tema 8. ideología, diversidad y cultura
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8.1. Introducción.................................................................................................Pg.02
8.2. La naturaleza humana y el sentido de lo humano....................................Pg.05
8.2.1. La teología natural.......................................................................Pg.05
8.2.2. Dificultades en el concepto de naturaleza humana..................Pg.06
8.2.3. Los fines de la naturaleza humana.............................................Pg.07
8.2.4. Naturaleza humana y ética..........................................................Pg.08
8.3. La sociedad actual: algunas claves para su comprensión.......................Pg.11
8.4. Cultura y diversidad: la tolerancia de la diversidad..................................Pg.17
8.5. Conclusiones................................................................................................Pg.21
8.6. Fuentes consultadas...................................................................................Pg.23
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“Tema 8: Ideología, Diversidad y Cultura”.
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Según la Real Academia de la
Lengua Española, ideología significa
“conjunto de ideas fundamentales que
caracteriza el pensamiento de una
persona, colectividad o época, de un
movimiento cultural, religioso o político,
etcétera”. Por tanto, se puede decir que el concepto de ideología hace referencia
a la forma de pensar de una persona a nivel individual o de varias personas a
nivel grupal en cuanto a una temática en concreto.
Partiendo de la premisa anterior, es
evidente que, a lo largo de la historia, han
existido y coexisten personas con diferentes
ideologías, provocando que se formen
grupos de semejantes ideologías,
generalmente mayoritarios, o personas de
ideología independiente que se sienten
excluidos de los grupos mayoritarios y
acaban perteneciendo a grupos minoritarios
que comparten la misma ideología. Por ello, tomando como referencia la forma
de pensar que se ha tenido con respecto a la diversidad a lo largo de la historia,
es imposible no mencionar los modelos que abordan la concepción y el
tratamiento de la diversidad que se han ido desarrollándose con el paso del
tiempo:
‐ En primer lugar, surgió el modelo de prescindencia, el cual consideraba
que el origen de la diversidad era religioso y que las personas diferentes
no aportaban nada y se debía prescindir de ellas (dividido a su vez en el
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submodelo eugenésico: a través de políticas eugenésicas; y el submodelo
de marginación: excluyéndolas y usándolas como objetos de caridad).
‐ Posteriormente, surgió el modelo rehabilitador, el consideraba que el
origen de la diversidad era científico y que las personas diferentes
debían ser rehabilitadas para normalizarse y volverse semejantes a las
demás
‐ Finalmente, surgió el modelo social, el cual consideraba que el origen de
la diversidad era social y que el entorno, al no encontrarse adaptado a
las necesidades de las personas, era el que dificultaba su inclusión y, por
tanto, debía ser modificado.
Una vez conocido cómo ha ido evolucionando el tratamiento de la
diversidad, consideramos que es
el momento de definir con
precisión qué es lo se entiende
por el concepto de diversidad.
Según la Real Academia de la
Lengua Española, diversidad
significa “variedad, desemejanza,
diferencia, abundancia, gran
cantidad de varias cosas distintas”.
Por tanto, se puede decir que el
concepto de diversidad hace
referencia a la pluralidad de
elementos diferentes que existen. Además, dada la gran variedad de diversidad
que existe, que atendiendo a Melero (2002) puede ser simplificada con el
concepto de cultura de la diversidad, consideramos que es necesario hacer
especial énfasis en que absolutamente todos los tipos de diversidad (social,
lingüística, cultural, visual, motora, auditiva, etcétera) contribuyen a la
conexión, el enriquecimiento mutuo y el crecimiento colectivo de la sociedad
que se producen con la convivencia pacífica, basada en el diálogo, por el hecho
de que todos los miembros de la sociedad somos diversos, es decir, que todas
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las personas formemos
parte de la diversidad,
entendiéndose como tal
una situación normalizada
y totalmente generalizada.
Como dato que nos
ha parecido interesante y
teniendo en cuenta que la
extensión del reconocimiento, la aceptación y el respeto por la diversidad como
una cualidad en lugar de un defecto son los pilares básicos que sustentan esta
nueva realidad, nos gustaría concluir añadiendo que, desde algún tiempo, se
vienen incluyendo el calendario internacional días que conmemoran la
diversidad con el objetivo de facilitar la reflexión y la toma de conciencia sobre
la misma, encontrando varios días:
‐ 21 de mayo: Día Mundial de la Diversidad de la Cultura para el Diálogo y
el Desarrollo.
‐ 28 de junio: Día Mundial de la Diversidad Sexual.
‐ 28 de septiembre: Día Mundial de la Diversidad Auditiva.
‐ 9 de octubre: Día Mundial de la Visión.
‐ 3 de diciembre: Día Internacional de la Diversidad Funcional.
En lo referente a la estructuración del presente trabajo, a lo largo de los
siguientes capítulos trataremos de recoger cómo el ser humano ha ido
desarrollándose a lo largo de la historia respecto a su propio proceso de
evolución como ser humano que comparte el mismo espaciotemporal junto a
otros seres y cómo han ido configurándose las relaciones entre ellos.
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El ser humano es un ente intrínsecamente perfectible: perfecciona al
mundo, da finalidades a las cosas al tenerlas, y actuando, se perfecciona a sí
mismo, este es el sentido de lo humano.
8.2.1. La teleología natural
Los seres vivos tenemos una
característica bastante relevante:
tendemos a crecer y desarrollarnos
para poder alcanzar la perfección y, en
consecuencia, nuestros fines. Como es
evidente, este proceso de evolución
continua se encuentra estrechamente
relacionado con la idea del bien y del mal, siempre que tomemos como
referencia que esta idea enuncia que hay que hacer las cosas más adecuadas –es
decir, las mejores- para alcanzar la plenitud; si no fuese así, caeríamos en las
garras del averno.
Debido a esto, nuestra naturaleza radica en conseguir desplegar todas
nuestras habilidades para alcanzar el bien final, por lo que necesitamos
desarrollar nuestras capacidades, de la mejor forma posible, al máximo para
conseguir alcanzar la perfección. Si buscamos la perfección, significa que
tenemos el anhelo, la inquietud de ser más de lo que somos porque
precisamente nuestra naturaleza así nos determina nuestro crecimiento
personal. Así pues, a la naturaleza también se la conoce como principio de
operaciones dado que todo parte desde ella. En consecuencia, la naturaleza de
todos los seres –dentro de los cuales nos encontramos los seres humanos
especialmente- es de carácter final o teológico.
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Teniendo en cuenta lo anterior, la teología que nos invade nos indica la
dirección para alcanzar la plenitud que tenemos a nuestro alcance. Todos los
seremos humanos disponemos de una teología que nos permite desarrollar
nuestras tendencias para perfeccionarlas al máximo.
8.2.2. Dificultades del concepto de naturaleza humana
Comprender lo qué significa el ser
humano y su relación con la naturaleza
humana es bastante difícil de delimitar si
caemos en el dualismo. De esta forma, si
tendemos a pensar que el ser humano
posee una naturaleza abstracta, que no
obedece a causas espacio-temporales, que
es estática y determinada, estaremos
cayendo en el dualismo. Si tendemos a
pensar que el ser humano posee una naturaleza concreta debido a que
históricamente suceden una serie de acontecimientos que varían y conforman
nuestra forma de ser, estaremos alejándonos de forma adecuada del dualismo.
No obstante, tenemos que evitar otorgarle demasiada importancia a los
factores circunstanciales porque, si no, estaremos acercándonos
exclusivamente al modelo historicista o relativista, ya que este modelo hace
referencia a que todos somos diferentes debido a que vivimos en distintas
épocas, pertenecemos a culturas muy variadas, etcétera, y, aunque tenga parte
de razón, no se tienen en cuenta uno de los principales factores: la diversidad.
Atendiendo a este modelo, no existiría la naturaleza humana, sino la diversidad
humana: todos variamos de forma continuada.
Otro modelo bastante reduccionista es el racionalista. Este modelo parte
de la premisa de que es necesario hacer una ciencia exacta del hombre (al igual
que sucede con el modelo historicista o relativista). Así, la naturaleza humana
puede ser considerada, por un lado, que está por encima del espaciotemporal
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mientras que, por otro lado, puede considerarse que lo único que existen son
individuos concretos.
8.2.3. Los fines de la naturaleza humana
Los seres humanos
asimilamos como algo propio y
natural el desarrollar nuestras
capacidades para conseguir los
objetivos que nos planteamos,
es decir, un fin concreto. En
consecuencia, desarrollamos
especialmente las capacidades
superiores, de entre las cuales
destacan inteligencia, voluntad
y tesón para alcanzar la verdad y el bien. De esta forma, centramos la
inteligencia en buscar el conocimiento de la realidad, es decir, de todo aquello
que nos rodea, y cuando lo alcanzamos, logramos alcanzar la verdad, que es
precisamente el bien propio de nuestra inteligencia: tenemos que abrirnos a lo
real. Sólo de esta forma, conseguiremos alcanzar aquello que es
verdaderamente bueno a través de la perfección continuada de nuestra
voluntad y tesón.
Partiendo de la premisa anterior, lo natural en los seres humanos, al
igual que en todos los demás seres, es el fin hacia la cual nos dirigimos. Pero,
este fin, no puede comprenderse de un modo cronológico puesto que, de esta
forma, sólo los seres humanos que lograran alcanzar la perfección y la edad
estipulada conseguirán la verdadera naturaleza humana. Así, personas como
los bebés, los ancianos, las personas con dificultades, etcétera, no habrían sido
capaces de conseguir esa naturaleza o la hubiesen perdido debido a sus
hándicaps. Por ello, esta forma de concebir el fin de la naturaleza humana debe
realizarse de forma más radical: los seres humanos somos, tanto la verdad
como bien, debido a que, efectivamente, ya desde los inicios de nuestra
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existencia queremos alcanzar la verdad y predicar con el bien, por lo que
precisamente por eso mismo nos movemos hacia los demás desarrollando
nuestra propia historia personal. Así, se refleja que es evidente de que por
naturaleza, desde el origen de los tiempos, tenemos el fin, el cual se encuentra
en tensión a lo largo de nuestra existencia hasta que llegamos a alcanzarlo.
Llegados a este punto, todo cambia: ¿seremos capaces de ser aquello a lo
que, desde el origen de los tiempos, estamos predestinados? ¿Conseguiremos
los fines de la naturaleza humana? Son preguntas para reflexionar. Ante estas
cuestiones, se acepta la idea de que la naturaleza de los seres humanos
trasciende así misma sobre nosotros mismos, es decir, somos capaces de
superarnos infinitamente a nosotros mismos. Es más, precisamente la
naturaleza humana es la autotrascendecia, es decir, tenemos la capacidad de
abrirnos y poseer los fines que son inherentes a nosotros: sólo somos nosotros
mismos cuando conseguimos ir más allá de lo que somos, aunque esto se
presente como una posibilidad remota, pero adecuada a la grandeza de nuestra
apertura como seres humanos. Si renunciásemos a ello, estaríamos
renunciando a la grandeza de la vocación que todos los seremos humanos
tenemos por naturaleza. Adentrándonos en el ámbito teológico, este fenómeno
de renuncia significaría renunciar a la llamada que Dios ha hecho en todos
nosotros.
8.2.4. La naturaleza humana y la ética
Teniendo en cuenta todo lo anterior, podría definirse que la naturaleza
humana radica en que los seres humanos tenemos que luchar por lo que
queremos, hecho que nos incita a
que alcancemos el fin que más se
nos adecua, no conformándonos
con cualquier fin y dando lo mejor
de nosotros mismos para
conseguir alcanzar la perfección.
Así, se plantea el compromiso de
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que la capacidad de acción de los seres humanos consiste en atrevernos a ser
quienes somos, la cual sólo se encuentra en nuestras manos: podemos acertar o
fracasar.
Profundizando en cuestiones
éticas, sería interesante conocer mejor
qué significa este concepto.
Entendiéndose la ética como la manera
en la que empleamos nuestro tiempo y
la libertad de la que gozamos para
poder desarrollarnos como un ser
completo, sólo a través de decisiones
libres lograremos alcanzar la naturaleza humana: esta se irá realizando y
perfeccionado debido a que las diversas decisiones a las que tenemos que hacer
frente, paulatinamente, provocan que nos vayamos convirtiendo en mejores
puesto que, inherentemente, se desarrollan también nuestras capacidades. De
esta forma, los seremos humanos somos éticos porque, si no, no seríamos lo
que somos.
Si encima añadimos que resulta
que en toda la existencia ya se encuentra
incluida la posibilidad de lo mejor,
parece ser irremediable que existen
personas con vidas “fracasadas”. De
hecho, si no fuese así, podría parecer
que existen diferentes opciones que,
aunque diferentes, se consideran
igualmente válidas. Así, si nos comportamos de forma justa o injusta, por
ejemplo, esto podría estar ocasionado por una decisión emocional, aunque esto
conllevaría que existiese una diferencia entre valor de la actitud de ser justo o
injusto. En la práctica, no sucede así ya que la justicia es lo más aclamado
mientras que la injusticia repele más.
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Actualmente, a nivel mundial, la sociedad se
encuentra en un periodo de transición inestable en el que
tiene que hacer frente a una gran cantidad de cambios
profundos y acelerados que se están produciendo y a la
incertidumbre de los efectos que puede conllevar esa
transformación progresiva a corto plazo.
Partiendo de la premisa anterior, podemos decir
que la sociedad actual es el fruto de la interacción de
muchos tipos de factores cuya repercusión más
inmediata se refleja en los cambios que sufre la realidad
que vivimos. La economía, la política, la cultura, la religión, la tecnología,
etcétera, son ejemplos de elementos presentes en nuestra vida diaria de cuya
magnitud e influencia no somos todavía realmente conscientes. Algunos de
ellos son beneficiosos para todos debido a que no sólo facilitan las relaciones
entre todos los miembros de la sociedad, sino que también se fomenta el
enriquecimiento mutuo a nivel grupal (los distintos tipos de diversidad). Sin
embargo, otros tantos son dañinos para el ser humano y la sociedad de la que
forma parte (como el autoritarismo).
Además, el pasado, que está asociado a lo
obsoleto, es algo que no preocupa a la sociedad
actual. Asimismo, el futuro a largo plazo, que se
cierne muy lejano, incierto y amenazante, tampoco
preocupa a la sociedad. Es evidente que algo ha
cambiado. La tendencia actual concentra toda la
importancia en el aquí y ahora, en lo que pueda
pasar hoy en lugar de mañana. Por tanto, lo
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realmente importante es lo que sucede en el presente, en el día a día de la vida,
concediendo especial importancia a los cambios que se viven en lugar de los
que están por venir. Dada la situación, podría decirse que el lema que se sigue
es “carpe diem” debido al “tempus fugit”.
A estas alturas, es parece evidente
que la educación juega un papel
fundamental en la formación personas
que ayudan en el futuro a mejorar el
mundo en el que se encuentran, ya sea
mediante la reconstrucción de la vieja
sociedad o a través de la creación una
nueva sociedad que se adapte a las
exigencias contemporáneas. Pero quizá estemos equivocados con el rol a
desempeñar por parte de los educandos ya que, atendiendo a Camus (2009),
“cada generación, sin duda, creyó que debía cambiar el mundo. La mía sabe que
ella no lo hará. Su tarea, sin embargo, tal vez sea más importante. Consiste en
impedir que el mundo se destruya”. Tomando como referencia las palabras de
este autor, el objetivo de la educación del siglo XXII ha cambiado: no se trata de
formar personas que sepan hacer frente a las situaciones adversas del futuro
para conseguir mejorar el mundo, sino para intentar que no desaparezca
porque el mayor enemigo de la especia humana es el propio ser humano, que
está llegando a límites insospechados y ocasionando problemas de
envergaduras inimaginables cuyas consecuencias todavía no pueden ser
valoradas ya que, como dice Coupland (2010), “el problema con el futuro es que
no nos parece que sea como pensábamos que sería”. Por este motivo la educación
del presente (se educa para el futuro educando en y para el presente) es la que
nos importa: es la única forma de afrontar la realidad que se nos avecina y
creemos que merece la pena intentarlo.
Haciendo balance de las características que más definen a nuestra
sociedad actual, hemos llegado a la conclusión de que las siguientes que van a
presentarse a continuación son las más significativas sin lugar a dudas:
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‐ Nuevos modelos de agrupación
familiar: la tipología de las familias es
muy diversas (parejas heterosexuales,
parejas homosexuales, personas
solteras) así como las nuevas formas
de poder tener descendencia (vientre
de alquiler, inseminación de óvulos y
semen). De igual forma, al haber
aumentado la tasa de divorcio, muchas familias han visto cómo sus
miembros han ido reduciendo o, por el contrario, aumentado. Así pues,
sin lugar a dudas, la familia tradicional ya no es la única forma de
agrupación familiar.
‐ Aumento de la esperanza de vida: las mejores condiciones de vida de los
seres humanos han mejorado debida a varias razones, de entre las
cuales destacan la estructuración de la jornada laboral, los ingresos para
poder vivir, la farmacología para erradicar enfermedades, etcétera. Estos
avances en diferentes áreas (laboral, económica, médica, etcétera) han
provocado que, en consecuencia, las personas podamos vivir más año y
hacer frente a más dificultades. El aumento de la esperanza de vida, no
obstante, también está provocando que muchas personas con
enfermedades terminales vivan más años de los que realmente ellos
quisieran si la eutanasia estuviese aprobada.
‐ Mayor presencia de la mujer en el
mercado laboral: la mayoría de las
mujeres del siglo XXI, especialmente las
jóvenes, no buscan dedicarse únicamente
al hogar y los hijos que tengan cuando
contraigan matrimonio, sino que se están
formando (ESO, Bachiller, Ciclos
Formativos y Universidad) para poder
acceder al mercado laboral al igual que
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hacen los hombres, es decir, las opciones de formación académica y
profesional se encuentran disponibles para ambos colectivos. Es más, en
los estudios superiores se está evidenciando que las mujeres realizan
más estudios de carácter postobligatorio que los hombres, por lo que en
consecuencia tampoco es de extrañar que estas se encuentren
prácticamente insertadas en el mercado laboral al igual que ellos.
‐ Consumismo: la tendencia de la sociedad es de consumir para mejorar
su calidad de vida. Entre algunos ejemplos, a veces consumimos para
sentirnos mejor con nosotros mismos (ropa, calzado, arreglos
corporales a través operaciones de cirugía estética especialmente), para
darnos lo que creemos que nos merecemos (objetos o caprichos de
valor) o para cubrir nuestras necesidades básicas (alimentación,
vivienda, salud). En definitiva, sea por lo que fuese, tendemos a
consumir más como única forma de conseguir una mejora en nuestras
vidas.
‐ Mayor tasa de violencia: las
circunstancias ambientales
que nos rodean, así como
posibles factores genéticos,
están repercutiendo en que
la violencia sea una acción
más común de lo que nos
gustaría que fuese. Su
continua presencia en los medios de comunicación así como en
videojuegos influyen en que ésta sea considerada como una forma
rápida y eficaz de solucionar problemas, en lugar de utilizar el diálogo
‐ Aumento de la obesidad: aunque puede ser considerado como una forma
de consumismo más (cuando comemos para sentirnos mejor), lo cierto
es que la obesidad se plantea más como un problema de salud. El exceso
de consumo de determinados alimentos como la bollería industrial o
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comida rápidas están provocando que aumente esta tasa debido al alto
contenido calórico que contienen. Esto quiere decir que, a pesar de que
sabemos que abusar de este tipo de comida no es sano, sin embargo los
ingerimos porque nos gustan.
‐ Avances científicos y tecnológicos: en las diversas áreas de desarrollo,
especialmente en aquellas enfocadas hacia la mejora de la calidad de
vida del ser humano, se están produciendo continuos avances científicos
y tecnológicos. Teléfonos móviles inteligentes o vehículos que se
encienden sólo con el tacto son sólo algunos de los ejemplos que
intentan mejorar tecnológicamente la vida del ser humano, por lo que no
es de extrañar que paulatinamente vayamos incorporándolos en nuestro
día a día.
‐ Baja natalidad en países desarrollados: la inestabilidad política y
socioeconómica de muchos países ha provocado que se produzca un
descenso generalizado de la tasa de natalidad debido a que la sociedad
no se ve con suficientes recursos materiales y personales como para
hacerse cargo de una gran cantidad de hijos. Así pues, prefieren tener
menos hijos para poder atender a cada uno de la mejor forma posible.
‐ Expansión de las grandes ciudades: los municipios pequeños e incluso
las pequeñas barriadas han ido siendo habitadas por las personas
debido a circunstancias económicas y laborales. Así pues, al igual que las
grandes han ciudades han aumentado más todavía su espacio y su
número de habitantes porque toda la actividad laboral se concentra allí,
se han producido algunos casos en los que algunos municipios se han
poblado tanto que incluso han provocado que se llegasen a conformar
ciudades nuevas a partir de barrios existentes.
‐ Competitividad e individualismo: son los valores que priman en la
sociedad actual. Para ser el mejor, a nivel individual, es necesario
competir con los demás. Al haberse instaurado la política de que sólo los
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mejores consiguen serlo realmente, se buscan crear situaciones de
competitividad para demostrar el valor individual de cada uno de
nosotros.
‐ Mayor diferenciación con respecto a la élite: debido a la inestabilidad
política y socioeconómica así como a la corrupción, la riqueza cada vez
se encuentra peor repartida. Los ricos cada vez tienen más y los pobres
cada vez tienen menos. Es curioso cómo precisamente ahora es cuando
se empiezan a vislumbrar los efectos de una nefasta y no transparente
gestión.
‐ Más contaminación que provoca mayor calentamiento global: seguimos
sin reciclar lo suficiente y sin gestionar el uso eficiente de la energía. En
consecuencia, estos actos provocan que aumente la contaminación en
sus diferentes variantes (acústica, lumínica, del agua, del suelo, del aire,
térmica y radioactiva).
‐ Extensión de las nuevas tecnologías: es evidente que los diversos
avances tecnológicos han provocado la creciente tendencia hacia la
digitalización de la información y su almacenamiento en la nube,
derivando en diferentes formas de usarlo, entre las cuales destacan el
e-commerce (compras) e-learning (aprendizaje con ordenadores) y m-
learning (aprendizaje con dispositivos móviles como tablets y
smarthphones).
‐ Crecimiento de la alimentación funcional: aunque el consumo de la
bollería industrial y la comida rápida se están expandiendo cada día
más, se ha notado cómo la alimentación funcional ha experimentado un
ligero crecimiento. Por ello, siendo conscientes de nuestros malos
hábitos alimenticios, estamos más interesados en comer alimentos
saludables.
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Para empezar nos gustaría ahondar aún más en los términos de cultura,
diversidad y tolerancia que a lo largo de este apartado vamos a hacer
referencias.
Según Wikipedia, el término cultura tiene muchos significados
interrelacionados, pero en el uso cotidiano se emplea normalmente para
referirse a “los conjuntos de saberes, creencias y pautas de conducta de un grupo
social, incluyendo los medios materiales que usan sus miembros para
comunicarse entre sí y resolver sus necesidades de todo tipo”. Así, cada país se
caracteriza por tener su propia cultura, que está influenciada por varios
factores, como son la música, la forma de vestir, la tradición, la religión… ; pero
también puede darse el caso que en un mismo país haya diferentes culturas.
El concepto de diversidad se refiere a la diferencia entre personas,
animales o cosas, a la variedad, a la infinidad o abundancia de cosas diferentes,
a la desemejanza, disparidad o multiplicidad. Así pues, existen muchos tipos de
diversidad (cultural, lingüística, biológica, genérica, ecológica, sexual,
funcional…)
Respecto al nuevo concepto, el
concepto de tolerancia, éste se usó en
sus orígenes históricos en contextos
religiosos. En los tiempos modernos, sin
embargo, la influencia del pensamiento
ilustrado contribuyó a desplazar el
centro de interés en la tolerancia de los
problemas religiosos hacia cuestiones
más estrictamente de orden político y
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acoso moral. Y en los días actuales, el primer plano de la atención abarca otras
diferencias que, en términos generales, se suelen calificar de diferencias
étnicas, lingüísticas o culturales. Se dice que una persona realiza un acto de
tolerancia cuando, en atención a razones y a pesar de tener competencia para
hacerlo, no impide algún acto de otra, cuya ejecución lastima sus propias
convicciones.
Como se puede
observar, estos tres términos
son muy amplios y pueden
tener muchas definiciones.
Pero nosotros nos vamos a
centrar en algo más específico
como es la tolerancia a la
diversidad cultural. Con esto
nos estamos refiriendo a las
diversas culturas que coexisten a nivel mundial y en determinadas áreas. La
diversidad cultural es algo muy positivo y todos los seres humanos debemos
luchar a favor de ella mediante la preservación y promoción de las culturas
existentes y el diálogo intercultural, comprendiendo y respetando al otro. El Día
Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo es el 21 de
mayo.
Por tanto, cada individuo tiene una identidad cultural y la diversidad
cultural se manifiesta por la diversidad del lenguaje, del arte, de la música, de
las creencias religiosas, de la dieta… Es muy importante que exista un equilibrio
sano entre los diferentes grupos culturales que existen en el mundo para que
todas las culturas puedan defenderse, protegerse, coexistir y contribuir tanto
para la paz, la reducción de la pobreza y la unión social.
Autores como Mayor Zaragoza (1999) decían así: “El día en que logremos
desplazar la cultura de la fuerza, de la imposición, de la violencia, de la guerra,
por la cultura de la tolerancia, del diálogo y de la paz, entraremos en una nueva
época, en la que los seres humanos habrán alcanzado la altura de su grandeza”.
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En efecto, debemos reconocer la intolerancia como uno de los problemas
más graves de nuestra sociedad que debemos de resolver, es decir, el rechazo
de las diferencias que existen entre los individuos y las culturas, que debilita los
principios democráticos y la paz mundial.
Asimismo, el racismo, es decir, la afirmación de la superioridad de unas
razas sobre otras; el etnocentrismo, es decir, la voluntad de un grupo étnico de
crear una identidad nacional única eliminando la cultura y la lengua de otros
grupo étnicos; el nacionalismo planteado de forma extrema, es decir, la creencia
de que una nación es superior a las otras y tiene derechos sobre ellas,
acompañado a menudo de la xenofofia, es decir, el odio y la hostilidad hacia los
extranjeros, asociados a la idea de que son los responsables de los males
económicos, especialmente del desempleo; la animosidad religiosa que sitúa en
una posición de fuerza o que privilegia a las personas cuya fe es oficialmente
considerada como la única interpretación auténtica de la verdad religiosidad o
espiritual. Todo esto, puede ser trabajado a través de la educación y así
evitamos dichos problemas, haciendo de la diversidad una fuente de desarrollo
y progreso; así como en la necesidad de adoptar una nueva perspectiva
educativa, intercultural, que logre hacer compatible la igualdad de derechos con
el derecho a la diversidad. Por tanto, debemos defender que todos somos al
mismo tiempo iguales y diferentes y que es necesario avanzar simultáneamente
en la construcción de la igualdad y en el respeto a la diversidad.
Según la UNESCO: “la
educación puede ser un factor de
cohesión si procura transformar la
diversidad en un factor positivo de
entendimiento mutuo entre los
individuos y los grupos humanos y al
mismo tiempo evita ser un factor de
exclusión social [...] El principio es
que las escuelas deben acoger a todos
los niños, independientemente de sus
condiciones físicas, intelectuales,
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sociales, emocionales, lingüísticas, culturales u otras. Deben acoger a niños
discapacitados y niños bien dotados, a niños que viven en la calle y que trabajan,
niños de poblaciones nómadas o remotas, niños de minorías lingüísticas, étnicas o
culturales y niños de otros grupos o zonas desfavorecidos o marginados… Las
escuelas tienen que encontrar la manera de educar con éxito a todos los niños,
incluidos aquellos con discapacidades graves… El mérito de estas escuelas no es
sólo que sean capaces de dar una educación de calidad a todos los niños, con su
creación se da un paso muy importante para intentar cambiar actitudes de
discriminación, crear comunidades que acojan a todos y sociedades integradoras”
(2004).
Hoy existe una nueva confianza en la capacidad de la educación para
luchar contra la discriminación. Pero sabemos que el medio para conseguirlo
no consiste simplemente en compensar las limitaciones de los niños o de las
familias que se encuentran en situación de desventaja, sino que es necesario
transformar toda la sociedad. La escuela es el lugar idóneo para aprender a
construir activamente la paz, la tolerancia y la solidaridad, y la investigación
educativa una herramienta necesaria para averiguar cómo conseguirlo.
También, la psicología puede ayudar a comprender cómo surgen y cómo
pueden evitarse las actitudes que conducen a la intolerancia, y contribuyendo a
desarrollar actitudes de aceptación y respeto hacia la diversidad. Es decir, para
favorecer la tolerancia la psicología debe explicar los procesos, las diferentes
oportunidades que subyacen a dichas diferencias, y debe diseñar los cambios
que es preciso llevar a cabo para hacer realidad la igualdad de derechos,
incluyendo en este sentido, el derecho a la propia identidad.
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La realización de este trabajo nos ha permitido, por un lado, profundizar
más en cuestiones teológicas acerca de la naturaleza del hombre y, por otro
lado, para reflexionar acerca de lo importante que es fomentar actitudes de
aceptación y respeto no sólo en el ámbito educativo debido a la heterogeneidad
de la realidad educativa, sino en el ámbito social porque no sólo vamos a la
escuela, también nos relacionamos en otros espacios.
Como es evidente, las personas adultas no sólo compartimos entornos
en los que se proporciona formación, sino entornos donde se ejercen
profesiones y entornos dedicados por completo al ocio y el tiempo libre. Así
pues, necesitamos de actitudes favorables hacia la diversidad y eliminar
estereotipos, prejuicios y discriminación que tengamos hacia la misma, los
cuales sólo podrán conseguirse a través de varias técnicas psicosociales que, al
menos, reducen y mejoran las relaciones entre los grupos heterogéneos:
control consciente de los estereotipos, legislación contra la discriminación y
contacto directo, ante las cuales vamos a detenernos especialmente:
‐ La primera técnica psicosocial, el control consciente de los estereotipos
es una de las más difícil de alcanzar porque requiere de un esfuerzo
constante y deliberado de intención, atención y tiempo, es decir, que no
es un proceso que se realiza de forma automática.
‐ Respecto a la segunda técnica, la legislación contra la discriminación,
creemos que es conveniente hacer especial énfasis en que la legislación
nunca eliminará por completo la discriminación, pero reduce
notablemente la frecuencia y la gravedad de los actos con el paso del
tiempo: en las leyes podemos recoger normas sociales con conductas
aceptables y rechazadas que los ciudadanos deben cumplir, por lo que,
paulatinamente, las normas irán desempeñando una función educativa
debido a que enseñan cómo deben las personas comportarse y, en
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consecuencia, cuando ellos sean conscientes, a través de procesos de
autopercepción o reducción de disonancia (incoherencia entre lo que se
piensa y lo que se hace), intentarán hacer lo posible para cambiar sus
actitudes negativas y adecuarse a las conductas aceptables.
‐ En relación con la última técnica, el contacto, es importante destacar
que, a través del mismo entre personas de diferentes grupos, se
desarrollan actitudes mutuas más positivas debido a tres razones. En
primer lugar, el simple hecho de estar cerca provoca que desarrollemos
actitudes más favorables. En segundo lugar, la exposición conjunta
provoca que seamos capaces de reconocer mayores semejanzas que
diferencias entre los grupos, por lo que la atracción se empezará a
manifestar en actitudes más positivas. En tercer lugar, los estereotipos
empezarán a perder solidez porque recibiremos información que no
concuerda con ellos. Finalmente, se acabará produciendo la reducción de
la ilusión de la homogeneidad exogrupal.
La naturaleza del ser humano es un concepto bastante ambiguo que le ha
costado años de estudio al propio ser humano para llegar a conocerla. Sin
embargo, actualmente, la naturaleza del ser humano se encuentra, más que
nunca, influida por factores de diversa índole (económico, político, social,
cultural, religioso, tecnológico, etcétera), por lo que, desde nuestro punto de
vista, es posible que la naturaleza experimente cambios más significativos con
el paso del tiempo. No obstante, el fin de ser los mejores, sigue prevaleciendo
en nuestra naturaleza humana, tal como se evidencia en los valores de
competitividad e individualismo que se fomentan en las sociedades de hoy en
día, en las cuales quien no lo consiga, será excluido.
En nuestra opinión, valores como la aceptación, el respeto, la tolerancia
y la solidaridad son pilares clave para conseguir una escuela inclusiva que
forme a ciudadanos con actitudes pacíficas y democráticas. Sólo aquellos que
sepan solucionar conflictos a raíz del diálogo, serán capaces de alcanzar la
verdadera naturaleza humana: ser mejores personas.
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Bibliografía
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