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1 TEMA 5. EL ARTE PALEOCRISTIANO Y BIZANTINO. Selectividad: 1. La nueva iconografía: la pintura de las catacumbas. La cristianización de la basílica. 2. Los edificios bizantinos y la cúpula: Santa Sofía. 3. La decoración musivaria (mosaicos) Índice del tema. I. Arte Paleocristiano. 1. Introducción histórica. 1.1 La aparición del cristianismo y su expansión en el Imperio Romano. 1.2 La situación política y social del Bajo Imperio Romano. 2. El Arte Paleocristiano. 2.1 Límites cronológicos y temporales. 2.2 Principales características del Arte Paleocristiano. 3. El arte de las primeras comunidades cristianas: las catacumbas. 4. La arquitectura paleocristiana posterior al Edicto de Milán: la basílica cristiana. 4.1 Partes de la basílica cristiana. 4.2 Principales basílicas paleocristianas. 4.3 Otros edificios religiosos: los baptisterios y los mausoleos. 5. La escultura, el mosaico y la pintura paleocristianos. La simbología cristiana. II. El Arte Bizantino. 1. El marco histórico. 2. El Arte Bizantino: cronología y ámbito espacial. 3. La arquitectura bizantina. 3.1 Rasgos esenciales de la arquitectura bizantina. 3.2 La Basílica de Santa Sofía. 3.3 Otras manifestaciones de la arquitectura bizantina de la época de Justiniano. 4. La plástica bizantina: pintura, mosaicos y escultura. 4.1 Caracteres generales. 4.2 El mosaico. 5. La influencia del Arte Bizantino sobre el arte medieval europeo. I. ARTE PALEOCRISTINANO. SIGLOS I V AC. 1. INTRODUCCIÓN HISTÓRICA. 1.1 La aparición del cristianismo y su expansión en el Imperio Romano. El Cristianismo surge en Palestina, región oriental del Imperio Romano, en torno a Jesús de Nazaret, en los reinados de Augusto y Tiberio. Las primeras comunidades cristianas surgieron pues en Palestina en el siglo I de nuestra era. El cristianismo se difundió rápidamente por el Mediterráneo oriental y tuvo sus primeros centros en ciudades como Antioquía, Alejandría o Éfeso, hasta llegar a la capital del Imperio, Roma. En un primer lugar el cristianismo se difundió entre los judíos que vivían en las ciudades del Imperio, más aún tras su expulsión de Palestina motivada por la destrucción de Jerusalén en el siglo I dC por el emperador Tito. Posteriormente la doctrina cristiana sería predicada entre los gentiles, los no judíos, fundamentalmente gracias a la actividad de San Pablo, que sería el auténtico organizador de las primeras comunidades cristianas.

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TEMA 5.

EL ARTE PALEOCRISTIANO Y BIZANTINO.

Selectividad: 1. La nueva iconografía: la pintura de las catacumbas. La cristianización de la basílica. 2. Los edificios bizantinos y la cúpula: Santa Sofía. 3. La decoración musivaria (mosaicos)

Índice del tema. I. Arte Paleocristiano.

1. Introducción histórica. 1.1 La aparición del cristianismo y su expansión en el Imperio Romano. 1.2 La situación política y social del Bajo Imperio Romano.

2. El Arte Paleocristiano. 2.1 Límites cronológicos y temporales. 2.2 Principales características del Arte Paleocristiano.

3. El arte de las primeras comunidades cristianas: las catacumbas. 4. La arquitectura paleocristiana posterior al Edicto de Milán: la basílica cristiana.

4.1 Partes de la basílica cristiana. 4.2 Principales basílicas paleocristianas. 4.3 Otros edificios religiosos: los baptisterios y los mausoleos.

5. La escultura, el mosaico y la pintura paleocristianos. La simbología cristiana. II. El Arte Bizantino.

1. El marco histórico. 2. El Arte Bizantino: cronología y ámbito espacial. 3. La arquitectura bizantina.

3.1 Rasgos esenciales de la arquitectura bizantina. 3.2 La Basílica de Santa Sofía. 3.3 Otras manifestaciones de la arquitectura bizantina de la época de Justiniano.

4. La plástica bizantina: pintura, mosaicos y escultura. 4.1 Caracteres generales. 4.2 El mosaico.

5. La influencia del Arte Bizantino sobre el arte medieval europeo.

I. ARTE PALEOCRISTINANO. SIGLOS I – V AC.

1. INTRODUCCIÓN HISTÓRICA.

1.1 La aparición del cristianismo y su expansión en el Imperio Romano.

El Cristianismo surge en Palestina, región oriental del Imperio Romano, en torno a Jesús de Nazaret, en los reinados de Augusto y Tiberio. Las primeras comunidades cristianas surgieron pues en Palestina en el siglo I de nuestra era. El cristianismo se difundió rápidamente por el Mediterráneo oriental y tuvo sus primeros centros en ciudades como Antioquía, Alejandría o Éfeso, hasta llegar a la capital del Imperio, Roma. En un primer lugar el cristianismo se difundió entre los judíos que vivían en las ciudades del Imperio, más aún tras su expulsión de Palestina motivada por la destrucción de Jerusalén en el siglo I dC por el emperador Tito. Posteriormente la doctrina cristiana sería predicada entre los gentiles, los no judíos, fundamentalmente gracias a la actividad de San Pablo, que sería el auténtico organizador de las primeras comunidades cristianas.

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Su rápida expansión por todo el mundo romano, básicamente en las ciudades, no pudo ser evitada, a pesar de la represión y persecución a la que se vieron sometidos los fieles de la nueva religión venida de Oriente. Era una religión prohibida a causa de que sus valores trastocaban la estructura social, política, económica y religiosa del Imperio (Tácito la llamó perniciosa, Plinio malvada, etc.) La difusión de la nueva fe, sin distinción de clase social y por todos los rincones de la sociedad y la administración romana, fue un factor decisivo para la promulgación del Edicto de Milán por el emperador Constantino en el año 3131, que permitió la libertad de culto religioso y el cristianismo dejó de ser perseguido. Posteriormente, en el 380 Teodosio promulga el Edicto de Tesalónica2, y el cristianismo se convirtió en religión oficial del Imperio y pasó de ser una religión perseguida a ser a su vez perseguidora de los restantes cultos, que fueron considerados paganos3.

1.2 La situación política y social del Bajo Imperio Romano.

En el siglo III y coincidiendo con el final de la dinastía imperial de los Antoninos (Marco Aurelio) el Imperio Romano entra en una etapa de decadencia que desde este siglo III y hasta la caída del Imperio Occidental a finales del siglo V se conoce como Bajo Imperio. La decadencia de Roma se inicia con la Crisis del siglo III cuyas manifestaciones principales fueron: Las continuas guerras entre los generales romanos que querían para sí el trono imperial. Asentamiento masivo y pacífico de bárbaros dentro de las fronteras romanas, muchos de los cuales

como federados o defensores de las fronteras. Un creciente empuje de los pueblos bárbaros sobre el limes o frontera del Imperio (germanos en el Rin

y Danubio, persas en Oriente) que van a derrotar a los ejércitos romanos y saquean amplias zonas del Imperio.

Crisis y cambio de la moral y costumbres romanas, que afecta a todos los sectores de la sociedad, desde los patricios a la plebe e incluso al ejército. En este cambio moral poco a poco se abrieron camino nuevos cultos religiosos de origen oriental como el cristianismo.

Ruralización de la sociedad, las ciudades progresivamente caen en decadencia, son inseguras, se rodean de murallas, los sectores privilegiados las abandonan y se trasladan a sus villas en el campo.

Estas manifestaciones se irían agravando con el tiempo y lo que en realidad suponían eran la crisis del modelo romano y la aparición del modelo social, económico y político de la Europa occidental medieval. La decadencia del Imperio Romano fue un largo periodo de dos siglos con momentos de recuperación como durante los emperadores Diocleciano, Constantino o Teodosio. Este último dividió el Imperio en dos: el Occidental que desaparece a finales del siglo V cuya capital, Roma, va a dejar de serlo en beneficio de Rávena y el Oriental con capital en Bizancio o Constantinopla que en la Edad Media se llamaría Imperio Bizantino y perduraría hasta la conquista de Constantinopla por los turcos, ya en el siglo XV.

1 Edicto de Milán “Yo, Constantino Augusto, [...] en Milán para tratar de todos los problemas que afectan a la seguridad y al

bienestar público, [...] a fin de conceder tanto a los cristianos como a todos los demás, facultad de seguir libremente la religión que cada cual quiera, [...] A nadie le sea negada la facultad de seguir libremente la religión que ha escogido para su espíritu”. 2 Edicto de Tesalónica “Queremos que todas las gentes que estén sometidas a nuestra clemencia sigan la religión que el divino

Apóstol Pedro predicó a los romanos [...] Los dementes e insensatos que sostienen la herejía (...) han de ser castigados primero por la justicia divina y después por la pena que lleva inherente el incumplimiento de nuestro mandato, que proviene de la voluntad de Dios.” 3 (Del lat. pagānus, aldeano, de pagus, aldea, pago, que en lat. eclesiástico adquirió el significado de gentil por la resistencia del

medio rural a la cristianización).

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2. EL ARTE PALEOCRISTIANO.

2.1 Límites cronológicos y espaciales.

El llamado Arte Paleocristiano es un estilo artístico que tuvo su desarrollo los cinco primeros siglos de nuestra era. Su aparición se produjo con el advenimiento del cristianismo, antes incluso de su llegada a Roma y se prolongó hasta la caída del Imperio Romano de Occidente en el 476. Durante mucho tiempo coexistió con el arte romano clásico, si bien ambos acabaron por unificarse ya bajo los emperadores cristianos.

El Arte Paleocristiano se puede dividir en dos etapas:

- Hasta el Edicto de Milán (313 d.C.), época que coincide con el periodo de las persecuciones, es un arte pobre, clandestino y, temeroso.

- Desde el año 313 en que Constantino promulga el Edicto de Milán decretando la libertad religiosa. En esta segunda etapa, el arte paleocristiano logró su máximo esplendor y termina por fundirse con el último arte romano.

Su extensión abarcó todo el Imperio, si bien los principales monumentos se situaban en los centros espirituales cristianos: Roma y Rávena en Italia, Constantinopla y Palestina. En el Imperio Oriental, el Arte Paleocristiano tiene su continuación en el Arte Bizantino.

2.2 Principales características del Arte Paleocristiano.

- El arte cristiano primitivo supone una transición entre las principales culturas occidentales, la clásica y la cristiana.

- El antropocentrismo clásico va a ser sustituido por el teocentrismo cristiano. El arte clásico era un reflejo del mundo ordenado por la razón del hombre, por ello se prodigaba el naturalismo enmarcado siempre por la proporción, la armonía y la perfección técnica. El nuevo arte cristiano será reflejo de un mundo interpretado ahora de la religión, adoptando una estética de idealización, del simbolismo, de la desnaturalización de la realidad, de su distorsión.

- El Arte Paleocristiano creará un complejo programa iconográfico a partir de la selección de pasajes bíblicos, la reinterpretación de símbolos paganos y la creación de imágenes. Esta iconografía es la base del arte cristiano durante siglos

- Como todo arte, el arte cristiano va a tener un carácter propagandístico del poder político y de las instituciones religiosas (papado, obispos, etc.) que deriva en la afectación (impresionar, conmover, emocionar) y al hieratismo.

- Los recursos plásticos o las soluciones técnicas seguirán teniendo como referencia inevitable el legado clásico durante mucho tiempo, hasta bien entrada la Edad Media.

- El significado y la intencionalidad del arte serán diferentes al mundo clásico. Si los recursos técnicos son los mismos en arquitectura se busca concepciones espaciales que sugieran constantemente la presencia divina. En las artes plásticas se conservan iconografías clásicas a las que se las dota de un significado diferente pero que cada vez más enfatizarán su simbolismo y expresionismo.

- El arte paleocristiano y de la Edad Media no va a ser un arte realista sino idealizado, no de lo concreto sino abstracto, no es un arte para la afirmación de la realidad sino para la contemplación y la interpretación. Por ello es un arte de lecturas ideográficas y con un importante componente intelectual.

3. EL ARTE DE LAS PRIMERAS COMUNIDADES CRISTIANAS: LAS CATACUMBAS.

Las primeras comunidades cristianas se congregaban en casas particulares y con más frecuencia en las catacumbas. No hay una arquitectura inicial que defina el nuevo espíritu. Las catacumbas eran extensas galerías subterráneas en cuyos muros se excavaban nichos donde se colocaban los cuerpos de los cristianos

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muertos. En las afueras de Roma había kilómetros de galerías subterráneas de planta laberíntica como las de San Sebastián, San Calixto o Santa Priscila. Las catacumbas muchas veces estaban decoradas con pinturas al fresco con temas de la mitología pagana adaptados a la doctrina cristiana, temas de bíblicos, símbolos, etc.

4. LA ARQUITECTURA PALEOCRISTIANA POSTERIOR AL EDICTO DE MILÁN: LA BASÍLICA CRISTIANA.

Las primeras basílicas toman el modelo de las basílicas civiles romanas por ser éste el tipo de edificio más adecuado a las grandes concentraciones de fieles (los templos griegos y romanos no estaban ideados para acoger a estos fieles y las basílicas ya se utilizaban como lugar de culto de otras religiones orientales y para el culto imperial). La basílica cristiana se destinaba a las reuniones dominicales, era la residencia del obispo y sacerdotes, lugar de catequesis, bautismo, etc. a) Partes de una basílica cristiana:

Como la basílica romana, tiene la planta rectangular, normalmente de tres o cinco naves, la central más ancha y alta, separada por columnas. En un extremo está el ábside de forma semicircular o poligonal y en el otro la puerta de entrada. Los techos son de madera y planos, el tejado se dispone a dos aguas en la nave mayor y en vertiente sencilla en las laterales. La iluminación se conseguía con ventanas en la parte superior de la nave central. De la oscuridad de las catacumbas se emerge a la luminosidad del triunfo de la Iglesia. En el ábside estaba el altar, una mesa que simboliza el banquete de la eucaristía. En el ábside también estaba el tronos o cátedra, silla del obispo y las sillas para el clero de menor jerarquía, el coro. A todo este espacio se llama el presbiterio. Como sólo podían entrar en el templo los bautizados, los que están en un periodo de preparación para bautizarse, los catecúmenos, ocupaban un vestíbulo que hay ante la puerta, el nátrex. Antes del nátrex había un atrio o patio porticado donde se reunían los fieles. Una modificación de la planta rectangular de la planta rectangular será el desarrollo del crucero a la altura del presbiterio, formándose una nave transversal. De esta manera se logra un efecto simbólico, ya que se ha formado una planta en forma de cruz latina.

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Las principales basílicas paleocristianas no se conservan tal y cómo se construyeron. Estaban en los lugares más relevantes para el cristianismo como Roma o Jerusalén. La Basílica paleocristiana de San Pedro en la colina Vaticana de Roma sobre el sepulcro de San Pedro fue derribada al construirse la basílica actual. En Palestina estaban las basílicas del Santo Sepulcro en Jerusalén4, de la Natividad en Belén y la del Monte de los Olivos. También de primera época son las de Santa María la Mayor y Santa Sabina en Roma. En ellas quedan definidas las características que conformarán los templos cristianos de Occidente hasta nuestros días.

Las basílicas se complementan con el baptisterio, construcciones utilizadas sólo para efectuar los bautismos y que solían estar adosados a las basílicas. Tenían una planta centralizada, circular o poligonal (octogonal) Dentro había una gran pila (el bautismo era por inmersión) de forma octogonal5. Se mantienen de época paleocristiana los de San Juan de Letrán en Roma o el Baptisterio de los ortodoxos en Rávena.

En la arquitectura funeraria se sigue el modelo del mausoleo romano. Las tumbas de prestigio tienen planta central, circular o en forma de cruz griega. Ejemplos de este tipo arquitectónico son los mausoleos de Santa Constanza en Roma y de Gala Placidia en Rávena.

5. LA ESCULTURA, EL MOSAICO Y LA PINTURA PALEOCRISTIANAS. LA SIMBOLOGÍA E ICONOGRAFÍA CRISTIANA.

En los primeros tiempos de la cristiandad, igual que en el judaísmo, se siguió al pie de la letra el mandato bíblico de no hacer representaciones de Dios, las representaciones de dioses eran sólo de los paganos6. Luego los padres de la Iglesia diferenciarán entre idolon e ikonon, ídolo sería un dios pagano fabricado por la mano del hombre e icono representaría la imagen de Dios. Además aconsejarán el conocimiento de Cristo mediante la utilización de los símbolos, advirtiendo siempre evitar caer en la mentalidad pagana7. La polémica sobre si es correcto hacer representaciones de Dios o si es un síntoma de idolatría arranca en estos primeros momentos del cristianismo y estará presente en numerosas ocasiones en disputas teológicas que tendrán repercusión muy importante en la Historia del Arte en el mundo cristiano.

5.1 La simbología e iconografía cristiana.

La simbología cristiana que empieza a utilizarse en esta época tiene su origen por un lado en la

enorme carga simbólica que tenía la religión judaica así como en el momento de las persecuciones en que los cristianos se valían de símbolos para reconocerse entre ellos. 4 La basílica del Santo Sepulcro se levantada sobre un templo de Diana, donde la tradición señalaba que estaba la gruta en la que

fue depositado el cuerpo de Cristo y estarían las principales reliquias del cristianismo: la verdadera cruz, los clavos, la corona de espinas, la sábana santa, la lanza, el grial o cáliz de la última cena,... 5 Ocho simboliza infinito, ∞, los cristianos al bautizarse adquieren la vida eterna.

6 En el Deuteronomio: "No te harás imagen de escultura, ni figura alguna de cuanto hay arriba en los cielos, ni abajo sobre la tierra,

ni en cuanto hay en las aguas abajo de la tierra, no las alabarás ni darás culto". 7 Papa Gregorio el Grande (s. VI) apoyó el valor didáctico de la imagen al decir que "las pinturas pueden ser para los iletrados lo que

la escritura para los que saben leer".

Mausoleo de Santa

Constanza

Mausoleo de Gala

Placidia

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En un principio los cristianos copiaban formas y temas clásicos paganos pero variando su significado, con lo que surgió un mundo simbólico sobre la plástica paleocristiana que terminó en convertirse en un sistema iconográfico religioso cristiano que ha trascendido los siglos. A continuación aparecen algunos ejemplos de estos símbolos. - La vid dejó de estar vinculada al dios Baco y pasó a simbolizar la sangre de Cristo. - El pez fue el símbolo más importante, en la antigüedad significaba la fertilidad por el gran número de huevos que

pone, pero en el cristianismo cobra gran importancia al corresponder la palabra griega ichtus a las iniciales de Jesucristo hijo de dios salvador.

- Las figuras del delfín y la paloma con una rama en el pico, serán una alusión a la resurrección. - El pavo real, animal de Juno-Hera, de quien los romanos decían que su carne prolongaba la vida, pasará a ser

símbolo de la inmortalidad del alma. - El crismon, monograma de Cristo creado en el siglo III por el cruce de las dos primeras letras de su nombre en

griego: X y P. A éstas dos letras se les añadió el signo de la cruz y el círculo (como símbolo de eternidad), y, a ambos lados, la primera y última letra del alfabeto griego: alfa y omega (principio y final, Dios y hombre). La combinación de estos elementos nos presenta a Cristo como síntesis espiritual del universo, como la luz que ilumina las tinieblas y, por ello, el triunfo del mensaje cristiano sobre el paganismo grecorromano.

- Temas tomados de la plástica grecolatina pero con significación mística para simbolizar la inmortalidad del alma o la creencia en la vida futura: temas pastoriles o campestres que evocan el paraíso; los mitos de Orfeo y amor y psiquis que evocan los destinos del alma; Hermes crióforo o Moscóforo convertido en el Buen Pastor (Cristo y su Iglesia).

- El cordero será el símbolo del cristiano y también de Cristo, que se sacrificó voluntariamente para la salvación de los hombres.

- Símbolos nuevos como el ancla, que suele aparecer junto al concepto “esperanza” o la cruz. - Símbolos tomados del Antiguo Testamento como el Sacrificio de Isaac, el Arca de Noé, Daniel y los leones, etc. o

del Nuevo como la Multiplicación de los panes, la resurrección de Lázaro, etc. - Jesucristo, como Buen Pastor, como joven, como hombre maduro y barbado, sentado sobre una esfera, etc. - La imagen de Cristo crucificado no aparece en ningún momento en el Arte Paleocristiano. - A partir del Concilio de Éfeso (431) se difundió la representación de la Virgen María.

5.2 Pintura, mosaicos y escultura paleocristiana.

En sus inicios, los cristianos mostraron un cierto rechazo por la escultura, pues se vinculaba al paganismo y a la idolatría, por eso no habrá escultura de bulto redondo hasta bien entrado el siglo IV. Sólo en los relieves de los sarcófagos, se mantiene la línea escultórica romana. La temática tratada en ellos es exclusivamente cristiana, con pasajes extraídos preferentemente del Nuevo Testamento dispuestos en fajas separadas por columnas y arcos. Ejemplos: Sarcófago Dogmático, de la Trinidad, de Junio Basso.

La pintura decora los techos y bóvedas de las catacumbas con una clara influencia clásica, tanto en la temática como en el modelado suave y el naturalismo de las formas. A partir del s. V las figuras pierden volumen, proporción y naturalismo, se muestran monumentales y en ellas el artista estará más atento a la expresividad y emotividad que a la corrección formal o belleza física y se disponen sobre un fondo dorado que confiere a la pintura un aire de espiritualidad. Asimismo, la temática abandona el simbolismo inicial para dar paso a una iconografía descriptiva de fácil identificación, cuyos temas principales son extraídos del Antiguo y del Nuevo Testamento. El ábside, lugar más destacado, contiene la imagen de Cristo, y las naves laterales, el resto de los temas cristianos.

La pintura abandona el procedimiento del fresco para acogerse al más refinado y duradero del mosaico. Naturalmente el influjo bizantino no será ajeno a esa decisión. La técnica fue tomada del arte romano. Con él se decoraron pavimentos, muros y ábsides de las basílicas. Para los mosaicos de pared se utilizaron teselas de mármol y vidrio, los temas son los mismos que en la pintura y también las escenas se disponían sobre fondos dorados que simbolizan el cielo y el resplandor divino. Las obras más significativas del mosaico paleocristiano se localizan en Rávena. Sobresalen los mosaicos del Mausoleo de Gala Placidia y del Baptisterio de los Ortodoxos, en cuya cúpula se narra el bautismo de Cristo.

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II. EL ARTE BIZANTINO.

1. EL MARCO HISTÓRICO.

La crisis que experimentó el Imperio Romano en el siglo III y el periodo de decadencia durante el Bajo Imperio llevó a la separación de la parte occidental y oriental a la muerte del emperador Teodosio en el 395 con sus hijos como emperadores, uno en oriente y otro en occidente. La capital del Imperio Oriental será Constantinopla, ciudad refundada por el emperador Constantino en el 330 sobre la antigua colonia griega llamada Bizancio. El emplazamiento de la Nueva Roma, junto al Mar de Mármara, a la entrada del Bósforo y por tanto entre Asia y Europa, será decisivo para la configuración del Imperio Bizantino. Mientras que el Imperio Occidental sucumbe a las invasiones germánicas, Oriente resiste dichas invasiones y mantendrá su poder ininterrumpidamente hasta el año 1453 en que es conquistada por los turcos. La historia de estos 1000 años del Imperio Bizantino es la de la lucha por la supervivencia frente a las invasiones de germanos, persas, búlgaros, eslavos, árabes, cruzados occidentales y turcos. Las características del imperio Bizantino fueron:

- Estructura estatal, derecho y administración heredada de Roma. - Tradición cultural fundamentalmente griega. El idioma será el griego. - Pujante economía comercial. - Iglesia cristiana que siempre actuó independientemente de Roma y dio paso a la primera ruptura

de la cristiandad en el Cisma de Oriente (siglo XI), dando lugar a la Iglesia Ortodoxa. - Forma de gobierno conocida como “cesaropapismo”, donde el emperador o basileus tiene el poder

por la gracia de Dios, es su representante en la tierra y dirige el gobierno, el ejército y la Iglesia rodeado de un ceremonial de corte rígido y fastuoso.

En los mil años de historia del Imperio Bizantino hay de distinguir tres etapas: PRIMERA ETAPA: hasta 850. Destaca el reinado de Justiniano (527-565), quien intentó reconstruir el Imperio romano mediante una política exterior expansionista que extendió sus fronteras desde Hispania hasta Siria, y desde el mar Negro hasta el norte de África. Las invasiones musulmanas de los siglos VII y VIII ponen en una situación crítica al Imperio Bizantino que pierde todos sus territorios en Asia excepto la península de Anatolia. También surgen diferencias religiosas con Roma, que culminan en el S. VIII con el movimiento iconoclasta: en el año 726 León Isaurio dicta la prohibición de exhibir y reproducir imágenes, postura que sólo cesará con el levantamiento de tal prohibición por la emperatriz Teodora en 843, permitiendo de nuevo el culto a las imágenes. SEGUNDA ETAPA: 850-1050. Etapa en que renace de nuevo el poder y esplendor bizantino sobre los Balcanes. TERCERA ETAPA: 1050-1453. La etapa final irá del 1050 al 1453 y será de decadencia. En el 1054 se produce el cisma de la iglesia oriental en torno al patriarca de Constantinopla que rompe con el Papa de Roma. En esta etapa Bizancio sufre el ataque simultáneo de normandos, venecianos, cruzados occidentales (saquean Constantinopla y fundan un Imperio Latino) y finalmente turcos, que conquistarán Constantinopla en el 1453 poniendo fin al Imperio Romano de Oriente. Constantinopla, la Nueva Roma, es la capital donde se refleja el poder y la riqueza de la corte imperial. Su época de esplendor coincide con el reinado de Justiniano, donde llegó a alcanzar los 400.000 habitantes. No difería de las grandes ciudades romanas, con sus foros, termas, arcos de triunfo, acueductos o circos. No tiene un plano regular ya que sus calles se adaptan al terreno y a las limitaciones espaciales que suponía su situación en una península.

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2. EL ARTE BIZANTINO: CRONOLOGÍA Y ÁMBITO ESPACIAL.

El Arte Bizantino tiene una vigencia enorme, casi mil años, desde el siglo V hasta el XV y durante gran parte de este periodo, Bizancio, heredero de Roma y con las influencias griega y oriental, será el centro cultural más avanzado de toda la cristiandad. Como tal, las influencias del Arte Bizantino irradiarán por todo el mundo cristiano. El ámbito espacial del Arte Bizantino tendrá en la capital Constantinopla su centro principal y estará presente en los territorios bajo dominio bizantino que variaron mucho a lo largo de su historia. La máxima extensión fue durante Justiniano en el siglo VI en que se conquista la península Italiana, el norte de África, costas de Hispania, etc. quedando Rávena como el otro gran centro cultural bizantino hasta que es conquistada por los francos en el siglo IX. Posteriormente y a causa de la debilidad política, los territorios bizantinos se redujeron progresivamente, pero la influencia de su arte perduró en las penínsulas italiana e ibérica y sobre todo en el ámbito eslavo, desde los Balcanes a Rusia.

Imperio Bizantino bajo Justiniano. Siglo VI

3. LA ARQUITECTURA BIZANTINA.

3.1 Rasgos esenciales de la arquitectura bizantina. - La principal aportación es la solución que se da al sostenimiento de las cubiertas en forma de bóvedas y

cúpulas. La arquitectura bizantina recogió y superó la tradición y técnicas romanas (cúpulas, bóvedas de cañón y aristas), aportando el empleo de pechinas (triángulos esféricos), medias cúpulas, contrafuertes, etc.

- Predominio de la planta centralizada, fundamentalmente en la forma de cruz griega, que va a determinar el carácter y desarrollo de la arquitectura religiosa en Oriente durante un milenio.

- Es una arquitectura de interiores, donde la comunidad de fieles halla la fuerza dominadora de lo sagrado. Por eso la decoración del interior es magnífica para apoyar esta idea: mármoles de colores, dorados, mosaicos brillantes, sedas de colores, etc.

- Los exteriores de los edificios presentan un austero e incluso pobre aspecto. Solía ocurrir que el ladrillo y la piedra fueran el acabado natural.

- Los materiales constructivos son los mismos que en Roma: hormigón, piedra y ladrillo. Estos son cubiertos con desigual riqueza según se trate de muros exteriores o interiores.

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- La utilización de la luz y de la sombra estaba dirigida a producir una impresión de movimiento, a dar una sensación de vida.

- La basílica bizantina mantiene diversos elementos constructivos de la paleocristiana, los modifica e introduce alguno nuevo como la tribuna, espacio destinado a las mujeres que estaba en el piso superior de la nave lateral, que será el triforio de las iglesias medievales del occidente europeo.

3.2 La Basílica de Santa Sofía.

La basílica de la Sabiduría Divina, Santa Sofía (Hagia Sofia) es la obra más importante y madura de

la arquitectura bizantina, el marco adecuado al solemne ceremonial político-religioso en el que queda a salvo el poder teocrático del emperador Para sustituir una anterior iglesia también llamada Santa Sofía (destruida en el año 532 en una revuelta popular), Justiniano dio inicio a las obras que terminaron seis años más tarde. Los arquitectos a los que se encomendó la obra fueron sus arquitectos son Artemio e Isidoro de Mileto. Planta de Santa Sofía, cubierta y sistemas sustentantes.

Santa Sofía recoge toda la tradición constructiva y los avances técnicos de la arquitectura romana. La planta es una síntesis de la planta basilical de tres naves, y la planta centralizada, que se consigue configurando una planta de tres naves inscritas en una planta de cruz griega y centralizando la concepción espacial del edificio por medio de una enorme cúpula que marca un hito en la historia de la arquitectura. El núcleo básico de la nave central es un gran cuadrado de 44 metros de lado en el que cuatro enormes pilares sostienen la monumental cúpula, de 31 metros de diámetro. Lo original de esta cúpula es que no se apoya sobre un muro circular sustentante como en el Panteón de Roma, sino que se apoya sobre cuatro pechinas que sirven de enlace con la planta cuadrada. Esta cúpula hecha con piedra porosa, hormigón y ladrillo es una semiesfera gallonada por cuarenta nervios, reforzada en el exterior con nervios que enmarcan pequeñas ventanas. Para lograr sostener el peso de la cúpula, los arquitectos diseñaron dos semicúpulas sustentadas por pilares y contrarrestadas a su vez por pequeños nichos que se abren entre los pilares. Además idearon dos arquerías de medio punto apoyadas en columnas a cada lado de la nave central y dos galerías de bóvedas de arista reforzadas por dos enormes contrafuertes o estribos en el exterior. El espacio interior de Santa Sofía.

El resultado de la construcción tenía como objetivo producir la sensación de un espacio aún mayor que el que realmente era. Si bien la cúpula no es tan grande como la del Panteón de Roma (31 m/44 m de diámetro) su efectismo es mucho mayor por el sistema de soportes y la luminosidad que irradia. La decoración es un elemento fundamental de este interior. Está constituida por elementos de diversa índole: arquitectónicos (columnas, arquerías), escultóricos (relieves a bisel y trépano de los capiteles de las columnas), mosaico (visible parcialmente en la cúpula) y en los pavimentos. Se ha empleado en ella

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materiales costosos (mármoles de diversos colores, mosaicos), y en sus temas muestran predominio de lo geométrico, vegetales estilizados y posiblemente figurativos. El espacio interior que se ha conseguido crear es el mejor exponente de los valores plásticos del edificio. El conjunto es armónico y equilibrado. La composición espacial está dominada por un núcleo central, cubierto por la gran cúpula, que se alza libre. Este reducto es todo un prodigio de espacio, luz y color, en el que la masa arquitectónica parece desmaterializarse, efecto que ha sido posible, en primer lugar, gracias a un perfeccionado sistema de contrarrestos, dispuestos de tal forma que quedan ocultos a la vista, y en segundo por la impresión que causa el muro, cuyo grosor queda disimulado al calarse con ventanas y arquerías. Más importante, sin embargo, es el tratamiento que se ha concedido a la luz: entra por diferentes ventanas, que varían según la hora, y resbala por paredes y pavimentos; sus juegos con las sombras se asocian al aplanado relieve y a un uso, muy hábil, de la policromía, dando como resultado la disolución de las formas, en un ambiente casi irreal. Cuando Constantinopla es conquistada por los turcos en el 1453 se convirtió en mezquita. A esta función de mezquita pertenecen los cuatro minaretes exteriores y la desaparición de la ornamentación interior.

3.3 Otras manifestaciones de la arquitectura bizantina de la época de Justiniano.

En la arquitectura bizantina de la época de Justiniano, además de Santa Sofía, hay importantes ejemplos como las Iglesias de Santa Irene y de los Santos Sergio y Baco, también en Constantinopla. A esta misma época pertenecen las iglesias de Rávena, Italia, de San Vital, San Apolinar in Classe y San Apolinar Nuevo.

4. LA PLÁSTICA BIZANTINA: PINTURA, MOSAICOS Y ESCULTURA.

4.1 Caracteres generales de la plástica bizantina. El icono bizantino, la presentación de imágenes sagradas, alcanzó una gran popularidad que se fue

generalizando hasta el punto de alcanzar una influencia social que estuvo en el origen de la propia crisis iconoclasta8. Iconos eran todas las imágenes sagradas fuese cual fuese su material, se tratara de marfiles, mosaicos, tallas, mosaicos o pinturas. Con el tiempo se identificaron específicamente con las representaciones hechas en tabla.

- Imágenes estilizadas y elegantes propias de un arte elitista y refinado. - Tendencia a la simbolización idealista, propia de ser un arte eminentemente religioso. - Tendencia a la rigidez y al hieratismo de las figuras. - Esquematización de las anatomías. - Fuertemente expresivas que estimulan en el espectador la piedad y devoción. - Función didáctica, pues pretenden transmitir ideas

4.3 El mosaico. La técnica del mosaico consiste en disponer pequeños fragmentos, llamados teselas, de pasta

vítrea, mármol o piedra coloreados en una superficie de cemento fresco. Los fragmentos suelen tener forma irregular (en ocasiones pueden ir recubiertos de láminas de plata y oro) van a ir componiendo ordenadamente un dibujo previo.

8 En el siglo VIII surge una corriente religiosa que se oponía a las imágenes de culto, al considerarlas símbolo de idolatría. Esta

ideología se convierte en revuelta social que pone en peligro el poder del emperador y que en el campo que nos interesa supone la

destrucción o blanqueo de imágenes religiosas. La época iconoclasta duró casi un siglo.

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El mosaico bizantino es herencia del romano, aunque hay que distinguir entre el mosaico de pavimento, utilizado hasta el siglo VII por los bizantinos a la manera romana para ennoblecer los suelos de las residencias oficiales y el mosaico de muro, que cabe considerar si no una aportación bizantina, puesto que ya fue utilizado en la época romana a partir del siglo I, sí al menos una forma de expresión que alcanzó en el Imperio de Oriente altísimas cotas de calidad. Con el tiempo, por razones económicas, el mosaico, extremadamente caro de producir, tendió a ser sustituido por la pintura al fresco. Características generales del mosaico bizantino:

- Los temas representados suelen ser de carácter religioso o cortesano. - Siguiendo la tradición griega, los bizantinos tomaron al hombre como máxima expresión de Dios,

pero tanto el cuerpo como el alma. Los hombres representados son arquetipos con unas proporciones establecidas: el cuerpo ha de equivaler a nueve cabezas y el rostro equivale a la longitud del triple de la nariz.

- La representación de las personas también tiene una serie de convencionalismos: el hieratismo y ausencia de expresión en los rostros, horro vacui, mismo tamaño en todas las personas, pies en “V”, ausencia de movimiento, frontalidad, idealización y mayor tamaño en las figuras más importantes (Cristo, Virgen María, emperador, etc.)

- Las figuras se sitúan en un fondo de oro en un paisaje no real, sino en un lugar definido por un concepto del mismo como una palmera o árbol, que se repiten rítmicamente o edificios u objetos alejados de la realidad.

- Los colores de los mosaicos son de un extremo brillante, los rojos, azules, amarillos o verdes no remiten a una realidad sino a un ideal que conmueven y alejan del entorno inmediato al espectador.

- La iconografía sagrada de los mosaicos bizantinos creó unos tipos que tendrán una enorme influencia en el arte europeo medieval:

o El Cristo en Majestad, sentado sobre el globo del universo, rodeado de ángeles y santos como un emperador entronizado. Solía situarse en el ábside.

o Cristo Pantocrátor (Todopoderoso), de medio cuerpo, inscrito en un círculo, símbolo de lo eterno. Solía situarse en la cúpula.

o Representaciones simbólicas de Cristo como el Cordero o la Cruz. o Virgen Conductora, sentada o de pie, en posición frontal, con la mano derecha sobre su

pecho y sosteniendo con la izquierda al Niño bendiciendo. Este fue el tipo que inspiró las Vírgenes góticas.

o La Virgen de las Victorias, sentada un rico trono, hierática, mostrando en su regazo la figura del Niño. Este tipo influyó en las imágenes románicas de la “Virgen y en niño en majestad”

o Los santos solían estar en las naves laterales y las representaciones del Juicio Final se situaban en la entrada.

Los mosaicos de Santa Sofía se perdieron en su mayor parte tras la conquista de los turcos y su conversión en mezquita. De la antigua Constantinopla, los mosaicos que mejor se conservan son los mosaicos de San Salvador en Chora, en Estambul. Los mejores mosaicos bizantinos están Rávena, Italia, en las basílicas de San Vital y San Apolinar. En la Basílica de San Vital el ábside está presidido por un mosaico de un Cristo en Majestad y en ambos lados de dicho ábside hay dos paneles que manifiestan el poder religiosos y político de Justiniano. En ellos se conmemoran las ofrendas de la patena y el cáliz de oro que Justiniano y su esposa Teodora habían mandado al obispo Maximiliano en el 547 con motivo de la dedicación de la Iglesia. Justiniano y Teodora van acompañados de sus respectivos séquitos, realizando una ofrenda en el propio templo. Sabemos que ninguno de ellos visitó jamás la iglesia, porque nunca estuvieron en Ravena (que había sido conquistada por Belisario en el año 540) y, sin embargo, estas son las únicas representaciones que nos han llegado del emperador y su esposa, una especie de "retratos oficiales", con cierta idealización.

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A Justiniano le acompaña su guardia personal, un funcionario de la corte, el general Belisario, el obispo Maximiano y otros cargos de la Iglesia. Teodora es acompañada por la mujer e hija de Belisario y varios miembros de la corte. Los dos conjuntos presentan numerosas semejanzas: todas las figuras aparecen mostradas de frente, con los pies dispuestos en “v” y con miradas bastante penetrantes, pero hay cierta rigidez en ellos. No existe perspectiva, sustituida en el mosaico de Justiniano por un fondo de color verde y dorado y, en el de Teodora, por una decoración arquitectónica en la que podemos ver una hornacina. En este caso, a la izquierda, una rica cortina parcialmente descorrida deja entrever la ilusión de un espacio posterior, dispuesto en negro. Justiniano y Teodora van ataviados con ricos ropajes, que simbolizan su superioridad en la jerarquía bizantina. Sus clámides son de color púrpura, atributo exclusivo de la dignidad imperial; ambos llevan coronas y sendos nimbos rodean sus cabezas. Esto es una alusión al doble poder del emperador: el terrenal (la corona) y el espiritual (el nimbo), éste en su condición de representante de Dios en la tierra. La presencia de los Reyes Magos en la clámide de Teodora (curiosamente, antigua prostituta) es una alusión más a la realeza imperial. Pero ambos acuden a la ceremonia de consagración del templo (en el que, recordemos, nunca estuvieron) y lo hacen portando ofrendas: Justiniano una patena y Teodora un cáliz, los dos de oro. Se simboliza así que por encima de los emperadores se halla el poder de Dios, al que aquéllos se someten de buen grado. La principal función de estos mosaicos es propagandística, pues los retratos de los manifiestan el poder del emperador y de su aliado, el arzobispo Maximiliano, en una Rávena reconquistada recientemente e integrada al poder bizantino.

5. LA INFLUENCIA DEL ARTE BIZANTINO SOBRE EL ARTE MEDIEVAL EUROPEO.

La cristianización de los pueblos eslavos en el siglo IX y de los rusos en el siglo X, pondrá a estos bajo la influencia cultural y artística de Bizancio, que se extenderá por el este de Europa y la Península de los Balcanes. También la influencia de Bizancio será muy importante en Italia, en el sur y Sicilia, porque fueron territorios bajo dominio bizantino hasta el siglo XI y en Venecia por sus relaciones culturales y comerciales. En el occidente de Europa la influencia del arte Bizantino no será tan intensa, pero sí será uno de los elementos que configuren el arte europeo de la Edad Media. La arquitectura bizantina influirá sobre todo con la utilización de la planta centralizada y cubierta de cúpulas en las iglesias de la Europa del Este y sobre todo en las de Rusia, como en Santa Sofía de Kiev (Ucrania). También este influjo inspirará la Basílica de San Marcos de Venecia o las iglesias de los normandos en Sicilia. La pintura, el mosaico y la escultura bizantina también tendrán una enorme influencia en todo el arte europeo medieval: los tipos de representaciones religiosas así como las características técnicas de la pintura, mosaicos o esculturas. El mosaico bizantino es adoptado por los califas omeyas de Damasco y de Córdoba, inspiran los de la Iglesia de San Marcos en Venecia o los de la Catedral de Cefalú o Monreale en Sicilia. En cuanto a la pintura, la mayor influencia la tendrán los iconos, cuadros religiosos sobre tabla que representan santos, Cristo y la Virgen. Estos iconos tendrán un desarrollo espectacular desde el siglo XII hasta nuestros días en Rusia y en el occidente de Europa a partir del primer Renacimiento del siglo XIV.

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