saberes - medias.laopinioncoruna.es · biblioteca breve en una traducción lumi-nosa de cristóbal...

12
Saber es La Opinion A Coruña suplemento de cultura número 177 sábado, 8 de marzo de 2008 El hombre que creó la ballena blanca JOSÉ LUIS DE JUAN En el prólogo de esta biografía de Herman Melville por el americano Andrew Delbanco, Antonio Muñoz Molina “redescubre” al escritor ame- ricano y a Moby Dick, afirmando que por una serie de malentendidos y sobreentendidos (entre ellos, la mez- cla de literatura juvenil y clásicos anglosajones, a veces en terribles tra- ducciones) Melville nos era desconoci- do. No para todos. En los últimos años ALBA REEDITA LOS CLÁSICOS RUSOS (3) LA HISTORIA DE LA AGENCIA MAGNUM (5) EL LEGADO DE ROBERT CRUMB (6) FERRÍN CONTRA OS ANGLICISMOS (12) Herman Melville es quizás uno de los escritores universales más desconocidos para los lectores españoles. Una nueva obra rastrea sus pasos vitales y literarios para esquivar su olvido he publicado al menos seis reseñas sobre otras tantas obras de Melville, desde una nueva edición de Las encantadas (la pri- mera, en los años 70, la había publicado Biblioteca Breve en una traducción lumi- nosa de Cristóbal Serra) hasta sus relatos (Cuentos completos, Alba), pasando por Pierre o las ambigüedades y Chaqueta Blanca, donde Melville define el mesia- nismo americano. Pasa a la página 2

Upload: lyanh

Post on 28-Oct-2018

222 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

SaberesLa Opinion A Coruña

suplemento de cultura

número

177sábado, 8 de marzo de 2008

El hombre quecreó la ballenablanca

JOSÉ LUIS DE JUANEn el prólogo de esta biografía de

Herman Melville por el americanoAndrew Delbanco, Antonio MuñozMolina “redescubre” al escritor ame-ricano y a Moby Dick, afirmando quepor una serie de malentendidos ysobreentendidos (entre ellos, la mez-cla de literatura juvenil y clásicosanglosajones, a veces en terribles tra-ducciones) Melville nos era desconoci-do. No para todos. En los últimos años

� ALBA REEDITA LOS CLÁSICOS RUSOS (3)� LA HISTORIA DE LA AGENCIA MAGNUM (5)� EL LEGADO DE ROBERT CRUMB (6) � FERRÍN CONTRA OS ANGLICISMOS (12)

Herman Melville es quizás unode los escritores universalesmás desconocidos para los lectores españoles. Una nuevaobra rastrea sus pasos vitales y literarios para esquivar su olvido

he publicado al menos seis reseñas sobreotras tantas obras de Melville, desde unanueva edición de Las encantadas (la pri-mera, en los años 70, la había publicadoBiblioteca Breve en una traducción lumi-nosa de Cristóbal Serra) hasta sus relatos(Cuentos completos, Alba), pasando porPierre o las ambigüedades y ChaquetaBlanca, donde Melville define el mesia-nismo americano.

Pasa a la página 2

Para algunos ese escritor está unido alos comienzos de nuestro interés por laescritura, constituyendo una guía extrañay una referencia vaga e inexplicable. Porponer un ejemplo, pasé una noche demediados de los setenta discutiendo conun amigo si era Moby Dick o MadameBovary la mejor novela del siglo XIX.Revelada mi escasa imparcialidad sobre el“asunto” que me ocupa (Melville, ése escri-tor), y aún más, mi desconcierto y falta deopinión rotunda sobre alguien tan familiar,debo decir que la obra de Delbanco me hainteresado y decepcionado a partes igua-les. Entré en ella para saber más sobre elhombre y salí habiendo recibido muchasclases magistrales, amenas, por supuesto(hablamos de un profesor americano acos-tumbrado a ser un entertainer en el aula),incluso a veces brillantes. El libro se leebien, lo que quiere decir que uno deseacontinuarlo. Pero se echa a faltar másindagación, algunos detalles que nos haganver al personaje como fue o como pudohaber sido. Demasiadas veces el autor nosdice que no hay modo de saber cómo pasóesos meses, esos años, ni qué tipo de rela-ción había entre Herman y su mujer Lizzini si esas elucubraciones sobre su presun-ta homosexualidad que se pasean por tan-tas de sus páginas marineras tienen funda-mento o son sólo barridas para dentro decasa de algunos autores y comentaristas.Tenemos la sospecha de que Delbanco esun poco perezoso, que se ha puesto, trasaños de darle vueltas, a escribir una bio-grafía de Herman Melville pero preferiríano haberlo hecho y de hecho acaba nohaciéndolo.

No quiero decir con ello que no sea unbuen libro, pero sí que algunos lectorespensarán que les da gato por liebre. Másque una biografía se trata de un ensayo entorno a Melville, un ensayo cronológico,que sigue a la par la vida y la obra, aunqueintente extraer de la obra claves para unavida que permanece siempre desconocida,elusiva. Y sin embargo, hay momentosque uno piensa que algunos capítulos loshubiera querido haber escrito, que sonpiezas memorables de ese homenaje aMelville que todo escritor quisiera haceralgún día. Homenajes como el de JeanGiono, a quien Delbanco no menciona,como no menciona para nada a GillesDeleuze y su estudio sociológico-políticosobre Bartleby, discutible pero imprescin-dible en mi opinión. Jean Giono escribióun texto precioso titulado Pour saluerMelville, en el que durante un viaje ensilla de postas en Inglaterra el narradorse encuentra con el autor de Benito Cere-no y va desgranando en una conversaciónalucinante su temperamento, su obsesio-nes espirituales, las aristas de su silenciofinal. De escribir un día un libro sobreMelville, yo hubiera empezado por Giono,traductor de Moby Dick al francés y quienpor eso se tuvo que ver con esa frase ini-cial, Call me Ishmael, que inaugura lanovela moderna. Pero Delbanco estádemasiado centrado en la recepción ame-ricana de Melville cuando Melville es detodos y para todos.

Ahora bien, nadie interesado en la figu-ra de este hombre que murió siendo undesconocido para resucitar muchos añosdespués, debe perderse este libro. Por-que el punto de vista es inteligente,moderno, audaz a veces, y su autor acabateniendo una deliciosa ternura y una dis-tancia a partes iguales hacia el personajeescritor. Muestra su primer entusiasmo,su facilidad para la escritura, el modocómo se va desinflando su globo de pala-bras elevado con el fuel de su torturainterior y de su espiritualidad panteísta.Tiene humor y sabe jugar con los aspec-tos narcisistas y homosexuales, y lidiamuy bien con el simbolismo de la ballenay de su esperma, que enloquece a quienesvan en su busca. Delbanco, leyendo entrelíneas, se mueve con soltura analizandoun libro tan difícil como Pierre, que irritay fascina por igual; sabe descender a lascalles de esa ciudad que Herman odiabaprofundamente y en cuyos muelles tuvoque trabajar como aduanero durante másde veinte años mientras escribía una poe-sía crepuscular, para explicar a Bartleby,

y por fin se recrea de un modo antológicocon el personaje más hermoso de Melvi-lle, el desgraciado Billy Budd. Su últimolibro, Billy Budd, marinero empezó sien-do un poema épico sobre la imposible jus-ticia de la organización social, para acabarsiendo la demostración en una prosa secay exacta del irredentismo de la humani-dad.

Una palabra sobre la traducción, que esen realidad un comentario sobre la produc-ción de libros hoy en España. El trabajodel traductor de Melville es bueno, sóloalgunos gallos aquí y allá, comprensiblesen una obra larga con cientos de notas. Derepente, en la página 171 nos damos debruces con esta frase: “El retrato queCromwell hizo de Carlyle en Los héroes”.No comment. Sólo decir que lo que el tra-ductor no vio, debería haberlo visto el edi-tor. ¿O fue el autor quien no lo vio? Eso esimposible, por desgracia. A Melville lehubiera divertido esta frase. La inocentedislocación de dos preposiciones conviertepara la eternidad a un escritor en héroe ya un héroe en escritor.

El hombre que creó la ballena blanca

Saberes 2 La Opinión A CoruñaSábado, 8 de marzo de 2008

Descubrir a MelvilleMás que una biografía se trata de un ensayo en torno a Melville, un ensayocronológico, que sigue a la par la vida y la obra, aunque intente extraer de la obra claves para una vida que permanece siempre desconocida

Viene de la página 1

Herman Melville. Ilustración de ‘Moby Dick’.

MelvilleANDREWDELBANCOTRADUCCIÓNJUAN BONILLA

Seix Barral, 506 páginas29 €

Lecturas

3 Saberes La Opinión A CoruñaSábado, 8 de marzo de 2008

obras maestras. La primera, Guerra y paz, esuna crónica de las campañas de Napoleón enRusia, y la segunda, Anna Karénina, narrauna pasión que lleva al adulterio y al suicidio.Alba ha sintetizado con la fenomenal ediciónde Relatos otros textos ineludibles como His-toria de un caballo, El padre Sergio o El dia-blo, que aparecen con títulos más desconocidoscomo Cuánta tierra necesita un hombre, delque el propio Joyce llegó a decir que era elmejor cuento escrito jamás.

Ivan Turgueniev (1818-1883) es considerado elmás europeísta de los narradores rusos. Es autorde breves relatos como Humo, que publica Alba.Dentro de la corriente realista también está IvanGoncharov (1812-1891) que en la espléndidaOblomov, también de Alba, traza un retrato de lapereza y la pasividad como los defectos prototípi-cos del espíritu ruso. Curiosamente, fue a raíz deesta novela cuando el término oblomovismo seutilizó en la lengua rusa comosinónimo de pereza.

Aleksandr I. Herzen (1812-1870) ocupa otrolugar privilegiado en la literatura rusa gracias aPasado y pensamientos. Pero es en Crónica deun drama familiar que ha publicado Alba dondeel escritor nacido en Moscú realiza un increíbledocumento de la patología psíquica producto desu atormentada vida personal.

De Nikolai S. Leskov (1831-1895), Alba editaun fenomenal manual de su obra bajo el título deLady Macbeth de Mtsensk (en el que se basó laconocida ópera de Shostakovich) que contieneocho relatos de diversa extensión como Lamujer belicosa o La sonata de Kreutzer endonde Leskov, confirmando la frase que señala-ba de Vasco al principio de este artículo, muestrasus cualidades como narrador, tanto viajerocomo sedentario, sobre las tradiciones e histo-rias de su pueblo natal.

ALBERTO GARCÍA SALEH

En una ocasión le oí decir al director de laCompañía Nacional de Teatro, Eduardo Vasco,que se aprendía más sobre Rusia leyendo unlibro de Tolstoi o Dostoievski que realizando elmás completo tour turístico por todo aquelpaís. Para aquellos que quieran comprobarlo,la editorial Alba está realizando unas reedicio-nes sobre las más exquisitas obras maestrasdel siglo XIX de sus autores más importantesy que hasta hace poco no se habían publicadocomo realmente se merecían. Dentro de susección Alba clásica, la editorial ofrece títulosque, curiosamente, tienen más conexiones conEspaña de lo que parece y que harán las deli-cias de cualquier aficionado a la literatura quedesee tener las obras de Pushkin, Gogol, Dos-toievski o Tolstoi en lujosas encuadernacionesque puedan convertir la lectura en una aventu-ra aún más placentera.

La literatura rusa del siglo XIX estuvomarcada por varios aspectos sociopolíticos queafectaron a casi todos sus autores. Entre ellos,el que surgiera sometida al despotismo de loszares y marcada por la miseria de los campesi-nos, o que apareciese bajo la influencia delRomanticismo europeo y el pensamiento libe-ral. Fue, sin duda, Alexander Pushkin (1799-1837) la primera gran figura de este periodo.Así, del autor de poesías como El prisionerodel Cáucaso u obras de teatro del tipo de BorisGodunov, Alba ha publicado un imprescindibleNarraciones completas. El modo en que Ale-sander Pushkin aportó un lirismo de inspira-ción byroniana, un gusto romántico por el exo-tismo y la misma savia de la novela histórica yrealista decimonónica a la literatura rusa sepercibe sobre todo en dos títulos claves comoEugenio Oneguin, que inspiró a Tchaikovski laópera del mismo nombre, o La hija del capitán.

De Nikolai Gógol (1809-1852), la editorialAlba ha publicado Mírgorod, que contiene cua-tro ejemplos sobresalientes de su literaturacostumbrista pasada por el tamiz tanto de lagesta heroica, como del cuento de terror o de lacomicidad, pero llevada a las puertas de lo gro-tesco y deformado: El inspector, La perspecti-va Nevski o Almas muertas, su obra másfamosa e inacabada donde se narran sus viajespor Rusia. Otras dos sobresalientes obras deGógol como Taras Bulba o La nariz inspirarona compositores como Leos Janckeck o DimitriShostakovich para sus celebérrimas sinfonías.

Será, sin embargo, en la segunda mitad delsiglo XIX, cuando la literatura rusa aporte dosde los más grandes escritores de todos lostiempos. El primero, Dostoievski (1812- 1881),se caracterizaba por un extremado realismoque marcó la literatura posterior de su país, enel que aparece la complejidad psicológica desus torturados personajes que se enfrentan asu propia conciencia, al destino, a la vida y aDios. La experiencia del escritor ruso en unaprisión siberiana se refleja en Memorias de lacasa muerta que también publica Alba, aun-que sus escritos adquieren la categoría deobras maestras en Crimen y castigo, El idiota,Los hermanos Karamazov y Los Endemonia-dos. Alba también ha editado Diario de unescritor con algunos de sus mejores relatoscomo La mansa, El sueño de un hombre ridí-culo, El mujik Marei y Bobok, que es casi unmicrocosmos de toda su obra.

Las obras del segundo gran escritor rusodel XIX, Liev Tólstoi (1829-1910), forman ungigantesco cuadro descriptivo de su país en dos

La Rusiadecimonónica

El primer libro del que tiene recuer-

do.

–Zalacaín el aventurero. –Su personaje literario favorito.

–Julien Sorel, de Rojo y negro.–Un clásico que no haya podido ter-

minar.

–La montaña mágica.–Una mala novela o escritor que le

guste.

–Si me gusta no lo considero malo. –¿Huele el papel de los libros nuevos?

–Casi nunca.–¿Hace caso a las críticas?

–Atiendo a ellas, y luego decido. –¿Librería o gran superficie?

–Me reparto, aunque ganan las librerías. –Un escritor que nunca le decepcio-

ne.

–Antonio Tabucchi. –¿Compra libros por las solapas?

–Nunca.–¿Devuelve los libros que le prestan?

–No siempre.–¿Presta libros?

–Muy poco... porque no siempre losdevuelven.

–¿Se enamoró de algún personaje?

–De Alexis Zorbas, protagonista de lagran novela de Nikos Kazantzakis.

–El mejor final de una novela.

–No es algo que retenga especialmen-te. A bote pronto, recuerdo tres: el deTuareg, de Vázquez-Figueroa (yo eramuy joven); el de Pastoral americana,de Philip Roth; y el de El corazón de lastinieblas, de Joseph Conrad.

–La mejor frase inicial de una novela.

–Ni idea.–¿Subraya los libros?

–Muchísimo.–¿La mejor adaptación al cine de una

novela?

–Lawrence de Arabia... o El pacienteinglés.

–¿Termina todo lo que lee o lo aban-

dona?

–Abandono constantemente.–¿El último libro que ha regalado?

–El hombre que se enamoró de laluna, de Tom Spanbauer.

–¿El último libro que le han regalado?

–La estructura y distribución de losarrecifes de coral, de Charles Darwin.

–¿Arrojaría algún libro a la hoguera?

–Más bien impediría la tala de árbolespara imprimir libros que promueven elodio. ¿Un ejemplo? Los de Federico Jimé-nez Losantos.

APOCALIPSIS SHOW

GABI MARTÍNEZ

Gabi Martínez.

“Impediría la talade árboles para

imprimir libros quepromueven el odio”

Fotografía de Lukomorie dedicada a la propaganda de guerra en 1916.

La editorial Alba reedita lasmás exquisitas obras deautores rusos del siglo XIXcomo Pushkin, Gógol,Dostoievski o Tolstoi

y la luz: “Había luz. /Atenuaba el olor de lasheces”. Maillard sentencia: “Convienerecordar para aplicar / la lógica”. Pasado elvértigo es necesario volver a ponerse en pie:“De pie. Para que el río / no suene, o notanto”. Ahora debemos aferrarnos a la luzque vemos porque “la sombra ensamblareferencias / equívocas”. Es la hora de aban-donar el cuarto, de sobrevivir: “Querersobrevivir / ha de ser la costumbre”.

El segundo libro de poemas se titulaCual. Aquí, la luz llega tras la tempestad:“De repente la luz haciendo / más sólidas lascosas, más rotunda, / la materia”. Maillardnos sorprende con poderosas imágenes:“Cual, con un ojo en la mano / traspasando elumbral”. El sujeto, que ahora se escondebajo el apelativo de Cual, se sorprende antesu propio paso, su movimiento: “Falangesencogidas. / Artesanía del andar caduco /asomado a su abismo: el filo / de la acera”Ahora es el momento de la humildad quesólo la sabiduría proporciona: “Estima laquietud de la sombra, / bajo un pino. Laocupa. / Aprende a menguar con ella”. Final-mente, llega el deseo de liberarse, de “serpájaro”, en realidad “cuerpo sin carga,movimiento”. Aún sin lograr convertirse enpájaro, algo nos empuja, nos invita a seguir,la esperanza nos libera de nuestra carga,nos regala un momento de calma, vemos laluz al final del túnel: “Un rumor / de hori-zonte es el pulso / batiendo”.

poemas siguen una continuidad temática, aveces la pregunta se repite, o la duda. Laautora se cuestiona a sí misma, pone en dudael “yo” en el que se busca constantemente, ytodo aquello que sentimos y vemos, indaga,rastrea… La descripción del momento y ellugar tiene la precisión de un bisturí:“Humedad que traspasa la / casa-huesos”.Hay una lucidez extrema en sus palabras:“Yo nunca veo la mirada / de mis ojos miran-do fuera”. Maillard conduce su búsquedahasta el límite: “El esfuerzo por / sobrevivir.Reiterado”. Precisamente para eso, parasobrevivir, elige la palabra como salvavidas:“Elegir escribir. Para situarse”.

Éste es un libro singular, muy personal,donde la autora nos ofrece una visión de larealidad sin artificios ni adornos, desnuda,fragmentada a modo de autopsia. Una poe-sía audaz y lúcida. Maillard cuida el detalle,cada palabra, cada sensación que transmite:“Cuidar el gesto bajo el hielo”. Pone en dudacada cosa que ve o siente. Reconoce en laescritura el modo de nombrar, de hallar res-puestas: “Decir yo. / Cumplirse en la escri-tura”. Las palabras como «hilos» que nosayudan a no perder el equilibrio, comoherramientas de vital importancia. Con ellasdescribe el dolor: “Vivir acuclillada. Lasrodillas / pegadas al mentón: / por intensosque sean, / los rayos de sol / no regeneran alos muertos”. Pero poco a poco llega la calma

HilosCHANTAL MAILLARD

Tusquets, Barcelona 2007194 páginas

ANA VEGA

Chantal Maillard continúa aquí el caminoiniciado con su anterior libro Matar a Pla-tón (Premio Nacional de Poesía 2004) desdedonde la autora nos propone una poesíaintrospectiva, descarnada y directa, de lec-tura difícil y muy exigente con el lector.

Maillard nos ofrece aquí dos libros perfec-tamente hilvanados, que se relacionan ycomplementan entre sí: Hilos y Cual. En elprimero, Hilos, la autora se enfrenta al abis-mo que todo ser humano esconde, a ese“dentro” tal y como ella lo designa, que enocasiones parece quedarse fuera de la reali-dad, enredado en sus propios demonios, enel pensamiento. Y precisamente este lugarinhóspito, donde surge el miedo y donde aveces nos perdemos, está débilmente unidoal exterior, al mundo que nos rodea, y al“otro”, por finos “hilos” que se encargan deamarrarnos a la realidad: “Partir es darpasos / fuera de la habitación con el hilo. / Elmismo hilo”. Cuando se rompe el hilo sólo“queda el silencio”. Un hilo endeble pero quenos conduce al otro y a nosotros mismos, queva tejiendo nuestras vidas: “Depende de losdías. / Depende de las nubes. / También delas imágenes. / Sobre todo, depende de loshilos”.

Chantal Maillard sigue un ritmo preciso,seco, brusco en ocasiones. El lector ha demantenerse atento, despierto. Aunque los

El límite exacto del vértigo

LUIS MUÑIZ

La poesía de Mariano Peyrou (1971) creceen un punto equidistante de lo tiránico y lodemocrático y aspira a ser (o es, ya sin reme-dio) tan irreductible como el objeto de susdesvelos. Por eso cuando se lee uno de suspoemas y se llega al último verso, es fácil sen-tir que han sido defraudadas nuestras expec-tativas de comprensión: tal es el abismo queabren en el texto líneas como “siempre seacaba demasiado pronto”, “no podía durar» o«cualquier día volvemos a empezar”, pese aque en todas esté implícito un nuevo comien-zo, es decir, una nueva posibilidad de com-prender, expresado más en los términos deuna queja que de un deseo. Con Peyrou ocu-rre a menudo lo mismo que con Ashbery: queel poema, apelando a lo cotidiano, prometíauna satisfacción que su remate nos escamo-tea, dejándonos otra vez con las mismas pre-guntas sin respuesta acerca de las virtudesconsoladoras de la escritura. Pero es obvio, aestas alturas, que no hay tal, y que quieninsiste en otorgar un poder salvífico a la poe-sía lo hace retrotrayéndose, acríticamente, aun estadio anterior de su evolución, cuandopodía (y quizá debía, en aras del progreso o dela denuncia) ignorarse el carácter conflictivodel lenguaje, su condición de instrumentocapaz de infligirse daño a sí mismo y, en con-secuencia, cuestionar el orden del que él es suprincipal sostén. Sucede, sin embargo, que

hay poetas, como Peyrou, que no sólo no elu-den esta tendencia autodestructiva, sino quese proponen sacar provecho de ella; que selas ingenian para poner de su lado las grietasque el discurso va registrando en su avance.Eso es justo lo que dice El orden, el poemaque cierra la sección que da título al libro,que hace el cuarto de su autor: “Este inevita-ble vacío / de las cosas, su falta / de relacióncon nuestras expectativas / y la esperanzacon que las / definimos, no es un vacío / pasi-vo”. Evidentemente, que el vacío no sea pasi-vo es lo que aquí importa; que tenga activi-dad, que sea generador, como poco, de unnuevo intento de rellenarlo. Con lo que vuel-ve a quedar claro que la tarea del poeta es lainsistencia, o, si se prefiere, la resistencia aque el vacío (vale decir silencio, carencia,impotencia, balbuceo) implique la búsquedade una coartada consoladora, ésa a la quepodría decirse que nos conduce el lenguajedemocrático de Peyrou si no fuera porque, alfinal, colisionamos siempre con una ordenque nos conmina a regresar al punto de par-tida. No es ajeno a la vida este proceder delpoeta, pues, de la misma forma que la prime-ra es pródiga en circunstancias que trastocannuestros planes, el segundo nos obliga areplantearnos la lectura, y hasta es posibleque la escritura esté remedando el comporta-miento azaroso de la existencia. Si, comoparece, Peyrou sigue en esto también a Ash-bery, cabría hablar de su poesía como de una

suerte de realismo posmoderno, que intentallegar al lector sin soslayar la entropía, sinocultarle (ni ocultarse) que el desorden nosda también la medida de lo que pugna poralcanzar un equilibrio, por frágil que éste sea.Es esta fragilidad, este ser contra las cosas,la que concede a los poemas de Estudio de lovisible su cualidad más acendrada, al conse-guir que un planteamiento discursivo, desde-ñoso con lo lírico, cale tan hondo como unaelegía. Aunque, más que fragilidad, habría,quizá, que decir inestabilidad, armonía, comoapuntábamos antes, que no rehuye el tratocon el caos y que se manifiesta en varios ras-gos formales muy del gusto del autor; así, lossintagmas divididos por cortes versales (“la /ventana”, “el / fondo”, “el / habitual”) y, tam-bién a la americana, con parada en Carver, elprimer Stevens y el ya citado Ashbery, losclimas de expectación (Los años 90) y deamenaza (Preparación para una despedida).El primero de estos dos poemas concluye conestos cuatro versos: “Pero ninguna guirnalda/ debería dejarnos olvidar que en el origen /de todo esto está el dolor. Mañana, / por fin,volveré a casa”. En ellos diremos, a modo decolofón, que comparece lo lírico-elegíaco (laguirnalda, el dolor), lo discursivo (“deberíadejarnos olvidar”) y el final imperativo, queseñala un nuevo comienzo; en resumen, unextracto, elegido al azar, de la brillante ynovedosa poesía que nos propone MarianoPeyrou.

Poesía

Lírica y entropía

Saberes 4 La Opinión A CoruñaSábado, 8 de marzo de 2008

Estudio de lovisibleMARIANO PEYROU

Pre-textosValencia,70 páginas

Fotografía

crisis de Suez (Capa también falleció en mayode 1954 víctima de la explosión de una minamientras trabajaba para la revista Life durantela primera guerra de Indochina), William Van-dibert y dos administradores, María Eisner yRita Vandivert. La idea era fundar una agenciacooperativa de fotógrafos de todo tipo para con-trolar la difusión de sus imágenes a partir de lapropiedad de los negativos y poder de estemodo trabajar con una independencia total. Ala vez, Magnun se creó para ser una sociedad desocorros mutuos y un sindicato que negociasecon los medios el precio y la condiciones de sutrabajo. Magnum creó el moderno reportajegráfico, al que dotó de un estilo propio y de unmodo de hacer característico e irrepetible, quepreserva la objetividad del documento al difi-cultar posibles manipulaciones de la imagen ysu utilización sesgada. Sus reportajes trascien-den la cualidad del mero documento descriptivode la realidad para convertirse en valiosos tes-timonios y en realizaciones artísticas.

En la nómina de la agencia Magnum figuranalgunos de los fotógrafos más importantes de lahistoria del fotoperiodismo como Sebastião Sal-gado, Inge Morath (esposa del dramaturgo Art-hur Miller), Josef Koudelka, René Burri, EveArnold, Leonard Freed, la española CristinaGarcía Rodero, etc. Para formar parte de laagencia, el fotógrafo es primero nominado,luego pasa a ser asociado y finalmente se con-vierte en un miembro de pleno derecho. Algu-nos corresponsales pueden hacer ocasionalmen-te reportajes a través de Magnum, sin formarparte de la agencia. La calidad de las fotografí-as de Magnum ha sido siempre una de sus exi-gencias prioritarias y ha propiciado su exposi-ción en los grandes museos del mundo (el ReinaSofía de Madrid le dedicó hace años una granretrospectiva, así como exposiciones personalesa varios de sus miembros); Magnum ha propor-cionado algunas de las fotografías históricasmás importantes, captadas en guerras y levan-tamientos, ha sido testigo de problemas socialesde todo tipo y ha dejado para la posteridad laimagen de personajes del mundo de la política,la historia, la ciencia y la cultura.

miento Candid Camera, que trabajó fundamen-talmente en la Alemania de la república de Wei-mar y murió en el campo de concentración deAuschwitz en 1944.

El éxito de las revistas ilustradas alemanas,en los años veinte del pasado siglo, a las queluego siguieron publicaciones francesas, comoVu (fundada por Lucien Vogel en 1928) yRegards, inglesas como Picture Post (1938) yamericanas como Life (Henry Luce, 1936), hizoposible la aparición de un nuevo fotoperiodis-mo. Su nacimiento se sitúa en la Guerra Civilespañola con las instantáneas del catalán Agus-tí Centelles y sobre todo del húngaro-america-no Robert Capa, cuya obra sería fundamentalpara la comprensión del reportaje moderno, alutilizar las deficiencias como valores estéticos.Furio Colombo afirma que las fotografías de laGuerra Civil española advertían que la comuni-cación visual de masas iniciaba una nueva rela-ción de la imagen con la realidad. Los dos com-ponentes principales de este nuevo fotoperio-dismo eran por una parte los fotógrafos y porotra las agencias que canalizaban sus trabajos,como Deustche Photodienst (Dephot), y Asso-ciated Press (AP). Estas agencias se reserva-ban los derechos de reproducción y poseían elcontrol absoluto de la difusión de las imágenesde los fotógrafos, que veían en estos métodosuna explotación de su trabajo a la que queríanponer fin. Uno de ellos, de la agencia Dephot,era precisamente André Friedmann, que fir-maba como Robert Capa, dice la leyenda que enhonor a dos de sus mitos cinematográficos: eldirector Frank Capra y el actor Robert Taylor.Capa ya se había hecho popular con las fotogra-fías obtenidas durante la Guerra Civil española,entre ellas la del famoso miliciano tomada en elmomento en que es alcanzado por un disparo encerro Muriano, reproducidas en publicacionescomo Regards, Picture Post, Vu, Ce Soir y Life.De él sería la idea de fundar la agencia Mag-num, en 1947, junto con un grupo de amigos,todos ellos fotógrafos: Henri Cartier-Bresson,George Rodger, David Seymur, que firmabacon el seudónimo de Chim y que murió mien-tras realizaba un reportaje en 1956 durante la

FRANCISCO R. PASTORIZA

El fotoperiodismo no pudo existir hasta quese dieron una serie de condiciones técnicasnecesarias, como la posibilidad de reproducirfotografías en papel prensa y la aparición decámaras manejables de pequeño tamaño quepermitieran una portabilidad adecuada a lasnecesidades de los profesionales en situacionesdifíciles. Pero la historia de la fotografía infor-mativa dio un paso de gigante con la fundaciónde la Agencia Magnum. Gracias a iniciativascomo las de Magnum y a las obras de sus gran-des fotógrafos, el fotoperiodismo ha pasado deser un género periodístico, testigo de la historiade los dos últimos siglos, a trascender su valorinformativo y transformarse en una obra gigan-tesca cuyos valores estéticos la han llevado aser sujeto de valoradas exposiciones en losgrandes museos de todo el mundo.

Las primeras fotografías informativas ilus-traron noticias relacionadas con conflictos béli-cos, como la guerra entre México y EstadosUnidos (1846-1848), tomadas por un autor des-conocido, la guerra de Crimea (1855), queRoger Fenton hizo para el Illustrated LondonNews y las de la guerra civil americana (1861-1865) hechas por Timothy O’Sullivan y MathewB. Brady, entre ellas las del general Grant y lasde la artillería en Fredericksburg (Virginia) en1864. La fotografía bélica registró tambiénacontecimientos como la ejecución del empera-dor Maximiliano de México (1867), la guerra deAbisinia (1868), la franco-alemana (1870), losacontecimientos de la Comuna de París (1871),la guerra de Cuba (1898) o el conflicto de losbóers en África del Sur (1899-1902).

Por todo ello puede decirse que a finales delsiglo XIX el fotoperiodismo era un género yaconsolidado y con evidentes efectos sobre laopinión pública. Fotógrafos de movimientoscomo Photo Secession trasladaron a la opiniónpública la crítica social y la denuncia de injusti-cias a través de fotografías de trabajadoresexplotados y de personajes del mundo margi-nal, de gran realismo, y cuyo contenido dramá-tico encontró en la prensa un perfecto aliadopara sensibilizar a los lectores. Esta actitud seintensificó con movimientos como Nuevo Rea-lismo, el Live Photography y el soviético Foto-constructivismo. Jacob August Riis (1849-1914), un periodista de sucesos de Nueva York,fue el primero en utilizar la fotografía en laprensa para denunciar la miseria de los barrioshumildes de la gran manzana. El ejemplo deRiis desembocó en el movimiento neoyorquinoPhoto-League, de influencia comunista, conAlfred Stieglitz y el cineasta Paul Strand comorepresentantes más destacados. Otro movi-miento, la Farm Security Administration,reflejó de manera dramáticamente realista lasituación del mundo rural norteamericano,afectado por la crisis financiera del 29. Estafotografía realista americana tuvo en Europaun destacado eco en el movimiento alemánNueva Objetividad, impulsado por el drama-turgo Bertolt Brecht y el fotógrafo AlbertRenger Patzsch.

Los primeros reporteros gráficos eranmeros ilustradores de textos periodísticos queúnicamente concebían su trabajo desde el puntode vista testimonial. Posteriormente, el fotó-grafo de prensa aportó nuevas visiones a sulabor, implicándose en las escenas que retrata-ba e introduciendo una dimensión artística ensu trabajo. El pionero de este nuevo fotoperio-dismo fue Erich Solomon, fundador del movi-

Fotoperiodismo en el museo

Foto de Rober Capa.

5 Saberes La Opinión A CoruñaSábado, 8 de marzo de 2008

La historia de la agencia Magnum y sus mejores fotografías se publican en una edición de lujo —‘Magnum, Magnum’— donde se resumen sus 60 años a través de la selección de 400 fotografías

Saberes 6 La Opinión A CoruñaSábado, 8 de marzo de 2008

Cómic

JAVIER CUERVO

Disípese el humo de los porros y su mez-cla empalagosa con pachulí y sándalo. ¿Quéqueda de Robert Crumb para los que seacercaron a sus historietas a finales de lossetenta por el lado descomprometido, anar-quizante y epicúreo de la transición españo-la? Cada quien puede sacar sus conclusionessi se acerca a Crumb, recuerdos y opinio-nes. Está firmado por el propio historietistay por Peter Poplaski, y es un tocho de 440páginas de pequeño formato con un tritura-do de entrevista, una antología de páginasde tebeo, ilustraciones y fotografías. Unabuena forma de ponerse al día con Crumb(Filadelfia, 1943) o de repasar a este crea-dor, que ha roto la capa de asfalto, afloradoa la superficie, entrado en las galerías dearte e interesado como artista y como per-sona con esa atracción que producen losmonstruos.

Crumb fue un freak, un chico raro dentrode una familia católica disfuncional pobladapor raros, un adolescente depresivo que sin-tió la nostalgia de la cultura proletaria esta-dounidense y que, a partir de ella y de otrasvariables sociales y vitales, ensayó relatosnuevos en un género hasta entonces inédito.

Crumb sólo quería sentirse tan librecomo los historietistas de los años veinte (elHerriman de Krazy Cat, el Segar de Pope-ye), dibujar tebeos como los que hacía CarlBarks con el Pato Donald o tiras como las deWalter Kelly con Pogo.

Su Fritz el Gato nació en 1959 y se fuemoviendo por revistas no marginales, peroel momento de Crumb llegó cuando probócon la autoedición y sintonizó con un fenó-meno de fanzines (revistas no profesiona-les). En 1968 su Zap comix metía las histo-rietas en el vendaval de la contracultura.

Sincronizó con su momento al alcanzarsu éxito en la larga estación que fue el“verano del amor”, a la que acudió pormeras ganas de follar libremente cuantopudiera con chicas hippies. Al ser el “artis-ta Crumb”, se llevó lo suyo, según propiaconfesión. Pero el artista Crumb gustabade la música folk estadounidense, que gira-ba a 78 rpm, se basaba en la más cutre yapelativa publicidad de EEUU y lo quemás quería era dibujar, dibujar bien, dibu-jar mejor.

También se dio cuenta pronto de quequería trabajar para adultos, expresar algu-nas opiniones políticas y explotar su “yo”

RobertCrumb

Un libro de cómics y entrevistasrepasa la vida y la obra

del más popular historietista del ‘underground’ estadounidense,

creador de Fritz the Cat y Mr. Natural

diferente. Hablamos del “yo” salido de lagrieta de consciencia de sus años lisérgicos(1965 y 1966, cuando el LSD era legal), en elque hizo historietas sin parar y sin pararse apensar, y de ese otro que está en tantas his-torietas egotistas con sus preocupacionespersonales, sus fijaciones psicológicas, susopiniones radicales y su sexualidad de muje-res robustas.

A partir de que el artista se presentacomo personaje, el personaje interesa tantocomo su arte: por eso, R. Crumb, recuerdosy opiniones da todo el Robert Crumb por elque la gente está dispuesta a pagar.

Es menos radical de lo que se creía enten-der en las fumatas setenteras, se reconocemenos patológico de como lo retrató TerryZwigoff en su documental y mucho máspopular de lo que parecen colgar sus galeris-tas. Ama a Norman Rockwell, el pintor de laAmérica ideal, y a Hopper, el de las melan-colías urbanas, y rechaza el arte estadouni-dense desde Jackson Pollock hasta el pop yel performance. Éste es el relato que Crumbhace de sí mismo en el presente, en su casaen el sur de Francia.

Está Crumb en todos sus estados: eldesolador, el bestia, el brillante, el nostálgi-co, el flipado, el lúcido, el ingenioso, el depre-sivo, el obseso del dibujo, el tachado demachista y hasta el músico aficionado quetoca el banjo en un CD con 16 canciones.

sin humos

Crumb en EspañaWalt Disney fue una referencia en

la infancia de Robert Crumb. Disfru-tó sus tebeos de patos antropomorfosy visitó Disneylandia con su familiaen una sensación que emparenta consu posterior experiencia alucinatoriacon el LSD.

Cuando el número 13 de la revistaStar presentó a los españoles Fritzthe Cat, en 1975, un prohombre lacompró para su niño creyendo que setrataba de algo parecido a MickeyMouse. Así descubrió el poder queaquel gato copulaba con cerditas,fumaba marihuana y era perseguidopor policías perros. La revista fuesecuestrada. Un avatar más para lapublicación de Juan José Fernándezsobre la cultura alternativa, que llegó

a tener como directora periodística a Karmele Mar-chante. Dieciséis números después, la misma revis-ta pudo sacar un extra con tres historias del felinolúbrico.

Cuando Ralph Bakshi hizo la película de anima-ción con el personaje —que no complació a Crumby decidió matar a su gato para limitar su explo-tación por otros medios con beneficios para suprimera esposa—, el estreno en España se hizocon el título de El gato caliente y la calificaciónS que etiquetaba los filmes de alto contenidoerótico o violento. Era ya 1980, ocho años des-pués de la fecha de producción en EEUU,donde fue calificada X.

Ediciones La Cúpula, la que sacó la revista El Víbora durante más de 25 años, tiene en su catálogo la obra

de Robert Crumb, que ha ido editando regular-mente.

7 Saberes La Opinión A CoruñaSábado, 8 de marzo de 2008

CineLa pantalla gigante

TINO PERTIERRA

Antes de soltarse como directorempeñado en emular a los grandesclásicos en tiempos poco propiciospara ello, Peter Bogdanovich tuvola inmensa fortuna de ir a la mejoruniversidad del mundo para apren-der el noble oficio de narrar histo-rias con imágenes. Una universidadsin aulas ni pizarras, pero con maes-tros de primera categoría: algunosde los nombres más ilustres del sép-timo arte forjado en Hollywood,cuando Hollywood era una fraguainagotable de talentos al rojo vivo.Bogdanovich recibió clases informa-les y distendidas de genios incon-testables como Raoul Walsh, FritzLang, Josef von Sternberg, HowardHawks y Alfred Hitchcock. Y tam-bién de otros como Allan Dwan, queno está a la altura de los anteriorespero es un clásico con no pocasjoyas en su extensa filmografía.Todos ellos aparecen en el primer volumende El director es la estrella (T&B editores),una obra en la que, como explica el autor:“Entrevisto a 16 directores muy distintosentre sí. Sus carreras abarcan casi toda lahistoria del cine, desde los comienzos delmedio en los albores del siglo XX, su auge,edad dorada, decadencia, caída (¿y resurrec-ción?). Pude ver trabajar sólo a seis de losdieciséis, y sólo a dos de ellos (Hawks yHitchcock) el tiempo suficiente. Todos deja-ron huella en mi vida —un impacto profundo,en algunos casos— personal y profesional.No hay modo de devolver una deuda seme-jante, si no es compartiendo su generosidad,sus conocimientos y experiencias, ayudandoa perpetuar sus mejores virtudes. Porque enel set de una buena película, es el directorquien manda; y él es el primer espectador decada escena. De esa primera reacción depen-den muchas cosas; conforma cada metro depelícula. La presencia del director afecta a laescena última del trabajo que se lleva a cabodelante y detrás de las cámaras. Esta alqui-mia otorga una tensión particular que depen-de de la personalidad del director que todo lofiltra”.

Las conversaciones ocupan espacios dis-tintos según el tiempo de que Bogdanovichdispuso para realizarlas. En cualquier caso,todas ellas son apasionantes porque los quehablan son una fuente inagotable de informa-ción, de anécdotas, de sabiduría. Incluso latelegráfica charla con un Von Sternberg a ladefensiva y esquivo ofrece un reveladorretrato de uno de los cineastas más misterio-sos, adustos y opacos de la historia, herméti-co a la hora de explicar por qué hizo tal o cualcosa: la palabra “autor” le producía úlceras.Ejemplos de respuestas:

–No lo sé. No llegué a verla.–Me limité a obedecer instrucciones.–Fue un encargo.“La característica que mejor recuerdo de

Joe”, cuenta Bogdanovich, “era una especiede silencio estoico, que delataba una enormetristeza y dolor por el amor perdido, aunque

entonces yo era demasiado joven paraentenderlo. Hace poco vi una foto de él

con Dietrich en un acto social, yhabía en su cara sonriente una

expresión de ardor y atenciónque nunca hubiera asociado conel Sternberg que conocí”.

Tal vez sea la entrevista aAllan Dwan la más útil para aquellos

que quieran conocer un poco más los ini-cios del cine hollywoodiense. Como ha ocu-

rrido con otros pioneros, la mayorparte de su filmografía es pocomenos que inaccesible para elcinéfilo, por lo que todo lo quecuenta tiene un valor añadidoextraordinario. Rescatamos, porejemplo, algunos de sus trucosvisuales en Robin de los bosques:“Empleábamos lentes tintadaspara los distintos momentos deldía. Si queríamos que pareciera elamanecer, utilizábamos un efectorosáceo (a veces le poníamos unpoco de amarillo); la noche eraazul. Todavía no podíamos rodarde noche, teníamos que simularlo:rodábamos en “noche americana”y poníamos filtros para atenuar laluz y luego lo teñíamos de azul. Lohacíamos de dos maneras: o positi-vamente sobre película coloreada,o luego lo empapábamos en unasolución”.

Su reflexión no deja lugar a lasdudas sobre la autoría de las pelí-

culas: “Creo que las películas no las hace unindividuo, sino un equipo. Las películas nolas escribe una sola persona. Se puede escri-bir palabras sobre el papel, pero no es eso loque la gente ve cuando entra en la sala.Escuchan parte de las palabras, pero tam-bién ven movimientos, personalidades, pro-ducción, fotografía y decorados. Pero enton-ces viene alguien que dice: ‘Esto lo he escri-to yo, yo he creado el mundo’. Juegan a serDios. En este negocio todo el mundo quiereser Dios”.

La vida del aventurero Raoul Walshpodría servir para rodar varias películas.Baste decir que fue capaz de robar el cadá-ver de su mejor amigo del depósito de cadá-veres para gastar una broma. Aunque incom-pleta (el director se puso a escribir su auto-biografía y se acabó lo que se hablaba alllegar a 1926, antes de que empezara a factu-rar clásico tras clásico), la conversación essumamente interesante. Mucho más extenso,e intenso, fue el encuentro con el temibleFritz Lang, cuyas respuestas largas y pro-fundas desvelan una mente lúcida e implaca-ble. Así explica cómo dio portazo a Hollywo-od: “Tuve muchos problemas con él (el pro-ductor de Más allá de la duda). Acabé harto.Le expliqué a mi montador, Gene Fowler, loque quería, y me fui sabiendo que la películaquedaba en buenas manos. Eché la vistaatrás, repasé todas las películas que me ha-bían mutilado y, como no tenía ningunaintención de morirme de un infarto, me dije:‘Abandono esta carrera de ratas’. Y decidí nohacer más películas aquí”.

Hablar con Howard Hawks significa entraen contacto con uno de los cineastas conmayor personalidad y modestia de cuantoshicieron grande a Hollywood. Rescatemos suopinión sobre los Oscar en la larguísimaentrevista: “Muchas películas que han gana-do no me parecen gran cosa, o sea, que queno significan demasiado para mí. He vistonominar y premiar demasiadas películas queno me parecían buenas. Y no tiene nada quever con el hecho de que a mí nunca me lohayan dado. El banquete de los Oscar erauna cosa absurda, simplemente no me pare-cía bien. Y he escuchado demasiados discur-sos de aceptación que hubieran dado parauna buena comedia”.

Más corta fue la charla con Alfred Hitch-cock (después de la entrevista-río con Truf-faut, poco quedaba por decir), aunque notiene desperdicio. Sirva como muestra sureflexión sobre la meca del cine: “No sé loque quieren decir con eso de cine”.

Arriba: portada del libro. Abajo izquierda: el autor en una fotografía reciente, a la derecha: sus obsesiones“con la Iglesia católica”.

Lecturas

Saberes 8 La Opinión A CoruñaSábado, 8 de marzo de 2008

HENRIQUE RABUÑALNo libro de Xosé Luna No Pazo de Laio-

vento. Conversas con Francisco PilladoMaior, o escritor e editor coruñés realizaunha evocación da súa ampla traxectoriana vida cultural galega inserindo a súaperipecia individual no marco máis amploda historia galega e do mundo contemporá-neo. Desde os durísimos anos 40 até assúas últimas experiencias literarias e polí-ticas, o libro esténdese sobre os grandesproxectos nos que Francisco Pillado foiactor principal: O Facho, a Escola Dramá-tica Galega, a Biblioteca do Arlequín, Laio-vento ou a Biblioteca-Arquivo que doou áUniversidade coruñesa. Tamén comentapormenores relevantes sobre a súa obra decreación, investigación e tradución. NoPazo teñen cuarto reservado grandes figu-ras da nosa historia e grandes amigos dePillado: entre os que xa non están connos-

El mago másfamoso ya es

historia

No pazo de Laiovento

Un ritmo narrativo de gran intensidady un final tan emocionante como inespera-do marcan la séptima y última entrega delas aventuras de Harry Potter, un perso-naje que ha pasado ya a la historia de laliteratura. En este broche final, J.K. Row-ling da respuesta a numerosos detallesque habían surgido en las seis entregasanteriores y que ahora cobran su verdade-ro sentido.

El libro ofrece respuesta a las pregun-tas que habían quedado en el aire y aclaralos misterios que habían quedado en elaire: el origen de la particular unión men-tal de Harry con Voldemort, el papel quedesempeña Snape, las razones y los pasosen falso de Dumbledore... Eso sí, la autoradosifica la información con su maestría

habitual para mantener la tensión hasta elfinal de la novela. Rowling describe condetalle los errores de juventud de Dumble-dore y su deseo de poder.

A lo largo del relato, además de destacarla responsabilidad del héroe, se subrayanalgunas ideas ya conocidas en otros episo-dios de Harry Potter, como la importanciade una amistad leal, de combatir los celos ylas rivalidades egoístas, de comprender alos demás y saber rectificar.

Como recoge el propio título, el tema cen-tral de esta última entrega de la serie es lamuerte y el poder salvador del amor. Cuan-do, en la tumba de sus padres, Harry lee lainscripción “El último enemigo que serádestruido es la muerte”, manifiesta su sor-presa y Hermione le aclara que eso no signi-

Llega a su fin la serie más célebre de la última década y para muchos de la historia.

Al menos, la más vendida. Concluyen las aventuras de Harry Potter, el mago que

conquistó a jóvenes y mayores de todo el mundo

co Luís Seoane,Miguel G. Garcés,Manuel María, LuísaVillalta, CarvalhoCalero ou Avilés eTaramancos. A vozque fala neste libro,atrapada polas artesmáis excelsas (amúsica e a poesía),

revélase como un lei-tor de amplo espectro,

como un arriscado editor, como un serhonesto, xeneroso e desprendido, como unfirme partidario de popularizar o elitismo.Non se esconde Francisco Pillado á hora deanalizar asuntos de actualidade nacional einternacional nun libro chamado a perdurarcomo lúcido testemuño dunha das vocesmáis libres, sobranceiras e dignas do últimomedio século de historia galega.

LA BRÚJULA

EUGENIO FUENTES

Un hombre hecho a sí mismoUna de las maravillas que facili-

tó la caída del muro de Berlín fue laposibilidad de observar cómo hom-bres salidos del comunismo sehacían con un puesto relevante enel sistema capitalista. Fueron tra-yectorias que corrieron en paralelocon la constitución de mafias desti-nadas a transformarse en honra-dos conglomerados capitalistas. Elalemán oriental Ingo Schulze(1962), se sirve de un recurso clási-co —la correspondencia— pararecorrer el camino vital de unartista frustrado de la RDA que seconvierte en periodista, luego enempresario y más tarde... Lopodrán saber con una simple hoje-ada al prólogo en el que Schulzejustifica su artefacto.

Últimos días en PetrópolisCorrían los últimos días de

hegemonía nazi en la II GuerraMundial (1942) cuando el vienésStefan Zweig decidió poner fin a suvida en su exilio brasileño dePetrópolis. Como resultado, estafascinante introducción a Montaig-ne y sus Ensayos quedó lamenta-blemente inconclusa. “Saludo atodos mis amigos. ¡Ojalá alcancenaún a ver la aurora tras la larganoche! Yo, demasiado impaciente,parto antes que ellos”, escribió ensu despedida. Zweig, que trabajóen este volumen en muy malascondiciones, sin una edición com-pleta del original francés, utiliza aMontaigne como una trasposiciónde los escalofriantes momentos defanatismo que sufría el mundo,resaltando cuanto de resistente ala brutalidad tenía el pensador.Hay otros Montaigne, pero estánen éste.

Quiero saber por quéLa Gran Depresión convirtió a

la neoyorquina Elisabeth SanxayHolding (1889-1955), que hastaentonces publicaba novelas seriasy sosegadas, en una dama de lanovela de suspense. Los especialis-tas coinciden en señalar que es ellael justo antecedente de Highsmitho Rendell, por lo poco que le impor-ta quién cometió el crimen —por logeneral el protagonista— y suempeño en escudriñar las causas.Con Nido de arañas —la caída endesgracia de un veterano de gue-rra— Lumen prosigue el rescatede su obra.

El horror llega a la aldeaLa noruega Karim Fossum

(1954) ocupa un puesto relevanteentre los escritores de novelanegra escandinavos, que tan buenaacogida están teniendo en el restode Europa desde que Mankellabrió el camino. Una extranjerabrutalmente asesinada a las afue-ras de un pueblecito con todos losatributos de la normalidad. Unhombre que no llegó al aeropuertoen el que debería haber recogido asu joven esposa india... Cuando lomonstruoso irrumpe en la vidacotidiana.

NuevasvidasINGOSCHULZE

Destino, 712 páginas

MontaigneSTEFAN ZWEIG

El Acantilado, 112 páginas

Nido dearañasELISABETHSANXAYHOLDING

Lumen138 páginas

Una mujeren tu caminoKARIMFOSSUM

Mondadori, 360 páginas

9 Saberes La Opinión A CoruñaSábado, 8 de marzo de 2008

¿Tiene alguna razón el extendido prejuicio de que hay dostipos de poetas, los verdaderos, y los que se dedican a acumularpremios? En principio, parece que no. Por ganar muchos premiosno se es mejor poeta —aunque sí un aplicado profesional—, perotampoco peor. Y sin embargo…

Un buen pretexto para repensar estas cuestiones lo constitu-ye la antología del premio Leonor, elaborada con motivo de su 25ºaniversario. Santos Sanz Villanueva, mentor intelectual del cer-tamen organizado por la Diputación de Soria, se refiere en el pró-logo a sus características fundamentales: independencia política(no hay ningún representante institucional en el jurado) y estéti-ca (se procura que en el jurado haya una pluralidad de criterios).

“Porque el problema de los premios”, añade el prologuista, “nosólo está en el riesgo de manipulación sino en que el jurado repre-sente una única sensibilidad”.

En el premio Leonor se respetan todas las garantías: cada ori-ginal enviado se lee dos veces por el prejurado, se puntúa, seobtiene la nota media (si las puntuaciones son muy extremas sehace una tercera lectura). El jurado cambia cada año y siemprese busca que en él no predomine ninguna línea estética y comoademás “existen sensibilidades de lector distintas” se procuraentremezclar poetas “con personas del mundo académico, uni-versitario y de la enseñanza, con algún editor y con críticos quehacen su trabajo al hilo de la actualidad”.

Tantas cautelas no han evitado que buena parte de los galar-dones recaiga en los poetas habituales en cualquier premio: Car-los Murciano, Joaquín Márquez (dos veces), María Sanz, JavierGarcía Cellino… ¿En cualquier premio? No exactamente. Sunombre suele faltar en los más prestigiosos, como el Loewe, queacostumbran a ser también los más manipulados. Porque ésa esla mayor paradoja de los premios literarios: salvo raras excep-ciones, sus mayores aciertos suelen darse cuando están dados deantemano por alguien que sabe lo que se trae entre manos.

Honesto, disperso, insignificante son adjetivos que podemosaplicar al premio Leonor de poesía, como a bastante otros. Alautor galardonado le sirve de poco: los libros aparecen editadospor la Diputación en una edición escasamente atractiva que nollega a las librerías; la repercusión mediática se limita a losmedios locales. ¿Y al lector de poesía? ¿Le descubre nombres quevalen la pena? Por lo general, no, aunque haya excepciones, comoOlvido García Valdés o Chantal Maillard.

Curioso resulta el caso de César Martín Ortiz, cuyo primerlibro, Dedicatoria o despedida, obtuvo el premio en 1989. Peroese primer libro fue también el último. En la nota biobibliográfi-ca explica las razones de su silencio: “El panorama literarioactual es tan espeluznante que le quitaría las ganas de publicar alpropio Lope de Vega. Cuando impera la chabacanería se imponeel recogimiento y un digno silencio, como diría Juan Ramón,quien, de vivir ahora, posiblemente tampoco querría publicarnada”. Afirmaciones tan apocalípticas como falsas: de vivir ahora,Lope de Vega no sólo publicaría con profusión, sino que ganaríael Planeta y haría la gira promocional con Boris Izaguirre o conquien se tercie. En cuanto a Juan Ramón, ya en su tiempo impe-raba la chabacanería y él supo mantenerse al margen y editarmás que nadie y más elegantemente que nadie.

Poetas prescindibles, habilidosos (o no siquiera eso), la mayo-ría de los que figuran en esta heterogénea antología. A algún lec-tor le llamará la atención el nombre de José Alcalá-Zamora yQueipo de Llano, un historiador que lleva la trágica historiareciente de España en sus apellidos. Alcalá-Zamora domina comonadie la técnica del soneto y, quizá por eso mismo, debería dejarde escribirlos, pero no hace otra cosa y el virtuoso —a ratosdivertido y desvergonzadamente erótico— puede en él más queel poeta.

El principal mérito de los premios literarios (y por eso le gus-tan tanto a los políticos) es ocupar un espacio en los medios decomunicación bastante mayor que el que habitualmente se conce-de a la literatura. Sus efectos secundarios, sin embargo, distan deser inicuos. Cierto que ayudan al sostén económico del escritor ya su, a menudo tan precaria, profesionalización. Pero eso valepara cualquier género que no sea la poesía. La poesía, al contra-rio que la novela, no sirve para pasar el rato. La poesía o es exce-lente o apesta. Los premios de poesía quizá deberían plantearsede otra manera: premiar cada año al poeta que lleve más años sinpublicar, por ejemplo. O eliminar los premios y crear ayudas,como hace la Unión Europea, para limitar la sobreproducción.

JOSÉ LUIS GARCÍA MARTÍN

Una modestaproposición

Harry Potter ylas reliquiasde la muerteJOANNE K.ROWLING

Salamandra,640 páginas

Portada del último libro de Harry Potter.

fica derrotar la muerte tal como lo entiendenlos Death Eaters; “eso significa... vivir másallá de la muerte, vivir después de la muer-te”. A Harry le quedará después claro que seha de aceptar la muerte y que “hay cosas enel mundo que son mucho peores que morir”.Y, más adelante recibe otro consejo en esadirección: “No tengas compasión de losmuertos, Harry, ten compasión de los vivosy, sobre todo, de los que viven sin amor”.

Muchos jóvenes echarán a partir de ahorade menos las tensas esperas que precedían alas sucesivas aventuras de Harry Potter. Elmago más famoso ya es historia.

En busca de la verdad

de la vida

“Mi vida es una broma estúpida y cruelque alguien me ha gastado”, escribía elautor de Guerra y paz en el cénit de su vida,cuando había alcanzado con sus libros rique-za y celebridad mundial. La desazón pro-funda que se apodera de Tolstói parece con-ducirlo inexorablemete hacia el suicidio.Comienza así una búsqueda existencialdesesperada que pronto agotará las posibi-lidades ofrecidas por su siglo a los hombresde su condición —las ciencias, la filosofía,las artes— y culminará con una conversiónespiritual que habría de transfomar parasiempre su vida y su pensamiento.

La Confesión de Tolstói, crónica apasio-nada y franca de una búsqueda vital de laverdad, se inscribe lo mismo en la tradiciónde las grandes conversiones religiosas queen la de las autobiografías intelectuales.

ConfesiónLEO TOLSTOI

Acantilado104 páginas

Ramón López encárgase de disipar néboasde lugares comúns sobre o personaxe no seurigoroso e obxectivo Celestino Fernández dela Vega. Pensador do novo galeguismo, volu-me que revisita comprensivamente a biografíado de Friol tratando de determinar os socalcosdecisivos na súa formación como filósofo epensador, para logo deterse a considerar refle-xivamente a conceptualización teórica e prác-tica na que asentan os seus ensaios, nomeada-mente o racionalismo crítico, a asunción domarco metafísico heideggeriano e a incorpora-ción das teses de Poper na derradeira etapa dasúa vida.

Por tanto, realidades como as da lírica(Rosalía) e a pintura galegas (Maside, Seoa-ne), o paisaxismo, a saudade ou a beleza, aliberdade e a autenticidade artísticas sonexplicadas neste libro á luz do escrito e decla-rado por De la Vega, debuxando así un rueirode percorridos analíticos que, á par de moicompleto, é tamén un epítome estimablemen-te escrito, cunha estilística e mesmo unhavizosidade léxica e fraseolóxica que ten moitode rexistro literario, o que, dito sexa de paso,nun libro sobre o sein e as súas máscaras noné en absoluto usual.

Celestino Fernández de la Vega. Pensadordo novo galeguismo confirma a Ramón LópezVázquez como un dos máis firmes coñecedoresda aventura autorial de Celestino, lugués uni-versal que sabía tomarse en serio o humor conmáis coñecemento de causa que ninguén.

as claves ideolóxicas que alimentaron o gale-guismo culturalista de posguerra.

De entre todos os que se detiveron a pescu-dar na escrita de Celestino, probablementesexa Ramón López Vázquez (tamén el ensaís-ta e especialista en materia filosófica) quencon maior decisión se achegou á súa biobiblio-

grafía, tentando situala nun axeitado contextohistórico e persoal de maneira integral, nonesquecendo nin os escritos xuvenís, nin ascolaboracións xornalísticas e tendo presentetanto o labor de tradución coma os comenta-rios pictóricos, musicais e artísticos en xeral,facetas todas que axudan, e ben, a completar avisión dun Celestino a quen durante moitotempo se lle apuxeron tópicos dabondo, comoo da súa “preguiza” intelectual, co que inten-tou explicarse a exigüidade da súa produción.

Celestino Fernández de laVega. Pensadordo novo galeguismoRAMÓN LÓPEZVÁZQUEZ

Centro Ramón Piñeiro, 2008147 páxinas

ARMANDO REQUEIXO

Se un fai memoria da atención crítica susci-tada por Celestino Fernández de la Vega nes-tes últimos lustros ha descubrir que son con-tados os traballos que se ocuparon monografi-camente da súa vida e obra. As razóns quepoden explicar esta desatención non se me fanevidentes, pero seguramente non sexan cir-cunstancias desestimables o feito de se tratardunha figura que cultivou case con exclusivi-dade o xénero ensaístico (polo que para osestudosos da escrita de ficción a súa produciónfica relegada a un segundo plano) ou que opensador lugués non fose, precisamente, unautor prolífico. De feito, só publicou en vida unúnico libro —O segredo do humor (1963)— euns cantos artigos en volumes colectivos epublicacións periódicas (ducia e media conta-da) e aínda algúns prólogos e opúsculos denatureza histórica (así El enigma de SantaEulalia de Bóveda, 1970), escritos que, ade-mais, figuran moitas veces en castelán. Talvezsexa esa concentración expresiva, quen sabe,a que non acaba de facilitarlles aos investiga-dores actuais a abordaxe de estudos académi-cos extensos.

Xustamente por todo o anterior son aíndamáis de agradecer as monografías que ensaís-tas como Carlos Fernández, Juan Luís MarínEscudero ou Siro López teñen dado a coñecernos últimos anos, achegando luz á bretemosafigura dun autor indispensable para entender

Dun novo galeguismo:Celestino Fernándezde la Vega foi un lugués universalque sabía como tomarde veras en serio o humor

Pensar en Celestino

HÉITOR MERA

Amor, denuncia, filosofía… son algúnsdos eixes temáticos que conforman a obraliteraria de Bernardino Graña. E é que esta-mos diante de alguén que non se encadranun tipo de poeta concreto —nunca se dei-xou levar pola ansiedade de ver os seus tex-tos en letra impresa, procurou fervelo todo alume lento, polo que a súa obra é de calidadee prestixio—, por iso, non gusta de ser enca-drado como “poeta do mar”; moi polo contra-rio prefire pensar que a poesía ten tantascousas que contar como sentimentos poidater un home. Así, inagurou o seu legado conaquel, lonxano no tempo, Poema do homeque quixo vivir, ao que lle seguiu poesía cós-mica, material de Profecía do mar, o amorpaixonal e íntimo de Se o noso amor e os pei-xes Sar arriba andasen ou o vitalista e eco-lóxico Himno verde. A variedade lírica vaiacompañada dun nexo común a todos os tra-ballos e que ten que ver coa perfección for-mal e a atención a facer o mellor posible todoo que saca ao prelo. Constantemente perfec-cionando a súa poesía ao longo dos anos,arreo peneirando, nunca caendo no confor-mismo; así, engordiño, foi elaborando unhadas máis grandes obras poéticas que teñadado este país.

Nos últimos tempos, Bernardino Grañaestase ocupando moito máis da súa narrati-va, xénero literario que coidou xa na décadados setenta co seu Fins do mundo ou coanumerosísima obra destinada aos máisnovos como O león e o paxaro rebelde, clási-

co no xénero, ou Rata linda de Compostela.Esta atención deu ao prelo o seu —semprerecomendadísimo pola miña parte— Protoe-vanxeo do neto de Herodes e, esperamos,dará outras novas que serán recibidas concuriosidade e entusiasmo. Este traballo dosúltimos anos provocou que só sacase nosúltimos tempos un poemario: Sen sombra esen amor, do que xa dixemos no seumomento que era unha especie de colectá-nea conceptual da poesía que levaba feitodurante todos os anos que leva dedicado ápoesía e case que, no seu momento, pensa-mos que era o último poemario que Bernar-dino sacaría dado o seu entusiasmo manifes-to coa narrativa que está cultivando.

Mais, caixa de sorpresas, volve a ofrecer-nos parte do seu repertorio poético candomoitos non esperaban outra entrega líricado de Cangas. Acendede as almenaras éesta sorpresa coa que nos agasalla e quedemostra que non perde pulo, que seguefervendo nel esa forza salitrosa que dá ver-sos- ríos de amor e marabillamento.

O poemario, que ten como subtítulo Can-tigas de amor, de amigo e de escarnio xa si,ten certas trazas de ser unha especie dedespedida poética de Bernardino. As pala-bras do autor no pequeño prólogo son signi-ficativas: “É o que hai” referíndose á cons-trución do libro. Foi rescatando poemaspublicados en diversas revistas e publica-cións, sacando do esquezo poemas inéditosdalgún cartafol facendolles os respectivosarranxos e adaptacións e, pouco e pouco, foixuntando poemas compostos ao longo dos

naos, pertencentes ou non a outros proxec-tos anteriores desbotados polas razóns queforan para darnos o Bernardino esencia dapoesía máis elemental e exitosa que o levoua ser moi prestixiado pola crítica do país. Aprimeira parte son poemas propostos paraunha namorada, el “devoto da muller”, sem-pre brincadeiro e gozoso da compañía femi-nina. A segunda parte dedicada aos amigos,os literarios (Antonio Machado, NoriegaVarela…) e os persoais (Luísa Vilalta,Camilo Caamaño, Xela Arias…) e, por últi-mo, defendendo ese amor como posiciónvital primixenia e ineludible, os poemas deescarnio contra, como el mesmo dixo no seudía, “os que non aman nin saben de amor”. Éunha marabilla deixarse levar por estessonorosos versos. Formalmente coidados,conceptualmente elevados polos nobressentimentos do namorado das mulleres, oviño e os amigos... lanzamos desde aquí unBernardino Graña siga activo, fervoroso,pulando como mascato ergueito, estoupandocoa súa poesía de xerfa saudable e de tascae música alén de todos os mares.

Letras galegas

Xerfa saudable Acendede as almenarasBERNARDINOGRAÑA

Ed. Xerais,Vigo, 2008,70 páxinas

Saberes10 La Opinión A CoruñaSábado, 8 de marzo de 2008

MARÍA NAVARROBaixo a formato de microrrelatos presen-

ta Carlos López sesenta historias que teñencomo protagonistas animais, seres vivoscapaces de mudar de cor, camuflarse, trans-formarse, sentir medo, combater o frío, avi-sar dos perigos ou mesmo perder apostas.As ilustracións de David Pintor axudan ainterpretar o texto en clave de humor unhasveces ou a través de suxerentes imaxesnoutras, no que semella unha perfecta com-penetración entre texto e debuxo: historiassinxelas cun pouso de humor, proporcionadonalgunhas ocasións polo contido e noutraspolo dobre sentido da linguaxe, e trazolimpo, intencionadamente inxenuo e mini-malista, acorde coa brevidade do relato, aconcisión na idea e o substancioso do conti-

do. O fío condutor de todos os textos: minihistorias protagonizadas por animais, de aío título Minimaladas, e a estrutura: pre-sentación do personaxe, desenvolvementoda escea e remate sorprendente queimpacta ao destinatario porque xoga aodespiste, introduce elementos irreais nuncontexto aparentemente real e rexeitaestereotipos que desbaratan prexuízos etodo aderezado cunhas pingas de comicida-de irónica que fan realmente atractivo ovolume. Así o camaleón ponse morado, uncrocodilo sabe o que non quere ser demaior, unha hiena cambia de enderezo erecobra a risa, un ourizo faise bóla e xoga apelota, un pingüín voa, unha avésporaperde a súa cintura, unha lura bota tinta decores ou un lagarto, tumbado ao sol, marcaas horas.Trátase dunha proposta literarianovidosa, ben artellada, orixinal que captafacilmente a atención do lector mozo e doadulto facendo que un e outro, valorandoquizais aspectos diferentes, perciban ashistorias como retallos de vivencias, situa-cións absurdas, filosofías do desengano,distorsións do cotiá ou simplemente enca-deamento de disparates capaces de arrin-car un sorriso, un aceno ou mesmo un pen-samento, un sentimento e que en calqueracaso non deixa indiferente a un público esi-xente que se achega á literatura co ánimode dsifrutar e, por que non, de pensar.

PAULA FERNÁNDEZHelga Bansch (Leoben, Alemaña 1957)

vén de publicar con OQO Editora, con quenxa traballara ilustrando Chocolata de MarisaNúñez, Petra, a historia dunha elefanta quenon está conforme co seu aspecto físico querecrea sentimentos e comportamentos cadavez máis estendidos no mundo que nos arro-dea. Un mundo que crea preocupacións base-adas na aparencia onde habitan seres queasomen que o éxito en moitos dos aspectosda vida depende da talla, da cor do pelo ou dabeleza.

Petra é unha elefanta de grandes dimen-sións como corresponde á súa condición, maisela soñaba decote con ser delgada e elegante.Para superar ese problema, que ela cre vital,proba diferentes métodos sempre asesoradapolos seus amigos. Facer exercicio, vestircon raias verticais ou comer unha soa vez ásemana mais nada dá resultado. Desespera-

da bótase ao mundo na procura de quen pui-dese axudala. Nesa viaxe acadará, grazas aoelefantiño Fortunato Turulato, o que ela sensabelo máis desexaba, que non era outracousa que aceptarse tal e como é, ser feliz coseu aspecto e afastar da súa mente esesabsurdos complexos.

A historia recrea un problema cada vezmáis común na sociedade, e que cada vezafecta a máis nenos e nenas, promovido sendúbida por un mundo baseado no consumo ena imaxe ao que os meniños e meniñas teñenun acceso extremadamente doado. Esta pre-ocupación excesiva pola imaxe ocasiona pro-blemas ás veces imposibles de superar, comoos graves transtornos alimentarios, ou asmutilacións corporais innecesarias ademaisda perda da identidade, que son criticadosneste conto pola autora nun texto cheo deilusión e esperanza. A elefanta desexa mudarmais aprende que o cambio non consiste enperder eses quilos que pensa lle sobran,senón en aceptar a súa condición e non que-rer converterse en algo que ela non é.

Malia a dureza e a importancia do narra-do, o texto ofrece unha visión optimista; osanimais, a amizade que existe entre eles, apreocupación da nai da protagonista, ariqueza en cores das ilustracións da autoraque acompañan o texto e un desenlace queacaba co tormento de Petra, permiten pen-sar que é posible vencer os prexuízos e oscomplexos e ser feliz aceptándonos tal ecomo somos.

11 Saberes La Opinión A CoruñaSábado, 8 de marzo de 2008

Proposta novidosa

MinimaladasCARLOS LÓPEZ

ILUST. DAVID PINTOR

Ed. XeraisVigo, 2007, 62 páxinas

PetraHELGA BANSCH

OQO Ed., Pontevedra 2008

34 páxinas

Contra os prexuízos

Xuvenil/novidadesAndel denovidadesM. BLANCO RIVAS

Da vendima á ZafraUn labrego de Eiras (San Amaro)

embarca para Cuba con quince anos. Xavello, rememora na Habana a potenciacampesiña da bocarribeira de Razamon-de nos comezos do século XX: riquísimaen viño e carne; festeira, bailadora peroviolenta, con código de pólvora e macha-do, polas estremas e contra os mozospretendentes das aldeas veciñas.Entrampado polos ganchos (axentes dasnavieiras que vendían billetes paraAmérica a comisión), o protagonista foxea Cuba de polisón. Alí utilizará a súainventiva para sobrevivir na travesía edespois nunha Cuba que resiste xa noprimeiro cuarto do século XX a inxeren-cia norteamericana.

Memoria contraAlzheimer

Despois dun paseo polo monte, oprotagonista desta novela no sabe vol-tar á súa casa. Alí empezou todo. Díasdespois pérdese tamén entre as liñasdun escrito, e máis tarde non lembratampouco os anos que ten, nin sabe enque día vive nin lembra o seu nome.Comeza a fallarlle a memoria. Porén oprotagonista cre ter unha certeza: écampión do mundo de xadrez, o seuxogo favorito, e ten un novo contrin-cante que se chama Alzheimer. Xogaao xadrez contra a máquina, contra amemoria, soña partidas, recorda xoga-das e mestura movimentos sobre osescaques do taboleiro.

A cabana de BabaiagáEsta adaptación dun conto tradicio-

nal eslavo fala dunha nena que por pri-meira vez sae da casa da súa nai paraatopar o seu camiño. Tamén fala domedo ao descoñecido, á soidade, e dunhabruxa fea que vive afastada dos demaiscoa única compaña dun gato gordo, uncan fraco e un xigantesco corvo negro.Nesta adaptación, Paula Carballeiraquería que o teatro, a narración oral e amúsica se desen a man. A receita é sin-xela: palabra, música, xesto, luces, esce-nografía; todo o que o teatro pode ofre-cer, pero que non estaría completa sen aimaxinación do lector. As ilustraciónsson de Pablo Otero.

O regreso ao desertoOs aspectos autobiográficos son case

explícitos nesta obra: o pai que partici-para na guerra de Alxeria, as discusiónsentre a nai e o pai tras o seu regreso, ainfancia en Metz, cidade de “provinciasdo leste de Francia”, onde sen dúbida oautor se sentiu prisioneiro dunha educa-ción e dun medio tradicionais... Koltéslembra con rabia un mundo que aborre-ce, nun momento en que se sente librepara empregar o seu pasado como mate-rial literaria. Mais ao mesmo tempo, aoescribir O regreso ao deserto, quereborrar a imaxe demasido sombría que setiña do conxunto da súa obra. Facer rir einquietar era o desexo de Koltés, segun-do as súas propias palabras.

Da vendima á ZafraEMILIO COMASPERET

Edicións SoteloBlanco.99 páxinas

Memoria contraAlzheimerRAFAEL LASOLORENZO

Edicións Xerais120 páxinas

A cabana deBabaiagáADAPTACIÓN DE PAULACARBALLEIRA

EdiciónsLaiovento/IGAEM39 páxinas

O regreso ao desertoBERNARD-MARIEKOLTÉS

EdiciónsLaiovento/IGAEM,127 páxinas

[email protected]ábado,

8 de marzo de 2008

XOSÉ LUÍS MÉNDEZ FERRÍNAntes, unha axencia era un negocio parti-

cular onde lle arranxaban a un a papeladapública. Hoxe as oficinas públicas de Facen-da chámanse Axencia Tributaria. A palabraaxencia é de orixe latina (de ago) pero o usoinglés de agency acaba de desprazar o signi-ficado corrente galego.

Latinglish é o continxente de léxico inglésde orixe latina que se introduce de contra-bando nas linguas románicas, modificandosignificados ou innovando significantes: pesiaá apariencia, esas palabras constitúen verda-deiros anglicismos. Xa comentamos campuse versus. Chamemos agora a atención sobreesta axencia que non procede do latín senónde inglés dos EEUU e que ten como modelode prestixio a CIA (Central IntelligenceAgency). O uso de intelixencia como “espio-naxe” é tamén latinglish.

O inglés, lingua xermánica, posúe moitoléxico latino, sexa aportado polo francés dosnormandos sexa tomado pola cultura rena-centista e en xeral pola Idade Moderna direc-tamente da lingua clásica do Lacio. Asimila-dos polo inglés, estes latinismos cobraronmatices e significados propios e por vecesdiferentes dos usuais nas linguas románicas.O traspase deses latinismos aos nosos siste-mas linguísticos é un proceso de colonizacióncultural. Iso si, a principal vía de introduc-ción do latinglish na nosa lingua e linguasirmás é o cine e a televisión traducidos(dobraxe: dubbing do antigo francés e pala-bra latina) por maus profisionais. Vexamosalgúns casos de latinglish moi usados entrenosoutros.

O latinismo inglés emergency está a des-prazar como emerxencia o autóctono urxen-cia, o que obrigou Joan Corominas a ser duroe a calificar esta introducción no castelán de“reciente, inútil y grosero anglicismo”. Máisgroseiro é usar o latinglish gladiator en vezde gladiador e mesmo pronunciar a palabraalgo así como “gladieitor”. O inglés posúe

replica (sen til), palabra latina introducida viaItalia, co sentido de “reproducción” e xa todosnos esquencemos de copia e nos pomos a facerréplicas de esculturas e cousas así. Simultane-amente, o inglés copy (do Latín Medieval)anda a desprazar exemplar no universo da edi-ción de libros mesmamente. A Psicoloxía fala

de suxestión para se referir ao acto de influirsobre a vontade dun suxeito feble; pro agora,basados no latinismo inglés suggestion, sonmoitos os que lle dan á palabra o significadoque antano tiña suxerencia. Executivo covalor de “alto empregado” foi moi rendedoirohai uns anos (carpíns, maletín, clase deavión...) pro vai en decadencia, aínda que olatinismo inglés exclusive, seu parello, gozade boa saude no universo románico: hoxe éexclusivo, xa non “o único ou o propio dealgo”, senón máis ben “o privilexiado social-mente, minoritario, elitista e á moda” (non envan o latín excludere pode querer decer oacto de lle “fechar a porta a un inferior”). Entempos área era só unha medida de superficieou, en xeometría, a medida de espazo com-prendido dentro dun perímetro. Hoxe, debidoao uso do latinismo inglés area, isto significacalquera territorio destinado a calqueracousa. En canto a implementar, verbo en ver-dade horroroso, non significa case nada máisque “facer, por en práctica” no galego e lin-guas veciñas nos días de hoxe; naturalmenteprocede dun latinismo do inglés, to imple-ment. Para nada está tomado o recentementedifundido implementar de ningún derivadodo remoto latín plere “encher”.

Centos de palabras latinglish invaden asnovas linguas pola calada como fan algúnsextraterrestres nas películas de ciencia fic-ción (science fition). Non mais onte entrouobituary, latinismo inglés; periódicos presu-midos sustituiron as tradicionais “notasnecrolóxicas” por obituario. En canto aoadxectivo errático, é obviamente trasposiciónautomática do latinismo inglés erratic queveu ocupar o lugar, seguindo a práctica do

cuco femia, dos nosos inestábel, errabundo,vago, ou, via informática, erróneo.

Na semana que vén continuaremos comen-tando o léxico latinglish que nos vai penetran-do sen facer ruido e ao amparo da noite cultu-ral que nos cobre e na cal xa non brilla a lan-terna dos Estudos Clásicos.

SaberesRecentes, inuteis,groseiros anglicismos

NO FONDO DOS ESPELLOS

No Fondo dos Espellos xa reclamamosque a estatua de Curros levantada na Ala-meda de Vigo e desterrada polo alcaldePortanet ao Castro volva ao seu primitivoemprazamento. Unha carta asinada pordiversas persoas viguesas de alta rele-vancia foille endereitada ao Concello e oseu texto reza así

NO CENTENARIO DO PASAMEN-TO DE CURROS SOLICITAMOS UN-HA HOMENAXE E O TRASLADO DASÚA ESTATUA Á PRAZA DE COM-POSTELA DE VIGO

“Este ano cúmprese o primeirocentenario do falecemento de Cu-rros Enríquez, o noso poeta civilpor excelencia. Poucos anos des-pois do seu pasamento, acaecidoen 1908, a sociedade ‘La Oliva’, emediante aportacións populares,puxo en 1910 a primeira pedra daestatua dedicada a Curros Enrí-quez. En 1911 foi descuberto einaugurado aquel monumento napraza de Compostela, logo coñeci-da tamén como Alameda. Un mozo,

Manuel Gómez Román, que naquel tem-po presidía a sociedade promotora da ini-ciativa, participou na homenaxe ao bar-do, de quen X.M. Álvarez Blázquezescribiu: “Foi un home consciente das in-quedanzas da súa época e puxo os seusversos sobre a chaga social do seu tem-po, como un ferro de candentes rebeldí-as” (...) Viña de vello o vencello de Currose Vigo. Nunha das ocasións nas que pa-sou pola cidade, en 1877, escribiu aquí,de volta á súa terra, logo dunha delonga-da ausencia: “Si mi desventura es tal,/ detu sol bajo el imperio,/ ¡oh Vigo! préstameleal/ una choza en tu arenal/ o un hoyo entu cementerio”. Máis adiante, en 1904,Curros comentoulle a un grupo de ami-gos o desexo de vir vivir a Vigo. “O pro-xecto non pasou dunha lírica arela", co-mentou Álvarez Blázquez a quen esteano se lle dedica o Día das Letras Gale-gas. (...) Aquelas expresión de afecto aVigo foron correspondidas por esta cida-de tantas veces xenerosa. Non só coaestatua dedicada a Curros, senón con

outras homenaxes ao poeta e apoios ásúa familia. Primeiro, á súa irmá Sofía ea un fillo desta, residentes en Vigo algúntempo e necesitados de socorro econó-mico; logo, á viuva do gran bardo galego,a quen o Concello chegou a concederlleunha pensión (...). Co gallo do centenariodo seu pasamento, en en vésperas docentenario daquela homenaxe a Curros,a actual Corporación podería e deberíarememorar tal data devolvendo a esta-tua ao seu lugar de orixe, á Praza deCompostela, onde permaneceu ata quenos anos sesenta foi trasladada ao Cas-tro, lugar onde aínda permanece. Ase-made propoñémoslle ao Sr. Alcalde a or-ganización dunhas xornadas para adivulgación da obra de tan querido escri-tor. Sería unha mostra de renovado afec-to a quen manifestou por Vigo tantoamor. Sen dúbida, o alcalde da cidade fa-rá patente a súa sensibilidade ordenandoa iniciación do expediente de traslado ea programación dun acto de homenaxeque os asinantes solicitamos”.

Aqueles lectores que queiran colaborar coa súa opinión nesta sección poden escribir a:La Opinión de A Coruña. C/ Franja, 40-42 15001 A Coruña. Correo electrónico: [email protected]

Buzón

MÉNDEZ FERRÍNSen dúbida a referencia máis erudita

da narrativa galega, o escritor e aca-démico Xosé Luís Méndez Ferrín,

achega nunha serie de artigos a súasabedoría sobre episodios e persona-

xes que chaman o seu interese.

Curros Enríquez