teorÍas lingÜÍsticas desde el siglo xx · web viewroland barthes y jacques derrida se...

37
TEORÍAS LINGÜÍSTICAS DESDE EL SIGLO XX INTRODUCCIÓN.- LA LINGÜÍSTICA 1.- EL ESTRUCTURALISMO 2.- EL CÍRCULO LINGÜÍSTICO DE PRAGA 3.- LA GLOSEMÁTICA, O ESCUELA DE COPENHAGUE 4.- LA GRAMÁTICA GENERATIVA O TRANSFORMACIONAL 5.- LA PRAGMÁTICA 6.- LINGÜÍSTICA TEXTUAL 7.- SOCIOLINGÜÍSTICA 8.- PSICOLINGÜÍSTICA INTRODUCCIÓN.- LA LINGÜÏSTICA La ciencia que se ha constituido en torno de los hechos de la Lengua ha pasado por tres fases sucesivas antes de reconocer cuál es su verdadero y único objeto. Se comenzó por organizar lo que se llamaba la gramática. Este estudio, inaugurado por los griegos, continuado especialmente por los franceses, está fundado en la lógica y desprovisto de toda visión científica y desinteresada de la lengua misma; lo que la gramática se propone únicamente es dar reglas para distinguir las formas correctas de las formas incorrectas; es una disciplina normativa, muy alejada de la pura observación y su punto de vista es necesariamente estrecho. Después apareció la filología. Ya en Alejandría existía una

Upload: buiquynh

Post on 20-Sep-2018

216 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

TEORÍAS LINGÜÍSTICAS DESDE EL SIGLO XX

INTRODUCCIÓN.- LA LINGÜÍSTICA1.- EL ESTRUCTURALISMO2.- EL CÍRCULO LINGÜÍSTICO DE PRAGA3.- LA GLOSEMÁTICA, O ESCUELA DE COPENHAGUE4.- LA GRAMÁTICA GENERATIVA O TRANSFORMACIONAL5.- LA PRAGMÁTICA6.- LINGÜÍSTICA TEXTUAL7.- SOCIOLINGÜÍSTICA8.- PSICOLINGÜÍSTICA

 

INTRODUCCIÓN.- LA LINGÜÏSTICA

La ciencia que se ha constituido en torno de los hechos de la Lengua ha pasado por tres fases sucesivas antes de reconocer cuál es su verdadero y único objeto.Se comenzó por organizar lo que se llamaba la gramática. Este estudio, inaugurado por los griegos, continuado especialmente por los franceses, está fundado en la lógica y desprovisto de toda visión científica y desinteresada de la lengua misma; lo que la gramática se propone únicamente es dar reglas para distinguir las formas correctas de las formas incorrectas; es una disciplina normativa, muy alejada de la pura observación y su punto de vista es necesariamente estrecho.Después apareció la filología. Ya en Alejandría existía una escuela filológica, pero este término se asocia sobre todo con el movimiento científico creado por Friedich August Wolf a partir de 1777, que continúa hasta nuestros días. La lengua no es el único objeto de la filología, que quiere sobre todo fijar, interpretar, comentar los textos. Este primer estudio lleva también a la historia literaria, de las costumbres, de las instituciones, etc.; en todas partes usa el método que le es propio, que es la crítica. Si aborda cuestiones lingüísticas, es sobre todo para comparar textos de diferentes épocas, para determinar la lengua particular de cada autor, para descifrar y explicar inscripciones redactadas en una lengua arcaica u oscura. Sin duda estas

investigaciones son las que se prepararon para lingüística histórica: los trabajos de Ritschl sobre Plauto pueden ya llamarse lingüísticos, pero, en ese terreno, la crítica filológica falla en un punto: en que se atiene demasiado servilmente a la lengua escrita, y olvida la lengua viviente, por lo demás la antigüedad grecolatina es la que la absorbe casi por entero.El tercer período comenzó cuando se descubrió que las lenguas podían compararse entre sí. Éste fue el origen de la filología comparada o gramática comparativa. En 1816, en una obra titulada Sistema de la conjugación del sánscrito, Franz Bopp estudió las relaciones que unen el sánscrito con el germánico, el griego, el latín, etc. No fue Bopp el primero en señalar estas afinidades y en admitir que todas esas lenguas pertenecían a una misma familia: eso ya se había hecho antes que él, especialmente por el orientalista inglés William Jones; pero algunas afirmaciones aisladas no prueban que en 1816 fueran ya comprendidas de modo general la significación y la importancia de esta verdad. Bopp no tiene, pues, el mérito de haber descubierto que el sánscrito es pariente de ciertos idiomas de Europa y Asia, pero fue él quien comprendió que las relaciones entre lenguas parientes podían convertirse en una ciencia autónoma. Aclarar una lengua por medio de otra, explicar las formas de una por las formas de la otra, eso es lo que todavía no se había emprendido.Es muy dudoso que Bopp hubiera podido crear su ciencia -por lo menos tan pronto- sin el descubrimiento del sánscrito. Esta lengua, al llegar como tercer testimonio junto al griego y al latín, le proporcionó una base de estudio más amplia y más sólida. Pero esta escuela, con haber tenido el mérito indisputable de abrir un campo nuevo y fecundo, no llegó a constituir la verdadera ciencia lingüística. Nunca se preocupó por determinar la naturaleza de su objeto de estudio. Y sin tal operación elemental, una ciencia es incapaz de procurarse un método.El primer error, y el que contiene en germen todos los otros, es que en sus investigaciones -limitadas por lo demás a las lenguas indoeuropeas- nunca se preguntó la gramática comparada a qué conducían las comparaciones que establecía, qué es lo que significaban las relaciones que iba descubriendo. Fue exclusivamente comparativa en vez de ser histórica; pero, por sí sola, no permite llegar a conclusiones. Y las conclusiones se les escapaban a los comparatistas, tanto más cuanto se consideraba el desarrollo de dos lenguas como un naturalista lo haría con el cruzamiento de dos vegetales.Hasta 1870, más o menos, no se llegó a plantear la cuestión de cuáles son las condiciones de la vida de las lenguas. Se advirtió entonces que las correspondencias que las unen no son más que uno de los aspectos del fenómeno lingüístico, que la comparación no es más que un medio, un método para reconstruir los hechos.    La lingüística propiamente dicha, que dio a la comparación el lugar que le corresponde exactamente, nació del estudio de las lenguas romances y de las lenguas germánicas. Los estudios románicos inaugurados por Diez -su Gramática de las lenguas romances datan de 1836-1838- contribuyeron particularmente a acercar la lingüística a su objeto verdadero. Y es que los romanistas se hallaban en condiciones privilegiadas, desconocidas de los indoeuropeístas; se conocía el latín, prototipo de las lenguas romances, y luego, la abundancia de los documentos permitía seguir la evolución de los idiomas en los detalles. Estas dos circunstancias limitaban el campo de las conjeturas y daban a toda la investigación una fisonomía particularmente concreta. Los germanistas estaban en situación anpaloga; sin duda el protogermánico no se conoce directamente, pero la historia de las lenguas de él derivadas se puede seguir, con la ayuda de numerosos documentos, a través de una larga serie de siglos. Y también los germanistas, más apegados a la realidad, llegaron a concepciones diferentes de la de los primeros indoeuropeístas.Un primer impulso se debió al americano Whitney, el autor de La vida del lenguaje (1875). Poco después, se formó una escuela nueva, la de los neogramáticos, liderada por alemanes. Su mérito consistió en colocar en perspectiva histórica todos los resultados de las comparaciones, y encadenar así los hechos en su orden natural.

Gracias a los neogramáticos ya no se vio en la lengua un organismo que se desarrolla por sí mismo, sino un producto del espíritu colectivo de los grupos lingüísticos. Al mismo tiempo se comprendió cuan erróneas e insuficientes eran las ideas de la filología y de la gramática comparada

Lingüística moderna

La lingüística moderna tiene su comienzo en el siglo XIX con las actividades de los conocidos como neogramáticos, que, gracias al descubrimiento del sánscrito, pudieron comparar las lenguas y reconstruir una supuesta lengua original, el protoindoeuropeo (que no es una lengua real, sino una construcción teórica.) No será, sin embargo, hasta la publicación del libro "Curso de Lingüística General", del suizo Ferdinand de Saussure, que se sienten las bases de la nueva ciencia: la semiología.Ferdinand de Saussure, que colaboró también de forma decisiva en la reconstrucción del protoindoeuropeo, es una figura clave —tal vez la más importante junto a Noam Chomsky— en la historia de la lingüística. Su libro "Curso de Lingüística General", una edición póstuma de sus lecciones universitarias realizada por sus alumnos, cambió radicalmente la concepción de la lengua y la forma de atacar su estudio.Lo fundamental del aporte de Saussure como padre de la nueva ciencia es indiscutible. Él sentó las bases que convirtieron a la lingüística en una ciencia, principalmente al definir el objeto de estudio. La distinción entre lengua (el sistema) y habla (el uso) y la definición de signo lingüístico (significado y significante), han sido fundamentales para el desarrollo posterior de la lingüística. Sin embargo, su enfoque —conocido como estructuralista y que podemos calificar, por oposición a corrientes posteriores, como de corte empirista— será puesto en cuestión en el momento en que ya había dado la mayor parte de sus frutos y por lo tanto sus limitaciones quedaban más de relieve.En el siglo XX el lingüista estadounidense Noam Chomsky crea la corriente conocida como generativismo. Con la irrupción de esta escuela de éxito fulgurante, puesto que las limitaciones explicativas del enfoque estructuralista eran evidentes, hay un desplazamiento del foco de atención que pasa de ser la lengua como sistema (la langue saussuriana) a la lengua como producto de la mente del hablante, la capacidad innata para aprender y usar una lengua (la competencia chomskiana). Según Chomsky, la capacidad de aprender una lengua es genética. Plantea una cuestión fundamental: el argumento de Platón: ¿cómo es posible que el ser humano aprenda un sistema tan complejo (basado en las jerarquías) a partir de estímulos tan pobres e incompletos? Es decir, la persona que ha aprendido una lengua es capaz de formular enunciados que nunca antes ha escuchado, porque conoce las reglas según las cuales los enunciados deben formarse. Este conocimiento no es adquirido mediante el hábito (sería imposible) sino que es una capacidad innata. Todo ser humano que nace ya lleva consigo esta capacidad, que es la Gramática Universal, reglas gramaticales que rigen a todas las lenguas por igual.Toda propuesta de modelo lingüístico debe pues —según la escuela generativista— adecuarse al problema global del estudio de la mente humana, lo que lleva a buscar siempre el realismo mental de lo que se propone; por eso al generativismo se le ha descrito como una escuela mentalista o racionalista.Tanto la escuela chomskiana como la saussureana se plantean como objetivo la descripción y explicación de la lengua como un sistema autónomo, aislado. Chocan así —ambas por igual— con una escuela que toma fuerza a finales del siglo XX y que es conocida como funcionalista. Por oposición a ella, las escuelas tradicionales chomskiana y saussuriana reciben conjuntamente el calificativo de formalistas. Los autores funcionalistas —algunos de los cuales proceden de la antropología o la sociología— consideran que el lenguaje no puede ser estudiado sin tener en cuenta su principal función: la comunicación humana. La figura más relevante dentro de esta corriente tal vez sea el lingüísta holandés Simon Dik, autor del libro Functional

Grammar. Esta posición funcionalista acerca la lingüística al ámbito de lo social, dando importancia a la pragmática, al cambio y a la variación lingüística.La escuela generativista y la funcionalista han configurado el panorama de la lingüística actual; de ellas y de sus mezclas arrancan prácticamente todas las corrientes de la lingüística contemporánea. Tanto el generativismo como el funcionalismo persiguen explicar la naturaleza del lenguaje, buscan la explicación, no sólo la descripción de las estructuras lingüísticas

1.- EL ESTRUCTURALISMO

El estructuralismo es un enfoque de las ciencias humanas que creció hasta convertirse en uno de los métodos más utilizados para analizar el lenguaje, la cultura y la sociedad en la segunda mitad del siglo XX. El término, sin embargo, no se refiere a una escuela de pensamiento claramente definida, aunque la obra de Ferdinand de Saussure es considerado habitualmente como un punto de origen. El estructuralismo puede ser visto como un enfoque general con un cierto número de variantes. Sus influencias y desarrollos son complejos.En términos amplios, el estructuralismo busca explorar las interrelaciones (las estructuras) a través de las cuales se produce el significado dentro de una cultura. De acuerdo con la teoría estructural, dentro de una cultura el significado es producido y reproducido a través de varias prácticas, fenómenos y actividades que sirven como sistemas de significación. Un estructuralista estudia actividades tan diversas como la preparación de la comida y los rituales para servirla, ritos religiosos, juegos, textos literarios y no literarios, y otras formas de entretenimiento para descubrir las formas profundas de producción y reproducción de significado en una cultura. Por ejemplo, uno de los primeros y más prominentes representantes del estructuralismo, el antropólogo y etnógrafo Claude Lévi-Strauss, analizó fenómenos culturales como la mitología, los sistemas de parentesco y la preparación de la comida.Cuando es utilizado para examinar la literatura, un estructuralista crítico examinará la relación subyacente entre los elementos (la estructura) de, por ejemplo, una narración, más que enfocarse en el contenido. Este enfoque permite comparar y hallar vínculos y estructuras similares en obras pertenecientes a épocas y culturas diferentes.Para algunos, el análisis estructural ayuda a descubrir la estructura lógicamente completa que subyace a muchos de los fenómenos de la vida social y cultural. Para otros, el estructuralismo lee demasiado profundamente dentro de los textos (en sentido amplio) y permite que el investigador invente significados que no están realmente ahí. Existe una gran variedad de posiciones críticas intermedias entre estos extremos y muchos de los debates actuales sobre esta escuela se ubican en esta línea.

El Curso de lingüística general de Saussure

El Curso de lingüística general del lingüista Ferdinand de Saussure (1916) es considerado generalmente como el origen del estructuralismo. Aunque Saussure estaba, como sus contemporáneos, interesado en la lingüística histórica, en el Curso desarrolló una teoría general de la semiología. Saussure elaboró un sistema de conceptos o elementos con el fin de enmarcar una ciencia que estudie los fenómenos del lenguaje; la lingüística. Y una ciencia que abarca toda la teoría de los signos; la semiótica. Los primeros elementos de este sistema son: lengua que es a la vez una institución social y un sistema de valores. Además de tener la característica de ser un sistema de relaciones que marca una diferencia, una distinción en el interior de un sistema de oposiciones y contrastes. En oposición de lengua está el acto individual de lengua, llamado habla. Los otros elementos fundamentales de la semiótica son el significante (marca escrita o oral, impresión acústica), el significado o concepto de la cosa. La reunión de estos dos elementos constituye el signo. Pero la relación entre

significante y significado es arbitraria, no existe un lazo natural que puede hacer analogía entre el sonido o la imagen con el objeto señalado. Los dos elementos restantes, son sistema y sintagma. Para Roland Barthes el sistema, o el eje de la selección, se refiere a un conjunto de unidades con marcas comunes en la cual se pueden asociar en la memoria, para formar luego grupos en las que domina relaciones diversas. Por otra parte está el sintagma; Barthes lo relaciona con la combinación de signos que tiene como soporte la extensión; para el lenguaje esta extensión es lineal e irreversible. Como se señaló arriba, el objeto de la lingüística es el lenguaje. Es el estudio que abarca el signo tanto escrito como articulado bajo los niveles fónico, morfológico, sintáctico, léxico y semántico. La lingüística no se interesaría por el habla, pues la lengua al ser ciencia general, se interesa por las constantes que no varían entre lenguas.

Estructuralismo y lingüística

El Curso de Saussure influenció muchos lingüistas en el período entre la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial. En Estados Unidos, Leonard Bloomfield desarrolló su propia versión de la lingüística estructural, en tanto que Louis Hjemslev hizo lo mismo en Escandinavia. En Francia, Antoine Meillet y Émile Benveniste continuaron con el programa saussuriano. El desarrollo más importante vino sin embargo, de los miembros de la Escuela de Praga, como Roman Jakobson y Nikolai Trubetzkoy, cuyas investigaciones sería muy influyentes. El ejemplo más claro e influyente del estructuralismo de la Escuela de Praga radica en el concepto de fonología (también llamada fonémica). En lugar de compilar simplemente una lista de los sonidos que aparecen en un lenguaje, los miembros de la Escuela intentaron examinar cómo estaban éstos relacionados. Determinaron que el inventario de sonidos en un lenguaje podía ser analizado en términos de series de contrastes. Por ejemplo, en inglés las palabras 'pat' y 'bat' son distintas porque los sonidos de la 'p' y la 'b' suenan de manera contrastada. La diferencia radica en que el hablante vocaliza la 'b' y no la 'p'. Entonces, en inglés existe un contraste entre consonantes vocalizadas y no vocalizadas. Analizar los sonidos en términos de contraste sonoro permite realizar un enfoque comparativo; hace más clara, por ejemplo, que la dificultad que los hablantes de japonés tienen para diferenciar la 'r' y la 'l' en inglés se debe al hecho de que los sonidos de esas letras no son contrastantes en japonés. Aunque este enfoque es ahora estándar en lingüística, fue revolucionario en su tiempo. La fonología se convirtiría en la base paradigmática para el estructuralismo en una gran variedad de formas.Después de la Segunda Guerra Mundial y particularmente en los 60's, el estructuralismo adquirió prominencia en Francia y fue la popularidad inicial en este país la que hizo que se expandiera por todo el mundo.

Durante los 40's y 50's, el existencialismo, como el practicado por Jean-Paul Sartre fue la moda intelectual dominante. El estructuralismo rechazó la noción de libertad humana radical y se enfocó en las formas en que la conducta humana es determinada por estructuras culturales, sociales y psicológicas. El trabajo inicial más importante en este sentido fue la obra de Claude Lévi-Strauss Las estructurales elementales del parentesco (1949).Lévi-Strauss había conocido a Jakobson durante la estadía de ambos en Nueva York durante la Segunda Guerra y fue influido tanto por el estructuralismo de Jakobson como por la tradición antropológica norteamericana. En Las estructuras elementales, Lévi-Strauss examinó los sistemas de parentesco desde un punto de vista estructural y demostró cómo organizaciones sociales aparentemente distintas eran de hecho permutaciones de unas pocas estructuras básicas de parentesco. En el final de la década del '50 publicó Antropología estructural, una colección de ensayos que perfilaban un programa para el estructuralismo.

Al principio de los 60`s, el estructuralismo como movimiento estaba en pleno desarrollo y algunos creyeron que podría ofrecer un enfoque unificado para el estudio de la vida humana que abarcaría todas las disciplinas. Roland Barthes y Jacques Derrida se concentraron en cómo el estructuralismo podía ser aplicado a la literatura. Jacques Lacan (y, en una forma distinta, Jean Piaget) lo aplicaron a la psicología, mezclando a Freud con Saussure. El libro de Michel Foucault Las palabras y las cosas examinó la historia de las ciencias humanas para estudiar cómo las estructuras de la epistemología o episteme forjaron la manera en que se utiliza el conocimiento. (aunque posteriormente Foucault negaría explícitamente cualquier vinculación con el movimiento estructuralista). Louis Althusser combinó el marxismo con el estructuralismo para crear su propio modo de análisis social. Otros autores dentro y fuera de Francia han extendido el análisis estructural a prácticamente cualquier disciplina.

El estructuralismo en la actualidad

Hoy el estructuralismo ha sido superado por enfoques como el postestructuralismo y la deconstrucción. Existen muchas razones para esto. La escuela estructuralista ha sido criticada por su ahistoricidad y por favorecer un determinismo estructural en lugar de subrayar la capacidad de acción de los individuos. Las turbulencias políticas de los '60s y '70s (y particularmente los levantamientos estudiantiles del Mayo Francés) comenzaron a afectar a la academia, y trajeron al centro de la escena las relaciones entre el poder y la lucha política. En los '80s, la deconstrucción y su énfasis en la ambigüedad fundamental del lenguaje - más que en su cristalina estructura lógica - se volvieron populares. Al final del siglo XX, el estructuralismo se considera una importante escuela de pensamiento, aunque la atención está puesta en los movimientos que generó, más que en sí misma.Estructuralismo: doctrina científica y metodológica que estudia los datos dentro de los grupos a que pertenecen y teniendo en cuenta las relaciones que se establecen entre ellos:El estructuralism: es un método eminentemente descriptivo funcionalidad: Conjunto de características que hacen que algo sea práctico y utilitario. El estructuralismo: es un enfoque de las ciencias humanas que creció hasta convertirse en uno de los métodos más utilizados para analizar el lenguaje, la cultura y la sociedad en la segunda mitad del siglo XX. El término, sin embargo, no se refiere a una escuela de pensamiento claramente definida, aunque la obra de Ferdinand de Saussure es considerada habitualmente como un punto de origen. El estructuralismo puede ser visto como un enfoque general con un cierto número de variantes. Sus influencias y desarrollos son complejos. El estructuralismo busca explorar las interrelaciones (las estructuras) a través de las cuales se produce el significado dentro de una cultura. De acuerdo con la teoría estructural, dentro de una cultura el significado es producido y reproducido a través de varias prácticas, fenómenos y actividades que sirven como sistemas de significación. Un estructuralista estudia actividades tan diversas como la preparación de la comida y los rituales para servirla, ritos religiosos, juegos, textos literarios y no literarios, y otras formas de entretenimiento para descubrir las formas profundas de producción y reproducción de significado en una cultura. Por ejemplo, uno de los primeros y más prominentes representantes del estructuralismo, el antropólogo y etnógrafo Claude Lévi-Strauss, analizó fenómenos culturales como la mitología, los sistemas de parentesco y la preparación de la comida. Cuando es utilizado para examinar la literatura, un estructuralista crítico examinará la relación subyacente entre los elementos.

 

2- El Cìrculo Lingüìstico de Praga

La preocupación por las intenciones comunicativas de los hablantes y, en consecuencia, de la estructuración de los mensajes recibió un especial auge en el Círculo Lingüístico de Praga empezando con Vilém Mathesius y lo que él mismo llamó la "perspectiva funcional de la oración" que fue retomada y desarrollada por otros autores de la misma corriente como, por ejemplo, Firbas y Daneš . Y aunque las aproximaciones recientes a un concepto tan importante para el presente trabajo como el del Tema sean tan variadas y amplias, todos los autores parten de alguna manera de los representantes de la Escuela de Praga y coinciden en su descripción desde un punto de vista funcionalista. Es preciso, entonces, revisar qué fue el Círculo Lingüístico de Praga y cuál es su lugar dentro de la lingüística.El Círculo Lingüístico de Praga fue fundado en 1926 y reunió un número de lingüistas eslavos reconocidos, como los checos Josef Vachek y Bohumil Trnka, además de los ya mencionados, y los rusos Nikolai Sergeievich Trubetzkoi y Roman Osipovich Jakobson para mencionar algunos de los representantes. En 1929, estos lingüistas, tuvieron una actuación destacada en el primer Congreso Internacional de Eslavistas celebrado en Praga donde presentaron un programa que describe las tareas de la lingüística, sobre todo de la eslavista, la teoría y metodología a emplear en el estudio de las lenguas y literaturas en general y de las eslavas en particular. Dicho programa, conocido como las Tesis de 1929, refleja los principios de la ‘lingüística funcional’ o ‘funcionalismo’, base de todos los trabajos del Círculo de Praga y comienza afirmando lo siguiente:

La lengua, producto de la actividad humana, comparte con tal actividad su carácter teleológico o de finalidad. Cuando se analiza el lenguaje como expresión o como comunicación, la intención del sujeto hablante es la explicación que se presenta con mayor naturalidad. Por esto mismo, en el análisis lingüístico, debe uno situarse en el punto de vista de la función. Desde este punto de vista, la lengua es un sistema de medios apropiados para un fin. No puede llegarse a comprender ningún hecho de lengua sin tener en cuenta el sistema al cual pertenece. La lingüística eslava no puede ya eludir este conjunto actual de problemas (Trnka et al. 1980 : 30-1)

El funcionalismo es una de las escuelas dentro del estructuralismo lingüístico que surgieron entre las dos guerras mundiales. Las otras que se deben mencionar aquí son la glosemática cuyos principios fueron formulados por Hjelmslev, y el descriptivismo americano con su representante destacado Leonard Bloomfield. A pesar de las diferencias que caracterizan estas corrientes en los principios y métodos utilizados tienen algunos puntos importantes en común. Todas están influidas por la obra del fundador de la lingüística moderna Ferdinand de Saussure y se puede considerarlas, en buena medida, herederos del maestro suizo. Tienen en común que rechazan el punto de vista atomista de los hechos del lenguaje impuestos por los neogramáticos y su método histórico-comparativo. Su propósito es el establecimiento de la lingüística como una ciencia autónoma, fuera del alcance de la tutela del resto de las ciencias humanas y con base en el signo lingüístico. (Trnka 1980 : 15)    Los lingüistas funcionalistas entienden la lengua como "un sistema de medios de expresión apropiados para un fin" (ibid : 31). El lenguaje es propio de los hombres. Mediante este se representa el mundo y se proyecta en él. Es uno de los fundamentos de la vida social. Como es un fenómeno de gran complejidad, ha sido sumamente difícil acercarse a él desde un punto de vista verdaderamente científico. La lengua representa sobre todo el instrumento de comunicación con los demás, sirve para expresar los pensamientos, deseos, sentimientos y permite influir en otras personas y recibir sus influencias. Como cualquier otro instrumento debe ser cómodo y económico y por eso ha sido moldeado y adaptado a las necesidades de sus usuarios para cumplir cada vez mejor su función. Este es un aspecto que tienen todas las lenguas

particulares en común. Al analizar cualquier hecho lingüístico hay que tomar en cuenta su función.Los hablantes tienen la posibilidad de hacer uso de cierta elección entre los medios que ofrece la lengua. Esta selección no es arbitraria sino que corresponde a las necesidades concretas en una situación comunicativa determinada. Para la lingüística funcional se plantea una serie de preguntas, como por ejemplo, ¿qué función cumple cierto elemento?, ¿para qué sirve en la comunicación?, ¿por qué el hablante elige tal elemento o tal estructura y rechaza otro/-a? Desde el punto de vista funcional, el estudio de la lengua no solamente debe restringirse a la descripción de los hechos lingüísticos, siempre deben buscarse explicaciones para estos considerando las funciones generales que cumplen en el proceso social.La idea de la función ya está presente en Saussure cuando declara que la lengua es "fundamentalmente un instrumento de comunicación" (Ducrot y Todorov 1974 : 29) y no una obra de arte. Esta concepción representa un hecho innovador frente a lingüistas anteriores que vieron la comunicación humana como el mal que degenera y destruye las lenguas. Para los funcionalistas, los cambios son inevitables para cubrir nuevas necesidades.Otro hecho que tienen en común es el concepto fundamental del sistema. Para ambas escuelas, es necesario para comprender cualquier hecho lingüístico. Sistema quiere decir un conjunto de elementos que dependen uno del otro y forman una red de relaciones. Aunque este concepto no era nada nuevo, su aplicación a los hechos lingüísticos, y no solo a ellos, era un gran progreso frente a la visión atomística que predominaba en aquel tiempo.Pero mientras el maestro ginebrino entiende el sistema como una entidad estática, los praguenses lo conciben de manera dinámica pues el sistema está "en constante interacción con el uso que los hablantes hacen de ese sistema" (Domínguez 1998 : 98). En esta interacción, el sistema y sus componentes se encuentran bajo la permanente presión de revisar si todavía están cumpliendo sus múltiples funciones y, en caso negativo, deben estar en la capacidad de adaptarse, ajustarse a las exigencias que se le hacen para servir a la "intención del sujeto hablante", es decir, satisfacer las necesidades particulares de cada hablante en las diferentes situaciones lingüísticas a las cuales se enfrenta. Como estas son tan variadas, no se puede concebir la lengua tampoco como una entidad homogénea, como lo hace Saussure (1973 : 58). Para los praguenses, el sistema tiene una naturaleza heterogénea, tiene que dar cuenta de la gran variedad de usos que de él hacemos los hablantes. Debe constituirse entonces por un conjunto dinámico de subsistemas que se actualizan en una situación lingüística determinada según los requerimientos del hablante. Solo de esta forma, dinámica y heterogénea, la lengua puede ser un sistema de medios apropiados para un fin. La lingüística tiene que proponerse la tarea de describir estos diferentes tipos de uso.A pesar de que podemos considerar a los lingüistas funcionalistas herederos del pensamiento saussureano, se muestran también críticos a otros puntos de vista del maestro ginebrino. En primer lugar está la rígida concepción de la dicotomía lengua / habla. Desde la perspectiva praguense arriba descrita, esta no puede hacer justicia a la gran variedad de situaciones comunicativas en que el hablante emplea la lengua. En el habla "debe detectarse un código de reglas estructurales inherentes." (Trnka et al. ibid : 25) Si no fuera así, la lengua no serviría de medio de comunicación entre los seres humanos. Para los funcionalistas, la lengua se compone de un conjunto de subsistemas que se actualizan en un acto de habla concreto en una situación concreta. Si bien hay que diferenciar entre lengua y habla, no se debe construir barreras entre ambas ya que las dos están en permanente interrelación. También Saussure esta consciente de la existencia de dicha interacción cuando dice que:

Sin duda, ambos objetos están estrechamente ligados y se suponen recíprocamente: la lengua es necesaria para que el habla sea inteligible y produzca todos sus efectos;

pero el habla es necesaria para que la lengua se establezca; históricamente, el hecho del habla precede siempre... (1973 : 64)

Es el uso constante y concreto, el empleo de la lengua con cierta finalidad, lo que determina la estructura del sistema lingüístico. En este punto se encuentran los funcionalistas con Saussure. Pero para el último basta haber establecido la existencia del habla, pues la lingüística, la ciencia de la lengua, debe prescindir de ella como objeto de estudio, la lengua solo puede constituirse sin que se entremezclen elementos del habla. Si bien se entiende esta afirmación hecha en un momento concreto de la historia de la lingüística no deja de ser un punto crítico y criticable en la teoría de Saussure. Por el contrario, para los praguenses, tanto la lengua como el habla forman parte de los intereses de la lingüística. La una no se puede entender sin la otra y resulta imposible describirlas y explicarlas por separado.Otro punto cuestionado es la dicotomía sincronía / diacronía. Saussure había separado ambas por el carácter aparentemente fortuito del cambio lingüístico. Pero los miembros del Círculo de Praga afirman que: "No se pueden poner barreras infranqueables entre los métodos sincrónico y diacrónico, como lo hace la escuela de Ginebra." (Trnka et al. ibid : 31)También en el estudio diacrónico hay que entender la lengua como un sistema funcional en el cual los cambios no deben ser considerados de forma aislada sino "en función del sistema que los sufre." (Jakobson en Lepschy 1966 : 125) Es inadmisible interpretar los cambios como un hecho fortuito, había que buscar sus causas dentro del sistema.Pocos años después, Jakobson escribirá el ensayo Principios de fonología histórica. En este artículo, desarrollará su "método integral" para superar la dicotomía saussureana. No concibe el sistema de forma estática sino dinámica lo que permite incluir en un estudio sincrónico de una lengua la idea de la evolución.Otra dicotomía presente en la obra de Saussure es la de sintagma / paradigma que los mismos praguenses siguen desarrollando y la establecen como la entendemos hoy: las relaciones sintagmáticas, de las contigüedades, y las relaciones paradigmáticas, las de las semejanzas y de la necesaria elección. Hay que recordar que el lingüista ginebrino hablaba de relaciones asociativas.La idea de los dos ejes presentes en el sistema lingüístico se basa en el concepto estrictamente saussureano según el cual "en la lengua solo hay diferencias, sin términos positivos." (Saussure ibid : 203) La lengua es un sistema de valores y oposiciones. El hablante tiene a su disposición un conjunto de opciones entre las cuales puede y tiene que elegir. Cada elemento recibe su valor por oposición a los demás que pueden aparecer en un contexto determinado. El oyente (como también el lingüista) debe interpretar cada selección juzgando las opciones que tiene el hablante y considerando las intenciones comunicativas de este. De esta forma será capaz de entender cabalmente el enunciado.Considerando el carácter doble del sistema, la lingüística dispone de un instrumento que hace posible la abstracción de la gran variedad de usos que hacen los hablantes de la lengua y establecer categorías funcionales que deben estar presentes en el sistema.Con esta premisa, los lingüistas del Círculo de Praga pueden enfrentar también la concepción que tiene Saussure de la oración que, según él, pertenece exclusivamente al habla, es una cadena de unidades sintagmáticas con gran diversidad. Sin embargo, Vilém Mathesius rechaza esta afirmación:

La oración no es por completo el producto de un momento transitorio, no está determinada por completo por la situación individual, y, por consiguiente, no pertenece totalmente a la esfera del habla, sino que depende en su forma general del sistema gramatical de la lengua en que se pronuncia. (en Trnka et al ibid : 101)

Las oraciones no constituyen una mera sucesión de palabras sino son un conjunto de unidades estructuradas y jerarquizadas. El hablante tiene que tomar en cuenta este hecho cuando construye una oración, actividad que no puede realizarla al azar puesto que, probablemente, nadie lo entendería. Cuando hablamos de la libertad del sujeto hablante queremos decir que hay un conjunto de opciones entre las cuales puede (y tiene que) elegir para representar el mundo que quiere comunicar. Es cierto que el sistema le da ciertas libertades que según la ocasión y su personalidad puede aprovechar en mayor o menor grado. Un poeta las utilizará seguramente más que un gerente general en una reunión, pero ninguno de ellos puede salirse totalmente de los límites que el sistema les pone.

    Los principios del funcionalismo fueron aplicados primero al campo de la fonología, con la cual los praguenses fundaron una nueva disciplina dentro de la lingüística estructural que está resumida en la obra clásica de Trubetzkoy Principios de fonología, 1939. Realmente, fue este el ámbito de la lingüística que experimentó el desarrollo más grande y donde la perspectiva funcionalista obtuvo sus más grandes éxitos. Es fácil de comprender por qué los logros considerables se dieron en el campo de la fonología y no, por ejemplo, en el de la sintaxis o semántica. Existían ya muchos trabajos acerca de los sonidos de una lengua realizados por parte de la fonética experimental y de los comparatistas aunque tenían un punto de vista diferente. Por otra parte, las unidades en cuestión son bastante restringidas, más fáciles de identificar y se trata de unidades meramente distintivas y no significativas. Los intentos de llevar los principios del funcionalismo fonológico a la descripción gramatical no se vieron libres de dificultades y resultó necesario introducir otros principios de análisis. La integración del sentido a las unidades lingüísticas siempre ha sido problemática dentro del método estructuralista.Por otra parte, hay que mencionar que la Escuela de Praga dirigió su interés también a problemas de la lengua literaria y poética.

3.- La Glosemàtica o Escuela de Copenhague

«Para establecer una auténtica teoría del lenguaje debemos - de acuerdo con Hjelmslev - adoptar una actitud enteramente distinta. En vez de considerar el lenguaje como un conglomerado de fenómenos no lingüísticos, hay que tomarlo como un todo, completo en sí mismo, como una estructura sui generis. Semejante teoría debería indagar detrás de las múltiples fluctuaciones y cambios, buscando una constante que se completamente independiente de cualquier „realidad“ que resida fuera del lenguaje mismo. [...] La tesis de que a todo proceso corresponde un sistema merced al cual el proceso puede ser analizado y descrito, con ayuda de un número limitado de premisas, la considera Hjelmslev como de validez general. Todo proceso puede ser considerado como una combinación de un número limitado de elementos que recurren en varias combinaciones. [...]     El proyecto de Hjelmslev es crear un método exacto de descripción lingüística. Según él, el método tradicional de la lingüística es inductivo, es decir, se mueve de lo particular a lo general. Es un método sintético, generalizador, no analítico o especificador. Pero los conceptos a los que llegamos merced a él no son generales, ni válidos fuera de un sistema lingüístico particular. Toda la terminología tradicional padece de este defecto. El método inductivo tradicional conduce de la fluctuación al accidente, no a la constante. En lugar de esto, Hjelmslev sugiere el acercamiento opuesto, partiendo de lo que recibe el lingüista: el texto no analizado, como un todo. El término texto lo usa Hjelmslev con el sentido más amplio posible, abarcando cualquier enunciación, hablada o escrita, larga o corta, vieja o reciente. El texto es considerado como una clase, que se divide en segmentos, cada uno de los cuales, a su vez, forma otra clase, dividida también en segmentos, y así sucesivamente hasta que se agoten las posibilidades de división. En contraste con el método sintético

tradicional, Hjelmslev designa este procedimiento como analítico y especificador, y el método mismo como deductivo. Una de las principales metas del análisis es describir las diferntes dependencias (relaciones) mutuas que existen entre las partes del texto. Considera Hjelmslev que el objeto analizado sólo puede definirse como un todo en virtud de estos vínculos. „Una totalidad no consiste en cosas sino en relaciones“. No es la sustancia como tal la que es objeto de la ciencia; sólo sus nexos interiores. En esto lleva Hjelmslev a conclusión cabal la texis de Saussure según la cual el lenguaje es forma, no sustancia. Lo común a todo lenguaje humano no puede estar entre las variedades de sustancia en las que el lenguaje se realiza (sonidos, letras de un alfabeto, etc.). Estos son fenómenos casuales y no pueden someterse a una definición general. Lo constante sólo puede hallarse en relaciones, en las dependencias mutuas de los varios elementos, no en sus propiedades físicas, psicológicas, lógicas o de otra suerte. Los elementos propios del lenguaje no son sonidos ni letras ni significados, sino los relata que éstos representan. La definición y descripción de las relaciones entre tales elementos constituyen la tarea de la lingüística. Nadie ha conseguido describir lo que el lenguaje realmente es. Siempre ha sido considerado a la luz de criterios que no eran los suyos. Hasta la fecha no hemos tenido más que una lingüística trascendente, que Hjelmslev aspira a reemplazar por una inmanente. [...]

La función:

La existencia de un sistema es, de acuerdo con Hjelmslev, un requisito previo necesario para que exista un proceso. Por función entiende Hjelmslev una dependencia entre dos términos. Una unidad lingüística tiene ciertas funciones es decir, conexiones con otras unidades, de manera que ciertas unidades implican otras unidades. Los dos términos de una función se llaman funtivos. Una interdependencia es una función entre dos constantes; una determinación, una función entre una constante y una variable, una constelación una función entre dos variables. Una constante, en este caso, es un funtivo cuya presencia es condición necesaria para la presencia del funtivo con el cual tiene una función; una variable es un funtivo cuya presencia no es una condición necesaria. Se apreciará que en el caso de una clásula principal y una subordinada, la función, es una „determinación“, en la cual la cláusula principal es la constante y la subordinada la variable.

El signo:

Lo que distingue a un enunciado lingüístico de otros, no lingüísticos (como las luces rojas y verdes del tránsito, que son signos de contenido indiferenciado: „pare“ o „siga“), es que una cadena lingüística siempre puede ser subdividida en elementos menores. Si examinamos una cadena como la palabra desencadenamiento, hallamos que consiste en los elementos siguientes: des-, -en-, -cadena- y -miento, cada uno de los cuales puede encontrarse en otras cadenas:  des-hacer, en-volver, cadena-s, mereci-miento, etc. Estos elementos son signos a su vez, es decir, tienen un „significado“, del mismo modo que el total: desencadenamiento. Pero cada uno de estos signos menores puede ser dividido, a su vez, en elementos aún más pequeños: des en d + e + s, etc., que son asimismo susceptibles de recombinación para formar nuevos signos. No obstante, estos elementos mínimos, a diferencia de los más grandes, no tienen contenido individual o „significado“. No son signos ya, y Hjelmslev los denomina figuras. Todo lenguaje opera con un número reducido y limitado de estos elementos mínimos, pero combinándolos puede construir un número teóricamente infinito de signos. Hjelmslev considera que esto es una de las principales características del lenguaje humano en general. La definición del lenguaje como un sistema de figuras,

por tanto, excluye del dominio de la longüística todos los sistemas de comunicación que constan de signos imposibles de analizar más (así las luces de tránsito, los varios sistemas de banderines y gallardetes, los gestos y acciones convencionales, la escritura ideogrática, etc.). La diferencia entre lenguaje y sistema de signos tales como la notación de ajedrez o las luces de tránsito, reside, en otros términos, en que en estos últimos sistemas hay identidad entre la forma de contenido y la forma de expresión. Hjelmslev llama a semejante sistema un sistema de símbolos. El lenguaje no es uno de ellos. En el sistema de De Saussure, el signo lingüístico tenía dos caras: un signifié y un signifiant. Del mismo modo, Hjelmslev distingue dos planos en el lenguaje: contenido y expresión, unidos por la función de signos. Son términos (funtivos) de una función que en este caso es una solidaridad, esto es, cada término es necesariamante implicado por el otro. La cambinación de contenido y expresión es un requisito previo necesario del lenguaje. Si hablamos sin formar prensamientos, el resultado será sólo una serie de sonidos sin sentido, un abracadabra sin parecido con el lenguaje. Y tampoco el pensamiento es lenguaje, a menos que tenga una correspondiente expresión lingüística. La carencia de contenido a este respecto no debe confundirse con lo que muchas veces se llama „falta de sentido“. Al lingüista no le incumbre determinar la verdad o falsedad de un enunciado.

Forma y sustancia:

Tanto el contenido como la expresión tienen forma y sustancia. Las diversas uniddes de que se compone una expresión pueden tener varias manifestaciones concretas, de las cuales dos (sonidos y letras) son las más comunes. Las mínimas unidades que alcanza el análisis de le expresión, „figuras de expresión“, son en la práctica lo que los fonólogos de Praga y otras escuelas llaman fonemas. Pero en vista de que, según la opinión glosemática, la sustancia es lingüísticamente impertinente y sólo las relaciones entre los elementos pertenecen al lenguaje, el término fonema es inadecuado, por sugerir algo que consiste en sonido. En lugar de esto, los glosemáticos suelen emplear el término cenemas („unidades vacías“ del griego ó): unidades sin contenido correspondiente. Por tanto, puede emplearse el término cenema a propósito de las figuras de expresión, sin importar que se manifiesten mediante sonidos, letras, Braille, etc. Forma y sustancia son independientes entre sí. Como la sustancia es lingüísticamente impertinente, las unidades de expresión no deben definirse en términos de sustancia (término que aludirían a articulación o sonido), sino en términos relacionales.     De la misma manera que las expresines de un texto pueden analizarse en un número limitado de figuras de expresión recurrentes (fonemas o cenemas), también el contenido es susceptible de re análisis en un número limitado de figuras de contenido. Ninguna forma de análisis lingüístico había pretendido hasta ahora, seriamente, analizar de modo correspondiente las figuras de contenido del lenguaje. Este desdén, según Hjelmslev, ha tenido consecuencias desastrosas para esta rama de la lingüística. Frente al númer ilimitado de signos, el lingüista ha supuesto que semejante análisis era impracticable. De ahí que la gramática tradicional se haya quedado en el registo de los llamados elementos gramaticales o morfemas (terminaciones, prefijos, sufijos, algunas conjunciones y preposiciones, etc.), y no haya seguido más adelante para establecer todas las demás unidades de contenido de un lenguaje (los pleremas = „unidades llenas“, del griego , en contraste con los cenemas). Lo mismo que una cadena como la palabra española vaca puede ser dividida en figuras de expresión (v + a + c + a), en virtud del mismo principio puede ser dividida también, según Hjelmslev, en elementos de contenido menores y más generales. El contenido de „vaca“ es divisible, pongamos por caso, en „toro“ + „género ‘ella’“. Semejante división del contenido del signo o de la expresión del signo la llama Hjelmslev una definición.

En opinión de Hjelmslev, una falta fundamental de la descripción lingüística tradicional ha sido que la interacción entre los dos planos del lenguaje contenido y expresión no se ha tomado siempre en consideración en todas las etapas del análisis. Ninguna categoría puede establecerse en ninguno de los planos sin tener presente cómo la sustitución de un alemento dado en el uno afecta al otro plano.

Hjelmslev y Saussure:

La concepción saussureana del signo lingüístico (le signe) puede recibir una definición coherente y uniforme como resultado de este paralelismo en el análisis de contenido y expresión. El signo es una solidaridad entre una forma de expresión y una de contenido, que se manifiesta mediante una sustancia de expresión y una sustancia de contenido. La lingüística tradicinal ha considerado la sustancia expresiva (sonidos, letras, etc.) o, menos a menudo, la forma expresiva (fonemas) como un „signo“ de una sustancia de contenido (un significado). El signo, en vez de esto, es una entidad de dos caras, con doble vista, como Jano. Tiene una conexión doble: hacia „afuera“, hacia la sustancia expresiva, y hacia „adentro“, hacia la sustancia de contenido. Al igual que De Saussure, Hjelmslev también previene para que no se considere el lenguaje como una pura nomenclatura, una colección de marbetes dispuestos para ser adheridos a cosas existentes ya. Por tanto, al igual que De Saussure, prefiere usas „signo“ para combinaciones de contenido y expresión más que para esta última sola. La palabra „signo“ es asociada naturalmente con algo designado, un designatum. La diferencia decisiva entre De Saussure y la glosemática es que aquél considera el signo y sus dos mitados como „psíquicos“, en tanto que la glosemática, con su método inmanente, excluya cualquier interpretación psicológica y prefiere analizar el signo sólo con auxilio de las funciones internas que lo constituyen y las externas que tiene con respecto a otras unidades lingüísticas.

El análisis glosemático:

El intercambio de un elemento por otro en el paradigma lo llama Hjelmslev conmutación, en tanto que un intercambio en una cadena dada, se denomina permutación. Ambos procedimientos comparten el término mutación. La ausencia de mutaciónentre los miembros de un paradigma se llama sustitución. En otras palabras, hay conmutación entre invariantes y sustitución entre variantes. En el análisis glosemático de un texto, la tarea es determinar las relaciones („dependencias“) entre las partes del texto. Pueder ser de tres clases: interdepentienes (el nombre latino no puede tener un morfema casual sin expresar a la vez número), determinaciones (un elemento implica el otro, mas no a la inversa), o constelaciones (dos elementos son compatibles, pero ninguno de los dos presupone el otro). El análisis glosemático comienza con unidades mucho más grandes que el análisis lingüístico tradicional. Después de una división preliminar en cntenido y expresión, el contenido es dividido a su vez en géneros literarios, obras de autores individuales, obras individuales, capítulos y parágrafos. Alcanzadas las unidades mínimas, se clasifican y definen tomando en cuenta su puesto en el sistema y en el proceso (el sintagma). Esto no deja sitio para nada como la sintaxis en el sentido tradicional o para cualquier teoría de las partes de la oración.  La sintaxis  será  absorbida  en  el estudio de las variantes condicionadas (variedades).

Metalenguaje y metalingüística:

Hjelmslev introduce por último los términos metalenguaje y metalingüística. Un metalenguaje es un lenguaje que se usa para hablar o escribir acerca del lenguaje. El lenguaje que emplea el lingüista es, pues, un metalenguaje, y el estudio científico de

este lenguaje constituye la metalingüística. Ocurre, por ejemplo, que lo que son variantes en el lenguaje ordinario son invariantes en el metalenguaje. La descripción de la sustancia, que la teoría glosemática había dejado fuera en su análisis primario, aparece por fin en la metalingüística, pero sólo entonces.

La lingüística como un álgebra del lenguaje:

Lo que todos los lenguajes tiene en común es el principio estructural. Tanto la semejanza como la diferencia se beden a la forma, no a la sustancia. Tanto la sustancia de expresión (sonidos) como la de contenido (significados) se forman diversamente en diversos lenguajes. Sólo a través de la forma se torna la sustancia accesible a la descripción científica. Ni el sonido ni el significado pueden servir de base para semejante descripción. La vieja idea de que hay un sistema fonético universal es por lo tanto tan imposible como los repetidos intentos de los filósofos de la Edad Media en adelante de establecer un sistema universal de conceptos. Ni tipos generales de sonido ni un inventario general de ideas pueden establecerse empíricamente. La sustancia es no lingüística, masa amorfa sobre la cual se proyecta la forma lingüística pero que, en su capacidad de sustancia, no forma parte del lenguaje. Hjelmslev quiere crear una lingüística cuya ciencia de la expresión no sea una fonética y cuya ciencia del contenido no sea una semántica en otras palabras, un álgebra de lenguaje. Ésta lleva el nombre de glosemática (del griego glossa ‘lenguaje’), y el término para cada una de las formas mínimas que la teoría establece, o sea las invariantes irreducibles (en ambos planos) es glosema.

La glosemática, la Escuela de Praga y  Saussure:

Hjelmslev sostiene que la noción saussureana de fonema como unidad puramente abstracta, independiente de sus manifestaciones contretas en la parole, nunca la entendieron los contemporáneos del lingüista suiyzo, ni los autores posteriores, notablemente la escuela de Praga. Hjelmslev afirma que aun en la fonología de Praga el fonema es una unidad fonética, como lo implica su nombre, una clase fonética o tipo fonético delimitado por su capacidad de distinguir significados, pero, así y todo, una unidad de sonido con ciertas características fonétics definidas („rasgos distintivos“). Los fonemas de la glosemática (cenemas, llamados también taxemas de expresión) están en completo acuerdo, según Hjelmslev, con las intenciones de De Saussure: son del todo independientes de sus manifestaciones en la sustancia (sonidos, letras, etc.) y son definidos independientemente de ellas. De ahí que Hjelmslev considere considere que la glosemática es la primera teoría lingüística que ha desarrollado cabal y coherentemente la tesis de De Saussure y que ha complido de veras su programa. Para Hjelmslev, antes de él toda la teoría del lenguaje ha sido metafísica e inexacta (sólo „filosofía del lenguaje“).

Resumen:

En un artículo general, Hjelmslev ha resumido él mismo los principales rasgos de su definición de lenguaje como estructura:

        1.    Un lenguaje consiste en un contenido y una expresión. 2.    Un lenguaje consiste en una sucesión (o texto) y un sistema. 3.    Contenido y expresión están enlazados mediante conmutación. 4.    Hay ciertas relaciones definidas en la sucesión y en el sistema. 5.    No hay una correspondencia unívoca entre contenido y expresión, pero los signos son descomponibles en componentes menores. Tales componentes son, por ejemplo, los llamados fonemas, que prefiriría denominar taxemas de expresión

y que en sí mismo carecen de contenido, pero que pueden constituir unidades dotadas del tal contendio, o sea palabras.

Críticas:

La crítica se ha concentrado en dos de los principales aspectos fundamentales de la glosemática: la relación entre forma y sustancia y entre contenido y expresión. La mayoría de los críticos ha dudado de la posibilidad de definir los diversos elementos sin tener en cuenta la sustancia Después de todo, es a través del medio de la sustancia como obtenemos conocimiento de la forma. Una forma no manifestada no pudiera ser objeto de análisis (y, Hjelmslev, claro está, nunc sostuto tal cosa). Hjelmslev afirma que la sustancia como tal, en estado amorfo, no es accesible al conocimiento sin haber sido formada primero por el lenguaje (o en algunos casos quizá por otra estructura). Martinet duda que sea posible, sin ayuda de la sustancia sonora, identificar, por ejemplo, la p francesa de pelle y de cap. Los críticos se han mostrado aún más reacios a aceptar que el contenido pudiera ser descrito exhaustivamente sin recurrir al significado. Eugenio Coseriu (Forma y sustancia en los sonidos del lenguaje, 1954) ha señalado que la misma palabra „sustancia“ puede ser entendida de diferentes maneras; sostiene que la sustancia sonora completamente sin formar es inaccesible al conocimiento, en tanto que la sustancia acerca de la cual sabemos algo está ya formada (en categorías sonoras aproximadamente delimitadas), aunque tal „forma“ sea de inferior categoría a la forma de más alcurnia que el análisis lingüístico impone. La fonética y la fonología son para Caseriu disciplinas lingüísticas. La forma lingüística puede sólo definirse satisfactoriamente en términos „sustanciales“.     Los mismo críticos han discutido también la supuesta equivalencia de contenido y expresión.  La sustancia expresiva comprende un sector harto limitado del mundo (cierto repertorio de sonidos), en tanto que la sustancia del contenido lo comprende todo. La expresión no tiene valor inherente en el lenguaje. Lo principal es el contenido. La expresión es un medio, el contenido un fin en sí mismo. La expresión sólo tiene un valor inherente en el arte, donde puede ser un fin en sí misma. Si se considera que la misión del lenguaje es ser un medio de comunicación y de contacto, a primera vista puede parecer apenas justificado afirmar la plena equivalencia y paralelismo del medio de transmisión (= expresión) y de aquello que es transmitido (= contenido). Sin embargo, debe responderse a esta crítica que el contenido transmitido no es ninguna masa informe, casual, sino un contenido formado por la función del signo lingüístico, por el juego de contenido y expresión. Es, sin duda, este juego de los dos planos lo que indujo a Hjelmslev a insistir tanto en el paralelismo entre contenido y expresión en el lenguaje. Es un principio fundamental característico de Hjelmslev la consideración de que contenido y expresión están estructurados de acuerdo con el mismo principio y de que por esa razón, justamente, ambos planos pueden analizarse y describirse gracias al mismo aparato.

Berta Siertsema, en su tesis doctoral, duda de la interpretación que hace Hjelmslev de De Saussure y considera que los glosemáticos han dado a las palabras del ginebrino significados que éste jamás hubiera adoptado, dadas sus premisas básicas.“ 

[Malmberg, Bertil: Los nuevos caminos de la lingüística. México: Siglo XXI, 1971, S.154-172]

4.- La Gramática generativa o transformacional

Gramática Transformacional es un amplio término usado para describir gramáticas, casi exclusivamente aquellas que se refieren a lenguas naturales que han sido desarrolladas en la tradición chomskiana. Este término es normalmente sinónimo del ligeramente más específico Gramática Generativa Transformacional.

Estructura Profunda y Estructura Superficial

Durante los años cincuenta y sesenta del siglo XX, Noam Chomsky desarrolló el concepto de que cada oración tiene dos niveles distintos de representación: una Estructura Profunda y una Estructura Superficial. La estructura profunda era una representación directa de la información semántica de la oración, y estaba asociada con la estructura superficial (la cual tiende a reproducir la forma fonológica de la oración) mediante transformaciones. Hay un malentendido ampliamente extendido según el cual la estructura profunda se suponía idéntica en todas las lenguas naturales (para crear la Gramática Universal), sin embargo, no fue eso lo que Chomsky sugirió exactamente. Chomsky pensó que debería haber considerables similitudes entre la estructura profunda de distintas lenguas, y que esas estructuras revelarían propiedades comunes a todas las lenguas que estaban escondidas bajo la estructura superficial. Es discutible que la motivación para introducir las transformaciones era simplemente hacer gramáticas más (matemáticamente) poderosas, en lugar de explicar el origen de las variaciones sintácticas entre las lenguas. Aunque, para Chomsky, la capacidad de una teoría gramatical a la hora de generalizarse en su análisis de distintas lenguas es fundamental, algunas obras clave al inicio de la Gramática transformacional (por ejemplo, la obra de Chomsky Aspects of the Theory of Syntax 1965) hacen hincapié en el papel que juegan las transformaciones para obtener el nivel necesario de poder matemático en el componente sintáctico de una gramática, que, en su opinión, las gramáticas estructuralistas, populares en aquel momento, no ofrecían. Chomsky también recalca la importancia de los dispositivos aportados por la moderna matemática formal para el desarrollo de una teoría gramatical.

Conceptos básicos

Aunque las transformaciones continúan siendo importantes para las teorías actuales defendidas por Chomsky, él ya no defiende la idea original de las estructuras profunda y superficial. En un principio, se introdujeron dos niveles adicionales de representación: la Forma Lógica (LF) y la Forma Fonética (PF); posteriormente, en los años noventa, Chomsky presentó un nuevo programa de estudio conocido como minimalismo (ver más abajo), en el que la Estructura Profunda y la Estructura Superficial ya no encajaban, mientras que PF y LF permanecieron como los únicos niveles de representación.Otro factor que dificulta aún más poder entender el desarrollo de las teorías de Chomsky es el hecho de que el significado de Estructura Profunda y Estructura Superficial ha variado con el tiempo. Durante los años setenta, ambos se mencionaban simplemente como D-Structure y S-structure. El significado de D-structure se fue alejando cada vez más del inicial dado a la Estructura profunda durante los años sesenta. En concreto, la idea de que el significado de una oración dependía de la Estructura Profunda dejó de tener sentido cuando LF tomó su lugar.

Conocimiento lingüístico innato

Términos tales como "transformación" pueden dar la impresión de que las teorías de la gramática generativa transformacional se entienden como un modelo de los procesos a través de los que la mente humana construye y entiende las oraciones. Chomsky piensa que en absoluto se trata de algo así: la gramática generativa modela tan solo el conocimiento que subyace la capacidad humana de hablar y entender. Una de las principales ideas chomskianas es que la mayor parte de dicho conocimiento es innato y que todas las lenguas están compuestas a partir de una serie de principios, los cuales tan solo varían en ciertos parámetros (y por supuesto, el vocabulario). Por lo tanto, un bebé puede tener una gran expectativa a cerca de la estructura del lenguaje en general, y solamente necesita deducir los valores de determinados parámetros para la(s) lengua(s) que está aprendiendo. Chomsky no fue el primero en sugerir que todas las lenguas comparten determinados aspectos, él cita filósofos que compartían las mismas ideas hace varios siglos. Sin embargo, él alentó la teoría de lo innato siguiendo un período dominado principalmente por las tendencias lingüísticas del conductismo. Aún más significativo es que hizo determinadas propuestas técnicas sofisticadas en relación con la estructura del lenguaje y, además, tomó decisiones importantes a cerca de cómo debería evaluarse la calidad de una Teoría de la Gramática.Chomsky llega incluso a afirmar que los bebés no necesitan aprender ninguna norma específica de ninguna lengua. Y el motivo de esta afirmación es que todas las lenguas parecen seguir el mismo conjunto de reglas, lo que se conoce como Gramática Universal. Pero el efecto de estas reglas y la interacción entre ellas puede variar enormemente dependiendo de los valores de determinados parámetros lingüísticos universales. Esta rotunda asunción es uno de puntos en los que la Gramática transformacional difiere de la mayor parte de las escuelas.

Teorías gramaticales

Durante los años 60, Chomsky introdujo dos ideas centrales para la construcción y evaluación de teorías gramaticales. La primera era la distinción entre competencia y uso lingüístico. Chomsky se refiere a la evidencia de que las personas, cuando hablamos en la vida cotidiana, a menudo cometemos errores (por ejemplo, comenzar una oración y dejarla a medias). Estos errores son irrelevantes para el estudio de la competencia lingüística, ya que la competencia es el conocimiento que permite al ser humano construir y entender oraciones.La segunda idea que introdujo Chomsky estaba en relación con la evaluación de las teorías gramaticales. Chomsky distingue entre aquellas que consiguen una adecuación descriptiva y aquellas que van más allá y consiguen una adecuación explicativa. Las descriptivas definen el (infinito) conjunto de oraciones gramaticales en una lengua en particular, mientras que una gramática que logra una adecuación explicativa penetra en las propiedades universales de la lengua que resulta de las estructuras lingüísticas innatas que se hayan en la mente humana. Por lo tanto, si una gramática tiene una adecuación explicativa, debe ser capaz de explicar los matices de las distintas lenguas como relativamente pequeñas variaciones de los patrones universales del lenguaje. Chomsky decía que, aunque los lingüistas están aún bastante lejos de lograr gramáticas de adecuación descriptiva, para progresar en dicha descripción gramatical es imprescindible marcarse la adecuación explicativa como meta. En otras palabras, los matices reales de lenguas individuales pueden ser conocidos tan solo a través del estudio comparado de una amplia cantidad de lenguas.

"Lenguaje-I" y "Lenguaje-E"

En los años 1980, Chomsky propuso distinguir entre I-Language y E-Language. Distinción similar, pero no idéntica a la de competencia y uso de la lengua. El Lenguaje-I en referencia al lenguaje interno, es el objeto de estudio de la teoría sintáctica, es la representación mental del conocimiento lingüístico que tiene un hablante nativo de una lengua, y es, por lo tanto, un aspecto mental. Desde esta perspectiva, casi toda la lingüística sería una rama de la Psicología. Lenguaje-E se refiere a muchas otras nociones de lo que es el lenguaje, por ejemplo: lenguaje como un ente de conocimiento o de hábitos de conducta compartidos por una comunidad. Chomsky expone que tales nociones de lo que es el lenguaje no son útiles para el estudio del conocimiento innato del lenguaje, tales como la competencia. Incluso aun pudiendo ser sensatos, intuitivos y útiles en otras áreas de estudio. La competencia tan solo se puede estudiar si se trata la lengua como objeto mental.

Gramaticalidad

Chomsky contradijo los criterios hegemónicos durante el siglo XX sugiriendo que las nociones gramatical y no gramatical podrían definirse de forma útil y dotándolas de sentido. Un lingüista conductista radical diría que la lengua se puede estudiar tan solo con grabaciones o transcripciones de conversaciones reales. El rol del lingüista se centraría en la búsqueda de aspectos mediante el análisis de dicha conversación, pero no debería proponer hipótesis sobre el porqué de la existencia de dichos aspectos, tampoco debería etiquetar dichas expresiones como "gramaticales" o "no gramaticales". Chomsky mantiene que la intuición de un hablante nativo es suficiente para definir la gramaticalidad de una oración. O sea que si a un hablante de español nativo le parece difícil o imposible de entender una secuencia determinada de palabras en español, se puede decir que esa secuencia de palabras es no gramatical[1]. Este concepto liberó a muchos lingüistas de estudiar la lengua mediante corpus de habla, ya que ahora se veía factible el estudio mediante oraciones ideales. Sin este cambio en la filosofía del estudio lingüístico, la construcción de gramáticas generativas hubiera sido practicamente imposible, ya que son a menudo los aspectos oscuros y raramente usados de una lengua los que dan información clave para determinar su estructura, y dichos ejemplos son muy difíciles de encontrar en el uso cotidiano de la lengua.

Minimalismo

El Programa Minimalista no guarda ninguna relación con el movimiento cultural y artístico minimalista.Una parte significativa del estudio actual de la gramática transformacional está inspirado en el "Programa Minimalista" de Chomsky, descrito en su libro The Minimalist Program (1995). La nueva dirección del estudio envuelve la economía de la derivación y la economía de la representación que empezó a ser significativo en los años 1990, pero que todavía era un aspecto bastante periférico de la teoría de la Gramática Generativa Transformacional. La economía de la derivación es un principio que afirma que las transformaciones sólo ocurren cuando son absolutamente necesarias para relacionar rasgos interpretativos con rasgos no interpretativos. Un ejemplo de una rasgo interpretativo es la inflexión en los nombres regulares en español para construir el plural. perros. La palabra perros tan solo puede usarse para referirse a varios perros, nunca en referencia a un solo perro. De esta forma la inflexión contribuye al significado de la palabra haciéndolo interpretativo. Cuando la información que aparece en la inflexión verbal repite información que ya ha sido dicha por el sujeto, entonces a esa información se le considera no interpretativa. La economía de la representación es el principio que afirma que las estructuras

gramaticales deben tener una razón por la cual se utilizan y existen. Por ejemplo, la estructura de una oración no debería ser más extensa o más compleja que lo requerido para cubrir las necesidades gramaticales, (este principio no gobierna en todos los casos). La descripción de ambos conceptos hecha en este artículo es bastante vaga, de hecho, la formulación precisa de dichos principios es una tarea de actual controversia entre distintos lingüistas.Un aspecto adicional del pensamiento minimalista es la idea de que la derivación de estructuras sintácticas debería ser uniforme, lo cual quiere decir que las normas sintácticas no se deberían aplicar de manera arbitraria en un proceso derivativo. Por ese motivo la Estructura Profunda y la Estructura Superficial no son referentes en el estudio minimalista de teoría sintáctica.

Representación Matemática

En relación con el estudio matemático de la gramática, un rasgo significatico de las gramáticas transformacionales es que son más poderosas que las gramáticas libres de contexto. Esta idea fue formulada por Noam Chomsky en la Jerarquía de Chomsky. Actualmente parece haber consenso al afirmar que es imposible lograr la descripción de lenguas naturales mediante el uso de gramáticas libres de contexto, (al menos, si dicha descripción se basa en criterios chomskianos).

Transformaciones

Algunas normas de la Gramática generativa transformacional son bastante sencillas, tales como:

Núcleo al inicio del sintagma o comí una manzana sintagma verbalo "destrucción de la ciudad" sintagma nominalo "en el suelo" sintagma preposicional

núcleo al final del sintagma. o "valientemente voy" sintagma verbalo "la grande y blanca casa" sintagma nominal

La mayoría de las lenguas suelen favorecer estas estructuras, aunque hay excepciones. El japonés es una lengua que tiende a colocar el núcleo sintagmático al final del sintagma, mientras que inglés es una lengua que sitúa el núcleo normalmente al inicio del sintagma. Pocas lenguas siguen el ejemplo estructural del japonés.Mientras que Chomsky y otros tantos lingüistas han abandonado muchos aspectos de la Gramática Generativa Tranformacional, esta teoría continúa siendo aplicada en análisis sintáctico y en el estudio de la adquisición del lenguaje durante la infancia.

5.- La Pragmática

El término ‘pragmática’, que tiene varias acepciones en lingüística, aborda el estudio de cualquier aspecto discursivo, comunicativo o social del lenguaje, es decir, lo que se llama lenguaje en uso y también lenguaje usado. El uso moderno de este término se remonta al que le dio Morris (1938: 6) cuando pretendió determinar los atributos peculiares de la semiótica. En dicha caracterización, la ‘pragmática’ aborda el estudio de las relaciones de interpretación, es decir, las que existen entre los signos y sus usuarios dentro del contexto en que éstos utilizan aquéllas. En la comunicación hay un signo, un designatum y un usuario o intérprete, y entre ellos se desarrolla una triple relación, conforme indicamos en este esquema:

  Signo  (SINTÁCTICA)

 

Designatum Usuario(s)(SEMÁNTICA) (PRAGMÁTICA)

 

Como se puede deducir de este esquema triádico de la semiosis, la ‘pragmática’ aborda las relaciones más dinámicas, las que existen entre los signos y sus usuarios dentro del contexto en que éstos utilizan aquéllas (relaciones de interpretación). De las otras ramas, la primera, la sintáctica, trata de los diversos nexos que los signos mantienen entre sí y de los que se establecen en el seno de los propios signos (relaciones de implicación), y la segunda, la semántica, analiza las vinculaciones de éstos con el mundo al que hacen referencia, es decir, con los objetos a los ue se aplican (relaciones de designación). Pero el hecho de que la ‘pragmática’ trate el aspecto más dinámico, la interpretación, no significa que pueda prescindir de las otros dos ramas, la sintáctica y la semántica, ya que es prácticamente imposible interpretar ningún mensaje si no se conocen las relaciones que los signos guardan entre sí, ni las que mantienen con el mundo al que hacen referencia.Algunos creen ver en los objetivos y postulados de la ‘pragmática’ una forma moderna de la retórica clásica, que arrancaría de De institutione oratoria de Quintiliano. Y si bien es cierto que el mayor mérito del nacimiento de la ‘pragmática’ se puede atribuir a Morris, no se puede ignorar que el mayor impulso lo ha recibido de las intuiciones y los trabajos de Austin y de Searle (1980), con los llamados actos de habla, que constituyen un estudio pragmático por excelencia.El término ‘pragmática’ se afianza también en disciplinas próximas o afines a la lingüística (Habermas, J.: 1988), como la filosofía, la antropología y otras ciencias del comportamiento humano que se han marcado entre sus objetivos la explicación del sistema de reglas subyacentes a toda comunicación humana, aunque, evidentemente, haya diferencias metodológicas y conceptuales entre ellas. En lingüística son hoy muchas sus acepciones, casi todas relacioandas con lo que se llama lenguaje en acción (Levinson, 1983: 5), a saber, el estudio del lenguaje en su relación con los usuarios y las circunstancias de la comunicacón, aunque algunas sean distintas, como la dada en el programa de semántica formal de la gramática de Montague (1972) o las utilizadas en crítica literaria (Chico Rico, 1988: 32). He aquí alguans de las más importantes:

1.  Rama de la lingüística que estudia el componente pragmático del lenguaje. En este sentido, la pragmática puede tener el rango de disciplina o campo de investigación, aunque incipiente también, similar a la fonología, la sintaxis, la semántica, etc., y trata aquellos aspectos del significado, no abordados por la semántica y la sintaxis, que nacen del uso de las oraciones. La diferencia de la ‘pragmática’ con los otros componentes del lenguaje reside en el hecho de que éstos se rigen por reglas, mientras que la pragmática se rige por principios, como el principio de cooperación de Grice.

2.  Disciplina que estudia las relaciones entre el lenguaje y los contextos comunicativos en que éste se manifiesta (Beaugrande, R. et. al., 1981: 209).

3.  En otra acepción relacionada con la anterior, aunque más restrictiva, la ‘pragmática’ aborda el funcionamiento del contexto en la interpretación de los enunciados, es decir, los aspectos y las condiciones contextuales de la comunicación.

4.  En otra, también vinculada a la segunda, aunque con visión más psicologista, la pragmática analiza las teorías que investigan la estructura mental subyacente a la capacidad interpretativa de los enunciados de los interlocutores (Blakemore, D., 1987: 8).

5.  Finalmente, como paradigma investigador, es decir, como el paradigma de la pragmática. En este caso la ‘pragmática’ es una nueva perspectiva investigadora (Mey, J. L., 1995) que estudia el lenguaje en general, o cualquier aspecto del mismo, como fenómeno discursivo, comunicativo y social a la vez, es decir, lo que se llama lenguaje en uso o lenguaje en acción.

Siguiendo a Blum-Kulka (1996: 155 y sgs.), las ramas más reconocidas de la ‘pragmática’ son dos: la pragmalingüística, que pone mayor énfasis en el análisis de los recursos lingüístico-estructurales que se necesitan en el uso del lenguaje, y la sociopragmática, interesada en el análisis de las condiciones de los usos del lenguaje que surgen en las situaciones comunicativas o sociales concretas.»

Pragmàtica Lingüìstica

Se entiende por Pragmática la disciplina cuyo objeto de estudio es el uso del lenguaje en función de la relación que se establece entre enunciado-contexto-interlocutores. Dicho de otro modo, la pragmática se interesa por analizar cómo los hablantes producen e interpretan enunciados en contexto; de ahí que tome en consideración los factores extralingüísticos que determinan el uso del lenguaje, a los que no puede hacer referencia un estudio puramente gramatical, tales como los interlocutores, la intención comunicativa, el contexto o el conocimiento del mundo.De este modo, la pragmática analiza por qué el destinatario de un enunciado como [ya le llamaremos] emitido por una empresa de selección de personal, puede interpretar tanto que será seleccionado como lo contrario, según sea el conocimiento del mundo de dicho destinatario así como, por ejemplo, la entonación y la información no verbal transmitida por el emisor. En este sentido, se dice que los interlocutores poseen información pragmática, entendiendo como tal el conjunto de conocimientos, creencias, supuestos, opiniones, etc. de un individuo en una interacción oral concreta.Si bien está generalmente admitido que entre los precedentes más remotos de la pragmática se encuentran los antiguos retóricos, la acuñación del término se debe a C. Morris, en los años 30 del siglo XX. Con él, designó la ciencia de los signos en relación con sus intérpretes. Este autor clasifica la pragmática como una disciplina lingüística, junto con la semántica y la sintaxis. Sin embargo, actualmente la pragmática ha dejado de plantearse como un módulo más del análisis lingüístico para convertirse en una perspectiva diferente de acercarse a los fenómenos lingüísticos de cualquier nivel siempre que se tengan en cuenta los factores contextuales.Una de las líneas de investigación pragmática más importante dentro del pensamiento contemporáneo es la iniciada por J. L. Austin. Este filósofo del lenguaje desarrolla la teoría de los actos de habla, en la que se recoge esta concepción de la lengua como una forma de actuar intencionada que es interpretada por el destinatario, según el contexto. Asimismo, cabe destacar también la propuesta, en los años 70, del filósofo H. P. Grice, cuya teoría del principio de cooperación es una explicación de los principios que regulan la recuperación de los significados implícitos.Los estudios de pragmática suponen también una determinada concepción de la lengua y la comunicación, opuesta a la propugnada por el estructuralismo. En la didáctica de las lenguas, dicha concepción ha servido de base para las propuestas de enseñanza comunicativa. Los programas nociofuncionales elaborados en esta metodología se construyen sobre las nociones y las funciones, conceptos que se inspiran en una concepción pragmática de la lengua.

Bibliografía básica

Bertuccelli, M. (1993). Qué es la pragmática. Barcelona: Paidós, 1995.Escandell, M.ª V. (1996). Introducción a la pragmática. Anthropos: Madrid.Reyes, G. (1990). La pragmática lingüística. Barcelona: Montesinos.Reyes, G. (1995). El abecé de la pragmática. Madrid: Arco Libros

Bibliografía especializada

Austin, J. L. (1962). Cómo hacer cosas con palabras. Barcelona: Paidós.Blum-Kulka, S. (1999). «Pragmática del discurso». En Van Dijk, T. A. El discurso como interacción social, vol. 2, Barcelona: Gedisa, pp. 67-99.Verschueren, J. (1999). Para entender la pragmática. Madrid: Gredos, 2002.Yule, G. (1996). Pragmatics. Oxford: Oxford University Press.

6.- Lingüística Textual

El texto es la unidad de análisis de la lengua propia de la lingüística textual. Producto verbal —oral o escrito— es la unidad mínima con plenitud de sentido, que se establece mediante procedimientos de negociación entre emisor y receptor, y que se mantiene en una línea de continuidad de principio a fin del texto.Se caracteriza, entre otras propiedades, por su coherencia, que nace de un conjunto de relaciones semánticas entre sus diversas proposiciones, y pragmáticas entre el texto y su contexto. Algunas de estas relaciones quedan señaladas por las que se dan entre las unidades lingüísticas de la superficie textual (palabras, frases y párrafos), que crean la cohesión textual. Así, el texto posee una dimensión supraoracional, que se basa en un conjunto de reglas y estructuras que lo organizan.No todas las escuelas de la lingüística del texto lo conciben del mismo modo: unas lo consideran una realidad empírica, mientras que para otras es un constructo teórico; unas lo ven como una realidad estática —producto de la actividad verbal—, otras acentúan su dimensión dinámica —evento comunicativo—.Además de responder a un conjunto de reglas y  propiedades comunes a todos ellos, los textos se diversifican en una serie de tipos, caracterizados por unas propiedades diferenciales, que han dado lugar al establecimiento de tipología textual.En el análisis de los textos desempeña un importante papel su contenido informativo; para su tratamiento se han elaborado nuevos conceptos tales como los de estructuras textuales, progresión temática, foco, tópico y comento. Asimismo, el estudio de la organización textual ha conducido al reconocimiento de nuevas unidades y mecanismos gramaticales, tales como los conectores y los marcadores del discurso, la deixis y la referencia.

Bibliografía básica

Calsamiglia, H. y Tusón, A. (1999). Las cosas del decir. Manual de análisis del discurso. Barcelona: Ariel Lingüística.

Bibliografía especializada

Bernárdez, E. (Ed.) (1987). Lingüística del texto. Madrid: Arco-Libros.

De Beaugrande, R. A. y Dressler, W. U. (1991). Introducción a la lingüística del texto. Barcelona: Ariel.

Van Dijk, T. A. (1977). Texto y contexto. Semántica y pragmática del discurso. Madrid: Cátedra, 1980.

Lingüística de Texto y Gramática de Texto

«Durante los decenios de 1960 y 1970 una nueva forma de acercarse al estudio del lenguaje vio la luz y adquirió un rápido desarrollo: la lingüística del texto. Al nacimiento y fundamentación de esta nueva corriente lingüística se encuentran asociados nombres como los de W. Dressler, E. Coseriu, S. J. Schmidt, J. S. Petöfi, H. Weinrich, T. A. von Dijk, etc.

A pesar de la explosión bibliográfica que ha tenido lugar en esta área de investigación, las dificultades conceptuales y metodológicas que existen son numerosas. De hecho puede decirse que, hasta hoy, el objeto de la lingüística del texto no ha sido identificado con la necesaria precisión: por este motivo, bajo la etiqueta de “lingüística del texto“ se reúnen puntos de vista muy heterogéneos e incluso disciplinas científicas completamente diferentes (E. Coseriu, 1981: 5).

Actualmente se cultivan, al menos, las tres siguientes formas de lingüística del texto:

1) La lingüística del texto propiamente dicha.

Se ocupa del ámbito lingüístico constituido por los actos de habla, o el entramado de los actos de habla, que realiza un determinado hablante en una situación determinada, y que puede estar integrado por manifestaciones habladas o escritas. Esta lingüística tiene por objeto el estudio de los textos en cuanto tales, independientemente del o de los idiomas históricos en que los textos se presenten.

2) La gramática del texto.

Esta segunda forma de lingüística del texto se ocupa del texto como nivel de la estructuración de un determinado idioma. Recibe diversas denominaciones: gramática del texto, gramática transoracional, análisis transoracional ... Su objeto es, por tanto, la constitución de textos en determinadas lenguas, en la medida en que existen reglas específicamente idiomáticas que se refieran a ellos. Se trata, en realidad, de una parte de la gramática de un idioma, aquélla que describe los hechos idiomáticos que exceden el ámbito oracional, tales como la denominada “topicalización“ o “tematización“, el orden de palabras, la elipsis, la sustitución, la enumeración, etc. Todos estos hechos “van, de algún modo, más allá de los límites de la oración y no parece posible describirlos, al menos de una manera completa, en el marco de una gramática de la oración“ (Coseriu, 1981: 21).

Estos fenómenos transoracionales pueden ser de diverso tipo:

a) Hechos que se extienden a lo largo de varias oraciones: estilos directo e indirecto, enumeraciones, etc.

b) Hechos que son característicos de un cierto tipo de texto: por ejemplo, la elipsis en el estilo telegráfico o en los anuncios publicitarios por palabras.

c) Hechos que, aunque se dan en el ámbito de una oración, apuntan no obstante más allá de ella: determinadas partículas o marcadores discursivos, fenómenos lingüísticos de sustitución, anáfora, etc.

Estos tres tipos de hechos poseen en común dos propiedades:

a) conciernen, según se ha dicho, a unidades superiores al nivel de la oración (o, si se quiere, a textos);

b) pertenecen a un idioma determinado.

Se trata, por consiguiente, de fenómenos que se refieren a las construcción de textos en un idioma particular, y que la gramática tradicional, que veía en la oración la última unidad determinada por reglas idiomáticas, no solía tomar en consideración.

3) Mezcla indiscriminada de ambos puntos de vista.

Al lado de estas dos clases de lingüística del texto, existe un tercer planteamiento que reclama igualmente legitimidad metodológica textual. Este enfoque identifica y mezcla injustificadamente la función textual comprobada en un determinado texto, con la función idiomática que se trata de elucidar. Pero “el hecho de que en las lenguas existan formas previas para funciones textuales no debe inducirnos a la actitud equivocada de equiparar fundamentalmente función textual y función idiomática“ (Coseriu, 1981: 31).»

[Casado Velarde, Manuel: Introducción a la gramática del texto del español. Madrid: Arco Libros, 1993, p. 9-11]

7.- Sociolingüística

Campo interdisciplinar del ámbito de la lingüística y de la sociología. La sociolingüística es el estudio del efecto de todos y cada uno de los aspectos de la sociedad en la manera en que se usa el lenguaje, incluyendo las normas culturales, las expectativas y el contexto en que se mueven los hablantes.También estudia la diferencia entre sociolectos de grupos separados por ciertas variables sociales como la religión, el nivel educativo, el estatus socioeconómico, etc., y cómo la utilización de esas variedades lingüísticas puede ser utilizada para categorizar a los individuos en clases sociales o socioeconómicas. El mismo individuo puede utilizar diferentes variedades de la lengua de acuerdo con la situación social y el contexto.Por ejemplo, un sociolingüista podría determinar a través del uso de actitudes sociales que el uso del lunfardo podría ser considerado inapropiado en ciertos contextos profesionales en Argentina; también podría estudiar la gramática, fonética, vocabulario y otros aspectos de este sociolecto de la misma manera que un dialectólogo estudia una variación regional de la lengua.Entre los sociolingüistas se puede mencionar a William Labov (considerado por algunos como el padre de la disciplina), Dell Hymes y Deborah Tannen.A veces se establece una distinción entre la sociolingüística y la sociología del lenguaje, cuyo foco estaría en el efecto del lenguaje en la sociedad. La sociolingüística sincrónica se centra en la estructura sociolingüística y las variaciones lingüísticas que dependen de las situaciones y actitudes de los hablantes, mientras que la sociolingüística histórica o diacrónica se ocupa del cambio lingüístico, la adquisición y difusión de las lenguas.

8.- Psicolingüística

La psicolingüística o psicología del lenguaje, es una disciplima dentro de la psicología interesada en el estudio de los factores psicológicos y neurológicos que capacitan a los humanos para la adquisición, uso y comprensión del lenguaje.

Esta disciplina analiza cualquier proceso que tenga que ver con la comunicación humana, mediante el uso del lenguaje (sea este el que sea, oral, escrito, etc.). A grandes rasgos, los procesos psicolingüísticos más estudiados pueden dividirse en dos categorias, unos llamado de codificación (producción del lenguaje), otros llamado de descodificación (o comprensión del lenguaje). Comenzando por los primeros, aquí se analizarían los procesos que hacen posible que seamos capaces de formar oraciones gramaticalmente correctas partiendo del vocabulario y de las estructuras gramaticales. Estos procesos se denominan "codificación". La psicolingüística también estudia los factores que afectan a la "decodificación", o con otras palabras, las estructuras psicológicas que nos capacitan para entender expresiones, palabras, oraciones, textos, etc. La comunicación humana puede considerarse un continuo Percepción-Comprensión-Producción. La riqueza del lenguaje hace que dicha secuencia se desarrolle de varias formas. Así, dependiendo de la modalidad visual o auditiva del estímulo externo, las etapas sensoriales en percepción serán diferentes. También existe variabilidad en la producción del lenguaje, podemos hablar, gesticular o expresarnos con la escritura. Finalmente, el acceso al significado varía según si la unidad de información considerada es una palabra, una oración o un discurso. Otras areas de la psicololingüística se centran en temas tales como el origen del lenguaje en el ser humano (natura vs. cultura). Por poner un ejemplo,en psicolinguistica se trata el estudio de preguntas tales como el modo en que la gente aprende una sengunda lengua, así como los procesos de adquisición lingüística en la infancia. Según Noam Chomsky, máximo exponente de la escuela generativista, los humanos tienen innata una Gramática Universal (concepto abstracto que abarca todas las lenguas humanas). Los funcionalistas, que se oponen a esta tesis, afirman que el lenguaje tan solo se aprende mediante el contacto social. Sin embargo, está probado científicamente que todo ser humano que no padezca ninguna enfermedad que se lo impida, tiene la innata capacidad de aprender lenguas, siempre y cuando esté expuesto a ellas durante un período de tiempo suficiente. Este período de tiempo se extiende considerablemente después de la pubertad. Por lo cual, un niño puede aprende rápidamente cualquier lengua, mientras que un adulto puede necesitar años para aprender una segunda o tercera lengua. También parece probado que cuantas más lenguas se sabe, resulta más sencillo aprender otra.