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El IMPERIO ROMANO GERMÁNICO se derivó del imperio Carolingio, y pretendía revivir la unidad política y el poder del Imperio Romano. En el año 936, OTÓN I asumió el trono y, fue coronado emperador por el papa Juan XII, en el año 962. El SACRO IMPERIO ROMANO GERMÁNICO duró casi mil años. Pretendía agrupar a los pueblos católicos bajo la autoridad universal del emperador. En el año 1273 se creó la orden de los príncipes electores que escogía al emperador. Principes electores

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Page 1: SACRO IMPERIO ROMANO GERMÁNICO.pdf

El IMPERIO ROMANO GERMÁNICO se derivó del imperio Carolingio, y pretendía revivir la

unidad política y el poder del Imperio Romano.

En el año 936, OTÓN I asumió el trono y, fue coronado emperador por el papa Juan XII, en el año

962.

El SACRO IMPERIO ROMANO GERMÁNICO duró casi mil años.

Pretendía agrupar a los pueblos católicos bajo la autoridad universal del emperador.

En el año 1273 se creó la orden de los príncipes electores que escogía al emperador.

Principes electores

Page 2: SACRO IMPERIO ROMANO GERMÁNICO.pdf

Nombres y tradiciones

¿Cuál fue el motivo para que se le llamase sacro,

romano y germánico?

El término romano fue introducido en el inicio del imperio (año 962) por Otón I, quien le

impuso ROMANO RUM IMPERIUM, en un intento por restaurar el antiguo Imperio

Romano.

El calificativo SACRO fue impuesto por el emperador Federico I, “Barbarroja” (1122-1190),

quien introdujo el concepto de SACRUM IMPERIUM para reafirmar el carácter sagrado

con que era investido el emperador por la iglesia católica.

El término “germánico” sólo apareció en el siglo XV como NATIONS GERMANICAE

para expresar, por una parte, los derechos nacionales de los alemanes y, por otra, el

imperio y el derecho que se asistía al emperador como rey de los germanos.

Corona del Sacro Imperio Romano-Germánico (2°mitad del siglo X) conservada actualmente en la

Schatzkammer de Viena

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Conflicto entre el poder religioso y el poder político en el

Imperio Romano-Germánico

Para el Imperio Romano-Germánico el respaldo de la iglesia católica fue muy

importante en sus inicios. El respaldo del papado había significado un apoyo

religioso y también político. Sin embargo, los gobernantes del imperio habían

adquirido gran poder y habían sometido el poder del papa al poder imperial. El

emperador ejercía su autoridad en los estados pontificios como cabeza del poder

temporal (terrenal) de la iglesia, e intervenía personalmente en la elección de los

altos cargos eclesiásticos que, incluido el propio papa, debían prestarle

juramento de fidelidad.

Hubo muchos que no aceptaban la intermediación del emperador, en Francia, en

el MONASTERIO DE CLUNY, se inició un movimiento de reforma que

pretendía la autoridad sin intermediación de la autoridad imperial. El conflicto

entre el papado y el imperio generaba que los súbditos quedaran eximidos de la

obligación de acatamiento al soberano.

La cuestión de las investiduras

Además del inmenso poder político, los emperadores se atribuyeron el

poder divino y la libertad para designar y deponer a los papas y demás

autoridades eclesiásticas.

Según los emperadores, su intromisión en los asuntos de la iglesia católica

estaba basada en el hecho de que ellos representaban las tradiciones

cristianas, romanas y carolingias y, por tanto, tenían la investidura (cargo

o dignidad) para nombrar papas y obispos. Además, podían utilizar a los

obispos para oficiar cargos públicos en sitios donde sus vasallos eran

hostiles.

La iglesia sostenía la teoría de las dos espadas, según la cual el papado

ostenta la doble soberanía, espiritual y temporal, y la iglesia era la

única dotada de las investiduras para nombrar los papas y coronar a

los emperadores.

Page 4: SACRO IMPERIO ROMANO GERMÁNICO.pdf

La humillación de Canossa

Durante el siglo XI, la iglesia católica intentó deshacerse del

dominio imperial. El papa Gregorio VII exigió a Enrique IV

abstenerse de nombrar obispos; como este no obedeció fue

excomulgado, lo que le valió el abandono de sus vasallos

(feudatarios-súbditos) quienes según la iglesia, no le debían

lealtad a un rey excomulgado.

Ante la posibilidad de perder su poderío Enrique IV tuvo que

pedir perdón a Gregorio VII, en lo que se conoce como la

“humillación de Canossa” en 1077; una vez reconquistado su

poder, Enrique IV atacó fuertemente al papado iniciando una

intensa lucha que sólo terminaría con la firma del Concordato

de Worms el 23 de septiembre de 1122

Con el propósito de poner fin a la lucha entre la iglesia y los gobernantes alemanes, el

emperador Enrique V y el papa Calixto II llegaron al siguiente acuerdo: la elección de

los obispos correspondía a la iglesia representada por el clero de las respectivas

diócesis (sede); al acto de coronación asistían el papa y el emperador.

El primero colocaba la investidura espiritual simbolizada en el báculo y el anillo

mientras que el emperador le colocaba e cetro o la espada para representar la

investidura temporal. La ganadora fue la iglesia de Roma, ya que delimitó los poderes

y recuperó el derecho de elegir a sus miembros.

El

Concordato

de Worms

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REFORMA PROTESTANTE

Se conoce como Reforma protestante, o simplemente la Reforma, al movimiento religioso cristiano, iniciado en Alemania en el siglo XVI, que llevó a un cisma (rompimiento-ruptura) de la Iglesia católica para dar origen a varias iglesias y organizaciones agrupadas bajo la denominación de protestantismo En el siglo XV se produjo una gran crisis en la Iglesia Católica en Europa Occidental debido a los numerosos problemas de corrupción eclesiástica. La gota que colmó el vaso fue la venta de indulgencias para financiar la construcción de la Basílica de San Pedro en Roma, que provocó finalmente que la cristiandad occidental se dividiese en dos, una liderada por la Iglesia Católica Romana, que tras el Concilio de Trento se reivindicó a sí misma como la única heredera válida de la cristiandad occidental expulsando cualquier disidencia y sujetándose a la autoridad del Papa, y otra mitad que fundó varias comunidades eclesiales propias, generalmente de carácter nacional para, en su mayoría, rechazar la herencia cristiana medieval y buscar la restauración de un cristianismo primitivo idealizado. Esto dio lugar a que Europa quedara dividida entre una serie de países que reconocían al Papa, como supremo y único jefe de la Iglesia Católica, y los países que rechazaban la autoridad de Roma y que recibieron el nombre de protestantes. Dicha división provocó una serie de guerras religiosas en Europa. El fundador de la Reforma Protestante fue el monje católico agustino alemán Martín Lutero, quien ingresa en 1507 en la orden religiosa de los agustinos supeditado CRISIS TRAS LA REFORMA PROTESTANTE Cuando Martín Lutero inició en 1517 lo que más tarde se conocería como la Reforma Protestante, muchos duques locales vieron la oportunidad de oponerse al emperador del Sacro Imperio Romano, quien a partir de 1519, era Carlos V, y cuyos dominios comprendían gran parte de Europa y América: el Imperio español y los Países Bajos, el reino Germánico, Austria, Italia, Túnez y hasta Transilvania (en los confines de Hungría). El Imperio se vio fatalmente dividido por las disputas religiosas, con el norte y el este, así como muchas de sus mayores ciudades

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Enlaces

Bibliografía: Los Caminos del Saber, Sociales 7, Edit. Santillana Relaciones 7, Ciencias Sociales, Edit. Libros y Libros

http://es.wikipedia.org/wiki/Sacro_Imperio_Romano_Germ%C3%A1nico

http://www.historialuniversal.com/2010/09/sacro-imperio-romano-germanico.html

LA IMPLOSIÓN DEL IMPERIO

A la muerte de Carlos VI de Alemania (1711-1740), el Imperio se vio sacudido por

una serie de crisis que pusieron en evidencia su decadencia final. El surgimiento de Prusia bajo el reinado de Federico II el Grande y las sucesivas guerras, Sucesión

Austriaca y de los Siete Años, serían las más importantes. Finalmente, el 6 de agosto de 1806 el Imperio desaparecería formalmente cuando

su último emperador Francisco II (desde 1804 emperador Francisco I de Austria), a consecuencia de la derrota militar a manos del ejército francés de Napoleón

Bonaparte, decretó la supresión del Sacro Imperio con la clara intención de impedir que Napoleón se apropiara del título y la legitimidad histórica que éste conllevaba.

Los sucesores de Francisco II continuaron titulándose emperadores de Austria hasta 1918.