san buenaventura

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San Buenaventura Religioso. Cardenal. Escritor. San Buenaventura: pide a Nuestro Señor que nosotros lo amemos como lo amaste tú. Un nombre profético Nació en Bañoreal, cerca de Vitervo (Italia) en 1221. Se llamaba Juan, pero dicen que cuando era muy pequeño enfermó gravemente y su madre lo presentó a San Francisco, el cual acercó al niñito de cuatro meses a su corazón y le dijo: "¡BUENA VENTURA!" que significa: "¡BUENA SUERTE. BUEN EXITO!". Y el niño quedó curado. Y por eso cambió su nombre de Juan por el de Buenaventura. Y en verdad que tuvo buena suerte y buen éxito en toda su vida. Un doctor muy especial En agradecimiento a San Francisco su benefactor, se hizo religioso franciscano. Estudió en la universidad de París, bajo la dirección de famoso maestro Alejandro de Ales, y llegó a ser uno de los más grandes sabios de su tiempo. Se le llama "Doctor seráfico", porque "Serafín" significa "el que arde en amor por Dios" y este santo en sus sermones, escritos y actitudes demostró vivir lleno de un amor inmenso hacia Nuestro Señor. Los que lo conocieron y trataron dicen que todos sus estudios y trabajos los ofrecía para gloria de Dios y salvación de las almas. A sus clases concurrían en grandes cantidades gente de todas las clases sociales y sus oyentes afirmaban que mientras hablaba parecía estar viendo al invisible. Su inocencia y santidad de vida eran tales que su maestro, Alejandro de Alex, exclamaba "Buenaventura parece que hubiera nacido sin pecado original". Escrúpulos peligrosos. Él no veía en sí mismo sino faltas y miserias y por eso empezó a padecer la enfermedad de los escrúpulos, que consiste en considerar pecado lo que no es pecado. Y creyéndose totalmente indigno empezó a dejar de comulgar. Afortunadamente la bondad de Dios le concedió un valor especial, y observó en visión que Jesucristo en la Santa Hostia se venía desde el copón en el cual el sacerdote estaba repartiendo la Sagrada Comunión, y llegaba hasta sus labios. Con esto reconoció que el dejar de comulgar por escrúpulos era una equivocación. Escritor famoso. Buenaventura, además de dedicarse muchos años a dar clases en la Universidad de París donde se formaban estudiantes de filosofía y teología de muchos países, escribió numerosos sermones y varias obras de piedad que por siglos han hecho inmenso bien a infinidad de lectores. Una de ellas se llama "Itinerario del alma hacia Dios". Allí enseña que

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Biografía de San Buenaventura

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Page 1: San Buenaventura

San Buenaventura

Religioso. Cardenal. Escritor.

San Buenaventura: pide a Nuestro Señor que nosotros lo amemos

como lo amaste tú.

Un nombre profético

Nació en Bañoreal, cerca de Vitervo (Italia) en 1221. Se llamaba Juan,

pero dicen que cuando era muy pequeño enfermó gravemente y su

madre lo presentó a San Francisco, el cual acercó al niñito de cuatro

meses a su corazón y le dijo:

"¡BUENA VENTURA!" que significa: "¡BUENA SUERTE. BUEN

EXITO!". Y el niño quedó curado. Y por eso cambió su nombre de Juan por el de

Buenaventura. Y en verdad que tuvo buena suerte y buen éxito en toda su vida.

Un doctor muy especial

En agradecimiento a San Francisco su benefactor, se hizo religioso franciscano. Estudió en

la universidad de París, bajo la dirección de famoso maestro Alejandro de Ales, y llegó a ser

uno de los más grandes sabios de su tiempo. Se le llama "Doctor seráfico", porque "Serafín"

significa "el que arde en amor por Dios" y este santo en sus sermones, escritos y actitudes

demostró vivir lleno de un amor inmenso hacia Nuestro Señor. Los que lo conocieron y

trataron dicen que todos sus estudios y trabajos los ofrecía para gloria de Dios y salvación

de las almas. A sus clases concurrían en grandes cantidades gente de todas las clases

sociales y sus oyentes afirmaban que mientras hablaba parecía estar viendo al invisible.

Su inocencia y santidad de vida eran tales que su maestro, Alejandro de Alex, exclamaba

"Buenaventura parece que hubiera nacido sin pecado original".

Escrúpulos peligrosos.

Él no veía en sí mismo sino faltas y miserias y por eso empezó a padecer la enfermedad de

los escrúpulos, que consiste en considerar pecado lo que no es pecado. Y creyéndose

totalmente indigno empezó a dejar de comulgar. Afortunadamente la bondad de Dios le

concedió un valor especial, y observó en visión que Jesucristo en la Santa Hostia se venía

desde el copón en el cual el sacerdote estaba repartiendo la Sagrada Comunión, y llegaba

hasta sus labios. Con esto reconoció que el dejar de comulgar por escrúpulos era una

equivocación.

Escritor famoso.

Buenaventura, además de dedicarse muchos años a dar clases en la Universidad de París

donde se formaban estudiantes de filosofía y teología de muchos países, escribió

numerosos sermones y varias obras de piedad que por siglos han hecho inmenso bien a

infinidad de lectores. Una de ellas se llama "Itinerario del alma hacia Dios". Allí enseña que

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la perfección cristiana consiste en hacer bien las acciones ordinarias y todo por amor de

Dios. El Papa Sixto IV decía que al leer las obras de San Buenaventura se siente uno

invadido de un fervor especial, porque fueron escritas por alguien que rezaba mucho y

amaba intensamente a Dios.

Una noticia muy halagadora.

San Buenaventura fue nombrado Superior General de los Padres Franciscanos, y el Papa le

concedió el título de Cardenal. Y aunque era famoso mundialmente por su sabiduría, sin

embargo seguía siendo muy humilde y se iba a la cocina a lavar platos con los hermanos

legos (dicen que la noticia de su nombramiento como Cardenal le llegó mientras estaba un

día lavando platos en la cocina) y Fray Gil, uno de los hermanos legos más humildes, le

preguntó un día: "Padre Buenaventura, ¿un pobre ignorante como yo, podrá algún día

estar tan cerca de Dios, como su Reverencia que es tan inmensamente sabio?" El gran

sabio le respondió: "Oh mi querido Fray Gil: si una pobre viejecita ignorante tiene más

amor de Dios que Fray Buenaventura, estará más cerca de Dios en la eternidad que Fray

Buenaventura". Al oír semejante noticia, el humilde frailecito empezó a aplaudir y a gritar:

"Ay Fray Gil borriquillo de Dios, aunque seas más ignorante que la más pobre viejecita, si

amas a Dios más que Fray Buenaventura, estarás en el cielo más cerca de Dios que el gran

Fray Buenaventura". Y de pura emoción se fue elevando por los aires, y quedó allí

suspendido entre cielo y tierra en éxtasis. Es que había escuchado la más halagadora de las

noticias: que el puesto en el cielo dependerá del grado de amor que hayamos tenido hacia

el buen Dios.

La simpatía de San Buenaventura

Este gran doctor, que por 17 años fue Superior General de los Padres Franciscanos y

recorrió el mundo visitando las casas de su comunidad y animando a todos a dedicarse a la

santidad, y que fue el hombre de confianza del Sumo Pontífice para resolver muchos casos

difíciles, y que dirigió en nombre del Papa el Concilio de Lyon y tuvo el honor de que la

oración fúnebre el día de su entierro la hiciera el mismo Sumo Pontífice, tenía una cualidad

especialísima: una exquisita bondad en su trato, una amabilidad que le ganaba los

corazones, un modo conciliador que lo alejaba de los extremos, de la extrema rigidez que

amarga la vida de los otros y de la relajación que deja a todos seguir por el camino del mal

sin corregirlos. Sus virtudes preferidas eran la humildad y la paciencia, y la meditación

frecuente en la pasión y muerte de Cristo lo llevaba a esforzarse por cumplir aquel consejo

de Jesús: "Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón". Su crucifijo lo tenía

totalmente desgastado de tanto besarle las manos, los pies, la cabeza y la herida del

costado. Su amor a la Virgen María era intenso y por todas partes recomendaba el rezo del

Angelus (o de las tres Aves Marías).

Un santo elogia a otro santo.

A San Buenaventura le recomendaron que escribiera la biografía de su gran protector San

Francisco de Asís (la cual resultó muy hermosa) y dicen que cuando estaba redactándola,

llegó a visitarlo el sabio más famoso de su tiempo, Santo Tomás de Aquino, el cual al

asomarse a su celda y verlo sumido en la contemplación y como en éxtasis, exclamó:

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"dejemos que un santo escriba la vida de otro santo", y se fue. Así que estos dos sabios tan

famosos no se trataron en vida pero se admiraron mutuamente.

Muerte solemne.

En el año 1274 se celebró el concilio de Lyon (o reunión de todos los obispos católicos del

mundo). Terminando el Concilio con gran éxito, todo dirigido por San Buenaventura, por

orden del Sumo Pontífice, el santo sintió que le faltaban las fuerzas, y el 15 de julio de 1274

murió santamente asistido por el Papa en persona. Todos los obispos del Concilio

asistieron a sus funerales y caso único en la historia, el Santo Padre ordenó que todos los

sacerdotes del mundo celebraran una misa por el alma del difunto.

Un elogio muy especial. El Papa Inocencio V predicó la homilía en el entierro de San

Buenaventura y dijo de él: "Su amabilidad era tan grande que empezar a tratarlo era

quedar ya amigos de él para siempre. Y su unción al predicar y escribir era tan admirable,

que escucharlo o leer sus escritos, era ya empezar a sentir deseos de amar a Dios y

conseguir la santidad". Bello elogio en verdad.

Fuente: https://www.ewtn.com/spanish/saints/Buenaventura_7_15.htm