rivers - la paradoja pastoril del arte natural - egloga iii
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7/26/2019 RIVERS - La Paradoja Pastoril Del Arte Natural - Egloga III
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LA
POESIA
DE
GARCILASO
netos,
cinco
odas,
dos elegfas, y una epfstola
preceden
a las
tres eglogas, qile forman claramente sus
obras
earacterfs
tieas, la culminacion
de
todo el libro. La Egloga II es el
primero y mas ambicioso experimento
de
Garcilaso
en
el
genero,
1.885 versos
en
los que un
tema
basieo
de amor
pastoril
es
elaborado
en
forma narrativa,
Hrica
y
dramatica;
posee tambien
un
tema, secundario
y
mas historico, de
accion epiea y
cortesana.
La
simetria de esta
egloga polio
metrica
ha sido puesta en claro, y su esencial unidad tema
tica ha sido convincentemente defendida l; no obstante,
debe rccOlloccrse
Sll
constrllccioll n:lativamelllc
dirllsa,
si
se 1a compara con las l ~ g l o g a s I y lII, mucho mas
brcves
y de organizadon m ~ \ s ajustada. El orden de
prescntaci6n
en
la
primera
ediei6n
no
es, a mi parecer, accidental; cl
lector
avanza desde las canciones puld'amente equilibl adas
del desdciiado
Salicio y
del
dolorido Nemol Oso a a un
largo y complicado
poema donde
estos mismos
pastores
estan subordinados como
tales
petsonajes
a
Albanio,
al
que
el
~ I e s e o sensual ha enloquecido,
y
desde
alH,
en la
Egloga III, regresa a un mundo mas trabado de ninfas
fluviales, donde se recuerda pero no se representa el dolor
de
Nemoroso, y en el que
dos nuevos pastores
cantan aeerca
de
sus dichosos amores. El
elemento
COmlll1 a estas tres
eg\ogas es la misma ficci6n
pastoril,
POt supuesto, y el
pastor que
reaparece,
Nemoroso, se ha supuesto tradicio
nalmente
que
representa
a
Gfrcilaso
en
su papel de amante
de
la
dama portuguesa
Isabel Freire (Elisa).
La
Egloga I
2. Ver eI diagrama metl ico en Lapesa, op. cit., pllg. 98; vel tam
bien
R.
O.
Jones, The Idea of Love in Garcilaso s Second Eclogue.
MLR, 46, 1951, pags. 388-395. .
3.
Entr e los amilisis mas imp ol tantes de Ia Egloga I
se
encuentran
los de Lapesa. op. cit., pags. 124-143; de A. A. Parker, Theme and
Imagery in Garcilaso s F irst Eclogue, BSS, 25, 1948, y de M. Arce.
La egloga primera
de
Garcilaso,
La Torre,
I, 2, abril-junio 1953.
PARADOJA PASTORIL
DEL ARTE
NATURAL
289
es virgiliana en un
sentido
bastante convencional; en la
II,
1a
caza, el
amor,
la 10cura
y
la guerra parecen
represen-
tar el desorden y
1a
variedad rieamente sensuales de la
misma naturaleza; la I I I es una sfntesis sabiamente di
rigida de los conve-r;-cionalismos clasicos
y
del paisaje to
kdano,
del arte
y
de la
naturaleza.
La
simetria formal
de la Egloga III es, en sus lfneas
generales,
matematicamente
precisa. Sus 47
estrofas
en
octava
rima, cada una sintactieamente autonoma, se dividen
pl ccisamcnte en tres grandes grupos:
un
gl l1pO central,
dclilllilado con gl :111 c1aridad, de 21 eSll ofas (105-272)
declicado exclllsivamente a la dcscripcion de las telas
bor-
dadas en oro y sed a de las ninfas, pl ecedido por 13
estrofas
introdllctorias
y
seguido
de 13 estrofas
finales. Dentro
de
cada uno de estos t1 CS grllpos ptincipalcs, pueden dis tin
guirsc sllbgrupos igualmente determinados, pero displ1estos
con
menos
simetda.
I.
II.
ESQUEMA
13
estl otas pl elimillares
A) 7 estrofas de dedicatoria
B)
6 estrofas
describiendo
el escenario
y
la
entrada de las
ninbs
21
estro/as centrales
A) 2 estrofas preliminares relativas a los
tapices
B) 18 estrofas centrales
a
3 estrofas sobre Orfeo
y
Eurfdice
b 3 estrofas sobre Apolo y Dafne
c 3 estrofas sobre Venus y Adonis
d 9 estrofas sobre Elissa y Nemoroso
C) 1 estrofa final relat iva a los tapices
19. RIVRKS
est.
1-7
8-13
14-15
16-33
16-18
19-21
22-24
25-33
34
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LA
POESIA DE GARCILASO
II
1. 13 estrofas finales
A
4 estrofas de transieion presentando a
los
pastores
B) 8
estrofas del eertamen amebeo
C) 1
estro fa final: sum ersion de las ninfas
est. 35-38
39-46
47
La introduccion
general consta
de
siete estl Ofas de de
dicatoria dirigidas a Ia illustre y herffi-osissima Mari a, y
de seis estrofas que describen Ia escena
y
la accion preli
minar de las ninfas. El final consta de cuatro estrofas de
transicion, que introducen
el
distante canto de l()s pastorcs;
las ocho estl Ofas de su canto alterno; y una estrofa ultima
en Ia que se oye a los pastores en
el
momento de asonHlr,
y en Ia que se ve a las ninfas huil sutilmente y desapareccr
en silencio bajo las ondas. El grupo central de 21 eSti ofas
tiene sus propias introduccion
y
conclusion internas, de
dos
y de una
estl Ofa, resp ectiv amente ,
en
las
que
se pasa
l evista al
genera y al arte de los tejidos bordados; las
18 esttbfas restantes consisten de tl es subgru pos de 3
(los antiguos mitos de
Orfeo
y Euridice, Apolo y Dane,
Venus y Adonis) y
uno de
9
(el
moderno mito pas
toril de Elissa
y
Nemoroso). Estas nueve estrofas constitu
yen claramente la culminaci6n de la secci6n central del
poerna, y del poema como un todo. Una simctda dicslra
mente
asimetrica nos lleva a concentrar la atencion
en
la
muerte de
Elissa; esta escena, como veremos, sintetiza las
intuiciones mas significativas del poeta en relaci6n con
Ia naturaleza,
el
atte y la imitacion en poesia.
I
Las hiperboles de la
d e d i c a t o r i ~ a _ J Y l a l - ~ ~ _ ~ o n ~ i . t ~ _ Q u c l ~
c o n s c i e n w ; : ; - e - ~ t ~
c o n v e n c i o n a r e ~ o n
ejempio del lexico
~ ~ ~
PARADO]A PASTORIL DEL ARTE NATURAL
291
del a11101 cortes dirigido con cuidadosa correccion (
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LA
POEsiA DE
GARCILASO
por la soledad
y
el contacto con la naturaleza.
Y
sin embar
go,
el
mito pastoril tiene una vaIidez lIoiversal.-pnes eL
hombre
sonara siempre con la Edad de Oro, un mundo
natural sin
corrupd6n
en que los seres humanos son
con mayor simp
idda
y
autentiddadj
es a este mundo
imaginario, en el que el arte ro ordona una se unda
melor
natura
eza, a que Garcilaso, con suave ironia, invita
a Maria, y
allector,
a penetrar:
estrola 6 Aplica pues un rato los sentidos
11
baxo son de mi
~ m p o n
rudn,
,indigna de llcgar a hIS oydos,
pues d ornamento y gracia va desnuda;
mas ;a las vezes son mejor oydos
cl Pllro ingenio y
lengtH\
casi mucla,
testigos limpios d animo inocente,
que ']a curiosidad del eloqiiente.
(41-48)
En cada una de su eglogas cuida
Gardlaso
de sumergir
profun(Iamente allector
en
In atmosfera semimistica de
un
locus amoenus eternamente edenico, un lugar pacifico y
sombreado, compuesto pOl' 10 general de al menos un
arbol, bland a hierba y un cOl riente mananti al 0 arroyo, 0
quizas algunas brillantes flores, el canto de los pajuros
y
una suave brisa. Este paisaje idealizado, que R: E. Curtius
ha definido e investigado como un topos a traves de Ia
poesia griega
y
latina
en el
capitulo X de su Europaische
Literatur und lateinisches Mittelalter (Berna, 1948), cons
tituye un escenario
esendal
para las ninfas
y
los pastores
de
la tradicion pastoril clasica; sEbre este mismo fondo,
q u e . ~ l a l ~ g ~ r i s ~ ,
~ e ~ l e ~ ~ J . l l a b i a
utilizado con frecucncia
con flnes bastante d i f e r e n t e ~
el
poeta del Renacimiento
proyecta sus d o l i e n t e S - ~ ~ a ~ t ~ s , ' - p - ~ r a que entren en c o n t ; ~ t o
PARADOJA PASTORIL DEL ARTE NATURAL
293
con una naturaleza sumamente estilizada. ElloCtis amoenus
de Garcilaso se encuentra en cada caso hondamente enrai
zado en el mundo mitico de esta tradici6n pastoril 4; en la
Egloga
III
este mundo esta sugerido de forma mas con
movedora que nunca y al mismo tiempo adquiere una
ubicaci6n geografica conocida en las margenes del do Tajo,
cerCI de la ciudad natal de Garcilaso, Toledo.
estl Ofa 8 Cerca del Tajo, en soledad omena,
de
verdes sauzes
ay
una espessuta
toda
de
yedra reves tkla y
Hena,
que
pOl
cl tronco
va
hasta d a:ltura
y
ass
Ia
texe arriba
y
encadena
que'o} sol
no halla passo a.la verdura;
el aglla bana el prado wn sonido,
alegran do In yerva
y
el oYda.
(57-64)
4. Podemos estar seguros de 1a continuidad de la tradici6n literaria
c\asica en
cl
caso de Garcilaso, cuyo directo contaeto con textos de
Virgilio y de Sannazaro se halla perfeetamente documentado. En
1:1
Eglor,a
I
eneontramos a Salicio reeostado /
a1
pie d una alta haya
en la verdu ra / por donde una agua clara con soniclo / atravessava el
fresco y verde prado.
AI
comienzo de la Egloga
II
Salicio describe una
escena simb6lica en
10
esencial identica en estas palabras de tono
onirico: Combida a
un
dulce sueno / aquel manso rlildo / del agua
que
lu
elurn (ucnte embin, / y Ins lwes sin ducfio, / con ca nto no
apprcndido, / hinchen c uyrc de dulce armonia.) Posibles contribu
ciones medievales a sus versiones del locus omoel1t1s estan peor inves
tigadas; puede indicarse por
10
menos una similitud entre las estrofas
iniciales de los lvlilagros de
Nuestro Sc iora
de Berceo y los versos
del comienzo
cle
la Egloga II: ( ... ] un prado / verde e bien
s e n ~ i d o
de /lores bien poblado (. .. ) / Manavan cad a can to fuen tes daras co-
rrientes, / en verano bien frias, en yvierno calientes) y E n medio del
invierno esta templada / e agua dulce clesta clara fuente , y en el
verano mas que nieve elada. No hay duda en c u a n ~ ~ a la identidad
clel
to as
en 10 ue se l efiere al re ertorIQ...4Lim:igenes d . ~ _ E ~ ~ ~ l e z a i .
~ " . ~ . ~ . t L Q _ J , ~ g ~ i c o
0
simb61ico es sin embargo porcompleto distinto
en los dos contextos poticos.
------
I
i '
i\.:
iI
:.
,,
i,' ,
-
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LA
POEsiA DE GARCILASO
Para l analisis estilfstico definitivo de esta estrofa y de las
cuatro que siguen, habremos de acudir a las brillantes
pclginas de Damaso Alonso, en las que se muestra como
l
gentil dominio de Garcilaso sobre el orden de las pala
bras, el ritmo, la rima y el encabalgamiento contribuyen
eucadsimamente a Ia : : . ~ m o s f e r a _ ~ ) l ~ l p t u o s a sensualidad;
ellector
se encuentra
en
un
mundo
de sombra y de agua:
de Iuz y color observado
al
mediodfa, de ninfas que emergen
de las honduras del rio para disfrutar de una siesta pas
toril bajo los arboles. --a naturaJeza mjsma s t w l l l ~ ~ -
lada como articul armente artificial, como
l atura
arti[exJ
a hiedra entreteje y liga las cimas de los ar oles, antici
eandose, pues, a las ninfas. gue de igual forma tejernn
tapices. Este tejido de hiedra proporciona
un
quitasol
tural, un agradable
fdo 86),
que ha de proteger a las
ninfns contra los estragos del ardiente sol de mediodfa,
el sol subido en la mitad del delo (78), con sus suge
rencias del meridianum daemollium
r.. Dentro
del refugio
de este bosquecillo de sauces, ~ u corriente realiza a
la vez una doble fundon, una natural y
otra
artificial:
suena mientras bufia el cesped, deleitando la hierba con
riego natlll"al y al of do humano con esa mllsica natural que
con tanto arte supieron emplear los jardinetos moros de
Toledo y Granada. Esta musica susmrnnte encuentra pron
to su
contrapunto
en la de las abejas (
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LA POESIA DE GARCILASO
en estambre 50tH quaJ convenfa
para seguir el delioado estHo
del oro,
ya
tirado en rico hi'lo.
(105-112)
e trofa 15 La delicada estambte el'a distinta
de las colares que antes ,Ie avian dado
con
Ia
fineza de
,Ia
var,i-a
tint,a
que se halla en Ias conchas de. pescado;
tanto arteficio muestra en
10
que pinta
y texe cada nympha en su labrado
quanta mostrarol1 en
sus
tablas antes
d celebraclo
ApeHes
y Timantes.
(113-120)
En estas dos estrofas se insiste
ptindpalmente
en el
proccso de convertir las matetias primas de la naturaleza
(las legendarias pepitas de oro del Tajo, las verdes hojas
y las tintas de las conchas) en materiales artfsticos; hilos
de oro y hebras
de
seda 0 tefiidas de colores varios. Garci
laso l11uestra, en verdad, sumo ingenio al sefialar el odgen
pastoril de la seda a semejanza de los orfgenes pis
catorios, estableddos en
la
literatura clasica, del oro y la
purpura;
todos estos materiales son, pOl' supuesto, faeil
mente accesibles a nuestras anflbias ninfas. Exisle una ana
l,?gia entre la actividad creadora de las ninfas
y
la del
poeta
misl11o;
terminos como convenfa y estilo per-
I
6,
Ningun
comentarista ha considerado necesario,
que
yo sepa,
seiialar
el
hecho de
que
las verdes hojas eran reduzidas
en
estambre
soti\ gracias a los gusanos
de
seda.
No
solamente es esta la unica
explicaci6n
que
parece tener sentido, sino
que
se encuentra c1aramente
indicada
en
Ia fuente inmediata de Garcilaso, Ia Arcadia de Sannazaro,
Prosa
XII:
quivi
dentro
sovra verdi tappeti tl Ovammo alcune Nimfe
sorelle di dei, che con bianchi e sottilissimi cribri cernivano oro, sepa
randolo de Ie
minute
arene; altre filando
Ii
riducevano in mollissimo
stame, e quello con sete di diversi colori intessevano in una tela di
maraviglioso artificio
[ . }.
PARADOJA PASTORIL
DEL ARTE
NATURAL
297
tenecen a los preceptos poeticos relativos al decoro esti
Hstico. Igual
que
Ia hiedra teje matices
en
las cimas de los
arboles y las ninfas bordan sus imagenes de se d a y oro, el
poeta teje su tela de excelsa poesla con vulgares vocablos
espafioles. Ya que, despues del proceso tecnol6gico de la
fabricad6n de hebras
de oro
y de color, tenemos en la se
gunda
parte
de la estrofa
15
una significativa
referenda
al
proceso artistico, el artefido por el que las ninfas con
vierten estas hebras en obras de arte pictorica, comparables
a las tabulae de dos famosos pintores griegos.
Apeles era famoso porIa
grada
XciPI
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LA POEsiA DE GARCILASO
vemos representadas en dos escenas la muerte y segunda
perdida de Euridice, can
una
escena final en la que
Orfeo
se quexa
al
monte
solitario en vano. Acto seguido, Apolq
deja la caza para perseguir a Dafne, pero los brazos de
esta se vuelven ramas, sus cabellos hojas, y sus pies tor
cidas
rakes;
es
el
desolado amante el que ocupa la escena
final: l1ora
eLamante
y busca
el
ser prime1'Q, / besando
y
abrar;ando aquel madero'1
En
tercer lugar,
un
jabaH y
un joven cazador se atacan mutuamente; Adonis, m01'taI-
mente
heddo,
es abrazado en
Ia
escena final
par
una des
consolada
VCIIIIS.
ESle pinna secunc1ario de escenas mito
l6gicas est,} emparentado can el mllndo de Ins Metamor/osis
de manera mas explicita que 10 esta
el
plano principal dc
las ninfas que teien los tapices.
En
estas conocidas historias
(para Ia de
Orfeo,
Garcilaso se inspira tanto en la versi6n
de Virgilio como en la de Ovidio), las transformaciones no
son fantasias escapistas 0 juguetones trucos de la imagina
ci6n, pues se percibe
que
la postrera transformaci6n de la
naturaleza es
la
de la muerte, en que la persona amada desa
parece como simple sombra en el triste reyno de la
escura gente (139), 0 se vuelve en un insensible
tro2O
de
madera 0 tine las flo res blancas con roja sangre, convertido
en un cllerpo sin respiraci6n.
En
vez de ser un acto
colaboraci6n
entre el
hombre
y
la naturaleza, transform
a-
ciones tales constituyen un tremendo desaffo al hombre en
cuanto amante
y
artista: ~ C m o ha de aceptarse un dolor
asf de inmediato y ser transformado
pOl'
el poeta en obra
de arte? Incluso Odeo el musico fracasa, 1'01' falta de dis
ciplina (
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300
LA
POESIA
DE GARCILASO
sobrepasa
el
dolor
descrito
de Orfeo,
Apolo y Venus.
Para
la expresion de su dolor
pOl' el propio
Nemoroso, se nos
envia, en los versos
250-252,
a la Egloga I; Nise solamen
te desea
difundir
a traves del rei no
de Neptuno,
rio abajo
hasta Portugal, la triste historia ya hecha publica entre los
pastores
de
Castilla.
Esta
representacion indirecta
de Nemoroso, que de al-
guna manera representa a Garcilaso mismo, constituye un
elaborado ejemplo del destacar pOl' elusion,
de klassische
Damp ung.
Recordemos el lamento de Nemoroso pOl' Elis
sa
l11ucl'ta
cn la Egloga
I. El
fertil paisajc
quc
habia sido
escenario de su dicha comun (
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302
LA POEsiA DE GARCILASO
cstro/a 34 Destas islorias tales .varladas
eran .Jas telas de lasquatro hermanas,
-las quales con eolores matizadas,
claras las Juzes, de .Jas sombras vanas
mostravan a Jos ojos relevadas
das cosas y figuras
q ~ e
e r ~ n - T I a n a s ,
tanto que
al
pareeer d cuerpo vono
pu'diera ser ,tomado can lla mana.
(265-272)
S p i t ~ ~ f ha explicado ampliamente las teorias delslllt9
Cl1l'O de la antigi.icdad y del R c n a c i m i e l 1 t o , - - l l i ~ p - i l c i t a s CIl
esta estrofa; Garcilaso bien puede haber tenido presente
alguna rase como aquella de Leon Battista Alberti
(Della
pittura, 1436): 11
lume e l ombra fanno-----.Qarere
Ie
cose
rilevate 8. Ciertamente
conoda
la larga tradician literarTa
~ ~ o
en Homero, que proporciona multiples ante:
cedentes no solo para la descripcian, en un poema, de es
eenas artfsticamente descritas, ya sean eseulpidas, pintadas
o tejidas, sino tambien para el comentario simulutneo, de
forma mas
0
menos tecnica, sobre las maravillas de Ia ilu
sian artfstica o. Sean los que fuesen los pasajes de los au-
8.
Ver Herrera, Anotaciones,
p ~ g s . 674-676, y Spitzer,
op. cit.
9. Aunque este lipo especial de l K f r C X ( J , ~ 0 descriptio era conocido
de
so bra com o ejercicio r et6rico y
hn
sido eSludiado por los historiadores
del arte (ver, por ejemplo, R.
Hinks,
Myth and Allegory in Ancient
Art Londres, 1939, y J. Seznec',
La survivance des dieux antiques,
Londres, 1940),
no
ha sido,
que
yo sepn, debidnmente eSludiado como
convencionalismo poelico, 0 topos, en la literatura antigua, medieval y
del Renacimiento
(aunque
ver,
por
ejemplo, E. L. I-lards, The
Mural
s
a Decorative Device in Medieval Litera/ure, Nashville, 1935.
Debo
estas referencias al profesor
J.
B. Avalle-Arce). Algunos destacados
ejemplos pueden ser citados aquL Acerca del escudo de Aquiles, se
hace comentario sobre eI efeclo de realismo del sombrendo para re
presentar In tierra mas oscura del campo recien arado (Iliada, XVII,
548-549).
Eneas
esta hondarriente emocionado por las vanas pintutas
PARADOJA
PASTORIL DEL ARTE
NATURAL
303
totes clasicos que Gatclla so pudiera tener presen tes, en
este caso el puso su empefio en la ilus ian de una tercer a
dimension creada sobre una superficie plana por el mati
zado de los colOl-es, del claro al oscuro; aunque las som
bras del fondo y los cuerpos del primer termino,
0
re
lieves, son en realidad tanto unas como otros igualmente
vanos en el senti do de faltos de rea lidad
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l r t l ~ r ...(.. ,
J ~ 1 r . \ = i ' ~
304
LA POESIA
DE GARCILASO
\.
Las consideraciones formalisticas que preceden son
parte de la sustancia poetica de la Egloga III. Incluso una
fuerza tan natural como el rio Tajo, funciona en
parte
con
la ayuda del ingenio humano, ya que se Ie hace mover sus
propias ruedas de riego (azudes):
estrofa
27
D'alH, con agradable mansedumbre,
el. Tajo
va
siguiendo 'Su jornada
y regando
los
campos y
arbolledas
con arti icio de las altas
rueda s.
213-216)
El lector no
puede
ignorar la preocupacian del pacta por
Ia
relacian
entre
apariencia
y
realidad,
ane
y n a t u r a l ~ z a ,
pOl'que constantemente se Ie est,} recordando, pot medio
de rases como figurado se vfa, en Ia pintura
pareda,
llena de destreza y mafia, que ninguna de las escenas
representadas tiene lugar en realidad; os 1 ~ . 9 ~ s _ t ~ ~ e -
, jidos en teIas que son en 51 mismas f i c c i o n e ~ l 2 . 1 1 . e ~ . Pero
~ \ ' O ~ ;
tampoco puede ellector ignorar el tema constante de estos
I
-
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I
,
i
l l ~ o : c : : - - - = :
.
306
LA POEsiA DE GARCILASO
dc
canLo;
el lema
cs
el amor correspondido en un escena
rio pastoril. Los pastores van a reunirse con sus enamora-I
das a la caida de la tarde; su reunion, como el regreso de
la primavera, renueva la fertilidad de los mismos campos.
Fledda y FiBs parecen superar incluso a los dioses, en
carnar las fuerzas vitales de la naturaleza.
Por
ningun lado
hay sombra de la muerte.IAI tegresar
ailoeus amoenus
de
ninfas y pastores, que hemos visto pettenece al original
mundo de Ovidio, el lector abandon a todas las tragedias
del pasado; la vida en el presente
es
natural, sendlla
y
de
nuevo feliz. Pero uno es consciente de que tambien este
es
un
mundo de i1usion. mientras las ninfas desaparece'n
de nuevo entre las ondas: .
estrofa
47 [ ... ]
y
de la blanca espuma que movieron
cristaHnas ondas se cubrieron.
(375376)
EI suefio
ha
tetminado.
No es, en definitiva, asunto
fad
1 el deducir de 1
lO-
talidad de la Egloga
III un
mensaje definido en torno al
amot
y la muerte, la naturaleza y el arte. Este poema re-
presenta, sin duda, un avance, en cuanto a elaboracion,
sobre la Egloga : mienttas los lamcnlos de Salido
y
Nc
moroso estaban expresados directamente y sin mayor iro
nia que la
implkita
en el convencionalismo pastoril, en la
Egloga III
el
complejo problema de la imitacion
0
repre
s ~ n t c i o n artisticas se convierte en sf mismo en tema poe
tleo. Porque el arte, ademas de imitar a la naturaleza imi-
--
'
ta.
al arte, es decir, utiliza y renueva
dertos
convendonalis-
mos tradidonales. Desde la publicacion en
1574
de las no
tas del Brocense a la poesia de Garcilaso, nadie ha podido
pretender seriamente que Garcilaso fuese un alma candi-
PARADO]A PASTORIL DEL ARTE NATURAL
307
da que reaccionaba con romantica sinceridad a una expe
rienda puramente erotica; las alusiones clasicas y cortesa
nas, los artificios y el il1gel1ium que sustentan casi todos
los versos de sus eglogas indican que, para el, tanto las
situadones human
as
generales como
la
poesia clasica, tan
to la naturaleza como el arte, colaboraban en
1
que po
demos llamar experiencia primaria de la vida y su proceso
intuitivo 0 de elaboracion
10 En
la Egloga
III
Garcilaso
se
encuent ra perfecta mente conscienle de las consecncn
das de esta opinion renacentista del arte poerico.
Dentro
del marco pastoril de ninas y pastorcs
se si-
tuan las variables perspectivas temporales y espaciales de
las telas bordadas.
En
comparacion con cstas escenas cen
trales, el marco pat'ece mas bien sencillo; pero incluso el
10. La idea, mas
0
menos aristoteJica, del arte como fabrica imi
tadom de la naturaleza se mezcla, en la teoria renacentista, al criterio
horaciano del
atte
como una disciplina imitativa
POt
la
que el
poeta
perfecciona sus dotes naturales:
VOS
exemplaria graeca
I
nocturna
versate manu, versate diurnn [ ... ]
I
Natura fieret laudibile carmen an
nrte I qunesitum est: ego nec studium sine divite vena I nee rude
quid prosit video ingenium; alterius sic / altera poscit opem res et
coniumt amice Ars poelica, 268-269, 408-411). Es este ultimo tipo
dc imitacion el que los humanistas resaltaron:
[.
.. ] digo y afirmo
que no tcngo por buen poeta al que no imita los excelentes antiguos
(El Bl'occnsc, cilndo por A. Vilnnova,
l lcllies y ICII/ /s del PolifclI/O
P:lg
15). No hay duda que Gnrcilaso cstuvo influido
pOl'
eslas ideas
sobre el nrte, la naturaleza y la imitaciOn. En realidad, las implicaciones
teoricas de la Egloga III parecen en ciertos aspectos anticipar la sln
tesis de Escallgero, segun resumen de Spingarm
A History
0/
Literary
Criticism in the Rellaissallce, Nueva York, 1954, pag. 134): Lo qu e Es
caHgero propugna, pues, es sustituir
Ia
vida
por el
mundo del nrte como
el objcto de la imitacion poetica. Pcro claro csta que el asunto en su
totalidad es mucho mas complejo
de
10 que esto sugiere, ya que los
terminos clave (arte, naturaleza, imitacion) son sumamente equlvocos.
como A.
O.
Lovejoy ha demostrado en Nature
as
Aesthetic Norm,
MLN,
42, 1927, pags. 444-450 (teimpreso en sus
Essays ill the His-
tory
0/
Ideas, Baltimore, 1948).
.
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7/26/2019 RIVERS - La Paradoja Pastoril Del Arte Natural - Egloga III
12/12
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lOH
LA I OESfA DE GARCILASO
wllvt'llcionalismo pastoril depende, como hemos visto, de
punto de vista, no propio de los pastores, sino artifi
cia . Para
un
humanista como Garcilaso, el arte ni existe
enteramente separado de la naturaleza, ni es simplemente
un objeto reductible a ella. El hombre, pOl ejemplo, ha
hecho artificialmente que las norias sean parte del paisa
je natural; en realidad, el paisaje, como tal paisaje, no
existe hasta ser visto
por
el oio del hombre, el pintor en
potencia. Y el artista pict6rico emplea materiales naturales,
prcparados artiGcialmente, para expresar llna vision de In
naturaleza. Como simple obieto, la pintura es alll1 parte
del mundo natural; pero con la ilusion tridimensional que
presenta al oio humano, el objeto artistico recuerda
al
hom
bre el propio modo de existencia de este, radicalmentc
ambiguo. De esta forma, en la Egloga
III,
es el arte el
que ordena
y
simplifica la naturaleza, haciendola inteli
gible;
es
un
daro
sentido de distancia atdstica el que
CO}l
vierte el dolor en belleza. Al alcanzar este sueno huma-
111stico
una expresi6n verbal perfecta, el logro poetico de
Garcilaso es completo.
I
GARCILASO DE L VEGA, POETA LATINO
AUDREY LUMSDEN-KOUVEL
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