santo cristo de los gascones · 2016-04-01 · figura de santa elena, madre del emperador...
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En el entorno de la ermita de los
santos Justo y Pastor, a finales del
siglo XII había un arrabal habitado
por gentes que vivían del “tráfago y
obraje de los paños”. Estas gentes,
trabajadores “de uñas azules” por el
tintado de las telas, eran algo
contestatarios respecto a “los
buenos burgueses instalados en la
zona alta amurallada de la ciudad”.
Precisamente ellos fueron
testigos, a principios del siglo XIII,
de un acontecimiento que despertó
el fervor popular.
Según se cuenta, había en Francia
una compañía de gascones y
alemanes que tenían un Cristo, junto
con una esquila o campana pequeña,
al que rendían gran veneración.
Aquellas gentes tuvieron que salir de
sus tierras, pero querían llevar consigo
su querida y venerada imagen. Por ello
acordaron hacer una caja donde meter
a su Cristo. Luego buscaron una yegua
donde cargaron la caja con la imagen y
pusieron la esquila al cuello del
equino. Finalmente le sacaron los ojos
para que el animal no supiera a dónde
dirigirse y decidieron que allá donde se
parase el equino sería el lugar donde
se quedarían ellos junto a su imagen.
Anduvieron los gascones y alemanes
muchos días sin que la yegua se
detuviera. Siguiéndola, entraron en
España y llegaron a Segovia. Cerca de
la que entonces era sólo la ermita de
los santos Justo y Pastor, la yegua se
arrodilló junto a un poyo, posándose
con la caja del Cristo y reventando allí
mismo.
Para guardar a su Santo Cristo, toda la
comitiva que había acompañado a la
yegua se quedó en Segovia. Los
gascones se quedaron a vivir en la zona
baja de la iglesia, en la “calle de los
Gascones”, cerca de la plaza del Azoguejo;
por su parte, los alemanes se ubicaron
cerca de un arroyo que pasó a llamarse
“el arroyo de los alemanes”.
A su vez, la esquila o campanita que
llevaba la yegua se puso en la iglesia de
San Justo. A lo largo del tiempo esta
campana se ha quebrado muchas veces
por lo que se le ha ido añadiendo metal,
haciéndola mucho mayor de lo que era.
Cuentan los ancianos de esta parroquia
que todas las veces que alguna mujer
embarazada está en peligro durante el
parto y se tañe esta campana, Dios libra
milagrosamente a la mujer del peligro.
La imagen es una figura, de madera policromada, de un Cristo con los brazos articulados,
movilidad que servirá para representar la Ceremonia de la crucifixión y el descendimiento.
Los rasgos del rostro muestran una
serena belleza y actitud presente en
las esculturas del principio del
gótico.
La imagen es una talla del siglo XI
de autor desconocido. De 1,82
metros de longitud.
Porque locura y desatino era
malherido dejarle en el camino,
y era también locura y desatino
de Dios hacer litigio de frontera,
con la cruz a los vientos por bandera,
por fiel testigo Cristo Peregrino,
de concertar la paz a lo divino
acordaron dos pueblos la manera.
Él escogió el lugar. Descabaldo,
de par en par la puerta del costado
Abrió para tudescos y gascones.
Y prometió a Segovia el Paraíso
que, no en balde, quedar en ella quiso,
neutralizando ofensas con perdones.
Pablo Vozmediano
En cambio, el cuerpo, todavía de la época románica, manifiesta su esquematismo y
rigidez en los surcos de las costillas, los pectorales en esclavina…
Esta imagen despertó una gran
devoción y veneración popular, lo
que acabó implicando que la
ermita se transformase en su
estructura y ornamentación, y se
convirtiese en una de las iglesias
más importantes de Segovia.
Se construyó la torre y en su base
se instaló una capilla para albergar
al venerado Cristo. Esa capilla está
cubierta con una bóveda de
crucería.
La iglesia de los santos Justo y
Pastor, junto con la iglesia de San
Millán, es uno de los escasos
ejemplos que hay en Segovia de
escultura en el tímpano.
En el tímpano se representa una iconografía ligada al tema de la Santa Cruz: aparece la
figura de Santa Elena, madre del emperador Constantino -quien dio su nombre a
Constantinopla-, adornada con la corona y el manto imperial, portando en su mano un
pomo, al igual que las otras dos damas que la acompañan.
Junto a ellas, la figura del obispo
Macario, sentado en silla de tijera,
presencia la escena de la visita de la
emperatriz al Santo Sepulcro,
representado sobre una arquería y
cubierto por un arcosolio que, a su
vez, cobija una cruz de tipo visigodo.
Rematando la escena, un ángel
inciensa el túmulo. Una arquivolta
plana, rematada con el taqueado
jaqués, enmarca la escena.
Actualmente el Cristo se
encuentra en una capilla
barroca –en el lado norte –
realizada en el siglo XVII,
situada a la izquierda de la
entrada a la nave, a la que se
accede por un amplio arco
apuntado. Esta capilla fue
patrocinada por el mercader
de paños Juan Vélez de
Arcaya.
El Cristo, sustituida la caja por una urna barroca de paredes de cristal, permanece inmóvil
hasta el período de Semana Santa.
Es sacado en el Vía Crucis del Jueves Santo por los miembros del Colegio de Abogados de
la ciudad, Cofradía de la que el Cristo es su patrón, fundada el 6 de septiembre de 1647 por
Gremiales.
Todavía en nuestro días se mantiene la
devoción popular al Cristo de los
Gascones, siendo bastantes los fieles
que dejan sus lamparillas como
oración y recuerdo a la venerada
imagen románica.
Himno al Santo Cristo de los Gascones
Santísimo Señor que yaces muerto
como víctima inocente del pecado
y por no ver del hombre el desconcierto
tus purísimos ojos has cerrado.
Tu inmenso amor nos da nueva esperanza
y en fuego abras corazones,
recordando de nuevo tu alianza
Santísimo Señor de los Gascones.
Quisiste aquí quedarte misterioso,
regalándonos tu imagen de hombre inerte,
pero eres Dios que vives glorioso
y por siempre has cambiado nuestra suerte.
Testigos hoy nosotros y herederos
de la Iglesia, nacida en tu costado,
te queremos ser fieles y sinceros,
Cristo de los Gascones, bien amado.