teoría general de la urbanización. libro 1

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Teoria general de la urbanización. Ildefonso Cerdá

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  • LIBRO l.

    ORGENES D~ LA. URBANIZA.CIQN.

    'PRELtMINARES.

    Todo tiene en el mundo su Ol'gen y principio, y la url;>anizacion debe n.e-cesariamente tener el suyo. ~Dde) empero, hemos de busCrlo~i,Est acasoen la historia de las nacipnes'? No, porque esta historia nos describe los gran-0.81'1 hechos de gra.ndes grupos de hombres, y aun cuando descienda veces darnos conocer su modo de ser y de vivir , encontramos ya una llrbani-zacion desarrollada y no en su comienzo. 7,Lo encontrarmos tal vez en la his-tOl'ia de algun pueblo'? No, porque antes queexisti~se pueblo alguno, existiaya la urbanizacion. &1)6nde, pues, hemos de bus.cal,"lo'? Eh la historia de lahumanidad'? S) pero no en la historia de la humanidad, tal como seha escrito,sino en la historia del hombre primitivo) en la historia del hombre natural,en la historia del individuo, pues donde quiera y como quiera que existi elprimer.hombre, ese hombre hubo de tener necesariamente un alojamiento,un albergue, una guarida, un abrigo ; y donde quiera qu;e se encuentre esaguarida primitiva, all, all mismo, est el origen de la urbanizacion. Orgendbil, si se quiere, insignificante, despreciable los ojos de. muchos, y por to-dos m'enospreciado: origen importantsimo no obstante los ojos del pensadorfilsofo, origen que interesa "la humanidad inquil'' y conocer, porque de lhan de afi'ancar las primeras consecuencias que han de formar los principiosesenciales de la ciencia urbanizadora. Inquiramos, pues, y trabajemos parl.l

  • :lO

    ~nMD,t:ral' y fijal' ese origen y cauaa primera de la urbanizacioll que ha sido,es, y ser la compaera inseparable del hombre, sim,bolo y ca.usa prn,era def):U civilizacion y cultura. Para conseguir este fin que constituye el objeto deeste libro primero, nos consagraremos ante todo investigar cual sea el ele-mento primitivo y .esencial de la ui'banizacion (CAP. L"). para eXJl.llar ens~guida(CAP. 2. j, cul e,s la Ca,US primera de la combinacion de varios dedichos elementos primitivos.

  • CAPITULO }.

    LA. NECESlDA.D DEL ALBERGUE E8 EL I)RGEN DE LA. UR1'l.A.NlZACION'.

    El hombre ha salido de las manos de la naturaleza dbil y sin el menorabrigo, sin armas naturales para defene~e contra SUs numerosos enemigos,sin tegumimto alguno que le proteja contra las inclemencias de la atmSfera que est- incesantemente sujet; y por consiguiente, aun antes que vesti-!:los que cubran su desnudez, ha debido buscar un alberque donde guarecerseasi de las fieras mas fuel'tes y mejor armadas que l, CO.Il10 del furor de los

    elem~ntos. que no le era dado contrarestar.El ser privilegiado entre todos los sres de la naturaleza, el ser q,ue Dio$

    haba creado su imgen y semejanza , el ser predestinado dominar elmundo, el rayde la creacon, al aparecer sobre la tierl'a, s.e v en la dura ne-cesidad de buscar debajo de l corteza de est globo una madriguera dondepreservarse de los prepotentes y fieros enemigos quienes mas adelante de-biasubyugar. Sin el auxilio de ese albergue, que el instinto d~ CnServacionle oblig buscar, habria indispensablemente sucumbido, y liO habra podidocumplirse su mision en el mundo.

    Protegido, amparado, defendido en su madriguera; pu:do con toda segu-ridad y sin riesgo ni temor alguno, dar rienda suelta su inteligencia., des-tello de la divinidad, arma inmaterial, pero fuerte, dominadora, irresistibleque habia de sumini~trarlemedios para luchar y combatir con ventaja l~sfieras y para dominarlas. En el fondo de ese albergue pudo scog:itar planes

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    Y preparar su ejecucion fin de burlar a /Sus perseguidores que le asediabany le esperaban su salida para devorarle. Es decir, que el albergue que pro-tegi su debilidad fsica" le permiti el empleo y desarroUo de ~u inteligen-cia, origen fecundo de poder y predominio, que habra permanecido inactivo,infecund.o, nulo, si el hombre se hubiese visto precisado vivir corriendoazorado, receloso, desatentado por riscos y breas, sin un mOmento de re-poso sin un instant.e de tranquilidad y calma.

    Se v, pues, que el hombre debe al albergue la conservacion de su exis-tenoia, que habra terminado poco de manifestarse, entre las garras de lasfierm, ya que no por efecto de la intemprie; y le debe adems el desarrollode su~ fa~uJtades mentales que en la continua fatiga y en medio de la agita-cion y del miedo incesantes no habrian podido funcionar. [Tal y tan grandees la importancia del albergue en la historia de la humanidad, la cual pro-

    teg~, cobija y salva en su misma cuna!En vista de todo esto que el hombre mas brbaro y rodo siente, esperi-

    menta, toca, aun cLlando no sepl darse razon de ello, nada tiene de estl'aQ,antes bien ISe eilplica. fcilmente, ese apego [mato que el hombre de todas lasraza8 y clitna, de todas las regiones y pocas, de todos los sexos, de todaslas edades y condiciones, de$de el hotentote hasta el mas culto y civilizado,conservan constante irremisiblemente su albergue. Cualesquiera que seanlas circunstancias en que se encuentre, es el alberg-ue la primera entre to'dassus primeras necesidades, la primera de sus aspiraciones, el primero de susafanes. y si algun individuo hay, no entre los galvages, que a1li seria impo-sible, sino entre los civilizados, donde solo pueden encontrarse semejantesmoru.:;truosidades, si algun individuo, repetimos, hay que miI'e con desdn abandono el tener dejar de tener albergue, es considerado como un ser in-digno, degenerado, embrutecido; y la sociedad que estampa sobre su frenteel terrible anateUla de komolJ'e sin patria ni Muar, lo lanza de su seno y lo

    . relega una crceL Sucede no pocas veces que el kombre sin patria ni wgarse encuentra reducido ese msero estl'emo no por culpa suya, sino por cul-pa de la misI1la sociedad; y esta no obstante no le perdona su estado, aunquesea efecto de su propia falta. No decimos esto po!' el deseo de lriD.cerar al linopara acusar la otra j nuestro propsito aqn va encaminado aolo manifes-tar la importancia vital que en todas y cualesquiera situaciones tie.ne el al-bergue para el hombr~, importancia qne arrastra la sociedad civili2ada castigar como un delito el no tenerlo, sin inquirir si hay no motivos queatenuen eSQusen esta falta.

    Esta necesidad inherente la misma na:turaleza del hombr, que le acom-

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    paila l todas partes, que se hace sentir en todas las edades, situaciones ycircunstancias de su vida, que va con l hasta despues de su muerte, pues elsepulcro se llama su ltima morada, y el carecer de ella se ha mirado en to-dos tiempos y en todas las naciones como la mayor de las desgracias, esa ne-cesidad, decimos, DOS obliga considerar el albergue como UD tegumentoartificial, si, pero imprescindible, como UD apnd,ice indispensable; como elcomplemento del organismo humano. Por esto la idea del hombre va cons-tantemente unida la de su albergue que con tal motivo se designa con elmuy significativo, muy propio, muy adecuado nombre de 'Di'Di'enila, es decir,que es su vida y el complemento de su ser, como hemos dicho antes. El hom-bre puede en circunstanciasdadas prescindir y prescinde de sus vestidos; peronunca ni en circunstancia alguna prescinde de un albergue. Hablad al sal-vage de los trpicos de los vestidos del hombre civilizado, y recibir con lal'echitla del mas soberano desdn vuestras palabras, cuyo objeto es para luna ridcula suped:iuidad; sin embargo, hablad es mismo hombre de nues-tros albergues, y os responder con la mas formal gravedad, seiialndooscon el dedo su choza, como para manifestaros el orgullo que siente al po-seerla. Y es que all tiene, ni mas ni menos que el mas encopetado euro-peo, su familia, all la guarece y se guarece contra las fieras y contra loselementos, alli va ocultar los pesares d.e su vida, all va disfrutar pla-ceres inefables con sus hijos y su esposa, all, en una palabra , est el com-plemento de su ser.

    Pedidle ese~mismo hombre de 1~ selvas que os acompae en vuestraeseursion, y acceder. gustoso vuestra demanda, mientras no sea preciso per-der de vista su morada, hasta donde por lo menos crea fcil volver en-contraila. Y esto quiere decir que el hombre salvaje siente, lo mismo y conmas vehemencia aun que el civilizado, una afeccion invencible hcia la co-marca donde tiene establecida su vi"Yienda, de suerte que diriase que alldonde tiene su morada, tiene apegado su corazon J como si la vivienda for-mase parte de su misma existencia.

    y haremos notar, ya que la ooasion brinda ello, que el amor patrio, esesentimiento herico, ese sentimiento elevado y noble I que tantos mrtiresglorioSQS y tant

  • 40tria al hogar, cuando este debia preceder aquella, pllesto queef> Su gene-radoll" su creador.,

    Creemos haber demostrado de la manera mas palmaria y cumplida que elalbergue es, no solo una ecesidad para el hombre fsico, para el intelectualy para el ciudadano, sino que es la primera en,tre toda..~ las que esperimentaen la tierra. Y n.tese bien que para. desgnar la vivienda del hombre no he-moS empleado ni lPla sola vez la palabra casa que es la que en el rden civi-lizado designa con mas propiedad la vivienda y ahora vamos esplicar larazon por que as lo hemos hecho. La casa significa una construcciOIl llevada cabo bajo ciedas reglas, con buenos materiales y con cierto y determinadoobjeto; que no es otro que el de proporcionar al morador mayor menor nu-mero de comodidades, segun sea su, magnitud y $U lujo, aparte de la sati~faccbn de las necesid;.des fsicas. Mas esta no es ni la vivienda originaria,ni la de un gran nmero de pueblos que viven todava privados de las ven-tajas que. proporciona un edificio propiamente tal, sino sola y nicamente ladel hombre urbanizado. Ahora bien, como nuestro intento se dirigia yse di-rige M. demostrarla necesidad de una vivienda, que as alcailzaal hombremasagr-este y salvaje, como al mas culto y civilizQuo, mejor, que afectacon mas fuerza y mayor apremio al salvaje que al urbanizado; nos hemosvisto obligados buscar una palabra genrica que co.mprendiese indistinta-mente todas. las clases de vivienda que en el orbe se han. conocido, $e co-noceny hasta puedan conocerse.

    Para nuestro propsito lo mismo importa la casa de un opulento 'banque-ro, qU~ la cabaa de uD. pal;'ltor, lo mismo el palacio de un monaroo, que lacaberila, cava cau de un troglodita, pues tahto las unas como las otras, ymas aun 'si cabe las segundas que las primeras, estn demostrando de lamanera mas elocuep.te que el hombre en cualquierasituacion en que se en-cuentre; cualesquiera que seanau po~icion y circunst::l,t1.cias, necesita siem-pre un abrigo slido que le defienda y proteja.

    Lo nico que hay de notable en esa variedad inmensa de habitaciones,.es que en cada situacion y segun sean. sus circunstancias, sin dejar de sen-tir la misma nooesidad primitiva, ha ido el hombre buscando nuevos mediosde satiSfacerla, mas. propios y adecuadQs su ser y la mayor cultura queiba adquiriendo. De esta manera resulta eviden.ciado naturalmente y sin es-fuerzgJ qu.e la cultura de lS pueblos viene gratiada por la construccion deua viviendas, lo qu~ esigual, que la civilizacion y la urbanizacioncorren parejas, son una misma cosa.

    Esto que. acabamos de decir $e refiere al gnero y calidad de habitacione~

  • 41que las diversasgenerllcionesy pueblos del globo han usado y u::all. Y encuant la situaci9Il lOClidd en que las viviendas del hombre se n-eue,Dtren, no podemos menos de espresar tambien que para nuestro intentolo mismo significa q,ue eatn n la cima de un monte, que en la profundidadde un valle, asi n las part.adas regiones de la Oceania, c~mo en la cultaEuropa, tanto en medio de un miserable desierto, como en el centro de unaurbe grande y opulenta. Donde quiera que es~ situado, siempre elalber-gue nO est. demostrando la necesidad imperiosa que de e siente el hombr~en todas partes : siempre y donde quiera se nOB. presenta. como el apndic~\indispensable y complemento preciso de su existencia.

    Si, pues, el hombresolitarioJ COmo el social, Bl caribe, como'e1 civilizadoespernientan siempre y en todas partes la imperiosa necesidad de procurarseun alberguej y ji su primm' cuidado yafan van- encaminados satisfacer esa.necesidad an~s que cualquiel" 6traj resulta que esa necesidad ha sido el or-gen prim ero y cauS;;l.l).uica, pero PQderOS, de la ut'banizacion. y como esanecesidad la espcriment lo tnis..mo el primer hombre, que tod.as las d~:ms

    g~neracione.s de l descendientes, como la Sntiran todos hasta el fin de lossiglos,; es de ah que el orgen de la urbanizacion arranca. desde el orgenmismo de la humanidad. Donde quiera que haya existido un hombre, ha ha-bido pal'a, l un albergu; y dond~ quiera: que ba. habido u\l albergue, all haestado el origen, el primer elemento de urbanizacion.

    Tal es, tan noble~ tan antiguo y. elevado el origen de la urbaniza.cionElla sirvi de cuila, si a~i cabe decirio, al hombre; le 'defendi luego cont!'a elsinnmero de fiera,s carnvoras que amenazaban CQnstan3mente su eXisten-ca: ella le protegi del furor de los elemeI\tos: ella le suministr abrigopara. Bg tiernos hijos: ella le di reposo y tranquilidad. para que fuese desat'-rollando susfaCultades in~iectuales y morales: ella amans su fiereza t y sua-viz sus costumbres: e11a le condujo al estado de sociedad: ella le ense lacwmra :ella le civiliz. En una palabra., el hombre debe a la urbanizacioDque naci con l, y con l creci, todo cuanto es , todo cuanto puede ser eneste mundo, la colisei'vacion de Su existencia individual primero, su desen-volvimiento moral intelectual despues. y por fin la existencia social. Ta.n.taimportancia, tanta trascendencia encierralacienca urbanizadora con tamaode,edn y mp.osprecio considerada hasta aqu por el hombre que no ha Iilabidoapreciar debidamnte los inmensos beneficio~ que de. ella ha recibidG!

  • CAPITULO 11 .

    LA BOCIA .BILIDAD DEL HOMBRB ES LA CAUSA DEL DLSARROLLO DE L .A.

    URBANIZAGIOPT.

    En el capitulo anterior hemos demostrado que la necesidad que tiene elhombre de un albergue en toclas las siuaciones y circunstancias en que pue-de encontrarse, es el origen de la urbanizacion ; y de ah resulta que el al-bergue es el primer elemento constitutivo de esta . No es emparo la urba-nizacion misma, y dista mueho de serlo ; tomo una gota de agua no es elmar, que encierra en su seno inmensidad de millones de gotas.

    La urbanizacion es mueho mas que un albergne, y aun mas que nuchosalbergues , sola y aisladamente cousiderados . La urbanizacion para ser tal,requiere un agrupamiento, mas menor bien organizado, de albergues conel fin de que sua moradores puedan comunicarse entre s y prestarso ser-vicios recprocos.

    Al decir agrupamiento no quremos significar que los albergues ele-mentales de la urbanizacion y que van formarla constituirla, estn juxta-puestos, ni siquiera muy aproximados . La distancia, tomo no sea tan grandeque haga imposibles d dificiles las comunicaciones de los albergues agrupa-dos, importa muy poco, y no destruye el agrupamiento en el sentido en queusamos esta palabra . E1 caso ests en que pueda -cumplirse el olijeto final delagrupamiento , que es eI de prestarse los agrupados recprocos servicios.Mientras esta pueda verificarse, seria . hasta una puerilidad risible entretenerseen medir y fijar distancias .

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    Ello es verdad, sin embargo, que ia faciudad en prestarsc servicios de unootro aibrgue est en razon inversa de las distanciar; pero tambien lo es

    que la absoluta desaparicion de estar produce gravsimos perjuicios que des-virtuan y neutralizan, a1 menos en gran parte, las inapreciables ventajas delagrnpamiento, y hasta podria llegar, y ha llegado ;desgraciadaraente pro-dueir resultados funestos . Esto sin embargo , pertenece ya los principioscientficos de 1a urbanizacion que no seria oportano presentar y desenvolveraqu. Para nuestro intento, basta consignar que 1a urbanizacion se encueutraconstituida y funcionando donde quiera que exista un grupo de alberguesmas menos perfectos, mas menos numerosos, mas 6 menos distantes entres, cuyo agrupamiento tenga por objeto y Ilene el fin de establecer relacionesy eoinunicaeiones entre unos y otros.

    Para dar una idea de la urbanizacion en el terreno de la cieneia, diremosque rus elementos cnstitutivos son los albergues, su objeto la reciprocidadde los servicios y sus medios las vias comunes , es decir, de comun api : ove-chamiento.

    Despues de estas esplicaciones, bastantes en nuestro concepto a dar unaidea , siquiera sea muy compendiosa y condensada , de la urbanizacion , po-demos entrar de lleno en el exmen de la tsis que eneierra el epgrafe deeste captlo, y cuya demostracion queda ya muy simplificada.

    Cuando el hombre hubo satiisfecho la primera necesidad que le aquejabaen su aislada debilidad, establecindose, ampar~ndose y defendindose en unalbergue, orgulloso con esta su primera conquista, sinti en el fondo de sucorazon un impulso irresistible que le arrastraba invenciblemente buscarla compana y aguda de sus sernejantes. Este sentirniento innato en el hom-bre, que Dios puso en su eorazon para que pudiese cumplir la alta mision quele confiaba sobre la tierra, este sentimiento al cual la humanidad debe todossus progresos, es tambien la causa inmediata de la . urbanizacion . Al ir elhombre a1 encuentro de otro hombre, al formar los primeros elementos deasociacion ; como asciado lo propio que aislado tenia la misma necesidad dealojamiento, y corro por otra parte no podia llevar consigo el que tenia esta-blecido anteriormente en otra parte ; hubo de construirse otro nuevo en lacomarca misma en que estaba el de su compafiero y con relaciones de correu-nieacion con l, pues de otra suerte no habria quedado cumplido el objetonatural de la asociacion, que no podia ser otro que el de defenderse y au gi-liarse recprocamente . Dos albergues as eombinados pon condiciones de co-mnnicatividad torman ya un grupo de albergues, y con s tituyen por consi-guiente 1 a nrbanizaeion . Si este pequeno grapo prmitivo se agregan, como

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    es regular y natural, otro y otros albergues, sin variar en lo mas mnimo laesencia del grapo primitivo ; tendremos una urbanizacion mas nutrida menossimple y mas compuesta aunque en ei fondo sieinpre la misma . Entre ungrapo primitivo de dos albergues y la urbe mas populosa que Ios cuentapor millares, no hay mas diferencia que la proveniente del mayor nmerocon las consecuencias naturales que con respecto las vias de recproca co-municacion el aumento de albergues ha de prodncir.

    De esta manera se esplica tomo acrecentandose las sociedades, y aumen-tandose proporcionalmente los albergues combinados , fucron formandosPgrupos de urbanizacion cada dia mayores, donde lentamente y con ei tras-curso de los siglos fueron desarrolls;ndose la par que la urbanizacion, lainteligencia, los instintos generosos, las costurabres suaves, la buena moral,la cultura, las artes, las ciencias, todos los elementos,, en una palabra, queconstituyen la verdadera civilizaeion. Desde las primeras eabernas, hediondasde los fieros trogloditas la urbanizacion ha ido coriducimndo ii, la hnmanidadpoco poco y paso paso, pero eon perseverancia progresiva, basta esos in-m.ensos grupos que cou el nombre de ciudades contemplamos con ari mira-cion y xtasis.

    El instinto de sociabilidad produjo la urbanizacion ; y en la urbanizacionhan eneontrado la inteligencia y los nobles sentimientos del hombre el de-senvolvimiento necesario para crear los elementos civilizadores . Sin la so-ciabilidad los primitivos. albergues de la raza humana se eneontrarian toda-via, corro se encuentran los nidos de Ias guilas, en las hendiduras de losbancos de rocas que coronan las grandes eordilleras que cruzan el globo . Elinstinto social arranc de alli :las familias tragloditas que bajaron, y se en-contraron en la falda de Ias montanas donde Ia . urbanizacion les . ensen aconstruir eon Ios, grandes penascos desprndidos de las alturas, cuevas arti-ficiales z indicacion primera de la edificacion . Nuevos grupos de familias des-tacadas de este primitivo nicleo iban bajando valies mas hondos y amens,y a cada pasti que daban en su marcha descendente iba subiendo de punto eldesarrollo intelectual, y ls nuevos elementos de construecion que encon-traban, seguia un nuevo sistema de alojamientos, transitorios y porttilsunos , fijos y permanentes otros , inspirados aquellos por un jefe de tribuaventurero y vagabundo, hijos estos de las delicias de una comarca que con-vida lisfrtZtar so. apacible tranquilidad, a Ia sombra de 'una vida patriarcal.

    Al paso que las tribus errantes conservaron su barbarie por muhsimotierapo, tanto que aun en nuestros di.as es fcil encontrar algunas de ellasprivadas de los beneficios de Ia civilizacion ; las que permanecieron tranqui-

  • 46

    las, fueron perfeceionando de generaeion en generacion la construccion desus albergues, y con la seguridad, sosiego y bienestar domstico, debidos los adelantos de la urbanizacion, pudo la civilizacion penetrar por entreaquellos toscos agrupamientos de edificacion incipiente y seguir su marchamagestuosa y sublimo, dando por resultado el levantamiento de orbes tauconsiderables y sorprendentes corro Menfis , Babilonia , Palmira , Ninive ytantas otras quebrillaron en la antigedad, y que cayeron arruinadas im-pulsos de grandes catstrofes que si contuvierou por algun tiempo los ade-lantos de la urbanizacion y de la civilizacion, no destruyeron por esto su es-piritn vivificador que renaei con nuevos brios en Atenas y en Roma , dedonde fu lanzado tambien mas tarde por :la inundaoion de la barbrie delNorte, para reaparecer triunfante despues de algunos siglos en las grandesurbes del mundo modern.

    En medio de estas grandes catstrofes sociales es digno de notar corrlos vestigios de la urbanizacion subsisten en pi, al paso que los de la civili-zacion desapareeen ante la barbrie de las hordas invasoras . Las obras de ur-banizacion tienen un carcter material y permanente que no cede con tantafacilidad la influencia barbarizadora de las grandes guerras , tomo los ade-Iantos de la civilizacion que encarnados en las costumbres de un pueblo lle-gan degenerarse y desapareeer siempre que un pueblo salvage onsiguecon la fuerza de su brutal empuje vencer, conquistar, esclavizar y destruir otro pueblo civilizado . El renacimient, untes que aprendiera en los .esea-sisimos libros que sobrevivieron la ruina de las urbes griegas y del irn-perio roman la civilizacion de aquellos pueblos , habia aprendido ya en losgrandes monumentos de los siglos de Pricles y Augusto, que habian subsis-tido, la urbanizacion que en aquellos siglos de oro habia predominado . Poresto la urbanizacion pudo levantarse aptes que su compaiera, triunfaute yufana, rica con los despoj g de todas las edades y de todos los siglos, ereandoesos inmensoa grupos de poblacion, esas orbes, grandiosas comoNinive y Ba-bilonia, brillantes como Atenas, deslumhradoras corro Roma y ostentando alpropio tiempo su tipo peculiar que , distinguindolas de todo lo antigu; lashizo propas y adecuadas para la civilizacion que ha prevalecido hasta hoy:

    asi fuesen propias para la que aroma!Hemos descrito muy grandes rasgos la historia de la urbanizacion desde

    que la soeiabilidad humana la arranc de las asquerosas y aisladas madri-gueras ara.adax debajo de los penascos, hasta dejarla en el estad brillantey deslumbrador que ostenta orgullosa en nuestras orbes . Para llegar desdeaquel estremo hasta este punto , que no es estremo y que dista naucho de

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    serlo, porque la perfectibilidad humana se encuentra hoy en la mayor loza-na de su desarrollo, para llegar, repetimos, de unoa otro punto, ; cuntasgeneraciones, cuantos siglos, cuntas luhas y cuntas civilizaciones handebido principiar, desarrollars y hundirse en el abismo de la eternidad!

    Esto es lo que vamos . estudiar en el siguiente .

    TGU_Libro01_cap.01ic_tgu_0001ic_tgu_0002ic_tgu_0003ic_tgu_0004ic_tgu_0005ic_tgu_0006ic_tgu_0007ic_tgu_0008ic_tgu_0009ic_tgu_0010ic_tgu_0011ic_tgu_0012ic_tgu_0013ic_tgu_0014ic_tgu_0015ic_tgu_0016ic_tgu_0017ic_tgu_0018ic_tgu_0019ic_tgu_0020ic_tgu_0021ic_tgu_0022ic_tgu_0023ic_tgu_0024ic_tgu_0025ic_tgu_0026ic_tgu_0027ic_tgu_0028ic_tgu_0029ic_tgu_0030ic_tgu_0031ic_tgu_0032ic_tgu_0033ic_tgu_0034ic_tgu_0035ic_tgu_0036ic_tgu_0037ic_tgu_0038ic_tgu_0039ic_tgu_0040ic_tgu_0041ic_tgu_0042ic_tgu_0043ic_tgu_0044ic_tgu_0045

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