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Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales ISSN: 0186-0348 [email protected] Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora México Herrero, Alejandro La "república posible" y sus problemas en Argentina. Normalistas e industriales debaten el plan educativo alberdiano de las dos gestiones presidenciales de Julio Argentino Roca (1880-1886 y 1898- 1901) Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales, núm. 80, mayo-agosto, 2011, pp. 63-84 Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora Distrito Federal, México Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=319127439003 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Secuencia. Revista de historia y ciencias

sociales

ISSN: 0186-0348

[email protected]

Instituto de Investigaciones Dr. José María

Luis Mora

México

Herrero, Alejandro

La "república posible" y sus problemas en Argentina. Normalistas e industriales debaten el plan

educativo alberdiano de las dos gestiones presidenciales de Julio Argentino Roca (1880-1886 y 1898-

1901)

Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales, núm. 80, mayo-agosto, 2011, pp. 63-84

Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora

Distrito Federal, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=319127439003

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Sistema de Información Científica

Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal

Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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· Alejandro Herrero' , " ,

Doctor en H istoria. Invest igador ad junto del CONICET. Docente titular de la Un iversidad Nacio nalde Lanús. Ha escrito varios lib ros: La polttica en tiempo de gl/erra. Las ideas jJolíticas francesas en elpensamiento deJ. B. Alberdi (1835-1852), Universidad N acional de Lanús, Buenos Aires, 2004(2a. ed ., 2006); Ideas para una rep/íblica. Una mirada sobre la NI/eva Generación Argentina y las doc­trinas jlOlíticasf rancesas, Universidad N acional de Lanús, Buenos Aires, 2009; La cocina del historia­dor. Reflexiones sobre la historia de la cnltnra europea. Entrevistas a RogerCbartier; Robert Darntou, PeterBI/rkey Daniel Rocbe; Uni versidad Nacional de Lan ús, Buenos Aires, 2002 (2a. ed ., 2006), y encolaboración con Fabián Herrero, Las ideas y SI/S historiadores. Unf raglllentodel campointeleana]enlosmios noventa, estud io preliminar Roger Chartier, Universidad N acional del Litora l, Santa Fe, 1996.

Resumen

Julio Argenti no Roca, en sus dos presidencias afines del siglo XIX, se adhiere al programa alber­di ana de la repúbli ca posible en Argentina.Intenta cam bia r el sistema ed ucat ivo que seopo ne a la república de habi tantes productoresde riqu eza y, finalmente , se encuentra con algopeor: no sólo fracasa en este inte nto, sino qu eadvie rte en la misma cont ienda verbal qu e elmismo programa de la república posible es cues-

tionado por diferentes actores. En este art ículose estudia, como una primera aproximación altema , a los normalistas y a los indu stri ales, yaqu e part e del normali smo y de la corporac iónindustr ial apoyan decid idamente la propue staed uca t iva alberdiana de Roca, sin em bargo,cuest ionan la república posibl e y manifi estanque se debe avanzar hacia una república de ciu­dadanos.

P alabras clave:Argent ina, repú blica, educación, normalismo, industriales, Roca, Alberd i.

Fecha de recepción:abril de 20 10

Fecha de aceptación:diciembre de 2010

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The "Possible Republic" and its Problems inArgentina. Student Teachers and

Industrialists Debate the AlberdianEducational Plan of the Two Administrations

of President Julio Argentino Roca(1880-1886 and 1898-1901)

Alejandro Herrero

Ph. D . in Hisrory, Assisranr research er ar C ONICET. Lecturer at che N arional Universiry of Lanus.H e has written several books: La jlolítica en tielllpo de glterra. Las ideas polñi cas[rancesas en el pensa­mientode]. B. A lberdi (1835-1852) , U niversidad Nacional de Lanús, Buenos Aires, 2004 (2nd. ed.,2006); Ideaspara una re!llíbliCCl. Una mirada sobre la Nlleva Generaci án A rgentilla )' las doctrinas polí­ticas[rancesas, Universidad N acional de Lanús, Buenos Aires, 2009; La cocina del historiadO/: Reflexionessobre la historia de la cnltnra europea. Entreuistas a Roger Cbartier; Robert Darnton, Peter BIII'key Danie!Rocbe, Universidad Nacional de Lan ús, Buenos Aires, 2002 (2n d . ed., 2006), and in collabora­rion wi th Fabián Herrero, Las ideas )' SIt S historiadores. Un[ragnrento del call1po illte/edlta/ en los miosnouenta, prel iminary study Roger Charr ier, U niversi dad N acional de l Lito ral , Santa Fe, 1996 .

Abstraet

During his rwo adrn inistra tions in rhe late 19rhce n t u ry, J ul io Argentino R oca ad her ed roAlberdi s program of the possib le republic inArgentina. He atternpred ro change the edu­carion sysrem rhar opposed the republic of inha­biranrs that creared wealrh and eventually di s­covered sorne th ing worse: nor only did he failin thi s arternpt, bur he noriced , during the sarneverbal competirion, rhat the program of che

po ssib le republic was quesrioned by differentacrors. As an inicial approach to the topic, rhisartic le exa m ines student reachers and indus­t rialis ts, since a secrion of srudenr teachers andthe industrial corporarion dererrninedly sup­porred Roca's Alb erdian ed ucacional proposa!.Neverrheless, rhey qu esrioned rhe possible repu ­bli c, add ing rhar ir should advance roward s arepublic of citizens.

Key words:Argenti na, rep ub lic, ed ucarion, student reachers, Industrials, Roca, Alberdi .

Final subm ission:April2010

Acceptance:December 2010

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La "república posible" y sus problemas enArgentina. Normalistas e industriales debaten

el plan educativo alberdiano de las dosgestiones presidenciales de Julio

Argentino Roca (1880-1886 y 1898-1901)

Alejandro Herrero

INTRODUCCIÓN . P LANTEAMIENTO DEL

PROBLEMA : ENTRE LA REPÚBLICA DEL

HABITANTE PRODUCTOR DE RIQUEZA

Y LA REPÚBLICA DE LOS CIUDADANOS

Ordeny progreso

La denominada segunda revoluciónind ustr ial -que comie nza, aproxi­madamente, en la década de 1840,

de manera muy clara en algunas nacioneseuropeas y en Estados U nidos de Amé­rica- crea un sistema efectivamente capi­talista, y una división internacional deltrabajo moderno do m inada po r paísesmanufactureros y países productores dematerias primas. A fines del sig lo XIX,algunas sociedades logran constitui r y con­solidar sus Estados nacionales en Lat i­noamérica, como países exportadores dematerias primas y consumidores de las ma­nufacturas europeas, y más precisamentede Inglaterra.1

Brasil, México y Argentina consolidanrepúblicas liberales y federales, mient ras

1 Pierenkemper, Lndustriaiizaci án, 2001; Ger­chunoff, Rocchi y Rossi, Desorden, 2008, y Cort és,Progreso, 1998.

que otros países, por ejemplo Chile, paracita r al menos un caso, const ituye unarepúbl ica liberal y unitaria. El positivismo(por lo general de raíz comteana o spence­riana, y a menudo una mezcla de am bas)es la ideología científica invocada, aunq ueno es la única, por las diferentes dirigen­cias políticas para interpretar la realidad ydar respuestas a sus problemas . "Ordeny progreso", lema típ icamente positivista,es tomado como bandera en los distintospaíses latinoamericanos (en Brasil, como sesabe, está escrito, efectivamente, en sudivisa nacional)." El orden debía subordi ­narse al progreso económico, cercenando,en m uchos casos, las libertades po lí t i­cas, cuando se lesionaban los intereses delos productores de riq ueza (sobre todo,de los grandes propietarios)." Se trata derepúblicas con escasa partic ipación polí­t ica, ya que el fraud e (en el caso argen­tino) o el voto calificado(en el casochileno

2 Terán , Positiuismo, 1983, e Historia, 2008 .3 En el caso argent ino es conocido que a comie n­

zos del sig lo xx son sancionadas las leyes antio breraspam term inar las huelgas que bloqueaban el puerro deBuenos Aires, o el fraud e y la violencia elecrora l serepet ía en rodas la elecciones.

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o brasileño , para citar dos ejemplos) reinaen estos países, y el federalismo (escrito ensus constituciones) se materializa en la prác­tica en gobiernos claramente centra lizados:en Argentina con el Part ido AutonomistaN acional (PAN),4 en México con el porfi­riato , y en Brasil bajo el dominio del Esta­do de Sao Pablo que cont rolaba el poderejecu tivo nacional (siempre los presidentesson de origen paul ista , desde fines del si­glo XIX hasta las primeras décadas del xx).

A comienzos del siglo xx, el programaque conjuga orden y progreso puede exh i­bir sus resultados en Argentina. En 1910 ,explica el historiador Fernando Rocchi,

el país se ha convertido en el tercer expor­tador mundial de trigo, lejos del pr imero-Rusia-, pero no tanto del segundo -losEstados U nidos [...] y en otros prod uctoscomo la carne y el lino, su posición en el mer­cado mundial era todavía más significativa.Fueron épocas en que la Argentina comenzóa ser llamada "el granero del rnundo.?

Este sistema agroexportador, asociadoa una economía que combinaba el lib re­cambio con cierto intervensionismo de lEstado, fue sost enido por los gobiernosliberales conservadores (18 80-191 6).

<1 El Partid o Autonomista N acional se crea a finesde los años setenta, conformado por la elite polít icade las dist intas provincias argent inas (las familias demayor fort una conformaban la cúpula de este par­tido). Bajo elecciones fraudulentas, el PAN logra impo­nerse en todas las elecciones desele 1880 hasta 1910,fecha en que se d isuelve como parr ielo político. Sibien se crean otros parti dos, ningu no puede consoli­elarse como un partielo nacional, apenas si t ienen votosen algun as provincias, por eso ell'AN gobierna en tocioeste largo perioelo como si fuera un parr ielo único.

s Rocchi, "P éndulo", 2000, p. 30.

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Muchos contemporáneos, entre otrosel presidente Julio Argentino Roca (1880­1886 Y1898-1904), cons ideraban que elprog rama de la república del hab itanteproductor de riqueza o "repúb lica posi­ble" esbozado por Juan Bautista Alberd ien sus Bases (185 2)6 y que inspira la Cons­titución de 185 3, había cumplido con supropósito de establecer, en los duros añosde la guerra civil, el orden y el prog resoeconóm ico. La adhesión de Roca al pro­yecto alberd iano era exp resa: firmó undecreto, apenas asumió su prime ra presi­dencia, para editar las obras completas deJ. B. Alberdi , y lo presentab a como elpensador de las instituciones del pa ís;" yexp onía públicamente su lema: "Pazy admi nistración", que era la síntes is delideario alberdiano. Veamos algunas de laslín eas de este prog ram a de Alberdi quedefiend e Roca.

El programa alberdiano en la décadade 1850: una "república posible"

¿Cómo escapar del despo tismo y de unaeconomía arcaica, y establecer un ordenpara el progreso sin reabrir el círculo de lag uerra civil? Esta era la g ran interroganteen la etapa posindependiente. Alberdi cre­yó encontrar la respuesta en un programaque expuso en su libro Bases (1852), y quedenominó la "república posible". A susojos, este es el problema: sin orden no hayprogreso económ ico, y el ciudadano par­t icipa ndo de la cosa pública en un esce-

6 Albereli, Bases, 1852.7 L"lS obras completas ele Alberdi se ed itaron en

ocho rom os, entre 1886 y 1887, cos teada po r elEsrado arge nt ino, en la imprenta de La Tr ibunaNa cional, de clara aelhesión a Roca.

ALEJANDRO HERRERO

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nario donde la política está unida a lasarmas act ivas, aún más, el círculo de laguerra. ¿Qué advierte? Que en la esenciamisma de la repúb lica reside la principaldificultad: la participación política de losciudadanos, esto es, las discusiones inter­minables en la pre nsa periódica, en loscafés y en las sedes educativas, producenactores negativos, revolucionarios, dema­gogos, e individuos dependientes delempleo esta ta l, op uestos al verd aderohéroe modern o obses ionado po r crea rriqueza. En su opinión, para acceder a larepúbl ica de ciudadanos hay que atrave­sar ant es una etapa previa, denominadarepública posible. Establece una nítida di­visión ent re libertad política y libertadcivil, es decir, plantea que una minoríade ciudadanos se debe ocupar de la cosapúbli ca (ejerciendo los derechos políticos)y una inmensa mayoría de habitantes de­be dedicar todo su tiempo a enriq uecersey enriq uecer a la nación, siempre aleja­dos de las pasiones políticas (la libertadcivil, de este modo, se ponen al serviciodel desarrollo económico). Un mínimode política y un máximo de trabajo im­plican, además, que ese mínimo de po­lí tica nunca debe ser ampliado porqueconspira contra el orden y el progresoeconómico.

¿Por qué se denomina, entonces, repú­bli ca posible? Porqu e es una repúblicaescasamente republicana: un extran jeroque produce riqueza es, en la repúblicaposible alberdiana, más patriota que unnacional que no la produce; la patria, larepública, depende del incremento del nú­mero de productores y de capitalistas másque de ciudadanos argentinos. "Gobernares poblar" es la síntesis de este programa:aumentar el número de inmigrantes euro­peos que produ zcan riqueza, alejados de

las rencillas de la arena políti ca. Laeduca­ción, inscrita en este proyecto, debe poner­se al servicio del orden para el progreso,más que formar ciudadanos, debe formarindividuos preparados para incorporarseal sistema productivo." Este orden se lo­graría, entre otras medidas, gracias a unpoder ejecutivo fuerte, esto es, un presi­dente que tenga más poder legal que losotros dos poderes (legislativo y judicial),y que pueda, por ejemplo, intervenir pro­vincias, sin solicitar autorización al poderlegislativo. Es una repúbli ca federal, peroen los hechos, el presid ente de la nacióntiene poder para avanzar sobre las autono­mías de las provincias lesionando los prin­cip ios básicos del federalismo . Pero eseorden logrado a partir de la mano duradel presidente no tiene sent ido, a los ojosde Alb erdi , sin el progreso económico:un a población de traba jadores y cap i­talistas europeos debe producir la socie­dad moderna en Argentina, y el trazadode una red ferroviaria debe unir todo elinmenso territorio argenti no para la co­municación de las personas y de las mer­cancías, estas son dos claves básicas paraque el orden sea efectivamente un ordenmoderno.

La repú blica posible es una repúblicafederal, pero de hecho es poco republica­na (con mín ima participación política yuna inmensa mayoría de prod uctores deriqueza de origen europeo), y poco federal(el presidente tiene poder legal para inter­venir en las provincias). En síntesis : elorden, siempre debe subordi narse al pro­greso económico.

Este programa tiene fortuna. En 1853,el nuevo líder de la Confederación Ar-

H Herrero, Política , 2006, e Ideas, 2009 .

LA "REPÚBLICA POSIBLE" Y SUS PROBLEMAS EN AR GENTINA 67

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gentina, el general Justo José de Urquiza,tom a expresamente este proyecto comobandera de gobierno. La Constitución, quese dicta ese año, cont iene muchos de lospostulados alberdianos, y el Estado editalas primeras obras completas de Alberdipresentándolo como el pensador de las ins­tituciones argent inas. El llamado a unainmigración masiva de europeos, el tra­zado de las primeras líneas ferroviarias, elestablecimiento de las pr imeras coloniasagrícolas en el litoral argentino, el funcio­namiento del poder ejecutivo fuerte queavanza sobre aquellas provincias dondeimpera la guerra civil o una política con­tra el gobierno urquicista, entre otros pos­tulados alberdianos, se materializan en laleyes y en los hechos.

Sin em bargo, la fortu na alberdianatuvo un enorme golpe. Mientras Urqui­za intentaba crear un orden republicano(Confederación Argentina) desde la ciu­dad de Paraná, provincia de Entre Ríos,la provincia de Buenos Aires se decla­ra Estado independiente en 1854. Desdeentonces se desarroll a una g uerra ent reestos dos órdenes políticos que se d ispu­taban la paterni dad de la nación argen­tina. Buenos Aires, finalmente, gana labatalla y los urquicistas deben pactar, pe­ro desde un a posición de fuerza desfa­vorable. Los líderes del Estado porteño,Bartolomé Mitre y D omingo FaustinoSarmiento, para citar dos figuras emble­máticas, plantean una república de ciu­dadanos opuesta a la rep ública posiblealberd iana, y proponen una repúblicaliberal (división y equi librio de poderes)y critican la idea de un poder ejecutivofuerte. Alberdi en las décadas de los se­senta y los setenta permanecerá en Euro­pa, y mantend rá una dura querella conlos futuros gobiernos: primero el de Mitre

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(1862-1868) Yluego con el de Sarmien­to (1868-1874).

Se deben destacar varias cuestionesrelevantes: primero que bajo las presiden­cias de Mitre y de Sarmiento se mantienela política alberdiana, se produce unainm igración masiva en Buenos Aires y lasprovinciasdel litoral, Santa Fe, Entre Ríosy Córdoba, sobre todo, y de hecho la repú­blica es una república del habitante pro­ductor de riqueza. La participación polí­tica es mínima: no sólo por la escasezdeciudadanos, sino también porque los actoselectorales son violen tos y el fra udeimpera, hecho que deriva en una fuerteapatía política. Además, se respeta la auto­ridad del poder ejecutivo fuerte, aunqueMitre y Sarmiento lo habían cuestionadoen los años cincuenta. La guerra civil esun tema q ue se mantiene en los añossesenta y setenta, y tanto Mitre comoSarmie nto recurren a las intervencionesfederales sin pedi r autorizac ión al poderlegislativo, haciendo uso del mecanismoinventado por Alberdi.

Los enemigos de Alberdi manti enenlos aspectos susta nciales de la repúblicaposible, con una salvedad importante,crean un sistema de instrucción públicaque atenta contra la existencia misma dela repúbli ca del habitante, ya que tienecomo objetivo pr incipal formar ciudada­nos (nivel primario) y formar, además, unadirigencia política ilustrada nacional (nivelsecundario y universitario), vale decir, laeducación cumple una función exclusiva­mente política.

Convive n, de hecho, dos políticasrepublicanas: desde un plano político, eco­nómico y social impera la república posi­ble (apatía polít ica y una población, en ellito ral argentino, mayoritariamente ex­tr anj era), y desde un plano educativo,

A LEJANDRO HERRERO

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impera la república del ciudadano . 9 Elsistema educativo era uno de los puntoscon flictivos con la repúbl ica pos ib le.Veamos esto un poco mejor.

El sistema edncatiuovigentey Sil contenidoantialberdiano: las décadas de 1860 y 1870

Primero se fundan los colegios naciona­les bajo la presidencia de Bartolomé Mitre,1862-1868, cuyo principal objetivo eraconstit uir una elite política ilustrada y na­cional en cada ciudad de provinc ia. Pos­teriormente nacen las escuelas normalesdurante la presidencia de Dom ingo F.Sarmiento, 1868 -187 4, con la finalidadde preparar a maestros que formen a losfuturos ciudadanos, pero también a profe­sionales que se desempeñen en el área edu­cativa del Estado: directores de escuelas,inspectores, erc.; y de esta manera segenera a fin de siglo la corporación deno­minada normalista.10

Tanto los colegios nacionales como lasescuelas normales forman parte del Estadonacional, y hay ciertas cuestiones que sedeben precisar para entender su concepción.

Primero que el sostenimiento de di­chos establecimientos y los gastos de supersonal depende de las arcas nacionales.

9 Tedesco, Edscaci á», 1986.10 H ay qu e acotar tam bién sus diferencias, El pri ­

mero tie ne un ideal de rep ública aristocrá tica, por esosu prioridad son los colegios naciona les, y el segundo,tiene un ideal de república más inclu siva , de allí q uesu obsesión es el nivel primario, la "educación popu­lar". Vale decir que cuando se alude a una tendenciaq ue propone una república de ciudadanos no se tratade un prog rama ún ico, común, sino qu e existen variasconcepciones, los casos de Mi tre y Sarm iento evocansolo dos var iant es de ella.

Segundo, los colegios nacionales y lasescuelas normales cumplen una funciónnacional, formar ciudada nos argentinos,formar un a d irigencia arge nti na, y suscontenidos los impone el Congreso dela N ación. Un objetivo fundamental es laidea de crear una nacionalidad argenti naconsiderada por la dirigencia política co­mo prácticamente inexistente, sobre todoen las provincias y en las zonas dominadaspor extran jeros. Por eso las asignaturas co­mo historia, literatura, idioma nacional,ent re otras, son fundamentales en los pla­nes de estudio de los colegios nacionalesy de las escuelas normales. El maestro seeduca como argentino porque debe ins­truir a ciudadanos argentinos, y los egre­sados del colegio nacional se forman comodir igentes políticos argentinos para par­ticipar de la polí tica nacional como ar­gentinos, más allá de su origen provincialo local.

Tercero, la concepción educativa, tantoen los colegios nacio nales como en lasescuelas normales, parten del supuesto quehay que vencer a los caudi llos (siempreasociados a la barbarie), y que sólo unadirigencia ilustrada y ciudadanos ilustra­dos pueden reemplazar a los go biernosbárbaros por gobiernos donde impere larazón. La instrucción está íntimamenteasociada a la resolución de dos problemas:crear una nacionalidad argenti na, formarargentinos y argent inas y, por otro, for­mar gobernantes y ciudadanos para unarepública donde impere la razón, el res­peto a las leyes para terminar con el go­bierno de caudi llos.

Su concepción educativa apunta, comose decía en la época,a desarrollar la mente.Mitre y Sarmiento suponen que una per­sona que ed uca su inteligenc ia puededesempeñarse en cualqu ier actividad (sea

LA "REPÚBLICA POSIBLE" Y SUS PROBLEMAS EN ARGENTINA 69

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política o económ ica), porque puede pen­sar, puede leer libros, y de este modo estáen cond iciones de enfrentar la "lucha porla vida". N o forma parte de su idearioed uca tivo crear escue las ind ustriales oescuelas de comercio porque una personailus trada está preparada también para lasactividades ind ustriales y comerciales. For­mar trabajadores en escuelas industrialescomo decía Alberdi , es para M itre o paraSarmiento algo que no tiene sentido . Asus ojos, la batalla educativa se juega edu­cando ind ividuos que sepan usar su razón.

El sistema de instrnai át: públicay la crítica de}ltlio Argentino Roca

El sistema de instrucción pública contaba,en 1899, con 18 colegios nacionales, 38escuel as normales y só lo u na escuelaindustria l y tilla escuela de comercio , crea­dos justa me nte, estos últimos, al term i­nar el siglo XIX ba jo el im pulso, entreotros, de Roca. ¿Cuáles son las críticas quese generalizan en la opi nión pública en lasdos últi mas décadas del sig lo ? Q ue loscolegios nacionales son un gasto excesivopara el Estado-nación, y que la mayoríade sus egresados desea n emplearse en laadministración de los estados provincia­les o nacional. La llamada "empleomanía",q ue señalaba Alberd i en los años ci n­cuenta, era un hecho a fines del siglo. Valedecir que si el objetivo de los colegios eraeducar una clase dirigente nacional , en lapráctica forma ba individuos que no quie­ren trabajar en el mercado sino vivir delempleo estatal.11 Roca señala, una vez que

1 I Luego de la llamada crisis de 1890, y los plan­reamienros de elecciones sin fraude, surgen, como sesabe, la Un ión Cívica Radical en 1891 y el Part ido

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llega a la presidencia en 1880, que la ins­trucci ón pública en vez de resolver el pro ­blem a del orden y del prog reso p roducíael efecto contrario, ya que instruía indi­viduos que disputan los cargos del Estadoy esto se traducía en conflictos permanen­tes en la escena política.

Poner fin a este sistema de instrucciónno es un episod io más de las dos gestionesde Roca (y sobre todo de la segunda pre­side ncia), sino una cuestión decisiva, yaq ue mina las bases de la república delhab itante productor de riqueza.V Rocasostiene que la instrucción pública no res­ponde ni a las necesidades reales del pro -

Socialisra en 1896, que aelhieren a la repúb lica eleciudad anos, y, coherenremenre con esto, quieren lle­var esre sistema educativo al máximo de sus posi­bilidades. Sin embargo, el Parrido Auton omisra Na ­cional, que gobierna el país desde 1880 hasra 1910 ,no pierde el control del poder político, y Roca, figuracenrral de este agrupamienro, no sólo logra mante­ner al PAN en el gobierno sino que, además, a fin desig lo el parlam enro no tiene voces opositoras. Estareferencia es significativa porque, si bien tras la Re­volución del Parque en 1890 se potencia la dimensiónpolítica, los actores que promueven concluir el ciclode la república posible albereliana y avanzar hacia larepública de ciudadanos forma n paree del elencogobernanre. Roca lidera un parrido, peto muchos desus miembros no aceptan elócilmenre el programaalberdiano.

[ 2 Mensaje del presidenre Julio Argenrino Rocaen la apertu ra del Congreso de la Nación. Acra ele lasesión ele apertura. Asambl ea general, Buenos Aires,del 8 de mayo de 1881, pp. 6- 17; y Mensaje elel pre­sidenre Julio Argenrino Roca ele apertura del Con­greso Legislativo federal. Acra de la sesión de apem lra.Asamb lea general, Buenos Aires, del 1 ele mayo de1899, pp . 5-6 y 12-13. Estos argume nros tambi énse registran en las memorias presenraelasal Congre­so de la Nación por los min istros de Instrucción PÚ­blica Man uel Pizarro (1881 ) y Osvaldo Magnasco(1899-1900 ).

A LEJANDRO HERRERO

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g reso material ni a las leyes del país. ' ?La tensión se establece entre la Constitu­ción naciona l que promueve una inmi­gración masiva de trabajadores y personascon capital, la implantación de ferrocarri­les, vapo res, bancos, etc., y un sistemavigente de instrucción pública qu e enlugar de formar sujetos "para el trabajo","para la vida", que construyan su riquezaind ividual y la riqueza colectiva de lanación, los prepara, en cambio y de modoexclusivo, para la parti cipación política,generando, con esto, sujetos que depen­den del pu esto del ~stad? , o peor aún,demagogos o revolucionarios.).,

Estadodel arteehipótesis de trabajo

Este pro blema que plantea Roca, en elnivel educativo, fue poco atendido por losestudiosos. Es cierro, el vínculo entre JuanBauti sta Alberdi y Julio Argentino Rocafue señalado muy tempranamente. San­tiago Bacqué sostiene, en 1915, que "el

13 Roca cira un pasaje de Basesde Alberd i en sumensaje de 1899 en la ape rt ura del Cong reso de laN ación: "La inst rucción general para ser fecunda hade cont raerse a ciencias y artes de ap licación, a cosasprácricas, a las leng uas vivas y a conoci mi ent os deuti lidad material e inrnediara." Mensaje, 1899, p. 12,en ibid. O svaldo Magn asco exp resa este argume ntorep it iendo casi textualmente párrafos de Bases y deRoca en su d iscurso de 1898 , en su intervención enel "D ebate del proyecto de reforma de la enseñanzasecund aria" en Cáma ra de D iput ados de la naciónargentina, 20 y 22 de sep t iembre de 1900 , pp . 1212y 1233.

14 Justi ficando estas ideas Mag nasco reprodu ceun pasaje de Alb erdi : "La inst rucc i ón - mnc!uye- hasido un medio de recluraje y de enrolamie nto polí tico,una máquina electo ral." Mag nasco, "De bate" , 190 1,1'. 1236.

ge nera l Roca fue el más grande de losadmiradores de Alberdi y el que realizóen el gobierno la doctrina de Bases".15 Setrata, en realidad , de una afirmació n alfinal de su tesis doctoral presentada en laUn iversidad de Buenos Aires. Su relevan­cia reside en que tuvo una gran fortuna;dicha aseveración se la puede encontrar,a lo largo del siglo xx, en ensayos de po­líticos y estudiosos tan disímiles comoFederico Pineda, Rodolfo Puiggrós,JorgeMayer o Carlos A. Floria y César A. GarcíaBelsunce.16 Fue N aralio Botana, en cam­bio, en un libro ya clásico, El orden conser­vador, publicado en 1977 , quien mostrócómo Bases de Alb erdi fue "la fórmulaprescriptiva" de los dist intos gobiernosliberales conservadores desde 1880 hasta1910.17

Estos investigadores cent ran su aten­ción en temas constitucionales, económi­cos y políticos, sin duda claves en la obrade Alberdi, y no examinan, prácticamente,el aspecto educativo. Y los historiadoresde la educación, avocados a estud iar larelación ent re educación y sistema pro­ductivo, educación y sistema político entreotras cuestiones, no tienen por qué inda­gar el vínculo entre Alberdi y Roca.18 Lapresente investigación que part e con el

15 Bacqu é, "Influencia", 19 16, pp . 182-183.16 Pinedo, Tiempos, 1946, t . 1, p . 10; Pu igg rós,

Historia , 2006 , pp . 124-1 26; Mayer, / slberd} , 1965,1'1'. 885-887, y Floria y García, Historia , 197 1, t . 11,

pp . 148-222.17 Borana, Orden, 1977, y Botana y Gallo, Rejllí­

blic«, 1997, pp . 15-41.1H Tedesco, Edncacidu, 1986; Barb a, "D ebate",

1970 , pp. 35-50; M iranda y Lazzetra, Proyectos, 1982;Au za, Modelo, 1983, t. 11, pp. 4 15-44 9; Pui gg rós,Historia , 1991 ; Du ssel , Cllrr1Í:III/11II, 1997, 1'1'. 83­104 , YShmidt, "Escuela", 2000, pp. 65-88 .

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objetivo de estudiar la recepción alber­diana en la política argent ina de fines delsiglo XIX y, a su vez, se cruza con el inte­rés de indagar el campo educativo, ponesobre la superficie un aspecto casi inad­vert ido: la firme voluntad de Roca porimplantar el ideario educativo de Bases; yla opinión cada vez más generalizada , enla dirigencia política y educativa a finesdel siglo XIX, de concluir con el ciclo de larepública del habitante para avanzar haciauna república de ciudadanos argentinos.

Examinar todos los actores que inter­vienen en el debate político y educativoes una empresa por demás ambiciosa. Eneste artículo se indaga, particularmente ycomo una primera aproximación al tema,dos actores que intervienen en esta discu­sión: normalistas e industriales. La hipó­tesis que se sostiene en esta exploraciónes que tanto un sector importante del nor­malismo como la corporación que aglut i­na a los industriales adoptan una posiciónparecida: apoyan los ideales educativosalberdianos y cuestionan el programa dela república del habitante planteando lanecesidad de crear una república de ciuda­da nos. Vale decir que Roca encuentraactores que sostienen su política educati­va pero que plantean algo peor a sus ojos:afirman que el ciclo de la república posi­ble ha cumplido su ciclo y se debe avan­zar hacia una república de ciudadanos.

Primero se examinan algunas voces delnormalismo: se advertirá cómo Sarmiento,el creador del normalismo , se opone tantoa las ideas educativas alberdi anas como asu república posible, sin embargo, a par­tir de 1886 aparece en la escena públicauna nueva ge neración de maestros queinvoca los postulados educativos alberdia­nos, aunque mantiene su oposición a larepública del habitante. En segundo lugar,

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se examina el discurso de los industria­les,primero como Club Industrial y luegocomo Unión Industrial Argentina, y seobserva cómo se adhieren a los postu la­dos alberdianos en educación y de quémanera critican su repúbli ca posible. Entercer lugar, se examinan los puntos deencuentro y los puntos de desencuentrosent re los industriales y los normalistasalberd ianos. En síntesis: ¿Por qué tantoun sector normalista como la corporaciónindustrial adhieren los postulados educa­tivos alberdianos y cuestionan la repúblicadel habitante? Esta interrogante guía lapresente investigación.

PRIMERA PARTE: LOS NORMALISTAS

(1880-1900)

Domingo FanstinoSarmientoseoponea la creación de una escuela de artes y oficios

En el plano educativo, Roca promueve en1881 la creación de una escuela de artes yoficios, con el objeto de formar individuospara el trabajo en sedes educativas oficia­les.' ? Sarmiento, qui en era superinten­dente general de Educación, fue el granopositor a esta medida. Se impone unaprimera observación: Roca encuent ra, alcomenzar su mandato , en sus propias filas,y más aún en su propio gobierno, resis­tencias para implanta r ideas educativasalberdianas.

Sorprende, en principio, la oposiciónde Sarmiento: siempre defendió una edu­cación vinculada con la agricultura y la

19 Mensaje del presideme J ulio Argentino Rocaen la aperrura del Congreso de la Nación. Acta de lasesión de aperrura. Asamblea general del 8 de mayode 1881, Buenos Aires, pp. 6-17.

ALEJANDRO HERRERO

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minería y fue uno de los pioneros en supromoción en las décadas de los sesenta ylos setenta, durante su gobernación en laprovincia de San Juan (1862-1864) y sugestión presidencial (1868-1874).20 Sinembargo, si se mira su posición desde suprograma de república, se advierte queestá asociado a una economía agrícola, depequeños propietarios, y las escuelas, seandel nivel primario, agrícolas o de mine­ría, son básicas para instruir a los indivi­duos en las tareas agrícolas y minera, ypara ejercer los derechos de ciudadanía.Su rechazo terminante a la creación de unaescuela de artes y oficios en 1881 es cohe­rente con su programa de república agra­ria inscrita en la división internacional deltrabajo: países productores de materiasprimas y países productores de manufac­tu ra. A sus ojos, Argentina se inserta demodo feliz en este sistema como vende­dora de productos agrícolas, y como com­pradora de manufactura barata y de buenacalidad para consumo local. En este cua­dro económico no tiene sent ido crear nisiquiera una sola escuela de artes y oficioscon recursos del Estado, con el objetivode instruir sujetos para industrias que noson necesarias. Sarmiento invoca la expe­riencia chilena para mostrar que los egre­sados de sus escuelas de artes y oficios notienen trabajo, y se ponen al servicio delEstado que debe sostenerlos con empleosartificiales.

Si Manuel Pizarro;" min istro de Ins­trucción Pública de Roca, plantea la nece­sidad de crear escuelas de artes y oficios

20 Tedesco, Edllcación, 1986, pp . 44 -46.2 1 "He mos formado así el colegio y la academ ia

para los esrud ios superiores, profesionales o científi ­cos, y hemos descuidado la escuela primaria y la edu­cac ió n com ún del pu eb lo ; hemos const rui do el

para educar obreros argent inos, favorecer,además, de manera decisiva la escuela pri­maria, cerrar la mayoría de los colegiosnacionales que engendran la llamada po­litiquería, y desdeña al observatorio as­tronómico tan caro a Sarm iento, este lecambia el eje de la discusión y proponefundar en su lugar una "casa de reforma"tal como existía, por ejemplo, en NuevaYork. En su opinión, la prioridad no esinstruir obreros argentinos para una indus­tria inexistente, sino atender, en todo caso,la cuesti ón social; y lo sost iene nítida­mente cuando señala el rasgo dist intivode la casa de reforma: "Dna circunstanciaque no debe olvidarse, es que el estableci­miento, educando siempre a sus huéspe­des, no se propone precisamente darlesoficio, sino prepararlos para vivir honesta­mente." 22Las conclusiones de Sarmientoen su respuesta a Pi zarra exponen, demanera nítida, que concibe el problemacomo una combinación entre educaciónagrícola y cuestión social:

Para terminar estas observaciones [...] meperm itiría indicar que pod ría establecerseuna escuela ele agricultura, y ele las arresmecán icas que a ella se refiere n y con laextensión ele terreno suficiente para un aexploración útil y lo menos onerosa posible,a que concurrían jóvenes que la guerra, laepidem ia dejaron sin paelres y están a cargodel gobierno ele la provincia.P

Dn dato debe ser destacado: hay querecordar que en la década de 1860 se creó

Observarorio Astronóm ico, y hemos mirado con indi­ferencia o desdén la Escuela ele Artes y Oficios." Ci­tado en Memoria, 188 1, p. 5.

22 Sarm iento, "N oca", 188 1, pp. 80-8 1.23 tu»; p. 84.

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una escuela de artes y oficios en la ciudadde Buenos Aires que ten ía por finalidadcontener a los niños huérfanos, es decir,que el p rin cipal objetivo era el controlsocial. Sarmiento, cuando alude a lasescuelas de agricultura tiene una idea pare­cida: a sus ojos, la verdadera escuela es laque desarrolla la intel igencia, la que en­seña a usar la razón, y las escuelas de agri­cultura o de artes y oficios son escuelasdestinadas a los niños o a los jóvenes conproblemas, sea que concurrieron a la gue­rra, padecieron una epidemia o que no tie­nen padres .

Estos mismos argu mentos son soste­nidos por Sarm iento en un discurso quepronuncia en el Club Industrial el 7 denoviembre de 1885.24 Vale la pena indi­car que en esa oportunidad aludiendo asu nota de 188 1 Sarmiento dice:

Me he negado a poner mi firm a en estasescuelas. Me sucede lo q ue a un mi lico queoía hablar de historia, y decía para excusar suignorancia en la materia, que él sólo conocíala historia mili tar, yo puedo decir lo mismo.En materia de escuelas no entiendo más quede escuelas, Cuando ya son de artes y ofi­cios, me declaro incornpeten re.P

Además asegura que su oposición aRoca y Pi zarro tuvo un costo enorme :"indiqué al ministro aquel de las escuelasde artes y oficios, y me valió mi dest itu­ción".26 Estos concep tos son relevantesporque no pertenecen únicamente al ini­ciador del normalismo, sino que formanpar te de un clima de ideas que pri ma en

2·1 Sarm iento, "Apti tudes", 200 1, pp . 225-238.25 iu«.p. 229.26 lbid., p. 23 1. Pizarro, por otros motivos, tam ­

bién deja su puesto en el primer año de gestión.

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aquellos años en los educadores. Sarmien­to , en su respuesta a Pizarro en 1881 ,había indicado qu e su oposición a la cre­ación de una escuela de artes y oficios eracompa rtida por los miemb ros del ConsejoN acional de Educaci ón.é" Recordemos,también, que en el Primer Congreso Peda­gógico Interamericano, realizado en Bue­nos Aires en 1882 , se observa, según loafirma el investigador Hugo Biagin i, que"la enseñanza técnica e industrial no reci­bió demasiada atención. Por el contrario,cuando ella fue planteada para incorpo­rársela a los estudios, especialmente secun­darios, sufrió una apreciable repulsa."2R

Sarmientocuestionala reptíblica del habitallte

Pero Sarmiento, el gran referente del nor­malismo, no sólo se opone a la fundaciónde escuelasde artes y oficios, además plan­tea, expresamente, la necesidad de concluircon la república del habitante productorde riqu eza y crear, por el contrario, unarepública de ciudadanos. Su posición selegitima por un factor fundamental. Co­mo bien ha indicado el historiador EricHobsbwam, entre 1875 y 1915 se divisaun nuevo imperialismo colonial donde lasprincipales naciones europeas se disputanbuena parte del mundo.I'' Este contextointernacional aparece en la agenda de pro­blemas de la dirigencia rioplatense, y entreellos en Sarm iento. En sus últ imos escri­tos, los que recorren la década de losochenta, dom ina una preocupación: elpeligro de una nueva colonización. A susojos, las escuelas creadas por las cornuni-

27 ¡bid.2H Biagini, Edllcación, 1983, p. 42.29 Hobsbawm, Era, 1998, pp. 66-68 .

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dades extra njeras pueden ser un pelig ro.Su lucha es, sobre todo, cont ra la colecti­vidad ita liana que ha mostrado no sóloque forma a sus hijos como italianos y nocomo argent inos, sino que, además, el Es­tado ita liano ha dado señales claras de suintención de proponerse como protectorde sus ciudada nos en las rep úblicas deSudamérica. N o se trata de una mera fan­tasía. Por ejemplo, en 1882, dos italianosson agredidos por la po licía en Monte­video, circunstancia que se tradujo, pri­mero , en la intervención del capitán deun barco de guerra italiano, y luego en unconflicto diplomático ent re las dos nacio­nes. Esto no es todo : el parlamento ita­liano vota una part ida de dinero para sos­tener las escuelas de la comunidad italiana,yen su fundamento explícito se afirmabaque Italia podía tutelar, en el futuro, a larepúbl ica argent ina debido a la g ran can­tidad de población italiana que habitabala zona del litoral argentino. Sarm ientoexpresa su preocupación en numerososartículos compi lados, posteriormente, bajoel título Condicióndel extranjeroen América.Si siempre fue el promotor de la educa­ción pop ular, en los tram os finales de suexistenc ia subraya que también las escue­las, puntualm ente la de los inmigrantes,en vez de pro mover el progreso del país,puede, por el contrario, destruir toda posi­bilidad de form ar una nacionalidad, unaciudadanía Argentina, y un gobi erno pro­pio . Se decía, de man era muy recurrenteen diferent es publicaciones, que el princi­pal peligro era que el hijo del inmigrantenacido en el país, pero culturalmente for­mado en la cultura de sus padres, podíallegar al Congreso o al gobierno nacional,y se perdería, de hecho, el gobierno propio.

La prédica de Sarmiento, sin duda, tu­vo eco en el normalismo y en otro s secto-

res de la educación.f" Escuelas primariasque formen ciudadanos argentinos e ins­pectores que controlen los plan es de estu­dios de las sedes educat ivas extranjeras sepresentan como las grandes necesidadesdel mom ento. De este modo se pued eadverti r el lugar que se dan a sí mismoslos normalistas: la creación de la nacio­nalidad argentina y la formación de la ciu­dadanía estaba, en cierta forma, en susmanos. En la agenda de problemas de losnormalistas no aparecen las escuelas deartes y oficios como tema central, sinola cuestión nacional y la cuestió n de laciudadanía.

El debate que dan los normalistassobre el ideario educativo alberd iano ysobre la definición del programa de repú­blica debe ser entendido en un campo delucha: se trata de la batalla por los cargosen la esfera educat iva.

Los normalistas y la lacb« por los cargosen la esfera edncatiua

En la década de los setenta y comienzosde los ochenta nace lo qu e se denominael norm alismo. Se trata de aquellas per­sonas que dieran clase o dir igen las escue­las normales del país, mu chos de ellos son

311 Invesrigaciones recientes consraran que a finesdel siglo XJX se visualiza un fuerce fervor parriórico enla opini ón pública, y son las sedes educativas, y sobreroda los colegios nacionales los principales organiza­dores, a trav és de la inqui etud y la participaci ón depro fesores y alum nos, de peregrinaciones nacionalis­ras a disti ntos puntos del país, para celebrar fiestaspatr ias y homenajear algún prócer. No casualmenee,además, esras pereg rinaciones son sosrenidas, en d ife­remes provi ncias, por sociedades q ue llevan el nom­bre Sarrnienro. Berroni , Pa/r¡o/CIS , 200 1, pp . 79 - 120.

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extr anjeros, maestros y maestras sobretodo de origen estadunidense que fueroncontratados por el Estado argentino. Fun­dan asociaciones y publicaciones don dedifunden sus ideas y defienden los int e­reses y valores de la educación común: pe­lean por el salario del maestro, reclamanpor la construcción de edificios escolares,plantean que son los maestros los quedeben definir los planes de estudios, etc.A su vez, estos normal istas y las primeraspromociones de egresados de las escuelasnormales se incorporan al área educa tivade los Estados provinciales y del Estadonacional. Normalistas, pero sobre todo doc­tores y egresados de colegios nacionales,ocupan los principales cargos de la esferaeducacional: Consejo N acional de Educa­ción, consejos provinciales de educación, elMinisterio N acional de Instrucción PÚ­blica y los ministerios de instrucción públi­ca de cada provincia , los cargos de ins­pectores generales, etc. Hay que destacartambién el papel del movim iento educa­tivo católico. Según el artículo 5° de laConsti tuc ión nacional, las provi ncias tie­nen la obligación de construir y admi ­nis trar el nivel prima rio; y en alg unasprovincias, como es el caso de Santa Fe,para cita r un ejemplo em blemá t ico, sedicta una ley en 1886 donde se establecela enseñanza católica ob ligatoria en esenivel educativo. Los normalistas, que pre­gonan una educación primaria laica, man­t ienen un duro enfre ntamiento con elmovim iento católico.

Los puestos de trabajo en la esfera edu­cativa son importantes y se multipl ican,ya que a fines de los años setenta y enla década de los ochenta , se ha consti tui­do una sociedad civil que sostiene al Es­tado nacional, pot lo tanto, hay recursosen las arcasde los estados provinciales y de

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la nación para sostener este aparato edu­cativo.

A part ir de la segunda mitad de la dé­cada de los ochenta es visible la emergen­cia de un sector importante de nuevosmaestros que se enfrenta n con la dirigen­cia polít ica, con el movimiento católico ytambién con lo que denominan la viejaescuela normalista. Poseen cargos en laesfera educativa : muchos de estos jóvenesson directores de escuelas, son inspectoresprovinciales o nacionales, y sostienen queestán preparados para ocupar los puestosmás importantes del aparato educativo,desde la dirección de los consejos escola­res provinciales o de la nación, hasta pre­sidir los ministerios de instrucción públicade la nación o de las provi ncias.

La ntteua generación de maestros y Sil adhesióna lospostulados edncatiuas alberdianos

En este campo de lucha debe entendersela adhesión de un sector importante dejóvenes normalistas al idear io educativoalberdiano. Se invoca la figura de Alberdi,conocido enemigo de Sarmiento, para di­ferenciarse y combat ir a la vieja escuelanormalisra. Los jóvenes maestros invocannuevos temas y nuevos conocimientos parademostra r, por una parte, que los viejosnormalistas no están actualizados, ni estánpreparados para los nuevos desafíoseduca­tivos. Si los vie jos normali stas decían,siguiendo los conceptos de Sarmiento, quehay que desarrollar la inteligencia del ni­ño, los jóvenes maestros plantean que losniños son mente y cuerpo, y que hay queeducar la mente, pero también el ojo y lamano. Califican ento nces a la concepciónde la vieja escuela normalista como incom­pleta: no ven el cuerpo . Desde esta con-

ALEJANDRO H ERRERO

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cepción planteaban la necesidad de crearescuelas de artes y oficios, escuelas indus­triales y escuelas agrícolas. En este mismosentido, sostienen la necesidad de formaral maestro rural y al maestro para la ense­ñan za del trabajo manual. A comienzosde la década de los noventa se desarrollaen las escuelas normales un debate sobrela enseñanza del traba jo manual, y losjóvenes norm alistas logran imponer estaasig natura en las escuelas de todo el país.Todos estos nuevos temas que los diferen­cian de la vieja escuela normalista son legi­timados invocando los escritos educativosde Alberd i.

Por eso, un sector importante de jóve­nes normalistas apoyan a Roca en su pro­puesta de crear la escuela industrial y laescuela comercial a fines del siglo XL'\:, o deintentar red uc ir los coleg ios nacionalespara reemplazarlos por escuelas de artes yoficios, escuelas industriales y escuelas decomercio. Sin embargo, se separan en algoesenc ial para Roca: cuestionan la repú­blica posible.

La nueua generación de maestros cuestionala rejJlíblica posible

¿Por qué los jóvenes maes tros cuestionanla república posible y proponen una repú­blica de ciudadanos? Existen razones detodo tipo, pero hay que destacar dos moti­vos esenciales para esta investigación. Poruna parte están librando una batalla conel movimiento cató lico y, por otro lado,toman como bandera la alarma que habíaseñalado Sarmiento sobre la posibilidadde perder el gobierno propio en manos delas com unidades extra njeras.

Es notable la tensión que se produceentre el movimiento educativo católico y

los normalistas a fines del siglo XIX. Bastarecordar, una vez más, el caso santafesino:una persona qu e estudia para maestro enla escuela nor ma l de la -ciud ad de SantaFe se prepara para ed uca r a ciudadanoslaicos, pero una vez que ingresa al sistemaeducativo santafesino, en una escuela fis­cal, está obligado a ed ucar a ciudadanoscatólicos. Vale decir, conviven a fines delsig lo XI X un a p olítica de la repúb licadel hab itante, nítidame nte visible en lascolonias agrícolas santafesinas (donde lamayoría de los produc tores de riqueza sonextranjeros), una república del ciudadanolaico, en la escuela normal de la ciudadde Santa Fe, y una república de ciudada­nos católicos en las escuelas primarias fis­cales de la misma provin cia . La nuevageneración de maestros mant iene tilla durabatalla por imponer el laicismo, que regíaen leyes nacionales desde 1884 (regis trocivil, por ejemplo), pero que en provin­cias importantes como Santa Fe o Córdobachocaba con una d irigencia política queimpuso la obligatoriedad de la enseñanzacatólica. Por lo tanto, sostener las escuelasnorm ales o los colegios nac ionales q uedifunden una educación laica en todo elpaís es fundamental para los jóvenes comopara los viejos normalistas de clara orien­tación laica. Esta problemá tica ocasionabaalguna tensión en algunos jóvenes norma­listas: algunos como Zubiaur apoyaban lareducción de los colegios nacionales parareemplazarlos por escuelas de artes y ofi­cios, en cambio otros, como Car bó, sos­tenían que los coleg ios nacionales debíanser sostenidos para implanta r el laicismoen provincias como Santa Fe o Córdoba.

Pero la defensa de la república de ciu­dada nos y el cuestionamiento de la repú­blica posib le tenía como principal ame­naza para los normalistas viejos y jóvenes

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el peligro de perder el gobierno propio.Sin em bargo , hay que destacar que suargumento tiene nuevas aristas. Para losjóvenes maestros el peligro no es sólo per­der el "gob ierno propio", tal como decíaSarmiento, sino también que en el mer­cado de trabajo los inm igrantes están de­mostrando que se enriq uecen más rápidoque los criollos, y esto es visible en lasnuevas zonas agrícolas: Córdoba, Santa Fe,Entre Ríos. La república del habitant e hacumplido su ciclo porqu e los inmigran­tes pueden quedarse con el país.

H ay que subrayar que cuestionan larepública posible alberdiana y, al mismotiempo, invocan las ideas educativas deAlberdi."' Sostienen que hay que formarciudadanos que part icipen en política co­mo argentinos y defiendan los interesesde Argentina, y hay que formar ciudada­nos que sepan trabajar y compe tir con elinmigrante , por eso les parece fundamen­tal funda r escuelas industriales, escuelasde comercio y escuelas de artes y oficios.Cont inúa n con una bandera del norma­lismo, pero le agregan nuevas razones alargumento invocando los postulados edu­cativos alberd ianos.

Una serie de temas recorren sus publi­caciones: se predica formar al ciudadano

5 1 ). B. Z ub iau r, "G o bern ar es educar. Con­feren cia leída por el docror). B. Z ubiaur. Rectordel Coleg io N acional del Urugu ay. En los salones dela 'Sociedad U nión U ruguaya"', La Edllcación, 15de ocrubre y I de noviembre de 1896 , año XI, núm.242 -24 3, pp. 626-63 1. En 1900 pub lica el libro, Laenseiiauza industria], dond e dedica un cap ítulo al pen­sam iento ed ucat ivo de Alberdi, y afirma que con susBases "se adelant ó 50 años". Y en 190 4 da un di s­curso proa lberd iano cuando inaugura la escuela ). B.Alberdi en el barri o de Belgrano en la capi ral federal.Véase Monilor de la Edllcación Comnu, año 23, núm.36 1, pp. 110 6- 110 9.

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argentino, que se dejen de util izar manua­les extranjeros y se usen manuales escri­tos por maestros argent inos, se defiendeel laicismo frente al avance religioso, seelogian sociedades masónicas que se ocu­pan de la educación para el trabajo,32 sedestaca una y otra vez que se debe ense­ñar más instrucción cívica,33se alude po­sit ivamente a la labor de las escuelas deartes y oficios .f" la inst rucc ión agríco­la-indusrrial.P las escuelas de campa ña ynocturnas para obreros.Y las escuelas espe­ciales de comercio. V la enseñan za pr ác-

52 E. A. Bavi o, "Correspondencia del Paran á.Movimient o benéfico en pro de la ed ucación. Escuelasde campaña y nocturnas para obreros", La Edm" dríll,30 de junio de 1886, año 1, núm . 9 , pp. 132- 134 ,Buenos Aires.

55 "La instrucción cívica", 0, Educaciá», noviem ­bre de 1886 , año 1, núm . 17 , 10. 267; "Const ituciónN acional", La Edncacidn, abr il de 1887, año 11 , núm.26, p. 4 18, e "In stru cci ón cívica", La Edllmdón, 3 1 deag osto y 15 de sep t iem bre de 1887, año 11 , núms.

35-36, 1010.572-57 3.5'1 "Trascr ipc ión del "Bole t ín ", órgano de la

Escuela de Artes y Ofi cios de San Martín , qu e d irigeel di stinguido norm alista, don J. Alfredo Ferreira, exalumno de la Escuela N orm al de Corrientes", LaEdll((fciríll, 15 de marzo de 1886 , año 1, núm. 2, pp.24 -25 ; Salomé Duffour, "Escuelas de arres y oficiospara ni ñas y mu jeres", La Edllt'tlciríll, noviembre de1886 , año 1, núm. 18, 1010. 284-287 .

.'5 Sánchez de Guzman, "La inst rucción ag rícola­industrial", La Edncacui» , 30 ele jun io de 18H6, año 1,

núm . 9 , pp . 135- 136; Y julio de 1886 , año 1, núm .10 , pp. 153-1 54 .

56 E. A. Bavio, "Correspondencia del Paraná.Movim iento benéfico en pro de la educación. Escuelasele campaña y nocrurnas para obreros", La Edlltm';ríll,15 ele abril ele 1886, año 1, núm . 4, pp . 52 -53; 30de abri l ele 1886 , año 1, núm. 5 , 1010. 72-73; 30 dejuni o de 1886 , año 1, núm. 9 , pp . 132 -1 34 .

57 "Escuelas especiales ele comercio", La Edllcadríll,enero y febrero ele 1887, año 11 , núms. 22 -2 3.

ALEJA NDRO HERR ERO

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t ica ,38 o la enseñanza rnanual. V y seinvoca, positivame nte y de manera ex­presa, las ideas educativas de Alb erdi. Sepodrían citar más temas, pero esta brevereferencia indica cómo conjugan su adhe­sión a los postulados educativos alberi­danos y la adh esión a una república deciudadanos laicos, defendiendo los inte­reses y pri ncipios del normalismo, y másespecíficamente de la nueva generaciónde maestros. Roca encontró en estos jóve­nes nor malistas un apoyo fundamentalpara defender la impl antación de las ideased uca tivas alberdianas, pero ta m biénvisualizó algo peor a sus ojos: qu e cues­tionaban la república del habitante y sos­tenían la creación de una república de ciu­dadanos laicos.

Los industr iales se sienten convocadosen este debate sobre las escuelas de artes yoficios y las escuelas ind ustr iales, y tienenuna posición parecida, en algunos aspec­tos, con los normalistas de la nueva gene­ración.

S EGUN DA PARTE: LOS INDUSTRI ALES

L OJ indastriales acuerdan COIl la educaciánindustria]y cuestionan la rejJlíb/icade! habitante

Es necesario retornar al primer gobiernode Roca para advertir la trayectoria de lacorporación indu strial en esta discusióneducativa desde 1880 hasta su segunda

.'" "Enseñanza práctica", La Edllmciríll, diciem­bre de 1886 y enero de 1887.

.'~ S. H . Fitz Simon , "La educación ant igua y laeducación moderna. VII. N ecesidad de la enseñanzamanual", La Edllcaciríll, 15 de jun io y 1 de jul io, año11 , n úrns. 30-31, pp . 479-4 82 .

gestión a fines del siglo XIX, y verificar suscoincidencias y diferencias con la corpora­ción normalista. Existe una constante enla corporación industrial: apoyan la políticaeducativa de los dos gobiernos de Roca ycritican el programa de la república delhabitante, y más aún, al sistema econó­mico librecambista. Las razones de su acer­camien to y de su d istanciamiento delroquismo forman parte de los intereses yvalores que defiende dicha corporación.

Desde un punto de vista educativo, larelación parece ir sobre rieles: el Club In­dustrial de Buenos Aires celebra la pro­puesta de Pizarroy Roca en 1881 de promo­ver la creación de una escuela de art es yoficios, felicitan a Roca por la creación dela primer escuela industrial de la nación en1897, Yapoyan con su voto, de la manodel diputado Francisco Seguí, varias vecespresidente de la U nión Industrial Argen ­tina, el proyecto de O . Magnasco en sep­tiembre de 1900 en el pa rla me nto ar­gent ino donde se plantea reemplazar lamayoría de los coleg ios nacionales porescuelas industriales y de artes y oficios.?"Es necesario conocer algunos rasgos delprograma de los industr iales para evaluar,posteriormente, su posición en el terrenoeducativo.

U na ed ucación vinculada est recha­me nte al t rab ajo y a la enseñanza pri­maria , y la feroz crítica a los colegiosnacionales forma parte de su prédica cons-

·10 P. Y. , "N uestra propaganda gana terreno", E!lndastrial. 6rgelJlo del e !lIb IlldllSlria!, 15 de enero de188 1. E! l lldmlria! nace en 1875, y es la publicaciónperiódica del Club Industrial. Más tarde, en 1887, sereúnen los club es industriales de las disti ntas provin­cias y form an la Un ión Ind ustri al Argentina, y lapub licac ión se transforma en Bolcth¡ de le, Uniii»lndsstria! ArgCIIlilla.

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tanr e."! En la opini ón de los industriales,Roca no inventa nada sino que viene allevar a cabo una de sus banderas educati­vas. y si los industriales le dan una impor­tancia enorme a la cuest ión educativa esporque están llevando a cabo una batallaen el terreno de las ideas.

Las industrias argentinas, a los ojos delos industriales, no pueden subsistir ymenos desarrollarse con la economía libre­cambista, no están en condiciones de com­petir con la masiva importación de rna­nufacturas baratas y de buen a calidad . Suprincipal bandera es el proteccionismo delas manufacturas nacionales. La miradasobre la educación no es casual. Los cole­gios nacionales y las universidades, en suopinión, son el centro del problema: allí seforma la clase dirigente con la idea libre­cambista como la única teoría económicaviable para el progrese." Su propuesta dedisminuir estas sedes educativas, y hastade "entornar las pu ertas de las universida­des", 43 los conduce a celebrar los argu­mentos de Pizarro en 1881 y más tardede Magnasco en 1898-1900 sobre la re­ducción de los colegios nacionales y sucrítica al sistema de instrucción vigente.Los indu st riales sostienen, igual que losdos ministros roquistas citados, que se "haempezado por los techos", se ha "pr ivile­g iado los estudios de los colegios prepara­torios para la universidad ", y se ha olvi­dado los estudios necesarios y vitales para

·11 J. L. L., "Educación e instrucci ón", E! lndns­trial. 6rgallode!C!/lb lndustria], 19 de marzo de 1881.

·12 J. L. L., "La producción de la riqueza. V11l. Elcontra bando intelectua l en las un iversidades. Las es­cuelas de ar res y oficios y agro nom ía, como ún icocont rol", E! lndnstrial. 6rgallode! Cisb Industrial, 30de octubre de 1880 .

-13 lbid.

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el progreso del país, "la enseñanza prima­ria y las escuelas de artes y oficios y agro ­nomía" .44

Pero no todo es coincidencia, como sepuede apreciar. H ay que subrayar dos di­feren cias básic as entre las p ropuestasroquistas de Pizarro y Magnasco y el ClubIndustrial de Buenos Aires.

El librecambio es la primera diferenciadecisiva. El Partido Autonomi sta N acio­nal es librecambista (y lo es, como sabe­mos , desde su nacimiento a fines de losaños setenta hasta su disolución en 1910),y Roca sigue esta idea económica con al­gunas excepciones; por ejemplo, en 1885aplica alg unas medidas proteccion istas .Vale decir que los industriales son tena­ces opositores a los planes de estudios delos colegios nacionales y de las universi­dades porque form an una clase dirigentelibrecambista, alejada de las tareas pro­du ctivas, y no pueden entender que sóloel proteccionismo pu ede salvar la manu­factura nacional.

La segunda diferencia es que los indus­tri ales se inscriben en un program a derepública de ciudadanos, y no en el pro­grama de la república del habitante alber­diana que defiende Roca. Su lucha con­tra el librecambio los lleva a proponer unaactiva pa rtic ipació n pol ít ica de los ciu­dadanos para defender la producción ar­genti na cont ra el avance de la producciónextranjera, y hasta llegan a proponer uncambio en la Constitución, en 1885, paraobligar a los inmigrantes a nacionalizarse.Fervor republicano , fervor nacionalista,son ejes cent rales de su programa y tieneun objetivo preciso: modificar el sistema

~·1 P. Y., "Nuestra propaganda gana terreno", E!ludnstria. 6rgallo de! C!I/b industrial, 1S de enero de188 1.

ALEJ ANDRO HE RRERO

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librecambista que protege a los produc­tores extranjeros en desmedro de los na­cionales; sólo una sociedad nacionalista yde ciudadanos arge ntinos act ivos en estalucha puede, a sus ojos, defender la manu­factura nacional por más que los consu­m idores sean perj udicados. Su defensa deuna república de ciudadanos es vital paralograr su principal ob jetivo: eliminar elsistema librecambista y reemplazarlo porun sistema proteccionista, convencer a ladirigencia política y también a los consu­midores respecto a que se debe defender laproducción nacional por más que esto sig­nifica comprar productos más caros o dem en os ca li dad . La opos ición a R oca ,entonces, es doble y lesiona dos pilares desu política: la repúbl ica del habitante y elsistema de librecambio.

Los escri tos alberdianos son leídos enesta clave. Invocan la autoridad de Alberdiy reproducen en sus páginas sus disc ur­sos, pero no lo leen como un librecam­bista, ni como el defensor de la repúblicadel habitante; dichos aspectos centrales deAlberdi no serán atendidos, y en cambio,es elog iada su defensa del tra bajo en unpaís que tiene una tradición que lo desde­ña, su idea de que el trabajo es un mediode moralización, su crítica de la llamadaempleomanía y de la po li tiquería, y supropuesta de una educación asociada conla producción económica. Citan positiva­mente tanto a Adam Srnith como aJ. B.Alberdi , dos grandes defensores del libre­cambio, pero sin me ncionar este aspecto,y los convocan para justificar su programade protección de los productores naciona­les.'l5 H ay un uso de Smith y de Alberd i,

·15 J. L. L., "l a producción de la riqueza. x .Poderes púb licos", El lndtrstrial. 6rgallo del e l" blndnstriat , 20 de noviembre de 1880.

y el objetivo es siempre el mismo: de­fende r los intereses de la corporación in­dus trial, en este caso, en su lucha contra latrad ición española que niega la culturadel trabajo, y su lucha contra la polit ique­ría, sujetos que viven de la políti ca y no desu trabajo, que agrandan el Estado y noconstruyen la sociedad civil.

Una constante se advierte en las dosúl t imas décadas del siglo: Roca encuen­tra en los indus triales a leales defensores desu política educativa, sea en la promociónde una educación primaria obligatoria ygratuita (ley 1420), como en la creación deescuelas de artes y oficios y sus críticas alos colegios nacionales y las universida­des, pero, por otra parte, los separa su fer­voroso nacionalismo y su oposición de unarepública de habitantes que obstaculiza,a sus ojos, su lucha por la defensa de laproducción nacional. Esto revela que seacercan a Roca puntualmente en el terrenoeducativo, pero que se separan claramentede la república del habitante productorde riqueza, y de su política eco nómicalibrecambista,

CONSIDERACIONES FINAlES

"Orden y progreso" era el lem a de Roca yde otros mandatarios latinoamericanos afines del sig lo XIX. Las pasiones po lí ticas ,la llamada politiquería o empleomanía,debían ser red ucidas al máximo posibleporque se oponían al crecimiento econó­mico. Para expresarlo en pala bras deAlberdi: las pasio nes políticas debían serreemplazadas por las pasiones por el t ra­bajo. La poderosa inmig ración mas iva deeuropeos, el exitoso ciclo agroexportador,el rápido crecimiento económico, avala­ron la propuesta de la república posible, ya

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que los productores de riqueza transfor­maron, a fines del siglo XIX, la economíaarcaica en un a economía moderna. Sinembargo, Roca advertía en sede educativaun peligro: allí no se educaban inclividuospara producir riqueza sino que se los for­maba para la política y, de este modo, seminaban los fundamentos de la repúblicaposible alberdiana, cuyo mayor problemaera disminuir al máximo la participaciónpolítica que lesionaba la acción económica.

En la primera gestión de Roca se ob­serva que los norma listas se oponen a laeducación indus trial, y Sarmiento es unode sus mayores exponentes, dado que seenfrenta públicamente con Pizarro y ex­presa su opinión, además, en el Club In­dustrial de Buenos Aires; mientras que enel segundo mandato de Roca se visualizaun cambio significativo, puesto que nor­ma listas alberdianos como B. Zub iaurtiene encuentros con los industriales , enel Congreso del Pensamiento Industrial, ycomparten las mismas ideas, y celebran,además, unos y otros, la propuesta delministro Magnasco. Si se evalúa el con­texto de los dos gobiernos de Roca, sinduda, en su seg unda gestión se produ­ce un cambio positivo para implantar lasideas educativas alberdianas, y no casual­mente fue por esos años que se crean laescuela de comercio de la nación y la es­cuela industrial de la nación y, por pri­mera vez, se debate en el Congreso na­cional un proyecto que pla ntea asociareducación y sistema prod uctivo.

Sin embargo, al mismo tiempo que seproduce este cambio , también se advierteque normalistas alberdia nos e industr ia­les inscriben sus ideas educativas en unprograma de república de ciudadanos, yplantean, cada vez con más fuerza, avan­zar hacia una república de ciudadanos. Los

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normalistas temen perder el gobierno pro­pio ante el peligro que los hijosde extran­jeros nacidos en el país accedan al poderejecutivo o poder legislativo y no defien­dan los intereses de la república argen­tina, sino que gobiernen para la nación desus padres. Y los industriales tienen otrosproblemas: no pueden sobrevivir en elmercado librecambista, no pueden compe­tir con las manufactu ras extranjeras , y subatalla en el terreno educativo es parte deeste combate en el terreno de las ideas y dela opinión pública.

Roca lidera el PAN, pero no puede sos­tener el programa de la repúbl ica posiblealberdiana; intenta cambiar el sis temaeducativo que se opone a la repúb lica dehabitantes productores de riqueza y, final­mente, se encuentra con algo peor: no sólofracasa en este intento, sino que advierteen la misma contienda verbal que elmismo programa de la república posiblees cuestionado por diferentes actores.

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ALEJANDRO HERRERO