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SENTIDOS Y SIGNIFICADOS DEL CONSUMO DE MARIHUANA Y COCAÍNA EN ADOLESCENTES Trabajo Final de Grado Pre-proyecto de Investigación Rodrigo Barrero C.I: 4.724.317-6 Tutora: Prof. Adj. Dra. Andrea Bielli

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SENTIDOS Y SIGNIFICADOS

DEL CONSUMO DE

MARIHUANA Y COCAÍNA EN

ADOLESCENTES

Trabajo Final de Grado

Pre-proyecto de Investigación

Rodrigo Barrero C.I: 4.724.317-6

Tutora: Prof. Adj. Dra. Andrea Bielli

RESUMEN

El siguiente Pre-Proyecto de investigación busca explorar los significados y los sentidos

otorgados por adolescentes al consumo de drogas.

Se toma en consideración a la marihuana y a la cocaína, ya que eran al momento de recabar los

datos, las sustancias psicoactivas ilegales más consumidas en nuestro país, manteniéndose este

consumo también en adolescentes.

Se busca a los participantes por muestreo por juicio, esto es, basándose en las pautas de

búsqueda a criterio del investigador y también por la técnica de bola de nieve, explorando a

través de personas conocidas que puedan informar el paradero de posibles participantes.

Para este trabajo se entrevista a 16 adolescentes entre los 12 y 18 años, intentando que la

distribución de los mismos esté abarcada de forma equitativa.

Se analiza el uso de estas sustancias con la intención de comprender el porqué del consumo,

pero también buscando aproximarse a la sensación vívida de la droga misma. Para esto se utiliza

entrevistas en profundidad, considerando que es la metodología más apropiada para comprender

la vivencia subjetiva de la persona.

Posteriormente se analiza en base a investigación cualitativa, utilizando criterios semánticos a la

luz de la interpretación de los resultados.

Se espera contribuir al debate acerca del consumo de drogas interviniendo en una etapa de

inflexión como es la adolescencia, intentando comprender además por qué se usa la droga y lo

que provoca, desde el discurso mismo del propio consumidor.

Palabras Clave: Adolescencia- Droga- Significados- Sentidos

Índice

FUNDAMENTACIÓN Y ANTECEDENTES ....................................................... 1

PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN .................................................................. 4

MARCO TEÓRICO ........................................................................................ 5

METODOLOGÍA .......................................................................................... 8

CONSIDERACIONES ÉTICAS ......................................................................... 9

CRONOGRÁMA DE ACTIVIDADES ............................................................. 10

RESULTADOS ESPERADOS ........................................................................ 11

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ................................................................. 12

1

FUNDAMENTACIÓN Y ANTECEDENTES

El consumo de sustancias es un fenómeno que se da en todas las esferas de la sociedad. Este

consumo puede ser explicado desde distintas dimensiones, pudiendo analizarse desde lo social,

lo cultural, lo demográfico, lo genético o lo psicológico.

Según La Organización Mundial de la Salud (Observatorio Uruguayo de Drogas, 2007), el 70%

de las muertes prematuras son consecuencia de conductas que empezaron en la adolescencia,

sin embargo, no existen indicadores a nivel sanidad que trabajen concretamente con la población

adolescente en nuestro país, además de alguna policlínica de la Intendencia Municipal de

Montevideo (Junta Nacional de Drogas, n.d.).

Una de las estadísticas a nivel nacional que afirma el vínculo nocivo de los efectos de la droga

en la adolescencia la otorga un Informe llamado “Hacia una Política de Prevención de la Violencia

en Uruguay”, en el cual se dice que el 28 % de los adolescentes infractores en el 2010 en

Montevideo tenían vínculo con drogas (Trajtenberg y Eisner, n.d.).

Asimismo, Uruguay ha participado en dos ediciones de la Encuesta Mundial de Salud

Adolescente que otorga información sobre el uso de drogas en esta población (Trajtenberg y

Eisner, n.d.).

En la última encuesta al día de hoy con respecto al consumo en Estudiantes de Enseñanza Media

en nuestro país (2014), se dice: “…la baja demanda de tratamiento, que además es diversificada

y no siempre especializada en drogas, es un punto de atención en el manejo sanitario de la

problemática. Uruguay ha implementado un complejo pero extendido sistema de atención que

cubre prácticamente la totalidad de las situaciones, universalizando el derecho de atención en la

problemática de drogas a toda la población. Se requiere entonces de una mayor difusión e

información al usuario problemático de drogas de los dispositivos disponibles (tanto públicos

como privados) para atender su problemática.” (VI Encuesta nacional sobre consumo de drogas

en estudiantes de enseñanza media, 2014, 2016).

En nuestro país existen datos que demuestran que la franja que más experimenta en los

adolescentes escolarizados en el consumo de sustancias es la que va entre el segundo año del

ciclo básico hasta el 4º año de bachillerato. (Naciones Unidas, Oficina contra la Droga y el Delito,

2006).

Entre la Universidad de la República, la Facultad de Psicología y la Junta Nacional de Drogas,

se han llevado a cabo intervenciones integrales que abordan problemáticas sociales y de drogas

particularmente, a partir de generar conocimiento en liceos, para lo que se implementaron

Políticas Publicas (Fernández Romar, Franco Tramontin y Curbelo Arroqui, 2015). Una de ellas

2

es la que se hizo en el liceo Nº 6 Francisco Bauza, en el cual se implementó actividades sobre

problemática de drogas mediante talleres. Posteriormente se hicieron en los liceos 42 en 2010 y

en 2012 el de Malvín Norte, el 14 en 2011, el 70 en el 2014, el 17, el 19 en el 2014, el 24 en 2014

(Fernández Romar, Franco Tramontin y Curbelo Arroqui, 2015).

En una primera aproximación a esta situación en nuestro país según la VI Encuesta Nacional

sobre Consumo de Drogas en Estudiantes de Enseñanza Media del Observatorio Uruguayo de

Drogas (2014), las sustancias ilegales son percibidas como de mayor riesgo que las ilegales,

esto hace que el consumo de sustancias ilegales se mantenga en menor volumen. (VI Encuesta

nacional sobre consumo de drogas en estudiantes de enseñanza media, 2014, 2016).

Por otro lado, la persona que transita la adolescencia deberá adaptarse a las pautas que la

sociedad le impone, pero no todos los adolescentes cuentan con herramientas psíquicas,

además de un apoyo familiar y un entorno social adecuado en el cual desarrollarse.

Sica y Villalba hablan de que el mercado de consumo a través de los medios de comunicación,

manejan la vulnerabilidad a la cual el adolescente está expuesto. El adolescente se encuentra

en un estadío de la vida donde se está reestructurando social, psíquica y biológicamente, y en

donde la identificación primaria y secundaria no está establecida (Sica y Villalba en Sica, 2013).

Torrado Lois y Di Landro proponen en su investigación que las causas que hacen que un

adolescente avale y después consuma cierta sustancia en la adolescencia, se da a partir de la

percepción que tiene sobre el riesgo que corre con dicha sustancia, (Torrado Lois y Di Landro,

2017).

Londoño Pérez y Vinacia, vinculan al consumo con la evitación de los problemas que transitan

los adolescentes, por la inseguridad con la que cuentan en esta etapa. Los autores hablan de

“multicausalidad de razones en el consumo”. Esta variedad de factores, son de tipo psicológico,

genético, económico, ambiental y político (Londoño Pérez y Vinacia en Buela Candelaresi, 2014).

Por otro lado, otro autor hace referencia a la relación a nivel familiar en el inicio del consumo; “El

uso de alcohol y drogas por parte de los padres parece tener una clara relación con el consumo

de alcohol y drogas en los adolescentes, favoreciendo su aparición más temprana e

incrementando la cantidad que se consume” (Villa et al. En Buela Candelaresi, 2014).

Asimismo, en un estudio realizado en el País Vasco acerca del consumo de drogas en un grupo

determinado, concluye que el ámbito familiar negativo provoca el consumo en gran parte de estos

adolescentes (Pons y Berjano en Laespada, Iraurgi y Aróstegi, 2004).

Por otro lado, en un estudio en un centro de rehabilitación juvenil en México que intentó dilucidar

porque el adolescente ingresa en el consumo y continua en el mismo para posteriormente

abandonarlo, hace referencia a que el comienzo está dado por el fácil acceso, por la existencia

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de familiares y amigos que consumen, por la aprobación por parte de los padres y por la

percepción de estos de un bajo riesgo acerca de la droga a consumir (Nuño Gutiérrez y Flores

Palacios, 2004).

También en México, pero en un estudio que relaciona el significado que se le da a la droga en

pandillas de Nuevo León, se tiene como elemento principal de riesgo de consumo a la propia

pandilla, ya sea de forma directa o indirecta, para posteriormente considerar al contexto familiar

(Guzmán-Facundo et al., 2011).

En Argentina, existe una investigación llamada “Consumos de Sustancias y Escuela Un Estudio

en Adolescentes Escolarizados de Córdoba”, el cual pretendía identificar el consumo de

sustancias psicoactivas en adolescentes según jornadas de estudio, sexo, exigencias

académicas y disciplina escolar. “los estudiantes se apropian de espacios institucionales

desarrollando ciertas prácticas que alimentan estilos de vida que conforman las culturas

juveniles, las cuales se construyen en los intersticios de la vida institucional y no resulta ajeno al

consumo de drogas, ya que la asistencia a la misma sigue teniendo importancia, debido a que

es un factor protector en un contexto de vulnerabilidad como el actual” (Medina en Lucchese et

al., 2013).

Este Pre-Proyecto de investigación toma en cuenta a la marihuana y a la cocaína, tomando en

consideración la legalización de la primera en el año 2013, siendo este un acontecimiento inédito

en nuestro país, estableciendo a la marihuana como sustancia que dejó de ser ilegal, para pasar

a ser legal ("Ley Nº 19.172 Marihuana y sus derivados" (s.f.).

Según la Encuesta Nacional Sobre Consumo de Drogas en Estudiantes de Enseñanza Media

del 2014, un indicador aproximado al consumo que se puede considerar habitual es el que toma

los últimos treinta días como referencia (VI Encuesta nacional sobre consumo de drogas en

estudiantes de enseñanza media, 2014, 2016).

En el caso de la marihuana, existen diferencias de consumo en cuanto al sexo, lugar de

residencia y edad. Esta sustancia es consumida por los adolescentes en un 9,5% en el indicador

de consumo en los últimos treinta días. (VI Encuesta nacional sobre consumo de drogas en

estudiantes de enseñanza media, 2014, 2016). Un dato a considerar, es que la prevalencia del

tabaco en relación a la marihuana es la misma (VI Encuesta nacional sobre consumo de drogas

en estudiantes de enseñanza media, 2014, 2016).

A propósito de la marihuana y su relación con lo cultural, es que se la relaciona con lo provocado

por el LSD y el éxtasis, en cuanto a su vínculo a movimientos musicales y culturales. Es por esto

que se entiende socialmente la experiencia grupal, afectiva, mística y de acto creador de esta

sustancia (Kokoref y Mignon 1994 en Calafat et al., 2000). Kokoref y Mignon hacen referencia a

4

que la contracultura que se creó a raíz de la marihuana fue absorbida por el sistema, razón por

la cual se le otorgó una aceptación social (Calafat et al., 2000).

En el caso de la cocaína, esta fue consumida en un 0,9% en nuestro país, según las estadísticas

que miden el porcentaje en los últimos treinta días (VI Encuesta nacional sobre consumo de

drogas en estudiantes de enseñanza media, 2014, 2016).

La dinámica de consumo de la cocaína dice que el 70 % de los consumidores de esta droga en

Uruguay comienzan a consumirla antes de los 20 años (Junta Nacional de Drogas, 2016).

Por otro lado, antes de los 15 años, el 0,7% de los menores de 15 años consumieron cocaína

alguna vez, superada por la marihuana que fue consumida por este rango en un 7,8 % (Junta

Nacional de Drogas, 2016).

El consumo de cocaína en la franja que va de los 13 a los 17 años se considera bajo, según la

Encuesta Nacional Sobre Consumo en Estudiantes de Enseñanza Media del 2014 (VI Encuesta

nacional sobre consumo de drogas en estudiantes de enseñanza media, 2014, 2016).

PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN

Se puede ver a la adolescencia y al consumo de sustancias desde dimensiones personales de

los sujetos implicados, como de su relación con actores y factores externos a estos.

La relación con los medios de comunicación y/o el grupo de pares son un factor de influencia en

los adolescentes (Espada et al., 2003).

Los grupos de pares tienden a aceptar algunas drogas y descartar otras. Estas sustancias que

el grupo de pares elige, pueden considerarse como parte de una “iniciación” en determinado

momento de la adolescencia (Moral Jiménez y Ovejero Bernal, n.d.).

Además, el uso de determinadas drogas puede estar relacionado con algún movimiento social o

cultural que las legitime y les de valor (Rodríguez Suárez, Agulló Tomás, E y Agulló Tomás, M.S,

2003).

A partir de lo anteriormente mencionado es que surgen las siguientes preguntas: ¿Qué piensan

estos adolescentes que busca una persona que consume drogas? ¿Qué significa para estos

adolescentes la droga y drogarse? ¿Qué sentido le dan como grupo estos adolescentes al

consumo de drogas? ¿Por qué siendo perjudicial para su propia integridad el adolescente acude

al consumo de sustancias? ¿Qué lo lleva a sostener este tipo de conducta?

Objetivo General

Conocer las experiencias y significados que le dan al consumo de marihuana y cocaína los

adolescentes.

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Objetivos específicos

Describir las experiencias de consumo propio de marihuana y cocaína que tuvieron estos

adolescentes.

Describir las experiencias de consumo de marihuana y cocaína de personas cercanas a estos

adolescentes.

Explorar el significado personal que estos adolescentes le dan al consumo de marihuana y

cocaína.

Explorar los significados asociados a la droga para estos adolescentes.

MARCO TEÓRICO

Se le llama “consumo habitual al uso sistemático de drogas durante un periodo de tiempo variable

y ocasional al consumo no sistemático, circunstancial y por lo general festivo” (McNally et al.,

1998).

El Observatorio de Drogas de Colombia define a las sustancias psicoactivas como aquellas que

“pueden ser de origen natural o sintético y cuando se consumen por cualquier vía (oral-nasal-

intramuscular-intravenosa) tienen la capacidad de generar un efecto directo sobre el sistema

nervioso central, ocasionando cambios específicos a sus funciones; que está compuesto por el

cerebro y la médula espinal, de los organismos vivos. Estas sustancias son capaces de inhibir el

dolor, modificar el estado anímico o alterar las percepciones” ("Observatorio de Drogas de

Colombia", 2018).

La definición de droga, que en griego es “Phármakon”, tiene el significado de sustancia que es

veneno y remedio a la misma vez (Escohotado, 2010).

A propósito del surgimiento de la droga como elemento mercantil, fue durante la Guerra del Opio

cuando ingresó como sustancia de intercambio en dicho mercado (Eira, 2000).

Posteriormente, la droga se trasladó desde una problemática individual al ámbito de la Salud

Publica, para finalmente competerle a la Seguridad Nacional (Eira Charquero, 1995).

Puentes habla acerca de la droga como un elemento de intercambio más y hace referencia a la

“cosificación” tanto de la droga como del propio consumidor (Puentes, 2005). Para este autor, la

falta de vínculos humanos y la existencia de vínculos adictivos llevados a cabo en distintas

formas de intercambio, reproduce en los sujetos este tipo de relaciones (Puentes, 2005).

Las sustancias psicoactivas van a tener un efecto determinado a nivel individual, pero además

tienen una carga determinada de significados que le fueron otorgados. Es por esto que la droga

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además de ser un elemento concreto de consumo, va a ser tal, en el contexto en el cual se le

otorgue un valor simbólico determinado. (Escohotado, 2010).

Otro de los efectos de la droga es la separación que provoca entre familiares y amigos. Una de

las consecuencias provocada por el rechazo que algunos adultos le dan a la droga, provoca un

distanciamiento generacional con respecto a los adolescentes (Rafael Bayce en Casacuberta y

Aharonián Paraskevaidis, 2012).

Para Bayce, los adultos añoran el mundo de los jóvenes, lo que hace que tiendan a reprimir lo

que colectivamente aquellos construyen a nivel simbólico (Rafael Bayce en Casacuberta y

Aharonián Paraskevaídis, 2012).

Es así que en los adolescentes, cuando no existe una figura parental que les otorgue seguridad,

el grupo de pares va a ser un soporte fundamental (Kalina y Kovadloff, 1987). Este grupo, además

de otorgar la contención mencionada, suministrará las sustancias y el ámbito adecuado de

consumo (Kalina y Kovadloff, 1987).

Para Escohotado, (Escohotado, 2010), de la misma forma que existen diferencias entre

consumidores de drogas legales por realidades sociales distintas, existirán diferencias entre

consumidores de distintas drogas ilegales también por distintas realidades sociales que

marcarán el camino a favor de determinadas sustancias.

En este sentido, los cambios en la adolescencia se dan en el marco individual pero también

desde el punto de vista de la familia, y en mayor escala de la sociedad, además de la influencia

que determina el contexto (McNally et al., 1998).

Así es que la experimentación con sustancias en la etapa de la adolescencia se diferenciará de

la mera curiosidad para ser considerada en algunos círculos de adolescentes como algo

prestigioso y de utilidad para el intercambio grupal (McNally et al., 1998).

Por otro lado, desde una mirada cultural, el uso de la droga es una forma de encuentro personal

y auténtico. La droga supo estar relacionada con la comunicación con el otro y como forma de

protesta en contra de la sociedad de consumo (Puentes, 2005).

Según Puentes, la relación de la persona con la droga no se agota en su consumo, sino también

llega a un otro y a lo que significa realizar ese acto en determinado contexto social (Puentes,

2005). Para este autor, la enajenación y el desconocerse a uno mismo es parte de la cultura y la

sociedad actual (Puentes, 2005).

Existen distintas formas de consumir una sustancia. Según Escohotado, la manera en que se

consume una droga puede ser tan significativa como las propiedades de esta (Escohotado,

2010).

7

A propósito de las experiencias del uso de drogas y del sentido que se le otorga, Becker (Becker,

2018) dice al respecto: “We can understand the social context of drug experiences better by

showing how their character depends on the amount and kind of knowledge available to the

person taking the drug. Since distribution of knowledge is a function of the social organization of

the groups in which drugs are used, drug experiences vary with variations in social organization”.

Tomando la existencia dicotómica de la sustancia psicoactiva, Eira Charquero hace referencia a

que la droga es tomada colectivamente como parámetro en el cual medir lo permitido y lo que no

lo es desde el punto de vista jurídico (Eira Charquero, 1995).

Asimismo, la cultura occidental que consume estas sustancias lo hace de manera compulsiva y

para modificar la conciencia, además de utilizar drogas que en muchos casos están ponderadas

justamente por pertenecer al ámbito de lo clandestino (Eira Charquero, 1995).

Con respecto a la práctica experiencial individual, (Kalina y Kovadloff, 1987) dicen:

“la angustia cede su lugar a un clima de paz sentido a veces como paradisíaco. Todo

adquiere una serena relevancia: sonidos, colores, gestos, paisajes” (Kalina y Kovadloff, 1987).

“El tiempo se detiene en el éxtasis de la gratificación plena y, aparentemente, no hay lugar para

la muerte en el horizonte excepcional de estas vivencia” (Kalina y Kovadloff, 1987). Estos autores

utilizan expresiones como “formas semidifusas de la realidad” o “vivencia paradisíaca” (Kalina y

Kovadloff, 1987) para expresar la vivencia que otorga el consumo. Para estos autores, un cambio

en la percepción es más fácil que cambiar los hechos en sí (Kalina y Kovadloff, 1987).

Eira separa la palabra de lo que significa, esto quiere decir que en el momento en en cual la

sustancia está actuando, las palabras, las cuales son parte de la cultura, no le estarían dando el

significado a lo que generalmente le darían, o sea, en el momento en que la sustancia no está

actuando (Eira Charquero, 1995).

Por otro lado, Mario Puentes dice que cuando el consumo se hace crónico, la persona pasa a

consumir en los momentos de la vida en los cuales se siente bien. La droga empieza a ocupar

espacios de la persona donde no se encontraba presente (Puentes, 2005).

En el caso del sentido que toma un vínculo adictivo, es que Kalina y Kovadloff dicen que existir

de una manera toxica tiene el doble juego de que, a la vez que se necesita de la sustancia, ésta,

destruye al individuo (Kalina y Kovadloff, 1987).

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METODOLOGÍA

En la búsqueda por conocer la experiencia subjetiva y los sentidos otorgados, es que se opta por

una investigación de tipo cualitativa, desde una perspectiva fenomenológica. Este tipo de

investigación está regida por la interpretación como herramienta de trabajo y con la posibilidad

de construir una realidad por medio del intercambio social (Denzin y Lincoln, 2012).

Asimismo, este trabajo será exploratorio y descriptivo, dado que buscará acercarse a la realidad

adolescente, la cual emerge de los discursos de los mismos actores.

Se van a incluir aquellos adolescentes que consuman marihuana y cocaína, ya que son las

sustancias psicoactivas ilegales de mayor uso entre los adolescentes. Se considerará el

consumo de estas en al menos dos oportunidades en el último mes.

Para esto, se eligieron cuatro colegios y cuatro liceos a un lado de Avenida Italia, y cuatro

colegios y cuatro liceos al otro lado, abarcando el tramo de edades antes mencionado. Se toma

Avenida Italia como límite tentativo, tratando de dividir dos realidades sociales de la ciudad. En

las inmediaciones de estos centros, se procederá a reclutar adolescentes para realizar las

entrevistas. Se realizarán diez y seis entrevistas, dos por cada centro de estudios.

En cuanto a la selección de los participantes, se utilizará el muestreo por juicio (Mejía Navarrete,

2000) dividiendo a la etapa adolescente en dos tramos; una primera que irá desde los 12 a los

15 años, y una segunda etapa que incluirá a adolescentes de 15 a 18 años. Asimismo, se utilizará

la técnica de bola de nieve, por medio de la cual el investigador llega a personas apropiadas para

la investigación. La misma tiene la ventaja de que la persona que acepta participar es porque

consintió su colaboración. Esto se alineará con la entrevista en profundidad, ya que es necesaria

la apertura a confesiones por parte del entrevistado.

Posteriormente se realizarán entrevistas en profundidad, las cuales permiten llegar a trabajar con

los significados que las personas le dan al objeto de estudio (Taylor y Bogdan, 1987). El estilo

de estas entrevistas va a ser de “aprendizaje”, tratando de comprender mediante el relato de los

informantes, es decir, ser “sus ojos y oídos” (Taylor y Bogdan, 1987).

La entrevista en profundidad tiene la ventaja del “establecimiento del rapport” (Taylor y Bogdan

en Aguilar, 1999) es decir, conseguir que las personas se puedan abrir en sus declaraciones y

contar sus sentires.

En las entrevistas se indagará en el imaginario de estos adolescentes acerca de la palabra

“droga”, donde se profundizará acerca de la intención del consumo y las sensaciones con

relación al mismo. También en el porqué del inicio, el lugar donde se consume la droga y si la

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persona lo hace acompañado o no. Para finalizar se examinará la compatibilidad del consumo

con el desarrollo en la vida cotidiana y las perspectivas de este consumo hacia el futuro.

Se procesarán los datos a través de lo producido en las entrevistas en profundidad,

transcribiendo lo que los adolescentes relatan y analizándolo mediante “codificación abierta”

(Strauss y Corbin en Valles Martínez, 2005). Para esto se establecerán categorías como podrían

ser, “mal viaje” o “buen viaje”, “mal pegue” o “buen pegue”, pretendiendo generar así un código

común de análisis, además de otros códigos propios de esta población que se irán descubriendo.

Posteriormente, se compararán estos con relación al contexto del discurso de cada adolescente.

CONSIDERACIONES ÉTICAS

Se les comunicará a los adolescentes que su participación es libre y voluntaria, y se les aclarará

cuál es la intención de la investigación y su relevancia, así como el destino de los datos

proporcionados, los cuales serán utilizados únicamente con fines académicos.

Se les garantizará además la confidencialidad de los datos proporcionados y el anonimato a cada

uno de los participantes.

Por otro lado, se les informará del tipo de entrevistas a realizar y su duración, informándoles de

que las mismas pueden finalizar en el momento en que ellos deseen. También podría ocurrir que

en las entrevistas en profundidad se toquen temas que impacten y/o angustien al adolescente al

indagar en su vida íntima. En este caso también se efectuará la suspensión de la entrevista en

cualquier momento de la misma.

Además, se les facilitará el contacto con el investigador en el caso de que surja cualquier duda

posterior a la participación en la investigación.

Los participantes aprobarán su participación mediante una hoja de Asentimiento Informado,

donde se establecerá con lenguaje claro las características de la investigación, así como también

se les hará firmar a los responsables de estos adolescentes un Consentimiento Informado con

las mismas premisas.

El adolescente encuentra la posibilidad de relatarle su propia vivencia al investigador, por lo cual

no solo será beneficioso para él, en el sentido de que cuenta con una persona que lo escuche

empáticamente y le permita compartir su experiencia sino que además, en el caso de encontrarse

con una situación de riesgo, este le propondrá al participante una derivación profesional, tanto al

Servicio de Atención Psicológica Preventivo (S.A.P.P.A) como a la Policlínica Luisa Tiraparé, la

cual trabaja con niños y adolescentes, ambos servicios de la Facultad de Psicología.

10

En cuanto a lo académico, puede considerarse beneficioso la generación de conocimiento del

consumo de marihuana y cocaína, de manera que se promuevan estudios nuevos acerca del uso

de estas sustancias así como también la divulgación de la investigación, la cual puede informar

a otros acerca de lo que significa y siente una persona que consume estas drogas.

Para finalizar, se les transmitirá los resultados de la investigación a aquellos participantes que

estén interesados.

CRONOGRAMA DE ACTIVIDADES

ACTIVIDADES 1

2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12

Búsqueda de antecedentes y material teórico

Creación de pautas de entrevistas

Reclutamiento de candidatos

Entrevistas en profundidad

Sistematización de las entrevistas

Análisis de los datos

Realización del informe

Difusión

11

RESULTADOS ESPERADOS

Se espera poder establecer clasificaciones por medio de deconstruir la identificación

particular con la marihuana y la cocaína como drogas de alto consumo, para comprender el

tipo de vínculo que los adolescentes tienen con ellas y poder generar espacios de

información, debate y concientización.

Por otro lado, se espera hacer reflexionar acerca del consumo de sustancias psicoactivas

en adolescentes, ahondando en la cantidad de tiempo que se le destina al uso de estas en

relación a las distintas actividades de la edad, difundiendo conocimiento sobre los

adolescentes en nuestra época.

Para finalizar, se intentará contribuir al debate de drogas a nivel institucional y social, para

generar políticas de salud a partir de este aporte académico.

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