simplemente villacampa

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<< Villacampa pasará a la historia como uno de los mejores jugadores españoles por su enorme potencia y exquisita técnica. Ha sido un alero con una gran imaginación, imprevisible, y casi insuperable en el uno contra uno», afirma Alfred Julbe, su último entrenador.

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Simplemente Villacampa es un libro dedicado a Jordi Villacampa realizado por Silvia y Mercé Ballester Rogero que trata de homenajear la trayectoria profesional y deportiva del histórico número 8 del Joventut durante los diecisiete años en los que vistió la camiseta verdinegra. El contexto de este libro hay que situarlo en el transcurso de cada una de aquellas temporadas en las que se recogen sus momentos más destacados, éxitos, victorias, noticias, declaraciones…además de los records estadísticos que en su momento fueron protagonizados por el capitán y ahora presidente de la Penya.

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<< Villacampa pasará a la historia como uno de los mejores jugadores españoles por su enorme potencia y exquisita técnica. Ha sido un alero con una gran imaginación, imprevisible, y casi insuperable en el uno contra uno», afirma Alfred Julbe, su último entrenador.

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I N D I C E

1. Simplemente Villacampa………….....................9

2. Mundial de Argentina………………………..……19

3. Un brillante campeón de Liga………….…....….24

4. Eurobasket: Roma 1991 .…………….…..………40

5. Liga ACB 91-92………………………………….….46

6. Sueño y pesadilla en Estambul……….…………92

7. Unos Ángeles a punto de perder sus alas…..103

8. Barcelona 92…………………………….……..…110

9. Capaces de lo mejor y de lo peor……………..121

10. El Eurobasket 93…………..…………….…..…146

11. Sí,sí,sí, la Penya gana en Tel Aviv……...…..152

12. Una temporada para olvidar (I)…………...…204

13. Una temporada para olvidar (II)…………..…241

14. Una Penya coronada…………………….…….299

15. La Historia hace un sitio a Villacampa…..…328

16. Agradecimientos……………………………….332

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PRESENTACIÓNPRESENTACIÓNPRESENTACIÓNPRESENTACIÓN Por Rubén Gazapo Ramos

En las últimas semanas de 2009 se cumplieron diez años de la llegada a la presidencia del Club Joventut de Badalona de Jordi Villacamapa, el símbolo de la época moderna de la entidad verdinegra, daba el salto desde la cancha del Olímpic a los despachos del Club.

El balance de esta decada bajo su mandato y gestión, aporta unos datos más que positivos tanto en los aspectos económicos y sociales como deportivos, si recordamos la mala siutación por la que atravesaba este histórico Club al borde de la ruina instiucional y de resultados en la zona media baja de la clasificación en Liga ACB.

La llegada de DKV Seguros como patrocinador, una ajustada gestión económica, el inicio de nuevas inversiones, y proyectos estratégicos como la Urbanización Mas Ram, o la del centro comercial Magic Badalana son los hitos más importantes de la gestión del club verdinegro recien cumplido su 80 aniversario.

La reconstrucción deportiva iniciada por Manel Comas y continuada de manera sobresaliente por Aito García Reneses, trajo por fín la vuelta a la normalidad. La cantera funcionaba a pleno rendimiento e iba dando sus frutos al primer equipo, la irrupción primero de Rudy Fernández, y poco después de Ricky Rubio, Pau Ribas, Pere Tomas, Josep Franch8 fueron aportando las señas de identindad que siempre han definido a la Penya sobre el parquet. Los títulos no tardaron en llegar y se conseguían dos titulos europeos como la FIBA y ULEB Cup (en 2006 y 2008) además de la Copa del Rey celebrada en Vitoria (también en 2008).

Pero si estos diez últimos años bajo su gestión han siginificado un crecimiento para el Club, su etapa como jugador, exponente y capitán del equipo no lo fueron menos. Este libro trata de homenajear la trayectoria profesional y deportiva del histórico número 8 del Joventut durante los diecisiete años en los que vistió la camiseta verdinegra.El contexto de este libro hay que situarlo en el transcurso de esas diecisiete temporadas en las que se recogen sus momentos mas destacados, éxitos, victorias, noticias, declaraciones8además de records estadísticos que en la actualidad hayan podido ser superados pero que en su momento fueron protagonizados por él.

Porque la Historia de la Penya es la Historia de Jordi Villacampa.

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Jordi Villacampa posa con todos los títulos que

suma en la Penya, sea como jugador o como

presidente: la ACB, la copa de Europa, la Korac,

la ULEB, la FIBA y la copa del Rey.

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Simplemente Villacampa Con Jordi Villacampa, el Joventut ha alcanzado sus mejores momentos. Ha sido el indiscutible líder de un equipo acostumbrado a sus contraataques y a sus triples y es que el alero verdinegro ha representado el espectáculo dentro de la pista. Siempre ha sido un hombre nacido para el basket y al que únicamente se ha debido perfeccionar. Pero ni siquiera para Villacampa ha sido fácil llegar a la cima. No fue uno de esos jugadores a los que se señalan como grandes esperanzas y a los que se mima desde temprana edad. Jordi Villacampa, llegó a Badalona procedente de su Reus natal y comenzó a trabajar en la pródiga cantera del Club Verdinegro. Tenía unas excelentes condiciones físicas y una facilidad innata para jugar a baloncesto, pero no acababa de dar el gran salto. Necesitaba un empujón y éste llegó en el verano de 1980 de la mano de Manel Comas, que en aquel entonces entrenador del Joventut, buscaba americano. Algunos de los que la Penya quería ver en acción aceptaban viajar hasta Badalona para pasar la inevitable prueba técnica. En aquellos días, la mayoría de los jugadores del primer equipo estaban todavía de vacaciones, sólo algunos habían empezado a acudir al pabellón badalonés para empezar a ponerse en forma. El americano Ray Ellis también había llegado a Badalona. Comas había pedido a los entrenadores de las categorías inferiores del Club que convocasen a unos cuantos juveniles y juniors para jugar un partidillo y poder verle en acción. Entre los jóvenes estaba Jordi Villacampa. Y los que pudieron presenciar aquel partido en la grada del pabellón, junto a Manel, recuerdan que apenas jugados diez minutos, dijo:" Éste será el segundo base del equipo este año “. Lo tenía tan claro como que el tal Ray Ellis no le iba a servir para nada. La idea era convertirlo en uno de esos bases altos que tan de moda estaban en aquellos momentos, pero pronto quedó claro que lo que de verdad le iba bien era correr en contraataque por delante del balón y buscar el lanzamiento sin preocuparse demasiado de llevar el balón.

Diez meses después, un Jueves 19 de Marzo, Jordi saltaba a la pista del Palau Blaugrana para disputar los últimos minutos de una final de la Copa Korac ante el Carrera de Venecia que por aquellos tiempos era el conjunto más

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fuerte del “Pallacanestro" italiano. Los transalpinos contaban con hombres de la calidad de Della Fiori, Dalipagic o del exprofesional Spencer Haywood. No era una labor fácil ganar aquella final, aunque el escenario, el Palau Blaugrana de Barcelona, estaba claramente a favor de los verdinegros. Aquella final está impresa en letras de oro en la historia de su Club gracias a una canasta del americano Joe Galvin cuando todavía no existía la línea de 6.25.

Era el día de San José de 1981, y aquel segundo base, con apenas diecisiete años, salió a jugar nervioso, tembloroso, casi llorando en un partido decisivo y de alta tensión, pero ahora puede explicar que el inicio de su carrera deportiva estuvo prácticamente marcada por la conquista de un título internacional. Y es que desde muy pequeño a Jordi le tiraron más los balones que los libros. Aunque nació en Reus y vecino, durante su infancia, de Sant Adrià del Besòs, Jordi hizo exactamente lo mismo que la gran mayoría de los niños de Badalona: interesarse por el baloncesto. Y muy pronto empezó a jugar, a los ocho años, en el equipo de su colegio. Curiosamente, al principo destacaba más por su estatura que por sus cualidades técnicas. De hecho es que en todos los equipos en los que jugó durante su infancia lo hizo como pívot. El Joventut se fijó en él cuando tenía once años. Pero no sólo el primer equipo de Badalona. También a los círculos próximos al Barcelona llegaron comentarios de los progresos de un joven muy prometedor, " me llamaron de la Penya para realizar una serie de pruebas y al poco tiempo lo hicieron los del Barcelona". Jordi era muy pequeño y a sus padres lo que más les preocupaba era que su hijo tuviera que irse lejos para jugar, así, optaron por el Joventut.

Lógicamente, los entrenadores de los equipos de las categorías inferiores de la Penya dieron el visto bueno al fichaje. Villacampa, jugó con el

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Infantil y el Cadete y cuando tuvo que dar el salto a la categoría Juvenil pudo acabarse su carrera: "El entrenador del equipo me dijo que no contaba conmigo y que tenía que dejar el Joventut. Al cabo de unos días faltó a la cita uno de los chicos que figuraba en ese equipo y yo me vi como último jugador, aceptando casi como si me hicieran un favor".

Sin embargo, con los años, todos los "penyeros" hemos agradecido aquel giro de la fortuna que dejó en la cuneta a un juvenil que apuntaba y abrió las puertas al que a la postre ha acabado siendo el jugador más emblemático del Club. Y es que en aquellos momentos poco le faltó a Jordi seguir el consejo de su padre, Joan, que en su día le aconsejó que "más vale que te dediques a los estudios en lugar de al deporte. Con esto no te ganarás la vida".

Así pues, Villacampa, una vez iniciados sus pasos en el basket jugando en los equipos inferiores de los Salesians de Badalona, que tenían sus instalaciones escolares y deportivas a pocos metros del Pabellón de la calle Ausias March, a la edad de trece años, pasó al equipo verdinegro y por su altura actuó en el lugar de alero-pívot, debutando con el equipo senior de la Penya a la edad de diecisiete años. Fue así como Jordi Villacampa fue adquiriendo una técnica individual que posteriormente le sirvió para ocupar la posición de escolta, en la cual se consagró como jugador de baloncesto. El escolta de la Penya destacó en el Mundial Junior que se disputó en Palma de Mallorca en 1983 donde participó por primera vez con la Selección Junior. Villacampa fue la estrella y el máximo anotador del equipo español,

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que finalmente acabó clasificado en cuarta posición. Ignacio Pinedo que entonces era seleccionador de los juniors, pronosticó que Villacampa sería mejor jugador que Epi. Sobre esto, sin embargo, el jugador del Joventut manifestó reiteradamente que "nunca he creído en este tipo de comparaciones. Sinó que ser mejor o peor no depende única y exclusivamente de la calidad personal, sinó también del contexto, del equipo donde juegas y de los títulos que ganes".

Un año más tarde, Antonio Díaz Miguel convocó a Villacampa para sustituir a Sibilio en la Selección Española en el Torneo Preolímpico de París de 1984, ya que el entonces jugador azulgrana prefirió viajar a la República Dominicana para jugar la Liga de Verano de su País. Jordi Villacampa debutó con la Selección Nacional absoluta en partido amistoso el 27 de Abril de 1984 en Linares (Jaén) frente a Polonia (España 100 - Polonia 71) y volvió a debutar, ahora sí, en partido oficial, el 15 de Mayo del mismo año en LeMans (Francia) frente a Turquía (España 111 - Turquía 74 ) . Pero lo que parecía que sería la integración de Villacampa entre la élite del basket español, en su primer

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contacto con la Selección absoluta, fue el comienzo de la gran decepción de su trayectoria deportiva. Efectivamente, después de obtener la clasificación para los Juegos Olímpicos de Los Angeles 84, Díaz Miguel, que incluso intentó que Villacampa cambiase su mecánica de tiro y el estilo de juego que practicaba en la Penya, apartó a Jordi de la convocatoria olímpica porque consideró que no estaba suficientemente maduro para asistir a unos Juegos Olímpicos y seleccionó al veterano Manuel Beirán, que ya había dado por acabada la temporada y se había marchado de vacaciones a la India. Después de Los Ángeles, España obtuvo la medalla de plata y Beirán no llegó ni a jugar, pero siempre podrá decir que formó parte de aquel conjunto que fue subcampeón olímpico. En cambio, Jordi Villacampa, incluso habiendo hecho más méritos, se quedó sin participación olímpica y sin medalla. Y es que aquel Preolímpico había supuesto el debut de Villacampa en la Selección Absoluta y para muchos dejó una huella psicológica en el jugador que tardó bastantes años en rendir en la Selección a un nivel parecido al que exhibía en su Club. El jugador del Joventut ha recordado en diversas ocasiones que: " este apartado de la Selección es uno de los peores recuerdos que tengo desde que juego a basket, aunque he tenido algún disgusto cuando se nos ha escapado un título por muy poco. Pero no le guardo rencor a Díaz Miguel, porque él hizo lo que creía más beneficioso para el equipo español en aquel momento. Además, en el deporte, se tiene que estar preparado para aguantar este tipo de contrariedades. Lo pasé realmente mal pero ya lo tengo olvidado. Creo que de todas las cosas hay que sacar lo positivo y lo negativo, siempre se aprende algo aunque sea de forma desagradable. Ahora no tengo ningún problema en este aspecto aunque da rabia pensar que me perdí la primera Medalla Olímpica del baloncesto Español, algo que será muy difícil de repetir". A pesar de no haber sido convocado para la Selección, todo el mundo que quiere recordar, recordará aquel empecinamiento de Antonio Díaz Miguel en querer cambiar el tiro de uno de los mejores tiradores, por no decir el mejor, del baloncesto español, un absurdo.

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Seguidamente en 1985 Jordi Villacampa fue ya un jugador importante y decisivo en su Club, el Joventut de Badalona, con el que consiguió su primer título, la Lliga Catalana, derrotando en la final, disputada en Granollers, al Fútbol Club Barcelona gracias a una canasta suya en los últimos segundos.

Esa misma temporada la Penya jugó su primera final de la Liga ACB, que perdió ante el equipo azulgrana. Ya entrado 1986 Jordi Villacampa se convirtió en uno de los fijos en la Selección para el Mundial de España en el que, sin embargo, no gozó de excesiva confianza. En ese mismo año firmó un contrato con el Joventut hasta 1992.

Sin embargo, Jordi Villacampa siempre ha sido uno de los jugadores fijos de Díaz Miguel en la Selección Española y sólo estuvo ausente en la convocatoria

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