sokal ataca de nuevo

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1 Sokal Ataca de Nuevo Miguel de Asúa Ce defaut est celui des esprits cultivés, mais stériles; ils ont des mots en abondance, point d‘idées; ils travaillent donc sur les mots, et s'imagjnent avoir combiné des idées parce qu’ils ont arrangé desphrases, et avoir épuré le langage quand ils l'ont corrompu en détournant les acceptions. Este defecto es propio de los espíritus cultivados pero estériles; ellos tienen palabras en abundancia, pero no ideas: ellos trabajan, pues, con palabras y se imaginan haber combinado ideas cuando han ordenado frases y haber depurado el lenguaje cuando lo han corrompido alterando las acepciones. Buffon, Discours sur le style ¿Esto es otro embeleco francés? Este Bergson es un tuno; ¿verdad, maestro Unamuno? Antonio Machado, "Poema de un día" ¡Marianne había sido injuriada por un yankee! Las noticias del escándalo me llegaron por los buenos oficios de varios amigos. Y gracias a Pablo, gentil Mercurio, tuvimos el "panfleto llegado de América" [a París] en el Comité editorial de Ciencia Hoy a la semana de su aparición en la Ciudad Luz. ¿Qué pasó? Alan Sokal, el físico norteamericano que alcanzó notoriedad por su broma pesada contra el establishment deconstruccionista y posmoderno de los campuses norteamericanos (ver "Experimento peligroso", en Ciencia Hoy, 36:12-15, 1996), ahora se agenció un compinche belga para arrojar, junto con él, una bomba de estruendosa crítica científica a las barbas de los mismísimos mandarines literarios de la rive gauche. ¿Presenciamos la inauguración de una nueva querelle des sciences et des Iettres?, ¿las protestas de la razón científica ante la ola irracionalista que parece sumergir el fin del milenio?, ¿un episodio de oportunismo editorial?, ¿la expresión de una pelea por recursos universitarios cada vez más escasos?, ¿un cisma dentro de la proclamada crisis de la izquierda? Quizás, haya un poco de todo esto y de algo más. Pero empecemos por partes. Alan Sokal (profesor de física de la New York University) y Jean Bricmont (profesor de física teórica de la Université de Louvain), acaban de publicar un libro que ostenta un desafiante título: Impostures intellectuelles (Paris, Editions Odile Jacob, octubre de 1997). ¿Quiénes son los "impostores"? Bueno, los autores franceses que, al menos en los Estados Unidos y en otros países, reciben el título de "posmodernos". Resulta que un gran número de estos escritores utilizan en su discurso concepto y/o términos científicos que pertenecen a los campos más novedosos o rutilantes de la ciencia o que lindan con cuestiones de fundamentación teórica: la teoría de conjuntos y la lógica matemática (en particular, el teorema de Gödel), la topología, la relatividad, la mecánica cuántica, la teoría del caos, los fractales. Sokal y Bricmont declaran que aspiran a mostrar cómo estos pensadores "posmodernos": a) hablan de teorías científicas de las que sólo poseen una vaga idea, b) importan a las ciencias humanas nociones de las ciencias exactas sin justificación empírica,

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  • 1Sokal Ataca de NuevoMiguel de Asa

    Ce defaut est celui des esprits cultivs, mais striles; ils ont des mots en abondance, point dides; ilstravaillent donc sur les mots, et s'imagjnent avoir combin des ides parce quils ont arrang desphrases,et avoir pur le langage quand ils l'ont corrompu en dtournant les acceptions.

    Este defecto es propio de los espritus cultivados pero estriles; ellos tienen palabras en abundancia, perono ideas: ellos trabajan, pues, con palabras y se imaginan haber combinado ideas cuando han ordenadofrases y haber depurado el lenguaje cuando lo han corrompido alterando las acepciones.

    Buffon, Discours sur le style

    Esto esotro embeleco francs?

    Este Bergson es un tuno;verdad, maestro Unamuno?

    Antonio Machado,"Poema de un da"

    Marianne haba sido injuriada por un yankee! Las noticias del escndalo me llegaronpor los buenos oficios de varios amigos. Y gracias a Pablo, gentil Mercurio, tuvimos el"panfleto llegado de Amrica" [a Pars] en el Comit editorial de Ciencia Hoy a lasemana de su aparicin en la Ciudad Luz. Qu pas? Alan Sokal, el fsiconorteamericano que alcanz notoriedad por su broma pesada contra el establishmentdeconstruccionista y posmoderno de los campuses norteamericanos (ver"Experimento peligroso", en Ciencia Hoy, 36:12-15, 1996), ahora se agenci uncompinche belga para arrojar, junto con l, una bomba de estruendosa crtica cientficaa las barbas de los mismsimos mandarines literarios de la rive gauche.Presenciamos la inauguracin de una nueva querelle des sciences et des Iettres?,las protestas de la razn cientfica ante la ola irracionalista que parece sumergir el findel milenio?, un episodio de oportunismo editorial?, la expresin de una pelea porrecursos universitarios cada vez ms escasos?, un cisma dentro de la proclamadacrisis de la izquierda? Quizs, haya un poco de todo esto y de algo ms. Peroempecemos por partes.

    Alan Sokal (profesor de fsica de la New YorkUniversity) y Jean Bricmont (profesor de fsicaterica de la Universit de Louvain), acaban depublicar un libro que ostenta un desafiante ttulo:Impostures intellectuelles (Paris, Editions OdileJacob, octubre de 1997).Quines son los "impostores"? Bueno, losautores franceses que, al menos en los EstadosUnidos y en otros pases, reciben el ttulo de"posmodernos".Resulta que un gran nmero de estos escritoresutilizan en su discurso concepto y/o trminoscientficos que pertenecen a los campos msnovedosos o rutilantes de la ciencia o que lindancon cuestiones de fundamentacin terica: lateora de conjuntos y la lgica matemtica (enparticular, el teorema de Gdel), la topologa, larelatividad, la mecnica cuntica, la teora delcaos, los fractales. Sokal y Bricmont declaran que

    aspiran a mostrar cmo estos pensadores "posmodernos":a) hablan de teoras cientficas de las que slo poseen una vaga idea,b) importan a las ciencias humanas nociones de las ciencias exactas sin

    justificacin emprica,

  • 2c) exhiben una erudicin superficial para abrumar e impresionar al lectorcon trminos cientficos,

    d) manipulan frases desprovistas de sentido y se entregan a vacos juegosde palabras.

    En sntesis, Sokal y Bricmont se ven a s mismos como los que desenmascaran lamentira de los filsofos posmodernos y gritan a voz de cuello que "el rey estdesnudo", para as "dar coraje a los que trabajan seriamente en estos dominios[ciencias humanas y filosofa] criticando los ejemplos manifiestos de charlatanismo"(Bricmont y Sokal, "Que se passe-t-il?", Libration, 18 de octubre de 1997). Pero estono es todo. Como los autores no se cansan de repetir, su blanco es doble. El segundoobjetivo es lo que ellos llaman el "relativismo cognitivo", que constituye un ingredienteepistemolgico esencial de gran parte del discurso generado en los programas decultural studies y de sciences studies de las universidades norteamericanas.La obra consta de una introduccin, una serie de captulos, un eplogo y un apndiceen dos partes. La introduccin es significativa. En ella los autores enuncian susintenciones y se defienden de las posibles objeciones, que enumeran: haber salido ala caza de pequeos fragmentos textuales con inexactitudes poco relevantes a la horade juzgar una obra de pensamiento; ser cientficos "limitados" incapaces de captar elcarcter profundo de lo que quieren decir los pensadores; interpretar a los autoresliteralmente sin tener en cuenta el carcter potico, metafrico o analgico de lasexpresiones y trminos cientficos utilizados o impedir a los filsofos hablar de cienciapor el mero hecho de que estos no poseen el diploma correspondiente.Lo ms sustantivo del libro son los captulos dedicados a cada uno de los autoreselegidos: el psicoanalista Jacques Lacan, la terica de la literatura Julia Kristeva (quese ocup asimismo del psicoanlisis y de la teora poltica), la crtica feminista Lucelrigaray (que escribi sobre psicoanlisis, filosofa de la ciencia y lingstica), elsocilogo de la ciencia Bruno Latour, el socilogo y filsofo Jean Baudrillard, el filsofoGilles Deleuze y el psicoanalista Flix Guattari (que colaboraron en varias obras degran difusin), y el terico de la tcnica y las comunicaciones Paul Virilio.Ocasionalmente, a pie de pgina, aparecen otros nombres de la constelacin parisina,como el filsofo Franois Lyotard o el historiador y filsofo de la ciencia Michel Serres.En cada captulo, Sokal y Bricmont seleccionan un nmero de textos del autorcorrespondiente y los someten a una crtica minuciosa, desde el punto de vista de lasignificacin y del uso adecuado (o no) de los trminos y conceptos cientficos que enellos aparecen -algo que podra titularse "anlisis del discurso efectuado por uncientfico"-. As, desfilan en las pginas de Impostures intellectuelIes la topologa y lalgica matemtica de Lacan; la aplicacin del axioma de eleccin y la hiptesis delcontinuo al anlisis del discurso potico efectuada por Kristeva; la incorporacin de losatractores extraos y los espacios no euclidianos en una reflexin sobre la historiadebida a Baudrillard; la proliferacin logorreica de neologismos pseudocientficos como"teletopologa" o "espacio dromosfrico" en los libros de Paul Virilio; el uso (y abuso)de la geometra de Riemann y la mecnica cuntica por Deleuze y Guattari; lacondena de la mecnica de fluidos como ciencia masculina en lrigaray; lacaracterizacin de Lyotard de una cierta "ciencia posmoderna" (constituda -segn senos dice- por la geometria fractal, la teora de catstrofes, el teorema de Gdel, laindeterminacin cuntica y otros desarrollos cientficos novedosos y seductores).Sokal y Bricmont acusan a los "posmodernos" no slo de utilizar trminos cientficossin preocuparse por su significado, de emplear en sus textos analogas cientficas nojustificadas, de cometer errores matemticos o de utilizar palabras tcnicas paraimpresionar al auditorio, sino tambin de escribir sobre la base de frases absurdas yde hablar sin saber qu se est diciendo (lo cual va ms all de cuestiones cientficasen sentido estricto).Los desenmascaradores de las "imposturas" explican abundantemente en el texto y ennotas a pie de pgina los conceptos de matemticas y ciencias que, a su juicio, sufren

  • 3abuso (esto constituye un aporte colateral a la difusin cientfica -en particular, estnmuy logradas las notas dedicadas a la teora de conjuntos y las pginas sobre larelatividad-.)El libro incluye dos intermezzos de distinto peso: uno, muy significativo (y discutible,como veremos) sobre el relativismo cognitivo en filosofa de la ciencia y otro, msocasional, sobre el abuso del teorema de Gdel y la teora de conjuntos (considerandoen particular la obra del reciclado Rgis Debray, Critique de la raison politique, de1981). La serie de captulos se cierra con el dedicado a la conocida polmica sobre larelatividad entre el filsofo Henri Bergson y Albert Einstein. Sokal y Bricmont defiendenla tesis de que uno de los orgenes de los abusos de los trminos cientficos por losfilsofos debera buscarse en las confusiones sobre la relatividad que Bergsonpropag en su libro Dure et simultanit (1922).El eplogo sintetiza las principales acusaciones que los autores de Impostures levantancontra los "posmos": deleite en el discurso oscuro, subjetivismo, escepticismo,relativismo cognitivo y preferir el lenguaje a los hechos referidos por este.La primera parte del apndice contiene una versin francesa del artculo"Transgressing the Boundaries: Toward a Transformative Hermeneutics ofQuantum Gravity", que Sokal envi y logr publicar en SociaI Text y el cualconstituye una parodia de los artculos de aquellos "lit. crits." (Iiterary critics) queabusan de la jerga cientfica vaca de contenido. La segunda parte del apndiceexplica cada uno de los "trucos" utilizados para engaar a los editores del Social Text,quienes (segn piensa Sokal) se habran sentido halagados por el hecho de que uncientfico "duro" se hubiese sumado a su empresa intelectual.El libro incluye dos intermezzos de distinto peso: uno, muy significativo (y discutible,como veremos) sobre el relativismo cognitivo en filosofa de la ciencia, y otro, msocasional, sobre el abuso del teorema de Gdel y la teora de conjuntos.S, pero...Este libro es, en realidad, dos libros. El primero de ellos critica el empleo de trminos ynociones cientficas en lo que los autores llaman el discurso "posmoderno". Elsegundo es un anlisis de lo que Sokal y Bricmont denominan "relativismo cognitivo".Ellos reconocen que estas son dos lneas diferentes, aunque las suponen ligadas yafirman que se "refuerzan mutuamente" (p. 206) -lo cual es cierto slo en parte-. Lafusin de estas dos empresas de crtica analtica podra, si se quiere, estar justificadapragmticamente por el hecho de que el verdadero blanco del libro es el mediouniversitario norteamericano, nico donde convergen los resultados de la filosofafrancesa contempornea (cultivada en departamentos de literatura y humanidades) yuna interpretacin relativista de la ciencia (cultivada en muchos programas de estudiosde la ciencia), de un modo muy peculiar y reconocible en cierta retrica caracterizablecomo sincrtica, exhuberante, agresiva, minuciosa y acumuladora de citasprocedentes de campos del saber muy alejados entre s. Pero entonces, por qu sepublica el libro en Pars? Aceptamos que lo que los autores llaman "la actituddesenvuelta respecto del discurso cientfico" (p. 206) y el relativismo cognitivo son dosingredientes del complejo retrico-conceptual-institucional propio de las universidadesnorteamericanas que Sokal tiene en mente. Pero esto no debera hacernos perder devista el hecho de que se trata de cosas que pertenecen a rdenes diferentes. Laprimera es ms bien una cuestin de un discurso particular (el de los mandarinesparisinos y sus turiferarios); la segunda toca algunos de los problemas ms complejosque viene tratando la filosofa desde la antigedad.Aunque a cada rato los autores se muestran como fsicos curiosos, en realidad, vanbastante ms all de lo que declaran ir. De hecho, en varias ocasiones actan comocientficos sociales. Sin ir muy lejos, no slo el epilogo del libro propone lneasmetodolgicas para un dilogo verdadero entre las dos culturas" (pp. 186-192) -bastante lgicas-, sino que Sokal y Bricmont se dedican a especular "Cmo se llegaa este estado de cosas?" (pp. 192-197) o resuelven (a su satisfaccin) el problema depor qu la izquierda se volvi irracionalista (pp. 198-204). Ms an y como vimos, todo

  • 4el captulo 11 defiende la idea de que una de la races del abuso de la terminologacientfica por parte de los filsofos estara en Bergson. El tono ligero de laargumentacin no da demasiado pie para el anlisis menudo y los autores se atajan

    subrayando su carcter provisorio y conjetural.Pero no por eso pierde uno el derecho a preguntarsequ quiere decir exactamente "el olvido de loemprico" o como es que el "cientismo en cienciashumanas" y (a la vez, parece) "la formacin filosfico-literaria tradicional" pudieron provocar elposmodernismo y el relativismo cultural (pp. 192-197).Si analizamos el capitulo sobre el relativismocognitivo, vemos que Sokal y Bricmont parten de unadiscusin sobre el solipsismo y el escepticismo parallegar a afirmar la tesis de que la epistemologa delsiglo XX separ a la ciencia de la realidad cotidiana yque esto, a la larga, condujo a un escepticismo noracional (p. 61). El camino elegido incluye resmenesy someras discusiones de la filosofa de la ciencia dePopper, de la tesis de Duhem-Quine, de las filosofasde la ciencia de Kuhn y de Feyerabend, del "programafuerte" de sociologa de la ciencia, y culmina con unacrtica de los estudios sociolgicos sobre la ciencia de

    Bruno Latour. Los autores enhebran con hilvanes no siempre resistentes una serie decuestiones que estn lejos de poder encadenarse como los pasos de un teorema.Sokal y Bricmont identifican (al menos por la va de la filiacin) el escepticismo deHume, el convencionalismo (no mencionado, pero discutido), el problema de la cargaterica de los trminos observacionales, las crticas a Kuhn, la sociologa de la cienciade Edimburgo y la de Bruno Latour. Es cierto que todas estas posiciones filosficas ysociolgicas tienen un ligero aire de familia y se puede argumentar que, en mayor omenor medida, muchas de ellas son afines a algn tipo de relativismo cognitivo. Peroel argumento no deja de padecer problemas "tcnicos" -aqu los autores tienen quepagar el precio de sus propias convicciones-. Veamos algunos ejemplos. La idea deQuine de la subdeterminacin de las teoras (dicho fcil: teoras lgicamenteincompatibles pueden encajar con la evidencia disponible) es considerada una "nuevaversin del escepticismo radical de Hume" (p. 69); la idea (original de Sellars yHanson, y difundida por Kuhn) de la carga terica de los trminos empricos de unateora (es decir, que todo enunciado emprico contiene ms o menos hipotecastericas) es asimilada al relativismo sin ms; las polmicas levantadas por Quine yKuhn, y que ya llevan tres dcadas, parecen solucionarse en tres renglones con unacita de Tim Maudlin (p. 75). Todo esto me parece bastante discutible y hace pensarque Philip Kircher -un importante filsofo de la ciencia- quizs no se equivoca muchocuando afirma que, enfrentados a los estudios de los filsofos e historiadores de laciencia, muchos cientficos "fantasean que ellos podran hacerlo mejor, si pudierandisponer de un par de fines de semana libres" ("A Plea for Science Studies", LaRecherche, junio de 1997).Sokal y Bricmont despotrican contra la nocin de "carga terica" de los trminosempricos y, a la vez, contra la idea de la subdeterminacin de las teoras, puesconsideran ambas asociadas al escepticismo cognitivo. Admitido: una ciertainterpretacin podra concluir esto. Pero creo que, de hecho, el asunto es bastantems complicado. Los autores partidarios del "realismo cientfico" sostienen la "cargaterica" de los trminos empricos sin ser relativistas (muy por el contrario). Y son losautores partidarios del "empirismo constructivista" (convencionalistas y, si se quiere,relativistas) los que niegan la "carga terica" de los enunciados empricos,defendiendo a capa y espada la posibilidad de la distincin "terico-observacional".Los que niegan la subdeterminacin de teoras y la "carga terica" a la vez (como lo

  • 5hacen Sokal y Bricmont) son los pocos defensores de las corrientes de la filosofa dela ciencia que estuvieron vigentes en la dcada del 50 (incluyendo la variante posteriorde Popper). Uno hubiera deseado una apreciacin ms justa de la complejidad delestado de la cuestin por parte de autores que la exigen del prjimo (para el "realismocientfico" ver, por ejemplo, Jarrett Leplin, ed., Scientific Realism, University ofCalifornia Press, 1984 y -para citar otro caso de colaboracin belga-norteamericana-los trabajos en Igor Douven y Leon Horsten, eds., Realism in the Sciences, LeuvenUniversity Press, 1996; para el "empirismo constructivista" ver Bas van Fraassen, TheScientific Image, Oxford University Press, 1980 y la serie de artculos en P. Churchlandy C. Hooker, eds., Images of Science, University of Chicago Press, 1984). Paraconcluir -y dirigin- dome a aquellos que prefieren los argumentos histricos a losfilosficos- hay que mencionar que el historiador de la astronoma Norriss Hetheringtonha mostrado claramente, a travs de minuciosos estudios de casos histricoscoleccionados en un libro que alcanz bastante repercusin, la "carga terica" demuchas observaciones cientficas (Science and Objectivity: Episodes in the History ofAstronomy, Iowa State University Press, 1988).Los autores de Impostures intellectuelles despliegan todos estos problemticosargumentos para cimentar su tesis, nada inocente y de gran alcance, segn la cualuna de las causas del relativismo cognitivo en ciencia habra sido que la filosofa de laciencia se separ de la razn comn. Para oponer a estas vacas abstracciones de lafilosofa de la ciencia un modelo correcto, Sokal y Bricmont se dedican a asimilar lametodologa de la ciencia a una investigacin detectivesca y al sentido comn (p. 88 ypp. 94-96). Ahora bien, uno no puede dejar de preguntarse: por qu debe lametodologa cientfica necesariamente asimilarse al "sentido comn"? De hecho, Sokaly Bricmont acusan vivamente a algunos de los escritores que critican por utilizar lostrminos cientficos (que poseen un significado especifico y definido como tal) comopalabras corrientes con el significado del "sentido comn" (ver ejemplos en pgina 100y en pgina 180, nota 232). De nuevo, parece que aqu los mdicos deberan tomaruna dosis mayor del remedio que recomiendan.La recepcin del libroImpostures intellectuelles tuvo una curiosa recepcin en su pas de origen. Muchosmedios periodsticos reaccionaron con un rasgo muy oscuro de la sociedad francesa:el chauvinismo. La serie de artculos que Le nouvelle observateur dedic al tema(nmero del 25 de septiembre al 1 de octubre) se titula: "Nuestros filsofos sonimpostores?". Sokal y Bricmont son acusados por Kristeva de "francofobia" debida almiedo a la colonizacin cultural de las universidades norteamericanas por elpensamiento francs. Asimismo, la autora insina "intereses" vinculados a la "nuevaparticin del mundo" que pudieran estar detrs del ataque de Sokal y Bricmont.Sugestiones del mismo tenor haban sido deslizadas por Bruno Latour en un artculoque public antes de la aparicin del libro ("Y a-t-il une science aprs la guerre froid?",Le Monde, 18 de enero de 1997). Da pena leer que un autor original y respetado (anpor los que disentimos de l), compara a Sokal con una "mlange de Voltaire et deMcCarthy" y al revuelo provocado por el paper publicado en Social Text, con unanueva "guerra fra" desatada por fsicos que no tienen nada en qu ocuparse ahoraque se acab la contienda con el Este. Fleury y Limet insisten con la acusacin de"francofobia" y no ahorran calificativos para lo que ellos consideran un "delito dedeshonestidad" del que no estara ausente alguna "bajeza" -Fleury, editor de Hachette,haba rechazado publicar una versin previa del libro que le fue enviadaconfidencialmente a su pedido, lo cual no fue obstculo para que reprodujera en suartculo pasajes de ella que fueron suprimidos en la versin publicada por Odile Jacob(ver Vincent Fleury y Yun Sun Limet, "L'escroquerie Sokal-Bricmont", Libration, 6de octubre y Sokal, "Rponse Vincent Fleury et Yun Sun Limet", Libration, 18 deoctubre).Pascal Bruckner, quien asume la defensa de Baudrillard, argumenta que existira unacultura anglosajona "del hecho y la informacin" y una cultura francesa "de la

  • 6interpretacin y del estilo" cuyo modo de expresin natural sera el ensayo, rico ensugestiones (no sabemos si esto es cierto, pero nos permitimos dudar de que a loseruditos franceses, que estn editando los textos de las tablillas de la biblioteca deMari, los haga demasiado felices ser llamados "ensayistas").Entre las respuestas a Impostures intellectuelles, la ms articulada parece haber sidola del fsico Jean-Marc Lvy-Blond, profesor de Niza, quien argumenta sobre la basedel carcter metafrico de los trminos cientficos utilizados por los "posmos" (verLvy-Blond, "La paille des philosophes et la poutre des physiciens", La recherchede noviembre y la respuesta de Sokal, "Du bon usage des mtaphores", idem).Lvy-Blond tambin trae a colacin varios casos de fsicos que afirmaron muy sueltosde cuerpo barbaridades filosficas, manifestando as una creencia en la hegemonametodolgica y epistemolgica de la fsica a la vez que un supino desconocimiento deotras reas del saber humano. Sokal y Bricmont, en su libro, admiten que "losproblemas tratados por las ciencias humanas son enteramente complejos" (p. 194) yafirman que, aunque alguna vez se reduzca el estudio de lo humano a las basesbiolgicas de nuestro comportamiento, eso no quiere decir que estas pierdanindependencia, como no la perdi la qumica cuando fue reducida a la teora cuntica(p. 187). Estas afirmaciones -dejando de lado a) su tono implcitamente paternalista yb) el problema, filosficamente no trivial, de cun reducida est la qumica a lacuntica- pueden (o no) ser consistentes con la innegable simpata con que losautores citan a menudo los argumentos (muy discutidos) del destacado cientficoSteven Weinberg, popularizados en el capitulo 2 de Dreams of a Final Theory (NewYork, Pantheon, 1992), a favor de un reduccionismo fisicalista que Sokal califica como"sofisticado" (ver Sokal, "Du bon usage des mtaphores"; ver asimismo S.Weinberg, "Sokal's Hoax", The New York Review of Books, 8 de agosto, 1996, vol.43, n 6 y las respuestas del distinguido historiador de la fsica de Princeton NortonWise y de Michael Holquist y Robert Shuman, profesores de literatura comparada y debiofsica y bioqumica molecular de Yale, New York Review of Books, 3 de octubre de1996, vol. 43, n 5; ver tambin el meduloso y extenso artculo en defensa de losestudios de historia, filosofa y sociologa de la ciencia dentro de un marco deracionalidad, de Philip Kitcher en La recherche, citado ms arriba).Muchos de los que nos dedicamos a las ciencias humanas abogamos con energa afavor de la racionalidad, el rigor y la transparencia discursivas, en la creencia de queexiste la realidad y que el mundo es, en principio, inteligible. Pero, por supuesto, noestaramos dispuestos a restringir dicha racionalidad a la de las matemticas niconsideramos suficientemente fundamentados o dignos de demasiada atencin losintentos de reduccionismo fisicalistaAlgunas reflexionesEl chiste y el libro de Sokal constituyen, a mi entender, un soplo de brisa fresca yvivificante en las asfixiantes y clausuradas coteries de ciertos sectores de las cienciashumanas y sociales. Fue un filsofo francs de la rive gauche -Foucault- el primero enllamar la atencin sobre los vnculos entre discurso y poder. Como sealamos en otraoportunidad ("El dudoso encanto de ser un scholar", en Ciencia Hoy, 28:12-16, 1995),todo discurso hermtico se constituye en fuente de poder, ya que siempre hay alguienque se arroga la exclusividad de su interpretacin, la cual es dispensada en funcin dealgn tipo de intercambio de valor (simblico o de otro tipo). Es cierto que el discursode las ciencias "duras", en tanto tcnico y arduo, tambin fue y es blandido ante los noiniciados como espantapjaros para inspirar terror y aumentar el prestigio de estasdisciplinas. Pero aqu uno puede defenderse, recurriendo al sencillo expediente deconseguir un libro tipo "aprndalo Ud. mismo", memorizar la jerga y los smbolos,sacarle punta al lpiz y ya est. Lo inefable puede ser legtimo en algunos aspectos dela experiencia humana (la poesa o la literatura mstica), pero decididamente no lo esen el mbito de las ciencias humanas y sociales.

  • 7Cualquiera que haya tenido que transitar el desierto de palabras huecas del discurso"posmo" y soportar la retrica manipuladora y soberbia de sus autores, agradecer aSokal y Bricmont por haber efectuado un trabajo saludable y necesario.Pero detrs del sutil asunto del discurso est el asimismo complejo y delicado tema dela racionalidad. Muchos de los que nos dedicamos a las ciencias humanas abogamoscon energa a favor de la racionalidad, el rigor y la transparencia discursivas, en lacreencia de que existe la realidad y de que el mundo es, en principio, inteligible. Pero,por supuesto, no estaramos dispuestos a restringir dicha racionalidad a la de lasmatemticas ni consideramos suficientemente fundamentados o dignos de demasiadaatencin los intentos de reduccionismo fisicalista. Ahora bien, no est del todo clarodnde estn parados los autores en este asunto.La crtica al sistema acadmico y literario francs tiene antecedentes de peso. Elfamoso socilogo Pierre Bordieu dedic un libro a la descripcin, en trminos de teorasocial, de la estructura y de la dinmica del establishment acadmico francs (Homoacademicus, Stanford University Press, 1988, traducido por P. Collier -cito la versininglesa pues contiene un interesante prlogo del autor ausente en el original-). Alsocilogo de Chicago Terry Clark tambin debemos otro estudio: Prophets andPatrons (Harvard University Press, 1973); hay tambin muchos estudios histricossobre el mundillo literario de la rive gauche (por ejemplo, el del historiador de Camus,Herbert Lottman, The Left Bank: Writers, Artists and Politics from the PopularFront to the CoId War, New York, Halo Books, 1991). Sin embargo, no deberaidentificarse toda la actividad acadmica francesa con los sectores ms hbiles paraganar espacios de poder, publicitarse en los medios o exportar sus ideas al otro lado

    del Atlntico.Francia fue una de las cunas de los instrumentos deltrabajo erudito y del mtodo histrico-critico, y elcultivo de las "humanidades duras" continafloreciendo en dicho pas hoy tanto como en los siglospasados.Hay un punto que no aparece en el libro, pero que sies tema central de dos artculos de Sokal en loscuales declara que su preocupacin es"explcitamente poltica" (Sokal, "Transgressing theBoundaries: An Afterword", Philosophy andLiterature 20 (2): 338-346, octubre de 1996) y que lascuestiones de verdad, razn y objetividad son"cruciales para el futuro de la izquierda" (Bricmont ySokal, "What is the Fuss all about?", Times LiterarvSupplement, del 17 de octubre de 1997). Esimportante tener esto en cuenta para no perder devista el origen de la discusin, la cual -segn dice suautor- fue motivada por su preocupacin porque eldiscurso progresista norteamericano habra asumidocomo fundamento argumentos irracionales que,posteriormente, atentaran contra su propia capacidadde reinvindicacin.Esto podra ayudar a explicar, adems, por qu Sokal

    eligi concentrarse, en el libro, sobre la difusin del discurso parisino entre la elitesuniversitarias liberales (en el sentido norteamericano del trmino) y dej de lado otrofenmeno ms masivo y de mucha mayor significacin social, como es el de la NewAge, con su particular blend de ciencia y pseudociencia y un curioso poder deconvocatoria en vastos sectores de la sociedad y hasta en algunos ambientescientficos.Pero, por lo menos en un caso (Latour) su anlisis se restringi a sealar los errorescientficos de un artculo en particular. A menos que uno desee correr el riesgo de

  • 8asumir que la lectura de algunos fragmentos textuales con errores puede sustituir elconocimiento in extenso de las obras (y no creo que ningn humanista serio vaya aestar de acuerdo con este pecado de esa scholarship), habra que ser cauteloso con loque es lcito (o ilcito) inferir de la empresa sokaliana. Es cierto que la "topologalacaniana" se aproxima asintticamente a la charlatanera y que su discurso, enocasiones, es asimilable a los delirios sistematizados que el mismo Lacan estudia;tambin es cierto que, buscando con paciencia, uno puede encontrar en sus textosbrillantes intuiciones de psicopatologa. Las ideas de Latour y del "programa deEdimburgo" merecen anlisis y consideracin, independientemente del juicio final quese pueda emitir sobre ellas. Lo mismo puede decirse, a fortiori, de la obra filosfica deDerrida o de Foucault, quienes han signado, para bien o para mal, gran parte delpensamiento de la segunda mitad de nuestro siglo -Sokal y Bricmont no incluyen aestos dos filsofos, pero consideran al ltimo de ellos como el "cheerleader" de losautores que caen bajo la crtica (ver Bricmont y Sokal, "What is the Fuss all about?",citado ms arriba)-. Separar la paja del trigo es trabajo rido, pero quizs no podamosahorrrnoslo. Reducir una obra a sus defectos es como juzgar una vida por susequivocaciones. Sokal recuerda -para justificar su procedimiento (pp. 16-17)- queBertrand Russell dej de leer a Hegel cuando se dio cuenta de los erroresmatemticos de este. El argumento es bueno, pero cuestionable: Russell afirma, enuno de sus muchos libros, que "la filosofa debera darnos a conocer el fin de la vida"y, en el mismo prrafo, que "la filosofa no puede, por s misma, darnos a conocer el finde la vida" (An Outline of Philosophy, Londres, Allen and Unwin, 1927, p. 312).Dejaramos por eso a este autor fundamental? Ms an, si furamos a juzgar a loscientficos por la profundidad o pertinencia de sus enunciados filosficos, temo queleeramos muy poca ciencia. Y aunque la dimensin de este problema no sea tangrave como la que Sokal y Bricmont acaban de revelar, tampoco es insignificante.Otra cuestin es la ya sealada, respecto de la doble intencin del libro. Este doblefrente de ataque es causa de que caigan en la misma bolsa una serie de autores quetienen poco en comn, excepto servir como citas bibliogrficas a los "posmos"norteamericanos. Si el affaire Sokal sigue el camino del exceso (esperemos que no),no seria raro que algunos comenzasen a ver asomar sobre el horizonte de laacademia universal de fin de siglo una amenazante hidra textual, sobre cuyasmltiples cabezas (la solipsista, la deconstructivista, la relativista, la posmodernista, laconvencionalista, la posestructuralista, la irracionalista, la construccionista social y laprxima " (x)-ista" que surja a la orilla del Sena) los Robespierre de la razndescargarn su ira justiciera, sin jams terminar de aniquilarla. Crear monstruosmediante el procedimiento de unir partes aisladas de animales conocidos es unproceso que se emparenta ms con la imaginacin medieval (o con la propagandafundamentalista) que con el anlisis de las ideas -debe quedar bien claro que no estoyafirmando que Sokal y Bricmont hayan tenido estas intenciones, sino especulandosobre cmo sus posturas podran llegar a ser desfiguradas-.La "broma" de Sokal ha levantado maremotos de tinta fresca porque, directamente opor alusin, toca puntos sensitivos donde se entrecruzan cuestiones filosficas defondo (la posibilidad del conocimiento, la naturaleza de la ciencia, la relaciones entreciencias humanas y naturales), asuntos sociolgicos (la organizacin acadmica, elpresupuesto de la investigacin, la existencia de "estilos nacionales" de saber), ycuestiones ideolgico-polticas Sokal insiste en que su obra tiene como meta la tomade conciencia de los sectores progresistas y sus detractores insisten en denunciarlocomo un personaje al servicio de los intereses establecidos-.O sea, un complejo de problemas sobre los cuales cada uno de nosotros puedesentirse tentado a autoconsiderarse el "dueo" del tema. Hay que resistir esa vanailusin con fervor. Pinsese lo que se piense de Sokal y de su amigo belga, no es pocomrito el habernos abierto los posibles caminos de un debate que hasta ahora habapermanecido cerrado. Espero que estos comentarios no hayan traicionado demasiadoel espritu de la convocatoria.