sandel - lo que el dinero no puede comprar

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Lo que el Dinero no Puede Comprar

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  • NDICE

    4. Mercados de la vida y de la muerte ................ .

    El seguro de los conserjes Apuestas por la muerte Apuestas sobre

    la muerte en internet Seguros versus juegos El mercado de futuros

    del terrorismo Las vidas de desconocidos Bonos de la muerte

    5. Derechos de denominacin ..................... .

    Venta de autgrafos ateos patrocinados por compaas Palcos

    de lujo Moneyball Publicidad en lavabos Publicidad en libros

    Publicidad corporal Anuncios en lugares pblicos Anuncios en

    socorristas y senderos en la naturaleza Coches de polica y tomas

    de agua Anuncios en las aulas Anuncios en las crceles La pal-

    quificacin de la vida cotidiana

    NOTAS ....................................... .

    AGRADECIMIENTOS

    NDICE ALFABTICO

    .. .. - .......................... ..

    . . . . . "'. ................. .

    135

    167

    209 241 245

    Introduccin: mercados y moralidad:

    Hay algunas cosas que el dinero no puede comprar, pero 2n nuestros das no son muchas. Hoy casi todo se pone en vepta. He aqu unos pocos ejemplos:

    Una celda ms cmoda dentro de una prisin: 82 dlare! por noche .En Santa Ana, California, y en otras ciudades, los de,lincuentes no violentos pueden pagar por UD: espacio mejor:'una celda limpia, tranquila y alejada de las de los presos que rio pueden pagarla.1

    Accso al carril especial si se conduce solo: 8 dlares en hora punta.Minepolis y otras ciudades intentan poner solucin a las retenciones de trfico ofreciendo a los conductores que viajansolos pagar por conducir por estos carriles despejados con tarifas que varan segn.la densidad del trfico.2

    Vientres de alquiler de mujeres indias: 6.250 dlares. Cada vez1s parejas occidentales .recurren a madres de alquiler que seofrecen en la India, donde esta prctica es legal y el precioi.n\;!noi: de un tercio del que se paga en Estados Unidos.3

    . ,Derecho a emwrar a Estados Unidos: 500. 000 dlares. Los extranjeros que inviertan 500.000 dlares y reen como mnimodiez puestos de trabajo en una zona de elevado desempleoreciben una tarjeta verde que los hace titulares de un permisode residencia permanente.4

    Derecho a cazar tm rinceronte negro e,; peligro de extincin:150. 000 dlares. Sudfrica ha empezado a conceder ;i algunos

  • LO QUE EL DINERO NO PUEDE COMPRAR

    hacendados permisos para vender a cazadores el derecho amatar un nmero limitado de rinocerontes con el fin de quels hacendados tengan un incentivo para mantener y protegerla.especie amenazada. 5 .

    .

    1 El nmero de tellfono mvil de su mdico: 1.500 o ms dlares a,lao. Un nmro creciente de mdicos personales ofrecen stin6mero de telfono mvil y citas en el mismo da a paciente*dispuestos a pagar sumas anuales que van de 1.500 a 25.00Qd61ares.6 Derecho a emitir a la atmsfera una tonelada de dixido de carbono:13 euros. En la Unin Europea funciona un mercado de emisiones de carbono que permite a las compaas comprar yvender el derecho a contaminar el aire. 7 Admisin de su hij'o en una universidad prestigiosa . Aunque no seindica el importe, funcionarios de algunas prestigiosas universiqades contaron a The Wall Street Journal que aceptan a estudi:intes no muy brillarites cuyos padres sean personas adineraJdi y estn dispuestos a hacer sustanciales contribuciones!econmicas. 8

    No todo el mundo puede permitirse comprar estas cosas. Perolhoy existen mltiples maneras riuevas de hacer dinero. i usted ne-cesita ganar dinfro extra, se le ofrecen algunas posjbilidades .innovadoras:

    Alquilar uii espacio de su frente (o de otra parte de su cuerpo) para]exhibir publicidad comercial: 777 dlares. Air New Zealand con-trat a treinta personas que deban rasurar sus cabezas y llevar.tatuajes temporales con este eslogan: Buscando una oportu-inidad? Ponga rumbo a Nueva Zelanda.9 Ha.cer de cobaya humana con el fin de probar la seguridad de 11na

    nueva sustancia para una compaa farmacutica: 7. 500 dlares. Sepuede cobrar ms o menos, dependiendo de lo invasivo quepueda ser el procedimiento para probar el efecto de la sustan-:. ' ciay del malestar que pueda ocasionar.10

    12

    INTRODUCCIN: MERCADOS Y MORALllJAlJ

    Combatir en Somala o en Afganistn para una compaa militarprivada: de 250 dlares al mes a 1. 000 dlares al da. El pago varasegn la cualificacin, la experiencia y la nacionalidad.11

    Hacer cola toda una noche ante el Congreso de Estados Unidos paraguardar el sitio a un miembro de un lobby que desea asistir a unasesin del Congreso: 15-20 dlares la hora. Este paga a una em

    . presa dedicada a este menester que alquila a personas sin hogar o en otras situaciones para estar en la cola. 12

    Si ests en segundo grado en un colegio de bajo rendimiento escolar,lee un libro: 2 dlares. Para animar a la lectura, los colegios pagan a los nios por cada libro ledo. 13 Si usted es obeso, pierda seis kilos en cuatro meses: 378 dlares. Compaas y seguros mdicos ofrecen incentivos econmicos para perder peso y adoptar hbitos saludables. 14

    Compre el seguro de vida de una persona enferma o anciana, paguelas primas anuales mientras est viva y luego obtenga los benefi.ciosdel seguro cuando fallezca: potencialmente millones (dependiendo dela pliza). Esta forma de apostar sobre vidas de extraos se haconvertido en una industria que mueve 30.000 millones. Cuanto antes muera el eJ,..'1:rao, nejor para el inversor. 15

    Vivimos en una poca en que casi todo puede comprarse o venderse. A lo largo de las ltimas tres dcadas, los mercados, y los mercados de valores, han llegado a gobernar nuestras vidas como nunca antes lo haban hecho.Y esta situacin no es algo que hayamos elegido deliberadamente. Es algo que casi se nos ha echado encima.

    Cuando termin la guerra fra, los mercados y el pensamiento mercantil gozaba de un prestigio sin igual. Ningn otro mecanismo para organizar la produccin y distribucin de bienes haba demostrado tanta eficacia en generar bienestar y prosperidad. Pero desde que un nmero creciente de pases de todo el mundo ha aceptado los mecanismos del mercado en el funcionamiento de sus econonas, algo ha venido sucediendo. Los valores del mercado empezaron entonces a desempear un papel cada vez mayor en la vida so-

    13

  • LO QUE EL DINERO NO PUEDE COMPR AR

    cial. Y la economa fue convirtindose en un dominio de dimensiones

    imperiales. En la actuali_dad, la lgica del comprar y vender no se

    aplica solo a los bienes materiales, sino que gobierna cada vez ms .

    otros aspectos de la vida. Es hora de preguntarse si queremos vivir de

    esta n1anera.

    LA ERA DEL TRIUNFALISMO DEL MERCADO

    Los aos que condujeron a la crisis financiera de 2008 fueron los de

    un vertiginoso perodo de fe en el mercado y de desregulacin. La

    era comenz a principios de la dcada de 1980, cuando Ronald

    Reagan y Margaret Thatcher proclamaron su conviccin de que los

    mercados, no los gobiernos, tenanla llave de la prosperidad y la li

    bertad.Y continu en la dcada de 1990 con el liberalismo favorable

    a los mercados de Bill Clinton y Tony Blair, que moderaron, pero .

    consolidaron, la fe en los mercados como medio fundamental para

    lograr el bien comn. Ahora, esta fe suscita dudas. La era del triunfalismo del

    mercado

    ha tocado a su fin. La crisis -financiera hizo ms que poner en duda

    la capacidad de los mercados para repartir elriesgo de manera razo

    nable. Tambin extendi la sensacin de que los mercados se han

    alejado de la moral y de que necesitamos algn modo de recuperar

    la. Pero lo que esto sgnifique; o el modo en que debamos hacerlo,

    no es algo obvio. Hay quien dice que la falta de moral en el corazn de

    l triunfa-

    lismo del mecado se debe a la codicia, la cual incita a asumir riesgos

    de manera irresponsable. La solucin sera, de acuerdo con este pun.'..

    to de vista , frenar la codicia, exigir una integridad y una resporisa-

    bilidad mayores a los banqueros y los ejecutivos de Wall Street y es

    tablecer regulaciones sensatas para que no vuelva a producirse una

    crisis similar. Este es como mucho un diagnstico parcial. Aunque e

    s cierto

    que la codicia tuvo algo que ver en la crisis financiera, hubo otra

    cosa que jug Un papel mayor. El cari1bio ms funesto que se prod...:

    INTRODUCCIN: MERCADOS Y MORALIDAD

    jo durante las ltimas tres dcadas no fue un aumento de la codicia. Fue fa expansin de los merca.dos, y de los mercados d!! valores, hacia esferas de la vida a las que no pertenecen.

    Para afrontar esta situacin necesitamos hacer algo ms que arremeter contra la codiia; necesitamos repensar el 1/apel que los :mercados deben desempear en nuestra sociedad. Necesitamos un debate pblico acerca de lo que pueda significar mantener a los mercados en su sitio. Y para este debate necesitamos reflexionar sobre los lmites morales del mercado. Necesitamos preguntarnos si

    _ hay ciertas cosas que el dinero no debe comprar. La intromisin de los mercados, y del pensamiento orientado a

    los mercados , en aspectos de la vida tradicionaJ.!_nente regidos por noras no mercantiles es uno de los hechos ms significativos de nuesn:o tiempo.

    considrese la proliferacin de colegios, hospitales J prisiones - concebidos como instituciones lucrativas y el recurso en la guerra a contratistas militares privados . (En Irak. y Afganistn, los ,tontratistas

    . privados superaron en nn,.ero a las compaas militares/estadounidenses.) 16.

    Considrese el eclipse de las fuerzas.policiales pblicas por las empresas de seguridad privadas, especialmente en Estados Unidos yGran Bretaa, donde el nmero de guardias de seguridad supera enms _del doble al de oficiales e la. polica pblica. 17

    O considrese el agresivo marketing de las compaas farmacuticas que invitan a consumir sus medicamentos en lOs pases ricos. (Si el lector ha. visto alguna vz los anuncios de televi,#n en las noticias de la - tarde en Estados Uriidos, se le podr perdonar que haya -pensado que la mayor crisis sanitaria del mundo noes la oca-

    - sionadd por la malria, o Ja oncocercosis, o la enfermedad del sueo,sino por la epideinia rampante de disfuncin erctil.)

    Considrese tambin el- alcance de la publicidad comercial enlos colegios pblicos; la venta de derechos de denominacin a parques y espacios pblicos, el marketing de vulos y esperma a la carta en la reproduccin asistida, el recurso a las niadres de alquiler en

    _.pases en vas de desarrollo, la compra y la venta, por compaas y

  • pases, del derecho a contaminar, o d sistema de financic6n de' ckn-. . . . . ! . paas que casi permite la compra y la venta de resultado elect-ortles.Estos usos mercantiles en los mbitos de la salud, la educacih, laseguridad pblica, la seguridad nacional, la justicia penal, la proteccin .1.edioambiental, el ocio, la procreacin y otros bienes sociales.. 1 habra resultado inauditos para la mayora de la gente hace treintaaos. Hoy nos hemos .costum.brado- a ellos.

    TODO.EN VENTA

    1 Por qu nos preocupa que vayamos hacia una sociedad en la u.etodo est en venta? Por dos motivos: uno es la produccin de desigualdad, y el qtrla corrupcin. Consideremos la desigualdad. En una sociedad e!l la1 que todo est en venta, la vida resulta dificil para las personas conrecursos modestos. Cuantas ms cosas puede comprar el dinero, qisimportancia adquiere la abundancia (o su ausencia). 1 , Si la nica ventaja de la abundancia fuese la posibilidad de coprar yates y coches deportivos. o de disfrutar de vacacicmes de -11jo,las desigualdades en ingresos y en riqueza no importaran mucho..

    .

    1 Pero cuando el dinero sirve para comprar ms y ms cosas -in-fluencia poltica, cuidados mdicqs, una casa en una urbanizacinsegura y no en un barr io donde la delincuencia campa a sus anc1las,el acceso a colegios de lite y no. a los que carga con el fracaso bscolar-, la distribucin de ingresos y de riqueza cuerit:t cad +ms. Donde todas las cosas buenas se compran y se venden, tener1 dinero supone la mayor de las diferencias. Esto explica por qu las ltimas dcadas han sido particuldrmente duras para las familias pobres y las de clase media. No solo /seha ensanchado la brecha entre ricos y pobres, sino que la mercantilizacin de todo ha abierto an ms la herida de la desigualdad j alhacer que el dinero adquiera ms imprtancia. 1 El $egundo motivo de que no nos guste que todo se ponga ynventa es ms dificil de describir. No es la desigualdad o la justicia '

    16

    ..

    que aqu nos preocupa, sino la tendencia corrosiva de los mercados. Poner un precio a las cosas buenas de la vida puede corromperlas. Porque los m.ercados no solo distribuyen bienes, sino que tambin expresan y promueven ciertas actitudes respecto a las cosas que se

    intercambian. Pagar a nios por leer libros podr hacer que lean ms,pero tambin les ensea a ver en la lectura una tarea ms que unafuente de satisfaccin en s.Adjudicar plazas para el primer cursoescolar al mejor postor podr incrementar los beneficios del colegio,pero tambin mina su integridad y el valor de su diploma. Contratarmercenarios extranjeros para que combatan en nuestras guerras podr ahorrar vidas de nuestros ciudadanos, pero corrompe el significado de ciudadana.

    Los economistas a menudo dan por supuesto que los mercadossori inertes, que no afectan a los bienes intercambiados. Pero esto no. es cierto. Los mercados dejan su marca. En ocasiones, los valores.mercantiles desplazan a valores no mercantiles que merecen ser protegidos.

    Naturalmente, la gente no est de acuerdo sobre qu valoresmerecen protegerse y por qu. As, para decidir cunto dinero estaramos o no estaramos dispuestos a pagar, hemos de decidir quvalores deberan establecerse para los diversos mbitos de la vidasocjal y cvica. Cm.o entender esto es de lo que trata este libro.

    _He aqu un adelanto de la respuesta que espero poder ofrecer:cuando decidimos que ciertos bienes pueden comprarse y venderse,

    .. decidimos, al menos de manera implcita, si es apropiado tratarloscomo mercancas, como instrumentos de provecho y de uso. Perono todos los bienes se valoran propiamente de esta manera. 18 Elejem.plo ms obvio son los seres humanos. La esclavitud fue tan atrozporque trataba a las personas como mercancas que podan comprarse y venderse en subastas. Este trato no puede valorar adecuadamente a los seres humanos; cono seres merecedores de dignidad y respeto, y no como instrumentos de ganancias y objetos de uso.

    Algo similar puede decirse de otros bienes y prcticas que merecen respeto. No permitimos que haya un mercado en el que se compren y vendan nios. Aunque los compradores no maltraten a los

    17

  • LO QUE EL DINERO NO PUEDE COMPRAR

    nios comprados, un mercado de nios expresara y fomentara una forma falsa de valorarlos. Los nios no son percibidos como bienes de consumo, sino como seres -dignos de amor y proteccin. O considrense los derechos y las obligaciones de la ciudadana. Si se nos llama a formar parte de un jurado, no podemos pagar a un sustituto para que ocupe nuestro puesto. Ni permitimos que los ciudadanos vendan su voto aunque otros estn deseosos de comprarlo. Por qu no? Porque creemos que los deberes cvicos no deben considerarse asuntos privados, sino que han de contemplarse como responsabilidades pblicas. Adquirirlos es degradarlos, valorarlos falsamente.

    Estos ejemplos ilustran un tema ms amplio: algunas de las cosas buenas de la vida son corrompidas o degradadas si las convertimos en mercancas. As, para decidir cul es el sitio del mercado y cmo mantenerlo a distancia, hemos de decidir cmo valorar los bienes en cuestin -salud, educacin, vida familiar, naturaleza, arte, deberes cvicos, etctera-. Se trata de_ cuestiones polticas, no meramente econmicas. Para resol-v-rlas, tenemos que debatir, caso por. caso, el significado moral de estos bienes y la manera adecuada de valorarlos.

    Este es un debate qui! no tuvimos durante la era del triunfalis- mo del mercado. Y el resultado fue que sin darnos cuenta, sin deciclirlo, pasam.os de tener una _economa _de mercado a ser una sociedad de mercado.

    La diferencia es esta: una economa de mercado es una hetra-mienta -una herramieta valiosa y eficaz-_ para organizar-la actividad productiva. Una sociedad de mercado es una manera de vivir en la que los valores mercantiles penetran: en cada aspecto de las actividades humanas. Es un lugar donde las relaciones sociales estn hechas a in1agen del niercado.

    El gran debate obviado en la poltica contempornea tiene por asunto el papel y el alcance de los mercados. Queremos una economa de mercado o una sociedad de mercado? Cul debera ser el papel de los mercados en la vida pblica y en las relaciones personales? Cmo podemos decidir qu biene pueden comprarse y ven-_ derse y cules otros deben ser gobernados por. valores no n1ercanti-'les? Dnde no debe mandar el dinero?

    18

    INTRODUCCIN: MERCADOS Y MORALIDAD

    Estas son las cuestiones que el prsente libro qui_re plantear. Dado que estas cuestiones tocan concpciones controyrtidas de lasociedad y la vida buenas, no puedo prometer respuestas definitivas. Pero espero al menos provocar la discu.sin pblica sobre estas cuestiones y proporcionar un marco filosfico para pensarlas.

    . REPENSANDO EL PAPEL DE LOS MERCADOS

    Aunque el lector est de acuerdo en';que necesitamos lidiar congrandes cuestiones acerca de la moralidad de los mercdos, puede

    . que dude de que nuestro discurso pblico sirva df algo. Es una preocupacin legtima. Cualquier inelto de repeb.sar el papel y el alean-

    . ce de los mercados debera empezar reconociendo la existencia dedos obstculos desalentadores.

    . Uno s la persistencia del pode: y el prestigio del pensamiento mercantil.incluso despus del n:iayor fracaso del mercado en los aos ochenta. El otro es el rencor y el vaco del discurso pl>lico. Estos

    dos hechos no. son del todo independientes el uno del otro.El primer obstculo es desconcertante. La crisis fmanciera de

    2008 se vio entonces comnmente como un veredicto contr_a el:aogi.nuento acrtico a los mercados que haba prevalecido durantetres d.cadas en todo el espectro poltico. El consiguiente colapsode' las entonces poderosas firmas financieras de Wall Street y la necesidad de un rescate masiv? a expensas de los contribuyentes pareca que iban a inducir a _una reconsideracin de los mercados.Incluso Alan Greenspan, que .como presidente de la Rei,rva Federal estaounidense haba oficiado de sumo sacerdote d -:ia fe en eltriunfo del inercado, reconoci hallarse en un horroriz'ado estadod.e ncredulidad y que u confianza en la capacidad d- los libres111ercados para atocorregirse, haba sido una equivocacin.!9 Laportada de The Ecnomist, la optimista revista britnica favorable a los

    mercados, 1nostr un manual de econorna:hundido en un charcobajo este titular: QU ES LO QQE HA FALLADO EN LA CIENCIA

    , ECONMICA.29

  • - - ,-- .... u.J ........ ,.._...,'-'-' J.V rUJ:?U.C. L.UJVlt'H. . .l\!l

    . . - l ..La era del triunfalismo del mercado ha tenido un efecto devaJ-tador. En este momento tendra que haber llegdo la hora del ji:iicip- I , moral, de iniciar una temporada de serenas reflexiones sobre la fe eel mercado. Pero las cosas no han ido por est camino. _ El espectacular fracaso de los mercados financieros poco. hizb . 1

    por deshinchar la fe general en ellos. De hecho, la crisis financiera . .

    . 1 desacredit al gobierno_ ms que - los bancos. n 2011, las. encuesta .revelaron que el pblico estadound,ense culpaba al gobierno federa;}ms que a las instituciones financieras de Wall Street de los problemaeconmicos a que se enfrentaba el ps, con una diferencia d-ms d? . 1

    1

    La crisis. financiera ha dejado a Estad9s Unidos y a buena par- te de la economa global en la peor situacin econmica desde laGran Depresin, y a millones de personas sin trabajo. Sin embargono ha incitado a una reconsideracin fundamental de losmercadosrEn vez de ello, su consecuencia poltica ms notable en Estados .

    1 Unidos ha sido el movimiento del Tea Party, cuya hostilidad haci:{

    . 1. el gobierno y querencia por el libre mercado habran hecho rubo-! rizarse a R.onald Reagan. En la prima:ve de 2011, el movimiento!Ocupa Wall Street extendi sus protestas a muchas ciudades de)Estados Unidos y alrededor del mundo. Estas protestas iban dirig-)das contra los grandes bancos y el poder empresarial, e insistan enla creciente desigualdad en salarios y en riqueza. A pesar de sus I diferentes orientaiones ideolgicas, tanto los activistas del Tea Party I . . .

    1 como los de Ocupa Wall Street dieron voz- a la indignacin pcipular-por los resates.22 . i

    1 A pesar de estas voces de protes:a, el debate serio sobre el papel I y el alcance de los mercados sigue estando casi ausente en nuestra Ivida poltica. Demcratas y republicanos discuten; como vienen ha- i

    1 ciendo desde hace largo tiempo, sore impuestos, gastos y d_ficits Ipresupuestarios, solo que ahora con mayor partidismo y poca aptitud P;

    inspirar o pesuadir. La desusin con la oltica se ha hech,o [mas profunda debido a que los ciudadanos se sienten cada vez mas frustrados por un sistema poltico incapaz de actuar por el bien p- ! blico o de tratar las cuestiones que ns importan.20

    IJ\ITRODUCCIN: MERCADOS Y MORALIDAD

    Este lamentable estado del discurso pblico es el segundo obstcuio para un debate sobre los lmites morales del mercado. En un momento en que el argumento poltico consiste principalmente en hablar a gritos en la televisin por cable, verter la ponzoa partidista en las tertulias de la radio y excitar las disensiones ideolgicas en los pasillos del Congreso, es dificil imaginar un debate pblico razonado sobre estas controvertidas cuestiones morales como la nica manera de valorar la procreacin, la infancia, la educacin, la salud, el medio ambiente,Ja ciudadana y otros bienes. Pero creo que este debate es posible y tambin que dara vigor a nuestra vida pblica. Algunos ven en nuestra poltica rencoro.sa un exceso de conviccin moral: son demasiados los que creen profundamente, y lo expresan con-vehemencia, en sus propias convicciones y quieren imponerlas a fos dems. -Pienso que se trata de una mala interpretacin de nuestra dificil situacin. El problema de nuestra poltica no es el exceso de argumentos morales, sino su defecto. Nuestra poltica estrecalentada porque es en .su mayor parte inane y vaca de todo contenido moral y espiritual. No se compromete en cuestiones de calado, que son las que preocupan a la gente. El vaco moral de la poltica contempornea tiene diversos orgenes. Uno es el intento de desterrar del discurso pblico toda nocin de la vida buena. Con la esperanza de evitar las luchas sectarias, a menudo insistimos en que los ciudadanos dejen atrs sus convicciones morales y espirituales cuando entren en el mbito pblico. Pero, a pesar de su buna intencin, la reluctancia a admitir en la poltica argumentos sobre la vida buena prepararon el camino al triunfalismo del mercado y a la continuidad del razonamiento mercantil. El razonamiento mercantil vaca tambin, a su particular manera, la vida pblica de argumentos morales. Parte del atractivo de los mercados estriba en que no emiten juicios sobre las preferencias que satisfacen. No se preguntan si ciertas maneras de valorar bienes son ms nobles o ms dignas que otras. Si alguien est dispuesto a pagar por sexo o un rin, y un adulto consiente en vendrselo, la nica pregunta que el economista hace es: Cunto?. Los mercados no reprueban nada. No discriminan entre las preferencias admirables y21

  • LO QUE EL DINERO NO PUEDE COMPRAR

    las bajas. Cada parte del contrato decide qu valor darles a las cosas intercambiadas.

    Esta actitud de abstencin de todo juicio. relativo a valores est en el corazn del razonamiento mercantil y explica gran parte de su atractivo. Pero nuestra reluctancia a emplear argumentos morales y espirituales, junto con nuestra aceptacin de los mercados, nos ha_ hecho pagar un alto precio: ha drenado el discurso pblico de toda energa moral y cvica, y ha contribuido a la poltica tecnocrtica, de mera gestin, que hoy aqueja a muchas sociedades.

    Un debate sobre los lmites morales del merdo nos permitira determinar, como sociedad, cundo los mercados sirven al pblico ydnde no estn en su sitio. Infundira nuevo vigor a nuestra poltica al dar la bienvenida en el mbito pblico a ideas discrepantes sobre la vida buena. Por qu vas podran discurrir los argun.1entos? Si estamos de acuerdo en que comprar y vender ciertos bienes los corrompe o los degrada, entonces hemos de creer que determinadas maneras de valorar esos bienes son ms apropiadas que otras. Dificilmente tendra algn sentido hablar de corromper una actividad -la de la paternidad o la de la ciudadana, por ejemplo- si no pensse...: mos que determinadas maneras de ser padre o ser ciudadano son mejores que otras.

    Juicios morales como estos estn detrs de las pocas linritaciones que observamos en los mercados. No permitimos que los padres vendan a sus hijos o. que los ciudadanos vendan sus votos. Y una de las razones por las que no lo permitimos es, francamente, de orden moral: creemos que vender estas cosas las valora falsamente y cultva actitudes perversas.

    Pensar los lmites morales del mercado hac;:e inevitables. estas cuestiones. Requiere que razonemos juntos y en pblico sobre cmo valorar los bienes sociales que tenemos en gran aprecio. Sera una estolidez esperar de un discurso pblico moralmente ms vigoroso, aun en el mejor de los casos, un acuerdo sobre cada cuestin debatida. Pero contribuira a una vida pblica ms sana;Y nos hara ms conscientes del precio que pagamos por vivir e:ri una sociedad donde todo se vende.

    INTRODUCCIN: MERCADOS Y MORALIDAD

    Cuando pensamos en la moralidad de los mercados, pensamos en prin1er lugar en los bancos de W.11 Street y sus irresponsables manejos, en fondos y rescates_ protegidos y en la reforma reguladora. Pero el reto n1.oral y poltico a que hoy nos enfi:entamos es ms profundo y ms. mundano: repensar el papel y el alcance de los mercados en nuestras prcticas sociales, en n'.estras relaciones humanas yen 1a vida cotidiana.