tazieff, haroun 1953. la sima de la pierre saint-martín

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    m m Im i l l D I 3 I f J l\ ~ ] p a J l lD ~ ID m ~ r r l i l lZ 1 ~

    POR

    HAROUN TAZIEFF

    MCMLIII

    EDITORIAL J lJVENTUD * BARCELONA

  • 7/11/2019 TAZIEFF, Haroun 1953. La sima de la Pierre Saint-Martn

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    TUllIo original: LE GOUFFRE DE LA PIERRESAINT-MARTIN

    Traducciosi de lltIARJA DE QiUADRASPreiacio de FELIX TROlvIBE

    Dl~RECHOS REs!tRVADOS

    Primera. cdicion. mayo I953

    !MPRESO EN ~SPANAPRINTED IN SPAIN

    Al'ENAS A,. 'C. - BARCELONA

    rrNDICE

    PREFACIO Pag. 7PRO LOGO Pdg. 15

    EN EL FONDO DE LA SIMA Pdg, 19RECORD DE PROFUNDIDAD Pag. 33

    REGRESO AL SOL, REGRESO\ A LA NOCHE Pd.g. 45EXPLORACIONES Pdg:'75UN GRITO BREVE pag. 87

    LA VIDA DE LOUBENS DEPENDiA DE UNA VUELTADE TORNILLO DE ROseA Pag.93

    EN LAS TINIEBLAS. A LA CABECERADE UN MORIBUNDO pag. 10 1

    "l,NO TIENES ESPEPLt\NZA, TOUBIB?" Pdg. 107INTENTAR LO IMPOSIBLE pag. 115

    UN ULTIiYI0 GEMIDO, MAs LIGERO Pdg. 123" .QUI, MARCEL LOUBENS HA VIVIDO

    r r"LOS ULTIMOS DIA-S... Pdg, 1'31ULTIlvIA EXPLORACION Pag. 141

    CUATRO HORAS Y MEDIA PENDIENTEDE UN HILO Pig. 159

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    PREFACIO

    E N el pequefio maci~o calcareo de Arb~s, en !-IauteGaronne, se llevo a cabo hace ya C111CO anos, 1a.exploracion de una sima dificile que fue durantemuchos afios la mas profunda de Francia: la Henne-Morte.

    Si me refiero a ella en este prefacio, es porque fuepara Marcel Loubens el objetivo esencia1 de sus cornien-zos de espele6logo. Tarnbien fue alli donde trabe cono-cimiento con el. ,i

    En 1940, explora el primer P020 con Josette Segouf-fin. En 1943, es herido con uno de sus cornpafier os, yCasteret y Delteil Iogran sacarlo vivo casi par milagro,de una profundidad de mas de doscientos metros. Enel afio 1947, 1a decima expedicion de la Henne-Morte,organizada por el Speleo-club de Paris, con el concursodel Ejercito, es decisiva y produce una gran alegria aLoubens : alcanza el fondo de Ia sima, cuya profundidades de 446 metros. La muralla al lado del rio, que se pier-de en un impenetrable sifon, lleva para siempre sunombre.Desde aquel rnomento Loubens se siente atacado,como dice el, por el "virus espeleo16gico" y consagratodos sus mementos de Iibertacl a las exploraciones sub-

    II'.,l, it;~iiII:1, I

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    8 PREF.4CIOterraneas. Despues de la Henne-Marte busca cn SllS Pi-rineos natales otros objetivos importantes, y este es elprincipio de su colaboracion con Cosyns, que se sienteatraido haec tiempo por el valle de Licq, en el que con-vergen los torrentes que surgen de los magnificos desfi-laderos de Holcarte y de Kakouetta,

    La sima descubierta por Lepineuxvconocida aharacon el nombre de sima de la Pierre Saint Martin (I ), per-mite todas las esperanzas. Su primera vertical es for-midable: mas de trescientos metros. Es tentador penetraren el corazon de la montana en clonde brotan poderosostorrentes. El atractivo del descubrimiento es estimula-do todavia por. el interes practice de una expedicionsernejante : encontrar bajo tierra, perc a mucha mayoraltura que el valle, al agua generadora de energia, Laexpedicion de I95 I revela Ia arnplitud de la cavernay Ia presencia de un rio subterraneo.

    Pero las rnaniobras resultan muy pesadas, sobretodo para los hombres del elevador de la superficie, querealizan un esfuerzo agotador: subir a los hombres ysu material (mas de den kilogramos cada vez) poruna vertical de trescientos metros.

    De esta dificultad nace el proyecto de construccion'de un elevador con motor elect r ico que recibiria Ia co-rriente de un grupo electrogeno vecino. Esta solucion,que fue adoptada, era seguramente buena y probable-mente la {mica valida para dar toda su amplitud a laexpedicion. Sin embargo, ante el heche brutal, la caida

    (1) En Ia vecindad del mo i on fronterizo :262, nombrado PierreSaint Martin. existen muchas Simas, entre las cuales, Ia que nos ocupaen este libra es design ada de un modo mas precise can e1 nombre'deSima de la Pierre Saint Martin.

    PREFACIO 9mortal de Loubens, nos vemos obligados a admitir ql~e.ciertos coeficientes de seguridad, suficientes tal vez parauna expedicion de rriediana importancia, 110 basta banpara las numerosas y largas maniobras queimponia lagigantesca vertical de la sima.

    I-Iaroun Tazieff, recien llegado a la espeleologiaen el momento en que toma parte en 1 a exploracion dela caverna de la, Pierre Saint Martin, se habia distin-guide sobre todo como .especialista en volcanes. Alpi-nista y geologo. recorre el mundo para comprobar, so ..bre el terrene y 10 mas cerca posible, el proceso de laserupciones volcanicas, Ha traido ya documentos de pri-mer orden sabre los volcanes de Africa, del Etna y delStromboli; en su hermosa libra "Crateres en llamas"hace un irnpresionante balance de su actividad y de susobservaciones.

    Tazieff era cornpafiero de Loubens en Ia sima dela Pierre Saint Martin, a la cual habia bajado ya enel afio I95 I;lleno de curiosidad par conocer mejor es-tos arnbientes subterraneos estaba, como sus camara-das, dispuesto a todo para conseguir e 1 exito,

    Su Iibro hace revivir intensamente las horas tra-gicas de 1952. Escrito con sencillez, incluso a vecescan cierta concision que acentua todavia el caracterconmoveclor del ambiente, situa realmente a la expe-dicion en su marco y pone de relieve el papel de cadacual.

    Este reducido equipo de exploradores habia em-prendido una tarea desmesurada, pues hay que recor-dar que las expediciones decisivas en cavidades muygrandes exigen casi siempre un considerable desplie-gue de hombres y de material.

    I!iI'IjIIII!I!

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    IO PREFACIOUna magnifica solidaridad se manifiesta ante el

    drama.Pienso en estes "scouts" de Lyon, Louis y Geor-

    ges Ballandraux, Daniel y Pierre Epelly, y Michel Le-trone, que saliendo de una sima cercana participan enel salvamento de Loubens. Acompafiados por Caste ret,estos cinco muchachos, con un material constituido 50-lamente por cuerdas y escaleras, consiguen escalonarseen la sima a 420 metros de profundidad y permaneccnlargo tiernpo aferrados a fragiles salientes, en este in-menso tubo vertical en el que cada piedra que cae puedeser un proyectil mortifero,

    Pienso en el doctor Mairey, que bajo para atendera Loubens, sostenido pOI' el cable que acababa de cederbajo el peso de su amigo. Y el mismo doctor Maireyy Tazieff, los dos ultimos que permanecen en Ia ca-verna, hallan tcdavia la suficiente fuerza y valor paradar a la expedicion su verdadero caracter. No volve-ran a subir hasta haber realizado el proyecto de Lou-bens : proseguir la exploracion. Y en este ambiente tra-gico es wando hacen un verdadero descubrimiento : unasala inmensa, magnifica, la sala Marcel Loubens, pro-longada por una vasta galeria y un poderoso rio sub-terraneo.Pienso tambien en el esfuerzo realizado en la su-perficie despues del accidente. Ell las cercanias de lasima, en Ia montana, en el valle, y mucho mas Iejos to-davia, una muchedumbre que perrnanece anonima hitrabajado denodadamente. ~Que puedo decir ahora,sino que todos estos esfuerzos y todos estos sacrificiosno han sido vanos? La espe1eologia tiene sus victimas,idernasiado nurnerosas, por desgracia 1, y mas numero-

    PREFACIO IIsas, sobre todo, desde que se afrontan cavidades subte-rraneas muy Iargas 0 muy profundas: pero examine-mos cuales son los objetivos de los espeleologos a losque el gran publico considera f recuentemente solo C01110deportistas empefiados en la conquista de un record.Son deportistas, ciertamente, pues la fuerza fisica, laflexibilidad y la habilidad son necesarias bajo tierra.Son audaces tarnbien como los alpinistas, avidos deespacio, y C01110 los conquistadores de tierras descono-cidas, Pero no son solamente esto.

    En efecto, rnuchas veces se olvida que la actividaddel espeleologo es erninentemente util tanto en el do-minio cientifico como desde el punto de 'vista practico,

    Los numerosos macizos calcareos que existen en elmundo y que representan una superficie inmensa, con-tienen en sus profundidades simas, galerias, salas y riossubterraneos en actividad. Hoy no conocemos, cierta-mente, m . 1 S que una pequefia parte de esas cavidades :10 que nos traen, sin embargo, constituye ya un irnpre-sionante balance.

    E1 macizo calcareo suele ser una tierra arida ; elagua que contiene es subterranea, a veces muy pro-funda. Es fundamental conocer los origenes de estaagua, S1 1 caudal, su itinerario, sus cornunicaciones even-tuales con las ernergencias de los valles. Se podra, porejemplo, definir el perimetro de una fuente deterrnina-da y precisar aS I sus posibilidades de emergencia y lasmedidas necesarias que deberan adoptarse para su em-pleo como agua potable. Se podra tarnbien, por mediode apropiadas perforaci ones, llevar a la superficie parafines agricolas 0 industriales, un rio que, naturalrnen-te, veria Ia luz a mucha menor altura. Muchas per-

    f.tfIfi'-Ii:[,tr?,i1 :,IIi

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    12 PREFACIOforaciones (Lez, Eaux-Chaudes) han sido practicadasya y proporcionan saltos de agua de fuerza conside-rable.

    A estas observaciones practicas, utiles a Ia civili-~aci611de un modo directo, se aiiade toda una gama de1l1vestigadones fisicas y fisicoquimicas, pues los am-bientes subterraneos, mas 0 menos aislados del mundoexterior, son Ia sede de fenomenos y reacciones parti-culares.

    La tarea del espeleologo es igualmente fructiferaen l11uchos otros dominies,

    A la geologia le proporciona precisiones sobre elespesor y 1a naturaleza de los cliferentes terrenos atra-vesacIos, sobre los rellenos rnuy antiguos, testigos decapas superiores, eliminadas desde haec mucho tiempode la superficie del suelo por diferentes factores de ero-sion Y de corrosion.

    A la prehistoria Ie revel an estos magnificos rnuseossubternineos, obras .realizadas hace muchas deeenas demilIa res de afios, que expresan la sensibilidad, el sen-tido artistico e incluso las tendencias rituales de losprimeros hombres.

    Estos vestigios se hallan casi siempre a rnucha pro-funclidad ba jo tierra y su descubrimiento es muchasveces el resultado de descensos de simas, de reptacio-nes, de zambullidas 0 incluso de temerarias navega-eiones._ A 1a hiologia, Ia exploracion subterranea proper-ciona esa fauna rninuscula, de innumerables especies,Cnyo estudio justifica Ia instalacion de laboratorios yla creacion de clases en los grandes Institutes de .Estu-dios Cientificos. Los animales cavernicolas, esas bes-

    ~I. I.

    PREFACIO I 3tias diminutas, son los mayores senores de la tierra, yaque pueden contar a sus antepasados y sa parentelahasta las razas hoy desaparecidas cuyos restos fosilesse hallan en los terrenos antiguos,. El explorador, en fin, aunque no sea un especial is-

    ta, puede descubrir Ia existencia de bellezas subterra-neas. A la Iuz del sol se e1evan muchos monumentos queel hombre conserva y repara can gastos considerables.Bajo tierra Ia naturaleza construye cada dia, gratuita-mente, verdaderas catedrales, suntuosas galerias, cuyosadornos y aspectos ostentan una variedad infinita. Seconocen ya muchas de ellas y aIgunas son vercladerasjoyas que atraen cada aiio una muchedumbre humana,pero existen rnuchas mas todavia por descubrir,

    Este breve resumen de Ia actividad del espeleologo110 hace mas que indicar Ia importancia que puede te-ner, en ciertos cases, la exploracion de los subsueloscalcareos.

    Tomernos, al terminal' este prefacio, un 1 1 1 1 i c o ejern-plo : e1 de la Pierre Saint-Martin.

    Todas las rnesetas calcareas que dominan SainteEngrace y se extienden mucho mas alla, se convierten,por Ia falta de agua y la destruccion progresiva de lavegetacion, debida a los corderos, en verdaderos de-siertos. En Sainte-Engrace 1111S1110, la carencia de ener-gia electrica hace dificil la vida de la poblacion e im-posible toda creacion de indus trias locales.

    E1 agua es 1111.lY abundante pero sale a un nivel de-masiado bajo para poder ser utilizada para la irriga-don de las mesetas 0 para la produccion de energia ..

    La exploracion de Ia Pierre Saint Martin dernues-tra que el caudaloso rio subterraneo vuelve a surgir en

    ,iI!

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    PREFACIOlas fuentes de Benta ( ,440 metros) en Ius desfiladerosde Kakouetta. Este tunel hidrogeologico que va desdelos 1.750 metros (altitud de Ia sima) hasta los 440, 0sea mas de I.3do metros de desnivel, es, probablemente,en la actualidad, el mayor del mundo.

    Pero los resultados practices de la expedicion tie-nen un alcance mucho mas considerable que esta com-probacion. El rio subterraneo tiene una potencia deI rn." pOl' segundo. S l1 captacion porun tunel lateraldaria un salto de setecientos metros. Puede calcularsefacilmente la energia que semejante salto podria pro-porcionar: much as decenas de millones de kilowatiosPOl' hora como mini mo.Este descubrimiento, susceptible de modificar lainstalacion hidroelectrica y el desarrollo econornico detoda una region, demuestra que hay que tener seria-mente en cuenta, en 1a valorizacion del potencial ener-getico frances, las aportaciones constituidas por los rios. del calcar-eo. Demuestra tam bien, sin mas comentarios,el interes de ciertas exploraciones,

    FELIX TR01>IBEDirector de investrgacrones en el CentreNational ' de Ia ReC!Jerche scien ti fiquce

    PROLOGO

    Es en un pa.is de tierra calcarea y -'de retorcidos pi-nos, elevado, atormentado y vasto, en un extremede Francia, alli en donde 1a montana vasca pier-de sus prados y sus bosques y se hace tan arida quebasta un 111oj6nroido, en este desierto erizado y sinnombre, para convertirse en Espana. Al llegar el buentiernpo, los pastores de Aramits y de Arette Ilevan allisus corderos b1ancos 0 negros, de largo vellon y lar-gos y retorcidos cuernos. Envueltos en sus pieles decabra, que los defienden del viento, y apoyados en suslargos bastones, los pastores contemplan a los buitresy las aguilas que revolotean sobre los barrancos en lainfinita profundidad del cielo, por el cual vuelan lasplateadas plumas de las nubes, Muchas veces, -inclusoen verano, la niebla invade estes escarpados pastos,agujereados por las celadas de extrafios derrumba-mientos, Es e l reino de las nubes, de la lluvia y de lasborrascas. No nums iand (I) igualmente extranjera alas dos patrias humanas que Sll desolacion separa.

    Mas abajo, hacia el norte, se abren unos estrechosy tortuosos desfi1aderos de nornbres salvajes como

    (I) Tierra de nadie,

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    r6 PR6LOGOe'llos: Holcarte, Kakouetta. Desfilacleros bulliciosos derepentinos manantiales, llenos de cascadas surgidasde vertiginosas murallas, ~De donde viene esta agua,en seguida tan abundante P La mirada querria tala-drar las murallas de las que surge, armada ya desus reflejos y de sus rugidos, remontar los meandros,seguir Ia pista de su curso subterraneo, vivir las aven-turas en el seno de la piedra perforada hasta la fuenteescondida en alguna parte, dentro de Ia masa terres-tre ...

    Hacia muchos afios qne Max Cosyns y sus amigosse esforzaban en descubrir el secreto de los desfilade-ros. A pesar de SL 1 tenaz osadia, nunca habian conse-guide ir rnuy lejos por los corredores en los que in-franqueables "sifones". se oponian en seguida a suavance. Entonces su curiosidad se habia trasladado alas crestas y las mesetas sembradas de musgo y de pie-dras blancas que recibian los chaparrones del cielo, milmetros mas arriba, y parecian absorberlos sin penni-tides fluir par la superficie. ~Adonde iban a parar es-tas aguas y las del deshielo? ~No serian las mismasque, penetrando par mil hendiduras en el espesor dela capa calcarea, se reunian despues de deslizarse obs-curarnente para brotar de nuevo en el fonda de los des-filaderos?

    EI equipo empez6 a recorrer las aridas regiones quedorninan las siluetas del pico de Arlas y del pico deAnie, frecuenternente envueltas en nieblas. Un dia enque dos de los espeleologos, Georges Lepineux y Giu-seppe Occhialini, descansaban cerca del antiguo mojonfronterizo llamado Pierre Saint-Martin, el primero sefij6 en una corneja que parecia salir volando del inte-

    PR6LOGO 1 7rior de una roca. Era del fondo de una cavidad, es-pecie de pozo de 11nOS diez metros de anchura en el fon-do de un vallejo escarpado. Lepineux era, observador,y como Newton al ver caer la manzana, reflexiono. Sila corneja salia de aquella roca era que allihabia unagujero en el que anidaba, y las cornejas no aniclanmas que en los lugares donde tienen un vacio bajo ellas.Y como los exploradores buscaban precisamente losvacios que podia esconder la montana, bajaron agil-mente los diez metros de acantilado, corrieron a la pa-red, hall a r on en efecto un agujero, 1 0 ' ensancharon yarrojaron en el unas piedras, que se perdieron en elvertiginoso espacio de un abismo. La sima de la PierreSaint-Martin estaba descubierta.Esto sucedia en 1950. El primer descenso tuvo lu-gar en el verano siguiente. ~Por que participaba en elyo, que hasta entonces nunca habia penetrado en unacaverna? Habia ceclido a las instancias de mis amigos,que deseaban que una pelicula fijara las peripecias deesta primera exploracion, Y asi fue como a principiosde agosto de 1951, mientras alla arriba el sol abrasabalas rocas claras y los retorcidos pinos, yo me hundia enla profundidad de la tierra.

    :2

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    < CozO!u,

    CAP1TUtLO PRI1VIEROEN EL FONDO DE LA SIlVIA

    Nse cuanto rato hace que estoy aqui. Necesitariahacer un ligero esfuerzo para desernbarazar ami reloj de las tres mangas que 1 0 recubren,y este esfuerzo no me tienta,Hace frio. j Pero no, no hace frio !Yo siento frio ...

    Gruesas gotas de agua suenan al caer sobre la piedradesde la altura, pequefios chorros canturrean en la obs-cum sala, y estes son los unicos sonidos que perciboen este extrafio mundo, ademas del ligero race de lagruesa bobina que ayudo a desenrollar des de hace unaeternidad.

    Me insulto a 1 1 1 i mismo. ~Por que me he dejadomojar ? Lepineux no deja de advertirme que era im-posible evitar la interminable cascada de Ia segundamitad del descenso, y Jackie Ertaud tambien me 10 C011-firma. Entonces, c por que no me habia provisto de al-gun impermeable? Pero ~quien hubiera podido propor-cionarrne uno?A la debil Iuz de la pequefia antorcha, no distingobajo mi nariz mas que 1 a bobina del hilo telefonico, al-gunos pedruscos rnuy proximos y el vago contorno de

    II

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    20 LA SIiVIA DE PIERRE SAINT-MARTINgigantescos bloques, EI resto es obscuro. No obscure:negro. Y noto que es inmenso.

    Pienso en las irnpresiones que me ha causado hastaeste momento el caos mineral: la alta montana, lo svolcanes - su tragica, inexpresable potencia -. Allacomo aqui no habia mas que roca. Pero alla habia luzyaqui no hay mas que piedra, agua, obscuridad.

    Apago la Iuz. Los minutes transcurren. Lo natopar el hilo que sube de un modo regular entre mis de-dos, huyendo hacia la Iejana superficie de la tierra.Transcurren los minutes y mis ojos no distinguen ab-solutamente nada, ni siquiera 1a palma de mi rnano,que me aeereo a1 rostr.o hasta tocarme la nariz.iHola! 1 hilo se detiene. Ha quedado convenidoquesi la parada duraba mas de algnnas decenas desegundos estableceria contacto telef6nico con la super-fide.

    -AUo?Nada.~Que sucede?Verifieo el contacto, invierto las fichas, pero en

    vano. La toma de tierra parece buena ... Tal como me1 0 habia recomendado Cosyns, he enterrado en arenahurneda Ia clavija de acero y el hilo que constituye fa"tierra",

    Para encontrar esta gruesa y hurneda arena me hevisto obligado a abandonar el lugar relativamente seco,abrigado por un desplome de la enorme pared, en don-de Ertaud ha vivaqueado fa vispera y en el cual estancolocadas todas mis cosas.

    - Allo, a11o? ..Silencio. No siento ninguna inquietud, s610 una Ii-

    EN EL FONDO DE LA SIMA 21gera impaciencia, como cuando en .1a ciudad se esperauna respuesta telef6nica que se retrasa. Nada que separezca a la angustia que me ha oprirnido hace algunashoras, en el curse del descenso; cuando e l cable se hainmovilizado inopinadamente. _ irMinutes angustiosos. Ninguna voz me explicabalas razones de esta parada, y no me respondia mas queel eco de rnis propias Ilarnadas sobre las vertiginosasmurallas. Suspendido sabre el vacio, a doscientos me-tros bajo 1a superficie de la tierra y a ciento cincuentadel fondo, con el cuerpo echado hacia atras por el pesodel material atado a los hombros, y las piernas exten-didas horizontal mente, tocando apenas 1a pared con 1apunta de los pies, ensordecido par el tamborileo delagua sabre mi casco de acero, me parecen interminablesestos minutos durante los cuales mis cornpafieros dealla arriba, inclinados sabre e1 elevador , deben de es-forzarse sin duda en hacer todo 10 posible para acortarmi incertidumbre. Si este cable, S 1 estes cinco milime-tros de hilos trenzados se rornpieran en 1a obscuridad ...

    Por fin Uega la voz esperada,- d AHo, Tazieff?- AUa. ~Que ha sucedido?- N ada de particular, chico. Nos hernos relevado

    en el pedaleo.- iCaramba l iPodiais avisar antes de desconectar !, Agachado ahora, cerca de cuatrocientos metros bajo

    tierra y ocupado en vigilar el desarrollo del cable quesube, pienso en los que estan arriba, en rnis compafierosdel elevador, en los ocupados en las tareas de lena, de

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    22 LA SIMA DE PIERRE SAINT-lVIARTINagua, de cocina, que trabajan todos para el mismo fin:el exito del equipo, del equipo personificado por el "chi-co ~el fondo", E1 chico del fondo soy yo, y siento hastaque punto estoy ligado a elIos, tributario de elIos, de S1 1valor, de su amistad. Pienso en Janssens, cuyo pedaleosobre el elevador corresponde a ciento cincuenta kilo-metros por dia, No solo sus pies, sino tarnbien sus rna-nos accionan la doble manivela acoplada por cadenasa los pedales. Me parece verIe, con los auriculares enlos oidos y Ia colilla en los Iabios, rodando y rodandodurante horas ...

    Ahara empiezo a sentir mucho frio. Mis dientes seentrechocan como castafiuelas. Me gustaria poder aban-donal' la vigilancia del hilo para ir hasta el uioac, pocosmetros hacia rni derecha... Encenderia 'la lampara deacetileno. Siento ansia de su llama amarilla calientevivida, Encenderia tambien una pastilla de alcohol so~lidificado. Esto ya me calentaria un 'poco, y podria ha-cer hervir el agua para e! te ... Pero, [ay l, la bobina nose ha desarrollado mas que dos tercios. ~Tal vez trescuartas partes P , me pregunto, optimista," Mi mandibula se inrnoviliza pOl' mementos. Irnpre-sion de descanso. Luegocomienza de nuevo. Como losrounds despues de descansos demasiado breves para e 1agotado boxeador.. iPensar que podria estar acostado bajo un sol ar-diente, frente a hermosas montafias ! iYa sabia yo quesu espeleologia no acabaria de gustarme!

    Hace apenas veinte dias que me hallaba, una no-che, a cuarenta metros del crater del Stromboli, delque cada cuarto de hora surgia, rugiendo, una incan-descente lamina. En rnuchas leguas a la redonda 110 se

    EN EL FONDO DE LA SIi'vIA 23hubiera podido descubrir a ningun ser humano, y elpeligro era 11111chomayor que aqui, a pesar de 10 cualno experimentaba esta sensacion de miserable impo-tencia.

    Sobre un volcan, una montana, en un desierto dearena 0 de hielo, Ia voluntad y Ia -esistencia han sal-vado la vida de muchos hombres. En este agujer o, misalvacion no depende de mi. Si por cualquier razonllezara a faltarrne Ia avuda de mis cornpafieros del~ .equipo de superficie, necesitaria alas no solo para ele-varrne hast a el tragaluz abierto en e 1 -techo .de la in-mensa sala, setenta metros mas arriba de rni cabeza,sino tarnbien para remontar e 1 tunel vertical de paredeslisas y chorreantes de agua, en las cuales, en enormesdistancias, ninguna "presa" permitiria la escalada, nise hallaria ninguna hendidura en Ia que pudiera cla-varse a golpes de martillo una clavija de seguridad.Despues de un agotador descenso me han depositadoen el fondo de este pozo, del que no podria salir S 1 mis'companeros no quisieran.Sin embargo... lque sensacion tan extraiia la desaberse a trescientos setenta metros bajo tierra! Claroque he bajado a mayor profundidad en algunas minas,pero 1a impresion aqui es completamente diferente.El hilo se detiene. Establezco e 1 contacto.

    - AHo, Tazieff, ~me ayes?- AlIo, si.- El cable ha subido. d Todo marcha bien?- Si._ Entonces interrumpo Ia c0I11unicaci6n. Loubens

    va a bajar. Hasta la vista.

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    24 LA SIMA DE PI]jRRIJ SAINT-MARTINDe pronto, un ruido familiar me hace esconder la

    eabeza entre los hombros: una piedra rebota contra lasparedes del pozo. A los dos 0 tres segundos estalla conestruenelo en alguna parte, muy cerca, en la obscuri-dad, mientras algunos fragmentos prosiguen, silbando,Cojo con ambos brazos fa gran bobina y su soportey me precipito hacia eI emplazamiento del vivac. De-tras de este bloque de roca, del tamafio de un vag6n defcrrocarril, me hallare en seguridad, Tropiezo sobre Iapendiente, avanzo dos pasos de roelillas, me levanto yalcanzo por fin e1 Iugar seguro, Apresuradamente re-instalo la bobina, la apuntalo y recojo la cuerda queha quedado Baja... En seguida empiezo a arrolIarIa.iMientras no se hayan hecho nudos!Otras piedras chocan contra las paredes de la simay casi inmeeliatamente se destrozan sobre el gigantescocaos elel fondo, no lejos de mi. Loubens ha debido debajar ya los primeros ochenta metros, y son las pie-dras de Ia gran terraza, de una inclinacion de cuarentagrades, las que su paso hace mover y caer en el vacio,

    Toesa par toesa , el hilo me llega, y 10 voy arrollan-do. El tiempo pasa, ignoro a que velocidad. Una paradade vez en cuando, algunos segundos, algunos minutos.Me imagino a Loubens esperando, bajo el chorro deagua glacial, que le vuelvan a poner en marcha. El des-censo y la subida se llevan a cabo al promedio de unoscuatro metros por minuto. Al alcanzar algun minuscu-10 rellano, Ia aralia humana que baja pide que se deten-gan un momento, deseosa de devolver algo de vida asus entumecidas piernas 0 aflojar por un momenta laopresi6n de las cinch as que Ie oprimen los costados.Pero existen tarnbien las averias: relevo de pedaleador,

    Salida de Loubens para el descenso (1951) .

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    Jean Janssens pedalea en el elevador (1951).

    EN EL FONDO DE LA SIMA 35incidentes tecnicos. Siempre suceden en los lugares me-nos .propicios : en pleno vacio, fuera del alcance de lasparedes, y entonces el que desciende va girando inexo-rablemente en el extremo del hilo tense, duro como unabarra de hierro.Mientras por alla arriba prosigue este misteriosodescenso de Loubens, del que no tengo otro indicio queel deslizarse entre mis dedos del hilo que voy arrollan-do, y, de vez en cuando, la caida de alguna piedra quesilba como una bala, tengo tiempo sobrado para refle-xionar sobre las singulares tareas que la espeleologiaimpone a sus adeptos.

    Hemos pasado ocho dias preparando eI descenso.Ante la especie de estrecha ventana que eonstituye laentrada de la sima, el grupo ha construido una terrazal~orizontal de horma (pared de piedra seea). Perot, Co-syns, Janssens y Petitjean han montado minuciosa-mente el elevador. Luego, durante dos dias, han pre-parado mortero y asegurado con cemento todas laspiedras Rojas; todos los bloques resquebrajados y endesplome que forman e 1 techo de la sima y podrianeonstituir un peligro. Labeyrie, Levi y Occhialini hanverificado el material, doblado, arrollado las cuerdas yescaleras, inspeecionado las lamparas, preparado las ra-ciones del fondo.

    Hubo luego un dia de prueba, despues otro duranteel eual fue dispuesto el elevador. Y todos aquellos diastuvimos un tiempo infarne, llovizna tenaz, espesa nie-bla. iYo que habia esperado unos Pirineos secos, abra-sados por e1 sol!

    Queria filmar eI paso de Lepineux, e 1 primer hom-

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    26 LA SIMA DE PIERRE SAINT-MARTINbre que se puso en camino hacia el fondo del abismocuya existencia habia descubierto. Me depositaron a- 80 m. sobre esta terraza de dos metros de ancho porecho de largo, en 1a que el menor paso rnio hacia rodaren 1a obscuridad una inestable rocalla. t Aquel dia el solbrillaba en un cielo sin nubes l Pero no Ie vimos masque por Ia manana temprano, y luego al atardecer ...Pase siete horas eneogido contra una pegajosa pared,sin atreverme a mover desde que Lepineu .., despuesde pasar por delante de mi, estuvo en una zona expues-ta al desprendimiento de piedras. Empapado completa-mente y sin otra cornunicacion can Ia superficie que a1-gunas palabras a grito pelado, supe que Lepineux,despues de una hora y cuarenta y siete minutos de des-censo, habia batido en trescientos cincuenta y dos me-tros eI record del mundo de vertical absoluta, y descu-.bierto una sala 1 0 suficientemente grande para contenerNotre Dame de Paris.

    Despues de largas horas, Lepineux habia reapare-cido ante mis ojos a la Iuz amarillenta del acetileno,fatigado, con el rostro demndado y los ojos desmesu-radamente abiertos.

    IV Ie parece oirle todavia :- Estey satisfecho. _., estoy tan satisfecho ...Luego, en cuanto hubo desenturnecido las piernas

    sabre el incomodo rellano, grit6 en el laringofono :- i Va bien, podeis seguir subiendo!U11a hora mas tarde me remontaban a mi vez y en

    seguida empezo a bajar Jackie Ertaud.Despues de un descenso particularmente rapido, du-

    rante el cual no solicito ningun descanso, habia pasadoIa neche en el fondo, tornando fotografias. Ouando Ie

    EN EL FONDO DE LA SnvIAsnbieron, a las echo de la manana, tenia ese rostro de-macrado, demudado pero radiante, de los hombres quevuelven a Ia luz despues de duros esfuerzos en la obs-curidad.

    EI tiempo era esplendido, como Ia vispera, y de bue-na gana hubiera perrnanecido en la superficie para tra-bar mas amplio conocimierito con el huidizo sol, perome llegaba el turno de penetrar en el fonda de la simay pase sin transicion de ese calor seco que tanto habiadeseado. a Ia omnipresente hurnedad de las cavernas.

    S1 , Ia espeleologia es una cosa CI.1[10sa... Aharaaprendo a conocerla : obscuridad, hurnedad, espera ...

    Sin embargo, sigo ovillando el hila que me llegalentarnente.Ior fin, la voz de Loubens lUna voz Iejana toda-via, deforrnada por el eco, Par medio del Iaringofonoprocura hacerse entender por los de arriba, al parecersin gran exito,Cuando Ie oigo por segunda vez, la vozesta mascercana. Pronto me llegan las palabras con su sabrosoaeento gascon:

    - j Si, 5 1 , esta bien iI Estoy larniendo las vitrinas !Esta roca es lisa como el cristal, y tengo la nariz pe-gada a ella.Espero un momenta toda via; luego Ie interpelo :

    - iEh l i Loubens 1- iEh! (Tazieffe! tEstas Iejos todavia?- No te veo, pero me parece que pronto llegaras al

    techo de la sala. tTienes 1a lampara encendida?-iS!Procure reunir con una rnano el material de cine,tripode, antorcha de magnesio ...

    "

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    28 LA SIMA DE PIERRE SAINT-MARTINDespues de horas y horas de ininterrumpidas tinie-

    bias diviso un punta Iuminoso : 1a larnpara frontal deLoubens, que acaba de franquear el techo de la sala.- iEh! 1 Tazieffe! iVeo tu luz r iQue manera dedar vueltas jEn efecto, 1a amarillenta Iuciernaga colocada en el

    casco de mi compafiero aparece, desaparece, reaparece,vuelve a desaparecer.

    Abandono el hilo, empufio mis utiles fotograficos sme apresuro para lIegar a tiernpo a 1 a proximidad delpunto de aterr izaje. Naturalmente, tropiezo, caigo derodillas, sabre los codas. me levanto, vuelvo a caer.iYa estoy! Coloco cuidadosamente 1a camara sobre

    su tripode. Ahora las antorchas, La provision que mehan dado es tan reducida que no me he atrevido a cogermas que trcs. Nome satisface, La proxima vez me ocu-pare yo 111is1110e Lailuminacion, Coloco las tres antor-elms en forma de haz, con las mechas juntas, y me pon-go al acecho.

    Sigo sin vel' nada, fuera de la aureola de 1a lamparafrontal. Luego aparece de repente iluminada par 1 1 1 i pilauna forma vaga, apenas perceptible. Enciendo el f6s-foro que ten go en la mano y 1 0 acerco a las mechasreunidas, que se inflarnan en seguida, despidiendo unaIuz que rne deslurnbra. Cojo la maquina y aprieto eldisparador. La violencia de la Iuz cas! me ha cegado,pero Loubens, a unos dace metros de distancia tan 5610.no es mas que una silueta obscura sobre el fondo negroque gira y gira al descender Ientamente. Se que las an-torchas arden un min uta y medio : seran seis 0 sietemetros de descenso.

    Poco a poco se va acercando. Lleva una comb ina-

    EN EL FONDO DE LA. SIlVlA 21)Clan de mono y chaqueta impermeable verde obscure.Esta suspendido par la cintura, tiene las piernas sepa-radas, ligeramente levantadas, y las manes juntas sa-bre el abdomen. No distingo el rostra, que esta vueltohacia arriba, y la cabeza esta oculta bajo el casco me-talico. Parece un extrafio maniqui, algo aterrador.

    El maniqui ha puesto el pie sobre uno de los enor-mes bloques del fondo de la sima y cobra vida ins tan-taneamente,-iAlto!

    EI cable se detiene al momenta, pero Loubens nopuede sostenerse sabre 5 1 . 1 incornoda plataforma.- iBaja tres metros mas 1-Ie digo.

    Transmite esta orden a la superficie y se acerca denuevo, de espaldas a la pendiente, suspendido de su ca-ble, rebotando blandamente contra los bloques con losrnovimientos que tendria en el fondo del mar un buzoque llevara poco lastre.- ISalad, hermano I ~Ha ido bien el descenso?- iOh! Tengo las costill as doloridas. Esto aprieta

    mucho.- No es nada. Ya era hora de que llegaras y de

    que pudiera rnoverrne ... Se queda uno congelado.-I S1, ya era hora de que llegara! iSi no, se nosechara encima la noche l

    (Es verdad que en alguna parte existen las nachesy los dias!

    Bajamos hasta el tnuac, Loubens se desembarazade 511 mochila, repleta de material. Antes de desabro-char las cinchas de su ames, vacila. Yo habia vaciladotambien : es precise poeler volverselas a poner bien, es-tar seguro de abrochar correctamente esta argolla espe-

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    30 LA SIMA DE PIERRE SAL1VT-MARTINcial antes de bi L la id d . .. su ir. a so a 1 ea e que pudiera abrirserepentmamente mientras nos izaran en el vacio nos haceestremecer. " Con sumo cuidado examinamos el modelodel arnes y el recorrido de cada cincha,

    - Bueno, esta bien.Loubens se desernbaraza de Ia triple tenaza que Ie

    ccrnprimia las costillas y los musios durante casi doshoras.Descanso.He ido a Ilenar un cazo a uno de los chorros de

    agua que cantan a nuestro alrededor. Loubens la ponea hervir H . .. ernos mspecclOnado nuestras provisiones,nuestro ma:erial y los hemos clasificado y arreglado.Consulto lUI reloj; ilas seis de fa tarde! iHace sietehoras y med' h d' .ia que e penetra 0 en La sima y no heheche nada mas que maniobras de cables!. -.Esto te sorprendera - me dice Loubens -, perobajo tierra eI tiempo no cuenta.Realmente, el tiempo aqui transcurre en silencio auna velocidad ct - di . , .ex raor mana, tanto 51 se esta trabajan-do como aguardando. iEs curioso! Me hubiera irnazi-

    nado qt:e, ~l contrario, 1a obscuridad, los largos perfo-dos de mcomoda inaccion, el frio, todo haria interrni-nabies las horas.

    . _ c : Que es el tiempo? Mi espir itu entumecido por Iaf ria humedad de 1a ca verna intenta vanarnente com-prender por que seis horas pueden ser tanto mas cor-tas qtl~ el terrible segundo de una caida en el vacio,por que un ana de la vida de un adulto dura tan pococomparada can la eternidad de una hora de clase fasti-dl~sa cuando se acaban de curnplir doce afios y afuera'bnlla el sol de junio ...

    EN EL FONDO DE LA SIMALoubens me vuelve a la realidad.- ~Cuales son tus impresiones?Es ver dad. Bsta expedicion es mi bautismo de "ca-

    vernicola" .- ~Mis impresiones? _.. La ver dad, yo me pregun-

    to que mosca os ha picado. ~Es po sible que. cada afiobajeis a vuestras cuevas "por guston?

    Las pasiones, evidentemente, no pueden discutir-se...

    E1 agua ha consentido por fin en hervir. Con cui-dado de no quemarnos, bebemos la infusion azucaradade cafe con leche condensada, agradeciendo el calorque se comunica lentarnente a nuestro aterido cuerpo,

    - ~Que quieres comer? - me pregunta rni cornpa-nero -. ~Bizcochos completes, pasta vitaminada, cho-colate?

    La sola idea de estos alimentos juiciosamente dosi-ficados, cientificarnente preparados, me quita el apetito.Pienso can nostalgia en un solido pedazo de pan, untrozo de queso, un vasa de vino tinto ...

    Menos exigente, Loubens mastica concienzudarnen-te su chocolate.

    - ~Que vamos a hacer? - dice de pronto.- ~Que te parece si acabaramos primero la tomade vistas? Despues podriamos proseguir la exploracion.

    - De acuerdo.Loubens tiene alma de cineasta. Su primer lujo ha

    sido comprar una camara perfeccionada en seguida quesus medios se 1 0 han perrnitido. Por esc nos sentimos agusto juntos; no considera tiempo perdido los minutosdedicados a filrnar. Adernas, vivimos en una epoca enL a que todo descubrimiento, toda aventura, todo viaje

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    32 LA SIAIA DE PIERRE SAINT-MARTINque se salga de 1 0 corriente, ha de quedar registradoen una pelicula bajo pena de no ser tomado en consi-deraci6n.

    Loubens levanta la voz, llama a los de la superficie :- ~AIlo, Levi? Aqui, Loubens, Nos quedamos aba-jo esta noche.- iEntendido! Entonces, comunicacion manana por

    la manana a las seis... .- iGracias! Buenas noches.Lentamente se quita los auriculares y se desata el

    Iaringofono, De ahora en adelante, durante once horas,estaremos aislados de todos.

    Salida de Lepinneux hacia el fondo (1951).

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    El campamento,

    C,APITULO IIRECORD DE PROFUNDIDAD

    P!\RTIMOS a la aventura, provistos de nuestro ma-terial. La pendiente es fuerte pew facil, de grue-sa grava. Nuestras lamparas de acetileno, reciencargadas, iluminan hasta una cincuentena de metros

    de distancia. Avanzamos entre dos vallas de piedraform adas por enormes bloques enc1avadosunos en otrosen curiosas posiciones. Sobre la roca rojiza 0 amari-llenta, la luz movediza hace bailar a las sombras unafantastica danza.

    Hernos dado la vuelta a un torreon, hemos torcidohacia la izquierda, y ahora seguimos junto a la paredmisma de Ia sala.~ Jackie ha operado aqui - comprueba Loubens.

    En efecto, en el suelo unas lamps-flash quemadasrelucen debilmente cerca de su envoItorio de carbonrojo con puntas bIancos.

    Carninamos prudentcmente por este dedalo de pie-dras, mctiendonos bajo bovedas sostenidas por arcos,escalando bIoques desportillados, deslizandonos par es-trechos pasadizos.

    Durante dace horas, Jackie Ertaud ha recorrido es-3

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    3 4 LA SIMA DE PIERRE SAINT-MARTINtos mismos lugares, mirado, registrado, fotografiado.Como estaba solo no se habia atrevido a quitarse suarnes

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    36 LA SIMA DE PIERRE SAINT-MARTIN- Una, dos ... (la piedra choca con algo, rebota)

    tr es, cuatro, cinco ... Se acabo.Loubens repite la operacion,- Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete ...- Oye, esto parece serio.-.- Si, pero 111UY peligroso.Las rocas amontonadas, apoyadas unas contra otras,

    constituyen amenazadoras pirarnides alrededor del pozo.Vamos a ver mas lejos.Una singular alegria me invade, una sed de descu-

    brir , de hallar el medio de ir mas adelante, mas abajo ...Ahora vamos junto a la pared que da vuelta hacia

    la derecha, hacia el Este, marcando asi el fondo de Iasala. Voy delante, tan rapidarnente como es posible ha-cerlo en sernejante terrene. Mi larnpara tantea la mea,mi mirada registra los huecos, los rincones, ansioso dedescubrir alguna abertura,- iEh l ~Parece que se ha apoderado de ti el "vi-rus" espeleologico f

    - i Mira, ahora ernpiezo a comprender a los aficio-nados a las simas!

    Cada uno de nosotros, por separado, busca entrelas rocas como un perro de caza husmea entre los rna-torrales.- iVen a ver esto lEscalo una roca y me deja resbalar por el otro lado.

    Loubens esta inclinado sabre una especie de orificio,de un metro de ancho por dos de largo, rodeado de pie-dras de aspecto poco estable.

    Tres metros 111lS abajo una plataforma, Iuego lazambullida vertical prosigue. Arrojamos piedras ycon-tarnos los segundos: cuatro, cinco, seis ...

    RECORD DE PROFUNDIDAD 37Loubens junta los Iabios y expresa su satisfaccion

    silbando suavemente.En pecos minutes hernos desernharazado la entrada.

    Saco la cuerda de la mochila y Loubens se .ata, se dejaresbalar par eI pow y alcanza 1 a plataforma sin di-ficultad.

    Inclinado sabre el vacio pasea el haz de su Iamparafrontal.

    - c : Ves algo?- Hay una gran pendiente de rocal1a diez metros

    debajo de mi. Pero todo parece podrido ...Desprende algunas piedras y las oigo caer y radar

    al piso inferior. El ruido parece surgir par otros pun-tas de nuestra sala, como si este suelo caotico sabre elcual hemos caminado estuviera agujereado por todaspartes. Las piedras caen y de nuevo oigo su estruendoa mi alrededor.

    - Esto pr omete, chico - le digo -, ~Vas hi, abajo yo?

    - Esto es malo, malo. ..Can la cuerda tensa sabre mi espalda y mi hombre

    izquierdo me inclino sabre el pozo : Loubens tantea lasrocas can prudencia, se inclina, vuelve hacia atras,prueba mas hacia la derecha ...

    - j Si vieras 10 que nos sostiene l Me hace el dec-to de que si muevo uno de estos pedruscos se derrum-bara todo este amontonamiento. Tengo miedo .. -.En el tono de su voz comprendo que es ver d ad. Co-

    nozco tambien ese miedo del hombre ante la fuerza te-rrible de la Naturaleza, ese miedo que le sobreeoge auno cuando se trata de atravesar una pendiente en laque pueden proclueirse aludes 0 una zona batida par un

    jll!

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    LA SILVIA DE PIERRE SAINT~lvlARTlNbornbardeo volcanico, Miedo de ser aplastado, enterra-do bajo el derrurnbamiento de millares de tonehdasde roca.

    No digo nada. IDs mi compafiero quien debe calcu-lar sus probabilidades de exito y decidir por si mismo1 0 que hade hacer.- ~Quieres bajarrne la escala?

    -- S1, aseguro la cuerda y te la mando.Extraigo de Ia mochila el apretaclo rolla de la esca-

    lera de electron, en Ia cual las cuerdas estan reempla-zadas por delgados cables de acero y los barrotes demadera- por tubes huecos de una aleaci6n ligera. Loscables se terrninan en cada extrema por una anilla me-talica, Paso por ella un mosqueton y, gracias a unaanilla de hilo de acero, 1 0 ato todo, solidamente, a unestribo metalico. Al cabo de un momento Ia escala pen-de en el vacio,

    - j Bueno! Me voy - dice Loubens -, Si no vuel-vo, til te encargas de Patrick.

    Cogiendose aIa escalera, baja prudentemente esca-16n por escalon, y desaparece de mi vista. Sin embarzocpuedo seguir su avance por el deslizarniento de la cuer-da que sostengo con firrneza y por las ligeras oscila-ciones de la escalera. Un metro, un descanso, otro me-tro, un nuevo descanso. Este se prolonga. Luego mellega la voz de mi compafiero, pero no del pozo sinocomo si saliera bajo mis pies.- iChico, parece irnposible! Si supieras 10 que te

    sostiene ahi arriba ... Esto se aguanta pOI' milagro. Yyo desconfio de los milagros - afiade despues de uncorto silencio,

    La escalera se agita de nuevo. Oigo resollar a Lou-

    IOJ

    ,RECORD DE PROFUNDIDAD 39bens y algunos segundos despues esta otra vez juntoa mi.La fatiga ernpieza a dejarse sentir, pero ahara sa-'bemos que debajo de nosotros tenemos el vacio y quees preciso descubrir el paso a toda costa.

    Debe de ser medianoche cuando Iocalizamos por finuna pequefia ahertura escondida entre la pared princi-pal de la sala y dos enormes bloques enclavados. Sin. embargo, el sentido comun se irnpone, y en Ingar deIanzarnos en seguida aI ataque, decidimos ascender has-ta el uiuac para descansar alga y tornar un poco de cafe.

    El cafe caliente nos parece mejor todavia que e 1 delas seis. Loubens roe, como dice el, alimentacion cien-tifica.

    Luego nos ponemos de nuevo en marcha,Ha sido facil: nos hemos deslizado entre dos blo-ques, nos hemos metido par debajo de otro. Algunospasos mas entre Ia rocalla y la boveda y llegamos jun-to aI pozo. Es bastante parecido al otro, pero muchomenos expuesto.Despues de haber limpiado la entrada) desenrolla-mos Ia escaIera sobre el vacio. Sin vacilaciones ni tro-piezos rni cornpafiero baja los diez metros de escalones.- iNecesito algunos metros mas! ~Puedes bajar-me con la cuerda?Lentamente, centimetro par centimetre, deja desli-

    aar la cuerda pOl' mi mana.Loubens ha tocado tierra.- Estoy en una pendiente muy pronunciada, una

    pendiente de rocalla, asegurame,Al llegar al extrema de la cuerda, Loubens se

    desata.

    , :

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    fO LA SIMA DE PIERRE SAINT-MARTIN- IEsto marcha bien! - grita -, Es una pen-

    diente normal, de treinta a cuarenta grados, como lade Ia primera sala. Esta es mayor todavia, segun pa-;rece. Sigo hacia abajo ...

    - Muy bien. ~Te sigo?- iNa! Espera,Perrnanezco inmovil y atento.- iEs formidable! iUn caos fantastico 1Su"fan-tas-ti-co" entusiasta repercute de piedra

    en piedra. Pasan algunos segundos ...---Es enorrne, enorme l He encendido la antorchagrande y no eonsigo distinguir ninguna pared. V oy abajar un poco mas.

    Paso a paso, se va internando. Cada treinta segun-dos nos interpelamos. "iOho 1 , oho l" Pronto esta derna-siado Iejos para hablarme y estos gritos, progresiva-mente ahogados, son el ultimo lazo entre nosotros.

    No hago el menor movimiento, esperando con im-paciencia que vuelva rni compafiero para bajar a 1 l 1 !vez y explorar en otra direccion la gigantesca sala. Peroel sigue alejandose ...

    De pronto ya no le oigo y 11115 gritos quedan S111respuesta.

    - Bueno - me digo -, seguramente debe de estardetras de uno de estos grandes bloques, .. No tardareen aide otra vez.

    Los minutes transcurren. E1 silencio se hace cadavez mas pesado.

    - No esta detras de ningun bloque. ~Habra pe-netrado tal vez en alguna galeria lateraL.. ?

    De vez en cuando lanzo una interpelacion sonora,escucho, luego cuento hasta treinta y vuelvo a gritar ...

    RECORD DE PROFUNDIDADHabra Ianzado una ojeada al reloj cuando Loubens

    se separo de mi. Lo recuerdo bien: las tres y trece.Ahora son las cuatro y cinco minutos.

    Las cuatro y diez, las cuatro y cuarto ...Las cuatro y media.< ! Tendre que encargarme de Patrick?Las cuatro v cuarenta,Genera1mente soy optimista, pero esta vez mi op-

    timismo se march ita v 1 0 siento disminuir como la llama.'de mi lampara que he colocado sobre la piedra.Pienso en mil accidentes posibles.,iLas cinco 1 ~Que hacer? Si se hubiera extraviado

    oiria sus llamadas ...Tengo prisa por bajar a 1 1 1 i vez, No para explorar,ciertamente... Perc en esta enonne sala ~que proha-bilidades tengo de encontrar a mi amigo? Y! aunque1 0 encontrara, ~que podria hacer? Si esta muerto, nada.Si esta heridc, poca cosa, pues me seria completamenteimposible traerlo conmigo. ~Entonces .. . ?No pueclo hacer otra cosa que esperar. Esperar,gritando de vez en cuando, por si acaso se hubierasencillarnente extraviado. Si a las cinco y media no hesabido nada, volvere a subiral uiuac. Ha quedado C011-venido que a las seis en punto lIamariamos a la super-ficie. Entonces 10 rnejor sera. pedir auxilio. Podran ba-jar Labeyrie, Janssens y los otros _.. Son muchachosfuertes,Nose si me he estrernecido al oir de repente, a 1 0lejos, despues de esta hora y media de silencio, e l lla-marniento de Loubens,NIi respuesta es un aullido de alegr ia. La voz deLoubens se acerca.

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    42 LA SIJltIA DE PIERRE SAINT-1VIARTIN- iTa-zie-ffe! r . En donde estas?-tAquiiil- r.Donde es aqui?- IEn la Plaza Vend6me, tonto! ~En donde quie-

    res que este ? i A Ia entrada de la sala!- Pues te oigo en cuatro sitios distintos ! Resuenael eco par todas partes.r . Que hacer, en semejantes circunstancias, sino in-

    tentar una direccion despues de otra hasta dar canla buena? Se 10 aconsejo asi, aumento la frecuencia demis lIamadas y enciendo una de las ultirnas antorchasde magnesia ...

    Loubens haprobado una direccion, luego otra ... Derepente :-- i Ta-zie-ffe ! iVeo tu luz !Ya esta .. : Reconozcola pendiente. iChico, estoy rendido ... !- ~ Q 1V~ ha sucedido ? r.or que ese silencio?- Me habia perdido, al tomar notas, tratando de

    calcular el camino recorrido, iQue sala, chico! Tienepar 10 menos quinientos metros par trescientos. ~Te laimaginas?

    - r.Yde altura?-Cien.-r.Y en e1 fondo?- En el fonda, un rio ...Ahara es precise izarle can la cuerda hasta e1 nivel

    de la escalera que pende en el vacio.Estiro cuanto puedo, hacienda fuerza con Ia es-

    palda, can los brazos, can los hombres. Resuello, jadeo,como un remero extenuado. Luego la escalera oscila ..S in una paIabra nos entregamos enteramente a este ul-timo esfuerzo.

    RECORD DE PROFUNDIDAD 43Par fin la luz de la lampara frontal aparece bajo

    nus pies,- iNo te muevas I Agarrate bien, voy a coger la

    camara ...- Date prisa - murmura Marcei-1 ya no pue-do mas ...Cojo la maquina. No es cuestion de tripode, E1 tri-

    pode esta alli cerrado, sin desdoblar. Pero servira como.candelabro. Coloco en el tres antorchas de magnesia,reuno las mechas, buseo laocaja de .f6sforos.

    La luz brota con una violencia de pufietazo, Con elojo pegado al visor filmo la aparicion de este rostraextenuado, vacio de toda energia.

    Loubens se iza, rigido y articulado, al parecer, comoun automata. La cabeza emerge prirnero, luego los hom-bros, el torso, y 1 1 1 1 amigo se deja caer de bruces, comopartido por 1a rnitad, con las piernas toelavia elentro delpozo, Le cojo con toda mi fuerza, y le ayudo a salircompletamente,

    - Lasseis menos veinte. Aprisa, ILa comunicaciontelef6nica es a las seis!

    Doblamos las cuerdas, arrollamos la escalera me-talica.

    - La Henne-Marte ha sido superada - dice Lou-bens, jadeante -. Quinientos cinco metros. Y un rio ...Entonces, despues de la terrible tension nerviosa

    que provocan siempre estas largas marchas solitariasa traves de la noche total, despues de esta lucha detoda la vol un tad para no abandonarse at desaliento,para reflexionar, para orientarse, despues de su largoderroche de energia fisica y moral, Marcel Loubens,mientras arrolla su escalera, rompe a llorar ...

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    CAPiTULO IIIREGRESO AL SOL. REGRESO_ ,A LA NOCHE

    HABiAMOS pen.sado que, en seguida de regresarnosotros a la superficie, algunos cornpafierosnos relevarian y proseguirian la exploracion.Bastaria con dos hombres descansados, mejor attn, contres, bien provistos de escaleras flexibles para alcanzarel rio e intentar seguir lo. Desgraciadamente esto nofue posible: el elevador can "manivela" y pedales notenia .la suficiente potencia. Fue rnuy complicado subir-nos a Loubens y a mi : el eansancio del. elevador, c le icual ciertas piezas fiaqueaban, solo podia compararsecan el nuestro.Hacia mucho sol cuando sa1i a la superficie. Estababajo tierra desde hacia veinticuatro horas y hacia par10 menos dos que me extraian lentamente de ella. Elprimer reflejo del dia se ve, todavia muy Iejos sobreuno mismo, al llegar a la terraza inclinada de los '~1l1e-nos 80". Ochenta metros de profundidad en una simanormal es ya, al parecer, alga apreciable. Aqui, en esteabismo de la Pierre Saint Martin tuve la impresion de

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    46 LA SIMA DE PIERRE SAINT-MARTINhallarme casi ell ! fici P' id Aa super Cleo ais conoci 0... ven-tura tenninada.

    Veinte rninutos mas tarde alcanzaba la salida. Miscompafierog me esperaban, muchos de ellos asornadosal estrecho hueco de esta ventana abierta en la roca.Me alentaban y su amistosa solidaridad me causaba :'placer.. Apenas estuve fuera se abalanzaron sobre rni para

    quitarrne el ames, desabrocharme Ia chaqueta, y qui-tarme las mojadas ropas. En pecos instantes me halle .'casi desnudo bajo el calido sol.

    - Entonces, chico, ~e s verdad qne hay un rio?- iClaro que si ! En fin, es Loubens quien 1 0 ha

    encontrado ..Yo me he quedado en la primera sala...Bubo que relatar, explicar. Y la esperanza de fu-turos descubrimientos atenuaba en parte la desilusionde no poder volver a bajar en seguida ...

    E1 'cable se desenrro1l6 de nuevo para bajar a bus cara Loubens,- Tengo hambre - le dije a Levi -, No habia

    mas que prcductos concentrados y azucar en tus con-denadas raciones.- iBueno! Veri y tendrils asado.Subi hacia los "cayolars" de pared de piedra seca

    de nuestros amigos los pastores. Que hermoso era elcielo, las blancas nubes irnpelidas par el viento, y todaaquella luz ...

    - tUn verdadero derroche de luz !Me serite sabre la hierba rasa, esquilada par los

    corderos, El cansancio se habia hecho repentinarnentepesado Jacqueline Cosyns, maternal, me trajo cosasbuenas y s6lidas para comer: el pan, Ia carne jugosa,

    REGRESO AL SOL 47el queso, el vino tinto en Ia vieja cantirnplora de piel...

    - No se que es mejor, Jacqueline, ~comer 0 dormir?iAh! iQue alegria, sentir el sol en la piel y en los

    ojos!- iVaya con la espeleologia .. , ! Estey satisfecho desaber 1 0 que es. Pero ya tengo suficiente, '

    Jacqueline me hablaba y yo la escuchaba sin com-prender gran cosa, masticando beatificamente mi pan:hacia treinta y dos horas que no habia pegado los ojos,

    "Tendre que volver a bajar, Me guataria filmar lasalida de Marcel. .. "

    Me desperte tres horas mas tarde, tendido horizon-talmente sobre la coria y amarillenta hierba ya de fina-les de verano. A pocos pasos, cerca de 1 a cabana, entresus camaradas del equipo,' Loubens relataba Sl1 aven-tura.- iOh! iTazieffe! lTe has dormido.?

    Hacia diez dias que estabarnos en los rocosos pas-,tos a 1.800 metros de altura. Diez dias de brumas, delluvia y de niebla, Sentia nostalgia de una bafiera llenade agua caliente.

    - iBajemos 1- dije.Nos fuimos los dos a grandes pasos. Las siete. ..

    E1 sol estaba bajo, casi sobre el infinite mar de nubesque 1 0 cub ria todo mas abajo de los mil quinientos me-tros. S6lo emergian las crestas que ondulaban, arrno-niosas y apacibles, en el aire puro del crepusculo.

    Carninabamos C011 prisa, alegrernente. A nuestraderecha habiamos dejado los "bracas", esc caos extra-

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    48 LA SIMA DE PIERRE SAINT-ivIARTlNno y paradojicamente monotone de piedras lisas v cla-r~s, cortadas par grietas profundas, obscuras falIas,SImas. La roca esta descarnada por la erosion y se creever eI ~squeleto desnudo, los hues os mismos del globo .. .. .Es m~Jor no aventurarse par este dedalo cuando se tie-ne pnsa 0 can insuficiente visibilidad. Por la pendienteque estamos bajando, una delgada capa de tierra her-bosa resiste todavia al calcareo. Pero despues de algu-nos lustros de pastos estos caos habran invadido nue-.vas superficies. ..

    Fue en tiernpos de Luis XIV, segun creo, wando la Idearad . , d 1 1 ":> acion e sue 0 empezo aqui sus devastaciones.H~sta entonces, espesos bosques de hayas y de pinos cu-bnan.las pendientes superiores de la montana. Pero senecesitaba madera para construir las carabelas y lasfragatas de la flota real. Los arboles fueron derribadossm piedad, y las aguas, tan abundantes en este pais de11.uVIas,arrastraron hacia los valles el mantillo v lastierras que ninguna raiz vigorosa retenia. S 6 1 0 la -hier-ba ~l1bsiste y de vez en cuando un pino aferrado enalgun hueco de la piedra, Recientemente, un lefiador~caba de encontrar en el bosque, que subsiste mas aha-JO t un conrnovedor testigo de 1 0 que en aquella epocase Ilamaba "el camino de la arboladura", ese caminoP?r el cual los galeotes encadenados transportaban ha-CIa los valles los troncos de pinos destinados a las can-teras navales. Este testigo es un "corazon de bronce"un coraz6n de b - ' once que ser Via para cerrar con uncandado las cadenas de los presidiarios ..... Desde los millones de afios que hace que existen los

    ~lnneos, las aguas de lluvia y las del deshielo se hanido filtrando a tra ves de la tierra. Gran parte de estas

    REGRESO AL SOL 49aguas quedaban acumuladas formando capas Y rcapa-redan en forma de fuentes en diversos puntos de laspendientes. Otra porcion, alcanzando la roca, se ins i-nuaba par estrechas hendiduras. La roca calcarea espracticamente la unica que el agua puede disolver, so-bre todo si es alga acida. Y, esta agua 1 0 era por haber-se cargado de acidos al atravesar el rnantillo. asi es queen el curso de centenares de milenios ha ido ensanchan-do poco a poco las grietas del calcareo, socavando pro-gresivamente la roca. Los cortes se han hecho masprofundos y se han abierto galerias a 10 largo de lasjunturas, 110 ya verticales, sino horizontales u oblicuas.En los puntas de union, can capas mas solubles queotras, se han formado salas, Y finalrnente. entre la su-perficie y la base de estos caka/eos que reposan milquinientos metros mas abajo sabre esquistos imperrnea-bles Ia montana se ha encontrado agujereada, perfora-da, pOl' canteras, pozos. hoyas, simas a galerias. ca-vernas de todas clases y de todas rnedidas.Mientras la piedra estaba eubierta par una gruesacap a terrosa, los abismos subyacel1tes no se reve1abanmas que por algunas depresiones del suelo. Pero cuan-do, despues de talar los bosques, esta tierra fue arras-trada, las aberturas fueron desapareciendo y las aguasse precipitaron en estos agujeros abiertos. La cantidadde agua que fluia por Ia superfieie se hizo insignifican-te: todo el caudal aportado por las lluvias y el deshielopenetro en el seno de la montana. Las cavernas y po-zos se agrandaron mas todavia, horadados por los to-rrentes que se precipitaban a veees par ellos. En earn-bio, en el exterior se secaron las fuentes. arroyos Ynos.

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    50 LA SI.lvIA DE PIERRE SAINT-MARTIN- ~En realidad - Ie digo a Loubens -, 10 que os

    interesa a vosotros, los espeleologos, es hallar elde los rios subterraneos?

    ~ Eso entre otras cosas, Cuenta tam bien elbrimiento de las salas, y su belleza. A veces lade las estalactitas, estalagmitas y capiteles calcareos esextraordinaria ... Pero en este caso, 1 0 interesante es. el'rio: no hay ninguno pOl' parte alguna sobre esta monta..fia, y encarnbio salen rnuchos en la parte baja, en losdesfiladeros de Kakouetta, en el canon de Holcarte ...Queriamos saber de donde salen y como.

    - Entonces, ~estas satisfecho de tu descubri-miento?-l Satisfecho? iTtl diras fE1 atractivo de la espeleologia, sin embargo, era

    todavia escaso para mi. Recordaba, eso si, laexcitacion que me habia invadido al sentir aproximar-se el momenta del descubrimiento del pozo que conducea la sala inferior. Pero de esto a abandonar el cielo,el sol, las nubes ...

    A algunos kilometres a nuestra izquierda un her-moso acantilado se alargaba, dibujado en lineas purassabre el cielo verde claro, Ante nosotros, rnuy cerca-'no ahora, un mar de nieblas. Apresurabamos el paso,'impelidos par el deseo de llegar al pueblo de SainteEngrace antes de Laneche. Deseo defraudado : nos per-dimos primero en los pastos, debido a la niebla, y en elbosque despues. La obscuridad nos envolvio y una tenuellovizna se fue tejiendo j nuestro alrededor. Ya nosabiarnos par donde ibamos, entre aquellos troncos,aquellos torrentes, aquellas paredes de rocas lividas ...Nosotros, que acababamos de pasar veinticuatro horas

    REGRESO AL SOL Sfen' unas grutas, cargados de larnparas, nos habiarnosmarch ado tan aprisa del campamento que no nos ha-biarnos llevado ninguna otra fuente de luz que unacaja de fosforos.

    La fatiga me ernbrutecia. iEstaba 111UY lejos de pen-sar en este memento cual seria ellugar en el que podriaresurgir e1 rio subterraneo t Dorrnir, dorrnir . .. Estaba-mos calados y sentiamos correr el agua fria a 1 0 largode la espalda, eneharcarse un memento en el hueco de. .1a cintura y fluir de pronto sobre los rifiones y losmuslos,- iMarcel, no puedo mas! Yo me echo a dorrnir.Manana par la manana se vera rnejor.

    - No, hombre. no ... Dentro de poco llegaremos.Nunca he sabido si creia verdaderamente que iba-

    11105 a llegar pronto 0 S 1 era una pura frase de aliento,Me la repitio media docena de veces y Iuego, "llega-mos", A medianoche estabamos en Sainte Engrace.Hacia dos semanas que nuestro cache dorrnia en casadel parroco, el unico garaje disponible.

    -- ~Le despertamos?- iClaro que Ie despertamos lE1 buen parroco no dorrnia y nos recibio con toda

    la cordialidad vasca, hasta el punto de que cuando cogiel volante y puse el coche en marcha por la estrechay serpenteante carretera, crei prudente ir "en segun-da". Loubens, riendo, me daba la razon.-I No, no, par favor, no -carnbies la marcha : so-bre todo quedate en segunda l

    Llegarnos ilesos a Licq hacia Ia una de la madru-gada. Al penetrar en la sala del hotel en la cual lasparedes revestidas de madera obscura relucian suave-

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    32 LA SIMA DE PIERRE SAINT-MARTINmente, ~Ol1bellS declare can su hablar Lento y sabrosoele gascon : .. - i Sra, Bouchet, como soy recordnuui de profun-didad, desearia una piperade digna de este Hombre yele nosotros! .'. Y la amable lVIargaritn Bouchet, a pesar de 10 inso,hto de la hera, nos prepare una piterade capaz ele des-trozar el paladar mas resistente,v _ olveria de buena gana por la p lpera de - rnur-mure antes de dorrnirme -. En cuanto a vuestras ca-vcrnas ...

    * * *El otofio ~ el invierno transcurrieron sin que pen-s~ra en la PIerre Saint Martin: no he tenido DUDea

    tiernpo clisponiblepara los recuerdos, y 1a sima no en-trab.a en mis proyectos. Ni cuando me estaba asando alsol Junto a una isla del Mar Rojo, ni cuando con rniscompafieros me afanaba repintando el blanco casco deIa. "Calipso" en el homo del puerto de Djeddah, en nin-gun momenta senti Ia nostalgia de las frescas cuevaspirenaicas.

    Luego regresamos a Europa y volvi a encontrar aalgunos ele.m.is compafieros del grupo espeleologico ~Janssens, LeVI, Cosyns, Loubens. Todos hablaban deldescenso proyectado para el mes de agosto, establecianel plan de ataque, se ocupahan en rcunir el material.Esta vez se trataba de bajar en grupo suficientementenumeroso, seis U ocho hombres, para explorai- en de-talle 1 a inmen.s,a sala y seguir el curso del rio. Para queesta. exploracion fuera eficaz, era precis a que el equipopudiera llegar a1 fondo en la mejor forma posible y,

    REGRESO AL SOL 5Jpor consiguiente, que el descenso fuera rapido y como-do a la vez.

    Esto exigia un sistema de suspension y un elevadorsuperiores a los del primer intento. Del elevador se ell-cargaba M~L,(Cosyns. Gracias a Janssens, parte de laspiezas mecanicas sedan proporcionadas por una granfabrica. En cuanto a la suspension, Roberto Levi, in-tenelente oficial del equipo, amable y tenaz, flaco peroinfatigable, habia establecido va estrecho contacto canel ministerio del Aire: el mejor tipo de arnes de para-caidista nos seria prestado,

    Poco a poco, a fuerza de discutir los problemas delequipo y los proyectos de exploracion, senti renacer enmi un creciente mter es por aquel negro agujero, Me in-terrogaban sobre la caverna, sondeaban mis recuerdos,tanto mas cuanto que Loubens estaba poco visible enaquella epoca, ocupado en la pequefia fabrica de pape!y de materia plastica que acababa de montar, que Jac-kie Ertaud, el segundo hombre que. habia descendidoa la sima, trabajaba sin descanso en las peliculas trai-das de nuestro crucero por el Mar ,Rojo can J . Y. Cous-teau, y que George Lepineux, despues de varios me-ses. habia marchado a Terre Addie a reunirse can laexpedicion antartica de Franck Liotard,Y asi fue como volvi . .. El pretexto, el motive queme e l l , fue Ia insuficiencia ele mi reportaje filmado enla prirnera exploracion y e! interes excepcional de Iasima, que rnerecia ser rnejor conocida. En realidad, mesentia atacado por 1a pasion del descubrimiento. Y com-prendi de qu e modo la espeleologia absorbe a sus aclep-tos : aetna sobre ellos con e 1 mas activo de los fermen-tos : eI atractivo de 10 desconocido.

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    54 LA SIMA DE PIERRE SAINT-MARTINGuardando las debidas proporciones, es la misma

    pasion que ha lanzado sobre la inmensidad de los ocea-nos a los hombres de Erick el Rojo (I) Y a los de Maga-llanes, que ha conducido luego a traves de hostiles sel-vas virgenes a Stanley y Fawcett, y empuja hoy toda-via a los exploradores polares 0 a los alpinistas. Sob~ela gran exploracion de superficie, la de los abismos sub-terraneos presenta dos ventajas : su campo de actiones todavia tan nuevo que las posibilidades de descubri,rniento son mas innnmerables que en el Antartico, losAndes 0 el Himalaya y, por otra parte, pasta recorrer-.algunas decenas, algunos centenares de kilometrescomo maximo, para llegar a una region calcarea: Ver-cors, Causses, ] ura, Pirineos, Carse italiano 0 Karstyugoeslavo, casi al sa1ir de casa. En el periodo de unsencillo ioeck-end, el espeleologo podra experimentartodas las dificultades, las angustias y las alegrias deuna expedicion en un pais virgen. La espeleologin 0 la 'exp Ioracion dorninical. ..

    Este atractivo de 10 desconocido. y de 10 descono-cido dificil, no se atreve mucho, sin embargo, a mani ..festarse como tal. En todos los tiempos se ha refuO'iadodetras de moviles mas admisibles: razones econornicas,objetivos cientificos ... Quiero creer que fue e1 cebo delas riquezas fabulosas 10 que arrastraba' mar adentroa los navegantes de Cartage 0 de Cadiz, a Marco Poloa las estepas 0 los desiertos del Asia Central, a losexploradores a los montes del Peru 0 a las selvas delCongo.

    Este era al menos el motivo confesado: pero 1 0 que(I) Rey escandinavo que descubri6 Groenlandia.

    REGRESO AL SOL 55ardia en el fondo de ellos rnismos, ~no era acaso laembriaguez del contacto con 10 desc'onocido?

    Tnmbien la espeleologia pone en evidencia U1105 ob-jetivos de orden utilitario, incluso estrategico. No, seatreve a confesar Sl1 simple amor de 10 desconocidorevel ado , del riesgo corrido, de las dificultades supe-radas. Lo mismo que el alpinismo de los prirneros tiem-pas. se reviste de apariencias cientificas. Y : 1 1 realidades apasionante, hal1ar en el fondo de las SImas y lasg-alerias subter'raneas, algun indicio sobre la perfora-~i6n de la corteza terrestre, descubrir vestigios de lahumanidad prirnitiva y de animales desapan~cidos, in-tentar penetrar el misterio de los rayos cosmicos 0 es-tudiar 'la biologia de los cavernicolas ... Pero no creoque nadie se haya heche espeleologo por razones seme-jantes. En cambio, mas de un espeleologo venido deldeporte a la ciencia, ha sentido crecer en ella curiosi-dad de ese mundo extrafio, en el cual s610 la aficion a1a accion le habra introducido.No se como se reclutan los otros grupos espeleol6-zicos, pero el de Ia Pierre Saint Martin se compone de;ente de diferentes profesiones y l1acionalidades. Hayque decir que nuestro equipo es un poco como aquelcuchillo, al que Ie han side cambiadas sl. lcesivamente lashojas y e 1 mango, pero que sigue siendo el rnismo cu-chillo. Descle que Cosyns explora este macizo calcareoen la frontera del Pais Vasco y el Beam, muchos C0111-pafieros de equipo se han ido sucediendo. Ha ha?~doingleses, italianos, belgas y f ranceses, pero e1 espirituse ha comunicado de t1l10S a otros. Entre los miernbrosdel equipo actual, algunos vienen del Doubs, otros dela Haute Caronne, otros incluso de la Haute Saone,

    '1,

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    56 LA SIMA DE PIERRE SAINT-MARTINalgunos de Belgica, sin olvidar Paris: todos se reunena principios de agosto en Licq Aftherey, en los BajosPirineos, EI estar asi, desparramados, no facilita lapreparaci6n y la puesta en marcha de las expecIiciones ...

    A medida que avanzaba la primavera se iban uItiman-do los detallcs, El elevador habia sido dibujado y cal-culado por Max Cosyns. Debra accionarse, no ya comoel afio precedente par el musculo humano, sino por me-dio de un motor elect r ico alimentado por un grupo elec-trogeno. Su construccion se llevo a cabo en Bruselas,bajo la vigilancia de su inventor. En principio teniaque bajar un hombre en media hora al fondo de lostrcscientos cincuenta metros de pozo vertical. A estavelocidad una cadcncia de cuatro, incluso de seis des-censos por dia, podian ser caIculados, 1 0 que permitiria,prever un nurnero suficiente de equipos frescos en elIondo y unos relevos faciles.

    Cada hombre bajaria can cincuenta 0 sesenta kilo-gramos de material: material de carnpamento, de na-vegaci6n, de zambullidas, escaleras, cuerdas, y un cam-pamento de base seria establecido en Ia parte baja dela sala Elisabeth Caste ret, hacia los quinientos metrosde profundidad, en la playa de guijarros que Loubensnos habia dicho que existia en la orilla del rio descu-bierto por el,

    En cuanto a Roberto Levi, a mi paso por Paris, Ieencontraba siempre negociando con industriales 0 co-merciantes, prestamos de material, donativos de vlvc-res 0 de equipo. DescIe los dos afios que hace que 1 0conczco, no le veo en plena accion, en plena euforia,mas que durante las sernanas que preceden a la reuniond el e qu ip o ,

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    Loubens repasa Sll casco Y su arnes,

    E1 autor se cquipa para el descenso.

    REGRESO AI. SOL 5 7Gracias a el obtuvimos un material moderno de sus-

    pension paracaidista, monos y chaquetas impermeables,excelentes cascos, canoas neumaticas, cocinillas de bu-tano, tiendas de campafia y nuevos viveres en cantidad,desde el zumo de frutas hasta la galleta de mantequilla.Esto no solo nos ahorraba dinero, del que no nos so-braba mucho, sino que adernas clejaba prever un des-censo y una estancia en el fondo bastante confortables,Esta comodidad no podia dejar de contribuir al exitode Ia aventura.

    El material y las promesas de material se acumula-ban, y las esperanzas de exito aumentaban sin cesar.E1 primer punta, en seguida que cinco hombres hubie-ran llegado al fondo del gran pozo vertical, seria bajara arreglar el paso que conduce a 1a sala inferior y trans-portar hasta la orilla del r io 1 0 necesario para montarun campamento de base sobre la playa. Durante estetiernpo, otros componentes del equipo debian reunirsea la vanguardia y la exploracion se desarrollaria en-tonces, por una parte, alrededor de vastas salas y, porotra, a 1 0 largo del curso del agua. Tanto tiempo comoesto fuera posible se seguiria una u otra de las orillasrocosas; luego, las canoas neumaticas perrnitirian na-vegar por la superficie; las escaleras flexibles, bajar lascascadas ; las "escafandras Cousteau", franquear lossifones, estos tuneles inundados en los cuales el aguallega hasta las bovedas. En fin, si todo iba bien, se po-dria volver a salir de la montana en alguna parte alfondo de los desfiladeros de Kakouetta, mil quinientosmetros mas abajo, seis kilometres mas lejos.

    Geo16gicamente, la cosa era posible, pues pareciaque esta gruesa "torta" calcarea reposaba, segun un

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    LA SIlvIA DE PIERRE SAINT-MARTINplano inclinado, sobre una base de esquistos impermea-bles. En este plano inferior, los numerosos hilillos deagua que se filtraban a traves .de la roca calcarea al.unirse formaban rios, y volvian a salir a la luz en ellugar en donde afloraba el contacto esquistocalcareo, asea en el fondo de los desfiladeros antedichos,

    - Eres i11UY optirnista - observaba Labeyrie, alescuchar rnis lucubraciones.

    Pero a pesar de los esfuerzos de Levi, quedabantodavia muchos gastos por cubrir.. . Recurrirnos a unexpedients clasico : vender por anticipado a un diarioel relata de nuestras impresiones y de nuestras aven-'.turas. Tratarnos el asunto POl' telefono y e l precio fija-do por Levi fue aceptado sin vacilar.

    En el Ministerio del Aire pasamos rnuchas horasdiscutiendo con arnables tecnicos, sobre Ia calidacl de losarneses de paracaidista y la seguridad de sus argollas.Acabamos pOl' elegir el modele que nos parecio mejory Levi y yo, uno ligero y el otro pesado, fuimos suspen- .didos, por turno, a un portico. Este sillin hecho de cin-chas y de nylon nos parecio incomparablemente mascomedo que el insoportable ames del afio precedente, alque tanto habiamos maldecido en el cur so de las horas,un poco demasiado Iargas, que perrnanecirnos suspen-didos en el. interminable pozo, durante las cuales, pocoa poco, nuestras piernas, despues de entumecerse, pare-dan haberse osificado.

    A principios de agosto atravesaba toda Francia, ca-mino de los Pirineos. En el transcurso de este viajesenti pOI' primera vez una aprension 1l111Y ligera al pen-sal" en nuestra empresa, Resulta muy facil hablar "des-pues" de las intuiciones que se han tenido "antes", Sin

    REGRESO AL SOL 59embargo, es un hecho : me sorprendi varias veces pa-sando revista a mis cornpafieros de equipo y sopesandocual de los once causaria menos pesar si quedaba en elfonda de la sima ...

    HEres idiota - me dije -. El cansancio te da ideasftinebres, "Volvi a hallar, encajado entre sus altas grupas casi

    excesivamente verdes, al vall~ de Saison, las blancascasitas vascas, diserninadas como juguetes de N urern-berg en medio de los prados, la estrecha y serpenteantecarretera y par fin Licq, agazapado e n un recodo delvalle, con el Hotel de los Tnristas, tradicional Ingar decita de los espeleologos que desde hace cerca de treintaafios se reunen alli antes de dispersarse hacia las pro-fundidades' de la region. Pensaba en el clasico HotelSeiler de Zermatt de antes del 1900, en el que sirnpa-ticos propietarios, mas amigos que hoteleros, tornabanparte en las esperanzas, en las alegrias y en los desen-gafios de los Whymper y los Mummery. Del 111isl11omodo, volviamos a encontrar aqui, can placer no disi-mulado, los rostros abiertos y acogedores de la familiaBoucher.

    Durante dos elias, en espera de que todos los rniem-bros del equipo fueran llegando, fonnamos una rui-dosa reunion en to rna a la mesa del centro del co-medor.'Hacia unos trcs dias que Levi estaba alli, marcan-do elrnaterial y alrnacenandolo en una granja. Tododebia ser transportado a 101110sde mula al collado de laPierre Saint-Martin y se preparahan las cargas. Tien-c1as, escaleras, conservas, cuerdas, ropa, ZUi110S de fru-ta, neumaticos, galletas, antorchas de magnesio, pelicu-

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    60 LA SIMA DE PIERRE SAINT-MARTINlas, clavijas, legumbres secas, herramientas,cafe, te, mosquetones, azucar, sal, cocinillas,chocolate eran meticulosamente dispuestos en unapecie de largos cilindros hechos de una delgada hojade madera. que se cerraba con una tapa del misrno ma-terial y que Pierre Accoce, el periodista que se habiaconvertido en un cornpafiero para nosotros, marcabacon un nurnero de orden.

    E1 afio anterior, una nube de representantes de losperiodicos mas diversos habia caido sobre nosotros, alliarriba, en el 'cfi"uac que cornpartiamos con los pastorsg,De momento no comprendimos a que obedecia aquel1ainvasion, pero luego nos dimes cuenta por fin de 1 0 queIes habia atraido : era el rumor de que podia ser batidoun "record del mnndo ". Confesemoslo, esta nocion mis-111a de record de profundidad 110 tiene m as que u n. i1 1-teres 111UY relativo : un dia u otro, si las circunstanciasnaturales 1 0 permiten, se descendera sin- dificuLtades.particulares a mas de mil 0 de mil quinientos metros:todo depende de la configuracion de los pozos. En cam:bio, existen gran numero de simas extraordinariamenteelm-as de veneer que no tienen una profundidad supe-rior a los trescientos 0 cuatrocientos metros. Pero nos'hallabarnos en el mes de agosto, estacion de las serpien-tes de mar. .. Reporteros, amigos rnios, dejadme que osdig-a que 1a espeleologia tiene mas valor que una ser-piente de mar.

    En I952, Licq via surg ir , desde antes de nuestramarcha al collado, dos reporteros, uno de extrema iz-quierda y otro de extrema derecha. Se entendian comobuenos cornpafieros y creo incluso que se eomunicabanlas inforrnaciones. Informaciones es mucho decir.. , No

    REGRESO AL SOL 01

    habra zran cosa que relatar sino que se empaquetaba,b se hacian listas; que Labeyrie, prudente como siempre,probaba las cuerdas, Despues de sujetarlas por un ex-tremo al jeep de Sauveur Bouchet, las hacia pasar parencima de una viga colocacla a gran altura y ataba ene 1 otro extrema un tonel de 200 litros Ileno de arena.Entre las cuerdas viejas guardadas por Levi, muy po-cas fueron las que soportaron La prueba.v .

    E1 elevador no estaba todavia alli, Venia par car r e-tera, traido desde Bmselas sobre dos coches, P?f MaxCosyns y Jimmy Theodor. Mientras l~. esper~ba~nos,tuvimos un dia de descanso. S6lo trabajo Levi, dlSCU-tienclo con los arrieros de Sainte Engrace y de Arette,sabre el trans porte de nuestro equipaje.

    Aquella jornada de verdadero repose fue agrada-ble. Hacia meses que no habia conocido ninguna serne-jante. Durante horas pasamos el rato en una pradera,CO{1 Labeyrie, lanzando el disco. Las bondaclosas va

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    62 LA SIMA DE PIERRESAINT-lvIARTINs~ informo de la tecnica del juego, y con toda su ener,gra proyecto el disco directamente sobre una bonigavaca ...

    Las ,1Iega~as se sucedian : e 1 doct?r Andre Ma~rey,de ~abel10s nzados ~ arnable y sutil sonrisa : Jimmy"Theodor, que nos traia de Bruselas el elevador eU:ctri-co. ~Jimmy? Un veterano del equipo que no habiadido ser de los nuestros en 1951. Luego, Ma..'CCosynscon el grupo electrogeno y el motor. Con Norbert Cas-teret, Jean Janssens. Andre Treuthard y Pierre Louisque habian llegado la vispera, el equipo estaba casi corn-pleto, No faltaba mas que Occhialini. Como veniaBrasil, un retraso de veinticuatro 0 de cuarenta y ochohoras era natural.,; .'

    La subida del elevador, desde los chalets de AreUehasta el collado de la Pierre Saint-Martin, fue casi una'proeza. Este elevador ultraligero pesaba de todos rno-dos ciento tres kilos ... Tenia cerca de dos metros delongitud y Ia mitad de altura y anchura, S610 podialIevarse al collado en caballeria, pues el camino no eraen algunos lugares, mas que una escalera natural enIa. roca, E1 rnulo no tenia capacidad para realizar se-mejante trabajo, se necesitaba un caballo, y un caballoacostul11brado a fa montana. Este raro animal fue des-cubierto por Levi en Arette, en el valle del Vert, pa-ralelo al de Saison.

    El jeep de Bouchet llevo el material hasta el naci-miento del rio. Hacia un tiempo magnifico: unas- nu-becitas blancas flotaban por el cielo, sobre el cual sedibujaban los montes, verdeantes de bosques y de pas-tos. Sobre 105 prados, mas verdes aun, se destacabanaIgtUlOs chalets de troncos y chapas, obscnrecidos y pa-.

    REGRESO AL SOLtinados por el tiernpo, y unas vacas de un color ocreclaro que pacian tintineando las esquilas.

    Alla nos esperaban las 111u1asy el caballo. Cargara las primeras no ofreci6 ninguna dificultad, pero fueprecise mucho tiempo y rnucha paciencia para colocarsobre el caballo el ernbarazoso y fragil elevador. Final-mente, se sostuvo, perc can un equilibrio bastante in-estable, y fue necesario que a cada lade del animal ca-rninara un hombre para mantener la maquina en Sl1sitio durante las cinco horas que duro la subida. Estos610 habria supuesto una pequefia rnolestia si e 1 caminohubiera side facil, perc, desgraciadamente, e 1 sendero110era muchas veces mas que una pista vagamente per-ceptible en un caos de rocas claras, y los acornpafiantesdel elevador tcnian que hacer entonces verdaderas aero-bacias para perrnanecer a la altura del caballo, sobretodo cuando este, para franquear los repechos, acele-raba- de pronto In . rnarcha. Pierre Louis, Treuthard yLevi se relevaban por babor : por e 1 otro 'lado, el pro-pietario del caballo; un joven bearnes rubio, de ojosaZ111es,realizaba verdaderos prodigies.

    Una vez atravesada la zona de bosques, alcanzamoslos vastos pastos superiores, sernbrados de agujeros yde depresiones del terreno. La cara vana se alargaba en.Ia extension de las crestas, Bordeamos el extraordina-rio caos del Grand Bracas y, despues de haber rodeado1a base del pico de Arias, hallamos cerca del collado anuestros viejos arnigos los pastores, a los hermanosTantham primero, luego Henri y por fin Vincent La-grave, llamado el juez, que debia ser nuestro pacientey risueiio huesped en aquellas aridas regiones.

    Este hombre alto, flaco e infatigable, de ojos pers-

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    64 LA SIlvIA DE PIERRE SAINT-MARTINpicaces entre la eterna boina negra y el bigote, era unhuesped muy generoso que nos dejaba a nuestra corn-pIcta disposici6n dos dc sus tres "cayolars". Y todaviaen el tercero, en eI cual habitaba, albergaba ados 0 tresmas de nosotros.

    Los elias que siguieron estuvieron llenos de tran-quila actividad. Una vez montadas las tiendas, cadauno emprendi6 su tare a ; se trataba de transportar elmaterial y de instalar las maquinas,

    Las cabanas estan situadas debajo mismo de lacresta calcarea, al abrigo de los vientos del norte. Unapendiente muy rapida de piedras y de hierba rasa des-ciende hasta un vallecito, doscientos metros mas abajo.A media pendiente hay un foso de unos diez metros enla pared del eual, como una ventana, se abre la entradade Ia sima.

    Poco a poco, el elevador, el motor, eI grupo electr6-gcno, las escaleras, el cemento, se hallaron al borde dela sima.

    EI elevador tenia un aspecto magnifico: acero mate,polcas relucientes, fino y de magnifica clase, Por su me-canismo de precisi6n era objeto de todos los cuidados,de todas las atenciones. Cuando fue preciso bajarlo enbrazos descle el collado, todo el mundo quiso ayudar :doce pares de brazos, algunos vigorosos, otros no tan-to, se apoderaronde la percha de haya a la cual estabasujeta la maquina, y todos los hombres, de frente, des-ccndieron la pendiente paso a paso.

    Cosyns no perrnitio que nadie mas que e l dispusiera,una por una, y ascgurara can cementa, las piedras quedebian formar Ia basco Fue una tarea minuciosa que leocupo mas de un elia. Luego, euando el cementa se hubo

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    La entrada de ]a sima.

    REGRESO AL SOL 65endurecido por fin, el quintal de acero trabajado fuelevantado pdr seis 0 siete hombres y cuidadosamentecolocado sobre este zocalo.

    Una cincuentena de metros mas arriba, en el hue-co de otra cavidad, Pierre Louis, Jimmy, Mairey yTreuthard, despues de traer las diferentes pieaas, lasmontaron y pusieron a punto de marcha el grupo e1ec-trogeno, Una linea fue tendida de alli hasta el e1eva-dar. Un pino muerto y retorcido sirvio de poste.

    EI motor electrico debia accionar la maquina pormedio de un arbol de mas de un metro de longitud.Ajustar todo este conjunto Ilevo mucho tiempo. En piesobre las cornisas calcareas que se destacaban sobrela verde hierba con su grisacea blancura, Marcel, Jim-my y yo adrnirabamos el trabajo de -los mecanicos,

    -' Un elevador electrico - dijo Loubens - hara eldescenso mucho mas agradable.

    - Tecnicarnente, bastara media hora para lIegar alfondo - aiiadio Jimmy.

    - iMedia hora solamente y con un ames de unacornodidad incomparable! - observe yo,

    - Con este equipo - prosiguio Marcel-, la ex-ploraci6n del pozo se ha convertido en una simple for-malidad ... j Si no hallamos dificultades en el fonda, nosera mas que un paseo en ascensor!

    En una de las cabafias, nuestro gran intendente ha-bia acabado de presidir la clasificacion de las cuerdas,escalas, lamparas, escafandras y camas neurnaticas.Este material bien ordenado era tan impresionante comoun arsenal antes de la batalla,

    EI segundo "cayolar" habia visto alinearse las ca-jas de macarrones y las latas de sardinas, los cestos de

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    66 LA SI.JlIA DE PIERRE, SAINT-lvIARTIlYcebol1as y pimientos, las cajas de huevos, losde galletas y bizcochos, En las vigas, ennegrecidas porel hU1110de muchos afios, quedaron suspendidos dos .mones y el tocino. Y el antiguo hogar hecho con alg1.1ftnas piedras llanas se mara villa ante un modernoazul, limpio y reluciente.

    Los dias transcurrieron. Ya no quedaba masbajo que para los encargados del rancho y los '."-,-u.~u-cos; Pierre Louis, delgado, enjuto, un pocode mirada viva y dulce a la vez bajo su gorra de telacaqui can Ia visera levantada, trabajaba paciente111ente.con Sus habiles manes, dirigido por Max Cosyns. Este,callado y con aire distraido cuando no rniraba a su ele-.'vader, secomia literalmente a 1a maquina con los ojos,inclinando hacia ella su largo torso y largo rostra.

    Andre Mairey habia agrupado sussus drogas, sus vendas y sus instrumentos, Como todosnosotros, tenia prisa por bajar a 1a sima y esperaba con'impaciencia que todo estuviera dispuesto para que em-pezara la verdadera expedicion.

    Se discutia un poco, por pequefios grupos, ~En queorden se efectuaria el descenso? Debia darse preferen-cia a los que no habian podido penetrar en la simaana anterior. Cada uno a su vez, es natural. Pero tam-':bien era precise que el prirnero fuera un hombreperfectas condiciones fisicas y morales, que contaracon una gran experiencia de espeleologo.

    Por fin pudieron empezarse los ensayos. Loubens,que hubiera tenido que ser e 1 ultimo en bajar al fondo,se propuso para esta prueba preliminar del material yequipo : casco impresionante de piloto de avion de reac-

    REGRESO AL SOLcion, ames de paracaidista de nylon caqui, una lamparaen la f rente, otra en el pecho, Ia mochila en la espalda,mar tillo, clavijas y mosquetones en la cintura.

    Mientras yo ayudaba a Marcel a colocarse sus com-p1icados arreos, tres 0 cuatro reporteros graficos toma-ban fotografias. Uno de ellos, casi arrodillado, se adelan-taba hacia el armada Callsu rnaquina C011101 pretendieraametrallarle. Marcel esbozaba una sonrisa cortes. Lue-go, la sonrisa se borraba, dejando Iugar a esa gravedadque impregna siernpre el rostro de los mas audaces, delos mas aguerridos, en el momento en que van a entre-garse, una vez mas, a las tinieblas. Tendido oblicua-mente en 1a cavidad, entre el elevador y Ia polea c010-cada en el orificio de la sima, el delgado cable centellea-ba al sol. Habia ligeras nubes en el cielo, y unos corde-ros, como suspendidos encirna del acantilado, semeja-ban tam bien ligeras nubes. Todo hablaba de 1uz y devida, y parecia extrafio pensar en el mundo subterraneo.

    - El perimetro de seguridad - ordeno Cosyns,bajo el toido en donde estaba sentado junto al elevador.

    Y Norbert Casteret, con una expresion maliciosaen su rostro de viejo pastor, se puso .a rodear toda Iacavidad con una Iarga cucrda ... que periodistas y cu-riosos saltaron en seguida con desenvoltura,NIi madre, a1 subir de Sainte Engrace aquella mis-111amanana, habia cogido en los pastes algunos dave-les de pastor; se los tendio a Loubens, que se los pusosobre el pecho, murrnurando can una sonrisa, que