencia social delos pobres con n sistema de transerencias directas a la amilias (monetarias no monetarias) qe deba incentivar a la vez condicionar la observaciónde comportamientos positivos en edcación, sald alimentación. Sea por

la oerta o por la demanda, estas polticas bscaron tener eecto en variablesedcativas relativas a la escolarización de niños óvenes: inscripción, asis-tencia, aprobación egreso, en edcación primaria media.

Disponemos de evidencia sobre el éxito qe a tenido Progresa/Opor-tnidades (en adelante, p / o) en estos obetivos. Son escasos los estdiossobre los eectos de la ederalización más diciles de encontrar aqéllosqe analizan los eectos combinados de ambas polticas. Esto a pesar deqe la ederalización a sido el marco institcional en el qe operó p / o en

el qe se an observado amentos notables, como el incremento de 25%en la matrcla de edcación indgena 100% en la de telesecndarias,entre los ciclos escolares 1994-1995 2005-2006.

 Aora bien, existe n creciente consenso en distingir los obetivos deescolarización de los obetivos de ormación de capital mano. Estdiosrealizados en varios pases mestran qe la aprobación de grados losegresos se verican con m dierentes niveles de aprendizae. Además, sea señalando qe la expansión del sistema edcativo, en particlar el nivel

1 Véanse, en este mismo volmen, los trabaos de Fernando Cortés de VivianeBracet-Márqez respecto del nevo régimen de bienestar.

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medio, no sele estar acompañada por n acceso más democrático al cono-cimiento. Por el contrario, drante largos periodos la expansión a convi-vido con na persistente desigualdad. Es posible qe en México la combina-

ción de na poltica de combate a la transmisión intergeneracional de lapobreza, qe tiene a la edcación como principal instrmento asociado a ladescentralización, paradóicamente aa incrementado la desigualdad deaprendizajes por medio de dos mecanismos. Por n lado, porqe gracias aProgresa/Oportnidades abra accedido a la secndaria na importanteproporción de óvenes con bao capital cltral a qienes antes no les eraposible; si se qiere, ésta es na desigaldad no necesariamente mala, en lamedida en qe está basada en la expansión. Pero, por otro lado, la edera-

lización pede aber agdizado las debilidades de gestión existentes enalgnas entidades ederativas sin tener como contrapartida acciones com-pensatorias del gobierno ederal.2

Este trabao tiene dos obetivos. Primero, describir la evolción de ladesigaldad de aprendizaes en la edcación básica media en el periodo1995-2006. Segndo, explorar si la evolción observada en la desigaldadpede atribirse a estos dos cambios estrctrales de la década pasada.

DESIGUALDAD

 Y DESCEntRALIZACIón EDUCAtIvA

Las polticas de descentralización edcativa se an ndamentado como lasmás apropiadas para remover na mirada de casas de problemas estrct-rales presentes en la enseñanza básica: acceso, retención, egreso, pertinen-cia, participación, eciencia, innovación, aprendizae eqidad (hevia,

1992; Pardo, 1999; Winkler Gersberg, 2000; Di Gropello, 2004). Ladescentralización pretende aproximar las decisiones edcativas a las esce-las a los padres, disminendo las asimetras de inormación, los costos deagencia de las grandes brocracias redcir el control poltico-partidario.

hace más de 20 años qe en América Latina se establecieron polticasde descentralización, abiendo dierido cada pas en canto al destinatario(a las entidades, a los mnicipios, a los centros), las competencias transe-ridas (pedagógica, nanciera, laboral) ritmos (shock o gradales). En ge-

2 Agradezco a Emilio Blanco el señalamiento crtico qe me izo con vistas a resal-tar estos dos mecanismos la dierente valoración qe deben recibir.

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neral predominó na alta confictividad poltica sindical, dado qe e-ron procesos enmarcados en proectos más amplios de reorma del Estado reestrctración económica (Winkler Gersberg, 2000: 7; Di Gropello,

2004). México es n caso singlar en la región. Fe el nico proceso con-certado entre el gobierno el sindicato: el Acerdo Nacional para la Mo-dernización de la Edcación Básica Normal de 1992. A pesar de los ensa-os de regionalización de la Secretara de Edcación Pblica [sep] en lossetenta, no bo preparación de la transerencia ni estrictamente na nego-ciación abierta con lo gobernadores estatales, lego cosignatarios del Acer-do (Arnat, 1998, 2002). Esto convirtió a la “ederalización descentraliza-dora” de 1992 en na política de Estado qe no e pesta en tela de icio

ni en el momento de la alternancia poltica (2000) ni drante la virlentacampaña electoral del año 2006.

DESIGUALDAD EDUCAtIvA

 Y PROGRESA/OPORtUnIDADES

Progresa/Oportnidades constitó el principal instrmento del gobierno

ederal de México drante dos sexenios para enrentar la agenda social enmateria de pobreza. Se diseñó originalmente como na respesta de me-diano plazo para prodcir meoras draderas en el bienestar, incremen-tando el capital mano de los ogares pobres para romper as la trans-misión intergeneracional de la pobreza (Coen Franco, 2006; Lev Rodrgez, 2005).

El p / o incló incentivos para crear ortalecer comportamientos tantode escolarización como de rendimiento. Los menores deban asistir a por lo

menos 85% de las clases estipladas en el calendario escolar para primaria secndaria. Las transerencias, becas educativas, se entregaron bimestral-mente tenan montos dierenciados por género (13% más a las niñas ensecndaria), por nivel por grado crsado: desde n mnimo de 105 pesospor mes para niños niñas inscritas en tercer grado de primaria, asta nmáximo de 580 660 pesos por mes para los óvenes, ombres meres,respectivamente, inscritos en tercer grado de edcación media sperior.3 Las reglas de operación permitan a los estdiantes repetir na vez cadagrado, pero no les está permitido crsar el grado más de dos veces, so pena

3 Valores correspondientes al año 2005.

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DESIGuALDAD DE APRENDIZAjES  239

de qe el becario pierda permanentemente los benecios de la edcación. Elreceptor de las transerencias era la madre, con excepción de la beca de nivelmedio sperior, qe reciba directamente el oven. También proporcionó

apoos para tiles escolares. No bo incentivos por promoción o por laacreditación de primaria o secndaria. En cambio, s bo n incentivoadicional denominado “jóvenes con oportnidades”, iniciado en 2001, qe consiste en depositar en na centa a nombre del estdiante na ciertacantidad de pntos, eqivalentes a pesos, por cada año qe avance a partirde tercero de secndaria asta qe termine la preparatoria: antes de cm-plir 22 años podrá escoger entre tilizar el dinero de la centa (más intere-ses) para lo qe desee o disponer de inmediato de los ondos para ingresar

a la niversidad, adqirir n segro de sald, obtener n préstamo parainiciar n negocio o solicitar crédito para vivienda (De la Torre, 2005: 31).

Esta poltica de  protección social mediante incentivos deba orientar a losogares a desarrollar comportamientos de acumulación de capital humano. Enteora, sólo el incremento del capital mano en los setos más débiles deestos ogares (meres, niños , eventalmente, ancianos) permitirá en el cor-to plazo meorar el “estándar de vida” (alimentación, sald, vivienda vesti-menta) , en el mediano plazo, incrementar ss probabilidades de emplearse

en los sectores más dinámicos de la economa (para meorar ss ingresos salir de la pobreza). En sntesis, el spesto de estos programas de desarrollohumano es qe la speración de la pobreza sólo es na meta razonable en lasigiente generación si se elevan las competencias cognitivas ( sociales) delos niños provenientes de ogares pobres (Coen Franco, 2006).

DIMEnSIOnES

DE LA DESIGUALDAD EDUCAtIvA

En sentido estricto, el análisis de la desigaldad atiende a la orma de ladistribción de n bien valioso entre individos ( ogares) de na pobla-ción con el obetivo de describir s grado de concentración. Ésta es na pri-mera dimensión en el estdio de la desigaldad sele estar amparada enna “norma democrática” de eqidistribción de resltados, tal como ladenominan Cortés Rbalcava (1991). El so del término “desigaldad”en los trabaos sobre el desarrollo en los estdios sobre distribción delingreso se anca en esta dimensión. La concentración educativa inormaracál es la participación qe tienen los almnos en el quantum del conoci-

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miento escolar distribido por medio del sistema edcativo. Sin embargo, tal como se reseña más adelante, pocos antecedentes en edcación em-plean este enoqe.

La orma más extendida de estdiar la desigaldad en edcación esmediante el análisis de la relación entre los aprendizaes la posición declase social, el género, la condición de migrante o la pertenencia étnico-lingüstica del almno (Woessmann Peterson, 2007; Dbet Dr-Bellat,2007). Se concepta como “estraticación”. Ss antecedentes más impor-tantes se extienden a los ndadores de la sociologa de la edcación: Cole-man, Bernstein, Bodon Bordie. Los indicadores más tilizados paradar centa de esta relación son los coecientes de regresión parcial estima-

dos en modelos mltivariados. Frto de estos estdios srgió la teora so-bre la persistencia de la desigaldad, ndada en la inelasticidad a la baade los coecientes a pesar del paso del tiempo de la implementación delas reormas (Savit et al., 2007).

 Aora bien, los estdios sobre concentración estraticación, anqedierentes en ss pretensiones (descriptivo no, explicativo el otro), sontribtarios del spesto teórico de qe el enómeno se agota en el nivel deanálisis de los individos , eventalmente, las amilias. En cambio, en

edcación importan tanto los individos como las organizaciones, nda-mentalmente porqe el aprendizae es resltado de la escolarización éstasólo se implementa en organizaciones ncionalmente especializadas, de-nominadas “escelas”. Es en este nivel organizacional donde operan losprincipales instrmentos edcativos para modicar la desigaldad edca-tiva; tienen qe ver con modicaciones en la gestión, en el clima, en loscrrcla, en los materiales didácticos o en los recrsos.

El desarrollo de los modelos erárqico-lineales (hierachical-linear mo-

dels,hlm

) en edcación, desde mediados de los años ocenta, a poplari-zado nevas medidas qe operacionalizan este enoqe (Radenbsc Brk, 2002; Willms Smit, 2007) a la vez permiten distingir tres ne-vas dimensiones. El maor interés está en la dierenciación escolar: indica enqé  proporción las escelas participan dan orma a esa distribción delconocimiento. Sin embargo, s correcta comprensión reqiere de la evala-ción de, por n lado, la segmentación académica, qe se dene como lasdierencias prodcidas en la distribción del conocimiento a partir de es-peccas propiedades organizacionales pedagógicas de las escelas (ges-tión, clima, estrctra, enseñanza); por otro, la segmentación social, qeinorma sobre el peso qe tienen las caractersticas contextuales de la esce-

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DESIGuALDAD DE APRENDIZAjES  241

la (principalmente el perl socioeconómico cltral del almnado) en ladistribción del conocimiento.

El enoqe para estdiar la desigaldad se extiende. La distribción del

conocimiento pede estar aectada en distintos grados por ormas no de-mocráticas (en el sentido estricto de la crva de Lorenz) de la distribciónentre estudiantes o, también, por na distribción de los estdiantes entreescuelas. Esta es la idea básica de na partición o análisis de la varianza, mo-delando dos niveles de análisis (el almno la escela), qe permite legoexplicar mediante el análisis de regresión qé variables explican en cada ni-vel de análisis.

 As denida, la segmentación en s misma no constite necesariamen-

te n problema poltico o ético, anqe s lo es para las teoras pedagógicasqe, con base en Vigotsk, abogan por la eterogeneidad social como re-qisito esencial para la generación de “zonas de desarrollo”. El problemasociológico es de natraleza empírica: la distribción de estdiantes entreescelas es resltado de la distribción de las escelas en territorios (colo-nias localidades), caracterizados por dierentes niveles de capital (clt-ral, económico social) del comportamiento de las amilias rente a laasignación territorial.4 Dado qe la dierenciación escolar tiene n compo-

nente anclado en la estrctra de clases sociales, es necesario separar en elanálisis aqella parte qe es prodcto de dierencias especcas entre lossistemas organizacionales (segmentación académica) aqéllas adscritas a lavariabilidad de los entornos sociocltrales (segmentación social).

MEtODOLOGÍA

Los obetivos de este trabao se concretan mediante el cómpto de ndicesde Gini estadsticos derivados de na técnica llamada “modelos mltini-vel”, con datos de todo el pas levantados entre 1995 2006 en evalacio-nes de aprendizaes aplicadas a estdiantes de 4º 6º de primaria, a est-diantes qe tenan 15 años de edad crsaban entre 3º de secndaria 1ºde edcación media sperior.

Es necesario advertir qe la estrategia de análisis implementada no per-mite inerencias concluyentes, básicamente por tres razones metodológicas

4 En n libro clásico, Albert hirsman (1970) describió tres comportamientosrente a los problemas de calidad: la salida, el alegato la lealtad (exit, voice, loyalty).

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clásicas (Sadis et al., 2001). En primer lgar, porqe las variaciones qese encentren en la desigaldad podran ser también na consecencia deotros actores, tanto macrosociales como edcacionales. Entre los primeros

se podran citar los cambios en el mercado de trabao agrcola ss salarioso la emigración a Estados unidos. Entre los segndos se encentran otraspolticas implementadas en el mismo periodo, como los programas com-pensatorios ocalizados nanciados indirectamente por el Banco Mndialdesde 1993, la pesta en marca del Programa Escelas de Calidad (pec),los nevos programas de estdio de 1993, las acciones del Conseo Nacio-nal de Fomento Edcativo (Conae), las polticas de textos o la Enciclome-dia. En segndo lgar, no se dispone de na línea de base sobre el nivel de

la desigaldad edcativa. Sin na medición previa al inicio de estas polticasno es posible estrictamente saber si amentó o disminó respecto del nivelde partida. En tercer lgar, para acer inerencias casales es necesario com-parar lo scedido con la desigaldad en poblaciones donde no se imple-mentaron estas polticas sociales. La alta de grpos de comparación podraatenarse mediante na estrategia indirecta de análisis qe simulara n di-seño casiexperimental, donde la evolción de la desigaldad en algnasentidades ederativas (o inclso mnicipios) era comparada con la evol-

ción de otras entidades o mnicipios. Sin embargo, el desarrollo de estaestrategia excede los obetivos el espacio de este trabao.Para el análisis tilizo tres conntos de datos distintos, los cales con-

viene presentar brevemente. Los primeros datos provienen de la evalaciónqe realizó la Asociación Internacional para la Evalación de Estdiantes(iea) en el ciclo escolar 1994-1995. Este programa se conoce con el nombrede Tird International Matematic & Science Std (timss). Participaron42 pases, inclido México por primera nica vez. Se aplicaron prebas

de matemáticas ciencias astadas a n crrclm internacional a est-diantes de 9 años (4º grado de primaria), de 13 años (8º grado) de 17años (en el ltimo grado de la edcación media); respectivamente se lesidentica como poblaciones 1, 2 3 (Adams González, 1996: 3-6; Fo etal., 1996). México participó en el timss 1994/1995 evalando las poblacio-nes 1 2. Pero, an cando se aba cmplido con todos los protocolosmetodológicos, la sep decidió el retiro del pas en el momento en qe seprocesaba el inorme mndial. A pesar de esta decisión, cinco años despésla sep implementó na neva evalación nacional (n del ciclo escolar1999-2000) en las mismas dos poblaciones. Estos datos recién eron libe-rados por intervención del Institto Nacional para la Evalación de la Ed-

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cación (inee), qe pblicó el primer trabao disponible (Backo Solano,2003).

Más extensa en el tiempo es la serie de datos proporcionada por el

Programa de Estándares Nacionales (en adelante, en) diseñado en 1996 porla Dirección General de Evalación (dge) de la sep. Tvo por obetivo medir“las abilidades cognitivas asociadas a la lenga el lengae matemático”,lo cal “responde al imperativo contemporáneo de acompañar a los alm-nos en el desarrollo de estrategias para el aprendizae” (dge, 2002: 7). Secompletaron siete levantamientos en 6º de primaria: el primero segndodrante el ciclo escolar 1998-1999, el tercero en 1999-2000, el carto elqinto en el ciclo 2001-2002, el sexto en 2002-2003 el séptimo en 2003-

2004. La mestra incle escelas de todas las entidades ederativas detodos los sectores institcionales (pblico rbano, pblico rral, privadorbano, Conae e indgena). A lo largo de s aplicación participaron 4 317escelas, de las cales 64% lo izo desde 1998 (Fernández, 2007: anexo i).El en proporciona na serie m signicativa qe cbre n periodo desiete años, donde el en 98 se pede denir como n  proxy de “lnea debase” (primer año de la implementación de p / o) asta el año de la expan-sión máxima, en 2004.

Finalmente, se tilizan los datos proporcionados por el Programa deEvalación Internacional de Estdiantes (pisa), establecido en 1997 por laOrganización para la Cooperación el Desarrollo Económico (ocde) paraevalar cada tres años el nivel de los estdiantes en competencias comomatemáticas, ciencias lectra (ocde-pisa, 2004a, 2007). En el año 2000participaron 43 pases, en tanto qe en 2006 lo icieron 57. La poblaciónobetivo de la evalación son todos óvenes de 15 años (exactamente, 15años 3 meses asta 16 años 2 meses de edad)5 qe estén asistiendo a n

centro edcativo qe imparta algn programa crriclar ormal posprima-rio (7º grado sperior), clasicado como nivel 2 o 3 en la InternationalStandard Classication o Edcation (isced). México, como miembro de laocde, se integró desde el comienzo. Por estas razones, pisa es el más exten-so rigroso programa internacional para el estdio comparativo de lossistemas edcativos, con la nalidad de aportar elementos tanto para elmonitoreo de polticas en la edcación obligatoria como para la elabora-ción de escenarios tros sobre la relación entre las ciencias, la edcación,

5 En la literatra en la base internacional de pisa esto se conoce como población“pisa-elegible” o “edad-elegible”.

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la poltica, la cltra la economa en clave de desarrollo con eqidad. Aligal qe con timss con en, tilizaré en pisa la medida constrida paramatemáticas como variable dependiente.6

EvOLUCIón DE LA COnCEntRACIón En EL áMBItO nACIOnAL

En este análisis se tiliza el ndice de Gini como medida de concentraciónen la distribción del conocimiento escolar entre los estdiantes de prima-ria secndaria edcación media sperior (ems) para el periodo de 1994a 2006. Éste es n estadstico apropiado por ss propiedades s recorrido

cerrado entre 0 1. Si el conocimiento escolar se distribera democrática-mente entre los estdiantes, cada no recibira na proporción acmladaigal a s posición relativa en el total de los estdiantes, no existira discre-pancia entre la distribción observada la distribción “eqidemocrática”, entonces, el grado de concentración medido por el coeciente de Ginieqivaldra a 0: todos los niños abran alcanzado el mismo nivel de cono-cimiento escolar. Pero si la discrepancia era máxima, como en el casoipotético de qe n solo escolar concentrase todo el conocimiento, el Gini

tomara valor 1 (Cortés Rbalcava, 1991: 47-55). El cadro 7.1 presentalos cálclos ecos con el coeciente de Gini ss errores estándar entreparéntesis para el aprendizae evalado en matemáticas, de los estdiantesde 4º 6º de primaria de pisa, tomando en connto todo el pas.

La serie timss para 3º 4º de primaria inorma para el ámbito nacionaln coeciente de Gini de 0.255 en el año 1995 de 0.225 para la aplicaciónqe izo la sep en el año 2000.7 Si bien la redcción observada en estos cin-co años no es de gran magnitd absolta (3 centésimas) ni relativa (8.4%), s

constite na dierencia sciente para recazar la ipótesis nla de qe lasvariaciones obedecen a fctaciones del mestreo (t = –13.8; sign = 0.000).La serie de en en 6º de primaria comienza al año sigiente de la imple-

mentación de Progresa/Oportnidades. Diba na crva en “u” con máxi-

6 Más especcamente, los pntaes individales wle, en lgar de los pv para evitarendogeneidad (ocde-pisa, 2004b: cap. 9). Si bien existe na dierencia en las escala dematemáticas entre 2000 2003 (por agregación de dos sbescalas nevas), los compor-tamientos son sólidos debido a la m alta correlación (r = 0.60 speriores) entre las

catro sbescalas 2003 con las dos sbescalas 2000.7 Por convención, se identican las evalaciones por el año en qe se realizaron, sim-plicando la alsión al ciclo escolar. As, timss 1995 se izo al nalizar el ciclo 1994-1995.

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mos en la primera ltima observación n mnimo en 2002. En 1998 ladesigaldad medida para 6º de primaria era de 0.100, n valor qe des-

ciende progresivamente asta 0.075 (t = –37.5; sign = 0.000) a nales delciclo escolar 2001-2002. Tanto la observación de 2003 como la de 2004mestran n incremento del Gini, bicándose nevamente en n valor de0.100 (qe no diere signicativamente del inicio).

La serie de pisa permite comparar lo scedido antes despés de laextensión de Progresa/Oportnidades asta la media sperior (a partir de2003). La concentración del conocimiento escolar observada en el año2000 se conservó para 2003 sin cambios. Sin embargo, en 2006 se incre-

mentó en seis centésimos llegó a 0.183. Las dierencias son signicativas(t = 23.2; sign = 0.000).

DIFEREnCIACIón ESCOLAR Y SEGMEntACIón ACADéMICA

En los años 2002 2003 se redo la concentración del conocimiento estoes coerente con las dos grandes polticas instrmentadas. Sin embargo, re-slta interesante saber si este enómeno e acompañado por n proceso en elqe las escelas se icieron menos desigales: menos dierentes entre s máseterogéneas académica socialmente. Es decir, si la redcción de la concen-

Cuadro 7.1. evolucón d l concncón n méxco,sgún timss, en y pisa

(os sánd n énss)

  timss   en   pisa

1995 0.255 (0.002)1998 0.100 (0.0006)1999 0.090 (0.0005)2000 0.225 (0.002) 0.123 (0.002)2001 0.076 (0.0004)2002 0.075 (0.0003)2003 0.103 (0.0005) 0.123 (0.002)

2004 0.100 (0.0004)20052006 0.183 (0.002)

Dnc –0.021 0.000 0.061

Fun: codos lbdos d los scvos sudos. Cóuos con l ódulo “nqu” d S.

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tración estvo acompañada por na disminción en la segmentación. Estesegndo examen sobre la desigaldad descompone la distribción del cono-cimiento en dos niveles de análisis: el estdiante s escela. El análisis rec-

rre a n modelo mltinivel (hlm) calcla n coeciente de correlación intra-clase (saré las siglas icc por intra-class correlation coecient), na técnicaestadstica de extenso so en la investigación edcativa. Se pede decir, poranaloga al Gini, qe el icc es también na medida de desigaldad para lavariable de interés. S singlaridad radica en qe analiza la distribción dena variable distingiendo los dos niveles tpicos del análisis edcativo: losestdiantes ss escelas. El icc inorma qé proporción de la varianza en losaprendizaes se debera atribir a las escelas ss propiedades. Cánto más

alto es el valor del icc, más “pesan” las escelas los estdiantes se dierencianmás entre “escelas benas” “escelas malas”, qe por s desempeño indivi-dal. Este icc se denomina incondicional o no astado se toma como indica-dor del concepto “dierenciación escolar ” en el análisis de la desigaldad.

Las estimaciones se presentan en el cadro 7.2, colmnas [1] a [3]. En1995, como se aprecia en la serie timss, el icc e de 24.6%: na cartaparte de varianza en los aprendizaes se podra atribir a las escelas sspropiedades. Se inere qe la desigaldad edcativa tena n componente

m relevante ndado en la dierenciación de las escelas. En la segndamedición de timss en 2000 se observa na notable estabilidad en el peso dela escela, a pesar de los cinco años transcrridos.

En cambio, en la serie de en (6º año) de primaria se observa n compor-tamiento menos claro del icc, pero consistente con anteriores descripciones(Fernández Blanco, 2004). En 1998, 45% de la varianza en los aprendizaesera atribible a la dierenciación entre las escelas, valor qe se redce 10pntos porcentales en 2004 (icc = 35.1%); esto podra explicarse por el alto

valor inicial se alcanza básicamente drante los tres primeros años. Obsérve-se qe la serie tiene orma de “u” con infexión a partir del año 2002. Aora,si se descartara el primer año (1998) se toma 1999, la imagen es de na no-table estabilidad: menos de medio pnto porcental de cambio en cinco años.

Finalmente, la serie de pisa para la edcación media mestra en el año2000 qe n tercio (32.6%) de la varianza en los aprendizaes obedeca ana dierencia académica entre escelas. A partir de este año, la tendencia2000-2006 indicara na signicativa sistemática reducción del icc en 7.7pntos porcentales. Principalmente, la maor redcción se prodo entre2003 2006. Las escelas secndarias se icieron más eterogéneas en salmnado o, lo qe es lo mismo, an tendido a desdierenciarse.

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DESIGuALDAD DE APRENDIZAjES  247

En sntesis, no reslta indistinto a cál escela concrren los estdian-tes a la ora de observar ss aprendizaes. En el patrón qe tiene la distri-bción del conocimiento escolar, las escelas acen dierencias esto con-

tribe a dar orma a la desigaldad edcativa en México. Aora bien, ¿setrata de n enómeno escolar endógeno o es el resltado de n proceso deatoselección social? Esto se responde en la sigiente sección.

SEGMEntACIón ACADéMICA Y SEGMEntACIón SOCIAL

La ipótesis más aceptada sostiene qe la dierencia entre escelas obedecea n proceso de atoselección de los estdiantes (condcente a na menoreterogeneidad social intraescela) o a n proceso de dierenciación nda-do en variables organizacionales pedagógicas intraescolares. Claramente,

Cuadro 7.2. escons l cofcn dcolcón ncls ncondconl y condconl. Ss d timss, en y pisa

(ocnjs)

Segmentación social Diferenciación escolar Segmentación académica (var. nivel escuela exlicado( icc incondicionales) ( icc condicionales) or variables sociales) 

  [1] [2] [3] [4] [5] [6] [7] [8] [9]

  timss-en  en  pisa  timss  en  pisa  timss  en  pisa

1995 24.6 15.2 38.1

1998 45.1 40.3 17.7

1999 34.7 31.3 14.4

2000 25.4 32.6 12.3 15.0 52.8 63.7

2001 30.5 24.3 26.9

2002 31.4 27.6 16.7

2003 34.0 35.2 30.7 16.2 13.8 64.6

2004 35.1 26.8 32.0

2005

2006 24.9 12.4 70.6D. 0.80 –10.00 –7.70 –2.90 –13.50 –2.60 14.70 14.30 6.90

Fun: codos d los s ogs. módulo “xg” ocón mle d S. Bss ondds.

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248  DESIGuALDAD SOCIAL

el primer resltado remite a n tipo de segmentación social de races ex-traescolares (confictiva con na poltica social qe bsca redcir la des-igaldad), en tanto qe el segndo resltado remite a desarrollos organiza-

cionales en principio congrentes con polticas de descentralización o deatonoma escolar.

En general se a reportado qe aproximadamente la mitad del icc sedebe en realidad al enómeno de “atoselección”: los niños asisten a esce-las en las qe los almnos tienen perles sociales similares, en parte por-qe provienen de la misma colonia o localidad, en parte porqe ss padresas lo decidieron (es el caso de las escelas privadas). Por ello, no es válidointerpretar directamente los altos valores o incrementos en el icc como

“bena noticia” para la poltica edcativa. Al contrario, en la literatra másreciente se a mostrado qe existe na relación directa entre el icc elgrado de desigaldad en na sociedad, medido este ltimo por medio delGini (ocde-pisa, 2004b 2007; Fernández Blanco, 2004; Blanco, 2008).La tesis más aceptada es qe maores desigaldades societales se tradcenen n maor nivel de atoselección, más omogeneidad social dentro delas escuelas maor segmentación social entre escuelas. Esta tesis a obliga-do a ampliar el análisis para estimar verazmente el peso de la escela. Por

tanto, nto con el icc detallado antes, saré otro estadstico: el icc con-dicional, en el qe los eectos de las escelas se an vuelto a estimar , reti-rando aqella proporción qe es explicable por las dierencias existentesen las caractersticas sociales de ss almnos (Radenbs Brk, 2002:74-75). Es indicador de la segmentación académica. Esto reqiere n mode-lo mltivariado representado en la ecación [1] para timss para pisa concatro variables: el nmero de libros, la tenencia de comptadora, el pro-medio de libros de los estdiantes de la escela el porcentae de est-

diantes conpc

en la escela. La ecación [2] mestra el modelo aplicadopara las bases de en, donde se tilizó el ndice de marginación por mni-cipio de Conapo (2002), dada la alta de variables contextales compara-bles por año.

[1] Y ij = γ00 + γ10Librosi + γ20PCi + γ01Pr omLibros j + γ02Ppc j + u0 j + r ij

[2] Y ij = γ00 + γ01INDMARG j + u j + r ij

Finalmente, también se calcla n coeciente de determinación, deinterpretación análoga al coeciente de determinación de los modelos li-

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DESIGuALDAD DE APRENDIZAjES  249

neales (R 2), qe indica la segmentación social. Este estadstico inorma qéproporción en la varianza en los aprendizaes se atribe a las dierenciasentre escelas (τ2).

El cadro 7.2, colmnas [4] a [6], presenta los icc condicionales esti-mados en las colmnas [7] a [9] la proporción de la varianza explicada(R 2 2). Cando se incorporan al análisis dos variables independientes comoexplicativas (tenencia de comptadora nmero de libros en la casa), setiene n panorama de interpretación más complea.

En primer lgar se observa qe los valores de los icc condicionales sonmenores qe los incondicionales. La eterogeneidad entre los aprendizaesentre los alumnos en México estaba relacionada ertemente con la eteroge-

neidad social entre las escuelas. Por eemplo, en el año 2000 al menos lamitad de la varianza en los aprendizaes atribida a la escela, tanto en 4°de primaria como en la edcación media, obedeca en realidad a actoresextraescolares relacionados con la segmentación social. La serie comptadapara en presenta dierencias menores entre ambos icc, pero la conclsióngeneral se mantiene.

En segndo lgar, las tres series mestran también na reducción de lasegmentación académica. Aplicado el modelo, se alló qe las escelas di-

eren cada vez en menor proporción en ss propiedades organizacionales pedagógicas (actores especcamente endógenos). Esto es claro tantopara la serie timss como para la serie pisa: al menos 2.5 pntos porcenta-les. En el caso de la serie de en, ésta tiene n comportamiento errático. Lacomparación entre 1998 2004 inorma na redcción de 13.2 pntosporcentales (más de na carta parte). Si el análisis sa 1999 2004 (de-

 ando aera el año 1998 qe podra ser n outlier ), la redcción es de 3.5pntos. En todo caso, el cambio tiene na magnitd peqeña, de al menos

3 pntos, abra sido n enómeno observable asta el año 2003.En tercer lgar, se registra n aumento de la segmentación social en elperiodo. Se pede apreciar qe el peso qe tienen los actores sociales en elaprendizae se incrementó signicativamente en la serie de timss tambiénen pisa (anqe en menor medida). En timss 1995, los actores socialesrepresentaban 38.1% de la varianza total del nivel escolar, mientras qe entimss 2000 estos actores representaron 52.8%. En el mismo nivel de pri-maria, la serie de en se mestra más errática, con n valor mnimo de13.8% no máximo de 32%, con valores alternados en el medio. Es di-cil observar na tendencia clara, a no ser qe, si se toma la dierencia entre1998 2004, ésta indica n amento de más de 14 pntos porcentales.

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En pisa, en el año 2000, los actores sociales explicaban 63% de la dieren-ciación entre escelas, la cal amentó a 70% en 2006.

En carto lgar, ni la segmentación académica ni la segmentación so-

cial parecen segir n patrón con dos sbperiodos ntidos dierentes,como se observó en las tendencias de la concentración.

En sntesis, la reducción en la concentración de aprendizaes (al menosla observada en el sbperiodo 1995-2002) está acompañada por na re-ducción, en todos los niveles series estdiadas, de la incidencia de lasescelas en la varianza entre aprendizaes, lo qe indica maor eteroge-neidad académica intraescela en s almnado. Sin embargo, también estendencialmente maor el peso de las variables sociales en esa menor pro-

porción de varianza. Con lo cal, la ipótesis más plasible sobre la varia-ción observada en el icc sostiene qe se explica por la pérdida de eecto es-colar neto en la varianza de los aprendizajes. Al nal del periodo, parecieraqe la dierenciación entre escelas se mantiene más debido a actores so-ciales (segmentación social) qe a organizacionales pedagógicos (segmenta-ción académica), eco qe apnta a n reorzamiento de la reprodcciónde las dierencias sociales originadas era de la escela. De todas ormas,estas apreciaciones deberán ser analizadas a la lz de nevos exámenes qe

permitan estdiar, por eemplo, cómo a infido el nivel de análisis porentidad en este periodo.

PRInCIPALES HALLAZGOS

El análisis descriptivo realizado pede sintetizarse en catro conclsionesprincipales. En primer lgar, destaca qe las dimensiones en qe se opera-cionalizó el concepto de desigaldad tienen comportamientos especcos dierenciados. Analizando los datos, se mostró qe aba na tendenciapara todo el periodo, pero sólo más clara para las dimensiones de concen-

Cuadro 7.3. Sínss d los hllzgos n l ábo nconlsob dsbucón y sgncón

Dierenciación Segmentación Segmentación

Concentración escolar académica social 

p (en) duccón duccón duccón ncnop (timss) duccón sbldd duccón ncnoScund y ems (pisa) ncno duccón ncno

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tración segmentación social. Más apropiado parecera conclir qe exis-ten dos sbperiodos ntidos: 1995-2002 2003-2006. Estos allazgos soncongrentes con la propia compleidad qe se le atribó al concepto de

desigaldad edcativa.En segndo lgar, las series nacionales sobre la concentración inorman

de n patrón por sbperiodos qe conorman na “u”. En México bona redcción de la desigaldad edcativa entre los años 1995 2002 nincremento en el periodo 2002-2006. Pero éste no e n proceso genera-lizado de redcción de la desigaldad ni en todos los niveles. En el primersbperiodo aectó en particlar a la concentración del conocimiento la di-

 erenciación escolar en el ltimo grado de primaria, no as en el 4° grado,

captrado por timss. En cambio, en la enseñanza media bo más bien nainercia de desigaldad, como lo inormaron el coeciente de Gini el icc incondicional. Por el contrario, para el periodo 2002-2006 se observa namento de la desigaldad: crece la concentración, dismine la dieren-ciación escolar, se mantiene la segmentación académica crece la segmen-tación social, tanto en la enseñanza media como en la primaria.

Pero, en tercer lgar, vistas las series en connto para todo el perio-do, la conclsión más lisa llana qe se pede extraer es qe inclso la

transitoria redcción observada entre 1995 2002 se desarrolló en n do-ble movimiento nada aspicioso para la igaldad edcativa. La contracciónen la dierenciación escolar estvo acompañada de n incremento relativode la segmentación social. Esto signica qe las escelas mexicanas tienen,en promedio, n estdiantado más heterogéneo académicamente, pero máshomogéneo  socioculturalmente. Existe maor atoselección en la matrclatanto de primaria como de secndaria menores grados de policlasismo.

En carto lgar, estos cambios en la segmentación también reerzan el

signicado preocpante para la poltica edcativa qe tvo la redcción dela segmentación académica o la capacidad de las organizaciones escolares endierenciarse nas de otras a partir de elementos estrictamente pedagógicos organizacionales. Esto es, en na década en qe la descentralización debaimplsar na maor dierenciación (por adecaciones crriclares pedagó-gicas) entre las entidades también dentro de las escelas en cada entidad,paradóicamente el proceso a sido acia la omogeneización. Es evidenteqe debieron activarse mecanismos no previstos qe, por n lado, desincen-tivaron la innovación local , por otro, reorzaron las omogeneidad.

Estos catro allazgos ponen en cestión algnas de las pretensionesqe las dos polticas examinadas an explicitado en s diseño. Es necesario

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encontrar pistas para interpretar estos enómenos. ¿Cáles eron las razo-nes de estos movimientos pendlares en la desigaldad? ¿Qé inorma laliteratra? La sigiente sección proporciona algnos antecedentes.

AntECEDEntES

Existe na redcida anqe prestigiosa literatra descriptiva explicativapertinente para este estdio. En general, mestra na tendencia seclar a lareducción de la concentración asta el año 2000. Tanto la investigación nacio-nal como la regional revelan qe la descentralización edcativa a tenido

eectos contradictorios sobre los aprendizaes. Las evalaciones de Progre-sa/Oportnidades mestran na democratización del acceso en las zonasbeneciarias, pero también n paradóico incremento de la desigualdad enlas zonas más marginadas.

uno de los trabaos ndacionales sobre desigaldad edcativa en elpas se debe a Carlos Mñoz Izqierdo e pblicado en 1973. El atorseñalaba qe los sexenios de López Mateos de Daz Ordaz coinciden conla gran expansión de la edcación primaria (con na matrcla de 5.5 mi-

llones de almnos más), la acelerada rbanización, n explosivo amentode la coorte potencialmente demandante (de 17 a 26 millones de niños  óvenes) n mercado de trabao dinámico, rto de la indstrializaciónsstittiva de importaciones. En este contexto, persistió, anqe tambiéndeclinó, la desigaldad de acceso al sistema: 59.3% de los niños óvenesestaba era de la escela, breca qe, anqe m alta, e 10 pntosmenor qe la observada 12 años antes. Pero an entre los qe accedan alsistema persista na importante desigaldad relativa a la probabilidad de

acreditar los distintos niveles:

[De] cada 109 almnos qe iniciaron s edcación primaria en 1959, 22.6

terminaron el sexto grado; 11.6 empezaron la secndaria 8.5 la terminaron;

4.3 iniciaron la preparatoria 3.9 la terminaron 3.5 empezaron algna ca-

rrera niversitaria (Mñoz Izqierdo, 1973: 24).

Felipe Martnez Rizo (1992, 2002), con base en los Censos de Poblaciónde 1990 de 2000, comptó ndices de Gini por entidad ederativa para lavariable “años de escolaridad” de las personas con 15 años más de edad.Para el presente estdio interesan tres allazgos signicativos. El primero e

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la evidencia de largo plazo sobre la reducción en la concentración de la esco-laridad. México pasó de tener en 1963 na concentración edcativa maorqe la concentración del ingreso, a na notoriamente menor en el año 2000

(Martnez Rizo, 2002: cadros 3 6). El segndo allazgo e la inercia: lasentidades con menor desigaldad en 1970 en 2000 sigen siendo las mis-mas (Distrito Federal, Nevo León, Baa Caliornia, Coaila Baa Calior-nia Sr); lo mismo scede con las tres entidades con peores niveles: Gerre-ro, Oaxaca Ciapas. El tercer allazgo e la erte divergencia de logros.En Qerétaro, Estado de México, hidalgo, Gerrero Ganaato, el ndicede Gini se redo por lo menos 25 centésimos, mientras qe e de apenas13 centésimos en Nevo León, Distrito Federal o Ciaa.

Fernández Blanco (2004) analizaron la evolción del “eecto escela”en sexto de primeria entre los años 1998 2003, allaron n comporta-miento divergente entre el aprendizae de matemáticas el de español.Mientras qe en el primer caso la dierenciación escolar mostró na crva en“u”, en español tvo n comportamiento errático (cadro 7.2). Ambas cr-vas se mantvieron na vez qe se controla el entorno sociocltral de lasescelas. Este comportamiento errático no ace plasible na ipótesis qesostenga eectos sistemáticos de las polticas sobre los aprendizaes, al me-

nos para ese periodo.Fernández Banda (2007) analizó si México, lego de la descentraliza-ción de 1992, alcanzó maores logros escolares, comparando las entidadesederativas qe tenan experiencia anterior en la gestión de escelas (poreemplo, sistema edcativo estatal) con aqéllas qe no la tenan. utilizócomo ente de inormación las Encestas Nacionales de Ingreso Gastos delos hogares (enigh) de los años 1984, 1992 2000, como variables depen-dientes la acreditación en primaria en secndaria observada en los grpos

de 12 a 15 años de 15 a 18 años, respectivamente. El ator concló qeno había dierencias signicativas entre las entidades con sin experiencia pre-via a 1992. Los gobiernos regionales no tvieron n meor desempeño entérminos edcacionales qe el qe tvo el gobierno central antes de la des-centralización, ni psieron en marca mecanismos ecaces para na adeca-ción contextalización de la oerta edcativa (Fernández, 2007: 41-42).

 Álvarez, Moreno Patrinos (2007) investigaron los eectos en los apren-dizaes qe podan identicarse al considerar variaciones en cinco dimensio-nes de los sistemas edcativos de las entidades: la evalación, la descentrali-zación administrativa (a regiones, mnicipios o distritos), la descentralizaciónpedagógica, la infencia del sindicato el nivel de confictividad entre el

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gobierno los maestros. El análisis con la mestra nacional en pisa 2003mostró qe las cinco variables institcionales marcaban dierencias en losresltados, controlando n largo connto de variables socioamiliares. Las

dos ormas de descentralización intraestatal tienen eectos importantes (an-qe modestos: 3 pntos en la escala de 500), la infencia de los sindicatosaecta signicativa anqe negativamente el desempeño estdiantil (5 pn-tos), n bao nivel de confictos benecia el desempeño (5 pntos), conr-mó la importancia del so continado de evalaciones, no sólo las elabora-das en todo el pas, sino también aqéllas en el ámbito estatal con el doblepropósito de retroalimentar a las escelas diseñar polticas (15 pntos adi-cionales). Este trabao, por tanto, mestra qe s existen mecanismos de di-

erenciación ecaces en las entidades, na conclsión contraria a la de Fer-nández Banda (2007).

Conclsiones contrarias aportó el estdio de Galiani et al. (2005) sobre Argentina. El sbttlo es elocente al respecto: “Helping the Good Get Better but Leaving the Poor Behind”. Estos atores constreron psedopáneles conlas mestras de las evalaciones de aprendizae aplicadas a los estdiantesde 5° de edcación media entre 1994 (ltimo año del proceso de transe-rencia de las escelas de la nación a las provincias) 1999. En este lapso,

los estdiantes pdieron aber estado expestos entre no (en 1994) acinco (en 1999) años a na administración descentralizada. Ss allazgosacen razonables las tesis más crticas:

Encontramos consistentemente qe sólo las escelas con tratamiento en las

provincias ertes administrativamente en las mnicipalidades no pobres,

incrementaron s desempeño en el tiempo como resltado de la descentraliza-

ción. Todas las ganancias desaparecen cando la escela está en n área pobre

o está en na provincia con na débil administración. Finalmente, las escelasen las provincias débiles o en mnicipalidades pobres disminen s desem-

peño lego de la descentralización. … En consecencia, existe n trade-o  

entre la eciencia la eqidad asociada a la descentralización. A pesar de qe

“traer las decisiones más cerca de la gente” pede ser na medida óptima, las

ventaas de la descentralización se dilen cando las provincias están débil-

mente administradas las personas son extremadamente pobres (Galiani et al.,

2005: 25, tradcción propia).

La evidencia sobre Progresa/Oportnidades no reslta más conclen-te qe la expesta sobre la de descentralización, a pesar qe p / o a sido

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extensa rigrosamente evalado tanto por expertos nacionales como ex-traneros entre 1997 2006. ha evidencia positiva sobre la acmlaciónde capital mano entre los beneciarios. Parker (2003: 5), por eemplo,

señaló qe exista evidencia sobre n signicativo e importante incrementoen la matrcla de las secndarias rrales, anqe los eectos en el mediorbano eran mco más modestos. También p / o contribó a redcir larepetición en primaria.

Sin embargo, es contradictoria la evidencia sobre los eectos del pro-grama en el mediano plazo (cinco años). Berman et al. (2007) compara-ron tres coortes etarias (9-10 años, 11-12 años 13-15 años) de est-diantes rurales inclidos desde 1997, con estdiantes rrales no inclidos

en el Programa en 2003. Por n lado, los atores reportaron qe, en pro-medio, sólo los beneciarios más óvenes atendidos por p / o (9 a 10 años,eqivalente a tercer grado de primaria) incrementaron signicativamentela asistencia reglar a la escela el tiempo de permanencia en el sistema,en al menos el eqivalente a n grado adicional para los varones en algomenos para las niñas (0.8 grados) (Berman et al., 2007: 15). Por otrolado, el análisis de las dierencias entre los grpos de tratamiento con-trol en las prebas de Woodcok-jonson (en matemáticas, lectra escri-

tra) no mostró signicación estadística. Los atores señalan qe, si bieneste allazgo parece contndente, la alta de na lnea de base en materiade aprendizaes podra llegar a invalidar conclsiones más taantes qe sepdieran realizar.

Finalmente, Mñoz Izqierdo (2005) revisó los eectos qe podran a-ber tenido los programas compensatorios de la sep8 Progresa/Oportnida-des en la desigaldad edcativa drante el periodo 1991-2002. Convieneresaltar tres allazgos. El primero es qe se observa n meoramiento de los

aprendizaes, en 3° 6° de primaria, tanto para el connto del sistema comopara las escelas bicadas en las entidades qe implantaron el pare. En se-gndo lgar, la meora no es sistemática ni sciente. La magnitd del meo-ramiento diere segn se trate de las escelas rrales, indgenas o de loscrsos comnitarios; también de los años analizados. Tampoco e sciente

8 Drante los años noventa éstos eron: el pare (Programa para el Abatimiento delRezago Escolar, implementado entre 1992 1997), el pareb (Programa para Abatir elRezago en la Edcación Básica, 1994-2001), el prodei (Proecto para el Desarrollo de la

Edcación Inicial, 1993-1997) el piare (Programa Integral para Abatir el Rezago Ed-cativo, 1995-2001). En 2002 se sionan los dos ltimos en el pareib (Programa para Abatir el Rezago en la Edcación Inicial Básica). Véase Conae, 2006.

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porqe los almnos no meoraron tanto como para acer retroceder la tasade repetición al mismo nivel (cando menos) qe la observada en escolaresno beneciarios del programa. Sin embargo, s tercer allazgo es más rele-

vante para el presente trabao. Al discriminar la evolción de las escelas1998-2002 segn los grados de marginación de mnicipios:

[El] análisis reveló na clara tendencia acia la disminción de las desviacio-

nes estándar; a qe en la maora de las 30 comparaciones realizadas, los

signos de las dierencias entre dicas desviaciones son negativos. Sin embargo

— creemos qe esto es particlarmente importante— en las comparaciones

qe se reeren a mnicipios qe tienen altos grados de marginalidad ocrrió lo

contrario; lo qe implica qe sólo en ellos amentó la desigaldad entre losrendimientos obtenidos en dierentes ecas, en lgar de aber disminido

(Mñoz Izqierdo, 2005: 23; crsivas propias).

HIPótESIS RIvALES

 Aora bien, ¿es posible explicar las tendencias observadas sin apelar a los

eectos de las dos polticas sociales estdiadas? ¿Se centa con otras ipó-tesis qe expliqen meor la evolción observada? Aq exploramos tresipótesis rivales: el “eecto desgranamiento de la generación”, el “eecto delarga dración” el “eecto macrosocial” del movimiento de la distribcióndel ingreso.

una primera explicación alternativa sobre la desigaldad propondraqe es eecto del “desgranamiento” de na generación, a medida en qeavanza en el sistema edcativo. La repetición la desaliación institcio-

nal redciran selectivamente la población de estdiantes conorme se pasade 4º grado de primaria a primer grado de media sperior. Si sólo qedanlos académicamente más aptos, originarios de ogares de clases media alta, sera razonable esperar na reducción de la desigaldad (disminen-do la concentración la segmentación social). Sin embargo, a elemen-tos para descartar esta ipótesis al considerar la existencia de incremen-tos en las distintas series qe a qe explicar, inclso si se acepta qe laescela mexicana (primaria secndaria) a meorado año con año laretención de los estdiantes más pobres. Otra orma de verlo es conside-rando si éste se prodo o no en aqellas generaciones evaladas más deuna vez en el transcrso de la escolarización. La generación de 4º de pri-

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maria de timss 2000 e evalada al llegar a 6º de primaria por en (alinicio al nal del ciclo 2001-2002) en 2006 por pisa. La generación deen del ciclo 1998-1999 la evaló pisa en 2003.9 En éstos, el comporta-

miento de los Gini no es totalmente consistente con esta ipótesis rival,como se mestra en el cadro 7.1. En consecencia, es razonable pensarqe estos movimientos responden a actores qe no tienen qe ver conprocesos ocrridos dentro de na generación, sino con procesos qe aec-tan a varias generaciones.

En segndo lgar, con base en el trabao de Martnez Rizo (2002),podra sostenerse qe la redcción observada en el aprendizae es consis-tente con na tendencia de larga dración a la redcción de la desigaldad,

qe tiene s origen en n en el proceso de acmlación de capital manoen la sociedad no en polticas innovadoras (o al menos, principalmente).Sin embargo, de acerdo con este mismo ator, esta reducción en la distribu-ción ue menor en la década de los noventa no aectó la posición relativa delas entidades. A pesar de qe no a disponibles datos similares para elperiodo 2000-2005, la mera obtención de n patrón dierente al observadocon la desigaldad de aprendizaes descartara esta ipótesis rival. Por otraparte, los datos de Martnez Rizzo eron calclados para el ámbito estatal,

en cambio los presentados aq son individuales.La tercera ipótesis rival sostendra qe los movimientos en la desigal-dad edcativa resltan de los movimientos observados en la desigaldadsocial, en general, en el ingreso, en particlar. Para analizar las implican-cias de esta armación consideramos las series de Gini comptadas sobre elingreso para n periodo semeante. El cadro 7.4 presenta series compta-das por Cortés (en este volmen), Esqivel (2008) por Székele 2005).Más allá de la dierencia de métodos, se aprecia na alternancia de incre-

mentos redcciones de distintas magnitdes en el periodo 1994-2006. Elcoeciente de Gini experimentó na disminción acentada en 1996 en2002 na redcción moderada en 2000. En 1994, 1998 2004 se obser-van incrementos en la desigaldad. El periodo nal entre 2005 2006 in-orma de na neva infexión, anqe de magnitd m leve. Pesto entérminos de tendencias, la desigaldad en la distribción del ingreso en2006 es menor qe la observada a principios de los años noventa.

9

De las oco generaciones evaladas, cinco lo eron na nica vez: los estdian-tes evalados por timss en el ciclo 1994-1995 (3º 4º); los estdiantes de en 2003-2004 los estdiantes de 15 años en el ciclo 2000 de pisa.

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En principio, a comportamientos divergentes. La serie relativamenteestable del ingreso no parecera tener n paralelo erte con la redcción

observada en la desigaldad edcativa asta el periodo 1995-2002; tampo-co para el intervalo 2002-2006 (donde se redce la serie) , por tanto, nosera razonable sostener qe las primeras explican a las segndas, an acep-tando eectos rezagados.

En sntesis, por n lado, las tendencias identicadas en la desigaldadedcativa son consistentes con las ipótesis derivadas de las pretensionesde las dos polticas examinadas , por otro, no pareceran explicarse clara-mente por n eecto generacional, ni por n eecto de larga dración del

sistema ni por na disminción de la desigaldad social en general (con lassalvedades a anotadas).

COnCLUSIOnES

La descentralización edcativa la red de protección social constridaalrededor de Progresa/Oportnidades son dos pilares de la neva matriz

social mexicana, qe al examinarlas desde el pnto de vista de las distin-tas dimensiones de la desigaldad de aprendizaes, sólo an tenido eec-tos parciales transitorios. En el caso de qe se aceptara la ipótesis deqe los eectos medidos son atribibles, sólo se alcanzó a disminir laconcentración de los aprendizaes. Paradóicamente, drante el decenioexaminado también se redo la segmentación académica entre escelas se incrementó la segmentación social, dos resltados implcitamente con-tradictorios con los obetivos de las polticas en la medida en qe reer-zan tendencias de larga dración respecto de la bicación de las clasessociales en el espacio geográco (dentro entre las localidades). Los eec-tos eron transitorios, a qe entre 2004 2006 las medidas de desigal-

Cuadro 7.4. evolucón n l dsguldd socldd coo concncón dl ngso

1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2005 2006 

Gn 0.483 0.488 0.470 0.488 0.493 0.466 0.474 0.471 0.459

esquvlb 0.550 0.560 0.540 0.550 0.540 0.510 0.510 0.520 0.510

Széklyc 0.475 0.477 0.454 0.476 0.481 0.454 0.460 0.458Funs: Coés, n s volun: fgu 2.4, . 75; b esquvl, 2008; c Székly, 2005: cudo 2.

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dad tienen los mismos valores qe al inicio del decenio analizado. Másan, esto se observó cando era esperable na sinergia virtosa entre lasdos polticas.

Desde n pnto de vista más general, este análisis también permitearroar na dda razonable sobre la pretensión más general de eqidadde estas polticas: alterar la (desigal) distribción del bienestar actalmediante incrementos intergeneracionales del capital mano. una i-pótesis plasible por estdiar es qe los incentivos a las amilias por ellado de la oerta o la demanda son temporalmente insicientes, porqepierde de vista el carácter eredado de las desigaldades de partida;esto es, desigaldades generadas istóricamente condensadas en po-

siciones estrctrales (de clase, género étnicas). una segnda ipóte-sis de la insiciencia se debe a la asencia de polticas dirigidas a red-cir la segmentación socioespacial, carencia paradóica en programasqe saron inormación geográica para ocalizar ss acciones. La ces-tión qe aq se a mostrado es qe el peso maor en las desigaldadesradica en dierencias espaciales qe se deberan revertir tomando esaslocalidades colonias como obeto de la poltica. ¿Qé scedera con lasegmentación social al cabo de cinco años de acciones redistribtivas

de bienes pblicos, como el transporte, la salbridad, los espacios deocio la segridad? una tercera ipótesis apnta a la insiciencia delas polticas de ortalecimiento de las escelas pblicas, tanto en s or-ganización como en s eqipamiento. Son pocos los estdios acerca delos eectos en la desigaldad del Programa Escelas de Calidad (pec) odel Programa Nacional de Lectra (ambos 2001-2006), la Enciclomedia el Programa Nacional de Actalización Docente (pnad). Inclso talvez sea prematro abrir icio sobre tales eectos. Sin embargo, en na

racionalidad ampliada es claro qe la poltica edcativa debe crear in-centivos positivos para volver a atraer a las clases media media alta ala escela pblica de s colonia, para avorecer el policlasismo red-cir as la segmentación social. Calqiera de las tres ipótesis velve amarcar temas pendientes rgentes en la investigación sociológica: aan pasado 20 años desde qe se inagró el nevo modelo económico social (Cortés, 2000), sin embargo, ss institciones sigen convi-viendo con las ndadas drante la época del “niversalismo estratiica-do” de los años treinta carenta, pero la desigaldad social parecesegir inmne a los impresionantes eserzos qe México a eco porrevertirla.

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8ACCESO A LA EDUCACIón SUPERIOR:

CAMInOS, vEREDAS, BARRAnCOS Y vÍAS RáPIDAS

Manuel Gil Antón*

CONteNiDO

  Introdcción 264  La mirada tradicional ss lmites iniciales 265

Falta de precisión en lo qe se mide, 266; La variación de-

mográca, 269; De brecas a barrancos: las distancias cre-

cen, 270

  La teora de la cbeta la dierencia entre accedera n ppitre o al conocimiento 272 Variaciones en los sistemas de fo, 272; La relación con

el actor de contraste: el grpo de edad, 274; ¿Tener n

ppitre, estar en la lista o acceso al saber?, 275

  Tres Méxicos, tres 278Comenzar por el nal: tasas de cobertra, 278

  Las condiciones de contorno 290

Ciapas, 290; Zacatecas, 294; Nevo León, 297; Lmitesdel nivel de observación estatal, 299

  Saldo provisional: dilemas, retos perspectivas 303  Reerencias 306

* Proesor del Departamento de Sociologa de la División de Ciencias Sociales hmanidades de la universidad Atónoma Metropolitana-Iztapalapa. Fe proesor-

investigador visitante (2008-2009) en el Centro de Estdios Sociológicos de El Colegiode México, drante n año sabático. Este trabao e elaborado en ese periodo: <[email protected]>.

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264  DESIGuALDAD SOCIAL

IntRODUCCIón

En el cambio de siglo milenio, México experimentó por primera vez la

alternancia en el Poder Eectivo, la esperanza de qe todo cambiara porello (segido por el desencanto inevitable) , seis años despés, vivió naelección con vendavales qe cimbraron s m oven andamiae democrá-tico; a partir de 2006 amanece cada da con ciras de mertos resltado dena gerra, desde el año 2008 ve venir las consecencias de n desbara-

 ste en la economa mndial qe se percibió menor pero qe, al momentode escribir este trabao (marzo-abril de 2009), los qe saben del trooscilan en predecir si el meteoro prodcirá plmona o barrerá al pas como

n tsnami. Al parecer la promesa de abndantes empleos, como expecta-tiva sólida, se desvanecerá en el aire. De todo esto el lector a sabrá sdesenlace. Aora no. Predecir, dice la antiga sentencia, es m dicil…sobre todo si se trata del tro. En este contexto, sólo delineado, ¿qé aocrrido con el acceso a la edcación sperior?

El argmento central qe se expone en este estdio es propio de esce-narios donde la desigaldad social, refeada en este caso en las incompara-bles condiciones de posibilidad qe se presentan entre estados de la Rep-

blica para inclir a ss óvenes en el disrte del bien pblico qe implicaestar en contacto con el conocimiento avanzado, a sido creciente. Comosi ese ilo condctor invariable, o más bien plaga, la desigaldad tocacalqier tema. Basta comenzar n estdio sobre determinado proceso so-cial, calqiera qe sea, para qe las grietas qe ragmentan al pas aparez-can precisen ser parte crcial en toda estrctra analtica qe pretendadar centa comprender lo qe (nos) scede.1

1 A lo largo de 2007 2008, n grpo de investigadores, con el aspicio de la Secre-tara General Eectiva de la Asociación Nacional de universidades e Institciones deEdcación Sperior ( anuies), desarrolló n proecto de investigación sobre la cobertrade la edcación sperior en México. Resltado de este proceso, se pblicó en marzo de2009 el libro Cobertura de la educación superior en México. Tendencias, retos y perspectivas.Ss atores son javier Mendoza, Roberto Rodrgez, Mara jess Pérez Garca qien estoescribe, con el apoo imprescindible de Pascal Ogarrio Esteban Paz, investigadoresasistentes. La inormación qe en este captlo se manea procede de este trabao, salvoexcepciones menores. La selección de la misma siempre reerirá a ese libro o a ss entesoriginales, pero tanto de la elección de datos, del modo de tratarlos, as como de los arg-

mentos en torno a la desigaldad qe se exponen en este captlo so el responsable. Esono impide qe, de nevo, reitere a mis colegas la gratitd aprecio por trabaar apren-der con ellos. Sin esa oportnidad compartida no sera posible esta contribción.

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 ACCESO A LA EDuCACIÓN SuPERIOR   265

LA MIRADA tRADICIOnAL Y SUS LÍMItES InICIALES

En el nivel de observación nacional, la tasa brta de escolarización niver-

sitaria (tbeu), a la qe por convención se le conoce también como tasa brtade cobertra (tbc),2 a crecido de manera notable:3 de 17.1 a 24.1% entrelos ciclos escolares 1997/1998 2006/2007.4 En nmeros absoltos sig-nicó qe la matrcla nacional del nivel se incrementó de 1 620 335 a2 365 637. La tasa global de variación en el nmerador de la tbeu e de46%, es decir, en el ciclo 06/07 aba 46% más estdiantes en este nivel qeen 97/98, mientras qe el denominador (conormado por el grpo de edadde 19 a 23 años, con el qe se compara la matrcla) varió sólo 3%, al pasar,

en nmeros cerrados, de 9.5 millones a 9.8. La evolción de las dos pobla-ciones a lo largo del tiempo se mestra en la gráca 8.1.5

En 10 años, la matrcla nacional del nivel terciario o edcación spe-rior (excepto posgrado) contó con 745 000 integrantes más. Este incremen-to, qe implica, como media anal, casi 75 000 estdiantes adicionales, noes menor, anqe peda ser insciente cando se compara con el de otrospases de similares condiciones de desarrollo, o llamados “pases emer-gentes” o “de ingresos medios”. Tanto el incremento notable como el retraso

en la comparación con otros pases son ciertos. Lces sombras. y no a2 Tanto si se abla de la tbeu o la tbc, se reeren a la tasa de cobertra en el nivel

sperior eqivalente a la licenciatra niversitaria tecnológica (véase nota 5), qe nosólo es niversitaria.

3 La tbeu se dene como el porcentae de estdiantes de licenciatra niversitaria tecnológica, edcación normal técnico sperior niversitario (tsu), en la modalidadescolarizada, en relación con la población entre 19 23 años.

4 En adelante, para acilitar la lectra como la inormación ocial no existe poraño civil, sino por ciclos escolares, serán anotados los ciclos, en el cerpo del texto (noen los cadros o grácas) sando las dos ltimas ciras: 97/98, 06/07, etcétera.

5 Es importante acer na aclaración con respecto al so del término nivel. El sistemaedcativo de México está compesto por tres tipos edcativos (edcación básica, mediasperior sperior), qe se dividen a s vez en niveles , dentro de éstos, en servicios. Enrigor, licenciatra es n nivel, tsu otro posgrado otro, mientras qe edcación normal,licenciatra niversitaria licenciatra tecnológica son servicios proporcionados por elnivel de licenciatra (de igal modo, especialidad, maestra doctorado son los serviciosdel nivel de posgrado). Por tanto, en sentido estricto abra qe tilizar el término niveles(en plral) para acer reerencia a tsu licenciatra, servicio, en singlar, para aldir a

las clasicaciones a señaladas al interior de cada no de dicos niveles. Sin embargo, dadoel so generalizado del término nivel (en singlar) para englobar tsu, licenciatra ssrespectivos servicios, a lo largo de este texto será tilizado en este sentido (sep, 2007a: 8).

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266  DESIGuALDAD SOCIAL

qe dear de lado qe en todas la entidades de la Repblica la tbeu amentósi bien, como veremos, de manera variable.

Sin embargo, la alta de precisión en lo qe se enncia, la asencia deatención a la dinámica del proceso en lapsos considerables el dear delado el contraste entre los valores del connto las entidades a lo largo deltiempo, son tres dimensiones en las qe no selen parar mientes las atori-dades (más preocpadas por dar centa de datos crecientes), ni an sido

materia de análisis crtico por parte de los estdiosos del tema, anqe esparte de s trabao. Al enrentarlas, el optimismo spercial qe se des-prende de los datos más gresos se atempera e indican, de manera clara,senderos para observar la desigaldad.

Falta de precisión en lo que se mide

La precisión se bica en el terreno de la medición: reslta necesario corre-gir las inerencias qe se acen con base en el indicador de la tasa brta.Este aspecto de orden teórico metodológico —pes estos elementos sb-

Gráfca 8.1. evolucón d l ícul scolzd oly dl guo d dd 19 23 ños n méxco.

Fun: Gl et al ., 2009: 31.

MET Población de 19 a 23 años

9 498 944

1 620 335

1997-1998

1 620 335 1 726 940 1 844 472 1 918 948 2 014 697 2 098 504 2 179 152 2 234 006 2 292 819 2 365 637

9 498 944 9 501 653 9 509 227 9 530 253 9 565 891 9 607 666 9 649 781 9 692 116 9 743 372 9 800 623

1998-1999 1999-2000 2000-2001 2001-2002 2002-2003 2003-2004 2004-2005 2005-2006 2006-2007

2 365 637

9 800 623

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 ACCESO A LA EDuCACIÓN SuPERIOR   267

acen a toda medición— sele no ser tomado en centa, an cando esimprescindible para comprender el tema. La tbeu se constre anotando enel nmerador la matrcla en el denominador la población entre 19 23años, por lo qe eqivale al cociente de esta racción, expresado en porcen-taes. El actal gobierno ederal se a propesto llevarlo del 24.1% actal a

30% por lo menos para qe, se arma, “3 de cada 10 óvenes mexicanos,entre 19 23 años, asistan a la edcación sperior en el 2012”.6 A residela interpretación deectosa del indicador de la tasa brta, o bien, n errorqe no conviene, polticamente, aclarar.

una cosa es qe la matrcla total (nmerador) represente, al ser com-parada con la población expesta al enómeno (denominador), 24.1%, qe la meta mnima sexenal sea elevar esta relación a 30%; otra cosa es,como se enncia anncia sistemáticamente, qe o casi na carta par-

te de los óvenes, en 2012 cerca de n tercio, acdan de manera eectivaa na institción de edcación sperior. y son cosas distintas porqe en elprimer caso se compara la matrcla, con independencia de s edad ( a,como es lógico, estdiantes menores de 19 años maores de 23), con elgrpo de la población comprendido entre los 19 los 23 años. En la grá-ca 8.2 se representa la evolción de este indicador en México.

Si restringimos la matrcla (o población del nmerador) a ese mismogrpo etario, obtenemos la tasa neta de cobertra (tnc), la cal indica,

6 Véase sep, 2007b: 17, “Obetivo 2, Cobertra Edcativa”. Es necesario aclararqe en el docmento ocial se arma qe la tasa brta actal es de 24.3 por ciento.

Gráfca 8.2. evolucón d l s bu d cobu(scolzcón unvs).

Fun: Gl et al ., 2009: 31.

17.1 18.219.4 20.1 21.1 21.8 22.6 23.0 23.5 24.1

50

40

30

20

10

0

1997-1998 1998-1999 1999-2000 2000-2001 2001-2002 2002-2003 2003-2004 2004-2005 2005-2006 2006-2007

        P     o     r     c     e     n       t     a        j     e

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268  DESIGuALDAD SOCIAL

entonces s, la cantidad de óvenes entre 19 23 años qe orman parte delos sobrevivientes del abandono de los estdios anteriores del desastreedcativo en los ciclos previos. La tnc pasó, drante el periodo 97/98 a

06/07, de 11.5 a 16.4%. Para ablar con precisión, segn la ltima inor-mación analizada (al momento de escribir estas páginas), en el ciclo 06/07aproximadamente 16 de cada 100 óvenes entre 19 23 años estaban ma-triclados en na institción de edcación sperior (ies). Si se realiza nainerencia válida, no son 25 (de cada 100) en 06/07 ni es la meta qe sean30 (de cada 100 óvenes entre 19 23 años) al término del sexenio; son serán menos, es menester entender el problema en s real magnitd si sedecide enrentar los retos edcativos qe se presentan. En términos abso-

ltos, los valores de las poblaciones estdiantiles inclidas en el cálclo dela tbeu de la tnc para el ciclo escolar 06/07 son de 2 365 637 1 607 200,respectivamente; esto es, la segnda registra 758 437 estdiantes menosqe la primera (o es 32% menor). El comportamiento de este indicador seobserva en la gráca 8.3, en la qe emos velto a inclir la tbeu para apre-ciar meor la breca entre ambos indicadores.

hacer la distinción entre tasa brta tasa neta es ndamental en nanálisis orientado al estdio de la desigaldad en el acceso a la edcación

sperior por parte de los óvenes de México. ha qe reconocer qe latbeu se sa en las comparaciones internacionales, tanto por los responsa-bles de los sistemas edcativos como por parte de qienes estdian laedcación sperior, se enncia como eqivalente a la proporción de ó-

Gráfca 8.3. evolucón d ls ss bu y n d cobu(scolzcón unvs).

Fun: Gl et al ., 2009.

50

40

30

20

10

01997-1998 1998-1999 1999-2000 2000-2001 2001-2002 2002-2003 2003-2004 2004-2005 2005-2006 2006-2007

17.1

TBC (TMC 3.9) TNC (TMC 4.0)

18.2 19.4 20.1 21.1 21.8 22.6 23.0 23.5 24.1

11.5 12.2 13.0 13.4 13.9 14.6 15.0 15.4 15.7 16.4

        P     o     r     c     e     n       t     a        j     e

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 ACCESO A LA EDuCACIÓN SuPERIOR   269

venes inscritos en el nivel sperior. Es na convención7 , en pases contasas de retención mco maores en los niveles previos transición gene-ralizada al nivel sperior en edades tpicas, la tbeu pede ser m parecida

a la tasa neta, o al menos no tan contrastante como la de México: la distan-cia entre na tasa brta de 24.1% na tasa neta de 16.4% es de 7.7pntos. Si sponemos esta dierencia constante en el tiempo, cando selogre, si es as, la meta propesta de na tasa brta de 30%, la tasa netasera de 22.3%. Es na breca considerable entre ambas tasas. No iran alas ies tres de cada 10 óvenes entre 19 23 años. El dato correcto seraeqivalente a n poco más de dos de cada 10. ¿y si amentase la distancia?No es improbable.

La variación demográca

La segnda dimensión qe atempera el optimismo qe proviene de la sim-ple comparación de las ciras sin contexto implica no perder de vista qe,comparada la tbeu de 1960 (estimada en na cira m cercana a 3%) conla actal, se a mltiplicado por oco.8 Es n logro a qe apreciarlo a

pesar de las allas en la correcta lectra del indicador. Pero no se debe olvi-dar, tampoco, qe la dinámica de la población lleva a qe, paradóicamen-te sólo en la spercie, en 1960 —cando los inscritos en la niversidadrepresentaban sólo 3% del grpo de población entre 20 24 años (segnla denición del indicador en ese momento, qe incla el mismo sesgo decomparar la matrcla con independencia de la edad con el grpo 20-24)—qedaban era de esta oportnidad social 2 millones de óvenes; o, a-biendo sperado el valor de la tbeu de 1960 en más de 21 pntos, qedan

era de esta orma de expectativa de movilidad social 7 millones mediode óvenes, grosso modo, pes a crecido el grpo de edad de reerencia.

7 No por ello las convenciones en los procesos de comparaciones nacionales o in-ternacionales an de estar exentas de consideraciones crticas; al contrario, la propiadiversidad de sitaciones las ace necesarias.

8 La aproximación a la tasa brta de 3% proviene de elaboraciones propias conbase en datos ociales (inormes presidenciales o inormación de la sep) cercanos a esaeca, cabe aclarar, para considerar el alcance de la comparación de ese entonces, el

grpo de edad para realizar los cálclos era de 20 a 24. La cantidad de integrantes deese grpo de edad procede también de los trabaos realizados en esa época, como ree-ren Gil Antón et al., 1994: 23-42.

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270  DESIGuALDAD SOCIAL

Se a avanzado mco, sin dda, pero la población del pas, en s di-námica, modica las ormas de ver los procesos as, es necesario reiterar,a qe entenderlo. Apreciar el avance, por spesto, pero bicar los retos

relacionando los valores de las tasas con los reerentes poblacionales cons comportamiento a lo largo del tiempo.

De brechas a barrancos: las distancias crecen

La tercera dimensión por considerar, en este inicio de la vereda qe noslleva al análisis de la alta de eqidad en el acceso a la edcación sperior

en México, consiste en no pasar por alto na comparación simple: ¿qé aocrrido en los ltimos años con las distancias entre la media nacional losestados?9

En los estados con altas tasas iniciales (ciclo 97/98), la década contri-bó a incrementar la distancia por encima de la media nacional —1.3pntos en Nevo León (de 7.9 a 9.2) 1.5 en Sonora (de 6.9 a 8.4)—. Enlos estados con tasas intermedias, anqe se mantienen por debao delpromedio nacional en 06/07, decrece, no poco, s distancia con respecto

a ese parámetro (3.9 1.4 pntos en hidalgo Zacatecas, en ese orden). yen los qe estaban más leos del promedio nacional, estos dos lstros anampliado en s contra la distancia (2.4 2.6 pntos más abao qe antesen Oaxaca Ciapas, respectivamente).

 ya las brecas con respecto al promedio nacional eran diversas con-siderables en el ciclo 97/98 , entre estados, m agdas; a gisa de eem-plo, la distancia entre las tbeu de Ciapas (8.6%) Nevo León (25%) erade 16.4 pntos. El paso del tiempo, la aplicación omisión de polticas

pblicas adecadas a la diversidad las condiciones económicas, sociales cltrales qe operan como contexto en cada entidad acen qe se agdi-cen las dierencias entre los extremos de la distribción. La distancia alcomparar Ciapas Nevo León se amplió en 06/07: 20.3 pntos los sepa-raban, casi catro más qe 10 años antes.

El eco de na apertra de brecas, en distintos sentidos, entre lasentidades qe ocpaban los valores extremos ace 10 años es n indicadorpara el análisis de la desigaldad estatal en el proceso de inclsión en los

9 Se aportan datos para los seis estados elegidos en el estdio de la cobertra men-cionado en la nota 1.

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estdios niversitarios. Como señaló Merton (1968: 55-63) para el desarro-llo de la ciencia, en esta dimensión de la vida social también se presenta elEecto Mateo: al qe tiene más, más le será dado, mientras qe al qe tienemenos, lo poco qe tiene le será qitado (o, al menos, mermará, lo calredce complica s posibilidad de meorar).

Lego de orecer inormación qe pede annciar n proceso de creci-miento sobreestimado si no se dierencia adecadamente entre tbeu tnc,qe es dierencial sensible a los movimientos poblacionales desigal alconsiderarlo regionalmente, es necesario mostrar las prondas dierenciasqe el acceso al nivel sperior presenta en el pas si, por n lado, dilcida-mos lo qe signica el acceso a los estdios speriores en términos de in-clsión social , por el otro, variamos el nivel de análisis, como a icimosde manera incipiente en el caso de las brecas, pasamos a no qe obser-

ve compare entidades de la Repblica. Los pasos son los sigientes:

a] una breve refexión en torno al valor el signicado e implicacionessociales de la ampliación de la matrcla.

b] La comparación, con cierto detalle, de tres casos eemplares: Cia-pas, Zacatecas Nevo León, tanto en lo reerente a ss tasas de cobertra,como en relación con actores de contexto social en qe se inscriben.

c] La anotación de na serie de consideraciones sobre el signicado dela desigal distribción de la edcación sperior como bien social la seg-mentación institcional de destinos probables qe tal proceso de polari-zación a conormado.

Cuadro 8.1. Dsnc n ls ss busd scolzcón unvs sls y l vlo nconl,

1997/1998-2006/2007

  tbeu  Distancia  tbeu  Distancia Comaración  tbeu  nacional en untos  tbeu  nacional en untos entre los dos Entidad 97/98 97/98 orcentuales 06/07/2009 06/07/2009 orcentuales momentos 

Nuevo León 25.0 17.1 7.9 33.3 24.1 9.2 increenta brecha

Sonora 24.0 17.1 6.9 32.5 24.1 8.4 increenta brecha

Hdalgo 12.0 17.1 –5.1 22.9 24.1 –1.2 Decrece brecha

Zacatecas 11.8 17.1 –5.3 20.2 24.1 –3.9 Decrece brecha

Oaxaca 12.2 17.1 –4.9 16.8 24.1 –7.3 increenta brecha

Chaas 8.6 17.1 –8.5 13.0 24.1 –11.1 increenta brecha

Fun: lbocón o d Gl anón et al ., 2009.

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272  DESIGuALDAD SOCIAL

LA tEORÍA DE LA CUBEtA Y LA DIFEREnCIA EntRE ACCEDER

A Un PUPItRE O AL COnOCIMIEntO

Si imaginamos qe el nivel del aga en n recipiente —en este caso, nam nacional cbeta— es análogo a la cantidad de estdiantes en los ciclosiniciales de la edcación sperior (tsu licenciatra), podemos acordarqe la cantidad qe contiene este recipiente deriva de tres actores de scombinación: el fo de lqido (nevo ingreso), la salida de aga qe lapecliar cbeta tiene al ondo —controlada por na llave (egreso)— lassras por las qe se escapa el aga del recipiente (abandono de los est-diantes), generadas por años de ineciencia.10

Variaciones en los sistemas de fujo

La sitación ideal para qe sba el nivel del aga es qe crezca el nevoingreso, amente el egreso se cierren las gas: de este modo, el amentoen el nivel reslta del avance en los tres actores la ampliación de la ma-trcla es, en eecto, n incremento en los lgares en el espacio real dis-

ponible para nuevos estdiantes. Esta sitación depende, a s vez, de nactor qe es previo al — condición del— nevo ingreso: el egreso delnivel medio sperior (demanda potencial) s conversión en aspirantes(demanda eectiva) qe al cmplir con los reqisitos obtener n espaciose transorma en nevo ingreso. No vaamos más atrás del sistema edca-tivo. Con estos elementos basta.11

10 En la erga de los invetigadores en edcación se emplean nociones qe más bienablan de la ignorancia los preicios de qien los enncia qe de lo qe pretenden deno-tar: se dice, en lgar de abandono de los estdios, deserción, término militar qe se aplica an cobarde, a n desertor al qe se le pede disparar por la espalda ( en este caso, al “ingra-to” qe no aproveca las oportnidades qe le brinda la patria edcativa). Por otro lado, silos estdiantes de posgrado en el extranero no regresan al pas presenciamos la uga de cere-bros, de lo qe se sige qe son “gitivos”; para serlo, a qe ser delincente… ¿Lo son? yademás del mal gsto de la expresión eciencia terminal —como si de enermedad incrablese tratase— es inaceptable segir llamando carga a la responsabilidad docente, como si eran ardo en la espalda, propio de n estibador, mientras qe a la investigación la considera-mos na orma de prestigio, dado qe ablamos de ella como: desarrollo de n proecto.

11

Estos elementos se consideran scientes para el desarrollo del argmento eneste captlo, pero no an de ser sbestimados otros; entre ellos no qe distingeproblemas entre oerta demanda: el sentido comn dice qe para qe aa más est-

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 ACCESO A LA EDuCACIÓN SuPERIOR   273

ha casos interesantes de ndole positiva con eectos inesperados: poreemplo, qe el fo no amente por razones de transición demográca obien por el logro previo de na proporción a sciente constante de

conversión de egreso de media sperior en demanda real. Si el sistema eseciente cierra las gas, además de generar más egreso, la resltante noes la intitivamente esperada: el nivel de la cbeta será menor, a pesar de lameora del sistema estatal o nacional de reerencia.

¿Sbir a toda costa el nivel es lo qe interesa? Pes a caminos noexentos de n crel ingenio. Conndir crecer con incarse sera la nor-ma. La receta es sencilla: sólo se reqiere cerrar la llave del egreso dearconstantes las gas el nevo ingreso. Al obtrarse la salida —por ineca-

cia en el proceso— el nivel sbirá, tendrá más “matrcla” (como cantidadde personas inscritas), pero no más estdiantes, sino los mismos tardandomco en salir. Otro camino, peor si se qiere, es redcir el nevo ingreso:obtrar la entrada por cpo, costos o selectividad, impedir fidez en elegreso no reparar las gas, sino detener articialmente el abandono porn tiempo o sólo como aspecto “contable”.

una variación similar en ss eectos es abrir el fo de entrada sin res-tricción algna, no tomar en centa el aga en la cbeta drante n lapso,

sino redcir s medición al momento del ingreso no llevar las centas delabandono o la merma en el egreso: esto es, se es parte del nivel, imaginario,a pesar de a no estar a como partcla de aga. ¿Parece aberrante? Se izo ace con bastante recencia, dado qe la denición de estdiante , porende parte de la matrcla, tiene mcos bemoles: por eemplo, na vezinscrita na persona centa siempre en el connto, o drante largos años,anqe no esté activa en clases ni inscrita en algna materia (si ése es elcriterio principal para obtener recrsos scales, la paradóica inscripción sin

actividades académicas contada como parte de los estdiantes atendidospede prolongarse mco).

diantes se necesitan más institciones, de esta manera se inere qe el problema es o seredce a oerta de lgares. Esto es cierto en algnos casos, pero also en otros, la dis-tinción en las caractersticas del problema no selen ser reconocidas. En varias regioneso estados del pas, el problema es de demanda de espacios, esto es, no a almnosabilitados scientes con las credenciales necesarias para ser admitidos en la edca-ción sperior. En estos casos, as sean abiertas 10 niversidades más, qedarán vacas o

sbtilizadas. La dierencia entre sitaciones derivadas de alta de oerta de asenciade demanda no es moneda de crso comn , sobre todo la segnda, es poco atendidaen los análisis en el diseño de polticas.

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El nivel del aga, entonces, no a de convertirse en etice: la cantidadde matrcla pede ser maor por deciencias del sistema (se inca) o pors avance sstantivo (crece con sentido), el decremento tiene vas de

progreso (meora en el egreso nto a la reparación de gas) o de regresión(obtrando el ingreso regalando la salida).

La relación con el actor de contraste: el grupo de edad

Las combinaciones para qe crezca el nivel del aga son mcas. Sirvan lasanteriores para mostrar qe la parte del nmerador, la matrcla, pede

crecer por diversas vas. Si para convertirse en n indicador de cobertra,esto es, de acceso a la edcación sperior, el nivel de la cbeta a de poner-se en relación con la cantidad de óvenes en edad de estdiar, aparecen si-taciones, de nevo, distintas variables en s signicado.

El crecimiento paralelo considerable del grpo de edad de la matr-cla pede acer qe, drante n periodo considerable, la tasa de cobert-ra parezca “estancada”, lo cal no signica, en este caso, asencia de creci-miento, sino n tipo de relación especca con el comportamiento del grpo

etario en determinada región, estado o pas.Si la matrcla no se incrementa, pero el denominador está qieto, estoes, el grpo de edad es constante, abrá n estancamiento de la cobertrasemeante al anterior pero por otras razones, incomparables. Dado el mis-mo spesto del grpo de edad constante, al aber n incremento de lamatrcla menor, en términos relativos, al del caso de crecimientos parale-los, la tasa de acceso sbirá sin dda, a pesar de n eserzo relativo mdierente. Es más, a casos en qe, si la cantidad de óvenes en edad de

estdiar decrece por calqier razón es posible, teórica prácticamente, ncrecimiento de la cobertra —del indicador de la cobertra, más bien di-co— sin n solo espacio adicional.

Todos estos eemplos están orientados a proponer na mirada mlti-actorial al comportamiento del indicador predominante para el estdio delacceso a la edcación sperior: la tasa de cobertra, sobre todo la tbeu. yavimos qe si no se controla la edad de la matrcla (es decir, se incle enel nmerador a todos los matriclados, sin lmite de edad), se sobreestimala cobertra con respecto al grpo de reerencia; pero si se añade tambiéna los estdiantes de posgrado (por denición, con edades no comparablesa las del grpo de 19 a 23 años), o a la población inscrita en modalidades

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 ACCESO A LA EDuCACIÓN SuPERIOR   275

no escolarizadas, obtenemos resltados cantitativos impresionantes, s,pero alsos.12 Benas noticias para inormes de gestión, anqe no más alláde eso, lo cal es lamentable pes oscrece los reqerimientos reales del

pas. y a scedido mcas veces.

¿Tener un pupitre, estar en la lista o acceso al saber?

El nivel del aga en el recipiente tiene ss recovecos; la relación con elgrpo poblacional de reerencia no está exenta de variaciones qe van des-de el reconocimiento cabal de los ecos, la sinceridad del reto a consegir

o la simlación del dato con nes polticos de atopromoción. Pero analta na dimensión adicional qe es ndamental: ¿a qé se accede?

El indicador de cobertra de la edcación sperior da centa de los resltados

sociales de na determinada estrategia de crecimiento distribción de la

oerta edcativa. En este sentido, el propósito de ampliar la cobertra se sti-

ca más allá del logro de n indicador-meta programado: expresa la intención

de poltica edcativa social qe le sbace (Gil et al., 2009: 17).

Ser parte simple de n nmero, con calqier calidad o sin ella, es arri-bar a n garismo eco. Llegar, como “pionero”, a na institción (pblicao privada) qe orece nada más n ppitre, el nombre en las listas, escasapreparación de los proesores menos libros en la biblioteca qe los qetiene n proesor en casa no es acceder a n proceso de inclsión social, sinoa la simlación.13 Peor es cando el acceso es a n letrero: “Aq se constri-

12 Mcas veces, en nestras institciones, n oven qe, por eemplo, estdiaqmica en la modalidad escolarizada, asiste a clases de idiomas por medio de sistemasno presenciales. El reporte de la institción es qe tiene al mismo seto como integran-te, contando doble, de las dos poblaciones: la presencial la qe estdia a distancia. Porotra parte, las inscripciones en modalidades abiertas incrementa el nmerador, pero sisólo se registran los procesos de ingreso no s segimiento, de manera qe esa canti-dad a no corresponde con la real, el incremento es also. Esta manera de proceder enla contabilidad no a sido extraña drante años en el sistema. Aora a avances, sindda, en la aditora de las ciras, pero los problemas de cálclo persisten, por criteriosno generalizados o no aceptados por todas las institciones.

13

hasta 70% de los nevos estdiantes o en da, segn las investigaciones lleva-das a cabo por De Gara, qien es el ator qe a abierto el campo para analizar a losestdiantes como actores sociales no sólo “nmeros”, sigen siendo los primeros de

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276  DESIGuALDAD SOCIAL

rá la escela”. y mientras tanto, se san en las tardes salones de na secn-daria, con proesores contratados en condiciones de precariedad, mal paga-dos, con programas de estdio predilvianos…

La desigaldad edcativa de México es abrmadora pede ser vistacomo la concentración agda de los pocos inclidos en la sociedad delconocimiento, la globalización todos esos términos en boga —qe noconceptos— las grandes masas de exclidos de los bienes derivados delsaber ndado, a los qe no se accede por simple incorporación a las esta-dsticas, sino mediante n proceso de planeación inteligente, clto, conce-bido como n procedimiento compleo, relacionador de mltiples aspec-tos, patado consciente de la necesidad de incorporar más valor a la

estancia niversitaria para los nevos almnos.Esta orma de concebir el crecimiento del nivel sperior es imprescin-

dible en general pero, sobre todo, para los mcacos qe provienen declases sociales mal avitalladas de capital cltral social, en comparacióncon las condiciones académicas necesarias para los ios de las élites nacio-nales, tan redcidas, en las qe las condiciones de acceso al saber selen serabndantes desde la inancia.

Para los segndos la niversidad es continación del ethos amiliar de

las escelas privadas previas, mientras qe para los primeros la escela estodo lo qe a abrá. Por ello, es tan incoerente abrir espacios sin cali-dad argmentar qe se trata, per se, de inclsiones a la sociedad moderna a ss benecios; sobre todo cando, a todas lces, se inagran institcio-nes de edcación sperior en sitios momentos en los qe el más elementalanálisis de actibilidad —por el lado de la demanda eectiva o la calidad delos elementos académicos con qe se centa para ese n— no existe todoindica qe esas “creaciones” son demagogia o resltado de compromisos

polticos. y esta manera de acer las cosas no se modicó con “la alternancia”.14

 s saga amiliar en llegar a los estdios speriores (De Gara, 2001; 2006; 2005). Porello, no eredan, sino inagran (son pioneros) esta condición social: el rol de estdian-te. En algnos casos, enmendando al ator de estas lneas, e recibido na precisión porparte de inormantes en las investigaciones: “Está sted eqivocado, no es el primero dela amilia […] sino del peblo de donde somos”.

14 Se escribe “la alternancia”, con comillas, pes en materia de edcación en general en el nivel sperior, en particlar, no bo ningn crso alterno al previo: en el nivel bási-co por compromisos polticos con el Sindicato Nacional de Trabaadores de la Edcación ,

en el sperior, por la incapacidad o recazo de las nevas atoridades para acer n saldocrtico en canto al rendimiento de ss polticas. En este sentido, la continidad previa a lasalida del pri de Los Pinos a sido la orma dominante en el sector edcativo nacional.

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 ACCESO A LA EDuCACIÓN SuPERIOR   277

Despés de todo, ¿qién pede estar en contra de la existencia de naneva niversidad o institción de edcación sperior? Sólo n traidor alprogreso.

 A pesar de las nevas palabras, qe no conceptos (insisto), la globali-zación o la sociedad del conocimiento la inormación descansan en elmismo sistema de agda concentración en pocas manos de los benecios extrema generosidad en el reparto de los costos. Simlar qe se incle enlos espacios del saber a los qe se adieren sólo a las listas de asistencia registros institcionales, no ace sino incrementar el grado de desigaldadedcativa imperante ss consecencias en otras dimensiones sociales. hasido, en la istoria de nestra edcación, recente este proceder.

En el caso en qe el acceso a la edcación sperior sceda mediantena ampliación de la cobertra en sistemas ecaces con calidad perti-nencia en ss condiciones académicas, qe impliqe, en eecto, más espa-cios para óvenes antes exclidos, entonces podremos ligar ese rasgo depertenencia con n proceso de inclsión social. Se trata, pes, de n impe-rativo ético el qe as sea, visto desde n cierto ánglo, o de na deniciónde poltica de desarrollo, de ndole pragmática, desde otra perspectiva. O deambas cosas, en distintas proporciones.

En cambio, de prodcirse nicamente n incremento en los nme-ros no sólo se impide la inclsión en los valores benecios qe entrañan avance en la calidad de vida, sino qe se disraza la condición real ,al escabllir los retos, la sitación de exclsión, a de eco m agda,se prondiza: no qeda igal, pes al acer so de interpretaciones in-correctas de las ciras, o modicarlas, se añade a la exclsión na dosisde opacidad con costos intangibles, si se qiere, pero qizá más caros qeotros.

 Advertidos los riesgos las posibilidades de n crecimiento real, conpertinencia calidad —anqe no se cmplan las metas sexenales, pero seavance con rmeza— podemos pasar al análisis de tres sitaciones estatalesde alto contraste, con el n de establecer algnas conetras en relación conlas posibilidades de desarrollo de cada na de estas entidades de realizarna comparación qe permita esclarecer las dimensiones más relevantes aconsiderar en el estdio , en s caso, en el diseño de programas de polticapblica orientados por el valor de la inclsión social qe debe implicar ncrecimiento responsable de la cobertra.

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278  DESIGuALDAD SOCIAL

tRES MéXICOS, tRES

Expondremos, de manera sintética, la evolción en los ltimos 10 años del

sistema de edcación sperior en Ciapas, Zacatecas Nevo León, loqe implicara lograr las metas estatales normativas propestas por el go-bierno de Felipe Calderón para el primero de estos estados (al menos 20%de tbeu) nas metas qe tengan intención semeante (ampliar la cobert-ra) para el segndo tercero.

Sr, centro norte. un pas no sólo s diversidad, aspecto enriqe-cedor, sino el eecto creciente de la ractra social.

Comenzar por el nal: tasas de cobertura

La variable por comprender, a la qe tenemos qe responder —sigiendola orma de pregntar qe propone Max Weber: ¿por qé a sido as node otra manera en los tres estados?—, es la cobertra. Empleamos tres in-dicadores para cada na de las entidades: el comportamiento del grpo deedad en los 10 años anteriores s proección al año 2013, comparando el

valor de la entidad con la media nacional; la variación de ss tasas de co-bertra, brtas netas, en contraste con la evolción del indicador en elpas; lo qe implicará consegir las metas denidas.

Chiapas

Iniciemos las comparaciones por el estado qe en todos los indicadores de

contexto, como veremos, tiene las peores condiciones.El crecimiento de la matrcla para el connto del periodo es, sindda, impresionante: 71%; pero la pendiente qe indica la evolción de lapoblación de reerencia no es peqeña, de manera qe se pede esperar ncrecimiento relativo modesto de la tbeu, a pesar del gran eserzo realizadopor mcos actores de la entidad para tener n nivel de aga en el recipien-te mco maor. Este comportamiento se mestra en la gráca 8.4.

En comparación con el crecimiento global estimado para el grpo de 19a 23 años en Ciapas, de 23.6% entre 1998 2013, la sitación prevista enel ámbito nacional, segn las estimaciones ociales del Conseo Nacional dePoblación (Conapo), alcanzará 5.1%. De los tres estados qe estdiamos, es

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 ACCESO A LA EDuCACIÓN SuPERIOR   279

el qe más contrasta con la variación nacional en el comportamiento espe-rado para este grpo etario. Factores cltrales económicos acen estocomprensible, de manera qe, como veremos a continación, en el ltimodecenio, s eserzo por ampliar la matrcla no rednda en n incrementode las tasas de cobertra análogo a las de las entidades de comparación.

Cuadro 8.2. evolucón d l ícul scolzd oly dl guo d dd d 19 23 ños n Chs

1997- 1998- 1999- 2000- 2001- 2002- 2003- 2004- 2005- 2006-

Indicador 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 met 33 686 36 332 39 107 42 717 46 110 50 891 52 085 54 118 55 865 57 731

poblacón

19 a 23

años1 390 155 394 747 399 260 404 045 409 492 415 226 421 009 426 849 434 375 443 334

met: ícul scolzd ol.1 el do d oblcón cosond l sgundo d los ños d cd colun.Fun: Gl et al ., 2009: 90.

Gráfca 8.4. Vcón dl guo d dd n 19 y 23 ños n Chsy n l ábo nconl: volucón d 1998 y oyccón 2013.

tmc: s d d ccno.Fun: Gl et al., 2009: 90.

Nacional (TMC 0.3) Chiapas (TMC 1.4)

1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013

9 498 944

390 155 394 747 399 260 404 045 409 492 415 226 421 009 426 849 434 375 443 334 451 800 459 814 467 282 473 702 478 713 482 221

9 501 6539 509 227 9 530 253 9 565 891 9 607 666 9 649 781 9 692 116 9 743 3729 800 623 9 852 739 9 901 559 9 944 646 9 973 483 9 984 936 9 980 420

9 980 420

390 155

482 221

9 498 944

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280  DESIGuALDAD SOCIAL

Empecemos comentando el traecto de s tbeu: a partir de 8.6%, en elciclo 06/07 alcanza 13%. La tasa media de crecimiento de la tasa brta decobertra es de 4.7%, sperior a la nacional (3.9%), pero mientras qe lasegnda incrementa s valor en 7 pntos, Ciapas logra sbir menos: 4.4

nidades. En la gráca 8.5 se pede segir la comparación entre Ciapas el pas en canto a ss indicadores de cobertra.En la tasa neta observamos qe la magnitd del cambio en el estado

es menor, en mco, a la nacional: Ciapas incrementa 2.7 pntos stasa neta, mientras qe el promedio nacional lo ace en 4.9. La distanciaentre el estado del sreste el promedio es, de nevo, desavorable. En lagráca 8.5 se refea, además de lo antes dico, na sitación qe ace

 sticia a la metáora de n barranco por la contndencia de la distanciaqe a abamos señalado: la tasa brta de Ciapas arranca, como vimos,m por debao de la correspondiente a México (8.6 contra 17.1%), perola tbeu de Ciapas es incluso menor a la tasa neta del pas al principio del

Gráfca 8.5. evolucón d ls ss d cobu n Chsy n l ábo nconl.

No: con l fn d cl l lcu d ls líns, l vlo áxo dl j d odnds s duc 30 o cno.

1997-1998 1998-1999 1999-2000 2000-2001 2001-2002 2002-2003 2003-2004 2004-2005 2005-2006 2006-2007

17.1 18.2 19.4 20.1 21.1 21.8 22.6 23.0 23.5 24.1

8.6 9.2 9.8 10.6 11.3 12.3 12.4 12.7 12.9 13.0

11.5 12.2 13.0 13.4 13.9 14.6 15.0 15.4 15.7 16.4

6.5 6.7 6.6 7.1 7.8 8.5 8.1 9.0 9.2 9.2

TBUE nacional TBUE en Chiapas

TNC nacional TNC en Chiapas

30

25

20

15

10

5

0

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 ACCESO A LA EDuCACIÓN SuPERIOR   281

periodo (8.6 contra 11.5%). Esto es, en el caso de Ciapas, la tasa brta,qe no controla la edad en el nmerador, se encentra por debao tanto dela tbeu como de la tnc promedio del pas. y para cerrar el argmento, alnal del periodo —en el ciclo 06/07— esta sitación no sólo velve apresentarse, sino con dierencias maores: 11 pntos separan la tasa brtade Ciapas (13%) del valor nacional (24.1%), la misma tbeu estatal tam-bién es inerior a la tasa neta para el connto de la Repblica, 16.4%

contra 13% en la entidad.15

una vez analizada de manera comparativa la traectoria de las tasasde cobertra en Ciapas con la media nacional, consideremos, gráca-mente, lo qe se reqerira acer para lograr alcanzar na tbeu de 20 de25% en el ciclo escolar 2012-2013. Se trata de n enorme reto para esteestado.

 Actalmente la matrcla es de 57 731 estdiantes. Con base en laproección del grpo de edad respectivo, para arribar a 20% de tbeu el

15 hace 10 años, 2.9 pntos por debao la tasa brta del estado contra la neta na-cional en el ciclo nal qe estdiamos, 3.4. ¿Mal de malas?

Gráfca 8.6. poyccón d l ícul scolzd ol n Chs cul ls s sls n 2012-2013.

Fun: Gl et al., 2009: 93.

180 000

160 000

140 000

120 000

100 000

80 000

60 000

40 000

20 000

01997-

1998

1998-

1999

1999-

2000

2000-

2001

2001-

2002

2002-

2003

2003-

2004

2004-

2005

2005-

2006

2006-

2007

2007-

2008

2008-

2009

2009-

2010

2010-

2011

2011-

2012

2012-

2013

       M     a      t     r      í     c     u       l     a

33 686 36 332 39 107 42 717 46 110 50 891 52 085 54 118 55 865 57 731

33 686 36 332 39 107 42 717 46 110 50 891 52 085 54 118 55 865 57 731

96 444

120 555

20%

25%

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282  DESIGuALDAD SOCIAL

cálclo a qe acerlo sobre na cira total de 96 444 estdiantes para25% el nmerador a de contar con 120 555. En términos absoltos re-lativos:

a] Para 20%: 38 713 estdiantes adicionales. Es decir, n incrementosperior a dos tercios: 67.0%.

b] Para 25%: 62 824 estdiantes en total, lo qe signica n incremen-to de 108.8% (Gil et al., 2009: 94).

¿Será posible? ha lgar a serias ddas: no sólo es el estado con me-nos cobertra, sino el qe está “llamado” desde las metas sexenales a

cmplir qizá lo más parecido a n milagro mltiplicador de ppitres pestos académicos: en los 10 años previos pdo acer crecer s matr-cla en 24 000 lgares en nmeros redondos. Aora, para la primerameta de 20% se reqeriran casi 39 000 adicionales en n lapso menor.¿Factible en realidad, logro simlado o sera m conveniente el sanoreconocimiento de la necesidad de plazos maores para incidir en otrosaspectos de contexto social? Pronto lo sabremos de ello se derivará, enbena medida, el carácter la evalación de la seriedad o el grado de

“gesticlación”16

de las atoridades ederales, locales e institcionales in-volcradas. Al tiempo.

Zacatecas

 A dierencia de Ciapas, veremos n estado con otras caractersticas. Impor-ta qe sea, metodológicamente, dierente al anterior para qe el contraste nosade a advertir las variaciones tratar de entenderlas por ss contextos.

En alto contraste con Ciapas, la variación del grpo de edad proec-tado para el año 2013 en Zacatecas es negativa: –6.3%, cando la nacionales de 5.1%. El comportamiento del grpo de edad entre 19 23 años, aldisminir, prodce eectos diversos en las tasas de cobertra. Se prevé naredcción de la distancia de la tbeu estatal con respecto al promedio nacio-nal, pero, ¿por medio del crecimiento relativo de s matrcla, maor al deCiapas (qe e de 71%) o por la combinación de n crecimiento menor,

16 Gillermo Seridan acña esta metáora con la obra de usigli de na manera

agda veraz. Simlar implica qe el qe nge sabe qe no es real lo qe ace; gestic-la el qe cree, a pie ntillas, qe es lo qe no es, la sociedad se lo reconoce astapremia. Véase Seridan, 2008: 108.

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 ACCESO A LA EDuCACIÓN SuPERIOR   283

Gráfca 8.7. Guo d dd n 19 y 23 ños n Zccsy n l ábo nconl: volucón d 1998 y oyccón 2013.

Fun: Gl et al., 2009: 145.

9 498 944 9 980 420

131 314

123 022

1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013

9 498 944

131 314 130 106 129 162 128 584 128 224 127 965 127 723 127 495 127 611 127 910 127 895 127 577 126 955 125 961 124 623 123 022

9 501 653 9 509 227 9 530 253 9 565 891 9 607 666 9 649 781 9 692 116 9 743 372 9 800 623 9 852 739 9 901 559 9 944 646 9 973 483 9 984 936 9 980 420

Nacional (TMC 0.3) Zacatecas (TMC –0.4)

Gráfca 8.8. mícul scolzd ol y guo d ddd 19 23 ños n Zccs d 1997-1998 2006-2007.

15 435 16 496 16 957 19 161 20 120 21 934 22 857 24 394 25 646 25 876

Población de 19 a 23 años

131 314 130 106 129 162 128 584 128 224 127 965 127 723 127 495 127 611 127 910

131 314 127 910

25 876

15 435

1997-1998 1998-1999 1999-2000 2000-2001 2001-2002 2002-2003 2003-2004 2004-2005 2005-2006 2006-2007

MET

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284  DESIGuALDAD SOCIAL

pero comparado con n grpo de edad con pendiente negativa? Zacatecasinicia el periodo de estdio (97/98) con 15 435 estdiantes lo clmina(06/07) con 25 876; la dierencia eqivale a n crecimiento global de 67.6

por ciento.El crecimiento, entonces, en términos proporcionales es menor al de

Ciapas , sin embargo, las tasas de cobertra logradas (como veremosensegida) son maores. La combinación de crecimiento en la matrclacon redcción del grpo de edad eleva las tasas o, al menos, condce a qela importancia del incremento en el nmero de estdiantes sea menor qeen casos como el de Ciapas. El comportamiento de ss tasas de cobertrapede verse en la gráca 8.9.

Zacatecas registra na tasa media de crecimiento en la tbeu maor a lanacional. El pas, en promedio, amenta 3.9 pntos porcentales año trasaño, el estado 6.7 pntos. El crecimiento relativo de las tasas brtas para

Gráfca 8.9. evolucón d ls ss d cobu n Zccsy n l ábo nconl, 1997-1998 2006-2007.

Fun: Gl et al., 2009: 146-147.

1997-1998 1998-1999 1999-2000 2000-2001 2001-2002 2002-2003 2003-2004 2004-2005 2005-2006 2006-2007

17.1 18.2 19.4 20.1 21.1 21.8 22.6 23.0 23.5 24.1

11.8 12.7 13.1 14.9 15.7 17.1 17.9 19.1 20.1 20.2

11.5 12.2 13.0 13.4 13.9 14.6 15.0 15.4 15.7 16.4

7.6 8.6 8.6 10.3 10.5 11.3 11.8 12.9 14.0 14.2

30

25

20

15

10

5

0

TBUE nacional TBUE en Zacatecas

TNC nacional TNC en Zacatecas

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 ACCESO A LA EDuCACIÓN SuPERIOR   285

el periodo 97/98 a 06/07 en s connto es de 41% para México 71%para Zacatecas. Por eso se cierra la breca entre el inicio el nal del perio-do lo ace más por la redcción del grpo de edad qe por el incremen-

to de la matrcla. Pero la redcción del tamaño del grpo de edad derivade la migración —o al menos lo aca antes de la crisis iniciada en 2008—,17 lo cal es otra modalidad en qe la pobreza o las estrctras del fo mi-gratorio (con toda s compleidad, qe no se agota en, anqe incle a, laalta de recrsos locales) aectan a las tasas.

¿Cómo se comporta la tasa neta? Basta mirar la gráca 8.9 para conr-mar lo antes dico.

El crecimiento relativo de las tasas netas es maor en Zacatecas las

brecas se cierran. En los tres primeros ciclos, la tasa brta del estado seallaba m cerca de la tasa neta nacional, pero en el ciclo 00/01 comienzaa separarse. No ocrre, entonces, lo qe sceda en Ciapas.

La evolción de la tasa neta zacatecana signica qe, si casi 8 de cada100 óvenes entre 19 23 años estaban inscritos en na ies en 97/98, en06/07 lo acan algo más de 14 de cada 100. Sbió la matrcla, s, pero sinel decremento del grpo de edad la tasa neta no sera la qe se observa. Ladierencia no es trivial: en 06/07 la tnc en Ciapas era 9.2%, en Zacatecas

14.2%… creció más la matrcla de Ciapas.Desde el ámbito de observación nacional estas dierencias no se advier-ten la variación en las tasas no deriva del cambio en n solo actor, comosi era determinante: el crecimiento de las inscripciones o reinscripciones,o nada más el comportamiento del grpo de edad; entre estos dos actoresa relaciones variables.

¿y las metas? Como Zacatecas está bicado entre los estados qe acentan con más de 20% de tbeu, la meta mnima propesta sera 25%,18 

otra —posible de considerar— sera arribar a 30 por ciento.

Para saber qé tan actible reslta consegir estas metas a qe considerar la

evolción drante la ltima década. En promedio, la matrcla anal se incre-

mentó en alrededor de 1 200 estdiantes. Alcanzar el propósito de 25% repre-

senta, en nmeros, poco más de 800 estdiantes inscritos cada año, lo qe

17 En el primer trimestre de 2009, el eecto de la crisis nanciera mndial a mos-traba s impacto en el menor volmen de las remesas de los emigrantes e, inclso, el

retorno de cantidades no despreciables de ellos.18 No por la sep sino por el grpo de investigación, qe estableció esas metas paraconsiderar crecimientos comparables.

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286  DESIGuALDAD SOCIAL

parece posible. Sin embargo, se tendra qe remontar el bao crecimiento de la

población estdiantil registrado en 2007: tan solo 230 personas. En contraste,

lograr 30% spone n eserzo masclo en seis años: acrecentar la matrc-

la anal, en promedio, por arriba de los 1 800 estdiantes, algo m sperior

a la expansión de la década pasada (Gil et al., 2009: 147).

De nevo, abrá qe estar atentos a los procederes para arribar, o sólocreer annciar qe se llega, a estas metas de crecimiento.

Nuevo León

Por ltimo, veamos lo scedido en el estado norteño: el crecimiento de smatrcla e de 31 911 estdiantes, esto es: pasó de 97 671 (en 97/98) a129 582 (en 06/07) espacios en el nivel sperior; es 32.7% de incremento,algo menos de n tercio (de la met observada en 97/98), parte de nabase enorme en comparación con las dos entidades previas.

Gráfca 8.10. poyccón d l ícul scolzd ol n Zccs

cul ls s sls n 2012-2013.

Fun: Gl et al., 2009: 148.

25%

30%

1997-

1998

1998-

1999

1999-

2000

2000-

2001

2001-

2002

2002-

2003

2003-

2004

2004-

2005

2005-

2006

2006-

2007

2007-

2008

2008-

2009

2009-

2010

2010-

2011

2011-

2012

2012-

2013

30 756

15 435 16 496 16 957 19 161 20 120 21 934 22 857 24 394 25 646 25 876

15 435 16 496 16 957 19 161 20 120 21 934 22 857 24 394 25 646 25 876

36 907

50 000

40 000

30 000

20 000

10 000

0

       M     a      t     r      í     c     u       l     a

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 ACCESO A LA EDuCACIÓN SuPERIOR   287

Por otra parte, se prevé qe el grpo de edad en el estado casi perma-necerá constante entre 1998 (391 088) 2013 (394 986): 3 898 estdian-tes más n crecimiento global relativo de 1%. Tal crecimiento en la ma-trcla, con n grpo de reerencia tan estable, ace esperar n salto en latasa brta de cobertra. Veamos primero las crvas del crecimiento delgrpo de edad en la escala nacional en el estado.

 Aora, relacionar ese crecimiento del nmerador en el estado con laevolción de la matrcla nos pone en condiciones de observar la traecto-

ria de ss tasas de cobertra compararlas con las nacionales.En el indicador más brdo, la tbeu, Nevo León inicia el periodo 8pntos por encima del promedio nacional neve ciclos más tarde amen-ta el valor de s tasa brta en 8.3 pntos, mientras qe el pas lo ace en 7pntos; al nal del lapso de estdio, la entidad se encentra 9.2 pntos porarriba del promedio nacional. Recordemos qe los crecimientos globales enla tbeu de Ciapas (51.2%) de Zacatecas (69.5%) son maores qe el deNevo León (33.2%), pero en el caso del primero, con n incremento en elgrpo de población m grande; en el segndo con decremento del grpode edad qe se emplea como reerencia , en los dos casos, se parte de nabase mco menor a la neoleonesa.

Gráfca 8.11. Guo d dd n 19 y 23 ños n Nuvo Lóny n l ábo nconl: volucón d 1998 y oyccón 2013.

Fun: Gl et al., 2009: 198.

9 498 944

391 088 394 986

9 980 420

1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013

391 088 390 985 390 469 389 832 389 818 390 645390 361390 084 390 234 389 279 388 789 389 901389 023 391 172 392 839 394 986

9 498 944 9 501 653 9 509 227 9 530 253 9 565 891 9 607 666 9 649 781 9 692 116 9 743 372 9 800 623 9 852 739 9 901 559 9 944 646 9 973 483 9 984 936 9 980 420

Nacional (TMC 0.3) Nuevo León (TMC 0.1)

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288  DESIGuALDAD SOCIAL

¿Qé ocrre con la tasa neta?19 Mientras qe en 06/07, 21 de cada 100 óvenes qe abitaban en Nevo León estaban inscritos en na ies (n pocomás de la qinta parte de toda la población entre 19 23 años), el indica-

dor nacional promedio era, como a vimos, de 16%. Son sitaciones mcontrastantes, de modo qe s evolción más probable, en canto a metas,es opesta a las consideradas para las otras dos entidades.

 Advirtamos, por otro lado, lo qe implicara para Nevo León lograrciertas tasas brtas acia el n del sexenio.

Las condiciones para lograr el 35%, dado qe el pnto de partida sesita en el 33.3% de 06/07, son m actibles: es n incremento inerior a10 000 estdiantes (algo más de 8 600); para acercarse a 40% abra qe

realizar n eserzo distinto, maor: amentar en 28 412 la met. ha, sinembargo, actores sociales (los veremos más adelante) qe no aran extra-ño qe se lograra, al nal del presente gobierno ederal, n porcentae in-termedio, el maor del pas, m probablemente.20

Lo qe emos visto asta aora se pede sintetizar del sigiente modo.Entre 97/98 06/07, Ciapas logra elevar s tnc a 9.2%; Zacatecas, a14.2%; el pas en s connto, a 16.4% Nevo León, a 21.5%. Ésa es latasa neta de cobertra. Aora veamos algnos actores qe inciden en estas

notables variaciones, en estas claras desigaldades de tro para los óve-nes de estas entidades.21

19 En Nevo León, especialmente, el denominador de la tasa neta de cobertraimplicara constrir n grpo especial qe ese de 17-18 años a 23, pes s bacille-rato es de sólo dos años. A s vez, el nmerador, la matrcla, debiera ser controladopor la parte de ella comprendida entre 18 23 años al menos, para contar con na tasaneta astada. No es as, de manera qe a qe tomar con reservas —más ertes qelas normales ante la inormación ocial— el dato neoleonés.

20 Exclendo al Distrito Federal ca tbeu a es sperior a 45% de acerdo conlas ciras ociales, pes en la capital los enómenos de cobertra se ven m avorecidospor ser la zona metropolitana más grande del pas , como se sabe, na de las maoresdel mndo, constite n polo de atracción no sólo para los mnicipios aledaños deotros estados, sino de entidades leanas. De este modo, la matrcla con la qe centa—proveniente de mcos lados— se compara contra el grpo de edad del Distrito Fede-ral, sobreestimando mco el indicador. El dato preciso pede verse en Gil et al., 2009:270-272).

21 Con recencia se arge qe la movilidad social asociada tradicionalmente a los

estdios speriores a no existe. Los estdios desmienten este dato, anqe s es preci-so reconocer qe la movilidad ascendente es mco menor qe cando el nivel spe-rior era peqeño ocpado por las élites o clases medias altas.

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 ACCESO A LA EDuCACIÓN SuPERIOR   289

Gráfca 8.12. evolucón d ls ss d cobu n Nuvo Lón

y n l ábo nconl, 1997-1998 2006-2007.

Fun: Gl et al., 2009: 199-200.

1997-1998 1998-1999 1999-2000 2000-2001 2001-2002 2002-2003 2003-2004 2004-2005 2005-2006 2006-2007

17.1 18.2 19.4 20.1 21.1 21.8 22.6 23.0 23.5 24.1

25.0 25.7 26.6 27.7 30.2 30.8 30.7 30.6 31.9 33.3

11.5 12.2 13.0 13.4 13.9 14.6 15.0 15.4 15.7 16.4

16.3 16.2 16.4 17.0 19.0 19.9 19.6 19.9 20.7 21.5

40

35

30

25

20

15

10

5

0

TBUE nacional TBUE en Nuevo León

TNC nacional TNC en Nuevo León

Gráfca 8.13. poyccón d l ícul scolzd ol n Nuvo Lón cul ls s sls n 2012-2013.

Fun: Gl et al., 2009: 202.

35%

40%

1997-

1998

1998-

1999

1999-

2000

2000-

2001

2001-

2002

2002-

2003

2003-

2004

2004-

2005

2005-

2006

2006-

2007

2007-

2008

2008-

2009

2009-

2010

2010-

2011

2011-

2012

2012-

2013

97 671 100 482 103 938 107 903117 638120 104 119 848119 368124 572129 582

97 671 100 482103 938107 903 117 638120 104 119 848119 368124 572129 582

138 245

157 994

240 000

200 000

160 000

120 000

80 000

40 000

0

       M     a      t     r      í     c     u       l     a

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290  DESIGuALDAD SOCIAL

LAS COnDICIOnES DE COntORnO

Si todos los sistemas compleos son m sensibles a las particlaridades de

ss coordenadas de origen las condiciones de contorno, como mestraRolando Garca en s libro Sistemas complejos (2007), las variaciones en lastasas de cobertra en los tres estados estdiados se ven aectadas por con-textos sociales qe infen en ss sitaciones de origen evolción. Todosistema edcativo pede ser concebido como sistema compleo , por ende,es necesario conocer de dónde parte el análisis (condiciones iniciales) en elespacio el tiempo, as como na reconstrcción, dinámica a s vez, delconnto de dimensiones qe operan como lmite en la interacción de ss

elementos (contexto).La desigaldad edcativa no deriva de natralezas o esencias dierencia-

les ni es condena o destino. Es resltado de procesos istóricos de polticaspblicas precisas inmersas en relaciones de poder variables qe la prod-cen. En el cadro 8.3 comparamos varios aspectos entre las entidades alinterior de cada na de ellas, más adelante comentamos con más detallelas dierentes condiciones sociales en qe se inscribe s eserzo edcativo.

Chiapas

 A dierencia de las demás entidades estdiadas, tiene n crecimiento nat-ral de la población maor al nacional. Es n estado explsor de poblaciónal interior del pas, con na de las más altas proporciones de poblaciónindgena, desgraciadamente m asociada a las más rdas condiciones depobreza. Casi la mitad de s población económicamente activa está en el

sector primario; siete de cada 10 adltos carecen de la edcación obligato-ria constitcional; el nmero promedio de grados crsados por la pobla-ción de 15 años o más se sita dos pntos por debao de la media nacional;es “lder” en analabetismo; tiene el valor más bao en el ndice de desarrollomano (idh) del pas; 47% de s población vive en condición de pobrezaalimentaria tiene el ndice de rezago social más elevado de la Repblica(cadro 8.3).22

22

Para cada estado se presenta la inormación del idh correspondiente al periodo2000-2004 los datos de incidencia de pobreza por ingresos de rezago social para elaño 2005, en ambos casos comparando ss valores con la sitación nacional.

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   C  u  a   d  r  o

   8 .   3 .   m              z   d         n   d      c      d   o         s      d  u   c           v   o   s  y   s   o   c         l      s

  y               s

   d      c   o   b           u      

 

     V   a   r     i   a   c

     i    ó   n   e   n   e

     l      e   r     i   o

     d   o    1    9    9    7  -    1    9

    9    8   a    2    0    0    6  -    2

    0    0    7

     C   o   n    t   e   x    t   o   e

     d   u   c   a    t     i   v   o   y   s   o   c     i   a

     l

 

     I   n     d     i   c   a     d   o   r   e   s

     C   o   n

     d     i   c     i   o   n   e   s

     d   e

     f   a   c    t     i     b

     i     l     i     d   a

     d      a   r   a

     l   o   g   r   a   r

     l   a   s   m   e    t   a   s

 

     M   a    t   r    í   c   u

     l   a   e   s   c   o

     l   a   r     i   z   a

     d   a    t   o    t   a     l     (    m    e    t     )   1 

     p

   o     b     l   a   c

     i    ó   n

     d   e    1    9   a    2    3   a    ñ   o   s

     I   n     d     i   c   a

     d   o   r   e   s   e

     d   u   c   a    t     i   v   o   s

   s   o   c

     i   o   e   c   o   n    ó   m

     i   c   o   s

     d   e

     l   a    t   a   s   a

     b   r   u    t   a     d   e   c   o

     b   e   r    t   u   r   a

     (    t    b    e    u

     )

 

     T   a   s   a

     d   e

 

     T   a   s   a

     d   e

     d   e   s   n   u    t   r     i   c     i    ó   n

 

     I   n   c   r   e   m   e   n    t   o     d   e

     I   n   c   r   e   m   e   n    t   o     d   e

   a     b   s   o   r   c

     i    ó   n

   e   n      r     i   m   a   r     i   a

 

      Í   n     d     i   c   e     d   e

    t    b    e    u

 

     C   r   e   c

     i   m     i   e   n    t   o      a   r   a

     E   n    t     i     d   a

     d

    1    9    9    7  -

    2    0    0    6  -

     l   a   m   a    t   r    í   c   u

     l   a

     l   a      o

     b     l   a   c

     i    ó   n

   e   n   e     d   u

   c .

     (    2    0    0    4     )

    i    d    h

   r   e   z   a   g   o

    2    0    0    6  -

    2    0    1    2  -    2    0    1    3

   c   u   m       l    i   r    l   a   m   e    t   a

     f   e     d   e   r   a    t     i   v   a

    1    9    9

    8

    2    0    0    7

     A     b   s   o

     l   u    t   o   s

    %

    1    9    9    8

    2    0    0    7

     A     b   s   o

     l   u    t   o   s

    %

   s   u      e   r

     i   o   r

    1    º

    6    º

    2    0    0    4

   s   o   c     i   a

     l    2    0    0    5

    2    0    0    7

     M   e    t   a   s

    m    e    t

     p   o     b     l   a   c     i    ó   n

     A     b   s   o

     l   u    t   o   s

    %

    C    h    i   a   p   a   s

   3   3   6   8   6

   5   7   7   3   1

   2   4   0   4   5

   7   1 .   4

   3   9   0   1   5

   5

   4   4   3   3   3   4

   5   3   1   7   9

   1   3 .   6

   4   3 .   3

   6   0 .   9

   5   9 .   0

   0 .   7

   2 .   5

    1   3 .   0

   2   0   %     (   

    í   n    i      a    )

    9   6   4   4   4

   4   8   2   2   2   1

   3   8   7   1   3

   6   7 .   1

 

    m   u   y   a    l   t   o

 

   2   5   %     (    d

   e   s   e   a    b    l   e    )

   1   2   0   5   5   5

 

   6   2   8   2   4

   1   0   8 .   8

    Z   a   c   a   t   e   c   a   s

   1   5   4   3   5

   2   5   8   7   6

   1   0   4   4   1

   6   7 .   6

   1   3   1   3   1

   4

   1   2   7   9   1   0

  –   3   4   0   4

  –   2 .   6

   7   3 .   1

   1   8 .   0

   2   0 .   6

   0 .   8

  –   0 .   1

    2   0 .   2

   2   5   %     (   

    í   n    i      a    )

    3   0   7   5   6

   1   2   3   0   2   2

    4   8   8   0

   1   8 .   9

 

    m   e    d    i   o

 

   3   0   %     (    d

   e   s   e   a    b    l   e    )

    3   6   9   0   7

 

   1   1   0   3   1

   4   2 .   6

    N   u   e   v   o    L   e    ó   n

   9   7   6

   7   1

   1   2   9   5   8   2

   3   1   9   1   1

   3   2 .   7

   3   9   1   0   8

   8

   3   8   9   2   7   9

  –   1   8   0   9

  –   0 .   5

   9   0 .   9

   1   7 .   1

   1   7 .   1

   0 .   9

  –   1 .   4

    3   3 .   3

   3   5   %     (   

    í   n    i      a    )

   1   3   8   2   4   5

   3   9

   4   9   8   6

    8   6   6   3

   6 .   7

 

    m   u   y    b   a    j   o

 

   4   0   %     (    d

   e   s   e   a    b    l   e    )

   1   5   7   9   9   4

 

   2   8   4   1   2

   2   1 .   9

   1   L                  í   c  u   l         s

   c   o   l           z      d         o         l   s         s            ó                        d   

   l      s   b      s      s   d      d         o   s   d      l   F   o               o   9   1   1 .   9

   a               c      d      c      c   l   o      s   c   o   l       ,   s      b         n   l      

            í   c  u   l      d      l      s      s   c  u      l      s   n   o            l      s                  l   c      c   l   o   1   9   9   7  -   1   9   9   8   s   

      n   c  u      n               n   s   e   p    (   2   0   0   2    ) .

   F  u      n         s  :   l      s         s   

   s   d         b   s   o      c      ó   n               l      s      n         d      d      s      

   o   c      d      n   d      p         s      d      n   c         d      l      r         ú   b   l      c       (   2   0   0   7    )  y      l   d         o   n      c      o   n      l   d      s   e   p    (   2

   0   0   7       ) .   e   l   í   n   d      c      d      d      s            o   l   l   o   h  u         n

   o    (   i   d   h    )         o  v         n      d      p   n   u   d

    (   2   0   0   7    ) .   e   l   í   n   d      c   

   d           z      g   o   s   o   c         l   s         o      ó   d      l   o   s         c   h

     v   o   s      l      c         ó   n      c   o   s   “   m            s   d      l         o   b      

  z     y        z      g   o   s   o   c         l      n   m   é  x      c   o   2   0   0   5   ” ,

     u   b   l      c      d   o   s      n   l         á   g      n         l      c         ó   n      c      d      l   C   o   n   s      j   o   N      c      o   n      l   d   

   e  v      l  u      c      ó   n   d      l   

   p   o   l   í         c      d      D      s            o   l   l   o   S   o   c         l    (   C   o   n     v      l ,   2   0   0   7    ) .   L            s      d      d      s   n  u            c      ó   n            

      l   á      b         o   n      c      o   n      l  y   l   o   s      s         d   o   s         o   c

      d      d      i   n   e   e    (   2   0   0   7    ) .   L         o   b   l      c      ó   n   c   o         

   s      o   n   d         l      s      s               c      o  -

   n      s   d      C   o   n         o ,   2   0   0   6 .

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292  DESIGuALDAD SOCIAL

En el año 2005, cerca de la mitad de la población ciapaneca se encon-traba en condiciones tales qe no poda asegrar s alimentación.23 La pobre-za de capacidades (qe incle a la anterior) casi concentraba a 56% de losabitantes del estado tres cartas partes de los ciapanecos no contaban con

Cuadro 8.4. Índc d dsollo huno d Chsy nconl sgún sus coonns

posición

Valor del relativa 2000 2001 2002 2003 2004  idh 2005 2005 

Chiaas idh 0.701 0.7066 0.7130 0.7155 0.7185 0.7212 32Índc d slud 0.7896 0.795 0.7982 0.8003 0.8013Índc d duccón 0.7197 0.7314 0.7448 0.7496 0.7518Índc d ngso 0.5938 0.5935 0.5935 0.5965 0.6024

Nacional idh 0.794 0.7962 0.7986 0.8003 0.8031 0.8070Índc d slud 0.8171 0.8210 0.8233 0.8246 0.8250Índc d duccón 0.8163 0.8214 0.8269 0.8302 0.8331Índc d ngso 0.7485 0.7463 0.7463 0.7461 0.7513

Fun: pnud, 2007.No: l gul qu l cso nconl, ls cs ulzds clcul los ndcdos d ds-ollo huno ocdns dl Inorme sobre Desarrollo Humano México 2006-2007 hcn -nc l nocón dsonbl dl ño ás cn, qu n s cso s 2004. po lo gnl,n sus vsons undl y nconl, l Inorme sobre Desarrollo Humano n un dss d dos

ños n l nocón sdísc snd sco l ño d l ublccón. en l cso dméxco so s db l dsonbldd dl oduco nno buo d cd ndd dv,cuyo nálss s lzdo o l inegi d dos qu s ncunn dsonbls 14 ssdsués dl ño l qu hcn nc. en l ono d l ublccón dl Inorme sobre De-sarrollo Humano 2006-2007 , l inegi sb llvndo cbo un cbo dl ño bs n l Ssd Cuns Nconls d méxco dl cul l pib o . esos bjos sán sndo lz-dos ho con bs n l Ss d Clsfccón indusl d aéc dl No (scian), zón ol cul los dos dl pib o ndd dv 2005 sán dsonbls fnls d 2007. Losíndcs quí sndos ocdn dl cudo a7 dl éndc sdísco y, 2005, dl cu-do 1.2 (. 39) dl docuno ncondo. ess obsvcons lcn odos los cudos s-ls qu s snn n lo sucsvo” (Gl et al ., 2009: 68).

23 Segn los reqerimientos ntricionales establecidos en la canasta básica alimen-taria de reerencia. Para más detalles al respecto véase ctmp, 2002.

24

Las grácas 8.14, 8.15 8.16, intercaladas en el texto, permiten al lector bicarla entidad qe se está analizando, tener na mirada de connto a tres aspectos cr-ciales de la desigaldad edcativa en el pas.

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 ACCESO A LA EDuCACIÓN SuPERIOR   293

Cuadro 8.5. incdnc d l obz o ngso índc d zgo socl n Chs y n l ábo nconl, 2005

población pobreza pobreza de pobreza de Índice de Grado de Lugar en

Entidad total alimentaria caacidades atrimonio rezago social rezago social la federación

Ncionl 103 263 388 18.2 24.7 47.0

Chis 4 293 459 47.0 55.9 75.7 2.55 muy lo priero

Fun: dos d ublccons dl Consjo Nconl d evlucón d l políc d Dsollo Socl (Convl).

Gráfca 8.14.24 pocnj d l oblcón nlbd 15 ños y ás o ndd dv, 2000 y 2005.

Funs: inegi, 2000, 2005 y 2008.

21.3

19.9

19.3

13.4

12.8

12.7

12.6

10.9

10.4

10.2

9.9

8.6

8.1

8.1

8.0

7.2

6.7

6.6

6.4

6.4

5.5

5.3

4.8

4.54.4

4.2

3.7

3.6

3.3

3.1

2.8

2.6

8.4

Chiapas

Guerrero

Oaxaca

 Veracruz

Hidalgo

Puebla

Michoacán

Yucatán

Guanajuato

Campeche

San Luis Potosí

Tabasco

Querétaro

Estados Unidos Mexicanos

Morelos

Nayarit

Tlaxcala

Zacatecas

Quintana Roo

Sinaloa

Colima

Jalisco

México

Durango

TamaulipasChihuahua

Aguascalientes

Sonora

Baja California Sur

Coahuila

Baja California

Nuevo León

Distrito Federal

2005 2000

22.9

21.5

21.5

14.9

14.9

14.6

13.9

12.3

12.0

11.8

11.3

9.7

9.5

9.8

9.2

9.0

8.0

7.8

7.5

8.0

7.2

6.4

6.4

5.4

5.14.8

4.8

4.4

4.2

3.9

3.5

3.3

2.9

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294  DESIGuALDAD SOCIAL

los recrsos necesarios para cbrir, además, los gastos en vestido, calzado,vivienda transporte pblico. Es lamentable qe si Ciapas tiene n “primerlgar” en el pas, éste sea en la máxima calicación en canto a rezago social,

n ndice qe integra n amplio connto de indicadores (Coneval, 2007).Si biera qe sintetizar lo dico asta aora s relación con las me-

tas de crecimiento de las tasas de cobertra, o inclso con el eserzo reali-zado en el decenio anterior para al menos crecer, tanto el idh como los in-dicadores de pobreza rezago social mestran qe:

[La] entidad está en condiciones de pobreza agda, sitación poco propicia

para n incremento sstancial en la cobertra de servicios edcativos sperio-

res. Ciapas no sólo tendrá serias dicltades para alcanzar la meta de cober-tra prevista o algna maor [sino qe] además tiene qe sperar s sitación

para integrarse, de manera menos desigal, a las condiciones de vida prome-

dio en el pas (Gil et al., 2009: 68).

Zacatecas

Esta entidad no crece desde el pnto de vista demográco: se vaca poco a pocopor los fos de emigración internacional qe le caracterizan; 20.9% de ssabitantes está en condición de pobreza alimentaria; la pea ocpada en el sectorprimario rebasa na tercera parte; casi dos tercios de ss adltos ni siqieratienen el nivel edcativo mnimo qe establece la Constitción; se encentraligeramente por debao del promedio nacional de años de escolaridad; s tasade analabetas es ligeramente sperior a 7% , anqe en meor posición qeCiapas, sin dda, s idh le lleva al lgar 24 (en orden descendente).

En el año 2005, la incidencia de la pobreza por ingresos en Zacatecaseran maores al promedio nacional: 20.9% de s población se encontraba ensitación de pobreza alimentaria, la de capacidades aectaba a 29.3% la depatrimonio a 53.6%. A s vez, 33% de los mnicipios del estado acsabaniveles altos de pobreza o marginación 22% rena las dos caractersticas.

 A dierencia de Ciapas, Zacatecas presenta otra conormación de sscaractersticas: no se trata de sitarlo “en medio” sino en condiciones dis-tintas; en ocasiones debido a procesos qe no se peden calicar de positi-vos sin más, como la migración, para el alcance de ss metas de inclsiónsocial si la cobertra no es sólo de acceso a espacios anos de calidad. Deeco, en los ltimos 10 años, Zacatecas a cerrado la breca con el pro-

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 ACCESO A LA EDuCACIÓN SuPERIOR   295

medio nacional. Lo ace por na combinación de circnstancias qe nosablan de diversidad, s, pero a s vez de desigaldad.

ha n dato en Zacatecas qe no se pede obviar: n tercio de los m-

nicipios del estado se bicaban en la clasicación de pobreza o marginación —como mencionamos— 22% rena las dos caractersticas. ha variaspregntas qe no son áciles de contestar, pero qe adan a entender lasvariaciones en canto a la cobertra en edcación sperior qe se analizanaq: a sabemos qe las tasas brtas netas de Zacatecas an meorado enlos 10 años analizados, pero combinando redcción del grpo de edad concrecimiento en la matrcla. Reslta lógico qe, en esta relación, lo qe al-gnos llaman “vocación migrante” del estado tiene n eecto pes: ¿sin altastasas migratorias , por ende, n crecimiento notable del grpo de edadrespectivo estaramos rente a la sitación observada, tanto en canto a co-bertra como en relación con la pobreza? La conetra es negativa: lo qe

Cuadro 8.6. Índc d dsollo huno n Zccsy n l ábo nconl sgún sus coonns

Valor del posición

2000 2001 2002 2003 2004  idh 2005 relativa 2005 

Zacatecas idh 0.7522 0.7577 0.7648 0.7686 0.7720 0.7756 24Índc d slud 0.8141 0.8195 0.8234 0.8263 0.8282Índc d duccón 0.8152 0.8219 0.8252 0.8283 0.8325Índc d ngso 0.6272 0.6316 0.6316 0.6511 0.6552

Nacional idh 0.794 0.7962 0.7986 0.8003 0.8031 0.8070

Índc d slud 0.8171 0.8210 0.8233 0.8246 0.8250Índc d duccón 0.8163 0.8214 0.8269 0.8302 0.8331Índc d ngso 0.7485 0.7463 0.7463 0.7461 0.7513Fun: pnud, 2007.

Cuadro 8.7. incdnc d l obz o ngso índc d zgo socln Zccs y n l ábo nconl, 2005

población pobreza pobreza de pobreza de Índice de Grado de Lugar en

Entidad total alimentaria caacidades atrimonio rezago social rezago social la FederaciónNaconal 103 263 388 18.2 24.7 47.0

Zacatecas 1 367 692 20.9 29.3 53.6 –0.0939 medo 16

Fun: dos d ublccons dl Convl.

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296  DESIGuALDAD SOCIAL

“meora” a Zacatecas en comparación con Ciapas está sobreestimado si nocontrolamos, al menos como experimento mental, el fo migratorio. y si sele sobreestima, podemos decir qe la meora no es tal ni de esa magnitd,

sino na manera distinta de qe la pobreza la ineqidad sociales aectendos estados con circnstancias variables. ya no es la teora de la cbeta, sinoalgo más indignante en términos de desigaldad social en general edcati-va en particlar: se trata de n proceso de redcción de la pobreza porabandono de las expectativas locales n incremento en la tasa de cobert-ra por el m probable crecimiento de la cantidad de óvenes qe se van.

Gráfca 8.15. Dsbucón ocnul d l oblcón d 15 ños y ássgún nvl d scoldd o ndd dv, 2005.

0%

Sin escolaridad Básica incompleta Básica completa

20% 40% 60% 80% 100%

ChiapasGuerrero

Oaxaca

Michoacán

 Veracruz

Hidalgo

Puebla

Guanajuato

Campeche

San Luis Potosí

Yucatán

Querétaro

MorelosNayarit

Tabasco

Estados Unidos Mexicanos

Zacatecas

Colima

Sinaloa

Tlaxcala

Quintana Roo

Jalisco

México

Durango

Chihuahua

TamaulipasBaja California Sur

Aguascalientes

Sonora

Baja California

Coahuila

Nuevo León

Distrito Federal

Posbásica

Funs: inegi, 2005 y 2008.

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 ACCESO A LA EDuCACIÓN SuPERIOR   297

Menos pobres al ser menos personas; más cobertra por la redcción demcacos en edad de estdiar en el nivel sperior. ¿Realmente Zacatecasestá “meor” qe Ciapas? Qizá no, sólo es otra cara de la desigaldad ed-

cativa con indicadores qe, sin ponerlos en contexto, resltan eqvocos.

Nuevo León

Nestro caso más contrastante, en términos de qe parece otro pas encomparación con los estados anteriores, es éste. En el año 2007 NevoLeón contaba con 4 337 085 abitantes, lo qe eqivala a 4.1% del total

nacional en ese mismo año (Conapo, 2006). En los lstros más recientes,

[S] población a segido na pata de crecimiento demográco sperior al

promedio del pas [pero lo a eco con] na tasa de crecimiento natral in-

erior al promedio nacional como eecto de na menor ecndidad. Lo ante-

rior se explica porqe se trata de na de las entidades ederativas qe sobresa-

le como receptora de emigrantes interestatales (Gil et al., 2009: 178).

En 2005 sólo 5% de s pea se encontraba en el sector primario; n pocomás de n tercio de s población adlta, a la mitad de la primera década delsiglo xxi, no tena edcación básica, el estado speraba en 1.4 pntos elpromedio nacional de grados de escolaridad sólo aba 2.8% de personasanalabetas. En canto a condiciones de desarrollo mano, en 2005 NevoLeón ocpaba el segndo lgar (antecedido por el Distrito Federal) lapobreza alimentaria aectaba a 3.6% de ss abitantes. Otro México para ellector , desde Ciapas o la migración zacatecana, ¿otro mndo?

Respecto de ss indicadores económicos, la entidad norteña es la ter-cera economa del pas, considerando la distribción de la prodcción totalas como el valor del pib:

Cuadro 8.8. incdnc d l obz o ngso índc d zgo socln Nuvo Lón y n l ábo nconl, 2005

población pobreza pobreza de pobreza de Índice de Grado de Lugar enEntidad total alimentaria caacidades atrimonio rezago social rezago social la Federación

Naconal 103 263 388 18.2 24.7 47.0

Nuevo León 4 199 292 3.6 7.2 27.5 –1.43843 muy bajo 32

Fun: dos d ublccons dl Convl.

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298  DESIGuALDAD SOCIAL

La economa del estado aportaba al pas, en 2003, 8.4% de la prodcción

brta total, 6.2% del personal ocpado total 3.7% del nmero de nidades

económicas (inegi, 2006a). Asimismo, en 2005 concentraba 7.4% del pib na-

cional 9.7% del pib de la indstria manactrera (inegi, 2006b). En ambosindicadores la participación neoleonesa a mantenido na tendencia de creci-

miento, pes en 1993 los porcentaes respectivos eron 6.4 8.6%. Por otro

lado, en 2005 recibió 8.8% de la inversión extranera directa en México (inegi,

2007) (Gil et al., 2009: 178-179).

Segn los indicadores de marginación establecidos por el Conseo Na-cional de Población, de acerdo con el ndice del Conapo, el valor relativo

correspondiente a Nevo León es de –1.4 pntos, lo qe calica a la enti-dad en la categora de “m baa” marginación de acerdo con la escalaordinal del ndice.

Como emos visto en las series de datos qe mestran las grácas detodas las entidades (grácas 8.14, 8.15 8.16), Nevo León ocpa los me-

 ores sitios.25

Clmina la comparación: pobreza antiqsima reacia, persistente resistente a la acción estatal sin qe esto impliqe perder la expectativa de

n cambio en las condiciones de vida de los ciapanecos; n estado qe

Cuadro 8.9. Índc d dsollo huno n Nuvo Lóny n l ábo nconl sgún sus coonns

Valor del posición2000 2001 2002 2003 2004  idh 2005 relativa 2005 

Nuevo León

idh 0.8419 0.8429 0.8456 0.8473 0.8513 0.8535 2

Índc d slud 0.8333 0.8355 0.8368 0.8373 0.8373Índc d duccón 0.8483 0.8524 0.8571 0.8595 0.8634Índc d ngso 0.8441 0.8407 0.8407 0.8451 0.8531

Nacional idh 0.7940 0.7962 0.7986 0.8003 0.8031 0.8070Índc d slud 0.8171 0.8210 0.8233 0.8246 0.8250Índc d duccón 0.8163 0.8214 0.8269 0.8320 0.8331Índc d ngso 0.7485 0.7463 0.7463 0.7461 0.7513Fun: pnud, 2007.

25 De eco, sólo lo spera el Distrito Federal, pero el caso de la capital del pas esn enómeno m pecliar qe a de ser estdiado de manera especca.

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 ACCESO A LA EDuCACIÓN SuPERIOR   299

“meora”, en bena medida, ss indicadores con base en n proceso demigración, el estado qe, en la ederación, se acerca más a los procedi-mientos circnstancias de la modernidad. Las condiciones para el acceso

a la edcación sperior, como experiencia posible relevante, son incom-parables.

Límites del nivel de observación estatal

 Antes de llegar a las conclsiones, siempre provisionales, es menester men-cionar n aspecto qe el estdio en el qe este captlo descansa ace sr-

gir. Entre ciclos escolares, del nivel medio sperior al sperior a namovilidad m intensa entre estados de la Repblica: esto es, los estdian-tes qe terminan el nivel medio sperior en n estado —a los qe llamamos“orindos” en el libro qe a sido constante reerencia— qe lego ingre-san al nivel sperior lo acen en mcos casos ( no a razón para consi-derarlo, a priori, positivo o negativo, sino como n eco) en otra entidad.

ha estados qe generan “nevos ingresos” a la edcación sperior porparte de ss orindos, pero en otro estado. Por tanto, si segimos midiendo

las tasas de cobertra para cada entidad sbestimamos o sobreestimamos elvalor de los indicadores, porqe los lmites administrativos estatales pasanpor alto, por eemplo, qe n estdiante qe termina la edcación mediasperior en jalisco no ingrese al nivel sperior en Gadalaara, pes le qe-da a na ora Colima , la capital de s estado de origen, a cinco oras. Elcadro 8.10 nos mestra este enómeno en los tres estados estdiados.

Comparemos Ciapas con Nevo León, sólo como mestra de las posi-bilidades de análisis qe peden deben romper ciertos lmites tradiciona-

les: Ciapas, en el ciclo 06/07, “prodo” 16 416 mcacos mcacasqe ingresaron a la edcación sperior. De ese gran total, sólo 13 196 (n-to con 515 óvenes qe estdiaron s media sperior en otros estados delpas) se inscribieron en institciones ciapanecas de edcación sperior.Esto es, 19.6% de s “prodcción” salió del estado consigió n lgar enel ciclo sigiente. La tasa brta de cobertra no advierte este fo e inormaentonces de la división entre la matrcla de ese año el grpo de edad;pero si a la matrcla de ese año, como experimento mental, le smáramoslos qe emigraron con el spesto de qe lo ideal es qe se qeden a est-diar donde obtvieron s certicado de ems, la tbeu de Ciapas sera maor.Este spesto es erte, pero sólo se emplea aq como eemplo de lo qe

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300  DESIGuALDAD SOCIAL

podra adar a pensar abrir la mente romper con los estrecos esqemasde las relimitaciones estatales, inclso asignándoles metas cantitativas.

Si ampliamos la mirada del problema podemos generar otro indicadorqe también pede ser estdiado a largo del tiempo a n de conocer stendencia: el nmero de estdiantes capaces de ingresar a la edcación

Gráfca 8.16. Gdo odo d scoldd d l oblcónd 15 ños y ás o ndd dv, 2000 y 2005.

Distrito Federal

Nuevo León

Baja California Sur

Baja California

Aguascalientes

Sinaloa

Colima

Querétaro

Tlaxcala

Estados Unidos Mexicanos

Nayarit

Campeche

Yucatán

Puebla

 Veracruz

Michoacán

Oaxaca

Coahuila

Sonora

Tamaulipas

México

Quintana Roo

Morelos

Chihuahua

Jalisco

Tabasco

Durango

San Luis Potosí

Hidalgo

Zacatecas

Guanajuato

Guerrero

Chiapas

2005 2000

10.2

9.5

9.0

8.9

8.9

8.9

8.7

8.7

8.7

8.5

8.5

8.4

8.4

8.3

8.3

8.3

8.2

8.1

8.0

8.0

8.0

7.9

7.7

7.6

7.4

7.4

7.2

7.2

7.2

6.9

6.8

6.4

6.1

9.6

8.8

8.4

8.3

8.2

8.2

8.0

8.0

8.0

7.6

7.8

7.7

7.7

7.6

7.7

7.6

7.5

7.5

7.2

7.3

7.3

7.0

6.9

6.8

6.7

6.7

6.5

6.4

6.4

6.2

6.1

5.6

5.4

Funs: inegi, 2005 y 2008.

Page 301: Tomo V

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   C  u  a   d  r  o

   8 .   1   0

 .   F   l  u   j   o   s   d            g         c      ó   n      s     u   d

         n         l      n               s               l   d  u         n            l   c      c   l   o   2   0   0   6  -   2   0   0   7

 

    n    i

    n    i

    %    d   e

 

      r   o    d   u   c    i    d   o

    i   n   s   c   r    i    t   o

   o   r    i   u   n    d   o

 

    d

   e    l    t   o    t   a    l

    d   e    l    t   o    t   a    l

   s   o    b   r   e    n    i

 

    n    i

    N   u   e   v   o    i   n

   g   r   e   s   o   e   n    l   a   e   n    t    i    d   a    d    

    S   a    l    d   o

   n   a   c    i   o   n   a    l   n   a   c    i   o   n   a    l

    S   a    l    d   o

    t   o    t   a    l    d   e    l   a

    E   n    t    i    d   a    d

      r   o    d   u   c    i    d   o    O   r    i   u   n    d   o   s   b 

    I   n   m    i   g   r   a   n    t   e   s   c 

    T   o    t   a    l

 

     (    %     )

     (    %     )

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   s

   1   6   4   1   6

   1   3   1   9   6

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   1   3   7   1   1

   3   2   2   0

   1   9 .   6

   3 .   8

  –   1   5 .   9

   2 .   8

   2 .   4

  –   0 .   5

   9   6 .   2

   N  u     v   o

   L      ó   n

   2   0   1   9   3

   1   9   6   8   3

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   5   1   0

   2 .   5

   1   8 .   7

   1   6 .   1

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   4 .   2

   0 .   7

   8   1 .   3

   Z      c         

   c      s

   7   0   1   1

   6   0   5   8

   6   6   9

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  –   3 .   6

   1 .   2

   1 .   2

   0 .   0

   9   0 .   1

   n   i  :   n  u     v   o      n   g         s   o .

       L

   o   s   d   

      o   s   d      n  u     v   o      n   g         s   o   s   o   n   l   o   s         

   o            d   o   s      n   l        u      n          [   9   1   1 .   9

   a    ]  y   n   o   d      n   c  u      n         d      l      o         l   d         s     u   d         n         s   q  u         n   g         s      n      n   c      d      c      c   l   o   

   s   c   o   l       .

   b    e

   s     u   d         n         s   q  u      c  u      s         o   n   l         d  u   c      c      ó   n

         d         s  u               o       (   e   m   s    )      n   l            s      

      n         d      d .

   c    e

   s     u   d         n         s   q  u      c  u      s         o   n   l      e   m   s      n   o               n         d      d   o      n      l     x            n   j         o .

   d    e

   l   n  u   

  v   o      n   g         s   o            g         n       , 

               f   n      s

   d         s            n   d      c      d   o    ,    

   s      l      g         s   o   d   

   l      e   m   s   q  u         n   g         s   ó      l   n     v      l   t   s   u   o

   l      c      n   c           u        u   n     v         s                    y         c   n   o   l   ó   g      c         n   o         

      n         d      d

 .

   F  u      n        :   G      l   e    t   a    l . ,    2

   0   0   9  :   8   8 .

   E    m  i   g   r   a   n   t   e   s   d

   E    m  i   g   r   a   n   t   e   s   (     %  )

  I   n    m  i   g   r   a   n   t   e   s   (     %  )

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302  DESIGuALDAD SOCIAL

sperior, donde qiera qe sea. habrá qe analizar las razones de esta mo-vilidad, qe no pede ser considerada como n resltado exclsivo de laalta de opciones qe orece Ciapas o de la calidad (insciente) de dica

oerta: la migración tiene mcas razones.Por otro lado, en sentido contrario, observemos en el cadro 8.10

Nevo León: drante el mismo ciclo escolar “prodo” 20 000 ingresantesal nivel sperior, pero s nevo ingreso, en nmeros cerrados ambas ciras,e de 24 000. Es n estado qe atrae estdiantes de otras entidades , porende, s tbeu está sobreestimada, pes en 06/07 agrega en el cálclo a 4 000no orindos como si esen parte del grpo de edad de la entidad. Tampocoes cestión de zgar si eso está bien o mal: ésa no es tarea de la actividad de

investigación. Lo qe importa es mostrar, por los dos extremos, qe la tbeu (e inclso si este eercicio se llevara a cabo con la tnc) no está tomando encenta la migración, los fos saldos migratorios, al detenerse a consi-derar las tasas por entidad o a emitir metas por estado —como qe en 2012ningna entidad esté por debao de 20%— se pede estar perdiendo lo qeel estdio de regiones, zonas metropolitanas, corredores o veredas qe losestdiantes ss amilias marcan con ss pasos (como nidades de análisise inclso de acción de la poltica pblica) podran brindar al análisis de la

cobertra. El espacio como constrcción analtica, las poblaciones comoentidades dinámicas no peden ser obviados. Segir pensando en estadoses n nivel de observación qe, como todos, permite advertir ciertos enó-menos, pero oclta otros: en general, la delimitación estatal es estreca,dada la relativa arbitrariedad en el trazado de las ronteras.26

No es qe Ciapas “pierda” o Nevo León “gane”. El asnto es qe ladecisión de analizar indicadores estatales entraña aceptar n spesto: lodeseable es estdiar donde se obtvo el diploma de la edcación media

sperior, o en s caso, es “beno” qe na entidad atraiga matrcla per se  “malo” si tiene alta movilidad interestatal. No podemos segir pensando( actando) del mismo modo esperar otros resltados: sin qe sea elcaso de Nevo León, podramos imaginar el fo qe generara na insti-tción sin examen de admisión en determinado estado, si el contexto dess vecinos es de alta selectividad. Los estdiantes, ss amilias asta las

26 Drante 2009, el grpo de estdios aspiciado por la Secretara General Eec-tiva de la  anuies continó ss análisis con el n de, entre otros obetivos, constrir ni-

veles de observación dierentes, ensaar los indicadores tradicionales en esas nevasdimensiones e intentar constrir otros, adecados al cambio de escala, o bien en lasmismas escalas tradicionales.

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 ACCESO A LA EDuCACIÓN SuPERIOR   303

poblaciones acen cálclos. un estado cercano “perdera” orindos. Scondcta es racional no a por qé segir atados a las ormas de medi-ción qe sponen racionales o irracionales condctas de los actores por

decisión de los indicadores ss spestos sin análisis crtico.un acierto del texto de cobertra a sido abrir este panorama geográ-

co, pes la visión administrativa de las demarcaciones polticas de antañoen bena medida nos a atado.27 Las razones de la movilidad estdiantilexisten no se astan —¿por qé abran de acerlo?— a las decisionesqe desde n escritorio se toman, mirando el mapa ss linderos…

SALDO PROvISIOnAL:DILEMAS, REtOS Y PERSPECtIvAS

 Anqe al nal de esta refexión emos pesto énasis en qe el nivel deanálisis geográco asta aora empleado (estatal) no es el más adecado qe, bien entendida la importancia del tema del acceso a la edcación s-perior, es necesario prodcir aproximaciones mco más precisas, talesormas de abordar el asnto no se an constrido an. Están pendientes

nevas maneras de aproximarse al tema, qe implicarán modicaciones enla escala de observación , por ende, la generación de perspectivas alterna-tivas, o por lo menos, adicionales a la comprensión de este proceso de in-clsión social.

Este trabao, entonces, a sado como andamio de ss consideracioneslas dierencias entre los estados de la Repblica s contraste con los valo-res nacionales. ¿Cál sera n saldo provisional, derivado del estdio delacceso a la edcación sperior como actor de n proceso más amplio

crcial para el pas: las posibilidades de inclsión a los espacios modernosde acción cidadana prodctiva, al incremento en la calidad de vida? Sonvarias las cestiones qe se deben considerar:

27 un egresado del nivel medio sperior qe vive en jalisco, pero más cerca deColima (como a se señaló m brevemente en el cerpo del texto) decide desplazarsea na ies del estado vecino tiene razón: el costo del cambio, la inversión en abitación alimentos otros actores lo ace m racional. Desde el pnto de vista de los “con-

tadores” —qe no planicadores—, este egresado debera qedarse a estdiar en jalis-co… ¿desertor, gitivo? No. Migrante, s, es tarea de la investigación encontrar lasorientaciones tpicas de estos desplazamientos.

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304  DESIGuALDAD SOCIAL

1] La noción de acceso a traectorias qe enriqezcan la vida de losindividos apoen el desarrollo nacional. Sin na denición qe rela-cione el ingreso creciente de óvenes antes exclidos de los estdios ni-

versitarios como parte de na poltica de inclsión social más amplia,a n riesgo evidente: no acer crecer, sino incarse, la matrclanacional.

2] As concebida la propesta de ampliación de la cobertra, no sepede agotar —sera contradictorio— con la simple edicación de condi-ciones materiales (edicios, salones, estantes para libros, espacio para labo-ratorios, etc.), sin sstento en la planeación de los académicos bien prepa-rados qe estarán a cargo de organizar los procesos en los cales sea posible

el aprendizae. Más cantidad sin calidad es demagogia. El pas a ido a lolargo de más de catro décadas oscilando en el desladero: crecer en ver-dad o meorar las ciras a calqier precio. Este dilema ético, e inclso sisólo se redce a lo pragmático, acompañará las decisiones de ampliacióndel tro. En este pnto, con toda s sencillez, la teora de la cbeta pedeser pesta en práctica.

3] No es menor reconocer qe desde ace años estamos midiendo lacobertra de n modo determinado, del cal no se sigen las inerencias

sales: tal es el caso de la alta de precisión en lo qe signica la tasa br-ta la tasa neta. Los óvenes qe, en eecto, van a diario a na institciónde edcación sperior son mcos menos qe los qe dice el discrsoocial sponen o proponen las investigaciones qe no reparan en el ci-dado de la validez de los indicadores. Para el tamaño no sólo de la econo-ma, sino de la cltra del proecto nacional qe sera propio de n pasviable, las ciras “reales” son m contrastantes. Impresentables.

4] una conclsión erte es qe, si drante los 10 años previos las

brecas entre estados pobres ricos no permanecen constantes, sino qese incrementan, prodciendo verdaderos barrancos, a sido porqe la ló-gica del mercado s “mano invisible” no a sido reglada de maneraadecada por las polticas pblicas. Las a abido, sin dda, con resl-tados apreciables, de lo qe se sige qe sin ellas la sitación sera peor,mas no an logrado ser scientes. Sin na agenda de polticas pblicasde nevo cño, meor inormadas qe decidan qe la inclsión social esel orizonte, la tendencia “normal” del eecto Mateo segirá s lógica.¿ha na agenda neva? ¿Se sige aciendo “lo de siempre”, esperandoqe ocrra otra cosa? ya lo deca Einstein: es na locra esperar qe a-ciendo lo mismo mcas veces, ocrra algo dierente. El reto es encontrar

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 ACCESO A LA EDuCACIÓN SuPERIOR   305

los procesos dierentes qe no conndan, por eemplo, n programa deretención —como es el Programa Nacional de Becas para la EdcaciónSperior (Pronabes)— con n programa de eqidad en el ingreso. Para

contar con la beca Pronabes se reqiere ingresar a algna institción p-blica, pero el problema para miles es entrar… ¿No a nada qe acer alrespecto?

5] En algnas partes de México, el principal reto qe enrenta el a-mento de la cobertra proviene del lado de la oerta de institciones decalidad, con programas edcativos qe reslten atractivos para los pione-ros. ¿Qién, qe sea la primera generación de s amilia en llegar a la ni-versidad, va a elegir como licenciatra geologa? (as sea m importante

para el pas). Pero en otras partes del pas el problema se sita en la deman-da: no a egreso sciente en el nivel medio sperior para generar de-manda eectiva , si se crean cinco nevas institciones, qedarán vacas.Esto condce a dos dimensiones importantes:

a] La poltica de ndar institciones no pede segir siendo, como loa sido en no poca monta, na resltante de los acerdos polticos entregobernadores otras atoridades con la sep. Mcas de las ndaciones noresisten el menor análisis de actibilidad, pero tienen sentido en votos,

acerdos en el Congreso asta vanidades personales.b] En los casos en qe el problema es de demanda de estdios sperio-res, la planeación edcativa no pede dear de lado ni los ciclos previos nilos contextos particlares. ya vimos qe son incomparables. ¿Vale la penacmplir las metas como sea, o postergar ciertas ciras con el n de arribar,más tarde, pero con solidez, a cotas consideradas adecadas? El tiempo esimportante los sexenios sigen siendo camisas de erza.

6] En mcos estados del pas, el nico camino para amentar la co-

bertra es mediante proectos de desarrollo social, de carácter integral. Nose pede pensar en el avance en Ciapas, por eemplo, con los actalesniveles de desntrición inantil o de pobreza. En esas regiones del pas, sise qiere incrementar de manera adecada el acceso a la edcación spe-rior, es indispensable trabaar simltáneamente en procesos de combate ala insticia qe generen eqidad en áreas o eseras elementales, como lasald, por eemplo.

7] Por ltimo ( anqe en este texto no se an tocado temas relevan-tes como la evolción dierencial de los regmenes pblico privado en losdistintos estados), es probable qe con la actal crisis nanciera mndialn sector de estdiantes inscritos en las institciones particlares de bao

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306  DESIGuALDAD SOCIAL

costo, e inclso en las de élite,28 no pedan continar en ellas, dado elelevado porcentae qe ello representa para el gasto amiliar o personal.habrá presión sobre el sector pblico. ¿ha algn plan para ello? y esto es

importante porqe, en realidad, lo qe a operado como imperativo en laredacción de estas cartillas es qe emos llegado — a qe considerar-lo inaceptable— a la sitación en qe, en México, “es meor tener conoci-dos qe conocimientos”. Esta rase, qizá, resma lo antes expesto: ladesigaldad edcativa ace qe para n sector m peqeño de la pobla-ción el acceso a la edcación sperior — más allá de la licenciatra— seapor medio del so de na va rápida, de peae. Para otros el camino es “porla libre”. Mcos más tienen qe sortear veredas intrincadas. Pero, sin

dda, la maora de los óvenes de México an deado, rente a los barran-cos combinados de la pobreza el peor servicio edcativo posible en losniveles previos, toda esperanza, como dira Dante. El pas, as, no será via-ble mco menos si escatimamos la prondidad del reto volvemos aconormarnos con aceptar, en silencio, las deniciones tergiversadas de losindicadores empleados en el conocimiento de la cobertra (tasa neta portasa brta) qe derivan, inevitablemente, en inerencias carentes de todavalidez. Basta. Por a se va al desbarrancadero.

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de Gara, A., 2006. Las trayectorias educativas en las universidades tecnológicas. Un

28 En los anncios espectaclares de las grandes avenidas de la capital, a a ins-

titciones, como el Institto de Estdios Speriores de Monterre, qe a colocado,como añadido al anncio de ss ecas de inscripción, la oerta de créditos edcativosa na tasa de 8.5% de interés anal… o.

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 ACCESO A LA EDuCACIÓN SuPERIOR   307

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309

9MUnICIPIOS Y LOCALIDADES:

COnCRECIón tERRItORIAL DE LAS DESIGUALDADES SOCIALES

Rosa María Rubalcava*

CONteNiDO

  Introdcción 310  Las nidades territoriales en las estadsticas 312  El conocimiento sobre los patrones de distribción de

la población en el territorio 315  Segregación  polarización en los mnicipios 318

Mnicipios segregados, 319; Mnicipios polarizados, 321;

Mnicipios con segregación indgena, 323; La segrega-ción socioespacial en el ncleo de maor concentración

de población: la Zona Metropolitana de la Cidad de

México, 325

  Localidades aisladas con escasa población 327  El modelo de propensiones 329  Refexiones nales 332  Reerencias 333   Anexo 336

* Proesora del Centro de Estdios Sociológicos de El Colegio de México: <rmrubal@ prodigy.net.mx>.

 Agradezco a los coordinadores de este libro colectivo, Orlandina de Oliveira FernandoCortés, a todas las atoras atores por ss valiosos comentarios en las presentaciones pre-liminares de los captlos. El matemático jan Carlos Ordaz llevó a cabo generosamente elprocesamiento de las bases de datos mnicipales por localidad para generar la inormaciónactalizada a 2005 qe sirvió de base a este trabao; sin s participación no abra sido posible.Mi gratitd también al dictamen anónimo cas valiosas observaciones me llevaron a corregirerrores e imprecisiones, de orma de ondo, qe aban logrado escapar a mis varias revisio-

nes. una mención especial a Mara de la Paz López, qien ace mco me invitó a participaren n seminario sobre vulnerabilidad, tema qe en aqel tiempo o aba tratado de maneram incipiente pero qe a partir de entonces e segido como lnea de investigación.

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310  DESIGuALDAD SOCIAL

IntRODUCCIón

Las desigaldades sociales se expresan en el territorio nacional en ormas

sobre las qe se conoce poco. Este trabao se propone indagar acerca de losrezagos incrstados en el territorio nacional qe an deado a amplios sec-tores de la población en condiciones inaceptables de marginación pobre-za, creando lo qe Carlos Fentes (1997) llama “na segnda nación” s-mida en el olvido, la miseria la exclsión,1 donde prolieran las tensionessociales la reprodcción de la desigaldad.

La globalización, al extender prondizar las crisis económicas, atrado consigo inestabilidad e incertidmbre a los pases confictos e in-

tranqilidad a las comnidades, las amilias las personas. En AméricaLatina el Caribe los eserzos por acer rente a la pobreza an dado as-ta aora escasos rtos la bsqeda de nevas vas, tanto para la accióngbernamental como para la reacción de la sociedad, es permanente; los“astes”, pblicos privados, los diversos intentos por encaminarse a-cia n cambio estrctral sólido, generan ciclos en qe se an alternadoperiodos con algnos visos de recperación etapas de nevas crisis, des-aceleración o estancamiento, en las qe los sectores más desvalidos an

sido los primeros en resentir la compresión salarial, la alta de empleo, elagotamiento de las redes solidarias la disminción del gasto social; todosellos actores qe generan desigaldades sociales.

 Ante este escenario es imprescindible identicar a los grpos socialesqe enrentan las condiciones más diciles de maor riesgo con el n deorientar polticas de largo aliento qe les abran opciones draderas parasperar ss mltiples desventaas (Rbalcava, 2002).

En América Latina se a docmentado ampliamente qe desde México

asta Argentina Cile, el apoo de las amilias las redes comnitarias aservido como escdo de protección ante las crisis económicas atenadola disión de ss eectos. No obstante, los estdios más prondos sonanálisis de caso porqe la inormación de las entes secndarias ocialesno permite la generalización emprica estadsticamente sstentada, base sinla cal los modelos analticos no se peden poner en correspondencia conla inormación.

1 hace notar qe en México “El pas moderno volntariamente está olvidando al

pas tradicional” , agrega, “no, no podremos asegrar niveles de bienestar participa-ción, ni nacionales, ni globales, si no atendemos primero a la segnda nación la salva-mos del olvido, la miseria la exclsión” (Fentes, 1997: 125).

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CONCRECIÓN TERRITORIAL DE LAS DESIGuALDADES SOCIALES  311

En el caso de México, el primer obstáclo para estdiar estas des-igaldades es la asencia de inormación sobre las amilias las comni-dades, en vista de qe los censos encestas captan como reerentes em-

pricos al hogar  las localidades, respectivamente.2 En las cidades, laslocalidades resltan spercies demasiado extensas por lo qe, con nesde análisis estadsticos, se sbdividen en las denominadas “áreas geoesta-dsticas básicas” ( ageb). La inormación ocial disponible para todo el pasen las bases de datos con reerencia territorial permite acer diversos tiposde análisis de dierenciación socioespacial. Por otra parte, si bien los datosqe registran las encestas de ogares conorman bases comparables qeabarcan casi el ltimo carto de siglo, n inconveniente para la investiga-

ción sobre desigaldad, por demás serio, es qe no tienen representativi-dad para las localidades o las  ageb; asimismo, la inormación censal de laslocalidades las  ageb de residencia de la población no contiene datos re-eridos a los ogares.

La atención en el presente trabao se dirige en especial a tres temas re-lacionados con la condición socioespacial de los mnicipios localidadesqe presentan rasgos qe dicltan articlar aanzar redes solidarias: lasegregación territorial de la población en las localidades; los mnicipios

caracterizados por na sitación socioespacial polarizada, el aislamientode n gran nmero de localidades dispersas en el territorio, mcas deellas indgenas.

El propósito principal es identicar mnicipios en sitación de pobre-za, rezago demográco ragmentación social.3 Estas condiciones debendetectarse a tiempo porqe amenazan seriamente a sectores m ampliosde la población, a la vez qe ponen en peligro la coesión social la esta-bilidad poltica del pas.

2 El concepto “amilia” incle a personas emparentadas entre s “ogar”, segnla denición censal, es n “grpo de personas emparentadas o no qe además de com-partir la vivienda, renen n prespesto comn para el gasto diario, especialmente eldestinado a la compra de alimentos”. Asimismo, “comnidad” “localidad” no soneqivalentes; el censo dene “localidad” como “todo lgar ocpado por na o más vi-viendas abitadas, qe es reconocido por n nombre dado por la le o la costmbre”.ha localidades qe por confictos entre ss abitantes no conorman na comnidad, a s vez, comnidades integradas por varias localidades. Por otra parte, también lasviviendas son obeto de na denición censal m laxa: “espacio delimitado normal-

mente por paredes tecos de calqier material”.3 El rezago demográco de na localidad se reere a qe ss indicadores demográ-cos básicos son marcadamente desavorables en relación con los promedios del pas.

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Para comprender cómo an logrado los grpos sociales más desvali-dos amortigar algnos de los eectos perniciosos de las crisis, se apropesto na va intermedia entre las sociedades delimitadas por crite-

rios económicos o cltrales los individos como entes aislados, qecentra la atención en las redes sociales para explicar cómo se vinclan laspersonas entre s cómo ss lazos sirven, a la vez, de lbricante para laacción de amalgama para estrctrar la convivencia (Powell Smit-Doerr, 1994). Creemos qe este enoqe constite na orma operativa-mente apropiada para aproximarse a las desigaldades sociales a partirde las localidades. Como pnto de inicio se spone qe tanto la disper-sión de la población en el territorio, en especial de aqélla asentada en

localidades aisladas, como la eterogeneidad económica demográcade ss abitantes, srgen de desigaldades sociales, a la vez qe las re-erzan amplan.

LAS UnIDADES tERRItORIALES En LAS EStADÍStICAS

 Antes de proceder a tratar el tema es necesario llamar la atención sobre los

mnicipios las localidades como nidades territoriales. Contrario a loqe pdiera pensarse, las deniciones de estas nidades adolecen de variasimprecisiones qe evidencian las dicltades para estdiar tendencias enlas desigaldades, tanto en el tiempo como en el espacio.

La inormación ocial disponible es la registrada en los censos. Comoreerente territorial para la población se san las nidades en qe se sbdi-vide el espacio geográco de México, segn el marco legal vigente (inegi,2001: 521, 524).

unidades poltico-administrativas:

• Entidades ederativas (31 estados n Distrito Federal).• Municipios (2 454, inclidas las 16 delegaciones del Distrito Federal).Los mnicipios son divisiones poltico-administrativas de las entidades

ederativas.

También se emplean como reerencia geográca tres tipos de nidadesterritoriales, qe por no estar denidas en el marco rdico peden consi-derarse como nidades estadsticas: localidades, áreas geoestadsticas bási-cas ( ageb) manzanas.

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Las nidades estadsticas qe registra en la portada el cestionario cen-sal tilizado en el año 2000 para el levantamiento de la inormación, sedenen en la ente citada como sige:

• Localidad. Todo lgar ocpado por na o más viviendas abitadas.Este lgar es reconocido por n nombre dado por la le o la costmbre.

• Localidad rural. Localidad con menos de 2 500 abitantes.4

• Localidad urbana. Localidad con 2 500 abitantes o más.5

• Área geoestadística básica ( ageb). urbana, entre 1 50 manzanas enlocalidades rbanas; rral, asta 10 000 a n connto de localidadesrrales.

• Manzana (zona en ageb rbana, delimitada por calles avenidas).• Segmento (no se dene).

una cestión a la qe en México no se a dado la importancia qe me-rece son los confictos limtroes qe cada cierto tiempo aforan en el terri-torio nacional; en ocasiones, de modo violento. Los desacerdos srgenentre entidades ederativas, entre mnicipios (involcrando a na o másentidades) o entre localidades.6 En la base están indeniciones territoriales

qe peden rastrearse, como veremos, asta en la misma Carta Magna.Sobre la extensión lmites de cada entidad, la Constitción Polticade los Estados unidos Mexicanos establece:

• Artículo 45. Los estados de la federación conservan la extensión ylmites qe asta o an tenido, siempre qe no aa dicltad en cantoa éstos.

(Reormado mediante decreto pblicado en el Diario Ocial de la Fede-

ración el 8 de octbre de 1974)• Artículo 46. Las entidades federativas pueden arreglar entre sí, porconvenios amistosos, ss respectivos lmites; pero no se llevarán a eectoesos arreglos sin la aprobación de la Cámara de Senadores.

4 A dierencia del inegi, Conapo Coneval consideran rral a na localidad conmenos de 15 000 abitantes.

5 A dierencia del inegi, Conapo Coneval consideran rbana a na localidad con15 000 abitantes o más.

6

Las  ageb están libres de estos confictos por ser nidades estadsticas cos lmi-tes territoriales se an a conveniencia del inegi los pobladores no conocen en qé ageb residen.

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(Reormado mediante decreto pblicado en el Diario Ocial de la Fede-ración el 8 de diciembre de 2005)

La realidad asta el momento mestra qe s a dicltades en lo qetoca a extensión lmites, qe al parecer los convenios amistosos no anprodcido los arreglos qe el legislador esperaba.7 Institcionalmente tam-bién se an bscado diversas vas para tratar estos asntos, pero al parecerno se a encontrado na solción satisactoria.8

Sin intención de detenerme en este pnto, me parece necesario acernotar qe los confictos sociales srgidos por pgnas territoriales, más qeresolverse, se acallan por acciones de “conciliación” promovidas por los

gobiernos, pero qedan latentes con recencia resrgen más adelante.Estos confictos son importantes porqe selen desembocar en enrenta-mientos entre amilias e incban agravios resentimientos qe minan lacoesión social.

7 Sólo para eemplicar proponemos revisar las sigientes evidencias:

• Recurrentes problemas de frontera entre entidades. “Campesinos de los munici-pios de Temoac jantetelco, en Morelos, demandaron al gobernador Marco Antonio

 Adame Castillo qe reande agilice las gestiones ante el gobierno ederal el Senadopara resolver el conficto territorial con Pebla, a n de recperar na zona qe les earrebatada en 1928, na parte de la cal se sa para eercicios militares” (La Jornada,2009). Otros eemplos son: Drango Zacatecas; jalisco Colima; Distrito Federal Estado de México; Ciapas Oaxaca; etcétera.

• Problemas limítrofes reiterados entre municipios de un mismo estado. Por ejem-plo, en el Estado de México: “Acolman Ecatepec rmaron n convenio mediante elcal se podrá realizar la obra de introdcción de drenae sanitario conexión de descar-gas en las colonias ‘Ampliación Los Ángeles’ ‘Lázaro Cárdenas’, en na zona en con-ficto por lmites territoriales. Dicas comnidades se mantienen desde ace 20 años sin

red de drenae conexión por los problemas limtroes”.• Subdivisiones municipales para la creación de nuevos municipios; por ejemplo,

en 2008, Tlm Bacalar, en Qintana Roo. Estas sbdivisiones se ormalizan median-te decreto, en ocasiones sin el convencimiento del gobierno del mnicipio al qe se leqita territorio ni de s población. La revisión de algnos decretos permite advertirintereses polticos económicos qe an llegado inclso a entablar controversias cons-titcionales ante la Sprema Corte de jsticia.

8 “Con la pblicación en el Diario Ocial de la Federación del Reglamento Interiorde la Secretara de Gobernación, con el propósito de consolidar n aténtico edera-

lismo en México, el 30 de lio de 2002 el Poder Eectivo Federal creó el InstittoNacional para el Federalismo el Desarrollo Mnicipal (Inaed), antes Centro Nacionalde Desarrollo Mnicipal (Cedemn)” (Inaed, 2002).

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EL COnOCIMIEntO SOBRE LOS PAtROnES DE DIStRIBUCIón

DE LA POBLACIón En EL tERRItORIO

La redenición de las nidades estadsticas qe eecta periódicamente elinegi crea dicltades a los estdios sobre poblamiento dierenciaciónsocioespacial. El Conseo Nacional de Población (Conapo) comparó las lo-calidades registradas por el Conteo censal de 1995 (198 430) con las de1990 (169 882), “comparando las bases de datos respectivas (IntegraciónTerritorial —Iter— del inegi) por medio de tres identicadores: clave,nombre coordenadas”.9 El resltado e de 124 193 localidades con co-rrespondencia 1990-1995, empero, indica el estdio, “como la base de da-

tos de 1995 no identica a las qe srgieron en el qinqenio, las 74 237localidades ‘sin correspondencia’ peden ser nevas o bien presentar die-rencias en algno de los tres identicadores mencionados” (Cavarra et al.,1998: 76).10

Otro caso qe enrenta esas dicltades es n estdio comparativo delas catro zonas metropolitanas más importantes de México a partir de naestraticación denida para analizar la división social del espacio (Rbalca-va Scteingart, 2000). Al ampliar el periodo de análisis de la Zona Metro-

politana de la Cidad de México (zmcm) para cbrir seis cortes temporales(cinco décadas, de 1950 a 2000), se encontró qe el organismo ocial acargo de los censos (inegi) decidió cambios de denición qe acarrearonconsecencias serias para la investigación. Por eemplo, en el Censo del año2000, el Institto incló en la zmcm mnicipios qe no cmplan con loscriterios qe vena tilizando para considerarlos parte de la conrbación(principalmente n nmero mnimo de abitantes), lo qe casi dplicó enla ltima década el nmero de las nidades poltico-administrativas qe

conorman la metrópoli, alterando conceptalmente el enómeno de análi-sis. Por otra parte, bo redenición de las ageb, de manera qe mcas nopeden “empatarse” por clave con las denidas en 1990; asimismo se as-

9 Este nmero no incle las 2 708 localidades de Ciapas qe no eron censadasen 1995 debido al conficto indgena.

10 El inegi advierte en la presentación de los resltados por localidad Iter, basadosen el Conteo de 2005, qe éstos consideran “la actalización del Marco GeoestadsticoNacional por ello se observan variaciones signicativas entre el nmero de localidades

reportadas en el XII Censo General de Población Vivienda 2000, el II Conteo dePoblación Vivienda 2005”. El Institto da na lista de neve casas de baa o cambiode clave de localidad oco más de alta o cambio de clave.

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tó el área de algnas  ageb para inclir sólo la parte constrida, redciendos spercie. Para eectar las comparaciones diacrónicas ace alta tilizarlos sistemas de inormación geográca (sig) sperponiendo spercies,

procedimiento qe además de laborioso obliga a introdcir elementos vi-sales de icio para resolver algnas indeterminaciones en el proceso de“empate”.

En la localización espacial de la población an infido diversos cam-bios demográcos, qe obligadamente tienen qe tomarse en centa al es-tdiar las desigaldades sociales, por s incidencia en la condición socioeco-nómica de las localidades los ogares. Entre las más relevantes están:

• Migración a Estados Unidos (acentuada desde los años sesenta). Lasciras de los mexicanos qe dearon el pas para residir de manera perma-nente en Estados unidos en la década de los noventa eron 300 000 al año, drante el lstro 2000-2005, 577 000 anales. ha qe tener presenteqe en Estados unidos residen 8.5 millones de nacidos en México 13millones de estadonidenses de origen mexicano.11

• Migración interna. En el quinquenio 2000-2005, cambiaron de enti-dad ederativa de residencia en México 2 700 000 personas.

• Concentración de la población en cuatro zonas metropolitanas (ciu-dad de México, Gadalaara, Monterre Pebla), con 27 280 436 abi-tantes en 2005 (28.2% de la población total de México).

• Cerca de la cuarta parte de la población nacional (24 276 536) resideen 184 784 localidades rrales (con menos de 2 500 abitantes).

• Un gran número de localidades pequeñas y aisladas, en las que viven5 122 349 abitantes, se encentran dispersas por todo el territorio enproceso contino de ormación.

• Hay un conjunto de 17 935 localidades con 40% o más de hablantesde lengas indgenas, en las qe abitan 4 369 293 personas (Conapo,2008: 26).

Segn cálclos elaborados por el Conapo a partir del Conteo de 2005,las localidades con menos de 500 abitantes son 170 544, con na pobla-ción total de 10 330 731 personas (Conapo, 2007: 23), mcas de estaslocalidades, como a se vio, presentan condiciones de aislamiento propi-cias para la segregación socioespacial; entre ellas, las qe el inegi calica

11 Datos tomados del sitio del Conseo Nacional de Población <www.conapo.gob.mx>.

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como “condenciales”, por tener menos de tres viviendas, qedan sin lgara ddas inclidas. De acerdo con el Conapo, estas localidades son 83 161,con na población de 454 500 abitantes (en la década anterior eron

poco más de 94 000 las localidades condenciales):

• Localidades con una vivienda son 63 007, con 275 182 habitantes.• Localidades con dos viviendas son 20 156, con 179 182 habitantes.

Como mestra de la eterogeneidad qe caracteriza a las nidades es-tadsticas, llamadas “localidades”, el estdio citado del Conapo encontró,anqe parezca paradóico, qe algnas de las qe sólo tienen na o dos

viviendas pertenecen a zonas metropolitanas (13 951 localidades en 1995)(Tirán Rvalcaba, 1998: 73).

un enómeno poco estdiado es el srgimiento de nevas localidades.En la conrontación eectada por el Conapo comparando inormación de laIntegración Territorial (Iter) de 1995 con la de 1990, se encontró qe laslocalidades pequeñas y aisladas (menos de 500 abitantes, era del área deinfencia de las cidades qe integran el connto rbano nacional a másde 3 km de n camino pavimentado) eran 63 000 en 1995, mientras qe en

1990 sólo existan 40 000; 23 000 srgieron en el lstro considerado. Estetrabao pso en evidencia qe la población se asienta en el territorio, dean-do mcas veces s localidad anterior por alta de tierra, de aga o bien porpobreza o confictos: acen srgir nevas localidades abandonan otras.12

una medida de catela, si se qiere disminir las desigaldades en laszonas más precarias del territorio, es tener respesta ante las visiones qecon na concepción estreca de lo social proponen acercarse a “n temarelativamente poco estdiado, a saber, el condicionamiento mto entre la

dispersión poblacional las polticas pblicas”, sgieren “obtener, exami-nando los costos de la extrema dispersión, algn indicio del tamaño mni-mo eciente de na localidad” para redcir la dispersión poblacional. Des-de esa perspectiva se arma qe:

12 El inegi, declara: “estas variaciones son resltado de los cambios astes qeconstantemente se dan en los espacios geoestadsticos en la condición de abitaciónde algnas localidades qe se caracterizan por tener m poca población” (sitio delinegi, <www.inegi.org.mx>. Se reportan 17 casas de alta, baa o cambio de clave de lo-

calidad entre 2000 2005 (entre ellas, localidad desconrbada, sión de localidades,localidad desabitada, localidad qe cambia de mnicipio o entidad, localidad inexis-tente, localidad con viviendas derridas, etcétera).

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Pede pensarse en dotar a cada localidad de escela clnica, as como servi-

cios básicos de aga potable, drenae electricidad, sin importar los costos.

Sin embargo ante lo dispendioso de esta estrategia, conviene identicar los

actores qe indcen la dispersión poblacional, en especial los qe provienende distorsiones creadas por las propias polticas pblicas, para intentar corre-

girlos as implsar na distribción más racional de la población en el terri-

torio del pas (Dávila Lev, 1999: 371).

Estas posiciones evidencian la rgencia de análisis qe privilegien ladimensión social para comprender cabalmente los procesos espaciales decreación o abandono de localidades. El Conseo Nacional de Evalación se

reere a este proceso señalando: “el reto de la poltica social es m grande:la población con maor incidencia de pobreza rezago está en localidadesde poco acceso dispersas pero llevar servicios e inversión a esas zonasconlleva costos m altos” (Coneval, 2008: 50).

SEGREGACIÓN Y pOLARIZACIÓN En LOS MUnICIPIOS13

Estos enómenos son expresiones de dos ormas pecliares qe presenta lamarginación de las localidades en los mnicipios del pas. Las localidadesson nidades territoriales qe no están exentas de la rápida disión de e-nómenos procesos asociados a la globalización, qe provocan transorma-ciones vertiginosas en vastas regiones pases individales. En consecen-cia, pede considerarse qe la población asentada en el territorio está setaa cambios en las condiciones de s entorno , con ello, las oportnidades as alcance serán inestables podran cambiar abrptamente. La exposición

está dedicada a examinar condiciones qe mestran el eecto de la margina-ción, medida en las localidades, sobre el espacio tanto sico como social.14

13 En este apartado se mencionan resltados de investigación basados en inorma-ción censal de 1995, 2000 2005; en cada caso se indica la reerencia correspondiente.

14 Se debe tener presente la distinción entre marginación marginalidad. La prime-ra, propesta por el Conapo, intenta medir el acceso dierencial a los benécos del de-sarrollo se centra en las carencias de la población asentada en n territorio; denota nacondición promedio qe no se aplica a todos ss pobladores. En cambio, “la marginali-

dad es n concepto qe se sita en la teora de la modernización remite a los indivi-dos qe no an adoptado las normas, valores modos de vida propios del ‘ombremoderno’” (Germani, citado en Cortés, 2002: 10).

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Municipios segregados

La segregación es n proceso social qe separa excle; de ss posibles

maniestaciones interesan aq las evidencias qe orece el ndice de margi-nación sobre la alta de acceso de n gran nmero de localidades a diversosbienes servicios ndamentales para el desarrollo mano. La segregacióntambién pede estar relacionada con discriminación por motivos económi-cos o étnicos, pero más allá de ss casas, qe probablemente no son deli-beradas, nestra intención es mostrar ss alcances.

Consideraremos como socialmente segregados a 254 mnicipios demuy alta marginación, qe pertenecen a estados también de muy alta mar-

ginación. Esta doble marginación acenta las desventaas de vivir en nestado con bao nivel de desarrollo relativo, sperponiéndolas con aqéllasasociadas a las de vivir en n mnicipio también de bao desarrollo de eseestado. Los tres estados de muy alta marginación son: Gerrero (primerlgar en el pas por ndice de marginación), Ciapas (en el segndo sitio) Oaxaca (tercero). Los 254 mnicipios segregados de esos estados se loca-lizan: 35 en Gerrero, 46 en Ciapas 173 en Oaxaca. Estos tres estadosintegran la llamada región Pacco-Sr, la de maor atraso económico en

el pas.15

Las localidades de muy alta marginación de los mnicipios segregadosconstiten na expresión territorial extrema de desigaldades sociales poracmlar a las dos marginaciones anteriores (estatal mnicipal), namarginación adicional, la correspondiente a la localidad. Los abitantes deestas localidades son, en sentido estricto, población segregada. El cadro

 A-9.1 (véase Anexo) presenta para el connto de los tres estados sólo a los25 mnicipios con más de 15 000 abitantes en localidades de muy alta 

marginación.16

En estos casos de segregación social destaca Oaxaca, porqela maora de los abitantes de ss 570 mnicipios vive en localidades demuy alta marginación qe renen na población qe excede al millón deabitantes, casi la tercera parte del total de la entidad.

Los cinco mnicipios segregados con maor población (en nmerosabsoltos) residente en localidades de muy alta marginación, en los tresestados son:

15 Es na de las 10 regiones denidas como agrpaciones de entidades con carac-

tersticas socioeconómicas similares, propestas en hernández Laos, 2000.16 Este nmero se eligió arbitrariamente para redcir el nmero de mnicipios conel n de acilitar s presentación en n cadro.

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• Ocosingo, Chiapas, con 67 344; 39.6% de la población municipal;• Chilón, Chiapas, con 60 330; 62.9% de la población municipal;• Chilapa de Álvarez, Guerrero, con 60 249; 57.3% de la población

mnicipal;• San Juan Chamula, Chiapas, con 49 113; 73.2% de la población mu-

nicipal;• Las Margaritas, Chiapas, con 30 019; 30.5% de la población mu-

nicipal.

Como se advierte en estas ciras, es errónea la idea de qe los mnici-pios de maor marginación estén casi despoblados; an en ss localidades

más marginadas abita na cantidad no despreciable de población. An-qe Gerrero es el estado con el maor ndice de marginación se advierteqe Ciapas (qe ocpa el tercer lgar) tiene los mnicipios segregadoscon maor nmero de abitantes.

Oaxaca no tiene ningn mnicipio segregado entre los cinco más po-blados por s particlar división poltica con 570 mnicipios; en ellos lapoblación, si bien se concentra en la localidad “cabecera mnicipal”, esredcida, sobre todo en los más distantes de la capital.

En Oaxaca seleccionamos, para eemplicar, los mnicipios segregadoscon más de 15 000 abitantes en localidades de muy alta marginación:

• Santa María Chilchotla, con 16 636; 80.9% de la población municipal;• San José Tenango, con 16 114; 88.9% de la población municipal;• Huahutla de Jiménez, con 15 943; 50% de la población municipal.

Dentro del connto de los 254 mnicipios qe emos denominado

“segregados” a algnos qe merecen atención especial; son los mnicipiosqe peden calicarse apropiadamente como totalmente segregados. Esta si-tación es m signicativa desde el pnto de vista social, porqe 90% omás de la población total del mnicipio reside en localidades de muy alta marginación. En los tres estados qe examinamos son varios los mnicipiosen esta sitación, qe se presenta con maor recencia en los menos pobla-dos (especialmente en Oaxaca, aqellos con menos de 3 000 abitantes).

Los oco mnicipios totalmente segregados con más población (deCiapas, Gerrero Oaxaca) se presentan en la sigiente lista, en ordendecreciente de s población total (entre paréntesis se indica el porcentaeqe vive en localidades de muy alta marginación):

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• Acatepec, Guerrero, con 28 525 habitantes (92.3%);• San Juan Cancuc, Chiapas, con 24 906 habitantes (93.3%);• San José Tenango, Oaxaca, con 18 120 habitantes (90%);

• Metlatónoc, Guerrero, con 17 398 habitantes (99.6%);• Cochoapa el Grande, Guerrero, con 15 572 habitantes (99%);• Xalpatláhuac, Guerrero, con 12 615 (93.3%);• San Martín Peras, Oaxaca, con 12 406 (99.3%);• Chanal, Chiapas, con 9 050 habitantes (90%).

En este trabao no analizamos otros estados con sectores importantes depoblación segregada porqe no son de muy alta marginación (criterio opera-

tivo qe amos para denir los mnicipios segregados), entre ellos se cen-tan Pebla, Veracrz ycatán. La localización geográca de estas entidadespermite identicar na zona de segregación de maor amplitd territorialqe abarca, además de la región Pacco-Sr a examinada, a estados de lasregiones: Centro (Pebla), Golo (Veracrz) Peninslar (ycatán).

El trabao de campo qe se izo como parte de na investigación en elestado de Ganaato mostró qe las localidades rrales de muy alta mar-ginación (an las pertenecientes a mnicipios no segregados, porqe Ga-

naato no es na entidad de muy alta marginación), están bicadas pree-rentemente cerca de los lmites con otros estados (Rbalcava Mrillo,2006: 35-41). Esta particlaridad de localización qizás infe en la segre-gación, pero en este artclo no e posible tratarla.

ha qe enatizar qe los mnicipios presentados son sólo algnos de los254 segregados qe en ellos emos considerado a la población qe vive enlocalidades también de muy alta marginación, lo qe nos permite pensar la se-gregación socioespacial como n proceso contino qe acmla sobre la po-

blación eectos qe van desde las localidades al agregado mnicipal de éste alcorrespondiente estatal, pero también en el sentido inverso. Lo qe aora ob-servamos pede ser n momento en na traectoria de ragmentación del espa-cio, qe a s vez anticipa na tendencia a la desintegración social en México.

Municipios polarizados

Denimos como mnicipios  polarizados a aqéllos qe tienen más omenos la misma proporción de población en los grados extremos demarginación (muy alta muy baja); en estos casos la coesión interna es

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más dicil también pede obstaclizarse la integración social en nsentido más amplio. S importancia radica en qe esta disparidad ag-diza entre los pobres la apreciación de s desventaa; la percepción de

las desigaldades pede ser n oco permanente de tensión social qe,segn a mostrado la experiencia, es más probable qe se acente a qese revierta.

En los mnicipios qe aparecen a continación se observa la distrib-ción de la población en los dos estratos de marginación qe orman lospolos. Estos mnicipios presentan indicios de desintegración, expresadosen sitaciones de polaridad social en qe la población está dividida casi endos partes igales, repartida tanto en localidades m marginadas como en

localidades de baja o muy baja marginación.Distingimos dos tipos de polarización social en los mnicipios. En el

primero, los polos corresponden a los dos estratos extremos de margina-ción (muy alta muy baja) adicionando a no de ellos, si es necesario, elestrato qe le sige en la escala (se considera necesario cando el estratoextremo es proporcionalmente redcido, o bien, si smando los dos la po-blación más o menos se eqipara con la del otro polo); estos mnicipiosdeben tener también n porcentae bao en los estratos intermedios de mar-

ginación. En el segndo, los polos corresponden a los grados de margina-ción alta baja, en mnicipios con poca población (en términos relativos)en el estrato de marginación media casi despoblados en las localidadescorrespondientes a los dos estratos extremos.

Del primer grpo, a continación se presentan sólo los mnicipiospolarizados más poblados, indicando s población segn el Conteo de2005 (inegi, 2007) , entre paréntesis, s distribción porcental en losestratos extremos de marginación a lo más no de los qe sigen en

la escala, a sea el de alta, con el extremo izqierdo, o el de baja, con eldereco:

• San Miguel de Allende, Guanajuato, 139 297 habitantes (2-39% y46%);

• Zitácuaro, Michoacán, 136 491 (1-35% y 58%);• Camerino Z. Mendoza, Veracruz, 39 002 habitantes (4-29% y 70%);• Mariano Escobedo, Veracruz, 30 509 habitantes (12-42% y 55%);• Tlacotalpan, Veracruz, 13 845 habitantes, (8-31% y 58%);• Carichí, Chihuahua, 8 377 habitantes (50% y 13-26%);• San Gregorio Atzompa, Puebla, 6 981 habitantes (4-43% y 32%).

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Este tipo de polarización no está asociada con la canta de la pobla-ción del mnicipio; en los siete eemplos los a con casi 140 000 abitan-tes, con alrededor de 30 000 con menos de 10 000.

El segndo caso de polarización incle mnicipios en qe predominala población en los estratos de marginación alta baja, prácticamentedespoblados en los dos estratos extremos (además, la población en el estra-to de marginación media es porcentalmente redcida); entre los más po-blados están (en orden decreciente de población mnicipal):

• Dolores Hidalgo, Guanajuato, 134 641 habitantes (45 y 43%);• Villaores, Chiapas, 93 023 habitantes (46 y 38%);

• Tonalá, Chiapas, 78 516 habitantes (42 y 41%);• Tecamachalco, Puebla, 64 380 habitantes (47 y 40%);• Misantla, Veracruz, 59 980 (37 y 48%);• Etchojoa, Sonora, 55 697 habitantes (48 y 36%);• Romita, Guanajuato, 50 580 habitantes;• Escárcega, Campeche, 50 106 habitantes (32 y 55%);• Pichucalco, Chiapas, 29 583 habitantes (44 y 47%);• Soledad de Doblado, Veracruz, 26 807 (39 y 47%);

• Gutiérrez Zamora, Veracruz, 24 322 (39 y 56%);• Jalpan de Serra, Querétaro, 22 025 (46 y 41%);• Juárez, Chiapas, 20 173 habitantes (53 y 36%).

un mnicipio notable por s sitación qe pdiera calicarse como“no polarizada” es Coroneo, en Ganaato. Es el nico de los 2 454 mni-cipios del pas ca población total (10 972 abitantes) se distribe conn tercio en cada no de los tres estratos intermedios de marginación de

ss localidades (bajo, medio alto).Si bien a mnicipios con n elevado porcentae de población en elestrato medio, no consideramos conveniente proponer n tercer tipo porqeéstos corresponden sobre todo a Oaxaca, donde, como a se dio, la cabece-ra mnicipal es la localidad qe concentra la maor parte de la población.

Municipios con segregación indígena

La presencia de etnias es otro rasgo qe merece destacarse por s impor-tancia para la integración nacional. En las seis entidades qe presenta el

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estdio qe tomamos como reerencia (basado en datos del Conteo de1995) abitaban 3.8 millones de indgenas, 68.9% de la población indge-na total del pas qe ese año era de 5.5 millones (Bellato, 1999). En estos

estados también sobresale la cantidad de población qe reside en las loca-lidades qe peden calicarse como predominantemente indgenas, de-nidas como aqéllas en las qe 40% o más de la población con cinco añoso más de edad abla lenga indgena (las estadsticas ociales sólo regis-tran a los ablantes de lengas indgenas a partir de los cinco años deedad).17

El cadro 9.1 presenta, en los seis estados qe tenan en 1995 la ma-or población segregada, aqélla qe viva en localidades predominante-

mente indgenas, segn s grado de marginación, as como s peso relati-vo respecto a la población con primaca indgena del estado la nacional.

El eco de qe en sólo seis estados — nicamente considerando lapoblación qe reside en localidades marginadas (grados alta muy alta)—se localice casi la mitad de la población (48.1%) qe viva en 1995 en laslocalidades predominantemente indgenas del pas, abla de na orma ex-trema de segregación qe, por s amplitd, conorma lo qe pede denomi-narse con propiedad enclaves indígenas en el territorio nacional. En especial,

esto pede armarse de Veracrz, Ciapas Gerrero. En 1995, en la pri-mera de estas tres entidades, 97.3 (10.6 más 86.7) de cada 100 indgenasvivan en localidades qe, además de la primaca étnica, presentaban el ras-go de ser de alta o muy alta marginación ss pobladores signicaban en eseaño cerca de 12% de la población en localidades con preeminencia indgenaen el pas. Ciapas Gerrero, anqe con menos población, daban mes-tra también de na gran concentración de los grpos étnicos en zonas mar-ginadas.

En el connto de los seis estados, los datos censales del conteo de1995 (estos datos no están en el cadro 9.1) evidencian qe Oaxaca y-catán sobresalen en la Repblica porqe s población indgena era propor-cionalmente la más signicativa con respecto a la población total del estado,35.1% en ycatán 31.8% en Oaxaca, anqe por s canta los indgenas

17 El Institto Nacional para el Federalismo (Inaed) declara qe “a dos mndosdistintos; el de los mnicipios con capacidad institcional limitada, integrado por m-nicipios rrales con población indgena; el de los mnicipios con capacidad instit-

cional avanzada, connto al qe corresponden los mnicipios metropolitanos rba-nos” (el Institto no dene “mnicipio rral” ni indica cáles son los mnicipios decada no de los “dos mndos”) (Inaed, 2002).

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oaxaqeños casi dplicaban a los catecos, con poco más de n millóncontra 546 000, respectivamente.

En Oaxaca vivan, en 1995, 18.2 de cada 100 indgenas del pas, de los

cales cerca de la qinta parte (18.7%) residan en localidades de margina-ción media, baja o muy baja, lo cal mestra na menor exclsión social delos grpos étnicos qe en Ciapas, Gerrero Veracrz. En cambio, yca-tán se caracterizaba en 1995 por la proporción más redcida de poblaciónindgena qe vive en condiciones de marginación muy alta, la qinta parte(19.5%), lo cal mestra qe este estado presenta na realidad en qe lamarginación de las localidades la presencia de población indgena se re-lacionan de modo distinto a los otros cinco, sgiere na sitación mco

más avorable para la coesión social (esto se explica por la disión de lalenga maa en la entidad).

La segregación socioespacialen el núcleo de mayor concentración de población:

la Zona Metropolitana de la Ciudad de México

Tras lo expesto asta aora sobre la relación entre marginación disper-sión poblacional, pdiera pensarse qe esta ltima es el nico actor qeorece obstáclos para la integración social. No obstante, veremos a conti-

Cuadro 9.1. Locldds donnn ndígns:*oblcón, gdo d gncón (lo o uy lo) y so lvo, 1995

población % vs . obl. población % vs . obl. % vs . obl.

indígena indígena del indígena indígena del indígena Entidad grado alto estado grado muy alto estado nacional 

Chs 48 545 10.2 401 320 83.9 8.4Guo 12 475 3.5 337 257 95.5 6.6Oxc 214 486 18.0 757 521 63.3 18.2publ 103 483 18.3 380 543 67.3 9.1 Vcuz 67 724 10.6 556 690 86.7 11.7Yucán 208 509 31.3 130 255 19.5 6.4

tol 655 622 — 2 563 586 — 48.1* Locldds con ás d 40% d hblns d lngus ndígns.Fun: Gz, 1999, c. 2.

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nación qe en el polo opesto, el de los grandes conglomerados rbanos,también srgen trabas importantes para la coesión.

En el extremo de maor concentración poblacional, las 10 localida-

des con más de n millón de abitantes, vive casi la mitad (47.3%) dela población de México (97 millones 483 000 abitantes), de acerdocon los resltados del Censo de Población Vivienda del año 2000.18 Los estdios de las zonas metropolitanas más pobladas de México, qeincorporan na división espacial más renada con datos por áreas geoes-tadsticas básicas ( ageb), mestran a partir del censo de 2000 (ltimosdatos disponibles con las variables tilizadas), qe en la Zona Metropo-litana de la Cidad de México residan en ese año cerca de 18 medio

millones de personas (aproximadamente no de cada cinco abitantesdel pas). En promedio, en esta cidad, sólo 67 de cada 100 personasmaores de 15 años tienen algn año de escolaridad adicional a los seisde primaria, 68 de cada 100 viviendas centan con aga entbada (den-tro de la vivienda) 36 de cada 100 viviendas presentan condiciones deacinamiento.19

Esta metrópolis mestra rasgos preocpantes de dierenciación so-cioeconómica qe peden conigrar espacios rbanos ragmentados;

sin dda, la segmentación pede contribir a crear coesiones barria-les, pero de ningna manera propicia la identiicación más ampliacon na sociedad qe a permitido en s seno desigaldades tan pro-ndas.

La segregación de los pobres se conrma con los resltados de n es-tdio sobre la Zona Metropolitana de la Cidad de México. Las delegacio-nes con maor nivel socioeconómico presentan na mezcla social relativaqe se expresa en na gradación considerable de sitaciones (inclen ageb 

de los estratos socioeconómicos muy alto, alto medio); en cambio, en lasdelegaciones mnicipios qe concentran las ageb más pobres m excep-cionalmente aparecen otros estratos qe no sean bajo o muy bajo (Rbalcava Scteingart, 2000: 294).

18 Las 10 localidades son: Tiana, Cidad járez, Iztapalapa, Gstavo A. Madero,León, Gadalaara, Ecatepec, Nezaalcóotl, Monterre Pebla, de acerdo coninegi, 2001.

19

Datos tomados de la inormación para el libro de Rosa Mara Rbalcava MartaScteingart (en elaboración) qe contina los análisis pblicados en 1985, 1987 2000(véase bibliograa).

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LOCALIDADES AISLADAS Y COn ESCASA POBLACIón

El territorio interesa como espacio en qe se concretan diversas desigalda-

des, las qe, dependiendo de la amplitd de las áreas segregadas, originansitaciones de desintegración social qe por s persistencia podran con-vertirse en estrctrales.

El estdio a citado, qe se elaboró en el Conapo sobre la distribciónterritorial de la población (Cavarra et al., 1998: 78) con la inormacióndel Conteo de 1995, mostró qe bena parte de las localidades menos po-bladas del pas se bican era del área de infencia de algna de las 347cidades qe conorman el connto rbano nacional (localidades con más

de 15 000 abitantes) no tienen acceso a carreteras.20 El aislamientoconstite na barrera de acto para s integración al connto nacional.Sólo a partir de 1995, con la inormación del Conteo, e posible disponerde dos momentos de reerencia para examinar la evolción de las localida-des , en especial, para saber si el aislamiento es o no na condición propiade los ncleos de población más peqeños antigos.

En el análisis se detectaron 63 677 localidades peqeñas aisladas. Deellas, sólo e posible localizar 40 976 en el Censo de 1990, por lo qe el resto

peden considerarse nevas (salvo errores qe peda tener la ente ocial enel registro de las coordenadas). Entonces, drante este lstro, las localidadespeqeñas aisladas, leos de disminir, amentaron en orma m acentada:22 701 son nevas , de ellas, 776 tienen entre 100 500 abitantes.21

una medida sintética de las condiciones sociales de acceso a bienes servicios en las localidades es el Índice de marginación a nivel localidad 2005 (Conapo, 2007), calclado para las 104 359 qe en ese año tenan por lomenos tres viviendas.22 De ellas, el sbconnto de las qe tienen menos de

20 El radio de infencia de las cidades se estimó mediante n modelo estadstico,en el spesto de qe garda na relación directa con la canta de s población seconsideró qe aba acceso a carretera cando la localidad está a menos de 3 km de ncamino pavimentado.

21 En la base de datos por localidad del inegi no es posible identicar a las locali-dades nevas, por lo qe s nmero se determinó mediante n método indirecto. Cabeacer notar qe existe na gran diversidad en lo qe el inegi denomina localidad, lo qeexplica las dicltades enrentadas para “empatar” las localidades (“ligarlas” a partir delas bases de datos de 1990 1995).

22

Los indicadores incorporados al ndice son: 1] porcentae de población de 15años o más analabeta; 2] porcentae de población de 15 años o más sin primaria com-pleta; 3] porcentae de viviendas particlares sin drenae ni excsado; 4] porcentae de

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500 abitantes incle a la maora de las más marginadas, rene a casitodas las predominantemente indgenas más de la tercera parte estánaisladas. Este panorama es na mestra de la segregación social espacial

qe, sin admitirse, caracteriza el mosaico territorial de México.La ocde a señalado qe “Las grandes desigaldades regionales de

México resltan más de deseqilibrios en la distribción geográca de lasactividades prodctivas qe de dierencias estrctrales o deciencias eco-nómicas” (ocde, 1998: 32). Por otra parte, segn se a dico, es probableqe “el considerable nmero de localidades con menos de 500 abitantesqe a en el pas se deba a actores institcionales qe distorsionan lapata óptima de poblamiento” (Dávila Lev, 1999: 373). No obstante, el

aislamiento de mcas localidades peqeñas, leos de ser na condicióntransitoria, parece srgir como respesta ante la alta de tierras de labor enel medio rral, en relación con el crecimiento de la población.

En 1995, en la zona qe orman los estados con maor población enlocalidades de muy alta marginación (Gerrero, Ciapas, Oaxaca, Veracrz Pebla), se bican las regiones de maor pobreza , en no de ellos (en

 Veracrz, el tercero más poblado del pas) vivan en esas localidades mediomillón de personas. De la población en localidades de muy alta margina-

ción en el pas, tres de cada catro vivan en estos cinco estados.Las localidades qe por asencia de los satisactores básicos pedencalicarse como marginadas, especialmente en las regiones indgenas lasáreas rrales, mestran condiciones qe desde el pnto de vista social demográco permiten considerarlas zonas de atraso qe obstaclizan elsrgimiento de redes sociales bloqean inversiones qe propicien s in-tegración al desarrollo nacional.

Procesos de poblamiento qe ocrren en circnstancias como las des-

critas plantean problemas de inclsión, se velven contra la preservaciónde los recrsos natrales comprometen el bienestar calidad de vida delas generaciones tras. El riesgo parece asociarse más a dicas circnstan-cias qe al crecimiento demográco, como sele creerse.

Como indicamos antes, la inormación socioeconómica demográcaqe sera interesante examinar en los ogares no existe por localidad, laqe existe ni siqiera es representativa para todos los estados. Tomando

viviendas particlares sin energa eléctrica; 5] porcentae de viviendas particlares sin

aga entbada en el ámbito de la vivienda; 6] porcentae de viviendas particlares conalgn nivel de acinamiento; 7] porcentae de viviendas particlares con piso de tierra, 8] porcentae de viviendas particlares sin rerigerador.

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en centa qe la población no evolciona en el vaco, cando los indica-dores ndamentales se constren analizan en espacios territorialmentemás redcidos, es posible advertir reglaridades, o bien fctaciones,

qe son imperceptibles en las tendencias más agregadas (Rbalcava Or-daz, 1999).23

EL MODELO DE pROpENSIONES 

En las secciones anteriores emos presentado algnas reglaridades expre-sadas en promedios estadsticos; en ésta nos reeriremos a na perspectiva

qe permite examinar dar sentido a algnos de los resltados, integrán-dolos de modo coerente. La perspectiva de las propensiones e propestapor Popper (1996) como na neva cosmovisión: “vivimos en n mndode propensiones”, dio. Antes de revisar los resltados, presentamos losrasgos esenciales qe aplicamos desde esta neva visión (Popper, 1996).

La categora más importante es la de  propensión, asociada con la situa-ción en la qe ocrre n enómeno; el enómeno de interés en este trabaoes la expresión territorial de las desigaldades sociales, a las qe nos aproxi-

mamos por medio de los ndices de marginación. El enómeno, dice Pop-per, “ocrre cando se realiza na posibilidad particlar, dentro de n con- nto de posibilidades”. Si la realización se presenta con reglaridad envarias repeticiones, se maniesta na propensión. El modelo toma en centaqe en la maor parte de los enómenos sicos las posibilidades no son iga-les advierte, “en este caso, la probabilidad no permite percibir qe alg-nas posibilidades tienen maor peso, están ‘cargadas’ como pede estarlon dado en n ego de azar”.

En el modelo de Popper, la situación es donde srgen las reglaridades,tendencias  propensiones, mismas qe, segn los resltados presentadosantes, caracterizan al segndo México “olvidado”, qe a permanecido sereprodce con la polarización, segregación aislamiento de las localidadesen el territorio.24

Las propensiones actan como erzas qe acilitan o dicltan la reali-zación de las posibilidades; las propensiones constiten procesos obetivos

23 Los atores proponen na órmla de asignación de recrsos basada en los ndi-

ces de marginación por localidad, cos resltados ndamentan esta armación.24 La ormalización qe exige el modelo reqiere elaboraciones a partir de las pro-babilidades ss tendencias, qe no emos eectado.

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en tanto no cambie la situación segirán eerciendo s info sobre cada posibilidad particlar, en el mismo sentido.

Las localidades —nidades estadsticas ndamentales para este traba-

 o—, al estar inmersas en la situación, expresan las condiciones de aisla-miento, segregación polarización social, tratadas en la tercera cartasecciones, pero también en esos territorios están presentes la deciencia escasa disponibilidad de bienes servicios, la estrecez de los mercados,tanto de trabao como de mercancas, qe orecen m pocas  posibilidades para ss abitantes. Estamos, en términos del modelo qe proponemos,ante n abanico de posibilidades restringido qe continamente reprodcelas propensiones detectadas. Pede decirse, entonces, qe la situación “atra-

pa” a esas localidades mediante la acción de erzas qe generan, mantie-nen o prondizan s rezago social.

Si bien las nociones de probabilidad de riesgo se an tilizado paratratar de identicar sectores desvalidos de la población, la pobreza, o demanera más amplia, la alta de activos de diversos recrsos de capital, ansido las cestiones qe más atención an merecido en los años recientes alreerirse a grpos vlnerables (González de la Roca, 2007). La propestapopperiana es n recrso metodológico qe permite ormalizar la noción

de vulnerabilidad, considerándola como na reglaridad emprica aproxi-mándose a ella midiendo s persistencia, esto es, revelándola como na propensión.25

 Al presentar ss ideas sobre las  propensiones, Popper arma qe “laestabilidad de los promedios estadsticos sólo pede explicarse sosteniendola existencia de posibilidades con peso, las cales no son meras posibilidades,sino tendencias a convertirse en reales, a realizarse: tendencias o propen-siones qe son inerentes, en distintos grados, a todas las posibilidades

qe se asemean a erzas qe mantienen estables a los indicadores estads-ticos” (Popper, 1996: 27-30).También en relación con la noción de propensión, el ator se pregnta:

¿existe n método qe peda adarnos a averigar el peso real de las po-sibilidades “cargadas”? y s respesta es: “S, siempre qe seamos capacesde repetir la sitación qe prodce los eventos en cestión, o siempre qelos eventos en cestión se repitan por s mismos, sin nestra intererencia.”

25 Popper propone na teora de la probabilidad como  propensión, expresada me-

diante posibilidades ponderadas, para sstitir a la teora clásica en qe las posibilidadestienen el mismo peso, qe pasara a ser n caso particlar de la neva teora (Popper,1996: 25).

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Más adelante pntaliza: “En vez de ablar de la posibilidad de n evento,podramos ablar, siendo más precisos, de na inerente propensión a cm-plir, tras las debidas repeticiones, cierto promedio estadstico. La estadstica

mestra, a s vez, na tendencia acia la estabilidad, siempre cando lascondiciones relevantes permanezcan estables” (Popper, 1996: 29).

Este marco conceptal en el qe las propensiones no se originan en nentorno local, sino en na situación (de la qe dico entorno orma parte),proporciona na base adecada para dar signicado a las descripcionespresentadas en este trabao. Para tener incidencia en las propensiones, reali-zaciones de posibilidades qe ocrren con reglaridad en los entornos loca-les, abra qe transormar la situación, porqe “la sitación cambia las

posibilidades por ende las propensiones”.26

Con estas ideas ndamentales es posible percibir na va de análisisprometedora. Las reglaridades qe emos analizado reeren a na pobla-ción por largo tiempo vlnerada (no vlnerable) qe es vctima de na si-tuación qe desconoce permanentemente está generando las propensiones qe la sstentan. Mientras no cambie la situación generadora, las propensio-nes qe la mantienen reprodcen, algnas de ellas analizadas en estetrabao, permanecerán. El cambio tendrá qe expresarse como nuevas posi-

bilidades realizables para los miles de abitantes asta aora socialmenterelegados, porqe, en palabras de Popper: “Las posibilidades an no reali-zadas tienen visos de realidad; las propensiones nméricas peden inter-pretarse como medida de na realidad aciéndose” (Popper, 1996: 43).

Para emprender el camino apenas bosqeado alcanzo a vislmbrarqe va a ser necesario bscar na lnea de acmlación entre la teora delas propensiones de Karl Popper las aportaciones metodológicas de Max

 Weber Rolando Garca. En el caso de Weber abrá qe considerar en es-

pecial la “explicación casal basada en reglaridades probables” (Gil, 1997:95) la “elaboración conceptal para la generación de esqemas de inter-pretación” (Gil, 1997: 101), por s relación con la situación generadora de

 propensiones. Por s parte, la obra de Garca, sigiendo la escela constrc-tivista de jean Piaget, postla la necesidad de teoras para establecer rela-ciones casales en “trozos de realidad” investigados a partir de sistemascomplejos (ecosistemas natrales qe an srido la acción del ombre),

26 Popper orece, para sstentar este aserto, n eemplo relacionado con la sper-

vivencia: “el estado de sald es parte de la sitación, pero la propensión a sobrevivir nodepende sólo de la sald sino qe el progreso de la ciencia médica cambia las expecta-tivas de spervivencia de calqier persona”.

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caracterizados por s “denibilidad” (datos observables, ecos, relacionescasales teoras), “componentes” (lmites, elementos estrctra), “nive-les de procesos de análisis” “dinámica” (estados estacionarios, deses-

trctración reestrctración). Estos conceptos, aplicados a la situaciónpropesta en este trabao, permitiran “tornar inteligibles los ecos, orga-nizarlos, erarqizarlos explicarlos” (Garca, 2006: 39-63). Qeda asabierta la posibilidad de cambiar las  propensiones encontradas, actandosobre las casas qe las originan.

REFLEXIOnES FInALES

La segregación, la polarización, el aislamiento los confictos territorialesmestran, desde la perspectiva de las propensiones, qe las posibilidades noson igales para todos. Para algnos contienen na “carga” negativa qe setorna evidente en las reglaridades empricas qe la situación genera enciertos entornos locales. Empero, notamos qe algnos de éstos mestrancon maor gravedad los enómenos descritos. ¿Por qé las propensiones noatraen por igal a todos los entornos qe comparten la misma situación? De

acerdo con el marco conceptal propesto por Popper, la respesta es:“a erzas en conficto qe empan en direcciones opestas”.En el presente estdio nos centramos especialmente en propensiones qe

contriben a qe las localidades permanezcan marginadas. Conociendo es-tas erzas es posible actar sobre ellas (pertrbar la constancia de la situa-ción) para cambiarlas en el sentido deseado. La situación, al actar como ncampo de erza, es la qe “atrae” tanto la materialización de posibilidades qemantienen las desigaldades sociales, como la anlación de las qe actaran

en avor del progreso incluyente qe pide Carlos Fentes para México.una cestión no tratada en este trabao, indispensable para ampliar laaplicación del modelo, es el análisis en prondidad de la situación, crcialde acerdo con la perspectiva conceptal de las propensiones, porqe éstassólo se maniestan “cando las condiciones relevantes permanecen esta-bles” (Popper, 1996: 29). Para investigar cáles son las condiciones másrelevantes qe an permanecido estables en el “segndo México” ace altaidenticar con detenimiento los rasgos particlares de las localidades spoblación, el modo como se dinden acia ámbitos territoriales másamplios (por eemplo, mnicipios estados); tarea qe spera los lmitesdel presente trabao.

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CONCRECIÓN TERRITORIAL DE LAS DESIGuALDADES SOCIALES  333

Si bien no tenemos elementos para sostener qe las desigaldades ex-presadas como propensiones pdieran tener algn vnclo con los mltiples recrrentes confictos qe se sscitan por cestiones territoriales, tampo-

co a evidencias en contrario. Este tema qeda pendiente en la agenda deinvestigación.

En relación con las  propensiones analizadas, pede anticiparse qe enMéxico las peqeñas localidades segirán amentando en nmero , tal vez,en aislamiento. El enveecimiento de la población, la emigración a Estadosunidos el abandono de vastas regiones en el medio rral también pronos-tican n escenario desolador. Las desventaas actales de los mnicipios se-

 gregados, polarizados e indgenas se maniestarán de modo más acentado;

este presagio obliga a establecer con rmeza las  propensiones, actalizán-dolas permanentemente al disponer de neva inormación sobre los enó-menos examinados a actar decididamente para transormarlas. una sali-da posible es qe, en tanto se genera conocimiento sólido sobre los actorescondicionantes, las polticas demográcas sociales operen para alcanzarcon éxito nes prácticos denidos con precisión en el Plan Nacional de De-sarrollo los programas sectoriales.

Es necesario estdiar la traectoria qe a llevado a la situación actal,

propia no sólo de México sino presente en otros pases de América Latina elCaribe. La globalización orece también nevas posibilidades es necesario tra-tar de infir en s realización. La perspectiva de la eqidad, implsada por lacepal desde nales de los años ocenta, abrió vetas qe se an dirigido más atratar de comprender orientar el cambio de las situaciones nacionales o regio-nales, qe a transormar los entornos comnitarios amiliares. S aplicaciónen estos ámbitos es rgente, a partir del reconocimiento de qe “el crecimientosostenido exige na sociedad eqitativa articlada internamente” (Fanzl-

ber, 1989). No debe olvidarse qe las localidades los ogares son los espaciossociales concretos en los qe se constren la coesión la democracia.

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334  DESIGuALDAD SOCIAL

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336  DESIGuALDAD SOCIAL

Cuadro A-9.1. muncos sggdos

muncos d muy alta gncón, n sdos d muy alta gncón. D los 257 un-cos n s sucón sólo s slcconon s cudo quéllos con ás d 15 000hbns n locldds d muy alta gncón (mam)

% población Localidades población oblacióntotal en el en el en locs. Localidades locs.

Estado Clave Municiio municiio municiio mam  de mam   mam 

Chis 07059 Ocosingo 170 280 1 094 67 344 435 39.55

Chis 07031 Chilón 95 907 605 60 330 461 62.90Guerrero 12028 Chil de Álvrez 105 146 189 60 249 126 57.30Chis 07023 Chel 67 085 129 49 113 96 73.21Chis 07052 Ls mrgris 98 374 398 30 019 146 30.52Chis 07064 Oxchuc 41 423 125 28 686 98 69.25Guerrero 12076 aceec 28 525 110 26 328 103 92.30Chis 07112 Sn Jun Cncuc 24 906 36 23 247 33 93.34Chis 07077 Slo de agu 53 547 315 22 662 138 42.32Chis 07096 til 63 172 157 19 935 93 31.56Guerrero 12052 Sn Luis aclán 41 884 89 19 887 55 47.48

Chis 07026 Chenlhó 31 788 96 19 302 63 60.72Guerrero 12012 ayul de los Libres 55 974 124 18 969 70 33.89Guerrero 12010 alixc 23 371 92 18 933 73 81.01Guerrero 12032 Generl Heliodoro Csillo 34 554 249 18 583 155 53.78Guerrero 12071 Xochislhuc 25 180 110 17 624 85 69.99Chis 07111 Zincnán 31 061 55 17 479 37 56.27Guerrero 12043 melónoc 17 398 72 17 323 63 99.57Guerrero 12051 Quechulenngo 33 367 79 17 109 58 51.28Oxc 20406 Sn mrí Chilchol 20 577 112 16 636 99 80.85Guerrero 12041 mlinleec 26 613 104 16 164 80 60.74Oxc 20171 Sn José tenngo 18 120 136 16 114 125 88.93Oxc 20041 Huul de Jiénez 31 829 113 15 943 93 50.09Guerrero 12078 Cocho el Grnde 15 572 120 15 418 111 99.01Chis 07081 Siojovel 32 451 124 15 306 78 47.17

Fun: lbocón o con dos d inegi, 2007.

AnEXO

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tercera parteDeSiGUaLDaDeS pOLÍtiCaS

Y DereCHOS HUmaNOS

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339

10InStItUCIOnES PÚBLICAS

 Y tRAnSPAREnCIA ELECtORAL, 1977-2002

Silvia Gómez Tagle*

CONteNiDO

  Introdcción 340  La oerta de igaldad poltica en la democracia poltica 340  México: n sistema de partido egemónico 343

La etapa de la plralidad poltica, 345; La batalla por la

transparencia electoral, 350; La reorma electoral de

1996, 355; El desempeño de las institciones electoralesen 1997, 358; El papel de las institciones electorales

drante el periodo de transición 1998-2000, 360; Reor-

ganización interna del ife, 361; El ife los partidos po-

lticos, 362; Procesos electorales atoridades dicia-

les, 364; La vspera de las elecciones de 2000, 366

  ¿Qé le alta a la democracia en México? 367  Reerencias 372

* Proesora-investigadora del Centro de Estdios Sociológicos de El Colegio deMéxico: <[email protected]>.

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340  DESIGuALDAD SOCIAL

IntRODUCCIón

En México, desde el término de la Revolción de 1910, se an celebrado

elecciones con reglaridad para renovar los poderes Eectivo Legislativo.Sin embargo, drante más de 70 años, el nico partido con posibilidades deéxito en los niveles más altos del gobierno e el Partido RevolcionarioInstitcional (pri). Se trataba de n sistema electoral, ormalmente democrá-tico, pero con caractersticas de n régimen atoritario, donde los represen-tantes no tenan n compromiso con los votantes, porqe los dirigentes des propio partido eran qienes decidan las candidatras, qe nalmenteeran trinadoras. En el presente ensao se analizan las transormaciones del

régimen mexicano, desde ese régimen atoritario de partido egemónico,a no plralista relativamente democrático. Se analizan principalmente loscambios en la legislación las institciones electorales en el periodo de1977 a 2002, poco despés de qe llegara a la presidencia de la Repblicael primer candidato de n partido distinto al Revolcionario Institcional.1

LA OFERtA DE IGUALDAD POLÍtICA

En LA DEMOCRACIA POLÍtICA

Formalmente, los sistemas polticos democráticos se distingen de otrostipos de régimen poltico, porqe el acceso al poder está reglado por re-glas preestablecidas de competencia entre dierentes grpos reglarmentese celebran elecciones en las qe los cidadanos expresan ss preerencias.Desde los albores del siglo xx, el dereco al sragio niversal, libre secre-to, oreca colocar a todos los cidadanos en na sitación de igaldad

poltica, a pesar de todas las demás dierencias qe existen en la sociedadcomo la distribción de bienes valores. Por eso, la celebración reglar deelecciones, en las qe se ponen en ego los más altos pestos de poderpoltico, a sido considerada por mcos atores como el rasgo empricoqe permite distingir a n régimen democrático. Pero, en realidad, laselecciones por s solas son inscientes para garantizar la democracia, pesmcas veces el acceso desigal al poder a los recrsos, la maniplaciónde la inormación o las reglas para participar como candidato o como vo-tante impiden qe los cidadanos realmente pedan elegir, a qe desde

1 El presente texto tiene como antecedente el trabao pblicado en Middlebrook, 2004.

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INSTITuCIONES PúBLICAS y TRANSPARENCIA ELECTORAL  341

antes el resltado de la elección a sido decidido en otros espacios de po-der a los qe sólo acceden los privilegiados. Por esto, se pede armar qelas limitaciones qe padece na democracia peden dar por resltado, in-

clsive, n régimen con n sistema electoral permanente pero con caracte-rsticas exclentes atoritarias.

El paso de n régimen de partido egemónico,2 donde peden existirvarios partidos pero sólo no tiene perspectivas de trino, a na democra-cia con n sistema plral de partidos, como la “poliarqa” qe imaginaDal (1993) o los modelos ideales donde existen varios partidos en compe-tencia, signica n cambio importante de régimen poltico, an cando nose trate de na democracia perecta. De eco, la democracia perecta nn-

ca a existido, porqe las desigaldades prondas de la sociedad capitalis-ta colocan inevitablemente en desventaa a grandes sectores de la pobla-ción, tengan o no cidadana poltica. Sin embargo, tener cidadana, ascomo la existencia de n sistema plral competitivo de partidos, no espoca cosa, porqe permiten cando menos reclamar los derecos mnimosde bienestar, libertad, respeto de la integridad sica, etcétera.

El compleo proceso de ampliación de oportnidades de participación de derecos polticos, generalmente conocido como democratización,

depende de mltiples actores istóricos, cltrales económicos, pero eneste texto se presta particlar atención a la reglación electoral (lees einstitciones) encaminada a garantizar la transparencia de los comicios la eectividad del sragio, la conanza de la cidadana en qe las eleccio-nes signican s propio eercicio del poder la presencia de partidos pol-ticos atónomos competitivos. En todo caso, leos de constitir n aná-lisis restringido de las normas rdicas, la discsión pretende discernir lasrelaciones entre dicas normas los actores polticos en n contexto is-

tórico dado.Desde esta perspectiva, en México la transormación del sistema elec-toral de partidos comenzó con la reorma poltica de 1977, porqe intro-do na dinámica qe an o contina en ciernes. Además del análisisdel connto de las institciones qe comprende el sistema electoral, elestdio de la transparencia de los procesos electorales involcra la ces-tión, de carácter más general, de lo qe constite na transición a la de-mocracia, siendo este ltimo pnto de especial importancia en México,

2 Para na denición de sistema de partido hegemónico véase Sartori, 1994: 283;hntington Moore, 1970; hermet et al., 1982.

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toda vez qe, en la serie de cambios qe a tenido lgar entre mediados dela década de los setenta nales del primer decenio del nevo siglo, no aabido n solo momento denitivo qe marqe el n del régimen atori-

tario el comienzo de otro nevo.3 Por el contrario, los cambios se anprodcido gradalmente, con avances retrocesos en diversos aspectos,tanto as qe la idea de “transición a la democracia poltica” a sido mcestionada en dierentes contras, a pesar de los inddables cambiosqe se an observado en el largo plazo. En mcos momentos, los lderesdel Partido Revolcionario Institcional (pri) se las ingeniaron para intro-dcir medidas compensatorias qe netralizaran los eectos democratiza-dores de reormas legislativas tendientes a promover la transparencia la

eectividad de las elecciones.En la medida en qe la democracia prespone na reglación qe

posibilita la competencia por el poder poltico qe orece, por mediospaccos, la posibilidad de la alternancia en el poder, no de ss mao-res dividendos es permitir qe diversos grpos aspiren al poder de or-ma simltánea. Las reglas del sistema salvagardan los derecos de lasminoras al tiempo qe obligan a aqéllos en el poder a someterse a laelección de los cidadanos, qe por esta va pacca cambian a qienes

los gobiernan.En los sistemas atoritarios, en cambio, el control poltico de n grpose pede prolongar indenidamente, inclso sin la anencia de la pobla-ción, mientras el grpo en cestión acreciente s poder mediante el controlestatal. México proporciona n claro eemplo de cómo las lees e instit-ciones electorales peden contribir a la estabilidad de n sistema atori-tario en los momentos en qe no a partidos competitivos, o bien casar-le serios confictos pérdida de legitimidad en otros momentos, cando

srgen otras erzas polticas organizadas capaces de competir con el grpoqe aba sido egemónico.En el entendido de qe no existe la democracia perecta, la cestión

acerca de la transición de n régimen atoritario a no democrático secentra en los estándares de imperección qe son permisibles en n régi-men democrático, antes de qe el marco institcional pierda todo sentido(hermet et al., 1982).

3

El término “régimen poltico” se emplea aq segn la denición de Levi (1995:1362); es decir, como el connto de institciones qe regla la dispta del poder eleercicio del mismo, as como los valores qe alimentan a esas institciones.

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INSTITuCIONES PúBLICAS y TRANSPARENCIA ELECTORAL  343

La operatividad democrática de n sistema electoral involcra el con- nto de procedimientos actos, tanto materiales como rdicos, qe con-dcen a la designación de los gobernantes por aqéllos a qienes gobier-

nan. En este marco, la le electoral es resltante de n proceso dinámico deinteracción entre la sociedad el Estado; s nción es registrar las trans-ormaciones de dica interacción, mediante la cal las erzas polticas sedisptan el poder (Cotteret Émeri, 1973: 3). Desde esta perspectiva, latransparencia tiene tanto qe ver con las legislaciones electorales como conel ncionamiento de las institciones en n momento dado de la istoria,porqe las reglas qe establece el sistema rdico peden no cmplirse siqienes detentan el poder poltico económico en la sociedad gozan de

impnidad. Es por esto qe la determinación de la transparencia no debelimitarse sólo al criterio rdico, sino qe a de dar centa de la interac-ción entre las normas, las institciones, los partidos polticos la opiniónpblica. ¿hasta dónde es posible qe se desarrolle la competencia entrepartidos? ¿y asta dónde cabe la plralidad en las oertas polticas?

El sentido de la democracia estriba en el establecimiento de reglas paracanalizar la lca por el poder poltico, en la exigencia de qe los gobernan-tes asman s responsabilidad (respondan a los cidadanos), como de qe

exista la posibilidad real de qe el poder poltico cambie de manos por la vapacca, a través de las elecciones. Las institciones a cargo de la organiza-ción certicación de las elecciones ss resltados constiten el pentenecesario entre las reglas de la democracia la práctica democrática. La legi-timidad de los procesos electorales depende en gran medida de qé tan con-ables son dicas institciones.4 En este sentido, tres aspectos son importan-tes: la organización de los comicios, la evalación del proceso electoral segnla percepción qe se tiene de los actores los resltados electorales.

MéXICO: Un SIStEMA DE PARtIDO HEGEMónICO

La democracia no e no de los valores centrales del régimen polticoemanado de la Revolción mexicana. Lazos simbióticos entre na presi-dencia poderosa el partido dominante abilitaban al presidente en trno

4

Si no a manera de orzar a la cidadana a los partidos polticos a respetar lasreglaciones electorales, el proceso entero tiende al racaso, a qe qienes violan laslees electorales qedan impnes.

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344  DESIGuALDAD SOCIAL

para convertirse en el ee de la poltica nacional, de modo qe pdiera or-ganizar los intereses de los diversos grpos ligados a s partido, as comocontrolar la erza social poltica de la oposición.

heredera de la Revolción de 1910 del movimiento social emanadode ella, a los qe debe originalmente s legitimidad, la enorme egemonadel pri explica la total asencia de centros atónomos de contienda poltica,en particlar de partidos competitivos. Para los grpos opositores resltabaextremadamente dicil consolidarse como centros de poder atónomo, aqe estaban condenados a acarrear el estigma de ser “contrarrevolciona-rios”. De eco, es posible armar qe el pri se aprovecó del consensogeneral qe inicialmente obtvo de la Revolción qe más tarde consoli-

dara drante el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940), an de imponer n sistema electoral diseñado para evitar el crecimiento deotros partidos, qe podan signicar na oposición real.

México a celebrado elecciones reglares desde comienzos de los añostreinta; sin embargo, asta 1997 el pri controló tanto la presidencia comoel Congreso, de modo qe pdo aprobar lees a volntad maniplar re-centemente los procesos electorales. El control presidencial sobre asntoselectorales era la clave para evitar qe los comicios dieran la oportnidad a

qe otras erzas polticas amenazaran la egemona del partido. Los már-genes de dierencia de captación de votos entre el pri los otros partidoseran tan altos, qe las sospecas de qe el sistema careca de transparenciapalidecan ante la abrmadora maora del partido dominante.

Entre 1946 1976, catro aspectos ndamentales de la organización elec-toral garantizaban la estabilidad del sistema poltico mexicano en materia deelecciones: 1] el control eercido por el pri sobre el Poder Legislativo ca ma-ora le perteneca; 2] la prerrogativa presidencial de decidir cántos ( cáles)

partidos podan competir en la contienda, derivada de la exigencia de qe, paraacerlo, deban recibir el registro correspondiente; 3] elecciones organizadas certicadas por institciones bao el control del presidente s partido, 4]ondos gbernamentales a disposición de las campañas electorales del partido.

De este modo, las plataormas de la oposición eron exclidas de la l-ca electoral condenadas a la acción poltica clandestina. El Partido Com-nista Mexicano (pcm), el Partido de la Ferza Poplar (pfp)5 la Federación

5 Ligado al sinarqismo, n movimiento de extrema dereca, el Partido de la Fer-

za Poplar obtvo s registro en 1946 para contender en las elecciones presidencialesde ese año, pero lo perdera en 1949 por cometer actos ilegales (proanar el hemicicloa járez en la Alameda Central de la capital). Véase Molinar horcasitas, 1991: 36.

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INSTITuCIONES PúBLICAS y TRANSPARENCIA ELECTORAL  345

de Partidos del Peblo de México (fppm),6 entre otros, seran catalogados enn mismo espectro, a pesar de pertenecer nos a la izqierda otros a laextrema dereca, como partidos ilegales. Desde nes de los años carenta

asta 1979, solamente el partido de centro-dereca, Acción Nacional (pan),sera capaz de sobrevivir ante tales adversidades. Los otros dos partidos qesrgieron en ese periodo qe “obtvieron registro” para participar en elec-ciones eron aliados del pri en elecciones presidenciales: el Partido Aténti-co de la Revolción Mexicana (parm) el Partido Poplar Socialista (pps).

Con el tiempo, sin embrago, el pri e perdiendo palatinamente lalegitimidad eredada de la Revolción el sistema electoral, diseñado ori-ginalmente para evitar el ortalecimiento de otros partidos, llegó a conver-

tirse en n riesgo para la estabilidad del régimen. Ante la asencia real departidos contendientes, el desacerdo social comenzó a expresarse era delas institciones polticas, como scedió en los casos del movimiento est-diantil de 1968, as como de nmerosas organizaciones disidentes de tra-baadores sindicalizados o de campesinos, mcos de los cales derivaronen grpos armados qe se enrentaron al régimen en los años setenta.

En las elecciones generales de 1976, el pri e el nico partido registra-do qe presentó candidato a la presidencia.7 Las disptas internas la alta

de credibilidad en la transparencia electoral eron determinantes para qeel pan optara por no contender al Eectivo ederal. Otras organizaciones,tanto de izqierda como de dereca, se vieron imposibilitadas para compe-tir, pes las atoridades electorales no les concedieron registro.8

La etapa de la pluralidad política

La reorma poltica más importante del periodo se llevó a cabo en 1977. jess Rees heroles, entonces Secretario de Gobernación, propso na se-

6 La fppm e pesta en marca en 1945 por n grpo de izqierda conormadopor disidentes del pri. Desaparecera tras las elecciones presidenciales de 1952, en lasqe s candidato, general Migel henrqez Gzmán, gozó de na gran proección.

 Véase Martnez Assad, 1982: 18.7 Fieles a s costmbre, el Partido Poplar Socialista (pps) el Partido Aténtico de

la Revolción Mexicana (parm) apoaron al candidato del pri.8

El registro era concedido a los partidos por la Comisión Federal Electoral (cfe),al mando del Secretario de Gobernación, a lo qe a qe smar las dicltades paracmplir con los reqisitos impestos.

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rie de cambios en el sistema de partidos en el aparato electoral con mirasa ampliar las posibilidades de la representación poltica, captrando en losorganismos representativos el espectro ideológico de na corriente maori-

taria de corrientes menores qe, diriendo signicativamente de la mao-ra, se smaran al mosaico nacional (Rees heroles, 1977: 9-16). Las reor-mas adiciones a 17 artclos de la Constitción se pblicaron en el DiarioOcial de la Federación el 6 de diciembre de ese año na neva reglación,la Le Federal de Organizaciones Polticas Procesos Electorales (lfoppe),e pesta en marca.

La reorma también comprendió cambios complementarios a otras leescapitales, inclendo na enmienda constitcional qe, por primera vez,

reconoca el dereco a la inormación por parte de la cidadana9 establecael dereco de amnista para presos gitivos polticos. Esta ltima acciónsera n gran incentivo para qe mcos individos enveltos en la lcasocial se enrolaran en partidos polticos , abandonando la acción directa, orapor la va pacca, en movimientos de carácter social, ora por la beligerante,en la gerrilla, emplazaran ss actividades acia los procesos electorales.

Cabe sbraar dos aspectos ndamentales de la lfoppe: por n lado,la neva legislación implsó el plralismo poltico mediante la posibilidad

de qe nevos partidos obtvieran s registro , por el otro, introdo lainiciativa de representación proporcional en la Cámara de Diptados, per-mitiendo qe los partidos minoritarios ocparan asientos en el Congreso.Tras medio siglo de sinsabores, la oportnidad aba llegado para la oposi-ción; los nevos partidos no tardaron en obtener s registro.10

La reorma poltica de 1977 amplió considerablemente las prerrogativasa los partidos polticos, lo qe permitió a aqéllos de nevo registro sobre-

9 Con todo, la legislación concerniente al dereco de la cidadana a la inorma-ción no sera implementada sino asta 2002. De eco, esta le constitó el maoravance logrado a avor de la transparencia en México drante el sexenio en qe gobernó

 Vicente Fox.10 Para ganar el “registro denitivo” los partidos deban demostrar qe posean na

cantidad considerable de simpatizantes en todo el pas, lo qe acarreó enormes dicl-tades a qe era necesario eectar asambleas mltitdinarias en las qe cientos depersonas deban acreditar s identidad ante notarios pblicos. Por s parte, el “registrocondicionado” abilitaba a los partidos a contender en los comicios a aspirar al regis-tro denitivo sobre la base de s captación de votos. Si n partido no smaba cando

menos 1.5% del electorado participante se le retiraba el registro, como scedió con elparm en 1982, si bien poda solicitar n nevo registro condicionado para participar enel sigiente proceso electoral.

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vivir a pesar de los escasos trinos electorales qe obtvieron en el periodocomprendido entre ésta la reorma de 1996. Con s spervivencia, estosnevos partidos proporcionaron na imagen de plralidad poltica al régi-

men. Las prerrogativas de los partidos se ampliaron para: 1] tener acceso ala radio la televisión, an en periodos no electorales; 2] disponer de me-dios para ss actividades electorales, 3] gozar de exención de impestos ranqicias postales telegrácas (Ramos herrera, 1991: 120-121). Desdeentonces, los dos temas centrales en el debate de los recrsos son el nan-ciamiento pblico el acceso a medios, principalmente electrónicos.

En 1979, tres nevos partidos eron registrados para las elección dediptados: el Partido Comnista Mexicano (pcm), el Partido Socialista de

los Trabaadores (pst) el Partido Demócrata Mexicano (pdm), dedor delsinarqismo del pfp tras s disolción en 1949. A ellos se smaron, para laselecciones generales de 1982, el Partido Revolcionario de los Trabaadores(prt) el Partido Social Demócrata (psd), anqe este ltimo perdera sregistro condicionado al no smar en los comicios 1.5% de los votos; lomismo qe el parm, qe, sin embargo, lo recperara en 1985, año en el qetambién lo obtendra el Partido Mexicano de los Trabaadores (pmt). Demanera qe, abiendo estado blindado entre 1946 1976, el sistema de

partidos se llenó de vitalidad gracias a la participación de estas nevas or-ganizaciones, a pesar de qe, a la postre, algnas de ellas no sobreviviran.La composición de la Cámara de Diptados ederales cambió al crecer

de 196 a 300 el nmero de distritos electorales de maora (aqéllos dondeel ganador era elegido por maora relativa en los conteos) con la designa-ción de 100 nevos diptados electos mediante na órmla de representa-ción proporcional (Patiño, 1985: 222-227). Las crles de representaciónproporcional se distriberon de acerdo con la división del pas, en n m-

nimo de tres n máximo de cinco circnscripciones plrinominales (cadana de éstas tendra varias entidades ederativas) a la erza proporcionalde cada partido en dicas zonas. una previsión extraordinaria en la le, paraortalecer el plralismo, era qe sólo los partidos minoritarios, denidos porla lfoppe como aqéllos con menos de 60 diptados electos por maora re-lativa, podan aspirar a esos 100 pestos de representación proporcional.

No obstante, la neva legislación an se las ingeniaba para evitar qelos partidos minoritarios se convirtieran en maora (Patiño, 1985: 228) para ello especicaba qe, en el caso de qe dos o más partidos obtvieranpor encima de 90% de los distritos de maora, nicamente se distribirala mitad de las crles de representación proporcional, lo qe, en el terreno

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de los ecos, impona lmites insoslaables a la plralidad poltica del ré-gimen en s connto. Asimismo, negaba a los partidos con 60 o más dis-tritos de maora la posibilidad de aspirar a na sola de las btacas plri-

nominales; esto, sin mencionar qe en el Senado de la Repblica en loscongresos de las entidades ederativas no se les incló en la reorma.

Sin embargo, en materia de organización electoral (operación de laelección) la lfoppe no signicó cambios. La responsabilidad de la operaciónelectoral permaneció en el Eectivo ederal, o sea, en la Comisión FederalElectoral (cfe), qe a s vez era n organismo a cargo de la Secretara deGobernación co titlar era designado por el presidente, se apoaba enlos gobernadores de los estados para condcir los procesos electorales. Se-

meante acerdo institcional abra la posibilidad de qe el presidente losgobernadores interrieran en el resltado de las votaciones, a lo qe tam-bién contriba el eco de qe la certicación de los comicios era tarea delas respectivas comisiones electorales del Senado de la Repblica de laCámara de Diptados, mismas qe, sin ocltar ss motivaciones polticas,se inclinaban a avor del partido maoritario.

Drante la primera mitad de la década de los ocenta, siendo el másserio contendiente del pri, el pan sera protagonista de las más agdas dis-

ptas postelectorales, en particlar de las propiciadas por irreglaridadesen las contiendas por los gobiernos de Ciaa San Lis Potos, ascomo en las elecciones mnicipales de Cliacán, Sinaloa otros distritos.Por s parte, anqe se aban mltiplicado signicativamente, los parti-dos de izqierda no oponan na verdadera resistencia, salvo en áreas limi-tadas, como la sierra de Gerrero o el istmo de Teantepec.

En 1986 1987 se implsaron nevas reormas para resolver la ten-sión entre los partidos emergentes, la cidadana en proceso de organizarse

n sistema electoral controlado polticamente por el Eectivo ederal. Algnas demandas de los partidos de ambas salas, qe exigan maoresgarantas para las minoras polticas, eron adoptadas por la reorma cons-titcional de 1986 la le electoral de 1987, inclendo n incremento de100 a 200 diptados de representación proporcional la creación del ne-vo Tribnal de lo Contencioso Electoral (tce).11 También se tomó en cen-ta la demanda de los cidadanos del Distrito Federal para recperar ss

11 An as, el Tribnal se limitaba a nciones administrativas, dado qe la certi-

cación de elecciones sega siendo prerrogativa de las comisiones electorales de la Cá-mara de Diptados ederal (para presidencia diptaciones) del Senado (para sena-dores). Véase la reorma al artclo 74 de la Constitción.

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derecos polticos, con la creación de la Asamblea de Representantes delDistrito Federal, cos gobernantes locales venan siendo designados di-rectamente por el Eectivo ederal desde mediados de los años veinte.12

En otros aspectos capitales, no obstante, las reormas de 1986 1987signicaron n paso atrás en materia de democratización. Primero, porqela le electoral de 1987 eliminaba el registro condicionado para los partidosemergentes, obligando a todo grpo qe qisiera ormar na organizaciónpoltica a cmplir con los complicados reqisitos del registro denitivoantes de tener acceso a la arena poltica. y segndo, porqe los partidoseran representados en la Comisión Federal Electoral en la medida de smás reciente captación de votos, previsión qe garantizaba la maora ab-

solta para el pri.13

En México, el paso necesario para sstitir n sistema de partido ege-mónico por na plralidad verdaderamente competitiva no poda darse den da para el otro debido a qe nnca existió n “pacto ndacional” qeasegrara la alternancia en el gobierno. En vez de eso, a partir de los ocen-ta, el pan incrementó palatinamente s presencia electoral en los ámbitoslocal, estatal nacional, ganando el apoo del sector empresarial de laclase media. Mientras tanto, la izqierda se las tena qe ver con nmerosos

obstáclos qe le impedan consolidarse; se divida en mltiples grposante n pri qe le aba robado s retórica poplista qe se dedicaba arecltar lderes e intelectales de izqierda.

Pero, como la dinámica de competencia electoral a la qe dio lgar lareorma de 1977 no e acompañada de los cambios institcionales necesa-rios para promover la transparencia, los confictos postelectorales se volvie-ron cada vez más recentes tanto en el ámbito ederal, como en los estados.

 Anada al descontento social acmlado a raz de la crisis económica de

1982 a la desaprobación cada vez maor del atoritarismo, la pérdida decredibilidad de los procesos electorales de ss “ganadores” trao como re-sltado na ractra interna del partido en el poder qe, en 1987, condoa la ormación de la Corriente Democrática (del pri) n año despés pro-vocó la salida de n importante grpo de dirigentes bases sociales, qeapoaron la campaña presidencial de Cárdenas.

12 Con todo, las nciones del ee de gobierno del Distrito Federal (electo desde1997) de los 16 ees delegacionales (electos desde 2000), as como las de la Asamblea

misma, segiran siendo bastante limitadas. De manera qe, an o, el gobierno capi-talino contina a la espera de qe se le reorme signicativamente.13 Véanse los artclos 162-165 del Código Federal Electoral (1987).

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 A pesar del escaso éxito electoral qe asta entonces aba tenido laizqierda, la creación del Frente Democrático Nacional (fdn), ndado en1987 para apoar la candidatra presidencial de Catémoc Cárdenas en

las elecciones de 1988, signicó n parteagas tanto para la propia izqier-da como para el pri. Al fdn, qe se convertira n año más tarde en el Par-tido de la Revolción Democrática (prd), además de los priistas, se integra-ron mltiples organizaciones polticas ampliamente dismiles: el PartidoSocialista unicado de México (psum), el Partido del Frente Cardenista parala Reconstrcción Nacional (pfcrn), el pps, el parm otros grpos casorientaciones iban de la extrema izqierda al centro demócrata. Para sor-presa de mcos, en los comicios presidenciales de 1988 el fdn demostró

ser n eectivo contendiente para el pri en los sectores poplares, tantorrales como rbanos.

La reorma de 1977 e el primer paso rmbo a la institcionalizaciónde na lca poltica más competitiva, conorme se abrieron nevos es-pacios de participación electoral, las élites económicas, intelectales po-lticas del pas comenzaron a disentir del pri conormaron grpos atóno-mos de poder identicados con los nevos partidos. En México se pasó den régimen en el qe, literalmente, los votos no contaban, a otro en el qe

recentemente los votos eran mal contados, a qe la maqinaria electoralsega siendo controlada por la Secretara de Gobernación los gobernado-res de las 32 entidades, los cales pertenecan al partido “ocial”, mientrasqe el pan los nevos partidos tenan cada vez maores exigencias departicipación poltica, pero se vean constreñidos por la alta de transparen-cia electoral. Los años ocenta se caracterizaron por n proceso lento peroconstante de desgaste de la egemona priista de ortalecimiento de otrosactores polticos institcionales, a dierencia de los años setenta, cando la

acción poltica disidente en bena medida desembocó en acciones “antiins-titcionales” o directamente beligerantes.

La batalla por la transparencia electoral

Cárdenas no e capaz de demostrar qe aba ganado las elecciones presi-denciales de 1988, pero las enormes irreglaridades qe arroaron los co-micios están debidamente docmentadas (Gómez Tagle, 1994). En virtdde qe la certicación de los resltados corra a cargo de las comisioneselectorales del Congreso ederal, tradicionalmente el pri aba tenido las

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acltades necesarias para imponer s maora sin dicltades; en 1988,sin embargo, esta va no constita na opción qe se pdiera sticar le-galmente, a qe existan posibilidades de qe la Legislatra pasara al con-

trol de la oposición. En 253 de los 300 distritos de maora del pas, losresltados electorales eron sozgados mediante 523 demandas legalespresentadas ante el Tribnal de lo Contencioso Electoral, primero, legoante las comisiones electorales del Congreso (Tribnal de lo ContenciosoElectoral, 1988: 94-112). En consecencia, los partidos de oposición seresaron a aceptar tales resltados. No sólo eso, sino qe tanto el fdn como el pan exigieron la apertra de los paqetes qe contenan las boletasmarcadas con el obeto de recontar los votos. El pri se negó , nalmente,

los paqetes eron incinerados años despés, con la complacencia del pan,lo qe acarreó an más sspicacia en torno a la legitimidad de la spestavictoria propgnada por el pri para s candidato a la presidencia en 1988,Carlos Salinas de Gortari.

 Ante la precariedad de s trino en los comicios, el presidente Salinas(1988-1994) se comprometió a implsar na reorma electoral de maorenvergadra, la cal condcira, en 1990, a la creación del Institto FederalElectoral (ife), n organismo atónomo permanente con estattos propios,

administrado por proesionales en la materia coordinado por n ConseoGeneral, con n presidente oco conseeros magistrados, as como dosrepresentantes del Congreso n representante de cada partido. La n-ción de los conseeros magistrados era garantizar la independencia polticadel ife, pero en la práctica s poder de decisión era m limitado, pes elpresidente del organismo, con capacidad de decisión en todos los niveleseectivos, deba ser el Secretario de Gobernación, integrante del PoderEectivo ederal nombrado por el presidente de la Repblica.14

Las reormas salinistas dearon intacta la congración de la Cámarade Diptados ederal, qe sigió compesta por 300 crles de maorarelativa 200 de representación proporcional; no obstante, se modicó laórmla para designar a estos ltimos con la intención de avorecer al par-tido maoritario. Con los términos de la llamada “clásla de gobernabili-dad”, la neva legislación dispona qe el partido qe obtviera la maoraen la Cámara de Diptados, independientemente del margen de ésta, oc-para 60% de las tribnas, medida qe en los ecos nlicó el impacto

14 Véanse las reormas de 1989 al artclo 41 de la Constitción. Para n análisisde la estrctra el ncionamiento del ife véase Gómez Tagle, 1993.

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democratizador de la reorma constitcional qe en 1986 aba elevado elnmero de diptados plrinominales a 200.

Las reormas de 1989 1990 también traeron consigo la creación del

nevo Tribnal Federal Electoral (Trie), organismo qe, con maores a-cltades, vino a sstitir al recientemente ndado tce.15 Sin embargo, elnevo Tribnal sega estando bao el control del Eectivo16 las comisio-nes electorales del Congreso an tenan la ltima palabra a la ora de cer-ticar elecciones. Asimismo, la legislación de 1989 tipicó como delito qelos servidores pblicos intervengan en los comicios a avor o en contra den candidato,17 pero cabe señalar qe, al da de o, nadie a sido procesa-do por “delitos electorales”.

En 1989 1990 bo dos cambios legales en materia de partidos pol-ticos. Se eliminó, primero, a los candidatos comnes, imposibilitando qen solo contendiente era apoado por varias organizaciones, sin qe éstasse agrparan en na coalición ormal, na medida encaminada a evitar ame-nazas como la qe la candidatra connta de Cárdenas aba spesto parael pri en 1988. y segndo, se reintrodo el registro condicionado con el nde acilitar el ingreso de nevos partidos a la arena poltica. Gracias a ello,para las elecciones intermedias de 1991 se registraron dos partidos nevos:

el Partido del Trabao (pt), identicado entonces como salinista, el Partido Verde Ecologista de México (pvem), cas presencias condciran a la rag-mentación del electorado de izqierda al recrdecimiento de los confictosqe sran los partidos de izqierda tras la rptra de la coalición cardenis-ta.18 Como consecencia, en las elecciones legislativas de 1991 el pri seapoderó de la maora en Congreso (Cámara de Diptados Cámara deSenadores, donde nnca la aba perdido). En algnos distritos, las disptaspostelectorales no se icieron esperar, si bien el descontento de la oposición

qe impgnó los resltados racasó en s intento por acerse esccar.19

 

15 A dierencia del ife, el Tribnal Federal Electoral nicamente tena acltadesdrante los periodos electorales.

16 El método para designar a los magistrados del Trie era similar al empleado conlos conseeros del ife: la Cámara de Diptados los elega de na lista propesta por elpresidente. Véanse los artclos 41 60 de la Constitción ederal del Código Federalde Institciones Procedimientos Electorales (Cope), libro 6.

17 Véase el Código Federal Electoral, artclo 341, Cope, artclos 338-344.18

una parte del problema se resolvera cando el Partido Mexicano Socialista(pms), scesor del psum, cedió s registro para qe Cárdenas ndara el prd.19 Para na estimación del proceso electoral de 1991 véase Gómez Tagle, 1993.

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Por s parte, el pan qedó medianamente satiseco; s éxito en ciertas árease reconocido, como lo aba sido, dos años antes, en Baa Caliornia, can-do ganó el gobierno del estado. An as, el trino de Vicente Fox en Ga-

naato no e atenticado, con todo qe el pri accedió al nombramientode n gobernador interino proveniente de las las del pan. El prd, en cam-bio, no estaba en posición de negociar el reconocimiento de ss victoriaslocales, pesto qe todava se negaba a reconocer la legitimidad del presi-dente Salinas. Candidatos a gobernador como Fox, en Ganaato, Salva-dor Nava, en San Lis Potos, donde e postlado por na coalición devarios partidos, presentaron prebas de las irreglaridades qe aban teni-do lgar en los comicios, pero las instancias legales de arbitrae electoral las

tacaron de improcedentes.La Legislatra entrante, con amplia maora priista, como de costmbre,

implementara dos nevas reormas electorales en respesta a las exigenciasqe la oposición vena aciendo desde 1977. hasta 1988, el Senado de laRepblica aba estado totalmente controlado por el pri, por ello, con el nde responder a la demanda de algna orma de representación proporcionalen la Cámara Alta, en la reorma de 1993 se introdo el principio de repre-sentación minoritaria en el Senado, amentando de tres a catro el nmero

de senadores por estado asignando esta tribna adicional al partido qeobtviera el segndo sitio en la votación.20 y en 1994, en na “reorma deltimo momento”, se icieron cambios signicativos en el Conseo Generaldel ife: los conseeros magistrados eron sstitidos por seis conseeros ci-dadanos electos por dos terceras partes de los diptados presentes en la Cá-mara de Diptados, de na lista proporcionada por los partidos polticos.21

La legislación de 1994 e resltado de na creciente demanda de aper-tra poltica, representada, en especial, por la rebelión zapatista de enero de

ese mismo año, as como de la incertidmbre propiciada por el asesinato, enmarzo, de Lis Donaldo Colosio, a la sazón candidato presidencial del pri.Con todo, las organizaciones civiles los partidos de oposición racasaronen s intento por remover al secretario de Gobernación del Conseo Generaldel ife, qién contino al mando de toda la estrctra eectiva a cargo dela organización electoral, mientras qe los nevos conseeros cidadanostvieron na infencia m limitada en las elecciones ederales de 1994,toda vez qe eron designados sólo tres meses antes de los comicios.

20 Véase el artclo 56 de la Constitción.21 Lista qe, antes de las reormas de 1994, el presidente se encargaba de elaborar.

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No obstante, n cambio importante en 1994 e la eliminación de la“atocalicación electoral” en las elecciones legislativas, al asignar al Trib-nal Federal Electoral la ltima palabra en la validación de elecciones de

senadores diptados ederales. Inclso le otorgó al Conseo General delife el poder para certicar los resltados electorales en materia de represen-tación proporcional, anqe la prerrogativa de validar la elección del pre-sidente sigió perteneciendo a la Cámara de Diptados. A petición delConseo General del ife, la legislación de 1994 también creó na scalaespecializada en crmenes electorales, pero ss allas eron tales qe alg-nas organizaciones sociales, como Alianza Cvica ( ac), optaran por aban-donar na serie de casos interpestos ante ella.22

Ernesto Zedillo Ponce de León, candidato del pri, ganó las eleccionespresidenciales de 1994 con 48.8% de los votos, ligeramente menos qe eltotal reportado por las atoridades en el caso de Salinas de Gortari en1988;23 no obstante, s victoria e reconocida tanto por la opinión pbli-ca como por s competidores más cercanos, Diego Fernández de Cevallos Catémoc Cárdenas, candidatos del pan el prd, respectivamente. Elreconocimiento de la legitimidad electoral de Zedillo se debió a dos acto-res determinantes: por n lado, al reconocimiento por parte de Fernández

de Cevallos, el más erte de los candidatos opositores, de qe los reslta-dos eran válidos a la incapacidad de Cárdenas, tercero en los conteos,para retarlos sólidamente; por el otro, al respaldo consegido por elgobierno gracias a las recientes reormas antes mencionadas, a lo qe aqe agregar qe por primera vez en México el gobierno accedió a dotar decarácter ocial a los observadores nacionales e internacionales. Las irreg-laridades más recentes tvieron qe ver con los limitados recrsos de loscandidatos opositores con los sesgos de los medios de inormación, ade-

más de algnas violaciones fagrantes a la le, como compra de votos coerción de votantes (Alianza Cvica, 1994b).24 En realidad, se pasó de n

22 Estas allas se debieron en gran medida a la inecacia de los procedimientos es-tablecidos al eco de qe exiga a los demandantes cargas probatorias excesivas.

 Véase Alianza Cvica, 1994a.23 Estos porcentaes eron calclados por la atora tomando como base el total de

votos, inclendo las boletas anladas. Véase Gómez Tagle, 1997: 42.24 Estas violaciones comprenden la compra de votos credenciales electorales

(para ser maniplados por los abogados del pri), el empleo de ondos pblicos paraobtener votantes mediante el reparto de paqetes de comida otros artclos, el con-dicionamiento de créditos nancieros otros benecios pblicos.

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esqema electoral controlado por el pri, qe se sstentaba en “contar mallos votos” asta 1988, a n esqema qe e avanzando acia na relativatransparencia en canto al cómpto, pero con na distribción ineqitati-

va de recrsos para las campañas , en general, para darle visibilidad sociala los partidos qe no estaban en el gobierno.

Como aba scedido en 1988, en 1994 el pri obtvo sólo na maorasimple en la Cámara de Diptados ederales, lo qe signicaba qe tendraqe negociar con otros partidos con miras a completar los dos tercios nece-sarios para aprobar reormas constitcionales. A éste se smaron otros ac-tores qe obligaron al presidente Zedillo (1994-2000) a bscar el apoo dela oposición, entre ellos la crisis poltica desatada por los asesinatos de Co-

losio , en septiembre, de josé Francisco Riz Massie, entonces presidentenacional del pri, el conficto armado en Ciapas las disptas postelecto-rales sscitadas en ese mismo estado a raz de las escandalosas irreglarida-des qe aban marcado los comicios para gobernador. Todos ellos, ana-dos a la desaprobación generalizada de la cidadana, qe en diciembresera testigo de na dramática cada del peso abra de srir la crisis -nanciera resltante.

La reorma electoral de 1996

Fe en el dicil contexto del gobierno de Zedillo de na serie de reormasestatales donde el nevo presidente abanderó la qe pretenda ser la “reormaelectoral denitiva”.25 La exigencia de revisar la legislación electoral corrió acargo de organizaciones civiles, as como de los partidos de oposición delos miembros del Conseo General del ife (conseeros cidadanos represen-

tantes de los partidos), qienes instaron a na asamblea nacional para disc-tir las nevas propestas. Se alcanzó n amplio consenso entre los nevosconseeros del ife los partidos de oposición, del qe srgió el proecto dereorma qe sera enviada a la Secretara de Gobernación al Congreso paras evalación (Mintas del Conseo General del ife, 7 de abril de 1995).

La reorma electoral de 1996 se implementó en dos etapas. El consen-so general la consideraba inminente desde agosto, pero la le en s (na

25

El proecto reormista de Zedillo incla otras propestas qe a la postre no re-sltaran tan aortnadas, como na reorma constitcional en materia de derecos in-dgenas.

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versión revisada del Cope) qedó pendiente a casa de dierencias entreel pan el prd, de na parte, el pri, de la otra. Finalmente, ante la cercanade las elecciones intermedias de nio de 1997, la maora priista del Con-

greso decidió prescindir del apoo de la oposición aprobó la reorma pors centa. Ésta no modicara la estrctra de las institciones electoraleserederas del gobierno salinista, anqe no deó de tener importancia,pesto qe ortaleció el poder del ife del Trie. La transormación spson compleo proceso de redenición de roles, mediante el qe qedaronestablecidas la competencia de ambas institciones ss respectivas áreasde infencia, pero, sobre todo, s vala tvo qe ver con la transparenciaelectoral, pes sentó las bases del istórico avance de la oposición en los

comicios de 1997, cando el pri perdió la maora en la Cámara de Dip-tados ederales, en las elecciones generales de 2000, año en qe perderala presidencia qe pso n a las disptas postelectorales.

El ife ganó atonoma en virtd de na neva relación con los poderesLegislativo Eectivo del gobierno ederal. Por primera vez desde 1946, laorganización de elecciones qedó era del alcance del presidente ( de ssecretario de Gobernación), al tiempo qe los representantes del Congreso(n senador n diptado ederal) de los partidos vieron redcidas ss

acltades al conservar s carácter de voz, mas no de voto, en la toma dedecisiones, competencia qe, segn los términos de la neva le, e asig-nada exclsivamente a los neve conseeros. Éstos seran electos por dosterceras partes de los diptados ederales presentes en la Cámara para n-gir como tales por n periodo de neve años,26 mientras qe el conseeropresidente, electo por los miembros del conseo, también ngira comodirector eectivo del Institto. A la eca, el ife opera segn lo establecidoen 1991; s aparato administrativo se organiza en vocalas nacionales

delegaciones estatales distritales.27

En principio, los conseeros electoralesestán inabilitados para participar en las nciones administrativas del Ins-titto, si bien el conseo electo en 1996 estableció na serie de acerdosqe les permiten involcrarse en todos los aspectos de s ncionamientomediante la creación de comisiones especializadas (Merino, 2001: 39-53).

26 Véase el artclo 41 de la Constitción, sección tercera, los libros 3 4 delCope. En 1996, los conseeros del ife an eran designados a partir de negociacionesentre los principales partidos.

27

A dierencia de los miembros del Conseo General, qe son electos segn térmi-nos os, los conseeros estatales distritales son designados por aqél para n periodoelectoral determinado.

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INSTITuCIONES PúBLICAS y TRANSPARENCIA ELECTORAL  357

El Trie, por s parte, se convertira en el nevo Tribnal Electoral delPoder jdicial de la Federación (tepjf) qe, al ormar parte de la jdicatraFederal, se independizó del Poder Eectivo asmió la responsabilidad

total en materia de arbitrae electoral. Lo componen na Sala Sperior desiete magistrados cinco salas regionales de tres magistrados cada na. Loscandidatos a estos pestos se presentan en ternas para ser elegidos por elpleno de la Sprema Corte en votación cerrada por maora simple, losresltados se envan al Senado, donde son raticados si centan con laaprobación de las dos terceras partes de los senadores presentes. Propgna-dos de tiempo atrás por los partidos de oposición, estos cambios incremen-taron notoriamente la conanza pblica en los procesos electorales, en el

entendido de qe la certicación nal de los resltados es responsabilidadde na institción atónoma.

Cosa inédita, las reormas de Zedillo inclso atorizaron a la SpremaCorte a intervenir en ciertos asntos qe implicaran cestiones constitciona-les en materia electoral, siempre cando se tratara de casos o demandas e-derales qe involcraran legislaciones estatales28 en atención a las discordan-cias existentes entre las lees de los estados los principios de la ederación.29

Entre otros benecios, las reormas de 1996 extendieron el dereco a

voto a los mexicanos radicados en el extranero, establecieron reglacionesen canto a los ondos pblicos privados destinados a los partidos, impo-niendo lmites a los gastos de campaña, e implementaron nevos mecanis-mos para la administración nanciera de los partidos. Con todo, candollegó la ora de realizar cambios signicativos al Cope, el pri ecó abaoacerdos de reorma constitcional qe los partidos de oposición venannegociando drante meses. Como consecencia, la neva le electoral apro-bada en 1996 deó mcos pntos pendientes, entre ellos, la legislación del

voto para mexicanos en el extranero los lmites impestos a las campañas,qe el pri insistió en elevar.30

28 Véase el artclo 105 (sección II.) de la Constitción.29 En este sentido, reslta particlarmente signicativo el avance qe spso la re-

orma a la le electoral del Distrito Federal, la cal nalmente otorgó a los capitalinos eldereco a elegir a ss gobernantes acrecentó el poder de la asamblea de representantesal convertirla en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Véase Valdés, 1998.

30 La cantidad total para gastos de campaña atorizada por el pri exceda por m-

co lo qe los partidos de oposición consideraban conveniente. Sin embargo, nevasreglas concernientes a la distribción de ondos pblicos para gastos de campaña deter-minaron qe el pri deara de ser el nico beneciario de este lmite tan alto.

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Por ltimo, las reormas constitcionales de 1996 proderon cambiosimportantes en las órmlas de representación empleadas tanto en el Sena-do como en la Cámara de Diptados ederales. Esta ltima an centa con

300 diptados de maora relativa 200 de representación proporcional, sibien desde ese año el margen de sobrerrepresentación del partido maori-tario qedó limitado a 8%, se establecieron lmites de manera qe nopeda contar con na maora calicada, lo qe eqivale a dos terceraspartes de la Cámara. El propósito de estas medidas es impedir qe algnpartido sea capaz de modicar la Constitción por s propia centa.

Con miras a impedir la sobrerrepresentación de algno de los partidosen la Cámara de Senadores, el modelo basado en tres representantes de cada

estado, electos por voto maoritario, no más proveniente del partidominoritario con el meor desempeño cedió s sitio a no nevo en el qe elpartido maoritario solamente pede aspirar a dos btacas por estado,mientras qe la tercera corresponde al partido minoritario con el meor des-empeño la carta a n senador seleccionado mediante na órmla derepresentación proporcional, qe toma en centa el reparto del voto nacio-nal entre los distintos partidos. No obstante qe este esqema redce lasobrerrepresentación del partido maoritario, lo cierto es qe qebranta el

ideal de representación igalitaria para los 31 estados el Distrito Federal.

El desempeño de las instituciones electorales en 1997

Cando los neve conseeros del ife31 electos segn los términos de la leelectoral de 1996 asmieron s cargo, el proceso electoral de 1997 a abacomenzado , por ende, tvieron qe aceptar como ecos consmados

mcos de ss mecanismos.32

josé Woldenberg asmió la presidencia delconseo al tiempo qe Felipe Sols Acero (secretario operativo del ife can-do e creado en 1991 ertemente identicado con el pri) se qedabacon el cargo de secretario general. La maor parte del personal eectivo delInstitto continó en ss pestos, anqe bo qienes, siendo obeto deqeas importantes, eron removidos. Por s parte, Clara jsidman, miem-

31 Los conseeros eran josé Barragán, jess Cant, jaime Cárdenas, Alonso Lam-bio, Maricio Merino, jan Molinar horcasitas, jacqeline Pescard, josé Woldenberg

(conseero presidente) Emilio Zebada. Más tarde, Barragán rennciara sera rem-plazado por Enriqe Ibarra.32 Véase Cope, artclo II transitorio.

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bro de Acción Cvica de otras organizaciones cidadanas, reconocidamoralmente por todos los partidos, e designada directora del RegistroFederal de Electores, n organismo co desempeño aba sido criticado

repetidamente drante el mandato de Salinas por prestarse a maniplar laslistas de votantes. S nombramiento, valga la aclaración, contribira a laconanza de la cidadana en los comicios de 1997.

Ese año, na de las principales tareas del ife e reorganizar los distri-tos electorales con miras a n meor reparto de las 300 diptaciones demaora. Sera la primera vez qe los criterios de redistritación se discti-ran pblicamente con la participación de todos los partidos, cos incen-tivos para intervenir en la neva geograa electoral del pas iban de la mano

con las implicaciones qe esta cestión técnica representaba para la legiti-midad de las institciones electorales.

Las negociaciones más ardas eron las concernientes al prespestodel ife a los recrsos pblicos destinados a los partidos. Al nal se aproba-ron 2 460 millones de pesos para los gastos operativos del Institto, incli-das las elecciones intermedias de 1997, n monto de 2 380 millones depesos a repartir entre los partidos, con la partida más cantiosa para el pri.33

Más allá del retraso con el qe los nevos dirigentes del ife asmieron

ss nciones, el Institto se desempeñó notoriamente bien drante laselecciones ederales de 1997, tanto as qe se ganara la aprobación generalde los partidos de la cidadana. De eco, 70% de los entrevistados enna encesta postelectoral calicó las votaciones de “m democráticas,conables legales” (Zebada, 1997: 7). A pesar del desacerdo mostradopor el pri con respecto a mcas de las decisiones del Conseo General, elpresidente Zedillo elogió el papel desempeñado por el Institto, ca cre-dibilidad se amparaba en el resltado de los comicios: por primera vez, el

tricolor aba allado en s intento por consegir la maora en la Cámarade Diptados, anqe retvo el control del Senado (Gómez Tagle, 1998).También e apladida la imparcialidad del tepjf, con todo qe no

tvo problemas para certicar las elecciones de 1997, las cales arroaronpocas recsaciones. un total de 204 qeas e presentado ante el Tribnalen las cinco cortes regionales, cira signicativamente menor qe las de1991 1994 (Cávez, 1997). De esta manera, el aparato rdico dispesto

33 Las partidas para las distintas organizaciones polticas se basaron en la propor-

ción de votos obtenidos en las elecciones generales de 1994. El pri recibió 536 millonesde pesos; el pan, 336 millones el prd, 247 millones. En 1997, el voto de cada electorcostó aproximadamente 98 pesos (Monge, 1996: 35; Albarrán de Alba, 1996: 31).

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por las reormas de 1996 para vigilar el desarrollo de los comicios se mos-tró relativamente eectivo, si bien deó sin resolver la disparidad entre lacorta dración de los periodos electorales la lentitd de los procesos r-

dicos, rente a la qe mcas de las tentativas por impgnar las decisionesde las atoridades o las acciones de los partidos resltaban vanas.34 A estose sma el eco, todava más lamentable, de qe no todas las condctaselectorales ilcitas son penadas; los ncionarios qe emplean ondos pbli-cos en benecio de algn candidato, por eemplo, son ssceptibles de serprocesados, mas no as el candidato en cestión.

La constrcción de la conanza en los resltados electorales en lasinstitciones encargadas de organizar calicar las elecciones se ncó so-

bre la base de la atonoma, tanto del ife como del tepj. En esto el procesomexicano sigió los pasos de otras transiciones de la tercera ola; sin embar-go, en la medida en qe las organizaciones cidadanas los partidos depo-sitaban s conanza en estas institciones bao s nevo ormato rdico,el pri encontró pntos de conficto desacerdos , a la postre, el cestio-namiento permanente de los partidos, sean de n bando sean del otro, atenido consecencias negativas para el proceso de democratización (Sce-dler, 2001: 58).

El papel de las instituciones electoralesdurante el periodo de transición 1998-2000

En México, las elecciones presidenciales selen prodcir maores expectati-vas generar más confictos qe las elecciones intermedias para el Congre-so. An as, los comicios de 1997 le permitieron a Zedillo atisbar qe la

consecencia de s estrategia encaminada a establecer na “distancia sal-dable” entre la presidencia el pri sera la derrota de s partido. Probable-mente, por esto, a raz de las elecciones legislativas intermedias de ese año,la postra de s gobierno cambió radicalmente; el presidente se olvidó deestablecer distancias asmió n papel central en los asntos del partido,empleando el sillón presidencial para recperar el apoo de los votantes(Comisión Especial de la Cámara de Diptados, 2000).35 En consecencia, el

34 Véanse los artclos 60 74 de la Constitción, el libro 7 del Cope.35

En este sentido, reslta llamativo qe el Programa para la Edcación, la Sald la Alimentación (Progresa), n extensivo proecto contra la pobreza del gobierno zedi-llista, aa sido creado en agosto de 1997.

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ife se vera aectado por estos asntos en el terreno poltico. De eco, navez qe el Institto se deslindó del Eectivo ederal, el pri comenzó a verlocomo n organismo contrario a ss intereses, adoptando na actitd de

contina conrontación acia él (Scedler, 2001: 56; Agirre, 1999: 3-5).En las páginas sigientes se examina la reorganización interna del ife 

entre 1998 2000, s papel rente a los partidos polticos el desempeñodel tepjf en el mismo periodo.

Reorganización interna del ife

una vez qe el proceso electoral de 1997 llegó a s n, el Conseo Generalse dio a la tarea de revisar la estrctra eectiva del Institto.36 Tanto eleco de qe la maor parte de los altos eectivos permaneciera a pesar dela reorma de 1996, como el nombramiento de Sols Acero como secretariogeneral daban centa del eserzo del pri por conservar s infencia sobrelas elecciones, de a qe los conseeros electorales decidieran organizarseen comisiones qe, dedicadas a temas especcos, observaran el desempe-ño del personal administrativo de alto rango. Entre otras tareas administra-

tivas, estas comisiones se enocaran en los ondos espacios mediáticosdestinados a los partidos grpos polticos, as como en la organización deelecciones, la proesionalización del servicio electoral, el adiestramientocvico-electoral los procedimientos de registro para elecciones ederales(Salcedo, 1998: 19). Sin embargo, la intervención de los conseeros en es-tos ámbitos generara agdas polémicas sera obeto constante de crticaspor parte del representativo del pri.

Las ricciones entre los conseeros electorales el personal administra-

tivo delife

terminaron desatando n sonoro conficto en relación con lasnciones de Sols Acero, en qien aqéllos vean n aliado del Secretariode Gobernación de los intereses del partido tricolor. Finalmente, el secre-tario general presentó s renncia en enero de 1998,37 pero el ife no llegóa n acerdo sobre qién ocpara s cargo. Esta crisis se prolongara as-ta abril, cando, por maora de siete a dos, el Conseo General aprobó lanominación de Woldenberg designó a Fernando Zertce Mñoz nevo

36 Como parte de las iniciativas del ife para ormar n servicio electoral de carrera,

1 218 servidores proesionales eron pasados a revista antes de entrar en posesión dess cargos.37 Sols Acero sera electo diptado ederal por el pri en el año 2000.

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secretario del Institto (Román, 1998: 13). Lo qe se esconda detrás delretraso era la identicación de Zertce con el gobierno priista drante slarga carrera como servidor pblico, la cal izo de s nombramiento na

polémica qe pondra a preba la independencia del organismo.Mas allá de la contra poltica camino a la elección presidencial de

2000, estos confictos ponan en evidencia “zonas de incertidmbre” en laestrctra organizacional del ife, la contradicción entre las amplias ncio-nes atribidas al Conseo General la debilidad de los conseeros en lo in-dividal, qe los coloca en na sitación de debilidad rente a la estrctraeectiva del Institto a cargo de los directores eectivos del secretariogeneral, inclsive más qe en manos del propio presidente del Conseo

General (Merino, 2001: 44).

El ife y los partidos políticos

Más allá de qe la reorma de 1996 restringió la participación de nevospartidos mediante la eliminación (na vez más) del registro condicionado el incremento a 2.5% del electorado para conservar el registro denitivo,

los criterios empleados por el ife para determinar los reqisitos legales qedeban cmplir los partidos (contar, en primer lgar, con miembros entodo el pas) ganaron en transparencia dieron pie a m pocas qeas porparte de la opinión pblica. De eco, entre 1998 2000 dos nevas orga-nizaciones obtvieron s registro: el Partido del Centro Democrático (pcd),ndado por Manel Camaco Sols (antigo miembro del pri, regente ca-pitalino drante el gobierno de Salinas aspirante a la presidencia en 1994 2000) Democracia Social (ds), ndado por el ex perredista Gilberto

Rincón Gallardo. Además, para las elecciones del año 2000 tres peqeñospartidos de reciente ormación se aliaron con el prd: Convergencia Demo-crática (cd), el Partido de la Sociedad Nacionalista (psn) el Partido Alian-za Social (pas) (ife, 2001).

una de las nciones principales del ife consiste en monitorear los recr-sos pblicos empleados por los partidos en ss campañas. Tras las eleccionesde 1997, el organismo aditó a todos los partidos sancionó a aqéllos qeno cmplan con la norma establecida, inclidos el pan, el pri el pt.38 Existe,

38 El pri obetó la sanción al grado de apelarla ante el tepjf, anqe éste denegó laapelación.

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desde lego, na gran disparidad entre la sma de ondos pblicos destina-dos a los partidos los topes impestos a los gastos de campaña, lo qe ponede maniesto la insciencia del ife para spervisar na parte signicativa

del capital nanciero de los partidos.39

De entre todos los partidos polticos, el qe más trabas opso al ife entre 1998 2000 e el pri, apelando ante el tepjf, por eemplo, para ecarabao na enmienda qe biera permitido a los conseeros estatales dis-tritales condcir ss actividades por medio de comisiones, como aca elConseo General. El tricolor también se opso, anqe sin éxito, a la deci-sión del Conseo General de crear na comisión especial para investigar,drante el proceso electoral de 2000, el so de programas ociales ondos

pblicos a benecio de los partidos polticos.40 Por si no bastara, el pri ob- etó las acciones de los conseeros las decisiones del Conseo General enmaterias tan diversas como el dereco a voto de los mexicanos radicados enel extranero, la reglación proesionalización del servicio electoral de ca-rácter civil el contenido de programas de adiestramiento electoral.

El maor de estos confictos, no obstante, derivó de na qea presen-tada por el prd ante el Conseo General, en noviembre de 1998, en relacióncon el nanciamiento de la campaña presidencial del pri en 1994. An

cando no estaban inclidas en s agenda reglar, los conseeros se presta-ron a esccar las acsaciones,41 lo qe enreció a los lderes del pri, corepresentativo, altando a ss obligaciones legales, se asentara del Conse-

 o no regresara asta marzo de 1999 (Scedler, 1999), lego de qe elConseo calicó la qea del prd como “era de lgar e inndada”.42

Como parte de s campaña mediática para desprestigiar al ife, el pri contó con el apoo del pt en la promoción del icio poltico como instr-mento para destitir a los conseeros jess Cant, jaime Cárdenas, Alonso

Lambio Emilio Zebada (Treo Delarbre, 1999). En agosto de 1999, el

39 En enero de 2000, en vsperas de las elecciones generales de lio, el ife recibió3 530 millones de pesos (41.8% de s prespesto total de 8 450 millones) para lospartidos polticos, de los cales 30% se repartió de manera eqitativa, mientras qe elresto e distribido de acerdo con la obtención de votos de cada partido en los comi-cios de 1997.

40 Para estos casos véanse, respectivamente, Cosso Daz Franco (2000: 46), laresolción del Conseo General del ife, 17 de diciembre de 1999 (ife, 2001).

41

El caso tvo particlar resonancia debido a qe Andrés Manel López Obrador,entonces presidente del prd, estvo presente en la adiencia.42 Mintas del Conseo General del ife, 17 de diciembre de 1999.

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contralor del Institto, Carlos Mñoz, removera a Cant por malversaciónde ondos, al tiempo qe Cárdenas Zebada reciban na reprimendaocial Lambio era exonerado.43 Por s parte, el resto del Conseo los

otros partidos apoaron tibiamente a los acsados demandaron la salidade Mñoz.

 A la larga, las conrontaciones internas los repetidos confictos con elpri dañaran la imagen pblica del ife. En marzo de 1999, na encesta deopinión evaló la conanza de la cidadana en na serie de institciones.La Iglesia católica qedó en primer lgar (60% de los entrevistados conesótener mca conanza en ella); el ife obtvo n respetable 39%, anqesignicativamente menor qe el 48% obtenido en enero de 1999, antes de

s prolongada enemistad pblica con el pri (Este País, 1999).El Conseo General del ife a sido n espacio donde confen los

conseeros, representantes del Poder Legislativo representantes de parti-dos. Si “la imparcialidad, signo clave de la labor del conseero, es también,por denición, lo nico qe no peden tener los representantes de los par-tidos” (Merino, 2001: 43), de a qe el Conseo sea por denición n es-pacio de desencentros, donde a la larga los eqilibrios son casi imposiblesa menos qe estén sstentados en n enorme prestigio “moral poltico”

de los conseeros.

Procesos electorales y autoridades judiciales

Existen deciencias estrctrales qe dicltan la acción contenciosa delife. Por n lado, el Institto tiene acltades m limitadas para eercer nanción ecaz de scalización de recrsos de partidos gastos en campa-

ñas, sobre todo en lo qe toca a la investigación (no pede exigir la inor-mación por lo qe tiene qe conormarse con lo qe le llega) , por el otro,“es consa la lnea qe divide las tareas de scalización atribidas al ife las del tepjf” (Merino 2001: 49-51).

El ife las atoridades diciales (el tepjf la Sprema Corte) andesempeñado papeles complementarios en el desarrollo de los procesoselectorales del pas. Mientras el ife a sido el responsable operativo de cadaetapa de dicos procesos, la nción del tepjf de la Sprema Corte a sido

43 Los conseeros aban sido acsados de emplear dinero del erario para adqirirbebidas alcoólicas costear viaes personales.

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garantizar la correcta interpretación de la le. Esta complementariedad ex-plica por qé el Tribnal Electoral a sido capaz de enmendar las decisio-nes del ife en más de na ocasión, sin qe esto sponga necesariamente n

conficto entre ambos organismos, pero qe a la larga crea n cmlo detensiones acaba por generar interrogantes en la opinión pblica sobre “laimparcialidad” la “moralidad poltica” de nos de otros.44

Estas institciones an tenido gran impacto en las disptas locales ,más de na vez, los partidos de oposición an tenido qe agradecerlespor ss trinos. En ebrero de 1999, por eemplo, la Sprema Corte in-tervino para restitir a n conseo mnicipal del pan, electo por maoraen Valle de Bravo, Estado de México, qe el Congreso estatal aba remo-

vido (Cosso Daz Franco, 1999: 51). Asimismo, en 1998, el TribnalElectoral intervino en las elecciones estatales en ycatán para entregarleal prd na crl de representación proporcional qe aba sido incorrec-tamente asignada al pri (Cosso Daz, 1998) también resolvió controver-sias en canto a la reelección de alcaldes en Ciapas Coaila, conr-mando qe la reelección inmediata no se permite a los ncionariosmnicipales. Más an, si el tepjf no biera descartado las más de 300qeas impgnadas por el pri, el prd dicilmente abra accedido al go-

bierno de Tlaxcala (hernández, 1999).El Tribnal también se a mostrado imparcial en lo concerniente a laparticipación de los partidos en las elecciones ederales. La controversiasobre el so de smbolos en las boletas sera na de las más resonantes d-rante el proceso electoral del año 2000, cando el tepjf impidió qe la

 Alianza por el Cambio empleara na otograa de s candidato Vicente Foxen las boletas, toda vez qe no ormaba parte de la insignia ocial de nin-gno de los partidos involcrados, en este caso el pan el pvem; en adición,

abilitó alpri

para segir tilizando en s imagen los colores de la bandera,anqe permitiendo qe otros partidos también los adoptaran, lo qe se leaba proibido al prd en 1989. En orma análoga, calicó de improceden-te la qea presentada por el prd a propósito de la campaña presidencial delpri en 1994 en el entendido de qe era materia zgada (Méndez Saldier-na, 1998), si bien, por el otro lado, decidió no intervenir en la disptasscitada por la destitción de jess Cant como conseero del ife (La Jor-nada, 15 de agosto de 1999: 3).

44 En general, el tepjf a actado con maor catela qe el ife, pesto qe s in-terpretación de la le electoral se rige por criterios más conservadores qe los de éste.

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La víspera de las elecciones de 2000

El distanciamiento inicial de Zedillo con respecto al pri los asntos elec-

torales izo posible qe, a raz de las reormas constitcionales de 1996, lasinstitciones electorales se desembarazaran del peso del Eectivo ederal.Sin embargo, la derrota experimentada en las elecciones intermedias de1997 sembró el temor de qe, además de la maora en el Congreso losgobiernos estatales, el pri pdiera perder la presidencia misma. De a qeZedillo optara por retomar la viea sanza de emplear el sillón presidencialpara restitirle al partido el apoo del electorado mediante la creación, poreemplo, de programas de combate a la miseria como el Progresa (Programa

para la Edcación, la Sald la Alimentación), cas acciones en Naarit Micoacán le granearan victorias electorales en todos los mnicipios.45 Demanera similar, el tricolor pdo ganar n gran nmero de asientos en elCongreso de Micoacán, ca maora perteneca al prd desde 1997 (Co-misión Especial de la Cámara de Diptados, 2000).46

Con las elecciones generales de 2000 en perta, a mediados de 1998,el prd el pan iniciaron nevas negociaciones de reorma electoral, mismasqe condciran a acerdos secndados por el pt el pvem en marzo de

1999. Éstos inclan la redistribción de los espacios asignados a los parti-dos en los medios electrónicos, la ampliación de poderes del ife para mo-nitorear los gastos de campaña la imposición de lmites prespestalespara la promoción de candidatos en los casos de elecciones primarias de lospartidos. El prd el pan propsieron, además, na reglación qe permiti-ra votar, por medio de embaadas conslados, a los mexicanos en el ex-tranero, lo mismo qe acer contribciones a los partidos. Con la inten-ción de proteger el desarrollo ortalecimiento de las organizaciones

polticas, los cambios propestos también allanaban el camino para la or-mación de coaliciones candidatras conntas de cara a las elecciones delaño 2000, eliminando el antigo reqisito qe inabilitaba a las organiza-

45 An as, el candidato de la coalición pan-prd-pt sera electo gobernador de Na-arit en lio de 1999.

46 De manera paralela al establecimiento por parte del ife de na comisión especialpara investigar irreglaridades en el empleo de ondos pblicos, casos qe seran pre-sentados ante la Fiscala Especializada en Delitos Electorales, los diptados ederales de

la oposición ormaron s propia comisión para vigilar esta clase de delitos drante laselecciones del año 2000, na tarea qe, no obstante, sera entorpecida por los reqisitosprobatorios impestos a los demandantes.

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ciones sociales no partidistas a postlar candidatos. Se extenderan las e-cas para el registro de coaliciones (más de 15 das extra con respecto allmite para el registro de candidatos) se determinara qe, en el caso de

los candidatos conntos, primero se ara el conteo de votos correspon-dientes a cada no de los partidos agrpados lego se calclara el totalacmlado por el candidato (Merino, 2001: 39-40).

En primera instancia, el secretario de Gobernación se mostró dispestoa disctir las propestas, pero, vislmbrando la posibilidad de qe la opo-sición se agrpara presentara n solo candidato a la presidencia,47 el pri decidió recazarlas, de modo qe las elecciones del año 2000 se celebra-ran con el marco rdico establecido en 1996 sin cambios sstantivos.

¿QUé LE FALtA A LA DEMOCRACIA En MéXICO?

Con la introdcción de la representación proporcional, en 1977, el arribode nevos partidos a la arena poltica, México pasó de n sistema de parti-do egemónico a otro en el qe n partido dominante se las tiene qe vercon verdaderas erzas opositoras. El dinamismo resltante engrandeció la

vida institcional del pas, pero también spso nevas contradicciones.Los partidos de oposición no tardaron en maniestarse contra las limitantesde n esqema diseñado para garantizar el dominio del pri, el cal operabasobre la base de decisiones maoritarias, como toda democracia, pero ex-cla el otro actor ndamental en n sistema realmente democrático, estoes, el dereco de las minoras. Como los cidadanos carecan de libertadpara expresar ss pntos de vista, las condiciones no eran propicias paraqe n grpo minoritario se convirtiera en maora. En otras palabras, entre

las organizaciones polticas qe competan entre s no se daba n diálogoencaminado a nicar ss demandas transormarlas en decisiones colec-tivas (Bobbio, 1978: 33).

El proceso de constrcción de nevos actores polticos —mediante losqe las élites económicas e intelectales eron aleándose del pri orman-do grpos de poder atónomo— era continamente opacado por la altade transparencia electoral, sitación qe condcira a na lca poltica social para reormar las lees establecer reglas más eqitativas para lacompetencia electoral.

47 Manel Camaco Sols recorrió el pas en n intento por promover este obetivo.

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La crisis de legitimidad sscitada a raz del rade electoral de 1988orzó a Salinas a acerse cargo de signicativas reormas electorales con lasqe, aciendo cambios en todos los niveles del aparato electoral, salvo en

el más alto, pretenda recperar la credibilidad mediante la proección dena imagen de transparencia institcional. Algnos partidos lderes deopinión acogieron las reormas como n paso adelante rmbo a la demo-cracia; otros, en cambio, psieron de relieve ss limitaciones. Lo qe sediscta, en sma, era el grado de transparencia electoral necesario para elncionamiento de n sistema aténticamente democrático.

La consolidación de la sociedad civil de las organizaciones polticascomo centros de poder atónomo obligaron al pri, as como a los grpos

polticos qe lo sostvieron en el poder drante más de siete décadas, acompartir na parte del espacio poltico. De nales de los años ocenta alaño 2000, México accedió a la alternancia poltica gracias a la elección degobernadores panistas perredistas en los estados de Agascalientes, BaaCaliornia, Baa Caliornia Sr, Ciapas, Ciaa, Ganaato, jalisco,Micoacán, Morelos, Naarit, Nevo León, Qerétaro, Tlaxcala, ycatán,Zacatecas el Distrito Federal,48 si bien el pri recperara la plaza de Ci-aa en 1998. Anqe la maor preba de la posibilidad de alternan-

cia poltica en México la constite, desde lego, el trino de VicenteFox como candidato del pan el pvem en las elecciones presidenciales delaño 2000.

 A partir de las reormas de 1996 se ortaleció la presencia de la socie-dad en el espacio poltico representado por las institciones electorales.Tanto el ife como el Tribnal Electoral desempeñaron papeles ndamenta-les para acer qe el voto contara, siendo la clase de confictos qe se anpresentado entre el ife, los partidos polticos las institciones gberna-

mentales n ben indicador del rango de interés sscitado por las accionesdel Institto (Baños, 2000). Por los signicativos avances qe an permiti-do el acceso a n grado razonable de transparencia, reslta extremadamen-te improbable qe n partido gane la presidencia por medios ilcitos oclte a los oos del pblico na elección radlenta. Sin embargo, de2003 a 2009 se a observado n deterioro constante de la “conanza ci-dadana en las institciones electorales”, debido a los confictos incesantesentre los partidos el ife entre el ife el tepjf. La netralidad el presti-

48 En Ciapas Naarit los gobernadores electos representaban coaliciones delpan, el prd otros partidos.

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gio del qe gozaron los integrantes del Conseo General del ife en 1997 anido disminendo, sobre todo a partir de la elección de conseeros en 2003,cando el pri el pan llegaron a acerdos por maora en la Cámara de

Diptados, sin considerar al prd.La maor parte de las reormas electorales propestas en 1999 por el

pan el prd qedó pendiente en el gobierno de Fox. Sin embargo, no delos avances signicativos en el tema de la transparencia e la Le Federalde Transparencia Acceso a la Inormación, qe nalmente implementaralos derecos ormalmente garantizados por las reormas constitcionalesde 1977; asntos clave, sin embargo, qedaron sin resolver, como la exi-gencia de asegrar la eqidad en canto al acceso de los partidos tanto a los

medios de inormación como a los recrsos de origen pblico privado. An con el avance qe representó el 2 de lio de 2000, en varios cam-

pos, como el de acceso a los medios de comnicación, la reglación delcosto de las campañas electorales so de propaganda gbernamental aavor del partido de los gobernantes, el sexenio de Vicente Fox signicó nranco retroceso respecto del sexenio de Ernesto Zedillo.

uno de los temas qe con maor claridad evidencian las decienciasqe todava existen en el sistema electoral mexicano a tenido qe ver con

el empleo ilegal de dinero en las campañas. Dos casos prominentes ocpa-ron tanto al ife como al tepjf entre 2002 2003: por n lado, na serie deviolaciones a la le qe inclan cantidades orgenes oráneos de ondostranseridos por diversos individos a la organización “Amigos de Fox” ,por medio de ésta, a la campaña presidencial del pan de cara a las eleccio-nes de 2000 , por otro, la desviación ilegal de recrsos del Sindicato deTrabaadores Petroleros de la Repblica Mexicana (stprm) a la campaña deFrancisco Labastida, candidato del pri en la misma contienda. Si bien am-

bos casos se dieron a conocer en 2001, no sera sino casi n año más tardecando, a casa de ss limitadas acltades legales para aditar los recrsosde los partidos de s consecente necesidad de consltar con el tepjf, elife iniciara la investigación de manera ormal (urrtia, 2002: 3).

En el caso de los “Amigos de Fox”, el Tribnal Electoral recazó losargmentos de la Secretara de hacienda Crédito Pblico (shcp) de laComisión Nacional Bancaria de Valores (cnbv), qe consideraban el regis-tro de las transerencias nancieras de la organización na violación al de-reco a la condencialidad en materia de transacciones bancarias (Irzar,2002b) en mao de 2002 instó al ife a reiniciar la investigación corres-pondiente mediante na comisión destinada a identicar a las personas

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qe aban provedo ondos a la campaña de Fox. Entre los individos in-volcrados estaban Lino Korrodi Crz (coordinador de Finanzas de la cam-paña de Fox miembro ndador de “Amigos de Fox”), Valeria Korrodi

Ordaz, Carlota Robinson haci Rito Padilla Garca (secretario de Go-bierno en Ganaato drante el periodo de Fox como gobernador a lasazón asesor en la Secretara de Gobernación).49 No obstante, a pesar deleserzo de algnos conseeros electorales, el ife mostró n escaso avanceen las investigaciones, mientras la Sprema Corte pona en entredico a laspersonas investigadas, con lo qe el caso acabó por conrontar a las instit-ciones diciales electorales con la presidencia.

El ife tampoco e capaz de progresar en las investigaciones concer-

nientes al caso Pemex/ stprm. El cargo era qe Rogelio Montemaor Seg,entonces director de Petróleos Mexicanos, otros eectivos de la paraesta-tal aban acordado con Carlos Romero Descamps, Ricardo Aldana je-ss Olvera Méndez (ex lderes sindicales miembros del Congreso entre2000 2003) la transerencia de 640 millones de pesos de Pemex a la cam-paña de Labastida va el stprm (Aranda, 2002; Irzar, 2002b). A principiosde 2003, la Fiscala Especializada para la Atención de Delitos Electorales(fepade) se izo cargo del caso esccó el testimonio del propio Labasti-

da, pero la investigación qedara en ciernes debido a qe, como miembrosdel Congreso, los ex lderes sindicales eran inmnes de ser procesados,condición qe la Cámara de Diptados (responsable de zgar esta clase deasntos) no estaba dispesta a cambiar (Aranda, 2002; Irzar 2002c, 2002d;Castillo Garca, 2003). Esto no impidió, sin embargo, qe en marzo de eseaño el ife conclera qe el stprm aba transerido 500 millones de pesosa dos asociaciones civiles ligadas a la campaña de Labastida e impsiera alpri na mlta de 1 000 millones de pesos (lo doble del monto transerido

ilegalmente la maor mlta impesta a n partido en la istoria). Enmao, el tepjf conrmara el allo, en esos casos el éxito del ife descansó entres cestiones ndamentales, pero diciles de medir: cidadanización,scalización atonoma. “El ife ncionó porqe aba eqilibrio, pesos contrapesos” (Alonso, 2007: 166). El eqilibrio se perdió en la elecciónde los integrantes del Conseo General despés de las elecciones interme-dias de 2003.

49

También bo indicios de recrsos enviados desde el extranero para la campa-ña de Fox mediante na centa dciaria de Bancomer administrada por Carlos RoasMagnon, n ex ocial maor de la Ocina de la Presidencia.

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Las consecencias polticas de las sanciones electorales son cestiona-bles, dado qe éstas se aplican al partido tanto tiempo despés de concli-da la elección, qe no aectan los intereses polticos de los candidatos ni de

los ncionarios qe otorgaron recrsos ilegales a las campañas. Tanto elcaso de los “Amigos de Fox” como el Pemexgate psieron en la discsiónpblica los riesgos qe los nanciamientos ilegales de campaña signicanpara la legitimidad de la competencia democrática las limitaciones qe,en México, an constriñen a las institciones encargadas de monitorear lascampañas electorales de investigar castigar los actos era de la le, conla consecencia de qe los delitos de los directamente responsables o de losbeneciarios permanecen impnes.

La asignación de espacios mediáticos a los partidos, la atoridad del ife para vigilar los gastos de campaña el establecimiento de topes prespes-tales para promoción de candidatos en los casos de elecciones primariasintrapartidistas son temas qe qedaron pendientes en la reorma electoralde 1996 qe icieron crisis en el sexenio 2000-2006.

una vez en la presidencia, el pan abandonó los principios de eqidaden la competencia qe aban posibilitado el consenso de todas las erzaspolticas en 1996. El decreto rmado por el presidente Fox el 10 de oct-

bre de 2002 representó el primer paso atrás en ese camino, pes no sólo seimplementó sin la aprobación de los partidos las asociaciones sociales decarácter civil, sino qe redo de 12.5 a 1.25% la proporción de tiempo aireqe los medios electrónicos están obligados a ceder al pblico como pagode impestos. An más, mientras qe ese tiempo se aba consideradooriginalmente propiedad del sector pblico deban compartirlo diversasentidades: niversidades pblicas, gobiernos estatales, el ife, la ComisiónNacional de Derecos hmanos (cndh), etc., a partir del decreto qedó

asignado exclsivamente a la Ocina de la Presidencia. Este cambio abráde aectar en lo sstancial el acceso de los actores polticos a los medioselectrónicos de inormación, beneciando nicamente al presidente a spartido (Salas, 2002; Irzar, 2002a).

En México, cabe conclir, la democracia poltica comenzó s etapa deconsolidación montada en n sistema plral, con tres partidos dominantesa la cabeza mcas interrogantes qe resolver en el camino para estable-cer reglas elementales de competencia. En la actalidad, México enrentanevos problemas análogos a los qe viven otras democracias alrededor delmndo, las cales se empeñan en evitar qe los partidos las elecciones seconviertan en meros escenarios de combate al servicio de las élites de poder

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poltico económico, a qe las estrategias pblicas de los medios masivosde inormación los grandes prespestos de campaña ponen en riesgo laintegridad del sistema democrático. “Entre 1977 1996 el pas se izo de

n connto de reglas del ego electoral, de reormas elecciones qe,como n laboratorio permanente de ensao error, constró el compleoentramado qe o orma lo qe podemos denominar como las institcio-nes de la democracia electoral” (Aziz, 2007: 14).

En el año 2000 las nevas reglas de las reorma de 1996 se combinaroncon n desempeño eciente de los órganos electorales para proporcionarna imagen de conanza a los cidadanos a los partidos. Pero ese crclovirtoso se rompió drante la presidencia de Fox en la medida en qe el

presidente s partido abandonaron el pacto qe aba permitido el con-senso de todos los actores polticos en torno a la reorma electoral de 1996.El presente análisis no llega sino asta el año 2002; a no se abordan ni losproblemas qe srgieron con la renovación del Conseo General del ife en2003 ni mco menos los graves confictos poselectorales de 2006.

Por n lado, los altos ndices de abstencionismo en algnas eleccioneslocales en las elecciones ederales legislativas de 2003 son na advertenciade la posibilidad de qe dismina dramáticamente entre los mexicanos el

interés en eercitar el dereco al sragio, qe tanto tiempo eserzo costóganar. Por el otro, los confictos srgidos en la elección presidencial de 2006demostraron qe las institciones diseñadas a partir de la reorma de 1996son an inscientes para mantener el control de n proceso tan compleo con alto grado de polarización poltica (qe no la bo en 2000).

El obetivo de garantizar la eqidad transparencia electoral sigependiente de alcanzar; con todo, la transparencia por s sola no bastarápara avanzar en la casa democrática a menos qe los partidos polticos

motiven a la cidadana a eercitar s dereco al voto se mestren capacesde nicar ss aspiraciones, ss necesidades, ss intereses , en sma, ten-gan na oerta poltica para el pas.

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LA DESIGUALDAD tERRItORIALEn EL EJERCICIO DEL SUFRAGIO UnIvERSAL:

FRAGMEntACIón, DIFEREnCIACIónE “InDIvIDUALIZACIón” DEL vOtO En CHIAPAS

Willibald Sonnleitner *

CONteNiDO

  Desacralizar el voto (a modo de introdcción) 378  Teora práctica de la elección: ¿qé signica votar

en Ciapas? 381El n de na era poltica: de la movilización atoritaria a

la ragmentación del voto, 382; una oerta poltica rag-

mentada segmentada, 386; Del sragio “comnitario” corporativo al voto accional e individalizado, 388

  Explorando las dimensiones microsociológicas del voto 390En las ronteras de la democratización, 390; ¿Fragmenta-

ción o “individalización” del voto?, 398; Tipologa terri-

torial del voto relaciones con otras desigaldades socia-

les, 405

  Conclsiones 412

  Reerencias 414

* Proesor-investigador del Centro de Estdios Sociológicos de El Colegio de México:<[email protected]>.

Esta contribción orma parte de na refexión más amplia, qe está siendo desa-rrollada en el marco de la investigación “Las dinámicas territoriales de la participaciónelectoral y del voto en Chiapas” (ces, Colmex), actalmente en crso. El ator agradece

los estimlantes comentarios recibidos drante los seminarios de discsión qe coordi-naron Fernando Cortés Orlandina de Oliveira en 2008, as como las sgerencias crticas de Silvia Gómez Tagle, Vivianne Bracet jan Pedro Viqeira.

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DESACRALIZAR EL vOtO

(A MODO DE IntRODUCCIón)

En nestros das, el voto se presenta a primera vista como n acto rtinario,como la práctica por excelencia de la cidadana, como el elemento nda-mental constittivo de la democracia. Esta visión idealizada — asta sa-cralizada— del sragio, qe reslta de s irresistible éxito de s recienteglobalización, conlleva algnos spestos implcitos qe merecen ser revi-sados. Se spone, en particlar, qe el voto siempre maniesta na opiniónindividal, na decisión libre personal, prodcto de refexiones, valores cálclos racionales. Protegido por el secreto el anonimato qe le garantiza

la mampara electoral, el votante tomara esta decisión conorme a ss con-vicciones más ntimas, en las condiciones más estrictas de libertad e igal-dad sin ningn temor a ser sancionado por la expresión de ss preeren-cias. Pero, sobre todo, se postla qe cada voto tiene el mismo peso lamisma infencia en la conormación de la “volntad general” de na na-ción, qe éste tiene n valor perectamente idéntico e intercambiable, segnla célebre órmla “n cidadano, n voto”.

En realidad, la invención extensión palatinas del sragio niversal

son procesos istóricos contingentes, llenos de ambivalencias, limitaciones contradicciones. Más allá de s tilización rital de ss connotacionessimbólicas como elemento clave de la cidadana de la democracia, elvoto es na institción na práctica social con mltiples sos, contenidos signicados. Si bien éste pede maniestar na opinión política racional eindividual, también pede expresar na identidad (es decir, n sentimientoaectivo, de pertenencia a na comnidad), o bien responder simplementea na lógica de intercambio (al expresar n apoo interesado a cambio de n

bien, de n avor o de na protección, como scede en las relaciones clien-telares). Evidentemente, dicas dimensiones antropológicas del voto co-existen, se mezclan se combinan en la realidad emprica, tanto en los di-versos contextos sociocltrales como en las motivaciones personales den mismo individo. ¿Cómo evalar, entonces, el peso la importanciarelativas de dicas dimensiones ideal-tpicas, s distribción territorial sevolción en el tiempo?

Como es bien sabido, existen dos grandes aproximaciones al voto enlas ciencias sociales. La primera estdia el comportamiento electoral a par-tir de nidades territoriales agregadas en distintas escalas de la organiza-ción territorial. En la medida en qe se interesa en el contexto en el en-

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torno donde se desarrolla el acto de votar, se la denomina conoce comoel análisis ecológico, constittivo de la geograa electoral. Este enoqe terri-torial colectivo contrasta metodológicamente con la segnda manera de

analizar el voto, desde na perspectiva qe pede calicarse de psicosocial,a qe privilegia las actitdes convicciones, los atribtos las condctasindividales de los electores. S método por excelencia son las entrevistas las encestas de opinión, con datos recopilados directamente a partir dena mestra más o menos representativa de individos.

La maora de los modelos teórico-metodológicos del comportamientopoltico se enoca o da en el análisis de las motivaciones individales delvoto, trátese a sea de ss predisposiciones psicológicas de ss atribtos

sociodemográcos particlares, a sea de ss convicciones ideológicas, dess “cálclo de costo-benecio”, o simplemente de ss preerencias e iden-ticaciones personales. Se acepta as, implcitamente, qe los procesos so-ciopolticos no son más qe la sma de decisiones individales, condicio-nadas ciertamente por categoras sociológicas (género, edad, ormación,proesión, ingresos, patrimonio, religión, etc.), pero desprovistas de diná-micas grpales con caractersticas e interacciones propias.

No obstante, el voto también es na condcta social e interactiva, co-

lectiva territorializada. Nestras races adscripciones, nestras proce-dencias dependencias nos acompañan siempre, al menos tanto comonestras creencias actitdes personales, asta en la más anónima de lasmamparas electorales. y entre los mcos actores qe oran constriñennestras opciones polticas, el territorio centa con n peso considerable.En eecto, el sragio no es tan solo na decisión individal racional; es,también, n comportamiento grpal qe se inserta dentro de nmerosasredes de proximidad, interacción e interdependencia. Por ello, los conteni-

dos especcos del voto dependen de los contextos particlares en los qese constren las preerencias electorales.En n pas tan grande diverso como México, dicos contextos distan

mco de ser omogéneos tampoco son necesariamente constantes en eltiempo. Ello se maniesta con toda claridad en la evolción reciente de loscomportamientos electorales en las 1 929 secciones qe conorman la geo-graa electoral de Ciapas desde 1991. El análisis del voto en esta escala re-vela desigaldades signicativas en las condiciones de s eercicio propor-ciona na perspectiva microsociológica de la poltica, como na actividadcolectiva qe se desenvelve ndamentalmente en el ámbito local. Asimis-mo, la diversidad geográca de la composición sociodemográca, económi-

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ca, religiosa, cltral etnolingüstica qe dierencia a tal localidad, comni-dad o vecindad, de tales otras, contribe a congrar el contexto lossignicados especcos en los qe se desarrolla cada proceso electoral.

En esta contribción se presentan algnas refexiones exploratorias so-bre la desigaldad territorial en el eercicio del voto en el contexto de lademocratización mexicana, partiendo del análisis microsociológico de loscomportamientos electorales registrados en los comicios ederales de 1991,1994, 1997, 2000, 2003 2006 en el estado sreño de Ciapas.1 En eseperiodo, dica entidad experimenta na transormación pronda de ssistema poltico institcional, qe se maniesta en n cambio radical de lasprácticas de los contenidos de la participación poltica convencional. De

condctas colectivas, comnitarias o corporativas eminentemente estables,se pasa a n eercicio cada vez más atónomo e individal, volátil rag-mentado del voto, lo qe revela el palatino aprendizae del plralismoelectoral en n contexto de extensión, de apropiación de reinvención delsragio niversal.

Como lo veremos a continación, en na elección cada votante tieneno solamente más de na opción, sino recentemente más de na boletaelectoral (en comicios concomitantes de niveles de gobierno distintos).

Para empezar el cidadano pede rennciar simple llanamente a eercerel sragio, mediante s abstención o s no inscripción en las listas electo-rales. Asimismo, pede recazar la oerta partidista, votando por n candi-dato no registrado o bien anlando s voto. Pero, sobre todo, en lgar devotar por n programa qe lo convence o por n partido con el qe sesiente identicado, éste pede apoar contralmente a n candidato porss calidades personales (eectos de notoriedad notabilidad) o por com-promisos e intereses particlares (voto clientelar o de intercambio), votar a

avor del “mal menor” con la intención de contrarrestar la elección de ncandidato al qe considera “neasto” (voto “negativo” o “til”) , en el caso

1 Los datos de las elecciones ederales de 1991, 1994, 1997, 2000, 2003 2006provienen directamente de la Dirección Eectiva de Organización Electoral (deoe) delife, qe los pblicó en 2007 en orma de cd-rom, bao el ttlo Atlas electoral ederal deMéxico (ife, 2007). En el caso de las elecciones de diptados se inclen los cambiosderivados de la anlación modicación de algnas casillas por resolciones de lasdierentes salas del Tribnal Electoral del Poder jdicial de la Federación (tepjf). En

canto a la elección presidencial de 2006, se tilizan los resltados correspondientes alos cómptos ociales del ife, a qe los datos del cómpto nal del tepjf solamenteestán disponibles en el nivel de los 300 distritos legislativos.

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de varios comicios simltáneos (como, por eemplo, en las elecciones ede-rales para diptados, senadores presidente de la Repblica), asta distri-bir ss votos entre candidatos de distintas aliaciones partidistas (voto

“dividido”, “crzado” o “qebrado”).¿Cómo interpretar — cómo medir—, en estas circnstancias cam-

biantes, los procesos recientes de dierenciación de la participación electo-ral, de ragmentación e “individalización” del voto en Ciapas? y ¿qérelación gardan estas desigaldades territoriales en el eercicio del voto,con otras desigaldades de tipo demográco, socioeconómico étnico-cltral?

tEORÍA Y PRáCtICA DE LA ELECCIón:

¿QUé SIGnIFICA vOtAR En CHIAPAS?

Debido a la erte connotación simbólica rital qe a adqirido el sra-gio niversal en las democracias consolidadas, existe la tentación de cone-rirle n importante grado de consistencia omogeneidad. Por ello, losprincipales modelos explicativos del voto en Estados unidos en Eropa

lo analizan como n connto ertemente integrado de elecciones com-portamientos polticos individales, minimizando por ende s diversidad.Tal es el caso de los enoqes predominantes en la actalidad, qe se

interesan en primer lgar en la manera en qe los electores toman indivi-dalmente ss decisiones en n escrtinio. Trátese a sea de los modelossociológicos psicosociales —qe bscan explicar el voto mediante predis-posiciones sociales religiosas (Lazarseld et al., 1944; Lipset, 1959) o pormedio de identicaciones partidistas estables qe resltan de procesos de

socialización (Campbell et al., 1960; Miller Sanks, 1996)—; a sea delos modelos derivados de la teora de la elección racional —qe ponen elénasis en las fctaciones electorales, en las evalaciones retrospectivas prospectivas de los gobernantes, as como en cálclos benecios-costos delelector en el momento de elegir a n candidato entre las oertas polticas endispta (Downs, 1957; Nie, Verba Petrocik, 1976; Fiorina, 1981)—, obien de los diversos intentos de combinar estos enoqes en modelos sin-téticos globales, todas estas teoras comparten la idea de qe los electora-dos están scientemente integrados como para ser analizados bao el mis-mo esqema en n pas dado. En otras palabras, el voto es concebido comona respesta a na pregnta ineqvoca se spone qe ambas tienen n

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sentido comn qe permite agregarlas en el nivel nacional, independiente-mente de la diversidad de los signicados de los matices qe pedenconerirles las especicidades sociales, cltrales territoriales.

Sin dda, dico postlado no plantea problemas maores en las demo-cracias consolidadas, qe comparten n erte grado de integración nacio-nal en las qe el voto es na práctica rital arraigada desde ace mcotiempo. Sin embargo, en nestra región de estdio, caracterizada por nadébil integración poltica sociocltral, el sragio todava es n disposi-tivo de reciente aparición, qe apenas está siendo apropiado, adaptado reinventado, en n contexto de transición de n régimen atoritario acian régimen más abierto plral.

El n de una era política:de la movilización autoritaria a la ragmentación del voto

Formal legalmente, el sragio se extiende en México a partir de las l-cas por la Independencia. Pero abrá qe esperar a la Revolción a laConstitción de 1917 (captlo IV, artclos 34 35), as como a las reor-

mas de 1957 (inclsión de las meres) de 1969 (redcción de la edad devotar de 21 a 18 años), para qe éste sea verdaderamente niversal. Noobstante, drante el régimen posrevolcionario el voto se sige eerciendoen la práctica de na manera restringida corporativa, en n régimen departido egemónico qe le conere signicados contenidos pecliares.

Como bien lo señalaron los pioneros del análisis electoral en contextosatoritarios semidemocráticos, mcas dictadras organizan procesoselectorales para movilizar a las masas poplares con la esperanza de dotar-

se de na legitimidad externa e interna. No obstante, dicos comicios noponen realmente en ego ni el eercicio del poder ni la selección ni la re-novación de los gobernantes. En otras palabras, son, paradóicamente, elec-ciones sin opciones (hermet, Roqié Linz, 1982). Por ello, ss ncionesson, también, m distintas de las qe éstas desempeñan en las poliarqascon institciones representativas con procedimientos de control scali-zación democráticos. Sirven, entre otras cosas, para movilizar apoos negociar alianzas, para comnicar raticar decisiones previamente toma-das, pero, sobre todo, como mecanismo de aclamación legitimación delos gobernantes por los gobernados. La participación la abstención elec-toral adqieren, en este contexto, el signicado inverso al qe se les sele

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otorgar en las sitaciones democráticas: mientras qe la primera se asocia,por lo general, con prácticas atoritarias de acarreo coerción, la segndase transorma criosamente en na orma peligrosa de protesta, desaproba-

ción recazo al régimen poltico.En México, los signicados istóricos cambiantes de la participación

del voto, bao las ormas del acarreo la movilización corporativa, as comoen ss vertientes más modernas cvicas, an sido analizados por diversosatores, entre ellos Silvia Gómez Tagle (2001), Vctor Manel Drand Pon-te (2004), jorge Benda Fernanda Somano (2003). Para el caso espec-co del Ciapas rral e indgena, cabe citar dos relatos, reeridos a las dé-cadas de los setenta los ocenta, recabados por ulric Köler (1982:

133), en Calciitán, por Edmndo henrqez (2000: 57-58), en Mi-tontic:

Ocialmente el peserente es elegido por escrtinio secreto de todos los pable-

ros pableras. En la práctica el pri decide [sic] qién va a ser peserente. Pes el

qe llega a ser candidato del pri, a no pede perder la “elección”. Siendo

trabao de papeleo, se encarga, en San Pablo, al secretario mnicipal la tarea

de llenar las papeletas electorales. Para él, el año de 1970 e bastante dro

porqe tena qe llenar las aproximadamente 1 400 papeletas electorales […]El secretario a conoce el método “apropiado” no llena ni n solo voto en

contra de la proposición del pri, pero s develve nas neve, trece o diecisie-

te (de preerencia n nmero irreglar) papeletas blancas. As se evita n voto

armativo de 100% se llega al resltado elegante de 99% pico.

La verdad […] es qe nnca a existido la democracia. Era na sacadera de

votos, era como tradición. En la época de la votación se mandaba llamar a los

escribanos, se tomaba el padrón, beno, nnca van a votar todos, llenabanlos votos. Se esccaba de otros partidos, pero en el mnicipio [de Mitontic]

no se permita otro para qe todos estvieran nidos. Llega n licenciado de

 Asntos Indgenas, ellos acan el acta. La verdad me da pena, qisiera no

regresar el tiempo.

 As, abrá qe esperar la apertra poltica de los noventa para transitar,palatinamente, de n sistema atoritario egemónico a n sistema plral,con elecciones cada vez más libres competitivas. Dica transormación es-trctral, qe se asemea a na verdadera revolción politicoelectoral, se ob-serva claramente en las dos grácas sigientes. La primera permite bicar la

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especicidad ciapaneca dentro del contexto mexicano. Como en el resto delpas, en esta entidad sreña —na de las más pobres, marginadas confic-tivas de la Federación— se prodce n marcado declive del partido istóri-

camente egemónico, qe se debilita ragmenta gradalmente asta perderel control del poder institcional. Pero, a dierencia de lo qe se observa enel ámbito nacional, aq dico proceso de crisis, descomposición recon-gración poltica es singlarmente tardo abrpto, convlsivo violento.

hasta 1991, Ciapas se perla como no de los bastiones más sólidosdel pri en México. Entre 1979 1988, el partido egemónico obtiene npromedio de 26 pntos porcentales más qe en el resto del pas. Inclsoen 1988, cando el pas entra en plena eervescencia poltica, el pri recibe

90% de los votos válidos en Ciapas, es decir 39 pntos porcentales másqe a nivel ederal (51%). Estos resltados excepcionales le valdrán a laentidad la reptación de ser el ltimo “granero electoral” del pri. Solamenteen 1994, la rebelión neozapatista pone de maniesto na pronda crisisde las relaciones de poder locales.

En n primer momento, el conficto armado nge como n poderosocatalizador del cambio democrático, a qe la alianza táctica del ezln conel candidato del prd a la gbernatra del estado permite canalizar las er-

tes movilizaciones poplares acia la contienda electoral de agosto de

100

90

80

70

60

50

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20

10

        P     o     r

     c     e     n       t     a        j     e

1961 1964 1967 1970 1973 1976 1979 1982 1985 1988 1991 1994 1997 2000 2003 2006

PRI / válidos (Chiapas)

PRI / válidos (México)

PRI / inscritos (Chiapas)

PRI / inscritos (México)

Gráfca 11.1. ¿el úlo “gno lcol” dl pri? evolucóndl ocnj dl pri sob voos váldos nscos (méxco y Chs).

elccons lgslvs dls.Funs: Góz tgl, 2001; ife, 2007.

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1994. No obstante, en n segndo tiempo la prolongación del confictotendrá n eecto inverso, qe contribe a renar la transición democrática,bloqeándola inclso en la zona de conficto. A partir de 1995, los rebeldes

se retiran del ego electoral promeven el abstencionismo entre ss ba-ses, boicoteando activamente el proceso electoral ederal de 1997 debili-tando la rágil oposición partidista local. Por ello, abrá qe esperar loscomicios para gobernador del 20 de agosto de 2000 para ver srgir naamplia coalición opositora (prd-pan-pt-pvem) co trino desemboca -nalmente en la primera alternancia pacca del estado, con la elección dePablo Salazar Mendigca (véase gráca 11.2).

En resmidas centas, cabe distingir catro ases en la democratiza-

ción ciapaneca: i] asta nes de los años ocenta, se trata en eecto de n“granero electoral” m rentable para el pri, ca egemona se tradce enna capacidad de movilización real; ii] esta sitación, sin embargo, cambiadrásticamente entre 1991 1994, cando se prodce la cada del antigopartido egemónico; iii] entre 1995 1997, la apertra democrática entraen crisis, antes de desembocar en na serie de alternancias paccas entre1998 2000; iv] nalmente, a partir de 2001 se inicia n nevo ciclo elec-toral, caracterizado por el debilitamiento la descomposición crecientes de

todos los partidos polticos, qe se benecian pntalmente del declive del

PAN + alianza

PRD + alianza

PRI + alianza

Otros partidos

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10

        P

     o     r     c     e     n       t     a        j     e

88-M 91-L 94-L 95-M 97-L 98-M 00-L 00-G 01-M 03-L 04-M 04-L 06-L 06-P 06-S 06-G

Gráfca 11.2. L nscón olíc n Chs (1988-2006).evolucón dl ocnj d voos váldos

obndos o los ncls dos olícos.

elccons: m = uncls, L = lgslvs dls, G = gobndo, p = sdncls.Funs: ife, 2007; Sonnln, 2000; iee, 2001, 2004, 2006.

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pri, pero no logran articlarse permanentemente ni ormlar proectos al-ternativos consistentes. En eecto, las alianzas contrales entre el pri elpvem, entre el prd, el pt Convergencia en 2006 ocltan na acentada

ragmentación partidista, con races estrctrales e istóricas. Pero, ¿cómointerpretar estas tendencias politicoelectorales sin redcir excesivamente lacompleidad plralidad de motivaciones de los distintos electorados?

Una oerta política ragmentada y segmentada

Probablemente, en nestros das n nmero creciente de cidadanos cia-

panecos vota conorme a los modelos democráticos contemporáneos, ennción de identidades partidistas más o menos estables, tomando en con-sideración las opiniones de ss amiliares los valores adqiridos drantes socialización, evalando la oerta poltica de manera racional. Sin em-bargo, en Ciapas la generalización de dicos modelos explicativos al con-

 nto de la población todava enrenta dos obstáclos maores: la debilidadregional estrctral el carácter instrmental de los partidos polticos, ascomo la segmentación de los contenidos del voto en el ámbito local. En

contextos rrales comnitarios qe gozan de gran atonoma, las identi-caciones partidistas sólo corresponden raramente a las anidades ideoló-gicas qe caracterizan a los partidos en el ámbito nacional. Por ello, aqe sbraar el carácter segmentado de la oerta poltica el estado preca-rio de las organizaciones partidistas, qe distan mco de corresponder alos tipos ideales de la ciencia poltica.

En Ciapas, la nica organización qe se pareca a n partido e pormco tiempo el pri, pero éste ncionaba en realidad como el brazo elec-

toral del Estado posrevolcionario: leos de asmir la ormación ideológicade la población, articlaba alianzas estratégicas con ombres ertes. Di-cos caciques gozaban de na gran atonoma, ndada en n pacto tácitoqe les garantizaba la impnidad el apoo pntal de las atoridades acambio de s lealtad poltica incondicional, particlarmente drante losperiodos electorales. A alta de mecanismos de control directo, el régimense apoaba en na vasta red de peqeños ees locales regionales, as comoen diversas organizaciones corporativas qe le permitan captar conservarclientelas politicoelectorales. Ello le otorgó al sistema cierta legitimidad na gran estabilidad. hasta qe el pacto se resqebraó con la crisis delmodelo posrevolcionario (Viqeira Sonnleitner, 2000).

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Sin embargo, sera engañoso qerer conerirle algna coerencia ideo-lógica a los sectores qe ormaban la neblosa de grpos e intereses qe sereivindicaron tradicionalmente del pri. Más qe de n partido disciplinado,

se trataba de n mosaico de estrctras corporativas estrecamente imbri-cadas con lo qe e la administración estatal asta el año 2000. A raz de laalternancia presidencial de ese año, el pri inició n proceso de reconversión,organizativa e ideológica. En la actalidad, tras aber perdido scesivamen-te el control de bena parte de los gobiernos estatales mnicipales, ascomo de los escaños en las cámaras ederales locales, cabe interrogarsesobre la composición el devenir del antigo voto “priista”.

Pero tampoco reslta ácil sitar sobre na escala ideológica coeren-

te los mltiples grpos organizaciones “parapolticas” qe establecenalianzas, más o menos transitorias, con los distintos partidos de oposición.

 A mendo, estos ltimos sirven simplemente de “prestanombres”, a qela le probe las candidatras independientes. A este respecto, el caso delPartido de la Revolción Democrática (prd) es paradigmático. Entre 1991 1994, el electorado de este partido se mltiplica sbitamente por siete,al pasar de solamente 50 000 a más de 334 000 sragios en Ciapas. Esteincremento exponencial se explica en parte porqe el prd se convierte en

la principal alternativa al antigo partido egemónico, capitalizando as eldeclive de este ltimo recperando “por deecto” na parte importantede ss antigos electores. Pero dica progresión no es drable, a qe enlgar de apoarse sobre el desarrollo de estrctras partidistas militan-tes, remite más bien a na serie de alianzas inestables con grpos orga-nizaciones de la más diversa ndole. Esta extraordinaria eterogeneidadcontribe a explicar la erte volatilidad de ss sragios (gráca 11.2).Por ello, no qeda claro si el prd ciapaneco pede ser analizado como n

partido o bien como n connto de alianzas personalistas, cambiantes eteróclitas.La sitación del Partido Acción Nacional (pan) es distinta. Desde 1991

dispone de na sólida implantación en na decena de mnicipios cida-des de la costa el centro del estado, lo qe le a permitido crecer constan-temente asta 2000, para consolidarse con alrededor de 18% de las pree-rencias electorales. No obstante, s presencia es más rágil reciente en laszonas rrales, donde la composición sociológica e ideológica de s electo-rado dista mco de corresponder a la qe tradicionalmente caracterizó aeste vieo partido de la dereca católica en el resto del pas. Por ello, valemencionar qe algnos grpos de disidentes indgenas an recrrido al

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blanqiazl desde principios de los años setenta, inclso en mnicipios tantradicionalistas como San jan Camla (henrqez, 2000).

En canto a las otras erzas polticas, éstas captan pntalmente elec-

tores descontentos qe les permiten acceder a algnas diptaciones plri-nominales o a presidencias mnicipales, pero carecen, salvo contadas ex-cepciones, de bases organizadas estrctradas territorialmente. Detrás delas siglas qe colorean las papeletas de voto se peden encontrar toda clasede candidatos: dirigentes de organizaciones sociales más o menos infen-tes, pero también individos aislados qe lograron convencer a los cadrosregionales de tal o cal partido qe están en condiciones de aportarles s-ragios, a cambio de sbvenciones para costear “campañas electorales” más

o menos cticias. En otros casos, acciones locales poderosas peden verseobligadas a renegociar ss alianzas, otorgándole “ss” sragios a otros gr-pos cambiando, de esa manera, “de partido”. Es en este contexto en el qeconviene interpretar na parte de la creciente volatilidad electoral qe seobserva en el nivel de los mnicipios de las secciones electorales.

 A ello, cabe añadir la alta de cadros proesionales la debilidad de lasestrctras logsticas de los partidos, particlarmente en los mnicipios r-rales e indgenas. Con la notable excepción de los candidatos del pri, raros

son los qe logran organizar verdaderas campañas electorales, sin ablar deactividades de ormación ideológica o disión programática. En resmidascentas, la oerta poltica en Ciapas, más qe remitir a proectos partidis-tas o a programas ideológicos, tiene qe ser analizada en términos de alian-zas estratégicas, establecidas conorme a lealtades accionales más o menosestrctradas, pero renegociadas constantemente en na lca cada vezmás competida por el control de los recrsos materiales polticos. A svez, es indispensable matizar el signicado de las preerencias electorales.

Del suragio “comunitario” y corporativoal voto accional e individualizado

Como lo veremos, el mltipartidismo el voto adqieren na mltiplici-dad de signicados en Ciapas, entre los cales cabe sbraar no, relacio-nado con las lealtades accionales qe estrctran las relaciones de poderen las comnidades rrales e indgenas. Para captar los contenidos antro-pológicos del comportamiento electoral, Olivier Il (2000: 22-34) distin-ge tres dispositivos ndamentales qe reviste el voto como relación so-

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cial: na transacción, na pertenencia na convicción. Constitidas encategoras tpico-ideales, estas tres dimensiones permiten distingir a svez tres ormas de elección: el voto de intercambio, el voto comnitario

el voto de opinión. El primero se relaciona con la asignación de ventaasmateriales en redes clientelares. El segndo remite a pertenencias, reivindi-caciones decisiones colectivas, al movilizar grpos qe se conciben comoatónomos en torno a metas confictos de tipo comnitario (religión,lenga, identidades étnicas). El ltimo corresponde a elecciones a deci-siones individales, ndadas en conciencia tomadas en contextos qegarantizan la libertad e igaldad de los cidadanos.

De a la posibilidad de analizar la democratización ciapaneca a la lz

de estas tres dimensiones tpico-ideales. Sin lgar a ddas, las eleccionesson momentos privilegiados para negociar todo tipo de bienes, ventaas servicios (individales o colectivos) a cambio de sragios. Pero como con-secencia del declive del pri, ningn partido dispone a del monopolio dedicas transacciones mcos “clientes”, aora protegidos por el secreto delvoto, aceptan adelantos sin cmplir necesariamente el contrato el da de laelección. Por otra parte, para n gran nmero de electores el sragio toda-va no es el resltado de na decisión individal, sino de na deliberación

colectiva (qe es, en ocasiones, inclso pblica) qe rearma la pertenenciaa na comnidad. Con todo, dica pertenencia tampoco pede aspirar a lananimidad, sino qe tiene qe acomodarse de n nmero creciente delealtades crzadas qe estrctran dividen a las comnidades rrales. Ellose refea en la transición de n sragio cativo corporativo acia n votoaccional cada vez más plral. Finalmente, la ragmentación la volatili-dad crecientes de los electorados revelan la aparición de n voto de opinión,qe se expresa, particlarmente, mediante la armación reciente de n voto

dierenciado “dividido” en las elecciones simltáneas de distintos nivelespolticos (presidenciales, legislativas mnicipales).Destaqemos, para terminar, qe el voto libre secreto an es na

práctica m reciente, qe todava es el obeto de n aprendizae plral desigal. Es en este contexto de apropiación de na “tecnologa” de origenexterno —pero con mltiples sos internos— en el qe vamos a estdiarel acto electoral. En resmen, las adscripciones partidistas en Ciapas tie-nen signicados reales en la vida poltica local regional son tilizadas demanera recrrente para reerirse a acciones a confictos polticos relevan-tes, contribendo a sitarlos con respecto a los gobiernos local ederal,as como rente a otros grpos de poder qe actan a nivel regional. Sin

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embargo, no podemos conerirles n contenido ideológico consistente niasociarlas demasiado estrecamente con los intereses qe representan lospartidos polticos a nivel nacional. A s vez, mcas preerencias electora-

les peden analizarse en términos de alianzas estratégicas, establecidas ennción de pertenencias accionales estrctradas, pero constantemente re-negociadas en na dispta cada vez más competida por el control de losrecrsos económicos polticos.

EXPLORAnDO LAS DIMEnSIOnES MICROSOCIOLóGICAS DEL vOtO

¿Cómo rastrear, a la lz de estas consideraciones teóricas conceptales, lasdistintas dimensiones empricas del voto en el nivel de las 1 929 seccionesqe conorman el territorio ciapaneco? Antes qe nada, cabe interrogarsesobre la conabilidad de los resltados electorales disponibles. Como loveremos a continación, la desigaldad en el eercicio del sragio empiezacon la calidad de la participación electoral: pese a los avances considerablesde la democratización ciapaneca, an persisten contextos territoriales enlos qe no todos los cidadanos tienen el dereco eectivo de votar, a sea

porqe ss sragios no son contados de na manera transparente e impar-cial, a sea porqe éstos sren las presiones de n entorno poco propicio ala expresión de ss dierencias polticas. Pero, inclso cando existen con-diciones qe garantizan la libertad el plralismo de la competición electo-ral, el mltipartidismo no es siempre ni necesariamente sinónimo de com-portamientos polticos individales, sino qe también pede apoarse sobrelealtades lógicas de intercambio colectivo, de tipo accional o clientelar.

En las ronteras de la democratización

 Antes qe nada, cabe establecer cán ables son los resltados de las eleccio-nes ederales del periodo de la democratización en Ciapas.2 En eecto, elanálisis microsociológico del voto en la escala seccional revela la existencia deanomalías e inconsistencias, qe dicilmente corresponden a comportamientoselectorales libres peden indicar irreglaridades o prácticas radlentas.

2 Como es bien sabido, los resltados de elecciones transparentes, libres compe-titivas se caracterizan por n alto grado de precisión conabilidad, en la medida en

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 Asimismo, porcentajes de votación inusualmente elevados a avor de un solo par-tido peden revelar prácticas de compra o coacción del voto, a qe la nani-midad es n enómeno smamente raro en las sociedades manas e implica

recentemente la intimidación o represión de los grpos opositores “mino-ritarios”. Se trata de las amosas casillas “zapato”, ca pecliaridad sola s-ticarse mediante la existencia de n voto “consensal” o “comnitario”.

Las inconsistencias electorales bajo la lupa

 A contracorriente de n mito poplar, no todas las inconsistencias electo-

rales se deben a prácticas radlentas.3 Pero el sragio, por s papel cr-cial en la atribción del poder poltico, sige siendo obeto de prácticasilcitas qe bscan restringir s secreto libertad.

En primer lgar, tasas excepcionalmente bajas o elevadas de participaciónelectoral peden ocltar a sea prácticas para disadir o impedir el acceso

qe se prodcen con medios técnicos importantes bao n estreco control, tanto dela cidadana como del connto de las erzas polticas contendientes. En el caso deMéxico, la conabilidad de dicos resltados se relaciona estrecamente con el grado

de competitividad de los procesos electorales, conociendo n salto calitativo con lacreación cidadanización del Institto Federal Electoral (ife) entre 1990 1996. Alrespecto, cabe destacar qe, desde entonces, cada elección ederal moviliza a cientos demiles de cidadanos independientes, seleccionados al azar capacitados por el ife parangir como ncionarios de casilla, bao la spervisión de cientos de miles de represen-tantes designados por cada no de los partidos contendientes.

3 Existen, en particlar, dos errores qe se cometen recentemente en el escrti-nio del voto el llenado de las actas, qe no implican na maniplación electoral: i]dado qe las boletas están nmeradas por razones de segridad, mcos ncionariosde casilla calclan s nmero total aciendo la dierencia aritmética entre la ltima laprimera boleta, pero omiten smarle no a s cálclo. Anado al eco de qe en lascasillas peden votar asta catro ncionarios asta cinco representantes de partidosmás, ello pede prodcir consiones respecto del nmero total de boletas; ii] otro errorrecente consiste en conndir el nmero de “boletas sobrantes (no usadas en la votación) y que ueron inutilizadas por el secretario”, registradas en el cadro sperior de las actas nales de escrutinio y cómputo, con el total de “votos nulos”, qe aparece en el cadro conlos resultados de la votación. Dica consión entre votos anlados boletas sobrantespede vericarse ácilmente restándole al “número de boletas recibidas de la elección” el“total de boletas extraídas de la urna”, explica na parte importante de las tasas despro-

porcionadamente elevadas qe se registran en algnas casillas electorales. Ambos tiposde inconsistencias se deben a consiones o a problemas de capacitación técnica noalteran los resltados electorales.

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de los electores a las rnas, a sea enómenos de “acarreo”, “embarazo” orelleno de rnas, es decir, de compra o coacción del voto. En 1991 an seregistraron porcentaes maores de 90% en 434 secciones (23% del total),

siendo la “participación” inclso sperior a la población inscrita en 293secciones (15%) ciapanecas. Tres años despés, drante las elecciones dela apertra democrática de 1994, s nmero se redo considerablementea 82 (4.3%) en el primero a 34 (1.8%) en el segndo caso. Todava aectóa neve secciones en 1997, antes de desaparecer prácticamente a partir delaño 2000 (tres o dos casos, es decir, 0.1 o 0.2%, respectivamente). A svez, el nmero de secciones con tasas de participación ineriores a 10%baó de 70 (3.6% del total) en 1991 a solamente seis (0.3%) en 2006, in-

clendo las 57 las dos secciones en las qe, por confictos locales o porrazones técnicas, no se pdieron instalar las casillas en dicas eleccionesederales.

En segndo lgar, el número de boletas anuladas es n ben indicadorde la calidad de la votación. Por lo general, existe n margen de error -mano “normal” —prodcto de la compleidad del acto de votar del escr-tinio—, ertemente relacionado con las tasas de analabetismo, edcación monolingüismo. Desde los comicios ederales del año 2000, más de 90%

de las secciones en Ciapas reporta tasas ineriores a 10% de boletas an-ladas, siendo el promedio más elevado en las zonas marginadas rrales(6.5%) qe en las cidades con maores ndices de alabetismo desarrollomano (3.8%). De a la posibilidad de analizar dos tipos de inconsisten-cias electorales:

1. Las secciones con porcentaes excepcionalmente elevados de votos n-los, sobre todo cando éstos rebasan el margen con el qe se gana la vota-

ción. En eecto, siempre existe la posibilidad de anlar, en n momento dedistracción de los ncionarios de casilla de los representantes de parti-dos, algn voto válido de n partido contendiente, tacando por eemplola sigla de n segndo partido en la boleta electoral. Conorme avanzó elproceso de democratización, la parte de estas secciones se redo de 25%(en 1994) a 16% (en 1997), antes de estabilizarse en alrededor de 8% apartir del año 2000. En la ltima elección presidencial se registraron 131secciones con porcentaes de nlos speriores a 10% de los válidos cincoqe rebasaron 20 por ciento.

2. A s vez, las casillas qe no contienen ningún voto anulado planteanddas sobre la libertad eectiva para emitir el voto, revelando la posible

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intervención de “spervisores” partidistas, particlarmente en casillas qeno pdieron ser integradas con el connto de los cidadanos insaclados capacitados.4 Como en el caso anterior, la parte de dicas secciones co-

noce na notable disminción entre 1991 (18%) 1994 (9%), sitándosealrededor de 2% entre 2000 2003, caracterizando a solamente sietesecciones (0.4% del total) drante los comicios presidenciales de 2006.

Para dar n eemplo concreto, analicemos este tipo de inconsistenciasdrante las ltimas elecciones presidenciales, cos resltados eron s-mamente reñidos e impgnados a nivel ederal. En Ciapas se registrarontasas de participación speriores a 90% en tres secciones e ineriores a 10%

en seis secciones más (en dos de ellas, no se pdieron instalar casillas).Respecto de la parte de votos nlos, ésta rebasó el 20% en cinco secciones e igal a cero en siete de ellas (inclendo las dos en las qe no se ins-talaron casillas). La coalición prd-pt-Convergencia trinó en 11 de estassecciones (entre ellas, la 1046 de Peblo Nevo Solistaacán, co com-portamiento electoral analizaremos en segida), mientras qe la alianzapri-pvem ganó en cinco (entre ellas, la 1415 de Tecpatán, co comporta-miento también estdiaremos a continación), el pan en na de ellas. De

aberse anlado los 6 781 votos válidos de estas 17 secciones, Andrés Ma-nel López Obrador biera perdido 3 805 sragios, mientras qe Rober-to Madrazo biera visto disminir s cadal en 1 732 Felipe Calderónen 1 154 votos. En otras palabras, en Ciapas la dierencia entre los pnte-

4 En México, la transparencia de la votación es garantizada por n doble mecanis-mo de control, cidadano poltico. En principio, cada casilla es operada por catroncionarios capacitados seleccionados al azar: el presidente, el secretario el prime-ro segndo escrtadores, qienes atienden a los electores realizan el escrtinio delos votos, bao la spervisión de los representantes nombrados por los partidos en con-tienda. Pero este compleo procedimiento de “insaclación” capacitación, qe iniciameses antes de la ornada electoral, no es inalible. Algnos ncionarios de casilla no sepresentan en la casilla el da de la elección , en caso de asencia de ss sstittos, pe-den ser entonces legalmente reemplazados por los primeros cidadanos qe acden alas rnas para sragar. Evidentemente, siempre existe la posibilidad de disadir o im-pedir la participación de ncionarios de casilla, sobre todo en contextos altamentepolarizados en los qe s actación, volntaria no remnerada, pede ser cestiona-da. y, en esos casos, también sele aber cidadanos no necesariamente independien-

tes, qe se movilizan para acaparar dica responsabilidad estratégica. De a la impor-tancia de los representantes de los partidos polticos contendientes para garantizar lalibertad transparencia del voto en las rnas.

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ros se biese redcido en 2 651 sragios (0.2% del total), en detrimentode López Obrador.

En resmidas centas, a qe problematizar la noción de “rade”, dis-

tingiendo los distintos tipos de inconsistencias e irreglaridades, los inevi-tables errores manos, as como la alteración organizada la maniplacióndeliberada de los datos electorales. Pero, sobre todo, cabe interrogarse sobrelos eectos qe peden tener dicas inconsistencias sobre los resltados po-lticos del escrtinio: ¿son éstos decisivos para la elección a qién bene-cian concretamente? Dica pregnta pede volverse crcial, particlarmenteen contiendas con resltados cerrados en contextos polarizados, cada vezmás recentes en México, en Latinoamérica en el resto del mndo.5

El voto “identitario”, corporativo, comunitario y “consensual”

Por otra parte, an existen contextos territoriales en los qe predomina naerza poltica egemónica en los qe el voto se apoa probablementesobre lealtades de tipo colectivo exclente, en n ambiente poco propi-cio al plralismo poltico a la competición electoral.6 Ello se refea clara-

mente en las dinámicas micropolticas de la reciente transición electoral.El nmero la omogeneidad de dicas secciones “egemónicas” seredcen drásticamente entre 1991 1994, antes de conocer na neva dis-

5 Tal e, precisamente, el caso de los comicios locales para gobernador qe sellevaron a cabo el 20 de agosto de 2006, siete semanas despés de las polémicas elec-ciones ederales. En ellos, el candidato de la coalición prd-pt-Convergencia obtvo553 270 sragios, contra 546 988 votos a avor de s contrincante de la alianzapri-pvem. Dicos resltados también eron cestionados por los perdedores, qienespresentaron icios de nlidad en los 24 distritos electorales locales, impgnando 391casillas electorales. De aber sido anlada na parte de dicas casillas — consideran-do el carácter extremadamente cerrado de la elección—, bien biera podido cambiarel resltado de los comicios, ganados por jan Sabines con na ventaa de solamente6 282 sragios —es decir, 0.53% del total de sragios emitidos (Sonnleitner, 2006).

6 En términos teóricos, dico voto se asemea de algna manera al modelo psico-social de las simpatas e identicaciones partidistas, con races aectivas lealtades qepeden remontar asta los años tempranos de la socialización. No obstante, este con-cepto sre serias limitaciones en el contexto mexicano, en general, ciapaneco, enparticlar. En eecto, asta m recientemente sólo exista na erza poltica con posi-

bilidades eectivas de gobernar. El mltipartidismo no solamente es de m recienteeca, sino qe apenas está siendo apropiado por gran parte de los nevos electores, enn contexto de cambio acelerado prondo.

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minción entre 2000 2003, despés de la alternancia presidencial. Mien-tras qe, en 1991, 66% de las 1 929 secciones se caracterizaba por sitacio-nes en las qe la primera erza poltica (en ese entonces, siempre el pri)reciba más de dos terceras partes de los sragios válidos (captando más de

90% en na carta parte de ellas), desde 1994 dicas proporciones se red- eron en más de la mitad, revelando de paso la transición acia n egoelectoral mco más libre, competitivo transparente. Sin embargo, si bienel nmero de secciones “egemónicas” se sigió redciendo a lo largo de losnoventa lego a partir de la alternancia presidencial de 2000, dicas sec-ciones no desaparecieron por completo. Todava en el año 2006, los gana-dores registraron porcentaes speriores a 66.6% de los sragios en 253secciones (13% del total), captando más de 90% de los votos en 14 (0.7%)de ellas (gráca 11.3).

Para ilstrar la singlaridad de este tipo de contexto poltico, observe-mos las tendencias del voto en catro secciones con comportamientos elec-

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Gráfca 11.3. Cooscón d ls 1 929 sccons lcolsn uncón dl ocnj d voos váldos obndos

o l uz olíc.

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torales extremos. Las dos primeras de ellas, identicadas por el ife con loscódigos 0352 1415, se encentran en el mnicipio indgena de Camla en el mestizo de Tecpatán. En ambas microrregiones, la posición del pri no a deado de ser aplastante, redciendo la oposición a algnas expresio-nes pntales m minoritarias, pero con na participación electoral de-clinante desde el periodo de la movilización atoritaria (qe an se observaen 1991, en las grácas 11.4 11.5).

Pero elpri

no es el nico partido qe se benecia de este tipo de sita-ciones. Tras aber conocido n crecimiento espectaclar entre 1991 1994, el prd también a establecido n érreo control poltico en algnassecciones distribidas a lo largo anco del territorio ciapaneco, comopor eemplo en la 0660 del mnicipio mestizo de jiqipilas en la 1045 dePeblo Nevo Solistaacán. En esta segnda microrregión, la acción lo-cal aliada con el partido del Sol Azteca inclso proibió el acceso de losrepresentantes priistas drante las ornadas electorales ederales localesdel año 2006. Ello le permitió alcanzar tasas de participación de votacióndignas del periodo atoritario, gracias a prácticas qe inddablemente seasemean a las del antigo régimen del pri. Sin contar con na capacidad de

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Gráfca 11.4. evolucón dl ocnj d voos/nscos(sccón 0352, Chul).

elccons dls: L = lgslvs, p = sdncls.Fun: ife, 2007.

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Gráfca 11.5. evolucón dl ocnj d voos/nscos

(sccón 1415, tcán).

elccons dls: L = lgslvs, p = sdncls.Fun: ife, 2007.

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Gráfca 11.6. evolucón dl ocnj d voos/nscos(sccón 0660, Jquls).

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movilización electoral excepcional en jiqipilas (tendencia moderada departicipación electoral), los aliados locales del prd también centan aqcon na egemona contndente sobre los otros grpos de la oposición,ragmentados con escasas posibilidades de revertir la sitación (véansegrácas 11.6 11.7).

¿Fragmentacióno “individualización” del voto?

 A dierencia de estas microrregiones con comportamientos singlarmenteomogéneos estables, el segndo tipo de secciones se caracteriza por naacentada volatilidad, relacionada con procesos de la más diversa ndoleqe dicltan s interpretación cabal. No obstante, tenemos evidencia em-prica de qe, en ciertos casos, la volatilidad pede asociarse a comporta-mientos electorales colectivos, de tipo accional o clientelar, mientras qe,en otros, éstos relevan de decisiones de tipo individal.

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Gráfca 11.7. evolucón dl ocnj d voos/nscos

(sccón 1045, publo Nuvo Solshucán).

elccons dls: L = lgslvs, p = sdncls.Fun: ife, 2007.

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El voto “de intercambio”, accional y clientelar 

En algnos contextos territoriales, na elevada volatilidad pede asociarse a

comportamientos electorales colectivos, qe ponen en ego mecanismos di-versos de intercambio, de tipo accional o clientelar.7 Para evalar la dimen-sión cantitativa de este enómeno, nos enocaremos en el periodo 1994-2006, a qe las variaciones impresionantes qe se prodcen entre 1991 1994 coinciden con la implosión del antigo régimen del pri remiten a ncambio prondo del sistema electoral del signicado mismo del voto.8

En términos generales, se registra n erte constante incremento dela volatilidad electoral, qe pasa de n promedio de 23% (con na mediana

de 17%) entre 1994 1997, a n promedio de 29% (con na mediana de28%) del total de votos válidos entre 2003 2006. Dico incremento seexplica por la creciente ragmentación del incipiente sistema de partidos se observa con claridad en la sigiente gráca. Al inicio del periodo analiza-do, solamente 541 secciones (28% del total) se caracterizaba por na vola-tilidad maor a 25% de los sragios, mientras qe, al nal, s nmero sedplicó a 1 091 secciones (57% del total). En otras palabras, en más de lamitad de las 1 929 secciones, al menos no de cada catro electores cam-

bió de preerencia partidista entre 2003 2006, implicando inclso a node cada tres electores en 35% de los casos (gráca 11.8).En la medida en qe se trata de n enómeno smamente eterogéneo

mltiacético, en esta contribción nos enocaremos en dos eemplospecliares de volatilidad cos signicados pdimos estdiar docmen-tar calitativamente, mediante n amplio trabao de campo.9 El primero de

7 Dicos comportamientos se asemean al modelo teórico de la elección racional,pero con na dierencia sstancial: éstos no se basan en cálclos benecios-costos detipo individal, sino en procesos grpales de negociación presión; se apoan, a seaen lealtades de tipo “comnitario” o accional, a sea en relaciones desigales de apoomto, de tipo patrón-cliente.

8 utilizamos para ello el ndice clásico de Pederson, qe pede variar entre 0 100, corresponde a la sma del valor absolto del connto de variaciones registradasa avor o en detrimento de cada partido contendiente, dividida entre dos (a qe, porrazones aritméticas, las “ganancias” de votos de n partido en particlar necesariamen-te provienen de las “perdidas” de otro partido contendiente).

9 Dico trabao de campo se llevó a cabo, en n primer momento, en el marco de

nestra investigación de doctorado, entre 1998 2002 (Sonnleitner, 2003). Posterior-mente, se realizaron catro estancias adicionales de actalización docmentación, enel marco de la observación de los procesos electorales locales de 2004 2007, as como

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ellos proviene de na investigación etnográca, realizada por Sopie hvos-to (2002) en la colonia indgena más emblemática de la perieria de SanCristóbal de Las Casas, conocida como “La hormiga”. Sitado sobre el cerroqe colinda, acia el norte, con el mnicipio de Camla (de donde provie-

nen precisamente mcos de los abitantes qe eron explsados de sscomnidades por confictos poltico-religiosos), este barrio e ndado en1984 se transormó rápidamente en el centro de n nevo poder “indge-na”, al calor de las lcas por la legalización de los predios el acceso a losservicios pblicos. Bao el liderazgo de s ndador, qien lego encabezó laorganización indgena independiente más poderosa de Los Altos de Ciapas,

de las elecciones ederales locales de 2006. Desde 2007 se a retomado el análisis

sistemático del connto de los datos recabados en na perspectiva geográca explora-toria, en el marco de la investigación “Las dinámicas territoriales de la participaciónelectoral del voto en Ciapas” (ces, Colmex), actalmente en crso.

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Gráfca 11.8. incno d l volldd lcol(cooscón d ls 1 929 sccons n uncón dl ocnj d volldd).

elccons dls: L = lgslvs, p = sdncls.Fun: ife, 2007.

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LA DESIGuALDAD TERRITORIAL EN EL EjERCICIO DEL SuFRAGIO uNIVERSAL  401

esta colonia también se transormó en na codiciada reserva de votos cati-vos, antes de ragmentarse en el contexto de la democratización electoral.

Este proceso se refea claramente en las tendencias electorales. En

1994, n sector importante del barrio rompe con el pri vota ntridamen-te por el prd, lo qe le valdrá a s dirigente ser postlado electo diptadolocal de dico partido en 1995. Pero s combatividad e independencia lollevarán pronto a s destitción encarcelamiento, lo qe marcó el declivede s infencia local regional. En términos electorales, ello se tradce enna acentada volatilidad, resltado de diversas divisiones accionales dealianzas cambiantes —con el pri en el año 2000, con el pan en 2003 denevo con el prd en 2006—, pero en n contexto de elevado abstencionis-

mo de creciente competitividad. De n voto “comnitario” egemónicose pasa, as, a n sragio “de intercambio”, neocorporativo, accional clientelar (gráca 11.9).

El segndo eemplo se relaciona con las scesivas consignas de votodel Eército Zapatista de Liberación Nacional (ezln), qe explican na par-te predominante de la volatilidad total qe se observa entre 1994 2000,en n periodo en el qe el resto de la entidad todava se caracteriza por naconsiderable estrctración tripartidista. En eecto, si bien en 1994 los re-

100

90

80

70

60

50

40

30

20

10

0

        P     o     r     c     e     n       t     a        j     e

91-L 94-L 94-P 97-L 00-L 00-P 03-L 06-L 06-P

PRI

PRD PAN

Nulos

Abstención

Otros

Gráfca 11.9. evolucón dl ocnj d voos/nscos(sccón 1115, L Hog, Sn Csóbl).

elccons dls: L = lgslvs, p = sdncls.Fun: ife, 2007.

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402  DESIGuALDAD SOCIAL

beldes llamaron a votar contra el pri —apoando implcitamente a los can-didatos del prd—, a partir de 1995 éstos promovieron el abstencionismoentre ss bases. Ello prodo na impresionante volatilidad de la participa-

ción electoral del voto a avor del prd, partido qe, tras aber sido bene-ciado por na movilización excepcional en 1994, e ertemente aecta-do por el retiro electoral de los simpatizantes zapatistas. Como botón demestra, la gráca 11.10 ilstra la evolción del comportamiento electoralen la sección 0388 del mnicipio de Cenaló, donde se bica la comni-dad “atónoma rebelde” de Poló. Se observa all el impresionante incre-mento del voto “perredista” entre 1991 1994, qe se transorma inmedia-tamente en abstencionismo en las elecciones ederales de 1997, en nos

comicios en los qe los zapatistas qeman casillas en 111 secciones rralese indgenas del estado. Como veremos más adelante, la canticación bicación de este enómeno proporciona n ben indicador de la infen-cia qe eerca entonces el ezln en la llamada “zona de conficto”.

Lo qe nos interesa destacar aq es el carácter colectivo accional deeste tipo de comportamiento electoral, dierenciado por la pertenencia a

100

90

80

70

60

50

40

30

20

10

0

        P     o     r     c     e     n       t     a        j     e

91-L 94-L 94-P 97-L 00-L 00-P 03-L 06-L 06-P

PRI

PRD

PAN

Otros

Nulos

Abstención

Gráfca 11.10. evolucón dl ocnj d voos/nscos(sccón 0388, polhó, Chnlhó).

elccons dls: L = lgslvs, p = sdncls.Fun: ife, 2007.

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LA DESIGuALDAD TERRITORIAL EN EL EjERCICIO DEL SuFRAGIO uNIVERSAL  403

na organización social o poltico-militar. Sigiendo a hamza Alavi (1976),las dinámicas accionales se organizan alrededor de lderes locales, qe mo-vilizan pntalmente a ss segidores a cambio de benecios especcos

—materiales, simbólicos, de protección— para ss clientes. Pero, a die-rencia de las clases sociales, las acciones se constiten en torno a alinea-mientos verticales qe crzan las solidaridades orizontales en el seno dena comnidad. En lgar de politizar las dierencias desigaldades socia-les, éstas tienden a netralizarlas, en la medida en qe se apoan en divi-siones transversales e internas, qe contriben a reprodcir a legitimar.Finalmente, las dinámicas accionales no descansan siempre o necesaria-mente en organizaciones ormalmente constitidas drables, sino qe se

maniestan contralmente, sobre todo cando algn conficto pone en ego el eercicio o la transmisión del poder.10

Para terminar, también peden distingirse otros tipos especcos devolatilidad, con dinámicas territoriales todava más consistentes. Tal es elcaso de los eectos “de notabilidad personal” qe proderon las candidatrasde Vicente Fox en el año 2000 Andrés Manel López Obrador, en 2006.

El voto “individualizado”, estratégico y “de opinión”

En este apartado aislaremos n ltimo tipo de comportamiento electoral,qizás el más independiente e “individalizado” el qe más se asemea altipo ideal del voto “de opinión” o “de convicción”. En eecto, cada vez qese celebran simltáneamente comicios para distintos niveles de gobierno(por eemplo, las elecciones ederales para presidente, diptados senado-res), se abre la posibilidad de sragar de manera dierenciada para candida-

tos de aliaciones partidistas distintas. Este voto “crzado”, “qebrado” o“dividido” pede obedecer a diversas lógicas (dividir el poder, maniestar sapoo a n partido pero s recazo a n candidato en particlar, o viceversa,etc.), pero maniesta casi siempre na preerencia individal, en contrastecon comportamientos colectivos de ndole identitaria, accional o clientelar.

De manera general agregada a nivel estatal, se observa n claro incre-mento de este enómeno a lo largo de nestro periodo de estdio. En 1994,

10 En canto a la estrctración de las acciones, Alavi (1976: 88-100) distinge

entre n crclo restringido de partisanos, qienes mantienen relaciones más ntridas,drables estrecas con el lder, sectores más amplios qe solamente mantienen rela-ciones transaccionales, tilitaristas emeras con él.

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404  DESIGuALDAD SOCIAL

el voto estratégico o “til” le aporta 18 464 sragios adicionales a DiegoFernández de Cevallos respecto a los qe moviliza el pan (+1.8% de losválidos) 11 183 a Catémoc Cárdenas respecto al prd (+1.1%), provi-

niendo dicos sragios de electores qe votaron por el pri o por otrospartidos en las legislativas concomitantes. Seis años despés, es la candida-tra presidencial de Vicente Fox la qe concentra este eecto de notabilidaden Ciapas, movilizando 22 591 votos (+2.2%) más qe la Alianza por elCambio en las legislativas. En 2006, el voto “til” amenta considerable-mente para beneciar directamente a Andrés Manel López Obrador( amlo), qien moviliza 78 116 sragios más qe los diptados de la coali-ción prd-pt-Convergencia (+6.5% de los votos válidos), provenientes n-

damentalmente de electores del pri-pvem del panal.Evidentemente, la magnitd del voto dividido se incrementa cando

éste es analizado en el nivel seccional, a qe algnas de las transerencias(qe peden ser positivas o negativas) se compensan mtamente al sersmadas en el nivel estatal. Pero, sobre todo, la exploración del enómenoen esta escala permite bicar las lógicas microsociológicas qe lo conor-man, al aislar dinámicas territoriales con na clara dierenciación geográca.En el caso de las elecciones presidenciales de 2006 se peden identicar, as,

al menos cinco tipos de secciones conorme a la magnitd congraciónde los distintos eectos locales de notabilidad (cadro 11.1).11

En las 1 346 secciones qe conorman la categora c02, se registrantranserencias m moderadas de electorados priistas (–1.2 pntos) delpanal (–0.9) en las legislativas, qe votan a avor de  amlo (+2.1 pntosporcentales) en las presidenciales. En contraste, el “eecto López Obrador”rebasa los 11 pntos porcentales en todas las categoras restantes, dondese dierencia ndamentalmente por el origen de los votos “tiles”. En las

142 secciones de lac

01 en las 281 secciones de lac

04, dicos sragiosprovienen esencialmente de sectores priistas (–17.9 –7.5 pntos) delpanal (–2.6 –2.5 pntos) del electorado, mientras qe en las 74 seccionesde la c05 éstos se restan ndamentalmente del pan (–11.2 pntos), ascomo del panal (–11.1 pntos) en el caso de las 86 secciones restantes qeintegran la categora c03 (véase cadro 11.1).

11 Esta tipologa a sido constrida mediante n análisis mltiactorial de clasica-ción erárqica ascendente, relacionando las variaciones respectivas de la Alianza por

México, de la Coalición por el Bien de Todos, del pan, del pasd del panal entre laselecciones presidenciales de diptados del 2 de lio de 2006, agregadas en el nivel delas 1 929 secciones electorales.

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LA DESIGuALDAD TERRITORIAL EN EL EjERCICIO DEL SuFRAGIO uNIVERSAL  405

En otras palabras, mientras qe en 1994 en 2000, alrededor de 5.2%

de 4.5%, respectivamente, de los electores qe emitieron n sragio váli-do “dividieron” ss votos entre candidatos de distintos partidos en las presi-denciales en las legislativas, este enómeno abarcó 8.7% de los sragiosválidos en 2006. Como lo veremos aora, estos eectos de notabilidad seconcentraron ertemente en las microrregiones más rbanizadas de Cia-pas, particlarmente en 2000 en 2006. Ello nos lleva al ltimo apartado deesta contribción, en el qe bicaremos geográcamente los distintos tiposextremos de comportamiento electoral, para relacionarlos con las principa-

les desigaldades sociodemográcas qe estrctran dividen la entidad.

Tipología territorial del voto y relaciones con otras desigualdades sociales

De manera preliminar, cabe caracterizar brevemente la geograa manade Ciapas, marcada por prondas desigaldades demográcas, socioeco-

nómicas etnocltrales, as como por na clara oposición entre las zonasrbanas rrales. El mapa 11.1 ilstra las principales dinámicas sociode-mográcas en el nivel de las secciones rbanas rrales, a partir de nanálisis mltiactorial de clasicación erárqica ascendente de oco indi-cadores provenientes del conteo nacional del inegi de 2005.12

Cuadro 11.1. Cooscón ol dl “co Lóz Obdo” n 2006

Eecto amlo   Chiaas  c01c 02   c 03   c 04   c 05 

Nú. undds 1 929  1 346 86 281 74pri+pvem_06-p –3.217.9 –1.2 –0.7 –7.5 0.9pan_06-p –0.35.4 0.0 –1.5 –1.3 –11.2prd+pt_06-p  5.315.1 2.1 13.3 11.3 12.2Oos_06-p –1.7.6 –0.9 –11.1 –2.5 –1.9modologí: clsfccón scndn jáquc, con 5 clss (60% d nc ol).Fun: ife, 2007.

12 Como no existe na correspondencia exacta entre las nomenclatras de las loca-lidades del inegi del ife, en este eercicio le atribimos a las secciones rbanas de lascabeceras mnicipales (ife) los promedios agregados de las localidades rbanas corres-

pondientes (inegi) al resto de secciones rrales los promedios de las localidades restan-tes de cada mnicipio. De los 114 indicadores sociodemográcos disponibles, se retvie-ron los oco qe condensan el maor valor explicativo para los nes de este análisis.

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406  DESIGuALDAD SOCIAL

Como se observa, Ciapas es na entidad eminentemente agraria, r-ral e indgena, con no de los problemas más graves de marginación detoda la Repblica. Con la notable excepción de la capital (Txtla Gtiérrez) de otros cinco mnicipios qe albergan los polos económicos más diná-micos de la entidad (San Cristóbal de Las Casas, en Los Altos; Comitán deDomngez, en los valles ganaderos; Tapacla Tonalá, sobre la costa del

%p_18ymas

-C1+ -C2+ -C3+ -C4+ -C5+

%p_dere%p_15maan%p15ymase%p5ymahli%hogar_jf %vph_dren%vph_tv

1

2

3

5

4

558

It = 8 Ic = 6.253 Tc = 78.16

%p_18ymas

%p_dere

%p_15maan%p15ymase

%p5ymahli

%hogar_jf 

%vph_dren

%vph_tv

Cabeceras municipales

436

23 205

83 229109 721

324 111

Willibald SONNLEITNER

Proyecto “Geografía electoral de México y Centroamérica”Realizado con Philcarto - http://perso.club-internet.fr/philgeo

Mestizas y marginadas

Indígenas con alta marginación

Urbanas con baja marginación

Indígenas y marginadas

Mestizas con baja marginación

Mapa 11.1. Gogí socodogáfc d Chs:cooscón socodogáfc d ls cuo ncls cgoís

d gncón (ocnjs odo o cgoí).

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LA DESIGuALDAD TERRITORIAL EN EL EjERCICIO DEL SuFRAGIO uNIVERSAL  407

Pacco, el mnicipio petrolero de Reorma, en la rontera norte qe co-linda con Tabasco), el estado se caracteriza por na alta dispersión demo-gráca por baos ndices de desarrollo social. Se distingen, a s vez,

cinco tipos de contextos territoriales claramente dierenciados: i] el de lascabeceras mnicipales relativamente desarrolladas, conormado por 497secciones rbanas; ii] n segndo grpo de 558 secciones rbanas rralescon ndices moderados de marginación, sitadas en las regiones más prós-peras del valle central, sobre la costa del Pacco en algnos pntos ron-terizos de la entidad; iii] n tercer connto de 382 secciones mestizas rrales con n maor rezago social, bicadas en las zonas montañosas de laSierra, de los Ccmatanes del norte, en el valle de Comitán; as como

dos sbregiones adicionales, qe concentran claramente los ndices máselevados de marginación se sitan, respectivamente, iv] en las perierias v] en el corazón de la Selva de Los Altos de Ciapas, coincidiendo preci-samente con la zona indgena de la entidad (mapa 11.1 cadro 11.2).

Pero, ¿cómo se relacionan estas desigaldades sociodemográcas ét-nico-cltrales con las desigaldades territoriales qe pdimos identicaren el eercicio del voto? El mapa 11.2 mestra la bicación geográca delas distintas dimensiones extremas o ideal-tpicas del voto. A dierencia del

apartado anterior, qe proporciona na aproximación sincrónica de los e-nómenos para cada elección, aora se adopta na perspectiva diacrónicade la evolción de las diversas dimensiones en el connto de los comiciosanalizados. Para identicar las secciones con comportamientos extremosdrables, tilizamos análisis mltiactoriales de clasicación erárqica as-cendente, aplicados scesivamente a los distintos partidos (pri, pan, prd,otros) entre 1991 2006, a la volatilidad entre 1994-1997-2000-2003-2006,as como a los eectos de notabilidad en las presidenciales legislativas de

1994, 2000 2006. Ello permite bicar geográcamente las microrregionescon patrones estables consistentes a lo largo del periodo de estdio, carac-terizando de paso s peso relativo s composición sociodemográca.

Secciones con inconsistencias y “hegemonías monopartidistas”

Retomemos, para empezar, las dos categoras con comportamientos lmite,a sea por la presencia reiterativa de posibles irreglaridades electorales, asea por comportamientos de aparente nanimidad. En eecto, si bien enalgno de los neve comicios estdiados se registran pntalmente porcen-

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   C  u  a   d  r  o

   1   1 .   2 .   C   o   

      o   s      c      ó   n   s   o   c      o   d         o   g      á   f   c      d      l      s   c  u            o            n   c            l      s   c            g   o      í      s   d               g      n      c      ó   n

    (      o      c      n         j      s   

      o         d      o      o      c            g   o      í       )

    C    h    i   a      a   s

    1    9    2    9

    2    5    9    5    3    7    1

    3    1 .    6

    5    4 .    1

    1    7 .    9

    2    3 .    4

    2    2 .    3

    2    6 .    4

    1    7 .    4

    7    0 .    7

    6    2 .    3

    T    i      o   s

    N    ú   m .    S   e   c .    %    I   n   s   c   r    i    t   o   s    0    6

    %    C   a    b   e   c   e   r   a   s

    %   _    1    8   y   m   a   s

    %

   _    d   e   r   e

    %   _

    1    5   m   a   a   n

    %       1    5   y   m   a   s   e

    %       5   y   m   a    h    l    i

    %    h   o   g   a   r_    j    f

    %   v       h_

    d   r   e   n

    %   v       h_

    t   v

   i   n   d   í   g      n      s

   c   o   n

       l                  g

      n      c      ó   n

   2   9   1

   1   3 .   9

    1 .   0

   4   3 .   5

    4 .   5

   4   2 .   1

   3   8 .   6

   9   0 .   8

   1   0 .   0

   2   1 .   7

   1   9 .   2

   i   n   d   í   g      n      s

   y            g      n

      d      s

   1   7   9

    9 .   4

   1   7 .   9

   4   7 .   8

   1   4 .   5

   3   4 .   4

   3   1 .   2

   8   2 .   6

   1   0 .   6

   5   9 .   7

   3   0 .   9

   m      s        z      s

   y            g      n

      d      s

   3   0   9

   1   2 .   9

    4 .   5

   5   2 .   9

    9 .   0

   2   3 .   8

   2   2 .   6

    9 .   5

   1   3 .   0

   6   7 .   4

   5   6 .   2

   m      s        z      s   c

   o   n

    b      j               g      n      c      ó   n

   5   4   0

   2   4 .   6

   1   0 .   7

   5   6 .   5

   1   3 .   2

   2   0 .   7

   2   0 .   4

    2 .   8

   1   8 .   1

   8   2 .   6

   7   4 .   6

   C      b      c            s

      u   n      c         

   l      s

   4   2   2

   2   8 .   4

   9   8 .   6

   6   1 .   5

   4   0 .   2

    9 .   7

   1   0 .   0

    3 .   0

   2   7 .   4

   9   4 .   6

   8   9 .   8

   _

   1   8  y         s

  =      o   b   l      c      ó   n   d      1   8      ñ   o   s  y      á   s  ;   _

   d           =

      o   b   l      c      ó   n   d            c   h   o   h      b         n            s        v      c      o   s   d      s      l  u   d  ;   _

   1   5            n  =      o   b   l      c      ó   n   d      1   5   

   ñ   o   s  y      á   s      n      l         b           ;      1   5  y         s     =      o   b   l      c      ó   n   d      1   5      ñ   o   s  y      á   s

   s      n      s   c   o   l            d      d  ;      5  y         h   l     =      o   b   l      c      ó   n   d      5      ñ   o   s  y

      á   s   q  u      h      b   l         l   g  u   n      l      n   g  u         n   d   í   g      n     ;

   h   o   g      _   j     =   “   h   o   g            s   c   o   n   j              u                     n

      n     ;  v      h_

   d         n  =  v     v         n   d      s                  c  u   l            s   h      b            d      s   q  u      d      s      o   n      n

   d      d         n      j     ;  v      h_

     v  =  v     v         n   d      s                  c  u   l            s   h      b            d

      s   q  u      d      s      o   n      n   d            l     v      s      ó   n .

   F  u      n        :   i   n   e   g   i ,   2   0   0   7 .

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7/15/2019 Tomo V

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LA DESIGuALDAD TERRITORIAL EN EL EjERCICIO DEL SuFRAGIO uNIVERSAL  409

taes desproporcionados de participación electoral o de boletas anladas en58% de las secciones (concentrándose 36% del total en 1991), dicas in-consistencias solamente son recrrentes en 43 secciones electorales, dondese prodcen (o se combinan) en más de cinco ocasiones. Criosamente, 29de ellas se sitan en contextos territoriales de elevada volatilidad accional(particlarmente en la zona aectada por el “abstencionismo zapatista”) tan solo siete de ellas se encentran en secciones con comportamientos“consensales”, de predominio absolto de na sola erza poltica.

En términos cantitativos geográcos, este tipo de hegemonía mono- partidista con plralismo limitado caracteriza a 240 secciones se concentraen las microrregiones más rrales marginadas de Ciapas. Como lo mos-

0

2

3

4

51173

1

Cabeceras municipales

436

23 205

83 229

109 721

324 111

Willibald SONNLEITNER

Proyecto “Geografía electoral de México y Centroamérica”Realizado con Philcarto - http://perso.club-internet.fr/philgeo

“Efecto López Obrador” (2006)

Fuerte volatilidad electoral

Volatitidad “zapatista”

Hegemonía del PRD

Hegemonía del PRI

Secciones restantes

Mapa 11.2. Gogí d ls dnsons dl-ícs dl voo.

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7/15/2019 Tomo V

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410  DESIGuALDAD SOCIAL

tramos, no es n enómeno exclsivo del pri (180 secciones), a qe tam-bién existen 60 secciones con na marcada egemona perredista. Tampocose trata de n comportamiento tpico de la zona indgena (137 secciones),

a qe éste también se prodce en mnicipios mestizos (103 secciones); encambio, s se trata de n enómeno eminentemente rral (83% de dicassecciones tiene esta caracterstica). Qizá por ello el pan tampoco cente coneste tipo de edos electorales, en la medida en qe éste se caracteriza porna notable concentración rbana (véanse mapas 11.1 11.2).

Secciones con elevada volatilidad electoral

Como a lo advertimos, la segnda dimensión se asocia con na ertevolatilidad cos contenidos son mco más eterogéneos resltan másdiciles de interpretar. Por ello, en esta contribción exploratoria nos limi-taremos a bicar las secciones más volátiles, distingiendo además el casoespecco del “abstencionismo zapatista” cos contenidos tvimos laoportnidad de estdiar a prondidad (Sonnleitner, 2003). En términosgenerales, se registran enómenos signicativos drables de volatilidad en

412 secciones, sitadas también en contextos eminentemente rrales (80%del total), anqe no siempre con na distribción geográca consistente.En canto al comportamiento especco de las bases rebeldes entre 1994 1997, éste caracteriza a n connto de 106 secciones bicadas en 18 m-nicipios predominantemente rrales e indgenas de las regiones Selva

 Altos, donde las consignas scesivas del ezln son segidas por cerca de50 000 cidadanos inscritos (mapa 11.2).

Secciones con uertes eectos de notabilidad

Finalmente, los votos “divididos” an tenido na distribción geográcacambiante, relacionada con los eectos dierenciados de notabilidad perso-nal de los distintos candidatos presidenciales entre 1994 2006. Pero siésta e relativamente eterogénea en 1994 (cando se combinaron doseectos distintos a avor de Fernández de Cevallos de Cárdenas), tanto elvoto “til” del qe se beneció Vicente Fox en el año 2000, como el impre-sionante eecto de arrastre de Andrés Manel López Obrador en 2006, seconcentraron en contextos rbanizados. Ello se observa claramente en este

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   C  u  a   d  r  o

   1   1 .   3 .   C   o   

      o   s      c      ó   n   s   o   c      o   d         o   g      á   f   c   

   d      l      s   s         s            n   c            l      s   c            g   o      í      s   d      c   o         o                     n      o      l      c      o         l   s      c   c      o   n      l

    (      o      c      n         j      s   

      o         d      o      o      c            g   o      í       )

    C    h    i   a      a   s

    1    9    2    9

    2    5    9    5    3    7    1

    3    1 .    6

    5    4 .    1

    1    7 .    9

    2    3 .    4

    2    2 .    3

    2    6 .    4

    1    7 .    4

    7    0 .    7

    6    2 .    3

    T    i      o   s

    N    ú   m .    S   e   c   c .

    %    I   n   s   c   r    i    t   o   s    0    6

    %    C   a    b   e   c   e   r   a   s

    %   _    1    8   y   m   a   s

    %

   _    d   e   r   e

    %   _

    1    5   m   a   a   n

    %       1    5   y   m   a   s   e

    %       5   y   m   a    h    l    i

    %    h   o   g   a   r_    j    f

    %   v       h_

    d   r   e   n

    %   v       h_

    t   v

   e   z   l   n

   1   0   6

   5 .   1

   3 .   8

   4   2 .   3

   8 .   7

   3   8 .   4

   3   4 .   6

   8   9 .   0

   8 .   5

   3   3 .   0

   2   0 .   3

   H      g         o   n   í

      p   r   i

   1   8   0

   7 .   7

   8 .   3

   4   8 .   8

   9 .   5

   3   4 .   1

   3   1 .   3

   5   8 .   0

   1   3 .   7

   4   5 .   8

   3   6 .   3

   H      g         o   n   í

      p   r   d

   6   0

   2 .   9

   1   1 .   7

   5   0 .   0

   1   2 .   4

   2   8 .   6

   2   6 .   6

   4   6 .   5

   1   2 .   6

   5   7 .   5

   4   3 .   5

   V   o   l            l      d      d

   3   0   6

   1   5 .   2

   2   5 .   8

   5   3 .   6

   1   3 .   8

   2   4 .   5

   2   3 .   3

   2   8 .   6

   1   6 .   3

   6   5 .   6

   6   1 .   9

   r      s      o

   1   1   7   3

   6   3 .   5

   3   6 .   7

   5   5 .   8

   1   9 .   9

   2   0 .   9

   2   0 .   2

   1   6 .   4

   1   8 .   5

   7   8 .   1

   6   9 .   0

   e         c      o   a   m   l

   o

   1   0   4

   5 .   7

   7   2 .   1

   5   9 .   7

   3   3 .   6

   1   2 .   5

   1   2 .   6

   2 .   1

   2   5 .   1

   8   9 .   9

   8   5 .   8

   _

   1   8  y         s

  =      o   b   l      c      ó   n   d      1   8      ñ   o   s  y      á   s  ;   _

   d           =

      o   b   l      c      ó   n   d            c   h   o   h      b         n            s        v      c      o   s   d      s      l  u   d  ;   _

   1   5            n  =      o   b   l      c      ó   n   d      1   5   

   ñ   o   s  y      á   s      n      l         b           ;      1   5  y         s     =      o   b   l      c      ó   n   d      1   5      ñ   o   s  y      á   s

   s      n      s   c   o   l            d      d  ;      5  y         h   l     =      o   b   l      c      ó   n   d      5      ñ   o   s  y

      á   s   q  u      h      b   l         l   g  u   n      l      n   g  u         n   d   í   g      n     ;

   h   o   g      _   j     =   “   h   o   g            s   c   o   n   j              u                     n

      n     ;  v      h_

   d         n  =  v     v         n   d      s                  c  u   l            s   h      b            d      s   q  u      d      s      o   n      n

   d      d         n      j     ;  v      h_

     v  =  v     v         n   d      s                  c  u   l            s   h      b            d

      s   q  u      d      s      o   n      n   d            l     v      s      ó   n .

   F  u      n        :   i   n   e

   g   i ,   2   0   0   7 .

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412  DESIGuALDAD SOCIAL

ltimo caso, qe rebasó 20% de los sragios válidos en 104 secciones (5%del total), eminentemente rbanas —como lo veremos aora— con ele-vados ndices de desarrollo social (mapas 11.1 11.2).

La dierenciación sociodemográca de los tipos extremos del voto

Para terminar, el cadro 11.3 permite sintetizar la composición sociodemo-gráca de nestra tipologa politicoelectoral, complementando tilmente elanálisis territorial. Como poda esperarse, los tipos extremos relacionadoscon votos colectivos de tipo “egemónico” “accional” se sitan en con-

textos eminentemente rrales se caracterizan por menores grados de de-sarrollo social; éstos contrastan ertemente con las secciones rbanas enlas qe se concentran los votos “de opinión”, con ndices más elevados deedcación, desarrollo acceso a inormación, as como con comportamien-tos electorales con na maor “racionalidad individal”.

El voto de intercambio, por s importancia eterogeneidad, ocpana sitación intermedia en términos sociodemográcos. Éste agltina tan-to a las 106 secciones “zapatistas” —qe destacan por los ndices más ex-

tremos de analabetismo, marginación dicltad de acceso a la inorma-ción—, como a n connto menos rezagado de 306 secciones —qecombinan m probablemente dinámicas colectivas de tipo accional, contransacciones motivaciones todava más cambiantes, en ocasiones qizáde tipo individal. Por ello, el estdio a ondo de esta tercera dimensión delvoto, probablemente la más caracterstica del contexto actal de la demo-cratización mexicana, también plantea los maores desaos e interrogantespara tras investigaciones.

COnCLUSIOnES

En resmidas centas, el comportamiento electoral de los ciapanecos revis-te modalidades de m diversa ndole. jnto con el tipo ideal del voto indi-vidal “de opinión” “de convicción” —ca proporción es redcida caaparición es an reciente—, coexisten motivaciones identitarias aectivas,as como votos de intercambio estratégico, qe movilizan lealtades acciona-les relaciones de tipo clientelar. Las votaciones ormales qe se celebran,as, en na localidad rral tras n intenso proceso de cabildeo pblico, m

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LA DESIGuALDAD TERRITORIAL EN EL EjERCICIO DEL SuFRAGIO uNIVERSAL  413

poco tienen qe ver con las refexiones personales qe motivan el sragiode tal o cal cidadano txtleco, comiteco o sancristobalense, sea éste mes-tizo o indgena. Para todos ellos el voto es, en todo caso, na práctica neva

qe todava se aprende cos contenidos sigen siendo obeto de con-siones rstraciones, por lo menos, tanto como de actitdes expectativascidadanas. ¿hasta qé pnto Ciapas es realmente na excepción dentrodel contexto más amplio de la democratización mexicana?

Como lo ilstran diversos estdios, basados tanto en métodos etnográ-cos como en amplias encestas cantitativas representativas en el ámbitoederal, la reerida diversidad de los comportamientos electorales caracterizamcos otros territorios votantes del pas. Los trabaos antropológicos de

héctor Teera Gaona (2003), de Rosala Winocr Roberto Gtiérrez (2007)en el Distrito Federal, de Gillermo de la Peña Renée de la Torre (2003) enlos barrios poplares de Gadalaara, o de Danièle Deove, Vctor Franco Aline hémond (2006) en Gerrero, entre mcos otros más, ponen demaniesto la enorme eterogeneidad de las representaciones, actitdes motivaciones qe se movilizan drante cada proceso electoral, as como lapersistencia de prácticas polticas de ndole corporativo, accional de inter-cambio clientelar. A s vez, las encestas de opinión enrentan interesantes

problemas técnicos para captar enómenos tan elementales compleoscomo la misma identicación partidista, ca estabilidad coerencia teó-ricas dicilmente resisten la volatilidad de ss mediciones empricas, el in-cremento de los electores “apolticos” e “independientes”, la magnitdcreciente del voto “crzado” dividido (Moreno Méndez, 2007; Estrada,2006; Moreno, 2003; Somano Ortega, 2003).

Pero, ¿por qé debera aber identidades partidistas cristalizadas desdela temprana inancia en n pas qe apenas descbre reinventa el plralis-

mo electoral? ¿Peden los modelos clásicos del voto —desarrollados en E-ropa en Estados unidos, donde los partidos polticos srgen de confictosestrctrales se relacionan con movimientos sociales, en contextos istó-ricos de expansión consolidación del Estado-nación— ser aplicados a losprocesos polticos contemporáneas de México, en n contexto de “globali-zación” restrctración económica, de expansión de los mercados de“acicamiento” de los actores pblicos? Leos de ser na excepción, el deCiapas es qizás n caso extremo qe, por s radicalidad, revela e ilminana compleidad todava maor en el ámbito nacional, en no de los terri-torios más diversos, plrales desigales del continente latinoamericano.

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414  DESIGuALDAD SOCIAL

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417

12HACIA LA CIUDADAnÍA MULtICULtURAL:

LA LUCHA POR LOS DERECHOS InDÍGEnAS

Rodolo Stavenhagen*

CONteNiDO

  Introdcción 418  Entre cidadanos imaginarios na civilización negada 418  Ser indgena en pas de mestizos 420  El ndice de desarrollo mano, ¿indicador o camisa

de erza? 423

  Del corporativismo asimilacionista al individalismoplralista 426  De los derecos vlnerados a la atonoma cestionada 433  La sticia como problema de derecos manos 441  Refexiones nales 444  Reerencias 446

* Proesor-investigador del Centro de Estdios Sociológicos de El Colegio de México:<[email protected]>.

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418  DESIGuALDAD SOCIAL

IntRODUCCIón

 A raz del Diagnóstico sobre la situación de los derechos humanos en México,

prodcido por la Ocina del Alto Comisionado de las Naciones unidaspara los Derecos hmanos (oacnudh, 2003),1 el gobierno mexicano pre-paró dos scesivos programas nacionales de derecos manos (Secretarade Gobernación, 2004 2008). Segn las organizaciones civiles qe moni-torean estos procesos, los programas refean sólo débilmente las nmero-sas carencias señaladas en el Diagnóstico de la onu opinaron posterior-mente qe s implementación a deado mco qe desear (ComitéCoordinador de Segimiento Evalación del pndh, 2006). No satiseca

con estos programas, la sociedad civil izo pblica s propesta de reormaconstitcional en materia de derecos manos, qe en 2009 an no abasido considerada por el Poder Legislativo ( amarc, 2008  amdh, 2007).

En el amplio espectro de derecos manos, el de los derecos de lospeblos indgenas constite n tema relativamente reciente. El Diagnóstico de la onu contiene n captlo sobre el asnto el Relator Especial de laonu para los derecos manos de los indgenas realizó na misión deobservación en México en 2003. En este captlo me reero a la evolción

sitación de los derecos manos de los peblos indgenas como naexpresión de la desigaldad social qe a caracterizado a la nación mexica-na desde s ormación.2

EntRE CIUDADAnOS IMAGInARIOS

 Y UnA CIvILIZACIón nEGADA

Si bien México nació a la Independencia cobiado por el resplandor de lasCortes de Cádiz, los derecos del ombre del cidadano proclamadosnos años antes por la Revolción rancesa en la Constitción estadoni-dense tardaron en ser adoptados por las nevas élites en el poder. La Cons-

1 Véase también sre, 2009 cinu, 2009. El Diagnóstico pretende “identicar lascasas estrctrales de las violaciones a los derecos manos en México, con base enn análisis no contral [] recoge demandas qe constiten n clamor de la socie-dad mexicana” (oacnudh, 2003: v)

2

El ator de este captlo e el Relator de la onu también ator del captlomencionado del Diagnóstico de la onu. El ator agradece la colaboración de Gabriel Alberto Clara Islas en la preparación de este captlo.

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LA LuChA POR LOS DEREChOS INDíGENAS  419

titción de Cádiz (1812) reconoce en principio na cidadana en comnentre indgenas no indgenas, pero “la incorporación indgena aba derealizarse en el ámbito reclido sbordinado de la institción mnicipal

además pasando signicativamente en caso de necesidad por el trámite delgobierno misionero sin derecos ni garantas de cidadana qe valieran” 

(Clavero, 2008: 46). Además, las “castas” americanas, qe inclan a los mes-tizos, qedaron exclidas de la población para el cómpto de los diptadosamericanos en las Cortes, lo cal beneciaba a la representación de los pe-ninslares (Ávila, 1999: 109). Con todo, la Constitción de Cádiz permitióqe las antigas “Repblicas de Indios” de la época colonial se convirtiesenen “antamientos constitcionales”, manteniendo as las comnidades:

… el dereco de elegir ss cabildos, administrar la sticia local eercer el domi-

nio sobre ss recrsos económicos bienes territoriales … En consecencia,

amentó considerablemente el nmero de antamientos en el pas a 630, la

maora de ellos en zonas de erte densidad indgena. Sin embargo, la erencia

indgena, invocada simbólicamente por algnos liberales de la época, no se tra-

do en na real participación de la población indgena existente en el proecto

de neva nación. Desde el nacimiento de la repblica ningna de las erzas

polticas qe la ntran le dio cabida a las naciones indgenas en s proectoistórico … Desde entonces, la campaña contra los peblos indios ss derecos

tradicionales se concentró en las tierras comnales, clminando en la Le Lerdo

de 1856 la Constitción liberal de 1857 (Florescano, 1997: 344, 363-367).

 Anqe la Constitción de 1824 consagró la igaldad de todos losombres mexicanos (las meres estaban exclidas del sistema representa-tivo) proibió la esclavitd, las desigaldades socioeconómicas cltra-

les eredadas de la Colonia sigieron caracterizando la estrctra social dela nación independiente a lo largo del siglo xix. Drante el periodo inde-pendiente la cidadana estaba limitada a nos cantos los derecos -manos parecan más bien el privilegio de na minora; los cidadanos, porende, eran imaginarios (Escalante 1992). La transición a n régimen pol-tico representativo e n proceso largo no exento de confictos, de las“spervivencias ncionalistas” del antigo régimen qizá la más erte ela de las comnidades indgenas qe, si bien no aparecan en la le, en lapráctica segan existiendo (Ávila, 1999: 299).

Las desigaldades polticas, sociales, económicas, étnicas cltralesentre distintos sectores de la población mexicana se eron aondando d-

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rante el ltimo tercio del siglo xix, expresadas mediante de n rgido siste-ma de estraticación en ca cspide se allaban los “criollos” ca baseestaba compesta por los indgenas. En las capas intermedias an sido co-

locados los mestizos, categora sociodemográca en ranca expansión des-de los principios de la vida independiente asta la actalidad. S presenciae importancia, sin embargo, no an modicado en lo esencial los paráme-tros de esta pirámide social. Para no ablar de la población negra o arodes-cendiente qe a sido identicada desde ace algnos años como la “terce-ra raz” del México istórico (Martnez, 1994; González Ibarra, 2007).

Todava al despntar el siglo xx, México era considerado por observa-dores nacionales extraneros como n pas de indios. El Boletín de la So-

ciedad Indianista Mexicana annciaba en 1913 qe: “Al lado de nosotros,cerca de nestras cidades en qe impera la vida moderna eca de como-didad, de lo, de energa, de trabao inteligente, de codicia de todas lasvanidades … a poblaciones primitivas, vrgenes sencillas qe no tienenmás necesidades qe las pramente animales comnes a las bestias” (uras,2001: 229). Drante el Porriato, “el ataqe contra las comnidades ind-genas e general … El proecto de nación excló a los indgenas de sslas el Estado les declaró na gerra sin cartel” (Florescano, 1997: 503).

Décadas más tarde, Gillermo Bonl (1987) ara n apasionado doc-mentado llamado al reconocimiento del México prondo, aqella civiliza-ción negada por el pas mestizo por el Estado mexicano.

SER InDÍGEnA En PAÍS DE MEStIZOS

La identicación de la población indgena en el pas sige siendo n tema

de debates controversias. habiendo descartado desde ace décadas elcriterio biológico o racial, la antropologa mexicana se inclinó temprana-mente por los indicadores cltrales. De éstos, el qe a prevalecido es ellingüstico, desde nales del siglo xix los estdiosos recopilaron materia-les etnográcos para coneccionar mapas etnolingüsticos del pas. Los es-tdios antropológicos también acñaron el concepto de “comnidad” “peblo” como nidad territorial, social, cltral , a veces, económica,para distingir a la población rral indgena de la de los rancos asenta-mientos de campesinos no indgenas. La dierenciación étnica de la pobla-ción se entrelazó con la terminologa agraria qe apareció en la Constit-ción del 17 en las lees de la materia, creando consiones semánticas

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LA LuChA POR LOS DEREChOS INDíGENAS  421

conceptales qe sbsisten en las ciencias sociales asta la actalidad. Al-onso Caso (1958), ndador del Institto Nacional Indigenista, escribióace medio siglo:

Es indio aqél qe se siente pertenecer a na comnidad indgena, es com-

nidad indgena aqélla en la qe predominan elementos somáticos no ero-

peos, qe abla preerentemente na lenga indgena, qe posee en s clt-

ra material espirital elementos indgenas en erte proporción qe, por

ltimo, tiene n sentido social de comnidad aislada dentro de las otras co-

mnidades qe la rodean, qe la ace distingirse de los peblos de blancos

mestizos (Caso, 1958: 16).

Esta denición e el sstento drante décadas no sólo de la investiga-ción en antropologa social, sino también de la acción práctica indigenistadel Estado mexicano.

Si bien en épocas recientes las técnicas de medición se an renado,prevalece la ambigüedad conceptal las diversas interpretaciones de losdatos censales condcen a conclsiones distintas. As, en 2000 el InstittoNacional de Estadstica, Geograa e Inormática (inegi) determina a la po-

blación indgena censada en 9 730 000 la Comisión Nacional para elDesarrollo de los Peblos Indgenas (cdi) reporta 10 280 000 (Robles et al.,2007). Es de notar qe drante el siglo xx el nmero de ablantes de len-gas indgenas se mltiplicó por 3.5, mientras qe la proporción de la po-blación indgena con respecto a la población total se redo a la mitad (de15 a 8%) (Warman, 2003: 54).

 Varios estdiosos de la materia señalan qe la denición de la pobla-ción indgena responde menos a criterios académicos o cientcos qe a las

necesidades de las polticas pblicas. Para orientar desde el principio laacción indigenista se consideró a la comnidad como n todo indivisible(Agirre Beltrán Pozas, 1954: 178). Pero la visión integradora del eno-qe indigenista se e perdiendo a los pocos años en la década de los se-tenta e sectorializada segn las necesidades de la administración pblica,qe enocaron de preerencia a la población marginada pobre, es decir,qe tena carencias, deando a n lado las caractersticas cltrales (Sarie-go, 2003). Valdés (2003) señala qe a na clara relación entre las polti-cas indigenistas la presencia de los indios en las ciras censales.

Esta tendencia la ilstra el Programa de Edcación, Sald Alimenta-ción (Progresa, aora Oportnidades) del gobierno mexicano, qe enoca a

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los individos qe pertenecen a las amilias rrales más pobres en los esta-dos en donde na porción signicativa de la población vive en localidadesde menos de 2 500 abitantes. Se identica a las localidades rrales con los

ndices de marginación más altos se spone de antemano, probablementecon razón, qe éstas son ndamentalmente indgenas (Lartige Qesnel,2003). Segn el Conseo Nacional de Población (Conapo, 2000), 95.5% delas localidades indgenas tiene marginación alta m alta. La población deestas localidades “indgenas” asciende a 7.1 millones de personas, de loscales 90.8% son indgenas. Los mnicipios indgenas representan 48% delos de “alta marginación” 82% de los calicados como de “m alta mar-ginación”.

Otros estdios conrman estas tendencias el eco de qe los o-gares indgenas acsan n enorme retraso edcativo en comparación conotros ogares, anqe pareciera qe la breca se ace menor en las gene-raciones más óvenes. Asimismo, resalta la pobreza extrema de las pobla-ciones indgenas en zonas rrales (Corona, 2003: 119; Fernández et al.,2002).

En años recientes se an realizado estdios sobre la sitación de lospeblos indgenas originarios migrantes en las grandes zonas metropoli-

tanas, generalmente con base en encestas de ogares, estadsticas desagre-gadas, cando las a, entrevistas directas con población indgena rba-na. En el Distrito Federal se inorma qe los indgenas sren diversasormas de discriminación en el sistema de sticia en la edcación (cdhdf,2006, 2008; Pérez-Riz, 2002; yanes et al., 2004).

 Algnos estdios de casos mestran qe los cambios en la poblaciónidenticada como indgena gardan relación con cambios económicos polticos. As, por eemplo, el peblo de Xalatlaco, en el Estado de México,

srió en el sigloxx

n proceso de “desindianización” como resltado de latransición de na economa campesina “tradicional” a otra más diversica-da (González Montes, 2003). Por si se pdiera pensar qe la “desindianiza-ción” es n proceso inevitable general, también se conocen casos de “rein-dianización” por motivos polticos estratégicos. Las escelas bilingüespara niños mixtecos de Oaxaca en Baa Caliornia contriben a la reivin-dicación de na identidad étnica en constrcción qe reslta de las tensio-nes sociales cltrales qe se generan en el entorno ronterizo (Lestage Pérez, 2003). Igal qe en otras partes del pas, entre los prépeca deMicoacán la organización comnal étnica a servido a nes polticos económicos en la Meseta Tarasca (Vásqez León, 1992).

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LA LuChA POR LOS DEREChOS INDíGENAS  423

Desde la perspectiva de los derecos manos, la Comisión Interame-ricana de Derecos hmanos (cidh, 1998) señala qe los indgenas mexi-canos están en sitación de desigaldad relativa rente al resto de la pobla-

ción, en canto al goce de servicios del Estado, sriendo en mcas zonascondiciones deplorables de empobrecimiento, acceso a servicios sociales sald.

EL ÍnDICE DE DESARROLLO HUMAnO,

¿InDICADOR O CAMISA DE FUERZA?

 Ante la insciencia de otros indicadores, el Programa de Naciones unidaspara el Desarrollo (pnud, 2003, 2005) elaboró el ndice de desarrollo -mano (idh) compesto de tres dimensiones básicas: longevidad, conoci-mientos acceso a recrsos. En 2002, México ocpó el lgar 54 de 173pases con n idh de 0.796 (pnud, 2003). Asimismo, este inorme destacala relación inversa entre población indgena desarrollo mano mestraqe los 50 mnicipios con menor desarrollo mano de México son pre-dominantemente indgenas, conrmando as qe la dinámica de desarrollo

de las regiones indgenas a sido menor a la del resto del pas.El Inorme sobre desarrollo humano de los pueblos indígenas de México (pnud-cdi, 2006) señala qe en las 25 regiones indgenas identicadas concriterios demográcos, económicos, istórico-cltrales geográcos seconcentran poco menos de 8 millones de indgenas, o sea, 77% del total dela población indgena del pas. En el ámbito nacional, el ndice de desarro-llo mano de los peblos indgenas se bica en 0.7057, a dierencia delidh de la población no indgena, qe es de 0.8304, es decir, na breca de

casi 15%, qe tiene gran parte de s origen en la desigaldad en el ndicede ingresos.El ndice de sald es de 0.7380 para los peblos indgenas 0.8491

para los no indgenas (na dierencia de 13.1). En la maora de las regio-nes indgenas el ndice de sobrevivencia inantil indgena es 10 a 16% ine-rior a la población no indgena (Alem, 2002; inegi, 2004). Por s parte, elcomponente de edcación alcanza n ndice de 0.7319 para los peblosindgenas 0.8841 para los no indgenas. El ndice de alabetismo indgena no indgena mestra la existencia de preocpantes desigaldades interé-tnicas en la capacidad de lectoescritra. En 24 entidades, más de 90% de lapoblación no indgena es alabeta, mientras qe entre los indgenas el ala-

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betismo spera 90% sólo en cinco entidades en 15 estados es inerior a80%. En canto a servicios, se encontró en las viviendas indgenas la si-giente distribción:

• Sin agua entubada: 28%• Sin drenaje: 61%• Sin electricidad: 16%

• Viviendas con piso de tierra: 45%• Cocinan con leña, carbón o petróleo: 65%

En general, los estdios sobre desarrollo mano indican qe la pobre-za el eco de ser indgena están altamente correlacionados qe dran-te la década de los noventa amentó en México la breca de la pobrezaentre población indgena no indgena (Ramrez, 2006). Por otra parte, ladesigaldad edcativa entre niñas indgenas no indgenas a sido sbra-ada por Mier Terán Rabell (2003).

La cestión de medir la implementación de los derecos manos,sobre todo de los derecos económicos, sociales cltrales, es n tema de

Gráfca 12.1. idh d los ublos ndígns, no ndígns y ol nconl.

Fun: pnud-cdi, 2006: 78.

1

0.9

0.8

0.7

0.6

0.5

0.4

0.3

0.2

0.1

0

IDH

        0 .        7

        0        5        7

        0 .        8

        3        0        4

        0 .        8

        1        4        4

        0 .        7

        3        8

        0 .        8

        4        9        1

        0 .        8

        3        3        8

        0 .        7

        3        1        9

        0 .        8

        8        4        1

        0 .        8

        6        5        3

        0 .        6

        4        7        1

        0 .        7

        5        7        9

        0 .        7

        4        4        1

Salud Educación Ingresos

Indígena No indígena Total

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LA LuChA POR LOS DEREChOS INDíGENAS  425

gran actalidad internacional. La Ocina del Alto Comisionado de las Na-ciones unidas para los Derecos hmanos ( acnudh) a esbozado n mar-co conceptal metodológico para determinar indicadores para vigilar el

cmplimiento de instrmentos internacionales de derecos manos. Sepresme qe los Estados qe sscriben los tratados internacionales as-men la obligación de reconocer, respetar, proteger y hacer eectivos los dere-cos manos. Es importante evalar s observancia por medio del eser-zo qe acen las entidades responsables para cmplir ss obligaciones,mediante tres tipos de indicadores, a saber, estructurales, de proceso y de re-sultados (Naciones unidas, 2008).

El estdio del  acnudh realza qe n obetivo ndamental de los indi-

cadores es desglosar la sitación de los derecos manos de los grposvlnerables marginados con respecto al resto de la población, reco-mienda qe se deen de lado los promedios nacionales para concentrarseen la sitación de los “grpos obetivo” (por eemplo, los peblos indge-nas), con el propósito de estimar la magnitd de la discriminación o ladesigaldad, o inclso la violación de determinados derecos.

Por s parte, la Comisión Interamericana de Derecos hmanos (cidh,2007) arma qe no existen indicadores adecados qe midan la diversi-

dad la especicidad de los peblos indgenas qe consideren los especia-les contextos en los qe abitan e introdce la noción de “igaldad sstan-tiva”, qe demanda del Estado n rol activo para generar ciertos eqilibriossociales, la protección especial de ciertos grupos que padecen procesos históricoso estructurales de discriminación.

un reciente estdio de la universidad Nacional Atónoma de Méxicoconsidera qe:

La demanda indgena explcita o sbacente aborda otros temas proble-mas, s consecencia más visible es la conormación de n campo de aná-

lisis, discsiones propestas en el qe los indicadores aparecen vinclados

a procesos polticos, económicos, demográcos, ambientales, cltrales -

rdicos, a las polticas pblicas, a los conocimientos tradicionales, a la pose-

sión, control srcto de los recrsos natrales cltrales, a la segridad

soberana alimentarias, a los problemas de género, a la participación com-

nitaria, a la ormación de cadros técnicos indgenas para diseñarlos apli-

carlos, a la existencia de sistemas de inormación qe provean datos rele-

vantes, pertinentes, conables adecados a la realidad del mndo indgena

(unam, 2008: 5)

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El estdio destaca la importancia de tilizar indicadores convenciona-les con marcadores étnicos e indicadores cltralmente adecados qe re-feen las propestas indgenas. Esta tarea sige siendo na asignatra pen-

diente, la cal, cando se realice, deberá complementar los obetivosplanteados por el enoqe del ndice del desarrollo mano.

DEL CORPORAtIvISMO ASIMILACIOnIStA

AL InDIvIDUALISMO PLURALIStA

 Anqe la maora de la población rral sega siendo indgena, los consti-

tentes del 17 enocaron la ardiente cestión campesina exclsivamentedesde el ánglo agrario. El artclo 27 constitcional original reconoce losderecos a la tierra de los “ncleos de población” la organización explo-tación colectiva de los eidos comnidades, as como el disrte en comnde ss tierras, bosqes agas. En la istoria del México rral esto se ree-re ndamentalmente a las comnidades indgenas. Sin embargo, segn elesprit de la época, los campesinos indgenas eran considerados solamentecomo trabaadores de la tierra qe vivan en estado de pobreza las deman-

das de los zapatistas de entonces eran esencialmente agrarias, no étnicas ocltrales. En eecto, en las dos décadas sbsigientes eron desmembra-dos nmerosos latindios se restitó o dotó con tierras ttlos agrariosa millones de campesinos indgenas no indgenas agrpados en comni-dades eidos. Otros más tvieron acceso a la peqeña propiedad privadade la tierra cltivable.

Desde los años revolcionarios se alzaron voces en avor de los peblosindgenas. La larga gerra de castas en ycatán aba eco estragos entre

los maas de la región, mientras qe en el norte los indios aqis erondramente castigados por las polticas porrianas (González Navarro,1968: 30-31). En 1916 Manel Gamio (1966: 86,100), considerado elprincipal promotor del indigenismo en México, lanzó s llamado por napoltica enocada al meoramiento de la vida de los peblos, considerandoqe la antropologa al servicio del ben gobierno deba contribir a la inte-gración de los indgenas a la nacionalidad.

En la época posrevolcionaria se icieron diversos ensaos de polticapblica para atender a la población indgena. El presidente Obregón creóel Departamento de Edcación Cltra para la Raza Indgena en la Secre-tara de Edcación Pblica en 1921. Dos años más tarde, despés de diver-

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LA LuChA POR LOS DEREChOS INDíGENAS  427

sas actividades preparatorias, se establecieron las misiones cltrales parala edcación rral, qe operaron drante más de setenta años principal-mente en zonas indgenas (Santiago Sierra, 1973). La Casa del Estdiante

Indgena e establecida en la cidad de México en 1925 clasrada nosaños más tarde (Loo, 1996; Agirre Beltrán, 1973).

 A raz del primer congreso indigenista interamericano realizado enPátzcaro a invitación del gobierno mexicano en 1940, se estableció enMéxico el Institto Indigenista Interamericano, encabezado drante m-cos años por Manel Gamio. En 1948 el gobierno creó el Institto Nacio-nal Indigenista (ini) co primer director, Alonso Caso, trazó las grandeslneas del indigenismo institcional. El indigenismo, deca Caso, era na

poltica pblica qe tena por obeto la “integración de las comnidadesindgenas en la vida económica, social poltica de la nación”. Se trataba“de na acltración planicada por el gobierno mexicano para llevar a lascomnidades indgenas los elementos cltrales qe se consideren de valorpositivo para sstitir los elementos cltrales qe se consideren negativosen las propias comnidades indgenas” (Caso, 1962).

Por medio de ss centros coordinadores indigenistas, qe eron esta-blecidos progresivamente en las principales regiones indgenas del pas, el

ini se propso atender las necesidades de las comnidades indgenas enmateria de edcación, sald promoción económica, inclendo peqe-ñas obras de inraestrctra. El ini tena por obetivo acer realidad la con-signa de “mexicanizar al indio”, lanzada por el presidente Cárdenas en sdiscrso ante el Congreso de Pátzcaro, en 1940. El indigenismo, pes, edesde el principio na poltica del Estado mexicano, diseñada llevada acabo por intelectales mestizos en benecio de los indgenas, pero sin laparticipación de éstos. un experimento de ingeniera social, concepto m

de moda en las ciencias sociales en los años cincenta.un ben eemplo lo proporciona la experiencia en Micoacán, en don-de precisamente nació el indigenismo ocial. El primer proecto de edca-ción integral indgena se realizó en Carapan, n peblo de la Meseta Taras-ca, en los años treinta. Fe abandonado poco despés por ss magrosresltados (Sáenz, 1936). Años más tarde se estableció n Centro Coordi-nador Indigenista operaron en la región varias escelas de edcaciónprimaria, algnas de enseñanza en castellano otras de enseñanza bilingüeen lenga pré. Setas a diversas evalaciones, estas experiencias demos-traron tener serias deciencias. Como señala Dietz, “an cando desde me-diados de los años ocenta a se elabora algn material didáctico en lenga

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pré para las escelas primarias bilingües, éste reslta cantitativamenteinsciente, no se acompaña de instrcciones actalizadas para los docen-tes o no se adapta a los sos cotidianos de la lenga en la comnidad, sino

qe recrre a n estilo articial academicista” (Dietz, 1999: 51).Drante 30 años, asta mediados de los ocenta, el indigenismo mexi-

cano se presentó, an en el ámbito internacional, como n modelo de po-ltica progresista, cando no revolcionaria. S principal teórico, Gonzalo

 Agirre Beltrán (1976: 53, 67), deca qe la nalidad ltima del indigenis-mo era la ormación de na nación a partir de la plralidad de grpos étni-cos establecidos en el territorio qe constite la base material del Estado, qe el indigenista tena pesto s interés en la nación como na globali-

dad no en el indio como na particlaridad.Contra esta visión comenzaron a alzarse voces de algnos antropólogos

 óvenes de n creciente nmero de proesionistas lderes indgenas, m-cos de los cales aban salido de las las del propio ini. S crtica se en-ló también a la creciente brocratización de esta institción s destacadopapel como organismo de control poltico de los peblos indgenas por par-te de los gobiernos priistas (Bonl, 1970). Las nevas demandas de los pe-blos indgenas se expresaron en distintos congresos nacionales e internacio-

nales en la ormación de asociaciones movimientos diversos (Mea Sarmiento, 1987). En 1990 México raticó el Convenio 169 sobre PeblosIndgenas Tribales en Pases Independientes de la Organización Interna-cional del Trabao (oit). Entre otros pntos, este Convenio establece la obli-gación de los Estados de “consltar a los peblos interesados, medianteprocedimientos apropiados en particlar a través de ss institciones re-presentativas, cada vez qe se prevean medidas legislativas o administrativasssceptibles de aectarles directamente” (cdi, 2003: 6, Art. 6). La raticación

por México de este Convenio e no de los antecedentes de la reormaconstitcional de 1992. Esto dio la oportnidad a algnas organizacionesindgenas de presentar qeas ante la oit por el incmplimiento de Méxicode ss obligaciones internacionales en materia de derecos indgenas.

Desde mediados del siglo xx se instaró la edcación indgena bilingüeen el pas por medio de la Secretara de Edcación Pblica. El Plan Nacio-nal de Edcación 2000-2006 establece la edcación intercltral para todala población, pero, como señalan Tovar Avilés (2005), a predominadona concepción edcativa asimilacionista, qe se opone a los intentos deaplicar polticas pblicas basadas en el plralismo cltral. una encestaen siete escelas primarias en centros rbanos rrales, as como en regio-

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nes indgenas, encentra qe sigen presentándose distintas ormas de dis-criminación contra niños niñas indgenas, inclso en escelas bilingüesdiseñadas para las propias comnidades indgenas.

Conorme se acercaba la eca del qinto centenario del llamado “des-cbrimiento de América”, aora rebatizado “Encentro de dos mndos”,qe dio lgar a qe algnos organismos internacionales los gobiernos delos pases iberoamericanos se dieran a la tarea de organizar eventos conme-morativos, la presión de las organizaciones indgenas, qe se oponan ma-sivamente a qe se celebrara el inasto comienzo de la “invasión eropea”,se izo más intensa. Respondiendo al Zeitgeist, el gobierno de Salinas deGortari promovió en 1992 na reorma del artclo 4º constitcional qe a

la letra reza: “La Nación mexicana tiene na composición plricltral ss-tentada originalmente en ss peblos indgenas”.

Por primera vez, los indgenas no solamente eron reconocidos comopeblos en la Constitción poltica de México, sino qe también se lesatribe el origen de la composición plricltral de la nación. Pero, elfamante artclo 4º no mencionaba los derecos manos de los peblosindgenas. Dos actores intervinieron para complicar la vigencia de esteartclo constitcional. En primer lgar, drante neve años, asta la reor-

ma del año 2001, prácticamente e ignorado no se le dio ningn segi-miento eectivo ni eron redactadas las lees a qe ace reerencia. En se-gndo lgar, el mismo año se reormó el artclo 27 constitcional, qeclasró denitivamente la reorma agraria en el pas abrió el camino a laprivatización de las tierras eidales comnales. Dado qe mcas de lasviolaciones a los derecos manos de las comnidades indgenas tienencarácter agrario, la reorma constitcional en materia agraria modicó dena vez por todas las reglas del ego a las qe abran de someterse de

aora en adelante estas comnidades.La demanda indgena se amplió drante los años noventa, mediantemltiples actividades de las organizaciones civiles, a las qe se agregó elconsiderable eecto qe tvo en los ámbitos nacional e internacional el le-vantamiento, a principios de 1994, del Eército Zapatista de LiberaciónNacional (ezln) en Ciapas (Mattiace et al., 2002; harve, 2000). Despésde algnos das de enrentamientos violentos, el gobierno ederal los za-patistas acordaron n cese del ego qe e segido de varios meses denegociaciones. A principios de 1996 se rmaron los Acerdos de San An-drés sobre Derecos Cltra Indgena (Sámano et al., 2000; Arnson et al.,2003; Gtiérrez, 2003; Conai, 2001; Bernal Romero, 1999)

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430  DESIGuALDAD SOCIAL

Pasaron varios meses de controversias abiertas conversaciones discre-tas entre los actores para qe la Comisión de Concordia Pacicación delCongreso de la unión preparara n texto conocido como la “Le Cocopa”,

qe sera la base de la neva legislación prevista en los Acerdos. Si biene parte de los Acerdos, el gobierno de Ernesto Zedillo, contrariando loscompromisos qe aba asmido, decidió no proceder con la legislación,traicionando as las esperanzas qe las negociaciones aban despertadoentre los peblos indgenas bena parte de la opinión pblica nacional.Los zapatistas se retiraron del diálogo el conficto se estancó en na “pazarmada” salpicada de “gerra de baa intensidad” por parte de las erzasederales estatales (Arnson et al., 2003).

No bien asmió la presidencia en 2000, Vicente Fox desempolvó laLe Cocopa la envió como iniciativa sa al Senado, pero no negociócon las racciones parlamentarias s aprobación. La erza poltica zapa-tista, apoada en na amplia movilización indgena civil en el pas, seizo presente en el Distrito Federal con la “marca del color de la tierra”,qe renió a miles de participantes de nmerosos peblos indgenas estados de la Repblica (ezln, 2001). Finalmente, n grpo de legislado-res se renió con na comisión zapatista, pero el anelado diálogo sobre

la reorma constitcional no se dio. A nes de marzo de 2001 los zapatis-tas ss simpatizantes se retiraron, desilsionados, de la cidad de México(ezln, 2001).

La iniciativa presidencial e modicada sin qe el Senado bieseprocedido a na amplia conslta discsión en las comisiones correspon-dientes. Los lderes de las racciones parlamentarias (principalmente pri,pan prd) acordaron modicar el texto original en diversos pntos, lo qe,segn nmerosos observadores, desvirtó la intención de la Le Cocopa

el sentido de los Acerdos de San Andrés. As lo entendió el zapatismo las principales organizaciones indgenas del pas (Ce-Acatl, 1995: 12-16,24, 37).

El nevo artclo 2º de la Constitción:

Reconoce garantiza el dereco de los peblos las comnidades indgenas a

la libre determinación , en consecencia, a la atonoma para:

I. Decidir ss ormas internas de convivencia organización social, econó-

mica, poltica cltral.

II. Aplicar ss propios sistemas normativos en la reglación solción de

ss confictos internos…

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LA LuChA POR LOS DEREChOS INDíGENAS  431

III. Elegir de acerdo con ss normas, procedimientos prácticas tradiciona-

les, a las atoridades o representantes para el eercicio de ss ormas propias

de gobierno interno, garantizando la participación de las meres en condicio-

nes de eqidad rente a los varones…IV. Preservar enriqecer ss lengas, conocimientos todos los elementos

qe constitan s cltra e identidad…

V. Conservar meorar el ábitat preservar la integridad de ss tierras en

los términos establecidos en esta Constitción.

VI. Acceder con respeto a las ormas modalidades de propiedad tenencia

de la tierra establecidas en esta Constitción a las lees de la materia, as

como a los derecos adqiridos por terceros o por integrantes de la comni-

dad, al so disrte preerente de los recrsos natrales de los lgares qeabitan ocpan las comnidades…

  VII. Elegir, en los mnicipios con población indgena, representantes ante los

antamientos.

Como an señalado diversos analistas, la reorma constitcional enmateria indgena representa na modicación ndamental del principiode constitción de la nación mexicana, reconociendo principios inéditos:

el plralismo cltral, el plralismo poltico el plralismo rdico qemarcan la pata del pas acia n Estado plricltral de dereco (Gonzá-lez Galván, 2005).

No tardaron en plantearse nmerosas crticas a la neva le indgena.El ezln organismos anes recazaron la reorma, porqe el texto no seatvo a la Le Cocopa qe aba sido negociada con los zapatistas. Tam-bién se criticó el eco de qe el Congreso no biese realizado na ampliaconslta con organizaciones peblos indgenas, como deba aberlo e-

co de acerdo con los compromisos qe asmiera al raticar el Convenio169 de la oit. Pero el greso de la oposición se a centrado en algnasormlaciones sstantivas del nevo texto constitcional. Al reconocer eldereco de los peblos indgenas a la libre determinación, la le indgenaarma el carácter de estos peblos como setos de dereco pblico, peroal mismo tiempo dea a la competencia de las entidades ederativas estable-cer las caractersticas de este dereco las normas para el reconocimientode las comnidades indgenas como “entidades de interés pblico”. Es de-cir, en el mismo texto no se les reconoce como setos de dereco, sinosolamente como obetos de “interés pblico”. Esta contradicción deberá serreselta para qe el dereco a la libre determinación “en consecencia, a

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432  DESIGuALDAD SOCIAL

la atonoma” peda ser eectivamente eercido por los peblos indgenas.La aplicación de ss propios sistemas normativos (racción II del apartado

 A del artclo segndo) está seta a la “validación por los eces o tribna-

les correspondientes”, lo cal constite na limitación clara al eercicio deese dereco. La racción VI se reere “al so disrte preerente de losrecrsos natrales de los lgares qe abitan ocpan las comnidades”,pero no está ormlada claramente en términos de n dereco exigible

 sticiable, problema qe a sido tradicionalmente na de las entes de lasviolaciones de los derecos de los peblos indgenas. Además, este so disrte preerente está seto, entre otras limitaciones, a “los derecos ad-qiridos por terceros”, otro problema qe a sido motivo de nmerosos

confictos en los qe se ven enveltas las comnidades indgenas del pas.El descontento generado por la orma en qe el Poder Legislativo des-

pacó la iniciativa presidencial en materia indgena tvo por consecenciaqe varios estados ederales no raticaran la reorma constitcional, qeasta 2008 solamente 14 entidades ederativas bieran llevado a cabo sspropias reormas respectivas, mientras qe otras siete estaban en procesode acerlo (González, 2008; cdi, 2008; Bailón, 2008). Poco despés de sadopción, la reorma constitcional e impgnada en na controversia

constitcional interpesta por más de 300 mnicipios indgenas en el pas.Sin embargo, la Sprema Corte de jsticia de la Nación (scjn), en n ces-tionado cestionable allo, decidió en 2002 qe la controversia era im-procedente (Gómez, 2004; López, 2004; Sáncez, 2004; scjn, 2002).

 Varias organizaciones indgenas presentaron también na qea ante laoit, alegando qe la manera en qe el Congreso legisló la reorma constit-cional en materia indgena constita na violación al Convenio 169 rati-cado por México. Distintas voces, inclendo 100 diptados, pidieron al

Congreso qe reabriera el debate, tomando en centa las nmerosas de-mandas de organizaciones indgenas de derecos manos en el pas, qe modicara el texto con maor respeto a la versión original de la LeCocopa los Acerdos de San Andrés.

un paso importante en el reconocimiento de los derecos de los peblosindgenas, qe pasó prácticamente desapercibido, e la entrada en vigor en2003 de la Le General de Derecos Lingüsticos de los Peblos Indgenas,la cal reconoce las lengas indgenas como lengas nacionales con la mismavalidez qe el español. Esta Le sirvió de base para la creación en 2005 delInstitto Nacional de Lengas Indgenas, qe entre otras atribciones tienela de ormar tradctores e intérpretes en lengas indgenas (cdi, 2008: 31).

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LA LuChA POR LOS DEREChOS INDíGENAS  433

DE LOS DERECHOS vULnERADOS

A LA AUtOnOMÍA CUEStIOnADA

El Congreso Indgena, organizado en 1974 por el gobierno de Ciapas ladiócesis de San Cristóbal de Las Casas para acer rente a las crecientesdemandas confictividad en zonas indgenas por los cambios socioeconó-micos en la región, implsó el desarrollo de n nevo lengae de derecosmanos entre las organizaciones indgenas qe se iban ormando en elpas. El gobierno del presidente Eceverra (1970-1976) organizó n Con-greso Nacional de Peblos Indgenas en 1975, del cal srgió el ConseoNacional de Peblos Indgenas (cnpi), compesto de varios Conseos S-

premos Indgenas regionales, controlados por el pri la Conederación Na-cional Campesina para encazar las inqietdes de los movimientos ind-genas independientes, pero estos conseos pronto eron rebasados por ladinámica organizacional de los movimientos de base.

El proceso de concientización desencadenado por estos diversos even-tos a lo largo de más de 20 años se pede eemplicar por s evolción enel estado de Ciapas. La viea estrctra agraria basada en la concentraciónde la tierra cltivable en grandes ncas o aciendas, disponiendo de abn-

dante mano de obra indgena en calidad de baldos o mozos colonos (or-mas de peonae de origen colonial), comenzó a resqebraarse con nareorma agraria tarda , sobre todo, con la colonización de la Selva Lacan-dona a partir de los años cincenta. Las primeras organizaciones indgenassrgieron entre migrantes de distintas partes del estado de otras entida-des, qienes reclamaban el dereco a la tierra. Infidas por la teologa dela liberación dindida por los cateqistas de la diócesis católica de SanCristóbal de Las Casas, estas organizaciones asmieron n discrso libera-

cionista reivindicatorio, algnas veces inclso milenarista mesiánico. Enlos años setenta, nmerosas organizaciones comenzaron a competir poradeptos eseras de infencia, lo qe prodo a la vez la amalgamación dealgnas la división de otras, como scedió con la unión de uniones (uu).

 A la infencia de los cateqistas de la aora llamada “teologa india” seagregó la de los asesores maostas de algnas organizaciones polticas radi-cales del centro de la Repblica, el proselitismo de grpos evangélicos, losprogramas de los partidos polticos activos en el estado, as como los inte-reses de diversas instancias de gobierno. A partir de los ocenta participóactivamente en el proceso de concientización colectiva el Eército Zapatistade Liberación Nacional. Con el tiempo, la nidad qe se aba logrado

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434  DESIGuALDAD SOCIAL

orar en la lca indgena se qebrantó por divisiones confictos inter-nos, as como por los éxitos de la estrategia gbernamental orientada adesmantelar, maniplar cooptar a las organizaciones independientes. Esta

istoria complea a sido bien docmentada para la zona de las CañadasToolabales, na de las áreas donde se implantaron las bases de apoo delezln, nto con las demás tendencias ideológicas mencionadas (Acosta,2003; Estrada, 2007; Leva Ascencio, 1996; Legorreta, 1998; Mattiace etal., 2002; Viqeira Rz, 2002).

 Además de la lca por la tierra, los servicios sociales (aga, edca-ción, sald, electricidad) los apoos necesarios para la prodcción lacomercialización, los campesinos indgenas se organizaron también en tor-

no a la idea de atonoma, concepto qe adqirió maor erza polticadespés del levantamiento armado del ezln en 1994. Varias organizacionesindgenas regionales nacionales, como la Asamblea Nacional IndgenaPlral por la Atonoma ( anipa), el Frente Independiente de Peblos Ind-genas (fipi), el Congreso Nacional Indgena (de inclinación zapatista), laCentral Independiente de Obreros Agrcolas Campesinos (cioac), o bienla Coalición de Campesinos Estdiantes del Istmo (Cocei) los Serviciosdel Peblo Mixe (Ser) en Oaxaca, pgnaron por distintas ormas de ato-

noma segn las circnstancias locales contrales. Pronto contendierondos concepciones distintas de la atonoma: la regional la comunitaria. Laprimera se cristalizó mediante la propesta de la  anipa de crear “regionesatónomas plriétnicas” (rap) en el pas, como n carto nivel de gobiernoregional entre los mnicipios libres los estados soberanos, ambos consti-tcionales. La propesta e ampliamente disctida en congresos mesasredondas, as como en la prensa, se introdo en las negociaciones de San

 Andrés (1995-1996). El gobierno recazó entonces la idea de la atonoma

indgena, considerándola altamente peligrosa para la estabilidad e integri-dad del pas. En los medios, diversos comentaristas se lanzaron contra elpeligro de la “balcanización” el “separatismo” qe llegaran si era reco-nocido el dereco a la atonoma.

La segnda vertiente de atonoma srge de la larga experiencia de lospeblos indgenas de Oaxaca por mantener el control de los gobiernos dess peqeños mnicipios (Oaxaca, con más de 500 mnicipios, tiene lacarta parte de todos los mnicipios del pas). Aq se trata de asegrarla atonoma comnitaria, generalmente indgena, al interior de los mni-cipios, cando no es la atonoma del mnicipio mismo ante los poderesestatales ederales. En otras regiones indgenas de México, como en la

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LA LuChA POR LOS DEREChOS INDíGENAS  435

hasteca potosina en Micoacán, las organizaciones indgenas an ecoplanteamientos semeantes. Si bien las dos visiones de atonoma —la re-gional la comnitaria— no se contraponen, en la práctica las organizacio-

nes qe an promovido na otra an optado por perspectivas ideológicaso polticas distintas no pdieron ponerse de acerdo en na posicióncomn drante los años de las negociaciones de San Andrés, a qe el ezln con el tiempo presentó s propia visión atonómica.

Entre tanto, sin embargo, el gobierno ederal se negó a reconocer cal-qier dereco atonómico a los peblos indgenas no e sino asta lareorma constitcional de 2001 cando la atonoma reaparece como laorma de eercer el dereco a la libre determinación. En espera de la apli-

cación de los Acerdos de San Andrés de la implementación de la reor-ma constitcional, algnas organizaciones indgenas procedieron por scenta a constrir ss atonomas de acto, sobre todo en Ciapas, a seade manera mnicipal o regional. As eron declaradas varias rap en más de30 mnicipios en distintas regiones del estado. Estas atonomas de actociviles (es decir, no reconocidas por la le) contienen los sigientes compo-nentes: 1] la declaración de atonoma, 2] na demarcación territorial vir-tal, 3] na demarcación risdiccional virtal, 4] n marco normativo, 5]

n programa de acciones de resistencia, 6] la elección de órganos de go-bierno atoridades paralelas, 7] organización de competencias, alcances nciones, 8] espacios de gobierno, 9] poltica de alianzas (Brgete,2002; Garca Sandoval, 2000). Por s parte, el ezln procedió a establecerss propios “Mnicipios Atónomos Rebeldes” (Mares)  algnas “Regio-nes Atónomas Zapatistas” (raz). Al principio, el ezln reclamaba n totalde 38 mnicipios qe con el tiempo parecen aberse redcido. En 2003los zapatistas reorganizaron las áreas bao s control, estableciendo diver-

sas “jntas de Ben Gobierno”  (Cbells, 2005). Los gobiernos ederal estatal an combatido ertemente estos intentos de atogobierno o go-bierno paralelo mnicipal. Algnos de estos experimentos atonómicoseron violentamente desmantelados por medio de la erza militar poli-cial, como e el caso de los mnicipios atónomos de Tierra Libertad,Ricardo Flores Magón Santa Catarina en 1997 1998. Brgete (2002)indica qe despés de 1997 las atonomas indgenas se debatan entre lapermanencia o s desaparición. Es preciso recordar qe los procesos ato-nómicos se dieron en el marco de la contrainsrgencia (“gerra de baaintensidad”) decretada por el gobierno de Zedillo —con s más dramáticaexpresión en la masacre de Acteal, qe prodo 45 mertos civiles en di-

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436  DESIGuALDAD SOCIAL

ciembre de 1997, crimen colectivo qe an no a sido aclarado (Van derhaar, 2007).

En n pas donde los procesos electorales plrales (es decir, con la con-

tienda entre varios partidos polticos) son an na novedad istórica, la a-sencia de la participación indgena en la lca electoral es na de las expre-siones más claras de la exclsión poltica de acto de los peblos indgenas.Como consecencia de la reorma constitcional en materia indgena enparalelo con la dinámica en torno a la atonoma, se propso na redistrita-ción electoral para estimlar na maor presencia indgena en los órganoslegislativos. En 2005 se constiteron 28 nevos distritos electorales indge-nas de n total de 300. Los criterios los proporcionó la cdi (2006: 97-98),

siendo la base na proporción maor de 40% de indgenas en estos distritos.Éstos se encentran en 11 estados en seis distritos la población ind-

gena es maor a 80%. En las elecciones de 2006, 141 diptados ederaleseron electos en estos distritos indgenas. Si bien todos los partidos polti-cos qe contendieron en dicas elecciones se icieron presentes en estosdistritos, no todos los diptados electos eron indgenas, segn el princi-pio de atoadscripción. La redistritación se izo en el marco de la reormaconstitcional de 2001, pero no tomó en centa los criterios acordados por

el gobierno ederal el ezln en la llamada Le Cocopa. Entre otras allas, nose izo na conslta amplia sobre la materia entre los peblos indgenas delpas. Por otra parte, estos 28 distritos electorales inclen solamente 53%de la población indgena nacional, lo cal signica qe el 47% restante, qevive en condiciones de maor dispersión, segira sriendo las limitacio-nes tradicionales para s eectiva participación en los procesos electorales.

El eecto en la participación poltica de los peblos indgenas a sidoprácticamente inexistente, dice González Galván, a qe:

… por na parte, los partidos polticos no transormaron ss métodos de

elección de candidatos para adaptarse a la distritación indgena, por otra

parte, los peblos indgenas se sienten aenos a la redistritación por no aber

participado en ella porqe tienen n aleamiento istórico con los partidos

polticos a qe los an tilizado como “carne de cañón electoral”, es decir,

obetos de maniplación poltica, no setos polticos libres concientes

(2006: 205).

La dispta por la territorialidad es no de los elementos perennes delos confictos locales en las regiones indgenas de México. La reivindica-

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ción de la atonoma vino acompañada por la necesidad, cando menosen Ciapas, de la remnicipalización, a qe en este estado —a dieren-cia de Oaxaca, por eemplo— la maora de los mnicipios diseñados en

otras épocas por la legislatra local corresponda a los intereses de laélite mestiza del estado, vinclada a la tradicional casta de grandes terra-tenientes. Sin embargo, las cosas no scedieron como las aban plan-teado en la mesa de San Andrés las organizaciones indgenas el ezln.En 1999 el gobierno decretó nilateralmente la constitción de sietenevos mnicipios en Ciapas con el obeto de “bscar la distensión la reconciliación”, eco qe el ezln calicó como n acto contrainsr-gente violador de los Acerdos de San Andrés. un cidadoso estdio

de campo en varios de los nevos mnicipios concle qe, si bien laremnicipalización no e instrmentada de comn acerdo entre lasatoridades los zapatistas (como abran dispesto los Acerdos deSan Andrés), en el proceso intervinieron mltiples actores locales, regio-nales nacionales se abrieron nevos espacios para el intercambio las negociaciones polticas. En canto a los derecos económicos, socia-les cltrales de las comnidades indgenas, la remnicipalización de1998 no infó maormente en ellos (Leva Brgete, 2007; Brge-

te, 2004).La misma demanda indgena por nevos espacios mnicipales la po-sibilidad del atogobierno se a venido presentando en otros contextos,como entre los prépeca de Micoacán. Aq, diversos movimientos ind-genas (la unión de Comneros Emiliano Zapata, ucez, la OrganizaciónNación Prépeca, entre otros) comenzaron a participar activamente en lascontiendas electorales locales estatales. A raz de la reorma constitcionalde 2001, el movimiento indgena micoacano se dividió, como scedió en

otras entidades. A semeanza de Ciapas, srgieron propestas de remni-cipalización en la región prépeca del estado, qe peden agrparse entres modelos: a] los mnicipios monolocales, parecidos al modelo de co-mnidad-mnicipio de Oaxaca, b] mnicipios integrados con base en nacomnidad agraria, c] proectos qe integran a distintas comnidadesagrarias qe implican na negociación intercomnitaria más amplia complea. Por diversas razones, estas demandas la iniciativa de na leindgena para el estado no prosperaron; sin consenso parlamentario sinn respaldo social qe la sostviera, la propesta de reorma (legislativa)naragó sin aber sido siqiera presentada ocialmente ante el pleno delos diptados locales (Ramrez, 2007).

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La demanda indgena por la atonoma no se reere solamente a naalternativa institcional en la orma de gobierno (a sea comnal, mnici-pal o regional), qe tiene qe ver con problemas del poder territorial, la

gobernabilidad la risdicción, sino también — tal vez, sobre todo—con el eercicio de los derecos individales colectivos de los peblosindgenas, qe aora a están plenamente garantizados en el dereco inter-nacional, anqe no lo estén an en el dereco positivo nacional. Las a-tonomas peden ser abordadas desde diversos ánglos. uno de ellos, qese a disctido mco en los contextos mencionados anteriormente, sereere a la constitción del poder el eercicio de la atoridad, na vieapreocpación en la istoria de la nación mexicana.

una segnda perspectiva, qe se a considerado con menos atenciónen los casos estdiados, pero qe constite n elemento esencial del de-bate atonómico, se reere a la necesaria relación entre la nidad atonó-mica la estrctra constitcional del Estado. El ente atonómico es nasbestrctra del Estado , como tal, s éxito o racaso depende de la ormaen qe los actores involcrados (en este caso, el gobierno en todos ss ni-veles, los movimientos sociales, los partidos polticos, etc.) logren reorde-nar ss mltiples relaciones (rdicas, polticas, económicas, prespesta-

les, scales, etc.) en benecio de la población inmediatamente aectada: eneste caso, los peblos comnidades indgenas qe participan en el proce-so de reordenamiento. En los casos indicados (Ciapas, Oaxaca, Mi-coacán), la atención de los investigadores se a centrado en las primerasases del proceso atonómico: la demanda, la declaración, los primerospasos de institcionalización, en s caso la legislación correspondiente,etc., pero tenemos poca inormación sobre la evolción de las relacionesormales e inormales, cotidianas recrrentes, eqitativas o ineqitativas,

etc., entre el ente atonómico s entorno más amplio. Éste es n espaciodisptado qe qeda por explorar analizar.La tercera perspectiva sobre la atonoma es la más complea de abor-

dar, pero es, a nal de centas, la qe sbace a las demás. Es la perspecti-va de los derecos manos. La demanda creciente de los peblos indge-nas por la atonoma (aora recogida en nevos instrmentos rdicosinternacionales) es en el ondo la viea aspiración por el reconocimiento dess derecos colectivos comnitarios. La atonoma local, como e plan-teada en la mesa de negociación de San Andrés como la recoge el dereconacional e internacional, se entiende como na expresión del dereco delos peblos a la libre determinación. El dereco a la libre determinación es,

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por spesto, más amplio en ss implicaciones internacionales. En el espa-cio más restringido de n Estado nacional legtimo a existente, la atono-ma se entiende como na orma de garantizar este dereco en dos vertien-

tes: acia era para asegrar la libertad de decisión ante actores e interesesexternos, acia adentro para garantizar el pleno goce de todos los dere-cos individales de las personas, as como la plena participación demo-crática en la vida colectiva. Ningn arreglo ormal sobre la atonoma ten-dra validez si no cmpliese estas condiciones. Es precisamente esta terceraperspectiva la qe an no a sido scientemente desarrollada en las ex-periencias atonómicas qe an tenido lgar en las regiones indgenas deMéxico en los ltimos años.

una de las controversias más agdas se a dado en torno a la cestiónde los derecos individales colectivos, como si éstos eran mtamen-te exclentes. Ante la demanda indgena por el reconocimiento de lospeblos como setos de dereco por la atonoma como na orma deeercicio de ss derecos, qienes se oponen a ello argmentan qe, de seraceptada la idea de derecos de los peblos indgenas, se violaran las liber-tades individales de las personas garantizadas en nestras lees. Se dice,por eemplo, qe reconocer ocialmente el dereco indgena (“sos cos-

tmbres”) llevara a la violación inevitable de los derecos individales delos indgenas, especialmente de las meres (Agilar, 2009); qe la tenenciacolectiva de la tierra contradice el dereco a la propiedad privada; qe elacceso de las comnidades a los recrsos natrales renara el desarrollo delpas (qe está meor en manos de las empresas transnacionales) , como sieso era poco, qe la atonoma indgena socavara la nidad nacional ara peligrar el Estado mexicano. A estos criterios se agrega con recenciala pregnta crtica de por qé abra qe “dar” a los indgenas derecos

especiales qe otros mexicanos no tienen, conclendo qe esto sera naorma de discriminación en contra de los mexicanos no indgenas, los ca-les “también tenemos derecos”.

Por otra parte, qienes asmen la existencia de los derecos colectivosde los peblos indgenas se dividen, por decirlo de algna manera, en doscorrientes. Por na parte estaran aqellos qe algnos llaman “indianis-tas”, qe idealizan la nidad solidaridad de las comnidades tradiciona-les indgenas, s vinclación estreca con la tierra, los recrsos natrales el medio ambiente. Diversos planteamientos de algnas organizacionesindgenas an asmido esta postra, alegando además qe todos los ma-les qe sren estas comnidades los peblos indgenas en general no

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son más qe el resltado del genocidio etnocidio cometidos por losconqistadores colonizadores españoles. Esta tendencia también tieneadeptos entre algnos estdiosos encontró s más brillante expositor

ace algnas décadas en el ator de México proundo (Bonl, 1987). Laotra corriente se deriva no tanto de na idea de comnidad, qe e d-rante mco tiempo el obeto preerido de las investigaciones antropoló-gicas en el pas (hewitt, 1988), sino del concepto rdico-poltico de

 pueblo, identicado en términos étnico-cltrales portador de derecosmanos. Es esta corriente la qe a implsado al movimiento indgenapolitizado en México en otros pases qe a orma parte del discrso

 rdico poltico del pas, as como en el ámbito internacional. Concebi-

do de esta manera, el peblo indgena es el seto istórico del derecocolectivo qe comparten todos los peblos, el dereco de libre determi-nación, del cal, segn interpretaciones contemporáneas, se derivan losdemás derecos, tanto colectivos como individales. En esta visión, lacomnidad está sbordinada a la noción más general de peblo indgena.La Constitción poltica acepta esta interpretación al destacar qe: “Soncomnidades integrantes de n peblo indgena, aqéllas qe ormenna nidad social, económica cltral, asentadas en n territorio qe

reconocen atoridades propias de acerdo con ss sos costmbres”(artclo 2º).La controversia entre los derecos colectivos los derecos individa-

les a dividido a legisladores, magistrados, ristas, polticos, comentaristas cientcos sociales, as como a los propios indgenas. Por ello porqeestá ndamentada en perspectivas losócas divergentes, no será reseltaen n lapso breve. Mientras tanto, las polticas gbernamentales dirigidas alos peblos indgenas se sigen eerciendo como de costmbre, anqe

aora están ndamentadas en el apartado B del artclo 2º constitcional,qe constite todo n programa de gobierno. Las polticas indigenistasencentran s sstento en los planes nacionales estatales de desarrollo,ormlados por el Eectivo aprobados por el Poder Legislativo, el caldetermina los montos prespestales qe se an de eercer. En la medidaen qe an no se a podido adoptar na metodologa para medir el gocede los derecos manos el grado en el qe las polticas pblicas contri-ben al cmplimiento de las obligaciones del Estado en materia de dere-cos manos, es prematro determinar de qé manera, al cmplirse elprimer centenario de la Revolción mexicana, se está cmpliendo en elpas la norma constitcional.

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LA JUStICIA COMO PROBLEMA

DE DERECHOS HUMAnOS

Es en el área de la sticia donde se an reportado las maores desigalda-des violaciones a los derecos indgenas en México. Anqe la Constit-ción estipla qe los indgenas tienen el dereco a “acceder plenamente ala risdicción del Estado”, es precisamente el acceso a la sticia el qepresenta nmerosos problemas para ellos. En el inorme sobre mi misiónen México como Relator Especial de la onu para los derecos de los indge-nas (Stavenagen, 2003), señalé estos problemas. hernández Ortiz (2008)plantean qe los mismos operadores del dereco son particlarmente re-

nentes a modicar ss prácticas tradicionales, qe no concerdan con laconsolidación de na nación mexicana plral, arman qe existe en elpas na sitación de discordancia entre normatividad del Estado reali-dad emprica qe congra n entramado de cciones legales.

El artclo 2º constitcional señala qe “en todos los icios procedi-mientos en qe sean parte, individal o colectivamente, se deberán tomaren centa ss costmbres especicidades cltrales … Los indgenastienen en todo tiempo el dereco a ser asistidos por intérpretes deenso-

res qe tengan conocimiento de s lenga cltra”. La inormación dis-ponible indica qe el sistema dicial an está leos de cmplir con estosmandamientos. Los pocos tradctores e intérpretes en lengas indgenasdeben garantizar no solamente la tradcción lingüstica sino n proceso demediación e interpretación cltral, pesto qe el diálogo intercltral qesignica la administración de la sticia es necesario para el pleno cmpli-miento de los derecos manos de los peblos indgenas.

En Oaxaca, la Le de Derecos de los Peblos Comnidades Indge-

nas del Estado de Oaxaca (ldpcio

), expedida en 1998 reormada en 2001,reconoce el dereco a la risdicción indgena la existencia de sistemasnormativos internos de los peblos comnidades indgenas (art. 28), también señala qe las decisiones tomadas por las atoridades de los pe-blos comnidades indgenas con base en estos sistemas en el marco dess ámbitos risdiccionales, “serán compatibilizadas convalidadas porlas atoridades estatales” (art. 34). Las interpretaciones de los diversos ar-tclos de la Le —as como de artclos correspondientes de la Constit-ción Poltica del Estado de Oaxaca— se prestan a dicltades complica-ciones en s aplicación, especialmente en relación con otras lees estatales.un estdio de la onu señala qe estas lees restan “a las atoridades ind-

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genas posibilidades reales para el eercicio de la risdicción” sgiere qeexisten consecencias de las lagnas contradicciones en la interpretacióno de la misma legislación qe reconoce los derecos indgenas, en la medi-

da en qe se tilicen parámetros del derecos positivo para determinar lalegalidad, validez o legitimidad de la decisión de la atoridad indgena, envez de tilizar los parámetros qe empleó la propia atoridad conorme alsistema normativo indgena. Asimismo, indica qe existe na gran dieren-cia entre el dereco a la risdicción indgena reconocido en el derecointernacional nacional, la práctica para s realización eectiva. En can-to a la práctica, na encesta entre indgenas reclsos encontró qe, de 586entrevistados sobre si aban contado con tradctor en algn momento de

s proceso, sólo 16% respondió armativamente 84% dio qe no abapodido eercer ese dereco (Perlin, 2007: 66, 73-74, 80, 116).

El estdio concle qe en Oaxaca la risdicción indgena existe, peroel Estado no a eco eectivo este dereco previsto en la legislación inter-nacional en la propia Constitción mexicana. Esto se debe, en gran parte,a la existencia de lagnas legislativas normas contradictorias qe obstac-lizan s aplicación. El problema también es cltral, porqe los actores delsistema se sienten imposibilitados para implementar el dereco a la norma-

tividad indgena, a qe con base en s ormación rdica orientacióninstitcional, consideran aplicable solamente la normativa pertinente alncionamiento del sistema de sticia estatal (Perlin, 2007: 148, 154).

 Ante el panorama descrito, algnas comnidades indgenas, en el eer-cicio de s dereco a la libre determinación, decidieron establecer s pro-pio sistema de vigilancia local. un caso emblemático es el de la Montaña deGerrero, donde varias comnidades indgenas decidieron en 1995 crearna polica comnitaria alternativa a las policas estatales mnicipales

constitidas, “con el nico propósito de rescatar la segridad qe estaba enmanos de la delincencia” qe las “atoridades indgenas impartieran sticia de acerdo a nestros sos costmbres” (Stavenagen, 2003: 10).La Coordinadora Regional de Atoridades Comnitarias de la Montaña Costa Cica de Gerrero se qea de qe las atoridades estatales edera-les an intentado desmantelar a la polica comnitaria, qe en el marcode este conficto se an cometido diversos absos contra varios miembrosde las comnidades indgenas (amenazas, ostigamiento, detenciones arbi-trarias, abricación de delitos), anqe también a qeas contra la propiapolica comnitaria por ss procedimientos. Este caso pone en evidencian tema de gran actalidad en el pas, a saber, la discsión entre el eercicio

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de los sistemas normativos internos, la aplicación del dereco positivo pe-nal el respeto a las garantas individales en materia de derecos ma-nos. Al cmplir 10 años de existencia, la polica comnitaria declaró:

 A lo largo de esta década emos aprendido qe en nestras Asambleas com-

nitarias regionales se oran los verdaderos procesos qe nos acen crecer

como peblos libres qe nos permiten acceder de manera más ecaz a n

sistema de sticia inspirado en nestra cltra sistemas normativos qe an

demostrado al gobierno al pas qe otra sticia es posible en Gerrero.

Los telares de los peblos de la Costa Montaña an ilvanado la neva red

qe le da color vida al sistema de sticia segridad comnitaria … le exi-

gimos al gobierno na neva relación de coordinación respeto rente a nes-tro sistema de segridad, sticia proceso de reedcación comnitaria.3

En años recientes se a venido ablando mco de la necesidad dereconocer el plralismo legal en los pases latinoamericanos, inclendoMéxico. Con recencia el discrso se polariza, al plantearse la coexistenciade n dereco positivo estatal n dereco indgena (“sos costm-bres”). Desde la perspectiva normativa, a qienes arman qe solamente

el dereco positivo pede ser reconocido por el Estado otros qe arg-mentan qe los indgenas tienen el dereco a s propio dereco. Esta se-gnda perspectiva a sido adoptada aora por el dereco internacional delos peblos indgenas por la Constitción mexicana, as como en algnaslees estatales reglamentarias. Este debate a llevado a la discsión entorno a la compatibilización de estos dos derecos, cando coexisten oinclsive cando se enrentan de manera confictiva. En años recientes,diversos estdios en prondidad an planteado n enoqe más stil

fexible en el cal se abla menos de plralismo legal más de interlegali-dad. Segn Sierra (2004), en los procesos interlegales dominan “ormasdierenciadas de constrir la legalidad poniendo en ego distintos reeren-tes rdicos qe son redenidos relegitimados desde los propios marcoscltrales … Se revelan as los procesos interlegales como el rasgo principalde las dinámicas rdicas en regiones indgenas prodcto de la confenciade legalidades s mta constitción” (Sierra, 2004: 44-45). En la prác-tica, esto signica qe el dereco estatal el dereco indgena no son m-tamente exclentes, sino qe ambos son tilizados por los actores para

3 Docmento distribido por Internet en 2005.

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negociar los diversos confictos qe se presentan. Especialmente relevantees el papel qe peden gar las organizaciones de derecos manos algenerar nevos espacios de mediación, promoviendo qe los asntos se

reselvan con base en acerdos entre las partes, sin tener qe llegar a lasinstancias estatales.

REFLEXIOnES FInALES

No cabe dda qe en el plazo de n siglo a cambiado la relación entre elEstado mexicano los peblos indgenas. Pero a pesar de la retórica polti-

ca, el discrso de los derecos manos, la legislación nacional e interna-cional, as como los considerables cambios socioeconómicos demográ-cos, esa relación an denota na problemática no reselta de la sociedadmexicana. En términos generales, debemos reconocer qe los ideales pro-gresistas de algnos sectores involcrados en el movimiento revolcionariomexicano de principios del siglo xx, qe cristalizaron en torno a la reormaagraria la escela rral, imprimieron na lnea ideológica a la acción in-digenista de la primera mitad del siglo qe se cristalizó en la primera etapa

del indigenismo ocial. No solamente se trataba de “mexicanizar al indio”mediante acciones de asimilación modernización dirigidas por el Estadobeneactor a las comnidades marginadas tradicionales, sino qe tambiénse pensó en llegar a la integración de na nación más igalitaria, eqilibra-da erte rente a las presiones del exterior. Esta corriente encontró sexpresión teórica más acabada en la volminosa obra de Gonzalo AgirreBeltrán (1991-1992). En n proceso de acltración dirigida desde el Es-tado, los peblos indgenas estaban destinados a desaparecer como tales.

Qedaran, como recerdo de n glorioso pasado, el Mseo Nacional de Antropologa la prolca investigación antropológica de varias generacio-nes de estdiosos en los campos de la arqeologa, la etnoistoria, la lin-güstica la antropologa cltral.

Pero las realidades del siglo xx conderon al pas por otros rmbos. Lacorriente indigenista e cooptada avasallada por el Estado corporativopriista, con s patrimonialismo, s clientelismo s atoritarismo. Lospromotores cltrales indgenas, annciados como portadores de la benaneva del desarrollo la modernización, pronto se transormaron en trans-misores de las correas del poder de la corrpción, qe penetró asta losltimos recovecos del México indgena rral. Crecieron los confictos

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las desigaldades inter e intracomnales, la brocratización se adeñó delas institciones estatales. El modelo de desarrollo implantado a partir delos años cincenta pronto aisló e ignoró al campesino indgena la acción

indigenista se e transormando en mera extensión de n asistencialismomás o menos ilstrado. Drante sexenios, na secela de candidatos presi-denciales armaba s amor por los indios, les peda perdón por las prome-sas incmplidas, empeñaba s palabra en colmar los rezagos ancestrales lego, olvidándose de todo ello, sega aciendo lo mismo.

 A partir de los setenta, el indigenismo ocial entró en crisis el mode-lo de crecimiento se olvidó de los principios de la Revolción mexicana.Con la llegada de la globalización neoliberal el campo mexicano acabó de

desintegrarse, millones de indgenas emigraron a las cidades o a Estadosunidos, las desigaldades económicas sociales entre los de arriba los deabao se ampliaron los indgenas eron exortados por el poder a sermás competitivos en la lca por la spervivencia en la era del mercadolibre. A la acltración corporativa sigió aora el individalismo plralis-ta. No importaba qe eran indios o dearan de serlo, mientras laboraran consmieran en la neva economa global. Al régimen de cidadanacorporativa segira aora n régimen de cidadana neoliberal (yasar,

2005). La alternancia electoral democrática el plralismo partidista tam-bién llegaron a las “regiones de regio” (Agirre Beltrán, 1967), aora co-nocidas como distritos electorales indgenas, nevos espacios contenciososde la lca poltica electoral.

Frente a estas dos corrientes qe alimentaron las principales décadasdel siglo xx, se alzó primero como resistencia pasiva lego con voz altiso-nante la presencia persistente de los peblos comnidades indgenas. Através de ss diversas expresiones, el movimiento social indgena viene

planteando nevas alternativas de vinclación con el Estado mexicano. Apoado en recientes desarrollos internacionales, as como en nevas pers-pectivas de las ciencias sociales, las manidades el dereco, se a idoconsolidando na tercera perspectiva. El modelo de la cidadana mlti-cltral (Kmlicka, 1995) se expresa en el campo de la atonoma demo-crática, el plralismo legal, la edcación intercltral, las vas alternativasal desarrollo (planteadas en torno al Foro Social Mndial), qe cestionanal desgastado modelo neoliberal globalizador, qe estalló, a debilitado porss propias contradicciones, en 2008. En el entorno internacional se imp-so el lengae de los derecos manos. México, qe a raticado los con-venios internacionales en la materia, aora está obligado a presentarse al

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Examen Periódico universal ante el Conseo de Derecos hmanos de laonu. Lo izo por primera vez en 2009, con n inorme en el cal se men-cionan los “logros” del gobierno en materia de promoción de los derecos

indgenas. Las organizaciones de la sociedad civil presentaron n inormealternativo, más crtico (Naciones unidas, 2009). México sscribió la De-claración de Naciones unidas sobre los Derecos de los Peblos Indgenas,adoptada por la Asamblea General en 2007, el desao aora es acerrealidad s implementación. Los derecos de los peblos indgenas se ins-criben en n marco internacional de reconocimiento de la diversidad cl-tral como imperativo ético global.

Obeto de debates controversias, el concepto de mlticltralismo

parte de la realidad de qe nmerosos pases conorman sociedades nacio-nales cltralmente diversas, plrales , a veces, an ragmentadas. Sóloen ciertos casos estas realidades son reconocidas en el marco constitcio-nal legislativo, como en algnos regmenes ederales o atonómicos. LosEstados nacionales qe a lo largo del siglo xx se an embarcado en nproceso de ampliación de las libertades democráticas de ss cidadanos,reconocen o en da qe el respeto a los derecos colectivos de las com-nidades cltralmente diversicadas constite na parte esencial de la

democracia contemporánea. Compaginar los derecos manos indivi-dales niversales con los derecos de las colectividades cltralmentedierenciadas en n marco de participación sticia social, es na de lasgrandes tareas qe enrentan nmerosos pases en el mndo. México esno de ellos, por lo qe la bsqeda del modelo adecado de cidadanacltral de los peblos indgenas, en contraste con los dos otros modelosmencionados arriba, representa n apto desao para el bicentenario de laIndependencia.

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