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Page 1: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

il4, ,, :; tll, :,

Page 2: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

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Page 3: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

S t

M o i e s f a dD u l c i ^ e a

Page 4: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

S t

M o i e s f a dD u l c i ^ e a

Page 5: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

Leonardo Castellani

5

Corrección y Notas:Pbro. Carlos Biestro

Ediciones fA A

Las Farábolas de Cristo, 1994Psicología Humana, 1995rreud. Dlccionario de psicolo ía,.1.996El rosal de Nuestra Señora 1996Domingueras prédica s, .1.997

Psicología Humana, Il Edjción, .1.997

Domingueras prédicas II, 199gCastellani por Castell ani, L999Un país de lauja,1999Cristo y los fariseos,.l.999San Agustín y Nosotros, ZO00Doce Parábolas Cimerronas, 2001Su Mjestad Dulcinea, 2001

EDICIONES JAUJAARGENTINA

Page 6: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

Leonardo Castellani

5

Corrección y Notas:Pbro. Carlos Biestro

Ediciones fA A

Las Farábolas de Cristo, 1994Psicología Humana, 1995rreud. Dlccionario de psicolo ía,.1.996El rosal de Nuestra Señora 1996Domingueras prédica s, .1.997

Psicología Humana, Il Edjción, .1.997

Domingueras prédicas II, 199gCastellani por Castell ani, L999Un país de lauja,1999Cristo y los fariseos,.l.999San Agustín y Nosotros, ZO00Doce Parábolas Cimerronas, 2001Su Mjestad Dulcinea, 2001

EDICIONES JAUJAARGENTINA

Page 7: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

E-Mail: [email protected]

oel

D i . "

A Don Florencio Gamalto

Page 8: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

E-Mail: [email protected]

oel

D i . "

A Don Florencio Gamalto

Page 9: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

IntroducciónHistoria de este libro

PBIMER.A PARTEtA REbEtIó¡¡ nn Los cRlsTórarcs

I. A la ChacaritaII. Trabajito en la CuriaIII. La Encina de VincennesIV. ]uicio y justiciaV. El IrreprochableVI. Fiesta en el cementerioVII. Yo me en ré del airéVIII. Alta políticaIX. DulcineaX. El sermén del Cura LocoXI. "La paz reina en el país,,

PAR,TE SEGUNDAEN FOS DE DULCINEA

I. Un baño de marII. Infor cionesIII. Catac basIV. Banquete de curasV. PiiCioñesVL La evasiónVII. La ConsagraciénVIII. DescalabroIX. "Y donde fue Buenos Aires...,,X. Villa Desesperación

923

252737495567758797

1091 1 51,27

L 3 1133141r57L67175't 91,20127322L239

Page 10: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

IntroducciónHistoria de este libro

PBIMER.A PARTEtA REbEtIó¡¡ nn Los cRlsTórarcs

I. A la ChacaritaII. Trabajito en la CuriaIII. La Encina de VincennesIV. ]uicio y justiciaV. El IrreprochableVI. Fiesta en el cementerioVII. Yo me en ré del airéVIII. Alta políticaIX. DulcineaX. El sermén del Cura LocoXI. "La paz reina en el país,,

PAR,TE SEGUNDAEN FOS DE DULCINEA

I. Un baño de marII. Infor cionesIII. Catac basIV. Banquete de curasV. PiiCioñesVL La evasiónVII. La ConsagraciénVIII. DescalabroIX. "Y donde fue Buenos Aires...,,X. Villa Desesperación

923

252737495567758797

1091 1 51,27

L 3 1133141r57L67175't 91,20127322L239

Page 11: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

XI. El Concilio de OlavarríaXII. La muerte del Cura LocoXIII. El enfermo

PARTEFINALE

TERCERALENT

I. El capataz de yací-yateréIi. SaltaIII. La direcciónIV. Sepultada en vidaV . oVI. s not ic iasVII. Cabo

Obras del AutorInstituto P. Leonardo CastellaniLibros a editar

255269277

2973 0 13093 7 73253 3 1J 3 /

343347348

INrnoruccróN

En la conclus ión de EI Nueao Gobierno de Sancho, Caste l lan ihabía anunciado el propósito de escribír Su Majestnd Dulcinea. Lapr i r r rera par te de e l ia fue redactada en rnatzo de i946, en laParroquia Sagrada Familia, de Mar del Platal, y casi todo el resto enCume-Coo, (Estación Pirovano) entre el 20 de noviembre y 4 dediciembre de 1955'z.

Poco después Don Florencio Gamallo se manifestó dispuestoa "hacer una edición reducida, t irándose unos pesos que apenastiene. "3

La novela apareció el 11-IV-56, "el mismo día en que llegóC o p e l l o y n o m b r a r o n a d m i n i s t r a d o r A p o s t ó l i c o . N o t a b l ecoincidencia"a con el sello de Cintra, y el grupo Patria Grande lavolvió a editar en 1.974.

En la composición de esta obra el Autor tomó en cuentaGelsomino, B ne del Re, del italiano Alfredo Panzinis. También esnotorio el influjo de L984, de George Orwell -el Reinado de Dulcineatranscurre en un imaginario fin del siglo XX-,y Señor dei Mundo,de Robert Hugh Benson. Pero sobre todo la presente novela continúala reescritura del Quijote en nuestro país, que ya había producido elMartín Fierro y Don Segundo Sombra, e inspiró a Castellani El NueuoGobierno de Sancho, La Muerte de Martín Fierro, y luan XXIII (XXIV),

además de Su Maiestad Dulc inea.

1. Págs. 23,24, 106.2. Diario.3. Carta a Clemente Ruppel (Diario,4. (Diario, 12-IV-56)5. Carta a Eligio Possenti, Director de

el Diario, entrada del 30-VII-61.

entrada del 21-I-56).

La Domenica del Corriere (Milán), en

I)

Page 12: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

XI. El Concilio de OlavarríaXII. La muerte del Cura LocoXIII. El enfermo

PARTEFINALE

TERCERALENT

I. El capataz de yací-yateréIi. SaltaIII. La direcciónIV. Sepultada en vidaV . oVI. s not ic iasVII. Cabo

Obras del AutorInstituto P. Leonardo CastellaniLibros a editar

255269277

2973 0 13093 7 73253 3 1J 3 /

343347348

INrnoruccróN

En la conclus ión de EI Nueao Gobierno de Sancho, Caste l lan ihabía anunciado el propósito de escribír Su Majestnd Dulcinea. Lapr i r r rera par te de e l ia fue redactada en rnatzo de i946, en laParroquia Sagrada Familia, de Mar del Platal, y casi todo el resto enCume-Coo, (Estación Pirovano) entre el 20 de noviembre y 4 dediciembre de 1955'z.

Poco después Don Florencio Gamallo se manifestó dispuestoa "hacer una edición reducida, t irándose unos pesos que apenastiene. "3

La novela apareció el 11-IV-56, "el mismo día en que llegóC o p e l l o y n o m b r a r o n a d m i n i s t r a d o r A p o s t ó l i c o . N o t a b l ecoincidencia"a con el sello de Cintra, y el grupo Patria Grande lavolvió a editar en 1.974.

En la composición de esta obra el Autor tomó en cuentaGelsomino, B ne del Re, del italiano Alfredo Panzinis. También esnotorio el influjo de L984, de George Orwell -el Reinado de Dulcineatranscurre en un imaginario fin del siglo XX-,y Señor dei Mundo,de Robert Hugh Benson. Pero sobre todo la presente novela continúala reescritura del Quijote en nuestro país, que ya había producido elMartín Fierro y Don Segundo Sombra, e inspiró a Castellani El NueuoGobierno de Sancho, La Muerte de Martín Fierro, y luan XXIII (XXIV),

además de Su Maiestad Dulc inea.

1. Págs. 23,24, 106.2. Diario.3. Carta a Clemente Ruppel (Diario,4. (Diario, 12-IV-56)5. Carta a Eligio Possenti, Director de

el Diario, entrada del 30-VII-61.

entrada del 21-I-56).

La Domenica del Corriere (Milán), en

I)

Page 13: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

Su Majes tad Du lc inea

Española."8.Elino sobre t

Libertad" sude la gracia rrar

e1

romesas

no es solo una teoría

ncia diar la condición averiada--- om

su lusar el mi to deatco/ y

1 1

ít ica o económica

ón dela necesidad

-^.- ¡ ,q¡s.-e,, sl tuación del P u e s t o n n e l ¡ . . " f f i ? - E i m ¡ - i - ^ - ^ ^ c - . ^ - - ' , -a _ _ r o H q r l v q u l s r r l q l l a l r u g l U I l

es t ruc tu radas po r l a f e - " somos e l ú l t imo h i i o de l a v i e i aCr is t iandad"- , e l in tento l ibera l "es como querer encajar una estaáac u a d r a d a e n r r n á q r r i e r o r o á ¡ n A n " 9 , ^ - - : ^ t t ^ ^ . - !_ _ _ - _ - _ o * J * - / w ¡ . L v r l o r L u r r r L r 4 4 g u r e ^ l 5 f g l l /

coexisten o contraexis ten dos países contrar ios. , ,10sin embargo, la lucha no estaba decidida cuando Casteilani

ó esta novela: "Ha-sta ah-ora (el Liberarismo) ha fracasado aqiií.escr i tores extranjeros (pereyra, Vasconcelos, Spengler) se

ran de este hecho histórico argentino: la Argentina no se hambrado. r rNÍa que HABERSE DESMEMBRADo, como la Amér ica

Cent¡a l las potencias más poderosas del mundo e l s ig lo pasadoquerían ue se desmembrara. y no se desmembró. Éste e i e l i racasodel L ibera l ismo." l l

a ter ia les y posib i l idades eran super iores a la del ot ros paísesspanoamer icanos.

"La Argent ina es actualmente, por imposic ión del Dest inohistór ico, c ieposi tar ia en ia Amér ica c ie l sur ae la idea mis ionera deF c n a ñ a E "

" - . 1 ^ - + i * ^ ^ ^ * : : ^ -u rDr r ¡Lv Ds r ru / c r t eb tub I I IU Inen IOS Un qes t l no b favo /

que no es para reí r n i para jactarse s ino para rec ib i r lo de rodi l lascon las dos manos sobre la cruz de la espada. , ,12

"Pero el Liberalismo puede triunfar; no tenemos ningúnseguro de vida. ¿Qué pasaría en la Argentina si triunfara ahora el

8 . P . 145 .9. Cas lIani, Dinámica social, abril-mayo de 1960, p. 11.!0. Do ingueras Prédicas I (Domingo In Albis)7r. La eligión de la Libertad, en Dlnámica sociar N" 66, febrero-marzo de

79561.2. El Derecho de Gentes, en ( alt i ldo, LI-V]|rI-44, Decíamos Ayer, págs.743_

144.

Cons ide r icompuesta tu our l t?- -? l ' Pu" t ' las c i rcunstanciasc",tir;".i, e;; il;fiiTj:::*.i,::r:r:, d; i;'üi;;; *;y esperanzáao,u, d"i; li,iJ,','ii'Bi,:7:,:* imágenes

";;Situación del país

Cuando Castel 935 despuérquía proclauna parte del Imperioranía llevados a cabocluyeron en ei fracasolt a d o r a " p u s i e r o n I a

g:_g_"uo'fgs enffi::^"r:.

en españoi) con'tanto mi:ul ;- i -or hombres de verdaderoli n fa i ib lemente desn l . z -A^^ __ .

t l

I espú¡io_,_ E;il;;í,; d'";1,:S::,contagio sino como un productna de la nación. , ,7 ,

desorden? ,,El eje de Ia histor l L i be ra l i sm

" ' y t u i r ad i c i

6. Diario, ent¡ada del 15_V_56.7. Diario, entrada del 22_XI_57.

Page 14: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

Su Majes tad Du lc inea

Española."8.Elino sobre t

Libertad" sude la gracia rrar

e1

romesas

no es solo una teoría

ncia diar la condición averiada--- om

su lusar el mi to deatco/ y

1 1

ít ica o económica

ón dela necesidad

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es t ruc tu radas po r l a f e - " somos e l ú l t imo h i i o de l a v i e i aCr is t iandad"- , e l in tento l ibera l "es como querer encajar una estaáac u a d r a d a e n r r n á q r r i e r o r o á ¡ n A n " 9 , ^ - - : ^ t t ^ ^ . - !_ _ _ - _ - _ o * J * - / w ¡ . L v r l o r L u r r r L r 4 4 g u r e ^ l 5 f g l l /

coexisten o contraexis ten dos países contrar ios. , ,10sin embargo, la lucha no estaba decidida cuando Casteilani

ó esta novela: "Ha-sta ah-ora (el Liberarismo) ha fracasado aqiií.escr i tores extranjeros (pereyra, Vasconcelos, Spengler) se

ran de este hecho histórico argentino: la Argentina no se hambrado. r rNÍa que HABERSE DESMEMBRADo, como la Amér ica

Cent¡a l las potencias más poderosas del mundo e l s ig lo pasadoquerían ue se desmembrara. y no se desmembró. Éste e i e l i racasodel L ibera l ismo." l l

a ter ia les y posib i l idades eran super iores a la del ot ros paísesspanoamer icanos.

"La Argent ina es actualmente, por imposic ión del Dest inohistór ico, c ieposi tar ia en ia Amér ica c ie l sur ae la idea mis ionera deF c n a ñ a E "

" - . 1 ^ - + i * ^ ^ ^ * : : ^ -u rDr r ¡Lv Ds r ru / c r t eb tub I I IU Inen IOS Un qes t l no b favo /

que no es para reí r n i para jactarse s ino para rec ib i r lo de rodi l lascon las dos manos sobre la cruz de la espada. , ,12

"Pero el Liberalismo puede triunfar; no tenemos ningúnseguro de vida. ¿Qué pasaría en la Argentina si triunfara ahora el

8 . P . 145 .9. Cas lIani, Dinámica social, abril-mayo de 1960, p. 11.!0. Do ingueras Prédicas I (Domingo In Albis)7r. La eligión de la Libertad, en Dlnámica sociar N" 66, febrero-marzo de

79561.2. El Derecho de Gentes, en ( alt i ldo, LI-V]|rI-44, Decíamos Ayer, págs.743_

144.

Cons ide r icompuesta tu our l t?- -? l ' Pu" t ' las c i rcunstanciasc",tir;".i, e;; il;fiiTj:::*.i,::r:r:, d; i;'üi;;; *;y esperanzáao,u, d"i; li,iJ,','ii'Bi,:7:,:* imágenes

";;Situación del país

Cuando Castel 935 despuérquía proclauna parte del Imperioranía llevados a cabocluyeron en ei fracasolt a d o r a " p u s i e r o n I a

g:_g_"uo'fgs enffi::^"r:.

en españoi) con'tanto mi:ul ;- i -or hombres de verdaderoli n fa i ib lemente desn l . z -A^^ __ .

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I espú¡io_,_ E;il;;í,; d'";1,:S::,contagio sino como un productna de la nación. , ,7 ,

desorden? ,,El eje de Ia histor l L i be ra l i sm

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6. Diario, ent¡ada del 15_V_56.7. Diario, entrada del 22_XI_57.

Page 15: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

Leonardo Castel lani

irrefutado-y extranierizante? Hemosuna novela fantást ica l lamada Sz

Su Majes tad Du lc inea A J

Situación de Ia Ig les ia

arqu la Ec les iáSt ica no se dah" ñ^ r ^ñ ,^__ r r

ntra sus c

nÍa una raíz más honda que ass L a c i - i ^ , , : ¡ ^ ¡ ^ -

como fuera de ella. paganlsmo y farrselsmo'

defectado en la fe, que haya de fallar en la fe, Pues Posee contra eso

la infalible promesa divina. Pero Pedro pecó tres veces contra la

caridad; y Caifás profetizó criminalmente a Pesar suyo. Y así será

en e l f in . "18

patasarriba y cab ezab aio." 21

Si tuación de Caste l lan i

t l ^ . , t ^ - A ^ c . , ^ I - ; ^ . + n / 1 T - l , , l n i u o n A o ¡ i A i A e m n l e a r s e é n + e r c r- E l n t l L U I W C ¿ 4 r v L w | c o t w w

nara "aáver t i r a los f ie les del Plata" que la Patr ia se encontraba a l

Lorde del sornet imiento def in i t ivo y la apostasía.El 25 de enero de

1946 escr ib ió aI Cardenal CoPel lo:"Si estuv iésemos en t iempos t ranqui los y la v ida públ ica

siguiese una marcha normal y serena, nada ni nadie en el mundo

17 Diario, entrada del 9-X-57.18 Los Papeles de Benjamín Benauídes, Parte Segunda, Capítulo I, Los

Signos.19 lucas 18: 8; 1I Tesalonicenses 2: 3; Apocalipsis LI: 3; 12:. 6'

20 Castellani, El Eaangelio de lesucristo, Resumen de Todo Lo Dicho, III- Las Parábolas.

21. Falsif icación del signo Tao, en Dínámica soclal No 92. iunio de 1958.

@ P e r o

OCura+o sea, la fa l ta o fa is i f icac ió; - ;E;ñeencias, ,

Drovenipñro ¡ r^ . . -_. , ,16

teenc las ' / p roven ien te de una

pecto al pjís 91a un signo aciago,

la lglesia. F-qtablecida (rio sOto a{ui:er el cartel a un partido polítió,,

lan a gritos, daban limosna en las

on caridad sin igual _ Hizo este to. _ Mas_primero hiro a los pobXy _ primero polítíca.

ón y los Católicos.

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Leonardo Castel lani

irrefutado-y extranierizante? Hemosuna novela fantást ica l lamada Sz

Su Majes tad Du lc inea A J

Situación de Ia Ig les ia

arqu la Ec les iáSt ica no se dah" ñ^ r ^ñ ,^__ r r

ntra sus c

nÍa una raíz más honda que ass L a c i - i ^ , , : ¡ ^ ¡ ^ -

como fuera de ella. paganlsmo y farrselsmo'

defectado en la fe, que haya de fallar en la fe, Pues Posee contra eso

la infalible promesa divina. Pero Pedro pecó tres veces contra la

caridad; y Caifás profetizó criminalmente a Pesar suyo. Y así será

en e l f in . "18

patasarriba y cab ezab aio." 21

Si tuación de Caste l lan i

t l ^ . , t ^ - A ^ c . , ^ I - ; ^ . + n / 1 T - l , , l n i u o n A o ¡ i A i A e m n l e a r s e é n + e r c r- E l n t l L U I W C ¿ 4 r v L w | c o t w w

nara "aáver t i r a los f ie les del Plata" que la Patr ia se encontraba a l

Lorde del sornet imiento def in i t ivo y la apostasía.El 25 de enero de

1946 escr ib ió aI Cardenal CoPel lo:"Si estuv iésemos en t iempos t ranqui los y la v ida públ ica

siguiese una marcha normal y serena, nada ni nadie en el mundo

17 Diario, entrada del 9-X-57.18 Los Papeles de Benjamín Benauídes, Parte Segunda, Capítulo I, Los

Signos.19 lucas 18: 8; 1I Tesalonicenses 2: 3; Apocalipsis LI: 3; 12:. 6'

20 Castellani, El Eaangelio de lesucristo, Resumen de Todo Lo Dicho, III- Las Parábolas.

21. Falsif icación del signo Tao, en Dínámica soclal No 92. iunio de 1958.

@ P e r o

OCura+o sea, la fa l ta o fa is i f icac ió; - ;E;ñeencias, ,

Drovenipñro ¡ r^ . . -_. , ,16

teenc las ' / p roven ien te de una

pecto al pjís 91a un signo aciago,

la lglesia. F-qtablecida (rio sOto a{ui:er el cartel a un partido polítió,,

lan a gritos, daban limosna en las

on caridad sin igual _ Hizo este to. _ Mas_primero hiro a los pobXy _ primero polítíca.

ón y los Católicos.

Page 17: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

I 4

us urc l lc . i . le l + l ' . 1\unca nos

l "?t"Tgr, y creo que ni me saludaba, al t ivo y taci turno. El "ru

on'sabio' (un científico en reali d1d, y no de lo, -uyo."s) que las

"Curioso; en 1932

25. Diar io, entrada del 13- I I -5g.26. Carta a H. Cai l le t Bois, Diar io ,z / . z 5 - v - 5 5

es ta adve r tenc ia acusando a, y e l Cardenal pr imado lo echó

Leonardo Castel lani

lauja,

esto,

Su Majestad Dulc inea

Mientras la suertesonreía a Tei lhard, quiendar cuenta de su doctr ina

se mostraba adversa a nuestrotambién había s ido l lamado ateológica:

v i v imos l os dos

1 5

Autor, ellaRoma para

' cóte ñ c6te ' en dos

."rrrr"r"t'"rt""Jlli lesiástico más afectado- por esta decadencia

*, :,: : " 1;' 1 "r, d ;11::""' i : "üffi:i,l" J: X; i; : : ji "-i,i",,,.una soc iedad c i on r l o n^ r ^ i * ^ l ^ - ' . - . . - - - -E l v ¡ r vE rL l r . l o en

! r ñ ó - ^ - : ^ l I r - - v ¡ a . P q r l l q 5 C f l ; n r á ¡ ^ ñ r z ^ - r j jq ¡ r q D u L r c ( l a q q o n d e n o r e i n a l . l a l ¡ i r , ^ . + i ^ : ^ - , - - - - ' *

l v r r v E r t r q o e n

m e _ s a c ó d e e l l a [ . . . ] ' J u o r ¡ L r d ' r e r o n o t u e e s o I o q u e'" ':;," ol'u,.,,lil"T"H",T;:I:T",t':j,To_u-.u.",: ¿" "ilu es que

t rompetas de la fama comenzaban a hacer conocer en e l mundotumul tuoso y vano; y yo un pobre estudiante de una nacionci l la

enemigos, más bien q"" ""

1,.,i; ;;;á;;":,::J:;[ ",.!,,,,,,,s

i oso a misCon este oropósito

"l p;d*;;vió una serie de cartas a losProfesos Jesuitas deL pt""t*L**!",..rr.a

en las que exponía los

111ül1i:ii, Í"^ll,i:iiix;ffiij'as procedran ae un amorIgnacio haúría evirado ".;;;;;;ffi'":,;J:il1, j¿S,:xili;

ffi;jesuiras de todo el mundo "b;J;;;;;n ta vida ,elig_iosu y muchos

,1" lT"ff:, ff $I:ii i;;,;; ;;ff ::*¿r servi ci r d e r a he rej ía y

l:l ":Tiqerarras,,sediciosas;;; ;;: #i":::::jtró ras cartas

c^pursron¿.. Más rarde enas dlría. ñ;;;;.ffi::H :J i:Compañía, el principa1.1s"-"iüfr.u .or,"r"rar el deseo de Travi.Caste'ani decidió

""i"¡". "-ñJ*" 1on_ el proporiiá Je exponeral Papa y ar Generar resuitalT:;J":rá de Ia Igresia y Ia pat¡ia. Nologró ver a pío XIi, y "ofo oüi;;';.audiencia con el p. lan"rurrs

a brevísima y desgraciada

L a t , e l r r s t r c i a e s t a b a r e vO ar, : Isa

Car ldar l f ' \ ^^^

algo ;"::i"""""",T::-* i"ti.iu ,i'o=Tñ1ff;.1;"" j:

m e n o s p r e c i a d a p o r e l , p a r i s i e n , , t e r r i b l e m e n t e e s t u d i o s o ,terr ib lemente apenado, terr ib lemente inmergido en la v iAa. c in lo'a legr ía- c l -e París ' , en París . "2s

o-- - - - - '

"Nos encontramos de nuevo en e l Borgo Santo Spir i to 4 en7947. A é l lo habían l lamado a Roma para oue se exnl icare r ¡ a mítambién. Él se explicó ante J. B.lannsiern* y yo ,,o, i ,r,;;;; i lh;;no dejaron que me explicara. Él volvió triunfante a parís y yo fui ala pr is ión de Manresa. y no lo envid io. y no 1o envid io. , , iu

Castellani terminó desterrado en Cataluña y con prohibiciónde volver a la Patr ia . En España nuestro Autor fúe puésto en unasi tuación de oc io forzoso, y pronto se hal ró ar borde der colapso,que sólo pudo evitar por la huida del encierro manresano y er retórno{

puí t , en ju l io de 1949. Tres meses después f re "*prr í ruao

a" tuCompañía de Jesús y pr ivado de ras l iceni ias para ceiebrar ra misay confesar ' Le of rec ieron e l dest ierro en Bor iv ia, en una casa desacerdotes ancianos y bajo la custodia de un , ,sacerdote

prudente, ,y no aceptó. Quedó así suspendido a d iu in is e in famado. '

A n e c r r ¡ l a ' l a

. - ñ , , 1 - : . , - l t 1 1vL rq oqrLuuq ysrDccucr l r r l c re aqent ro . . , Las tg l lan ino perd ió la fe en e l carác ter d iv ino de la lq les i .a , , \ Jn eÁ ln +^ - i ^ . . r ^-escribió al Cardenal Siri- dentro d" l" j;i;;t;j"r;;;;;;;il.'";':l

En ta les c i r cuns tanc ias e l pad re Leona rdo acud ió a raconsolación de la Escritura: ,,Como

a San Gregorio Magno, el estudiode la Escr i tura es e l único in terés que me queda er iesta v ida; nopara buscar 'moral idades,

como él s ino más b ien profecías: la22. Diar io,5_I_55.23. Cuatro de estas r

",y"1;;;;;;ü J;Ttñj-ir';" incruidas en Cristo y tos riseos,

¿4. Jo_to contamos corv en eila "; ";;;'"Tij"Til^ff":Till?"li:

Casteila afirma entrada del 27-I-58.

Page 18: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

I 4

us urc l lc . i . le l + l ' . 1\unca nos

l "?t"Tgr, y creo que ni me saludaba, al t ivo y taci turno. El "ru

on'sabio' (un científico en reali d1d, y no de lo, -uyo."s) que las

"Curioso; en 1932

25. Diar io, entrada del 13- I I -5g.26. Carta a H. Cai l le t Bois, Diar io ,z / . z 5 - v - 5 5

es ta adve r tenc ia acusando a, y e l Cardenal pr imado lo echó

Leonardo Castel lani

lauja,

esto,

Su Majestad Dulc inea

Mientras la suertesonreía a Tei lhard, quiendar cuenta de su doctr ina

se mostraba adversa a nuestrotambién había s ido l lamado ateológica:

v i v imos l os dos

1 5

Autor, ellaRoma para

' cóte ñ c6te ' en dos

."rrrr"r"t'"rt""Jlli lesiástico más afectado- por esta decadencia

*, :,: : " 1;' 1 "r, d ;11::""' i : "üffi:i,l" J: X; i; : : ji "-i,i",,,.una soc iedad c i on r l o n^ r ^ i * ^ l ^ - ' . - . . - - - -E l v ¡ r vE rL l r . l o en

! r ñ ó - ^ - : ^ l I r - - v ¡ a . P q r l l q 5 C f l ; n r á ¡ ^ ñ r z ^ - r j jq ¡ r q D u L r c ( l a q q o n d e n o r e i n a l . l a l ¡ i r , ^ . + i ^ : ^ - , - - - - ' *

l v r r v E r t r q o e n

m e _ s a c ó d e e l l a [ . . . ] ' J u o r ¡ L r d ' r e r o n o t u e e s o I o q u e'" ':;," ol'u,.,,lil"T"H",T;:I:T",t':j,To_u-.u.",: ¿" "ilu es que

t rompetas de la fama comenzaban a hacer conocer en e l mundotumul tuoso y vano; y yo un pobre estudiante de una nacionci l la

enemigos, más bien q"" ""

1,.,i; ;;;á;;":,::J:;[ ",.!,,,,,,,s

i oso a misCon este oropósito

"l p;d*;;vió una serie de cartas a losProfesos Jesuitas deL pt""t*L**!",..rr.a

en las que exponía los

111ül1i:ii, Í"^ll,i:iiix;ffiij'as procedran ae un amorIgnacio haúría evirado ".;;;;;;ffi'":,;J:il1, j¿S,:xili;

ffi;jesuiras de todo el mundo "b;J;;;;;n ta vida ,elig_iosu y muchos

,1" lT"ff:, ff $I:ii i;;,;; ;;ff ::*¿r servi ci r d e r a he rej ía y

l:l ":Tiqerarras,,sediciosas;;; ;;: #i":::::jtró ras cartas

c^pursron¿.. Más rarde enas dlría. ñ;;;;.ffi::H :J i:Compañía, el principa1.1s"-"iüfr.u .or,"r"rar el deseo de Travi.Caste'ani decidió

""i"¡". "-ñJ*" 1on_ el proporiiá Je exponeral Papa y ar Generar resuitalT:;J":rá de Ia Igresia y Ia pat¡ia. Nologró ver a pío XIi, y "ofo oüi;;';.audiencia con el p. lan"rurrs

a brevísima y desgraciada

L a t , e l r r s t r c i a e s t a b a r e vO ar, : Isa

Car ldar l f ' \ ^^^

algo ;"::i"""""",T::-* i"ti.iu ,i'o=Tñ1ff;.1;"" j:

m e n o s p r e c i a d a p o r e l , p a r i s i e n , , t e r r i b l e m e n t e e s t u d i o s o ,terr ib lemente apenado, terr ib lemente inmergido en la v iAa. c in lo'a legr ía- c l -e París ' , en París . "2s

o-- - - - - '

"Nos encontramos de nuevo en e l Borgo Santo Spir i to 4 en7947. A é l lo habían l lamado a Roma para oue se exnl icare r ¡ a mítambién. Él se explicó ante J. B.lannsiern* y yo ,,o, i ,r,;;;; i lh;;no dejaron que me explicara. Él volvió triunfante a parís y yo fui ala pr is ión de Manresa. y no lo envid io. y no 1o envid io. , , iu

Castellani terminó desterrado en Cataluña y con prohibiciónde volver a la Patr ia . En España nuestro Autor fúe puésto en unasi tuación de oc io forzoso, y pronto se hal ró ar borde der colapso,que sólo pudo evitar por la huida del encierro manresano y er retórno{

puí t , en ju l io de 1949. Tres meses después f re "*prr í ruao

a" tuCompañía de Jesús y pr ivado de ras l iceni ias para ceiebrar ra misay confesar ' Le of rec ieron e l dest ierro en Bor iv ia, en una casa desacerdotes ancianos y bajo la custodia de un , ,sacerdote

prudente, ,y no aceptó. Quedó así suspendido a d iu in is e in famado. '

A n e c r r ¡ l a ' l a

. - ñ , , 1 - : . , - l t 1 1vL rq oqrLuuq ysrDccucr l r r l c re aqent ro . . , Las tg l lan ino perd ió la fe en e l carác ter d iv ino de la lq les i .a , , \ Jn eÁ ln +^ - i ^ . . r ^-escribió al Cardenal Siri- dentro d" l" j;i;;t;j"r;;;;;;;il.'";':l

En ta les c i r cuns tanc ias e l pad re Leona rdo acud ió a raconsolación de la Escritura: ,,Como

a San Gregorio Magno, el estudiode la Escr i tura es e l único in terés que me queda er iesta v ida; nopara buscar 'moral idades,

como él s ino más b ien profecías: la22. Diar io,5_I_55.23. Cuatro de estas r

",y"1;;;;;;ü J;Ttñj-ir';" incruidas en Cristo y tos riseos,

¿4. Jo_to contamos corv en eila "; ";;;'"Tij"Til^ff":Till?"li:

Casteila afirma entrada del 27-I-58.

Page 19: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

¿Humor Negro o Esperanza?

La cons ide rac ión de l f .pensamiento cr is t iano de cualcpos ib le menc iona r n ing r i n l apsJtras e l

.cual haya que esperar €cons lde ra r l a p rox im idad cons

J ! q r v r r L r r r u d P U s t D t l l o a d c f e

roca v ive las postr imerías. En e lsobre e l Ant icr is to e l Cardenals t ipos de Cr is to v in ieron antesel Ant icr is to lo precederán. En

e este mundo es t ipo de aquél los

L a S e o r r - l o \ . ¡ ^ - . : l ^ ) - ^ , . , , -

,sL!ab. yur cumptf fse. Las ant iguasVenida se han cumplido y"han

para. los f ie les no son problema;Lt ic in ios mesiánicos heüreos y su

1_6

comprensión del mundo actual , devida."28

pesar de que deci r verdades

Leonardo Caste l lan i

la Ig les ia ac tua l y de mi p rop ia

Religíonem,

p . 7 7 4 .

y a

éi decid iórescatar aporque s i .

- - _ O " / "

a defendere volveria un manantial de iniquidad. y en él fondo, voymi fe."ze

le había costado muy caro.mani festar su fe: , iVov

ude la Santa Madre Ie leÁia: - - - - -Síñ-é*-b"rgo

*"chos dejan a un lado las profecías

Su Maiestad Dulc inea 1 . t

cumpl imiento, de las cuales Ia más conocida es la de Blas pascal .

Las profecías de la Segunda Venida no se han cumpl ido todavía; yexiste acerca dellas ula v-i l,a lucha subte_ruánead_e,Ia4uelos fielesno suelen estu. e.rteEáifF

I r Lr e r u s i. re rnp o s p o rqu e _v_ejr.,gl. -e]iff" .p-{ g_,q"3-ar o s

1!-e 1tado*re-s--qu-q. d e s t r u )¡ en I a e s p e r a n z a . N e w m ffi tü 6 iaoEé üü d oque el rechazo del Apocalipsis -o-ño profecía gq*q-l Le""s_Ul_b.-d-o__üe'U.¡3q--gg -4:ghg]t*' "Ningún artificio de Satanás es más sutii quehacernos creer que estas profecías están cumpl idas, que e l las ya sehan rea l i zado . "3s Y He in r i ch Sch l i e r , g ran exege ta l u te ranoconve r t i do a l Ca fo l i . c i sm-o . r . azonaba nue s i p l esc r r f - a r l nq Q i r yn ¡ .á. to' útt inios r i"; ; ; ' ; ; ;"; ;r".;"; ; ; ;";

"; ; ; ,-"; ; ;*T;"mofa, e i lo se debe a que la menta l idad del mundo hoy contaminala lg les ia, y ésta es una taz.ón- , ; r n-o la única, de que ta l . , ,e2 e ldesenlace no esté muy le jano.

Caste l lan i no fue e l único en sospechar un próximo f in delc ic lo adámico: en El Apokalypsis de Hoy (Tr ibuna, San Juan) escr ibe

Humanidad, del f in inc luso en e l sent ido de ' término'

[ . . . ] Entre losautores cató l icos ( los protestantes son innumerables) , recuerdoa ora: en España: Lacunza, Donoso Cortés, Aparisi Guijarro, RoviraS . (Encic lopedia Espasa), Alcañi2. . . ; en I ta l ia : San pío X, BenedictoXV, Papin i ; en Francia: León Bloy, Mar i ta in joven y muchosactuales, como Madela ine Chasles, Aron, Frank-Duquesne; enA leman ia : Ho l zhaue r , Hamann , Coe r res , E r i k pe te rson , HansPreuss, Siauf íer , joseph Pieper; en ingiaterra: Carc ienai Newman,R n h o ¡ t I { r r o l ¡ R - - " ^ - . ' - , ' - ^ l * ^ E J - . . ^ - l f ^ / L : ! ^ D ^ - ^ ^ - ' t D ^ ) - - -

La razón de esta sospecha es que en nuestro t iempo lacizaña parece haber l legado a la madurez. "El mundp*Acluahq! i " .e ."- TJ et auge de los-_---

gu@lg. dos que Claman al Cieio oficializados ('c-lñfráiis^o,6esclavizaci ón del _p-pbls- sp domía' o carnaLidad ct ryür a nafaruru,_-

34. Exégesis, Cap. V - La Parusía. ( Inédi to) .35. The Protestant ldea of the Ant ichr is t , en Essays Cr i t ica l and Hístor ica l , vo l

I I , Longmans, London, 1871.

28. Diario, entrada d,el 4_X_57.29. Diario, entrada del 2_IIi_5g.30. Sto. Tomás de A

N" 531. quino, Contra Impugnantes Deí Cul tum et

#' it i ,::],"i;f. ' EI Fin det riempo' Herder, Barcelona, 1e84,

33. Ediciones del pórtico, Bs. As., 1999, págs. 22_23.

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¿Humor Negro o Esperanza?

La cons ide rac ión de l f .pensamiento cr is t iano de cualcpos ib le menc iona r n ing r i n l apsJtras e l

.cual haya que esperar €cons lde ra r l a p rox im idad cons

J ! q r v r r L r r r u d P U s t D t l l o a d c f e

roca v ive las postr imerías. En e lsobre e l Ant icr is to e l Cardenals t ipos de Cr is to v in ieron antesel Ant icr is to lo precederán. En

e este mundo es t ipo de aquél los

L a S e o r r - l o \ . ¡ ^ - . : l ^ ) - ^ , . , , -

,sL!ab. yur cumptf fse. Las ant iguasVenida se han cumplido y"han

para. los f ie les no son problema;Lt ic in ios mesiánicos heüreos y su

1_6

comprensión del mundo actual , devida."28

pesar de que deci r verdades

Leonardo Caste l lan i

la Ig les ia ac tua l y de mi p rop ia

Religíonem,

p . 7 7 4 .

y a

éi decid iórescatar aporque s i .

- - _ O " / "

a defendere volveria un manantial de iniquidad. y en él fondo, voymi fe."ze

le había costado muy caro.mani festar su fe: , iVov

ude la Santa Madre Ie leÁia: - - - - -Síñ-é*-b"rgo

*"chos dejan a un lado las profecías

Su Maiestad Dulc inea 1 . t

cumpl imiento, de las cuales Ia más conocida es la de Blas pascal .

Las profecías de la Segunda Venida no se han cumpl ido todavía; yexiste acerca dellas ula v-i l,a lucha subte_ruánead_e,Ia4uelos fielesno suelen estu. e.rteEáifF

I r Lr e r u s i. re rnp o s p o rqu e _v_ejr.,gl. -e]iff" .p-{ g_,q"3-ar o s

1!-e 1tado*re-s--qu-q. d e s t r u )¡ en I a e s p e r a n z a . N e w m ffi tü 6 iaoEé üü d oque el rechazo del Apocalipsis -o-ño profecía gq*q-l Le""s_Ul_b.-d-o__üe'U.¡3q--gg -4:ghg]t*' "Ningún artificio de Satanás es más sutii quehacernos creer que estas profecías están cumpl idas, que e l las ya sehan rea l i zado . "3s Y He in r i ch Sch l i e r , g ran exege ta l u te ranoconve r t i do a l Ca fo l i . c i sm-o . r . azonaba nue s i p l esc r r f - a r l nq Q i r yn ¡ .á. to' útt inios r i"; ; ; ' ; ; ;"; ;r".;"; ; ; ;";

"; ; ; ,-"; ; ;*T;"mofa, e i lo se debe a que la menta l idad del mundo hoy contaminala lg les ia, y ésta es una taz.ón- , ; r n-o la única, de que ta l . , ,e2 e ldesenlace no esté muy le jano.

Caste l lan i no fue e l único en sospechar un próximo f in delc ic lo adámico: en El Apokalypsis de Hoy (Tr ibuna, San Juan) escr ibe

Humanidad, del f in inc luso en e l sent ido de ' término'

[ . . . ] Entre losautores cató l icos ( los protestantes son innumerables) , recuerdoa ora: en España: Lacunza, Donoso Cortés, Aparisi Guijarro, RoviraS . (Encic lopedia Espasa), Alcañi2. . . ; en I ta l ia : San pío X, BenedictoXV, Papin i ; en Francia: León Bloy, Mar i ta in joven y muchosactuales, como Madela ine Chasles, Aron, Frank-Duquesne; enA leman ia : Ho l zhaue r , Hamann , Coe r res , E r i k pe te rson , HansPreuss, Siauf íer , joseph Pieper; en ingiaterra: Carc ienai Newman,R n h o ¡ t I { r r o l ¡ R - - " ^ - . ' - , ' - ^ l * ^ E J - . . ^ - l f ^ / L : ! ^ D ^ - ^ ^ - ' t D ^ ) - - -

La razón de esta sospecha es que en nuestro t iempo lacizaña parece haber l legado a la madurez. "El mundp*Acluahq! i " .e ."- TJ et auge de los-_---

gu@lg. dos que Claman al Cieio oficializados ('c-lñfráiis^o,6esclavizaci ón del _p-pbls- sp domía' o carnaLidad ct ryür a nafaruru,_-

34. Exégesis, Cap. V - La Parusía. ( Inédi to) .35. The Protestant ldea of the Ant ichr is t , en Essays Cr i t ica l and Hístor ica l , vo l

I I , Longmans, London, 1871.

28. Diario, entrada d,el 4_X_57.29. Diario, entrada del 2_IIi_5g.30. Sto. Tomás de A

N" 531. quino, Contra Impugnantes Deí Cul tum et

#' it i ,::],"i;f. ' EI Fin det riempo' Herder, Barcelona, 1e84,

33. Ediciones del pórtico, Bs. As., 1999, págs. 22_23.

Page 21: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

1 8 Leonardo Castel lani Majestad Dulcinea

crecerá al avanzar en estasla afirmación absoluta de

L 9triunfante en tricidio' o el odio al herrnano;' ido lut t íu ' o udoJg. iót

,d" l ho

ifestá?ffiT Hómbre de n".udo'o-affi' "stu.

1.:::;: ili13 ":jual está ensopado en pecadá, f tasturra

apretar,- Lurrru rrna esponja (por otra gulrra ,rr"ridj"ñáíe¡emplo)Para que rezume el pecado en estado áuírni""-o n+o n, l -^ , ,sz !: !1tj:rr:ay 3jmb,otilta que et destino re habra ;;;;;;.;-,;-¿u:rrs sr pecaqu €f l €St iClO QUímicarncn+e pufg_/ ,37

o Cas te l l an i d i o en f o rma cond i c i ona l e l an r rn ¡ i n , t o l

La asombrosa actualidad de su Majestad Durcinea es craroindicio de que su Autor no ra escribió movido por er resentimientoo la imaginación delirante; tantos aciertos sóIá pueden explicarsep^?'

::::"::\::*::::e_dio fuerza:.pu'u. aceptár ,,er gravJ tuabajo

c : "EI profeta trabaja corno percibe muchas veces lo que llaman los filósofos ,laresistencia de la mater ia ' . La histor ia es lógica soro hasta ciertopunto; y sus líneas de fuerza ideares no se mueven en línea rectasino. inuosa y aun quebrada. ver los errores de tiempo acortado enlas ' rofecías' naturales de Donoso Cortés, Balmes, Nietzsche,Kirkegord / Solovigf.,,re

Argentina, aunque naturalmente,Castellani tuvo ln claro que reci:'c-ríticos'

del antipaís,,, y -con

todl ibro: "Yo he'crei ido, háciéndolo

n sentido lato.,'a2

36. Carta a Arturo Cabrera (16_VI_1950).37. Diario, entrada del 21-XI_52

39 ! r del Mundo. It inerarium, Bs. As., 195g, p. 9, nota 6, cfr. tambiénp . 2

40. Carta a Sánchez Bella, ex_Embajador de España, 4_II_56.

páginas, a través deCr is to: " ¡No temáis! :

y esPeralas cuales resuenaYo he vencido a l

A Nt L .

43.P . 9 .Carta a Ernesto palacio Doliente (sin fecha).

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1 8 Leonardo Castel lani Majestad Dulcinea

crecerá al avanzar en estasla afirmación absoluta de

L 9triunfante en tricidio' o el odio al herrnano;' ido lut t íu ' o udoJg. iót

,d" l ho

ifestá?ffiT Hómbre de n".udo'o-affi' "stu.

1.:::;: ili13 ":jual está ensopado en pecadá, f tasturra

apretar,- Lurrru rrna esponja (por otra gulrra ,rr"ridj"ñáíe¡emplo)Para que rezume el pecado en estado áuírni""-o n+o n, l -^ , ,sz !: !1tj:rr:ay 3jmb,otilta que et destino re habra ;;;;;;.;-,;-¿u:rrs sr pecaqu €f l €St iClO QUímicarncn+e pufg_/ ,37

o Cas te l l an i d i o en f o rma cond i c i ona l e l an r rn ¡ i n , t o l

La asombrosa actualidad de su Majestad Durcinea es craroindicio de que su Autor no ra escribió movido por er resentimientoo la imaginación delirante; tantos aciertos sóIá pueden explicarsep^?'

::::"::\::*::::e_dio fuerza:.pu'u. aceptár ,,er gravJ tuabajo

c : "EI profeta trabaja corno percibe muchas veces lo que llaman los filósofos ,laresistencia de la mater ia ' . La histor ia es lógica soro hasta ciertopunto; y sus líneas de fuerza ideares no se mueven en línea rectasino. inuosa y aun quebrada. ver los errores de tiempo acortado enlas ' rofecías' naturales de Donoso Cortés, Balmes, Nietzsche,Kirkegord / Solovigf.,,re

Argentina, aunque naturalmente,Castellani tuvo ln claro que reci:'c-ríticos'

del antipaís,,, y -con

todl ibro: "Yo he'crei ido, háciéndolo

n sentido lato.,'a2

36. Carta a Arturo Cabrera (16_VI_1950).37. Diario, entrada del 21-XI_52

39 ! r del Mundo. It inerarium, Bs. As., 195g, p. 9, nota 6, cfr. tambiénp . 2

40. Carta a Sánchez Bella, ex_Embajador de España, 4_II_56.

páginas, a través deCr is to: " ¡No temáis! :

y esPeralas cuales resuenaYo he vencido a l

A Nt L .

43.P . 9 .Carta a Ernesto palacio Doliente (sin fecha).

Page 23: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

Leonardo Castellani

S^ . .d ió ynoñana

DE FIN DE ESTE sIGLo, EXTRAfDA DE LAS MEMoRIAS DELurs Se¡¡cuo Y6rsz on ZÁn¿rs Na rucuRA (n) rr Cuna Loco,

Pn R Pernlanc¡, onrNro-Vmn¡wAro DEL Rfo op re prere

PonxocnÁuco

es lo único que falta para que sea un libro de gran éxito.

Page 24: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

Leonardo Castellani

S^ . .d ió ynoñana

DE FIN DE ESTE sIGLo, EXTRAfDA DE LAS MEMoRIAS DELurs Se¡¡cuo Y6rsz on ZÁn¿rs Na rucuRA (n) rr Cuna Loco,

Pn R Pernlanc¡, onrNro-Vmn¡wAro DEL Rfo op re prere

PonxocnÁuco

es lo único que falta para que sea un libro de gran éxito.

Page 25: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

En 1,946España, enme dijo:

Hrsronle DE ESTE LIBRo

me encontré con don Eduardo Aunós, embajador deuna doma de potros en San Antonio de Areco; el cual

-He leído su N¿¿euo Gobierna de Sancho... Bien, hombre, bien.¿Qué ha pretendido usted demostrar con ese l ibro?

-Bien; si usted, señor embajador, lo dice...hora tiene que escribir la segunda parte,ue salve a la Argentina, hombre. Sanchocinea es la Hermosura, e l Amor, la Fe, lae l ideal cabal leresco.

-El quiiotismo -le dije yo.-Eso -asintió el embaiador.

, Poco después, en unas vacaciones de quince días en Mar delPlata (¡vaeaeiones!) escribí la primera parte i; un capíiul.o de lasegunda. Después abandoné e l l ib ro , porque me parec ió

pueril e indigne d€ un ++ig+oso _fptrrque se-neacabaron las vacaciones-. En noviembre de 195é, Ln la estanciaCume-Có de estación Pirovano, escribí en poco más de quincedías la segunda y tercera parte, con tanta fácilidad y velocidadcomo si alguien me las dictara, y con tremendo esfuerzo por otraparte, pues cada noche al acostarme el l ibro me parecía undespavoriento bodrio; pero resulta que decían que iba a salir otravez Cabildo, y -gy. necesitaban que yo escribiera, y que podíasalir allí como folletín. yo necesito comer, y algo tengo q.re ñuce.;aunque ¡mucho voy a engordar si no como más que las promesasdel director de Cabildol

Page 26: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

En 1,946España, enme dijo:

Hrsronle DE ESTE LIBRo

me encontré con don Eduardo Aunós, embajador deuna doma de potros en San Antonio de Areco; el cual

-He leído su N¿¿euo Gobierna de Sancho... Bien, hombre, bien.¿Qué ha pretendido usted demostrar con ese l ibro?

-Bien; si usted, señor embajador, lo dice...hora tiene que escribir la segunda parte,ue salve a la Argentina, hombre. Sanchocinea es la Hermosura, e l Amor, la Fe, lae l ideal cabal leresco.

-El quiiotismo -le dije yo.-Eso -asintió el embaiador.

, Poco después, en unas vacaciones de quince días en Mar delPlata (¡vaeaeiones!) escribí la primera parte i; un capíiul.o de lasegunda. Después abandoné e l l ib ro , porque me parec ió

pueril e indigne d€ un ++ig+oso _fptrrque se-neacabaron las vacaciones-. En noviembre de 195é, Ln la estanciaCume-Có de estación Pirovano, escribí en poco más de quincedías la segunda y tercera parte, con tanta fácilidad y velocidadcomo si alguien me las dictara, y con tremendo esfuerzo por otraparte, pues cada noche al acostarme el l ibro me parecía undespavoriento bodrio; pero resulta que decían que iba a salir otravez Cabildo, y -gy. necesitaban que yo escribiera, y que podíasalir allí como folletín. yo necesito comer, y algo tengo q.re ñuce.;aunque ¡mucho voy a engordar si no como más que las promesasdel director de Cabildol

Page 27: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

ñ V á E r l r n r rn¿ l ^ E l ^ - : ^ -

r t n l i l - * ^ A ^ A - + ^ ^

n h ^ ^ ^ ñ ^ ^ ! ^ I

Leonardo Castel lani

LA REBETIÓN DE LOS CRISTÓBALES

"Wer wíII aon Gegewptirtigen richtige Begriffe nehmen,ohne Zttkünftige zu wissen?"

r : -r-r^^ ^-. : --^^ :)-^ ,1.1 Dvocoalo ci nn¿ L U m u u r u a l u b q u t Y I t J L c r r t f

conocer eI Porcenir?"

Hamann J. G., Schriften, Ilpá9. 217, Roth, Bn. 1843.

Todos los buenos noaelistas, y no solamente Dostoiewski,

han sido folletinescos y pueriles.

Charles de Bos

Me das lástima y orgulloTe dejo un oficio duro.Vuele un canto eterno Y ?uroñ^- ^^L-^ ^ - t ^^ +)^* -no lnnn.f u I t u u l É É o L v J L t c I ¡ L y u o , v e v r ,

Pues canta para muY PocosQuien no canta en el futuro.

josé Hemández, Martín Fierro'

t., tellani completó la trilogía con luan XXIII (XXIV). publicado en

Page 28: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

ñ V á E r l r n r rn¿ l ^ E l ^ - : ^ -

r t n l i l - * ^ A ^ A - + ^ ^

n h ^ ^ ^ ñ ^ ^ ! ^ I

Leonardo Castel lani

LA REBETIÓN DE LOS CRISTÓBALES

"Wer wíII aon Gegewptirtigen richtige Begriffe nehmen,ohne Zttkünftige zu wissen?"

r : -r-r^^ ^-. : --^^ :)-^ ,1.1 Dvocoalo ci nn¿ L U m u u r u a l u b q u t Y I t J L c r r t f

conocer eI Porcenir?"

Hamann J. G., Schriften, Ilpá9. 217, Roth, Bn. 1843.

Todos los buenos noaelistas, y no solamente Dostoiewski,

han sido folletinescos y pueriles.

Charles de Bos

Me das lástima y orgulloTe dejo un oficio duro.Vuele un canto eterno Y ?uroñ^- ^^L-^ ^ - t ^^ +)^* -no lnnn.f u I t u u l É É o L v J L t c I ¡ L y u o , v e v r ,

Pues canta para muY PocosQuien no canta en el futuro.

josé Hemández, Martín Fierro'

t., tellani completó la trilogía con luan XXIII (XXIV). publicado en

Page 29: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

A r¡. Cse,ce.nrrl

exposición de las markas Damonte, garita de Edmundo' fortín de

la'zorra, capil la de rezar el breviario del Fiscalito y abominación

de Monseñor Fleurette... la bomba atómica que te hizo inhabitable

Page 30: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

A r¡. Cse,ce.nrrl

exposición de las markas Damonte, garita de Edmundo' fortín de

la'zorra, capil la de rezar el breviario del Fiscalito y abominación

de Monseñor Fleurette... la bomba atómica que te hizo inhabitable

Page 31: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

2 BLeonardo Caste l lan i

Su Maies tad Du lc inea

-Yo soy del orden -di jo el otro-. ¡A su lugarl-Su lugar su agüela -repl icó el mulato-. Vamo a vé si

rápido como escuPida, pi t i f i lo ' . . ¡Vamo a vé!-¡Pelea! -gr i tó un chico encantado atrás.

Dale, negro! ¡Rompélo! -ch i l ló la "h inchada"-Al t ren, señores -d i jo e l guarda adentro.

¡Pumba !El mameluco era un hombre deigado y medio a l to, de apar iencia

nerv iosa, f lex ib le como un mimbre. El de Ia cara achicharrada le

l levaba media cabeza y medio cuerPo. Pero no tuvo t iempo ni de

enguardiar y nadie v io cómo pasó la cosa. Cuando quis ieron

enterarse, e l negro habÍa rodado por e l suelo, arras i rancio en su

caída a ot ro t ipo v a la- ch- in i ta . El hombre de mameluco había

hecho un solo mol inete con los dos brazos , táprdo e incomprensib le

como un re lámpago.- ¡L is to! -anunció t ranqui lamente- . Ahora en f i la , señores.

El negro se había levantado, renegando horrores.- ¡Atrás de todos, negro! Rápido.- ¡Bru jer ía! -d i jo e l muchachón. Y obedeció; lo mismo que e l

resto de la gente que se había puesto en f i la dóci lmente, mirándolo

y mirándose con sorpresa.-Pase usted, señora, y después los demás, empezando por los

úl t imos, las mujeres pr imero ;mar! . . .

Se adelantó una mujeruca de lu to, muy fea la pobre, con un

chiqui l lo en brazos que parecía un mono. El hombre de mameluco

le hizo una gran reverencia y riendo un poco besó el rostro cachetudo

y as imétr ico del bot i ja . La gente comenzó a reí r a l t lempo de1 : - - i - l ^ l - - - - - - l : -

en t f a f a l COCne . I - a f t l o a l I 1n e r COnVOy / COn S ra l r a I I v ru ue r 6uc r rq rd /

que había mirado perple jo Ia extraña escena.

Apenas rompió a andar, e l hombre del mameluco subió a una

banqueta y haciendo con los largos btazos un mol inete de "y iu-

y i tzu" impuso s i lencio, y les echó una arenga'-Sabed, hermanos, que l legará un día en que los ú l t imos serán

los pr imeros, y los pr imeros serán los ú l t imos. Vendrá un hombre

jefe que pondrá orden en la t remol ina. Y ese día no anda muy

le jos, a lo que col i jo . En ese día, de poco le serv i rá a la gente

I levar en e l o ja l la "marka"2. Al contrar io , se i rán a la cola los que

2. A1 f in de los t iempos qu ien no l leve Ia

comprar ni vender (Apocalipsis 73:. 17)

2 9

raj ás

m uJ e re s no eran l as meno s "" r":L ;:r' :""t:, t :É.tl;:'JÍ?":i:dir igente se venía a veces con sus autos atómicos a ra estac ión

a b a n d o n a d á q \ ¡ ñ ^ ^ ñ - ^ - ! - ^ L - -

as. Las r iñas entre muchachones

comienzo de una sorprendente ser ie de sucesos. Cuando la manadase precip i taba gozosamente aprendidas jóvener

't*tt-""--nt^-,,- r, h^^:<_ r ̂ _ -

) ra .n muchachote enorme, gor i lesco,ió a la chinita petiza muy rientemameluco, que estaba poniendo

-¿Y usté quién é pa metése? ¿É de la polecía?

marca de l Ant ic r i s to no podrá

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2 BLeonardo Caste l lan i

Su Maies tad Du lc inea

-Yo soy del orden -di jo el otro-. ¡A su lugarl-Su lugar su agüela -repl icó el mulato-. Vamo a vé si

rápido como escuPida, pi t i f i lo ' . . ¡Vamo a vé!-¡Pelea! -gr i tó un chico encantado atrás.

Dale, negro! ¡Rompélo! -ch i l ló la "h inchada"-Al t ren, señores -d i jo e l guarda adentro.

¡Pumba !El mameluco era un hombre deigado y medio a l to, de apar iencia

nerv iosa, f lex ib le como un mimbre. El de Ia cara achicharrada le

l levaba media cabeza y medio cuerPo. Pero no tuvo t iempo ni de

enguardiar y nadie v io cómo pasó la cosa. Cuando quis ieron

enterarse, e l negro habÍa rodado por e l suelo, arras i rancio en su

caída a ot ro t ipo v a la- ch- in i ta . El hombre de mameluco había

hecho un solo mol inete con los dos brazos , táprdo e incomprensib le

como un re lámpago.- ¡L is to! -anunció t ranqui lamente- . Ahora en f i la , señores.

El negro se había levantado, renegando horrores.- ¡Atrás de todos, negro! Rápido.- ¡Bru jer ía! -d i jo e l muchachón. Y obedeció; lo mismo que e l

resto de la gente que se había puesto en f i la dóci lmente, mirándolo

y mirándose con sorpresa.-Pase usted, señora, y después los demás, empezando por los

úl t imos, las mujeres pr imero ;mar! . . .

Se adelantó una mujeruca de lu to, muy fea la pobre, con un

chiqui l lo en brazos que parecía un mono. El hombre de mameluco

le hizo una gran reverencia y riendo un poco besó el rostro cachetudo

y as imétr ico del bot i ja . La gente comenzó a reí r a l t lempo de1 : - - i - l ^ l - - - - - - l : -

en t f a f a l COCne . I - a f t l o a l I 1n e r COnVOy / COn S ra l r a I I v ru ue r 6uc r rq rd /

que había mirado perple jo Ia extraña escena.

Apenas rompió a andar, e l hombre del mameluco subió a una

banqueta y haciendo con los largos btazos un mol inete de "y iu-

y i tzu" impuso s i lencio, y les echó una arenga'-Sabed, hermanos, que l legará un día en que los ú l t imos serán

los pr imeros, y los pr imeros serán los ú l t imos. Vendrá un hombre

jefe que pondrá orden en la t remol ina. Y ese día no anda muy

le jos, a lo que col i jo . En ese día, de poco le serv i rá a la gente

I levar en e l o ja l la "marka"2. Al contrar io , se i rán a la cola los que

2. A1 f in de los t iempos qu ien no l leve Ia

comprar ni vender (Apocalipsis 73:. 17)

2 9

raj ás

m uJ e re s no eran l as meno s "" r":L ;:r' :""t:, t :É.tl;:'JÍ?":i:dir igente se venía a veces con sus autos atómicos a ra estac ión

a b a n d o n a d á q \ ¡ ñ ^ ^ ñ - ^ - ! - ^ L - -

as. Las r iñas entre muchachones

comienzo de una sorprendente ser ie de sucesos. Cuando la manadase precip i taba gozosamente aprendidas jóvener

't*tt-""--nt^-,,- r, h^^:<_ r ̂ _ -

) ra .n muchachote enorme, gor i lesco,ió a la chinita petiza muy rientemameluco, que estaba poniendo

-¿Y usté quién é pa metése? ¿É de la polecía?

marca de l Ant ic r i s to no podrá

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Su Majestad Dulc inea

oro. ¿No has v is to los d iar ios? -d i jo un hombreci to rufo conde j ud ío .

-¿Y por qué, díganme?-Por de pronto, andás ahora s in marka.

J A

facha

- ¡E l Cura -gr i tó un pasajero-. ¿Usté es el Cura Loco?

ser iedad:aviso, ra já en la próssima,

van a pesca r . . .tape que é l derr ibara.-A mí no me pesca nadies.

-Guarda con la polecía, Cura.castura a la Federal . Han puesto a

3. "¡Ven Señor!", conclusión del Apocalipsís

centenares de marka

ni una. Vamos a hacer una gran fogata de Navidad.

El hombre f lacón y movedizo lanzó una carcajada, y-Entréguenme ahora mismo todas sus markas. eue

Se sabe que has quemao

di jo :no quede1.v r lL r l r rL , bur r l oe v lcuna, muy r i co , con v isos v io le tas o púrpura .Se hizo un silencio tan pro.fulao'qr" el ruido d"l;;;o; parecíaun trueno lejano. Una mujercita lo rompió gritando:-Viva el Cura Loco.

Otra dijo:-¿Existe Dulc inea?

rJ ,,qÍ:: ::,_"jf.ru a levanrar y a rodear al mozo espigado.

q r r r r t t v .

-No pué-ser el Cura Loco. Murió ahogado en Márel plata. Lomataron. Me salvó a mi nieto, lo ayudó Jispara "tu "ar." t .Los pasajeros empezaron un t i roteo de preguntas a la angulosafaz, dur.a en las quijadas, aunque so.,.ier,te en los ojos:-¿Dónde está Dulcinea?

-¿Ir c ierto que es la más l inda del mundo?-¿Ir verdá que usté hace prodigios.. . gual ichos?-¿_Er cierto que es hijo de ,r., .uiiq.ru orruZ-¿Es verdá que fue volant inero?-¿Cómo pudo escaparse del torpedero Ghioldo ?

--1f: ::::j? ¡^":.,::Y,1".","j.?" ia zorca, p",o .r,i.r,"., separaos?t-_ ." ":;"1",.",^.j :::T:^?:"ra-Dulcinea

es leprosa?-¿QUé eslferan u,-=-_-_--,_- ruü LiiDL(ji jaieD¡ ¿re tmagrnan que puedenvencer a l gobierno?-¿Es verdá que t ienen una bomba atómica reservada?-¿Hay esperanza?

-¡No! -ch i l laron las mujeres- ¡Dió nó l lbre y guarde!El hombre del mameluco estiró erbrazo, y tomando de ras solapas

al primer pasajero, le arrancó tranquiramente el botoncito crema debaquelita que debían llevar en aquer entonces, como signo de fidelidad^ l - ^ L . i ^ - - ^ J ^ l T - - ^ - - - ^ - t - - 1 , 1 r 1or óvursrr rv urr r r repr . ,cr raore/ ros nomDres en er hombro o la manoderecha y las mujeres sobre e l corazón: los dos t r iángtr - los cruzadoscon el extraño signo verde que parecía una letra hebiea.

-sáquense todos la insignia y entreguenmerán -dijo el hombrevolat inero- . saben ustedes que no le es i íc i to a un cr is t ianollevarlo, porque tiene un significado malo. saben ustees que los obispos,aunque ahora hayan cal lado, cuando sal ió ra Ley Dimonte, d ieronun mandato prohib iendo su uso so pena de peiado. Ese mandatono ha s ido abo l i do . . .

-Huy mu l ta -d i j o una mu je r - i y e l dob le a cada" resc indenc ía " !

-No se usa la i s ignia n i se paga Ia mul ta _di jo e l o t ro_. Sit odos h i c i é ramos o m ismo a l a vez , e l Gob ie rno cede r ía . Laescarapela azul y b lanca basta. Este s igno patr io es nuevo. v t ieneun s ign i f i cado ma lo . .

-zQué significa? -dijo una muchacha rubia desteñida con trazade anémica; y se echó a reír.

-¿Y el ot ro s igno? - ins is t ió la muchacha desteñida.En ese momento e l coche se detuvo en la estac ión pasta_Ur, y se

vio a un Inspector subi r de pr isa y ponerse a habrar con er Guardaen voz baja y concitada, con grandes gestos. El Inspector y el Guarda

El I r responsable ha ordenao tuprecio tu cabeza, 100 trúmanes

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Su Majestad Dulc inea

oro. ¿No has v is to los d iar ios? -d i jo un hombreci to rufo conde j ud ío .

-¿Y por qué, díganme?-Por de pronto, andás ahora s in marka.

J A

facha

- ¡E l Cura -gr i tó un pasajero-. ¿Usté es el Cura Loco?

ser iedad:aviso, ra já en la próssima,

van a pesca r . . .tape que é l derr ibara.-A mí no me pesca nadies.

-Guarda con la polecía, Cura.castura a la Federal . Han puesto a

3. "¡Ven Señor!", conclusión del Apocalipsís

centenares de marka

ni una. Vamos a hacer una gran fogata de Navidad.

El hombre f lacón y movedizo lanzó una carcajada, y-Entréguenme ahora mismo todas sus markas. eue

Se sabe que has quemao

di jo :no quede1.v r lL r l r rL , bur r l oe v lcuna, muy r i co , con v isos v io le tas o púrpura .Se hizo un silencio tan pro.fulao'qr" el ruido d"l;;;o; parecíaun trueno lejano. Una mujercita lo rompió gritando:-Viva el Cura Loco.

Otra dijo:-¿Existe Dulc inea?

rJ ,,qÍ:: ::,_"jf.ru a levanrar y a rodear al mozo espigado.

q r r r r t t v .

-No pué-ser el Cura Loco. Murió ahogado en Márel plata. Lomataron. Me salvó a mi nieto, lo ayudó Jispara "tu "ar." t .Los pasajeros empezaron un t i roteo de preguntas a la angulosafaz, dur.a en las quijadas, aunque so.,.ier,te en los ojos:-¿Dónde está Dulcinea?

-¿Ir c ierto que es la más l inda del mundo?-¿Ir verdá que usté hace prodigios.. . gual ichos?-¿_Er cierto que es hijo de ,r., .uiiq.ru orruZ-¿Es verdá que fue volant inero?-¿Cómo pudo escaparse del torpedero Ghioldo ?

--1f: ::::j? ¡^":.,::Y,1".","j.?" ia zorca, p",o .r,i.r,"., separaos?t-_ ." ":;"1",.",^.j :::T:^?:"ra-Dulcinea

es leprosa?-¿QUé eslferan u,-=-_-_--,_- ruü LiiDL(ji jaieD¡ ¿re tmagrnan que puedenvencer a l gobierno?-¿Es verdá que t ienen una bomba atómica reservada?-¿Hay esperanza?

-¡No! -ch i l laron las mujeres- ¡Dió nó l lbre y guarde!El hombre del mameluco estiró erbrazo, y tomando de ras solapas

al primer pasajero, le arrancó tranquiramente el botoncito crema debaquelita que debían llevar en aquer entonces, como signo de fidelidad^ l - ^ L . i ^ - - ^ J ^ l T - - ^ - - - ^ - t - - 1 , 1 r 1or óvursrr rv urr r r repr . ,cr raore/ ros nomDres en er hombro o la manoderecha y las mujeres sobre e l corazón: los dos t r iángtr - los cruzadoscon el extraño signo verde que parecía una letra hebiea.

-sáquense todos la insignia y entreguenmerán -dijo el hombrevolat inero- . saben ustedes que no le es i íc i to a un cr is t ianollevarlo, porque tiene un significado malo. saben ustees que los obispos,aunque ahora hayan cal lado, cuando sal ió ra Ley Dimonte, d ieronun mandato prohib iendo su uso so pena de peiado. Ese mandatono ha s ido abo l i do . . .

-Huy mu l ta -d i j o una mu je r - i y e l dob le a cada" resc indenc ía " !

-No se usa la i s ignia n i se paga Ia mul ta _di jo e l o t ro_. Sit odos h i c i é ramos o m ismo a l a vez , e l Gob ie rno cede r ía . Laescarapela azul y b lanca basta. Este s igno patr io es nuevo. v t ieneun s ign i f i cado ma lo . .

-zQué significa? -dijo una muchacha rubia desteñida con trazade anémica; y se echó a reír.

-¿Y el ot ro s igno? - ins is t ió la muchacha desteñida.En ese momento e l coche se detuvo en la estac ión pasta_Ur, y se

vio a un Inspector subi r de pr isa y ponerse a habrar con er Guardaen voz baja y concitada, con grandes gestos. El Inspector y el Guarda

El I r responsable ha ordenao tuprecio tu cabeza, 100 trúmanes

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Leonardo Castel lani Su Majestad Dulcinea 3 3

-Te van a esperá nel término, Cura. Estás listo de tós modos-dijo.

--Calláte, pavote. Andá al coche y avisá a toda la gente que bajeya mismo, todos. Voy a parar cinco minutos en Agüero. Que seápresten todos a saltar. Ahora sí que les doy permiso de atropellarse.

; L ¡ t t o v t e ¡ r

-Entonce me vía quedá yo, a vé lo que hacés, Cura. Dejáme queme quede, Cura. Vos tenés un plan. Yo quiero vé lo que pasa.

El Cura lo miró con asombro, y una especie de sospecha decariño cruzó un momento sus ojos verdes, duros. Le puso la manoen el hombro:

-Negro lindo. Si no tenés miedo, quedáte. Pero el que se quedaconmigo en un peligro, sepas que ya no me deja nunca. -Y bueno,Cura Loco, ¡mejor! -dijo el muchacho-. Ando sin laburo, y yo, r ! a , - - - - - - - - - l : - - - - - l : - - - - - 1 : ! - ^ , - , - : - - l - - - - - i r ^ - l ^ - - T - l - :tamoren soy rneqrO rneqro... -y sarro curr lelr l lu y 6.rrtarrLru: ¡ro(.ru]a la puerta! ¡A bajá de golpe en Agüero! ¡El que se retarda, suena...!

¡Al raje! ¡Al raje! ¡A la voz de áura!El Cura había puesto el coche en 72 puntos, chispeaban las

ruedas y el coche se tambaleaba, crujiendo y cabeceando feo comoun borracho.. .

-No puedo soportar la pudrición de este país -dijo/ comohablando con el cielo.

-Aquí no hay justicia pal pobre -respondió solemnemente elNegro.

-Yo ya me he jugado la vida -dijo el Cura.-¿Por broma nomás hacés estas cosas? -preguntó el otro.

I \ T ^ l ^ l r ^ J ^ ' I ^ - - ^ . - . ^ - l ^ ^ L I ^ - , ^ , . ^ l : ^ . , : l - : t . . ^ ^ : : -- r \ u u E r r u u u . r E r l E r u u r l y r 4 r r , r r 4 / Y u g r r Y u r u q r q r 1 4 D l r u q L l u r l

ya insostenible. Tengo un trabajito mañana en la Curia...-Yo tengo miedo de morir...-Yo también un poco... Pero ahora no morimos todavía. No

morirás todavía.-¿Qué es usté? ¿Es verdá que usté es nazi?.. .-No. Yo soy una especie de nacionalista despechao. ¿Y vos?-Yo ya ni sé lo que soy. Mi tata fue radical peludista. Yo soy

" c o r r t t a " . . .-¿Contra qué?-Contra todo... contra toda la porquería.-Entonces sos lo mismo que yo... Y que mi hermana...-¿Podré ver a Dulcinea?

-fo soy brujo -dijo el Cura-. Mirá morocho, perdonáme elrevolcón que te di, y ayudáme rápido a recoger las markas.

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Leonardo Castel lani Su Majestad Dulcinea 3 3

-Te van a esperá nel término, Cura. Estás listo de tós modos-dijo.

--Calláte, pavote. Andá al coche y avisá a toda la gente que bajeya mismo, todos. Voy a parar cinco minutos en Agüero. Que seápresten todos a saltar. Ahora sí que les doy permiso de atropellarse.

; L ¡ t t o v t e ¡ r

-Entonce me vía quedá yo, a vé lo que hacés, Cura. Dejáme queme quede, Cura. Vos tenés un plan. Yo quiero vé lo que pasa.

El Cura lo miró con asombro, y una especie de sospecha decariño cruzó un momento sus ojos verdes, duros. Le puso la manoen el hombro:

-Negro lindo. Si no tenés miedo, quedáte. Pero el que se quedaconmigo en un peligro, sepas que ya no me deja nunca. -Y bueno,Cura Loco, ¡mejor! -dijo el muchacho-. Ando sin laburo, y yo, r ! a , - - - - - - - - - l : - - - - - l : - - - - - 1 : ! - ^ , - , - : - - l - - - - - i r ^ - l ^ - - T - l - :tamoren soy rneqrO rneqro... -y sarro curr lelr l lu y 6.rrtarrLru: ¡ro(.ru]a la puerta! ¡A bajá de golpe en Agüero! ¡El que se retarda, suena...!

¡Al raje! ¡Al raje! ¡A la voz de áura!El Cura había puesto el coche en 72 puntos, chispeaban las

ruedas y el coche se tambaleaba, crujiendo y cabeceando feo comoun borracho.. .

-No puedo soportar la pudrición de este país -dijo/ comohablando con el cielo.

-Aquí no hay justicia pal pobre -respondió solemnemente elNegro.

-Yo ya me he jugado la vida -dijo el Cura.-¿Por broma nomás hacés estas cosas? -preguntó el otro.

I \ T ^ l ^ l r ^ J ^ ' I ^ - - ^ . - . ^ - l ^ ^ L I ^ - , ^ , . ^ l : ^ . , : l - : t . . ^ ^ : : -- r \ u u E r r u u u . r E r l E r u u r l y r 4 r r , r r 4 / Y u g r r Y u r u q r q r 1 4 D l r u q L l u r l

ya insostenible. Tengo un trabajito mañana en la Curia...-Yo tengo miedo de morir...-Yo también un poco... Pero ahora no morimos todavía. No

morirás todavía.-¿Qué es usté? ¿Es verdá que usté es nazi?.. .-No. Yo soy una especie de nacionalista despechao. ¿Y vos?-Yo ya ni sé lo que soy. Mi tata fue radical peludista. Yo soy

" c o r r t t a " . . .-¿Contra qué?-Contra todo... contra toda la porquería.-Entonces sos lo mismo que yo... Y que mi hermana...-¿Podré ver a Dulcinea?

-fo soy brujo -dijo el Cura-. Mirá morocho, perdonáme elrevolcón que te di, y ayudáme rápido a recoger las markas.

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' ¿ A

Leonardo Castel lani

Liera.tna salí a vagar,de la Federal . . .

L l g t t n e v e z ? ' l . n A

Su Majestad Dulcinea 3 5

los rieles, atropellado los topes, y con un ruido como un cañonazoy un quebracho que se desploma, con un trueno horrísono de fierros,

palos, latas y vidrios que se destrozan, con un grito humano de

horrible desesperación, se había hecho trizas contra el muro de piedra

Acepto por Cristo - la uida más triste - que existe en Ia tierra,La ztida más dura - mós pobre y oscura - la aida más perra.La aida que dijo - que Ie daba lástima - San luan de Ia Cruz,A Iq que la misma - Teresa confiesa - no le encuentra luz.Acepto la vida - que es lucha perdida - continua derrota,EI terrible ayuno - sin premio ninguno - muerte gota a gota.Renuncío a las bodas - con Julia y a todas - Ias compensaciones,Todos los lesortes - del oiair, Ios nortes - sostenes y horcones.Acepto este plomo - tremendo en eI lomo - y la estepa yerma,Sin oasis, como - la célula enferma - de una época enferma...

(Estos versitos halló el policía Edmundo Florio en el mamelucodel cadáver hecho albóndiga que se encontró entre los restos delSute; por lo cual se at r ibuyen a l Cura Loco. Y cualquiera 'que losconsidere, podrá decir si ese hombre era loco o no).

quema!

El Cura estaba tan concentrar

tuevo maquinista, sin mirar atrás,

patarrados en el pasillo. El pobree.

áxima, y la ajustó por medio de

e

rl

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' ¿ A

Leonardo Castel lani

Liera.tna salí a vagar,de la Federal . . .

L l g t t n e v e z ? ' l . n A

Su Majestad Dulcinea 3 5

los rieles, atropellado los topes, y con un ruido como un cañonazoy un quebracho que se desploma, con un trueno horrísono de fierros,

palos, latas y vidrios que se destrozan, con un grito humano de

horrible desesperación, se había hecho trizas contra el muro de piedra

Acepto por Cristo - la uida más triste - que existe en Ia tierra,La ztida más dura - mós pobre y oscura - la aida más perra.La aida que dijo - que Ie daba lástima - San luan de Ia Cruz,A Iq que la misma - Teresa confiesa - no le encuentra luz.Acepto la vida - que es lucha perdida - continua derrota,EI terrible ayuno - sin premio ninguno - muerte gota a gota.Renuncío a las bodas - con Julia y a todas - Ias compensaciones,Todos los lesortes - del oiair, Ios nortes - sostenes y horcones.Acepto este plomo - tremendo en eI lomo - y la estepa yerma,Sin oasis, como - la célula enferma - de una época enferma...

(Estos versitos halló el policía Edmundo Florio en el mamelucodel cadáver hecho albóndiga que se encontró entre los restos delSute; por lo cual se at r ibuyen a l Cura Loco. Y cualquiera 'que losconsidere, podrá decir si ese hombre era loco o no).

quema!

El Cura estaba tan concentrar

tuevo maquinista, sin mirar atrás,

patarrados en el pasillo. El pobree.

áxima, y la ajustó por medio de

e

rl

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Tnnnn¡rro EN LA Cunl¡.

El gallego Jesús, encargado de traer la granadina, abrir la puerta

y ventilar la Sala Capitular, tiró el diario de la tarde, bostezí y

empezó a quitar el polvo con un plumero al soberbio cuadro en

esmalte luminoso "Manning" del Sagrado Corazón de Jesús,rega lado a la Cur ia por la Santer ía Genera l Conso l idadaSatanowski and Co. "Paece un hortelano polaco con un pimientomorrón en la mano", pensó el gallego, y sacudió la cabeza paradesechar el mal pensamiento, pero no pudo. Era una de esas milesde imágenes dulcemente persuasivas de que el poderoso fundadordel Cristianismo fue un sonsito triste de cabellos rubios.

En ese momento, la voz de los canillitas con la edición 5' lohirió de inmovilidad. ¿Soñaba? ¿Sería posible? Sí, el pregón serepetía cada vez más claro. Se asomó al amplio ventanal quedaba sobre el cruce de la antigua Avenida de Mayo con la DiagonalAnatolio Bostanes y ernpezó a hacer señas frenéticas a un caniiiitaque le subi'era "EI Tábano" 1. Sí, allí estaba con grandes mayúsculasla tremebunda noticia:

Ln Munnrr psr Cunt LocoDesepnn¡cr EL ENEMIGo NÚtrlrno uruo or peÍs

GnNA. Los CIEN TRIJMANES oRo

EL INSpECToR DE PoLIcÍA EovuNoo Ft-onlo

-¡Toma! -exclamó Jesús- ¡Ésta sí que es gorda! y aquí éstosestán por hacer una reunión... Pues no les diré una palabra. ¡Quehagan su reunión... y que se fastidien, puño! ¡Gandules! ¡Atrasaos!

1. El diario Crítica, cuyo director era Natalio Botana

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Tnnnn¡rro EN LA Cunl¡.

El gallego Jesús, encargado de traer la granadina, abrir la puerta

y ventilar la Sala Capitular, tiró el diario de la tarde, bostezí y

empezó a quitar el polvo con un plumero al soberbio cuadro en

esmalte luminoso "Manning" del Sagrado Corazón de Jesús,rega lado a la Cur ia por la Santer ía Genera l Conso l idadaSatanowski and Co. "Paece un hortelano polaco con un pimientomorrón en la mano", pensó el gallego, y sacudió la cabeza paradesechar el mal pensamiento, pero no pudo. Era una de esas milesde imágenes dulcemente persuasivas de que el poderoso fundadordel Cristianismo fue un sonsito triste de cabellos rubios.

En ese momento, la voz de los canillitas con la edición 5' lohirió de inmovilidad. ¿Soñaba? ¿Sería posible? Sí, el pregón serepetía cada vez más claro. Se asomó al amplio ventanal quedaba sobre el cruce de la antigua Avenida de Mayo con la DiagonalAnatolio Bostanes y ernpezó a hacer señas frenéticas a un caniiiitaque le subi'era "EI Tábano" 1. Sí, allí estaba con grandes mayúsculasla tremebunda noticia:

Ln Munnrr psr Cunt LocoDesepnn¡cr EL ENEMIGo NÚtrlrno uruo or peÍs

GnNA. Los CIEN TRIJMANES oRo

EL INSpECToR DE PoLIcÍA EovuNoo Ft-onlo

-¡Toma! -exclamó Jesús- ¡Ésta sí que es gorda! y aquí éstosestán por hacer una reunión... Pues no les diré una palabra. ¡Quehagan su reunión... y que se fastidien, puño! ¡Gandules! ¡Atrasaos!

1. El diario Crítica, cuyo director era Natalio Botana

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3 8Leonardo Castel lani

Su Majestad Dulcinea 3 9

ue de ot ro modo nuestraAmer icana Uni f icada, desgarrada ya por e l más pel igroso c isma,deshonrada por la conducta insensata y sacrílega de los cristóbales,y amenazada por su Irreprochabil idad el señor Adelantado con elret i ro de todos los subsid ios. . .

-Si ésa es la re lac ión, y ése es e l objeto de esta reunión, yo mevoy -dijo bruscamente Monseñor Lezaún-. Si ustedes no tienennada que hacer , yo tengo. Si hemos venido aquí para aver iguar' |

^ " ^ - l - , {

¡ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ - r ^ ! ^r a v r r uqu oLErLa u t r süc bdcc t ( l uLe - r r t e co r l s ra que es sace roo te -

bien. Pero en eso que el Reverendo Relator nos ha relatado, ha,rrcuatro o c inco patrañas peores que los pasquines. yo no soy nazin i cr is tóbal n i soy protector de curas pol i t iqueros, n i sé nadaacerca del cura Namuncurá; pero.

-El Reverendísimo y Excelentísimo Deán no sabe nada acercadel Cura Loco, lo confiesa; pero sabe que lo que yo sé son patrañas...¿Séqui tur an non séqui tur? -d i jo Panchampla.

-Traigan el l ibro del movimiento de Curia de 1966 -dijo Lezaún,-lJn momento -paró Mons. Fleurette-. ¿Vamos a empezar

una d iscusión personal in terminable como la ot ra vezt o vamos atrabajar? -interpeló con su broncínea voz de barítono, que llenóla sala, e h izo v ibrar e l marco de p lata del Sagrado Corazón.

-Nos hemos o lv idado de rezar e l "Veni creator . . . , ' -musi tó lavoz suave del F iscal i to .

-¡Ai ciiabio ei Veni creqtor! -gritó el padre papávero-. ¡Ay,

perdón! s in querer me he i r reverenciado con e l Espír i tu santo.Perdonen sus Reverendísimas... Quiero decir ¿de qué se trata aquí?¿De excomulgar a l loco ése? ¿No está ya excomulgado y recontraexcomulgado ipso facto y la ta sentent ia por sus mismas fechorías?

-Está suspendido, y s igue d ic iendo misa, y Io que es muchopeor, predicando -apuntó un canónigo.

-E rgo , bas ta -d i j o e l Pad re Papáve ro - . I r r egu la r . . . cL tmir regular i ta te majore ad Sedem ApostóI icam reseraata. . .

-Perdón, reverendo Teólogo Consul tor , y mi gran poeta -d i jofríamente el Deán- no consta que esté suspendido ni consta quelo podamos suspender. ¡No sabemos nada de c ier to!

o s t é' M o n s e ñ o r r ¡ p e r o en c a n t a o d e v e rr e ; ;rtfii I";Ji, :""1 "l

t,?i :si está ustéz hecho una flor de fvfulof-,ñ., hav na¡tio -,í* -^--_

Ls/ Errrr.c usre/ tvlonseñor Florete!.. .-¿Cómo me encuentra usted? _preguntó el prelado.- r r eóu r [ u c r . t - r e l ooo .

no] , t , . l l " t de Maio y ná másl ¡Una f lor de t^ ar¡^* j^ ¡ -

;;"":' ;il:":t p ortero sonriente-' Pasen oste des, mi ;t;;;;";d:

Entraban discutiendo vivamente er Abaté papávero y MonseñorPanchampla. Detrás venía " i -ó; ;rr , al to y severo, MonseñorLezaún' A ros pocos mrnutos

"i cup"ri,rro estaba reunido, el Fiscalitoen su rincón con ras manos ,ou.á iu maq.rinu de estenografiar.-Ya saben sus.Revere". i" ; -Er;rentís imas

er objeto de esta;,",t'"T;"""',T.".:X"J:fl":ÍTjlÍ"0",t"tuto,,,"¡-i?i"r,"*pru-;:ilJ:",'.""'"','"ilt"1#[:T:f l1liii:T:fi "'iii':::f,1T:ff_,,,..::,1_.y.áí"r.1*ñ;;;l;l:";:T;."il::r;::,""::"1::;;;-;H:,i:#:::i::::":::?.r, h"{ *,,ihí,i-u 8" ,; ;;';;" r i s u m',

",;; í ;:' ",' ;:,t }n' ::X? :: tit "'

v c a n ó n i c o, " i,, o t a m b i é n,

cuenfos. ros prodisios que ;; i; ;ilf;il:",ff":i;:r,?,':lpoputacho y "*us".ád", g.::o:ir;;;i;" pasquines; o que en úrtimocaso/ es un buen. pre-st i t ig id.or; du;ho en f ís ica o química osemántica, porgue tambiéniorrJ q;;;, un hombre relaiivamenredocto. Eso explicaría las di,o"rrui )aureolas,,

con que dicen lohan visro cuando dice misa, q;" .,J d"b"riu ;;"l,i;_ ¡Trucos,señorl Pero ¡derribar una .uru .ó., una sola palabra, .o.r.,,rr, gesto,el l0cai de ra comisaría de san ¡usto JJnde lo tenían preso, vamos,señor ' que lo crea ra abueri ta i" ; r ;"¿r, con perdón de ustedes.. .me refiero a ra abuela de ros q"-ro "-rL,

no a ustedes, Reverencias

Page 42: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

3 8Leonardo Castel lani

Su Majestad Dulcinea 3 9

ue de ot ro modo nuestraAmer icana Uni f icada, desgarrada ya por e l más pel igroso c isma,deshonrada por la conducta insensata y sacrílega de los cristóbales,y amenazada por su Irreprochabil idad el señor Adelantado con elret i ro de todos los subsid ios. . .

-Si ésa es la re lac ión, y ése es e l objeto de esta reunión, yo mevoy -dijo bruscamente Monseñor Lezaún-. Si ustedes no tienennada que hacer , yo tengo. Si hemos venido aquí para aver iguar' |

^ " ^ - l - , {

¡ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ - r ^ ! ^r a v r r uqu oLErLa u t r süc bdcc t ( l uLe - r r t e co r l s ra que es sace roo te -

bien. Pero en eso que el Reverendo Relator nos ha relatado, ha,rrcuatro o c inco patrañas peores que los pasquines. yo no soy nazin i cr is tóbal n i soy protector de curas pol i t iqueros, n i sé nadaacerca del cura Namuncurá; pero.

-El Reverendísimo y Excelentísimo Deán no sabe nada acercadel Cura Loco, lo confiesa; pero sabe que lo que yo sé son patrañas...¿Séqui tur an non séqui tur? -d i jo Panchampla.

-Traigan el l ibro del movimiento de Curia de 1966 -dijo Lezaún,-lJn momento -paró Mons. Fleurette-. ¿Vamos a empezar

una d iscusión personal in terminable como la ot ra vezt o vamos atrabajar? -interpeló con su broncínea voz de barítono, que llenóla sala, e h izo v ibrar e l marco de p lata del Sagrado Corazón.

-Nos hemos o lv idado de rezar e l "Veni creator . . . , ' -musi tó lavoz suave del F iscal i to .

-¡Ai ciiabio ei Veni creqtor! -gritó el padre papávero-. ¡Ay,

perdón! s in querer me he i r reverenciado con e l Espír i tu santo.Perdonen sus Reverendísimas... Quiero decir ¿de qué se trata aquí?¿De excomulgar a l loco ése? ¿No está ya excomulgado y recontraexcomulgado ipso facto y la ta sentent ia por sus mismas fechorías?

-Está suspendido, y s igue d ic iendo misa, y Io que es muchopeor, predicando -apuntó un canónigo.

-E rgo , bas ta -d i j o e l Pad re Papáve ro - . I r r egu la r . . . cL tmir regular i ta te majore ad Sedem ApostóI icam reseraata. . .

-Perdón, reverendo Teólogo Consul tor , y mi gran poeta -d i jofríamente el Deán- no consta que esté suspendido ni consta quelo podamos suspender. ¡No sabemos nada de c ier to!

o s t é' M o n s e ñ o r r ¡ p e r o en c a n t a o d e v e rr e ; ;rtfii I";Ji, :""1 "l

t,?i :si está ustéz hecho una flor de fvfulof-,ñ., hav na¡tio -,í* -^--_

Ls/ Errrr.c usre/ tvlonseñor Florete!.. .-¿Cómo me encuentra usted? _preguntó el prelado.- r r eóu r [ u c r . t - r e l ooo .

no] , t , . l l " t de Maio y ná másl ¡Una f lor de t^ ar¡^* j^ ¡ -

;;"":' ;il:":t p ortero sonriente-' Pasen oste des, mi ;t;;;;";d:

Entraban discutiendo vivamente er Abaté papávero y MonseñorPanchampla. Detrás venía " i -ó; ;rr , al to y severo, MonseñorLezaún' A ros pocos mrnutos

"i cup"ri,rro estaba reunido, el Fiscalitoen su rincón con ras manos ,ou.á iu maq.rinu de estenografiar.-Ya saben sus.Revere". i" ; -Er;rentís imas

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v c a n ó n i c o, " i,, o t a m b i é n,

cuenfos. ros prodisios que ;; i; ;ilf;il:",ff":i;:r,?,':lpoputacho y "*us".ád", g.::o:ir;;;i;" pasquines; o que en úrtimocaso/ es un buen. pre-st i t ig id.or; du;ho en f ís ica o química osemántica, porgue tambiéniorrJ q;;;, un hombre relaiivamenredocto. Eso explicaría las di,o"rrui )aureolas,,

con que dicen lohan visro cuando dice misa, q;" .,J d"b"riu ;;"l,i;_ ¡Trucos,señorl Pero ¡derribar una .uru .ó., una sola palabra, .o.r.,,rr, gesto,el l0cai de ra comisaría de san ¡usto JJnde lo tenían preso, vamos,señor ' que lo crea ra abueri ta i" ; r ;"¿r, con perdón de ustedes.. .me refiero a ra abuela de ros q"-ro "-rL,

no a ustedes, Reverencias

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40 Leonardo Caste l lan i

- ¡Cómo! -gr anchampla_. ¿Nada de c ier to?-¡El l ibro! - e l Deán tocanáo un t imbre. Entró e l gal legoJesús sobre e l m toque del t imbre, con una bandeja de vasosl lenos de granad

¡Truhán! ¡Has est

-¡Traiga el libro de rs66! ¡Nadie le p ide la granadina todavía l

Su Majestad Dulc inea 4L

-Y lo peor -d i jo Papávero- dejó la Parroquia, v is t ió un mono

azul, elfrrpezó a ftabajar de obrero en un taller atómico de la CADE, a

hacer. . . hmm.. . "prodig ios" , y a predicar contra nosotros '-Si to habían "suspendido" ustedes sin oírlo ¿qué iba a hacer?

Haraganear? ¿Mendigar? ¡Em a trabajar! ¿Y qué hay? -Preguntó

el F iscal i to .-Que venga a la Cur ia a pedi r perdón. . .-¿Y s i era inocente?-¡Que venga a la Cur ia a expl icarse!-¿No lo había echado usted de la Curia urravez, Reverendísimo?-Que se humi l le . Que tenga paciencia. Que imi te a Nuestro

Señor |esucr is to.c ^ L " - i l l Á n n r ¡ ¡ r t r T T c t o r i o e n n I p r o n f e s f a l ' l a n n i u n a c a f t a .

Nosotros tambián tenemos que imitar a Jesucristo.-Y lo imitamos -dijo Panchampla con furor-. Pero usted allí,

d ígame un poco, ¿es f iscal contra nosotros o es f iscal contra e l

reo?-En definit iva -interrumpió el Deán- no sabemos ningún

del i to c ier to a par t i r de ese momento. No se puede condenar a

nadie s in oí r lo .-¿Y el t iro? -saltó Panchampla echando venablos por los ojos-

¿Y el t i ro? ¿Les parece a ustedes muy l i túrg ico t i rar le un t i ro de

pisto la a ot ro sacerdote? ¡Cánon 412, "suadente d iábolo" ¡Un t i ro

de p is to la! ¡Dígame un poco! ¡Un t i ro !-Le erró -d i jo muy t ranqui lo e l F iscal i to .- iun t i ro , y a ot ro sacerdote l

El F iscal i to se puso morado como una berenjena y comenzó a

suda r .-¿Y ha aver iguado usté dónde estaba y qué estaba haciendo

en ese momento e l "ot ro sacerdote"?-Psssst t t ! ! l -ch is taron a la vez var ios canónigos. Hacía rato

que el Fiscalito estaba levantando presión en su rincón, y haciendo

sonar las teclas como disparos de dormidita. De repente se levantó,

todo f laco, despeluzado y rudo, y protestó:-¡Macanas y nad.a más! Yo he habiado con Luis Narr'uncurá,

que ustedes han baut izado loco, y es más cuerdo que ustedes.

Respondió a todas mis preguntas con candor de niño, directamente

y s in ambages, con la senci l lez de lo verdadero, y . . .-Y con la caradurez más cínica -interrumpió Panchampla'

- ¡Que me_caiga muerto aquíqurl".8o, y se le cayó un lruro tuoe i leuret te.

mismo, Excelencia. . . _empezó e lgranadina sobre el hábito violeta

-¡sapristí! -gritó éste enteramente furioso-. ¡mándate mudar,asno salvajef-Pasáme pr i i ¡ ro un vaso de granadina _di jo papávero.

..,..jtt1.*y^:] 11Or:, mecachis, i"ra" ui", ,ob.á r" lloiru ;no lo^cverenctasl fues los asnos salvajes, .\r"ar; io, q"" ,,oven son p ichic iegos - renl icó e l no-+^-^ . -^1-_: . . , .al Capellán del Virieinato.'

rvrrs¡w vurvrerlclose con descaro

Mas el Deán cortó el incidente r, I r ib',:y'r:,1'"'r,:T,fi :'"';1'" il I

o *amuncurá l legó de Roma el zq deCardenal Marchet t i_Selvaggiani ,

d ios br i l lantes, Ias más a l tas notasr tardía. Diócesis de la patagonia.r i s to Obre ro de Buenos A i res ,y después escándalo. Suspendido

, ; l i : : : de l card.enal _f lauteó desde e l r incón la voz del

- ¡Chéf ¿Qué te está por dar a vos? _chi l ló panár¡e, . ,

oñ?:";::: J ;:i: insorente'

"'"'iuu f;;il'$;J er oean,-Si me hubi sen hecho caso a mí _amonestó Fleurette_ lohubie¡an recluid entonces en er Hoga, sacerdotar, y hoy estaríamostranqui los.-Esa suspensión la clave de todo _dijo panchampla_. Serugó con una mujer e n avión. ñ; ñ; dl;.,,"r'ri"r'l'n"rmana

vre;a enterma/ como también seera robado y e l escándalo fue

spensión anda¡ en auto, no digo

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40 Leonardo Caste l lan i

- ¡Cómo! -gr anchampla_. ¿Nada de c ier to?-¡El l ibro! - e l Deán tocanáo un t imbre. Entró e l gal legoJesús sobre e l m toque del t imbre, con una bandeja de vasosl lenos de granad

¡Truhán! ¡Has est

-¡Traiga el libro de rs66! ¡Nadie le p ide la granadina todavía l

Su Majestad Dulc inea 4L

-Y lo peor -d i jo Papávero- dejó la Parroquia, v is t ió un mono

azul, elfrrpezó a ftabajar de obrero en un taller atómico de la CADE, a

hacer. . . hmm.. . "prodig ios" , y a predicar contra nosotros '-Si to habían "suspendido" ustedes sin oírlo ¿qué iba a hacer?

Haraganear? ¿Mendigar? ¡Em a trabajar! ¿Y qué hay? -Preguntó

el F iscal i to .-Que venga a la Cur ia a pedi r perdón. . .-¿Y s i era inocente?-¡Que venga a la Cur ia a expl icarse!-¿No lo había echado usted de la Curia urravez, Reverendísimo?-Que se humi l le . Que tenga paciencia. Que imi te a Nuestro

Señor |esucr is to.c ^ L " - i l l Á n n r ¡ ¡ r t r T T c t o r i o e n n I p r o n f e s f a l ' l a n n i u n a c a f t a .

Nosotros tambián tenemos que imitar a Jesucristo.-Y lo imitamos -dijo Panchampla con furor-. Pero usted allí,

d ígame un poco, ¿es f iscal contra nosotros o es f iscal contra e l

reo?-En definit iva -interrumpió el Deán- no sabemos ningún

del i to c ier to a par t i r de ese momento. No se puede condenar a

nadie s in oí r lo .-¿Y el t iro? -saltó Panchampla echando venablos por los ojos-

¿Y el t i ro? ¿Les parece a ustedes muy l i túrg ico t i rar le un t i ro de

pisto la a ot ro sacerdote? ¡Cánon 412, "suadente d iábolo" ¡Un t i ro

de p is to la! ¡Dígame un poco! ¡Un t i ro !-Le erró -d i jo muy t ranqui lo e l F iscal i to .- iun t i ro , y a ot ro sacerdote l

El F iscal i to se puso morado como una berenjena y comenzó a

suda r .-¿Y ha aver iguado usté dónde estaba y qué estaba haciendo

en ese momento e l "ot ro sacerdote"?-Psssst t t ! ! l -ch is taron a la vez var ios canónigos. Hacía rato

que el Fiscalito estaba levantando presión en su rincón, y haciendo

sonar las teclas como disparos de dormidita. De repente se levantó,

todo f laco, despeluzado y rudo, y protestó:-¡Macanas y nad.a más! Yo he habiado con Luis Narr'uncurá,

que ustedes han baut izado loco, y es más cuerdo que ustedes.

Respondió a todas mis preguntas con candor de niño, directamente

y s in ambages, con la senci l lez de lo verdadero, y . . .-Y con la caradurez más cínica -interrumpió Panchampla'

- ¡Que me_caiga muerto aquíqurl".8o, y se le cayó un lruro tuoe i leuret te.

mismo, Excelencia. . . _empezó e lgranadina sobre el hábito violeta

-¡sapristí! -gritó éste enteramente furioso-. ¡mándate mudar,asno salvajef-Pasáme pr i i ¡ ro un vaso de granadina _di jo papávero.

..,..jtt1.*y^:] 11Or:, mecachis, i"ra" ui", ,ob.á r" lloiru ;no lo^cverenctasl fues los asnos salvajes, .\r"ar; io, q"" ,,oven son p ichic iegos - renl icó e l no-+^-^ . -^1-_: . . , .al Capellán del Virieinato.'

rvrrs¡w vurvrerlclose con descaro

Mas el Deán cortó el incidente r, I r ib',:y'r:,1'"'r,:T,fi :'"';1'" il I

o *amuncurá l legó de Roma el zq deCardenal Marchet t i_Selvaggiani ,

d ios br i l lantes, Ias más a l tas notasr tardía. Diócesis de la patagonia.r i s to Obre ro de Buenos A i res ,y después escándalo. Suspendido

, ; l i : : : de l card.enal _f lauteó desde e l r incón la voz del

- ¡Chéf ¿Qué te está por dar a vos? _chi l ló panár¡e, . ,

oñ?:";::: J ;:i: insorente'

"'"'iuu f;;il'$;J er oean,-Si me hubi sen hecho caso a mí _amonestó Fleurette_ lohubie¡an recluid entonces en er Hoga, sacerdotar, y hoy estaríamostranqui los.-Esa suspensión la clave de todo _dijo panchampla_. Serugó con una mujer e n avión. ñ; ñ; dl;.,,"r'ri"r'l'n"rmana

vre;a enterma/ como también seera robado y e l escándalo fue

spensión anda¡ en auto, no digo

Page 45: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

A 'Leonardo Caste i lan i

piadosamente

devo tamen te

gu Majes tad Du lc inea 4 3

-Interpongo mila verdad de todoceremonia.

-No hay nadaLezaún .

autor idad y lo que yo sé , , ín péctore, ,para avalarlo que he test imoniado -d i jo con su voz de

probado. No sabemos nada - ins is t ió e l vasco

-sa-bemos que se 'o lv ió un bandido y capi tán c ie bandic ios;orue se h-a puesto en rebel ión contra las- iegí i imas auior idacies;^ . . ^ L ^ ^ - - ^ ^ , - - , IyuE rld exdsperaqo ar rrreprochable, perdón, a nuestro Excelentísimovirrey del Río de la plata.. hasta lo in-decibre; que anda foir,entan,iola guerra c iv i l cr is tera; que ha caído en la here j ía del mi lenar ismo

rnal ; que está amancebado con una bru ja. . . ¡eué está excomurgadoez mi l veces! -gr i tó con grandes manotones en e l a i re.-No sabemos s i está descomulgado _di jo e l vasco.-Empezó a deci r misa de nuevo s in que le levantáramos. . .-Después del año de suspensión, empezó de nuevo a celebrar .

Según e l Derecho, esa suspensión no puede durar más que unaño. Aunque no ex is ta e l famoso rescr ipto. . .

- ¡A_h! ¡El rescr iptof - r ieron var ios canónigos.-iryo existe -gritó panchampla-. ¡Absuralot ¡vas inverosímir

que e l poder e derr ibar casas! ¡un rescr ipto del papa dándolelas l icencias "urb i et orb i " dependiente d i recfarnenre do ra e.o-+^Sede . . . ¡Sueños absu rdos !

eL ¡q uq r t r a

-¿Y si ese rescr ipto lo han visto?-¿Quién lo ha visto?-Nuestro Eminentísimo Señor.-¡ I Cardenal! -dijo panchampla, cubriéndose

con I mano una sonrisa.-Pobre nues t ro Eminent ís imo Señor . . . _d i jo

Papávero, haciendo Io mismo.-Cier tamente que s i lo v io "de u isu" , y no consta por escr i to-apuntó Fleuret te- ia chochera. . . e l test imonio "de a i iu , ,y no, , in

l í t ter is" padece nul idad por defecto de forma. . .Desde la enfermedad dei anciano purpurado, que lo tenía privado,

todo el mundo sabía que er arrogante Cape[án dei Adelantado eiercía

, 'd .e facto, ,e l poder en la Ig les ia, a pesar de la res is tencia cont inua

de Éanchampla. Se levantó Fleuret te, echando atrás las a las de su

gran manteo español con v isos v io leta, en act i tud preparator ia de

in d iscurso. Pero se levantó de nuevo a l mismo t iempo el F iscal i to ,

y con su voz af lautada que temblaba un Poco, d i jo t ranqui lamente:

-_Ml oP ln lon es que toc los usreues sur t u r rub ruyuLr r rqD '

una bomba no hub iese hecho mayor e fec to . A lgunos canón igos

2. "El per fume que impregnó la vasi ja todavía nueva, durará por largo

t iempo (Horacio, Epodos, 1,2,69 - 70)" .

3. Al punto y por propia voluntad.

menos a cr is tóbal , para los que podían d iscern i r esos gradosi PeIo

la verdad es que e l masón es s iempre masón, en cualquier grado

que esté; y aunque e l muchacho había abjurado públ icamente

todos sus errores, y aceptacio ioc ias ias pasiora ies de los Obispos

al rec ib i r las órdenes, ya Se sabe que c ier tos errores, e l que los

tuvo una vez... " quo semel est imbuta recens seraabit odorem testa diu-.."2

-comentó Fleuret te cuando ya e l F iscal i to , echado de la Sala por e l

Deán, sal ía a grandes t rancos.

Ab r i ó l a pue r ta con fu ro r y l o t i r ó a l ga l l ego Jesús , que

efect ivamente estaba agachado escuchando a la puer ta ' Cerró

dando un por tazo. F leuret te le echó una mald ic tón, y se levantó

de nuevo, á f i t t d" Perorar . Panchampla, que estaba muy exci tado,

1o paró:-Monseñor, permítame una palabra, la ac larac ión def in i t iva.

Después cal laré y aceptaré Io que su Reverendís ima determine.- : - ^ f - - l - : ^ . , ^ ^ * " - i Á

be de Duen l s lma ruen rg c l ue 5 r r l t - l l u r r l t r r r d r r t uD EALu r r ru rL r v !L

¡Los subsid ios l ise hunde la Ig les ia Argent ina! i la benef icencia!

I

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A 'Leonardo Caste i lan i

piadosamente

devo tamen te

gu Majes tad Du lc inea 4 3

-Interpongo mila verdad de todoceremonia.

-No hay nadaLezaún .

autor idad y lo que yo sé , , ín péctore, ,para avalarlo que he test imoniado -d i jo con su voz de

probado. No sabemos nada - ins is t ió e l vasco

-sa-bemos que se 'o lv ió un bandido y capi tán c ie bandic ios;orue se h-a puesto en rebel ión contra las- iegí i imas auior idacies;^ . . ^ L ^ ^ - - ^ ^ , - - , IyuE rld exdsperaqo ar rrreprochable, perdón, a nuestro Excelentísimovirrey del Río de la plata.. hasta lo in-decibre; que anda foir,entan,iola guerra c iv i l cr is tera; que ha caído en la here j ía del mi lenar ismo

rnal ; que está amancebado con una bru ja. . . ¡eué está excomurgadoez mi l veces! -gr i tó con grandes manotones en e l a i re.-No sabemos s i está descomulgado _di jo e l vasco.-Empezó a deci r misa de nuevo s in que le levantáramos. . .-Después del año de suspensión, empezó de nuevo a celebrar .

Según e l Derecho, esa suspensión no puede durar más que unaño. Aunque no ex is ta e l famoso rescr ipto. . .

- ¡A_h! ¡El rescr iptof - r ieron var ios canónigos.-iryo existe -gritó panchampla-. ¡Absuralot ¡vas inverosímir

que e l poder e derr ibar casas! ¡un rescr ipto del papa dándolelas l icencias "urb i et orb i " dependiente d i recfarnenre do ra e.o-+^Sede . . . ¡Sueños absu rdos !

eL ¡q uq r t r a

-¿Y si ese rescr ipto lo han visto?-¿Quién lo ha visto?-Nuestro Eminentísimo Señor.-¡ I Cardenal! -dijo panchampla, cubriéndose

con I mano una sonrisa.-Pobre nues t ro Eminent ís imo Señor . . . _d i jo

Papávero, haciendo Io mismo.-Cier tamente que s i lo v io "de u isu" , y no consta por escr i to-apuntó Fleuret te- ia chochera. . . e l test imonio "de a i iu , ,y no, , in

l í t ter is" padece nul idad por defecto de forma. . .Desde la enfermedad dei anciano purpurado, que lo tenía privado,

todo el mundo sabía que er arrogante Cape[án dei Adelantado eiercía

, 'd .e facto, ,e l poder en la Ig les ia, a pesar de la res is tencia cont inua

de Éanchampla. Se levantó Fleuret te, echando atrás las a las de su

gran manteo español con v isos v io leta, en act i tud preparator ia de

in d iscurso. Pero se levantó de nuevo a l mismo t iempo el F iscal i to ,

y con su voz af lautada que temblaba un Poco, d i jo t ranqui lamente:

-_Ml oP ln lon es que toc los usreues sur t u r rub ruyuLr r rqD '

una bomba no hub iese hecho mayor e fec to . A lgunos canón igos

2. "El per fume que impregnó la vasi ja todavía nueva, durará por largo

t iempo (Horacio, Epodos, 1,2,69 - 70)" .

3. Al punto y por propia voluntad.

menos a cr is tóbal , para los que podían d iscern i r esos gradosi PeIo

la verdad es que e l masón es s iempre masón, en cualquier grado

que esté; y aunque e l muchacho había abjurado públ icamente

todos sus errores, y aceptacio ioc ias ias pasiora ies de los Obispos

al rec ib i r las órdenes, ya Se sabe que c ier tos errores, e l que los

tuvo una vez... " quo semel est imbuta recens seraabit odorem testa diu-.."2

-comentó Fleuret te cuando ya e l F iscal i to , echado de la Sala por e l

Deán, sal ía a grandes t rancos.

Ab r i ó l a pue r ta con fu ro r y l o t i r ó a l ga l l ego Jesús , que

efect ivamente estaba agachado escuchando a la puer ta ' Cerró

dando un por tazo. F leuret te le echó una mald ic tón, y se levantó

de nuevo, á f i t t d" Perorar . Panchampla, que estaba muy exci tado,

1o paró:-Monseñor, permítame una palabra, la ac larac ión def in i t iva.

Después cal laré y aceptaré Io que su Reverendís ima determine.- : - ^ f - - l - : ^ . , ^ ^ * " - i Á

be de Duen l s lma ruen rg c l ue 5 r r l t - l l u r r l t r r r d r r t uD EALu r r ru rL r v !L

¡Los subsid ios l ise hunde la Ig les ia Argent ina! i la benef icencia!

I

Page 47: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

4 4

Er- Cune Loco HA MUERTo

Leonardo Cas ie i ián i

siguió a esa revelac ión esdemasiado poco. F leuret te

¡Los sanator ios l ¡La p laya de la Empleada! ¡Los bois escotos deDon Boscol ¡La obra de las Casas Baratas para v iudas pobresr

¡Laprotección a l Picapedrero!

- ¡Y nuestras mismas prebendasl _añadió panchampla muytemplado.

para que lo dejasen hablar--. ¿No la,";;;;-;;;;"":;;¿";;i, 'r:del Adelantado? si sus Reverendísimas Excélencias me Drestan

Su Majestac i Duic inea 45

nombre de Dulc inea Argent ina y e l furor de Cayastá! ¡A la voz de

áura! -bramó el fantasma (evidente que tenía un micrófono), y se

hizo humo.O mejor d icho, lo que se h izo humo fue la casa. La sala comenzó

a deshacerse como un helado.

de la mater ia que convuls ionaron la Argent ina y pusieron un

momento de rodi l las a su legí t imo gobierno ante ios cr is tóbales.

El test imonio de los canónigos fue e l pr imero que publ icaron los

diar ios, ta l y como los tomó la Federal . Es sabido que en e l caso

de la comisar ía de San ]usto, Por no haber av isado nada e l Cura

de antemano, t res de los pol ic ías se ahogaron y c ios se volv ieron

locos , no quedó n ingún tes t i go . Po r l o menos , eso i ue 1o que

contaron los d iar ios grandes.: r - , 1 ) ^ ^ ^ ^

Lo que v lo eI Vrcar lo -F leuret te rue Io srgurenre: ras Pdrc l rcb bc

i lumini ron de golpe por dentro de un l ív ido fu lgor fosforescente,

a conjuros de un extraño s i lb ido "como el escape de vapor de una

caldera" . Todos los colores se d is iparon y los muros se pusieron

blanco lechosos. El mater ia l se iba poniendo Poroso, como algodón

o p ied ra pómez , l a p ied ra se desvanec ía y se i ba venc iendo

lentamente sobre los consternados ecles iást icos, con una lent i tud

morta l , con una pachorra de s ig los, con una especie de s in iest ra

premedi tac ión; pero parecía más l iv iana que Ia n ieve, más i r real

que e l humo. Cuando e l polvo impalpable l legó hasta sus cabezas,

no v ieron nada más; pero e l tacto de los manoteos desesperados

no hal laba res is tencia, parecía nadar en crema chant i l ly ' Sus gr i tos1 r ^ , - - l - - - - , - ^ - ) ^ l ^ ^ L ^ - ^ ^ l ^ - ^ . , X . - l ^ -

o e s e s p e r a q o s I r ( ) S u I t a L l a I L \ _ u d l l ( t u L l u b l r u r 4 D u E D y u E D I U J r q L q r v r l /

^ " t . h i - : f á n i ¡ n e ' r ¡ e i n e Í ! ' r h a r q o n a d i p l o s h a b í a s e n - t i e l - o . S a l i e r o nq ¡ v r ( r L v u /

de un médano de polvo b lanco, impaipable e impóndero de ocho

metros de a l to por media cuadra de base por lo menos -que era

lo que había devenido en Pocos instantes, por obra de Ia energía

atómica (o e l demonio, mejor d icho) e l soberbio rascacie los de

mármol de la Cur ia Metropol i tana, construído magnánimamente

a expensas del Super ior Gobierno de la Nación, que ocupara e l

lugar de Ia antigua Catedral de Rivadavia, sobre laPlaza Roosevelt,

antigua Plaza de Mayo.Éste fue e l segundo de los derrumbes atómicos que provocó e l

Cura Loco, que no estaba tan muerto por lo visto. El tercero fue el de

la Casa Rosada, e l cuar to f racasó. Aquel invento de Rotondaro que

el Gobierno había despreciado Por no creer que un argentino pudiese

g r i t aba :-¿V9r lo que yo decía? -y tres o cuatro canónigos habían

entonado un Te Deum a voz en cuel lo. El gal lego Jesú! tr iunfaba^ - . ^ l ^ - - - J - t t ^s^Lrdrr ldrr ( ru: ivue estan ustes s lemDre mu atrasaos, hombre! , , , ya n r r e l l n o r a a l J ^ t ^ ^ L r ^ - - - - , l - ,Lq' ryv qs raD r \dvas cre ro losa a l aparecer Sant iago,cuando sobrevino e l fenomenal suceso que es propiamente e l e jede esta ver íd ica h is tor ia . Apareció la v iuda. At tent i :

- E l rost ro del sagrado-Corazón desapareció y en su lugar apareció

el rostro humoroso del Cura Loco, anguloso y ojizaico, aunqueMonseñor F leuret te declaró después uñincadam". , t " u la pol ic íaque era e l rost ro del F iscal i to . En torno del rost ro una aureola deluz l ida ' una voz t remebunda gr i tó : -voy a destru i r esta casainú No se muevan. Ninguno morirá. Áb.u.,ru un espacio enmediodel vo, respiren fuerte, y esperen pacientemente que lós desentierren.Aquí les voy a e jar un documento que ustede, d"b"n conocer, yademás unos v sos conmemorat ivos de este h is tór ico suceso. iEn

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Er- Cune Loco HA MUERTo

Leonardo Cas ie i ián i

siguió a esa revelac ión esdemasiado poco. F leuret te

¡Los sanator ios l ¡La p laya de la Empleada! ¡Los bois escotos deDon Boscol ¡La obra de las Casas Baratas para v iudas pobresr

¡Laprotección a l Picapedrero!

- ¡Y nuestras mismas prebendasl _añadió panchampla muytemplado.

para que lo dejasen hablar--. ¿No la,";;;;-;;;;"":;;¿";;i, 'r:del Adelantado? si sus Reverendísimas Excélencias me Drestan

Su Majestac i Duic inea 45

nombre de Dulc inea Argent ina y e l furor de Cayastá! ¡A la voz de

áura! -bramó el fantasma (evidente que tenía un micrófono), y se

hizo humo.O mejor d icho, lo que se h izo humo fue la casa. La sala comenzó

a deshacerse como un helado.

de la mater ia que convuls ionaron la Argent ina y pusieron un

momento de rodi l las a su legí t imo gobierno ante ios cr is tóbales.

El test imonio de los canónigos fue e l pr imero que publ icaron los

diar ios, ta l y como los tomó la Federal . Es sabido que en e l caso

de la comisar ía de San ]usto, Por no haber av isado nada e l Cura

de antemano, t res de los pol ic ías se ahogaron y c ios se volv ieron

locos , no quedó n ingún tes t i go . Po r l o menos , eso i ue 1o que

contaron los d iar ios grandes.: r - , 1 ) ^ ^ ^ ^

Lo que v lo eI Vrcar lo -F leuret te rue Io srgurenre: ras Pdrc l rcb bc

i lumini ron de golpe por dentro de un l ív ido fu lgor fosforescente,

a conjuros de un extraño s i lb ido "como el escape de vapor de una

caldera" . Todos los colores se d is iparon y los muros se pusieron

blanco lechosos. El mater ia l se iba poniendo Poroso, como algodón

o p ied ra pómez , l a p ied ra se desvanec ía y se i ba venc iendo

lentamente sobre los consternados ecles iást icos, con una lent i tud

morta l , con una pachorra de s ig los, con una especie de s in iest ra

premedi tac ión; pero parecía más l iv iana que Ia n ieve, más i r real

que e l humo. Cuando e l polvo impalpable l legó hasta sus cabezas,

no v ieron nada más; pero e l tacto de los manoteos desesperados

no hal laba res is tencia, parecía nadar en crema chant i l ly ' Sus gr i tos1 r ^ , - - l - - - - , - ^ - ) ^ l ^ ^ L ^ - ^ ^ l ^ - ^ . , X . - l ^ -

o e s e s p e r a q o s I r ( ) S u I t a L l a I L \ _ u d l l ( t u L l u b l r u r 4 D u E D y u E D I U J r q L q r v r l /

^ " t . h i - : f á n i ¡ n e ' r ¡ e i n e Í ! ' r h a r q o n a d i p l o s h a b í a s e n - t i e l - o . S a l i e r o nq ¡ v r ( r L v u /

de un médano de polvo b lanco, impaipable e impóndero de ocho

metros de a l to por media cuadra de base por lo menos -que era

lo que había devenido en Pocos instantes, por obra de Ia energía

atómica (o e l demonio, mejor d icho) e l soberbio rascacie los de

mármol de la Cur ia Metropol i tana, construído magnánimamente

a expensas del Super ior Gobierno de la Nación, que ocupara e l

lugar de Ia antigua Catedral de Rivadavia, sobre laPlaza Roosevelt,

antigua Plaza de Mayo.Éste fue e l segundo de los derrumbes atómicos que provocó e l

Cura Loco, que no estaba tan muerto por lo visto. El tercero fue el de

la Casa Rosada, e l cuar to f racasó. Aquel invento de Rotondaro que

el Gobierno había despreciado Por no creer que un argentino pudiese

g r i t aba :-¿V9r lo que yo decía? -y tres o cuatro canónigos habían

entonado un Te Deum a voz en cuel lo. El gal lego Jesú! tr iunfaba^ - . ^ l ^ - - - J - t t ^s^Lrdrr ldrr ( ru: ivue estan ustes s lemDre mu atrasaos, hombre! , , , ya n r r e l l n o r a a l J ^ t ^ ^ L r ^ - - - - , l - ,Lq' ryv qs raD r \dvas cre ro losa a l aparecer Sant iago,cuando sobrevino e l fenomenal suceso que es propiamente e l e jede esta ver íd ica h is tor ia . Apareció la v iuda. At tent i :

- E l rost ro del sagrado-Corazón desapareció y en su lugar apareció

el rostro humoroso del Cura Loco, anguloso y ojizaico, aunqueMonseñor F leuret te declaró después uñincadam". , t " u la pol ic íaque era e l rost ro del F iscal i to . En torno del rost ro una aureola deluz l ida ' una voz t remebunda gr i tó : -voy a destru i r esta casainú No se muevan. Ninguno morirá. Áb.u.,ru un espacio enmediodel vo, respiren fuerte, y esperen pacientemente que lós desentierren.Aquí les voy a e jar un documento que ustede, d"b"n conocer, yademás unos v sos conmemorat ivos de este h is tór ico suceso. iEn

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4 5 Leona¡do Castel lani

EIla fue la que obligó al Irreprochable a iniciar las nego'ciaciones

que veremos.

Para saber mandarHay que saber bastante obedecer,Y hay que saber bastante padecerPara saber un poco cast igar. . .Pero para saber ser desdichado,Hoy día lo dan gratis o al fiado.

De enemigo pequeñoM c l i h t o T J i n o ^ " o ^ l ^ - ^ - l ^ - - - r - - r r .s rvo l

YUE 4r ó r4r rL ¡s yu IL , oDl lgo

A ser mi esclavo o dueño,Y limino así como enemigo.A de hacer macanas, dáos al ocio,La injusticia no es siempre un buen negocio.

No oprimáis los carisrnas,No matéis al prcfeta, saeerdotes.El los t ienen sus pr ismas,Y ven cosas/ y encima ponen motes.No cortéis a ningún pájaro el vuelo.Con esto y algo más se gana el cielo.

Su Majestad Dulcinea

Aunque estéis en la cima,No creáis que véis todo o que sois todo.No es para siempre estar encima,El hombre para Dios es siempre lodo.Dios nos libre de burros y sus cocesY de los hombres que se sienten dioses.

saber nada de energía nuclear, había pasado a manos de los rebeldes.Cuando en la Antigua Capital se cualquierapodía ser reducida a polvo -y penetrablemisterio- la inquietud que cundi pavorosa.

Cenre AL GRAN Vlzrn

Page 50: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

4 5 Leona¡do Castel lani

EIla fue la que obligó al Irreprochable a iniciar las nego'ciaciones

que veremos.

Para saber mandarHay que saber bastante obedecer,Y hay que saber bastante padecerPara saber un poco cast igar. . .Pero para saber ser desdichado,Hoy día lo dan gratis o al fiado.

De enemigo pequeñoM c l i h t o T J i n o ^ " o ^ l ^ - ^ - l ^ - - - r - - r r .s rvo l

YUE 4r ó r4r rL ¡s yu IL , oDl lgo

A ser mi esclavo o dueño,Y limino así como enemigo.A de hacer macanas, dáos al ocio,La injusticia no es siempre un buen negocio.

No oprimáis los carisrnas,No matéis al prcfeta, saeerdotes.El los t ienen sus pr ismas,Y ven cosas/ y encima ponen motes.No cortéis a ningún pájaro el vuelo.Con esto y algo más se gana el cielo.

Su Majestad Dulcinea

Aunque estéis en la cima,No creáis que véis todo o que sois todo.No es para siempre estar encima,El hombre para Dios es siempre lodo.Dios nos libre de burros y sus cocesY de los hombres que se sienten dioses.

saber nada de energía nuclear, había pasado a manos de los rebeldes.Cuando en la Antigua Capital se cualquierapodía ser reducida a polvo -y penetrablemisterio- la inquietud que cundi pavorosa.

Cenre AL GRAN Vlzrn

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I I I

Ln ENcrhranr VTNcENNES

de Segunda, Edmundo Florio, se retrepó en la silla,Irreprochable se hacía esPerar. EI público reunidom de la Radio Verdad rumoreaba como una colmena.

Las noticias del día anterior tenían a la ciudad en vilo.

Edmundo empezó a buscar los fantást icos sucesos en los

de la masonería escocesa-argentinay Le Tnr¡u¡v¿ ot Docrnw¡, órgano

del Movimiento vital Católico, los tres superdiarios de la super-

Urbe que fue la capital de ta República Argentina, y hoy día Puerto

Internacionalizado Interamericano.Er TAstNo había suprimido en ese día sus famosas historietas

tridiménsicas en colores, Para Poner en primera página y en cuerPo

80 los letreros:

Ln uu¡nr¡ DEL CURA Loco

Des¡penscr sI- EN¡IvrIGo NÚMERo UNo oer FnÍs

El poucÍe EovuNpo FlonIo cANA Los clEN tnÚueNrs ono

GeNrrn¡L Rrcocuo

"Nuestra ciudad ha sido conmovida hasta las entrañas -leyó

Edmundo con una sonrisa burlona- por el suceso quizá el más

fausto de su historia después de la elección del Irreprochable. El

deleznabte sujeto gue tenfu en jaque a todas las fuerzas de la

autoridad y de la moral ha caído al fin bajo el peso de la vindicta

iudad jubi lante r inde hoy un f loral homenaje a nuestras

uspiciosas autoridades, no menos que al heroico joven Edmundo

Flor io. . ."

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I I I

Ln ENcrhranr VTNcENNES

de Segunda, Edmundo Florio, se retrepó en la silla,Irreprochable se hacía esPerar. EI público reunidom de la Radio Verdad rumoreaba como una colmena.

Las noticias del día anterior tenían a la ciudad en vilo.

Edmundo empezó a buscar los fantást icos sucesos en los

de la masonería escocesa-argentinay Le Tnr¡u¡v¿ ot Docrnw¡, órgano

del Movimiento vital Católico, los tres superdiarios de la super-

Urbe que fue la capital de ta República Argentina, y hoy día Puerto

Internacionalizado Interamericano.Er TAstNo había suprimido en ese día sus famosas historietas

tridiménsicas en colores, Para Poner en primera página y en cuerPo

80 los letreros:

Ln uu¡nr¡ DEL CURA Loco

Des¡penscr sI- EN¡IvrIGo NÚMERo UNo oer FnÍs

El poucÍe EovuNpo FlonIo cANA Los clEN tnÚueNrs ono

GeNrrn¡L Rrcocuo

"Nuestra ciudad ha sido conmovida hasta las entrañas -leyó

Edmundo con una sonrisa burlona- por el suceso quizá el más

fausto de su historia después de la elección del Irreprochable. El

deleznabte sujeto gue tenfu en jaque a todas las fuerzas de la

autoridad y de la moral ha caído al fin bajo el peso de la vindicta

iudad jubi lante r inde hoy un f loral homenaje a nuestras

uspiciosas autoridades, no menos que al heroico joven Edmundo

Flor io. . ."

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5 0

Castracane, . . Después de encerrar a l energúmeno en e l pr imercoche, e l públ ico bajó del segundo con e l f in de que la pol ic íapudiera hacer uso de sus armas contra e l pel igroso fac ineroso,como sucedió en efecto. Edmundo Flor io -y aquí nuestra voz seinc l i na reve ren te - h i j o de l pueb lo , vás tago de una fam i l i at raba jado ra y humi lde , que fo rma en l as f i l as p rec la ras de lorganismo autárquico l lamado Pol ic ía Federal , se h izo acreedoral premio de 100 trúmanes oro oblado por s. E. el señor Adelantado^ t ^ " ^ ^ ^ t r ^ - ^ ^ ^ ^ l / - - - - ^ r ^ - ^ - - : - - - -4 r yus E r r r rEó .DE 4 r Lu rd r - ucu v l vO o mue r to , Lon va lo r l egenda r ro ,disparó su p is to la de gases, y redujo a la impotencia a l feroztransgresor públ ico, e l cual perd iendo e l contror f rente a l muroterminal fue víctima de su maldad y prepotencia al chocar éstecontra aquél en forma incontrastable y enteramente previsible yauspiciosa. una verdadera albóndiga de picadil lo humano envueltoen los andrajos de un 'mono'

azul fue todo lo que pudo entregarel perpicaz poiicía a la superioridad, eso sí con los comprobantesadecuados de que el prevaricador había terminado su faliz carrera,para b ien de todos y t ranqui l idad de esta g lor iosa nación, que seext iende del Plata a los Andes. En otro lugar de esta edic ión,hallarán nuestros i lustrados e innumerables lectores numerosos¡ l o l q l l a c l n m a c n a n ^ ¡ á - i ^ a o - , - . ^ * ^ i ^ * ^ ^ r ^ r ^ ^ r : - -s ! l q ¡ r L u / r q r r v r q ' r r L a D J v E r r l u r l c b L l e r e ¡ i r r g o s a c g r c a q e e s t e

auspicioso suceso¡ que reaf irma sobre esta glor iosa nación laprotección especial de la Providencia.. . Dios es cr iol lo. , ,

¿Quién fue el interfecto?

"EI misterio circunda con sus velos tumultuosos la figura deeste cr iminal deleznable. Proveniente de una famil ia opulentaperteneciente a los residuos del oscurantismo cristobalero, quehabía huido al sur del país a raíz de la ley Damonte, parece serque lleva en sus arterias (y en sus arterías) sangre indígena. Conmotivo de un accidente de aviación ( 'verkehrsunfal l ' , que dicenlos germanos) penetró en su alma (ya tarada por la superstición)el arrebato místico, y se recibió de fraile, o sea, presbíitero. yiajó

Su Majestad Dulcinea 5 i

por Europa, donde parece fue iniciado por Madame Blavatzki en losmisterios mágicos de la Rosa Cruz, lo cual explicaría muchas desus subsiguientes hazañas hasta ahora inexplicadas, aunque porcierto enteramente deleznables.

"Saben nuestros i lust rados lectores que la Rosa Cruz, aunque su

modernamente por Doña Rosa Mesmer, discípula de Allán Kardeck,la descubr idora del mesmer ismo animal , reconocido hoy como unhecho real y ver íd ico por los más eminentes hombres de c iencia ysabios del mundo entero. En efecto, existen en el organismo humano,principalmente en la parte de él autodenominada 'cuerpo astral ',ondas magnét ico-v i ta les que se t rasmiten v ibrát i lmente en l íneaesfero idal , in ter f i r iendo a su paso todos los ot ros cuerpos, sean ono b io lógicos y v iv ientes. Estas ondas f lu íd icas v i ta les. . . "

Edmundo sal tó ot ros dos párrafos de c iencia moderna.

. . . "En suma, supr imida ya e l a lma de Ia rebel ión cr is tobalera, ysu s in ies t ro pode r de des t ru i r ed i f i c i os , no hay duda que l afasc inante re ina Dulc inea (que no era s ino e l mismo bandidocamuf lado de mujer) desaparecerá igualmente; que las prov inc iasde Cuyo, la de Corrientes y todo el Sur, se rendirán a las fuerzasfederales, los cr is tóbales serán ext i rpados , las fuerzas del maldesaparecerán y los hál i tos amorosos y pr imaverales de la pazsocia l y e l b ienestar co lect ivo levantarán sus cabezas coronadasde laureles sobre las ruinas que han amontonado la superstición,la reacción y e l fanat ismo, ver i f icándose las palabras del dulce- i - - - - - I - a foprero qe 1\azarer / et pr lmer nacronalcomuntsta que na extst lc to/el viejo y amado Niño Jesús de las leyendas, cuando esciibió ensu Evangel io : 'L lega la aurora con sus f rescas coro las para todoslos hombres de corazón y a lma' . "

Edmundo dejó caer el diario, pensativo. El Auditorium ya colmadorecibía s in embargo nuevas h i leras de oyentes sofocados. Losmaquinistas se movían silenciosamente por el escenario, disponiendolas s i l las en torno del gran t rono doble a l p ie de la encina de p latay esmal te verde. Ceñidos en sus a i rosos uni formes de super-ny lónnegro, con botas crema y la gran c imera ro ja en forma de copete decardenal , un p iquete de Federales se a l ineaba a los dos lados deltrono como una banda de cóndores inmensos, chispeante como

Leonardo Castel lani

El pol ic ía sal tó dos párrafos y cont inuó:... "ert el coche n" 7 del Subte Lacroze a predicar sus patrañas y

a incitar a la guerra civil. Revólver en mano/ se rmpuso por sorpresaa la val iente c iudadanía, la cual s in embargo reaccionó deJpuésviri lmente, encabezada por un heroico guardatrén, cuyo nombre

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Castracane, . . Después de encerrar a l energúmeno en e l pr imercoche, e l públ ico bajó del segundo con e l f in de que la pol ic íapudiera hacer uso de sus armas contra e l pel igroso fac ineroso,como sucedió en efecto. Edmundo Flor io -y aquí nuestra voz seinc l i na reve ren te - h i j o de l pueb lo , vás tago de una fam i l i at raba jado ra y humi lde , que fo rma en l as f i l as p rec la ras de lorganismo autárquico l lamado Pol ic ía Federal , se h izo acreedoral premio de 100 trúmanes oro oblado por s. E. el señor Adelantado^ t ^ " ^ ^ ^ t r ^ - ^ ^ ^ ^ l / - - - - ^ r ^ - ^ - - : - - - -4 r yus E r r r rEó .DE 4 r Lu rd r - ucu v l vO o mue r to , Lon va lo r l egenda r ro ,disparó su p is to la de gases, y redujo a la impotencia a l feroztransgresor públ ico, e l cual perd iendo e l contror f rente a l muroterminal fue víctima de su maldad y prepotencia al chocar éstecontra aquél en forma incontrastable y enteramente previsible yauspiciosa. una verdadera albóndiga de picadil lo humano envueltoen los andrajos de un 'mono'

azul fue todo lo que pudo entregarel perpicaz poiicía a la superioridad, eso sí con los comprobantesadecuados de que el prevaricador había terminado su faliz carrera,para b ien de todos y t ranqui l idad de esta g lor iosa nación, que seext iende del Plata a los Andes. En otro lugar de esta edic ión,hallarán nuestros i lustrados e innumerables lectores numerosos¡ l o l q l l a c l n m a c n a n ^ ¡ á - i ^ a o - , - . ^ * ^ i ^ * ^ ^ r ^ r ^ ^ r : - -s ! l q ¡ r L u / r q r r v r q ' r r L a D J v E r r l u r l c b L l e r e ¡ i r r g o s a c g r c a q e e s t e

auspicioso suceso¡ que reaf irma sobre esta glor iosa nación laprotección especial de la Providencia.. . Dios es cr iol lo. , ,

¿Quién fue el interfecto?

"EI misterio circunda con sus velos tumultuosos la figura deeste cr iminal deleznable. Proveniente de una famil ia opulentaperteneciente a los residuos del oscurantismo cristobalero, quehabía huido al sur del país a raíz de la ley Damonte, parece serque lleva en sus arterias (y en sus arterías) sangre indígena. Conmotivo de un accidente de aviación ( 'verkehrsunfal l ' , que dicenlos germanos) penetró en su alma (ya tarada por la superstición)el arrebato místico, y se recibió de fraile, o sea, presbíitero. yiajó

Su Majestad Dulcinea 5 i

por Europa, donde parece fue iniciado por Madame Blavatzki en losmisterios mágicos de la Rosa Cruz, lo cual explicaría muchas desus subsiguientes hazañas hasta ahora inexplicadas, aunque porcierto enteramente deleznables.

"Saben nuestros i lust rados lectores que la Rosa Cruz, aunque su

modernamente por Doña Rosa Mesmer, discípula de Allán Kardeck,la descubr idora del mesmer ismo animal , reconocido hoy como unhecho real y ver íd ico por los más eminentes hombres de c iencia ysabios del mundo entero. En efecto, existen en el organismo humano,principalmente en la parte de él autodenominada 'cuerpo astral ',ondas magnét ico-v i ta les que se t rasmiten v ibrát i lmente en l íneaesfero idal , in ter f i r iendo a su paso todos los ot ros cuerpos, sean ono b io lógicos y v iv ientes. Estas ondas f lu íd icas v i ta les. . . "

Edmundo sal tó ot ros dos párrafos de c iencia moderna.

. . . "En suma, supr imida ya e l a lma de Ia rebel ión cr is tobalera, ysu s in ies t ro pode r de des t ru i r ed i f i c i os , no hay duda que l afasc inante re ina Dulc inea (que no era s ino e l mismo bandidocamuf lado de mujer) desaparecerá igualmente; que las prov inc iasde Cuyo, la de Corrientes y todo el Sur, se rendirán a las fuerzasfederales, los cr is tóbales serán ext i rpados , las fuerzas del maldesaparecerán y los hál i tos amorosos y pr imaverales de la pazsocia l y e l b ienestar co lect ivo levantarán sus cabezas coronadasde laureles sobre las ruinas que han amontonado la superstición,la reacción y e l fanat ismo, ver i f icándose las palabras del dulce- i - - - - - I - a foprero qe 1\azarer / et pr lmer nacronalcomuntsta que na extst lc to/el viejo y amado Niño Jesús de las leyendas, cuando esciibió ensu Evangel io : 'L lega la aurora con sus f rescas coro las para todoslos hombres de corazón y a lma' . "

Edmundo dejó caer el diario, pensativo. El Auditorium ya colmadorecibía s in embargo nuevas h i leras de oyentes sofocados. Losmaquinistas se movían silenciosamente por el escenario, disponiendolas s i l las en torno del gran t rono doble a l p ie de la encina de p latay esmal te verde. Ceñidos en sus a i rosos uni formes de super-ny lónnegro, con botas crema y la gran c imera ro ja en forma de copete decardenal , un p iquete de Federales se a l ineaba a los dos lados deltrono como una banda de cóndores inmensos, chispeante como

Leonardo Castel lani

El pol ic ía sal tó dos párrafos y cont inuó:... "ert el coche n" 7 del Subte Lacroze a predicar sus patrañas y

a incitar a la guerra civil. Revólver en mano/ se rmpuso por sorpresaa la val iente c iudadanía, la cual s in embargo reaccionó deJpuésviri lmente, encabezada por un heroico guardatrén, cuyo nombre

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52 Leonardo Caste l lan i

diamantes el nuevo material inventado por el gran Reuter, más livianoy fresco que la seda, más fuerte que el l ienzo.

Edmundo abr ió La Fenor¿ y buscó los sucesos de la Catedrar . LnF,+nor,c los relataba brevemente, en su esti lo chato y pedantón,ins is t iendo sobre la " innocuidad" del suceso. Era absurdt at r ibu i r

natura l aún inexpl icado proveniente de las i r radiac ioncs cósmicasRX3, en conexión con las manchas solares y e l nuevo c ic lot róngigante que se había inaugurado en Avel laneda. Asesorad,a LaFtnora con la opinión de los hombres de ciencia más eminentesdel país y del ext ranjero, podía adelantar a sus respetados lectores

Edmundo no gota -como tampoco probablemente el quel - L - 1 . í ^ - ^ " - : E - ^ : ^ t ^ - ^ r i ^ ^ : - - , . i l\ u L . q v l a L u y r . u v q s r 4 l r r L r L r u p c q r a \ _ r e r u l r l c a h l l l n a l l l n H u l n a n

Knowledge", rec ientemente t raducida a l español .Le Tusun¡d or. Docrnt¡,t¿ tomaba una posición distinta. ponía en

duda la muerte del Cura Loco y expl icaba su poder suponiéndolo

contratados es lmente por e l Super ior Gobierno, pondríatérmino a este so asunto.

F l o r l i t n r i a l i c f ¡ n n n í r l o c ^ " á o o a * i ^ * ^ * ¡ ^ ^ - ^ . - ^ - l : ^ ^ r - - , - r -o r r r q u r E t l r s E r l 6 u 4 I u r d d I I I t U I I L I U

entero "enfrente" de los pel igros au-n- ex is ten- tes de la in f i l t rac iónnazi. Era poco cuerdo "banalizar" ese peligro, existente en formaendémica y organizada en España, Irlanda, portugal, Baviera, el

seminación esporádica en todas las par tes de la t ier ra, mismo ennuestro democrático y alt ivo Puerto de Buenos Aires, y en la mismaCapi ta l del Vi r re inato, Márel Plata.

El nazismo sólo podr ía ser ext i rpado de raíz con medidas de

el i lust radís imo Capel lán del v i r re inato, -no a los afor ismosadvent ic ios madurados por un c lero fanát ico y rebelde, s ino por

Su Majestad Dulc inea 53

la verdadera doctr ina de |esús de Nazaret , compendiada en estas

tres palabras: Dulzura, Democtacia y Prosper idad; y encarnadas

en forma tan espléndida en e l Movimiento Vi ta l Cató l ico, que

unía en lazo de fraternidad a todo el nuevo Continente, cuna de

7a paz del mundo. Terminaba inv i tando a las ceremonias del día

los Obreros, Mons. Vig i lancio Cost i l .

Una tempestad de aplausos y de gr i tos, e l ru ido de los mi les de

pies de un monstruo pol icéfa lo que se levanta, in terrumpieron de

golpe la lectura. Edmundo se a lzó también, automát icamente.

El I r reprochable había entrado y avanzaba majestuosamente

sobre sus andas de color de rosa, a l lado de su robusta esPosa,

vest ida de lamé de p lata y con un escote enteramente competente;

en tanto que las cornetas de p lata hacían estremecer e[ vasto. m l - r i o n l a r a l { o q { ¡ \ / p c t í a p l r r n i f n r m e d e s a l e r 1 e C e n e r a l e n T e f p' - " D * ^ *

de los Federales, con las estre l las de oro y e l gran ins ignia del

pilorís sobre el hombro, del tamaño de un corazón. La Virreyna

resplandecía en su vestido corto de tisú mate con la mismo insignia.

Con no mucha agi l idad se t reparon los dos a l t rono bajo la encina,

desde donde San Luis de Francia hacía just ic ia públ ica a su pueblo

una vez por semana; imi tac ión exacta de la or ig inal en p lata

pol icromada, obra maestra de los ta l leres Peugeot de la c iudad

de Leonblum, antes Lyon.Edmundo cerró los d iar ios y gr i tó con toda su a lma en medio

del bul l ic io : ¡ Id iotas!Nadie le oyó. Todos se sentaron. Se oyó e l coro of ic ia l in ic iando

lentamente e l Nrrevo Himno Nacional :

Dicen que e l argent inoEs un pueblo cret ina.No me persuadeNi Pío Baroja ni el Conde CianoNí e l d iputado AstroganoNi la CADE.Serñ un poco t i l ingoPorque d ió nscimiento a luan Domingo,

No d iscuto.Pero Ciano era un poco mongolo ideY Baroja era un in te lectualo ide,Buen nouel is ta pero aasco bruto.

Page 56: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

52 Leonardo Caste l lan i

diamantes el nuevo material inventado por el gran Reuter, más livianoy fresco que la seda, más fuerte que el l ienzo.

Edmundo abr ió La Fenor¿ y buscó los sucesos de la Catedrar . LnF,+nor,c los relataba brevemente, en su esti lo chato y pedantón,ins is t iendo sobre la " innocuidad" del suceso. Era absurdt at r ibu i r

natura l aún inexpl icado proveniente de las i r radiac ioncs cósmicasRX3, en conexión con las manchas solares y e l nuevo c ic lot róngigante que se había inaugurado en Avel laneda. Asesorad,a LaFtnora con la opinión de los hombres de ciencia más eminentesdel país y del ext ranjero, podía adelantar a sus respetados lectores

Edmundo no gota -como tampoco probablemente el quel - L - 1 . í ^ - ^ " - : E - ^ : ^ t ^ - ^ r i ^ ^ : - - , . i l\ u L . q v l a L u y r . u v q s r 4 l r r L r L r u p c q r a \ _ r e r u l r l c a h l l l n a l l l n H u l n a n

Knowledge", rec ientemente t raducida a l español .Le Tusun¡d or. Docrnt¡,t¿ tomaba una posición distinta. ponía en

duda la muerte del Cura Loco y expl icaba su poder suponiéndolo

contratados es lmente por e l Super ior Gobierno, pondríatérmino a este so asunto.

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entero "enfrente" de los pel igros au-n- ex is ten- tes de la in f i l t rac iónnazi. Era poco cuerdo "banalizar" ese peligro, existente en formaendémica y organizada en España, Irlanda, portugal, Baviera, el

seminación esporádica en todas las par tes de la t ier ra, mismo ennuestro democrático y alt ivo Puerto de Buenos Aires, y en la mismaCapi ta l del Vi r re inato, Márel Plata.

El nazismo sólo podr ía ser ext i rpado de raíz con medidas de

el i lust radís imo Capel lán del v i r re inato, -no a los afor ismosadvent ic ios madurados por un c lero fanát ico y rebelde, s ino por

Su Majestad Dulc inea 53

la verdadera doctr ina de |esús de Nazaret , compendiada en estas

tres palabras: Dulzura, Democtacia y Prosper idad; y encarnadas

en forma tan espléndida en e l Movimiento Vi ta l Cató l ico, que

unía en lazo de fraternidad a todo el nuevo Continente, cuna de

7a paz del mundo. Terminaba inv i tando a las ceremonias del día

los Obreros, Mons. Vig i lancio Cost i l .

Una tempestad de aplausos y de gr i tos, e l ru ido de los mi les de

pies de un monstruo pol icéfa lo que se levanta, in terrumpieron de

golpe la lectura. Edmundo se a lzó también, automát icamente.

El I r reprochable había entrado y avanzaba majestuosamente

sobre sus andas de color de rosa, a l lado de su robusta esPosa,

vest ida de lamé de p lata y con un escote enteramente competente;

en tanto que las cornetas de p lata hacían estremecer e[ vasto. m l - r i o n l a r a l { o q { ¡ \ / p c t í a p l r r n i f n r m e d e s a l e r 1 e C e n e r a l e n T e f p' - " D * ^ *

de los Federales, con las estre l las de oro y e l gran ins ignia del

pilorís sobre el hombro, del tamaño de un corazón. La Virreyna

resplandecía en su vestido corto de tisú mate con la mismo insignia.

Con no mucha agi l idad se t reparon los dos a l t rono bajo la encina,

desde donde San Luis de Francia hacía just ic ia públ ica a su pueblo

una vez por semana; imi tac ión exacta de la or ig inal en p lata

pol icromada, obra maestra de los ta l leres Peugeot de la c iudad

de Leonblum, antes Lyon.Edmundo cerró los d iar ios y gr i tó con toda su a lma en medio

del bul l ic io : ¡ Id iotas!Nadie le oyó. Todos se sentaron. Se oyó e l coro of ic ia l in ic iando

lentamente e l Nrrevo Himno Nacional :

Dicen que e l argent inoEs un pueblo cret ina.No me persuadeNi Pío Baroja ni el Conde CianoNí e l d iputado AstroganoNi la CADE.Serñ un poco t i l ingoPorque d ió nscimiento a luan Domingo,

No d iscuto.Pero Ciano era un poco mongolo ideY Baroja era un in te lectualo ide,Buen nouel is ta pero aasco bruto.

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IV

|urcro Y fusrlctn

El Adelantado del Río de la Plata pertenecía a una de las más

ricas y antiguas familias del uruguay y llevaba dos apellidos de

próceies, uno de la Colonia y otro de la Independencia. Allí estaba

ion sn egregia calva, sus bigotes achinados y la medalla del Premio

Nobel al lado de Ia insignia panamericana'

Presidente Vitalicio, manoseado por el inmundo tirano Perales en

vuelta; el de Federales para la Policía, en recuerdo de

la organización nacional, purgada ya de Ia memoria

tirano Rojas; el de AIcaIde Mayor, Concejo de Notables,

ul t iva; Regidores, Cheri fes, Síndacos, Solíc i tors,

Capitanejos. Al trasladarse la capital política del país

, se inventó para Buenos Aires el título de Puerto-Capital-

Internacionalizado.

(antes Token) que quedó como regalo a la nueva y gloriosa nación,

y como "token"l de buena vecindad.

lEñda.

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IV

|urcro Y fusrlctn

El Adelantado del Río de la Plata pertenecía a una de las más

ricas y antiguas familias del uruguay y llevaba dos apellidos de

próceies, uno de la Colonia y otro de la Independencia. Allí estaba

ion sn egregia calva, sus bigotes achinados y la medalla del Premio

Nobel al lado de Ia insignia panamericana'

Presidente Vitalicio, manoseado por el inmundo tirano Perales en

vuelta; el de Federales para la Policía, en recuerdo de

la organización nacional, purgada ya de Ia memoria

tirano Rojas; el de AIcaIde Mayor, Concejo de Notables,

ul t iva; Regidores, Cheri fes, Síndacos, Solíc i tors,

Capitanejos. Al trasladarse la capital política del país

, se inventó para Buenos Aires el título de Puerto-Capital-

Internacionalizado.

(antes Token) que quedó como regalo a la nueva y gloriosa nación,

y como "token"l de buena vecindad.

lEñda.

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5 6 Leonardo Caste i lan i

Estos ju ic ios públ icos de los Viernes se inauguraron a imi tac ión

de los ju ic ios sumar ios del Almirante yanqui O'Brai l (que tenía e lsent ido del humor/ como todos los anglosajones) , cuando en losmomentos perentor ios de la sublevación había que hacer just ic ia

con la manga de fanát icos que habían pretendido cor tar e l Canala la flota americana amiga, hundiendo un patache frente a Puntadel Este, y minando la par te dragada. Todos fueron fus i lados enel acorazado Token, menos uno, l lamado Luis Namuncurá, que seechó a l agua temerar iamente y se presume se ahogó. pero unav e z p a s a d o a q u e l t i e m p o d e a g i t a c i ó n y s a n g r e , l o s j u i c i o sder ivaron lentamente a una cosa más mansa, conforme al carácterdei puebio argentino; y a veces hasta diverticia, que se empezó acot ízar como uno de los mejores entretenim_ientos dei opulento yregoci jado puerto, l lamado calumniosamente por e l t ra idor LuisNamuncurá "Babi lonia Fornicar ia" .

E l de hoy , con l os sucesos ex t raños p roduc idos es tos d ías ,prometía ser un verdadero regalo. Algunos días se armaban l íosmás d iver t idos que una pelea de verduleras, sobre todo con e lfamoso Bufón del Reino (otra institución antigua que se habíarestaurado) y las fu lminantes revelac iones de la Zorra, la Jefa dela Pol ic ía Secreta Femenina; que también esta inst i tuc iónr e l l€parece exis t ió en t iempo del t i rano Rojas y e l t i rano perales, sehabía renovado con gran suceso: que no hay mejor espía que unamujer curiosa, sobre todo disfrazada de sirvienta. La Zorra habíalopuesto en evidencia; allí estaba con su cabeza ranada y su carade bagre, s in mandíbuia in fer ior , y los grandes o jos inquietos,v ivaces y duros. Edmundo no le qui taba los o jos. Era su colega;pero era un mister io para é l -como para todos.

La cha ranga acabó e l Nuevo H imno A rgen t i no y t odos selevantaron de nuevo. El Capel lán del Reino t razó una gran cruzen e l a i re, a modo de bendic ión, e inmediatamente e l p iqueteínt rodujo e l pr imer ju ic io del día.

- ¡Tres cr is tóbales apresados anteayer en Córdoba! ! ! ¡y mudoscomo de costumbrel ! ! -cantó eI Verdugo del Reino, que of ic iabade f i sca l - . Se l es romp ió e l av ión , ba ja ron en pa raca ídas , yquis ieron escapar en moto. Otros t res escaparon en efecto. Teníanseguro a lguna mis ión en e l Puerto Capi ta l . Parecen jefes, e l av iónque traían era soberbio, un Lighting, robado al ejército; pero nuestros

Sn Majestad Dulc inea 57

muchachos de la Antiaérea son más soberbios todavía. ¿Qué castigomerecen?

-¿Qué cast igo merecen, Bufón? - repi t ió e l I r reprochable.El Bufón, que estaba metido en una jaula como un mono, hizo

daban e l aspecto de un espanta jo; su cuerpo jorobado, embut idoen un abigarrado traje rojo, azul y amaril lo de supernylón, semovía para todos lados, como un per lát ico. El públ ico empezó areír ya antes de que hablara.

-Más les valiera que no se les abriera el paracaídas... -sentenció

el jorobado.-Ya lo han oído ustedes. La ley es la iey. Yo no la hice, solamente

ia apl ico. Lo s iento mucho, pero ustec ies io han quer ido.EL Verd-ueo los iba a- sa-ca-r, a-tados como estaban/ cuando comenzó- - - - o - - - - - - '

a sol lozar uno de e l los y e l públ ico v ió que era una mujer vest ida

de varón:-Mátenme aquí -decía-, no me lleven a Tierral Fuego.-Habla y te indultaré -dijo el Irreprochable.- ¡Ah! ¿De modo que tenías lengua? -d i jo e l Bufón.-¿Dónde está e l Cura Loco? ¡Que conf iese dónde están los je fes l

-aul laban desde e l públ ico.La mujer enmudeció: -Eso jamás- gr i tó uno de los presos,

barbudo e h i rsuto; y e l Verdugo t i ró de la p io la. El públ ico gr i tabaahora todo junto:

-¿Dónde está la Dulc inea? ¡Que conf iesen! ¡Que canten! ¡A lato r tu ra ! -¿Dónde es tá l a Du l c i nea , Zo r ra? -p regun tó e l

I r reprochable r iendo-. Tú s iempre lo sabes todo. . . y ése es tudeber.

-Aquí está Dulc inea -h izo la arpía con voz gangosa.El públ ico h izo s i lencio.-¿Aquí en este salón?-Aquí en este salón. . .-¿Y no d icen que es tan l inda que e l que la ve se muere?-Solamente cuando e l la quiere.El públ ico comenzó a jaranear de nuevo.-¿Y el Cura Loco dónde está?-Aquí está también.-¿No ha muerto?-No ha muerto.

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¡ i . Ir1:

iiii:ltil i,iiiiil : Í i . '

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i : ] ra)t.

seca, rápida y dura con los ¡ebeldes, so pena de perderlo todo. El ii un par de zapatetas en el aire y agitó sus campanillas como un

I'iñcr^ tué .1 que .on.l.nó á mrer+é ' non r au: ' l

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5 6 Leonardo Caste i lan i

Estos ju ic ios públ icos de los Viernes se inauguraron a imi tac ión

de los ju ic ios sumar ios del Almirante yanqui O'Brai l (que tenía e lsent ido del humor/ como todos los anglosajones) , cuando en losmomentos perentor ios de la sublevación había que hacer just ic ia

con la manga de fanát icos que habían pretendido cor tar e l Canala la flota americana amiga, hundiendo un patache frente a Puntadel Este, y minando la par te dragada. Todos fueron fus i lados enel acorazado Token, menos uno, l lamado Luis Namuncurá, que seechó a l agua temerar iamente y se presume se ahogó. pero unav e z p a s a d o a q u e l t i e m p o d e a g i t a c i ó n y s a n g r e , l o s j u i c i o sder ivaron lentamente a una cosa más mansa, conforme al carácterdei puebio argentino; y a veces hasta diverticia, que se empezó acot ízar como uno de los mejores entretenim_ientos dei opulento yregoci jado puerto, l lamado calumniosamente por e l t ra idor LuisNamuncurá "Babi lonia Fornicar ia" .

E l de hoy , con l os sucesos ex t raños p roduc idos es tos d ías ,prometía ser un verdadero regalo. Algunos días se armaban l íosmás d iver t idos que una pelea de verduleras, sobre todo con e lfamoso Bufón del Reino (otra institución antigua que se habíarestaurado) y las fu lminantes revelac iones de la Zorra, la Jefa dela Pol ic ía Secreta Femenina; que también esta inst i tuc iónr e l l€parece exis t ió en t iempo del t i rano Rojas y e l t i rano perales, sehabía renovado con gran suceso: que no hay mejor espía que unamujer curiosa, sobre todo disfrazada de sirvienta. La Zorra habíalopuesto en evidencia; allí estaba con su cabeza ranada y su carade bagre, s in mandíbuia in fer ior , y los grandes o jos inquietos,v ivaces y duros. Edmundo no le qui taba los o jos. Era su colega;pero era un mister io para é l -como para todos.

La cha ranga acabó e l Nuevo H imno A rgen t i no y t odos selevantaron de nuevo. El Capel lán del Reino t razó una gran cruzen e l a i re, a modo de bendic ión, e inmediatamente e l p iqueteínt rodujo e l pr imer ju ic io del día.

- ¡Tres cr is tóbales apresados anteayer en Córdoba! ! ! ¡y mudoscomo de costumbrel ! ! -cantó eI Verdugo del Reino, que of ic iabade f i sca l - . Se l es romp ió e l av ión , ba ja ron en pa raca ídas , yquis ieron escapar en moto. Otros t res escaparon en efecto. Teníanseguro a lguna mis ión en e l Puerto Capi ta l . Parecen jefes, e l av iónque traían era soberbio, un Lighting, robado al ejército; pero nuestros

Sn Majestad Dulc inea 57

muchachos de la Antiaérea son más soberbios todavía. ¿Qué castigomerecen?

-¿Qué cast igo merecen, Bufón? - repi t ió e l I r reprochable.El Bufón, que estaba metido en una jaula como un mono, hizo

daban e l aspecto de un espanta jo; su cuerpo jorobado, embut idoen un abigarrado traje rojo, azul y amaril lo de supernylón, semovía para todos lados, como un per lát ico. El públ ico empezó areír ya antes de que hablara.

-Más les valiera que no se les abriera el paracaídas... -sentenció

el jorobado.-Ya lo han oído ustedes. La ley es la iey. Yo no la hice, solamente

ia apl ico. Lo s iento mucho, pero ustec ies io han quer ido.EL Verd-ueo los iba a- sa-ca-r, a-tados como estaban/ cuando comenzó- - - - o - - - - - - '

a sol lozar uno de e l los y e l públ ico v ió que era una mujer vest ida

de varón:-Mátenme aquí -decía-, no me lleven a Tierral Fuego.-Habla y te indultaré -dijo el Irreprochable.- ¡Ah! ¿De modo que tenías lengua? -d i jo e l Bufón.-¿Dónde está e l Cura Loco? ¡Que conf iese dónde están los je fes l

-aul laban desde e l públ ico.La mujer enmudeció: -Eso jamás- gr i tó uno de los presos,

barbudo e h i rsuto; y e l Verdugo t i ró de la p io la. El públ ico gr i tabaahora todo junto:

-¿Dónde está la Dulc inea? ¡Que conf iesen! ¡Que canten! ¡A lato r tu ra ! -¿Dónde es tá l a Du l c i nea , Zo r ra? -p regun tó e l

I r reprochable r iendo-. Tú s iempre lo sabes todo. . . y ése es tudeber.

-Aquí está Dulc inea -h izo la arpía con voz gangosa.El públ ico h izo s i lencio.-¿Aquí en este salón?-Aquí en este salón. . .-¿Y no d icen que es tan l inda que e l que la ve se muere?-Solamente cuando e l la quiere.El públ ico comenzó a jaranear de nuevo.-¿Y el Cura Loco dónde está?-Aquí está también.-¿No ha muerto?-No ha muerto.

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seca, rápida y dura con los ¡ebeldes, so pena de perderlo todo. El ii un par de zapatetas en el aire y agitó sus campanillas como un

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5 8

-Muéstralo. . .

Leonardo Caste l lan i

l l eva r l a i ns ign ia ,re inc identes, uno

escarapela que s imbol izay la fraternidad universal

Su Majestad Dulc inea

-No conozco a Panamérica -contestó uno hoscamente-bandera es la azul y la b lanca.

-Gusto de pagar la mul ta.-Bolada para e l tesoro nacional -d i io e l Bufón.- lNo han declarado los Señores Obis

Gobierno -pros iguió suavemente e l Adelantado- que aquél quese hace la conciencia de que e l s igni f icado de esa escarapela noes malo, puede l levar la t ranqui lo? ¿No es así , Señor Capel lán?

-"Tuta conscientiq" 2 -masculló Fleurette.Los once acusados no d i ' ieron nada.-Éstos t ienen la conciencia a l revés -d i jo e l Bufón- , ¡y e l

bolsil lo también dentro de poco! iY 1.a cabeza!. T , , á i , , í : , , < l - , , - : : l ^ - ^ ^ L ^l J v q r ) u s t ) u a ,

- r u 6 r u r a E r E r l L t r .-Multa que te crió -sentenció el lrreprochable.-¿También a los n iños?-A todos. Otro ju ic io.-¡Un grupo de obreros que le pegó una paliza a unos marinos

norteamer icanos en e l fondín "F iore d i Surrento" de la Dársena!-Estaban jorobando a unas mujeres -aseveró uno de e l los,

vest ido de lona azul .-¿,Qué mujeres?-Aquí están.-Nos querían agarrá de prepotencia y levantános las polleras

-balbuceó una de e l las.-¿Y qué hacían ustedes en ese fondín... y a esa hora? -preguntó

el Bufón.-Si eran la t re de la tarde, av ise. . . y pasábamo por la vedera.

Nos agarraron de prepo.-Estaban coqueteando -apuntó Monseñor Fleurette.- ¡Avisá vo, cura! ¡Pasábamo por la ot ra vedera! ¡Nos corr ieron!- Estar todo ment i ra, señor -d i jo uno de los "mar ines"- .

Pegar porque nosotros estar norteamericanos. Nosotros estar nuevocató l igos y por éso pegar los arguent inos, pegar fuer te.

-¿Qué hacemos, Eminencia?-Meter presos a todos los que sean de la Acción Cató l ica -d i jo

el Bufón.

5 9

MiLa sonr iendo, se fue hacia la derecha, cambióuna p ón, y tomó del brazo a Monseñor Fleurette,Capel cual la rechazó con d isgusto, en medio delas ca i tor io .

-También está aquí -contestó la marimacho-. sin bromas.¿Quiere su Eminencia que se ro muestre? ¡No saben ustedes loque t ienen en casa! Vamos a ver . . .

se abalanzó a los t res pr is ioneros, y as iendo de la barba delje fe, se la arrancó de un t i rón, con b igotes y pat i l las post izas. Elcau t i vo , a pesa r de tene r man i i l as , l a rLc -hazó b ru ta lmen te ,rnald ic iendo como un condenado: " ¡Ah, perra t ra ic ionera! , , ; y hubode verse e l a lboroto que surg ió entre los por ic ías, porque áuchosde e l los reconocieron la voz del temibie usesino. Ér i " , " habíatrabado a reñi r con ra hembra, que dando chi l l idos se le habíaasido de los cabel los y. le daba moquetes; y rec ibía cabezazos yempujones. Dos federales sujetaron a ros dos energúmenos. Elpúblico gritaba: "¡Déjenlos, déjenlos, rompélo, ro-piélo, Zorra!,,T i r teafuera asestó un golpe t remendo en e l gongo, y cont inuOaporreándolo hasta que se h izo s i lencio.

El Adelantado no cabía en sí de gozo por la captura.-¿Cómo lo supiste, Zorra?-Yo lo sé todo.-Ahora las pagará todas juntas. Ése va a mor i r despaci to. Es

, , . - . - _-- - - t r_ . . * espalda, dejárr rJoios a i i í con un

ca r te l de " t us r l ados po r t r a i do res a - l a na t r i a " . c re rn 4 !1^ ̂ ^ ! .Finsano. se escabuttía corno una anguil;. i;-;1r,".-l;ilr].***.A éste no le valen más ras ar t imañas del Cura Loco. No verá másIa hermosura de Dulc inea.

-Eso es c ier to. A no ser en la ot ra v ida _di io \a Zorra.-Desta agua no beberé -d i jo e l Bufón- . ¡Tan largo me ro f iá isr- ¡Ei ot ro ju ic io! -gr i tó T i r teafuera.- ¡Once a l i anc i s tas o naz i s que rehusan

apresados en la Estac ión Const i tuc iónl ¡Sietec inco veces!

-¿Por qué res is ten ustedes a l levar la

2. Con consciencia tranquila

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5 8

-Muéstralo. . .

Leonardo Caste l lan i

l l eva r l a i ns ign ia ,re inc identes, uno

escarapela que s imbol izay la fraternidad universal

Su Majestad Dulc inea

-No conozco a Panamérica -contestó uno hoscamente-bandera es la azul y la b lanca.

-Gusto de pagar la mul ta.-Bolada para e l tesoro nacional -d i io e l Bufón.- lNo han declarado los Señores Obis

Gobierno -pros iguió suavemente e l Adelantado- que aquél quese hace la conciencia de que e l s igni f icado de esa escarapela noes malo, puede l levar la t ranqui lo? ¿No es así , Señor Capel lán?

-"Tuta conscientiq" 2 -masculló Fleurette.Los once acusados no d i ' ieron nada.-Éstos t ienen la conciencia a l revés -d i jo e l Bufón- , ¡y e l

bolsil lo también dentro de poco! iY 1.a cabeza!. T , , á i , , í : , , < l - , , - : : l ^ - ^ ^ L ^l J v q r ) u s t ) u a ,

- r u 6 r u r a E r E r l L t r .-Multa que te crió -sentenció el lrreprochable.-¿También a los n iños?-A todos. Otro ju ic io.-¡Un grupo de obreros que le pegó una paliza a unos marinos

norteamer icanos en e l fondín "F iore d i Surrento" de la Dársena!-Estaban jorobando a unas mujeres -aseveró uno de e l los,

vest ido de lona azul .-¿,Qué mujeres?-Aquí están.-Nos querían agarrá de prepotencia y levantános las polleras

-balbuceó una de e l las.-¿Y qué hacían ustedes en ese fondín... y a esa hora? -preguntó

el Bufón.-Si eran la t re de la tarde, av ise. . . y pasábamo por la vedera.

Nos agarraron de prepo.-Estaban coqueteando -apuntó Monseñor Fleurette.- ¡Avisá vo, cura! ¡Pasábamo por la ot ra vedera! ¡Nos corr ieron!- Estar todo ment i ra, señor -d i jo uno de los "mar ines"- .

Pegar porque nosotros estar norteamericanos. Nosotros estar nuevocató l igos y por éso pegar los arguent inos, pegar fuer te.

-¿Qué hacemos, Eminencia?-Meter presos a todos los que sean de la Acción Cató l ica -d i jo

el Bufón.

5 9

MiLa sonr iendo, se fue hacia la derecha, cambióuna p ón, y tomó del brazo a Monseñor Fleurette,Capel cual la rechazó con d isgusto, en medio delas ca i tor io .

-También está aquí -contestó la marimacho-. sin bromas.¿Quiere su Eminencia que se ro muestre? ¡No saben ustedes loque t ienen en casa! Vamos a ver . . .

se abalanzó a los t res pr is ioneros, y as iendo de la barba delje fe, se la arrancó de un t i rón, con b igotes y pat i l las post izas. Elcau t i vo , a pesa r de tene r man i i l as , l a rLc -hazó b ru ta lmen te ,rnald ic iendo como un condenado: " ¡Ah, perra t ra ic ionera! , , ; y hubode verse e l a lboroto que surg ió entre los por ic ías, porque áuchosde e l los reconocieron la voz del temibie usesino. Ér i " , " habíatrabado a reñi r con ra hembra, que dando chi l l idos se le habíaasido de los cabel los y. le daba moquetes; y rec ibía cabezazos yempujones. Dos federales sujetaron a ros dos energúmenos. Elpúblico gritaba: "¡Déjenlos, déjenlos, rompélo, ro-piélo, Zorra!,,T i r teafuera asestó un golpe t remendo en e l gongo, y cont inuOaporreándolo hasta que se h izo s i lencio.

El Adelantado no cabía en sí de gozo por la captura.-¿Cómo lo supiste, Zorra?-Yo lo sé todo.-Ahora las pagará todas juntas. Ése va a mor i r despaci to. Es

, , . - . - _-- - - t r_ . . * espalda, dejárr rJoios a i i í con un

ca r te l de " t us r l ados po r t r a i do res a - l a na t r i a " . c re rn 4 !1^ ̂ ^ ! .Finsano. se escabuttía corno una anguil;. i;-;1r,".-l;ilr].***.A éste no le valen más ras ar t imañas del Cura Loco. No verá másIa hermosura de Dulc inea.

-Eso es c ier to. A no ser en la ot ra v ida _di io \a Zorra.-Desta agua no beberé -d i jo e l Bufón- . ¡Tan largo me ro f iá isr- ¡Ei ot ro ju ic io! -gr i tó T i r teafuera.- ¡Once a l i anc i s tas o naz i s que rehusan

apresados en la Estac ión Const i tuc iónl ¡Sietec inco veces!

-¿Por qué res is ten ustedes a l levar la

2. Con consciencia tranquila

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6 0 Leonardo Castel lani

Presos Pordesagravio

-Ésos quedar en el barco -dijo el gringo-. siempre quedarrezando, no divert i rse nunca. ocho de ésos, mal .o-pui"ros. Estartodos ir landeses catól igos ant iguos.

Su Majestad Dulc inea 61

-¡Y de todo eso surg ió esta nueva y g lor iosa nación, Zorca!-Solamente en broma, Eminent ís imo -d i io e l acusado.-Ni en broma se deben tocar esos temas, que a l imentan la

obstinación aliancista y cristobalesca -dijo el Virrey, severo-. ¡euéhacemos con é1, ZorraT

rro a poner una (Jcta en cada número ce rando las

-Con más razón -d ic taminó e l Bufón_. Meter lossonsos; s i son de acción que hagan acción; dar les un

las mujeres a declarar a la comisar ía.- ¡Bien! -gr i tó la turba- . ¡Otro ju ic io!

proveé a mi hiha, es justo, hombre, quinse haño con su título, hombre.Y s i no ¿pa qué h inoho s i rve er t i tu la je? ¡Just ic ia sociá, señó!

-Pué Pa tené cultuuura y pa sé i lustrao, hombre!!! -le remedó eljorobado.

-En efecto -predicó e l I r reprochable- . A l abr i r EscuelasNormales e l Estado no se compromete a dar puestos a nadie.¡Demasiado hace con dar sabidur ía y c iencia! s l t ra de estudiarpor e l saber y no por e l puesto.

-Pero hay que comé, señó Adelantao. ¿Mi hija entonce tié queí a da a l arroyo?

-iQué hacemos, Eminencia?-Darle a la hija un puesto de cocinera, y mandar al padre al

Asi lo de I tuzaingó.LOS dOS in te feSadOs emDeza! "on a o r r rñ i r n ¡n ioc ! ¡c E ! ! . ^ : t -= . -

de las campan i l la r ; ; i " , - - - - t r rvLEr rGD' ! r r ru r r lu re

-La hija ya no sirve para normalista. y las pretensiones delpadre muest ran que es tá chocho. ¡Es tamos i . " r .o , aquí s iempezamos a r i far puestos de maestra! ¡Hay 4g.700 maestrasesperando turno! ¡Otro!

-¡El dueño de Ia revista cómica "yo ra escr ibo y yo ta aendo,, !-ZQué ha hecho?-Sigue embromando con la cuestión de ra CADE, de Bemberg y

de los Trasportes3.-¡Cuando ya todo el país se ha olvidado de eso!

3. Tres casos de venalidad y entrega acaecidos en la l lamada ,,DécadaInfame" (1932-1943J.

hazañas del capi ta l c iv i l izador en la Argent ina. . . ¡Ojo! ,en ser io. Sabemos que hace versos buenos. ¡Otro l

-El Rector del Seminar io, que p ide dos mi l lones

T sin i ronías:

de subsidiospara ampl iar e l edi f ic io .

- ¡Dos mi l lones! ¿De pesos?-De trúmanes plata.- ¡Zambomba!

¿Y oara qué más edi f ie io?-Está más atracado que un convent i l lo . Muchos seminar is tas,

señor. Buena carrera ia de cura.-ZQué te parece, Eminencia?El Bufón se colgó patas arr iba de las re jas y d i jo :-/ ' [s¡¡s¡tar los curas es volver ia religión difíci l.,,-Iuá, juá, juá -comentó la gente.- "Y hoy día conviene volver la re l ig ión d i f íc i l . , ,-Tiene razón -dijo el Irreprochable-. pero hay dos clases de

cu ras , l os cu ras ca r i smá t i cos y l os cu ras f unc iona les . Loscar ismát icos son los que hablan y los funcionales son los quehacen ceremonias. Necesi tamos muchos curas funcionales; de losotros hay de sobra.

-Peggo ¿da ostet a mí los dos millones? -dijo el anciano Rector,a lemán por ias p intas.

-Pase a inforrr,e de la Inspección de Cultos -dijo el Virrey.- i La ex im ic ión de impues tos pa ra l a I g l es ia de l co razón

Sacerdotal de María! -anunció Tirteafuera.-¿Quién la p ide?-Monseñor Panchampla.-Ése ha hecho muchbs serv ic ios a l Gobierno - ref lex ionó e l

Vi r rey.-Iglesia que tiene púlpito paga impuesto, iglesia que no tiene

púlpito no paga impuesto -dijo el Bufón-. La ley es Ia ley.-EI púlpito rompe la línea estética de un templo moderno -enseñó

el l r reprochable. . . - . Las ig les ias deben ser lugares de cul tura nomenos que de cul to. El pútp i to sobra. Me acuerdo del te legramahistórico que mandó el obispo de Barranca yaco a su clero en tiempo

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Presos Pordesagravio

-Ésos quedar en el barco -dijo el gringo-. siempre quedarrezando, no divert i rse nunca. ocho de ésos, mal .o-pui"ros. Estartodos ir landeses catól igos ant iguos.

Su Majestad Dulc inea 61

-¡Y de todo eso surg ió esta nueva y g lor iosa nación, Zorca!-Solamente en broma, Eminent ís imo -d i io e l acusado.-Ni en broma se deben tocar esos temas, que a l imentan la

obstinación aliancista y cristobalesca -dijo el Virrey, severo-. ¡euéhacemos con é1, ZorraT

rro a poner una (Jcta en cada número ce rando las

-Con más razón -d ic taminó e l Bufón_. Meter lossonsos; s i son de acción que hagan acción; dar les un

las mujeres a declarar a la comisar ía.- ¡Bien! -gr i tó la turba- . ¡Otro ju ic io!

proveé a mi hiha, es justo, hombre, quinse haño con su título, hombre.Y s i no ¿pa qué h inoho s i rve er t i tu la je? ¡Just ic ia sociá, señó!

-Pué Pa tené cultuuura y pa sé i lustrao, hombre!!! -le remedó eljorobado.

-En efecto -predicó e l I r reprochable- . A l abr i r EscuelasNormales e l Estado no se compromete a dar puestos a nadie.¡Demasiado hace con dar sabidur ía y c iencia! s l t ra de estudiarpor e l saber y no por e l puesto.

-Pero hay que comé, señó Adelantao. ¿Mi hija entonce tié queí a da a l arroyo?

-iQué hacemos, Eminencia?-Darle a la hija un puesto de cocinera, y mandar al padre al

Asi lo de I tuzaingó.LOS dOS in te feSadOs emDeza! "on a o r r rñ i r n ¡n ioc ! ¡c E ! ! . ^ : t -= . -

de las campan i l la r ; ; i " , - - - - t r rvLEr rGD' ! r r ru r r lu re

-La hija ya no sirve para normalista. y las pretensiones delpadre muest ran que es tá chocho. ¡Es tamos i . " r .o , aquí s iempezamos a r i far puestos de maestra! ¡Hay 4g.700 maestrasesperando turno! ¡Otro!

-¡El dueño de Ia revista cómica "yo ra escr ibo y yo ta aendo,, !-ZQué ha hecho?-Sigue embromando con la cuestión de ra CADE, de Bemberg y

de los Trasportes3.-¡Cuando ya todo el país se ha olvidado de eso!

3. Tres casos de venalidad y entrega acaecidos en la l lamada ,,DécadaInfame" (1932-1943J.

hazañas del capi ta l c iv i l izador en la Argent ina. . . ¡Ojo! ,en ser io. Sabemos que hace versos buenos. ¡Otro l

-El Rector del Seminar io, que p ide dos mi l lones

T sin i ronías:

de subsidiospara ampl iar e l edi f ic io .

- ¡Dos mi l lones! ¿De pesos?-De trúmanes plata.- ¡Zambomba!

¿Y oara qué más edi f ie io?-Está más atracado que un convent i l lo . Muchos seminar is tas,

señor. Buena carrera ia de cura.-ZQué te parece, Eminencia?El Bufón se colgó patas arr iba de las re jas y d i jo :-/ ' [s¡¡s¡tar los curas es volver ia religión difíci l.,,-Iuá, juá, juá -comentó la gente.- "Y hoy día conviene volver la re l ig ión d i f íc i l . , ,-Tiene razón -dijo el Irreprochable-. pero hay dos clases de

cu ras , l os cu ras ca r i smá t i cos y l os cu ras f unc iona les . Loscar ismát icos son los que hablan y los funcionales son los quehacen ceremonias. Necesi tamos muchos curas funcionales; de losotros hay de sobra.

-Peggo ¿da ostet a mí los dos millones? -dijo el anciano Rector,a lemán por ias p intas.

-Pase a inforrr,e de la Inspección de Cultos -dijo el Virrey.- i La ex im ic ión de impues tos pa ra l a I g l es ia de l co razón

Sacerdotal de María! -anunció Tirteafuera.-¿Quién la p ide?-Monseñor Panchampla.-Ése ha hecho muchbs serv ic ios a l Gobierno - ref lex ionó e l

Vi r rey.-Iglesia que tiene púlpito paga impuesto, iglesia que no tiene

púlpito no paga impuesto -dijo el Bufón-. La ley es Ia ley.-EI púlpito rompe la línea estética de un templo moderno -enseñó

el l r reprochable. . . - . Las ig les ias deben ser lugares de cul tura nomenos que de cul to. El pútp i to sobra. Me acuerdo del te legramahistórico que mandó el obispo de Barranca yaco a su clero en tiempo

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62 Leonardo Castel lani

de la expedición O'Brail: "Prohibido predicar el Eaangelio hasta nueuaorden." Así se habla.

-Y todavía no ha dado la nueva orden -comentó el Bufón.-Monseñor píde además un subsidio para su asi lo de Viudas

Vergonzantes.

gente rompió a reír.-¡Yo vivo apartef !! -dijo furioso el interesado-. ¡En un pabellón

enteramente aparte!-Af i rmat ivo. Adelante con las v iudas. Monseñor t iene mér i tos

c iv i les. Concedido. Otro. Rápido. Que esto ya va largo.-Aqu í t r aen una mu je r a t rapada "e agan te " de l i t o de

adul ter io !-¡Que el Irreprochable le tire la primera piedra! -dijo la Zorra.-Si empezamos con ésas, tenemos sesión para rato -declaró

el Bufón-. Larguenlá.-Es que ésta es una devota. Una de esas currutacas que andan

haciendo de catones de todas las otras. Una moralista que resultóquería la moral, pero no por su casa -objetó Tirteafuera.

-¡A la cárcel el marido!- chil ló el Bufón-. ¡Castigar al marido!Ese es el culpable! No hay derecho a ser tan sonso. Es una afrentapara e l país. Ésos la pasan demasiado t ranqui los. ¡A la cárcel cone l c . . . . . . !

La gente rompió en un aplauso,-¡El falso ermitaño que tenía una gruta de Lourdes para hacer

negocio!- ¡Hola! -d i jo e l V i r rey.-Sí, señor. Había hecho una gruta de Lourdes con una fuente

de agua bendita donde se curaban los enfermos -los que dabanlimosna-. Andaba vestido de fraile sin ser fraile. Pero la cuestiónes que muchos se curaban. Pero resulta que el agua ni siquieraera bendi ta.

-E ío non era prete, e cómohonestamente el italiano-. Iouno sacr i lequio, . .

-Me parece que tiene razón. "Non inuenio in eo culpam"a -dijo elJuez supremo-. ¿Acaso toda la rel ig ión no es más o menos por elest i lo?

alora la iba a bendecíla? -replicó

saró uno stafatore, peró non sono

Su Majestad Dulcinea 6 3

-Pero, Excelenciar ino v€ que el agua no estaba bendecida?-observó Monseñor Fleurette.

- ¡Ah í es tá e l pecado ! - con f i rmó e l Bu fón - . E l hombreengañaba al público y estafaba a la Curia.

-Ma se curaban egual -d i jo e l insaculado-. Io te lo puedo

-Fajále una pequeña multa... por respeto a la religión -concluyó

el Loco del Rey.-Por respeto a la religión establecida del Reino te voy a infl igir

una pequeña multa -dijo el Irreprochable-. ¡Qué cosa admirablees la religión! A todos reparte conforme a sus necesidades, razonesf i losóf icas a los educados, superst ic iones a los senci l los. ¡Pensarque la bendición majestuosa que nos da nuestro preclaro Capellándel Reino es el mismo gesto del Curandero que reeoge fluido delaire y 1o echa sobre el enfermo; y del brujo indio que agarra ysujeta los Espíritus! ¡Qué bien explicó todo éso el gran sabio Levy-Bruhl !

-¡Y pensar que santo Tomás de Aquino creía en el agua bendita,Zorrat -rió el Bufón; y todos rieron.

-El Club de los Golfistas Ingleses Consolidados se queja deque los "caddies" juegan al golf mejor que ellos y piden un decretoque proteja su dignidad de jugadores ricos.

-A ver , ¿cómo es éso?-Resulta que estos muchachitos porteños pobres que llevan

las mazas, solamente de ver jugar a los ingleses, aprenden a jugar

mejor que ellos. Y después se les ríen de las chingadas, muchosl o o l l n c c o ¡ n l ^ . o n . l o - r n f o c n . o c ¿ l o o n l f ¡ ¡ c o r a r í n a n o n l e e n n ¡ h o c

de luna llena a jugar en los "fields" con las mazas de los patrones...-Estar r-:-n-a ofen-sa- en- con-tra de la Graciosa Makestad Pritánica

-dijo el Presidente del Club.-Ordeno y mando -dijo el Bufón sin ser preguntado-r eue

hasta los 25 años los caddies l leven las mazas de los patrones; ydespués de esa edad, jueguen los caddies y cadeen los patrones.

-Iuá, juá, juá -bramó la gente-. ¡Lindo!-Estar ofensivo a nosotros -dijo el inglés.-Ordeno -resolvió el Irreprochable- que los caddíes se vistan

con bolsas viejas, como los vizcacheros de Entre Ríos y los cañerosde Tucumán; y sea encarcelado todo aquél que se vea empuñando

una maza. Yo también juego al golf y estos sinvergüenzas son unapeste/ que lo abatatan a uno con solo mirarlo.4, No encuentro culpa en é1.

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de la expedición O'Brail: "Prohibido predicar el Eaangelio hasta nueuaorden." Así se habla.

-Y todavía no ha dado la nueva orden -comentó el Bufón.-Monseñor píde además un subsidio para su asi lo de Viudas

Vergonzantes.

gente rompió a reír.-¡Yo vivo apartef !! -dijo furioso el interesado-. ¡En un pabellón

enteramente aparte!-Af i rmat ivo. Adelante con las v iudas. Monseñor t iene mér i tos

c iv i les. Concedido. Otro. Rápido. Que esto ya va largo.-Aqu í t r aen una mu je r a t rapada "e agan te " de l i t o de

adul ter io !-¡Que el Irreprochable le tire la primera piedra! -dijo la Zorra.-Si empezamos con ésas, tenemos sesión para rato -declaró

el Bufón-. Larguenlá.-Es que ésta es una devota. Una de esas currutacas que andan

haciendo de catones de todas las otras. Una moralista que resultóquería la moral, pero no por su casa -objetó Tirteafuera.

-¡A la cárcel el marido!- chil ló el Bufón-. ¡Castigar al marido!Ese es el culpable! No hay derecho a ser tan sonso. Es una afrentapara e l país. Ésos la pasan demasiado t ranqui los. ¡A la cárcel cone l c . . . . . . !

La gente rompió en un aplauso,-¡El falso ermitaño que tenía una gruta de Lourdes para hacer

negocio!- ¡Hola! -d i jo e l V i r rey.-Sí, señor. Había hecho una gruta de Lourdes con una fuente

de agua bendita donde se curaban los enfermos -los que dabanlimosna-. Andaba vestido de fraile sin ser fraile. Pero la cuestiónes que muchos se curaban. Pero resulta que el agua ni siquieraera bendi ta.

-E ío non era prete, e cómohonestamente el italiano-. Iouno sacr i lequio, . .

-Me parece que tiene razón. "Non inuenio in eo culpam"a -dijo elJuez supremo-. ¿Acaso toda la rel ig ión no es más o menos por elest i lo?

alora la iba a bendecíla? -replicó

saró uno stafatore, peró non sono

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-Pero, Excelenciar ino v€ que el agua no estaba bendecida?-observó Monseñor Fleurette.

- ¡Ah í es tá e l pecado ! - con f i rmó e l Bu fón - . E l hombreengañaba al público y estafaba a la Curia.

-Ma se curaban egual -d i jo e l insaculado-. Io te lo puedo

-Fajále una pequeña multa... por respeto a la religión -concluyó

el Loco del Rey.-Por respeto a la religión establecida del Reino te voy a infl igir

una pequeña multa -dijo el Irreprochable-. ¡Qué cosa admirablees la religión! A todos reparte conforme a sus necesidades, razonesf i losóf icas a los educados, superst ic iones a los senci l los. ¡Pensarque la bendición majestuosa que nos da nuestro preclaro Capellándel Reino es el mismo gesto del Curandero que reeoge fluido delaire y 1o echa sobre el enfermo; y del brujo indio que agarra ysujeta los Espíritus! ¡Qué bien explicó todo éso el gran sabio Levy-Bruhl !

-¡Y pensar que santo Tomás de Aquino creía en el agua bendita,Zorrat -rió el Bufón; y todos rieron.

-El Club de los Golfistas Ingleses Consolidados se queja deque los "caddies" juegan al golf mejor que ellos y piden un decretoque proteja su dignidad de jugadores ricos.

-A ver , ¿cómo es éso?-Resulta que estos muchachitos porteños pobres que llevan

las mazas, solamente de ver jugar a los ingleses, aprenden a jugar

mejor que ellos. Y después se les ríen de las chingadas, muchosl o o l l n c c o ¡ n l ^ . o n . l o - r n f o c n . o c ¿ l o o n l f ¡ ¡ c o r a r í n a n o n l e e n n ¡ h o c

de luna llena a jugar en los "fields" con las mazas de los patrones...-Estar r-:-n-a ofen-sa- en- con-tra de la Graciosa Makestad Pritánica

-dijo el Presidente del Club.-Ordeno y mando -dijo el Bufón sin ser preguntado-r eue

hasta los 25 años los caddies l leven las mazas de los patrones; ydespués de esa edad, jueguen los caddies y cadeen los patrones.

-Iuá, juá, juá -bramó la gente-. ¡Lindo!-Estar ofensivo a nosotros -dijo el inglés.-Ordeno -resolvió el Irreprochable- que los caddíes se vistan

con bolsas viejas, como los vizcacheros de Entre Ríos y los cañerosde Tucumán; y sea encarcelado todo aquél que se vea empuñando

una maza. Yo también juego al golf y estos sinvergüenzas son unapeste/ que lo abatatan a uno con solo mirarlo.4, No encuentro culpa en é1.

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6 4 Leonardo Castel lani

cobro c inco pesos por v is i ta? _di jo e l

Su Majestad Dulcinea

piden un decreto solemne de su Honor mandando que todos s inexcepción y a p ies hunt i l las crean todo lo que los d iar ios d i ieren. . .

-Me parece muy bien. ¿Qué te parece, Eminencia?Pero el Bufón estaba hablando con la Zorra v el público impaciente,

rec larnaba e l só l i to bai le .Entonces sonaron los pr imeros acordes de ra inv is ib le orquesta

cambá y e l locutor T i r teafuera, a una señal del Amo, d i jo con voztonante: "El bugui-bugui con luz negra: dance usted más a locadoque nunca bajo la protección de Añang-Guazú, , e l Dios de last in ieblas." Las luces se ext inguieron de golpe y surg ió en la salaun f ragoroso re l incho de a legr ía.

La mul t i tud había atacacio e i coro c ie i , ,Himno del Amor Sano, , ,desaf inado pero con un f ragor de tempestad:

"Qué chin i ta dura y esquiaa,Dulce y p icante como el a io. . .

. . .A r r i baA b a i o . . . . . . . . .

de l que están borrados en e l memor ia l de Edmundo ios dos ú l t imosversos, y quizá con mucha razón; con las restantes estrofas enmajestuosos endecasí labos, obra del poeta of ic ia l del Reino, quee ran más p i can tes t odav ía - s i n con ta r l as va r i an tes queint roducían en e l ca lor de la inspi rac ión los más inspi rados.

Edmundo se levantó de pr isa y se d i r ig ió a la por te iuela secretade la pol ic ía, por donde habían desaparecido como de cosfrmr-r reel I r reprochable y su oronda esposa.

Pero un s i lb ido fur ioso y un golpe estr idente de gongo cor tó e lbul l ic ioso bai lo teo y recabó s i lencio. Lavoz de un pot i . - iu gr i taba:- ¡A tenc ión todos ! ¡ se nos ha fugado e l Ases ino de Cayas tá l¡C ie r ren l as pue r tas y nad ie se mueva ! ¡obedezcan todos odisparamos los gases adormideros!

Laluz se hizo de nuevo, esta vez la luz solar enceguecedora. y lamuchedumbre que l l enaba e l sa lón , so rp rend ida en l as másinverosími les posturas, v ió pr imero con espanto y después conuna carcajada que las mani l las y los gr i l los que habían atado alos t res cr is tóbales pr is ioneros estaban solemnemente abier tos ycolgados del t rono del I r reprochable. Los sentenciados se habíanhecho humo; y los federales se habían puesto sus caretas de gases,d ispuestos a humear a la gente en caso necesarto.

6 5-¡Bienl -gr i tó la gente-. ¡Lindot-El problema de Ia universidad: este médico aquí mata todos rosenfermos que asiste, y

",rr: abogado gana todos los pleitos, peroembrolla de tal modo cada retigii que ürotan cinco o sáis retigios decada uno; y cuando acaban, los que los ganan están sin camisa v

-¿Y qué viá 'cer yoga leno.

- ¡Y nosotros tenemos que comer también! _di jo e l tu l io .-Y en mi barrio hay 2IS médicos contados.-Y en e l mío hay más de 200 abosados.-Por mucho t r igo no hay mal anJ. . .-Y la abundancia no hace daño _ le guiñó Obes_Babin i a l

Bufón-. Ordeno y rnando que el médico h"aga de uboguao, y elabogado de médico, y a l cabo de un año se presenten aquí denuevo a ver qué ha pasado. He d icho.

- ¡Bienf -gr i tó la turba- . ¡L indo!-El problema de ros precios: a cada decreto del gobierno fi jando

los precios máximos, aumenta e l prec io del pani las papas y Iapimienta y hay una carest ía de papel h ig iénico.

r -

- jQué hacemos, Eminencia?-Hacer un decreto ordenando que se cumplan todos los otros

decretos, Excelentísimo -respondü en seguiáa el Bufón.- ¡Excelente idea! ¡Haga redactar ese décreto, T i r teafuera: una

ley mandando se cumplan todas las ot ras leyes, la cual se l lamará

::r*:*:^"_11t jilT:*".9:bt:: y mándera a ru camura para rar \Erur¡ r rq uc-rd \ ,unsuruclon. ¿Queda a lgo de importancia?

¡Hoy hemos t rabajado demasiado!- ¡El bugui , e l bugui ! -empezó gr i tar ia gente_. ya es de

noch¡, El bugui-bugui con luz negr-El problema urgente de la prensa, Su Flonorabi l idad: ya no la

leen y no ia creen. La Federación de Dueños de Diarios Grandespide que se le otorgue otro subsid io de g00 mi l lones de t rúmanespara abaratar e l prec io de los d iar ios ser ios, que son e l cuar topoder-del Estado y e l pulmón de la democracia; subsid io que seobtendrá sin moles a ni peso alguno de un descuento de 15 ,,cents,,p lata por día a los ornales de todos los obreros del país, que sonlos que se aprovecharán justamente de la cultura cívica y la sabiduríademocrátíca que ios diarios serios imparten y despa.raían. Además

,t1il;iil,iil.,:l,jr,

ii+11,,J;j.'íii

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6 4 Leonardo Castel lani

cobro c inco pesos por v is i ta? _di jo e l

Su Majestad Dulcinea

piden un decreto solemne de su Honor mandando que todos s inexcepción y a p ies hunt i l las crean todo lo que los d iar ios d i ieren. . .

-Me parece muy bien. ¿Qué te parece, Eminencia?Pero el Bufón estaba hablando con la Zorra v el público impaciente,

rec larnaba e l só l i to bai le .Entonces sonaron los pr imeros acordes de ra inv is ib le orquesta

cambá y e l locutor T i r teafuera, a una señal del Amo, d i jo con voztonante: "El bugui-bugui con luz negra: dance usted más a locadoque nunca bajo la protección de Añang-Guazú, , e l Dios de last in ieblas." Las luces se ext inguieron de golpe y surg ió en la salaun f ragoroso re l incho de a legr ía.

La mul t i tud había atacacio e i coro c ie i , ,Himno del Amor Sano, , ,desaf inado pero con un f ragor de tempestad:

"Qué chin i ta dura y esquiaa,Dulce y p icante como el a io. . .

. . .A r r i baA b a i o . . . . . . . . .

de l que están borrados en e l memor ia l de Edmundo ios dos ú l t imosversos, y quizá con mucha razón; con las restantes estrofas enmajestuosos endecasí labos, obra del poeta of ic ia l del Reino, quee ran más p i can tes t odav ía - s i n con ta r l as va r i an tes queint roducían en e l ca lor de la inspi rac ión los más inspi rados.

Edmundo se levantó de pr isa y se d i r ig ió a la por te iuela secretade la pol ic ía, por donde habían desaparecido como de cosfrmr-r reel I r reprochable y su oronda esposa.

Pero un s i lb ido fur ioso y un golpe estr idente de gongo cor tó e lbul l ic ioso bai lo teo y recabó s i lencio. Lavoz de un pot i . - iu gr i taba:- ¡A tenc ión todos ! ¡ se nos ha fugado e l Ases ino de Cayas tá l¡C ie r ren l as pue r tas y nad ie se mueva ! ¡obedezcan todos odisparamos los gases adormideros!

Laluz se hizo de nuevo, esta vez la luz solar enceguecedora. y lamuchedumbre que l l enaba e l sa lón , so rp rend ida en l as másinverosími les posturas, v ió pr imero con espanto y después conuna carcajada que las mani l las y los gr i l los que habían atado alos t res cr is tóbales pr is ioneros estaban solemnemente abier tos ycolgados del t rono del I r reprochable. Los sentenciados se habíanhecho humo; y los federales se habían puesto sus caretas de gases,d ispuestos a humear a la gente en caso necesarto.

6 5-¡Bienl -gr i tó la gente-. ¡Lindot-El problema de Ia universidad: este médico aquí mata todos rosenfermos que asiste, y

",rr: abogado gana todos los pleitos, peroembrolla de tal modo cada retigii que ürotan cinco o sáis retigios decada uno; y cuando acaban, los que los ganan están sin camisa v

-¿Y qué viá 'cer yoga leno.

- ¡Y nosotros tenemos que comer también! _di jo e l tu l io .-Y en mi barrio hay 2IS médicos contados.-Y en e l mío hay más de 200 abosados.-Por mucho t r igo no hay mal anJ. . .-Y la abundancia no hace daño _ le guiñó Obes_Babin i a l

Bufón-. Ordeno y rnando que el médico h"aga de uboguao, y elabogado de médico, y a l cabo de un año se presenten aquí denuevo a ver qué ha pasado. He d icho.

- ¡Bienf -gr i tó la turba- . ¡L indo!-El problema de ros precios: a cada decreto del gobierno fi jando

los precios máximos, aumenta e l prec io del pani las papas y Iapimienta y hay una carest ía de papel h ig iénico.

r -

- jQué hacemos, Eminencia?-Hacer un decreto ordenando que se cumplan todos los otros

decretos, Excelentísimo -respondü en seguiáa el Bufón.- ¡Excelente idea! ¡Haga redactar ese décreto, T i r teafuera: una

ley mandando se cumplan todas las ot ras leyes, la cual se l lamará

::r*:*:^"_11t jilT:*".9:bt:: y mándera a ru camura para rar \Erur¡ r rq uc-rd \ ,unsuruclon. ¿Queda a lgo de importancia?

¡Hoy hemos t rabajado demasiado!- ¡El bugui , e l bugui ! -empezó gr i tar ia gente_. ya es de

noch¡, El bugui-bugui con luz negr-El problema urgente de la prensa, Su Flonorabi l idad: ya no la

leen y no ia creen. La Federación de Dueños de Diarios Grandespide que se le otorgue otro subsid io de g00 mi l lones de t rúmanespara abaratar e l prec io de los d iar ios ser ios, que son e l cuar topoder-del Estado y e l pulmón de la democracia; subsid io que seobtendrá sin moles a ni peso alguno de un descuento de 15 ,,cents,,p lata por día a los ornales de todos los obreros del país, que sonlos que se aprovecharán justamente de la cultura cívica y la sabiduríademocrátíca que ios diarios serios imparten y despa.raían. Además

,t1il;iil,iil.,:l,jr,

ii+11,,J;j.'íii

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66 Leonardo Caste l lan i

El suceso había convertido de un fogonazo todas sus conjeturasen certidumbres. una luz repentina e indudable... para eso habíavenido él allí... Sí... Ya sabía lo que tenía que hacer.

v

Er InnnpRocHABLE

de la calota pelada. Estaba pegándose golpes en el pecho con la

palma izq ierda y diciendo:- -Si esi no es gobernar... Después dirán que aquí gobierna el

Subjefe de los federales y un Embajador extraniero.. '-¡Se escapó el Asesino! -le dijo su mujer secamente'-¿Cómo? ¿Qué dices? ¿El Vengador?

escapó Pocos minutos detrás de nosotros y no lo atraparon

El peligro que hemos corrido me da todavía escalofríos' A

te tengo que dar una lección, sos imposible' Es inúti l que

que estaba coigacia sobre \a cabeza cie sócrates. Te iraicior-ra

casa: quizá Cuitiño mismo' El Federalchef manda más

lados.-Tengo que hablar con la Zorra.-Qttizá esa pindonga misma...- ¡ Imposi-Todo es osible, imposible; y sin embargo todo sucede' Estamos

perdi'dos si sigue así. El Cura Loco está vivo, y si es él quien

derr iba las casas. . .-También tú te has contagiado de ese disparate. Eso no es obra

de hombres. son rayos cósmicos casuales. Por lo demás, no hacen el

menor daño.

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66 Leonardo Caste l lan i

El suceso había convertido de un fogonazo todas sus conjeturasen certidumbres. una luz repentina e indudable... para eso habíavenido él allí... Sí... Ya sabía lo que tenía que hacer.

v

Er InnnpRocHABLE

de la calota pelada. Estaba pegándose golpes en el pecho con la

palma izq ierda y diciendo:- -Si esi no es gobernar... Después dirán que aquí gobierna el

Subjefe de los federales y un Embajador extraniero.. '-¡Se escapó el Asesino! -le dijo su mujer secamente'-¿Cómo? ¿Qué dices? ¿El Vengador?

escapó Pocos minutos detrás de nosotros y no lo atraparon

El peligro que hemos corrido me da todavía escalofríos' A

te tengo que dar una lección, sos imposible' Es inúti l que

que estaba coigacia sobre \a cabeza cie sócrates. Te iraicior-ra

casa: quizá Cuitiño mismo' El Federalchef manda más

lados.-Tengo que hablar con la Zorra.-Qttizá esa pindonga misma...- ¡ Imposi-Todo es osible, imposible; y sin embargo todo sucede' Estamos

perdi'dos si sigue así. El Cura Loco está vivo, y si es él quien

derr iba las casas. . .-También tú te has contagiado de ese disparate. Eso no es obra

de hombres. son rayos cósmicos casuales. Por lo demás, no hacen el

menor daño.

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v-

o ñ I a ^ - . . J ^ ¡ / - ^ - r ^ l l ^ - iL a D ( g l l d l t I

ó - - ¡ ¡ - : ^ ^ a - l n - - l - : - ^ ^ Á o5u lv la ieS(ao i /u ic inea

-Yo soy una empleada, y aquí no tengo ahora más razón de estar

que el informe. ¿Quiere el informe, o es un pretexto?- iAy! Venga e l in forme -d i jo e l l r reprochable, sentándose en

el ampl io sofá con un hondo susPlro.-Hoy, día de Santa Gracia Vi rgen y Santa Mat i lde Reina, me

-¡No hacen ningún daño y el pueblo entero está soliviantado y aun dedo de entregarse a los cr is tóbales, que hacen progresos cadadía sobre nuestras fuerzas!

-Mírá, gorda, déjame e\ paz que tengo mucho que hacer y esasmonsergas me las guardas para esta noche, cuando no pueda dormir.

carcajada.Sal ió la "gorda" con una mirada de desprecio, y e l pr imer

Magist rado tocó un t imbre:-La mujer que espera en la antesala -d i jo a l guardia.Entró la zorra, con bombachos y botas, conforme a la costumbre

de ias mujeres que trabajan. Era ieali::rerrte una amazona, comola l larnaba la gente. El prócer corr ió a su encuentro para dar ie iamano .

-Entre mi tirano.. que hoy lo necesito.- iQué quiere, Usía?-¿Lo que quiero ahora o lo que quiero s iempre?La joven no respondió, y mantuvo alzada la cara deforme y

v iv ís ima.-Ahora quiero un informe completo acerca de la rebelión de

los cr is tóbales, e l estado actual de la guerra c iv i l y las evasionesmister iosas del Cura Loco y e l Asesino de ayer .

-Todo eso consta por escrito en la ]efatura,-Quiero un in forme ora l de tu boca.-¿Otro in forme? ¿De mi boca de bagre?-Y de tus o jos de v io letas.-Y de mi cabeza deforme y calva. . .-Y de tu cuerpo de. . .La mujer de los bombachos se levantó, y alzando la sil la Ia_

puso a l ot ro lado del escr i tor io . Después miró vaci lante haciaatrás, como quer iendo i rse. Pero e l prócer se levantó y fue a cerrarla puer ta con l lave, que guardó en e l bols i l ro . La ioven lo mirócon desdén

-¿Cinematógrafo tenemos? -d i jo- . No le tengo miedo a sustrampas.

-Tú eres una de tantas trampas que hay en ra vida, en la cualyo he caído. Parece mentira que seas tan mala conmigo, Zorca.Yo soy el dueño temido y respetado de este país, y tú me tratascomo a la ú l t ima basura. Al Bufón lo t ratas con más car iño que amí.

-¡Jamás! -di jo

¿Qué pasa?Adelantado, poniéndose de p ie de un sal to-

-Con la evasión del T igre de Cayastá he f racasado. Se duda

de mi f ide l idad. Cui t iño pretende que la l lave de las mani l las que

yo entregué -porque ha hecho una recogida general de l laves en

ia poi ic ía- no es ia misma que se me dio. Y s i r r embargo, yo

descubrí a l cr iminal c i is f razado, y no e l los.-Yo arreglaré eso en un momento, mi re ina. Pero no te i rás,

. ^ h ! 4 c ^ o c ¡ - . r c t n ¡ { o l n r l r r r a r m o A r r n n r r p f t l n r e s e n c i a g S O t f al v r r ; , s J v t r ó u o l v ' * r ^ " " - ^ ' ' ' _

tor tura. Ya que así me mirá is , miradme al menos. Ni cont igo n i

s in t i , t ienen mis males remedio, cont igo porque me matas, y s in

t i porque me muero.. .-De ese modo vamos a hacer muchos-Escucho, pues.La mujer empezó a hablar con una voz

in formes.

uniforme y pareja, como

qulen ree.-Usía recuerda la caída del inmundo salvaje t i rano Perales,

que le d io por imi tar a l t i rano Rojas y comet ió e l d isparate de

nombrarse después de su vuel ta Presidente Vi ta l ic io . . .-Perfectamente. Y el grito de Cayastá, la intervención de una

f l n f r q m i o e p n r ¡ i a r l e n n r l e T i o e T n f e r a r n e r i c a n a , l a s m a t a n z a s d er - ^ ^ - - - D * - - . ' - - - -

Junio, el bombardeo de Buenos Aires, el Gran Referéndum, y lalev l )amonte : es dec i r . todo lo oue nreced ió a mi abandono de la' - f - . - - . - . - - - - - - ' L ¡

Embajada de los Estados Unidos, y a mi e lecc ión democrát ica y

plebisc i tar ia para Pr imer Adelantado del Río de la Plata. Lo que

no ent iendo es la rebel ión de los cr is tóbales.-Continúan el movimiento polít ico que encumbró al inmundo

salvaje t i rano Perales, pero dándole un car iz re l ig ioso. Son gentes

más b ien de los bajos fondos, aunque Parece que entre los je fes

hay muchos ar is tócratas. Como dicen que e l los s iguen realmente

a Cr is to, la gente por i r r is ión los l lama cr is tóbales. El pretexto

que tomaron fue el inciso 14, artículo 657 del Código Damonte,

que impone a los argentinos el uso del insignia del Movimiento

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v-

o ñ I a ^ - . . J ^ ¡ / - ^ - r ^ l l ^ - iL a D ( g l l d l t I

ó - - ¡ ¡ - : ^ ^ a - l n - - l - : - ^ ^ Á o5u lv la ieS(ao i /u ic inea

-Yo soy una empleada, y aquí no tengo ahora más razón de estar

que el informe. ¿Quiere el informe, o es un pretexto?- iAy! Venga e l in forme -d i jo e l l r reprochable, sentándose en

el ampl io sofá con un hondo susPlro.-Hoy, día de Santa Gracia Vi rgen y Santa Mat i lde Reina, me

-¡No hacen ningún daño y el pueblo entero está soliviantado y aun dedo de entregarse a los cr is tóbales, que hacen progresos cadadía sobre nuestras fuerzas!

-Mírá, gorda, déjame e\ paz que tengo mucho que hacer y esasmonsergas me las guardas para esta noche, cuando no pueda dormir.

carcajada.Sal ió la "gorda" con una mirada de desprecio, y e l pr imer

Magist rado tocó un t imbre:-La mujer que espera en la antesala -d i jo a l guardia.Entró la zorra, con bombachos y botas, conforme a la costumbre

de ias mujeres que trabajan. Era ieali::rerrte una amazona, comola l larnaba la gente. El prócer corr ió a su encuentro para dar ie iamano .

-Entre mi tirano.. que hoy lo necesito.- iQué quiere, Usía?-¿Lo que quiero ahora o lo que quiero s iempre?La joven no respondió, y mantuvo alzada la cara deforme y

v iv ís ima.-Ahora quiero un informe completo acerca de la rebelión de

los cr is tóbales, e l estado actual de la guerra c iv i l y las evasionesmister iosas del Cura Loco y e l Asesino de ayer .

-Todo eso consta por escrito en la ]efatura,-Quiero un in forme ora l de tu boca.-¿Otro in forme? ¿De mi boca de bagre?-Y de tus o jos de v io letas.-Y de mi cabeza deforme y calva. . .-Y de tu cuerpo de. . .La mujer de los bombachos se levantó, y alzando la sil la Ia_

puso a l ot ro lado del escr i tor io . Después miró vaci lante haciaatrás, como quer iendo i rse. Pero e l prócer se levantó y fue a cerrarla puer ta con l lave, que guardó en e l bols i l ro . La ioven lo mirócon desdén

-¿Cinematógrafo tenemos? -d i jo- . No le tengo miedo a sustrampas.

-Tú eres una de tantas trampas que hay en ra vida, en la cualyo he caído. Parece mentira que seas tan mala conmigo, Zorca.Yo soy el dueño temido y respetado de este país, y tú me tratascomo a la ú l t ima basura. Al Bufón lo t ratas con más car iño que amí.

-¡Jamás! -di jo

¿Qué pasa?Adelantado, poniéndose de p ie de un sal to-

-Con la evasión del T igre de Cayastá he f racasado. Se duda

de mi f ide l idad. Cui t iño pretende que la l lave de las mani l las que

yo entregué -porque ha hecho una recogida general de l laves en

ia poi ic ía- no es ia misma que se me dio. Y s i r r embargo, yo

descubrí a l cr iminal c i is f razado, y no e l los.-Yo arreglaré eso en un momento, mi re ina. Pero no te i rás,

. ^ h ! 4 c ^ o c ¡ - . r c t n ¡ { o l n r l r r r a r m o A r r n n r r p f t l n r e s e n c i a g S O t f al v r r ; , s J v t r ó u o l v ' * r ^ " " - ^ ' ' ' _

tor tura. Ya que así me mirá is , miradme al menos. Ni cont igo n i

s in t i , t ienen mis males remedio, cont igo porque me matas, y s in

t i porque me muero.. .-De ese modo vamos a hacer muchos-Escucho, pues.La mujer empezó a hablar con una voz

in formes.

uniforme y pareja, como

qulen ree.-Usía recuerda la caída del inmundo salvaje t i rano Perales,

que le d io por imi tar a l t i rano Rojas y comet ió e l d isparate de

nombrarse después de su vuel ta Presidente Vi ta l ic io . . .-Perfectamente. Y el grito de Cayastá, la intervención de una

f l n f r q m i o e p n r ¡ i a r l e n n r l e T i o e T n f e r a r n e r i c a n a , l a s m a t a n z a s d er - ^ ^ - - - D * - - . ' - - - -

Junio, el bombardeo de Buenos Aires, el Gran Referéndum, y lalev l )amonte : es dec i r . todo lo oue nreced ió a mi abandono de la' - f - . - - . - . - - - - - - ' L ¡

Embajada de los Estados Unidos, y a mi e lecc ión democrát ica y

plebisc i tar ia para Pr imer Adelantado del Río de la Plata. Lo que

no ent iendo es la rebel ión de los cr is tóbales.-Continúan el movimiento polít ico que encumbró al inmundo

salvaje t i rano Perales, pero dándole un car iz re l ig ioso. Son gentes

más b ien de los bajos fondos, aunque Parece que entre los je fes

hay muchos ar is tócratas. Como dicen que e l los s iguen realmente

a Cr is to, la gente por i r r is ión los l lama cr is tóbales. El pretexto

que tomaron fue el inciso 14, artículo 657 del Código Damonte,

que impone a los argentinos el uso del insignia del Movimiento

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7 0 Leonardo Caste l lan i

vi ta l Cató l ico Panamer icano, bajo penas de mul tas que aumentanprogresivamente.

-Pero, ¿no permi t ieron los Obispos ese s igno de la unidadintercont inenta l ?

-Pr imeramente 1o prohib ieron, Su Honor, d ic iendo que eramasón i co , que po r su o r i gen e ra seña l de anos fas ía w h : c ra

Su Ma. jes tad Du ic inea 7 7

fábricas de aviones, los asaltos dejaron de tener el éxito que de primero.Como una par te considerable del Ejérc i to , casi toda la Aviac ión, sehabía p legado a los cr is tóbales con armas y bagaje, cu lpa del a l tojefe ese que t ra ic ionó, Ur iar te, o como se l lame, O'Brai l d iso lv ió 1oque restaba del Ejército Argentino.

sospechando un s igni f icado. . . impuro a la le t ra hebrea que estáen el medio. Eso fue antes que el Cardenal cayera enfermo. óespuésse obtuvo de e l los una declarac ión de que aquél que se hacia la

I / v r r r r a uE r r us rLU r sLc rL l ( l u va r l us m l l l ones oe t r umanes po r v Í amultas. Muchos se dejaban llevar presos por no Dalar! v entoncesinsta laron los campamentos de Tierra l Fuego. Los que res is t íanr la fuerza, natura lmente acababan mal . A causa de eso ocurr ió

la sublevación de las prov inc ias del Neuquén, que terminó tan. . .La voz se le cor tó ent inamente a la mujer deforme, que se

I levó la mano a los o j-Yo soy de a l l í -d i jo con voz entrecor tada.El I r reprochable se aproximó y Le tomó una mano.- ¡Lo que yo he v is to! -d i jo e l la ret i rándose-. ¡Dios!-De a l l í te t ra jeron, es verdad -d i jo e l Supremo-. ¿De dónde

vienes? ¿Cuál es tu historia, amazona, mujer endiablada . zorramía?

Bastaron estas palabras para entonar a la pesquisante.-El informe -dijo, irguiéndose y poniéndose tiesa de nuevo-.

La sublevación de los cr is tóf i los cundió por todas par tes, y un

partes. Fue un golpe de genio por par te de e l los e l adoptar comoarmas de combate e l av ión y la motocic ieta, reemplazantes delcaballo de las antiguas "montoneras". Tomaron por ,,santo

patrón",como dicen ellos, a san Cristóbal, protector de los motoristas. pareceser que un cura aviador fue el de la idea, y un ingeniero traidor a lapatr ia , cuyo nombre se desconoce, inventor de una avioneta

trarrápida, una especie de motocic leta del a i re. pero Cui t iño yBrail convirtieron la policía en ejército, con er nombre de federaleÁ,

y d ieron a los je fes facul tades d iscrec ionales. Meior defendidas las

Magnate- . ¿Y es verdad que los Federales se rec lutaron en lascá rce les ?

-Entre los peores facinerosos. El elemento apto hay que tomarlodonde se hal le . El f in just i f ica los medios, d ice Cui t iño.

-¿Y por qué entonces no aprecias mis f ines, que son excelentes,aunque m is med ios sean ma ios? ¿Crees que no soy capaz dedivorc iarme de mi opulenta esposa?

-¡Bueno! -d i jo e l la- . Volvemos a l tema sent imenta l . ¿Por quén n r l e i a m n q Á c n n a ¡ e m r ñ a n ¡ r l ¡ l r n r a A a l + á 2

-¿Me prometes volver mañana a la hora del té , t i rana mía?-¡El in forme! Los cr is tóbales han l legado a dominar una vasta

reg ión a l No roes te de Córdoba , que comprende Sa l t a , Cuyo ,Sant iago y e l Norte de Santa Fe. Es menospreciable la regiónmontañosa que dominan en el Sur con el auxil io de Chile. Ellosnos t ratan de t ra idores a nosotros, por la ayuda de Estados Unidos,y e l los se apoyan en Chi le y e l Brasi l . Ahora ponen sus esperanzasen una gue r ra de Es tados Un idos con Rus ia : r emed io dedesesperados. T ienen cómpl ices por todas par tes entre la gentebaja, y no hay duda de que d isponen de una o c los armas secretas;pero la debi l idad int r ínseca de las guerr i l las consiste en que sonbuen-a-s para sorpresas v expedic iones puni t i r ras, pero no paraocupar terr i tor io . iNo se puede hov día conquistar una nacióncon los gauchos de Güemes! Y este nuestro puer to de Buenos Aires,declarado internacional y con una base de la ONU que garant izasu l iber tad, es inexpugnable. . . ¿no es verdad, Su Honor? "BuenosAires eterna", como dice e l h imno panamer icano.

-¿Y esa mujer , la Dulc inea?La pesquisante se encogió de hombros.-Nunca la v í -d i jo- . Quizás es una f i l fa .-No puede ser f i l fa . Es un demonio suel to.-Dicen que hay una mujer de sobrenatura l hermosura que los

rebeldes adoran como re ina o como representación de la patr ia , ode l o que sea ; que apa rece y desapa rece como un fan tasma ; mu je rque eI que ve, no puede o lv idar la jamás. . .

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7 0 Leonardo Caste l lan i

vi ta l Cató l ico Panamer icano, bajo penas de mul tas que aumentanprogresivamente.

-Pero, ¿no permi t ieron los Obispos ese s igno de la unidadintercont inenta l ?

-Pr imeramente 1o prohib ieron, Su Honor, d ic iendo que eramasón i co , que po r su o r i gen e ra seña l de anos fas ía w h : c ra

Su Ma. jes tad Du ic inea 7 7

fábricas de aviones, los asaltos dejaron de tener el éxito que de primero.Como una par te considerable del Ejérc i to , casi toda la Aviac ión, sehabía p legado a los cr is tóbales con armas y bagaje, cu lpa del a l tojefe ese que t ra ic ionó, Ur iar te, o como se l lame, O'Brai l d iso lv ió 1oque restaba del Ejército Argentino.

sospechando un s igni f icado. . . impuro a la le t ra hebrea que estáen el medio. Eso fue antes que el Cardenal cayera enfermo. óespuésse obtuvo de e l los una declarac ión de que aquél que se hacia la

I / v r r r r a uE r r us rLU r sLc rL l ( l u va r l us m l l l ones oe t r umanes po r v Í amultas. Muchos se dejaban llevar presos por no Dalar! v entoncesinsta laron los campamentos de Tierra l Fuego. Los que res is t íanr la fuerza, natura lmente acababan mal . A causa de eso ocurr ió

la sublevación de las prov inc ias del Neuquén, que terminó tan. . .La voz se le cor tó ent inamente a la mujer deforme, que se

I levó la mano a los o j-Yo soy de a l l í -d i jo con voz entrecor tada.El I r reprochable se aproximó y Le tomó una mano.- ¡Lo que yo he v is to! -d i jo e l la ret i rándose-. ¡Dios!-De a l l í te t ra jeron, es verdad -d i jo e l Supremo-. ¿De dónde

vienes? ¿Cuál es tu historia, amazona, mujer endiablada . zorramía?

Bastaron estas palabras para entonar a la pesquisante.-El informe -dijo, irguiéndose y poniéndose tiesa de nuevo-.

La sublevación de los cr is tóf i los cundió por todas par tes, y un

partes. Fue un golpe de genio por par te de e l los e l adoptar comoarmas de combate e l av ión y la motocic ieta, reemplazantes delcaballo de las antiguas "montoneras". Tomaron por ,,santo

patrón",como dicen ellos, a san Cristóbal, protector de los motoristas. pareceser que un cura aviador fue el de la idea, y un ingeniero traidor a lapatr ia , cuyo nombre se desconoce, inventor de una avioneta

trarrápida, una especie de motocic leta del a i re. pero Cui t iño yBrail convirtieron la policía en ejército, con er nombre de federaleÁ,

y d ieron a los je fes facul tades d iscrec ionales. Meior defendidas las

Magnate- . ¿Y es verdad que los Federales se rec lutaron en lascá rce les ?

-Entre los peores facinerosos. El elemento apto hay que tomarlodonde se hal le . El f in just i f ica los medios, d ice Cui t iño.

-¿Y por qué entonces no aprecias mis f ines, que son excelentes,aunque m is med ios sean ma ios? ¿Crees que no soy capaz dedivorc iarme de mi opulenta esposa?

-¡Bueno! -d i jo e l la- . Volvemos a l tema sent imenta l . ¿Por quén n r l e i a m n q Á c n n a ¡ e m r ñ a n ¡ r l ¡ l r n r a A a l + á 2

-¿Me prometes volver mañana a la hora del té , t i rana mía?-¡El in forme! Los cr is tóbales han l legado a dominar una vasta

reg ión a l No roes te de Córdoba , que comprende Sa l t a , Cuyo ,Sant iago y e l Norte de Santa Fe. Es menospreciable la regiónmontañosa que dominan en el Sur con el auxil io de Chile. Ellosnos t ratan de t ra idores a nosotros, por la ayuda de Estados Unidos,y e l los se apoyan en Chi le y e l Brasi l . Ahora ponen sus esperanzasen una gue r ra de Es tados Un idos con Rus ia : r emed io dedesesperados. T ienen cómpl ices por todas par tes entre la gentebaja, y no hay duda de que d isponen de una o c los armas secretas;pero la debi l idad int r ínseca de las guerr i l las consiste en que sonbuen-a-s para sorpresas v expedic iones puni t i r ras, pero no paraocupar terr i tor io . iNo se puede hov día conquistar una nacióncon los gauchos de Güemes! Y este nuestro puer to de Buenos Aires,declarado internacional y con una base de la ONU que garant izasu l iber tad, es inexpugnable. . . ¿no es verdad, Su Honor? "BuenosAires eterna", como dice e l h imno panamer icano.

-¿Y esa mujer , la Dulc inea?La pesquisante se encogió de hombros.-Nunca la v í -d i jo- . Quizás es una f i l fa .-No puede ser f i l fa . Es un demonio suel to.-Dicen que hay una mujer de sobrenatura l hermosura que los

rebeldes adoran como re ina o como representación de la patr ia , ode l o que sea ; que apa rece y desapa rece como un fan tasma ; mu je rque eI que ve, no puede o lv idar la jamás. . .

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Leonardo Caste l lan i Su Maies tad Du lc inea

-¡AyJ -dijo el obeso próce¡- Yo sé algo de eso. . y un hombre de negro sattó al rec¡nto, se dúigió a la joven y le diio;*Que nadie la ve sino de lejos...

.. i _¿puedes bajar po-r una escala de cuerda?-iAy de mít -dijo el Sup¡emo, coüiéndose po¡ el sofá, de costadocomo ün cangrejo.

, -Que es malísima, sujeta ¿ ataques de furor y fuerte como un

Quedó mirando con la boca abierta a la muchacha, la cual sehabla puesto de pie bruscamente con una dsa amarsa.

-Ab¡a e6a puerta -dijo. .¡94¡v¡v !¡r ra-Hov serás

-mía -burú el prócer- o sino, uamo a cuitiño y ,"

i

tl:"Éftü¡1tñ:";;tiT""oo * casa! -dijo una voz desdeentrego a su albedrío -y levantándose ra alcanzó y ra tomó en ata¡o-. ¡Echenie balo'los asientosrsus brazos.

,*-lf^1-llttu ella- suette o le Pesa¡á. Nadie Puede tocarme por encima de esos ¡uidos, sonó el terible silbido de la atomización

y los gdtos atenados de los guardias.Pocos minutos después una avioneta-helic6ptero giraba sob¡e

una gran montaña de polvo blanco que fuera antes la fañosaCasa RosaDA.

-¿Qué es esto? ¿Ha6 ¡oto un pomo de gases sulfídricos?-No -dijo ella con ¡isa sa¡dónica-. Es el olor natural de mi

cuerpo. Yo soy una rnuerta. He aquf lo que codjcias.El Adelantado apoyó el dedo en un t i ;bre. Después ¿vanzó de

-Ya e varros a bañar entre iodos, zorrina, yo haré que tucuerpo uela a rosas,

1 3

El picaporte sonó ruidosamente en la puerta de entrada, yempezaron a resonar golpes. "Derr ibar la puerta y rodeen por l ;ventana" -ordenó a gritos el Magnate-. La mujer lo miró con infinitodesprecio:

-A manos limpias te podría matar si quisiera, cerdo _le dijo_.Pero prefiero huir. Yo soy Dulcinea. -y aproximándose a la ventanagritó: ¡Edmundo!

onó en la puerta un estrépito horrísono, y un panel saltó enas l las- Por la ventana apareció el gran yelmo rojo de un federal ,

Page 76: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

---

Leonardo Caste l lan i Su Maies tad Du lc inea

-¡AyJ -dijo el obeso próce¡- Yo sé algo de eso. . y un hombre de negro sattó al rec¡nto, se dúigió a la joven y le diio;*Que nadie la ve sino de lejos...

.. i _¿puedes bajar po-r una escala de cuerda?-iAy de mít -dijo el Sup¡emo, coüiéndose po¡ el sofá, de costadocomo ün cangrejo.

, -Que es malísima, sujeta ¿ ataques de furor y fuerte como un

Quedó mirando con la boca abierta a la muchacha, la cual sehabla puesto de pie bruscamente con una dsa amarsa.

-Ab¡a e6a puerta -dijo. .¡94¡v¡v !¡r ra-Hov serás

-mía -burú el prócer- o sino, uamo a cuitiño y ,"

i

tl:"Éftü¡1tñ:";;tiT""oo * casa! -dijo una voz desdeentrego a su albedrío -y levantándose ra alcanzó y ra tomó en ata¡o-. ¡Echenie balo'los asientosrsus brazos.

,*-lf^1-llttu ella- suette o le Pesa¡á. Nadie Puede tocarme por encima de esos ¡uidos, sonó el terible silbido de la atomización

y los gdtos atenados de los guardias.Pocos minutos después una avioneta-helic6ptero giraba sob¡e

una gran montaña de polvo blanco que fuera antes la fañosaCasa RosaDA.

-¿Qué es esto? ¿Ha6 ¡oto un pomo de gases sulfídricos?-No -dijo ella con ¡isa sa¡dónica-. Es el olor natural de mi

cuerpo. Yo soy una rnuerta. He aquf lo que codjcias.El Adelantado apoyó el dedo en un t i ;bre. Después ¿vanzó de

-Ya e varros a bañar entre iodos, zorrina, yo haré que tucuerpo uela a rosas,

1 3

El picaporte sonó ruidosamente en la puerta de entrada, yempezaron a resonar golpes. "Derr ibar la puerta y rodeen por l ;ventana" -ordenó a gritos el Magnate-. La mujer lo miró con infinitodesprecio:

-A manos limpias te podría matar si quisiera, cerdo _le dijo_.Pero prefiero huir. Yo soy Dulcinea. -y aproximándose a la ventanagritó: ¡Edmundo!

onó en la puerta un estrépito horrísono, y un panel saltó enas l las- Por la ventana apareció el gran yelmo rojo de un federal ,

Page 77: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

FtEsra EN EL CnprrurnRro

No estaba para f iestas el otro día el I rreprochable; y caíajustamente entonces la solemnidad de Jaime Butanán en el

debía oficiar.Sobre la acción del anestésico, que siempre deja la cabeza rota,

y además del disgusto de saberse traicionado, tuvo una borrascacon su mujer que duró toda la noche y todo el día, y aún gruñíasordamente adentro. "Hice mal en decirle aquello, fue demasiado",pensaba Su Excelsitud, mientras retomaba de nuevo torpementela explicación consabida; en tanto que la Virreina, envuelta en ungordo ropaje de altivo silencio, pensaba en medio de las aclamacionesde la muchedumbre y al rodar del coche-gala: "Me las pagarás. ¿Conésas a mí? Ya verás. Te daremos un buen susto. Cuitiño me debe supuesto y me responde a mí. Te suministraremos un buen julepe."

Tocadas las dos cabezas con los cascos federales, escarlata y plata,los dos conversaban con dificultad y sin mirarse, debajo de los dosbustos de cerochín articulados que emergían más arriba, saludandoy moviéndose con naturalidad portentosa: artificio simple y ef.icazque se había excogitado poco hacía en previsión de atentados contraIos poderes públicos legítimamente establecidos. El pueblo veía sobreeI coche dos muñecos autómatas admirablemente móviles.

-Como te dije, la descubrí en seguida -volvió a contar elIrreprochable- apenas me sugeriste la posibilidad, para ml fueuna evidencia; la apreté y...

- (Ya lo creo que la apretaste).-La apreté y tuvo que confesar en seguida. Yo estaba a unos

cinco metros de ella. Huyó hacia la puerta; apretó el timbre porla guardia; habían cerrado por fuera...

-(Habías cerrado vos por dentro, embustero).

Page 78: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

FtEsra EN EL CnprrurnRro

No estaba para f iestas el otro día el I rreprochable; y caíajustamente entonces la solemnidad de Jaime Butanán en el

debía oficiar.Sobre la acción del anestésico, que siempre deja la cabeza rota,

y además del disgusto de saberse traicionado, tuvo una borrascacon su mujer que duró toda la noche y todo el día, y aún gruñíasordamente adentro. "Hice mal en decirle aquello, fue demasiado",pensaba Su Excelsitud, mientras retomaba de nuevo torpementela explicación consabida; en tanto que la Virreina, envuelta en ungordo ropaje de altivo silencio, pensaba en medio de las aclamacionesde la muchedumbre y al rodar del coche-gala: "Me las pagarás. ¿Conésas a mí? Ya verás. Te daremos un buen susto. Cuitiño me debe supuesto y me responde a mí. Te suministraremos un buen julepe."

Tocadas las dos cabezas con los cascos federales, escarlata y plata,los dos conversaban con dificultad y sin mirarse, debajo de los dosbustos de cerochín articulados que emergían más arriba, saludandoy moviéndose con naturalidad portentosa: artificio simple y ef.icazque se había excogitado poco hacía en previsión de atentados contraIos poderes públicos legítimamente establecidos. El pueblo veía sobreeI coche dos muñecos autómatas admirablemente móviles.

-Como te dije, la descubrí en seguida -volvió a contar elIrreprochable- apenas me sugeriste la posibilidad, para ml fueuna evidencia; la apreté y...

- (Ya lo creo que la apretaste).-La apreté y tuvo que confesar en seguida. Yo estaba a unos

cinco metros de ella. Huyó hacia la puerta; apretó el timbre porla guardia; habían cerrado por fuera...

-(Habías cerrado vos por dentro, embustero).

Page 79: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

-.. Lo mi6mo que ella, v eso .yDli.á .Áñ^ ca !árr,; ^¡ -..-- I _M"-"o o no mamao, fue un santo civil, y es bi

::.--11",": ^:"-:::: :,"1_:.^l**:. -conrinuaba er badulaque. i _r, ia Muerte _dijo el próár, riendo un poco.

-¿Qué hizo?

un día como hoy, 1o de enero, que hoy solemnizamos, ""

; i;;;í ,

dirini

de su Patria"' como diso en mi di;curso. I '.

n.láJi." * r,"-¡;;';;;';;i;i";1an saltado de la motocar

_",j':::1":"- ^t:":-"^ "l :l llj-.,i:,91f.k.-:t ransuista oriciat; pero directamenre sobre ta piataforma mó;il. Adentro se veía y oíaf-t:-,-O*-"

(no digo "lanzo" sino ,,danzo,,), y eso es to que sordamente f. i"-""J" -".i"¿;;; ";;;;

;; i;;;j ;;j

:l-qi:l,1lTi1i,:t,1^s las ¡adios y una filmadora, y ,¡i"á"ao f,oi -cremarorium -dijo Rotondaro-. En este pars nunca se acaban- - a - - - - ' - ^ ' ' -

Constante Vi rg i i i (h . ) comenzó una intensa tarea de rágeneración las cosas; es un desastre. Al lá . . .

:1':1t11I 1: t],":llt"ión exterior del pueblo. Acaparó ei comercio -¿Aquet mayor rte rortos?

l:_':l:::-"1- :'_llleinato; Pero a medida que |."^u" ai"u.o , j -rodos son iguales -dijo et técnico-, excepto naruralmente €llllltjlL":l" "TP'*ba

en nuevas empresas reverbe¡antes. Protetió ] theatrum, que e-stá auá en Ia cabeza. Los otroi, el Balleto¡ium, el::."."1.""":l:,-l^l'_: l_ll1i:: ".r?" sabios, a ros.cuares,p,o"""r,"iu c;;;;;i.il;"rü;;;;;-F;;;il;;;;;i;;;;Para sus d iar ios y sus edi tor ia les; y que lo adorabar, . V t , r r ro qrr" p lanta y p lano, aunque de color d is t in to.

i6 Leonardo Casrellani a:; Su Maiestad Dulchea .t1

_"_:::^*:j"?]:-t" c'ardia, Edmundo Florio, el jefe, era u¡ inmundo i acabar así como habra vivido: arrojada y heroicamente. Fue unasqueroso rraroor.

_ | "gaagster', de la culhr¡a.- (No el único Ya verás, va verás... iA mí a Tierrat Fuego! ya I

"i:Ñ; ai"". q".'it. ^"*"o tuiando su auro y arropelló unveras, | -^-.-"p o s t e ?

crv[, y es oren que suFatria ad€ptiva lo ponga en las nübcs "ratorosas y tErqüíes dela inmortalidad."

-Bueno, todavfa no empezó el discurso, no te des cuerda. Aquíestamos ya en la Chirusita, ¿ves? ¡Qué esplendorl ¡Qué hermosura!

" :--;:-.T1.:"-:t,"jer E oesapancrón crel tsufón, a quien estos . ieué ¡iqueza de mármoles en el port"t; ¿ó;;;;i;;;"J;J

:T:""-11d"f:i.T^p:' el ominoso silencio de su conso¡te_. yá r-,j I r_." q"" 1."".r".;;;il;;;;il;;-;ii;:." corumnata'

acababan de ponderar la asombrosa t ransformación operada enLa robusta Vir¡eina rornpió el silencio: 1 -

I primer año del nuevo Gobierno baio la di¡ección del Tangüista. "l

jlllil " -il j.i;_ t:-o:

": ¡.q" -diio; y después, con I oficiat, inseniero Elías sufit. El horrendo páramo de tu;bas,

-¿No lo sabes? -el marido la miró asom'bra¿o-. ciertamenre j aeipare;ás. ";

habfa ;nvertido en un verdadero ,,necroion,,, en el

1""":*^*:.-"T,^1"^ nuest¡os cuatro santos civiles, quiza a mis concepto mode¡no de ta palab¡a. un parque inmenso de árboles ygranoe, un coloso,

I jardines con caminos de pasta de satín blanco, rodeaba los seisgrandes palac ios negros d is t r ibu idos exactamente en las puntas

:t"'i:1'-1^1" _"::": Lo último, estrellarse con su Rolls-Royce I a"

"". est¡eua hexágona, ." .l

"."r- i" l" .;'"i;.;H;;l;

:"-':-11 ::_'lb""l: P:j n-o mata¡ a una niñita que satió at cami'no, ] c..^ c.pn" r,r""i'E, 'á"á" i." o"" resios conso¡tes debían;:.:::_:".1.: l.:f,

' ".:',:.:, que noy soremmzaños, en el cual di¡igüse por el camino subterráneo, con el inteniero Rotondaro y,:""1:':::::,..i1^._r-.i.]'oi

o"i.: y celeste, para hacerla bande¡á er superpiesiae de Asüntos Necroló8icos.

-¿Tu discurso? i y empuñado una de las "metras" de sob¡e el manubrio, sacándola-li"l!: 11"t", 1'j"^l

t-",,:":'l!to_:t Poeta oficial y el Filósofo i áe un solo saque de Ia cuja cromada. Bajaron tos dos rrresponsables

:*"1"i" :i: i:?,:l'l:?: io: dónde era? i bl",'"o",

""o'eianres a 1o" de la catedrar de pisa. Er prócer preruntó:

_:-,:.,1i T:.:.:¡tío millona¡io en p_oluísimo tiempo, compró -¿Cuál es el pabellón que falta?

Page 80: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

-.. Lo mi6mo que ella, v eso .yDli.á .Áñ^ ca !árr,; ^¡ -..-- I _M"-"o o no mamao, fue un santo civil, y es bi

::.--11",": ^:"-:::: :,"1_:.^l**:. -conrinuaba er badulaque. i _r, ia Muerte _dijo el próár, riendo un poco.

-¿Qué hizo?

un día como hoy, 1o de enero, que hoy solemnizamos, ""

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Constante Vi rg i i i (h . ) comenzó una intensa tarea de rágeneración las cosas; es un desastre. Al lá . . .

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i6 Leonardo Casrellani a:; Su Maiestad Dulchea .t1

_"_:::^*:j"?]:-t" c'ardia, Edmundo Florio, el jefe, era u¡ inmundo i acabar así como habra vivido: arrojada y heroicamente. Fue unasqueroso rraroor.

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I primer año del nuevo Gobierno baio la di¡ección del Tangüista. "l

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": ¡.q" -diio; y después, con I oficiat, inseniero Elías sufit. El horrendo páramo de tu;bas,

-¿No lo sabes? -el marido la miró asom'bra¿o-. ciertamenre j aeipare;ás. ";

habfa ;nvertido en un verdadero ,,necroion,,, en el

1""":*^*:.-"T,^1"^ nuest¡os cuatro santos civiles, quiza a mis concepto mode¡no de ta palab¡a. un parque inmenso de árboles ygranoe, un coloso,

I jardines con caminos de pasta de satín blanco, rodeaba los seisgrandes palac ios negros d is t r ibu idos exactamente en las puntas

:t"'i:1'-1^1" _"::": Lo último, estrellarse con su Rolls-Royce I a"

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o"i.: y celeste, para hacerla bande¡á er superpiesiae de Asüntos Necroló8icos.

-¿Tu discurso? i y empuñado una de las "metras" de sob¡e el manubrio, sacándola-li"l!: 11"t", 1'j"^l

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18 Leonardo Caste l lan i

-¿Qué representa esta estatua? -preguntó la Prirnera Dama.Sobre el suntuoso pórt ico en herradura, una soberbia mujer

desnuda ponía una corona de laurel y rosas ( con el procedimientoSimoni de colorear el bronce parecían reales) sobre una cabezacana y barbuda, demacrada y dormida, y la otra mano sobre la

Su Majestad Dulc inea 7 9

columbarios en forma de biblioteca por cinco años; debiendo despuésla fami l ia d isponer de e l las. El Subpréside, que mostraba las cosas,recordó sonriendo el trepe que armó el público cuando se arramblócon e l Cementer io del Oeste, y se quemó cuanto hueso v ie jo habíaabajo; y ahora lo contento que estaba con el nuevo método "inspirado

del icadamente teñido de su color natura l , se erguía en un gestocomo de t r iunfo, los o jos miraban a l c ie lo. Una real hembra, comodicen en España.

-Es la Muerte, su Procer idad -d i jo e l Superpréside- , perocomo se debe entender y entendemos ahora. Obra de Rubinstein.No Ia ant igua Parca de guadaña y esqueleto. La muerte que no esel f in , s ino e l "sent ido" de la v ida, como demostró hace t iemponuestro ex imio Fi lósofo Of ic ia l , Doctor Romualdo.

-¿ l t {archamos, Procer idad? -preguntó Rotondaro.-Un momento, hay t iempo. . . ¿En qué consiste exactamente e l

acto de hoy?-Lo acostumbrado, Excels i tud: la función cív ico-re l ig iosa de

siempre: e l bal le t sacro, la loa c inecrómica, la incensación de laestatua del héroe, y el himno final. Hoy es un éxito, el t iempo sepresta. Está "p letór ico" de gente. Todo e l día han paseado, hanbai lado, han comido, han bebido, han estado cur ioseándolo todoy mirándolo todo. El acto los recogerá un poco; sobre todo hablandosu Excelsa. Lo ser io va a ser sacar los esta noche; preveo un t ra j ínjefe; y eso, s in resul tado.

-Déje los -d i jo e l V i r rey- . Que se arreglen. Tota l , la noche estern-plada r¡ t iLria= Ha h-ech-o ca-lor h-ov.

-Cochinos -dijo la Virreina. Y sin más explicaciones, se hundióIa báscula y los cuatro se acomodaron en las vagonetas-sofá delcamino subterráneo.

El gran sótano debajo del Sacrar ium, dulcemente i luminado conluz selene-hel ia l , tenía pasadizos que ascendían a la capi l la yestaba atestado de f ia las nuevo modelo, y de car te les de palastrocon los nuevos aranceles de ent ierro. Hacía ya mucho t iempo queel Código Damonte había prohib ido severamente la inhumana yant ih ig iénica costumbre de enterrar en t ier ra, imponiendo lainc ineración. Las cenizas, reducidas a un polvo b lanquecino nomuy d i ferente del res iduo de las temidas atomizaciones del CuraBrujo, eran repuestas en f ia las de igual tamaño y forma, que seguardaban con e l nombre y número del f inado en los inmensos

de una fiala, traslúcida y fina. Conforme a la división del electoradoen seis c lases socia les, eran de mater ia l d i ferente, desde cr is ta l deroca sintético con armadura de oro químico, hasta vidrio con similor..."Pero miren ustedes qué hechura" -dijo mostrando una de Ia claseinfer ior ; es deci r , para pordioseros, curas, maestros y escr i tores.

-Vamos -decía impaciente la Virreina-. El ballet ha comenzado.

¿No oyen? -la mujer estaba extrañamente inquieta.-Un momento -d i jo e l Adelantado-. ¿Qué es ésto? El nuevo

arancel de ent ierros. Déjenme leer lo, gue cuando f i rmé e l decretono tuve t iempo. . . (Andaba remoloneándole e l Magnate a la yaresabida f iesta) .

E ra una g ran p lancha neg ra / como un p i za r rón ve r t i ca lenmarcado en oro, donde con let ra corr ida argent ina, e l ign i láp izhabía grabado c laras y bel las le t ras b lancas; p lancha que debíacolocarse en e l f rente de la Capi l la . Decía así :

Aneiscsr o¡ Erurrennos

1. Ent ierro de Pnnr¿¡na c lase: gran coche landó de laca conpúrpura, cúpula de cr is ta l , se is cabal los negros con penacho, f loresnaturales en abundancia, un Obispo, 6 sacerdotes revestidos, cantosen lat ín y accesor ios. . .

Precio: 100 t rúmanes oro, neto.

2. Ent ierro de S¡curuoe: coche de laca s in cúpula, cuatro cabal losídem ídem, f l o res en b ronc i co lo r de p r imera ca l i dad , cua t ro

sacerdotes y dos monacil los con cirios encendidos, rezo del Rosario,t res coches empavesados para la fami l ia . . .

Precio: 500 t rúmanes p lata.

3. T¡ncsne clase: coche común pinotea pintada, dos caballos zainoso bayos (a opción) , dos sacerdotes con c i r ios apagados, s in rezos,f lores de car tapesta u hoja lata dorada, un coche para la fami l ia

Precio: 600 mirandas p lata.

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18 Leonardo Caste l lan i

-¿Qué representa esta estatua? -preguntó la Prirnera Dama.Sobre el suntuoso pórt ico en herradura, una soberbia mujer

desnuda ponía una corona de laurel y rosas ( con el procedimientoSimoni de colorear el bronce parecían reales) sobre una cabezacana y barbuda, demacrada y dormida, y la otra mano sobre la

Su Majestad Dulc inea 7 9

columbarios en forma de biblioteca por cinco años; debiendo despuésla fami l ia d isponer de e l las. El Subpréside, que mostraba las cosas,recordó sonriendo el trepe que armó el público cuando se arramblócon e l Cementer io del Oeste, y se quemó cuanto hueso v ie jo habíaabajo; y ahora lo contento que estaba con el nuevo método "inspirado

del icadamente teñido de su color natura l , se erguía en un gestocomo de t r iunfo, los o jos miraban a l c ie lo. Una real hembra, comodicen en España.

-Es la Muerte, su Procer idad -d i jo e l Superpréside- , perocomo se debe entender y entendemos ahora. Obra de Rubinstein.No Ia ant igua Parca de guadaña y esqueleto. La muerte que no esel f in , s ino e l "sent ido" de la v ida, como demostró hace t iemponuestro ex imio Fi lósofo Of ic ia l , Doctor Romualdo.

-¿ l t {archamos, Procer idad? -preguntó Rotondaro.-Un momento, hay t iempo. . . ¿En qué consiste exactamente e l

acto de hoy?-Lo acostumbrado, Excels i tud: la función cív ico-re l ig iosa de

siempre: e l bal le t sacro, la loa c inecrómica, la incensación de laestatua del héroe, y el himno final. Hoy es un éxito, el t iempo sepresta. Está "p letór ico" de gente. Todo e l día han paseado, hanbai lado, han comido, han bebido, han estado cur ioseándolo todoy mirándolo todo. El acto los recogerá un poco; sobre todo hablandosu Excelsa. Lo ser io va a ser sacar los esta noche; preveo un t ra j ínjefe; y eso, s in resul tado.

-Déje los -d i jo e l V i r rey- . Que se arreglen. Tota l , la noche estern-plada r¡ t iLria= Ha h-ech-o ca-lor h-ov.

-Cochinos -dijo la Virreina. Y sin más explicaciones, se hundióIa báscula y los cuatro se acomodaron en las vagonetas-sofá delcamino subterráneo.

El gran sótano debajo del Sacrar ium, dulcemente i luminado conluz selene-hel ia l , tenía pasadizos que ascendían a la capi l la yestaba atestado de f ia las nuevo modelo, y de car te les de palastrocon los nuevos aranceles de ent ierro. Hacía ya mucho t iempo queel Código Damonte había prohib ido severamente la inhumana yant ih ig iénica costumbre de enterrar en t ier ra, imponiendo lainc ineración. Las cenizas, reducidas a un polvo b lanquecino nomuy d i ferente del res iduo de las temidas atomizaciones del CuraBrujo, eran repuestas en f ia las de igual tamaño y forma, que seguardaban con e l nombre y número del f inado en los inmensos

de una fiala, traslúcida y fina. Conforme a la división del electoradoen seis c lases socia les, eran de mater ia l d i ferente, desde cr is ta l deroca sintético con armadura de oro químico, hasta vidrio con similor..."Pero miren ustedes qué hechura" -dijo mostrando una de Ia claseinfer ior ; es deci r , para pordioseros, curas, maestros y escr i tores.

-Vamos -decía impaciente la Virreina-. El ballet ha comenzado.

¿No oyen? -la mujer estaba extrañamente inquieta.-Un momento -d i jo e l Adelantado-. ¿Qué es ésto? El nuevo

arancel de ent ierros. Déjenme leer lo, gue cuando f i rmé e l decretono tuve t iempo. . . (Andaba remoloneándole e l Magnate a la yaresabida f iesta) .

E ra una g ran p lancha neg ra / como un p i za r rón ve r t i ca lenmarcado en oro, donde con let ra corr ida argent ina, e l ign i láp izhabía grabado c laras y bel las le t ras b lancas; p lancha que debíacolocarse en e l f rente de la Capi l la . Decía así :

Aneiscsr o¡ Erurrennos

1. Ent ierro de Pnnr¿¡na c lase: gran coche landó de laca conpúrpura, cúpula de cr is ta l , se is cabal los negros con penacho, f loresnaturales en abundancia, un Obispo, 6 sacerdotes revestidos, cantosen lat ín y accesor ios. . .

Precio: 100 t rúmanes oro, neto.

2. Ent ierro de S¡curuoe: coche de laca s in cúpula, cuatro cabal losídem ídem, f l o res en b ronc i co lo r de p r imera ca l i dad , cua t ro

sacerdotes y dos monacil los con cirios encendidos, rezo del Rosario,t res coches empavesados para la fami l ia . . .

Precio: 500 t rúmanes p lata.

3. T¡ncsne clase: coche común pinotea pintada, dos caballos zainoso bayos (a opción) , dos sacerdotes con c i r ios apagados, s in rezos,f lores de car tapesta u hoja lata dorada, un coche para la fami l ia

Precio: 600 mirandas p lata.

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8 0 Leonardo Caste l lan i

4. Cu¿nr¿ c lase: automóvi l fúnebre b ien decorado, c ien cabal los(HP), f lores de papel , l lantas enguantadas, chófer l ibrea negra,

sin coche para la familia, un sacerdote sin revestir y un monacil lo,

s in c i r ios, todo completo. . .

Precio: 600 p inedos p lata.

5. Oulrurn c lase: chasis de aut v l l grande y l lmpro/ srn t lores/

en e l chasis la fami l ia . . .Precio: 200 p inedos cobre.

6. Sexta Clase: Un Camionci to con e l f inado s in cajón. . .Precio: 1.000 pesos papel argent inos o re is bras i leños.

T ^ I - : - . - - t ^ . - ^ ^ - r ^ ^ ^ L D - . ^ ^ l ^ ^ ^ - . ^ ^ ^ L ^ l ^ ^ ^ - ^ ^ :- I U ( l ( J I B L t d I 9 L r t r A r t t E D / U l l ! ^ L E l l ( r / E ^ L t r P t U r U D H f s L r u D / d L d u ¡ d

de la nueva devaiuación -expl icaba e l Subpréside, cuando. . .-¿Qué es esto? -exclamó el Mandatar io.En e l p ie de la iáp ida una mano había añadido con e l mismo

instrumento pero con d iversa le t ra esta l ínea en b lanquís imo

esmal te, acompañada del d ibujo tosco de una calavera:

un sacr is tán y un monaci l lo con

cort inas de sarga negra para tapar

7. SÉprln¿¿ clase:quema so lo . . .

Precio: grat is o

c i r ios imi tac ión, crespones yel féret ro. con derecho a volver

e l muerto va solo y a p ie a l cementer io, y se

100 pesos papel argent inos.

-¿Qué es esta impertinencia sacrílega? -gritaba el Nabuco-.

¿Quién ha entrado aquí?-De sobra sabe Su Excels i tud, nadie puede entrar . . . las t res

l laves -balbuceaba e l Préside estupefacto.-A1guien se ha met ido: t ra ic ión, t ra ic iones por todas par tes

-bramó el ot ro pál ido y demudado-. Esto se ha de aver iguar , y

ahora mismo,-La función ha comenzado, e7 ballet se oye desde aquí -observó

la mujer inquieta-. Ya viene el discurso.

Había t res l laves de oro de los subterráneos de la Chirus i ta, una

en poder del mismo Adelantado, otra del Gran Matasellos, la tercera

en manos de1 Superpréside, que cada noche personalmente debía

l levar la a palac io y encofrar la ante test igos. No pocos secretos del

culto nacional se ocultaban en esos subterráneos, sin contar las fardas

de oro v cr is ta l para las f ia las.

Su Majestad Dulc inea B 1

-¡Aquí ha entrado un traidor!!! -barbotaba el Gobernante-. ¿Túrecib is te anoche la l lave del Superpréside, Herminia?

En ese momento se descolgó por uno de los pasadizos como unmono el Min is t ro del Cul to Civ i l a fanadís imo. " ¡Excels i tud!-decía-. ¡Su trono desocupado! ¡La gente anda protestando, chista,s i lba y abuchea! ¡El bal le t está para acabar l ¡Arr iba, por favor , a lmomento, por amor del chápiro!"

Y medio a empujones los arreó a todos a l Ascensor Ancho. Lagran caja p lateada se levantó s in ru ido, y de nuevo se corr ió solacomo a un conjuro la doble puer ta. "Por aquí , Excelso" , susurróuna voz . E l espec tácu lo que se p resen tó a i os o jos deNabucodonosor Obes-Babin i a l d i r ig i rse a su a l to t rono de pana

púrpura era imponente; v no por haber lo v is to muchas veces dejó. ] ^ i - ^ - ^ . i ^ - . - 1 ^ - ,u E r u r y r E D r v r l 4 r r E /

/ u r a r

Y u c r r u r L L q . v r 1 4 o v r u q

lo dominaba.Debajo de él se extendía el gran Auditorium, donde las bailarinas

trenzaban y destrenzaban aéreamente eI bai le te de Ni j insky "El

Poema de l a Muer te -V ida " . Más a l l á se ex tend ía e l mosa i co demelones del inmenso públ ico; sentados dentro de ia capi l la y depie fuera. El I r reprochable (a quien la zumba por teña l lamaba e lI r responsable) se acomodó como pudo en su t rono, debajo de laestatua crómica de Butanán, que erguía su i luminado per f i l entreIas de Colón y Wáshington: "smoking", manto, l ibro, vo lante,manos, rost ro y casco del ic iosamente coloreados. La Vi r reyna (que

así se hacía l lamar e l la) se sentó en su t rono bajo a la derecha; yen frente de ella el Ingeniero ante su tablero de dirección con lamáquina del Cinecrom. La mujer miró a la estatua y sonr ió: lepareció notar en e l la un leve movimiento, entre la penumbranaca rada . Los pebe te ros de pe r fumes mandaban a i a i r e i evesbrumas langorosamente. "Buen susto te voy a dar" , pensó, y guiñóel o jo a la estatua. Las bai lar inas, que absorbían en ese instanteal mar ido, no in teresaban a la Señora.

Embut idas en sus mal las de seda negra, b lanca y crema, lasdanceras como una bandada de grandes aves desconyuntadas yrítmicas trazaban un complicado ñandu tí; y \a comparación con lasaves era l i tera l , pues a poder del d isposi t ivo Simmons de h i los deacero inv is ib le, a lgunas se levantaban por momentos en e1 espacioabr iendo a las de águi la o paloma, y p laneaban en curvas suaveso se lanzaban cabeza abajo como un pez que zambui le, haciendouna reverencia o el gesto del beso al pasar por frente a la Autoridad.

Page 84: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

8 0 Leonardo Caste l lan i

4. Cu¿nr¿ c lase: automóvi l fúnebre b ien decorado, c ien cabal los(HP), f lores de papel , l lantas enguantadas, chófer l ibrea negra,

sin coche para la familia, un sacerdote sin revestir y un monacil lo,

s in c i r ios, todo completo. . .

Precio: 600 p inedos p lata.

5. Oulrurn c lase: chasis de aut v l l grande y l lmpro/ srn t lores/

en e l chasis la fami l ia . . .Precio: 200 p inedos cobre.

6. Sexta Clase: Un Camionci to con e l f inado s in cajón. . .Precio: 1.000 pesos papel argent inos o re is bras i leños.

T ^ I - : - . - - t ^ . - ^ ^ - r ^ ^ ^ L D - . ^ ^ l ^ ^ ^ - . ^ ^ ^ L ^ l ^ ^ ^ - ^ ^ :- I U ( l ( J I B L t d I 9 L r t r A r t t E D / U l l ! ^ L E l l ( r / E ^ L t r P t U r U D H f s L r u D / d L d u ¡ d

de la nueva devaiuación -expl icaba e l Subpréside, cuando. . .-¿Qué es esto? -exclamó el Mandatar io.En e l p ie de la iápida una mano había añadido con e l mismo

instrumento pero con d iversa le t ra esta l ínea en b lanquís imo

esmal te, acompañada del d ibujo tosco de una calavera:

un sacr is tán y un monaci l lo con

cort inas de sarga negra para tapar

7. SÉprln¿¿ clase:quema so lo . . .

Precio: grat is o

c i r ios imi tac ión, crespones yel féret ro. con derecho a volver

e l muerto va solo y a p ie a l cementer io, y se

100 pesos papel argent inos.

-¿Qué es esta impertinencia sacrílega? -gritaba el Nabuco-.

¿Quién ha entrado aquí?-De sobra sabe Su Excels i tud, nadie puede entrar . . . las t res

l laves -balbuceaba e l Préside estupefacto.-A1guien se ha met ido: t ra ic ión, t ra ic iones por todas par tes

-bramó el ot ro pál ido y demudado-. Esto se ha de aver iguar , y

ahora mismo,-La función ha comenzado, e7 ballet se oye desde aquí -observó

la mujer inquieta-. Ya viene el discurso.

Había t res l laves de oro de los subterráneos de la Chirus i ta, una

en poder del mismo Adelantado, otra del Gran Matasellos, la tercera

en manos de1 Superpréside, que cada noche personalmente debía

l levar la a palac io y encofrar la ante test igos. No pocos secretos del

culto nacional se ocultaban en esos subterráneos, sin contar las fardas

de oro v cr is ta l para las f ia las.

Su Majestad Dulc inea B 1

-¡Aquí ha entrado un traidor!!! -barbotaba el Gobernante-. ¿Túrecib is te anoche la l lave del Superpréside, Herminia?

En ese momento se descolgó por uno de los pasadizos como unmono el Min is t ro del Cul to Civ i l a fanadís imo. " ¡Excels i tud!-decía-. ¡Su trono desocupado! ¡La gente anda protestando, chista,s i lba y abuchea! ¡El bal le t está para acabar l ¡Arr iba, por favor , a lmomento, por amor del chápiro!"

Y medio a empujones los arreó a todos a l Ascensor Ancho. Lagran caja p lateada se levantó s in ru ido, y de nuevo se corr ió solacomo a un conjuro la doble puer ta. "Por aquí , Excelso" , susurróuna voz . E l espec tácu lo que se p resen tó a i os o jos deNabucodonosor Obes-Babin i a l d i r ig i rse a su a l to t rono de pana

púrpura era imponente; v no por haber lo v is to muchas veces dejó. ] ^ i - ^ - ^ . i ^ - . - 1 ^ - ,u E r u r y r E D r v r l 4 r r E /

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Y u c r r u r L L q . v r 1 4 o v r u q

lo dominaba.Debajo de él se extendía el gran Auditorium, donde las bailarinas

trenzaban y destrenzaban aéreamente eI bai le te de Ni j insky "El

Poema de l a Muer te -V ida " . Más a l l á se ex tend ía e l mosa i co demelones del inmenso públ ico; sentados dentro de ia capi l la y depie fuera. El I r reprochable (a quien la zumba por teña l lamaba e lI r responsable) se acomodó como pudo en su t rono, debajo de laestatua crómica de Butanán, que erguía su i luminado per f i l entreIas de Colón y Wáshington: "smoking", manto, l ibro, vo lante,manos, rost ro y casco del ic iosamente coloreados. La Vi r reyna (que

así se hacía l lamar e l la) se sentó en su t rono bajo a la derecha; yen frente de ella el Ingeniero ante su tablero de dirección con lamáquina del Cinecrom. La mujer miró a la estatua y sonr ió: lepareció notar en e l la un leve movimiento, entre la penumbranaca rada . Los pebe te ros de pe r fumes mandaban a i a i r e i evesbrumas langorosamente. "Buen susto te voy a dar" , pensó, y guiñóel o jo a la estatua. Las bai lar inas, que absorbían en ese instanteal mar ido, no in teresaban a la Señora.

Embut idas en sus mal las de seda negra, b lanca y crema, lasdanceras como una bandada de grandes aves desconyuntadas yrítmicas trazaban un complicado ñandu tí; y \a comparación con lasaves era l i tera l , pues a poder del d isposi t ivo Simmons de h i los deacero inv is ib le, a lgunas se levantaban por momentos en e1 espacioabr iendo a las de águi la o paloma, y p laneaban en curvas suaveso se lanzaban cabeza abajo como un pez que zambui le, haciendouna reverencia o el gesto del beso al pasar por frente a la Autoridad.

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8 2 Leonardo Caste l lan i

la estatua movib le de Butanán. Sobre e l la se a lzaba e l gran Cr is toNegro de Siqueyros, poniendo su nota re l ig iosa en e l conjunto. Es

sabido cuánto se discutió aquella genial escultura cuando se expuso.Tenía una corona de f lores en la cabeza y las manos desclavadas,

una de las cuaies tendía a l Centur ión Romano (que e l escul torhabía vestido ingeniosamente con el uniforme militar argentino)

y 1a ot ra a l Pr ínc ipe de los Sacerdotes, en ademán de paz y

concordia, formando las tres grandes figuras un conjunto simétrico,

armónico y a legór ico. Los p ies tampoco estaban c lavados s ino

que se hundían en la g leba patr ia en forma de raíces, confundidos

con el pie de la cttz, que sugería un árbol reverdeciendo; y la ,c a b e z a d e l a c r u z , c u b r i e n d o l a d e l C r i s t o , s e v o l v í a h a c i a a d e l a n t ey se abr ía en una enorme umbela o corona real , t raduciendo lamoderna concepción del espír i tu del Cr is t ian ismo. Sobre la cabezadel gran Moralista Gali leo, como sobre la del Moisés de Miguelángel,había, en señal de poder, dos cuernos. La señora Vi r reyna, que seretorcía las manos de impaciencia, invocó a l Cr is to para que todo

Su Majes tad Du lc inea

Cuando lavoz melancólica, subrayada de un amplio gesto, proclamóque " la Div in idad misma, esa mezcla de Ser y de Nada, era la quese había d i fundido sobre los hombres, como una l luv ia en la Puna-esa Puna. cue h.abía de recoger su cuerpo- a tra-.'és de Jorge Butanán,.

, por la voz, e l l ibro v la imagen, sostenidas por la suma de todo e l

, progreso técnico del mundo", el público se conmovió,y un rumor Iorecorr ió como una onda: la estatua se había movido: la mano de

Jorge Butanán que sostenía el libro abierto, se había bajado y escondidoen los pliegues de sus vestiduras color ágata. Acostumbrado el públicoa las ingeniosas mecánicas de los autómatas r i tua les, con que cadasemana escuchaba por ejemplo en los templos lavoz irradiada desdeWáshington a todos sus sujetos por e l Presidente de la UniónPanamer icana en la boca de una ef ig ie enteramente v iv iente -o s ini r más le jos en la paz de su hogar lo veía y oía por te lev is ión- noextrañó el movimiento de Butanán, aunque eso sí desde ese momentosu atención abandonó la danza oratoria del funcionario para fi jarseen Ia estatua. La muier d iademada de la derecha era toda o ios. El

8 3

ot¡as vestidas de murciélagos sedosos, que rePresentaban los malos saliera bien. Monseñor Fleurette estaba dando en aquel momento lapensamientos, neSras, verdes y rosadas, tlazaban de rePente, con bendición al ."aiüri". r. *u"i., ce6ó, y et cinec¡om cambió susvelocidad que asustaba, zigzagueantes ci¡cui tos aé¡eos, raudales crómicos en una luz suav€ y perlada. En medio de el la, laremontándose hasta el arco de la cúpula. El Cinec¡om (mezclaferiz der dibujo animado con er tecnicoror sin pantalra, invento

;:::j';'.:;T::1"1#:fil:'"1ffi:H:"*otrajeritúrsicopúrpura,d" HiF9h") u.toiub^ "ob."

lu b.u-u u.o-áti"u d" lo" p"b"t"ro" Nu t"rríu qo" hu"., "irru

*ro., lu" lubiu" y."buru, ud.*"r_"",sus sinfonías de color, oleadas de luces polícromas, mansas actituctes, cosa que el hombre cumplía a la perfección. Detrás decor¡entadas de gemas, que se torcían y entrelazaban entre sí como ' é1, el hilo de coúre magnético, grabado el dia anterio¡ con ta vozoleosas serpienteB, como los iris de la mar, en medio de la cualnadaban dereitosamente ros cüe¡pos níridos y arados, pu¡os. y er fff"T:::T""I- *":;:""i"1 ,l::#:*1.":1ffk.,"i,"".i::l1t;Poliorquestróm al mismo tiempo, con una pote cia y una vastidadsuperiór a diez órsanos juntos, constituíi er umor y er trueno f;i:"::,'"""r':iT::il::,'i:iX::YiT,,""":"jn,:"J#T'r:::iiñpe¡ioso de aqúel mar; el vasto recinto estaba l i te¡almente - , ,"r . t"r- '^ ¡ ."r . - , , - "- .u-abarrotado de música (los argentinos se habían distinguido mucho

tochlsimo desde que se vió no era necesario que una misma

en la m¡isica en los últimos tiempos), se nadaba en etla, persona cumpliese las diversas Partes de ella: voz' gesto y concePtos'

maravillosamente ritmada con la sinfonía de los movimientos, Esto era otra cosa' digna de la autoridad (¡oh' los lamentables

ros coro¡es y ros pe¡tumes. un a modo de inmenso suspi¡o o semido Íi[:fi,":,f'9.?jjru1ffi::Jp,t::f;Tn{:*i,1'.ffi:1:se $capaba Por momentos de la inm€nsa muchedumbre, Penetrada una cosa ¡ealmente diigna de oírse. La p¡edicación, por ejemplo,de espiritualidad. El hombre había encontrado el poder de suscitar abandonada en los últimos lustros, había recobrado sus auditoriosa volüntad el éxtasis, reservado antaño a ra¡os espíritus místicos desde que los se¡mones se $ababan todos en el Ministe¡io deo pertürbados Cultos por las mejores voces-ilel país, sobre los textos depúrados

sólo el virrey no se embelesaba, P¡eocupado Por el momento de los Eilesiásticoi más aprobados y poputares. y ta loa de Buranánde oficiar; ni tampoco su consorte, que dirida furtivas mi¡adas a en ese sentido era una obra maestra.

ii¡fl

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8 2 Leonardo Caste l lan i

la estatua movib le de Butanán. Sobre e l la se a lzaba e l gran Cr is toNegro de Siqueyros, poniendo su nota re l ig iosa en e l conjunto. Es

sabido cuánto se discutió aquella genial escultura cuando se expuso.Tenía una corona de f lores en la cabeza y las manos desclavadas,

una de las cuaies tendía a l Centur ión Romano (que e l escul torhabía vestido ingeniosamente con el uniforme militar argentino)

y 1a ot ra a l Pr ínc ipe de los Sacerdotes, en ademán de paz y

concordia, formando las tres grandes figuras un conjunto simétrico,

armónico y a legór ico. Los p ies tampoco estaban c lavados s ino

que se hundían en la g leba patr ia en forma de raíces, confundidos

con el pie de la cttz, que sugería un árbol reverdeciendo; y la ,c a b e z a d e l a c r u z , c u b r i e n d o l a d e l C r i s t o , s e v o l v í a h a c i a a d e l a n t ey se abr ía en una enorme umbela o corona real , t raduciendo lamoderna concepción del espír i tu del Cr is t ian ismo. Sobre la cabezadel gran Moralista Gali leo, como sobre la del Moisés de Miguelángel,había, en señal de poder, dos cuernos. La señora Vi r reyna, que seretorcía las manos de impaciencia, invocó a l Cr is to para que todo

Su Majes tad Du lc inea

Cuando lavoz melancólica, subrayada de un amplio gesto, proclamóque " la Div in idad misma, esa mezcla de Ser y de Nada, era la quese había d i fundido sobre los hombres, como una l luv ia en la Puna-esa Puna. cue h.abía de recoger su cuerpo- a tra-.'és de Jorge Butanán,.

, por la voz, e l l ibro v la imagen, sostenidas por la suma de todo e l

, progreso técnico del mundo", el público se conmovió,y un rumor Iorecorr ió como una onda: la estatua se había movido: la mano de

Jorge Butanán que sostenía el libro abierto, se había bajado y escondidoen los pliegues de sus vestiduras color ágata. Acostumbrado el públicoa las ingeniosas mecánicas de los autómatas r i tua les, con que cadasemana escuchaba por ejemplo en los templos lavoz irradiada desdeWáshington a todos sus sujetos por e l Presidente de la UniónPanamer icana en la boca de una ef ig ie enteramente v iv iente -o s ini r más le jos en la paz de su hogar lo veía y oía por te lev is ión- noextrañó el movimiento de Butanán, aunque eso sí desde ese momentosu atención abandonó la danza oratoria del funcionario para fi jarseen Ia estatua. La muier d iademada de la derecha era toda o ios. El

8 3

ot¡as vestidas de murciélagos sedosos, que rePresentaban los malos saliera bien. Monseñor Fleurette estaba dando en aquel momento lapensamientos, neSras, verdes y rosadas, tlazaban de rePente, con bendición al ."aiüri". r. *u"i., ce6ó, y et cinec¡om cambió susvelocidad que asustaba, zigzagueantes ci¡cui tos aé¡eos, raudales crómicos en una luz suav€ y perlada. En medio de el la, laremontándose hasta el arco de la cúpula. El Cinec¡om (mezclaferiz der dibujo animado con er tecnicoror sin pantalra, invento

;:::j';'.:;T::1"1#:fil:'"1ffi:H:"*otrajeritúrsicopúrpura,d" HiF9h") u.toiub^ "ob."

lu b.u-u u.o-áti"u d" lo" p"b"t"ro" Nu t"rríu qo" hu"., "irru

*ro., lu" lubiu" y."buru, ud.*"r_"",sus sinfonías de color, oleadas de luces polícromas, mansas actituctes, cosa que el hombre cumplía a la perfección. Detrás decor¡entadas de gemas, que se torcían y entrelazaban entre sí como ' é1, el hilo de coúre magnético, grabado el dia anterio¡ con ta vozoleosas serpienteB, como los iris de la mar, en medio de la cualnadaban dereitosamente ros cüe¡pos níridos y arados, pu¡os. y er fff"T:::T""I- *":;:""i"1 ,l::#:*1.":1ffk.,"i,"".i::l1t;Poliorquestróm al mismo tiempo, con una pote cia y una vastidadsuperiór a diez órsanos juntos, constituíi er umor y er trueno f;i:"::,'"""r':iT::il::,'i:iX::YiT,,""":"jn,:"J#T'r:::iiñpe¡ioso de aqúel mar; el vasto recinto estaba l i te¡almente - , ,"r . t"r- '^ ¡ ."r . - , , - "- .u-abarrotado de música (los argentinos se habían distinguido mucho

tochlsimo desde que se vió no era necesario que una misma

en la m¡isica en los últimos tiempos), se nadaba en etla, persona cumpliese las diversas Partes de ella: voz' gesto y concePtos'

maravillosamente ritmada con la sinfonía de los movimientos, Esto era otra cosa' digna de la autoridad (¡oh' los lamentables

ros coro¡es y ros pe¡tumes. un a modo de inmenso suspi¡o o semido Íi[:fi,":,f'9.?jjru1ffi::Jp,t::f;Tn{:*i,1'.ffi:1:se $capaba Por momentos de la inm€nsa muchedumbre, Penetrada una cosa ¡ealmente diigna de oírse. La p¡edicación, por ejemplo,de espiritualidad. El hombre había encontrado el poder de suscitar abandonada en los últimos lustros, había recobrado sus auditoriosa volüntad el éxtasis, reservado antaño a ra¡os espíritus místicos desde que los se¡mones se $ababan todos en el Ministe¡io deo pertürbados Cultos por las mejores voces-ilel país, sobre los textos depúrados

sólo el virrey no se embelesaba, P¡eocupado Por el momento de los Eilesiásticoi más aprobados y poputares. y ta loa de Buranánde oficiar; ni tampoco su consorte, que dirida furtivas mi¡adas a en ese sentido era una obra maestra.

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t ^Leonardo Caste l lan i I su Majes tad Du lc inea 8 5

B 4

ingeniero estaba boquiabie¡to, con una mano abandonada sobre I La estatua estaba re¿linada en sü nicho en actitud de agonla un

f.ÍÁ".". rr o."ao- iontinuaba tranquilamente. gran revólYer de esos antiguos Pendía de su brazo laso; y grandes

"El mundo ha entrado en una era de paz, bienestar y orden; esto, -"nchas oscuras se agrandaban sobre su manto un gdto de muier

oh maest¡o Jorge Butanán, h1 lo habías predicho en tu eximio lib.o tasgó los ai¡es: " ¡No es cuitiño!"' seguido del clamor intente del

de cuentos "PACB EL rrc*¡ Ju¡¡o or cono¡no". Ha venido ya la tercera Púbüco: "¡cayastál icayastá! iEs el rige de cayastá!" El hr€Prochable

;

pt.i"L a. h Augusta rrumanidid, "du Graíd Etre", ámo dicen interminableñeñte: "iA ll iFuegol ¡Fuego!"

nuest.os hermanos de la voluptüosa F¡ancia, centella vadoPinta del siemPre se habfa dic o que el coraie del Primer Mandata¡io 10

universo. A la ñanera que el musgo de platino, sin más que sú habfa de pe¡de¡ como a un llamado mágico' la estatua del mue¡to

presencia catalítica (en este caso catolitic;) €ntre el acetuol I de nuevo' alzó el brazo convulso y sonaron dos tiros'

sulrometilaminol produce una combinación a la vez explosi ,t;"""á"J":i"'"":'j"H?JjJ'fl'"::T',t""j:,tJ:f:"""'*,":he¡manable, así tu presencia en la Argentina, tu sola p¡es€

existe¡rcial, ¡oh hermano en la santIe y dñnte en la estatura;hem ima' cayendo desPatarrado sob¡e el pavimento El

ale todos nosotros!, excitó y suscitó en1;das las clas€s sociales entre lltl1i,t]t'^qi-"^ "" había lanzado a sostenerlo' cayó ericima de él

sl (menos natu¡almente eílos renegados cristóbales, siervos de una a' segunoo nro'

potencia extranjera) u¡a sed pimientosa de convivencia, una ansia De no haber sido po¡ la sang¡e f¡ia del Jefe d€ la Gua¡dia de

de solidaridad mutua y hermandad fraterna, como sed de cerveza, corPs aquello acaba en un finimondo: la gente' g¡upas vueltas'

sed espumante y refrige¡ada, a la manera del ¡elámPago verde d.l hula en gran desorden; el herido del nicho buscaba con su revólver

alcanfor viudo!,, a la Madama. El lefe paralizó a la gente con un bramido en el

"Pues para citar la hermosa metáfo¡a de nuestro máximo Poeta micrófono' apuntó cuidadosamente la fina varilla de su atómica'

Areiandr;Lambe¡todeBorja....",.":"^,"""-,-:".."".-": ti':iill:13;J:*ñXtH"g?""H:,T;';::ilT:1"o.1::;En este misÍro punto se produjo el trágico desenlace que saben

mis lecto¡es po¡ la Histo¡ia oficial; pero cuyas interioridades no alzando los brazos' como un nadador que salta' viró sob¡e sus

pueden conocer. Bruscamente Ia estatua de B;tanán se rrovió toda Pies y se Precipitó de cabeza en €l vacfo cayó al pie del altar' y

en su nicho, alzó la diestra donde britlaba el nlquel, una lengua se estrelló en la raíz del cristo Negro'

de fuego desgarró la lüz lechosa perlada y una t¡emenda detonación El mue¡to había venido Por sus Pies al cementerio' y se había

at¡onó el recinto. Todo lo que siSuió a esto sucedió con eI apuro y quemado solo Los tres muertos' mdor dicho' sin contar el agente

€l ¡itmo loco del antiguo "cine sonoro". que cuitiño' por orden de la señora' había enviado pa¡a animar

La cápsula opalina del hilo matnético que coronaba el casco a la estatua' que fue hallado g¡av€ñente heddo de un golpe en la

del orador saltó en aslillas y el casco de Platá rodó abajo. Et orado, cabeza' al Pie de eua

saltó las g¡adas detrás de él como un loco gr i tando: "¡Traición, - Ent ierro de SÉ!TIMA '

traición. fuego, fueSo!", y emPezó a buscar reParo por el escenarlo.

Su muier sal ió disParada hacia el al tar, gr i tando: "¡Cuit iño!

¡Cuitiño, por favor! ¡No es e6o! ¿Qué quie¡e decir esto? ¿Qué Pasa?iNo tires! iDios!" Las baila¡inas, formadas en semicí¡culo a los dos

lados del Cristo Negro, huyeron como bandada de morajúes, con

gran confusión y atroPello. Sonalon de varioE lados los estomPados

taponazos de las pistolas atómicas de la Guardia S€ alzó un atronador

clámor en el público. Y el Ingenie¡o ti¡ó de una Palanca, y una luz

vivfsima supli[rió el crePúsculo cromático

Page 88: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

t ^Leonardo Caste l lan i I su Majes tad Du lc inea 8 5

B 4

ingeniero estaba boquiabie¡to, con una mano abandonada sobre I La estatua estaba re¿linada en sü nicho en actitud de agonla un

f.ÍÁ".". rr o."ao- iontinuaba tranquilamente. gran revólYer de esos antiguos Pendía de su brazo laso; y grandes

"El mundo ha entrado en una era de paz, bienestar y orden; esto, -"nchas oscuras se agrandaban sobre su manto un gdto de muier

oh maest¡o Jorge Butanán, h1 lo habías predicho en tu eximio lib.o tasgó los ai¡es: " ¡No es cuitiño!"' seguido del clamor intente del

de cuentos "PACB EL rrc*¡ Ju¡¡o or cono¡no". Ha venido ya la tercera Púbüco: "¡cayastál icayastá! iEs el rige de cayastá!" El hr€Prochable

;

pt.i"L a. h Augusta rrumanidid, "du Graíd Etre", ámo dicen interminableñeñte: "iA ll iFuegol ¡Fuego!"

nuest.os hermanos de la voluptüosa F¡ancia, centella vadoPinta del siemPre se habfa dic o que el coraie del Primer Mandata¡io 10

universo. A la ñanera que el musgo de platino, sin más que sú habfa de pe¡de¡ como a un llamado mágico' la estatua del mue¡to

presencia catalítica (en este caso catolitic;) €ntre el acetuol I de nuevo' alzó el brazo convulso y sonaron dos tiros'

sulrometilaminol produce una combinación a la vez explosi ,t;"""á"J":i"'"":'j"H?JjJ'fl'"::T',t""j:,tJ:f:"""'*,":he¡manable, así tu presencia en la Argentina, tu sola p¡es€

existe¡rcial, ¡oh hermano en la santIe y dñnte en la estatura;hem ima' cayendo desPatarrado sob¡e el pavimento El

ale todos nosotros!, excitó y suscitó en1;das las clas€s sociales entre lltl1i,t]t'^qi-"^ "" había lanzado a sostenerlo' cayó ericima de él

sl (menos natu¡almente eílos renegados cristóbales, siervos de una a' segunoo nro'

potencia extranjera) u¡a sed pimientosa de convivencia, una ansia De no haber sido po¡ la sang¡e f¡ia del Jefe d€ la Gua¡dia de

de solidaridad mutua y hermandad fraterna, como sed de cerveza, corPs aquello acaba en un finimondo: la gente' g¡upas vueltas'

sed espumante y refrige¡ada, a la manera del ¡elámPago verde d.l hula en gran desorden; el herido del nicho buscaba con su revólver

alcanfor viudo!,, a la Madama. El lefe paralizó a la gente con un bramido en el

"Pues para citar la hermosa metáfo¡a de nuestro máximo Poeta micrófono' apuntó cuidadosamente la fina varilla de su atómica'

Areiandr;Lambe¡todeBorja....",.":"^,"""-,-:".."".-": ti':iill:13;J:*ñXtH"g?""H:,T;';::ilT:1"o.1::;En este misÍro punto se produjo el trágico desenlace que saben

mis lecto¡es po¡ la Histo¡ia oficial; pero cuyas interioridades no alzando los brazos' como un nadador que salta' viró sob¡e sus

pueden conocer. Bruscamente Ia estatua de B;tanán se rrovió toda Pies y se Precipitó de cabeza en €l vacfo cayó al pie del altar' y

en su nicho, alzó la diestra donde britlaba el nlquel, una lengua se estrelló en la raíz del cristo Negro'

de fuego desgarró la lüz lechosa perlada y una t¡emenda detonación El mue¡to había venido Por sus Pies al cementerio' y se había

at¡onó el recinto. Todo lo que siSuió a esto sucedió con eI apuro y quemado solo Los tres muertos' mdor dicho' sin contar el agente

€l ¡itmo loco del antiguo "cine sonoro". que cuitiño' por orden de la señora' había enviado pa¡a animar

La cápsula opalina del hilo matnético que coronaba el casco a la estatua' que fue hallado g¡av€ñente heddo de un golpe en la

del orador saltó en aslillas y el casco de Platá rodó abajo. Et orado, cabeza' al Pie de eua

saltó las g¡adas detrás de él como un loco gr i tando: "¡Traición, - Ent ierro de SÉ!TIMA '

traición. fuego, fueSo!", y emPezó a buscar reParo por el escenarlo.

Su muier sal ió disParada hacia el al tar, gr i tando: "¡Cuit iño!

¡Cuitiño, por favor! ¡No es e6o! ¿Qué quie¡e decir esto? ¿Qué Pasa?iNo tires! iDios!" Las baila¡inas, formadas en semicí¡culo a los dos

lados del Cristo Negro, huyeron como bandada de morajúes, con

gran confusión y atroPello. Sonalon de varioE lados los estomPados

taponazos de las pistolas atómicas de la Guardia S€ alzó un atronador

clámor en el público. Y el Ingenie¡o ti¡ó de una Palanca, y una luz

vivfsima supli[rió el crePúsculo cromático

Page 89: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

VII

Yo rrr sNreruonÉ DEL ArRE

El avién taladraba los aires volando sobre una nube, que parecíaun cercanísimo colch de algodén en rema. Arriba, el cieloexcesivamente azul de Córdoba.

-Te amo -dijo Edmundo a la mujer sentada a su lado.-Esa palabra no existe en mi vocabulario -hizo ella débitrmente.-Te amo, Dulcinea, en mi vocabulario tiene un sentido que

nunca tuvo en el m do. Eres mi Dios.-Desdichado. Yo soy una muerta.-Quiero morir entonces.-Yo soy un alma del purgatorio: ño soy un ser viviente, no soy

de este mundo.-¿Quién eres?-Soy la mísera reina Dulcinea Argentina, que se debe a sus

súbditos: los miserables de la Argentina.-¿Los cristóbales?-Los cristEROS... y los otros. Todo el país. No puedo ser tuya.

N f n l n a Á r á ñ " ñ ^ ^r t v r v o t l s ¡ f q ¡ t L 4 .

-Lo serás. Si no me amaras, no estarías empeñada en salvarmi alma. Tú me has salvado del aburrimiento y la desesperación... Idel suicidio. Mi vida es tuya.

-salvaré tu alma pot "í

dolor, emplearé tu vida en mi causa/

-¡Dios! Ya sabes que no creo en Dios.

-Yo no puedo amar ni servir lo que no se ve, Dulce. Estoyhecho de este modo. Es inútil. J ás creeré.

El piloto del avión volvió la cabeza hacia los dos pasajeros, yapareció el rostro tuerto con las guedejas rojas del Bufón del Reino.

-H"y muchos modos de creer -di jo con su extraña vozmetálica-. Edm do, no estás lejos del Reino de Dios.

Page 90: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

VII

Yo rrr sNreruonÉ DEL ArRE

El avién taladraba los aires volando sobre una nube, que parecíaun cercanísimo colch de algodén en rema. Arriba, el cieloexcesivamente azul de Córdoba.

-Te amo -dijo Edmundo a la mujer sentada a su lado.-Esa palabra no existe en mi vocabulario -hizo ella débitrmente.-Te amo, Dulcinea, en mi vocabulario tiene un sentido que

nunca tuvo en el m do. Eres mi Dios.-Desdichado. Yo soy una muerta.-Quiero morir entonces.-Yo soy un alma del purgatorio: ño soy un ser viviente, no soy

de este mundo.-¿Quién eres?-Soy la mísera reina Dulcinea Argentina, que se debe a sus

súbditos: los miserables de la Argentina.-¿Los cristóbales?-Los cristEROS... y los otros. Todo el país. No puedo ser tuya.

N f n l n a Á r á ñ " ñ ^ ^r t v r v o t l s ¡ f q ¡ t L 4 .

-Lo serás. Si no me amaras, no estarías empeñada en salvarmi alma. Tú me has salvado del aburrimiento y la desesperación... Idel suicidio. Mi vida es tuya.

-salvaré tu alma pot "í

dolor, emplearé tu vida en mi causa/

-¡Dios! Ya sabes que no creo en Dios.

-Yo no puedo amar ni servir lo que no se ve, Dulce. Estoyhecho de este modo. Es inútil. J ás creeré.

El piloto del avión volvió la cabeza hacia los dos pasajeros, yapareció el rostro tuerto con las guedejas rojas del Bufón del Reino.

-H"y muchos modos de creer -di jo con su extraña vozmetálica-. Edm do, no estás lejos del Reino de Dios.

Page 91: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

8I Leonardo Caste l lan i

-Los t res estamos ahora bastante cerca. . . s i se l lega a aver iar e lav ión. . . con la veloc idad que vamos.

-Ni me nuembres ese b icho. . . que ya me mordió una vez. Diosme salvó, aunque dejé un o jo y media pata. Pero en f in , todo hasido para b ien. El ser tuer to me ha serv ido, e l ser rengo me ha

Don Bosco me ha serv ido, quién lo iba a deci r , para ser cura. . . yhasta buen cura, con perdón de mi condiscípulo Panchampla.

-Bastante cerca estuvo usted antiantiyer del Reino de los Cieloscuando sal tó con su compañero anestes iado del coche en ignic ión.Se salvó yo no sé cómo. Y suer te que estaba a l l í e l cadáver delt ipo ese que mur ió dei corazón en un as iento. . . y que nos costótanto vestir con el mameluco y los zapatones de usté... Por Dulcineahe t ra ic ionado a mi of ic io , y a la famosa "Camaradería Federal , ' .

-Yo siempre caigo parao -dijo el Cura-. Tengo suerte -añadió

ingenuamente- . Creí mor i r . . . y gané dos a l iados de dos enemigos.

¡Y qué a l iados!-Conmigo no se haga i lus iones. . . ¿Y dónde está e l Negro?-Ya 1o verás. Lo expedí a San Juan.-Yo creía que era usté el que me ocultaba a Dulcinea. Por éso

lo odiaba.-Dulc inea se ocul ta sola. El la es. . .-Pssstt -ordenó la muchacha-. Eso debe permanecer secreto.

Los dos no somos más que los jefes del movimiento... dos sombras...dos muertos. . . dos "out lauts" condenados a muerte, con la cabezapuesta a prec io.

N T a + - - ¡ ^ , . 1 ; i ^ ^ I 1 - , , * ^ \ . / ^ ^ ^ . , ^ l ^ ^ * ^ i l : - r ^ r ^ ^ ^ ^ - ) ^ - ^ ) - -- ^ r - - - - - ^ *

a muerte, y tú eres Ia bandera.-Yo andaba en pos de usté -explicó el policía-, más por celos

que po r gana r l os 100 t rúmanes o ro ; y us té me engañabafamosamen te . ¿Cómo iba a imag ina r yo que e l Bu fón de lI r reprochabIe. . . ?

El p i lo to se echó a reí r , halagado.-Me basta sacarme el o jo de cr is ta l y e l soporte de mi t ib ia

derecha para ser otro hombre, incluso en la psicología; y más coneste peluquín pel i r ro jo. El payaso que l levo dentro sale fuera. ¿yqué mejor escondi te que a la sombra de quien nos pers igue? ¿Quémejor oculta una liebre que disfrazada de lebrel? Dulcita inventóel ard id, e l la entró en la Casa Rosada antes que yo. . .

Su Majestad Dulcinea B 9

-Temer idad. Usté no debió consent i r lo . Con su hermosura. . .-Con raparse el pelo y deformarse la quijada, su hermosura... He

aquí lo que te vuelve loco, Edmundo. La hermosura es apar iencia.Yo me enamoré del a i re, Del a i re de una muier . Como la muier esai re, En e l a i re me quedé. . .

más sól ida que exis te, todo lo demás es apar iencia. Usté d i r ía quela Novena Sinfonía de Beethoven es aire.

-El amor es ciego -dijo el Cura-. Mujeres quiere decir lío,

Quiere deci r l ío no leve, Y enredos y cuentos del t ío , Lo menos dediez veces, nueve.

La joven rompió a l lorar inesperadamente.-Mi hermosura no es n i s iquiera apar iencia, es una desgracia

-d i jo entre sol lozos- , un horror , una mald ic ión. ¡Mald i ta sea lahermosura de Ia mujer !

L loraba con las manos en e l rost ro sacudiendo e l cuerpo conesa extraña v io lencia con que l loran los n iños. El a lma parecíaque se le iba con los sol lozos. El p i lo to s in sol tar e l vo lante n ivolver la cabeza puso atrás elbrazo derecho y buscó la cabeza dela niña.

-Te he hecho mal sin querer. Paciencia, hermanita -le dijo-,todo ha s ido para b ien. No recuerdes más.

Los sol lozos redoblaron como un atoro. como una tos convulsa.Edmundo estaba aterrado.

- ¡Laur i ta , Gracie l i ta , Graci ta con c! ¡Reinal No se puede l lorarcon el trabajo que tenemos nosotros. Todavía un poquito y después¡ ^ . - - - . - * ^ * ^ . E l ^ , , ^ L ^ l ^ - , ^ - i - . , ^ ^ A - A - , * ^ r ^ - l ^ - í E - + ^ * ^ -- ' 1 - * " /

- ' " ' * '

defendiendo mi l lares de hogares com-o e l que fue nuestro. Estamosdefendiendo las ruinas y la posibil idad de una gran nación; y esoes defender nuestra fe y nuestra salvación. Defendemos a Dios. ¡Sinosotros lo hubiésemos e legido! Dios nos e l ig ió a nosotros, no muysuavemente por cierto, no nos metimos nosotros.

-Dios. . . parece. . . ausente. . . de este mundo.-Lo está, en efecto. Nosotros somos los sustentadores de su

ausencia, los test igos de los ú l t imos días, los responsables de suexistencia hasta que venga.

-Tú me inventaste esta "misión" -dijo ella-. Yo no comprendonada. Mi corazón está l leno de fur ia y desesperación hasta losbordes. Me parece que es la venganza lo que nos mueve. . . Lo quenos pasó . . .

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8I Leonardo Caste l lan i

-Los t res estamos ahora bastante cerca. . . s i se l lega a aver iar e lav ión. . . con la veloc idad que vamos.

-Ni me nuembres ese b icho. . . que ya me mordió una vez. Diosme salvó, aunque dejé un o jo y media pata. Pero en f in , todo hasido para b ien. El ser tuer to me ha serv ido, e l ser rengo me ha

Don Bosco me ha serv ido, quién lo iba a deci r , para ser cura. . . yhasta buen cura, con perdón de mi condiscípulo Panchampla.

-Bastante cerca estuvo usted antiantiyer del Reino de los Cieloscuando sal tó con su compañero anestes iado del coche en ignic ión.Se salvó yo no sé cómo. Y suer te que estaba a l l í e l cadáver delt ipo ese que mur ió dei corazón en un as iento. . . y que nos costótanto vestir con el mameluco y los zapatones de usté... Por Dulcineahe t ra ic ionado a mi of ic io , y a la famosa "Camaradería Federal , ' .

-Yo siempre caigo parao -dijo el Cura-. Tengo suerte -añadió

ingenuamente- . Creí mor i r . . . y gané dos a l iados de dos enemigos.

¡Y qué a l iados!-Conmigo no se haga i lus iones. . . ¿Y dónde está e l Negro?-Ya 1o verás. Lo expedí a San Juan.-Yo creía que era usté el que me ocultaba a Dulcinea. Por éso

lo odiaba.-Dulc inea se ocul ta sola. El la es. . .-Pssstt -ordenó la muchacha-. Eso debe permanecer secreto.

Los dos no somos más que los jefes del movimiento... dos sombras...dos muertos. . . dos "out lauts" condenados a muerte, con la cabezapuesta a prec io.

N T a + - - ¡ ^ , . 1 ; i ^ ^ I 1 - , , * ^ \ . / ^ ^ ^ . , ^ l ^ ^ * ^ i l : - r ^ r ^ ^ ^ ^ - ) ^ - ^ ) - -- ^ r - - - - - ^ *

a muerte, y tú eres Ia bandera.-Yo andaba en pos de usté -explicó el policía-, más por celos

que po r gana r l os 100 t rúmanes o ro ; y us té me engañabafamosamen te . ¿Cómo iba a imag ina r yo que e l Bu fón de lI r reprochabIe. . . ?

El p i lo to se echó a reí r , halagado.-Me basta sacarme el o jo de cr is ta l y e l soporte de mi t ib ia

derecha para ser otro hombre, incluso en la psicología; y más coneste peluquín pel i r ro jo. El payaso que l levo dentro sale fuera. ¿yqué mejor escondi te que a la sombra de quien nos pers igue? ¿Quémejor oculta una liebre que disfrazada de lebrel? Dulcita inventóel ard id, e l la entró en la Casa Rosada antes que yo. . .

Su Majestad Dulcinea B 9

-Temer idad. Usté no debió consent i r lo . Con su hermosura. . .-Con raparse el pelo y deformarse la quijada, su hermosura... He

aquí lo que te vuelve loco, Edmundo. La hermosura es apar iencia.Yo me enamoré del a i re, Del a i re de una muier . Como la muier esai re, En e l a i re me quedé. . .

más sól ida que exis te, todo lo demás es apar iencia. Usté d i r ía quela Novena Sinfonía de Beethoven es aire.

-El amor es ciego -dijo el Cura-. Mujeres quiere decir lío,

Quiere deci r l ío no leve, Y enredos y cuentos del t ío , Lo menos dediez veces, nueve.

La joven rompió a l lorar inesperadamente.-Mi hermosura no es n i s iquiera apar iencia, es una desgracia

-d i jo entre sol lozos- , un horror , una mald ic ión. ¡Mald i ta sea lahermosura de Ia mujer !

L loraba con las manos en e l rost ro sacudiendo e l cuerpo conesa extraña v io lencia con que l loran los n iños. El a lma parecíaque se le iba con los sol lozos. El p i lo to s in sol tar e l vo lante n ivolver la cabeza puso atrás elbrazo derecho y buscó la cabeza dela niña.

-Te he hecho mal sin querer. Paciencia, hermanita -le dijo-,todo ha s ido para b ien. No recuerdes más.

Los sol lozos redoblaron como un atoro. como una tos convulsa.Edmundo estaba aterrado.

- ¡Laur i ta , Gracie l i ta , Graci ta con c! ¡Reinal No se puede l lorarcon el trabajo que tenemos nosotros. Todavía un poquito y después¡ ^ . - - - . - * ^ * ^ . E l ^ , , ^ L ^ l ^ - , ^ - i - . , ^ ^ A - A - , * ^ r ^ - l ^ - í E - + ^ * ^ -- ' 1 - * " /

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defendiendo mi l lares de hogares com-o e l que fue nuestro. Estamosdefendiendo las ruinas y la posibil idad de una gran nación; y esoes defender nuestra fe y nuestra salvación. Defendemos a Dios. ¡Sinosotros lo hubiésemos e legido! Dios nos e l ig ió a nosotros, no muysuavemente por cierto, no nos metimos nosotros.

-Dios. . . parece. . . ausente. . . de este mundo.-Lo está, en efecto. Nosotros somos los sustentadores de su

ausencia, los test igos de los ú l t imos días, los responsables de suexistencia hasta que venga.

-Tú me inventaste esta "misión" -dijo ella-. Yo no comprendonada. Mi corazón está l leno de fur ia y desesperación hasta losbordes. Me parece que es la venganza lo que nos mueve. . . Lo quenos pasó . . .

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e0 Leona¡do Castellani Su Majesrad Dul€inea 91-No' Gracita con c Es una misión de Dios, como esas misiones nos hubiera pasado nada? iAcuérdate de santa Atueda, he¡manita,enEe salvaies. ¿Par qué podía Dios habe¡nos destrozado como ¡ u q"i"., apu.ecio en la carcet ei apostot pedrot y tú me has m€ti¿tol o h i z o , 5 i n o e s P a r . P r e p a r a I n o s ? D e o t I o m o d o , n a d a s e P u e d e

cornprender. y Dios no existe. Acuérdate det sacrificio de Ab;ham. tr.. No sá suqo"í 1." ci"t".;;e"; pero ya esramos füe¡a de tiro...-Algunos momentos me parece oue Dios no existe... ¡R"i^u fi.gtaj, ,rrrrtp;n;o "l;¿"

."t'ru a" u"rurl ¡a-,rrrao, *" a"excitado, pero si no me .escuchan,---sí

, "" me importa. Predicar a enámo¡aoos, sermón perdido. Si Dios-Porque crees en él tremendamente, ¡e¡m anifa... Besa tü L_igtlum I quie¡e qrl" pu"u^o"

"r prrrg"i;rio en esta vida ¿qué?... Dios te hacruci'' Gracita sin deia¡ de llorar, la ¡oven-sacó un rico reri-cario riamado'a ú ;-ud"; í" ;T;;."era más du¡a que a Job...de o¡o de ent¡e su paioleta y Io llevó a los labios.

_.. . El cual mu.ió .ór , _i l -a sanrid. ,¡ f ¡La ventanzaf _respondió el ia_..Vengarme

_ -... El cuar -o.ió po, n'osot,os -ai;o el cura_. Atención d;;:;ilTff:"

':: ventanzar -respondió ella- vensarmeTenemos baile' No se asusten ¿Ves, Nenuiha, Io que nos has traído _

-venganza si quieres, instrumentito de Dios. jlevántate, ¡eina!con llorar? Mala suerte ¡Los antiaéreos! ¡Levántale. amazona! Aeuanta un Dó.ó rñ¡ráví, ñi.ó 1,.- ^r,^-. uja exprosión "pug"a, h"tr" "o,'";o a ra izquierda. Anres de ;TJ:l[:: ;T:il: "1":T:"il"i1"?j"*X111;"ii"r"^?",ill?i9t:'j:'::l',l1tT'-t:,"j"*:1._:IT:1,111.-como

una-flor sulfú¡e": *tar en ros campás de concen;ación de rierrar Fuero? sufrir eny sonaron una/ dos, tres el t¡iple Deta¡do de la_ señal que en et una época como ra nuestra es ñr;; ;";;t"';;ii"i;:il;

;:*:i:","";r"X,,t?, "control inspección aé¡ea, a' tier¡a i

::".*: 1","X. il;;;i o",".ho a ser retices, dijo no me

acuerdo s i fue Damonte, panchampla o Guio ldo. Si te hubiese ido

;tT'.,rJ"^ :,:1T: ;.1:-:l,t-''"_.1,^-o3ll"lg" ra,avioneta e¡ bien en esrá "'d"¿;";i;.;;;;;;'fi;;;#ffi¿ff:,";'ñ:::rampa-; ¡No siendo hoy! Gracita, no te distraigas. iNo me van a con sels o 6iete ciiaturit* ^**"j" o'"0"..r="'"':'";i.it:#:T:il:i:,i:matar todavfa. coba¡des! en verano en la estación San Cayo del Neüquén... iy ahora eres la-iPor qué Dios me tuvo que elesir a mí! ¡soyla_más desdichada I reina Dulcinea Arg€ntina, a"rni¿u ".,

todo el país del platalde las ñuieres! ¡olalá que muramo's todos! ;Q;é dicha si morimos obedecida hasta la-adoración-por ta or de la juve^rud de esre*0.:1_llf:J,o:,.1:l,ilrie1g! iN.o 5 pueáe más! | país, hasta a- u ,rá"... ¿ñ" .í verdad. Edmundo Florio?-suiétara, Edmundo -di;o el Cuia_. sujeta ra cor¡ea der , '

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L.¿:,Y::"'.?:::i".:i::]l :"lu: llli;a" .o" s,""ua;". i nacer éso _arlo ra*""áo_.-r,""o con rar que se carle un momento. .3uidado, ¿li6tos?, que doy Ia vuelta. s -,,;"";.;*,,:::"-, -'-."....: *" -'"*'e (¿ue un momento .

lé tró¡ár w r,mhiÁn .¡- -^_r_ -^-..-"-'€.te van a pasa¡ las_ ganas -¡l'retencioso! rienes el privilegio de ve¡ de ce¡ca a Dulcinea,

,,"tt,j:Í:,;: il:T:Í j:ü:.Hr,Tt',1 :" o:* cabele Ja;o y mujer rantasma, y -a""r.'" ""a"rJ i,,=";1i:i;.?:il;;.i:T"i:ji:ro¡¡ible dél wérriod w ¿racñi,;" .,,--^-"1-_t:.:_l^"j"-":

y la náusea , |"i

muerto-muchos, y hl rienes tu b¡azo en su cintura... y no es:1";"::: i:J:"J.1:il.f:T:: j1..,,"_l_:. .i"a." . *L r.a. y "r r ¡,"t*-. ñ.""ü')i,*:ffd'J"Jrí; il',ii,,lil,:jlll ;J Li,ii,,i:*:',,T"'"t?:.,.1.":t:,:::j"-,;:gy:l: se.oran exprosiónes i t" he¡mosu¡a, ;;; ;;;;;-il;"';;,;;;:1";;#;;;; jfi";,:X:1,T:;:l:::",::"1::ll-.1-1"_,'::.:*uir,as. _'.

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errescar un mamao. Las lágrimas tJ emborract un, ñerñanii,. yo. no te maquiua¡a... ," o"^*,t"n""J"#li jJ1fi'11"t:::ffrocarlo.hay ;"r;"..t;;J;ñ;;''."i"";*":;;ü;ffi;'.:'"1:""::",""1:sacado bien T :" ."1

sol io. . . con que te vio por vez pt imeral He aquf el engano lhas perdido del amor... corno decimos Ios curas,r fieles, ¿no ,

-Todo es engaño menos el amor _dijo el mozo.

I

Page 94: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

e0 Leona¡do Castellani Su Majesrad Dul€inea 91-No' Gracita con c Es una misión de Dios, como esas misiones nos hubiera pasado nada? iAcuérdate de santa Atueda, he¡manita,enEe salvaies. ¿Par qué podía Dios habe¡nos destrozado como ¡ u q"i"., apu.ecio en la carcet ei apostot pedrot y tú me has m€ti¿tol o h i z o , 5 i n o e s P a r . P r e p a r a I n o s ? D e o t I o m o d o , n a d a s e P u e d e

cornprender. y Dios no existe. Acuérdate det sacrificio de Ab;ham. tr.. No sá suqo"í 1." ci"t".;;e"; pero ya esramos füe¡a de tiro...-Algunos momentos me parece oue Dios no existe... ¡R"i^u fi.gtaj, ,rrrrtp;n;o "l;¿"

."t'ru a" u"rurl ¡a-,rrrao, *" a"excitado, pero si no me .escuchan,---sí

, "" me importa. Predicar a enámo¡aoos, sermón perdido. Si Dios-Porque crees en él tremendamente, ¡e¡m anifa... Besa tü L_igtlum I quie¡e qrl" pu"u^o"

"r prrrg"i;rio en esta vida ¿qué?... Dios te hacruci'' Gracita sin deia¡ de llorar, la ¡oven-sacó un rico reri-cario riamado'a ú ;-ud"; í" ;T;;."era más du¡a que a Job...de o¡o de ent¡e su paioleta y Io llevó a los labios.

_.. . El cual mu.ió .ór , _i l -a sanrid. ,¡ f ¡La ventanzaf _respondió el ia_..Vengarme

_ -... El cuar -o.ió po, n'osot,os -ai;o el cura_. Atención d;;:;ilTff:"

':: ventanzar -respondió ella- vensarmeTenemos baile' No se asusten ¿Ves, Nenuiha, Io que nos has traído _

-venganza si quieres, instrumentito de Dios. jlevántate, ¡eina!con llorar? Mala suerte ¡Los antiaéreos! ¡Levántale. amazona! Aeuanta un Dó.ó rñ¡ráví, ñi.ó 1,.- ^r,^-. uja exprosión "pug"a, h"tr" "o,'";o a ra izquierda. Anres de ;TJ:l[:: ;T:il: "1":T:"il"i1"?j"*X111;"ii"r"^?",ill?i9t:'j:'::l',l1tT'-t:,"j"*:1._:IT:1,111.-como

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::".*: 1","X. il;;;i o",".ho a ser retices, dijo no me

acuerdo s i fue Damonte, panchampla o Guio ldo. Si te hubiese ido

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L.¿:,Y::"'.?:::i".:i::]l :"lu: llli;a" .o" s,""ua;". i nacer éso _arlo ra*""áo_.-r,""o con rar que se carle un momento. .3uidado, ¿li6tos?, que doy Ia vuelta. s -,,;"";.;*,,:::"-, -'-."....: *" -'"*'e (¿ue un momento .

lé tró¡ár w r,mhiÁn .¡- -^_r_ -^-..-"-'€.te van a pasa¡ las_ ganas -¡l'retencioso! rienes el privilegio de ve¡ de ce¡ca a Dulcinea,

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y la náusea , |"i

muerto-muchos, y hl rienes tu b¡azo en su cintura... y no es:1";"::: i:J:"J.1:il.f:T:: j1..,,"_l_:. .i"a." . *L r.a. y "r r ¡,"t*-. ñ.""ü')i,*:ffd'J"Jrí; il',ii,,lil,:jlll ;J Li,ii,,i:*:',,T"'"t?:.,.1.":t:,:::j"-,;:gy:l: se.oran exprosiónes i t" he¡mosu¡a, ;;; ;;;;;-il;"';;,;;;:1";;#;;;; jfi";,:X:1,T:;:l:::",::"1::ll-.1-1"_,'::.:*uir,as. _'.

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sol io. . . con que te vio por vez pt imeral He aquf el engano lhas perdido del amor... corno decimos Ios curas,r fieles, ¿no ,

-Todo es engaño menos el amor _dijo el mozo.

I

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9 1

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9 0 Leonardo Caste l lan i ; Su Majes tad Du lc inea

-No, Gracita con c. Es una misión de Dios, como esas misiones iii' "o"

h..biera pasado nada? iAcuérdate de Santa Atüeda, hermanita,

entre satvajes. ¿Para qué podía Dios habernos destrozado como ,'li' a quien aPareció en la cárcel el apóstol Pedro! Y tú me has metido

lo hizo, sino ""

para prepárarno"? De otro modo, nada se puede , en este aio, que yo bien ino.ente venía de Roma. Por Balva¡te a

comprender, y Dios no exiBte. Acuérdate ¿lel sacrificio de Ab¡aham. tí... No se saquen los cintu¡ones; Pero ya estamos fuera de tiro ..-Algunos momentos me parece que Dios no existe... iReina fingida, muy Pronto serás reina de verasl Edmundo, me da-v ci'rrqc +¡añóñd'ñ.ñtó oor habla¡ mucho cuando estov excitado, pero si no ne escuchan,-Sí.-Porque crees en é l t remendamente, hermani ta. . . Besa tu L ignum

Crucis, Graci ta. Sin dejar de l lorar , la joven sacó un r ico re l icar iode oro de entre su pañoleta y lo l levó a los labios.

- . . . E l cual mur ió por nosotros -d i jo e i Cura- . Atención.Tenemos bai le . bJo se asusten. ¿Ves, Nenucha, lo que nos has t raídocon l lorar? Mala suer te. ¡Los ant iaéreos!

Una expios ión apagacia había sonacio a ia izquierc ia. Antes c led- is ipa.rse Ia. n- tLbeci ta, se abr ió ot ra a su lado como una f lor su l f r i rea,y

"órruror', una, dos, tres el triple petardo de la señal que en el

cód igo s ign i f i ca : " con t ro l i nspecc ión aé rea , a t i e r rainmed ia tamen te . "

-Esperáte sentao -d i jo e l p i lo to, poniendo la av ioneta enrampa-; ¡No s iendo hoy! Graci ta, no te d is t ra igas. ¡No me van amatar todavía, cobardes!

- ¡Por qué Dios me tuvo que e legi r a mí l ¡Soy ia más desdichadade las mujeres! ¡Oja lá que muramos todos! ¡Qué d icha s i mor imostodos! ¡Mi v ida es un in f ierno! ¡No se puede más!

-Su jé ta la , Edmundo -d i j o e l Cu ra - . Su je ta l a co r rea de llúpingue. Voy a hacer acrobacia. Ya están t i rando con granadas.Cuidado, ¿ l is tos?, que doy la vuel ta. Se te van a pasar las ganasde l lorar y también de mor i r , nenucha. ¡Sostenersel -gr i tó .

El avión se enderezó como un delfín, se puso cabeza abajo ydio la vuel ta. Los t res s int ieron f r ío en los huesos y la náuseahorr ib le del vér t ígo, y después fueron arro jados a este lado y a lot ro por un rápido movimiento de t i rabuzón. Se oían explos ionesa todos lados, y a veces e l zumbar de las esquir las.

-Espléndido remedio para las lagr imi tas -comentó e l p i lo to,y 1o oyeron como al lá le jos- . No hay cosa como el pel igro parefrescar un mamao. Las lágr imas te emborrachan, hermani ta.Edmundo t iene la culpa, tu corazonci to no hay que tocar lo, hayque dejar lo en paz. Todo ha s ido para b ien, Dios ha sacado b ienCe todo, inc luso del in f ierno y del cr imen. . . Lo que has perdido

¿no lo has perdido por Dios? Si no hubiésemos s ido f ie les, ¿no

no me importa. Predicar a enamorados, sermón perdido ' Si Dios

quiere que pasemos e l purgator io en esta v ida ¿qué?. . . Dios te ha

l lamado a la sant idad de una manera más dura que a Job. . .- i t r -a sant idad! ¡La venganzat - resPondió e11a-. Vengarme

de esos m ise rab les . . .-Venganza s i quieres, inst rument i to de Dios. ¡Levántate, re ina!

¡Levántate, amazona! Aguanta un poco todavía, que hay ot ras- - - ^ ^ - - r - ^ - * t ^ ^ - - ^ - . ^ ^ * ^ - + i * - . T ^ - ' . . + - r í oq u c 5 5 L r r r c r t l t t d D Y u t r v u D r 4 u r l 9 u E y a L c L L a u r s r t L r r q .

estar en los campos de concentrac ión de Tierra l Fuego? Sufr i r en

una época como la nuestra es hasta una especie de a l iv io , como

rascarse la sarna. Renunciad a l derecho a ser fe l ices, d i jo no me

acuerdo s i fue Damonte, Panchampla o Guio ldo. Si te hubiese ido

bien en esta v ida, Graci ta, a estas horas ser ías una gal l in i ta c lueca

con seis o siete criaturitas haciendo deportes de invierno o sudando

en verano en la estac ión San Cayo del Neuquén. . . ¡Y ahora eres Ia

re ina Du lc inea A rgen t i na , t em ida en todo e l pa í s de l P la ta !

Obedecida hasta la adoración por la f lor de la juventud de este

país, hasta dar 1a v ida. . . ¿No es verdad, Edmundo Flor io?-Todavía no me han hecho un cr is tóbai , n i es Usté e l que va a

hacer éso -dijo Edmundo-. Pero con tal que se calle un momento...- ¡Pretencioso! T ienes e l pr iv i leg io de ver de cerca a Dulc inea,

a quien nadie ve s ino en su sol io y de le jos, estás aI lado de la

mujer fantasma, y todavía te andás quejando. I 'or ver la de le ;os

han muerto muchos, y tú t ienes tu brazo en su c intura. . . y no es

fantasma. Nenucha, y todavía d ices que tu hermosura no s i rve.

Tu he rmosu ra , que pa ra t í f ue una fa ta l i dad i t r ansea t l se ha

convert ido en e l cebo de Dios para inspi rar e l heroísmo a muchos.

¡Y no d igas que yo inventé éso, porque tú empezaste por ganar a l

capi tán Ur iar te! . . . Tu hermosura que es una apar iencia, porque s i

yo no te maqui l lara. . . ¡Y pensar que Mundo sabe que sos una

pelona, y que es f i l fa la inmensa cabel lera rubia con que se te ve

en e l so l io . . . con que te v io por vez pr imeral He aquí e l engaño

del amor. . . como decimos los curas.-Todo es engaño menos e l amor -d i jo e l mozo.

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-No, Gracita con c. Es una misión de Dios, como esas misiones iii' "o"

h..biera pasado nada? iAcuérdate de Santa Atüeda, hermanita,

entre satvajes. ¿Para qué podía Dios habernos destrozado como ,'li' a quien aPareció en la cárcel el apóstol Pedro! Y tú me has metido

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para prepárarno"? De otro modo, nada se puede , en este aio, que yo bien ino.ente venía de Roma. Por Balva¡te a

comprender, y Dios no exiBte. Acuérdate ¿lel sacrificio de Ab¡aham. tí... No se saquen los cintu¡ones; Pero ya estamos fuera de tiro ..-Algunos momentos me parece que Dios no existe... iReina fingida, muy Pronto serás reina de verasl Edmundo, me da-v ci'rrqc +¡añóñd'ñ.ñtó oor habla¡ mucho cuando estov excitado, pero si no ne escuchan,-Sí.-Porque crees en é l t remendamente, hermani ta. . . Besa tu L ignum

Crucis, Graci ta. Sin dejar de l lorar , la joven sacó un r ico re l icar iode oro de entre su pañoleta y lo l levó a los labios.

- . . . E l cual mur ió por nosotros -d i jo e i Cura- . Atención.Tenemos bai le . bJo se asusten. ¿Ves, Nenucha, lo que nos has t raídocon l lorar? Mala suer te. ¡Los ant iaéreos!

Una expios ión apagacia había sonacio a ia izquierc ia. Antes c led- is ipa.rse Ia. n- tLbeci ta, se abr ió ot ra a su lado como una f lor su l f r i rea,y

"órruror', una, dos, tres el triple petardo de la señal que en el

cód igo s ign i f i ca : " con t ro l i nspecc ión aé rea , a t i e r rainmed ia tamen te . "

-Esperáte sentao -d i jo e l p i lo to, poniendo la av ioneta enrampa-; ¡No s iendo hoy! Graci ta, no te d is t ra igas. ¡No me van amatar todavía, cobardes!

- ¡Por qué Dios me tuvo que e legi r a mí l ¡Soy ia más desdichadade las mujeres! ¡Oja lá que muramos todos! ¡Qué d icha s i mor imostodos! ¡Mi v ida es un in f ierno! ¡No se puede más!

-Su jé ta la , Edmundo -d i j o e l Cu ra - . Su je ta l a co r rea de llúpingue. Voy a hacer acrobacia. Ya están t i rando con granadas.Cuidado, ¿ l is tos?, que doy la vuel ta. Se te van a pasar las ganasde l lorar y también de mor i r , nenucha. ¡Sostenersel -gr i tó .

El avión se enderezó como un delfín, se puso cabeza abajo ydio la vuel ta. Los t res s int ieron f r ío en los huesos y la náuseahorr ib le del vér t ígo, y después fueron arro jados a este lado y a lot ro por un rápido movimiento de t i rabuzón. Se oían explos ionesa todos lados, y a veces e l zumbar de las esquir las.

-Espléndido remedio para las lagr imi tas -comentó e l p i lo to,y 1o oyeron como al lá le jos- . No hay cosa como el pel igro parefrescar un mamao. Las lágr imas te emborrachan, hermani ta.Edmundo t iene la culpa, tu corazonci to no hay que tocar lo, hayque dejar lo en paz. Todo ha s ido para b ien, Dios ha sacado b ienCe todo, inc luso del in f ierno y del cr imen. . . Lo que has perdido

¿no lo has perdido por Dios? Si no hubiésemos s ido f ie les, ¿no

no me importa. Predicar a enamorados, sermón perdido ' Si Dios

quiere que pasemos e l purgator io en esta v ida ¿qué?. . . Dios te ha

l lamado a la sant idad de una manera más dura que a Job. . .- i t r -a sant idad! ¡La venganzat - resPondió e11a-. Vengarme

de esos m ise rab les . . .-Venganza s i quieres, inst rument i to de Dios. ¡Levántate, re ina!

¡Levántate, amazona! Aguanta un poco todavía, que hay ot ras- - - ^ ^ - - r - ^ - * t ^ ^ - - ^ - . ^ ^ * ^ - + i * - . T ^ - ' . . + - r í oq u c 5 5 L r r r c r t l t t d D Y u t r v u D r 4 u r l 9 u E y a L c L L a u r s r t L r r q .

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una época como la nuestra es hasta una especie de a l iv io , como

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Obedecida hasta la adoración por la f lor de la juventud de este

país, hasta dar 1a v ida. . . ¿No es verdad, Edmundo Flor io?-Todavía no me han hecho un cr is tóbai , n i es Usté e l que va a

hacer éso -dijo Edmundo-. Pero con tal que se calle un momento...- ¡Pretencioso! T ienes e l pr iv i leg io de ver de cerca a Dulc inea,

a quien nadie ve s ino en su sol io y de le jos, estás aI lado de la

mujer fantasma, y todavía te andás quejando. I 'or ver la de le ;os

han muerto muchos, y tú t ienes tu brazo en su c intura. . . y no es

fantasma. Nenucha, y todavía d ices que tu hermosura no s i rve.

Tu he rmosu ra , que pa ra t í f ue una fa ta l i dad i t r ansea t l se ha

convert ido en e l cebo de Dios para inspi rar e l heroísmo a muchos.

¡Y no d igas que yo inventé éso, porque tú empezaste por ganar a l

capi tán Ur iar te! . . . Tu hermosura que es una apar iencia, porque s i

yo no te maqui l lara. . . ¡Y pensar que Mundo sabe que sos una

pelona, y que es f i l fa la inmensa cabel lera rubia con que se te ve

en e l so l io . . . con que te v io por vez pr imeral He aquí e l engaño

del amor. . . como decimos los curas.-Todo es engaño menos e l amor -d i jo e l mozo.

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92 Leonardo Caste l lan i

-Basta de sentimentalismos. Agarrarse otravez que vamos a bailarde nuevo. Al lá están los segundos contro les. . .y yo quiero as is t i r ala reunión de esta noche. ¡Hurrr ! Voy a hacer la maniobra que h ice

cuando me caí sobre e l cerro Gual lén. ¡ÁuralEdmundo cerró los ojos. El avión ernpezó a subir y al mismo

t iempo a bel laquear espantosamente. Edmundo se sent ía mareado

Su Majestad Dulcinea 9 3

-Edmundo , su jé ta te que voy a "p i ca r " ; dé ja te aho ra de"evangel ismos". Hay que ser judío puro o cr is t iano puro: no megustan las cosas mezcladas. El que es protestante, e l que es l ibera l

y e l que es neocató l ico, es una cosa mezclada.-A mí no me venga con ésas. Yo no soy nada de eso.-Antes había el trigo y la cizafra y era ya difíci l el discernir

y horr ip i lado. Iuró que no iba a subi r más en un av ión. Parecíaque se le paraba e l corazón y que iba a perder los sent idos. Teníaun dolor fuer te en Ia garganta, como s i una mano Io estrangulara:

¡Basta por favor ! ¿Cuántas horas hace que estamos en este potro?-¡Otra nube! -oyó como entre sueños que decía e l Cura- .

Estamos salvados. ¡Qué d isparada, mi l por hora! Debemos andar

por la Cordi l lera de los Andes. Relente, cabal l i to . Un poco menos,^ - - ^ ! ^ ^ - , . i ^ ^ l ^ ^ - + : l l ^ - . , ^ - , ' : : r ^ A I ! - ^ + ^ ^ : ! ^ ^ . - : ^ . ^ ^ + ^ , A - - : ^ - ^ t ^L l u c t t r L r u r E E r L U D L r r r 4 r , y E ó u r 1 4 . ^ r t r u t g L r L U / 4 v r u l r E L a . l n v r r r r r E L d

l i nda ! ¡Que me a l cancen l os f ede ra les con sus ma tungos l "S iperséquer int aos in una c ia i ta te, fúgi te in a l iam"l t Dentro de mediahora estaremos en San |uan Ia Vie ja. Graci ta, ¿cómo anda esecorazonci to?

-Mareada -d i jo e l la- . ¿Y vos?-Yo s iempre como una f lor .-Mentiroso. Sufres más que yo y nunca te quejas.-Todos somos enfermos, h i ja . La v ida del cr is t iano es una

enfermedad. Lo peor de todo es la soledad, "no tener ante quienl lorar" .

-Deberíamos v iv i r juntos, Lucho.-En ia ot ra v ida, quer ida.-Tan largo me lo f iá is . . .

-pros iguió e l o t ro- . Ahora hay e l t r igo, e l casi t r igo, e l bastante

trigo, la media cizaia,la casi toda cizaña y la cizafa. Es imposible.

Bueno, ¿a mí qué me importa? Ya estamos.E l av ión sa l i ó de l a nube y comenzó a descende r

pronunciadamente. El Cura acar ic iaba la caja de d i recc ión como

se acar ic ia e l cuel lo de un cabal lo . Edmundo sent ía vér t igo. Al lá

abajo, entre una nebl in i ta azul se veía la t ier ra ie j ís imo, la mancha* ^ * - Á - l ^ " - ^ - ^ l L ^ - - Á - ' , ^ - A ^ . 1 -

" - h ^ " ^ " - . ' n r í ^ - ^ ñ ^

I t l q I M l U t U I L V D L t l M / g r V V r r V r f U r t v V o Y u L / q r l

un a lambre de p lata. . .-Mé desviao adrede pa despistar -pros iguió char lando e l

p i lo to- . Estamos en la Precordi l lera, a la a l tura de Mendoza,

probablemente. No nos conviene l legar a San ]uan s ino de noche. . .

por las dudas. ¡No quiero p isar más asfa l to, quiero p isar la t ier ra lLa t ier ra de Dios, e l polvo, eI barro, la p iedra dura, e l agua de lasacequias, las espinas, la arena.

-Yo quiero morir -dijo otra vez la huayna que se había vuelto

como una nena, Ia harpía que ayer no más estaba enteramenteferoz y tiesa, la Zorra.

-Todos moriremos pronto, hasta demasiado, hermanita, paciencia.

Primero tenemos que oír lo que dice ese jesuita, y lo que dicen losjefes de la rebei ión de Cr is to, cr is tóbales por mal nombre. Se t rata

soiamente cie morir matancio, como si <iijéramos, en ei foncio estamos

todos muertos. Se trata de hacer úii i nuestra muerte seguncia, cie

volver la un test imonio de la Verdad, "debi tura mart i r i i f ides"2.Mira

2. "La fe es deudora del mart ir io ." " ¿Qué tr iunfo es el que Cristo Prometea los Apóstoles? Si los Apóstoles después de 1a Ascensión van a sufr irt raba jos de cuerpo y a lma toda la v ida ; van a ser Persegu idos ,encarcelados y mart ir izados? Bien, pero por el los la Iglesia se va aimplantar, va a crecer/ va a perdurar; y eso es el principio o barrunto

del 'gozo que nadie os podrá quitar ' , el gozo mismo está en la otravida. Aprendamos la lección; ése es el triunfo del cristiano, tI"i.pIqS-

t l@acaso personal. Cualquier buen crist iano t iene"ái!6-de-mártír."

(Domingueras Prédicas, Domingo Cuarto de Pascua)

-No tan largo, Cracita -suspiró-. Tú

" MelancóIica imagen de la

como dijo no sé quién, q.uizá el mismo"rnanager" , debo permanecer ocul to.

-La empresa de ustedes es t remenda; y perdóneme s i le d igoque me parece insensata -intervino Edmundo.

-Es insensata - respondió e l Cura- . El que quiera "v iv i r suvida" la perderá, y e l que la p ierda por mí la hal lará. . .

-Así decía mi t ío Bat t is ta/ que era evangel is ta; ! lo que es é lla perd ió de Ia manera más id iota, por una equivocación. . .

eres la

pat r ia "

Panchampla; y yo, el. l=l

1. Si os pers iguen en una c iudad, huid a ot ra (Mateo 1,0,23) .

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-Basta de sentimentalismos. Agarrarse otravez que vamos a bailarde nuevo. Al lá están los segundos contro les. . .y yo quiero as is t i r ala reunión de esta noche. ¡Hurrr ! Voy a hacer la maniobra que h ice

cuando me caí sobre e l cerro Gual lén. ¡ÁuralEdmundo cerró los ojos. El avión ernpezó a subir y al mismo

t iempo a bel laquear espantosamente. Edmundo se sent ía mareado

Su Majestad Dulcinea 9 3

-Edmundo , su jé ta te que voy a "p i ca r " ; dé ja te aho ra de"evangel ismos". Hay que ser judío puro o cr is t iano puro: no megustan las cosas mezcladas. El que es protestante, e l que es l ibera l

y e l que es neocató l ico, es una cosa mezclada.-A mí no me venga con ésas. Yo no soy nada de eso.-Antes había el trigo y la cizafra y era ya difíci l el discernir

y horr ip i lado. Iuró que no iba a subi r más en un av ión. Parecíaque se le paraba e l corazón y que iba a perder los sent idos. Teníaun dolor fuer te en Ia garganta, como s i una mano Io estrangulara:

¡Basta por favor ! ¿Cuántas horas hace que estamos en este potro?-¡Otra nube! -oyó como entre sueños que decía e l Cura- .

Estamos salvados. ¡Qué d isparada, mi l por hora! Debemos andar

por la Cordi l lera de los Andes. Relente, cabal l i to . Un poco menos,^ - - ^ ! ^ ^ - , . i ^ ^ l ^ ^ - + : l l ^ - . , ^ - , ' : : r ^ A I ! - ^ + ^ ^ : ! ^ ^ . - : ^ . ^ ^ + ^ , A - - : ^ - ^ t ^L l u c t t r L r u r E E r L U D L r r r 4 r , y E ó u r 1 4 . ^ r t r u t g L r L U / 4 v r u l r E L a . l n v r r r r r E L d

l i nda ! ¡Que me a l cancen l os f ede ra les con sus ma tungos l "S iperséquer int aos in una c ia i ta te, fúgi te in a l iam"l t Dentro de mediahora estaremos en San |uan Ia Vie ja. Graci ta, ¿cómo anda esecorazonci to?

-Mareada -d i jo e l la- . ¿Y vos?-Yo s iempre como una f lor .-Mentiroso. Sufres más que yo y nunca te quejas.-Todos somos enfermos, h i ja . La v ida del cr is t iano es una

enfermedad. Lo peor de todo es la soledad, "no tener ante quienl lorar" .

-Deberíamos v iv i r juntos, Lucho.-En ia ot ra v ida, quer ida.-Tan largo me lo f iá is . . .

-pros iguió e l o t ro- . Ahora hay e l t r igo, e l casi t r igo, e l bastante

trigo, la media cizaia,la casi toda cizaña y la cizafa. Es imposible.

Bueno, ¿a mí qué me importa? Ya estamos.E l av ión sa l i ó de l a nube y comenzó a descende r

pronunciadamente. El Cura acar ic iaba la caja de d i recc ión como

se acar ic ia e l cuel lo de un cabal lo . Edmundo sent ía vér t igo. Al lá

abajo, entre una nebl in i ta azul se veía la t ier ra ie j ís imo, la mancha* ^ * - Á - l ^ " - ^ - ^ l L ^ - - Á - ' , ^ - A ^ . 1 -

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un a lambre de p lata. . .-Mé desviao adrede pa despistar -pros iguió char lando e l

p i lo to- . Estamos en la Precordi l lera, a la a l tura de Mendoza,

probablemente. No nos conviene l legar a San ]uan s ino de noche. . .

por las dudas. ¡No quiero p isar más asfa l to, quiero p isar la t ier ra lLa t ier ra de Dios, e l polvo, eI barro, la p iedra dura, e l agua de lasacequias, las espinas, la arena.

-Yo quiero morir -dijo otra vez la huayna que se había vuelto

como una nena, Ia harpía que ayer no más estaba enteramenteferoz y tiesa, la Zorra.

-Todos moriremos pronto, hasta demasiado, hermanita, paciencia.

Primero tenemos que oír lo que dice ese jesuita, y lo que dicen losjefes de la rebei ión de Cr is to, cr is tóbales por mal nombre. Se t rata

soiamente cie morir matancio, como si <iijéramos, en ei foncio estamos

todos muertos. Se trata de hacer úii i nuestra muerte seguncia, cie

volver la un test imonio de la Verdad, "debi tura mart i r i i f ides"2.Mira

2. "La fe es deudora del mart ir io ." " ¿Qué tr iunfo es el que Cristo Prometea los Apóstoles? Si los Apóstoles después de 1a Ascensión van a sufr irt raba jos de cuerpo y a lma toda la v ida ; van a ser Persegu idos ,encarcelados y mart ir izados? Bien, pero por el los la Iglesia se va aimplantar, va a crecer/ va a perdurar; y eso es el principio o barrunto

del 'gozo que nadie os podrá quitar ' , el gozo mismo está en la otravida. Aprendamos la lección; ése es el triunfo del cristiano, tI"i.pIqS-

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(Domingueras Prédicas, Domingo Cuarto de Pascua)

-No tan largo, Cracita -suspiró-. Tú

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-La empresa de ustedes es t remenda; y perdóneme s i le d igoque me parece insensata -intervino Edmundo.

-Es insensata - respondió e l Cura- . El que quiera "v iv i r suvida" la perderá, y e l que la p ierda por mí la hal lará. . .

-Así decía mi t ío Bat t is ta/ que era evangel is ta; ! lo que es é lla perd ió de Ia manera más id iota, por una equivocación. . .

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Panchampla; y yo, el. l=l

1. Si os pers iguen en una c iudad, huid a ot ra (Mateo 1,0,23) .

Page 99: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

9 4 Leonardo Caste l lan i Su Majes tad Du lc inea 9 5

a Mendoza, hiia, allá abajo: es una urbe hermosísima.., y fiel. Ya es un admirador de la ci€ncia moderna v creo oue no sabe ni sumar...estamos en nuestros reinos. isi suPieran que encima de la ciudad eso si sumar sí... lo mismo que el obisp;de los ób¡e¡os... v papáve¡o...en el verdoso crepusculo andino, nave& invisible la sin Par Dulcinea.. que no es padre papávero por más que él se lo crea... su ordenaciónnos tirarían con flores en vez de bombas.

La otra no hacíamás que secarse ros ojos diciendo:..euieromorir... '"iJli;:LilLi,?]l"H1i:i:::11¿lTijfli#:|lj::::':;,." "-Todos somos más o menos neur¿sténicos en esta época, no te

, .un.t" . o,r .or,da1 s,; 1, ,¿- r" Nue,,extrañes, Mundo... demasiada tensión nerviosa en estos últimos hodzonte y había aparecido abajo de la avioneta que;olaba rasante,dfas... iQuiero morirf se dice pronto eso. Yo también qrdsie¡a mo¡ir, alta ciudad g¡is d"

""p""to ¡udo. Era la ciudaá derruida por el

miren qué tracia. EI único que no quiere morir es Mundo. No quiere terremoto de 1944, irunca ¡econstruida de1 to¿lo, tres vecesmorir porque tiene una he¡mana casada con un franchüte, sob¡inos bombardeada por las tropas federales, abandonada por toda lachicos, amitos en la Fede¡al (Cuitiño, Por ejemPlo) y una espe¡anza- gente rica, refugio de pobres, de criminales y de fugitivos, cuartetisobre todo una esperanza!, bastante te¡renal por cie¡to, pero que eeneral de los católicos cordobeses sublevados contra el eobiernoDulcinea se encargará de volver divina, iacional y convertidos en gúerdlleros füera de la tey y salieadoresesperanzas terrenales... "non habemus hic mr enteñ ci?ritatem"3... Pero ein p<ne¡j¡"¡,r-,,-" -"-"X u,,-.sin esperanza altuna, pensó Mundo. Los cristeros. Los "cristóbales"Dulcinea y yo no ienemos nin$na espemnza. Ysin embarso cuando

---t';;;i;;;il;;;;" +;el cura. haciendo una amplia

di de golpe la vuelta cainero, se te pasó las ganas de mo¡i¡, te vi la voluta y buscando los antiguos vinedos de los craffigna.cara, Graci ta, Garc i ta, Garzor ta, Garza Blanca. . . y estabas agarrada -Ouiero mor i r -d i io Dulc inea.

. T 1

a mi respaldo como un pulpo. Se te pasó las tanas. iAh! No es lo -D€ eso se ocuoa ei cobie¡no. no te afliias -diio su hermano.mismo cleci¡ "quiero morir" que moiir. Yo 6é un Poco lo que es eso, . -Ustecles ctos son dos niños... dos niÁos maicriados _diioque me v ide un día a mi l metros, con un av ión sal tada Ia hél ice. . . , Mundo.ique me iba como un rayo contra un p iedra l ! No sé cómo hice la : - 'o somos -d i io e l Cura.- , - i ^h - ' ¡ o ñ^na r ó l r i ñ r1n r ñ i d f c! 'c ' ' lvutd uE PU¡ 'L ' se volv jó, miró a la doncel la v |e sonr ió t r is temente:

-¿Cómo fue aquello? -preguntó Edmündo. j -.Morirás en tu caina, vi€jita y arrugada, sin hijos y en un-Ot¡o dfa te viá contar, que ésta me lo ha oído ya mil veces... y il convento. Te vi anoche É" ,.i"noi ."" .rr,"" io"", Ár.o'r,"" o,_r"

estamos por l legar a San juan la Nueva. Lo que te quería .U". i . . : t . i , y" nunca he visto. Te vi , hermanita.

que yo también soy un estroPiao, mi regia hermana. Y_ feJenU'53* ":; -Eso nunca -protestó Mundo.te-!gg-]¡¡- corazonsi lo, gunque me Ia pase hacien' lo stes y

I r" t ierra osci ló v se levantó haci¿ el los como una Lrampa ctevolteándole casas alcob¡erno { teatro y v¡ero^ que ver\ ian corr iendo por todas partes a su

-¡Eso sie¡a saber! -exclamó Mundo-. ¡Qué cosa! Brujería { encuentro, en lá noche barnizada de una luna colo¡ limón, una

Parece ómo hace? J cantidad de tipos vestidos de mamelucos azules y griBes.

El ext¡ Personaie se Puso a leír' 'l cracia vélez zárate Namuncurá se enderezó como un iunco. se

No es que Dios no la haya creado también, como { pañoteta, y se envolvió €n una inmensa capa de seda color celeste.de vecino, pero el saber del hombre, al no poner más su norte al I; - ' ' - ; . . ;

- , - . , : . - - , ' , I Suro ro dejó de se¡ infant i l y se paró enérgico, orgul loso, ceñudo

conocimiento de Dios, se desvió grande, y entró en la órbita del Ir .r y hermoso como un ángel: "Dulceamarga", como le decla Edmundo.Mali8no... ila ciencia del Bien y del Mall... ¡La ciencia para hacer Ir Se puso un antifaz y bajó un capuchón sobre é1. El prime¡ soldaditom a l l - s a c a n d o l a s l i c u a d o r a s e l é c t r i c a s - , s e g ú [ o p i r L o y u , Ir 9üe l legó a la awionetá dobló uñá rñ. l i l lá ál ver lá I Iná .ánr i . ládcontrariamente a lo que oPina la difunta Curia, Pob¡e Panchampla,

| á" rro""i gritaron: ,,iviva Su Majestad Dulcinea! iviva la Reina! ivivaI lu Argent ina honrada! ¡Viva Cuyo!"

3. "No tenemos aquí aba jo c iudad Permanente" (Hebreos 13 , 14) .

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a Mendoza, hiia, allá abajo: es una urbe hermosísima.., y fiel. Ya es un admirador de la ci€ncia moderna v creo oue no sabe ni sumar...estamos en nuestros reinos. isi suPieran que encima de la ciudad eso si sumar sí... lo mismo que el obisp;de los ób¡e¡os... v papáve¡o...en el verdoso crepusculo andino, nave& invisible la sin Par Dulcinea.. que no es padre papávero por más que él se lo crea... su ordenaciónnos tirarían con flores en vez de bombas.

La otra no hacíamás que secarse ros ojos diciendo:..euieromorir... '"iJli;:LilLi,?]l"H1i:i:::11¿lTijfli#:|lj::::':;,." "-Todos somos más o menos neur¿sténicos en esta época, no te

, .un.t" . o,r .or,da1 s,; 1, ,¿- r" Nue,,extrañes, Mundo... demasiada tensión nerviosa en estos últimos hodzonte y había aparecido abajo de la avioneta que;olaba rasante,dfas... iQuiero morirf se dice pronto eso. Yo también qrdsie¡a mo¡ir, alta ciudad g¡is d"

""p""to ¡udo. Era la ciudaá derruida por el

miren qué tracia. EI único que no quiere morir es Mundo. No quiere terremoto de 1944, irunca ¡econstruida de1 to¿lo, tres vecesmorir porque tiene una he¡mana casada con un franchüte, sob¡inos bombardeada por las tropas federales, abandonada por toda lachicos, amitos en la Fede¡al (Cuitiño, Por ejemPlo) y una espe¡anza- gente rica, refugio de pobres, de criminales y de fugitivos, cuartetisobre todo una esperanza!, bastante te¡renal por cie¡to, pero que eeneral de los católicos cordobeses sublevados contra el eobiernoDulcinea se encargará de volver divina, iacional y convertidos en gúerdlleros füera de la tey y salieadoresesperanzas terrenales... "non habemus hic mr enteñ ci?ritatem"3... Pero ein p<ne¡j¡"¡,r-,,-" -"-"X u,,-.sin esperanza altuna, pensó Mundo. Los cristeros. Los "cristóbales"Dulcinea y yo no ienemos nin$na espemnza. Ysin embarso cuando

---t';;;i;;;il;;;;" +;el cura. haciendo una amplia

di de golpe la vuelta cainero, se te pasó las ganas de mo¡i¡, te vi la voluta y buscando los antiguos vinedos de los craffigna.cara, Graci ta, Garc i ta, Garzor ta, Garza Blanca. . . y estabas agarrada -Ouiero mor i r -d i io Dulc inea.

. T 1

a mi respaldo como un pulpo. Se te pasó las tanas. iAh! No es lo -D€ eso se ocuoa ei cobie¡no. no te afliias -diio su hermano.mismo cleci¡ "quiero morir" que moiir. Yo 6é un Poco lo que es eso, . -Ustecles ctos son dos niños... dos niÁos maicriados _diioque me v ide un día a mi l metros, con un av ión sal tada Ia hél ice. . . , Mundo.ique me iba como un rayo contra un p iedra l ! No sé cómo hice la : - 'o somos -d i io e l Cura.- , - i ^h - ' ¡ o ñ^na r ó l r i ñ r1n r ñ i d f c! 'c ' ' lvutd uE PU¡ 'L ' se volv jó, miró a la doncel la v |e sonr ió t r is temente:

-¿Cómo fue aquello? -preguntó Edmündo. j -.Morirás en tu caina, vi€jita y arrugada, sin hijos y en un-Ot¡o dfa te viá contar, que ésta me lo ha oído ya mil veces... y il convento. Te vi anoche É" ,.i"noi ."" .rr,"" io"", Ár.o'r,"" o,_r"

estamos por l legar a San juan la Nueva. Lo que te quería .U". i . . : t . i , y" nunca he visto. Te vi , hermanita.

que yo también soy un estroPiao, mi regia hermana. Y_ feJenU'53* ":; -Eso nunca -protestó Mundo.te-!gg-]¡¡- corazonsi lo, gunque me Ia pase hacien' lo stes y

I r" t ierra osci ló v se levantó haci¿ el los como una Lrampa ctevolteándole casas alcob¡erno { teatro y v¡ero^ que ver\ ian corr iendo por todas partes a su

-¡Eso sie¡a saber! -exclamó Mundo-. ¡Qué cosa! Brujería { encuentro, en lá noche barnizada de una luna colo¡ limón, una

Parece ómo hace? J cantidad de tipos vestidos de mamelucos azules y griBes.

El ext¡ Personaie se Puso a leír' 'l cracia vélez zárate Namuncurá se enderezó como un iunco. se

No es que Dios no la haya creado también, como { pañoteta, y se envolvió €n una inmensa capa de seda color celeste.de vecino, pero el saber del hombre, al no poner más su norte al I; - ' ' - ; . . ;

- , - . , : . - - , ' , I Suro ro dejó de se¡ infant i l y se paró enérgico, orgul loso, ceñudo

conocimiento de Dios, se desvió grande, y entró en la órbita del Ir .r y hermoso como un ángel: "Dulceamarga", como le decla Edmundo.Mali8no... ila ciencia del Bien y del Mall... ¡La ciencia para hacer Ir Se puso un antifaz y bajó un capuchón sobre é1. El prime¡ soldaditom a l l - s a c a n d o l a s l i c u a d o r a s e l é c t r i c a s - , s e g ú [ o p i r L o y u , Ir 9üe l legó a la awionetá dobló uñá rñ. l i l lá ál ver lá I Iná .ánr i . ládcontrariamente a lo que oPina la difunta Curia, Pob¡e Panchampla,

| á" rro""i gritaron: ,,iviva Su Majestad Dulcinea! iviva la Reina! ivivaI lu Argent ina honrada! ¡Viva Cuyo!"

3. "No tenemos aquí aba jo c iudad Permanente" (Hebreos 13 , 14) .

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v o Leonardo Castellani

"Si probé del infierno en esta aida,Debo probar del cielo anticipado'Para que sea Díos glorificadoEn su just ic ia y equidad cumpl ida.Si todo lo perdí y estoy perdida VIII

Y en lugar de normal decente estado,HaIlé Ia muerte a eI inf ierno en aida.. ."

Estos versos se cree que son compuestos por laDulcínea Argentina, pero el f inal del soneto noconcuerdn con lo que sabemos de la oida de estamuchacha,

Arr¡, PorÍucn

-Mi vida es un fenómeno. Mi vida es uncon los pies descalzos encima de navajitas

-Puestas de canto -dijo Uriarte.-Puestas de fi lo -dijo el Cura Loco, y

caminar interminableGi l le t te. . .

los dos se echaron areír .

Estaban en las fangosas calles de San Juan la Vieja, casi tandestruidas y tristes como en Febrero de 7944.

La reconstrucción de la vieja ciudad andina de Don Joan de|uffré se frustró, en parte espontáneamente, y en parte por undecreto del Gobierno. En el paraje feraz l lamado Los Molles, cincoleguas de distancia de la ciudad derribada; sobre la Ruta Nacionaly al lado de un remanso del río, que no es sino un pretencioso eirascible torrente, el Gran Casino de Márel Plata instaló una sucursalo facsímil, "pata fomentar el turismo de Chile". Increíblemente,en la austera y árida provincia de Sarmiento la casa de juego yalta jarana tuvo éxito: concurrían gentes de Córdoba, Santa Fe yhasta ia Asunción, se ia rodeó de bosques artif iciaies y se la proveyóde caminos en abanico. Es increíble lo que puede una firme voluntadgubernativa. El cultivo de la viña se abandonó casi del todo. Casitodo el caudal del río se distribuyó en piletas de natación y encriaderos de salmones y truchas.

En la ciudad abandonada pululaba una plebe mísera, que ésa síplantaba mezquinos viñedos; pero, sin capitales ni instalaciones,no pod ía e labo ra r más que v inos case ros y agua rd ien tes decon t rabando , pe rsegu idos can inamen te po r l a I nspecc ión deImpuestos Internos, bajo la presión del gran Trust Nacional deBebidas y Afines. Toda la vasta región escarpada y laberíntica desdeUllún hasta la Cordil lera se había convertido en el refugio y cuartelgeneral de los sublevados contra el gobierno de Márel Plata. La

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v o Leonardo Castellani

"Si probé del infierno en esta aida,Debo probar del cielo anticipado'Para que sea Díos glorificadoEn su just ic ia y equidad cumpl ida.Si todo lo perdí y estoy perdida VIII

Y en lugar de normal decente estado,HaIlé Ia muerte a eI inf ierno en aida.. ."

Estos versos se cree que son compuestos por laDulcínea Argentina, pero el f inal del soneto noconcuerdn con lo que sabemos de la oida de estamuchacha,

Arr¡, PorÍucn

-Mi vida es un fenómeno. Mi vida es uncon los pies descalzos encima de navajitas

-Puestas de canto -dijo Uriarte.-Puestas de fi lo -dijo el Cura Loco, y

caminar interminableGi l le t te. . .

los dos se echaron areír .

Estaban en las fangosas calles de San Juan la Vieja, casi tandestruidas y tristes como en Febrero de 7944.

La reconstrucción de la vieja ciudad andina de Don Joan de|uffré se frustró, en parte espontáneamente, y en parte por undecreto del Gobierno. En el paraje feraz l lamado Los Molles, cincoleguas de distancia de la ciudad derribada; sobre la Ruta Nacionaly al lado de un remanso del río, que no es sino un pretencioso eirascible torrente, el Gran Casino de Márel Plata instaló una sucursalo facsímil, "pata fomentar el turismo de Chile". Increíblemente,en la austera y árida provincia de Sarmiento la casa de juego yalta jarana tuvo éxito: concurrían gentes de Córdoba, Santa Fe yhasta ia Asunción, se ia rodeó de bosques artif iciaies y se la proveyóde caminos en abanico. Es increíble lo que puede una firme voluntadgubernativa. El cultivo de la viña se abandonó casi del todo. Casitodo el caudal del río se distribuyó en piletas de natación y encriaderos de salmones y truchas.

En la ciudad abandonada pululaba una plebe mísera, que ésa síplantaba mezquinos viñedos; pero, sin capitales ni instalaciones,no pod ía e labo ra r más que v inos case ros y agua rd ien tes decon t rabando , pe rsegu idos can inamen te po r l a I nspecc ión deImpuestos Internos, bajo la presión del gran Trust Nacional deBebidas y Afines. Toda la vasta región escarpada y laberíntica desdeUllún hasta la Cordil lera se había convertido en el refugio y cuartelgeneral de los sublevados contra el gobierno de Márel Plata. La

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que había l legado pocos días antes a bordo del Guio ldo, había _, _¡* i

rul:.::Í:tj*j ""ru:":l*::-.":;,""ij':"¡fi:;:*:i ¡ rxriili':"'*:::'".:".:i#i.!ü+1q".í"Tfi"}'l"i:J::'"j1;*i:9uE era un :' Ia oculte, o al menos la recate. creen quenüestra causa está perdida,diplomático de carre¡a qüe había desempetado varias misiones 1 "

ásD¡,áñ át rp+ñ¡nñ

""áii""ii" r. i""#ñ"". il;;#ü':"'ifi;;i:i';:l:;'¡lc: r: l::t':l:1 tl:'"" I Ia paz, aunqüe no sar"" po' que'ca-ino

9 9

Éubleváción tocaba una grave c¡isis. Los cristeros estaban suftiendogaves pérdidas y sus métodos de guerrila ya d€velados no tenían

creef infalible' y c¡eer que entiend: d" td"., y."*:: i:9: dePolítica.

más la eficacia de ta so¡presa. La aviación ,,1ea1,, tos hostitaba sin Así son los Srandes kefes qne yo conozca l-á inruritltlaua a'"1 lupu

cesar, y tos obligaba a dispersarse y esconderse cada momento. es una doct¡ina dificultosa, que a muchos se les hace r""y a"i".

tin et antituo locat deüuido del cine-Teatro oriol, convertido en Pero ¡la infalibilidad de los militáresl ¡Esa si que es krande!'

*"r¿"".r" ¡."-."*r.¿, *""¡"" ,,n'¡"-""," .",". ""," ,,.- ,"1".*"..u.1#1",?l#??#:##i:3u"#i'e4.gl"rqqaierqreunión de la noche el curaloco y Tomás uria¡te Mahón' jefe el de Garcla Mo¡eno se'había observádo tantas veces, tenía unamilitar de Ia sublevación' con ün Personaje alto de ojos claros y

""p.""ion á. a""¿?"

"" ", ¡"t¡r" .ansancio. Ala¡gó sobre la mesacabeza redonda y rubia, vestido con el rniforme negro de los -. r:ná ñánñ r

crérigos protestantes. e¡awerrr, er ramolo;i.ff4&#;; : :T ilfl:1fi:"¿i:.*:" v prosisuió su exposición sin responder

! No son coba¡des, no todos al menos. Muchos hai heciro enormesde Estado Cárdenal Pizzapardo. El negro del Subrerráneo se¡vla j-__,. : , - --- ; -- , . - : --

- : ;1 .1- . , sacr i f ic ios y han luchado con valenHa. Empiezan a . ."" . q"" i .

mam€luco $is oscuro. Dulcinea conforme a su coeclipsado. Sentado e¡ un rincón, Edm

lrenus Para este pars -abo¡t¡vo"' como,Ie dicen; y que la reliFón_:Éll*,:¿;:11l",*f j*j fi."iu:gilr;"üi:"i.:.T""1il1."":¿j.,H",t";?::,:T,,Ltf,ldivisión entre nosotros, que temo s

¡Sentino de hoy no merece sel salvado, desde q,re el mismo ,tode ros oprimistas. que conrran roda

¡lT:i""ffi::"""..iii.:"tA;:rji';y:"".1",:i:":jtr".t:kun gobie¡no favorable, en una "¡est Jesucristo lo 6alva.,,

menos para este país "abor t ivo, ,

t';,t'¿1,:i*Tf:j"Ti: ],fl":;:.0*eres

másicos' señor" fr

-En.suma, ra prédica de Monseño¡ Fleurerte -dijo er cura-...tr Ese e_stá muy tejos de ser una Juana de Arco....y además en la güerra que creen segura entre Yanquitandia y ,t

y-",,::.::'::tl:'":.1":':".,1**1.:r':'"'li::ftiJ:Hll": il ,-""'i::,:::'1il,:J"li::f.:"." erros trairo un mensajo movnacionales en toda Sud-Amédca. Inclüso pareceha vencido, en Nicaragua. Muchos c¡een tambi(

que ha divulSado usté ya antes de la ¡€unión delas profecías de un tal Padre Menvielle acerca d,

tó uria¡te- en el Puerto caPital'

próximo de la Iglesia por medio de Norteamé¡ica. solo' imposible impedirlo -diio el religioso- El, tener su palabra.El preste yanqui dio un sruñido amb¡8uo. .r _s, ," . , ,r,á_ü" q,::"; ; : ; ; , lerado papar... empezó el*¿Y o6té qué cree? -preguntó, en un castellano gabacho y ,- sotdado.

forzado' aprendido en libros .il ^

-El pueblo artentino es un pueblo espténdido -interrumpió el-Yo, señor, estoy entregado a mi causa, y no vo pinar sino jil. Cu¡a_ ar¡ In ñó...- r^r^

:f#:*"T,:.Jfi':.i"T;i*""ii::;.:':"J:1,::# ::T:#: fi i,:.!'"-,":::;.H::il:'":*n:","T""i.x',1'i:.LS'*:*'.i:;;:-pafésseme-ÍÍrara-posición-pa¡a-un-K.f"-.t.-" trtec- ¡ii- -, u,

cretinización' éso es todo Las tu'bas Populache¡as que alborotan

yanqui, romando con p'.,." ",,"

p"r"r.".1.'u""'0, ;:il;iH ..il, ::il:""::.".:T11j:"Y'::1".1f ::l:lfuebro argentino. Resacassociales corrompidas no son todo el pueLto urg"rrl ir,o, las hay en

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Éubleváción tocaba una grave c¡isis. Los cristeros estaban suftiendogaves pérdidas y sus métodos de guerrila ya d€velados no tenían

creef infalible' y c¡eer que entiend: d" td"., y."*:: i:9: dePolítica.

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lrenus Para este pars -abo¡t¡vo"' como,Ie dicen; y que la reliFón_:Éll*,:¿;:11l",*f j*j fi."iu:gilr;"üi:"i.:.T""1il1."":¿j.,H",t";?::,:T,,Ltf,ldivisión entre nosotros, que temo s

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másicos' señor" fr

-En.suma, ra prédica de Monseño¡ Fleurerte -dijo er cura-...tr Ese e_stá muy tejos de ser una Juana de Arco....y además en la güerra que creen segura entre Yanquitandia y ,t

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que ha divulSado usté ya antes de la ¡€unión delas profecías de un tal Padre Menvielle acerca d,

tó uria¡te- en el Puerto caPital'

próximo de la Iglesia por medio de Norteamé¡ica. solo' imposible impedirlo -diio el religioso- El, tener su palabra.El preste yanqui dio un sruñido amb¡8uo. .r _s, ," . , ,r,á_ü" q,::"; ; : ; ; , lerado papar... empezó el*¿Y o6té qué cree? -preguntó, en un castellano gabacho y ,- sotdado.

forzado' aprendido en libros .il ^

-El pueblo artentino es un pueblo espténdido -interrumpió el-Yo, señor, estoy entregado a mi causa, y no vo pinar sino jil. Cu¡a_ ar¡ In ñó...- r^r^

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el -.'ri'i^ Fñ áéfinitivá. ése es ün gran pueblo -decla acalorado : -Osté señor- h. .aído en esa terril'le sl'perFlición que éstá

10 0 Leonardo Caste l lan i

todo e l mundo. Un pueblo que ha podido dar esta extraña guerra

s in esperanza. . .-Osté mismo conf iesa entonce. . . comenzó e l yanqui .- . . . s in esperanzas mater ia les casi , conf iando más en las fuerzas

del corazón y del espír i tu , es deci r , en la Providencia, es deci r , en

el Pelirrojo, como si estuviera convenciendo a Fleurette-. De aquí

o de n inguna par te surg i rá la salvación de Amér ica del Sur , s i

e l la debe ser salvada.-En Roma confían en la democracia -dijo el diplomático-' O

por lo menos ven una indicación de la Providencia en su triunfo

evidente en toda el mundc. Simplemente no se puede ir contra

todo e l mundo a la vez. . . Obst inarse en e l "pasat ismo" es imposib le-las férmuias ie saiieron netas, aprenciicias de memoria.

-" Confídite, ego aici tnunduffi"l -dijo el Loco-. Reverendo Padre,

e l uso que aquí en la Argent ina dan a la palabra "democracia" es

un uso religioso; se trata de una nueva religión, de una herejía, la

más pel igrosa y sut i l de todas. . .-Pur i f icar esa palabra: ésa es mi consigna -d i jo e l jesui ta- .

la teor ía del Padre Francisco Suárez, de nuestra Compañía. . .-Estamos pur i f icándola con sangre y no con teor ías - repl icó

bruscamente el hombre Pelirrojo-. Siga, Uriarte.-Perdón, Reverendo Welsh ' Hay ot ro gruPo pequeño pero

importante que yo l lamaría de los desesperados. Son hombres

poseídos de una t remenda pasión, que va por todos los escalones

posib les, desde e l fanat ismo re l ig ioso por la patr ia hasta la sed de

.r"trgu.t"a. Son terribles. El caso extremo y típico es el famoso

"Tigre de Cayastá", aunque es verdad que ése caza solo. Yo creo

simplemente que es un loco.-ERA.. . -d i jo e l jesui ta- . Ha muerto.-Yo soy de ese grupo -sonrió el Pelirrojo-.. Soy un desesperado

inofensivo.-Usté es un gigante y una maravil la -dijo Uriarte-' Sin Usté

aquí no habría nada. Todos esPeramos hoy su palabra para dar

tt.."rro timonazo. La misteriosa destrucción de casas en el Puerto

en Marel Plata. . .

Su Maies tad Du lc inea 1 0 1

-Por desgracia -replicó el Cura- ni soy gigante, ni esa armahechizada dará más de lo que ha dado, porque se está rompiendo

en mis manos. Yo soy solamente un hombre sin esperanza alguna,que son los más terribles optimistas. Viva la muerte. Soy un hombre

que cree en la próx ima Segunda Venida de Cr is to.

cund iendo en Sudamér i ca , supe rs t i c i ón j uda i ca . Supe rs t i c i óngrosera. Poca cul tura teológica en Sudamér ica -d i jo con energíael jesui ta.

-Yo he estudiado en Roma, he estudiado teología con Bi l lo t yArnou -d i jo secamente e l Cura- . No vaya a creer que solamenteen San Luis del Missour i hay cul tura teológica.

-¿Osté estar en Roma?-Soy c ioc ior por ia Gregor iana. He hecho una memor ia sobre

Newman y una tesis sobre la evolución teológica del modernismorel ig ioso en los países anglosajones, las dos premiadas. . . antes delcierre de esa famosa Universidad por el Cardenal Pizzapardo.

-Si osté ha estado en Roma, dígame ¿qué decía e l P. De Grooten clase que hacía reír en los alumnos?

-Decía " reapsa" en vez de " reapse" - r ió e l Cura. El jesui ta lomiró con asombro:

-Yo creía que osté era un pobre cura de una parroquia obrera. . .- Soy eso exactamente -dijo siempre riendo el Pelirrojo-.

Cuando llegué de Roma no había ninguna vacante de canónigo yla Curia no encontró absolutamente nada que hacer con mi ciencia.El tratado del Cardenal Newman Sobre los deberes de Ia lglesia paracon eI saber desinteresado... vaya leérselo usted a Monseñor Panchampla.

-¿No lo nombraron siquiera censor de l ibros? preguntó con sorna

el hombre del Imperio.-Mis l ibros fueron mi desgracia. . . Pero, ¿qué t iene que ver

todo éso? ¿Para esto se ha venido usted desde sus prósperas

ciudades a estas ruinas? Admiro su coraje, Reverendo Cófrade. Correusted aquí . . . pe l igro de muerte quizás.

-Osté principal interés por mí myself acá -dijo el yanqui muy

templado, que por momentos perdía la gramát ica y e l "Manual

de conversación inglés-español" , y recaía en e l cocol iche- . Y,

¿qué es osté ahora no s iendo canónigo? -agregó con mal ic ia.-¿Yo? Un hombre enteramente loco por el honor de Dios, el decoro

y la honradez de Dios. Y la honradez de Dios, como usted sabe, es1.. "Confiad, Yo he vencido al mundo" (Juan 16, 33).

Page 106: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

el -.'ri'i^ Fñ áéfinitivá. ése es ün gran pueblo -decla acalorado : -Osté señor- h. .aído en esa terril'le sl'perFlición que éstá

10 0 Leonardo Caste l lan i

todo e l mundo. Un pueblo que ha podido dar esta extraña guerra

s in esperanza. . .-Osté mismo conf iesa entonce. . . comenzó e l yanqui .- . . . s in esperanzas mater ia les casi , conf iando más en las fuerzas

del corazón y del espír i tu , es deci r , en la Providencia, es deci r , en

el Pelirrojo, como si estuviera convenciendo a Fleurette-. De aquí

o de n inguna par te surg i rá la salvación de Amér ica del Sur , s i

e l la debe ser salvada.-En Roma confían en la democracia -dijo el diplomático-' O

por lo menos ven una indicación de la Providencia en su triunfo

evidente en toda el mundc. Simplemente no se puede ir contra

todo e l mundo a la vez. . . Obst inarse en e l "pasat ismo" es imposib le-las férmuias ie saiieron netas, aprenciicias de memoria.

-" Confídite, ego aici tnunduffi"l -dijo el Loco-. Reverendo Padre,

e l uso que aquí en la Argent ina dan a la palabra "democracia" es

un uso religioso; se trata de una nueva religión, de una herejía, la

más pel igrosa y sut i l de todas. . .-Pur i f icar esa palabra: ésa es mi consigna -d i jo e l jesui ta- .

la teor ía del Padre Francisco Suárez, de nuestra Compañía. . .-Estamos pur i f icándola con sangre y no con teor ías - repl icó

bruscamente el hombre Pelirrojo-. Siga, Uriarte.-Perdón, Reverendo Welsh ' Hay ot ro gruPo pequeño pero

importante que yo l lamaría de los desesperados. Son hombres

poseídos de una t remenda pasión, que va por todos los escalones

posib les, desde e l fanat ismo re l ig ioso por la patr ia hasta la sed de

.r"trgu.t"a. Son terribles. El caso extremo y típico es el famoso

"Tigre de Cayastá", aunque es verdad que ése caza solo. Yo creo

simplemente que es un loco.-ERA.. . -d i jo e l jesui ta- . Ha muerto.-Yo soy de ese grupo -sonrió el Pelirrojo-.. Soy un desesperado

inofensivo.-Usté es un gigante y una maravil la -dijo Uriarte-' Sin Usté

aquí no habría nada. Todos esPeramos hoy su palabra para dar

tt.."rro timonazo. La misteriosa destrucción de casas en el Puerto

en Marel Plata. . .

Su Maies tad Du lc inea 1 0 1

-Por desgracia -replicó el Cura- ni soy gigante, ni esa armahechizada dará más de lo que ha dado, porque se está rompiendo

en mis manos. Yo soy solamente un hombre sin esperanza alguna,que son los más terribles optimistas. Viva la muerte. Soy un hombre

que cree en la próx ima Segunda Venida de Cr is to.

cund iendo en Sudamér i ca , supe rs t i c i ón j uda i ca . Supe rs t i c i óngrosera. Poca cul tura teológica en Sudamér ica -d i jo con energíael jesui ta.

-Yo he estudiado en Roma, he estudiado teología con Bi l lo t yArnou -d i jo secamente e l Cura- . No vaya a creer que solamenteen San Luis del Missour i hay cul tura teológica.

-¿Osté estar en Roma?-Soy c ioc ior por ia Gregor iana. He hecho una memor ia sobre

Newman y una tesis sobre la evolución teológica del modernismorel ig ioso en los países anglosajones, las dos premiadas. . . antes delcierre de esa famosa Universidad por el Cardenal Pizzapardo.

-Si osté ha estado en Roma, dígame ¿qué decía e l P. De Grooten clase que hacía reír en los alumnos?

-Decía " reapsa" en vez de " reapse" - r ió e l Cura. El jesui ta lomiró con asombro:

-Yo creía que osté era un pobre cura de una parroquia obrera. . .- Soy eso exactamente -dijo siempre riendo el Pelirrojo-.

Cuando llegué de Roma no había ninguna vacante de canónigo yla Curia no encontró absolutamente nada que hacer con mi ciencia.El tratado del Cardenal Newman Sobre los deberes de Ia lglesia paracon eI saber desinteresado... vaya leérselo usted a Monseñor Panchampla.

-¿No lo nombraron siquiera censor de l ibros? preguntó con sorna

el hombre del Imperio.-Mis l ibros fueron mi desgracia. . . Pero, ¿qué t iene que ver

todo éso? ¿Para esto se ha venido usted desde sus prósperas

ciudades a estas ruinas? Admiro su coraje, Reverendo Cófrade. Correusted aquí . . . pe l igro de muerte quizás.

-Osté principal interés por mí myself acá -dijo el yanqui muy

templado, que por momentos perdía la gramát ica y e l "Manual

de conversación inglés-español" , y recaía en e l cocol iche- . Y,

¿qué es osté ahora no s iendo canónigo? -agregó con mal ic ia.-¿Yo? Un hombre enteramente loco por el honor de Dios, el decoro

y la honradez de Dios. Y la honradez de Dios, como usted sabe, es1.. "Confiad, Yo he vencido al mundo" (Juan 16, 33).

Page 107: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

r 0 2

que Et exista... y que viviendo en

Leonardo caÉtellani su Majestad Dul'rnea

purgato¡io en vida. --_ esta éPoca y esta nación, hace ét

, El.cura.sepa¡ó con disgusto la cabeza.

103

:1,-*"JifiliT:*S"*t"'

l.:ry;{tii.i",:¿'l"""ilHilll,"Ji"T;;.,,i;1"iulf* **i::,,*i:',"x:"'Í--l::r"'ó ura*e- ojsa us,ed.

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'a man'rn er borsirr' de su '|evi'fa.

""i{iq,:,í,-}íj:."j,':"^,. o", **dad. y yo,odavía ::T:l'"T.".:::::i:i:,-""elllí:iir.tl'3"1filiix','.'rí:"xit*"ffi,'"t,"ti:*:'::l;:t;:;i,hit:":.:,liáii:i*I; I r#i#¡ffi:ii;x;:itTi11lil..5;iÍ!"TiltiÍir a s r a p a s r - " - ^ ' - " ¡ q e ! r P u r " 1 ¿ f T . * ;

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cancalosas y le han dado a "ste¿-e"a

,nisl¿n, o. '" "" P"tuu comprende. cómo

;J,.]"t:'Í;j::'iij,:'ene'sté. seño¡ -inre*ino u¡iarre- para I Fl"jil.rj^"il;il;*::1'á,11H?;Tl1Í'H;XTi::meterEe a iuzsar vidas ajenas, -¡"i- -"'".'"'" u¡rd¡re- para ) phzapa;do,

¿* ""*"." "-." ,ÍIli,.".i:: i'ji:",:l

v_aticano? Ese¡as lapas/ e no conociéndolas ni Po¡ temblá¡,áñ a-

l: ;: e disparates. No se p""a" i, .,";1; ,í'"",T""1?llll"l""i"jl,:;-No o, sino la gracia de Dioc "^^- ,, I el Vati",no. ¡ '-- '-v o! vu.ue rr contra 1\orteamédca y contra

. r , -_Menos

se,pxede ir conlrd Ia conciencia _repl icó v¡vamenteésror

que tenía debaio de ra quijada... -¿eué es ""J:Ti,t::.::i.::^'11':,

::e'.:-: *'*, r *',i"" ^i" ,,,',]ligrand€que se ha perpetrado en e l mindo, i , r " p" .p" t rado por una nación

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que Et exista... y que viviendo en

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purgato¡io en vida. --_ esta éPoca y esta nación, hace ét

, El.cura.sepa¡ó con disgusto la cabeza.

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cancalosas y le han dado a "ste¿-e"a

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v_aticano? Ese¡as lapas/ e no conociéndolas ni Po¡ temblá¡,áñ a-

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se,pxede ir conlrd Ia conciencia _repl icó v¡vamenteésror

que tenía debaio de ra quijada... -¿eué es ""J:Ti,t::.::i.::^'11':,

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Page 109: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

1 0 4 Leonardo Castel lani

soiuzgada, Israel, bajo un gobernante títere, Herodes, Por una naciónex t ran je ra , P i la tos . En un es tado de cosas semejan te , todamonstruosidad es posible -como estamos viendo aquí todos losdías; y contra ese estado de cosas luchamos ahora los argentinos.Ésa es Ia razón Rsrlclosn de nuestro "nacionalismo". Usté no es

es más grande que nuestra vida... y también nuestra vida, canejo.Edmundo se levantó con ganas de meterse y hasta de pegarle

al inglés; pero lo inmovilizó una voz detrás de la puerta demasiadoconocida. Entraron de golpe el Cura y Dulcinea, ésta a mediohacer su tocado y su peluca rubia. El mulato entró también diciendo:-Los jefes están reunidos v los esperan. Están rezando el rosarioen el Viñedo.

El Cura levantó la mano y dijo: -¿Pueden salir por favor unmomento ustees dos y dejarme solo con el Legado? Esta mujerqueda acá como testigo... -y volviéndose al Jesuita después decerrar la puerta, declaró:

-Los que saben el punto exacto en el cual se debe DESobedecer,ésos son pocos, y les va mal en esta vida -dijo con rostro humorosoy enteramente tranquilo-, Pero son grandes bienhechores de laHumanidad, Sin embargo, ahora voy a obedecer. Podría callarmela boca tranquilamente... "Omnia mihi licent, sed non omnia mihiexpediunt"z. Voy a obedecer libremente a ese papel dudoso, que 1oautoriza a usted a tomarme cuenta: pregunte.

-Es un extranjero, Padre -se alzó Ia voz aguda y vibrante deDulcinea-. Es de la nación que nos ha atropellado y envilecido.Por naturaleza es enemiqo nuestro. No hable.

-iOh, no! Yo estar hermano de la fe, amar mucho esta país católiga,yo católiga antes que toda...

-Bien -dijo el Cura-, hable.-Tres preguntas: primero, por qué desprecia osté a los Obíspocos

y obra al margen dela lerarjía...-No desprecio a los Obispos ni los aprecio tampoco. Dos de ellos

me han calumniado, han hablado horrores de mí a espaldas mías ysin conocerme. Los demás no sé si lo han hecho o no, no me consta.Como no los necesito, cumplo mi vocación tranquilamente sin ellos.Et día que los encuentre en mi camino, los veneraré como es debido.

Pero no los encuentro. Ellos van por otros caminos, posiblementemás fáciles que los míos. Otra pregunta.

-¿Cómo es eso de que "no los necesita,,? -frunció el ceño elotro.

-La otra pregunta por favor...

Su Majestad DulcineaI U t r

-¡Con la conciencia del patriota que defiende su patria contraun usurpador extranjero! -rompió la voz de clarín de Dulcinea.

_ -Yo no hago la guerra a nadie -replicó mansamente el

Cura-. soy asesor especial y padre Espiritual de esta porción delrebaño de Cristo o.ue hace la guerra, ¡valien^te guerra!, desesperadadefensa propia más bien que guerra. Cuyas almai, justas y p""ádorur,y primero las pecadoras que las justas, me están diréctamente

-¿Cómo puede os té en conc ienc ia segu i r d ic iendo misa ,predicando y "sacramentando" estando suspendido por su legítimoOrdinario?

____*país?

Aquí faltan tres páginas suprimidas por Ia censura,que conoceró quizás Ia posterídail.

- ^ . - - ^ l : : - , - -rurr lu utJU uno: _ro no escrtoo pafa rcs úe ahorasino para la posteri i lad... -¿Te leerá la posteridad? -;No/ - Nore osl Eorron.

El Cura Pelirrojo suspiró profundamente.-Es una situación insólita y deplorable, de la que no tengo la

culpa -suspiró-. Pero es comprensible. Gracita, dáme tu LignumCrucis. -Y volviéndose al Legado:

-Queda entendido que lo que voy a revelarle ahora, se lo declaroen secreto de confesión, ¿estamos? Bien. ¿conoce este relicario deoro?

-Sí. Pertenece al tesoro Vaticano.-Pertenecía. Ahora es mío...2. "Todo me está permitido, pero no todo es conveniente" (I Cor. 6:12)

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1 0 4 Leonardo Castel lani

soiuzgada, Israel, bajo un gobernante títere, Herodes, Por una naciónex t ran je ra , P i la tos . En un es tado de cosas semejan te , todamonstruosidad es posible -como estamos viendo aquí todos losdías; y contra ese estado de cosas luchamos ahora los argentinos.Ésa es Ia razón Rsrlclosn de nuestro "nacionalismo". Usté no es

es más grande que nuestra vida... y también nuestra vida, canejo.Edmundo se levantó con ganas de meterse y hasta de pegarle

al inglés; pero lo inmovilizó una voz detrás de la puerta demasiadoconocida. Entraron de golpe el Cura y Dulcinea, ésta a mediohacer su tocado y su peluca rubia. El mulato entró también diciendo:-Los jefes están reunidos v los esperan. Están rezando el rosarioen el Viñedo.

El Cura levantó la mano y dijo: -¿Pueden salir por favor unmomento ustees dos y dejarme solo con el Legado? Esta mujerqueda acá como testigo... -y volviéndose al Jesuita después decerrar la puerta, declaró:

-Los que saben el punto exacto en el cual se debe DESobedecer,ésos son pocos, y les va mal en esta vida -dijo con rostro humorosoy enteramente tranquilo-, Pero son grandes bienhechores de laHumanidad, Sin embargo, ahora voy a obedecer. Podría callarmela boca tranquilamente... "Omnia mihi licent, sed non omnia mihiexpediunt"z. Voy a obedecer libremente a ese papel dudoso, que 1oautoriza a usted a tomarme cuenta: pregunte.

-Es un extranjero, Padre -se alzó Ia voz aguda y vibrante deDulcinea-. Es de la nación que nos ha atropellado y envilecido.Por naturaleza es enemiqo nuestro. No hable.

-iOh, no! Yo estar hermano de la fe, amar mucho esta país católiga,yo católiga antes que toda...

-Bien -dijo el Cura-, hable.-Tres preguntas: primero, por qué desprecia osté a los Obíspocos

y obra al margen dela lerarjía...-No desprecio a los Obispos ni los aprecio tampoco. Dos de ellos

me han calumniado, han hablado horrores de mí a espaldas mías ysin conocerme. Los demás no sé si lo han hecho o no, no me consta.Como no los necesito, cumplo mi vocación tranquilamente sin ellos.Et día que los encuentre en mi camino, los veneraré como es debido.

Pero no los encuentro. Ellos van por otros caminos, posiblementemás fáciles que los míos. Otra pregunta.

-¿Cómo es eso de que "no los necesita,,? -frunció el ceño elotro.

-La otra pregunta por favor...

Su Majestad DulcineaI U t r

-¡Con la conciencia del patriota que defiende su patria contraun usurpador extranjero! -rompió la voz de clarín de Dulcinea.

_ -Yo no hago la guerra a nadie -replicó mansamente el

Cura-. soy asesor especial y padre Espiritual de esta porción delrebaño de Cristo o.ue hace la guerra, ¡valien^te guerra!, desesperadadefensa propia más bien que guerra. Cuyas almai, justas y p""ádorur,y primero las pecadoras que las justas, me están diréctamente

-¿Cómo puede os té en conc ienc ia segu i r d ic iendo misa ,predicando y "sacramentando" estando suspendido por su legítimoOrdinario?

____*país?

Aquí faltan tres páginas suprimidas por Ia censura,que conoceró quizás Ia posterídail.

- ^ . - - ^ l : : - , - -rurr lu utJU uno: _ro no escrtoo pafa rcs úe ahorasino para la posteri i lad... -¿Te leerá la posteridad? -;No/ - Nore osl Eorron.

El Cura Pelirrojo suspiró profundamente.-Es una situación insólita y deplorable, de la que no tengo la

culpa -suspiró-. Pero es comprensible. Gracita, dáme tu LignumCrucis. -Y volviéndose al Legado:

-Queda entendido que lo que voy a revelarle ahora, se lo declaroen secreto de confesión, ¿estamos? Bien. ¿conoce este relicario deoro?

-Sí. Pertenece al tesoro Vaticano.-Pertenecía. Ahora es mío...2. "Todo me está permitido, pero no todo es conveniente" (I Cor. 6:12)

Page 111: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

1 _ 0 6 Leonardo Castellani

-Es una reliquia insigne de la Vera Cruz de Nuestro Señor!-exclamó el Jesuita asombrado-. Lo he visto en Roma. Es de

propiedad personal del PaPa.-¿Y el Curaloco lo habrá robado, no? Eso dirían Monseñor

Panchampla y después todos los grandes diarios de esta nación el

¡El salteador volatinero se atreve a todo!-No saber, señor. Osté habla. Yo pregunta. El Cura abrió la

joya con una sonrisa amarga y del interior cay€ron un rico anillo,

una llavita de oro y un pliego minúsculo, de ese finísimo pergaminosintético que fabricaban en el Palacio Vaticano. Besó el papel y lo

despiegó con cuidado an-te los ojos cl-el otro. El juez apostólicoleyó y di jo:

- ¡ N o o o o o ! ! ! ! ! !

Volvió a leer lentamente silabeando el latín' Dulcinea sonreíacon tristeza.

-That 's impossible! That 's impósible at alMeaaensl l l l -balbuceaba

el yanqui. Cayó de rodillas.-Es el mismo sello y las mismas firmas -dijo el Cura haciendo

una mueca de payaso-. Y otra firma todavía, ¿no?-Pero entonces, Altísimo... -musitó el otro.-Pssst -ordenó el Cura-. Los títulos para el Irreprochable,

nada. Ni medio. Mí callar segreto, pero entender... ni medio.-Tampoco yo -dijo el capellán de los cristeros-' Pero son

h-echos. Es m-i d-estino. No es fácil ' He hecho lo que he podido. He

obrado con toda sinceridad en medio de las circunstancias más

difíciles que hombre nacido ha topado... movido a veces por un

impulso incomprensible, e irresistible' En verdad le digo: si yo no

sintiera en mí algo que no es humano, que me Parece superior a

toda potencia humana, yo no podría ni moverme ni vivir.-. no hubiera

vivjdo hasta ahora. Por lo demás, sé que estoy destinado a una muerte

poniéndose de hinojos sobre la crujiente seda celeste de su miriñaque,

le besó las manos-. Yo he de morir, que ofrecí mi vida y soy ya una

muerta. Tú has de vivir hasta el triunfo de nuestra patria...El Cura negó las manos al Jesuita, que quería también besarlas, y

se puso en marcha hacia la Puerta.

Su Majestad Dulcinea 1 0 7

-La gran reunión de los Jefes nos espera -dijo-. ¡Que el Espíritude Dios nos ilumine, que no erremos esta última decisión definitiva!-Y salió a la noche.

Dulcinea se volvió al jesuita"Vd. -le dijo-, que dice que

entenderlost", y salió también al campo.En la t ib ia noche de otoño, bañada por la luna l lena, br i l laba e l

cerco de antorchas y faroles de motoeicletas que rodeaba el lugarde reunión de los que se l lamaban. . . " ¡Jr rus! ¡Jr rus!"

le tendió un rol l i to de papel:hermano es un bandolero, lea

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1 _ 0 6 Leonardo Castellani

-Es una reliquia insigne de la Vera Cruz de Nuestro Señor!-exclamó el Jesuita asombrado-. Lo he visto en Roma. Es de

propiedad personal del PaPa.-¿Y el Curaloco lo habrá robado, no? Eso dirían Monseñor

Panchampla y después todos los grandes diarios de esta nación el

¡El salteador volatinero se atreve a todo!-No saber, señor. Osté habla. Yo pregunta. El Cura abrió la

joya con una sonrisa amarga y del interior cay€ron un rico anillo,

una llavita de oro y un pliego minúsculo, de ese finísimo pergaminosintético que fabricaban en el Palacio Vaticano. Besó el papel y lo

despiegó con cuidado an-te los ojos cl-el otro. El juez apostólicoleyó y di jo:

- ¡ N o o o o o ! ! ! ! ! !

Volvió a leer lentamente silabeando el latín' Dulcinea sonreíacon tristeza.

-That 's impossible! That 's impósible at alMeaaensl l l l -balbuceaba

el yanqui. Cayó de rodillas.-Es el mismo sello y las mismas firmas -dijo el Cura haciendo

una mueca de payaso-. Y otra firma todavía, ¿no?-Pero entonces, Altísimo... -musitó el otro.-Pssst -ordenó el Cura-. Los títulos para el Irreprochable,

nada. Ni medio. Mí callar segreto, pero entender... ni medio.-Tampoco yo -dijo el capellán de los cristeros-' Pero son

h-echos. Es m-i d-estino. No es fácil ' He hecho lo que he podido. He

obrado con toda sinceridad en medio de las circunstancias más

difíciles que hombre nacido ha topado... movido a veces por un

impulso incomprensible, e irresistible' En verdad le digo: si yo no

sintiera en mí algo que no es humano, que me Parece superior a

toda potencia humana, yo no podría ni moverme ni vivir.-. no hubiera

vivjdo hasta ahora. Por lo demás, sé que estoy destinado a una muerte

poniéndose de hinojos sobre la crujiente seda celeste de su miriñaque,

le besó las manos-. Yo he de morir, que ofrecí mi vida y soy ya una

muerta. Tú has de vivir hasta el triunfo de nuestra patria...El Cura negó las manos al Jesuita, que quería también besarlas, y

se puso en marcha hacia la Puerta.

Su Majestad Dulcinea 1 0 7

-La gran reunión de los Jefes nos espera -dijo-. ¡Que el Espíritude Dios nos ilumine, que no erremos esta última decisión definitiva!-Y salió a la noche.

Dulcinea se volvió al jesuita"Vd. -le dijo-, que dice que

entenderlost", y salió también al campo.En la t ib ia noche de otoño, bañada por la luna l lena, br i l laba e l

cerco de antorchas y faroles de motoeicletas que rodeaba el lugarde reunión de los que se l lamaban. . . " ¡Jr rus! ¡Jr rus!"

le tendió un rol l i to de papel:hermano es un bandolero, lea

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DurcrrunR

-El que ha armado este tabrado tiene el genio d.e ra "míse-en-scéne" -pensó Ecimuncio al entrar con sus compañeros en el lugarde los Jefes-' Esto parece la reunión de una lribu india, y eJ elperfecto escenario de un ejército el más pobre y perseguidt, y

"lmás audaz del mundo.Cuatro aviones juntos sostenían una especie de estrado. Detrás

de él se alzaba algo como un solio o pútpi1o, hecho con el fuselajede un aeroplano de transporte. Todo alrédedor, como una especiede corral de palo a pique, se extendía un círculo formadó pormotoc ic le tas , cuyos fa ro les encend idos apuntaban a l , r rá lo ,iluminando el campo con una luz pareja qné up"r,u, aumentabala de la luna. una gran cantidad de hombres de todas edades,vestidos de monos grises, pardos y azules, arrodillados dentro delcerco, rezaban a coro el rosario. Dos grupos de mujeres lujosamentevestidas estaban de pie a los dos lados del estrado. un sacerdotejoven, con el pelo enteramente blanco, dirigía desde otro púrpitoios rezos. Eclmundo reconoció al nuevo recluta cr istero, quer l ^ - ^ L - - - ! F .¡ r d r r r dua r r e r r r sca l l t o .

uriarte se había puesto su banda azur y blanca con borlas de oroy confundido en un grupo de oficiales, con el uniforme del antiguoejército suprimido, tomaban todos asiento apresuradamente. Edmundose ganó hasta la primera fi la de soldados, buscando con los ojos alCura y a Dulcinea. De repente se hizo un revuelo en las fi las, y sevio subir lentamente las escaleras del sorio vestida de azul y conuna riquísirrra cor-orra en la cabeiiera rubia, con una especie dedeliberada majestad o imperial desgano, a la mujer misteriosa a quienviera un año antes en una reunión parecida, y que de golpe le habíaarrebatado el corazón, y quitado las ganas de ieiespía o dénunciante.IJna voz clara y nítida, extrañamente fría y tranquila, reforzada sin

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DurcrrunR

-El que ha armado este tabrado tiene el genio d.e ra "míse-en-scéne" -pensó Ecimuncio al entrar con sus compañeros en el lugarde los Jefes-' Esto parece la reunión de una lribu india, y eJ elperfecto escenario de un ejército el más pobre y perseguidt, y

"lmás audaz del mundo.Cuatro aviones juntos sostenían una especie de estrado. Detrás

de él se alzaba algo como un solio o pútpi1o, hecho con el fuselajede un aeroplano de transporte. Todo alrédedor, como una especiede corral de palo a pique, se extendía un círculo formadó pormotoc ic le tas , cuyos fa ro les encend idos apuntaban a l , r rá lo ,iluminando el campo con una luz pareja qné up"r,u, aumentabala de la luna. una gran cantidad de hombres de todas edades,vestidos de monos grises, pardos y azules, arrodillados dentro delcerco, rezaban a coro el rosario. Dos grupos de mujeres lujosamentevestidas estaban de pie a los dos lados del estrado. un sacerdotejoven, con el pelo enteramente blanco, dirigía desde otro púrpitoios rezos. Eclmundo reconoció al nuevo recluta cr istero, quer l ^ - ^ L - - - ! F .¡ r d r r r dua r r e r r r sca l l t o .

uriarte se había puesto su banda azur y blanca con borlas de oroy confundido en un grupo de oficiales, con el uniforme del antiguoejército suprimido, tomaban todos asiento apresuradamente. Edmundose ganó hasta la primera fi la de soldados, buscando con los ojos alCura y a Dulcinea. De repente se hizo un revuelo en las fi las, y sevio subir lentamente las escaleras del sorio vestida de azul y conuna riquísirrra cor-orra en la cabeiiera rubia, con una especie dedeliberada majestad o imperial desgano, a la mujer misteriosa a quienviera un año antes en una reunión parecida, y que de golpe le habíaarrebatado el corazón, y quitado las ganas de ieiespía o dénunciante.IJna voz clara y nítida, extrañamente fría y tranquila, reforzada sin

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luda por un megálono, acompañaba la subida con unamelopea:

"Dulc inea argent ina, nuestra Reina. El la repre.sentafe l c i e l o a qu ien acabá i s de i nvoca r , r ep r i sen ta aiepresenta a la lg les ia, y representa ia I {ermosura, quelos nornbres de Dios, por e l cual nos bat imos. p* , ,^ ' ,

"una mujer real/ que aunque intangible a todos, es de todos nosotros.El la corre pel igros mayores q. r " lo , nuestros, ha hecho hazañasmayores que cualquiera, y sufre en su corazón la desolac ión y laruina de este país en el cual nació como nosotros, peor que to-dosnosotros juntos. ¡Doblad todos la rodi l ra izquierda, no derante deuna pob re mor ta l , s i no de lan te d .e l o que e l l a d i v i namen terepresenta l comienza e l juramento de 10s nuevos rec lutas y e lbesamanos de los soldados condecorados, antes que se abra racel iberación de los je fes. . . ¡Nómbrese a Diosr" , se ievantó ra voz

golpe; y la muchedumbre repi t ió por t res veces: , , ¡Nómbrese a

osl" f ragorosamente.Edmundo formó en la f i ra de rec lutas que había de subi r a l sor io

para la-s juras, s in qui tar los o jos n i un momento de ra f igura gue loarrobaba' Aun qui tado ro que debía a l maqui l la ;e y a i ca lculadoiuego de las iuces, mujer era una hermosura indudabtlrnente. Debajode la túnica y el an o manto de seda azul semejante al de ras imágenesde la Inmaculada, adivinaba el cuerpo perfecto, prócer, estatuario,erguido como una lanza. Tenía ra mánó derecha apoyad,a en unaespecie de rico "prie-Dieu" nielado en plata sobre caobá ; y h izquierdasosteniendo sobre e l pecho ra cruz de una gruesa espada meáievar ,cuya punta tocaba el suelo; ra cabeza y los ojos levanlados , ra tez deuna transparencia de nácar, ra boquita e'treabierta, anheloso er labioinferior u. poco riescieñosamente iarido, la gran cabellera despiegada

recrutas besaban s re su pecho, iJ-tl'"XH;: Iili::1"$i;l?luna charanga toca en sord ina e l Himno de la Muerte L impia. Lavoz del megáfono lenta, incansablemente repetía ra fórmura: ,,DulcineaArgent ina, nuestra Reina. El la representa. . . , ,

Ec imuncio s int ió i ienársele dJ golpe e l pecho de una decis ióninmensa: é l l iber ta a esta mujer maravi l iosa de su fa lso cuentole hadas y la rest i r ía a la rear idad del amor y de la v ida de:ste mundo. Para eso no había vacilado en ser traidor a ra Hermandadle la Pol ic ía Federal . Todo esto no era más que una locura, una

Su Majes tad Du lc inea1 1 1

inmóvil, lo ganó el magnetismo de ra situación y empezó a temblar,¡ r (qo yus urrd Lrrdr l l_fa numana: era el s Ímbolo de todos

los viejos ideales del hombre, hoy mardecidos y muertos. Dobló una

Leonardo Caste l lan i

especie de

a la Reinala Pa t r i a ,es uno de

rodi l la y besó u a mano de largos ded.os tersás. Alzóse después, ybesó la fría espa a sobre el duro-pecho de ra donceila. pero entonceslo venció la emoción, y vencien-do ra cabeza sobre el pecho de laniña, dijo con un sollozo ahogado: -serás mía un día. yt te ganaré.

En-tonces sucedieron en un instante ! - -c.aviló después tantos meses. si^tió'"1;:'i:':i;:#::tiliTi:doblegaba sobre la suya y er caror de un rostro bañado en rágrimas,y una voz ternístTu

I desolada que decía: , ,Nunca,

EdÁundo,nunca/_ nunca"; y a l mismo t iempo un o lor fé t ido y ot ra cosa másrara aún que le hizo levantar bruscamente la cabáza y tender losbrazos, a la ys7 que era rechazado reciamente por la mujer (¿mujer?)y la espada caía con estruendo a l suelo. Edmundo ba¡ 'J tas gradas..?t',_ lu cabeza que le estallaba. Aquella mujer pu.e"iá .* ho*b.udisf razado. Todo era mister io ent ie estas gentes.

Pero ya la voz del locutor anunciaba loJ d iscursos de los je fes.Hablaban t res en nombre de todos ros grupos, después de haberdel iberado éstos y votado separadamente; y cerraba e l debate erCura ' ur iar te se adelantó a l pútp i to, Dutc ináa le entregó ra espaday posó las dos manos sobre ei pecho, bajando Ia cabe"za. La gentec h i s f ó h a q f r ^ , , o c ó l . . i - ^ ^ : t ^ - - iy s ! r s r r r ¿ v J t r s r t c l ( J , y ( J f l a Í t e ú l l o :

- ¡He rmanos ! Noso t ros F .o "o * .o ,

, , deLoc rá t i cos , , , pe ro

resolvemos nuestros asuntos en asamblea públ ica y por votac ión,a los p ies de esta egregia cr ia tura que sabéis fue la in ic iadora delMovimiento. El cual está en este moirento tocando una crisis grave.

Respiró hondo y miró lentamente a su gente en silencio.-

-Han pasado tres años, muchas glorias, muchas muertes y muchosdolores. Actualmente no tenemos muchas esperanzas dJ t tegu, atomar por asalto Marel Plata- o el puerto. .-, hnmh=rJor-1.^o *.- ._._ _ ,os to anuncio rrun.u*".,i", ;;q;;'i.;il;;; #"á;¿1':H:dos urbes una vasta zona, sin un ejército regular hemos de descartarla toma de una gran c iudad. Ésta es la s i tuación. Además muchostemen que e l gobierno del I r reprochable. . ,

- ¡Ha muerto! -gr i tó uno- . ¡Lo mató Cayastá ! ! I I !

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luda por un megálono, acompañaba la subida con unamelopea:

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"una mujer real/ que aunque intangible a todos, es de todos nosotros.El la corre pel igros mayores q. r " lo , nuestros, ha hecho hazañasmayores que cualquiera, y sufre en su corazón la desolac ión y laruina de este país en el cual nació como nosotros, peor que to-dosnosotros juntos. ¡Doblad todos la rodi l ra izquierda, no derante deuna pob re mor ta l , s i no de lan te d .e l o que e l l a d i v i namen terepresenta l comienza e l juramento de 10s nuevos rec lutas y e lbesamanos de los soldados condecorados, antes que se abra racel iberación de los je fes. . . ¡Nómbrese a Diosr" , se ievantó ra voz

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osl" f ragorosamente.Edmundo formó en la f i ra de rec lutas que había de subi r a l sor io

para la-s juras, s in qui tar los o jos n i un momento de ra f igura gue loarrobaba' Aun qui tado ro que debía a l maqui l la ;e y a i ca lculadoiuego de las iuces, mujer era una hermosura indudabtlrnente. Debajode la túnica y el an o manto de seda azul semejante al de ras imágenesde la Inmaculada, adivinaba el cuerpo perfecto, prócer, estatuario,erguido como una lanza. Tenía ra mánó derecha apoyad,a en unaespecie de rico "prie-Dieu" nielado en plata sobre caobá ; y h izquierdasosteniendo sobre e l pecho ra cruz de una gruesa espada meáievar ,cuya punta tocaba el suelo; ra cabeza y los ojos levanlados , ra tez deuna transparencia de nácar, ra boquita e'treabierta, anheloso er labioinferior u. poco riescieñosamente iarido, la gran cabellera despiegada

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Pero ya la voz del locutor anunciaba loJ d iscursos de los je fes.Hablaban t res en nombre de todos ros grupos, después de haberdel iberado éstos y votado separadamente; y cerraba e l debate erCura ' ur iar te se adelantó a l pútp i to, Dutc ináa le entregó ra espaday posó las dos manos sobre ei pecho, bajando Ia cabe"za. La gentec h i s f ó h a q f r ^ , , o c ó l . . i - ^ ^ : t ^ - - iy s ! r s r r r ¿ v J t r s r t c l ( J , y ( J f l a Í t e ú l l o :

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L 7 2Leondrdo casrel l¿ni

, , , vaiestad Dutcinea/a recibido bombas

113

Unidos.. . con et-paraguay,

,es. lili:],1,# jll:,]-preguntÓ la voz

salto adelant€ en su

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lo moral depende de el lo. . . r l

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L 7 2Leondrdo casrel l¿ni

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¡Debemos volvemos todos como¡Debemos volvemos todos locos!el desdichado.

Leonardo Castel lani

vacíos, con una metra enorme al cinto. Se ahogaba al hablar; y pormomentos no daba sino gritos inarticulados.

, - ¡Neuquén! ¡Acordaos de las matanzas del Neuquén!

habéis olvidado de lo que hicieron los mercenarios enChoel, de las enormidades de Huin-pireról ¡eué pactare jérc i to regu la r ! i l ,a d isc io l ina ahora wa ccrÁ r tp mác . ,

el Tigre de Cayastá! ¿Es un loco?¡Debemos morir todos! -gritaba Er SEnnlóN nn Cuna Loco

iYa aosChoele-ni qué

El pelirroio vestido de obrero h-abló con- la cabeza y los brazosen alto, como si estuviese hablando con Dios, él y Dios solos.Éstos son los discursos que le valieron fama de loco, pero queejercían tanta influencia en la gente. su silueta accionaba comosi quisiera nadar o volar, recortada en la ruz lunar, entre las

¡Me acuerdo cuando era niño que estaba subido a un árbol de

religión -y de mala polít ica, como diría Monseñorespuesta sería que me fue simplemente forzoso, quele en coneiencia hacer otra cosa. Tenía sobre mí el

eber hacia mi familia y el deber hacia mi patria, que son previos yo son contrarios al deber religioso. Mi familia había sido destrozada

en eI Neuquén, y había que salvar a dos miembros d.e ella, heridosen cuerpo y alma y descarriados; pero para salvarlos tuve queperderme primero con ellos. yo estoy hecho de tal manera que nopuedo amar a Dios sino a través de las criaturas, es decir, de los

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¡Debemos volvemos todos como¡Debemos volvemos todos locos!el desdichado.

Leonardo Castel lani

vacíos, con una metra enorme al cinto. Se ahogaba al hablar; y pormomentos no daba sino gritos inarticulados.

, - ¡Neuquén! ¡Acordaos de las matanzas del Neuquén!

habéis olvidado de lo que hicieron los mercenarios enChoel, de las enormidades de Huin-pireról ¡eué pactare jérc i to regu la r ! i l ,a d isc io l ina ahora wa ccrÁ r tp mác . ,

el Tigre de Cayastá! ¿Es un loco?¡Debemos morir todos! -gritaba Er SEnnlóN nn Cuna Loco

iYa aosChoele-ni qué

El pelirroio vestido de obrero h-abló con- la cabeza y los brazosen alto, como si estuviese hablando con Dios, él y Dios solos.Éstos son los discursos que le valieron fama de loco, pero queejercían tanta influencia en la gente. su silueta accionaba comosi quisiera nadar o volar, recortada en la ruz lunar, entre las

¡Me acuerdo cuando era niño que estaba subido a un árbol de

religión -y de mala polít ica, como diría Monseñorespuesta sería que me fue simplemente forzoso, quele en coneiencia hacer otra cosa. Tenía sobre mí el

eber hacia mi familia y el deber hacia mi patria, que son previos yo son contrarios al deber religioso. Mi familia había sido destrozada

en eI Neuquén, y había que salvar a dos miembros d.e ella, heridosen cuerpo y alma y descarriados; pero para salvarlos tuve queperderme primero con ellos. yo estoy hecho de tal manera que nopuedo amar a Dios sino a través de las criaturas, es decir, de los

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r t o

prój imos, ¡y todos vosotros estáis hechos semejantemente, y todoslos cr ist ianos -menos Monseñor panchampla!_. Me atrevo a decirque la raíz de los mares de ra Igresia Argenlina ha sido el orvido deeste pr incipio: se h. desencarnado, se especial izó y eclesiast icó

Leonardo Caste l lan i

greslapero ahora se

Su Majestad Dulc inea I , . I

diera a entender. Porque ¡usarlos debía! Nadie toma una linterna yla pone adentro del "canastro" de la ropa sucia. El caballo de carreraque no corre, se pone neurasténico. . .

Supongamos que todos nos hemos equivocado y nos hemoslanzado a una empresa s in éx i to posib le. Pero nosotros no hemos

causa eterna, no desencarnada s ino encarnada en un cuerDo carnaly en una patr ia terrenal . Por eso decimos que Dulc inea es símbolode la patr ia y de la hermosura; y l ,a hermosura es f igura de Dios.La novela de Cervantes es la más grande novela del mundo, porqueha expresado e l núcleo de la f i losof ía del Cr is t ian ismo: la empresaa r r i i n f p q n a n n r I t h ' i . ^ " - ' ' l . ¡ ^ l ^ L ^ ¡ * ^ - . . - ^ . : l ^ ^ ¡ T - \ - . t ^ i - ^ -u c r q l r E l l r r v D u r q l u E a l / u u t L r l r e d / q t l g

no es una idea, s ino una persona humana, l lámese por e l momentoAldonza Lorenzo. . . y no sé s i d igo d isparates, Reverendo Cófrade- i n te r rump ió e l Cu ra , vo l v i éndose a l yanqu i z eue es tabanerv iosís imo-, Dulc inea, aunque fuera de mi ' ,subjet iv idad, ,

nosea más que una campesina zafia, pero que dentro de mi fe, dentrode la pres ión heroica de la mente del cabal lero, que es la fe, no esAldonza Lorenzo n i es un sueño vano/ es real , es más real quetodas las real idades mater ia les, y la prueba está en los grandeshechos que inspi ra y las hazañas que produce. . . Concretamenre,nosotros los cr is teros hemos defendido a una mujer que andaba acabal lo por la Patagonia haciendo locuras en defensa, e l la , de Iapatr ia , por lo cual merecía ser Reina, y lo era; y yo, yo en defensade e l la , yo que me he met ido en todo este berenjenal porque teníade defender la la obl igación más c ier ta y pr imi t iva l

Supon-garr.os que este r.-.o-, ' in".iento sea ah.ogado €n s&Íi$í€, CoÍrroIo fue e l movimiento vendeano cuando la Revolu_ción- Fra-ncesa ;ytantos ot ros nacidos con móvi les santos, y después f racasados,como ia sexta y la séptima cruzada! Bellum fácere cum sanctis et uíncere¿osl . Pero Dios nunca ha pedido a l hombre que venza s ino que nosea vencido. s i con recta conciencia caemos/ con recta in tención yevitando en nuestra lucha toda maldad y mentira, hemos dadotestimonio de que creemos que lo divino existe en lo humano, hemosatest iguado indi rectamente la Enca_rnación del Verbo, y h.emostraspasado a Dios la obl igación de la defensa y la venganza. Biensé yo que los estados son cosas creadas -y creadas por e l hombrepor cierto- y que un día serán instrumento del Hombre de pecado,

r ¡v . r r usDsr rLdr r raqo/ se espec lahzo y ec les ias t i có

1".,i':'.:i.11;^'.r.:':: _la práctica que la srácia ,.,por,L la narura, y

será una sociedad artif icial, o mejor dicho ,,cultural,,,volvió una sociedad ARrlrlcrosn.

-¡Los curas cobardes! ¡Los curas avarientosl ;Los curas l icenciososr-gritaron de abajo varias voces.- ¡Los conozco or que ustedes! Son menos, y menos culpabies

de Io que usted-es . - n-qan. nor^ - t^" -^-^- - - - -==: , :er apoyo der Gobi ;;;";J";;,

"í o,""lo",Jl';;::i"oiT.:T"?"'::puente de Ia Her j ía entre nosotros. Tomad por e jemplo a losjesu i t as . . .

Los o jos de los oyentes se volv ieron hacia e l gr ingo rubio,espigado y a l to , parecido a l f inado Eisenhower.

- i

-Estaba hablando de mi fatar conexión con ros revoluc ionar iospeludistas o pera l is tas o cr is teros -crar ineó er cura- . No puedomenos de creet que fue predeterminada por la providencia. Empecéa a s i s t i r e s n i r i t u a l m p n f e e l n c ¡ ¡ r Á t i ^ ^ ó - Á ^ - ^ ^ ^ - : r - r

1. "Hacer la guer ra a los santos y vencer los" (Apoc . L3 , Z) .

Page 122: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

r t o

prój imos, ¡y todos vosotros estáis hechos semejantemente, y todoslos cr ist ianos -menos Monseñor panchampla!_. Me atrevo a decirque la raíz de los mares de ra Igresia Argenlina ha sido el orvido deeste pr incipio: se h. desencarnado, se especial izó y eclesiast icó

Leonardo Caste l lan i

greslapero ahora se

Su Majestad Dulc inea I , . I

diera a entender. Porque ¡usarlos debía! Nadie toma una linterna yla pone adentro del "canastro" de la ropa sucia. El caballo de carreraque no corre, se pone neurasténico. . .

Supongamos que todos nos hemos equivocado y nos hemoslanzado a una empresa s in éx i to posib le. Pero nosotros no hemos

causa eterna, no desencarnada s ino encarnada en un cuerDo carnaly en una patr ia terrenal . Por eso decimos que Dulc inea es símbolode la patr ia y de la hermosura; y l ,a hermosura es f igura de Dios.La novela de Cervantes es la más grande novela del mundo, porqueha expresado e l núcleo de la f i losof ía del Cr is t ian ismo: la empresaa r r i i n f p q n a n n r I t h ' i . ^ " - ' ' l . ¡ ^ l ^ L ^ ¡ * ^ - . . - ^ . : l ^ ^ ¡ T - \ - . t ^ i - ^ -u c r q l r E l l r r v D u r q l u E a l / u u t L r l r e d / q t l g

no es una idea, s ino una persona humana, l lámese por e l momentoAldonza Lorenzo. . . y no sé s i d igo d isparates, Reverendo Cófrade- i n te r rump ió e l Cu ra , vo l v i éndose a l yanqu i z eue es tabanerv iosís imo-, Dulc inea, aunque fuera de mi ' ,subjet iv idad, ,

nosea más que una campesina zafia, pero que dentro de mi fe, dentrode la pres ión heroica de la mente del cabal lero, que es la fe, no esAldonza Lorenzo n i es un sueño vano/ es real , es más real quetodas las real idades mater ia les, y la prueba está en los grandeshechos que inspi ra y las hazañas que produce. . . Concretamenre,nosotros los cr is teros hemos defendido a una mujer que andaba acabal lo por la Patagonia haciendo locuras en defensa, e l la , de Iapatr ia , por lo cual merecía ser Reina, y lo era; y yo, yo en defensade e l la , yo que me he met ido en todo este berenjenal porque teníade defender la la obl igación más c ier ta y pr imi t iva l

Supon-garr.os que este r.-.o-, ' in".iento sea ah.ogado €n s&Íi$í€, CoÍrroIo fue e l movimiento vendeano cuando la Revolu_ción- Fra-ncesa ;ytantos ot ros nacidos con móvi les santos, y después f racasados,como ia sexta y la séptima cruzada! Bellum fácere cum sanctis et uíncere¿osl . Pero Dios nunca ha pedido a l hombre que venza s ino que nosea vencido. s i con recta conciencia caemos/ con recta in tención yevitando en nuestra lucha toda maldad y mentira, hemos dadotestimonio de que creemos que lo divino existe en lo humano, hemosatest iguado indi rectamente la Enca_rnación del Verbo, y h.emostraspasado a Dios la obl igación de la defensa y la venganza. Biensé yo que los estados son cosas creadas -y creadas por e l hombrepor cierto- y que un día serán instrumento del Hombre de pecado,

r ¡v . r r usDsr rLdr r raqo/ se espec lahzo y ec les ias t i có

1".,i':'.:i.11;^'.r.:':: _la práctica que la srácia ,.,por,L la narura, y

será una sociedad artif icial, o mejor dicho ,,cultural,,,volvió una sociedad ARrlrlcrosn.

-¡Los curas cobardes! ¡Los curas avarientosl ;Los curas l icenciososr-gritaron de abajo varias voces.- ¡Los conozco or que ustedes! Son menos, y menos culpabies

de Io que usted-es . - n-qan. nor^ - t^" -^-^- - - - -==: , :er apoyo der Gobi ;;;";J";;,

"í o,""lo",Jl';;::i"oiT.:T"?"'::puente de Ia Her j ía entre nosotros. Tomad por e jemplo a losjesu i t as . . .

Los o jos de los oyentes se volv ieron hacia e l gr ingo rubio,espigado y a l to , parecido a l f inado Eisenhower.

- i

-Estaba hablando de mi fatar conexión con ros revoluc ionar iospeludistas o pera l is tas o cr is teros -crar ineó er cura- . No puedomenos de creet que fue predeterminada por la providencia. Empecéa a s i s t i r e s n i r i t u a l m p n f e e l n c ¡ ¡ r Á t i ^ ^ ó - Á ^ - ^ ^ ^ - : r - r

1. "Hacer la guer ra a los santos y vencer los" (Apoc . L3 , Z) .

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1 1 8 Leonardo Caste l lan i

rltrfl:

, iii

iilr,il

itSu Majes tad Du lc inea

L I 9

11TllTis adelantada. ¡Nos matan en nombre de la l iberiad y en

^ -Porque yo no defiendo ahora sino solamente mi FE -gritó el

Cura cuando se apagó e l vocer ío- , contra la here j ía más sut i lque ex is te, la ú l i ima herej ía, dentro de cuyo caláo nacerá e lAnt icr is to ' Muchos de vosotros defendéis e l ser h is tór ico de estanación, que habéis aprendido a amar, como Ur iar te por e jemplo:otros defendéis o vengáis directamente vuestros bienes arrapinuáor,que considerá is con razón requis i to necesar io de vuestra v idamoral v racional; como_ por e¡emplo el tagarote de euiroga euintana.Pe ro yo de f i endo d i rec tamen te l a f e ca tó l i ca . p l r q . re es tedemocrat ismo que se nos impone a la vez con la ment i ra y lav io lencia, es una cosa rer ig iosa, es er Cr is t ian ismo de Cr is tot rans fo rmado en e l C r i s t i an i smo de panchamp la , adu l t e rado ,tergiversado y vaciado de todo su contenido; y rellánado por JulianoFelsenburgh de un contenido satánico. . .

- ¡obra de los judíosr -gr i tó uno; y un gongo impuso s i lencio.-1 lu manera que la Igresia d,ice: Extra Eccjesiim nulia sarusr, ahoraesta contra-Iglesia o mejor dicho pseudo-Igresia procrama: Fuera dela "democracia" no hay salvación. A los que no admit imos estasubl imación i legí t ima de un s is tema pol í t ico en dogma re l ig ioso,nos l l aman pe ra i i s tas o naz i s o c r i s tóba les . E ] l se r , , naz i , ,corresponde a Lrna rueva categoría de crimen, peor que el robo,el asesinato, ei aciuiterio y cuaiquier derito .o-úr,; .ro a" balde ala pol ic ía que 1o pers igue i lamán sección Especia l . En real idad,corresponde ai derito que en otro tiempo se raÁó "herejía,';por esodije que este "l iberalísmo" triunfante uho.u es una cosa religiosa: esuna re l ig ión fa lsa, peor que e l mahomet ismo. ¡Se nos quiere hacercreer que la guerra de Norteamér ica contra Asia es una Crtzada,una / /guerra

santa" l Se ha inventado y puesto en acción contranoso t ros una Inqu i s i c i ón mucho peo r que l a an t i gua ,"diametralmente" peor -como sería por ejemplo ia inversión sexualcon respecto a ra s imple ru jur ia- . se está repi t iendo 10 que pasó en

an unldo y tuer te que l legó hasta e l c ie lo. Toda esta persecución se hace en nombre der Cr is t ian ismo, dercual se han conservado los nombres vaciados y ros r i tos fa is i f icados,l legándose hasta e l f ing i r una adhesión zalamera y enteramenteinefect iva a l sumo pont í f ice de Roma. se mant iene er aparatoburocrát ico de las Cur ias y aún se fomenta su h iper t rof ia , peroi o r l a s l e c a q i c a c " ^ h - ^ ^ , , ^ ^ 1 t - - : ^ L : - , - : -o v u r E 9 u s E r \ , j . r b r r a r l l s t n o K o m a n o S e a s l e n t a . . .como la independencia de Ia fami l ia y la nropiedad pr ivada, lajusticia.social, el principio de legitimiduá d" tos gouiernos, el controlscb re I os gobe rnan tes , l a decenc ia púb i i ca , l a conv i venc iacar i ta t iva. . . la LEY en f in . . . todo eso ha s iáo aniqui rado, de sobra 1osabéis, lo habéis sufrido en carne propia... haciendo al mismo tiempomucho ru ido con todas esas palabras. se favorece a l c lero menosdigno, en una d iaból ica selección ar revés, y de hecho se ha creadoun cisma en é1, con er sencilrísimo arbitrio de dar las silras episcopales,no a los más dignos, que son los más doctos... no a los más inteligentesy espi r i tua ies, s ino a los más pol í t icos y puer i imente , ,p iadosos, , .sed non in pol í t ica saraabi t nos Dóminut j t iur t . pero

¿a qué seguir l- - o - - - ^ '

lo{os Io conocéis por haber lo sufr ido, mejor que yo. I=a adoración

de Dios esf á +i++t4m.m+i+*i ¡ ̂ ; ,- ^^--^.^+: r- í ̂ - : -, ^"c10n

r im i r a Cr is to , s ino reduc iénEG

en "mi tos" , es deci r , en símbolos de 1o d iv ino que ES lo humano,como di jo e l gran escr i tor español Unamurr i . . . y yo mismo haceun momento, en ot ro sent ido. De vosotros no sé; de mí sé deci rqxe no hav descanso pa-ra m.í, fuera de la r,rierte, i lrrieitrtras estaabominación subsista. . .

E l Cura se detuvo un momento y miró a su gente; y la v io sóiomediocremente interesada. El lungo yanqui hablaba acaioradamente

2. "Fuera de la Ig ies ia no hay sa lvac ión . , , 3 . "Pero e l Señor Jesús no nos sa lvará por la po l í t i ca . ,

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11TllTis adelantada. ¡Nos matan en nombre de la l iberiad y en

^ -Porque yo no defiendo ahora sino solamente mi FE -gritó el

Cura cuando se apagó e l vocer ío- , contra la here j ía más sut i lque ex is te, la ú l i ima herej ía, dentro de cuyo caláo nacerá e lAnt icr is to ' Muchos de vosotros defendéis e l ser h is tór ico de estanación, que habéis aprendido a amar, como Ur iar te por e jemplo:otros defendéis o vengáis directamente vuestros bienes arrapinuáor,que considerá is con razón requis i to necesar io de vuestra v idamoral v racional; como_ por e¡emplo el tagarote de euiroga euintana.Pe ro yo de f i endo d i rec tamen te l a f e ca tó l i ca . p l r q . re es tedemocrat ismo que se nos impone a la vez con la ment i ra y lav io lencia, es una cosa rer ig iosa, es er Cr is t ian ismo de Cr is tot rans fo rmado en e l C r i s t i an i smo de panchamp la , adu l t e rado ,tergiversado y vaciado de todo su contenido; y rellánado por JulianoFelsenburgh de un contenido satánico. . .

- ¡obra de los judíosr -gr i tó uno; y un gongo impuso s i lencio.-1 lu manera que la Igresia d,ice: Extra Eccjesiim nulia sarusr, ahoraesta contra-Iglesia o mejor dicho pseudo-Igresia procrama: Fuera dela "democracia" no hay salvación. A los que no admit imos estasubl imación i legí t ima de un s is tema pol í t ico en dogma re l ig ioso,nos l l aman pe ra i i s tas o naz i s o c r i s tóba les . E ] l se r , , naz i , ,corresponde a Lrna rueva categoría de crimen, peor que el robo,el asesinato, ei aciuiterio y cuaiquier derito .o-úr,; .ro a" balde ala pol ic ía que 1o pers igue i lamán sección Especia l . En real idad,corresponde ai derito que en otro tiempo se raÁó "herejía,';por esodije que este "l iberalísmo" triunfante uho.u es una cosa religiosa: esuna re l ig ión fa lsa, peor que e l mahomet ismo. ¡Se nos quiere hacercreer que la guerra de Norteamér ica contra Asia es una Crtzada,una / /guerra

santa" l Se ha inventado y puesto en acción contranoso t ros una Inqu i s i c i ón mucho peo r que l a an t i gua ,"diametralmente" peor -como sería por ejemplo ia inversión sexualcon respecto a ra s imple ru jur ia- . se está repi t iendo 10 que pasó en

an unldo y tuer te que l legó hasta e l c ie lo. Toda esta persecución se hace en nombre der Cr is t ian ismo, dercual se han conservado los nombres vaciados y ros r i tos fa is i f icados,l legándose hasta e l f ing i r una adhesión zalamera y enteramenteinefect iva a l sumo pont í f ice de Roma. se mant iene er aparatoburocrát ico de las Cur ias y aún se fomenta su h iper t rof ia , peroi o r l a s l e c a q i c a c " ^ h - ^ ^ , , ^ ^ 1 t - - : ^ L : - , - : -o v u r E 9 u s E r \ , j . r b r r a r l l s t n o K o m a n o S e a s l e n t a . . .como la independencia de Ia fami l ia y la nropiedad pr ivada, lajusticia.social, el principio de legitimiduá d" tos gouiernos, el controlscb re I os gobe rnan tes , l a decenc ia púb i i ca , l a conv i venc iacar i ta t iva. . . la LEY en f in . . . todo eso ha s iáo aniqui rado, de sobra 1osabéis, lo habéis sufrido en carne propia... haciendo al mismo tiempomucho ru ido con todas esas palabras. se favorece a l c lero menosdigno, en una d iaból ica selección ar revés, y de hecho se ha creadoun cisma en é1, con er sencilrísimo arbitrio de dar las silras episcopales,no a los más dignos, que son los más doctos... no a los más inteligentesy espi r i tua ies, s ino a los más pol í t icos y puer i imente , ,p iadosos, , .sed non in pol í t ica saraabi t nos Dóminut j t iur t . pero

¿a qué seguir l- - o - - - ^ '

lo{os Io conocéis por haber lo sufr ido, mejor que yo. I=a adoración

de Dios esf á +i++t4m.m+i+*i ¡ ̂ ; ,- ^^--^.^+: r- í ̂ - : -, ^"c10n

r im i r a Cr is to , s ino reduc iénEG

en "mi tos" , es deci r , en símbolos de 1o d iv ino que ES lo humano,como di jo e l gran escr i tor español Unamurr i . . . y yo mismo haceun momento, en ot ro sent ido. De vosotros no sé; de mí sé deci rqxe no hav descanso pa-ra m.í, fuera de la r,rierte, i lrr ieitrtras estaabominación subsista. . .

E l Cura se detuvo un momento y miró a su gente; y la v io sóiomediocremente interesada. El lungo yanqui hablaba acaioradamente

2. "Fuera de la Ig ies ia no hay sa lvac ión . , , 3 . "Pero e l Señor Jesús no nos sa lvará por la po l í t i ca . ,

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t 20

sale; pero la estaca de h iguera ha

Leonardo Caste l lan i

con un grupo de oficiales, la gente de abajo se movía, de repente seprodujo un revuelo en e l los y apareció e l Mulato muy afanosobuscando a a lguien. El Cura , r r rp i .ó profundamente, y volv ió adiser tar , esta vez en tono más grave y at r is tado i

-El vástago de mem-brilro de cualquier manera que se lo plante,

Su Majes tad Du lc inea L 2 I

t radic ión apostó l ica y los Santos padres más ant iguos. . . entoncesesa esperanza de un próximo t r iunfo temporal de la lg les ia, tanpredicado por Monseñor F leuret te, no vale; n i tampoco todas 1asprofecías par t icu lares que se apoyan en e l la . Entonces la actualpersecución irá aumentando hasta su máximum -y la voz del orador

il; i;;;il; ;;;;# #i J,"; ":'o: #i:TJ'ilil; ffi "J:,H:discurso. LJna voz gr i tó est r idente: "¿y tú qué d ices?, ,

A n + o c - " ^ ^ " J : ^ - ^ ^ ^ - t ^ ^ ! - - ^ ^ - l - t -r ' r ' r rcs que puolese conresrar / se adelantó e l Jesui ta yanqui y gr i tó :-Urge la d iso luc ión de esta asamblea, porque parece qrr" nuy

pel igro, aunque no deben a larmarse. Tengo Una important ís ima

vencernos. . .- ios poner a mí una pulga en ia oregal -gr i tó e l ext ranjero.Se ha a encaramado en e l púlp i to y gr i taba:-El Adelantado del Río de la p lata les propone por mi medio

\a paz, promet iendo ¡amnist ía general para todos! y1a derogaciónd e l o c i n c i e n c ¡ o l i c i n " ^ " ' i l ó l . T ^ - , r - \ ^ * ^ ' . r ^ - - : - ^ : - ^ r - - - , - ¡ - ru L r a L E l u q r r r u r r L s / p r r r r L r p d r l l l e l l l e I O s

a¡t íc os acerca del ins ignia, y d-e la- enseñ.anza obr igator ia delNeocato l ic ismo en las escuelas. . .

-¿Amnist ía p a todos? ¡Amnist ía para todosl -decían abajo enmedio de un gar ato de voces.

-El Padre Santo de Roma, muy preocupado por la Argent ina, ysin noticias ciertas, me mandó en misión diplomática extraordinariá,rogándome me afanase por conseguir la paz.Interpretando la intencióndel Santo Padre. . i ro he negoctado con- e l Adelantado. F l Gobiernoestá ahora en las mejores d isposic iones. . . - le ía e l yanqui en unpapel .

probabie.1ue .ant_es -de_

e¡a l iqu idación tota l a lboree en la h is tor iá

acclon en estos momentos.

4. "Los que van a mor i r te sa ludan. , ,

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sale; pero la estaca de h iguera ha

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con un grupo de oficiales, la gente de abajo se movía, de repente seprodujo un revuelo en e l los y apareció e l Mulato muy afanosobuscando a a lguien. El Cura , r r rp i .ó profundamente, y volv ió adiser tar , esta vez en tono más grave y at r is tado i

-El vástago de mem-brilro de cualquier manera que se lo plante,

Su Majes tad Du lc inea L 2 I

t radic ión apostó l ica y los Santos padres más ant iguos. . . entoncesesa esperanza de un próximo t r iunfo temporal de la lg les ia, tanpredicado por Monseñor F leuret te, no vale; n i tampoco todas 1asprofecías par t icu lares que se apoyan en e l la . Entonces la actualpersecución irá aumentando hasta su máximum -y la voz del orador

il; i;;;il; ;;;;# #i J,"; ":'o: #i:TJ'ilil; ffi "J:,H:discurso. LJna voz gr i tó est r idente: "¿y tú qué d ices?, ,

A n + o c - " ^ ^ " J : ^ - ^ ^ ^ - t ^ ^ ! - - ^ ^ - l - t -r ' r ' r rcs que puolese conresrar / se adelantó e l Jesui ta yanqui y gr i tó :-Urge la d iso luc ión de esta asamblea, porque parece qrr" nuy

pel igro, aunque no deben a larmarse. Tengo Una important ís ima

vencernos. . .- ios poner a mí una pulga en ia oregal -gr i tó e l ext ranjero.Se ha a encaramado en e l púlp i to y gr i taba:-El Adelantado del Río de la p lata les propone por mi medio

\a paz, promet iendo ¡amnist ía general para todos! y1a derogaciónd e l o c i n c i e n c ¡ o l i c i n " ^ " ' i l ó l . T ^ - , r - \ ^ * ^ ' . r ^ - - : - ^ : - ^ r - - - , - ¡ - ru L r a L E l u q r r r u r r L s / p r r r r L r p d r l l l e l l l e I O s

a¡t íc os acerca del ins ignia, y d-e la- enseñ.anza obr igator ia delNeocato l ic ismo en las escuelas. . .

-¿Amnist ía p a todos? ¡Amnist ía para todosl -decían abajo enmedio de un gar ato de voces.

-El Padre Santo de Roma, muy preocupado por la Argent ina, ysin noticias ciertas, me mandó en misión diplomática extraordinariá,rogándome me afanase por conseguir la paz.Interpretando la intencióndel Santo Padre. . i ro he negoctado con- e l Adelantado. F l Gobiernoestá ahora en las mejores d isposic iones. . . - le ía e l yanqui en unpapel .

probabie.1ue .ant_es -de_

e¡a l iqu idación tota l a lboree en la h is tor iá

acclon en estos momentos.

4. "Los que van a mor i r te sa ludan. , ,

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1 ,22Leonardo Castel lani Maiestad Dulcinea

L Z J

antiaérea' Los faros empezaron a barrer el eielo. De todos lospuntos del horizortte, semejantes a pejerreyes de plata en la limpiaIuz lunar, confluían sobre el aeródromo óraffigna ros aviones deguerra "Ieales,,.-¡A mí! ¡salvemos a Dulcinea! -gritó Edmundo. pero todas

seguido del Mulato y algunos reclutas, se lanzó ar gran estrado yle prendió fuego.El incendio alumbró un amplio círculo, pero ni Dulcinea ni elCura aparecían por ningún lado. ,,¡Mis eriá!,,, gritó Edmundo. y

se tendió en un surco,del_terreno para escap". ul t.e_"ndo trabajo\llí, ar rado suyo, vio relucir vivamente en er suelo

oro que l levaba aI pecho la fantasmal pr incesa.. .El bombardeo de,San Juan la Vieja, que fue materialmente aradade bombas de 500 libras, fue un ,,ráro hirtórico para la Áreentina.porque marcó er fin de Ia rebelión de ros cristóbarls, deshaciÉndoles

nvertido en un novelón increíble.a los diarios _a no ser los sonsos;

:Xi;lh. un chiquilín correntinort¡.u -trusaplo Eeron de Astrada, que estaba enfermo pasandouna temporada con una tía en san Juán la Nueva. Cuando volvióa Corrientes le preguntó su padre: _¿eué tal san Juan? _Son todosrocos -duo el pibe. -¿por qué? -¡La tía me hizo dormir tres nochesdebajo de un colchón! -Zeué f,aúiuZ _Bombas. ¡Bum, bum, bum!

5' La imagen de una riesgosa travesía hacia una de las Isras Afortunadascorp.oriza el seguimiento incondicionar de Cristo. La búsqueda de Jaujasignifica, entonces, Ia vida de ra fe: "navegar sobre 1.d00 metros deagua en un barco averiado-,, (D.e Kirkegord aÍomtís de Aquino, Cap. XIX)Al igual que los Apóstoles durante" la tempestad, quien acepta elCristianismo Absoluto se encuentra en una situación en la que estáhumanamente perdido. pero el cristiano juega al ganapierd.e: el naufragiopermite la l legada a puerto, pues ,, la fe= es lá prenda segura de lavictoria." Jauja es un símbolo ánálogo a Durcinea, pues elta"la nza a ratenaz persecución de una rearidad lbsurda para la sora razón y que hallevado a muchos a la muerte ,,por verla áe lejos.,,

-¿Y uién responde del cumpl imiento de esa palabra delGobierno -gritó Uriarte.

-tr\uü rrLrctqaran a toctos apenas depongamos las armas!!!palabra de "este" gobierno! ;puahl l \Tn zrn" A^ iAt- ̂ *L^-- -^- ,el Desesperado euiroga euintana.

-LQué pasaba? -Pe leaban los so ldados . _¿eué so ldados?-soldados buenos y soldados malos. -¿y cuále"Lrur, los buenos?-¿y yo qué querés que sepa, si todos estaban vestidos igual? _dijoel pibe muy satisfecho, mirando al padre con ros olito, mediocerrados.

Los versos que la mujer fantasma dio al jesuita diplomáticofueron hal lados (en su cadáver) y publ icaáos en una rev is tahumor í s t i ca -po rnog rá f i ca de l pue r to l l amada , 'E I a lma de l ocanyengue". Qui tados los adi tamentos sarcást icos y obscenos quela revista añadió, decían así:

]au¡a5

Yo salí de mis puertos tres esquifes a aelay a remo a la procura de la Isla Afortunada,que son trescientas islas, mas la flor de canelade. todas es Ia incógnita que denóminan lauja:hirsuta, imperuia al paso de toda carabela,la cedió eI rey de Rodas a su primo el de LeónsóIo se aborda aI precío de naufragío y procelay no la hallaron Vasco de Gama ni CoIón.

Rompí todas mis cosas, implacable exterminio,mi jardín con sus ramos de cedrón y de arauja,mis iibros de Esirabonio, de plutarco u de ptiniot t ' l i i o ^ . , - ; L ^ ^ A - - 1 , . : - - , - - a : . : ' -J 4 'Jv t14c LUU 4 ^rnvrLLut n0 qrye que xoa, f r Jaqa,

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1 ,22Leonardo Castel lani Maiestad Dulcinea

L Z J

antiaérea' Los faros empezaron a barrer el eielo. De todos lospuntos del horizortte, semejantes a pejerreyes de plata en la limpiaIuz lunar, confluían sobre el aeródromo óraffigna ros aviones deguerra "Ieales,,.-¡A mí! ¡salvemos a Dulcinea! -gritó Edmundo. pero todas

seguido del Mulato y algunos reclutas, se lanzó ar gran estrado yle prendió fuego.El incendio alumbró un amplio círculo, pero ni Dulcinea ni elCura aparecían por ningún lado. ,,¡Mis eriá!,,, gritó Edmundo. y

se tendió en un surco,del_terreno para escap". ul t.e_"ndo trabajo\llí, ar rado suyo, vio relucir vivamente en er suelo

oro que l levaba aI pecho la fantasmal pr incesa.. .El bombardeo de,San Juan la Vieja, que fue materialmente aradade bombas de 500 libras, fue un ,,ráro hirtórico para la Áreentina.porque marcó er fin de Ia rebelión de ros cristóbarls, deshaciÉndoles

nvertido en un novelón increíble.a los diarios _a no ser los sonsos;

:Xi;lh. un chiquilín correntinort¡.u -trusaplo Eeron de Astrada, que estaba enfermo pasandouna temporada con una tía en san Juán la Nueva. Cuando volvióa Corrientes le preguntó su padre: _¿eué tal san Juan? _Son todosrocos -duo el pibe. -¿por qué? -¡La tía me hizo dormir tres nochesdebajo de un colchón! -Zeué f,aúiuZ _Bombas. ¡Bum, bum, bum!

5' La imagen de una riesgosa travesía hacia una de las Isras Afortunadascorp.oriza el seguimiento incondicionar de Cristo. La búsqueda de Jaujasignifica, entonces, Ia vida de ra fe: "navegar sobre 1.d00 metros deagua en un barco averiado-,, (D.e Kirkegord aÍomtís de Aquino, Cap. XIX)Al igual que los Apóstoles durante" la tempestad, quien acepta elCristianismo Absoluto se encuentra en una situación en la que estáhumanamente perdido. pero el cristiano juega al ganapierd.e: el naufragiopermite la l legada a puerto, pues ,, la fe= es lá prenda segura de lavictoria." Jauja es un símbolo ánálogo a Durcinea, pues elta"la nza a ratenaz persecución de una rearidad lbsurda para la sora razón y que hallevado a muchos a la muerte ,,por verla áe lejos.,,

-¿Y uién responde del cumpl imiento de esa palabra delGobierno -gritó Uriarte.

-tr\uü rrLrctqaran a toctos apenas depongamos las armas!!!palabra de "este" gobierno! ;puahl l \Tn zrn" A^ iAt- ̂ *L^-- -^- ,el Desesperado euiroga euintana.

-LQué pasaba? -Pe leaban los so ldados . _¿eué so ldados?-soldados buenos y soldados malos. -¿y cuále"Lrur, los buenos?-¿y yo qué querés que sepa, si todos estaban vestidos igual? _dijoel pibe muy satisfecho, mirando al padre con ros olito, mediocerrados.

Los versos que la mujer fantasma dio al jesuita diplomáticofueron hal lados (en su cadáver) y publ icaáos en una rev is tahumor í s t i ca -po rnog rá f i ca de l pue r to l l amada , 'E I a lma de l ocanyengue". Qui tados los adi tamentos sarcást icos y obscenos quela revista añadió, decían así:

]au¡a5

Yo salí de mis puertos tres esquifes a aelay a remo a la procura de la Isla Afortunada,que son trescientas islas, mas la flor de canelade. todas es Ia incógnita que denóminan lauja:hirsuta, imperuia al paso de toda carabela,la cedió eI rey de Rodas a su primo el de LeónsóIo se aborda aI precío de naufragío y procelay no la hallaron Vasco de Gama ni CoIón.

Rompí todas mis cosas, implacable exterminio,mi jardín con sus ramos de cedrón y de arauja,mis iibros de Esirabonio, de plutarco u de ptiniot t ' l i i o ^ . , - ; L ^ ^ A - - 1 , . : - - , - - a : . : ' -J 4 'Jv t14c LUU 4 ^rnvrLLut n0 qrye que xoa, f r Jaqa,

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L 2 4Leonardo Castel lani

y las uelas como alas de halcón y de ilusión,quedé sin rey ni patria, refugio ni dominio,mi madre y su pañuelo tloraido en el balcón.

Muchas aeces la he aisto, diferentes facciones,diferentes lugares, siempre ia mismá Iauia:

Su Majestad Dulcinea

Si estuaiera en el mapa y estuaiera a Ia aistacon correos y aiajes de ida y ouelta y recreo,eso sería negocio ya no fuera conquista

Dar dos, recibir cuatro, cosa es de petardista,lauja no es una playa -Hawai o Miramar-.No la hizo un matemático sino el Gran Noael ista.ni es hecha sino para marineros de mar.

Las gentes de los puertos donde ibs a bastimentorisueñas me miraban pasar como a un til ingo,yo entendía en sus ojos su irónico comentaaunque nada dijeran o aunque hablarqn en gringo,doncellas que querían sacarme a sqlaamentome hacían ojos dulces o charlas de pasión,Ia sangre se me alzaba de sed o sent imiento-mas yo era como un Sísifo aolcando su peñón.

Busco Ia isla de lauja, sé Io que busco y quiero,que buscaron los grandes y han encontrado pocos,eI naufragio es seguro y es la ley del crucero,pues los que quieren aerla sin naufragar son locos...quieren llegar a ella sano y limpio eI esquife,seca Ia ropa y todos los bagajes en paz,cuando sólo se arriba lanzando al arrecifeei bote y aiacantio riesnutio a nado et caz.

Busco la isla de lauja de mis puertos orzandoy echando a un solo dado mi aida y mi fortuna,Ia he aisto muchas aeces de mi puente de mandoaI sol de mediodía o a la luz de la luna.Mis galeotes de balde me l loran: ¿Cuándo, cuándo?Ní les perdono eI remo ni les cedo eI t imón.Este es el aiaie eterno que es siempre comen7.af l .do,pero eI término incierto canta en mi corazón.

as Jloridas, sus peñones

frpenas la ardua proa tocaba el malecón.

Su-rq_ué rabiosas aguas de mares ignorados,cabalgué sobre olas de aiolencia inaudita.sobre mil brazas de agua con cascos escorailosrecorrí Ia traidora pampa que el sol limitadesde eI cabo de Hatteras al golfo de Mogadosdejando atrás la isla que naUlt¿'nob¡nsfiicon buena cara al tiempo malo y trucos osadosal hambre y los motines de la tiipulación.

Me decían los hombres serios de mi aldehuela:"Si eso fuerfr seguro con su prueba segurattambién me arriesgaría yo me híciera"a Ia aela,pero arriesgarlo todo sin saber, es locura...',Pero arriesgarlo t o justamente es eI modo,n t t p c f n t t i n c i ¡ u i f i l ^ ) ^ ^ : ^ : 2 , - , , , tr - ' - " ) L w u t L l b t u n f , 0 t q l ,

y e1 eI riesgo absoluto y el arriesgar.Io todoes Ia fórmula única para hacerla ieal.

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L 2 4Leonardo Castel lani

y las uelas como alas de halcón y de ilusión,quedé sin rey ni patria, refugio ni dominio,mi madre y su pañuelo tloraido en el balcón.

Muchas aeces la he aisto, diferentes facciones,diferentes lugares, siempre ia mismá Iauia:

Su Majestad Dulcinea

Si estuaiera en el mapa y estuaiera a Ia aistacon correos y aiajes de ida y ouelta y recreo,eso sería negocio ya no fuera conquista

Dar dos, recibir cuatro, cosa es de petardista,lauja no es una playa -Hawai o Miramar-.No la hizo un matemático sino el Gran Noael ista.ni es hecha sino para marineros de mar.

Las gentes de los puertos donde ibs a bastimentorisueñas me miraban pasar como a un til ingo,yo entendía en sus ojos su irónico comentaaunque nada dijeran o aunque hablarqn en gringo,doncellas que querían sacarme a sqlaamentome hacían ojos dulces o charlas de pasión,Ia sangre se me alzaba de sed o sent imiento-mas yo era como un Sísifo aolcando su peñón.

Busco Ia isla de lauja, sé Io que busco y quiero,que buscaron los grandes y han encontrado pocos,eI naufragio es seguro y es la ley del crucero,pues los que quieren aerla sin naufragar son locos...quieren llegar a ella sano y limpio eI esquife,seca Ia ropa y todos los bagajes en paz,cuando sólo se arriba lanzando al arrecifeei bote y aiacantio riesnutio a nado et caz.

Busco la isla de lauja de mis puertos orzandoy echando a un solo dado mi aida y mi fortuna,Ia he aisto muchas aeces de mi puente de mandoaI sol de mediodía o a la luz de la luna.Mis galeotes de balde me l loran: ¿Cuándo, cuándo?Ní les perdono eI remo ni les cedo eI t imón.Este es el aiaie eterno que es siempre comen7.af l .do,pero eI término incierto canta en mi corazón.

as Jloridas, sus peñones

frpenas la ardua proa tocaba el malecón.

Su-rq_ué rabiosas aguas de mares ignorados,cabalgué sobre olas de aiolencia inaudita.sobre mil brazas de agua con cascos escorailosrecorrí Ia traidora pampa que el sol limitadesde eI cabo de Hatteras al golfo de Mogadosdejando atrás la isla que naUlt¿'nob¡nsfiicon buena cara al tiempo malo y trucos osadosal hambre y los motines de la tiipulación.

Me decían los hombres serios de mi aldehuela:"Si eso fuerfr seguro con su prueba segurattambién me arriesgaría yo me híciera"a Ia aela,pero arriesgarlo todo sin saber, es locura...',Pero arriesgarlo t o justamente es eI modo,n t t p c f n t t i n c i ¡ u i f i l ^ ) ^ ^ : ^ : 2 , - , , , tr - ' - " ) L w u t L l b t u n f , 0 t q l ,

y e1 eI riesgo absoluto y el arriesgar.Io todoes Ia fórmula única para hacerla ieal.

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1 , 2 6

Gracias te doy Dios míoque aunque sea inaisibleclaro que no lo he uisto,pues murió aarios siglos

Leonardo Castel lani

Oración

que me dis te un hermanome acompaña y espera,pretenderlo erA uano,antes que yo naciera,

a danesa aoy traduciendo t¡o,la pinta del fraseo baquiaio, que él llegó,

"LA ptz REINA EN EL ptis,,

Tres meses después del devastador bombardeo de san Tuan la

providencial instrumento que logró e un golpe y sin mayoresdificultades el ansiado fin de la unifi ación de la caótica "south-

República; y el gobier o cumplió su palabra de derogar o suspenderlas leyes an t i r re l ig i sas y devo lver ros subs id ios a la Cur iaEclesiást ica.

Mas al poco tiempo empezó a notarse un raro fenómeno: losprincipales jefes de la guerra cr istera, ios caudi l los más conocidoso más vaiienies, empezaron a desaparecer en forma casuar, perocon una extraordinaria frecuencia. El primero en caer fue el

"upitanArrieta, muerto en una riña en un bar de Marer plata. Era una riña,un atraco, un accidente de auto, una bala perdida, una muerterepentina y misteriosa en un hotel cualquieia. El capitán uriarte

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1 , 2 6

Gracias te doy Dios míoque aunque sea inaisibleclaro que no lo he uisto,pues murió aarios siglos

Leonardo Castel lani

Oración

que me dis te un hermanome acompaña y espera,pretenderlo erA uano,antes que yo naciera,

a danesa aoy traduciendo t¡o,la pinta del fraseo baquiaio, que él llegó,

"LA ptz REINA EN EL ptis,,

Tres meses después del devastador bombardeo de san Tuan la

providencial instrumento que logró e un golpe y sin mayoresdificultades el ansiado fin de la unifi ación de la caótica "south-

República; y el gobier o cumplió su palabra de derogar o suspenderlas leyes an t i r re l ig i sas y devo lver ros subs id ios a la Cur iaEclesiást ica.

Mas al poco tiempo empezó a notarse un raro fenómeno: losprincipales jefes de la guerra cr istera, ios caudi l los más conocidoso más vaiienies, empezaron a desaparecer en forma casuar, perocon una extraordinaria frecuencia. El primero en caer fue el

"upitanArrieta, muerto en una riña en un bar de Marer plata. Era una riña,un atraco, un accidente de auto, una bala perdida, una muerterepentina y misteriosa en un hotel cualquieia. El capitán uriarte

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t ¿ o Leona¡do Castel lani

Echagua, de la orden del Libertador o'Brail, el eminente editori

y numerosos sus camaradas se ganaron al Brasi l , y otroscristóbales emig on a chile; pero aun en er exilio se dieron numerosasmuertes_violentas y "secuestros". El coronel euiroga euintana sepasó al Gobierno, y ocupó un alto cargo. se carculó uñ zoo el númerode "bajas", entre muertos y desapaiecidos. Ferdinando ortiz de

Su Majestad Dulcinea L 2 9

Éste había cerrado la puerta y se había tirado sobre el jergón:-¡Dios mío! -exclamó-. Cientos de leguas y miles de posadas sinhallar el menor rastro de ella ni de su hermano. Debe haber muerto...Pero no debo morir antes de asegurarme.

Y sacando de los andrajos del pecho una riquísima joya de oro, la

Frru oE r¡, Pnrvnne Pnnrn

Ésta es Ia par te del l ibro escr i ta en 1946, exactamente del 15 at 26 demnrzo, en la Parroquia Sagrada Familia, de Mar del Plata, Puerto. Si algunade las cosas imaginadas entonces se uerif icaron después en forma idéntica oparecida (cosa que el lector y no yo juzgará), el autor protesta que no tieneIa culpa: que no ha modificado ahora en nada sustancial su manuscrito [aquíestá para quien deseare reoisarlol y que no posee, que él sepa al menos, eldon de profecía; y si Io poseyera tendría que saberlo, según enseña SantoTomás de Aquino.

EI don de profecía consiste en decir con mucho tiempo de antemano Io queaa a suceder; y después poder explicar plr qué no sucedió (como hizo eIprofeta lonás y Don Orione).

Nore o¡r EprroR

oer orarro La Lflrora, explicó el suceso con su brillante pluma, haciendo

Yer :omo/ gente pendenciera y acostumbrada a la lucha y a l"perduelio" , era imposible se reintegr ase ,,ad integrum,, u ,r.ru íidumoral y digna; y tenía que acabar necesariamente por ser eliminadapor el mismo orden leucocitar de una sociedad prógresista, morar yculta como la nuestra.

Después cie tocio y en el fondo, se trataba de perdularios y asesinos-recalcó EI Tábano.

El mismo día que zarpó para la península de Kamchatka eltransporte "spruil le Braden" con er tercer cargamento de tropasa rgen t i nas , que hab ía de tene r t an ma la sue r te en l as I s l asAleut ianas, l legó a una hoster ía de puerto Madryn un l inyerarotoso y acabado, que mostraba las más inequí'uo.ur muestras decansancio y agotamiento, malamente encubiertas bajo un porteorgulloso. sacando unas monedas de prata, pidió algo de comer ydónde dormir. Cuando la sirvienta lo acompañó a un cuchitri l allado del gall inero, el vagabundo le pregrrrto ,"p"rrtinamente:

La fámula lo miró y se echó a reír repentinamente.-Por amor de. . . lo que más ame, hágame caso. Se t rata para

mí cie una cuestión muy grave. La recompensaré si me ayuda.. I \ T ^ ^ ^ L - 1 - - r - r t¿r \u 5s r ld r ra ' laqo en es ta c luc [ad / no ha o ído us té nada, de unhombre hermosísimo, o bien de una mujer que parece un hombre,con e l pecho l iso?

La gorda fámula, cuyo pecho distaba mucho de ser l iso, se hizola ofendida, y d i jo : -No sea id iota y vaya a dormir la mona. Usténo tiene nada que hacer con las mujeres de ninguna clase ni conningún hombre hermosísimo.

Y volvienci t ina, puso un ciedo en la sien, y lo retorció,designando c a l vagabundo: -parece ment i ra la cant idáde p i t ichuf l is que hay ahora. . . -d i jo .

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t ¿ o Leona¡do Castel lani

Echagua, de la orden del Libertador o'Brail, el eminente editori

y numerosos sus camaradas se ganaron al Brasi l , y otroscristóbales emig on a chile; pero aun en er exilio se dieron numerosasmuertes_violentas y "secuestros". El coronel euiroga euintana sepasó al Gobierno, y ocupó un alto cargo. se carculó uñ zoo el númerode "bajas", entre muertos y desapaiecidos. Ferdinando ortiz de

Su Majestad Dulcinea L 2 9

Éste había cerrado la puerta y se había tirado sobre el jergón:-¡Dios mío! -exclamó-. Cientos de leguas y miles de posadas sinhallar el menor rastro de ella ni de su hermano. Debe haber muerto...Pero no debo morir antes de asegurarme.

Y sacando de los andrajos del pecho una riquísima joya de oro, la

Frru oE r¡, Pnrvnne Pnnrn

Ésta es Ia par te del l ibro escr i ta en 1946, exactamente del 15 at 26 demnrzo, en la Parroquia Sagrada Familia, de Mar del Plata, Puerto. Si algunade las cosas imaginadas entonces se uerif icaron después en forma idéntica oparecida (cosa que el lector y no yo juzgará), el autor protesta que no tieneIa culpa: que no ha modificado ahora en nada sustancial su manuscrito [aquíestá para quien deseare reoisarlol y que no posee, que él sepa al menos, eldon de profecía; y si Io poseyera tendría que saberlo, según enseña SantoTomás de Aquino.

EI don de profecía consiste en decir con mucho tiempo de antemano Io queaa a suceder; y después poder explicar plr qué no sucedió (como hizo eIprofeta lonás y Don Orione).

Nore o¡r EprroR

oer orarro La Lflrora, explicó el suceso con su brillante pluma, haciendo

Yer :omo/ gente pendenciera y acostumbrada a la lucha y a l"perduelio" , era imposible se reintegr ase ,,ad integrum,, u ,r.ru íidumoral y digna; y tenía que acabar necesariamente por ser eliminadapor el mismo orden leucocitar de una sociedad prógresista, morar yculta como la nuestra.

Después cie tocio y en el fondo, se trataba de perdularios y asesinos-recalcó EI Tábano.

El mismo día que zarpó para la península de Kamchatka eltransporte "spruil le Braden" con er tercer cargamento de tropasa rgen t i nas , que hab ía de tene r t an ma la sue r te en l as I s l asAleut ianas, l legó a una hoster ía de puerto Madryn un l inyerarotoso y acabado, que mostraba las más inequí'uo.ur muestras decansancio y agotamiento, malamente encubiertas bajo un porteorgulloso. sacando unas monedas de prata, pidió algo de comer ydónde dormir. Cuando la sirvienta lo acompañó a un cuchitri l allado del gall inero, el vagabundo le pregrrrto ,"p"rrtinamente:

La fámula lo miró y se echó a reír repentinamente.-Por amor de. . . lo que más ame, hágame caso. Se t rata para

mí cie una cuestión muy grave. La recompensaré si me ayuda.. I \ T ^ ^ ^ L - 1 - - r - r t¿r \u 5s r ld r ra ' laqo en es ta c luc [ad / no ha o ído us té nada, de unhombre hermosísimo, o bien de una mujer que parece un hombre,con e l pecho l iso?

La gorda fámula, cuyo pecho distaba mucho de ser l iso, se hizola ofendida, y d i jo : -No sea id iota y vaya a dormir la mona. Usténo tiene nada que hacer con las mujeres de ninguna clase ni conningún hombre hermosísimo.

Y volvienci t ina, puso un ciedo en la sien, y lo retorció,designando c a l vagabundo: -parece ment i ra la cant idáde p i t ichuf l is que hay ahora. . . -d i jo .

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FARTE SEGUNDA

EN POS DE DUTCINEA

"Cuanlg no sé de a4t9m44g cómo acaba 14 comgdi4,no comprendo el prímer acto.,."

A. ndro Lamberto de Boria.

De amor Ia llaga, quien la hace la sana.

Proverbio español.

Me gusta mí noaela - Porque no es mía - Hubo

Ramón Lul l .

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FARTE SEGUNDA

EN POS DE DUTCINEA

"Cuanlg no sé de a4t9m44g cómo acaba 14 comgdi4,no comprendo el prímer acto.,."

A. ndro Lamberto de Boria.

De amor Ia llaga, quien la hace la sana.

Proverbio español.

Me gusta mí noaela - Porque no es mía - Hubo

Ramón Lul l .

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UN nnño DE MAR

En la qran transformación que había sufrido Marel Plata en poco

tiempo, el Club Náutico era posiblemente lo único que había quedado

idéntico como hacía 50 años.Su playita, arruinada o desmejorada por los espolones del Puerto,

que lá había convertido casi en laguna, había escapado a la codicia

áel gobierno y de los ricachones, en parte también porque había

sabido defenderla el Presidente del Club, Di Falco. Pero eI Golf

Club, el Ministerio de Marina y la Corporación de Empleados del

Ministerio de Agricultura (sociedad que reunía 37.000 socios, y

eso que no incluía a todos) le habían echado varios zatPazos; por

suerte, infructuosos. Eso sí, se había aplicado allí, como en todas

partes, las leyes eugenésicas inspiradas en las enseñanzas del

birector del Instituto Super-Antropológico, Dr. Liebensohn: desnudo

integral en las playas separadas de hombres y mujeres; la malla

bikínica y los zaragüelles "shorts" se permitían solamente en las

plavas mixtas.- Út día sábado de los comienzos de la terrible guerra continental

que se llamó de la Libertad (porque cada uno de los inmensos

contendientes se intitulaba defensor de ella) un hombre alto, flexible,

casi del todo calvo y terriblemente rengo se dirigía desnudo a la

alta roca de la parte "Men OnIy" Para tirarse al agua fría de aquel

día de entrado otoño. La playa estaba enteramente desierta Polqueel día era lloviznoso y de viento sur. La temporada había acabado.

De repente se volvió bruscamente, porque oyó gritería en la entrada

del véstuario: vio a lo lejos una especie de vagabundo discutiendo a

gritos con Josué, el encargado. El hombre rengo se encogió de hombros

y ascendió el trampolín. Era una especie de atleta. si hubiera estado

án la playa mixta hubiese llamado la atención por su gallardía, al

menos mientras no caminase o volviese la cabezai Porque la cara

era deforme, le faltaba un ojo y la cruzaba de parte a Parte un enorme

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UN nnño DE MAR

En la qran transformación que había sufrido Marel Plata en poco

tiempo, el Club Náutico era posiblemente lo único que había quedado

idéntico como hacía 50 años.Su playita, arruinada o desmejorada por los espolones del Puerto,

que lá había convertido casi en laguna, había escapado a la codicia

áel gobierno y de los ricachones, en parte también porque había

sabido defenderla el Presidente del Club, Di Falco. Pero eI Golf

Club, el Ministerio de Marina y la Corporación de Empleados del

Ministerio de Agricultura (sociedad que reunía 37.000 socios, y

eso que no incluía a todos) le habían echado varios zatPazos; por

suerte, infructuosos. Eso sí, se había aplicado allí, como en todas

partes, las leyes eugenésicas inspiradas en las enseñanzas del

birector del Instituto Super-Antropológico, Dr. Liebensohn: desnudo

integral en las playas separadas de hombres y mujeres; la malla

bikínica y los zaragüelles "shorts" se permitían solamente en las

plavas mixtas.- Út día sábado de los comienzos de la terrible guerra continental

que se llamó de la Libertad (porque cada uno de los inmensos

contendientes se intitulaba defensor de ella) un hombre alto, flexible,

casi del todo calvo y terriblemente rengo se dirigía desnudo a la

alta roca de la parte "Men OnIy" Para tirarse al agua fría de aquel

día de entrado otoño. La playa estaba enteramente desierta Polqueel día era lloviznoso y de viento sur. La temporada había acabado.

De repente se volvió bruscamente, porque oyó gritería en la entrada

del véstuario: vio a lo lejos una especie de vagabundo discutiendo a

gritos con Josué, el encargado. El hombre rengo se encogió de hombros

y ascendió el trampolín. Era una especie de atleta. si hubiera estado

án la playa mixta hubiese llamado la atención por su gallardía, al

menos mientras no caminase o volviese la cabezai Porque la cara

era deforme, le faltaba un ojo y la cruzaba de parte a Parte un enorme

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L 3 4Leonardo Castel lani

Llegó a ta batsa y se tendió sobre"li;;;"*"d';:'r?". que teníante. Largo ruto *,*;;1:'J:ii1I del vientoi como ii su intencióna. Al cabo de un rato amain e i: ac lararse. Emoezaron a añ.r ^^rrlaya mixta, y

'."""a" "liá "ir;iipacio al agua. El hombre sobre la

3 una lasitud infinita, muerto.r balsa abordada por un ote. Elrdó zurdamente en un chi chorrovreJo e apenas sabía manejar, y dejó caer

"" ; ; ; al agua.Empe a echar ma ld ic ion . ; ; ; to ba jo y a examinar conimper encia al bañista. Este te?ip,

. ?e los cristeros! yo soy Edmundo.¡por desf igurao que esté! ¡Dios!'Dulcinea!

¿Dónde está Dulcinea?

ue¡te.. .Ce está Dulcinea?spués añadió_: Señor, está usfed:ndo. Sépalo. yo no soy . ; ; ; ; llguna llamada Dulcineá. yo sovL Satanowski and Co., Santeríáamericano para Ia Fabricacióno, recuérdelo, y ,l 'o lo olvide.F sano. yo soy rengo y deforme.miraba desconcertado, y dijo_:

El otro I iró con ceño y dijo:-¡Pobre ra Loco!

Su Majestad Dulcinea I J 5

El hombre desnudo se tiró al agua de un salto y empezó a nadaren torniquete, girando como un huso, alrededor de la balsa. Despuésse encaramó en ella y diio:

-¡Pobre yo! Que estoy gozando aquíde Dios que nunca entenderá el hombre.

de esta inmensa criaturaNo me canso de mirar el

mar. AquÍ en el agua yo estoy en mi e emento, ¡y también en eIaire!

-¿No es inmoral andar todo desnudo? -le dijo el otro.El Cura ensombreció su rostro y dijo:-Es verdad que soy pobre, mucho peor que vos. Vos has perdido

una mujer que al f in nunca ha sido ni será tuya. Yo he perdido mipatrrat ml esperanza y mi razón de ser. Y la pierdo de nuevocada minuto, porque de las ruinas de este país, que llevo edificadosobre mis espaldas, cada rato me cae un lad¡il lo al corazón. ¿euiénse enferma que yo no me enferme? Dios me ha hecho el órganosensible de todas las vergüenzas de la patria, y lo que es peor, decada alma que se desmorona. ¡Pobres de nosotros! La patria andamás desnuda que yo. . . -Y cont inuó- : No sé dónde está Dulc inea.Si vive, me tendría que haber mandado noticias. La he buscadodesesperadamente en el Puerto y aquí. Creo que es 1o único queme mantiene atado a la vida. Pero ésa es una zofia y no pierdolas esperanzas.

-Yo la he buscado por toda la República -dijo Edmundo.-Pero ésa es una cabra montés, no puede haber muerto mi

hermanita salvaje.-Si es verdad que es su hermana, su hermana carnal, ¿por qué

no lo dijo cuando los diarios 1o calumniaban?I \ T ^ I ^ l : : ^ a L ^ , - - r i t- r \u r ( r L r rJc . ¡ \ r lu ra ra rnpoco ro c ¡ . l l l a . 1 \o se por que.

Probablemente, porque no valía la pena y no tenía tiempo. euizáporque era inúti l, los diarios hubieran calumniado lo mismo. ¿ErTAna¡,to usté cree que es capaz de respetar nada? O más bien,pensándolo bien, por una especie de furor y desdén (Dios quierano haya sido orgullo) ante la vileza de esos miserables, como dijoel poeta correntino: "A un hombre que se quiere engañar - Zeuécast igo le hemos de dar? - ¡Dejar lo que se engañe, .ch 'amigo!¡No hay peor cast igo!" Sí . Justo e l afecto que Jesucr is to debiósentir cuando decía: "A esta generación yo le hablaré en parábolas,para que viendo no vean y oyendo no oigan y así no se arrepientany se condenen."

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L 3 4Leonardo Castel lani

Llegó a ta batsa y se tendió sobre"li;;;"*"d';:'r?". que teníante. Largo ruto *,*;;1:'J:ii1I del vientoi como ii su intencióna. Al cabo de un rato amain e i: ac lararse. Emoezaron a añ.r ^^rrlaya mixta, y

'."""a" "liá "ir;iipacio al agua. El hombre sobre la

3 una lasitud infinita, muerto.r balsa abordada por un ote. Elrdó zurdamente en un chi chorrovreJo e apenas sabía manejar, y dejó caer

"" ; ; ; al agua.Empe a echar ma ld ic ion . ; ; ; to ba jo y a examinar conimper encia al bañista. Este te?ip,

. ?e los cristeros! yo soy Edmundo.¡por desf igurao que esté! ¡Dios!'Dulcinea!

¿Dónde está Dulcinea?

ue¡te.. .Ce está Dulcinea?spués añadió_: Señor, está usfed:ndo. Sépalo. yo no soy . ; ; ; ; llguna llamada Dulcineá. yo sovL Satanowski and Co., Santeríáamericano para Ia Fabricacióno, recuérdelo, y ,l 'o lo olvide.F sano. yo soy rengo y deforme.miraba desconcertado, y dijo_:

El otro I iró con ceño y dijo:-¡Pobre ra Loco!

Su Majestad Dulcinea I J 5

El hombre desnudo se tiró al agua de un salto y empezó a nadaren torniquete, girando como un huso, alrededor de la balsa. Despuésse encaramó en ella y diio:

-¡Pobre yo! Que estoy gozando aquíde Dios que nunca entenderá el hombre.

de esta inmensa criaturaNo me canso de mirar el

mar. AquÍ en el agua yo estoy en mi e emento, ¡y también en eIaire!

-¿No es inmoral andar todo desnudo? -le dijo el otro.El Cura ensombreció su rostro y dijo:-Es verdad que soy pobre, mucho peor que vos. Vos has perdido

una mujer que al f in nunca ha sido ni será tuya. Yo he perdido mipatrrat ml esperanza y mi razón de ser. Y la pierdo de nuevocada minuto, porque de las ruinas de este país, que llevo edificadosobre mis espaldas, cada rato me cae un lad¡il lo al corazón. ¿euiénse enferma que yo no me enferme? Dios me ha hecho el órganosensible de todas las vergüenzas de la patria, y lo que es peor, decada alma que se desmorona. ¡Pobres de nosotros! La patria andamás desnuda que yo. . . -Y cont inuó- : No sé dónde está Dulc inea.Si vive, me tendría que haber mandado noticias. La he buscadodesesperadamente en el Puerto y aquí. Creo que es 1o único queme mantiene atado a la vida. Pero ésa es una zofia y no pierdolas esperanzas.

-Yo la he buscado por toda la República -dijo Edmundo.-Pero ésa es una cabra montés, no puede haber muerto mi

hermanita salvaje.-Si es verdad que es su hermana, su hermana carnal, ¿por qué

no lo dijo cuando los diarios 1o calumniaban?I \ T ^ I ^ l : : ^ a L ^ , - - r i t- r \u r ( r L r rJc . ¡ \ r lu ra ra rnpoco ro c ¡ . l l l a . 1 \o se por que.

Probablemente, porque no valía la pena y no tenía tiempo. euizáporque era inúti l, los diarios hubieran calumniado lo mismo. ¿ErTAna¡,to usté cree que es capaz de respetar nada? O más bien,pensándolo bien, por una especie de furor y desdén (Dios quierano haya sido orgullo) ante la vileza de esos miserables, como dijoel poeta correntino: "A un hombre que se quiere engañar - Zeuécast igo le hemos de dar? - ¡Dejar lo que se engañe, .ch 'amigo!¡No hay peor cast igo!" Sí . Justo e l afecto que Jesucr is to debiósentir cuando decía: "A esta generación yo le hablaré en parábolas,para que viendo no vean y oyendo no oigan y así no se arrepientany se condenen."

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7 3 6

E J - - - - - r r . .r(.rrr lulrclo cluo:-Dañó la fama de e l la . Eso no-Yo no soy razonable. poco

Leonardo Castel lani

es razonable,me ha servido la razón en misuna especie de instinto, como aorientan de noche. Me pongo a

lpn s -dijo el cura-. Me guía

T: ,?t-y u las grul las, q.rá ,u

Su Majes tad Du lc inea L31

-Eso les pasa por querer meter en la guerra los métodos de la

democrac ia - r i ó Edmundo- . Us tedes hac iendo d i scu rsos y

"asambleas" y los av iones enemigos volando hacia San Juan. . .-Te equivocas -d i jo e l nadador- . La asamblea at ra jo a los

bombarde rcs a l V iñedo , donde hab ía an t i aé reos y donde l a

d lsPersrc r ' l e

San Juan. . . y nosotros también: cuando después se bombardeó lavolado todos. . . con la costumbreciudad, los habi tantes habían

que t ienen de los terremotos. . .-¿1"{e va a decir Usté que fue preii:,editado? -hizo Edi¡:,undo

con asombro.A - ^ l : ^ ^ A - ! ^ ^ l ^ : - : - : ^ - 1 ^ ^ - ^ * L I ^ ^ T T . . : ^ . ' ! ^ - , - - ^ ^ - - - i - ^ -- A l r l c u l d 5 . . . ^ l l L c b L I E I I t l c I d . I l d . d b d . I l t u t g d , t ) L L ( l I t E y y u b L T P T I I I U D

que probablemente una fuerza enemiga volaría a San Juan, y la

hicimos lo mismo, por esa consideración que he dicho... y yo alarguémi d iscurso adrede. Conf iamos en nuestros ant iaéreos; y sobretodo , no nos hub iesen hecho e l menor caso en San Juan s iamanecemos allí gritando que se vayan todos. No nos hubiesencreído. Es la primera vez que se bombardea por argentinos unaciudad argent ina.

- ¡Con ta l que prosperen Marel Plata y e l Puerto! -exc lamó

Mundo-. ¡Hay que ver cómo está e l resto del país!-Pocos rincones como éste quedan -dijo el Cura-, que yo sepa.

¿Cuántos has visto en tu peregrinación por el país en pos de Dulcinea?EI país está empobrecido y oprimido. Y este mismo rincón propicio,

¡miren!Un hombre había l legado nadando hasta la p laya de las mujeres,

l - - - - - - ^ l ^ - - - l ^ - - l - i l l i l ^ ^ - - , - - - L ? - _ ^ - ^ t ^ l ^ . i , - - L - -r as cua res cu r r a5uqus c r l l r l l c r us se rne t l a r r e r r e r a8 ,ua y r e L r raud r r

objetos de bañ.o.-Huy que cumplir la ley. El Dr. Abraham Liebensohn asegura

que la mal la estorba e l efecto sani tar io de la acc ión mecánica delas aguas del mar sobre la p ie l . . . De esa manera conseguiremospie les l indas, pero mire la miser ia b io lógica de los cuerpos.

A lo le jos se d iv isaban los rebaños de bañistas, casi todos pet izosy monstruosamente rechonchos.

- F l i n n n i i r r i f a r i n c - j i i n e l h n m h r p r l p c n r r r l o - F l c í n j r n m p. . . r - r . - * ^ . . ^ . ' " - ^ J ' - ^

adiposo geni ta l se ha general izado en forma de epidemia. Losmédicos no saben qué hacerse.

-Hace d iez años que se v iene hablando -d i jo Edmundo- Escier to. Las por teñas se vuelven pet izas y panzonas. . .

Cr is to delante v hveo que tenía razón. yo siempre caigo parado.

Edmundo sacó del pecho e i re l ica io de oro

Con una exclamación el Cura manotió para agarrar lo, y elmuchacho lo esquivó.-Es mío -dijo el Cura-. Se lo di-a Dulcine para consolarla y

Porque estaba más seguro con el la. Me lo dió e Éapa en Romu. g,un Lignum Crucis. Adentro ha

-se lo diré c ndo lo ,"ou.. . t está Dulcinea'

-Se lo daré a ulcinea ".r tor, .ur. ¡Dios! ¡Cómo puede estar aquítan tranqui lo sin saber nada de e'a. . . s in el la! yo la sarvaré. La

cuando duermo. yo seré su escla.lo que el la quiera. ¡Diosl ¡Cómo-Usté no cree en Dios y siem re nombra a Dios _dijo el Curacon expresión burlona. y añadi( duramente_: ¡Olvídelal-¡ Imposible! ¡Jamás! ¿por qué?

-Se io digo por su bien.-¿Mi en? -dijo el otro con amargura_. Nadie más que yosabe cuál s mi bien.-¿Cómo puede usted desear utópicas fer ic idades en med.io delestado en que está este mundo? Aún suponiendo que Dulcinea nofuera inaccesibie. Hay todavía rincones á" pur. Huy frrgu;es donde

una vrda.El I había roto las nuhss y desde la balsa el paisaje húmedo ycolor o acaric iaba otoñalmónte los ojos: la g.u., _ur,r ión rojadel Golf sobre la a pradera verde. El mar ie había azulado yserenado. La f iní i ínea del hor izonte celeste.. .

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E J - - - - - r r . .r(.rrr lulrclo cluo:-Dañó la fama de e l la . Eso no-Yo no soy razonable. poco

Leonardo Castel lani

es razonable,me ha servido la razón en misuna especie de instinto, como aorientan de noche. Me pongo a

lpn s -dijo el cura-. Me guía

T: ,?t-y u las grul las, q.rá ,u

Su Majes tad Du lc inea L31

-Eso les pasa por querer meter en la guerra los métodos de la

democrac ia - r i ó Edmundo- . Us tedes hac iendo d i scu rsos y

"asambleas" y los av iones enemigos volando hacia San Juan. . .-Te equivocas -d i jo e l nadador- . La asamblea at ra jo a los

bombarde rcs a l V iñedo , donde hab ía an t i aé reos y donde l a

d lsPersrc r ' l e

San Juan. . . y nosotros también: cuando después se bombardeó lavolado todos. . . con la costumbreciudad, los habi tantes habían

que t ienen de los terremotos. . .-¿1"{e va a decir Usté que fue preii:,editado? -hizo Edi¡:,undo

con asombro.A - ^ l : ^ ^ A - ! ^ ^ l ^ : - : - : ^ - 1 ^ ^ - ^ * L I ^ ^ T T . . : ^ . ' ! ^ - , - - ^ ^ - - - i - ^ -- A l r l c u l d 5 . . . ^ l l L c b L I E I I t l c I d . I l d . d b d . I l t u t g d , t ) L L ( l I t E y y u b L T P T I I I U D

que probablemente una fuerza enemiga volaría a San Juan, y la

hicimos lo mismo, por esa consideración que he dicho... y yo alarguémi d iscurso adrede. Conf iamos en nuestros ant iaéreos; y sobretodo , no nos hub iesen hecho e l menor caso en San Juan s iamanecemos allí gritando que se vayan todos. No nos hubiesencreído. Es la primera vez que se bombardea por argentinos unaciudad argent ina.

- ¡Con ta l que prosperen Marel Plata y e l Puerto! -exc lamó

Mundo-. ¡Hay que ver cómo está e l resto del país!-Pocos rincones como éste quedan -dijo el Cura-, que yo sepa.

¿Cuántos has visto en tu peregrinación por el país en pos de Dulcinea?EI país está empobrecido y oprimido. Y este mismo rincón propicio,

¡miren!Un hombre había l legado nadando hasta la p laya de las mujeres,

l - - - - - - ^ l ^ - - - l ^ - - l - i l l i l ^ ^ - - , - - - L ? - _ ^ - ^ t ^ l ^ . i , - - L - -r as cua res cu r r a5uqus c r l l r l l c r us se rne t l a r r e r r e r a8 ,ua y r e L r raud r r

objetos de bañ.o.-Huy que cumplir la ley. El Dr. Abraham Liebensohn asegura

que la mal la estorba e l efecto sani tar io de la acc ión mecánica delas aguas del mar sobre la p ie l . . . De esa manera conseguiremospie les l indas, pero mire la miser ia b io lógica de los cuerpos.

A lo le jos se d iv isaban los rebaños de bañistas, casi todos pet izosy monstruosamente rechonchos.

- F l i n n n i i r r i f a r i n c - j i i n e l h n m h r p r l p c n r r r l o - F l c í n j r n m p. . . r - r . - * ^ . . ^ . ' " - ^ J ' - ^

adiposo geni ta l se ha general izado en forma de epidemia. Losmédicos no saben qué hacerse.

-Hace d iez años que se v iene hablando -d i jo Edmundo- Escier to. Las por teñas se vuelven pet izas y panzonas. . .

Cr is to delante v hveo que tenía razón. yo siempre caigo parado.

Edmundo sacó del pecho e i re l ica io de oro

Con una exclamación el Cura manotió para agarrar lo, y elmuchacho lo esquivó.-Es mío -dijo el Cura-. Se lo di-a Dulcine para consolarla y

Porque estaba más seguro con el la. Me lo dió e Éapa en Romu. g,un Lignum Crucis. Adentro ha

-se lo diré c ndo lo ,"ou.. . t está Dulcinea'

-Se lo daré a ulcinea ".r tor, .ur. ¡Dios! ¡Cómo puede estar aquítan tranqui lo sin saber nada de e'a. . . s in el la! yo la sarvaré. La

cuando duermo. yo seré su escla.lo que el la quiera. ¡Diosl ¡Cómo-Usté no cree en Dios y siem re nombra a Dios _dijo el Curacon expresión burlona. y añadi( duramente_: ¡Olvídelal-¡ Imposible! ¡Jamás! ¿por qué?

-Se io digo por su bien.-¿Mi en? -dijo el otro con amargura_. Nadie más que yosabe cuál s mi bien.-¿Cómo puede usted desear utópicas fer ic idades en med.io delestado en que está este mundo? Aún suponiendo que Dulcinea nofuera inaccesibie. Hay todavía rincones á" pur. Huy frrgu;es donde

una vrda.El I había roto las nuhss y desde la balsa el paisaje húmedo ycolor o acaric iaba otoñalmónte los ojos: la g.u., _ur,r ión rojadel Golf sobre la a pradera verde. El mar ie había azulado yserenado. La f iní i ínea del hor izonte celeste.. .

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1 3 8Leonardo Caste l lan i Su Majestad Dulcinea 1 3 9

-Preséntate esta noche a las d iez en esta c l i recc ión: ca l le TomásAlba Edison, 7IJ ; y a l por tero d i le Ia palabra: catecumenado.

-¿Cómo?-Catecumenado. Conf iando en t i , te haré entrar en una reunión

de cató l icos; no de neocató l icos, s ino de v ie ios cató l icos.- .ESos que la pol lc Ía d isuelve. . . los cr is teros.-Esos mismos. Pero no peleamos más.-¿Y por qué me voy a exponer a ese pel igro?-Huy un ret rato a l ó leo de Dulc inea -d i jo e l hombre desnudo

¡ i sueñ t ¡ .-¿Y por qué Dulc inea t iene que serme inaccesib le? ¿Está casada

er-rn otro, por veniura?El Cura lo miró iargamente con t r is teza, movió rumiando los

labios y a l f in sacudió la testa.-No me atrevo a deci r te la verdad -d i io .

not ic ias, d icen que ha huido, por España, no se sabe. El ú l t imoCónclave fue sumamente sospechoso. Nuestra nación está a l bordede l ab i smo . Esas hue lgas que hacen po r t odo l os ob re ros

edándose en las us inas, las hacen por puro cansancio más quer i r a ; l a p rueba es tá como se de jan ma l t ra ta r o masac ra r

inmóvi les. Pero, ¡guay e l día que se convengan y se organicenl yesta guerra cont inenta l que rec ién comienza, s i s igue adelante,será ei f in ciei muncio. ¡Doscientos millones de hombres en el frente,"xicies inil ies deria nii i ia"l i Luisiio ir iamuncurá, a vos te han rotola cara y la p ierna y te han destru ido la fami l ia ; pero estás b ienvengado de la here j ía. Han dejado a Dios y han hal lado e l in f ierno.¿Y qué van a lar? Estos t iempos son muy buenos, porque sonef icacís imos p hacernos renegar de lo que Jesucr is to l lamó , ,e l

mundo" .Pegó un manotazo, y antes que Edmundo pudiera percatarse,

l - . - - - - - Á ^ l - ^ 1 . : - ^ - : L : - t - 1 - -r L q r r a r l L u s r I E l r L d l r ( J y b e [ r I u a r a g u a .- ¡Tra ic ionero! -gr i tó e l muchacho y empezó a afanarse con los

remos en pos del fugi t ivo. De repente 1o v io desaparecer como un

r o c a s . ¡ O u é o q d o c a - o ^ i ^ r ^ -pocas. ¡Qué os desgraciadosr ne too a su pueblo. Ni recuerdode ustedes La es lancia ¿" * ,1,u-^ r - - . ¡^- - , ,

ti.,o -,*.,. ",:;;_ .;= ;rjombre, ocupada en hacer m uinas

:c ión de Buenos Aires?otro_. Lo aseguran los d iar i sf rus t ra rá e l ace rcamien to d I

cuatro capi ta les h ispano_amer ic

*Y aquí la gente d iv i r t iéndose todavía. . ._-¡Y s i usté v iera e l Casino!

:: :^il"rcomio.-Me año para equilibrar _i, ""r"rr;.

ü.;::::

vos no sabés nadar?-No.-¿Qué vas a hacer?

_-*_","j.:e gui.r buscando a Dulcinea.

-¿Cómo voy a buscar s i no conozco a nadie?

$ii¡ll i i l,jil

i r i

il

1. "Ve in te mi l veces d iez mi l " (Apoca l ips is 9 ,16) .

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-Preséntate esta noche a las d iez en esta c l i recc ión: ca l le TomásAlba Edison, 7IJ ; y a l por tero d i le Ia palabra: catecumenado.

-¿Cómo?-Catecumenado. Conf iando en t i , te haré entrar en una reunión

de cató l icos; no de neocató l icos, s ino de v ie ios cató l icos.- .ESos que la pol lc Ía d isuelve. . . los cr is teros.-Esos mismos. Pero no peleamos más.-¿Y por qué me voy a exponer a ese pel igro?-Huy un ret rato a l ó leo de Dulc inea -d i jo e l hombre desnudo

¡ i sueñ t ¡ .-¿Y por qué Dulc inea t iene que serme inaccesib le? ¿Está casada

er-rn otro, por veniura?El Cura lo miró iargamente con t r is teza, movió rumiando los

labios y a l f in sacudió la testa.-No me atrevo a deci r te la verdad -d i io .

not ic ias, d icen que ha huido, por España, no se sabe. El ú l t imoCónclave fue sumamente sospechoso. Nuestra nación está a l bordede l ab i smo . Esas hue lgas que hacen po r t odo l os ob re ros

edándose en las us inas, las hacen por puro cansancio más quer i r a ; l a p rueba es tá como se de jan ma l t ra ta r o masac ra r

inmóvi les. Pero, ¡guay e l día que se convengan y se organicenl yesta guerra cont inenta l que rec ién comienza, s i s igue adelante,será ei f in ciei muncio. ¡Doscientos millones de hombres en el frente,"xicies inil ies deria nii i ia"l i Luisiio ir iamuncurá, a vos te han rotola cara y la p ierna y te han destru ido la fami l ia ; pero estás b ienvengado de la here j ía. Han dejado a Dios y han hal lado e l in f ierno.¿Y qué van a lar? Estos t iempos son muy buenos, porque sonef icacís imos p hacernos renegar de lo que Jesucr is to l lamó , ,e l

mundo" .Pegó un manotazo, y antes que Edmundo pudiera percatarse,

l - . - - - - - Á ^ l - ^ 1 . : - ^ - : L : - t - 1 - -r L q r r a r l L u s r I E l r L d l r ( J y b e [ r I u a r a g u a .- ¡Tra ic ionero! -gr i tó e l muchacho y empezó a afanarse con los

remos en pos del fugi t ivo. De repente 1o v io desaparecer como un

r o c a s . ¡ O u é o q d o c a - o ^ i ^ r ^ -pocas. ¡Qué os desgraciadosr ne too a su pueblo. Ni recuerdode ustedes La es lancia ¿" * ,1,u-^ r - - . ¡^- - , ,

ti.,o -,*.,. ",:;;_ .;= ;rjombre, ocupada en hacer m uinas

:c ión de Buenos Aires?otro_. Lo aseguran los d iar i sf rus t ra rá e l ace rcamien to d I

cuatro capi ta les h ispano_amer ic

*Y aquí la gente d iv i r t iéndose todavía. . ._-¡Y s i usté v iera e l Casino!

:: :^il"rcomio.-Me año para equilibrar _i, ""r"rr;.

ü.;::::

vos no sabés nadar?-No.-¿Qué vas a hacer?

_-*_","j.:e gui.r buscando a Dulcinea.

-¿Cómo voy a buscar s i no conozco a nadie?

$ii¡ll i i l,jil

i r i

il

1. "Ve in te mi l veces d iez mi l " (Apoca l ips is 9 ,16) .

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plomo, los pies arriba. Cuandoel cura surgió por la popa, le

Leonardo Castel lani

agua.-Así es la situación a vos, abombao -Ie

y gritando, se asía arender

a nadar tranquilamente, INronvrncIoNES

A raíz de la traslación de la Capital del Virreinato a Marel Plata,ia ciuciaci bainearia ciesenvoivié rápiciamente una <iivisión que eneste tiempo ya se había hecho neta: el casco de la Ciudad alrededordel Casino con prolongación norte y sur lungoplayas aquende; ylos suburbios allende, a saber, Camet, Las Chacras, Las Canteras, elPuerto, Las Pescaderas, Valle Huincó... que la rodeaban en semicírculosórdido.

En el casco existían los edificios más lujosos de Sudamérica yalgunos, como el Palacio Botana y el gran Bazar y Modistería delCírculo de La Prensa, quizá del mundo entero. La traslación delas Oficinas Gubernativas, que había sanado de golpe al Puertode Buenos Aires de su obesidad hipertrófica ya insoportable, habíaoriginado por contragolpe en Marel Plata el alarde de una opulenciaextravagante, que el arquitecto Degas-Boivenel, en su Iibro "lJneV i l l e de P la i s i r aux P lages Aus t ra les " , hab ía ca l i f i cado de"exhibicionismo infanti l izante progresivo".

Descie ei aito minarete cie pórficio vercle del f,aiacio Botana se^ ^ a a ^ l : , , : ^ ^ - r - - r ^ , - i r - l , Iyuur4 urv lDctr uurr LUqa c lar tqa(I / cor I to Ia crrv ls lon coroncla oel

Atlántico y el Río Laplata en Punta del Este, los límites de laciudad suntuosa y su circunvalante zona escuálida. Et rancheríose extendía por cuadras y cuadras, y hasta kilómetros, mellado ysórdido, sin árboles ni quintas y tanto más desolado cuanto aúnquedaban en medio de las taperas, inhabitadas en su mayoría,algunas de las l indas casitas de piedra y tejas que habían edificadoen otros t iempos la c lase r r redia ya desaparecida de pescadores ypicapedreros acomodados.

-Aquí es -dijo el Cura Loco, parándose ante una de las casitasde piedra-. Te voy a presentar un amigo mío, que fue l ibrero yeditor en Buenos Aires, allá por mediados del siglo. Era rico y despuésse arruinó. Buena familia. Son judíos fervientes. Es el que puede

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plomo, los pies arriba. Cuandoel cura surgió por la popa, le

Leonardo Castel lani

agua.-Así es la situación a vos, abombao -Ie

y gritando, se asía arender

a nadar tranquilamente, INronvrncIoNES

A raíz de la traslación de la Capital del Virreinato a Marel Plata,ia ciuciaci bainearia ciesenvoivié rápiciamente una <iivisión que eneste tiempo ya se había hecho neta: el casco de la Ciudad alrededordel Casino con prolongación norte y sur lungoplayas aquende; ylos suburbios allende, a saber, Camet, Las Chacras, Las Canteras, elPuerto, Las Pescaderas, Valle Huincó... que la rodeaban en semicírculosórdido.

En el casco existían los edificios más lujosos de Sudamérica yalgunos, como el Palacio Botana y el gran Bazar y Modistería delCírculo de La Prensa, quizá del mundo entero. La traslación delas Oficinas Gubernativas, que había sanado de golpe al Puertode Buenos Aires de su obesidad hipertrófica ya insoportable, habíaoriginado por contragolpe en Marel Plata el alarde de una opulenciaextravagante, que el arquitecto Degas-Boivenel, en su Iibro "lJneV i l l e de P la i s i r aux P lages Aus t ra les " , hab ía ca l i f i cado de"exhibicionismo infanti l izante progresivo".

Descie ei aito minarete cie pórficio vercle del f,aiacio Botana se^ ^ a a ^ l : , , : ^ ^ - r - - r ^ , - i r - l , Iyuur4 urv lDctr uurr LUqa c lar tqa(I / cor I to Ia crrv ls lon coroncla oel

Atlántico y el Río Laplata en Punta del Este, los límites de laciudad suntuosa y su circunvalante zona escuálida. Et rancheríose extendía por cuadras y cuadras, y hasta kilómetros, mellado ysórdido, sin árboles ni quintas y tanto más desolado cuanto aúnquedaban en medio de las taperas, inhabitadas en su mayoría,algunas de las l indas casitas de piedra y tejas que habían edificadoen otros t iempos la c lase r r redia ya desaparecida de pescadores ypicapedreros acomodados.

-Aquí es -dijo el Cura Loco, parándose ante una de las casitasde piedra-. Te voy a presentar un amigo mío, que fue l ibrero yeditor en Buenos Aires, allá por mediados del siglo. Era rico y despuésse arruinó. Buena familia. Son judíos fervientes. Es el que puede

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min i s te r ro , es dec i r , r n i mar t i r i o . ¡ 'Có

Leonardo Caste l lan i Su Majestad Dulcinea

contestar, y 1o tá .g1 gran gusto I yaverás, a ia pregunta que mehiciste ayer; y también necesito óirl¡Lo que puso u., este sigro! yo nací, -"?,X;j::: f filililjl li;j uventud sumerg ido en mis es tud ios y l ib ros , L r t r rd iu r . rao yescr ibien o; y desde que l legué a mi patr ia, sé una sola cosa: rni

casa del padre de ella, el pescador Mandel. Son de origen español, apesar del apel l ido, que, en a lemán, s igni f ica , ,a lmendro, , .

-¿Y la curó usted?-SE CURÓ -dijo impaciente el Cura-, tenía un

leve. Unas cuantas conversaciones. . . y l is to. ya la

L 4 3

poco de histeriaverás -d i jo e l

.^ tg: t r t : ' r1s" .estoy yo, que además son fa lsas todas! La h is tor ia detrrnesto-I 'alaclo, que era más o menos segura, está como sabes err elr ó u r q / s D r q L ( r l l t u S a o t ] s g n e lIndice Civil de Libros prohibidos. No, e-Í viejo está ae.,t- seguro,pero hay que esperar un rato que abra.

Habían toca ' -

t imbre y nadie abr ía.-Eso sí , no as caso a sus " fanat ismos, , ; es medio fanát ico.

Está i i iac io hace años en una s i l l i ta con ruedas, y hoy Domingolas do chin i tas que Io cuidan se van de farra. La fami l ia v iveaquí , ero é l quiere v iv i r so lo

La puerta de duralumín se corrió "h';t;; ' ;:;-;"."ndió

almismo tiempo adentro 7a luz lunar. En el medio de una elegantesalita, amueblada de poltronas cromadas y con una especie derieles debajo del techo, aislada del calor v los rr_ricr_os con- Dr¡iminastapareció sentado en el medio un barbuáo -ir

"r"1. áJüil'#;con una chiva blanca larguísima, un_a calr/a de peigar... ino, y iacara más arrugada que un h igo paso, que parecía uno de esosgrabados de Rembrandt. Tenía delante un tablero escritorio conun tec lado de botones e léct r icos, sostenido por caños curvos,revest idos del del icado esmal te verdemar d.e uso corr iente. El

Parecía magia.-Me hace mal a los ojos la luz del sol -dijo.-¡Un momento, Israel! -dijo el Cura-. Deje que mi amigo vea

sus tesoros. Además, yo necesito un momento el Diatessqron d.eTaciano. . . s i lo t iene Ud.

El Vie jo se as ió de un cordón de seda que pendía a su lado; y apura flexión de brazos trepó hasta un-o de los rieles o barrctescromados de arr iba. Las dos p iernas paral í t icas colsaban comolas de un tuyango muerto, envuel tas en seda t ran"sparente, ydescalzos los pies sarmentosos. Allá arriba se colgó de Ln brazo yles hizo un grit ito de contento, como un pájaro. Edmundo no gueríacreer a sus o jos.

- ¡Noventa años! - les d i jo .- ¡Temer idá! -d i jo Mundo.-Peso pluma -advirtió el Cura.-¿Qu ie re e l t ex to s i r í aco o e l t ex to g r i ego? _p regun tó ,

colgándose de la zurda y hurgando con la derechá en la t ib l io teca.- i l .a vers ión la t ina!El viejo tomó un librito encuadernado en pergamino y lo arrojó

sobre el tablero color salmón, cubierto de cáucho muerie y suavecomo un cutis humano:

-Pero, ¿cu años t iene? _di jo Edmundo.-Nació en . . saca la cuenta.

Tocó e l t i rnbre ot ra vez. Se oyó ru ido dentro de la casa, se ovófuncionar ia ntata c inemát ica donde se ref le jan "aá*

" r i l

que están a la puer ia c ie casa.

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7 4 2

min i s te r ro , es dec i r , r n i mar t i r i o . ¡ 'Có

Leonardo Caste l lan i Su Majestad Dulcinea

contestar, y 1o tá .g1 gran gusto I yaverás, a ia pregunta que mehiciste ayer; y también necesito óirl¡Lo que puso u., este sigro! yo nací, -"?,X;j::: f filililjl li;j uventud sumerg ido en mis es tud ios y l ib ros , L r t r rd iu r . rao yescr ibien o; y desde que l legué a mi patr ia, sé una sola cosa: rni

casa del padre de ella, el pescador Mandel. Son de origen español, apesar del apel l ido, que, en a lemán, s igni f ica , ,a lmendro, , .

-¿Y la curó usted?-SE CURÓ -dijo impaciente el Cura-, tenía un

leve. Unas cuantas conversaciones. . . y l is to. ya la

L 4 3

poco de histeriaverás -d i jo e l

.^ tg: t r t : ' r1s" .estoy yo, que además son fa lsas todas! La h is tor ia detrrnesto-I 'alaclo, que era más o menos segura, está como sabes err elr ó u r q / s D r q L ( r l l t u S a o t ] s g n e lIndice Civil de Libros prohibidos. No, e-Í viejo está ae.,t- seguro,pero hay que esperar un rato que abra.

Habían toca ' -

t imbre y nadie abr ía.-Eso sí , no as caso a sus " fanat ismos, , ; es medio fanát ico.

Está i i iac io hace años en una s i l l i ta con ruedas, y hoy Domingolas do chin i tas que Io cuidan se van de farra. La fami l ia v iveaquí , ero é l quiere v iv i r so lo

La puerta de duralumín se corrió "h';t;; ' ;:;-;"."ndió

almismo tiempo adentro 7a luz lunar. En el medio de una elegantesalita, amueblada de poltronas cromadas y con una especie derieles debajo del techo, aislada del calor v los rr_ricr_os con- Dr¡iminastapareció sentado en el medio un barbuáo -ir

"r"1. áJüil'#;con una chiva blanca larguísima, un_a calr/a de peigar... ino, y iacara más arrugada que un h igo paso, que parecía uno de esosgrabados de Rembrandt. Tenía delante un tablero escritorio conun tec lado de botones e léct r icos, sostenido por caños curvos,revest idos del del icado esmal te verdemar d.e uso corr iente. El

Parecía magia.-Me hace mal a los ojos la luz del sol -dijo.-¡Un momento, Israel! -dijo el Cura-. Deje que mi amigo vea

sus tesoros. Además, yo necesito un momento el Diatessqron d.eTaciano. . . s i lo t iene Ud.

El Vie jo se as ió de un cordón de seda que pendía a su lado; y apura flexión de brazos trepó hasta un-o de los rieles o barrctescromados de arr iba. Las dos p iernas paral í t icas colsaban comolas de un tuyango muerto, envuel tas en seda t ran"sparente, ydescalzos los pies sarmentosos. Allá arriba se colgó de Ln brazo yles hizo un grit ito de contento, como un pájaro. Edmundo no gueríacreer a sus o jos.

- ¡Noventa años! - les d i jo .- ¡Temer idá! -d i jo Mundo.-Peso pluma -advirtió el Cura.-¿Qu ie re e l t ex to s i r í aco o e l t ex to g r i ego? _p regun tó ,

colgándose de la zurda y hurgando con la derechá en la t ib l io teca.- i l .a vers ión la t ina!El viejo tomó un librito encuadernado en pergamino y lo arrojó

sobre el tablero color salmón, cubierto de cáucho muerie y suavecomo un cutis humano:

-Pero, ¿cu años t iene? _di jo Edmundo.-Nació en . . saca la cuenta.

Tocó e l t i rnbre ot ra vez. Se oyó ru ido dentro de la casa, se ovófuncionar ia ntata c inemát ica donde se ref le jan "aá*

" r i l

que están a la puer ia c ie casa.

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L 4 4 Leonardo Caste l lan i

el Cura había metido el hocico en el l ibro-,in te ante conocer lo a Ud. . . . ¡Canar io! ¡yaven v día. . .

me dijo que para mí eralo creo! Las cosas que se

Filosofía no sé nada.

mutuamente, andarnos todavía ahora...

Majestad Dulcinea 1 A e

tra él; y el Gobierno que ha hecho contra ellos una cantidad deelél

AI

que son claramente injustas. No sé quién empezó. Pero es

to de nunca acabar. . . Es una cosa atroz; ¡mire que estos dos,

su hermana, han sufrido ya lo que no hay idea! Y no cejan.

és, cada vez Parecen más seguros..._ u q e l . v , r ^ v ! ¡ q ¡ ¡ o ¡ ¡ r u / J

de éstos otros se l lamaba religión católica o "iglesia" cuando yo

muchacho. Ahora se l lama neocatolicismo o vitalismo cristiano

un lado; y a éstos los l laman cristóbales, viejo-católicos, nazis,i an¡ i s tas - r 'o -q i s ta -q o rad ica les . . .

i -Todas las cosas feas tienen muchos nombres -dijo el Cura,

sonriente.-El eje de Ia historia argentina es la pugna entre el l iberalismo

y la t radic ión española. Y eI l ibera l ismo ha vencido. Eso es todo-dijo el judío-. La francmasonería, que es una creación de nuestraraza, fue su instrumento o brazo derecho; y egregiamente quetrabajó, por cierto.

-Y así como aquí el l iberalismo vino de afuera, también venciócon el auxil io de afuera -dijo el Cura-. ¡La expedición Brail!

-Así es si Ud. quiere -el viejo prosiguió con su voz depájaro-, pero a mí me parece que ahora ya no hay "afuera".Elmundo seha unificqdo.Lo que no pudo conseguir la Iglesia, lo hizola Democracia: la unión de las naciones.

-El mundo se ha unificado en tres grandes porciones, dos delas cuales están ahora en la guerra rnás atroz que han visto lossiglos -dijo el Cura, sombrío-. Valiente ganancia: las guerras- r ¡ i ^ - o l o . ¡ n n r ¡ o r l i ¡ l ¡ c 6 ñ d r i ó r r o c t ' a r t ¡ A i a l o c t l

El vejete eontrajo todo el rostro en un rietus amargo.-Mala suerte -dijo-. Desastrosa suerte. Faltó el hombre grande,

capaz de hacer la últ ima ligazón. Pero ese hombre aparecerá; yserá de mi raza. Esto está en los escritos de los Profetas, que tú,Luis admites como inspi rados de Dios. Todas las cosas van haciaallí: incluso esta misma guerra espantosa, que es el rescate quehay que pagar. EI comunismo puro debe ser extirpado. El Asia talcomo ahora está organizada es un peligro fatal para la Humanidad.La Unión Europea entrará de nuestra parte y decidirá la contienda,no 1o duden. . . No puede tardar mucho; pues todos ven c laramenteque de no, con las nuevas armas, el mundo se acabaría...

EI Cura no respondió. Su mirada vagaba pensativa por la coquetasalita decorada en tonos claros que eran un encanto para los ojos,

-Mi amieo -dii

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L 4 4 Leonardo Caste l lan i

el Cura había metido el hocico en el l ibro-,in te ante conocer lo a Ud. . . . ¡Canar io! ¡yaven v día. . .

me dijo que para mí eralo creo! Las cosas que se

Filosofía no sé nada.

mutuamente, andarnos todavía ahora...

Majestad Dulcinea 1 A e

tra él; y el Gobierno que ha hecho contra ellos una cantidad deelél

AI

que son claramente injustas. No sé quién empezó. Pero es

to de nunca acabar. . . Es una cosa atroz; ¡mire que estos dos,

su hermana, han sufrido ya lo que no hay idea! Y no cejan.

és, cada vez Parecen más seguros..._ u q e l . v , r ^ v ! ¡ q ¡ ¡ o ¡ ¡ r u / J

de éstos otros se l lamaba religión católica o "iglesia" cuando yo

muchacho. Ahora se l lama neocatolicismo o vitalismo cristiano

un lado; y a éstos los l laman cristóbales, viejo-católicos, nazis,i an¡ i s tas - r 'o -q i s ta -q o rad ica les . . .

i -Todas las cosas feas tienen muchos nombres -dijo el Cura,

sonriente.-El eje de Ia historia argentina es la pugna entre el l iberalismo

y la t radic ión española. Y eI l ibera l ismo ha vencido. Eso es todo-dijo el judío-. La francmasonería, que es una creación de nuestraraza, fue su instrumento o brazo derecho; y egregiamente quetrabajó, por cierto.

-Y así como aquí el l iberalismo vino de afuera, también venciócon el auxil io de afuera -dijo el Cura-. ¡La expedición Brail!

-Así es si Ud. quiere -el viejo prosiguió con su voz depájaro-, pero a mí me parece que ahora ya no hay "afuera".Elmundo seha unificqdo.Lo que no pudo conseguir la Iglesia, lo hizola Democracia: la unión de las naciones.

-El mundo se ha unificado en tres grandes porciones, dos delas cuales están ahora en la guerra rnás atroz que han visto lossiglos -dijo el Cura, sombrío-. Valiente ganancia: las guerras- r ¡ i ^ - o l o . ¡ n n r ¡ o r l i ¡ l ¡ c 6 ñ d r i ó r r o c t ' a r t ¡ A i a l o c t l

El vejete eontrajo todo el rostro en un rietus amargo.-Mala suerte -dijo-. Desastrosa suerte. Faltó el hombre grande,

capaz de hacer la últ ima ligazón. Pero ese hombre aparecerá; yserá de mi raza. Esto está en los escritos de los Profetas, que tú,Luis admites como inspi rados de Dios. Todas las cosas van haciaallí: incluso esta misma guerra espantosa, que es el rescate quehay que pagar. EI comunismo puro debe ser extirpado. El Asia talcomo ahora está organizada es un peligro fatal para la Humanidad.La Unión Europea entrará de nuestra parte y decidirá la contienda,no 1o duden. . . No puede tardar mucho; pues todos ven c laramenteque de no, con las nuevas armas, el mundo se acabaría...

EI Cura no respondió. Su mirada vagaba pensativa por la coquetasalita decorada en tonos claros que eran un encanto para los ojos,

-Mi amieo -dii

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1 , 4 6 Leonardo Castel lani

por los l ibros encuadernados en corores d iversos, ras br i l lantescor t inas verde p ' imavera, e i del icado asbesto de los muebles, laspoltronas con sus cojines de aire comprimido. Edmundo rompióel s i lencio:

-El l iberalismo no lo conozco n i de nombre -d i jo- .¿No es

acaso una doctr in

Su Majes tac i Du ic inea

-The Peace's SouI -dljo- tengo solamente la edición inglesa. Alespañol lo han t raducido con e i t í tu lo inepto de Condic iones deposib i l idad de la paz mundia l . Ud. debe haber lo v is to. . .

f - | ^ - ^ ^ " ^ - i a a + 4 ^ ^ - + ^ A ^ l : i ^ E l - - . - l ^ D ^ - ^ - ^ - : ^ - ^ ^- v r q r v y u s r r / c o r q p u r L w u w - u r J U u u l l l u l r u u - . I E t u r t t j p r g l l s i u

l eer lo . . .. N l - . - ^ ^ , . ' . L ^ * L - ^ L ^ ^ ^ ^ - : L ^ L ^ - - - l - - - ^ | - - , 1 .- 1 1 \ u r r L q u t t l L U l l l U l c r l d C b L t I L U L U I T I ( J C b e I t U I l t U I g : - g X C I a m O

radiante e l rabino volv iendo a su s i l la .- iud.No t iene 90 años! ¡Es imposib le l -gr i tó Mundo.-irloventa y uno cumplidos, mociio.-¿Cuántos id iomas sabe Ud.?-Siete solamente. No necesi to más.- ¡Ud. es un mi lagro v iv iente!-Es la raza -dijo el vejete mostrando los dos brazos reciamente

muscu lados - . Y t r ece años de e je rc i c i o ímprobo - l a l uchaencarnizada contra mi enfermedad. Si me hubiese rendido, ahorase r ía una p i l t r a fa . . . yo soy cu rande ro como és te . . . És te me cu ró ami n iet i ta . . .

-Ment i roso -d i jo t ranqui lamente e l Cura, arre l lanándose en Iosblandos neumát icos del s i l lón.

-No se puede d iscut i r con é1nada -y guiñó e l o jo- . Es inút i l . . .E ^ L ^ ^ ! ^ : - - - - l a ^ ) ^ - - - - . - - - -L J l L d b t c l r I t ¡ ' L l l l . d ( l U I d V e C g 5 . . ,

-Vos estás l leno de argur,-.entcs, a n:'.í rr.e das mil vueltas. Yono tengo más que la v ida. . . - refunfuñó e l Cura.

- ¡La v idal ¡Admirable v ida ia tuya! Pues, como les d igo, e lmovimiento v i ta l is ta cr is t iano, que va a hacer un día la uni f icac ióndel g lobo terráqueo, en Amér ica donde nació es uno solo, peroestá con d iversos nombres d i fundido por la haz de Ia t ier ra, yc rece cada d ía : en España se l l aman o rs ianos , en F ranc iach-a-rcl-in-ian-os, en Italia neogibelinos, y b.ay diferencias entre ellos,pero e l fondo es e l mismo. En Francia por e jemplo, rechazan 1aautoridad del Papa, y en España la admiten; lo malo es que disputancuál de los dos papas es e l verdadero.

147

que ya ha desaparecido? ¿Cómo dice ud. que el l iberar isÁo tr iunfóaquí? ¿No es el catol ic ismo el que ha tr iunfado?

-Más o menos cuando tú naciste -dijo el rabino rnirando a Mundocomo a un chiqui l ín- e l ant iguo l ibera l ismo se fundió con e lcomunismo en todo er occidente: eso estaba predicho en el ribro clewerner sombart sobre e l Neocapi tar ismo. Farecía or ie pran doscontrarios a muerte, y sin emba.gó ," hicieron ,rrro. ¡ár.r-"; i;;;r;pe ro no e ran con t rad i c to r i os -e l r ab ino tomó un ton i t o deconferencis ta- . Yo he v iv ic lo ese t iemoo. era d inrr far i a raAirat an+, ,Áen poi í t ica un t iempo, no por af ic ión, *e, Ul" í ; ; ; ; ; ; ; i , í l " , "para "vivir peligrosamente,,, como decíamos los muciachos deentonces. iQué farsa era entonces ser diputado! Mi padre el sefarditame dejó una pequeña fortuna; y mi .ád"r,u de l ibrerías y mis tresgrandes edi tor ia les, eso sí era af ic ión. . .

-Afición al comercio -socarroneó el cura_ no podía mentirla sangre. . . Hic is te p lata.

_. -Y después la perdí . . -d i jo e l v ie jo_. yo tenía que hacer a lgo.

El par t ido radical se d iv id ió en dos porc iones: una que pretendíaseguir el pensamiento de sus fundaáores, que fue proniUida por"t..azi" y se sublevó, uniéndose ar f inal a los cristóÉales; la otra,donde yo pertenecía, que se fue decididamen-te a-l ,, izatierr7j.o,,-n¡,,como se decía entonces. yo me sal í entonc;r . . .

- -

-Y e l " l ibera l ismo, , se fundió con e l , ,comunismo,, . . . _repi t ióMundo- ¿Cómo? . . .

-un fundente religioso -expricó el conferenciante-. Había enla religión de éstos -dijo señalando al cura- un movimiento llamado"modern i smo" que és tos condenaban , pe ro i nú t i lmen te . Esemovimiento impregnó toda la l lamada ,,crlstiandad,,,

empezandoPol,u]mundo anglosajón; e hizo la síntesis de las dos grandes fuerzaspoi i t icas c le l mundo, er capi ta l ismo y e l socia l ismo. El socia l ismopuro o comunisrno permaneció en Rusia, y por ella en toda Asia, elcapi ta l ismo puro en a lgunas pequeñas naciones at rasadas, como elCongo, siberia y el Afganistán; mas la parte más civilizada der mundose volvió neo-católica o vitalista. En América es donde el movimiento

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por los l ibros encuadernados en corores d iversos, ras br i l lantescor t inas verde p ' imavera, e i del icado asbesto de los muebles, laspoltronas con sus cojines de aire comprimido. Edmundo rompióel s i lencio:

-El l iberalismo no lo conozco n i de nombre -d i jo- .¿No es

acaso una doctr in

Su Majes tac i Du ic inea

-The Peace's SouI -dljo- tengo solamente la edición inglesa. Alespañol lo han t raducido con e i t í tu lo inepto de Condic iones deposib i l idad de la paz mundia l . Ud. debe haber lo v is to. . .

f - | ^ - ^ ^ " ^ - i a a + 4 ^ ^ - + ^ A ^ l : i ^ E l - - . - l ^ D ^ - ^ - ^ - : ^ - ^ ^- v r q r v y u s r r / c o r q p u r L w u w - u r J U u u l l l u l r u u - . I E t u r t t j p r g l l s i u

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radiante e l rabino volv iendo a su s i l la .- iud.No t iene 90 años! ¡Es imposib le l -gr i tó Mundo.-irloventa y uno cumplidos, mociio.-¿Cuántos id iomas sabe Ud.?-Siete solamente. No necesi to más.- ¡Ud. es un mi lagro v iv iente!-Es la raza -dijo el vejete mostrando los dos brazos reciamente

muscu lados - . Y t r ece años de e je rc i c i o ímprobo - l a l uchaencarnizada contra mi enfermedad. Si me hubiese rendido, ahorase r ía una p i l t r a fa . . . yo soy cu rande ro como és te . . . És te me cu ró ami n iet i ta . . .

-Ment i roso -d i jo t ranqui lamente e l Cura, arre l lanándose en Iosblandos neumát icos del s i l lón.

-No se puede d iscut i r con é1nada -y guiñó e l o jo- . Es inút i l . . .E ^ L ^ ^ ! ^ : - - - - l a ^ ) ^ - - - - . - - - -L J l L d b t c l r I t ¡ ' L l l l . d ( l U I d V e C g 5 . . ,

-Vos estás l leno de argur,-.entcs, a n:'.í rr.e das mil vueltas. Yono tengo más que la v ida. . . - refunfuñó e l Cura.

- ¡La v idal ¡Admirable v ida ia tuya! Pues, como les d igo, e lmovimiento v i ta l is ta cr is t iano, que va a hacer un día la uni f icac ióndel g lobo terráqueo, en Amér ica donde nació es uno solo, peroestá con d iversos nombres d i fundido por la haz de Ia t ier ra, yc rece cada d ía : en España se l l aman o rs ianos , en F ranc iach-a-rcl-in-ian-os, en Italia neogibelinos, y b.ay diferencias entre ellos,pero e l fondo es e l mismo. En Francia por e jemplo, rechazan 1aautoridad del Papa, y en España la admiten; lo malo es que disputancuál de los dos papas es e l verdadero.

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que ya ha desaparecido? ¿Cómo dice ud. que el l iberar isÁo tr iunfóaquí? ¿No es el catol ic ismo el que ha tr iunfado?

-Más o menos cuando tú naciste -dijo el rabino rnirando a Mundocomo a un chiqui l ín- e l ant iguo l ibera l ismo se fundió con e lcomunismo en todo er occidente: eso estaba predicho en el ribro clewerner sombart sobre e l Neocapi tar ismo. Farecía or ie pran doscontrarios a muerte, y sin emba.gó ," hicieron ,rrro. ¡ár.r-"; i;;;r;pe ro no e ran con t rad i c to r i os -e l r ab ino tomó un ton i t o deconferencis ta- . Yo he v iv ic lo ese t iemoo. era d inrr far i a raAirat an+, ,Áen poi í t ica un t iempo, no por af ic ión, *e, Ul" í ; ; ; ; ; ; ; i , í l " , "para "vivir peligrosamente,,, como decíamos los muciachos deentonces. iQué farsa era entonces ser diputado! Mi padre el sefarditame dejó una pequeña fortuna; y mi .ád"r,u de l ibrerías y mis tresgrandes edi tor ia les, eso sí era af ic ión. . .

-Afición al comercio -socarroneó el cura_ no podía mentirla sangre. . . Hic is te p lata.

_. -Y después la perdí . . -d i jo e l v ie jo_. yo tenía que hacer a lgo.

El par t ido radical se d iv id ió en dos porc iones: una que pretendíaseguir el pensamiento de sus fundaáores, que fue proniUida por"t..azi" y se sublevó, uniéndose ar f inal a los cristóÉales; la otra,donde yo pertenecía, que se fue decididamen-te a-l ,, izatierr7j.o,,-n¡,,como se decía entonces. yo me sal í entonc;r . . .

- -

-Y e l " l ibera l ismo, , se fundió con e l , ,comunismo,, . . . _repi t ióMundo- ¿Cómo? . . .

-un fundente religioso -expricó el conferenciante-. Había enla religión de éstos -dijo señalando al cura- un movimiento llamado"modern i smo" que és tos condenaban , pe ro i nú t i lmen te . Esemovimiento impregnó toda la l lamada ,,crlstiandad,,,

empezandoPol,u]mundo anglosajón; e hizo la síntesis de las dos grandes fuerzaspoi i t icas c le l mundo, er capi ta l ismo y e l socia l ismo. El socia l ismopuro o comunisrno permaneció en Rusia, y por ella en toda Asia, elcapi ta l ismo puro en a lgunas pequeñas naciones at rasadas, como elCongo, siberia y el Afganistán; mas la parte más civilizada der mundose volvió neo-católica o vitalista. En América es donde el movimiento

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-Ei Papa-preguntó

Leonardo Caste l lan i

qué?¡ las ba l les tas ! Ése s í

Su Majes tad Du lc inea L 4 9

- ;El de Jerusalénl -dio el Cura levantándose y golpeándose elpecho co o un gori la-. ¡Doy test imoniol ¡Ceci l io

-p. i*"r . , es un

impostorde Jerusalén ¿es ése que excotnulgó la bomba atómica?

el rabino r iendo.

vo lun tades de todos l os hab i t an tes de l Mundo L ib re , cuyos

sent imientos se r igen por los eternos pr inc ip ios del gran moral is ta

de Nazareth. . . Hermanos, amémonos. . . Hermanos, amémonos. . . "- ¡ Id iota! -exc lamó el Cura.

El judío rió, y apagó el aparato, al t iempo mismo que el Dignatario

mirando a Edmundo- es el últ imo y el único cristiano; el único que

cree que el profeta de Nazareth fue el Creador del Mundo! ¡Un hombre,

Creador del Mundo!Y la Ig les ia de ustedes se había vuel to un estorbo para la cul tura,

d igamos la verdad -pros iguió e l judío. Cul tura lmente estaba en lomás bajo. . . Mire: vo conocí a l lá en mi juventud un cura que eI mejorpintor argentino le ofreció decorarle gratis su iglesia, y él rechazó la

propuesta y le pagé una suma redonda a un mal p intor i ta l ianoDara cL le l e a tes ta ra . l as na redes de bod r i os a l f r esco . . . - l e d i i o ar - - - - r - - - r - - ' - - ' - J " -

Edmundo.-Yo conocí como seis curas de ésos - repl icó e l Cura.-La Ig les ia de Cr is to parecía fundada para levantar a los id iotas

y hundir a los entendidos. ¿No hay a igo así en e l Evangel io?-No. Eso es cosa del demonio.-Entonces ¿el demonio entre ustedes t iene más poder que Dios?-En los pueblos que t ienen la i ra de Dios encima. . .-¡Pero tú eres un pesimista absoluto, Luis! Tú eres un desesperado.-Quizás. La desesperación y la esperanza andan s iempre juntas

en e l pecho de un hombre re l ig iosol . . .-Pr imera vez en la v ida que o igo semejante cosa.-Es que usted no es un hombre re l ig ioso.-ZQue yo no soy un hombre religioso?-No. Ni s iquiera un hombre "ét ico" . . . "Has tenido demasiada

plata, Israel i l lo . " Tú eres un hombre estét ico, tu h i jo es un hombreét ico, y tu n ieto es un hombre re l ig ioso. . .

1. De Ia fe total brota una esperanza "mayor que la razón": Ia certezaabsoluta en la Providencia y el fruto del mart i¡ io, pero tal confianza vaa caba l lo de la desesperac ión con resnec to a los ¡emed ios na tura les ."Hay casos en que el f i lósofo t iene que l imitarse a constatar un procesode precipitamiento (el retroceso y muerte de la Nación) l imitándose aponer obs tácu los - idea les- que 1o re ta rden; y de jando ab ie r ta laeventual idad remota deI milagro; como es el caso del Cura Loco, en e1re la to fan tás t ico -y o ja lá d ispara tado- de Du lc inea. " (Decadenc ia de lasSoc iedades, en Se is Ensayos y Tres Car tas ; D ic t io , Bs . As . , 1978, p . 108)

la fabricas , o que ayudasen a fabriiarla ¿y-Como Papa Inocencio I que excomulgá

-Por eso la oNU aprastó sin dif icurtad la rebelión carrista. Todosus tedes son " i nocenc ios , , . . .

-No importa -dijo el Cura-. Cuando salió la bula Horrísonutn,justamente ces empecé a pensar que León XIV era el verdaderoVicar io de is to.

- ¡v icar io de Jesucr is tor . . . No hay hoy día en e l mundo enteroun hombre ealmente y con fe inquebrantable y segura creaen e l Hom os, fuera de este hombre aqui _ál ;o e l rabinomirando a su amigo. . . Es un fenómeno.

-¡Muchís imos creen en Cr is to todavía, Israel ! _di io e l Curaresent ido.

, -Sí , pero ¿c ? -preguntó e l judío. Tocó un botón y una de

las cor t ínas de a se corr ió con la suavidad de la mano de unhada, y apareció una gran panta l la convexa de terev is ión de dosmetros por t res, empotrada en la pared latera l , i luminada.

- iQué! ¿Me va a mostrar a lu l lano Felsenburgh de cuerpoentero?

-No -d i jo e l rabino- . El programa re l ig ioso de hov.Apareció un cuadro v ivo del ñacimiento l e l Nino-ó ios en un

pesebre, una estre l la de Hol lywood que hacía de Vi rgen María,envuel ta en gasas muy t ransparentes, un v ie jo muy garufo yapuesto, pastores y R9les Magos, y una cant idad de ovej i tas; ytodo en torno una cant idad de n iñ i tás escueleras yanquis, vest idascon e l nuevo uni forme de fa ld i tas cor tas y "sorera" , en medio deIa del icada música del ant iguo v i l lancico Hei l ipe Nacht .

-i la f iesta de la Familia! -se oyó ravoz imponente de MonseñorFleuret te:

"Estas n iñas extas iadas ante er retablo hogareño del Nacimiento

ldy" pausada y devotamente el orador- encarnan la dulce imagen

de Ia paz , en cuya espe ranzada búsqueda se mov i l i zan l as

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1 4 8

-Ei Papa-preguntó

Leonardo Caste l lan i

qué?¡ las ba l les tas ! Ése s í

Su Majes tad Du lc inea L 4 9

- ;El de Jerusalénl -dio el Cura levantándose y golpeándose elpecho co o un gori la-. ¡Doy test imoniol ¡Ceci l io

-p. i*"r . , es un

impostorde Jerusalén ¿es ése que excotnulgó la bomba atómica?

el rabino r iendo.

vo lun tades de todos l os hab i t an tes de l Mundo L ib re , cuyos

sent imientos se r igen por los eternos pr inc ip ios del gran moral is ta

de Nazareth. . . Hermanos, amémonos. . . Hermanos, amémonos. . . "- ¡ Id iota! -exc lamó el Cura.

El judío rió, y apagó el aparato, al t iempo mismo que el Dignatario

mirando a Edmundo- es el últ imo y el único cristiano; el único que

cree que el profeta de Nazareth fue el Creador del Mundo! ¡Un hombre,

Creador del Mundo!Y la Ig les ia de ustedes se había vuel to un estorbo para la cul tura,

d igamos la verdad -pros iguió e l judío. Cul tura lmente estaba en lomás bajo. . . Mire: vo conocí a l lá en mi juventud un cura que eI mejorpintor argentino le ofreció decorarle gratis su iglesia, y él rechazó la

propuesta y le pagé una suma redonda a un mal p intor i ta l ianoDara cL le l e a tes ta ra . l as na redes de bod r i os a l f r esco . . . - l e d i i o ar - - - - r - - - r - - ' - - ' - J " -

Edmundo.-Yo conocí como seis curas de ésos - repl icó e l Cura.-La Ig les ia de Cr is to parecía fundada para levantar a los id iotas

y hundir a los entendidos. ¿No hay a igo así en e l Evangel io?-No. Eso es cosa del demonio.-Entonces ¿el demonio entre ustedes t iene más poder que Dios?-En los pueblos que t ienen la i ra de Dios encima. . .-¡Pero tú eres un pesimista absoluto, Luis! Tú eres un desesperado.-Quizás. La desesperación y la esperanza andan s iempre juntas

en e l pecho de un hombre re l ig iosol . . .-Pr imera vez en la v ida que o igo semejante cosa.-Es que usted no es un hombre re l ig ioso.-ZQue yo no soy un hombre religioso?-No. Ni s iquiera un hombre "ét ico" . . . "Has tenido demasiada

plata, Israel i l lo . " Tú eres un hombre estét ico, tu h i jo es un hombreét ico, y tu n ieto es un hombre re l ig ioso. . .

1. De Ia fe total brota una esperanza "mayor que la razón": Ia certezaabsoluta en la Providencia y el fruto del mart i¡ io, pero tal confianza vaa caba l lo de la desesperac ión con resnec to a los ¡emed ios na tura les ."Hay casos en que el f i lósofo t iene que l imitarse a constatar un procesode precipitamiento (el retroceso y muerte de la Nación) l imitándose aponer obs tácu los - idea les- que 1o re ta rden; y de jando ab ie r ta laeventual idad remota deI milagro; como es el caso del Cura Loco, en e1re la to fan tás t ico -y o ja lá d ispara tado- de Du lc inea. " (Decadenc ia de lasSoc iedades, en Se is Ensayos y Tres Car tas ; D ic t io , Bs . As . , 1978, p . 108)

la fabricas , o que ayudasen a fabriiarla ¿y-Como Papa Inocencio I que excomulgá

-Por eso la oNU aprastó sin dif icurtad la rebelión carrista. Todosus tedes son " i nocenc ios , , . . .

-No importa -dijo el Cura-. Cuando salió la bula Horrísonutn,justamente ces empecé a pensar que León XIV era el verdaderoVicar io de is to.

- ¡v icar io de Jesucr is tor . . . No hay hoy día en e l mundo enteroun hombre ealmente y con fe inquebrantable y segura creaen e l Hom os, fuera de este hombre aqui _ál ;o e l rabinomirando a su amigo. . . Es un fenómeno.

-¡Muchís imos creen en Cr is to todavía, Israel ! _di io e l Curaresent ido.

, -Sí , pero ¿c ? -preguntó e l judío. Tocó un botón y una de

las cor t ínas de a se corr ió con la suavidad de la mano de unhada, y apareció una gran panta l la convexa de terev is ión de dosmetros por t res, empotrada en la pared latera l , i luminada.

- iQué! ¿Me va a mostrar a lu l lano Felsenburgh de cuerpoentero?

-No -d i jo e l rabino- . El programa re l ig ioso de hov.Apareció un cuadro v ivo del ñacimiento l e l Nino-ó ios en un

pesebre, una estre l la de Hol lywood que hacía de Vi rgen María,envuel ta en gasas muy t ransparentes, un v ie jo muy garufo yapuesto, pastores y R9les Magos, y una cant idad de ovej i tas; ytodo en torno una cant idad de n iñ i tás escueleras yanquis, vest idascon e l nuevo uni forme de fa ld i tas cor tas y "sorera" , en medio deIa del icada música del ant iguo v i l lancico Hei l ipe Nacht .

-i la f iesta de la Familia! -se oyó ravoz imponente de MonseñorFleuret te:

"Estas n iñas extas iadas ante er retablo hogareño del Nacimiento

ldy" pausada y devotamente el orador- encarnan la dulce imagen

de Ia paz , en cuya espe ranzada búsqueda se mov i l i zan l as

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1 5 0Leonardo Caste l lan i Su Majes tad Du lc inea r l l

y me arrastró usted d iez cuadras, setenta años que tengo los o jos

ábier tos y nunca he v is to una mujer como Ud. ! -Si no fuera por la

cara -le repitió mi hermana que andaba sin la dentadura postrza; y

se met ió r iendo en la casa de su amiga. ¿Qué me dicen?-Y a propósito de Ia cara -dijo Mundo que se revolvía

ulere

de la cara, e l o jo tuer to y la renguera del p ie derecho?-Eso es juego de n iños -d i jo e l o t ro desdeñoso.

El judío d i jo t ranqui lamente.-Estás cambiando la plática, porque eso que tú l lamas "blasfemias"

te dan rabia, y no querés pelear conmigo, ¡ te conozco! -d i jo e l

Rabino- . Pues ccmo les iba d ic iendo (no "b lasfemo" más, perdón,

Luis, hemos quedado que de ]esucr is to no hablamos), e l fondo del

movimiento v i ta i is ta es e l mismo en todas par tes; y es la cosa más

ra-zonable y sensata que puede exis t i r . . . puro sent ido común. . .-¿Cuál es e l fondo! -preguntó Mundo.- ¡Aquí está l -d i jo e l o t ro posando unos dedos como sarmientos

de viña sobre el riquísimo tafi lete rojo del l ibro yanqui-. Se puede

resumir en un ax ioma muy s imple y ev idente de un escr i tor del

pasado s ig lo, a saber: "Una re l ig ión es verdadera en cuanto produce

belleza; y el Cristianismo ha producido mucha belleza. Pero una

rel ig ión es fa lsa en cuanto produce fealdad; y e l Cr is t ian ismo ha

producido mucha fealdad. ¿Qué hay que hacer , pues? Sin tocar

las palabras de nuestros Credos y Misales, hay que cambiar e l

s igni f icado que está detrás; cambiar lo de acuerdo con la raz 'ór t ' . . " Y

así se h izo. Yo he presenciado una "misa cantada" en Barcelona, y

les asequro que es un espectáculo espléndido, que ninguna ópera se

le pueclo comparar , supr imida aquel la pequeña superst ic ión de la

" t ransubstanciac ión" , que l lamaban. . . " ¡Cambiar e l sent ido de las

palabras r i tua les!" , deci r lo es fác i l ; pero hacer lo es g igantesco.

Felsenburgh tomó toda la h is tor ia de las re l ig iones y con una

erudic ión imponente, un anál is is f i losóf ico f in ís imo y las galas

del deci r del más grande de los poetas -ha s ido comparado a

Claudel , a Wal t Whi tman y a l Dante juntos- produjo este por tento

l i terar io, que es un monumento, les aseguro ' Toda la r iquís ima

l i teratura inglesa, la novel ís t ica, la poesía y e l ensayo, se han

volcado y fundido en é1. Es un verdadero prodig io. No me canso

de leer lo. Sólo éste aquí no lo quiere leer . . .-Yo lo le í -d i jo e l Cura f r íamente- y prohibí su lectura a mis

" ovejas" .

-¿Ei Chacha es un hombre re i ig ioso y yo no? ¡Zambombas!Eso sí que no lo ent iendo. . .-Por eso dig -concluyó el Cura sonriendo.-¿TiL eres el nico hombre religioso que existe?

y ,;"" l,"fHi;"H;i:f,-ii:oj'::::r:"^'_::'^',:ll':c ¡"1.1u n¡""ga segura de la victor ia, que es la Fe.. .

dijo el judío_. Tú crees que Jesús_ben_Nazareth,9 profeta de nuestra raza _aunque no todas sus

El Cura, que estaba con los o jos vagantes, torc ió de golpe laconve rsac ión .-¿Saben lo que le pasó a mi hermana en Bs. As.? _di io_ Lesvoy a coniar , es grac ioso. Un día _hace t iempo yu_ u,

" "ñ; ;muy per ipuesto -con un terno de supernylón gr is per la de ésosque cuestan un dinerll, me dijo mi hermana, un panamá riquísimoy botas de cr is ta l h i lado _1á s ieu

que era policía, na ralmente, , ;:;ff1T::"F;:::? I""ffi:"fun rascacie ios lacuar í q, , r " t i " r re un labei in to áe puertas ysal idas, para da e l esquin izo. Mas en e l momento de entrar , e lviejo la alcanzó le dijo: -iud. es la reina del Barrio Sur! _Mihermana entonc s-e volvió, io miró y le dijo: _Si no fuera por lacara. -Y e l ve jete d i jo : _;Setenta añts tengo ya, pr incesa, y la v i

nerv l0soel chirlo

profecías se-cumpl ieron, o jo- es e l Creador del Mundo. lo cual esaosurdo -e l único hombre del mundo que lo cree. y tu hermanacree en t i ' y todos los demás creen en tu hermana. Lo o i ¡e 'arnanustecies "Fe sobrenatural,,, es el antiguo ,"rrti^iurri; d"l ;;;.r;,**;exacerbado, e l ant iguo , ,nacional is lo, , ,

que ha a"srpá." . ido delmundo como tenía que desaparecer después de cumpliáa su r.-. isión,lo mismo que e l fe t ich ismo, la escravi tud, e l imper ia l ismo, er mi toIe recho d i v i no de l os reyes , l aiia,,... No hay duda que la ,,Íglesia,,

lmar que todos los hombres eran

asta hoy la ha podido def in i r . Escierto que en un período de la historia tuvo razón de ser; p"- yuacabó su comet ido._.

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1 5 0Leonardo Caste l lan i Su Majes tad Du lc inea r l l

y me arrastró usted d iez cuadras, setenta años que tengo los o jos

ábier tos y nunca he v is to una mujer como Ud. ! -Si no fuera por la

cara -le repitió mi hermana que andaba sin la dentadura postrza; y

se met ió r iendo en la casa de su amiga. ¿Qué me dicen?-Y a propósito de Ia cara -dijo Mundo que se revolvía

ulere

de la cara, e l o jo tuer to y la renguera del p ie derecho?-Eso es juego de n iños -d i jo e l o t ro desdeñoso.

El judío d i jo t ranqui lamente.-Estás cambiando la plática, porque eso que tú l lamas "blasfemias"

te dan rabia, y no querés pelear conmigo, ¡ te conozco! -d i jo e l

Rabino- . Pues ccmo les iba d ic iendo (no "b lasfemo" más, perdón,

Luis, hemos quedado que de ]esucr is to no hablamos), e l fondo del

movimiento v i ta i is ta es e l mismo en todas par tes; y es la cosa más

ra-zonable y sensata que puede exis t i r . . . puro sent ido común. . .-¿Cuál es e l fondo! -preguntó Mundo.- ¡Aquí está l -d i jo e l o t ro posando unos dedos como sarmientos

de viña sobre el riquísimo tafi lete rojo del l ibro yanqui-. Se puede

resumir en un ax ioma muy s imple y ev idente de un escr i tor del

pasado s ig lo, a saber: "Una re l ig ión es verdadera en cuanto produce

belleza; y el Cristianismo ha producido mucha belleza. Pero una

rel ig ión es fa lsa en cuanto produce fealdad; y e l Cr is t ian ismo ha

producido mucha fealdad. ¿Qué hay que hacer , pues? Sin tocar

las palabras de nuestros Credos y Misales, hay que cambiar e l

s igni f icado que está detrás; cambiar lo de acuerdo con la raz 'ór t ' . . " Y

así se h izo. Yo he presenciado una "misa cantada" en Barcelona, y

les asequro que es un espectáculo espléndido, que ninguna ópera se

le pueclo comparar , supr imida aquel la pequeña superst ic ión de la

" t ransubstanciac ión" , que l lamaban. . . " ¡Cambiar e l sent ido de las

palabras r i tua les!" , deci r lo es fác i l ; pero hacer lo es g igantesco.

Felsenburgh tomó toda la h is tor ia de las re l ig iones y con una

erudic ión imponente, un anál is is f i losóf ico f in ís imo y las galas

del deci r del más grande de los poetas -ha s ido comparado a

Claudel , a Wal t Whi tman y a l Dante juntos- produjo este por tento

l i terar io, que es un monumento, les aseguro ' Toda la r iquís ima

l i teratura inglesa, la novel ís t ica, la poesía y e l ensayo, se han

volcado y fundido en é1. Es un verdadero prodig io. No me canso

de leer lo. Sólo éste aquí no lo quiere leer . . .-Yo lo le í -d i jo e l Cura f r íamente- y prohibí su lectura a mis

" ovejas" .

-¿Ei Chacha es un hombre re i ig ioso y yo no? ¡Zambombas!Eso sí que no lo ent iendo. . .-Por eso dig -concluyó el Cura sonriendo.-¿TiL eres el nico hombre religioso que existe?

y ,;"" l,"fHi;"H;i:f,-ii:oj'::::r:"^'_::'^',:ll':c ¡"1.1u n¡""ga segura de la victor ia, que es la Fe.. .

dijo el judío_. Tú crees que Jesús_ben_Nazareth,9 profeta de nuestra raza _aunque no todas sus

El Cura, que estaba con los o jos vagantes, torc ió de golpe laconve rsac ión .-¿Saben lo que le pasó a mi hermana en Bs. As.? _di io_ Lesvoy a coniar , es grac ioso. Un día _hace t iempo yu_ u,

" "ñ; ;muy per ipuesto -con un terno de supernylón gr is per la de ésosque cuestan un dinerll, me dijo mi hermana, un panamá riquísimoy botas de cr is ta l h i lado _1á s ieu

que era policía, na ralmente, , ;:;ff1T::"F;:::? I""ffi:"fun rascacie ios lacuar í q, , r " t i " r re un labei in to áe puertas ysal idas, para da e l esquin izo. Mas en e l momento de entrar , e lviejo la alcanzó le dijo: -iud. es la reina del Barrio Sur! _Mihermana entonc s-e volvió, io miró y le dijo: _Si no fuera por lacara. -Y e l ve jete d i jo : _;Setenta añts tengo ya, pr incesa, y la v i

nerv l0soel chirlo

profecías se-cumpl ieron, o jo- es e l Creador del Mundo. lo cual esaosurdo -e l único hombre del mundo que lo cree. y tu hermanacree en t i ' y todos los demás creen en tu hermana. Lo o i ¡e 'arnanustecies "Fe sobrenatural,,, es el antiguo ,"rrti^iurri; d"l ;;;.r;,**;exacerbado, e l ant iguo , ,nacional is lo, , ,

que ha a"srpá." . ido delmundo como tenía que desaparecer después de cumpliáa su r.-. isión,lo mismo que e l fe t ich ismo, la escravi tud, e l imper ia l ismo, er mi toIe recho d i v i no de l os reyes , l aiia,,... No hay duda que la ,,Íglesia,,

lmar que todos los hombres eran

asta hoy la ha podido def in i r . Escierto que en un período de la historia tuvo razón de ser; p"- yuacabó su comet ido._.

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L52 Leonardo Castellani

-¿No le dije que los demása Mundo*. Es uen pastor, quidemás hacer lo él hace. Así ia

-Mis a gos Fleurette, panchael Cura m serio.

-Con la mayor fac i l idad _di jo e l judío_. El país estabapreparado. . .

-La tienen monta

r l r tares deo adelante.fuerte fueBrail fue e

religiosa del Código Damonte; y á;;;pobres cristeros, emp_ezando po. ért", p"ro

I: u",:y seguro que éste, q.r"'", inteligente

:. rr

l:..t"ño patagónico, y dedicarse a laji,TjÍitl": u.l.?, q"" le gusre. Su hermana se casará y se dejará dere lnados y cast i l los en e l a i re. . .

Ecimuncio nervioso otra vez, como cada vez q1Di jo:-Pero las sublevaciones de generales no se han acabado. . .

bombardeo de tu l Luan; las guerr i l las que queoan soninsignificantes' Eso tenía que termi"nar a cualquier costo: eia unavergrienza.

Recuerdo haber leído en 1g65 (cuando er gran triunfo electoral delcomunismo en ltaiia) un resumen jocoso de"ra historiu *g"r,t i.,u au

de París, de la que recuerdo este párrafo :,,...Et a

Su Majestad Dulcinea 1 5 3

'chassq tous les autres, Lonardi chassa Perón, Aramburu chassa Lonardi . . '

e t a ins i de su i t e . . . " E ra una v

todo el mundo, y no se podía ir adelante. Era una mezcla continua

de tiranía y anarquía, ninguna ley tenía ftetza,la Constitución había

sido derogada y vuel ta a sancionar no sé cuántas veces" '

-Pero, ¿cómo se afirmó ei gobierno actual, entonces? -interrogó

Mundo.-El gobierno Panamericano

-ai i in y ai cabo ei primer Virrey

del Río de la Plata fue un uruguayo- tuvo el acierto de resolver

trada los grandes problemas nacionales con una serie de

acertadas, ul ttú.l"o del Código Damonte que hace ahora de

i tuc ión Nacional . Los grandes problemas nacionales eran

tes y su solución era clara; sóIo que no se podía actuarla a

de las revueltas de los Generales. Tome por ejemplo el traslado

Capi ta l del país; era una cosa obvia, era un b ien para todos;

isteros mismos sostenían que había que trasladarla a Córdoba.

Ley de Pobres, divididos en tres categorías (los antiguos

hoiripilaban a Ios pobres Porque había una sola categoría),

iones a la Yeiez, el Reparto de las tierras, Ia supresión

práctica de las Herencias, la Regularización Razonable del Divorcio,

ia Ley de Libertad de Capitales, la Sindicación Obrera, la Protección

a Ig les ia Of ic ia l . . .Lá quema cle i ibros prohibidos -insinuó ei Cu¡a con rnalicia.

J : ^ ^ . - r ^ T \ I ^ - ^ * ¡ r ¡ a r m a h ¡ r ¡ a m o ¡ l i n-Dueno , eso I ue L l l l e r r u r / r t ( J u lDLu tu ' r \ u yv rYu

arruinado a mí -yo vendía muchos libros católicos- sino porque

fue un error y nada más; Pero no un error capital" '

etapa de transición, y no hay que olvidar que estamos en guerra...

en la Guerra Últ ima y Def ini t iva.. .-Un amigo mío, gran estanciero de aquí de Balcarce -dijo el

Cura-, . , r" t tdiO todós sus campos para apl icar su fortuna al

periodismo... se le había metido que era un acto de caridad fundar

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L52 Leonardo Castellani

-¿No le dije que los demása Mundo*. Es uen pastor, quidemás hacer lo él hace. Así ia

-Mis a gos Fleurette, panchael Cura m serio.

-Con la mayor fac i l idad _di jo e l judío_. El país estabapreparado. . .

-La tienen monta

r l r tares deo adelante.fuerte fueBrail fue e

religiosa del Código Damonte; y á;;;pobres cristeros, emp_ezando po. ért", p"ro

I: u",:y seguro que éste, q.r"'", inteligente

:. rr

l:..t"ño patagónico, y dedicarse a laji,TjÍitl": u.l.?, q"" le gusre. Su hermana se casará y se dejará dere lnados y cast i l los en e l a i re. . .

Ecimuncio nervioso otra vez, como cada vez q1Di jo:-Pero las sublevaciones de generales no se han acabado. . .

bombardeo de tu l Luan; las guerr i l las que queoan soninsignificantes' Eso tenía que termi"nar a cualquier costo: eia unavergrienza.

Recuerdo haber leído en 1g65 (cuando er gran triunfo electoral delcomunismo en ltaiia) un resumen jocoso de"ra historiu *g"r,t i.,u au

de París, de la que recuerdo este párrafo :,,...Et a

Su Majestad Dulcinea 1 5 3

'chassq tous les autres, Lonardi chassa Perón, Aramburu chassa Lonardi . . '

e t a ins i de su i t e . . . " E ra una v

todo el mundo, y no se podía ir adelante. Era una mezcla continua

de tiranía y anarquía, ninguna ley tenía ftetza,la Constitución había

sido derogada y vuel ta a sancionar no sé cuántas veces" '

-Pero, ¿cómo se afirmó ei gobierno actual, entonces? -interrogó

Mundo.-El gobierno Panamericano

-ai i in y ai cabo ei primer Virrey

del Río de la Plata fue un uruguayo- tuvo el acierto de resolver

trada los grandes problemas nacionales con una serie de

acertadas, ul ttú.l"o del Código Damonte que hace ahora de

i tuc ión Nacional . Los grandes problemas nacionales eran

tes y su solución era clara; sóIo que no se podía actuarla a

de las revueltas de los Generales. Tome por ejemplo el traslado

Capi ta l del país; era una cosa obvia, era un b ien para todos;

isteros mismos sostenían que había que trasladarla a Córdoba.

Ley de Pobres, divididos en tres categorías (los antiguos

hoiripilaban a Ios pobres Porque había una sola categoría),

iones a la Yeiez, el Reparto de las tierras, Ia supresión

práctica de las Herencias, la Regularización Razonable del Divorcio,

ia Ley de Libertad de Capitales, la Sindicación Obrera, la Protección

a Ig les ia Of ic ia l . . .Lá quema cle i ibros prohibidos -insinuó ei Cu¡a con rnalicia.

J : ^ ^ . - r ^ T \ I ^ - ^ * ¡ r ¡ a r m a h ¡ r ¡ a m o ¡ l i n-Dueno , eso I ue L l l l e r r u r / r t ( J u lDLu tu ' r \ u yv rYu

arruinado a mí -yo vendía muchos libros católicos- sino porque

fue un error y nada más; Pero no un error capital" '

etapa de transición, y no hay que olvidar que estamos en guerra...

en la Guerra Últ ima y Def ini t iva.. .-Un amigo mío, gran estanciero de aquí de Balcarce -dijo el

Cura-, . , r" t tdiO todós sus campos para apl icar su fortuna al

periodismo... se le había metido que era un acto de caridad fundar

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Su Majestad Dulcinea 1 - 5 5

mister iosamente la Ig les ia ( la gobierna todo a l revés, como s i

dijéramos), el Espíritu Santo me hizo justicia; es decir, me ajustició-d i jo con una r is i ta amarga-. ¿Acaso Jesucr is to no fue un

ajusticiado? ¿Y por ventura ]esucristo no se sometió al tribunal

que lo condenó, a pesar de que sus miembros eran canallas? Había

un Oeslgnlo ocut to y Justo en esa conoena/ que Jesucr ls to saora y los

otros no... No es que yo quiera igualarme a Jesucristo -añadió.-Cuando sale con la mística, siempre tiene razóni pero yo no me

lo explico -dijo Edmundo.-Pero en el fondo me entiendes -replicó el Cura-. Yo soy

difícil de explicar, pero fácil de entender.Ei juciío miró a su amigote un rato, moviencio ios iabios...-Ud. , Luis Namuncurá, me parece. . . a ratos se me hace. . . es un

hombre que esconde un inmenso secreto... ¿no?-Si le respondiera que sí o que no, ya empezaría a no ser secreto

del todo. . . - repuso r isueño e l ot ro.-¿Lo defará Ud. en sus memorias?- ¡No !-Yo también soy un poco místico -dijo el rabino.-¡Pur troppol -dijo el cura-. Pero todos los místicos siempre

se han desconfiado unos a otros. ¡Edmundo, vámonos! ¡vámonosa comer! ¡Este eremita de aquí come solamente leche, aguardientey yuyosl Ya tienes bastante "información" para entender lo deesta noche. Tú quieres venir, yo te prevengo formalmente quehay peligro. A los argumentos de éste yo no puedo responder:respondo con la realidad, con mi pobre existencia, con la realidadde mi pobre exisiencia, que a ti se ie ha meiicio querer conocer.. \ / ^ , ^ * ^ ^ ^ . . A ^ L ^ $ : ^ * * ^ l ^ ^ ^ * - ^ - + i * l ^ I T ^I v g r g l r v D L u a l f t v t r t u r y v E r g D L q P q ¿ u t L U I r y 4 r r r l r 4 ¡ r 9 H r E v r ¡ r ó u

que es peligrosa...-Mayores pe l ig ros pasa Du lc inea que us ted -mus i tó

Edmundo-. Eso es lo que me enloquece. Hasta que aParezcaDulcinea, yo lo sigo a Ud. Adoro al santo por la peana.

El simpático pajarraco israelita se había puesto de pie asido asu cordón y levantaba una mano en señal de saludo.

' r ^ l ^ ^ ^ ! ^ ^ . - ^ L ^ - . ^ ^ - . a ^ ^ A ^ . - ^ L ^ A ^ ^ J : : ^ V . ' ^ - ^ , , J ^- r u u ( , E D L U q u E r r d y a q u r t D q t u D L E u t D - u ¡ J U - . ¡ . / v D v / u t

ustedes. Me han cornplacido mucho. Espero verlos pronto.-No nos veremos nunca más -dijo el Cura. Y ante el asombro

del otro, añadió-: No porque yo lo repugne o no-lo quiera, sinoporque así es no más. Fatal idad. La vida es corta. He venido hoy

Creía que Jesucristo era el Hombre_tenerse a la Ley de prensa, que lai: ahora es guarda de tranvíajperor í l f i - ^ n , í * ^ - ^ ¡ -

Jr ¡LqDr4 sr \_orreo/ que se negaba a expedir las hojitas,erdía" paquetes enteros. yo le'dije... Es inút'. Ahora la verdadpuede propagarse oralmente, .Áo "r,

t iempo de Jesucristo, ycomo estamos nosotros haciendo ahora _conflrrr¡Á ricrr^,í i-__ _ _ - _ _ " J v r r r u r r l v .

lquí, f igúrense, no habían entrado

grandiosas, palacios y blo de rno había jamás soñado. vistlevantó Rotondaro? ¿No n ery una noches.

-¡La noche está adentro!-_di jo el Cura_. Todo eso son cosasaccesorias' Este es un mundo sin caridad. La masa Jel pars estaempobrecid a, y hay miseria como nunc a. Et gg por ciento de los

o s l 1 á r á . ^ ñ ó r É ^ t ^ ^ -n fastuoso y atocado mundo sin caridad;.;];;::T ,ffT"::q g t f l s f e z a - - . . * " J "

-¿Ud. lo duda?

-¿Y había más i iArgeniina cie hoy? --preguntó con malicia er rabino.

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1 5 4Leonardo Castel lani

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mister iosamente la Ig les ia ( la gobierna todo a l revés, como s i

dijéramos), el Espíritu Santo me hizo justicia; es decir, me ajustició-d i jo con una r is i ta amarga-. ¿Acaso Jesucr is to no fue un

ajusticiado? ¿Y por ventura ]esucristo no se sometió al tribunal

que lo condenó, a pesar de que sus miembros eran canallas? Había

un Oeslgnlo ocut to y Justo en esa conoena/ que Jesucr ls to saora y los

otros no... No es que yo quiera igualarme a Jesucristo -añadió.-Cuando sale con la mística, siempre tiene razóni pero yo no me

lo explico -dijo Edmundo.-Pero en el fondo me entiendes -replicó el Cura-. Yo soy

difícil de explicar, pero fácil de entender.Ei juciío miró a su amigote un rato, moviencio ios iabios...-Ud. , Luis Namuncurá, me parece. . . a ratos se me hace. . . es un

hombre que esconde un inmenso secreto... ¿no?-Si le respondiera que sí o que no, ya empezaría a no ser secreto

del todo. . . - repuso r isueño e l ot ro.-¿Lo defará Ud. en sus memorias?- ¡No !-Yo también soy un poco místico -dijo el rabino.-¡Pur troppol -dijo el cura-. Pero todos los místicos siempre

se han desconfiado unos a otros. ¡Edmundo, vámonos! ¡vámonosa comer! ¡Este eremita de aquí come solamente leche, aguardientey yuyosl Ya tienes bastante "información" para entender lo deesta noche. Tú quieres venir, yo te prevengo formalmente quehay peligro. A los argumentos de éste yo no puedo responder:respondo con la realidad, con mi pobre existencia, con la realidadde mi pobre exisiencia, que a ti se ie ha meiicio querer conocer.. \ / ^ , ^ * ^ ^ ^ . . A ^ L ^ $ : ^ * * ^ l ^ ^ ^ * - ^ - + i * l ^ I T ^I v g r g l r v D L u a l f t v t r t u r y v E r g D L q P q ¿ u t L U I r y 4 r r r l r 4 ¡ r 9 H r E v r ¡ r ó u

que es peligrosa...-Mayores pe l ig ros pasa Du lc inea que us ted -mus i tó

Edmundo-. Eso es lo que me enloquece. Hasta que aParezcaDulcinea, yo lo sigo a Ud. Adoro al santo por la peana.

El simpático pajarraco israelita se había puesto de pie asido asu cordón y levantaba una mano en señal de saludo.

' r ^ l ^ ^ ^ ! ^ ^ . - ^ L ^ - . ^ ^ - . a ^ ^ A ^ . - ^ L ^ A ^ ^ J : : ^ V . ' ^ - ^ , , J ^- r u u ( , E D L U q u E r r d y a q u r t D q t u D L E u t D - u ¡ J U - . ¡ . / v D v / u t

ustedes. Me han cornplacido mucho. Espero verlos pronto.-No nos veremos nunca más -dijo el Cura. Y ante el asombro

del otro, añadió-: No porque yo lo repugne o no-lo quiera, sinoporque así es no más. Fatal idad. La vida es corta. He venido hoy

Creía que Jesucristo era el Hombre_tenerse a la Ley de prensa, que lai: ahora es guarda de tranvíajperor í l f i - ^ n , í * ^ - ^ ¡ -

Jr ¡LqDr4 sr \_orreo/ que se negaba a expedir las hojitas,erdía" paquetes enteros. yo le'dije... Es inút'. Ahora la verdadpuede propagarse oralmente, .Áo "r,

t iempo de Jesucristo, ycomo estamos nosotros haciendo ahora _conflrrr¡Á ricrr^,í i-__ _ _ - _ _ " J v r r r u r r l v .

lquí, f igúrense, no habían entrado

grandiosas, palacios y blo de rno había jamás soñado. vistlevantó Rotondaro? ¿No n ery una noches.

-¡La noche está adentro!-_di jo el Cura_. Todo eso son cosasaccesorias' Este es un mundo sin caridad. La masa Jel pars estaempobrecid a, y hay miseria como nunc a. Et gg por ciento de los

o s l 1 á r á . ^ ñ ó r É ^ t ^ ^ -n fastuoso y atocado mundo sin caridad;.;];;::T ,ffT"::q g t f l s f e z a - - . . * " J "

-¿Ud. lo duda?

-¿Y había más i iArgeniina cie hoy? --preguntó con malicia er rabino.

Page 161: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

1 5 6Leonardo Castel lani

aquí solamente a deipedirme de Ud. Usted es un viejito muy bueno,pero tiene en la cabeza un corso a contramano.Y levantando a su vez el brazo, trazó una gran bendición sobreé1, musitando latines.

I I I

Cer¡.cuvrnes

Aquél que en el crepúsculo del mismo día en que Mundo y el

Cura departieron con el sabio judío, hubiese sido invitado a lasgrandes jaranas y juergas cotidianas del Palacio Botana y hubiesedirigido desde el minarete del Casino un largavista a la región delas Canteras, situada entre las calles Thomas ]efferson y ThomasI. Trabi, hubiese visto una colección de individuos de las másvariadas pintas que como hormigas se dirigían muy callandito auna casita aislada, plantada en medio de una especie de laguna;lo que no hubiera l legado a distinguir era cómo franqueaban elagua encharcada, pisando con pericia sobre piedrones diseminadosen fi la, perdiéndose dentro de la casa abandonada. La laguna sehabía originado en una antigua cantera, en donde los calerospersiguiendo la caliza blanca habían cavado en todas direccionesy vo lado a d inami ta l os i n te rmed ios , o r i g i nando una g randepresión, l lena ahora de agua llovida. El sol caía rápidamentedetrás de la casita, y un concierto de sapos y ranas cubría elruido de la cautelosa banda que se dirigía a sus puertas.

Tres o cuatro contro les detuv ieron en e l camino a l Cura yEdmundo , su rg iendo de en t re l as ma tas de pa ja escobe ra ,bruscamente; hombres harapientos y armados. El Cura les dabala contraseña "martyrií f ides" . Edmundo notó que el últ imo, delantede la casa, tenía una mano cortada: era un negro mota de rostroduro, vestido de oscuro y con una boina negra sobre la porrablanquísima. El Cura le dijo:

-¿Todo en orden, Ramón?-OIraí -dijo el negro-. Very gut. Pero ha venido el grupo de

Mafone. Tenga cuidado. . . Mejor hubiese s ido. . .-No hay cuidado -dijo el Cura-. Si busca camorra/ lo echo.

Pero Mafone no es mal hombre. Está tentado... No hay que olvidarlos servicios pasados. Yo lo voy a arreglar.

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aquí solamente a deipedirme de Ud. Usted es un viejito muy bueno,pero tiene en la cabeza un corso a contramano.Y levantando a su vez el brazo, trazó una gran bendición sobreé1, musitando latines.

I I I

Cer¡.cuvrnes

Aquél que en el crepúsculo del mismo día en que Mundo y el

Cura departieron con el sabio judío, hubiese sido invitado a lasgrandes jaranas y juergas cotidianas del Palacio Botana y hubiesedirigido desde el minarete del Casino un largavista a la región delas Canteras, situada entre las calles Thomas ]efferson y ThomasI. Trabi, hubiese visto una colección de individuos de las másvariadas pintas que como hormigas se dirigían muy callandito auna casita aislada, plantada en medio de una especie de laguna;lo que no hubiera l legado a distinguir era cómo franqueaban elagua encharcada, pisando con pericia sobre piedrones diseminadosen fi la, perdiéndose dentro de la casa abandonada. La laguna sehabía originado en una antigua cantera, en donde los calerospersiguiendo la caliza blanca habían cavado en todas direccionesy vo lado a d inami ta l os i n te rmed ios , o r i g i nando una g randepresión, l lena ahora de agua llovida. El sol caía rápidamentedetrás de la casita, y un concierto de sapos y ranas cubría elruido de la cautelosa banda que se dirigía a sus puertas.

Tres o cuatro contro les detuv ieron en e l camino a l Cura yEdmundo , su rg iendo de en t re l as ma tas de pa ja escobe ra ,bruscamente; hombres harapientos y armados. El Cura les dabala contraseña "martyrií f ides" . Edmundo notó que el últ imo, delantede la casa, tenía una mano cortada: era un negro mota de rostroduro, vestido de oscuro y con una boina negra sobre la porrablanquísima. El Cura le dijo:

-¿Todo en orden, Ramón?-OIraí -dijo el negro-. Very gut. Pero ha venido el grupo de

Mafone. Tenga cuidado. . . Mejor hubiese s ido. . .-No hay cuidado -dijo el Cura-. Si busca camorra/ lo echo.

Pero Mafone no es mal hombre. Está tentado... No hay que olvidarlos servicios pasados. Yo lo voy a arreglar.

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r 5 B

piso: a sus p ies se abr ía un abismo casi a p icó. , ,Ant igua cantera, ,

- d i i o e l C u r a . - ; F I a v e s c a l p r a ? - N J n h r r z n r r a r i - ^ - ^ ^ ^ ^ - - : : - l

otro. -¿cuántos metros? -Nueve. -¡Misóriá! -¿No ha visto esoschicos que han entrado antes que nosotros? Érá, ," han t i radoya" ' -y s in añadir más que una r is i ta cachadora, e l cura levantóambos brazos con la l in terna y se lanzó de un sal to a l vacíoEdmundo quedó en la oscur idád, y se espantó más de no oí r locaer ; cuando sonó de aquel la sepul tura, desde mi¡v le ios ra va,risueña que le decía: , '¡Haga

como yo!,, Con un ";i.;;;. i l".;;he lado, Edmundo sal tó; y después dL t res pavorosos segundos, se

es tampó de l ado con t ra un a lgo b lanc lo y rodó a un l ado ."¡colcho.es!" -exc lamó. su compañero estaba a su lado con sul in tern i ta; sonr ien^te. , ,por

aquí _ le d i jo_. Atención, hay unpasadizo estrecho. sígame sin aiustarse y pisándome los garrones.,,

- iQué es esto?-Ant iguas canteras de grani to. . . conver t idas en mi catedral .- iEn tumbal -d i jo e l pol ic ía, rezongando en la oscur idad.-_Yo siempre he tenido vértigo en las catedrales _rió su amigo.Edmundo dio un encontronazo tremendo con un muro frío. El

Cura Io tomó de la rnano y lo tiró hacia la izquierd,a, donde aparecióuna débi l c lar idad. un momento después la galer ía los áejó enuna especie de vasta caverna de techo ábovedaáo y p iso i r regular ,débi lmente a lumbrada con c i r ios y lámoaras de oetró leo: renrpr :de gente.

-Quédese allí en ese rincón, ya que quiere presenciar nuestrasreuniones. confío en su lealtad -le dijó er Cura; y se abrió pasohacia el fondo de la caverna, cuajado de cirios, dónde había unaespecie de estrado y una especie de ar tar . Edmundo lo v io volversehacia e l públ ico con un c ier to imper io y saludar s in una parabra,con los brazos extendidos y desplés un s igno de cruz. y s in másempezó a vest i r sobre su mameluco y su chaqueta de av iador unavestidura blanca. Los viejo-católicos celebraban todavía el Domingo;y no e l ]ueves, como los neo-cató l icos

Edmundo jamás había visto una ceremonia viejo_católica, supadre fue masón y su camino había ido por otro rado. Frente a élse alzaba contra la pared una inmen sa crtz de palo, que tenía

1 5 9

quemados y sobre los brazos colgadano había más imágenes que ésJ, novie j i to encendía labor iosamente un

larga mesa que tendr ía unos cuatrohabía una gran p iedra cur iosamente

or del ara habia canastas,jarrones, legajos de papeles, unaque no d i s t i ngu ía b ien .

máquina de escribir; y otros objetos

Detrás de la mesa, e l Cura se vest ía: se puso un poncho det t i a t t ñ s m o r l i ^ ¡ a ^ ^ * + ^ A ^ , . ^ ^ ^ - ) t , -¡ r _LU l ( quv / u l r LU lL ru r r pu rpu ra en e l an teb razo d .e rechocerca del codo, y a l -cuel lo una especie áe coi lar ro jo del que pendía, , - - - . - , . 1 ^ ^ 1 - j ^ r ^ A ^ ^ - - - - ¡u. yLrq\ f ,u uujsru Lre r r ru; soore La caDeza un cucurucho bordado

Edmundo se volv ió a su vecino de la derecha, un mocetóngrandote, je tón, de b igot i tos negros mochos; y le preguntó:

- : a ) r l i á - ^ . A ^ ^ 1 - ^ - - ^ r r :¿ \ ¿ L { r L r r E D s D E ¡ _ p u r e r r r s c a l l t o .

-Es e l cr - r - ra encargado de esta cédula. ¿De qué cécJuia es us ié?-¿Cé lu la ?-¿Usté es catecúmano?-Soy am igo de aqué l , de i que aho ra se es tá pon iendo e l

cucu rucho do rado .-¿Ll mi t ra? Ajá, entonce usté es de 1os f inos. Aquél es e l Obispo.-¿Ai Cura Loco Io han hecho Obispo?-Aqr-r í está reconocido. Claro que lo; ot ro d icen que es c imást ico.-¿Quiénes son ios ot ros?-Loj here je.-¿Quién es e l señor que está a l lado, que le fa l ta un brazo?-¿El manco? Ése es un señor de los nuestros, que antes tenía

2.700 estáreas de campo hace no má diez años, la estancia Santa

Leonardo Caste l lan i Su Majestad Dulc inea

dos extremos chamuscados ocomo una sábana o morta ja;había flores ni adornos: unmontón de velas sobre unametros. En e l centro de e l la

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piso: a sus p ies se abr ía un abismo casi a p icó. , ,Ant igua cantera, ,

- d i i o e l C u r a . - ; F I a v e s c a l p r a ? - N J n h r r z n r r a r i - ^ - ^ ^ ^ ^ - - : : - l

otro. -¿cuántos metros? -Nueve. -¡Misóriá! -¿No ha visto esoschicos que han entrado antes que nosotros? Érá, ," han t i radoya" ' -y s in añadir más que una r is i ta cachadora, e l cura levantóambos brazos con la l in terna y se lanzó de un sal to a l vacíoEdmundo quedó en la oscur idád, y se espantó más de no oí r locaer ; cuando sonó de aquel la sepul tura, desde mi¡v le ios ra va,risueña que le decía: , '¡Haga

como yo!,, Con un ";i.;;;. i l".;;he lado, Edmundo sal tó; y después dL t res pavorosos segundos, se

es tampó de l ado con t ra un a lgo b lanc lo y rodó a un l ado ."¡colcho.es!" -exc lamó. su compañero estaba a su lado con sul in tern i ta; sonr ien^te. , ,por

aquí _ le d i jo_. Atención, hay unpasadizo estrecho. sígame sin aiustarse y pisándome los garrones.,,

- iQué es esto?-Ant iguas canteras de grani to. . . conver t idas en mi catedral .- iEn tumbal -d i jo e l pol ic ía, rezongando en la oscur idad.-_Yo siempre he tenido vértigo en las catedrales _rió su amigo.Edmundo dio un encontronazo tremendo con un muro frío. El

Cura Io tomó de la rnano y lo tiró hacia la izquierd,a, donde aparecióuna débi l c lar idad. un momento después la galer ía los áejó enuna especie de vasta caverna de techo ábovedaáo y p iso i r regular ,débi lmente a lumbrada con c i r ios y lámoaras de oetró leo: renrpr :de gente.

-Quédese allí en ese rincón, ya que quiere presenciar nuestrasreuniones. confío en su lealtad -le dijó er Cura; y se abrió pasohacia el fondo de la caverna, cuajado de cirios, dónde había unaespecie de estrado y una especie de ar tar . Edmundo lo v io volversehacia e l públ ico con un c ier to imper io y saludar s in una parabra,con los brazos extendidos y desplés un s igno de cruz. y s in másempezó a vest i r sobre su mameluco y su chaqueta de av iador unavestidura blanca. Los viejo-católicos celebraban todavía el Domingo;y no e l ]ueves, como los neo-cató l icos

Edmundo jamás había visto una ceremonia viejo_católica, supadre fue masón y su camino había ido por otro rado. Frente a élse alzaba contra la pared una inmen sa crtz de palo, que tenía

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quemados y sobre los brazos colgadano había más imágenes que ésJ, novie j i to encendía labor iosamente un

larga mesa que tendr ía unos cuatrohabía una gran p iedra cur iosamente

or del ara habia canastas,jarrones, legajos de papeles, unaque no d i s t i ngu ía b ien .

máquina de escribir; y otros objetos

Detrás de la mesa, e l Cura se vest ía: se puso un poncho det t i a t t ñ s m o r l i ^ ¡ a ^ ^ * + ^ A ^ , . ^ ^ ^ - ) t , -¡ r _LU l ( quv / u l r LU lL ru r r pu rpu ra en e l an teb razo d .e rechocerca del codo, y a l -cuel lo una especie áe coi lar ro jo del que pendía, , - - - . - , . 1 ^ ^ 1 - j ^ r ^ A ^ ^ - - - - ¡u. yLrq\ f ,u uujsru Lre r r ru; soore La caDeza un cucurucho bordado

Edmundo se volv ió a su vecino de la derecha, un mocetóngrandote, je tón, de b igot i tos negros mochos; y le preguntó:

- : a ) r l i á - ^ . A ^ ^ 1 - ^ - - ^ r r :¿ \ ¿ L { r L r r E D s D E ¡ _ p u r e r r r s c a l l t o .

-Es e l cr - r - ra encargado de esta cédula. ¿De qué cécJuia es us ié?-¿Cé lu la ?-¿Usté es catecúmano?-Soy am igo de aqué l , de i que aho ra se es tá pon iendo e l

cucu rucho do rado .-¿Ll mi t ra? Ajá, entonce usté es de 1os f inos. Aquél es e l Obispo.-¿Ai Cura Loco Io han hecho Obispo?-Aqr-r í está reconocido. Claro que lo; ot ro d icen que es c imást ico.-¿Quiénes son ios ot ros?-Loj here je.-¿Quién es e l señor que está a l lado, que le fa l ta un brazo?-¿El manco? Ése es un señor de los nuestros, que antes tenía

2.700 estáreas de campo hace no má diez años, la estancia Santa

Leonardo Caste l lan i Su Majestad Dulc inea

dos extremos chamuscados ocomo una sábana o morta ja;había flores ni adornos: unmontón de velas sobre unametros. En e l centro de e l la

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16 0 Leonardo Caste l lan i

-¿Y ahora?

Majestad Dulcinea I O . L

reniegue del todo, y después se arrepienta. Hasta la muerte tienerecordar. No hay salida. Si no lo cumple, lo echamos de la cédula,

ninguna otra lo admite más. Hay que cumplir. Algunos, que hacenn gran hecho de valor, les dan la indulgencia plenaria.Edmundo r ió por lo bajo. En ese momento, una voz ronca

a hija de Jairo:-Ahora ya no hay más milagros.-Hay, pero todos son contra nosotros -dijo otra voz.-El Señor Nuestro Padre Namuncurá ha hecho milagros -terció

Ína voz de mujer-. Puede voltear casas, si quiere.E l O h i s n o l e v a n t ó r t r , r á m A n n r ¡ q p h i z n r r - - ' ^ f , , - ' l n a i l a - ^ i ^ T ^_ _ r _ _ _ v o ¡ ¡ L ¡ r l r v . L a

voz primera insistió:-No hay Cristo. Cristo no ha existido. Es un mito. Todos los

diarios, todos los l ibros lo dicen. Si Cristo existiría, ahora haberíatambién milagros a favor nuestro.

El Obispo levantó en la izquierda el relicario que tenía al pecho:"En esta cajita de oro -dijo-, además de otras cosas, hay unpedazo de la verdadera cruz en que mur ió ]esucr is to, nuestro

siglo XVI, como nuestro hermano aquí, el que labró el ara. En elsiglo XVI, no hace mucho, todos los diarios y l ibros decían queCristo era una realidad, no un mito. Este pedazo de Vera Cruz loheredó este Papa del otro Papa anterior, y éste del otro, y así enfi la sin interrupción hasta el siglo IIL En el siglo III el EmperadorConstant ino y su madre Santa Elen_a_ h-a l laron en Jerusalén laverdadera Cruz. Hay miles de testigos de que esta es la verdaderaCruz; y ha estado siempre a la custodia de todos los papas.,,

-Ahora hay dos Papas -pronunció Ia voz ronca-. ¿y cómosabemos cuál es el verdadero? ¿Y cómo sabemos que allí hay untrozo de la Verdadera CruzT

-Mafone -gritó severamente el Obispo-, no estamos aquípara discutir contigo. Si has perdido la fe, vete y denúncianos ala Policía, si te atreves. Diez veces te he explicado los fundamentosde l a f e . . .

-Nosotros creemos -gritó la mujer-, pero la fe se ha vueltomuy dura. No podemos más.

-Ya lo sé -respondió el Obispo-. Yo tampoco puedo más. pero

creo que me falta poco. Esperad un momento más, y el que ha de

-¿Quién es Abransón?-El dueño de ahora. Tiene quincemil estáreas...-¿Me quiere deci r usted que. . .?- ¡Ch i s t !

una cant idad de rostros se volv ió hacia e l los rec lamandosilencio. El Fiscalito había empezado a leer en voz alta el Evangeliode ese Domingo, al lado del Obispo

-¿Y los del frente?-aAguel los bancos? Ésos son los que comulgan.

corona de espinas en la cabeza. Pero son de papel -dijo el otro

ve el banco de adelante. Son los tres pecados graves.n?

-Ahora los va a decir el cura. siempre los dice. son homecil lo,o sea, muerte de hombre, adulterio y reniego de la fe. Siempre

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-¿Y ahora?

Majestad Dulcinea I O . L

reniegue del todo, y después se arrepienta. Hasta la muerte tienerecordar. No hay salida. Si no lo cumple, lo echamos de la cédula,

ninguna otra lo admite más. Hay que cumplir. Algunos, que hacenn gran hecho de valor, les dan la indulgencia plenaria.Edmundo r ió por lo bajo. En ese momento, una voz ronca

a hija de Jairo:-Ahora ya no hay más milagros.-Hay, pero todos son contra nosotros -dijo otra voz.-El Señor Nuestro Padre Namuncurá ha hecho milagros -terció

Ína voz de mujer-. Puede voltear casas, si quiere.E l O h i s n o l e v a n t ó r t r , r á m A n n r ¡ q p h i z n r r - - ' ^ f , , - ' l n a i l a - ^ i ^ T ^_ _ r _ _ _ v o ¡ ¡ L ¡ r l r v . L a

voz primera insistió:-No hay Cristo. Cristo no ha existido. Es un mito. Todos los

diarios, todos los l ibros lo dicen. Si Cristo existiría, ahora haberíatambién milagros a favor nuestro.

El Obispo levantó en la izquierda el relicario que tenía al pecho:"En esta cajita de oro -dijo-, además de otras cosas, hay unpedazo de la verdadera cruz en que mur ió ]esucr is to, nuestro

siglo XVI, como nuestro hermano aquí, el que labró el ara. En elsiglo XVI, no hace mucho, todos los diarios y l ibros decían queCristo era una realidad, no un mito. Este pedazo de Vera Cruz loheredó este Papa del otro Papa anterior, y éste del otro, y así enfi la sin interrupción hasta el siglo IIL En el siglo III el EmperadorConstant ino y su madre Santa Elen_a_ h-a l laron en Jerusalén laverdadera Cruz. Hay miles de testigos de que esta es la verdaderaCruz; y ha estado siempre a la custodia de todos los papas.,,

-Ahora hay dos Papas -pronunció Ia voz ronca-. ¿y cómosabemos cuál es el verdadero? ¿Y cómo sabemos que allí hay untrozo de la Verdadera CruzT

-Mafone -gritó severamente el Obispo-, no estamos aquípara discutir contigo. Si has perdido la fe, vete y denúncianos ala Policía, si te atreves. Diez veces te he explicado los fundamentosde l a f e . . .

-Nosotros creemos -gritó la mujer-, pero la fe se ha vueltomuy dura. No podemos más.

-Ya lo sé -respondió el Obispo-. Yo tampoco puedo más. pero

creo que me falta poco. Esperad un momento más, y el que ha de

-¿Quién es Abransón?-El dueño de ahora. Tiene quincemil estáreas...-¿Me quiere deci r usted que. . .?- ¡Ch i s t !

una cant idad de rostros se volv ió hacia e l los rec lamandosilencio. El Fiscalito había empezado a leer en voz alta el Evangeliode ese Domingo, al lado del Obispo

-¿Y los del frente?-aAguel los bancos? Ésos son los que comulgan.

corona de espinas en la cabeza. Pero son de papel -dijo el otro

ve el banco de adelante. Son los tres pecados graves.n?

-Ahora los va a decir el cura. siempre los dice. son homecil lo,o sea, muerte de hombre, adulterio y reniego de la fe. Siempre

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7 6 2 Leonardo Caste l lan i

venir vendrá, y no tardará. ¿Quién de ustedes puede saber qué sucesofabuloso puede ocurr i r mañana mismo? ¿creen que Dio i no t ienefuerza para fu lminar a sus enemigos, s i quiere? Justamente porquesabe que t iene fuerza, por eso se cal la . Así como destruyo s i l teciudades el mes pasado de un solo terremoto, así puede hacer tembiara l mundo en te ro . . .

- ¡Se cal la demasiadol -ch i l ló la mujer .-Habla por medio de nosotros - respondió e l av iador obispo.-Yo creo - rugió Mafone-, porque mis padres . reyero.r , .ádu

vez qt te habio con uci . ; pero apenas salgo a la cal le no creo más.No se puede .

-Huy que recomenzar cada día a creer . Lo rn ismo me pasa am í .

-su conducción de ud. es muy dura. yo no tengo nada contraJesucristo, pero su conducción de ud. es muv dura. ;Déienme habiarl¡Es la ú l t ima vez que hablo l ¡Nos pers iguen como a perros y nopodemos vengarnos: s iempre aguante, aguante y aguante l Nosechan de todas par tes apenas saben que somos v ie jós catór icos;todos saben que la ley no vaie para nosotros, que está contranoso t ros , y as í t odos nos pa tean impunemen te . No se puedenegociar , no se puede comprar , no se puede vender, ¡no se puedevivirl ¿Y todavía nos prohiben que hagamos sabotaje, que saquemosmercaderías, que nos defendamos a t i ros? No puede ser .

-Es que eso es peor y no conduce a nada -d i jo e l o t ro_ Enotras par tes están muchís imo peor.

Levantó un papel de sobre la mesa.-No puedo leer muchas epísto ias hoy -d i jo- . pero aouí hay

una de Norteamér ica. Al lá la fe está peor que aquí . Han dadouna ley obl igando a todos bajo penas gravís imas, inc luso la s i l lae léct r ica, a as is t i r t res veces por año a l menos a las ceremoniasde la nueva re l ig ión idolát r ica; lo cual es apostatar ; a raíz d,e lavoladura del templo masónico de Massachuset ts . ¿eué han ganadocon volar e l Templo Masónico?

-¿Y usté no ha volado casas por s i acaso? -d i jo la mujer .-Desintegré dos casas s in muerte de nadie cuando creí que eso

podÍa serv i r a Ia causa de los cr is tóf i los. pero eso se acabó. No tengoposib i l idad de hundir s ino una más. ¿Creen ustedes que eso se hacecon un soplo, con una palabra? Es un invento del f inado ingenieroRotondaro, el que murió junto con er Irreprochable; pero es necesarioque la casa esté cruzada de cañería secreta por donde lanzar los

vapores de mercurio y un motorcito oculto, y la mar en coche. No estan sencil lo. saben uds. que fue arquitecto del gobierno antes de serde los nuestros. Preparó una cuantas casas, pero aquí en Marel p latano hay ya más que una preparada.

-ZQué espera Ud, que no la hace sal tar?

y y o .Edmundo escuchaba con e l mayo r asombro . una mu l t í voca

discusión se enredó entre los oyentes. oyó que se reproch.abanmr-r tua-mente fa l ta de car idad ; r la escasez de las coiec ias. El obispogritó y dominó el tumulto.

- ; T p c r r r é o ^ l ^ T - \ ' : ^ ^ , , N T . - ^ ^ t . . ^ a ^ z ^ - - - - , -f v r q ¡ r r v r u r v r v D J / r \ u t r D [ r c t J C r t U I a q u g C a C f a U n O S e

saque la mitad del bocado que tiene en Ia boca para darlo al prójimo,ai más cercano y al más necesitado! Mi resorero aquí (dijo, señalandoa l c a ñ n . Á - \ + i ^ - ^ l ^ ^ ^ : ^ - . ^ - . - - - ^ - , ^ , - - -v r r / r ¡ s r r s L a t d ) d v d L t c r / p e r U I I U S e a I I l J a n : l a I - f O V t O e n c f a n Onos o lv ida. ud. , Mafone, no t iene fe porque ha dejac lo Ia car idad: delos de su grupo, Ud. es e l que podría l lamarse r ico, y es e l másagarrado de todos. Obl igación no d igo que tenga; pero no se quejedespués. . .

-Us té qu ie re que nos muramos todos -g r i t ó l a mu ie r_ .¡Tenemos h i jos!

-Por eso mismo -respondió e l of ic iante- . ¿y los que estánp-go_r? ¿Y estos enfermos y l isiados, el tesoro de nuestrá lglesia?¿Y las nueve d iv is iones de muchachos argent inos que están en laguerra? ¿Y los que están en la cárcel? ¿y los que mueren mártirescada día? ¿No recuerdan quién fue l inchado en esta cruz -d i jomedio r¡ol-¡iéndose a los r¡.aderos i i ir,ponentes del fo¡rdo-, quetodavía conserva rastros ele sa-n-gre y de la hoguera? ;Él era *rr.iomejor que todos nosotros, e l je fe anter ior de esta célu la 26 ¡Es unmárt i r ! Y e l actual Jefe, Don pedro de Ocampo, ha perdido másbienes que todos nosotros. . . ¿De qué podemos quejarnós? Nosotrostenemos la esperanza de la v ida eterna; s in contar e l t r iunfopróximo de Cr is to en este mundo, conforme a las profecías. . .

Levantó un papel que tenía a l lado.-Aquí tengo una -carta- cl-e San-ta. Fe: una r,..atanza cerca d.e Laguna

Paiva; doce guerr i l leros presos y muchos muertos; pero parece quehan hecho estragos en los federales. s i no fuera por l i cont inuamolest ia de los guerr i l leros, e l Adelantado schnóckel hubiesemandado veinte divisiones de argentinos en vez de nueve a los frentesde s iber ia; del sud de Alemania y del Car ibe. Mejor es mor i r aquí

Su N{a ies tad Du lc inea 1 6 3

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7 6 2 Leonardo Caste l lan i

venir vendrá, y no tardará. ¿Quién de ustedes puede saber qué sucesofabuloso puede ocurr i r mañana mismo? ¿creen que Dio i no t ienefuerza para fu lminar a sus enemigos, s i quiere? Justamente porquesabe que t iene fuerza, por eso se cal la . Así como destruyo s i l teciudades el mes pasado de un solo terremoto, así puede hacer tembiara l mundo en te ro . . .

- ¡Se cal la demasiadol -ch i l ló la mujer .-Habla por medio de nosotros - respondió e l av iador obispo.-Yo creo - rugió Mafone-, porque mis padres . reyero.r , .ádu

vez qt te habio con uci . ; pero apenas salgo a la cal le no creo más.No se puede .

-Huy que recomenzar cada día a creer . Lo rn ismo me pasa am í .

-su conducción de ud. es muy dura. yo no tengo nada contraJesucristo, pero su conducción de ud. es muv dura. ;Déienme habiarl¡Es la ú l t ima vez que hablo l ¡Nos pers iguen como a perros y nopodemos vengarnos: s iempre aguante, aguante y aguante l Nosechan de todas par tes apenas saben que somos v ie jós catór icos;todos saben que la ley no vaie para nosotros, que está contranoso t ros , y as í t odos nos pa tean impunemen te . No se puedenegociar , no se puede comprar , no se puede vender, ¡no se puedevivirl ¿Y todavía nos prohiben que hagamos sabotaje, que saquemosmercaderías, que nos defendamos a t i ros? No puede ser .

-Es que eso es peor y no conduce a nada -d i jo e l o t ro_ Enotras par tes están muchís imo peor.

Levantó un papel de sobre la mesa.-No puedo leer muchas epísto ias hoy -d i jo- . pero aouí hay

una de Norteamér ica. Al lá la fe está peor que aquí . Han dadouna ley obl igando a todos bajo penas gravís imas, inc luso la s i l lae léct r ica, a as is t i r t res veces por año a l menos a las ceremoniasde la nueva re l ig ión idolát r ica; lo cual es apostatar ; a raíz d,e lavoladura del templo masónico de Massachuset ts . ¿eué han ganadocon volar e l Templo Masónico?

-¿Y usté no ha volado casas por s i acaso? -d i jo la mujer .-Desintegré dos casas s in muerte de nadie cuando creí que eso

podÍa serv i r a Ia causa de los cr is tóf i los. pero eso se acabó. No tengoposib i l idad de hundir s ino una más. ¿Creen ustedes que eso se hacecon un soplo, con una palabra? Es un invento del f inado ingenieroRotondaro, el que murió junto con er Irreprochable; pero es necesarioque la casa esté cruzada de cañería secreta por donde lanzar los

vapores de mercurio y un motorcito oculto, y la mar en coche. No estan sencil lo. saben uds. que fue arquitecto del gobierno antes de serde los nuestros. Preparó una cuantas casas, pero aquí en Marel p latano hay ya más que una preparada.

-ZQué espera Ud, que no la hace sal tar?

y y o .Edmundo escuchaba con e l mayo r asombro . una mu l t í voca

discusión se enredó entre los oyentes. oyó que se reproch.abanmr-r tua-mente fa l ta de car idad ; r la escasez de las coiec ias. El obispogritó y dominó el tumulto.

- ; T p c r r r é o ^ l ^ T - \ ' : ^ ^ , , N T . - ^ ^ t . . ^ a ^ z ^ - - - - , -f v r q ¡ r r v r u r v r v D J / r \ u t r D [ r c t J C r t U I a q u g C a C f a U n O S e

saque la mitad del bocado que tiene en Ia boca para darlo al prójimo,ai más cercano y al más necesitado! Mi resorero aquí (dijo, señalandoa l c a ñ n . Á - \ + i ^ - ^ l ^ ^ ^ : ^ - . ^ - . - - - ^ - , ^ , - - -v r r / r ¡ s r r s L a t d ) d v d L t c r / p e r U I I U S e a I I l J a n : l a I - f O V t O e n c f a n Onos o lv ida. ud. , Mafone, no t iene fe porque ha dejac lo Ia car idad: delos de su grupo, Ud. es e l que podría l lamarse r ico, y es e l másagarrado de todos. Obl igación no d igo que tenga; pero no se quejedespués. . .

-Us té qu ie re que nos muramos todos -g r i t ó l a mu ie r_ .¡Tenemos h i jos!

-Por eso mismo -respondió e l of ic iante- . ¿y los que estánp-go_r? ¿Y estos enfermos y l isiados, el tesoro de nuestrá lglesia?¿Y las nueve d iv is iones de muchachos argent inos que están en laguerra? ¿Y los que están en la cárcel? ¿y los que mueren mártirescada día? ¿No recuerdan quién fue l inchado en esta cruz -d i jomedio r¡ol-¡iéndose a los r¡.aderos i i ir,ponentes del fo¡rdo-, quetodavía conserva rastros ele sa-n-gre y de la hoguera? ;Él era *rr.iomejor que todos nosotros, e l je fe anter ior de esta célu la 26 ¡Es unmárt i r ! Y e l actual Jefe, Don pedro de Ocampo, ha perdido másbienes que todos nosotros. . . ¿De qué podemos quejarnós? Nosotrostenemos la esperanza de la v ida eterna; s in contar e l t r iunfopróximo de Cr is to en este mundo, conforme a las profecías. . .

Levantó un papel que tenía a l lado.-Aquí tengo una -carta- cl-e San-ta. Fe: una r,..atanza cerca d.e Laguna

Paiva; doce guerr i l leros presos y muchos muertos; pero parece quehan hecho estragos en los federales. s i no fuera por l i cont inuamolest ia de los guerr i l leros, e l Adelantado schnóckel hubiesemandado veinte divisiones de argentinos en vez de nueve a los frentesde s iber ia; del sud de Alemania y del Car ibe. Mejor es mor i r aquí

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robado

que en Siber ia, por eso no puedo desaprobar los, aunque combat i rcon e l los no puedo ya. Mi vocación no es matar .

y no podemos seguir en e l t rabaio en estas condic iones. Asal tarnegocios judíos no es robar : es la guerra; e l los nos hantodo lo que tenemos, ¡eue lo d iga e i doctor Ocampo!

Su Majestad Dulcinea 1 6 5

comunicación con las célu las 20,4I ,6 j ,273,455; los chasques habránsido presos o muertos. Necesi to voluntar ios. ustedes saben quétrabajo es ese, ¿no? No podemos dar les más que e l v iát ico.

El mocetón rubio que estaba a l lado de Edmundo cruzó a codazoshasta e l a l tar .

Detrás de é l se movieron ot ros c inco o seis más.-No -d i jo e l Obispo- , necesi to mucho más t iempo.-Yo, Reverencia, con lo que me den ele viá-tico ;r m.is ah-orros

n t r e d o v i w i r - d i i n n + r nr - - - - - - ' - ' - -

Don Pedro de Ocampo se apoderó de é l ; y de los ot ros, quep v n o n í a n c r r c n f o r l a c F I l . - l L i - ^ ^ - - ^ - i - , , i Á .v u r D l / v y r u D r ó u r u .

-Necesi to ordenar un sacerdote para la célu la 4S5.-Y bueno -d i jo e l mocetón rubio adelantándose de nuevo-,

Cejo e l t rabajo no más. Tota l , me escapé de ia ú l t ima leva, y Iomismo no más me van a levar . Sé un poco de la t ín. Mor i r Dormor i r . . .

-E l Domingo p róx imo , s i v i v imos , t e o rdena remos . Voy aconsagrar -d i jo e l Obispo- . Gracias en nombre de Dios.

-¿Y Dulc inea? -gr i tó una voz, y Edmundo se estremeció.-No me pregunten eso -d i jo e l o f ic iante- . Voy a consagrar .-¿Vive? -gr i tó Edmundo.-Vive no sé cómo , pobre hermana -muequeó el Obispo- pero

nadie debe saber dónde está. Basta, es tarde.Pocos minutos después Edmundo v io por pr imera vez una

"comunión": los dos curas repar t ían por orden pedaci tos de pan,n r r p m n i r h r ¡ r n l a c o - l - - - - + ^ . . j . ^ ^ l ^ ^ - - ^ l - ^ - ^ ^ aL r r ¡ q L r a r E r q L U r l v t l r u / r a L l r d r p d l g c l d s e l u l l a

de esas "co 'as" de premio c le fútbol . A lgunos de los que rec ibíanel bocado, l loraban. La ceremonia parecía in terminable. Edmundopensó s i no debía acercarse é l también; pero en ese momento fuearrojado a un lado de un empujón, y el control morocho corrió all ado de l os cu ras y mus i t ó ráp idamen te unas pa lab ras . Unmovimiento de espanto se h izo en las pr imeras f i las. , , ¡La pol ic ía! , ,

E l Obispo recogió con calma las migas de pan, las echó a lacratera, y la pasó al Fisca_lito. "¡Calm-a!", ordenó. -Huy tier:r".po.El pr imer contro l los detendrá todo 1o que pueda, aún a costa dela v ida. Es un "arrepent ido" . Sal i r todos por las galer ías la tera les,s in pr isa, s in luces. Cuidado con los n iños. Ustedes, ret i rar loscolchones, y apaguen todo, menos la lámpara del centro. ¡DespaciolBenedict io Dei Omnipotent is , Patr ís , et F i l i i e t Spi r i tus Ssnct i . . .

E i seño rón manco que es taba de t rás de l a l t a r d i i o cc lnt ranqu i l i dad :

' -

-Hoy tienes que ser iuzgado, Mafone. despriés cl_e la comuniónHas hecho un del i to .

- iMe han denunciado! ¡Mald i to sea e l in fame alcahuete! -gr i tóel i ta l iano.

-Nadie te ha denunciado - respondió e l Obispo_. ¿Crees quese puede matar a un sacerdote s in que nadie lo iepa?

-¡Era un apóstata! ¡se me abalanzór ¡Lo maté en áefensa propiar-Eso lo d ic tamina¡án los jueces después de la comunión.- iNo lo permi to! Me voy. Jueces por todos lados, ¡dónde vamos!

Nos vamos ahora mismo.Un grupo numeroso/ con dos o tres mujeres, se le arrimó; y

volv iendo grupas todos, se encaminaron a una puerta o boquetá.Toda la caverna, notó Edmundo, estaba f lanqueada de boquetesde galer ía del tamaño de un hombre. Er negio de ra entrada seplantó delante de la sal ida con una p is to la en la mano.

- ¡Dejar los sal i r ! -ordenó e l Obispo.-¡Nos van a denunciar, Reverenci'al -dijo el negro.

_ - ¡Nol -d i jo e l obispo- . No pueden hacer lo s in-gran pel igro.

Déjenlos. Mafone no es un Judas.Edmundo creía que soñaba. El grupo desfi ló en fi la por el boquete

negro/ que l levaba quién sabe dónde. La col ina debía de ser unared de galer ías, eso estaba arreglado. Mientras er pol ic ía cavi rabay consideraba la ext raña escena, se había procedidó a la bendic iónde los enfermos, a la concertación de matrimonios y a una cantidadde papeleos en grupos, en algunos de los cuales Don pedro entregabadineros, pobres pesos argent inos por lo común, pocos t rúmanesplata. De repente e l Obispo p id ió i i lenc io:

-Me olvidaba -dijo-. Antes de la Consagración tengo un asuntoimpor tan te , ese pob re s i c i l i ano me d i s - t r a j o . He

"pe rd ido l a

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robado

que en Siber ia, por eso no puedo desaprobar los, aunque combat i rcon e l los no puedo ya. Mi vocación no es matar .

y no podemos seguir en e l t rabaio en estas condic iones. Asal tarnegocios judíos no es robar : es la guerra; e l los nos hantodo lo que tenemos, ¡eue lo d iga e i doctor Ocampo!

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comunicación con las célu las 20,4I ,6 j ,273,455; los chasques habránsido presos o muertos. Necesi to voluntar ios. ustedes saben quétrabajo es ese, ¿no? No podemos dar les más que e l v iát ico.

El mocetón rubio que estaba a l lado de Edmundo cruzó a codazoshasta e l a l tar .

Detrás de é l se movieron ot ros c inco o seis más.-No -d i jo e l Obispo- , necesi to mucho más t iempo.-Yo, Reverencia, con lo que me den ele viá-tico ;r m.is ah-orros

n t r e d o v i w i r - d i i n n + r nr - - - - - - ' - ' - -

Don Pedro de Ocampo se apoderó de é l ; y de los ot ros, quep v n o n í a n c r r c n f o r l a c F I l . - l L i - ^ ^ - - ^ - i - , , i Á .v u r D l / v y r u D r ó u r u .

-Necesi to ordenar un sacerdote para la célu la 4S5.-Y bueno -d i jo e l mocetón rubio adelantándose de nuevo-,

Cejo e l t rabajo no más. Tota l , me escapé de ia ú l t ima leva, y Iomismo no más me van a levar . Sé un poco de la t ín. Mor i r Dormor i r . . .

-E l Domingo p róx imo , s i v i v imos , t e o rdena remos . Voy aconsagrar -d i jo e l Obispo- . Gracias en nombre de Dios.

-¿Y Dulc inea? -gr i tó una voz, y Edmundo se estremeció.-No me pregunten eso -d i jo e l o f ic iante- . Voy a consagrar .-¿Vive? -gr i tó Edmundo.-Vive no sé cómo , pobre hermana -muequeó el Obispo- pero

nadie debe saber dónde está. Basta, es tarde.Pocos minutos después Edmundo v io por pr imera vez una

"comunión": los dos curas repar t ían por orden pedaci tos de pan,n r r p m n i r h r ¡ r n l a c o - l - - - - + ^ . . j . ^ ^ l ^ ^ - - ^ l - ^ - ^ ^ aL r r ¡ q L r a r E r q L U r l v t l r u / r a L l r d r p d l g c l d s e l u l l a

de esas "co 'as" de premio c le fútbol . A lgunos de los que rec ibíanel bocado, l loraban. La ceremonia parecía in terminable. Edmundopensó s i no debía acercarse é l también; pero en ese momento fuearrojado a un lado de un empujón, y el control morocho corrió all ado de l os cu ras y mus i t ó ráp idamen te unas pa lab ras . Unmovimiento de espanto se h izo en las pr imeras f i las. , , ¡La pol ic ía! , ,

E l Obispo recogió con calma las migas de pan, las echó a lacratera, y la pasó al Fisca_lito. "¡Calm-a!", ordenó. -Huy tier:r".po.El pr imer contro l los detendrá todo 1o que pueda, aún a costa dela v ida. Es un "arrepent ido" . Sal i r todos por las galer ías la tera les,s in pr isa, s in luces. Cuidado con los n iños. Ustedes, ret i rar loscolchones, y apaguen todo, menos la lámpara del centro. ¡DespaciolBenedict io Dei Omnipotent is , Patr ís , et F i l i i e t Spi r i tus Ssnct i . . .

E i seño rón manco que es taba de t rás de l a l t a r d i i o cc lnt ranqu i l i dad :

' -

-Hoy tienes que ser iuzgado, Mafone. despriés cl_e la comuniónHas hecho un del i to .

- iMe han denunciado! ¡Mald i to sea e l in fame alcahuete! -gr i tóel i ta l iano.

-Nadie te ha denunciado - respondió e l Obispo_. ¿Crees quese puede matar a un sacerdote s in que nadie lo iepa?

-¡Era un apóstata! ¡se me abalanzór ¡Lo maté en áefensa propiar-Eso lo d ic tamina¡án los jueces después de la comunión.- iNo lo permi to! Me voy. Jueces por todos lados, ¡dónde vamos!

Nos vamos ahora mismo.Un grupo numeroso/ con dos o tres mujeres, se le arrimó; y

volv iendo grupas todos, se encaminaron a una puerta o boquetá.Toda la caverna, notó Edmundo, estaba f lanqueada de boquetesde galer ía del tamaño de un hombre. Er negio de ra entrada seplantó delante de la sal ida con una p is to la en la mano.

- ¡Dejar los sal i r ! -ordenó e l Obispo.-¡Nos van a denunciar, Reverenci'al -dijo el negro.

_ - ¡Nol -d i jo e l obispo- . No pueden hacer lo s in-gran pel igro.

Déjenlos. Mafone no es un Judas.Edmundo creía que soñaba. El grupo desfi ló en fi la por el boquete

negro/ que l levaba quién sabe dónde. La col ina debía de ser unared de galer ías, eso estaba arreglado. Mientras er pol ic ía cavi rabay consideraba la extraña escena, se había procedidó a la bendic iónde los enfermos, a la concertación de matrimonios y a una cantidadde papeleos en grupos, en algunos de los cuales Don pedro entregabadineros, pobres pesos argent inos por lo común, pocos t rúmanesplata. De repente e l Obispo p id ió i i lenc io:

-Me olvidaba -dijo-. Antes de la Consagración tengo un asuntoimpor tan te , ese pob re s i c i l i ano me d i s - t r a j o . He

"pe rd ido l a

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L66 Leona¡do Caste l lan i

En ese momento sonó un disparo lejos, y después una descargaen la puerta. Una voz enérgica gr i tó fuera: "¡Escaleras! ¡Hay unpozot ¡Traigan los gases!" Edmundo se puso rápidamente al ladode su amigo, que plegaba tranquilamente las vestiduras.

-¿Y usté? -le dijo.-Yo apaso la ú l t ima I

inmediatamente, no tenga miedo a la oscur idad n i a los recovecos:tendrá que caminar un rato largo, saldrá al lado de dos sauces,espéreme al l í .

-Ud. primero -dijo fríamente Edmundo.

al boquete y dio contra una pared. En ese momento irrumpi ondos hombres en la caverna, y bri l ló eI rayo de un reflecto El

ampolletas de vidrio se le estrellaba en la nuca. sintió el olordulzón del metilo, sintió que las piernas se le doblaban y extendiólas manos delante al caer exánime en la puerta de ia galería.

IV

BnrueunrE DE Cunns

El martes 27 de rr .arzo tuvo lugar en el Palacio Botana unL . ¡ n ¡ r r a l a o - . o l o L ' r . i Á n ¡ i p l n n m l r r e m i c n f o r l e M o n s e ñ o t E t l s t o o t l i ou q r r Y q e r L - - - - - - 1 - - -

Eg id io Panchamp la como Cardena l P r imado A rzob i spo de l

Virreynato de1 Río de la Plata de Panamérica. Al f inal de é1 se

supieron var ias cosas; y s in contar las no podemos seguir adelante '

Lás t ima . . .Tuvo lugar en e l Salón de Actos, vasta saia recubier ta de ónix

verde de San Luis, in terrumpida con grandes cuadros a l ó leo de

los próceres de Panamér ica. En e l escenar io, una mesa r icamente

colgada con un micrófono a l lado acogía a los cuatro próceres de

la fiesta: el nuevo Cardenal, enorme y poderoso, Monseñor Fleurette,

capellán del Adelantado, el Rector del Seminario Hans Rinchytes

y Cuitiño, el Jefe de los Federales, en representación del Gobierno.

Detrás de ellos resplandecía en la pared de mármol incrustado el

enorme signo de la Unión Panamericana; y debajo de él una pequeña

Virgen de Luján con una mariposa encendicla al pie'

Toda el ala izquierda del Palacio Botana, al lado del Hiper-

Panlatreuticón, había sido dedicacia a ia sacristía ciei gran iempio| ^ ! F l - - t t - 1 . - - n l r ^ - - l ^ l ^ a f , ^ - ^ I T ) I ^ + ^

y a La Lur la Ec les las f l ca . E I L ts IT tPIU ( re rv r< l rs r L 1414, 4u¡ tYus r r l c r lu t

en dimensiones que el Latreuticón de Córdoba, era el más elegante y

suntuoso de la República; en é1 debía celebrarse el primer Domingo

de Abril la Consagración solemne del sabio y virtuoso Prelado cuyo

nombramiento hoy se festejaba en fiesta de familia'Los inv i tados, casi todos ec les iást icos, estaban sentados en dos

f i las a lo largo del sa lón, una mesa pequeña con otras cuatro

dignidades estaba en el centro y otra mesa transversal cerraba en

el fondo la herradura, donde estaba la gente joven, los más

aventajados alumnos de las últ imas promociones del Seminario.

Allí reinaba la jarana, y de vez en cuando surgían interrupciones

chistosas al espíker del micrófono, que los Optimates del escenario

miraban con eI ceño fruncido. Más de la mitad del salón sobraba;

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L66 Leona¡do Caste l lan i

En ese momento sonó un disparo lejos, y después una descargaen la puerta. Una voz enérgica gr i tó fuera: "¡Escaleras! ¡Hay unpozot ¡Traigan los gases!" Edmundo se puso rápidamente al ladode su amigo, que plegaba tranquilamente las vestiduras.

-¿Y usté? -le dijo.-Yo apaso la ú l t ima I

inmediatamente, no tenga miedo a la oscur idad n i a los recovecos:tendrá que caminar un rato largo, saldrá al lado de dos sauces,espéreme al l í .

-Ud. primero -dijo fríamente Edmundo.

al boquete y dio contra una pared. En ese momento irrumpi ondos hombres en la caverna, y bri l ló eI rayo de un reflecto El

ampolletas de vidrio se le estrellaba en la nuca. sintió el olordulzón del metilo, sintió que las piernas se le doblaban y extendiólas manos delante al caer exánime en la puerta de ia galería.

IV

BnrueunrE DE Cunns

El martes 27 de rr .arzo tuvo lugar en el Palacio Botana unL . ¡ n ¡ r r a l a o - . o l o L ' r . i Á n ¡ i p l n n m l r r e m i c n f o r l e M o n s e ñ o t E t l s t o o t l i ou q r r Y q e r L - - - - - - 1 - - -

Eg id io Panchamp la como Cardena l P r imado A rzob i spo de l

Virreynato de1 Río de la Plata de Panamérica. Al f inal de é1 se

supieron var ias cosas; y s in contar las no podemos seguir adelante '

Lás t ima . . .Tuvo lugar en e l Salón de Actos, vasta saia recubier ta de ónix

verde de San Luis, in terrumpida con grandes cuadros a l ó leo de

los próceres de Panamér ica. En e l escenar io, una mesa r icamente

colgada con un micrófono a l lado acogía a los cuatro próceres de

la fiesta: el nuevo Cardenal, enorme y poderoso, Monseñor Fleurette,

capellán del Adelantado, el Rector del Seminario Hans Rinchytes

y Cuitiño, el Jefe de los Federales, en representación del Gobierno.

Detrás de ellos resplandecía en la pared de mármol incrustado el

enorme signo de la Unión Panamericana; y debajo de él una pequeña

Virgen de Luján con una mariposa encendicla al pie'

Toda el ala izquierda del Palacio Botana, al lado del Hiper-

Panlatreuticón, había sido dedicacia a ia sacristía ciei gran iempio| ^ ! F l - - t t - 1 . - - n l r ^ - - l ^ l ^ a f , ^ - ^ I T ) I ^ + ^

y a La Lur la Ec les las f l ca . E I L ts IT tPIU ( re rv r< l rs r L 1414, 4u¡ tYus r r l c r lu t

en dimensiones que el Latreuticón de Córdoba, era el más elegante y

suntuoso de la República; en é1 debía celebrarse el primer Domingo

de Abril la Consagración solemne del sabio y virtuoso Prelado cuyo

nombramiento hoy se festejaba en fiesta de familia'Los inv i tados, casi todos ec les iást icos, estaban sentados en dos

f i las a lo largo del sa lón, una mesa pequeña con otras cuatro

dignidades estaba en el centro y otra mesa transversal cerraba en

el fondo la herradura, donde estaba la gente joven, los más

aventajados alumnos de las últ imas promociones del Seminario.

Allí reinaba la jarana, y de vez en cuando surgían interrupciones

chistosas al espíker del micrófono, que los Optimates del escenario

miraban con eI ceño fruncido. Más de la mitad del salón sobraba;

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L 6 BLeonardo Castel lani

mente e l proceso de la suntuosa f iesta, un menú en la

. ...¡ 'comprobación de los documentos -decía en esos momentos el

i=::; i-'i1",1::l:,1{".' fo:,s. E nig"i'ñ" ói. H"m,.,guL ra u j r rvc rür ( ra ( r ae upsa la / d rgn ís imo Ade lan tado,

H T :t, ̂ o :,,' ::: ::F:: o " jl: :',* : g r án^e m9; iia ; e r c., u i 1p, o ru

" t ooq \ \L^c . j@uLurD. . . L r to naoemus yont tJ lceml t y la sede vacantetanto t iempo después de ra tardía muerte de n-uestro anter iorPreiado (que Dios haya perdonado), ha caído donde e l dedo detodo nuestro país señaraLa inequívocamente (con tono extático delocutor de fútbol), en las manos del sabio ), , i i t.ro"o lr"tuao qrr"todos_corrocéis y para el cual pido el más caluroso aplausoJ,,- iGo l de Boca ! -d i j o u . , u r ro , de l a ú l t i ; ; ; ; ; . , med iodesaperc ib ida entre e l ru ido de los aplausos.

- ¡Muchas gracias! _terminó e l locutor sentándose.En e l s i lenc_io que s iguió, se h izo audib le en todo e l sa lón laconversación de ros cuatro grandes, que cambiaban entre sí noticias

de Es tado .-Ciertamente -decía Cuitiño_, hemos liquidado eso. ¡Es un granpaso adelante! La caverna y, las garer ías hán s ido inundadas pormedio de- la- laguna que esiaba ul lud.o, y esperamos incluso quealgunos de los rebeldes hayan s ido ahojadoi ; urrnqu"-" r ru sente

:.1-:ry 1T1l/ i"? maulas tenían ceniinelas: el primero ;"ll;;

¡ t res han s ido a lcanzados por lasido de sacerdote (de sacerdote de>elo todo encanecido, que llevaba,rno de v ino, que se der iamó al l í a

un montón de vino, grréjr.,: dt.""t"":rt":::.8;"rYil.TJ:1tf ;t"1cabo' Murió ar instante. Es lamentabre, pero no siempre se puedetirar con las dormiditas, el arcance de ésas es c'rio: veiniicincometros' Tenían orden de agarrar los vivos.. . pero, Reverencias.. .Eso sí, la gran captura ha sido la del t.uidor

"áí"u;"

-i"*""a,

ex po l i c ía Edmundo F lo r io , e l causante de la

Su Majestad Dulcinea r - 6 9

muerte del Irreprochable, ¿recuerdan? Se creía que había muerto enel bombardeo de San Juan. Estaba allí, convertido en cristóbal, ¿quéme dicen sus Reverencias?

-Huy que lamentar estos pequeños incidentes -dijo Fleurette-,pero e l orden y la paz de la Repúbl ica. . .

I Cura ? -nresuntó Panchampla.-Si v ive o no v ive, lo sabremos ahora por Edmundo. ¡Oh, ése

hablará, no se af l i jan ustedes, Reverencias, ése hablará l Tenemosmedio de hacer lo hablar .

-El Cura Loco v ive y se ha proclamado a sí mismo Obispo-exciamó ei Rector Rinchytes-. Se ha organizacio para sí una igiesia

subterránea y rebelde. Cismát ica, desde luego; y además impía eidolát r ica. Adoran a una muler .

-No puede 5s ¡ - ¡ s f ¡qcó ma jes tuosamen te Panchamp la -

¿Quién 1o va a seguir a ése? No t iene arrastre. Desde que mur ióla bru ja aquei la , que é1 manejaba. . .

-La l lamada Dulcinea Argentina t¡ive -replicó Rinchytes-,tengo desde ayer in formación secreta y fehaciente. Está de cajeraen la Casa Centra l de la gran santer ía Satanowski , en Bs. As.Muy b ien d is f razada, por supuesto.

- ¡Zambomba! ¿Cómo sabe Ud. eso? -c lamó Cui t iño, a lzándoseen p ie- . ¡Tengo que hacer la apresar de inmediato! Desaparecidaésa, desaparece todo. Es un not ic ión. ¿Cómo 1o sabe usted? ¿Ypor qué no me avisó al instante?

-Deje, no se moleste, Jefe, voy yo -interrumpió el locutor aCui t iño, que estaba exci tadís imo-. Telefonaré a l Jefe de Bs. As.Anda mal e l larga d is tancia por los saboteos; pero yo consigol ínea s iempre/ aunque sea un poco compi icado.

-Dígale que se ponga ya en marcha. Orden mía. ReverendoPadre Rector , usté me ha fa l lado. Estos son t is t ís imos. No hay

que perder un minuto.-AI contrar io , lo he serv ido a Ud. dándole un not ic ión que era

de su deber desenterrar . . .-¿Lo sabe bajo secreto de confesión? -hizo Cuitiño con una

mueca sardónica.-Lo sé y basta -d i jo e l o t ro.n - ¡ - - ^ 1 ^ - - ^ : - ^ L - . - - ^ I ^ ^ ^ l - . i ^ ^ : I ^ - ^ : ^ T T * ^ . , ^ - ^ - - ' l ^ * Á . / / I \ T ^E I I l A S d l d I C l l l d l j d l . I I t d l J D U T t l L U D l l t r L L r U . U l l q v v ¿ s ^ L r a u f v . r r v

la van a apresar . " Otro de los convivas d i jo : " ¡Son todas patrafas l " ,e inmediatamente la conversación retornó en tumulto, en medio

del bochinche de los cubier tos.- ¡Pido la palabra para una moción de orden! -d i jo uno de la

mesa del centro- . Una sola palabra: ProPongo que nos declame1. "Por tan to , tenemos pont í f i ^e . , ,

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L 6 BLeonardo Castel lani

mente e l proceso de la suntuosa f iesta, un menú en la

. ...¡ 'comprobación de los documentos -decía en esos momentos el

i=::; i-'i1",1::l:,1{".' fo:,s. E nig"i'ñ" ói. H"m,.,guL ra u j r rvc rür ( ra ( r ae upsa la / d rgn ís imo Ade lan tado,

H T :t, ̂ o :,,' ::: ::F:: o " jl: :',* : g r án^e m9; iia ; e r c., u i 1p, o ru

" t ooq \ \L^c . j@uLurD. . . L r to naoemus yont tJ lceml t y la sede vacantetanto t iempo después de ra tardía muerte de n-uestro anter iorPreiado (que Dios haya perdonado), ha caído donde e l dedo detodo nuestro país señaraLa inequívocamente (con tono extático delocutor de fútbol), en las manos del sabio ), , i i t.ro"o lr"tuao qrr"todos_corrocéis y para el cual pido el más caluroso aplausoJ,,- iGo l de Boca ! -d i j o u . , u r ro , de l a ú l t i ; ; ; ; ; . , med iodesaperc ib ida entre e l ru ido de los aplausos.

- ¡Muchas gracias! _terminó e l locutor sentándose.En e l s i lenc_io que s iguió, se h izo audib le en todo e l sa lón laconversación de ros cuatro grandes, que cambiaban entre sí noticias

de Es tado .-Ciertamente -decía Cuitiño_, hemos liquidado eso. ¡Es un granpaso adelante! La caverna y, las garer ías hán s ido inundadas pormedio de- la- laguna que esiaba ul lud.o, y esperamos incluso quealgunos de los rebeldes hayan s ido ahojadoi ; urrnqu"-" r ru sente

:.1-:ry 1T1l/ i"? maulas tenían ceniinelas: el primero ;"ll;;

¡ t res han s ido a lcanzados por lasido de sacerdote (de sacerdote de>elo todo encanecido, que llevaba,rno de v ino, que se der iamó al l í a

un montón de vino, grréjr.,: dt.""t"":rt":::.8;"rYil.TJ:1tf ;t"1cabo' Murió ar instante. Es lamentabre, pero no siempre se puedetirar con las dormiditas, el arcance de ésas es c'rio: veiniicincometros' Tenían orden de agarrar los vivos.. . pero, Reverencias.. .Eso sí, la gran captura ha sido la del t.uidor

"áí"u;"

-i"*""a,

ex po l i c ía Edmundo F lo r io , e l causante de la

Su Majestad Dulcinea r - 6 9

muerte del Irreprochable, ¿recuerdan? Se creía que había muerto enel bombardeo de San Juan. Estaba allí, convertido en cristóbal, ¿quéme dicen sus Reverencias?

-Huy que lamentar estos pequeños incidentes -dijo Fleurette-,pero e l orden y la paz de la Repúbl ica. . .

I Cura ? -nresuntó Panchampla.-Si v ive o no v ive, lo sabremos ahora por Edmundo. ¡Oh, ése

hablará, no se af l i jan ustedes, Reverencias, ése hablará l Tenemosmedio de hacer lo hablar .

-El Cura Loco v ive y se ha proclamado a sí mismo Obispo-exciamó ei Rector Rinchytes-. Se ha organizacio para sí una igiesia

subterránea y rebelde. Cismát ica, desde luego; y además impía eidolát r ica. Adoran a una muler .

-No puede 5s ¡ - ¡ s f ¡qcó ma jes tuosamen te Panchamp la -

¿Quién 1o va a seguir a ése? No t iene arrastre. Desde que mur ióla bru ja aquei la , que é1 manejaba. . .

-La l lamada Dulcinea Argentina t¡ive -replicó Rinchytes-,tengo desde ayer in formación secreta y fehaciente. Está de cajeraen la Casa Centra l de la gran santer ía Satanowski , en Bs. As.Muy b ien d is f razada, por supuesto.

- ¡Zambomba! ¿Cómo sabe Ud. eso? -c lamó Cui t iño, a lzándoseen p ie- . ¡Tengo que hacer la apresar de inmediato! Desaparecidaésa, desaparece todo. Es un not ic ión. ¿Cómo 1o sabe usted? ¿Ypor qué no me avisó al instante?

-Deje, no se moleste, Jefe, voy yo -interrumpió el locutor aCui t iño, que estaba exci tadís imo-. Telefonaré a l Jefe de Bs. As.Anda mal e l larga d is tancia por los saboteos; pero yo consigol ínea s iempre/ aunque sea un poco compi icado.

-Dígale que se ponga ya en marcha. Orden mía. ReverendoPadre Rector , usté me ha fa l lado. Estos son t is t ís imos. No hay

que perder un minuto.-AI contrar io , lo he serv ido a Ud. dándole un not ic ión que era

de su deber desenterrar . . .-¿Lo sabe bajo secreto de confesión? -hizo Cuitiño con una

mueca sardónica.-Lo sé y basta -d i jo e l o t ro.n - ¡ - - ^ 1 ^ - - ^ : - ^ L - . - - ^ I ^ ^ ^ l - . i ^ ^ : I ^ - ^ : ^ T T * ^ . , ^ - ^ - - ' l ^ * Á . / / I \ T ^E I I l A S d l d I C l l l d l j d l . I I t d l J D U T t l L U D l l t r L L r U . U l l q v v ¿ s ^ L r a u f v . r r v

la van a apresar . " Otro de los convivas d i jo : " ¡Son todas patrafas l " ,e inmediatamente la conversación retornó en tumulto, en medio

del bochinche de los cubier tos.- ¡Pido la palabra para una moción de orden! -d i jo uno de la

mesa del centro- . Una sola palabra: ProPongo que nos declame1. "Por tan to , tenemos pont í f i ^e . , ,

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-A l os nos t res - an l r nc i ó nn r a l m i ¡ rÁ f ^ - ^ t - , , i + ; ; ^ E^ - ^ . . ^ -

Verdaderam-en-te, debería ir -r 'o misn".o.En ese momento entró po; bambal inas e l locutor radiante:- ¡Hecho! -d i jo .-¿Hab ló?- iEn seguidal-¿Con él mismo?-Sí.-¿Toda la maquinaria de calle More-ro... ?

da l a maqu ina r i a de l a po l i c ía me io r de l mundo ennrov iento.

- -¡Escapa¡á si es bruja! -comentó rudamente Cuitiño; y se frotó

las manos.

pea enrre a tavor de l(usia y China. eue no entrará,T - - 1 . + - - - - n - * , - - - l i ^ r ^¡ r r ó r i l ¿ L r r q E D r r t u y r r b L d .

aros -se elevó la vocecita aflautada de MonseñorPapávero-, están truyendo el sentimiento primordial de todos,que es el patr iot i ; d igo esos bárbaros de los cr istóbales. por

Su Majestad Dulc inea L '7L

cómo? Por medio del ar te. Por eso yo, en estas breves estrofas que

ustedes me hacen e l gran honor de pedirme. . .-No -exclamó Panchampla desde arriba, concitado-. Ahora

hábilmente el Locutor-. En resumen, grandes noticias: en el frente

de Siber ia, bata l la de avracton con rotundo t r lun lo amer lcano;

20 derr ibados. Sobre las ru inas de Ber l ín : pros igue

el o de nuestra in fanter ía y eI emplazamiento de

nuestra ar t i l ler ía. En e l f rente del Car ibe: numerosas excurs ionest - - - - - - - : - ^ ^ ^ - . r L ^ ^ ^ - T J - - ^ l a d v á ñ n n f i ¡ i a o c

s t l o I I t a I l I r d . b c ^ l l , ( J b d D / E ^ L t y l u E t t u ! 1 L q D v . r

u "l',ti : o," lo:: -r"'] " i i"' r: :: ̂ ::l t ",":':,T:', :: t i Í i : :1:" :::

humanidad ha s ido oída por e l c ie lo! Después de la destrucción

de casi todas las urbes del mundo, y en eso la Providencia nos ha

realmente privilegiado, l ibrando a nuestro Puerto, laus Deo, los

ejérc harán más uso del uranio ni del hidrógeno, cuyas

prov por lo demás se les deben haber agotado.

f íes! -gr i tó una voz de la ú l t ima mesa-. Yo no lo

voz penetrada- . ¡Y nosotros aquí comiendo!Panchampla levantó la mano, y dijo:-¡Anticipamos la victoria, que ya alborea! El Espíritu Santo,

verdadero? ¿Y en qué c iudad de España está, qué sabemos" '?

Otra vez se h izo en la sala un ominoso s i lencio.-¡Dejemos eso ahorai -orcienó ei Carcienai Arzoi-rispo- i 'Jo es

el momento.

León XIV -clarineó la voz de la ú1tima mesa. Un sacerdote rubio,

Cuitiñc se levantó impetuosamente.

no había que i tar lo . ¿Lo ven ahora? ¿Lo conocen?-La Direcc -se entremetió hábilmente otra vez ei locutor-

ruega al señor sacerdote Padre o'Neil l que se sirva retirarse de este

Leonardo Castel lani

su poema a la virgen de Luján nuestro eminente poeta MonseñorPapávero. Esos asuntos de pol icía no son pu.u urto, momentos.Estamos cansados de bolazos. yo no leo más los diar ios.

buna de Doctr ina", el Deán de la

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-A l os nos t res - an l r nc i ó nn r a l m i ¡ rÁ f ^ - ^ t - , , i + ; ; ^ E^ - ^ . . ^ -

Verdaderam-en-te, debería ir -r 'o misn".o.En ese momento entró po; bambal inas e l locutor radiante:- ¡Hecho! -d i jo .-¿Hab ló?- iEn seguidal-¿Con él mismo?-Sí.-¿Toda la maquinaria de calle More-ro... ?

da l a maqu ina r i a de l a po l i c ía me io r de l mundo ennrov iento.

- -¡Escapa¡á si es bruja! -comentó rudamente Cuitiño; y se frotó

las manos.

pea enrre a tavor de l(usia y China. eue no entrará,T - - 1 . + - - - - n - * , - - - l i ^ r ^¡ r r ó r i l ¿ L r r q E D r r t u y r r b L d .

aros -se elevó la vocecita aflautada de MonseñorPapávero-, están truyendo el sentimiento primordial de todos,que es el patr iot i ; d igo esos bárbaros de los cr istóbales. por

Su Majestad Dulc inea L '7L

cómo? Por medio del ar te. Por eso yo, en estas breves estrofas que

ustedes me hacen e l gran honor de pedirme. . .-No -exclamó Panchampla desde arriba, concitado-. Ahora

hábilmente el Locutor-. En resumen, grandes noticias: en el frente

de Siber ia, bata l la de avracton con rotundo t r lun lo amer lcano;

20 derr ibados. Sobre las ru inas de Ber l ín : pros igue

el o de nuestra in fanter ía y eI emplazamiento de

nuestra ar t i l ler ía. En e l f rente del Car ibe: numerosas excurs ionest - - - - - - - : - ^ ^ ^ - . r L ^ ^ ^ - T J - - ^ l a d v á ñ n n f i ¡ i a o c

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humanidad ha s ido oída por e l c ie lo! Después de la destrucción

de casi todas las urbes del mundo, y en eso la Providencia nos ha

realmente privilegiado, l ibrando a nuestro Puerto, laus Deo, los

ejérc harán más uso del uranio ni del hidrógeno, cuyas

prov por lo demás se les deben haber agotado.

f íes! -gr i tó una voz de la ú l t ima mesa-. Yo no lo

voz penetrada- . ¡Y nosotros aquí comiendo!Panchampla levantó la mano, y dijo:-¡Anticipamos la victoria, que ya alborea! El Espíritu Santo,

verdadero? ¿Y en qué c iudad de España está, qué sabemos" '?

Otra vez se h izo en la sala un ominoso s i lencio.-¡Dejemos eso ahorai -orcienó ei Carcienai Arzoi-rispo- i 'Jo es

el momento.

León XIV -clarineó la voz de la ú1tima mesa. Un sacerdote rubio,

Cuitiñc se levantó impetuosamente.

no había que i tar lo . ¿Lo ven ahora? ¿Lo conocen?-La Direcc -se entremetió hábilmente otra vez ei locutor-

ruega al señor sacerdote Padre o'Neil l que se sirva retirarse de este

Leonardo Castel lani

su poema a la virgen de Luján nuestro eminente poeta MonseñorPapávero. Esos asuntos de pol icía no son pu.u urto, momentos.Estamos cansados de bolazos. yo no leo más los diar ios.

buna de Doctr ina", el Deán de la

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I 7 2 Leonardo Caste l lan i Su Majes tad Du lc inea T 7 3

Se dio vuel ta y cruzó lentamente e l gran salón, seguido de dos ot res. Los camareros se pusieron en dos f i las, l lenos de cur ios idad.Monseñor Papávero sacó su l ibreta y empezó a anotar los nombresde los que se iban. " ¡Otro! -decía- . ¡Cuándo se van a acabarestos c ismas!" El banquete quiso cont inuar , pero ya estaba echado

a p r e s u r a d a m e n t e l o s h e l a d o s y e l c h a m p á n . E l C a r d e n a lPanchampla, no del todo t ranqui l izado, hacía not i tas apresuradasen e l menú. Luego, a una seña del locutor , se puso de p ie y conlas manos p id ió s i l enc io .

-¡Amadísimos hermanos e hijos muy queridos en Nuestro Señor|esucr is to! -d i jo- . E l Espír i tu Santo m_e ha. e legido para gobernaresta porc ión escogida de la v iña del Señor, este vasto Patr iarcadoe c l e e i 4 e f i ¡ n ñ r r o o e l . ñ ^ - ^ i Á - ó ó ¡ ^ - ; ' i ^ l ^ - , , - ^ l l l \ , / ^ - ^ - - * , - , .L r L v ó r u q u s D u r r u f r , , . r u D U y r r r u y

democrát ico, yo soy como uno cualquiera de ustedes, ustedes sabenque yo soy como uno cualquiera: e l Espír i tu Santo podía haberelegido a uno cualquiera de ustedes, a lv fonseñor F leuret te nuestroins igne orador, a Monseñor Papávero nuestro ins igne cul tor deIas Musas , a l Exce len t í s imo seño r Deán , águ i l a de l De rechoCanón ico , i nc luso a uno de aque l l os j óvenes que tan to nospreocupan y a quien tanto amamos (aplausos f ragorosos en la úI t imamesa), supl iendo los años natura lmente, porque "mal i t ia suppletqetatem", Podía haber escogido a cualquierar y yo ser ía su másrendidís imo súbdi to; pero he aquí que ha sucedido esto que aúnme sorprende "che mí fu to l ta e i l modo ancor rn i surprende", comodi jo e l Poeta del Medievo. Y desde e l momento que e l Espír i tuSan to i nexp l i cab lemen te ha e leg ido a m i humi lde pe rsona(aplausos) ) ¡ orue Dios m-e h.a d ich.o: " ¡Siéntate a mi d iest ra!" , esevidente que lo que cumple ahora para cumpl idamente l lenar lasvoluntades de lo Al to, es la sumis ión más absoluta, la obedienciade fe sobrenatura l , la abnegación per fecta en mis manos de todasvoluntades y ju ic ios, -eso es- , que a mi vez y corre lat ivamentese rá co r respond ida con . . .

- i M u y b i e n ! - g r i t ó c o n p r o f u n d a c o n v i c c i ó n M o n s e ñ o rP a p á v e r o . . .

Mas estaba escr i to que Papávero no iba a leer su poema ni e lCardena-[ acabar su br indis . Como s i su gr i to fuese una señal , seoyó arr iba un estruendo de v idr ios rotos, y a t ravés del v i t ra l deI a i z q u i e r d a , q u e r e p r e s e n t a b a l a s 2 7 n a c i o n e s d e A m é r i c aarrodi l ladas ante la bandera de la ONU, descr ib ió una fu lmíneaparábola una gran p iedra, que fue a parar a la mesa del centro,rompiendo una jarra de "c ler icó" . Atada a e l la venía una especie

f ra te rna l conv i t e , que ha tu rbado po r t e r ce r a vez con susimportunidades. En cuanto a la ofensiva fa l ta de respeto que hainfl igído a toda esta venerada concurrencia, y al nombr" d" .rr"rr.oSant ís imo- Padre y pastor Ceci l io pr imero, en presencia mismo delas más a l tas.

- ¡Ceci l io Pr imero es un Ant i ue

del Padre Rosanas.I ) . - - 1 . ^ ^ * . ^ l ^ ^ ^ L ^ 1 ^ ^ . . - ^ : -

: , : , . " ._ :1."o" . r ,o" : _rus qe scanaarc, pas de scqndale, ah, ga nsnt_,

oecla. ! ,1 locutor in tentó de nuevo hacerse dueño c le ra q i r r , " . iÁ-

Er " maítre d'h6ter,, , que estaba :i:i"T.:il:1tilX3""'ff:t'lX'u: rac ión:

¡No respetan e l programal-El poema de papávero es un bodr io _di jo O,Nei l l y se sentó

tranqui lamente.Panchampla hacía bondadosas señales de apaciguamiento en

todas d i recc iones. El locutor tornó un botón y "p, r ro"" . , er a i re, , e lprimer movimiento de la sinfonía a Haffner de Mozart. una oleadade t r inos e l ambiente. Los mucamos se reían a socapa.Só1o e l ru los

,cubier tos t raspasaba la música; p" .o er , luú l t ima me ablaba en voz bajá conci tadamente.

- iQué escándalo! -decía Freuret te secándose la cara con unpañueio c ie secia maiva- . ¡eué desorden! Todo por curpa de unloco . . .

Pero o 'Nei l l mismo arregló la s i tuación. se levantó ot ra veztranquilame y trompeteó: _,,Me retiro voluntariamente de estefest ín de Sa

lápl lg . He d icho lo que tenía que deci r . I r landano ha reconocido a l papa Ceci l io , por tugal tam'poco, n i polonia,n i e i Reino de Israel , n i o t ras naciones, o cucño, de naciones,com-o las l laman ustedes. Todo lo que i iega c ie a i iá c ie Espana esmuy oscuro/ y b io e l papa de Jerusalén, León XIV, mandaemisar ios pers que son abier tos y convincentes, y quearr iesgan su v ida inc luso. ¡Ahora me voyl V pueden suspendermetodo lo que quieran, ¡pero yo no les creo! , ,

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Se dio vuel ta y cruzó lentamente e l gran salón, seguido de dos ot res. Los camareros se pusieron en dos f i las, l lenos de cur ios idad.Monseñor Papávero sacó su l ibreta y empezó a anotar los nombresde los que se iban. " ¡Otro! -decía- . ¡Cuándo se van a acabarestos c ismas!" El banquete quiso cont inuar , pero ya estaba echado

a p r e s u r a d a m e n t e l o s h e l a d o s y e l c h a m p á n . E l C a r d e n a lPanchampla, no del todo t ranqui l izado, hacía not i tas apresuradasen e l menú. Luego, a una seña del locutor , se puso de p ie y conlas manos p id ió s i l enc io .

-¡Amadísimos hermanos e hijos muy queridos en Nuestro Señor|esucr is to! -d i jo- . E l Espír i tu Santo m_e ha. e legido para gobernaresta porc ión escogida de la v iña del Señor, este vasto Patr iarcadoe c l e e i 4 e f i ¡ n ñ r r o o e l . ñ ^ - ^ i Á - ó ó ¡ ^ - ; ' i ^ l ^ - , , - ^ l l l \ , / ^ - ^ - - * , - , .L r L v ó r u q u s D u r r u f r , , . r u D U y r r r u y

democrát ico, yo soy como uno cualquiera de ustedes, ustedes sabenque yo soy como uno cualquiera: e l Espír i tu Santo podía haberelegido a uno cualquiera de ustedes, a lv fonseñor F leuret te nuestroins igne orador, a Monseñor Papávero nuestro ins igne cul tor deIas Musas , a l Exce len t í s imo seño r Deán , águ i l a de l De rechoCanón ico , i nc luso a uno de aque l l os j óvenes que tan to nospreocupan y a quien tanto amamos (aplausos f ragorosos en la úI t imamesa), supl iendo los años natura lmente, porque "mal i t ia suppletqetatem", Podía haber escogido a cualquierar y yo ser ía su másrendidís imo súbdi to; pero he aquí que ha sucedido esto que aúnme sorprende "che mí fu to l ta e i l modo ancor rn i surprende", comodi jo e l Poeta del Medievo. Y desde e l momento que e l Espír i tuSan to i nexp l i cab lemen te ha e leg ido a m i humi lde pe rsona(aplausos) ) ¡ orue Dios m-e h.a d ich.o: " ¡Siéntate a mi d iest ra!" , esevidente que lo que cumple ahora para cumpl idamente l lenar lasvoluntades de lo Al to, es la sumis ión más absoluta, la obedienciade fe sobrenatura l , la abnegación per fecta en mis manos de todasvoluntades y ju ic ios, -eso es- , que a mi vez y corre lat ivamentese rá co r respond ida con . . .

- i M u y b i e n ! - g r i t ó c o n p r o f u n d a c o n v i c c i ó n M o n s e ñ o rP a p á v e r o . . .

Mas estaba escr i to que Papávero no iba a leer su poema ni e lCardena-[ acabar su br indis . Como s i su gr i to fuese una señal , seoyó arr iba un estruendo de v idr ios rotos, y a t ravés del v i t ra l deI a i z q u i e r d a , q u e r e p r e s e n t a b a l a s 2 7 n a c i o n e s d e A m é r i c aarrodi l ladas ante la bandera de la ONU, descr ib ió una fu lmíneaparábola una gran p iedra, que fue a parar a la mesa del centro,rompiendo una jarra de "c ler icó" . Atada a e l la venía una especie

f ra te rna l conv i t e , que ha tu rbado po r t e r ce r a vez con susimportunidades. En cuanto a la ofensiva fa l ta de respeto que hainfl igído a toda esta venerada concurrencia, y al nombr" d" .rr"rr.oSant ís imo- Padre y pastor Ceci l io pr imero, en presencia mismo delas más a l tas.

- ¡Ceci l io Pr imero es un Ant i ue

del Padre Rosanas.I ) . - - 1 . ^ ^ * . ^ l ^ ^ ^ L ^ 1 ^ ^ . . - ^ : -

: , : , . " ._ :1."o" . r ,o" : _rus qe scanaarc, pas de scqndale, ah, ga nsnt_,

oecla. ! ,1 locutor in tentó de nuevo hacerse dueño c le ra q i r r , " . iÁ-

Er " maítre d'h6ter,, , que estaba :i:i"T.:il:1tilX3""'ff:t'lX'u: rac ión:

¡No respetan e l programal-El poema de papávero es un bodr io _di jo O,Nei l l y se sentó

tranqui lamente.Panchampla hacía bondadosas señales de apaciguamiento en

todas d i recc iones. El locutor tornó un botón y "p, r ro"" . , er a i re, , e lprimer movimiento de la sinfonía a Haffner de Mozart. una oleadade t r inos e l ambiente. Los mucamos se reían a socapa.Só1o e l ru los

,cubier tos t raspasaba la música; p" .o er , luú l t ima me ablaba en voz bajá conci tadamente.

- iQué escándalo! -decía Freuret te secándose la cara con unpañueio c ie secia maiva- . ¡eué desorden! Todo por curpa de unloco . . .

Pero o 'Nei l l mismo arregló la s i tuación. se levantó ot ra veztranquilame y trompeteó: _,,Me retiro voluntariamente de estefest ín de Sa

lápl lg . He d icho lo que tenía que deci r . I r landano ha reconocido a l papa Ceci l io , por tugal tam'poco, n i polonia,n i e i Reino de Israel , n i o t ras naciones, o cucño, de naciones,com-o las l laman ustedes. Todo lo que i iega c ie a i iá c ie Espana esmuy oscuro/ y b io e l papa de Jerusalén, León XIV, mandaemisar ios pers que son abier tos y convincentes, y quearr iesgan su v ida inc luso. ¡Ahora me voyl V pueden suspendermetodo lo que quieran, ¡pero yo no les creo! , ,

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L 7 4 Leonardo Caste l lan i

de pergamino, que e l d i rector de Tn¡¿u¡r¿ o¿ DocrR¡¡v¿ desatóráp idamen te y desp legó a l a i r e . " ¡ I Jna comun icac ión a SuEminencia, en papel con las armas episcopales y un gran sel lo

podido at inar a impedir lo , e l per iodis ta leyó solemnemente envoz a l ta las s iguientes palabras:

(Suprimido por la censuro. eI poema de Papáuero;y con razón, pues aunque escri to con buena mtención,

en eI fondo es "papaoeráceo", es decir,irreoerente a Nuestra Señora).

"En virtud de la autoridad que él sabe (o debe saber) que Nostenemos, declaramos inválido, írrito y nulo el nombramiento deEustoquio Egid io Panchampla; y av isámos con toda ser iedad queno dejaremos realizarse la sacrílega Consagración que para el próximoDomingo se proyecta. Mucho o jo,y atenerse a lo d icho. F l rmado:Luis carcienai ir iamuncurá (a) Ei Cura Loco."

A partir de este momento, y a pesar de que Cuitiño anunció agritos que iba a meter en el calabozo por ocho meses al miserableirlandés autor evidente de ese atentado, y a todos los que lo seguíano consen t ían , l a f i es ta se acabó y e l desbande fue gene ra l .Panchamp la es taba med io desmayado de congo ja y pasmo.Comenzada bajo tan a legres y solemnes auspic ios, la f iestá habíaresultado un desastre; Papávero tenía lágrimas en los ojos y lascuart i l las en la mano. El f ina l fue opaco y gr is , a lborotado yconfuso. Lo único de él que podemos añadir aquí, son las primerasestrofas del " Poema a la Virgen de Luján" procedentes de las primerascuarti l las que Papávero desconcertado y no dueño de sí deió caera l a sa l i da . . .

PnrsroNEs

Cuando Edmundo despertó, no sabía dónde estaba, ni en qué partede día ni en qué día. Poco a poco un dolor vago en todo ei .rurpolo espertó y despejó su memoria obnubilada. Se sintió en una camadura, en un pozo oscuro y sórdido; y se sintió muy mal de salud; élque siempre había tenido buena salud.

La sesión en la "Sección Especial" había sido como una muerte,

inmediato al interrogatorio, sin reposo, sin comer, sin un vaso deagua. Ahora le parecía venir de región lejanísima y abolida, deotra vida.

" ¿Osté, quién te decó dentrar acá?". ¿Dónde había oído él estaspalabras?

Del tío Battista. Eran las palabras que decía el tío Battista cuandoel Rubí entraba al comedor. El tío Battista...

El dolor se había ido localizando: una quemadura en el muslo,1 ^ - , , = - - i . I ^ras unas, er cosraqo.. .¿|Jue quertan estos lctrotas que les ctrrera, s ino sabía nada de lo que le habían pieguntado? A-r:nq-rie hubierasabido dónde estaba escondida Dulcinea... Sentía un furor enorme,furor y miedo. ¡Qué injusticia! ¡Y qué vergüenza! Las torturas.Sabía que existían las torturas, pero nunca había tenido que ver

tiene un pie mayor que el otro?" Esta frase había leído una vezna revista: ahora él sentía el pie derecho enormemente grandeizquierdo como si no existiera. El tío Battista había muerto.

Los cristianos iban en contra de la vida. La policía era una cosaabominable... Quitarse la vida, si 1o torturaban otra vez, teníaque quitarse la vida; pero ¿cómo? Sus pensamientos se perdían,

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L 7 4 Leonardo Caste l lan i

de pergamino, que e l d i rector de Tn¡¿u¡r¿ o¿ DocrR¡¡v¿ desatóráp idamen te y desp legó a l a i r e . " ¡ I Jna comun icac ión a SuEminencia, en papel con las armas episcopales y un gran sel lo

podido at inar a impedir lo , e l per iodis ta leyó solemnemente envoz a l ta las s iguientes palabras:

(Suprimido por la censuro. eI poema de Papáuero;y con razón, pues aunque escri to con buena mtención,

en eI fondo es "papaoeráceo", es decir,irreoerente a Nuestra Señora).

"En virtud de la autoridad que él sabe (o debe saber) que Nostenemos, declaramos inválido, írrito y nulo el nombramiento deEustoquio Egid io Panchampla; y av isámos con toda ser iedad queno dejaremos realizarse la sacrílega Consagración que para el próximoDomingo se proyecta. Mucho o jo,y atenerse a lo d icho. F l rmado:Luis carcienai ir iamuncurá (a) Ei Cura Loco."

A partir de este momento, y a pesar de que Cuitiño anunció agritos que iba a meter en el calabozo por ocho meses al miserableirlandés autor evidente de ese atentado, y a todos los que lo seguíano consen t ían , l a f i es ta se acabó y e l desbande fue gene ra l .Panchamp la es taba med io desmayado de congo ja y pasmo.Comenzada bajo tan a legres y solemnes auspic ios, la f iestá habíaresultado un desastre; Papávero tenía lágrimas en los ojos y lascuart i l las en la mano. El f ina l fue opaco y gr is , a lborotado yconfuso. Lo único de él que podemos añadir aquí, son las primerasestrofas del " Poema a la Virgen de Luján" procedentes de las primerascuarti l las que Papávero desconcertado y no dueño de sí deió caera l a sa l i da . . .

PnrsroNEs

Cuando Edmundo despertó, no sabía dónde estaba, ni en qué partede día ni en qué día. Poco a poco un dolor vago en todo ei .rurpolo espertó y despejó su memoria obnubilada. Se sintió en una camadura, en un pozo oscuro y sórdido; y se sintió muy mal de salud; élque siempre había tenido buena salud.

La sesión en la "Sección Especial" había sido como una muerte,

inmediato al interrogatorio, sin reposo, sin comer, sin un vaso deagua. Ahora le parecía venir de región lejanísima y abolida, deotra vida.

" ¿Osté, quién te decó dentrar acá?". ¿Dónde había oído él estaspalabras?

Del tío Battista. Eran las palabras que decía el tío Battista cuandoel Rubí entraba al comedor. El tío Battista...

El dolor se había ido localizando: una quemadura en el muslo,1 ^ - , , = - - i . I ^ras unas, er cosraqo.. .¿|Jue quertan estos lctrotas que les ctrrera, s ino sabía nada de lo que le habían pieguntado? A-r:nq-rie hubierasabido dónde estaba escondida Dulcinea... Sentía un furor enorme,furor y miedo. ¡Qué injusticia! ¡Y qué vergüenza! Las torturas.Sabía que existían las torturas, pero nunca había tenido que ver

tiene un pie mayor que el otro?" Esta frase había leído una vezna revista: ahora él sentía el pie derecho enormemente grandeizquierdo como si no existiera. El tío Battista había muerto.

Los cristianos iban en contra de la vida. La policía era una cosaabominable... Quitarse la vida, si 1o torturaban otra vez, teníaque quitarse la vida; pero ¿cómo? Sus pensamientos se perdían,

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tenía un hervidero de pensamientos, como una gusanera. Su cabezaDarecía una matadura.

Intentó incorporarse y se dejó caer de nuevo. Esto no era nada,dolores nerv iosos; en todo e l cuerpo no lo habían tor turado: erala sorpresa, la fur ia y e l miedo, un miedo abyecto y at roz. Lapicana eIéctr ica. . . "Esto es para ernpezar. . . " , \e había d icho e l odioso

retarro de Uurt rño. abía f tabalado con esa gente. . . Su odioa la in just ic ia. . . Nunca había sufr ido corporalmente, nunca habíaestado enfermo. Era más la nerv ios idad que otra cosa, seguramente.E c n c ¡ ¡ i c + Á l r a l a . - l - " ^ ^ - L ^ L l ^ - ^ . - I * i l ^ Av u r L r / a r ó u f r v o r l q u r q t l D u l t l u u L u b d b d L I U c g b . f \ u l l o e n

se inc'rp'ró y miró aireciecior. TenÍa hambre. Ei caiabozo no teníamás que otra cama. . . un armazón de cama; v un cajón hediondo enun r incón. Las dos camas l lenaban casi todo e l espacio, ¿con quéiba a maiarse? Era una locura matarse. Pero tenía miedo, miecio atrozy abyecto; y un furor enorme. Lo habían torturado. Lo habían torturadopara nada. Recordó a l Secretar io con los seis hombres a l rededor dela mesa, con i ibretas en las manos, e l in terrogator io absurdo: n isiquiera entendía lo que querían de é1, a ratos no lo seguía, hablabael ot ro solo. . . Esa boca s in labios, como un p ico de lagar t i ja , la carapálida y estirada, cara de muerto; el t ic nervioso que levantaba unaparte del lab io super ior hacia la nar iz . Id iota. Nunca había podidosoportar a los idiotas. Lo que él decía no lo tenían en cuenta: ',Nunca

he sido cristóbal, no creo en Dios, no sé dónde está Dulcinea, estabaen esa reunión por casual idad." No hacían e l menor caso; y era laverdad. A1 f ina l se había levantado, le había gr i tado a l Secretar io,lo había insultado y ame,naz,acl-o- Lo suietaron r¡ lo l ler-¡:r.nn a q!!qrecuerdos volvieron en montó;. R;.;;;t i"

"á1"r"^irr,;;;; ;;;

furia otra vez. Intentó pensar en otra cosa. si al menos le trajeran decomer. Tenía sed. Se acostó.

Los cristianos eran gente que parecían querer vengarse de la vida;ev identemente iban contra la v ida. Cuando tenía once años lomandaron a la estancia del t ío Bat t is ta un año: estaba f laco, habíacrecido de golpe, dormía mal. El tío Battista decía esa frase cada vezque entraba el perro en el comedor: " ¿Osté, quién te decó dentrqr acá?',,con la cual había estado soñando. El t ío Bat t is ta le expl icaba e lEvangel io después de cenar, abr ía e l l ibro en cualquie i punto, ye <pl icaba; le había hecho leer todo e l Evangel io . El t ío Bat t is ta era"evangél ico" , así lo l lamaban, protestante. Tuvo una temporada unentusiasmo febr i l por todo eso, por las h is tor ias de ese l ibro, e l t ío

Su Ir4ajestad Duicinea L ] 7

lo l levó a reuniones en que d iscut ían e1 sent ido secreto de a lgunas

frases muy oscuras. Todavía tenía el l ibrito que el tío le había dado;

pero pronto v io que todo eso no podía ser . Evidentemente s i los

hombres h ic iesen lo que a l l í se mandaba, e l mundo andaría mejor ;

pero no lo hacían. No se podía hacer , era como un hermoso sueño,

v ie jo-cató l ica, que también se basaba en e l Evangel io . Le contó quelos ángeies habían t raído volando la casa de la Vi rgen María desdeun lugar en Asia, y la habían plantado en el suelo de una ciudad deItalia, Loreto; le habÍa dado una estampita de la Vrrgen, una medali.a,

qué sé yo. Eran poesías. Pero los cató l icos de ahora eran genteterriblemente obstinados, y terriblemente tristes. Era una especie desuicidio. Recordó la reunión en la caverna; esa noche le había parecido

¡ r r r i n c a . h ^ . . l - n ^ . o n í ^ h ^ . . i h l - F - . n l r q i r l n v o c a l q n r l r i qu r r q L v o q ! u r r v o q /

no respetaban la patr ia . Los secuaces de un hombre que habíapredicado e l amor a los hombres, mataban a t i ros a ot ros hombres. . .en de fensa p rop ia . ¿Qué de fensa? ¿No e ra l óg i co de fende rsesometiéndose al gobierno? Iban en contra de la patria, se obstinabanen pretender una independencia personal que ser ía muy l inda s ifuera posib le; pero cuando se v ive en sociedad, hay que res ignarparte de la propia independencia a favor del Estado, y más en tiempode " tan grandes aconteceres h is tór icos."

Frases enteras de los edi tor ia les del Er TÁn,q,No le v in ieron a lasmientes. donde se razonaba la necesidad de las medidas coerc i t ivasen contra de la "perv icacia" de los cr is tóbales. Verdad es que loscr is tóbales odiaban la in just ic ia lo mismo que é1; pero su rebel iónera insensata. Dulc inea. Si pudiera salvar a Dulc inea. . . E l CuraT ^ . ^ ^ - ^ ^ : - ^ - r L : , , - L - , ^ - L ^ - - l - - ^ ^ - , : l ^ - ! ^ - ^ - ! ^L U C U e I . r b r l l t P c r I r C U y e I d t l l r U L l e l t I I U I I I U I t j , P t j I U e v l L ] c I r L e l t l e l l t e

estaba loco. Ter'.ía r..ucho arrastre, pero es que h.ay siem.pre m-uchoslocos en una nación. Esta nación hacía t iempo que estaba madio1oca .

La sublevación de los estancieros de la prov inc ia contra la leyDamonte, é l había contr ibuído a dominar la; y no se podía deci rque é l hubiese s ido cruel , a l contrar io . Al l í mur ió e l t Ío Bat t is ta;é l no lo supo s ino hasta la car ta de la t ía . No sabía cómo diablo sehabía metido el tío allí, ésos eran contrarios a é1. Se metió y por ahí,mur ió. No se sabía cómo. Mala suer te.

Ahora todo dependía de quién ganara Ia guerra. Si ganaban losrusos, e l mundo se iba a convert i r en un in f ierno, pero no podíanganar. "EI in f ierno está en esta v ida" , decía doña Magdalena, suabuela i ta l iana. Evidentemente s i hubiera Dios, ser ía mucho mejor ;

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1'1 6 Leonardo Caste l lan i

tenía un hervidero de pensamientos, como una gusanera. Su cabezaDarecía una matadura.

Intentó incorporarse y se dejó caer de nuevo. Esto no era nada,dolores nerv iosos; en todo e l cuerpo no lo habían tor turado: erala sorpresa, la fur ia y e l miedo, un miedo abyecto y at roz. Lapicana eIéctr ica. . . "Esto es para ernpezar. . . " , \e había d icho e l odioso

retarro de Uurt rño. abía f tabalado con esa gente. . . Su odioa la in just ic ia. . . Nunca había sufr ido corporalmente, nunca habíaestado enfermo. Era más la nerv ios idad que otra cosa, seguramente.E c n c ¡ ¡ i c + Á l r a l a . - l - " ^ ^ - L ^ L l ^ - ^ . - I * i l ^ Av u r L r / a r ó u f r v o r l q u r q t l D u l t l u u L u b d b d L I U c g b . f \ u l l o e n

se inc'rp'ró y miró aireciecior. TenÍa hambre. Ei caiabozo no teníamás que otra cama. . . un armazón de cama; v un cajón hediondo enun r incón. Las dos camas l lenaban casi todo e l espacio, ¿con quéiba a maiarse? Era una locura matarse. Pero tenía miedo, miecio atrozy abyecto; y un furor enorme. Lo habían torturado. Lo habían torturadopara nada. Recordó a l Secretar io con los seis hombres a l rededor dela mesa, con i ibretas en las manos, e l in terrogator io absurdo: n isiquiera entendía lo que querían de é1, a ratos no lo seguía, hablabael ot ro solo. . . Esa boca s in labios, como un p ico de lagar t i ja , la carapálida y estirada, cara de muerto; el t ic nervioso que levantaba unaparte del lab io super ior hacia la nar iz . Id iota. Nunca había podidosoportar a los idiotas. Lo que él decía no lo tenían en cuenta: ',Nunca

he sido cristóbal, no creo en Dios, no sé dónde está Dulcinea, estabaen esa reunión por casual idad." No hacían e l menor caso; y era laverdad. A1 f ina l se había levantado, le había gr i tado a l Secretar io,lo había insultado y ame,naz,acl-o- Lo suietaron r¡ lo l ler-¡:r.nn a q!!qrecuerdos volvieron en montó;. R;.;;;t i"

"á1"r"^irr,;;;; ;;;

furia otra vez. Intentó pensar en otra cosa. si al menos le trajeran decomer. Tenía sed. Se acostó.

Los cristianos eran gente que parecían querer vengarse de la vida;ev identemente iban contra la v ida. Cuando tenía once años lomandaron a la estancia del t ío Bat t is ta un año: estaba f laco, habíacrecido de golpe, dormía mal. El tío Battista decía esa frase cada vezque entraba el perro en el comedor: " ¿Osté, quién te decó dentrqr acá?',,con la cual había estado soñando. El t ío Bat t is ta le expl icaba e lEvangel io después de cenar, abr ía e l l ibro en cualquie i punto, ye <pl icaba; le había hecho leer todo e l Evangel io . El t ío Bat t is ta era"evangél ico" , así lo l lamaban, protestante. Tuvo una temporada unentusiasmo febr i l por todo eso, por las h is tor ias de ese l ibro, e l t ío

Su Ir4ajestad Duicinea L ] 7

lo l levó a reuniones en que d iscut ían e1 sent ido secreto de a lgunas

frases muy oscuras. Todavía tenía el l ibrito que el tío le había dado;

pero pronto v io que todo eso no podía ser . Evidentemente s i los

hombres h ic iesen lo que a l l í se mandaba, e l mundo andaría mejor ;

pero no lo hacían. No se podía hacer , era como un hermoso sueño,

v ie jo-cató l ica, que también se basaba en e l Evangel io . Le contó quelos ángeies habían t raído volando la casa de la Vi rgen María desdeun lugar en Asia, y la habían plantado en el suelo de una ciudad deItalia, Loreto; le habÍa dado una estampita de la Vrrgen, una medali.a,

qué sé yo. Eran poesías. Pero los cató l icos de ahora eran genteterriblemente obstinados, y terriblemente tristes. Era una especie desuicidio. Recordó la reunión en la caverna; esa noche le había parecido

¡ r r r i n c a . h ^ . . l - n ^ . o n í ^ h ^ . . i h l - F - . n l r q i r l n v o c a l q n r l r i qu r r q L v o q ! u r r v o q /

no respetaban la patr ia . Los secuaces de un hombre que habíapredicado e l amor a los hombres, mataban a t i ros a ot ros hombres. . .en de fensa p rop ia . ¿Qué de fensa? ¿No e ra l óg i co de fende rsesometiéndose al gobierno? Iban en contra de la patria, se obstinabanen pretender una independencia personal que ser ía muy l inda s ifuera posib le; pero cuando se v ive en sociedad, hay que res ignarparte de la propia independencia a favor del Estado, y más en tiempode " tan grandes aconteceres h is tór icos."

Frases enteras de los edi tor ia les del Er TÁn,q,No le v in ieron a lasmientes. donde se razonaba la necesidad de las medidas coerc i t ivasen contra de la "perv icacia" de los cr is tóbales. Verdad es que loscr is tóbales odiaban la in just ic ia lo mismo que é1; pero su rebel iónera insensata. Dulc inea. Si pudiera salvar a Dulc inea. . . E l CuraT ^ . ^ ^ - ^ ^ : - ^ - r L : , , - L - , ^ - L ^ - - l - - ^ ^ - , : l ^ - ! ^ - ^ - ! ^L U C U e I . r b r l l t P c r I r C U y e I d t l l r U L l e l t I I U I I I U I t j , P t j I U e v l L ] c I r L e l t l e l l t e

estaba loco. Ter'.ía r..ucho arrastre, pero es que h.ay siem.pre m-uchoslocos en una nación. Esta nación hacía t iempo que estaba madio1oca .

La sublevación de los estancieros de la prov inc ia contra la leyDamonte, é l había contr ibuído a dominar la; y no se podía deci rque é l hubiese s ido cruel , a l contrar io . Al l í mur ió e l t Ío Bat t is ta;é l no lo supo s ino hasta la car ta de la t ía . No sabía cómo diablo sehabía metido el tío allí, ésos eran contrarios a é1. Se metió y por ahí,mur ió. No se sabía cómo. Mala suer te.

Ahora todo dependía de quién ganara Ia guerra. Si ganaban losrusos, e l mundo se iba a convert i r en un in f ierno, pero no podíanganar. "EI in f ierno está en esta v ida" , decía doña Magdalena, suabuela i ta l iana. Evidentemente s i hubiera Dios, ser ía mucho mejor ;

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cuando lo last imaban, pero la last imadura comenzaba a brotar y atrabajar adentro, y un día estailaba. Entró en ra policía después de

Su Maies tad Du lc inea 7 1 9

El carcelero entró con una pistola en la mano t f Err la zurda lacomida en un cajonci to sucio. Las cárceles de la Nación no habíanprogresado en c ien años, habían ido para at rás. Edmundo se sentócon una mirada de host i l idad. El ot ro h izo una mueca que queríaser s impát ica.

con una permanente sonr isa un poco estúpida. Edmundo a lzóojos a la c laraboya.

-ZQué hora es? -preguntó.-No lo quieren matar -d i jo e l o t ro- , por

hable solamente.- ;DónCe estov?

ahora. Quieren que

El ot ro se sentó en la cama y comentó i rónicamente, hablandocon n inguno:

-Me presunta dónde está. . . -y quedó mirando a_l a_i re.A pesar del hambre, Edmundo apartó con d isgusto la o l l i ta sucia

con porotos y repol lo , f r ía . Tomó el pan y lo par t ió en dos. Cuandopart ió e l pan, e l carcelero sonr ió, se levantó con pr isa y sal ió , s insol tar la p is to la. Edmundo r ió : e l su ic id io era fact ib le y fác i l . Unhombre con una p is to la en la mano, aunque fuese un at le ta: o memata o se la quito. ¡Qué imbéciles! Sintió que le entraba una especiede a l iv io , y se l levó e l pan a la boca.

Vio en la miga del pan una cosa como un gusano grande,b lanquecino. Resul tó una especie de capsul i ta larga de celu lo ide,del tamaño de un mondadientes por la mi tad. Adentro había dospí ldoras pequeñís imas y un papel i to de seda. En e l papel i to decía:"Trague estas pí ldoras apenas las rec iba y tenga conf ianza en mí.DutctNr.a."

El co¡azén ie ciio un goipetazo. Leyó cie nuevo. ¿Sería una traición?Había píldoras de Pentotal para enloquecer y hacer hablar; de sobralo sabía. "Este país está l leno de t ra idores" ,había d icho e l ObispoPanchampla. El mismo era un t ra idor , sa lvaje, inmundo cr is tóbal ,ros is ta, nazi y a l iancis ta, se io habían gr i tado d iez veces ayer (¿oera anteayer?) . Miró de nuevo e l papel y reconoció Ia f i rma; era lamisma que estaba al pie de las l itografías de Dulcinea con traje real,a ^ r ^ ñ á r ¡ r r m i ñ n o ñ 1 , ó - : - - " 1 ^ 1 - ^ - ^ - + * ^ 1 ^ - ^ - : ^ + A 7 ^ ^ l ^ ^ - - A t - ^ : ^ - ^

y u L L r r L u r q v a r r s l r t a s l v D L r r D L U U 4 r E S / y c I j . I L l b I I t u

tenía una, bastante mala por c ier to. Tomó ias dos pí ldoras y lastragó, con un sorbo de agua del jarro. Al rato le entró una profundasomnolencia, se acostó y se durmió.

haber sido tambero y mayordomo de Estancia , páru luchar contra lai n i r l e f i n i e ' ñ o ? ñ a ñ c a - " i . i ^ , . : ^ ^ - - ^ ^ t - - | .rLóuruq vru 9ue er gooterno no perseguia todaslas injusticias, no perseguía las injusticüs grandes; y u ,r"é, estabanel los a l serv ic io de la in just ic ia; a , rec"s p" . r "g. r iu . lo que no es: - i - . - L : ^ : ^ - : , - t .'uu5r.rL-ri i/ sr.O r(f contrarro. Sr lJros existiera, tenía que hacer volareste mundo. Pero ¿no era eso lo que estaba pa-san-do ah.ora justar:.".ente?

S:¡.: l l :_uT"l ' : : ,c"arenta años y no sabía dónde estabá, y su vida

i ' ianla srcto rnútri e incomprensibie, un engaño toda ella. y ahorapensaba en qui tarse la v ida. Si lo tor turaban otra vez, d,e a lgunamanera iba a quitarse la vida, les iba a dejar un cadáver entre lasmanos.

. Después del asqueroso asunto con la Aurel ia, una ex_monja, no

había querido saber nada con mujeres. Eran todas lo misrno,prost ibular ias.. . malos bichos.. . bichos r idícuros. Creyó que habíaacabado con las mujeres hasta que la vio a el la. . . esa muier. . . enuna reunión de rebeldes donde había entrado a espiar. euedócomo enloquecido. Traicionó a la patr ia, o por lo menos traic ionóa su oficio. No pudo denunciar, mintio. oespués comenzó a seguirla,lo cual le era fáci l por su of ic io. Estaba Lnamorado; pero eso lepasaba a una eant ic l -a -d de spnte ¿ : rp h :h í : a l l í . c41n ) . , - . , ' . : , : . :m á s de r e c h o q u e t" a

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" "áestaba ganada, pero no fue así. Traicionó de nuevo a sü país; pe.osu país ahora no le importaba un rábano, los asquerosos torturadoresde ayer (¿o fue anteayer?) , eso era e l país. Ei bombardeo de SanJuan. . . El cadáver del Jesuita yanqui hecño pedazos por una granada.su viaje por todas las cercanías en busca ¿é oulcinÉa y su hermano,si era su hermano-.. sintió un tremendo dolor que no era físico, aunquetambién f ís ico. se levantó y d io unos pasos por e l pasi i lo entre lascamas. Oyó chi r r iar Ia cerradura.

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cuando lo last imaban, pero la last imadura comenzaba a brotar y atrabajar adentro, y un día estailaba. Entró en ra policía después de

Su Maies tad Du lc inea 7 1 9

El carcelero entró con una pistola en la mano t f Err la zurda lacomida en un cajonci to sucio. Las cárceles de la Nación no habíanprogresado en c ien años, habían ido para at rás. Edmundo se sentócon una mirada de host i l idad. El ot ro h izo una mueca que queríaser s impát ica.

con una permanente sonr isa un poco estúpida. Edmundo a lzóojos a la c laraboya.

-ZQué hora es? -preguntó.-No lo quieren matar -d i jo e l o t ro- , por

hable solamente.- ;DónCe estov?

ahora. Quieren que

El ot ro se sentó en la cama y comentó i rónicamente, hablandocon n inguno:

-Me presunta dónde está. . . -y quedó mirando a_l a_i re.A pesar del hambre, Edmundo apartó con d isgusto la o l l i ta sucia

con porotos y repol lo , f r ía . Tomó el pan y lo par t ió en dos. Cuandopart ió e l pan, e l carcelero sonr ió, se levantó con pr isa y sal ió , s insol tar la p is to la. Edmundo r ió : e l su ic id io era fact ib le y fác i l . Unhombre con una p is to la en la mano, aunque fuese un at le ta: o memata o se la quito. ¡Qué imbéciles! Sintió que le entraba una especiede a l iv io , y se l levó e l pan a la boca.

Vio en la miga del pan una cosa como un gusano grande,b lanquecino. Resul tó una especie de capsul i ta larga de celu lo ide,del tamaño de un mondadientes por la mi tad. Adentro había dospí ldoras pequeñís imas y un papel i to de seda. En e l papel i to decía:"Trague estas pí ldoras apenas las rec iba y tenga conf ianza en mí.DutctNr.a."

El co¡azén ie ciio un goipetazo. Leyó cie nuevo. ¿Sería una traición?Había píldoras de Pentotal para enloquecer y hacer hablar; de sobralo sabía. "Este país está l leno de t ra idores" ,había d icho e l ObispoPanchampla. El mismo era un t ra idor , sa lvaje, inmundo cr is tóbal ,ros is ta, nazi y a l iancis ta, se io habían gr i tado d iez veces ayer (¿oera anteayer?) . Miró de nuevo e l papel y reconoció Ia f i rma; era lamisma que estaba al pie de las l itografías de Dulcinea con traje real,a ^ r ^ ñ á r ¡ r r m i ñ n o ñ 1 , ó - : - - " 1 ^ 1 - ^ - ^ - + * ^ 1 ^ - ^ - : ^ + A 7 ^ ^ l ^ ^ - - A t - ^ : ^ - ^

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tenía una, bastante mala por c ier to. Tomó ias dos pí ldoras y lastragó, con un sorbo de agua del jarro. Al rato le entró una profundasomnolencia, se acostó y se durmió.

haber sido tambero y mayordomo de Estancia , páru luchar contra lai n i r l e f i n i e ' ñ o ? ñ a ñ c a - " i . i ^ , . : ^ ^ - - ^ ^ t - - | .rLóuruq vru 9ue er gooterno no perseguia todaslas injusticias, no perseguía las injusticüs grandes; y u ,r"é, estabanel los a l serv ic io de la in just ic ia; a , rec"s p" . r "g. r iu . lo que no es: - i - . - L : ^ : ^ - : , - t .'uu5r.rL-ri i/ sr.O r(f contrarro. Sr lJros existiera, tenía que hacer volareste mundo. Pero ¿no era eso lo que estaba pa-san-do ah.ora justar:.".ente?

S:¡.: l l :_uT"l ' : : ,c"arenta años y no sabía dónde estabá, y su vida

i ' ianla srcto rnútri e incomprensibie, un engaño toda ella. y ahorapensaba en qui tarse la v ida. Si lo tor turaban otra vez, d,e a lgunamanera iba a quitarse la vida, les iba a dejar un cadáver entre lasmanos.

. Después del asqueroso asunto con la Aurel ia, una ex_monja, no

había querido saber nada con mujeres. Eran todas lo misrno,prost ibular ias.. . malos bichos.. . bichos r idícuros. Creyó que habíaacabado con las mujeres hasta que la vio a el la. . . esa muier. . . enuna reunión de rebeldes donde había entrado a espiar. euedócomo enloquecido. Traicionó a la patr ia, o por lo menos traic ionóa su oficio. No pudo denunciar, mintio. oespués comenzó a seguirla,lo cual le era fáci l por su of ic io. Estaba Lnamorado; pero eso lepasaba a una eant ic l -a -d de spnte ¿ : rp h :h í : a l l í . c41n ) . , - . , ' . : , : . :m á s de r e c h o q u e t" a

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"T.i ;; ;"';i"T l'Pero eran locos. Cuando Cuitiño descrrbrió 0""'ü i^r"";;t;;;;;Dulc inea e¡an lo mismo, é l consiguió salvar ía. Creyó q.r " .o . ,

" "áestaba ganada, pero no fue así. Traicionó de nuevo a sü país; pe.osu país ahora no le importaba un rábano, los asquerosos torturadoresde ayer (¿o fue anteayer?) , eso era e l país. Ei bombardeo de SanJuan. . . El cadáver del Jesuita yanqui hecño pedazos por una granada.su viaje por todas las cercanías en busca ¿é oulcinÉa y su hermano,si era su hermano-.. sintió un tremendo dolor que no era físico, aunquetambién f ís ico. se levantó y d io unos pasos por e l pasi i lo entre lascamas. Oyó chi r r iar Ia cerradura.

Page 185: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

L B O Leonardo Castel lani

Cuando se despertó, le parecía haber hecho un sueño de años,entrecortado por ensueños confusos: el tío Battista, Dulcinea, el CuraLoco, e l Secretar io, todos bañados en una atmósfera ref rescante vceleste. se sent ía muy b ien. se incorporó y v io a l carcelero sentadten Ia otra cama/ con su sonrisa eterna.

El ot ro d i jo :-Ha estado desmayao, lo mismo que muerto, como dos días,

casi un día y medio. Creen que es a consecuencia de las torturas."Se nos fue la mar.o", dicen. Tienen orden furiosa de Cuitiño deque no se muera; yo tengo orden de tirarle a las piernas si se meabalanza. No lo l ¡an a tor turar más por ahora. Coma.

-¿De dónde v iene esta comida?El otro tomó sonriente el pan, y se lo alcanzó. Adentro había

Si lo torturan, hágase el muerto, trate de desmayarse. Obedezca

esta vida. Creen que Ud. es uno de los jefes de los cristeros, quees de los nuestros, y usté no es de los nuestros" . . . y después laco.nmovedora firma. Y luego: "lJsté es mío"...

Edmundo le empezó a latir el corazón de manera que se ahogaba.Miró a l carcelero s in poder deci r le nada. El ot ro s iguió hablandotranqui lamente:

-Además hay grandes not ic ias, se han o lv idado de usté unpoco. Parece que Inglaterra entra a favor nuestro y ganamos la

ha indul tado una cant idá de presos, no de los nuestros, eso no, note af l i jás. Ahora ya a veni r lapaz perpetua, y un progreso enorme.Van a repar t i r las t ier ras entre los pobres apeni tas termine laguerra. . . inc luso la pescadería de mi padre, que la ha ganao consu t rabajo, seguro. . .

Parecía hablar con tono de bur la. Edmundo preguntó:- ; T I s té ps de e l l os?-Como usté -confesó el otro-. Yo soy de Ia Reina. A mí téngame

confianza, pero no podemos hablar mucho. Yo fui guerri l lero, y esome gustar ía más. Pero me han dao esta "mis ión" . Todo hombre enesta vida tien misión, así es no más. Ahora se me acaba, porqueyo "ra jo" con

Su Maies tad Du lc inea 1 8 1

Y después sonr iendo s iempre:-Si es que no quedamos los dos en la puer ta, hechos un cedazo.

¿Qué me importa? Yo soy solo. Pero no. La Reina hace b ien las

cosas. Anteayer se salvó de la Pol ic ía casi de mi lagro. Su hermano

el Cura no se equivoca nunca.

comida. A la tarde lo l levaron a un nuevo interrogatorio. En vez

de responder secamente con la negativa (después de la cual venía

un bofetón), Edmundo empezó a responder macanasi estaba alegre.

Los seis hombres de la mesa apuntaban rápidamente. En un

momento urdió una cantidad de cuentos, bastante trabados entre

sí : Ias "célu las" , la célu la 455, e l capi tán Ur iar te, e l jesui ta yanqui . . .

el Fiscalito... Les dijo que estaba vivo, en Santa Fe, y se asombraron

enormemente, de donde se enteró él que el Fiscalito había muerto.

Al sa l i r e l Secretar io, s in mudar su faz de muerto, d io orden:-Le dan doble ración y una manta. Muy bien, Florio, lo felicito.

Sabíamos que Ud, iba a cantar.Al salir de la sala, Edmundo le dio ganas de reír. En la comida

de aquel día encontró otra cápsula, donde se le decía simplemente:"La evasión está preparada. No t iene más que esperar en paz.

Hágase fuerte contra las torturas, más de una sesión no tendrá

ya. Haga lo que le d iga e l carcelero. Pueden mor i r los dos, perono importa. Quiero deci r , peor es lo ot ro. Pero es casi seguro quesaldrán. Encomiéndese a Nuestra Señora, no a la de Luján."

Edmundo besó la firma y se durmió tranquilo colmo un niño. Ala mañana s igu ien te l o l l eva ron a l a sa la t emprano . Hab íancomprobado la inexactitud de varias cosas que les había dicho

1 1 t I | - n l , - - - , - - l ^ - ^ - , - ^ : ?a y e t ; P e r o n a p l a n c o n s f a r a q o o f r a s . . t r ( r r r t L l r l t r u s e e r r u J U¡ a n o n l i n r m o n l o c o I o r ¡ r n f Á ¡ ¡ o m ¡ o z á a o r i l a r

r L ¡ r r ! /

- ¡Yo les d igo lo que sé, qué culpa tengo yo s i ias cosas hancambiado, cambian cont inuamente!

E l Sec re ta r ío Páez , expe r to de l o t ro eno jo en e l p r imerinterrogatorio, trató de calmarlo.

-Siéntese -le dijo-, I tenga paciencia. Hablemos como amigos.Yo he admirado mucho los grandes triunfos de su carrera. Sucarrera puede cont inuar mejor que antes. Tra igan café. . . Hay unagran not ic ia que Ud. no sabía -pros iguió- v iene la paz. Es casiseguro que Inglaterra entra a favor nuestro contra Rusia y China; ycon ella toda la Unión Europea. Ha aparecido un hombre que se vaagrandando día a día: ]uliano Felsenburgh. Hace mucho que yo sabíasu nombrer p€ro ahora ocupa toda la pr imera p lana de todos los

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L B O Leonardo Castel lani

Cuando se despertó, le parecía haber hecho un sueño de años,entrecortado por ensueños confusos: el tío Battista, Dulcinea, el CuraLoco, e l Secretar io, todos bañados en una atmósfera ref rescante vceleste. se sent ía muy b ien. se incorporó y v io a l carcelero sentadten Ia otra cama/ con su sonrisa eterna.

El ot ro d i jo :-Ha estado desmayao, lo mismo que muerto, como dos días,

casi un día y medio. Creen que es a consecuencia de las torturas."Se nos fue la mar.o", dicen. Tienen orden furiosa de Cuitiño deque no se muera; yo tengo orden de tirarle a las piernas si se meabalanza. No lo l ¡an a tor turar más por ahora. Coma.

-¿De dónde v iene esta comida?El otro tomó sonriente el pan, y se lo alcanzó. Adentro había

Si lo torturan, hágase el muerto, trate de desmayarse. Obedezca

esta vida. Creen que Ud. es uno de los jefes de los cristeros, quees de los nuestros, y usté no es de los nuestros" . . . y después laco.nmovedora firma. Y luego: "lJsté es mío"...

Edmundo le empezó a latir el corazón de manera que se ahogaba.Miró a l carcelero s in poder deci r le nada. El ot ro s iguió hablandotranqui lamente:

-Además hay grandes not ic ias, se han o lv idado de usté unpoco. Parece que Inglaterra entra a favor nuestro y ganamos la

ha indul tado una cant idá de presos, no de los nuestros, eso no, note af l i jás. Ahora ya a veni r lapaz perpetua, y un progreso enorme.Van a repar t i r las t ier ras entre los pobres apeni tas termine laguerra. . . inc luso la pescadería de mi padre, que la ha ganao consu t rabajo, seguro. . .

Parecía hablar con tono de bur la. Edmundo preguntó:- ; T I s té ps de e l l os?-Como usté -confesó el otro-. Yo soy de Ia Reina. A mí téngame

confianza, pero no podemos hablar mucho. Yo fui guerri l lero, y esome gustar ía más. Pero me han dao esta "mis ión" . Todo hombre enesta vida tien misión, así es no más. Ahora se me acaba, porqueyo "ra jo" con

Su Maies tad Du lc inea 1 8 1

Y después sonr iendo s iempre:-Si es que no quedamos los dos en la puer ta, hechos un cedazo.

¿Qué me importa? Yo soy solo. Pero no. La Reina hace b ien las

cosas. Anteayer se salvó de la Pol ic ía casi de mi lagro. Su hermano

el Cura no se equivoca nunca.

comida. A la tarde lo l levaron a un nuevo interrogatorio. En vez

de responder secamente con la negativa (después de la cual venía

un bofetón), Edmundo empezó a responder macanasi estaba alegre.

Los seis hombres de la mesa apuntaban rápidamente. En un

momento urdió una cantidad de cuentos, bastante trabados entre

sí : Ias "célu las" , la célu la 455, e l capi tán Ur iar te, e l jesui ta yanqui . . .

el Fiscalito... Les dijo que estaba vivo, en Santa Fe, y se asombraron

enormemente, de donde se enteró él que el Fiscalito había muerto.

Al sa l i r e l Secretar io, s in mudar su faz de muerto, d io orden:-Le dan doble ración y una manta. Muy bien, Florio, lo felicito.

Sabíamos que Ud, iba a cantar.Al salir de la sala, Edmundo le dio ganas de reír. En la comida

de aquel día encontró otra cápsula, donde se le decía simplemente:"La evasión está preparada. No t iene más que esperar en paz.

Hágase fuerte contra las torturas, más de una sesión no tendrá

ya. Haga lo que le d iga e l carcelero. Pueden mor i r los dos, perono importa. Quiero deci r , peor es lo ot ro. Pero es casi seguro quesaldrán. Encomiéndese a Nuestra Señora, no a la de Luján."

Edmundo besó la firma y se durmió tranquilo colmo un niño. Ala mañana s igu ien te l o l l eva ron a l a sa la t emprano . Hab íancomprobado la inexactitud de varias cosas que les había dicho

1 1 t I | - n l , - - - , - - l ^ - ^ - , - ^ : ?a y e t ; P e r o n a p l a n c o n s f a r a q o o f r a s . . t r ( r r r t L l r l t r u s e e r r u J U¡ a n o n l i n r m o n l o c o I o r ¡ r n f Á ¡ ¡ o m ¡ o z á a o r i l a r

r L ¡ r r ! /

- ¡Yo les d igo lo que sé, qué culpa tengo yo s i ias cosas hancambiado, cambian cont inuamente!

E l Sec re ta r ío Páez , expe r to de l o t ro eno jo en e l p r imerinterrogatorio, trató de calmarlo.

-Siéntese -le dijo-, I tenga paciencia. Hablemos como amigos.Yo he admirado mucho los grandes triunfos de su carrera. Sucarrera puede cont inuar mejor que antes. Tra igan café. . . Hay unagran not ic ia que Ud. no sabía -pros iguió- v iene la paz. Es casiseguro que Inglaterra entra a favor nuestro contra Rusia y China; ycon ella toda la Unión Europea. Ha aparecido un hombre que se vaagrandando día a día: ]uliano Felsenburgh. Hace mucho que yo sabíasu nombrer p€ro ahora ocupa toda la pr imera p lana de todos los

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r ó ¿ Leonardo Castel lani

diar ios. Es sabido que los d iar ios hacen escombro, pero esta vezvaen serio. Parece que de una sola palabra de é1 depende que Inglaterradeje la neutralidad o no. Felsenburgh es americano, es presidentedel Consejo de Estado; es decir, manda en Washington más que elmismo Presidente; aunque algunos dicen que es judío, nacido enRusia, aunque ha vivido muchos años en los antiguos "Estados

n100s re va a salvar al muncto de la guerra:

un hombre que anda solo por todo el mundo, en un avión fenémeno,

^ ^ + ^ - . , ^ l ^ l : - ^ ^ - - ^ T T I I ^EDLU gus rE uróu/ trbytrr(J gue L/u. nu$ querra ayuqar. ¿vue gana conobstinarse, compañero Florio?

Edmundo se esforzó en responder más hábilmente, en urdir mejorsu cuento. Tenía la a legr ía de un novel is ta que compone, le

despid ió muy sat is fecho de su mezcla de ment i ras con mediasve rdades .

manos entre las dos rodi l las, y d i jo :-Mandel, necesito como la vida que me haga un favor. Mire, estos

cochinos me han confiscado la plata que tenía en el banco, perotengo dinero escondido, lo menos 120 trúmanes oro. Todo eso serásuyo en cuanto yo le ponga la mano encima. No, no proteste, eso essuyo va, ientiende?, ¡hoy va! Es oreeiso ahora o,tre I_Icl . repita a suReina, cuando la vea, cuanto antes. . . esto que ie voy a deci r ahora.Escuche b ien.

Comenzó tartamudeando el monólogo que había compuesto lanoche antes:

-Dígale que yo soy de e l la : eso es seguroi iy en qué formafDígale después que e l la es mía. Yo soy su esclavo, eso es c ier to;yo soy también un señor, un gran señor, por ella. Dígale esto: quesu carta me ha transformado en otro hombre. Siento una fuerzaadentro que sería capaz de volar adonde ella está, de derribar estasparedes que me oprimen. Eso se hará, pronto la encontnré y la veré.Y así como el la me ha salvado de la cárcel , yo la sacaré a e l la detodos los peligros, yo la arrancaré de la injusticia y la estupidez deeste mundo. Hay lugares donde se puede vivir, en el Sur hay regiones

Su Majestad Dulcinea 1 8 3

tranquilas, en la Provincia de Corrientes no cumplen las leyes delGobierno desde hace tiempo, y el gobierno ha tenido que tolerarlo.

¿Me sigue? Yo haré lo que ella quiera hacer por supuesto/ pero estoyseguro que la convenceré ¡Podría hablar un día entero sin parar!Vendrá la paz, y e l gobierno no tendrá que apretar tanto a los. . . a

. Ustedes podrán i r a los cul tos de los nuevos cató l icos s ininconvenientes, ellos también creen en |esucristo; y por dentro, creerlo que se les anto ja. No sé para qué se obst inan. . .

-No se puede -interrumpió el carcelero.-Yo no creo en Dios y sin embargo soy un hombre bueno -dijo

Edmundo-. Nunca he hecho mal a nadie, pudiéndolo evitar, Y sihe matado a a lgunos, fue s iempre en actos de serv ic io. Bueno, estono se lo d iga, empezando po\ "yo no creo en Dios" , todo eso no selo d iga. Ud. me hace perder e l h i lo . Dulc inea, hay una v ida para t ique tú no conoces porque estás extraviada por recuerdos tristes; todosesos recuerdos me toca a mí hacer los desaparecer , yo sé, yo sé, yoconozco una fuerza más grande. Dulcinea, yo te suplico por lo quemás quieras que me escuches un momento todavía...

Edmundo se interrumpió anhelante. El carcelero rió muy alegre.-No, esto está mal , y es muy largo. Voy a hacer le un resumen.

Escuche bien atento.Empezó otro monólogo enteramente d i ferente, bastante más

volcánico. Cuando le pidió al otro que lo repitiera, salió un desastre." ¡No poder escr ib i r l " , decía e l cu i tado. Al f in quedaron de acuerdoen la f rase: "Yo soy de e l la . Eso es seguro. Pero Ud. es mía. Yo soysu esclavo, pero soy también un señor", y en otras frases que Mandelalcanzó a retener, aunque "dificulto mucho que le haga efeuto,- ^ - ' f ^ - ^ - ^ ^ l ^ f ^ . , + ^ ^ , . ^ . , ^ + A ^ - . : ^ - ^ ' , * ^ * ^ Á l ^ - ^ L ^ - ^ ^ l ^ ^ - ^ ^ l ^ - ^ 'y v ¡ r u r r r g r r v E r g r g u L v

Y u s u D t g \ i u r g r g / u r s r l s u L a t q v g L a s r L q l L E r E r v ,

v Edmundo tuvo sanas de dar le un prrñetazo.J O - F

-Yo no creo en Dios -recordó Edmundo. Eso no se 1o diga todavía,aunque e l la lo sabe. ¡Mejor d icho, no sé s i creo en Dios o no, no sénada de ese asunto! Recordó cuántas veces había discutido, y cuántashabía pensado hasta cansarse en ese asunto, hasta que el pensamientose perdía en una especie de garabato. No podía haber Diossimplemente porque este mundo era una porquería; no se comprendíala ex is tencia de un Creador todopoderoso y benigno y la ex is tenciade las atrocidades que él había visto en la tierra desde que nació. Sihabía Dios, o era un perverso, que se alimentaba de nuestras lágrimasy se d iver t ía con nuestros l loros, o b ien s implemente no se ocupabade nada. Pero yo, ¿qué lloros he derramado? La primera vez, el otro

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r ó ¿ Leonardo Castel lani

diar ios. Es sabido que los d iar ios hacen escombro, pero esta vezvaen serio. Parece que de una sola palabra de é1 depende que Inglaterradeje la neutralidad o no. Felsenburgh es americano, es presidentedel Consejo de Estado; es decir, manda en Washington más que elmismo Presidente; aunque algunos dicen que es judío, nacido enRusia, aunque ha vivido muchos años en los antiguos "Estados

n100s re va a salvar al muncto de la guerra:

un hombre que anda solo por todo el mundo, en un avión fenémeno,

^ ^ + ^ - . , ^ l ^ l : - ^ ^ - - ^ T T I I ^EDLU gus rE uróu/ trbytrr(J gue L/u. nu$ querra ayuqar. ¿vue gana conobstinarse, compañero Florio?

Edmundo se esforzó en responder más hábilmente, en urdir mejorsu cuento. Tenía la a legr ía de un novel is ta que compone, le

despid ió muy sat is fecho de su mezcla de ment i ras con mediasve rdades .

manos entre las dos rodi l las, y d i jo :-Mandel, necesito como la vida que me haga un favor. Mire, estos

cochinos me han confiscado la plata que tenía en el banco, perotengo dinero escondido, lo menos 120 trúmanes oro. Todo eso serásuyo en cuanto yo le ponga la mano encima. No, no proteste, eso essuyo va, ientiende?, ¡hoy va! Es oreeiso ahora o,tre I_Icl . repita a suReina, cuando la vea, cuanto antes. . . esto que ie voy a deci r ahora.Escuche b ien.

Comenzó tartamudeando el monólogo que había compuesto lanoche antes:

-Dígale que yo soy de e l la : eso es seguroi iy en qué formafDígale después que e l la es mía. Yo soy su esclavo, eso es c ier to;yo soy también un señor, un gran señor, por ella. Dígale esto: quesu carta me ha transformado en otro hombre. Siento una fuerzaadentro que sería capaz de volar adonde ella está, de derribar estasparedes que me oprimen. Eso se hará, pronto la encontnré y la veré.Y así como el la me ha salvado de la cárcel , yo la sacaré a e l la detodos los peligros, yo la arrancaré de la injusticia y la estupidez deeste mundo. Hay lugares donde se puede vivir, en el Sur hay regiones

Su Majestad Dulcinea 1 8 3

tranquilas, en la Provincia de Corrientes no cumplen las leyes delGobierno desde hace tiempo, y el gobierno ha tenido que tolerarlo.

¿Me sigue? Yo haré lo que ella quiera hacer por supuesto/ pero estoyseguro que la convenceré ¡Podría hablar un día entero sin parar!Vendrá la paz, y e l gobierno no tendrá que apretar tanto a los. . . a

. Ustedes podrán i r a los cul tos de los nuevos cató l icos s ininconvenientes, ellos también creen en |esucristo; y por dentro, creerlo que se les anto ja. No sé para qué se obst inan. . .

-No se puede -interrumpió el carcelero.-Yo no creo en Dios y sin embargo soy un hombre bueno -dijo

Edmundo-. Nunca he hecho mal a nadie, pudiéndolo evitar, Y sihe matado a a lgunos, fue s iempre en actos de serv ic io. Bueno, estono se lo d iga, empezando po\ "yo no creo en Dios" , todo eso no selo d iga. Ud. me hace perder e l h i lo . Dulc inea, hay una v ida para t ique tú no conoces porque estás extraviada por recuerdos tristes; todosesos recuerdos me toca a mí hacer los desaparecer , yo sé, yo sé, yoconozco una fuerza más grande. Dulcinea, yo te suplico por lo quemás quieras que me escuches un momento todavía...

Edmundo se interrumpió anhelante. El carcelero rió muy alegre.-No, esto está mal , y es muy largo. Voy a hacer le un resumen.

Escuche bien atento.Empezó otro monólogo enteramente d i ferente, bastante más

volcánico. Cuando le pidió al otro que lo repitiera, salió un desastre." ¡No poder escr ib i r l " , decía e l cu i tado. Al f in quedaron de acuerdoen la f rase: "Yo soy de e l la . Eso es seguro. Pero Ud. es mía. Yo soysu esclavo, pero soy también un señor", y en otras frases que Mandelalcanzó a retener, aunque "dificulto mucho que le haga efeuto,- ^ - ' f ^ - ^ - ^ ^ l ^ f ^ . , + ^ ^ , . ^ . , ^ + A ^ - . : ^ - ^ ' , * ^ * ^ Á l ^ - ^ L ^ - ^ ^ l ^ ^ - ^ ^ l ^ - ^ 'y v ¡ r u r r r g r r v E r g r g u L v

Y u s u D t g \ i u r g r g / u r s r l s u L a t q v g L a s r L q l L E r E r v ,

v Edmundo tuvo sanas de dar le un prrñetazo.J O - F

-Yo no creo en Dios -recordó Edmundo. Eso no se 1o diga todavía,aunque e l la lo sabe. ¡Mejor d icho, no sé s i creo en Dios o no, no sénada de ese asunto! Recordó cuántas veces había discutido, y cuántashabía pensado hasta cansarse en ese asunto, hasta que el pensamientose perdía en una especie de garabato. No podía haber Diossimplemente porque este mundo era una porquería; no se comprendíala ex is tencia de un Creador todopoderoso y benigno y la ex is tenciade las atrocidades que él había visto en la tierra desde que nació. Sihabía Dios, o era un perverso, que se alimentaba de nuestras lágrimasy se d iver t ía con nuestros l loros, o b ien s implemente no se ocupabade nada. Pero yo, ¿qué lloros he derramado? La primera vez, el otro

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l -84 Leonardo Caste l lan i

día con la picana eléctrica. ¿Habrá que llorar mucho para poder vera Dios? Dulc inea había l lorado mucho.

Pensó que le gustar ía l lorar .La acción de Dios estaba ausente del mundo; no se veía ninguna

aéción de Dios, de modo que si existía o no, era lo mismo. pero esomismo en cierto modo, postulaba a Dios; esa oscuridad, esas tiniebesa angustia;,porque si é1, Edmundo, se angustiaba de las injusticiasdel mundo, eso era algo positivo. ¿Y quién lo había puesto en él?Eso no era del mundo. Los animales no se angustiaban de nada. Nopodía exptesarse, sus pensares se enredaban, pensó que no sabía

positivas, y ésas tenían que tener un origen -retornó el pensamiento

no se explica absolutamente nada; y eso no puede ser. Todos seríamosfantasmas, apariencias, yo no existiría, no sabría si existía o no.Pero hay muchas cosas que son positivas, reales. ¿Por ejemplo? eué

especie de arrobo la primer vez que la oyó. La música era algo positivo;

El amor, su amor: eso era una cosa positiva. La frase que le escribióla Reina de los cristóbales: "Ud. es mío" era una declaración de amor.Desde que la leyó empezó a desarrollarse en su alma una especie del . r t n a p q ñ a ñ m ñ ñ r r n . a c p l n h a h í o c n ñ e r l n T ^ ¡ ^ l ^ ^ " ^ L - L l ^ ^ ^ - . r : . ¡ ^r v u v r v Y u s r l a v ¡ 4 D g r t l l q u

antes por Dulcinea, que cuando la vio quedó como un pajarito anteuna serpiente, se puede decir que no era nada; al lado de esto, comoun simple capricho. Ahora eran como unas oleadas, que lo levantabancomo un pajita, como las olas en la playa de Marel Plata: oleadas dealegría y de pena, sensación de fuerza, poder de desafiar la muerte.Empezó a querer analizar lo que era y no pudo. y cada día eranuevo y más poderoso. Esto era algo positivo, esto era real, máspoderoso que é1. Cómo se conectaba esto con la ex is tencia de Dios,no lo sabía. Esto era algo que existía, que era natural y no inventadopor los hombres, por los escritores de novelas. Por esto seguía en elmundo la v ida de los hombres, con todas sus miser ias, pero seguía.

Su Majestad Dulcinea 1 8 5

les decía que era mejor no casarse; Pero si insistían, él callaba; y

Don Pedro de Ocampo los anotaba. El amor era a lgo posi t ivo, y s i

Dios no existía, ¿qué explicación tenía? ¿Qué podía ser?

Comprendió que esto era pésima fi losofía, que jamás se hubiera

animado a argumentar así en el café, a decírselo por ejemplo a su

trsuo amrgo yaez:

Al otro día vino Ia respuesta de Dulcinea:durmió sonriendo.

"He recibido oralmente y Por interpósita persona su declaración

de amor. ¡Qué pena me ha dado! Pero se Ia agradezco lo mismo.

Ud. sabe ya cuál es la respuesta. ¿Cuántas veces no se la he dado?

"Hoy Dios me inspira que le diga una cosa más' No sé si sabré

deci r la . La h is tor ia de Abraham.. ."Ud. la debe saber: un hombre justo, que tenía un solo h i jo , que

era el compendio de las Promesas divinas a él y a toda su raza- Y

un día 'Dios habló a Abraham: Toma a Isaac, tu h i jo único, a quien

amas, y aete de aquí en la tierra Moriai, y sacrifícalo allí en sacrif icio

de fuego sobre unq montaña que yo te mostraré. '"La Biblia no dice cómo habló Dios y cómo supo Abraham que

eso era un mandato seguro de Dios, un mandato horrendo; Peroél cumplió el mandato de Dios.

"Dios nos puede mandar cualquier cosa, lo que quiera, sea moral

o sea inmoral. ¿Qué duda hay que matar a su hijo y quemarlo

sobre un monte, es inmoral? Dios puede mandarnos lo que quiera;

pero esos mandatos 'de Abraham' no los hace sino a muy Pocaspetsor tus, a las cuales Él ama con predi lecc ión; las cuales por eI

mismo hecho quedan como bajo el peso de una maldición hasta el

f in de su v ida. Yo creo que yo y mi hermano somos. . . no sé s i pecor ^ - . . ^ ^ - - - ^ : < - - - ^ - L ^ * ^ . . i á n a c í h o n d a ¡ i r l n c r zq c

P I g D u r t L l ( J l t v d l l 4 . . . D v l l t v D / r f s u L U r

m-aldecidos por Dios, el cual nos ama. Terr ible amor."Abraham debió sentirse como maldito de Dios; no solamente al

subir al monte Moriaj, sino después, toda su ida, aún después dehaberle sido devuelto Isaac: maldito y bendit al mismo tiempo. Elno pudo explicar a Isaac y a Sara lo que había pásado; no se podía,era un secreto inexplicable/ su secreto, que para emPezar no eracreíble; e Isaac había visto a su padre con el cuchillo desenvainadosobre él después de tirarlo al suelo, y con su rodilla sobre su pecho;y al ángel de Dios, Isaac no lo había visto. Hasta el f in de su vida

entre Abraham y su mujer y su hijo se interpuso un muro invisible,

un muro de angustia; y ese muro era Dios. El que ve a Dios, muere'"Ud. me dirá que Dios'probó' a Abr m y que después le devolvió

su hijo. Sí, pero no vaya a creer que fue juego. Dios no está obligado

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l -84 Leonardo Caste l lan i

día con la picana eléctrica. ¿Habrá que llorar mucho para poder vera Dios? Dulc inea había l lorado mucho.

Pensó que le gustar ía l lorar .La acción de Dios estaba ausente del mundo; no se veía ninguna

aéción de Dios, de modo que si existía o no, era lo mismo. pero esomismo en cierto modo, postulaba a Dios; esa oscuridad, esas tiniebesa angustia;,porque si é1, Edmundo, se angustiaba de las injusticiasdel mundo, eso era algo positivo. ¿Y quién lo había puesto en él?Eso no era del mundo. Los animales no se angustiaban de nada. Nopodía exptesarse, sus pensares se enredaban, pensó que no sabía

positivas, y ésas tenían que tener un origen -retornó el pensamiento

no se explica absolutamente nada; y eso no puede ser. Todos seríamosfantasmas, apariencias, yo no existiría, no sabría si existía o no.Pero hay muchas cosas que son positivas, reales. ¿Por ejemplo? eué

especie de arrobo la primer vez que la oyó. La música era algo positivo;

El amor, su amor: eso era una cosa positiva. La frase que le escribióla Reina de los cristóbales: "Ud. es mío" era una declaración de amor.Desde que la leyó empezó a desarrollarse en su alma una especie del . r t n a p q ñ a ñ m ñ ñ r r n . a c p l n h a h í o c n ñ e r l n T ^ ¡ ^ l ^ ^ " ^ L - L l ^ ^ ^ - . r : . ¡ ^r v u v r v Y u s r l a v ¡ 4 D g r t l l q u

antes por Dulcinea, que cuando la vio quedó como un pajarito anteuna serpiente, se puede decir que no era nada; al lado de esto, comoun simple capricho. Ahora eran como unas oleadas, que lo levantabancomo un pajita, como las olas en la playa de Marel Plata: oleadas dealegría y de pena, sensación de fuerza, poder de desafiar la muerte.Empezó a querer analizar lo que era y no pudo. y cada día eranuevo y más poderoso. Esto era algo positivo, esto era real, máspoderoso que é1. Cómo se conectaba esto con la ex is tencia de Dios,no lo sabía. Esto era algo que existía, que era natural y no inventadopor los hombres, por los escritores de novelas. Por esto seguía en elmundo la v ida de los hombres, con todas sus miser ias, pero seguía.

Su Majestad Dulcinea 1 8 5

les decía que era mejor no casarse; Pero si insistían, él callaba; y

Don Pedro de Ocampo los anotaba. El amor era a lgo posi t ivo, y s i

Dios no existía, ¿qué explicación tenía? ¿Qué podía ser?

Comprendió que esto era pésima fi losofía, que jamás se hubiera

animado a argumentar así en el café, a decírselo por ejemplo a su

trsuo amrgo yaez:

Al otro día vino Ia respuesta de Dulcinea:durmió sonriendo.

"He recibido oralmente y Por interpósita persona su declaración

de amor. ¡Qué pena me ha dado! Pero se Ia agradezco lo mismo.

Ud. sabe ya cuál es la respuesta. ¿Cuántas veces no se la he dado?

"Hoy Dios me inspira que le diga una cosa más' No sé si sabré

deci r la . La h is tor ia de Abraham.. ."Ud. la debe saber: un hombre justo, que tenía un solo h i jo , que

era el compendio de las Promesas divinas a él y a toda su raza- Y

un día 'Dios habló a Abraham: Toma a Isaac, tu h i jo único, a quien

amas, y aete de aquí en la tierra Moriai, y sacrifícalo allí en sacrif icio

de fuego sobre unq montaña que yo te mostraré. '"La Biblia no dice cómo habló Dios y cómo supo Abraham que

eso era un mandato seguro de Dios, un mandato horrendo; Peroél cumplió el mandato de Dios.

"Dios nos puede mandar cualquier cosa, lo que quiera, sea moral

o sea inmoral. ¿Qué duda hay que matar a su hijo y quemarlo

sobre un monte, es inmoral? Dios puede mandarnos lo que quiera;

pero esos mandatos 'de Abraham' no los hace sino a muy Pocaspetsor tus, a las cuales Él ama con predi lecc ión; las cuales por eI

mismo hecho quedan como bajo el peso de una maldición hasta el

f in de su v ida. Yo creo que yo y mi hermano somos. . . no sé s i pecor ^ - . . ^ ^ - - - ^ : < - - - ^ - L ^ * ^ . . i á n a c í h o n d a ¡ i r l n c r zq c

P I g D u r t L l ( J l t v d l l 4 . . . D v l l t v D / r f s u L U r

m-aldecidos por Dios, el cual nos ama. Terr ible amor."Abraham debió sentirse como maldito de Dios; no solamente al

subir al monte Moriaj, sino después, toda su ida, aún después dehaberle sido devuelto Isaac: maldito y bendit al mismo tiempo. Elno pudo explicar a Isaac y a Sara lo que había pásado; no se podía,era un secreto inexplicable/ su secreto, que para emPezar no eracreíble; e Isaac había visto a su padre con el cuchillo desenvainadosobre él después de tirarlo al suelo, y con su rodilla sobre su pecho;y al ángel de Dios, Isaac no lo había visto. Hasta el f in de su vida

entre Abraham y su mujer y su hijo se interpuso un muro invisible,

un muro de angustia; y ese muro era Dios. El que ve a Dios, muere'"Ud. me dirá que Dios'probó' a Abr m y que después le devolvió

su hijo. Sí, pero no vaya a creer que fue juego. Dios no está obligado

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p E D E D E V o L V E R M E r _ o e u E M E e u r r ó ; y a A b r a h a mn le devolvió 1o mismc¡ que le quitó, le devolvió un hijo muerto,p a é l m u e r t o . v o s o y u N A M U E R r A , y a s e l o d i j e í a o f t a v e z .P o a fob Dios le devolvió en esta vida, tres veces más de lo que le

l _ 8 6 Leonardo Castel lani

a devolvernos lo que nos quita, no siempre lo devuelve, a v Í N o

Su Maies tad Du lc inea 1 , 8 7

"Tenga lástima de mí. Mate sus sueños implacablemente. ¿Ud. se

piensa que yo no he sido también muchacha, no he tenido sueños,

mundos de sueños? ¡Ay de mí, los tengo todavía a veces, son mi

tormento! Son una pura i lus ión del demonio. Así son los suyos,

que e l carcelero Mandel t rató de expresarme hoy con graciosaio. Puede oue al mismo t

sean una especie de trampa de Dios. Si no hay otra vida, crea que

ellos son un engaño del demonio, el cual demonio no existiría

tampoco en ese caso, es grac ioso. Si hay ot ra v ida, sePa que no severif icarán allá en la forma en que Ud. los sueña acá; aunque en

ese caso son reales."La evasión está preparada para e l v iernes a las dos de Ia

madrugada. No tiene más que seguir al carcelero Mandel. Mi hermano

el Obispo me ha mandado una orden muy rara y enorme/ que no sé

cómo voy a cumplir: estoy en ascuas; pero en eso no me puede Ud.

ayudar en nada. Si no, se lo diría. En lo que puede ayudarme, es en

salvar su v ida."Yo no tengo en nada a la vida, cada día deseo morir, pero esta

temporada he estado muy animada pensando en quererlo salvar

a Ud. Una vez hecho eso, no le debo nada, estamos a mano. Nuncaintente verme, sería peor para los dos.

"s incera y rendida amante (como decían en 1810). Dulc ineaArgent ina" .

-Si esto es así, no comprendo nada; pero si esto es así, no me

queda ninguna razón de vivir -exclamó Edmundo,El rubio Mandel había entrado a retirar las latas y se quedó

pasmado al ver que e l preso no había tocado la comida.T ^ ^ - - ^ ^ : x - ^ ^ t ¡ - - ^ - ^ - ^ l ^ - ^ * ^ ^ l . ' : ^ - - ^ ó - l - . ¡ ^ . á ^ I .- L d E V d D I U I I E D L d y l E y 4 t 4 U q l / q r 4 s r v r t r r r t ü q r q o u v D

madrugada -le dijo-. No tien-e más o,ue seguirme a mí.

Edmundo tiró con furor el pliego de papel al suelo.- ¡La evasión ya no t iene objeto!Y maldijo su existencia.

Jusrrcte

"Suum cu ique l r ibuendum, jus t i t ia es t "

(Santo Tomás, S. Th. I I- I lae., q, 58)

El collado Moriaj era triste y horrendo,Un viejo de cien años 1o tramontaba exhaustoCon un niño gracioso que decía riendo:

¿Y dónde está la víctima, Padre, del holocausto?

haoía qui tado. Sí , porque quiso ue resolvPero Dios no siempre quiere hacer milagros. y eso es en cierto mod.oun milagro mayott cuando un hornbre aguanta sobre sí el peso de

"Yo no me pueda casar con Ud. , n i con nadie. . . , ,Edmundo cortó la lectura lanzando rm- juram-ento desesperado.

El carcelero había desaparecido.

, "Yo no me puedo casar con Ud., ni con nadie, porque no se casan

Ios muertos, sino los vivientes. Ese es el sacrif icio dé Abraham queDios le pide a ud. Me tiene que sacrif icar a mí dentro de sí mismo,con la segur idad de que no habrá devoluc ión, como en e l caso deAbraham, en esta v ida. Yo no me puedo casar con ud. No vaya acreer que depende de mi voluntad: es imposib le, es f ís icamónteimposib le. No vaya a creer que he hecho votos o esas cosas. . . , ,

" ¡Ojal,á que fuesen solamente uotos!"Edmundo se detuvo ante esta expresión enigmática, y la leyó cuatro

o c inco veces. La car ta se hacía de más en más os"u.u, e implacable.

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p E D E D E V o L V E R M E r _ o e u E M E e u r r ó ; y a A b r a h a mn le devolvió 1o mismc¡ que le quitó, le devolvió un hijo muerto,p a é l m u e r t o . v o s o y u N A M U E R r A , y a s e l o d i j e í a o f t a v e z .P o a fob Dios le devolvió en esta vida, tres veces más de lo que le

l _ 8 6 Leonardo Castel lani

a devolvernos lo que nos quita, no siempre lo devuelve, a v Í N o

Su Maies tad Du lc inea 1 , 8 7

"Tenga lástima de mí. Mate sus sueños implacablemente. ¿Ud. se

piensa que yo no he sido también muchacha, no he tenido sueños,

mundos de sueños? ¡Ay de mí, los tengo todavía a veces, son mi

tormento! Son una pura i lus ión del demonio. Así son los suyos,

que e l carcelero Mandel t rató de expresarme hoy con graciosaio. Puede oue al mismo t

sean una especie de trampa de Dios. Si no hay otra vida, crea que

ellos son un engaño del demonio, el cual demonio no existiría

tampoco en ese caso, es grac ioso. Si hay ot ra v ida, sePa que no severif icarán allá en la forma en que Ud. los sueña acá; aunque en

ese caso son reales."La evasión está preparada para e l v iernes a las dos de Ia

madrugada. No tiene más que seguir al carcelero Mandel. Mi hermano

el Obispo me ha mandado una orden muy rara y enorme/ que no sé

cómo voy a cumplir: estoy en ascuas; pero en eso no me puede Ud.

ayudar en nada. Si no, se lo diría. En lo que puede ayudarme, es en

salvar su v ida."Yo no tengo en nada a la vida, cada día deseo morir, pero esta

temporada he estado muy animada pensando en quererlo salvar

a Ud. Una vez hecho eso, no le debo nada, estamos a mano. Nuncaintente verme, sería peor para los dos.

"s incera y rendida amante (como decían en 1810). Dulc ineaArgent ina" .

-Si esto es así, no comprendo nada; pero si esto es así, no me

queda ninguna razón de vivir -exclamó Edmundo,El rubio Mandel había entrado a retirar las latas y se quedó

pasmado al ver que e l preso no había tocado la comida.T ^ ^ - - ^ ^ : x - ^ ^ t ¡ - - ^ - ^ - ^ l ^ - ^ * ^ ^ l . ' : ^ - - ^ ó - l - . ¡ ^ . á ^ I .- L d E V d D I U I I E D L d y l E y 4 t 4 U q l / q r 4 s r v r t r r r t ü q r q o u v D

madrugada -le dijo-. No tien-e más o,ue seguirme a mí.

Edmundo tiró con furor el pliego de papel al suelo.- ¡La evasión ya no t iene objeto!Y maldijo su existencia.

Jusrrcte

"Suum cu ique l r ibuendum, jus t i t ia es t "

(Santo Tomás, S. Th. I I- I lae., q, 58)

El collado Moriaj era triste y horrendo,Un viejo de cien años 1o tramontaba exhaustoCon un niño gracioso que decía riendo:

¿Y dónde está la víctima, Padre, del holocausto?

haoía qui tado. Sí , porque quiso ue resolvPero Dios no siempre quiere hacer milagros. y eso es en cierto mod.oun milagro mayott cuando un hornbre aguanta sobre sí el peso de

"Yo no me pueda casar con Ud. , n i con nadie. . . , ,Edmundo cortó la lectura lanzando rm- juram-ento desesperado.

El carcelero había desaparecido.

, "Yo no me puedo casar con Ud., ni con nadie, porque no se casan

Ios muertos, sino los vivientes. Ese es el sacrif icio dé Abraham queDios le pide a ud. Me tiene que sacrif icar a mí dentro de sí mismo,con la segur idad de que no habrá devoluc ión, como en e l caso deAbraham, en esta v ida. Yo no me puedo casar con ud. No vaya acreer que depende de mi voluntad: es imposib le, es f ís icamónteimposib le. No vaya a creer que he hecho votos o esas cosas. . . , ,

" ¡Ojal,á que fuesen solamente uotos!"Edmundo se detuvo ante esta expresión enigmática, y la leyó cuatro

o c inco veces. La car ta se hacía de más en más os"u.u, e implacable.

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1 8 8 Leonardo Castellani

EI medio día ardía bajo el astro l lameante.Corr ía un soplo f lác ido. Se tostaban las eras.Y con el calor acre y esa luz aplastante,Parecían las cosas dolorosas y austeras,

Y sobre los espinos y las rocas calcáreas

Y sobre el polvo plomo de las peladas áreasPesaba un vaho espeso de disgusto y de sueño.

Violentamente el viejo mascullaba entre dientesCon voz tan seca y áspera como el polvo, un misterio,Mas el chico volvía sus ojos inocentesA - , ^ - ^ . * ' - ^ - . - ' - . ^ , ' Á A i - i ^ + a ¡ ¡ ^ - . i an v s L c D / J y E L L ¿ a u 4 Y 4 E u r r r q r q r r D E r r u .

"Señor, tú eres e l dueño de todo. Es la verdad.Lo que pidas es tuyo; pues como eres el fuerte,Tu querer es más fuerte que la Paternidad

¡Y más fuer te que todo! ¡Que la v ida y la muerte!

"Y tu boca lo d i jo . . . ¡Mi esperanzal . . . Lo d i jo .Y no obstante, Señorr 1r no obstante es la única.

¡Ah, me vuelvo a mi hogar, y que v iva mi h i jo !Pero ¡no! Caiga, y manche con su sangre mi túnica.

"Y lo haré, haré ese cúmulo desastroso de males,Y con todas mis fuerzas. . . .Señor, ¡ tú lo verás!Con la fuetza increíble de las cosas fatales

Que han de ser sin remedio, y han de ser, y no más.

"Pero, ¿por qué?. . . Señor, yo no sé la razón.Pero, ¿por qué?. . . Señor, con tu grac ia me asis te.^ . . ^ l ^ ^ f ^ l l ^ ^ ^ ^ - ^ ^ + ^ - . . , ^ ^ - - . . A ' r . - * : ^ ^ - ^ - : - .v u s u E D r 4 r r E L E E r r E D L U D 1 ( ¿ P U r

9 U E : r ' r l r r L U r 4 ¿ u r r . . .

Pero, ¿por qué?, Señor/ porque Tú lo dijiste."

Y rompió en un quejido de repente: "iIsaac!"El niño, que corría tras un lagarto, dijo:"iQué quieres, padre?" El padre, quitándole el colbacDijo, por decir algo: "Lleva la leña, hijo."

Y reanudó su torvo monólogo temblón.. .Unos buitres volaban en espirales suaves,Y éI: "Señor, Tú dijiste que iba a ser mi nación,i / ahora dices que muera, que lo coman las aves!

Majestad Dulcinea

"De éI saldrían las gentes como arenas del marY e l Cr is to de é l sa ldr ía como un p impol lo ard iente. . .Yo no puedo dudar. . . y no puedo esPerar . . .Imposib le esperar ¡e imposib le negar!

¡Mas é l nació de Sara miraculosamente!

Ni de que ahora dices que debe perecer.Dios verá lo que hace, Dios verá. . . ¡Qué hora t r is te lDios verá. . . A mí me toca creer y obedecer.

"Y lo haré aunque sea un cúmulo desastroso de males

Y con todas mis fuerzas. . . Señpr ¡Tú lo verásf^ - , - 1 - t - - ^ - - - ^ : - ^ - - ^ L 1 ^ l ^ l - ^ - ^ ^ ^ ^ f ^ t ^ ] ^ ^\ -u l l la Iue fz id l r t c re lu re L re rdb Lubcrü rdLd lsJ

Que han de ser sin remedio, y han de ser, y no más.

"Y se alzará mibrazo, rígido como el Hado,\ se alzará el cuchil lo, sujeto a tus antojosVolverá a mí la víctima su rostro conturbado...Más caerá mi brazo. . . Yo cerraré los o jos."

Y dijo: "Ya llegamos/ ya l legó la sazón,Señor, en que te muestre que eres el dueño. ¿Ya?"(Estaban en el monte que llamaban "Visión"Y de que a l l í adelante se l lamó: "Dios verá") .

Abraham como un autómata disponía la leña

Y el niño se la daba, reidor y parlero.Abraham andaba torpe, como un hombre que sueña

Y el niño se reía, pues no había cordero.

Pero en sus labios niños se heló la risa fácil

Cuancio cii jo su pacire que era en éi ei ciegüeiioY levantó el cuchil lo sobre su-testa grácilAgarrándola bruscamente por e l cabel lo . . .

Su 1 8 9

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1 8 8 Leonardo Castellani

EI medio día ardía bajo el astro l lameante.Corr ía un soplo f lác ido. Se tostaban las eras.Y con el calor acre y esa luz aplastante,Parecían las cosas dolorosas y austeras,

Y sobre los espinos y las rocas calcáreas

Y sobre el polvo plomo de las peladas áreasPesaba un vaho espeso de disgusto y de sueño.

Violentamente el viejo mascullaba entre dientesCon voz tan seca y áspera como el polvo, un misterio,Mas el chico volvía sus ojos inocentesA - , ^ - ^ . * ' - ^ - . - ' - . ^ , ' Á A i - i ^ + a ¡ ¡ ^ - . i an v s L c D / J y E L L ¿ a u 4 Y 4 E u r r r q r q r r D E r r u .

"Señor, tú eres e l dueño de todo. Es la verdad.Lo que pidas es tuyo; pues como eres el fuerte,Tu querer es más fuerte que la Paternidad

¡Y más fuer te que todo! ¡Que la v ida y la muerte!

"Y tu boca lo d i jo . . . ¡Mi esperanzal . . . Lo d i jo .Y no obstante, Señorr 1r no obstante es la única.

¡Ah, me vuelvo a mi hogar, y que v iva mi h i jo !Pero ¡no! Caiga, y manche con su sangre mi túnica.

"Y lo haré, haré ese cúmulo desastroso de males,Y con todas mis fuerzas. . . .Señor, ¡ tú lo verás!Con la fuetza increíble de las cosas fatales

Que han de ser sin remedio, y han de ser, y no más.

"Pero, ¿por qué?. . . Señor, yo no sé la razón.Pero, ¿por qué?. . . Señor, con tu grac ia me asis te.^ . . ^ l ^ ^ f ^ l l ^ ^ ^ ^ - ^ ^ + ^ - . . , ^ ^ - - . . A ' r . - * : ^ ^ - ^ - : - .v u s u E D r 4 r r E L E E r r E D L U D 1 ( ¿ P U r

9 U E : r ' r l r r L U r 4 ¿ u r r . . .

Pero, ¿por qué?, Señor/ porque Tú lo dijiste."

Y rompió en un quejido de repente: "iIsaac!"El niño, que corría tras un lagarto, dijo:"iQué quieres, padre?" El padre, quitándole el colbacDijo, por decir algo: "Lleva la leña, hijo."

Y reanudó su torvo monólogo temblón.. .Unos buitres volaban en espirales suaves,Y éI: "Señor, Tú dijiste que iba a ser mi nación,i / ahora dices que muera, que lo coman las aves!

Majestad Dulcinea

"De éI saldrían las gentes como arenas del marY e l Cr is to de é l sa ldr ía como un p impol lo ard iente. . .Yo no puedo dudar. . . y no puedo esPerar . . .Imposib le esperar ¡e imposib le negar!

¡Mas é l nació de Sara miraculosamente!

Ni de que ahora dices que debe perecer.Dios verá lo que hace, Dios verá. . . ¡Qué hora t r is te lDios verá. . . A mí me toca creer y obedecer.

"Y lo haré aunque sea un cúmulo desastroso de males

Y con todas mis fuerzas. . . Señpr ¡Tú lo verásf^ - , - 1 - t - - ^ - - - ^ : - ^ - - ^ L 1 ^ l ^ l - ^ - ^ ^ ^ ^ f ^ t ^ ] ^ ^\ -u l l la Iue fz id l r t c re lu re L re rdb Lubcrü rdLd lsJ

Que han de ser sin remedio, y han de ser, y no más.

"Y se alzará mibrazo, rígido como el Hado,\ se alzará el cuchil lo, sujeto a tus antojosVolverá a mí la víctima su rostro conturbado...Más caerá mi brazo. . . Yo cerraré los o jos."

Y dijo: "Ya llegamos/ ya l legó la sazón,Señor, en que te muestre que eres el dueño. ¿Ya?"(Estaban en el monte que llamaban "Visión"Y de que a l l í adelante se l lamó: "Dios verá") .

Abraham como un autómata disponía la leña

Y el niño se la daba, reidor y parlero.Abraham andaba torpe, como un hombre que sueña

Y el niño se reía, pues no había cordero.

Pero en sus labios niños se heló la risa fácil

Cuancio cii jo su pacire que era en éi ei ciegüeiioY levantó el cuchil lo sobre su-testa grácilAgarrándola bruscamente por e l cabel lo . . .

Su 1 8 9

Page 195: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

VI

La nvaslóru

Entró la patrona, menudita t g;;.i.-¿Levantado ya? ¿Con qué permiso? -dijo.

-¿A qué parte?

señora. Antes de sentarse, Edmundo acarició a los chicos, un varón13 años. Todo respiraba paz y alegría

a-, R-aquel, la tercera, una gran melenae de reina... Entró el viejo Mándel, ymanera huraña.

-Dice su amigo que ésos son cuentos. Su amigo, sí, ahora lovamos a ver en seguida. Se ve que se fía enormemente de Ud. Mee4traña. Eso va contra las reglas de el los.. . Vamos.

El viejo Mandel, al revés del hijo, era serio y ceñudo, retacón ymuy robusto. Tenía una barba rubia un canosa, s in b igotes.

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VI

La nvaslóru

Entró la patrona, menudita t g;;.i.-¿Levantado ya? ¿Con qué permiso? -dijo.

-¿A qué parte?

señora. Antes de sentarse, Edmundo acarició a los chicos, un varón13 años. Todo respiraba paz y alegría

a-, R-aquel, la tercera, una gran melenae de reina... Entró el viejo Mándel, ymanera huraña.

-Dice su amigo que ésos son cuentos. Su amigo, sí, ahora lovamos a ver en seguida. Se ve que se fía enormemente de Ud. Mee4traña. Eso va contra las reglas de el los.. . Vamos.

El viejo Mandel, al revés del hijo, era serio y ceñudo, retacón ymuy robusto. Tenía una barba rubia un canosa, s in b igotes.

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L 9 2 Leonardo Castel lani

Arrastraba una pierna aI andar, la explosión de un motor le había

destrozado la rótula cuando joven. Edmundo se asombró del aspecto

de la casa cuando sal ió , no la había v is to de afuera: estaba a is lada

en medio de una loma de arena medanosa, combat ido e l médano

por todas par tes por p lantac iones de árboles. Un camino con

camioneta. Mándet era dueño de una f lo t i l la de vaporc i tos de

levantó en la costanera de la cárcel a su hijo y a él ' Edmundo no

acababa de asombrarse de lo que veía. Esta gente se sacr i f icabaasomhrosarr 'ente ¡ :or e l oró i i ¡ ¡ : ,o con la t : : rávoí natura l idad; v éste. . .

" " - r " . . i r t i " " " t i i . r i r t ' " .o 'n i cr is tóbal . . .

- ¿ D ó n - d e - m e - i i e v a ?-qrr añio. r^¡ e l Cu¡a t ra-ba- ia- a-ouí c l -esel -e hace muchos años. Yo le

" " * . ^ . ^ b * _ - J _ - - - a - - - _ - _ _

fabr iqué un escr i tor io seguro, ¿Sabe Ud, que ese hombre curó a

mi nena mayor? No sé cómo, pero la curó. Tenía una cosa petl inaz,

una especie de a lerg ia, que los médicos no sabían Io que era.

Aquí estamos.Era un monte de pinos y eucaliptos muy esPeso, que había fi jado

un médano. El v ie jo lo guió a t ravés de un sendero tupido, casi

í nv i s i b l e , has ta una espec ie de i nve rnade ro o depós i t o , un

galponci io con v idr ios Por Paredes, a lgunos rotos, que estaba

encombrado de cajones, barr icas, muebles v ie jos y toda suer te de

instrumentos de jardinería. Mandel hizo girar un cajón, que parecía

de un peso enorme, con solo apoyar la mano en un canto, debajo

se abrió r-rn-a- trampa, eon una escalerita vertical. "Aquí trabaja v

descansa su amigo -d i io- , por temporadas. Hasta hoy, esto ha

sido seguro; refugio seguro para é1. Mañana, no sabemos. La policía

anda más brava cada día. . . "

Después de cruzar un pasil lo estrecho, entraron en una salita con

luces encendidas, vent i ladores arr iba, y dos puertas a ambos lados,

que llevarían sín duda a otras piecitas; Pero Edmundo 1o único que

vio a l entrar fué a l Cura Loco sentado ante un ampl io escr i tor io , a l

cual a l pr inc ip io no reconoció; tenía la cabel lera color rufo y una

barba ra la; y e l cut is era b lanco y rosado como el de un a lemán.

Vest ía correct ís imos panta lones de f ranela gr is , con un ropón de

seda encima. Parecía. . qué sé yo. . . un empresar io o a l to funcionar io

gubernat ivo de Marel Plata. Se levantó y saludó inc l inándose:

Su Maies tad Du lc inea 1 9 3

-Mor i tur i te salutant -d i jo- . Ya nos contará su evasión. ¿y quépodemos hacer con Ud. ahora? Ése es el problema. Edmundo se queríadeshacer en f rases de grat i tud, pero no lo dejaron: lo insta laron enuna amplia poltrona de cuero, y le dieron un cigarro. El cura levantóun papel de la inverosímil cosecha de ellos que había sobre el cristal

-Not ic ias de mi hermana -d i jo- . Muy b ien por ahora. pobre

hermana. ¡Qué v ida! A ésa hay que tener la s iempre en v i lo . Lomismo que a mí. Le he enviado una orden tremenda. Mucho trabajo.Éste es mi t rabajo verdadero, t iene Ud. hoy un pr iv i leg io de quemuy pocos pueden g lor iarse, conocer mi t rabajo secreto. Lo que

A ^ ^ < - ^ - l - - t t - , ^ ^ ^ ^ l ^ ^ ^ ^ r ' - L : - ^ - ^ l ^ . . ^ l ^ ^ ^ ^ - ^ - - r - - iL v r r v L L ¡ r D v ¡ r r a J v q L a L r u l l E D . t l t 4 t a l D U E I ( ¡ L d > d > / v I I L I _ l l

en avión. Pero la organización de todas las célu las v ie jo-cr is t ianas<iei país, es mi trabajo verciaciero. Es una reci, no se imagina Ud.Suerte que es un trabajo qr_re se h_a_ h-ech-o ce-si solo, pero ahoraprecisa una cabeza, una cualquiera. Esos estancieros de la Provinc iade Buenos Aires me han sorprendido: tenían pasta de jefes y aspectode f r ívo los. Ud, v io a Don Pedro de Ocampo. Ahora casi todosson " inspectores" , d iseminados por todo e l país.

-¿ Inspec to res ?-Es deci r "Obispos". Obispo s igni f ica " inspector" ; "episcopéin"

en gr lego.-Pero, ¿son verdaderos Obispos? ¿Los nombra Ud.?-Mucho más Obispos que Panchampla, p ierda cuidado - r ió-

. Se creyó que con la supresión de los Colegios de re l ig iosos ibana perder la re l ig ión; y resul tó que la acrecieron. Dios me perdone,pero los Colegios de relieiosos les hacían perder la fe. Los estancierosde la prov inc ia, quiero deci r , perd ieron todas sus t ier ras por la" L " y D a m o n t e A m e n d m e n t 6 " , d e s p u é s d e l a s u b l e v a c i ó n ,natura lmente; y la mayoría de e l los, que están todos emparentadosentre sí , se lanzaron a ot ra lucha, s in cuar te l . . . y s in esperanza. . .terrenal -añadió mirando a Edmundo-. Pero, ¿para qué estoydic iendo ésto? -Por char lar y no t rabajar . ¿Cómo fué la evasión?Mi t rabajo es muy importante, pero ahora no es apurado. Mihermana hace b ien las cosas, se pued-e descansar en e l la . . .

-Veo c laramente por no sé porqué, que Ud, está preparandouna t rastada. . . un golpe de los suyos. Lo huelo -d i jo e l v ie jopescado r .

-Uds. pueden saber lo -d i jo e l o t ro- , me f ío de ustedes. Sí . E lDomingo voy a hacer sal tar e l Panlat reut icón de aquí . Lo voy ahace r po l vo b lanco .

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L 9 2 Leonardo Castel lani

Arrastraba una pierna aI andar, la explosión de un motor le había

destrozado la rótula cuando joven. Edmundo se asombró del aspecto

de la casa cuando sal ió , no la había v is to de afuera: estaba a is lada

en medio de una loma de arena medanosa, combat ido e l médano

por todas par tes por p lantac iones de árboles. Un camino con

camioneta. Mándet era dueño de una f lo t i l la de vaporc i tos de

levantó en la costanera de la cárcel a su hijo y a él ' Edmundo no

acababa de asombrarse de lo que veía. Esta gente se sacr i f icabaasomhrosarr 'ente ¡ :or e l oró i i ¡ ¡ : ,o con la t : : rávoí natura l idad; v éste. . .

" " - r " . . i r t i " " " t i i . r i r t ' " .o 'n i cr is tóbal . . .

- ¿ D ó n - d e - m e - i i e v a ?-qrr añio. r^¡ e l Cu¡a t ra-ba- ia- a-ouí c l -esel -e hace muchos años. Yo le

" " * . ^ . ^ b * _ - J _ - - - a - - - _ - _ _

fabr iqué un escr i tor io seguro, ¿Sabe Ud, que ese hombre curó a

mi nena mayor? No sé cómo, pero la curó. Tenía una cosa petl inaz,

una especie de a lerg ia, que los médicos no sabían Io que era.

Aquí estamos.Era un monte de pinos y eucaliptos muy esPeso, que había fi jado

un médano. El v ie jo lo guió a t ravés de un sendero tupido, casi

í nv i s i b l e , has ta una espec ie de i nve rnade ro o depós i t o , un

galponci io con v idr ios Por Paredes, a lgunos rotos, que estaba

encombrado de cajones, barr icas, muebles v ie jos y toda suer te de

instrumentos de jardinería. Mandel hizo girar un cajón, que parecía

de un peso enorme, con solo apoyar la mano en un canto, debajo

se abrió r-rn-a- trampa, eon una escalerita vertical. "Aquí trabaja v

descansa su amigo -d i io- , por temporadas. Hasta hoy, esto ha

sido seguro; refugio seguro para é1. Mañana, no sabemos. La policía

anda más brava cada día. . . "

Después de cruzar un pasil lo estrecho, entraron en una salita con

luces encendidas, vent i ladores arr iba, y dos puertas a ambos lados,

que llevarían sín duda a otras piecitas; Pero Edmundo 1o único que

vio a l entrar fué a l Cura Loco sentado ante un ampl io escr i tor io , a l

cual a l pr inc ip io no reconoció; tenía la cabel lera color rufo y una

barba ra la; y e l cut is era b lanco y rosado como el de un a lemán.

Vest ía correct ís imos panta lones de f ranela gr is , con un ropón de

seda encima. Parecía. . qué sé yo. . . un empresar io o a l to funcionar io

gubernat ivo de Marel Plata. Se levantó y saludó inc l inándose:

Su Maies tad Du lc inea 1 9 3

-Mor i tur i te salutant -d i jo- . Ya nos contará su evasión. ¿y quépodemos hacer con Ud. ahora? Ése es el problema. Edmundo se queríadeshacer en f rases de grat i tud, pero no lo dejaron: lo insta laron enuna amplia poltrona de cuero, y le dieron un cigarro. El cura levantóun papel de la inverosímil cosecha de ellos que había sobre el cristal

-Not ic ias de mi hermana -d i jo- . Muy b ien por ahora. pobre

hermana. ¡Qué v ida! A ésa hay que tener la s iempre en v i lo . Lomismo que a mí. Le he enviado una orden tremenda. Mucho trabajo.Éste es mi t rabajo verdadero, t iene Ud. hoy un pr iv i leg io de quemuy pocos pueden g lor iarse, conocer mi t rabajo secreto. Lo que

A ^ ^ < - ^ - l - - t t - , ^ ^ ^ ^ l ^ ^ ^ ^ r ' - L : - ^ - ^ l ^ . . ^ l ^ ^ ^ ^ - ^ - - r - - iL v r r v L L ¡ r D v ¡ r r a J v q L a L r u l l E D . t l t 4 t a l D U E I ( ¡ L d > d > / v I I L I _ l l

en avión. Pero la organización de todas las célu las v ie jo-cr is t ianas<iei país, es mi trabajo verciaciero. Es una reci, no se imagina Ud.Suerte que es un trabajo qr_re se h_a_ h-ech-o ce-si solo, pero ahoraprecisa una cabeza, una cualquiera. Esos estancieros de la Provinc iade Buenos Aires me han sorprendido: tenían pasta de jefes y aspectode f r ívo los. Ud, v io a Don Pedro de Ocampo. Ahora casi todosson " inspectores" , d iseminados por todo e l país.

-¿ Inspec to res ?-Es deci r "Obispos". Obispo s igni f ica " inspector" ; "episcopéin"

en gr lego.-Pero, ¿son verdaderos Obispos? ¿Los nombra Ud.?-Mucho más Obispos que Panchampla, p ierda cuidado - r ió-

. Se creyó que con la supresión de los Colegios de re l ig iosos ibana perder la re l ig ión; y resul tó que la acrecieron. Dios me perdone,pero los Colegios de relieiosos les hacían perder la fe. Los estancierosde la prov inc ia, quiero deci r , perd ieron todas sus t ier ras por la" L " y D a m o n t e A m e n d m e n t 6 " , d e s p u é s d e l a s u b l e v a c i ó n ,natura lmente; y la mayoría de e l los, que están todos emparentadosentre sí , se lanzaron a ot ra lucha, s in cuar te l . . . y s in esperanza. . .terrenal -añadió mirando a Edmundo-. Pero, ¿para qué estoydic iendo ésto? -Por char lar y no t rabajar . ¿Cómo fué la evasión?Mi t rabajo es muy importante, pero ahora no es apurado. Mihermana hace b ien las cosas, se pued-e descansar en e l la . . .

-Veo c laramente por no sé porqué, que Ud, está preparandouna t rastada. . . un golpe de los suyos. Lo huelo -d i jo e l v ie jopescado r .

-Uds. pueden saber lo -d i jo e l o t ro- , me f ío de ustedes. Sí . E lDomingo voy a hacer sal tar e l Panlat reut icón de aquí . Lo voy ahace r po l vo b lanco .

Page 199: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

L 9 4

Los o t ros se mi ra ron azorados .

Leonardo Caste l lan i

-Y en este mes voy a hacer evacuar a Buenos Aires. . .-¿Qué cosa? ¿Cómo? ¿Con qué? -balbuceó Edmundo.-Voy a hacer saber a la poblac ión, Dulc inea se encargará, que

el Puerto-Capi ta l va a sufr i r un ataque atómico. Edmundo miró

Cura, t i rándose la barb icha rubia.-Fataratas -pros iguió éste-- , eso que d icen que no habrá más

bombardeos atómicos; y pataratas Io de Ia entrada de Inglaterraa favor "nuestro" , de e l los. Cada vez que hay una carr rpar la deprensa abrumadora,hay ot ra cosa detrás, muchas veces la contrar ia .

¡0 jo a le r ta l-¿Ud . va a anunc ia r que Buenos A i res . . . ? Y Ud . , ¿ de dónde l o

^ ^ l - ^ aS d u e Í

-Lo sé. Y así como Dulc inea me obedece a mí, vo obedezcouna orden super ior , tengo qr ie obedecer. Si no se cumple mip red i cc ión , hacemos un pape lón a t roz , e l más te r r i b l e de l ospapelones: ¡adiós prest ig io! Pero s i se cumple, como se ha decumpl i r , sa lvamos la v ida de muchís ima gente, de ios nuestros

pr imero de todo, de todos los que nos crean. Calculo una terceraparte de la poblac ión, quizá más. Bien vale exponer ia v ida. Porlo demás, expuesta la tenemos s iempre.

-¿Y cómo lo ha de anunciar Ud.? ¿No ser ía mejor anunciar loal Gobierno?

-¡Déjeme de cuest iones técnicas! ¡Dulc inea sabe!Levantó de sobte e l bufete una estampi l la común de correos.-¿Qué hay detrás de esta estampi l la?Edmundo la escudr iñó con atención.-Un gr isado -d i jo- . Suciedad parece. ¿Qué t iene esto que

ve r?El Cura Ie pasó una gran lupa.-Huy una car ta a máquina fotograf iada micrográf icamente.

Con esto Ud. podrá d is t ingui r las l íneas, pero no leer la. Conmicroscopio tampoco, porque está c i f rada. Pues b ien, éste es untruco abandonado: la pol ic ía 1o ha descubier to.

Ei pol ic ía se despertó en Edmundo.-¿Cómo hará Dulc inea para mover la poblac ión?-E1 la t i ene sus técn i cos . Yo supongo que despa r ramarán

papel i tos, cedul i tas, con e l anuncio y su f i rma. Los nuestros laconocen y la respetan, así que todos harán correr ora lmente la

Sr. r Majestad Dulc inea 195

not ic ia. El Gobierno querrá contrarrestar la, y con eso, con lo torpesque son , l a sembra rán más . E l que c rea , que c rea . . . ¿qué máspodemos hacer?

-¿El que t iene ore jas para oí r , que o iga? -g losó e l mozo conuna sonr isa- . Dígame, ¿el Papa se lo mandó?

-Y Ud. s igue a l de Jerusalén -d i jo e l judío- . ¿Por qué s igueal de Jerusalén?

-Basta ver lo. Yo estuve con é l una hora y me bastó. Arreglómi asunto y sobre e l pucho, me cargó una mis ión pesadís ima.Mejor d ichcl , desde que entré me miró, y me la cargó. Es un granh n r n h r e á I t n f l l l p e q r r n h n m h r o r r o n r r a ñ i t - n r 1 + ^ - i l E ^- - , _ * - . f É v

/ ¡ q f v . r l t r . . . L t ¡

Ia t ín hablamos. Es un gran hombre: árabe de nación.-EI Reino de israei lo sost iene -d i jo e i juc i ío-^ Mejor c i icho,

se negó a acceder a l pedido de exr¡u is ión que le h izo la ONI_I . Escu r i oso .

-Lea en sus l ibros de usted - le d i io e l Cura- . Lea a l profeta

Dan ie l . Pe ro l a ve rdad es que aho ra e l Í r apa ve rdac le ro v i ve ocu l t o ,sr- r gente de a l lá ha tenido que ceder un poco. Está en Falest ina,no saben dónde.

-¿Usted es israel í? -preguntó Edrnundo a l pescador.-Yo soy de aqrr í , pero mi re l ig ión es la israel i ta .-Uds. son de aquí v de a l lá , de las dos par tes, y de n inguna

parte - reproché Edmrrndo sonr iendo.-¿Qué le va a hacer? ¿Acaso a todo e l mundo no le pasa a lgo

por e l est i lo hoy día?-Cier to -c l i jo e l Cura- . Hay la patr ia de la t ier ra v la patr ia

del c ie lo; y cuando hay qt re prefer i r entre las dos. . .--"le préfére également tous les deux"1... -cortó Edmundo, citando

a Napoleón-. ¿Y s i uno no t iene patr ia del c ie lo, como yo? yEdmundo comenzó a exponer le e l razonamiento sut i l que habíahecho en la cárcel acerca de la ex is tencia de Dios. El Cura r ió .

-Puede que sea bueno. Trabáje lo. Pero en real idad, 1a ex is tenciade Dios es también un acto de preferencia, no está a l f ina l de unar ingla de s i log ismos. En cuanto a mí, nunca se me ha ocurr idop roba r l a , f u i educado re l i g i osamen te . . . Y pensa r que en l aCregor iana defendí una tes is que "Hay c inco argumentos vál idos

1. "Pref iero ambas por igual . "

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Los o t ros se mi ra ron azorados .

Leonardo Caste l lan i

-Y en este mes voy a hacer evacuar a Buenos Aires. . .-¿Qué cosa? ¿Cómo? ¿Con qué? -balbuceó Edmundo.-Voy a hacer saber a la poblac ión, Dulc inea se encargará, que

el Puerto-Capi ta l va a sufr i r un ataque atómico. Edmundo miró

Cura, t i rándose la barb icha rubia.-Fataratas -pros iguió éste-- , eso que d icen que no habrá más

bombardeos atómicos; y pataratas Io de Ia entrada de Inglaterraa favor "nuestro" , de e l los. Cada vez que hay una carr rpar la deprensa abrumadora,hay ot ra cosa detrás, muchas veces la contrar ia .

¡0 jo a le r ta l-¿Ud . va a anunc ia r que Buenos A i res . . . ? Y Ud . , ¿ de dónde l o

^ ^ l - ^ aS d u e Í

-Lo sé. Y así como Dulc inea me obedece a mí, vo obedezcouna orden super ior , tengo qr ie obedecer. Si no se cumple mip red i cc ión , hacemos un pape lón a t roz , e l más te r r i b l e de l ospapelones: ¡adiós prest ig io! Pero s i se cumple, como se ha decumpl i r , sa lvamos la v ida de muchís ima gente, de ios nuestros

pr imero de todo, de todos los que nos crean. Calculo una terceraparte de la poblac ión, quizá más. Bien vale exponer ia v ida. Porlo demás, expuesta la tenemos s iempre.

-¿Y cómo lo ha de anunciar Ud.? ¿No ser ía mejor anunciar loal Gobierno?

-¡Déjeme de cuest iones técnicas! ¡Dulc inea sabe!Levantó de sobte e l bufete una estampi l la común de correos.-¿Qué hay detrás de esta estampi l la?Edmundo la escudr iñó con atención.-Un gr isado -d i jo- . Suciedad parece. ¿Qué t iene esto que

ve r?El Cura Ie pasó una gran lupa.-Huy una car ta a máquina fotograf iada micrográf icamente.

Con esto Ud. podrá d is t ingui r las l íneas, pero no leer la. Conmicroscopio tampoco, porque está c i f rada. Pues b ien, éste es untruco abandonado: la pol ic ía 1o ha descubier to.

Ei pol ic ía se despertó en Edmundo.-¿Cómo hará Dulc inea para mover la poblac ión?-E1 la t i ene sus técn i cos . Yo supongo que despa r ramarán

papel i tos, cedul i tas, con e l anuncio y su f i rma. Los nuestros laconocen y la respetan, así que todos harán correr ora lmente la

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not ic ia. El Gobierno querrá contrarrestar la, y con eso, con lo torpesque son , l a sembra rán más . E l que c rea , que c rea . . . ¿qué máspodemos hacer?

-¿El que t iene ore jas para oí r , que o iga? -g losó e l mozo conuna sonr isa- . Dígame, ¿el Papa se lo mandó?

-Y Ud. s igue a l de Jerusalén -d i jo e l judío- . ¿Por qué s igueal de Jerusalén?

-Basta ver lo. Yo estuve con é l una hora y me bastó. Arreglómi asunto y sobre e l pucho, me cargó una mis ión pesadís ima.Mejor d ichcl , desde que entré me miró, y me la cargó. Es un granh n r n h r e á I t n f l l l p e q r r n h n m h r o r r o n r r a ñ i t - n r 1 + ^ - i l E ^- - , _ * - . f É v

/ ¡ q f v . r l t r . . . L t ¡

Ia t ín hablamos. Es un gran hombre: árabe de nación.-EI Reino de israei lo sost iene -d i jo e i juc i ío-^ Mejor c i icho,

se negó a acceder a l pedido de exr¡u is ión que le h izo la ONI_I . Escu r i oso .

-Lea en sus l ibros de usted - le d i io e l Cura- . Lea a l profeta

Dan ie l . Pe ro l a ve rdad es que aho ra e l Í r apa ve rdac le ro v i ve ocu l t o ,sr- r gente de a l lá ha tenido que ceder un poco. Está en Falest ina,no saben dónde.

-¿Usted es israel í? -preguntó Edrnundo a l pescador.-Yo soy de aqrr í , pero mi re l ig ión es la israel i ta .-Uds. son de aquí v de a l lá , de las dos par tes, y de n inguna

parte - reproché Edmrrndo sonr iendo.-¿Qué le va a hacer? ¿Acaso a todo e l mundo no le pasa a lgo

por e l est i lo hoy día?-Cier to -c l i jo e l Cura- . Hay la patr ia de la t ier ra v la patr ia

del c ie lo; y cuando hay qt re prefer i r entre las dos. . .--"le préfére également tous les deux"1... -cortó Edmundo, citando

a Napoleón-. ¿Y s i uno no t iene patr ia del c ie lo, como yo? yEdmundo comenzó a exponer le e l razonamiento sut i l que habíahecho en la cárcel acerca de la ex is tencia de Dios. El Cura r ió .

-Puede que sea bueno. Trabáje lo. Pero en real idad, 1a ex is tenciade Dios es también un acto de preferencia, no está a l f ina l de unar ingla de s i log ismos. En cuanto a mí, nunca se me ha ocurr idop roba r l a , f u i educado re l i g i osamen te . . . Y pensa r que en l aCregor iana defendí una tes is que "Hay c inco argumentos vál idos

1. "Pref iero ambas por igual . "

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de la existencia de Dios y cinco solamente!" Ahora me parece quehay o cincomil, o ninguno. ¿Qué se habrá hecho mi vieja UniversidadGregoriana?

-Después del triunfo del social-comunismo en Italia, es un museo-informó Mandel-. lJn museo o una gran biblioteca pública, no

-Su h i jo se por tó muy b ien, por eso la voy a contar . Sal ió todo

conforme a las instrucciones que é1 me dió. "Ud. t iene simplementeque seguirme a los garrones -me dijo-. Tenemos que pasar trespuertas en la oscuridad pretendiendo yo que llevo un colchón,que será Ud. mismo, con su permiso. (Me había traído un trajenegro de federal y una funda de colchón). Ya me arreglaré yopara quemar uft fusible. Después tenernos que cruzar un patiocorriendo a cuatro patas, pero como bala, por debajo de la luz delos focos. Nos tirarán quizá, pero si no alza la cabeza o el lomo,no nos darán. Después hay la puerta, que si l lego a abrirla enmenos de 5 segundos, salimos; y si no, nos fríen con las tartamudas.Después hay que disparar en zig-zag a toda furia por el prado Yla calle Las Heras, hasta las obras que están cerca del río. Allíhay una moto y un hombre esperándonos; y después, muy lejos, elav ión de mi padre. Cuando estemos en la moto, estamos l ibres. . . "Pues bien, todo salió así, excepto el balazo que recibí en el hombroal l legar a la puer ta, s imple rasponazo de bala, 'y r . inc idente

cur ioso en la oscur idad: un cent inela tocó e l "co lchón"; y errvezde denunciarme (yo me quedé frío) dijo bajito: " Ajajá Mandel, teenvid io. Buena suer te y hasta nunca. . . " Y estoy seguro que t ieneno,ue h-aber eastigado después a los tres eentinelas. IJna suerte loea...

-Mi hermana hace bien las cosas -repitió el Cura.-Hablando de Daniel -dijo Mandel...-A pro ito de su hermana, perdón -intercaló Edmundo-,

por favor, or qué no la suelta Ud.? Ésa no es vida para unamujer .

-iQue la suelte? ¡Que me suelte ella a mí! Ud. no la conoce.Desde que la saqué en avión medio muerta de las ruinas de nuestracasa/ y la curé, ella me lleva a mí como esa corriente de aire queentra ahora por la banderola: ella me tiraniza. Fíjese este pájaromuerto aquí en el suelo. Pasan por delante del boquete y el airedel venti lador los arrebata y los tira adentro muertos. Ud. creeque ustedes dos son como dos palomitas que vuelan juntas y en

Su Majestad Dulcinea L 9 ' 7

realidad ella es como una fiera enferm a, y Ud. es, perdóneme, IJd. es

un sentimental.-Es decir, soy una mujer -dijo Edmundo-. ¿Cómo lo sabe Ud.?-¡Bah! Perdóneme. En esta época la gran inmensa mayoría de

las gentes son sentimentales. Esta época cultiva las emociones... y elAntes de la euerra del 14 eran las emociones finas, frívolas

y graciosas (¿ha leído Ud. e l teatro de Capus?), después fueron las

emociones violentas. Por eso hay tantos histéricos hoy día, digo yo,

creo que puede ser eso. . . En real idad. . .-Hablando de Capus -insistió el judío, cortando la cháchara

del fraile-, quiero decir, hablando de Daniel, ¿cree Ud. que hemos

l l egado a l " t i empo de l as nac iones " , en que se rá hecha l a

restauración de Israel?El Cura lo miró largamente y dijo:-Usté debería leer los l ibros nuestros, e l Apocal ips is . Ud.

desprecia los l ibros nuestros,El judío se encogió de hombros.-En mi pueblo, es decir, en mi raza -dijo-, hay actualmente

tres divisiones, mejor dicho, hay muchísimas divisiones, pero hay

como tres direcciones: una, los que han agarrado estas religiones

nuevas de Occidente, este Movimiento Vi ta l Cató l ico, o como sellame, que está por todo el mundo; otros, que aceptan al Cristode Uds. como el Mesías, pero rechazan el Cristianismo, los dosCristianismos, que según ellos se han desviado, son como los

protestantes, vamos; y otros, que permanecen rígidamente fieles

a nuestra antigua religión mosaica... Ateos no hay casi ya ninguno,

¿no es notable eso? Y más o menos están hoy día los primeros conAmérica, los segundos con Inglaterra, y los terceros con Rusia.

¿No es curioso? Yo creo que el pueblo israelí, hoy día una naciónpotente con la anexión de toda la Siria y el Egipto, es el que va adecidir esta contienda, volcándose a un lado. ¡Tenemos los mejores

estadistas; los mejores financistas y los mejores soldados del mundo!-Volcándose primero a un lado y después al otro, quizás -dijo

el Cura-. No hay más que dos lados. Primero hacia el Anticristo ydespués hacia e l Cr is to. Quizás. -Yo espero a l Mesías -d i jo

Mandel-. Ud. también espera al Mesías. Si el que esperamos losdos es la misma persona, ¿qué diferencia hay entre Ud. y yo?

-El falso Mesías -respondió vivamente el Cura-. Para reconoceral Mesías cuando vuelva, han de prepararse Uds. reconociendo queya ha venido. De otro modo, harán el mismo error que la otra vez, o

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1 - 9 6 Leonardo Castel lani

de la existencia de Dios y cinco solamente!" Ahora me parece quehay o cincomil, o ninguno. ¿Qué se habrá hecho mi vieja UniversidadGregoriana?

-Después del triunfo del social-comunismo en Italia, es un museo-informó Mandel-. lJn museo o una gran biblioteca pública, no

-Su h i jo se por tó muy b ien, por eso la voy a contar . Sal ió todo

conforme a las instrucciones que é1 me dió. "Ud. t iene simplementeque seguirme a los garrones -me dijo-. Tenemos que pasar trespuertas en la oscuridad pretendiendo yo que llevo un colchón,que será Ud. mismo, con su permiso. (Me había traído un trajenegro de federal y una funda de colchón). Ya me arreglaré yopara quemar uft fusible. Después tenernos que cruzar un patiocorriendo a cuatro patas, pero como bala, por debajo de la luz delos focos. Nos tirarán quizá, pero si no alza la cabeza o el lomo,no nos darán. Después hay la puerta, que si l lego a abrirla enmenos de 5 segundos, salimos; y si no, nos fríen con las tartamudas.Después hay que disparar en zig-zag a toda furia por el prado Yla calle Las Heras, hasta las obras que están cerca del río. Allíhay una moto y un hombre esperándonos; y después, muy lejos, elav ión de mi padre. Cuando estemos en la moto, estamos l ibres. . . "Pues bien, todo salió así, excepto el balazo que recibí en el hombroal l legar a la puer ta, s imple rasponazo de bala, 'y r . inc idente

cur ioso en la oscur idad: un cent inela tocó e l "co lchón"; y errvezde denunciarme (yo me quedé frío) dijo bajito: " Ajajá Mandel, teenvid io. Buena suer te y hasta nunca. . . " Y estoy seguro que t ieneno,ue h-aber eastigado después a los tres eentinelas. IJna suerte loea...

-Mi hermana hace bien las cosas -repitió el Cura.-Hablando de Daniel -dijo Mandel...-A pro ito de su hermana, perdón -intercaló Edmundo-,

por favor, or qué no la suelta Ud.? Ésa no es vida para unamujer .

-iQue la suelte? ¡Que me suelte ella a mí! Ud. no la conoce.Desde que la saqué en avión medio muerta de las ruinas de nuestracasa/ y la curé, ella me lleva a mí como esa corriente de aire queentra ahora por la banderola: ella me tiraniza. Fíjese este pájaromuerto aquí en el suelo. Pasan por delante del boquete y el airedel venti lador los arrebata y los tira adentro muertos. Ud. creeque ustedes dos son como dos palomitas que vuelan juntas y en

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realidad ella es como una fiera enferm a, y Ud. es, perdóneme, IJd. es

un sentimental.-Es decir, soy una mujer -dijo Edmundo-. ¿Cómo lo sabe Ud.?-¡Bah! Perdóneme. En esta época la gran inmensa mayoría de

las gentes son sentimentales. Esta época cultiva las emociones... y elAntes de la euerra del 14 eran las emociones finas, frívolas

y graciosas (¿ha leído Ud. e l teatro de Capus?), después fueron las

emociones violentas. Por eso hay tantos histéricos hoy día, digo yo,

creo que puede ser eso. . . En real idad. . .-Hablando de Capus -insistió el judío, cortando la cháchara

del fraile-, quiero decir, hablando de Daniel, ¿cree Ud. que hemos

l l egado a l " t i empo de l as nac iones " , en que se rá hecha l a

restauración de Israel?El Cura lo miró largamente y dijo:-Usté debería leer los l ibros nuestros, e l Apocal ips is . Ud.

desprecia los l ibros nuestros,El judío se encogió de hombros.-En mi pueblo, es decir, en mi raza -dijo-, hay actualmente

tres divisiones, mejor dicho, hay muchísimas divisiones, pero hay

como tres direcciones: una, los que han agarrado estas religiones

nuevas de Occidente, este Movimiento Vi ta l Cató l ico, o como sellame, que está por todo el mundo; otros, que aceptan al Cristode Uds. como el Mesías, pero rechazan el Cristianismo, los dosCristianismos, que según ellos se han desviado, son como los

protestantes, vamos; y otros, que permanecen rígidamente fieles

a nuestra antigua religión mosaica... Ateos no hay casi ya ninguno,

¿no es notable eso? Y más o menos están hoy día los primeros conAmérica, los segundos con Inglaterra, y los terceros con Rusia.

¿No es curioso? Yo creo que el pueblo israelí, hoy día una naciónpotente con la anexión de toda la Siria y el Egipto, es el que va adecidir esta contienda, volcándose a un lado. ¡Tenemos los mejores

estadistas; los mejores financistas y los mejores soldados del mundo!-Volcándose primero a un lado y después al otro, quizás -dijo

el Cura-. No hay más que dos lados. Primero hacia el Anticristo ydespués hacia e l Cr is to. Quizás. -Yo espero a l Mesías -d i jo

Mandel-. Ud. también espera al Mesías. Si el que esperamos losdos es la misma persona, ¿qué diferencia hay entre Ud. y yo?

-El falso Mesías -respondió vivamente el Cura-. Para reconoceral Mesías cuando vuelva, han de prepararse Uds. reconociendo queya ha venido. De otro modo, harán el mismo error que la otra vez, o

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1 , 9 B Leonardo Castel lani

un error mucho peor, Perdón, Ud. me ha tirado de la lengua. Hemosquedado que nunca discutiríamos... Ud. es uno de mis grandesbienhechores, desde que lo conocí...

-Ud. es mi bienhechor -se inclinó cortésmente el judío- desdeque lo conocí. No crea que me puede ofender... al contrario. Susincer idad me agrada.

-Y un vaso de agua que diéreis a uno de estos pequeñuelos.. .no sé como sigue -dijo Mundo-. Me estoy acordando de todo elEvangelio del tío Battista. Y pensar que yo estoy en "la existenciade Dios", y éstos aquí (extendió las dos manos) saben seguro loque ha venido, lo que debería venir, y lo que vendrá. Pero hablandoen serio¡ ¿no se podría libertar a Dulcinea Argentina? No, no seenoje. Pero, ¿de veras piensa Ud. hacer saltar el Templo Neo-Cató l i co?

-Haré lo que pueda. Eso es cosa de Rotondaro, que es finado.Fíjese que "ia patria" le rechazó el invento, por inservible, uninvento para demoler casas, iy caro por añadidura! y él de rabiale dió por "preparar" casas. La única que conozco ahora es eseTemplo, que pensaba dejar en paz; pero como protesta a laconsagración de Panchampla, que es un sacrilegio... ¡Oh, avisarécon tiempo para que salga la multitud, las puertas correderasabarcan todo el frente, les daré mucho tiempo! El que no va asalir, me parece, es Panchampla. . .

-¿Tanta rabia Ie tiene Ud. a ese nornbramiento?-Es un dolo -dijo el Cura, bajito.-Es hora de marchar -dijo Mandel-. Tendré en cuenta su

consejo, Reverencia... Tendremos que hablar más.-El Apocalipsis es Daniel puro -observó el fraile-. El segundo

Daniei. Léaio. Este mozo aquí tiene ei brazo cansacio. Temo quete van a atrapar, Edmundo. Sobre todo, no vayas al Panlatreuticónel Domingo; eso va a estar hirviendo de federales.

-Sé disfrazarme mejor que Ud. -rió Edmundo-; Es mi oficio.Me parece que va a tener Ud. necesidad de mí. Pero, ¿de veras nopuede Ud. l iberar a Dulcinea? ¿Cuanto va a durar esta pesadi l la?

El Cura lo miró un largo rato.-Les tengo muchísima lástima a Uds. dos. Y a mí también -dijo.-Ud. ¿cuántos años tiene? -preguntó Mundo al salir.-Como Ud., más o menos.

Su Majestad Dulcinea 1'99

-Pero Ud. ¡ha hecho y pasado de cosas! Ud. ha v iv ido como dos

vidas. . .-Tres -sonrió el Cura-, por lo menos. Tengo una tercera vida

secreta, que ni Ud. conoce ni nadie puede conocer, incomunicable,

soledad absoluta. He vivido corr gran rcpídez. Estamos en los tiempos

el avión. He vivido en el aire. Cuando tenía 14 años piloteaba el

avión mejor que mi padre, aunque él no lo quisiera reconocer. En mi

avioneta me fui a Jerusaléni cuando pude, cuando se me hizo

necesario. AIgún día le contaré... Algún día o ningún día, no sé.

Mis días están contados. Presiento que moriré pronto, 1o cual no es

nada extraño, por lo demás. ¿Cómo será mi muerte, Dios mío? Con

tal que no rne torturen... Pero en fin, Dios lo sabe.-Ud . me asombra -d i j o Edmundo , remo loneando con

muchís imas cosas que deci r - . Pero ustedes los cr is teros están

equivocados. Esto es muy duro.El Cura sonrió largamente y saludó cc¡n la mano.- ¡Es un bárbaro! -comentó e l pescador cuando subieron a la

camioneta.

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1 , 9 B Leonardo Castel lani

un error mucho peor, Perdón, Ud. me ha tirado de la lengua. Hemosquedado que nunca discutiríamos... Ud. es uno de mis grandesbienhechores, desde que lo conocí...

-Ud. es mi bienhechor -se inclinó cortésmente el judío- desdeque lo conocí. No crea que me puede ofender... al contrario. Susincer idad me agrada.

-Y un vaso de agua que diéreis a uno de estos pequeñuelos.. .no sé como sigue -dijo Mundo-. Me estoy acordando de todo elEvangelio del tío Battista. Y pensar que yo estoy en "la existenciade Dios", y éstos aquí (extendió las dos manos) saben seguro loque ha venido, lo que debería venir, y lo que vendrá. Pero hablandoen serio¡ ¿no se podría libertar a Dulcinea Argentina? No, no seenoje. Pero, ¿de veras piensa Ud. hacer saltar el Templo Neo-Cató l i co?

-Haré lo que pueda. Eso es cosa de Rotondaro, que es finado.Fíjese que "ia patria" le rechazó el invento, por inservible, uninvento para demoler casas, iy caro por añadidura! y él de rabiale dió por "preparar" casas. La única que conozco ahora es eseTemplo, que pensaba dejar en paz; pero como protesta a laconsagración de Panchampla, que es un sacrilegio... ¡Oh, avisarécon tiempo para que salga la multitud, las puertas correderasabarcan todo el frente, les daré mucho tiempo! El que no va asalir, me parece, es Panchampla. . .

-¿Tanta rabia Ie tiene Ud. a ese nornbramiento?-Es un dolo -dijo el Cura, bajito.-Es hora de marchar -dijo Mandel-. Tendré en cuenta su

consejo, Reverencia... Tendremos que hablar más.-El Apocalipsis es Daniel puro -observó el fraile-. El segundo

Daniei. Léaio. Este mozo aquí tiene ei brazo cansacio. Temo quete van a atrapar, Edmundo. Sobre todo, no vayas al Panlatreuticónel Domingo; eso va a estar hirviendo de federales.

-Sé disfrazarme mejor que Ud. -rió Edmundo-; Es mi oficio.Me parece que va a tener Ud. necesidad de mí. Pero, ¿de veras nopuede Ud. l iberar a Dulcinea? ¿Cuanto va a durar esta pesadi l la?

El Cura lo miró un largo rato.-Les tengo muchísima lástima a Uds. dos. Y a mí también -dijo.-Ud. ¿cuántos años tiene? -preguntó Mundo al salir.-Como Ud., más o menos.

Su Majestad Dulcinea 1'99

-Pero Ud. ¡ha hecho y pasado de cosas! Ud. ha v iv ido como dos

vidas. . .-Tres -sonrió el Cura-, por lo menos. Tengo una tercera vida

secreta, que ni Ud. conoce ni nadie puede conocer, incomunicable,

soledad absoluta. He vivido corr gran rcpídez. Estamos en los tiempos

el avión. He vivido en el aire. Cuando tenía 14 años piloteaba el

avión mejor que mi padre, aunque él no lo quisiera reconocer. En mi

avioneta me fui a Jerusaléni cuando pude, cuando se me hizo

necesario. AIgún día le contaré... Algún día o ningún día, no sé.

Mis días están contados. Presiento que moriré pronto, 1o cual no es

nada extraño, por lo demás. ¿Cómo será mi muerte, Dios mío? Con

tal que no rne torturen... Pero en fin, Dios lo sabe.-Ud . me asombra -d i j o Edmundo , remo loneando con

muchís imas cosas que deci r - . Pero ustedes los cr is teros están

equivocados. Esto es muy duro.El Cura sonrió largamente y saludó cc¡n la mano.- ¡Es un bárbaro! -comentó e l pescador cuando subieron a la

camioneta.

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VII

L¡, CoNsecnlcróN

Edmundo dio el último toque a su disfraz y salió a la calle,l : ^ f - ^ - ^ l ^ l ^ - . : ^ : ^ . . - ^ J ^ ^ . ' ^ l - . . . ^ ñ * ^ ^ . + r ^ . E . ^ ó ^ ó < , '( l l b l r d ¿ 4 u u u t r v I E J U / u l l u u t D U J L T U L U D u t 4 E D L l u D . l r f E D v o ¡ Y q s E r a

sabio. Para disfrazarse bien, lo esencial e{a el gesto, el porte, laactitud, los movimientos: nada de bigotes postizos y barbas postizas.Se endosó un uniforme viejo de federal, demasiado ancho. Teníala chapa, aunque no la tarjeta, naturalmente.

La plaza Roosevelt y los alrededores del Latreuticón era unhormiguero de gente. La mañana era calurosísima, y sin embargoel sol casi no se veía, velado en una especie de neblina negruzca.Había venido una ola de calor, inexplicable en otoño: los diarioshacían mil conjeturas y los meteorólogos se rompían la cabeza.La gente se apresuraba hacia el ambiente refrigerado del Templo,con sombrillas y sombreros de paja y haciéndose aire con pantallasy diar ios; c irculaban incesantemente carr i tos de helados y decocacola. Una cantidad de fenómenos extraordinarios se anunciabanen esos días en todo el mundo; y los peores de ellos, los frecuentes

^ r ^ - l - - ^ - r ^ I - - - L - : L - - ! - - 1 ^ ^ ^ C . ^ - L ^ - l ^ l ^ L ^ * L ^ ^ L A * : ^ ^Ig r re l l lu fus , ra EeI r Ie lus a t r luu la a ru ¡ i c recLLrb ( l s lú r u (J l l lud dLur l t r ld .

Fcf .a n la ¿ le r .a ln r e ra insnnnr tah lp : nn se nndía r ¡ i v i r n i de d ía n i

de noche; morían muchos de insolación y sofocados; y había peste.

La luna aparecía de noche de un color raro, cárdeno y muy brillante,a pesar de que el sol casi no se veía de día. Aquí no habían caídobombas atómicas. ",Emanaciones .fuliginosas telúricas de origen

todavía no investigado", decía hoy la Tnl¡u¡¡¡ o¿ DocrRl¡l¿.

Edmundo entró con la multitud sin dificultad -se había procurado

un ticket- y se instaló en un rincón, al lado de la pila con agua

colonia, que sustituía a la antigua agua bendita. Dio un suspiro de

alivio, su uniforme negro casi lo había sofocado. Previó que la multitud

no iba a caber en el templo, a pesar de sus inmensas dimensiones;

por eso en las grandes ceremonias siempre se controlaba la entrada.

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VII

L¡, CoNsecnlcróN

Edmundo dio el último toque a su disfraz y salió a la calle,l : ^ f - ^ - ^ l ^ l ^ - . : ^ : ^ . . - ^ J ^ ^ . ' ^ l - . . . ^ ñ * ^ ^ . + r ^ . E . ^ ó ^ ó < , '( l l b l r d ¿ 4 u u u t r v I E J U / u l l u u t D U J L T U L U D u t 4 E D L l u D . l r f E D v o ¡ Y q s E r a

sabio. Para disfrazarse bien, lo esencial e{a el gesto, el porte, laactitud, los movimientos: nada de bigotes postizos y barbas postizas.Se endosó un uniforme viejo de federal, demasiado ancho. Teníala chapa, aunque no la tarjeta, naturalmente.

La plaza Roosevelt y los alrededores del Latreuticón era unhormiguero de gente. La mañana era calurosísima, y sin embargoel sol casi no se veía, velado en una especie de neblina negruzca.Había venido una ola de calor, inexplicable en otoño: los diarioshacían mil conjeturas y los meteorólogos se rompían la cabeza.La gente se apresuraba hacia el ambiente refrigerado del Templo,con sombrillas y sombreros de paja y haciéndose aire con pantallasy diar ios; c irculaban incesantemente carr i tos de helados y decocacola. Una cantidad de fenómenos extraordinarios se anunciabanen esos días en todo el mundo; y los peores de ellos, los frecuentes

^ r ^ - l - - ^ - r ^ I - - - L - : L - - ! - - 1 ^ ^ ^ C . ^ - L ^ - l ^ l ^ L ^ * L ^ ^ L A * : ^ ^Ig r re l l lu fus , ra EeI r Ie lus a t r luu la a ru ¡ i c recLLrb ( l s lú r u (J l l lud dLur l t r ld .

Fcf .a n la ¿ le r .a ln r e ra insnnnr tah lp : nn se nndía r ¡ i v i r n i de d ía n i

de noche; morían muchos de insolación y sofocados; y había peste.

La luna aparecía de noche de un color raro, cárdeno y muy brillante,a pesar de que el sol casi no se veía de día. Aquí no habían caídobombas atómicas. ",Emanaciones .fuliginosas telúricas de origen

todavía no investigado", decía hoy la Tnl¡u¡¡¡ o¿ DocrRl¡l¿.

Edmundo entró con la multitud sin dificultad -se había procurado

un ticket- y se instaló en un rincón, al lado de la pila con agua

colonia, que sustituía a la antigua agua bendita. Dio un suspiro de

alivio, su uniforme negro casi lo había sofocado. Previó que la multitud

no iba a caber en el templo, a pesar de sus inmensas dimensiones;

por eso en las grandes ceremonias siempre se controlaba la entrada.

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2 0 2 Leonardo Caste l lan i

Pensó en lo que iba a pasar al f inal, no tenía ninguna duda de lapalabra del Cura de los Cristeros. Nunca le había oído una mentira.Ese hombre lo atraía a la vez y lo repelía. Era un hombre de decisionesfulmíneas, lo rnismo que é1, pero de mucha más flexibil idarJ; eraincansable, parecía de hierro, y sin embargo él le había sorprendidoa veces signos de una lasitud infinita. Era un d rado; en

Pero é1, ¿era otra cosa que un desesperado? pensaba en Dulcinea-en Gracia, que era el nombre verdadero- desde el minuto enque se despertaba hasta el minuto en que se dormía. pensaba entodo lo demás en función de Gracia, y sus pensamientos seconfundían cada vez más. No encontraba el eje rector de su vidapasada,la línea de fuerza principal en torno de la cual se ordenaran

a su madre cuando él era chico, y su pobre madre fue una pobremujer. En el colegio no le habían enseñado nada, fuera de un

es peor, le habían enseñado una cantidad de cosas falsas, comoiba constatando cada día. En casa de su hermana leyó una cantidadconsiderable de l i teratura f rancesa, novelas y teatro, toda labiblioteca de la tía Margot: aprendió francés leyendo las novelasde Michel zevaco, que le habían picado la curiosidad. Todo eso nole servía ahora para nada, no erarl la realidad, venían a ser algo asícorno rnúsica, ¿de qué le servía ahora la música?, algo así como eseestúpido bal le t que se desenvolvía ahora en e l a l tar mayor.

¡Pensar que eso lo había encantado en otro tiempo! Las danzadorasy bailarines se deslizaban arrno'iosamente por la pista y por los

ángeles, demonios, pájaros, f lores, reyes y reinas, gauchos y chinas,

de é l se volv ió y lo miró con cur ios idad. El rec into estaba atestadode cabezas de punta a punta. Los dos órganos se perseguían en uncomplicado contrapunto: la música había progresado enormementeen la Argentina. "Este país tiene demasiada música y poca lógica,,,

Su Majestad Dulcinea 2 0 3

decía su amigote el Cura. Era insoportable a ratos ese hombre. ¿Seríaposible que ese hombre fuese un impostor, un falso? Ciertamente niél ni su hermana lo parecían: podían haberlo dejado morir como unperro en la cárcel, ninguna obligación tenían con él; y se habíanexpues to po r sa l va r l o , o po r l o menos hab ían expues to su

y miserable organización, conmoveclo la s in embargol ¡Esa gentepreterrdiendo resistir al mundo entero, sin armas, sin medios eficaces,con la reprobación del mundo entero contra ellos, echados de todaspartes y cazados como conejos!

La música cesó y la voz del locutor l lenó todos los ámbi tos: aEdmundo no le interesaba.. no le interesaba na_ei_a_ el_e tocl_o esto. F.laltar, clecorado con una bril lantez suntuosa, era una réplica engrande c ie l a l tar de la Chacar i ta (o Chirus i ta) que tantas veceshabía v is to: El Cr is to Vi ta l de Siqueyros, de bronce negro, y a losdos lados la estatua de la Fecundidad (antes Vi rgen María) y delAmor Conyugal (antes San José). La única innovación l itúrgicaque había en este Latreuticón y que él deseaba ver, eran las efigiesanatematizadas de los tiranos que habían gobernado la Argentina;y Ia de los grandes próceres de la Unión Panamericana.

Las efigies de los próceres estaban en sernicírculo o arco a los doslados del Cristo Vital: Colón, Wdshington, Lord Canning, Jefferson,Abraham Lincoln, Roosevelt ', Miranda, Plutarco Elías Calles, eIMariscal Francia, Batlle y Ordóñez, Rivadavia, José Mármol, ¡r e1¡sque Edmundo no d i s t i ngu ió . E ran todos au tóma tas H igg inspol icromados, de una real idad asombrosa; se movían y tomabanactitudes disnas y nobles, eorrespon_el_ien_tes a-l d_esa-rrollo de laceremonia. Se había discutido mucho la inserción de otros próceres,como Belgrano, Lavalle y Sarmiento, pero al fin, el Honorable Senadolos había vetado, por haber sido débiles, y de icleas totalitarias, sobretodo e l ú l t imo. Más arr iba de los próceres y más v is ib les que e l los,en exquisitos vitrales que tocaban el comienzo de la cúpula, estabanlas figuras horribles de los tiranos que habían oprimido la Argentina,cabeza abajo y con una gran flecha que les atravesaba el corazón:Mamerto Esquiú, ]uan Manuel de Rojas, Hipólito Peludo y SimónPerales; junto a ios cuales había una innovación que golpeó aEdmundo y lo obl igó a dejar su lugar y encaminarse como podíahacia adelante para ver la mejor : estaban eI Cura Loco y su quer idaDulcinea, atrozmente caricaturizados.." ¡Imbéciles! -barbotó el policía.

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2 0 2 Leonardo Caste l lan i

Pensó en lo que iba a pasar al f inal, no tenía ninguna duda de lapalabra del Cura de los Cristeros. Nunca le había oído una mentira.Ese hombre lo atraía a la vez y lo repelía. Era un hombre de decisionesfulmíneas, lo rnismo que é1, pero de mucha más flexibil idarJ; eraincansable, parecía de hierro, y sin embargo él le había sorprendidoa veces signos de una lasitud infinita. Era un d rado; en

Pero é1, ¿era otra cosa que un desesperado? pensaba en Dulcinea-en Gracia, que era el nombre verdadero- desde el minuto enque se despertaba hasta el minuto en que se dormía. pensaba entodo lo demás en función de Gracia, y sus pensamientos seconfundían cada vez más. No encontraba el eje rector de su vidapasada,la línea de fuerza principal en torno de la cual se ordenaran

a su madre cuando él era chico, y su pobre madre fue una pobremujer. En el colegio no le habían enseñado nada, fuera de un

es peor, le habían enseñado una cantidad de cosas falsas, comoiba constatando cada día. En casa de su hermana leyó una cantidadconsiderable de l i teratura f rancesa, novelas y teatro, toda labiblioteca de la tía Margot: aprendió francés leyendo las novelasde Michel zevaco, que le habían picado la curiosidad. Todo eso nole servía ahora para nada, no erarl la realidad, venían a ser algo asícorno rnúsica, ¿de qué le servía ahora la música?, algo así como eseestúpido bal le t que se desenvolvía ahora en e l a l tar mayor.

¡Pensar que eso lo había encantado en otro tiempo! Las danzadorasy bailarines se deslizaban arrno'iosamente por la pista y por los

ángeles, demonios, pájaros, f lores, reyes y reinas, gauchos y chinas,

de é l se volv ió y lo miró con cur ios idad. El rec into estaba atestadode cabezas de punta a punta. Los dos órganos se perseguían en uncomplicado contrapunto: la música había progresado enormementeen la Argentina. "Este país tiene demasiada música y poca lógica,,,

Su Majestad Dulcinea 2 0 3

decía su amigote el Cura. Era insoportable a ratos ese hombre. ¿Seríaposible que ese hombre fuese un impostor, un falso? Ciertamente niél ni su hermana lo parecían: podían haberlo dejado morir como unperro en la cárcel, ninguna obligación tenían con él; y se habíanexpues to po r sa l va r l o , o po r l o menos hab ían expues to su

y miserable organización, conmoveclo la s in embargol ¡Esa gentepreterrdiendo resistir al mundo entero, sin armas, sin medios eficaces,con la reprobación del mundo entero contra ellos, echados de todaspartes y cazados como conejos!

La música cesó y la voz del locutor l lenó todos los ámbi tos: aEdmundo no le interesaba.. no le interesaba na_ei_a_ el_e tocl_o esto. F.laltar, clecorado con una bril lantez suntuosa, era una réplica engrande c ie l a l tar de la Chacar i ta (o Chirus i ta) que tantas veceshabía v is to: El Cr is to Vi ta l de Siqueyros, de bronce negro, y a losdos lados la estatua de la Fecundidad (antes Vi rgen María) y delAmor Conyugal (antes San José). La única innovación l itúrgicaque había en este Latreuticón y que él deseaba ver, eran las efigiesanatematizadas de los tiranos que habían gobernado la Argentina;y Ia de los grandes próceres de la Unión Panamericana.

Las efigies de los próceres estaban en sernicírculo o arco a los doslados del Cristo Vital: Colón, Wdshington, Lord Canning, Jefferson,Abraham Lincoln, Roosevelt ', Miranda, Plutarco Elías Calles, eIMariscal Francia, Batlle y Ordóñez, Rivadavia, José Mármol, ¡r e1¡sque Edmundo no d i s t i ngu ió . E ran todos au tóma tas H igg inspol icromados, de una real idad asombrosa; se movían y tomabanactitudes disnas y nobles, eorrespon_el_ien_tes a-l d_esa-rrollo de laceremonia. Se había discutido mucho la inserción de otros próceres,como Belgrano, Lavalle y Sarmiento, pero al fin, el Honorable Senadolos había vetado, por haber sido débiles, y de icleas totalitarias, sobretodo e l ú l t imo. Más arr iba de los próceres y más v is ib les que e l los,en exquisitos vitrales que tocaban el comienzo de la cúpula, estabanlas figuras horribles de los tiranos que habían oprimido la Argentina,cabeza abajo y con una gran flecha que les atravesaba el corazón:Mamerto Esquiú, ]uan Manuel de Rojas, Hipólito Peludo y SimónPerales; junto a ios cuales había una innovación que golpeó aEdmundo y lo obl igó a dejar su lugar y encaminarse como podíahacia adelante para ver la mejor : estaban eI Cura Loco y su quer idaDulcinea, atrozmente caricaturizados.." ¡Imbéciles! -barbotó el policía.

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2 0 4 Leonardo Castel lani

Todo esto le iba pareciendo de más en más una enorme mistificación.Las noticias de la guerra que daba en ese momento el locutor, en suvibrante tenorino, parecían sospechosas; en realidad no decía nada,se despachaba en palabrería sonora sobre "la civil ización mund.ial,ahora en su plenitud, que defienden en estos momentos nuestrosvalientes boys en Siberia, eo Fltr. lr, on ol C"riho, más allá delAt lánt ico, más a l lá del Pací f ico, más a l lá de la península deKamchatka!" Monseñor Fleurette había terminado la bendición delpueblo y la bendición de las fuentes de agua colonia, y se iba aproceder al descubrimiento del busto, en uno de los altares laterales,del gran Poeta Nacional, Alejandro Lamberto de Borja. El rocutorexplicaba todo, los ¡itos y las craciones, "no como los tiempos aniiguosen que todo se hacía absurdamente en latín, ien una lengua muerta!,verdadero símbolo de la religión viejo-católica." El poeta de Borja,muerto a mediados del siglo, había sido el verdadero precursor dela religión vital-católica, única verdadera. De él derivata la escuelapoét ica actual , protegida por e l gobierno, la , ,escuela metaf ís ica, , .Existía otra escuela rival, despreciable por lo demás, la ,,escuela

concreta", que se reclamaba de los nombres de Almafuerte, rvánDíezy Sesostris Canaro (hijo), en tanto que la "escuela metafísica,, derivabadirectamente de José Hernández, Leopoldo Lugones y Dante sierra.El Filósofo Oficial del Reino, doctor Vaquero, había hecho unainterpretación genial del Martín Fierro, que probaba con toda evidenciaque en ese poema de la pre-historia argentina se encontraba ya -enla medida en que lo permitía la barbarie de aquellos tiempos- losgé rmenes p r i nc ipa les de l Mov im ien to V i t a l Ca tó l i co , ' , c vya

culminación gloriosa estoy viendo en estos momentos desde mipúlpito en esta muchedumbre radiante y festiva, en esta multitudilustrada y culta, en este pueblo regio. ¡Sí, regio!, donde todosgobiernan y todos obedecen, bajo el imperio de la legislación socialmás adelantada que ha visto la historia!" Aquí cayó el velo quecubría el "busto" y apareció la cara de un hombre de aspecto tímidoy un poco amujerado, que tenía en una mano una pluma de ganso yen la ot ra una l i ra .

-áQué hay de la guerra? ¿Cómo va la guerra? -gritaron enese momento a lgunas voces/ in terrumpiendo una oración deMonseñor Fleurette. un federal intervino rápidamente y echó a doso t res personas.

"El pueblo rey, que manda y obedece a la vez. . . , ' , pensó Flor io .¡No sabemos nadal s í , todo esto era una t remenda mist i f icac ión y

estad Dulcinea 2 0 5

s... Faltaba todavía el desfi le de los funcionarios, la oraciónnseñor Panchampla y su solemne consagración por el grupoObispos Neocatólicos; Edmundo no tenía ya nervios sino parall ido final, que esperaba con impaciencia: nada lo anunciabarto. Esto era una cornpleta mistif icación. Él no sabía cómo

to había sucedido de golpe o lentamente; lo que sabía era queesto le repugnaba inmensamente, y le había comenzado a

gnar de hacía mucho tiempo, aunque él no se daba cuenta. Eraeganda y nada más. Había a lgunos Obispos notables por suia, según decían, como Monseñor Lezaún, Deán de la Caiedral;había conocido entre el clero algun_a gen-te sim-pática i, bien

ncionada; pero el conjunto no era más que una añagaza y unarata.

" - . .estér i les v abominables demoledores del país, esos rebeldes,ndenados por la conciencia sana de todo el Ljniverso,,, decía elutor. Los cristeros, los cristóbales, los nazís, los rozistas, los

iancistas, evidentemente. Ésos eran peor, pensó Edmundo; ésosan terriblemente serios, pero terriblemente duros y tozudos. simiraba bien, lo que ellos defendían era la independencia personal,conciencia, la l ibertad de pensar y creer lo que a uno lá parecía

verdad; pero los medios eran abominables, y la mentalidad erabnteramente descabellada. Parecían enemigos de la vida, genteresentida y envenenada contra el mundo que quería marchar acontrapelo de todo, que quería detener el progieso del mundo.Edmundo estaba seguro que era gente perfectámente buena enun sent ido, eso lo había v is to eon_ sus o ios: nero iamác r ¡dúz á1unirse a esa gente. Se echó a reír: "eo"i'r5 o;J;;¿";;;;todos son locos menos yo" , d i jo .

un coro agudo de trompetas de plata anunció el Desfile de lasAutoridades. El super-Préside o Adelantado no oficiaba nunca,desde la muerte deplorable der Irreprochable a manos del Tigrede Cayastá, hacía mucho tiempo, ,,en uno de los días más negrosy luctuosos de la historia del país"; siempre delegaba sus funcionesen el Canciller o Matasellos o bien en el Alcálde Mavor de laC_iudad; pero hoy oficiaban panchampra y ros obispos Neócatólicos.una trompeta lanzó las primeras notás dál tema de tohengrin, señalde que salía en ese momento el cancilrer, seguido de su sé-quito, porla puerta de la sacristía, que estaba en la mitad de la nave derecha.En un momento los federales despejaron el camino en ángulo recto

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2 0 4 Leonardo Castel lani

Todo esto le iba pareciendo de más en más una enorme mistificación.Las noticias de la guerra que daba en ese momento el locutor, en suvibrante tenorino, parecían sospechosas; en realidad no decía nada,se despachaba en palabrería sonora sobre "la civil ización mund.ial,ahora en su plenitud, que defienden en estos momentos nuestrosvalientes boys en Siberia, eo Fltr. lr, on ol C"riho, más allá delAt lánt ico, más a l lá del Pací f ico, más a l lá de la península deKamchatka!" Monseñor Fleurette había terminado la bendición delpueblo y la bendición de las fuentes de agua colonia, y se iba aproceder al descubrimiento del busto, en uno de los altares laterales,del gran Poeta Nacional, Alejandro Lamberto de Borja. El rocutorexplicaba todo, los ¡itos y las craciones, "no como los tiempos aniiguosen que todo se hacía absurdamente en latín, ien una lengua muerta!,verdadero símbolo de la religión viejo-católica." El poeta de Borja,muerto a mediados del siglo, había sido el verdadero precursor dela religión vital-católica, única verdadera. De él derivata la escuelapoét ica actual , protegida por e l gobierno, la , ,escuela metaf ís ica, , .Existía otra escuela rival, despreciable por lo demás, la ,,escuela

concreta", que se reclamaba de los nombres de Almafuerte, rvánDíezy Sesostris Canaro (hijo), en tanto que la "escuela metafísica,, derivabadirectamente de José Hernández, Leopoldo Lugones y Dante sierra.El Filósofo Oficial del Reino, doctor Vaquero, había hecho unainterpretación genial del Martín Fierro, que probaba con toda evidenciaque en ese poema de la pre-historia argentina se encontraba ya -enla medida en que lo permitía la barbarie de aquellos tiempos- losgé rmenes p r i nc ipa les de l Mov im ien to V i t a l Ca tó l i co , ' , c vya

culminación gloriosa estoy viendo en estos momentos desde mipúlpito en esta muchedumbre radiante y festiva, en esta multitudilustrada y culta, en este pueblo regio. ¡Sí, regio!, donde todosgobiernan y todos obedecen, bajo el imperio de la legislación socialmás adelantada que ha visto la historia!" Aquí cayó el velo quecubría el "busto" y apareció la cara de un hombre de aspecto tímidoy un poco amujerado, que tenía en una mano una pluma de ganso yen la ot ra una l i ra .

-áQué hay de la guerra? ¿Cómo va la guerra? -gritaron enese momento a lgunas voces/ in terrumpiendo una oración deMonseñor Fleurette. un federal intervino rápidamente y echó a doso t res personas.

"El pueblo rey, que manda y obedece a la vez. . . , ' , pensó Flor io .¡No sabemos nadal s í , todo esto era una t remenda mist i f icac ión y

estad Dulcinea 2 0 5

s... Faltaba todavía el desfi le de los funcionarios, la oraciónnseñor Panchampla y su solemne consagración por el grupoObispos Neocatólicos; Edmundo no tenía ya nervios sino parall ido final, que esperaba con impaciencia: nada lo anunciabarto. Esto era una cornpleta mistif icación. Él no sabía cómo

to había sucedido de golpe o lentamente; lo que sabía era queesto le repugnaba inmensamente, y le había comenzado a

gnar de hacía mucho tiempo, aunque él no se daba cuenta. Eraeganda y nada más. Había a lgunos Obispos notables por suia, según decían, como Monseñor Lezaún, Deán de la Caiedral;había conocido entre el clero algun_a gen-te sim-pática i, bien

ncionada; pero el conjunto no era más que una añagaza y unarata.

" - . .estér i les v abominables demoledores del país, esos rebeldes,ndenados por la conciencia sana de todo el Ljniverso,,, decía elutor. Los cristeros, los cristóbales, los nazís, los rozistas, los

iancistas, evidentemente. Ésos eran peor, pensó Edmundo; ésosan terriblemente serios, pero terriblemente duros y tozudos. simiraba bien, lo que ellos defendían era la independencia personal,conciencia, la l ibertad de pensar y creer lo que a uno lá parecía

verdad; pero los medios eran abominables, y la mentalidad erabnteramente descabellada. Parecían enemigos de la vida, genteresentida y envenenada contra el mundo que quería marchar acontrapelo de todo, que quería detener el progieso del mundo.Edmundo estaba seguro que era gente perfectámente buena enun sent ido, eso lo había v is to eon_ sus o ios: nero iamác r ¡dúz á1unirse a esa gente. Se echó a reír: "eo"i'r5 o;J;;¿";;;;todos son locos menos yo" , d i jo .

un coro agudo de trompetas de plata anunció el Desfile de lasAutoridades. El super-Préside o Adelantado no oficiaba nunca,desde la muerte deplorable der Irreprochable a manos del Tigrede Cayastá, hacía mucho tiempo, ,,en uno de los días más negrosy luctuosos de la historia del país"; siempre delegaba sus funcionesen el Canciller o Matasellos o bien en el Alcálde Mavor de laC_iudad; pero hoy oficiaban panchampra y ros obispos Neócatólicos.una trompeta lanzó las primeras notás dál tema de tohengrin, señalde que salía en ese momento el cancilrer, seguido de su sé-quito, porla puerta de la sacristía, que estaba en la mitad de la nave derecha.En un momento los federales despejaron el camino en ángulo recto

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2 0 6 Leonardo Caste l lan i

de la Sacr is t ía a l A l tar , y se a l inearon a los dos lados de la a l fombraroia, en rígida y fastuosa columna negra y escarlata. Eclmundo estababien s i tuado para ver los a todos.

Pasó lentamente bajo su baldaquín e l Canci l ler , contraalmiranteHarry Robertson, que había s ido enviado para Sub-Super-Présideo Matasel los d i rectamente ta ONU, con derecho a la sucesióndespués de una leve her ida rec ib ida en e l f rente de Cr imea,arrogante hombre de armas de quién se decía que era el quegobernaba en real idad; cuya designación fue conf i rmada pocodespués por Ltn abrumador p lebisc i to. Detrás de é1, en dos f i las;iba toda la p lana mayor del país, en un deslumbramiento deuni formes, de medal las y de charreteras; los t res min is t ros delEjecutivo, los miembros de la ]unta Polít ica Consultiva, los dosRepresentantes de los Cató l icos-Sin-Part ido, los |efes de la Federalantiguos generales del disuelto Ejército, el Alcalde Mayor de laCapital, los Corregidores, Regidores y Tribunos del Pueblo, y todaslas señoras de estos Dignatar ios en " to i le t f¿s" fasc inadoras. Seguíael guión del Templo, l levado por e l Srrbsecretar io c le AsuntosTécnicos, con dos sacerdotes de dalmát ica con incensar ios, y unaturba de acól i tos. F inalmente venían de dos en dos los d iez y seisObispos, con sus mi t ras, cayados y capas p luv ia les recamadas deoro: el Obispo de los Obrelos, con su gran capa verdemar, el Obispode las Empleadas, e l Obispo de los Comerciantes. . . y MonseñorNaguila, en su soberbio manto de terciopelo negro y mitra roja, elObispo de los Federales y gran amigo de Cuitiño. Cerraba la marchaMonseñor Papávero, vest ido de color malva, nombrado poco hacíaCardenal " in par t ibus" de la c iudad de Rosar io, capi ta l de la vastaregión desolada por la guerra civil y la epidemia, que se había"'reestructuracio'" poco hacía con ei nombre cie "Gobernación deSanta Fue", inc lu idas la desdichada Córdoba, y una par te de laant igua San Luis. La procesión se d iv id ió majestuosamente endos alas al l legar al presbiterio y tomó asiento en los tronos coralesdel Capí tu lo. Monseñor Panchampla, e l nuevo Patr iarca de laAmérica del Sur, bajó de su altísimo trono al lado del Cristo Negroarrastrando e l manto de púrpura, y sal ió a l encuentro de sushermanos en e l sacerdocio.

A Edmundo r lna especie de garra le apretó e l pecho. ¡Qué podíaIa pobre Reina Dulc inea contra todos éstos! Esto era e l poder, e lpoder verdadero y no de mojiganga y burla como el de ella, el podertemporal y espi r i tua l juntos, "conci l iados cord ia lmente por obra de

la Razó¡r y la vida por primera vez en la historia de los pueblos,,,como clamaba el locutor en ese momento. Dulcinea

"ru io*o ,rrru

mosca parada en la platina de una inmensa maquinaria que rodabaimperturbablemente l levándola con precisi¿n fátal a ser^aplastada.Entonces sintió como un choque en toda el alma que lo hizo como

Dulcinea- Era el choque del criollo que ve que se está peleando conventaja, el impulso irresistible de ponerse de parte áel débil, seaquren sea: " . . . cruz no consiente - Que se mate así un cr is t iano. , ,Las brumas de su mente se disiparon y del tembladeral de su voluntadbrotó una especie de impulso inmenso tota l y def in i t ivo deconsagración y de inmolacién.- el-e ser en- adelant" ,*o." soi.a cosa,clara y límpida como una espada: el servidor incondicional de

Panchampla que de pie en su trono iniciaba en ese momento suoración: "Ovejas de Cristo y hermanos míos en el pastoreo vital_c-atólico: ¡salud, paz y frate¡nidad bajo el signo de lá patria y de lademocracia!"

Edmundo decidió no escucharlo, Había iniciado su democráticoexordio del otro día (es decir, no é1, sino el alambre magnético,grabado con la voz argent ina del Tanguista of ic ia l , é l hacíamajestuosamente los ademanes) : aouello de or-re ,,Dins !p hel"í"ordenado, por medio de N. SantíJi-. i,"ár"

" s"o'.. cJ;; ;;;";"'

P o n t í f i c e ú n i c o V e r d a d e r o , s I E N T . 4 T E ' A M I D I E S r i ¡ ; ídesde ese momento, despejada la incógnita, no quedaba más que lásumisión absoluta, la obediencia ciega y la abnegación sobrenatural,como a Cr is to, de todas nuestras voluntades y ju ic ios. . . , , , ' , ¡EI que avosotros oye, a Mí me oye!" había dicho el Dulce Nazareno y Edmundodecidió taponarse los oídos y sumergirse en la reveiación querepentinamente le había sido dada. "su vida no tenía eie vector.porque él nunca había tenido a quien servir." Dulcinea era la patria',era la imagen viviente de la patria, por ella él haría portentos, juntoa ella. una emoción extraordinaria lo dominaba, hacléndole temblarmanos y piernas. Con razón Ie dijeron que él era un sentimental.

Su Majestad Dulcinea 2 0 ' 7

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de la Sacr is t ía a l A l tar , y se a l inearon a los dos lados de la a l fombraroia, en rígida y fastuosa columna negra y escarlata. Eclmundo estababien s i tuado para ver los a todos.

Pasó lentamente bajo su baldaquín e l Canci l ler , contraalmiranteHarry Robertson, que había s ido enviado para Sub-Super-Présideo Matasel los d i rectamente ta ONU, con derecho a la sucesióndespués de una leve her ida rec ib ida en e l f rente de Cr imea,arrogante hombre de armas de quién se decía que era el quegobernaba en real idad; cuya designación fue conf i rmada pocodespués por Ltn abrumador p lebisc i to. Detrás de é1, en dos f i las;iba toda la p lana mayor del país, en un deslumbramiento deuni formes, de medal las y de charreteras; los t res min is t ros delEjecutivo, los miembros de la ]unta Polít ica Consultiva, los dosRepresentantes de los Cató l icos-Sin-Part ido, los |efes de la Federalantiguos generales del disuelto Ejército, el Alcalde Mayor de laCapital, los Corregidores, Regidores y Tribunos del Pueblo, y todaslas señoras de estos Dignatar ios en " to i le t f¿s" fasc inadoras. Seguíael guión del Templo, l levado por e l Srrbsecretar io c le AsuntosTécnicos, con dos sacerdotes de dalmát ica con incensar ios, y unaturba de acól i tos. F inalmente venían de dos en dos los d iez y seisObispos, con sus mi t ras, cayados y capas p luv ia les recamadas deoro: el Obispo de los Obrelos, con su gran capa verdemar, el Obispode las Empleadas, e l Obispo de los Comerciantes. . . y MonseñorNaguila, en su soberbio manto de terciopelo negro y mitra roja, elObispo de los Federales y gran amigo de Cuitiño. Cerraba la marchaMonseñor Papávero, vest ido de color malva, nombrado poco hacíaCardenal " in par t ibus" de la c iudad de Rosar io, capi ta l de la vastaregión desolada por la guerra civil y la epidemia, que se había"'reestructuracio'" poco hacía con ei nombre cie "Gobernación deSanta Fue", inc lu idas la desdichada Córdoba, y una par te de laant igua San Luis. La procesión se d iv id ió majestuosamente endos alas al l legar al presbiterio y tomó asiento en los tronos coralesdel Capí tu lo. Monseñor Panchampla, e l nuevo Patr iarca de laAmérica del Sur, bajó de su altísimo trono al lado del Cristo Negroarrastrando e l manto de púrpura, y sal ió a l encuentro de sushermanos en e l sacerdocio.

A Edmundo r lna especie de garra le apretó e l pecho. ¡Qué podíaIa pobre Reina Dulc inea contra todos éstos! Esto era e l poder, e lpoder verdadero y no de mojiganga y burla como el de ella, el podertemporal y espi r i tua l juntos, "conci l iados cord ia lmente por obra de

la Razó¡r y la vida por primera vez en la historia de los pueblos,,,como clamaba el locutor en ese momento. Dulcinea

"ru io*o ,rrru

mosca parada en la platina de una inmensa maquinaria que rodabaimperturbablemente l levándola con precisi¿n fátal a ser^aplastada.Entonces sintió como un choque en toda el alma que lo hizo como

Dulcinea- Era el choque del criollo que ve que se está peleando conventaja, el impulso irresistible de ponerse de parte áel débil, seaquren sea: " . . . cruz no consiente - Que se mate así un cr is t iano. , ,Las brumas de su mente se disiparon y del tembladeral de su voluntadbrotó una especie de impulso inmenso tota l y def in i t ivo deconsagración y de inmolacién.- el-e ser en- adelant" ,*o." soi.a cosa,clara y límpida como una espada: el servidor incondicional de

Panchampla que de pie en su trono iniciaba en ese momento suoración: "Ovejas de Cristo y hermanos míos en el pastoreo vital_c-atólico: ¡salud, paz y frate¡nidad bajo el signo de lá patria y de lademocracia!"

Edmundo decidió no escucharlo, Había iniciado su democráticoexordio del otro día (es decir, no é1, sino el alambre magnético,grabado con la voz argent ina del Tanguista of ic ia l , é l hacíamajestuosamente los ademanes) : aouello de or-re ,,Dins !p hel"í"ordenado, por medio de N. SantíJi-. i,"ár"

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P o n t í f i c e ú n i c o V e r d a d e r o , s I E N T . 4 T E ' A M I D I E S r i ¡ ; ídesde ese momento, despejada la incógnita, no quedaba más que lásumisión absoluta, la obediencia ciega y la abnegación sobrenatural,como a Cr is to, de todas nuestras voluntades y ju ic ios. . . , , , ' , ¡EI que avosotros oye, a Mí me oye!" había dicho el Dulce Nazareno y Edmundodecidió taponarse los oídos y sumergirse en la reveiación querepentinamente le había sido dada. "su vida no tenía eie vector.porque él nunca había tenido a quien servir." Dulcinea era la patria',era la imagen viviente de la patria, por ella él haría portentos, juntoa ella. una emoción extraordinaria lo dominaba, hacléndole temblarmanos y piernas. Con razón Ie dijeron que él era un sentimental.

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2 0 8 Leonardo Castel lani

Lo ofendió aquello que le dijo el Cura que él era un sentimental.Fue al día siguiente a preguntarle qué quería decir, y el Cura, despuésde pedirle perdón con rostro humoroso, le dio una larga explicaciónde cosas que él jamás había soñado y que sin embargo eranverdaderas, que le hizo ver que en el Liceo lo habían simplementeestafado. no enseñándun montón de macanas/ y que era un perfecto ignorante, con toda

momento, una salva de aplausos rubricó el f inal del exordio dePanchampla: " a la cual sumis ión seguirá la correspondenciacorrelativa de [a total dedicación a la felicidad económica, polít icay religiosa, de este grupo de nobles y prósperas naciones americanas,

como el Cura mismo. Todos los hombres vivían en uno de tres planos,e l p lano sent imenta l (que e l Cura l lamó "estét ico") , e l p lano moral(que se puede l lamar "ét ico") , o e l p lano re l ig ioso o "míst ico, , . E l

de las sensaciones y de las pasiones o afectos: la mayor parte de loshombres vivían hoy en é1. Era como la vida de los niños y lts animales,vivían en lo inmediato, au jour le jour, respondiendo con reaccionesa las acciones del medio ambiente, s in ref lex ión, s in e je de v ida.Vivir en el "plano estético" no quiere decir propiamente , 'ser artista,,

No quiere decir tampoco que no tuviesen "moral" o "religión" ;habíahombres "morales" y hombres " re l ig iosos" en ese p lano; pero sumoral y su religión permanecían en "lo estético", er.la superficiecomo si dijéramos, en la imaginación. Panchampla era uno de ésos,Panchampla era un hombre muy "piadosito" -dijo el Cura. Edmundointerrumpió sus ¡eflexiones para escuchar un párrafo que en esemomento Panchampla debi taba acerca de " la d iv ina excelencia delArte". Renegó de no haber puesto enseguida por escrito la leccióndel Cura Loco. sentía que lo mejor se le escapaba. El plano estético:tantas explicaciones le había dado el Cura que al fin Ie parecía haberloentendido: Alfred Capus, un dramaturgo francés que él había leídotodo, por ejemplo; sus personajes eran todos gentes del plano estético.

Su Majestad Dulc inea 209

El autor mismo, Capus, estaba en el paso del plano estético al plano

ético, cuya señal era la ironía.

É1, Edmundo, por ejemplo, según el Cura Loco, estaba también en

el paso del p lano estét ico a l p lano ét ico; mi l señas lo demostraban,

incluso esa tendencia a hacer reflexiones irónicas acerca de todo. El

regida por la pasión de lo moral: Don Pedro de Ocampo, por ejemplo.

Su s igno era la lucha y la v ic tor ia . EI hombre ét ico p isaba en t ier ra

firme, no era l levado por correntadas; no vagaba al azar como unamariposa, sino que iba por un sendero y tenía un norte; y un plano

completo de la v ida. Ese horror a la in just ic ia que sent ía é1, eso era

la r,édula del plano ético... "Bienaventurados los que tienen hambre

y sed de justicia..." Don Quijote era el t ipo ideal de los hombres queviven en eI p lano ét ico, en e l cu l to de la just ic ia , y por e l la , de las

otras virtudes; pero su amor a Dulcinea, su transfiguración- de lazafia AldonzaLorenzo en Dulcinea del Toboso, eso era el prenunciodel paso del estadio ét ico a l estadio re l ig ioso, que no era un pasosino un salto: el cual Don Quijote dio solamente a la hora de lamuerte. Edmundo se estremeció cuando nombró a Dulcinea.

Del p lano ét ico a l p lano re l ig ioso se pasaba por un sal to: eI sa l tose l lamaba "metánoia" o "convers ión" . Aquí había var ias cosas queno entendió bien. El gran escollo del hombre ético era el dolor; nopodía entender el dolor. Entendía el dolor como castigo de faltas,como estímulo para la lucha, como alimento vital de la energía; perono podía entender el dolor sin esperanza, el dolor sin compensación,el dolor perpetuo. El hombre ético hoy día sucumbía al dolor; asemejanza de "la semilla que cayó errtfe zarzas, que prendió y creció,pero a l f ina l las zarzas la ahogaron." Esto no 1o entendía b ien. Elhombre ético sucumbía a la persecución.

En ese momento Panchampla hablaba de la persecución. "Si mepersecuti sunt et aos persequentur", dijo el Divino Maestro: "si a mí mehan perseguido, también a vosotros os perseguirán. . . " Panchamplase apl icaba a sí mismo esas palabras y se quejaba p lañideramentede las persecuciones que había soportado, a semejanza del DivinoMaestro. A él lo habían denigrado, lo habían calumniado, ya desdelos tiempos en que fue conferencista del "Curso de Estudios Superioressobre Vi ta l ismo Cr is t ian ismo", desde que fundó la Obra Pont i f ic iapara la Protección de las Viudas Vergonzantes. Claro que todo esovenía de los cristóbales, de esa peste virulenta que asolaba al país,de esa verdadera cizaña que guadañaba los campos ubérrimos del

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Lo ofendió aquello que le dijo el Cura que él era un sentimental.Fue al día siguiente a preguntarle qué quería decir, y el Cura, despuésde pedirle perdón con rostro humoroso, le dio una larga explicaciónde cosas que él jamás había soñado y que sin embargo eranverdaderas, que le hizo ver que en el Liceo lo habían simplementeestafado. no enseñándun montón de macanas/ y que era un perfecto ignorante, con toda

momento, una salva de aplausos rubricó el f inal del exordio dePanchampla: " a la cual sumis ión seguirá la correspondenciacorrelativa de [a total dedicación a la felicidad económica, polít icay religiosa, de este grupo de nobles y prósperas naciones americanas,

como el Cura mismo. Todos los hombres vivían en uno de tres planos,e l p lano sent imenta l (que e l Cura l lamó "estét ico") , e l p lano moral(que se puede l lamar "ét ico") , o e l p lano re l ig ioso o "míst ico, , . E l

de las sensaciones y de las pasiones o afectos: la mayor parte de loshombres vivían hoy en é1. Era como la vida de los niños y lts animales,vivían en lo inmediato, au jour le jour, respondiendo con reaccionesa las acciones del medio ambiente, s in ref lex ión, s in e je de v ida.Vivir en el "plano estético" no quiere decir propiamente , 'ser artista,,

No quiere decir tampoco que no tuviesen "moral" o "religión" ;habíahombres "morales" y hombres " re l ig iosos" en ese p lano; pero sumoral y su religión permanecían en "lo estético", er.la superficiecomo si dijéramos, en la imaginación. Panchampla era uno de ésos,Panchampla era un hombre muy "piadosito" -dijo el Cura. Edmundointerrumpió sus ¡eflexiones para escuchar un párrafo que en esemomento Panchampla debi taba acerca de " la d iv ina excelencia delArte". Renegó de no haber puesto enseguida por escrito la leccióndel Cura Loco. sentía que lo mejor se le escapaba. El plano estético:tantas explicaciones le había dado el Cura que al fin Ie parecía haberloentendido: Alfred Capus, un dramaturgo francés que él había leídotodo, por ejemplo; sus personajes eran todos gentes del plano estético.

Su Majestad Dulc inea 209

El autor mismo, Capus, estaba en el paso del plano estético al plano

ético, cuya señal era la ironía.

É1, Edmundo, por ejemplo, según el Cura Loco, estaba también en

el paso del p lano estét ico a l p lano ét ico; mi l señas lo demostraban,

incluso esa tendencia a hacer reflexiones irónicas acerca de todo. El

regida por la pasión de lo moral: Don Pedro de Ocampo, por ejemplo.

Su s igno era la lucha y la v ic tor ia . EI hombre ét ico p isaba en t ier ra

firme, no era l levado por correntadas; no vagaba al azar como unamariposa, sino que iba por un sendero y tenía un norte; y un plano

completo de la v ida. Ese horror a la in just ic ia que sent ía é1, eso era

la r,édula del plano ético... "Bienaventurados los que tienen hambre

y sed de justicia..." Don Quijote era el t ipo ideal de los hombres queviven en eI p lano ét ico, en e l cu l to de la just ic ia , y por e l la , de las

otras virtudes; pero su amor a Dulcinea, su transfiguración- de lazafia AldonzaLorenzo en Dulcinea del Toboso, eso era el prenunciodel paso del estadio ét ico a l estadio re l ig ioso, que no era un pasosino un salto: el cual Don Quijote dio solamente a la hora de lamuerte. Edmundo se estremeció cuando nombró a Dulcinea.

Del p lano ét ico a l p lano re l ig ioso se pasaba por un sal to: eI sa l tose l lamaba "metánoia" o "convers ión" . Aquí había var ias cosas queno entendió bien. El gran escollo del hombre ético era el dolor; nopodía entender el dolor. Entendía el dolor como castigo de faltas,como estímulo para la lucha, como alimento vital de la energía; perono podía entender el dolor sin esperanza, el dolor sin compensación,el dolor perpetuo. El hombre ético hoy día sucumbía al dolor; asemejanza de "la semilla que cayó errtfe zarzas, que prendió y creció,pero a l f ina l las zarzas la ahogaron." Esto no 1o entendía b ien. Elhombre ético sucumbía a la persecución.

En ese momento Panchampla hablaba de la persecución. "Si mepersecuti sunt et aos persequentur", dijo el Divino Maestro: "si a mí mehan perseguido, también a vosotros os perseguirán. . . " Panchamplase apl icaba a sí mismo esas palabras y se quejaba p lañideramentede las persecuciones que había soportado, a semejanza del DivinoMaestro. A él lo habían denigrado, lo habían calumniado, ya desdelos tiempos en que fue conferencista del "Curso de Estudios Superioressobre Vi ta l ismo Cr is t ian ismo", desde que fundó la Obra Pont i f ic iapara la Protección de las Viudas Vergonzantes. Claro que todo esovenía de los cristóbales, de esa peste virulenta que asolaba al país,de esa verdadera cizaña que guadañaba los campos ubérrimos del

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2 t D Leonardo

Señor de la Viña; pero él lo había soportado todo para asemejarse asu divino Salvador y Señor Jesús, el Gran Moralista de Nazareth. Siahora mencionaba esos trabajos, que le habían acongojado el alma,era solamente para cumplir el mandato del Evangelio que dice: "Curamhabe de bono nomine": ten cuidado de tu buen nombre. "Ay hermanos,

edid a Dide Ia persecución; y más de la persecución que se hace en nombrede Dios..." Si eso fue persecución -pensó Edmundo-, entonces, laque soporta Dulcinea y su hermano el Cura, ¿qué es?

EI hombre religioso sufría persecución; y su vida estaba bajo elsigno dei dolor -le dijo el Cura-; no del dolor como accidente oprueba pasajera, sino del dolor como estado permanente, estadointerno, más allá de la dicha y la desdicha. No era que los católicosamaran "el dolor por el dolor" o enseñaran que hay que buscar eldolor, pues no hay que buscar el dolor; era un cosa diferente;pero la diferencia el Cura no la explicó; o él no se acordaba. A élle parecía enteramente igual. Pero, ¿por qué? porque la vida delhombre religioso estaba dominada por la fe.

Lo que le dijo acerca de la fe se le había traspapelado todo: le dijoque la fe era algo así como un injerto de la Eternidad en el Tiempo;y por tanto la vida del hombre de fe tenía que ser una lucha internacontinua, como la de un animal fuera de su elemento. La fe era creerlo que Dios había revelado; y lo que Dios había revelado era superioral entendimiento del hombre, era "absurdo" por decirlo así. Era"sobrenatural"; pero esa palabra había que evitarla, porque habíasido ensuciada y profanada, como tantas palabras hoy día. (En esemomento oyó que Panchampla exclamaba patéticamente: ,,hasta laplenitud de la vida espiritual y sobrenatural que mora en nosotros,,).El Cura le dijo que ellos habían abandonado gran parte de Ia l iturgiamoderna, y retornado a la l i turgia de la primitiva Iglesia, porque laliturgia era cautiva del enemigo; había sido manoseada, vaciadapor dentro, y l lenada de una substancia indigna y aún satánica.¿No se da cuenta Ud, lo que hay en el fondo de esos cultos quecomienzan a parecerle ridículos? Es la Adoración del Hombre -elpecado más grave que pueda cometerse en la tierra-, porque el odioa Dios ya no es propio de la tierra, ¡es del infierno! Es una herejíasutil, que domina hoy por todo el mundo. Aquí se internó el Cura enuna disquisición teológica que él no seguía, habló de Bajus, deMolinos, de Hegel, de Loisy, de Keyserling, de Samuel Butler, y delgran novelista teólogo alemán contemporáneo, Christian Rudder. Esa

Maiestad Dulcinea 2 L T

re j ía estaba def in ida en los l ibros teológicos; pero en formaprensib le a l públ ico. Era la abominación de la desolac ión, la

lúma Herejía. Cierto es que un gran poeta francés, nacido en 1953 yuerto en la guerra el año pasado a los 35 años, Boniface Brondel,bía develado y perseguido despiadadamente en sus l ibros esa¡ L r r É l 1 * - ¿ q v r r u L

taban sus l ibros? Habían s ido sepul tados baio la balumba deteratura estúpida o perniciosa que reinaba en el mundo, habían

ido prohib idos en var ias naciones, apenas se conocían en Francia:rácticamente no existían. Él sin embargo tenía varios y se losrestaría algún día. Edmundo recordó que él meneó la cabeza y dijo

i o n á n ' " ] \ T n f p n s o l i o m n n á o l o o r h . ^ - . ñ ^ . l o ^ - o l ^ / , 's L ¡ l e r / Y U E t r v r s v r l q u q .

Panchampla estaba hablando con gran rapidez, como gato sobrebrasas, del "verdadero sent ido a legór ico de la resurrección de lacarrre" . La feligresía comenzaba a cansarse; cuchicheaban entresí, sobre todo en los sil lones del coro: de la carne sabían ellosmucho más que Panchampla. El ambiente se estaba poniendosofocante a pesar de la refrigeración, las potentes máquinas delaire acondicionado no alcanzaban a dominar el inexplicable calorque reinaba en todo el Sur del país desde hacía una semana. Elenorme públ ico amontonado se movía por secciones, como elresuello de un animal enorme. Edmundo recordó lo que habíaoído acerca de la "Paradoja de la Fe". ¡La resurrección de la carne!Eso era increíble, por consolador que fuese. El Cura había dichoque aunque el paso a la fe era como un salto, una ruptura, unnace r de nuevo , s i n embargo l a f e no e ra i r r ac iona l , es tabaf r r n r l e m p n f a 4 a p n 1 a ¡ ¡ z Á n . A ^ ^ ' , ^ 1 ^ * ^ - A ^ - ^ - l ^ ^ , , ^ - - J ^^ q r q ¿ v l r / u L y u r L a L q L v t a r l r v l l q L u 4 l l u l J

Ia fe era rrlena. moría Dara resucitar. El Cr_rra_ le había expuestolas razones que hay para creer que la resurrección de Cr is to fueun hecho; y había deshecho con una verba endiablada mechadade puntas humorísticas las razones de los que lo negaban, consalidas irónicas que lo hacían reír a él o sonreír todo el t iempo.Esas razones eran prodig iosamente fuer tes, según su maestro/ y sepodían extender a nunca acabar. Pero aún después de saberlas todas,quedaba e l Sal to. En ese momento Panchampla d io nn sal to: habíaresonado en el inmenso recinto un golpe de gongo fortísimo, y luegootro, y otro. Se hizo un silencio profundo.

Edmundo se sobresal tó y puso la mano en su arma. Mi amigo e lCura Loco está por in terveni r -pensó-. ¿Qué va a suceder?

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2 t D Leonardo

Señor de la Viña; pero él lo había soportado todo para asemejarse asu divino Salvador y Señor Jesús, el Gran Moralista de Nazareth. Siahora mencionaba esos trabajos, que le habían acongojado el alma,era solamente para cumplir el mandato del Evangelio que dice: "Curamhabe de bono nomine": ten cuidado de tu buen nombre. "Ay hermanos,

edid a Dide Ia persecución; y más de la persecución que se hace en nombrede Dios..." Si eso fue persecución -pensó Edmundo-, entonces, laque soporta Dulcinea y su hermano el Cura, ¿qué es?

EI hombre religioso sufría persecución; y su vida estaba bajo elsigno dei dolor -le dijo el Cura-; no del dolor como accidente oprueba pasajera, sino del dolor como estado permanente, estadointerno, más allá de la dicha y la desdicha. No era que los católicosamaran "el dolor por el dolor" o enseñaran que hay que buscar eldolor, pues no hay que buscar el dolor; era un cosa diferente;pero la diferencia el Cura no la explicó; o él no se acordaba. A élle parecía enteramente igual. Pero, ¿por qué? porque la vida delhombre religioso estaba dominada por la fe.

Lo que le dijo acerca de la fe se le había traspapelado todo: le dijoque la fe era algo así como un injerto de la Eternidad en el Tiempo;y por tanto la vida del hombre de fe tenía que ser una lucha internacontinua, como la de un animal fuera de su elemento. La fe era creerlo que Dios había revelado; y lo que Dios había revelado era superioral entendimiento del hombre, era "absurdo" por decirlo así. Era"sobrenatural"; pero esa palabra había que evitarla, porque habíasido ensuciada y profanada, como tantas palabras hoy día. (En esemomento oyó que Panchampla exclamaba patéticamente: ,,hasta laplenitud de la vida espiritual y sobrenatural que mora en nosotros,,).El Cura le dijo que ellos habían abandonado gran parte de Ia l iturgiamoderna, y retornado a la l i turgia de la primitiva Iglesia, porque laliturgia era cautiva del enemigo; había sido manoseada, vaciadapor dentro, y l lenada de una substancia indigna y aún satánica.¿No se da cuenta Ud, lo que hay en el fondo de esos cultos quecomienzan a parecerle ridículos? Es la Adoración del Hombre -elpecado más grave que pueda cometerse en la tierra-, porque el odioa Dios ya no es propio de la tierra, ¡es del infierno! Es una herejíasutil, que domina hoy por todo el mundo. Aquí se internó el Cura enuna disquisición teológica que él no seguía, habló de Bajus, deMolinos, de Hegel, de Loisy, de Keyserling, de Samuel Butler, y delgran novelista teólogo alemán contemporáneo, Christian Rudder. Esa

Maiestad Dulcinea 2 L T

re j ía estaba def in ida en los l ibros teológicos; pero en formaprensib le a l públ ico. Era la abominación de la desolac ión, la

lúma Herejía. Cierto es que un gran poeta francés, nacido en 1953 yuerto en la guerra el año pasado a los 35 años, Boniface Brondel,bía develado y perseguido despiadadamente en sus l ibros esa¡ L r r É l 1 * - ¿ q v r r u L

taban sus l ibros? Habían s ido sepul tados baio la balumba deteratura estúpida o perniciosa que reinaba en el mundo, habían

ido prohib idos en var ias naciones, apenas se conocían en Francia:rácticamente no existían. Él sin embargo tenía varios y se losrestaría algún día. Edmundo recordó que él meneó la cabeza y dijo

i o n á n ' " ] \ T n f p n s o l i o m n n á o l o o r h . ^ - . ñ ^ . l o ^ - o l ^ / , 's L ¡ l e r / Y U E t r v r s v r l q u q .

Panchampla estaba hablando con gran rapidez, como gato sobrebrasas, del "verdadero sent ido a legór ico de la resurrección de lacarrre" . La feligresía comenzaba a cansarse; cuchicheaban entresí, sobre todo en los sil lones del coro: de la carne sabían ellosmucho más que Panchampla. El ambiente se estaba poniendosofocante a pesar de la refrigeración, las potentes máquinas delaire acondicionado no alcanzaban a dominar el inexplicable calorque reinaba en todo el Sur del país desde hacía una semana. Elenorme públ ico amontonado se movía por secciones, como elresuello de un animal enorme. Edmundo recordó lo que habíaoído acerca de la "Paradoja de la Fe". ¡La resurrección de la carne!Eso era increíble, por consolador que fuese. El Cura había dichoque aunque el paso a la fe era como un salto, una ruptura, unnace r de nuevo , s i n embargo l a f e no e ra i r r ac iona l , es tabaf r r n r l e m p n f a 4 a p n 1 a ¡ ¡ z Á n . A ^ ^ ' , ^ 1 ^ * ^ - A ^ - ^ - l ^ ^ , , ^ - - J ^^ q r q ¿ v l r / u L y u r L a L q L v t a r l r v l l q L u 4 l l u l J

Ia fe era rrlena. moría Dara resucitar. El Cr_rra_ le había expuestolas razones que hay para creer que la resurrección de Cr is to fueun hecho; y había deshecho con una verba endiablada mechadade puntas humorísticas las razones de los que lo negaban, consalidas irónicas que lo hacían reír a él o sonreír todo el t iempo.Esas razones eran prodig iosamente fuer tes, según su maestro/ y sepodían extender a nunca acabar. Pero aún después de saberlas todas,quedaba e l Sal to. En ese momento Panchampla d io nn sal to: habíaresonado en el inmenso recinto un golpe de gongo fortísimo, y luegootro, y otro. Se hizo un silencio profundo.

Edmundo se sobresal tó y puso la mano en su arma. Mi amigo e lCura Loco está por in terveni r -pensó-. ¿Qué va a suceder?

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VII I

DnsceranRo

Panchampla estaba en la peroración final: "Llegó el momentocúspide; dentro de un momento la voluntad de Dios y del paísserá hecha; las bulas que han sido leídas de nuestro SantísimoPadre y Pontífice Único Verdadero Cecilio Primero, aprobadaspor nuestro dignísimo Adelantado y Super-Préside, el gloriosoAdelantado de este país..." Aquí sonaron tres golpes metáIicosensordecedores, estaba escrito que los sermones de Panchamplaterminaban mal, y una voz ronca y ruda dijo: "Oíd: habla la Vozde la Hontadez. Os va a comunicar tres noticias importantes. elque jamás ha dicho una mentira en su vida.. ."

En los sillones del coro hubo rápidas interpelaciones: ¿era esouna parte de las ceremonias? En el público corrió una rumor sordo,seguido de un silencio absoluto. La voz prosiguió:

"Primera noticia: el Adelantado o Virrey de este país ha sidoesta mañana herido de muerte en su escritorio por la espalda,con una bala explosiva. Actualmente agoniza en su casa. La prensamentirosa de este pobre país pregonará esta tarde que ha sido uncrimen de los cristeros o viejo-católicos. Sabemos que una mangade sonsos lo creerá: no importa. El que tenga oídos de oír queoiga. El disparo ha sido fruto de una intriga palaciega. El asesinoestá aquí mismo y lo conocemos. No diremos su nombre porqueno queremos meternos en las porquerías de el los.. ."

El Gran Canciller Robertson se alzó de un salto, arrojó su capade seda y se precipitó por una puerta del presbiterio, seguido dedos o tres funcionarios; Cuitiño, en su brillante uniforme, cruzóel transepto y empezó a hablar concitadamente con un oficial delos federales. Algunos hombres del público se habían levantado,y señalaban en todas direcciones el lugar de donde parecía venirla voz. La voz parecía venir de todas partes.

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VII I

DnsceranRo

Panchampla estaba en la peroración final: "Llegó el momentocúspide; dentro de un momento la voluntad de Dios y del paísserá hecha; las bulas que han sido leídas de nuestro SantísimoPadre y Pontífice Único Verdadero Cecilio Primero, aprobadaspor nuestro dignísimo Adelantado y Super-Préside, el gloriosoAdelantado de este país..." Aquí sonaron tres golpes metáIicosensordecedores, estaba escrito que los sermones de Panchamplaterminaban mal, y una voz ronca y ruda dijo: "Oíd: habla la Vozde la Hontadez. Os va a comunicar tres noticias importantes. elque jamás ha dicho una mentira en su vida.. ."

En los sillones del coro hubo rápidas interpelaciones: ¿era esouna parte de las ceremonias? En el público corrió una rumor sordo,seguido de un silencio absoluto. La voz prosiguió:

"Primera noticia: el Adelantado o Virrey de este país ha sidoesta mañana herido de muerte en su escritorio por la espalda,con una bala explosiva. Actualmente agoniza en su casa. La prensamentirosa de este pobre país pregonará esta tarde que ha sido uncrimen de los cristeros o viejo-católicos. Sabemos que una mangade sonsos lo creerá: no importa. El que tenga oídos de oír queoiga. El disparo ha sido fruto de una intriga palaciega. El asesinoestá aquí mismo y lo conocemos. No diremos su nombre porqueno queremos meternos en las porquerías de el los.. ."

El Gran Canciller Robertson se alzó de un salto, arrojó su capade seda y se precipitó por una puerta del presbiterio, seguido dedos o tres funcionarios; Cuitiño, en su brillante uniforme, cruzóel transepto y empezó a hablar concitadamente con un oficial delos federales. Algunos hombres del público se habían levantado,y señalaban en todas direcciones el lugar de donde parecía venirla voz. La voz parecía venir de todas partes.

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2 L 4 Leonardo Castel lani

"Segunda noticia: Inglaterra con la Unión Europea no entrará enla guerra a nuestro favor , como decía la prensa ment i rosa de estepobre país. La Unión Europea ha entrado hoy en la guerra del ladode Rusia y China. |uliano Felsenburgh ha traicionado a su país, sies que ése tiene país. Juliano Felsenburgh se ha dado vuelta, si eraverdad que él con una sola palabra podía decidir a Inglaterra, comodecían. Queridos compatriotas míos, debemos temer lo peor."

"Tercer noticia, más importante: antes de tres meses, Buenos Airessufrirá un ataque atómico y será destruido. El que tenga oídos deoír que o iga. La evacuación más rápida posib le. . . "

La sala se había encrespado toda y una cantidad de gritos y vocesde mando cubrieron en parte el trueno del nuevo locutor. Los federalescorrían, y un grupo de ellos apuntaba al gran vitral que representabaaI Enemigo Número Uno del país, con su rostro repelente, las cejasaboscadas, los ojos desvariados, la nariz torcida, el chirlo en la meji l lay el asqueroso belfo pendiente como de loco. Sonaron los chasquidosde dos o t res atómicas y e l gran v i t ra l empezó a desmoronarse conun gran crujir de vidrios rotos.

La voz se alzó en un grito supremo:- i voy a deshace r y conve r t i r en po l vo aho ra m ismo es te

sacr í lego local !El silencio se hizo de nuevo, imponente.-iTienen 15 minutos para desalojarlo! ¡Abran todo el frente

corredero! Tengan orden, cuidado con los niños; si no, será undesastre. ¡Yo no puedo hacer más, de ustedes depende! ¡Calma,por amor de Dios!

La muchedumbre se había dado vuelta y pechaba con eno¡mefuerza hacia la salida. Se alzó un griterío ensordecedor. por suerte,ia forma i rapezoic ia i y ia ampi i tuc i < ie ia sai ic ia favorecían laevacuación. Edmundo, a codazos y aprovechando las marejadasfavorables, ganó el dintel; pero fue para darse vuelta y repetir agr i tos las órdenes del Cura. Un hombre se debat ía en mi tad deltumul to como un demente, a puntapiés y puñetazos; sonabanquej idos desgarradores de mujeres y n iños. Edmundo apuntótranqui lamente la dormidi ta, sonó e l d isparo, y la ampol la deanestésico se estre l ló en la cara del energúmeno; e l cual se vencióy quiso caer de lado. Un banco había s ido arro jado fuera por lamul t i tud en su d isparada. Edmundo se t repó a é l y d isparó t resveces más, gr i tando: " ¡Al que fa l te a l orden lo bajo! ¡Y s i meapuran t i raré con bala!" Un federal que sal ió escupido como bala,

Su Majestad Dulcinea 2 1 , 5

se volvió y se trepó a su lado. El pueblo rey, el que manda y obedece

alavez, se había convert ido en una manada enloquecida; Peor que

un manada.En pocos minutos Edmundo se encontró solo; los federales huían

como todos los ot ros. Edmundo entró despacio a l Templo vacío.

todas posic iones y en par te despedazados. El ca lor era espantoso.

Edmundo bajó la palanca de las correderas y cerró el local, sofocado.

Y cerca de la puerta, esperó la serie de relámpagos rápidos y el

ponerse color per la t ranslúc ida de las paredes. Nada sucedió; y e l

p lazo de quince minutos había pasado de le jos. De repente

dist inguió a l lá arr iba, por la corn isa embarandada que corr ía enla l inde de las cúpulas, una figura diminuta que le hacía gestos

con ias manos. ¡Ei Cura Loco! De repente e i bárbaro ese se Pusode pie sobre la baranda y empezó a caminar haciendo equil ibrio,

como un volatinero. Edmundo le gritó, y sintió vértigo él mismo,

corrió hacia el pie del púlpito; pero su amigo ya se descolgaba

rapidísimamente por los cornplicados y gruesos adornos que cubrían

la pared superior de la nave. En un momento ganó el púlpíto,bajó corr iendo, y estuvo a su lado.

-¡No me funcionó el dispositivof -gritó entre alegre y rabioso,-Yo creí que nos había perdonado la vida -dijo Edmundo.-¡Ningún otro sino tú hubiera sido capaz de lo que hiciste a la

entrada! Lo ví todo. Por eso te conocí . Estás muy b ien d is f razado. . .-Yo le dije que me iba a disfrazar de viejo...- ¡Ese gr ingo loco de Rotondaro! Dejó las cosas a medio hacer . El

genociclotrón de mercurio funcionó, pero la cañería debe estar

obstruida, ¡El megáfono no me funcionaba, lo tuve que arreglar, he

sudado tinta, la cúpula está candente! De no, hubiese dado el grito

rnucho antes, cuando el locutor profirió esa blasfemia espantosa contra

]esuc r i s to . . . - e l l oqu i t o es taba exc i t ado como un n iño conjuguetes- . ¡La pr i rneÍa vez que ha ment ido e l Cura Loco! Con esto

voy a perder prest ig io. Pero le he a i iv iado e l t rabajo a Dulc i ta , la

noticia del bombardeo futuro de Buenos Aires va a correl como una

chispa. Dios me cast igó. Yo decía: "El Cura Loco nunca miente" , y

la Escritura dice: "Toclo hombre miente." Dios me castigó." -y seguía

charlando como un lorito, muy excitado.- iQué es aque l l o? -exc lamó de p ron to Edmundo- . ¿Un

her ido?Corrieron los dos al altar.

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2 L 4 Leonardo Castel lani

"Segunda noticia: Inglaterra con la Unión Europea no entrará enla guerra a nuestro favor , como decía la prensa ment i rosa de estepobre país. La Unión Europea ha entrado hoy en la guerra del ladode Rusia y China. |uliano Felsenburgh ha traicionado a su país, sies que ése tiene país. Juliano Felsenburgh se ha dado vuelta, si eraverdad que él con una sola palabra podía decidir a Inglaterra, comodecían. Queridos compatriotas míos, debemos temer lo peor."

"Tercer noticia, más importante: antes de tres meses, Buenos Airessufrirá un ataque atómico y será destruido. El que tenga oídos deoír que o iga. La evacuación más rápida posib le. . . "

La sala se había encrespado toda y una cantidad de gritos y vocesde mando cubrieron en parte el trueno del nuevo locutor. Los federalescorrían, y un grupo de ellos apuntaba al gran vitral que representabaaI Enemigo Número Uno del país, con su rostro repelente, las cejasaboscadas, los ojos desvariados, la nariz torcida, el chirlo en la meji l lay el asqueroso belfo pendiente como de loco. Sonaron los chasquidosde dos o t res atómicas y e l gran v i t ra l empezó a desmoronarse conun gran crujir de vidrios rotos.

La voz se alzó en un grito supremo:- i voy a deshace r y conve r t i r en po l vo aho ra m ismo es te

sacr í lego local !El silencio se hizo de nuevo, imponente.-iTienen 15 minutos para desalojarlo! ¡Abran todo el frente

corredero! Tengan orden, cuidado con los niños; si no, será undesastre. ¡Yo no puedo hacer más, de ustedes depende! ¡Calma,por amor de Dios!

La muchedumbre se había dado vuelta y pechaba con eno¡mefuerza hacia la salida. Se alzó un griterío ensordecedor. por suerte,ia forma i rapezoic ia i y ia ampi i tuc i < ie ia sai ic ia favorecían laevacuación. Edmundo, a codazos y aprovechando las marejadasfavorables, ganó el dintel; pero fue para darse vuelta y repetir agr i tos las órdenes del Cura. Un hombre se debat ía en mi tad deltumul to como un demente, a puntapiés y puñetazos; sonabanquej idos desgarradores de mujeres y n iños. Edmundo apuntótranqui lamente la dormidi ta, sonó e l d isparo, y la ampol la deanestésico se estre l ló en la cara del energúmeno; e l cual se vencióy quiso caer de lado. Un banco había s ido arro jado fuera por lamul t i tud en su d isparada. Edmundo se t repó a é l y d isparó t resveces más, gr i tando: " ¡Al que fa l te a l orden lo bajo! ¡Y s i meapuran t i raré con bala!" Un federal que sal ió escupido como bala,

Su Majestad Dulcinea 2 1 , 5

se volvió y se trepó a su lado. El pueblo rey, el que manda y obedece

alavez, se había convert ido en una manada enloquecida; Peor que

un manada.En pocos minutos Edmundo se encontró solo; los federales huían

como todos los ot ros. Edmundo entró despacio a l Templo vacío.

todas posic iones y en par te despedazados. El ca lor era espantoso.

Edmundo bajó la palanca de las correderas y cerró el local, sofocado.

Y cerca de la puerta, esperó la serie de relámpagos rápidos y el

ponerse color per la t ranslúc ida de las paredes. Nada sucedió; y e l

p lazo de quince minutos había pasado de le jos. De repente

dist inguió a l lá arr iba, por la corn isa embarandada que corr ía enla l inde de las cúpulas, una figura diminuta que le hacía gestos

con ias manos. ¡Ei Cura Loco! De repente e i bárbaro ese se Pusode pie sobre la baranda y empezó a caminar haciendo equil ibrio,

como un volatinero. Edmundo le gritó, y sintió vértigo él mismo,

corrió hacia el pie del púlpito; pero su amigo ya se descolgaba

rapidísimamente por los cornplicados y gruesos adornos que cubrían

la pared superior de la nave. En un momento ganó el púlpíto,bajó corr iendo, y estuvo a su lado.

-¡No me funcionó el dispositivof -gritó entre alegre y rabioso,-Yo creí que nos había perdonado la vida -dijo Edmundo.-¡Ningún otro sino tú hubiera sido capaz de lo que hiciste a la

entrada! Lo ví todo. Por eso te conocí . Estás muy b ien d is f razado. . .-Yo le dije que me iba a disfrazar de viejo...- ¡Ese gr ingo loco de Rotondaro! Dejó las cosas a medio hacer . El

genociclotrón de mercurio funcionó, pero la cañería debe estar

obstruida, ¡El megáfono no me funcionaba, lo tuve que arreglar, he

sudado tinta, la cúpula está candente! De no, hubiese dado el grito

rnucho antes, cuando el locutor profirió esa blasfemia espantosa contra

]esuc r i s to . . . - e l l oqu i t o es taba exc i t ado como un n iño conjuguetes- . ¡La pr i rneÍa vez que ha ment ido e l Cura Loco! Con esto

voy a perder prest ig io. Pero le he a i iv iado e l t rabajo a Dulc i ta , la

noticia del bombardeo futuro de Buenos Aires va a correl como una

chispa. Dios me cast igó. Yo decía: "El Cura Loco nunca miente" , y

la Escritura dice: "Toclo hombre miente." Dios me castigó." -y seguía

charlando como un lorito, muy excitado.- iQué es aque l l o? -exc lamó de p ron to Edmundo- . ¿Un

her ido?Corrieron los dos al altar.

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2 L 6

los han l levado. A I

-¡Panchampla! -exclamó el Cura_. ¡Desmayadol.

Levantaron al gordísimo primado de las Aáéricas. Éste abriólos ojos, y cuando vio al Cura Loco, pidió auxil io a gritos y casi sedesmayó de nuevo.

Leona¡do Castel lani

o f

Majestad Duicinea 2 1 1

los bichos y Ian oscuros los r incones; y a l l í se esconden

uería. Vamos adelante, no te hagas el duro.-Pero el que no puede más, no está obligado a más -objetó

mundo, pensando en su v ida pasada. . . en los errores que había

echo.

otro-. O si no, a renunciar. Hay deberes que no son para todos,

o hay que entrometerse. ¡Dios mío! ¡Y yo! Bueno, a mí no me

dejan renunciar. ¿Y podría yo en cualquier caso abandonar a mi

Grande Hermana?-¿Dónde está Dulcinea? -insistió Florio.

\ T ^ l ^ - ; , * ^ L - ^ L i : ^- l \ u r u D c , v u u t t t t ¡ t q .

-¿Cómo se'co*unica con ella?-Ella cambia continuamente de cueva, como Ia zorra cuando le

han visto la cría. El chasque lo sabe. Su amigo el carcelero Mandel.

Edmundo sintió un movimiento de celos. Después contó al Cura

stJ "voto" , e l juramento solemne que había hecho durante la

ceremonia: "que se case o no se case conmigo: lo mismo' . . " . Los

dos de ja ron su fa rdo con t ra una ba randa . Panchamp la daba

gemidos ahogados.-Hum -d i jo e l Cura- . El la es ar isca como un churr inche.

¡Guardia de corps! No creo que acepte. Lo que har ías ser ía at raer

la Policía sobre ella, mas ella sola se escurre como una anguila,

No quiero meterme en eso/ ustedes dos se arreglan, son bastante

grandes. Tengo miedo de este amor que ha nacido, que es de ésos

que l laman imposib lés.-¿Por qué demonios imposible?-No quiero hablar , no puedo hablar , n i es e l lugar de hablar .

I T T i , - ñ : - , ^ - - l - , - ^ ) ^ ^ L - - - , - - lNO qulero acorqarme oe la masacre cte nul r l - r r reru/ que Lrestruyu

a toda mi familia, destruyó nuestros bienes y en cierto sentidonos destruyó a nosotros dos; porque el odio ciego renace en mi

pobre alma. Mi padre colgado de un árbol, mi madre muerta a

culatazos, mi hermano segundo acribil lado, la casa y los trigalesmaduros incendiados, las furias del infierno... yo herido y furioso

y s in saber qué hacer . . .-El infierno está en esta vida -dijo Edmundo-. ¿Y Dulcinea?-La mal t rataron. La. . . - la voz del Cura se estranguló y cerró

los o jos. ¡Horror ! -d i jo- . Cuando la a lcé en e l av ión estaba casimuerta, y e l la hubiera prefer ido estar muerta.

Panchampla los miraba a los dos con los ojos muy abiertos,

olvidado de todo.

¡ ¡ . ! ! r r vóv l uu ru r l L l ( J_ . ¿Lo ma to l A l os o t r oso mejor lo a lcancé a éste con la dormidi ta _" ; ¡

- ¡ N o t e v a m o s a r n a f a ¡ ñ ^ ñ 6 + ñ * ^ ^ ^ - - r i -

,s en guerra! Te voy a mostrar lo

acuerdas cuando estábamos en rguap,o, bueno y vanidoso. . . y tonto.

-Este es un malvado -dijo Edmundo, ocupado en hfardo de pasto con gran l impieza.

- -No. Simplemente no t iene conciencia. . . no t iene c

bastante - repl icó e l Cura haciendo un nudo.

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los han l levado. A I

-¡Panchampla! -exclamó el Cura_. ¡Desmayadol.

Levantaron al gordísimo primado de las Aáéricas. Éste abriólos ojos, y cuando vio al Cura Loco, pidió auxil io a gritos y casi sedesmayó de nuevo.

Leona¡do Castel lani

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Majestad Duicinea 2 1 1

los bichos y Ian oscuros los r incones; y a l l í se esconden

uería. Vamos adelante, no te hagas el duro.-Pero el que no puede más, no está obligado a más -objetó

mundo, pensando en su v ida pasada. . . en los errores que había

echo.

otro-. O si no, a renunciar. Hay deberes que no son para todos,

o hay que entrometerse. ¡Dios mío! ¡Y yo! Bueno, a mí no me

dejan renunciar. ¿Y podría yo en cualquier caso abandonar a mi

Grande Hermana?-¿Dónde está Dulcinea? -insistió Florio.

\ T ^ l ^ - ; , * ^ L - ^ L i : ^- l \ u r u D c , v u u t t t t ¡ t q .

-¿Cómo se'co*unica con ella?-Ella cambia continuamente de cueva, como Ia zorra cuando le

han visto la cría. El chasque lo sabe. Su amigo el carcelero Mandel.

Edmundo sintió un movimiento de celos. Después contó al Cura

stJ "voto" , e l juramento solemne que había hecho durante la

ceremonia: "que se case o no se case conmigo: lo mismo' . . " . Los

dos de ja ron su fa rdo con t ra una ba randa . Panchamp la daba

gemidos ahogados.-Hum -d i jo e l Cura- . El la es ar isca como un churr inche.

¡Guardia de corps! No creo que acepte. Lo que har ías ser ía at raer

la Policía sobre ella, mas ella sola se escurre como una anguila,

No quiero meterme en eso/ ustedes dos se arreglan, son bastante

grandes. Tengo miedo de este amor que ha nacido, que es de ésos

que l laman imposib lés.-¿Por qué demonios imposible?-No quiero hablar , no puedo hablar , n i es e l lugar de hablar .

I T T i , - ñ : - , ^ - - l - , - ^ ) ^ ^ L - - - , - - lNO qulero acorqarme oe la masacre cte nul r l - r r reru/ que Lrestruyu

a toda mi familia, destruyó nuestros bienes y en cierto sentidonos destruyó a nosotros dos; porque el odio ciego renace en mi

pobre alma. Mi padre colgado de un árbol, mi madre muerta a

culatazos, mi hermano segundo acribil lado, la casa y los trigalesmaduros incendiados, las furias del infierno... yo herido y furioso

y s in saber qué hacer . . .-El infierno está en esta vida -dijo Edmundo-. ¿Y Dulcinea?-La mal t rataron. La. . . - la voz del Cura se estranguló y cerró

los o jos. ¡Horror ! -d i jo- . Cuando la a lcé en e l av ión estaba casimuerta, y e l la hubiera prefer ido estar muerta.

Panchampla los miraba a los dos con los ojos muy abiertos,

olvidado de todo.

¡ ¡ . ! ! r r vóv l uu ru r l L l ( J_ . ¿Lo ma to l A l os o t r oso mejor lo a lcancé a éste con la dormidi ta _" ; ¡

- ¡ N o t e v a m o s a r n a f a ¡ ñ ^ ñ 6 + ñ * ^ ^ ^ - - r i -

,s en guerra! Te voy a mostrar lo

acuerdas cuando estábamos en rguap,o, bueno y vanidoso. . . y tonto.

-Este es un malvado -dijo Edmundo, ocupado en hfardo de pasto con gran l impieza.

- -No. Simplemente no t iene conciencia. . . no t iene c

bastante - repl icó e l Cura haciendo un nudo.

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¿ I ó

Leonardo Castellani

_dijo el Cura con resolución.por los sobacos co

,*",t:-:".?i::l:

Su Majestad Dulc inea z lg

s . -H9

aquí 1o que le pasa, caro amigo, por meterse a guardia dec del Cura Loco. Atención aquí, ¡No le va a faltar quehacer ene i da !

Se perdieron los dos por un pasadizo interminable.

arra... adentro,,.

-No, t ienen miedo del derrun¡ a l i - : ^ ^ ^ t t

ros se vuelve sabio _dijo el otro,ius preguntas le recueráu., u .rr,o.ra aquí te dé otra lata... Apuremos.

Dresa .

:onocía esto, siempre tengo una

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¿ I ó

Leonardo Castellani

_dijo el Cura con resolución.por los sobacos co

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Su Majestad Dulc inea z lg

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aquí 1o que le pasa, caro amigo, por meterse a guardia dec del Cura Loco. Atención aquí, ¡No le va a faltar quehacer ene i da !

Se perdieron los dos por un pasadizo interminable.

arra... adentro,,.

-No, t ienen miedo del derrun¡ a l i - : ^ ^ ^ t t

ros se vuelve sabio _dijo el otro,ius preguntas le recueráu., u .rr,o.ra aquí te dé otra lata... Apuremos.

Dresa .

:onocía esto, siempre tengo una

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IX

"Y DoNDE FUE BurNIos AIRES.. ."

En el pozo donde fue Buenos Aires andaban ese atardecer d.oshombres vivos, pero que parecían dos fantasmas. Estaban envueltosen monos de l ienzo blanco, con botas; y capuchones con anteojosahumados que cubrían las cabezas.

Después del bombardeo atómico, la ex-capital de la Argentinase había convertido en un algo que todavía no tenía nombre enninguna lengua: en un desierto, pero un desierto l leno de ruinas,de rúderes, de taperas, de cuevas y laberintos, de paredes rotas,de subterráneos, de montículos de escombros, de vastas cavernas,de lagunas, de médanos de polvo y de cuantos horrores se puedanimaginar, salpicados de manchas de vegetación salvaje. Ni er menorruido se escuchaba allí, ningún animal entraba en la Zona Maldita,solamente los cristeros perseguidos se animaban a cruzat la línea,solamente momias se hal laban por todas par tes. No se sabe porqué, los cadáveres que no fueron reducidos a cenizas por e lfulminante incendio de la Bomba H, no putrescían sino que semomificaban.

-¡Campos de soledad, mustio colladoFueron un tiempo ltáIica famosa...

gritó uno de los dos fantasmas, que llevaba un soberbio perropolicía atado a una corta pihuela. "¡Quieta, Chiquita, no te excites!,,

No se sabe por qué tampoco, el Río de la plata se había retiradoa raíz de la catástrofe, dejando a pérdida de vista una extensiónbañadosa y tosqueña hasta cerca de Martín García; y despuéshabía retornado con t remenda fur ia , un tarde d,e- suesiada,invadiendo los escombros y dejando lagunas y cisternas imponentespor todas partes. si no fuera por la perra, en ese momento hubiesencaído en un pozo a pico l leno de agua fétida.

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IX

"Y DoNDE FUE BurNIos AIRES.. ."

En el pozo donde fue Buenos Aires andaban ese atardecer d.oshombres vivos, pero que parecían dos fantasmas. Estaban envueltosen monos de l ienzo blanco, con botas; y capuchones con anteojosahumados que cubrían las cabezas.

Después del bombardeo atómico, la ex-capital de la Argentinase había convertido en un algo que todavía no tenía nombre enninguna lengua: en un desierto, pero un desierto l leno de ruinas,de rúderes, de taperas, de cuevas y laberintos, de paredes rotas,de subterráneos, de montículos de escombros, de vastas cavernas,de lagunas, de médanos de polvo y de cuantos horrores se puedanimaginar, salpicados de manchas de vegetación salvaje. Ni er menorruido se escuchaba allí, ningún animal entraba en la Zona Maldita,solamente los cristeros perseguidos se animaban a cruzat la línea,solamente momias se hal laban por todas par tes. No se sabe porqué, los cadáveres que no fueron reducidos a cenizas por e lfulminante incendio de la Bomba H, no putrescían sino que semomificaban.

-¡Campos de soledad, mustio colladoFueron un tiempo ltáIica famosa...

gritó uno de los dos fantasmas, que llevaba un soberbio perropolicía atado a una corta pihuela. "¡Quieta, Chiquita, no te excites!,,

No se sabe por qué tampoco, el Río de la plata se había retiradoa raíz de la catástrofe, dejando a pérdida de vista una extensiónbañadosa y tosqueña hasta cerca de Martín García; y despuéshabía retornado con t remenda fur ia , un tarde d,e- suesiada,invadiendo los escombros y dejando lagunas y cisternas imponentespor todas partes. si no fuera por la perra, en ese momento hubiesencaído en un pozo a pico l leno de agua fétida.

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4¿z Leonardo Caste l lan i

-Esto es peor qrle Itálica famosa -prosiguió el fantasma iefe,para romper e l opresor s i rencio- . Esto es e l in f ierno. Ni Doré hapintado cosa parecida. y eso que no es la prr_" .u , " r 'qr" u. raopor aquí . . . ¿Cómo va ese ánimtz

.".#Íj,*.:"r"::#: el otro, ceñudo_. y esto que veo no es para

_Lra) / que vtvrr / Ectmundo _di jo e l o t ro.-Si usted me pudiera deci r pu1" qrre.

Su Majes tad Du lc inea 2 2 3

ues entonces, para i r a Corr ientes.

;able _r ió e l Cura Loco_. Si te; . Cu idado . Ao r r í ha - ' ñ r , ó + r ^^^ -

L v D q u D b e g n c a r a m A r ó n n ^ f

d e s m o r o n a b ".. L :' 1T :J:'] "t :: # "T-"_1:':1i1 d e e s c o m L r o s q u e s e

-Mañana parto,,i r" p.ri.;r";;;-",;'jlilr"rroó er oiro_;:1:, l " t t?t

son muy sensibles a las emanaciones atómicu1u cr \_ura Loco_, por eso los traemos. Ésa no siente nuau po,visto y nosotros tampoco, ¿no?-A lo mejor mañana amanecemos todo pelados.. .-Ygjot para disfr azarse _dijo ui C..ru.-¿No podríamos traer_el , , ieep,,Z por aquí no se puede andar.-Estás loco. Nos hundiríamá, ur, "ruiqrri",

trulpu. Si te caesa un pozo de ésto no te saca nadie. Es Élaro q"" f" ," d.aría laabsolución de tus cados antes de morln lo único.-¿Y no morir ía usted conmigo?-Puede que sí. Fáci lmente. io , la perra. pero no te af l i jas.Irás a Co¡rientes y nos veremos unies de morir...

,,*r'_1,"."cr se queda aquí expuesto a los peores peligros. y sin

-De ésa no hay _y la voz se le at racó_, no hay not ic ias. peroTe lo juro. En Coir ientes ouedees imo que hace r . . .

- r - r - ve

usted nombrarme.. . ¿Cómo dicenme,, Inspector.lnte el Cura Loco.

f q L u v ¡ r \ u L r e O e n U I O S .-Eso no sé -dijo el Cura_. por ahte hago tnspector, 'yu

.,o puedes *r, ;:Xl" i:IJil::ff J:rT,:

por e l gruñido del ot ro- . Por aquí sa l imos a l c laro, a la ant iguaAvenida de la Repúbl ica. ¡Qué Repúbr icar Mira un momento ésto.La pr imera bomba cayó cerca de aquí .

Estaban en un c laro que aparecía enmarcado en todos sent idospor col inas de casas rotas y montañas de escombros. un maespectra l , para e l cual no hay descr ipc ión posib le. El so l se ponía,y s in embargo re inaba e l mismo caror de todo er día. Los ant íguospa lac ios y rascac ie los que encuad raban l a aven ida *uyo i d " lmundo se hab ían de r rumbado en todo o en pa r te ; y i os quequeciaban en pie parecían gigantes siniestrcs y uro.nu"udores.Parecía que echara. humo, a causa de las nutec i tas de r_ro l . roreseco que a i zaba e l v i en to de l Ces te .

- A q U é l l a e s l a c a s a - - d i i n e l l - , , ' " - a n t ¡ Á t t - r ^ J ^ ^ , , ^ - L ^ ^ ) ^/ c r Y u L r r q L L , u a L u d t L U d L t d . /

que parece se nos quiere veni r encima. Tenemos que i r a l sótano.Ésta se h"a roto hace poco, estaba quebrada.. Antiguos departamentosde lu jo. Iv l i pobre hermana estaba escondida *n é l rótunt , protegidapor L lna fami l ia de la p lan la baia, una señora sal teña. ya hanvisto todo esto los hermanos, pero yo quiero ver lo por mis propiosojos. | l í ra que departamento de lu jo.

-Esto es un burdel -d i jo Edmundo.-Es un símbolc de lo que era antes -d i jo odiosamente e l Cura.-¿Y desde entonces n ingún rastro?-Ni e l menor, Dios mío.-Dulc inea ha de. . . ha de haber muerto, mald i ta sea mi a lma.-No lo creo -d i jo e l Cura- . Eso no se parece a e l la . Escapa

d e t o d a s . É s a v a a v i v i r m u c h í s i m o m á s q u e y o . . ." c i esg rac iac iamen te " , d i r í a e i l a . S i hub iese muer to , vó t u * t i¿ r ,^ ^ L ^ - - ! ^ , - -cb rd r r a l l r ue l t o .

-Y a mí me lo hubiese d icho mi corazón.-Ojo con e l corazón. Es muy ment i roso.- I rero no es mrrdo. El la ha escapado de peores. y ahora estaba

av i sada .-Sfido io -dijo el Cura-. pero eso s justamente lo que me

extraña. En f in . . . En f in , en f in , en f in , o hablemos más de eso,. . . ^ t

) l t v l

-Los Obispos que usté consagra ¿se casan? -d i jo voluble e lo t ro .

-Los " Inspectores" , s i ya están casados, conservan sus mujeres.s i no están casados a l consagrarse, no se pueden casar más. ¡Es IaLey, es la Ley! -rió ei Cura-. ¿No has visto a Don pedro de ocampo?

Page 228: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

4¿z Leonardo Caste l lan i

-Esto es peor qrle Itálica famosa -prosiguió el fantasma iefe,para romper e l opresor s i rencio- . Esto es e l in f ierno. Ni Doré hapintado cosa parecida. y eso que no es la prr_" .u , " r 'qr" u. raopor aquí . . . ¿Cómo va ese ánimtz

.".#Íj,*.:"r"::#: el otro, ceñudo_. y esto que veo no es para

_Lra) / que vtvrr / Ectmundo _di jo e l o t ro.-Si usted me pudiera deci r pu1" qrre.

Su Majes tad Du lc inea 2 2 3

ues entonces, para i r a Corr ientes.

;able _r ió e l Cura Loco_. Si te; . Cu idado . Ao r r í ha - ' ñ r , ó + r ^^^ -

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-Mañana parto,,i r" p.ri.;r";;;-",;'jlilr"rroó er oiro_;:1:, l " t t?t

son muy sensibles a las emanaciones atómicu1u cr \_ura Loco_, por eso los traemos. Ésa no siente nuau po,visto y nosotros tampoco, ¿no?-A lo mejor mañana amanecemos todo pelados.. .-Ygjot para disfr azarse _dijo ui C..ru.-¿No podríamos traer_el , , ieep,,Z por aquí no se puede andar.-Estás loco. Nos hundiríamá, ur, "ruiqrri",

trulpu. Si te caesa un pozo de ésto no te saca nadie. Es Élaro q"" f" ," d.aría laabsolución de tus cados antes de morln lo único.-¿Y no morir ía usted conmigo?-Puede que sí. Fáci lmente. io , la perra. pero no te af l i jas.Irás a Co¡rientes y nos veremos unies de morir...

,,*r'_1,"."cr se queda aquí expuesto a los peores peligros. y sin

-De ésa no hay _y la voz se le at racó_, no hay not ic ias. peroTe lo juro. En Coir ientes ouedees imo que hace r . . .

- r - r - ve

usted nombrarme.. . ¿Cómo dicenme,, Inspector.lnte el Cura Loco.

f q L u v ¡ r \ u L r e O e n U I O S .-Eso no sé -dijo el Cura_. por ahte hago tnspector, 'yu

.,o puedes *r, ;:Xl" i:IJil::ff J:rT,:

por e l gruñido del ot ro- . Por aquí sa l imos a l c laro, a la ant iguaAvenida de la Repúbl ica. ¡Qué Repúbr icar Mira un momento ésto.La pr imera bomba cayó cerca de aquí .

Estaban en un c laro que aparecía enmarcado en todos sent idospor col inas de casas rotas y montañas de escombros. un maespectra l , para e l cual no hay descr ipc ión posib le. El so l se ponía,y s in embargo re inaba e l mismo caror de todo er día. Los ant íguospa lac ios y rascac ie los que encuad raban l a aven ida *uyo i d " lmundo se hab ían de r rumbado en todo o en pa r te ; y i os quequeciaban en pie parecían gigantes siniestrcs y uro.nu"udores.Parecía que echara. humo, a causa de las nutec i tas de r_ro l . roreseco que a i zaba e l v i en to de l Ces te .

- A q U é l l a e s l a c a s a - - d i i n e l l - , , ' " - a n t ¡ Á t t - r ^ J ^ ^ , , ^ - L ^ ^ ) ^/ c r Y u L r r q L L , u a L u d t L U d L t d . /

que parece se nos quiere veni r encima. Tenemos que i r a l sótano.Ésta se h"a roto hace poco, estaba quebrada.. Antiguos departamentosde lu jo. Iv l i pobre hermana estaba escondida *n é l rótunt , protegidapor L lna fami l ia de la p lan la baia, una señora sal teña. ya hanvisto todo esto los hermanos, pero yo quiero ver lo por mis propiosojos. | l í ra que departamento de lu jo.

-Esto es un burdel -d i jo Edmundo.-Es un símbolc de lo que era antes -d i jo odiosamente e l Cura.-¿Y desde entonces n ingún rastro?-Ni e l menor, Dios mío.-Dulc inea ha de. . . ha de haber muerto, mald i ta sea mi a lma.-No lo creo -d i jo e l Cura- . Eso no se parece a e l la . Escapa

d e t o d a s . É s a v a a v i v i r m u c h í s i m o m á s q u e y o . . ." c i esg rac iac iamen te " , d i r í a e i l a . S i hub iese muer to , vó t u * t i¿ r ,^ ^ L ^ - - ! ^ , - -cb rd r r a l l r ue l t o .

-Y a mí me lo hubiese d icho mi corazón.-Ojo con e l corazón. Es muy ment i roso.- I rero no es mrrdo. El la ha escapado de peores. y ahora estaba

av i sada .-Sfido io -dijo el Cura-. pero eso s justamente lo que me

extraña. En f in . . . En f in , en f in , en f in , o hablemos más de eso,. . . ^ t

) l t v l

-Los Obispos que usté consagra ¿se casan? -d i jo voluble e lo t ro .

-Los " Inspectores" , s i ya están casados, conservan sus mujeres.s i no están casados a l consagrarse, no se pueden casar más. ¡Es IaLey, es la Ley! -rió ei Cura-. ¿No has visto a Don pedro de ocampo?

Page 229: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

2 2 4

Edmundo guardó silencio.

Leonardo Castel lani

o sea,

-Ésta es la habitación donde moraba Dulcinea entonces -dijoCura-. Los nuestros han hecho aquí grandes trabajos: han saltado

s puertas y han removido todos éstos escombros.s dos se habían descolgado por un boquete en el

encendió una potente l interna.

Su Majestad Dulcinea 2 2 5

-La caja de la abuela -dijo el Cura-. Mira: es del siglo XVII,

trabajo genovés. Dulcinea siempre la l levaba consigo. A mí no me

Ia dejaba ni tocar.

En la tapa había grabada finamente una escena de caza del jabalí.

Adentro no encontraron otra cosa que una cantidad de papelitos

i m p r e s o : " B u ¡ t t o s A l n r s s e n A B o t v t ¡ A R D E A D A .

E v a c u A R L A . O n p r r u D E . " y d e b a j o e n t i n t a r o j a l a

conocida firma de Dulcinea, con una D grandísima y las últ imas

letras que descendían hacia abajo'-Llévatela para recuerdo. Eres como un chico a quien hay que

. ¡ ^ - i r r a r r o i o c Á c í n n c o i o a ¡ l ¡ i a r Á l l e r ¡ a r e q a m ¡ ¡ e i e c o n h e q o n i a qu 4 r J u ó 4 e . L

- - - - - - o - - - - - -

secas, supongo. Es un recuerdo de fami l ia . Yo tengo demasiados

recuerdos de fami l ia adentro. La perra anda loca; Dios quiera

que no nos muerda. No es mía.-Pero, ¿vivía sola Duicinea?-Con una sirvienta, la india Chuna, una india ona. Ésa estoy

seguro que ha muerto -dijo lacónicamente el Cura.

Laluz moría sobre la desolatión de la ciudad muerta. Edmundo

se sentía cansado, atacado de los nervios. La visita a las otras dos

casas donde podía haber estado Dulcinea no dio ningún fruto:

una de ellas era un montón de polvo, aPenas quedaban más que

los cimientos. Los cristeros los habían precedido; l impiando todo.-¿Por qué se obstina usted en tantos trabajos inúti les? -dijo

Edmundo.-Huy que hacerlos, de todas maneras. Alguno los tiene que

l " o - o r A , Í ; 1 + ¡ r l o n l r n l n e h q o n r z ns L v r r v /

-Usted es un desesperado. -Sí - respondió sobr iamente e l

Cura-. Y tú también. -Y después añadió riendo-: La desesperación

es la enfermedad de muerte. Todos los hombres nacen con ella, aunque

algunos no se dan cuenta en toda la vida. Ojo, estás caminando en-

dirección contraria: el "jeep" está para allá.-Estoy desorientado -dijo Edmundo.-C ie r tamen te y desde hace mucho t i empo ; Pe ro t e vas

or ientando.-¿Cómo es eso de que todos los hombres. . .?-Así es no más. Todos los hombres son desesperados, de una

manera u otra. Los que no los son hoy día, no merecen llamarse

hombres, los que v iven e l p lano estét ico. Esos no son capaces n i

siquiera de hacer un pecado, como Panchampla. Tienen la cabeza

con una gran carpeta de cuero. Etodo.

-¡Ningún papell -dijo-. No h-aberrne r-{pi:¡in qiarrio.o ==.. -==:-o entiendo

"uáu. Cad:a vez q,r" "" -rr;";il:"";r""; "," IliiJi"i;

ueva direccíón en ci f ra. Aquél la era su cama.,

Ed-mundo se aproximó con re'erencia. La cama estaba deshecha,las sábanas y fundas usadas. En la mesita de noche había dos fialascon drogas.

-éQué remedios son éstos? _di jo Edmundo.El Cura tomó uno, leyó la etiqueia, y lo tiró con furia al suelo.- ¡Remedios ! -d i jo - . Du lc inea t iene que cu idarse

continuamente; tiene que cuidarse muchísimo.-¿Qué t iene? -di jo Edmundo. Er Cura dio la cal lada porrespuesta. -¿Le han comido la lengua los ratones? ¿Oye lo que telan? -insistió con impaciencialI Cura se sentó en la cáma y se cubrió el rostro con las manos.se sabía si l loraba o pensaba.

-Es impos ib le que no h-avr . le ia ¡ io n , r ¡ . le - , { i i ^ E- - -= : ! =se había mudado á"

";r". X; ;;;;"-"-1" i""l; -.:,:T'"1^'j""

-¿La ropa? reguntó el otro. -- ' / - - '*--

npia, y dos o tres disfraces. Ni un:abarálaluz. Llévate aquel cuadropi rograbado a l cromo. Es de unno es la Magdalena, sino Santa

muerte. ¿En I baño no hay nada?-¿Qué es quello? -diio Edmundo.Debajo de ropero encontraron una cajita de plata vieja maciza,

pesada .

Page 230: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

2 2 4

Edmundo guardó silencio.

Leonardo Castel lani

o sea,

-Ésta es la habitación donde moraba Dulcinea entonces -dijoCura-. Los nuestros han hecho aquí grandes trabajos: han saltado

s puertas y han removido todos éstos escombros.s dos se habían descolgado por un boquete en el

encendió una potente l interna.

Su Majestad Dulcinea 2 2 5

-La caja de la abuela -dijo el Cura-. Mira: es del siglo XVII,

trabajo genovés. Dulcinea siempre la l levaba consigo. A mí no me

Ia dejaba ni tocar.

En la tapa había grabada finamente una escena de caza del jabalí.

Adentro no encontraron otra cosa que una cantidad de papelitos

i m p r e s o : " B u ¡ t t o s A l n r s s e n A B o t v t ¡ A R D E A D A .

E v a c u A R L A . O n p r r u D E . " y d e b a j o e n t i n t a r o j a l a

conocida firma de Dulcinea, con una D grandísima y las últ imas

letras que descendían hacia abajo'-Llévatela para recuerdo. Eres como un chico a quien hay que

. ¡ ^ - i r r a r r o i o c Á c í n n c o i o a ¡ l ¡ i a r Á l l e r ¡ a r e q a m ¡ ¡ e i e c o n h e q o n i a qu 4 r J u ó 4 e . L

- - - - - - o - - - - - -

secas, supongo. Es un recuerdo de fami l ia . Yo tengo demasiados

recuerdos de fami l ia adentro. La perra anda loca; Dios quiera

que no nos muerda. No es mía.-Pero, ¿vivía sola Duicinea?-Con una sirvienta, la india Chuna, una india ona. Ésa estoy

seguro que ha muerto -dijo lacónicamente el Cura.

Laluz moría sobre la desolatión de la ciudad muerta. Edmundo

se sentía cansado, atacado de los nervios. La visita a las otras dos

casas donde podía haber estado Dulcinea no dio ningún fruto:

una de ellas era un montón de polvo, aPenas quedaban más que

los cimientos. Los cristeros los habían precedido; l impiando todo.-¿Por qué se obstina usted en tantos trabajos inúti les? -dijo

Edmundo.-Huy que hacerlos, de todas maneras. Alguno los tiene que

l " o - o r A , Í ; 1 + ¡ r l o n l r n l n e h q o n r z ns L v r r v /

-Usted es un desesperado. -Sí - respondió sobr iamente e l

Cura-. Y tú también. -Y después añadió riendo-: La desesperación

es la enfermedad de muerte. Todos los hombres nacen con ella, aunque

algunos no se dan cuenta en toda la vida. Ojo, estás caminando en-

dirección contraria: el "jeep" está para allá.-Estoy desorientado -dijo Edmundo.-C ie r tamen te y desde hace mucho t i empo ; Pe ro t e vas

or ientando.-¿Cómo es eso de que todos los hombres. . .?-Así es no más. Todos los hombres son desesperados, de una

manera u otra. Los que no los son hoy día, no merecen llamarse

hombres, los que v iven e l p lano estét ico. Esos no son capaces n i

siquiera de hacer un pecado, como Panchampla. Tienen la cabeza

con una gran carpeta de cuero. Etodo.

-¡Ningún papell -dijo-. No h-aberrne r-{pi:¡in qiarrio.o ==.. -==:-o entiendo

"uáu. Cad:a vez q,r" "" -rr;";il:"";r""; "," IliiJi"i;

ueva direccíón en ci f ra. Aquél la era su cama.,

Ed-mundo se aproximó con re'erencia. La cama estaba deshecha,las sábanas y fundas usadas. En la mesita de noche había dos fialascon drogas.

-éQué remedios son éstos? _di jo Edmundo.El Cura tomó uno, leyó la etiqueia, y lo tiró con furia al suelo.- ¡Remedios ! -d i jo - . Du lc inea t iene que cu idarse

continuamente; tiene que cuidarse muchísimo.-¿Qué t iene? -di jo Edmundo. Er Cura dio la cal lada porrespuesta. -¿Le han comido la lengua los ratones? ¿Oye lo que telan? -insistió con impaciencialI Cura se sentó en la cáma y se cubrió el rostro con las manos.se sabía si l loraba o pensaba.

-Es impos ib le que no h-avr . le ia ¡ io n , r ¡ . le - , { i i ^ E- - -= : ! =se había mudado á"

";r". X; ;;;;"-"-1" i""l; -.:,:T'"1^'j""

-¿La ropa? reguntó el otro. -- ' / - - '*--

npia, y dos o tres disfraces. Ni un:abarálaluz. Llévate aquel cuadropi rograbado a l cromo. Es de unno es la Magdalena, sino Santa

muerte. ¿En I baño no hay nada?-¿Qué es quello? -diio Edmundo.Debajo de ropero encontraron una cajita de plata vieja maciza,

pesada .

Page 231: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

¿ ¿ oLeonardo Castel lani Majestad Dulcinea 2 2 7

-Tenemos que apurarnos sin embargo. Tú eres uno de esosos que no tienen "animus sanandil" , y éso es muy maio -dijo

otro, como si le hubiese adivinado los pensamientos-. Así no se

a. Así estaba mi hermana Graci ta después de la masacre.-Pero se sanó.

r Edmundo calló ocupado en sortear obstáculos, y con una especiepuntada en 'e l corazón. Sent ía cada vez más rabia hacia su

mpañero, y se ahogaba de calor dentro de su mortaja blanca.

,Se había alzado el capuchón, indiferente a los efluvios nucleares,

r v r v v - - - - - - ; - - - - - - - r - - I

expedirlo a orrientes. Esa respuesta que le había dado hacía un

momento era típica: "hay que hacerlos de todas maneras/ aunque

sean inútiles." Ésa era la act'itud mental de los católicos: se obstinaban

en cosas imposibles. Iban contra la corriente continuamente; y eso

no puede ser. Ahora estaban en lucha con el mundo entero, su lucha

no era dar golpes sino recibirlos, cuitados. Iban contra la vida, habían

renegaclo de la ley de la vida: este Cura le habría hecho hacer a su

hermana promesas, juramentos, votos, no sabía cómo se l lanraban,

de no casafse nunca. Mil veces le había oído aconsejat a personas

diferentes que no se casaran. Este hombre que era profundamente

bueno, era un fanático increíble, duro como hierro. Pero lo que es, sitenía engañada a la joven con esa matufia de los "votos" , se las iba

a ver con é1. Solamente, primero encontrarla.-iBl " jeep" ! -exclarnó el Cura. La perra había arrancado la pihuela

y corría en- la oscuridad a saltos dando alegres la-cl-riel-os. Al ra-tovolvió y se restregó alborozada contra los dos hombres.

-Tienes necesidad de trabajar, si no se te enredan los pensares-d i jo ot ra vez como s i supiera sus pensamientos- . EnCorrientes tendrás "plenty of work2". No hay cosa mejor para lamelancolía. Los tapes correntinos te van a volver loco, te van asacar la murria. Los tres sobres que te he dado: el primero abiertoIo leerás todo con mucha atención en el avión. Irás con dos de losnuestros, como jefe. El segundo, cerrado, lo leerás después del legado, y después de haber conocido a l Inspector de Corr ientes,

1. Deseos de sanar

2. Mucho trabajo

i una cosa ser ia. . .

i::::1f1-u_9,^^"r"".-, "ábíu bien el á""¿r. Bastanre raro el hombre.La desesperación es ra enfer*"oáll oL-:;;ililr""1""1"":;

remedio.- -¿Cómo diablos es éso?-Algún día lo entenderás-Yo a usted no le ent iendo absolutamente nada. Eso.-Ahora estás cansado. Te he hecho hacer hasta acrobacia. yo

soy acróbatá, p€ro tú no. FIas estacro 3g días en cama, no lo olvides

IJ":j: hecho hasta escalar paredes, pero embrómate, ir'i t u, querido

en los nervios, y sentía una irrit

l levaba más. pero era bueno.doenfermo del hígado despuésv l o h a h í o - ^ , , : l ^ - J ^j ¡v ¡ rqL . ie ¡ i L i ¡ iua( Io con una

nil ia, la señora Raquel, los chicos,, el Cura que caía a las cansadas,Jsted para nosotros es una cosa

ihebreos. Se curó muy lentamente.

un dessano infinito, y no sentía "*TflÍ"r'"?."i"il"lii,T"a'

sentía

Page 232: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

¿ ¿ oLeonardo Castel lani Majestad Dulcinea 2 2 7

-Tenemos que apurarnos sin embargo. Tú eres uno de esosos que no tienen "animus sanandil" , y éso es muy maio -dijo

otro, como si le hubiese adivinado los pensamientos-. Así no se

a. Así estaba mi hermana Graci ta después de la masacre.-Pero se sanó.

r Edmundo calló ocupado en sortear obstáculos, y con una especiepuntada en 'e l corazón. Sent ía cada vez más rabia hacia su

mpañero, y se ahogaba de calor dentro de su mortaja blanca.

,Se había alzado el capuchón, indiferente a los efluvios nucleares,

r v r v v - - - - - - ; - - - - - - - r - - I

expedirlo a orrientes. Esa respuesta que le había dado hacía un

momento era típica: "hay que hacerlos de todas maneras/ aunque

sean inútiles." Ésa era la act'itud mental de los católicos: se obstinaban

en cosas imposibles. Iban contra la corriente continuamente; y eso

no puede ser. Ahora estaban en lucha con el mundo entero, su lucha

no era dar golpes sino recibirlos, cuitados. Iban contra la vida, habían

renegaclo de la ley de la vida: este Cura le habría hecho hacer a su

hermana promesas, juramentos, votos, no sabía cómo se l lanraban,

de no casafse nunca. Mil veces le había oído aconsejat a personas

diferentes que no se casaran. Este hombre que era profundamente

bueno, era un fanático increíble, duro como hierro. Pero lo que es, sitenía engañada a la joven con esa matufia de los "votos" , se las iba

a ver con é1. Solamente, primero encontrarla.-iBl " jeep" ! -exclarnó el Cura. La perra había arrancado la pihuela

y corría en- la oscuridad a saltos dando alegres la-cl-riel-os. Al ra-tovolvió y se restregó alborozada contra los dos hombres.

-Tienes necesidad de trabajar, si no se te enredan los pensares-d i jo ot ra vez como s i supiera sus pensamientos- . EnCorrientes tendrás "plenty of work2". No hay cosa mejor para lamelancolía. Los tapes correntinos te van a volver loco, te van asacar la murria. Los tres sobres que te he dado: el primero abiertoIo leerás todo con mucha atención en el avión. Irás con dos de losnuestros, como jefe. El segundo, cerrado, lo leerás después del legado, y después de haber conocido a l Inspector de Corr ientes,

1. Deseos de sanar

2. Mucho trabajo

i una cosa ser ia. . .

i::::1f1-u_9,^^"r"".-, "ábíu bien el á""¿r. Bastanre raro el hombre.La desesperación es ra enfer*"oáll oL-:;;ililr""1""1"":;

remedio.- -¿Cómo diablos es éso?-Algún día lo entenderás-Yo a usted no le ent iendo absolutamente nada. Eso.-Ahora estás cansado. Te he hecho hacer hasta acrobacia. yo

soy acróbatá, p€ro tú no. FIas estacro 3g días en cama, no lo olvides

IJ":j: hecho hasta escalar paredes, pero embrómate, ir'i t u, querido

en los nervios, y sentía una irrit

l levaba más. pero era bueno.doenfermo del hígado despuésv l o h a h í o - ^ , , : l ^ - J ^j ¡v ¡ rqL . ie ¡ i L i ¡ iua( Io con una

nil ia, la señora Raquel, los chicos,, el Cura que caía a las cansadas,Jsted para nosotros es una cosa

ihebreos. Se curó muy lentamente.

un dessano infinito, y no sentía "*TflÍ"r'"?."i"il"lii,T"a'

sentía

Page 233: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

Leonardo Castel lani Su Majestad Dulcinea 2 2 9

El Cura había pertenecido a una orden religiosa, había estudiado

en Roma, había tenido un lío fenomenal con sus Superiores, había

estado "recluido" (es decir, Preso) dos años, se había fugado, había

sido echado de los Jeromianos y excomulgado por el f inado

Arzobispo. Parece ser, según decía éI, que el Papa León XIV le había

sinceros, eso sí; tenía la impresión de que nunca le había dicho una

mentira. Eso era todo lo que sabía del Cura. De Dulcinea no sabía

prácticamente nada. La había visto dos veces, en su lujoso atuendo

áe Reina, y le había jurado fidelidad sobre la cruz de la espada,

posada sobre su pecho, cuando había sentido esa fetidez, esa mezcla

á" ugru colonia v carne podrida. Había viaiado con ella en un avión,

y la había v is to d is f razada de Zorra, cuando estaba de espiona en

ia policía, y disfrazada de vieja una vez en una ceremonia del

Panlatreuticón_ de Buenos Aires. Allí habían hablado largamente

er t vozbaja. . . ter r ib les palabras. . . y después' . . ¡adiós!-Antes de morir te voy a contar mi vida, por lo menos lo

fundamental, eso te Io debo -oyó con sorPresa que le decía en ese

momento el Cura. El Cura había estado hablando en voz alta todo el

tiempo mientras él pensaba; Pero él no había escuchado. Todo eso

lo pensó en un instante, lo había pensado tantas veces, pero ahora

con una intención enorme, echándolo en un plati l lo de la balanza, a

ver si obedecía o no al Cura, al día siguiente, en aquello de ir a

Corr ientes. El Cura a lgunos días char laba por los codos, los días

que ten ía una fue r te P reocuPac ión ; pe ro no hab laba de su

preocupación sino de otras cOSaS/ decía mil macanas, estaba ocurrente

y chis toso como un d iablo. Ahora había estado contándole la

destrucción de Buenos Aires y mil macanas. "Antes de tres meses

habrá en el mundo un suceso colosal" -dijo-. "Tenemos que

pararnos un momento en las barracas, tengo que hablar con Fermín

Chávez h i jo , preparar una asamblea. . . "-¿Qué? ¿Juliano Felsenburgh?-Ni me nuembres ese bicho -contestó el otro-. De ése no sé

nada .-Usted sabe todo. Lo que Pasa es que no quiere deci r . Dice lo

que no se le pregunta, se sale por peteneras.-Saber todo es imposible. ¡Ojalá! Estoy bastante bien informado,

sí , mi serv ic io de radiote lefonía. Tengo que estar lo. Tenemos

muchísimos cómplices entre la gente pobre, no te creas, incluso

entre los que no son cristeros/ Podemos mucho, puedes confiar en

e l levo d iez años.El " jeep" , sorteando obstáculos y montando lomas, había agarradopor la que antaño fue caile Rivadávia. Edmundo p"r,ruuu con todassus fuerzas si no se negaría ar día siguiente u puitir. ¿eué conocíaél en el fondo de este hombre? La opinión pública le achacabaverdaderos crímenes. Muchas veces le había prometido- ner,, nrrn.a' ás ie había contado su vida; a veces ," fá

"r""p;;#;;;;;;pasado en forma fragme-nta-ria; pero ésos no fo^rmaban un todo,eran rasgos sueltos con grandes lagunas. Había nacido en la provinciade santa Cruz' de padre dinama.qirés y madre de la sociedad sarteña,ll-:i l"t",

con algunas.gotas ae sangre diaguita "

h";;;;. Los doshermanos sobrevivientes, no se sabe-por qué, llevaban er nombre deIa madre.padre había sidl

lviad¡r del ejército, después aviador privado,o estanciero

lt 't.*l sur. pa¡ece que fue obsiinadamente cristero,Io cual sufrió innumerables &ade los '".i"or, q'u ro odiaban.-a;

";;'"::TJ"JJ::::IIJ;;il":;falta gu-e llegó un.día en que matd de un tiro de escopera a unfederal. La guarnición de federares d-h ;;;l;-R";".n hizouna de sus famosas -expediciones

punitivas,, y arrasó con todo elestablecimiento Olaf Nielsen, pillanáo; talando y tratando a cuenrr,qt aron cieiante, incluso u g"r,t" que no tenia íaaa;;;";;;;;;;1'o tres sir-vientas y aia -iir" dÉ una de ellas que había tegadoa verla el día anter ior desde Santa Rosa. I ,os'diar ios del país

'ersando los hechos en tal foima

.-"x J "Jl il, il :' lTl T"? íJ "'jz ár a t e N e m o c u r ú a, ap e u i d o " ", " ; Tli;,1"r:l,T :*ff T JrTí,l:"Namuncu!á" y el ios se hicieron a eso. El Cura estaba en suParroquia de cristo obrero cuand.o pasó la masacre de Huin-pireró,voló en avión a su casa y encontró a su hermana moribunda; alquererla salvar, fue atajado por el control antiaéreo f ie.ido "nla cara; perdió un ojo, y al atárcizur, ," ur"rió un poco una pierna.

Page 234: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

Leonardo Castel lani Su Majestad Dulcinea 2 2 9

El Cura había pertenecido a una orden religiosa, había estudiado

en Roma, había tenido un lío fenomenal con sus Superiores, había

estado "recluido" (es decir, Preso) dos años, se había fugado, había

sido echado de los Jeromianos y excomulgado por el f inado

Arzobispo. Parece ser, según decía éI, que el Papa León XIV le había

sinceros, eso sí; tenía la impresión de que nunca le había dicho una

mentira. Eso era todo lo que sabía del Cura. De Dulcinea no sabía

prácticamente nada. La había visto dos veces, en su lujoso atuendo

áe Reina, y le había jurado fidelidad sobre la cruz de la espada,

posada sobre su pecho, cuando había sentido esa fetidez, esa mezcla

á" ugru colonia v carne podrida. Había viaiado con ella en un avión,

y la había v is to d is f razada de Zorra, cuando estaba de espiona en

ia policía, y disfrazada de vieja una vez en una ceremonia del

Panlatreuticón_ de Buenos Aires. Allí habían hablado largamente

er t vozbaja. . . ter r ib les palabras. . . y después' . . ¡adiós!-Antes de morir te voy a contar mi vida, por lo menos lo

fundamental, eso te Io debo -oyó con sorPresa que le decía en ese

momento el Cura. El Cura había estado hablando en voz alta todo el

tiempo mientras él pensaba; Pero él no había escuchado. Todo eso

lo pensó en un instante, lo había pensado tantas veces, pero ahora

con una intención enorme, echándolo en un plati l lo de la balanza, a

ver si obedecía o no al Cura, al día siguiente, en aquello de ir a

Corr ientes. El Cura a lgunos días char laba por los codos, los días

que ten ía una fue r te P reocuPac ión ; pe ro no hab laba de su

preocupación sino de otras cOSaS/ decía mil macanas, estaba ocurrente

y chis toso como un d iablo. Ahora había estado contándole la

destrucción de Buenos Aires y mil macanas. "Antes de tres meses

habrá en el mundo un suceso colosal" -dijo-. "Tenemos que

pararnos un momento en las barracas, tengo que hablar con Fermín

Chávez h i jo , preparar una asamblea. . . "-¿Qué? ¿Juliano Felsenburgh?-Ni me nuembres ese bicho -contestó el otro-. De ése no sé

nada .-Usted sabe todo. Lo que Pasa es que no quiere deci r . Dice lo

que no se le pregunta, se sale por peteneras.-Saber todo es imposible. ¡Ojalá! Estoy bastante bien informado,

sí , mi serv ic io de radiote lefonía. Tengo que estar lo. Tenemos

muchísimos cómplices entre la gente pobre, no te creas, incluso

entre los que no son cristeros/ Podemos mucho, puedes confiar en

e l levo d iez años.El " jeep" , sorteando obstáculos y montando lomas, había agarradopor la que antaño fue caile Rivadávia. Edmundo p"r,ruuu con todassus fuerzas si no se negaría ar día siguiente u puitir. ¿eué conocíaél en el fondo de este hombre? La opinión pública le achacabaverdaderos crímenes. Muchas veces le había prometido- ner,, nrrn.a' ás ie había contado su vida; a veces ," fá

"r""p;;#;;;;;;pasado en forma fragme-nta-ria; pero ésos no fo^rmaban un todo,eran rasgos sueltos con grandes lagunas. Había nacido en la provinciade santa Cruz' de padre dinama.qirés y madre de la sociedad sarteña,ll-:i l"t",

con algunas.gotas ae sangre diaguita "

h";;;;. Los doshermanos sobrevivientes, no se sabe-por qué, llevaban er nombre deIa madre.padre había sidl

lviad¡r del ejército, después aviador privado,o estanciero

lt 't.*l sur. pa¡ece que fue obsiinadamente cristero,Io cual sufrió innumerables &ade los '".i"or, q'u ro odiaban.-a;

";;'"::TJ"JJ::::IIJ;;il":;falta gu-e llegó un.día en que matd de un tiro de escopera a unfederal. La guarnición de federares d-h ;;;l;-R";".n hizouna de sus famosas -expediciones

punitivas,, y arrasó con todo elestablecimiento Olaf Nielsen, pillanáo; talando y tratando a cuenrr,qt aron cieiante, incluso u g"r,t" que no tenia íaaa;;;";;;;;;;1'o tres sir-vientas y aia -iir" dÉ una de ellas que había tegadoa verla el día anter ior desde Santa Rosa. I ,os'diar ios del país

'ersando los hechos en tal foima

.-"x J "Jl il, il :' lTl T"? íJ "'jz ár a t e N e m o c u r ú a, ap e u i d o " ", " ; Tli;,1"r:l,T :*ff T JrTí,l:"Namuncu!á" y el ios se hicieron a eso. El Cura estaba en suParroquia de cristo obrero cuand.o pasó la masacre de Huin-pireró,voló en avión a su casa y encontró a su hermana moribunda; alquererla salvar, fue atajado por el control antiaéreo f ie.ido "nla cara; perdió un ojo, y al atárcizur, ," ur"rió un poco una pierna.

Page 235: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

¿ J ULeonardo Castel lani

S tas familias de nuevos ricos

Su Majestad Dulcinea 231,mí, por ahora. tt ,:. agarrará la policía, ni te pasará nada enCorrientes. Aquí sí, "q.rit"

ugurr:,^rZ ta poticia a corto plazo; eresmuy imprudente. ÉsuLs la rízón forq,r" te mando a óorrientes,razón capital ella so_Ja, La.gentepoiru'a" todo el país, incluso losjudíos' simpatiza con^nosoti?r y ü gente pobre es casi iJo "r

pur".* Í,l,i l : ',o?oT

no, en et pársz i;;;" de tos attos funcionarioc

la tierra laborable, ¿quién no es pobre,os poseen sus tierras a título precario;

inapercibidos, vinieron a una altura inmensa, volando a ciegas. Decada uno se desprendieron sendos aviones hijos, que descendieronen espiral y soltaron las bombas con un pequeño paracaídas. Cuandola defensa anti-aérea se enteró, era tarde: los artilleros murieron todosen sus puestos, hasta los que estaban situados en vicente López.

hijos fue abatido en el Río de lu ptutu, ;i ;;;;;;;;;;;, por laflotil la dei almirante Robertson. Fue una mera casualidad que unreflector lo hubiese depistado. El otro fue apresado en el Brasil, enRío Grande. De los dos pilotos rusos uno se suicidó al ser apresado,el otro habló, desobedeciendo la consigna. ¡Ahr si tod.os los porteñosh-uLriesen obedecido la consigna de Dulcineá, €firrp€Z?ñdo por eiiamisma!

-¿La evacuación? -preguntó Edmundo.-salió mejór de lo que podíamos esperar. Más de la mitad de

la población salió a tiempo y de los que quedaron, no todos murieron-dijo el Cura-. Dulcinea y yo...más de lo que h imos no podíamoshacer. Pero los que se salvaron, tú sabes cóm quedaron. Tú yahas visto los hospitales de la Línea.. .

Claro que sí. Edmundo recordó con un escaiofrío su visita arhospital Don or ione de Témperley. Las emanaciones atómicashabían hecho un fantástico trabajo en esos cuerpos míseros: caídatotal del cabello, grietas en la piel por todo el cuerpo, hemorragiascontinuas, partos monstruosos, quemaduras que no cicatrizabany resistían al ácido oxálico y a cuanta pomada se había inventado,cáncer en todas las mucosas de adentro y fuera, pulmones tocadoso.ue gotea-Lran- lentam-ente sar'.gre por d.entro co¡¡:.o el techo de u¡racaverna... Casi era meior morir abrasael-o que sobre',ri-.rir a unaoleada de fuego atómico.. .

por todos los medios, pero fue imposible; los Fed.erales ametrallaronalgunas columnas, per.o fueron arrollados al fin.

Cuando el Almirante Robertson, que Dios confunda -dijo el Cura-vio que era unánimemente desobedecido, ordenó un escarmientoejemplar' un río de gentes que salía por Liniers fueron segadas por

*srrd¡i a rr lulo precario;

artícuro6¿s,'""',;i,,."li,r'",.irü1""ffiH:,T:.*,",'J*,Jn:iválido ninguno: eso que lla¡nan 'aielación

enfitéutica,, es una filfa;nunra f 'n. i^*- *--^ r^- . oJ pof ir i "os. Así que todos somosde limosnas y,,t.,ia me ha faltadornos los of ic iales de la Federal . . .que tienes un montón de trúmaneshubiese aniquilado la destruccións si quieres, te doy permiso. puede... aunque sea para comprarte un

destrucción de Buenos Aires! Al principio no se supo nadareinó la conflsigl más grande en el pafs, el urtubu enfermo,ierno se mostró bárbaiamente ineficiente y brutal, en elr reinó el espanto y p;

Noviembre,pasadaL::1Tlff:Iff :-i,1"',:1",fl1,"i:,[:,'"-.Í;Por un- instante c^ñ ! ! - - '=seguida a" lu or",'li;#':;:'"i,'^"Í=,:"-:":

-uv:'= que la del sol,comorruenosr.'."-r,iol.'.i'#"]'ffi,il.ff

""Lti,#"r:"?xTT?humo' cayó en ra cate n"tgrur,o ;;;" h praza,,Confrater nid.ad.,,,:,":_I1q:lT

ruq ltamanáo to¿u"iu -Miserere,,. Allí estaba ahoraeI rnmenso crá de

incendios cubrieron solamente unos 5 kirómetros de radio. Lasegunda bomba fue. más potente y-cuyO en Belgrano norte. Sucráter se había unido .o" " f

niJ puru.ra; el cual sufr ió unadesviación de su curso for*ur,ao ultiL o s d o s a " i o n e s s .1p e r s o'' i c o, q'.' " h J;.:"' il:JJ L liffi Í: rlli:l

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¿ J ULeonardo Castel lani

S tas familias de nuevos ricos

Su Majestad Dulcinea 231,mí, por ahora. tt ,:. agarrará la policía, ni te pasará nada enCorrientes. Aquí sí, "q.rit"

ugurr:,^rZ ta poticia a corto plazo; eresmuy imprudente. ÉsuLs la rízón forq,r" te mando a óorrientes,razón capital ella so_Ja, La.gentepoiru'a" todo el país, incluso losjudíos' simpatiza con^nosoti?r y ü gente pobre es casi iJo "r

pur".* Í,l,i l : ',o?oT

no, en et pársz i;;;" de tos attos funcionarioc

la tierra laborable, ¿quién no es pobre,os poseen sus tierras a título precario;

inapercibidos, vinieron a una altura inmensa, volando a ciegas. Decada uno se desprendieron sendos aviones hijos, que descendieronen espiral y soltaron las bombas con un pequeño paracaídas. Cuandola defensa anti-aérea se enteró, era tarde: los artilleros murieron todosen sus puestos, hasta los que estaban situados en vicente López.

hijos fue abatido en el Río de lu ptutu, ;i ;;;;;;;;;;;, por laflotil la dei almirante Robertson. Fue una mera casualidad que unreflector lo hubiese depistado. El otro fue apresado en el Brasil, enRío Grande. De los dos pilotos rusos uno se suicidó al ser apresado,el otro habló, desobedeciendo la consigna. ¡Ahr si tod.os los porteñosh-uLriesen obedecido la consigna de Dulcineá, €firrp€Z?ñdo por eiiamisma!

-¿La evacuación? -preguntó Edmundo.-salió mejór de lo que podíamos esperar. Más de la mitad de

la población salió a tiempo y de los que quedaron, no todos murieron-dijo el Cura-. Dulcinea y yo...más de lo que h imos no podíamoshacer. Pero los que se salvaron, tú sabes cóm quedaron. Tú yahas visto los hospitales de la Línea.. .

Claro que sí. Edmundo recordó con un escaiofrío su visita arhospital Don or ione de Témperley. Las emanaciones atómicashabían hecho un fantástico trabajo en esos cuerpos míseros: caídatotal del cabello, grietas en la piel por todo el cuerpo, hemorragiascontinuas, partos monstruosos, quemaduras que no cicatrizabany resistían al ácido oxálico y a cuanta pomada se había inventado,cáncer en todas las mucosas de adentro y fuera, pulmones tocadoso.ue gotea-Lran- lentam-ente sar'.gre por d.entro co¡¡:.o el techo de u¡racaverna... Casi era meior morir abrasael-o que sobre',ri-.rir a unaoleada de fuego atómico.. .

por todos los medios, pero fue imposible; los Fed.erales ametrallaronalgunas columnas, per.o fueron arrollados al fin.

Cuando el Almirante Robertson, que Dios confunda -dijo el Cura-vio que era unánimemente desobedecido, ordenó un escarmientoejemplar' un río de gentes que salía por Liniers fueron segadas por

*srrd¡i a rr lulo precario;

artícuro6¿s,'""',;i,,."li,r'",.irü1""ffiH:,T:.*,",'J*,Jn:iválido ninguno: eso que lla¡nan 'aielación

enfitéutica,, es una filfa;nunra f 'n. i^*- *--^ r^- . oJ pof ir i "os. Así que todos somosde limosnas y,,t.,ia me ha faltadornos los of ic iales de la Federal . . .que tienes un montón de trúmaneshubiese aniquilado la destruccións si quieres, te doy permiso. puede... aunque sea para comprarte un

destrucción de Buenos Aires! Al principio no se supo nadareinó la conflsigl más grande en el pafs, el urtubu enfermo,ierno se mostró bárbaiamente ineficiente y brutal, en elr reinó el espanto y p;

Noviembre,pasadaL::1Tlff:Iff :-i,1"',:1",fl1,"i:,[:,'"-.Í;Por un- instante c^ñ ! ! - - '=seguida a" lu or",'li;#':;:'"i,'^"Í=,:"-:":

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""Lti,#"r:"?xTT?humo' cayó en ra cate n"tgrur,o ;;;" h praza,,Confrater nid.ad.,,,:,":_I1q:lT

ruq ltamanáo to¿u"iu -Miserere,,. Allí estaba ahoraeI rnmenso crá de

incendios cubrieron solamente unos 5 kirómetros de radio. Lasegunda bomba fue. más potente y-cuyO en Belgrano norte. Sucráter se había unido .o" " f

niJ puru.ra; el cual sufr ió unadesviación de su curso for*ur,ao ultiL o s d o s a " i o n e s s .1p e r s o'' i c o, q'.' " h J;.:"' il:JJ L liffi Í: rlli:l

Page 237: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

232

hacia adetrante, en masa compacta, empuian

Su Majestad Dulcinea ¿ 5 5

estaba de un mal humor espantoso y se encerraba el día entero sinhablar con nadie. Era simplemente un hombre de una actividadprodigiosa, un "excitoide". ¿Qué edad tenía? A Edmundo le parecíaque este hombre no tenía edad. A veces parecía de sesenta y a vecesparecía de veinte años. Era notable: hablaba con los niños como si

oído hablar muy gravemente con dos chicos de 11 ó L2 años, y leshablaba exactamente como si fuesen personas de su edad, con unaseriedad y gravedad absoluta, y al rnismo tiempo en la lengua deellos. Con cada persona que hablaba, se acomodaba. No hablaba ados personas de la misma manera. Excitoide. Así era Napoleón, quer . , ^ ^ - i lX*+ . ¡ -^I Us s l / r rsy r ¡Lv .

El jeep volaba por la región maldita. Todo lo que rodeaba a BuenosAires hasta cuarenta o cincuenta kilómetros en torno, había sidoretomado por Ia Pampa, pero era una pampa maldita, sin pastos,sin potreros, sin ombúes, tachonada de manchas de cardos y cicuta,con inmensas sabanas de polvo ceniciento, que se levantaba con losventarrones en tormentas de tierra imponentes. solamente los cristerosy los merodeadores se atrevían a ingresar en la región maldita; corríanacerca de ella supersticiones inverosímiles, se narraban cosas demás en más fantásticas, la gente de la "Línea" había tramado unaespecie de mitología atómica, decía el Cura. Decían que en las ruinasandaban fantasmas, que se veían luces, que se oían voces queprecedían cosas espantables, que muchos que habían penetrado abuscar tesoros habían caído muertos de puro espanto... "En realidad,hay fenómenos eléctricos -dijo el Cura-. ¿Viste la especie der o l á n - - - ^ L l . - ^ ^ ^ " ^ L - : l l ; , ^ , - ^ - l ^ ^ . . 1 ^ : * ^ ^ ^ r : ^ ^ , - a n ^ - - - r : -v ra r lLU yus ur r r ru Lu4 l ruL , DLru luLUb d , t Jeep f l .g g l io I lgne

o u e h a b e r m u c h o : f r r e s o s f a f r r o s t a r n h i é n . l n q s i s a n f p q ñ r r o e ó, - - - - o - -

que ha visto la gente, son simplemente ruinas de rascacielos mali luminadas. Las voces son los merodeadores. Los ladr idos de laChiquita hoy día, si alguno andaba por ahí, ¿en qué especie dediablería se habrán convertido? La gente que está excitada tiene muchaimaginación; y la gente que entra en la antigua Buenos Aires, t ieneque estar excitada. Hay muchas bandas que van a pil lar a las ruinas,a buscar tesoros, las cajas de los Bancos; como si ésas no las hubiesepil lado ya el Gobierno. Yo he dado orden a los míos de que nadie seapropie de cosas de las ruinas, aunque las encuentre pot caso: orden

están mald i tas. . . Hay ot ra razón y es que los objetos de a l lá , sobre

Leonardo Castel lani

cüsparando los que tenían armas. y dejando riteralmente alfombradoel camino de cadáveres, llegaron a las piezas e hicieron .,edazos a

todavía prisionero. Ésa fue la columna que se estabreció primero enAvellaneda y después en 25 de Mayo.

-uno de ustedes hizo un gran paper en uno de esos tumultos,creo -interrumpió Edmundo.

^ -Sí, un Inspector nuestro, Blas Herrera y Obes, un uruguayo.

Con su arrojo salvó a una columna de ser ametrallada, y perdió

r potencia, que los mandó al aire.

-¿Fue un mártir? -preguntó Edmundo con sorna.-No tanto como yo -contestó fríamente el Cura.

Lanús, san Justo, Morón y san Martín hasta morir en san Isidro,círcuio que fue evacuacio a su vez después del bombardeo, hastaconvertirse en la actual "Línea". Edmundo pensaba con fastidioen la apatía de este hombre; contaba ras coüs más horripilantessin inmutarse. Eso sí, en ro que ér sabía, nunca le había pilladouna mentira. corrían acerca de él narraciones d.e cosas prodigiosas;

y haeañas, uno había visto esto, otro había visto lo otro, todoshabían_visto, y Edmundo no había visto, propiamente prodigioso,nada' Hazañas, sí, hazañas de homb.e dls"ipe.aao y temerario,en eso sí lo admiraba. pero era un hombre .ó-o los demás, condefectos como todos los humanos, no era un santo. Algunos días

Page 238: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

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hacia adetrante, en masa compacta, empuian

Su Majestad Dulcinea ¿ 5 5

estaba de un mal humor espantoso y se encerraba el día entero sinhablar con nadie. Era simplemente un hombre de una actividadprodigiosa, un "excitoide". ¿Qué edad tenía? A Edmundo le parecíaque este hombre no tenía edad. A veces parecía de sesenta y a vecesparecía de veinte años. Era notable: hablaba con los niños como si

oído hablar muy gravemente con dos chicos de 11 ó L2 años, y leshablaba exactamente como si fuesen personas de su edad, con unaseriedad y gravedad absoluta, y al rnismo tiempo en la lengua deellos. Con cada persona que hablaba, se acomodaba. No hablaba ados personas de la misma manera. Excitoide. Así era Napoleón, quer . , ^ ^ - i lX*+ . ¡ -^I Us s l / r rsy r ¡Lv .

El jeep volaba por la región maldita. Todo lo que rodeaba a BuenosAires hasta cuarenta o cincuenta kilómetros en torno, había sidoretomado por Ia Pampa, pero era una pampa maldita, sin pastos,sin potreros, sin ombúes, tachonada de manchas de cardos y cicuta,con inmensas sabanas de polvo ceniciento, que se levantaba con losventarrones en tormentas de tierra imponentes. solamente los cristerosy los merodeadores se atrevían a ingresar en la región maldita; corríanacerca de ella supersticiones inverosímiles, se narraban cosas demás en más fantásticas, la gente de la "Línea" había tramado unaespecie de mitología atómica, decía el Cura. Decían que en las ruinasandaban fantasmas, que se veían luces, que se oían voces queprecedían cosas espantables, que muchos que habían penetrado abuscar tesoros habían caído muertos de puro espanto... "En realidad,hay fenómenos eléctricos -dijo el Cura-. ¿Viste la especie der o l á n - - - ^ L l . - ^ ^ ^ " ^ L - : l l ; , ^ , - ^ - l ^ ^ . . 1 ^ : * ^ ^ ^ r : ^ ^ , - a n ^ - - - r : -v ra r lLU yus ur r r ru Lu4 l ruL , DLru luLUb d , t Jeep f l .g g l io I lgne

o u e h a b e r m u c h o : f r r e s o s f a f r r o s t a r n h i é n . l n q s i s a n f p q ñ r r o e ó, - - - - o - -

que ha visto la gente, son simplemente ruinas de rascacielos mali luminadas. Las voces son los merodeadores. Los ladr idos de laChiquita hoy día, si alguno andaba por ahí, ¿en qué especie dediablería se habrán convertido? La gente que está excitada tiene muchaimaginación; y la gente que entra en la antigua Buenos Aires, t ieneque estar excitada. Hay muchas bandas que van a pil lar a las ruinas,a buscar tesoros, las cajas de los Bancos; como si ésas no las hubiesepil lado ya el Gobierno. Yo he dado orden a los míos de que nadie seapropie de cosas de las ruinas, aunque las encuentre pot caso: orden

están mald i tas. . . Hay ot ra razón y es que los objetos de a l lá , sobre

Leonardo Castel lani

cüsparando los que tenían armas. y dejando riteralmente alfombradoel camino de cadáveres, llegaron a las piezas e hicieron .,edazos a

todavía prisionero. Ésa fue la columna que se estabreció primero enAvellaneda y después en 25 de Mayo.

-uno de ustedes hizo un gran paper en uno de esos tumultos,creo -interrumpió Edmundo.

^ -Sí, un Inspector nuestro, Blas Herrera y Obes, un uruguayo.

Con su arrojo salvó a una columna de ser ametrallada, y perdió

r potencia, que los mandó al aire.

-¿Fue un mártir? -preguntó Edmundo con sorna.-No tanto como yo -contestó fríamente el Cura.

Lanús, san Justo, Morón y san Martín hasta morir en san Isidro,círcuio que fue evacuacio a su vez después del bombardeo, hastaconvertirse en la actual "Línea". Edmundo pensaba con fastidioen la apatía de este hombre; contaba ras coüs más horripilantessin inmutarse. Eso sí, en ro que ér sabía, nunca le había pilladouna mentira. corrían acerca de él narraciones d.e cosas prodigiosas;

y haeañas, uno había visto esto, otro había visto lo otro, todoshabían_visto, y Edmundo no había visto, propiamente prodigioso,nada' Hazañas, sí, hazañas de homb.e dls"ipe.aao y temerario,en eso sí lo admiraba. pero era un hombre .ó-o los demás, condefectos como todos los humanos, no era un santo. Algunos días

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¿ 5 4

Leonardo Castel lani

Su Maies tad Du lc inea

del chasis apuntó cuidadosamentey mandó una ráfaga de balas

"l p"".;:";:;::,r'J::

-¿Está ocupado por los cr isteros?

-¿Está her gr i tó Edmundo.-Creo que han pinchado r.ru go_u. ¡Tírate y cúbrete detrásdel auto! ¡Los eadoresl ieuieta, Éniquitat

-¡Cúbrete, te digol --gritó el Cura desde abajo del auto_. porsuerte tengo el trebuchador oxilhídrico, en diez minui s arregro estetrasto viejo y después rajamos. Cuidado Mundo, cúbret . Mundo, que

Tr]l.t:1r:i1 del au13 para llamar la perra, se encogió cuicJadosamente

err rr rrrr l(r .u y apunto a la derecha la metra.

-,-No hay cuidado que ninguno se arrime. por mí, usté no seafli ja. Arregle rápido.-Diez minutos o quince. Son ,,merodes,,.

Tiran con escopetade caza y revólveres v ie jos _rezongaba e l Cura desde abajo.-Huy un policía desertor entre éllos, sin duda .- ¡iup"t _dijoMundo bajito-. ya verán.

Un tiro solitario surgió de muy cerca y la bala le zumbó por lacabeza' La perra se lanzó de nuávo al aialto, radrando con furia,pero ahora hacia adela te. , , ¡Atrás, Chiqui ta l , , _pero era tarde.sonó un t i ro v un aul l id rast imero. sobre et t i ro , Edmundo apretóel gat i l lo y mandó c inco o seis balas: sonó otro aui l ido, esta vezhumano.

-" ¡una boca de fuego enmudecida!" -Edmundo c i tó cantandoal Reporter Esso O: U-. T'aauo, que hacía crónicas á"-grr".ru

"r,veÍso. - -Esio está ' ' '

corrar re r rarr -+o-" : l : :? t - " - -1"

l " pasado.e l sueño' Nos quieren

a J. Ds rrdrr drJlerfo en clrculo, marc_han separados.

.. El fuego graneado,había- cesado y reinaba un pavoroso sirencio."¡Imbéciles! -dijo Edmundo, avizoranclo la oscuridad. _¡Vaya unaemboscada! No saben ttad.a... ' ,-se han ido, ésos son siempre cobardes. yo estoy terminando

esto. Ojalá que tuviera un rrierro de hacer tatatá, como vos. ¿Laperra está herida?--No -dijo Edmundo.-Yo tengo alguno-s perdigones debajo del cojinil lo, me parece,que me están haciendo cosqui l las.-Cállese y quédese quieio allí un rnomento que tengo que haceruna operación importanfe- con sus gritos uste4 nos está l0calizando.

iI

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Leonardo Castel lani

Su Maies tad Du lc inea

del chasis apuntó cuidadosamentey mandó una ráfaga de balas

"l p"".;:";:;::,r'J::

-¿Está ocupado por los cr isteros?

-¿Está her gr i tó Edmundo.-Creo que han pinchado r.ru go_u. ¡Tírate y cúbrete detrásdel auto! ¡Los eadoresl ieuieta, Éniquitat

-¡Cúbrete, te digol --gritó el Cura desde abajo del auto_. porsuerte tengo el trebuchador oxilhídrico, en diez minui s arregro estetrasto viejo y después rajamos. Cuidado Mundo, cúbret . Mundo, que

Tr]l.t:1r:i1 del au13 para llamar la perra, se encogió cuicJadosamente

err rr rrrr l(r .u y apunto a la derecha la metra.

-,-No hay cuidado que ninguno se arrime. por mí, usté no seafli ja. Arregle rápido.-Diez minutos o quince. Son ,,merodes,,.

Tiran con escopetade caza y revólveres v ie jos _rezongaba e l Cura desde abajo.-Huy un policía desertor entre éllos, sin duda .- ¡iup"t _dijoMundo bajito-. ya verán.

Un tiro solitario surgió de muy cerca y la bala le zumbó por lacabeza' La perra se lanzó de nuávo al aialto, radrando con furia,pero ahora hacia adela te. , , ¡Atrás, Chiqui ta l , , _pero era tarde.sonó un t i ro v un aul l id rast imero. sobre et t i ro , Edmundo apretóel gat i l lo y mandó c inco o seis balas: sonó otro aui l ido, esta vezhumano.

-" ¡una boca de fuego enmudecida!" -Edmundo c i tó cantandoal Reporter Esso O: U-. T'aauo, que hacía crónicas á"-grr".ru

"r,veÍso. - -Esio está ' ' '

corrar re r rarr -+o-" : l : :? t - " - -1"

l " pasado.e l sueño' Nos quieren

a J. Ds rrdrr drJlerfo en clrculo, marc_han separados.

.. El fuego graneado,había- cesado y reinaba un pavoroso sirencio."¡Imbéciles! -dijo Edmundo, avizoranclo la oscuridad. _¡Vaya unaemboscada! No saben ttad.a... ' ,-se han ido, ésos son siempre cobardes. yo estoy terminando

esto. Ojalá que tuviera un rrierro de hacer tatatá, como vos. ¿Laperra está herida?--No -dijo Edmundo.-Yo tengo alguno-s perdigones debajo del cojinil lo, me parece,que me están haciendo cosqui l las.-Cállese y quédese quieio allí un rnomento que tengo que haceruna operación importanfe- con sus gritos uste4 nos está l0calizando.

iI

.[i] |,iüi

Page 241: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

EI Cura oyó que se acomodaba entre las ratas como en una poltronay. apuntaba respirando fuerte. una retahíla de tiros partió al finalanceando la oscuridad, una ráfaga interminable, hasta que se leacabó la cinta.

¿ J O Leonardo Castel lani

-jQué has hecho? -gritó el otro_. ¿Fuegos artificiales?

-¡El jefe! -gritó triunfalmente Edmundo_. ¡Lo agarré! ¡Ahora

centro: tenía unun deser tor de los

Majestad Dulcinea 2 3 7

' . Hizo girar los focos hasta encontrar el cadáver del animal, meneó

la cabeza diciendo: "Tofal, no era mía" y saltó al manubrio. Unmomento después el coche picaba con el f ierrito a fondo por loscampos desolados. " ¡Aquí está la huel la l " -d i jo de golpe e l Cura,tomando el camino. Edmundo sentía en la cara un dolor i ble.

estaban ante un centinela con arma larga. Estabanen la puerta de la Línea; los l ineros, se habían organizado comopudieron, y se defendían y gobernaban como un aduar de árabes

Africa. La Línea, poblada con los fugitivos de Buenos Aires ychos cristeros que habían acudido de todas partes se extendía

en semicírculo por Irreprochable, Einstein, Richmond, Eisenhower,r l r ^ - - f ^ l l f ^ r : I I 1 - : ^ - - D - 1 . :vyerrLrtrrr yv[rrsle y Darumore/ que naotarr recoDrado sus antrguosnombres de Punta Colorada, Varela, Monte Grande, Merlo, SanMiguel y Tigre -convertido en "Sant a María" .

-¿Los papeles? ¡Que lo t i ró ! ¡Me los ha robado e l vaga'oundo!-chil ló cómicamente el Cura.

-Suelte esa arma, señor -intimó el escucha.Edmundo se l a t i r ó a l os p ies . -Es tá vac ía -anunc ió - .

Merodeadores. Un jefe con un rif le f ino. Huyeron aunque no todos.-Ese es e l Zurdo Picazo. ¿Y quién son ustedes?-Se me perdió la cartera jugando con un bestia de ésos -dijo

jocosamente el Cura-. Pero ¿conoce usté este relicario de oro?-¡El Cura Loco! -gritó eI otro-. Perdón: ¡Su Reverencia el

Inspector General ! ¡Con esa facha, envuel to en sábanas! ¡perdón,Reverencia! -Se l levó a la boca y sonó un s i lbato estr idente.

-¿Pero usted está cambiado, verdad? Así no era la ú l t ima vezque lo v i .

E l Cura que se había despojado del mono b lanco, reía con r isahistérica como había reído todo el t iempo desde que le curó lacara a Edmundo.

-Voy a l levarlos a la Inspectoría -dijo-. El Maestro Fermínlos esperaba; pero mucho antes. ¿Sabe la gran not ic ia?

-ZQué not ic ia? ¿Buena o mala?-No sé si es buena o mala. Miren.En el laberinto de callejuelas, ranchos, barracas y bungalows que

se extendía delante, ardían fogatas y cantaban grupos de gentejubilosa, hacían rondas los niños. se oían clamores por todas parres.

-¡Qué diablos de Sabbath es ésto? -perplejó el Cura.-Festejan la gran noticia -dijo el Centinela, entregando los viajeros

a dos hombrachones uniformados que habían caído. -El Inspector

disparan todosl ¿No oye el galope?-¿Cómo sabes que era e l je fe? _Et de l

Remington 44 fenomenal ¿no oyé?; e"" debe serfederales.

Lo interrumpió un ruii l_o sordo y dos gritos furiosos.- ¡Cu idado Mundo ! - - hab ía

-g r i t aJo e l Cu ra que es taba

acurrucado a la izquierda rueda délantera, y había ,uitudo como

la había rirado de espaldar. r"Jt""'"i:.:?::f":1fiÍ ;:'fl*:cor ta y Edmundo s int ió un dolor v ivo y desgarrante en la mej i l ra .El cura y el malevo se debatían en el suelo hechos un solo bulto.-¡No chillaba er Cura-. Lo he desarmado. Nos sorprendiópor el ot ¡Ah maulal ¿Sabés morder también? Un prisionero,Mundo. a l ¡Ecco! Un derechazo a la mandíbula y t i r to . Vuestá. Un izquierdazo por las dudas... AtáIo, Mundo.

Mundo estaba delante del faro del auto, mirándose la mano llenade sangre. El Cura dejó su presa y acudió sol íc i to .

-Me ha salvado la v ida -d i jo- . ¿eué tengo en la cara?

El Cura miró con espanto, todo jadeante. _pbca cosa por suer te

;r:_*""."qeó despué:9".

"-l momenro_. Una esquirla de lata de

rd' carroce'a yo desvle el disparo. Eso sí, te ha tajeado feamentela meji l la. U momento, te vend.o enseguida.

-¡El otro! ritó Mundo- ¡ataje! El Malevo, un bruto membrudocubierto de apos, se había lávantado penosamente y tomabael por tante a l t rote. El Cura se echó a reí r :

-c.Qu1estás gati l lando, si t ienes el arma vacía, y además un ojotapado? Déjalo que raje. Un incordio. De ésos no podemos sacarnada' son unos infelices. Además, si nos ven lregar r^rí, .o'armas y:or , tese harapiento en e l coche, nos asan a t i ros. . . ros cent inelas deIa Línea. Tenemos que estar en la Línea cuanto antes. va a amanecer.¿No se podrá salvar Ia perra? ¿No? ¡Listos! Mucho es que no nayamosmuerto los t res. ¡Pobre Chiqui ta l

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EI Cura oyó que se acomodaba entre las ratas como en una poltronay. apuntaba respirando fuerte. una retahíla de tiros partió al finalanceando la oscuridad, una ráfaga interminable, hasta que se leacabó la cinta.

¿ J O Leonardo Castel lani

-jQué has hecho? -gritó el otro_. ¿Fuegos artificiales?

-¡El jefe! -gritó triunfalmente Edmundo_. ¡Lo agarré! ¡Ahora

centro: tenía unun deser tor de los

Majestad Dulcinea 2 3 7

' . Hizo girar los focos hasta encontrar el cadáver del animal, meneó

la cabeza diciendo: "Tofal, no era mía" y saltó al manubrio. Unmomento después el coche picaba con el f ierrito a fondo por loscampos desolados. " ¡Aquí está la huel la l " -d i jo de golpe e l Cura,tomando el camino. Edmundo sentía en la cara un dolor i ble.

estaban ante un centinela con arma larga. Estabanen la puerta de la Línea; los l ineros, se habían organizado comopudieron, y se defendían y gobernaban como un aduar de árabes

Africa. La Línea, poblada con los fugitivos de Buenos Aires ychos cristeros que habían acudido de todas partes se extendía

en semicírculo por Irreprochable, Einstein, Richmond, Eisenhower,r l r ^ - - f ^ l l f ^ r : I I 1 - : ^ - - D - 1 . :vyerrLrtrrr yv[rrsle y Darumore/ que naotarr recoDrado sus antrguosnombres de Punta Colorada, Varela, Monte Grande, Merlo, SanMiguel y Tigre -convertido en "Sant a María" .

-¿Los papeles? ¡Que lo t i ró ! ¡Me los ha robado e l vaga'oundo!-chil ló cómicamente el Cura.

-Suelte esa arma, señor -intimó el escucha.Edmundo se l a t i r ó a l os p ies . -Es tá vac ía -anunc ió - .

Merodeadores. Un jefe con un rif le f ino. Huyeron aunque no todos.-Ese es e l Zurdo Picazo. ¿Y quién son ustedes?-Se me perdió la cartera jugando con un bestia de ésos -dijo

jocosamente el Cura-. Pero ¿conoce usté este relicario de oro?-¡El Cura Loco! -gritó eI otro-. Perdón: ¡Su Reverencia el

Inspector General ! ¡Con esa facha, envuel to en sábanas! ¡perdón,Reverencia! -Se l levó a la boca y sonó un s i lbato estr idente.

-¿Pero usted está cambiado, verdad? Así no era la ú l t ima vezque lo v i .

E l Cura que se había despojado del mono b lanco, reía con r isahistérica como había reído todo el t iempo desde que le curó lacara a Edmundo.

-Voy a l levarlos a la Inspectoría -dijo-. El Maestro Fermínlos esperaba; pero mucho antes. ¿Sabe la gran not ic ia?

-ZQué not ic ia? ¿Buena o mala?-No sé si es buena o mala. Miren.En el laberinto de callejuelas, ranchos, barracas y bungalows que

se extendía delante, ardían fogatas y cantaban grupos de gentejubilosa, hacían rondas los niños. se oían clamores por todas parres.

-¡Qué diablos de Sabbath es ésto? -perplejó el Cura.-Festejan la gran noticia -dijo el Centinela, entregando los viajeros

a dos hombrachones uniformados que habían caído. -El Inspector

disparan todosl ¿No oye el galope?-¿Cómo sabes que era e l je fe? _Et de l

Remington 44 fenomenal ¿no oyé?; e"" debe serfederales.

Lo interrumpió un ruii l_o sordo y dos gritos furiosos.- ¡Cu idado Mundo ! - - hab ía

-g r i t aJo e l Cu ra que es taba

acurrucado a la izquierda rueda délantera, y había ,uitudo como

la había rirado de espaldar. r"Jt""'"i:.:?::f":1fiÍ ;:'fl*:cor ta y Edmundo s int ió un dolor v ivo y desgarrante en la mej i l ra .El cura y el malevo se debatían en el suelo hechos un solo bulto.-¡No chillaba er Cura-. Lo he desarmado. Nos sorprendiópor el ot ¡Ah maulal ¿Sabés morder también? Un prisionero,Mundo. a l ¡Ecco! Un derechazo a la mandíbula y t i r to . Vuestá. Un izquierdazo por las dudas... AtáIo, Mundo.

Mundo estaba delante del faro del auto, mirándose la mano llenade sangre. El Cura dejó su presa y acudió sol íc i to .

-Me ha salvado la v ida -d i jo- . ¿eué tengo en la cara?

El Cura miró con espanto, todo jadeante. _pbca cosa por suer te

;r:_*""."qeó despué:9".

"-l momenro_. Una esquirla de lata de

rd' carroce'a yo desvle el disparo. Eso sí, te ha tajeado feamentela meji l la. U momento, te vend.o enseguida.

-¡El otro! ritó Mundo- ¡ataje! El Malevo, un bruto membrudocubierto de apos, se había lávantado penosamente y tomabael por tante a l t rote. El Cura se echó a reí r :

-c.Qu1estás gati l lando, si t ienes el arma vacía, y además un ojotapado? Déjalo que raje. Un incordio. De ésos no podemos sacarnada' son unos infelices. Además, si nos ven lregar r^rí, .o'armas y:or , tese harapiento en e l coche, nos asan a t i ros. . . ros cent inelas deIa Línea. Tenemos que estar en la Línea cuanto antes. va a amanecer.¿No se podrá salvar Ia perra? ¿No? ¡Listos! Mucho es que no nayamosmuerto los t res. ¡Pobre Chiqui ta l

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Ahora no puedo más. Estoy muertouna peldiz.-¿Cómo?

Leonardo Casiel lani

Vrnt DrsnspnnAcróN

Temperley se l las'.aba ah.ora r,¡i i ia Desesperación. o i i:,ejor dicho,la antigua Temperley subsistía, medio abandonada por sus habitantes,que emigraban de más en más, amedrentados por las "excursionespunitivas" de los Federales contra los míseros habitantes de vil laDesesperación, la cual estaba enchufada con Temperley en formaque no se podían delimitar y.la cercaba en todas direcciones, sobretodo hacia el oeste. Desde la plaza Lincoln hasta el arroyo Long-Meadows se extendía el inmenso campamento que los fugitivos deBuenos A i res en e l p r imer momen to hab ían denominado"Desesperaciórr", que cubría chatamente una extensión enorme yembarullada: calles en todos los ángulos, y casitas chatas de maderá,zinc, barro, demolición, ladril los, cemento, piedra y hasta mármoles,traídos de la región maldita. El Hotel de Dios había sido empezadocon mármoles y terminado con lo que cayó: la parte central estabasuntuosamente enchapada en ónix, un ala era de ladril los, con unapunta de adobes, la otra ala de cer.-.ento con ladril lo picado y pie,ira.El Hot de Dios, lo primero oue vio Edmun_cl_o aI saiir el soi -no seacostó, se sentó en un banco a reflexionar, la meji l la le dolíafuertemente- era un símbolo de vilta Desesperacián: vastísimohospital, asilo y hospedería, en cuya construcción había intervenido

Joda la población, por turnos diurnos y nocturnos, domingos incluso,

bajo la dirección del arquitecto Lattanzi -munido áe poderesdictatoriales-, así le habían contado. Al lado suyo se había sentadoun hombre esquelético, pelado, macilento, le pidió limosna y empezóa contarle cosas y responder a sus preguntas. Era un ',tocad.o'1 .

La parte de hospital, que era vastísima (,,yo estuve en la sala 19,usté se imagina"), estaba atestada de víctimas de la explosión atómica,las más graves solamente, porque no había lugar para iodos: Edmundoya había visto una sala así. Los casos leves se arreglaban como

Y e r e n c i q o c t 4 - l 1 ^ ^ ^ I D - r - .

-Yo no sé todav ; éste, parte mañana tarde para Corrientes.-Lástima -dijo mozo.

usted es un hombre de mando y yo también soy un hombre demando; pero usted es de más mánáo que yo. poi eso yorespeto por un lado y por otro me da ratiá 1ft Crrru ,iáj.el asunto de los *"óá"r, yo repelí el asalto, p"r; ";i;;situación en la cabezu, pensé una eventualidad en tu qrr".o

I?í. ," . tu el plan en la cabezaj va, y daba Ordenes. ¡sta

.E l Lura se detuvo y lo miró largamente: _¡Cui tado! ya l legarás,

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Ahora no puedo más. Estoy muertouna peldiz.-¿Cómo?

Leonardo Casiel lani

Vrnt DrsnspnnAcróN

Temperley se l las'.aba ah.ora r,¡i i ia Desesperación. o i i:,ejor dicho,la antigua Temperley subsistía, medio abandonada por sus habitantes,que emigraban de más en más, amedrentados por las "excursionespunitivas" de los Federales contra los míseros habitantes de vil laDesesperación, la cual estaba enchufada con Temperley en formaque no se podían delimitar y.la cercaba en todas direcciones, sobretodo hacia el oeste. Desde la plaza Lincoln hasta el arroyo Long-Meadows se extendía el inmenso campamento que los fugitivos deBuenos A i res en e l p r imer momen to hab ían denominado"Desesperaciórr", que cubría chatamente una extensión enorme yembarullada: calles en todos los ángulos, y casitas chatas de maderá,zinc, barro, demolición, ladril los, cemento, piedra y hasta mármoles,traídos de la región maldita. El Hotel de Dios había sido empezadocon mármoles y terminado con lo que cayó: la parte central estabasuntuosamente enchapada en ónix, un ala era de ladril los, con unapunta de adobes, la otra ala de cer.-.ento con ladril lo picado y pie,ira.El Hot de Dios, lo primero oue vio Edmun_cl_o aI saiir el soi -no seacostó, se sentó en un banco a reflexionar, la meji l la le dolíafuertemente- era un símbolo de vilta Desesperacián: vastísimohospital, asilo y hospedería, en cuya construcción había intervenido

Joda la población, por turnos diurnos y nocturnos, domingos incluso,

bajo la dirección del arquitecto Lattanzi -munido áe poderesdictatoriales-, así le habían contado. Al lado suyo se había sentadoun hombre esquelético, pelado, macilento, le pidió limosna y empezóa contarle cosas y responder a sus preguntas. Era un ',tocad.o'1 .

La parte de hospital, que era vastísima (,,yo estuve en la sala 19,usté se imagina"), estaba atestada de víctimas de la explosión atómica,las más graves solamente, porque no había lugar para iodos: Edmundoya había visto una sala así. Los casos leves se arreglaban como

Y e r e n c i q o c t 4 - l 1 ^ ^ ^ I D - r - .

-Yo no sé todav ; éste, parte mañana tarde para Corrientes.-Lástima -dijo mozo.

usted es un hombre de mando y yo también soy un hombre demando; pero usted es de más mánáo que yo. poi eso yorespeto por un lado y por otro me da ratiá 1ft Crrru ,iáj.el asunto de los *"óá"r, yo repelí el asalto, p"r; ";i;;situación en la cabezu, pensé una eventualidad en tu qrr".o

I?í. ," . tu el plan en la cabezaj va, y daba Ordenes. ¡sta

.E l Lura se detuvo y lo miró largamente: _¡Cui tado! ya l legarás,

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podían: cada momento se veían por las sucias callejas hombrescadavéricos, de cráneo perado y cabézas caídas, mujeres momificadaso espan tab lemen te h inchadas que ped ían Í i *o r r ru , hac ían"changuitas" o recitaban en voz aria err los corri l los, lamentables

rracal multitudinal y heteróclito era una vista que no seha jamás en el mundo, ni el Shanghai o el Singapur de lasleyendas podían dar una idea; n i nada. Edmundo se decid ió arecorrer lo hasta la hora de comer, oteando cuidadosamente parano perderse: e l Cura lo había c i tado para las doce.

Los cristeros habían- con-tribuido enor*.emente a organi--- -crear una especie de orden. Organizados en cuerpo, cuandola catástrofe tomaron en seguidiiniciativas; y ras Áanadas aroy desesperadas obedecieron de grado y aúi con gratitud. Ent i empo se es tab lec ie ron ros l i neamien tos de una c i v i r i z

tiva y aún bárbara si se quiere, pero firme: con enseñanza,ncia socia l , d is t r ibución del t rabajo, empresas, t í turos de

propiedad y hasta fuerzas de policía, uniformadas pintorescamentey armadas a la d iabla, hasta con cachiporras. Eámundo vagaba

-preguntaba al esqueleto ambulante que lo acompañab a. ,,Máss. Hay vil las que no son tan católicas. Aqúí somos ms." La muchedumbre había aceptado s in gran d i f icu l t

_ vieio'catélieo -m-odificado de lal r.anerar ñar inesperaciasy chuscas, a veces -a l imper io de las c i rcr rnsfanciac

Se celebraban "cenas,, ".,

lu, .usu, d" b; ;;;"; áu gr.rpo,, iosacerdotes) y de tanto en tanto el inspector Chávez ofi"ciaba una

cena solemne en el Hotel de Dios, que se abarrotaba de asistentes.Dos horas después de anochec", ,"t irpuraba el ,,toque

de queda,,con un cañoncito y todos estaban obligados u upu u, las luces,

.e queda; pero no se había podidocontener la a legr ía de la muchedumbre ¡se h izo la v is ta gorda.

La "convivencia", la ,,vecind ad,', o como se quiera l lamarle a

lo que no ex is t ía ya en Buenos Aires (Edmundo recordaba lacampaña de la Tn¡su¡¡¡ o¡ DocrR rNA " enpro de una mejor convivenciavecinal" que no había dado resultado alguno), la aÁistad humana

2 4 0 Leonardo Castel iani Maiestad Dulcinea

io la humanidad en suma, había renacido. En Buenos Aires un "vecino"

era por definición "un ser del cual se recibían molestias" y al cual

comúnmente se odiaba; recordó el fastidio continuo y el horror de

los bloques de departamentos. En donde él vivió, ni se conocían, niromances o letras de tango. El Hotel de Dios tenía además dos escuelas rse saludaban n i se ayudaban, n i (por sueños) se amaban. Aquí lata catastrole y las comunes aPremrantes necesrdactes habÍan

acercado a los hombres; recordó lo que le contaba el tío Battista

acerca de la sol idar idad de la gente pobre en I ta l ia y en España.

Aquí pasaba lo mismo. Aquí, si no estaba alegre, la gente parecía

po r l o menos tene r paz ; v i o docenas de escenas r i sueñas o

conmovedoras. ¡Ah! los Juzgados de Paz, v io uno por casual idad.

Las ciiferencias entre vecinos ias arregiaba ei jeÍe cie grupo o undelegado suyo con un código bastante arbitrario de sentido común

e improvisaciones humoríst icas. Vio en una cal le ancha esteespectáculo: un hombre disfrazado de burro sobre un burro verdadero,

muy ser io, seguido de una patu lea de chiqui l los y vagos quealborotaban como mi l , con un car te l en las espaldas:

-ZQué es éso? -d i jo .-Este hombre ha de'ber dicho que no hay Dios, o algo por el

est i lo . Es la Ley -d i jo su maci lento compañero- . Se pué pensartodo lo que vos quieras que no hay Dios, pero no se puede deci r loen público.

Edmundo miró las espaldas del hombre cuando pasó: e l car te ldecía: "No exis te Dios; pero hay burros comb vos."

-Castigar con el ridículo, como en la Edad Media -pensó-.

Es más eficaz que la cárcel; pero lo que es aquí no hay ni pizca deiibertaci cie pensamienio. ¡Qué muncio! Esio no es viabie hoy <iía.

l - . . ^ - A ^ ^ ^ L - A ^ ^ ^ l r - . - - ^ l ^ - ^ - ^ - . ^ l ^ * ^ * ^ ^ : l ' , , : ^ 1 , . * L - ^ - - - - -L U 4 l r q u E r ( L l u E r r E r J u ¿ 6 d u u / y u I 9 u E I E P 4 r t L r u v r J r u r r l u l a l u l t d

cara conocida, su esquelético compañero hacía rato que lo habíaabandonado, sentándose en un poyo, exhausto, y poniéndose aconversar animadamente con un grupo de comadres, que repetíancada momento el nombre de Juliano Felsenburgh. Una de ellasag i t aba un l i b ro que rezaba i "La ve rdade ra v ida de ]u l i anoFelsenburgh". Se detuvo un momento, pero no hiló nada en firme.

¿Qué había?El "Juzgado" estaba abierto de par en par, y un juez dictaminaba

a gritos, coreado por carcajadas estentóreas, aplausos y protestas.Miró al juezy lo reconoció de golpe. ¡El negro del Subterráneo!

- ¡Vos aquí ! -d i jo .

Page 246: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

podían: cada momento se veían por las sucias callejas hombrescadavéricos, de cráneo perado y cabézas caídas, mujeres momificadaso espan tab lemen te h inchadas que ped ían Í i *o r r ru , hac ían"changuitas" o recitaban en voz aria err los corri l los, lamentables

rracal multitudinal y heteróclito era una vista que no seha jamás en el mundo, ni el Shanghai o el Singapur de lasleyendas podían dar una idea; n i nada. Edmundo se decid ió arecorrer lo hasta la hora de comer, oteando cuidadosamente parano perderse: e l Cura lo había c i tado para las doce.

Los cristeros habían- con-tribuido enor*.emente a organi--- -crear una especie de orden. Organizados en cuerpo, cuandola catástrofe tomaron en seguidiiniciativas; y ras Áanadas aroy desesperadas obedecieron de grado y aúi con gratitud. Ent i empo se es tab lec ie ron ros l i neamien tos de una c i v i r i z

tiva y aún bárbara si se quiere, pero firme: con enseñanza,ncia socia l , d is t r ibución del t rabajo, empresas, t í turos de

propiedad y hasta fuerzas de policía, uniformadas pintorescamentey armadas a la d iabla, hasta con cachiporras. Eámundo vagaba

-preguntaba al esqueleto ambulante que lo acompañab a. ,,Máss. Hay vil las que no son tan católicas. Aqúí somos ms." La muchedumbre había aceptado s in gran d i f icu l t

_ vieio'catélieo -m-odificado de lal r.anerar ñar inesperaciasy chuscas, a veces -a l imper io de las c i rcr rnsfanciac

Se celebraban "cenas,, ".,

lu, .usu, d" b; ;;;"; áu gr.rpo,, iosacerdotes) y de tanto en tanto el inspector Chávez ofi"ciaba una

cena solemne en el Hotel de Dios, que se abarrotaba de asistentes.Dos horas después de anochec", ,"t irpuraba el ,,toque

de queda,,con un cañoncito y todos estaban obligados u upu u, las luces,

.e queda; pero no se había podidocontener la a legr ía de la muchedumbre ¡se h izo la v is ta gorda.

La "convivencia", la ,,vecind ad,', o como se quiera l lamarle a

lo que no ex is t ía ya en Buenos Aires (Edmundo recordaba lacampaña de la Tn¡su¡¡¡ o¡ DocrR rNA " enpro de una mejor convivenciavecinal" que no había dado resultado alguno), la aÁistad humana

2 4 0 Leonardo Castel iani Maiestad Dulcinea

io la humanidad en suma, había renacido. En Buenos Aires un "vecino"

era por definición "un ser del cual se recibían molestias" y al cual

comúnmente se odiaba; recordó el fastidio continuo y el horror de

los bloques de departamentos. En donde él vivió, ni se conocían, niromances o letras de tango. El Hotel de Dios tenía además dos escuelas rse saludaban n i se ayudaban, n i (por sueños) se amaban. Aquí lata catastrole y las comunes aPremrantes necesrdactes habÍan

acercado a los hombres; recordó lo que le contaba el tío Battista

acerca de la sol idar idad de la gente pobre en I ta l ia y en España.

Aquí pasaba lo mismo. Aquí, si no estaba alegre, la gente parecía

po r l o menos tene r paz ; v i o docenas de escenas r i sueñas o

conmovedoras. ¡Ah! los Juzgados de Paz, v io uno por casual idad.

Las ciiferencias entre vecinos ias arregiaba ei jeÍe cie grupo o undelegado suyo con un código bastante arbitrario de sentido común

e improvisaciones humoríst icas. Vio en una cal le ancha esteespectáculo: un hombre disfrazado de burro sobre un burro verdadero,

muy ser io, seguido de una patu lea de chiqui l los y vagos quealborotaban como mi l , con un car te l en las espaldas:

-ZQué es éso? -d i jo .-Este hombre ha de'ber dicho que no hay Dios, o algo por el

est i lo . Es la Ley -d i jo su maci lento compañero- . Se pué pensartodo lo que vos quieras que no hay Dios, pero no se puede deci r loen público.

Edmundo miró las espaldas del hombre cuando pasó: e l car te ldecía: "No exis te Dios; pero hay burros comb vos."

-Castigar con el ridículo, como en la Edad Media -pensó-.

Es más eficaz que la cárcel; pero lo que es aquí no hay ni pizca deiibertaci cie pensamienio. ¡Qué muncio! Esio no es viabie hoy <iía.

l - . . ^ - A ^ ^ ^ L - A ^ ^ ^ l r - . - - ^ l ^ - ^ - ^ - . ^ l ^ * ^ * ^ ^ : l ' , , : ^ 1 , . * L - ^ - - - - -L U 4 l r q u E r ( L l u E r r E r J u ¿ 6 d u u / y u I 9 u E I E P 4 r t L r u v r J r u r r l u l a l u l t d

cara conocida, su esquelético compañero hacía rato que lo habíaabandonado, sentándose en un poyo, exhausto, y poniéndose aconversar animadamente con un grupo de comadres, que repetíancada momento el nombre de Juliano Felsenburgh. Una de ellasag i t aba un l i b ro que rezaba i "La ve rdade ra v ida de ]u l i anoFelsenburgh". Se detuvo un momento, pero no hiló nada en firme.

¿Qué había?El "Juzgado" estaba abierto de par en par, y un juez dictaminaba

a gritos, coreado por carcajadas estentóreas, aplausos y protestas.Miró al juezy lo reconoció de golpe. ¡El negro del Subterráneo!

- ¡Vos aquí ! -d i jo .

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-¿Usté quién es?-Edmundo Flor io . ¿No me conoces?

-¡El negro del subte!

la sesta, por más seña.-¿Te has vuelto doctor de golpe?-¿Y no? En leyes, en código, en reglamento y en toditas las

p i ca rd ía .La concurrencia prorrumpió en risadas, se ve que venían a reírse

más que todo, y se reían hasta de vicio. El morocho dijo mu,ydigno:

-¡Silencio en la sala! Usté siéntese aquí, mi general, porque es demayor graduación. Yo me siento aquí en el suelo al lao, y a gritosno má me los maneio a todito. Ya verá usté.

-¿Usté ha venido a inspeccionar nuestra justicia de la sesta,general? Bien hecho; es famosa. El otro día vino a vernos nadamenos que su Eminencia, y salió contento. ¡Aquí todo salen contento!

-Este señor, Juan Galinde, le hace a este otro señor, Manuel Sciacca..ruido a la siesta. Además le ha robado un caballo -dijo el policía,introduciendo a dos vecinos.

- iNo adrede! -d i jo e l acusado.-¿El caballo 1o robaste por distracción?-Es mentira, Juez. No robé nada.

-ZQué hay en el Código contra esto, Usía Secretario?-Para el robo, devolución y multa. para la siesta, nada -dijo el

otro, después de revolver varios papelotes.

z 4 JLeonardo Castel lani Majestad Dulcinea

-Así me voy a armar yo de un caballo -comentó una mujercita

risueñamente-. Con no dejarla dormir a la vecina"'

-Al primero que haga ruido de gusto, te fajo yo una ley nueva'

Éste es L. .uro épcecioiat, ¿comprienden? Fue el dueño del cabayo

el quiso. . .mismo que e l I r reprochable -d i jo Edmundo'

-ZQué hay, patrón? -d i jo eI juez '

_ó.r" "u

Á"y bien esto... ¡caso quintol -gritó él mismo agitando

la campanil la de la cátedra.

El policía introdujo a un mocito flaco'-Este lee diarios prohibidos: ErTAsA'No y EI Ponnt Dtaaro'

- iEr Poant Drmtó, no! -gr i tó e l acusado- ' Ya t i he i d icho que

venía envolvido en una lata kerosén, caraí -diio el acusado'

-Te traías de Rosario El Ponnr. Dt¡ato en latas de kerosén pa

venderlo de contraband,o, ¡y quién sabe a qué precio! -preguntó eI

juez.-Pe ro r t o , ca ra í , che rub i chá - co r r i g i ó pausadamen te e l

corrent ino- . Ya t i he i d icho que Et- Posnr Dtaero estaba por a juera

y la la ta adentro.' _-La ley es clara: éste tiene que estarse vestido de pobre diablo,

y de rodii las, el Domingo en la puerta de la lglesia, con el cartel

que d ice. . . " ¡El que lee porquerías - Se ensucia las fantasías!"

El audi tor io rompió a reí r con a iegr ia '-Pero no, chenibichái; ya ti hei dicho que lo único que hei

lé ido es Er TAe¡No.-Entonces vestido de Tábano, de pie, pidiendo limosna pa la

,.iig les ia. L is to. Es la leY'-Este otro señor italiano ha estafado el impuesto -anunclo

pol icía-. ¡Y me costó un trabajo traer lol-¿Hay testigos? -dijo Don Pedrito'-¡Hay! -aseveró el Secretario.-tr¿a, se trata de una oPPra ppía: la oPPra ppía non

impueste, ¿o ppaga?

Page 248: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

a A a

-¿Usté quién es?-Edmundo Flor io . ¿No me conoces?

-¡El negro del subte!

la sesta, por más seña.-¿Te has vuelto doctor de golpe?-¿Y no? En leyes, en código, en reglamento y en toditas las

p i ca rd ía .La concurrencia prorrumpió en risadas, se ve que venían a reírse

más que todo, y se reían hasta de vicio. El morocho dijo mu,ydigno:

-¡Silencio en la sala! Usté siéntese aquí, mi general, porque es demayor graduación. Yo me siento aquí en el suelo al lao, y a gritosno má me los maneio a todito. Ya verá usté.

-¿Usté ha venido a inspeccionar nuestra justicia de la sesta,general? Bien hecho; es famosa. El otro día vino a vernos nadamenos que su Eminencia, y salió contento. ¡Aquí todo salen contento!

-Este señor, Juan Galinde, le hace a este otro señor, Manuel Sciacca..ruido a la siesta. Además le ha robado un caballo -dijo el policía,introduciendo a dos vecinos.

- iNo adrede! -d i jo e l acusado.-¿El caballo 1o robaste por distracción?-Es mentira, Juez. No robé nada.

-ZQué hay en el Código contra esto, Usía Secretario?-Para el robo, devolución y multa. para la siesta, nada -dijo el

otro, después de revolver varios papelotes.

z 4 JLeonardo Castel lani Majestad Dulcinea

-Así me voy a armar yo de un caballo -comentó una mujercita

risueñamente-. Con no dejarla dormir a la vecina"'

-Al primero que haga ruido de gusto, te fajo yo una ley nueva'

Éste es L. .uro épcecioiat, ¿comprienden? Fue el dueño del cabayo

el quiso. . .mismo que e l I r reprochable -d i jo Edmundo'

-ZQué hay, patrón? -d i jo eI juez '

_ó.r" "u

Á"y bien esto... ¡caso quintol -gritó él mismo agitando

la campanil la de la cátedra.

El policía introdujo a un mocito flaco'-Este lee diarios prohibidos: ErTAsA'No y EI Ponnt Dtaaro'

- iEr Poant Drmtó, no! -gr i tó e l acusado- ' Ya t i he i d icho que

venía envolvido en una lata kerosén, caraí -diio el acusado'

-Te traías de Rosario El Ponnr. Dt¡ato en latas de kerosén pa

venderlo de contraband,o, ¡y quién sabe a qué precio! -preguntó eI

juez.-Pe ro r t o , ca ra í , che rub i chá - co r r i g i ó pausadamen te e l

corrent ino- . Ya t i he i d icho que Et- Posnr Dtaero estaba por a juera

y la la ta adentro.' _-La ley es clara: éste tiene que estarse vestido de pobre diablo,

y de rodii las, el Domingo en la puerta de la lglesia, con el cartel

que d ice. . . " ¡El que lee porquerías - Se ensucia las fantasías!"

El audi tor io rompió a reí r con a iegr ia '-Pero no, chenibichái; ya ti hei dicho que lo único que hei

lé ido es Er TAe¡No.-Entonces vestido de Tábano, de pie, pidiendo limosna pa la

,.iig les ia. L is to. Es la leY'-Este otro señor italiano ha estafado el impuesto -anunclo

pol icía-. ¡Y me costó un trabajo traer lol-¿Hay testigos? -dijo Don Pedrito'-¡Hay! -aseveró el Secretario.-tr¿a, se trata de una oPPra ppía: la oPPra ppía non

impueste, ¿o ppaga?

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- iQué obia pía tenés?- ¡Cigarrer ía, peluquería y lust rabota l-Ma, ya te d ico io , io le doy c igarro

ermani ta de lo Asi lo . Non guadáno i ientecerrado, que todas las consonantes eran

Leonardo Caste l lan i

-atest iguó e l pol ic ía.g r a t i a l o p o b r e e a l a-con un acento nápol il íqu idas y las vocales

Su Majes tad Du lc inea 2 4 5

no me puedo sentar y he dormido boca aba1o, como los chanchos."

Mundo tomó los t res grandes sobres de of ic io, maquinalmente.

"Vamos, que nos esPera a a lmorzar e l Inspector de la Línea. ¿Cómo

va esa cara hoy? Te cambiaron e l vendaje, veo." "Sí -d i jo

Mundo-, Pero un momento, pero estos t res sobres. ' . , y eso de i r a

El Cura no le h izo caso. En e l camino Mundo d i jo :-He v is to Vi l la Desesperación, es deci r , un Poco. Es asombroso.

Parece otro mundo. Esto no Parece la Argent ina- . .-Creíamos que la Argentina era un país cretino , y era solamente

un país en proceso de cret in ización -d i jo sobr iamente e i Cura.f , ^ ^ ^ ^ L - - r ^ 1 1 ^ ) ^ ^ ^ - . ! . - ^ ¡ ^ , , 1 ^ l ^ l ^ E . { ^ ' l l \ Á - ' l i .- r e r o u s l g L t c s b c I t d l t L d l r d u u d g u r u r l r E u u u u E r a L v q u

-¿Quién, nosotros? Son r,l los los que lo han hecho, los fugitivos,

noso t ros hemos cop iado , ¿en t i endes? , hemos hecho "La Ley "

ei ig iencio ias buenas ocurrencias que les ocur¡ ían a la genie.-Esa just ic ia que t ienen es un carnaval . . . ¡E l doctor Pedr i to !-Al por teño le habían qui tado todas las v i r tudes, menos e l

gusto de hacer chis tes - respondió e l Cura- y también en e l fondo

el sent imiento de la iust ic ia . En f in , ya estamos aquí . Cuidado

con los escalones.El "palac io" dei Inspector Chávez era una casa b lanca revocada,

bastante amplia, que tenía delante un jardincito con rosas silvestres,

jazmín del país, cola de zorÍo, malvas, espuela de caballero, alelíes,

y un gran palo borracho, todo bastante mezclado y mal cu idado,

pero a legre y reposante. Edmundo se l levó la mano a la cara, que

le había dol ido bastante por la mañana y ver i f icó las vendas.- 1 T - ^ - ^ ^ - r ^ - L ^ L a ^ ^ ^ ' l : l ^ ^ * ^ - : L : * l ^ -- D r I I r S P e C t U r r L d u r d s d l l u u d l E L l v l r r u D .

-éQué es eso de la cara? ¿Dolor de m-t r -e las?-Nada, una last imadura, un rasguño, ya le vamos a contar .-¿Qué hay de Dulc inea?-Nada por ahora.-¿Y usté?-Ya me ve.-¿Cansado?-] \ ] ¡ ¡ rp¡cr :nar io. Can-sado de la v ie l -a, s iempre.

I

-¿Usté cansado de la v ida, Reverencia? Tiene más v ida que un

yacaré.-Eso sí , Dios sea loado. . . No sabés quién está aquí , Edmundo.- ¡Mandel ! -gr i tó Mundo a l entrar en una vasta sala atestada de

muebles y de cosas, que más parecía depósito de almacén; allí había

-¿Cuántos c igarros das a los pobres?-Ma, a l v ieco Vega le hai dádo lo meno c inco toscano, peresemp1o. . .- ¡Son setenta

- y_ c inco pesos de mul ta! _gr i tó con rabia e ljuez- , - iy paga todo lo at rasaáo! L is to. Gr ingo ugár.uro ¡L is to!- ; f u fá I T , ho - - ^

au' rErrLdLU enronces/ r ano pasato se pagaba nomás chincuenta -protestó e l tano_. ;sembre uumendol ¿E comeviv imo alora lo poppre?- 4 " . - l ^ * ^ ^ - r - ^ - .Luqrruu ' -É1r : " cren crgarros por mes, te d ispensaremos e limpuesto -d i jo e l juez- . ¡eura a paear l

-Ma, me voy a mi casa buscare^el ianaro. . .- ¡Cualquier | -d i j_o e l magist rado_. Sabremo nojot rodó

.ó-g.son la ge aquí . eue. , " r ,g :u tu señora con la p lata y vosquedá detenido.- i l - indo no másl -d i jo Mundo; mirando e l re lo j_. Me, voy.Me espera Su Reverencia e l Cura.El audi tor io lo miró- con estupefacción y admirac ión, ¡El Cural- ¡Lást imaf -d i jo e l juez- . Aura veníá un ju ic io de t í turo depropiedá que son bravos. euédese un moment i to ma. Imagínese

que aquei punto ar lá un tar Kausman, se agarró una güert i ta conU n a c a s i + r o n T o * ^ o - l í A ^ ^ ^ ^ ^ 1 : - t, , . ^ * ^ - :

_ - . - : , . .1 , , . r r us EDcrb r r r lqas que re yaman , ,benga lón , , ; e l

a u e n o e r a a g u e l o u n f o a l l á a r r o ' l o l l - - ^ *Pero Munio n"tá""r;;á"";;.;;r;;" '; todos con la cruz en eraíte, como se usaba allí, y_se abría paso entre la gente, que se apartaba

con respeto' Encontró al Cura afeitándose tranquilamer,i", -.ry fresco:"Los hombres d mando t ienen que dormir - le d i jo mirándolo pore l espejo- , s i o , mandan mai ; ha hecho mal Ln no acostarse,cuant imás que esta noche poco o nada va a dormir en la av ioneta.Está apostada cerca c l -e aquí . en r ln .2mn^ . t^ +^- t - t - - - - , - . - .A pesir del tono t s",;;;;l;";; ,""í"'á"#,il;il.i: H il'j';;sus " lunas": tenía e l ro.s t ro ceñudo y un o jo inyectado. , ,Aquí

estánlospl iegos: sobre esa s i i la . Encontrámi car tera: estaba en e l p iso dejeep' Me a lcanz un t i ro de escopeta en e l mapamundi a l sa l i r yopor la por tezue : suer te que fue más e l susto que las nueces. pero

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- iQué obia pía tenés?- ¡Cigarrer ía, peluquería y lust rabota l-Ma, ya te d ico io , io le doy c igarro

ermani ta de lo Asi lo . Non guadáno i ientecerrado, que todas las consonantes eran

Leonardo Caste l lan i

-atest iguó e l pol ic ía.g r a t i a l o p o b r e e a l a-con un acento nápol il íqu idas y las vocales

Su Majes tad Du lc inea 2 4 5

no me puedo sentar y he dormido boca aba1o, como los chanchos."

Mundo tomó los t res grandes sobres de of ic io, maquinalmente.

"Vamos, que nos esPera a a lmorzar e l Inspector de la Línea. ¿Cómo

va esa cara hoy? Te cambiaron e l vendaje, veo." "Sí -d i jo

Mundo-, Pero un momento, pero estos t res sobres. ' . , y eso de i r a

El Cura no le h izo caso. En e l camino Mundo d i jo :-He v is to Vi l la Desesperación, es deci r , un Poco. Es asombroso.

Parece otro mundo. Esto no Parece la Argent ina- . .-Creíamos que la Argentina era un país cretino , y era solamente

un país en proceso de cret in ización -d i jo sobr iamente e i Cura.f , ^ ^ ^ ^ L - - r ^ 1 1 ^ ) ^ ^ ^ - . ! . - ^ ¡ ^ , , 1 ^ l ^ l ^ E . { ^ ' l l \ Á - ' l i .- r e r o u s l g L t c s b c I t d l t L d l r d u u d g u r u r l r E u u u u E r a L v q u

-¿Quién, nosotros? Son r,l los los que lo han hecho, los fugitivos,

noso t ros hemos cop iado , ¿en t i endes? , hemos hecho "La Ley "

ei ig iencio ias buenas ocurrencias que les ocur¡ ían a la genie.-Esa just ic ia que t ienen es un carnaval . . . ¡E l doctor Pedr i to !-Al por teño le habían qui tado todas las v i r tudes, menos e l

gusto de hacer chis tes - respondió e l Cura- y también en e l fondo

el sent imiento de la iust ic ia . En f in , ya estamos aquí . Cuidado

con los escalones.El "palac io" dei Inspector Chávez era una casa b lanca revocada,

bastante amplia, que tenía delante un jardincito con rosas silvestres,

jazmín del país, cola de zorÍo, malvas, espuela de caballero, alelíes,

y un gran palo borracho, todo bastante mezclado y mal cu idado,

pero a legre y reposante. Edmundo se l levó la mano a la cara, que

le había dol ido bastante por la mañana y ver i f icó las vendas.- 1 T - ^ - ^ ^ - r ^ - L ^ L a ^ ^ ^ ' l : l ^ ^ * ^ - : L : * l ^ -- D r I I r S P e C t U r r L d u r d s d l l u u d l E L l v l r r u D .

-éQué es eso de la cara? ¿Dolor de m-t r -e las?-Nada, una last imadura, un rasguño, ya le vamos a contar .-¿Qué hay de Dulc inea?-Nada por ahora.-¿Y usté?-Ya me ve.-¿Cansado?-] \ ] ¡ ¡ rp¡cr :nar io. Can-sado de la v ie l -a, s iempre.

I

-¿Usté cansado de la v ida, Reverencia? Tiene más v ida que un

yacaré.-Eso sí , Dios sea loado. . . No sabés quién está aquí , Edmundo.- ¡Mandel ! -gr i tó Mundo a l entrar en una vasta sala atestada de

muebles y de cosas, que más parecía depósito de almacén; allí había

-¿Cuántos c igarros das a los pobres?-Ma, a l v ieco Vega le hai dádo lo meno c inco toscano, peresemp1o. . .- ¡Son setenta

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-Ma, me voy a mi casa buscare^el ianaro. . .- ¡Cualquier | -d i j_o e l magist rado_. Sabremo nojot rodó

.ó-g.son la ge aquí . eue. , " r ,g :u tu señora con la p lata y vosquedá detenido.- i l - indo no másl -d i jo Mundo; mirando e l re lo j_. Me, voy.Me espera Su Reverencia e l Cura.El audi tor io lo miró- con estupefacción y admirac ión, ¡El Cural- ¡Lást imaf -d i jo e l juez- . Aura veníá un ju ic io de t í turo depropiedá que son bravos. euédese un moment i to ma. Imagínese

que aquei punto ar lá un tar Kausman, se agarró una güert i ta conU n a c a s i + r o n T o * ^ o - l í A ^ ^ ^ ^ ^ 1 : - t, , . ^ * ^ - :

_ - . - : , . .1 , , . r r us EDcrb r r r lqas que re yaman , ,benga lón , , ; e l

a u e n o e r a a g u e l o u n f o a l l á a r r o ' l o l l - - ^ *Pero Munio n"tá""r;;á"";;.;;r;;" '; todos con la cruz en eraíte, como se usaba allí, y_se abría paso entre la gente, que se apartaba

con respeto' Encontró al Cura afeitándose tranquilamer,i", -.ry fresco:"Los hombres d mando t ienen que dormir - le d i jo mirándolo pore l espejo- , s i o , mandan mai ; ha hecho mal Ln no acostarse,cuant imás que esta noche poco o nada va a dormir en la av ioneta.Está apostada cerca c l -e aquí . en r ln .2mn^ . t^ +^- t - t - - - - , - . - .A pesir del tono t s",;;;;l;";; ,""í"'á"#,il;il.i: H il'j';;sus " lunas": tenía e l ro.s t ro ceñudo y un o jo inyectado. , ,Aquí

estánlospl iegos: sobre esa s i i la . Encontrámi car tera: estaba en e l p iso dejeep' Me a lcanz un t i ro de escopeta en e l mapamundi a l sa l i r yopor la por tezue : suer te que fue más e l susto que las nueces. pero

Page 251: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

¿ + o

El viejo Mandel se había levanpapeles.

-No lo sé. Puede que sí. ¡Dios mío! pero desu misión, eso es cierto. La situación es otraprovidencias.

hasta armas de la policía: metras y rifres. Mandel se había rasuradola pera rubia y estaba casi irreconocible.

-Mi escritori -dijo el mandat ario Chávez_,desorden. . . marc Vi l la Desesperación. Ahí t ienen miderecho e izquierdo. Todo.

Maiestad Dulcinea 2 4 7

a Edmundo a una especie de botiquín, donde hallaron a una niña

de unos 14 años, alta y espigada, muy seria, que tenía los ojos

in cos del padre.ija del Obispo -presentó Mandel-. El título de un novelón

antiguo de Benito Mussolini.., o Diderot, ¿recuerda? Tiene doce

energía atómica... -y se sacó la boina, saludando hasta el suelo.

-Y Usté, ¿por qué está rapado? -preguntó Mundo.-¿Rapado? ¡Pelado! A causa de la misma energía atómica. . .

curando un " tocado". . .-Me parecía a mí que me faltaba mi enfermero -dijo Mundo-'

Ah-ora esta mejil la se va a Poner bien en pocos días.-Esta noche misma -dijo el juclío. Y mientras lo curaban, le dieron

la Gran Noticia. Juliano Felsenburgh había sido nombrado Presidente

vi ta l ic io Absoluto de Arnér ica y había ganado t res bata l las

fulminantes en los tres frentes de guerra al mismo tiempo. Eso

alapaz a corto plazo. Parece que las masacres habían sido

sas... media humanidad; pero Rusia estaba prácticamente

en el suelo. Cuando ya el mund o rozaba la desesperación, esta noticia

había caído imprevistamente del cielo. ¡Venía la pazl-Un momento... Del cielo no sabemos -dijo Mandel-, de las

nubes por de pronto. El mismo personalmente ganó dos de las

batallas, la de Francia y la de Alaska-Oregón, viajando en su avión

fukníneo de un polo a otro; la tercera la ganó, con sus instrucciones,

mi paisano Kain Schliesseman, el ex-jefe de Estado Mayor del Reino

de Israel, en las l lanuras de la China. Los diarios de Marel Plata

está-n- o,tre deliran. ¡Lo que dicen! ¡Dios! Yo no quiero ni verlos.

Blasfeman.-Sus esperanzas de la salvación del mundo por medio del pueblo

de Israel resuci tado. . . -d i jo Edmundo- las promesas de las

Escrituras.-No las he perdido, no. Eso tiene que venir muy pronto quizá.

Están en los Libros Santos. No se ve ahora cómo pueden cumplirse,

eso es todo. El Reino de Israel se ha a l iado con Rusia, b ien. Pero la

facción religiosa se mantiene tenazmente irreductible al ateísmo.-Sus Libros Santos son muy oscuros, Mandel -dijo Edmundo,

recordando las largas d iscusiones con su enfermero cuando estaba

en cama.

Leonardo Castellani

dispensen elnuevo brazo

-éQué es eso? -dijo señalando a Edmundo.

-Hace de todo, no re crea -ái¡r chávez-i. is el intendente:intendente de palacio e intendente áe la vilra, aquí todo está junto.Esta casa parece un mercad.o, ni rezar nre dejai .

-¿Usté reza? Al Cura este nunca lo he visto rezar...

- -No -dijo el Cura-_, Tenemos que preparar la reunión general

de inspectores. ¿Recibió la invi tación?-No.-Porque está cerca. La recibirá. El 25 de Diciembre. Cerca de

Jefferson, la antigua Olavarría. Reunión general...-¿No es muy imprudente eso? ¿Ahora? Las medidas contra

para ra situación exrerna. ru.o.,riTJo";ililHltr'"Ti: iilo" n'"1

temeraria esa reunién. Todos los Obispos.. .-Es absolutamente necesaria. Es necésaria por eso mismo, cueste

lo que cueste. Tengo que tomar una decisión radical. Tengo laimpresión de que mis días están contados, y debo terminar mi trabajo,como mi hermana el suyo.

-¿Ha muerto Dulcinea?

todos modos, terminóya, y hay que tomar

Fermín Chávez era un hombre entrado en la cuarentena, bajo, depelo, ojos y bigotitos negros y aspecto tranquilo y mesurado. Llevó

Page 252: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

¿ + o

El viejo Mandel se había levanpapeles.

-No lo sé. Puede que sí. ¡Dios mío! pero desu misión, eso es cierto. La situación es otraprovidencias.

hasta armas de la policía: metras y rifres. Mandel se había rasuradola pera rubia y estaba casi irreconocible.

-Mi escritori -dijo el mandat ario Chávez_,desorden. . . marc Vi l la Desesperación. Ahí t ienen miderecho e izquierdo. Todo.

Maiestad Dulcinea 2 4 7

a Edmundo a una especie de botiquín, donde hallaron a una niña

de unos 14 años, alta y espigada, muy seria, que tenía los ojos

in cos del padre.ija del Obispo -presentó Mandel-. El título de un novelón

antiguo de Benito Mussolini.., o Diderot, ¿recuerda? Tiene doce

energía atómica... -y se sacó la boina, saludando hasta el suelo.

-Y Usté, ¿por qué está rapado? -preguntó Mundo.-¿Rapado? ¡Pelado! A causa de la misma energía atómica. . .

curando un " tocado". . .-Me parecía a mí que me faltaba mi enfermero -dijo Mundo-'

Ah-ora esta mejil la se va a Poner bien en pocos días.-Esta noche misma -dijo el juclío. Y mientras lo curaban, le dieron

la Gran Noticia. Juliano Felsenburgh había sido nombrado Presidente

vi ta l ic io Absoluto de Arnér ica y había ganado t res bata l las

fulminantes en los tres frentes de guerra al mismo tiempo. Eso

alapaz a corto plazo. Parece que las masacres habían sido

sas... media humanidad; pero Rusia estaba prácticamente

en el suelo. Cuando ya el mund o rozaba la desesperación, esta noticia

había caído imprevistamente del cielo. ¡Venía la pazl-Un momento... Del cielo no sabemos -dijo Mandel-, de las

nubes por de pronto. El mismo personalmente ganó dos de las

batallas, la de Francia y la de Alaska-Oregón, viajando en su avión

fukníneo de un polo a otro; la tercera la ganó, con sus instrucciones,

mi paisano Kain Schliesseman, el ex-jefe de Estado Mayor del Reino

de Israel, en las l lanuras de la China. Los diarios de Marel Plata

está-n- o,tre deliran. ¡Lo que dicen! ¡Dios! Yo no quiero ni verlos.

Blasfeman.-Sus esperanzas de la salvación del mundo por medio del pueblo

de Israel resuci tado. . . -d i jo Edmundo- las promesas de las

Escrituras.-No las he perdido, no. Eso tiene que venir muy pronto quizá.

Están en los Libros Santos. No se ve ahora cómo pueden cumplirse,

eso es todo. El Reino de Israel se ha a l iado con Rusia, b ien. Pero la

facción religiosa se mantiene tenazmente irreductible al ateísmo.-Sus Libros Santos son muy oscuros, Mandel -dijo Edmundo,

recordando las largas d iscusiones con su enfermero cuando estaba

en cama.

Leonardo Castellani

dispensen elnuevo brazo

-éQué es eso? -dijo señalando a Edmundo.

-Hace de todo, no re crea -ái¡r chávez-i. is el intendente:intendente de palacio e intendente áe la vilra, aquí todo está junto.Esta casa parece un mercad.o, ni rezar nre dejai .

-¿Usté reza? Al Cura este nunca lo he visto rezar...

- -No -dijo el Cura-_, Tenemos que preparar la reunión general

de inspectores. ¿Recibió la invi tación?-No.-Porque está cerca. La recibirá. El 25 de Diciembre. Cerca de

Jefferson, la antigua Olavarría. Reunión general...-¿No es muy imprudente eso? ¿Ahora? Las medidas contra

para ra situación exrerna. ru.o.,riTJo";ililHltr'"Ti: iilo" n'"1

temeraria esa reunién. Todos los Obispos.. .-Es absolutamente necesaria. Es necésaria por eso mismo, cueste

lo que cueste. Tengo que tomar una decisión radical. Tengo laimpresión de que mis días están contados, y debo terminar mi trabajo,como mi hermana el suyo.

-¿Ha muerto Dulcinea?

todos modos, terminóya, y hay que tomar

Fermín Chávez era un hombre entrado en la cuarentena, bajo, depelo, ojos y bigotitos negros y aspecto tranquilo y mesurado. Llevó

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2 4 8

-Cuanto más oscuros, más creooscuros. Recuerde el sacr i f ic io desacrif icio de Abraham?

Edmundo recordó la cartala frente.

Leonardo Castel lani

de Dulcinea en la cárcel y se le enrojeció

Su Majestad Dulcinea 2 4 9

-Del todo. Mire tod,os estos despachos. Éste aquí es... de Jerusalén.-¿Del Papa?-Et Papa no despacha ya personalmente. Pero aquí está la

palabrita auténticante, el santo y seña. Viene de él el despacho'-ZQué dice? -simplemente lo que todos sabemos, con laq u r v s r u ' - D ^ - - -

J

-¿Quién es ese Juliano Felsenburgh?-¡No me hable! -dijo eI Cura-. ¡FIay más leyendas encontradas

acerca de ese bicho! Los diar ios dicen que es el hombre más

ext raord inar io de todos los t iempos, e l héroe in tegra l , e l

S perhombre, la encarnación del Espíritu humano y la plenitudr ' l ^ I : t , r ñ ^ - i l ^ J T - f i ¡ a ñ o ¡ l o m á c l r l e e f p m i e e t r p r n e n d a s - l a s c t l a l e su c l q I r u l r t o ¡ l r u q u .

yo o repet i ré: me Parecen palabras obscenas.

¡ES hombre extraordinario! -exclamó Chávez-. Eso no se puede

dudar. Este golpe de ahora es una cosa tremenda. Todos lo l laman

"m agÍo". No se sabe cómo se ha hecho; no hay en toda la historia"'

no ay precedentes. Es ahora Presidente de América, dentro de poco

será eI Padre de la Paz. Sus tropas inmensas persiguen a Rusia en

las estepas heladas, y la dominan, primera vez en la historia. Rusia

encabezaba la coalición asiática, de manera que... Varias naciones

le han ofrecido cargos, y hasta ahora no ha respondido: el Japón,

Thailandia, Afganistán, España y Portugal. Francia le ha ofrecido

el cargo de Tribuno Perpetuo del Pueblo. Anda por todo el mundo

acompañado de sus técnicos, de doce hombres vest idos de b lanco,

que son la cumbre reconocida de todas las c iencias actuales:

Staggerson, que es eI Dueño del Atomo, un sabio portentoso que es^ - - ^ ^ I : l ^ J ^ l ^ . , ^ l ^ . 1 - - h ó ^ h ^ o l c n l r r o h r r m e n o . a r ¡ i Á n a r r e r r s t p r ] e sg l t I g 4 l r q q q g r

Y U E l c r r a r r L L ¡ ] v

habrán- oído, la gen-te lo diee, eon un furgón de a remolque de "sol

te tivas de l legar a Ia Luna han fracasado. No se puede salirl 'd'e

la rra, eso es todo. Dios no quiere.,. l ' t l i l i ' i tú.rt¡

-Pero la ciencia del hombre Progresa continuamente. Eso

estar le jos. . . -d i jo Edmundo. , r r - i-La técnica Progresa. La técnica del d iablo. ' . Por eso '

infierno. ¿Te parece poco infierno este final de guel

catástrofes que se narran, regiones enteras arrasadas

de la mano? ¿No has visto la región maldita de

esta paz que se aproxima, Para nosotros más a

guerra?

no, sería simplemente una

-Es una verdad -dijo Mandel_. Es una ,,realidad absurda,,,como son todas las cosas de Dios.

-¡Real idad absurda! Usted perdone, caro amigo, pero todosustedes los creyentes me pur"."r, absurdos, cualquie'ra sia et Credoque tengan, a cual más absurdo.. .

-¿Y cuál Credo le parece más absurd.o de todos?-El catolicismo aerodinámico, ese Movimiento vital católico

-¿No me va a predicar ahora er Milenio? Mire que me ha leído

renían en la fantasía ,rr,u "r.it"ll:or.,:..tt""d"s

poetas líricos, que

-¿Por qué no? -dijo Mandel-. pero esa excitación respondía auna realidad que habían tocado con la fina punta del espíritu y que

-dijo Mundo. yo no lo he tocado

-el título de otra novela-, los apuró a la mesa.

Page 254: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

2 4 8

-Cuanto más oscuros, más creooscuros. Recuerde el sacr i f ic io desacrif icio de Abraham?

Edmundo recordó la cartala frente.

Leonardo Castel lani

de Dulcinea en la cárcel y se le enrojeció

Su Majestad Dulcinea 2 4 9

-Del todo. Mire tod,os estos despachos. Éste aquí es... de Jerusalén.-¿Del Papa?-Et Papa no despacha ya personalmente. Pero aquí está la

palabrita auténticante, el santo y seña. Viene de él el despacho'-ZQué dice? -simplemente lo que todos sabemos, con laq u r v s r u ' - D ^ - - -

J

-¿Quién es ese Juliano Felsenburgh?-¡No me hable! -dijo eI Cura-. ¡FIay más leyendas encontradas

acerca de ese bicho! Los diar ios dicen que es el hombre más

ext raord inar io de todos los t iempos, e l héroe in tegra l , e l

S perhombre, la encarnación del Espíritu humano y la plenitudr ' l ^ I : t , r ñ ^ - i l ^ J T - f i ¡ a ñ o ¡ l o m á c l r l e e f p m i e e t r p r n e n d a s - l a s c t l a l e su c l q I r u l r t o ¡ l r u q u .

yo o repet i ré: me Parecen palabras obscenas.

¡ES hombre extraordinario! -exclamó Chávez-. Eso no se puede

dudar. Este golpe de ahora es una cosa tremenda. Todos lo l laman

"m agÍo". No se sabe cómo se ha hecho; no hay en toda la historia"'

no ay precedentes. Es ahora Presidente de América, dentro de poco

será eI Padre de la Paz. Sus tropas inmensas persiguen a Rusia en

las estepas heladas, y la dominan, primera vez en la historia. Rusia

encabezaba la coalición asiática, de manera que... Varias naciones

le han ofrecido cargos, y hasta ahora no ha respondido: el Japón,

Thailandia, Afganistán, España y Portugal. Francia le ha ofrecido

el cargo de Tribuno Perpetuo del Pueblo. Anda por todo el mundo

acompañado de sus técnicos, de doce hombres vest idos de b lanco,

que son la cumbre reconocida de todas las c iencias actuales:

Staggerson, que es eI Dueño del Atomo, un sabio portentoso que es^ - - ^ ^ I : l ^ J ^ l ^ . , ^ l ^ . 1 - - h ó ^ h ^ o l c n l r r o h r r m e n o . a r ¡ i Á n a r r e r r s t p r ] e sg l t I g 4 l r q q q g r

Y U E l c r r a r r L L ¡ ] v

habrán- oído, la gen-te lo diee, eon un furgón de a remolque de "sol

te tivas de l legar a Ia Luna han fracasado. No se puede salirl 'd'e

la rra, eso es todo. Dios no quiere.,. l ' t l i l i ' i tú.rt¡

-Pero la ciencia del hombre Progresa continuamente. Eso

estar le jos. . . -d i jo Edmundo. , r r - i-La técnica Progresa. La técnica del d iablo. ' . Por eso '

infierno. ¿Te parece poco infierno este final de guel

catástrofes que se narran, regiones enteras arrasadas

de la mano? ¿No has visto la región maldita de

esta paz que se aproxima, Para nosotros más a

guerra?

no, sería simplemente una

-Es una verdad -dijo Mandel_. Es una ,,realidad absurda,,,como son todas las cosas de Dios.

-¡Real idad absurda! Usted perdone, caro amigo, pero todosustedes los creyentes me pur"."r, absurdos, cualquie'ra sia et Credoque tengan, a cual más absurdo.. .

-¿Y cuál Credo le parece más absurd.o de todos?-El catolicismo aerodinámico, ese Movimiento vital católico

-¿No me va a predicar ahora er Milenio? Mire que me ha leído

renían en la fantasía ,rr,u "r.it"ll:or.,:..tt""d"s

poetas líricos, que

-¿Por qué no? -dijo Mandel-. pero esa excitación respondía auna realidad que habían tocado con la fina punta del espíritu y que

-dijo Mundo. yo no lo he tocado

-el título de otra novela-, los apuró a la mesa.

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2 5 0Leonardo Castel lani Su Majes tad Du lc inea 251,

Los cuatro hombres se levantaron y se acomodaron dócilmente en

la mesa.-Y ahora, los negocios los van a tratar aquí... También lo sé

-dijo la dueña de casa.-Ahora en seguida lo van a l levar a su cuarto, Don Edmundo,

u s f g q r l g L s Ü l l c l l l ( J r l l l r l .

-Más que comer c ier tamente. Comer apenas puedo. . .-Pues mi padre fue el más gran poeta argentino de mitad de

siglo; y digo fue porque hace como cuarenta años que no escribe

más, vive en Nogoyá, en su chacra, donde nació hace ya 90 años.

Hizo una veintena de libros; ahora le voy a dar uno que tengo Ocasos1 t l r r 1 ¡ I 1 1 I

a Amfrneceres. rues olen/ no poqra eqlrartos/ foqa la correnfaqa qe Ia

eporu estaba contra é1, la época quiere escritores que les halaguen

los vicios, que hagan de bufones y de cortesanas. Pues bien, nosotros

los pubiicamos, los cristeros, en mal papel, pobre tipografía, comousted quiera. No voy a decir que haya sido leído por las n'rult itudes;

eso ser ía mala seña y como una condena. Pero sé deci r queadondequiera que es leído, hace bien. No trata de religión: es el

paisaje y la gente de nuestra tierra, vistos como nadie los ha visto;

pero la honradez con que escribe, eso es religioso, me parece a mí.Fíjese: mi padre fue postergado continuamente, infinitas veces:postergado, humillado, despreciado. Una vez me dijo después deescribir suVida de Pancho Ramírez: "no ha habido en el mundo escritormás humillado que yo." Y sin embargo, escribió su mensaje y ahoraduerme tranquilo. . .

-Hizo el "movimiento de la resignación infinita" -dijo el Cura.-ivíás aún: escribió para Dios -cii jo ei otro-. Eso ie <iió también

" ^ - l i l - ^ - + . , { ; - f i - i r - ^ " ^ - i - - ' í - n + ¡ a a c ¡ * i + n - ¡ - - . - + i a ñ ñ ^ + r r r ' ^u r r q ¡ r u E r r q u r ¡ r r a r r r r q / Y u s ¡ r r r r ó u r r v l r v E o L r r l v r r ¡ L ¡ ¡ ] H v r u v v ¡

-Fue un hombre honrado -dijo el Cura cristero.-ES -corrigió el hijo-. Cuando la expedición Braden, tomó las

armas y luchó como un bravo. Lo d ieron por muerto en losfusilamientos del acorazado Ghioldo. Pero reapareció vivito ycoleando, consiguió un empleíto, se casói y en su casita de Adrogué,ahora desaparecida, escribió veinte volúmenes eximios en poco másCe veinte años. Ningún editor los aceptaba y la crít ica hacía en tornode éI "Ia conspiración del silencis//. -f ls dicho mi palabra, todo loque tenía que decir; ahora que Dios se arregle con mi palabra-, medijo un día, cuando yo tenía 18 años. Se cambió el nombre y con sussiete hijos, desapareció de nuevo. Aportamos a Entre Ríos, y allí fuemayordomo de una estanzuela, con la cual se quedó al f in: el dueño

persuasión", son sus palabr.hermanos meliizos francesesVi l la. . . Este amigo nuestro es

El Cura Loco se retreoó en i l l ¡ . , -^-^ A t^ ^-t_,

negat ivo" , como dice E¿ TAneNo, pero yo noaunque quis iera. Lo cur ioso es que ese mi to lo inr ¡en+Á ̂ ñ ao,_cuando las primeras bombas atóinicas, .r. U.r"r,;;;i;;; ;i#J;

-si el diabro inventó ra fisura del átomo -dijo Edmundo con

;1""1;::.J::,:i":iede tirar ra rÁeaz ¿eor qué,,u .,,t"J _aquinita

inventó la pr imera arma arrojad, iza?conquistad r y fundador de impeíios. ¿Quién inventó las armasde fuego?..

-IJn cura -interrumpió Mandel-, un fraile franciscano...-¡Esos turcos I_y ra bomba ",;lil""illll."hffT:1J":;11,,",,,, que fué unexcelente hombre, con otros hombres excelentes _dijo Mandel.-Con e l d iablo -d i io e l Cura- . La técnica mnrtc¡- .

ll,1_l:'"t"ción diabórica del inrelecto d"l l;;;;;. ;i=i"r"]:.J:dpucacto a la clestrucción. . .

ella. Así decía mi padre _terminó Fermín Chavez.

-un gran poeta. usted crebe conocer versos suyos.

-¿Todo eso no lo prque tenían que ver despachos y están charJmismo -dijo la mujer alt OUispo.

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Los cuatro hombres se levantaron y se acomodaron dócilmente en

la mesa.-Y ahora, los negocios los van a tratar aquí... También lo sé

-dijo la dueña de casa.-Ahora en seguida lo van a l levar a su cuarto, Don Edmundo,

u s f g q r l g L s Ü l l c l l l ( J r l l l r l .

-Más que comer c ier tamente. Comer apenas puedo. . .-Pues mi padre fue el más gran poeta argentino de mitad de

siglo; y digo fue porque hace como cuarenta años que no escribe

más, vive en Nogoyá, en su chacra, donde nació hace ya 90 años.

Hizo una veintena de libros; ahora le voy a dar uno que tengo Ocasos1 t l r r 1 ¡ I 1 1 I

a Amfrneceres. rues olen/ no poqra eqlrartos/ foqa la correnfaqa qe Ia

eporu estaba contra é1, la época quiere escritores que les halaguen

los vicios, que hagan de bufones y de cortesanas. Pues bien, nosotros

los pubiicamos, los cristeros, en mal papel, pobre tipografía, comousted quiera. No voy a decir que haya sido leído por las n'rult itudes;

eso ser ía mala seña y como una condena. Pero sé deci r queadondequiera que es leído, hace bien. No trata de religión: es el

paisaje y la gente de nuestra tierra, vistos como nadie los ha visto;

pero la honradez con que escribe, eso es religioso, me parece a mí.Fíjese: mi padre fue postergado continuamente, infinitas veces:postergado, humillado, despreciado. Una vez me dijo después deescribir suVida de Pancho Ramírez: "no ha habido en el mundo escritormás humillado que yo." Y sin embargo, escribió su mensaje y ahoraduerme tranquilo. . .

-Hizo el "movimiento de la resignación infinita" -dijo el Cura.-ivíás aún: escribió para Dios -cii jo ei otro-. Eso ie <iió también

" ^ - l i l - ^ - + . , { ; - f i - i r - ^ " ^ - i - - ' í - n + ¡ a a c ¡ * i + n - ¡ - - . - + i a ñ ñ ^ + r r r ' ^u r r q ¡ r u E r r q u r ¡ r r a r r r r q / Y u s ¡ r r r r ó u r r v l r v E o L r r l v r r ¡ L ¡ ¡ ] H v r u v v ¡

-Fue un hombre honrado -dijo el Cura cristero.-ES -corrigió el hijo-. Cuando la expedición Braden, tomó las

armas y luchó como un bravo. Lo d ieron por muerto en losfusilamientos del acorazado Ghioldo. Pero reapareció vivito ycoleando, consiguió un empleíto, se casói y en su casita de Adrogué,ahora desaparecida, escribió veinte volúmenes eximios en poco másCe veinte años. Ningún editor los aceptaba y la crít ica hacía en tornode éI "Ia conspiración del silencis//. -f ls dicho mi palabra, todo loque tenía que decir; ahora que Dios se arregle con mi palabra-, medijo un día, cuando yo tenía 18 años. Se cambió el nombre y con sussiete hijos, desapareció de nuevo. Aportamos a Entre Ríos, y allí fuemayordomo de una estanzuela, con la cual se quedó al f in: el dueño

persuasión", son sus palabr.hermanos meliizos francesesVi l la. . . Este amigo nuestro es

El Cura Loco se retreoó en i l l ¡ . , -^-^ A t^ ^-t_,

negat ivo" , como dice E¿ TAneNo, pero yo noaunque quis iera. Lo cur ioso es que ese mi to lo inr ¡en+Á ̂ ñ ao,_cuando las primeras bombas atóinicas, .r. U.r"r,;;;i;;; ;i#J;

-si el diabro inventó ra fisura del átomo -dijo Edmundo con

;1""1;::.J::,:i":iede tirar ra rÁeaz ¿eor qué,,u .,,t"J _aquinita

inventó la pr imera arma arrojad, iza?conquistad r y fundador de impeíios. ¿Quién inventó las armasde fuego?..

-IJn cura -interrumpió Mandel-, un fraile franciscano...-¡Esos turcos I_y ra bomba ",;lil""illll."hffT:1J":;11,,",,,, que fué unexcelente hombre, con otros hombres excelentes _dijo Mandel.-Con e l d iablo -d i io e l Cura- . La técnica mnrtc¡- .

ll,1_l:'"t"ción diabórica del inrelecto d"l l;;;;;. ;i=i"r"]:.J:dpucacto a la clestrucción. . .

ella. Así decía mi padre _terminó Fermín Chavez.

-un gran poeta. usted crebe conocer versos suyos.

-¿Todo eso no lo prque tenían que ver despachos y están charJmismo -dijo la mujer alt OUispo.

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2 5 2 Leonardo Maiestad Dulcinea

más todavía.-Lo que rePresenta -arguYó

está ocultando usted?-Nada -dijo el Cura-' ¡Vete a

vete a acostar! Tienes cuatro horas'

z ) )

otra vez Edmundo-' ¿Qué nos

dormir! ¡Levántate de allí Y

Te desPertaremos Te damos

se la dejó al morir. Allí está, si ustedes lo quieren ver. No se loqued_e ver sin oír alguna cosa linda. Dios le q.,1tó todo, y después ledevolvió todo "tresdoblado" como a lob.

-Señor Namuncurá -di jo la chiqui l la de golpe-,papá no mesabe responder a este caso: el otro día el gato me comió uná cabecita

Ella cumplió su rnisión -dijo lentamente_'tirizo lo que Dios

lr^.l"q,rl oior re pidió a ella no lo p.ued"::tTf'"^1i"j"11^ ll::'"'i;il:il;;;d;ería que.':,1-"'1':'u der todo er decoro de

ta nación, y que esta'nación existiera,0," O"]-0"^;I::t^it::: :l::

; nos l lamó Porque nosotros nos habíamos ofrecido; Pero Para

r¡ pn ctüé forma, iCristo! eso no lo habíamos ni imaginado; que

o... gffu fue como el l lamador; atrajo a la me¡or gente ucr PcrrD/ rru

vencer, sino a morir con l impieza' Eia como la representación viva

I Ideal , de la Bel leza, de la Fe ' qué sé yo" '

_eJ .á*o un símbálo vivientá de la patria -dijo Edmundo-'

negra que yo tenía de l lamador para cazar otrera prestada. Me dio una pena infinita, que no podía dormir detriste. Me la prestó el Barbudo, ese señor malo y rezóngón, y rezongómuchís imo cuando se la pedí ; tenía un miedo t remendo deconfesarle al otro día que la gata negra rompió la trampera y sela comió cuando yo salí con mamá al atardeier, ¿verdad mamá?Le recé un padrenuestro a Santa Teresa para que me ayudaraarreglar el asunto. Al otro día se cazó otra cabecita negra en latrampa/ una mejor, un machito; y parece imposible cómo cayó,porque no había l lamador y no había alpiste: propio como si unoIa hubiese puesto con la mano; y yo a nadie tb rráuia contado midesgracia. Me dio una alegría tan gránde que no se pueden imaginar,le daba gracias a Dios, me parecía que yo era pieferida de Dios.Pero después pensé: "Dios me hizo cazar otra cabecita negra; perotambién Dios h izo comer la ot ra con la gata. podía habermeahorrado esa af l icc i6n. . . "

Rieron en Ia mesa.-iQué poca cosa basta a hacernos felices o desdichadosl -dijo

el Cura-. Pero Teresita, ¿y a los que Dios deja que le coman lafelicidad los gatos y después no se la devuelve nunca?

-¿Y ellos le dan gracias lo mismo?-Sí; ése es el movimiento de la resignación infinita.-Pero, ¿si ellos creen que Dios se la va a devolver?-Si e i ios creen hasta io imposib le, , ' in spe contra spem", s i creen

hasta lo absurdo, siempre Dios se la devuelve; pero de otro modoque ni ellos ni nadie se podía imaginar; toda cambiada -diio elC u r a ; y m i r ó a M u n d o .

-Yo no me imaginé que se podía cazar otra sin l lamador; estabadesesperada. Pero eso que usted dice, ¿es en el cielo?

-¡Aquí ! -d i jo e l Cura- . Así en e l c ie lo como en la t ier ra.-éQué se ha hecho su hermana, la señora Dulcinea? -preguntó

la señora.Edmundo susultó y hubo un silencio. EI Cura tragó algo que no

era comida.

¿Por qué ERA?-Porque ya cumplió su misión' Era la encarn":l?1d:,*

l:t]^"?'del Ideal, del Entusiasmo, de Ia I 'oesla' sln tenerrub trrq YqLs oL'

Ya saben ustedes que yo la maquil laba' no era hermosa sino en

aoariencia; la cabellerá rubia era peluca' le faltaba un trozo de

HJil; v t"-" una cicatri z feioz en la cara' Ia "marka" de

ior-f"a"rulás, eI 666, como el que le va a quedar a éste' que yo

r e l l e n a b a c o n p o m a d a s . P e r o e s o n o e r a m e n t i r ; p o r q u e s u a l m aera mucho más hermosa que todo eso; y lo que ella representaba,

cuatro horas Y media, bah'

Edmundo obedeció sonriente, aunque muy lentamente' saludando

a todos. Antes gue saliera, el cura le chistó:

-Te veré de aquí un mes y meciio sin faita' Vend'rás a la reunión

de l nspec to re , "o "

e ' i de Co r r i en tes ' Te n -eces i t o

imprescindiblemente' Buen muchacho' Entonces sabrás todo lo

que quieras, lo que yo sePa, que por ahora de cierto no sé nada'-

-¿Me lo jura? -dijo Edmundo' --¿Crrátrt"s veces quieres que te lo jur.e?.

-r .^^-^a^-.^ \r.¡¿tpl;fi;.ffi, ;; il;, i", ¿", mandatarios y el Secretario Mandel

estaban terminanio á" pt"parar el "Conci l io" ' y discutf '+F

minuciosamente los avisos^a lievar' Ios chasques' el alojamient$t'

las precauciones. Eá;";á; se presentó *l-y 9"111:^.....r, *6

-Es un lugar seguro -decía-el Cura-' cerca de Olavarría'

lo hemos ,rrido, y extremaremos las precauciones'

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2 5 2 Leonardo Maiestad Dulcinea

más todavía.-Lo que rePresenta -arguYó

está ocultando usted?-Nada -dijo el Cura-' ¡Vete a

vete a acostar! Tienes cuatro horas'

z ) )

otra vez Edmundo-' ¿Qué nos

dormir! ¡Levántate de allí Y

Te desPertaremos Te damos

se la dejó al morir. Allí está, si ustedes lo quieren ver. No se loqued_e ver sin oír alguna cosa linda. Dios le q.,1tó todo, y después ledevolvió todo "tresdoblado" como a lob.

-Señor Namuncurá -di jo la chiqui l la de golpe-,papá no mesabe responder a este caso: el otro día el gato me comió uná cabecita

Ella cumplió su rnisión -dijo lentamente_'tirizo lo que Dios

lr^.l"q,rl oior re pidió a ella no lo p.ued"::tTf'"^1i"j"11^ ll::'"'i;il:il;;;d;ería que.':,1-"'1':'u der todo er decoro de

ta nación, y que esta'nación existiera,0," O"]-0"^;I::t^it::: :l::

; nos l lamó Porque nosotros nos habíamos ofrecido; Pero Para

r¡ pn ctüé forma, iCristo! eso no lo habíamos ni imaginado; que

o... gffu fue como el l lamador; atrajo a la me¡or gente ucr PcrrD/ rru

vencer, sino a morir con l impieza' Eia como la representación viva

I Ideal , de la Bel leza, de la Fe ' qué sé yo" '

_eJ .á*o un símbálo vivientá de la patria -dijo Edmundo-'

negra que yo tenía de l lamador para cazar otrera prestada. Me dio una pena infinita, que no podía dormir detriste. Me la prestó el Barbudo, ese señor malo y rezóngón, y rezongómuchís imo cuando se la pedí ; tenía un miedo t remendo deconfesarle al otro día que la gata negra rompió la trampera y sela comió cuando yo salí con mamá al atardeier, ¿verdad mamá?Le recé un padrenuestro a Santa Teresa para que me ayudaraarreglar el asunto. Al otro día se cazó otra cabecita negra en latrampa/ una mejor, un machito; y parece imposible cómo cayó,porque no había l lamador y no había alpiste: propio como si unoIa hubiese puesto con la mano; y yo a nadie tb rráuia contado midesgracia. Me dio una alegría tan gránde que no se pueden imaginar,le daba gracias a Dios, me parecía que yo era pieferida de Dios.Pero después pensé: "Dios me hizo cazar otra cabecita negra; perotambién Dios h izo comer la ot ra con la gata. podía habermeahorrado esa af l icc i6n. . . "

Rieron en Ia mesa.-iQué poca cosa basta a hacernos felices o desdichadosl -dijo

el Cura-. Pero Teresita, ¿y a los que Dios deja que le coman lafelicidad los gatos y después no se la devuelve nunca?

-¿Y ellos le dan gracias lo mismo?-Sí; ése es el movimiento de la resignación infinita.-Pero, ¿si ellos creen que Dios se la va a devolver?-Si e i ios creen hasta io imposib le, , ' in spe contra spem", s i creen

hasta lo absurdo, siempre Dios se la devuelve; pero de otro modoque ni ellos ni nadie se podía imaginar; toda cambiada -diio elC u r a ; y m i r ó a M u n d o .

-Yo no me imaginé que se podía cazar otra sin l lamador; estabadesesperada. Pero eso que usted dice, ¿es en el cielo?

-¡Aquí ! -d i jo e l Cura- . Así en e l c ie lo como en la t ier ra.-éQué se ha hecho su hermana, la señora Dulcinea? -preguntó

la señora.Edmundo susultó y hubo un silencio. EI Cura tragó algo que no

era comida.

¿Por qué ERA?-Porque ya cumplió su misión' Era la encarn":l?1d:,*

l:t]^"?'del Ideal, del Entusiasmo, de Ia I 'oesla' sln tenerrub trrq YqLs oL'

Ya saben ustedes que yo la maquil laba' no era hermosa sino en

aoariencia; la cabellerá rubia era peluca' le faltaba un trozo de

HJil; v t"-" una cicatri z feioz en la cara' Ia "marka" de

ior-f"a"rulás, eI 666, como el que le va a quedar a éste' que yo

r e l l e n a b a c o n p o m a d a s . P e r o e s o n o e r a m e n t i r ; p o r q u e s u a l m aera mucho más hermosa que todo eso; y lo que ella representaba,

cuatro horas Y media, bah'

Edmundo obedeció sonriente, aunque muy lentamente' saludando

a todos. Antes gue saliera, el cura le chistó:

-Te veré de aquí un mes y meciio sin faita' Vend'rás a la reunión

de l nspec to re , "o "

e ' i de Co r r i en tes ' Te n -eces i t o

imprescindiblemente' Buen muchacho' Entonces sabrás todo lo

que quieras, lo que yo sePa, que por ahora de cierto no sé nada'-

-¿Me lo jura? -dijo Edmundo' --¿Crrátrt"s veces quieres que te lo jur.e?.

-r .^^-^a^-.^ \r.¡¿tpl;fi;.ffi, ;; il;, i", ¿", mandatarios y el Secretario Mandel

estaban terminanio á" pt"parar el "Conci l io" ' y discutf '+F

minuciosamente los avisos^a lievar' Ios chasques' el alojamient$t'

las precauciones. Eá;";á; se presentó *l-y 9"111:^.....r, *6

-Es un lugar seguro -decía-el Cura-' cerca de Olavarría'

lo hemos ,rrido, y extremaremos las precauciones'

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2 5 4 Leonardo Castel lani

-Tengo miedo de las indiscreciones; y también de los traidores.Hay traidores. Mejo.r dicho, hay gente que se debilita y cede.Estamos sufriendo algo casi supóriór a ras fuerzas humanas.^

-S1" casi. Muy superior. peio no más que la ayuda de Dios.cuando recorro con la vista mi vida, mis siglás a"

"iáu, *

"rpurrro,l a Prov idenc ia se ha oor tado h ipn ¡nnmicn v r - \ . i ^ - ¡ : ^ -^ ^ - -^ r^ - i - -t avía la última palabra, esperemos un poquito, no puedl tardar.¿ inspector Sosa?

-¿Por qué me pregunta? -diio Chávez.-Por saber, miren éste.-No sé. Sus informaciones están en falla, y no contesta a las

cartas, como siempre.-Edmundo es el que nos esclarecerá acerca de é1. Está en sus

instrucciones, y he hecho de modo que casi necesariamente elhombre se declarará. Mundo. confío en ti. Mucho ojo.

Los cuatro hombres se pusieron de pie y se miraron con unasonrisa cansada.

Er CoNcrlro DE OrevennÍe

Edmundo Florio l levó en su moto al Cura Loco desde Marel plataa jeiferson-Oiavarría.

-¿Y Chávez? -preguntó.-Hace tres días que está allá. El concil io funciona hace tres

dÍas -d i jo e l Cura.-¿Ei Conci l io?-Bueno, le l lamamos ahora "Reunión de Inspectores, , . . .- "Reunión de rabadanes, oveja perd ida, , . . .-Efectivamente. La oveja perdida soy yo. Tóma el camino vieio,

el abandonado. Es mejor.-¡Tres días que está sesionando y usted de rabona!-Y el Inspector de Corrientes, también. pero ése, por otro motivo.

Yo he tenido una cosa más urgente que hacer...-Lo que ha tenido usted es una murria de ésas que le an, que

se encierra solo y l lora. Me lo contó la Raquelita Mand . Lo hepil lado en una mentira por primera vez en la vida.

-Cierto -cii jo ei Cura-. " Omnis homo méndax" , dice la Escritura:r ^ l ^ l ^ ^ - L - - ^ - - - - - - rLUuu rrerrlure es rnenqaz. -r(lo y anadlo-: Lo que ustecles l lamanmurria, yo le l lamo hablar con Dios.

-¿Se puede hablar con Dios? -d i jo Mundo medio bur lón; ylanzó la moto por sobre la grama.

Las motos DART, movidas por energía solar en botellas, dabanhasta 180 por hora; también así había de gentes que se matabancon ellas. se había recomendado a los Inspectores preferir esevehículo en lo posib le; y e l Cura daba e l e jemplo. Mundo habíallegado a Jefferson tres días antes y al no encontrar a su amigo,había volado a Marel Plata, y había esperado gruñendo un día,mientras e l Cura permanecía encerrado a l lave en su cuar tucho,

-ZQué le parece e l lugar?

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2 5 4 Leonardo Castel lani

-Tengo miedo de las indiscreciones; y también de los traidores.Hay traidores. Mejo.r dicho, hay gente que se debilita y cede.Estamos sufriendo algo casi supóriór a ras fuerzas humanas.^

-S1" casi. Muy superior. peio no más que la ayuda de Dios.cuando recorro con la vista mi vida, mis siglás a"

"iáu, *

"rpurrro,l a Prov idenc ia se ha oor tado h ipn ¡nnmicn v r - \ . i ^ - ¡ : ^ -^ ^ - -^ r^ - i - -t avía la última palabra, esperemos un poquito, no puedl tardar.¿ inspector Sosa?

-¿Por qué me pregunta? -diio Chávez.-Por saber, miren éste.-No sé. Sus informaciones están en falla, y no contesta a las

cartas, como siempre.-Edmundo es el que nos esclarecerá acerca de é1. Está en sus

instrucciones, y he hecho de modo que casi necesariamente elhombre se declarará. Mundo. confío en ti. Mucho ojo.

Los cuatro hombres se pusieron de pie y se miraron con unasonrisa cansada.

Er CoNcrlro DE OrevennÍe

Edmundo Florio l levó en su moto al Cura Loco desde Marel plataa jeiferson-Oiavarría.

-¿Y Chávez? -preguntó.-Hace tres días que está allá. El concil io funciona hace tres

dÍas -d i jo e l Cura.-¿Ei Conci l io?-Bueno, le l lamamos ahora "Reunión de Inspectores, , . . .- "Reunión de rabadanes, oveja perd ida, , . . .-Efectivamente. La oveja perdida soy yo. Tóma el camino vieio,

el abandonado. Es mejor.-¡Tres días que está sesionando y usted de rabona!-Y el Inspector de Corrientes, también. pero ése, por otro motivo.

Yo he tenido una cosa más urgente que hacer...-Lo que ha tenido usted es una murria de ésas que le an, que

se encierra solo y l lora. Me lo contó la Raquelita Mand . Lo hepil lado en una mentira por primera vez en la vida.

-Cierto -cii jo ei Cura-. " Omnis homo méndax" , dice la Escritura:r ^ l ^ l ^ ^ - L - - ^ - - - - - - rLUuu rrerrlure es rnenqaz. -r(lo y anadlo-: Lo que ustecles l lamanmurria, yo le l lamo hablar con Dios.

-¿Se puede hablar con Dios? -d i jo Mundo medio bur lón; ylanzó la moto por sobre la grama.

Las motos DART, movidas por energía solar en botellas, dabanhasta 180 por hora; también así había de gentes que se matabancon ellas. se había recomendado a los Inspectores preferir esevehículo en lo posib le; y e l Cura daba e l e jemplo. Mundo habíallegado a Jefferson tres días antes y al no encontrar a su amigo,había volado a Marel Plata, y había esperado gruñendo un día,mientras e l Cura permanecía encerrado a l lave en su cuar tucho,

-ZQué le parece e l lugar?

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2 5 6 Leonardo Castel lani Su Majestad Dulcinea 2 5 1

-Flemos puesto más -insistió el otro-. Hemos hecho pozoscubiertos de tierrita contra los tanques y camiones blindados. Estápeligroso.

-Es un caminito en forma de 5 -replicó vivamente el Cura-. Lohe planeado yo. Lo sé de memoria.

tocar un poste con tres muescas. Hay puntos que pisando, estallaun petardo.

-¡Conozco! -dijo el Cura impaciente.Hicieron con gran cuidado el sinuoso senderito. El Cura dijo:-Estoy preparando mi alocución. Será difícil; pero... será la última,

l n r tc f )pn

El galpón del Concilio estaba perfectamente oculto por una manchaenorme de acacias, plátanos, pinos y eucaliptos, se entraba en unverdadero bosque antes de l legar a é1. "Este galpón enorme 1o hizopara depósito de cereales el abuelo de Brasesco, y está abandonado",

comentó e l Cura. "Es ideal para nosotros. . . no se ve de afuera."Por el camino habían encontrado cuatro controles. Al l legar a una

portezuela casi invisible un centinela armado de metra los controlóde nuevo, saludó y desapareció.

El interior del galpón presentó a los ojos de Edmundo un aspectofantasmagórico: grupos de hombres sentados en bancos, sil las depajas y rústicos escritorios conversaban en voz baja hasta perdersede vista en el ámbito inmenso, mal i luminado por antiguas lámparasde petróleo o de aceti leno. Cuando entró el Cura se levantarontodos, y Fermín Chávez seguido del pelado Mandel corrieron a suen-cuen-tro-

-Estábamos con aprensión -dijo el Inspector de la Línea-.Hemos terminado casi las deliberaciones. Admirable concordia.Epi fanio Sosa no ha venido. . .

-Ya lo sé -dijo el Cura-. Que Dios le perdone.-¿No nos habrá denunciado?-No puede -dijo el Cura-. No conoce este lugar. Además,

nuestras gentes de Corrientes lo han despistado acerca del sit iode la Asamblea. Dios querrá protegernos. ¿Qué le vamos a hacer?Había que obrar . Dios nos ampare.

-Esto ha ido muy bien hasta ahora. Los Inspectores esperansus palabras y las ú l t imas decis iones. Al lá . . .

Había en el frente una vieja tri l ladora chata con sil las encima amanera de trono y estrado, muy iluminada y con un micrófono; y a

. -Parece seguro. Sin embargo, eI Capitán Uriarte me pareció

inquieto... receloso. Bueno, es su deber recelar.-Mejor lugar no tenemos. Las cosas se está poniendo cada vez

más t i rantes. ¡Dios mío! Suerte que. . .Llegaron después de cena: las seiiones der Concilio eran de noche.

1o.-!r:r, más los guardias, fámulos y centinelas, en aquel caserdel siglo pasado, delante del cual un grupito de gente, el dueñode casa y sus familiares, estaba sentado en torno de un churra o

-pensó Mundo-. Ninguno hubiese sospechado a[í una asambleade los más grandes enemigos del país, si no es observando losrestos de una cena anterior muy numerosa/ que las mujeres hacíandesaparecer en ese momento.

-Come y vamos -le dijo-. La reunión es a las diez. yohe tomado e toda la tarde.

E l i t a l i a n o R r a s e s ¡ n p l d t o ñ ^ Á a t - ^ r . ^ ^ - ^ ^ - . ^ - ! ^ ^ ^ ^ - - ^ : - , r -

camino.

- I o -dijo el italiano-. Está l leno de trampas de lobo ytimb alarma.

-AIl right -dijo el Cura-. Vamos.

-Tengo orden de acompañarlo -dijo.-No -d i jo e l Cura- . Conozco la p icadi ta, que sor tea los

obstáculos,

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-Flemos puesto más -insistió el otro-. Hemos hecho pozoscubiertos de tierrita contra los tanques y camiones blindados. Estápeligroso.

-Es un caminito en forma de 5 -replicó vivamente el Cura-. Lohe planeado yo. Lo sé de memoria.

tocar un poste con tres muescas. Hay puntos que pisando, estallaun petardo.

-¡Conozco! -dijo el Cura impaciente.Hicieron con gran cuidado el sinuoso senderito. El Cura dijo:-Estoy preparando mi alocución. Será difícil; pero... será la última,

l n r tc f )pn

El galpón del Concilio estaba perfectamente oculto por una manchaenorme de acacias, plátanos, pinos y eucaliptos, se entraba en unverdadero bosque antes de l legar a é1. "Este galpón enorme 1o hizopara depósito de cereales el abuelo de Brasesco, y está abandonado",

comentó e l Cura. "Es ideal para nosotros. . . no se ve de afuera."Por el camino habían encontrado cuatro controles. Al l legar a una

portezuela casi invisible un centinela armado de metra los controlóde nuevo, saludó y desapareció.

El interior del galpón presentó a los ojos de Edmundo un aspectofantasmagórico: grupos de hombres sentados en bancos, sil las depajas y rústicos escritorios conversaban en voz baja hasta perdersede vista en el ámbito inmenso, mal i luminado por antiguas lámparasde petróleo o de aceti leno. Cuando entró el Cura se levantarontodos, y Fermín Chávez seguido del pelado Mandel corrieron a suen-cuen-tro-

-Estábamos con aprensión -dijo el Inspector de la Línea-.Hemos terminado casi las deliberaciones. Admirable concordia.Epi fanio Sosa no ha venido. . .

-Ya lo sé -dijo el Cura-. Que Dios le perdone.-¿No nos habrá denunciado?-No puede -dijo el Cura-. No conoce este lugar. Además,

nuestras gentes de Corrientes lo han despistado acerca del sit iode la Asamblea. Dios querrá protegernos. ¿Qué le vamos a hacer?Había que obrar . Dios nos ampare.

-Esto ha ido muy bien hasta ahora. Los Inspectores esperansus palabras y las ú l t imas decis iones. Al lá . . .

Había en el frente una vieja tri l ladora chata con sil las encima amanera de trono y estrado, muy iluminada y con un micrófono; y a

. -Parece seguro. Sin embargo, eI Capitán Uriarte me pareció

inquieto... receloso. Bueno, es su deber recelar.-Mejor lugar no tenemos. Las cosas se está poniendo cada vez

más t i rantes. ¡Dios mío! Suerte que. . .Llegaron después de cena: las seiiones der Concilio eran de noche.

1o.-!r:r, más los guardias, fámulos y centinelas, en aquel caserdel siglo pasado, delante del cual un grupito de gente, el dueñode casa y sus familiares, estaba sentado en torno de un churra o

-pensó Mundo-. Ninguno hubiese sospechado a[í una asambleade los más grandes enemigos del país, si no es observando losrestos de una cena anterior muy numerosa/ que las mujeres hacíandesaparecer en ese momento.

-Come y vamos -le dijo-. La reunión es a las diez. yohe tomado e toda la tarde.

E l i t a l i a n o R r a s e s ¡ n p l d t o ñ ^ Á a t - ^ r . ^ ^ - ^ ^ - . ^ - ! ^ ^ ^ ^ - - ^ : - , r -

camino.

- I o -dijo el italiano-. Está l leno de trampas de lobo ytimb alarma.

-AIl right -dijo el Cura-. Vamos.

-Tengo orden de acompañarlo -dijo.-No -d i jo e l Cura- . Conozco la p icadi ta, que sor tea los

obstáculos,

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escritorio. El Cura hizo el si

Su Majestad Dulcinea 2 5 9

del Verbo Divino y se l laman ahora "Siervos del Verbo"; tenemosuno de ellos de maestro de segunda en la escuela del Hotel de Dios-y muy discretamente que lo hace por cierto-. Los jesuitas se hanpartido en dos facciones, una que rindió obediencia al Pseudo PapaCecilio, la más numerosa; la otra que resistió, según nuestras noticias:

r v ¡ v r r r q / v s H L ¡ ¡ v ¡ /

Inglaterra y el norte de ltalia. De la Argentina fueron expulsadospor el Irreprochable; si hay algunos, no tenemos noticias del paradero.

-Los conventos se habían "conventual izado" demasiado-interrumpió con voz débil y cascada el viejito Amancio.

-Oigamos esto -ordenó el Cura.E l T n c n o ¡ f n r r l o ( a n t i r c n l a c l a r n c a l a . ¡ a - + Á l a n + a m a n + a ^ - " 1 . J ^

se sentaban otros cuatro i lustres, ancianos, Améndola, Inspectorde Pergamino, el gran nudo ferroviario después de la caída deBuenos Aires, y ciudad enorme y tumultuosa; Moledo, Inspectorde Resistencia, otra urbe, capital de la Gobernación del ParagualiSagredo, Inspector de Ia Paz; Sáa, Inspector de Punta del Este.Uriarte, el capitán de la Guardia, se mantenía erguido como unfabuloso pájaro negro con motas verdes en el fondo del escenario.Los centinelas se erguían inmóviles arma al brazo en todas laspuertas.

-Las órdenes religiosas se habían "sentado" a mediados deeste siglo -dijo el viejo Amancio sonriendo. Tenía una caritaredonda y humorosa, con dos pómulos muy arrebolados, parecíauno de los borrachos de Velázqtez, una calva perfecta y un cuerpopetizo, rechoncho y movedizo.

- Q o h a l r í r ¡ t t c o n l a A n t t - ¡ ¡ a n + r r Á - T ^ a f . . ; l ^ " i l - ^ -. U V O T I q T I E O D E I V q I L

"cortando" de los demás f ieles y vivían más seguros y (en ciertosentido) más cómodos que nosotros. Se tenían por diferentes dela demás gente, la gente nuestra los tenía ipso facto por santos, ymuchos de ellos se lo creíani en suma, se creían "salvos" por unaexterioridad, que es vivir enclaustrados. Pero la "salvación" esinterior, no exterior. Yo tengo una reverencia enorme al movimientomonást ico de la Edad Media.. . pero ahora ya.. . no sé, pasaba algoraro que no puedo expl icar bien. Les diré: como un chiqui l lomurrioso, que se esconde de enojo, pero al mismo tiempo procuraque la madre lo vea para que lo vaya a mimar, así hacían éstos conrespecto al "mundo". Proclamaban que huían del mundo, pero loproclamaban muy fuerte, de modo que en realidad no huían... ni seescondían.

Bendijo de nuevo y se sentó.

1_1" ii Irun cy19ro al óleo mostraba a mano derecha la estampa

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escritorio. El Cura hizo el si

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del Verbo Divino y se l laman ahora "Siervos del Verbo"; tenemosuno de ellos de maestro de segunda en la escuela del Hotel de Dios-y muy discretamente que lo hace por cierto-. Los jesuitas se hanpartido en dos facciones, una que rindió obediencia al Pseudo PapaCecilio, la más numerosa; la otra que resistió, según nuestras noticias:

r v ¡ v r r r q / v s H L ¡ ¡ v ¡ /

Inglaterra y el norte de ltalia. De la Argentina fueron expulsadospor el Irreprochable; si hay algunos, no tenemos noticias del paradero.

-Los conventos se habían "conventual izado" demasiado-interrumpió con voz débil y cascada el viejito Amancio.

-Oigamos esto -ordenó el Cura.E l T n c n o ¡ f n r r l o ( a n t i r c n l a c l a r n c a l a . ¡ a - + Á l a n + a m a n + a ^ - " 1 . J ^

se sentaban otros cuatro i lustres, ancianos, Améndola, Inspectorde Pergamino, el gran nudo ferroviario después de la caída deBuenos Aires, y ciudad enorme y tumultuosa; Moledo, Inspectorde Resistencia, otra urbe, capital de la Gobernación del ParagualiSagredo, Inspector de Ia Paz; Sáa, Inspector de Punta del Este.Uriarte, el capitán de la Guardia, se mantenía erguido como unfabuloso pájaro negro con motas verdes en el fondo del escenario.Los centinelas se erguían inmóviles arma al brazo en todas laspuertas.

-Las órdenes religiosas se habían "sentado" a mediados deeste siglo -dijo el viejo Amancio sonriendo. Tenía una caritaredonda y humorosa, con dos pómulos muy arrebolados, parecíauno de los borrachos de Velázqtez, una calva perfecta y un cuerpopetizo, rechoncho y movedizo.

- Q o h a l r í r ¡ t t c o n l a A n t t - ¡ ¡ a n + r r Á - T ^ a f . . ; l ^ " i l - ^ -. U V O T I q T I E O D E I V q I L

"cortando" de los demás f ieles y vivían más seguros y (en ciertosentido) más cómodos que nosotros. Se tenían por diferentes dela demás gente, la gente nuestra los tenía ipso facto por santos, ymuchos de ellos se lo creíani en suma, se creían "salvos" por unaexterioridad, que es vivir enclaustrados. Pero la "salvación" esinterior, no exterior. Yo tengo una reverencia enorme al movimientomonást ico de la Edad Media.. . pero ahora ya.. . no sé, pasaba algoraro que no puedo expl icar bien. Les diré: como un chiqui l lomurrioso, que se esconde de enojo, pero al mismo tiempo procuraque la madre lo vea para que lo vaya a mimar, así hacían éstos conrespecto al "mundo". Proclamaban que huían del mundo, pero loproclamaban muy fuerte, de modo que en realidad no huían... ni seescondían.

Bendijo de nuevo y se sentó.

1_1" ii Irun cy19ro al óleo mostraba a mano derecha la estampa

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_ -La persecución manifiesta y oculta a la vez

obró eso.. . El l iberal ismo tr iunfante.. . inclusoconventos.

-Está en contra nuestra, eso

la religión había en su último"speech", aunque oscura; ustedes han visto el entusiasmo frenéticourbas la últ ima vez, hace una semanapor televisión. Yo he visto escenas incre

ma gente lo "adora,'; y no solamente

-Hace mucho que el hombre había comenzado a adorar alFiombre -comentó el Jefe.

-¿De quién es? -preguntó el de la orquesta, un Inspector deunos sesenta años llamado Mandrioni-Ese poder se lo dan nuestros pecados _aseveró el Jefe_, la

corrupción y el cretinismo del mundo. Cuando más penitenciahagamos, menos poder tiene ese hombre sobre nosotros.-¡Penitencia! -exclamó Mandrioni-. Bonita cuaresma estamos

Leonardo Castellani

-dictaminó el jefe-adentro de algunos

Su Majestad Dulcinea 26] -

-¡De todas partes! -dijeron varios del auditorio-. ¡De arciba,

de abajo, del frente, de atrás, por todo, de Dios, del Estado, de las

turbas, de los falsos hermanos y del demonio, persecución Portodos lados.. . Dios parece haber abandonado a su Iglesia.. .

-"Eclesia de medio fief " -pronunció el Cura Loco-. Eso lo dijo el

,"grrr',do... La Iglesia será quitada del medio...1Cerrada la interrupción, el viejo Chávez prosiguió informando

ace rca de l os demás temas de l as de l i be rac iones : sob re l a

Edmundo creía estar en otro mundo, en un espacio irreal y en un

tiempo irreal. Un mundo nuevo aparecía a sus ojos; y ese mundo

era lógico y aun admirable... mirado con los ojos de ellos. Había

Traigan el l ibro de oro. Tengo unas l istas tremendas. Muertes de

todas c lases, a lgunas at roces. . .-No hay t i empo -d i j o e l Cu ra Loco y se Puso de p ie

solemnemente-. Me están pasando los efectos del mate y me

duermo. La noche decl ina. ¡Qué noche de Navidad estarnos

celebrando! Acabemos: no quiero que... no sea el diablo que ei' { amnn in r l a l e Pn l i c í a r ne e l im ine de r r n so l o so loe de mano t odos- - - -

a - f

mis Epíscopos. Al amanecer todos ustedes deben estar lejos. Tienen

dispensa para decir misa sin ayuno y en cualquier condición que

quieran -con tal que consagren...

¡Pequeña grey! -gritó con voz de clarín. ¡Los he reunido para

anunciarles que he dimitido de mi cargo y lo he transmitido a miamigo y hermano Don Fermín Chávez hijo, Inspector de la Línea!

1. Los cristóbales deben soportar " la últ ima desintegración de la Crist iandad

todos los hombres es una cosa terr ible; pero peor todavía es imaginarse

en el seno de una rel igión acomodada, es decir adulterada

." (Fi losofía Contemporónea, Existencial ismo' Inédito)

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_ -La persecución manifiesta y oculta a la vez

obró eso.. . El l iberal ismo tr iunfante.. . inclusoconventos.

-Está en contra nuestra, eso

la religión había en su último"speech", aunque oscura; ustedes han visto el entusiasmo frenéticourbas la últ ima vez, hace una semanapor televisión. Yo he visto escenas incre

ma gente lo "adora,'; y no solamente

-Hace mucho que el hombre había comenzado a adorar alFiombre -comentó el Jefe.

-¿De quién es? -preguntó el de la orquesta, un Inspector deunos sesenta años llamado Mandrioni-Ese poder se lo dan nuestros pecados _aseveró el Jefe_, la

corrupción y el cretinismo del mundo. Cuando más penitenciahagamos, menos poder tiene ese hombre sobre nosotros.-¡Penitencia! -exclamó Mandrioni-. Bonita cuaresma estamos

Leonardo Castellani

-dictaminó el jefe-adentro de algunos

Su Majestad Dulcinea 26] -

-¡De todas partes! -dijeron varios del auditorio-. ¡De arciba,

de abajo, del frente, de atrás, por todo, de Dios, del Estado, de las

turbas, de los falsos hermanos y del demonio, persecución Portodos lados.. . Dios parece haber abandonado a su Iglesia.. .

-"Eclesia de medio fief " -pronunció el Cura Loco-. Eso lo dijo el

,"grrr',do... La Iglesia será quitada del medio...1Cerrada la interrupción, el viejo Chávez prosiguió informando

ace rca de l os demás temas de l as de l i be rac iones : sob re l a

Edmundo creía estar en otro mundo, en un espacio irreal y en un

tiempo irreal. Un mundo nuevo aparecía a sus ojos; y ese mundo

era lógico y aun admirable... mirado con los ojos de ellos. Había

Traigan el l ibro de oro. Tengo unas l istas tremendas. Muertes de

todas c lases, a lgunas at roces. . .-No hay t i empo -d i j o e l Cu ra Loco y se Puso de p ie

solemnemente-. Me están pasando los efectos del mate y me

duermo. La noche decl ina. ¡Qué noche de Navidad estarnos

celebrando! Acabemos: no quiero que... no sea el diablo que ei' { amnn in r l a l e Pn l i c í a r ne e l im ine de r r n so l o so loe de mano t odos- - - -

a - f

mis Epíscopos. Al amanecer todos ustedes deben estar lejos. Tienen

dispensa para decir misa sin ayuno y en cualquier condición que

quieran -con tal que consagren...

¡Pequeña grey! -gritó con voz de clarín. ¡Los he reunido para

anunciarles que he dimitido de mi cargo y lo he transmitido a miamigo y hermano Don Fermín Chávez hijo, Inspector de la Línea!

1. Los cristóbales deben soportar " la últ ima desintegración de la Crist iandad

todos los hombres es una cosa terr ible; pero peor todavía es imaginarse

en el seno de una rel igión acomodada, es decir adulterada

." (Fi losofía Contemporónea, Existencial ismo' Inédito)

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-iNo puede ser! -gritó Chávez meneando los brazos como sil: j:l:::1_l_*s"d?_ . co:Í trampu-ls ésta? yo soy incapa z, soy'"i91;, v,.::.'T.":1:-'-":.No pueáo con esa carsa.

2 6 2Leonardo Castellani Su Majestad Dulcinea

-Eso nunca -dijo Edmundo dirigiéndose al cuadro-. Lo conservoyo. Eso no se quema.

-¡Pequeña grey! ¡El que ha de venir vendrá y no tardarál ,,¡Vengo

pronto!"2En el nombre de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu

de Ia autoridad de que indignamente estoy revestido y vosotros habéisreconocido, escuchad los siete puntos conciliares: CESE DE TODARESISTENCIA -Ieyó en el sobre que tenía en la mano-. No es tiempoya de resistir más. Los que resisten con la violencia acarrean dañosmavores a todos sus hermanos. si te dan un trofetón en- !a derech.a,n n n l a n f r a m e i i l l a ' r ¡ c i + o ¡ n r l - o . - ¡ i a n m a * r n . l l ^ - ' ^ I ^ - ^ * L ^ r ^r " _ _ _ - ' J ¿ L L e o / r r s Y q r q L U r u d ( I a

doscientos metros. Reprimid a los "resistentes" con todos los medios,incluso en último caso con la excomunión; no solamente a los queluchan, sino también a los que incitan. La única manera de iercristianos hoy día es el martirio... y el escondite.

-Si nos llevan presos, es la muerte -objetó uno de abajo- yentonces morir por morir... -Y Tierral Fuego es peor que la muerte-añadió otro.

-IJn sacerdote no derrama sangre -dijo el Jefe-. yo, lo mismoque Arsenio Lupin, nunca he matado... ni robado tampoco.

-Tierral Fuego es diez veces peor que la muerte -insistió eljoven.

-Jesucristo sufrió cien veces más que la muerte, y yo también-repuso sonriendo el jefe-. Jesucristo puede hacer de nosotros loque quiera. ¡No temáisl¡Él está con vosotros! ¡Segundo!: o n o E N A Rq A a F R r t r ) T E c ^ a r r a N T T n e T n D r ñ L T ñ ^ ñ + - 1 , { ^d r \ / L v ¡ r r q ¡ u s Y u s D E 4 r r

de reconocida buena vida, y sepan las fórmulas de los Sa_cra-m_en-tos.El que no sepa latín, en vez del Breviario rezará tres Rosarios; sincuentas naturalmente, de memoria, es fácil acostumbrarse. Loscasados pueden conservar sus consortes, aunque aconsejamos seseparen de ellas -si hay consentimiento de ellas-; la lglesia proveeráa la manutención de la familia. Los célibes, no tomen mujer. Ningunosea ordenado menor de los 33 años.

-Así no tendremos sacerdotes -objetó uno.-Tendremos todos los que sean necesarios. T E R C E R O : los

pecados irremisibles se reducen a la apostasía púbtica y notoria

- iNo hay más remedio, üro t !

nsulracto y sancionado. En el nombre de Dios...-¡Estoy enfermo del híeadol

ulr mazo de despachos. un silencio de estupefacción sieuió alanuncio. - ú-De Medietate Lunae ha muert

ructu Oliaae,' debe ser elegido. Iará en esta forma: los sieá patr

uno un delegado, el cual junto crmeses se reunirá con el cóncrave en... dónde se le dirá en secretopoco antes de partir. Hasta el fin der mundo, ru rgte"iu Je Cristo noquedará sin cabeza.

la del Abad Malaquías? _gri tó

:do _respondió el Jefe_. En esale creer. La uso como mero punto

-Pero ¡farta F/os Frorum, según ra profecía! ¡yo creo en e,.a!-Flor de las Flores, puede Je, Cecilio primero, ut eJpupa. Eseglés protestante *ti "on.."rtido áesciende en línea recre .roru-ran Cecii, ei-minístro de Isabel l" S""g"i;;;;,;;..á';;r#al

-;

v orrey y es Duque de Blossom: flor de flores. El lemade F/ um pie'de ser irbnico--Pero entonces,.si-ponemos que la profecía de Malaquías esuna verdadera profecía. . .--E_r un ,,falsum,, _gritaron varias voces.

.-^*T"^lly riempo pará discutir teología__dijo emptado el jefe_.

j;t1: que promulsar las decisiones aór cor,"iri y d'i;;;;. cuanro-¿Y Dulcinea¡ su hermana? _preguntó un anciano del escenario.-Terminó su misión_-_di¡o eiotr"o sombrío_ lo misrno que yo.Este retrato que está allí... é.r"r,to ur,t"s lo echan al fuego.

2. Apocalipsis 22:20.

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-iNo puede ser! -gritó Chávez meneando los brazos como sil: j:l:::1_l_*s"d?_ . co:Í trampu-ls ésta? yo soy incapa z, soy'"i91;, v,.::.'T.":1:-'-":.No pueáo con esa carsa.

2 6 2Leonardo Castellani Su Majestad Dulcinea

-Eso nunca -dijo Edmundo dirigiéndose al cuadro-. Lo conservoyo. Eso no se quema.

-¡Pequeña grey! ¡El que ha de venir vendrá y no tardarál ,,¡Vengo

pronto!"2En el nombre de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu

de Ia autoridad de que indignamente estoy revestido y vosotros habéisreconocido, escuchad los siete puntos conciliares: CESE DE TODARESISTENCIA -Ieyó en el sobre que tenía en la mano-. No es tiempoya de resistir más. Los que resisten con la violencia acarrean dañosmavores a todos sus hermanos. si te dan un trofetón en- !a derech.a,n n n l a n f r a m e i i l l a ' r ¡ c i + o ¡ n r l - o . - ¡ i a n m a * r n . l l ^ - ' ^ I ^ - ^ * L ^ r ^r " _ _ _ - ' J ¿ L L e o / r r s Y q r q L U r u d ( I a

doscientos metros. Reprimid a los "resistentes" con todos los medios,incluso en último caso con la excomunión; no solamente a los queluchan, sino también a los que incitan. La única manera de iercristianos hoy día es el martirio... y el escondite.

-Si nos llevan presos, es la muerte -objetó uno de abajo- yentonces morir por morir... -Y Tierral Fuego es peor que la muerte-añadió otro.

-IJn sacerdote no derrama sangre -dijo el Jefe-. yo, lo mismoque Arsenio Lupin, nunca he matado... ni robado tampoco.

-Tierral Fuego es diez veces peor que la muerte -insistió eljoven.

-Jesucristo sufrió cien veces más que la muerte, y yo también-repuso sonriendo el jefe-. Jesucristo puede hacer de nosotros loque quiera. ¡No temáisl¡Él está con vosotros! ¡Segundo!: o n o E N A Rq A a F R r t r ) T E c ^ a r r a N T T n e T n D r ñ L T ñ ^ ñ + - 1 , { ^d r \ / L v ¡ r r q ¡ u s Y u s D E 4 r r

de reconocida buena vida, y sepan las fórmulas de los Sa_cra-m_en-tos.El que no sepa latín, en vez del Breviario rezará tres Rosarios; sincuentas naturalmente, de memoria, es fácil acostumbrarse. Loscasados pueden conservar sus consortes, aunque aconsejamos seseparen de ellas -si hay consentimiento de ellas-; la lglesia proveeráa la manutención de la familia. Los célibes, no tomen mujer. Ningunosea ordenado menor de los 33 años.

-Así no tendremos sacerdotes -objetó uno.-Tendremos todos los que sean necesarios. T E R C E R O : los

pecados irremisibles se reducen a la apostasía púbtica y notoria

- iNo hay más remedio, üro t !

nsulracto y sancionado. En el nombre de Dios...-¡Estoy enfermo del híeadol

ulr mazo de despachos. un silencio de estupefacción sieuió alanuncio. - ú-De Medietate Lunae ha muert

ructu Oliaae,' debe ser elegido. Iará en esta forma: los sieá patr

uno un delegado, el cual junto crmeses se reunirá con el cóncrave en... dónde se le dirá en secretopoco antes de partir. Hasta el fin der mundo, ru rgte"iu Je Cristo noquedará sin cabeza.

la del Abad Malaquías? _gri tó

:do _respondió el Jefe_. En esale creer. La uso como mero punto

-Pero ¡farta F/os Frorum, según ra profecía! ¡yo creo en e,.a!-Flor de las Flores, puede Je, Cecilio primero, ut eJpupa. Eseglés protestante *ti "on.."rtido áesciende en línea recre .roru-ran Cecii, ei-minístro de Isabel l" S""g"i;;;;,;;..á';;r#al

-;

v orrey y es Duque de Blossom: flor de flores. El lemade F/ um pie'de ser irbnico--Pero entonces,.si-ponemos que la profecía de Malaquías esuna verdadera profecía. . .--E_r un ,,falsum,, _gritaron varias voces.

.-^*T"^lly riempo pará discutir teología__dijo emptado el jefe_.

j;t1: que promulsar las decisiones aór cor,"iri y d'i;;;;. cuanro-¿Y Dulcinea¡ su hermana? _preguntó un anciano del escenario.-Terminó su misión_-_di¡o eiotr"o sombrío_ lo misrno que yo.Este retrato que está allí... é.r"r,to ur,t"s lo echan al fuego.

2. Apocalipsis 22:20.

Page 269: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

) a ^Leonardo Castel lani

-¿Y los t¡aidores? -dijo Mandrioni.

,. .A Judas- lo juzga Dios solamente... _y después, mirando conlágrimas en los ojos un lugar vacío, di io-: Más le val ipra nn ha}.o-

se nabran escamoteado en la predicación, quiero d.ecir-a sociología, puah! por eso quizá defeccionó la lglesiahubo fan gran engaño y defección cuando sobrevino elVital Católico...

5u Majestad Dulcinea 2 6 5

quieran ingresar -hilarem datorem diligit Deuss- serán secularizados.Estos religiosos, que existirán en todo el mundo, además de los votoscanónicos, pobreza, castidad y obediencia, harán otros tres votosmás: el de cumplir cualquier misión que les toque, por trabajosa opeligrosa que sea, salvo caso de probada imposibilidad; el de vivir

nos lo imponen, no hay que buscarlo mucho; pero pedirlo a Dios deantemano con voto es gran méri to y da fuerzas para cuandosobreviene... ¡De sobra sabéis cuántos defeccionan ahora, como SimónPedro, en la hora de la prueba! -otra vez se anudó su garganta.

El séptimo punto es secreto y lo promulg,ará a su vuelta el nuevoPatr iarca.

-¡HE olcno! -los miró sonriente.-¿Y las consagraciones de nuevos Inspectores? -preguntó el

Secretar io.-Se postergan -dijo el Cura Loco.-¡Díganos una palabra de aliento! -gritaron varias voces-

¿Qué va a pasar ahora?-Hijos y hermanos en Cristo Jesús -articuló el Cura con lágrimas

y la voz entrerrota-. Dios solo puede consolarnos. ¡Consuelos vendoy para mí no tengo! El mundo, ya lo veis, ha llegado a una encrucijada,en donde quedan solamente dos caminos; o esto continúa como ahorava, y entonces.. .

Una gritería lejana lo interrumpió y después un tiro. Uriarte seprecipitó a la ventana, henchida de luna llena. Los que estabancerca de la casa en torno al fuego parecían haberse vuelto locos.Sonaron más tiros y el crepitar de las dormiditas. Todos los oyentesse habían puesto de pie; una lámpara cayó y se estrel ló conestruencio.

-¡La Policía! -dijo tranquilamente Uriarte- ¡Abrir todas laspuertas del fondo! ¡Apagar las luces!

Un centinela se precipitó a la sala, manchada la cara y la camisade sangre.

-¡Traicionados! -gritó-. Un camión blindado de los federales.Pero tenemos granadas Miller de gran poder. Un camión, dos yaun tres los podemos.. .

-¡Prohibida toda resistencia! -gr i tó el Cura dominando eIvocerío-. Hay que huir. ¡Desaparezcan en todas direcciones y que

3. "Dios ama al que da con alegría."

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) a ^Leonardo Castel lani

-¿Y los t¡aidores? -dijo Mandrioni.

,. .A Judas- lo juzga Dios solamente... _y después, mirando conlágrimas en los ojos un lugar vacío, di io-: Más le val ipra nn ha}.o-

se nabran escamoteado en la predicación, quiero d.ecir-a sociología, puah! por eso quizá defeccionó la lglesiahubo fan gran engaño y defección cuando sobrevino elVital Católico...

5u Majestad Dulcinea 2 6 5

quieran ingresar -hilarem datorem diligit Deuss- serán secularizados.Estos religiosos, que existirán en todo el mundo, además de los votoscanónicos, pobreza, castidad y obediencia, harán otros tres votosmás: el de cumplir cualquier misión que les toque, por trabajosa opeligrosa que sea, salvo caso de probada imposibilidad; el de vivir

nos lo imponen, no hay que buscarlo mucho; pero pedirlo a Dios deantemano con voto es gran méri to y da fuerzas para cuandosobreviene... ¡De sobra sabéis cuántos defeccionan ahora, como SimónPedro, en la hora de la prueba! -otra vez se anudó su garganta.

El séptimo punto es secreto y lo promulg,ará a su vuelta el nuevoPatr iarca.

-¡HE olcno! -los miró sonriente.-¿Y las consagraciones de nuevos Inspectores? -preguntó el

Secretar io.-Se postergan -dijo el Cura Loco.-¡Díganos una palabra de aliento! -gritaron varias voces-

¿Qué va a pasar ahora?-Hijos y hermanos en Cristo Jesús -articuló el Cura con lágrimas

y la voz entrerrota-. Dios solo puede consolarnos. ¡Consuelos vendoy para mí no tengo! El mundo, ya lo veis, ha llegado a una encrucijada,en donde quedan solamente dos caminos; o esto continúa como ahorava, y entonces.. .

Una gritería lejana lo interrumpió y después un tiro. Uriarte seprecipitó a la ventana, henchida de luna llena. Los que estabancerca de la casa en torno al fuego parecían haberse vuelto locos.Sonaron más tiros y el crepitar de las dormiditas. Todos los oyentesse habían puesto de pie; una lámpara cayó y se estrel ló conestruencio.

-¡La Policía! -dijo tranquilamente Uriarte- ¡Abrir todas laspuertas del fondo! ¡Apagar las luces!

Un centinela se precipitó a la sala, manchada la cara y la camisade sangre.

-¡Traicionados! -gritó-. Un camión blindado de los federales.Pero tenemos granadas Miller de gran poder. Un camión, dos yaun tres los podemos.. .

-¡Prohibida toda resistencia! -gr i tó el Cura dominando eIvocerío-. Hay que huir. ¡Desaparezcan en todas direcciones y que

3. "Dios ama al que da con alegría."

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2 6 6

ametralladoras. Inúti l.

Leonardo Castel lani Su Majestad Dulcinea 2 6 ' 7

El tiroteo arreció en torno de la casa. Algunos resistían en ella

sin duda.-Ahora -dijo el Cura.Los dos corrieron furiosamente en el manto de sombra de los árboles.

Una ráfaga de metralla partió de muy cerca de ellos y un avispero

corriendo.-¿Herido? -dijo Edmundo.-Me pareció que me empujaban por la espalda. Creo que no.-Al lá está la moto. ¡SalvadosfApenas eruñó el motor, las ráfaeas arreciaron, tres o cuatro

hncas dp fupgn a In menos. s i lhandn r r creni tan-do Dor los árboles.J - ^ - r - - - ^ - - - r - - - - -

-Agárrese de mí -dijo el mozo- sé Io que hay que hacer. ¿Pronto?El caball ito mecánico zigzagueó por el sendero y desembocó en

el camino.-Salvados -repitió Edmundo.-Me duele la espalda -dijo el Cura-. Sí, estoy herido. No

importa. No haga caso. Mientras rne quede vida, me sostendré.

Estoy b ien sentado. Sálvese usted en cualquier caso.-Ahora lo saco a usted también, como nada y en cualquier caso.

Vamos a la casa del Inspector de Jefferson. Agárrese en las curvas.El Cura dio un profundo suspiro. Su respiración se había hecho

pesada.-¿Duele? -dijo Edmundo.-Se enfr ió la her ida -d i jo e l o t ro t ranqui lamente- . Por

cualquier caso, te quiero ahora deci r esto - tos ió. . .- l \ T n h a l r l o - ¡ l i i n E r l m r r n á n - N T n c o . á n q o f ) ó i p m p l a d i r p n ¡ i Á n

s r l v l v ¡ r r q r . s v

ahora. Yo ordeno.S in t i ó que l os b razos en to rno de su cue l l o l o ap re taban

espasmódicamente. El vehículo volaba por el camino, inclinándose

peligrosamente en las curvas.-No nos pueden perseguir -advirtió Edmundo- no tienen

más que camiones blindados.-Siempre tenés el gusto de agarrar por los baches -oyó que le

decía eI otro. Y no había baches allí, sino camPo limpio l leno de

pasto.-¿Esto es morir? -musitó el herido suavemente-. ¿Esto es

mor i r . . . ?

las motos a los ancianos!

p ahora la pagaremos los inocentes..= UsiedY apagar las luces!

-gritó Uriarte.-¿La moto? -preguntó el Cura.

tronó afuera. - o--^ ' --*

-Es peor -dijo pacientemente el Cura_. Es peor. Mire: lapolicía llama refuerzos. Las bengalas.

Seis relámpagos rojos y lentos, uno tras otro, surcaron el cieloy explotaron arriba en una lluvia de estrellas de oro.-Al suelo ecito -dijo Edmundo_. Arrastrarse. Esto es unhervidero de

La mancha de eucaliptus, artos y ralos, parecía estar infinitamentelejos' cuando el cura levantaba ia cabeza, veía sus siluetas negrasy desgarbadas siempre en el mismo puesto. Er tiroteo continuaba.Ningún grito.

-Aprovec atas -ordenó Edmundo_. Cuando lleguemosa la sombra, s.

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ametralladoras. Inúti l.

Leonardo Castel lani Su Majestad Dulcinea 2 6 ' 7

El tiroteo arreció en torno de la casa. Algunos resistían en ella

sin duda.-Ahora -dijo el Cura.Los dos corrieron furiosamente en el manto de sombra de los árboles.

Una ráfaga de metralla partió de muy cerca de ellos y un avispero

corriendo.-¿Herido? -dijo Edmundo.-Me pareció que me empujaban por la espalda. Creo que no.-Al lá está la moto. ¡SalvadosfApenas eruñó el motor, las ráfaeas arreciaron, tres o cuatro

hncas dp fupgn a In menos. s i lhandn r r creni tan-do Dor los árboles.J - ^ - r - - - ^ - - - r - - - - -

-Agárrese de mí -dijo el mozo- sé Io que hay que hacer. ¿Pronto?El caball ito mecánico zigzagueó por el sendero y desembocó en

el camino.-Salvados -repitió Edmundo.-Me duele la espalda -dijo el Cura-. Sí, estoy herido. No

importa. No haga caso. Mientras rne quede vida, me sostendré.

Estoy b ien sentado. Sálvese usted en cualquier caso.-Ahora lo saco a usted también, como nada y en cualquier caso.

Vamos a la casa del Inspector de Jefferson. Agárrese en las curvas.El Cura dio un profundo suspiro. Su respiración se había hecho

pesada.-¿Duele? -dijo Edmundo.-Se enfr ió la her ida -d i jo e l o t ro t ranqui lamente- . Por

cualquier caso, te quiero ahora deci r esto - tos ió. . .- l \ T n h a l r l o - ¡ l i i n E r l m r r n á n - N T n c o . á n q o f ) ó i p m p l a d i r p n ¡ i Á n

s r l v l v ¡ r r q r . s v

ahora. Yo ordeno.S in t i ó que l os b razos en to rno de su cue l l o l o ap re taban

espasmódicamente. El vehículo volaba por el camino, inclinándose

peligrosamente en las curvas.-No nos pueden perseguir -advirtió Edmundo- no tienen

más que camiones blindados.-Siempre tenés el gusto de agarrar por los baches -oyó que le

decía eI otro. Y no había baches allí, sino camPo limpio l leno de

pasto.-¿Esto es morir? -musitó el herido suavemente-. ¿Esto es

mor i r . . . ?

las motos a los ancianos!

p ahora la pagaremos los inocentes..= UsiedY apagar las luces!

-gritó Uriarte.-¿La moto? -preguntó el Cura.

tronó afuera. - o--^ ' --*

-Es peor -dijo pacientemente el Cura_. Es peor. Mire: lapolicía llama refuerzos. Las bengalas.

Seis relámpagos rojos y lentos, uno tras otro, surcaron el cieloy explotaron arriba en una lluvia de estrellas de oro.-Al suelo ecito -dijo Edmundo_. Arrastrarse. Esto es unhervidero de

La mancha de eucaliptus, artos y ralos, parecía estar infinitamentelejos' cuando el cura levantaba ia cabeza, veía sus siluetas negrasy desgarbadas siempre en el mismo puesto. Er tiroteo continuaba.Ningún grito.

-Aprovec atas -ordenó Edmundo_. Cuando lleguemosa la sombra, s.

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XII

L¿, MunnrE DEL Cun¡, Loco

Edmundo sintió que los brazos de su compañero aflojaban y se

desprendían; y frenó. El Cura cayó a un lado como un fardo.-Estoy bien herido -dijo-. No aguanto más. Déjame aquí.Edmundo avizoró las tinieblas con angustia, escondió la moto

en un garabato, y retornando, intentó levantar al herido. -Pobre

amigo -exclamó éste- 1o van a p i l lar . . . -Sonaban todavíadisparos a Io lejos.

Edmundo lo levantó en s i lencio, y comenzó a caminarpesadamente hacia el campo. -Voy a ir campo traviesa a Ia primeracasa que halle -anunció-. Dios me la depare buena. Con tal queno sea de un traidor o un enemigo... Pero voy armado. Prefiero

aquella lucecita que está más lejos, allá contra el monte. Esa delfrente debe ser una hostería. Guarda, Pablo: hosterías, no.

Caminó jadeante por un cardal, las espinas le mordían las rodil las,cayó una vez, después metió la bota en un charco; pero parecíaanimado de fuerza sobrehumana.

-Se enfrió la herida -dijo débilmente el Cura-. Me comienza acioier bastanie. ¡Dios mío! Yo sabía... Yo presentía... Fero está bien.Mi t rabajo está acabado. Hermana Graci ta, Dulc i ta . . . Esta vez sí . . .Mejor. Se acabó de una vez, se acabó la patria. Nadie ha amado aeste país como yo. Pero ahora no tengo patria, tengo horror a lapatria. Mi patria me ha hostigado y me ha matado... y la Iglesiatambién. Pero yo había elegido la muerte... había consentido la muerte.Non habemus hic manentem ciaitaterul. Edmundo, no te expongas porrní; yo... no necesito nada.

Edmundo encontró una huella, con los pies, no con los ojos. Empezóa correr casi. El senderito moría en una veria, rodeada de árboles y

1. "No tenemos aquí ciudad permanente" (Hebreos '13,'1.4).

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XII

L¿, MunnrE DEL Cun¡, Loco

Edmundo sintió que los brazos de su compañero aflojaban y se

desprendían; y frenó. El Cura cayó a un lado como un fardo.-Estoy bien herido -dijo-. No aguanto más. Déjame aquí.Edmundo avizoró las tinieblas con angustia, escondió la moto

en un garabato, y retornando, intentó levantar al herido. -Pobre

amigo -exclamó éste- 1o van a p i l lar . . . -Sonaban todavíadisparos a Io lejos.

Edmundo lo levantó en s i lencio, y comenzó a caminarpesadamente hacia el campo. -Voy a ir campo traviesa a Ia primeracasa que halle -anunció-. Dios me la depare buena. Con tal queno sea de un traidor o un enemigo... Pero voy armado. Prefiero

aquella lucecita que está más lejos, allá contra el monte. Esa delfrente debe ser una hostería. Guarda, Pablo: hosterías, no.

Caminó jadeante por un cardal, las espinas le mordían las rodil las,cayó una vez, después metió la bota en un charco; pero parecíaanimado de fuerza sobrehumana.

-Se enfrió la herida -dijo débilmente el Cura-. Me comienza acioier bastanie. ¡Dios mío! Yo sabía... Yo presentía... Fero está bien.Mi t rabajo está acabado. Hermana Graci ta, Dulc i ta . . . Esta vez sí . . .Mejor. Se acabó de una vez, se acabó la patria. Nadie ha amado aeste país como yo. Pero ahora no tengo patria, tengo horror a lapatria. Mi patria me ha hostigado y me ha matado... y la Iglesiatambién. Pero yo había elegido la muerte... había consentido la muerte.Non habemus hic manentem ciaitaterul. Edmundo, no te expongas porrní; yo... no necesito nada.

Edmundo encontró una huella, con los pies, no con los ojos. Empezóa correr casi. El senderito moría en una veria, rodeada de árboles y

1. "No tenemos aquí ciudad permanente" (Hebreos '13,'1.4).

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Leonardo Castel lani

n

Su Majestad Dulcinea 27 L

apuro -dijo-. Hagamos las cosas bien. No se olvide que soy deloficio.

Fleurette estaba haciendo con precipitación las cruces sobre laboca, las manos, los p ies, at ropel lando las palabras la t inas,

-Sob re e l pecho - i nd i có e l en fe r rno . Y después rep i t i óes morlr y n

que temía tanto morir torturado por la Policía, entre horrores,veni r a mor i r ahora rodeado de mis. . . pseudo-hermanos en e lsacerdocio -dijo con una rnueca amable y pícara-. Edmundo,esto no va. Tengo que hablar contigo... antes del f in, Me duelebastante la espalda y tengo los p ies helados. ¡Dios mío! ¡MamáReina! Bueno, esto también io ha arregiacio tu Proviciencia. Y estámuy bien arreglado, como siempre, aunque en sí mismo sea lamar de raro.

Su cara mantenía a pesar de todo la vivacidad, sus ojos se movíancómodamente, se diría que una manera de bril lo rodeaba su rostroy su cabellera prematuramente cana... que aún conservaba manchasde tinte ¿o era la luz roja del plafón? Fleurette dijo:

-Las oraciones de los moribundos... hay tiempo.-No, yo tengo mi propia oración de la buena muerte. La digo

yo mismo:Te Deum laudamus: te Dominum confitemur.Te aeternum Patrem, omnís terta aeneratur.T ib i omnes Angel i , t ib i cael i e t uníaersae Potestates:Tibi Cherubim et Seraphim incessabil i aoce proclamant:P atrem immensae maiestatis...

Su voz se apagó un momenio:. Q n ¡ . + , ' . C ^ - ^ + . ' - f \ ^ * : - . , ^ T ' r ^ . , ^ c - L - ^ ! 1 ^ lI ¿ w r . L e w r t o w t . L L @ ¿ u v r r l a t L w > u c w J J u u u u L I t :

Repitió una vez el versículo, y sonrió. -Se acabaron los disgustos,Reverencias -dijo dirigiéndose a todos- por lo menos para mí.Voy a hacer aquí mi confesión pública, me siento charlatán comosiempre, el silencio me angustiaría... Me siento mejor después dela Extremaunción... como es de fórmula. Lástima que el Viático...-dijo mirando a Fleurette-. Bien, les pido perdón a ustedes delos soberanos d isgus tos que les he dado, a mí me parec íannecesarios, no sé... Hay tres hechos gordos en mi vida de quenunca he estado del todo seguro; y una cantidad de "pisciminutti"...Soy un ansioso const i tucional. . . Estoy siempre dudoso de todo.

-Los pecados inciertos y dudosos no hay obligación de confesar-pronunció Papávero.

podía habernos ido ¿no le parece?-¿En la casa de panchampla?-En la v i l la de descanso áe panchampla. . .

_ El Cura suspiró. -Bien, ahora ya ¿que importa todo? _dijo_.

Para morir, cualquier lao es igual.Los dos eclesiásticos que estaban a medio vestir en- la sal.a; se

quisieron caer de espaldas cuando vieron al "herido" ) "vn herido-herido grave- aventura en la noche..." -les había anunciadoEdmundo.

Cuando luego entró Panchampla, el Cura Loco estaba con losojos cerrados, muy pál ido, insta lado en una cama, de costado.Edmundo había tendido debajo su chaqueta, y se afanaba porhacer un apósito en la espalda. pancha*p1u ," aga*ó fuertementeal respaldo de un sil lón, el rostro inmutáble y igido, no se sabíasi de odio o de espanto.

, . Etpltárame yo -"o*enzó Monseñor papávero, y no terminó

la frase. Entró Monseñor Fleurette en un u-piio barandrán-. Hanido por el médico -anunció con voz tonante-. ¡Cielos! -dijo arver a l yacente- . ¡Cie los! ¿eué es esto? ¿Veo b ien o veo mal?

- Interrogación retór ica. Creo que es inút i l -d i jo e l her idomirándolo alegremente- el médico. -Cerró ' los

oioc dp nrro.,^ ,o.^-

Fleuret te, Amadeo, los sacramentos. . . e l v iát ico. ¿Hay host iasconsagradas por ustec i en la Capi l la?

-Yo he consagrado a nuestro Amo esta mañana _ar t icu lóPapávero-. ¿Qué hay con eso? ¿Todavía persiste usted en quemi ordenación sacerdotal ha sido inválidaf

-La Ex-tre-ma-unción -tartamudeó penosamente el herido,con e l rost ro demudado.

-¡Traigan los Óleosf -exclamó con gran energía un curita joven,

rrió los ojos y sonrió: -No hay

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Leonardo Castel lani

n

Su Majestad Dulcinea 27 L

apuro -dijo-. Hagamos las cosas bien. No se olvide que soy deloficio.

Fleurette estaba haciendo con precipitación las cruces sobre laboca, las manos, los p ies, at ropel lando las palabras la t inas,

-Sob re e l pecho - i nd i có e l en fe r rno . Y después rep i t i óes morlr y n

que temía tanto morir torturado por la Policía, entre horrores,veni r a mor i r ahora rodeado de mis. . . pseudo-hermanos en e lsacerdocio -dijo con una rnueca amable y pícara-. Edmundo,esto no va. Tengo que hablar contigo... antes del f in, Me duelebastante la espalda y tengo los p ies helados. ¡Dios mío! ¡MamáReina! Bueno, esto también io ha arregiacio tu Proviciencia. Y estámuy bien arreglado, como siempre, aunque en sí mismo sea lamar de raro.

Su cara mantenía a pesar de todo la vivacidad, sus ojos se movíancómodamente, se diría que una manera de bril lo rodeaba su rostroy su cabellera prematuramente cana... que aún conservaba manchasde tinte ¿o era la luz roja del plafón? Fleurette dijo:

-Las oraciones de los moribundos... hay tiempo.-No, yo tengo mi propia oración de la buena muerte. La digo

yo mismo:Te Deum laudamus: te Dominum confitemur.Te aeternum Patrem, omnís terta aeneratur.T ib i omnes Angel i , t ib i cael i e t uníaersae Potestates:Tibi Cherubim et Seraphim incessabil i aoce proclamant:P atrem immensae maiestatis...

Su voz se apagó un momenio:. Q n ¡ . + , ' . C ^ - ^ + . ' - f \ ^ * : - . , ^ T ' r ^ . , ^ c - L - ^ ! 1 ^ lI ¿ w r . L e w r t o w t . L L @ ¿ u v r r l a t L w > u c w J J u u u u L I t :

Repitió una vez el versículo, y sonrió. -Se acabaron los disgustos,Reverencias -dijo dirigiéndose a todos- por lo menos para mí.Voy a hacer aquí mi confesión pública, me siento charlatán comosiempre, el silencio me angustiaría... Me siento mejor después dela Extremaunción... como es de fórmula. Lástima que el Viático...-dijo mirando a Fleurette-. Bien, les pido perdón a ustedes delos soberanos d isgus tos que les he dado, a mí me parec íannecesarios, no sé... Hay tres hechos gordos en mi vida de quenunca he estado del todo seguro; y una cantidad de "pisciminutti"...Soy un ansioso const i tucional. . . Estoy siempre dudoso de todo.

-Los pecados inciertos y dudosos no hay obligación de confesar-pronunció Papávero.

podía habernos ido ¿no le parece?-¿En la casa de panchampla?-En la v i l la de descanso áe panchampla. . .

_ El Cura suspiró. -Bien, ahora ya ¿que importa todo? _dijo_.

Para morir, cualquier lao es igual.Los dos eclesiásticos que estaban a medio vestir en- la sal.a; se

quisieron caer de espaldas cuando vieron al "herido" ) "vn herido-herido grave- aventura en la noche..." -les había anunciadoEdmundo.

Cuando luego entró Panchampla, el Cura Loco estaba con losojos cerrados, muy pál ido, insta lado en una cama, de costado.Edmundo había tendido debajo su chaqueta, y se afanaba porhacer un apósito en la espalda. pancha*p1u ," aga*ó fuertementeal respaldo de un sil lón, el rostro inmutáble y igido, no se sabíasi de odio o de espanto.

, . Etpltárame yo -"o*enzó Monseñor papávero, y no terminó

la frase. Entró Monseñor Fleurette en un u-piio barandrán-. Hanido por el médico -anunció con voz tonante-. ¡Cielos! -dijo arver a l yacente- . ¡Cie los! ¿eué es esto? ¿Veo b ien o veo mal?

- Interrogación retór ica. Creo que es inút i l -d i jo e l her idomirándolo alegremente- el médico. -Cerró ' los

oioc dp nrro.,^ ,o.^-

Fleuret te, Amadeo, los sacramentos. . . e l v iát ico. ¿Hay host iasconsagradas por ustec i en la Capi l la?

-Yo he consagrado a nuestro Amo esta mañana _ar t icu lóPapávero-. ¿Qué hay con eso? ¿Todavía persiste usted en quemi ordenación sacerdotal ha sido inválidaf

-La Ex-tre-ma-unción -tartamudeó penosamente el herido,con e l rost ro demudado.

-¡Traigan los Óleosf -exclamó con gran energía un curita joven,

rrió los ojos y sonrió: -No hay

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2 7 2 Leona¡do Castel lani

_ _ M" confieso públicamente como en la primitiva Iglesia. Me escapé

del convento de los jeromianos en las montañas del piamonte en elauto del Cónsul Argentino y en un avión de Aerolíneas. Creía queme volvía loco, y que moría allí desesperado: por eso 1o hice. y vauno' segundo: disparé un t i ro a matar a un sacerdote que estaba

y estaba lleno de furor; pero si yo hubiera sido santo, hubiese habidootro medío. Tiré por una claraboya, y herí a ra mujer. Fue un actoatroz, quizá me quise sustituir a Dios, no lo sé, nunca lo he sabido...

-Nunca he hecho un pecado deliberado, sabiendo claro queera pecado, n i morta l n i venia l , me parece. . . "Domine, ab occul t ismeis munda me et ab a l ien is parce serao tuo." pero fu i a to londradoy desmesurado en muchas cosas. Nunca he mentido, nunca heodiado a nadie, no me he vengado nunca, aun pudiendo hacerlo."Bendecid y no maldigáis", dijo San pablo. yo tuve el poder demaldecir y no lo usé. Guardé silencio ante la calumnia, silenciodesdeñoso; o rabioso o_rtizá_. Hice creer a la gente que era uncriminal, un monstruo, tenían que creerlo r,or fuerza. me Dons.en el lugar de ustedes: ustedes no sabían y yo ,,o páaiu n'uUfir.Quizá hice mal en no hablar; pero ¿pero quién póaiu habermeentendido? Ni e l Papa de Jerusalén, cuando t ra¡ t¿ con é1, meentendió del todo. Pero ahora conviene que yo hable. La providenciaha arreglado esta suprema entrevista. ¡Eámundo, hermano mío!-su voz pasaba entre sus labios con un silbido...- "Está interesad.oel pulmón, e l médico no l lega, estamos perdidos, s i a l menos sequedara quieto y reposara" -musi tó e1 pol ic ía; y se adelantóceñudo.

-El relicario de oro al pecho -dijo el moribundo- sacarro.-sus miembros estaban laxos, sus manos temblaban, la derechacayó blandamente del colchón al suelo. Edmundo sacó la fina cajita

gu Majestad Dulcinea 2 7 3

de oro cincelado con su apretado cordoncil lo rojo de seda que tanto

conocía. El moribundo la besó y dijo con voz firme:-Huy tres cosas allí dentro: un "Lignum Crucis" insigne, que

o sea entregado a Monseñor Leza(tn, que fué muy bueno

igo cuando fui su alumno, ése es un sacerdote, aunque ahora

delgado, con

el los. . .

r t y L L v ü u r r L ' - " ^ . * /

estegma ro jo y una bola de p lata. . . Déselo. . , déselo a

Edmundo desplegó un documento escrito menudamente en latín.

Fleurette empezó a leer en voz alta; y después, todo concitado, en. , ^ o l ' r i a . " ñ m n i h t t c h o c I i t t p r n c , n c , n i r i p n l i h t t sv v L v s l q . - " - - * r ' - ' - ' - -

- , - - u - - - l ^ ^ ^ - ^ - , : < - ^ - - - : * ^ * ^ - . ^ - ^ l ^ - ^ Á 1 - * d ñ ^ r r - ^ - . 1 Á .r a l l c r r d l l t P r d b e l l t u v L u y u r P r r l r l E r q

v E L t a r a t 6 v ¡ q r ¡ r q r r v /

-Déme eso.-Una bula del Papa de jerusalén fechada hace". hace seis años,

que io nombra Delegado Aposió l ico y Arzobispo de Buenos Aires

con todas las facul tades de Patr iarca -voci feró Fleuret te

espantado-. Una bula del Papa, una bula en forma, una bula de

León XIV. . .-Del Papa verdadero -dijo el moribundo con energía- como

ustedes deben saber s i quieren salvarse. La e lecc ión del ot ro; de

Ceci l io Pr imero, fué s imoníaca y nula. . .

Panchampla hizo un violento movimiento con la diestra mano,

y empezó a articular una palabra, y calló, dejando caer los brazos.-No sé nada -sol lozó.

Papávero y Funes se habían puesto de rodil las.-No se afl i jan -dijo el enfermo-. No pude presentarla, no

J - - - , L i l ^ : - - l - - 1 ? - - a L - - l ^ L ^ I ^ r ^ ^ - l ^ - l ^ . ^ - : ^ : Á * ^ ^ * t ¡ a ^ l ^ r . : - 1P l l q g e X I I I U I I I a a l \ - c f P r t l . l r u / l l d U r A ( J I u E I t u t y r r D r v r r L U r r L r q ¡ ¡ t r , Y u r ¿ o

r ¡ n a c t ¡ l r a Á a m a c i a r l n r a l r i o q n n n r I : e r r e n e n s i ó n v m e e n c e g t l e c í -' * " f - - ' - - - - - - ' - J - - - - - - - o - - - - - -

El Ca rdena l l a v i o ; pe ro ya es taba chocho . D ios me hab rá

perdonado. . . Todo esto ya pasó, por f in . . . Dulc inea. . .- ¡Miser ia! -exc lamó Fleuret te- . Esto s iempre lo creí fa lso.

Corrió la voz, pero creí que eran invenciones.;.-La vieron varios -dijo el Cura-. Pero ¿de qué sirve un Delegado

Apostólico que está incomunicado en la Sección Especial? Yo tenía

que hui r antes que todo de la Sección Especia l . ¿San Pablo? Sí . San

Pablo. . . Pero ése. . . ése es ot ro caso. Yo no soy San Pablo. Eso sal ió

así , yo doy gracias a Dios que empleó a l máximo todas mis

habil idades de muchacho, pero la cuestión es que Dios me exigió

mucho más allá de mis habilidades: montañas de cosas, un purgatorio

Page 278: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

2 7 2 Leona¡do Castel lani

_ _ M" confieso públicamente como en la primitiva Iglesia. Me escapé

del convento de los jeromianos en las montañas del piamonte en elauto del Cónsul Argentino y en un avión de Aerolíneas. Creía queme volvía loco, y que moría allí desesperado: por eso 1o hice. y vauno' segundo: disparé un t i ro a matar a un sacerdote que estaba

y estaba lleno de furor; pero si yo hubiera sido santo, hubiese habidootro medío. Tiré por una claraboya, y herí a ra mujer. Fue un actoatroz, quizá me quise sustituir a Dios, no lo sé, nunca lo he sabido...

-Nunca he hecho un pecado deliberado, sabiendo claro queera pecado, n i morta l n i venia l , me parece. . . "Domine, ab occul t ismeis munda me et ab a l ien is parce serao tuo." pero fu i a to londradoy desmesurado en muchas cosas. Nunca he mentido, nunca heodiado a nadie, no me he vengado nunca, aun pudiendo hacerlo."Bendecid y no maldigáis", dijo San pablo. yo tuve el poder demaldecir y no lo usé. Guardé silencio ante la calumnia, silenciodesdeñoso; o rabioso o_rtizá_. Hice creer a la gente que era uncriminal, un monstruo, tenían que creerlo r,or fuerza. me Dons.en el lugar de ustedes: ustedes no sabían y yo ,,o páaiu n'uUfir.Quizá hice mal en no hablar; pero ¿pero quién póaiu habermeentendido? Ni e l Papa de Jerusalén, cuando t ra¡ t¿ con é1, meentendió del todo. Pero ahora conviene que yo hable. La providenciaha arreglado esta suprema entrevista. ¡Eámundo, hermano mío!-su voz pasaba entre sus labios con un silbido...- "Está interesad.oel pulmón, e l médico no l lega, estamos perdidos, s i a l menos sequedara quieto y reposara" -musi tó e1 pol ic ía; y se adelantóceñudo.

-El relicario de oro al pecho -dijo el moribundo- sacarro.-sus miembros estaban laxos, sus manos temblaban, la derechacayó blandamente del colchón al suelo. Edmundo sacó la fina cajita

gu Majestad Dulcinea 2 7 3

de oro cincelado con su apretado cordoncil lo rojo de seda que tanto

conocía. El moribundo la besó y dijo con voz firme:-Huy tres cosas allí dentro: un "Lignum Crucis" insigne, que

o sea entregado a Monseñor Leza(tn, que fué muy bueno

igo cuando fui su alumno, ése es un sacerdote, aunque ahora

delgado, con

el los. . .

r t y L L v ü u r r L ' - " ^ . * /

estegma ro jo y una bola de p lata. . . Déselo. . , déselo a

Edmundo desplegó un documento escrito menudamente en latín.

Fleurette empezó a leer en voz alta; y después, todo concitado, en. , ^ o l ' r i a . " ñ m n i h t t c h o c I i t t p r n c , n c , n i r i p n l i h t t sv v L v s l q . - " - - * r ' - ' - ' - -

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-Déme eso.-Una bula del Papa de jerusalén fechada hace". hace seis años,

que io nombra Delegado Aposió l ico y Arzobispo de Buenos Aires

con todas las facul tades de Patr iarca -voci feró Fleuret te

espantado-. Una bula del Papa, una bula en forma, una bula de

León XIV. . .-Del Papa verdadero -dijo el moribundo con energía- como

ustedes deben saber s i quieren salvarse. La e lecc ión del ot ro; de

Ceci l io Pr imero, fué s imoníaca y nula. . .

Panchampla hizo un violento movimiento con la diestra mano,

y empezó a articular una palabra, y calló, dejando caer los brazos.-No sé nada -sol lozó.

Papávero y Funes se habían puesto de rodil las.-No se afl i jan -dijo el enfermo-. No pude presentarla, no

J - - - , L i l ^ : - - l - - 1 ? - - a L - - l ^ L ^ I ^ r ^ ^ - l ^ - l ^ . ^ - : ^ : Á * ^ ^ * t ¡ a ^ l ^ r . : - 1P l l q g e X I I I U I I I a a l \ - c f P r t l . l r u / l l d U r A ( J I u E I t u t y r r D r v r r L U r r L r q ¡ ¡ t r , Y u r ¿ o

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El Ca rdena l l a v i o ; pe ro ya es taba chocho . D ios me hab rá

perdonado. . . Todo esto ya pasó, por f in . . . Dulc inea. . .- ¡Miser ia! -exc lamó Fleuret te- . Esto s iempre lo creí fa lso.

Corrió la voz, pero creí que eran invenciones.;.-La vieron varios -dijo el Cura-. Pero ¿de qué sirve un Delegado

Apostólico que está incomunicado en la Sección Especial? Yo tenía

que hui r antes que todo de la Sección Especia l . ¿San Pablo? Sí . San

Pablo. . . Pero ése. . . ése es ot ro caso. Yo no soy San Pablo. Eso sal ió

así , yo doy gracias a Dios que empleó a l máximo todas mis

habil idades de muchacho, pero la cuestión es que Dios me exigió

mucho más allá de mis habilidades: montañas de cosas, un purgatorio

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en vida,.. He hecho lo que he podido, todo lo que he podido, pero nobien del todo. . . Que Dios supla mis fa l tas. . . Edmundo. . .

Acabé mi misión. iqué carga! Edmundo, no te desesperarás. Oigantodos, como les dije a los Inspectores, un enorme acontecimiento,una cosa increíble se viene sobre el mundo; pero se viene agazapada,

desconf íen1e. . . Edmundo, hay un an i l lo , " ,

pu .u t i . . . ' _ya nocoordinaba bien el herido y decía palabras inintll igibles.

Edmundo levantó'n aniilo episiopar de oro. Al torde de la granturquesa, ardían en forma de cruz cuatro diamantes.

-Es e l ani l lo l lamado de san Clemente. Me lo d io er panacuando lo vi hace seis años. Nunca lo h-e usado... Fr pane --,."¿".r., i--suspi ró dejando caer ra cabeza

" " ; l ; ; ; .

veruqutrv" '

Reinó un largo silencio. panchampla permanecía petrif icado,mirando con los ojos vagos de un sonámburo. papávero rompió eisilencio con su vócecita agria:

-Esto es una tragedia. El médico no viene. Mañana menudoenredo vamos a tener con ese cadáver. ¿No conviene ir previniendoya a la Policía? ¡Es un descomunal compromiso!

El moribundo se estremeció violentamente y se incorporó, comotocado por un cable eléctrico.

-¡A solas! -balbuceó-. Edmundo, hablar contigo a solas, loúitimo. . .

Panchampla se había dejado caer sobre una sil la y se pasaba lamano por la cabeza. Edmundo verif icó la herida mientras salían:no sangraba más; pero en cambio las comisuras d.e los labiosmostraban estrías sanquinolentas. El eurita_ Funes los arreaba alos otros tres.

Laluz eléctrica oscilaba y disminuía. El moribundo comenzó ahablar pausadamente, con un hil i to de voz muy tranquila.

-Edmundo, debes recibir tú también una Áerida mortal. Tecompadezco. Dulcinea ha muerto.

Edrnundo se incorporó, y cayó de nuevo derribado sobre ra sil la.-Allí, en ese bolsil lo, hay un papel que me dejó hace mucho para

t i . . . Quiere. . . que lo leas. . . cada día -d i jo ahogándose.-¿Una oración?-No. Es decir... según cómo se tome. puede ser oración también...

T o D o puede ser oración. Mis gemidos de ahora s o N oración-y tosió ahogándose.

Majestad Dulcinea 2 7 5

Edmundo le l impió los labios, y leyó después en la fina escritura

d.e la amazona de los cristeros:

Quiero por ti aiair, f lor de las flores.Quiero s iempre desci r de tus loores.

Non me part i re serat

Leonardo Castel lani

¡Mejor de las mejores!

-No desesperarás -pros iguió e l dol iente- yo sé que no.

Superarás la tentación de matarte, como la has superado dos veces.

Hace mucho que conoces a Dios implícitamente, Porque quien se

sacrif ica por el prójimo, ése conoce a Dios, y su ciivina gracia está

con él; pero antes de morir lo conocerás claramente. Eso sí, morirás

joven. Edmundo: te he v is to. . . He tenido una v is ión. Cuando

veníamos en la moto, he tenido una v is ión de Dios. . .

Guiñó los ojos, y un rastro de la antigua luz humorosa quiso

pasar por ellos:-Es decir, un sueño -añadió-. Pero estos sueños, estos sueños...

especiales, siempre se cumplieron. Cuando el bombardeo de Buenos

Aires, e l Papa me te legraf ió , pero yo pr imero lo v i en sueños. Y se

cumplió. . .Un hondo ronquido interrumpió su voz débil.- . . . Te he v is to en sueños. . . he v is to tus luchas futuras. . . estaré

cont igo; y no he v is to a tu lado a Dulc inea. ' . Eso me conf i rma que

ha muerto. . . Pobre hermana. . . S i Dulc i ta v iv iera. . ,-¿Cómo lo sabe? -balbuceó Edmundo.-El bombardeo de Buenos Aires... la encontró muy enferma. No

quiso sal i r . No 1o ent iendo. Los dos chasques que yo le mandé. ' . se

encontraron con su resistencia... una resistencia extraña. La inciia

Chuca que la cuidaba. . . fué hal lada muerta. . ' La hemos buscado por

todo. . . Sé que mi hermana no se r indió a la desesperación. . . no se

dejó estar ádrede. . . no es posib le. . . no era una suic ida. Pobre h i ja . . .

pobre h i ja . . . pobre h i ja . . . -dos lágr imas corr ie ton lentamente por

sus mejil las. su nariz se afi laba, su cara se ponía tirante, su voz se

cor taba cont inuamente. Parecía v iv i r por un suPremo esfuerzo de

su voluntad.-Te he visto... -repitió varias veces-. ¿Y esto es morir, oh Cristo?

En tus manos encomiendo, en tus manos misericordiosas... Qué solo

he estado, qué solo me dejaste, Cristo. Eso era la noche, la noche, mi

v ida era la noche. . . se acaba la noche. ' . Mamá Reina '

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en vida,.. He hecho lo que he podido, todo lo que he podido, pero nobien del todo. . . Que Dios supla mis fa l tas. . . Edmundo. . .

Acabé mi misión. iqué carga! Edmundo, no te desesperarás. Oigantodos, como les dije a los Inspectores, un enorme acontecimiento,una cosa increíble se viene sobre el mundo; pero se viene agazapada,

desconf íen1e. . . Edmundo, hay un an i l lo , " ,

pu .u t i . . . ' _ya nocoordinaba bien el herido y decía palabras inintll igibles.

Edmundo levantó'n aniilo episiopar de oro. Al torde de la granturquesa, ardían en forma de cruz cuatro diamantes.

-Es e l ani l lo l lamado de san Clemente. Me lo d io er panacuando lo vi hace seis años. Nunca lo h-e usado... Fr pane --,."¿".r., i--suspi ró dejando caer ra cabeza

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Reinó un largo silencio. panchampla permanecía petrif icado,mirando con los ojos vagos de un sonámburo. papávero rompió eisilencio con su vócecita agria:

-Esto es una tragedia. El médico no viene. Mañana menudoenredo vamos a tener con ese cadáver. ¿No conviene ir previniendoya a la Policía? ¡Es un descomunal compromiso!

El moribundo se estremeció violentamente y se incorporó, comotocado por un cable eléctrico.

-¡A solas! -balbuceó-. Edmundo, hablar contigo a solas, loúitimo. . .

Panchampla se había dejado caer sobre una sil la y se pasaba lamano por la cabeza. Edmundo verif icó la herida mientras salían:no sangraba más; pero en cambio las comisuras d.e los labiosmostraban estrías sanquinolentas. El eurita_ Funes los arreaba alos otros tres.

Laluz eléctrica oscilaba y disminuía. El moribundo comenzó ahablar pausadamente, con un hil i to de voz muy tranquila.

-Edmundo, debes recibir tú también una Áerida mortal. Tecompadezco. Dulcinea ha muerto.

Edrnundo se incorporó, y cayó de nuevo derribado sobre ra sil la.-Allí, en ese bolsil lo, hay un papel que me dejó hace mucho para

t i . . . Quiere. . . que lo leas. . . cada día -d i jo ahogándose.-¿Una oración?-No. Es decir... según cómo se tome. puede ser oración también...

T o D o puede ser oración. Mis gemidos de ahora s o N oración-y tosió ahogándose.

Majestad Dulcinea 2 7 5

Edmundo le l impió los labios, y leyó después en la fina escritura

d.e la amazona de los cristeros:

Quiero por ti aiair, f lor de las flores.Quiero s iempre desci r de tus loores.

Non me part i re serat

Leonardo Castel lani

¡Mejor de las mejores!

-No desesperarás -pros iguió e l dol iente- yo sé que no.

Superarás la tentación de matarte, como la has superado dos veces.

Hace mucho que conoces a Dios implícitamente, Porque quien se

sacrif ica por el prójimo, ése conoce a Dios, y su ciivina gracia está

con él; pero antes de morir lo conocerás claramente. Eso sí, morirás

joven. Edmundo: te he v is to. . . He tenido una v is ión. Cuando

veníamos en la moto, he tenido una v is ión de Dios. . .

Guiñó los ojos, y un rastro de la antigua luz humorosa quiso

pasar por ellos:-Es decir, un sueño -añadió-. Pero estos sueños, estos sueños...

especiales, siempre se cumplieron. Cuando el bombardeo de Buenos

Aires, e l Papa me te legraf ió , pero yo pr imero lo v i en sueños. Y se

cumplió. . .Un hondo ronquido interrumpió su voz débil.- . . . Te he v is to en sueños. . . he v is to tus luchas futuras. . . estaré

cont igo; y no he v is to a tu lado a Dulc inea. ' . Eso me conf i rma que

ha muerto. . . Pobre hermana. . . S i Dulc i ta v iv iera. . ,-¿Cómo lo sabe? -balbuceó Edmundo.-El bombardeo de Buenos Aires... la encontró muy enferma. No

quiso sal i r . No 1o ent iendo. Los dos chasques que yo le mandé. ' . se

encontraron con su resistencia... una resistencia extraña. La inciia

Chuca que la cuidaba. . . fué hal lada muerta. . ' La hemos buscado por

todo. . . Sé que mi hermana no se r indió a la desesperación. . . no se

dejó estar ádrede. . . no es posib le. . . no era una suic ida. Pobre h i ja . . .

pobre h i ja . . . pobre h i ja . . . -dos lágr imas corr ie ton lentamente por

sus mejil las. su nariz se afi laba, su cara se ponía tirante, su voz se

cor taba cont inuamente. Parecía v iv i r por un suPremo esfuerzo de

su voluntad.-Te he visto... -repitió varias veces-. ¿Y esto es morir, oh Cristo?

En tus manos encomiendo, en tus manos misericordiosas... Qué solo

he estado, qué solo me dejaste, Cristo. Eso era la noche, la noche, mi

v ida era la noche. . . se acaba la noche. ' . Mamá Reina '

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z t 6 Leonardo Castel lani

Su último susurro fue:-¿Esto es morir?Se encogió todo y se quedó tranquilo.

perdón." lJna tormenta formidable sacudía su alma. Pero miró elcuerpo plácido que estaba delante, la cara seria y cérea, y se encogiótambién todo; y se cubrió el rostro con las manos.

-Muertos -dijo en voz alta-. Todos muertos. Yo también. Ladesesperación para mí. ¿Seguir viviendo? ¿Para qué? Nada tengoque hacer en esta vida. Y este mundo me apesta. En la luz rojiza,débil y oscilante del cuarto, Monseñor Papávero estaba leyendocon gran rumor unos latines de un l ibro con tapas rojas y cantode oro. Edmundo sintió ganas de pegarle un tiro.

XIII

Er ENrnRMol

(Este capítulo no pertenece a Ia acción,aunque sí a Ia comprensión de esta fóbula.)

El enfermo se dio vuelta en la cama, dio un gruñido y metió elpie derecho entre el borde del colchón y Ia pesada cobija. Decualquier manera que pusiese el pie derecho, le molestaba. Noera dolor, sino nerviosidad, una especie de hormigueo muy molesto,como s i eI p ie t i rase hacia sí de todo e l cuerpo por un compl icadoaparato de cuerdas y poleas nerviosas. Hoy no había hecho nada,y sin embargo estaba agotado.

Su petición a Dios había sido rechazada, como era natural y lógico.Era una petición romántica, y Dios no era romántico: "morirme ahoramismo, esta misma noche, o sanarme ahora mismo, esta mismanoche." La había hecho durante un tiempo que le pareció una hora,con un ímpetu increíble, con una fuerza capaz de desarraigar unamontaña. Ahora sabía que no había sido escuchada, como no lohabía sido las infinitas veces anteriores, todo a lo largo de suinterminable vida. Era absurdo lo que pedía, la vida no era así: pedía

1. En este capítulo el Autor muestra la condición del hombre en la NocheOscura o purif icación a fondo del alma por la potente intervención deDios "Ese vaciado, ese drenaje, ese dragado de nuestro fondo (seproduce) para l legar al fuego vivo, para hacer plaza a Dios." (Cuadernodel Retiro de mes en Amiens, 13-X-31)

EI influjo divino abruma la fragil idad de la criatura "despojando alalma como ladrón nocturno por la secreta escala de todas sus preseas,vestiduras y chiches, dejándola desnuda, atontada y aterida, con másvergüenza que un gran culpable; sin punto de apoyo en Ia sensibil idad,al contrario, destrozada ésta y convulsionada a veces." (EI RuiseñorFusi lado, p.106) Entonces e l a lma "parece a las presas con a lgosobrehumano, sit iada por una incomprensible ausencia y obsesión deDios." (Las Parábolas de Crísto, Parábolas de la Oración Pertinaz)

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z t 6 Leonardo Castel lani

Su último susurro fue:-¿Esto es morir?Se encogió todo y se quedó tranquilo.

perdón." lJna tormenta formidable sacudía su alma. Pero miró elcuerpo plácido que estaba delante, la cara seria y cérea, y se encogiótambién todo; y se cubrió el rostro con las manos.

-Muertos -dijo en voz alta-. Todos muertos. Yo también. Ladesesperación para mí. ¿Seguir viviendo? ¿Para qué? Nada tengoque hacer en esta vida. Y este mundo me apesta. En la luz rojiza,débil y oscilante del cuarto, Monseñor Papávero estaba leyendocon gran rumor unos latines de un l ibro con tapas rojas y cantode oro. Edmundo sintió ganas de pegarle un tiro.

XIII

Er ENrnRMol

(Este capítulo no pertenece a Ia acción,aunque sí a Ia comprensión de esta fóbula.)

El enfermo se dio vuelta en la cama, dio un gruñido y metió elpie derecho entre el borde del colchón y Ia pesada cobija. Decualquier manera que pusiese el pie derecho, le molestaba. Noera dolor, sino nerviosidad, una especie de hormigueo muy molesto,como s i eI p ie t i rase hacia sí de todo e l cuerpo por un compl icadoaparato de cuerdas y poleas nerviosas. Hoy no había hecho nada,y sin embargo estaba agotado.

Su petición a Dios había sido rechazada, como era natural y lógico.Era una petición romántica, y Dios no era romántico: "morirme ahoramismo, esta misma noche, o sanarme ahora mismo, esta mismanoche." La había hecho durante un tiempo que le pareció una hora,con un ímpetu increíble, con una fuerza capaz de desarraigar unamontaña. Ahora sabía que no había sido escuchada, como no lohabía sido las infinitas veces anteriores, todo a lo largo de suinterminable vida. Era absurdo lo que pedía, la vida no era así: pedía

1. En este capítulo el Autor muestra la condición del hombre en la NocheOscura o purif icación a fondo del alma por la potente intervención deDios "Ese vaciado, ese drenaje, ese dragado de nuestro fondo (seproduce) para l legar al fuego vivo, para hacer plaza a Dios." (Cuadernodel Retiro de mes en Amiens, 13-X-31)

EI influjo divino abruma la fragil idad de la criatura "despojando alalma como ladrón nocturno por la secreta escala de todas sus preseas,vestiduras y chiches, dejándola desnuda, atontada y aterida, con másvergüenza que un gran culpable; sin punto de apoyo en Ia sensibil idad,al contrario, destrozada ésta y convulsionada a veces." (EI RuiseñorFusi lado, p.106) Entonces e l a lma "parece a las presas con a lgosobrehumano, sit iada por una incomprensible ausencia y obsesión deDios." (Las Parábolas de Crísto, Parábolas de la Oración Pertinaz)

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1 a ó

un chantaje a Dios, un reproché velado.

Pero sabía que iría al trabajo, y lo haría mal, descuidadamente,

como dec ían en e l Semina r i o , y s i n embargo ten ía másremordimientos que todo el mundo entero junto. El pecado deAdán, el pecado de haber nacido, los pecado, d"

".,, puidr"" y ,..,

abueios quizás, los pecados colectivos de su país, todo "ro...

f isabía que iocio eso no era iocura suya, era realidad. para ros demásno, ciertamente. Para é1, sí.

su petición volvía de continuo a sus labios, a sus labios rnternos;pero é1 sabía que era vana, puro romanticismo. No había quecontar con Dios. Dios no había l lenado nunca ni uno solo de susdeseos concretos. . . "et dabi t t ib i pet i t iones cord is t , , i . . . , ,2 n i e l másinsignificante; lo cu probaba que todos sus d.eseos concretos eran

{it lgt No hay que ntar con Dios; Dios no se ocupa de las cosas

fú t i l es de l a v i da , o me jo r d i cho , se l as hab ía de iado

Su Majestad Dulcinea 2 7 9

encomendadamente a éI, para que él sostuviera eso "hasta que Yovuelva"; que era en definitiva como sostener todo el Universo; porque

todo está trabado aquí abajo, y los mediocres incidentes de su prosadiaria lo habían obligado a pensar todo el lJniverso, hasta los másremotos problemas; como si dijéramos, que para tomar un colectivo,

Indochina. La Providencia se había retirado atrás con respecto a é1,dejándolo en las manos del Destino -que sin embargo, no esindependiente de la Providencia-. É1 era un hombre del Destino; yel Destino es de bronce. Él no había tenido propiamente madre, porque su madre deliberadamente lo había abandonado a una loba.3

Pensó en la interminable retahíla de desastres que había sido suvida: porque eso era lo que le permanecía en Ia memoria, "memoriaalgésica" , que no retenía los placeres ni los éxitos -pequeños

éxi tos- . Esa retahí la de advers idades hacía ocho o d iez años sehabía acelerado, convirtiéndose en una especie de maldición. "Ledaré éx i to en todas sus empres¿s' / -ss acordaba con i ronía de esa/'promesa del Sagrado Corazón" que le habían enseñado en elSemi-. Por supuesto que todos sus fracasos y continuas derrotasestaban entretejidos en un cañamazo de favores divinos, porque deotro modo no hubiese podido él durar hasta ahora; pero esos favoreseran imperceptibles o "dialécticos", es decir discutibles, de dos caras.Todos sus planes se habían frustrado siempre, una serie incontablede planes que en el fondo formaban un solo plan; todas sus ilusiones1o habían decepcionado siempre, puesto que ése es justamente eloficio de las i lusiones; pero siempre tuvo i lusiones, pues de otromodo no hubiese podido caminar. Mas esas i lusiones tenían segurouna fuente que no era i lusión: eran como figuras o señuelos de unareal idad. Esa real idad le era desconocida, y se desplazaba s in cesara la lejanía.

3. "El hombre, si debe andar en las tinieblas, experimenta naturalmenteterror. ¿Qué hay pues de asombroso que se aterrorice delante delIncondicionado; del cual debe decirse que ninguna noche ni t iniebla esni la mitad tan oscura; donde todos los postes kilométricos (o sea, losfines relativos) y todos los faroles (o sea ios objetivos terrenos) -inclusolos sentimientos más delicados y más íntimos de abandono y entregade sí están apagados- porque de otro modo ei Incondicionado no seríaincondicion ado?" (De Kirkegord a Tomás de Aquino, p. 57 , cita a Kirkegord,Diario,1.854)

"Hemos liegado más cerca de Dios. Respecto al ideal, cada adelantoes un paso atrás. Lo mismo en nuestra re lac ión con Dios, todo

Leonardo Castel lani

soñar con un ángel, que le diera la explicación de su incomprensiblevida y después morirse; o bien despertarse sano. Comp.".,dió qrru:so_era querer imponer su voluntad a la de Dios, y que la voluntadde Dios no era así. ¿Cómo era? No se podía saber. ñada.

Pero en realidad, aun cuando pedía morirse, quería vivir. Era como

2. "Y te concederá los deseos de tu corazón. , ,

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1 a ó

un chantaje a Dios, un reproché velado.

Pero sabía que iría al trabajo, y lo haría mal, descuidadamente,

como dec ían en e l Semina r i o , y s i n embargo ten ía másremordimientos que todo el mundo entero junto. El pecado deAdán, el pecado de haber nacido, los pecado, d"

".,, puidr"" y ,..,

abueios quizás, los pecados colectivos de su país, todo "ro...

f isabía que iocio eso no era iocura suya, era realidad. para ros demásno, ciertamente. Para é1, sí.

su petición volvía de continuo a sus labios, a sus labios rnternos;pero é1 sabía que era vana, puro romanticismo. No había quecontar con Dios. Dios no había l lenado nunca ni uno solo de susdeseos concretos. . . "et dabi t t ib i pet i t iones cord is t , , i . . . , ,2 n i e l másinsignificante; lo cu probaba que todos sus d.eseos concretos eran

{it lgt No hay que ntar con Dios; Dios no se ocupa de las cosas

fú t i l es de l a v i da , o me jo r d i cho , se l as hab ía de iado

Su Majestad Dulcinea 2 7 9

encomendadamente a éI, para que él sostuviera eso "hasta que Yovuelva"; que era en definitiva como sostener todo el Universo; porque

todo está trabado aquí abajo, y los mediocres incidentes de su prosadiaria lo habían obligado a pensar todo el lJniverso, hasta los másremotos problemas; como si dijéramos, que para tomar un colectivo,

Indochina. La Providencia se había retirado atrás con respecto a é1,dejándolo en las manos del Destino -que sin embargo, no esindependiente de la Providencia-. É1 era un hombre del Destino; yel Destino es de bronce. Él no había tenido propiamente madre, porque su madre deliberadamente lo había abandonado a una loba.3

Pensó en la interminable retahíla de desastres que había sido suvida: porque eso era lo que le permanecía en Ia memoria, "memoriaalgésica" , que no retenía los placeres ni los éxitos -pequeños

éxi tos- . Esa retahí la de advers idades hacía ocho o d iez años sehabía acelerado, convirtiéndose en una especie de maldición. "Ledaré éx i to en todas sus empres¿s' / -ss acordaba con i ronía de esa/'promesa del Sagrado Corazón" que le habían enseñado en elSemi-. Por supuesto que todos sus fracasos y continuas derrotasestaban entretejidos en un cañamazo de favores divinos, porque deotro modo no hubiese podido él durar hasta ahora; pero esos favoreseran imperceptibles o "dialécticos", es decir discutibles, de dos caras.Todos sus planes se habían frustrado siempre, una serie incontablede planes que en el fondo formaban un solo plan; todas sus ilusiones1o habían decepcionado siempre, puesto que ése es justamente eloficio de las i lusiones; pero siempre tuvo i lusiones, pues de otromodo no hubiese podido caminar. Mas esas i lusiones tenían segurouna fuente que no era i lusión: eran como figuras o señuelos de unareal idad. Esa real idad le era desconocida, y se desplazaba s in cesara la lejanía.

3. "El hombre, si debe andar en las tinieblas, experimenta naturalmenteterror. ¿Qué hay pues de asombroso que se aterrorice delante delIncondicionado; del cual debe decirse que ninguna noche ni t iniebla esni la mitad tan oscura; donde todos los postes kilométricos (o sea, losfines relativos) y todos los faroles (o sea ios objetivos terrenos) -inclusolos sentimientos más delicados y más íntimos de abandono y entregade sí están apagados- porque de otro modo ei Incondicionado no seríaincondicion ado?" (De Kirkegord a Tomás de Aquino, p. 57 , cita a Kirkegord,Diario,1.854)

"Hemos liegado más cerca de Dios. Respecto al ideal, cada adelantoes un paso atrás. Lo mismo en nuestra re lac ión con Dios, todo

Leonardo Castel lani

soñar con un ángel, que le diera la explicación de su incomprensiblevida y después morirse; o bien despertarse sano. Comp.".,dió qrru:so_era querer imponer su voluntad a la de Dios, y que la voluntadde Dios no era así. ¿Cómo era? No se podía saber. ñada.

Pero en realidad, aun cuando pedía morirse, quería vivir. Era como

2. "Y te concederá los deseos de tu corazón. , ,

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2 8 D Leonardo Castel lani

cena. Su enfermedad era r id ícula, eranimportancia; pero sin embargo para él era una enfermedaá grave,aunque no fuera más que por el efecto devastador en su espíritu.

Su Majestad Dulcinea 2 8 1

de llagas y postemas, prodigando ejemplos de paciencia y palabras

devotas; y del Hermano Quereda, que conoció en el Semi. Pero en

él un mal físico implacable y secreto estaba no fuera sino dentro,

como una oculta fuente de un infierno sin pecado. No hay infierno

sin pecado; mas en é1 esto era más gue purgator io.

su entendimiento delante de Dios, no comPrender nada; tenía que

aniquilar su voluntad, no desear nada; y al mismo tiempo pensando

y queriendo formidablemente. ¿Pensando y queriendo qué? La nada.

Dios era cada vez más para é l la Nada. Pero Densar y querer la

Nada, es simplemente aniquilarse. Él tenía que aniquilarse para hacer

lugar a Dios. Era como una especie de suicidio con el f in de que

Dios existiera -al revés del suicidio de Kiri loffs-' De modo que

estaba en la presencia de Dios en una especie de relación de adversario:

como dos cosas incompatibles. Y en esa relación consistía su religión-y si podía hablarse de eso-, su amor a Dios.

Esa relación, una especie de oscilación continua de arriba abaio,

se le hizo presente con una claridad vivísima, y ernpezó a querer

expresársela... quizá se podría poner en forma de cuento. Pensaba

con una intensidad enorme una cosa que siempre se le escapaba,

desbordaba las palabras. Dios era la Nada: eso era todo Io que podía

formular; para él era Ia Nada, lo cual no quiere decir que no existiera,

aI contrario. Pero de ahí no podía ir más adelante: cada vez que

repetía la fórmula veía una cosa nueva, inexpresable; o mejor dicho,

la fórmula se empreñaba y enriquecía cada vez más. "Estar en lapresencia de Dios sin razón: ésa es mi religión" ("Sin razón" tenía

tres sentidos diversos: 1", dándose tuerto a sí mismo, profesándose

equivocado en todo; 2o, la Sinrazón de Cervantes; 3o, no usando de

su propia razón). No recordaba quién había dicho así: algún místico.

Recordó la multitud de ceremonias religiosas y prácticas de devoción

que en otro tiempo había practicado; por imposibil idad física o

psicológicaz poco a poco habían ido cayendo todas; de donde algunos

lo tenían por apóstata y creían que habían perdido la fe.

5. Dostoievski plasmó en Kiri l lof "el triunfo del voluntarismo: por mediodel suicidio quiere destruir de una vez y Para siempre 1a idea de Diosy redimir a Ia Humanidad del miedo a la muerte: es un Cristo aI revés."(Psicología Humana, Cap. XI - Las Ideas)

Era como un signo permanente del abandono interminable de Dios:

ba te bruta l idad. Otro médico amigo le d i jo que era unaen edad "mística", ¡imbécil! Los otros médicos (¡cuántos no había

una especie de amarga alegría, porque entonces estaba seguro de noequivocarse. Las tres operaciones quirúrgicas que había iufrido ensu vida, lo habían puesto en un estado de iegocijo inquieto, oexaltación, parecida a una borrachera: los médicos le habían alabado

que desaparecía_ del todo por temporadas, era curable; pero de

Liduvina de suecia, que había pasado su vida en una cama cubierta

4. Monotonía, desolación.

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2 8 D Leonardo Castel lani

cena. Su enfermedad era r id ícula, eranimportancia; pero sin embargo para él era una enfermedaá grave,aunque no fuera más que por el efecto devastador en su espíritu.

Su Majestad Dulcinea 2 8 1

de llagas y postemas, prodigando ejemplos de paciencia y palabras

devotas; y del Hermano Quereda, que conoció en el Semi. Pero en

él un mal físico implacable y secreto estaba no fuera sino dentro,

como una oculta fuente de un infierno sin pecado. No hay infierno

sin pecado; mas en é1 esto era más gue purgator io.

su entendimiento delante de Dios, no comPrender nada; tenía que

aniquilar su voluntad, no desear nada; y al mismo tiempo pensando

y queriendo formidablemente. ¿Pensando y queriendo qué? La nada.

Dios era cada vez más para é l la Nada. Pero Densar y querer la

Nada, es simplemente aniquilarse. Él tenía que aniquilarse para hacer

lugar a Dios. Era como una especie de suicidio con el f in de que

Dios existiera -al revés del suicidio de Kiri loffs-' De modo que

estaba en la presencia de Dios en una especie de relación de adversario:

como dos cosas incompatibles. Y en esa relación consistía su religión-y si podía hablarse de eso-, su amor a Dios.

Esa relación, una especie de oscilación continua de arriba abaio,

se le hizo presente con una claridad vivísima, y ernpezó a querer

expresársela... quizá se podría poner en forma de cuento. Pensaba

con una intensidad enorme una cosa que siempre se le escapaba,

desbordaba las palabras. Dios era la Nada: eso era todo Io que podía

formular; para él era Ia Nada, lo cual no quiere decir que no existiera,

aI contrario. Pero de ahí no podía ir más adelante: cada vez que

repetía la fórmula veía una cosa nueva, inexpresable; o mejor dicho,

la fórmula se empreñaba y enriquecía cada vez más. "Estar en lapresencia de Dios sin razón: ésa es mi religión" ("Sin razón" tenía

tres sentidos diversos: 1", dándose tuerto a sí mismo, profesándose

equivocado en todo; 2o, la Sinrazón de Cervantes; 3o, no usando de

su propia razón). No recordaba quién había dicho así: algún místico.

Recordó la multitud de ceremonias religiosas y prácticas de devoción

que en otro tiempo había practicado; por imposibil idad física o

psicológicaz poco a poco habían ido cayendo todas; de donde algunos

lo tenían por apóstata y creían que habían perdido la fe.

5. Dostoievski plasmó en Kiri l lof "el triunfo del voluntarismo: por mediodel suicidio quiere destruir de una vez y Para siempre 1a idea de Diosy redimir a Ia Humanidad del miedo a la muerte: es un Cristo aI revés."(Psicología Humana, Cap. XI - Las Ideas)

Era como un signo permanente del abandono interminable de Dios:

ba te bruta l idad. Otro médico amigo le d i jo que era unaen edad "mística", ¡imbécil! Los otros médicos (¡cuántos no había

una especie de amarga alegría, porque entonces estaba seguro de noequivocarse. Las tres operaciones quirúrgicas que había iufrido ensu vida, lo habían puesto en un estado de iegocijo inquieto, oexaltación, parecida a una borrachera: los médicos le habían alabado

que desaparecía_ del todo por temporadas, era curable; pero de

Liduvina de suecia, que había pasado su vida en una cama cubierta

4. Monotonía, desolación.

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¿ ó ¿Leonardo Castel lani Su Maiestad Dulcinea 2 8 3

cuando muchacho, la lucha entre la Iguana y la Víbora. No era así.Tampoco era como una boa tragándose un cabrito vivo. No encontrócomparación, y abandonó el pensamiento para encontrarse conpalabras suel tas, como "Nada", Sinrazón, Disolverse, Dest ino. . .-La realidad que quería apresar en su cuento, era inapresable.

/ q L r r q v q L r r q ¡ o L ó u r I

bien dicho, ambífido: dos sentidos. Eso era lo que le restaba fuerzasdelante de los reproches de sus acusadores; la calumnia misma loreducía a una mudez triste: sentía que toda calumnia contra él eraun poco de verdad. . . en un sent ido. Por eso había s ido derrotadotantas veces. De él se podía decir todo: él podía afirmar que era eImás dedichado de los hombres, por ejemplo, más sufriente que elmismísimo Job; y también podía afirmar que era el más feliz de loshombres ("feliz", no dichoso) aunque esto él pocas veces 1o afirmabay siempre a sí misrno, nunca a los demás: ser tomado por loco no esobligatorio. Y del mismo rnodo podía afirmar que amaba a todos loshombres y odiaba a todos los hombres; que no podía ver a los curasy reverenciaba a los curas; ídem, ídem a las mujeres; que adoraba lafi losofía y despreciaba la fi losofía; que era poeta y que no era poeta;que le repugnaba el periodismo y que era heredo-periodista; que eraprudente y que era imprudente; que era rebelde y que era el mássumiso de los hombres; que era tímido y a la vez temerario; queera inocentón y senci l lo y era endiabladamente arrevesado ycomplicado; que era muy abierto y el más secreto e infranqueablede los hombres; y finalmente, lo más raro de todo, que era sanísimoy estaba gravemente enfermo, según en qué sentido se tomara.

F - r - ^ - - l - - ^ - - - - l - r - - - - - l - - - - - r ! J - - - l - - , - ! . r.ErLd era ra rr lacarla cre rener qos senflq.os. ror eso r() meJor para er/

y qtizá su deber, era guardar absoluto si.lencio acerca de sí r.isr¡:.o-que es al fin y al cabo la primera regla de la virtud de la modestia-porque hablando de sí indefectiblemente tenía que mentiri 1l sinembargo hablaba continuamente de sí mismo que al mismo tiempopermanecía secreto. "Desdoblamiento de la personalidad"... ¿no eraasí como la llamaban los psicólogos? No, no era eso, su personamoral era un bloque, lo que era doble eran sus dos sentidos totalese irreductibles conque ese bloque se miraba a sí mismo o mejor dichose "ipsoaba"... "Vetselbstuung" ¿cómo es que se dice? "Verselbstung".

¿Por qué tenía que ser así? Muchas veces había preguntado eso,retrocediendo ante la boca del abismo. Porque era su Destino, no sepodía salir de allí. Dios lo quería así. Algunos hombres nacían paraser sacrificados... ¿Por qué yo? A esto no había respuesta. Infinitas

. Pero

_s1 fe ¿qué era? ¿no era una especie de mezcla de fe eincredulidad eso no podía ser. Era más bien una oscilacióncontinua ent creer y el .ro creer/ permaneciendo separadosambos y aun stos; y condenado "on

gaua, esfuerzo "io-.ro

ol

de l Semi? Más b ien era una Dura ten fa¡ ión e , , (a ¡a^^ i^+ !^

otra en castellano. Lo mismo era: r ¡ o n r ¡ i á . i - A ^ ' , l - \ - - : - t - r¿ y envid iada? euizás. Era una rnecedad y l a sab idu r íaimposeíble-. Ét sabía perfectam(era capaz; pero la sabiduría _su

nada, de las tinieblas, un continuo echar afuera en todas direcciones:lante, detrás, derecha, izquierda.I pesimista!r necesidad horrenda que tenía él: Dios _para que la presencia denternos balbuceaban lentamente:

Nada que él sentía como objetode sus facul tades espi r i tua les, era en real idad la nada de sunaturaleza; Dios era en rearidad la Rearidad. Había un sentido enél que se io decía así , un sent ido opuesto a l sent ido humano.

:]l:*" "" "

:": . '":,to"',

isualmenie poderosos v tan rrabarroc

:ordó una fábula que había escrito

6' Esta ambigüedad es característ ica d.el plano rel igioso, , ,en er sentido

ndom de Kierkegperfectamentedos sentidos: ,E

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¿ ó ¿Leonardo Castel lani Su Maiestad Dulcinea 2 8 3

cuando muchacho, la lucha entre la Iguana y la Víbora. No era así.Tampoco era como una boa tragándose un cabrito vivo. No encontrócomparación, y abandonó el pensamiento para encontrarse conpalabras suel tas, como "Nada", Sinrazón, Disolverse, Dest ino. . .-La realidad que quería apresar en su cuento, era inapresable.

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bien dicho, ambífido: dos sentidos. Eso era lo que le restaba fuerzasdelante de los reproches de sus acusadores; la calumnia misma loreducía a una mudez triste: sentía que toda calumnia contra él eraun poco de verdad. . . en un sent ido. Por eso había s ido derrotadotantas veces. De él se podía decir todo: él podía afirmar que era eImás dedichado de los hombres, por ejemplo, más sufriente que elmismísimo Job; y también podía afirmar que era el más feliz de loshombres ("feliz", no dichoso) aunque esto él pocas veces 1o afirmabay siempre a sí misrno, nunca a los demás: ser tomado por loco no esobligatorio. Y del mismo rnodo podía afirmar que amaba a todos loshombres y odiaba a todos los hombres; que no podía ver a los curasy reverenciaba a los curas; ídem, ídem a las mujeres; que adoraba lafi losofía y despreciaba la fi losofía; que era poeta y que no era poeta;que le repugnaba el periodismo y que era heredo-periodista; que eraprudente y que era imprudente; que era rebelde y que era el mássumiso de los hombres; que era tímido y a la vez temerario; queera inocentón y senci l lo y era endiabladamente arrevesado ycomplicado; que era muy abierto y el más secreto e infranqueablede los hombres; y finalmente, lo más raro de todo, que era sanísimoy estaba gravemente enfermo, según en qué sentido se tomara.

F - r - ^ - - l - - ^ - - - - l - r - - - - - l - - - - - r ! J - - - l - - , - ! . r.ErLd era ra rr lacarla cre rener qos senflq.os. ror eso r() meJor para er/

y qtizá su deber, era guardar absoluto si.lencio acerca de sí r.isr¡:.o-que es al fin y al cabo la primera regla de la virtud de la modestia-porque hablando de sí indefectiblemente tenía que mentiri 1l sinembargo hablaba continuamente de sí mismo que al mismo tiempopermanecía secreto. "Desdoblamiento de la personalidad"... ¿no eraasí como la llamaban los psicólogos? No, no era eso, su personamoral era un bloque, lo que era doble eran sus dos sentidos totalese irreductibles conque ese bloque se miraba a sí mismo o mejor dichose "ipsoaba"... "Vetselbstuung" ¿cómo es que se dice? "Verselbstung".

¿Por qué tenía que ser así? Muchas veces había preguntado eso,retrocediendo ante la boca del abismo. Porque era su Destino, no sepodía salir de allí. Dios lo quería así. Algunos hombres nacían paraser sacrificados... ¿Por qué yo? A esto no había respuesta. Infinitas

. Pero

_s1 fe ¿qué era? ¿no era una especie de mezcla de fe eincredulidad eso no podía ser. Era más bien una oscilacióncontinua ent creer y el .ro creer/ permaneciendo separadosambos y aun stos; y condenado "on

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Nada que él sentía como objetode sus facul tades espi r i tua les, era en real idad la nada de sunaturaleza; Dios era en rearidad la Rearidad. Había un sentido enél que se io decía así , un sent ido opuesto a l sent ido humano.

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:ordó una fábula que había escrito

6' Esta ambigüedad es característ ica d.el plano rel igioso, , ,en er sentido

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2 8 4Leonardo Castel lani Majestad Dulcinea ¿ ó 5

,y después lo más graye, la acc ión destruct iva in ter ior izada en é l yvuelta esa extraña voluntad de aniquilamiento que esta noche se lLhabía develado claramente por primera vez,había irrumpido en é1,y se había asentado tranquilamente en toda su alma inmortal. ¿para

,luna pueden producir poesía romántica; pero por ejemplo tomar laGioconda y Ia cena de Leonardo da vinci, y a cuchil ladas convertir lasen un montón de j i rones, y después esconder los j i rones, eso nodejaba saldo a lguno, n i s iquiera e l de espantarse de ra best ia l idaddel destructor . Pero ¿la desapar ic ión de la Gioconda? ¿No produjoru ido en e l mundo entero la desapar ic ión de la Gioconda? El la sehizo presente al mundo entero por su ausencla.

Esto que yo indico levemente no tiene casi nada que ver con lapatética y lacrimosa contemplación con que el enfermo recorríala colección de ru inas que const i tu ían su h is tor ia , de nadie fuerade él conocida. Mas él no se daba cuenta de que no eran ruinassino de posib i l idades, no de cosas hechas n i de cosas logradas:eran simplemente cosas malogradas, que nunca habían existidosino hipotéticamente, potencias, posibles, deseos farsos en el fondo."Señor, yo te of.rezco mis días perdidos hasta hoy - Los l ibros quehubiera podido escribir - Mi bien por hacer, ra inmensa carenciaque soy - Y mi única actual posib i l idad, sufr i r . . . , , por tanto é lhabía confesado hace mucho que eran "l ibros que hubiera podido...,,en subjuntivo hipotético. Hay una cosa que puede volver loco almás p intado, y es pensar " lo que hubiera podido ser , , : eso no hayO U e D e n s a r n l l n c a F s w e r d e r l n r r c " l n " r l í r c - o . . l i J n o , / ^ - ^ - ^ r ^ ^I I _ _ . _ ^ _ * _ . 1 * "

r L r u r s v o r r a t l q r 6 u

positivo. Pero ¿cómo pueden ser días perdidos, días o,r:e h-a-n sidoviv idos? Esta misma v is ión de esta noche ¿no era por ventura e lresul tado conjunto de todos e l los, todos esos días , ,perd id.os, ,

desembocando desde alguna parte en un instante "orr,o

..r,á catarata?¿No eran como un montón de ladr i l los suel tos que de golpe seorganizaran solos en torre, o por lo menos en tumba? El enfermoempezó a vislumbrar una respuesta a su angustiosa interpelacióncontra e l c ie lo.

- Recordaba que una vez pensó: "¿Te parece poco llegar a comprender

la Oración del Huerto?", y después se avergonzó de eite pensamiento,que en rigor no fue un pensamiento, sino como una cosa que ledijeran de afuera... algún recuerdo del Seminario.

Tenía una sola cobija, y empezó medio a querer tener frío. pensóque si esta noche se resfriaba, no iría mañana al trabajo: mgjor.

veces su alma se había levantado en impaciencia contra su Destino:palabras de blasfemia, de rebelión, de reteldía, de escepticismo cruely grosera mofa y endurecimiento retrancado de su pr'opio ser se le

vEruausrdr r re r l re r l rc l rennas , ya no luc@

chandn

cruzados y Ia cabeza sobre ellos, como un feto, como una mujer enlos pr imeros dolores. Todas las blasfemias que Mil ton puso en raboca de satán, o las de Carducci, de steccheiti y de gaiidetuire, leparecían cosas de niño.

Un hombre solo no puede salvar a una sociedad de la ruina; peroun hombre solo puede volverse una señar de que una sociedad va a

1l y"1pen;ó. ¿Cómo? Sufriendo primero la iuina que amenaza a

7. "¿Para qué este desperdicio?,, (Mateo 26, g).

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2 8 4Leonardo Castel lani Majestad Dulcinea ¿ ó 5

,y después lo más graye, la acc ión destruct iva in ter ior izada en é l yvuelta esa extraña voluntad de aniquilamiento que esta noche se lLhabía develado claramente por primera vez,había irrumpido en é1,y se había asentado tranquilamente en toda su alma inmortal. ¿para

,luna pueden producir poesía romántica; pero por ejemplo tomar laGioconda y Ia cena de Leonardo da vinci, y a cuchil ladas convertir lasen un montón de j i rones, y después esconder los j i rones, eso nodejaba saldo a lguno, n i s iquiera e l de espantarse de ra best ia l idaddel destructor . Pero ¿la desapar ic ión de la Gioconda? ¿No produjoru ido en e l mundo entero la desapar ic ión de la Gioconda? El la sehizo presente al mundo entero por su ausencla.

Esto que yo indico levemente no tiene casi nada que ver con lapatética y lacrimosa contemplación con que el enfermo recorríala colección de ru inas que const i tu ían su h is tor ia , de nadie fuerade él conocida. Mas él no se daba cuenta de que no eran ruinassino de posib i l idades, no de cosas hechas n i de cosas logradas:eran simplemente cosas malogradas, que nunca habían existidosino hipotéticamente, potencias, posibles, deseos farsos en el fondo."Señor, yo te of.rezco mis días perdidos hasta hoy - Los l ibros quehubiera podido escribir - Mi bien por hacer, ra inmensa carenciaque soy - Y mi única actual posib i l idad, sufr i r . . . , , por tanto é lhabía confesado hace mucho que eran "l ibros que hubiera podido...,,en subjuntivo hipotético. Hay una cosa que puede volver loco almás p intado, y es pensar " lo que hubiera podido ser , , : eso no hayO U e D e n s a r n l l n c a F s w e r d e r l n r r c " l n " r l í r c - o . . l i J n o , / ^ - ^ - ^ r ^ ^I I _ _ . _ ^ _ * _ . 1 * "

r L r u r s v o r r a t l q r 6 u

positivo. Pero ¿cómo pueden ser días perdidos, días o,r:e h-a-n sidoviv idos? Esta misma v is ión de esta noche ¿no era por ventura e lresul tado conjunto de todos e l los, todos esos días , ,perd id.os, ,

desembocando desde alguna parte en un instante "orr,o

..r,á catarata?¿No eran como un montón de ladr i l los suel tos que de golpe seorganizaran solos en torre, o por lo menos en tumba? El enfermoempezó a vislumbrar una respuesta a su angustiosa interpelacióncontra e l c ie lo.

- Recordaba que una vez pensó: "¿Te parece poco llegar a comprender

la Oración del Huerto?", y después se avergonzó de eite pensamiento,que en rigor no fue un pensamiento, sino como una cosa que ledijeran de afuera... algún recuerdo del Seminario.

Tenía una sola cobija, y empezó medio a querer tener frío. pensóque si esta noche se resfriaba, no iría mañana al trabajo: mgjor.

veces su alma se había levantado en impaciencia contra su Destino:palabras de blasfemia, de rebelión, de reteldía, de escepticismo cruely grosera mofa y endurecimiento retrancado de su pr'opio ser se le

vEruausrdr r re r l re r l rc l rennas , ya no luc@

chandn

cruzados y Ia cabeza sobre ellos, como un feto, como una mujer enlos pr imeros dolores. Todas las blasfemias que Mil ton puso en raboca de satán, o las de Carducci, de steccheiti y de gaiidetuire, leparecían cosas de niño.

Un hombre solo no puede salvar a una sociedad de la ruina; peroun hombre solo puede volverse una señar de que una sociedad va a

1l y"1pen;ó. ¿Cómo? Sufriendo primero la iuina que amenaza a

7. "¿Para qué este desperdicio?,, (Mateo 26, g).

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2 8 6

Todas estas ruinas reares o imaginarias no serían quizás sinotrabajo interno de Dios, la ,,cocinai,:

cuando ," pr""".riu un maniexquisito a Ia mesa, ¿qué necesidad de que los comensales ha.visto pelar las papas? Como él no conoc?a el designio de Diosplato), por eso se horror izaba de las destrucciónes; pero

designio para él desconocido, pero claro en la mente del artista:papas tenían que ser peladas; no se puede freír huevos sin romperlEsto parece filosofía alemana. Hasta el final no sabré nada, se dipero alguien puede saber. Estaba seguro que en ra hora de la mueno iba a decir palabras sublimes, sino una cantidad de pavadcomo toda la vida: no iba a tener la decantada "muerte de los santr

?::,:- l: lr9:t., i t l i .y:s iban a

_ir -a visitar su miserable lecho, y

solitario y débil, no iba a tener la fuerza de rechazarlos, iba a proce(débilmente como siempre, a lo mejor iba a hablar con ellos -yj decirlo que menos quería... "Muchas gracias, les agradezco, soí uste,muy buenos.. ." , l levado por su falsa dulzura, que era debi l idadel fondo; y ellos iban a propalar que se había árrepentido y habdicho que toda su vida se había equivocado: que lls había dadoellos la razón. Pensó que iban a public"r una rélación de su mueen sus revistas, como habían publ icado la de su , ,apostasíafalsificando toda su vida. pero aún en ese caso, no importaba;Dios quería que ése fuera el , 'signo",

si ésa era la imagen que Diquería dejar, paciencia. El artista es Dios yno ér, Dios iabía adiba.

pitió la frase que había copiado esos días de un calendario;l" hombre so lo no puede s" i , r " . A T t r t l snc ip¿ iad áo l . . , , ¡ - ^ , j jpero un hombre solo puede ser hecho señal de que una soeiedava a la ruina." Yo soy ese ,,Solo,,, dijo. No es una señal que un"hace", no es producto nacional... ,,Ser hecho,,, se ha dicho. Tdemasiada experiencia de la irrefragabil idad del Destino, no erél quien hacía su vida, él a lo más consentía. cuando a los reprocheviolentos de sus contradictores algunos'de sus actos, los répasaba.mentalmente para arrepentirse e ellos, siempre encontraba que no

Majes tad Du lc inea 2 8 1

bía "ment ido" en c ier to modo: esas razones no eran la razónrdadera y profunda. La razón verdadera era una especie de

idad, que sin embargo no le quitaba la l ibertad, al contrario.ordaba la f rase de su abuela Diana: "Eh, se é i l suo dest ino, chéc'é a fare?" Por eso proponía frecuentemente guardar un silencio

tua; pero fal taba a sus propósitos.Pero todo esto ¿era seguro? No, no era seguro; era d ia léct ico, es

r, era seguro para un sentido y no era seguro para el otro sentido,ra el sentido humano. Como en el caso de la bolita de Aristóteles,

es una para la vista, y dos para el tacto. Había dos sentidos,sentidos contrapuestos. Que él hubiese sido elegido por Dios

a una misión excepcional,para crecer 1o bastante a ser destrozado,que lo importante no eran sus cosas/ facultades u obras, s ino eI

r f e e l f ¡e a t to ó l h r r l r iaco c i r ln oc¡n- i ' l n nn- T- l i ^ . ñ^ -^ ¡^ - l ^ . - - -u L v ¿ y q \ q L v ¡ r u g l l 4 l

medio de su ru ina a una sociedad entera, que é l fuese como lancha del brazo que denuncia la lepra, le parecía una enormidad

un imposible; y por otra parte, parecía más imposible que Diosbiese hecho ese refinado destrozo y esa montaña de tormentosdesignio alguno. Los tormentos en sí mismos eran inúti les, puestoeran incógnitos e incognoscibles; pero ¿su resultado? Su resultado

podía ser inút i l . Y ese resul tado pudiera ser un único y s impleto final, una sola palabra. Menos aun: su presencia. Su realidad.r ventura no fue ése el caso del que fue crucificado? Aunque no

biese d icho n i una sola palabra en la cruz, su sola presenciasiva allí condenó a la Sinagoga. Cristo fué la imagen, la imagenica v suf ic iente: a San Pedro no lo crrrc i f icarnn fenlnnrpc\ n i c inrr iarr

agarraron preso. Dios había decidido condenar la Sinasosa, y asírmitió que ella se condenara a sí misma ostensiblemente, haciendo

que hizo. Dios no condena directamente -excepto a losntos-, nos condenamos nosotros solos. "Relator, juez y aerdugo",

d ice e l verso: los verdaderos condenados se condenan solos. . .Se durmió repentinamente, sin transición, simplemente se encontró

de nuevo despierto, con sol en el cuarto y bastante mejorado... en unmomento cualquiera del curso de estas f rases. Nada había soñado,

'ni se había curado ni se había muerto. Se levantó remoloneando yde mal humor, como s iempre. Fue a l t rabajo. . .

(Edmundo Florio cree que ésta es la descrípción afabulada del estadointerno del Cura Loco pocos días antes de su muerte, La encontró

entre sus cuadernos con Ia tinta todaaía fresca.)

Leonardo Castel l

habían pod ido ser de o t ra manera . un ?nd ice de neces idadacompañaba constantemente la cadena de sus decisiones, por romenos en su recuerd_o. si eran pecados, eran pecados forzosos; y esono puede ser. Podía dar interminables .uror,"r,

"^plicaciones y excusas

de cada uno de sus actos censurados -y po; desgracia tenía ladebilidad de hacerlo- pero después se daba cuenta ácremente que

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2 8 6

Todas estas ruinas reares o imaginarias no serían quizás sinotrabajo interno de Dios, la ,,cocinai,:

cuando ," pr""".riu un maniexquisito a Ia mesa, ¿qué necesidad de que los comensales ha.visto pelar las papas? Como él no conoc?a el designio de Diosplato), por eso se horror izaba de las destrucciónes; pero

designio para él desconocido, pero claro en la mente del artista:papas tenían que ser peladas; no se puede freír huevos sin romperlEsto parece filosofía alemana. Hasta el final no sabré nada, se dipero alguien puede saber. Estaba seguro que en ra hora de la mueno iba a decir palabras sublimes, sino una cantidad de pavadcomo toda la vida: no iba a tener la decantada "muerte de los santr

?::,:- l: lr9:t., i t l i .y:s iban a

_ir -a visitar su miserable lecho, y

solitario y débil, no iba a tener la fuerza de rechazarlos, iba a proce(débilmente como siempre, a lo mejor iba a hablar con ellos -yj decirlo que menos quería... "Muchas gracias, les agradezco, soí uste,muy buenos.. ." , l levado por su falsa dulzura, que era debi l idadel fondo; y ellos iban a propalar que se había árrepentido y habdicho que toda su vida se había equivocado: que lls había dadoellos la razón. Pensó que iban a public"r una rélación de su mueen sus revistas, como habían publ icado la de su , ,apostasíafalsificando toda su vida. pero aún en ese caso, no importaba;Dios quería que ése fuera el , 'signo",

si ésa era la imagen que Diquería dejar, paciencia. El artista es Dios yno ér, Dios iabía adiba.

pitió la frase que había copiado esos días de un calendario;l" hombre so lo no puede s" i , r " . A T t r t l snc ip¿ iad áo l . . , , ¡ - ^ , j jpero un hombre solo puede ser hecho señal de que una soeiedava a la ruina." Yo soy ese ,,Solo,,, dijo. No es una señal que un"hace", no es producto nacional... ,,Ser hecho,,, se ha dicho. Tdemasiada experiencia de la irrefragabil idad del Destino, no erél quien hacía su vida, él a lo más consentía. cuando a los reprocheviolentos de sus contradictores algunos'de sus actos, los répasaba.mentalmente para arrepentirse e ellos, siempre encontraba que no

Majes tad Du lc inea 2 8 1

bía "ment ido" en c ier to modo: esas razones no eran la razónrdadera y profunda. La razón verdadera era una especie de

idad, que sin embargo no le quitaba la l ibertad, al contrario.ordaba la f rase de su abuela Diana: "Eh, se é i l suo dest ino, chéc'é a fare?" Por eso proponía frecuentemente guardar un silencio

tua; pero fal taba a sus propósitos.Pero todo esto ¿era seguro? No, no era seguro; era d ia léct ico, es

r, era seguro para un sentido y no era seguro para el otro sentido,ra el sentido humano. Como en el caso de la bolita de Aristóteles,

es una para la vista, y dos para el tacto. Había dos sentidos,sentidos contrapuestos. Que él hubiese sido elegido por Dios

a una misión excepcional,para crecer 1o bastante a ser destrozado,que lo importante no eran sus cosas/ facultades u obras, s ino eI

r f e e l f ¡e a t to ó l h r r l r iaco c i r ln oc¡n- i ' l n nn- T- l i ^ . ñ^ -^ ¡^ - l ^ . - - -u L v ¿ y q \ q L v ¡ r u g l l 4 l

medio de su ru ina a una sociedad entera, que é l fuese como lancha del brazo que denuncia la lepra, le parecía una enormidad

un imposible; y por otra parte, parecía más imposible que Diosbiese hecho ese refinado destrozo y esa montaña de tormentosdesignio alguno. Los tormentos en sí mismos eran inúti les, puestoeran incógnitos e incognoscibles; pero ¿su resultado? Su resultado

podía ser inút i l . Y ese resul tado pudiera ser un único y s impleto final, una sola palabra. Menos aun: su presencia. Su realidad.r ventura no fue ése el caso del que fue crucificado? Aunque no

biese d icho n i una sola palabra en la cruz, su sola presenciasiva allí condenó a la Sinagoga. Cristo fué la imagen, la imagenica v suf ic iente: a San Pedro no lo crrrc i f icarnn fenlnnrpc\ n i c inrr iarr

agarraron preso. Dios había decidido condenar la Sinasosa, y asírmitió que ella se condenara a sí misma ostensiblemente, haciendo

que hizo. Dios no condena directamente -excepto a losntos-, nos condenamos nosotros solos. "Relator, juez y aerdugo",

d ice e l verso: los verdaderos condenados se condenan solos. . .Se durmió repentinamente, sin transición, simplemente se encontró

de nuevo despierto, con sol en el cuarto y bastante mejorado... en unmomento cualquiera del curso de estas f rases. Nada había soñado,

'ni se había curado ni se había muerto. Se levantó remoloneando yde mal humor, como s iempre. Fue a l t rabajo. . .

(Edmundo Florio cree que ésta es la descrípción afabulada del estadointerno del Cura Loco pocos días antes de su muerte, La encontró

entre sus cuadernos con Ia tinta todaaía fresca.)

Leonardo Castel l

habían pod ido ser de o t ra manera . un ?nd ice de neces idadacompañaba constantemente la cadena de sus decisiones, por romenos en su recuerd_o. si eran pecados, eran pecados forzosos; y esono puede ser. Podía dar interminables .uror,"r,

"^plicaciones y excusas

de cada uno de sus actos censurados -y po; desgracia tenía ladebilidad de hacerlo- pero después se daba cuenta ácremente que

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PARTE TERCER,A

" s oale bien colgado que mal casado"'sr¡¡xrspBrnr.

"La donna, pet esser interessante, deo'esser una micaputrida. . -"

er, paru ser interesante, ilebe estar un poquitlnPo

Euc¡wlo D,Ons.

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PARTE TERCER,A

" s oale bien colgado que mal casado"'sr¡¡xrspBrnr.

"La donna, pet esser interessante, deo'esser una micaputrida. . -"

er, paru ser interesante, ilebe estar un poquitlnPo

Euc¡wlo D,Ons.

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Er CnparAZ DE YecÍ-Yer¡nÉ

Con la muerte del Cura Loco experimentó un gran alivio lasituación religiosa de las prósperas y progresistas naciones de lacuenca del Plata. Por lo demás, todo el mundo había dado ungigantesco paso para adelante, febril y oscuro por ahora, perotremendo; se había entrado realmente en una nueva era.

Los viejos-católicos habían desaparecido del escenario, aunquese sabía ciertamente que había manchas de ellos ocultas por todaspartes; pero se sabía también que tendrían que acabar. La gentese había vuelto muy religiosa. Las cuatro grandes fiestas religiosasanuales provocaban entusiasmo delirante en el pueblo, sobre todocuando Jul iano Felsenburgh aparecía de cuerpo entero en lapantalla de la televisión, con su túnica blanca y Ia corona de SanEduardo en la arrogante cabeza, y dirigía la palabra al mundoentero a la vez. Siempre decía una sola frase, en los seis idiomas

largamente por loJ diarios, bajo la supervisión- de los FilósofosOficiales. Cada frase de este hombre era un H¡cHo -como comentóel director de Tn¡ru¡r¿ oe Docrnt¡,¡A con ocasión del anuncio der Bittde Reforma Religiosa- y por cierto un hecho monumental. Nuncahombre alguno había hablado como este hombre.

Absoluto Vitalicio de las Tres Américas, Emperador de la UniónEuropea, Príncipe Protector de los Estados Siberianos, Emperadorde China, Sumo Suníasi de Japón e Islas Oceánicas, protector delReino Arabe-Israelí, Tribuno dei Pueblo de la unión Afro-Francesa,Dalai-Lama del Imperio Indo Taionés, etc. , etc. , etc. . . - El Capatazde la Estancia Yací-Yateré, a doce leguas de la Ciudad de Corrientes,

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Er CnparAZ DE YecÍ-Yer¡nÉ

Con la muerte del Cura Loco experimentó un gran alivio lasituación religiosa de las prósperas y progresistas naciones de lacuenca del Plata. Por lo demás, todo el mundo había dado ungigantesco paso para adelante, febril y oscuro por ahora, perotremendo; se había entrado realmente en una nueva era.

Los viejos-católicos habían desaparecido del escenario, aunquese sabía ciertamente que había manchas de ellos ocultas por todaspartes; pero se sabía también que tendrían que acabar. La gentese había vuelto muy religiosa. Las cuatro grandes fiestas religiosasanuales provocaban entusiasmo delirante en el pueblo, sobre todocuando Jul iano Felsenburgh aparecía de cuerpo entero en lapantalla de la televisión, con su túnica blanca y Ia corona de SanEduardo en la arrogante cabeza, y dirigía la palabra al mundoentero a la vez. Siempre decía una sola frase, en los seis idiomas

largamente por loJ diarios, bajo la supervisión- de los FilósofosOficiales. Cada frase de este hombre era un H¡cHo -como comentóel director de Tn¡ru¡r¿ oe Docrnt¡,¡A con ocasión del anuncio der Bittde Reforma Religiosa- y por cierto un hecho monumental. Nuncahombre alguno había hablado como este hombre.

Absoluto Vitalicio de las Tres Américas, Emperador de la UniónEuropea, Príncipe Protector de los Estados Siberianos, Emperadorde China, Sumo Suníasi de Japón e Islas Oceánicas, protector delReino Arabe-Israelí, Tribuno dei Pueblo de la unión Afro-Francesa,Dalai-Lama del Imperio Indo Taionés, etc. , etc. , etc. . . - El Capatazde la Estancia Yací-Yateré, a doce leguas de la Ciudad de Corrientes,

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2 9 2 Leonardo Castel lani

escribía a altas horas de la noche templada y clara de junio, sin

cuidarse de los agi tados sucesos del mundo; una bombi ta azul de

las antiguas i luminaba escasamente su escritorio de pino, el montón

de cuar t i l las a su lado, los l ibros v ie jos desparramados en torno.

Un termo y un mate con su bombilla estaban a su lado, y a su

chucherías adentro; cuando sonó en la puerta de salida el golpedel mango de un rebenque.

El hombre de cabellos bancos se incorporó, escondió en la fajauna pistola de las de principios de siglo, y atravesó el living.

-¿Mábana-ndé? -preguntó al llegar a la puerta.-Hospitalidad en nombre de Cristo - dijeron.-¿Quién es? -repit ió el capataz.-No me conoce usted.. . De parte de la señora Petroni la. EI

a ^ ^ ^ + ^ z A ^ - ? ^ r r i ^ * r a n a r r i l ¡ m a n t o o l ¡ o r ¡ ¡ f a r t r 1 ñ a } t n . ¡ - t á ¡ ¡ l oL A y q r q ¿ u E o L v r r ¡ v

aire fresco, cargado de los aromas vagos de la selva y el chirriar

de los gri l los Ie dio en la cara. Un hombre alto, morochón, cubierto

de un poncho negro, le tendió la mano.-¿Quién es? -dijo el capataz.-Mi nombre poco importa. Soy yo. ¿No me ve? ¿Tengo facha

de ladrón? iPaz a esta casa! Necesito hospitalidad correntina por

esta noche; correntina o porteña. A la madrugada sigo.-Pase- dijo sencil lamente el otro.-Permítame un momento; voy a atar al palenque mi montado.-A11í tiene alfalfa y agua -dijo el capataz-. Lo voy a alumbrar.

Cuando entraron al escritorio, el capataz Roberto Bavio vio unrnctrn a lezer lo. terr i l ' l lemente enérgico- casi fe , roz. surcado de dos

enormes c icatr ices, El desconocido se qui tó e l poncho y apareció

un desastre de ropa, como si hubiese peleado con todos los gatos

del universo; 'e l brazo derecho estaba vendado cerca del sobaco

con un trozo de camisa sucia; el chiripá blanco estaba hecho pedazos

y manchado de sangre, los calzoncil los desgarrados, y una de las

botas de potro abierta. El hombre se dejó caer sobre una sil la y

dijo:- ¡ C a ñ a !

El capataz desapareció en la cocina y volvió con víveres.-Nunca bebo -dijo-, pero tengo para los amigos. Pasando

esa puerta, t iene un cuartito preparado y un báño caliente. Hay

un boiiquín allí, si Ud. quiere que le vea las heridas... Mejor es

que se acueste pronto y no salga a l amanecer i pocas horas le

Su Majestad Dulcinea 293

quedan ya, y usté está rendido. ¿De Las Cuchil las viene? He oído eltiroteo por la tarde.

-Nos han derrotado -dijo el otro-. Definit ivamente. Voy a versi puedo pasar alBrasil, caraí.

- ¡Tendría que ser bru jo -d i jo Edmundo-. ¿Ud. es de la gente

-Soy -dijo el otro. El capataz 1o miró fi jo. La cara le era familiairvagamente.

-Hace mucho que no tienen nada que hacer, perdone.-Siempre se puede morir con gloria.-¿Con gloria? -hizo Roberto Bavio-. Imposible. No hay más

glor ia. ¿Glor ia l lama usted a sal i r en los d iar ios? Y no saldrá a l l ísi eI gobierno no quiere.

-¿Y Ud. para qué v ive? ¿Para hacer p lata? -un fu lgormagnético bri l laba en sus grandes ojos negros-. Yo he defenel-idoa mi tierra.

Edmundo reconoció de golpe al negro, viejos clichés de diariosmuy borrosos, pero no dijo nada.

-Yo no sé para qué vivo -dijo-. Quizá para escribir esto ydespués morir.

-Yo también Io conozco a Ud. -dijo el negro mirándolo conmalicia-. Lo vi una vez. Hace mucho. No se me despinta unhombre que veo. Conozco muchas cosas que hizo usted. Usted esEdmundo Florio, el Inspector de Policía que traicionó...

-Tenía que suceder -rió Mundo-. Pero le ruego que no lodiga a nadie. Aquí soy Roberto Bavio, administrador, mayordomoy factótum de la vieja Doña Petronila Colodrero y Sáenz. ;Dóndeme vio una vez?

-En San Juan. Yo estaba también allí, era guaynito, con Uriarte.Puedo contarle todo de aquella noche, si quiere. Usté también escr is tero.

Edmundo sintió un golpe de sangre afluirle a la cara al conjurodel antiguo recuerdo.

-Puede ser. Yo mismo no sé ya lo que soy. Nunca he vistoclaro en mí.

-Usté es cristero de los peores. Bueno, nojotro hemo acabao.No se puede hacer nada más. ¡No hay patr ia , amigo! Yo no sé loque será de mí.

-Ahora lo que será es un buen sueño. Aquí está seguro. Yoescribiré un poco más. ¿Quiere que 1o despierte?

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2 9 2 Leonardo Castel lani

escribía a altas horas de la noche templada y clara de junio, sin

cuidarse de los agi tados sucesos del mundo; una bombi ta azul de

las antiguas i luminaba escasamente su escritorio de pino, el montón

de cuar t i l las a su lado, los l ibros v ie jos desparramados en torno.

Un termo y un mate con su bombilla estaban a su lado, y a su

chucherías adentro; cuando sonó en la puerta de salida el golpedel mango de un rebenque.

El hombre de cabellos bancos se incorporó, escondió en la fajauna pistola de las de principios de siglo, y atravesó el living.

-¿Mábana-ndé? -preguntó al llegar a la puerta.-Hospitalidad en nombre de Cristo - dijeron.-¿Quién es? -repit ió el capataz.-No me conoce usted.. . De parte de la señora Petroni la. EI

a ^ ^ ^ + ^ z A ^ - ? ^ r r i ^ * r a n a r r i l ¡ m a n t o o l ¡ o r ¡ ¡ f a r t r 1 ñ a } t n . ¡ - t á ¡ ¡ l oL A y q r q ¿ u E o L v r r ¡ v

aire fresco, cargado de los aromas vagos de la selva y el chirriar

de los gri l los Ie dio en la cara. Un hombre alto, morochón, cubierto

de un poncho negro, le tendió la mano.-¿Quién es? -dijo el capataz.-Mi nombre poco importa. Soy yo. ¿No me ve? ¿Tengo facha

de ladrón? iPaz a esta casa! Necesito hospitalidad correntina por

esta noche; correntina o porteña. A la madrugada sigo.-Pase- dijo sencil lamente el otro.-Permítame un momento; voy a atar al palenque mi montado.-A11í tiene alfalfa y agua -dijo el capataz-. Lo voy a alumbrar.

Cuando entraron al escritorio, el capataz Roberto Bavio vio unrnctrn a lezer lo. terr i l ' l lemente enérgico- casi fe , roz. surcado de dos

enormes c icatr ices, El desconocido se qui tó e l poncho y apareció

un desastre de ropa, como si hubiese peleado con todos los gatos

del universo; 'e l brazo derecho estaba vendado cerca del sobaco

con un trozo de camisa sucia; el chiripá blanco estaba hecho pedazos

y manchado de sangre, los calzoncil los desgarrados, y una de las

botas de potro abierta. El hombre se dejó caer sobre una sil la y

dijo:- ¡ C a ñ a !

El capataz desapareció en la cocina y volvió con víveres.-Nunca bebo -dijo-, pero tengo para los amigos. Pasando

esa puerta, t iene un cuartito preparado y un báño caliente. Hay

un boiiquín allí, si Ud. quiere que le vea las heridas... Mejor es

que se acueste pronto y no salga a l amanecer i pocas horas le

Su Majestad Dulcinea 293

quedan ya, y usté está rendido. ¿De Las Cuchil las viene? He oído eltiroteo por la tarde.

-Nos han derrotado -dijo el otro-. Definit ivamente. Voy a versi puedo pasar alBrasil, caraí.

- ¡Tendría que ser bru jo -d i jo Edmundo-. ¿Ud. es de la gente

-Soy -dijo el otro. El capataz 1o miró fi jo. La cara le era familiairvagamente.

-Hace mucho que no tienen nada que hacer, perdone.-Siempre se puede morir con gloria.-¿Con gloria? -hizo Roberto Bavio-. Imposible. No hay más

glor ia. ¿Glor ia l lama usted a sal i r en los d iar ios? Y no saldrá a l l ísi eI gobierno no quiere.

-¿Y Ud. para qué v ive? ¿Para hacer p lata? -un fu lgormagnético bri l laba en sus grandes ojos negros-. Yo he defenel-idoa mi tierra.

Edmundo reconoció de golpe al negro, viejos clichés de diariosmuy borrosos, pero no dijo nada.

-Yo no sé para qué vivo -dijo-. Quizá para escribir esto ydespués morir.

-Yo también Io conozco a Ud. -dijo el negro mirándolo conmalicia-. Lo vi una vez. Hace mucho. No se me despinta unhombre que veo. Conozco muchas cosas que hizo usted. Usted esEdmundo Florio, el Inspector de Policía que traicionó...

-Tenía que suceder -rió Mundo-. Pero le ruego que no lodiga a nadie. Aquí soy Roberto Bavio, administrador, mayordomoy factótum de la vieja Doña Petronila Colodrero y Sáenz. ;Dóndeme vio una vez?

-En San Juan. Yo estaba también allí, era guaynito, con Uriarte.Puedo contarle todo de aquella noche, si quiere. Usté también escr is tero.

Edmundo sintió un golpe de sangre afluirle a la cara al conjurodel antiguo recuerdo.

-Puede ser. Yo mismo no sé ya lo que soy. Nunca he vistoclaro en mí.

-Usté es cristero de los peores. Bueno, nojotro hemo acabao.No se puede hacer nada más. ¡No hay patr ia , amigo! Yo no sé loque será de mí.

-Ahora lo que será es un buen sueño. Aquí está seguro. Yoescribiré un poco más. ¿Quiere que 1o despierte?

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2 9 4 Leonardo Castel lani

-Yo me despierto solo cuando quiero -dijo el negrazo-.Duermo siempre con un ojo abierto. Las heridas no hay que tocarlas.¿Dónde dijo que era la cama? Gracias,

Su Majestad Dulcinea 2g5

-As de ser no más s i é l lo d i jo . ¿Es c ier to que la Federal loahorcó emaron su cuerpo?

-Murió de un tiro en el pulmón, yo estuve con éL La policía

!9lg¿ el cadáver por el pescuezo en la plaza Ameghino de MarelPlata; durante siete días muchedumbres inmensas fueron a verlo

golPe y vro a Pre cte Iacama al gigantesco indio que él sabía fué el guerrillero invencible

allí tiene cancha libre. Después, que Dios lo ayude. Si no puede

-To yeyapó hekó pe ne rembipotá u pe ybága pe -gritó una vozalegre afuera-

Con leyes de la cortesía correntina, Edmundo esperóque el nzara a hablar; y así cabalgaron largo rato ensilenci el famoso Protasio Berón de Astrada, el táctico

Gobernador de Corrientes, admirado y venerado por el pobreríocomo un Dios! De repente, se volvió, y articuló pausadamente,con marcado tonito:

-¿Guaraní me i ñe'é? Le tendré que hablar en porteño no más.Bueno, le he dejao de recuerdo al lao su casa, en el montecito de

v ive .-¿CuáI?-Donde usté juró en San Juan.. .-¡Dulcinea! ¡No! -Nuestra reina.. . Yo la he querido -di jo el

negro tranquilamente-. roDos la hemos querido.Edmundo casi se cayó del caballo.-¿Cómo lo sabe? ¿Y qué es lo que sabe?-Dichos no más. No la he podido encontrar. eue si Ia hubía

encontrado/ no nos derrotan más.-Dígame quién se lo dijo y dónde.-Mi gente lo decía. No podían dar dato nenguno.-S Cura en su lecho de muerte me dijo que era

segur o.

desapareció de golpe a pesar de la guardia,sab ido . . .

y nunca más se ha

-Ése era un cherubichá, iponá catú -dijo el otro-. Más valeasí, que no pene más. Le voy a decir una cosa muy grave, para sugobierno: van a matar a todos los que crean en Dios. . .

-¿Cómo?-Van a dar una ley. . . creo que ya la han dao. . . Claro que se

puede creer en el otro Dios, en el Dios dellos, que no es Dios. pero^ l ^ . , ^ ^ I ñ i ^ - T - -sr yuE Lrcr trr. er r-,rrus Jesucnsto sera preso y Jtrzgad,o, Hn el "centro,,ya junciona la ley. ¿Usté no sabe nada?

-No leo diarios -dijo Mundo-, ni me importa la ley.-Yo creo en Dios, porque si no hubía Dios ¿quién hizo el

mundo? -dijo solemnemente el indio.- i l - a Evo luc ión ! - con tes tó Mundo r i endo ; y después de

despedirse, vo lv ió grupas a su casa. . . Los t rabajos mat inalescomenzaban por todos lados; estaban a 7a vez en la cosecha delg i rasol y e l s iembre del a lgodón. El capataz, mayordomo,administrador de Yací-Yateré se puso al trabajo

"on i,t r igidez

habitual, si lencioso y duro. "Trabajaremos para el gobierno',, d.i ioentre dientes.

F l ¡ n n ¡ f o o h . L í ^ ^ - r J ^ : - ^ ^ - ^ - - I ^ - ^ - r ^ L - - ? -r l q s r 4 L 4 r q u r r l E ¡ p s r d L r d I I t e I t t g l l a c l a o n c e m e s e s a l

es tab lec im ien to n i d i cndo r r n ñ r rpc+n dp noÁn . I n n , , c i o . ^ ^ . { ^ r ^á r - ^ - ^_ r _ _ _ _ _ - - - - _ u E l 4 r r t u g l u

en uno de los seis tambos, y a los tres meses era administrador. Elpersonal de treinta peones y seis técnicos se resintió muchísimodel inexplicable nombramiento de Doña petronira; pero el DonRoberto dominó y ganó rápidamente a la peonada, no sin un dueloa cuchillo con un tape en el fogón, donde concurría cada tarde,

cual lo cortó tres veces en la cara y después lo desarmó, y lepedir perdón. Todos decían que el que debía ser capataz eraPolicarpo Obregón, que había trabajado treinta años en la

estancia y la conocía al dedi l lo; pero resultó que Don polí seconvirtió en el secuaz más fiel y el admirador más incondicional

"porteño". Prácticamente, el que llevaba la estancia y los gajess pingües, era Don Polí. El porteño tenía un agujero en la mano,

s le te c t ras

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2 9 4 Leonardo Castel lani

-Yo me despierto solo cuando quiero -dijo el negrazo-.Duermo siempre con un ojo abierto. Las heridas no hay que tocarlas.¿Dónde dijo que era la cama? Gracias,

Su Majestad Dulcinea 2g5

-As de ser no más s i é l lo d i jo . ¿Es c ier to que la Federal loahorcó emaron su cuerpo?

-Murió de un tiro en el pulmón, yo estuve con éL La policía

!9lg¿ el cadáver por el pescuezo en la plaza Ameghino de MarelPlata; durante siete días muchedumbres inmensas fueron a verlo

golPe y vro a Pre cte Iacama al gigantesco indio que él sabía fué el guerrillero invencible

allí tiene cancha libre. Después, que Dios lo ayude. Si no puede

-To yeyapó hekó pe ne rembipotá u pe ybága pe -gritó una vozalegre afuera-

Con leyes de la cortesía correntina, Edmundo esperóque el nzara a hablar; y así cabalgaron largo rato ensilenci el famoso Protasio Berón de Astrada, el táctico

Gobernador de Corrientes, admirado y venerado por el pobreríocomo un Dios! De repente, se volvió, y articuló pausadamente,con marcado tonito:

-¿Guaraní me i ñe'é? Le tendré que hablar en porteño no más.Bueno, le he dejao de recuerdo al lao su casa, en el montecito de

v ive .-¿CuáI?-Donde usté juró en San Juan.. .-¡Dulcinea! ¡No! -Nuestra reina.. . Yo la he querido -di jo el

negro tranquilamente-. roDos la hemos querido.Edmundo casi se cayó del caballo.-¿Cómo lo sabe? ¿Y qué es lo que sabe?-Dichos no más. No la he podido encontrar. eue si Ia hubía

encontrado/ no nos derrotan más.-Dígame quién se lo dijo y dónde.-Mi gente lo decía. No podían dar dato nenguno.-S Cura en su lecho de muerte me dijo que era

segur o.

desapareció de golpe a pesar de la guardia,sab ido . . .

y nunca más se ha

-Ése era un cherubichá, iponá catú -dijo el otro-. Más valeasí, que no pene más. Le voy a decir una cosa muy grave, para sugobierno: van a matar a todos los que crean en Dios. . .

-¿Cómo?-Van a dar una ley. . . creo que ya la han dao. . . Claro que se

puede creer en el otro Dios, en el Dios dellos, que no es Dios. pero^ l ^ . , ^ ^ I ñ i ^ - T - -sr yuE Lrcr trr. er r-,rrus Jesucnsto sera preso y Jtrzgad,o, Hn el "centro,,ya junciona la ley. ¿Usté no sabe nada?

-No leo diarios -dijo Mundo-, ni me importa la ley.-Yo creo en Dios, porque si no hubía Dios ¿quién hizo el

mundo? -dijo solemnemente el indio.- i l - a Evo luc ión ! - con tes tó Mundo r i endo ; y después de

despedirse, vo lv ió grupas a su casa. . . Los t rabajos mat inalescomenzaban por todos lados; estaban a 7a vez en la cosecha delg i rasol y e l s iembre del a lgodón. El capataz, mayordomo,administrador de Yací-Yateré se puso al trabajo

"on i,t r igidez

habitual, si lencioso y duro. "Trabajaremos para el gobierno',, d.i ioentre dientes.

F l ¡ n n ¡ f o o h . L í ^ ^ - r J ^ : - ^ ^ - ^ - - I ^ - ^ - r ^ L - - ? -r l q s r 4 L 4 r q u r r l E ¡ p s r d L r d I I t e I t t g l l a c l a o n c e m e s e s a l

es tab lec im ien to n i d i cndo r r n ñ r rpc+n dp noÁn . I n n , , c i o . ^ ^ . { ^ r ^á r - ^ - ^_ r _ _ _ _ _ - - - - _ u E l 4 r r t u g l u

en uno de los seis tambos, y a los tres meses era administrador. Elpersonal de treinta peones y seis técnicos se resintió muchísimodel inexplicable nombramiento de Doña petronira; pero el DonRoberto dominó y ganó rápidamente a la peonada, no sin un dueloa cuchillo con un tape en el fogón, donde concurría cada tarde,

cual lo cortó tres veces en la cara y después lo desarmó, y lepedir perdón. Todos decían que el que debía ser capataz eraPolicarpo Obregón, que había trabajado treinta años en la

estancia y la conocía al dedi l lo; pero resultó que Don polí seconvirtió en el secuaz más fiel y el admirador más incondicional

"porteño". Prácticamente, el que llevaba la estancia y los gajess pingües, era Don Polí. El porteño tenía un agujero en la mano,

s le te c t ras

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2 9 6 Leonardo Castel lani

la plata se le iba como agrra, jamás rechazaba un pedido un pocofundado, lo daba todo.

La estancia del Yací-Yateré consistía en una mansión espléndidarodeada de un pequeño parque, de estilo normando, construidael siglo pasado por un arquitecto francés que murió leproso enItatí:incólume en sus macizos muros y mansardas negras, con todasIas comodidades de hace cincuenta años. De vez en cuando, en elverano por lo común, venían a pasar una temporada Doña petronilay sus tres hijas solteras: una de ellas, viuda sin hijos; para serexactos, separada del marido. El parque, planeado con senderoscirculares y avenidas transversas a lo " chñteau" francés, habíaa i . l ^ . l ^ . - r r i r { ^ á ^ - ^ - ^ ^ ^ - ^ * l ^ ^ - l ^ - - ' - 1 ! : - ^ ^ r : ^ - - ^ ^ ^ L - 1 - ? - - - - - tr a s u u s o L u r u a s u l / v r E L v r l u ¡ ¡ l l q t l l r u D u t l l r r l ( J D L r g r r I P U ! i / r r i t u l a E a n a q o

en cierto modo, retornando un poco a la selva virgen; y entre elfollaje de los árboles exóticos de toda la gama_ el_el vercl_e, e in-clusodel amarillo, rosa y amaranto, se erguían triunfantes ahora lasenormes copas de los lapachos y los ub i rap i taes . Inmensasenredaderas tropicales/ como mantos suntuosos, se erguían porlos troncos. Más allá del parque se extendían 9.000 hectáreas conganado fino y cultivos de algodón, maní y girasol; hasta el granbañado del Yací-Yateré, que había empezado a ser trabajado parael arroz... "Para el gobierno", repitió Edmundo. El fisco caía sobrelas viejas estancias con una angurria implacable; eliminándolaspoco a poco del país. El país había sido "industrializado" a travésde los sucesivos "planes quinquenales" y eso era un gran progreso.

El capataz Don Roberto llevaba una vida rara; que era causa decontinuos comentarios de los peones, y también de un halo de misterioo leyenda. Durante el día daba ciento y raya a todos en el trabajo,montado en su soberbio potro negro, á" putur y cabeza fina, granalzad,a y crines sin cortar. El caballo impresionó a la gente de laestancia, cuando el porteño cayó pidiendo conchabo de peón: debíavaler un dineral. De noche, el capataz pasaba horas escribiendocuadernos o leyendo en un gran libro con tapas de trapo negro. Leíay levantaba Ia cabeza, y como que hablaba solo. El Opa yamandú,que Ie cuidaba la casa, contó que en una caja de plata del tamañode una caja de habanos tenía un pedacito de papel, un anillo enormey otra joya de oro y un rosario, cosa sospechosa entonces, cuyaposesión podía costar carai pero que jamás rezaba. Un día el Opadijo:

-Habla de noche con una kuñataí que se le murió.

Su Majestad Dulcinea ¿ > I

-ZQué sabís vos, ñembotapikué ooh?-Yo sabo -babeó el otro-. Lo vide.su valentía era legendaria; le tenían un poco de temor. Contaban

que una vez luchó con un puma, que le saltó de encima un árbol,y que lo estranguló mano a mano (lo cual es imposible), de lo que

Roberto aseveraba que luchó con el león, pero a cuchillo y despuésde haberlo herido de un t i ro de escopeta; los peones queríanembel lecer a su ídolo, cada d icho o anécdota del capata z erapoetizada por la sencil la fantasía campiriña.

Pero lo que era cierto era lo del toro; entonces fue cuando se ganóla autoridad incondicional sobre todos esos hombres callados, durosy mañeros. un toro se enioquecié, acometió a Don polí, lo volteó concaballo y todo y lo iba a matar porque Don polí quedó "prívad.o',;f ) n n R n h o r f ¡ a ¡ t t A i Á ¡ n - - i ^ - l ^ ^ - i ^ ^ ^ - - . ^ ^ r ^ r ^ - r ^ I ^ ^ - L r - r

y guardaban silencio: uno de ellos tenía un Remington, pero no tiraba.Era uno de esos cimarrones del monte, el toro, f lacón, petizo y degrandes astas, restos de la hacienda criolla que se había aüandonado,

merodeaba en el monte y el bañado; Don polí con dos peones loabía querido traer a lazo. Después de una lucha que düró comona hora, y pareció años, Don Roberto dominó a la bestia; el toro se

ió y retrocedió mugiendo. Entonces un griterío inmenso se levantócírculo. (¡Uá, caraí, ch_eruhich.á, iponá, ñ"arairabo!) y el don:.ador

Sandalio Yara levantó el Re inqton v mató de un tiro a ra hesfiaDon Roberto se dejó caer al ,rr"jo, afotado.

Desde el día de la l legada de protasio, del cual nunca se volvió asaber, Ia vida de Don Roberto cambió, no escribía de noche, empezóa descuidar el trabajo, y a hacer viajes misteriosos a Corriente", óoyuy Bella vista. vino a la estancia inesperadamente la dueña con lost-re e-sperpentos y se encontró con los canteros de malvón y espuelade aballero que rodeaban la casa todo descuidados y pisoteidos;conque se agarró una rabieta. Pero el capataz miraba fi jo y se callabahurañamente. se le suleaó un grupo de peones porque metió adentroa un peoncito salteño que no servía para nada y era un incordio;una vez que el capataz desapareció por siete días, un peón correntino

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la plata se le iba como agrra, jamás rechazaba un pedido un pocofundado, lo daba todo.

La estancia del Yací-Yateré consistía en una mansión espléndidarodeada de un pequeño parque, de estilo normando, construidael siglo pasado por un arquitecto francés que murió leproso enItatí:incólume en sus macizos muros y mansardas negras, con todasIas comodidades de hace cincuenta años. De vez en cuando, en elverano por lo común, venían a pasar una temporada Doña petronilay sus tres hijas solteras: una de ellas, viuda sin hijos; para serexactos, separada del marido. El parque, planeado con senderoscirculares y avenidas transversas a lo " chñteau" francés, habíaa i . l ^ . l ^ . - r r i r { ^ á ^ - ^ - ^ ^ ^ - ^ * l ^ ^ - l ^ - - ' - 1 ! : - ^ ^ r : ^ - - ^ ^ ^ L - 1 - ? - - - - - tr a s u u s o L u r u a s u l / v r E L v r l u ¡ ¡ l l q t l l r u D u t l l r r l ( J D L r g r r I P U ! i / r r i t u l a E a n a q o

en cierto modo, retornando un poco a la selva virgen; y entre elfollaje de los árboles exóticos de toda la gama_ el_el vercl_e, e in-clusodel amarillo, rosa y amaranto, se erguían triunfantes ahora lasenormes copas de los lapachos y los ub i rap i taes . Inmensasenredaderas tropicales/ como mantos suntuosos, se erguían porlos troncos. Más allá del parque se extendían 9.000 hectáreas conganado fino y cultivos de algodón, maní y girasol; hasta el granbañado del Yací-Yateré, que había empezado a ser trabajado parael arroz... "Para el gobierno", repitió Edmundo. El fisco caía sobrelas viejas estancias con una angurria implacable; eliminándolaspoco a poco del país. El país había sido "industrializado" a travésde los sucesivos "planes quinquenales" y eso era un gran progreso.

El capataz Don Roberto llevaba una vida rara; que era causa decontinuos comentarios de los peones, y también de un halo de misterioo leyenda. Durante el día daba ciento y raya a todos en el trabajo,montado en su soberbio potro negro, á" putur y cabeza fina, granalzad,a y crines sin cortar. El caballo impresionó a la gente de laestancia, cuando el porteño cayó pidiendo conchabo de peón: debíavaler un dineral. De noche, el capataz pasaba horas escribiendocuadernos o leyendo en un gran libro con tapas de trapo negro. Leíay levantaba Ia cabeza, y como que hablaba solo. El Opa yamandú,que Ie cuidaba la casa, contó que en una caja de plata del tamañode una caja de habanos tenía un pedacito de papel, un anillo enormey otra joya de oro y un rosario, cosa sospechosa entonces, cuyaposesión podía costar carai pero que jamás rezaba. Un día el Opadijo:

-Habla de noche con una kuñataí que se le murió.

Su Majestad Dulcinea ¿ > I

-ZQué sabís vos, ñembotapikué ooh?-Yo sabo -babeó el otro-. Lo vide.su valentía era legendaria; le tenían un poco de temor. Contaban

que una vez luchó con un puma, que le saltó de encima un árbol,y que lo estranguló mano a mano (lo cual es imposible), de lo que

Roberto aseveraba que luchó con el león, pero a cuchillo y despuésde haberlo herido de un t i ro de escopeta; los peones queríanembel lecer a su ídolo, cada d icho o anécdota del capata z erapoetizada por la sencil la fantasía campiriña.

Pero lo que era cierto era lo del toro; entonces fue cuando se ganóla autoridad incondicional sobre todos esos hombres callados, durosy mañeros. un toro se enioquecié, acometió a Don polí, lo volteó concaballo y todo y lo iba a matar porque Don polí quedó "prívad.o',;f ) n n R n h o r f ¡ a ¡ t t A i Á ¡ n - - i ^ - l ^ ^ - i ^ ^ ^ - - . ^ ^ r ^ r ^ - r ^ I ^ ^ - L r - r

y guardaban silencio: uno de ellos tenía un Remington, pero no tiraba.Era uno de esos cimarrones del monte, el toro, f lacón, petizo y degrandes astas, restos de la hacienda criolla que se había aüandonado,

merodeaba en el monte y el bañado; Don polí con dos peones loabía querido traer a lazo. Después de una lucha que düró comona hora, y pareció años, Don Roberto dominó a la bestia; el toro se

ió y retrocedió mugiendo. Entonces un griterío inmenso se levantócírculo. (¡Uá, caraí, ch_eruhich.á, iponá, ñ"arairabo!) y el don:.ador

Sandalio Yara levantó el Re inqton v mató de un tiro a ra hesfiaDon Roberto se dejó caer al ,rr"jo, afotado.

Desde el día de la l legada de protasio, del cual nunca se volvió asaber, Ia vida de Don Roberto cambió, no escribía de noche, empezóa descuidar el trabajo, y a hacer viajes misteriosos a Corriente", óoyuy Bella vista. vino a la estancia inesperadamente la dueña con lost-re e-sperpentos y se encontró con los canteros de malvón y espuelade aballero que rodeaban la casa todo descuidados y pisoteidos;conque se agarró una rabieta. Pero el capataz miraba fi jo y se callabahurañamente. se le suleaó un grupo de peones porque metió adentroa un peoncito salteño que no servía para nada y era un incordio;una vez que el capataz desapareció por siete días, un peón correntino

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apaleó al sal teño, se confabuló con otros descontentos, y sedispusieron a sentarse en la retranca.

Cuando volvió, fue una sorpresa colosal; todos creían que iba aechar mano a las armas; y en caso de dominar, iba a echar a todoslos revoltosos; y Don Roberto los venció, inesperadamente, con la

humoroso a la vez, y los redujo; perci tuvo que prometer echar alsalteño; lo cual por otro lado era inevitable. El salteño se habíapresentado alegando que era domador; y la Alazanai que era mansaaunque un poco espantadiza, lo había volteado dos veces, y lasegunda vez eI Opa no se atrevía a agarrarla, dijo que la yegua loquería morder; y estaba allí a tres pasos muy tranquila mordisqueando. ' - ^ - - J ^ ^ ^ * l ^ - - : ^ - l ^ ^ ^ - ! ) ^ ^ - r - | - -u r r Laruv LVr r raD r rE l ruc tD L . r rqds ; qe f (J qug f fe lon nO pOCO fOS tapes .

Después lo pusieron en el tambo,y era un vivo incordio: no sabíanada V estorbaba eomo tres-

Porque el suero ant iof ídico obró, o porque la víbora estaba"corrt ida" de poco antes (y portanto vacías las glándulas de

gatos todo el día:^ t r ^ ^ - , ^ r - - - - : , - - - , - t | 7l vLe EubLu rn t r u r e l c t e to

cao"ndo está llena de estrellas,porque siempre bicho unitaque me mira ígual que el la. . .

taz estaba allí un día poniéndolecuando Ie llamó de golpe la attenía la leche. Aunque roñosa y

maciza. Edmundo vio grabadas en la boca las inic iales E.M.T.U.con Ia dirección Cerrito 75 P.B. un golpe de sangre le subió a la cara

-iQué es ésto? ¿De quién es esta jarra? -preguntó al enfermo.-Es mía -dijo el otro sin mirarlo.

-¿De dónde la has sacado?-Mi familia -dijo.-No es verdad. A vos te tenían los muchachos por medio apegao

a la uña' Esto viene de Buenos Aires. Esta dirección, yo la conozco.¿Cómo has conseguido esto? Hablá.

muy excitado y probablemente r" ,,o"r,"; i";;;';;"""*;;#;de madrugada vio luz en su ventana. Al día sigr-rier,ie se presentó

Su Majestad Dulcinea 2 9 9

muy temprano en ra casita del salteño. En su cara se ieía unasión tremenda. El mango de su pistola atómica asomaba deli l lo poster ior de la bombacha. El sal teño se asustó:-No_me eche, patroncito. yo soy un énfelí. ¿eué querés usté

L - ^ - tY U E / u r r c r 5 ( l !

-Necesito saber la procedencia de esa jarrita de plata... Despuéshablaremos de lo der,-.ás.

-Y. . . mi madre. . . que fué boliviana.-Es falso. Mirá, mentiroso _dijo moviendo el rebenque_,

no te vo-y a tocar; pero te voy a encerrar con l lave aquí y te voy auitar el agua y la leche hasta que la sé te haga bramar. intonces,ablarás ' Necesi to que hables, ¿ent iendes?"-y t ranqui lamente

derramó la leche y el agua en el iogón e hizo pára satir.El ot¡o se puso a l lorar lamentablelmente y confesó; había robado

es y otras cosas a su patrona de Salta. ¿,euién era? La señoraEl . ZQué más? Elsa Michel Torino de usandivara, calle AbránLíncon, N" 386. ¿Esa señora había vivido en Buenos Aires? Sí,tenía una casa a l lá . ¿Dónde estaba ahora? No sé, supongo paSaltamanta, rro.

-Tengo que encontrarla a toda costa _dijo el capataz_.

Al orro día Mundo mandó ,^,"1:f; ;:r::,T':$T.l:Jf:i::;moviéndose y trabajando como un bárbaro

"or, ,r.,u nerviosidad

inc le. Después envió otra larguísima epístola certificada, yma decir a Doña petronila a Córrientes que necesitaba quincedía permiso para ir a Salta, ,'paÍa un asunto de vida o muerte,,,

encerró en la mayordomía, dejando la dirección de todo aPolí. Al fin le llegó un telegrama de Salta que decía: ,,No sé

. . .: Si tiene la caja de la caza del jabalí,,o".,gujsi no la tiene, es

inútil que viaje."

i li i,t

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apaleó al sal teño, se confabuló con otros descontentos, y sedispusieron a sentarse en la retranca.

Cuando volvió, fue una sorpresa colosal; todos creían que iba aechar mano a las armas; y en caso de dominar, iba a echar a todoslos revoltosos; y Don Roberto los venció, inesperadamente, con la

humoroso a la vez, y los redujo; perci tuvo que prometer echar alsalteño; lo cual por otro lado era inevitable. El salteño se habíapresentado alegando que era domador; y la Alazanai que era mansaaunque un poco espantadiza, lo había volteado dos veces, y lasegunda vez eI Opa no se atrevía a agarrarla, dijo que la yegua loquería morder; y estaba allí a tres pasos muy tranquila mordisqueando. ' - ^ - - J ^ ^ ^ * l ^ - - : ^ - l ^ ^ ^ - ! ) ^ ^ - r - | - -u r r Laruv LVr r raD r rE l ruc tD L . r rqds ; qe f (J qug f fe lon nO pOCO fOS tapes .

Después lo pusieron en el tambo,y era un vivo incordio: no sabíanada V estorbaba eomo tres-

Porque el suero ant iof ídico obró, o porque la víbora estaba"corrt ida" de poco antes (y portanto vacías las glándulas de

gatos todo el día:^ t r ^ ^ - , ^ r - - - - : , - - - , - t | 7l vLe EubLu rn t r u r e l c t e to

cao"ndo está llena de estrellas,porque siempre bicho unitaque me mira ígual que el la. . .

taz estaba allí un día poniéndolecuando Ie llamó de golpe la attenía la leche. Aunque roñosa y

maciza. Edmundo vio grabadas en la boca las inic iales E.M.T.U.con Ia dirección Cerrito 75 P.B. un golpe de sangre le subió a la cara

-iQué es ésto? ¿De quién es esta jarra? -preguntó al enfermo.-Es mía -dijo el otro sin mirarlo.

-¿De dónde la has sacado?-Mi familia -dijo.-No es verdad. A vos te tenían los muchachos por medio apegao

a la uña' Esto viene de Buenos Aires. Esta dirección, yo la conozco.¿Cómo has conseguido esto? Hablá.

muy excitado y probablemente r" ,,o"r,"; i";;;';;"""*;;#;de madrugada vio luz en su ventana. Al día sigr-rier,ie se presentó

Su Majestad Dulcinea 2 9 9

muy temprano en ra casita del salteño. En su cara se ieía unasión tremenda. El mango de su pistola atómica asomaba deli l lo poster ior de la bombacha. El sal teño se asustó:-No_me eche, patroncito. yo soy un énfelí. ¿eué querés usté

L - ^ - tY U E / u r r c r 5 ( l !

-Necesito saber la procedencia de esa jarrita de plata... Despuéshablaremos de lo der,-.ás.

-Y. . . mi madre. . . que fué boliviana.-Es falso. Mirá, mentiroso _dijo moviendo el rebenque_,

no te vo-y a tocar; pero te voy a encerrar con l lave aquí y te voy auitar el agua y la leche hasta que la sé te haga bramar. intonces,ablarás ' Necesi to que hables, ¿ent iendes?"-y t ranqui lamente

derramó la leche y el agua en el iogón e hizo pára satir.El ot¡o se puso a l lorar lamentablelmente y confesó; había robado

es y otras cosas a su patrona de Salta. ¿,euién era? La señoraEl . ZQué más? Elsa Michel Torino de usandivara, calle AbránLíncon, N" 386. ¿Esa señora había vivido en Buenos Aires? Sí,tenía una casa a l lá . ¿Dónde estaba ahora? No sé, supongo paSaltamanta, rro.

-Tengo que encontrarla a toda costa _dijo el capataz_.

Al orro día Mundo mandó ,^,"1:f; ;:r::,T':$T.l:Jf:i::;moviéndose y trabajando como un bárbaro

"or, ,r.,u nerviosidad

inc le. Después envió otra larguísima epístola certificada, yma decir a Doña petronila a Córrientes que necesitaba quincedía permiso para ir a Salta, ,'paÍa un asunto de vida o muerte,,,

encerró en la mayordomía, dejando la dirección de todo aPolí. Al fin le llegó un telegrama de Salta que decía: ,,No sé

. . .: Si tiene la caja de la caza del jabalí,,o".,gujsi no la tiene, es

inútil que viaje."

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3 0 0 Leonardo Castellani

E rmdo partié al 4ía sig*iente er+cl av+é+ p+r+ Resi+teneiatTucumán, Salta. Cosidos al cuero llevaba sus pocos trúmanes oroy en la maleta solamente el libro forrado de trapo negro, IosEvangelios protestantes traducidos al español del tío Battista. TI

Serre

La señora Elsa Michel Torino de usandivaras estaba ausente,en su casa de campo de Cachi. solarnente a caballo o en mula, aL - ^ - , 4 ^ - J ^ 1 ^ - f 7 - 1 t - - ^ 1 rLrdvrD Lrc ru5 varres \,arcnaqules/ se poctra lLegar al lá: el r ío santaMaría (o sea el salado del Norte o |uramento) estaba desbordado.Aun así era peligroso, los cristeros h.abían hech.o saltar con dinai¡:,itaun trozo del camino de la cuesta, y había sobre el abismo unpuente de emergencia fragilísimo. Edáundo, l leno de impaciencia,encargó al Mambó, que había l levado consigo, la preparación dela excursión; eI cual alquiló ocho caballos ,,de sierra,T y un baquianodel Matadero l lamado Ramón Estrada.

Nacional Ant icr is tero; v is i tó e l inmenso Mercado Centra l enConstrucción, la Casa de las Tres Amér icas, e l Cinemascope-Monumental V varias casas antiguas eolon_iales, escapadas pormilagro al febril progreso y a las construcciones enormes monolíticasque siguieron al aterrador terremoto de 1,977.

Entró en la Nueva Curia suntuosa, de estilo coloniar, donde morabael nuevo obispo Neocatólico, nombrado por er virrey de Marel platacon anuencia de arriba: estaba llena de eclesiásticos vestidos de

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E rmdo partié al 4ía sig*iente er+cl av+é+ p+r+ Resi+teneiatTucumán, Salta. Cosidos al cuero llevaba sus pocos trúmanes oroy en la maleta solamente el libro forrado de trapo negro, IosEvangelios protestantes traducidos al español del tío Battista. TI

Serre

La señora Elsa Michel Torino de usandivaras estaba ausente,en su casa de campo de Cachi. solarnente a caballo o en mula, aL - ^ - , 4 ^ - J ^ 1 ^ - f 7 - 1 t - - ^ 1 rLrdvrD Lrc ru5 varres \,arcnaqules/ se poctra lLegar al lá: el r ío santaMaría (o sea el salado del Norte o |uramento) estaba desbordado.Aun así era peligroso, los cristeros h.abían hech.o saltar con dinai¡:,itaun trozo del camino de la cuesta, y había sobre el abismo unpuente de emergencia fragilísimo. Edáundo, l leno de impaciencia,encargó al Mambó, que había l levado consigo, la preparación dela excursión; eI cual alquiló ocho caballos ,,de sierra,T y un baquianodel Matadero l lamado Ramón Estrada.

Nacional Ant icr is tero; v is i tó e l inmenso Mercado Centra l enConstrucción, la Casa de las Tres Amér icas, e l Cinemascope-Monumental V varias casas antiguas eolon_iales, escapadas pormilagro al febril progreso y a las construcciones enormes monolíticasque siguieron al aterrador terremoto de 1,977.

Entró en la Nueva Curia suntuosa, de estilo coloniar, donde morabael nuevo obispo Neocatólico, nombrado por er virrey de Marel platacon anuencia de arriba: estaba llena de eclesiásticos vestidos de

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3 0 2 Leonardo Castel lani

tropas nacionales, y ya no constituían gran peligro. Eran bandolerosmás que todo.

sal ieron a la tarde siguiente por la ruta del sudoeste que bordealos mataderos hacia Cafayate, bordeada de altos plátanos y acacias,salpicada de ranchitos de donde partían los chillones sones de lat e l ev i s i ón , cub ie r ta de un c ie lo de rnubarrones de mármol; la tropil la por delante, a ese paso troteque l laman al l í " de andar" , a que Edmundo no estabaacostumbrado; creían l legar a l caer la noche a Cerr i l losr p€rollegaron a medianoche, y en el hotel no les quisieron abrir; dijeronque estaba lleno. Durmieron en unos bancos cerca de un caserónantiguo que parecía estar habitado únicamente por perros insomnesy malhumorados. ,Al día siguiente, en la mitad de la etapa, l lovió.Al tercer día, antes de l legar a Alemanía, después de La Viña,Edmundo hizo un brote de fiebre altísima, que no se podía tenera caballo, ni de pie tan siquiera. El baquiano Estrada se alarmó:

-¡Grano malo! -d i jo- . No vaya a ser . . . Grano malo. . .-¿Grano malo? No hay más grano malo. Eso stá l iminao. Son

campos limpios -objetó Mamboretá el correntino.-Hry una pidemia enorme de grano malo que no se sabe de

dónde hai haber salío -dijo el otro-, que es un castigo e'Dios.Lo l levaron bajo un cedro vastísimo, que debía de tener siglos

de vida, para dentro el campo, cerca de un ranchito; y poniéndolosobre los ponchos y un recado, no sabían qué hacer, fuera dedarle agua y oírlo delirar. Estrada se puso a buscar un yuyo quele l laman carqueja, cuando vió venir por el camino un hombrecil loa caballo severamente vestido de negro sucio, acompañado de unmuchachón en mula, con alforjas y una vali ja.

-¿Qué hay?-Enfermo -d i jo e l baquiano-. Grano malo parece.-Levanten y traigan pa las casas.-Yo también me llamo Ramón -le dijo el hombrecito arrugado

mientras instalaban al doliente en una cama-. Te conocí en lo deLuis Patrón, a vos, Estrada.

-¿Usté vive aquí?--Vivo aquí, con éste -dijo designando al muchachote cara de

opa-. Pero ando viajando siempre,-¿Arr iero?-Algo así como arriero -dijo el otro sonriendo-. Sosténgame

esto -dijo, abriendo su vali j i ta. Sacó de una caja una jeringa de

inyectar y observó largamente al enfermo. Erigió con mucha cuidadouna ampol leta.

-¿Carbunclo? -preguntó Edmundo. Er otro no contestó. condedos rápidos y meticulosos, le dio una inyección en la vena derorazo.

Su Maiestad Dulcinea

a ml .-¿Es dotor? -preguntó Mambó.

J U J

que me encontraron

-Algo así como doctor. Mi padre fué doctor. A la noche le1t"1"-"

otra inyección y una gran iantidad de reche con aguardiente.Al día siguiente se despertó sin fiebre, aunque postrado. preguntóal mediquil lo:

-¿Conoce a Doña Elsa Usandivaras?-¿Y cómo no la voy a conocer? -respondió riendo el hombrec'lo

Arr r rg rdo- F . l+ - - í ^ * r^ ^ - -^ - - 1. ¡ q r le r ¡q ' ra r que no ra conozca. . . ¿Anda perseguíousté? -añadió.

-Algo asf como perseguío _sonrió Edmundo.

-Yo estuve allí -dijo Edrnundo_, estuve con el herrnano, Ioví morir. Pero ella no tiene que haber rnuerto.

, . N? 'sé. EI Inspector anterio¡ a ii-rí murié tarnbién airí, cosicio abalas. Me nombraron a mí-

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tropas nacionales, y ya no constituían gran peligro. Eran bandolerosmás que todo.

sal ieron a la tarde siguiente por la ruta del sudoeste que bordealos mataderos hacia Cafayate, bordeada de altos plátanos y acacias,salpicada de ranchitos de donde partían los chillones sones de lat e l ev i s i ón , cub ie r ta de un c ie lo de rnubarrones de mármol; la tropil la por delante, a ese paso troteque l laman al l í " de andar" , a que Edmundo no estabaacostumbrado; creían l legar a l caer la noche a Cerr i l losr p€rollegaron a medianoche, y en el hotel no les quisieron abrir; dijeronque estaba lleno. Durmieron en unos bancos cerca de un caserónantiguo que parecía estar habitado únicamente por perros insomnesy malhumorados. ,Al día siguiente, en la mitad de la etapa, l lovió.Al tercer día, antes de l legar a Alemanía, después de La Viña,Edmundo hizo un brote de fiebre altísima, que no se podía tenera caballo, ni de pie tan siquiera. El baquiano Estrada se alarmó:

-¡Grano malo! -d i jo- . No vaya a ser . . . Grano malo. . .-¿Grano malo? No hay más grano malo. Eso stá l iminao. Son

campos limpios -objetó Mamboretá el correntino.-Hry una pidemia enorme de grano malo que no se sabe de

dónde hai haber salío -dijo el otro-, que es un castigo e'Dios.Lo l levaron bajo un cedro vastísimo, que debía de tener siglos

de vida, para dentro el campo, cerca de un ranchito; y poniéndolosobre los ponchos y un recado, no sabían qué hacer, fuera dedarle agua y oírlo delirar. Estrada se puso a buscar un yuyo quele l laman carqueja, cuando vió venir por el camino un hombrecil loa caballo severamente vestido de negro sucio, acompañado de unmuchachón en mula, con alforjas y una vali ja.

-¿Qué hay?-Enfermo -d i jo e l baquiano-. Grano malo parece.-Levanten y traigan pa las casas.-Yo también me llamo Ramón -le dijo el hombrecito arrugado

mientras instalaban al doliente en una cama-. Te conocí en lo deLuis Patrón, a vos, Estrada.

-¿Usté vive aquí?--Vivo aquí, con éste -dijo designando al muchachote cara de

opa-. Pero ando viajando siempre,-¿Arr iero?-Algo así como arriero -dijo el otro sonriendo-. Sosténgame

esto -dijo, abriendo su vali j i ta. Sacó de una caja una jeringa de

inyectar y observó largamente al enfermo. Erigió con mucha cuidadouna ampol leta.

-¿Carbunclo? -preguntó Edmundo. Er otro no contestó. condedos rápidos y meticulosos, le dio una inyección en la vena derorazo.

Su Maiestad Dulcinea

a ml .-¿Es dotor? -preguntó Mambó.

J U J

que me encontraron

-Algo así como doctor. Mi padre fué doctor. A la noche le1t"1"-"

otra inyección y una gran iantidad de reche con aguardiente.Al día siguiente se despertó sin fiebre, aunque postrado. preguntóal mediquil lo:

-¿Conoce a Doña Elsa Usandivaras?-¿Y cómo no la voy a conocer? -respondió riendo el hombrec'lo

Arr r rg rdo- F . l+ - - í ^ * r^ ^ - -^ - - 1. ¡ q r le r ¡q ' ra r que no ra conozca. . . ¿Anda perseguíousté? -añadió.

-Algo asf como perseguío _sonrió Edmundo.

-Yo estuve allí -dijo Edrnundo_, estuve con el herrnano, Ioví morir. Pero ella no tiene que haber rnuerto.

, . N? 'sé. EI Inspector anterio¡ a ii-rí murié tarnbién airí, cosicio abalas. Me nombraron a mí-

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3 0 4 Leonardo Castel lani

hacer un escarmiento público. Entre ellos había dos protestantes yun judío. Tengo la l ista. El igieron a los jefes, a gente conocida.

-Léame -dijo Edmundo, asaltado de una idea súbita.El rlltimo de la lista era Samuel Mandel.-¡Pobre viejo Samuel! Lo conocí. . . -gimió el pol icía.

En Salta todavía no han empezado con la Ley de Represión e Higiene

Mental; pero en Güemes la policía ha matado a tiros a dos familias

enteras de los nuestros. ¿Qué mucho que los nuestros huyan a Iamontaña y vivan como puedan, defendiéndose abalazos? Le voy adar un salvoconducto f i rmado por mí, por s i topan a lguna par t ida.Pero eso no puede durar -pensó meditabundo- no puede durar.

La presión es demasiada. "Mor i tur i te salutanf" -d i jo- . Bueno, le

voy a dar algo de comer, espere un momento.A la tarde Edmundo se empeñó en montar v montó. Llegaron a

Alemanía por la noche, después de vadear el Santa María que

venía "ctecío" y en e l hote l encontraron dos federales, queresultaron inofensivos, aunque uno de ellos manoseó mucho la

cajita de plata que Edmundo había ensuciado lo más posible, y

llevaba en el arzón, l lena de tabaco. Edmundo ni respiraba; pero

los tres tenían los papeles en orden. Con otra estaban en Cafayate;

y después, durmiendo poco y comiendo mal, agarcaron el caminode las s ierras.

Esos siete días de andar sin tregua al trotecito cansador de los

matungos por sendas polvorosas y solitarias, caminos de cornisa,

lomas peladas o erizadas de cardones, picos imponentes, altos

barrancos de sreda o piedra rosa, los pasó Edmundo como un

sonámbulo, con el cuerpo brumado y la cabeza como ennieblecida:

San Carlos, Payogastil la, Molinos, Seclantás... El día aniversario

del Paso de los Andes estaban en los picachos entre Molinos y

Payogasta, a dos mil metros, en una sendita de cabras, que los

caballos descendían bufando y a espuela. " Así es lo que hizo San

Martín -comentó Mundo-, pero en él ¡vaya una gracia! Esto es

más difíci l." Antes de l legar a Molinos se encontraron a la vera

del camino con una casa donde había una multitud celebrando el

Carnaval calchaquí. Ramón Estrada quiso a toda fuerza entrar; y

Edmundo estaba convencido que no convenía ponerse fuerte con

Ramón Estrada. Transig ió. Además, andaba con "puna".

EI espectáculo de aquella fiesta lo ensombreció. Una multitud

promis iua de tapes, casi todos indios o mest izos,bai laba, gr i taba,

bebía, se arro jaba har ina, o entonaba endechas melancól icasentreverándose en un hervidero inquieto en todos los cuartos dela casona, y en los patios i luminaáos con fogatas. Bailaban nopor p lacer n i con a legr ía, s ino como una especie de t rabajo

: b]t^g_1,_",-1t.,

. p e s a d a me n t e, t o d o s a m o n t o n u d o s,

" ";;;;; ; ;

-*- -b"" r ! ¡ r rvo l / rv¡srruLr¡ r r l te l l l t l r taDlgmente por unfonógrafo sordo. Todos estaban borrachos, tomaban alcohol de

Su Majestad Dulcinea5 U 5

Ay mi Dios, qué soli to estoy...Ay mi Dos, qué soli to estoy...Ay mi Dios, qué soli to estoy...Ibocha amangasta goy... goy...

que decía et tío Bartirru -f"nró-:-E"rt;";"JJ;Inl;o-s vsr.D. '

-Sin embargo, no había que haberlos dejado degenerar _dijoen voz alta a su compañero Mamboretá. Era una buána raza. Eranenjutos y bien hechos, mire nuestro Ramón Estrada. ¿Dónde está,a todo esto?

El salteño había desaparecido.En ese momento, del sarón de baile vino disparado un gran paquete

encendido de cohetes que les lanzó uno de adentro. HJcía ¿,J q;;los carnavaleros borrichos lanzaban miradas hosti les a los dos

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hacer un escarmiento público. Entre ellos había dos protestantes yun judío. Tengo la l ista. El igieron a los jefes, a gente conocida.

-Léame -dijo Edmundo, asaltado de una idea súbita.El rlltimo de la lista era Samuel Mandel.-¡Pobre viejo Samuel! Lo conocí. . . -gimió el pol icía.

En Salta todavía no han empezado con la Ley de Represión e Higiene

Mental; pero en Güemes la policía ha matado a tiros a dos familias

enteras de los nuestros. ¿Qué mucho que los nuestros huyan a Iamontaña y vivan como puedan, defendiéndose abalazos? Le voy adar un salvoconducto f i rmado por mí, por s i topan a lguna par t ida.Pero eso no puede durar -pensó meditabundo- no puede durar.

La presión es demasiada. "Mor i tur i te salutanf" -d i jo- . Bueno, le

voy a dar algo de comer, espere un momento.A la tarde Edmundo se empeñó en montar v montó. Llegaron a

Alemanía por la noche, después de vadear el Santa María que

venía "ctecío" y en e l hote l encontraron dos federales, queresultaron inofensivos, aunque uno de ellos manoseó mucho la

cajita de plata que Edmundo había ensuciado lo más posible, y

llevaba en el arzón, l lena de tabaco. Edmundo ni respiraba; pero

los tres tenían los papeles en orden. Con otra estaban en Cafayate;

y después, durmiendo poco y comiendo mal, agarcaron el caminode las s ierras.

Esos siete días de andar sin tregua al trotecito cansador de los

matungos por sendas polvorosas y solitarias, caminos de cornisa,

lomas peladas o erizadas de cardones, picos imponentes, altos

barrancos de sreda o piedra rosa, los pasó Edmundo como un

sonámbulo, con el cuerpo brumado y la cabeza como ennieblecida:

San Carlos, Payogastil la, Molinos, Seclantás... El día aniversario

del Paso de los Andes estaban en los picachos entre Molinos y

Payogasta, a dos mil metros, en una sendita de cabras, que los

caballos descendían bufando y a espuela. " Así es lo que hizo San

Martín -comentó Mundo-, pero en él ¡vaya una gracia! Esto es

más difíci l." Antes de l legar a Molinos se encontraron a la vera

del camino con una casa donde había una multitud celebrando el

Carnaval calchaquí. Ramón Estrada quiso a toda fuerza entrar; y

Edmundo estaba convencido que no convenía ponerse fuerte con

Ramón Estrada. Transig ió. Además, andaba con "puna".

EI espectáculo de aquella fiesta lo ensombreció. Una multitud

promis iua de tapes, casi todos indios o mest izos,bai laba, gr i taba,

bebía, se arro jaba har ina, o entonaba endechas melancól icasentreverándose en un hervidero inquieto en todos los cuartos dela casona, y en los patios i luminaáos con fogatas. Bailaban nopor p lacer n i con a legr ía, s ino como una especie de t rabajo

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Ay mi Dios, qué soli to estoy...Ay mi Dos, qué soli to estoy...Ay mi Dios, qué soli to estoy...Ibocha amangasta goy... goy...

que decía et tío Bartirru -f"nró-:-E"rt;";"JJ;Inl;o-s vsr.D. '

-Sin embargo, no había que haberlos dejado degenerar _dijoen voz alta a su compañero Mamboretá. Era una buána raza. Eranenjutos y bien hechos, mire nuestro Ramón Estrada. ¿Dónde está,a todo esto?

El salteño había desaparecido.En ese momento, del sarón de baile vino disparado un gran paquete

encendido de cohetes que les lanzó uno de adentro. HJcía ¿,J q;;los carnavaleros borrichos lanzaban miradas hosti les a los dos

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3 0 6 Leonardo Castel lani

traviesa, perdiéndose en la noche. "¡Maldición!" -gritó Edmundo.De adentro, un hombrachón le hizo un breve ademán de amenaza,que se fueran de allí, vamos.

Tuvie¡on que dormir aI raso esa noche, esperando a Estrada. Ala madrugada siguiente apareció Estrada con su moro, borrachocomo unahacer. El salteño no podía caminar; y en Ia silla se tambaleabacomo un péndulo de lado a lado, perro caerse no había peligro.Cantaba bajito y escupía de tanto en tanto.

Nunca más olvidó Edmundo la hazaña que hizo el borracho enesa mañana; porque estaba borracho, que de no, no lo hacía, unatemeridad increíble. Los caballos de tiro que iban arreados delantede Edmundo y detrás de Estrada, en fila por una senda de cornisabordeada por un precipicio, se embolsaron en un cul-de-sac queseguía derecho y terminaba en eI orecipicio, eÍr vez de seguir lasendita pedregosa que allí doblaba; y no había manera de sacarlosde allí ni a gritos ni de ningún modo, no retrocedían sino que searremolinaban cada vez más asustados frente al abismo. Habíaque poder volar para ir a arrearlos desde el frente. De repente,Mundo y Mambó vieron una cosa como para no creer a los propiosojos: Rarnón Estrada había vuelto grupas y venía caminando,caminando despacito por la ladera del abismo, pegado el caballoa la enhiesta pared como una araña, hundiendo las patas en línearecta en la pared gredosa, para enfrentar a las yeguas y sacarlasde la bolsa. Era corno ver un caballo caminando por el frente deuna casa, un frente un poco inclinado. "¡Tupá Guazú, oré pysyrógüeí!" -gritó el correntino pidiendo auxilio al cielo, y Edmundodijo: "Está muerto", creyendo ver a cada segundo el resbalón fataly el derrumbe estruendoso. Pero el morito de Estrada, flacón ynervioso, iba tanteando, tanteando cautamente el suelo escaso,como equilibrista de circo sobre una cuerda; hasta que aparecióen frente de las yeguas asustadas el medio cuerpo del hombre yla cabeza del caballo, que las hicieron retroceder, desandar loandado y salir del callejón ciego, tomando el codo de la senda.

-¡Misericordia! ¿Estrada, qué has hecho? -clamó el correntino;y Edmundo rompió a reír histéricamente. El borracho subió muytranquilo aI camino, les hizo una mueca de entendimiento, y tomóde nuevo la cabeza de la caravana.

-Ese de no estar borracho no hace eso -dijo Ed.mundo, concontinuos accesos de risa histérica-. Si fuera capaz de hacerlo en

Su Majestad Dulcinea3 0 7

-Mañana cuando le contemos no lo creerá ni él mismo -dijo

un circo, podría ganar un dineral... _Se ¡eía a carcajadas de puronervioso; creía ver un fantasma, un resucitado.

Mamboretá.-El caballo hizo -concluyó Mundo- pero es un caballo

A la noche, cuando pararon cerca de payogasta a comer sushabas con charqui, er sarteño escuchó .o*ptu.i"do er relato de suhazaña de funámbulo y somnámbulo.

, Habían topado dos part idas de cr isteros a cabal lo, que losobservaron atentamente desde un firo de loma, bajas ras armasipero no había pasado nada, Edmundo había hecho Ll signo ae lacruz en el aire. Mambó había metido su yegua en una ,,ciénega,,

:Tl1* ll_1t"_:1", que había empezado "

irugurro; JL ro"o, po,¡ru ¡rolEr LcrbLr/ pur querer rorzaf ar rnontado, el cual resistía conmucha razón; también demasiado obediente. Los tuvieron que sacara lazo.

Estaban a una jornada de Cachi , a 1.g00 metros de a l tura, conun vientito frío que los aterecía y sospechas de apunamiento. Seenvolvieron en los ponchos y trataron de dormir; no era seguropernoctar bajo techo: el que denunciaba a un cristero tenía unarecompensa en plata.

- Al día siguiente al-anochecer, d.espués de una etapa descansada,

llegaron a la aldea de Cachi, levaniada sobre una'loma contra elcielo inflamado del poniente, cobijada por todas partes bajo enormescopas de cebiles, aguaribays y cedroJ. Casi se Lchó a perder todo¡ l f i n ¡ l ^ l / - ^ - : ^ ^ - i ^ - -rr¡rs¡/ rvt*{us sr LU'rrDdrru/ y un agente/ que era tarnbién carnicero

I p u e b l o . l o s l l e r ¡ a t ^ - ' l t , , - * ^ . t ^ r ^ ^ : , - ,J u ¿ ó q q u y r u b r n t e r r o g a r o ninterminablemente. Cuando Edmundo vio que el , ,motivo,,

de su

del bolsillo dos trúmanes oro, los puso sin decir ni mu sobre lamesa. El Comisario mismo los acornpañó al hotel.

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traviesa, perdiéndose en la noche. "¡Maldición!" -gritó Edmundo.De adentro, un hombrachón le hizo un breve ademán de amenaza,que se fueran de allí, vamos.

Tuvie¡on que dormir aI raso esa noche, esperando a Estrada. Ala madrugada siguiente apareció Estrada con su moro, borrachocomo unahacer. El salteño no podía caminar; y en Ia silla se tambaleabacomo un péndulo de lado a lado, perro caerse no había peligro.Cantaba bajito y escupía de tanto en tanto.

Nunca más olvidó Edmundo la hazaña que hizo el borracho enesa mañana; porque estaba borracho, que de no, no lo hacía, unatemeridad increíble. Los caballos de tiro que iban arreados delantede Edmundo y detrás de Estrada, en fila por una senda de cornisabordeada por un precipicio, se embolsaron en un cul-de-sac queseguía derecho y terminaba en eI orecipicio, eÍr vez de seguir lasendita pedregosa que allí doblaba; y no había manera de sacarlosde allí ni a gritos ni de ningún modo, no retrocedían sino que searremolinaban cada vez más asustados frente al abismo. Habíaque poder volar para ir a arrearlos desde el frente. De repente,Mundo y Mambó vieron una cosa como para no creer a los propiosojos: Rarnón Estrada había vuelto grupas y venía caminando,caminando despacito por la ladera del abismo, pegado el caballoa la enhiesta pared como una araña, hundiendo las patas en línearecta en la pared gredosa, para enfrentar a las yeguas y sacarlasde la bolsa. Era corno ver un caballo caminando por el frente deuna casa, un frente un poco inclinado. "¡Tupá Guazú, oré pysyrógüeí!" -gritó el correntino pidiendo auxilio al cielo, y Edmundodijo: "Está muerto", creyendo ver a cada segundo el resbalón fataly el derrumbe estruendoso. Pero el morito de Estrada, flacón ynervioso, iba tanteando, tanteando cautamente el suelo escaso,como equilibrista de circo sobre una cuerda; hasta que aparecióen frente de las yeguas asustadas el medio cuerpo del hombre yla cabeza del caballo, que las hicieron retroceder, desandar loandado y salir del callejón ciego, tomando el codo de la senda.

-¡Misericordia! ¿Estrada, qué has hecho? -clamó el correntino;y Edmundo rompió a reír histéricamente. El borracho subió muytranquilo aI camino, les hizo una mueca de entendimiento, y tomóde nuevo la cabeza de la caravana.

-Ese de no estar borracho no hace eso -dijo Ed.mundo, concontinuos accesos de risa histérica-. Si fuera capaz de hacerlo en

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-Mañana cuando le contemos no lo creerá ni él mismo -dijo

un circo, podría ganar un dineral... _Se ¡eía a carcajadas de puronervioso; creía ver un fantasma, un resucitado.

Mamboretá.-El caballo hizo -concluyó Mundo- pero es un caballo

A la noche, cuando pararon cerca de payogasta a comer sushabas con charqui, er sarteño escuchó .o*ptu.i"do er relato de suhazaña de funámbulo y somnámbulo.

, Habían topado dos part idas de cr isteros a cabal lo, que losobservaron atentamente desde un firo de loma, bajas ras armasipero no había pasado nada, Edmundo había hecho Ll signo ae lacruz en el aire. Mambó había metido su yegua en una ,,ciénega,,

:Tl1* ll_1t"_:1", que había empezado "

irugurro; JL ro"o, po,¡ru ¡rolEr LcrbLr/ pur querer rorzaf ar rnontado, el cual resistía conmucha razón; también demasiado obediente. Los tuvieron que sacara lazo.

Estaban a una jornada de Cachi , a 1.g00 metros de a l tura, conun vientito frío que los aterecía y sospechas de apunamiento. Seenvolvieron en los ponchos y trataron de dormir; no era seguropernoctar bajo techo: el que denunciaba a un cristero tenía unarecompensa en plata.

- Al día siguiente al-anochecer, d.espués de una etapa descansada,

llegaron a la aldea de Cachi, levaniada sobre una'loma contra elcielo inflamado del poniente, cobijada por todas partes bajo enormescopas de cebiles, aguaribays y cedroJ. Casi se Lchó a perder todo¡ l f i n ¡ l ^ l / - ^ - : ^ ^ - i ^ - -rr¡rs¡/ rvt*{us sr LU'rrDdrru/ y un agente/ que era tarnbién carnicero

I p u e b l o . l o s l l e r ¡ a t ^ - ' l t , , - * ^ . t ^ r ^ ^ : , - ,J u ¿ ó q q u y r u b r n t e r r o g a r o ninterminablemente. Cuando Edmundo vio que el , ,motivo,,

de su

del bolsillo dos trúmanes oro, los puso sin decir ni mu sobre lamesa. El Comisario mismo los acornpañó al hotel.

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I I I

Por primera vez en el viaje, Edmundo durmió bien, nueve horas,en una cama cómoda; y se despertó al amanecer, y salió a laplaza, fresco fuerte, si no alegre. El sol apuntaba tias los picosde la Precor llera, y la aldeíta de Cachi, que no debía habercambiado nada en 50 años, parecía en la delic ad,a fuz auroralu n a b a n d a d a d e p a l o m a s a s e n t a d . a g o h r c r r n a r o . a . ! ¡ ¡ n l - * - :casi mortecina dei ambiente, tu

"orri"ii";;i l;*;i;;:;¿";oro se despertaba perezosamente. por la praza del pueblo circulabanen burritos dos aguateros y un lechero, jugaba .t., ó.ro de chiquillosmorenos y el único vigilante del pueblo abría su carnicería, Eldueño del hotel, un apuesto joven llamado Hurtado de Mendoza,le preguntó si había pasado bien la noche y le dio las señas d.e lacasa de Doña Elsa, con un guiño de ojos.

. Edmundo despidió a Ramón Estrada, que se presentó con un

gigantesco mate, después de pagarlo con largue za, cort cincocaballos para salta: él ya sabía el camino, y cuanto menos testigosmejor. Y con Mamboretá, que hacía horas estaba en el corialbañando los animales, tomó sin m_á_s demora e! sendero queconducía a la casa tan anhelada. sentía una especie de frÍo suavepor los huesos.

La casita estaba a media legua del pueblo y levantada sobre é1,recostada en una ladera, con un galpón cuyo techo relumbraba alsol y casi escondida en un monte bajo de palo borracho y cebiles.Era una vieja casita colonial, pintada recientemente de rosa pálido,con techos de teja musgosos a dos aguas. un gigantesco jacarandáhacía de marquesina cerca der portaf de entrada, cubiertó d.e floresque ya se amustiaban bajo el rigor del verano, y una alfombravioleta de pétalos al pie. pero una cuadra antes

-de llegar a ella

hubieron de detenerse: pisaron un alambre o cordel / sonó uncencerrito; y como un muñeco de resorte fué lanzado de una mataalta un mozo espigado y atlético, de pelo color pajizo, vestido de

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I I I

Por primera vez en el viaje, Edmundo durmió bien, nueve horas,en una cama cómoda; y se despertó al amanecer, y salió a laplaza, fresco fuerte, si no alegre. El sol apuntaba tias los picosde la Precor llera, y la aldeíta de Cachi, que no debía habercambiado nada en 50 años, parecía en la delic ad,a fuz auroralu n a b a n d a d a d e p a l o m a s a s e n t a d . a g o h r c r r n a r o . a . ! ¡ ¡ n l - * - :casi mortecina dei ambiente, tu

"orri"ii";;i l;*;i;;:;¿";oro se despertaba perezosamente. por la praza del pueblo circulabanen burritos dos aguateros y un lechero, jugaba .t., ó.ro de chiquillosmorenos y el único vigilante del pueblo abría su carnicería, Eldueño del hotel, un apuesto joven llamado Hurtado de Mendoza,le preguntó si había pasado bien la noche y le dio las señas d.e lacasa de Doña Elsa, con un guiño de ojos.

. Edmundo despidió a Ramón Estrada, que se presentó con un

gigantesco mate, después de pagarlo con largue za, cort cincocaballos para salta: él ya sabía el camino, y cuanto menos testigosmejor. Y con Mamboretá, que hacía horas estaba en el corialbañando los animales, tomó sin m_á_s demora e! sendero queconducía a la casa tan anhelada. sentía una especie de frÍo suavepor los huesos.

La casita estaba a media legua del pueblo y levantada sobre é1,recostada en una ladera, con un galpón cuyo techo relumbraba alsol y casi escondida en un monte bajo de palo borracho y cebiles.Era una vieja casita colonial, pintada recientemente de rosa pálido,con techos de teja musgosos a dos aguas. un gigantesco jacarandáhacía de marquesina cerca der portaf de entrada, cubiertó d.e floresque ya se amustiaban bajo el rigor del verano, y una alfombravioleta de pétalos al pie. pero una cuadra antes

-de llegar a ella

hubieron de detenerse: pisaron un alambre o cordel / sonó uncencerrito; y como un muñeco de resorte fué lanzado de una mataalta un mozo espigado y atlético, de pelo color pajizo, vestido de

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mayor salteño (bombacha y botas amarillas, chaquetilla cortacon bo de nácar, boina y poncho colorado plegado al honrbro)con un gran rifle en la mano . -" Leué buscan?,, -preguntó.

-A la señora Elsa Usandivaras. Asunto urgente.-¿Quiénes son?-Me llamo Roberto Bavio. Mi nombEdmundo recordó de golpe, y sacó del bolsillo el papel que le

diera eI Inspector Jorge, donde había estas sirnplás-palabras:"Vengo pronto."

El muchacho se sacó la boina, y dijo:-Pasen. Usted es Edmundo Florio, el policía ,'traídor',. Mi madre

io conoce, y lo esperaba. Recibió su carta.sortearon otros dos alambres de alarma, abrió el dueño el portal

con una llave enorme y entraron a una salita inundada de sol ymuy llena de chucherías, donde otro muchacho parecidísimo alprimero, dos chinitas petizas y una nena de unos tres años, negracomo el carbón y casi del todo desnuda, rodeaban a una señoraesbelta y hermosa, de cabellos enteramente blancos, que se adelantócon señorío. Edmundo saludó con la cruz en el aire. -,,Bienvenidosa esta casa, Dios sea con nosotros" -dijo extendiendo una manoJ,arga, cuajada de anillos, la dama.

-Ud., señora, fue la que alojó en "la que fue Buenos Aires,, a...-Después de comer hablaremos -lo atajó ella, mirando a las

indiecitas que rniraban con fijeza y embobadas a ros dos mozosextranjeros- sentémonos un rato. Están cansados. El camino hastaaquí... -y con un gesto despidió a las sirvientitas.

Empezó a pedir "noticias de la situaciórt', y a darlas. En aquellostiempos, en que los diarios eran una mentira viva, el intercambiode información cierta era preludio obligado de toda conversación.Los cristeros de aquí estaban perdidos; en su desesperación sehabían lanzado al bandolerismo y a las represalias atroces. Laley de Represión e Higiene Mental se estaba urgiendo en todo elpaís. Verdad es que no se obedecía en Corrientes, en San Juan yla Gobernación del sur, y se resistía en salta; pero las sublevacionesparc ia les e ran dominadas con mano de h ie r ro , y la p res iónaumentaba hasta lo intolerable. "Mi marido murió mártir -dijola señora sencillamente- y desde que murió, nos protege.,, Sesentaron a la mesa con los dos hijos ceñudos, y una hija muchachitaque entró vestida de percal rojo, gordita, muy rubia y con una carita

Su Majestad Dulcinea 3 1 1

redonda, dormida. "Ocho hijos y dos muertos" -dijo la dueña decasa- y empezó a recordarlos uno a uno, sus oficios, sus peripecias,y los nietos." Miguel, el mayor, está allá, en Santo Tomé, quizá algúndía usté lo l legue a ver..." Las sirvientas entraban y salían con losplatos, y la señora cortaba la conversación mientras servían. El papa

Roma, había elegido Pontífice Máximo a ]uliano Felsenburgh, queahora reunía en sus manos todos los poderes...

-¿Hay cardenales? -preguntó Edmundo.-Falsos -dijo ella-. Nosotros tenemos patriarcas e Inspectores.

Nosotros hemos elegido Papa a Juan XXIV. Vive oculto, allá en elOriente. Es de raza judía. Tengo su biografía... -y calló, porqueuna de las huaynas entró con una gran bandeja y pocillos.

Mamboretá estaba calladilo, con los ojos muy abiertos, rígidop n c l r c i l l a p m h r r l i r l n o ñ a r r c ¡ ^ * : - - , , ^ - ^ - l ^ * , . - ^ l ^ ^ r s ^ - r : - ^t v r q r q v r r r t r r ó q s l q D q E I u l q r L U I I E t t t l l t ( J /

las greñas paradas para todos lados por la enjabonadura que sehabía dado en eI hotel. Un mundo nuevo se le revelaba, un mundode asombro.

-Tupá Guazú tiene todavía gente, caraí -exclamó de golpe-y morir a nojotro no no asusta. Pero, añangbuy, dende que juyóProtas io, nadi ta podemo, caraí guazú, -y todos sonr ieron- .¡Nandeyara mío! -añadió con fuerza- ¡Virgen de Itatí!

Después de la comida siguió el mate, y la conferencia religiosaprosiguió con intervalos. Cundían por todas partes las estatuasde las cuatro solemnidades principales, el Arnor, la Fecundidad,la Paternidad, y el Espíritu Civil, que eran simplemente los antiguosdioses pagan-os, Ven-us, luno, lúpiter... pero en todos los nuevostemplos, y en las plazas de las ciudades, se erguía sobre todas laestatua movible del Príncipe de la Paz, Salvador de la Humanidade Hijo del Hombre, Juliano II. Los "jefes de grupo" eran ejecutadosde inmediato ape4as tomados; -o enviados a Tierral Fuego-; ymuchos de ellos renegaban de la fe, ante el espanto de las torturas,adoptando la divisa: la vincha verde o la muñequera con el número666. Las cuatro grandes fiestas del Neocatolicismo habían sidopronunciadas obl igator ias para todos i y eL fa l tar a e l las t raíamolestias y sanciones. Los que caían en manos de la Federal, nose sabía más 1o que podía pasarles: no había recurso alguno. Muchosdesaparecían para s iempre.

-¿Usté qué opina de todo esto? -preguntó ansiosa la señora.

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mayor salteño (bombacha y botas amarillas, chaquetilla cortacon bo de nácar, boina y poncho colorado plegado al honrbro)con un gran rifle en la mano . -" Leué buscan?,, -preguntó.

-A la señora Elsa Usandivaras. Asunto urgente.-¿Quiénes son?-Me llamo Roberto Bavio. Mi nombEdmundo recordó de golpe, y sacó del bolsillo el papel que le

diera eI Inspector Jorge, donde había estas sirnplás-palabras:"Vengo pronto."

El muchacho se sacó la boina, y dijo:-Pasen. Usted es Edmundo Florio, el policía ,'traídor',. Mi madre

io conoce, y lo esperaba. Recibió su carta.sortearon otros dos alambres de alarma, abrió el dueño el portal

con una llave enorme y entraron a una salita inundada de sol ymuy llena de chucherías, donde otro muchacho parecidísimo alprimero, dos chinitas petizas y una nena de unos tres años, negracomo el carbón y casi del todo desnuda, rodeaban a una señoraesbelta y hermosa, de cabellos enteramente blancos, que se adelantócon señorío. Edmundo saludó con la cruz en el aire. -,,Bienvenidosa esta casa, Dios sea con nosotros" -dijo extendiendo una manoJ,arga, cuajada de anillos, la dama.

-Ud., señora, fue la que alojó en "la que fue Buenos Aires,, a...-Después de comer hablaremos -lo atajó ella, mirando a las

indiecitas que rniraban con fijeza y embobadas a ros dos mozosextranjeros- sentémonos un rato. Están cansados. El camino hastaaquí... -y con un gesto despidió a las sirvientitas.

Empezó a pedir "noticias de la situaciórt', y a darlas. En aquellostiempos, en que los diarios eran una mentira viva, el intercambiode información cierta era preludio obligado de toda conversación.Los cristeros de aquí estaban perdidos; en su desesperación sehabían lanzado al bandolerismo y a las represalias atroces. Laley de Represión e Higiene Mental se estaba urgiendo en todo elpaís. Verdad es que no se obedecía en Corrientes, en San Juan yla Gobernación del sur, y se resistía en salta; pero las sublevacionesparc ia les e ran dominadas con mano de h ie r ro , y la p res iónaumentaba hasta lo intolerable. "Mi marido murió mártir -dijola señora sencillamente- y desde que murió, nos protege.,, Sesentaron a la mesa con los dos hijos ceñudos, y una hija muchachitaque entró vestida de percal rojo, gordita, muy rubia y con una carita

Su Majestad Dulcinea 3 1 1

redonda, dormida. "Ocho hijos y dos muertos" -dijo la dueña decasa- y empezó a recordarlos uno a uno, sus oficios, sus peripecias,y los nietos." Miguel, el mayor, está allá, en Santo Tomé, quizá algúndía usté lo l legue a ver..." Las sirvientas entraban y salían con losplatos, y la señora cortaba la conversación mientras servían. El papa

Roma, había elegido Pontífice Máximo a ]uliano Felsenburgh, queahora reunía en sus manos todos los poderes...

-¿Hay cardenales? -preguntó Edmundo.-Falsos -dijo ella-. Nosotros tenemos patriarcas e Inspectores.

Nosotros hemos elegido Papa a Juan XXIV. Vive oculto, allá en elOriente. Es de raza judía. Tengo su biografía... -y calló, porqueuna de las huaynas entró con una gran bandeja y pocillos.

Mamboretá estaba calladilo, con los ojos muy abiertos, rígidop n c l r c i l l a p m h r r l i r l n o ñ a r r c ¡ ^ * : - - , , ^ - ^ - l ^ * , . - ^ l ^ ^ r s ^ - r : - ^t v r q r q v r r r t r r ó q s l q D q E I u l q r L U I I E t t t l l t ( J /

las greñas paradas para todos lados por la enjabonadura que sehabía dado en eI hotel. Un mundo nuevo se le revelaba, un mundode asombro.

-Tupá Guazú tiene todavía gente, caraí -exclamó de golpe-y morir a nojotro no no asusta. Pero, añangbuy, dende que juyóProtas io, nadi ta podemo, caraí guazú, -y todos sonr ieron- .¡Nandeyara mío! -añadió con fuerza- ¡Virgen de Itatí!

Después de la comida siguió el mate, y la conferencia religiosaprosiguió con intervalos. Cundían por todas partes las estatuasde las cuatro solemnidades principales, el Arnor, la Fecundidad,la Paternidad, y el Espíritu Civil, que eran simplemente los antiguosdioses pagan-os, Ven-us, luno, lúpiter... pero en todos los nuevostemplos, y en las plazas de las ciudades, se erguía sobre todas laestatua movible del Príncipe de la Paz, Salvador de la Humanidade Hijo del Hombre, Juliano II. Los "jefes de grupo" eran ejecutadosde inmediato ape4as tomados; -o enviados a Tierral Fuego-; ymuchos de ellos renegaban de la fe, ante el espanto de las torturas,adoptando la divisa: la vincha verde o la muñequera con el número666. Las cuatro grandes fiestas del Neocatolicismo habían sidopronunciadas obl igator ias para todos i y eL fa l tar a e l las t raíamolestias y sanciones. Los que caían en manos de la Federal, nose sabía más 1o que podía pasarles: no había recurso alguno. Muchosdesaparecían para s iempre.

-¿Usté qué opina de todo esto? -preguntó ansiosa la señora.

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31,2 Leonardo Castel lani

-Yo, señora, no sabría qué decirle. De religión no sé nada- articulóente Edmundo. Ella hizo un mohín l leno de gracia, un

con ellos, hablaba como uno de ellos.El tono de la conversación se hacía angustioso. Todo era noticias

de cal y dificultades- Lss fenémenss |'a+éi+i€e#r esfaban

recientemente un maremoto imponente había cubier tocompietamente y se habÍa tragado las islas Hawai; recientementese supo. ¡Quién sabe cuándol

La tarde caía y una gran tranquil idad sobre la montaña deCachi y los bosques vall istos -un mundo de avecil las de todasclases aleteaba y trinaba entre las ramas- cuando la señora, antela impaciencia creciente de Edmundo, se decidió hablar de Dulcineahaciendo un gesto seco con la derecha:

-¿Trajo Ia caja?-Aquí está -dijo Edmundo.-La dirección de Dulcinea cuando se mudó de mi casa, debe

de estar allí -pronunció- si es que está en alguna parte...Y sin dejarlo salir de la sorpresa, continuó.-Sí, yo la alojé en mi casa durante dos meses. yo fui Ia primera

que creyó el anuncio que ella hizo de la próxima destrucción de

para que la l levaran a Marel Plata: decía que tenía tiempo. Cuando

Edmundo escuchaba absorto.-Era hermosísima ¿verdad?

preparándose un disf.raz, l lenando un saco de mano, y quemandouna enormidad de papeles. La india Chuna, su mucama, rezongabacontinuamente y no quería moverse de Buenos Aires; andaba medioenferma.

-¿Y Dulcinea? -Dulcinea estaba seriamente enferma -dijo laseñora- ¡me dio una pena, dejarla! No podía mover las piernas.

Su Majestad Dulcinea 3 1 3

Pero ¡ella me aseguró tanto! Dijo que su misión había terminado yhabía tomado una decis ión def in i t iva. Ahí en esa caja debe estar . . .la decisión definit iva.

- ¡Aquí no había nada! ¿Cómo lo sabe usted?-Me dijo que allí en esa caja le iba a enviar a su hermano su

-Su herrnarro no sabia naúa y la daba por muerta.-Esa caja debe de tener doble fondo.-¿Y cómo el Cura no lo conocía entonces?-No sé -dijo la señora-. No lo entiendo. No sé 1o que pasó

después. Yo me vine aquí, y la noticia de Ia quema ¿e gulnosA i res . . .

Edmundo examinaba el cofrecito por todos lados buscando unresorte secreto. El cofre estaba todo cincelado con una escena d.ela caza del jabalí en el siglo XVII: un rudo montero de gregüescos,peto y mangas acuchil ladas metía con las dos manos un asta en

simétricas. Las paredes laterales estaban finamente adornadas conperro tas y flores, y en el fondo había un venado huyendoen el dos galgos abajo, y todo alrededor volutas vegetales,todo ro sobre blanco y en bajo relieve. Edmundo sacó sucuchillo y empezó a meter la punta en todas las ranuras. -,,¡podemosandar un año así, si no sabemos el secreto!" -diio.

febriles maniobraá y sobre la cajita.Edmundo salió un momento y volvió con un saquito de cuero

l leno de inst rumentos de acero. Golpeó toda la caja con un

de la mesa. "Voltéeme esta manija -dijo a uno de los mozos-.Voy a deshacer e l cofre."

Con un formón hizo saltar la tapa, y la aserró primero al sesgo ydespués en cruz por el lado más ancho, que tenía unas lo pulgaáai;y después con el formón la partió en cuatro. Nada. Una finísimanube de polvo metálico se alzaba del aparatito, al cual Mamboretáechaba gotas de agua. Después partió uno de los lados anchos sinresul tado: todo era metal macizo. Pero a l acometer e l lado cor to. a

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31,2 Leonardo Castel lani

-Yo, señora, no sabría qué decirle. De religión no sé nada- articulóente Edmundo. Ella hizo un mohín l leno de gracia, un

con ellos, hablaba como uno de ellos.El tono de la conversación se hacía angustioso. Todo era noticias

de cal y dificultades- Lss fenémenss |'a+éi+i€e#r esfaban

recientemente un maremoto imponente había cubier tocompietamente y se habÍa tragado las islas Hawai; recientementese supo. ¡Quién sabe cuándol

La tarde caía y una gran tranquil idad sobre la montaña deCachi y los bosques vall istos -un mundo de avecil las de todasclases aleteaba y trinaba entre las ramas- cuando la señora, antela impaciencia creciente de Edmundo, se decidió hablar de Dulcineahaciendo un gesto seco con la derecha:

-¿Trajo Ia caja?-Aquí está -dijo Edmundo.-La dirección de Dulcinea cuando se mudó de mi casa, debe

de estar allí -pronunció- si es que está en alguna parte...Y sin dejarlo salir de la sorpresa, continuó.-Sí, yo la alojé en mi casa durante dos meses. yo fui Ia primera

que creyó el anuncio que ella hizo de la próxima destrucción de

para que la l levaran a Marel Plata: decía que tenía tiempo. Cuando

Edmundo escuchaba absorto.-Era hermosísima ¿verdad?

preparándose un disf.raz, l lenando un saco de mano, y quemandouna enormidad de papeles. La india Chuna, su mucama, rezongabacontinuamente y no quería moverse de Buenos Aires; andaba medioenferma.

-¿Y Dulcinea? -Dulcinea estaba seriamente enferma -dijo laseñora- ¡me dio una pena, dejarla! No podía mover las piernas.

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Pero ¡ella me aseguró tanto! Dijo que su misión había terminado yhabía tomado una decis ión def in i t iva. Ahí en esa caja debe estar . . .la decisión definit iva.

- ¡Aquí no había nada! ¿Cómo lo sabe usted?-Me dijo que allí en esa caja le iba a enviar a su hermano su

-Su herrnarro no sabia naúa y la daba por muerta.-Esa caja debe de tener doble fondo.-¿Y cómo el Cura no lo conocía entonces?-No sé -dijo la señora-. No lo entiendo. No sé 1o que pasó

después. Yo me vine aquí, y la noticia de Ia quema ¿e gulnosA i res . . .

Edmundo examinaba el cofrecito por todos lados buscando unresorte secreto. El cofre estaba todo cincelado con una escena d.ela caza del jabalí en el siglo XVII: un rudo montero de gregüescos,peto y mangas acuchil ladas metía con las dos manos un asta en

simétricas. Las paredes laterales estaban finamente adornadas conperro tas y flores, y en el fondo había un venado huyendoen el dos galgos abajo, y todo alrededor volutas vegetales,todo ro sobre blanco y en bajo relieve. Edmundo sacó sucuchillo y empezó a meter la punta en todas las ranuras. -,,¡podemosandar un año así, si no sabemos el secreto!" -diio.

febriles maniobraá y sobre la cajita.Edmundo salió un momento y volvió con un saquito de cuero

l leno de inst rumentos de acero. Golpeó toda la caja con un

de la mesa. "Voltéeme esta manija -dijo a uno de los mozos-.Voy a deshacer e l cofre."

Con un formón hizo saltar la tapa, y la aserró primero al sesgo ydespués en cruz por el lado más ancho, que tenía unas lo pulgaáai;y después con el formón la partió en cuatro. Nada. Una finísimanube de polvo metálico se alzaba del aparatito, al cual Mamboretáechaba gotas de agua. Después partió uno de los lados anchos sinresul tado: todo era metal macizo. Pero a l acometer e l lado cor to. a

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2 1 /Leonardo Castel lani

Desprendida con el formón esa pared, Edrnundo comenzó a aserrarde plano, como se abre un snndwich; y de la pequeñísima oquedad,

ue tenía eI tamaño de una tariuna hojita plegada en cuatro del regio papel de seda japonés queusabala Reina- en sus es:nu+ieaeienes-

La cartita decía, en la escritura pequeñísima de la joven princesade ]os cr isteros:

"Hermano y padre mío: Me voy a recluir al Convento de lasCarmelitas de ltatí, cerca de Corrientes...,,

Edmundo dejó caer los brazos y exclamó gimiendo: -¡En Itatí!¡A pocas leguas de mi estancia! ¡Todo este tiempo!

La señora le arrebató la cédula de las manos y leyé en voz a_lta:"En Corr ientes no hay todavía persecución rei igiosa. yo he

terminado mi misiónr I rn€ queda poco tiempo de vida, si esto esvida. Tú no has terminado aún la tuya. Te doy gracias en nombrede Dios. Has sido todo para mí. Me salvaste, me protegiste y meenseñaste todo. Hemos de hacer los dos el sacrificio de Abraham;no te veré más en esta vida. Te pido perdón por mi debilidad, mitorpeza y mis continuas fallas. Cuida de mi hermanito Edmundo.Hasta vernos pronto en el paraíso. Tu

Gracia V. de Z. Namuncurá.,,

un silencio reinó en la salita. La niñita negra lo rompió entrandomuy vestidita, tirando de un piolín con un carrito, y chillando:"¡Madrinaf " -Edmundo se sacudió y tomó del brazo a sú compañero:

-¿Adónde va?-Me vuelvo -dijo-. Muchas gracias a todos. ya tengo lo que

vine a buscar aquí. . .-¿Va a viajar de noche?-De noche y de día.-No -dijo doña Elsa-. Usté duerme esta noche aquí. Haga

honor a nuestra hospitalidad. Dormirá en el galpó., t o importa.si viaja de noche y de día llegará mucho más tarde que si viajade día solo. De noche lo van a balear las partidas, las de los cristerosy las de la policía, -Los muchachos asintieron con la cabezavigorosamente. La señora añadió riendo-: Me quedo con este papel.

Su Majestad Dulcinea 3 t _ 5

A usted no le conviene que se lo hallen, usted Io sabe de memoria¿no? Para mí es como la reliquia de una santa.

-¡ltatí! -gritó el policía traidor.La muchacha gordita desapareció sin decir una palabra hacia el

rrés de cenar frusalmente la siestaba rnedio cubierto de montones de alfalfa seca, y en un rincónhahía trnaJrila de colchones dc €hala Dss de elles *rabían sido-aderezados, con una mesita de luz y un lavatorio al lado, con unalámpara de petróleo encendida. -"Aquí están más seguros -dijola dueña- de no, les hubiese cedido mi dorrnitorio" -y caminandoal fondo, ies mostró en el suelo una trampa que se abría a un boqueteoscuro-. "Una salida al monte bajo tierra -dijo-. Cualquier peligro,ya saben. Pero creo que ahora no hay peligro," -Y con muchossaludos muy religiosos y corteses, los deiaron solos.

Mamboretá se tiró sobre su colchón y a los cinco minutos estabaroncando sonoramente, con la chaqueta y alforja debajo de lacabeza. Edmundo no podía dormir, empezó a pasear nerviosarnentesobre el alfa.

Hizo iugar la trarnpa y se internó en el pasadizo, Ia linterna enla mano. El piso estaba alfombrado de pasto seco. En la rnitad delsubterráneo pisó falso, cayó, y sonó a hueco. Encontró otra trarnparnuy disimulada, la abrió, y en un boquerón cúbico, cubiertas conuna lona, encontró un rnontón enorme de armas de fuego antiguasy municiones. Cubrió de nueve el escondite con mucho cuidado,y suspiró, entre maldición y quejido.

A las dos o t res de la madrugada, Marnbó se desper tóbruscamente con la luz de la linterna en los ojos; eI jefe estaba asu lado preparado para el viaje. -Vamos -dijo-. No puedo dormir.Hoy día tengo que llegar hasta Payogasta lo menos de un tirón.Tengo incluso miedo que nos roben los cabal los en Cachi. Elcorrentino se levantó a los rezongos:

-¿Ni se despide de esta buena gente?-No es posible a no ser que encuentre al mozón de centinela. Me

voy a despedir por escrito -dijo-. Y borroneó en un pedazo depapel madera estas palabras: "Señora: a las mujeres les da por jugara la polí t ica; y la polí t ica no es cosa de juego, es cosa seria. Poramor de Dios, haga desaparecer ToDo. Le doy mi l gracias. RobertoBavio." -mensaje que dejó sobre su almohada.

los pocos centímetros la vista descubrió una ranura muy fina, unvacío del grueso de un cartón mediano.

-Aquí está -gritaron.

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Desprendida con el formón esa pared, Edrnundo comenzó a aserrarde plano, como se abre un snndwich; y de la pequeñísima oquedad,

ue tenía eI tamaño de una tariuna hojita plegada en cuatro del regio papel de seda japonés queusabala Reina- en sus es:nu+ieaeienes-

La cartita decía, en la escritura pequeñísima de la joven princesade ]os cr isteros:

"Hermano y padre mío: Me voy a recluir al Convento de lasCarmelitas de ltatí, cerca de Corrientes...,,

Edmundo dejó caer los brazos y exclamó gimiendo: -¡En Itatí!¡A pocas leguas de mi estancia! ¡Todo este tiempo!

La señora le arrebató la cédula de las manos y leyé en voz a_lta:"En Corr ientes no hay todavía persecución rei igiosa. yo he

terminado mi misiónr I rn€ queda poco tiempo de vida, si esto esvida. Tú no has terminado aún la tuya. Te doy gracias en nombrede Dios. Has sido todo para mí. Me salvaste, me protegiste y meenseñaste todo. Hemos de hacer los dos el sacrificio de Abraham;no te veré más en esta vida. Te pido perdón por mi debilidad, mitorpeza y mis continuas fallas. Cuida de mi hermanito Edmundo.Hasta vernos pronto en el paraíso. Tu

Gracia V. de Z. Namuncurá.,,

un silencio reinó en la salita. La niñita negra lo rompió entrandomuy vestidita, tirando de un piolín con un carrito, y chillando:"¡Madrinaf " -Edmundo se sacudió y tomó del brazo a sú compañero:

-¿Adónde va?-Me vuelvo -dijo-. Muchas gracias a todos. ya tengo lo que

vine a buscar aquí. . .-¿Va a viajar de noche?-De noche y de día.-No -dijo doña Elsa-. Usté duerme esta noche aquí. Haga

honor a nuestra hospitalidad. Dormirá en el galpó., t o importa.si viaja de noche y de día llegará mucho más tarde que si viajade día solo. De noche lo van a balear las partidas, las de los cristerosy las de la policía, -Los muchachos asintieron con la cabezavigorosamente. La señora añadió riendo-: Me quedo con este papel.

Su Majestad Dulcinea 3 t _ 5

A usted no le conviene que se lo hallen, usted Io sabe de memoria¿no? Para mí es como la reliquia de una santa.

-¡ltatí! -gritó el policía traidor.La muchacha gordita desapareció sin decir una palabra hacia el

rrés de cenar frusalmente la siestaba rnedio cubierto de montones de alfalfa seca, y en un rincónhahía trnaJrila de colchones dc €hala Dss de elles *rabían sido-aderezados, con una mesita de luz y un lavatorio al lado, con unalámpara de petróleo encendida. -"Aquí están más seguros -dijola dueña- de no, les hubiese cedido mi dorrnitorio" -y caminandoal fondo, ies mostró en el suelo una trampa que se abría a un boqueteoscuro-. "Una salida al monte bajo tierra -dijo-. Cualquier peligro,ya saben. Pero creo que ahora no hay peligro," -Y con muchossaludos muy religiosos y corteses, los deiaron solos.

Mamboretá se tiró sobre su colchón y a los cinco minutos estabaroncando sonoramente, con la chaqueta y alforja debajo de lacabeza. Edmundo no podía dormir, empezó a pasear nerviosarnentesobre el alfa.

Hizo iugar la trarnpa y se internó en el pasadizo, Ia linterna enla mano. El piso estaba alfombrado de pasto seco. En la rnitad delsubterráneo pisó falso, cayó, y sonó a hueco. Encontró otra trarnparnuy disimulada, la abrió, y en un boquerón cúbico, cubiertas conuna lona, encontró un rnontón enorme de armas de fuego antiguasy municiones. Cubrió de nueve el escondite con mucho cuidado,y suspiró, entre maldición y quejido.

A las dos o t res de la madrugada, Marnbó se desper tóbruscamente con la luz de la linterna en los ojos; eI jefe estaba asu lado preparado para el viaje. -Vamos -dijo-. No puedo dormir.Hoy día tengo que llegar hasta Payogasta lo menos de un tirón.Tengo incluso miedo que nos roben los cabal los en Cachi. Elcorrentino se levantó a los rezongos:

-¿Ni se despide de esta buena gente?-No es posible a no ser que encuentre al mozón de centinela. Me

voy a despedir por escrito -dijo-. Y borroneó en un pedazo depapel madera estas palabras: "Señora: a las mujeres les da por jugara la polí t ica; y la polí t ica no es cosa de juego, es cosa seria. Poramor de Dios, haga desaparecer ToDo. Le doy mi l gracias. RobertoBavio." -mensaje que dejó sobre su almohada.

los pocos centímetros la vista descubrió una ranura muy fina, unvacío del grueso de un cartón mediano.

-Aquí está -gritaron.

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3 L 6 Leonardo Castel lani

En la noche de ese día estaban en Payogasta; cuatro días despuésestaban en Salta, 650 kilómetros. Tomaron el avión para Resistencia.Dos días después estaban en Corrientes, Mamboretá enfermo yEdmundo con los nervios enteramente de punta.

Después de siete años de búsqueda desesperada iba a encontrarIV

Itatí, a dos leguas de la antigua ciudad de ese nombre, destruidahacía veinte años en la batalla de san Cosme, puerto fluvial sobre

según los itateños; y era verdad: "Itatí sería espléndido si no fuera

cant d de edificios del nuevo "sti le uniaersale', inventado porel f oso arqui tecto mi lanés Fonterr ivar ! [u€ hacía modafuriosamente entonces con sus líneas barrocas, sus cristalerías ysus masas de cemen to as imé t r i cas y de l i be radamen tedesproporcionadas. Era la vegetación tropical y la vista del granrío la que hacía de Itatí una especie de paraíso terrenal, mássuntuoso todavía que Goya y Bella Vista.

La selva secular no había sido talada del todo, y había sidoaprovechada en parte por la población, a pesar de los furiososconatos de las compañías madereras; y mucha gente acomodadahabía hecho sus casas "a la antigua correntina", en contra de lasciisposiciones fiscaies, con un soio piso y vastos patios l lenos denaranjos y bananales, ubirapitaes y guayabos, colgados de inmensasenredaderas floridas. La plaza era un trozo de selva virgen decuatro manzanas con calles curvas; y en el centro se alzaba elandamiaje del regio Panlatreuticón dástinad.o a ser la Basíl ica detoda la Gobernación del Paraguay, en sustitución a la antiguaBasí l ica de I ta t í en ru inas. La pequeña imagen de la ant iguaVirgencita morena no existía más.

Edmundo había parado en un hotel de esti lo viejo en las afueras,aunque con aire acondicionado, agua caliente, venti ladores y ungran bar l leno de gritos, jazzes y bailoteos que duraban toda la

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En la noche de ese día estaban en Payogasta; cuatro días despuésestaban en Salta, 650 kilómetros. Tomaron el avión para Resistencia.Dos días después estaban en Corrientes, Mamboretá enfermo yEdmundo con los nervios enteramente de punta.

Después de siete años de búsqueda desesperada iba a encontrarIV

Itatí, a dos leguas de la antigua ciudad de ese nombre, destruidahacía veinte años en la batalla de san Cosme, puerto fluvial sobre

según los itateños; y era verdad: "Itatí sería espléndido si no fuera

cant d de edificios del nuevo "sti le uniaersale', inventado porel f oso arqui tecto mi lanés Fonterr ivar ! [u€ hacía modafuriosamente entonces con sus líneas barrocas, sus cristalerías ysus masas de cemen to as imé t r i cas y de l i be radamen tedesproporcionadas. Era la vegetación tropical y la vista del granrío la que hacía de Itatí una especie de paraíso terrenal, mássuntuoso todavía que Goya y Bella Vista.

La selva secular no había sido talada del todo, y había sidoaprovechada en parte por la población, a pesar de los furiososconatos de las compañías madereras; y mucha gente acomodadahabía hecho sus casas "a la antigua correntina", en contra de lasciisposiciones fiscaies, con un soio piso y vastos patios l lenos denaranjos y bananales, ubirapitaes y guayabos, colgados de inmensasenredaderas floridas. La plaza era un trozo de selva virgen decuatro manzanas con calles curvas; y en el centro se alzaba elandamiaje del regio Panlatreuticón dástinad.o a ser la Basíl ica detoda la Gobernación del Paraguay, en sustitución a la antiguaBasí l ica de I ta t í en ru inas. La pequeña imagen de la ant iguaVirgencita morena no existía más.

Edmundo había parado en un hotel de esti lo viejo en las afueras,aunque con aire acondicionado, agua caliente, venti ladores y ungran bar l leno de gritos, jazzes y bailoteos que duraban toda la

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noche. Mamboretá se mandaba cada chamamé que había que verlo.Estaba al servicio incondicional de su Caraí Guazú, el cual habíarenunciado formalmente en Corrientes a la mayordomía del Yací-Yateré, con gran resistencia y disgusto de la viuda Colodrero.

El rnismo día que llegó fue al convento de las Carmelitas, quel lamaba allí "

Abandonadas". Era una manzana entera rodeada de tapias dedss met+o+¡r medie eeler narania; y en el eentre había uncaserón mal hecho, vendido tirado por su antiguo dueño, unbrasileño enriquecido de golpe con el contrabando. El conventode las Carmelitas Descalzas de Corrientes había sido confiscadopor el Gobierno; y las monjas habían vagado por la Provincialamentablemente disfrazadas hasta que habían conseguido esaubicación. Edmundo levantó sin llamar el pasador del portón ydespués llamó a la casa, desde un pegueño vestíbulo pelado vtriste, todo pintado color naranja. Naranjos en flor rodeaban elpasillo enarenado hasta la casa, y el olor de azahares era oprimente.Bri l laba un sol s in misericordia y el calor de Diciembre eratremendo.

Le contestó una vocecita por un torno diciéndole que la Superioraestaba en Laudes, y que no tenían vis i tas porque estaban enAdviento. Edmundo pateó y protestó; y después se sentó en unasilla de paja al lado de una mesita, declarando que no se rnoveríade allí hasta que le abrieran; y si no le abrían, hundiría la puerta.

El torno se cerró y reinó un silencio interminable.En la mesita había una cantidad de chucherías bordadas o caladas

a mano, adornitos, escarapelas, bolsitas, florones y medallones,con su precio cada uno; y una canastita con algunos lamentablespesos papel, que no valían nada entonces o casi nada. Edmundose levantó de un salto, llamó al torno y gritó: "¡Le vengo a traeruna l imosna considerable! ¡Debo hablar con la Superiora!" Lapalabra "limosna" ha atraído siempre a las monjas, en cualquiersiglo que sea. Al momento se abrió una puerta, y Edmundo ingresóen una salita con sillas de paja y una gran reja de fierro al fondo,cubierta con una gruesa cortina. Detrás de la cortina se oyó unavoceci l la cascada: "Alabado sea Jesucristo."

-Buenos días, señora -contestó Edmundo; y pasó por una delas hendijas todos los trúmanes que traía en el bolsillo.

-Que Dios le recompense a Su Caridad lo que hace por estassiervas suyas -agregó tranquilamente la voz.

después de un ratito otra voz juvenil-. Con la policía no tenemosvet eslamos eñTagla. Nosotras no conspiramos, y aunque

quisiéramos, no podríamos.

Su Majestad Dulc inea 319

-Yo soy amigo de ustedes -dijo Mundo_. He hecho en lostiempos algo por ustedes, aunque .i"o q.r" más han hecho ustedespor mí; por lo que espero que en esta ocasión no me desamparen.Soy Edmundo Florio, que llaman el policía Traidor. ¿Ha oíáo poracaso mis mentas?

-¿Y no pueden correr esa cortina? _diio Edmundo.-No señor, perdone, es contra la Regla. perdone usted..-ZQué hacen aquí y cómo viven?-Rezamos y nada más -replicó la voz d,e la vieja_. Cantamos

nuestro oficio divino, alabamos al Señor.- ;Rez rn f n¿ ln o l A í ^? - .A i i . ^ á ^^ ^ ^ ^ *L - ^ n r - - , - - rsr jv Lvrr 4Dulr lur u _Dql l tunclo _sonaron

unas risitas ahogadas.

-No sabemos -contestó resueltamenté la joven-. Aqrrf ,,os

-Ustedes se van morir todas por inanición, lo siento mucho-interrumpió Mundo-. Dispense la franque za, pero me parece queesto es absurdo, señora Madre. . . o Hermana. . . no sé cómo es. . .

-Madre Carmen del santísimo sacramento, si usté quiere -musitóla anciana-. Y mi compañera es ra Hermana Eulogia de los Doloresde María, la Sub-Pr iora. . .

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noche. Mamboretá se mandaba cada chamamé que había que verlo.Estaba al servicio incondicional de su Caraí Guazú, el cual habíarenunciado formalmente en Corrientes a la mayordomía del Yací-Yateré, con gran resistencia y disgusto de la viuda Colodrero.

El rnismo día que llegó fue al convento de las Carmelitas, quel lamaba allí "

Abandonadas". Era una manzana entera rodeada de tapias dedss met+o+¡r medie eeler narania; y en el eentre había uncaserón mal hecho, vendido tirado por su antiguo dueño, unbrasileño enriquecido de golpe con el contrabando. El conventode las Carmelitas Descalzas de Corrientes había sido confiscadopor el Gobierno; y las monjas habían vagado por la Provincialamentablemente disfrazadas hasta que habían conseguido esaubicación. Edmundo levantó sin llamar el pasador del portón ydespués llamó a la casa, desde un pegueño vestíbulo pelado vtriste, todo pintado color naranja. Naranjos en flor rodeaban elpasillo enarenado hasta la casa, y el olor de azahares era oprimente.Bri l laba un sol s in misericordia y el calor de Diciembre eratremendo.

Le contestó una vocecita por un torno diciéndole que la Superioraestaba en Laudes, y que no tenían vis i tas porque estaban enAdviento. Edmundo pateó y protestó; y después se sentó en unasilla de paja al lado de una mesita, declarando que no se rnoveríade allí hasta que le abrieran; y si no le abrían, hundiría la puerta.

El torno se cerró y reinó un silencio interminable.En la mesita había una cantidad de chucherías bordadas o caladas

a mano, adornitos, escarapelas, bolsitas, florones y medallones,con su precio cada uno; y una canastita con algunos lamentablespesos papel, que no valían nada entonces o casi nada. Edmundose levantó de un salto, llamó al torno y gritó: "¡Le vengo a traeruna l imosna considerable! ¡Debo hablar con la Superiora!" Lapalabra "limosna" ha atraído siempre a las monjas, en cualquiersiglo que sea. Al momento se abrió una puerta, y Edmundo ingresóen una salita con sillas de paja y una gran reja de fierro al fondo,cubierta con una gruesa cortina. Detrás de la cortina se oyó unavoceci l la cascada: "Alabado sea Jesucristo."

-Buenos días, señora -contestó Edmundo; y pasó por una delas hendijas todos los trúmanes que traía en el bolsillo.

-Que Dios le recompense a Su Caridad lo que hace por estassiervas suyas -agregó tranquilamente la voz.

después de un ratito otra voz juvenil-. Con la policía no tenemosvet eslamos eñTagla. Nosotras no conspiramos, y aunque

quisiéramos, no podríamos.

Su Majestad Dulc inea 319

-Yo soy amigo de ustedes -dijo Mundo_. He hecho en lostiempos algo por ustedes, aunque .i"o q.r" más han hecho ustedespor mí; por lo que espero que en esta ocasión no me desamparen.Soy Edmundo Florio, que llaman el policía Traidor. ¿Ha oíáo poracaso mis mentas?

-¿Y no pueden correr esa cortina? _diio Edmundo.-No señor, perdone, es contra la Regla. perdone usted..-ZQué hacen aquí y cómo viven?-Rezamos y nada más -replicó la voz d,e la vieja_. Cantamos

nuestro oficio divino, alabamos al Señor.- ;Rez rn f n¿ ln o l A í ^? - .A i i . ^ á ^^ ^ ^ ^ *L - ^ n r - - , - - rsr jv Lvrr 4Dulr lur u _Dql l tunclo _sonaron

unas risitas ahogadas.

-No sabemos -contestó resueltamenté la joven-. Aqrrf ,,os

-Ustedes se van morir todas por inanición, lo siento mucho-interrumpió Mundo-. Dispense la franque za, pero me parece queesto es absurdo, señora Madre. . . o Hermana. . . no sé cómo es. . .

-Madre Carmen del santísimo sacramento, si usté quiere -musitóla anciana-. Y mi compañera es ra Hermana Eulogia de los Doloresde María, la Sub-Pr iora. . .

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3 2 0 Leonardo Castel lani

-Se van a morir por falta de recursos -insistió Mundo.-No: por gases o colgadas -dijo vivamente la joven-. Nosotras

creemos en Dios.-¿Conocen la Ley de Represión e Higiene Mental?-Sí . -Aquí no la apl ican todavía. . .-¡Ni la aplicarán viviendo )¡o! -dijo sombríamente Edmundo-

Si ustedes quieren, viviré a las puertas de esta casa como un perroguardián toda la vida. Tengo armas y las sé usar. Si DulcineaArgentina vive aquí... pasarían sobre mi cadáver... si pasan... -agregó

furiosamente.Se oyó un tenue cuchicheo que duró largo rato.-Señor, le rogamos que se retire -musitó al f inal la Madre

Carmen-, es la hora del rezo.-No sin que me hayan dado antes el informe que necesito

-aseveró Edmundo.-Hemos oído hablar de Dulcinea Argentina -dijo la joven-.

¿Qu ién no? Tuvo i nc luso una t í a en t re noso t ros , l a madreTransfiguración, que ya es muerta. Crea que por el momento nopodemos hacer más por Ud. . .

\ . / ^ : - ^ . ' - L ^ - - ^ . , - + ^ l ^ - l - ^ L l ^ - A ^ ' t ^ ^ r i A ^ A t t l : ; ^ E l * , . - l ^- I D t l l g t a a g q t ó u u J r E u c J r l 4 u l a r l u c L q ¡ l q 4 u - u r J w l u ¡ ¡ l u r r u u -

Y no perciben ni compadecen los dolores que pasamos aquí afuera.Se oyó un hondo suspiro.-Hacemos lo que podemos -cacareó la anciani ta- . Rezamos

por ustedes. Ya sé que ustedes sufren más que nosotras. ¿Y paraqué busca Ud. a esa mujer que tengo entendido ha muerto?

-No d iga eso. Yo ando desesperado. No puede imaginarse loque me pasa por dentro. He estado tentado de quitarme la vida,no podía vivir más; y ahora que me ha iluminado una esperanza,me ponen IJds. un obstáculo terrible, que parece insignificantepero es temible; una negat ivafr ía. Yo no sé s i creo en Dios o no, aratos me parece que creo, y a ratos me parece imposib le; pero s ihay Dios, Dios no puede ser gino la Esperanza; y ustedes, quecreen en Dios están destruyendo f r íamente una esperanza. Nopueden imaginarse cómo estoy sensibil izado por dentro, en mivida todo ha ido a contrapelo, y he topado en todas partes callejonessin salida; de modo que ahora todo eso me tiene en una suerte deangust ia permanente. Estoy d ispuesto a hacer por ustedes lo queustedes quieran, s i me dan datos acerca de esa n iña, que para mírepresenta más que la v ida. . .

Su Majes tad Du lc inea J ¿ I

-¡Pobre! Es realmente sensible -dijo suavemente la voz joven; ydespués re i teró la pregunta de la ot ra- : ¿para qué busca ud. aesa. . . muerta?

-Para l iberarla y hacerla 1,eriz -rugió Edmundo-. Es decir,para hacer lo que e l la me mande.

-Sí . Sumamente fe l ices en efecto. Sepul tadas v ivas.-somos felices -reiteró Ia jovencita-. solamente si tuviéramos

un poco más t iempo de sueño, madre. . . pero, Vi rgen Santa, s idu rm ié ramos más , se r íamos demas iado fe l i ces . yo me es toydurmiendo en p ie; y me voy a dormir en las Horas, como s iempre-r ió .

Era una voz de chiquil ina, fresca y risueña, con reve acentoespañol . Parecía sal i r del p iso.

-Z,Ud. está a-eosta-da ah-ora? -infs!.rcoó cl Pnli¡íeLas dos r ieron.-Estamos sentadas en e l suelo.Edmundo se fue hacia la re ja para dar un manotazo a la cor t ina;

pero las hendijas de la reja eran del tamaño de una nuez grand.e.Una esquiia sonaba aiegremente hacÍa un buen rato.

-Las Horas, Madre. Nos vamos, señor. Usted d ispense.-Yo necesito el informe que les he pedido, y lo voy a conseguir

por las buenas o las malas; eso, pronto -sibiló lentamente Edmundo.siguió un silencio tal que pensó se habían marchado. Al f in

oyó un rumor de hopalandas y la voz suave de la v ie iec i ta:-Que la bendic ión de Dios y de nuestra Madre Teresa sea sobre

Ud . , seño r Edmundo F lo r i o , e l po l i c ía T ra ido r _d l j osonr ientemente- ; y que e l la le paque e l b ien que nos ha heeho.No quiera turbar la pobre v ida de unas pobres sepul tadas v ivas-y r ió .

Edmundo se quedó un rato mirando a la reja, que se reía de élcomo s i estuv iera v iva. Eso era un muro de h ierro. Ah, pero é1. . .

salió concitado, y dio vuelta a toda la manzana. En una canil lade riego mojó su chaquetón, su pañuelo de seda y su boína, las

En la calle no pasaba un alma, el soi volcaba fuego lfquid sobreel poblado muerto. Edmundo se quitó las botas; que:let que aban,

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-Se van a morir por falta de recursos -insistió Mundo.-No: por gases o colgadas -dijo vivamente la joven-. Nosotras

creemos en Dios.-¿Conocen la Ley de Represión e Higiene Mental?-Sí . -Aquí no la apl ican todavía. . .-¡Ni la aplicarán viviendo )¡o! -dijo sombríamente Edmundo-

Si ustedes quieren, viviré a las puertas de esta casa como un perroguardián toda la vida. Tengo armas y las sé usar. Si DulcineaArgentina vive aquí... pasarían sobre mi cadáver... si pasan... -agregó

furiosamente.Se oyó un tenue cuchicheo que duró largo rato.-Señor, le rogamos que se retire -musitó al f inal la Madre

Carmen-, es la hora del rezo.-No sin que me hayan dado antes el informe que necesito

-aseveró Edmundo.-Hemos oído hablar de Dulcinea Argentina -dijo la joven-.

¿Qu ién no? Tuvo i nc luso una t í a en t re noso t ros , l a madreTransfiguración, que ya es muerta. Crea que por el momento nopodemos hacer más por Ud. . .

\ . / ^ : - ^ . ' - L ^ - - ^ . , - + ^ l ^ - l - ^ L l ^ - A ^ ' t ^ ^ r i A ^ A t t l : ; ^ E l * , . - l ^- I D t l l g t a a g q t ó u u J r E u c J r l 4 u l a r l u c L q ¡ l q 4 u - u r J w l u ¡ ¡ l u r r u u -

Y no perciben ni compadecen los dolores que pasamos aquí afuera.Se oyó un hondo suspiro.-Hacemos lo que podemos -cacareó la anciani ta- . Rezamos

por ustedes. Ya sé que ustedes sufren más que nosotras. ¿Y paraqué busca Ud. a esa mujer que tengo entendido ha muerto?

-No d iga eso. Yo ando desesperado. No puede imaginarse loque me pasa por dentro. He estado tentado de quitarme la vida,no podía vivir más; y ahora que me ha iluminado una esperanza,me ponen IJds. un obstáculo terrible, que parece insignificantepero es temible; una negat ivafr ía. Yo no sé s i creo en Dios o no, aratos me parece que creo, y a ratos me parece imposib le; pero s ihay Dios, Dios no puede ser gino la Esperanza; y ustedes, quecreen en Dios están destruyendo f r íamente una esperanza. Nopueden imaginarse cómo estoy sensibil izado por dentro, en mivida todo ha ido a contrapelo, y he topado en todas partes callejonessin salida; de modo que ahora todo eso me tiene en una suerte deangust ia permanente. Estoy d ispuesto a hacer por ustedes lo queustedes quieran, s i me dan datos acerca de esa n iña, que para mírepresenta más que la v ida. . .

Su Majes tad Du lc inea J ¿ I

-¡Pobre! Es realmente sensible -dijo suavemente la voz joven; ydespués re i teró la pregunta de la ot ra- : ¿para qué busca ud. aesa. . . muerta?

-Para l iberarla y hacerla 1,eriz -rugió Edmundo-. Es decir,para hacer lo que e l la me mande.

-Sí . Sumamente fe l ices en efecto. Sepul tadas v ivas.-somos felices -reiteró Ia jovencita-. solamente si tuviéramos

un poco más t iempo de sueño, madre. . . pero, Vi rgen Santa, s idu rm ié ramos más , se r íamos demas iado fe l i ces . yo me es toydurmiendo en p ie; y me voy a dormir en las Horas, como s iempre-r ió .

Era una voz de chiquil ina, fresca y risueña, con reve acentoespañol . Parecía sal i r del p iso.

-Z,Ud. está a-eosta-da ah-ora? -infs!.rcoó cl Pnli¡íeLas dos r ieron.-Estamos sentadas en e l suelo.Edmundo se fue hacia la re ja para dar un manotazo a la cor t ina;

pero las hendijas de la reja eran del tamaño de una nuez grand.e.Una esquiia sonaba aiegremente hacÍa un buen rato.

-Las Horas, Madre. Nos vamos, señor. Usted d ispense.-Yo necesito el informe que les he pedido, y lo voy a conseguir

por las buenas o las malas; eso, pronto -sibiló lentamente Edmundo.siguió un silencio tal que pensó se habían marchado. Al f in

oyó un rumor de hopalandas y la voz suave de la v ie iec i ta:-Que la bendic ión de Dios y de nuestra Madre Teresa sea sobre

Ud . , seño r Edmundo F lo r i o , e l po l i c ía T ra ido r _d l j osonr ientemente- ; y que e l la le paque e l b ien que nos ha heeho.No quiera turbar la pobre v ida de unas pobres sepul tadas v ivas-y r ió .

Edmundo se quedó un rato mirando a la reja, que se reía de élcomo s i estuv iera v iva. Eso era un muro de h ierro. Ah, pero é1. . .

salió concitado, y dio vuelta a toda la manzana. En una canil lade riego mojó su chaquetón, su pañuelo de seda y su boína, las

En la calle no pasaba un alma, el soi volcaba fuego lfquid sobreel poblado muerto. Edmundo se quitó las botas; que:let que aban,

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3 2 2 Leonardo Castel lani

y echándolas a la espalda como mochila, trepó penosamente al árbolhasta lo más alto, hasta la última horqueta que podía sostenerlo; yallí se acomodó, cruzando las piernas. Encontró en el chaquetón untrozo de galleta mojada, y lo devoró.

Del convento venía una cantilena lenta y monótona, a manera

como un moribundo, y alzando un nubarrón de polvo. Edmundosudaba a mares; el follaje mustio del árbol caía sobre él y lo rodeabapor todas par tes. El v iento Norte había caído y no soplaba unháIito. Vio que se abría en mitad de la casa una gran ventana, ypor ella percibió una fi la de fantasmas marrón que se situabande pie en torno a una mesa de pino sin manteles; y que empezabana salmodiar de nuevo. "Más rezos" , d i jo . Frente a é l perc ib ió lastocas y la cabeza fresca de una Viejlta alta que tenía una especiede €ayado a l lado. "La Madre Carmen", se d i jo . Estaba decid idoa quedarse a l l í todo e l día. Mamboretá debía andar sobre ascuas,buscándolo qluizá. Bueno, que buscara.

Largo rato después, vio venir desde el frente donde él estuvierahacia la puer ta una larga f i la de momias con ampl ios hábi toscolor b lanco y a lgunas tenían encima todavía un manto colormarrón, Venían de dos en dos, y al f inal tres, dos jóvenes quetraían casi en andas a una viejita que al parecer rezongaba sincesar mientras las ot ras reían. Entraron en una larga pérgolacubierta de mburucuyá, o flor de pasión, la enredadera paraguaya)y desembocaron en una glorieta con jazmín del país, donde sesentaron. Algunas permanecieron caminando lentamente por laspérgolas. Conversaban con paz, rr:.uy suavemente, echando unatras otra hacia atrás los capuchones.

Edmundo no podía más: una irritación inmensa lo embargaba.Aquellas mujeres lo derrotaban. Pensó volver de nuevo, era inúti l;le darían en las narices con sus fórmulas untuosas. La idea deque su amada estaba allí contra su voluntad, retenida por todosesos sorti legios fanáticos de los católicos, lo obsedía. De sobrahabía leído en otro tiempo enErTAn,q,No los escándalos que pasabanen esos conventos: el proceso de las benedictinas de Punta Chica.Atentaban contra la l iber tad humana. Por una cosa que e l lasilamaban "de gravísima culpa", habían puesto para siempre encalabozo a una desdichada, con ayuno y absi inencia, s in poderhablar con nadie fuera de la Pr iora, y debiendo pedir todos losdías de rodil las perdón a todas las monjas al entrar al comedor; y

notable es que cuando intervino la policía, la víctima seobstinadamente a salir, diciendo qrre era la Regla de la

Teresa: tan fanatizada estaba. El páis quedó con"sternadolos diarios publicaron fragmentos de la ,,Reg ta de la Madre

Su Majestad Duicinea 3 2 3

lo másnegabaMadrecuandoTeresA": "Gravísima culpa es si alguna (no lo permita Dios, que

d e l a s e n s u a r i d a d,* ;'; " 1!=" "i, "'' ri,"Jr""' X?#,t; :: :: "JJ :"T Í :gravemente sospechosa... si arguna fuere propietaria, o lo confesareser/ y siendo hallada en ello en muerte, no se le dé sepurturabendita', '" Los diarios hicieron creer al popuracho qrr" u las monjasque escondían algún dineriro para sus gastos la-s emparedabanvivas; y produjeron fotografías con momias de monjas incrustadasen una pared.

Las masas, indignadas por esas revelaciones, habían asaltador r a - i ^ . ^ ^ ñ : , ^ ñ ! ^ - l ^ D , -vqrrvo Lv¡ lvsrrLLrb ut r Duenos Arres/ y Ios habÍan p i l lado y quemado,

e añadió por par te del ConsejoDamonte prohibiendo y anulanáo

rromisos monásticos; acompañadodos los b ienes aún exis tentes de

los conventos de Buenos Aires, que ya no eran muchos.-Si esta gente l lama , ,grav is ima

culpa, , a l amor _pensóMundo-, ¿cómo puede ser que conozcan al Dios verdadero? Sontodas simplemente desequil ibradas mentales.

un derrepente Edrnundo sofocó un grito y se agarró de la rama:el semblante inconfundible de Dulcinea le áparec-ió delante de uncapuchón, la cara de virgen dolorosa con el iabello corto y pelón,c o r n o I r m e l a - r , l ^ , , - r , ^ - ^ - ^ : r ^ - - t , -qL u r l vq ru r rL r t t r . ¿ / \ , omo nO Ia naD la V fS tO an tes?E l anda r t amb ién e rá Da ten te F r Jmr r ¡ ¡ { ¡ l r , . t o - , ^ -4 . ^ . - - ! - - :

todo er tiempo; h;'q";';i ';il;';; ilJ;" ,:"i:J:i;l::todas y procesionalmente se fueron. Su amáda hablaba poco yescuchaba atentamente a su compañera, sólo una vez levantó lav is ta, y miró a l árbol f i jamente, que é l pensó lo había v is to.¡Dulc inea!

después vio abrirse una serie de ventanas del fondo y delaparecer las monjas sacudiendo afuera carpetas o colchascamas. Avizoró por todo con absorc ión inquieta; hasta

camino; y midió con los ojos metro a metro la huerta. Cuando se

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3 2 2 Leonardo Castel lani

y echándolas a la espalda como mochila, trepó penosamente al árbolhasta lo más alto, hasta la última horqueta que podía sostenerlo; yallí se acomodó, cruzando las piernas. Encontró en el chaquetón untrozo de galleta mojada, y lo devoró.

Del convento venía una cantilena lenta y monótona, a manera

como un moribundo, y alzando un nubarrón de polvo. Edmundosudaba a mares; el follaje mustio del árbol caía sobre él y lo rodeabapor todas par tes. El v iento Norte había caído y no soplaba unháIito. Vio que se abría en mitad de la casa una gran ventana, ypor ella percibió una fi la de fantasmas marrón que se situabande pie en torno a una mesa de pino sin manteles; y que empezabana salmodiar de nuevo. "Más rezos" , d i jo . Frente a é l perc ib ió lastocas y la cabeza fresca de una Viejlta alta que tenía una especiede €ayado a l lado. "La Madre Carmen", se d i jo . Estaba decid idoa quedarse a l l í todo e l día. Mamboretá debía andar sobre ascuas,buscándolo qluizá. Bueno, que buscara.

Largo rato después, vio venir desde el frente donde él estuvierahacia la puer ta una larga f i la de momias con ampl ios hábi toscolor b lanco y a lgunas tenían encima todavía un manto colormarrón, Venían de dos en dos, y al f inal tres, dos jóvenes quetraían casi en andas a una viejita que al parecer rezongaba sincesar mientras las ot ras reían. Entraron en una larga pérgolacubierta de mburucuyá, o flor de pasión, la enredadera paraguaya)y desembocaron en una glorieta con jazmín del país, donde sesentaron. Algunas permanecieron caminando lentamente por laspérgolas. Conversaban con paz, rr:.uy suavemente, echando unatras otra hacia atrás los capuchones.

Edmundo no podía más: una irritación inmensa lo embargaba.Aquellas mujeres lo derrotaban. Pensó volver de nuevo, era inúti l;le darían en las narices con sus fórmulas untuosas. La idea deque su amada estaba allí contra su voluntad, retenida por todosesos sorti legios fanáticos de los católicos, lo obsedía. De sobrahabía leído en otro tiempo enErTAn,q,No los escándalos que pasabanen esos conventos: el proceso de las benedictinas de Punta Chica.Atentaban contra la l iber tad humana. Por una cosa que e l lasilamaban "de gravísima culpa", habían puesto para siempre encalabozo a una desdichada, con ayuno y absi inencia, s in poderhablar con nadie fuera de la Pr iora, y debiendo pedir todos losdías de rodil las perdón a todas las monjas al entrar al comedor; y

notable es que cuando intervino la policía, la víctima seobstinadamente a salir, diciendo qrre era la Regla de la

Teresa: tan fanatizada estaba. El páis quedó con"sternadolos diarios publicaron fragmentos de la ,,Reg ta de la Madre

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lo másnegabaMadrecuandoTeresA": "Gravísima culpa es si alguna (no lo permita Dios, que

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Las masas, indignadas por esas revelaciones, habían asaltador r a - i ^ . ^ ^ ñ : , ^ ñ ! ^ - l ^ D , -vqrrvo Lv¡ lvsrrLLrb ut r Duenos Arres/ y Ios habÍan p i l lado y quemado,

e añadió por par te del ConsejoDamonte prohibiendo y anulanáo

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los conventos de Buenos Aires, que ya no eran muchos.-Si esta gente l lama , ,grav is ima

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un derrepente Edrnundo sofocó un grito y se agarró de la rama:el semblante inconfundible de Dulcinea le áparec-ió delante de uncapuchón, la cara de virgen dolorosa con el iabello corto y pelón,c o r n o I r m e l a - r , l ^ , , - r , ^ - ^ - ^ : r ^ - - t , -qL u r l vq ru r rL r t t r . ¿ / \ , omo nO Ia naD la V fS tO an tes?E l anda r t amb ién e rá Da ten te F r Jmr r ¡ ¡ { ¡ l r , . t o - , ^ -4 . ^ . - - ! - - :

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después vio abrirse una serie de ventanas del fondo y delaparecer las monjas sacudiendo afuera carpetas o colchascamas. Avizoró por todo con absorc ión inquieta; hasta

camino; y midió con los ojos metro a metro la huerta. Cuando se

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3 2 4 f ^ ^ - ^ - l ^ - ^ ^ L ^ 1 1 - - :L g v l t d l q u L d b L e l l d I t I

encaminó dando una larga vuelta a la fonda, topó a Mamboretá a laentrada del pueblo, bañado en sudor y con cara dé luna.

Entró en un bazar y compró un berbiquí, una sierra para fierro, yuna cantidad de soguil la blanca fuerte, con gran asombro de suseide.

V

se tumbó, se puso el pañuelo de seda sobre losprofundamente dormido. Mambó se fue a ducharse,

r v / u L u v u r r q u v /

ojos, y quedópor tercera vez

Er Repro

aquel día.-Estamos todos locos -dijo a gritos el correntino bajo el agua

fría-, empezando por mi Caraí Guazú. Cuando fue a despertar a su patrón, Mamboretá lo encontróte j iendo rápidamente una escala de cuerdas, vest ido todo de negrocon un antifaz negro. se asustó; la cosa se estaba volviendo unanovela de Alejandro Dumas. Empezó a pensar en seguida si no^ - + ^ s ^ . - ^ ^ L ^ ) ^ ^ l ^ - - -g ü L 4 I g U T U J t U L T U b T ( J C l J s .

-ZQué hacemos, patrón Guazu? -interrogó inquieto.-La última hazafia de Don Juan Tenorio. Mirá, Mambó, andá

rápido a la sel l -Mex-standard y a lqui lá un "Motor s i lencioso, ,por un día (ahí tenés plata), chico y todo cubíerto, ,,cupé,,

, siencontrás color negro, mejor; y a la vuelta lo estacionás allá atrás,en la puerta del jardín y me esperás. Llevá tu poncho negro. ¿Soscapaz por s i acaso de cor tar e l cable de la luz del iard inc i to?

-Soy -d i jo Mambó algo dudoso.-Cortá lo en dos s i t ios por ras dudas, que no lo puedan u. . "gru.

en toda la noche; ésa será la señal para mí, qrre Je apague la luzal lá . L is to y mucho o jo y pocas palabras. ¿para quién es e l coche?P l r a r ¡ n c A a n í 7 o o - l ^ - - - . : * - ^ ^ E : - - : - - ^ ^ a - - 1 -q r vD ó r r r r óuD . f L r r r r d vus . I e l l es I u ceou la y t udivisa. Si ha;r ci-if icultad, ya sabés: coir,-.a.

Cuando ' 'rótrriO el tape curnplidas las instrucciones apagó sindificultad el gran foco de la glorieta y las luces esquineras, y vioIa finísima flecha de luz de una linterna descendei los escalonesde la casa y atravesar el jardinil lo. IJn momento después su Caraíestaba a su lado en el volante, con una maletita, inipeccionandocuidadosamente el coche.

-Bien -dijo, y lo puso en marcha, con un rumor tenue, como elde una máquina de coser .

La abducción de Dulc inea fue un juego de n iños comparado conla otra vez, cuando la sacó cubriendo su retirada a tiros de dormiditadel escr i tor io del l r reprochable. Los dos bul tos negros sal taron latapia a la altura del aguaribay, Mundo por la escala y el correntino

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encaminó dando una larga vuelta a la fonda, topó a Mamboretá a laentrada del pueblo, bañado en sudor y con cara dé luna.

Entró en un bazar y compró un berbiquí, una sierra para fierro, yuna cantidad de soguil la blanca fuerte, con gran asombro de suseide.

V

se tumbó, se puso el pañuelo de seda sobre losprofundamente dormido. Mambó se fue a ducharse,

r v / u L u v u r r q u v /

ojos, y quedópor tercera vez

Er Repro

aquel día.-Estamos todos locos -dijo a gritos el correntino bajo el agua

fría-, empezando por mi Caraí Guazú. Cuando fue a despertar a su patrón, Mamboretá lo encontróte j iendo rápidamente una escala de cuerdas, vest ido todo de negrocon un antifaz negro. se asustó; la cosa se estaba volviendo unanovela de Alejandro Dumas. Empezó a pensar en seguida si no^ - + ^ s ^ . - ^ ^ L ^ ) ^ ^ l ^ - - -g ü L 4 I g U T U J t U L T U b T ( J C l J s .

-ZQué hacemos, patrón Guazu? -interrogó inquieto.-La última hazafia de Don Juan Tenorio. Mirá, Mambó, andá

rápido a la sel l -Mex-standard y a lqui lá un "Motor s i lencioso, ,por un día (ahí tenés plata), chico y todo cubíerto, ,,cupé,,

, siencontrás color negro, mejor; y a la vuelta lo estacionás allá atrás,en la puerta del jardín y me esperás. Llevá tu poncho negro. ¿Soscapaz por s i acaso de cor tar e l cable de la luz del iard inc i to?

-Soy -d i jo Mambó algo dudoso.-Cortá lo en dos s i t ios por ras dudas, que no lo puedan u. . "gru.

en toda la noche; ésa será la señal para mí, qrre Je apague la luzal lá . L is to y mucho o jo y pocas palabras. ¿para quién es e l coche?P l r a r ¡ n c A a n í 7 o o - l ^ - - - . : * - ^ ^ E : - - : - - ^ ^ a - - 1 -q r vD ó r r r r óuD . f L r r r r d vus . I e l l es I u ceou la y t udivisa. Si ha;r ci-if icultad, ya sabés: coir,-.a.

Cuando ' 'rótrriO el tape curnplidas las instrucciones apagó sindificultad el gran foco de la glorieta y las luces esquineras, y vioIa finísima flecha de luz de una linterna descendei los escalonesde la casa y atravesar el jardinil lo. IJn momento después su Caraíestaba a su lado en el volante, con una maletita, inipeccionandocuidadosamente el coche.

-Bien -dijo, y lo puso en marcha, con un rumor tenue, como elde una máquina de coser .

La abducción de Dulc inea fue un juego de n iños comparado conla otra vez, cuando la sacó cubriendo su retirada a tiros de dormiditadel escr i tor io del l r reprochable. Los dos bul tos negros sal taron latapia a la altura del aguaribay, Mundo por la escala y el correntino

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Leonardo Caste l lan i

pesadamente sobre una tarima pelada, con una resPiración fatigosa,

pecho, como una muerta ' E l pol ic ía dejó caer s in ru ido, a ambos

lados de ta páiida cabez,a, dos ampolletas de dormidita, y se retiró

cubriéndose la nariz con el pañuelo empapado en bióxido de scdio.

Lacabeza se movió a un lado y e l cuerpo se estremeció, quedando

luego r íg ido. "Demasiada dosis quizás" , d i jo Mundo, parando a su

Cumpa que entraba l leno de aprensión. "Sal í de aquí , s i no querés

quedarte dormido y que yo te deje adentto."

Levan tó e l cue rpo f l o j o como s i f uese e l de un n iño , con- - - - , { í a ; ñ^ - , r i ¡ l r r l n pn l a nc ¡ r r r i dqd S r r nn rnnañe ro l o s i e r l i ó dando

nos ha de cast igar a los dó. Yo no sé qué d iablos a usté se le está

ocurr iendo. No es b ien hecho, Caraí mío, no es b ien hecho. . . "

El enamorado depositó con infinita delicadeza el cuerpo inerte en

el interior del coche, que había quedado escondido en un garabato,

y se sentó a l I entregando e l vo lante a l tape. " ¡Te cal lás de una

vez, querés1" surró. El coche retrocedió lentamente sin ruido; y

Edmundo suspi ró.Con gran sorPresa oyó ot ro suspi ro y v io los o jos grandes de

Dulcinea que 1o miraban.-Edmundo -dijo la niña-. ¿No sueño? ¿Qué has hecho?-Salva-r te. . . eomo la ot ra vez. . . mi Reina -d i jo e l rnozo. El la lo

miró largamente con una sonrisa entre triste y burlona.-¡Vuélveme aI instante al conventol -ordenó.

-Perdón; primero tenemos que hablar. No puedo, hija' ¡De parte

de tu hermano el Cura!-Mentiroso -dijo ella-. Has incurrido en excomunión mayor

reservada specia l iss imo modo a l Sumo Pont í f ice. . . . e l cual no se

sabe dónde está. . . v io lando la c lausura papal de un convento.

Dentro de un momento mis hermanitas se levantarán a Maitines

y ¡bonito susto! ¡Y bonitas dif icultades me has creado para después!

¿No sabes que es toy muy en fe rma? - y se Puso a so l l oza r

desconsoladamente contra e l ángulo del cocheci to.

Edmundo estuvo a punto de ordenar la vuelta, "que tanto puede

una mujer que l lora" ; pero estaban ya en la puer ta del jard in i l lo .

Su Maies tad l . ) r ¡ l c ino"3 2 7

y,i=qr::. ión inmensa lo sacudía. Ayudó a descender a la monja,cr lcrenoo:

-s i haces ru ido aquí , va l iente escándalo armaremos en e l bar .No temas. Ven conmigo.

Dulc inea contestó con decis ión:

Mundo!Desde ese momento la muchacha l lorosa pareció tomar en sus

manos e l comando. s iguió a l pol ic ía con la decis ión de l ic íaque lleva a un cautivo y entró en silencio con él en oba.Mundo encendió la ruz y se dejó caer sobre su cama exhausto.El la quedó de p ie ante é1, mirándolo f i jamente:

-Antes del alba debo estar en ml convento; de otra manerasoy " fugi t iva" . En estos momentos las hermani tas han e jado losMaitine,s para- br:scarme por todos lados ;z han hallado ra ventanafracturada. No hay derecho a dar les un susto tan grande a mispol res palomitas de la Vi rgen.

-En la car ta que me mandaste tú me di j is te que eras mía.-No. Te dije que tú eras mío, que es muy diverso.-Es igual. Tú eres mi Virgen.A la muchacha se le cor tó e l a l iento.-No -dijo-, no soy virgen. He ahí. Tú lo has querido saber,

ya lo sabes. Estoy toda manchada para s iempre, o ios lo permi t ió . . .-y un re lámpago de horror y de furor cruzó por sus oJo" s""os.

El mozo no comprendió nada.-¿Manchada? -dijo-. Tu hermano te daba por muerta.-Vivo todavía... por no mucho tiempo -dijcr ella amargamente_

Huí de " Ia que fne Buenos Aires" a t iempo y a gatas. . . huí de losdos chasques que mandó mi hermano, uno de e l los era un judas,le desconf ié s iempre, me t ra ic ionó a la pol ic ía. ¿eué importa yaeso? Mi hermano terminó su mis ión y yo también. El sacr i f ic io deAbraham.. . Ahora Dios quiere que yo te sacr i f ique a t í también,como a un pobre n iño inocente, con mis propias manos. ¡Oh Dios,yo no esperaba esto también, esto también! Edmundo Flor io , porlo que más usté quiera, por mí, por mi propio b ien, por Dios, ¡ loconjuro que me devuelva al instante a mi casa!

- ¡Nunca! -d i jo Mundo-. Al l í no, sepul tada v iva. Yo seré tuesclavo, tu perro guardián, tu . . .

Ella denegó suavemente con Ia cabeza.

Page 332: Su Majestad Dulcinea - Castellani_cropped

Leonardo Caste l lan i

pesadamente sobre una tarima pelada, con una resPiración fatigosa,

pecho, como una muerta ' E l pol ic ía dejó caer s in ru ido, a ambos

lados de ta páiida cabez,a, dos ampolletas de dormidita, y se retiró

cubriéndose la nariz con el pañuelo empapado en bióxido de scdio.

Lacabeza se movió a un lado y e l cuerpo se estremeció, quedando

luego r íg ido. "Demasiada dosis quizás" , d i jo Mundo, parando a su

Cumpa que entraba l leno de aprensión. "Sal í de aquí , s i no querés

quedarte dormido y que yo te deje adentto."

Levan tó e l cue rpo f l o j o como s i f uese e l de un n iño , con- - - - , { í a ; ñ^ - , r i ¡ l r r l n pn l a nc ¡ r r r i dqd S r r nn rnnañe ro l o s i e r l i ó dando

nos ha de cast igar a los dó. Yo no sé qué d iablos a usté se le está

ocurr iendo. No es b ien hecho, Caraí mío, no es b ien hecho. . . "

El enamorado depositó con infinita delicadeza el cuerpo inerte en

el interior del coche, que había quedado escondido en un garabato,

y se sentó a l I entregando e l vo lante a l tape. " ¡Te cal lás de una

vez, querés1" surró. El coche retrocedió lentamente sin ruido; y

Edmundo suspi ró.Con gran sorPresa oyó ot ro suspi ro y v io los o jos grandes de

Dulcinea que 1o miraban.-Edmundo -dijo la niña-. ¿No sueño? ¿Qué has hecho?-Salva-r te. . . eomo la ot ra vez. . . mi Reina -d i jo e l rnozo. El la lo

miró largamente con una sonrisa entre triste y burlona.-¡Vuélveme aI instante al conventol -ordenó.

-Perdón; primero tenemos que hablar. No puedo, hija' ¡De parte

de tu hermano el Cura!-Mentiroso -dijo ella-. Has incurrido en excomunión mayor

reservada specia l iss imo modo a l Sumo Pont í f ice. . . . e l cual no se

sabe dónde está. . . v io lando la c lausura papal de un convento.

Dentro de un momento mis hermanitas se levantarán a Maitines

y ¡bonito susto! ¡Y bonitas dif icultades me has creado para después!

¿No sabes que es toy muy en fe rma? - y se Puso a so l l oza r

desconsoladamente contra e l ángulo del cocheci to.

Edmundo estuvo a punto de ordenar la vuelta, "que tanto puede

una mujer que l lora" ; pero estaban ya en la puer ta del jard in i l lo .

Su Maies tad l . ) r ¡ l c ino"3 2 7

y,i=qr::. ión inmensa lo sacudía. Ayudó a descender a la monja,cr lcrenoo:

-s i haces ru ido aquí , va l iente escándalo armaremos en e l bar .No temas. Ven conmigo.

Dulc inea contestó con decis ión:

Mundo!Desde ese momento la muchacha l lorosa pareció tomar en sus

manos e l comando. s iguió a l pol ic ía con la decis ión de l ic íaque lleva a un cautivo y entró en silencio con él en oba.Mundo encendió la ruz y se dejó caer sobre su cama exhausto.El la quedó de p ie ante é1, mirándolo f i jamente:

-Antes del alba debo estar en ml convento; de otra manerasoy " fugi t iva" . En estos momentos las hermani tas han e jado losMaitine,s para- br:scarme por todos lados ;z han hallado ra ventanafracturada. No hay derecho a dar les un susto tan grande a mispol res palomitas de la Vi rgen.

-En la car ta que me mandaste tú me di j is te que eras mía.-No. Te dije que tú eras mío, que es muy diverso.-Es igual. Tú eres mi Virgen.A la muchacha se le cor tó e l a l iento.-No -dijo-, no soy virgen. He ahí. Tú lo has querido saber,

ya lo sabes. Estoy toda manchada para s iempre, o ios lo permi t ió . . .-y un re lámpago de horror y de furor cruzó por sus oJo" s""os.

El mozo no comprendió nada.-¿Manchada? -dijo-. Tu hermano te daba por muerta.-Vivo todavía... por no mucho tiempo -dijcr ella amargamente_

Huí de " Ia que fne Buenos Aires" a t iempo y a gatas. . . huí de losdos chasques que mandó mi hermano, uno de e l los era un judas,le desconf ié s iempre, me t ra ic ionó a la pol ic ía. ¿eué importa yaeso? Mi hermano terminó su mis ión y yo también. El sacr i f ic io deAbraham.. . Ahora Dios quiere que yo te sacr i f ique a t í también,como a un pobre n iño inocente, con mis propias manos. ¡Oh Dios,yo no esperaba esto también, esto también! Edmundo Flor io , porlo que más usté quiera, por mí, por mi propio b ien, por Dios, ¡ loconjuro que me devuelva al instante a mi casa!

- ¡Nunca! -d i jo Mundo-. Al l í no, sepul tada v iva. Yo seré tuesclavo, tu perro guardián, tu . . .

Ella denegó suavemente con Ia cabeza.

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Leon-ardo Castel lani Su Majestad Dulcinea 3 2 9328

ca rne .

-Ésa es mi casa -Prosiguió sin contestar-, se la compré yo a

las monjitas, mi tumba, sí, mi tumba si quieres' Allí yacerás tú

también dentro de poco, a mi lado... hasta la resurrección de la

ara siempre... leproso en el alma, pero levántate: Jesucristo fué comon leproso.El oficial Traidor de la policía Federar, por primer a vez desde

ue era niño estaba llorando; con el ilanto totar y desesperadoel niño enfermo. Largos hilos de lágrimas corrían de entre sus

rugidos y palabras entrecor tadas.La mujer había revestido su hábito y estaba derante de él rígida,

inmóvil, hierática, con ra cabeza abajada y los brazos caídos, comouna estatua de la fatalidad; mas en sus ojos bri l laba el inmensosentimiento de la maternidad.

Así pasó un tiempo interminable, un tiempo no medible enminutos, un espacio de vida humana de dos ui-u" en comunión,conectado con la eternidad.

Fuera el-e esta -¿ida y arriba de los sücesos della, ros dos seresallí endormidos vivían entre el estruendo del bar y los ruidosincongruos de la fonda una vida nueva que era puruáo y futuro ala vez, amarga y fuerte como un alcohól. La vida de ios dos setransfiguraba en el recuerdo, y frases cortas de un diárogo exartadose cruzaban hipnóticamente; en tanto que en el ambieite reinabala sospecha augusta y no terrible der cran sueño, de ra Muerte.

Mamboretá sonó en un susurro:-¿Devuelvo el coche o no? Va amanecer.-No -respondió sencil lamente Edmundo.La puerta del convento no se quería abrir; y no se abrió hasta

que pudo hacerse oír Duleinea. "¡pobres m.is gall initas de Dias!,,,decía ella ante la reja, poblada de exclamacioñ"r ;r delibera_cionesahogadas. Al f in Ia voz de la Madre Carmen dijoi

-zQué ha pasado, hermana Gracia de las Almas del purgator io?-Nada importante, madre. No me he fugado, no. Un aciidente,

un error. Abra, y le contaré todo, y nos reiremos todas. El últ imocapítulo de la novela inverosímil de Dulcinea Argentina, que yocreía estaba ya acabada. . .

i -En el nombre de Dios te abriré, hija. ¿euién te acompaña?-Nadie, madre. un hermanito inofensivo. un nuevo hermano

que Dios me ha dado por mis seis hermanos muertos.-¡un muerto! -exclamó Edmundo; y un nuevo golpe de lrantina

le sacudió el pecho, al ver una puerta áe hierro auiirse lentamentey desaparecer sin una palabra más la monja por ella.

-Deja esos pensamientos de muerte -dijo el mozo alzándose-

para acariciar como un la cabeza agachada y desolada. El la

le apartó el brazo.-Deja, soy una muerta. No sabes' Soy una muerta desde que

esos hombr"i diubOticos asaltaron la casa de mi padre. Me dieron

muerte por violencia, cuerpo y alma. Dios lo permitió, no sé por

aué. Y ahora nes tú a arrebatarme la paz'^ Mundo ext ió los dos brazos, y ella esquivó el abrazo' dando

un gemido y retrocediendo- Mundo la siguió lentamente hasta Ia

pareci.El la exhaló una especie de bramido sordo'-¡Mundo! -dijo cbn imperio-. Tú lo has querido. Ahora verás

qué soy yo , es lo que tú cod ic ias , desd ichado ' Con un

Áovimienlo b o se despojó del hábito blanco que cayó a sus

pies, y a na blusa y una falda de sarga negra' Con mano

iebril- y se arrancó la blusa y desgarró una camisa, y

upur"" ió el busto desnudo. Edmundo dio una exclamación de

espanto.El t . rgut del seno derecho estaba ocupado Por una cicatr iz

horrorosa. El otro seno estaba cubierto Por una caPeruza rebosada

de vendas y algodones' El la la arrancó y apartó de sí con un- ^ - t ^ á ñ ñ l ; n r r ¡ i r ¡ r r l q r ¿ i e l a d e r p c h a : v a D a r e c i ó u n a l l a g a

esparció en la habitación'Edmundo se dejó caer de nuevo sobre el lecho'_ ¡Mald ic ión1_d i jo - .Aque l loshombresd iabó l i cos- rep i t ió ._icancert _dijo ella. ¿Estás contento? -prosiguió-. un ultraje

infinito, horroroso. El infierno desatado. Dios lo permitió, quízá

por alguna falta mía. Yo era muy soberbia"' lo soy todavía qtizá'

igstarlotrtento? -dijo con especie de furor, cubriéndose el pecho

herido-. Tú decías que yo era una representación viviente de la

patria: ésta es la patria. Tú decías que yo era la encarnación de la

tel leza: ésta es lá bel leza carnal. Ahora estás marcado como yo

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Leon-ardo Castel lani Su Majestad Dulcinea 3 2 9328

ca rne .

-Ésa es mi casa -Prosiguió sin contestar-, se la compré yo a

las monjitas, mi tumba, sí, mi tumba si quieres' Allí yacerás tú

también dentro de poco, a mi lado... hasta la resurrección de la

ara siempre... leproso en el alma, pero levántate: Jesucristo fué comon leproso.El oficial Traidor de la policía Federar, por primer a vez desde

ue era niño estaba llorando; con el ilanto totar y desesperadoel niño enfermo. Largos hilos de lágrimas corrían de entre sus

rugidos y palabras entrecor tadas.La mujer había revestido su hábito y estaba derante de él rígida,

inmóvil, hierática, con ra cabeza abajada y los brazos caídos, comouna estatua de la fatalidad; mas en sus ojos bri l laba el inmensosentimiento de la maternidad.

Así pasó un tiempo interminable, un tiempo no medible enminutos, un espacio de vida humana de dos ui-u" en comunión,conectado con la eternidad.

Fuera el-e esta -¿ida y arriba de los sücesos della, ros dos seresallí endormidos vivían entre el estruendo del bar y los ruidosincongruos de la fonda una vida nueva que era puruáo y futuro ala vez, amarga y fuerte como un alcohól. La vida de ios dos setransfiguraba en el recuerdo, y frases cortas de un diárogo exartadose cruzaban hipnóticamente; en tanto que en el ambieite reinabala sospecha augusta y no terrible der cran sueño, de ra Muerte.

Mamboretá sonó en un susurro:-¿Devuelvo el coche o no? Va amanecer.-No -respondió sencil lamente Edmundo.La puerta del convento no se quería abrir; y no se abrió hasta

que pudo hacerse oír Duleinea. "¡pobres m.is gall initas de Dias!,,,decía ella ante la reja, poblada de exclamacioñ"r ;r delibera_cionesahogadas. Al f in Ia voz de la Madre Carmen dijoi

-zQué ha pasado, hermana Gracia de las Almas del purgator io?-Nada importante, madre. No me he fugado, no. Un aciidente,

un error. Abra, y le contaré todo, y nos reiremos todas. El últ imocapítulo de la novela inverosímil de Dulcinea Argentina, que yocreía estaba ya acabada. . .

i -En el nombre de Dios te abriré, hija. ¿euién te acompaña?-Nadie, madre. un hermanito inofensivo. un nuevo hermano

que Dios me ha dado por mis seis hermanos muertos.-¡un muerto! -exclamó Edmundo; y un nuevo golpe de lrantina

le sacudió el pecho, al ver una puerta áe hierro auiirse lentamentey desaparecer sin una palabra más la monja por ella.

-Deja esos pensamientos de muerte -dijo el mozo alzándose-

para acariciar como un la cabeza agachada y desolada. El la

le apartó el brazo.-Deja, soy una muerta. No sabes' Soy una muerta desde que

esos hombr"i diubOticos asaltaron la casa de mi padre. Me dieron

muerte por violencia, cuerpo y alma. Dios lo permitió, no sé por

aué. Y ahora nes tú a arrebatarme la paz'^ Mundo ext ió los dos brazos, y ella esquivó el abrazo' dando

un gemido y retrocediendo- Mundo la siguió lentamente hasta Ia

pareci.El la exhaló una especie de bramido sordo'-¡Mundo! -dijo cbn imperio-. Tú lo has querido. Ahora verás

qué soy yo , es lo que tú cod ic ias , desd ichado ' Con un

Áovimienlo b o se despojó del hábito blanco que cayó a sus

pies, y a na blusa y una falda de sarga negra' Con mano

iebril- y se arrancó la blusa y desgarró una camisa, y

upur"" ió el busto desnudo. Edmundo dio una exclamación de

espanto.El t . rgut del seno derecho estaba ocupado Por una cicatr iz

horrorosa. El otro seno estaba cubierto Por una caPeruza rebosada

de vendas y algodones' El la la arrancó y apartó de sí con un- ^ - t ^ á ñ ñ l ; n r r ¡ i r ¡ r r l q r ¿ i e l a d e r p c h a : v a D a r e c i ó u n a l l a g a

esparció en la habitación'Edmundo se dejó caer de nuevo sobre el lecho'_ ¡Mald ic ión1_d i jo - .Aque l loshombresd iabó l i cos- rep i t ió ._icancert _dijo ella. ¿Estás contento? -prosiguió-. un ultraje

infinito, horroroso. El infierno desatado. Dios lo permitió, quízá

por alguna falta mía. Yo era muy soberbia"' lo soy todavía qtizá'

igstarlotrtento? -dijo con especie de furor, cubriéndose el pecho

herido-. Tú decías que yo era una representación viviente de la

patria: ésta es la patria. Tú decías que yo era la encarnación de la

tel leza: ésta es lá bel leza carnal. Ahora estás marcado como yo

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3 3 0 Leonardo Castel lani

Largo rato estlrvo allí sentado, laso e inerte. Ordenó al correntinoque fuera a devolver el coche. Allí pues estaba sepultada parasiempre su vida y todas sus esperanzas. "¡No hay patr ia!" , |e di jocon brusquedad al tape, que lo interrogaba inmutado coñ los ojos,"Dulcinea Argentina no existe más, y era nuestra última esperanza.Sépas lo , "

VI

Urrtuns NorIcrASTupá Guazú Nandeyara hai querer devolverla! -dijo el otro,

ll de fe-. El puede todo.Edmundo se quedó allí, como un perro apaleado, mucho tiempo

sobre una sil la de paja. La lenta melopea de los rezos l legaba asus oídos; y é1 repetía al compás una cantidad de palabras quehabía oído y dicho esa noche. Después calló el canto y se pobló denuevo de vocecitas bajas el "locutorio". La voz de la sub-Prioragal lega se a lzó y d i jo :

-Le rogamos que se vaya, Oficial Edmundo Florio. Lo tendremosen cuenta cuando lo necesitemos. Le estamos reconocidas a loque ha hecho por nosotras y por nuestra hermanita Gracita. Vamosa rezar mucho por Ud. Vaya a descansar tranquilo y duerma en

Paz.- .Y entonces se alzó una voz que conocía demasiado, como la de

un ángel, entera/ jovial y aún risueña, con un dejo de lágrimasahogadas, en las caídas. Y cantó así:

Por ti quiero oiuir, Flor de las Flores,Quiero siempre descir de tus looresNon me partirDe te serair

¡Mejor de !a.s Mejores!

Sr. Dr. Fermín Chávez hijoInspector de La Línea(POR CHASQUE)Mi est imado amigo:

Le mando conforme a su deseo las memorias de todo lo que mepasó desde que conocí al Cura Loco; o por lo menos la mayorparte; me he servido también para escribirlas de la l ibreta deanotaciones que me dejó su amigo a l mor i r . Ud, d ice que eso lesitve, buen provecho, acéptelo como mi últ imo recuerdó. ¡para laHistoria! No hay historia, caro amigo, usté sabe que actualmenteno hay historia, sino el batiburri l lo del gran mentidero público; yque p robab lemen te no l a hab rá nunca más . La ve ráad debetrasmit i rse ahora de hombre a hombre y boca aboca; y aún así . . .Y eso hablando de la verdad de los hechos q.r" purárr, que deotras verdades más profundas. . . ud. d ice que e l la prevalecerá undía. Que Dios le con_serve la Esperanza.

Como le dirá el chasque,, estov en Itatí, trabajanero d-e jardineroY mandadero de un convento de monjas, si puede llamarsó trabajar.He pasado una crisis muy tremenda, creo que será la últ ima, queme ha transformado en otro hombre, por decirlo así; o ha l ibertadoal hombre en mí. Estoy en paz, y espero no sé qué. No se me hapasado la melancol ía, pero ha surg ido junto a e l la ot ra cosacontrar ia que hace cuerpo con mi i r remediable melancol ía yestablece un equil ibrio; en fin, no sé explicarme. Es como unavertientecita que ha nacido en mí, y que rebrota siempre, aunquea veces parece cegada del todo con e l barro. Le d i ré que tengomomentos de felicidad rara, aunque no me atrevería a l lamarlaalegría, gozo ni dicha; una especie de felicidad sorda.

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3 3 0 Leonardo Castel lani

Largo rato estlrvo allí sentado, laso e inerte. Ordenó al correntinoque fuera a devolver el coche. Allí pues estaba sepultada parasiempre su vida y todas sus esperanzas. "¡No hay patr ia!" , |e di jocon brusquedad al tape, que lo interrogaba inmutado coñ los ojos,"Dulcinea Argentina no existe más, y era nuestra última esperanza.Sépas lo , "

VI

Urrtuns NorIcrASTupá Guazú Nandeyara hai querer devolverla! -dijo el otro,

ll de fe-. El puede todo.Edmundo se quedó allí, como un perro apaleado, mucho tiempo

sobre una sil la de paja. La lenta melopea de los rezos l legaba asus oídos; y é1 repetía al compás una cantidad de palabras quehabía oído y dicho esa noche. Después calló el canto y se pobló denuevo de vocecitas bajas el "locutorio". La voz de la sub-Prioragal lega se a lzó y d i jo :

-Le rogamos que se vaya, Oficial Edmundo Florio. Lo tendremosen cuenta cuando lo necesitemos. Le estamos reconocidas a loque ha hecho por nosotras y por nuestra hermanita Gracita. Vamosa rezar mucho por Ud. Vaya a descansar tranquilo y duerma en

Paz.- .Y entonces se alzó una voz que conocía demasiado, como la de

un ángel, entera/ jovial y aún risueña, con un dejo de lágrimasahogadas, en las caídas. Y cantó así:

Por ti quiero oiuir, Flor de las Flores,Quiero siempre descir de tus looresNon me partirDe te serair

¡Mejor de !a.s Mejores!

Sr. Dr. Fermín Chávez hijoInspector de La Línea(POR CHASQUE)Mi est imado amigo:

Le mando conforme a su deseo las memorias de todo lo que mepasó desde que conocí al Cura Loco; o por lo menos la mayorparte; me he servido también para escribirlas de la l ibreta deanotaciones que me dejó su amigo a l mor i r . Ud, d ice que eso lesitve, buen provecho, acéptelo como mi últ imo recuerdó. ¡para laHistoria! No hay historia, caro amigo, usté sabe que actualmenteno hay historia, sino el batiburri l lo del gran mentidero público; yque p robab lemen te no l a hab rá nunca más . La ve ráad debetrasmit i rse ahora de hombre a hombre y boca aboca; y aún así . . .Y eso hablando de la verdad de los hechos q.r" purárr, que deotras verdades más profundas. . . ud. d ice que e l la prevalecerá undía. Que Dios le con_serve la Esperanza.

Como le dirá el chasque,, estov en Itatí, trabajanero d-e jardineroY mandadero de un convento de monjas, si puede llamarsó trabajar.He pasado una crisis muy tremenda, creo que será la últ ima, queme ha transformado en otro hombre, por decirlo así; o ha l ibertadoal hombre en mí. Estoy en paz, y espero no sé qué. No se me hapasado la melancol ía, pero ha surg ido junto a e l la ot ra cosacontrar ia que hace cuerpo con mi i r remediable melancol ía yestablece un equil ibrio; en fin, no sé explicarme. Es como unavertientecita que ha nacido en mí, y que rebrota siempre, aunquea veces parece cegada del todo con e l barro. Le d i ré que tengomomentos de felicidad rara, aunque no me atrevería a l lamarlaalegría, gozo ni dicha; una especie de felicidad sorda.

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3 3 2 Leonardo Castel lani

Siempre he sido emotivo/ sensible y oscuro; demasiado "musical".

Nunca he v is to c laro en mí. . .Días pasados fui detenido e interrogado por el Tribunal Especial

de la Represión. No dije absolutamente nada fi jo acerca de las

Carmelitas, de las que me acribil laron a preguntas. Preguntado si

creía o no en Dios, res í que creía; que creía, pero no estaba

seguro; que creía en la resurrección de la carne. Me insistieron enqué Dios creía que creía, y respondí en el Dios Grande, comodicen los correntinos, Tupá Guazú. Si cumplía con el deber de lasfiestas Mayores, y yo pregunté a mi vez si por ventura el CultoPúblico Vitalista había sido ya inaugurado en Itatí; y confesé haberestado en ceremonias neocatólicas en Marel Plata y la que fué BuenosAires, "cumpliendo con mis deberes". Me soltaron tomándome quizáspor loco; citándome para la próxima sesión, pues el Tribunal Especialde la Represión entra en receso hasta el fin del verano; y aqluí andancon mucho cuidado y han ejecutado a poca gente, por la resistenciade la población.

No sentía el menor miedo a la Cámara de Gases o a la horca deestos malvados, o desdichados. Sin embargo, después me entrócomo un arrepent imiento o escrúpulo de no haberles dichollanamente que creía en Dios, y no en el Dios de Juliano Felsenburgh.No puedo leer claro en mí, mi interior es oscuro/ siempre quehablo de mí, por más sincero que quiera ser, después me pareceque he mentido. En realidad no sé expresarme bien.

lJna vez le dije a Ud, que me parecía que si no había Dios, nopodía haber nada positivo. Todavía me atengo a esa fórmula, queveo que no dice nada, nada lógico; pero la he cambiado en lafórmula de "la resurrección de la carne". Tal como está hoy lahumaniciaci, si no hay una resurrección, es una compieia catástrofe;nada tiene sentido, todo es absurdo, y no se puede ni pensar; y sino se puede pensar, no se puede pensar que no hay Dios; y menosprobarlo. Fíjese que hoy día la gente sufre mucho; y algunos enpart icular sufren horrores. Yo he sido muy mal educado, mi padrenos abandonó cuando yo era chico, hizo una iniquidad con nosotros,y mi madre era una pobre mujer, muerta de trabajo y penas, quenos dejó no mucho después. Crié una especie de odio enconado eirreconciliable a la injusticia, la cual me ha seguido mucho, comoun mastín siempre a mis talones. Por eso entré de policía, porpasión por la justicia; pero pronto me di cuenta que la policíaestaba al servicio de un poder inicuo, y eran los más injustos de

Su Majestad Dulcinea 3 3 3

todos. Cuando conocí a Dulcinea Argentina, creí haber hallado porfínla razón de existir y la razón de todo; pero eso acarreó una nuevaser ie de penas, las penas más grandes que puede haber.

Las penas de ella quiero decir, más grandes que las mías. Esoes lo que d i je antes: "a lgunos sufren horrores. . . " Y ésos no son losmás cr iminales. n ibuena, noble y elegida que hay; parecería que cuanto más preciosaes una criatura más se ensaña sobre ella el Destino. y eso nopuede ser s i no hay una Compensación, una Devoluc ión. Lanaturaleza no es de suyo mala, al contrario, hay como rastros deuna gran bondad borrosa e incluso de un gran Amor en ella. Es elhombre el que es malo. ¡Mire lo que hacen ahora con estos pobrescristeros, creo que en todo el mundo!

Estamos en el tercer año de reinado del Príncipe de la paz, ¿yquiere decirme usted si hay eramente paz? É,ste es el ejemplodel mayor poder que ha existido en el mundo; pero, ¿se ejercepara el bien? Las naciones, o grupos de naciones o continentesconfederados se disgregan y se agitan sordamente unos contraotros; y el espanto reina en el mundo. ¿Es verdad lo que me cuentanque en España se han levantado contra e l V i r rey Ruso mediaCast i l la y toda Vasconia como una to lvanera; y que a l l í andaluchando e l cap i t án U r ia r te a l f r en te de una mon tone ra devoluntar ios sudamer icanos?

matanzas legales cada vez más insensatas y frecuentes, con elpretexto de la l impieza de la humanidad regenerada de los últ imosrastros de Ia infección cristiana, que amenazaría volver otra veza la humanidad a los t iempos s in iest ros y bel icosos. . . ¿no es asícomo hablan los diarios? Estos "últ imos rastros" son inacabablesy parecerían rebrotar continuamente de sus propias cenizas. Asus perseguidores, con todas sus pompas progresos, los tengosimplemente por mentirosos, malvados y miserables. Algunos díasme pesa tanto este mundo que me parece no puedo más y voy areventar. Tengo a veces impulsos furiosos de hacer una barbaridadcon las armas que tengo escondidas. Quizá porque saben eso nohan perseguido todavía a estas monjitas; porque hay otros vecinospobres que están en la misma disposición que yo, y serían capacesde hacerse matar delante de las tapias naranja, vendiendo carassus v idas, y acabar de una vez.

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3 3 2 Leonardo Castel lani

Siempre he sido emotivo/ sensible y oscuro; demasiado "musical".

Nunca he v is to c laro en mí. . .Días pasados fui detenido e interrogado por el Tribunal Especial

de la Represión. No dije absolutamente nada fi jo acerca de las

Carmelitas, de las que me acribil laron a preguntas. Preguntado si

creía o no en Dios, res í que creía; que creía, pero no estaba

seguro; que creía en la resurrección de la carne. Me insistieron enqué Dios creía que creía, y respondí en el Dios Grande, comodicen los correntinos, Tupá Guazú. Si cumplía con el deber de lasfiestas Mayores, y yo pregunté a mi vez si por ventura el CultoPúblico Vitalista había sido ya inaugurado en Itatí; y confesé haberestado en ceremonias neocatólicas en Marel Plata y la que fué BuenosAires, "cumpliendo con mis deberes". Me soltaron tomándome quizáspor loco; citándome para la próxima sesión, pues el Tribunal Especialde la Represión entra en receso hasta el fin del verano; y aqluí andancon mucho cuidado y han ejecutado a poca gente, por la resistenciade la población.

No sentía el menor miedo a la Cámara de Gases o a la horca deestos malvados, o desdichados. Sin embargo, después me entrócomo un arrepent imiento o escrúpulo de no haberles dichollanamente que creía en Dios, y no en el Dios de Juliano Felsenburgh.No puedo leer claro en mí, mi interior es oscuro/ siempre quehablo de mí, por más sincero que quiera ser, después me pareceque he mentido. En realidad no sé expresarme bien.

lJna vez le dije a Ud, que me parecía que si no había Dios, nopodía haber nada positivo. Todavía me atengo a esa fórmula, queveo que no dice nada, nada lógico; pero la he cambiado en lafórmula de "la resurrección de la carne". Tal como está hoy lahumaniciaci, si no hay una resurrección, es una compieia catástrofe;nada tiene sentido, todo es absurdo, y no se puede ni pensar; y sino se puede pensar, no se puede pensar que no hay Dios; y menosprobarlo. Fíjese que hoy día la gente sufre mucho; y algunos enpart icular sufren horrores. Yo he sido muy mal educado, mi padrenos abandonó cuando yo era chico, hizo una iniquidad con nosotros,y mi madre era una pobre mujer, muerta de trabajo y penas, quenos dejó no mucho después. Crié una especie de odio enconado eirreconciliable a la injusticia, la cual me ha seguido mucho, comoun mastín siempre a mis talones. Por eso entré de policía, porpasión por la justicia; pero pronto me di cuenta que la policíaestaba al servicio de un poder inicuo, y eran los más injustos de

Su Majestad Dulcinea 3 3 3

todos. Cuando conocí a Dulcinea Argentina, creí haber hallado porfínla razón de existir y la razón de todo; pero eso acarreó una nuevaser ie de penas, las penas más grandes que puede haber.

Las penas de ella quiero decir, más grandes que las mías. Esoes lo que d i je antes: "a lgunos sufren horrores. . . " Y ésos no son losmás cr iminales. n ibuena, noble y elegida que hay; parecería que cuanto más preciosaes una criatura más se ensaña sobre ella el Destino. y eso nopuede ser s i no hay una Compensación, una Devoluc ión. Lanaturaleza no es de suyo mala, al contrario, hay como rastros deuna gran bondad borrosa e incluso de un gran Amor en ella. Es elhombre el que es malo. ¡Mire lo que hacen ahora con estos pobrescristeros, creo que en todo el mundo!

Estamos en el tercer año de reinado del Príncipe de la paz, ¿yquiere decirme usted si hay eramente paz? É,ste es el ejemplodel mayor poder que ha existido en el mundo; pero, ¿se ejercepara el bien? Las naciones, o grupos de naciones o continentesconfederados se disgregan y se agitan sordamente unos contraotros; y el espanto reina en el mundo. ¿Es verdad lo que me cuentanque en España se han levantado contra e l V i r rey Ruso mediaCast i l la y toda Vasconia como una to lvanera; y que a l l í andaluchando e l cap i t án U r ia r te a l f r en te de una mon tone ra devoluntar ios sudamer icanos?

matanzas legales cada vez más insensatas y frecuentes, con elpretexto de la l impieza de la humanidad regenerada de los últ imosrastros de Ia infección cristiana, que amenazaría volver otra veza la humanidad a los t iempos s in iest ros y bel icosos. . . ¿no es asícomo hablan los diarios? Estos "últ imos rastros" son inacabablesy parecerían rebrotar continuamente de sus propias cenizas. Asus perseguidores, con todas sus pompas progresos, los tengosimplemente por mentirosos, malvados y miserables. Algunos díasme pesa tanto este mundo que me parece no puedo más y voy areventar. Tengo a veces impulsos furiosos de hacer una barbaridadcon las armas que tengo escondidas. Quizá porque saben eso nohan perseguido todavía a estas monjitas; porque hay otros vecinospobres que están en la misma disposición que yo, y serían capacesde hacerse matar delante de las tapias naranja, vendiendo carassus v idas, y acabar de una vez.

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Son mucho peores que los mayores malvados que han existido enel mundo; y Jul iano I I , con sus act i tudes de magnanimidad,benignidad y sabiduría, es quien mueve en el fondo todo esto. Enmi juventud lel l ibros sobre las persecuciones de la Edad Media,novelas, como "Los crímenes de la Inquisición Española", "Los

del diario Er T{s¡¡,to. Éstos hacen lo mismo que entonces y muchopeor; aunque fuera verdad todo lo que cuentan de aquel entonces,y yo he visto demasiado para no desconfiar un poco, lo de ahoraes peor. Entonces los perseguían por "herejes", y si consentían enno hacer propaganda de sus ideas y en cal larse, Ies perdonaban;y ahora no. Aquéll:s fueron hombres apasionados y violentos;éstos de ahora son demonios.

Espero la resurrec ión de la carne. No sé lo que me espera en lapróxima "sesión" del Tribunal. Ya he deiado dicho dónde teneoque ser enterrado y qué poner en mi sepultura. Una fuentecil lacallada de entenclimiento fluye en mí. Hay como una luz suave yverdosa como la que vi otrora al l legar al crepúsculo a Cachi enSalta, que ilumina mis últ imos días, y envez de declinar, aumenta.Y ahora que dije "luz verdosa", ¿qué me dice Ud. de los fenómenosmeteorológicos extraord inar ios que ha habido en los ú l t imost i empos? ¿Con t rago lpes y pa ra fenómenos i no fens i vos de l acrec iente act iv idad c ient í f ica atómica en todo e l mundo? Lasmonjitas me han contado una cosa extraordinaria: parece que en

Jerusalén ajusticiaron a dos cristeros y los colgaron en la plaza,como al Cura'Loco; y a los tres días hubo un tremendo terremoto,que destruyó media ciudad, y los dos hombres RESUCTTARoNI. Esto esincreíble; pero más increíble es lo que cuentan los diarios de aquí.Ya no se sabe qué creer .

Dios quiera estos papeles l leguen a sus manos y no a la de losfederales. Mucho me ha costado hacer marchar a mi compañeroMa oretá; pero tenía que hacerlo salir de aquí. Sé que Ud, lo vaa entender bien. Anda atemorizado por un lado y con ganas deaflojar, y demasiado imprudente por otro, a veces. Yo le digo; "¡vamos,

que regirán a los dos grupos perseüerantes de cristianos fieles y judíosconvertidos." (El Apokalypsis de San Juan, Cuaderno II, Visión Octava)

Su Majestad Dulcinea 3 3 5

correntino voltereta!", pata entonarlo. Es un excelente muchacho.Creo que no lo volveré a ver.

Todo lo que va en estos papeles, como le dije, no sé para qué leva a servir. son cosas viejas; parecen inauditas y monstruosaspara el siglo XX; pero son cosas viejísimas, tanto que parece serque argunas estan Pr s por los ant iguos pro hace milesde años. Cosas iguales o parecidas pasaron ya en Méjico, en España,en Francia del Norte durante la Revolución Francesa, en Francia delSur durante la Edad Media, y en el Imperio Romano; ahora hanvenido con mayor Íuerza y todas juntas, me dice la priora. Las mismaslluvias de fuego, ahorra tan frecuentes, pasaron en una ciudadllamada Sodomigomorra, antes del Diluvio Universal. Lo que a míme pasó con Dulcinea, dice la Priora que es lo que le pasó a unsanto antiguo llamado Ramón Lulio. Ella no estaba cuando laespañoiita me contó esto; a veces está presente a las ,,clases,,,

perono dice una palabra. Será mejor así, ella sabe. ¡pensar que a miedad tengo que aprender la religión de una galleguita que hablarápido y ríe como los pájaros! Mi pobre madre tendría que habermeenseñado todo esto; pero en fin, todo ha sido para mayor bien, dicela Priora, que es la que me ha dado esta ocupación de jardinero ymandadero.

Creo que no lo volveré a ver a mi "cumpa" el Mamboretá, ni aUd. tampoco. No importa. Ya tengo preparado mi lugar en latierra: con mis propias manos he cavado DOS tumbas.

Suyo afectísimo, cristero o no cristero.

.bdmundo I"lorio, Policía Traidor.

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Leonardo Castel lani

Son mucho peores que los mayores malvados que han existido enel mundo; y Jul iano I I , con sus act i tudes de magnanimidad,benignidad y sabiduría, es quien mueve en el fondo todo esto. Enmi juventud lel l ibros sobre las persecuciones de la Edad Media,novelas, como "Los crímenes de la Inquisición Española", "Los

del diario Er T{s¡¡,to. Éstos hacen lo mismo que entonces y muchopeor; aunque fuera verdad todo lo que cuentan de aquel entonces,y yo he visto demasiado para no desconfiar un poco, lo de ahoraes peor. Entonces los perseguían por "herejes", y si consentían enno hacer propaganda de sus ideas y en cal larse, Ies perdonaban;y ahora no. Aquéll:s fueron hombres apasionados y violentos;éstos de ahora son demonios.

Espero la resurrec ión de la carne. No sé lo que me espera en lapróxima "sesión" del Tribunal. Ya he deiado dicho dónde teneoque ser enterrado y qué poner en mi sepultura. Una fuentecil lacallada de entenclimiento fluye en mí. Hay como una luz suave yverdosa como la que vi otrora al l legar al crepúsculo a Cachi enSalta, que ilumina mis últ imos días, y envez de declinar, aumenta.Y ahora que dije "luz verdosa", ¿qué me dice Ud. de los fenómenosmeteorológicos extraord inar ios que ha habido en los ú l t imost i empos? ¿Con t rago lpes y pa ra fenómenos i no fens i vos de l acrec iente act iv idad c ient í f ica atómica en todo e l mundo? Lasmonjitas me han contado una cosa extraordinaria: parece que en

Jerusalén ajusticiaron a dos cristeros y los colgaron en la plaza,como al Cura'Loco; y a los tres días hubo un tremendo terremoto,que destruyó media ciudad, y los dos hombres RESUCTTARoNI. Esto esincreíble; pero más increíble es lo que cuentan los diarios de aquí.Ya no se sabe qué creer .

Dios quiera estos papeles l leguen a sus manos y no a la de losfederales. Mucho me ha costado hacer marchar a mi compañeroMa oretá; pero tenía que hacerlo salir de aquí. Sé que Ud, lo vaa entender bien. Anda atemorizado por un lado y con ganas deaflojar, y demasiado imprudente por otro, a veces. Yo le digo; "¡vamos,

que regirán a los dos grupos perseüerantes de cristianos fieles y judíosconvertidos." (El Apokalypsis de San Juan, Cuaderno II, Visión Octava)

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correntino voltereta!", pata entonarlo. Es un excelente muchacho.Creo que no lo volveré a ver.

Todo lo que va en estos papeles, como le dije, no sé para qué leva a servir. son cosas viejas; parecen inauditas y monstruosaspara el siglo XX; pero son cosas viejísimas, tanto que parece serque argunas estan Pr s por los ant iguos pro hace milesde años. Cosas iguales o parecidas pasaron ya en Méjico, en España,en Francia del Norte durante la Revolución Francesa, en Francia delSur durante la Edad Media, y en el Imperio Romano; ahora hanvenido con mayor Íuerza y todas juntas, me dice la priora. Las mismaslluvias de fuego, ahorra tan frecuentes, pasaron en una ciudadllamada Sodomigomorra, antes del Diluvio Universal. Lo que a míme pasó con Dulcinea, dice la Priora que es lo que le pasó a unsanto antiguo llamado Ramón Lulio. Ella no estaba cuando laespañoiita me contó esto; a veces está presente a las ,,clases,,,

perono dice una palabra. Será mejor así, ella sabe. ¡pensar que a miedad tengo que aprender la religión de una galleguita que hablarápido y ríe como los pájaros! Mi pobre madre tendría que habermeenseñado todo esto; pero en fin, todo ha sido para mayor bien, dicela Priora, que es la que me ha dado esta ocupación de jardinero ymandadero.

Creo que no lo volveré a ver a mi "cumpa" el Mamboretá, ni aUd. tampoco. No importa. Ya tengo preparado mi lugar en latierra: con mis propias manos he cavado DOS tumbas.

Suyo afectísimo, cristero o no cristero.

.bdmundo I"lorio, Policía Traidor.

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VI I

Ceso

La c iudad de I ta t í fue destru ida por segunda vez, y jamás sellegó a saber bien la causa.

A los 22 del mes de la Fecundidad del tercer año del nuevocalendario, un siniestro resplandor rojizo azulado inflamó los cielosal caer la noche, y se precip i tó con un mar de chispas sobre latierra; cerca del Paraná, con un estruendo horrísono, como si unastro hubiera chocado con la tierra. MuchÍsimas casas agarraronfuego y un viento abrasador derrumbó a otras. La parte de lapoblación que no pereció, huyó despavorida en todas direcciones,y se refugió en San Cosme, Harr ison, Tío Sam, Los Val le jos,Hedgewood y demás aldeas de las inmediaciones; las cuales lescerraron obstinadamente las puertas, por miedo de los efluviosatómicos.

Una bomba atómica no pudo haber sido, porque el mundo estabaen paz, y no en guerra. Se dijo que fue una hazaña criminal delos cristeros, Io cual era imposible. Un gigantesco meteorito, quese había cieshecho en poivo contra ia tierra... De hecho, en tocio elmundo se reg i s t raba con a te r rado ra f r ecuenc ia l a ca ída demeteor i tos; pero éste debió ser en ese caso de una d imensióndescomunal, un trozo de astro. Pero, ¿y los demás? , ¿qtJé se sabíade c ier to? Lo que querían deci r las autor idades.

Una tarde de principios del año IV de la Nueva Era, un hombrecilloflacón y canoso entró por el Norte de la ciudad abandonada, en elesqueleto retorcido de la ciudad sin habitantes. Al l legar a ella, sedetuvo un momento ante un ranchito, donde una india desarrapadacon un montón de chiquil ines morehos y sucios molía maíz en unmortero de palo. La mujer se quiso asustar y gritó; pero el hombrecillola tranquil izó en guaraní. Habló un rato con ella, también éI parecíatener conturbado el espíritu, y ansioso de compañía viviente. Tenía

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Ceso

La c iudad de I ta t í fue destru ida por segunda vez, y jamás sellegó a saber bien la causa.

A los 22 del mes de la Fecundidad del tercer año del nuevocalendario, un siniestro resplandor rojizo azulado inflamó los cielosal caer la noche, y se precip i tó con un mar de chispas sobre latierra; cerca del Paraná, con un estruendo horrísono, como si unastro hubiera chocado con la tierra. MuchÍsimas casas agarraronfuego y un viento abrasador derrumbó a otras. La parte de lapoblación que no pereció, huyó despavorida en todas direcciones,y se refugió en San Cosme, Harr ison, Tío Sam, Los Val le jos,Hedgewood y demás aldeas de las inmediaciones; las cuales lescerraron obstinadamente las puertas, por miedo de los efluviosatómicos.

Una bomba atómica no pudo haber sido, porque el mundo estabaen paz, y no en guerra. Se dijo que fue una hazaña criminal delos cristeros, Io cual era imposible. Un gigantesco meteorito, quese había cieshecho en poivo contra ia tierra... De hecho, en tocio elmundo se reg i s t raba con a te r rado ra f r ecuenc ia l a ca ída demeteor i tos; pero éste debió ser en ese caso de una d imensióndescomunal, un trozo de astro. Pero, ¿y los demás? , ¿qtJé se sabíade c ier to? Lo que querían deci r las autor idades.

Una tarde de principios del año IV de la Nueva Era, un hombrecilloflacón y canoso entró por el Norte de la ciudad abandonada, en elesqueleto retorcido de la ciudad sin habitantes. Al l legar a ella, sedetuvo un momento ante un ranchito, donde una india desarrapadacon un montón de chiquil ines morehos y sucios molía maíz en unmortero de palo. La mujer se quiso asustar y gritó; pero el hombrecillola tranquil izó en guaraní. Habló un rato con ella, también éI parecíatener conturbado el espíritu, y ansioso de compañía viviente. Tenía

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los pies envueltos en lienzos destrozados y estaba pasado de sudory po1vo. Estuvo allÍ hasta que se presentó el "hombre", con unahacha en la mano. El rino diio llamarse Eusapio Cabralmal nombre "Mamboretá"; y confortado con galleta y tereré, siguiósu carnino.

Su Majestad Dulcinea

La otra tumba con los mismos caimpresos decía sencillamente:

EDMUNDO FLORIO G. F.

47

ESPERA LA RESURRECCIÓN DE LA CARNE.

El Mamboretá se arrodilló y se puso a rezar sobre las tumbas.

esquivando con penosas vueltas los escombros yde cenizas rojizas ]¡ negras, que tenfan a veces el

los montículostamaño de un

casi intactas. Con mano segura hizo correr un pasador, empujóuna verja, cruzó un patinillo y orilló la vieia mole del conventovacíon buscand,o el fondo de La huerta, hecha ahora abroial.Los vieios naranjos emados rebrotaban en matorral desde abajo,

sus viejos dorninios. En el fondo de la huerta revolucionadaencontró el pe eño cementerio de las monjas, cuajado de malezasque escondían las pequeñas cruces negras de palo.

Se puso a buscar entre las sepulturas más recientes, leyendolas latitas con los humildes epitafios: "Madre Carmen del SantísimoSacramento - Grnió a su pequeña grey cpn firmeza y piedad - En

Niño Jesús..." Al halló lo que buscaba: dos sepulturas recientes,una al lado de otra, que por apresuradamente cubiertas, habíanhundido la tierra y formando como dos cunas gemelas, cubiertasde césped verde y florecitas.

Apartó las rnatas de mburucuyá que trepaban por las cruces, yleyó en las latitas toscamente impresas con un alfabeto de aceroy a martillo:

CAYÓ BAJO EL PEOR DESTINO

Y SE LEVANTÓ.

LE H'IZO FRENTE ERGUIDA

Y SE ENGRANDECIÓ HASTA EL CIELO.

SU VIDA FUE UN MARTIRIO

Y UNA BENDICIÓN.

VIVIÓ LA FE.

MURIÓ A LOS 31 AÑOS.

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los pies envueltos en lienzos destrozados y estaba pasado de sudory po1vo. Estuvo allÍ hasta que se presentó el "hombre", con unahacha en la mano. El rino diio llamarse Eusapio Cabralmal nombre "Mamboretá"; y confortado con galleta y tereré, siguiósu carnino.

Su Majestad Dulcinea

La otra tumba con los mismos caimpresos decía sencillamente:

EDMUNDO FLORIO G. F.

47

ESPERA LA RESURRECCIÓN DE LA CARNE.

El Mamboretá se arrodilló y se puso a rezar sobre las tumbas.

esquivando con penosas vueltas los escombros yde cenizas rojizas ]¡ negras, que tenfan a veces el

los montículostamaño de un

casi intactas. Con mano segura hizo correr un pasador, empujóuna verja, cruzó un patinillo y orilló la vieia mole del conventovacíon buscand,o el fondo de La huerta, hecha ahora abroial.Los vieios naranjos emados rebrotaban en matorral desde abajo,

sus viejos dorninios. En el fondo de la huerta revolucionadaencontró el pe eño cementerio de las monjas, cuajado de malezasque escondían las pequeñas cruces negras de palo.

Se puso a buscar entre las sepulturas más recientes, leyendolas latitas con los humildes epitafios: "Madre Carmen del SantísimoSacramento - Grnió a su pequeña grey cpn firmeza y piedad - En

Niño Jesús..." Al halló lo que buscaba: dos sepulturas recientes,una al lado de otra, que por apresuradamente cubiertas, habíanhundido la tierra y formando como dos cunas gemelas, cubiertasde césped verde y florecitas.

Apartó las rnatas de mburucuyá que trepaban por las cruces, yleyó en las latitas toscamente impresas con un alfabeto de aceroy a martillo:

CAYÓ BAJO EL PEOR DESTINO

Y SE LEVANTÓ.

LE H'IZO FRENTE ERGUIDA

Y SE ENGRANDECIÓ HASTA EL CIELO.

SU VIDA FUE UN MARTIRIO

Y UNA BENDICIÓN.

VIVIÓ LA FE.

MURIÓ A LOS 31 AÑOS.

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REIVfEIVfFER

Hoja imprensada por los sabios plomos,Finado yo, consernarás mi nombre.¡Que dure más (curioso lo que somos)Una hoja de papel, que el hombre!

I

]erónimo del Rev

' 8 de octubre d.e 1.946 - 8 de diciembre de 1955

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REIVfEIVfFER

Hoja imprensada por los sabios plomos,Finado yo, consernarás mi nombre.¡Que dure más (curioso lo que somos)Una hoja de papel, que el hombre!

I

]erónimo del Rev

' 8 de octubre d.e 1.946 - 8 de diciembre de 1955