rutas trata de personas amazonia peruana

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    4 Rutas de la trata de personas en la Amazonía peruana

    CAPITAL HUMANO Y SOCIAL ALTERNATIVORutas de la trata de personas en la Amazonía peruana

    1a ed. Lima: CHS Alternativo, 2016. 163 p.; 29.7cm x 21cmISBN: 978-612-47142-2-1Trata de personas / Amazonía / Perú

    © Capital Humano y Social AlternativoCalle Piura 750, MiraoresLima18-PerúTeléfonos: 242-3625 / 4465834www.chsalternativo.org

    Investigador principal: Gabriel ArriaránInvestigador de campo: Ernesto Rojas

    Coordinador de investigación: Joel Jabiles

    Edición: Ricardo Valdés y Joel Jabiles

    Corrección de estilo y diseño editorial: Luis Naters

    Impresión:Publimagen ABC S.A.C.Calle Collasuyo 125, Lima 28Febrero 2016

    Impreso en el PerúPrimera edición, febrero de 20161,500 ejemplares

    Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N° 2016-02596ISBN: 978-612-47142-2-1

    Publicación realizada gracias al apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desa-rrollo Internacional (USAID). El contenido de esta publicación es responsabilidad de susautores y no necesariamente reeja los puntos de vista de USAID o del Gobierno de losEstados Unidos de América.

    Permitida la reproducción no comercial, para uso personal y/o nes educativos. Prohibida la reproducción

    para otros nes sin consentimiento escrito de los autores.

    Las fotografías empleadas en la presente publicación fueron tomadas durante el proceso de investigación.

    Por la condencialidad y el riesgo que ha implicado el recorrido, algunas de las fotografías han sido tomadas

    con teléfonos celulares, por lo que no cuentan con una calidad óptima.

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    Índice

    PRESENTACIÓN 07

    RESUMEN EJECUTIVO 09

    INTRODUCCIÓN, CONCEPTOS Y METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN 15

    1. Iduccó 16

    2. Eclavud, xlacó y aa d a 17

    3. Axac gáfca a la clavud 20

    4. Rua d la aa 22

    4.1. Tácticas en la aproximación a las rutas de la trata 22

    4.2. La cadena de actores implicados en una ruta de la trata 23

    5. Ac dlógc dl ud 27

    6. Mu 26

    7. Técca d vgacó 27

    7.1. Revisión bibliográca y documental 27

    7.2. Trabajo de campo 28

    8. Aál d la facó 29

    RUTA 1 31

    1. L 32

    1.1. Santa Rosa, Leticia y Tabatinga 33

    1.2. Iquitos 40

    1.3. Yurimaguas 45

    2. Sa Maí 49

    2.1. Tarapoto 492.2. Nueva Cajamarca 53

    RUTA 2 57

    RUTA 2A: HUÁNUCO-TINGO MARÍA-PUCALLPA 59

    1. Huáuc 59

    1.1. Ciudad de Huánuco 59

    1.2. Distri to de Panao 66

    1.3. Distri to de Chaglla 67

    1.4. "Lonja" 68

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    6 Rutas de la trata de personas en la Amazonía peruana

    2. Rua d Huáuc a Tg Maía 70

    4.1. Aguaytía y El Paraíso 70

    3. Ucayal 75

    4.1. Pucallpa 75

    RUTA 2B: CONTAMANA-REQUENA-NAUTA 83

    4. Caaa 83

    5. Rqua 88

    6. Naua 94

    RUTA 3 101

    1. Cuc 103

    1.1. Cusco 103

    1.2. Urcos 108

    1.3. Ocongate 111

    1.4. Camanti-Quincemil 112

    2. Mad d D 112

    2.1. Mazuko 112

    2.2. Huepetuhe 118

    2.3. La trata se muda a La Pampa, Mega 15 y Chicle 121

    2.4. La Pampa 123

    2.5. Miss Sagitario: de Delta a la Pampa 124

    2.6. California: de Huepetuhe a La Pampa 124

    2.7. Puerto Maldonado 127

    2.8. Conversando con una doña: inicio y nal de un “prostibar” 128

     ACTORES Y MODUS OPERANDI 133

    1. Taa 134

    2. Mdaldad d caacó 134

    2.1. El padrinazgo 134

    2.2. Migración y retorno 135

    2.3. Seducción 136

    2.4. Publicación de falsas ofertas de empleo 137

    2.5. Secuestro 138

    3. Eacaldad d la aa 138

    3.1. Vacaciones escolares 139

    3.2. Épocas de cosecha 139

    3.3. Las estas patronales y las ferias 139

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    4. Mdaldad d xlacó: faquca y ba 141

    5. Víca 141

    6. El Ead: la auca, la cucó y la glgca 143

    6.1. Corrupción 145

    6.2. Informalidad y negligencia 145

    CONCLUSIONES 147

    Pa cvda duda 148

    2. Dcc dl dl 148

    3. Iudad dl a fal 149

    4. U Ead falld 150

    5. El duda 151

    RECOMENDACIONES 155

    A vl acal 156

    2. A vl d la ucaldad vcal 157

    2.1. Fiscalización de licencias 157

    2.2. Ordenamiento del transpor te 157

    3. A la ucaldad y cudad 158

    3.1. Programas temporales de trabajo 158

    3.2. Campañas de información y prevención 1583.3. Fiscalización de licencias de funcionamiento 159

    BIBLIOGRAFÍA 160

     ANEXOS 164

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    8 Rutas de la trata de personas en la Amazonía peruana

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    Presentación

    A lo largo de los últimos nueve años, hemos recibido cientos de testimonios de lasvíctimas y sobrevivientes de trata de personas atendidas por CHS Alternativo. Muchasde ellas, menores de edad al momento del rescate, provenían de la vasta Amazoníade Loreto y fueron explotadas a cientos de kilómetros de su lugar de origen, en el otroextremo del territorio amazónico, en Madre de Dios. Todas ellas reeren, con diversosmatices, haber sido trasladadas por río, aire o tierra, según el caso, con gran facilidady absoluta impunidad para los tratantes (o para los adultos “a cargo de su traslado”, adespecho de lo que las normas vigentes en la república establecen. Los acompañantessimplemente declaraban que se trataba de sus hijos, sobrinos o hermanos menores, sin

    que nadie conrmara la veracidad de los hechos. En otros casos, relatan cómo les entren-garon documentos falsos o las hicieron ir a ocinas de la R , donde fueron obligadasa rmar un DNI, lo que las identicaba como mayores de edad. Así de fácil.

    Rutas de la trata de personas en la Amazonía peruana surge de las inquietudes quenos motivan dichos testimonios: ¿qué factores facilitan la captación de las víc timas?, ¿cómoperciben las familias y las comunidades de origen la trata de personas?, ¿identican losriesgos?, ¿cómo se produce el traslado?, ¿quiénes participan del proceso?, ¿cómo reac-cionan los pobladores a lo largo de la ruta?, ¿existe tolerancia?, ¿qué ocurre en las rutas?,¿hay explotación en el camino?, ¿cómo es la presencia del Estado a lo largo de las rutas?,

    ¿cómo actúan los controles?, ¿qué opinan las autoridades?

    Estas y otras preguntas solo podían responderse desde el campo. En el Centro deAtención Legal y Psicosocial (C), establecimos las rutas de captación y traslado hacialas zonas de explotación. Para el marco conceptual, diseño inicial de la investigación,trabajo de campo en buena parte de las rutas, informes y resultados, contamos con laconsultoría del investigador principal Gabriel Arriarán. Intervino, también, el consultorde campo Ernesto Rojas, en la ruta Huánuco-Pucallpa-Nauta, quien reportó, además,los mecanismos de explotación desde los campamentos mineros de Madre de Dios, yaportó los hallazgos y el testimonio de la investigación periodística “La lucha contra laminería ilegal y su impacto en la trata de personas”,1 incorporado en el presente estudio.El proceso de investigación, que tomó aproximadamente un año, fue coordinado porJoel Jabiles, y los contenidos e informes que entregaban los consultores fueron amplia-mente debatidos con los profesionales de la organización.

    Este esfuerzo ha sido apoyado por ICCO Cooperación y U. Estamos muy agra-decidos por su contribución a la generación de conocimiento en un tema que requierede más y múltiples esfuerzos.

    1  Véase

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    10 Rutas de la trata de personas en la Amazonía peruana

    Rutas de la trata de personas en la Amazonía peruana es la segunda de un conjuntode tres investigaciones. La primera recoge las voces y testimonios de las víctimas en elmarco de una investigación internacional;2 la tercera, aún en proceso, estudia el punto devista de los tratantes o imputados por el delito de trata de personas y de las autoridadesque los resguardan.3

    Ricardo Valdés CavassaDirector Ejecutivo de Capital Humano y Social Alternativo

    2 Testimonios de las sobrevivientes de trata de personas. Brecha entre las necesidades de atención y los servicios recibidos después del rescate. CHS Alternativo, Lima 2015.3 Investigación realizada  junto con el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Publicación prevista paraabril de 2016.

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    Resumen Ejecutivo

    Esta particular aventura etnográca e intensa investigación sobre las modalidadesy las rutas que emplean los tratantes de personas en la Amazonía peruana para seducira sus víctimas y conducirlas hasta los lugares en los que ocurren diversas modalidadesde explotación se ha valido de una sistemática recolección bibliográca sobre las formascontemporáneas de la esclavitud en la selva peruana, de la revisión de las crónicas rojasde los diarios amazónicos, del recorrido por los ríos Amazonas, Marañón y Ucayali haciael interior del país y de la carretera Interoceánica a lo largo del corredor minero deMadre de Dios, y de la recolección de datos en pueblos tomados por el narcotráco oen campamentos de la minería ilegal.

    Uno de los principales retos de la investigación fue dotar a la descripción de estasrutas de algo más que un contenido geográco. Para ello, se ha llevado a cabo un trabajotanto de forma táctica —las vías geográcas y los controles por los que atraviesan lostratantes y sus víctimas en su camino a los lugares donde estas serán explotadas—, comode manera etnográca —el proceso por el cual las víctimas son despojadas de una seriede derechos y producidas como esclavos y esclavas—. Tal como se describen aquí, lasrutas de la trata no son solo la diversidad de caminos y vías de transporte entre losque un tratante puede elegir para llevar a sus víctimas de un punto A un punto B. Son,sobre todo, la serie de pasos por los que un individuo es producido como víctima poten-

    cial, desde las propias condiciones de vulnerabilidad en su lugar de origen y, a lo largodel camino, es paulatinamente despojado de los derechos que, precisamente, lo cons-tituyen como persona, hasta acabar convertido en un mero objeto de cambio o, másprecisamente, en una deuda, la cual será, para la víctima, muy difícil de saldar y podrá serpuesta a la venta para que algún otro explotador compre a la persona misma.

    Tácticamente, el trabajo de campo hecho para este estudio recorre tres rutas longi-tudinales entre la ceja de selva y la Amazonía, o viceversa. De norte a sur, la primerarecorrió desde de la triple frontera entre Perú, Brasil y Colombia hasta Nueva Cajamarca,en el departamento de San Martín; pasó por Iquitos, Nauta, el río Marañón, Yurimaguas,Tarapoto, Moyobamba y Nueva Cajamarca. La segunda, se inició en Huánuco rumbo aPucallpa, haciendo una bifurcación por la antigua zona cocalera de Tocache y Uchiza,para llegar, luego, hasta Iquitos a través del rio Ucayali, para lo cual pasó por las provin-cias de Ucayali y Requena, en Loreto. La tercera, comenzó en la ciudad del Cusco, porla carretera Interoceánica, por la seguidilla de pequeñas ciudades y pueblos que, unodespués de otro, conducen hasta Puerto Maldonado, Madre de Dios: Urcos, Ocongate,Quincemil, Mazuko, Huepetuhe y La Pampa. Cada ruta, por su parte, ha sido dividida enlos pasos que constituyen tanto a la cadena como al propio delito de la trata: la capta-ción, el traslado y la explotación de una víctima. Además, como un eje transversal, se ha

    añadido un análisis del rol que juega el Estado en cada uno.

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    12 Rutas de la trata de personas en la Amazonía peruana

    Como resultado, se vericaron los graves problemas que tiene el Estado paracontrolar el tránsito de personas de un lugar a otro y la indiferencia de las empresas detransporte de las que se valen los tratantes para transportar a sus víctimas.

    No es suciente repetir —como se ha hecho anteriormente—  que el Estado en laAmazonía está ausente, un estribillo que, por lo demás, no encuentra un correlato con larealidad. Es necesario ser más especíco: el Estado está; se lo puede identicar en la fron-tera, en los puertos, en las comisarías ubicadas a lo largo de las carreteras, en las escuelasy las postas médicas que existen hasta en los centros poblados más alejados. Sin embargo,a pesar de su presencia, no tiene los recursos ni el personal para copar un territorio tangrande y abrupto, y, cuando sí tiene las facilidades logísticas para hacerlo, la identicaciónde las víctimas de trata no es un asunto prioritario, o aparecen indicios de corrupción.

    El estudio encontró que, además de asociarse a la informalidad de las industrias y

    actividades económicas extractivas, la trata de personas se ve enormemente facilitada porla informalidad de los sistemas de transporte que se dirigen de los Andes a la Amazonía, yal interior de la Amazonía misma. Las municipalidades provinciales y distritales tienen aquíun rol fundamental que jugar, particularmente en dos temas.

    Por un lado, los paraderos de las empresas de transporte no suelen estar centrali-zados en terminales terrestres en los que se facilite la scalización; por el contrario, suelenestar dispersos por las ciudades. Esto depende de la dirección hacia la que los pasajerosse dirijan, en el caso de las empresas formales, porque, en varias de las ciudades visi -tadas, también existen múltiples paraderos de transportes informales que, sin horarios

    jos de salida o llegada, y sin un control de la identidad de los pasajeros que transportan,facilitan enormemente la trata de personas.

    Por otra parte, en estas mismas ciudades, suelen operar bares y locales, destinos demuchas de las víctimas de trata con nes de explotación sexual. La situación legal de estosestablecimientos uye a través de una gama de matices entre la legalidad y la ilegalidad:algunos locales cuentan con licencias municipales; otros, con licencias municipales, pero nocumplen con sus términos; y otros no tienen licencias en absoluto y funcionan abiertamenteen la ilegalidad. Paralelamente, las municipalidades uctúan en un limbo de matices pare-cido: algunas realizan operativos de scalización en los que suelen encontrarse y rescatarsevíctimas de trata; otras scalizan, pero no sancionan adecuadamente; otras, como la Municipa-lidad Provincial de Huánuco, entregaron alegremente cientos de licencias de funcionamientoa bares y discotecas durante los últimos años; nalmente, otras no scalizan, no sancionany no clausuran los locales sorprendidos con alguna víctima de trata que es explotada en suinterior. Tal es el caso de las Municipalidades de Inambari y Tambopata, en Madre de Dios.

    Al análisis de las rutas en sí le sigue un análisis de los modus operandi y de los actoresque participan en la cadena de valor de la trata de personas, en particular de las familiasde las víctimas y las víctimas mismas, los tratantes y los explotadores nales. Además, se

    estudia la manera en la que el propio Estado, sea a través de prácticas negligentes o dela corrupción de algunos de sus funcionarios, participa y contribuye a la reproducción

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    de esta cadena de valor. El estudio también ha logrado esbozar el sencillo sistema decostos de producción de una víctima de trata que emplean los tratantes y el modo en elque, a partir de endeudamientos comparativamente pequeños —de consumos dirigidosy sobrevalorados, y multas—, los explotadores acaban por hacerse no solo con la explo-tación de una fuerza de trabajo, sino de los individuos en sí.

    En cada una de estas rutas, fue posible identicar las condiciones y las caracterís -ticas que facilitan la ejecución impune de las actividades de los tratantes de personas.La primera de ellas tiene que ver con las condiciones de pobreza y exclusión en loslugares de donde las víctimas son captadas. Se trata de zonas y familias que expulsan alos adolescentes, y los fuerzan a buscar las oportunidades y los empleos que no encuen-tran en sus comunidades de origen. Por lo tanto, una estrategia de prevención de la tratade personas tiene que estar necesariamente articulada con políticas de lucha contra lapobreza y generación de empleo en estas regiones deprimidas, donde la presencia del

    Estado es solo nominal. La segunda condición es la negligencia de las municipalidadesprovinciales frente a conocidos lugares de captación de las víctimas, particularmente enHuánuco y Cusco: la plaza de Santo Domingo y los paneles de ofertas de empleo de lacalle Belén, que funcionan desde hace años sin que las autoridades hayan hecho ningúnesfuerzo por clausurarlos, ni tan siquiera scalizarlos.

    La informalidad y cantidad de sistemas de transporte público interprovincial es otrade las características geográcas y urbanísticas de las que se valen los tratantes paratransportar a sus víctimas sin apenas control de autoridades. Nuevamente, las municipali-dades distritales tienen un rol importante que cumplir. Primero, deben generar empleos

    temporales para los adolescentes que salen de vacaciones en diciembre y suelen ir, enesos meses del verano, a buscar empleo para nanciar sus estudios al año siguiente;segundo, deben regular el otorgamiento de licencias municipales a bares y discotecas,así como scalizar y clausurar los locales evidentemente ilegales en los que se expendelicor y se ofrecen los servicios de víctimas de explotación sexual y trata.

    Consecuentemente, toda política de prevención del delito de la trata de personastendrá que estar asociada a planes municipales y estatales de formalización y ordena-miento del transporte, tanto uvial como terrestre, y a planes de ordenamiento urbano.En particular, esto es necesario en aquellas ciudades que han visto cómo proliferabanbares clandestinos al interior de sus linderos.

    La labor del Estado en la prevención de este delito no solo debería concentrar suatención en los puntos neurálgicos de las rutas recorridas o en los lugares especícosdonde ocurre la explotación, sino, también, en épocas particulares del año, en especial,en las temporadas de verano y otoño. En esa época, millones de adolescentes salen devacaciones de la escuela y muchos de ellos aprovechan los meses de verano para partirde sus localidades buscando ganar algún dinero que les permita comprar libros y útilespara seguir estudiando al año siguiente. La temporada de vacaciones escolares suele coin-

    cidir, además, con las épocas de cosecha de cultivos comerciales en la región: el café, lacoca y la papa, especialmente, que demandan una enorme cantidad de mano de obra.

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    14 Rutas de la trata de personas en la Amazonía peruana

    Por un lado, la cosecha suele ser una de las actividades en la que se concentra la trata connes de explotación laboral; por otro, en esta época, en las ciudades y los pueblos dondeconverge el comercio de estos cultivos, suelen proliferar bares clandestinos en los que noes difícil encontrar a víctimas de trata explotadas sexualmente por agricultores que acabande recibir sumas importantes de dinero, acopiadores y comerciantes, o por los transpor-tistas que se detienen a cargar y descargar.

    Por último, ¿qué pasa con las víc timas rescatadas? Este y otros estudios han encon-trado casos en los que el Estado pierde el rastro de víctimas que fueron rescatadas ydevueltas a sus lugares y sus familias de origen. Esto apunta a que es altamente probableque el Estado juega un rol negligentemente activo en la reproducción de las rutas de latrata, devolviendo a las víctimas no solo a su lugar de origen, sino a un momento previoal de su captación, en el que un conjunto de derechos elementales ya se encontrabanvulnerados. El Estado viene devolviendo a víctimas de trata a comunidades donde, por

    ejemplo, existen índices de inseguridad alimentaria de más del 50%, una pobreza extremaque puede llegar hasta casi el 40% de la población y un índice de pobreza que puedealcanzar hasta al 75% de las personas, como es el caso de la provincia y los distritos deQuispicanchi, en Cusco. ¿Qué derechos se restituyen en una víctima que ha sido devueltaa una situación de pobreza extrema?

    Los hallazgos de este estudio buscan responder esta y otras preguntas; intentanmejorar las políticas de prevención y lucha contra la trata de personas; y, principalmente,pretenden fortalecer la protección de las víctimas que hayan podido caer en estas redes deexplotación que operan en la Amazonía.

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    Mapa 1. Rutas de la investigación

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    16 Rutas de la trata de personas en la Amazonía peruana

    Foto: Esteban Félix, Associated Press.

    Foto: ANDINA/Difusión

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    Esclavitud, explotación y trata de personas//

    Aproximaciones etnográficas a la esclavitud//

    Rutas de la trata//

    Aspectos metodológicos del estudio//

    Muestreo//Técnicas de investigación//

    Análisis de la información

    Introducción

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    1. Introducción

    Desde una perspectiva etnográca,desde un primer momento, se estableceun matiz entre la denición de “trata”acuñada por el Protocolo de Palermo y ladenición antropológica de “esclavitud”.Comparadas, la denición del Protocolode Palermo engloba lo que la Antropologíaentiende por esclavitud, aunque, de manerainversa, existen casos donde el Protocolode Palermo vería trata de personas y laAntropología vería únicamente relaciones

    de servidumbre, no esclavitud. Para estaciencia, y para nes del presente estudio,entenderemos el fenómeno de esclavitudcuando se da cuenta de una clase social (deesclavos) reproducida articialmente pormedios institucionales. La denición etno-gráca señala hacia una demanda siste-mática de individuos para ser explotadossexual o laboralmente, una clase que solopodrá renovarse mediante el aprovisiona-

    miento constante de esclavos.

    En el trabajo de campo, se ha iden-ticado que existe esclavitud claramenteen los campamentos de extracción, enparticular de oro y madera, en el cultivode la coca, y en los bares que ofrecenservicios sexuales a trabajadores de loscampamentos petroleros y de grandesobras de construcción de infraestructura.La demanda convierte, así, a las rutas de latrata en cadenas productivas mediante lasque los individuos explotados son despo- jados, paulatinamente, de sus derechosy producidos como esclavos. Dicho deotro modo, en el camino hacia sus explo-tadores nales, a cada paso que recorren,las víctimas de trata de estos campa-mentos van siendo despojadas de la serie

    de derechos fundamentales que las cons-tituyen como personas.

    Existen condiciones estructuralesque facilitan las masivas migraciones depersonas a las que suele vincularse conla esclavitud. La denición etnográcapone el dedo sobre las graves desigual-dades sociales que hacen posible que elfenómeno exista. En particular, se puedenmencionar la exclusión y la pobreza en laque están subsumidas las comunidades ylos centros poblados donde buena partede las víctimas son captadas, y la cantidadde dinero en efectivo que mueven losmercados donde estas víctimas serán

    nalmente explotadas. Los adolescentesy jóvenes cuyos pagos son retenidos encampamentos informales de extracciónmaderera o aurífera, en campos de cultivode coca, o en bares y “prostibares”, suelenser expulsados de lugares con altísimosíndices de pobreza, una situación que, depor sí, no solo amenaza, sino que, en lapráctica, ha minado ya el ejercicio de unaplena ciudadanía. De este modo, cualquier

    política de prevención del delito de la tratade personas que tenga alguna pretensiónde seriedad tendrá que estar consisten-temente articulada a políticas de luchacontra la pobreza.

    Una a una, entre las condiciones quefavorecen su captación, pasando por lacaptación misma, el traslado, la explota-ción y el rol que juega o deja de jugar elEstado en la restitución (o el despojo) desus derechos, las víctimas de este delitoson extraídas o expulsadas de sus familiasy comunidades. Las víctimas son luego tras-ladadas de un lugar a otro, con su anuenciao a la fuerza, hasta el lugar donde seránnalmente explotadas. Por norma general,viajarán engañadas sobre las condicionesen las que realizarán el trabajo que les ofre-

    cieron o sobre la naturaleza misma de esetrabajo; además, se les requisará el docu-

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    mento nacional de identidad y dejarán deexistir para la sociedad nacional y el Estado.Es necesario recordar que muchas de laspersonas reportadas como desaparecidasse las encuentra luego en situaciones deexplotación laboral o sexual. A algunas deestas víctimas se las priva de alimentación;otras son golpeadas y maltratadas. En estemomento, los tratantes comenzarán a atri-buirles una deuda que se engrosará conel tiempo hasta hacerse impagable. Enel camino, los tratantes que las trasladanutilizan infraestructuras del Estado, así comotodos los medios de transporte, formales o

    informales—

    y son muchos—

     que encuen-tren disponibles. Por último, las víctimas sonacogidas y encerradas en los lugares dondenalmente se las explota, laboral o sexual-mente: campamentos informales de extrac-ción de madera y oro, campos de cultivode la coca, y “prostibares”, en su mayoría.Las víctimas son ahí enclaustradas y explo-tadas. Pueden recibir maltratos físicos ypsicológicos constantes. Los explotadores

    retienen los sueldos que les prometieronoriginalmente, o les deducen los costosde alimentación y alojamiento, o cualquiercosa que las víctimas consuman o les hagancomprar, a precios inados. Todo ello pasaautomáticamente a aumentar la deuda queasumió la víctima desde el traslado.

    De manera simultánea, aunqueinversa, para los tratantes, cada derechoque arrebatan a sus víctimas es un pasomás en la producción de estas comoesclavas. Dichos pasos son básicamentetres: la captación, el transporte y la explo-tación. En ellos, se violan sistemáticamentelos derechos a la libertad personal y laseguridad, a la dignidad, a la identidad, ala salud, y a la integridad física y mental, enla seguidilla de crímenes: fraudes, secues-

    tros, abusos de poder, torturas, corrup-ción de funcionarios públicos, que la Ley

    28950 tipica como de trata de personas.Con una inversión mínima (como se verámás adelante, no supera los 100 dólarespor persona en gastos de transporte) a lolargo de las rutas que utilizan, los tratantespueden hacerse dueños de las vidas desus víctimas. Las deudas con las que, en unprincipio, las enganchan, más las multasque les imponen y los consumos sobreva-lorados que se cargan a su cuenta, puedenllegar a ser impagables hasta el punto quelas víctimas deban poner su libertad o supropia vida como garantía de pago.

    De esta manera, las rutas queutilizan los tratantes, desde que captana sus víctimas hasta que las explotan, nose componen únicamente por las víasgeográcas, los medios de transporte queutilizan, y los controles del Estado quevadean o corrompen, sino de una serie depasos en los que sus víctimas, despojadasde sus derechos, son producidas comomercancías vivientes —casi podría decirse

    que como una forma de ganado—  quepueden ser compradas, vendidas y explo-tadas a conciencia.

    Una ruta de trata será, así, la suma delos esfuerzos que esta sociedad invierte enel despojo de los derechos de una personay en su constitución como esclava.

    2. Esclavitud,explotación y tratade personas

    Dos de los más grandes problemasa los que se enfrenta esta investigación serelacionan con el radical contraste entrela abundancia de bibliografía etnográcasobre una multiplicidad de temas humanosy la sistemática ausencia de investigación

    antropológica sobre la esclavitud. Desdeel inicio, se encuentra que “la antropo-

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    logía ha ignorado consistentemente a laesclavitud (o la trata de personas) desdesu aparición en el mundo moderno. Dealguna forma, la disciplina eligió qué eraimportante y qué no para la comprensiónde la condición humana” (Kopytoff, 1982,p. 207). La omisión académica se repiteen la vasta literatura etnográca sobrela Amazonía. Esta ausencia es un hechoincontestable. Salvo la ya clásica etnografíasobre el chamanismo entre el Putumayocolombiano y el peruano, Shamanism,Colonialism and the Wild Man. A Study in

    Healing and Terror, de Michael Taussig,

    que analiza cómo las prácticas chamánicasa ambos lados de la frontera se dan porparte de indígenas o mestizos para sanarlos traumas históricos ocasionados por laexplotación cauchera a principios del sigloXX, no existen más etnografías de calidadsobre el tema en la región.

    Sin embargo, este no es más que unaspecto del problema, pues, si bien no

    existe gran abundancia de informaciónetnográca sobre la esclavitud, sí existeuna extensa bibliografía y numerososinformes sobre distintos aspectos de latrata de personas en la región. Se trata dedocumentos acuñados por las agencias decooperación, organismos internacionales,instituciones estatales y las ONG abocadasa trabajar este tema.

    ¿Es que esclavitud y trata de personasno son lo mismo? ¿No era acaso que la tratade personas es la esclavitud contempo-ránea? Aunque se reeran al mismo fenó-meno, “trata” y “esclavitud” son dos aproxi-maciones al tema muy distintas. La primera,como dijimos, es la que se ha desarrolladoa partir de lo que el Protocolo de Palermo(2000) denió como trata de personas:

     [...] la captación, el transporte, el traslado, la

    acogida o la recepción de personas, recu-

    rriendo a la amenaza o al uso de la fuerza

    u otras formas de coacción, al rapto, al

    fraude, al engaño, al abuso de poder o de

    una situación de vulnerabilidad o a la conce-

     sión o recepción de pagos o benecios para

    obtener el consentimiento de una persona

    que tenga autoridad sobre otra, con nes de

    explotación. Esa explotación incluirá, como

    mínimo, la explotación de la prostitución

    ajena u otras formas de explotación sexual,

    los trabajos o servicios forzados, la escla-

    vitud o las prácticas análogas a la esclavitud,

    la servidumbre o la extracción de órganos.(UNODC, 2004, pp. 44-45)

    Como se puede ver, este docu-mento ha denido la trata de personasen términos legales y la aplicación de lasdisposiciones contenidas en él mediante laLey 28950 contra la trata de personas y eltráco ilícito de migrantes del 16 de enerode 2007 la ha tipicado como un delito

    que debe prevenirse, sancionar a los crimi-nales, y proteger a las víctimas y testigos.

    La Etnografía, por su parte, necesitaentender el mismo fenómeno no como undelito, sino como un hecho social; es decir,mirar el contexto económico e institucionalque da sentido y hacen comprensibles loshechos del traslado y las diversas formas deexplotación de las víctimas. Para la Antropo-logía, por otro lado, la enajenación y la captura(o la captación o el secuestro) solo puedecobrar signicado en el marco de las insti-tuciones y el tipo de mercado que permitenque una persona sea privada de su perso-nalidad social y transformada en ganado,vendida como una mercancía o explotada detal manera que el tratante pueda recuperarel dinero que invirtió durante su captura (o su

    captación o secuestro), su traslado o directa-mente para su compra.

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    Tipicar la trata y juzgar de ante-mano a los tratantes no es suciente paracomprender cómo un fenómeno de estetipo aparece no solo en nuestra sociedad,sino en las sociedades más democráticasdel planeta, En algunos casos, darle al trata-miento legal de la trata y especícamentepenal, una funcionalidad que no tiene,puede llevar a confusiones. Un ejemplo deesto, se puede apreciar en el estudio querealizaron Mujica y Cavagnoud sobre laexplotación sexual en los puertos uvialesde la ciudad de Pucallpa. En el artículo“Mecanismos de explotación sexual de

    niñas y adolescentes en los alrededores delpuerto uvial de Pucallpa”, Mujica y Cavag-noud (2010) reexionan, en un inicio, sobreuna idea recurrente en los estudios quese han hecho sobre el tema: que la explo-tación sexual comercial de niñas y adoles-centes es un delito altamente rentable queresponde a una lógica de redes criminalesarticuladas de trata de personas, maas oal crimen organizado. Los investigadores

    aciertan en armar que nadie sabe muybien de dónde ni cómo se han calculado lascifras que manejan las agencias de coope-ración, las ONG y los medios respecto de lacantidad de dinero que mueve el negociode la trata o los benecios que los tratantesobtienen. Seguidamente, argumentanque, en el caso de la explotación sexualde menores en la ciudad de Pucallpa, losmontos y las prácticas de la explotaciónsexual aparecen asociadas y encubiertasbajo otros negocios de venta de comida yalcohol. Describen una oferta de serviciossexuales al menudeo y casi de subsistencia,en la que las menores que los ofertansuelen estar administradas por un familiardirecto: una madre, una tía, una madrina, yno por una organización jerárquica, comouna maa o una vasta red de tratantes. Está

    claro que surge una confusión en la deni-ción de los conceptos.

    Cavagnoud y Mujica argumentaron,con el estudio de diversos casos de explo-tación sexual, cifras y preconcepcionesligadas a la trata de personas. Sin embargo,lo que describen es el fenómeno de Explota-ción Sexual de Niñas, Niños y Adolescentes(ESNNA): la explotación sexual de las niñasque ocurre al interior de las propias familias.No es ni trata de personas ni esclavitud. Noexiste una relación de doble vía entre ambosconceptos. La trata de personas y la escla-vitud pueden culminar con la explotaciónsexual de un individuo, pero la explotaciónsexual no necesariamente implica trata de

    personas o esclavitud, y pueden, como enlos casos que describen ambos, ocurrir alinterior de la propia familia.

    Como veremos, es muy difícil que laesclavitud ocurra al interior de una comu-nidad doméstica, es decir, que un miembrode la propia comunidad sea alienadohasta pasar a ser un extranjero absoluto,desprovisto de los lazos de parentesco

    que lo unen a su familia y su vecindad, ysu posición reproducida social antes quebiológicamente. Si la comunidad domés-tica acepta a un extranjero y lo adoptacomo esclavo, seguramente el individuoserá importado a ella. La esclavitud y latrata ocurren, pues, en el encuentro entreuna sociedad jerárquica de clases con unadivisión compleja del trabajo y con comu-nidades relativamente igualitarias, que esde donde suelen provenir las víctimas. Asíes como funciona esta práctica, al menos,en la Amazonía del Perú.

    De esta manera, para la disciplinaetnográca, la esclavitud no puede enten-derse a partir de la explotación ni tampocopuede entenderse a partir de la oposi-ción entre la legalidad y el delito, o en

    términos de derechos, deberes, delitos ysanciones inscritos en un Estado lógico y

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    abstracto. La Antropología entiende quetanto la explotación como los deberes, losderechos, los delitos y las sanciones estáninformados históricamente y embebidos,en este caso, en las prácticas culturales deuna región como la amazónica.

    Etnográcamente, la esclavitud sedene a partir de aquel individuo que tansolo puede entablar una única y unívocarelación institucional con otro individuo: eneste caso, con el tratante, el explotador o elamo, y en tanto se dé cuenta de las diversasrelaciones entre las categorías del ciuda-

    dano y del extranjero: entre un nosotros y unos otros  entendidos colectivamente.Se entiende, por lo tanto, que, si la ciuda-danía es una identidad cultural informadahistóricamente que liga a los individuos aun Estado, lo contrario, la esclavitud, es elradical proceso de alienación, producción yreproducción de unos individuos y una claseexplotada (Meillasoux, 1991).

    3. Aproximacionesetnográficas ala esclavitud

    Si en el Derecho lo opuesto a unhombre libre es un esclavo, etnográca-mente hablando, lo opuesto a la esclavitudno es la libertad, sino la ciudadanía, unestatus que, antes que soltar al individuo desus ataduras sociales, las refuerza. La ciuda-danía une al individuo a una sociedad y estalo hace parte activa de sí, mientras que laesclavitud aliena al individuo y lo mantieneen una permanente situación de explotación.

    L´Antropologie de l´Esclavage es talvez el único clásico de la Antropologíasobre el tema de la esclavitud. En este libro,Claude Meillasoux (1991) sostiene que los

    esclavos son los otros por antonomasia,“los no-parientes” (no-kin) o, como los llama

    con frecuencia, los “extranjeros absolutos”.Además de esta, la otra de las caracterís-ticas fundamentales de la esclavitud esque, para llamarla tal, tiene que haber unaclase o un estrato incapacitado para repro-ducirse socialmente, es decir, una discapa-cidad jurídica para establecer, generar oconvertirse a una red de parentesco. Así,una casta o una clase de esclavos tiene queser reproducida articialmente medianteel secuestro, la producción y la explota-ción de más y más esclavos. Meillasouxexplica la esclavitud a partir de los lazos deparentesco que conforman una comunidad

    doméstica igualitaria en la que, más alláde la división sexual del trabajo, todos susmiembros han nacido libres y cuentan conuna serie de prerrogativas asociadas a losroles tradicionales familiares.

    A partir de la pertenencia seminal aun linaje y a una comunidad, se desarrollael concepto y la praxis de la ciudadanía.“¿Quién es libre?”, se pregunta Meillasoux.

    Citando la denición de E. Benveniste, dice:“libre no tiene por sentido etimológico´liberado de algo´, sino, por el contrario, ´lapertenencia a un tronco étnico designadopor una metáfora de crecimiento”. Y sigue:“los hombres libres (los francos, los inge-nuos, los gentiles) son los que han nacidoy se han desarrollado conjuntamente”. Setrata de una comunidad de congéneres apartir de la cual se establece una distinciónprimaria nosotros  y ellos, los oriundos  y losextranjeros. El esclavo, dene Meillasoux, esel anti-pariente, el extranjero por excelencia.El extranjero absoluto.

    Haber nacido en una comunidaddoméstica no es suciente para hacer, de losextranjeros, extranjeros absolutos, esclavos.Si bien un extranjero, desde el punto de

    vista económico, no aporta nada a la comu-nidad que no pueda aportar uno de sus

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    miembros, puede ser emparentado y asimi-lado a la misma, es decir, aceptado como unpadre o una madre social, recibir de sus an-triones el derecho a formar una familia. Elmatrimonio alia a un extranjero a la comu-nidad doméstica, o lo adopta, aunque, paraello, pierda a un joven o a una joven casa-deros. Los hijos derivados de la unión deun oriundo y un extranjero no reproduciránde manera alguna la condición de extran- jeros de alguno de sus progenitores. Noobstante, el matrimonio es una posibilidadlimitada. Aunque esta alternativa no repro-duzca a los extranjeros como una unidad

    social distinta de la de los oriundos, la comu-nidad doméstica no puede proveer jóvenespara ser casados con extranjeros de manerasistemática, porque o no hay sucientes oporque que, si lo hiciera, desaparecería.

    Hay otra vía por la que un extranjerose introduce en una comunidad domésticasin que sea adoptado como yerno o comonuera, pero ese tipo de inserción, preci-

    samente, saca a la luz la incompatibilidadentre la comunidad doméstica y la escla-vitud. Se trata de extranjeros que han sidoobjetos de una captura o de un secuestroque, en tanto no forman ninguna relaciónde anidad o parentesco con sus captores,se mantienen en cautiverio. Son situacionesy casos aislados o eventuales, y no suponenun abastecimiento regular ni continuo deindividuos a los que luego se reproduceinstitucionalmente como una clase diferen-ciada que liberará del trabajo a sus amos oque sus amos explotarán a conciencia.

    Si un extranjero no es introducido enel ciclo reproductivo de la comunidad, esdecir, si no asume un rol de parentesco, y,como tal, no es re-socializado en él, y aunasí es introducido en el ciclo económico

    y productivo, el individuo se encuentraen una situación objetiva de explotación.

    ¿Basta eso para considerarlo un esclavo?No, porque la característica esencial de laesclavitud es “la incapacidad para repro-ducirse socialmente, vale decir, su incapa-cidad jurídica para ser pariente”.

    La incapacidad para la reproducciónconvierte a la esclavitud en la antítesis delparentesco. Para que exista esclavitud y,por lo tanto, una economía esclavista, serequiere de una clase “reproducida pormedios institucionales”. Que haya indivi-duos explotados ocasionalmente no es su-ciente para asegurar que hay esclavitud.

    Una sociedad de acogida no es escla-vista solo porque haya un extranjero solteroen la situación objetiva del esclavo. Si nohay una categoría de individuos mantenidainstitucionalmente, de hecho o derecho, enuna situación de explotación, no se le puedeconsiderar un sistema. Para que haya escla-vitud, la explotación debe ser renovada demanera sistemática. “Solo hay esclavitud

    como modo de explotación si se constituyeuna clase distinta de individuos, dependientede un mismo estado social y renovándose demanera continua e institucional” (Meillasoux,1991, p. 19). De allí que la clase explotadoratambién se deba reconstituir continuamente.Los medios de esta renovación son la capturao secuestro periódico y organizado, o direc-tamente la compra de individuos, tambiénregular, periódica y organizada. Ambosmedios están fuera del alcance de unacomunidad doméstica con una economíade subsistencia. Necesitan de un mercadoe implican, ya de por sí, no una comunidadigualitaria, sino una sociedad de clases oestamentaria. Efectivamente, la comunidaddoméstica “solo puede evolucionar hacia laesclavitud cuando cambian y desaparecen almismo tiempo las condiciones de existencia

    de la economía doméstica por su inserciónen el mercado” (Meillasoux, 1991, p. 19).

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    Meillasoux y Wolf (1982) coinciden enque la esclavitud suele aparecer en socie-dades complejas y estraticadas, con unadivisión del trabajo y un comercio desa-rrollados, que posibilitan una producción,una compra-venta, y una clase o casta deesclavos. Que la esclavitud aparezca ensociedades segmentarias o tribales resultaciertamente dudoso. En efecto, la economíaesclavista supone un aparato complejo yorganizado de instrumentos de captura osecuestro, deportación, comercialización,transporte, mercados y puesta en condi-ciones de la mercancía; un complejo de

    instrumentos que termina por conformar unespacio esclavista que moldea y produce alos seres humanos mediante una serie detécnicas disciplinarias, por lo demás impla-cables, en mercancías vivientes, en ganado.

    Kopytoff (1982), por el contrario,sostiene que un esclavo es un individuodespojado de su identidad social, puestoen los márgenes de otra sociedad y, luego,

    dotado de una nueva identidad, por muymarginal que sea esta en un principio. Paraél, un esclavo ocupa una posición análoga ala de un individuo que atraviesa un rito depaso. Si la esclavitud es una suerte de muertesocial, es porque esta implica también unaresocialización: “the sociological issue in slavery is thus not the dehumanization of the

     person but rather his or her rehumanization

    in a new setting and the problems that this

     poses to the acquisitors” (Kopytoff, 1982, p.222).1 Kopytoff entiende la esclavitud comoun proceso de resocialización, el transcursohacia una nueva ciudadanía, una nuevapertenencia a una sociedad también nuevapara aquel supuesto individuo.

    1 “El asunto sociológico de la esclavitud [por lo tanto]no es la deshumanización de la persona, sino su rehu-manización en un nuevo escenario y los problemasque esto implica para los adquirientes”. (La traduc-ción es nuestra)

    Esta idea es importante en tantoexiste la sospecha de que muchas de lasvíctimas de trata que fueron explotadassexualmente, luego de liberarse de susdeudas, pasaron ellas mismas a tratar conotras mujeres. Es decir, para ellas, efectiva-mente, la trata supuso no solo una aliena-ción, sino la adquisición de una nueva iden-tidad en su sociedad de acogida, es decir,una re-socialización.

    4. Rutas de la trata

    4.1. Tácticas en la aproximación

    a las rutas de la trataUno de los errores más comunes

    cometidos en las investigaciones y losestudios hechos sobre la trata de personasen el Perú es la determinación de una rutaa partir del recorrido que un tratante hacerecorrer a una víctima, desde su lugar deorigen hasta el sitio donde será nalmenteexplotada. Es un error, porque, entendidas

    así, puede haber tantas rutas como combi-naciones de medios de transporte y víasde comunicación haya entre los lugares decaptación y los sitios de explotación de lasvíctimas. Son varios los casos encontradosde víctimas captadas en la triple fronteraentre Colombia, Brasil y Perú que fueronllevadas por río hasta Iquitos y, desde allí,continuaron su periplo hacia Madre deDios por avión o, nuevamente por río, aPucallpa; luego, siguieron por carretera aHuánuco, Lima y Cusco; de allí, tomaronla carretera Interoceánica —donde lostratantes pueden incluso bordear loscontroles de la policía haciendo a susvíctimas ir a pie por trochas de los cerroscircundantes—  y, nuevamente, fuerontransportadas en bote, hasta los másrecónditos campamentos de la minería

    ilegal en Madre de Dios.

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    La descripción de estas combina-ciones no hace otra cosa que denir lasmaneras que existen para viajar desde unpunto A hasta un punto B, en las que, porotra parte, la distancia entre ambos puntoses irrelevante. En esta investigación, se hanencontrado rutas cuyo recorrido es extre-madamente simple, con una longitud que, aprimera vista, pareciera no tener importanciaalguna, pero que, en los pocos metros queseparan el lugar de captación del de explo-tación, se concentra un mundo de distanciasocial, política y simbólica. Es el caso de loque relató una funcionaria de la Ocina Judi-

    cial de Investigaciones de Leticia, Colombia.Según este testimonio, la policía colom-biana tiene identicados entre cinco y seistratantes que captan chicas en esta ciudadde la frontera y las hacen cruzar hacia Taba-tinga, en Brasil, donde las ponen a disposi-ción de los clientes de unas discotecas. Reco-rriendo unos cuantos metros, estas chicascruzan un límite a partir del cual la policía desu país deja de tener jurisdicción, el territorio

    donde nalmente se consuma la explotacióny el delito. El cruce de la frontera que separauna ciudad de la otra —en realidad, son lamisma ciudad, atravesada por una mismaavenida, pero dividida por la frontera entreambos países— supone un cambio no solode país, sino de leyes y de formas de operarde las instituciones colombianas, brasileñaso peruanas, distancia palpable en las di-cultades con las que se encuentran las coor-dinaciones interinstitucionales entre estospaíses cuando se topan con un caso de trata.

    Un modo de proceder muy distintoa pensar geográcamente en una ruta espreguntarse por qué las víctimas se captanen determinado lugares, qué actores inter-vienen en el traslado, dónde las llevan paraser explotadas (es decir, a qué tipo de activi-

    dades económicas se asocia su destino nal)y cómo el Estado participa de la ruta.

    Esto supone aproximarse a las rutasde la trata de manera táctica. Por ejemplo, sifuéramos policías asentados en San Martíny nos preguntásemos dónde deberíamosprevenir el traslado de una víctima hacia uncentro de explotación en nuestra región,ese lugar sería, claramente, Yurimaguas,porque —salvo que la víctima haya salidode Loreto por vía aérea— todas las víctimascaptadas en la frontera, las cercanías deIquitos y Nauta, o en los poblados ribereñosdel Marañón y Huallaga que se dirigen haciaSan Martín deben pasar por ahí. Allí, preci-samente, deberían concentrarse las labores

    de control de los transportes y los pasajerospor parte de las autoridades y el Estado.

    De esta manera, no es el recorrido dela ruta el que se encuentra predenido, sinolos lugares donde los tratantes captan a susvíctimas por las características que tieneallí la población, las ciudades donde debenreunirlas como si de centros de acopio ydistribución se tratara, y los destinos donde

    nalmente las explotan. En estos lugares,la investigación pondrá los acentos corres-pondientes. Las rutas de la trata, por tanto,comprenden a las actividades de los indi-viduos que facilitan el transporte de lasvíctimas de un lugar a otro. En algunoscasos, los tratantes cuentan con la compli-cidad tácita o la negligencia del Estado,y de las empresas de transporte aéreas,uviales y terrestres.

    4.2. La cadena de actoresimplicados en unaruta de la trata

    Los territorios a través de los cuales seextienden las rutas están constituidos porsociedades en las que son capturadas lasvíctimas —es decir, donde las personas que

    luego serán esclavizadas se reproducen—,por lo general, de origen rural; por indivi-

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    duos y bandas que disponen de un aparatologístico para el transporte de las víctimas;y por sociedades mercantiles que tienenalgún vínculo o, incluso, llegan a controlarparte o todo el aparato estatal, la sociedadque da una salida comercial a las víctimas,las compra, las vende o las explota. Se tratade una cadena que, en términos econó-micos, funciona como cualquier cadena

    productiva pero que, a diferencia de otras,

    el valor que se añade con cada eslabón a lasmercancías es equivalente a los derechosque se quitan a las personas hasta conver-tirlas en mercancías vivientes, es decir,hasta hacerlas sujetas de una alienación talque, precisamente, dejan de ser percibidascomo personas y, más bien, comienzan aser usadas como objetos de cambio.

    Tal como se muestra a continua-ción, las víctimas proceden de una familia

    Elaboración: CHS Alternativo

    Círculo de laexplotación

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    y una comunidad. Son, por lo general,extraídas de allí por comerciantes,padrinos o migrantes que se valen deeventos y diversas infraestructuras paratransportarlas hasta los lugares de explo-tación; vale decir, las víctimas puedenser captadas en ferias dominicales o enestas patronales por migrantes que hanretornado a sus pueblos de visita, porejemplo, y son llevadas —por su voluntad,mediante engaños o a la fuerza— hasta loscampamentos donde serán explotadas.Una función similar cumplen los padrinosy los comerciantes como nexos entre los

    lugares de origen de la víctima y los sitiosde explotación. Estos tres personajes,que bien pueden estar encarnados enuna única persona, se valen de carreteras,vías uviales y aéreas, compañías de trans-porte de toda índole, hospedajes y líneastelefónicas, y pasan normalmente porpuestos de control, entre que llevan a susvíctimas de un lugar otro. Ya en su destino,las víctimas suelen ser explotadas laboral-

    mente en campamentos de extracción derecursos naturales, en bares y “prostibares”,o en hogares de familia, como trabaja-dores domésticos. Consecuentemente,sus explotadores son los patrones de esoscampamentos, los consumidores y clientesde los bares y “prostibares”, o las familiaslos que se benecian del trabajo de estossiervos contemporáneos.

    Una precisión adicional fuerza aconsiderar que, lejos de lo que se intuiríanaturalmente, la cadena productiva dela trata no es lineal. Las acciones y el rolque juega el Estado dentro de ella puedellegar a doblar la dirección de la cadenay la ruta, haciéndolas circulares. Visto deotra forma, el Estado es la puerta giratoriaque tanto puede ayudar a una víctima de

    trata a abandonar el círculo de explotaciónarriba gracado, como atrapar a la víctima

    indenidamente dentro de él. Esto sucedeen lo primordial cuando las fuerzas delorden rescatan a una víctima y los serviciosde atención del Estado la devuelven a sulugar de origen sin un adecuado estudiode competencias parentales, es decir, sinconsiderar que esa víctima fue forzada aabandonar su casa por toda una serie dederechos elementales que no podían serejercidos a plenitud.

    Así, tanto en cualquier ruta de la trataen la Amazonía como en cualquier procesode alienación esclavista, aparecerán los

    siguientes elementos, cada uno con susdiversos modus operandi: captación, tras-lado, explotación, y la corrupción o la negli-gencia del Estado.

    5. Aspectosmetodológicosdel estudio

    La etnografía es una caja de herra-

    mientas basada en un amplio bagaje deteorías culturales, económicas y psicoso-ciales, que busca comprender las fuentesde sentido que sostienen la realidad localacercándose a contextos culturales con lanalidad de descubrir y de hacer explícitoquién y desde qué posición está inter-pretando la realidad. En la investigaciónetnográca, el investigador participa desituaciones que preexisten a los objetivosde la institución convocante y de la inves-tigación en sí. La principal herramientade investigación es la experiencia inter ytranscultural de los investigadores, y suscapacidades analíticas para generar cono-cimiento aplicable a diferentes estudios.El investigador entrenado se empeña encomprender lo que pasa en un escenarioparticular no solo desde su manera de

    interpretar el mundo o la de su cliente,sino desde las perspectivas de los actores

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    locales. El resultado es una comprensiónconsistente y fundamentada sobre el signi-cado de las acciones y la perspectiva delas personas locales. En el contexto de latrata de personas, esto resulta particular-mente innovador y útil, puesto que casitodas las investigaciones sobre el temahechas en el Perú se han realizado desdeel Derecho, la Psicología o la Criminología.

    El método etnográco utilizado enel presente estudio tiene un enfoque neta-mente cualitativo. Ha tomado en cuentadiversas variables étnicas y culturales

    para analizar la problemática de la tratade personas en la Amazonía (ver Anexo 1:variables del estudio) mediante la conversa-ción y observación de los actores clave a lolargo de la ruta, así como del análisis de losproblemas entrelazados al tema de estudio.

    Más allá de la especicidad y hetero-geneidad de las personas y grupos socialesubicados a lo largo de las rutas recorridas,

    la búsqueda de elementos comunes fueprimordial para la comprensión de las carac-terísticas que asume la trata en diversaspartes de la Amazonía. El análisis de losdatos obtenidos de una exhaustiva revi-sión bibliográca y del trabajo de campofue esencial para perlar a los actores ylas rutas, los modus operandi, y las carac-terísticas sociales y políticas que participandirecta o indirectamente de la captación,traslado y explotación de las víctimas.

    Por la extensión y el volumen de losdatos que se manejaron a lo largo de esteestudio, en un principio, se propuso que lametodología de investigación previera lamanera en la que la información producidasería presentada en este Informe Final. En esesentido, se propuso el diseño de formatos

    grácos que se fueran construyendo a lolargo del estudio con los datos encontrados y

    así, a través de ellos, poder presentar la infor-mación simultáneamente de manera sinté-tica y analítica: mapas de las rutas compren-didas dentro del estudio, mapas de actoresy de relaciones, infografías que expliquen elfuncionamiento de las rutas utilizadas por lostratantes, y matrices de entrevistas y de datos.Respecto de estas dos últimas —las infogra-fías y las matrices de vaciado de datos—, porla cantidad de información recogida, se optópor ingresar y codicar la información directa-mente en un programa de procesamiento detextos llamado Scrivener y trabajar el análisisdesde allí.

    6. Muestreo

    De acuerdo con los términos dereferencia de este estudio, las rutas queformaron parte de la investigación fueronlas siguientes:

    1. Iquitos – Nauta – Yurimaguas – Tara-poto – Tocache – Tingo María –

    Huánuco

    2. Santa Rosa – Iquitos – Nauta – Pucallpa–Aguaytía – Tingo María – Huánuco

    3. Cusco – Urcos – Ocongate – Quin-cemil – Mazuko – Puerto Maldonado

    Sin embargo, la logística del trabajode campo obligó a tomar algunas deci-siones acerca de los hitos de las rutas y ladirección, agregando algunos y quitandootros, de tal manera que quedaron tresrutas longitudinales entre los Andes y laAmazonía:

    Ruta 1

    Santa Rosa (Leticia) – Iquitos – Nauta –

    Yurimaguas – Tarapoto – Moyobamba –Nueva Cajamarca

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    Ruta 2

    Huánuco – Tingo María – Pucallpa – Requena–Contamana – Nauta – Iquitos

    Ruta 3

    Cusco – Urcos – Ocongate – Quincemil –Mazuko – Huepetuhe – La Pampa –PuertoMaldonado

    Antes que las rutas utilizadas porlos tratantes, estas fueron las rutas quese recorrió durante el trabajo de campo.

    Dentro de ellas, se halló que los tratantesutilizan ramales diversos, más cortos o máslargos, que, en buena parte, coinciden conel recorrido hecho durante la investiga-ción, aunque, en ocasiones, su destino sealeje de la Amazonía y del ámbito geográ-co del estudio.

    Las rutas comprendidas dentro delestudio podían incluir a poblaciones con

    características geográcas y culturalestan diversas como la propia Amazonía:ciudades, poblados urbano-marginales,centros poblados rurales y comunidadescon distintos orígenes étnicos. Sin embargo,la extensión geográca del estudio obligóa priorizar aquellas ciudades o centrospoblados que fueran claramente lugaresde captación, distribución o de explotaciónde las víctimas de trata, y se agregaronalgunas localidades a las rutas propuestas,como en el caso de Huepetuhe, y se elimi-naron otras, como Aguaytía.

    El enfoque desde el que se realizóel diseño y el trabajo de campo del estudiofue el de una lógica de red: comenzó porlas zonas urbanas y avanzó por racimoshasta completar el número de localidades

    necesarias sin dejar de lado la representati-vidad, es decir, cuidando que el análisis no

    relegara las zonas rurales. La informaciónobtenida de los casos y los expedienteshan dado sobrada idea del tipo de rela-ciones que establecen los tratantes con lasfamilias de las víctimas y cómo las aprove-chan para captarlas. Del mismo modo, loscasos de las víctimas son lo sucientementeprecisos como para determinar las razonespor las cuales las familias acaban por forzarla expulsión de sus hijos y dejarlos en situa-ciones precarias y vulnerables, fuera de suscomunidades de origen.

    Dados los diversos contextos geográ-

    cos y culturales comprendidos en estasrutas, y la cantidad de localidades recorridasen los cinco meses y medio que duró la inves-tigación, queda pendiente hacer un estudioexhaustivo de parentesco en las familias delas víctimas; este es, hasta la fecha, un crucialpunto ciego en las investigaciones sobre latrata de personas en el Perú.

    7. Técnicas deinvestigación

    7.1. Revisión bibliográficay documental

    El trabajo de revisión bibliográcarequerido para la escritura de Las rutasde la trata en la Amazonía peruana hasupuesto la recopilación, lectura y síntesisde, por lo menos, tres niveles. Durante elprimero, teórico, se discute etnográca-mente la denición de la trata de personasque aparece en el Protocolo de Palermoy que da origen a la Ley 28950, así comoa la tipicación del delito en el Perú; esteanálisis etnográco se realiza a partir delas ideas de L´Antropologie de l´Esclavagedel etnólogo francés Claude Meillasoux(1991), y de las ideas acuñadas sobre la

    disciplina y la producción de subjetivi-dades de Michel Foucault. Con estas ideas

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    teóricas en mente, se han seleccionadolos datos en campo y se han analizado losresultados, así como razonado las conclu-siones del estudio. Este conocimientoprevio se ha ilustrado con ejemplos etno-grácos expuestos en el estado actual dela cuestión sobre la trata de personas y susrutas en la Amazonía peruana.

    A este corpus teórico y etnográcose ha sumado una exhaustiva revisión dela literatura producida hasta el momentosobre el tema de la trata de personas enel Perú, y una extensa recopilación de artí-

    culos y noticias aparecidos en diversosmedios de comunicación, tanto de provin-cias como de la capital.

    Finalmente, se ha consultado la basede datos de víctimas del Centro de Aten-ción Legal y Psicosocial de CHS Alterna-tivo en varias oportunidades, en funciónde las regiones amazónicas comprendidasdurante la investigación realizada. Las

    chas de los casos seleccionados han sidoanalizadas a partir de las rutas hechas porlas víctimas y sus tratantes. El estudio haguardado total condencialidad sobre laidentidad de las víctimas.

    Toda la información que se obtuvopor esta vía ha sido cruzada con los datosrecogidos durante el trabajo de campo.El cruce y análisis de la información docu-mental ha permitido identicar, en variasoportunidades, hasta con nombres yapellidos, a los actores clave en las rutasde la trata que fueron estudiadas; tambiénha permitido conocer los nombres de lasempresas de transporte utilizadas por lostratantes y el rol que cumplen diversasautoridades en la facilitación (o la colusión)del traslado de víctimas.

    7.2. Trabajo de campo

     Arreglos institucionales

    El trabajo de campo, que se realizóentre marzo y setiembre de 2015, se armóinstitucionalmente a partir de un direc-torio de organizaciones y contactos conlos que CHS Alternativo trabaja o colaborahabitualmente en cada región compren-dida dentro de la ruta del estudio. A estalista, sin embargo, se agregaron otrosnombres y fue completada con conver-saciones informales que se establecieron

    con diversas personas a lo largo delcamino. Ello garantizó que scalías, comi-sarías, organizaciones de base y diversosinformantes se involucraran de diversasmaneras en la realización del estudio.

    Diseño de los instrumentosde recojo de información

    En un principio, se diseñaron métodos

    de recojo de información estructuradosasignando a cada entrevista una matriz devaciado que clasicase la información enfunción de las etapas elementales de unaruta de la trata: captación, traslado, explota-ción, así como el rol que cumple el Estadoen cada una de estas fases. La naturaleza deltrabajo de campo hizo que, conservando elesquema de la ruta, se optara por alterna-tivas menos formales: la observación y lasconversaciones con informantes de cadaregión, el cuaderno de campo, y, algunasveces, grabaciones y fotografías comotécnicas de registro.

    Al mismo tiempo, se elaboraronmapas de actores y de rutas para gracartanto las interacciones que toman lugaren el comercio de las víctimas como las

    rutas geográcas recorridas por ellas y sustratantes. También se elaboró una matriz enla que se detallan las empresas y los costos

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    de los traslados; esta da una idea aproxi-mada de la cantidad de dinero que debeninvertir los tratantes para trasladar a cadauna de sus víctimas.

    Cuestiones éticas yseguridad en campo

    Entrevistar directamente a las víctimasrescatadas y alojadas en los albergues delEstado hubiese forzado situaciones incó-modas tanto para ellas como para el propioinvestigador; además, la mayor parte desus testimonios ya fueron registrados en

    la cámara Gessell o sus historias son cono-cidas por el personal de los albergues, conquienes conviven y, algunas veces, logranentablar una relación de conanza. Por ello,se optó por no conversar directamente conlas víctimas y obtener la información refe-rente a ellas a partir de fuentes secundariaso documentales.

    Abordar a presuntos tratantes en el

    espacio público también resultó problemá-tico. Es difícil identicarlos en los mediosde transporte que utilizan para el trasladode sus víctimas, y entablar una conversa-ción con ellos o con sus víctimas en loslugares de explotación no solo es impro-bable, sino que hubiera podido poner enriesgo la seguridad de las víctimas y la delpropio investigador.

    Además, se ha guardado completareserva de todos los nombres propios cono-cidos a partir de la investigación, salvo que yahubiesen aparecido publicados en mediosde comunicación. No se requirió formatosde consentimientos informados para lasentrevistas hechas en campo; sin embargo,las personas consultadas fueron previa-mente informadas de los nes y los alcances

    de la investigación, y ellas aceptaron volun-tariamente aportar información al estudio.

    Como una manera de mitigar losriesgos potenciales, la organizaciónproveyó un protocolo de seguridad con lanalidad de denir las medidas por imple-mentar según el riesgo involucrado en larecolección de información en el campo.Finalmente, se estableció una estructurade enlaces y contactos telefónicos entrela institución y el investigador duranteel tiempo que duró el trabajo de campocada vez que se llegaba a una ciudad ose enfrentaba una situación potencial deriesgo, de tal manera que la instituciónsupiera, en todo momento, la ubicación

    exacta del investigador.

    8. Análisis de lainformación

    A la vuelta del campo, se ha vaciado,procesado y codicado la información obte-nida. El proceso ha constado de dos etapas:

    Sistematización

    La información en bruto se ha vaciadoen Scrivener, un programa de procesa-miento de textos. Al mismo tiempo, seencargó la transcripción de los audios y,luego, con ellos, se siguió el mismo procesoque con el resto de la información.

     Análisis de la información

    La data recopilada durante la revi-sión bibliográca y el trabajo de campofue clasicada sobre la base de datos cuali-tativa de Scrivener según su naturaleza(cuaderno de campo, noticias, bibliografía,estadísticas, etcétera) y la región a la quecorresponde. El contenido de cada docu-mento, posteriormente, fue codicadosegún las necesidades de la escritura del

    informe, en particular, rutas (pasos en elcircuito de la trata) actores, etcétera.

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    Foto: CHS Alternativo

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    Santa Rosa//

    Iquitos//

    Nauta//

    Yurimaguas//

    Tarapoto//

    Moyobamba//

    Nueva Cajamarca//

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    1. Loreto

    La región de Loreto, en especialdesde la conuencia de los ríos Marañóny Ucayali hasta la triple frontera con Brasily Colombia, es uno de los principalesorígenes de las víctimas de trata que luegoson explotadas tanto en la misma regióncomo en el resto del Perú. Por lo general,las víctimas son originarias de los barriosurbano-marginales de Iquitos, y de lasprovincias y distritos rurales: San Regísy San Rita de Castilla, en la provincia de

    Nauta; Mazán, en el distrito de Indiana;Fernando Lores, en Tamshiyacu; Genaro

    Herrera, en Requena; los asentamientoshumanos de Belén, Punchana y San Juan,en Iquitos; y las zonas fronterizas de SantaRosa, Soplín Vargas, Yavarí y Pebas. Seemplean dos maneras para trasladar a lasvíctimas. La primera es la vía uvial, desdey hacia Iquitos, en recorridos que puedendurar varios días, incluso semanas cuandolos ríos merman, con poco o nulo controlde pasajeros y de carga, y por lugares—en especial en el Amazonas—  dondepredominan los campamentos ilegales deextracción de madera, el cultivo ilegal dehoja de coca y el narcotráco. La segunda

    vía es la aérea, utilizando los aeropuertos ylas líneas aéreas comerciales.

    Mapa 2. Ruta de la trata 1: de Santa Rosa a Nueva Cajamarca

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    1.1 Santa Rosa, Leticiay Tabatinga

    Captación

    La triple frontera entre Perú, Brasil

    y Colombia es tanto una zona de capta-ción como de explotación sexual y laboralde víctimas de trata. La Policía colom-

    biana tiene identicados a tratantes queexplotan a adolescentes y mujeres jóvenesen Tabatinga. Son, según una funcionariade la División de Derechos Humanos dela Policía Judicial de Leticia, cinco o seispersonas, gays, transexuales y travestis,

    que se valen de su proximidad con laschicas para hacerlas cruzar hacia las disco-tecas del lado brasileño, adonde pueden

    Puerto de Leticia. Foto: CHS Alternativo

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    ingresar sin ser mayores de edad. Allí, lasofrecen a clientes sin que la policía puedadetenerlos, porque el delito no lo cometenen suelo colombiano. Aunque la explica-ción parezca una excusa, existe un granproblema de coordinación entre las autori-dades fronterizas de los tres países.

    Por otra parte, un estudio de la OIM,Estudio investigativo para la descripción

     y análisis de la situación de la migración

     y trata de personas en la zona fronteriza

    Colombia-Brasil (2007) menciona que, enlas tres ciudades, existe un modus operandi

    que puede funcionar como una modalidadde captación para tratar a adolescentes con

    nes de explotación sexual, o que puedeser directamente una forma de proxene-tismo. Para ello, los tratantes, proxenetas oexplotadores sexuales se valen de los telé-fonos celulares de las víctimas. A las adoles-centes captadas y explotadas sexualmentede esta manera se las conoce como “chicasprepago”, apelativo que hace referenciaa los planes de las empresas de telefoníamóvil: líneas que reciben llamadas, peroque deben recargar saldo para realizarlas.Las adolescentes suelen ser usuarias de estetipo de líneas, y sus tratantes, proxenetas yexplotadores sexuales utilizan los números

    asignados a ellas para llamarlas directa-mente e indicarles un punto de encuentro.

    Mapa 3. Tramo Santa Rosa - Nauta

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    Transporte y traslado

    Un sinfín de botes particulares y detransporte público pululan entre los puertosperuanos, colombianos y brasileños bajo elrégimen de fronteras abiertas sin que lasautoridades de estos tres países puedanhacer mucho para controlarlos. Existe unbarco de la Marina de Guerra del Perúanclado en el río que no realiza ningunafunción relevante para el control de lasmigraciones; cruzar la frontera sin pasar porel control migratorio o de la policía estacio-nada en la comisaría es fácil.

    El comercio y el tráco entre las tresfronteras es constante e intenso: las familiaspueden vivir en un lado de la frontera, perotrabajar, estudiar o divertirse en el otro. Deeste modo, en la práctica, existe una grandicultad para distinguir en la zona el delitode trata del de explotación sexual; tal es elcaso descrito anteriormente, en el que ungrupo de proxenetas o tratantes gays trans-

    portan a sus víctimas entre Leticia y Taba-tinga para explotarlas sexualmente.

    Transporte y traslado poravión vía Leticia

    No existen carreteras hasta Leticia;la vía aérea es la única forma de llegar aesta ciudad desde el interior de Colombia.En el aeropuerto, operan cuatro aerolí-neas: Avianca, Lan, LC Perú y Satena, cuyosdestinos son Iquitos, Tarapoto, Bogotá, Cali,La Chorrera, La Pedrera, Florencia, Aracuara,San Vicente de Taiguán y Tarapacá. Duranteel trabajo de campo, se han registrado varioscasos de víctimas que han llegado a Leticiaen avión y, desde allí, han sido transportadasa distintas ciudades del Perú.

    Transporte y traslado hacia Iquitos

    Entre Iquitos y Santa Rosa, operanpor lo menos ocho motonaves: El GranDiego, Víctor Manuel, La Gran Loretana,Lucho, María Fernanda, Fronteras Vivas,Río Amazonas, Aquiles y Ferry’s. El tiempode bajada de Iquitos a Santa Rosa es dedos días, y de surcada, tres. Además deestas motonaves, entre Iquitos y la fronteraoperan dos compañías de botes rápidos,capaces de cubrir la ruta en ocho horas:Golnho y Flipper.

    Dentro de la información a la que setuvo acceso durante el trabajo de campo,se identicaron tres casos en los quemenores de edad fueron rescatadas enoperativos de la policía a lo largo de la ruta.Uno, rutinario, realizado por la Policía y laFiscalía de la provincia de Ramón Castillaen Chimbote, y los otros dos por sendasdenuncias interpuestas por las madres delas víctimas captadas.

    El primer caso concluyó con la deten-ción de la presunta tratante, la ciudadanabrasileña María Stefana Silva Dos Santos, de24 años, que viajaba en compañía de dosmenores, de 6 y 16 años, sin autorizaciónnotarial a bordo de la motonave El GranDiego. En ese mismo operativo, identi-caron viajando sola y sin autorización nota-rial a otra menor, de 15 años.

    En el segundo caso, la PNP capturó aFrancisco Java Gómez, un sujeto de 42 años(quien ya tenía otra denuncia por trata depersonas) a bordo de la motonave VíctorManuel, acoderada en las cercanías dePebas. Gómez trasladaba a una menor de 16años con una falsa oferta de empleo haciaBenjamin Constant, en la triple frontera. El

    operativo se realizó luego de que la madrede la víctima interpusiera una denuncia,

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    luego de acompañar a su hija hasta elembarcadero de Masusa. El tratante habíaincautado el DNI de su víctima.

    En el tercer caso, una víctima de doceaños había sido captada en el distrito dePunchana y llevada por su supuesta parejaa Mazán, a un par de horas río abajo por elAmazonas. La PNP comenzó su búsquedadespués de la denuncia de la madre de lavíctima, publicando fotos de la desapare-cida. Gracias a ellas, se la encontró en unacasa de Mazán. Allí, había sido encerrada yprivada de alimentos. La policía la encontróen estado deplorable. En el momento deloperativo, el tratante ya había fugado hacia

    el bajo Amazonas, y solo encontraron encasa a la madre de este.

    Explotación sexual

    La explotación sexual de las víctimasde trata en esta zona fronteriza se asocia alos centros de diversión nocturna en los treslados de la frontera.

    Personal de CHS Alternativo que haacompañado a miembros de la Policía y elMinisterio Público en operativos de scali-zación ha contado hasta veinte bares y dosdiscotecas en Santa Rosa, una de las cualesse ubica justo frente a la comisaría de la loca-lidad. Varias fuentes señalan que las disco-tecas en el lado colombiano de la fronterason propiedad de los narcos que operan

    en la zona. Recientemente, en Leticia, se haabierto un prostíbulo llamado Las Conejitas,

    Vista de la motonave María Fernanda desde La Gran Loretana, ambas surcando el Amazonas

    en plena tormenta tropical, entre Caballococha y San Pablo. Foto: CHS Alternativo

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    cuyos clientes suelen provenir de las zonascocaleras peruanas. Allí trabajan, sobretodo, chicas del interior de Colombia, trans-portadas por avión desde Bogotá y Cali.

    Chicas de la propia ciudad de Leticiason llevadas hacia Santa Rosa escondidasen botes, entre las dos y las tres de lamañana, y permanecen secuestradas en losbares, restaurantes y discotecas antes deser transportadas a Iquitos por vía uvial.Un estudio contratado por CHS Alterna-tivo (2012), La trata de personas en la triplefrontera Perú-Brasil-Colombia, recoge,

    según testimonios de la Coordinadora deDerechos Humanos de la Gobernación deLeticia y el Comité de Trata de Personas , que son los propios PNP quienes “engan-chan” a las niñas fuera de las escuelas ylas llevan a Santa Rosa los días viernespara hacerlas cruzar de vuelta a Leticia yTabatinga los lunes. En efecto, los contin-gentes militares y policiales apostadosen la frontera suponen parte —al menos

    simbólica y jurídicamente importante— dela demanda de los servicios sexuales queofrecen explotadores y tratantes.

    Uno de los policías entrevistadosen el puesto de Santa Rosa que cumplíasu servicio en el Yavarí contó un caso deexplotación sexual que devino en extor-sión. Un padre de familia había llegadohasta el puesto fronterizo de la policía paraofrecer a su hija menor de edad a uno delos policías que servía en el puesto. Al díasiguiente, el padre interpuso una denunciapor violación en el mismo puesto dondetrabajaba el usuario. La niña era menorde catorce años y su padre utilizaba estehecho para extorsionar al efectivo: si nole entregaba veinte mil soles, seguiría conla denuncia “hasta el nal”. El policía tuvo

    que viajar a Iquitos a pedir un préstamo enel banco para sobornar al padre de la niña,

    quien, al momento de recibir el dinero,había asumido también el rol de extorsio-nador y proxeneta. El técnico que contóla historia, sin embargo, comprendía a sucompañero: “sirviendo en un puesto de lafrontera, tan alejado, sin mujeres, el quemenos cae”. Su compañero, además, tenía4 hijos con dos mujeres distintas, a los quedebía mantener con un sueldo de 1,300soles mensuales. “Son las mismas chiquillaslas que se regalan”, remató.

    Explotación laboral

    Si existe una modalidad de trata connes de explotación laboral que difícil-mente puede controlarse, esa ocurre en lasplantaciones de coca.

    “Desde que, en 2009, ocurrió la colo-quialmente llamada «Guerra de los Carte-litos» entre los narcos Jair Ardela Michihue,Isauro Porras, del cártel Los Galleros, yAlonso Mavesoy —explica un funcionario

    de la Defensoría del Pueblo de esta ciudadfronteriza colombiana— el tráco de drogasen la zona ha cambiado su dinámica consi-derablemente durante los últimos años”.

    Como resultado de la guerra entrecárteles, a Isauro Porras Do Santos, denacionalidad brasileña, se le atribuíala responsabilidad sobre 40 muertes(Cárdenas, 2008) antes de ser acribillado yasesinado de 18 balazos en Cushillococha,en agosto de 2008. Ardela, el cabecilla delcartel más poderoso del Trapecio Amazó-nico, era el principal exportador de drogashacia el Brasil en dicha zona. Entre 2008 y2010, ordenó el asesinato de, al menos, 20personas en la frontera (Aguirre, 2011) y,desde 2007, la Policía Federal de Brasil lobuscaba por homicidio, narcotráco, tráco

    de armas y extorsión hasta que, nalmente,fue capturado en Caballococha (Gorriti,

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    2011) y extraditado a Brasil. Actualmente,purga condena en Manaos. Por su parte,Mavesoy, un presunto ex ocial del ejér-cito colombiano, al parecer, sigue libre yes quien se ha hecho con el territorio y elacopio de la producción de los cultivos quevan de Leticia a Caballococha, pasando porSan Pablo, Cushillococha y Bellavista.

    Desde entonces, la actividad delnarcotráco se ha atomizado y muchos delos líderes de los microcárteles que operanen la frontera siguen siendo colombianosque transportan la droga hacia el interior

    del país, pero el cultivo y el procesamientode la hoja de coca se efectúa al otro ladode la frontera, en las localidades peruanasde Santa Rosa y Caballococha, principal-mente. Hasta allí, llegan los trabajadoresde Caquetá y del Putumayo colombiano—reclutados para trabajar en Perú en lalocalidad de Puerto Nariño—, así como jornaleros peruanos e indígenas tikunabrasileños a trabajar en el “raspado” de la

    hoja de coca. Estos son contratos tempo-rales al cabo de los cuales son liberadosde las zonas de cultivo y de los laboratoriosde procesamiento; su paga no consiste enefectivo, sino en gramos de pasta básica, oen “brillantes” o “diamantes”, que es comose conoce a la cocaína en la región.

    El estado de excepción que se viveen esta frontera por el tráco de drogasagrava la situación de las víctimas explo-tadas aún más, ya que, en general, se acusay detiene a los trabajadores que han sidosecuestrados y que son explotados en loscampos cocaleros.

    Servicio doméstico

    Las víctimas peruanas que cruzan la

    frontera hacia Brasil y Colombia, suelen serexplotadas como empleadas domésticas en

    Leticia y Tabatinga. Se tiene conocimientode un grupo de cuatro peruanas que fuerontrasladadas desde Pucallpa, Lima e Iquitos azonas de frontera de estos dos países parael trabajo doméstico.

    El rol del Estado

    “Existe un gran problema de coor-dinación institucional entre los tres paísespara controlar la frontera —declara unapersona entrevistada que labora en elÁrea de Desarrollo Social de la Alcaldía deLeticia—. El cónsul peruano en Leticia no

    suele asistir a los comités de justicia «tran-sicional» formada entre los tres países”.Desde la Defensoría del Pueblo de Leticia,nos conrman este dato. Ello explicaría porqué la Policía colombiana y la brasileña noson capaces de detener conjuntamente alos tratantes y proxenetas ya identicadosque transportan chicas de Leticia a Taba-tinga para explotarlas sexualmente.

    Por otra parte, este gran comercio devíctimas de trata se ve favorecido por unterritorio inmenso, agreste y muy difícil deregular. Los controles aduaneros se realizanAmazonas arriba, en el lado peruano, enla base de Chimbote, cerca de Caballo-cocha, así como en Puerto Nariño y Leticia,por parte de la Capitanía de Puertos, laInspección Fluvial y la Policía de Turismo. EnTabatinga, la Capitanía dos Portos cumpleesta función y, Amazonas abajo, la base dela Policía Federal Brasileña de Anzol, unpueblo cercano a Sao Paulo de Olivença.Sin embargo, ni la Policía ni las capitaníasde puertos parecen ser sucientes paracontrolar el tráco ilegal de droga, maderay personas que ocurren en la zona.

    ¿Está ausente el Estado en esta

    zona de la frontera? Se puede decir, a lavez, “sí” y “no”. Hay muy pocos funcionarios

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    trabajando en el lugar. El funcionario dela Defensoría del Pueblo de la ciudad hizohincapié en que, en Islandia, existe tan soloun guardia forestal para controlar miles dehectáreas de concesiones madereras quehay en la región y que toda la madera ilegalque llega a Leticia y que la policía colom-biana decomisa proviene de Perú.

    Una situación similar ocurre para elcaso de la trata de personas: la Policía peruanasolo está allí cumpliendo acto de presencia.Evidentemente, la responsabilidad no recaeúnicamente sobre la Policía, sino, de maneramás especíca, sobre el Ministerio del Inte-rior, que no le asigna suciente personal

    ni recursos. Además, la única scalía de lafrontera se encuentra en Caballococha (a

    varias horas en lancha de Santa Rosa) y lasautoridades disponen de pocos y limitadosmedios para transportarse. El abandonodel Estado —en particular del Ministerio delInterior y del Ministerio Público— no solo espatente, sino que expresa las debilidadesde un proceso de descentralización que noha logrado repartir con ecacia recursos ypersonal a los gobiernos regionales.

    En los últimos meses, ha habido unaserie de inundaciones en toda la regióndel bajo Amazonas. Las inundaciones hanafectado, entre otros locales, a la Comi-saría de Santa Rosa, donde los efectivosdeben trabajar con el agua del río al nivel

    de las rodillas, y dormir en camas–camarotesituadas en habitaciones inundadas.

    Puesto policial fronterizo de Santa Rosa inundado

     por el Amazonas. Foto: CHS Alternativo

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    La historia de explotación sexual yextorsión de los que fueron víctimas unaadolescente y un policía, y el hecho de queel personal de la policía rote de destinocada seis meses apuntan a que no existepersonal capacitado ni consciente de lasproblemáticas sociales que suponen latrata de personas y la explotación sexualde adolescentes, y, si lo existiera, soloduraría medio año en la zona.

    Finalmente, esta zona ha sido decla-rada de emergencia. Ello implica que existepersonal policial (particularmente de la

    D) y militar estacionado en la zona.Este tipo de presencia del Estado para elcaso de la trata de personas se traduce dedos maneras. Por un lado, las víctimas deexplotación laboral recluidas en los plantíosde coca son criminalizadas y, por otro, laspropias Fuerzas Armadas y la Policía son losprincipales usuarios o clientes de los serviciossexuales ofertados por los tratantes. Comoconsecuencia, la Defensoría del Pueblo del

    Perú ha denunciado que, en la Comisaría deSanta Rosa, se oponen a recibir denunciaspor trata y explotación sexual de menores, yque la policía de Caballococha arma que lasmujeres y niñas colombianas y brasileñas se“autotratan” para ejercer la prostitución allí oen poblados como Cushillococha, en localescomo La Curva, justo frente a la