rosanvallon 2006 - la historia de la palabra democracia

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    Rosanvallon, Pierre; Vanegas, Isidro, trad.La historia de la palabra "democracia" en la poca moderna.En publicacion: Estudios Polticos, No. 28. Instituto de Estudios Polticos: Colombia. Enero - Junio. 2!

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    Estudios Polticos No. 28. Medelln, enero-junio 2006Estudios Polticos No. 28. Medelln, enero-junio 20069-28

    La historia de la palabra democracia

    en la poca moderna*

    Pierre RosanvallonTraduccin de Isidro Vanegas

    Nadie pone en duda hoy que la democracia constituye el tipo de rgimenpoltico deseable. Pero ese no ha sido siempre el caso. A la derecha, predomin pormucho tiempo la desconfianza hacia la soberana del pueblo. A la izquierda, fue el

    trmino socialismo el que design el verdadero ideal. Para muchos republicanosclsicos, por otra parte, la Repblica personificaba la forma poltica del progreso, yera superior incluso al sufragio universal. El itinerario del triunfo del ideal democr-tico estuvo mucho tiempo, por tanto, rodeado de fuertes resistencias y sometido a unadura competencia por smbolos del bien, juzgados ms elevados y ms reales. Peroes otro hecho, de carcter semntico, el que debe atraer la atencin: el carcterrelativamente tardo del uso de la palabra democracia para designar el rgimen dela soberana del pueblo; incluso y es este el hecho interesante, entre suspartidarios ms declarados. Fue necesario esperar hasta 1848 para que en Francia

    la palabra democracia se impusiera realmente en el lenguaje poltico. Ahora bien, elprincipio de la soberana del pueblo fue formulado y reconocido mucho antes. Cmoexplicar este desfase entre la afirmacin de la necesaria autoinstitucin de lo social,que fundamenta a partir del siglo XVII las distintas teoras del contrato social, y el uso

    * Originalmente, este artculo fue publicado en francs con el ttulo Histoire du motdmocratie lpoque moderne. La Pense Politique, 1. Pars, Gallimard-Le Seuil, abrilde 1993, pp. 11-29. Agradecemos al Centro de Estudios en Historia (CEHIS) de laUniversidad Externado de Colombia por la traduccin y la iniciativa de promover lareflexin sobre la obra del historiador Pierre Rosanvallon.

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    La historia de la palabra democracia en la poca moderna / Pierre Rosanvallon

    de la palabra democracia, cuando estos dos trminos son hoy para nosotros sinni-mos? La historia de la palabra democracia oculta all un enigma que merece ser

    explorado.Durante mucho tiempo la palabra democracia slo design una forma poltica

    obsoleta. En el siglo XVIII, slo se emplea referida al mundo antiguo. El Dictionnaireuniverselde Furetire (1690) indica: clase de gobierno donde el pueblo tiene todala autoridad. La democracia slo floreci en las repblicas de Roma y Atenas. Ladefinicin poltica que no se aleja de la asignada en el siglo XIV por Oresme en suMotz estranges(dmocratie est une espce de policie en laquelle la multitude depopulaire tient le princey)1 slo tiene sentido en relacin con los ejemplos griegoy romano. El Dictionnaire de Trvoux(nueva edicin de 1771) y el Dictionnaire de

    lAcadmie franaise(4 edicin de 1762) van en la misma direccin. En estosdiccionarios la definicin poltica de la democracia es ms breve en cuanto la palabratiene una dimensin arcaica (Atenas y Roma) o extica (el Dictionnaire de lAcadmieindica que algunos cantones suizos son verdaderas democracias). Si Trvouxparece distinguir autoridad y soberana en la democracia, al precisar que el pueblodebe ejercer la primera y poseer la segunda, slo el viejo Dictionnaire franaisdePierre Richelet (1680) haba sido ms detallado, especificando: forma de gobiernodonde los cargos se dan al azar. Es necesario abrir El espritu de las leyesy El contratosocialpara ir ms all de estas generalidades.

    1. Montesquieu y Rousseau

    Montesquieu y Rousseau no divergen casi en su valoracin de la democraciaantigua. Si el concepto de soberana del pueblo es central para ellos,2no se limitan,a la manera de los escolsticos, a darle un sentido general de potencia ltima delegitimacin. En su Lettre dAlembert sur les spectacles, Rousseau hace hincapi enel hecho de que, en una democracia, las personas y los soberanos no son ms quelos mismos hombres considerados bajo distintos puntos de vista.3 Para los dos

    autores, el concepto de democracia, aprehendido a partir de la idea de soberana,implica que el propio pueblo sea legisladory magistrado, que l ejerza, pues, a la vez

    1 Vase: Frdric Godefroy. Dictionnaire de lancienne langue franaise et de tous sesdialectes du IXeau XVesicle.Pars, 1891-1902.

    2 Montesquieu seala: Cuando en la Repblica el pueblo en cuerpos tiene la soberanapotencia, es una democracia (El espritu de las leyes.Libro II, cap. 2).

    3 Lettre Monsieur dAlembert sur les spectacles, edicin crtica por M. Fuchs. Lille yGnova, 1998, p. 155.

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    el poder ejecutivo y el poder legislativo.4La democracia se basa as en los dosprincipios de autogobierno y legislacin directa del pueblo. Es una ley fundamental

    de la democracia que slo el pueblo haga las leyes, subraya Montesquieu5

    en unafrmula que no rechazara Jean-Jacques. Uno y otro estn de acuerdo sobre estaproduccin directa de la ley por el pueblo, que conduce hasta a rechazar el principiode representacin, pese a que apenas precisan la cuestin de la iniciativa de las leyes.Estn tambin al unsono en considerar que la democracia significa que el propiopueblo es magistrado. En Emilio, Rousseau llega incluso a escribir: El soberanopuede confiar el gobierno a todo el pueblo o a la mayor parte del pueblo, de modoque haya ms ciudadanos magistrados que ciudadanos simples particulares. Se da elnombre de democracia a esta forma de gobierno.6La democracia puede abarcar a

    todo el pueblo o reducirse hasta la mitad, precisa l mismo,7

    asimilando entoncesla democracia a la forma ms absoluta del gobierno directo.8Pero, cmo procederentonces en el nombramiento de los gobernantes? Montesquieu es el primero enrecordar con fuerza que lo propio de la democracia es designar a los gobernantes porsorteo y no por eleccin. El sufragio al azar [escribe] pertenece a la naturaleza de lademocracia; el sufragio por eleccin pertenece a aquella de la aristocracia. El azar esuna manera de elegir que no aflige a nadie; l deja a cada ciudadano una esperanzarazonable de servir a su patria.9Rousseau reanuda casi literalmente estas formulacionesen El contrato socialpara destacar que slo el sorteo no lastima la igualdad.10

    4 En el monismo de Rousseau, la distincin entre el legislador y el magistrado espuramente funcional. No personifican tanto dos poderes en competencia como dosmodalidades especficas de relacin con la cosa pblica (en El contrato social. Libro III,cap. 4, Rousseau seala que el hecho de legislar implica una atencin al inters general,mientras que el poder ejecutivo tiene por naturaleza aplicarse a objetos particulares).

    5 Montesquieu. Op. cit.6 Jean-Jacques Rousseau.Emilio. Libro V, en: Oeuvres compltes. Pars, Gallimard, Bibl.

    de la Pliade, 1969, t. IV, pp. 846, 847.7 Ibd.

    8 En El contrato social, lo sabemos, Rousseau acepta, sin embargo, que el principio derepresentacin pueda intervenir en la designacin del poder ejecutivo.

    9 Montesquieu. Op. cit.10 En toda verdadera democracia [apunta l], la magistratura no es una ventaja sino una

    carga onerosa, que no se puede imponer justamente a un particular antes que a otro. Slola ley puede imponer esta carga a aquel sobre el que la suerte recaiga. Ya que entoncesla condicin es igual para todos, y la eleccin no depende de ninguna voluntad humana,no hay ninguna aplicacin particular que altere la universalidad de la ley. Jean-JacquesRousseau. El contrato social.Libro IV, cap. 4.

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    As definida, la democracia de Montesquieu y Rousseau es a la vez tanto un tipoideal que puede entrar, a la manera de Aristteles, en una tipologa de los regmenes

    polticos, como un modelo histrico aplicado en raras repblicas antiguas de costum-bres severas. Pero ninguno de los dos autores imagina que la democracia puedaconvenir al mundo moderno. Rousseau lo subray con fuerza: Tomando el trminoen el rigor de la acepcin, nunca ha existido verdadera democracia, y no existirjams.11Recordamos tambin la desilus ionada mxima: Si hubo un pueblo dedioses, l se gobern democrticamente. Un gobierno tan perfecto no conviene a loshombres.12Pero en Rousseau no lo hemos resaltado suficientemente el concep-to de democracia cede el paso ante el de soberana del pueblo. Es la soberanapopular la que designa, segn l, la cualidad esencial del rgimen de sus preferencias.La democracia, para Rousseau, define una forma de gobierno, una tcnica dedecisin, pero ella no es suficiente para calificar lo esencial: el fundamento mismo delvnculo social y la organizacin poltica. Lo que Rousseau pretende explorar sobretodo son las implicaciones radicales de una sociedad que se debe autoinstituir sinque, de ninguna manera, se pueda basar en un orden dado. Es en el programa de estaautoinstitucin que reside, para l, la gran revolucin de los tiempos modernos. Deah la centralidad en l del concepto de soberana del pueblo, el cual rompe con susresonancias escolsticas y monarcmacas previas (la ordenacin al servicio delpueblo del ejercicio del poder). La cuestin de la democracia es pues, para el autor,relativamente secundaria respecto a aquella de la soberana del pueblo en esta

    perspectiva; ella constituye, a lo sumo, un subconjunto. Esta es la razn por la queEl contrato socialno se articula en absoluto en torno de la palabra democracia.

    Por otra parte, como tcnica de gobierno, la democracia es criticada a menudopor los filsofos del siglo XVIII. Montesquieu resume bien el sentimiento generalhaciendo hincapi en la inestabilidad de la democracia y en la tendencia casi mecnicaa la corrupcin de sus principios. Louis de Jaucourt, que redacta el artculo Demo-cracia de la Enciclopedia, parafrasea largamente El espritu de las leyesparadenunciar la degradacin de la democracia en oclocraciao en aristocracia.13Al mismo

    11 Ibd.,libro III, cap. 4.12 Ibd.13 Jaucourt seala, siguiendo de cerca a Montesquieu: Sera una cosa bienaventurada si

    el gobierno popular pudiera conservar el amor a la virtud, a la ejecucin de las leyes, alas costumbres y a la frugalidad; si l pudiera evitar los dos excesos, [...] el espritu dedesigualdad que lleva a la aristocracia, y el espritu de igualdad extrema que conduce aldespotismo de uno slo: pero es muy raro que la democracia pueda preservarse pormucho tiempo de estos dos escollos. La suerte de ese gobierno admirable en su principioes convertirse casi infaliblemente en presa de la ambicin de algunos ciudadanos, o dela de los extranjeros, y de pasar as de una preciosa libertad a la ms grande servidumbre.

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    tiempo que el rgimen democrtico es vinculado a la Antigedad, o al menos aalgunos de sus momentos y lugares mticos, es asociado casi siempre a imgenes de

    desorden y anarqua.14

    DArgenson est muy aislado en el siglo XVIII por considerarque hay falsa democracia y legtima democracia: la primera est cargada deamenazas, mientras que la segunda designa el gobierno representativo.

    La falsa democracia [escribe] cae pronto en la anarqua, es el gobierno de lamultitud; tal es un pueblo amotinado; entonces el pueblo insolente desprecia lasleyes y la razn; su despotismo tirnico resalta por la violencia de sus movimientosy por la incertidumbre de sus deliberaciones. En la verdadera democracia, se actamediante diputados, y estos diputados son autorizados mediante la eleccin; lamisin de los elegidos por el pueblo y la autoridad que los apoya constituyen lapotencia pblica.15

    DArgenson es el primer autor en separar la palabra democracia de sus referentesantiguos y arcaicos, y en invertir el sentido tcnico (paso del concepto de autogobiernoal de gobierno representativo). Esta inversin tomar en Francia cerca de un siglo paratraspasarse al sentido comn. Cmo comprenderla? Ella deriva casi naturalmente dela disociacin rousseauniana entre soberana y gobierno. Si la democracia es poderdel pueblo, en DArgenson ella lo es en tanto que poder-soberana y no poder-gobierno, y se convierte al mismo tiempo en compatible con la tcnica del gobiernorepresentativo. La ruptura semntica encuentra all su origen. Pero ella no se lleva a

    su trmino, entonces, sino por un autor aislado y no se le puede conceder unsignificado general.

    2. El lenguaje de la Revolucin

    La connotacin antiquizante y casi tcnica de la palabra democracia en el sigloXVIII permite comprender que haya estado tan ausente del lenguaje de 1789. La ideade un rgimen en el cual el pueblo sea directamente legislador y magistrado nomoviliza, en efecto, a nadie: tanto parece remitir a un pasado lejano y superado,corresponder a una fase arcaica e inestable de la vida poltica. Para un hombre de1789, la palabra democracia suena como quiz la de autogestin lo haga en algunossiglos: remite a un pasado en el cual se mezclan una teora utpica y una prcticacaracterizada por los fracasos y los desbordamientos. La connotacin peyorativa de

    14 En su Dictionnaire social et patriotique(1770), Lefevre de Beauvray escribe en el artculoDemocracia: el rgimen democrtico est ms cerca de la anarqua que el monrquicodel despotismo, p. 109.

    15 DArgenson.Considrations sur le gouvernement ancien et prsent de la France. Amsterdam,1765, p. 8.

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    la palabra democracia es, entonces, casi tan fuerte como su dimensin utpica yarcaica. En la primavera de 1789 algunos grandes seores hablan as con desprecio

    de democracia para calificar la situacin que resultara, a su modo de ver, de un votopor cabeza en los Estados generales. Brissot seala, entonces: La palabra democra-cia es un espantapjaros del que los bribones se sirven para engaar a los ignoran-tes.16En mayo de 1789, en un discurso pronunciado en la Cmara de la nobleza,el conde dAntraigues se alarma de las amenazas del poder del pueblo que tiendena la democracia que, en un gran imperio, no es distinta a la anarqua.17

    En la masa de peridicos revolucionarios no encontramos ninguno, de 1789 a1796, que mencione en su ttulo la palabra democracia o el adjetivo democrtico. Sonlos adjetivos nacional, patritico o republicano (a partir de 1792) los que

    aparecen generalmente en la portada de las gacetas. Observamos tambin, de maneraespecialmente significativa, que la palabra democracia no es pronunciada una solavez en los debates de 1789 a 1791 sobre el derecho al sufragio. Esta relativa ausenciade la palabra democracia en el lenguaje revolucionario es confirmada por el examende los diccionarios del perodo. De 1789 a 1801 aparecen diez diccionarios sociopolticos.Uno slo consagra una entrada a democracia !(ver grfica 1) Tanto los sectores dederecha como los de izquierda parecen ignorarla ampliamente. Eso se ve claramenteen el verano de 1791, en el gran debate sobre la revisin constitucional que resumey cristaliza todos los interrogantes de teora poltica y de organizacin institucional

    que marcaron la primera fase de la Revolucin. Cuando los moderados como Barnaveo Sieys designan el rgimen de su predileccin, hablan de gobierno representati-vo.

    Del otro lado, en torno del club de los Cordeliersespecialmente, la palabra clavealrededor de la cual los radicales se movili zan es la de soberana del pueblo. LaBouche de ferde Bonneville y Fauchet o el Orateur du peuplede Martel y Frron noemplean el trmino democracia cuando denuncian la forma como los diputados y losadministradores confiscan el poder del pueblo. No es la teora del autogobierno laque proponen para acabar los defectos de la representacin. Su palabra-gua es

    vigilancia y proponen esencialmente un procedimiento de ratificacin popular delas leyes que, clsicamente, habran sido preparadas y votadas por la Cmara derepresentantes. No es la democracia, en el sentido antiguo, sino la soberana delpueblo, la que ellos oponen a las desviaciones del gobierno representativo. En los

    16 J.-P. Brissot.Plan de conduite pour les dputs du peuple aux tats-gnraux de 1789.s. l., abril de 1789, p. 21.

    17 Citado por Marc Delaplace. La notion danarchie pendant la Rvolution franaise (1789-1801).Annales historiques de la Rvolution franaise, 287, enero-marzo de 1992.

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    importantes comentarios a El contrato socialque el abad Fauchet publica en la Bouchede ferdel otoo de 1790 al verano de 1791, el tema central es el de la soberana. Cmo

    hacer leyes conformes al inters general, cmo evitar que los representantes seaparten de sus mandantes: es en torno de estas preguntas que se ordenan suspreocupaciones. La forma de gobierno es percibida como relativamente secundaria.Ahora bien, para l, es a esta esfera del ejecutivo que la palabra democracia pertenece.Esta es la razn por la que no se discute ni sobre el fundamento de la monarqua nide la democracia durante la elaboracin de la Constitucin de 1791. Esta relativizacininstitucional y poltica, agregada al arcasmo antiquizante heredado del siglo XVIII,permite comprender el carcter marginal de la referencia a la democracia en 1791,incluso en los crculos ms radicales.

    Tabla 1. Referencia a la palabrademocracia

    Fuente: Tabla establecida a partir de A. Geoffroy. Les dictionnaires socio-politiques, 1770-1820. En:Autour de Fraud. La lxicographie en France de 1762 1835. Pars, ENSJF,1986.

    Aristcracia

    X

    DiccionariosDictionnaire raisonn de plusieurs mots quisont dans la bouche de tant de monde et ne

    prsentent pas des ides bien nettes.Por Mxx.Pars, 1740.[P.N. Chantreau]. Dictionnaire national etanecdotique.Politicopolis, 1790.Nouveau Dictionnaire franais, lusage de

    toutes les municipalits, les milices nationaleset de tous les patriotes.Junio 1790.J.-P. Gallais.Extrait dun dictionnaire inutile.1790.Dictionnaire laconique, vridique et impartial.Por un ciudadano inactivo, s.l.n.f.[P.N. Gautier].Dictionnaire de la Constitutionet du gouvernement franais.Pars, ao III.[Abb Bue].Nouveau Dictionnaire, pourservir lintelligence des termes mis en vogue

    par la Rvolution. Enero 1792.[K.F. Reinhardt].Le Nologiste franaise ouVocabulaire portatif des mots les plus nouveauxde la langue franaise.1796.L. Snetlage.Nouveau Dictionnaire franaiscontenant les expressions de nouvelle crationdu peuple franais.Gottingue, 1795.L.-S. Mercier.Nologie ou Vocabulaire desmots nouveaux.1801.

    Demcrata

    X

    X

    Democracia

    X

    Artculos

    Aristcrata

    X

    X

    X

    X

    X

    X

    X

    XX

    X Sinodemocratizar

    X

    X

    X

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    La historia de la palabra democracia en la poca moderna / Pierre Rosanvallon

    Mucho ms frecuente, por el contrario, es el empleo del adjetivo demcrata(seis de los diez diccionarios presentan una entrada). Pero slo es usado como

    antnimo de aristcrata. Es este ltimo trmino el que desempea un papelfundamental en la designacin sociopoltica del perodo revolucionario. La mayorade los diccionarios (siete entre diez) indican que constituye una de las principalespalabras nuevas introducidas en el lenguaje revolucionario aunque apuntamos lasprimeras apariciones en Moreau y Linguet en 1788. Aristcrata se convierterpidamente en la palabra genrica con la cual se ridiculiza a los enemigos de laRevolucin, o incluso simplemente a la gente que no piensa como uno.18En estamedida, el demcrata no designa tanto al partidario de un rgimen polticoespecfico (la democracia) como al adversario del Antiguo Rgimen y al partidario del

    proceso revolucionario. El suplemento de 1798 al Dictionnaire de lAcademie franaiseindica, as, que demcrata termina por significar adhesin a la Revolucin, a la causapopular. La palabra tiene un sentido sociolgico y poltico, y no jurdico o institucional.Precisa la pertenencia a un campo y no la aspiracin a un tipo particular deorganizacin poltica. Incluso en este sentido slo ocupa, sin embargo, un lugarmodesto entre muchos otros trminos que expresan la fidelidad poltica a los idealesde la Revolucin. As, en su Histoire de la langue franaise, Ferdinand Brunotcontabiliza 206 palabras y frases que sirven para calificar la vinculacin a la causarevolucionaria. Demcrata figura, por supuesto, en la lista, pero hay muchos otrostrminos de uso ms frecuente como patriota, jacobino o sans-culotte.19

    La referencia a la democracia remite menos a la propuesta de un modelo que setratara de realizar, que a una perspectiva comparativa. Ella sirve para intentarelaborar la diferencia entre lo viejo y lo nuevo, y para caracterizar en su especificidadrelativa al gobierno representativo o la repblica modernas. Sieys, Brissot o Robespierre,que pueden aqu servir de puntos de referencia, manejaron, a su vez, en este sentidola referencia diferenciadora de la democracia.

    18 Sobre el sentido del adjetivo aristcrata durante la Revolucin, ver un amplio desarrollo

    en: Matriaux pour lhistoire du vocabulaire franais.2aserie, t. XI;Datations et Documentslexicographiques. Vocabulaire socio-politique (1770-1814). Pars, Klincksieck, 1977;Dictionnaire des usages socio-politiques (1770-1815). Dsignants socio-politiques.Pars, Klimcksieck, 1975, fasc. I; Jacques Guilhamou. La langue politique et la Rvolutionfranaise. Pars, Mridiens-Klincksieck, 1987; igualmente, por supuesto: Ferdinand Brunot.Histoire de la langue franaise. 2aparte, Pars, Colin, 1967, t. IX.

    19 Sobre este punto vanse las indicaciones dadas por Ferdinand Brunot. Op. cit.,y por R.R. Palmer. Notes on the uses of the word democracy, 1789-1799. Political ScienceQuarterly, junio de 1953; M. Frey. Les transformations du vocabulaire franais lpoquede la Rvolution (1789 1800). Pars, 1925.

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    Es en Sieys y Brissot que el rgimen democrtico remite ms claramente a suorigen antiguo y que permanece lo ms estrictamente posible definido como gobierno

    y legislacin directos del pueblo. Sieys hizo hincapi en numerosas ocasiones enestas caractersticas, a lo largo del ao 1789, para destacar la especificidad del rgimenque la Revolucin estaba estableciendo:

    En la democracia [escribe], los propios ciudadanos hacen las leyes, y nombrandirectamente a sus funcionarios pblicos. En nuestro proyecto, los ciudadanoshacen, ms o menos inmediatamente, la eleccin de sus diputados a la Asamblealegislativa; la legislacin deja pues de ser democrtica, y se convierte en represen-tativa.20

    La dimensin del reino, en cuanto impide tcnicamente todo ejercicio directo de

    la voluntad general, hace concluir a Sieys que Francia no es, no puede ser unademocracia.21El gobierno representativo preferido por Sieys no se confunde puescon la democracia, que permanece comprendida en los trminos del siglo XVIII.Brissot opone de la misma forma la repblica, que segn l conviene realizar enFrancia, y el rgimen democrtico. Como Thomas Paine, l define la repblica comoel gobierno por representacin, y rechaza por este motivo el modelo democrtico:22

    Los republicanos de Francia [dijo] no quieren la democracia pura de Atenas.23Laargumentacin de Brissot es, ciertamente, tctica. Al disociar repblica y democra-cia directa, desea en efecto resignificar la idea republicana, protegindola de las

    crticas prejuiciosas y de las acusaciones de anarqua que le dirigan sus detractores.24

    20 Sieys. Quelques ides de constitution, applicables la ville de Paris en juillet 1789.Versailles, 1789, p. 3. Sieys apunta, adems, que la cooperacin inmediata es lo quecaracteriza la verdadera democracia. La cooperacin mediata designa al gobiernorepresentativo. La diferencia entre estos dos sistemas polticos es enorme. Sieys. Diresur la question du veto royal. Versailles, septiembre 7 de 1789, p. 11.

    21 Sieys. Dire sur la question du veto royal.Op. cit., p. 11.

    22 Sieys acusaba a Brissot y a Paine de confundir el gobierno representativo y la repblica(vase sobre este punto el intercambio de cartas en Sieys y Paine publicado en LeMoniteur,6 y 8 de julio de 1791).

    23 J.-P. Brissot. Ma profession de foi sur la monarchie et le rpublicanisme. En: Recueilde quelques crits, principalement extraits du Patriote franais. Pars, julio de 1791, p. 7(reproducido en el t. V de la coleccin Aux origines de la Rpublique, 1789-1792.Pars, EDHIS, 1992). Sobre el mismo tema, vase tambin tienne Psaume. Rponse auxobjections des monarchistes contre la possibilit dune rpublique en France. Pars, 1792.

    24 Vase sobre este punto P. Gueniffey. Brissot. En: F. Furet y M. Ozouf. La Gironde etles Girondins.Pars, Payot, 1992.

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    La historia de la palabra democracia en la poca moderna / Pierre Rosanvallon

    Pero en el fondo, l tambin quiere sealar la especificidad de la repblica modernaen relacin con las formas antiguas. La naturaleza precisa de la relacin que vincula

    los dos tipos de rgimen sigue siendo, sin embargo, enigmtica. Los dos autoresoscilan as, permanentemente, entre una diferenciacin tcnica y una diferenciacinms filosfica de la democracia y el gobierno representativo.

    Al mismo tiempo que hace hincapi permanentemente en el criterio del tamaode la sociedad, tomando la representacin como un simple mecanismo pasivo dereduccin del nmero, Sieys reconoce una funcin activa al proceso de represen-tacin. Hay dos maneras [escribe] de hacer uso del concurso de los ciudadanos enla creacin de las leyes. O los ciudadanos ejercen este derecho directamente, o loconfan a representantes, mucho ms capaces que ellos de conocer el inters gene-

    ral.25El argumento de capacidad desborda claramente aqu la consideracin tcnicasobre la toma de decisin en una sociedad de gran dimensin. Por otra parte, Brissotva sobre este punto mucho ms lejos que Sieys. Para impedir toda identi ficacin,polticamente amenazante, segn l, de la repblica con la democracia directa, elredactor del Patriote Franaissugiere que hay una diferencia de naturaleza entre lasdos formas polticas. El referndum y la democracia directa, argumenta Brissot,constituyen procedimientos primitivos y precar ios de expresin de la voluntadgeneral, que conducen inexorablemente hacia formas sutiles de manipulacin yconfiscacin del poder. La representacin, en este caso, no es pues sino un mal

    necesario, segn una frmula de Buzot.26El distanciamiento respecto a la palabra democracia flucta, segn esas varia-

    ciones, en torno de la inquietud por las relaciones entre lo viejo y lo nuevo y por elsentido que debe darse al proceso representativo. Ante todo remitida claramente a laAntigedad, esta palabra tiende a resurgir en la experiencia revolucionaria, enparticular en 1793, cuando algunos celebran la perspectiva de un gobierno directoque consolidara el curso de la Revolucin. Robespierre es uno de ellos. En su famosodiscurso del 10 de mayo de 1793, Sobre el gobierno representativo, l expone aldesprecio a los funcionarios y se inclina por una intervencin ms directa del pueblo

    en los asuntos pblicos. Sin embargo, no emplea una sola vez la palabra democracia.La palabra y la transposicin de la cosa en el mundo moderno conservan todava, enefecto, una dimensin problemtica para l. Robespierre habla por tanto muyprudentemente del problema, an indeciso de la economa poltica popular.27Es

    25 Sieys. Dire sur la question du veto royal. Op. cit.,p. 14.26 Citado por L. Buroumand. Les Girondins et lide de Rpublique. En: F. Furet y M.

    Ozouf. Op. cit., p. 253.27 Reproducido en Textes choisis.Pars, Editions Sociales, 1974, t. II, p. 155.

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    posteriormente, en 1794, que Robespierre se refiere con ms frecuencia a la demo-cracia. El culto de la Antigedad que llega a su punto culminante entonces, basta para

    explicar la evolucin que se constata en el lenguaje revolucionario? Es innegable.Pero es sobre todo en la virtud, en la frugalidad y en la dedicacin del ciudadano ala cosa pblica que los Montagnardspiensan cuando invocan Esparta. El uso msfrecuente de la palabra democracia no surge solamente del seno de las nostalgias dela antigedad. Acompaa tambin una fase del combate poltico en la que el pueblodeviene una apuesta central. De ah la extrema confusin que gobierna entonces suuso, como da prueba de manera especialmente brillante Robespierre, en su discursodel 5 de febrero de 1794, Sobre los principios de moral poltica que deben guiar laConvencin nacional en la administracin interior de la Repblica.

    El gobierno democrtico o republicano: estas dos palabras son sinnimas apesar de los abusos de la lengua vulgar [apunta l] []. La democracia [prosigue]no es un Estado donde el pueblo, continuamente reunido, dirige por s mismotodos los asuntos pblicos [...], la democracia es un Estado donde el pueblosoberano, guiado por leyes que son su obra, hace por s mismo todo lo que puedehacer bien y por delegados todo lo que no puede hacer l mismo.28

    Durante este perodo, el uso de la palabra democracia se relaciona esencialmen-te con los trminos de la lucha poltica. No es tanto una forma poltica precisa lo quedesigna, como una posicin de combate lo que evoca. Robespierre o Saint-Just tienen

    en mira, sobre todo, la crtica a la independencia de los elegidos y funcionarios. Noes tanto el principio representativo en s lo que condenan, como la distancia de losrepresentantes. Suean ms bien, como lo destac Lucien Jaume, con una represen-tacin regenerada.29Su objetivo es ms buscar la va de una identidad entre elpueblo y el poder, que sugerir la superioridad del gobierno directo. Es a este primerobjetivo que remite, en ellos, el uso de la palabra democracia, e introduce al mismotiempo un determinado equvoco en relacin con el sentido literal que le dan los sans-culottes. Por otra parte, toma tambin a veces un sentido francamente sociolgico,anticipando el uso del siglo XIX. La referencia a la democracia sirve entonces para

    traducir una idea de inclusin social e igualdad.No es sino en la democracia [explica en esta direccin Robespierre] donde elEstado es verdaderamente la patria de todos los individuos que lo componen [...],los franceses son el primer pueblo del mundo que ha establecido la verdaderademocracia, llamando a todos los hombres a la igualdad y a la plenitud de losderechos del ciudadano.30

    28 Ibd., t. III, p. 113.29 Vase: Lucien Jaume. Le Discours jacobin et la Dmocratie. Pars, Fayard, 1989.30 Ibd., pp. 114, 115.

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    El uso de la palabra democracia, incluso forzado de este modo, no carece, sinembargo, de problemas en Robespierre, como si subsistieran una incongruencia o

    una perplejidad remanentes. El arcasmo que amenaza la democracia es conjuradoen l y relegado a las categoras de democracia pura o de democracia absoluta.As, l habla de organizar la repblica de una manera igualmente distante de lastormentas de la democracia absoluta y de la prfida tranquilidad del despotismorepresentativo31o se irrita contra aquellos que quieren establecer la democraciapura, y no esta democracia que, para la felicidad general, est moderada por lasleyes.32En 1794, la palabra democracia suena a la vez como un grito de adhesiny como una amenaza, y designa indisociablemente la potencia activa del pueblo y lasformas patolgicas de sus desbordamientos. Los Termidorianos deplorarn en este

    sentido, para retomar una expresin del rey de Prusia, los desbordamientos deldemocratismo francs.33Mencionan entonces tambin la canallarqua,34mientrasque Vilate, en sus Causes secrtes du 9 Thermidor, habla de la necesidad, para lademocracia, de retener su inclinacin natural hacia la oclocracia.35

    Si en 1793 y 1794 el uso de la palabra democracia es indisociable del arrebatode las pasiones revolucionarias y de la excitacin de las luchas polticas, su uso msfrecuente no corresponde, sin embargo, slo a una suerte de radicalizacin tericacalcada sobre la marcha de los acontecimientos. Testimonia tambin, desde el interiormismo de los tumultos que acompaa, la imposible disociacin entre la cuestin del

    rgimen de aquella y el gobierno, as como la imposible ruptura entre lo viejo y lonuevo.36Si la democracia y el gobierno representativo se diferencian tcnicamente,ellos tienen en comn que dan al poder un origen popular y, en consecuencia,reposan ambos en el principio de la soberana del pueblo. Las dos formas no concibende igual manera los procedimientos de legitimacin y nombramiento, pero participan

    31 Textes choisis. Op.cit.,p. 147.32 Intervencin en la Convencin sobre la constitucin, el 14 de junio de 1793, en:Oeuvres

    de Maximilien Robespierre.Pars, 1958, t. IX, p. 557.33 Citado por R. R. Palmer. Op. cit.,p. 211.34 Vase: Le Nologiste franais. 1796, s.d.35 Citado por F. Brunot. Op. cit., p. 729.36 La palabra democracia, pese a que es de uso ms frecuente, no est, sin embargo, en el

    centro del vocabulario de los sans-culottes. Incluso cuando quieren establecer procedimientosdirectos de gobierno y denuncian la confiscacin del poder popular por los representantes,apenas emplean la palabra democracia. Los Constituyentes de 1793 tampoco inscribentampoco el trmino democracia en su bandera.

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    de una esencia comn. En el ao 1795, el mismo Sieys fustiga as la ignoranciacrasa de los amigos del pueblo que crean el sistema representativo incompatible

    con la democracia, como si un edificio fuera incompatible con su base natural.37

    En1793 y 1794 la referencia a la democracia como ideal poltico moderno slo hizo unabreve aparicin, an tmida e incierta. Pero ella dio prueba de manera exaltada, delinextinguible interrogante activo por el lugar prctico del pueblo en el gobiernomoderno. Incluso disimulada bajo las decepciones o las reacciones, tal figuracin ibaa continuar lista a resurgir.

    3. La democracia como estado social

    Tras la Restauracin, la palabra democracia no es utilizada casi nunca por losliberales. Ella sigue remitiendo generalmente a la Antigedad como lo muestra laedicin de 1814 del Dictionnaire de lAcadmie franaise, o no evoca sino los yerrosdel Terror. En sus reflexiones sobre la poltica y la libertad modernas, un BenjaminConstant, por ejemplo, no siente nunca la necesidad de referirse a la democracia.Otros trminos y otros conceptos le bastan para expresar las vas del ideal poltico.Es, sin embargo, durante este perodo que la palabra democracia va a comenzar aretornar al lenguaje poltico ordinario. Pero es para designar la sociedadigualitariamoderna y no el rgimen poltico asociado a las repblicas griega y romana, o la ideade intervencin directa del pueblo en los asuntos pblicos. El movimiento semnticoculmina en 1835 cuando Tocqueville publica la primera parte de su Democracia enAmrica. Pero ese movimiento empieza un poco antes, en los primeros aos de laRestauracin. Un famoso debate parlamentario de 1822 sobre la libertad de prensalo muestra. En su presentacin de un proyecto de ley gubernamental, el conde deSerre haba intentado justificar una represin ms severa de los delitos de prensa yuna censura ms enrgica a los peridicos, alegando los riesgos de desorden socialque una prensa demasiado libre poda generar. Pero no es tanto el fondo de estasobservaciones reaccionarias, como su forma, lo que atrae la atencin, y muestra, enefecto, el nuevo sentido que haba tomado la palabra democracia en la lengua

    francesa. La prensa peridica [seal Serre] es eminentemente democrtica, porquees eminentemente conveniente para agitar la multitud.38En l la nocin de demo-cracia remita a la vez a la idea de efervescencia social, de accin de masas tal como

    37 Opinion de Sieys sur plusieurs articles des titres IV et V du projet de Constitution.Pars,2 termidor ao III, p. 5.

    38 Discurso en la Cmara de diputados del 3 de diciembre de 1821. En: Archivesparlementaires. 2aserie, t. XXXIII, p. 655.

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    haba aparecido hacia 1793-1794 y a la dinmica de lo que Tocqueville iba adesignar, algunos aos ms tarde, como la igualdad de condiciones.

    Si el principio democrtico languidece entre nosotros sin accin y sin vida[advierte en este sentido], tenemos un medio seguro de restablecerlo: desencade-nemos los diarios; si al contrario la democracia est por todas partes llena de saviay energa, si est en la industria, en la propiedad, en las leyes, en los recuerdos, enlos hombres y en las cosas; si el torrente circula rebosado dentro de dbiles diquesque apenas lo contienen, no seamos tan imprudentes como para aumentar sufuerza y su impetuosidad.39

    En su famosa respuesta a los temores ministeriales, el decano de los liberalesdoctrinarios, Royer-Collard, debi fijar en trminos que seguirn siendo clsicos para

    toda una generacin, este nuevo sentido sociolgico de la palabra democracia. Lademocracia es el hecho social que deriva, segn l, del ascenso de las clases mediasy de la reduccin de la diferencia que las separa de las clases superiores. Lademocracia no designa pues un rgimen poltico sino un tipo de sociedad. Para l,el hecho democrtico se confunde en esta medida con la esencia del procesorevolucionario su espritu, dijo Royer-Collard, que fue someter la aristocracia.La democracia, explica siguiendo el anlisis hecho por Serre, es un estado social,al mismo tiempo que la encarnacin de la potencia social lista a realizarla. Lademocracia [dice] quiso cambiar el estado interior de la sociedad, y lo cambi.40A

    travs de muchas desdichas [prosigue], la igualdad de derechos es lo justo de lademocracia, prevaleci; reconocida, consagrada, garantizada por la Constitucin,es la forma hoy universal de la sociedad, y por ello la democracia est por todaspartes.41Royer-Collard se alegra de un hecho que preocupa a Serre, pero amboscomprenden de la misma forma el hecho democrtico.

    Paradjicamente, la palabra democracia toma lugar en el vocabulario paradefinir a la sociedad moderna en una poca en la que reinaba el sufragio censitario(hacia 1820 slo 100.000 electores votaban). Es significativo que ese vocablo triunfeen el momento en que el trmino repblica adquiere una connotacin de extrema

    izquierda en el lenguaje poltico. Para los liberales doctrinarios, hablar de democraciaconsista en reivindicar la obra sociolgica y jurdica de la Revolucin rechazando

    39 Ibd., p. 656.40 Discurso en la Cmara de diputados del 22 de enero de 1872. En:Archives parlementaires.

    2aserie, t. XXXIV, p. 133. La aristocracia, la democracia [dice l] no son doctrinas intilesdejadas a nuestros conflictos: son potencias [...]. Antes de que nosotros hablemos de ellas,ellas son o no son. Ibd.

    41 Ibd.

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    radicalmente, al mismo tiempo, la herencia republicana. Esto significaba que laRevolucin haba creado una sociedad, ms que un rgimen. Al recordar ms tarde

    estos debates que tuvieron lugar bajo la Restauracin, Charles de Rmusat harhincapi en la ruptura intelectual que ellos haban expresado, disociando, en elanlisis, el orden poltico y el orden social.42Esta distincin, destacar l, permitidejar de confundir negativamente la democracia con la deliberacin de la multitud,y comprenderla positivamente a partir de las costumbres, los intereses y la legislacincivil. La democracia est en el orden social [seala Rmusat]. Es ese el resultado mscierto, ms brillante de la Revolucin.43

    El giro semntico se consagra a principios de la dcada de 1830. La democraciaest en las costumbres, escribi Villemain en su introduccin a la edicin de 1835

    del Dictionnaire de lAcadmie franaise. Es Tocqueville, naturalmente, quien loilustrar con ms brillantez y talento, incluso si no hace ms que seguir los pasos deRoyer-Collard.44Haciendo de la igualdad de condiciones el gran motor de larevolucin de la sociedad moderna, consagra, a partir del primer volumen de suDemocracia en Amrica, la definicin sociolgica de la democracia. Para nuestrospropsitos todo el inters de su obra reside, sin embargo, en el hecho de quemanifiesta la imposibilidad de mantenerse en tal definicin. En l nunca adquiereestabilidad el significado de la democracia,45y el hecho moderno de civilizacinqueda atravesado permanentemente por la irresistible presin de la soberana del

    pueblo sobre las instituciones gobernantes. Esto es perceptible c laramente en susmanuscritos. La democracia constituye el estado social, el dogma de la soberana delpueblo constituye el derecho poltico. Estas dos cosas no son para nada anlogas. La

    42 Vase su muy importante artculo De lesprit de raction. Royer-Collard et Tocqueville.Revue des Deux Mondes. Octubre 15 de 1861, p. 795. Fueron los doctrinarios [sealal] quienes pusieron ms en claro esta distincin, bien percibida por Sieys al principiode la Revolucin, y que se aplicaron con ms insistencia a hacer resaltar todas lasconsecuencias.

    43 Ibd. La democracia, puesto que as se llama la civilizacin moderna, escribe en laconclusin de su artculo. Ibd., p. 813.

    44 Charles de Rmusat escribi as con respecto a Tocqueville: Slo queremos considerarlocomo una suerte de continuador de Royer-Collard en relacin con esta gran cuestin dela democracia. Charles de Rmusat. Op. cit.,p. 801.

    45 Vanse las once acepciones de la palabra democracia que James T. Schleifer enumeren: Tocqueville. The Makings of Tocquevilles Democracy in America.Chapell Hill,University of North Carolina, 1980. Vase, igualmente: P. Manent. Tocqueville et laNature de la dmocratie.Pars, reed., Fayard, 1993.

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    democracia es una manera de ser de la sociedad, la soberana del pueblo es una formade gobierno, dice al respecto.46Pero retorna algunas pginas ms adelante sobre esta

    clara separacin cuando escribe que soberana del pueblo y democracia son dospalabras perfectamente correlativas; la una presenta la idea terica, la otra surealizacin prctica.47Su oscilacin prueba as, a la vez, el cambio de direccinsemntico y su lmite, como si fuera imposible disociar completamente lo social de lopoltico y construir lo nuevo en ruptura con lo antiguo.

    La indeterminacin tocquevilliana es considerada por los doctrinarios como unaamenaza. Ellos no cesan de exorcizar la idea antigua de democracia y proponenretener slo el sentido moderno. En una obra publicada en 1837 como respuestaimplcita a Tocqueville, Edouard Alletz opone de esta manera la vieja democracia

    definida como gobierno de las masas, potencia del nmero, autoridad de laimprudencia y la miseria y la nueva democracia, basada en el sistema represen-tativo y la igualdad ante la ley.48Alletz piensa as definir la posibilidad de unademocracia sin sufragio universal.49Guizot reanuda el mismo ao este tema en unimportante artculo, De la dmocratie dans les socits modernes.50l distinguetambin la democracia modernade la democracia de las repblicas antiguas, yentiende la primera como la limitacin de todos los poderes por el rgimenrepresentativo, la igualdad civil, la igual admisibilidad de todos a los cargos pblicosy la extensin de las libertades individuales.51Pero, por otro lado, entiende la

    democracia como un movimiento social, y llega hasta a hablar de guerra hacia arriba,del gran nmero contra el reducido nmero, de los pequeos contra los grandes.52

    Legtima ayer, cuando se trataba de derribar la sociedad de privilegios, la democraciaentendida en este sentido le parece peligrosa en cuanto las conquistas esenciales dela igualdad y la movilidad estn realizadas: Aquello que fue antes la democracia serahoy la anarqua, concluye.53La ruptura entre lo viejo y lo nuevo no alude, pues,

    46 Manuscritos de Yale, citados por J.-C. Lamberti. Tocqueville et les Deux Dmocraties.Pars, PUF, 1983, p. 33.

    47 Ibd., p. 30.48 Vase: Edouard Alletz.De la dmocratie nouvelle, ou Des moeurs et de la puissance desclasses moyennes en France. Introduccin. t. I, 1837, VIII-XIII.

    49 Ibd., p. 8.50 Guizot. De la dmocratie dans les socits modernes.Revue franaise, noviembre de

    1837.51 Ibd.,p. 224.52 Ibd.53 Ibd.

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    solamente a una cuestin de definicin; ella est relacionada igualmente con elmovimiento de la historia. El remezn semntico de Tocqueville es as rechazado

    brutalmente. Por otra parte, constatamos, al mismo tiempo, de manera sintomtica,que un traductor doctrinario de La Poltica,de Aristteles, no duda en sustituir ensucesivas ocasiones democracia por demagogia! [sic]54

    4. La experiencia de la democracia

    Al otro lado del espectro poltico, los publicistas de extrema izquierda apenasemplean la palabra democracia. Los principales textos programticos del movimientorepublicano en los primeros aos de la monarqua de Julio lo testimonian. La palabrademocracia no figura ni en el Manifeste de la Socit des amis du peuple(otoo de1830), ni en el programa de la Tribune, Doctrines rpublicaines(enero de 1833), nien el famoso Discours du citoyen Desjardins sur lassociation rpublicaine(abril de1833). En estos diversos manifiestos, los hombres de extrema izquierda hablan desoberana del pueblo o de repblica para expresar sus aspiraciones. En 1842, elDictionnaire politique, publicado por Pagnerre, que es muy representativo de lasideas republicanas del perodo, slo dedica un muy corto artculo a la democracia.Si l apunta que la democracia es el triunfo completo del principio de la igualdad,el hecho definitivo de nuestro tiempo, el hecho del futuro, remite rpidamente a loslectores a los artculos soberana y repblica, trminos que precisan, supuesta-mente: el primero, el principio filosfico de la democracia, y el segundo, su aplicacininstitucional y poltica. Entre los republicanos, Auguste Billiard est relativamenteaislado por asimilar, en su Essai sur lorganisation dmocratique de la France(1837),los trminos repblica y democracia, haciendo el elogio de la democraciapura.55

    Si en la dcada de 1830 la democracia designa sobre todo un tipo de sociedad,no designa an el rgimen poltico ideal y unnimemente celebrado. La repblica oel socialismo aparecen a menudo a la izquierda como los nicos objetivos movilizadores.

    Es significativo, por ejemplo, constatar que Armand Carrel publica en 1835 un artculotitulado No hay que confundir democracia y repblica. El objetivo es, segn l,realizar la segunda, mientras que la primera se supone ya establecida en gran parte.

    54 Politique dAristote. Traducida al francs por Barthlemy Saint-Hilaire. Pars, 1837, 2 vol.(amigo de Cousin, el autor sucede a Jauffroy en el Collge de France).

    55 l defini la democracia como la ausencia de separacin entre gobernados y gobernantes,y para realizarla propuso dividir el pas en ciudades elementales, de tal modo que fueraposible el gobierno del pueblo por el pueblo.

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    Francia es una democracia y no una repblica, [escribe] [...]. El principio democr-tico es bueno y est debidamente admitido en la constitucin existente; si no est

    armado sino de escasas atribuciones, l la domina lgicamente.56

    Al igual que lamayora de sus amigos polticos, sean moderados como l o ms radicales, consideraque es slo el rgimen republicano el que realiza el verdadero principio de lasoberana del pueblo. Al mismo tiempo, sin embargo, la potencia casi magntica dela etimologa de la palabra democracia ya se hace sentir; fuerza tan misteriosa comoirreductible, que conduce permanentemente a desbordar el sentido literal paraenglobar en su campo todas las formas del bien poltico. As se explica que a partirde este perodo el gobierno representativo sea asimilado por sus defensores a lademocracia, y tome as el trmino un sentido rigurosamente opuesto al que tena para

    los hombres del siglo XVIII y especialmente de 1789. El sentido comienza a borrarsedetrs de la sola magia de la palabra, signo anunciador de la entrada en una nuevaera de la poltica. Es significativo tambin, en esta dcada de 1830, el hecho de queel adjetivo demcrata designa un atributo que parece imposible no reivindicar. Unapasionado republicano, autor de la famosaLettre aux proltaires, Albert Laponneraye,se mostr consternado en 1835.

    En los tiempos que corren [escribi], todos tienen la pretensin de ser dem-cratas, sin exceptuar a los que, por inters o por prejuicio, son los enemigos msimplacables de toda democracia. El banquero que se enriqueci en los sucios

    chanchullos de la Bolsa, y el orador subvencionado que sube a la tribunasupuestamente nacional para defender los ms chocantes monopolios, se dicendemcratas; el peridico que, cada da, se hace eco de las declamaciones aristo-crticas, y que truena con ms furor contra la libertad y la igualdad se dicedemcrata; en fin, no son hasta los marqueses del noble suburbio, hasta losexjesuitas de todo tipo, quienes se dicen tambin demcratas. 57

    Esto era reconocer que la palabra democracia comenzaba a abandonar el campode la ciencia poltica para entrar en el de la moda y las creencias.

    La llegada del sufragio universal, en 1848, modificar notablemente el lenguaje

    poltico, y culminar la mutacin de la palabra democracia. De perifrica, la referenciaa la democracia va rpidamente a imponerse, designando indisociablemente unrgimen y una forma de sociedad. Incluso si slo entra progresivamente al pantendel sentido comn, la palabra democracia va a dejar de poder ser aprehendida de una

    56 Armand Carrel, artculo publicado el 9 de diciembre de 1835 en el National, retomadoen: Oeuvres politiques et littraires dArmand Carrel. Pars, 1858, t. IV, pp. 378-381.

    57 Albert Laponneraye. De la vritable dmocratie. En: Mlanges dconomie social, delittrature et de moral.Pars, 1835, t. II, p. 177.

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    manera simple. Ms all de las estrictas definiciones polticas del siglo XVIII o de losenfoques ms sociolgicos del siglo XIX, va a cubrir con un mismo movimiento un

    conjunto de aspiraciones y prcticas muy heterogneas. Aunque permaneci todavamucho tiempo eclipsada por la repblica y el socialismo, la democracia designar enadelante el ideal tan impreciso como ardiente que la sociedad moderna debeesforzarse en realizar. Ms que un rgimen o una sociedad, la democracia traduciren adelante una creencia comn en la igualdad. Tan vaga y confusa como imperiosa,disputada por las teologas ms contradictorias, pero reinando sobre las representa-ciones polticas por la sola potencia de su nombre. El abuso de la palabra democracia,de la cual Vacherot es uno de los primeros en quejarse en los aos iniciales delSegundo Imperio,58va en adelante a acompaar la consagracin de la soberana

    popular. A la manera de un estandarte y de una mscara, a la vez: para celebrar lapromesa y disimular las dificultades. La palabra democracia lleva tras una aparienciade evidencia y claridad, las dudas y las perplejidades de la sociedad moderna sobresus fundamentos polticos ltimos.

    Si la democracia rene ahora sin dificultad la casi unanimidad de los votos,personificando a los ojos de la gran mayora de nuestros contemporneos el tipo dergimen poltico deseable, su definicin est lejos de suscitar el mismo acuerdo, almenos desde el momento en que dejamos de contentarnos con frmulas gastadas ycon aclaraciones usuales (la democracia como poder del pueblo). Incluso casi no

    hay en el lenguaje poltico una palabra cuya definicin prctica est sujeta a msvariaciones. De ah, la tendencia permanente a apoyarla en la muleta de un adjetivo.Como si, a la manera de esos platos inspidos que slo toman gusto gracias a la especiaque los acompaa, la democracia no tuviera verdadera consistencia sino designn-dola liberal, popular, real, radical o socialista. De ah tambin la dificultad,constantemente probada, de trazar claramente la lnea divisoria entre la democraciay sus patologas, sean denominadas demagogia opopulismo, as como las perpleji-dades suscitadas en torno a los usos adecuados del referndum. La palabra demo-cracia aparece a la vez como una solucin y como un problema. En ella coexisten lo

    bueno y lo borroso. Esta coexistencia tiene de particular que no se debe principalmen-te a que la democracia sea un ideal lejano y utpico, sobre el cual todo el mundo sepondra de acuerdo, y cuyas divergencias sobre su definicin remitiran al orden delos medios que deben emplearse para realizarlo. Lejos de corresponder trivialmentea una suerte de indeterminacin de las vas de su aplicacin, el sentido fluctuante dela palabra democracia participa ms bien de su historia y de su esencia, mezclando

    58 Es el abuso de la palabra democracia lo que me ha dado la idea de este libro, escribel en el prefacio a su clebre ensayo La Dmocratie, publicado en 1860.

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