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Y usted, ¿de qué se ríe?

Todos alguna vez hemos escuchado chistes en nuestra vida; Todos alguna vez hemos escuchado chistes en nuestra vida; éstos tienen el propósito de provocar risa y quitar la tensión. éstos tienen el propósito de provocar risa y quitar la tensión. Y también hemos sido testigos de chistes llenos de sexualidad Y también hemos sido testigos de chistes llenos de sexualidad Y también hemos sido testigos de chistes llenos de sexualidad Y también hemos sido testigos de chistes llenos de sexualidad o ‘colorados’, los cuales parecen ser los mejores y más popu-o ‘colorados’, los cuales parecen ser los mejores y más popu-lares. ¿A qué se debe esto?lares. ¿A qué se debe esto?

sexualidad

Por: Psicólogo Sexólogo Silvestre FayaPor: Psicólogo Sexólogo Silvestre Faya

Foto: Archivo Foto: Archivo Siglo NuevoSiglo Nuevo

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En México se acostum-bra usar frecuente- mente el albur o do-

ble sentido de las palabras, muchas de ellas alusivas a la conducta sexual entre hom-bres y mujeres, especialmente al tamaño del pene o la vagina. La picardía mexicana disfru-ta atrapando a quien escucha los chistes que involucran al-bures o temas de sexualidad, llamados ‘chistes colorados’, al hacerle caer en una trampa verbal que al cerrarla provo-ca la carcajada cómplice con quien cuenta la anécdota.

Junto con ésos, hay otro ti-po de chistes muy populares. Son los que contienen lo que denominamos humor negro, es decir, cuando la risa es pro-vocada por alguna situación de desgracia o mala fortuna de alguien. Y en ambos casos, esta actitud burlona lo que realmente encubre es el temor ante la sexualidad o la propia desgracia.

Todos los pueblos tienen su manera burlesca de enfren-tar estos miedos, así, los chis-tes sexuales aluden a los ‘cor-nudos’, a los infi eles, a los gor-dos, flacos, potentes e impo-tentes, nada queda sin incluir en este desfi le de palabras. Y, por otro lado, están los feste-jos de la muerte, en donde se realizan ofrendas a los desa-parecidos tal como las calave-ritas que después se comen, es exactamente el resultado del temor a sólo morir y nada más.

TODO TIENE UNA RAZÓNSigmund Freud, creador del psicoanálisis, descubrió que en la parte inconsciente de la mente anidan los dos más grandes temores: la expre-sión de la sexualidad y a la

muerte. El impulso sexual y el agresivo son primarios y e-jercen una enorme infl uencia en la vida emocional de las personas, la cual está presente en todo momento. Si examina-mos los partidos deportivos como el fútbol, béisbol, etcéte-ra, veremos ampliamente re-

presentada una lucha que ter- mina con un ganador. Muchas veces, el público fanático rom-pe fi las y agrede a los afi ciona-dos del equipo contrario. De u-na lucha ritualizada, llena de reglas –el partido-, se pasa a u-na lucha franca, sangrienta, al no aceptar la derrota.

Nuestras actividades coti-dianas están inmersas, reple-tas de estos dos impulsos (el sexual y el agresivo), por ello es necesario recalcar que los chistes buscan expiarlos de manera cordial. De ahí que también cualquier fi gura polí-tica, pública o que se destaque

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de alguna manera, sea víctima permanente del ingenio popu-lar, tal como lo es algún rasgo físico que motiva la burla: la estatura, complexión o inhabi-lidad para alguna faena se sub-raya para ridiculizar a alguien sexual o agresivamente.

Además, nuestro lenguaje –para eso sí- es muy fl orido, y llamamos, por ejemplo, ‘hue-vos’ a los testículos, cuando en realidad es la mujer quien al tener ovarios tiene huevos y no el hombre. Y usamos la palabra ‘chingar’, como ya noslo dijo Octavio Paz, para recor- darnos a los mexicanos la vio-lación de que fueron objeto las indígenas (nuestras anteceso-ras) por parte de los españo-les conquistadores. Por esta

razón, la ‘mentada de madre’ duele tanto al mexicano, por-que le hace revivir su origen mestizo que fue fruto de una violación.

Del verbo ‘chingar’ se deri-van muchas acepciones, e i- gual sirve para lastimar que para enaltecer, pues los mexi-canos gustamos de califi car de chingones a los muy capaces y de chingadores a quienes son abusivos o prepotentes. Sin te-mor a equivocarnos, la expre-sión ‘chingar’ es la más usa-da en nuestro vocabulario de chistes mexicanos.

PERO, ¿DE QUÉ NOS REÍMOS?Echarse un clavado al fondo del inconsciente no es algo fá-

cil. Ver nuestro interior y reco-nocer nuestras fallas y puntos débiles, duele. Reconocer que lo chistoso deja de serlo cuan-do lo analizamos objetivamen-te, y que su capacidad de provo-carnos risa refl eja nuestras in-quietudes respecto de nuestrasexualidad o agresividad, debe inducirnos a refl exionar sobre nuestra autenticidad.

¿Me río porque quiero reír-me, o me río de mis miedos, de mis temores? La respuesta es personal. Pero para ello no es necesario que ponga esa cara tan seria. Disfrute de los chis-tes que lea o que oiga, compár-talos, y haga como dicen por ahí: “Si quieres tener ratos fe-lices, no analices”. No olvide que los chistes cumplen una

¿Me río porque quiero reírme, o me río de mis miedos,

de mis temores? La respuesta es personal. Pero para ello

no es necesario que ponga esa cara tan seria

función liberadora de la ten-sión nerviosa que se acumula por la represión de nuestros temores, y siempre será más fácil reírse de un chiste que vivir una tragedia en nuestras vidas.

Sin lugar a dudas, Mel Brooks en su película Perra vida hace mofa de todo lo tris- te y doloroso que puede ha-ber en el existir humano; y Ar- mando Fuentes Aguirre da cá-tedra de que el buen humor, la picardía y la carcajada son las mejores medicinas para nuestro cotidiano vivir.

CHISTES CRUELESExisten personas expertas en hacer un chiste a costa de cual-quier evento de la vida diaria o en alusión a algún amigo o conocido. Es muy posible que usted conozca cuando menos a una persona con esta con-ducta: es el ingenioso que siempre se está burlando a

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costillas de los defectos ajenos -reales o imaginarios-, de la es- posa, del compañero, de la no-via, del amigo, etcétera. Es el que tiene la agudeza para los apodos, pues a éste le ve la na-riz afi lada, al otro el modo de andar... Nadie se salva.

Esta personalidad sarcás-tica comúnmente encubre a quien se encuentra frustrado con los resultados reales de su vida; a quien acepta a regaña-dientes su mediocre manera de vivir y para no sentirse mal se especializa en sacar ‘la paja del ojo ajeno’ haciendo mofa y burla. Las risas cómplices de quienes le escuchan y festejan el chiste, le hacen sentir inteli-gente, superior.

A estas personas, aunque todos parecen aceptarlas, la mayoría les huye por su len-

gua mordaz y en ocasiones hasta vulgar (cuando se trata de sexo). Y es que para ellas, el chiste no tiene chiste si no es a costa de otro. El peligro de convertirse en especialista en chistes de este tipo es quedar-se inevitablemente solo.

Buscar el mejor lado de las cosas, reírse de uno mismo y aceptar las propias limitacio-nes permite que superemos cualquier obstáculo. En la vi-da íntima de la pareja, el que uno haga chistes a pesar del otro con el propósito de humi-llarlo, disminuirlo o mostrarlo torpe o incapaz, puede llevar al deterioro de la relación e in-cluso al divorcio.

Disfrutar preferentemente de chistes crueles o sexuales muestra a las personas como inadaptadas al medio, frus-

El humor mexicano fusiona dos impulsos: sexualidad y agresividad. En los chistes ‘colorados’ se enaltecen las cualidades eróticas de ambos sexos. La virilidad es representada por un culto al falo dador de placer al que se denomina de pintorescas maneras (la imaginación es infi nita). La anatomía femenina es glorifi cada hasta el hartazgo; el culto que se les rinde a las nalgas tanto como al busto abundante y generoso son muestra de ello. No hay una región del cuerpo o de la mente de los amantes que no sea motivo de chiste y burla. Cada zona de nuestro México rinde homenaje a sus habitantes y a su sexualidad, lo mismo en los sones veracruzanos que en el jarabe potosino. La vida es corta, hay que reír y cantar.

Breves del temaBreves del tema

tradas y que sólo desean ver el lado negativo de la huma-nidad. Quien aspire a vivir en armonía con los demás, ten-drá que empezar por valorar las cualidades de quienes le

rodean y no estar escarbando en las fallas para luego echár-selas en la cara, aunque sea con un chiste. §Correo-e: [email protected]