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Semana del 19 al 25 de Enero 2015
[E. Libro] [E.M.T] [R. Servicio] [Atalaya]
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cl cap. 19 párrs. 1-8 (30 min.)
CAPÍTULO 19 “La sabiduría de Dios en un secreto sagrado”
1, 2. ¿Qué “secreto sagrado” debe interesarnos, y
por qué?
[ 1 ] [Textos] LOS secretos nos llenan de intriga,
fascinación y perplejidad; tanto, que muchas veces nos
cuesta trabajo callárnoslos. Por otro lado, la Biblia dice:
“La gloria de Dios es guardar secreto un asunto”
(Proverbios 25:2). Al ser Jehová nuestro Soberano y
Creador, tiene el derecho a no revelar algunas cosas a
los hombres hasta que lo considere oportuno.
[ 2 ] [Textos] No obstante, en su Palabra, Jehová pone
al descubierto información confidencial fascinante: “el
secreto sagrado de su voluntad” (Efesios 1:9). Cuando
nos enteramos de qué se trata, logramos mucho más
que saciar la curiosidad, pues accedemos a
conocimientos que nos encaminan a la salvación y nos
permiten vislumbrar la insondable sabiduría divina.
Revelación progresiva
3, 4. ¿Cómo brindaba esperanza la profecía de
Génesis 3:15, y qué misterio, o “secreto sagrado”,
encerraba?
[ 3 ] [Textos] Cuando Adán y Eva pecaron, tal vez
diera la impresión de que se había frustrado el propósito
divino de convertir la Tierra en un paraíso habitado por
una humanidad perfecta. No obstante, Jehová tomó
cartas en el asunto inmediatamente. Anunció: “Pondré
enemistad entre ti [la serpiente] y la mujer, y entre tu
descendencia y la descendencia de ella. Él te magullará
en la cabeza y tú le magullarás en el talón” (Génesis
3:15).
[ 4 ] [Textos] Era un enigma desconcertante: ¿a qué
mujer y a qué serpiente se refería, y quién sería “la
descendencia” que magullaría a esta última en la
cabeza? Nuestros primeros padres solo podían hacer
conjeturas. Con todo, aquellas palabras ofrecían
esperanza a los descendientes fieles de la pareja
desleal: la justicia triunfaría y el propósito de Jehová se
realizaría. Pero ¿cómo? Ah, aquello era un misterio, al
que la Biblia llama “la sabiduría de Dios en un secreto
sagrado, la sabiduría escondida” (1 Corintios 2:7).
5. Ilustre la razón de que Jehová revelara su secreto
progresivamente.
[ 5 ] [Textos] Con el tiempo, Jehová, el “Revelador de
secretos”, daría a conocer detalles pertinentes sobre el
desarrollo de tal misterio, aunque lo haría de forma
gradual y progresiva (Daniel 2:28). A modo de
ilustración, pensemos en cómo contesta el padre
prudente cuando su niño le dice: “Papá, ¿de dónde
vengo yo?”. Se limita a aportarle la información que es
capaz de asimilar a su edad, y al ir creciendo, le explica
más detalles. De igual manera, el Altísimo determina
cuándo está listo su pueblo para recibir revelaciones de
su voluntad y propósito (Proverbios 4:18; Daniel 12:4).
6. a) ¿Qué finalidad tienen los pactos, o contratos?
b) ¿Por qué es digno de mención que Jehová haya
celebrado pactos con seres humanos?
[ 6 ] [Textos] ¿Cómo realizó Jehová tales
revelaciones? Expuso muchos detalles valiéndose de
una serie de pactos, o contratos. En nuestro caso, es
probable que alguna vez hayamos firmado un contrato,
quizás para adquirir una casa o para tomar o hacer un
préstamo, dado que constituye una garantía jurídica del
cumplimiento de las estipulaciones. Ahora bien, ¿qué
necesidad tenía Dios de pactos o convenios formales
con seres humanos si su palabra basta para garantizar
sus promesas? Aunque esto es cierto, en varias
ocasiones ha tenido la deferencia de respaldarlas con
contratos legales, acuerdos vinculantes que nos dan a
las personas imperfectas razones adicionales para
confiar en ellas (Hebreos 6:16-18).
El pacto con Abrahán
7, 8. a) ¿Qué pacto concertó Jehová con Abrahán, y
qué luz arrojó sobre el secreto sagrado dicho pacto?
b) ¿Cómo fue precisando Jehová el linaje de la
Descendencia prometida?
[ 7 ] [Textos] Más de dos mil años después de haber
expulsado al hombre del Paraíso, Jehová le prometió a
su fiel siervo Abrahán: “De seguro multiplicaré tu
descendencia como las estrellas de los cielos [...].
Y mediante tu descendencia ciertamente se bendecirán
todas las naciones de la tierra debido a que has
escuchado mi voz” (Génesis 22:17, 18). No se trataba
tan solo de una promesa, pues Dios la dispuso en forma
de alianza legal y la respaldó con su juramento
inquebrantable (Génesis 17:1, 2; Hebreos 6:13-15).
¡Qué extraordinario! De este modo el Señor Soberano
se comprometió con un pacto a bendecir a la
humanidad.
[ 8 ] [Textos] El pacto abrahámico reveló que la
Descendencia prometida nacería como hombre, ya que
indicó que sería del linaje de Abrahán. La pregunta era
de quién se trataría. Con el tiempo, Jehová dio a
conocer que, de los hijos de Abrahán, Isaac sería el
antepasado de la Descendencia, y de entre los dos
varones que él tuvo, eligió luego a Jacob (Génesis
21:12; 28:13, 14). Más tarde, este pronunció las
siguientes palabras proféticas tocante a uno de sus
doce hijos: “El cetro no se apartará de Judá, ni el bastón
de comandante de entre sus pies, hasta que venga Siló
[“Aquel a Quien Pertenece”]; y a él pertenecerá la
obediencia de los pueblos” (Génesis 49:10). De esta
forma se supo que la Descendencia sería un rey del
linaje de Judá.
[E.M.T] [Inicio]
[P.S] [Nº1] [Nº2] [Nº3]
[P.S] Lectura de la Biblia: Jueces 1 a 4 | Puntos
Sobresalientes
Respuestas a preguntas bíblicas:
1:2, 4. ¿Por qué se designa a Judá para que sea la primera tribu en tomar posesión de la tierra que le toca? Lo normal hubiera sido que le correspondiera este privilegio a la tribu de Rubén, el primogénito de Jacob. Pero en la profecía que pronunció en su lecho de muerte, Jacob predijo que, por haber perdido su derecho a la primogenitura, Rubén no iba a sobresalir. Como Simeón y Leví habían actuado con crueldad, sus hijos serían dispersados por Israel (Génesis 49:3-5, 7). Por tanto, el privilegio le correspondía al cuarto hijo de Jacob, que era Judá. La tribu de Simeón, que subió con la de Judá, recibió pequeñas porciones de tierra distribuidas por todo el enorme territorio de Judá (Josué 19:9).
1:6, 7. ¿Por qué se les cortaban los pulgares y los dedos gordos de los pies a los reyes derrotados? La persona que perdía esos dedos evidentemente quedaba imposibilitada para toda acción militar. ¿Cómo podría un soldado empuñar una espada o una lanza sin los pulgares? Y la pérdida de los dedos gordos de los pies le impediría mantener bien el equilibrio.
4:8. ¿Por qué insistió Barac en que le acompañara la profetisa Débora al campo de batalla? Al parecer, Barac se sentía incapaz de enfrentarse solo al ejército de Sísara. La presencia de la profetisa les daría a él y a sus hombres la seguridad de que contaban con la guía de Dios, y eso les infundiría confianza. Por tanto, la insistencia de Barac en que Débora lo acompañara no era indicativo de debilidad, sino de fe fuerte.
Lecciones para nosotros:
2:10-12. Hemos de tener un programa de estudio bíblico para „no olvidar los hechos de Jehová‟ (Salmo 103:2). Los padres deben grabar la verdad de la Palabra de Dios en el corazón de sus hijos (Deuteronomio 6:6-9).
2:14, 21, 22. Jehová permite que su pueblo desobediente sufra penalidades con un propósito: el de castigarlos, refinarlos y motivarlos a volver a él.
3:10. El éxito en los asuntos espirituales no depende de la sabiduría humana, sino del espíritu de Jehová (Salmo 127:1).
3:21. Ehúd esgrimió su espada con destreza y valor. Nosotros también debemos hacernos hábiles en el manejo de “la espada del espíritu, es decir, la palabra de Dios”, lo que requiere que usemos las Escrituras con valor en el ministerio (Efesios 6:17; 2 Timoteo 2:15).
[Nº1] Núm. 1: Jueces 3:1-11 (3 min. o menos)
3 Ahora bien, estas son las naciones que Jehová dejó que se quedaran para probar a Israel mediante ellas, es decir, a cuantos no habían tenido la experiencia de pasar por ninguna de las guerras de Canaán;
2 fue
solamente para que las generaciones de los hijos de Israel tuvieran la experiencia, para enseñarles la guerra, es decir, solo a aquellos que antes de eso no habían experimentado tales cosas:
3 Los cinco señores del eje
de los filisteos, y todos los cananeos, hasta los sidonios y los heveos que habitaban en el monte Líbano, desde el monte Baal-hermón hasta llegar al punto de entrada de Hamat.
4 Y siguieron sirviendo como agentes para
probar a Israel, para saber si obedecerían los mandamientos de Jehová que él había mandado a sus padres por medio de Moisés.
5 Y los hijos de Israel
moraron en medio de los cananeos, los hititas y los amorreos y los perizitas y los heveos y los jebuseos.
6 Y
procedieron a tomar a las hijas de estos por esposas para sí, y dieron sus propias hijas a los hijos de ellos, y se pusieron a servir a sus dioses.
7 De modo que los hijos de Israel hicieron lo que era
malo a los ojos de Jehová, y fueron olvidándose de Jehová su Dios y se pusieron a servir a los Baales y a los postes sagrados.
8 Ante esto, la cólera de Jehová se
encendió contra Israel, de modo que los vendió en mano de Cusán-risataim el rey de Mesopotamia; y los hijos de Israel continuaron sirviendo a Cusán-risataim ocho años.
9 Y los hijos de Israel empezaron a clamar a
Jehová por socorro. Entonces Jehová levantó un salvador a los hijos de Israel, para que los salvara, a Otniel hijo de Quenaz, hermano menor de Caleb.
10 El
espíritu de Jehová entonces vino sobre él, y llegó a ser el juez de Israel. Cuando salió a la batalla, entonces Jehová dio en su mano a Cusán-risataim el rey de Siria, de modo que su mano subyugó a Cusán-risataim. 11
Después de eso la tierra no tuvo disturbio por cuarenta años. Con el tiempo murió Otniel hijo de Quenaz.
[Nº2] Núm. 2: ¿Cómo puede usted conocer a Dios?
(igw pág. 4 párrs. 1-4) (5 min.)
PREGUNTA 2
¿Cómo puede usted conocer a Dios?
“Este libro de la ley no debe apartarse de tu boca, y día y noche tienes que leer en él en voz baja, a fin de que cuides de hacer conforme a todo lo que está escrito en él; porque entonces tendrás éxito en tu camino y entonces actuarás sabiamente.” (Josué 1:8) “Continuaron leyendo en voz alta del libro, de la ley del Dios verdadero, la cual se exponía, y había el ponerle significado; y continuaron dando entendimiento en la lectura.” (Nehemías 8:8) “Feliz es el hombre que no ha andado en el consejo de los inicuos [...]. Antes bien, su deleite está en la ley de Jehová, y día y noche lee en su ley en voz baja [...], y todo lo que haga tendrá éxito.” (Salmo 1:1-3) “Felipe corrió al lado [del etíope] y le oyó leer en voz alta a Isaías el profeta, y dijo: ‘¿Verdaderamente sabes lo que estás leyendo?’. Él dijo: ‘¿Realmente, cómo podría hacerlo, a menos que alguien me guiara?’.” (Hechos 8:30, 31)
[Nº3] Núm. 3: Ahitofel. Tema: Jehová frustra los
planes de los traidores (it-1 pág. 76) (5 min.)
AHITOFEL
Natural de Guiló, población situada en las montañas de Judá (2Sa 15:12), y padre de Eliam, uno de los hombres poderosos de David, por lo que posiblemente fue el abuelo de Bat-seba. (2Sa 11:3; 23:34.) Como asesor personal de David, su sagaz consejo siempre se consideraba como si fuera la palabra directa de Jehová. (2Sa 16:23.) Más tarde, el que en otro tiempo fue compañero íntimo de David, alevosamente se volvió traidor y se unió a Absalón, hijo de David, en una sublevación contra el rey. Como cabecilla de la rebelión, aconsejó a Absalón que violara a las concubinas de su padre y le pidió permiso para formar un ejército de 12.000 hombres con el fin de salir de inmediato en persecución de David y matarlo, aprovechando su estado de debilidad y desorganización. (2Sa 15:31; 16:15, 21; 17:1-4.) Cuando Jehová frustró esta atrevida estratagema por medio del consejo de Husai, Ahitofel debió comprender que la revuelta de Absalón fracasaría. (2Sa 15:32-34; 17:5-14.) Se suicidó poco después y fue enterrado con sus antepasados. (2Sa 17:23.) Aparte de los suicidios ocurridos en tiempo de guerra, este es el único caso mencionado en las Escrituras Hebreas. Al parecer se hace referencia a este acto de traición en Salmo 55:12-14.
[R. Servicio] [Inicio]
Reunión de Servicio
Tema del mes: Sirvamos como esclavos al Señor
con la mayor humildad (Hechos 20:19).
Canción 77
10 min. ¿Estamos preparados para predicar? Análisis
con el auditorio basado en las siguientes preguntas:
1) ¿Por qué es importante repasar cuáles son las
revistas o los folletos que ofreceremos en la
predicación antes de la reunión para el servicio del
campo? 2) ¿Cuándo se preparan usted y su familia
para la predicación? 3) ¿Cómo se preparan para a)
predicar de casa en casa? b) hacer revisitas? c)
predicar informalmente? 4) ¿Cómo nos ayuda la
preparación a disfrutar más de la predicación? 5)
¿Por qué le agrada a Jehová que nos preparemos para
predicar?
10 min. Para servir al Señor como esclavos hay que
persistir y tomar la iniciativa. Análisis con el
auditorio basado en el Anuario 2014, página 59,
párrafo 1, a página 62, párrafo 1, y página 67, párrafo
2. Pida a los presentes que hagan comentarios sobre
las lecciones aprendidas.
Anuario 2014, página 59, párrafo 1, a página 62,
párrafo 1
Se ayuda a un hombre sordo, ciego y
mudo
En 1999, la congregación de lenguaje de señas de
Kobe (Japón) se enteró de que en su territorio vivía
un sordo llamado Hirofumi. Cuando un publicador
fue a visitarlo, la madre no quiso que lo viera. Aun así,
el hermano regresó varias veces y le rogó a la señora
que le dejara hablar con su hijo, hasta que ella
finalmente accedió. Hirofumi salió a la puerta, con el
cabello y la barba largos y desaliñados. Su aspecto era
el de un náufrago que llevaba décadas en una isla
desierta, y su rostro carecía de expresión alguna.
Aparte de sordo, también era ciego. Reponiéndose de
su asombro, el hermano le tomó las manos y comenzó
a hacerle señas táctiles, pero no hubo ningún tipo de
respuesta. Hirofumi había vivido aislado de la gente y
no se había comunicado con nadie en diez años,
desde que perdió la vista a los 31.
Un par de días más tarde el hermano regresó, lo que
sorprendió mucho a la madre, quien había dado por
sentado que no volvería después de haber visto el
estado de su hijo. Cuando el hermano le rogó de
nuevo que le dejara ver a Hirofumi, ella lo trajo a la
puerta. Al cabo de un mes de estar visitándolo sin que
este mostrara ninguna reacción, la señora le dijo que
ya no se molestara en volver. Pero el hermano no se
dio por vencido. Les llevaba pasteles y hacía cuanto
podía para demostrar su interés. Como pasaron otros
dos meses sin que la situación cambiara, pensó que
no estaba consiguiendo nada.
El hermano decidió hacerle una última visita, pero
antes le pidió a Jehová que lo ayudara a ver si debía
seguir insistiendo. Cuando llegó a la casa, tomó las
manos de Hirofumi y, mediante señas táctiles, le dijo
que hay un Dios llamado Jehová que lo observaba
continuamente desde el cielo y que entendía sus
sufrimientos mejor que nadie, que Jehová se
interesaba por él y quería librarlo de su aflicción, y
que por eso uno de sus Testigos había ido a su casa.
Al principio, Hirofumi permaneció impasible; pero
luego le dio al hermano un fuerte apretón de manos,
al tiempo que una lágrima rodaba por su mejilla.
Conmovido, el hermano lloró con él, y se inició un
estudio bíblico.
Después de estudiar once años, Hirofumi empezó a
reunirse con la congregación de su localidad en lugar
de viajar el largo trayecto que solía recorrer para
asistir a la congregación en lenguaje de señas. Nadie
en la nueva congregación sabía este lenguaje, pero en
los siguientes dieciocho meses, 22 hermanos y
hermanas lo aprendieron para ayudar a Hirofumi. En
enero de 2012 tuvo su primera participación en la
Escuela del Ministerio Teocrático con la asistencia de
un intérprete, y en octubre de ese mismo año llegó a
ser publicador no bautizado.
Anuario 2014 página 67, párrafo 2
“¡Llevo treinta años buscándolo!”
Agnes, una misionera en Indonesia, le predicaba a
una mujer embarazada de mediana edad que vendía
verduras en el mercado. A esta le encantaba leer
nuestras revistas y hablar de temas bíblicos cuando
no estaba muy ocupada. Cierto día, Agnes fue a verla
al mercado pero no la encontró. Su esposo le dijo que
acababa de dar a luz. Entonces, Agnes decidió ir a
visitarla, y envolvió un ejemplar de Mi libro de
historias bíblicas en papel de regalo. A la mujer le
causó una grata sorpresa que hubiera ido a verla a
ella y al bebé; pero mayor fue su sorpresa cuando vio
que le traía un regalo. Al abrirlo, se quedó de una
pieza. “¿Dónde conseguiste este libro? —le
preguntó—. ¡Llevo treinta años buscándolo! He ido a
todas las librerías y le he preguntado a todo el
mundo. Nadie lo tiene, nadie lo conoce, y no hay otro
libro que siquiera se le parezca.” Sucede que cuando
era niña, su tío lo tenía y a ella le fascinaba leerlo.
Ahora ha retomado la lectura, y a su hija mayor
también le encanta. Las dos han empezado a estudiar
la Biblia.
10 min. “Sigamos progresando como
evangelizadores.” Preguntas y respuestas.
Sigamos progresando como
evangelizadores
1. ¿Qué ejemplos del siglo primero muestran que
debemos esforzarnos por ser mejores
evangelizadores?
1 Los cristianos tenemos que seguir mejorando como
evangelizadores. Por eso, Jesús preparó a sus
discípulos y los ayudó a cumplir mejor con su
comisión de predicar (Luc. 9:1-5; 10:1-11). Lo mismo
hicieron Áquila y Priscila cuando tomaron consigo a
Apolos para explicarle “con mayor exactitud el
camino de Dios” (Hech. 18:24-26). Pablo también
motivó a Timoteo —que ya llevaba mucho tiempo
predicando— a seguir esforzándose por ser un mejor
maestro, a fin de que su progreso fuera “manifiesto a
todos” (1 Tim. 4:13-15). Prescindiendo de cuánto
tiempo hayamos estado sirviendo como esclavos al
Señor en la obra de evangelización, tenemos que
seguir puliendo nuestras habilidades.
(Lucas 9:1-5) Entonces convocó a los doce y les dio poder y
autoridad sobre todos los demonios, y para curar enfermedades.
2 Y los envió a predicar el reino de Dios y a
hacer curaciones, 3 y les dijo: “No lleven nada para el viaje, ni
bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero en plata; tampoco tengan dos prendas de vestir interiores.
4 Pero dondequiera que
entren en una casa, quédense allí y partan de allí. 5 Y
dondequiera que no los reciban, al salir de aquella ciudad, sacúdanse el polvo de los pies para testimonio contra ellos”.
(Lucas 10:1-11) Después de estas cosas el Señor designó a
otros setenta y los envió de dos en dos delante de sí a toda ciudad y lugar adonde él mismo iba a ir.
2 Entonces empezó a
decirles: “La mies, en realidad, es mucha, pero los obreros son pocos. Por lo tanto, rueguen al Amo de la mies que envíe obreros a su mies.
3 Vayan. ¡Miren! Los envío como a corderos
en medio de lobos. 4 No lleven bolsa, ni alforja, ni sandalias, y
no abracen a nadie en saludo por el camino. 5 Dondequiera
que entren en una casa, digan primero: „Tenga paz esta casa‟. 6 Y si hay allí un amigo de la paz, la paz de ustedes
descansará sobre él. Pero si no lo hay, se volverá a ustedes. 7 De modo que quédense en aquella casa, comiendo y
bebiendo las cosas que les suministren, porque el obrero es digno de su salario. No anden transfiriéndose de casa en casa. 8 ”También, dondequiera que entren en una ciudad y los
reciban, coman las cosas que pongan delante de ustedes, 9 y
curen a los enfermos en ella, y sigan diciéndoles: „El reino de Dios se ha acercado a ustedes‟.
10 Pero dondequiera que
entren en una ciudad y no los reciban, salgan a sus caminos anchos y digan:
11 „Hasta el polvo de su ciudad que se nos
pegó a los pies nos lo limpiamos contra ustedes. No obstante, tengan presente esto, que el reino de Dios se ha acercado‟.
(Hechos 18:24-26) Ahora bien, cierto judío de nombre Apolos,
natural de Alejandría, varón elocuente, llegó a Éfeso; y estaba bien versado en las Escrituras.
25 Este había sido instruido
oralmente en el camino de Jehová y, puesto que estaba fulgurante con el espíritu, iba hablando y enseñando con exactitud las cosas acerca de Jesús, pero conocía solamente el bautismo de Juan.
26 Y comenzó a hablar con denuedo en la
sinagoga. Cuando lo oyeron Priscila y Áquila, lo tomaron consigo y le expusieron con mayor exactitud el camino de Dios.
(1 Timoteo 4:13-15) Mientras llego, continúa aplicándote a la lectura pública, a la exhortación, a la enseñanza.
14 No
descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante una predicción y cuando el grupo de ancianos te impuso las manos.
15 Reflexiona sobre estas cosas; hállate intensamente
ocupado en ellas, para que tu adelantamiento sea manifiesto a todos.
2. ¿Qué podemos hacer para aprender de otros
publicadores?
2 Aprendamos de otros. Una manera de aguzar
nuestras habilidades es fijándonos en cómo lo hacen
los demás (Prov. 27:17). Por tanto, cuando salgamos
a predicar, prestemos mucha atención mientras
nuestro compañero hace su presentación. Además,
pidamos consejos a publicadores hábiles y
escuchemos atentamente lo que nos recomienden
(Prov. 1:5). ¿Nos resulta difícil hacer revisitas,
empezar cursos bíblicos o participar en alguna otra
faceta del ministerio? Pues hablemos con el
superintendente de grupo o con otro publicador
experimentado para que nos ayude. Recordemos
también que el espíritu santo puede hacernos más
hábiles. Así que pidámoslo constantemente en
nuestras oraciones (Luc. 11:13).
(Proverbios 27:17) Con hierro, el hierro mismo se aguza. Así
un hombre aguza el rostro de otro.
(Proverbios 1:5) El sabio escucha y absorbe más instrucción,
y el entendido es el que adquiere dirección diestra,
(Lucas 11:13) Por lo tanto, si ustedes, aunque son inicuos,
saben dar buenos regalos a sus hijos, ¡con cuánta más razón dará el Padre en el cielo espíritu santo a los que le piden!”.
3. ¿Cómo debemos reaccionar si nos dan un
consejo, aunque no lo hayamos pedido?
3 No nos ofendamos si nos dan un consejo, aun si no
lo hemos solicitado (Ecl. 7:9). Seamos humildes y
agradecidos, como Apolos, y aceptemos toda la ayuda
que nos den. Esa es la manera más sabia de actuar
(Prov. 12:15).
(Eclesiastés 7:9) No te des prisa en tu espíritu a sentirte
ofendido, porque el ofenderse es lo que descansa en el seno de los estúpidos.
(Proverbios 12:15) El camino del tonto es recto a sus propios
ojos, pero el que escucha el consejo es sabio.
4. ¿Qué razón de peso tenemos para seguir
progresando como evangelizadores?
4 Nuestro progreso da gloria a Dios. Para animar a
sus discípulos a mejorar como evangelizadores, Jesús
les hizo una comparación. Dijo que él era como una
vid y que sus seguidores ungidos eran como ramas
que dan fruto, las cuales el Padre poda para que den
“más fruto” (Juan 15:2). Tal y como el dueño de una
viña desea que sus plantas sean cada vez más
productivas, Jehová desea que nuestro “fruto de
labios” —es decir, nuestra predicación— sea cada vez
mejor y más abundante (Heb. 13:15). ¿Qué
lograremos si conseguimos ser mejores
evangelizadores? Jesús mismo nos da la respuesta:
“Mi Padre es glorificado en esto, que ustedes sigan
llevando mucho fruto” (Juan 15:8).
(Juan 15:2) Todo sarmiento en mí que no lleva fruto, él lo
quita, y todo el que lleva fruto él lo limpia, para que lleve más fruto.
(Hebreos 13:15) Mediante él ofrezcamos siempre a Dios
sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que hacen declaración pública de su nombre.
(Juan 15:8) Mi Padre es glorificado en esto, que ustedes sigan
llevando mucho fruto y demuestren ser mis discípulos.
Canción 20 y oración
Canción 46 [Atalaya] [Inicio]
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Dios elige un pueblo
“¡Feliz es el pueblo cuyo Dios es Jehová!” (SAL.
144:15)
Canción 63
¿LO SABE? ¿Cuándo comenzó Jehová a tener un pueblo en la Tierra? ¿Por qué puede decirse que los israelitas eran una nación de testigos? ¿Cómo fue desleal la nación de Israel? ¿Qué predijo Jehová por esa razón?
1. ¿Qué creen algunos sobre las religiones y la
gente que hay en ellas?
[ 1 ] [Textos] MUCHOS reconocen que las grandes
religiones, tanto cristianas como no cristianas, hacen
poco por la humanidad. Y algunos admiten que tales
religiones enseñan mentiras sobre Dios y lo
deshonran con su conducta; por eso creen que él no
puede aprobarlas. Sin embargo, les parece que en
todas las religiones hay gente buena a la que Dios
acepta. No ven la necesidad de que esas personas se
salgan de la religión falsa y adoren al Creador
formando parte de un pueblo separado. Pero ¿qué
piensa Dios? Veámoslo repasando con la Biblia la
historia de los siervos verdaderos de Jehová.
JEHOVÁ ELIGE A SU PUEBLO
2. ¿Quiénes llegaron a ser el pueblo de Jehová, y
qué distinguió a ese pueblo de los demás? (Vea la
ilustración del principio.)
[ 2 ] [Textos] Unos cuatro mil años atrás, Jehová
eligió a un grupo de personas para que fueran su
pueblo. Abrahán, llamado “el padre de todos los que
tienen fe”, era cabeza de una gran familia con cientos
de sirvientes (Rom. 4:11; Gén. 14:14). De hecho, los
gobernantes de Canaán lo consideraban “un principal
poderoso” y lo trataban con respeto (Gén. 21:22;
23:6, nota). Jehová hizo un pacto, o acuerdo, con él y
sus descendientes (Gén. 17:1, 2, 19). Le dijo: “Este es
mi pacto que ustedes guardarán, entre yo y ustedes,
incluso tu descendencia después de ti: Todo varón de
ustedes tiene que ser circuncidado. Y [...] esto tiene
que servir como señal del pacto entre yo y ustedes”
(Gén. 17:10, 11). De ahí que Abrahán y todos los
varones de su casa se circuncidaran (Gén. 17:24-27).
La circuncisión era una señal que distinguía a los
descendientes de Abrahán como el único pueblo que
tenía una relación especial con Jehová.
3. ¿Cómo llegaron los descendientes de Abrahán a
ser un pueblo?
[ 3 ] [Textos] El nieto de Abrahán, Jacob —también
llamado Israel—, tuvo 12 hijos (Gén. 35:10, 22b-26).
Estos se convirtieron en los cabezas patriarcales de
las 12 tribus de Israel (Hech. 7:8). Huyendo del
hambre, Jacob se refugió con los suyos en Egipto.
José, uno de sus hijos, era el administrador de
alimentos de aquel país y la mano derecha del faraón
(Gén. 41:39-41; 42:6). Andando el tiempo, los
descendientes de Jacob se hicieron muy numerosos y
llegaron a ser un pueblo (Gén. 48:4; lea Hechos 7:17).
JEHOVÁ LIBERA A SU PUEBLO
4. ¿Cómo fue al principio la relación entre los
egipcios y los descendientes de Jacob?
[ 4 ] [Textos] Los descendientes de Jacob se
quedaron en Egipto algo más de dos siglos, en una
región del delta del Nilo llamada Gosén (Gén. 45:9,
10). Parece que más o menos la mitad de ese tiempo
vivieron en paz con los egipcios. Moraban en
pequeñas poblaciones y eran pastores. El faraón, que
conocía y apreciaba a José, los había recibido
amablemente (Gén. 47:1-6). Así que, aunque los
egipcios sentían un especial desprecio por quienes
cuidaban ovejas, tuvieron que tolerar la presencia de
los israelitas (Gén. 46:31-34).
5, 6. a) ¿Cómo cambió la situación del pueblo de
Dios en Egipto? b) ¿Cómo se salvó Moisés? c) ¿Qué
hizo Jehová por su pueblo?
[ 5 ] [Textos] Pero la situación del pueblo de Dios iba
a cambiar por completo. “Con el tiempo se levantó
sobre Egipto un rey nuevo que no conocía a José. Y
procedió a decir a su pueblo: ‘¡Miren! El pueblo de los
hijos de Israel es más numeroso y poderoso que
nosotros’.” A raíz de eso, “los egipcios hicieron
trabajar a los hijos de Israel como esclavos bajo
tiranía. Y siguieron amargándoles la vida con dura
esclavitud en trabajos de argamasa de barro y
ladrillos y con toda forma de esclavitud en el campo”
(Éx. 1:8, 9, 13, 14).
[ 6 ] [Textos] El faraón llegó a ordenar que se matara
a todos los varones hebreos en cuanto nacieran (Éx.
1:15, 16). Moisés nació en ese período. ¿Cómo se
salvó? Cuando tenía tres meses, su madre, Jokébed, lo
escondió entre los juncos de papiro del Nilo, donde lo
encontró la hija del faraón. Esta posteriormente lo
adoptó, pero Moisés fue criado por su fiel madre en
sus primeros años y llegó a ser un siervo leal de
Jehová (Éx. 2:1-10; Heb. 11:23-25). Jehová vio los
sufrimientos de los israelitas y decidió liberarlos por
medio de Moisés (Éx. 2:24, 25; 3:9, 10). Así fue como
Jehová salvó a su pueblo de sus opresores (Éx. 15:13;
lea Deuteronomio 15:15).
EL PUEBLO LLEGA A SER UNA NACIÓN
7, 8. ¿Cómo se convirtió el pueblo de Jehová en
una nación santa?
[ 7 ] [Textos] Aunque Jehová aún no había
organizado a los israelitas como nación, sí los
reconocía como su pueblo. Por eso mandó a Moisés y
Aarón que le dijeran al faraón: “Esto es lo que ha
dicho Jehová el Dios de Israel: ‘Envía a mi pueblo para
que me celebre una fiesta en el desierto’” (Éx. 5:1).
[ 8 ] [Textos] Hicieron falta 10 plagas y que Jehová
destruyera al faraón y su ejército en el mar Rojo para
liberar a los israelitas de la opresión de Egipto (Éx.
15:1-4). Menos de tres meses después, Jehová
estableció un pacto con ellos en el monte Sinaí
haciéndoles esta promesa histórica: “Si ustedes
obedecen estrictamente mi voz y verdaderamente
guardan mi pacto, entonces ciertamente llegarán a
ser mi propiedad especial de entre todos los demás
pueblos, [...] una nación santa” (Éx. 19:5, 6).
9, 10. a) Según Deuteronomio 4:5-8, ¿cómo hizo la
Ley que los israelitas fueran diferentes de las
demás naciones? b) ¿Cómo demostrarían los
israelitas ser el “pueblo santo” de Jehová?
[ 9 ] [Textos] En Egipto, antes de ser esclavos, los
hebreos formaban una sociedad tribal administrada
por los cabezas de familia, o patriarcas. Estos, como
otros siervos de Jehová que vivieron antes que ellos,
cumplían las funciones de gobernantes, jueces y
sacerdotes de su casa (Gén. 8:20; 18:19; Job 1:4, 5).
Pero entonces Jehová, mediante Moisés, le dio a su
pueblo un conjunto de leyes que lo haría diferente de
todas las demás naciones (lea Deuteronomio 4:5-8;
Sal. 147:19, 20). La Ley estableció un sacerdocio
separado. Además, los jueces del pueblo serían “los
ancianos”, a quienes se respetaba por su
conocimiento y sabiduría (Deut. 25:7, 8). En resumen,
la Ley reglamentó la vida religiosa y social de la
nueva nación.
[ 10 ] [Textos] Justo antes de que los israelitas
entraran en la Tierra Prometida, Jehová les repitió
sus leyes. Entonces Moisés les dijo: “En cuanto a
Jehová, él te ha inducido a decir hoy que llegarás a ser
pueblo suyo, una propiedad especial, tal como te ha
prometido, y que observarás todos sus
mandamientos, y que él te pondrá en alto por encima
de todas las otras naciones que él ha hecho, con el
resultado de alabanza y reputación y hermosura,
mientras demuestres ser un pueblo santo a Jehová tu
Dios” (Deut. 26:18, 19).
JEHOVÁ RECIBE A EXTRANJEROS
11-13. a) ¿Quiénes se unieron al pueblo escogido
de Dios? b) ¿Qué tenían que hacer los extranjeros
si querían servir a Jehová?
[ 11 ] [Textos] Aunque ahora Jehová tenía una
nación escogida en la Tierra, no prohibió que en ella
hubiera extranjeros. Permitió que “una vasta
compañía mixta” de egipcios y otros extranjeros
acompañara a su pueblo en su salida de Egipto (Éx.
12:38; nota). Entre ellos seguramente estuvieron “los
siervos de Faraón” que hicieron caso de la palabra de
Jehová antes de la séptima plaga (Éx. 9:20).
[ 12 ] [Textos] En el mensaje que Moisés dirigió a los
israelitas justo antes de que cruzaran el río Jordán y
entraran en Canaán, les dijo que debían “amar al
residente forastero” (Deut. 10:17-19). Los israelitas
tenían que aceptar entre ellos a todos los extranjeros
que estuvieran dispuestos a obedecer las leyes
básicas que Moisés había recibido, como los Diez
Mandamientos (Lev. 24:22). Algunos de ellos se
hicieron siervos de Jehová y compartieron los
sentimientos de Rut, la moabita que le dijo a Noemí:
“Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios” (Rut
1:16). A estos extranjeros se los conocía como
prosélitos, y si eran varones, se circuncidaban (Éx.
12:48, 49). Jehová los acogía bondadosamente entre
su pueblo (Núm. 15:14, 15).
Los israelitas amaban a los extranjeros
[ 13 ] [Textos] Cuando Salomón dedicó el templo,
quedó claro que Jehová aceptaba la adoración de
extranjeros. Así lo reflejó su oración: “Al extranjero
que no es parte de tu pueblo Israel y que realmente
venga de una tierra distante a causa de tu gran
nombre y tu mano fuerte y tu brazo extendido, y
realmente vengan y oren hacia esta casa, entonces
dígnate escuchar tú mismo desde los cielos, desde el
lugar establecido de tu morada, y tienes que hacer
conforme a todo aquello por lo cual el extranjero
clame a ti; a fin de que todos los pueblos de la tierra
conozcan tu nombre y te teman lo mismo que lo hace
tu pueblo Israel, y sepan que tu nombre ha sido
llamado sobre esta casa que yo he edificado” (2 Crón.
6:32, 33). Incluso en tiempos de Jesús, los extranjeros
que querían servir a Jehová podían hacerlo, pero
tenían que adorarlo junto con su pueblo escogido
(Juan 12:20; Hech. 8:27).
UNA NACIÓN DE TESTIGOS
14-16. a) ¿Por qué puede decirse que los
israelitas eran una nación de testigos? b) ¿Qué
obligación moral tiene el pueblo de Dios hoy?
[ 14 ] [Textos] Los israelitas adoraban a su Dios,
Jehová, mientras que las demás naciones tenían sus
propios dioses. En tiempos de Isaías, Jehová comparó
la situación mundial a un juicio en un tribunal. La
cuestión planteada era esta: ¿quién es el Dios
supremo? Jehová invitó a los dioses de las naciones a
presentar testigos que demostraran que eran reales.
Declaró: “Que todas las naciones se junten en un solo
lugar, y que los grupos nacionales se reúnan. ¿Quién
hay entre [sus dioses] que pueda anunciar esto? ¿O
pueden ellos hacernos oír siquiera las cosas
primeras? Que suministren sus testigos, para que
sean declarados justos, o que oigan y digan: ‘¡Es la
verdad!’” (Is. 43:9).
[ 15 ] [Textos] Los distintos dioses de las naciones
no podían presentar ninguna prueba de su divinidad.
Eran simples estatuas que ni podían hablar ni eran
capaces de moverse sin que alguien las transportara
(Is. 46:5-7). En cambio, Jehová le dijo lo siguiente a su
pueblo Israel: “Ustedes son mis testigos [...], aun mi
siervo a quien he escogido, para que sepan y tengan
fe en mí, y para que entiendan que yo soy el Mismo.
Antes de mí no fue formado Dios alguno, y después de
mí continuó sin que lo hubiera. Yo... yo soy Jehová, y
fuera de mí no hay salvador. [...] De modo que ustedes
son mis testigos [...], y yo soy Dios” (Is. 43:10-12).
[ 16 ] [Textos] Los miembros del pueblo que Jehová
había elegido debían testificar con claridad y firmeza
que Jehová es el único Dios verdadero. Él los llamó “el
pueblo a quien he formado para mí mismo, para que
relate la alabanza mía” (Is. 43:21). Eran el pueblo que
llevaba su nombre. Puesto que él los había liberado
de Egipto, tenían la obligación moral de obedecerle y
glorificarlo ante los demás pueblos de la Tierra.
Tenían que hacer lo mismo que, como dijo Miqueas,
tendría que hacer el pueblo de Dios hoy: “Todos los
pueblos, por su parte, andarán cada cual en el
nombre de su dios; pero nosotros, por nuestra parte,
andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios [...]
para siempre” (Miq. 4:5).
JEHOVÁ RECHAZA A LA NACIÓN
17. ¿Cómo se convirtió Israel en una inservible
“vid extranjera” a los ojos de Jehová?
[ 17 ] [Textos] Por desgracia, los israelitas le dieron
la espalda a Jehová. Se dejaron influir por las
naciones vecinas, que adoraban dioses de madera y
piedra. Hace unos dos mil ochocientos años, el
profeta Oseas escribió que Israel era “una vid que
degenera”, una viña arruinada, inservible. ¿Cómo se
había arruinado? El profeta explicó: “Ha multiplicado
sus altares. [...] El corazón de ellos se ha hecho
hipócrita; ahora se les hallará culpables” (Os. 10:1, 2).
Unos ciento cincuenta años después, Jehová dirigió
mediante Jeremías estas palabras a su pueblo infiel:
“Yo te había plantado como una vid roja selecta, toda
ella semilla verdadera. ¿Cómo, pues, has sido
cambiada para conmigo en los sarmientos
degenerados de una vid extranjera? ¿Pero dónde
están tus dioses que has hecho para ti? Que se
levanten, si pueden salvarte en el tiempo de tu
calamidad”. Y afirmó: “Mi propio pueblo... ellos me
han olvidado” (Jer. 2:21, 28, 32).
18, 19. a) ¿Cómo predijo Jehová que produciría un
nuevo pueblo que llevaría su nombre? b) ¿Qué
veremos en el próximo artículo?
[ 18 ] [Textos] En vez de producir buen fruto
practicando la adoración pura y comportándose
como fieles testigos de su Dios, los israelitas
produjeron el fruto podrido de la idolatría. Por eso
Jesús les dijo a los hipócritas guías religiosos de su
día: “El reino de Dios les será quitado a ustedes y será
dado a una nación que produzca sus frutos” (Mat.
21:43). Solo aquellos a quienes Jehová eligiera
podrían ser parte de esa nueva nación, el Israel
espiritual. Prometió que haría “un nuevo pacto” con
ellos y dijo: “Llegaré a ser su Dios, y ellos mismos
llegarán a ser mi pueblo” (Jer. 31:31-33).
[ 19 ] [Textos] Como el Israel natural no resultó fiel,
en el siglo primero Jehová eligió como pueblo suyo al
Israel espiritual. Ahora bien, ¿quiénes son su pueblo
hoy día? ¿Cómo pueden las personas sinceras
identificar a los auténticos siervos de Dios? Lo
veremos en el próximo artículo.
Textos del Libro
Párrafo 1
(Proverbios 25:2) La gloria de Dios es guardar secreto
un asunto, y la gloria de los reyes es escudriñar
completamente un asunto.
Párrafo 2
(Efesios 1:9) por cuanto nos dio a conocer el secreto
sagrado de su voluntad. Es según su beneplácito que él
se propuso en sí mismo
Párrafo 3
(Génesis 3:15) Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y
entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te
magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón”.
Párrafo 4
(1 Corintios 2:7) Más bien, hablamos la sabiduría de
Dios en un secreto sagrado, la sabiduría escondida, que
Dios predeterminó antes de los sistemas de cosas para
nuestra gloria.
Párrafo 5
(Daniel 2:28) No obstante, existe un Dios en los cielos que es un Revelador de secretos, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de ocurrir en la parte final de los días. Tu sueño y las visiones de tu cabeza sobre tu cama... esto es:
(Proverbios 4:18) Pero la senda de los justos es como la luz brillante que va haciéndose más y más clara hasta que el día queda firmemente establecido.
(Daniel 12:4) ”Y en cuanto a ti, oh Daniel, haz secretas las palabras y sella el libro, hasta el tiempo de[l] fin. Muchos discurrirán, y el [verdadero] conocimiento se hará abundante”.
Párrafo 6
(Hebreos 6:16-18) Porque los hombres juran por el que
es mayor, y su juramento es el fin de toda disputa, ya
que para ellos es una garantía legal. 17
De esta manera,
Dios, cuando se propuso demostrar más
abundantemente a los herederos de la promesa la
inmutabilidad de su consejo, intervino con un juramento, 18
a fin de que, mediante dos cosas inmutables en las
cuales es imposible que Dios mienta, tengamos
nosotros, los que hemos huido al refugio, fuerte estímulo
para asirnos de la esperanza puesta delante de
nosotros.
Párrafo 7
(Génesis 22:17, 18) yo de seguro te bendeciré y de seguro multiplicaré tu descendencia como las estrellas de los cielos y como los granos de arena que hay en la orilla del mar; y tu descendencia tomará posesión de la puerta de sus enemigos.
18 Y mediante tu descendencia
ciertamente se bendecirán todas las naciones de la tierra debido a que has escuchado mi voz‟”.
(Génesis 17:1, 2) Cuando Abrán alcanzó la edad de noventa y nueve años, entonces Jehová se apareció a Abrán y le dijo: “Yo soy Dios Todopoderoso. Anda delante de mí y resulta exento de falta.
2 Y ciertamente
daré mi pacto entre yo y tú, para multiplicarte muchísimo”.
(Hebreos 6:13-15) Porque cuando Dios hizo su promesa a Abrahán, puesto que no podía jurar por nadie mayor, juró por sí mismo,
14 diciendo: “De cierto,
bendiciendo te bendeciré, y multiplicando te multiplicaré”.
15 Y así, después que [Abrahán] hubo
mostrado paciencia, obtuvo [esta] promesa.
Párrafo 8
(Génesis 21:12) Entonces Dios dijo a Abrahán: “No te sea desagradable nada de lo que Sara siga diciéndote acerca del muchacho y acerca de tu esclava. Escucha su voz, porque es por medio de Isaac por quien lo que será llamado descendencia tuya será.
(Génesis 28:13, 14) Y, ¡mire!, allí estaba Jehová apostado por encima de ella, y procedió a decir: “Yo soy Jehová el Dios de Abrahán tu padre y el Dios de Isaac. La tierra sobre la cual estás acostado, a ti te la voy a dar, y a tu descendencia.
14 Y tu descendencia
ciertamente llegará a ser como las partículas de polvo de la tierra, y ciertamente te extenderás hacia el oeste y hacia el este y hacia el norte y hacia el sur, y por medio de ti y por medio de tu descendencia todas las familias del suelo ciertamente se bendecirán.
(Génesis 49:10) El cetro no se apartará de Judá, ni el bastón de comandante de entre sus pies, hasta que venga Siló; y a él pertenecerá la obediencia de los pueblos.
Textos Atalaya
Párrafo 2
(Romanos 4:11) 11 Y recibió una señal, a
saber, la circuncisión, como sello de la justicia
por la fe que tuvo mientras se halló en su estado
de incircuncisión, para que fuera el padre de
todos los que tienen fe mientras están en
incircuncisión, a fin de que se les impute la
justicia;
(Génesis 14:14) 14 Así llegó a oír Abrán que su
hermano había sido llevado cautivo. En seguida
juntó en formación militar a sus hombres
adiestrados, trescientos dieciocho esclavos
nacidos en su casa, y fue en persecución de ellos
hasta Dan.
(Génesis 21:22) 22 Ahora bien, por aquel
tiempo aconteció que Abimélec, junto con Ficol,
el jefe de su ejército, dijo a Abrahán: “Dios está
contigo en todo lo que estás haciendo.
(Génesis 23:6) 6 “Escúchanos, señor mío. Un
principal de Dios eres tú en medio de nosotros.
En la más selecta de nuestras sepulturas entierra
a tu muerto. Ninguno de nosotros retendrá de ti
su sepultura para impedir el entierro de tu
muerto”.
(Génesis 17:1-2) 17 Cuando Abrán alcanzó la
edad de noventa y nueve años, entonces Jehová
se apareció a Abrán y le dijo: “Yo soy Dios
Todopoderoso. Anda delante de mí y resulta
exento de falta. 2 Y ciertamente daré mi pacto
entre yo y tú, para multiplicarte muchísimo”.
(Génesis 17:19) 19 A lo cual dijo Dios: “Sara
tu esposa realmente te va a dar a luz un hijo, y
tienes que llamarlo por nombre Isaac. Y
ciertamente estableceré mi pacto con él por
pacto hasta tiempo indefinido para su
descendencia después de él.
(Génesis 17:10-11) 10 Este es mi pacto que
ustedes guardarán, entre yo y ustedes, incluso tu
descendencia después de ti: Todo varón de
ustedes tiene que ser circuncidado. 11 Y tienen
que ser circuncidados ustedes en la carne de su
prepucio, y esto tiene que servir como señal del
pacto entre yo y ustedes.
(Génesis 17:24-27) 24 Y Abrahán tenía
noventa y nueve años de edad cuando le fue
circuncidada la carne de su prepucio. 25 E
Ismael su hijo tenía trece años de edad cuando le
fue circuncidada la carne de su prepucio. 26 En
aquel mismo día fue circuncidado Abrahán, y
también Ismael su hijo. 27 Y todos los hombres
de su casa, todo nacido en la casa y todo
comprado de extranjero por dinero, fueron
circuncidados con él.
Párrafo 3
(Génesis 35:10) 10 Y Dios pasó a decirle: “Tu
nombre es Jacob. Ya no has de ser llamado por
nombre Jacob, sino que Israel llegará a ser tu
nombre”. Y empezó a llamarlo por nombre Israel.
(Génesis 35:22-26) 22 Y mientras Israel
residía en aquella tierra, aconteció que una vez
Rubén fue y se acostó con Bilhá la concubina de
su padre, e Israel llegó a oír de ello. De modo
que llegó a haber doce hijos de Jacob. 23 Los
hijos de Lea: el primogénito de Jacob, Rubén, y
Simeón y Leví y Judá e Isacar y Zabulón. 24 Los
hijos de Raquel: José y Benjamín. 25 Y los hijos
de Bilhá, la sierva de Raquel: Dan y Neftalí. 26 Y
los hijos de Zilpá, la sierva de Lea: Gad y Aser.
Estos son los hijos de Jacob que le nacieron en
Padán-aram.
(Hechos 7:8) 8 ”También le dio un pacto de
circuncisión; y así él llegó a ser el padre de Isaac
y lo circuncidó el día octavo; e Isaac, de Jacob; y
Jacob, de los doce cabezas de familia.
(Génesis 41:39-41) 39 Después Faraón dijo a
José: “Puesto que Dios te ha hecho saber todo
esto, no hay nadie tan discreto y sabio como tú.
40 Tú estarás personalmente sobre mi casa, y
todo mi pueblo te obedecerá sin reserva. Solo en
cuanto al trono seré yo más grande que tú”. 41
Y añadió Faraón a José: “Mira, de veras te coloco
sobre toda la tierra de Egipto”.
(Génesis 42:6) 6 Y José era el hombre que
estaba en el poder sobre el país. Él era quien
hacía la venta a toda la gente de la tierra. Por
consiguiente, vinieron los hermanos de José y se
inclinaron ante él, rostro a tierra.
(Génesis 48:4) 4 Y pasó a decirme: „Mira que
estoy haciéndote fructífero, y ciertamente haré
que seas muchos y de veras te transformaré en
congregación de pueblos y ciertamente daré esta
tierra a tu descendencia después de ti para
posesión hasta tiempo indefinido‟.
(Hechos 7:17) 17 ”Justamente cuando se iba
acercando el tiempo para [el cumplimiento de] la
promesa que Dios había declarado abiertamente
a Abrahán, el pueblo creció y se multiplicó en
Egipto,
Párrafo 4
(Génesis 47:1-6) 47 Por consiguiente, José
vino y presentó informe a Faraón y dijo: “Mi
padre y mis hermanos y sus rebaños y sus
vacadas y todo cuanto tienen han venido de la
tierra de Canaán, y aquí están en la tierra de
Gosén”. 2 Y del número cabal de sus hermanos
tomó a cinco hombres, para presentárselos a
Faraón. 3 Entonces dijo Faraón a sus hermanos:
“¿Cuál es su ocupación?”. De modo que dijeron a
Faraón: “Tus siervos somos pastores de ovejas,
tanto nosotros como nuestros antepasados”.
4 Después dijeron a Faraón: “Hemos venido a
residir como forasteros en la tierra, porque no
hay pastos para el rebaño que tienen tus siervos,
porque es grave el hambre en la tierra de
Canaán. Y ahora permite que tus siervos moren,
por favor, en la tierra de Gosén”. 5 Ante esto,
Faraón dijo a José: “Tu padre y tus hermanos
han venido acá a ti. 6 La tierra de Egipto está a
tu disposición. En lo mejor de la tierra haz morar
a tu padre y a tus hermanos. Que moren en la
tierra de Gosén, y si sabes que hay entre ellos
hombres valientes, tienes que nombrarlos
mayorales del ganado sobre lo mío”.
(Génesis 45:9-10) 9 ”Suban apresuradamente
a mi padre, y tienen que decirle: „Esto es lo que
ha dicho tu hijo José: “Dios me ha nombrado
señor de todo Egipto. Baja a mí. No vayas a
tardar. 10 Y tendrás que morar en la tierra de
Gosén, y tendrás que continuar cerca de mí, tú y
tus hijos y los hijos de tus hijos y tus rebaños y
tus vacadas y todo cuanto tienes.
(Génesis 46:31-34) 31 Entonces José dijo a
sus hermanos y a la casa de su padre: “Déjenme
subir y presentar informe a Faraón y decirle: „Mis
hermanos y la casa de mi padre, que estaban en
la tierra de Canaán, han venido acá a mí. 32 Y
los hombres son pastores, porque se hicieron
ganaderos; y sus rebaños y sus vacadas y todo
cuanto tienen lo han traído acá‟. 33 Y lo que
tiene que suceder es que cuando Faraón los llame
y realmente les diga: „¿Cuál es su ocupación?‟,
34 tienen que decir: „Tus siervos hemos
continuado siendo ganaderos desde nuestra
juventud hasta ahora, tanto nosotros como
nuestros antepasados‟, a fin de que moren en la
tierra de Gosén, porque todo pastor de ovejas es
cosa detestable a Egipto”.
Párrafo 5
(Éxodo 1:8-9) 8 Con el tiempo se levantó sobre
Egipto un rey nuevo que no conocía a José. 9 Y
procedió a decir a su pueblo: “¡Miren! El pueblo
de los hijos de Israel es más numeroso y
poderoso que nosotros.
(Éxodo 1:13-14) 13 Por consiguiente, los
egipcios hicieron trabajar a los hijos de Israel
como esclavos bajo tiranía. 14 Y siguieron
amargándoles la vida con dura esclavitud en
[trabajos de] argamasa de barro y ladrillos y con
toda forma de esclavitud en el campo, sí, toda
forma de esclavitud suya en la cual los usaban
como esclavos bajo tiranía.
Párrafo 6
(Éxodo 1:15-16) 15 Más tarde el rey de Egipto
dijo a las parteras hebreas —el nombre de una de
las cuales era Sifrá y el nombre de la otra Puá—,
16 sí, llegó al extremo de decir: “Cuando ayuden
a las hebreas a dar a luz y de veras las vean en
el asiento para partos, si es hijo, entonces tienen
que darle muerte; pero si es hija, entonces tiene
que vivir”.
(Éxodo 2:1-10) 2 Entretanto, cierto hombre de
la casa de Leví fue y tomó a una hija de Leví. 2 Y
la mujer quedó encinta y dio a luz un hijo.
Cuando ella vio lo bien parecido que este era, lo
tuvo oculto por espacio de tres meses lunares.
3 Cuando ya no pudo ocultarlo, entonces tomó
para él un arca de papiro y le dio una mano de
betún y pez, y puso en ella al niño, y la puso
entre las cañas, junto a la margen del río Nilo.
4 Además, la hermana de él se apostó a cierta
distancia para averiguar qué se haría con él.
5 Después de un rato la hija de Faraón bajó para
bañarse en el río Nilo, y sus criadas de compañía
iban andando por el lado del río Nilo. Y ella
alcanzó a ver el arca en medio de las cañas. En
seguida envió a su esclava para que la
consiguiera. 6 Cuando la abrió, pudo ver al niño,
y resultó que el muchachito estaba llorando. Ante
esto, ella tuvo compasión de él, aunque dijo:
“Este es uno de los niños de los hebreos”.
7 Entonces la hermana de él dijo a la hija de
Faraón: “¿Quieres que vaya y que especialmente
te llame una nodriza de entre las hebreas para
que te críe al niño?”. 8 De modo que la hija de
Faraón le dijo: “¡Ve!”. Al instante, la doncella se
fue y llamó a la madre del niño. 9 Entonces la
hija de Faraón dijo a esta: “Llévate a este niño y
críamelo, y yo misma te daré tu salario”. Por
consiguiente, la mujer se llevó al niño y lo crió.
10 Y creció el niño. Entonces ella lo trajo a la
hija de Faraón, de modo que él vino a ser para
esta un hijo; y esta procedió a ponerle por
nombre Moisés, y a decir: “Es porque lo he
sacado del agua”.
(Hebreos 11:23-25) 23 Por fe Moisés fue
escondido por sus padres por tres meses después
que nació, porque ellos vieron que el niñito era
hermoso, y no temieron la orden del rey. 24 Por
fe Moisés, ya crecido, rehusó ser llamado hijo de
la hija de Faraón, 25 escogiendo ser maltratado
con el pueblo de Dios más bien que disfrutar
temporalmente del pecado,
(Éxodo 2:24-25) 24 Con el tiempo Dios oyó su
gemido, y se acordó Dios de su pacto con
Abrahán, Isaac y Jacob. 25 De modo que Dios
miró a los hijos de Israel y Dios se dio por
avisado.
(Éxodo 3:9-10) 9 Y ahora, ¡mira!, el clamor de
los hijos de Israel ha llegado a mí, y también he
visto la opresión con que los egipcios los están
oprimiendo. 10 Y ahora ven y déjame enviarte a
Faraón, y saca tú de Egipto a mi pueblo, los hijos
de Israel”.
(Éxodo 15:13) 13 Tú en tu bondad amorosa
has guiado al pueblo que has recobrado; tú en tu
fuerza ciertamente los conducirás a tu lugar
santo de habitación.
(Deuteronomio 15:15) 15 Y tienes que
acordarte de que tú llegaste a ser esclavo en la
tierra de Egipto y Jehová tu Dios procedió a
redimirte. Por eso te estoy mandando esta cosa
hoy.
Párrafo 7
(Éxodo 5:1) 5 Y después Moisés y Aarón
entraron y procedieron a decir a Faraón: “Esto es
lo que ha dicho Jehová el Dios de Israel: „Envía a
mi pueblo para que me celebre una fiesta en el
desierto‟”.
Párrafo 8
(Éxodo 15:1-4) 15 En aquella ocasión Moisés y
los hijos de Israel procedieron a cantar esta
canción a Jehová, y a decir lo siguiente: “Cante
yo a Jehová, porque se ha ensalzado
soberanamente. Al caballo y a su jinete ha
lanzado en el mar. 2 Mi fuerza y [mi] poderío es
Jah, puesto que él sirve para mi salvación. Este
es mi Dios, y yo lo elogiaré; el Dios de mi padre,
y lo enalteceré. 3 Jehová es persona varonil de
guerra. Jehová es su nombre. 4 Los carros de
Faraón y sus fuerzas militares él ha echado en el
mar, y los selectos de sus guerreros han sido
hundidos en el mar Rojo.
(Éxodo 19:5-6) 5 Y ahora si ustedes obedecen
estrictamente mi voz y verdaderamente guardan
mi pacto, entonces ciertamente llegarán a ser mi
propiedad especial de entre todos los [demás]
pueblos, porque toda la tierra me pertenece a mí.
6 Y ustedes mismos llegarán a ser para mí un
reino de sacerdotes y una nación santa‟. Estas
son las palabras que has de decir a los hijos de
Israel”.
Párrafo 9
(Génesis 8:20) 20 Y Noé empezó a edificar un
altar a Jehová y a tomar algunas de todas las
bestias limpias y de todas las criaturas voladoras
limpias y a ofrecer ofrendas quemadas sobre el
altar.
(Génesis 18:19) 19 Porque he llegado a
conocerlo a fin de que dé mandato a sus hijos y a
su casa después de él de modo que
verdaderamente guarden el camino de Jehová
para hacer justicia y juicio; a fin de que Jehová
ciertamente haga venir sobre Abrahán lo que ha
hablado acerca de él”.
(Job 1:4-5) 4 Y sus hijos iban y celebraban un
banquete en la casa de cada uno en su propio
día; y mandaban a invitar a sus tres hermanas a
comer y beber con ellos. 5 Y ocurría que, cuando
los días de banquetear habían hecho el circuito
completo, Job enviaba y los santificaba; y se
levantaba muy de mañana y ofrecía sacrificios
quemados conforme al número de todos ellos;
porque, decía Job, “quizás mis hijos hayan
pecado y hayan maldecido a Dios en su corazón”.
Así hacía Job siempre.
(Deuteronomio 4:5-8) 5 Miren, les he
enseñado disposiciones reglamentarias y
decisiones judiciales, tal como Jehová mi Dios me
ha mandado, para que ustedes obren de esa
manera en medio de la tierra a la cual van para
tomar posesión de ella. 6 Y tienen que
guardarlas y ponerlas por obra, porque esto es
sabiduría de parte de ustedes y entendimiento de
parte de ustedes ante los ojos de los pueblos que
oirán acerca de todas estas disposiciones
reglamentarias, y ciertamente dirán: „Esta gran
nación sin duda es un pueblo sabio y entendido‟.
7 Porque ¿qué gran nación hay que tenga dioses
cercanos a ella de la manera como lo está Jehová
nuestro Dios en todo nuestro invocarlo? 8 ¿Y qué
gran nación hay que tenga disposiciones
reglamentarias y decisiones judiciales justas
como toda esta ley que estoy poniendo delante
de ustedes hoy?
(Salmos 147:19-20) 19 Está anunciando su
palabra a Jacob, sus disposiciones reglamentarias
y sus decisiones judiciales a Israel. 20 No ha
hecho así a ninguna otra nación; y en cuanto a
[sus] decisiones judiciales, no las han conocido.
¡Alaben a Jah!
(Deuteronomio 25:7-8) 7 ”Ahora bien, si el
hombre no se deleita en tomar la viuda de su
hermano, la viuda de su hermano entonces tiene
que subir a la puerta, a los ancianos, y decir: „El
hermano de mi esposo ha rehusado conservar el
nombre de su hermano en Israel. No ha
consentido en ejecutar conmigo el matrimonio de
cuñado‟. 8 Y los ancianos de su ciudad tienen
que llamarlo y hablarle, y él tiene que estar de
pie y decir: „No me he deleitado en tomarla‟.
Párrafo 10
(Deuteronomio 26:18-19) 18 En cuanto a
Jehová, él te ha inducido a decir hoy que llegarás
a ser pueblo suyo, una propiedad especial, tal
como te ha prometido, y que observarás todos
sus mandamientos, 19 y que él te pondrá en alto
por encima de todas las otras naciones que él ha
hecho, con el resultado de alabanza y reputación
y hermosura, mientras demuestres ser un pueblo
santo a Jehová tu Dios, tal como él ha
prometido”.
Párrafo 11
(Éxodo 12:38) 38 Y también subió con ellos
una vasta compañía mixta, así como también
rebaños y vacadas, un numerosísimo conjunto de
animales.
(Éxodo 9:20) 20 Cualquiera que temió la
palabra de Jehová entre los siervos de Faraón
hizo que sus propios siervos y su ganado huyeran
a las casas,
Párrafo 12
(Deuteronomio 10:17-19) 17 Porque Jehová
su Dios es el Dios de dioses y el Señor de
señores, el Dios grande, poderoso e inspirador de
temor, que no trata a nadie con parcialidad ni
acepta soborno, 18 que ejecuta juicio para el
huérfano de padre y la viuda y que ama al
residente forastero para darle pan y un manto.
19 También tienen que amar al residente
forastero, porque ustedes llegaron a ser
residentes forasteros en la tierra de Egipto.
(Levítico 24:22) 22 ”‟Una misma decisión
judicial debe aplicar a ustedes. El residente
forastero debe resultar ser lo mismo que el
natural, porque yo soy Jehová el Dios de
ustedes‟”.
(Rut 1:16) 16 Y Rut procedió a decir: “No me
instes con ruegos a que te abandone, a que me
vuelva de acompañarte; porque a donde tú vayas
yo iré, y donde tú pases la noche yo pasaré la
noche. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi
Dios.
(Éxodo 12:48-49) 48 Y en caso de que un
residente forastero resida contigo como forastero
y realmente quiera celebrar la pascua a Jehová,
que haya un circuncidar de todo varón suyo.
Entonces por primera vez podrá acercarse para
celebrarla; y tiene que llegar a ser como un
natural del país. Pero ningún incircunciso podrá
comer de ella. 49 Una sola ley ha de existir para
el natural y para el residente forastero que reside
como forastero en medio de ustedes”.
(Números 15:14-15) 14 ”‟Y en caso de que
esté residiendo como forastero con ustedes un
residente forastero o uno que esté en medio de
ustedes por generaciones de ustedes, y tenga
que ofrecer una ofrenda hecha por fuego, de olor
conducente a descanso a Jehová: como deben
hacer ustedes, así debe hacer él. 15 Ustedes que
son de la congregación y el residente forastero
que está residiendo como forastero tendrán un
mismo estatuto. Será estatuto hasta tiempo
indefinido para sus generaciones. El residente
forastero debe resultar ser lo mismo que ustedes
delante de Jehová.
Párrafo 13
(2 Crónicas 6:32-33) 32 ”Y también al
extranjero que no es parte de tu pueblo Israel y
que realmente venga de una tierra distante a
causa de tu gran nombre y tu mano fuerte y tu
brazo extendido, y realmente vengan y oren
hacia esta casa, 33 entonces dígnate escuchar tú
mismo desde los cielos, desde el lugar
establecido de tu morada, y tienes que hacer
conforme a todo aquello por lo cual el extranjero
clame a ti; a fin de que todos los pueblos de la
tierra conozcan tu nombre y te teman lo mismo
que lo hace tu pueblo Israel, y sepan que tu
nombre ha sido llamado sobre esta casa que yo
he edificado.
(Juan 12:20) 20 Ahora bien, había unos
griegos entre los que habían subido a adorar en
la fiesta.
(Hechos 8:27) 27 Ante aquello, él se levantó y
se fue, y, ¡mira!, un eunuco etíope, hombre en
poder bajo Candace reina de los etíopes, y que
estaba sobre todo el tesoro de ella. Él había ido a
Jerusalén para adorar,
Párrafo 14
(Isaías 43:9) 9 Que todas las naciones se
junten en un solo lugar, y que los grupos
nacionales se reúnan. ¿Quién hay entre ellos que
pueda anunciar esto? ¿O pueden ellos hacernos
oír siquiera las cosas primeras? Que suministren
sus testigos, para que sean declarados justos, o
que oigan y digan: „¡Es la verdad!‟”.
Párrafo 15
(Isaías 46:5-7) 5 ”¿A quién me asemejarán
ustedes o [me] harán igual o me compararán,
para que nos parezcamos uno al otro? 6 Hay los
que con profusión sacan el oro de la bolsa, y con
el brazo de la balanza pesan la plata. Alquilan a
un metalario, y él hace de ello un dios. Se
prosternan, sí, se inclinan. 7 Lo llevan sobre el
hombro, lo cargan y lo depositan en su lugar para
que quede quieto. De su lugar donde está parado
no se mueve. Hasta le clama uno, pero él no
responde; de la angustia en que uno se halla,
este no lo salva.
(Isaías 43:10-12) 10 “Ustedes son mis
testigos —es la expresión de Jehová—, aun mi
siervo a quien he escogido, para que sepan y
tengan fe en mí, y para que entiendan que yo soy
el Mismo. Antes de mí no fue formado Dios
alguno, y después de mí continuó sin que lo
hubiera. 11 Yo... yo soy Jehová, y fuera de mí
no hay salvador.” 12 “Yo mismo he anunciado y
he salvado y he hecho que sea oído, cuando no
había entre ustedes [dios] extraño. De modo que
ustedes son mis testigos —es la expresión de
Jehová—, y yo soy Dios.
Párrafo 16
(Isaías 43:21) 21 el pueblo a quien he formado
para mí mismo, para que relate la alabanza mía.
(Miqueas 4:5) 5 Porque todos los pueblos, por
su parte, andarán cada cual en el nombre de su
dios; pero nosotros, por nuestra parte,
andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios
hasta tiempo indefinido, aun para siempre.
Párrafo 17
(Oseas 10:1-2) 10 “Israel es una vid que
degenera. Sigue produciendo fruto para sí
mismo. En proporción con la abundancia de su
fruto ha multiplicado [sus] altares. En proporción
con lo bueno de su tierra, erigieron buenas
columnas. 2 El corazón de ellos se ha hecho
hipócrita; ahora se les hallará culpables. ”Hay
uno que quebrará sus altares; él despojará con
violencia sus columnas.
(Jeremías 2:21) 21 Y en cuanto a mí, yo te
había plantado como una vid roja selecta, toda
ella semilla verdadera. ¿Cómo, pues, has sido
cambiada para conmigo en los [sarmientos]
degenerados de una vid extranjera?‟
(Jeremías 2:28) 28 ”¿Pero dónde están tus
dioses que has hecho para ti? Que se levanten, si
pueden salvarte en el tiempo de tu calamidad.
Porque tantos como el número de tus ciudades
han llegado a ser tus dioses, oh Judá.
(Jeremías 2:32) 32 ¿Puede una virgen olvidar
sus adornos, una novia sus fajas para los
pechos? Y no obstante, mi propio pueblo... ellos
me han olvidado innumerables días.
Párrafo 18
(Mateo 21:43) 43 Por eso les digo: El reino de
Dios les será quitado a ustedes y será dado a una
nación que produzca sus frutos.
(Jeremías 31:31-33) 31 “¡Mira! Vienen días —
es la expresión de Jehová—, y ciertamente
celebraré con la casa de Israel y con la casa de
Judá un nuevo pacto; 32 no uno como el pacto
que celebré con sus antepasados en el día que
los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de
Egipto, „el cual pacto mío ellos mismos
quebrantaron, aunque yo mismo los poseía como
dueño marital‟, es la expresión de Jehová.”
33 “Porque este es el pacto que celebraré con la
casa de Israel después de aquellos días —es la
expresión de Jehová—. Ciertamente pondré mi
ley dentro de ellos, y en su corazón la escribiré. Y
ciertamente llegaré a ser su Dios, y ellos mismos
llegarán a ser mi pueblo.”
Cántico 47
Anunciemos las buenas nuevas
(Revelación 14:6, 7)
1. Por mucho tiempo, el Reino un secreto fue,
mas a nosotros Dios lo ha dado a conocer.
¡Qué gran misericordia demostró Jehová
saliendo en auxilio de la humanidad!
Él se propuso designar a su Hijo Rey,
que su reinado fuera fuente de todo bien.
Y una esposa pura y casta le eligió,
compuesta de cristianos que él glorificó.
2. Dios quiere que anunciemos buenas nuevas hoy
a todo pueblo, tribu, lengua y nación.
Los ángeles del cielo a nuestro lado van,
llevándonos a quienes buscan la verdad.
Santificar el nombre del Señor Jehová
es un deber y un honor que no tiene igual.
Eternas buenas nuevas proclamemos, pues.
Es muy urgente: no hay tiempo que perder.
(Véanse también Mar. 4:11; Hech. 5:31; 1 Cor. 2:1, 7.)
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Cántico 77
Sepamos perdonar
(Salmo 86:5)
1. Por amor mandó Dios
a su Hijo a morir
para dar fin a la muerte
y a los hombres redimir.
Si a Jehová, arrepentidos,
suplicamos el perdón,
él nos limpia con la sangre
que vertió el Redentor.
2. Dios piedad le muestra
al que sabe perdonar,
al que es tierno y compasivo
y no paga mal por mal.
Aprendamos mansedumbre,
olvidemos el rencor;
las ofensas, aunque muchas,
perdonemos por amor.
3. La misericordia,
¡oh divina cualidad!,
es vital para el que ansía
vida eterna disfrutar.
Nos dará Dios su cariño
y su compasión también
si su ejemplo imitamos
perdonando como él.
(Véanse también Mat. 6:12; Efe. 4:32; Col. 3:13.) volver
Cántico 20
Bendice nuestras reuniones
(Hebreos 10:24, 25)
1. Al reunirnos como hermanos,
te imploramos, oh Señor,
que tu espíritu nos guíe
y nos des tu bendición.
2. Haz que tu Palabra santa
llene todo nuestro ser,
danos una lengua sabia
que a tu nombre gloria dé.
3. Anhelamos alabarte
juntos en amor y paz,
demostrar con nuestras obras
que te amamos, gran Jehová.
(Véanse también Sal. 22:22; 34:3; Isa. 50:4.) volver
Cántico 46
¡Jehová es nuestro Rey!
(Salmo 97:1)
1. Jehová, tu nombre celebramos;
eres Rey de justicia y rectitud.
Con alegre canción te ensalzamos, Señor;
tus proezas admirables son.
(ESTRIBILLO)
Canten hoy a Jehová, tierra, cielo y mar,
pues ha comenzado ya a reinar.
Canten hoy a Jehová, tierra, cielo y mar,
pues ha comenzado ya a reinar.
2. Sabrán los pueblos de la Tierra
de tu gloria y tus actos de salvación.
La rodilla doblamos delante de ti,
nuestro Dios y Soberano Rey.
(ESTRIBILLO)
Canten hoy a Jehová, tierra, cielo y mar,
pues ha comenzado ya a reinar.
Canten hoy a Jehová, tierra, cielo y mar,
pues ha comenzado ya a reinar.
3. Tu amado Hijo, Jesucristo,
en tu santa montaña gobierna ya.
A los dioses del mundo los humillarás;
ante ti, postrados quedarán.
(ESTRIBILLO)
Canten hoy a Jehová, tierra, cielo y mar,
pues ha comenzado ya a reinar.
Canten hoy a Jehová, tierra, cielo y mar,
pues ha comenzado ya a reinar.
(Véanse también 1 Cró. 16:9; Sal. 68:20; 97:6, 7.) volver
Cántico 63
Siempre fieles
(Salmo 18:25)
1. Siempre fieles a Jehová Dios,
quien merece nuestro amor,
cumpliremos sus mandatos
con lealtad y devoción.
Dios es fiel y verdadero,
es escudo, gloria y sol;
él nos guía, nos alumbra
y nos da su protección.
2. Siempre fieles al hermano
que necesitado está,
correremos en su ayuda
al instante, sin dudar.
Con bondad y con respeto
hemos siempre de tratar
a los grandes, a los chicos,
a la entera hermandad.
3. Siempre fieles a los hombres
que ha nombrado el Gran Pastor,
seguiremos obedientes
su amorosa dirección.
Dios concede mil favores
a quien muestra lealtad,
a quien sirve con Su pueblo
en completa unidad.
(Véanse también Sal. 149:1; 1 Tim. 2:8; Heb. 13:17.)
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Jueces 1 a 4
Jueces
1 Y después de la muerte de Josué aconteció que
los hijos de Israel procedieron a inquirir de Jehová, y a decir: “¿Quién de nosotros subirá primero a los
cananeos para pelear contra ellos?”. 2 A lo cual dijo
Jehová: “Judá subirá. ¡Miren! Ciertamente daré la tierra en su mano”.
3 Entonces Judá dijo a Simeón su
hermano: “Sube conmigo a la parte que me ha tocado en suerte y peleemos contra los cananeos, y yo mismo a mi vez iré contigo a la parte que te ha tocado en suerte”. En conformidad, Simeón fue con él.
4 Con esto subió Judá, y Jehová dio en manos de
ellos a los cananeos y a los perizitas, de modo que derrotaron a estos en Bézeq, a diez mil hombres. 5 Cuando hallaron a Adoni-bézeq en Bézeq, entonces
pelearon contra él y derrotaron a los cananeos y a los perizitas.
6 Cuando Adoni-bézeq se puso en fuga,
entonces se fueron corriendo tras él y lo prendieron y le cortaron los dedos pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies.
7 Por lo cual Adoni-bézeq dijo: “Ha
habido setenta reyes con los dedos pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies cortados recogiendo alimento debajo de mi mesa. Tal como yo he hecho, así me lo ha pagado Dios”. Después de eso lo llevaron a Jerusalén, y allí murió.
8 Además, los hijos de Judá llevaron a cabo guerra
contra Jerusalén y lograron tomarla, y se pusieron a herirla a filo de espada, y entregaron la ciudad al fuego. 9 Y después los hijos de Judá bajaron para pelear contra
los cananeos que habitaban en la región montañosa y en el Négueb y en la Sefelá.
10 Así que Judá marchó
contra los cananeos que moraban en Hebrón (ahora bien, el nombre de Hebrón antes de eso era Quiryat-arbá), y se pusieron a derribar a Sesai y Ahimán y Talmai.
11 Y de allí procedieron a marchar contra los
habitantes de Debir. (Ahora bien, el nombre de Debir antes de eso era Quiryat-séfer.)
12 Entonces Caleb dijo:
“Al que hiera a Quiryat-séfer y de veras la tome, pues, ciertamente le daré a Acsá mi hija por esposa”.
13 Y
Otniel hijo de Quenaz, hermano menor de Caleb, logró tomarla. Por eso él le dio por esposa a Acsá su hija.
14 Y
aconteció que, mientras ella iba a casa, siguió incitándolo a pedir a su padre un campo. Entonces ella palmoteó mientras estaba sobre el asno. Por lo cual Caleb le dijo: “¿Qué quieres?”.
15 De modo que ella le
dijo: “Concédeme una bendición, sí, puesto que es un terreno del sur el que me has dado, y tienes que darme Gulot-maim”. Por lo tanto Caleb le dio Gulot Alto y Gulot Bajo.
16 Y los hijos del quenita, de quien Moisés fue yerno,
subieron de la ciudad de las palmeras con los hijos de Judá al desierto de Judá, que está al sur de Arad. Entonces fueron y se pusieron a morar con el pueblo. 17
Pero Judá marchó adelante con Simeón su hermano, y procedieron a herir a los cananeos que habitaban en Zefat y a darla por entero a la destrucción. Por eso la ciudad se llamó por nombre Hormá.
18 Después de eso
Judá tomó a Gaza y su territorio y a Asquelón y su territorio y a Eqrón y su territorio.
19 Y Jehová continuó
con Judá, de modo que tomó posesión de la región montañosa, pero no pudo desposeer a los habitantes de la llanura baja, porque tenían carros de guerra con hoces de hierro.
20 Cuando dieron Hebrón a Caleb, tal
como había prometido Moisés, entonces él expulsó de allí a los tres hijos de Anaq.
21 Y los hijos de Benjamín no expulsaron a los
jebuseos que habitaban en Jerusalén; sino que los jebuseos siguen habitando con los hijos de Benjamín en Jerusalén hasta el día de hoy.
22 Mientras tanto, la casa de José misma también
subió contra Betel, y Jehová estaba con ellos. 23
Y la casa de José empezó a espiar a Betel (a propósito, el nombre de la ciudad antes de eso era Luz),
24 y los
vigilantes llegaron a ver a un hombre que salía de la ciudad. De modo que le dijeron: “Muéstranos, por favor, la manera de entrar en la ciudad, y ciertamente ejerceremos bondad para contigo”.
25 Por consiguiente,
el hombre les mostró la manera de entrar en la ciudad; y se pusieron a herir la ciudad a filo de espada, pero al hombre y toda su familia los dejaron ir.
26 Tras eso, el
hombre se fue a la tierra de los hititas y edificó una ciudad y le puso por nombre Luz. Ese es su nombre hasta el día de hoy.
27 Y Manasés no tomó posesión de Bet-seán y sus
pueblos dependientes, ni de Taanac y sus pueblos dependientes, ni de los habitantes de Dor y sus pueblos dependientes, ni de los habitantes de Ibleam y sus pueblos dependientes, ni de los habitantes de Meguidó y sus pueblos dependientes, sino que los cananeos persistieron en morar en esta tierra.
28 Y aconteció que
Israel se hizo fuerte y procedió a poner a los cananeos a [hacer] trabajos forzados, y no los expulsaron completamente.
29 Tampoco Efraín expulsó a los cananeos que
moraban en Guézer, sino que los cananeos continuaron morando en medio de ellos en Guézer.
30 Zabulón no expulsó a los habitantes de Quitrón ni
a los habitantes de Nahalol, sino que los cananeos continuaron morando en medio de ellos y llegaron a estar sujetos a trabajos forzados.
31 Aser no expulsó a los habitantes de Akkó, ni a los
habitantes de Sidón, ni de Ahlab, ni de Aczib, ni de Helbá, ni de Afiq, ni de Rehob.
32 Y los aseritas
continuaron morando en medio de los cananeos que habitaban en la tierra, porque no los expulsaron.
33 Neftalí no expulsó a los habitantes de Bet-semes
ni a los habitantes de Bet-anat, sino que continuó morando en medio de los cananeos que habitaban en la tierra; y los habitantes de Bet-semes y de Bet-anat llegaron a ser suyos para trabajos forzados.
34 Y los amorreos siguieron presionando a los hijos
de Dan hacia la región montañosa, pues no les permitían bajar a la llanura baja.
35 Así que los amorreos
persistieron en morar en el monte Heres y en Ayalón y en Saalbim. Pero la mano de la casa de José se hizo tan pesada que se les obligó a [hacer] trabajos molestos.
36 Y el territorio de los amorreos era desde la
subida de Aqrabim, desde Sela para arriba.
2 Entonces el ángel de Jehová subió de Guilgal a
Bokim y dijo: “Yo procedí a hacerlos subir de Egipto y a
introducirlos en la tierra acerca de la cual juré a sus antepasados. Además, dije yo: „Nunca romperé mi pacto con ustedes.
2 Y en cuanto a ustedes, no deben celebrar
un pacto con los habitantes de esta tierra. Sus altares los deben demoler‟. Pero ustedes no han escuchado mi voz. ¿Por qué han hecho esto?
3 Por lo tanto, yo, a mi
vez, he dicho: „No los expulsaré de delante de ustedes, y tendrán que llegar a ser lazos para ustedes, y sus dioses les servirán de señuelo‟”.
4 Y aconteció que, en cuanto el ángel de Jehová
hubo hablado estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo empezó a alzar la voz y llorar.
5 Por eso
llamaron aquel lugar por nombre Bokim. Y procedieron a hacer sacrificios allí a Jehová.
6 Cuando Josué despidió al pueblo, entonces los
hijos de Israel procedieron a irse, cada cual a su herencia, para tomar posesión de la tierra.
7 Y el pueblo
continuó sirviendo a Jehová todos los días de Josué y todos los días de los ancianos que extendieron sus días después de Josué y que habían visto toda la gran obra de Jehová que él había hecho por Israel.
8 Entonces
murió Josué hijo de Nun, el siervo de Jehová, a la edad de ciento diez años.
9 De modo que lo enterraron en el
territorio de su herencia, en Timnat-heres, en la región montañosa de Efraín, al norte del monte Gaas.
10 Y toda
aquella generación también fue recogida a sus padres, y después de ellos empezó a levantarse otra generación que no conocía a Jehová ni la obra que él había hecho por Israel.
11 Y los hijos de Israel se pusieron a hacer lo que era
malo a los ojos de Jehová, y a servir a los Baales. 12
Así abandonaron a Jehová el Dios de sus padres que los había sacado de la tierra de Egipto, y se pusieron a seguir a otros dioses de entre los dioses de los pueblos que estaban todo en derredor de ellos, y empezaron a inclinarse ante ellos, de modo que ofendieron a Jehová. 13
Así abandonaron a Jehová y se pusieron a servir a Baal y a las imágenes de Astoret.
14 Con esto, la cólera
de Jehová se encendió contra Israel, de modo que los dio en manos de los pilladores, y estos empezaron a saquearlos, y él procedió a venderlos en manos de sus enemigos de alrededor, y ya no pudieron mantenerse firmes delante de sus enemigos.
15 Por dondequiera que
salían, la mano de Jehová resultaba estar contra ellos para calamidad, tal como había hablado Jehová y tal como les había jurado Jehová; y llegaron a estar en muy grave aprieto.
16 De modo que Jehová levantaba jueces,
y estos los salvaban de la mano de sus pilladores.
17 Y ni siquiera a sus jueces escuchaban, sino que
tenían ayuntamiento inmoral con otros dioses y se inclinaban ante ellos. Rápidamente se desviaron del camino en que habían andado sus antepasados obedeciendo los mandamientos de Jehová. Estos no hicieron así.
18 Y cuando Jehová sí les levantaba jueces,
Jehová resultaba estar con el juez, y él los salvaba de la mano de sus enemigos todos los días del juez; porque Jehová sentía pesar por el gemido de ellos a causa de sus opresores y de los que los trataban a empujones.
19 Y sucedía que, al morir el juez, ellos se volvían y
actuaban más ruinosamente que sus padres, andando
tras otros dioses para servirles e inclinarse ante ellos. No se abstenían de sus prácticas ni de su comportamiento terco.
20 Por fin la cólera de Jehová se
encendió contra Israel, y él dijo: “Por motivo de que esta nación ha traspasado mi pacto que mandé a sus antepasados, y no ha escuchado mi voz,
21 yo también,
por mi parte, no volveré a expulsar de delante de ellos ni a una sola nación de las que Josué dejó cuando murió, 22
a fin de probar a Israel mediante ellas, [para ver] si serán personas que guarden el camino de Jehová, andando en él tal como sus padres lo guardaron, o no”. 23
Por consiguiente, Jehová dejó que estas naciones se quedaran, no expulsándolas rápidamente, y no las dio en mano de Josué.
3 Ahora bien, estas son las naciones que Jehová
dejó que se quedaran para probar a Israel mediante ellas, es decir, a cuantos no habían tenido la experiencia de pasar por ninguna de las guerras de Canaán;
2 fue
solamente para que las generaciones de los hijos de Israel tuvieran la experiencia, para enseñarles la guerra, es decir, solo a aquellos que antes de eso no habían experimentado tales cosas:
3 Los cinco señores del eje
de los filisteos, y todos los cananeos, hasta los sidonios y los heveos que habitaban en el monte Líbano, desde el monte Baal-hermón hasta llegar al punto de entrada de Hamat.
4 Y siguieron sirviendo como agentes para
probar a Israel, para saber si obedecerían los mandamientos de Jehová que él había mandado a sus padres por medio de Moisés.
5 Y los hijos de Israel
moraron en medio de los cananeos, los hititas y los amorreos y los perizitas y los heveos y los jebuseos.
6 Y
procedieron a tomar a las hijas de estos por esposas para sí, y dieron sus propias hijas a los hijos de ellos, y se pusieron a servir a sus dioses.
7 De modo que los hijos de Israel hicieron lo que era
malo a los ojos de Jehová, y fueron olvidándose de Jehová su Dios y se pusieron a servir a los Baales y a los postes sagrados.
8 Ante esto, la cólera de Jehová se
encendió contra Israel, de modo que los vendió en mano de Cusán-risataim el rey de Mesopotamia; y los hijos de Israel continuaron sirviendo a Cusán-risataim ocho años.
9 Y los hijos de Israel empezaron a clamar a
Jehová por socorro. Entonces Jehová levantó un salvador a los hijos de Israel, para que los salvara, a Otniel hijo de Quenaz, hermano menor de Caleb.
10 El
espíritu de Jehová entonces vino sobre él, y llegó a ser el juez de Israel. Cuando salió a la batalla, entonces Jehová dio en su mano a Cusán-risataim el rey de Siria, de modo que su mano subyugó a Cusán-risataim. 11
Después de eso la tierra no tuvo disturbio por cuarenta años. Con el tiempo murió Otniel hijo de Quenaz.
12 Y de nuevo los hijos de Israel se pusieron a hacer
lo que era malo a los ojos de Jehová. Ante eso, Jehová dejó que Eglón el rey de Moab se hiciera fuerte contra Israel, porque hicieron lo que era malo a los ojos de Jehová.
13 Además, reunió contra ellos a los hijos de
Ammón y Amaleq. Entonces ellos fueron e hirieron a Israel y tomaron posesión de la ciudad de las palmeras. 14
Y los hijos de Israel continuaron sirviendo a Eglón el
rey de Moab dieciocho años. 15
Y los hijos de Israel empezaron a clamar a Jehová por socorro. De modo que Jehová les levantó un salvador, a Ehúd hijo de Guerá, benjamita, hombre zurdo. Con el tiempo los hijos de Israel enviaron tributo por mano de él a Eglón el rey de Moab.
16 Entretanto Ehúd se hizo una espada, y esta
tenía dos filos, y su longitud era de un codo. Entonces él se la ciñó debajo de su prenda de vestir, sobre el muslo derecho.
17 Y procedió a presentar el tributo a Eglón el
rey de Moab. Ahora bien, Eglón era un hombre muy gordo.
18 Y aconteció que, cuando [Ehúd] hubo acabado de
presentar el tributo, en seguida despidió a la gente, a los portadores del tributo.
19 Y él mismo se volvió desde las
canteras que había en Guilgal, y procedió a decir: “Tengo una palabra secreta para ti, oh rey”. Así que él dijo: “¡Guarda silencio!”. Con eso todos los que estaban de pie junto a él salieron de donde él estaba.
20 Y Ehúd
vino a él mientras este estaba sentado en su cámara fresca del techo que tenía para sí solo. Y Ehúd pasó a decir: “Una palabra de Dios tengo para ti”. Ante eso, él se levantó de su trono.
21 Entonces Ehúd metió su mano
izquierda y tomó la espada de sobre su muslo derecho y se la hundió en el vientre [a Eglón].
22 Y el mango
también siguió entrando tras la hoja, de modo que la gordura se cerró sobre la hoja, porque él no le sacó la espada del vientre, y la materia fecal empezó a salir. 23
Y Ehúd procedió a salir por el respiradero, pero cerró tras sí las puertas de la cámara del techo y les echó el cerrojo.
24 Y él mismo salió.
Y vinieron los siervos de aquel y empezaron a mirar, y he aquí que las puertas de la cámara del techo estaban cerradas con cerrojo. De modo que dijeron: “Es que está haciendo del cuerpo en el cuarto fresco de adentro”.
25 Y se quedaron esperando hasta que les dio
vergüenza, y, ¡mire!, nadie abría las puertas de la cámara del techo. Ante esto, tomaron la llave y las abrieron, y, ¡mire!, ¡su señor estaba caído en tierra, muerto!
26 En cuanto a Ehúd, escapó mientras ellos estaban
demorándose, y él mismo pasó por las canteras y logró escapar a Seirá.
27 Y aconteció que cuando llegó allá se
puso a tocar el cuerno en la región montañosa de Efraín; y los hijos de Israel empezaron a descender con él de la región montañosa, con él a la cabeza de ellos. 28
Entonces les dijo: “Síganme, porque Jehová ha dado a sus enemigos, los moabitas, en mano de ustedes”. Y se pusieron a seguirlo, y lograron tomar los vados del Jordán contra los moabitas, y no permitieron que nadie pasara.
29 Y en aquella ocasión se pusieron a derribar a
Moab, como a diez mil hombres, cada uno robusto y cada uno hombre valiente; y ni siquiera uno escapó.
30 Y
Moab quedó sojuzgado aquel día bajo la mano de Israel; y la tierra no tuvo más disturbio por ochenta años.
31 Y después de él resultó que estuvo Samgar hijo de
Anat, y él se puso a derribar a los filisteos, a seiscientos hombres, con una aguijada de ganado vacuno; y él también logró salvar a Israel.
4 Entonces los hijos de Israel de nuevo empezaron a
hacer lo que era malo a los ojos de Jehová ahora que estaba muerto Ehúd.
2 De modo que Jehová los vendió
en mano de Jabín el rey de Canaán, que reinaba en Hazor; y el jefe de su ejército era Sísara, y él moraba en Haróset de las naciones.
3 Y los hijos de Israel
empezaron a clamar a Jehová, porque aquel tenía novecientos carros de guerra con hoces de hierro, y él mismo oprimió a los hijos de Israel con dureza durante veinte años.
4 Ahora bien, Débora, profetisa, esposa de Lapidot,
juzgaba a Israel en aquel tiempo en particular. 5 Y
moraba bajo la palmera de Débora, entre Ramá y Betel, en la región montañosa de Efraín; y los hijos de Israel subían a ella para juicio.
6 Y ella procedió a enviar a
llamar a Barac hijo de Abinoam desde Quedes-neftalí y a decirle: “¿No ha dado la orden Jehová el Dios de Israel? „Ve, y tienes que desplegarte sobre el monte Tabor, y tienes que llevar contigo diez mil hombres de los hijos de Neftalí y de los hijos de Zabulón.
7 Y
ciertamente atraeré hacia ti, al valle torrencial de Cisón, a Sísara el jefe del ejército de Jabín, y sus carros de guerra y su muchedumbre, y verdaderamente lo daré en tu mano‟”.
8 Ante esto, Barac le dijo: “Si tú vas conmigo,
entonces ciertamente iré; pero si tú no vas conmigo, no iré”.
9 A lo cual ella dijo: “Sin falta iré contigo. De todos
modos, la cosa de embellecimiento no llegará a ser tuya en el camino por el cual vas, porque en la mano de una mujer Jehová venderá a Sísara”. Con eso Débora se levantó y se fue con Barac a Quedes.
10 Y Barac
empezó a convocar a Zabulón y Neftalí en Quedes, y diez mil hombres procedieron a subir, siguiendo sus pisadas; y Débora fue subiendo con él.
11 A propósito, Héber el quenita se había separado
de los quenitas, los hijos de Hobab, de quien Moisés fue yerno, y tenía asentada su tienda cerca del árbol grande de Zaananim, que está junto a Quedes.
12 Entonces se informó a Sísara que Barac hijo de
Abinoam había subido al monte Tabor. 13
En seguida Sísara mandó juntar todos sus carros de guerra, los novecientos carros de guerra con hoces de hierro, y toda la gente que estaba con él, de Haróset de las naciones al valle torrencial de Cisón.
14 Débora ahora
dijo a Barac: “Levántate, porque este es el día en que Jehová ciertamente dará a Sísara en tu mano. ¿No es Jehová quien ha salido delante de ti?”. Y Barac vino descendiendo del monte Tabor con diez mil hombres en pos de él.
15 Y Jehová empezó a poner en confusión a
Sísara y todos sus carros de guerra y todo el campamento a filo de espada delante de Barac. Por fin Sísara se bajó del carro y echó a huir a pie.
16 Y Barac
corrió tras los carros de guerra y el campamento hasta Haróset de las naciones, de modo que todo el campamento de Sísara cayó a filo de espada. No quedó ni siquiera uno.
17 En cuanto a Sísara, él huyó a pie a la tienda de
Jael la esposa de Héber el quenita, porque había paz entre Jabín el rey de Hazor y la casa de Héber el
quenita. 18
Entonces Jael salió al encuentro de Sísara y le dijo: “Dirígete hacia acá, señor mío, dirígete hacia acá a mí. No tengas miedo”. De modo que él se desvió a ella y entró en la tienda. Más tarde ella lo cubrió con una frazada.
19 Andando el tiempo, él le dijo: “Dame de
beber, por favor, un poco de agua, porque tengo sed”. Por consiguiente, ella abrió un odre de leche y le dio de beber, después de lo cual lo cubrió.
20 Y él pasó a
decirle: “Ponte de pie a la entrada de la tienda, y tiene que suceder que si alguien viene y de veras te pregunta y dice: „¿Hay aquí un hombre?‟, entonces tienes que decir: „¡No!‟”.
21 Y Jael la esposa de Héber procedió a tomar una
estaca de la tienda y a poner el martillo en su mano. Entonces fue a él furtivamente y le clavó la estaca en las sienes y la batió hasta que penetró en la tierra, mientras él estaba profundamente dormido y fatigado. Así murió.
22 Y ¡mire!, allí venía Barac en persecución de
Sísara. Jael ahora salió a su encuentro y le dijo: “Ven, y te mostraré al hombre que estás buscando”. De modo que él entró donde ella estaba, y, ¡mire!, allí yacía Sísara muerto, con la estaca en las sienes.
23 Así Dios sojuzgó en aquel día a Jabín el rey de
Canaán delante de los hijos de Israel. 24
Y la mano de los hijos de Israel siguió haciéndose cada vez más dura contra Jabín el rey de Canaán, hasta que hubieron cortado a Jabín el rey de Canaán.
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