Roberto en lo profundoSueño Profundo

Por Galindo l.m

Quiero aclarar que todas las personas aquí descritas así como todas las situaciones no son reales, son solo ficción y por tal motivo espero que nadie se pueda sentir ofendido por lo que está escrito en este libro.

Y dar un énfasis especial en que de alguna manera quisiera que esta historia sirva para que aquellos padres que son muy duros y crueles con sus hijos ya no lo sean, y que espero que lleguen a ser más amorosos y comprensivos con ellos.

Espero que esta historia pueda llegar a ser entendible para todos, y queDe alguna manera esta les pueda servir de consejo y advertencia.Y muy en especial deseo de todo corazón que ninguna persona hayaTenido una vida como la que está en este libro.

Sueña tu vida antes de que esta llegue Mira de frente lo que los demás no ven

Ve frente a ti esa hermosa luz brillante Y cuando te alejes hazlo siempre de frente Abre tus ojos antes de dormirte

Y espero el siguiente día poder despertarte Cuando te acuestes piensa en volver a soñar No te asustes por lo que frente a ti está pasando

Ni aunque las personas de ti se estén alejando Solo recuerda una sola; nunca dejes de soñar.

PROLOGO

A todos se nos ha hecho creer que, los niños tenemos derecho a una infancia feliz; pero esto no es verdad, ya que aunque se dice que todos hemos tenido una buena vida desde niños, no es así para todos.

Ya que no fue el caso para Roberto, quien desde que naciera jamás pudo sentir lo que era el cariño de sus padres, ni siquiera el de un amigo.Así fue que él tuvo que vivir la mayor parte de lo que fuera su niñez solo; esto debido a que sus padres siempre se la pasaban peleando.Es así que se vio obligado a tener que vivir casi toda la vida solo, entre discusiones por parte de sus propios padres.

A él siempre le tocaba ver como sus padres constantemente alegaban y de cómo es que su madre era golpeada luego por el que fuera su padre.Había ocasiones en las que incluso él era golpeado por su padre, cuando este regresaba del trabajo, solo porque a este le molestaba la presencia de Roberto, ya que sentía que este no debería de haber nacido.

Metido siempre en constantes problemas, por razones casi siempre ajenas a él, y continuamente regañado por su padre, y ni siquiera las personas que no lo conocían le daban la oportunidad de decir algo.Pero cuando este creció y alcanzo la mayoría de edad ya no era el mismo. Él había cambiado tanto que hasta era difícil reconocerlo.Era como si aquel pobre chico que alguna vez fue se hubiera desaparecido, como si este hubiera sido solo un sueño.

Es así como él ya había dejado de soñar como la mayoría aun lo hacíamos, mientras que todos seguíamos deseando algunas cosas, él vivía la vida quizás deseando morir.

La mujer del parque

Esto paso en un día común y corriente, un día como cualquier; una mujer iba caminando en un lugar cercano a un pequeño parque, en este lugar vio a muchas personas que convivían todas en paz y tranquilidad.

Vio a unas personas que estaban haciendo ejercicio y practicando deportes, a unas mascotas que paseaban junto a sus dueños, niños que jugaban entre ellos y también unas mujeres que platicaban amenamente, pero todo esto a ella le resultaba muy raro, ya que sentía que ella no encajaba en ese mundo.

Camino entre todas estas personas sin siquiera saludar, y tampoco le hablo a nadie, camino y camino hasta llegar en donde se encontraba una banca de madera, la cual ahora se encontraba desocupada, entonces se sentó, quizás cansada por tanto caminar.

Mientras se encontraba ahí sentada miro otra vez por un pequeño instante a aquellas personas, y de pronto de sus ojos comenzaron a brotar unas lágrimas, esto mientras se tocaba el abdomen con las manos, sintió entonces un pequeño movimiento en su vientre.

Ella estaba esperando a su primer hijo, este que mientras que para la mayoría de las mujeres era tan esperado, al que recibían con tanto amor, pero que para ella solo representaba aquello que quería olvidar.

Aquella pobre mujer, esa que no le hablo a nadie, parecía tan triste y lastimada por dentro y por fuera, y cerró los ojos por un momento quizás queriendo olvidar lo amargo de su vida, y por un instante se quedó dormida.

Junto a ella se sentó una persona, o por lo menos eso sintió; aunque en realidad nunca lo pudo ver, ella trataba de despertar con todas sus fuerzas pensando que aquella persona que se encontraba junto a ella podría ser peligrosa, pero no podía.

Solo hasta que escucho el sonido de su teléfono,-¡Bi,bi! el cual la agarro por sorpresa, es que ella pudo despertar, fue entonces cuando volteo a un lado para ver quién era aquella persona que estaba sentada junto a ella, pero ya no había nadie ahí.

Miro su teléfono y fue entonces que se percató de la hora que era, así que corrió apresurada, ya que se le había hecho tarde...

Un tiempo después de todo aquello una mujer es llevada de urgencia a un hospital, esta es atendida por unos doctores que se encontraban ahí presentes, así como unas enfermeras quienes la revisan para ver como esta, ella va a dar a luz a su primer hijo.

Cuando los doctores le preguntan por su esposo o alguna pareja que se pueda hacer responsable por ella, esta no dice nada, piensa que su pareja no va a llegar y no tiene más familia.

Visiblemente lastimada, con golpes y moretones que se pueden ver en todo su cuerpo a simple vista; pero aun así cuando le preguntan por aquello, ella se queda callada, no quiere hablar con ninguna persona.

Sin nadie que responda por ella o alguien que se preocupe por aquel bebe que va a nacer, entonces aquella pobre mujer es llevada al quirófano en donde tras muchas horas de arduo trabajo por parte de los doctores nace un bebe.

Y entonces en aquel hospital se escucha el sonido de un bebe, —¡¡Buaaaaa!! Un bebe que acaba de nacer, una vida que acaba de llegar a este mundo, quien llego prácticamente solo y sin nadie que pudiera consolar su llanto.

Una familia

Roberto nació de un parto prematuro, cuando su madre aun no llegaba a los nueve meses de embarazo, esto debido a los golpes que su pareja le había dado antes.Es así como al nacer él no fue cargado por su padre ni por su madre, ya que al parecer ella se encontraba muy débil al dar a luz, aunque quizás era que a nadie le importaba este realmente.

Solamente los doctores que habían atendido a su madre en el parto, y las enfermeras ahí presentes lo sostuvieron en sus brazos.Fueron estos brazos los que le dieron a este pequeño cariño, el cariño que nunca sintió en su infancia.

Un tiempo después de aquello, cuando el apenas había alcanzado apenas la edad de siete u ocho años quizás, es que comenzó a ver las cosas mejor y a darse cuenta de lo que en realidad pasaba, también fue en esos momentos en los que a él se le hacía más difícil olvidar todas estas cosas.

Sus padres se habían casado muy jóvenes, tal vez era debido al nacimiento de Roberto, o quizás por guardar las apariencias, no lo sé.Solo sé que así pasaron las cosas en ese lugar.

Ellos vivían en alguna parte del Estado de México, un pueblo que parecía estar un poco alejado de la gran ciudad, esos que la gente acostumbraba visitar solamente por cuestiones de negocios.

En este pueblo solían vivir muy pocas personas, ya que al parecer a la mayoría les gustaba la soledad; hay vivían muy pocas personas, apenas unas cuantas familias.La mayoría de ellas tenían ganado, y las tierras en su mayoría eran desérticas o montosas, con escasamente unos pequeños arbustos.

Era hay en este lugar en donde a las personas poco les importaba la vida de los demás, y mucho menos lo que pasara fuera de sus casas.

Apenas y había un pequeño lugar que funcionaba como escuela, pero era un lugar demasiado pequeño, tan solo contaba con cuatro paredes, las cuales estaban hechas de madera, el techo era de lámina, el piso era de tierra y no contaba con ventanas.

Era en la época de frio cuando este se podía sentir hasta los huesos, pero no solo era esto, ya que en la época de calor este era tan intenso que solían desmallarse muy seguido.El pueblo se llamaba....San Antonio.

Los padres de Roberto se llamaban: Alberto Gonzales y Virginia paz.Su padre Alberto era como aquellas personas que uno suele encontrarse en esos pueblos antiguos.Era de piel morena, aunque más bien parecía negro.Tenía el cuerpo cubierto de vello, sus brazos y piernas eran muy fuertes, debido a que siempre trabajo en el campo.Sus manos parecían un poco más grandes que las de la mayoría.Con unos ojos de color marrón y las cejas muy pobladas, de nariz chata y labios carnosos, quizás un poco pasado de peso y también un poco cachetón.Con un gran bigote abultado, como los héroes de la revolución Mexicana, y tenía una barba que casi siempre le cubría la cara.Solía tener una mirada muy pesada, de esas que dan miedo, era muy gruñón y malhumorado, con voz muy gruesa y media entre un metro con sesenta y cinco y un metro con setenta centímetros de estatura.

Su madre se llamaba Virginia Paz, ella era de piel muy blanca, casi como la nieve.Su cabello era de color castaño y tenía el cuerpo muy delgado, casi como si fuera una modelo.Sus manos eran también muy delgadas y delicadas con si fueran unas flores del campo.Con unos ojos de color verde como si fueran unas esmeraldas, sus cejas y pestañas eran tan delgadas y tan finas que costaba creerlo.Tenía unos labios muy finos y delicados, que parecían ideales para aquella boca tan pequeña.Debido a su esbelto cuerpo y lo bien proporcionado que estaba, era que siempre creían que ella era una modelo, de esas que se ven en las revistas, era por esto que su esposo siempre la celaba tanto.Apenas y alcanzaba a medir un metro con sesenta centímetros.Su cabello era un poco largo, quizás era por este que ella siempre tenía una coleta de muy larga, esta le solía llegar hasta la cintura. Aunque en algunas ocasiones llego a tenerlo suelto.

Cuando Roberto era muy pequeño, en su infancia, este tenía un cuerpo un poco robusto, pero no era obeso.Era como si él fuera la combinación de sus padres...Tenía el cabello de color negro, parecido al de su padre, pero con la piel de color blanco como la de su madre.Sus ojos eran de color marrón, y las cejas las tenía como las que tenía su

madre, solo que tenía la nariz un poco chata.Y con unos labios delgados muy parecidos a los de su madre....

Ellos vivían en la casa que les había heredado su abuelo, esta se las había dejado para que todos ellos vivieran ahí sin preocupaciones.Si bien la casa no era muy grande, tampoco era muy pequeña, esta estaba construida como las casas antiguas, de esas que ya no se ven muy a menudo.

El abuelo de Roberto también le había dejado unas tierras a su hijo, o sea su padre. Era en aquellas tierras que Alberto tenía el ganado, este que también le dejo su padre.Era gracias a este que él se mantenía, ya que podía venderlo en la gran ciudad.

Y mientras el tiempo pasaba en este lugar, así lo hacía también para Roberto, que poco a poco crecía más.

En algunas ocasiones en las que él se encontraba en la casa, de pronto sus padres comenzaban a discutir, pero estas solían acabar muy mal.Y esto era lo que a él le costaba más olvidar, ya que siempre tenía que ver cómo es que su madre era golpeada por su padre.

Fue a partir de aquellos momentos en los que el ya no podía estar tranquilo en casa, pues quien podría estarlo después de presenciar semejante acto tan aberrante por parte del que fuera su padre.

Y es así como transcurrían los días en aquel lugar.......

Las últimas lágrimas

Esto paso un día cuando Roberto salió a jugar a un lugar que quedaba cerca de su casa, este había sido improvisado para funcionar como un pequeño parque, pero tenía muy pocos juegos y era demasiado pequeño.

Ese día en que el salió de su casa, y cuando se iba acercando al lugar, logro ver a unos niños que se encontraban jugando ahí.Y pensó que podría jugar con ellos, pero no era así....

Aquellos niños jamás le permitirían que el pudiera jugar con ellos, ya que a los padres de estos no les agradaban ni el, ni mucho menos sus padres.Y les parecía una molestia que ellos hubieran llegado a vivir a este lugar.

Así que cuando Roberto quiso jugar con estos solo recibió insultos y rechazos, también humillaciones por parte de los niños del lugar.Él siempre fue muy tímido, siempre le costó mucho relacionarse con los demás.Pero aun a pesar de lo solitario que era, él quería amigos.

― ¿Me dejan ―les pregunto él a estos ―jugar con ustedes?Pero el mayor de los niños que hay estaban lo encaro... ― ¡Vete! ―dijo el ―, a nadie le caes bien, no te queremos.

Pero Roberto seguía insistiéndoles a estos... ― ¿Por qué no me dejan jugar con ustedes? ―volvió a preguntar animosamente. ―¡¡Lagarteé!! Idiota.

Fue entonces que los tres niños rodearon a Roberto, y lo comenzaron a empujar... ― ¡No nos agradas ―decían ellos ―, ni tu ni tus padres!...

El pobre de Roberto cayó al suelo, debido a los empujones que le propinaban aquellos niños, y cuando cayó tan solo pudo poner sus manos para evitar pegarse en la cara; pero ahora su ropa se había ensuciado.Esto mientras que aquellos chicos se burlaban y se reían de él,....

― ¡Ja, ja, ja, jaaa!...... ―Gritaban burlonamente. ―Te lo mereces por tonto, ¡ja, ja!

Y fue en ese momento que él se levantó y salió corriendo hacia su casa llorando por lo que le habían hecho.

Para cuando por fin pudo llegar a su casa quiso contarles a sus padres lo que le había pasado, pensó que ellos lo consolarían y lo harían sentir mejor.Pero estaba equivocado otra vez... ― ¡Papa, papa! ―dijo Roberto cuando lo vio ―unos niños muy malos me pegaron allá en el parque....

Pero entonces su padre, que era muy malhumorado se dio la vuelta al ver a este. ― ¿Quien ―dijo su padre a Roberto en tono muy molesto ―te dio permiso de salir eh?Esto mientras lo sujetaba del brazo con fuerza...

A Roberto esto le dio mucho miedo, ya que las cosas no pasaron como él había pensado.

― ¡Pero papa! ―dijo Roberto ―yo solo quería jugar y.

Al escuchar esto su padre se molestó aún más, y fue entonces que empezó golpearlo, al principio solo con las manos, pero luego de esto comenzó a usar su cinturón.Esto mientras que su madre solo miraba......

Roberto pudo ver desde esos momentos como es que su madre solo se quedaba ahí sin hacer nada para ayudarlo.

Luego de esto a él le costaba mucho el mirar a su madre a los ojos, sentía frustración por no poder hacer nada por su cuenta.

Pero en la escuela en la que asistía o en aquel lugar en donde les daban clases a los niños, no era muy diferente....

También ahí solía tener muchos problemas con los otros niños que estudiaban ahí.En muchas ocasiones ellos se burlaban de él, pero en otras era obligado a hacerles la tarea.

Hasta el profesor que daba las clases se aprovechaba de él.....

Así que él era obligado a hacer lo que los demás no querían, todas aquellas cosas como limpiar el salón.

El tan solo podría agachar la cabeza y esperar lo que vendría después en su casa...

Fue en una ocasión en la que el volvía de la escuela y regresaba a su casa, que pasaron aquellas cosas tan atroces.Él iba con la ropa muy sucia, debido a los problemas que había tenido con sus otros compañeros, y esto era ajeno a él.

Tan solo después de haber entrado a su casa, o más bien cuando solo había pisado la entrada de esta, es que se encontró a su padre....

Ahí estaba parado su padre frente a él.Lo miro un poco, y le vio cómo iba de sucio, y con la ropa rasgada.

Su madre estaba atrás de él, pero sin decir nada, esto mientras que su padre lo miraba.

Roberto pensó en decirles cómo es que habían pasado las cosas, y de el por qué es que el venia tan sucio.Pero entonces aquello paso...

Su padre lo jalo con fuerza hacia adentro de la casa y lo tiro en la entrada.Lejos de comprenderlo y quizás animarlo, como él había pensado, su padre lo empezó a golpear.Primero le dio una cachetada....

Después se quitó el cinturón y comenzó a darle de golpes con este despiadadamente... ― ¡NOOO! ―Gritaba Roberto llorando por los golpes que le estaba dando su padre ―ya no me pegues papa. ― ¡Por favor te lo suplico, ya no, ya nooo!

Pero esto a su padre no parecía importarle.

―¡¡Mama, mamaaaa!! ―le gritaba el pidiéndole ayuda, pero esta no le respondía ― ¡ayúdame por favor!....

Y mientras que él era golpeado por su padre, miro algo que tal vez hubiera sido mejor no ver. Ahí estaba su madre, a quien por segunda vez le pedía ayuda, pero quien nuevamente solo se daba la vuelta y pretendía no ver nada.

Otra vez ahí estaba su madre, y otra vez no lo ayudaba, solo lo ignoraba...

Luego de ser golpeado por su padre casi hasta quedar inconsciente, y muy lastimado después de aquello.Roberto ya ni siquiera podría llorar.....

Y mientras que su padre se acomodaba el cinturón otra vez, su madre se había quedado ahí sentada en el piso.

― ¡Pobre de ti si lo ayudas! ―le dijo Alberto a su esposa ― ¡Él es un hombre, y no necesita la ayuda de nadie!...

―Me voy pal terreno a ver el ganado y la siembra. ―les dijo a ambos.

―Y espero que para cuando regrese ya este levantado este llorón... Mujer, quiero la comida hecha para cuando regrese ―decía en tono muy agresivo. ― ¿Me entiendes eh? ... ¡más te vale que así sea!

Cuando Roberto pudo por fin ponerse en pie, y luego de haberse recuperado un poco de los golpes, pero aun con las marcas visibles en todo su cuerpo.Ya había dejado de llorar, pero su mirada ya no era la misma....

Su madre lo quiso ayudar a levantarse pero.....

Cuando ella lo agarro de la espalda para querer levantarlo, esto paso. ― ¡Vamos hijo! ―decía su madre ―déjame ayudarte. ―Levántate antes de que regrese tu padre...

Pero repentinamente él se alejó de ella. ― ¡Déjame! ―decía Roberto ―no me toques.

Esto sorprendió a su madre, quien no lo podía creer. ― ¡Por favor, perdóname hijo! ―decía su madre cayendo al piso. ¡Perdóname por favor!...

Pero el salió corriendo hacia su cuarto llorando lo que serían sus últimas lágrimas.Y mientras lo hacía pudo oír a su madre, quien le gritaba llorando. —¡¡Roberto, Roberto!!... ¡¡Por favor perdóname!! —¡¡Hijo, hijo!!... y seguía llorando.

Pero al salir corriendo ni siquiera podía voltear para atrás.

Solo podía escuchar la voz de su madre.Quien estaba de rodillas llorando y pidiéndole perdón.....

Después de que el dejara de correr, ya estando en su cuarto, y sintiéndose completamente solo.Este empezó a destrozar todo cuanto veía frente a sus ojos.

Primero empezó con unos juguetes que se encontraban en una mesa, la cual estaba junto a su cama.El los intentaba romper con sus propias manos...Pero al no poder hacerlo, los tiraba y arrojaba, azotándolos en contra de la pared, o contra lo que estuviera frente a sus ojos.Como si así el pudiera sacar toda aquella frustración que sentía en ese momento, y toda esa desesperación que lo agobiaba.

Luego de esto salto a su cama, y estando ahí agarro la almohada y la comenzó a golpear, una y otra vez.....Y mientas lo hacía, gritaba y gritaba por lo que sentía, como si nadie pudiera oírlo.

Él estaba furioso con su padre por lo que este le había hecho, pero a la vez muy triste por ver a su madre y escucharla a ella pidiéndole perdón.

En eso se levantó de la cama y se dirigió a la ventana de su cuarto. Desde ahí él podía ver a su padre, el cual estaba parado en el terreno.

Pero verlo a él solo lo ponía más furioso, ya que recordaba todas esas veces en las que cosas parecidas habían pasado antes, no podía soportar siquiera verlo, ya no lo podía evitar, odiaba a su padre, lo odiaba más que a nada en el mundo.

Pero como no podía hacer nada, solo lo miraba...

Esto lo ponía aún más furioso, así que desesperado comenzó a darle de golpes a la pared de su cuarto con sus manos, primero solo con golpes leves y con las manos abiertas, pero luego lo hacía dándole de puñetazos, aun cuando el dolor era muy fuerte, el parecía no sentirlo, ya que lo que más le dolía era su corazón.

Poco a poco los golpes a la pared eran cada vez más intensos y con más fuerza, ya no podía razonar, aunque sus manos estaban sangrando, debido a los golpes a la pared, el no sentía dolor.

Tenía ahora las manos destrozadas y sangrando mucho, pero ya que ni siquiera sentía dolor, no se había dado cuenta de ello.

Después de un rato de estar golpeando aquella pared, y solo después de haber liberado la adrenalina que tenía acumulada, es que pudo percatarse de lo que le había hecho a sus manos.Pero tuvo que aguantarse todo el dolor, ya que su padre regresaba del terreno.

Para cuando el bajo de su cuarto su padre ya estaba en la casa, él estaba esperando a que su mujer o sea la madre de Roberto le sirviera la comida.

Entonces su madre lo miro, y en sus ojos había lágrimas, ella había estado escuchando desde abajo lo que él estaba haciendo.Pero no decía nada....

Quizás era debido al miedo que le tenía a su esposo, a tal vez era para que este no supiera nada, no lo sé. ― ¡Vamos chamaco! ―dijo Alberto a su hijo ― ¡siéntate a comer, con un demonio!....

―Que chingaos esperas ―le dijo a su mujer en un tono muy fuerte ―, sírveme la comida. ―Qué piensas que voy a estar esperando por siempre...... ― ¡Si ahorita te sirvo!...―dijo ella.

Y repentinamente se levantó de donde se encontraba sentado para agarrarla del brazo. ― ¡Quieres que te golpee otra vez! ―dijo él. ― ¡Acaso es que quieres que te recuerde quien es el hombre de la casa eh!

― ¡Noo! ¡Por favor no lo hagas Alberto! —―decía ella suplicándole con temor en sus ojos ―no me pegues...

― ¡Aquí nooo!

Roberto había estado tratando de ocultar las heridas que se había hecho en sus manos, por eso no quería que su padre se diera cuenta.Pero al ver esto ya no pudo soportarlo por más tiempo, y más que su padre estaba golpeando a su madre de esta manera.

Así que se abalanzó hacia su padre para intentar detenerlo.

― ¡Nooo! suéltala ―decía el a su padre ―no le pegues. ― ¡Ya déjala, malditoooo!

Él estaba encima de su padre intentando protegerla de quien pensaba

en esos momentos era un monstruo.Pero su padre se lo quitó de encima con mucha facilidad, ya que este era más fuerte que él, y lo lanzo hacia donde estaba la mesa.En ese momento Alberto miro a su hijo.En sus ojos había furia, pero no era normal, era más bien como la de un animal rabioso, ya que su mirada se parecía a la de un toro furioso.

― ¡Pero como te atreves ―le dijo a su hijo ―a llamarme maldito!... ― ¡Ya verás!, te voy a dar tu merecido, pinche escuincle del demonio.

Y comenzó a golpearlo, solo que ahora, esta vez ya no era con el cinturón, estaba dándole de patadas mientras que este se encontraba tirado en el suelo; ahí estaba el recibiendo patadas de su propio padre.Era como si se tratase de otra persona y no de su padre.......

Él incluso se había hecho una herida al chocar en contra de aquella mesa, y al ser aventado en contra de esta.

Estaba recibiendo golpes y más golpes del que mientras que para muchos niños eran sus protectores, para él no era sí.

Para el pobre de Roberto este era como si se tratase de algún enemigo de esos que salen en las películas; esas en donde los protagonistas eran golpeados por sus rivales hasta morir.

Y mientras esto sucedía, mientras que él era fuertemente golpeado su madre solo se quedaba mirando.Ella estaba muerta de miedo, petrificada del susto...Roberto solo la miraba cuando él estaba siendo golpeado, y veía a su madre quien estaba llena de miedo.

Fue así como entendió en esos momentos, que no podía esperar ayuda de ninguna persona, nadie lo ayudaría jamás.

Ya que ni siquiera su madre lo estaba haciendo, ni siquiera ella quería ayudarlo en esos momentos tan dolorosos.Pero aun así, aun con el cuerpo todo golpeado....Roberto ya no lloro más.

Cuando nació el odio

Solo después de que su padre había saciado toda su furia, fue solo en ese momento en que dejo de golpearlo.Pero este no sentía culpa de nada. Ni siquiera aun al ver a su propio hijo tirado en el suelo y sangrando.

Tan solo lo miraba...

― ¡ahh!, ahh!.... ¡Maldito chamaco! ―decía con la voz casi sin aliento; esto debido al cansancio que sentía. ― ¡Y para la otra te va peor!...

―Y no le ayudes ―dijo a su mujer ―tiene que aprender su lección.... ¿Me oíste?

Pero ella tenía tanto miedo que solo se había quedado ahí mirando cómo es que su hijo estaba ahí tirado en el suelo.Y con el cuerpo todo golpeado.

― ¡Esta bien Alberto! ―dijo ella esperando a que este no se enojara. ― ¡Lo que tú digas, pero ya no le pegues por favor!...

― ¿Que dijiste maldita viejaaaa? ―insinuó AlbertoEsto mientras la miraba con furia y molestia.

De pronto se le quiso ir encima, pero como ya estaba muy cansado no pudo hacerlo.Así que se quedó sentado por unos instantes para poder recobrar sus fuerzas, mientras miraba a ambos.

Ella estaba de rodillas y llena de miedo, así que volteaba su rostro para evitar verlo a la cara.Roberto estaba tirado en el suelo boca arriba, apenas podía respirar y eso con dificultad, pero alcanzo a girar un poco su cabeza.Estaba mirando a su padre, solo que ahora era diferente, esta vez el jamás iba a olvidar lo que este le había hecho ese día.Lo miraba con los ojos llenos de rabia, y con una furia que no había sentido antes por ninguna otra persona.

Entonces su padre les dijo a los dos, quizás queriendo justificarse

― ¡Ven lo que me hacen hacer! ―decía.....Cuando este recobro sus fuerzas se levantó y se fue dejando a su mujer y a su hijo en la casa solos.

Roberto pudo escuchar cuando su padre se alejaba al oír sus pasos alejarse, pero no lo podía ver, pues acababa de cerrar sus ojos.

Su padre no se había preocupado de él, ni porque él estaba sangrando frente a este, ya que tenía una herida muy profunda en la parte de atrás de la cabeza, esta se la había hecho cuando su padre lo arrojo contra aquella mesa.

Luego de que su padre se fuera de la casa y solo cuando este se encontraba lejos es que su madre se levantó para querer ayudarlo.

Para cuando Roberto pudo por fin ponerse de pie ya habían pasado unos minutos, él había quedado inconsciente, pero no lo sabía.Su madre le había atendido las heridas y lo había cuidado mientras este dormía.

Tenía marcas por todo su cuerpo, heridas hechas por su propio padre, pero la más profunda era la de la cabeza, por el golpe con la mesa.Y eso era algo que no iba a olvidar nunca......... Cuando el despertó se encontraba solo en su cama, su madre llego un poco después cuando él se estaba levantando de esta.Ella lo miro y en aquellos ojos había lágrimas.

― ¡Ya te sientes mejor! ―dijo su madre ―estabas muy mal. ―Pero ya te cure todas las heridas....

Luego le dijo a él como queriendo recriminarle o culpándole por lo sucedido antes. ― ¡No deberías hacerlo enojar de esa manera! ―replico su madre ―, ya sabes cómo se pone.

Y este la miro entonces...Pero en sus ojos había un vacío, era como si el ya estuviera muerto, como si hubiera muerto en aquel momento.

― ¡Como puedes estar tranquila después de todo esto! ―decía Roberto reclamándole a su madre en tono sonante ―, y pretender que nada ha pasado.

― ¿Acaso crees que yo voy a olvidar estas cosas que me ha hecho, piensas alguien podría hacer algo así?......

Su madre solo agacho la cabeza, no podía responder a lo que su hijo preguntaba.Esto era algo que ella jamás pensó que podría pasar.

―Trata de comprenderlo hijo. ―le decía ella.

―Aunque él sea así, de todas maneras es tu padre...

― ¿¡¡Como puedes decir que él es mi padre!!? ―respondió gritándole a su madre, él estaba furioso, y no podía aceptar esto ― ¿cómo alguien así puede ser padre?

― ¡Él no es mi padre! ―gritaba furioso, y serrando las manos con fuerza, se levantó y se dirigió a la pared y la empezó a golpear con rabia mientras seguía diciendo ―, ¡no lo es, no lo es, noooo!

Al ver como su hijo estaba golpeando aquella pared y lastimándose solo, ella corrió a intentar detenerlo.

―¡¡No lo hagas hijo!! ―le gritaba suplicándole ―no te lastimes así...

Ella lo jalaba del brazo con todas sus fuerzas para evitar que se siguiera haciendo daño, pero no podía detenerlo.Él se había vuelto más fuerte que su madre.

Su madre le gritaba y de sus ojos caían lágrimas, ella le estaba suplicando a su hijo que dejara de hacer eso.

― ¡Por favor hijo!, ya deja eso, ya no lo hagas. ―¡¡¡Deja de hacerte daño, por favorrrrr!!!

Entonces él se dio la vuelta y la miro. ― ¡Es un maldito ―dijo a su madre ―maldito, maldito, malditooo!

― ¿Pero cómo pudiste casarte con el mama? ―le preguntaba él. ― ¿Por qué no te defiendes?...

― ¿Por qué dejas que haga lo que quiera?

Roberto se quedó callado por unos momentos, luego de eso.Estaba esperando a que su madre le dijera algo, esto mientras la miraba....

Entonces lo miro fijamente a los ojos, lo que a él le sorprendió un poco.

― ¡Él no es malo ―decía llorando ―no siempre fue así!

En ese momento Roberto no podía creer que aun a pesar de todo lo que había pasado antes, aun cuando su padre era como era.Jamás pensó que a pesar de todo esto, su madre se pusiera de parte de él, porque lo hacía, tanto miedo le tenía, pensó Roberto.

―Acaso piensas que yo podría creer eso ―le dijo él.«Pensaba que su madre solo lo decía por miedo».

Pero no era así...

Y se quedó estupefacto cuando su madre le conto lo demás.

― ¡Mira hijo ― y el la miro muy pensativa al decir ―te voy a contar sobre cómo es que pasaron las cosas para mí!...

Roberto se quedó sorprendido, no lo podía creer.Pero comenzó a escuchar aquella historia por parte de su madre.

Una triste historia

Luego de que su madre le dijera eso, ella empezó a contarle como fue la vida para ella, cuando ella aún era una niña.

― ¡Yo viví ―decía mi madre ―con mi abuela en la capital cuando era muy pequeña, ya que mis padres me dejaron al cuidado de mis abuelos!

Ellos se habían ido según decía mi abuelo disque a trabajar o más bien a buscar un trabajo mejor, pero ya jamás regresaron.

Nunca los conocí, ni siquiera sabía cómo eran ellos, ya que no dejaron una fotografía, tampoco supe cómo se llamaban.Por qué mis abuelos jamás me lo contaron.

Yo me quede callado escuchando lo que mi madre me estaba diciendo.Y ella me siguió contando lo que fuera su vida.

―Yo crecí como la mayoría de los niños o eso me supongo, solo que debido a que nunca tuve unos padres, siempre fui muy reservada. —Decía mi madre.

Aunque fueron mis abuelos los únicos a los que yo conocí y a los que yo llegue a querer más que a cualquier otra persona, aun así, ellos no eran mis padres. Siempre quise saber que se sentía el tener una familia y unos padres, pero nunca los tuve.

Mis abuelos me querían mucho, y yo a ellos también, solo que aun así yo siempre me sentí diferente, incompleta.

Repentinamente mi madre comenzó a llorar, dejo de contarme aquella historia por unos momentos. Fue entonces que yo la abrase para darle todo mi apoyo, quería darle consuelo.

― ¡Gracias hijo! ―me dijo ella mientras me abrazaba, yo pude ver unas lágrimas en sus ojos, pero a pesar de todo esto me dijo ―te agradezco por tu apoyo, pero déjame que te siga contando todo.

Y entonces comenzó a contarme nuevamente la historia de lo que fue su

vida.

Hay estaba mi madre tratando de contarme a mí, lo que a ella le había pasado cuando fuera pequeña.También de lo que fue su vida en ese entonces.....Solo que esta vez era yo quien no lo podía creer.¿Cómo era esto posible, me preguntaba yo? ― ¡Como te dije! ―menciono ella, mientras me seguía contando ―, yo viví con mis abuelos ya que nunca tuve unos padres que vieran por mí.Así que fueron mis queridos abuelos quienes me criaron y me educaron como si yo fuera su hija.

―Bueno deja que te cuente sobre todo.....

Después de solo unos años y cuando yo apenas había crecido un poco, mi abuelo de repente enfermó. Esto fue muy duro para mi abuela y para mí.

Pasó mucho tiempo, fueron meses en los que mi abuelo lejos de mejorar, solo empeoraba más y más, era insoportable solo verlo.

Yo estaba escuchando con cuidado, y prestándole mucha atención a lo que oía, pero solo podía mirarla. ― ¡Tranquila mama! ―dije yo.

―Tienes que calmarte, esto no te hace ningún bien ―era quizás que ahora yo me sentía culpable por hacer que mi madre recordara estas cosas. ―Mejor me lo cuentas cuando estés mejor, tal vez en otra ocasión.

Esto ya que mi madre seguía llorando.

Pero ella me miro sonriendo, esta vez era mi madre quien no podía parar ahora.

― ¡Esta bien! ―me contesto de momento ―, no te preocupes.Esto es algo que tú tienes que saber, para que así puedas entender mejor las cosas.

―Como te decía, tiempo después de que mi abuelo enfermara gravemente, mi abuela y yo, ya no sabíamos que hacer.Los doctores iban y venían de nuestra casa sin que se pudiera hacer algo por mi abuelo, ya que al parecer ya no se podía hacer nada.

Un tiempo después de todo esto, y de que los doctores nos dijeran que ya no tenía salvación, el falleció. Mi abuela había quedado desecha,

estaba desconsolada y yo no sabía cómo ayudarla.

Nosotros habíamos gastado casi todo los ahorros que mi abuelo tenía guardados, pero esto no había servido de nada. Casi nos quedamos sin dinero por lo que paso en esos momentos.

Luego de todo esto, pasaron algunos años de la muerte de mi abuelo, pero poco a poco nos empezábamos a recuperar y a sentir mejor.No podíamos olvidar la muerte de mi abuelo, ni tan poco pretendíamos hacerlo.Aun lo seguíamos recordando, pero debíamos seguir con nuestras vidas.

En fin, pasaron muchas cosas luego de eso, ya que a raíz de todos los problemas y como nos habíamos quedado sin dinero, yo tuve que dejar la escuela, ya no podía seguir estudiando ahí.

Tuve que ponerme a trabajar para poder ayudar a mi abuela con los gastos y las deudas que nos habían quedado tras la muerte de mi abuelo, pero esto no me importo, solo quería ayudar a mi abuela.

Todo esto pasó cuando yo solo tenía quince años, para este tiempo yo ya había dejado de estudiar.

A mí siempre me costó mucho el poder relacionarme con las personas, casi siempre tuve problemas con las chicas ya que me tenían celos.

Pero cuando deje la escuela para ponerme a trabajar me fue muy difícil esto, no era tan fácil como yo había pensado, era muy difícil encontrar trabajo.

Solo un amigo que tenía mi abuelo me dio trabajo, este tenía una tienda, era muy pequeña, hay vendía bebidas a los amigos.

Fue gracias a que mi abuela había hablado con este señor que había podido conseguir este trabajo, y por esta razón era que yo no podía decirle a mi abuela lo que me esteban haciendo en este lugar.

Al escuchar esto yo quise detenerla, estaba muy sorprendido por lo que mi madre me estaba contando.Pero no entendía muy bien a lo que ella se refería....

― ¿De que estas hablando mama? ―pregunte yo un poco desconcertado. — ¿Qué es lo que pasaba en ese lugar? — ¡Vamos mama, dime a que te refieres, dime!

Pero mi madre agacho su cabeza, no podía ni verme.Tenía tanta vergüenza que apenas y podía hablar.

Pero sacando fuerzas de donde podía me siguió contando lo que le pasaba en aquel lugar tan desagradable.

― ¡Mira hijo! ―dijo ella ―, para poder ayudar a mi abuela con los gastos que habían quedado en la casa yo tuve que soportar muchas cosas.

El trabajo que me había dado esta persona era para servirles bebidas a sus clientes y fue de esta manera, solo de esa forma es como podía darme trabajo.

Pero mientras que yo me ocupaba de servirles a estas personas, estos siempre aprovechaban para querer manosearme, esto me molestaba mucho pero no podía hacer nada.

También había otras chicas, las cuales trabajaban ahí, pero cuando yo entre a trabajar junto con ellas, estas me empezaron a agredir.

Siempre me decían que yo les había robado a sus clientes, y que por eso, ellas ya no podían encontrar ni siquiera un cliente.Ellas me culpaban porque ya casi no tenían trabajo.Y ya que ellas ganaban solo por lo que los clientes llegaban a consumir, decían que ahora les era muy difícil encontrar a alguien que se interesara en ellas...

―Como a esa edad yo era mucho más bonita ―dijo mi madre sonrojándose un poco ―a diferencia de como estoy ahora; las demás mujeres siempre me tuvieron envidia.

Durante el tiempo en que yo trabaje en este lugar, el dueño siempre me molestaba mucho, se me insinuaba constantemente.En algunas ocasiones cuando yo me quedaba sola con este, él se me echaba encima, pero jamás lo deje que se me acercara mucho.

Estas eran las cosas que yo tuve que soportar en aquel lugar, esto solo para que mi abuela no sufriera y para poder ayudarla.

Trabaje en este lugar unos meses, solo ese tiempo, pero que a mí me parecieron años; solo un tiempo después de trabajar ahí me encontré con una vieja amiga, la cual yo tenía en la escuela.

Y a la que jamás pensé que me encontraría nuevamente, y eso era algo

muy inesperado para mí.

Reencuentro inesperado

Yo jamás pensé que la volvería en ver otra vez.Ella era una de las pocas amigas que yo había podido hacer cuando iba en aquella escuela, ya que tuve muy pocos amigos.

Se llamaba Angélica, ella siempre estuvo ahí cuando estaba triste, incluso estuvo conmigo en los momentos más difíciles para mí; en el tiempo en que mi abuelo enfermó y cuando falleció, ella siempre estuvo a mi lado.

Yo solo me le quede mirando, estaba queriendo asimilar todo esto que mi madre me había dicho, esto mientras ella seguía hablando.

―Pero ella y yo nos tuvimos que separar cuando deje la escuela ―comento mi madre triste ―, y fue hasta un tiempo después que nos volvimos a encontrar nuevamente.

Esto paso en una de esas ocasiones en las que yo salía del trabajo y caminaba por una calle que solía tomar para regresar a mi casa. Fue cuando yo estaba caminando por esta calle que ella me vio.

Solo que yo no pude reconocerla, fue ella quien me reconoció a mí, esto cuando pasaba por este lugar; ya iban a ser como las doce de la noche cuando yo pase por ahí.

Yo caminaba con temor, mis pasos eran rápidos ya que no quería encontrarme con uno de esos borrachos que solían deambular por esas calles todas las noches.

Cuando sorpresivamente pude escuchar la voz de una persona, esta me hablaba por mi nombre, lo cual me sorprendió un poco.Pero más porque la voz que oía, era la de una mujer.....

Entonces me di la vuelta para ver quién era esta persona, pero al verla no se me hiso familiar. ¿Quién era? ¿Me preguntaba yo?

— ¡Virginia! ¡Virginia! ―decía llamándome aquella persona. — ¡Eres tú, verdad!........Esto me decía aquella extraña mujer.

A lo que yo no entendía muy bien.

― ¡Si así es, yo soy Virginia! ―respondí mirándola fijamente a los ojos ―, ¿pero cómo es que sabes mi nombre? ―le pregunte yo. ― ¿Acaso es que te conozco? ―pregunte.

Fue así que de repente aquella persona se me acerco un poco y me miro con gran insistencia, lo que me puso muy incómoda.

― ¡Si eres tú! ―me decía ella ―no lo puedo creer...

―Estas igualita que antes, no has cambiado nada. ―Si hasta pareces la misma de cuando íbamos en la escuela.

Yo mire con un poco de sorpresa a esta persona.No podía entender ni creer que alguien me conociera tanto.Pero lo que me dejo más sorprendida fue el escuchar su nombre.

― ¿No te acuerdas de mí? ―Pregunto ella.

― ¡Pero por que tendría que acordarme de ti! ―respondí yo con un poco de molestia ―, o de alguna otra persona.

― ¡Soy Angélica! ―me dijo ella sonriendo ― ¿que no te cuerdas de cuando íbamos en aquella escuela, hace solo algunos años?

Yo me quede pensando por unos momentos ―dijo mi madre ―estaba intentando recordar aquellos días.

Y fue entonces que de pronto vinieron a mi mente todos aquellos recuerdos de años atrás, días de mi infancia.

Por fin es que pude recordar aquellos días de cuando yo iba en la escuela, y de aquellas personas que ahí había conocido. Y ahí estaba esa persona a la finalmente podía recordar, ella estaba parada frente a mí.

― ¡Tú eres Angélica verdad! ―le dije con alegría, ya que ahora sabia quién era ella ―no lo puedo creer, es increíble...

Luego de esto y al no poder asimilar el hecho de que esta persona fuera la misma que entes era mi mejor amiga le agarre ambas manos y corrí a abrazarla.

De nueva cuenta estaba reencontrándome con la que fuera mi gran amiga, la cual no había vuelto a ver en mucho tiempo.

Ella también me abrazo con gran entusiasmo y alegría mientras que las dos llorábamos como dos hermanas que no se habían visto en mucho tiempo.

Paso un buen rato luego de esto, nos volvíamos a ver otra vez, y el tiempo parecía detenerse; pero después de haber llorado bastante parecía como si estas lagrimas no se detuvieran, como si con aquellas lagrimas quisiera curar todos esos malos momentos que habían pasado en mi vida.

Después nos soltamos las manos y nos dejamos de abrazar por un momento, luego nos miramos a los ojos por largo rato y comenzamos a platicar tranquilamente.

Ella me preguntaba lo que había sido de mi vida después de dejar la escuela.Y yo le pregunte lo mismo, entonces empezamos a hablar.

Le conté lo que me había pasado y de por qué es que tuve que dejar de estudiar, esto debido a todos estos problemas económicos que tuve.

De cómo luego de esto tuve que empezar a trabajar, primero en la casa de algunos familiares, ya que como aún era menor de edad pocas personas me daban trabajo.

También le conté de cómo tiempo después de esto, tuve que aceptar aquel trabajo, ese en donde yo no quería estar, pero me veía obligada a hacerlo por la falta de dinero.

Y de cómo es que aquella persona que estaba a cargo de este, al igual que el dueño y los demás se la pasaban acosándome todo el tiempo, y esto era algo insoportable.

De cómo es que yo siempre me tenía que cuidar de aquellas personas.

Angélica me escuchaba con mucha atención, yo pude ver cómo es que ella al oír todo esto se compadecía de mí.

Poco tiempo después de que yo le contara todo lo malo que había resultado mi vida, y de lo que tuve que pasar es que paso esto.

― ¡Pobre amiga mía! ―me dijo ella. ―Veo que has tenido que pasar por muchas cosas horribles hasta ahora.

En sus ojos se reflejaba tristeza mientras me decía aquellas palabras, y es que ella en verdad era mi amiga.

― ¡No te preocupes Angélica! ―le decía agarrándole las manos nuevamente ―eso ahora ya no importa. ―Por qué ahora te he vuelto a ver.......

Me seque las lágrimas sacando un pequeño pañuelo que tenía, yo quería que ella me viera sonreír.

― ¿Pero dime? ―pregunte yo ―, que fue de tu vida.

Y de pronto Angélica me comenzó a contar lo que fuera de su vida, de cómo es que ella había terminado de estudiar en aquella escuela a la que asistíamos, y de cómo luego de eso ella se tuvo que ir a estudiar en otra escuela.

Me dijo que después de esto su padre se la llevó a trabajar en la tienda que tenían, pero que después se pudo conseguir un trabajo mejor con un amigo de su padre, y de que era ahora en este lugar en donde ella trabajaba.

Yo solo me quede escuchándola, pero esto era algo que no podía creer.

― ¡Parece que te fue bien! ―dije yo felicitándola por todo. ― ¡Qué bien por ti, Angélica!..... ― ¡Me alegro mucho!

― ¡Oye Virginia! ―me dijo mi amiga con una voz muy dulce ― ¿por qué no te vienes a trabajar conmigo?...

Pero esto me había dejado muy sorprendida, ya que no entendía a que se estaba refiriendo con esto.

― ¿De que estas hablando? ―pregunte asombrada ― ¡Angélica! ― ¿Qué quieres decir con esto de que yo trabaje contigo?

Pero ella se rio al escuchar lo que le había preguntado.

― ¡Si mira! ―comentó ella mientras se reía un poco ―deja que le diga a mi jefe y después te digo ¡ha, ha!.... Entonces me dijo dónde es que podía encontrarla, y que hay podrían hablar con más calma de esto.

Nos despedimos luego de eso y yo pensé que ya jamás la volvería a ver otra vez; pero estaba equivocada en esto.

Pasaron unos días de aquella vez en la había visto a mi amiga, en aquella noche, e incluso ya había olvidado lo que ella me había dicho esa vez.Pero yo todavía seguía trabajando sirviendo bebidas en aquel lugar.

Fue en cierta ocasión en la que tuve problemas con un cliente que se había querido aprovechar de mí, fue tanto el problema ―dijo mi madre ―que yo tuve que romperle una botella en la cabeza a este sujeto.

Por ese motivo el dueño de aquel lugar me quiso chantajear, según el para que yo no fuera a la cárcel, así que el quería que yo hiciera todo lo que el decía.Fueron aquellos pocos ahorros que yo había podido juntar en ese tiempo, los cuales tuve que ocupar para poder salir de aquel problema.

Me quede sin dinero en ese entonces, pero fue gracias a esto que recordé lo que mi amiga me había dicho antes, recordé entonces que ella me había dicho que fuera a trabajar con ella; y así lo hice.

Yo pude llegar gracias a la dirección que ella me había dado antes, pero me lleve una gran sorpresa al llegar ahí, ya que no me había dicho en que trabajaba, y es por eso que cuando vi ese lugar, fue algo increíble para mí.

Este era un supermercado enorme, como esos que yo veía en la televisión, aquellos que estaban en Estados Unidos, esos de los que yo solo había visto pero no en persona.

Al principio me dio un poco de miedo al ver aquel lugar tan grande, pero tuve que soportarlo y agarrar valor de donde pudiera, quizás por la situación en la que encontraba en esos momentos es que decidí entrar.

Pero cuando puse un pie en aquel lugar, me asuste todavía más, jamás había visto tantas personas, y no estaba acostumbrada a ver a tanta gente reunida en un mismo lugar.

Pero ahora que me encontraba dentro de aquel lugar tenía que buscar a mi amiga sin perder tiempo.Como es que yo podría encontrarla entre todas esas personas, me preguntaba yo.

Y entonces de pronto se me acerco una persona que al parecer

trabajaba ahí, y este me pregunto que se me ofrecía.Que si en algo él me podía ayudar no dudara en preguntarle.Eso me dijo esta persona mientras me miraba de reojo.

Yo pude ver a este y la manera en la que se me quedaba viendo.Pero no entendía el por qué.

Luego entendí el porqué de la reacción de aquel chico.

Era que yo llevaba puesta una falda que solía usar en el lugar que trabajaba antes.La falda era un poco corta, quizás demasiado para el lugar en el que estaba ahora, esta era también muy apretada, llevaba puesta también una blusa en la parte de arriba.

La blusa era un poco más floja que la falda, pero aun así quizás era algo inapropiado para aquel lugar.

Esta era la clase de ropa que yo solía usar en mis ratos libres, y para mi esta era normal.Ya que jamás pude comprarme otra clase de ropa, porque todo el dinero que ganaba lo usaba para los gastos y las deudas que tenía.

También llevaba unas zapatillas de color rojo que solía usar en ese lugar, y unas medias negras, junto con un bolso del mismo color que estas.

Me le acerque un poco a esa persona que con anterioridad me había hablado, ese que se había quedado viéndome. ― ¿Disculpa ― pregunte ―estoy buscando a una persona?

— ¿Y cómo se llama esa persona a la que busca señorita? ―pregunto el mirándome con insistencia.Pero se veía muy nervioso.Yo no podía entender por qué aquel chico estaba tan exaltado.

Fue después de que este se tranquilizara un poco que por fin pude seguirle hablando acerca de mi amiga.

Le dije que estaba buscando a una amiga muy querida para mí, y que ella se llamaba Angélica, a la cual yo conocía de años atrás y que ella me había dado esta dirección para que la buscara ahí, ya que me había dicho que ella trabajaba en este lugar.

Pero él se quedó muy sorprendido al escuchar que aquella persona era mi amiga, tal vez no me había creído, ya que solo se me quedaba mirando.

― ¿Acaso es usted amiga de la señorita Angélica? ―pregunto aquel chico.Yo sentí como si aquellas palabras fueran muy duras, esto era para mí como un insulto y no lo podía entender.

―Pero que tiene de malo ―conteste yo molesta por el comentario anterior ―, el que yo la conozca..... ― ¡Acaso hay algún problema con eso!...

Pero el entendió esto, y vio que yo me había sentido ofendida por lo que el había dicho antes, entonces se hizo hacia atrás pidiendo perdón.

― ¡Nooo! No me refiero a eso ―decía el disculpándose ―perdón, perdón. ―Le pido me disculpe si es que la ofendí con mi comentario anterior. Dijo mientras agachaba su cabeza.

―Es solo que no puedo creer que la señorita Angélica pudiera conocer a una chica tan hermosa como lo es usted señorita...

― ¡Creo que mejor! ―dije yo dándome la vuelta y disponiéndome a salir de aquel lugar ―me marcho de aquí. ― ¡Lo siento, y disculpa la molestia!

Pero luego de que yo me diera la vuelta y cuando ya me iba, este me alcanzo.

― ¡Por favor! ―decía el con voz agitada ―espere un poco señorita.

―Enseguida voy a buscarla, espere aquí por favor, no se vaya.Y entonces este se fue dejándome en aquel lugar, a lo que a mí se me había hecho muy molesto.Me quede ahí sin mucha gana, solo esperando a esa persona.

Estuve parada en ese lugar durante unos minutos, fue solo un rato, pero cuando ya me había cansado de esperar a esa persona, cuando ya me había dispuesto a irme, este regreso.

Yo ya me había dado la vuelta para regresar a mi casa, cuando de pronto escuche una voz que se me hiso muy familiar, y luego oí la voz de aquel chico.Este se me acerco, y yo note que se veía cansado.

― ¡Disculpe por la tardanza ―me dio muy agitado ―, señorita! ―Lo que paso es que tuve que esperar a que terminara una junta

importante para poder hablar con la gerente.

― ¿Gerente dices? ―pregunte yo sin poder creer lo que había escuchado antes. — ¡Si así es ―contesto el chico ―la gerente!

Y detrás de él estaba ella, era Angélica, mi amiga, aquella a la que yo tanto quería, mi amiga a la que volvía a ver nuevamente.

Ella estaba parada detrás de aquel chico, era como si yo estuviera soñando, entonces salió de atrás de él.

― ¡Hola de nuevo ―decía ella saludándome con la mano derecha y mirándome ―, Virginia!

Aún muy sorprendida por esto yo también le ofrecí mi mano para saludarla apropiadamente, ahí estaba de nueva cuenta mi amiga, y yo no daba crédito a esto.

Era mi amiga, a la que apenas había vuelto a ver la encargada de aquel lugar tan grande, yo me sentí aliviada luego de eso.

Entonces ella me dijo que la siguiera a un lugar privado que tenía, esto según ella para que pudiéramos hablar con más tranquilidad.Yo solo la seguí a donde ella me dijo.

Ella me llevó a la oficina que tenía, esa en donde ella trabajaba, esta era una oficina muy bonita, muy elegante, y también tenía unos muebles muy caros.

Me dijo que me sentara en uno de esos sillones que estaban ahí, esos se parecían a los que yo había visto en las revistas.Luego de eso comenzamos a hablar amenamente....

Yo le pregunte el por qué es que ella no me había dicho que trabajaba en ese lugar, ni tan poco que era la gerente de ahí.

Pero ella solo serio.......

― ¡Te sorprendiste verdad! ―dijo ella con una gran sonrisa en su rostro que dejaba ver lo feliz que estaba por haberme sorprendido. ― ¡Jamás hubieras pensado que yo sería la gerente de este lugar, no es cierto!

Yo solo le sonreí un poco a ella, esto en verdad me había dejado estupefacta, así que tan solo la mire a los ojos.

― ¡La verdad es que si! ―dije yo llorando un poco, por la alegría que sentía en ese momento ―, si fue una gran sorpresa. ― ¡No pensé que tu serias la jefa de todo este lugar!.....

Luego ella me pregunto el por qué la estaba buscando.

Entonces le comencé a contar lo que me había pasado días atrás, y que esperaba que ella me pudiera ayudar, ya que me había quedado sin dinero y que esperaba que me apoyara.

Me comento que si estaba en problemas podía contar con ella siempre, que ella siempre estaba dispuesta a hacerlo.

―Si tienes problemas de dinero ―me dijo mi miga muy tranquila ―, yo te puedo prestar un poco para lo que necesites, si te hace falta yo tengo.

Pero yo la mire y le dije entonces que no era para eso que la estaba buscando, yo era muy orgullosa en ese entonces. Y no quería que medieran limosna, ni siquiera mi amiga.

Le pregunte si aún estaba disponible aquel trabajo que ella me había ofrecido antes, en aquella noche.

Ella recordó entonces esa noche y me dijo que me había estado esperando desde aquella noche, esto mientras se reía un poco.

― ¡Pero para poder trabajar aquí! ―me dijo ella en tono de broma, esto mirándome un poco por mi vestimenta.

― ¡Vas a tener que usar otra ropa, ha, ha, haa! ―Porque con esa ropa que llevas puesta podrías distraer a las personas, a los trabajadores y a los clientes seguramente. Comprendí así el por qué en aquel momento, aquel chico se me había quedado mirando de esa manera.Era por la forma en la iba vestida...

― ¡Si! No te preocupes ― decía riéndome por lo que acababa de comprender ―, ya me di cuenta de eso.

Pero mi amiga había pensado que quizás yo me había sentido ofendida por su anterior comentario pues aunque era cierto también era muy duro.

― ¡No quise decir eso! ―ella parecía preocupada de que me sintiera

mal respecto a lo que dijo ―, es solo que siempre has sido muy bonita.

―Pero ahora eres mucho más que cuando solíamos ir a aquella escuela, te acuerdas.

Esto para mí era algo tal vez un poco común, ya que debido a la manera con la me vestía, casi siempre era juzgada así por la gran mayoría de las personas.

― ¡No te preocupes por eso ―estaba un poco triste, pero también aliviada por poder estar con ella otra vez ―no tiene importancia!

Y le sonreía para que ella se diera cuenta de que eso no me había molestado en absoluto y que ya no me importaba.

Logre ver cómo es que ella se había sentido aliviada luego de lo que le dije; ya que para mí lo más importante era que ahora volvía a estar nuevamente junto a ella.

Y pensé que esta vez, que ahora que las cosas se habían vuelto así, y que estaba junto a ella, mi vida cambiaria.

Después de eso, platicamos por largo rato dentro de su oficina, y este tiempo que estuvimos ahí, se me había hecho muy corto, sentí que paso demasiado rápido, y no quería que se terminara así, pero tuvo que pasar.

Y fue así, fue gracias a mi amiga Angélica, a su incondicional ayuda que yo por fin pude dejar de trabajar en ese lugar tan horrible.

También fue a partir de aquellos días, cuando la vida parecía cambiar para mí de una manera casi increíble.Y a pesar de que aún seguía teniendo problemas debido a mi apariencia, y a que siempre me fue muy difícil el poder llevarme bien con las demás personas...

Solo que ahora, a diferencia de todos aquellos días, ahora ya no estaba sola; tenía a mi amiga junto a mí, y ella siempre estaba cerca para brindarme su apoyo...

Pasaron varios días, también meses, en los cuales yo ya había olvidado casi por completo aquellos malos momentos en aquel lugar que quería olvidar.

Y fue entonces que cierto día en el cual me encontraba trabajando como de costumbre, ese día llego una persona, era un hombre que parecía

venir muy borracho.

Y lo que era peor, era una de esas personas que solían asistir a aquel lugar en donde yo había trabajado antes, y este continuamente se la pasaba acosándome.

El me agarro del brazo con mucha fuerza y quiso obligarme a que le diera un beso.

― ¡No pensé que me volvería a encontrar contigo ―, Virginia!Aquellas palabras parecían taladrar muy en lo profundo de mis recuerdos.Yo lo reconocí inmediatamente, como no iba a hacerlo, si esto era algo que no podía olvidar, quise liberarme de aquel hombre.

Pero este era más fuerte que yo, ya que yo era muy joven en ese entonces, y aun cuando luchaba con todas mis fuerzas, no podía soltarme de sus manos.

«Esto era muy malo» ― pensé yo.

Ahora que por fin mi vida había mejorado un poco, y que por fin había dejado atrás los problemas, esto estaba pasando de nuevo.

Pero cuando casi me había resignado a que mi vida fuera otra vez como antes, y a dejar de ver otra vez a Angélica; para no causarle problemas pues la quería como a una hermana.

Fue en ese momento que escuche una voz muy fuerte, y era una que yo jamás había oído antes.

Yo me quede muy preocupado al ver a mi madre así, más por el hecho de que ella se había quedado callada.

Quería consolarla de alguna manera, pero no sabía cómo hacerlo.

― ¿Que pasa mama? –― preguntaba yo.

Y ella logro ver como cuan preocupado me veía, ya que se me notaba en la cara con gran facilidad.

― ¡No te preocupes hijo! ―dijo ella sujetando mis manos ―, no pasa nada.

Después de eso se rio un poco, por todo eso, y yo no entendía nada de lo que estaba sucediendo ahora.

—Es solo que me dio un poco de nostalgia, recordar aquellos días, eso es todo —decía mi madre —, no te preocupes.

Déjame que te cuento todo lo que paso después....

Me causo gran asombro todo esto que estaba escuchando, pero preste mucha atención a todo.Y mi madre me seguía contando.

―Como te iba diciendo, ese hombre me tenía fuertemente sujetada del brazo, y yo no podía soltarme, pero fue un hombre al que yo no conocía quien me ayudo.

Una falsa ilusión

Luego de haber estado escuchando lo que mi madre me estaba contando sobre su vida, y de aquel problema que había tenido en ese momento.Ella me dijo.

― ¡Fue de esa manera como conocí a tu padre ―pensé oír mal ―, Alberto!

Al perecer él había acompañado a su padre a la tienda que estaba junto de donde estaba el supermercado, y me ayudo sin conocerme.

Él estaba detrás de aquel hombre, quien continuaba sujetándome y jalándome del brazo con mucha fuerza, y yo apenas y lo había visto, ya que no podía moverme.

― ¿Por qué no dejas a la señorita tranquila? ― decía poniendo una mano en su hombro.

― ¡Que no vez que ella no quiere nada contigo, amigo!

Pero aquel borracho se puso muy agresivo al sentir la mano de tu padre atrás, y me soltó del brazo.

― ¡No te metas ― dijo dándose la vuelta ―pinche pendejo!

Entonces se le fue encima, y quiso golpearlo con una botella que traía consigo, ya que al parecer venia de aquel lugar en donde yo trabajaba antes.

Pero tu padre se lo quitó de encima con mucha facilidad, y ya que este sujeto estaba muy borracho, ni siquiera fue necesario que Alberto se manchara las manos.

Quien le dio la vuelta cuando este se le aventó y lo tomo del brazo por la espalda, para luego sacarlo del supermercado.Yo me había quedado muy asombrada ante todo aquello que había pasado, pero después de haber recuperado la tranquilidad pude llamar a la policía, quienes llegaron y se llevaron al borracho.

Luego de eso me acerque a quien me había ayudado en ese entonces

para agradecerle por lo que había hecho por mí.

Es ahí cuando pude ver claramente a tu padre. ―yo mire cómo es que mi madre estaba sonrojándose por lo que decía.

―Esa vez fue la primera vez que lo veía...

Para ese entonces yo apenas tenía unos diecisiete años, los cuales acababa de cumplir días antes.

Pero el parecía ser mayor que yo; como de unos veinte o veinticinco años tal vez.O por lo menos esa impresión me daba.

― ¡Muchas gracias! ―decía yo agradeciendo por su ayuda ―me salvaste. ― ¡De verdad; muchas gracias!...

Después me le quede mirando con gran atención, y logre ver que su cuerpo se veía muy fuerte; pero parecía un poco pasado de peso.

Esa fue la impresión que me dio al principio, pero luego de que él se quitara la camisa de manga larga que llevaba puesta, me di cuenta de que no era así.

― ¡Mira hijo!; fue de esa manera en la que conocí a tu padre.

―Te contare ―decía mi madre ― lo que paso después...

―Luego de que eso pasara ―yo mire a mama mientras se agarraba las manos ―tu padre continuo viniendo a la tienda, tan solo para que pudiéramos platicar.

En un principio, el me visitaba en mi trabajo, venía muy seguido, fue así que nos hicimos buenos amigos, fue el primer hombre al que yo conocía, y al que yo había llegado a considerar mi amigo.

Yo le había dicho dónde es que vivía, para que el me pudiera visitar en mi casa, cuando no iba al trabajo.

Fue solo un tiempo después de que nos hubiéramos hecho amigos, que nuestra relación fue cambiando, y él me dijo que ya no me podía seguir mirando como solo a una amiga, y yo también sentía lo mismo hacia él.

Así es como luego de haber sido amigos, pero más a que yo lo veía como a mi salvador, decidimos hacernos novios, y comenzar a salir

juntos, solo que ahora como una pareja.Para mí él fue el único.

Era el primer hombre al que yo veía diferente, y al que yo había llegado a amar de esa manera a la que nunca ame a otro hombre.

Y tal vez así se sentía el también por dentro.

Tiempo muy amargo

Pero no todo fue tan bueno como yo había pensado, ya que aún me faltaba mucho más por saber acerca de tu padre.

Fue el día en que conocí a tu abuelo ―yo la mire cómo es que ella me miraba al decir eso ―, ese fue el momento más desagradable de mi vida.

Yo no podía comprender a que se estaba refiriendo con eso, y me tenía muy desconcertado todo pues siempre vi a mi abuelo como un buen que nos había dejado donde vivir.

—El padre de Alberto era un hombre muy malo, de esos que habían peleado en la revolución, y seguramente por eso era así con todo el mundo. —Dijo mi madre.

Siempre estaba de mal humor, y prefería que todos guardáramos silencio, el esperaba que siempre se hiciera todo a su manera, siempre al pie de la letra.

Y tu papa siempre le tuvo mucho miedo, y al parecer era por ese motivo por el que jamás lo enfrentaba.Tan solo se quedaba callado y hacia todo lo que le decía.

Fue a partir de que Alberto me presentara a su padre, que todo lo que yo había pensado se vino abajo y que mi comenzara a ser un verdadero infierno.

Su padre siempre me criticaba mucho, y estaba constantemente diciéndome que como era posible que una mujer tan bonita como yo, se interesara en su hijo.

Y me acusaba de que tan solo estaba con su hijo para poder sacarle todo el dinero que este tenía, pero que no lo iba a conseguir.

Al principio yo tenía la esperanza de que Alberto se pusiera de parte mía y abogara por mí, pero esto no era así, ya que siempre se quedaba callado cuando su padre me insultaba.

Quizás tendría que haberme salido de aquella casa en cuanto entre en esta, pero pensé que tu padre sería diferente, nunca creí que no tendría el valor para enfrentársele.

En aquellos días tu abuelo tenía unos setenta u ochenta años tal vez, pero pensé que tal vez con el tiempo las cosas mejorarían, jamás fui capaz de ver lo que yacía frente a mis ojos.

Y luego de contarme aquello, mi madre comenzó a llorar, ya que era demasiado difícil para ella eso.

― ¡Si esto es muy malo para ti ― mire y la abrase diciéndole ―, es mejor que dejemos esto por ahora!

Pero yo estaba equivocado, ya que después de que dijera eso, mi madre de repente se secó las lágrimas y sacando fuerzas de donde podía me siguió contando.

― ¡Mira hijo! ―luego de recuperar la compostura mi madre me siguió contando ―algún tiempo de que yo me viniera a vivir a esta casa, junto con tu papa y tu abuelo.

Algunas cosas empezaron a pasar para mí...

Hubo varias ocasiones en las que mientras que tu padre era mandado por tu abuelo a trabajar al campo, era en esos momentos en los que yo me quedaba completamente sola.

Y al estar sola en aquella casa, siempre me tenía que cuidar de tu abuelo, ya siempre quería aprovechar cuando su hijo salía para acercárseme.

Y no era que tu padre no lo supiera, ya que él siempre supo que su padre se me insinuaba cuando él no estaba.Pero parecía preferir eso que tener que pelear con él.

Y yo tenía que soportar todo el tiempo a tu abuelo, fue así siempre, desde que yo llegara a vivir aquí, fueron muchos años los que tuve que aguantar, ya que no podía hacer nada, solo esperar.

Viví así hasta que tu abuelo falleció, pero para ese entonces ya era demasiado tarde para mí, habían pasado muchos años, y yo pensé que luego de eso quizás tu padre cambiaria un poco.

Pero solo me estaba haciendo falsas ilusiones yo misma, ya que las cosas solo empeoraron luego de eso.

Y ahora que ya no estaba tu abuelo, y que tu padre se sentía libre, cambio mucho, ya que como él se había quedado con todo, eso lo había

vuelto loco, y yo tendría que soportar eso.

El comenzó a ponerse cada vez peor, y se comportaba muy irracional y celoso, era muy agresivo con respecto a que yo saliera fuera. Y no dejaba que nadie se me acercara, ya que decía que solo lo quería dejar e irme de la casa.

Y que yo me quería ir con mi amante, que era por esa razón que siempre quería salir, y que por eso no me dejaría salir nunca más de la casa.

Pero para aquellos días yo ya había quedado embarazada, y estaba esperando a nuestro primer hijo ―me dijo muy triste ― ¡ese eras tú Roberto!

Solo que tu padre siempre decía que aquel hijo que llevaba en mi vientre no era de él; ya que su padre le había contado antes de morir, el lugar en donde yo solía trabajar, antes de que lo conociera.

Era por eso que el día que su padre murió, Alberto enloqueció, y sus celos eran cada vez peores.Continuamente se la pasaba peleando con las personas que veía, aquellas que por pura casualidad yo me encontraba cuando salía con él.

En una ocasión el llego a dejar gravemente lastimados a unos hombres que se me habían quedado mirando, y fue solo por eso, por haberme mirado el los golpeo.Y era violento frecuentemente.

Es por eso que dejamos de salir juntos, y cuando él se iba a la ciudad prefería irse solo, porque pensaba que solo buscaba provocar a los hombres para dejarlo.

― ¿Por qué dejaste que esto pasara mama? ―pregunte exaltado al escuchar aquello.

― ¿Hubiera sido mejor que fueras con tu abuela, no?

Pero yo pude ver como luego de que yo le preguntara eso, tan solo se me quedaba viendo a los ojos de una manera muy triste.

―Cuando tu naciste pensé eso ―sentí gran desesperación al escuchar lo que después me dijo ―, pero ya era muy tarde para mí. ― ¡A que te refieres mama! ―decía desconcertado.Pero fue en ese momento en que yo sentí más rabia, ya que no me esperaba lo que me diría después.

Poco tiempo después, solo unos meses antes de que tú nacieras, en ese entonces yo permanecía prácticamente encerrada en esta casa, por culpa de tu abuelo.

Y durante ese tiempo yo había dejado de saber de mi querida abuela, y según tu abuelo; quien a pesar de ser como era, jamás pensé que podría hacer algo así.

Según el, se iba hacer cargo de que a ella no le faltara nada, y le pasaría dinero para que ella se pudiera mantener, pero esto no era cierto.

Y durante todos esos años en que yo me fui a vivir con tu padre, jamás volví a saber de mi abuela, yo pensaba que tu abuelo se estaba haciendo cargo de ella; pero no era así.

En todo ese tiempo, él nunca fue siquiera a verla, y solo cuando ella murió, es que él se acercó, pero con la intención de que yo no tuviera alguna posibilidad de irme de su casa.

Ya que al parecer el seguía pensando que yo le llegaría a hacer caso algún día, y por eso no iba a permitir que ninguna persona supiera donde estaba, ni mucho de mi existencia.

Y para cuando lo supe, ya habían pasado varios años de su muerte, ella falleció sin que hubiera podido despedirme de ella.Es así que cuando murió mi abuela, yo me quede completamente sola, y ya que como nunca tuvimos dinero, no pudo dejarme nada, ni siquiera algo con que recordarla, una foto o algo nada, tu abuelo no dejo nada para mí.

Tu abuelo tan solo se había hecho cargo de los gastos del funeral y del entierro, y solo para que yo no me diera cuenta de que ella había muerto.

Yo me quedé atónito y asqueado por lo que oía...

No podía creer que mi abuelo hubiera sido esa clase de persona, y de que el fuera capaz de hacer algo tan aberrante como eso.

― ¡Así que cuando tu naciste! ― Y eso que estaba escuchando me saco de mis pensamientos ―, yo ya no tenía a donde ir.

Mire cuando ella me decía eso, y pensaba que todo eso no podría ser

cierto, era imposible que todo eso hubiera pasado.

―Y antes de que tú llegaras a este mundo ―decía mi madre intentando controlarse a sí misma.

―Para ese tiempo, ya tu padre se había vuelto muy violento, casi siempre me gritaba solo porque los vecinos me llegaban a ver.

Ya no le importaba lo que los demás llegaran a pensar de él.

Y cuando él me pego la primera vez, me pidió perdón enseguida, y creí que eso jamás se repetiría.Pero con el pasar del tiempo, era cada vez más frecuente y más violento conmigo, se había vuelto muy celoso y posesivo.

Los años has ido pasando y a pesar de todo yo aún pensaba que tu padre cambiaria, pero al parecer estaba equivocada.— ¡Perdóname por eso, hijo!

Y yo la abrase de nuevo cuando dijo eso, quería que ella se diera cuenta de que yo la amaba más que a nada en el mundo y de que comprendía lo que me acababa de decir.

― ¿Que te perdone? ―pregunte yo.

― ¡De que tendría que perdonarte mama!...

―Tú no tienes nada por que disculparte. ― ¡Aquí el único monstruo, es mi padre!

Yo estaba serrando con todas mis fuerzas mis manos, casi hasta hacerlas sangrar, por la excesiva fuerza con la que hacia presión, mientras que le decía eso a mi madre.

― ¡No digas eso hijo! ―.Me miraba mi mama como si fuera ella un Ángel y me decía eso. ―Aunque él sea así, aun así es tu padre...

Y esto que acababa de escuchar me ponía mucho más furioso, ya no podía soportar ver como aun después de toda esa historia que ella me había contado, todo eso sobre mi padre y mi abuelo, y de cómo es que papa había sido tan cobarde, como era posible que el fuera capaz de permitir que mi madre pasara por todo eso, sin que hiciera nada por ayudarla.

La ira y desesperación que yo sentía en ese momento, a causa de todo lo que había escuchado sobre mi padre, era tal, que me era muy difícil poder controlarme.

― ¡Ojala y se muera! ―Ojala y que se muera pronto ―decía yo golpeando la pared de mi cuarto con gran fuerza ―, para que nos deje vivir en paz...

Ese era mi sentir en esos momentos, después de haber presenciado todas esas lágrimas que mi madre había derramado y por todo por lo que yo había pasado.

Pero sin que yo me pudiera dar cuenta; ya que yo estaba serrando los ojos mientras que decía aquello, ella se levantó y me dio una cachetada con su mano derecha.

Y yo caí sentado en el suelo al sentir aquel golpe que ahora me estaba dando mi madre, no entendía su reacción, tan solo me le quede mirando.

― ¡Nunca! ― Mi madre estaba llorando frente a mis ojos al decirme eso ―, tu nunca debes desearle la muerte a otra persona.

― ¿Me entiendes Roberto?, dime, entiendes lo que te digo, hijo...

Pero yo no podía responder a esa petición que ella me hacía, y tan solo pude agachar mi cabeza.No podía ni ver a mi madre a los ojos otra vez, ni mucho menos podía entender aquella súbita reacción de su parte.

Después de que ella me pidiera eso, mi madre corrió a abrazarme, y yo aún permanecía en el suelo, ya que no tenía la intención de levantarme otra vez.

Pero aunque por ella todo eso pasara, y aun después de que me hubiera abrazado, aun así yo no era capaz de comprenderla.

― ¡Lo siento hijo! ―mi madre me estaba pidiendo perdón por lo que había pasado antes ―, de verdad lo siento mucho.

Pero porque es que esto estaba pasando esta vez, a que se debía todo lo que había ocurrido; eso me preguntaba yo. ― ¡Por favor perdone Roberto!

Después de eso ella dejo de abrazarme y me sujeto del hombro con sus manos, esas manos las cuales parecía ser tan delicadas, aquellas que yo

no había notado nunca.Y que no sabía que fueran de esa manera...

Yo estaba muy asombrado por todo lo que había pasado, por aquella historia que mama me había contado y por su reacción, cuando ella me golpeara antes.

Pero todo eso se terminó cuando escuchamos un paso que parecían provenir de afuera de la casa.Mi madre se levantó para poder ver quien podría ser aquella persona que acabamos de escuchar acercarse.

― ¡Es tu padre! ―.Yo pude ver a mi madre sujetarse ambas manos, las cuales parecían estar temblando de miedo y angustia.

Entonces yo pude notar ese miedo que ella sentía al ver llegar a mi padre, y eso era algo que ella nunca pudo ocultar; sin importar cuanto tratase de hacerlo siempre fue imposible.

La llegada de esa persona le causaba un gran temor, y ella era incapaz de poder hacer algo para disimularlo, era superior a ella.

― ¡Tu padre ya regreso, ―decía con miedo ―será mejor que tú te quedes aquí Roberto!

Yo iré a hablar con él, para ver si ya no está molesto; así que tú espera en tu cuarto y no bajes.

Luego de que mi madre serrara la puerta, y se fuera a ver a mi padre, yo la vi tan lejos, se estaba alejando de tal manera que me daba la impresión de que ya no la podría ver nunca más.Como si aquella persona que se estaba yendo, y a la cual estaba mirando, no fuera la misma que yo había conocido antes.

A pesar de lo que sentía, yo me había quedado encerrado en mi cuarto, haciendo caso a lo que mi madre me había pedido antes de marcharse, y esperaba que nada pasara.

Pero aunque eso quería, aun así logre escuchar a mi madre como si ella estuviera demasiado lejos de mí, y la oía como si se estuviera quedando cada vez más lejos, era como si la vida que había tenido en aquellos años se estuviera acabando ahora.

Solo alcance a reaccionar de todo cuando escuche los gritos de dolor y agonía, mi madre estaba sufriendo, ella que antes había estado conmigo, ella quien había curado mis heridas, ahora esta vez ella estaba

gritando, pero era como si nadie a parte de mi pudiera oírla.

También podía oír la voz del que fuera mi padre, quien al parecer le estaba reclamando a ella, el que yo fuera de esa manera; como si la persona que estuviera mal fuera yo y no el.

― ¡No por favor no Alberto! ―dijo mi madre ―, no lo hagas.

Y entonces ella era jaloneada por mi padre de tal manera que parecía que este le quisiera arrancar el brazo.

―Tú tienes la culpa de todo esto. ―Escuche decir a mi padre.

— ¡Es por eso que tu hijo es de así; eres una zorra!

Esto fue lo que yo alcance a escuchar desde mi cuarto; como era posible que el dijera algo así de mi madre, pensaba yo muy molesto.

Yo permanecía encerrado dentro de mi cuarto, estaba detrás de la puerta oyendo todo lo que él le decía a mi madre, y no podía creer que eso estuviera pasando.

Estaba muy golpeado debido a lo que él me había hecho antes, gravemente lastimado, apenas y me podía poner en pie, pero a pesar de cómo estaba me había dirigido a la puerta de mi cuarto.Desde ahí, yo podía escuchar con más claridad aquello que estaba sucediendo ahora.

Y al escuchar aquello intente ir a detener a mi padre; pensé que podría hacerlo, pero en eso mi madre me vio cuando estaba llegando, y con un ademan, me decía que no fuera, que me quedara dentro de mi cuarto y esperara ahí.

Aun cuando ella estaba siendo salvajemente maltratada de esa manera por aquel monstruo, ella quería que no interviniera, y esto me hacía sentir tan impotente.

A pesar de todo lo que yo sentía en ese momento, no era ni capaz de hacer algo para poder ayudar a mi madre, que clase hijo era yo; que tan solo permanecía quieto mientras que mi madre sufría así.

Frustrado en aquella ocasión, y ante todo lo que había pasado ese día, yo solo pude regresar a mi cuarto, y mientras lo hacía, no podía creer lo débil que era en ese momento.

Ni siquiera había sido capaz de ayudar en ese momento a la persona que más me importaba, ella por quien yo vivía, estaba dejando que ella sufriera terriblemente.

Y el ver todo eso me ponía muy furioso, iracundo, no era capaz de soportar todo eso por más tiempo, ni tan poco estaba decidido a esperar a que alguien me ayudara.

Jure ante aquellas paredes de mi cuarto, a las que yo estaba golpeando, que me haría más fuerte, debía serlo para poder ayudar a mi madre, y también para detener a quien para mí era la representación de un demonio o un monstruo. Y decidí volverme fuerte, así que con esa convicción, yo aprovechaba cualquier oportunidad que tenía para que mi cuerpo agarrara fuerza, y ejercitaba mi cuerpo cada vez que podía.

Aun cuando me quedaba en la escuela o en la casa, aun así yo aprovechaba cuando me quedaba solo, y para esto había implementado unas cosas muy pesadas que tenía, las cuales ocultaba en la escuela, y las usaba en secreto, para que nadie se diera cuenta.

Y a con forme pasaba el tiempo, poco a poco yo estaba consiguiendo mi objetivo; esto sin que mis padres o las demás personas supieran nada al respecto.

Pero las cosas en la casa todavía seguían de la misma manera, y mi madre aún seguía siendo maltratada por mi padre, quien hacia lo que quería sin que nadie lo detuviera, aun podía escuchar cuando él la golpeaba, pero aunque yo tuviera que esperar un poco más de tiempo, yo detendría a ese monstruo; esa era mi meta.

Ferviente Deseo

Así siguió pasando el tiempo en aquel lugar para mí, primero días, luego semanas, después meses, y al último año.

Y en ese tiempo yo aún seguía haciéndome cada vez más fuerte, pero para mí la espera se hacía cada vez más insoportable, ya que siempre tenía que soportar el tener que escuchar a mi madre llorar, y ver comportarse de esa manera a mi padre.

Poco a poco, al igual que mi fuerza aumentaba, así también lo hacia el odio que sentía hacia mi padre, hacia aquella persona tan terrible para mí y para mi madre.

Algunas veces tenía que golpear algo para no salir y enfrentar a mi padre, ya que yo sabía que aún no era lo bastante fuerte para eso.

Pero aunque me tomara un poco más de tiempo del que había pensado, yo estaba decidido a lograr lo que me había propuesto, ese era mi objetivo, y no pensaba permitir que nada me impidiera hacerlo.

Y aunque yo me había vuelto mucho más fuerte de lo que era antes, yo todavía tenía que aparentar que no lo era, y tenía que soportar en la escuela y en la casa, debía soportar todo eso.

Yo aguante todo, los constantes problemas en mi casa, y los golpes que mi padre le daba a mi madre, así como aquellos insultos y golpes de mi padre y de mis compañeros en la escuela, los que aún se seguían aprovechando de mí, solo que esa vez era yo quien se los permitía.

Incluso aquel profesor que daba clases en la escuela, en especial a quien llamaban Don José; quien era el que continuamente me hacía barrer toda la escuela hasta muy tarde; pero eso ya no me importaba más.

Porque aunque así fuera, aunque aquellas personas cercanas a mí se siguieran aprovechando de mí.Esta vez ya no era lo mismo, no era igual, ahora era muy diferente de cuando no sabía qué hacer.

Ya que ahora era yo, y no ellos, quienes mandaban, solo que aún no lo sabían, porque era yo quien les permitía creer que aún les tenía miedo, y les hacía pensar que se podían aprovechar de mí.Y como casi siempre salía de la escuela muy tarde, mi padre casi siempre me golpeaba por llegar tarde, y me decía que era un cobarde

por permitir eso.

Yo tenía que aguantar lo que sentía, al escuchar aquellas palabras por parte de aquella persona, y aun cuando mi padre me dijera eso, yo sabía que no era así; que él era el cobarde, y pronto se lo haría saber.

Y así siguieron pasando los años, mi padre jamás cambio y mi madre tampoco lo hiso, solo yo estaba decidido a hacerlo, solo yo estaba cambiando.

Pero decidí esperar y aguantar todas esas cosas, siempre viendo como poco a poco se deterioraba más y más mi madre, y cada día que pasaba se me hacía muy largo.

Y fue así, es de esa manera como yo pase mis días de infancia en aquel lugar tan solitario para mí, aquellos días que nunca pude olvidar y que siempre estaban muy presentes en mi mente.

Aquí termina la primera parte de la historia, y de la vida de Roberto, cuando fuera un niño solamente.