taller psicoprofiláctico con tej partap kaur ... · maestra de kundalini yoga certificada por...

9
Cel: (+52 1) 55 9199 2861 Oficina: (+52 55) 4623 0698 www.espaciopurpura.com Taller Psicoprofiláctico Con Tej Partap Kaur Miércoles 7:00PM

Upload: vuongnhu

Post on 30-Sep-2018

213 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

               

Cel: (+52 1) 55 9199 2861 Oficina: (+52 55) 4623 0698

www.espaciopurpura.com

Taller Psicoprofiláctico Con Tej Partap Kaur

Miércoles 7:00PM

               

Cel: (+52 1) 55 9199 2861 Oficina: (+52 55) 4623 0698

www.espaciopurpura.com

Devuelve y permite recuperar la confianza en el cuerpo, en sus funciones, en la capacidad de vivir y crecer saludablemente,

tanto en el aspecto físico como en el emocional.  La preparación despeja incógnitas y sustituye conceptos negativos sin

fundamento por información correcta y positiva con respecto a la experiencia más importante en la vida de una pareja.

Entre las causas emocionales del dolor que se presenta en el parto, está el miedo a lo desconocido, la información negativa y el hecho de que se considere como un proceso médico

y quirúrgico. Temas del Taller:

La transformación del embarazo, Comodidad y bienestar, Nutrición durante el embarazo,Signos y síntomas de alarma, Rutinas hospitalarias y plan de parto, Fases y etapas del trabajo de

parto, Trabajo de parto, Medidas de confort durante el trabajo de parto, Cuidados de la madre y del recién nacido, Lactancia, Clase para papás.

Se imparte en 2 modalidades:

Intensivo para mamás de mas de 6 meses ( 4 sesiones) Inversión: 2,200 MXN en un solo pago y/o 2,500 MXN en dos pagos.

Normal (11 sesioes) Inversión: 3,600 MXN en un solo pago y/o 4,000 MXN en dos pagos.

 

   

Psicoprofiláctico

               

Cel: (+52 1) 55 9199 2861 Oficina: (+52 55) 4623 0698

www.espaciopurpura.com

Maestra de Kundalini Yoga certificada por KRI (Kundalini Research Institute) & Instructora de Psicoprofilaxis Perinatal certificada por ANIPP

(Asociación Nacional de Instructoras de Psicoprofilaxis Perinatal, A.C.)

Cursos de especialidad: Yoga para el Embarazo y Yoga Post Natal ,Yoga para Niños, Panch Karam (Numerología Tántrica) , Discapacidad (Síndrome de Down)

2o Nivel: Estrés y Vitalidad, Ciclos y Estilos de Vida

Sanación: Reiki japonés, Shoden nivel I y Okuden nivel II, Terapia de Polaridad, Aromaterapia

Se ha dedicado a acompañar y elevar a las mujeres antes y durante el embarazo, en parto y en posparto.

Mamá Consciente Certificaciones: Psicoprofilaxis, Lactancia Materna, Parto en Agua por Water Birth International, Doula

(acompañante de Parto), Encapsulado y homeopatía de la placenta, Homeopatía para el embarazo, parto y posparto.

 

   

Tej Partap Kaur

               

Cel: (+52 1) 55 9199 2861 Oficina: (+52 55) 4623 0698

www.espaciopurpura.com

Lunes & Jueves

Yoga Prenatal (Embarazo) 10:30AM  

 

Yoga Prenatal & Posnatal

Lunes & Jueves Yoga Posnatal (Mamá & Bebé) 11:30AM  

               

Cel: (+52 1) 55 9199 2861 Oficina: (+52 55) 4623 0698

www.espaciopurpura.com

 

Servicios Mamá Consciente & Espacio Púrpura

Platica con Obstetra José Eduardo Serratos Platica con Pediatra Mario Pineda Taller de rebozo con Cunitas de Amor Ceremonia 120 días Grupo de apoyo a la lactancia con Mónica Flores Masaje Prenatal

               

Cel: (+52 1) 55 9199 2861 Oficina: (+52 55) 4623 0698

www.espaciopurpura.com

 

Testimonios Parto Humanizado

Un parto consciente

Si preguntamos a mi esposo, que momento de mi embarazo fue el más significativo, sería este: Un domingo en la mañana le preparé su desayuno en un plato con la inscripción “Papas son como las

Mamas – pero más relajados” y así le hice entender que iba a ser papa. 15 min después estábamos platicando sobre carriolas,

como equipar su cuarto y nombres. El instinto “construcción de nido” nos sobrepasó como a muchos futuros padres. Ocupándose con todos estos importantes asuntos se olvida muchas veces

el parto y vuelve hasta poco tiempo antes de llegar al término del embarazo. En mi caso fue diferente. Empecé a lidiar muy pronto con el tema de dar a luz. Tal vez porque mi

esposo no sabía si iba a querer estar. Lo entendí perfectamente, pero si deseaba ser acompañada por una persona de confianza. #

Por lo tanto busqué una partera que estuvo a mi lado durante todo el embarazo pudiéndose desarrollar una relación de confianza. Aparte de ella y el psico-profiláctico me preparé con yoga para

el gran día. Al contrario de muchas mujeres no sentí miedo, solo tenía mucha curiosidad de conocer a mi hijo. Por suerte mi hijo decidió nacer 2 semanas antes de la fecha pronosticada. El parto empezó de repente con la ruptura de fuente a las 3 de la madrugada. Cuando desperté a mi esposo dijo:

parece que vamos a ser papas hoy. Gracias a las técnicas yoguicas de respiración podía lidiar muy bien las contracciones y esperar hasta la mañana para ir al hospital, donde me estaba esperando la partera. Después de algunas examinaciones hicimos una última caminata mi esposo y yo. Fue una

hermosa mañana de verano y un día perfecto para nacer. Todo pasó muy rápido y después del mediodía había nacido mi hijo. No voy a olvidar nunca la sensación de tenerlo la primera vez en

brazos y mirar sus grandes y curiosos ojos. Finalmente mi esposo si estaba durante el parto y lo describe así: “y de repente todo fue silencioso y

miré y aquí estaba, nuestro hijo”. Aunque no quisiera vivirlo todos los días, estoy orgullosa de mi y agradecida que todo salió tan bien y relativamente “fácil”. Estoy consciente de que mi parto “rápido”

y embarazo sin complicaciones fueron un regalo del universo. Si tendré otro hijo seguramente volviera a escoger los factores influenciables (partera, prepararme desde pronto al parto y yoga) y

esperar tener otra vez un parto tan maravilloso. A

               

Cel: (+52 1) 55 9199 2861 Oficina: (+52 55) 4623 0698

www.espaciopurpura.com

 

Testimonios Parto Humanizado

Un parto sin expectativas

Hace 8 meses que nació mi hija y, aunque he relatado lo sucedido una y otra vez a familiares y amigos,  no me

había tomado el tiempo de encontrarme a solas con el recuerdo minucioso de ese día. Mi parto fue inducido, ya pasaba de la semana 40 y no había ninguna señal que indicara que mi pequeña fuera a

nacer. Podíamos esperar, con el riesgo de que la placenta no diera para más, y tal vez terminar en una cesárea, así que optamos por media pastilla de prostaglandina vía vaginal, para desencadenar el parto. 

En esas últimas semanas sabía que mi bebé podía llegar en cualquier momento, y me sentía tranquila al respecto, sin embargo tener la certeza, el conocimiento anticipado de qué ya venía, me llenó de inquietud. 

Era el primer día de marzo, un sábado soleado y perezoso. Me desperté con ligeras contracciones, hacía nueve horas que me había colocado la prostaglandina. Cerca de la una empezaron a ser más fuertes, mi marido y yo

estábamos dando un paseo por el barrio cuando decidimos que tal vez era hora de ir al hospital. Le dimos aviso a nuestro obstetra, para que fuera preparándose. Estábamos nerviosos y alegres, como quien va a recibir un premio.  A las dos y media llegamos al hospital, el papeleo es monstruoso. De principio a fin fue una espiral burocrática, de la

que mi marido se hizo cargo.  Entrar en la sala de parto en agua fue como entrar a un espacio de tiempo suspendido, blanco, luminoso y aséptico.

No quise música, no quise inciensos, quería la realidad austera, un retrato sin maquillaje. El dolor de las contracciones se hacía cada vez más intenso, los intervalos más cortos. Me metí en la ducha y el agua caliente me ayudó por un tiempo. Llenaron parcialmente la enorme bañera, y ahí también encontré algo de

alivio. A las cuatro horas tenía siete centímetros de dilatación, y podían pasar hasta tres horas más para llegar a los 10 centímetros necesarios. Aunque siempre me tuve por una persona con un umbral de dolor alto, ya no podía lidiar

más con el que me producían las contracciones, pensar en tres horas más de dolor era imposible. Mi marido me contenía con dulzura y firmeza, pero era yo quien no podía más. Opté por la epidural y el parto en cama. La

anestesista hizo un trabajo estupendo, en pocos minutos llegó la calma, el dolor era ahora una sensación fuerte y nada más. Al relajarme, en cuestión de minutos dilaté los tres centímetros faltantes.  Con mi marido sosteniendo mi

mano y el apoyo de mi obstetra,  la cabecita de mi bebé coronó, llevé mi mano hasta allí y pude sentirla, era increíble. Tras un largo pujido salió completa, con los ojos abiertos de par en par, sin llanto. La colocaron sobre mi,

ella con ese instinto primero, buscaba el pecho. Al mismo tiempo su cuerpito soltó una riada de meconio y orina, que me dijo que la habíamos traído al mundo justo a tiempo. Eran las ocho de la noche.

Fui a mi parto con nervios pero sin expectativas, a sabiendas que podía ocurrir cualquier cosa pero con la íntima certeza de que saldría todo bien, y así fue.  No lloré, tampoco mi marido, es raro porque somos de lágrima fácil. Lloro ahora, en ocasiones, al darme cuenta que mi hija no solo pasó a través  de mi ese día, si no que lo hace cada día, la

alumbro cada día, pasa a través de mi, de todas mis fibras, cada día.   El parto es una puerta, y como toda puerta sirve para salir y para entrar, es la puerta por la que mi hija salió al mundo

y yo entré a la maternidad.  W.

               

Cel: (+52 1) 55 9199 2861 Oficina: (+52 55) 4623 0698

www.espaciopurpura.com

 

Testimonios Parto Humanizado

Parto en agua (Parte 1)

Durante el parto de mi pequeño bebé entendí y sentí que hay una fuerza mayor que guía este proceso. Me costó mucho soltar el control sobre lo que estaba sucediendo en mi pero cuando lo logré me encantó sentir como el bebé y yo, el papá, la doula y la gineco-obstetra unimos nuestras energías para llevarlo a la luz. Sabía que a la distancia mis maestros, familiares y amigos me mandaron buenos deseos y mucha luz y

eso me tranquilizó bastante.  Ya a los primeros meses del embarazo mi esposo y yo entramos en contacto con una doula y una obstetra que nos dieron confianza en cada momento y compartieron nuestras ideas de este momento tan crucial en la vida de mi hijo: la mínima intervención necesaria y lo más natural posible. Para ello, nos preparamos en

un curso psico-profiláctico, flores de Bach, masajes prenatales y mucho, mucho, yoga y meditación. Los primeros signos de que pronto iba a suceder, fueron la expulsión del tapón y contracciones de

ensayos. Apenas 2 semanas después se rompió la fuente y las emociones jugaban montaña rusa, pero a las 24hrs. todavía no había contracciones suficientes para la apertura del cérvix.

Después de haber ido a través de un proceso de confrontación con mis miedos, de ir al hospital y permitir la inducción con un cuartito de prostaglandina, me rendí y me entregue al universo, mi diosa interna y mis

seres de luz. Aparte de las personas que iban a apoyar el parto, habíamos escogido todo con mucho detalle, el hospital con una tina, la música elevadora, las velas, los cuarzos programados para el agua, etc. Pero la sabia naturaleza escogió el momento, la intensidad y los tiempos. No sé si habrá sido el poquito de hormona sublingual o la magia, que todo el equipo logró crear a la 1:30 de la madrugada en la silenciosa

sala de parto natural, igual fue todo junto para que finalmente empezaran a llegar las “buenas” contracciones. También sabía que si no iba a funcionar con la prostaglandina, las siguientes medidas iban a ser más complicadas. El uso de mantras y respiraciones yóguicas y el sostén energético, emocional y físico de mi esposo y mi doula, me permitieron tomar las intensas y rápidas contracciones como olas,

verlas como amigas que me pueden dar el regalo de una nueva vida en mis brazos, por lo menos hasta cierto punto, pronto se agudizaron tanto, que todo mi enfoque tenía que estar en ir al fondo de mí y

encontrar ese lugar sin dimensión, que mi doctora llamaba “partolandia”, donde podía recoger a mi hijo. Me metí en la regadera, el agua caía en mi espalda y me mantenía con calor, me entregué al piso, ya no tenía control sobre nada y empecé a vocalizar o más bien gritar hacia abajo y llevar esta energía hasta mi

pelvis y de allí a la tierra.

               

Cel: (+52 1) 55 9199 2861 Oficina: (+52 55) 4623 0698

www.espaciopurpura.com

 

Testimonios Parto Humanizado

Parto en agua (Parte 2)

Sentí los golpes contra mis huesos, que se abrían cada vez más y más. No quería ver a nadie, cada distracción y estimulo externo me molestaba, hasta que empecé con inevitables ganas de pujar y mi

esposo me sacó de la regadera para que me revisara la obstetra. Cuando me dio la buena noticia que ya habíamos logrado los 10 centímetros de apertura del cérvix, flotó entre nosotros una atmosfera de mucha alegría y hasta un poco de prisa para ir llenando la tina con suficiente agua. Yo ya no aguantaba más, ese

bebé quería salir ya.

Finalmente pude entrar a la tina. Sostenida por mi esposo, quien también se había metido, sentí que me estaba bañando en rayos de amor entre cada contracción para tener fuerzas para pujar. Veía como se estaba moviendo y vaciando la panza hacia abajo, pronto podía sentir la cabeza de mi bebe, lo que me

animó aún más. Empuje con toda fuerza cuando me lo dijo la obstetra, e hice pausas para permitir al periné expandirse por si solo cuando ella me lo indicaba. Luego empezó a arder muchísimo, sabía que era el famoso cinturón de fuego y ya no faltaba nada. Empujé con todo y sentí como pudo pasar la cabeza y como todavía tenía aire

y seguía la contracción, la aproveché para deslizar su cuerpito. Y allí estaba como pez en el agua, con doble circular del cordón en su cuello. La doctora lo liberó rápido y me lo puso en mi regazo. Recién salido de mí y del agua, miraba para todos lados con grandes ojos como si nos saludará y reconociera. No lloró ni una vez. Se quedó piel a piel para las primeras revisiones y hasta que dejó de latir el cordón umbilical, papá llorando de alegría, lo cortó. Estábamos abrazados los tres, agradeciendo el milagro de la vida y

nuestra nueva pequeña familia.  S.