siempre la misma milonga

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Siempre la misma Milonga - Revista VIVA- Jose Larralde. Fue peon golondrina y se convirtio en el cronista emblematico de las penas del hombre de campo. Hoy es la reseva del canto surero. Y una voz implacable Afuera, bajo el sol de siesta de enero que abrasa Constitución, se achicharra mansamente una caravana de colectivos y camiones. Adentro, entre las paredes de un dos ambientes, en la vividez de un relato que apenas interrumpe el turno del mate, un tordillo corcovea, arden incendios rurales, el pampero arrebata un chambergo, rezonga una verdulera y la peonada le entra al caracú. José Larralde trae estos recuerdos a pedido, desde su infancia en Huanguelén. En su pasado de peón, diestro en todos los oficios rurales ("salvo ordeñar, a pesar de ser hijo de tambero y vasco"), está la esencia de su arte milonguero. "Yo canto sobre las cosas que viví", suele ser la breve explicación a su apego al universo temático del campo y a la milonga del sur, una especie arcaica e imperecedera de crónica gaucha en la que decidió permanecer, contando cómo es la vida del lado menos bonito. "Por ahí me preguntan: ¿cuánto hace que estás en esto? En este momento respondo: hace sesenta años. Porque el primer trabajo que hice fue a los seis: ir a buscar el caballo de reparto del almacenero de la esquina de mi casa. El caballo se me mataba de risa, me hacía espinar bien, hasta que le tiraba la soguita por el cogote y ahí me pegaba la estancada: me dejaba parado con la soguita en la mano y se corría para atrás. Se me reía el matungo, parecía Mister Ed. Cuando se aburría de que yo me mojara entre los cardos, recién ahí venía. Yo hacía cinco cuadras con el caballo así (no podía subir porque era muy chiquito) y me daban veinte guitas. Con veinte guitas de níquel en aquel tiempo te comprabas medio kilo de fideos y una pata entera de caracú. Eso comían los pobres antes. Ahora anda a comprarte una." En épocas de Onganía, llevaba encima un Permiso de portación de barba firmado por un comisario de Lanús: "El ciudadano José Larralde es artista. Puede usar barba y pelo largo". A esta altura, lleva la espesa barba -esa que siempre hizo honor a la imaginería gauchesca- completamente blanca. Dejó el cigarrillo y le da batalla diaria al coleste-rol con una dieta que redobla en austeridad las prescripciones médicas. Con tres divorcios a cuestas, vive solo en un departamento estrecho ("Cuando entro, tengo que dejar la sombra afuera"), con una foto de Aníbal Troilo sobre la pared del comedor y un afiche de Charly García modelo Influencia pegado contra una puerta. La misma puerta en la que se exponen los dibujos que le dedica su hijo menor, de ocho años. Este es el austero refugio de quien da la impresión de estar habituado a un destino solitario y parece ajeno a las rutinas. "Por ahí a las dos de la mañana me levanto y me pongo a tomar mate, miro televisión, hasta que me aburro y agarro la viola, o me pongo a escribir. Me hago la comida, me lavo las pilchas. Y como no soy demasiado apegado a la esperanza, porque creo que esperar es como bajar los brazos, entonces me pongo pequeñas metas. Por eso cuando me preguntan por mi mejor obra, digo que todavía no la escribí, y yo sé

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Siempre La Misma Milonga. artículo.

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Siempre la misma Milonga - Revista VIVA

Siempre la misma Milonga - Revista VIVA-Jose Larralde.

Fue peon golondrina y se convirtio en el cronista emblematico de las penas del hombre de campo. Hoy es la reseva del canto surero. Y una voz implacable

Afuera, bajo el sol de siesta de enero que abrasa Constitucin, se achicharra mansamente una caravana de colectivos y camiones.Adentro, entre las paredes de un dos ambientes, en la vividez de un relato que apenas interrumpe el turno del mate, un tordillo corcovea, arden incendios rurales, el pampero arrebata un chambergo, rezonga una verdulera y la peonada le entra al carac. Jos Larralde trae estos recuerdos a pedido, desde su infancia en Huangueln. En su pasado de pen, diestro en todos los oficios rurales ("salvo ordear, a pesar de ser hijo de tambero y vasco"), est la esencia de su arte milonguero.

"Yo canto sobre las cosas que viv", suele ser la breve explicacin a su apego al universo temtico del campo y a la milonga del sur, una especie arcaica e imperecedera de crnica gaucha en la que decidi permanecer, contando cmo es la vida del lado menos bonito. "Por ah me preguntan: cunto hace que ests en esto? En este momento respondo: hace sesenta aos. Porque el primer trabajo que hice fue a los seis: ir a buscar el caballo de reparto del almacenero de la esquina de mi casa.

El caballo se me mataba de risa, me haca espinar bien, hasta que le tiraba la soguita por el cogote y ah me pegaba la estancada: me dejaba parado con la soguita en la mano y se corra para atrs. Se me rea el matungo, pareca Mister Ed. Cuando se aburra de que yo me mojara entre los cardos, recin ah vena. Yo haca cinco cuadras con el caballo as (no poda subir porque era muy chiquito) y me daban veinte guitas. Con veinte guitas de nquel en aquel tiempo te comprabas medio kilo de fideos y una pata entera de carac. Eso coman los pobres antes. Ahora anda a comprarte una."

En pocas de Ongana, llevaba encima un Permiso de portacin de barba firmado por un comisario de Lans: "El ciudadano Jos Larralde es artista. Puede usar barba y pelo largo". A esta altura, lleva la espesa barba -esa que siempre hizo honor a la imaginera gauchesca- completamente blanca. Dej el cigarrillo y le da batalla diaria al coleste-rol con una dieta que redobla en austeridad las prescripciones mdicas. Con tres divorcios a cuestas, vive solo en un departamento estrecho ("Cuando entro, tengo que dejar la sombra afuera"), con una foto de Anbal Troilo sobre la pared del comedor y un afiche de Charly Garca modelo Influencia pegado contra una puerta. La misma puerta en la que se exponen los dibujos que le dedica su hijo menor, de ocho aos.

Este es el austero refugio de quien da la impresin de estar habituado a un destino solitario y parece ajeno a las rutinas. "Por ah a las dos de la maana me levanto y me pongo a tomar mate, miro televisin, hasta que me aburro y agarro la viola, o me pongo a escribir. Me hago la comida, me lavo las pilchas. Y como no soy demasiado apegado a la esperanza, porque creo que esperar es como bajar los brazos, entonces me pongo pequeas metas. Por eso cuando me preguntan por mi mejor obra, digo que todava no la escrib, y yo s que son macanas."

En plena temporada de festivales de folclore usted, que se consagr en Cosqun, est en Buenos Aires. Nunca pens en revisar su renuencia a ese tipo de escenarios?

No, yo festivales, no. No tengo nada que hacer en un festival. He ido alguna vez, pero lo que hago yo es ms ntimo. En un lugar cerrado puede haber mil tipos, dos mil, cinco mil... pero es distinto que un lugar donde se toma, donde el norteo no le da pelota al del sur, y el del sur no le da bola al otro. A los festivales la gente va a divertirse, a ver a (El Cha-queo) Palavecino. Como a Los Chalchaleros, corri a Horacio (Guarany). Ellos levantan al pblico. Suponete que yo tenga que subir despus de Los Manseros o de Palavecino: qu hago yo slito con una viola ah? Muy pocos solistas actan en un festival, porque es duro hacerlo, y lo digo porque lo he comprobado muchas veces con el mismo Atahual-pa o con Fal. La gente no da bola porque va a otra cosa. Uno ve esas cosas y dice no, porque se bastardea lo que uno hace. Hay trescientos festivales en el ao: con un diez por ciento, vivs. Pero yo no me puedo dar el lujo de tirar todo por un festival. Pero sigue recorriendo las provincias, actuando en salas, verdad? S, hacemos lo que podemos, pero no es que ganemos plata: hoy tenemos que andar mucho para ir puchereando. Soy un subocu-pado. No tengo trabajo. Es decir, si quiero trabajar gratis o por dos mangos, tengo. Pero yo toda la vida cant en contra de la explotacin, y no voy a ser el primer explotado. Siempre digo: mi hambre es mo, no juegues con mi hambre.

Usted opina sobre la realidad social en el escenario. Cmo procesa el hecho de convertirse para el pblico en un referente social e intelectual, ms all de un cantor?

Que la gente lo tome as no quiere decir que yo lo sea ni pretenda serlo. Te lo sintetizo: yo pago mis impuestos y voto, no me rajo para no votar, me joden siempre, viste?, pero voto. Eso me da derecho a opinar, y a enojarme tambin. Yo soy el Estado, a un gobierno nosotros lo ponemos para que nos administre, ni pa que nos robe ni pa que nos tenga cagando. Entonces uno tiene todo el derecho de opinar. Sobre todo cuando a uno lo ampara la verdad, la verdad de muchos, no la de uno solo. "La nica verdad es la realidad", dijeron los muchachos peronistas que dijo Pern... aunque haba un viejo que se llamaba Aristteles que ya lo haba dicho unos cuantos das antes.

Nacido hace sesenta y seis aos en Huangueln, al sur de la provincia de Buenos Aires, Jos recibi su primera guitarra a los once aos. Hizo "sexto grado con toda la furia". Comenz a cantar y guitarrear en las pausas de sus trabajos en el campo. Es mecnico soldador. La primera vez que pis el edificio de la RCA Vctor, no fue como la joven revelacin que Jorge Cafrune haba llevado al festival de Cosqun, sino para instalar un mquina moledora, tiempo antes. "Yo trabajaba en una fbrica de molinos, y me mandaron a instalar uno en la Vctor. Lo usaban para hacer pelota discos y con eso hacer de nuevo pasta. Para probar la mquina me traan pilas de discos de Corsini, de Gardel, y de Beniamino Gigli y tena que hacerlos bolsa... me quera morir." Un tiempo despus, el annimo operador volva a cruzar el umbral, pero entonces como la gran apuesta folclrica del sello.

"Esas cosas que tiene la vida. Yo siempre digo que la vida es como una esquina. Con la diferencia de que en la esquina vos doblas sabiendo qu puede haber: una vieja, un perro, un colectivo, siempre algo hay. En cambio, cada latido de corazn es una esquina que uno dobla sin saber siquiera si habr otra." Siempre solo con su guitarra, fiel al parecer sentado en su Herencia pa un hijo gaucho ("Si un da le da por cantar/trate de hacerlo slito"), tan poco afecto a actuar en festivales como a presentarse en teatros porteos cntricos, La-rralde sigue transformando los escenarios en sitios de encuentro Que a veces parecen tribunas sociales y otras, ntimas rondas de mate o fogn, en las que sus historias de campo se materializan. "Claro que lo que hacemos mis colegas o yo es suntuario: cuando a la gente le sobra algn mango, entonces me viene a ver. Distinto es con los que cantan canciones para los muchachos jvenes, porque los pibes de algn lado rascan siempre: lo laburan al viejo o a la vieja."

Pero en sus recitales, adems de su pblico tradicional, hay una corriente de pblico joven, mucha remera de Hermtica... S....Me siguen mucho los del rock pesado. Un poco de casualidad. Como este muchacho Ricardo Iorio me grab algunos temas parece que los pibes quisieron conocer al original a ver cmo era. Y son macanudos. Una vez fui a un concierto, como le llaman ellos, qu rostro! Un concierto de Iorio no s en qu galpn. Yo nunca haba visto eso. El chabn tocaba, y abajo tiraban chicos pa arriba, revoleaban alpargatas, undes-pe-lo-te! Yo me qued embobado de cmo trabajan los tipos arriba del escenario. Monstruos son los tipos. La verdad es que son buensimos, tenes que verlo: cmo entre tres tipos son capaces de tanto. Tambin vi una vez a Tocios Tus Muertos: impresionante.

En sus propias actuaciones, admite Larralde, es capaz de interrumpir una cancin por la mitad cuando algn enfervorizado decide expresar ruidosamente su adhesin -lo cual sucede con llamativa frecuencia-. "Por ejemplo, siempre hay alguno que se para a opinar, cree que me est ayudando. Y otros que piensan que porque lo mo es msica de ac, que le llaman folclore (no s por qu le llaman folclore, es milonga), eso les da derecho a ser chabacanos. El hecho de que yo diga malas palabras no tiene nada que ver. Yo no las saco del bolsillo las malas palabras. Las meto donde no hay otra, trato de ser lo menos hipcrita posible. Pero algunos por ah no lo entienden. Pasa de tanto en tanto. A veces me divierte. Mis compaeros por ah me dicen: Vaaamos... a se lo mandaste vos pa pelearte con alguno ."

Otras cosas fuleras

En la amarga potica de Larralde, hasta las canciones de amor tienen, al cabo, la seal que permitira incluirlas bajo el rtulo de cancin social.Si dice "te quiero" (como en Alas once menos cuarto) lo hace sentado "en esta mesa rota/destartalada y vieja/Pensndolo mejor... hecha pelota!/que cuando afirmo los codos se me queja".Y si se encamina a declarar su amor en una serenata (como el gaucho de Mejor me voy), se detiene dudando en el momento de llegar junto a la ventana de su amada: "... Si solo tengo el verso /por fortuna./Tal vez ni llegue a saber/que cuasi le cant./Mejor me voy".

"Es que eso ya est en uno -explica-. Hago lo que me sale, por ah me pongo a escribir un temaromntico y termino hablando del hambre. Pero tiene que ver, porque una casa termina siendo feliz si se come, si se est sano, si se puede estudiar. Si no, empiezan los grandes problemas y entonces cmo hacer una cancin de amor? Por supuesto que dentro de todo hay amor, porque todo lo que es rebelda es amor."

Los caminos de Larralde se apartan sistemticamente del recorrido turstico: "Donde voy, yo siempre miro lo ms feo. No las cosas lindas. Iglesias hay en todos lados, municipalidad hay en todos lados, la plaza es lo ms lindo del pueblo. Siempre es igual. Pero, metete ande estn los ranchos. Conocer no es pasar por ah, ver el paisaje. Fjate los polticos: cuando van a hacer un discurso, les pintan todos los poste-citos de blanco y se forman todas las autoridades en la calle. Pero el seor se no dice: Che, para, esto est muy lindo, lo veo en todos lados. Vamos a entrar cinco cuadras para all a ver qu hay . Ninguno."

Como cantor de temas sociales, usted sufri prohibiciones, carg rtulos, incluso contradictorios.Por eso: vos hablas, ac, y te cuelgan todos los istas. Me acuerdo cuando Pern estaba prohibido, decan que yo era peronista.Cuando Pern pudo entrar, yo era comunista. Despus ramos anarquistas, despus desestabi-zadores, ahora contestatarios y no s cuntas cosas ms. Nadie dice que vos sos un tipo que anda y se mete donde la gente se caga de hambre, y vos decs un uno por ciento de la realidad, porque no lo podes poner todo. Entonces, claro, "este tipo es zurdo."

Tambin lo sealaron como nacionalista extremo.Tambin. Eso lo hace el mediocre, el que no tiene cmo refutarte. Del mismo modo lo rotularon a Martn Fierro. Hoy sera comunista. Antes era mal entretenido.

Texto Irene AmuchasteguiRevista Viva 25 de Enero de 2004