rubén darío poemas modernistas

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Rubén Darío Caupolicán Es algo formidable que vio la vieja raza; robusto tronco de árbol al hombro de un campeón salvaje y aguerrido, cuya fornida maza blandiera el brazo de Hércules o el brazo de Sansón. Por casco sus cabellos, su pecho por coraza, pudiera tal guerrero, de Arauco en la región, lancero de los bosques, Nemrod que todo caza, desjarretar un toro o estrangular un león. Anduvo, anduvo, anduvo. Le vio la luz del día, le vio la tarde pálida, le vio la noche fría, y siempre el tronco de árbol a cuestas del titán. "¡El Toqui, el Toqui!", clama la conmovida casta. Anduvo, anduvo, anduvo. La aurora dijo "Basta", e irguióse la alta frente del gran Caupolicán. Melancolía Hermano, tú que tienes la luz, dime la mía. Soy como un ciego. Voy sin rumbo y ando a tientas. Voy bajo tempestades y tormentas ciego de ensueño y loco de armonía. Ese es mi mal. Soñar. La poesía es la camisa férrea de mil puntas cruentas que llevo sobre el alma. Las espinas sangrientas dejan caer las gotas de mi melancolía. Y así voy, ciego y loco, por este mundo amargo; a veces me parece que el camino es muy largo, y a veces que es muy corto... Y en este titubeo de aliento y agonía, cargo lleno de penas lo que apenas soporto. ¿No oyes caer las gotas de mi melancolía? Lo fatal Dichoso el árbol que es apenas sensitivo, y más la piedra dura, porque ésta ya no siente, pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, ni mayor pesadumbre que la vida consciente. Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto, y el temor de haber sido, y un futuro terror... Y el espanto seguro de estar mañana muerto, y sufrir por la vida y por la sombra y por lo que no conocemos y apenas sospechamos, y la carne que tienta con sus frescos racimos y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos, ¡y no saber adónde vamos ni de dónde venimos...!

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Modernismo !!1

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Rubn Daro Caupolicn Es algo formidable que vio la vieja raza;robusto tronco de rbol al hombro de un campensalvaje y aguerrido, cuya fornida mazablandiera el brazo de Hrcules o el brazo de Sansn. Por casco sus cabellos, su pecho por coraza,pudiera tal guerrero, de Arauco en la regin,lancero de los bosques, Nemrod que todo caza,desjarretar un toro o estrangular un len. Anduvo, anduvo, anduvo. Le vio la luz del da,le vio la tarde plida, le vio la noche fra,y siempre el tronco de rbol a cuestas del titn. "El Toqui, el Toqui!", clama la conmovida casta.Anduvo, anduvo, anduvo. La aurora dijo "Basta",e irguise la alta frente del gran Caupolicn.

Melancola Hermano, t que tienes la luz, dime la ma.Soy como un ciego. Voy sin rumbo y ando a tientas.Voy bajo tempestades y tormentasciego de ensueo y loco de armona. Ese es mi mal. Soar. La poesaes la camisa frrea de mil puntas cruentasque llevo sobre el alma. Las espinas sangrientasdejan caer las gotas de mi melancola.Y as voy, ciego y loco, por este mundo amargo;a veces me parece que el camino es muy largo,y a veces que es muy corto... Y en este titubeo de aliento y agona,cargo lleno de penas lo que apenas soporto.No oyes caer las gotas de mi melancola?

Lo fatalDichoso el rbol que es apenas sensitivo,y ms la piedra dura, porque sta ya no siente,pues no hay dolor ms grande que el dolor de ser vivo,ni mayor pesadumbre que la vida consciente.Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,y el temor de haber sido, y un futuro terror...Y el espanto seguro de estar maana muerto,y sufrir por la vida y por la sombra y porlo que no conocemos y apenas sospechamos,y la carne que tienta con sus frescos racimosy la tumba que aguarda con sus fnebres ramos,y no saber adnde vamosni de dnde venimos...!Manuel Machado A UN POETA QUE EMPIEZA A Roberto Castrovido.Ni senda ms estrecha ni caminoms spero, ni esfuerzo ruditanto como el que emprendes, siervo del encantofalaz que oculta el trgico destino.No huyas, empero, del dolor divino.Nada vale la vida en que no hay llanto.Es el va.crucis de dolor lo santoen el peregrinar del peregrino.Cree con amor, con fe invencible ama.Pon toda en la Belleza tu alma absorta.Vive y miere por ella, que es tu dama.Llegar, quin piensa! Caminar importa,sin que se extinga la divina llamadel arte largo en nuestra vida corta. El maana efmeroLa Espaa de charanga y pandereta,cerrado y sacrista,devota de Frascuelo y de Mara,de espritu burln y de alma quieta,ha de tener su mrmol y su da,su infalible maana y su poeta.El vano ayer engendrar un maanavaco y(por ventura! pasajero.Ser un joven lechuzo y tarambana,un sayn con hechuras de bolero;a la moda de Francia realista,un poco al uso de Pars pagano,y al estilo de Espaa especialistaen el vicio al alcance de la mano.Esa Espaa inferior que ora y bosteza,vieja y tahr, zaragatera y triste;esa Espaa inferior que ora y embistecuando se digna usar de la cabeza,an tendr luengo parto de varonesamantes de sagradas tradicionesy de sagradas formas y maneras;florecern las barbas apostlicasy otras calvas en otras calaverasbrillarn, venerables y catlicas.El vano ayer engendrar un maanavaco y(por ventura! pasajero,la sombra de un lechuzo tarambana,de un sayn con hechuras de bolero,el vacuo ayer dar un maana huero.Como la nusea de un borracho ahtode vino malo, un viejo sol coronade heces turbias las cumbres de granito;hay un maana estomagante escritoen la tarde pragmtica y dulzona.Mas otra Espaa nace,la Espaa del cincel y de la maza,con esa eterna juventud que se hacedel pasado macizo de la raza.Una Espaa implacable y redentora,Espaa que alboreacon un hacha en la mano vengadora,Espaa de la rabia y de la idea.