sesiÓn de ingreso de don alcides parejas moreno

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SESIÓN DE INGRESO DE DON ALCIDES PAREJAS MORENO Sesión solemne de 23 de mayo de 1979, en el salón de Honor de la Casa de la Cultura, bajo la presidencia de don Rodolfo Salamanca La fuente, en que ingresó a la Academia Bolivia- na de la Historia, como Miembro de Número, el doctor don Alcldes Parejas. INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA SOCIO - ECONÓMICA DE SANTA CRUZ DE LA SIERRA Siglos XVI Y XVII TESIS DE INGRESO DE DON ALCIDES PAREJAS MORENO INTRODUCCIÓN Un breve análisis de la historiografía nacional nos muestra que a partir de mediados de la década del 50 la literatura histórica sobre el Orien- te Boliviano ha aumentado de una manera considerable. Encontramos im portantes monografías que han ¿uiyido de parle de investigadores nacio- nales Mesa-Gisbert, Coimbra Sanz, Caivalho, Portugal, entre otros— y extranjeros —Plattner, Buschiazzo, Denevan, Richier—. El panorama no puede ser más halagüeño, pues significa que el Oriente Boliviano ha sido incorporado a la historiografía dal país. Esta incorporación se debe, sin duda alguna, al trabajo pionero de historiadores como Gabriel Rene Mo- reno, Enrique Finot, José y Humberto Vázquez Machicado y, en los últi- mos tiempos, de Sanabria Fernández. En un momento tan señalado como el de nuestra incorporación a la Academia Boliviana de la Historia traemos a consideración de ustedes un trabajo introductorio a la historia socio-económica de Santa Cruz durante los siglos XVI y XVII. Dado que durante este período la ciudad de Santa Cruz fue casi el único núcleo urbano de la Gobernación, en gran medida podemos hablar de una historia socio-económica del Oriente Boliviano. Tal vez convenga aclarar que lo que hoy se expone es aólo una pe- queña parto de un trabajo de largo aliento en el que venimos empeñados desde hace algunos años: la historia del Oriente Boliviano en los siglos XVI y XVII. Al ser entonces esta exposición sólo una parte, conviene que hayamos algunas consideraciones sobre el trabajo global. ^268

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SESIÓN DE INGRESO DE DONALCIDES PAREJAS MORENO

Sesión solemne de 23 de mayo de 1979, en el salón de Honor de la Casa de la Cultura, bajola presidencia de don Rodolfo Salamanca La fuente, en que ingresó a la Academia Bolivia-na de la Historia, como Miembro de Número, el doctor don Alcldes Parejas.

INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA SOCIO - ECONÓMICA DESANTA CRUZ DE LA SIERRA

Siglos XVI Y XVII

TESIS DE INGRESO DE DON ALCIDES PAREJAS MORENO

INTRODUCCIÓN

Un breve análisis de la historiografía nacional nos muestra que apartir de mediados de la década del 50 la literatura histórica sobre el Orien-te Boliviano ha aumentado de una manera considerable. Encontramos importantes monografías que han ¿uiyido de parle de investigadores nacio-nales — Mesa-Gisbert, Coimbra Sanz, Caivalho, Portugal, entre otros— yextranjeros —Plattner, Buschiazzo, Denevan, Richier—. El panorama nopuede ser más halagüeño, pues significa que el Oriente Boliviano ha sidoincorporado a la historiografía dal país. Esta incorporación se debe, sinduda alguna, al trabajo pionero de historiadores como Gabriel Rene Mo-reno, Enrique Finot, José y Humberto Vázquez Machicado y, en los últi-mos tiempos, de Sanabria Fernández.

En un momento tan señalado como el de nuestra incorporación a laAcademia Boliviana de la Historia traemos a consideración de ustedes untrabajo introductorio a la historia socio-económica de Santa Cruz durantelos siglos XVI y XVII. Dado que durante este período la ciudad de SantaCruz fue casi el único núcleo urbano de la Gobernación, en gran medidapodemos hablar de una historia socio-económica del Oriente Boliviano.

Tal vez convenga aclarar que lo que hoy se expone es aólo una pe-queña parto de un trabajo de largo aliento en el que venimos empeñadosdesde hace algunos años: la historia del Oriente Boliviano en los siglosXVI y XVII. Al ser entonces esta exposición sólo una parte, conviene quehayamos algunas consideraciones sobre el trabajo global.

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En primer lugar indicaremos que para la elaboración de este ira-bajo ae ha pretendido 110 sólo ocuparse del proceso histórico urbano y crio-llo, es decir, de los grupos dominantes, ni tampoco limitarnos a la pobla-ción indígena, pues esio nos daría una visión unilateral de la realidad.Por el contrario, para lener una mejor comprensión de esa realidad sehace necesario iener una visión binocular de la problemática, o sea, tratarparalela y simultáneamente a los dos grupos protagonistas: la poblaciónindígena y la hispana.

Consideramos que los fenómenos que se dan en el Oriente Boliviano,como en todo el territorio americano, son consecuencia del encuentro en-tre la población española y la indígena. De ahí que nuestro marco teóri-co es, en líneas generales, el que proporciona la aculfuración como paitede la teoría general antropológica. Dentro de este marco teórico generalserá posible una mejor comprensión de fenómenos tan complejos como laeconomía y la sociedad.

Así, pues, hemos utilizado el método eln o histórico, pues considera-mos que es el más eficaz para el período que va de3de el contacto de la po-blación indígena con la española hasta el presenta. Es decir, la aplicaciónsistemática de la teoría antropológica a fenómenos del pasado que conoce-mos e interpretamos en base a documentos escritos. Aunque se trata de unterritorio marginal dentro de la estructura colonial española, la documen-tación existente es muy abundante. EL principal fondo documental se hallaen el Archivo General de Indias de Sevilla y el Nacional de Bolivia, así co-mo en el Archivo Histórico de Madrid, Biblioteca de Palacio I Madrid), Archivo de la Compañía de Jesús (Roma) y en arcinivos americanos y na-cionales.

Con el objeto de ser consecuentes con el planteamiento metodoló-gico propuesto, hemos iniciado nuestro trabajo global haciendo un estudioetnográfico —en el sentido estricto del término— de la población indíge-na del área. Este material constituye lo que Kirchoff ha dado en llamar la"etnografía del preconiacto". Este mismo autor dice, refiriéndose a la América Media, pero que bien podemos aplicar en nuestro caso: "Tenemosgente que ha estudiado el material arqueológico y gente que estudia alindio actual. Pero tenemos una gran necesidad do estudiar el período in-termedio, lo que yo llamaría la etnografía del preconiacto asi como la et-nografía del período de contacto. Creo que es muy importante, pues unmejor entendimiento del presente se basa en un mejor entendimiento delpasado. . . " (').

A partir de la segunda mitad del siglo XVI hacen su aparición enel ¿rea los conquistadores hispanos. La historia de estos dos siglos la he-mos dividido en tres fases¡ la primera incluye las primeras noticias prehis-pánicas, recogidas principalmente por los cronistas, así como las primeraspenetraciones hispanas en el área; la segunda se inicia con la creación dela Gobernación y se cierra con la aparición del Obispado, y la tercera,que prácticamente abarca todo el siglo XVII, que supone la expansión ha-cia el norte, en busca de El Dorado, y, en la segunda mitad, el estableci-miento de las misiones jesuíticas.

A la hora de analizar la economía y la sociedad hemos seguido lamisma metodología utilizada para estudiar las diferentes etnías antes delcontacto/ es decir, a través de categorías culturales como sistemas de sub-sistencia, tecnología y cultura material, transporte y comercio, vestido yadorno, GÍC.

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LA ECONOMÍA

Al llegar al Oriente Boliviano los conquistadores españoles encon-traron un medio diferenie al originario. Esio les obligó a adaptar gran parte de la cultura material que traían, así como el aprovechamiento da algu-nos elementos de la cultura indígena.

El paralelo 18 marca la transición entre dos zonas climaiológica-menie distintas: tropical húmedo ni norte y subtropical seco al sur. Aun-que no se trata de una diferencia demasiado marcada, este hecho rompe enparle la unidad geográfica del Oriente Boliviano. Al norte, coincidiendo¿n gran parte con los Llanos de Moxos, se da una vegetación exhuberante,regada por multitud de ríos navegables en la mayor parle de su curso. Elsur presenta grandes extensiones de sabanas y bosques abiertos. La zonanorta abarca un territorio que va desde los 10 a loa 18 grados de latitud sur,mientras que la del sur —en la que está incluida una estrecha faja de te-rreno montañoso— va desde los 18 a los 20 grados de latitud sur. La dife-rencia entre una y otra está marcada por el grado de humedad, no exis-tiendo grandes diferencias entie las temperaturas medias anuales.

Basado principalmente en el grado de organización social y estrati-ficación, estrechamente relacionado con la producción de alimentos y den-sidad de población, Steward distingue cinco tipos culturales en Súdamerica: las civilizaciones de los Andes centrales, los cacicazgos teocráticos ymilitaristas, los agriculioresy pastores del sur de los Andes, los agriculto-res de las aldeas de los bosques tropicales y los cazadores y recolectado-res nómadas (-). Según esta clasificación la población prehispánica delOriente Boliviano quedaría incluida dentro del cuarto grupo — agricu'.ores de las aldeas de los bosques Ir o picales — con algunas excepciones, ca-so de los sirlonós que corresponden a los caxadotes y recolectores nóma-das. La población indígena del área presenta un grado de organizaciónsocial y estratificación muy similar, siendo las diferencias muy poco no-tables.

La historia del Oriente Boliviano durante los siglos XVI y XVII giraen torno a la capital de la Gobernación. • -Santa Cruz de la Sierra la Viejaprimero, y San Lorenzo después , a pesar de la existencia de otros nú-cleos de población, pero que apenéis tuvieron importancia.

Sistemas de subsistencia

En un primer momento los cultivos se limitaron a los que teníanlos indios: maíz, yuca, calabazas, maní, papayas, tabaco, algodón. Pocoa poco se fueron introduciendo otros cultivos, siendo el arroz y la caña deazúcar los que dieron mejores resultados. El maíz pronto se convirtió enuno de los principales componentes de la dieta cruceña, mientras que lapoblación indígena hizo del arroz uno de sus platos favoritos.

La dieta cruceña se vio complementada por la carne vacuna. Des-conocemos al fecha de la introducción del ganado vacuno en el área, peroun documento de 1627 nos habla de una considerable ganadería de la quetambién se servían como animales da carga ( ' I . A esto habría que añadirlos animales domésticos, pasando alguno de ellos —los aves— a conver-tirse en un manjar delicado. Lo misino ocurrió en algunos grupos indíge-nas —los moxos, por ejemplo ••-, que hicieron de la gallina, introducidapor los españoles, el manjar por excelencia.

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A pesar de no poseer dalos sobre la caza, teniendo en cuanta que losalrededores de los núcleos urbanos son muy propicios para esta actividad,podemos presumir que, aunque en menor escala, constituyó un elementoimportante de subsistencia. De los indios aprendieron los crúcenos la fau-na local, heredando de éstos algunas preferencias.

Según las posibilidades económicas de cada familia, se proveíande algunos centro de las tierras alias de los artículos de primera necesidadde los que carecía la Gobernación: harina, aceite, vino. La ialta de hari-na de trigo los llevó a reemplazarla por harina de maíz, tal como la utili-zan los indios, y, más larde, se incorpora la harina de arroz.

Tecnología y cultura material

Resulta muy difícil evaluar la intervención del hombre en la ecolo-gía del Oriente Boliviano. El territorio de los Llanos de Moios esla toda-vía en proceso de formación, pues está sujeto a un cambio físico relativa-mente rápido por la acción de sus numerosos ríos que, al venir torrencialmente desde las cordilleras que les dan origen, forman constantementedepósitos sedimentarios a lo largo de sus cursos. También la Chiquiiania,aunque en mucho menor grado, está sujeta a cambios naturales, no se tra-ta de la acción de los ríos sino de la vegetación que caprichosamente for-ma, con relativa rapidez, isletas de árboles que cambian el paisaje.

Actualmente una gran parte del territorio es quemado por los ran-cheros como preparación de la tierra para la agricultura. Esie mismo pro-cedimiento era utilizado por la población prehispánica y se siguió practi-cando durante el período colonial.

Alrededor de cada una de las aldeas indígenas se formaba un cla-ro por medio de la tala y roza del bosque. Esto los protegía de las fierasy animales dañinos. El procedimiento fue adoptado por las ciudades es-pañolas: "Rodea esta ciudad /San Lorenzo/ un pequeño y claro monte quetienen que rozarlo de tres en tres años. . . ", dice el gobernador Viedma I *).

Si tenemos en cuenta que durante el periodo prehispánico la pobla-ción no era demasiado grande en al área y que los caminos no eran muynumerosos, y que durante el período colonial esta población apenas au-menta, que los núcleos urbanos eran muy reducidos y que tampoco se ha-cen muchos nuevos caminos, podemos Llegar a la conclusión de que la ac-ción del hombre sobre la ecología ha sido escasa.

La adaptación de los conquistadores y primeros pobladores al nue-vo medio no trajo consigo grandes dificultades. Todos los hombres del pri-mer momento, aquellos que vinieron con Chaves, habían tenido un pri-mer contacto con el medio americano en tierras del Rio de la Piala. Tampoco las hubo en el trasplante de los indios a causa de los diferentes tras-lados y fundaciones de ciudades, pues las características ambientales ape-nas cambian dentro del subárea de Chiquitos, donde se mueven los espa-ñoles durante los siglos XVI y XVII.

Ya hemos visto como la población indígena puede ser clasificadaentre los agricultores de las aldeas de los bosques tropicales. Los españo-lee se encontraron, pues, con pueblos que con técnicas rudimentaria* cul-tivaban considerables extensiones, especialmente en los Llanos de MOIOIdonde la expedición de Solís —a.fines del siglo XVI— encontró grandescultivos de maíz ir>).

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Él punzón o palo cavador era el instrumento agrícola por excelen-cia de la mayoría de estos grupos. Durante mucho tiempo fue adoptadopor loa españoles, quienes para hacerlo mas eficaz reemplazaron la maderadel extremo más fino por metal. La introducción del arado es relativamen-te tardía y aún hasta nuestros días ambos instrumentos han coexistido.Además de adoptar este instrumento, los españoles se sirvieron de las téc-nicas agrícolas indígenas: aprovechando la estación seca limpiaban elterreno —especialmente los que estaban cerca de los ríos, lagos o curi-ches- •— corlando por la base los árboles que eran quemados in sltu paraasí poder aprovechar las cenizas como abono.

Casi a finales de] siglo XVII los crúcenos adoptaron un nuevo siste-ma para mejorar el cultivo de la caña de azúcar. Este nuevo "descubri-miento" fue traído por un grupo de esclavos negrcs que desertaron de losdominios portugueses. Hasta ese momento el terreno que se utilizaba pa-ra este cultivo eran campos abiertos, mientras que ahora se hace "dond6be cría el monte o bosque más espeso, de tal suerte que aún después de tre-ce años de corte sigue el cañaveral con más fertilidad y sazón, lo que noacaece en la campaña que a los tres o cuatro años tienen que volver a ha-cerlo de nuevo y la caña no crece ni aún la mitad de los otros parajes" (").

Aunque en los primeros años de vida de la ciudad de Santa Cruznos encontramos con un platero quf había venido con Chávez desde Char-cas (7), sólo tenemos noticia de un tipo de industria; la producción deazúcar, que tenía una relativa importancia dentro de la economía de laAudiencia.

Tanto los mestizos como los criollos adoptaron algunas técnicas in-dígenas, como la cestería. Para ello se aprovechaban las hojas de palme-ra, especialmente el moiacú, tan abundante en todo el área. Esta industriase limitaba a algunos objetos do tipo doméstico y de consumo interno.

Por las noticias que poseemos del siglo XVII podemos deducir lapobreza y simplicidad de las viviendas de los españoles y de su ajuar. "Laciudad de San Lorenzo —dice el opispo en 1774— es un mal pueblo sinorden de calles, sus casas son muy reducidas que no pasan de dos piezas,sin vivienda alta, con tal desaseo que ni aún las blanquean y de suma in-comodidad . . ." iH). Por su porte, el gobernador Viedma, pocos años mástarde, abunda sobre el tema diciendo que las casas están hechas de barroy palma, mientras que las "casas principales" se hacen de adobe y, a ve-ces, se cubren de teja I"). En el tipo de vivienda r.e notan no pocos prés-tamos culturales que los españoles hiceron de las culturas aborígenes.

Vestido y adorno

En la documentación que hemos manejado no hemos encontradoninguna noticia sobre esta categoría cultural. Estas noticias son tardías,tal como ocurre en la Descripción geográfica y estadística de la Provinciade Santa Cruz de la Sierra de don Francisco de Viedma de 1787. Este gober-nador hace una detallada descripción del vestido de la mujer cruceña. "Eltroje que usan las mujeres es de unas enaguas blancas que llaman fustán,largas hasta los pies, bordada? de colores o listas de encajes* la camisacon mangas, puños y vueltas disformes de largo y ancho, cerradas por elcuello y bordados los pechos con sobrepuestos de oro, plata o sedas de co-lores, muy guarnecidas de encajes; los puños de brocato o cinta de tisú,de holán o clarín muy fino, de modo que algunas son tan finas que pasa-

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ran de 80 o 100 pesos. El cabello —sigue diciendo Viedma—• lo llevan endos trenzas pariidas por medio, en que emplean cinco varas de cinia anchade seda o tisú para liarlas de arriba abajo y quedan unidas ambas que de-jan pendientes del largo de una vara, este es el traje más común En losdías de gala o si tienen que recibir alguna visita de mucho cumplimiento,usan unos guardapies como los de España de terciopelo encarnado, azulo verdej tisú, brocato u otras telas a las que ponen guarnición de galón deoro o plata alrededor por tres partes, con el adorno de rosario o cadenas deoro, gargantilla de perla o corales. El zapato es de cordobán negro y pocolo usan dentro de casa. El traje de iglesia nada se diferencia del de Espa-ña. La gante común gasta polleras de zepiterna azul y verde y mantillablanca y por lo regular andan descalzas. El traje de los hombres es igualal de las demás provincias del Perú. . .'*. (toí.

De acuerdo a este informe, aunque tardío para la época en que esletrabajo está encuadrado, se traía de un aspecto de la cultura material quesi bien ha sufrido algunas simplificaciones con respecto a España, no hatenido influencia de las culturas nativas.

"Las indias — continúa Viedma- usan una camisa larga hasta lospies, de lienzo de algodón sin mangas, que llaman iipoe, la que se ajustapor la cintura con una faja de cuatro dedos de ancho de lana de colores,y una mantilla negra de algodón, algunas llevan la bayeta de Castilla ode otro color" I11). Como se puede ver en lo que a la vestimenta de lasmujeres indígenas sí ha habido una notable influencia española.

Tr&fisporle y comercio

La carencia de productos de primera necesidad hizo que desde elprimer momento se mantuvieran relaciones comerciales con algunas ciu-dades de la Audiencia de Charcas —especialmente La Plata y Cochabam-ba— a pesar de las grandes distancias y dificultades naturales. El obispode Santa Cruz hace alusión a este aspecto de la economía diciendo que seefectuaba con "algunos principiantes del comercio que vienen con yerbadesde el Paraguay, sal y otros producios de poca estimación a recoger ce-ra, arroz y ganado vacuno. . . ", también dice que "los vecinos que tienenalgún desahogo económico mandan sus efectos a la ciudad de la Plata oa la villa de Cochabamba para que les traigan lo necesario" I13), Aunqueya a partir de fines del siglo XVII las misiones de Moxoa y Chiquitos eranprósperas y producían gran cantidad de efectos de los que carecía la Go-bernación, ésta prosperidad no alcanzó a los crúcenos, pues el comerciocon las reducciones jesuíticas estaba vedado. A pesar de estas prohibicio-nes, muchos crúcenos lo hacían intercambiando con los indios algunas baratijas por tejidos y otras manufacturas.

El transporte hasta las ciudades de las tierras alias se hacía por tie-rra. Dos veces al año salían las recuas cargadas de azúcar con una escol-ta de gente armada, pues a las dificultades naturales se unía el peligro deloa ataques de chiriguanos y yuracatés (>'). En 1629 Francisco RodríguezPeinado, vecino de Santa Cruz, abrió "veinticinco leguas de montaña y se-rranías a barreta y azadón, con que airavesé toda la Cordillera hasta losllanos de Manso, y hoy se anda por él y entran y salen mil muías cada añosin gastar herraje alguno, que es causa que hoy valga en esta ciudad /LaPlata/ el azúcar a -eeis pesos y antes valía veinte pesos " ("I.

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La comunicación con las misiones se hacía lanío por tierra como porvía lluvial. Se podía ir casi desde la ciudad de San Lorenzo hasta la reduc-ción de Loreio sin necesidad do hacer ningún trasbordo. Desde Moxos losjesuiias tenían un recorrido fijo que finalizaba en el Puerto de Pailas, a po-ca distancia de San Lorenzo, pero el comercio ilegal se hacía por otras vías.

La encomienda

Casi al mismo tiempo que se creaba la gobernación, el marqués deCañete, Virrey del Perú, concedía Í* Ñuflo de Chaves cédulas para que pu-diera repartir indios en encomienda, " y así lomó /para si / an términosde la dicha ciudad de Santa Cruz de la Sierra / l a Vieja/ cuatro o cinco pue-blos de indios repartidos en su cabeza, grandes y pequeños, que no esta-ban tasados ni saben lo que dan ni tampoco por ahora se pueden enienrdar qué podrán dar, por lo que más hacen es el servicio personal, y que dela muerte del dicho Chaves le sucedió en ellos su hijo mayor. . ¡ en la di-cha tierra no ha habido ni hay sacerdote que entienda en los repartimien-tos. . ." <'••>.

Asi, pues, en principio las encomiendas eran concedidas por dosvidas y, además, no había oficiales reales que entendieran en su tasaciónni clérigos para su adoctrinamiento. Mientras que el informe al que an-tes hacíamos mención —correspondiente a 1571— no habla de tributo,Viedma —refiriéndose a las primeras encomiendas— dice que los indios"fueron repartidos en encomienda con el coiio tributo de un ovillo de al-godón en reconocimiento del vasallaje" I"1). Dada la pobreza de la iierray la falta de empadronamiento y tasación, lo más probable es que los in-dios se limitasen a prestar servicios personales en las haciendas y en la ciu-dad. Por otra parle, no se podía exigir tributos a los indios hasta que pa-sara un tiempo convenido para su adoctrinamiento religioso ( l7).

Además de las epidemias y guerras, los documentos insisten que lacausa principal de la disminución de la población indígena se debía a lostraslados en masa a las tierras altas de Charcas. En algunos casos estostraslados era para la prestación de servicio personal a la Corona en sitiostan alejados como Buenos Aires. A este respecto, y refiriéndose a los in-dios de Chiquitos, un documento dice que "cuando los gobiernos, princi-palmente de Buenos Aires, llaman a los indios a reparo de fábrica del fuer-te o murallas reteniéndolos en tiempo de invierno en aquel puerto, /que/es riguroso, ninguno el abrigo de los indios y grande la falla de leña pa-ra suplirlo . mueren muchos, para cuyo remedio me suplica fuere servi-do mandar a los gobernadores que a la dicha entrada del invierno los de-jasen volver a sus reducciones. . .". A l ser este procedimiento contrario alas Leyes de Indias —"especialmente la / l ey / trece, artículo primero, librosexto de la recopilación que ordena que los indios de las tierras calientesno sean llevados a las frías ni al contrario"— el rey, a instancias del Pro--vincial General de la Compañía de Jesús del Paraguay, ordenó en 1706que "se ponga especial cuidado de la dicha ley y no saquen a dichos in-dios de sus pueblos en el invierno y los que hubiera fuera de ellos en cosasde mi servicio, se restituyan durante el invierno a sus pueblos hasta quepasado lo más riguroso de la estación bajen otros a que se concluya el tra-bajo . ." (1H>.

Con su trabajo en las faenas agrícolas los indios rendían buenos be-neficios, pero pronto los crúcenos descubrieron un sistema para obtener

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mayores benéficos económicos de manera más rápida. Puestos en con tacto con personas de Charcas traspasaban sus indios encomendados, en otroscasos parece ser que los vendían directamenle. Esia práciica llegó hastatales extremos que "de más de 40.000 indios que se encomendaron a los/primeros/ pobladores ha venido a tal decaimiento que apenas se han re-ducido a 500 . aunque se han despachado cédulas prohibiendo este desorden" H").

Los traslados de indios encomendados disminuyó la mano de obra,razón por la que los crúcenos empezaron a hacer la guerra a algunas co-munidades para así poder obtener "piezas de servicio". "Entre las cosasque hallé dignas de remedio —dice un obispo en 1698 - fue el mal usoque los vecinos hacen de la solicitud de piezas de servicio, que son los in-dios bárbaros que rescatan de las naciones yendo a comprarlos a sus tie-rras, dando con esto ocasión para que los indios, con el cebo de estos res-cates, tengan unos con otros guerras para apresarse y venderse a los nues-tros, siendo lo peor que los reducidos y bautizados, por tener que venderal español asaltan a los pueblos vecinos que ya esián en amistad con loscristianos" {-").

Aunque a la hora de conceder una encomienda se ordenaba "quelos indios sean adoctrinados y enseñéis y traigáis al verdadero conocimien-to de Dios nuestro Señor y de nuestra Santa Fe Católica" (-') o que "os sir-váis de ellos para vuestros yanaconas y servicio personal en vuesire casay chácaras como SM lo manda, contando les deis doctrina y pongáis enpolicía" (-'-), la falta de clero, especialmente durante el siglo XVI, hizoque esto no se cumpliera. Así, un documento del XVI dice que los indiosestaban sin doctrina y que en la capital de la gobernación "está sólo unclérigo que les dice misa y administra los sacramentos a los vecinos deaquella ciudad" l-:i).

ORGANIZACIÓN SOCIAL

Entre los componentes de la expedición de Chaves no había títulosnobiliarios y otro tanto ocurría en la población indígena. Mientras Cortésy Pizarro se tuvieron que enfrentar a imperios perfectamente organizados,en los que existía una poderosa aristocracia, Chavea encontró una débil or-ganización social.

Al hacer el análisis de la organización social hemos tenido en cuen-ta algunos factores que consideramos importantes para su mejor compren-sión i 1) la ausencia de aristocracia en ambas culturas; 2) escasa pobla-ción española; 3) el tipo de economía, 4) el carácter de frontera del área.

La ciudad

Durante los siglos XVI y XVII los núcleos urbanos en el Oriente Bo-liviano fueron escasos. Santa Cruz de la Sierra la Vieja, San Lorenzo elReal de la Frontera, Santa Cruz la Nueva de Coloca, San Francisco de Al-faro, Jesús y Montes Claros de los Caballeros fueron las fundaciones his-panas que tuvieron como denominador común la escasa población y. enla mayoría de los casos, una corta existencia.

Fundada en el corazón de la Chiquilania la primera ciudad hispa-na, Santa Cruz de la Sierra la Vieja, gozaba de clima benigno, pero aquellatierra no era demasiado apta para la agricultura y, además, estaba total-

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ruante aislada del resto de la Audiencia Las dificultades de comunicacióncon la ciudad de La Piala hizo que la Audiencia insistiera en la necesidadde fundar una ciudad a "mitad de camino". Casi al finalizar el siglo XVIel yobernador Lorenzo Suárez de Figueroa fundó en la vega del Grigotála ciudad de San Lorenzo el Real de la frontera con el titulo de capital dela gobernación.

Entrado el siglo XVII Santa Cruz de la Sierra la Vieja fue traslada-da, a un lugar más cercano a San Lorenzo, con el nombre de Sania Cruzla Nueva de Coloca. Casi al mismo tiempo se fundaba, muy cercano a laciudad de Chaves, San Francisco de Alfaro, aunque de vida muy efímera.Por la misma época también se fundaba, en las primeras estribaciones delos Andes, Jesús y Montes Claros de los Caballeros, la aclual Vallegrande.

Por diversas circunstancias, ya entrado el XVII, sólo quedaron enel aieii dos ciudades: la actual Sania Cruz, que en los documentos de laépoca se conoce con los nombres de San Lorenzo el Real de la Frontera,San Lorenzo de la Barranca y Santa Cruz de la Sierra, y la aclual Valle-grande

Los documentos coinciden en describir San Lorenzo como una pe-queña aldea sin orden alguno. El centro estaba constituido por una plazade gran extensión de donde partían las principales calles. Alrededor deésta se encontraban los principales edificios públicos: la catedral, las ca-sas reales y la cárcel, mientras que el resto de las viviendas estaban re-partidas en "once calles principales" (-'lí.

Un ejemplo puede dar idea del aspecto de la ciudad a mediados delsiglo XVII. La iglesia catedral se construyo al erigirse el obispado, de talforma que a la llegada del primer obispo ya estaba ierminada. Estabaconstruida con materiales tan pobres —"porque no hay piedra para loscimientos"— que se hacía necesario repararla cada seis meses (-•">). "Ladicha iglesia no tiene más capillas que la mayor porque es de una solanave" (-").

Aunque todas estas ciudades sufrían ataques de indios, especial-mente da chiriguanos y yuracarés, ninguna contó con un adecuado siste-ma de defensa. Ya hemos víalo como los españoles habían adoptado delos indígenas el dejar alrededor de las poblaciones un "claro" que limpia-ban con cierta periodicidad para evitar fieras y alimañas. Esto contribu-yó, sin duda, a hacer aún más vulnerables estas c'udades.

A pesar de no formar parte de la estructura de la ciudad, hacemosmención de las estancias o haciendas situadas a alguna distancia de la ciu-dad, pues también constituyen un tipo de asentamiento. Estaban consti-tuidas por la casa del estanciero o hacendado —con casi idénticas caracte-rísticas a las de la ciudad—, así como por "unos ranchos de gran capaci-dad donde tienen las oficinas para el beneficio y custodia del azúcar", ylas casas de los indios encomendados que se ocupaban de las faenas agrí-colas (^1.

Ninguno de los documentos consultados que tratan de la descrip-ción de la ciudad habla de la existencia de barrios de Indios. Esto puededeberse a que la población indígena, repartida en encomiendas, vivía-fundameníalmente en las haciendas y la que se dedicaba al servicio do-méstico urbano lo hacía con las familias a las que estaba encomendada.

Mientras que en otras áreas los indios, para su mejor administra-ción, estaban distribuidos en aldeas que se llamaban "cabeceras", a suvez divididas en "barrios" y "estancias" según estuvieran conectadas con

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partes de la cabecera o a alguna distancia, en el Oriente Boliviano este fe-nómeno no se dio, salvo en las misiones de MÓJEOS y Chiquitos. Estas re-ducciones —estructuradas según patrón de las misiones paraguayas—-,aunque no estaban divididas en barrios, cada una de ellas poseía dos omás estancias situadas a corta distancia de al aldea i**).

A pesar de este aspecto de pobreza de la capital de la gobernacióndurante los siglos XVI y XVII, no cabe duda que ha jugado un papel muyimportante como nexo entre las "tierras alias" y los Uanos.

Esiralificación social

Uno de los principales factores a tener en cuenta para «*sie análiaisfes la escasa población española. En 1619 la población hispana estaba distribuida de la siguiente torma; San Lorenzo, 32 vecinos, la Nueva de Co-toca, 24¡ San Francisco de Aliare, 20. Este mismo informe de las cifras Jo-tales de la población del obispado, según los grupos étnicos: "los espa-ñoles y mestizos vecinos, encomenderos, chacareros y mercaderes, 6OOimulatos y zambahigos, 80, negros y esclavos, 250" (-"•'). Según estoe da-tos vemos que sólo un 12 por ciento de la población española del obispa-do habitaba el Oriente Boliviano, y, por otra parte, que en el número de"vecinos" están incluidos españoles, criollos y mestizo».

A mediados del siglo XVII, como ya hemos indicado, sólo quedaron dos núcleos urbanos. Esto llevaría a pensar que se dio, en lo que a SanLorenzo se refiere dada la proximidad, una concentración de la poblaciónde las ciudades desaparecidas, pero un documento de 1646 dice que estaciudad contaba "con menos de 40 vecinos que la despoblaban a toda prisa por las hambres y enfermedades que padecían e invasiones que les ha-cian los indios rebeldes" ( ;" I, mientras que la población indígena aclivano llegaba a 200 ( :1 ) .

La mayoría de los datos demotjiáficos que hemos manejado se de-ben a las visitas pastorales de los obispos. Aún teniendo en cuenta —pa-ra explicar la disminución de la población urbana— las epidemias y gua-rías asi como los pocos incentivos económicos, resulla demasiado grandey rápida la disminución, pues mientras en 1629 los españoles del Orien-te Boliivano constituían el doce por ciento de la población española loialdel obispado, en 1654 sólo llegaban al uno y medio por ciento Hay quetener muy en cuenta que a lo largo du lodo este siglo los obispos intenta -ron por todos los medios trasladar la sede del obispado de San Lorenzo aMizque, por lo que tal vez sus informes no sean totalmente veraces.

Al igual que ocurrió en otras áreas de foniera, como al norte de Mé-xico, la existencia de los indios trajo como consecuencia la presencia delos misioneros, mientras que la población civil española surgió y se desa-rrolló pese al indio y en directo conflicto con sus intereses y necesida-des Va).

La población española trajo al área sólo una selección de la cultu-ra total española, lo que Foster ha dado en llamar "cultura de conquis-ta i : i i). Así como un soldado a la hora de la batalla se despoja d« todosaquellos elementos que pudieran entorpecer la marcha y el ataque cuer-po a cuerpo, la cultura de conquista prescinde de gran cantidad de elemenios que en esas especiales circunstancias resultan superfluos Si refe-rimos este concepto —fundamental para la comprensión del fenómeno decontacto— al Oriente Boliviano, vemos que hay aún una mayor simplifi-

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cación, pues a las especiales características del área se une la experienciaque los españoles traían de tierras paraguayas. Es, por tanto, lícito califi-car la cultura del área —de la misma forma que Jiménez Núñez lo hacecon la Nueva Vizcaya- como una cultura de frontera (;|M.

En la sociedad cruceña, eminentemente agraria, destaca en primerlugar el grupo de conquistadoras y primeros pobladores. Estos dos térmi-nos se utilizan en los documentos de la época; mientras que el primero serefiere exclusivamente a los primeros españoles que entraron en el área—los componentes de la hueste de Chaves— y a sus hijos, el segundo esmucho más amplio. Las distintas fundaciones y traslados de los núcleosurbanos hizo que se incluyeran como primeros pobladores tanto a los con-quistadores como a aquellos que entraban en el área con motivo de unanueva fundación, especialmente a fines del XVI con motivo de la funda-ción de San Lorenzo.

El hecho de la conquista dio iguales méritos a todos estos hombres,aunque procedieran de diferentes estratos sociales, según el sistema hispano o colonial. Es, pues, la conquista el punto de partida de la nueva so-ciedad.

Además del título de conquistadores pronto recibieron el de enco-menderos. Las noticias de los primeros repartimientos nos demuestranque este pequeño grupo tuvo casi iguales oportunidades. Así. Chaves "te-nía servicio personal de indios para que labrasen sus chácaras y un repar-timiento que tenía en encomienda, que se llamaba vamonos Isic), lo en-comendó a un soldado qué se llamaba Pedro Guerra, y que el dicho Die-go de Mendoza /primer gobernador/ tuvo dos repartimientos en su cabe-za y que entre ambos y dos han dado a soldados que han servido . . " I8B).

Al faltar las riquezas mineras, el conquistador-encomendero tuvoque dedicarse al cultivo de la tierra. Poco a poco se hicieron con las tie-rras que estaban más próximas a lo? núcleos urbanos o las más propiciaspara la agricultura. El número de indios dedicado a las faenas agrícolasnos indica que estas extensiones no debieron ser demasiado amplias. Te-nemos, pues, que el conquistador-encomendero se ha convertido en ha-cendado. El hecho de la conquista y algunas prerrogativas concedidas porel rey hizo que este grupo adquiriera pronto conciencia de clase privile-giada. A pesar de la gran pobreza de la gobernación durante el períodoestudiado, este grupo quiso rodearse de todo el lujo y boato del que fue-ron capaces como correspondía a su dignidad. Así, el vestido y adorno delas mujeres no estaba de acuerdo a la situación económica, pero era unaexigencia social: una cuestión de prestigio social. "Eran —dice René-Mo-reno - hermosos como el sol y pobre con"1© la luna . . no eran sino patriar-cales labriegos que seguían y proseguían viviendo en sociedad civil sinpagar al rey alcabala y tampoco tributaban sus indios" (:irtl.

A pesar de la conciencia de clase social privilegiada, no tuvieronmayores reparos en admitir a uquellos que se fueron incorporando a lagobernación en las sucesivas fundaciones, los primeros pobladores (3~).En lineas generales éstos siguieron la misma trayectoria de los conquls2a-dores-encomenderos. Al hec^rso nuevau fundaciones, la Corona concedióel privilegio de repartir indios, con lo iue se convirtieron en encomende-ros. Por las mismas circunstancias que los conquistadoree, pronto se de-dicaron al cultivo de la tierrn.

Existió gran diferenciu entre esta "aristocracia" de tipo agrícola ylos indios, así como con las "clases intermedias", pero su nivel culturalero muy elemental. Durante iodo el peí iodo colonial vivieron de las glo-

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rías Y privilegios de sus antepasados. Viedma dice que "estaban ian imbuidos de la observancia de sus figurados privilegios que nada puede sa-carlos de su error" I lM.

Los principales cargos públicos de la gobernación no estaban ocu-pados por miembros de esía clase social privilegiada, sino qvie venían defuera. Por el hecho de ser funcionarios reales fueron admitidos por esíegrupo. Asi, el Maesire de Campo Francisco Rodríguez Peinado caso con"doña Juana Alfonso de Sosa, hija legitima del Capiián Gutierre de Sosa.uno de los primeros conquistadores y pobladores de aquella provincía. " l : | ! l l . En la mayoría de los casos estos funcionarios sólo peí manecían en el área el tiempo que duraba el desempeño de su cargo, aunquetambién se dieron casos de funcionarios que se convirtieron en auténti-cos crúcenos.

£1 cumplimiento del deber en más de una ocasión llevó a enfren-tamientos entre los funcionarios reales y los hacendados, sobre todo cuan-do éstos pensaban que se estaba poniendo en peligro sus privilegios. Losdocumentos se refieren con insistencia a la "vida licenciosa" de los cruce-ños "cometiendo pecados públicos y otros abusos". Como representantesde la ley los funcionarios reales trataron de poner coto a esta situación,pero no siempre con buenos resultados; así, en 1666, el gobernador An-tonio de Rivas fue asesinado M°í.

El clero constituye el grupo social más reducido. La creación delobispado había traído como consecuencia un aumento en el número delclero, pero la mayor parte se estableció en tierras de Cochabamba. El ca-bildo catedralicio contaba solamente —según noticia de 1650— con dosprebendados, deán y arcediano, que estaban asistidos por un sacristánmayor I"). Los documentos hacen una clara distinción entre parroquia,doctrina y curato. Mientras que la primera es de tipo urbano, los oíros dostérminos —que muchas veces se usan indistintamente— tienen carácterrural. A mediados del siglo XVII el obispado de Santa Cruz contaba contres parroquias y once doctrinas. San Lorenzo, sede del obispado, no con-taba con otra parroquia que la iglesia catedral ('-I.

Como en casi todas las regiones americanas, las órdenes religiosasprecedieron al clero secular. La importancia de los religiosos estuvo mar-cada por el carácter eminentemente misionero que tuvo la iglesia duran-te el período colonial. En San Lorenzo había un convento de mercedarios,los primeros que llegaron a la gobernación, y un convenio de la Compa-ñía de Jesús ( " ) . Estos religiosos se dedicaron fundamentalmente a la la-bor de adoctrinamiento de la población indígena. Destaca en esta funciónla Compañía de Jesús, las misiones exigían tal número de religiosos quela ciudad apenas podía contar con algún sacerdote para la administraciónde los sacramentos. Este es el motivo por el que el hospital que existía enSan Lorenzo en el momento de la erección del obispado estuviera a cargod**¡ gobierno civil ( " ) , a mediados del XVII pasó a depender del obispo.pw.ro la falta de medios hizo que prácticamente desapareciera I*"11.

Esta "cultura de foniera" siguió siendo católica pese a su precariasituación general y aceptó la presencia del clero y sus tradicionales pri-vilegios. Ya que su presencia, sobre iodo del clero secular, se debía a laexistencia de los indios, desde el primer momento se dedicaron a su con-versión. Sin embaigo, algunos clérigos tuvieron ctro tipo de actuación:es el caso de la intervención del mercedario Fray Diego de Porrea en asun-

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tos de política civil. "Adociriné —dice en su informe de méritos— a losindios de la provincia. . . / y / serví en la pacificación y allanamiento dedon Diego de Mendoza al iiempo que la dicha ciudad de Santa Cruz se re-belo contra el servicio de VM y levanté bandera contra el dicho donDiego" i*li).

Relaciones con otros grupos étnicos

Durante los siglos XVI y XVII los hispanos de la gobernación sólotuvieron contacto efectivo con una pequeña parte de la población indíge-na del área. En términos generales podemos establecer que el proceso deaculturación fue rápido y mucho más aún el llamado mestizaje biológico.Desde el primer momento la población española comprendió que los indí-genas constituían uno de los principales pilares de la economía del orea.

No estamos en condiciones de establecer cuál fue la reacción indí-gena ante la presencia de los híspanos. Sin embargo, la reacción violen-ta no se dejó esperar. Esta violencia poco a poco z.e va a concentrar en laCordillera de Chiriguanos, hasta el punto que a finales del XVI la Audien-cia de Charcas declaró a los chiriguanos enemigos y sujetos a servidumbre.

Ya hemos visto que desde el primer momento los grupos indígenasvecinos a los núcleos urbanos fueron repartidos en encomienda. La acti-tud de los indios ante el trabajo variaba según sus necesidades del mo-mento, las condiciones propias del trabajo, su estado de aculluración, etc.Por lo anteriormente expuesto, la situación de la población indígena en-comendada era muy precaria, pues estaban sujetos a la voluntad del en-comendero-hacendado.

A partir de la segunda mitad del siglo XVII los jesuítas se hicieroncargo de las misiones de Moxos y Chiquitos, donde se redujeron o congre-garon en pueblos a las etnías correspondientes a estas subáreas. La polí-tica de estos misioneros fue aislar a los indios de los españoles, mestizos ynegros como mejor garantía de su cristianización y para la mejor protec-ción de sus débiles derechos. Esta política también fue propugnada porla Corona, pero resultaba imposible de reconciliar con sus propios intere-ses y los de la población española que necesitaba del indio para la explo-tación de los recursos naturales y el desempeño de otras varias tareas.

Hesulla enormemente pioblemático establecer cuáles eran las rela-ciones entre españoles y mestizos. Debió ser un grupo relativamente nu-meroso, dada la rapidez de la mestización biológica. Los documentos dela época, además de incluirlos en los censos con los españoles y criollos,sólo dicen que era un grupo "inquieto y penurbador" ( lT), tal vez aquí es-ten incluidos también aquellos hispanos que no formaban parte de la"aristocracia". De todas maneras, el hecho de ser incluidos en los censoscon los españoles no quiere decir, de ninguna manera, que formaran unamisma clase social. Habría que pensar que tal vez españoles "pobres" ymestizos en función de lo que podríamos llamar una clase intermedia.

Aunque sabemos de la existencia de negros en el área, no tenemosninguna noticia sobre su actuación ni cultura. Se trata de un grupo redu-cido —que se amplía en el siglo XVIII- - que en un momento determina-do tuvo una importante intervención en la economía del área por sus co-nocimientos del cultivo de la caña de azúcar.

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CONSIDERACIONES FINALES

Los fenómenos estudiados forman parle de un inmenso proceso decontado cultural determinado por la presencia y actuación de los españo-les en tierras americanas Una visión superficial de esle proceso puede ha-cer pensar que se resolvió de acuerdo a una de las dos soluciones opuestas y extremas —extinción o asimilación--( pero la realidad fue que enla sociedad indígena se produjeron procesos intermedios de gran impor-tancia que conviene estudiar a fondo. Por otra parte, no puede verse elcambio sufrido por los indígenas como un claro proceso de adopción dela cultura extranjera sino que sería más correcto interpretarlo como unaadaptación y reintegración de la cultura indígena como consecuencia delcontacto. Es decir, que no todos los cambios en el sistema se produjeronen beneficio de la culturo española aino que gran parte de ellos respondíana una nueva estructuración que estaba muy lejos de los patrones de la so-ciedad dominante. La cultura india, en efecto, sufrió grandes modifica-ciones —especialmente en las esferas de la cultura material y de las prác-ticas religiosas -, pero la incorporación de elementos nuevos no correspondió siempre eí abandono de los equivalentes indígenas. De la inte-gración va a resultar una cultura distinta pero todavía fundamentalmenteindia, que se estancó en los siglos posteriores y ha llegado en buena parlehasta nuestros días, como puede versa en los territorios de misión.

En ol referente a la economía, queda claramente establecido quela gobernación de Santa Cruz ora de una gran pobreza. La agriculiura erael principal pilar de esta economía, que se veía complementada por la ga-nadería y una incipiente industria que se basaba fundamentalmente en elazúcar. La falta de minerales y el aislamiento del área del resto de la Au-diencia de Charcas agravaron en gran medida esta pobreza. El esplendoreconómico de las misiones jesuíticas corresponde a la primera mitad delsiglo XVIIIj además, esta prosperidad no tuvo demasiada incidencia enel resto de la gobernación.

La sociedad presenta un panorama poco complicado. Por una par-te, tenemos una clase social "alta" o "aristocracia" que gozaba de iodoslos privilegios políticos, económicos y sociales, de acuerdo a la realidadde la gobernación. Estaba integrada por los encomenderos-hacendados,los funcionarios reales y el clero. Luego venía una clase "intermedia" cu-yas funciones no pueden ser claramente establecidas, que estaría integra-da por los españoles y criollos "pobres" y los mestizos. Y, por ultimo, unaclase baja integrada por los indios y los negros.

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N O T A S i

l l i l-.ii: . I I M K X K Z S r S B . Alni l i i : 1.1 método otnohistóiico y BU contribución a laantropología americana, "líevistn t:.i|mñi>hi .1.- Aiilrii|><iln|rin Anierirnim" Noiiurntiiili'l val, 7, |i|>. Ifi.'MHii. Mmliiil. üi7í. |i|i. ic'ilii i i .

C!l HTEWAIII), .hilian II, (Kil . i : Kandbook oí South American ludias Vid. III. Smliliminian h iH t i lu t i t i i i . VVnpi i i i ig lon , I'.' , h M v

(3) A r r h i v u (leneriil de In.luis, Amlieneiü Ir < i , : . , . - . , - . li^njci HO.(4i V I K U M A , Kraiii'is.-,! i lr: Descr ipc ión g e o g l A f l c i y estadística de la P r o v i u c i a de San

ta C r u z de la Sierra, I ..* \ I U ¡ Ü . . S «1.-1 l. i l .r. , . l . ; , l-nz C u e h i i U i i i l i u , !:•<>>> II 11715) A . U . I . , A u d i e n r i a ti.- fliiin-n», Irgii.iu ¡V.'.i<i, \ I K I l . M A . Frunc ís lo: <>p, c-ir., |i. I J " .(71 A.U. l . Audiencia i lc Cliuivi.», Irjjnju lil.(81 A.U. l . An. l i u, .1. I'IUII-I-IIK, l.-naju l i l iI») V I H D M A . VrmiriH-u >li': (>|i. ••II., |i. 117.

( 10) lililí., |l|l, l l í l - lL ' f l .( in iiiia., p. i»o.(12) A .U . l . Audiencia de fhuirus, legiijo Ihi(Kt) A .U . l . Audiuiu'i» i!« Chiiiiu», l..Biijn i:¡!i.(14) A .U . l . Auili.-u.ii. ilu l'hnriiin, \>x»i" '•>"•(15) A . U . l . Auilli'lirin il« ('luireiin, li'^ojo l'll.(Hil V I K D M A , Kriim-isru ilc: ()|>. i-it., |i. 11.1.I ! 7 I A .U . l . Auilieiici» Aí i'linr.i.s. l.|¡nju :!-.!.(Ift) A . U . l . Ulanos Airea, li'gnjn 4.(!!!) A . U . l , AuiliiMii-ia de Clinr.'üs. h'^iljii II.(ÍO) A . í i . l . AUIIÍ.'IK'ÍH ilc Chiiniia, l.'BHJn 1.1.(21) A.O.I. Auilii'lit'iu il.- i'liari-iis. le|¿aju tís.i'¿'¿) A . U . l . Auiüeue ia .I.1 Cluiri'HH, legajo l*s.(2.1) A . U . t . Au<liein-ia i!e Charena, I''(i»jo MM.(^4) A . U . t . Au.li i ' i i . ' in ilc ('hnri'iiK, li'gujo l"i».(•¿a) A . U . l . AuilieneÍH •!« Charrán, legajo 171.(JG) A . U . l . Aui l ieuvia ilo Cl iarran, li.-uiijn 1 •'''.(^7) A . U . l . Au.li .-n.-ii i ile Chnrea», li'sujn II.

•2X) A.U.l. Au.li.Mioi» ilfl Charras, legajo J!i.l.itt) A.U.l. Audiencia de Chutea», legajo i:ilitoi A.(1.1. Audiencia .Iu Chareaa, Ixgajo I4IS.;il) A.U.l. Audiencia do Charras, legiijii I."J:..:I2) . I I M K X K Z M ' S I ' . Z . Alfredo: Etnoliistoria de Nueva Vizcaya. "Anule* de In l'nivt-r

si.la.l HiapHli'nsí'" iS.'vil la), iiiunK. UI7 llls, vv ."iü s7 (1WI7). HepHnihi, p. 72.!.<:<! I ' O M T I . K , UeorKr M : Aspectos antropológicos de l a conquista española en A m é r i c a .

"Kmudioa Aiuerii-anu»" (Sevi l la) , i i d . V I I I , num». ;i.l .1(1 (IKÓ4I.(34) J I A I K . N K Ü N U f í K Z , Alfr i - i lu: ()|.. .•,(. IIHI7, ». 7.j.(35) A . d . I . Aud ieur ia de Cliurea*, Ipgnjii M U .(¡16) K a j l O O A S A , Antonio ile: H i s t o r i a de la Iglesia en la A m é r i c a española. Desde el

descubrimiento hasta comienzos del siglo X I X . l l i l . l i u i!u Autores l 'rial i is. M u -dri l l , UMiti, p, ;t«i.

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DISCURSO DE RESPUESTA DE LA ACADÉMICA DOÑA TERESAGISBERT DE MESA

La historia prehispana y virreinal del oriente boliivano présenla unpanorama diferente de la tradicional secuencia histórica de las tierras al-tas. Casi podríamos decir que en el lapso comprendido entre los siglosXVI al XVIII coexisten dos historias paralelas creando una peligrosa dico-tomía. El período prehispano del oriente aiemporal hasta la publicaciónde cuatro cronistas crúcenos en la edición realizada por Sanabria Fernán-dez, y muy especialmente, hasta la publicación de la obra de Alcaya queposibilita la integración de Santa Cruz al panorama incaico, acentuabaesta dicotomía que separa los pueblos del oriente de las alias culturas delaltiplano. Por otro lado, desde la Ilustración existió un creciente interéspor el estudio de las misiones jesuíticas en concordancia con las guaraníticas y las de Mainas, y en función de la problemática continental t estoen contraposición a una muy olvidada historia virreinal. Estos factores explican por qué nuestros textos tardaron tanto en incorporar el oriente bo-liviano al panorama integral de nuestro pasado, labor que rué emprendi-da fundamentalmente por un connotado grupo de historiadores crúcenos.

La señalada dicotomía quizá fue uno de los factores que determinola formación do una escuela de historiadoras del oriente, singular en nues-tra historiografía, no tanto por su ponderada capacidad técnica como porsu unidad de método y enfoque. Charles Arnade dice: " Yle de Sania Cruz Y «*« su embrionario Universidad (estaba ifundada) de donde proceden tres buenos historiadores". Se refiere a Fi-nol y a los hermanos Vázquez Machicado, a los cuales debemos añadir aHernando Sanabria Fernández. En el mismo grupo hay que considerarcomo historiador del oriente —aunque no es cruceño sino bcniano— a Jo-sé Chavez Suarez. Todos estos investigadores se hallan imbuidos por elespíritu de Gabriel Rene Moreno y heredan una tradición rustoriográfmavirreinal que cuenta con nombres tan preclaros como Eder, Eguiluz, Fer-nández, Marbán, etc.

Los investigadores crúcenos citados influyen poderosamente en lageneración que en la actualidad trabaja en historia en nuestro país. Estegrupo no produce en su momento el impacto que produjo Arcruedas, conun estilo informal y combativo, hoy tan vigenie como desdeñado, pero porla unidad de su pensamiento y método lograron un efecto más duraderoy francamente positivo para la historiografía boliviana en función de unahistoria sistematizada exenta, en lo posible, de compromisos ideológico*.En otras palabras, posibilitaron la tecnificación del oficio acentuando lacorriente positivista y documentalista.

Este es uno de los parámetros que debemos tener en cuenta fíenleal Dr. Alcides Parejas, quien también ha dedicado buena parte de sus es-fuerzos para integrar el pasado del oriente al conjunto de la hisioria na-

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cional. Sin embargo, cometeríamos un erroi si pensamos que él y otroshisíoricidoica de su generación se conforman con la iecnificación y s e re-signan a la parcelación regional d« nuestra hisioi iografía. Si bien ReneMoreno y la t:oi r ieritt; que d< • él parto ha tonificado una disciplino necü-stn ia, hoy es pi eeiso rru*iic?j*i i la t.speciulu lad el tí aui H ?I ció fi IIUUVHÜ J ters-peclivas: la historia cunntitat iva, 1, i eínohistoria, el esfruciuralismo y lascorrientes aniropolóyicas, los estudios de coiia, media y larga duración,eíc Uno de los aspectos que no so ¡mede olvidar es que el documento esiá circunscrito a los períodos en que ex>sie escritura, osle lapso de tiempoes extremadamente breve en la historia de nuestro país, sólo a partir demediados del siglo XVI contamos con material escrito, el resto de nuesiruhistoria deberá basarse en otro tipo de testimonios, por lo tanto es muy im-portante para nosotros desarrollar una tecnología basada en (.¡I unálisis delos vestigios materiales, como lo haré la arqueología y la historia del ¿ir-te, y sustentar una método]ofia que permila el estudio de culturas sin do-cumentos escritos coetáneos en base a testimonios indirectos a tiavés dedocumentos tardíos, la;i más d« LFÜÍ veces procedentes de otras culturas, sino centrarías por lo menos diferentes de aquello que se pretende estudiar.De no hacer esto corrernos el peligio do sacar conclusiones generales sobreel comporlamitmto de nuestra sociedad basándonos tan solo en el brevelicitipo de cuati o siglos a sab'eindiis de que tenemos que analizar por lomenos tremía siglos de historia.

Esios problemas están implícitos en el trabajo que presenta el Dr.Parejas, quien nos da una vi-;ou casi antropológica dé Santa Cruz. No sepresenta una historia política, ya estudiada y conocida, sino que enfocaI>roblemas de la comunidad, Su análisis de la economía y sistemas desubsistencia y su planteamiento de la tecnología material, nos muestra queestamos ¿inte una nueva generación de histor iadores. Así mismo el Dr.Parejas no desdeña presentar la ciudad de Sania Cruz, como un pobladoextremadamente pobre que lucha por sobrevivir, a despecho de la histona tradicional que dedica largas paginas a las glorias de los conquistado-res y muchas nías a ia exaltación del gran experimento social que fueronlas misiones jesuíticas. ,,

No siyn if ica ésio que los gi andes logr os sociales y que las fuer Íesy sacriticadas personalidades no deban estudiarse, simplemente, es queconocida ya ebta parte ele la historio, ha y que salvar la rusto i la col id J tinay el Lina hacer de lti vida diaria, pata tenei una visión global de nuestropasado. En esie sentido és de señalar el estudio que investigadores delInstituto de Investigaciones Históricas de la UMSA hizo sobre la Vida Coti-diana en La Paz.

Aunque este nuevo enfoque no implica una revisión ésla parece ne-cesaria a la vista de la documentación inédita que ahora se da a conocer.Podríanlos ejemplificar; después que Gunnar Mendoza publicó el "Diariodel Tambor Vargas" ya no es posible escribir la conocida historia de la In-dependencia, al menos en lo referente a las guerrillas. La historia es unaciencia que necesita la misma actualización que la física y quien no estédispuesto a incorporar nuevos móiodos y nuevos conocimientos no puedehacer historia.

Otro parámetro que debemos mencionar es el de la bibliografía, suuso exclusivo ha llevado a loa historiadores del pasado a un callejón sinsalida. l a ordenación de archivo;; y el aceso a las fuentes primarias haroto la valla, para encauzar una nueva historia con hechos verificados.

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Pero Ui casi exclusividad d t l uso dül documento nos pone ante lo¿ hechossin que podamos explicar y conocer suficientemente los móviles ideolocjieos que los motivaron. Estos difícilmente acusan intenciones y e s nece-sario buscar en \ot libros >A ultimo ¡ior qué de los cjrcmdes movimientosNo es posible explicar el barroco andino y c-1 mestizaje cultural sin leer uHamob Gavilán, L\ Calan cha y i Guarnan Poní a Libro y documento í>^complementan.

La Academia Boliviana de la Hi^forirj me ha honrado inmerecidamenic; al encomendarme dar Iri bienvenida al Dr. Alendes Paiejas Moienoal seno de la misma. Doctor en Historia per la Universidad de Sevilla, Director del Departamento d^ Hisionn en lvt Fcicultad de Humaiudadeb do L¿iUM.SA Autor de "Hisío/ia cí>- M Í Í O S y Chiqvuto¿ en la segunda mitad delsiglo XVIII", "Documentos del Archivo de Indias sobre el Oriente Bolivióno" y "Hacia una etnohislona del oriente boliviano" I inédita ) . ha publi-cado mas (ie 20 articules sobre la especialidad y varios textos Es un re-presenianle, como anoté, dí* la nueva generación que tiene aníe sí unamuy larga tarea, pues pese D) esfuerzo de quienes en el tiempo los prece-dimos queda en Bo)ivi*ü mucho por hacer en este campo. El y los de sugeneración, dolados de una formación académica de la que muchos denosotros carecimos, podrán ampliar el panorama conocido, enmendarerrores y señalar lineamienios. Esperamos que este trabajo se haga concomprensión y cariño; 3a v^rcicid e5 un limite matemático al cual no i=e lle-ga nunca, solo podemos pretender una a¡jroxinmcion en base a sucesivasrectificaciones. Los hechos históricos, como dice George Kubleí en su l i -bio "The shape oí time", son como las estrellas, ya no existen más y anosotios los historiadores, como a IOE astrónomos, sólo nos loca interpie-tar las señales que nos enviaron antes de extinguirse.

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