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Vanguardia y neovanguardia en América Latina

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  • Vanguardia y neovanguardia en Amrica Latina

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    Adolescencia y vanguardia en La casa de cartn de Martn Adn: la reescritura de las convenciones del Bildungsroman

    Luis Hernn Castaeda, University of Colorado at Boulder

    La figura de Martn Adn, seudnimo de Rafael de la Fuente Benavides (Lima, 19081985), ocupa un sitial de excepcin en la lrica peruana del siglo XX. Autor de una obra potica indudablemente cannica que ha sido estudiada y celebrada tanto por la crtica especializada como por las gene-raciones posteriores de poetas y narradores peruanos, su primera publica-cin fue la novela La casa de cartn, aparecida en 1928 cuando Adn contaba apenas con veinte aos de edad. Hasta el da de hoy, persiste como la pieza ms emblemtica de su obra.1 Se trata de un texto fuertemente marcado por la vanguardia que registra, a travs de una coleccin de estampas del bal-neario de Barranco, una experiencia radicalmente moderna de la Lima de los aos veinte. Un hilo argumental tenue y ondulante, una galera de per-sonajes evanescentes y un rico tratamiento potico de la materia verbal son algunos de sus rasgos centrales: como otros textos vanguardistas hispni-cos, la novela de Adn articula una revisin irnica y desestabilizadora de las premisas que sustentan la novela realista decimonnica (Prez-Firmat 30). Quisiera explorar una de las instancias de esta revisn: la incorpora-cin y descentramiento de algunas convenciones propias del que algunos criticos consideran el gnero moderno por excelencia, el Bildungsroman. En esta novela es imposible hallar una lgica narrativa lineal que d cuenta del proceso de formacin y autodefinicin de un sujeto; adems, es cuestio-nable la afirmacin de que sus personajes puedan ser definidos como suje-tos, en la lnea de una comprensin de la subjetividad como una dimensin centrada y homognea.

    El protagonista y narrador innominado de La casa de cartn es un adolescente que no slo recorre y describe las calles de Barranco sino que reflexiona extensamente sobre su propia identidad y sobre el significado de la madurez, entendida en trminos negativos como una renuncia a los ideales de la juventud y como una degradacin general de la personalidad. El Bildungsroman clsico, segn lo define Franco Moretti, dramatiza la

    The Colorado Review of Hispanic Studies | Vol. 6, Fall 2008 | pages 7990

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    formacin y socializacin de un individuo en el trnsito de la juventud a la madurez, proceso de naturaleza contradictoria que involucra la negocia-cin de dos fuerzas contrarias, inherentes al sujeto moderno: un principio de autodeterminacin radicalque se manifiesta con fuerza extrema en el adolescente innominado de La casa de cartny una necesidad de con-temporizar con los imperativos de la socializacin (Moretti 1517). A pesar de experimentar esta contradiccin, el Bildungsroman clsico se resuelve con la sntesis de estos principios antagnicos, de tal manera que el de-seo individual y las exigencias de la sociedad acaban por armonizarse en la experiencia del sujeto maduro. Ahora bien, tanto la lgica narrativa del gneroque puede describirse como una teleologa de la madurezcomo su particular concepcin del personaje ficcional, se sustentan en una de-terminada comprensin de la madurez y de la subjetividad. Gregory Castle ofrece una clave para caracterizarla:

    Un modelo nuevo del sujeto soberano emergi de la tradicin clsica del Bildung, una cultura interior armoniosa y unificada formada a travs de la libertad social y una educacin esttica secular. Este modelo se encuen-tra en el corazn del Bildungsroman, la forma literaria que, en los 1790s, empez a diferenciarse de las formas ms tpicas de la narrativa biogrfica

    (Castle 33).2

    La referencia al cultivo de una subjetividad armnica y unificada es el detalle que resulta ms revelador. El Bildungsroman clsico, que puede encontrarse en la transicin entre el siglo XVIII y el XIX, aparece como un gnero apuntalado por una comprensin radicalmente moderna de la subjetividad. Castle encuentra su expresin ms ntida en la nocin de yo avanzada por John Locke en su Essay Concerning Human Knowledge: la de un ego siempre idntico a s mismo, que mantiene una coherencia en el tiempo y en el espacio. Este ego se define centralmente por la posesin de una facultad autoperceptiva y autorreflexiva, que le permite concebirse como una entidad individual continua, duea de una memoria del pasado, de una conciencia del presente y de una proyeccin de perdurabilidad para el futuro. El Bildungsroman vendra a ser aquella forma literaria que pone en escena el proceso de formacin de una entidad semejante; el proceso evolutivo y pedaggico mediante el cual el ego as entendido se construye. Queda as planteada una trayectoria formativa para el sujeto protagonista del Bildungsroman, trayectoria que desde el punto de vista del bildungsheld puede ser entendida como una aventura de conquista de la propia subjeti-vidad. Si la finalidad de esta trayectoria es alcanzar un estado de armona y coherencia, se podra conjeturar que el estado inicial del bildungsheld es de disonancia y de dispersin; as, el proceso al cual el sujeto es sometido im-plica una reconciliacin y una organizacin. El ego slido y siempre idn-tico a s mismo que fuera propuesto por Locke sera, de esta manera, el pro-ducto del itinerario evolutivo implcito en la lgica narrativa del gnero.

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    La consecuencia posterior de la formacin de un ego configurado bajo estos parmetros es la insercin del sujeto en la colectividad, la asuncin de un cierto rol en el seno de las instituciones y el hallazgo de una posicin determinada en una clase dentro de la jerarqua social.3

    El Bildungsroman y un texto vanguardista como La casa de cartn pre-sentan nociones radicalmente diferentes de la subjetividad. La subjetivi-dad postulada desde una potica vanguardista, que se encarna en perso-najes como los que habitan el universo de esta novela, supone una lectura y una descomposicin del ego slido y singular que constituye la base del Bildungsroman. En este sentido Mirko Lauer sostiene que la prosa de Adn apuesta a que un conjunto de visiones parciales y personales yuxtapuestas devengan en ltima instancia formas de la realidad (32). Esta es, en pri-mer lugar, una observacin sobre el carcter del argumento, que si bien no es inexistente, aparece desplegado como objeto de observacin para una mirada autorreflexiva que diseca y expone. No obstante, el comentario de Lauer apunta a destacar una condicin bsica del rgimen de representa-cin: la preponderancia de una subjetividad alternativa y excntrica, que opera como agente generador de la realidad adems de aportar la materia misma que constituye lo real. Lo objetivo y lo subjetivo no se presentan, dentro de esta forma de mmesis, como dimensiones delimitadas con niti-dez; de hecho, la nitidez no forma parte de este universo en ninguno de sus niveles, salvo quiz como objeto aludido desde la irona.

    La subjetividad de los personajes de La casa de cartn est, desde un prin-cipio, problematizada y multiplicada. Esta multiplicidad del yo es irrecon-ciliable por definicin, anulando as la posibilidad de un proceso forma-tivo y armonizador, y presentndose como un espacio alternativo, propicio para reflexionar sobre los procesos y los itinerarios del Bildungsroman. La escisin del protagonista est puesta de manifiesto desde un inicio, en la primera pgina del texto, de tal manera que podramos considerarla como un momento inaugural y definitorio: Y ahora silbas t con el tranva, mu-chachos de ojos cerrados (1). Esta es la primera aparicin del narrador-personaje en el texto, autorrepresentado significativamente como un otro, desde un punto de vista que es interior y exterior de manera simultnea.

    En este contexto la declaracin de que el yo es otro puede ser leda en ms de un sentido. Un aspecto que llama la atencin es la ruptura de aquella convencin del gnero segn la cual el narrador y el personaje pro-tagonista de la historia corresponden a diferentes edades de un mismo su-jeto. En el Bildungsroman clsico la posicin del narrador es ocupada por el sujeto adulto, que ha pasado ya por las peripecias que le ha deparado el proceso de crecimiento y formacin y, as, escribe para dar cuenta, desde la posicin adquirida de la adultez, del proceso que lo condujo a este estado superior y definitivo: la madurez es la cima de la evolucin y, por lo tanto, un lmite que legitima el acto de narrar. Por otra parte, si la materia central

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    de la escritura del narrador est dada por la formacin y el crecimiento, el protagonista de esta escritura es una versin anterior del propio narrador, previa a las mencionadas peripecias. El Bildungsroman ofrece un registro de los hechos y experiencias que cierran la brecha entre la posicin del joven aprendiz y la del autor maduro, conectando as dos momentos existenciales en la biografa de un sujeto y reforzando el carcter unitario y finalmente centrado y slido de su identidad individual.4

    En La casa de cartn no puede comprobarse esta distribucin de las funciones del yo en las figuras de narrador y protagonista. Si bien ambas funciones estn entregadas a un mismo sujeto, la aludida distancia cro-nolgica no existe, porque la narracin de los eventos parece ser prcti-camente contempornea a la experiencia de los mismos. En el plano de la ancdota, aparece un narrador adolescente narrando las peripecias de su cotidianidad en el contexto de unas vacaciones de verano, de tal manera que el texto se convierte en una crnica de la actualidad que no admite el intervalo cronolgico suficiente para albergar un proceso de formacin y crecimiento. De hecho, tal proceso se encuentra ausente del texto de Adn, cuya lgica est ms bien dada por el registro de lo inmediato y lo voltil, dentro de una tica vanguardista radicalmente moderna y de signo adoles-cente. Moderna porque anticipa el deterioro de todo lo existente, negando as la persistencia de la novedad, cuyo carcter es frgil por definicin; y adolescente debido a que, como vemos en la relacin entre narrador y per-sonaje, hay una refutacin de la creencia segn la cual la adultez es el lugar desde el cual se hace posible reflexionar sobre la experiencia vital y darle un sentido y una justificacin. En La casa de cartn ocurre precisamente lo inverso: se establece una asociacin estrecha entre adolescencia y autora.

    Sin embargo, esta cercana entre el narrador y el protagonista en tr-minos de sus edades relativas, no debe ocultar el hecho de que el sujeto narrador de La casa de cartn presenta una subjetividad no ya escindida, sino evanescente, como tambin su amigo muerto, Ramn. En palabras de Peter Elmore, la clave de este universo est en la evanescencia y la fluidez de sus componentes, uno de los cuales es el yo: La casa de cartn sub-vierte un modo de configurar la identidad que se sostiene en el modelo del Ego. El narrador y el mundo que describe estn hechos de una materia ingrvida, mvil, sujeta a una constante zozobra (59). Esta es quiz la dis-cordancia ms flagrante y significativa entre el texto y las expectativas de gnero del Bildungsroman: la que existe entre una concepcin del sujeto como lugar abierto y mltiple, y una concepcin del sujeto como entidad individual. Este incumplimiento de las convenciones del gnero produce una relacin singular y problemtica entre texto y gnero. Si figurar al yo como una multiplicidad moviliza una crtica de la unidad, tambin resulta vlido afirmar que La casa de cartn puede leerse en este sentido como un descentramientopor medio de una lectura crticadel Bildungsroman.

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    El siguiente episodio caracteriza la adolescencia como un horizonte tico adems de irnico:

    Empezaba a vivir... El servicio militar obligatorio... Una guerra posible...Los hijos, inevitables... La vejez... El trabajo de todos los das... Yo le sopl delicadamente consuelos, pero no pude consolarlo; l jorob las espaldas y arrug la frente; sus codos se afirmaron en sus rodillas; l era un fracasado. A los diecisis aos! (24).

    Es claro que el protagonista de este pasaje es Ramn, el segundo per-sonaje de mayor importancia en el texto. Se trata del amigo muerto del narrador innominado, el t ausente a quien el narrador dirige su escritura como una misiva u homenaje pstumo. Compleja y rica en matices, la re-lacin entre el narrador y Ramn es uno de los aspectos centrales de la crtica al Bildungsroman. En un universo regido por la evanescencia, cabe sospechar que a objetos fluidos y cambiantes, corresponden relaciones igualmente fluidas y cambiantes. Una primera aproximacin al vnculo entre los dos personajes principales lo caracteriza como una relacin entre dobles. Tambin se ha afirmado que Ramn es el alter ego del narrador, o que ambos representan estadios sucesivos del desarrollo tico y esttico de un mismo sujeto. En una bsqueda de ecos autobiogrficos, Lauer se-ala que el origen del trauma que se prolonga en la desaparicin fsica de Ramn podra encontrarse en la muerte temprana de Csar, hermano de Martn Adn. Anlogamente, Elmore apunta que la relacin entre el texto escrito por el narradorLa casa de cartny el texto escrito por Ramnlos Poemas Underwood, remite tambin al tpico del doble. De alguna forma, parece que estos personajes presentan una semejanza profunda, a tal punto que parecen compartir una misma naturaleza.

    La estructura del pasaje citado es llamativa: pueden verse alusiones sin-tticas y concentradas, ordenadas cronolgicamente, a diversos hitos de un modelo de biografa; especficamente, a modelo de biografa propio del sujeto masculino burgus inmerso en una sociedad como la limea de los aos 20. La trayectoria vital aparece representada elptica y tambin ir-nicamente, bajo la forma de una anticipacin que expresa un tedio pros-pectivo del sujeto adolescente frente a unas experiencias vitales por las que no ha transitado an, pero que proyecta absurdas e inevitables. La tica trazada aqu es vanguardista, por su rechazo de los valores sociales tra-dicionales y su renuncia a la vida burguesa; tambin es una tica adoles-cente, que celebra la juventud y la actualidad en oposicin a la adultez y el futuro. Por otra parte, llama la atencin la descripcin fsica de Ramn en frases como jorob las espaldas y arrug la frente. A partir de estas dos acciones, el personaje parece sufrir una transformacin fsicao ms bien, imponerla sobre su propio cuerpo al realizarlasque aparece como efecto de su sensacin de tedio frente al futuro. Dentro de la modalidad de cons-truccin de personajes que se observa en La casa de cartn, tal respuesta

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    fsica producida por el discurso no es extraa: la materialidad fsica del cuerpo es otra de las convenciones de la novela realista que los textos van-guardistas manipulan y subvierten.5 Lo que llama la atencin son las frases que vienen a continuacin: [...] l era un fracasado. A los diecisis aos!; porque evidencian una contradiccin. Es imposible definir como fracasado a un sujeto que, por causa de su juventud, an no ha experimentado las instancias vitales que determinan el xito o el fracaso de una vida segn los parmetros burgueses. El xito o el fracaso son el producto del desem-peo del sujeto durante la trayectoria vital, pero no podran antecederla. Tal ruptura de la lgica temporal lineal mediante la anticipacin irnica del porvenir cancela, en un solo gesto, la posibilidad misma de narrar en clave de Bildungsroman.

    La misma alteracin del flujo temporal puede percibirse en el siguiente pasaje, que narra un paseo del narrador y de Ramn al centro de Lima:

    Nos fuimos a Lima. En el asfalto pegajoso, chisporroteaban llantas de au-tomviles; al fin de cada jirn, un tramonto de raso dorado; los postes de telfono se contraluminaban perfectamente; los palomillas pregonaban todava la maana. Volvimos a Barranco en la noche (34).

    La duracin del paseo se distribuye y condensa en impresiones sen-soriales aisladas y velocesinstantneas urbanas, tpicas de la narrativa vanguardistaentre las cuales el vnculo es asociativo. El producto de la suma de estas impresiones no es, en trminos espaciales, la composicin de un cuadro urbano realista; ni tampoco, en trminos temporales, la confi-guracin de la escena de un paseo. Este no cuenta con partes diferenciadas y concatenadas entre s, sino que se subdividecomo la biografa del bur-gus en la cita anterioren imgenes desorganizadas cuya lgica de dispo-sicin desafa la linealidad temporal y la coherencia espacial mediante una aceleracin y una descomposicin de lo sensorial. La clave de esta particu-lar organizacin espacio-temporal es la simultaneidad.

    Esta manera particular de representar la temporalidad es producida, cabe resaltarlo una vez ms, desde la ptica de un narrador que se define por su condicin adolescente. Esta condicin, a su vez, parece estar deter-minada por una especial visinvisin que tambin es una construccin y una deconstruccinde la vida adulta, que es irnica y mordaz, anti-cipatoria y prospectiva, elptica y acelerada. Pero ms all de una crtica de la vida adulta, existe una crtica de la lgica lineal y evolutiva en la que se asienta la comprensin de la temporalidad propia del Bildungsroman, comprensin vinculada tambin con una nocin de yo. Una cifra de la vida adulta es lo que se presenta en el prrafo inmediatamente siguiente al pasaje citado que narra el paseo al centro de Lima. Aquel esboza la es-tampa de un pescador ingls. El narrador se pregunta si ser un poeta, y se responde a s mismo de inmediato: Nada de eso: agente viajero de la

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    casa Dawson y Brothers (25). La contraposicin entre juventud y adultez queda marcada claramente, mientras que la poesa queda reservada para la juventud y el empleo de agente viajero prosaico y tedioso al extranjero caricaturizado, ser absurdo y risible que encarna la adultez para la mirada adolescente.

    Llega a ser evidente que, desde esta nocin de lo que significa ser un adulto, no es posible pensar en el adulto como un maestro. Revisemos ahora la relacin entre el adulto y el adolescente en esos trminos:

    Bendito sea Ramn, el loco que me ense a ver el agua en el mar, las hojas en los rboles, las casas en las calles, el sexo en las mujeres. Por aqu se ha quedado Ramn hecho lneas, luces, secretos, aspectos, ornamentaciones, detalles, briznas de yerba, campanadas [...] (97).

    Uno de los aspectos que caracterizan la relacin entre Ramn y el na-rrador, ms all del evidentela amistad, es el pedaggico. Ramn se presenta, en la cita y en otros momentos, como el maestro del narrador, quien lo instruye y le transmite un saber, que se traduce ms bien en una capacidad especial o en una singular mirada del mundo social e incluso del mundo emprico. Referirse a una mirada que ve el agua en el mar y las hojas en los rboles es subrayar un carcter ambiguo: bien podramos decir que es una mirada esencial, que identifica lo central de cada cosa; tambin se podra afirmar que acaba por ser una mirada juguetona y mor-daz, a fuerza de obviedad; adems, se trata de una mirada que conoce el ex-traamiento y la desfamiliarizacin, dentro de una concepcin de la poesa anloga a la de los formalistas rusoscuyo sesgo es vanguardista. Parece ser, por otra parte, que est regida por el principio de la libertad y la auto-determinacin del sujeto individual, tica propia de la segunda modalidad del Bildungsroman en la que Castle distingue como su fase modernista:

    En las tardes difciles de luz o de tedio, abrira yo el albo y preguntara a Ramn: Qu hago ahora, amigo mo?. Y l respondera como en los das felices de su vida en la sierra: Haz lo que quieras (98).

    En todo caso, esta es la visin que recorre y justifica la escritura del texto, que adems de ser un homenaje pstumo tambin puede ser ledo como la puesta en prctica de lo aprendido, como la demostracin ritualuna especie de examen que realiza el alumno frente a su maestro, em-pleando precisamente las tcnicas y procedimientos que ha logrado apren-der de este. La relacin pedaggica entre alumno y maestro es sin duda uno de los elementos centrales del Bildungsroman: el desarrollo del sujeto adolescente y su insercin en la sociedad pasan generalmente por el apren-dizaje de cdigos que son posedos por una figura superior, duea del saber y capaz de otorgarlo, que puede actuar tambin como gua y modelo de conducta. Tal relacin es precisamente la que se establece en La casa de cartn entre Ramn y el narrador, pero se ve a todas luces que aparece ir-

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    nicamente trastocada. En efecto, la necesaria asimetra jerrquica entre el maestro y el estudianteel primero es un adulto, mientras que el segundo es un adolescentese ve reemplazada por una especie de horizontalidad bastante curiosa, que no es total: Ramn le lleva dos aos al narrador, este tiene catorce y aquel diecisis. Podra decirse que ambos son sujetos ado-lescentes, dato que sera suficiente para iluminar la irona. Sin embargo, el hecho de que Ramn sea dos aos mayor que el narrador no lo acerca ms a la adultez, ni le concede una superioridad en razn de ser ms maduro. Por el contrario, tener diecisis implica en La casa de cartn ser adolescente por antonomasia, encontrarse en el centro de la adolescencia, entendida esta como un lugar crtico ajeno a la temporalidad lineal y a la concepcin unitaria del sujeto, lugar desde el cual es posible criticar las convenciones literarias y los convencionalismos sociales ya mencionados. De alguna ma-nera, si bien es cierto que el narrador es ms joven que Ramn, este es ms adolescente que aqul, ya que la adolescencia no es un espacio regido por la temporalidad sino una exterioridad que asegura una atalaya crtica. Por esta razn la relacin pedaggica entre ellos puede justificarse: no es el su-jeto mayor, el adulto, el que ensea al adolescente, sino que es el ms adoles-cente de los adolescentes el que transmite y ensea su particular visin del mundo y su especial manera de representarlo en la escritura. Las relaciones entre el narrador y Ramn van ms all de lo amical y de lo pedaggico, para asumir una naturaleza autorreflexiva y metaficcional: constituyen una reflexin sobre la categora autorial. Una comprobacin fundamental es la de que, si existe alguna marca persistente que determine la identidad tanto del narrador como la de Ramn, esta viene a ser la condicin de au-tor. Es posible hallar una serie fluida de relaciones y posiciones signada por la autora: dos amigos escriben sendos textos; uno de ellos escribe un texto que funciona como homenaje pstumo a su amigo muerto; este mismo personaje lee un texto heredado de su amigo muertolos famosos Poemas Underwood de Ramn, y que funciona como una suerte de fetiche; pero tambin, este lector selecciona, por razones que quiz sean significativas, un poema determinado dentro de una herencia textual, y lo inserta en su propia escritura, convirtindose as en receptor privilegiado y quiz nico del mismo.6 Dentro de esta serie, Eduardo Chirinos nota que el narrador innominado ocupa la posicin de un narrador que lee en el momento de la insercin de los Poemas Underwood en el cuerpo del texto. Este narra-dor innominado es, por lo tanto, un sujeto que, en una de las instancias cla-ves del relatoquiz la instancia central, si puede hablarse de centro en un universo evanescente, se define por la actividad de la lectura. Este rasgo lo sita de manera coherente dentro del repertorio del relato vanguardista, que como vimos, es tambin una lectura particular, implacable y corrosiva, de las convenciones de la novela realista y de formas de biografismo como el Bildungsroman.

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    En otras palabras, el narrador innominado se presenta como un me-canismo autorreflexivo que examinalee, y al hacerlo descompone e ironiza, pero en ese trance, tambin se descompone y es objeto de su pro-pia irona, una irona que nace de una escisin entre la funcin de autor y la funcin de lector. Pero antes de extraer la consecuencia autorreflexiva de este proceso, resulta notable que, en primera instancia, el objeto de la descomposicin irnica sea, desde el arranque, doble: por un lado, est Ramn, pero tambin estn los Poemas Underwood. Es decir, un personaje y un texto; un personaje que ha producido un texto; un personaje muerto, ausente y borrado, pero que ha dejado una marca de su existencia, marca que remite a la funcin autorial: una marca que alude entonces, desde el fondo de una ausencia radical, a una presencia radical, cuya intensidad est dada por la referencia al pleno ejercicio de la actividad que defini en vida al personaje ausente.7 La relacin entre muerte y escritura ocupa aqu un primer plano. Chirinos propone una manera de explicarla, que tiene que ver con el borramiento del trauma a travs de la lectura, que asume as una funcin teraputica. Sin embargo, es preciso preguntarse si la atribucin de un efecto teraputico a la lectura, es una operacin que corresponde a la rbita biogrfica contra la cual se dirige la mirada vanguardista. Parece ser que la misma necesidad de borrar un trauma presupone la existencia de una dimensin afectiva en el narrador, y por ende de una densidad psi-colgica, presuposicin dudosa dentro de este rgimen de representacin. Ms coherente resulta extraer la consecuencia opuesta: si se quiere revisar la relacin entre muerte, escritura y lectura en La casa de cartn, y ms especficamente, si se busca darle sentido a la funcin lectora asumida por el narrador frente a los Poemas Underwood, hay que hablar de un proceso de lectura crtica. El objeto de esta lectura crtica es la categora autorial misma. Esta, como las dems convenciones, no se encuentra borrada ni oculta, sino ms bien dramatizada y subrayada a costa de la cancelacin del sector biogrfico que compone la subjetividad del personaje realista.

    Una de las lecturas ms agudas que se hayan hecho de la relacin entre la esfera biogrfica y la esfera autorial es la que realiza el escritor peruano Luis Loayza en uno de los ensayos de su coleccin El sol de Lima. El asunto del desarrollo vital del individuo es el ncleo de la lectura de Loayza. Este sita al adolescente Martn Adnel personaje biogrficoen un limbo social que alimenta una serie de paradojas determinantes. El sino insular del autor de La casa de cartn aparece como consecuencia de la incompati-bilidad entre una sensibilidad vanguardista, adoptada en la adolescencia, y una herencia burguesa, recibida de la familia del poeta; contradiccin que no fue resuelta por una eleccin de uno de los trminos implicados, sino que termin por descomponerse bajo la forma de una renuncia general y definitiva. Loayza se refiere a una ideologa de la inaccin, que implica un abandono del mundo social, una bsqueda de refugio en el recinto herm-

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    tico de la escritura y, por ende, una cancelacin de las condiciones de po-sibilidad que dan lugar al Bildungsroman. Luego sostiene que esta lectura de la biografa de Adn tambin es til para comprender al narrador de La casa de cartn, personaje que mantendra con su creador una peculiar relacin mimtica.

    Se trata de una relacin peculiar y compleja, ya que es posible interpretar de dos maneras la lectura de Loayza sobre el vnculo entre sujeto biogrfico y narrador. La primera interpretacin es biogrfica y la segunda antibio-grfica. La primera parece conducir a una conclusin dudosa: si aceptamos que el itinerario biogrfico del Adn adolescente ofrece la materia tica que ser reelaborada artsticamente en el personaje central de La casa de cartn, entonces la experiencia de este narrador-personaje en primera persona es el lugar donde debera hallarse dramatizada la contraposicin de opciones vitales: burguesa o vanguardia, la lucha entre ambos proyectos y la final asuncin de alguno de ellos. Suponindolo as, la subjetividad del narra-dor debera estar habitada por los contenidos de la subjetividad del joven Adn construido en su ensayo por Loayza. Sin embargo, esta operacin presupondra la existencia de un narrador configurado como un yo slido y centrado, capaz de albergar y desarrollar un conflicto narrativo propio del Bildungsroman, dentro de un rgimen de representacin realista que admitiera un argumento lineal o por lo menos teleolgico. No obstante, como ya hemos visto, esta caracterizacin del personaje principal est reida con el texto de Adn.

    Se debe revisar ahora la lectura antibiogrfica. Esta empieza con una discusin sobre la naturaleza de la subjetividad del Adn adolescente que suministra la materia biogrfica. El gesto, por parte de Loayza, de caracte-rizarlo como una doble negacin, situndolo fuera tanto del mbito fami-liar burgus, como de los crculos radicales vanguardistas, produce desde el punto de partida una descomposicin del yo slido y centrado que emer-ga aparentemente de la primera interpretacin. Al no decantarse por nin-guna de las opciones tico-vitales posibles que le ofrece el mundo social, Adn opta por una cancelacin de lo social y de lo biogrfico. Claramente, el tipo de sujeto que emerge de esta cancelacin no es ni siquiera un sujeto escindido, sino ms bien una entidad que, al carecer de marcos de refe-rencia externos, se vuelca sobre s misma y sobre las nicas operaciones que es capaz de realizar, no ya en el plano de la biografa, sino en el plano de las categoras que sustentan la ficcin: lectura y autora. Esta introspec-cin, por otra parte, asegura la distancia adecuada para preparar un asedio irnico de la solidez. Son estas caractersticas las que definen al narrador de La casa de cartn.

    En un prrafo anterior se planteaba la pregunta por las razones que determinaron al narrador a constituirse en lector precisamente de estos versos de Ramn, y no de alguna seccin diferente de la herencia textual.

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    Los contenidos del diario ntimo estn aludidos, pero no se transcriben como en el caso de los Poemas Underwood. Para esta pregunta, Luis Loayza abre el camino a dos posibles respuestas. Siguiendo una orientacin realista y psicologista, se puede sugerir que la tica vanguardista plasmada en el poema le ofrece al narrador, adolescente y contestatario, un modelo de identificacin. Pero no es menos legtimo sostener que lo que el poema est dramatizando, el acto central al cual el narrador asiste como especta-dor privilegiado, es el espectculo de la descomposicin del yo, realizada mediante la cancelacin de lo biogrfico: un adelgazamiento de la textura de la subjetividad que solo deja intacta y resaltada la funcin lectora y au-torial. Dentro de esta lgica pueden leerse versos como los siguientes: Y amo a mil hombres que hay en m, que nacen y mueren a cada instante y no viven nada (69); No estoy muy convencido de mi humanidad; no quiero ser como los otros (70); y Estoy sin pasado, con un futuro excesivo (72).

    Multiplicacin del ego, anulacin de la biografa y de la trayectoria hacia la adultez, excentricidad y rechazo de los valores sociales burgueses, expe-riencia de lo temporal que proyecta y cancela en un mismo gesto, son todos avatares de una crisis de la subjetividad que tiene el siguiente correlato: la muerte biogrfica, que supone tambin la muerte del bildungsheld en tanto modelo de personaje, equivale a un nacimiento autorial. Los hombres que no viven nada, los fracasados a los diecisis aos, dueos de un futuro excesivo aunque carentes de pasado, configuran una comprensin de la subjetividad adolescente gobernada por una tica vanguardista que se presenta como un lugar apropiado para examinar y descentrar las del Bildungsroman.

    Notas1 La obra potica de Adn est compuesta por los siguientes poemarios: La rosa de la espinela

    (1939), Travesa de extramares (sonetos a Chopin) (1950), Escrito a ciegas (1961), La mano desasida, canto a Machu Picchu (1964), La piedra absoluta (1966) y Diario de poeta (1975). En cuanto a la pre-sencia del autor en la literatura peruana actual, la imagen de Adn sigue gravitando intensamente en la imaginacin de los escritores peruanos contemporneos, como lo demuestran dos ejemplos recientes: un segmento de la novela La disciplina de la vanidad (2000) de Ivn Thays est dedicado al autor de La casa de cartn; y el prestigio bohemio de Adn lo convierte en modelo vital del protagonista de la nouvelle La iluminacin de Katzuo Nakamatsu (2008) de Augusto Higa.

    2 La traduccin es ma.

    3 A lo largo del siglo XIX y a principios del XX, el gnero experiment una transformacin: si antes se hablaba de un proyecto de construccin de la subjetividad, los ejemplos ms tardos de Bildungsroman evidencian un camino alternativo. Estos textos presentan la trayectoria de suje-tos que no alcanzan la armona y la coherencia, porque estas han dejado de constituir objetivos deseables; la insercin en la sociedad tampoco se logra. Desde el paradigma inicial, estos dos resultados de la formacin vendran a ser calificados como fracasos, pero dentro del segundo paradigma, revelan la posibilidad de un desarrollo subjetivo de signo excntrico y marginal frente a la masa y a las instituciones sociales tradicionales. El ejemplo modlico sera Portrait of the Artist as a Young Man. La casa de cartn recoge la herencia de esta segunda modalidad.

  • Luis Hernn Castaeda90

    4 En algunas novelas del gnero suele haber una elipsis entre los dos momentos existenciales mencionados, particularmente en aquellas que presentan un narrador-personaje como Don Segundo Sombra (1926) de Ricardo Giraldes.

    5 Prez-Firmat se refiere a un efecto pneumtico: The pneumatic effect precludes corporeality. It disembodies characters, stripping them of flesh and bone. They lose their bulk, becoming devil-ings of smoke insted of women of flesh. Incorporeality, moreover, is accompanied by an oblit-eration of individuality. In physical terms what separates the self from the other is the finiteness of the body. A disembodied character, thus, imperceptibly merges with others around him (44).

    6 Recordemos las palabras de narrador, que contextualizan los Poemas Underwood dentro de un corpus ms amplio: los versos que van arriba, (fueron) escritos a mquina por el ndice de un libro suyo que hered con las pginas todava sin cortar (74). El otro libro heredado es el diario ntimo contenido en el libro de tapas de hule negro.

    7 Chirinos percibe la estrecha asociacin entre muerte y escritura, incluso su simultaneidad:

    Qu leemos cuando leemos los Poemas Underwood? La respuesta nos instala en una compleja galera de espejos: leemos al narrador leyendo poemas heredados (y por lo tanto, suyos), leemos tambin lo que el narrador lee (y nos hace leer) mientras ocurre la muerte de Ramn (4546, las cursivas son mas). En la lectura de Chirinos, la muerte de Ramn transcurre as bajo la superficie encubridora del texto, que la borra.

    BibliografaAdn, Martn. La casa de cartn. Lima: Adobe Editores, 2000.

    Castle, Gregory. Reading the modernist Bildungsroman. Gainesville: UP of Florida, 2006.

    Chirinos, Eduardo. En busca de la alteridad perdida: borramiento, modernidad y cinismo en los Poemas Underwood de Martn Adn. Revista de Crtica Literaria Latinoamericana. XXIX/ 57 (2003): 4557.

    Elmore, Peter. Los muros invisibles: Lima y la modernidad en la novela del siglo XX Lima: Mosca Azul Editores, 1993.

    Lauer, Mirko. Los exilios interiores: Una introduccin a Martn Adn. Lima: Mosca Azul Editores, 1983.

    Loayza, Luis. Martn Adn en su casa de cartn. El sol de Lima. Mxico D.F.: Fondo de Cultura Econmica, 1993.

    Moretti, Franco. The Way of the World: The Bildungsroman in European Culture. Verso: Londres, 1987.

    Prez-Firmat, Gustavo. Idle Fictions: the Hispanic Vanguard Novel, 19261934. Durham: Duke UP, 1982.