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32 DTLUX. COM SELECTED MÁXICO Un lugar donde volver a nacer TEXTO MARÍA SEGADE. RIVIERA MAYA Pocas culturas son tan nobles como la maya. La provincia de Yucatán permite acercarse al ritmo de vida de sus nativos e incluso revivir sus rituales, próximos al renacer. Tras visitar Tulum, Cobá, Tres Reyes y Grand Palladium White Sand se pueden soplar las velas de la tarta. Un verdadero maya, de los que ampara el derecho consuetudinario y se desenvuelve con agilidad en alguna de las 30 lenguas de su cultura, no te va a desear los buenos días. Él te dirá ‘Maalok’in’, que es lo mismo sal- vo por un matiz importante. Para una de las grandes civilizaciones del mundo antiguo, que una jornada sea o no memorable depen- de de los esfuerzos que se hagan para ello. ‘Maalok’in’ es algo así como ‘Gánate el día’. Sin salir de la península de Yucatán, se pueden exprimir tanto las 24 horas como para marcar un segundo cumpleaños en el almanaque. Antes de que se acueste el sol da tiempo a visitar los tres estados mayas —cielo, tierra e inframundo— y completar el ciclo de la vida. MÁS ALLÁ En México, el inframundo no está plagado de demonios ni de monstruos. Es un nivel más. Allí entienden la vida como un árbol que abarca los cielos con su copa y hunde sus raíces en las profundidades de la tierra. Su portal en la superficie son los cenotes. En Yucatán, donde ahora hay hoteles, restaurantes y más hoteles, antes había ma- natíes, tortugas gigantes y coral. La penín- sula estaba sumergida hasta que impactó en ella un meteorito y se unió a América, por eso su suelo es poroso. La lluvia se filtra creando estos ríos subterráneos que se abren al cielo. Nadar en un cenote es un privilegio y una decisión. En el momento de la inmersión la piel tiene que estar limpia. Libre de maquilla- je, repelentes y crema solar. Las encargadas de purificar el agua son bacterias anaeróbi- cas que no neutralizan químicos. El Cenote Esmeralda, en Tres Reyes, es de los pocos que conserva cierta privacidad. Se accede a él por caminos salvajes y cemente- rios de colores. Lápidas rosas y moradas para las difuntas, rojas y verdes para ellos y azul cielo para los bebés. Un sacerdote te bendice al llegar. Es lugar sagrado. La respuesta a su retahíla maya de buenos deseos es ‘Yumbo- tik’. Su particular ‘gracias’ resuena sumergi- do con murciélagos de la fruta en el techo y peces bigotudos a los pies. MIRADA AL CIELO El respeto por la naturaleza acompaña a los mayas desde sus orígenes. Aunque cono- cían la rueda, como demuestran los graba- dos de sus vestigios, carecían de animales de tiro. No tenían elefantes ni caballos. Sus jaguares, lejos de ser cargados, jugaban cual felino doméstico con los niños. Se hicieron a sí mismos sin esclavizar. Conectaron el país mediante el comercio con su cuerpo como vehículo. Hasta 10 km podían recorrer al día tirando de cestos de maíz con la frente. Eran además expertos en ingeniería ci- vil. Maestros en calendárica. En las ruinas de Tulum se ve su inteligencia estratégica. La ciudad, que en sus tiempos resplandecía con murales de colores, se construyó en la parte más alta del Caribe mexicano. Así aprovechaban el segundo arrecife de coral más grande del mundo para defenderse. 1 2 3

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Page 1: RIVIERA MAYA Un lugar donde volver a nacer · RIVIERA MAYA Pocas culturas son tan nobles como la maya. La provincia de Yucatán permite acercarse al ritmo de vida de sus nativos e

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SELECTEDMÁXICO

Un lugar donde volver a nacer

TEXTO María segade.

RIVIERA MAYA

Pocas culturas son tan nobles como la maya. La provincia de Yucatán permite acercarse al ritmo de vida de sus nativos e incluso revivir sus rituales, próximos al renacer. Tras visitar Tulum, Cobá, Tres Reyes y Grand Palladium White Sand se pueden soplar las velas de la tarta.

Un verdadero maya, de los que ampara el derecho consuetudinario y se desenvuelve con agilidad en alguna de las 30 lenguas de su cultura, no te va a desear los buenos días. Él te dirá ‘Maalok’in’, que es lo mismo sal-vo por un matiz importante. Para una de las grandes civilizaciones del mundo antiguo, que una jornada sea o no memorable depen-de de los esfuerzos que se hagan para ello. ‘Maalok’in’ es algo así como ‘Gánate el día’.

Sin salir de la península de Yucatán, se pueden exprimir tanto las 24 horas como para marcar un segundo cumpleaños en el almanaque. Antes de que se acueste el sol da tiempo a visitar los tres estados mayas —cielo, tierra e inframundo— y completar el ciclo de la vida.

Más ALLáEn México, el inframundo no está plagado de demonios ni de monstruos. Es un nivel más. Allí entienden la vida como un árbol que abarca los cielos con su copa y hunde sus raíces en las profundidades de la tierra. Su portal en la superficie son los cenotes.

En Yucatán, donde ahora hay hoteles, restaurantes y más hoteles, antes había ma-natíes, tortugas gigantes y coral. La penín-sula estaba sumergida hasta que impactó en ella un meteorito y se unió a América, por eso su suelo es poroso. La lluvia se filtra creando estos ríos subterráneos que se abren al cielo.

Nadar en un cenote es un privilegio y una decisión. En el momento de la inmersión la piel tiene que estar limpia. Libre de maquilla-

je, repelentes y crema solar. Las encargadas de purificar el agua son bacterias anaeróbi-cas que no neutralizan químicos.

El Cenote Esmeralda, en Tres Reyes, es de los pocos que conserva cierta privacidad. Se accede a él por caminos salvajes y cemente-rios de colores. Lápidas rosas y moradas para las difuntas, rojas y verdes para ellos y azul cielo para los bebés. Un sacerdote te bendice al llegar. Es lugar sagrado. La respuesta a su retahíla maya de buenos deseos es ‘Yumbo-tik’. Su particular ‘gracias’ resuena sumergi-do con murciélagos de la fruta en el techo y peces bigotudos a los pies.

MIRADA AL cIELoEl respeto por la naturaleza acompaña a los mayas desde sus orígenes. Aunque cono-cían la rueda, como demuestran los graba-dos de sus vestigios, carecían de animales de tiro. No tenían elefantes ni caballos. Sus jaguares, lejos de ser cargados, jugaban cual felino doméstico con los niños. Se hicieron a sí mismos sin esclavizar. Conectaron el país mediante el comercio con su cuerpo como vehículo. Hasta 10 km podían recorrer al día tirando de cestos de maíz con la frente.

Eran además expertos en ingeniería ci-vil. Maestros en calendárica. En las ruinas de Tulum se ve su inteligencia estratégica. La ciudad, que en sus tiempos resplandecía con murales de colores, se construyó en la parte más alta del Caribe mexicano. Así aprovechaban el segundo arrecife de coral más grande del mundo para defenderse.

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Page 2: RIVIERA MAYA Un lugar donde volver a nacer · RIVIERA MAYA Pocas culturas son tan nobles como la maya. La provincia de Yucatán permite acercarse al ritmo de vida de sus nativos e

INSTANTÁNEAS QUE SON MOMENTOS. 1. Suite maya del Grand Palladium White Sand Resort & Spa. 2. Cenote Esmeralda. 3. La segunda mayor barrera de coral protege de manera natural Tulum. 4. Complejo Grand Palladium Riviera Maya. 5. El restaurante Opavao de Palladium Riviera Maya fusiona México con Brasil. 6. Uno de los templos de Cobá. 7. y 8. El avistamiento de tortugas y el Beach Club son actividades que oferta Palladium.

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A media hora de Tulum está Cobá. Este yacimiento arqueológico cuenta con varios templos que doblan en altura a la selva. Si subes los peldaños de estas atalayas de pie-dra —de pie o a gatas, menos rodando todo vale—, tendrás ante ti un cielo de árboles.

Aprovecha. La erosión del turismo hará que estas moles, antes reservadas a reyes y sacerdotes, vuelvan a ser igual de exclusivas.

PIsA TIERRA El Grand Palladium White Sand Resort & Spa es un paraíso terrenal. El sitio idóneo donde soplar las velas tras esta jornada de renaci-miento. Su nombre se lo da la extensa playa privada de arena blanca que tiene enfrente. Allí se celebran unas cuatro bodas al día.

En menos de lo que se ve a un sereque, el simpático roedor mexicano, se puede llegar desde sus habitaciones a Zentropia Spa. Un remanso de paz donde disfrutar de relajan-tes masajes a base de vino. Mejor untarse en él que beberlo cuando te rodean botellas de tequila o mezcal. En el bar Hemingway prefieren el segundo. “Como el caldo, mejor viejito”, se escucha detrás de la barra.

Y para que el alcohol no caiga mal, na-da mejor que cenar en alguno de los nueve restaurantes temáticos de Palladium. En La Adelita sirven platillos 100% mexicanos, que no tex-mex, con sus tamales y salsas chi-potle. Los yanquis salen de allí deseando los “buenos nachos” a los conductores de los ‘golf buggys’, necesarios para moverse por todo el lugar. Pues buenos nachos tengan.

GUÍA PRÁCTICACómo llegar. Air Europa tiene vuelos directos a Cancún y ofrece servicio de WiFi a bordo. aireuropa.comDónde dormir. El Grand Palladium White Sand Resort & Spa se sitúa en uno de los mejores enclaves de la Riviera Maya. Está dentro del quinteto de hoteles cinco estrellas todo incluido que Palladium Hotel Group tiene en la zona. Salpicado por manglares y piscinas, un paseo por sus caminos te encara a flamencos e incluso a cocodrilos. En Palladium son expertos en crear experiencias únicas. Su equipo Smile Service, gratuito y muy bien bautizado, se encarga de sorprender al huésped afortunado. Con la ayuda de un gancho, estos animadores del hotel orquestan románticas cenas en barco o segundas nupcias. Por algo Palladium tiene una gran comunidad de fieles. Ctra. Federal Chetumal- Puerto Juárez. Playa del Carmen, Q.R., México. palladiumhotelgroup.com

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