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1 DISEÑO CURRICULAR FUNDAMENTADO EN COMPETENCIAS 1 Rodolfo Posada Alvarez, Ph.D. 2 1. Sentido del concepto currículo El curriculum es una palabra de origen latino que significa “carrera de la vida”. Los historiadores del curriculum, sitúan el nacimiento de lo curricular como área específica de teorización e investigación en 1918 con la publicación del libro “The Curriculum” de Franklin Bobbitt (1876-1952), profesor de la Universidad de Wisconsin en Estados Unidos. Esta obra, considerada el primer trabajo sistemático sobre la problemática curricular, surge en un período en que emerge con fuerza el movimiento de la eficiencia social, el cual se centraba en la cuestión de “¿qué es lo que la escuela debe de enseñar?” como un problema que debía ser abordado científicamente. Bobbitt fue un reformista que combatió la educación de su época. Consideraba que ésta debía aplicar el utilitarismo como un entrenamiento que facilitara la formación de hábitos eficientes para el desempeño en una sociedad industrial, con el fin de responder a las necesidades sociales (Gimeno, 1995). Fue influenciado por Frederic Winslow Taylor (1915) quien se refirió a los principios básicos de la organización del trabajo en la industria y que trató de aplicar en la escuela. Según Bobbitt, la escuela era una "organización obsoleta" que sólo podía “modernizarse” utilizando las "técnicas de gestión científica" propias de la industria. Por tanto, la tarea de la enseñanza consistía en lograr productos con base en objetivos. Hoy esta concepción ha sido superada por enfoques más holísticos, integrales, que abarcan tanto la utilidad práctica del conocimiento como la formación integral del estudiante. Durante el siglo XX, entre los autores y textos más significativos que contribuyeron con la construcción y desarrollo de las teorías curriculares encontramos (Shane, 1981, citado en Lafrancesco, 1998) (Tabla 4): 1 Documento tomado de: POSADA ALVAREZ, Rodolfo (2008). Competencias, currículo y aprendizaje en la formación superior. Bogotá: Gente joven. 2 RODOLFO POSADA ALVAREZ. Dr. Filosofía y Ciencias de la Educación. UNED, Madrid, España. Magister en Educación, U. Pedagógica Nacional. Psicólogo, U. INCCA de Colombia. Lic. Psicología Educativa y Filosofía, UPTC, Tunja. Director Académico del Doctorado en Ciencias de la Educación, U. del Atlántico-Rudecolombia.

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DISEÑO CURRICULAR FUNDAMENTADO EN COMPETENCIAS1

Rodolfo Posada Alvarez, Ph.D.

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1. Sentido del concepto currículo

El curriculum es una palabra de origen latino que significa “carrera de la vida”. Los historiadores del curriculum, sitúan el nacimiento de lo curricular como área específica de teorización e investigación en 1918 con la publicación del libro “The Curriculum” de Franklin Bobbitt (1876-1952), profesor de la Universidad de Wisconsin en Estados Unidos. Esta obra, considerada el primer trabajo sistemático sobre la problemática curricular, surge en un período en que emerge con fuerza el movimiento de la eficiencia social, el cual se centraba en la cuestión de “¿qué es lo que la escuela debe de enseñar?” como un problema que debía ser abordado científicamente.

Bobbitt fue un reformista que combatió la educación de su época. Consideraba que ésta debía aplicar el utilitarismo como un entrenamiento que facilitara la formación de hábitos eficientes para el desempeño en una sociedad industrial, con el fin de responder a las necesidades sociales (Gimeno, 1995). Fue influenciado por Frederic Winslow Taylor (1915) quien se refirió a los principios básicos de la organización del trabajo en la industria y que trató de aplicar en la escuela. Según Bobbitt, la escuela era una "organización obsoleta" que sólo podía “modernizarse” utilizando las "técnicas de gestión científica" propias de la industria. Por tanto, la tarea de la enseñanza consistía en lograr productos con base en objetivos. Hoy esta concepción ha sido superada por enfoques más holísticos, integrales, que abarcan tanto la utilidad práctica del conocimiento como la formación integral del estudiante.

Durante el siglo XX, entre los autores y textos más significativos que contribuyeron con la construcción y desarrollo de las teorías curriculares encontramos (Shane, 1981, citado en Lafrancesco, 1998) (Tabla 4):

1 Documento tomado de: POSADA ALVAREZ, Rodolfo (2008). Competencias, currículo y aprendizaje en la formación superior. Bogotá: Gente joven. 2 RODOLFO POSADA ALVAREZ. Dr. Filosofía y Ciencias de la Educación. UNED, Madrid, España. Magister en Educación, U. Pedagógica Nacional. Psicólogo, U. INCCA de Colombia. Lic. Psicología Educativa y Filosofía, UPTC, Tunja. Director Académico del Doctorado en Ciencias de la Educación, U. del Atlántico-Rudecolombia.

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Tabla 4. Autores y textos sobre currículo más significativos en el siglo XX

Autor Obra EdiciónJohn Dewey Democracia y educación 1916Franklin Bobbitt El Currículo 1918Comisión de Reorganización de laEducación Secundaria

Principios cardinales de laeducación secundaria.

1918

William H. Kilpatrick El método de proyecto. 1918Plataforma de la Asociación parael Progreso de la Educación

Los propósitos de la educaciónen la democracia americana.

19191938

George S. Counts Desafíos de la escuela paraedificar un nuevo orden social.

1932

Ralph W. Tyler Principios básicos del currículo yla instrucción.

1949

Robert Havighurst Desarrollo de tareas y educación 1950Benjamín Bloom Taxonomía de objetivos

educacionales1956

Jerome Bruner Los procesos de educación 1960

Las teorías curriculares son numerosas y diversas. Reflejan concepciones y tendencias sobre la sociedad, el ser humano, la educación, la formación, el aprendizaje, entre otros. Rule (citado en Sacristán, 1989), por ejemplo, identificó cien enfoques surgidos en Norteamérica, los cuales agrupó en cuatro categorías, que denominó “Concepciones del currículo como experiencia”: 1) que el estudiante obtiene en la escuela, 2) de aprendizaje planificadas, dirigidas y supervisadas por la escuela, 3) ideadas u ofrecidas para lograr determinados cambios en los estudiantes, y 4) las que la escuela propone con la finalidad de alcanzar determinados objetivos.

Las siguientes son algunas tendencias curriculares y sus autores más representativos en diferentes épocas:

Tyler (citado en Sacristán, 1989) considera el currículo más allá de un asunto teórico, como una tarea práctica, cuyo propósito es diseñar un sistema para conseguir una finalidad educativa que opere en forma efectiva en una sociedad donde existen numerosas demandas y seres humanos con intencionalidades y preferencias. Desde esta perspectiva, el currículo es un conjunto de objetivos y experiencias de aprendizaje planificados, seleccionados, que buscan experiencias apropiadas con efectos acumulativos y evaluables.

Torres (1996) concibe el currículo como la selección y planificación de objetivos valiosos individual y socialmente, de tipo intelectual, afectivo, físico, social y moral, así como la elaboración y desarrollo de un eficaz proceso de enseñanza-aprendizaje que lo haga posible.

Stenhouse (1991) define el currículo como una tentativa para comunicar los principios y rasgos esenciales de un propósito educativo, de forma tal que permanezca abierto a la discusión crítica y pueda ser trasladado efectivamente a la práctica.

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Magendzo (1986), desde un enfoque sociocultural, sostiene que el currículo es el resultado de un proceso de selección y organización de la cultura con fines de enseñarla y aprenderla, lo cual se expresa al definir las políticas educacionales, identificar los grandes fines de la educación, determinar los marcos curriculares mínimos del sistema, elaborar los programas de estudio, redactar y estructurar los textos escolares, seleccionar las páginas computacionales, desarrollar los instrumentos de evaluación, entre otros.

Pérez y Gimeno (1989), agrupan varias concepciones y matices curriculares en cinco grandes bloques: 1. Estructura organizada de conocimientos: lo más importante es la función transmisora de la

enseñanza, entendiendo el currículo como un curso de estudio y de conocimientos que se transfieren. Es una transmisión de información y un intento por desarrollar modos de pensamiento, dentro del concepto de John Dewey, según el cual aprender es aprender a pensar.

2. Sistema tecnológico de producción: se fundamenta en los principios de eficacia y eficiencia, bajo una especificación de los resultados esperados en un sistema de producción, definidos en comportamientos específicos, con unos claros objetivos, pero sin ninguna referencia a los medios y estrategias.

3. Plan de instrucción: incluye objetivos, contenidos, actividades y estrategias de evaluación. El currículo es, en esencia, un plan para el aprendizaje, cuya planificación es el resultado de tres decisiones: a) selección y ordenación del contenido, b) elección de experiencias de aprendizaje y c) escogencia de planes con el fin de lograr condiciones óptimas para que se produzca el aprendizaje.

4. Conjunto de experiencias de aprendizaje: en una dimensión más amplia, el currículo es un conjunto de experiencias que el estudiante realiza en la organización escolar, incluidas las experiencias de aprendizaje no planificadas explícitamente por la organización (“currículo oculto”), el cual se expresa en tres tipos de resultados: a) los no previstos y considerados negativos, b) los pretendidos a través de una parte del currículo implícito, c) los ambiguos y genéricos contemplados en la socialización.

5. Solución de problemas: el currículo se asume desde una perspectiva integral que requiere análisis concretos y soluciones tentativas en el espacio y el tiempo, en donde se produce la experiencia educativa y se intenta dar respuestas y soluciones a los problemas planteados en cada momento. Considera, además, el carácter artístico de la enseñanza y contempla la necesidad de integrar en forma flexible contenidos, métodos, procesos, productos, conocimientos y estrategias metodológicas, buscando solucionar los problemas planteados.

Actualmente se identifican dos tendencias curriculares en ascenso, el currículo

fundamentado en el Aprendizaje Basado en Problemas y el currículo para la comprensión, los cuales integran vigorosamente el saber y el hacer, el conocimiento, la acción y la investigación, superando la separación artificial entre las “ciencias básicas” (¿sólo teoría sin aplicación?) y las “ciencias aplicadas” (¿sólo aplicación?).

El currículo fundamentado en el Aprendizaje Basado en Problemas (ABP) es un enfoque utilizado inicialmente en la formación de los médicos desde hace más de treinta años en la

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Universidad de MacMaster (Canadá), pero aplicable a cualquiera de las áreas del conocimiento y de los niveles de educación y muy pertinente con la formación en competencias. Restrepo (2006) opina que el ABP es un método o práctica poderosa como punto de partida para la investigación formativa, cuya pertinencia es indiscutible para vincular la formación superior a las necesidades de la sociedad, además de sus aportes al saber pedagógico, sobre todo en el área de ciencias de la salud. Su aplicación se ha extendido a varios países, entre los cuales encontramos a Inglaterra, Holanda, Canadá, Estados Unidos, Brasil, Venezuela, Chile y Colombia. El ABP se cimienta en (Venturelli, 1995): 1. Formación centrada en el estudiante: éste pasa de un rol pasivo a uno activo, mediante un

proceso de aprendizaje relevante que usa el método científico, la búsqueda de buena información y el desarrollo de la capacidad analítica superior. En todo esto es clave el papel del profesor como facilitador y estimulador del aprendizaje.

2. Formación integrada e integradora: integra las ciencias básicas con las aplicadas en forma constante y durante todos los estudios, superando así el asilamiento en el tiempo y el espacio entre ellas y la falta de aplicación de las básicas a las aplicadas.

3. Aprendizaje basado en problemas: éste es el que se logra en la vida real de todo trabajador. Usa los problemas como pretexto para el análisis y la búsqueda de información relevante, colocando la realidad ante el estudiante y dándole la oportunidad para desarrollar múltiples destrezas que el sistema tradicional no promueve ni permite. Debemos diferenciar el ABP del aprendizaje basado en la “resolución de problemas”, la cual es un nivel del aprendizaje al que se accede en forma progresiva, correspondiente al avance del estudiante cuando su capacidad ha ido en aumento y lo coloca, con la supervisión correspondiente, en un nivel de poder contribuir a la solución de dichos problemas.

4. Relevancia de los problemas prioritarios: el estudiante aprende a reconocer patrones, modelos y escenarios a un nivel adecuado, de mayor utilidad que la mera saturación informativa. Las ciencias básicas deben desarrollarse en forma integrada con los problemas prioritarios, logrando así un aprendizaje más perdurable y entretenido.

5. Evaluación formativa versus evaluación sumativa: la evaluación debe tener como objetivo principal ayudar al estudiante a formarse, es decir, a madurar constantemente, indicándole sus cualidades y facilitándole el reconocimiento de sus fortalezas y debilidades. Este proceso, en donde el profesor es fundamental, permite al estudiante planificar la corrección de las deficiencias usando nuevas estrategias de trabajo académico. La evaluación sumativa, en cambio, al aprobar con base en determinado porcentaje o calificación, deja de lado la calidad profesional y el cumplimento de los objetivos fundamentales de la profesión y la responsabilidad ante la sociedad, impidiendo además la retroalimentación.

6. Tiempo electivo: el sistema educativo actual no permite que el estudiante tenga sus propios objetivos profesionales, de tal manera que su formación depende de la oportunidad de haber oído o, en el mejor de los casos, visto situaciones que le sirvan de modelo. De allí que los cursos electivos sean una alternativa para que el estudiante reconozca y priorice sus propios objetivos generales dentro del contexto profesional.

7. Énfasis igual en conocimientos, destrezas y actitudes: el conocimiento adquirido mediante la información, que ha sido el propósito en la educación tradicional, es lo más efímero en todo el proceso educativo, pues se olvida si no se aprende en un contexto relevante. Por

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ello, el estudiante debe ser hábil en saber comunicarse, buscar y evaluar información actualizada y de calidad, adquirir permanentemente nuevas destrezas y actitudes profesionales.

8. Selección de conocimientos esenciales: establecer prioridades en un continuo de conocimientos y derivar de allí lo secundario, evitando la sobrecarga de asignaturas sueltas.

9. Formación de los profesores más allá de su especialidad: los profesores deben tener una visión global de la profesión, no sólo de los requerimientos de sus especialidades, lo cual implica su formación permanente, tendiente a adquirir un amplio espectro de habilidades, destrezas y conocimientos para la evaluación, la investigación, la didáctica, el desarrollo de proyectos, entre otros.

10. Lazos más estrechos entre profesor y estudiante: dedicar más tiempo a las relaciones interpersonales entre profesores y grupos pequeños de estudiantes, particularmente en torno a la búsqueda y evaluación de la calidad de la literatura reciente y relevante.

11. Capacidad de análisis y evaluación crítica: el estudiante debe analizar la información, ser exigente con los resultados tanto individuales como institucionales y desarrollar la capacidad de autoevaluación, manteniendo altos niveles de exigencia personal y mejora constante.

12. Grupos pequeños de estudiantes con profesores facilitadores: el estudiante debe tener un espacio en donde pueda expresar sus ideas y darse cuenta de lo que entiende o no, recibiendo así una evaluación formativa constante. Los profesores, por su parte, pueden ejercer allí diferentes roles académicos. Barnett (2001) considera que el aprendizaje basado en problemas puede ser un medio que

permita a los estudiantes ejercer el control del aprendizaje, al tiempo que el poder sobre la formación de las experiencias de aprendizaje sigue en manos de los académicos.

El Currículo para la comprensión es una tendencia cuyo origen se ubica en la Escuela de Graduados de la Universidad de Harvard en 1988. Se cimienta en la enseñanza para la comprensión, en la vinculación entre la investigación y la práctica (Stone, 1999). Perrone (citado en Stone , 1999), miembro del equipo de Harvard, dice que la enseñanza para la comprensión radica en que el aprendizaje de los estudiantes tiene que ser factible de internalizarse y utilizarse en muchas circunstancias diferentes, dentro y fuera de las aulas, como base para un aprendizaje constante, amplio, siempre lleno de posibilidades. Este tipo de currículo se fundamenta en cuatro grandes interrogantes (Stone, 1999): 1. ¿Qué tópicos vale la pena comprender? (Tópicos generativos) 2. ¿Qué deben comprender los estudiantes sobre esos tópicos? (Metas de comprensión) 3. ¿Cómo podemos fomentar la comprensión? (Desempeños de comprensión) 4. ¿Cómo podemos averiguar qué es lo que comprenden los estudiantes? (Evaluación

diagnóstica continua de los desempeños)

Barnett (2001) sostiene que en la educación superior el concepto de comprensión es fundamental e irreductible, y le atribuye las siguientes características: 1. Es un estado de conciencia, es decir, un estado activo de la mente. Comprender algo

implica adoptar una postura al respecto, actuar libremente, plantear una postulación.

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2. Tiene un carácter evaluativo, pues los actos de juzgar, clasificar, ordenar y analizar son implícitamente evaluativos.

3. Existen muchos niveles de comprensión; satisfacer cada uno de ellos puede ser el objetivo de la educación superior.

4. Su desarrollo no tiene fin ya que siempre puede cambiar, ampliarse, aclararse, refinarse, mejorarse o extenderse a otros contextos.

5. Podemos desarrollar una metacomprensión: comprender la comprensión. 6. Requiere que quien comprenda aporte algo de si mismo, debe asir lo concreto de la idea. 7. Cuanto más clara es la comprensión, más se desarrolla el propio punto de vista y se

depende menos de los puntos de vista de los demás, aún cuando unos y otros se parezcan mucho.

8. La propia compresión es una comprensión de la comprensión de los demás y, al mismo tiempo, es válida como comprensión porque entra en resonancia con las comprensión de los otros.

9. Posee un carácter existencial, un cambio en la perspectiva cognitiva. 10. Invade el mundo de la vida, se piensa diferente debido a la comprensión del cosmos. 11. Tiene diferentes estratos; es a la vez aguda y vívida, tenue y vaga. 12. Llegar a la comprensión es, en gran medida, una cuestión de descubrimiento, de llegar a

aquello que se comprendía, aunque tácitamente. No se trata tanto de tomar datos y experiencias externas como de un autodescubrimiento.

En la educación superior, considera Barnett (2001), no es posible predecir exactamente

cuáles serán los cambios en la comprensión que surgirán a partir de las experiencias de aprendizaje de los estudiantes y tampoco se puede anticipar totalmente cuáles serán los cambios existenciales que se producirán. Sin embargo, estos existirán, o al menos así debería ser. El trabajo de un educador estará cumplido cuando el estudiante diga al final de un curso o durante el mismo: “Este curso me ha cambiado” o “Ahora veo las cosas de un modo diferente”. Los estudiantes irán adquiriendo nuevas comprensiones a través de sus lecturas, sus interacciones con otros estudiantes en las clases, sesiones de laboratorio y tareas que se le asignen. Al decir “no comprendo” o “ayúdame a comprender este punto” se buscan mejores comprobaciones, se profundiza o amplía la base del razonamiento. La búsqueda de la comprensión personal está presente en la comprensión general.

2. Flexibilidad, transversalidad e innovación curricular

Todo objeto de conocimiento, material o ideal posee sus propios límites internos y externos. Los límites internos demarcan los elementos constitutivos de la naturaleza e identidad de dicho objeto, permiten que sea él y no otro. Los límites externos circunscriben el territorio del objeto, diferenciándolo de los otros objetos del contexto. La flexibilidad es, entonces, la posibilidad de movilidad de los límites internos y externos de cualquier objeto.

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Las fronteras que delimitan un objeto no siempre son claras y precisas. Pueden presentarse en un continuo que abarca desde la absoluta rigidez hasta la absoluta flexibilidad, pasando por aquellos límites intermedios, inestables y borrosos. Por ejemplo, los límites que demarcan una esfera de hierro son tan estables que impiden cualquier modificación o adaptación, a no ser por la intervención de factores externos, como las altas temperaturas, que cambien su estructura químico-física. Al contrario, los límites de un líquido son muy inestables, transitorios y determinados por la forma del recipiente que los contenga, al cual se adaptan.

En el caso de las ciencias, sus fronteras se demarcan por los “paradigmas”. Según Kuhn (1986), quien introdujo el término en la literatura científica, los paradigmas son “realizaciones científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica” (p, 13). Dichos paradigmas conforman la “ciencia normal”, es decir, “la investigación fundamentada firmemente en una o más realizaciones científicas pasadas, realizaciones que alguna comunidad científica particular reconoce, durante cierto tiempo, como fundamento para su práctica posterior” (p. 33). Agrega Kuhn (1986) que “la adquisición de un paradigma y del tipo más esotérico de investigación que dicho paradigma permite es un signo de madurez en el desarrollo de cualquier campo científico” (p. 35).

La concepción paradigmática de la ciencia no ha estado exenta de polémica. Recordemos, por ejemplo, la discusión planteada por Bunge (1985) ante las concepciones de Kuhn y Feyerabend, a quienes califica como “filósofos inexactos” (p. 42) por no formular claramente el concepto de paradigma y manejar con “la liviandad que caracteriza a una filosofía sin principios” (p. 60).

El concepto paradigma ha pasado por momentos poco gratos. Según Suppe (1979), se usa con poca exactitud y en forma vaga, hasta el punto que el mismo Kuhn emplea el término en veintiún modos diferentes: leyes, teorías, modelos, normas, métodos teóricos e instrumentales, vagas intuiciones, creencias y prejuicios. Es decir, todo aquello que permita a la ciencia llevar a cabo algo.

Dice Lores (1986) que mientras en la concepción de Kuhn lo “normal” en las ciencias naturales es el consenso en torno a determinado paradigma, en las ciencias sociales lo “normal” es el desacuerdo. Wright (1979) refuerza esta posición al sostener que la ausencia de un paradigma universal es un rasgo característico de las ciencias sociales. De todas maneras, hoy los límites del concepto “paradigma” se han movido sustancialmente del ámbito meramente científico a uno más lapso, en el sentido de modelo, percepción, supuesto, marco de referencia. Covey (1995), por ejemplo, desde una perspectiva psicológica, lo concibe como el modo en que “vemos” el mundo, no en los términos del sentido de la vista, sino como percepción, comprensión, interpretación, “mapa” que explica ciertos aspectos de un territorio en el que nos movemos.

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En la tabla 5 se puede apreciar el concepto de flexibilidad desde la perspectiva de la “lógica fluida” como una alternativa a la “lógica rígida”. Veamos, en paralelo, las premisas fundamentales que sustentan cada una de estas lógicas (De Bono, 1996):

Tabla 5. Lógica rígida y lógica fluida

Lógica rígida Lógica fluidaSuele referirse a la conjunción “sino”para mostrar cómo difieren las cosasentre sí.

Se refiere más al “y”, a layuxtaposición, que al “o” (todo onada).

Se fundamenta en la identidad (estoes o deja de ser), en el tener (estotiene), en la inclusión.

Se basa en el “hacia”: ¿Hacia dóndefluye? ¿Hacia dónde conduce?,¿Hacia donde señala? En el tiempouna cosa lleva a la otra.

Los juicios se clasifican en categorías(“cajas”) excluyentes, lo que puedeconducir a la prepotencia.

Una verdad es verdad sólo en ciertocontexto, enfatizando la importanciade éste.

Es la lógica de la piedra, tiene formaestable. Si se añade una piedra aotra tendremos dos piedras.

Es la lógica del agua, no tiene formaestable. Si se añade agua al agua,las dos se mezclan y producen másagua.

Dudley Herschbach (citado en De Bono, 1966), premio Nobel y profesor de química en la Universidad de Harvard, comenta que “es triste comprobar cuánto daño ha causado la tremenda presencia de la lógica rígida” (p. 25). Se debe dejar, entonces, la rigidez para las piedras, los metales y demás objetos de este tipo, pues determina su existencia, pero entre los humanos puede conducir a sectarismos, intolerancias, cegueras ante la diversidad de posibilidades que ofrece la vida.

Por lo tanto, la flexibilidad debe ser una constante que atraviese todos los componentes curriculares: plan de estudio, didáctica, evaluación, investigación, administración, reglamentos y estatutos, de tal forma que se pueda, sin mayores ataduras a modelos o escuelas de pensamiento, lograr aprendizajes individuales y organizacionales que asimilen rápidamente los cambios exigidos por el conocimiento, la técnica, la ciencia y la sociedad en general.

En la educación superior, la rigidez curricular más notoria se observa en la selección y organización de los “contenidos de aprendizaje”, los cuales adquieren forma en las “materias” o “asignaturas” que deben cursar los estudiantes durante su formación en la organización educativa. La expresión más contundente de dicha rigidez se manifiesta en el llamado “currículo agregado”, o mejor “currículo repleto”: agrandamiento del plan de estudios en la cantidad y el contenido de las “asignaturas”, con el argumento, casi siempre, de escasez de tiempo para desarrollar los “temas”.

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En estas circunstancias, en lugar de mover los límites de las “asignaturas” para integrarlas, se crean otras nuevas con sus propias rigideces. Prima la yuxtaposición (más y más “contenidos”) en lugar de aprehender su esencia, el dónde y el como adquirirlos, cuando así se requiera. A propósito, recordemos a Einstein: “No necesito saberlo todo. Tan sólo necesito saber dónde encontrar lo que me haga falta, cuando lo necesite”.

En el caso de la educación superior, con frecuencia algunos profesores solicitan más tiempo para desarrollar sus asignaturas, justificando que éste no alcanza. Pero es que ningún tiempo alcanza ante la cantidad de conocimiento que se produce permanentemente en la sociedad y la velocidad con que éste avanza. Se sabe que el conocimiento universal se ha duplicado una y otra vez durante el siglo XX y que seguirá creciendo en progresión geométrica durante el siglo XXI. Autores como Johnson y Johnson (1989, citado en Fernández, 2006) afirman que en los últimos diez años, se ha generado más conocimiento que en toda la historia de la humanidad. Se calcula que el conocimiento (de base disciplinaria, publicado y registrado internacionalmente) habría demorado 1750 años en duplicarse por primera vez contando desde el comienzo de la era cristina, para luego volver a doblar su volumen, sucesivamente, en ciento cincuenta años y ahora cada cinco años, estimándose que hacia el año dos mil se duplicará cada setenta y tres días (Bruner, 2001, citado en Orozco, 2001).

Otra expresión de la rigidez curricular en la educación superior se aprecia en los llamados “prerrequisitos” y “correquisitos” que “amarran” las “asignaturas”, argumentando supuestos nexos entre ellas en un mismo semestre y entre varios periodos académicos. Así las cosas, el estudiante queda maniatado al carecer de opciones para tomar cursos según sus necesidades e intereses.

En una muestra de veinte planes de estudio de educación superior y sus correspondientes programas de asignaturas, tomada de varias organizaciones de educación superior, se encontró que el 80% de los “prerrequisitos” y “correquisitos” obedecían a imaginarios, ideas previas, creencias y tradiciones, más que a argumentos curriculares, pedagógicos y/o didácticos de quienes diseñan y administran las asignaturas y los planes de estudio. En este sentido, las siguientes son algunas expresiones de profesores y directivos: “Así se evita que los estudiantes dejen materias regadas en el camino y se congestione el plan de estudio”. “El conocimiento siempre se da en forma secuencial”. “Si el estudiante no sabe lo anterior no puede aprender lo que sigue”. “Cómo puede alguien aprender a restar si antes saber sumar” (Posada, 2002).

Estas son algunas de las creencias y tradiciones que soportan la concepción lineal y cronológica del aprendizaje, de atrás hacia adelante. Pero, ¿hasta dónde el ser humano aprende así? Los nuevos descubrimientos de las neurociencias demuestran que el aprendizaje es mucho más dinámico, se adquiere en diferentes direcciones y momentos, en forma circular, de adelante hacia atrás, de arriba a abajo, y viceversa. Hoy el aprendizaje lineal es un obstáculo para quienes se han y se están formando mediante el uso del hipertexto, el Internet, la Web, etc., es decir, a través de la no secuencialidad preestablecida, saltando entre una y otra dirección con base en determinado interés cognitivo. A propósito, se comparan dos tipos de

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pensamiento, esbozados por De Bono (1991), el “pensamiento vertical o lógico”, equivalente al pensamiento lineal, y el “pensamiento lateral”, alternativo (tabla 6):

Tabla 6. Pensamiento vertical y pensamiento lateral

Pensamiento vertical ente ha Pensamiento lateral

Es selectivo. Es creador.Se mueve sólo si existe unadirección hacia donde moverse.

Se mueve para crear una dirección.

Es analítico. Es provocativo.Se basa en la secuencia de las ideas. Puede efectuar saltos.

Cada paso ha de ser correcto. Cada paso no necesariamente ha deser correcto.

Se usa la negación para bloquearbifurcaciones y desviaciones.

No se rechaza ningún camino.

Se excluye lo que no parecerelacionado con el tema.

Se explora incluso lo que aparececompletamente ajeno al tema.

Las categorías, clasificaciones yetiquetas son fijas.

Las categorías, clasificaciones yetiquetas no son fijas.

Sigue los caminos más evidentes. Sigue los caminos menos evidentes.

Es un proceso finito. Es un proceso probabilístico.

La flexibilización modifica total o parcialmente los límites de los componentes curriculares (plan de estudios, disciplinas, didácticas, prácticas, evaluación, etc.), mientras que la transversalidad es un tipo de flexibilización que atraviesa las fronteras de dichos componentes, permitiendo su integración disciplinar, sobre todo de las “asignaturas” cuando éstas se estructuran como sistemas cerrados, con contenidos aislados. Pueden asumirse como ejes transversales, entre otros temas, problemas o situaciones, el medio ambiente, la raza, la cultura, las creencias, los valores, la internacionalización, la paz, la democracia, la ciudadanía, la sexualidad. También pueden ser transversales los objetivos, las competencias, las habilidades, las destrezas, las actitudes, etc.

La innovación, asumida como la transformación cualitativa consciente y sistemática en pos de algo nuevo, puede permear los componentes curriculares, de tal manera que logre desarrollarse y consolidarse la capacidad de aprender constantemente, como la fortaleza más importante para prever, responder y explorar las transformaciones del contexto. Toda innovación implica, en una otra forma, flexibilización y transversalidad.

El pensamiento lateral, la flexibilización y la transversalidad son opciones para un aprendizaje creativo, repleto de posibilidades, ante las concepciones curriculares y las prácticas pedagógicas verticales, dogmáticas e inflexibles.

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3. Flexibilidad disciplinar

Senge (1996) concibe una disciplina como un cuerpo teórico y técnico que se debe estudiar y dominar para llevarlo a la práctica y adquirir ciertas aptitudes y competencias, lo cual supone un compromiso constante con el aprendizaje, pasar la vida dominando disciplinas. Agrega este autor que practicar una disciplina equivale a seguir un camino de aprendizaje y desarrollo que no tiene fin.

Según Torres (1996), una disciplina es una manera de organizar y delimitar un territorio de trabajo, de concentrar la investigación y las experiencias dentro de determinado ángulo de visión. De ahí que cada disciplina nos ofrezca una imagen particular de la realidad, de aquella parte que entra en el ángulo de su objetivo.

Torres (1996) sostiene que en el campo de las ciencias una de las características distintivas del siglo XX fue la frecuente reorganización del conocimiento en especializaciones y superespecializaciones, pero a la vez fueron apareciendo los espacios interdisciplinarios, en los cuales varias disciplinas compartían sus objetos de estudio. Dicho autor cree que estas transformaciones ocurren, fundamentalmente, como resultado de dos situaciones: a) una mayor delimitación y concreción dentro de los contenidos tradicionales de un campo disciplinar ya establecido, y b) como consecuencia de una integración o fusión entre parcelas de disciplinas diferentes pero que comparten un mismo objeto de estudio.

Dogan (s. f.) afirma que en la actividad investigativa, las fronteras reconocidas de las disciplinas tradicionales están cada vez más en entredicho, porque ellas ya no corresponden a la complejidad, las ramificaciones y la gran diversidad del esfuerzo que hoy despliegan los científicos. Considera este autor que en la investigación científica el aumento de las especialidades fisura las disciplinas académicas, cuyos perfiles están convirtiéndose en artificiales y arbitrarios. Entre disciplinas vecinas existen espacios vacíos o terrenos inexplorados en los que puede penetrar la interacción entre especialidades y campos de investigación, por hibridación de ramas científicas.

En el lenguaje académico se ha vuelto común el término “interdisciplinariedad”, como si fuese la única forma de integración de las disciplinas, pero es bien sabido que existen otros tipos de integración, entre los cuales se encuentran los construidos por Piaget (citado en Apostel, Bergerr, Briggs y Michaud, 1979), que parece la más viable para el ejercicio de la docencia y la investigación. Dicha tipología establece tres niveles de integración disciplinar con base en el movimiento de los límites de las disciplinas: multidisciplinariedad, interdisciplinariedad y transdisciplinariedad, cuyas características esenciales se presentan en la tabla 7 (Posada, 2004):

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Tabla 7. Integración disciplinar

Multidisciplinariedad Interdisciplinariedad TransdisciplinariedadEs el nivel inferior deintegración de varias dis-ciplinas en torno acompetencias, interrogan-tes, casos, situaciones ocircunstancias, sin quedicha interacción conllevea modificar o enriquecerlos límites de dichasdisciplinas. Suele ser laprimera fase de la cons-titución de equipos detrabajo interdisciplinario.

Es el segundo nivel deintegración disciplinar, enel cual la cooperaciónentre disciplinas conllevamovimiento de sus lími-tes, generando interaccio-nes reales, verdadera re-ciprocidad en los inter-cambios y, por consi-guiente, un enriqueci-miento mutuo. En conse-cuencia, llega a lograrseuna transformación de losconceptos, las metodolo-gías de investigación y deenseñanza.

Es el nivel superior deintegración disciplinar, endonde se llega a construirsistemas teóricos totales,sin fronteras sólidas entrelas disciplinas (macrodis-ciplinas).

En el gráfico 18, con base en la tipología piagetiana, se ilustra la integración de tres disciplinas (A, B y C) como un proceso ascendente de lo simple a lo complejo, cuyos límites se mueven desde el mero acercamiento (multidisciplinariedad), pasando por el debilitamiento, la borrosidad e intersección (interdisciplinariedad), hasta la superposición y combinación de las fronteras entre las disciplinas (transdisciplinariedad). En esta tipología no existen demarcaciones fijas, de tal forma que la dimensión menos compleja puede contener elementos de la más compleja y transformarse en ella (Posada, 2004).

Multidisciplinariedad

Interdisciplinariedad

Transdisciplinariedad

A CB

BA C

A

B

C

Gráfico 18. Niveles de integración disciplinar

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Un proceso de integración disciplinar requiere (Torres, 1996): 1. Definir un problema, interrogante, tópico o cuestión. 2. Determinar los conocimientos necesarios, incluyendo las disciplinas representativas que

deben consultarse, así como los modelos más relevantes, las tradiciones y bibliografías. 3. Desarrollar un marco integrador y lo que debe investigarse. 4. Especificar los estudios o investigaciones concretas que deben emprenderse. 5. Reunir todos los conocimientos actuales y buscar nueva información. 6. Resolver, en equipo, los conflictos entre las disciplinas implicadas, tratando de unificar el

lenguaje. 7. Construir y mantener la comunicación mediante espacios integradores (encuentros,

puestas en común, seminarios, etc.). 8. Cotejar todos los aportes y evaluar su adecuación, relevancia y adaptabilidad. 9. Integrar los datos obtenidos individualmente para lograr un modelo coherente y relevante.

Torres (1996) agrega que la integración disciplinar implica que los conceptos, marcos teóricos, los procedimientos y demás elementos del trabajo académico se organicen alrededor de categorías más globales y metodologías compartidas por varias disciplinas. Las actividades derivadas de este proceso contribuyen al afianzamiento de ciertos valores personales y grupales: flexibilidad mental y afectiva, confianza, paciencia, intuición, pensamiento divergente, sensibilidad hacia las demás personas, aceptación de riesgos, moverse en la diversidad, aceptar nuevos roles, entre otros.

En la formación superior predomina con mucha fuerza el trabajo académico basado en disciplinas, seleccionadas y organizadas en “materias” o “asignaturas” (“Biología”, “Historia”, “Matemática”, “Español”, “Música”, etc.), las cuales proporcionan identidad y demarcación territorial a la actividad docente. “Mi materia”, dicen los profesores, la “materia del profesor X”, expresan los estudiantes. Es una tradición histórica arraigada mental y emocionalmente entre la comunidad académica mundial.

El Comité Consultivo Europeo de Investigación (2004) analiza las barreras para establecer una investigación interdisciplinaria en Europa y recomienda unas alternativas para superar estos inconvenientes. Señala dicho informe que muchos de los grandes adelantos de la ciencia se producen en los límites o intersecciones de las disciplinas. La solución a muchos de los problemas complejos en áreas como la globalización, el medio ambiente, la salud, la defensa y la seguridad deben, por definición, resolverse mediante un enfoque multidisciplinario. La estrategia sugerida se basa en cuatro áreas claves: 1) Definición de las disciplinas, 2) Formación de investigadores, 3) Políticas y estructuras universitarias, 4) Financiación de la investigación para organizaciones y sistemas.

Barnett (2001) considera que la interdisciplinariedad ha estado más presente en el discurso que en las prácticas. Las disciplinas ya no son universalmente aceptadas como los hechos sociales fundamentales de la vida académica, pues las habilidades de todo tipo están reduciendo su espacio en los estudios de grado.

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En cuanto a la formación en competencias, ésta requiere integrar disciplinas, conocimientos, habilidades, destrezas, prácticas, valores y demás componentes formativos. En este sentido, la flexibilidad disciplinar es parte fundamental de la flexibilidad curricular, particularmente de los planes de estudio, hacia la formación de profesionales más universales, aptos para afrontar las complejidades y rápidas transformaciones del conocimiento, la ciencia y la sociedad.

4. Currículo para el aprendizaje de competencias

La actividad curricular abarca dos momentos: el diseño y la práctica. El diseño es una construcción mental que antecede a la realidad, tendiente a obtener algún logro, lo cual demanda estudio, investigación, creatividad, imaginación, duda y equivocación. Es pertinente, entonces, preguntarse: ¿Hasta dónde se acierta en el diseño? Sólo se sabe cuando se actúa en la realidad y se dialoga con ella, se retroalimenta y se corrigen las deficiencias.

Afirma De Bono (1995) que cuando se diseña se propone crear algo que va a satisfacer algún propósito, generar futuras alternativas que enriquezcan la percepción aunque no se crea en ellas hasta cuando hayan producido el efecto esperado. Pero en este proceso el diseñador tiene que parar, pues de lo contrario corre el riesgo de no llegar a producir.

Generalmente, tal como se diseña y aplica actualmente el currículo es poco probable obtener una formación integral en competencias, pues los medios para lograrla (planes de estudio, programas, pedagogías y didácticas) son poco coherentes con los fines que se pretenden. Aún prima con mucha influencia la formación en conocimientos aislados (asignaturas, materias), en didácticas centradas en el profesor que excluyen la participación activa de los estudiantes, amén de la repetición y memorización estéril, prácticas éstas bastante resistentes a los nuevos paradigmas curriculares y pedagógicos. Son esquemas muy fuertes alojados en el corazón y la mente de muchos profesores y directivos académicos. De allí que el diseño y la ejecución del currículo en la formación superior requiera otras opciones de pensar y actuar en la educación, la pedagogía y la didáctica.

Según Barnett (2001), el entramado curricular demanda, necesariamente, una epistemología y los profesores, sépanlo o no, son epistemólogos, pues deben tomar decisiones acerca del orden, la densidad y el nivel conceptual de los componentes curriculares. Sin embargo, a los estudiantes se les presenta el currículo, particularmente el conocimiento, como algo dado, estático e individual.

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¿Modelo curricular?

Según De Bono (1991) un modelo posee las siguientes características: 1. Es la disposición u ordenación de la información en la mente. 2. En términos fisiológicos, podría decirse que es la secuencia repetible de la actividad

neuronal. 3. En la práctica, es cualquier concepto, idea, pensamiento, imagen o una secuencia

coherente de todo lo anterior, que puede repetirse en su forma original cuando un estímulo determina su reaparición.

4. Es también un conjunto o secuencias de varios modelos que pueden constituir el enfoque de un problema, punto de vista, criterio.

5. No existe un límite concreto que diferencie las dimensiones de los modelos. Basta que constituyan una unidad en sí, es decir, que puedan repetirse, identificarse y utilizarse como conjuntos definidos.

Todo modelo tiene sus ventajas y limitaciones. Las siguientes son algunas ventajas (De

Bono, 1991): 1. La comunicación humana siempre se da en forma codificada. El lenguaje (oral, escrito,

corporal) se fundamenta en códigos, los cuales obedecen a modelos mentales estructurados a través de la historia.

2. La mente es un sistema elaborador de modelos, incorpora automáticamente la información a los modelos previamente establecidos o crea unos nuevos. Según Piaget, Desde su nacimiento el niño empieza a construir modelos, esquemas o estructuras mentales, interactuando con el contexto a través del aprendizaje.

3. La mente tiene capacidad receptora limitada. Una de las características de la percepción es la selectividad, pues sólo captamos algunos aspectos de lo que percibimos, aquellos que más nos interesan, motivan y se relacionan con nosotros. En este sentido, el modelo es clave para seleccionar, ordenar, sistematizar y comprender la información recibida.

Las siguientes son algunas limitaciones del modelo (De Bono, 1991) que pueden ayudar a

comprender el por qué de la inflexibilidad curricular: 1. Tiende a ser cada vez más rígido. Por ejemplo, en el modelo curricular llamado

“asignaturista” (repleto de asignaturas sueltas) las “materias” o “asignaturas” son islas cuyas relaciones entre sí se establecen artificialmente mediante los denominados “prerrequisitos” y “correquisitos” (amarres por todos los lados), los cuales son protegidos celosamente por los guardianes de los planes de estudio (directivos académicos). En estas circunstancias la flexibilidad curricular es casi nula al reducirse a las llamadas “materias electivas”, que en algunos casos también son enlazadas en forma secuencial (electiva I, II, II). En estas circunstancias, el estudiante sólo dispone de las posibilidades que le impone la organización educativa.

2. Una vez establecido es bastante difícil modificarlo, pues tiende a ser excluyente, concentrador, absorbente y polarizante. En el modelo curricular “asignaturista” se llega a extremos de conformar grupos de poder entre los profesores y directivos “dueños” de las

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asignaturas, que se convierten en contrincantes, con serias dificultades para interactuar en la actividad docente y el trabajo interdisciplinario.

3. Se divide en submodelos. Las divisiones tienen ciertos niveles de arbitrariedad, obedecen a la necesidad de fraccionar el todo en sus partes para comprender su complejidad. El currículo, particularmente el plan de estudios, se estructura en áreas, asignaturas, núcleos, problemas, ejes o núcleos temáticos (según el tipo de currículo), didácticas, estrategias evaluativas, prácticas, todo lo cual se asume, en buena medida, de manera aislada con poca o ninguna interacción.

4. En su avance hacia la división, el modelo se fragmenta en unidades separadas cada vez más, las cuales tienden a perpetuarse con el correr del tiempo. Es lo que sucede cuando el plan de estudios se divide en asignaturas aisladas y éstas en unidades y temas sueltos.

5. Los cambios operados en el modelo pueden ser graduales o bruscos. Para Kuhn (1986), por ejemplo, un modelo científico o paradigma sólo cede el paso a otro nuevo a través de revoluciones científicas, similares a las revoluciones políticas, en donde el nuevo paradigma termina desplazando completamente al viejo. Desde una perspectiva distinta, Bunge (1985) sostiene que el conocimiento científico avanza gradualmente, no tanto por revoluciones radicales, tal como lo concibe Kuhn. En cuanto a los cambios curriculares éstos son más graduales que bruscos, pues obedecen a las dinámicas sociales, culturales y educativas, caracterizadas en buena medida por el conservadurismo y la tradición.

Perkins (citado en Stone, 1999) se pregunta: “¿Tiene sentido decir que comprender algo es

tener un modelo mental de ello? No, porque podemos tener un modelo mental de algo sin entenderlo, según lo considera el criterio del desempeño flexible” (p.79). Es decir, el modelo mental debe asumirse como una “comprensión en acto” (p. 80) que no implica necesariamente ningún modelo mental explícito.

Así las cosas, la propuesta curricular expuesta en este texto se fundamenta en el “pensamiento lateral” planteado por De Bono (1991), como una alternativa al “pensamiento lógico”, sin que exista antagonismo entre ellos, pues son diferentes pero se apoyan mutuamente, son maneras de usar la mente. Según este autor, la diferencia fundamental entre uno y otro radica en que el pensamiento lógico se estructura y desarrolla con base en modelos, mientras que el pensamiento lateral reestructura esos modelos y genera otros nuevos.

Desde esta perspectiva, se asume el currículo como una dimensión amplia y flexible de la educación escolarizada, cuyo propósito global es contribuir a lograr una formación integral, expresada en el máximo desarrollo del potencial humano, para lo cual se requiere seleccionar, organizar y distribuir los componentes educativos más pertinentes y relevantes, tales como competencias, conocimientos, saberes, procesos, estrategias didácticas, actividades y logros académicos.

En la formación superior, el currículo debe, además, proyectar una visión de futuro que abarque los escenarios socioculturales, científicos y tecnológicos, en los ámbitos local, regional, nacional e internacional, así como la formación específica propia de cada campo de acción profesional.

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En el diseño curricular por competencias (gráfico 19), el perfil de formación es el centro de

la estructura curricular, alrededor del cual se integran los demás elementos constitutivos: tipo de currículo, créditos, logros, pedagogía y didáctica, saberes y evaluación.

Gráfico 19. Estructura curricular fundamentada en competencias

Pedagogía y didácticas

Logros

Créditos

Tipo de currículo

Saberes

Evaluación

Perfil de formación

Desde esta perspectiva, el macrodiseño curricular por competencias sigue el siguiente procedimiento (gráfico 20):

1. Identificar y seleccionar las macrocompetencias queconforman el perfil de formación profesional.

3. Establecer los logros generales esperados (desempeño)4. Organizar el Plan de estudios por áreas, ejes temáticos,

núcleos problémicos, componentes, cursos, asignaturas,competencias, etc., según el tipo de currículo.

Logros esperados

Logros obtenidos

2. Seleccionar los conocimientos y saberes generales(contenidos de aprendizaje) requeridos.

6. Determinar las estrategias didácticas (cómo enseñar yaprender) y las estrategias evaluativas (qué evidenciassobre el desempeño del estudiante y cómo detectarlas).

5. Establecer los diversos cursos, los cuales incluyen:contenidos, tiempos, enfoques pedagógicos, estrategiasevaluativas, tutorías, etc.

Gráfico 20. Macrodiseño curricular fundamentado en competencias

7. Asignar los respectivos créditos académicos a las áreas,los cursos, los período académicos y toda la carrera.

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En el macrodiseño curricular por competencias (gráfico 20) se avanza y retrocede entre los

logros esperados y los logros obtenidos, en diálogo entre uno y otro momento del diseño. Por ejemplo, es muy probable que una vez seleccionados los conocimientos y saberes generales (punto 2) haya que revisar las competencias del perfil de formación (punto 1). Así mismo, al asignar los créditos académicos de determinado curso (punto 7) podemos percatarnos de su excesivo número en relación con otros cursos. El trabajo en equipo es de sumo valor en este tipo de diseño, pues permite recoger las diferentes posturas sobre cada punto y llegar a mejores y más rápidos acuerdos.

El proceso de diseño curricular, particularmente el momento de seleccionar las competencias y los conocimientos que ha de adquirir el estudiante durante cada momento de aprendizaje, es una actividad espinosa, exigente y de inmensa responsabilidad para los profesores, pues les corresponde tomar las respectivas decisiones, sin perder de vista la conciliación con las normas y los estándares nacionales e institucionales, las particularidades de los estudiantes y del contexto en el cual se aprende. Preguntas cómo las siguientes son clave: ¿Qué competencias y conocimientos se prefieren? ¿Qué intereses predominan? ¿Cómo se sabe hasta dónde los estudiantes están preparados? Definitivamente, es en los espacios y actos concretos de aprendizaje en donde se resuelven estos interrogantes, pues es allí en donde se aprende a tomar las decisiones más pertinentes, convenientes y sensatas. Estructura de la competencia

En el diseño curricular por competencias se asume la estructura lingüística “Acción+Objeto+Condición”, que permite caracterizar la “acción” (verbo), delimitar sobre qué “objeto” ésta recae y en qué “condición” se ejecuta (Catalano, Avolio y Sladogna, 2004). En este texto dicha estructura se ha redefinido como una interacción entre los elementos de la competencia: “Acción ↔ Objeto ↔ Condición”: 1. La acción observable: es el comportamiento humano mediante el cual se expresan

externamente los procesos mentales, conscientes e inconscientes, en forma de habilidades, destrezas y hábitos.

2. El objeto: es todo conocimiento, saber, procedimiento, técnica e instrumento sobre el cual recae la acción humana.

3. Contexto: es el conjunto de situaciones, condiciones y circunstancias en las que se ejecuta la acción humana sobre el objeto.

Estos tres elementos de la competencia se exteriorizan en el desempeño, entendido éste

como un sistema complejo de competencias indispensables y pertinentes para el ejercicio de determinada profesión, ocupación u oficio, que una persona debe poner en práctica en los correspondientes contextos laborales. En el gráfico 21 se muestran unos ejemplos de desempeños en lectura, escritura y uso del computador (competencias básicas), experimento de laboratorio y aplicación de soldadura (competencias específicas). En cada uno de estos desempeños se integran sincrónicamente múltiples habilidades, destrezas, hábitos,

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conocimientos, usos de instrumentos y procedimientos, todo lo cual se realiza en contextos concretos.

Acción Objeto Contexto

Conocimientos Habilidades

Técni-Instrum.

Procedimient. Hábitos

Situaciones

Condiciones Destrezas

Circunstancias

Competencias básicas Competencias específicas

Gráfico 21. Estructura de la competencia

Desempeño: Sistemas complejos de competencias

Identificación de competencias

El diseño curricular por competencias conlleva el proceso de identificación de competencias”, el cual requiere (Irigoin y Vargas, 2000): 1. Realización de estudios o análisis ocupacionales a cargo de equipos de trabajo constituidos

por profesionales y académicos de las correspondientes disciplinas académicas, metodólogos especialistas en competencias y empleadores.

2. Identificación de los desempeños laborales y profesionales.

La información obtenida mediante la identificación de competencias permite concretar las macrocompetencias o competencias genéricas y las competencias específicas del perfil de formación de cada profesión u oficio. En la tabla 8 se presentan unos ejemplos de identificación de competencias relacionados con los desempeños del gráfico 21:

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Acción Objeto Condición

sobre desarrollo humano en el contexto universal

Comprender y aplicar

los diferentes tipos

conceptos y significados

de software sobre investigación cualitativa

para encontrarle sentido a un texto

Identificar y relacionar

las partes de la célula

en diversos seres vivos en distintos habitad

Relacionar y confrontar

Identificar e Interpretar

las principales teorías

Tabla 9. Identificación de competencias

Identificar y analizar

los diversos riesgos

en el uso de aparatos para soldar

Cada una de las anteriores competencias posee su correspondiente acción, objeto y condición. Es recomendable no recargar las competencias con demasiadas acciones y objetos, pero si especificar suficientemente las condiciones, situaciones o circunstancias, dado que ellas permiten una evaluación del aprendizaje más precisa y pertinente teniendo en cuenta los respectivos indicadores de logros. Árbol de competencias

El diseño curricular fundamentado en competencias usa diagramas, tales como el árbol de competencias, el cual requiere establecer: 1. Las competencias genéricas o macrocompetencias del perfil de formación. 2. Las competencias específicas de las áreas, los núcleos, ejes, problemas, etc., según el tipo

de currículo que se asuma. 3. Las competencias de los cursos, unidades, núcleos, ejes, etc. 4. Los logros esperados (desempeño) e indicadores de logros (criterios, parámetros, señales,

que indiquen hasta dónde se han obtenido los logros esperados).

Los gráficos 22 y 23 ilustran, respectivamente, la estructura de un árbol y la de un círculo de competencias. La estructura del gráfico 23 es vertical, lineal, mientras que la del gráfico 23 es más sistémica, posee mayor interacción alrededor de un centro y su periferia. Una vez establecido el árbol o el círculo de competencias se definen los respectivos contenidos de aprendizaje según el tipo de currículo escogido.

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Gráfico 22. Árbol de competencias

Perfil de formación

Área C

Materia 3

Unidad X Unidad Y

Logro 1

Indicador de logro 1

Área A

Materia 1

Unidad Z

Materia 2 Materia 4 Materia 5

Área B Área D

Logro 2 Logro 3

Indicador de logro 2

Seguidamente se presenta un árbol de competencias de un Programa de Ingeniería Química (gráfico 24)3

Árbol de competencias - Programa de Ingeniería Química

Perfil de formación

Ingeniería aplicada

Termodinámica

Conceptos y generalidades

Seguridad industrial

Seguridad de las operaciones

Definir higiene y seguridad industrial

Analizar la historia de la seguridad

industrial

Ensayo sobre sus objetivos, elementos y

aplicabilidad

Diagrama de las variables de entrada y salida de un

subsistema de seguridad

Ciencias básicas

Ciencias básicas de ingeniería

Humanístico-administrativa

EstadísticaMetodología investigación

Informática Fundamentos de bioquímica

Programa de higiene y seguridad

Análisis económico seguridad e higiene

Identificar los riesgos para

generar seguridad laboral

Aplicar programa de las 5 “s”

Seguridad industrial

Higiene industrial

1er N

2o N

3er N

4o N

5o N

6o N

:

3 Diseño elaborado por los ingenieros químicos Juan Carlos Jiménez y Sandra Ferreira Pérez, de la Universidad del

Atlántico, Barranquilla, Colombia, 2005.

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Este macrodiseño, contiene los siguientes niveles de competencias: 1er Nivel: Competencias del perfil de formación del ingeniero químico. 2o Nivel: Competencias de cada área (Ciencias básicas, Ciencias Básicas de Ingeniería, Ingeniería

Aplicada, Humanístico-Administrativa). El área de Ciencias Básicas de Ingeniería comprende los cursos de Metodología de la Investigación, Informática, Seguridad Industrial, Termodinámica, Estadística, Fundamentos de Bioquímica.

3er Nivel: Competencias de los cursos pertenecientes a cada área (Por ejemplo, las competencias de los cursos del área de Seguridad Industrial).

4o Nivel: Competencias de las unidades de cada curso. El curso Seguridad Industrial abarca las siguientes unidades: Conceptos y Generalidades, Seguridad Industrial, Seguridad de las Operaciones, Higiene Industrial, Programa de Higiene y Seguridad, Análisis Económico de Seguridad e Higiene.

5o Nivel: Logros de cada unidad. Los logros de la unidad denominada Conceptos y Generalidades: 1) Definir higiene y seguridad industrial, 2) Analizar la historia de la seguridad industrial, 3) Identificar los riesgos para generar seguridad industrial.

6o Nivel: Indicadores de logros de cada unidad: 1) Diagrama de las variables de entrada y salida de un subsistema de seguridad, 2) Ensayo sobre sus objetivos, elementos y aplicabilidad.

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Actividades 1. Reflexionar acerca de los siguientes interrogantes: ¿Las competencias son una nueva

moda? ¿Una necesidad de la educación y la sociedad? ¿Hasta dónde es flexible el currículo en la organización educativa en donde se labora y cuáles son las políticas de flexibilidad curricular y cómo se concretan?

2. Identificar los elementos (acción, objeto y contexto) de las siguientes competencias y complementarlas si falta alguno de ellos: 1. Elaborar historias clínicas de las patologías mas frecuentes de tratamiento médico-

quirúrgico. 2. Aplicar los principios básicos de las ciencias naturales y matemáticas, para

implementarlos en problemas de la Ingeniería Química. 3. Utilizar tecnologías. 4. Manejar los sistemas de comunicación en forma idónea. 5. Escribir un ensayo literario. 6. Trabajar en equipo para fomentar la expresión oral y escrita, la escucha y el respeto a las

ideas de los otros. 7. Asesorar y/o liderar procesos efectivos de toma de decisiones económicas racionales,

públicas y privadas, en condiciones de riesgo e incertidumbre. 8. Proponer soluciones alternativas con base científico-técnica a problemas

socioeconómicos concretos. 3. Analizar los siguientes perfiles de formación, teniendo en cuenta si están redactados en

términos de competencias. En caso contrario, reconstruyámoslos:

Ingeniero químico

Administrar con eficiencia los procesos físicos y/o químicos en los que participe, con métodos evaluativos que conduzcan a transformaciones innovadoras con proyección futura. Concebir, diseñar, instalar y poner en marcha procesos industriales, y ser consciente de su responsabilidad con la preservación y el mejoramiento del medio ambiente. Asesorar al sector industrial en general, mediante la aplicación tecnológica y científica, acorde con las tendencias del desarrollo mundial, con el fin de mejorar la calidad de vida de la población y la productividad. Fomentar la creación, administración y/o gerencia de nuevas empresas, que promuevan el desarrollo de la investigación, conducente al mejoramiento de la calidad de vida y del sector industrial con proyección internacional. Dominar una segunda lengua, para asimilar, coordinar, transferir y comunicar las nuevas tendencias desarrolladas en los procesos de producción. Actuar con criterios socioéticos, logísticos y de calidad, en las transformaciones y los procesos de desarrollo sostenible en compromiso con el medio ambiente. Resolver problemas del entorno, mediante el trabajo en equipo, para actuar en un contexto profesional, personal y social.

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Abogado

La formación del abogado en el Programa de Derecho de la Universidad X se basa en una sólida estructura jurídica, producto del desarrollo del plan de estudios disciplinar, que comprende las áreas y componentes fundamentales del saber y prácticas que identifican al egresado: el área jurídica que incluye los componentes de que trata el Decreto 2566 de 2003, y sus reglamentos, los cuales, se encuentran explícitos en el plan de estudios; el componente humanístico, parte importante de la formación integral con asignaturas tales como Filosofía del Derecho, Sociología Jurídica o aplicada, Historia del Derecho, Ciencias Políticas, Teoría económica y Economía Latinoamericana, Ética Profesional, que le dan el perfil de hombre probo y de servicio a la sociedad.

Administrador de empresas

Comprender la dinámica organizacional y su entorno. Tomar decisiones acertadas mediante el conocimiento de los procesos de planeación, organización y control. Comprender la complejidad de la realidad mundial y su incidencia en la estructura organizacional. Innovar y liderar con espíritu empresarial la gestión de negocios de diversa naturaleza.

Licenciado en Pedagogía infantil

Preparar educadores infantiles con una sólida cultura general comprometidos con el desarrollo del potencial, humano los principios sobre los que se fundamenta su profesión y con la transformación social para, por y con los niños.

Médico

Los profesionales de la Medicina de la Universidad X tendrán una conciencia social y utilizarán sus conocimientos de una manera profesional y ética, respondiendo a las necesidades de salud del individuo en particular y de la sociedad en general. Buscarán métodos equitativos y eficientes para lograr la salud del individuo y la sociedad, con un alto énfasis en la prevención y la promoción de la salud. Conocerán y aplicaran los valores éticos y morales de la profesión. Incluirán las humanidades en todas las actividades académicas, de forma que tendrán un conocimiento generalizado y global de la sociedad para la cual trabajarán.

Bacteriólogo

Formación de profesionales altamente calificados, que puedan desempeñarse en el ámbito nacional e internacional, con sensibilidad y responsabilidad social que les permitan afrontar los retos y participar en la solución de problemas de salud, a través de sus sólidos conocimientos en bioquímica y microbiología clínica, aplicados tanto al análisis clínico, como a la investigación y al desarrollo de nuevas tecnologías relacionadas con su campo de acción.

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4. Diseñar: a) Un perfil de formación en determinada profesión; b) Un área disciplinaria o interdisciplinaria; c) Una materia; d) una unidad de dicha materia. En ellos deben integrarse los seis tipos de competencias esbozadas en este texto: emocionales, intuitivas, intelectuales, comunicativas, investigativas y laborales. Recordar que en el ámbito académico las competencias emocionales, intuitivas y laborales pueden desarrollarse mediante actividades didácticas participativas y escenarios vivenciales de aprendizaje.

REFRENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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