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La antigüedad grecolatina en debate

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Yo y otro

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  • La antigedad grecolatina en debate

  • Julin Macas (Editor)

    Julieta Cardigni, Pablo Grinstein, Rodrigo

    Illarraga, Rodrigo Laham Cohen, Esteban Noce, Diego Paiaro, Mariano Requena, Anala Sapere

    (Compiladores)

    La antigedad grecolatina en debate

    Editorial Rhesis

  • Macas, Julin (Editor) Cardigni, Julieta; Grinstein, Pablo; Illarraga, Rodrigo; Laham Cohen, Rodrigo; Noce, Esteban; Paiaro, Diego; Requena, Mariano; Sapere, Anala (Compiladores) La antigedad grecolatina en debate 1a. ed. - Buenos Aires : Rhesis, 2014. 248 p.; 22x15 cm. ISBN 978-987-3729-01-0 1. Filosofa. 2. Filosofa antigua. Fecha de catalogacin: 10/4/2014 Revisin: Sofa Castello 2014 Editorial Rhesis www.editorialrhesis.com [email protected]

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    ndice

    Prlogo / 7 Economa y sociedad Adriana Tabosa - Riqueza e dinheiro segundo Aristteles / 9 Agustn Brousson - El mito escatolgico del Gorgias como afirmacin de

    la Dke / 15 Jos Eduardo Pimentel Filho - Scrates e a moeda verdadeira / 23 Mara Beln Landa - Medea entre la razn y la pasin: el tratamiento del

    en Medea de Eurpides / 35

    Estrategias discursivas: retrica, verdad y persuasin Ailn Franco - Pandora y Helena de Troya / 41 Caterina Stripeikis - Entre la verdad y la retrica: Aderbal frente al

    senado romano, Aderbal frente a Salustio / 48 Cecilia Perczyk - La funcin teraputica de la filosofa estoica en la stira

    3 del libro II de Horacio / 55 Gabriel Krivochen - Dependencias (anti-) locales en Latn: un estudio

    Radicalmente Minimalista / 62 Luca Lpez de Dardn - Ertica de la persuasin: consideraciones sobre

    la retrica del amante en Banquete y Fedro / 73 Luiza dos Santos Souza - Uma viso estrutural do livro primeiro dos

    Amores de Ovdio / 85 Pablo Martn Llanos - Funciones y significados de los excursos

    etnogrficos sobre las amazonas en Argonuticas de Apolonio de Rodas / 94

    Roxana Patricia Luder - Tristia II de Ovidio: una aproximacin a su estructura genrica / 101

    Soledad Correa - Consolatio, augurium y autofiguracin en Cic., Fam.6.6 / 107

    Ksmos, phsis y metaphysik: aproximaciones a las percepciones de la realidad Daro Jos Limardo - La comunidad en la predicacin y la

    intercambiabilidad en Aristteles como fuente de la teora de los trascendentales / 116

  • Julin Macas (Editor)

    6

    Ignacio Anchepe - Implicancias ticas de la nocin estoica de / 123

    Julia Elena Rabanal - Lo irracional, aproximaciones en Fedro y Timeo / 131

    Katia Obrist - El tratamiento de lo femenino en Repblica V de Platn / 139

    Luciano Adrin Sabattini - Las nociones de , y : su evolucin en la literatura y filosofa griegas / 148

    Luciano Silva Scavone - El argumento a partir de las ciencias / 161 Mara Elena Pontelli - Lucrecio y la declinacin de las eternas

    simplicidades / 170 Santiago Snchez - Clinamen y analoga en DRN II / 177 Poder, poltica y gobierno Agustn Saade - Los soldados de la tierra: el rol de las cleruquas en el

    proceso de construccin del Estado Ptolemaico Temprano (IV-III a. C.) / 182

    Alejandro Adrin Aguirre - Pregunta, totalidad y deseo: Una lectura del Gorgias de Platn sobre el modo de vida filosfica / 190

    Fernando Carlos Ruchesi - Los brbaros y el ejrcito romano tardo / 200

    Roberto Jess Sayar - De vuelta por las Termpilas. Aproximaciones a la ideologa subyacente en las transposiciones historietsticas del texto herodoteo / 207

    Sergio Amor - La palabra maciza. Ejercicio del poder y fundamentos de la autoridad en la Ilada / 219

    Religin y culto Constanza Filcomo - La cordura de la locura: ambigedades de la figura

    de Lyssa en Heracles de Euripides / 227 Jorge Cano Moreno - Palacios, Culto y Tradicin: Religin Minoica,

    Arqueologa y Fuentes Clsicas / 234 Sara Daiane da Silva Jos - O Anticristo do Apocalipse Grego e do

    Apocalipse Siraco de Daniel / 247

  • 7

    Prlogo

    En la presente compilacin hemos reunido los trabajos presentados en la segunda edicin de las Jornadas de Jvenes Investigadores de la Antigedad Grecolatina (JIJIAG), llevadas a cabo en la Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires los das 1 y 2 de agosto de 2013. En continuidad con la primera edicin, las Jornadas tuvieron como objetivo principal construir un espacio de discusin sobre temticas relacionadas con la Antigedad Grecolatina desde el mbito de la Filosofa, la Historia, las Letras, la Antropologa y la Arqueologa. En ellas contamos con la participacin de una gran cantidad de expositores y asistentes de diversas reas de los estudios clsicos, que fortalecieron con sus colaboraciones el carcter de dilogo interdisciplinario al que las Jornadas aspiran.

    En un intento por continuar generando un mbito de intercambio acadmico entre los asistentes, en esta edicin de las Jornadas se propusieron dos paneles de discusin para los cuales fueron convocadas la Dra. Claudia Mrsico y la Dra. Elsa Rodrguez como investigadoras, y la profesora Mara Eugenia Steinberg, la Dra. Liliana Pgolo y la Dra. Mara Elena Daz para integrar el panel de discusin sobre Didctica de los estudios clsicos. En ambos casos se abordaron de forma dinmica y en dilogo con los asistentes temas de profundo inters para los estudiantes y graduados en estudios clsicos. Las Jornadas contaron tambin con dos conferencias a cargo de la Dra. Mara Anglica Fierro y al Dr. Carlos Garca Mac Gaw respectivamente, y con el Taller a cargo del Dr. Emiliano Buis "Haz el humor, no la guerra. Repercusiones y variaciones cmicas de la performance blica en el teatro de Aristfanes", que con amplia asistencia dio cierre a las Jornadas.

    En relacin con la organizacin del presente volumen, hemos distribuido los trabajos que lo integran en los siguientes ejes temticos: Economa y sociedad, Estrategias discursivas: retrica, verdad y persuasin, Ksmos, phsis y metaphysik: aproximaciones a las percepciones de la realidad, Poder, poltica y gobierno y Religin y culto. De esta forma intentamos respetar la distribucin original y reflejar el carcter interdisciplinario y polismico del encuentro.

    Por ltimo, queremos agradecer nuevamente a la Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires por habernos facilitado sus instalaciones para la realizacin de las Jornadas y a la Asociacin Argentina de Estudios Clsicos que auspici la realizacin del evento. Asimismo, agradecemos a los conferencistas, a los panelistas y al tallerista por haber aceptado la invitacin a enriquecer nuestras Jornadas con su participacin.

  • Julin Macas (Editor)

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    Agradecemos, finalmente, a todos a los expositores y asistentes que hicieron posible las II Jornadas de Investigadores de la Antigedad Grecolatina y esperamos contar con su participar en la prxima edicin.

    Julin Macas Buenos Aires, mayo de 2014

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    Las nociones de , y : su desarrollo en la literatura y filosofa griegas (con especial dedicacin al yax de Sfocles)

    Luciano Adrin Sabattini

    Universidad Nacional del Sur [email protected]

    En trabajos anteriores (vase Sabattini, 2010, 2013) mostramos las concepciones de verdad y de alteridad de la teora filosfica de E. Lvinas, proponindola como clave de lectura de la tragedia yax de Sfocles, evidenciando que en ella hay una concepcin de verdad que fundamenta un ver-conocer y una concepcin de alteridad que fundamenta un actuar. Pero constatamos que, frente al peligro del anacronismo, se necesita adecuar al contexto cultural griego los principales conceptos de estas doctrinas, proponiendo los conceptos de y tal como aparecen en esta tragedia.

    La alteridad es el hecho de que hay un otro para el cual yo soy otro. Detrs de la nocin de alteridad subyacen, por ende, un concepto de yo y de otro. Considerando esto, conceptualizaremos las nociones de y de a travs de un breve recorrido histrico-filolgico por la literatura y filosofa helnicas de la Antigedad, hasta hacer hincapi en el yax de Sfocles.1 De esta manera, podremos comprender el concepto de alteridad () subyacente en esta obra literaria.

    1. Conceptualizacin terica 1.1. El pronombre personal de primera persona singular expresa en general aquello a que Vernant (2001, 207), en el marco de la antropologa histrica, confiere el nombre de individualidad. La individualidad comprende tres planos, que, a lo largo de toda la cultura griega, se hallan en relacin estrecha (vase Hollis, 1999, 222): el plano del - es el individuo tanto en su singularidad como en los espacios privado y pblico (vase Vernant, 2001, 208-214). En los textos, aparece en la adjetivacin que confiere al individuo un rol o cualidad particular (atributos, aposiciones o predicativos),2 y en el uso del

    1 Este breve recorrido al que hacemos referencia nos es til slo a los efectos de contextualizar ms puntualmente la utilizacin de los trminos sealados. 2 Vase Homero, Ilada, I, 7 ( ), Homero, Odisea, XXII, 347 ( ).

  • La antigedad grecolatina en debate

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    pronombre seguido del verbo en primera persona, que refiere a un individuo destacado y funcional dentro de una comunidad.3

    El plano del - es el yo en cuanto expresin; por ello, se dirige hacia fuera. No se trata de una categora unvoca y bien delimitada sino de la expresin de una afectividad referida al propio tiempo de vida del individuo, que adquiere con ella una realidad objetiva.4 En los textos se lo halla en el uso del pronombre seguido del verbo en primera persona.

    El plano del - es una multiplicidad de disposiciones fundamentadas en conocimientos que conforman un particular y que se traducen en determinadas acciones (vase Vernant, 1987, 61-63) y Dodds, 2010, 29-30) Se trata de una dimensin psico-socio-afectiva abierta a la accin de muchas y variadas fuerzas (vase Vernant, 2001, 215). En las pocas ms arcaicas, era el conjunto de miembros () en tanto sometido al (lo que se acostumbra a hacer, es decir, lo que se conoce),5 y no se aprehenda por introspeccin sino por extrospeccin (vase Mondolfo, 1955, 69-71 y Vernant, 2001, 215-218). Con el paso del tiempo, y en el marco de la , los griegos fueron adquiriendo una forma de autoconciencia sobre esta dimensin; en primer lugar, mediante la reflexividad (proyectando hacia s mismo categoras dirigidas hacia otro) (vase Mondolfo, 1955, 69; Havelock, 1994, 187-188 y Jeremiah, 2012, 3) luego mediante la vinculacin (realizada a comienzos de la poca clsica) con el plano csmico y por ende suprapersonal de la individualidad que es el -,6 y, finalmente, mediante prcticas de moral cuyos preceptos iniciales se dan en Demcrito, son continuados luego por Scrates, Platn y Aristteles (tica Nicomquea, 1179a-1181b), y llegan a su punto clmine en el estoicismo (vase Vernant, 2001, 218-220 y Jeremiah, 2012, 100, 125).

    1.2. Esta palabra, en su uso lingstico desde Homero, siempre form el segundo miembro de pares opuestos (Ilada, VII, 318 y 397). En los textos griegos

    3 Como ocurre, por ejemplo, con Agamenn (Homero, Ilada, I, 26-32), Calcas (Homero, Ilada, I, 74-83) y Aquiles (Homero, Ilada, I, 85-91). 4 Vernant (2001, 214-215) encuentra en la poesa lrica un ejemplo de este plano. Kurke (2000, 43-45) nos advierte, sin embargo, que el yo que se expresa en este tipo de poesa no es biogrfico sino ficticio, y que el poeta no debe ser pensado como autor, sino como autoridad tradicional, porque tal es su funcin en la griega, contrastando con lo que dice Snell (1953, 43-44). 5 Al respecto, pueden consultarse Sullivan (1999, 3), Vernant (2007, 1310) y Dodds (2010, 29-30). 6 Vase Platn, Fedn, 115c, Havelock (1994, 187-190), Reale (2001, 280), Vernant (2001, 218-220) y Jeremiah (2012, 195).

  • Julin Macas (Editor)

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    podemos observar pares de dioses, mortales, hechos, conceptos y mtodos.7 Pero la nocin de dentro de la cultura griega recin se trat filosficamente por primera vez en Platn.8 Podemos sostener que existen cuatro planos del otro: el -, el -, el - y 9.

    El plano del -10 invoca una pluralidad dispersa de disposiciones originadas por la accin de entidades corporales (vase Sullivan, 1999, 2-5 y Dodds, 2010, 28-29), dioses (vase Dodds, 2010, 16-22, 27) o (vase

    Vernant, 2001, 219-220 y Dodds, 2010, 24-27, 51-53), que llegan a identificarse con su origen (vase Mondolfo, 1955, 48 y Dodds, 2010, 26-27) y que se traducen en acciones contrarias al . stas se caracterizan como ajenas porque el se somete a ellas (vase Dodds, 2010, 28-29)

    Sin embargo, esta dimensin refiere tambin a las entidades corporales mismas en tanto sedes y/o causantes de dichas disposiciones: , , , , , , , , , , , 11. De esta manera, el plano del - es el otro con respecto al -.

    7 Vase, por ejemplo, Homero, Ilada, XX, 31-40; Hesodo, Teogona, 126-128 y 624-729; Herclito, Fragmentos, 10, 49a y 51; Parmnides, Fragmentos, 1.23-55 y 2.7-14; Empdocles, Fragmentos, 16 y 26. 8 Vase, por ejemplo, Platn, Parmnides, 143c, Teeteto, 185c, Sofista, 254e-256d. Como hace notar Lan Entralgo (1961a), la filosofa occidental posterior continu tratando el problema del otro, promoviendo de esta manera aportes de diversas ciencias, especialmente la sociologa, la psicologa y la antropologa. Ya que el abordaje de una cultura debe ser interdisciplinario, es necesario considerar a stas adems de aquella. 9 En nuestro anlisis dejaremos de lado el plano de por tratarse de una categora propiamente platnica. Alude a una de las tres formas de ser ( ), tambin llamadas o (vase Platn, Timeo, 35a), de que est hecha el alma del todo ( ) as como cada una de las almas particulares que habitan los cuerpos mortales (vase Platn, Timeo, 41d). Tambin refiere a uno de los que sirve a la dialctica para clasificar y dividir (as se ve en Platn, Parmnides, 143c, Teeteto, 185c, y Sofista, 254e-256d). Se revela como distinto de (vase Platn, Parmnides, 143c, Teeteto 185c, Sofista, 254e-256d, y Timeo, 35a), con lo cual tanto como suponen un grado importante de reflexividad (vase Jeremiah, 2012, 195). Tambin, no obstante, se revela como distinto de la (vase Platn, Timeo, 41d) y de otros y/o : en Parmnides, 143c se lo menciona distinto de la y del uno (). En Teeteto, 185c, de la , de la y de ; se equipara en tanto con el y la . En Sofista, 254e-256d, se lo distingue del ser (), del movimiento (), del reposo () y de . En Timeo, 35a, por ltimo, se muestra distinto de y de la mezcla de y de . En la teora platnica, es el otro respecto de la , que en definitiva es el , pero por la desemejanza que guardan entre ellos (vase Platn, Fedn, 80b y 79d, donde y son denominados ) y no por la composicin del alma (porque es un componente de la misma; vase Platn, Timeo, 35a). 10 Definimos como aquello que alguien experimenta, sea bueno o malo, que se encuadra en la acepcin general lo que ocurre a una persona o cosa. Vase Liddell et al. (1973 [1843], 1285). 11 Bremmer (1983, 53-63) llama a estas entidades ego souls. Sullivan (1999, 3, 265) las denomina psychic entities. Por su parte, Vernant (2007, 1310) habla de aspectes de vitalit du corps.

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    En la filosofa socrtico-platnica estas dos dimensiones (opuestas pero aun as no excluyentes una de la otra) (vase Mondolfo, 1955, 70; Vernant y Vidal-Naquet, 1987, 70 y Dodds, 2010, 20-21) se integran al plano del -, pasando a formar parte de ste pero desvinculndose del cuerpo () (vase Fedro, 245e-246b)

    El plano del - incluye al otro que se conoce, incorporado al -, y que permite a ste conocer por extrospeccin al ajeno y al propio. Puede caracterizarse como objeto o persona/prjimo, en cada caso con sus relaciones dilectivas y conflictivas.12 Es el otro respecto del -.

    El plano del - hace referencia al otro respecto del modelo helnico de -, a saber, el varn adulto libre ciudadano civilizado griego vivo. Comprende individualidades diversas pero enumerables: el brbaro, el esclavo, el extranjero, la mujer, el nio, el anciano, el dios, el , el animal, el monstruo, el cuerpo muerto.13

    Estos planos de alteridad no se excluyen mutuamente sino que entran en relacin permanente: por ejemplo, la relacin mortal-dios involucra una alteridad situada en el marco de la , pero tambin constituye una relacin personal de o de . Asimismo es frecuente que el dios se manifieste para cambiar el curso de accin de un mortal, tomando una forma determinada (entre ellas la de afeccin).14

    Vernant refiere asimismo a las figuras que delimitan o cuestionan todas estas dimensiones del otro (vase 2007, 1475-1476): Artemisa es el otro-dios que ayuda a la delimitacin del otro. En su espacio y funciones, tiene un doble poder: por un lado, administra los pasajes de lo civilizado a lo salvaje y viceversa; por otro, conserva las fronteras de estos estados en el momento en que se hallan cerradas (vase 2007, 1477-1483). Dionisos (otro-dios) y Gorgona (otro-monstruo) cuestionan y trastocan las cuatro dimensiones de la alteridad. Dionisos lo hace mediante la alegra y la libacin, hacia la comunin con una edad de oro. Se trata de una posesin-alteridad que no es comunin, ya que el otro habla a travs de mi cuerpo; es el otro, no yo, quien se expresa (vase 1973, 320) Gorgona lo hace mediante el horror y el espanto, hacia la confusin con la noche. Es una posesin-contigidad/alteridad que implica desdoblamiento de s-mismo y encuentro frontal consigo mismo devenido en noche, en muerte (vase Vernant, 1996, 99-106)

    12 Seguimos la clasificacin propuesta por Lan Entralgo (1961b, 197-338), pero aunamos la categora de persona a la de prjimo, porque sta no es sino un grado ms alto de aquella. 13 Como , el hombre griego tena distintos roles, pero estos no constituyen una alteridad porque responden al modelo griego. Lo mismo cabe decir del y sus distintos roles familiares. Los fueron identificados por Cartledge (1993) y Vernant (2007, 1475). 14 Como ejemplo podemos observar las relaciones entre Odiseo y Atenea en el yax de Sfocles y entre Hiplito y Artemisa en el Hiplito de Eurpides.

  • Julin Macas (Editor)

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    2. y en Homero En Homero hay un marcado -. Tanto en Ilada como en Odisea, los distintos personajes (especialmente lderes de ejrcito, adivinos y hombres de linaje noble) utilizan el pronombre de forma tal que confirman identidades diferenciadas del resto de los hombres.15 Tambin aparece un -, cuando un hroe se expresa ante los dems pero tambin cuando se asume en soledad y habla, por ejemplo, con su .16 El - se observa en todas aquellas acciones que se explican en trminos de conocimiento. Semejante concepcin puede visualizarse aun en Scrates, cuyas mximas referidas a la relacin entre y conocimiento ponan de manifiesto un arraigado hbito de pensamiento (vase Dodds, 2010, 29-30) Sin embargo, no hay una nocin de yo unificada ni tampoco monlogos (vase Dodds, 2010, 28-29). Jeremiah nota que hay una relacin entre este hecho y la reflexividad que aparece en los poemas homricos, restringida exclusivamente a la voz media verbal, ya que los pronombres reflexivos, en Homero, no refieren a ningn aspecto psicolgico de la persona y mucho menos a un sujeto psicolgico, sino a distintos aspectos de la misma en tanto cuerpo fsico (2012, 66). La es una entidad corporal ms; el soplo vital que se va con la muerte del guerrero.17 El - se observa muy frecuentemente a travs de los actos que los dioses realizan en los mortales o las acciones que aquellos provocan en stos.18 El - se hace presente en los relatos mediante las relaciones de y de que tienen los mortales y los dioses intervinientes.19 El - se manifiesta en la presencia de los troyanos, as como en ciertos personajes dentro del ejrcito aqueo.20

    15 A los casos citados de Agamenn (Homero, Ilada, I, 26-32), Calcas (Homero, Ilada, I, 74-83) y Aquiles (Homero, Ilada, I, 85-91) aadimos los de Leodes (Homero, Odisea, XXII, 312-319) y de Femio (Homero, Odisea, XXII, 344-353). 16 Las ocasiones en que los personajes se expresan en discurso directo son muchas; por ejemplo, Aquiles en Homero, Ilada, I, 59-67 y 85-91. No son tan frecuentes los ejemplos en que los personajes entran en dilogo con sus disposiciones internas. Por ejemplo, Agnor en Homero, Ilada, XXI, 552-570, Hctor en Homero, Ilada, XXII, 98-130, as como Odiseo en Homero, Odisea, V, 298-312, 355-364, 407-423 y 464-473. 17 Al respecto, puede consultarse Snell (1953, 8-9), Bremmer (1983, 14-18), Sullivan (1999, 161), Reale (2001, 278) y Jeremiah (2012, 61). 18 Vase Homero, Ilada, I, 193-222, y XIX, 86-90, y tambin Dodds (2010, 24). Havelock (1994, 189) menciona que, con el fin de alcanzar un gnero de experiencia cultural en el que encauzara las facultades mentales hacia la investigacin crtica y el anlisis, el ego griego debe dejar de escindirse en una interminable sucesin de temperamentos. 19 Por ejemplo, podemos mencionar las relaciones Aquiles-Patroclo, Aquiles-Agamenn, Aquiles-Hctor, yax-Hctor (Ilada), Odiseo-Menelao, Odiseo-Telmaco, Odiseo-Penlope (Odisea). 20 Pramo, el gobernante de los troyanos, aparece como otro respecto de Aquiles (Homero, Ilada, XXIV, 480-484). Por su parte, Tersites aparece como el nico subordinado a los del ejrcito aqueo al que Homero le da voz (Homero, Ilada, II, 225-242). En Odisea aparecen,

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    3. y en la poesa lrica (especialmente Safo y Soln) La lrica arcaica constituye la primera manifestacin cultural de, por un lado, una intensificacin del sentimiento vital individual,21 y por otro lado, del surgimiento de una nueva desesperacin en la futilidad de los propsitos humanos, que culmina en la bsqueda de un asidero en esta vida o en otra.22

    El - se muestra vinculado con el -, que no es otro que el , representante de una autoridad que se expresa (vase Kurke, 2000, 43-45). y toma partido respecto de la vida de la , como ocurre sobre todo con Soln y Alceo.23 El - tambin se vincula con el -, y vincula a ste con el -.24 Asimismo, los pronombres reflexivos comienzan a dirigirse al -, evidenciando atisbos de reflexividad (vase Jeremiah, 2012, 81). Mientras, el - suele ser la persona de quien se habla o a quien se dedica el poema; pueden ser tanto personas amadas como gobernantes odiados.25 El - aparece a travs de distintas figuras: el esclavo, el dios, el anciano, el nio.26 El vocablo comienza a tener un matiz psicolgico.27

    por mencionar slo algunos ejemplos, los feacios (Homero, Odisea, VII, 28-37) y los cclopes (Homero, Odisea, IX, 273-278). 21 Nestle (1975, 43-44) muestra las causas de estos cambios: el despertar de las pasiones polticas y la necesidad de imponerse en la lucha por la existencia. A raz de ello, aparece una mayor conciencia de la responsabilidad por la propia conducta y con ella un mayor sentimiento de culpa que pide purificacin, o (Aristteles, Potica, 1449b, 28). Esta tesis es apoyada por Dodds (2010, 40-41). 22 Esta desesperacin surge frente a la antigua creencia homrica en un Poder y una Sabidura dominantes que mantienen al hombre abatido y sin posibilidad de remontar su condicin. Vase Snell (1953, 43-46), y Vernant (2001, 214-215). 23 Vase, por ejemplo, Soln, Fragmentos, 2, 4, 5; Alceo, Fragmentos, 129, 141, 348. En estos fragmentos puede observarse que los dos poetas participan de la vida poltica, en sus respectivas patrias y circunstancias. 24 Este vnculo terminara de estrecharse en Platn (por ejemplo, Fedn 115c, 6). Vase Safo, Fragmentos 1, donde el - aparece vinculado a la figura del otro-dios que es Afrodita. Vernant (2001, 215), respecto del -, advierte que el sujeto se siente y se expresa como esa parte del individuo en la cual no hay asidero. 25 Vase, por ejemplo, Safo, Fragmentos, 1 (donde la relacin con Afrodita se torna personal), 31 (donde le dedica un poema a un varn); Alceo, Fragmentos, 141, 348 (donde habla de hombres sedientos de poder, especialmente de Ptaco); Soln, Fragmentos, 4 (donde se habla de hombres codiciosos enriquecindose a costa del sufrimiento del pueblo). 26 Vase, por ejemplo, Tirteo, Fragmentos, 10 (donde se habla de los ancianos); Soln, Fragmentos, 27 (donde habla de las distintas edades de los mortales), 36 (donde se habla de esclavos a los que el propio Soln, con sus leyes, liber y volvi a permitirles hablar en su dialecto tico); Safo, Fragmentos, 1 (donde menciona a Afrodita), 17 (donde alude a Hera). 27 Vase Sullivan (1999, 161). Vernant (2001, 218) sita los orgenes de esta concepcin en los magos que, rechazando la idea tradicional de la , se esforzaron por acercar, recurriendo a sus prcticas de concentracin y de purificacin del aliento, esa alma dispersa por todas las partes del cuerpo para hacer posible, desde el momento en que aparece aislada y unificada, separarla del cuerpo a voluntad a fin de que pueda desplazarse al ms all.

  • Julin Macas (Editor)

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    4. y en la filosofa presocrtica (Herclito, Empdocles, Demcrito) El - se caracteriza en el ,28 y el - es el propio filsofo expresndose en la bsqueda de la sabidura.29 Los pronombres reflexivos aparecen dirigindose al -30 y al -, con lo que vemos que comienza a identificarse a con ,31 identificacin que culmina con las filosofas de Scrates y Platn.32 Los animales y los dioses son dos tipos de -.33 Asimismo, el - pasa a ser la pluralidad de objetos con que el hombre se relaciona y por los que muestra agrado o desagrado.34 Finalmente, los elementos son importantes antecedentes

    28 Vase, por ejemplo, Herclito, Fragmentos, 35. 29 Vase, por ejemplo, Herclito, Fragmentos, 55, 101. 30 El primero en hacer esto en el terreno prctico es Demcrito de Abdera (vase Fragmentos, 84, 244, 264). Jeremiah (2012, 100-101) nos advierte Democritus unexpectedly reflexivised a traditionally other-directed form of moral sanction, that of shame or respect, and even claimed that one should be more ashamed before oneself than before others. 31 n Fragmentos, 101, Herclito dice haberse examinado a s mismo. Ese s mismo tiene dos sentidos: por un lado, como - (vase Fragmentos, 119, en el que relaciona al con un , ponindolo al mismo nivel que a la ); por otro, como parte del total, o sea como parte del (vase Fragmentos, 45). Teniendo en cuenta esto, vemos que Herclito realiza la primera identificacin entre y (vase Reale, 2001, 279-280). Adems, por primera vez se identifican - y -, de forma que la reflexividad se dirige a ambos planos de la individualidad. La concepcin heracliteana tiene dos claros antecedentes: la mxima del templo de Apolo en Delfos ( ) y la doctrina rfica (vase Reale, 2001, 278-279). Jeremiah (2012, 121-122) sostiene que los Fragmentos 101 y 45 pueden ser una respuesta al dictum dlfico: en el primero informa que ha cumplido con la mxima; en el segundo informa lo que encontr. Si en efecto hay una conexin entre estos dos fragmentos y el mandato del templo, entonces la bsqueda heracliteana del autoconocimiento inicia una nueva interpretacin de la mxima dlfica buscando una esencia metafsica internalizada, que es el referente del pronombre reflexivo. 32 A partir de Scrates, pas a designar al hombre en tanto agente inteligente y moral (vase Reale, 2001, 280). Vernant (2001, 218-219) muestra sin embargo que la socrtica no denota el -, sino el -. En Platn se da propiamente la identificacin de estos dos planos, anticipado, como vimos, por Herclito (vase Jeremiah, 2012, 121). Jeremiah (2012, 61) observa, adems, una relacin entre el - y la reflexividad: as does begin to develop the sense of the psychological subject, we see a parallel development in the referential possibilities of the reflexive. 33 Vase Herclito, Fragmentos, 9, 13, 37 (donde est muy presente el otro-animal), 32 (donde se hace presente el otro-dios), 34 (donde aparece la figura de los o tontos, en contraposicin con los hombres que buscan la sabidura), 107 (donde el alma brbara aparece tratada despectivamente). 34 Vase, por ejemplo, Herclito, Fragmentos, 4, 13, 37 y 61, en los que se muestra la relatividad axiolgica de los distintos objetos mencionados por Herclito, mediante la comparacin de las reacciones que tienen los hombres con las de los animales.

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    de la posicin de Platn respecto de y como contrarios ().35

    5. y en el yax de Sfocles En general, la tragedia griega constituye una escenificacin de los principales aspectos polticos, sociales, literarios y filosficos de la (vase Segal, 1995, 17).. La o (canto) pas a ser una (lamento) por la presencia de diversos cuyos distintos planos tenan diferencias con los de otras manifestaciones literarias y filosficas. Es una en primera persona (). Lo novedoso radica en la interjeccin o (ay de m!), el clamor de actores y coros trgicos dirigido a los espectadores, que se extiende a travs de la arquitectura del y que implica un (pienso, creo, temo, sospecho, deseo, espero), rompiendo con el (mpetu de len) (vase Homero, Ilada, XVI, 752) o el (mpetu de guila) (vase Homero, Ilada, XXI, 252) propios de personajes de una sociedad homrica.

    Para empezar, el - y el - se hallan estrechamente unidos, ya que el rol y la persona que se expresa se funden a tal punto que no es posible pensar una sin la otra.36 As, cada -, que representa una forma de pensar el mundo y de actuar en l ante los acontecimientos de la trama, se personifica, se hace actor, mscara (). yax, Odiseo, Agamenn y Menelao son individuos que sobresalen, pero, por su especial vnculo con yax, salen a escena Tecmesa y Teucro, si bien no son modelos de individuo.37

    El - contina, como en Homero, sin definirse de forma clara. Pero se halla vinculado con el -, el cual relaciona al - con el -, al igual que en la lrica. Adems, de la misma forma en que con los filsofos presocrticos, los pronombres reflexivos aparecen dirigindose al -. El drama se halla predispuesto a la performance de la reflexividad (vase Jeremiah, 2012, 149).

    Pero la tragedia lidia con las implicaciones negativas del emergente: con el individuo que sufre para s mismo, con su auto-determinacin frente a la soberana del estado, y con el auto-conocimiento (vase Jeremiah, 2012, 149). Tras ese rol-mscara que se expresa como sufriente y responsable hay un -

    35 En Herclito son numerosos los ejemplos en donde aparecen los contrarios; vase, por ejemplo, Fragmentos, 8, 10, 31, 36, 49a, 51, 53. Sobre esto, Mondolfo (1955, 69) sostiene que las ideas de los presocrticos, como Anaximandro y Herclito, constituyen una evidente transferencia de las experiencias sociales y polticas de las ciudades jnicas al cosmos, o sea que estos antecedentes de lo otro estn relacionados con el otro poltica, personal y psicolgicamente considerados. Asimismo, en Empdocles aparecen los contrarios y ; vase, por ejemplo, Empdocles, Fragmentos, 16.6, 20.2, 53.5. 36 Hollis (1999, 222) nos advierte que with self and role so entwined, it cannot be right to think of self emerging as butterfly from a caterpillar of role and chrysalis of persona. 37 Vase infra.

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    que sabe que es el del o (el dativo de inters al que el configura), y que se incomoda a la hora de determinar su conocer y su actuar por estar directamente involucrado en los sucesos de la trama,38 llevados a cabo por los dioses. En esto reside, en nuestra opinin, lo trgico.

    yax, en su -, sigue una moral homrica, trastocada slo temporalmente por la locura que Atenea le impone.39 No usa pronombres reflexivos para referirse a s mismo; Tecmesa lo hace refirindose a su esposo cuando da cuenta de su suicidio.40 Por su parte, Odiseo sigue una moral homrica que se quebranta en cuanto contempla a su enemigo gracias a la ayuda de Atenea (vase Sfocles, yax, 121-126) Gracias a esa visin, modifica su conducta en pos de una nueva moral. Odiseo, adems, utiliza en una ocasin un pronombre reflexivo complejo () para referirse a su persona.41

    El trmino conserva su significado homrico,42 pero tambin funciona como un agente psicolgico en la persona viva, con connotaciones fsicas, emocionales, intelectuales y morales, identificndose con el - en una ocasin.43 Sin embargo, la mayora de las veces se manifiesta explcitamente distinta de l. La identificacin de con se halla en una etapa anterior a la filosofa platnica, como ocurre con la filosofa heracliteana (vase Sullivan, 1999, 215). El uso de la palabra en el yax conserva las connotaciones homricas y al mismo tiempo las propias de su poca (vase Sfocles, yax, 559, 1270), pero denota tambin un agente psicolgico en la persona viva (vase Sfocles, yax, 154, 1361), siempre distinguindola del individuo, al menos en esta obra (vase Sullivan, 1999, 161-187).

    El - por excelencia es Atenea, el otro-dios que le oculta a yax la realidad (vase Sfocles, yax, 51-54, 85) pero se la revela a Odiseo (vase Sfocles, yax, 11-13, 66-72). Atenea, asimismo, trastoca y cuestiona los lmites del y del .44 38 Vase Snell (1953, 109): Oedipus, Antigone, and Ajax are (...) conceived as acting men; they act in accord with definite ideas of their own. 39 Se trata de una que ataca su . Muchas veces se menciona este vocablo (sus derivados) sobre el estado mental de yax. Vase Sfocles, yax, 82, 259, 273, 306, 344, 355, 371, 761, 766, 777. 40 yax se da cuenta de lo que hace gracias a que contempla su tienda y escucha los testimonios de otros, pero nunca por una toma de conciencia que realiza sobre s mismo. Su volvi de a poco a su estado normal (vase Sfocles, yax, 306-310, 315-316, 906). 41 Sfocles, yax, 1367. El corifeo (Sfocles, yax, 482) y Teucro (vase Sfocles, yax, 1174) usan ; no se refieren a s mismos. 42 Sullivan (1999, 161, 179). Vase, por ejemplo, Sfocles, yax, 1270, donde el uso de es similar al de Homero, Ilada, IX, 322. 43 Sullivan (1999, 161, 179-180). Vase Ph. 712, donde el uso de en vocativo resulta significativo. 44 Finglass (2011, 270-271) nota una relacin entre Atenea y Medusa que ser necesario explorar; yax en el v. 450 la llama , la de ojos de Gorgona. En efecto, Atenea cuestiona los lmites de la alteridad al igual que Medusa: confunde a yax hacindole creer que

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    El - y el - tambin se hallan muy relacionados entre s. En yax, slo hay dos tipos de relaciones entre : relacin de amistad o de enemistad.45 Curiosamente, el - en relacin de para con alguien deviene - para l, y viceversa. Eso sucede con yax respecto del ejrcito aqueo, llegadas las noticias de su intento de asesinato,46 y con su hermano Teucro respecto de su padre Telamn, ya que, muerto yax, teme que entre en relacin de con l, quedando por ello sujeto a destierro y esclavitud.47

    Tecmesa, Teucro y Eursaces son los - que quedan sin amparo despus de la muerte de yax. Tecmesa se lamenta por su destino funesto, sobre todo teniendo en cuenta su condicin de mujer y de esclava brbara.48 Teucro, por su parte, viene de madre esclava brbara, hecho que lo hace esclavo, como remarcan Agamenn y Menelao (vase yax, 1159-1160, 1229-1234, 1259-1263); tambin su funcin de arquero, propia en Atenas de los brbaros escitas, lo equipara a stos.49 Por ltimo, Eursaces tiene su destino atado al de Teucro, ya que ste tiene su custodia, segn lo encarg el propio yax (vase yax, 562-564.) As identificados y , podemos pasar a tratar el desarrollo de la alteridad en el yax de Sfocles.

    6. La en el yax de Sfocles Dos momentos de la obra nos permiten ver las consecuencias de la alteridad en ella: primeramente, la disputa entre los Atridas y Teucro; luego, la decisin de Odiseo respecto del cadver de yax. Al entrar en escena Agamenn y Menelao, stos consideraban que no deban sepultar a yax ya que fue alguien que quiso matarlos, de la misma manera en que lo hara un enemigo. A esto, Teucro contesta con los motivos de la enemistad de yax para con los dos lderes del ejrcito (vase vv. 1047-1090, 1126-1137) Los Atridas, adems de

    los bueyes del ganado son los jefes del ejrcito aqueo, y posiblemente termine transformndole a l en buey (vase Sfocles, yax, 322); asimismo, a Odiseo le revela a su enemigo en estado de locura. Ntese que, cuando est cuerdo, Ayax es fcilmente visible (vase Sfocles, yax, 346-347), pero cuando muere, no se le puede ver (vase Sfocles, yax, 915-919). Tecmesa, por su ignorancia, habla de la locura de yax diciendo que solamente un sera capaz de ensearle los insultos que ste profera en su estado de furia (vase Sfocles, yax, 243). yax reconoce haber soltado a los o demonios vengadores (vase Sfocles, yax, 372-376). A lo largo de la tragedia se reconoce el poder de Atenea, aunque slo yax y sus allegados la hacen culpable de la desgracia del guerrero (Sfocles, yax, 450-453, 950, 952-954). 45 As lo nota Cuny (2011, 83) en la tragedia de Sfocles en general. 46 Menelao equipara a yax con alguien peor que los frigios (vase Sfocles, yax, 1051-1054). 47 Vase Sfocles, yax, 1008-1020. Como hijo nacido de cautiva enemiga no tena derecho a herencia paterna, y se sera el argumento que Telamn usara para acusar a Teucro de no velar por su hermano. 48 Sfocles, yax, 944-945. yax remarca en muchas ocasiones su condicin de mujer para impartirle rdenes: vase Sfocles, yax, 293, 527-528, 580, 586. 49 Sfocles, yax, 1120. Vase Finglass (2011, 454).

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    injuriar al muerto,50 recurren a dos argumentos para vencer en la contienda retrica: el de superioridad en su linaje respecto del arquero, y en su rango de mando respecto del resto del ejrcito. El primer argumento se relaciona con el carcter de - de Teucro, que no slo es esclavo sino tambin brbaro (vase vv. 1226-1238, 1259-1263) ste responde enumerando los verdaderos motivos de yax de la expedicin a Troya as como los antepasados de los Atridas, que sitan a stos como - (vase vv. 1093-1114, 1290-1307) Al final de la tragedia, Teucro guarda muy poca estima para con Agamenn (vase vv. 1386-1392)

    Por su parte, Odiseo, al final de la obra, desecha la relacin entre de enemistad para con yax y sus amigos, sino que considera amigo a Teucro. En l pesa ms la que comporta mantener una buena relacin con los dioses, proponiendo a Agamenn dar sepultura al muerto y as respetar las leyes divinas.51 En vv. 1365-1367 se conoce, sin embargo, el verdadero motivo de la ayuda a yax: la preocupacin por s mismo. El destino de yax le ha hecho considerar el suyo propio, reduciendo Odiseo la enemistad con yax a nada, mediante una asimilacin de ste a aqul a travs de la muerte, quedando yax y Odiseo dentro de un todo indiferenciado (vase 121-126). Un segundo nivel de reduccin de alteridad a mismidad ocurre cuando Odiseo emplea eptetos de nobleza refirindose a yax, como (v. 1319), (v. 1345), (v. 1355), (v. 1380) (vase Ormand, 2012, 81). Tambin podemos hablar de un tercer nivel de reduccin, cuando el hroe revela que muchos se vuelven amigos y otras veces enemigos (v. 1359).52 Otros indicios de que Odiseo ha dejado de lado su enemistad son el empleo del imperfecto junto a los eptetos que significan enemigo (vv. 1336, 1347, 1355, 1377), y la manifestacin de su deseo de ayudar en las honras fnebres de yax a travs del prefijo -/-53. El accionar de Odiseo repercute para bien en Teucro, que reconoce su nobleza tras afirmar que haba sido engaado en su presentimiento sobre el hroe de taca (hay que decir, sin embargo, que no lo llama ) (vase vv.1381-1399) Tambin el corifeo la ve con buenos ojos (vase vv. 1374-1375), que lo llama por su .

    La en el yax, sea pasin, enemistad u otredad sociocultural (todas en estrecha relacin entre s), es una condicin que condena al personaje que la porta, a menos que se reduzca a una mismidad con los modelos de individuo. En la obra es Atenea el nico personaje capaz de provocar esta reduccin: yax ve jefes en vez de bueyes; Odiseo ve la muerte

    50 Vase Sfocles, yax, 1052-1090. Agamenn lo llama, peyorativamente, sombra (, Sfocles, yax, 1257). As Odiseo se refiere a los mortales en general en el v. 126. 51 Vase Sfocles, yax, 1332-1363. Esto es lo que proponan desde un principio Teucro (vv. 1130-1132) y el corifeo (vv. 1091-1092). 52 Esta mxima puede tener relacin con la concepcin heracliteana de los contrarios, por ejemplo, en los Fragmentos 8, 49a, 91 y 126. Adems, la actitud moral de Odiseo guarda un vnculo con los Fragmentos 112 y 116. 53 As aparecen los verbos (v. 1378) y (v. 1379).

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    en la locura: eso hace que sea el nico con una moral tal que permita el entierro de su antiguo enemigo.

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    7. Conclusin A travs del desarrollo de un marco terico y un posterior recorrido histrico, caracterizamos a en el yax de Sfocles: hay personalidades destacadas en su rol, por su preponderancia poltica o su vnculo con el protagonista, pero slo Odiseo se muestra como virtuoso por dejar de lado la enemistad y considerar la ley de los dioses. Podemos ver en l reflexividad, por ende, atisbos de autoconocimiento mas no de autoconciencia. En tanto, en cualquiera de las formas del subyace una negatividad que lo vincula con una enemistad, que slo puede dejarse de lado mediante la reduccin a una mismidad.

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