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SEGURIDAD EN HERRAMIENTAS SEGURIDAD EN HERRAMIENTAS En el principio del mundo el hombre no contaba con más herramientas que sus propias manos. Tenía que valerse de ellas como cuchillo y tenedor, como mazo y tenazas. Las empleaba para conseguir el alimento, para matar a sus enemigos y para construir su hogar. Sólo su propia fuerza era la que le permitía subsistir y así, quien contara con mayor fuerza era quien contaba con las mejores herramientas. Lo que valía era la fuerza física. Esto dio lugar a que algún día un individuo quizás uno de los más débiles, descubriera que con una piedra atada al extremo de un palo podía asestar un golpe mucho más fuerte que el que, podía dar con su puño. Esto le permitía hacer cosas que el hombre más fuerte no podía hacer con sus simples manos. Así nació el primer martillo y se dio comienzo a la era de las herramientas. Ya no era, el hombre más fuerte quien dirigía a los demás, puesto que las herramientas también daban oportunidad a los de menor fuerza o tamaño. Al martillo siguen las hachas, herramientas básicamente iguales, pero que empleaban una piedra con un borde afilado para cortar con éste al dar el golpe. A estas herramientas primitivas, les siguieron muchísimas más a medida que la civilización fue progresando. Además de aumentar el número de herramientas, éstas se fueron puliendo y haciendo más complejas y más poderosas. Las simples herramientas primitivas se fueron convirtiendo en máquinas que han alcanzado tamaños fantásticos. Máquinas controladas por un sólo hombre y capaces de hacer el trabajo, que, cientos de hombres no podrían realizar sin herramientas. Sin herramientas no se conocería la civilización que hoy tenemos. Las herramientas de mano son generalmente consideradas tan simples que muy pocas personas se detienen a estudiarlas para conocer la manera correcta de usarlas y de cuidar de ellas. Es otra circunstancia la que da lugar a muchos accidentes; por tal razón vamos a estudiar, en las páginas siguientes, algunas de las más importantes, sus características y modos correctos de empleo. EL MARTILLO

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sobre como es la correcta utilización de herramientas en el trabajo

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SEGURIDAD EN HERRAMIENTAS

SEGURIDAD EN HERRAMIENTAS

En el principio del mundo el hombre no contaba con más herramientas que sus propias manos. Tenía que valerse de ellas como cuchillo y tenedor, como mazo y te-nazas. Las empleaba para conseguir el alimento, para matar a sus enemigos y para construir su hogar. Sólo su propia fuerza era la que le permitía subsistir y así, quien contara con mayor fuerza era quien contaba con las mejores herramientas. Lo que va-lía era la fuerza física.

Esto dio lugar a que algún día un individuo quizás uno de los más débiles, des-cubriera que con una piedra atada al extremo de un palo podía asestar un golpe mu-cho más fuerte que el que, podía dar con su puño. Esto le permitía hacer cosas que el hombre más fuerte no podía hacer con sus simples manos.

Así nació el primer martillo y se dio comienzo a la era de las herramientas. Ya no era, el hombre más fuerte quien dirigía a los demás, puesto que las herramientas también daban oportunidad a los de menor fuerza o tamaño.

Al martillo siguen las hachas, herramientas básicamente iguales, pero que em-pleaban una piedra con un borde afilado para cortar con éste al dar el golpe. A estas herramientas primitivas, les siguieron muchísimas más a medida que la civilización fue progresando. Además de aumentar el número de herramientas, éstas se fueron pulien-do y haciendo más complejas y más poderosas.

Las simples herramientas primitivas se fueron convirtiendo en máquinas que han alcanzado tamaños fantásticos. Máquinas controladas por un sólo hombre y capa-ces de hacer el trabajo, que, cientos de hombres no podrían realizar sin herramientas. Sin herramientas no se conocería la civilización que hoy tenemos.

Las herramientas de mano son generalmente consideradas tan simples que muy pocas personas se detienen a estudiarlas para conocer la manera correcta de usarlas y de cuidar de ellas. Es otra circunstancia la que da lugar a muchos acciden-tes; por tal razón vamos a estudiar, en las páginas siguientes, algunas de las más im-portantes, sus características y modos correctos de empleo.

EL MARTILLO

A medida que la civilización fue progresando, se fueron buscando nuevos usos para el martillo y a medida que estos se fueron haciendo más complejos se hizo nece-sario darles nuevas formas a las cabezas, para que se ajustaran a los nuevos requeri-mientos.

Fue así como se crearon tan diferentes modelos y tamaños como los que cono-cemos ahora.

Antes de estudiar en detalle cada uno de ellos tenemos que saber que, según su aplicación, se dividen en tres grandes ramas, a saber:

Para trabajos en madera, para trabajos en metales y para trabajos en roca o mampostería.

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Los martillos de las tres clases tienen en común una construcción similar, contando con un cabo o mango, una cabeza con una perforación para alojar el cabo y las caras de trabajo de la forma adecuada para la labor en que va a ser empleado.

El martillo de bola

Los martillos de bola o de mecánico son los clasificados por el peso de su ca-beza sin el mango. Generalmente se encuentran en 200 a 1000 gramos. Una combi-nación, que se aconseja tener es un martillo de 500 gr. uno de 1000 gr. y uno de 200 gr. Un martillo pequeño es siempre muy útil, especialmente para trabajos finos y para cortar empaquetaduras. La bola pequeña se presta muy bien para cortar en la empa-quetadura los huecos para los tornillos o espárragos.

Al martillo de bola o de mecánico se le emplea para trabajos en metal y siendo tan simples como es esta herramienta, hay una manera correcta y otra incorrec-ta de usarla.

La tendencia de los aprendices es agarrar el cabo muy cerca de la cabeza. Así se reduce, la fuerza del golpe y se hace difícil el golpear, de plano, con la cara. Para poder asestar un golpe fuerte se necesita agarrar el cabo cerca del ex-tremo para aumentar así el brazo de pa-lanca y la eficiencia del golpe.

Debe procurarse que la cara del martillo entre en contacto con la superfi-cie que se golpee cuando las dos se en-

cuentren paralelas. Así se evita dañar el borde de la cara del martillo.

El cabo del martillo debe encontrarse siempre bien ajustado dentro de la cabe-za. Nunca trabaje con un martillo que tenga la cabeza floja. Esto es peligroso, porque la cabeza puede zafarse, salir disparada y herir a alguien. El hueco en la cabeza del martillo, es más reducido en el centro que en sus extremos. El cabo es aguzado para ajustarse a la inclinación de las paredes del hueco y para sujetarlo en su puesto se le introduce una cuña de metal por el extremo, de tal manera que lo ensanche para ajus-tarse a las paredes del hueco en su otra mitad, quedando así acuñado en ambas di-recciones. Si la cuña empieza a salirse debe ser ajustada de nuevo dentro del mango. Si se llegase a salir y a perderse, será necesario reemplazarla por otra igual antes de seguir usando el martillo.

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El martillo de carpintero

El martillo de carpintero, es conocido también como martillo de uña o de pata de cabra. Está diseñado y construido específicamente para introducir clavos en made-ra, y en el extremo opuesto a la cara de trabajo cuenta con una pata de cabra para ex-traer clavos.

Esta clase de martillo es quizás la más popular porque se le conoce en los si-tios de trabajo y en los hogares.

Cuando se usa el martillo de carpin-tero debe ser sujetado firmemente por el ex-tremo del cabo. Según la fuerza con que se desee golpear, la fuerza es aplicada por medio de la muñeca, el codo o el hombro. Para dar un golpe suave se emplea el movi-miento de la muñeca; para un golpe más fuerte se usa el movimiento del codo combi-nado con el de la muñeca y para un golpe

violento se emplea la acción combinada de la muñeca, el codo y el hombro.

Para introducir un clavo sostenga el clavo entre el pulgar y el índice, descanse el martillo sobre la cabeza del clavo, luego levante el martillo y dé un golpe suave para iniciar. El descansar el martillo sobre la cabeza del clavo antes de iniciar ayuda a lo-grar una mejor puntería.

Para usar el martillo para sacar un clavo es necesario que la cabeza del clavo esté expuesta. Deslice la uña por debajo de la cabeza y tire del cabo haciendo palanca hasta que éste se encuentre casi vertical o perpendicular a la superficie.

Luego para reducir el esfuerzo innecesario en el cabo y para aumentar el brazo de palanca y facilitar así la extracción del clavo, coloque un bloque de madera bajo la cabeza del martillo. El extremo del cabo del martillo no debe ser usado para golpear.

Los martillos de cualquier clase que sean, deben ser guardados en un sitio adecuado cuando no estén en uso para que su cabo no se vaya a deteriorar. Además, cuando la cabeza dé señales de abollamiento en los lados, será necesario rectificarla con un esmeril antes de que los pedazos puedan empezar a saltar al dar los golpes.

Otra clase de martillos

Para ciertas clases de trabajo se emplean martillos con caras de cuero crudo, plástico, caucho, plomo o bronce, para evitar que se pueda dañar el trabajo a causa de las marcas, etc. dejadas por los golpes sobre las superficies. Entre los mecánicos se está haciendo muy popular el martillo de plástico.

Otra clase de martillo empleado en trabajos en roca o en mampostería, es la mandarria. La mandarria en particular, debido a la violencia de los golpes que se dan, puede ocasionar accidentes graves si tiene la cabeza suelta, si el mango está roto o si no se tiene precisión al asestar el golpe. Además durante su empleo generalmente se desprenden partículas que pueden herir los ojos y por eso es necesario usar protec-ción para la vista. Cuando se cuenta con un ayudante, para sostener el cincel o el tala-dro, será necesario cerciorarse de que se cuente con espacio suficiente para blandir la mandarria y que el ayudante usa tenazas para sostener el taladro y gafas de protec-ción.

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EL DESTORNILLADOR

Casi toda persona conoce un destornillador corriente. La parte por donde se agarra se llama mango, la parte de acero que se extiende desde el mango se llama vástago y el extremo que ajusta dentro de la ranura del tornillo es llamada pala.

El propósito de un destornillador es el de aflojar o ajustar tornillos. Sin embar-go, muchos de los mecánicos, y especial-mente los principiantes, lo emplean para muchas cosas más, llegando a ser la he-rramienta de mano más sometida a abu-sos.

El destornillador convencional, con un vástago delgado de acero y mango plástico o de madera, está diseñado, para soportar una fuerza de torción bastante

considerable en comparación con su tamaño. Pero como no fue diseñado para servir de palanca, si se le aplica mucha fuerza al usarlo así, se doblará .

Otra cosa que le puede suceder al destornillador al usarlo como palanca es que la pala se puede romper. La punta de la pala ha sido endurecida para darle mayor resistencia al desgaste, y cuanto más dura sea, mayor facilidad tendrá de romperse al aplicarle fuerza lateral.

Cuando sea necesario hacer palanca se buscará una barra o barreta para este fin y así se evitará dañar los destornilladores.

Tampoco se debe golpear el extremo del mango para emplear el destornillador como cincel, como botador o como punzón. Sin embargo si se trata de aflojar un torni-llo cuya ranura, se podrá golpear suavemente el mango del destornillador, poniendo la pala en ángulo para limpiar la ranura.

También se puede golpear el mango ligeramente para que la pala se ajuste en la ranura del tornillo después de haber limpiado el óxido y así poder aflojarlo sin correr el riesgo de que la pala salte.

Antes de golpear el mango de un destornillador deberá asegurarse que está di-señado para resistir los golpes ya que de lo contrario el mango se puede romper.

Los destornilladores para uso general se clasifican por su tamaño, de acuerdo al largo combinado del vástago y de la pala. Los tamaños más comunes son de 100, 200, 300 y 400 mm. siendo el diámetro del vástago y el espesor de la pala proporcio-nales al largo del vástago.

Es indispensable que al seleccionar el destornillador adecuado para hacer un

trabajo se escoja aquel cuyo espesor de la pala se ajuste mejor a la ranura del tornillo. Esto no sólo previene, que se dañe la ranura y que se dañe la punta de la pala, sino que reduce la fuerza necesaria para sostener el destornillador en su posición.

La punta de la pala de un destornillador, adecuadamente amolada, debe tener sus dos caras prácticamente paralelas. Una pala amolada de esta manera se mantie-

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ne más fácilmente en la ranura del tornillo al ejercer la torción. Si la punta de la pala es aguzada tendrá la tendencia a salirse de la ranura al aplicarle la fuerza de torsión.

Nunca se deben emplear pinzas o alicates para ayudar a hacer girar el vástago de un destornillador. Cuando sea necesario valerse de otra herramienta, para hacer gi-rar el destornillador, se empleará un destornillador de vástago cuadrado sobre el que se colocará una llave de boca fija o de expansión.

El destornillador Phillips

Esta clase de destornilladores se han hecho muy populares en los últimos años; debido a la gran cantidad de tornillos con ranura en estrella que son usados en los automóviles. Debido a que las ranuras de los tornillos se cruzan al centro formando una cruz se les denomina también destornilladores de estrella o cruz. Las ranuras en cruz evitan que la pala del destornillador pueda resbalarse de medio lado y salirse de la cabeza, pero en cambio exigen que se haga una mayor fuerza sobre la cabeza del tornillo que la requerida con un destornillador plano. También es necesario que el ta-maño del destornillador corresponda con el del tornillo para poder hacer el trabajo sin dañar la pieza, el tornillo o la herramienta.

En algunas ocasiones es necesario aflojar o apretar tornillos sobre los que no hay espacio suficiente para colocar un destornillador convencional. En estos casos se debe emplear un destornillador descentrado. Este destornillador tiene una cara forjada en línea con el vástago y la otra, perpendicular. Con esta disposición de las caras es posible hacer girar los tornillos aunque el espacio con que se cuente para el movimien-to del destornillador sea limitado.

Es necesaria una palabra de precaución para los mecánicos. Los destornillado-res no deben ser empleados para comprobar circuitos eléctricos de alto amperaje. Es decir, para probar circuitos en que la corriente sea tan alta que pueda formar un arco que funda la punta del destornillador. Se puede emplear para probar los bujías de un auto, porque allí el voltaje es alto pero el amperaje es bajo.

En los trabajos en equipos eléctricos se deben emplear destornilladores con mango de material aislante o recubierto con caucho y cuyo vástago no atraviese el mango y esté también aislado.

Si la hoja del destornillador se daña por mal uso o porque se rompe una esqui-na de la pala, se le puede hacer servir nuevamente arreglándolo con una rueda de es-merilar. Para ello se amolda primero el extremo de la pala formando ángulo recto con el vástago evitando sostener dicho destornillador demasiado tiempo contra el esmeril y sumergiendo la punta en agua para enfriarla. Después se arreglan las caras de la pala evitando que quede la punta aguzada.

Cuando la pieza sobre la que se va a emplear un destornillador es pequeña, se la debe colocar sobre una superficie plana o sujetar en una prensa, nunca se la sos-tendrá en la mano porque si el destornillador se sale del tornillo puede herir la mano.

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LLAVES

Las llaves son herramientas que han sido diseñadas para trabajos de mecánica y plomería en los que es necesario hacer girar tuercas, pernos, ejes y tubos. Las hay de diferentes tipos y tamaños, según la labor en que se vayan a emplear.

Llaves de boca fija

Se denominan así aquellas llaves que son sólidas, que no son graduables y que tienen aperturas en cada extremo. El promedio de llaves que integran un buen juego de herramientas, es de 10 llaves, con aperturas que van desde 5/16 de pulgada hasta 1” de ancho.

Esta combinación de tamaños se ajusta a la mayoría de los pernos y tuercas que se encuentran en un vehículo automotor.

La dimensión de la apertura entre las dos caras paralelas, del extremo abierto, determina el tamaño de la llave. La llave más pequeña en un juego ordinario, mide 5/16” en un extremo, y 3/8” en el otro. Estas medidas se refieren a la distancia que existe entre dos caras paralelas de una tuerca o de un perno y no al diámetro del perno. La apertura de la llave es en términos generales ligeramente más grande que el tamaño dado para permitir un ajuste fácil en la cabeza del perno.

Cuanto más pequeño sea el tamaño de la apertura, más corta será la llave. Es-to permite, regular la fuerza aplicada sobre el perno o tuerca. Con un cuerpo pequeño —un brazo de palanca corto— se aplicará menos esfuerzo de torsión sobre un perno que con un cuerpo más largo.

Así se reduce la posibilidad de aplicar demasiada fuerza a una tuerca, lo que haría, que se robaran los hilos de la rosca o que se rompiera el perno en dos.

Llaves ajustables

Se encuentran varias clases de llaves ajustables, es decir, de llaves que cuen-tan con una graduación que les permite variar la distancia de sus caras para amoldar-se a diferentes tamaños de piezas que se desean hacer girar.

Las más comunes son: la llave para tubos, la llave inglesa y la llave de expan-sión.

Las llaves de expansión: tienen una forma parecida a la de las llaves de boca fija, pero tienen una de las caras ajustable para variar la apertura del extremo. El ángu-lo que forma el eje de la boca con el mango de la llave es de 22° 30'. Un juego corrien-te de llaves de expansión está compuesto por llaves de 100, 200 y 300 mm. de largo. También se les puede conseguir de 400 y 500 mm. para trabajos mayores.

Las llaves de mayor tamaño de apertura cuentan con un cuerpo más largo para proporcionar un mayor brazo de palanca. También son más pesadas para con la fuer-za necesaria para soportar el esfuerzo.

Las llaves de boca fija forman un ángulo de 15º entre el eje de la apertura y el eje de la llave. Esto tiene por fin el permitir hacer girar tuercas que se encuentren en

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lugares muy estrechos que impidan un movimiento amplio de la llave. Dando vuelta a la llave se puede hacer coincidir la llave con otras caras de la tuerca.

Existen también llaves de boca fija de estructura diferente —más delgadas o con ángulos mayores en las aperturas— para hacer trabajos especiales.

Las reglas para el empleo de llaves de boca fija son pocas y simples, a saber:

— Asegúrese de que la apertura de la llave coincide con el tamaño de la tuer-ca o de la cabeza del perno.

— Al aplicar bastante fuerza sobre la llave, para aflojar o apretar una tuerca asegúrese de que la boca de la llave esta apoyando perfectamente sobre las caras de la tuerca.

— Siempre TIRE de la llave y NO EMPUJE. El empujar contra la llave es peli-groso, porque si ésta se afloja de repente o se “pela”, perderá el control y se golpeará los nudillos.

En algunas ocasiones no se-rá posible observar esta última regla. En tal caso se debe tener mucha precaución al aplicar la fuerza y se debe tratar de hacerlo con la palma de la mano para proteger los nudi-llos. Usualmente el golpearse los nu-dillos o el cortarse, es simple falta de cuidado y no existe en realidad una excusa válida.

La experiencia permite deter-minar cuándo se está aplicando demasiada o muy poca fuerza a una tuerca.

Aunque las llaves de expansión pue-den resultar muy cómodas en ciertos mo-mentos, debe recordarse que no tienen por fin reemplazar a las llaves de boca fija o a las de cubo. Las llaves de expansión peque-ñas se emplean principalmente en tuercas o pernos de dimensiones diferentes a las co-rrientes en los que no se pueden usar las llaves fijas. Sin embargo, se debe recordar

que las llaves de expansión no han sido diseñadas para trabajo pesado y que se Ies debe tratar con delicadeza. Cuando sea necesario ejercer fuerza para "soltar" una tuerca se deben recordar dos puntos importantes:

1. Siempre coloque la llave sobre la tuerca de manera que la fuerza sea he-cha sobre la cara estacionaria. Esta es la manera como las llaves de ex-pansión soportan los mayores esfuerzos, sin dañarse.

2. Después de colocar la llave alrededor de la tuerca, ajuste la tuerca de gra-duación para que la llave se ajuste bien contra las caras paralelas de la tuerca.

Si no se observan estas dos precauciones es de esperar que la vida de la llave sea corta.

Las llaves inglesas: son generalmente encontradas en los talleres de repara-ción de automóviles y en los juegos de herramientas que vienen con éstos. Las mis-mas precauciones que deben tomarse con las llaves de expansión deben tenerse en cuenta con las llaves inglesas.

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Las llaves ajustables no deben ser golpeadas cuando se estén apretando o aflojando tuercas ni se deben usar a manera de martillo. Al igual que las demás herra-mientas deben ser conservadas limpias, se deben lavar de vez en cuando con disol-vente, aplicando después un poco de aceite lubricante en la tuerca de ajuste. Se de-ben inspeccionar para descubrir a tiempo cualquier fisura de las caras o de la tuerca de ajuste.

Llaves para tubos

Las llaves para tubos son también de tamaño ajustable, pero tienen una gran diferencia en su construcción.

Sus caras no son completamente paralelas y están equipadas con dientes para agarrar sobre superficies lisas de cuerpos cilíndricos y no sobre caras planas de tuer-cas cuadradas o hexagonales.

Las llaves para tubos se encuentran en tamaños que van desde 6" hasta 48". Sus dientes dejan marcas sobre la superficie que agarran y por esta razón no tienen casi aplicación en trabajos de mecánica. No es necesario dar ninguna instrucción es-pecial sobre el sentido en que debe aplicarse la fuerza, ya que debido a un muelle con que cuentan en la cara móvil, las llaves no agarran la pieza sino en una sola dirección. Las llaves trabajan mejor cuando dan el "mordisco" con el centro de las caras.

Al igual que las llaves de expansión, las llaves para tubos no deben ser golpea-das.

Una práctica corriente y muy peligrosa, es la de emplear pedazos de tubo para extender, el mango de la llave, y aumentar así el brazo de palanca. No es aconsejable hacer esto, porque al aumentar el brazo de palanca se somete todo el cuerpo de la lla-ve a esfuerzos muy superiores a los contemplados al diseñarla. Cuando sea necesario hacer un esfuerzo superior al normal, se buscará una llave de mayor tamaño o una que sea reforzada para poder resistir el esfuerzo de la extensión del mango.

Llaves estrella

Las llaves estrella, son aquellas que aunque tienen el cuerpo como el de las de boca fija, tienen en cada extremo un círculo que cuenta con doce esquinas en su interior, y que sirve para rodear por completo la tuer-ca. Estas llaves son muy apreciadas por los mecánicos porque Ies permite trabajar efi-cientemente en espacios muy reducidos. De-bido a que la llave rodea la tuerca, no hay po-sibilidad de que se salte ni dañe las caras de la tuerca.

Hay diferentes variedades de llaves de cubo: formando diferentes ángulos con el cuerpo de la herramienta, combinando una boca fija en un extremo, con un cubo en el otro y contando con cuerpo reforzado para aflojar tuercas a golpes.

PINZAS Y ALICATES

Las pinzas y alicates son herramientas diseñadas para sujetar piezas, cortar alambres, cables y doblar piezas pequeñas. Según el oficio que vayan a desempeñar tienen una forma particular.

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Es así como se conocen las pinzas para mecánico, cuyas partes giran sobre un eje desplazable para agrandar la apertura de las puntas y que en algunas ocasiones

tienen al centro o por el lado un cor-tafrío para cortar alambres.

Hay pinzas de punta aguzada para poder entrar en espacios redu-cidos. También hay pinzas de punta redonda y aguzada para hacer do-bleces en alambres. Otras son las que tienen la punta doblada lateral-mente.

Los alicates son los emplea-dos por electricistas y generalmente tienen las patas forradas, con cau-

cho u otro material aislante.

Las pinzas no deben ser empleadas para hacer girar tuercas o pernos, en reemplazo de las llaves que corresponden. Tampoco se deben sujetar materiales muy duros con las pinzas, porque así sus dientes pierden filo.

CINCELES

Los cinceles son herramientas para cortar metal. Se les puede emplear para cortar remaches, piezas pequeñas de lámina metálica, desbastar metales y romper tuercas.

Los cinceles están hechos de un acero muy resistente de alto contenido de car-bono. Su cuerpo puede ser octogonal, hexagonal, redondo o cuadrado. El ancho de la hoja de corte es el que determina el tamaño del cincel. Se encuentran cinceles de dife-rente forma de punta para las distintas clases de cortes que se deseen hacer.

Hay una serie de puntos importantes que se deben recordar al usar cinceles:

— Siempre use un cincel que sea suficientemente grande para el trabajo que se desea hacer.

— Use un martillo de peso suficiente para el tamaño del cincel. Cuanto más grande sea el cincel, más pesado tendrá que ser el martillo.

— Normalmente el cincel se sujeta con la mano izquierda, con los dedos índi-ce y pulgar, a unos dos centímetros de la parte superior. El agarre debe ser firme, pero los dedos deben estar relajados y no muy apretados En esta po-sición la mano puede resbalar y no sufrir mucho si el martillo no da el golpe en el cincel sino en la mano.

— Siempre se deben usar anteojos cuando se emplee un cincel. Si hay otros trabajadores cerca también deberán usar anteojos para protección de los ojos, a menos que se coloque una pantalla para evitar que los pedazos de metal puedan golpearlos.

— Si se trata de usar un cincel sobre una pieza pequeña, la pieza deberá suje-tarse con una prensa.

El borde de corte de un cincel debe ser conservado afila-do para que pueda cortar. Esto se hace con una rueda esmeril. Al afilar un cincel se debe cuidar de

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conservar el ángulo original de filo, de no hacer demasiada presión contra la rueda y de no permitir que se caliente demasiado el cincel, esmerilando por etapas y enfrián-dolo por inmersión en agua. Si se le deja recalentar perderá el temple.

Después de afilar el borde de corte será necesario inspeccionar el otro extre-mo. Muchas veces el cincel adquiere una forma de hongo en la cabeza como conse-cuencia de los repetidos golpes con el martillo. Es muy peligroso martillar un cincel que está en estas condiciones, porque un pedacito puede desprenderse y causar le-siones graves. La cabeza debe ser también rectificada por medio de un esmeril.

LIMAS

Existen muchas clases de limas que difieren entre sí por su tamaño, su sección transversal y la clase de corte que pueden hacer según el espaciamiento que haya en-tre sus dientes.

La parte de la lima que tiene los dientes para cortar es denominada la cara y la parte aguzada que entra dentro del cabo es llamada cola o rabo.

Antes de pretender usar una lima se le debe equipar con un cabo que quede bien ajustado. A menudo la cola de la lima está bien aguzada y si se le usa sin un ca-bo y la lima encuentra algún obstáculo, la presión que se está ejerciendo sobre el ex-tremo de la cola puede llegar a ocasionarle una cortadura grave.

La parte que se va a limar debe estar sujeta firmemente en una prensa. Los dientes de la lima deben tener buen filo para que puedan cortar.

Para cuidar el filo de los dientes, se debe tratar que la lima no se oxide y que permanezca limpia después de haberla usado.

Nunca se debe usar una lima como palanca. La cola de la lima es blanda y se puede doblar con facilidad. El cuerpo es muy duro y quebradizo. El menor esfuerzo de flexión puede romperla en pedazos.

Una precaución final y muy importante: nunca martille una lima. Esto es muy peligroso ya que puede hacer que se rompa en mil pedazos que salten en todas direc-ciones.

CUCHILLOS Y NAVAJAS

Los cuchillos, las navajas y demás herramientas de borde cortante deben ser conservados bien afilados.

Cuando mejor sea el filo, más seguro será el empleo, ya que será necesario aplicarle menos fuerza a la herramienta y así habrá menos probabilidades de que se resbale sin control. Para hacer cortes bastos se emplean hojas gruesas y pesadas. Para cortes finos se usan hojas delgadas.

Se debe procurar hacer los cortes de tal manera que la hoja se aleje del cuerpo y evitando cualquier movimiento brusco que pueda hacer perder el equilibrio.

Los cuchillos deben ser guardados en fundas que protejan el filo y en lugares donde no impliquen peligro.

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HERRAMIENTAS

Las herramientas portátiles de mano estarán construidas con materiales ade-cuados y serán seguras en relación con la operación a realizar y no tendrán defectos ni desgastes que dificulten su correcta utilización.

La unión entre sus elementos será firme para evitar cualquier rotura o proyec-ción.

Las herramientas de tipo martillo, macetas, hachas o similares, deberán tener trabas que impidan su desprendimiento. Los mangos o empuñaduras serán de dimen-sión adecuada, no tendrán bordes agudos ni superficies resbaladizas y serán aisladas en caso necesario.

Las partes cortantes y punzantes se mantendrán debidamente afiladas.

Para el transporte se utilizarán cajas o fundas adecuadas. Las cabezas metáli-cas deberán carecer de rebabas. Durante su uso estarán libres de lubricantes.

Para evitar caídas de herramientas y que se puedan producir cortes o riesgos, se colocarán las mismas en portaherramientas, estantes o lugares adecuados.

Se prohibe colocarlas en pasillos, escaleras u otros lugares elevados desde los que puedan caer sobre los trabajadores.

Los trabajadores recibirán instrucciones precisas sobre el uso correcto de las herramientas que hayan de utilizar, a fin de prevenir accidentes, sin que en ningún ca-so puedan utilizarse para fines distintos a los que están destinadas.

Las herramientas para levantar cargas se apoyarán sobre bases firmes, se co-locarán debidamente centrados y dispondrán de mecanismos que eviten su brusco descenso.

Una vez elevada la carga se colocarán calzas que no serán retiradas mientras algún trabajador se encuentre bajo la misma. Se emplearán solo para cargas permisi-bles en función de su potencia, que deberá estar marcada en el mismo.

Las herramientas portátiles accionadas por fuerza motriz estarán suficiente-mente protegidas para evitar contactos y proyecciones peligrosas.

Sus elementos cortantes, punzantes o lacerantes, estarán cubiertos con aisla-dores o protegidos con fundas o pantallas que sin entorpecer las operaciones a reali-zar, determinen el máximo grado de seguridad para el trabajo.

En Ias herramientas accionadas por gatillos, éstos estarán convenientemente protegidos a efectos de impedir el accionamiento imprevisto de los mismos.

En las herramientas neumáticas e hidráulicas las válvulas cerrarán automática-mente al dejar de ser presionadas por el operario y las mangueras y sus conexiones estarán firmemente fijadas a los tubos.

Ya sean accionadas por el músculo humano, la electricidad, el aire, los com-bustibles, etc.; se diseñan y fabrican pensando en la persona que la usa, para avitar lesiones.

Con frecuencia, y por distintos motivos son las personas y no Ias herramientas las causantes de los accidentes; para evitarlos quienes las usan deberán tener un co-nocimiento básico de las mismas, recibir instrucciones sobre cómo manejarlas y con su mantenimiento.

Causales de accidentes:

Herramientas defactuosas

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Empleo da herramientas inadecuadas

Procedimiento incorracto

Mal transporte

Herramientas dafectuosas. Revisarlas antes de su empleo, programa de con-trol.

Mal cuidado. no dajarlas fuera de su lugar, sea la caja de harramientas o el de-posito.

Usar solamente herramientaa de buen estado. La unión entre sus elementos debe ser firme, de manera que evite una rotura o desprendimiento.

Las herramientas gastadas. sucias o rotas, se deben reparar, limpiar o reponer.

Las mangos o empunaduras serán de dimensiones adecuadas y ergonómica, sin bordes agudos o supelficies resbaladizas.

Las partes cortantes se mantenddn debidamente afiladas.

Las cabezas metálicas estarán libres de rebabas.

Empleo de herramientas inadecuadas para la tarea, capacitar el trabajador en el reconocimiento de las herramientes. Usar la herramianta que corresponda al trabajo y nunca usar una en lugar de otra.

Procedimiento incorredo implica riesgo de rotura del elemento y calidad inferior de trabajo. Cada herramienta tiene su método de uso y manejo, es por ello lo impor-tante de la instrucción al operador de la misma. Usar las herramientas adecuadamen-te.

Mal transporte, debe utilizase una funda resistente, caja con manija, etc. de manera de no transportarla con ambas manos. Ademas si las herramientas tienen filos o puntas deberán estar protegidas o colocadas en una posición que no ofrezcan un riesgo. Guardarlas en el lugar correspondiante, limpio y seco.

Mantenimiento y reparación, depende de la herramienta y deberá ser realiza-dos por personal experto y calificado. Tener un programa de inspección penódico.

Usar el equipo de proteccibn personal adecuado; ej. : visual, facial, auditivo.