sindicatos y la polÍtica desde les trabajadores · 2018. 7. 28. · n°7 3 julio 2018 editorial...

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2 Marzo 2018 ESCRIBEN: MAURO DÍAZ CLAUDIA HASBÚN CRISTIÁN CUEVAS CAMILO SANTIBÁÑEZ TAMARA ORTEGA SINDICATOS Y LA POLÍTICA DESDE LES TRABAJADORES

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2 Marzo 2018

ESCRIBEN:

MAURO DÍAZ

CLAUDIA HASBÚN

CRISTIÁN CUEVAS

CAMILO SANTIBÁÑEZ

TAMARA ORTEGA

SINDICATOS Y LA

POLÍTICA DESDE LES

TRABAJADORES

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N°7

2 Julio 2018

Índice

Página 3 EDITORIAL

Página 4 ¿QUÉ HACER ANTE LA INMINENTE DESAPARICIÓN DE LAS ORGANIZACIONES SINDICALES? Por Mauro Díaz Pavez

Página 7 DESAFÍOS DEL FA EN EL FRENTE SINDICAL Por Claudia Hasbún Faila

Página 10 TRINCHERA TRABAJADORA Por Cristián Cuevas Zambrano Página 11 EL MOVIMIENTO SINDICAL, LA POLÍTICA Y LO POLÍTICO Por Camilo Santibáñez Rebolledo

Página 13 ACCIONAR EL FEMINISMO Por Tamara Ortega Uribe

Página 14 CARROÑA

“Con la idea de política salvaje me propongo pensar un conjunto diverso de prácticas que no se realizan para organizar y reproducir la dominación, sino que más bien se despliegan para cuestionarla, atacarla y desmontarla”

Luis Tapia Mealla

Una publicación de Fundación Emerge Julio 2018 [email protected] fundacionemerge.cl

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3 Julio 2018

Editorial

Superar la actual crisis de las

organizaciones de trabajadores/as en

Chile pasa, de manera importante, por

transitar desde un sindicalismo sin

proyecto político, a uno que juegue un rol

transformador y articulador en la

sociedad.

Para lo anterior es fundamental que el

mundo del trabajo reconozca que, junto a

las actuales contradicciones entre capital

y trabajo, el despliegue de las fuerzas

reproductoras del capitalismo ha hecho

evidentes y apremiantes otros conflictos.

Los procesos migratorios, las problemáticas de género y sexualidad, la amenaza de un

colapso medioambiental provocado por el extractivismo, entre otros, ameritan una

reflexión y un trabajo político consistente desde el sindicalismo.

No obstante, como sabemos, Chile presenta bajos niveles de sindicalización y una débil y

deslegitimada institucionalidad sindical. Y si bien esta situación puede aducirse al efecto

directo de la implementación del Plan Laboral de la dictadura hace más de 30 años, en la

actualidad ello también responde a problemáticas propias del sindicalismo nacional

referidas tanto a su gestión dirigencial como también a una desconexión respecto de la

realidad cultural, social, política y productiva de la sociedad chilena.

Nuestras organizaciones sindicales están cooptadas por los gobiernos de turno, atrapadas

por dirigencias que no se renuevan, sumidas en casos graves de corrupción y falta de

transparencia, acostumbradas a procesos eleccionarios poco democráticos, con una

afiliación irreal, con baja participación de mujeres y con un actuar político caracterizado

por el encapsulamiento en torno a posiciones corporativistas o que actúan sólo en el

ámbito de lo meramente reivindicativo, sin asumir una mirada global sobre los conflictos y

contradicciones en los que se expresa el capital en la actualidad.

En ese escenario, y con un gobierno de derecha que amenaza con seguir profundizando el

modelo neoliberal, urge volver a dotar al movimiento sindical de la fuerza aglutinante para

la clase trabajadora y disruptiva para con el orden patronal, en defensa de los derechos

de quienes producimos la riqueza en este país. ¿Cómo entonces lo fortalecemos para que

vuelva a ser la herramienta transformadora de nuestras condiciones?

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4 Julio 2018

¿QUÉ HACER ANTE LA INMINENTE DESAPARICIÓN DE LAS ORGANIZACIONES

SINDICALES?

Por Mauro Díaz Pavez

Dirigente Sindical AFINJUV – Instituto Nacional de la Juventud

Coordinador del Comité de Jóvenes de ANEF

Militante Nueva Democracia

El sindicalismo actual se encuentra

claramente en una crisis, tanto en

organización como en representación,

pues cada vez ha ido disminuyendo su

validez y legitimidad en la ciudadanía

debido a las luchas de los distintos

partidos políticos por la conducción de

las principales agrupaciones de

trabajadores y trabajadoras.

El Plan Laboral ideado por la dictadura

militar limitó mucho la actuación de los

sindicatos, estableciendo barreras en su

constitución, reconduciéndola sólo dentro de

la empresa, como también regulando la

negociación colectiva, no permitiendo una

negociación ramal como ocurre en gran

parte de los países del mundo,

especialmente en Europa. Estas situaciones

no permiten una efectiva defensa de los

intereses de la clase trabajadora, siendo

difícil aunar criterios de negociación en base

a los rubros, y más aún, haciendo imposible

el establecimiento de parámetros uniformes,

justos y dignos en cuanto a mejoras en las

condiciones de trabajo.

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5 Julio 2018

« La forma que

debemos adoptar no

es quebrar la lucha,

sino más bien formar

bases conscientes e

informadas de la

necesidad del

sindicato »

No obstante, además de las trabas

antes comentadas impuestas por el

Código del Trabajo, el mismo

movimiento sindical se ha autolimitado

y auto flagelado en sus manifiestas

disputas de liderazgo y cooptación

directiva, mostrando desorden,

desunión, poca transparencia, falta de

democratización en sus actos, abandono

de objetivos y por consecuencia,

pérdida de representación popular,

aletargándose en la comodidad del

fuero, el café y las reuniones con

galletas. Estas situaciones son

percibidas por el adversario ideológico,

aprendidas y devueltas en ataques

normativos y jurídicos que a la postre

han sido indefendibles por la misma

incapacidad de articulación que hoy día,

tristemente, tiene el movimiento

sindical en Chile. Esta última situación

queda de manifiesto en las marchas del

día del trabajador, donde las bases

sindicales participan escasamente a

diferencia de los partidos políticos y

diversas organizaciones sociales, que no

van por ser trabajadores o trabajadoras,

sino que concurren debido a su

obediencia de militante partidista.

En ese mismo orden de ideas, vemos

que la situación desventajosa con la que

corren hoy las organizaciones sindicales

ante la autoridad, no pone en alerta a

sus cabezas quienes, disfrutando de la

comodidad de la representación nominal

en la que se encuentran, permiten

cristalizar las ideas neoliberales de las

autoridades gubernamentales,

permitiendo una agudización del

menoscabo de la clase trabajadora,

limitando sus derechos, y precarizando

y flexibilizando su relación laboral. Esto

ha quedado en evidencia con la reforma

laboral, y hace unos pocos días, con la

aprobación de la Cámara de Diputados

del contrato especial para jóvenes

estudiantes. Es preocupante el nulo o tardío

accionar en cuestiones que deben ser el eje

central de toda organización, llegando

siempre unos kilómetros más atrás del

empresariado, que en los últimos años sigue

desarticulando la acción de las y los

trabajadores, oprimiéndolos de sobre

manera en base a la construcción de una

sociedad mercantil que cada día crea

necesidades ficticias.

Precisada la problemática anterior, debo

plantear y aventurarme en una posible

solución a la situación actual de los

sindicatos, es por ello que creo necesario

revitalizar los espacios de representación

existentes, pues la desconfianza y menor

consideración que tienen en la actualidad

para la opinión pública, no viene asociada al

nombre de una central, agrupación,

confederación, federación o cualquier otra

organización sindical, sino que más bien a

las dirigencias y cúpulas que hoy las dirigen.

Por lo tanto, la forma que debemos adoptar

no es quebrar la lucha, sino que más bien

formar bases conscientes e informadas de la

necesidad del sindicato como medio de

equilibrio entre trabajadores y trabajadoras

con el empleador. La unidad en la lucha

permite la consecución de los fines

perseguidos, pues se demuestra un solo

objetivo supremo, como lo hace

actualmente la clase dominante en Chile,

que actúa de manera ordenada y

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6 Julio 2018

concentrada en lo que buscan. Como

dijo Álvaro García Linera, “Las clases

dominantes están en el poder porque

pueden ejercer un mando unificado y

articulan en torno a este a las clases

subalternas, que por definición son

clases fragmentadas. Entonces, una

revolución es el momento en el que los

subalternos abandonan su subalternidad

porque se unifican”. No es sino eso lo

que le falta al sindicalismo chileno,

generar representación real en base a

un objetivo claro, que, por ende,

generará la unión deseada para

equiparar la lucha.

Muchas de las mayores luchas o

movimientos sociales se han generado

en razón de un fin transversal a la

ciudadanía, logrando un impacto

tremendo en la opinión pública y en los

gobiernos de turno. En el último tiempo

han ocurrido casos de esa naturaleza

como es el movimiento feminista o la

Coordinadora No+AFP, quienes

identificando un problema real, pudieron

poner la discusión encima y generar

conciencia de cambio. Por lo tanto, una

de las primeras luchas debe ser

identificar y mostrarle a la ciudadanía el

perjuicio que existe hoy en su relación

laboral, cómo el camino de la derecha

está dirigido a la pérdida de derechos

históricos y a la profundización del

liberalismo económico en la clase

trabajadora.

En virtud de lo anterior, es necesario

informar a las bases y sembrar la necesidad

de la organización, no obstante, una

revitalización de las mismas va de la mano

con construir la confianza de sus asociados

con sus líderes, y esto únicamente es

posible posicionando caras nuevas en la

disputa. Existe el deber imperioso de

mostrar cambios y estos sólo pueden tener

su inicio en potenciar bases y líderes nuevos

para proyectar cambios profundos. Esta

medida propuesta no apunta a cambios

instantáneos, sino a largo plazo,

despojándonos del egoísmo y egocentrismo

que todos tenemos, y dar paso a la solución

de la verdadera disputa. Con el retroceso

que hemos sufrido, debemos dar paso

necesariamente a una reconstrucción desde

los cimientos, pero partiendo de bases

sólidas que sean capaces de demostrar que

la esencia de estas organizaciones, la

defensa de los intereses generales por sobre

los particulares, sigue viva y son el bastión

de toda lucha.

Por tanto, debemos volver a la pulcritud de

la organización, creando figuras políticas y

morales capaces de identificar elementos

problemáticos en la naturaleza de la

sociedad, y encender la capacidad motora

de articulación de nuestros trabajadores y

trabajadoras en beneficio de la sociedad

entera. Citando nuevamente a García Linera

“La fuerza de lo popular radica en su fuerza

moral”, por ende, si logramos la confianza

de nuestro actuar por parte de la opinión

pública, nuestra lucha será victoriosa. RPS

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7 Julio 2018

DESAFÍOS DEL F.A. EN EL FRENTE SINDICAL

Por Claudia Hasbún Faila

Directora Nacional de ANEF, en la Secretaria de Jóvenes

Militante del Movimiento Autonomista

A lo largo de la historia es posible observar

que las mayores transformaciones del

mundo y de nuestro país surgen de los

movimientos sociales encabezados por

mujeres y hombres líderes, siendo

muchos/as de ellos/as trabajadores/as, que

luchaban desde la conciencia de clase para

obtener mejores condiciones o

simplemente justicia. Muchos hombres y

mujeres dieron su vida buscando lograr

estos legítimos anhelos. Cuántas mujeres

bajaron de las salitreras acompañando a

sus maridos obreros y fueron acribilladas

en la trágica masacre de la escuela Santa

María de Iquique, por ejemplo.

Hasta el gobierno de la Unidad Popular, los

trabajadores tuvieron un rol protagónico.

Es notable como la clase trabajadora se

organizaba en torno a ideales colectivos

que permitían unir a hombres y mujeres

hacia la búsqueda del poder popular y la

construcción de una sociedad socialmente

justa.

Los años negros de la dictadura cívico

militar de Pinochet con su política de

exterminio y represión, hizo desaparecer

todas las estructuras formales que fueran

en contra de la imposición de una sociedad

mercantilizada y neoliberalizada. Sin

embargo, el movimiento sindical a

comienzo de los años ´80, con mucho

protagonismo, desarrolló acciones políticas

para la recuperación de la democracia.

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N°7

8 Julio 2018

« Ante un gobierno de

derecha, la izquierda

debería estar unida.

AUNQUE Cabe

preguntarse primero

quienes hoy son

realmente de

izquierda y quienes

comparten un

proyecto político »

Desde los ´90 en adelante, al recuperar la

democracia, la Concertación luego Nueva

Mayoría se tomó los espacios de

representación de los trabajadores y las

trabajadoras, posicionándolos al servicio de

los intereses partidarios y/o de los

gobiernos de turno. Esta situación provocó

el descrédito de las organizaciones

sindicales de nuestro país y el desincentivo

a participar de ellas.

Hoy es posible observar un movimiento

sindical debilitado, donde la CUT y la ANEF

se ven alejadas del movimiento social,

siendo incapaces de posicionar

políticamente las demandas de la clase

trabajadora y del contexto social en

general, actuando reactivamente a lo que

los gobiernos definen. No existe ninguna

capacidad que les permita ser actores

políticos gravitantes, que arrastren al

gobierno y el parlamento a concretar las

legítimas demandas.

El actual gobierno de Sebastián Piñera está

empleando una estrategia político

comunicacional que busca naturalizar

situaciones y darle un valor positivo, para

dejar relegado a un plano menos

importante la garantía de derechos

fundamentales de las personas y los/as

trabajadores/as. Así es como

vehementemente ha tratado de aprobar el

estatuto laboral juvenil, que tiene como fin

instalar la normalización de la contratación

de estudiantes de educación superior por

medio de la flexibilidad laboral, en pos de

otorgar más garantías a los empresarios y

precarizar el empleo juvenil. Todo ello por

cierto dejando de lado el verdadero cambio

estructural para este amplio grupo de

personas que sería la total gratuidad

educacional.

Lo mismo ocurre con el estatuto laboral

para el adulto mayor, que establece como

apropiado el trabajo de la tercera edad

cuando, luego de entregar toda una vida,

se esperaría un digno sistema de pensiones

para la vejez, cuyo corazón sea solidario y

no vendido al sistema empresarial por

medio de la capitalización individual, como

lo es hoy.

Ante este escenario, considerando también

el corte ideológico de este gobierno, las

estructuras sindicales requieren estar muy

fortalecidas para afrontar las demandas de

su clase, pero también muy relacionadas

con el resto de las demandas sociales.

Muchos dicen que ante un gobierno de

derecha, la izquierda más que nunca debe

estar unida. Cabe preguntarse primero

quienes hoy son realmente de izquierda y

quienes comparten un proyecto político en

común. Solo por hacer peso a un gobierno

opuesto sin compartir un horizonte común,

la unidad es imposible de concretar y si se

lograra seria superficial y nunca permitiría

llevar a cabo los verdaderos cambios

estructurales que se requieren.

A finales del año pasado el Frente Amplio

fue capaz de dar esperanza a muchas

chilenas y chilenos, pudiendo romper con el

monopolio de la izquierda corrompida. Hoy

somos una alternativa real de izquierda,

logramos tener representación significativa

en el congreso y estuvimos a poco de pasar

a segunda vuelta presidencial.

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9 Julio 2018

Ahora nos compete internalizar que sí se

puede, que podemos concretar nuestros

ideales, que construimos Frente Amplio,

desde lo estudiantil, en el congreso, en los

municipios, consejos regionales, juntas de

vecinos y también en el frente sindical. Es

necesario reconocer a cada trabajadora y

trabajador como una valiosa hebra del

tejido social que nos llevará a la

consolidación de un pueblo rebelde,

feminista, socialista y autónomo.

En esta lógica nuestro desafío como

frenteamplistas es ser líderes en la

conformación de un polo potente,

cuestionadores de las actuales

conducciones, de las tradicionales

agrupaciones, confederaciones y centrales,

buscado salvaguardar la ética sindical y los

ideales de justicia social, todo para

recuperar el sindicalismo autónomo que

propenda a la consolidación de las

necesidades de sus trabajadoras y

trabajadores.

Esto se puede lograr desde la convergencia

de dirigentes de fuerzas de izquierda y del

Frente Amplio, para disputar la conducción

de esos espacios y recuperarlos. Existe un

gran desafío, este es el momento de poder

dar esperanza a la clase trabajadora, que

en muchos casos es altamente precarizada.

Ahora es cuando debemos desplegar la

misma fuerza y esperanza que nos permitió

avanzar a finales del 2017 hacia

materializar un proyecto político que busca

las mejores condiciones laborales de los

trabajadores/as. Y que fuera además crítico

de la conducción política del país, buscando

transformar a la CUT y la ANEF en actores

político sindicales gravitantes en el

acontecer nacional.

Como Frente Amplio debemos reconocer al

espacio sindical como un lugar potente de

construcción social y convenir en hacer un

mayor esfuerzo al que ya se ha

desarrollado, en generar mejores

condiciones orgánicas, de recursos y de

prioridad política. De lo contrario no

podremos ser protagonistas del nuevo

tejido social.

Todos los frenteamplistas debemos

sentirnos llamados a ser actores y actrices

protagónicos/as en la tarea de romper la

desidia y el individualismo, y atrevernos a

ocupar espacios de representación social en

sindicatos o asociaciones de funcionarios.

Especialmente las compañeras debemos

trabajar de manera colectiva para romper

las estadísticas, que dicen que a pesar de

que la sindicalización en las mujeres ha

aumentado, aún no llegamos a ocupar los

cargos de primera línea. Atrevámonos a ser

protagonistas de los espacios de

conducción social, a visualizar la lucha

sindical como una oportunidad potente de

construcción de poder popular y a

potenciarnos entre nosotras para

constituirnos en alternativas reales de

dirección y liderazgo. RPS

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10 Julio 2018

Trinchera

trabajadora Por Cristián Cuevas Zambrano

El 24 de Julio del año 2015 quedará

en la memoria de los/as

trabajadores/as contratistas del cobre

y del movimiento sindical. Fue la

noche de la arremetida final de la

patronal y sus aliados de turno para

dar un golpe certero a los/as

trabajadores/as liderados por la otrora

poderosa Confederación de

Trabajadores del Cobre (CTC). Esa

noche cae en la lucha el compañero

Nelson Quichillao en el centro minero

El Salvador.

La historia del movimiento obrero se

escribe con letras de sangre cuando

este se levanta y que quiere avanzar

para alcanzar sus legítimos derechos.

La furia del poderosos la pagó esta

vez nuestro compañero con su vida.

Este golpe fue letal no sólo para

Nelson, sino que también para el

movimiento de trabajadores/as

contratistas del cobre, que se fue

entregando a los lobbistas impúdicos

de los gobiernos de turno.

Pasados 3 años del fatídico suceso,

podemos decir que el gran perdedor

ha sido también el conjunto de

trabajadores contratistas, pues sus

derechos y beneficios alcanzados en

años de lucha han sido mermados y

su principal organización, la CTC, ha

sido desfondada por una conducción

que no estuvo ni ha estado a la altura,

y que lamentablemente no ha tenido

la

la decencia ni la dignidad de evaluar

autocríticamente su situación pasada y

actual.

No podemos continuar de esa manera.

Es fundamental rectificar el camino,

poniendo en el centro del debate la

unidad, pero también la restitución de

la diversidad, que era justamente la

fuerza motriz de la CTC.

Estos 3 años que han pasado, han

sido también 3 años sin justicia para

nuestro compañero Nelson Quichillao.

Es indignante ratificar una y otra vez

que la justicia está hecha también

para los poderosos. Es al mismo

tiempo dolorosa la desmemoria hacia

un mártir que cayó luchando en el

silencio del desierto.

Como trabajadores/as tenemos un

deber moral y ético de levantarnos

una vez más, organizadamente, para

construir una épica para este tiempo

que nos dé la fuerza para terminar

con el abuso, la explotación e

incertidumbre que a diario vivimos las

grandes mayorías del país.

Ese sin duda sería el mejor homenaje

que le podríamos rendir al compañero

Nelson Quichillao. Nuestro Deber es

continuar.

¡¡Arriba los/as que luchan!!

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11 Julio 2018

EL MOVIMIENTO SINDICAL, LA POLÍTICA Y LO POLÍTICO

Por Camilo Santibáñez Rebolledo Encargado Nacional del Frente Sindical de Izquierda Libertaria

La primera ofensiva legislativa del actual

gobierno fue el denominado “estatuto

laboral para jóvenes que estudian en la

educación superior”. En el momento en que

se escribe esta columna el proyecto ha sido

aprobado en la Cámara de Diputados y ha

arribado al Senado, pero resulta útil dar

cuenta de su propósito y tramitación, a

efecto de plantear un elemento tan

apremiante como relegado en la discusión

actual sobre el carácter político del

sindicalismo.

Concebido para surtir fuerza de trabajo

barata a las grandes empresas mediante el

arrebato de derechos laborales

consagrados, el proyecto que originalmente

ingresó el gobierno despojaba a las y los

trabajadores jóvenes de indemnizaciones,

del principio de continuidad en la relación

laboral, de fuero, de seguro de cesantía y

contra accidentes de trabajo y

enfermedades profesionales, del descanso

dominical, de la jornada continua y del

bono al subsidio del empleo joven;

coronado todo lo anterior, por hacer

optativa la cotización de salud.

Considerando que la idea de legislar sería

aprobada en la Comisión de Trabajo, con o

sin los votos del Frente Amplio, nuestra

compañera Gael Yeomans se enfocó en

impedir la transgresión de derechos

laborales básicos mediante la introducción

de indicaciones que contrarrestaran el

espíritu profundamente precarizante del

proyecto. Debido a que algunas de estas

indicaciones eran de iniciativa exclusiva del

ejecutivo (como la garantía del seguro de

cesantía y el seguro contra accidentes de

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Julio 2018

« Urge preguntar si

en adelante el

movimiento sindical

será capaz de definir

y ejercer su lugar

político en la

oposición a las

arremetidas de la

derecha »

trabajo y enfermedades profesionales), el

modo de conseguirlas fue condicionando la

aprobación de la idea de legislar; sin que

esto implicara respaldarlo en la Cámara (tal

como se demostró en la votación en sala).

Cuestión que convenció a la mayoría de la

oposición y la dispuso a presentar de

manera conjunta una serie de indicaciones

en dicha dirección. Sin embargo, la

irresponsabilidad de algunos diputados

impidió parte importante de su aprobación.

Por ejemplo, la inasistencia de Fernando

Meza (PRSD) significó el rechazo de la

indicación correspondiente a

indemnizaciones y también al fuero.

Respecto de la jornada contínua, la DC votó

en contra, y la protección del descanso

dominical sólo fue votada a favor por las

diputadas del FA, resultando aprobadas

únicamente las indicaciones relativas a los

permisos para rendir exámenes, al paso a

jornada completa en vacaciones y al

respeto del sueldo mínimo cuando se

tratara de jornada completa.

Tras esta votación el proyecto fue enviado

a Hacienda, donde el gobierno puso suma

urgencia a la tramitación, apresurando la

votación en sala e impidiendo que el

proyecto volviera a la Comisión con nuevas

indicaciones, restringiendo la votación en

particular únicamente de aquellas

rechazadas en la Comisión. Situación de la

que resultó un proyecto despachado a sala

con los siguientes puntos críticos: Un

derecho a indemnización y un fuero a

medias, basados en la causa legal especial

del cumplimiento de 29 años o la pérdida

de condición de estudiante, la permanencia

de la jornada discontinua, la renuncia al

descanso dominical y la cotización opcional

en salud.

En estas condiciones, la derecha, la DC y el

PRSD aprobaron el proyecto en general con

83 votos, versus 51 del FA, el PC, el PS, el

PPD y regionalistas. En la discusión

particular –donde, como dije, únicamente

podían ingresarse indicaciones que habían

sido rechazadas en la Comisión y no

indicaciones nuevas-, nuestra compañera

diputada repuso y logró la aprobación de la

indicación correspondiente a la

indemnización por despido y solicitó la

votación por separado del artículo referido

al fuero presentado por el gobierno,

consiguiendo su rechazo y supresión, y por

tanto su garantía en todas sus

dimensiones.

No obstante, el proyecto salió desde la

Cámara con la posibilidad de pactar la

jornada discontinua, el descanso dominical

y la cotización en salud, con la renuncia al

pago de licencias médicas que esto implica.

El mismo día, aunque con inexactitudes

importantes sobre el contenido aprobado,

las redes sociales fueron inundadas de una

frustración genuina, sobre la que me

parece importante hacer una constatación

crítica y plantear una pregunta.

Con la excepción de algunas declaraciones

y puntos de prensa, la movilización sindical

contra la ofensiva legislativa fue

prácticamente nula. Esta constatación

constituye el aspecto más omitido en las

expresiones de frustración mencionadas.

Un segundo aspecto relevante y

ensombrecido es la capacidad de nuestra

compañera diputada para revertir aspectos

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Julio 2018

graves del proyecto original desde la

absoluta condición de minoría.

En contraste, un aspecto menos silenciado,

aunque atribuido a la inexperiencia de las

diputadas frenteamplistas en la Comisión,

fue una suerte de pasada de cuenta,

basada en su aprobación a la idea de

legislar. Es decir, cuestionando el

pragmatismo en el que habría incurrido al

avalar un proyecto que igualmente

resultaría aprobado, en vez de haberlo

votado en contra, testimonialmente y

renunciando con ello a la presentación de

las indicaciones arriba detalladas.

Considerado en conjunto, esto resulta

sumamente preocupante para el

movimiento sindical, porque lo devela

tratando de ocultar las severas carencias

propias, al mismo tiempo que

desestimando los esfuerzos parlamentarios

para contener los embates que por sí

mismo no es capaz de evitar.

A este respecto cabe y urge preguntar si en

adelante el movimiento sindical será capaz

de definir y ejercer su lugar político en la

oposición a las arremetidas de la derecha,

o va a condenarse a sí mismo a la

frustración y a la crítica testimonial,

condenando consigo al conjunto de las y

los trabajadores. Pues las condiciones

políticas actuales propician ambas cosas,

aunque por costumbre lo segundo resulte

más sencillo que lo primero. RPS

Accionar el

feminismo Por Tamara Ortega

Es urgente anclar la lucha feminista

en el sentido común, dejar de

naturalizar miradas elitistas y poco

clasistas que observan a las mujeres

como el principal "sujeto" (y por

tanto transversal) de cambio.

Ello implica superar la persistente

necesidad de legitimar el feminismo

dentro de las banderas de la

izquierda y el socialismo. En vez de

preguntar por qué la izquierda o el

socialismo deben ser feministas,

pensemos y activemos

transformaciones concretas en

nuestro entorno social, personal y

político, teniendo al feminismo como

lectura, estrategia y práctica política

de izquierda.

Lo anterior implica también dejar de

situar al feminismo exclusivamente

como una demanda de cambio

cultural. El feminismo debe ser

principalmente una lucha política, y

por supuesto económica, una que no

pierda de vista las causas

estructurales que la determinan,

quienes las ejecutan y el papel que

asumen hoy las mujeres

organizadas. Así, el feminismo nos

permite pensar y vivir la política de

manera distinta, en su práctica y

contenido, sin elitismo, sin

privilegios, cueste lo que cueste.

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14 Julio 2018

Carroña

Page 15: SINDICATOS Y LA POLÍTICA DESDE LES TRABAJADORES · 2018. 7. 28. · N°7 3 Julio 2018 Editorial Superar la actual crisis de las organizaciones de trabajadores/as en Chile pasa, de

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