revista goliardos n° xiv. primer semestre de 2011

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GOLIARDOS Revista Estudianl de Invesgaciones Históricas. Universidad Nacional de Colombia. ISSN: 2145-986X Año 18, Número XIV, Primer Semestre de 2011. Universidad Nacional de Colombia-Sede Bogotá. Facultad de Ciencias Humanas. Departamento de Historia. RECTOR Moisés Wasserman Lerner. VICERRECTOR DE SEDE Julio Esteban Colmenares Montañez. DECANO FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Sergio Bolaños. DIRECTORA DE BINESTAR UNIVERSITARIO María Elvia Domínguez. DIRECTORA DE BIENESTAR UNIVERSITARIO SEDE BOGOTÁ Lucy Barrera Orz. COORDINADORA DE PROGRAMA “GESTIÓN DE PROYECTOS” Elizabeth Moreno Domínguez. COORDINADORA DE GRUPOS ESTUDIANTILES Andrea Fandiño Cardona. Grupo Estudianl: GOLIARDOS EDITOR DOCENTE Heraclio Bonilla Mayta. COMITÉ EDITORIAL Director-Editor: Marco Manuel Forero Polo Coordinación Editorial: Javier Ruiz Moreno. Taana Roncancio. Carlos Daniel Pérez Ruiz. Stephanie Garcés. Carlos Arbeláez. Angélica Beltrán Colaboradores: Lucas Osorno Ferro. Slenka Botello Gil. Omar Ruiz Nieto. Luís Alfredo De la Peña. José David Cascavita. José Manuel Oyola. Carlos Julio Cubillos Pinilla. Abraham Orz. Revisión de textos en inglés: Hermann Castro CONTACTO Y CORRESPONDENCIA Revista GOLIARDOS, Universidad Nacional de Colombia. Cra. 30 nº 45- 03, Departamento de Historia. Oficina de estudiantes. Ed. Manuel Ancízar of. 3040. Tel. 316 5000 ext. 26021. Correo electrónico. [email protected] La responsabilidad intelectual de los arculos es de los autores. Esta revista cuenta con licencia de propiedad intelectual por Creave Commons: hp://creavecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/co/ La Revista Estudianl de Invesgaciones Históricas GOLIARDOS, publicación de los estudiantes del departamento de Historia de la Universidad Nacional de Colombia-sede Bogotá, es de carácter académico con una frecuencia semestral, y busca visualizar el producto de los ejercicios práccos y reflexivos de los estudiantes y la comunidad académica en general interesada en los estudios históricos, generando un espacio para la difusión y el debate académico. Diseño Gráfico y diagramación: Carlos Arbeláez. Lady Penagos. Fabian Niño Impreso por: Fotograa de portada: Sebasán Forero

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La Revista de estudiantes de Historia GOLIARDOS, publicación de los estudiantes del departamento de Historia de la Universidad Nacional de Colombia-sede Bogotá, es una publicación semestral de carácter académico, que busca visualizar el producto de los ejercicios prácticos y reflexivos de los estudiantes y la comunidad académica en general interesada en los estudios históricos, generando un espacio para la difusión y el debate académico.

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Page 1: Revista Goliardos N° XIV. Primer Semestre de 2011

1. REVISTA GOLIARDOS . Año 18 . Número XIV . Primer semestre de 2011 . ISSN: 2145-986X .

GOLIARDOSRevista Estudiantil de Investigaciones Históricas.

Universidad Nacional de Colombia.ISSN: 2145-986X

Año 18, Número XIV, Primer Semestre de 2011.

Universidad Nacional de Colombia-Sede Bogotá.Facultad de Ciencias Humanas.

Departamento de Historia.

RECTORMoisés Wasserman Lerner.

VICERRECTOR DE SEDEJulio Esteban Colmenares Montañez.

DECANO FACULTAD DE CIENCIAS HUMANASSergio Bolaños.

DIRECTORA DE BINESTAR UNIVERSITARIOMaría Elvia Domínguez.

DIRECTORA DE BIENESTAR UNIVERSITARIO SEDE BOGOTÁLucy Barrera Ortiz.

COORDINADORA DE PROGRAMA “GESTIÓN DE PROYECTOS”Elizabeth Moreno Domínguez.

COORDINADORA DE GRUPOS ESTUDIANTILESAndrea Fandiño Cardona.

Grupo Estudiantil: GOLIARDOS

EDITOR DOCENTEHeraclio Bonilla Mayta.

COMITÉ EDITORIALDirector-Editor:

Marco Manuel Forero Polo

Coordinación Editorial:Javier Ruiz Moreno. Tatiana Roncancio.

Carlos Daniel Pérez Ruiz. Stephanie Garcés.Carlos Arbeláez. Angélica Beltrán

Colaboradores:Lucas Osorno Ferro.

Slenka Botello Gil. Omar Ruiz Nieto.Luís Alfredo De la Peña. José David Cascavita.

José Manuel Oyola. Carlos Julio Cubillos Pinilla. Abraham Ortiz.

Revisión de textos en inglés:Hermann Castro

CONTACTO Y CORRESPONDENCIARevista GOLIARDOS, Universidad Nacional de Colombia. Cra. 30 nº 45-03, Departamento de Historia.Oficina de estudiantes. Ed. Manuel Ancízar of. 3040.Tel. 316 5000 ext. 26021.Correo electró[email protected]

La responsabilidad intelectual de los artículos es de los autores.

Esta revista cuenta con licencia de propiedad intelectual por Creative Commons: http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/co/

La Revista Estudiantil de Investigaciones Históricas GOLIARDOS, publicación de los estudiantes del departamento de Historia de la Universidad Nacional de Colombia-sede Bogotá, es de carácter académico con una frecuencia semestral, y busca visualizar el producto de los ejercicios prácticos y reflexivos de los estudiantes y la comunidad académica en general interesada en los estudios históricos, generando un espacio para la difusión y el debate académico.

Diseño Gráfico y diagramación: Carlos Arbeláez. Lady Penagos. Fabian Niño Impreso por:Fotografía de portada: Sebastián Forero

Page 2: Revista Goliardos N° XIV. Primer Semestre de 2011

2 . XIV REVISTA GOLIARDOS . 3.REVISTA GOLIARDOS XIV .

Contenido

6 7 9 19 43 57

67 69 85 103 113 119

4

Page 3: Revista Goliardos N° XIV. Primer Semestre de 2011

4 . XIV REVISTA GOLIARDOS . 5.REVISTA GOLIARDOS XIV .

EditorialEl equipo editorial de la Revista Estudiantil de Investigaciones Históricas Goliardos tiene el gusto de presentarles la edición número catorce, la cual muestra un nuevo formato: brindamos a ustedes una sección de temática central (incluyendo una entrevista a respetados académicos del área), una sección de ensayos libres y una sección que hemos denominado novedades, que busca presentar nuevas obras historiográficas, cinematográficas o literarias de especial interés y difusión no muy amplia. Para esta edición, Goliardos contó con un crecimiento apreciable del equipo editorial, tenemos el aporte de estudiantes de historia de otras universidades, y presentamos un nuevo diseño. Adicional a esto, reproducimos el discurso de presentación del profesor Mauricio Archila en el marco del lanzamiento de la revista Goliardos número doce, por considerarlo un documento importante como recuento de la trayectoria de la revista, debido a que en ese momento se iniciaba un proceso editorial que se había interrumpido por cuatro largos años.

El tema central de esta edición responde a que el año 2011 fue declarado como el “Año Internacional de los Afrodescendientes”, proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas y reiterado por la Organización de Estados Americanos. Dicha declaración tiene el propósito de reconocer que «los afrodescendientes representan un sector definido de la sociedad cuyos derechos humanos deben ser promovidos y protegidos» 1. Este suceso tiene varios antecedentes. En primer lugar la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y otras Formas Conexas de Intolerancia, celebrada en 2001 en Durban, que se propuso entre otras cosas «fomentar en los habitantes del mundo la solidaridad, el respeto, la tolerancia y el multiculturalismo, valores fundamentales que lograrán conducir al mundo por el camino de la igualdad» 2. El objetivo en ese entonces fue aportar lineamientos y recomendaciones a los Estados, ONGs y empresas privadas para crear un frente contra estas formas de discriminación.

La presente edición de la Revista Estudiantil de Investigaciones Históricas Goliardos, quiere contribuir a nutrir el debate sobre la población negra desde los estudios en el campo de la ciencia histórica. Presentamos a ustedes tres ensayos que abordan la situación de la población negras al final del periodo colonial y que busca complejizar la visión homogénea que suele adoptarse cuando se habla de los esclavos o libertos. Además, encontrarán una entrevista realizada a la profesora Luz Adriana Maya Restrepo, Especialista en Estudios Históricos Afrocolombianos y docente del Departamento de Historia de la Universidad de Los Andes, quien con una larga trayectoria en la investigación de comunidades afrocolombianas nos ofrece una perspectiva sobre el estado actual de estos estudios y la situación de esta población hoy, en relación con la declaración de la ONU.

En la sección de ensayos libres encontramos una reconstrucción de las relaciones sociales, laborales y afectivas en la Cartagena del siglo XVII a la luz del estudio de caso de un proceso inquisitorial: Katherin Andrea Pinzón analiza las particularidades de las relaciones entre castas, de las prácticas mágico-religiosas y el contexto de los oficiales del Santo Oficio.

El texto de Carlos Alfonso Díaz realiza un balance historiográfico sobre la producción de oro en Popayán durante el siglo XVIII a la luz de los estudios de Carlos Sempat Assadourian y Ruggiero Romano, tratando de argumentar en cómo el oro, generó comercio interno colonial más no un mercado interno colonial.

Por último, Hermann Castro estudia la influencia de los viajes de Francisco de Miranda a los Estados Unidos en sus ideas, teniendo en cuenta la influencia que éste país tuvo en el pensamiento de algunos próceres y dirigentes políticos de la naciente República de Colombia.

En la sección de novedades se presenta una tesis de maestría del Departamento de Historia de la Universidad Nacional en la cual se descubre la influencia temprana del político y escritor colombiano José Eusebio Caro, influencia ignorada por la historiografía y por los biógrafos de Caro hasta ahora. Además, se reseña la película El Concierto, que nos transporta hasta la Unión Soviética y al espectáculo de la orquesta del Bolshoi.

Esperamos entonces que la presente edición de la revista GOLIARDOS contribuya a la reflexión en los temas propuestos. Reiterando la invitación a escribir y participar en la revista, uno de los espacios abiertos a las ideas y discusiones de los estudiantes de historia y de otros campos de las ciencias sociales.

Comité editorial revista GOLIARDOS.1 Portal de Naciones Unidas: http://www.un.org/es/events/iypad2011/2 Declaración y Programa de Acción de Durbán. Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofóbia y las formas Conexas de Intolerancia. [En línea] http://www.parlared.org/images/archivos/213-

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6 . XIV REVISTA GOLIARDOS . 7.REVISTA GOLIARDOS XIV .

¡Los Estudios, A Paseo!

1

¡Los estudios, a paseo! ¡Qué dulce es la ociosidad!

Disfrutemos del godeo de la tierna mocedad.

Conviene a la senectud dedicarse a cosas graves; son propias de la juventud las alegres y suaves.

Veloz pasa la edad al estudio aplicada; la tier-na mocedad invita a lo que agrada.

2

La verde edad desaparece, nuestro invierno se aproxi-ma, daños la vida padece, pensar la carne lastima.

Languidecen sangre y pecho; disminuyen los solaces: la vejez está en acecho con su sequito de agraces.

Veloz pasa la edad al estudio aplicada; la tier-na mocedad invita a lo que agrada.

3

Seguir a dioses y diosas será una buena sentencia, pues las redes amorosas ya cazan la adolescencia.

Nuestro deseo cumplamos, tal son los modos divinos.

A las plazas descendamos, a los corros femeninos.

Veloz pasa la edad al estudio aplicada; la tier-na mocedad invita a lo que agrada.

4

Es allí cosa sencilla dar a la vista alimento; allí de los miembros brilla el lúbrico movimiento.

Las mozas se van moviendo olvidadas del recato, y yo me las quedo viendo, y siento que me arrebato.

Veloz pasa la edad al estudio aplicada; la tier-na mocedad invita a lo que agrada.

TEMA CENTRAL AFRODESCENDENCIA

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2

POESÍA GOLIÁRDICA

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8 9. REVISTA GOLIARDOS . Año 18 . Número XIV . Primer semestre de 2011 . ISSN: 2145-986X .

SobRE CoNSPIRACIóN DE NEgRoS ESClAvoS fRANCESES:

RESUMEN ABSTRACT

El presente ensayo busca dar cuenta de la conspiración de negros esclavos franceses y

algunos criollos, descubierta en Cartagena el 1 de Abril de 1799 y que pretendía tomar el castillo de San Felipe de Barajas, el fuerte

del Cerro de la Popa y otros puestos, para por último entrar en la plaza a matar a los

blancos saqueando los caudales del Rey y de particulares. Una vez se descubre

la conspiración gracias a la información entregada por uno de los voluntarios

pardos de la plaza, se ponen en marcha las medidas para aprehender a los sediciosos;

la investigación llevó al Virrey Mendinueta a decir que los negros esclavos franceses que

habían conspirado en Cartagena de Indias tenían relación con los corsarios franceses que en 1799 trataron de tomar Maracaibo

y con los indios goajiros del Rio del hacha y con los habitantes de la isla de Curazao.

Palabras claves Esclavitud, conspiración, sublevación, Cartagena de Indias, Haití, Revolución

Haitiana. Esclavos franceses.

This essay studies the revolts of French Black Slaves and some criollos, uncovered in Cartagena on the 1s of April, 1799. The goal of these rebels was to take the Castle of San Felipe of Barajas, along with the fort atop the Popa hill and a few other strongholds in order to take control of the city, loot the king’s and the citizen’s coffers, and kill white people. Once the conspiracy was discovered, due to information from a pardo volunteer, measures where taken to apprehend the seditious conspirators and this led the Viceroy Mendinueta to accuse them of conspiring against Cartagena with French corsairs who tried to take Maracaibo in 1799, with Guajiro indians from Rio del Hacha, and with people from the island of Curazao.

KeywordsSlavery, conspiracy, rebellion, Cartagena de Indias, Haiti, Haitian Revolution, French slaves.

Jean Paúl de Ángelo Ruíz Martínez1

Universidad Nacional de Colombia

1 Estudiante de pregrado del departamento de Historia, Universidad Nacional de Colombia. E-mail: [email protected]

Cartagena, 1799

3

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10 . XIV REVISTA GOLIARDOS .

Jean Paúl de Ángelo Ruíz Martínez

11.REVISTA GOLIARDOS XIV .

SOBRE CONSPIRACIÓN DE NEGROS ESCLAVOS FRANCESES

2 El uso del término “Negro” corresponde al lenguaje de la época.3 José Manuel Restrepo, Historia de la Revolución de la República de Colombia en la América Meridional, (Medellín: Universidad de Antioquia, 2009) 77 – 78.4 Roberto Arrazola. Palenque, Primer pueblo libre de América (Cartagena: Ediciones Hernández, 1970) 5 Arrazola, 295 – 302.6 Aline Helg, liberty and Equality in Caribbean Colombia 1770 – 1835 (Chapel Hill: University of North Carolina Press, 2004)7 Helg, 108 – 120.8 http://pares.mcu.es/

9 El evento se reconstruye mediante el uso de los documentos que reposan en el Archivo general de Indias (AgI): Sección Estado 52, N. 76: Sobre conspiración de negros esclavos franceses; Sección Estado, 53, N.77: Sobre conspiración por negros esclavos franceses.

Jean Paúl de Ángelo Ruíz Martínez1

Introducción

El 2011, declarado como Año Internacional de los Afrodescendientes, presenta una oportunidad importante para pensar el papel que tuvieron en la historia de Colombia los hombres y mujeres que fueron sometidos a la esclavitud y traídos a territorios Hispanoamericanos. En este contexto una conspiración de negros2 esclavos en Cartagena a finales del siglo XVIII es un acontecimiento que

merece nuestra atención por la casta y origen de los conspiradores, por la delación que la llevó al fracaso y especialmente porque al ocurrir en tiempos de la hoy denominada Revolución Haitiana, es posible que algo de los hechos de 1791 en Saint-Domingue esté presente en la intención de los conspiradores, o en la interpretación de los hechos que hacen las autoridades.

La conspiración de 1799 no es un hecho desconocido para los historiadores, desde José Manuel Restrepo es mencionada como un plan de esclavos negros para tomarse la ciudad y matar a los blancos que “felizmente” se descubrió antes de realizarse3 , pero hasta 1970 con la publicación de Roberto Arrázola titulada Palenque, Historia de las sublevaciones de los esclavos de Cartagena4, fue posible conocer transcripciones de algunos documentos relativos a la conspiración que reposaban en el Archivo General de Indias5; a pesar de esto, como la intención de Roberto Arrázola era dar a conocer la lucha y rebeldía de los esclavos negros durante todo el periodo colonial, la conspiración de 1799 no es analizada: aparece la transcripción cerca al final de la obra sin ser examinada en profundidad.

Alline Helig en 20046 vuelve su mirada sobre la conspiración, al señalar que como el fracaso de la misma se debió a la delación efectuada por un miliciano pardo, y como los mulatos de la ciudad y los alrededores permanecieron al margen de la conspiración, se hace evidente la ausencia de una identidad racial.7

Teniendo acceso a la documentación que se encuentra en el Portal de Archivos Españoles8, es posible conocer la imagen original de la documentación que transcribe Arrazola, y también los diferentes documentos que se citarán más adelante, con los cuales se espera presentar en la primera parte del artículo una reconstrucción detallada de la conspiración.

No es posible entender la historia remitiéndonos únicamente a las actuales fronteras nacionales —tal es el caso de la historia de Colombia y de Venezuela—, por tal motivo, y como de 1799, me veo en la necesidad de ocupar la segunda parte del artículo sobre aquel acontecimiento.

Luego de la descripción de los hechos pertinentes, pretende el presente escrito observar la composición del grupo conspirador, para que a partir de la categoría negro esclavo francés se pueda comprender el alcance los acontecimientos y el papel de la Revolución Haitiana en los mismos.

Por último, se presenta una muy breve conclusión de un trabajo que está en construcción y que busca hacer visibles las diferentes posturas que negros y mulatos tomaron a finales del periodo colonial, y el papel que Haití tuvo en dicho proceso.

Conspiración en Cartagena9

Según una carta del Virrey de Santa Fe, Pedro Mendinueta, al Secretario de Estado Español Francisco Saavedra, los acontecimientos se desarrollaron de la siguiente manera:

En la ciudad de Cartagena, a las 6 de la tarde del lunes 1 de Abril de 1799, se presentó Manuel Ituren, Cabo 1º de los voluntarios pardos, ante sus superiores, con una información que por lo importante, fue llevada inmediatamente ante Anastasio Zejudo, gobernador de Cartagena.

La importante información no era otra cosa que un plan que esclavos franceses con algunos criollos pensaban ejecutar la mañana siguiente, y consistía en abrir las puertas de la plaza, tomar el castillo de San Felipe de Barajas, el fuerte del cerro de la Popa y otros puestos; con todo esto buscaban entrar en la plaza a matar a los blancos (entre ellos al propio Anastasio Zejudo) saqueando los caudales del Rey y de particulares.

En esta empresa, los conspiradores contaban con un sargento de artilleros morenos nombrado Jorge Guzmán que tenían de su parte y las armas que guardaban entre muros; la sublevación se desarrollaría el 2 de abril cuando se hicieran sonar las campanas como señal para comenzar el incendio de los bugíos del pie de la Popa.

Los conspiradores consideraban que tendrían éxito en el proyecto si conseguían convocar a los individuos del batallón de pardos, quienes —creían— los seguirían fácilmente por las conveniencias que traía a todos la libertad; para conseguirlo, un negro esclavo criollo abordó al cabo Manuel Ituren y le convidó participar en la conjura; ante esta noticia el cabo fraguó la estrategia que siguió exitosamente, la cual consistió en decir al negro esclavo que vería lo que podía hacer y luego con sumo cuidado informó a sus superiores y les llevó al esclavo para que fuese interrogado.

Una vez se enteró el gobernador, entre las 6 de la tarde y las 9 de la noche del 1 de abril se realizaron las diligencias que condujeron a la aprehensión de ocho negros, entre los que se cuenta al artillero Jorge Guzmán.

Posteriormente, el 3 de Abril del mismo año, dos negros esclavos que aparentemente participaron en la conspiración y estaban en fuga incendiaron una hacienda, pero como en el acontecimiento no tuvieron parte los negros destinados al servicio de la hacienda se continuó el proceso inquisitorial como venía realizándose sin dar lugar a más capturas. El 19 de

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12 . XIV REVISTA GOLIARDOS .

Jean Paúl de Ángelo Ruíz Martínez

13.REVISTA GOLIARDOS XIV .

SOBRE CONSPIRACIÓN DE NEGROS ESCLAVOS FRANCESES

10 AgI, Sección Estado 58, N 29 Capitán general Caracas sobre sublevación en Cartagena: copia de carta de francisco bartolomé Puyol a Manuel de guevara vasconcelos firmada en Cartagena el 29 de mayo de 1799 1Recto - Imagen Núm: 5 / 20 y 1 verso-Imagen Núm 6/20.

Mayo de 1799 el Virrey Pedro de Mendinueta concluyó que el hecho estaba superado, pues en los negros esclavos de la provincia no se evidenció apoyo alguno a los negros capturados ni se conocían indicios de una nueva conjuración.

Un acontecimiento de tal importancia no pasó desapercibido en la ciudad; una prueba de ello es la carta muy reservada que el 21 de Junio de 1799 remitió Manuel de Guevara Vasconcelos como Capitán general de Caracas y presidente de su audiencia a José Antonio Caballero, secretario de Estado, informándole sobre el intento de sublevación en Cartagena, noticia de la cual se enteró gracias a una misiva que le envió el comerciante Bartolomé Puyol.

La preocupada versión de los acontecimientos que llega a Venezuela gracias a Bartolomé Puyol, nos presenta importantes diferencias con la versión que conocemos en Cartagena de Indias por pluma del Gobernador, como el lector advertirá a continuación en la carta de Francisco Bartolomé Puyol a Manuel de Guevara Vasconcelos firmada en Cartagena el 29 de mayo de 1799:

En la noche del 3 de abril último hubo en el Puerto de Cartagena de Indias una gran conmoción en

términos que todo el Pueblo se alborotó y puso en movimiento. Al día siguiente amanecieron presos

en la cárcel más de 40 negros entre esclavos y libres, y se dijo que estos con otros muchos también

negros y mulatos se iban a levantar con el pueblo y matar a todos los blancos; y que para esta carnicería

esperaban de 800 a 1000 negros de las inmediaciones, que la misma mañana y día prendieron algunos

negros de dichas inmediaciones que encontraron armados con herramientas de agricultura aunque

dijeron que iban a cortar leña, y que esta conjuración se descubrió por un sargento del batallón fijo, y

se dijo de público y notorio que los soldados del Batallón de Pardos eran los autores de la conmoción,

y el mayordomo del señor gobernador; […] el mismo día por la tarde me embarqué, y al siguiente me

hice a la vela para el puerto de Santo Domingo; pero los malos tiempos no me permitieron remontar,

y fue preciso tomar el de la Guajira a los 50 días de una penosa navegación; y añado que cuando me

conducía para mi barco se decía que iban a ahorcar a todos los negros que se habían aprendido.10

Lo primero que se advierte es que mientras en la versión de los hechos del Gobernador Anastasio Zejudo se afirma que se descubrió la conspiración el 1 de abril, y ese mismo día se realizaron las capturas de ocho negros, en la versión de Bartolomé Puyol —que llega al Capitán General de Caracas, y al presidente de su Audiencia, Manuel de Guevara Vasconcelos—, se afirma que el movimiento se dio el 3 de abril, y que esa noche se hicieron las capturas de 40 hombres, entre negros y mulatos, esclavos y libertos; además aporta la llamativa cifra de 800 a 1000 negros de las inmediaciones que esperaban los conspiradores participaran en el asesinato de los blancos; y por último, informa que estando él en la Guajira, conoció que los capturados por la conspiración serían ahorcados.

Las contradicciones entre las versiones son de esperar: uno es el conocimiento del hecho que tiene un comerciante y otro el que tiene la autoridad. Lo importante del hecho es que nos permite conocer dos dimensiones del mismo acontecimiento: la primera es la versión oficial resultado de los procesos, y la segunda, es la versión que un miembro de la élite tuvo de los hechos; el primero tenía como motivación notificar lo afortunada de su administración, el segundo podía contar más libremente su propia impresión de lo que ocurría, en la cual se nota una muy seria preocupación que era de esperarse, más cuando se conocía al detalle los hechos de Saint-Domingue.

Continuando cronológicamente con la documentación, encontramos que avanzó la investigación con aparentes resultados importantes para el Virrey Mendinueta, que lo motivaron para dirigir al secretario de Estado Francisco de Saavedra una carta con la siguiente afirmación:

Acabo de recibir una carta del Gobernador de Cartagena de Indias en la que me avisa, que el de Maracaibo

le ha participado de la sublevación y saqueo proyectado allí por los negros y mulatos Franceses que

llegaron a aquel puerto en calidad de corsarios, y estaban de acuerdo con los de la plaza de Cartagena y

comprometidos en comunicarse acerca de sus mutuas depravadas intenciones, para lo que contaban

con los indios Goajiros de Rio de la hacha y preparaban embarcaciones, meditando también ocurrir a

Curazao por más gente y pertrechos para llevar a efecto sus ideas según, dice, resulta del proceso que se

ha actuado por el gobierno de Maracaibo, a quien el de Cartagena, dando las gracias por la oportunidad

de estas noticias, ha pedido adelante la indagación acerca del modo y términos en que estaban de

acuerdo unos con otros Negros; qué auxiliantes tenían en curazao; y de qué medios se valieron para

excitar a los Goajiros, con otros puntos importantes dirigidos todos a adquirir los conocimientos más

ciertos y puntuales del origen y extensión de la sublevación proyectada. Y siendo este un nuevo incidente

de bastante gravedad en el asunto de que tengo por mi parte11

Sublevación en Maracaibo

No es el tema de este artículo profundizar en el cimarronaje o relatar todas las conspiraciones o sublevaciones de negros y esclavos durante finales del siglo XVIII12, pero ante la comunicación del virrey sobre una relación entre la conspiración de Cartagena y la sublevación de Maracaibo, se hace necesario conocer a qué hechos se refería. Para esto resulta valioso el discurso dado el 4 de agosto de 1960 por Francisco Brice13 con motivo de su incorporación como miembro de Número de la Academia Nacional de la Historia en Venezuela, en

11 AgI Sección Estado.52, N. 81. Sobre sublevación en Maracaibo de negros y mulatos franceses: Carta de Pedro Mendinueta, virrey de Santafé a francisco de Saavedra, secretario de Estado, firmada el 19 de julio de 1799. 1 Recto - Imagen Núm: 1 / 412 Sobre el tema ver: Richard Price, ed. Maroon societies: rebel slave communities in the Americas. (garden City, N.Y: Anchor Press, 1973)13 Ángel francisco brice. “la sublevación de Maracaibo en 1799, manifestación de su lucha por la Independencia”. Conferencia de 4 de Agosto de 1960, Academia Nacional de la Historia de venezuela. [en línea] http://www.anhvenezuela.org/pdf/discursos/dis48.pdf

Page 8: Revista Goliardos N° XIV. Primer Semestre de 2011

14 . XIV REVISTA GOLIARDOS .

Jean Paúl de Ángelo Ruíz Martínez

15.REVISTA GOLIARDOS XIV .

SOBRE CONSPIRACIÓN DE NEGROS ESCLAVOS FRANCESES

el cual, basándose en la obra de Federico Brito Figueroa La estructura económica de Venezuela colonial14, expone brevemente la referida sublevación de Maracaibo, la cual presento a continuación apoyándome en la documentación que se encuentra en el Archivo General de Indias bajo la Signatura Estado, 71 N. 315.

En la noche del 6 de mayo de 1799 llegaron al puerto de Maracaibo tres embarcaciones16, dos de Puerto Príncipe y una que se decía era el resultado de una captura a los ingleses; las dos primeras, los buques El Bruto y La Patrulla tenían un origen francés y eran comandadas por Juan Gaspar Bocé y Agustín Gaspar Bocé, y la última embarcación era la goleta inglesa llamada el Arlequín —de la cual se dijo que fue apresada sobre las costas de Coro durante el viaje—. Las embarcaciones tenían una tripulación constituida mayoritariamente por negros y mulatos, aunque había dos españoles contramaestres y dos blancos franceses.

Permaneció la tripulación en el puerto en actitud de comercio con los vecinos que visitaban las embarcaciones. Entre los visitantes sobresalen el sastre Mulato Sub-teniente de milicias pardas Francisco Xavier Pírela, hijo de José Vicente Pírela, un Capitán de Milicias pardas; y José Francisco Suárez, negro esclavo zapatero propiedad de un eclesiástico.

La que al parecer era una conjuración bastante planeada, pretendía realizarse en la noche del 19 de mayo, saltando la tripulación a tierra luego de escuchar la palabra “Antillen” aprovechando la distracción que les proporcionaban unos bailes organizados en las casas de Petronila Montero. Francisco Xavier Pírela, había ofrecido que 200 hombres se sumarían a la sublevación, que pretendía saquear la ciudad y matar a los blancos y ricos, en aras de establecer un régimen republicano en el cual Pírela sería Gobernador de la Plaza.

La sublevación fracasó cuando fue invitado a la sublevación Tomás de Ochoa, un cabo primero de la Compañía veterana, quien de manera similar a Ituren en Cartagena, inmediatamente tuvo oportunidad avisó al Gobernador Juan Ignacio Armada.

El Gobernador junto con autoridades de su plena confianza organizó la respuesta, que consistió en apresar al Capitán que estaba en tierra y una vez capturado ir apresando a los que tenían autoridad y no en asaltar las embarcaciones debido al temor de que abrieran fuego. Para el 19 de Mayo se había apresado a 68 individuos.

Negros, esclavos, franceses

Los esclavos de la conspiración de Cartagena se denominan franceses pues hacen parte de compras de esclavos de colonias francesas realizadas por oficiales durante la libertad de la trata luego de 1793. Los negros franceses en general, así no fuesen esclavos, eran considerados peligrosos por las ideas que podían traer y contagiar en los esclavos, negros y mulatos que habitaban

14 federico brito figueroa, la estructura económica de venezuela colonial (Caracas: Universidad Central de venezuela - Ediciones de la biblioteca, 1996)15 AgI Sección Estado, 71, N.3. Expediente sobre la sublevación de Maracaibo.

los territorios españoles, los cuales se habían considerado apáticos a las sublevaciones a diferencia de los franceses, como había demostrado la rebelión de Saint-Domingue. Una interesante muestra de ello se encuentra en el artículo de Jorge Victoria Ojeda De las promesas reales al olvido concertado: Los negros de la revolución haitiana en la Nueva Granada17, donde se expone que España, en el conflicto con Francia recurrió a una alianza con los esclavos franceses rebeldes de Saint-Domingue y que una vez fueron derrotados fue una difícil labor intentar cumplirles con lo prometido, porque, entre otras cosas, los administradores de los territorios donde se alojarían los negros de la revolución haitiana no dejaban de considerar los potenciales peligros que representaban dichos sujetos.

Aunque falte establecer con profundidad la relación entre la conspiración en Cartagena y la sublevación en Maracaibo, es muy importante la mención, pues en ambos lugares encontramos el mismo imaginario sobre los negros franceses, que esclavos o no, inspiraban terror en los blancos y en las autoridades porque efectivamente conocían lo que estaba ocurriendo en el caribe; aunque si prestamos la debida atención a la carta de Bartolome Puyól podemos ver que la dimensión no es solo racial, es también social, pues se temía que se sublevara “el pueblo”, no solo los esclavos conspiradores.

Este temor no era, entonces, sólo hacia lo que podían hacer los esclavos franceses contaminados de ideas, pues aunque estos eran vistos como el catalizador para la realización de la “carnicería”, en general todo lo extranjero, lo que era diferente o popular, bien fuesen franceses esclavos o corsarios, o también los indios goajiros, causaban todos ellos impresiones similares; y aún cuando el pueblo era temido, era considerado así mismo como un elemento controlable; en cambio los sujetos con ideas del extranjero o que estuvieran fuera del control colonial, podrían alterar ese delicado orden del que tan orgullosa se sentía la administración en el Virreinato en la correspondencia que enviaba a España.

Este temor justifica que posiblemente se hable de una relación entre las conspiraciones, aunque ésta no necesariamente esté probada, pues en últimas lo que quería la autoridad era tener más herramientas para defenderse. Por eso con los hechos de Cartagena se solicita autorización para proceder de inmediato con todos los aprehendidos, desconociendo el fuero de marina, petición que fue aprobada y que junto a otros hechos llevó a que en 1800 mediante Real Cedula del 10 de noviembre se diera por terminado el problema jurisdiccional en estos casos suprimiendo el fuero militar cuando hubiese sedición.18

16 AgI Sección Estado, 59, N. 5. Sobre entrada en Maracaibo de tres buques extranjeros.17 Jorge victoria ojeda, “De las promesas reales al olvido concertado: los negros de la revolución haitiana en la Nueva granada” fronteras de la Historia N. 12 (2007) 151-173.18 la real Cédula de 1793 expedida el 9 de febrero había pretendido resolver los problemas de las disputas de jurisdicción reforzando la Real orden del 24 de febrero de 1787, haciendo clara que en la división jurisdiccional los jueces militares conocerán de todas las causas que tengan que ver con militares; norma reforzada por la real Cédula de 9 de julio de 1976 que señalaba que los integrantes de la artillería responderían solo a su jurisdicción y a los intendentes, jurisdicción que se sostenía inviolable mediante real cédula de 16 de julio de 1798. Esto cambió cuando el 10 de noviembre de 1800 se suprime el fuero militar de los casos de sedición, tanto para los integrantes de la milicia como para sus esclavos; además se restringe explícitamente la entrada de esclavos de colonias extranjeras.

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Jean Paúl de Ángelo Ruíz Martínez

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SOBRE CONSPIRACIÓN DE NEGROS ESCLAVOS FRANCESES

Es bastante llamativo cómo la conspiración de Cartagena y la sublevación de Maracaibo fallaron de manera si milar: por delación de un miembro de milicias. Esto es importante, y ha sido señalado por Aline Helg como muestra de una complejidad social en la cual a pesar del peso de las categorías raciales, el lugar y ascenso individual que alcanzaban los negros y mulatos en las milicias hacía que se distanciaran en lo general de ese tipo se sublevaciones, pues a pesar de que los negros esclavos franceses junto a algunos criollos como conspiradores creyeron que el Cabo Ituren en Cartagena vería ventajas en la búsqueda de la libertad, éste, de manera similar a como lo hizo después Ochoa en Maracaibo, respondió delatando las maquinaciones ante sus superiores.

La anterior afirmación no es absoluta, pues anqué Ituren y Ochoa tomaron partido a favor del Rey, Jorge Guzmán en Cartagena y Francisco Xavier Pirela en Maracaibo estuvieron en los planes contra la autoridad. Tanto Guzmán como Pirela enfatizan en sus testimonios que lo hacían ante las promesas de beneficios individuales, aunque realmente no es posible tener certeza de aquello por ahora, pues no se cuenta con correspondencia de los mismos o testimonios que no se hayan hecho bajo la presión de la acusación por traición.

Conclusiones

En la historia debe considerarse a los hombres dentro de las relaciones sociales no como genéricamente iguales. Pues bien, los elementos de esta conspiración nos muestran diferentes posiciones de los negros y mulatos frente a un mismo hecho, y nos dejan ver cómo no todos los que fuesen o hubiesen descendido de esclavos tomaron los mismos caminos, y quienes participaron activamente en la conspiración y en la sublevación lo hicieron debido a su carácter francés y al beneficio personal, no con una causa única. En este sentido, se rescata la capacidad de decisión de negros, esclavos y mulatos, un elemento que tiende a olvidarse al analizar con los prejuicios del presente la esclavitud y así mismo el cimarronaje, las conspiraciones y las sublevaciones.

En segundo lugar, es más que evidente que sin el fenómeno que hoy denominamos Revolución Haitiana, que comenzó con la revuelta de esclavos en Saint-Domingue, estos hechos no hubieran ocurrido, todas las interpretaciones establecen relación con éste suceso. Podemos decir que el impacto de la Revolución Haitiana en el Nuevo Reino de Granada no es únicamente el apoyo de Alexandre Pétion a Simón Bolívar en 1816, sino que estuvo presente en la conspiración de negros esclavos franceses en Cartagena en 1799, tanto en los conspiradores como en las autoridades y en la élite; y aunque los conspiradores fallaron en su propósito, el que hubiesen podido avanzar tanto en sus planes indica que éstos tuvieron alguna acogida. Futuras investigaciones podrían establecer más a fondo si las ideas e impresiones que llegaron de la Revolución Haitiana se difundieron entre los que más se asemejaban a quienes luchaban por la libertad en Haití, me refiero a los esclavos, negros y mulatos de la ciudad de Cartagena de Indias, que extrañamente, de la pasividad que describen las fuentes en 1799, pasaron a un estado de actividad en tiempos de la independencia.

FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

Fuentes primarias

Impresas

Matraya y Ricci, Juan Joseph. Catalogo cronológico de las pragmáticas, cedulas, decretos, órdenes y resoluciones reales generales emanadas después de la recopilación de las leyes de Indias. Buenos Aires: Instituto de Investigación de Historia del Derecho, 1978

En Internet

Tomados del Portal de Archivos Españoles (http://pares.mcu.es/):

Archivo General de Indias (AGI). Sección Estado 52, N. 76: Sobre conspiración de negros esclavos franceses

AGI Sección Estado.52, N. 81: Sobre sublevación en Maracaibo de negros y mulatos franceses

AGI Sección Estado, 53, N.77: Sobre conspiración por negros esclavos franceses.

AGI, Sección Estado 58, N 29: Capitán General Caracas sobre sublevación en Cartagena

AGI Sección Estado, 59, N. 5: Sobre entrada en Maracaibo de tres buques extranjeros.

AGI Sección Estado, 71, N.3: Expediente sobre la sublevación de Maracaibo.

Fuentes secundarias

Libros

Arrazola, Roberto. Palenque, primer pueblo libre de América. Bogotá: Tipografía Hernández, 1967.

Brito Figueroa, Federico. La estructura económica de Venezuela colonial. Caracas: Universidad Central de Venezuela - Ediciones de la Biblioteca, 1996

Helg, Aline. Liberty and Equality in Caribbean Colombia 1770 - 1835. Chapel Hill: University of North Carolina Press, 2004.

Price, Richard, ed. Maroon societies: rebel slave communities in the Americas. Garden City, N.Y: Anchor Press, 1973.

Restrepo, José Manuel. Historia de la Revolución de la República de Colombia en la América Meridional. Medellín: Universidad de Antioquia, 2009.

Artículos

Brice, Ángel Francisco. “La sublevación de Maracaibo en 1799, manifestación de su lucha por la Independencia” Conferencia de 4 de Agosto de 1960. Academia Nacional de historia de Venezuela (http://www.anhvenezuela.org)

Victoria Ojeda, Jorge. “De las promesas reales al olvido concertado: Los negros de la revolución haitiana en la Nueva Granada” Fronteras de la Historia N. 12 (2007) 151-173. (http://www.icanh.gov.co/?idcategoria=5103)

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18 . XIV REVISTA GOLIARDOS . 19. REVISTA GOLIARDOS . Año 18 . Número XIV . Primer semestre de 2011 . ISSN: 2145-986X .

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CoNSECUENCIAS DE lA INDEPENDENCIA:Cortes de Cádiz y el discurso de “armonía racial” en Cartagena de Indias

Juan Camilo Pantoja García1 Universidad Nacional de Colombia

Este artículo pretende desarrollar una de las tantas aristas del proceso independentista y

sus consecuencias, en este caso respecto a la formación, desarrollo y función de un mito de

armonía racial que habría tomado forma por las tempranas alianzas entre criollos y prominentes

descendientes de africanos durante las luchas por la independencia, así como por las discusiones en

las Cortes de Cádiz, en particular en los debates respecto a la ciudadanía de los descendientes de

africanos, que, de ser un tema práctico en términos de definir el peso representativo de la diputación

americana y su potencial mayoría en dicho cuerpo, terminó por convertirse en un elemento fundamental del discurso patriota construido en

oposición a lo que representaba la España despótica y aristocrática, pero que también sirvió para

deslegitimar las reivindicaciones de los sectores afros que tras la independencia cuestionaron los

limites de dicho proceso y que fueron presentados por la élite como perturbadores de la armonía

racial. Ese ensayo se centra en las discusiones de Cádiz y los efectos en Cartagena de Indias del

proceso de formación de un mito de armonía racial.

RESUMEN ABSTRACT

This article attempts to study one of the many topics related to the process of independence and its consequences. This article is concerned in particular with the formation, development and function of a myth of racial harmony that was formed because of the early alliances between creoles and people with an African heritage during the course of the independence. This myth was also formed in part because of the discussions in the Cortes de Cádiz about the citizenship of people with African heritage. What began as a practical consideration, became a fundamental element of the patriotic discourse constructed in opposition to what represented the despotic and aristocratic Spain. It also later served to delegitimize the demands of the afro sectors of society who, after independence, questioned the limits of that process concerning their rights. People of african heritage who complained where portrayed by the elites as disturbers of racial harmony. This article is centered on the discussions in Cádiz and the effects in Cartagena de Indias of the construction of a myth of racial harmony.

1 Estudiante de pregrado del Departamento de Historia, Universidad Nacional de Colombia.

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CONSECUENCIAS DE LA INDEPENDENCIA

Palabras claves Keywords

Cortes de Cádiz, Independencia, ciudadanía

afro, Cartagena de Indias, armonía racial.

Cádiz Courts, Independence, afro citizenship, Cartagena de Indias, racial harmony.

Introducción

Este breve artículo pretende desarrollar una idea esbozada en el texto de la profesora Marixa Lasso; Myths of Harmony, según la cual «Dada la participación de los pardos en su activa defensa de la junta de Cartagena, no sorprende que [la ciudad] haya declarado su independencia después de recibir la noticia de la negación de la ciudadanía a los pardos por parte de las Cortes, que fue interpretado como la negación de una representación igualitaria para los americanos» 2

. Dicha hipótesis debe ubicarse en un planteamiento más general de la autora según el cual una particularidad del desarrollo de las luchas de independencia en América habría sido la instauración de un mito de armonía racial, ligado a un discurso de nacionalismo patriota particular, en tanto no sería una consecuencia necesaria de un pensamiento moderno o un elemento indispensable de control social, evidenciado en los casos de Haití o Estados Unidos. Este discurso, que pasaba por el reconocimiento de la igualdad y la ciudadanía de las castas, se consolida con el tiempo como un pilar patriota y respondería a dos elementos: a) una temprana alianza entre criollos y pardos en la lucha por la independencia, y b) al desarrollo de los debates en Cádiz alrededor de la representación americana que inexorablemente se interrelacionaba con la situación jurídica y social de los pardos.

Respecto al elemento de las tempranas alianzas, la autora deja entrever a partir de la importancia demográfica, económica y militar de las castas en una ciudad como Cartagena, la necesidad que tuvieron las elites de colaborar con ciertos individuos de las castas que les permitieran contar con el apoyo de barrios mayoritariamente habitados por gentes de las castas. Un ejemplo claro de ese peso y la necesidad de esas alianzas sería la aparición en Cartagena de un pueblo que habría presionado la independencia de la ciudad, cuestionando los límites de hasta dónde llegaría y qué implicaciones tendría su participación política. Una participación necesaria pero incómoda para las elites y que insertará la discusión de los límites sociales y raciales de la participación política moderna.

El segundo elemento será el tema central de este artículo y hace referencia al efecto que tuvo para la consolidación de un discurso de armonía racial las discusiones en las Cortes de Cádiz entre americanos y peninsulares alrededor de la representación, que terminaba por relacionarse con el reconocimiento o no de la ciudadanía de las castas en tanto su peso demográfico podría significar una superioridad representativa respecto a los españoles. Dicho elemento, que evidentemente respondía a una necesidad práctica, terminará por ser «[…] de enorme significado: ató la representación americana con la ciudadanía de los pardos, vinculando por lo tanto una igualdad racial completa con un nacionalismo patriota»3 .

2 Marixa lasso, Myths of Harmony: race and republicanism during the age of revolution, Colombia 1795-1831 (Pittsburgh: University Pittsburgh Press, 2007) 47.3 lasso, 38.

Antecedentes: Supremas Juntas Provinciales en España y América

Antes de poder entrar a hablar de las Cortes de Cádiz se hace necesario un recorrido por los convulsionados años de 1808 a 1810 en la metrópoli, que marcados por la crisis dieron lugar a un fenómeno de reasunción de la soberanía por parte del pueblo ante la ausencia de su soberano, y que se expresó en la conformación de juntas provinciales. Este proceso marcó una rápida transición en la cultura política hispánica en ambos lados del hemisferio.4

Desde el 2 de mayo de 1808 el pueblo madrileño expulsa a las tropas francesas. Dicha victoria temporal generó una serie de levantamientos populares, «Provincias individuales formaron juntas para gobernar su región. Cada junta provincial, invocando el principio legal hispánico según el cual en la ausencia del rey la soberanía revertía al pueblo, actuaron como si fueran naciones independientes» 5. La legitimidad de dichas juntas era cuestionable por la naturaleza de su formación, lo que hizo plantear desde un principio la necesidad de convocar Cortes nacionales; en el entre tanto, la exigencia de resistir militarmente la invasión napoleónica, así como la perspectiva de tener que hacerse con el gobierno ante una eventual derrota de la monarquía, llevó a que estas distintas juntas, no sin presiones extranjeras como la de Inglaterra, plantearan la necesidad de su unidad y conformaran en septiembre de 1808 en Sevilla la novísima Junta Suprema Central y Gubernativa del Reino.

Esta Junta planteó la necesidad de contar con el apoyo de los reinos americanos para afrontar la guerra contra los franceses: «Por lo tanto, la Junta Central reconoció los reclamos americanos de que sus tierras no eran colonias sino reinos que constituían parte integral de la monarquía española, y que por tanto poseían el derecho a representación en el gobierno nacional»6 . La materialización de dicho reconocimiento estaría dada por el llamado a elecciones para cortes nacionales incluyendo a los 4 virreinatos americanos y 5 capitanías. Si bien dichas elecciones eran un momento trascendental marcado por la participación americana en un gobierno nacional, los reclamos por la igualdad no se hicieron esperar, pues mientras a cada provincia española le correspondían dos diputados, a cada uno de los reinos americanos sólo le correspondía uno.

Incapaz de derrotar la invasión francesa, la Junta Central en un esfuerzo por fortalecer su legitimidad, decretó el primero de enero de 1810 la convocatoria a elecciones para Cortes nacionales. En España cada junta provincial y cada ciudad con representación en Cortes anteriores podían elegir un diputado, además un diputado debía ser elegido por cada 50,000 habitantes.

4 Jaime E. Rodriguez, “’Equality! The Sacred Right of Equality’. Representation Under Constitution of 1812”, Revista de Indias, vol. lXvIII, núm. 242. (2008) 102. [En línea] 5 Rodríguez, 102. 6 Rodríguez, 102.

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CONSECUENCIAS DE LA INDEPENDENCIA

Es en ese contexto de incapacidad de derrotar a los franceses y del repliegue forzado al sur de España, que a finales de enero de 1810 la Junta Central se disolvió a sí misma y pasó sus prerrogativas a un Consejo de Regencia, un traslado marcado por la ilegitimidad que tiempo después trató de ser subsanado con la convocatoria a Cortes Nacionales. La cuestionada legitimidad de la Regencia tuvo conocidas consecuencias en la formación de las juntas americanas en 1810. El proceso electoral estaba basado en la representación de las capitales y cabezas de partido de los distintos reinos, sin tener en cuenta ninguna prescripción respecto al tamaño de la población. En este contexto, cuando en mayo se reunió el consejo de Regencia, se hizo una nueva invitación a los españoles en la Nueva Granada, que respondieron enviando a José María Lequerica por Quito y a Domingo Caicedo por Santafé. Sin embargo, y debido a la ocupación de varias provincias españolas así como a la distancia de América, el Consejo de Regencia decidió la elección de 55 diputados suplentes, de los cuales 30 suplirían a los diputados americanos que se encontraban en Cádiz y que reemplazarían a los propietarios hasta su llegada. Esos suplentes fueron elegidos según disposición de la regencia por 177 electores americanos residentes en Cádiz en ese momento. Por su parte, no faltaron los reclamos por la ilegitimidad de dicha elección hecha por las juntas autonomistas de Buenos Aires y Venezuela, a la vez que los peninsulares planteaban la necesidad de que esos suplentes representaran a las partes sanas de los reinos sublevados, pues más allá de las críticas por falta de representatividad o legitimidad, peor sería dejar esas zonas sin ninguna representación.7

Las elecciones de diputados propietarios a las Cortes se sostuvieron en América a lo largo de 1810. Si bien varias insurgencias habían surgido en el continente la mayoría de reinos, con la excepción de Chile y partes de Venezuela, Nueva Granada y el Rio de la Plata, participaron en el proceso electoral. Nueva Granada eligió dos diputados por Quito y Panamá, las áreas controladas por los realistas.

En este mismo periodo pero al otro lado del Atlántico « los habitantes de la América española creían que la península estaba perdida, por lo tanto buscaban conservar los derechos de Fernando VII del enemigo exterior —los invasores franceses—, y en el intervalo reasumía la soberanía el pueblo. Esta soberanía era transitoria, pues se esperaba que el rey regresara» 8. La primera de las juntas formadas en la Nueva Granada fue la de Cartagena el 22 de mayo de 1810, avalada con la presencia de Don Antonio Villavicencio, comisionado enviado por la Regencia 9.. La conformación de las juntas en la Nueva Granada siguió con las de Cali, Socorro, Mompox, Santa Marta, Santa Fe, Antioquia, etc. Es en ese contexto que Alfonso Múnera 10 ubica la confrontación entre Cartagena

y Santa Fe en razón de la pretendida superioridad de esta última, que era cuestionada por la primera (uno de cuyos argumentos era que se decía era una prerrogativa otorgada por un gobierno ausente). Hubo grandes diferencias entre estas juntas ya que «[…] la junta que se había formado en Santafé con el título de suprema, desconoció muy pronto la autoridad del consejo de Regencia, mientras que la junta provincial gubernativa de Cartagena de Indias mantuvo su adhesión a este cuerpo […]»11 . Otras que mantuvieron su adhesión al Consejo de Regencia fueron las de Santa Marta, Riohacha, Panamá, Pasto y Popayán, mientras al lado de Santa Fe estuvieron Tunja, Socorro, Pamplona, Mariquita y Neiva entre otras las cuales también desconocieron al Consejo de Regencia.

En este punto es interesante abordar el problema de la legitimidad de las juntas americanas cuestionada por los peninsulares. Para los americanos era evidente que el reconocimiento de esas juntas era una parte esencial del cumplimiento de la prometida igualdad, a la vez que cumplía la necesidad política de mantener la unidad del reino. Así se debe entender una representación firmada por 33 diputados americanos el 23 de agosto en las preparaciones para las Cortes, en la cual se mencionan los elementos centrales de esa justificación de la juntas americanas: lo primero era que «[…] en todos los casos, el origen puntual del levantamiento fue debido a una acción de los europeos contra los americanos»12 ; un segundo elemento era la amenaza a la que estaba sometida la metrópoli y cualquier gobierno instaurado en los territorios que padecían la ocupación del poderoso ejército francés. Y finalmente habían sido los mismos españoles quienes habían dado el ejemplo:

[…] fueron los españoles peninsulares quienes enseñaron el camino que había que seguir:

las juntas americanas se formaron según los mismos procedimientos que las peninsulares

y se fundaron sobre los mismos principios; los americanos siguieron también los preceptos

contenidos en los numerosos escritos procedentes de la península, en los que los españoles

intentaban fundar en derecho su resistencia al invasor así como la creación de sus juntas 13.

Los americanos buscaron basar dicha legitimación en un decreto propuesto el 10 de diciembre de 1810 propuesto por un diputado valenciano y aprobado en los primeros días de 1811, el cual estipulaba que no se debía obedecer las órdenes del rey cautivo; lo cual justificaba la soberanía nacional como fuente de autoridad real, y en tanto tal, legitimaba las juntas americanas como aquella que trataban de separarse de los gobierno de la metrópoli inestables y amenazados por los franceses. Sin embargo el 20 de diciembre de 1810 las Cortes decidieron no extender dicha prerrogativa a América, negándose a reconocer las juntas americanas. 14

7 Rodríguez. 8 Isabela Restrepo Mejía, “la soberanía del “pueblo” durante la época de la independencia, 1810-1815”, Historia Crítica 29 (2005) 102.9 el 14 de junio por demandas del pueblo fue depuesto el gobernador Montes, apresado y la junta reconfigurada10 Alfonso Múnera, El fracaso de la nación: región, clase y raza en el Caribe colombiano (1717-1821) (Santafé de bogotá: banco de la República/El Áncora Editores, 1998)

11 Jairo gutiérrez y Armando garnica, la visión del Nuevo Reino de granada en las Cortes de Cádiz (bogotá: Universidad Industrial de Santander/Academia Colombiana de Historia, 2008) XvIII.12 Marie Rieu-Millan, los diputados americanos en las Cortes de Cádiz (igualdad o independencia) (Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1990) 321.13 Rieu-Millan, 322.14 Rieu-Millan, 383.

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CONSECUENCIAS DE LA INDEPENDENCIA

Sobre este punto en particular, Guerra plantea que no es ilógico pensar que los americanos estuvieran convencidos de que la Península estaba en peligro. Sujetos a los azares de la información los americanos recibían noticias de manera lenta, aleatoria y discontinua, en las cuales el papel desempeñado por la información distante, contradictoria o falsa determinaba un tipo particular de circulación de información marcada por la incapacidad de la metrópoli de aislar a las Américas de las noticas u opiniones producidas en ultramar o el extranjero.

Cortes de Cádiz (1810-1812): Representación y Ciudadanía de las Castas

El 24 de septiembre de 1810 abrió formalmente sesiones las llamadas Cortes generales y extraordinarias, mejor conocidas como las Cortes de Cádiz. Es un momento crucial pues es la primera vez que América participó en un espacio del gobierno central y además en unas Cortes soberanas que asumirían las potestades del rey durante su ausencia.

Sin embargo y más allá de la trascendencia de este espacio como cumplimiento de las tantas promesas de igualdad hechas a los americanos no faltaban las quejas del incumplimiento de las mismas en varios espacios, como ya se había hecho notar respecto el reconocimiento de la legitimidad de las juntas americanas, a ello se sumaban ahora el hecho de que la representación americana se presentaba como una concesión y no como un derecho y que en términos prácticos la representación americana, pensando en las poblaciones a cada lado del hemisferio, no era proporcional y era evidentemente negativa para los intereses americanos.

Este texto se empieza a centrar entonces en el asunto de la representación, en palabras de Guerra: «[…]debatir sobre la representación es abordar los dos temas clave que abren la puerta a la revolución española y a la independencia americana» 15 en tanto es el espacio donde de manera clara se evidencian las mutaciones de los conceptos políticos en los protagonistas de estos hechos. Los dos temas claves a los que nos refiere Guerra son: 1. ¿La nación está formada por comunidades políticas antiguas, con sus estamentos y cuerpos privilegiados, o por individuos iguales?, evidentemente una Corte conformada por comunes es la muestra del triunfo liberal en este campo; el segundo elemento es ¿Qué lugar debía concederse en la representación nacional a España y a América? esencial en tanto pone de presente el problema de la igualdad:

El problema concernía a la identidad misma de las indias (…). Era también, por otra parte, un problema muy práctico y muy urgente, pues de él dependía tanto la existencia en América de juntas semejantes a las de la Península, como la de una representación en las nuevas instituciones representativas, proporcional a su peso humano. (…) El rechazo práctico por parte de los peninsulares de la igualdad proclamada será la causa esencial de la

independencia de América 16

15 françois Xavier guerra, Modernidad e independencias (Madrid: Editorial Mapfre, 1992) 44.16 guerra, 45.

El debate de la representación entre los americanos y peninsulares debe verse en el trasfondo de las promesas no cumplidas y la frágil legitimidad de los cuerpos soberanos formados en la Península. Sin embargo, la posibilidad de participar en un nivel central de gobierno entusiasmó e interesó a los americanos, a pesar de lo cual fueron las reiteradas promesas e incumplimientos de una igualdad efectiva lo que fue minando el camino de esperanza y lo que terminó llevando al irrevertible camino de la independencia.

A. Castas, representación e igualdad

En aras de conectar el tema de la consolidación de un discurso de armonía racial ligado a los debates sobre la representación en las Cortes de Cádiz es necesario tener presente un contexto en el que tanto americanos como peninsulares buscaban tener el control de las Cortes. James F. King en un sugestivo artículo sobre este tema plantea cómo para los peninsulares era evidente la necesidad de contar con la participación americana para poder resistir el embate francés y mantener la unidad política, lo cual puesto en términos de las promesas de igualdad ponía de presente el incómodo tema de dar igualdad de representación a unos territorios de mayor extensión y población. «Enfrentados a este dilema, los peninsulares de la metrópoli observaron la heterogeneidad racial de las Indias, su complicada estructura de castas, las antipatías y prejuicios de varias clases; y encontraron allí una formula plausible de excluir la suficiente población de ultramar asegurando así la unidad imperial bajo el control peninsular» . Interesante resulta anotar que la ciudadanía indígena nunca se puso en cuestión debido a las disposiciones de las leyes de Indias y porque evidentemente eran naturales de uno de los dominios españoles.

Es ese el contexto en el cual se empieza a operar la convergencia de unos intereses prácticos con la emergencia de las estrategias retóricas que darían lugar al mito de armonía racial: por un lado la idea de una leyenda negra, que ubicaba tanto a criollos como a castas como víctimas por igual de un despotismo español, lo cual les permitía plantear la esclavitud como un lastre colonial que era necesario exterminar pero que debido a sus potenciales peligros sociales y económicos era necesario mantener por un tiempo; y por otro lado un discurso de unidad entre criollos y pardos que en tanto presentaban un contexto de armonía racial no permitía pensar en la negación de la ciudadanía a quienes eran vecinos, habitantes y elementos productivos de los territorios americanos. Según King fue precisamente la negación de esa base igualitaria de igualdad en la representación lo que alentó y justificó las incipientes revueltas en América y «[…] la adopción deliberada de la discriminación racial, proveyó a los líderes revolucionarios de un poderoso apelativo para numerosos elementos de color en la población» 18 ,

17 James f. King, “The Colored Castes and American Representation in the Cortes of Cádiz” Hispanic American Historical Review, vol 33, núm. 1 (feb. 1953) 33-64. [En línea] http://www.jstor.org/stable/2509621 18 King, 38.

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CONSECUENCIAS DE LA INDEPENDENCIA

algo que refuerza Marixa Lasso con los ejemplos de proclamas patriotas que como la de José Francisco Bermúdez en 1815 en Cartagena planteaba para las castas un discurso en el que los patriotas aparecían asumiendo la lucha por la ciudadanía de las castas aún cuando los patriotas tenían para sí asegurados dicho derecho, generando el principio de un discurso que oponía la armonía racial al despotismo español y a las estructuras del Antiguo Régimen, haciendo indefendible la persistencia de las castas.

Desde antes de la apertura de las sesiones el 24 de septiembre de 1810 los americanos habían presentado una queja con respecto a los términos de la representación y si aceptaron su participación en las Cortes lo hicieron con la advertencia de que el reconocimiento de los diputados suplentes no perjudicaría los derechos de los reinos americanos a tener una representación plena.

Un día después de la apertura oficial de las sesiones de las Cortes, los americanos, liderados por el quiteño y diputado suplente por Nueva Granada, presentaron el argumento de la necesidad de clarificar el estatus de América antes de publicar los decretos reestructurando el gobierno de la monarquía española. «En un intento por asegurar una representación equitativa, demandaron que las nuevas regulaciones electorales que ligaban la representación directamente con el tamaño de la población (1 x 50,000 hbts.) se hiciesen efectivas, y que las Cortes debían realizar nuevas elecciones bajo esas reglas» 19 después de algunas discusiones, el presidente de las Cortes nombró un comité compuesto por diez americanos liderados por Mejía para que preparan un reporte que debía ser considerado en la sesión de la tarde.

La comisión pidió la igualdad absoluta de representación entre España y América, incluyendo a las castas en la base de la representación y concediéndoles los derechos de ciudadanos. El propósito era en gran parte político; se trataba de reconciliar las provincias disidentes, y la

comisión también proponía una amplia amnistía 20

Lo nuevo en este sentido no era la petición de igualdad sino el reconocimiento de la ciudadanía de las castas, lo cual evidenció las fisuras en la diputación americana en tanto el peruano Morales Duárez, opuesto a dicho reconocimiento de las castas, puso a tambalear la convicción de algunos de algunos de los suplentes. El debate fue álgido y debió trasladarse a sesiones secretas donde el tono de las discusiones no disminuyó, finalmente el dictamen fue rechazado.

Los argumentos presentados de parte y parte en este punto van delineando elementos reiterativos. Desde los americanos se propone la necesidad de otorgar amnistías e igualar los términos de representación de lado y lado como un propósito político que lograría atraer de nuevo a las juntas autonomistas que reconocían al rey pero no a las cortes. Los peninsulares por su parte consideraban qué términos equitativos en la representación amenazaban la supremacía española aunque reconocían la necesidad de calmar los ánimos de las provincias sublevadas.

19 Rodríguez, 112.20 Rieu-Millan, 147.

Según King si bien algunos americanos estarían pensando en la independencia, algo que intuían algunos peninsulares, en este punto la mayoría de los americanos estarían buscando mas la liberalización del gobierno español que una independencia absoluta «Sin embargo, ante una coalición peninsular que pretendía retener el control efectivo del imperio colonial con una representación discriminatoria, los americanos de opiniones diversas encontraron un campo común de cooperación y pelearon juntos una batalla espiritual» 21.

El 1 de octubre de 1810, mientras las Cortes se disponían a tratar asuntos domésticos, los americanos volvieron con el tema de la amnistía y la representación equitativa. En una memoria y proyecto de decreto firmado por todos los diputados americanos y filipinos planteaban que «[…] siendo América parte integrante de la Monarquía, sus naturales y habitantes libres son iguales en derechos y prerrogativas a los de esta Península […]»22 lo cual incluía a las castas en tanto se hablaba de habitantes libres puesto que no eran originarios (eran de origen africano) como los indígenas, españoles o mestizos de ambas clases. En esa línea Mejía Lequerica a nombre personal realiza una defensa de la ciudadanía de las castas basándose en la igualdad natural entre los hombres, y como un asunto de elemental justicia que reconocía la laboriosidad de las castas y su importancia demográfica, finalmente «[…] también presentó un argumento de oportunidad política: las juntas separatistas atraían a las castas concediéndoles la igualdad, y convenía que la metrópoli hiciera lo mismo para no alienarse una porción importante de la población, de la que eran reclutados soldados»23 . En este punto las discusiones fueron trasladadas a sesiones secretas en donde los peninsulares insistieron en la necesidad de esperar la llegada de los diputados en propiedad mientras los americanos planteaban que tanto la justicia como la política requerían garantías inmediatas de igualdad en la representación.

Los peninsulares, pensando en el control de las Cortes y ante la imposibilidad de excluir a los indígenas, enfocaron sus esfuerzos en la negación de la ciudadanía de las castas apelando a los prejuicios raciales. Dicha estrategia tenía un fundamento pragmático y era el hecho de que entre los americanos había posiciones distintas según la esclavitud fuera más fuerte en sus regiones (Las Antillas, Cuba, Lima) o que la presencia de la misma no fuera tan fuerte y el proceso de inserción de las castas estuviera más avanzado (México). Sin embargo el fantasma de la revolución haitiana infundía un temor que a su vez intentó ser explotado por los peninsulares. Precisamente esa división entre los americanos habría facilitado la adopción de un decreto de compromiso, basado en la fórmula presentada por el diputado propietario de Puerto Rico, Ramón Power y que adoptado el 15 de octubre de 1810 planteaba «[…]los naturales de dichos dominios europeos o ultramarinos, son iguales en derecho a los de esta península» 24 .

21 King, 38.22 Rieu-Millan, 14923 Rieu-Millan, 149.24 Rieu-Millan, 149.

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Las castas de descendencia africana quedaban excluidas implícitamente puesto que no eran naturales de dichos dominios. En ese decreto jugó un papel importante el diputado peruano Morales Duarez quien el 11 de octubre había planteado sus reservas en ese punto por los peligros sociales que entrañaba en sociedades con una fuerte oposición de razas como en Perú. «Lo cierto es que este decreto sanciona la exclusión de las castas pardas de la plena igualdad civil. Puede decirse sin exagerar que las castas perdieron la partida en el primer mes de la reunión de Cortes»25 . Lo único que habrían obtenido los americanos es una promesa de tratar ese asunto oportunamente y no en la constitución. Lo curioso es que dada la ambigüedad del decreto los peninsulares la usarán para tratar de seducir a las castas.

Un elemento interesante es el apoyo de los americanos a las propuestas de los peninsulares liberales lo cual al tiempo que les ganaba el apoyo de ese sector les permitía avanzar en una legislación que les permitiese una defensa de sus ideas como en el caso de la libertad de prensa.

Mejía Lequerica dejó la vocería de la diputación americana en manos de Moralez Duárez para seguir presionando la igualdad en los términos de la representación ya que su conocida postura respecto a las castas calmaría los ánimos de los peninsulares. Eventualmente las Cortes autorizaron a los diputados americanos para que formularan sus demandas después de hacer una consulta entre ellos, el resultado fueron 11 proposiciones esbozadas por Morales Duárez y que se presentaron a las Cortes el 16 de diciembre de 1810.

«Las once proposiciones hacían parte de un comprensivo plan para hacer justicia a las indias y por lo tanto para acallar los disturbios que amenazaban la unidad del imperio»26 e incluían como primer punto la igualdad de la representación por lo respectivo a sus naturales y originarios de ambos hemisferios, que como lo hace notar Rieu-Millan excluye más explícitamente que el decreto del 15 de octubre a las castas, puesto que no son originarios de ninguno de estos dominios. El punto más polémico y de mayor discusión fue el primero; las deliberaciones alrededor de este punto duraron 9 sesiones, entre el 9 de enero y el 7 de febrero de 1811, los otros puntos 27 sólo necesitaron de 2 sesiones para ser aprobados o negados. Un elemento a resaltar es que en el marco de estos debates el tema de las castas dejó de ser tratado en privado para pasar a ser de conocimiento público.

La vocería americana estuvo a cargo de los diputados propietarios recién llegados de México y Centroamérica, quienes por su conocimiento de primera mano de la situación americana podrían conmover mejor a los peninsulares, además de que por la naturaleza de sus regiones estaban menos

opuestos a la idea de la inclusión de las castas en el cuerpo social. Más allá de las diferencias entre los americanos, lo cierto es que sólo hablaron quienes defendían a las castas, de ahí que aparezca una idea de unanimidad entre los americanos, el único que públicamente se opuso a la ciudadanía de las castas fue Morales Duárez quien por ello se ganó la desafección de su persona entre algunos americanos.

25 Rieu-Millan, 150.26 King, 47.27 libertad de cultivo y manufactura (que aplicaba a descendientes de africanos), libertad de comercio al interior del imperio y con naciones aliadas, fin de monopolios, libre explotación de minas de mercurio, igualdad en el acceso a puestos públicos y la restauración de los jesuitas.

Mientras los americanos planteaban la urgencia de tratar esos asuntos en momentos que la desafección crecía al otro lado del atlántico, los peninsulares con variados argumentos buscaban diluir el tema, estando de fondo la preocupación por el eventual dominio de las Cortes por los americanos. Incapaces los peninsulares de diluir el tema se decidió tratar el asunto americano los días miércoles y viernes. En esas discusiones el punto álgido fue respecto a la exclusión de las castas, que aunque apoyado por Morales Duárez con vehemencia fue aprobado por los americanos en medio de una paradoja: para garantizar que la población indígena contara en la base de la representación era necesario que justificaran la exclusión de las castas. Ya que algunos peninsulares plantearon el peligro de excluir a los negros y no así a los indígenas, varios americanos respondieron que la situación en América con los esclavos no era tan antagónica como en otros lugares y que en últimas cualquier daño en ese sentido ya se había hecho con el decreto del 15 de octubre, aunque no dejaron de plantear lo paradójico de excluir a quienes eran vecinos productivos en sus ciudades y que al menos debían tener una voz activa. Un elemento adjunto a este primer punto era la aplicación efectiva de dicha igualdad con nuevas elecciones.

Si bien la proposición fue derrotada el 18 de enero (64-56) resulta significativo que los americanos hayan conseguido el apoyo de varios peninsulares, tal vez conscientes de la necesidad de hacer concesiones para asegurar la unidad imperial de los territorios de ultramar. Varios diputados americanos presentaron justificaciones escritas de su voto el 18 de enero, entre las cuales se destaca la de Evaristo Pérez que permitió reabrir el debate al dividir en dos partes el primer punto de las proposiciones: la primera que reconocía el principio de igualdad a blancos, indígenas y mestizos fue aprobada (120-4); la segunda parte que aplicaba el principio a las cortes existentes fue derrotada (69-61).

B. Comité de redacción del proyecto de constitución (Septiembre 1811)

Por decreto del 9 de diciembre de 1810 se había compuesto, el 23 del mismo mes, un comité encargado de redactar un borrador de constitución en el cual 5 de los 12 puestos correspondían a los americanos Morales Duárez (Perú), Antonio Joaquín Pérez (México) y Andrés Jáuregui (Cuba) quienes se oponían a la ciudadanía de las castas, y por Mariano Mendiola (México) y Fernández de Leiva (Chile) quienes defendían la ciudadanía de las castas. Este comité presentó un borrador de constitución el 18 de agosto de 1811 y las discusiones empezaron el 25 del mismo mes.

Antes de que el comité de constitución presentara su borrador (…) cambios importantes se habían operado en la composición y la mentalidad de la diputación americana. La negación efectiva de la representación y el rápido progreso de las revueltas en ultramar llevó a que cierto número de diputados empezaran actuar más como agentes de un país enemigo que como los diputados de un imperio unido 28.

28 King

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Por su parte la representación de los suplentes de Venezuela, Nueva Granada y Buenos Aires 29 presentaban el problema de no haber sido reconocidos por sus provincias «[…] los dos suplentes de Nueva Granada, Puñonrostro y Mejía, solicitaron, el 24 de agosto de 1811, el permiso de no participar en los debates ya que no representaban a nadie, ni siquiera a la provincia de Cartagena cuya Junta no había sido reconocida por las Cortes» 30. Sin embargo fueron persuadidos de quedarse en los debates, cosa que hicieron pero guardando silencio. En este punto se hace necesario destacar un elemento que da muestras de lo que significaba Cádiz para los americanos, ya que si bien Puñonrostro presentó su dimisión el 29 de agosto de 1811 31 , otro diputado como Mejía decidió quedarse creyendo, sinceramente, que una constitución favorable a América garantizaría la unión del imperio. En este punto destaca un argumento reiterativo dentro de los americanos que planteaba la necesidad de que la Cortes hiciesen concesiones con el objetivo de no precipitar las independencias de los territorios de ultramar.

Al momento de iniciar las discusiones del borrador el 25 de agosto el diputado peninsular Agustín de Argueyes presenta en un discurso preliminar, la política que seguirían las no debía comprometerse los intereses y la seguridad de dichos territorios, por lo cual se había decidido con mucha sabiduría dejar la puerta abierta de la virtud y el mérito para que elementos de las castas accedieran a la ciudadanía .

El artículo primero del borrador constitucional proclamaba: «La Nación Española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios». El artículo quinto definía que: «Son españoles: 1º Todos los hombres libres nacidos y avecindados en los dominios de las Españas, y los hijos de éstos 2º los extranjeros que hayan obtenido de las cortes cartas de naturaleza; 3º los que sin ella lleven diez años de vecindad, ganada según la ley en cualquier pueblo de la monarquía; 4º los libertos desde que adquieran la libertad en las Españas.»

29 El 4 de mayo de 1811 el diputado suplente por Nueva granada Domingo Caicedo se había retirado de las cortes para reunirse con los patriotas; el 16 de mayo de 1811 los 3 diputados por buenos Aires pidieron ser relevados de sus funciones pues el virrey había declarado la guerra contra su provincia como país extranjero.30 Rieu-Millan, 385.31 Aunque es negada, esto no impide que escape de Cádiz.32 King

Ambos artículos aprobados sin oposición otorgaban potencialmente la nacionalidad española a las castas a la vez que los excluía de sus derechos de ciudadanos por otros artículos alrededor de los cuales se atizó el debate de la representación y las castas.

Un matiz importante en este punto, es que no es posible atribuir como causa exclusiva de la oposición de los peninsulares a la ciudadanía de las castas su interés por controlar las Cortes: el fantasma haitiano era una realidad y en tanto para mantener su legitimidad como gobierno soberano era necesario que garantizaran el orden en sus territorios, una medida como esa ponía en peligro la estabilidad de regiones como Cuba o las Antillas en razón a la superioridad demográfica de las castas lo cual implicaba poner en entre dicho la seguridad que necesitaban las élites en tales regiones.

Por otra parte es necesario advertir que para este momento se había producido una cierta evolución dentro de la diputación americana:

(…) en septiembre de 1810 la cuestión de las castas encubría un problema político y, además de Morales, otros suplentes estaban indecisos. En cambio, en septiembre de 1811 los diputados ultramarinos defienden claramente el principio de la integración de todos los grupos humanos de la sociedad americana; fue tal vez la llegada masiva de propietarios de México y América Central lo que produjo esta evolución; traían noticias de la rebelión de Hidalgo; escapaban al influjo personal de Morales. Por otra parte, el momento era más propicio; la política de las provincias separatistas hacia las castas pardas se conocía mejor en España que un año antes 33. 33 Rieu-Millan, 156.

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El primer artículo alrededor del cual se inició el fuerte debate respecto a las castas fue el 22 y ello en tanto al aprobar el artículo 18 que planteaba que: «Son ciudadanos aquellos españoles que por ambas líneas traen su origen de los dominios españoles de ambos hemisferios, y están, avecindados en cualquier pueblo de los mismos dominios», los americanos lo aceptaron ante la promesa de tratar el asunto de las castas en dicho artículo 22, que originalmente proclamaba:

A los españoles que por cualquiera línea traen origen del África, para aspirar a ser ciudadanos

les queda abierta la puerta de la virtud y del merecimiento; y en su consequencia las Cortes

podrán conceder cartas de ciudadano a los que hayan hecho servicios eminentes a la

patria, o a los que se distingan por sus talentos, su aplicación y su conducta; baxo condición

respecto de estos últimos, de que sean hijos de legitimo matrimonio, de padres ingenuos,

de que estén ellos mismos casados con muger ingenua, y avecindados en los dominios de

España, y de que exerzan alguna profesión, oficio o industria útil, con un capital propio,

suficiente a mantener su casa y educar sus hijos con honradez.

El debate alrededor de dicho artículo entre los días 4 y 11 de septiembre antes de su aprobación da una muestra de los esfuerzos americanos por asegurarles la ciudadanía a las castas, ya que advirtiendo las diferencias internas de la diputación antes mencionadas, lo cierto es que 46 de los 460 diputados americanos se opusieron a dicha medida (4 de ellos estaban ausentes pero al día siguiente manifestaron su oposición al artículo) y los 6 restantes lo votaron a favor, aunque aclarando que ni siquiera Morales Duárez se decidió a apoyar a los abogados peninsulares del artículo 22.

En este contexto, con la vocería de los americanos en manos de los diputados de México y Centro América, es que el diputado por Coahuila Miguel Ramón Arizpe, conocido como Comanche les asegura a las Cortes que en muchos lugares de la parte norte de América deseaban borrar las divisiones raciales: gachupines, criollos, indios, etc. Un ideal de crear una nación homogénea.

Los argumentos americanos en este debate se soportaban en un principio general que se basaba en la ilustración del siglo contraria al racismo y a las leyes oscuras «¿Qué dirán las naciones extranjeras de una ley contraria al espíritu del siglo?»34 Otros argumentos más específicos resaltaban la injusticia de negarle la ciudadanía a elementos lo suficientemente valiosos, en la industria y defensa de la patria, como para ser llamados españoles, mientras los extranjeros podían acceder más fácilmente a esa ciudadanía como quedaba claro en el artículo quinto. En esa misma línea un diputado peruano, Francisco Salazar, les recordaba a los peninsulares la importancia de las castas en la derrota de la sublevación de Tupac Amaru a la vez que un colega suyo mencionaba que ante la exención de los indígenas de prestar el servicio militar muchas milicias estaban compuestas en su mayoría por pardos, lo cual era necesario tener en cuenta como un potencial peligro al negarles la ciudadanía.

Partiendo de ese último elemento planteaban que al artículo 22 resultaba paradójico en tanto dejaba la puerta de la virtud y el merecimiento abierta pero más como una hipocresía que como una realidad puesto que las Cortes no tenían tiempo de tramitar cartas de ciudadanía en momentos en los cuales había otros asuntos más urgentes que atender a la vez que se preguntaban cómo era posible pedirles servicios eminentes a una clase cuya categoría social no estimulaba actos heróicos.

Finalmente se hace necesario destacar un par de elementos que develan algo de la naturaleza de la defensa americana. Primero respecto al manejo de las cifras de población de las castas en América ya que mientras unos la sobredimensionaban con el fin de reafirmar la injusticia que se cometía, otros por su parte minimizaban esas cifras con el fin de tranquilizar a los peninsulares que estaban preocupados por perder el control de la Cortes en caso de que contaran como base para una representación equitativa. El segundo elemento se relaciona con la conocida fórmula del Plan Salazar que presentada por el diputado peruano Francisco Salazar proponía otorgar a las castas el derecho de votar mas no de ser elegidos, haciendo evidente un favorecimiento de las elites criollas en tanto capitalizarían los avances en la representación monopolizando el poder en tanto sólo ellos podrían ser elegidos:

Es fácil ver, entre la mezcla de más o menos argumentos emocionales a favor de las castas, que el asunto de la representación nunca estuvo lejos de las mentes de los americanos: en una ocasión, Felíu acusó abiertamente que el propósito real de los proponentes peninsulares del articulo 22 era asignar a América una representación más pequeña y limitada que la que apropiadamente le corresponde 35.

Por su parte, los argumentos peninsulares esbozados en el discurso preliminar del diputado Argueyes, se centraban en resaltar la paradoja que implicaba el rechazo por parte de los americanos de un punto que ellos mismos habían propuesto y había sido aprobado: el decreto del 15 de octubre que excluía a las castas «Este argumento polémico era algo injusto: en conjunto los suplentes eran favorables a la asimilación de las castas desde el principio y tuvieron que moderar sus planteamientos iníciales ante la oposición de los españoles a las proposiciones presentadas el 25 de septiembre y el 1 de octubre» 36.

35 Rieu-Millan36 Rieu-Millan.

En oposición a las argumentos peninsulares los americanos planteaban que la discriminación era más social que racial como lo evidenciaba el hecho de que elementos de las castas habían sido capaces de escalar posiciones sociales en la estructura social y que una vez alcanzados esos espacios el reconocimiento criollo no se había hecho esperar. En ese mismo sentido minimizaban el supuesto peligro que entrañaba la posibilidad de que elementos de las castas accedieran a puestos de poder amenazando la estructura social puesto que era evidente su desventaja en términos de preparación y a lo cual añadían que si se trataba de la «ignorancia, hábitos y carácter alienado de esta población», habrían iguales razones para excluir a los indígenas.

Finalmente si bien reafirmaban los prejuicios raciales que tenían los criollos sobre los malos hábitos de las castas, planteaban que la solución no era excluirlos de la ciudadanía, puesto que con esto sólo se lograría la perpetuación de su condición ignorante, sin dejar alicientes para el mejoramiento social.

34 King, 56

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Así mismo otros argumentos españoles hacían referencia a los prejuicios de las otras clases sobre las castas que hacía necesario excluirles temporalmente dejando abierta la puerta de la virtud y el merecimiento con el fin de desechar potenciales críticas respecto la asimilación de las castas. Añadían que a las castas no se les estaba despojando de nada en tanto nunca habían tenido los derechos que ahora se les reivindicaba y que sus servicios a la patria les eran retribuidos con la protección que les brindaba la ley a su propiedad y persona y que en ese sentido la legislación española estaba mucho más avanzada que en otros lugares ilustrados como Inglaterra, que nunca hubiesen dado participación política a las poblaciones de sus colonias en instancias del gobierno central. Por último el diputado español Felipe Aner interpretó la creencia de los peninsulares al refutar las buenas intenciones americanas al sacar a colación el Plan Salazar que evidenciaba que su interés no se dirigía a favor de las castas sino de los criollos con el fin de conseguir más representantes que España en las Cortes.

Como resultado de las discusiones los abogados del artículo 22 debieron aceptar varias modificaciones, la más importante fue la de sustituir la frase «[…] españoles que por cualquiera línea traen origen del África» por «[…] españoles que por cualquiera línea son habidos y reputados por originarios del África» con el propósito de evitar el escudriñamiento de los honorables árboles genealógicos de algunos reputados criollos: «La enmienda aprobada protegía la buena reputación de los mulatos legalmente blancos (gracias al sacar)[…]»37 . Así mismo se sugirió que el término calificados era más apropiado que eminentes para hacer referencia a los servicios que serían base suficiente para las aplicaciones de ciudadanía.

37 Rieu-Millan, 159.

La discusión respecto al origen radicaba en que el pacto inicial de conformación de las Américas como parte de la monarquía española que vinculaba a los indígenas, españoles y los hijos de estos excluía a los africanos, traídos de fuera y con posterioridad, con lo cual se presentaba la paradoja de excluir de la ciudadanía a quienes por generaciones residían en estos territorios dando forma, desde los americanos, a un planteamiento que basaba el merecimiento de su ciudadanía en tanto se alejaran más de sus orígenes africanos. Es decir, que la participación política de las castas, en tanto forma de inclusión a la nación, inició su camino basándose en la necesidad de su mimetización dentro de la sociedad mayor, el sueño del mestizaje que blanquearía la nación y cuya carga racista es evidente en tanto pretende desaparecer un grupo social con sus particularidades para amalgamarlo al cuerpo nacional, un miedo a tomar las diferencias como algo potencialmente constitutivo del mismo y que estaba marcado por una lectura salvaje de esas poblaciones que debían hacer el tránsito de castas a ciudadanos eliminándose como tales. No se trata de juzgar su mayor o menor racismo sino de hacer notar los elementos constitutivos de unos discursos de formación de nación que marcaron profundamente nuestro devenir republicano y que en perspectiva se nos presentan como proyectos fracasados que nos han obligado a replantearnos alternativas en las formas de formarnos como nación.

A los españoles que por qualquiera línea son habidos y reputados por originarios del África, les queda abierta la puerta de la virtud y del merecimiento para ser ciudadanos: en su consecuencia, las Cortes concederán carta de ciudadano a los que hicieren servicios calificados a la Patria, o a los que se distingan por su talento, aplicación y conducta; con la condición de que sean hijos de legítimo matrimonio, de padres ingenuos; de que estén casados con mujer ingenua, y avecindados en los dominios de las Españas, y de que ejerzan alguna profesión, oficio o industria útil con un capital propio.

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Finalmente el artículo 22 aprobado el 11 de septiembre de 1811 con las modificaciones mencionadas quedó de la siguiente manera:

En aras de despejar los peligros sociales de la exclusión de las castas se presentaron propuestas que favoreciesen a este grupo social, como el reconocimiento de la ciudadanía a los mulatos y religiosos, todas tendientes a atraer a las castas al bando realista. Una de ellas fue la presentada por el diputado de Costa Rica Florencio del Castillo y que pretendía «[…] que como españoles, las castas fueran admitidos en las universidades, los monasterios, todas las corporaciones y los empleos para los que solo se requería la nacionalidad española. Era una proposición importante, que permitiría a los pardos acceder a la cultura, a la promoción social y, de esta manera, a la ciudadanía»38 . Esta propuesta fue aprobada el 26 de enero de 1812, según King después de haber sido modificada y de esta manera despojada de sus propósitos iníciales 39 , sin embargo Rieu-Millan plantea que «prácticamente es la única medida tomada específicamente a favor de las castas» 40 . Tal como habían quedado las cosas los originarios de África, como españoles, gozarían de las ventajas concedidas por la constitución a los demás españoles: igualdad ante la ley, derecho a disponer de sí mismos, derecho a la propiedad, libertad de cultivo y manufactura; pero estaban excluidos del ejercicio electoral y de todos los puestos y empleos para los que la ciudadanía era exigida.

Una vez negada la ciudadanía a la gran mayoría de los elementos de las castas de color, la mayoría peninsular prosiguió con los pasos finales para garantizar su control de las Cortes: excluir a las castas del censo electoral. El artículo del proyecto constitucional presentado a debate el 14 de septiembre proveía que la base de la igualdad para repartir la representación en España y las Indias debía ser la población compuesta de esos originarios españoles a ambos lados del hemisferio, quienes obtenían cartas de ciudadanías de las cortes y los hijos naturales nacidos de extranjeros:

Art. 29 «Esta base (la de la representación nacional) es la población compuesta de los naturales que por ambas líneas sean originarios de los dominios españoles, y de aquellos que hayan obtenido en las Cortes carta de ciudadano, como también de los comprendidos en el artículo 21»

Este artículo que fue aprobado, sólo fue apoyado por un americano, presumiblemente el clérigo pro-español Antonio Joaquín Pérez, diputado de Nueva España (Puebla).

38 King, 60.39 Rieu-Millan, 16640 King, 60. Rieu-Millan, 166.

Alrededor de este artículo se retoman muchos de los argumentos ya mencionados en el mismo, razón por la cual me limitaré a mencionar el que resultó central en este debate: según los americanos si bien se había negado la ciudadanía a las castas, esto de ninguna manera los excluía del derecho a ser representados, puesto que si bien los locos, delincuentes o vagabundos no tenían derechos políticos, esto no los excluía del censo electoral. En efecto este argumento se sustentaba en que si bien los descendientes de africanos no hacían parte del pacto constitutivo del pueblo español, este pacto iba a ser profundamente modificado por la constitución y «[…] si no participan todos los asociados en la reforma, ésta queda anulada; la constitución no tendría valor, al menos en América» 41 y en tanto no solamente se les excluía de sus derechos políticos sino también de la representación electoral quedaban por fuera del cuerpo político de la nación.

Ante semejante reproche los peninsulares se limitaron a decir que los diputados americanos no representaban a sus electores, sino al conjunto de las provincias por las que habían salido electos, lo cual en rigor significaba que terminaban representando

Circulación de información y la situación de Cartagena en las Cortes de Cádiz

En este punto Rieu-Millan plantea una explicación de la posición peninsular a partir de la división al interior de la diputación americana lo que a su vez se reforzaba con las noticias que les llegaban desde el otro lado del atlántico marcadas por un desfase cronológico en la circulación de la información «[…] las cortes analizaban las situaciones a partir de documentos viejos de varios meses, mientras que, localmente las autoridades coloniales tomaban medidas inmediatas, en general de tipo militar y represivo» 42 con consecuencias evidentes en casos como Santafé o Buenos Aires, donde en principio las juntas se formaron ante los agravios de las autoridades peninsulares en la ciudad.

41 Rieu-Millan, 34242 Rieu-Millan, 342.

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Dicho desfase cronológico en la circulación de la información marcó una lectura peninsular según la cual en los lugares donde surgieron juntas en América no todos los criollos estaban de acuerdo con esas medidas, lo cual era particularmente evidente con memoriales como los enviados por el consulado de México a su diputación en Cádiz en donde se planteaba que eran falsos y que su interés por la representación política de los no blancos residía en la necesidad de monopolizar el poder político emanado de las cortes. No de otra manera se entendía que se igualasen a los indígenas, «Las cortes comprobaban que las situaciones locales eran muy diversas en América; el hecho de que sectores criollos no apoyaran el movimiento juntista podía hacer creer que éste no era una necesidad políticamente inevitable» 43 , tal fue el caso de Cartagena en donde el consulado de esta ciudad, a diferencia de la junta provincial, había decidido someterse al gobierno central español sin ninguna restricción.

El caso de Cartagena respecto a las Cortes de Cádiz está marcado por su adhesión, no sin reservas, a ese cuerpo de gobierno, a diferencia de lo que sucedía con juntas como la de Santafé.

Las Cortes recibieron información concerniente a Cartagena por conducto de la Regencia, cuerpo que a lo largo de abril de 1811 remitió una cantidad de documentos relativos a los acontecimientos en el Nuevo Reino de Granada. Uno de tales documentos era una Gaceta de Cartagena que publicaba el acta de reconocimiento a las Cortes prestado por la junta el 31 de Diciembre de 1810, la junta las reconocía como supletorias e interinas y mandaba un diputado. Si bien esta noticia suscitó fuertes dudas sobre la sinceridad de la lealtad de Cartagena, las Cortes decidieron no tomar ninguna determinación hasta ponerse en contacto directamente con el gobierno. 44t

El 25 de abril de 1811 la Regencia le remitió a las Cortes todo un expediente mandado por el gobernador de Santa Marta, en el cual se acusaba recibo de la convocatoria a Cortes y se informaba de la lealtad de la ciudad y de su junta local, también se incluía un bando del 23 de julio de 1810 sobre los sucesos en Santafé, por último había un documento de la nueva Junta creada en Cartagena el 19 de agosto «[…] cuando se recibieron noticias de la próxima instalación de Cortes, la Junta de Cartagena decidió no prestar obediencia a la Regencia y esperar la sesión de inauguración de sesiones de Cortes para hacerles el debido reconocimiento» 45 . Si bien este tipo de informaciones fueron conocidas por las Cortes en abril de 1811, lo cierto es que el conjunto del expediente les daba una idea más clara del estado de opinión de Nueva Granada y revelaba la amplitud de las restricciones con que la Junta de Cartagena se sometía al gobierno central. Las cortes solicitaron documentos más recientes del 30 de abril de 1811.

43 Rieu-Millan, 342.44 Rieu-Millan, 342.45 Rieu-Millan, 342.

Un ejemplo del retraso con el que las Cortes recibían las informaciones es el hecho de que la Regencia hubiera remitido a las Cortes el 4 de mayo de 1811, varias correspondencias oficiales procedentes de Cumaná y que estaban fechadas entre julio de 1810 y enero de 1811, aunque es necesario aclarar que en muchas ocasiones las dificultades radicaban en que la Regencia no aprobaba las políticas de las Cortes por lo que se interponía en este tipo de procesos. «Las Cortes no tenían más remedio que elegir entre la interpretación de las autoridades españolas de América, para las cuales la Junta de Cartagena era claramente rebelde, y la de los criollos que intentaban conseguir su reconocimiento oficial» 46 . Los diputados Mejía y Puñonrostro insistieron a lo largo de abril, mayo, junio y julio de 1811 en el reconocimiento de la legitimidad de la Junta de Cartagena, el 14 de julio se presenta un dictamen separado de las comisiones compuestas la una por Mejía y la otra por Guridi Alcocer; el dictamen mayoritario consideraba que la Junta era disidente y se proponía incluirla en la oferta de mediación inglesa, ambas reafirmaban que la comunicación no se había roto y que se hacía necesario tratar directamente con ellas. «El 16 de julio (de 1811), las Cortes aceptan no incluir la provincia de Cartagena en la oferta de mediación inglesa, pero nunca reconocieron la legitimidad de su junta» 47 .

Otras informaciones fueron llegando entre mayo y junio de 1811, permitiendo que se modificasen los análisis que se hacían de las juntas americanas, una de especial trascendencia les indicaba que si bien en algunos lugares se hacía más evidente una tendencia independista 48 por otro lado «recibieron también diversas correspondencias de Cuerpos en los que los criollos estaban bien representados y que sin embargo no aprobaban las decisiones tomadas por la Junta de Cartagena» 49, tal es el ya citado caso del Consulado de la ciudad que se había sometido al gobierno central sin las restricciones con las que lo hacía la junta.

Como ya se mencionó antes, el artículo 29 fue aprobado y de esta manera los peninsulares pudieron dar por terminada su empresa «[…] retener el control tradicional sobre las colonias de un régimen parlamentario» 50 aunque como se demostraría en la práctica su aplicación fue un asunto totalmente diferente, la consecuencia última tanto de lo que hicieron, como de lo que dejaron de hacer las Cortes llevó a un inequívoco rumbo de independencias a los territorios de ultramar, la amplitud de este fenómeno demuestra que las causas y las condiciones que explican la independencia van más allá de lo local aunque es imprescindible no omitir el análisis de esas realidades.

47 Congreso de venezuela, marzo; la decisión de Cartagena de enviar un diputado al Congreso de Santafé, febrero.48 Rieu-Millan, 344.49 King, 63.50 King, 63.

46 Rieu-Millan, 343.

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CONSECUENCIAS DE LA INDEPENDENCIA

Los debates que se dieron en el marco de las Cortes tuvieron una amplia difusión tanto en la Península como en América, el diario de Cortes donde se contenían exaltados discursos a favor de las castas y de la causa americana circuló profusamente en la América española. También un sinnúmero de publicaciones europeas y americanas se produjeron a ambos lados del atlántico y como se hizo evidente a lo largo del ensayo cruzaron de un lado a otro, y aunque ésta comunicación era confusa, intermitente y con un desfase cronológico pronunciado, influenció y marcó en muchas ocasiones las actitudes y respuestas de los criollos, peninsulares y del pueblo, aunque aún esté por trabajar ese último sector, puesto que es evidente que al menos en América el discurso alrededor de la defensa de las castas como causa patriota calaba hondo en no pocos elementos de los sectores populares como se demuestra en Cartagena, donde las decisiones políticas trascendentales contaron con el respaldo de este sector que

midió los límites de su papel como protagonista político, forzando su inclusión en el panorama político pero en el marco de una sociedad aun en transición y que ponía a las elites en una posición defensiva, en la que veían el fantasma haitiano en la más leve amenaza a su poder político y social.

ConclusiónEste artículo pretendía desarrollar un argumento de la profesora Marixa Lasso que liga la negación efectiva de la ciudadanía de las castas en las Cortes de Cádiz al aprobar el artículo 22 el 11 de septiembre de 1811 con la declaración de independencia en la ciudad de Cartagena el 11 de noviembre del mismo año. Hipótesis que fue articulada a ese planteamiento más amplio de la autora respecto a la consolidación de un discurso de armonía racial en el proceso de independencia de la América hispánica y que se explicaba en términos generales por las tempranas alianzas entre criollos y pardos en la lucha independentista y por los distintos efectos que tuvo la discusión en las Cortes de Cádiz del tema de la representación, que al relacionarse con la ciudadanía de las castas terminó por pasar de ser un elemento práctico a tomar forma como parte sustancial de un discurso patriota americano que se oponía a la despótica y aristocrática España.

Este artículo se centró entonces en un elemento: la discusión de la representación en las Cortes de Cádiz, con lo cual se buscó ahondar en un aspecto historiográfico que tiene mucho por ofrecer para entender las mutaciones políticas que se operaron durante la independencia, entendida como un momento de ruptura en la cultura política americana. Por ejemplo y en este caso la emergencia de un discurso de igualdad racial que requiere ser investigado y que, es necesario advertir, está marcado también por unos límites ya que en tanto el mito de armonía racial se erige en una imagen de unidad de la sociedad terminó por legitimar la negación y represión de las reivindicaciones de los sectores de las castas durante y después de la independencia en tanto las castas se presentaban por parte de las élites blancas como elementos perturbadores del orden social, que amenazaban el clima de armonía racial y que con el trasfondo del fantasma haitiano se presentaban como potenciales llamamientos a una guerra de razas.

El artículo termina por apoyar la tesis de la profesora Lasso ya que si bien no es posible corroborar una conexión directa entre uno y otro acontecimiento, puestas en un plano general en el cual se plantean los cuestionamientos americanos a las diversas promesas incumplidas de igualdad y que progresivamente llevan a la radicalización del movimiento permiten plantear la conexión entre las limitaciones de una parte de la igualdad prometida, contenida en unas discusiones por la representación que estaba ligaba a la ciudadanía de las castas, con la emergencia de ideas independistas que en su proceso histórico permiten explicar la emergencia de un discurso de armonía racial.

En últimas, el interés de este ensayo es mostrar las múltiples variantes que puede tener la historiografía sobre los sectores afros. Apoyándose en este punto en particular en los aportes de autores como la profesora Lasso y que posibilitan escapar de prisiones historiográficas que esencializan la participación histórica de estos sectores y que al limitarse a estudiar esclavos o a verlos como conjuntos homogéneos o sin racionalidades al momento de tomar decisiones en procesos históricos invisibiliza la rica complejidad de un proceso particular que ha de dar luces sobre uno más general, en este caso la independencia y sus consecuencias en la cultura política americana.

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El vUDú CoMo UNIDAD ESClAvA: Aparato promotor y difusor del ideal de libertad

RESUMEN ABSTRACT

This essay studies the revolts of French Black Slaves and some criollos, uncovered in Cartagena on the 1s of April, 1799. The goal of these rebels was to take the Castle of San Felipe of Barajas, along with the fort atop the Popa hill and a few other strongholds in order to take control of the city, loot the king’s and the citizen’s coffers, and kill white people. Once the conspiracy was discovered, due to information from a pardo volunteer, measures where taken to apprehend the seditious conspirators and this led the Viceroy Mendinueta to accuse them of conspiring against Cartagena with French corsairs who tried to take Maracaibo in 1799, with Guajiro indians from Rio del Hacha, and with people from the island of Curazao.

Desprendidos de distintas regiones de África, llegaron a Saint Domingue periódicamente

varios miles de negros que forzosamente se incorporaron al sistema de esta pequeña pero

destacada colonia en el Caribe. Miembros de diversas comunidades en África, pero fusionados en un sólo ultrajado grupo en

América, los esclavos encontraron una fuerza cohesiva compuesta por el créole y vudú. Es

justamente la función y la trascendencia de este último elemento en el levantamiento de

1791 lo que se intenta rescatar a continuación. Se considerará entonces al vudú como una de

las herramientas de la conspiración.

Daniela Romero Amaya1

Universidad de los Andes

Palabras claves Keywords

Vudú, Haití, esclavos, levantamiento 1791, identidad, cohesión.

Voodoo, Haiti, slaves, 1791, uprising, identity, cohesion.

1 Estudiante de pregrado del Departamento de Historia, Universidad de los Andes.

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EL VUDÚ COMO UNIDAD ESCLAVA

Eh! Eh! Bomba! Heu! Heu!Canga, banfio té!

Canga, mouné de lé!Canga, do ki la!

Canga, li!2

[Canción favorita de los esclavoscantada a media noche en la

celebración del vudú]

2 C.l.R James, los jacobinos negros. Toussaint l’overture y la Revolución de Haití (México: Turner publicaciones, 2003) 33. «Juramos destruir a los blancos y todas sus posesiones; mejor morir que faltar a este juramento».3El uso de las comillas se debe a que, aunque la insurrección de los esclavos negros tuvo valiosos efectos —más tarde la Independencia— este levantamiento tendría un altísimo costo para Haití. De hecho, muchos de los países desprestigiaban la sublevación pues era un peligroso modelo de libertad que se exponía para los negros de todo el mundo. Justamente, entre la declaración de la Independencia de Haití en 1804 hasta el reconocimiento del vaticano en 1860, Haití recibió reconocimiento diplomático de una sola nación —francia— sólo después de haber pagado una multimillonaria cifra en compensación de las pérdidas francesas durante la rebelión. A Haití nunca se le perdonaría tal osadía.

Introducción

Llama la atención el caso de un pequeño territorio en el Caribe que corresponde a la parte Oeste de la antigua isla que en la época colonial se denominó la Española, hoy Haití, y que bajo la presencia indeseada de ingleses, españoles y franceses, logró la declaración de su independencia en 1804 adquiriendo así el reconocimiento como la primera República

negra del mundo y primera República independiente en Latinoamérica. La república de Haití no se llevó a cabo como un proyecto aislado que buscaba simplemente la independencia de una metrópoli, sino que además buscaba impulsar la lucha por la emancipación de esclavos que por primera vez se cumpliría con «éxito»3.

A continuación se busca presentar el contexto en el que estalló la revuelta de 1791 enfatizando en el sistema de trata de esclavos, y justamente cómo este sistema tiránico determinó la situación social, económica y cultural de Saint Domingue para la época. Adicionalmente, se presentarán los posibles motivos que permitieron que dicha insurrección fuese uno de los pasos más importantes en el camino de la declaración de independencia del antiguo Saint-Domingue, hoy Haití. Es por esto que la pregunta específica de este ensayo es ¿qué importancia tuvo la práctica del vudú en el proceso de forjar un imaginario de libertad materializado en el levantamiento de 1791?

Una colonia en el Caribe: su estructura social y económica

Por medio del tratado de Ryswick, firmado en 1697, La Española dejó de ser propiedad de España para convertirse en la colonia francesa de Saint Domingue4. Para orgullo y beneficio francés, Saint Domingue figuraba en el siglo XVIII como el territorio colonial que representaba las dos terceras partes del comercio de Francia con el exterior debido a su gran riqueza, factor que llevó a que se considerara como la colonia americana más productiva para la época5. La importancia de su producción estaba justificada por las considerables cantidades de azúcar, café, algodón, añil, y cueros que se obtenían de las tierras gracias al régimen esclavista, sin olvidar otros productos como la madera, el cacao, o la ganadería6. Se constituía como una colonia abastecedora de muchos productos, que no sólo proveía a la metrópoli sino también a otras ciudades europeas, teniendo en cuenta que Francia comerciaba los excesos que le eran enviados.

El terreno era propicio para el cultivo de varios productos apetecidos por la calidad y cantidad de las cosechas:

Cada árbol del café, producía como media unos 450 gramos, de una calidad a veces similar

a la moca. El algodón surgía de manera espontánea, sin precisar atención de ningún

tipo, en terrenos pedregosos y en las fallas de las rocas. El índigo prosperaba también

espontáneamente. La hoja del tabaco era mayor allí que en cualquier otro lugar de América y

a veces igualaba en calidad al tabaco de La Habana […]7

Sin embargo, cabe señalar que la cuestión no sólo era de fertilidad de la tierra, sino también de la eficacia del sistema colonial; esto es, cultivos y producciones estandarizadas en grandes cantidades, por no mencionar la vital y abundante mano de obra esclava. Para citar un ejemplo, diremos que en 1767 Saint Domingue producía el 82% de azúcar exportado desde las Antillas francesas, considerable prosperidad que se derivaba tanto de los ricos suelos como del trabajo

4 Jacques Houdaille, “Reconstitution des familles de Saint-Domingue (Haïti) au XvIIIe siècle”, Population (french Edition), 46e Année, núm. 1 (Jan. - feb., 1991) 31. 5 James, 17.6 José luciano franco, Historia de la revolución de Haití (la Habana: Instituto de Historia y Academia de Ciencias de Cuba, 1966) 147.

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EL VUDÚ COMO UNIDAD ESCLAVA

de los esclavos africanos, que para 1780 alcanzaban la cifra de 20.000 cautivos importados por año8. Condiciones que bien aprovechadas daban paso a una pujante economía, tal como se puede apreciar en la siguiente cita en la cual se relacionan los ingresos, los gastos y las ganancias a propósito del auge de las plantaciones de Saint Domingue:

Los ingresos ascendían a 21.597.180 libras. Los gastos de 3.347.550 libras, a los que es

necesario agregar el reembolso de las deudas, o sea 4.500.000 libras. Si agregamos que

en este mismo año 1789, las mercancías enviadas de Francia por la suma de 70 millones,

se vendieron en Saint-Domingue en 110.270.000 libras, nos daremos cuenta de los

beneficios obtenidos. El comercio de Saint-Domingue se enriquecía rápidamente9

Como toda sociedad colonial, Saint Domingue evidenciaba una estructura rigurosamente jerarquizada compuesta por tres rangos: los blancos, los libertos, y los esclavos. Los primeros entendidos como la parte minoritaria pero dominante de la isla, que a su vez estaba subdividida en dos categorías: por un lado, los grandes blancos que eran funcionarios civiles y militares de rango elevado, y magnos terratenientes o comerciantes, entre los cuales se encontraba el gobernador y el intendente; por otra parte, los pequeños blancos quienes a pesar de tener el privilegio de la piel blanca, hacían parte de una comunidad más humilde que tenía labores como artesanos, peluqueros, pequeños comerciantes, pescadores, etc. y por tanto sus posesiones eran mucho más reducidas.10

Los libertos eran la fracción intermedia de la sociedad que comprendía negros o mulatos de padres libres. La libertad era concedida al esclavo por un favor especial del amo o si la compraba. Sin embargo, el hecho de poseer la libertad no le otorgaba ningún privilegio considerable, pues el color de su piel seguía siendo un motivo de discriminación por parte de los blancos; es decir, aun teniendo el carácter de liberto continuaba siendo víctima de múltiples insultos y maltratos de la clase superior: «No podían ocupar empleos públicos ni ciertas profesiones. El más elevado de los oficios a que tenían acceso era el de joyero u orfebre. En los batallones donde cumplían obligaciones militares usaban uniformes diferentes de los soldados blancos. En la iglesia, en el teatro, en todas las reuniones públicas, tenían asientos separados»11.

En la guerra de los Siete Años (1756-1763) varios mulatos tuvieron la oportunidad de alcanzar importantes cargos dentro de la milicia, obteniendo beneficios y mejorando sus condiciones de vida. Sin embargo, al finalizar estos siete años de guerra, los

7 James, 57.8 Houdaille, 31. 9 franco, 147.10 José luciano franco, (compilador), Documentos para la historia de Haití en el Archivo Nacional, (la Habana: Archivo Nacional de cuba, 1954) 11.11 franco, Documentos…, 12.

blancos quisieron retomar su posición dominante, por lo que la elite de mulatos fue despojada de gran parte de los privilegios logrados. Tal hecho desató una sublevación en 1769 que rápidamente fue apagada por medio de medidas restrictivas que les obligaban a retomar su lugar, resaltando su condición de subordinados:

Se les prohibía ser capitanes de milicia, dividiendo ésta en compañías separadas

para blancos y libres de color, todas comandadas por blancos; también se les

prohibía utilizar nombres europeos, obligándoles a adoptar los africanos, lo que

les significaba renunciar a sus ancestros franceses, pues era común que estos

mulatos fueran reconocidos por sus padres blancos aunque la mayoría naciera

fuera del matrimonio; asimismo se les obligó a probar documentalmente que

eran libres en todas las acciones legales que emprendieran, y en los documentos

oficiales se les empezó a denominar gens de coleur o affranchis […] se les

prohibía que vistiesen cierto tipo de ropas, portaran espadas, o usaran los

títulos de monsieur o madame12

El último estamento lo integraban los esclavos, quienes eran el conjunto mayoritario13 de la sociedad y el eje para la imponente producción comercial ya mencionada. Esta clase estaba conformada básicamente por esclavos negros provenientes de África, capturados en sus tierras por comerciantes o traf icantes de esclavos que se encargaban de embarcarlos rumbo a América, permaneciendo varios días en condiciones inhumanas, con muy poco alimento, muy poco espacio, además maltratándoseles y humillándoseles despiadadamente hasta llegar a su destino. Los esclavos provenían básicamente de tres regiones: la primera —en los inicios de la trata— comprendía desde las costas al norte del actual Senegal hasta las costas de Liberia; la segunda, correspondía a las zonas de Costa de Marf il, Ghana, Togo, Benín y Nigeria; y la tercera era el área costera de los actuales Camerún, Congo y Angola, siendo Angola el lugar al que llegaban los esclavos procedentes del hoy Mozambique14.

Al llegar a Saint Domingue, comenta C.L.R James, que los esclavos eran puestos a prueba cruelmente para que el dueño escogiera su mercancía según sus preferencias, y posteriormente, cuando ya eran de su propiedad, debían laborar en extensas jornadas de trabajo, y tan sólo con dos raciones diarias de comida se les exigía un rendimiento imposible. Como castigo, o ante

12 Juan Carlos garavaglia; Juan Marchena, América latina de los orígenes a la independencia: la sociedad colonial Ibérica en el siglo XvIII (barcelona: Crítica, 2005) 215. 13 grosso modo se calcula que la sociedad de Saint Domingue estaba compuesta por 28.000 colonos blancos, 30.000 mulatos y libres de color, y 500.000 esclavos negros. Tomado de: Joan gimeno, “El vudú haitiano: una cuestión de Estado (1804-1987)” P. 6. [En línea] http://www2.cccb.org/transcrip/urbanitats/mons/pdf/gimeno.pdf 14 gimeno, 6.

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EL VUDÚ COMO UNIDAD ESCLAVA

el menor signo de cansancio —y en ocasiones sin razón alguna—, eran cruelmente latigados sin discriminación mujeres, hombres, jóvenes o adultos. Adicionalmente, es importante tener en cuenta que existía una separación laboral de los esclavos, es decir, el amo los podía asignar como esclavos domésticos o como esclavos cultivadores en función del trabajo en el que se les quería enmarcar15. En efecto, el sistema colonial francés de Saint Domingue favorecía enormemente al establecimiento y enriquecimiento de la burguesía francesa por medio del régimen esclavista que explotaba a los negros en los ingenios o en los cultivos cualesquiera que fuesen, mientras el valor de los productos comerciados en Francia o a través de ella multiplicaba el patrimonio de la burguesía.

Adicionalmente, las barreras raciales estaban fuertemente distinguidas en la sociedad, y como ya se ha anotado, el color de la piel parecía ser la certificación «natural» del lugar que se debía ocupar en la pirámide social. En cuanto al grupo de mulatos libres, en contraposición al grupo de blancos, fueron forjándose como colectividad marcada por los prejuicios raciales, por tanto se aferraron firmemente a la idea de establecer una igualdad de condiciones que fuera más allá de un color, insistiendo con ello en el reconocimiento y la aceptación de mulatos y negros libres dentro de las esferas civil y militar, o como significativos propietarios capaces de administrar grandes tierras. No obstante, dentro de las personas de color existían odios alimentados por el pensamiento de superioridad dictado por la raza, ya que «[…] Hasta un esclavo mulato se sentía superior al negro libre. Antes de ser esclavo de un negro, el mulato hubiese optado por el suicidio»16.

Por otra parte, los blancos negaban firmemente esa paridad en la participación y en los tratos que deberían compartir con los mulatos y negros libres. Efectivamente, querían establecer su poder político y comercial independiente del dominio Real, sin embargo, continuaban defendiendo la estructura colonial que les había permitido tener todo tipo de privilegios dictados por la supremacía racial, pues bajo ningún otro factor de distinción lo hubiesen podido lograr. Justamente la esclavitud de los negros constituía uno de los elementos que no estaban dispuestos a ceder, pues de lo contrario se afectarían fatalmente las prerrogativas que se les había concedido. En este sentido, los libertos fueron el segmento más aferrado a las ideas de libertad, igualdad y fraternidad promulgadas en la metrópoli en 1789, y toda la información que llegaba a Saint Domingue sobre los acontecimientos de la metrópoli era bien utilizada para justificar los levantamientos a favor de sus derechos.

Indudablemente la Revolución Francesa tuvo eco en Saint Domingue. No obstante, sería erróneo afirmar que la Revolución de 1789 condicionó la revuelta de los esclavos en 1791 y su posterior victoria. De hecho, la situación que se vivía en la colonia era una cuestión que continuamente evitaba la burguesía francesa, pues la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano les obligaba a admitir los derechos de los mulatos, siendo esta concesión una oportunidad para iniciar el proceso de la abolición de la esclavitud, lo que significaba el temible

15 franco, Historia…, 137.16 James, 55.

decaimiento colonial. La paridad sólo se consideró después en los debates de la Revolución Francesa en la Asamblea Jacobina, Comisiones Coloniales, o en el Parlamento, donde se discutían las peticiones de igualdad y por tanto de libertad de fracciones como la Sociedad de Amigos de los Negros17, Sin embargo, la resistencia para aceptar la igualdad entre unos y otros mediante la abolición de los estamentos inferiores permanecía.

La Revolución de los Esclavos de 1791

Los cimarrones y el vudú pueden considerarse como dos puntos neurálgicos en la revuelta haitiana que antes de 1791 habían ido consolidándose en la estructura social de la colonia, en la medida que, el primer factor —cimarrones— correspondía a los esclavos que, guiados por su voluntad de renunciar a la opresión a la que estaban sometidos, huían de las plantaciones hacia las montañas en el interior de la Isla, permaneciendo todo el tiempo como fugitivos y recurriendo al robo de alimentos de otras plantaciones para sobrevivir. Podría entonces ser visto como el primer atisbo de sublevación, además del suicidio18, que anunciaba cómo la explotación no era admitida obedientemente por los esclavos. El vudú por otra parte, consiguió reunir a los esclavos bajo el mismo régimen de creencias que incentivaban el espíritu de insubordinación que prontamente estallaría, «sin lugar a dudas fue un fuerte vínculo que cohesionó a los esclavos insurrectos y en ese sentido constituyó un elemento que sirvió de soporte al levantamiento de agosto de 1791»19.

Efectivamente, las brutales injusticias que habían sufrido los esclavos les despertaba un herido y compartido sentimiento que los uniría para establecerse en contra de sus opresores a lo largo de todo ese tiempo. No obstante, la unidad no fue un fenómeno que surgió repentinamente, pues aquellos negros provenientes de diversos sectores de África traían consigo diferentes concepciones culturales que los diferenciaban entre ellos, pero que al llegar a Saint Domingue tuvieron que abandonar para fundirse en el dolor común de la explotación y el maltrato. Entonces, se hizo más notoria la necesidad de buscar alternativas para identificarse en conjunto, por lo que surgió el vudú —sincretismo religioso exclusivamente haitiano— y el créole —fusión de los dialectos africanos, constituyendo así una nueva lengua—.20

La lengua créole surgió en medio del contacto entre la sociedad de plantación francesa y la africana esclavizada en los campos de Saint Domingue. Desde finales del siglo XVII, durante el XIX, y hasta principios del XX, el francés era el idioma utilizado para asuntos relacionados con la administración y la educación; normalmente se identificaba con poder, dinero y prestigio, mientras que el créole se restringía al uso diario informal21. Asimismo, el

17 James, 169.18 Carolyn fick, The Making of Haiti. The Saint Domingue Revolution from below (Knoxville: The University of Tennessee Press, 1990) 47.19 Josefina Castro Alegret, Crisis del sistema de dominación colonial en Haití (la Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1994) 16.20 franco, Documentos… 22.

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EL VUDÚ COMO UNIDAD ESCLAVA

vudú nació como la fusión de las creencias de los varios grupos sociales que llegan a Saint Domigue provenientes de diferentes regiones africanas. Creencias que justamente cobraban sentido en la medida que se integraban al resto de doctrinas y no permanecían como únicas ni tampoco pretendían ser jerarquizadas. Precisamente ahí radica su éxito, pues cada esclavo tuvo la oportunidad de hacer parte de un sistema general denominado vudú, pero que cuenta con diversas congregaciones autónomas con estilos y prácticas propias22. En este caso, vale la pena citar a Roland Pierre, quien explica la visión común que promueve este sincretismo religioso:

Voodoo is, in fact, a concentration of various African religious expressions which, taken one

by one, only appear as modulations —according to local particularities and experiences—

of the same basic substratum. […] The fact is that even though the affinity of great cultural

traits of Africa caused a joining in all that would be essential, it did not cause the various

cultic nuances to be leveled nor was the originality of each group’s conceptions rubbed

out. What happened was that many factors came together to form a common vision23

Con la anticipada organización que se estuvo planeando varios meses atrás, en agosto de 1789 los esclavos prendieron fuego a algunos de los cultivos de la región norte de la isla; primero en la plantación de Limbé y después en Le Camp, dando así la alarma para que el resto de esclavos asesinaran a sus amos. Este hecho no tuvo un éxito pleno; sin embargo, en 1791 tras una ceremonia liderada por Boukman —o Sumo Sacerdote—, los esclavos juraron luchar por la libertad o morir, por lo que un nuevo levantamiento se desató funcionando con el mismo proceso de incendios y asesinatos, pero que esta vez sí tuvo efecto24. Los cultivos quedaron totalmente destruidos, así como las casas arruinadas y los amos muertos, pues aquella era la única forma de asegurar que

los negros no fuesen devueltos a trabajar para explotarlos una vez más en las tierras.

A diferencia de otros pequeños levantamientos éste tuvo gran resonancia, pues no pudo ser controlado ni aplastado por los blancos, quienes en su gran mayoría quedaron muertos en medio de sus campos arruinados, de manera que en cuestión de días la rebelión de los esclavos se iba extendiendo por todas las regiones de la colonia, multiplicando rápidamente el número de sublevados.

21 Michael largey, vodou Nation (Chicago: The University of Chicago Press, 2006) 10.22 Roland Pierre, “Caribbean Religion: The voodoo Case”, Sociological Analysis, vol. 38, núm. 1 (Spring, 1977) 27.23 largey, 27.24 James, 91.

Inicialmente la sensación de superioridad militar de los blancos les dio confianza para enfrentar serenamente los ataques desorganizados de los esclavos, no obstante, con el tiempo el caos de las filas conspiradoras se fue transformando en grupos estructurados, armados con cualquier elemento afilado de la cocina o herramienta de trabajo, y firmemente decididos en acabar con todos los blancos, es decir, se fueron estableciendo como excelentes y temibles tropas25.

Es importante rescatar el valor del vudú como unificador ideológico de los esclavos y como herramienta organizacional de la resistencia. El vudú facilitó los encuentros secretos y la asociación de esclavos de diversos orígenes, proporcionando así una red de comunicación entre los negros de distintas plantaciones que se reunían clandestinamente para participar en las ceremonias y asegurar el compromiso de solidaridad al estar involucrados en una conspiración contra sus amos. En las reuniones los miembros hablaban sobre los pasos a seguir de acuerdo a las acciones establecidas por el Boukman, El juramento a permanecer callados se cerraba con sangre de venado que se untaban en los labios, prometiendo la muerte antes de revelar cualquier detalle26.

También es cierto que parte del éxito de ese acontecimiento se debe a que se llevó a cabo en un momento favorable para sentar frente a la comunidad de los grandes blancos, que para ese mismo tiempo se encontraban luchando contra las significativas disposiciones que los mulatos estaban estableciendo para su beneficio en el oeste de Saint Domingue. En este sentido no se consideraría la dirección de los mulatos como instrumental, puesto que no fue un movimiento liderado ni acordado por ambos segmentos, sino una coyuntura aprovechada por los esclavos para impulsar su insurrección. Justamente la declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, representaba una enorme contradicción en relación con lo hablado en la metrópoli y lo realizado en la colonia, pues los blancos se negaban firmemente a hacer tal reconocimiento de la igualdad de actores —renunciando a sus privilegios—, mientras que los libertos se convencían cada vez más de sus pretensiones de justicia, sumando a muchos esclavos como parte de la fuerza de beligerancia; pues rápidamente entendieron que la única forma de exigir el cumplimiento de los derechos que les concernían era por medio de la fuerza y que indudablemente aliarse con los esclavos significaba unirse con el segmento mayoritario y más ávido de justicia en la sociedad27.

25 Thomas ott, The Haitian Revolution, 1789-1804 (Knoxville: The University of Tennessee Press, 1973) 50.26 fick, 59.27 Castro, 49.

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EL VUDÚ COMO UNIDAD ESCLAVA

A finales de 1793 se resolvió dar libertad general en las colonias francesas, decisión que posteriormente se corroboró en la Convención Jacobina en febrero de 1794, que afirmaba la destrucción del feudalismo y la aristocracia, en tanto que la esclavitud ya no sería permitida, pues todas las personas nacidas en Francia o en las colonias gozarían de la ciudadanía, garantizando de esta manera sus derechos como tales. «La desaparición de las desigualdades estamentales y la abolición de la esclavitud fueron las dos conquistas principales de la revolución, que, para mantenerlas, tuvo que conquistar la independencia»28. En los últimos dos años del dominio colonial en Saint Domingue (1802-1804) se llevaron a cabo luchas para oponerse nuevamente al establecimiento de la esclavitud y al dominio francés en el territorio, justamente la sociedad ya se había consolidado mediante la libertad concedida a los negros y la participación permitida a los libertos, logrando permanecer en contra de los deseos esclavistas y burgueses de regresar e instaurar una vez más su poder en la isla.

Vudú como motor del levantamiento

El vudú considerado como la herramienta de la conspiración29, logró reunir a prácticamente todos los esclavos de ascendencia africana bajo una misma creencia y un conjunto de prácticas rituales que los mantenía relacionados, quizás constituyéndose como la fuerza más cohesionada que los blancos debían suprimir30. La función de la religión fue trascendental en la revuelta de 1791, en la medida que a través de ésta se promocionó la movilización de los esclavos en pro de su emancipación, por medio de canciones, bailes, y ritos —que se practicaban a pesar de las prohibiciones— fortaleciendo su ideal de libertad. El Boukman oficiaba las reuniones y se encontraba a la cabeza de la conspiración. Como lo enuncia Fick, el vudú era importante puesto que «the utilization of religion, or a god-figure, as a force behind a popular leader to galvanize support, justify the cause, and promote the belief in the inevitability of its success»31.

No obstante, es relevante tener en cuenta los dos «momentos de violencia terrorífica»32 para entender por qué el vudú pudo haber surgido como respuesta cultural, psicológica y social a la opresión racial de una comunidad altamente jerarquizada. La primera circunstancia corresponde al rapto del negro; situación indudablemente traumática en la que se le desarraiga despiadadamente de su mundo, se le separa de su familia, pierde su identidad, se comercia como mercancía, y queda en manos de un amo tirano. En las canciones que entonaban en las ceremonias del vudú repetían: «He dejado mi madre en África/ He dejado mi familia en África/ No tengo familia que hable por mí/ no tengo allegados que hablen por mí»33. El segundo periodo es la vida como esclavo; la explotación máxima de la mano de obra esclava a la que se le

28 Castro, 66.29 James, 91.30 ott, 15.31 fick, 244.32 gerard Pierre-Charles, “El terror como condicionante social el Haití”, Revista Mexicana de Sociología, vol. 37, núm. 4 (oct. - Dic., 1975) 966. 33 Alfred Métraux, voodoo in Haiti (New York: Shocken books, 1972) 153.

invierte muy poco o nada en salud, alimentación, ropa, etc., pero exigiéndosele una altísima productividad que disminuye abismalmente sus años de vida. «El terror, significó también imposición cultural, destrucción sistemática de los valores etno-culturales, en una palabra la aniquilación del africano como ser cultural. Las creencias religiosas del esclavo, así como el acopio cultural que trajo consigo desde África, fueron relegados a la condición de una cultura oprimida»34.

A pesar de su destrucción como seres culturales, los esclavos procuraron rehacerse en torno a una nueva configuración religiosa que los cobijaba e identificaba a todos. Aun estando prohibidas las reuniones nocturnas, con el pretexto de llevar a cabo bailes o calendas35 los negros se ingeniaban la forma de escapar y recorrer largos trayectos para bailar, cantar y practicar ritos36. De hecho aquellos amos que permitiesen las calendas —palabra que ya no se usa pero que significaba vudú— eran multados37. Las canciones que se coreaban en este tipo de reuniones mostraban la voluntad de destrucción del orden social y del hombre blanco, es decir, el imaginario que se había ido formando no sólo significaba trabajar en conjunto para lograr la liberación, sino también el exterminio del blanco. De manera que los abusos propios del sistema esclavista orientaron el odio de la comunidad hacia la devastación de las plantaciones y haciendas, junto con la eliminación de la existencia física del ser humano de raza blanca como reacción de contra-terror38, tal como se evidencia con la canción citada al inicio de este texto, donde se afirma: «juramos destruir a los blancos y todas sus posesiones; mejor morir que faltar a este juramento».

Igualmente se pronunciaban oraciones en las que se ponía especial énfasis al llamado a tomar las armas y sublevarse, como se ilustra con la siguiente oración enunciada por Boukman cuando una mujer alzaba un cuchillo para sacrificar a un cerdo en medio de un ritual nocturno, para después compartir entre todos los esclavos su sangre:

The God Lord who created the sun which gives us light from above, who rouses the sea and makes the

thunder roar —listen well, all of you— this god, hidden in the clouds, watches us. He sees all that the white

man does. The god of the white man calls him to commit crimes; our god asks only good works of us. But this

god who is so good orders revenge! He will direct our hands; he will aid us. Throw away the image of the god of

the whites who thirsts for our tears and listen to the voice of liberty which speaks in the hearts of all of us39.

Para este caso es interesante destacar el modo en que se recurre a la contraposición para establecer que hay «otro», que corresponde al blanco cristiano, con el cual no se comparten ni los sentimientos, ni las acciones, ni las creencias, es decir, se pone en claro

una incompatibilidad total, dando la sensación de querer mostrar al «otro» como ser antagónico al que se debe combatir en el nombre de un determinado dios. Como en los otros ejemplos citados, aquí se continúa con el trabajo persistente de la idea de la libertad, además se ilustra perfectamente cómo el mensaje alcanza a tornarse emotivo al acudir a recursos como las palabras lágrimas o corazones, de manera tal que se tocan temas sensibles que indudablemente identifican y capturan a los adeptos.

34 Métraux, 96.35 Métraux, 33.36 James, 91.37 Métraux, 33.38 Pierre-Charles, 966.39 Fick, 93.

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Daniela Romero Amaya

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EL VUDÚ COMO UNIDAD ESCLAVA

Largey afirma que el vudú invoca lo que Michael Herzfeld llama «intimidad cultural» o un reconocimiento de aquellos aspectos de una identidad cultural que proveen a los propios una seguridad de su sociabilidad común40. Si bien es cierto, cada cautivo pertenecía a un grupo social diferente en su continente de origen —muchas veces apartados y desconocidos entre ellos mismos—, pero al llegar a América se fundían bajo un mismo techo religioso que nutría sus anhelos de luchar por su libertad y encubría los planes para lograrlo. Con el vudú el negro logró configurar un aparato de identidad que lo distinguía de sus opresores y que fortalecía lazos trascendentales para la posterior representación de una comunidad nacional. Quizás nada fue más peligroso que el vudú. Se convirtió en una terrible arma que hirió considerablemente las fibras coloniales.

FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

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40 largey, 13.

* * *

Cabe afirmar entonces que el proyecto libertador se realizó contra el sistema opresor de la esclavitud, y que justamente 1791 demostró que el levantamiento y el sentimiento de destrucción de aquel año, nacían desde las heridas más profundas y desgarradoras de los oprimidos que, vinculados y refugiados en el vudú, acariciaban y alimentaban la idea de la libertad. Por tanto, el imaginario religioso sin duda logró conjugar y congregar sufrimientos acumulados desde el desarraigo de África hasta la vida esclavizada en Saint Domingue, a favor de una movilización que ocultamente iba abriendo caminos para la emancipación de la maltratada población negra.

No digo que hubiese sido imposible un levantamiento organizado por medio de otro mecanismo distinto al congregacional del vudú, sino que justamente éste aportó no sólo una identificación entre los esclavos, sino también fue cultivando a lo largo de muchos años el proyecto de insurrección consolidado finalmente en 1791 e iniciando el camino para la declaración de la independencia trece años más tarde. La importancia del vudú —y sin duda del créole— son innegables en la medida que todos los esclavos que provenían de distintas regiones africanas y que traían consigo diversidad de idiomas, creencias, y prácticas, lograron comunicarse y en medio del dolor de la esclavitud acoplarse en la colonia bajo un mismo sistema religioso que los asociaba y los estimulaba para hacer real el sueño de la emancipación.

Efectivamente no fue el único factor que influyó en la revuelta, sin embargo es un componente que no puede pasarse por alto y que ciertamente debe ser valorado a partir del papel que ha jugado a lo largo de la historia de Haití. De hecho vale la pena pensar que el vudú —como configuración cultural— ha sido transmitido por varias generaciones, persistiendo aún hasta nuestros días como parte fundamental en la tradición nacional haitiana.

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AfRoDESCENDENCIA: Entrevista con la profesora luz Adriana Maya Restrepo

Luz Adriana Maya Restrepo1

Carlos Antonio Arbeláez2 Universidad Nacional de Colombia

REVISTA GOLIARDOS (RG): Tradicionalmente el énfasis de los estudios étnicos y raciales se inclinaron hacia temáticas indígenas, con contadas excepciones se dedicaron investigaciones a las poblaciones de origen africano. ¿Qué explicación se puede atribuir a esta situación?

ADRIANA MAYA RESTREPO (AMR): Como lo dijo Nina de Friedemann; la invisibilidad es uno de ellos. La invisibilidad en la historia de los descendientes africanos en Colombia ha sido una constante también en el ámbito de la investigación.

La historiografía colombiana clásica, fundamentalmente los trabajos que va a inaugurar Jaime Jaramillo Uribe cuando escribe la Historia económica y social, el texto de la controversia jurídica y filosófica sobre la liberación de los esclavos, es muy importante en el campo de la historia, pero en el campo de la antropología habían antecedido también los textos de Gutiérrez Azopardo en los años 30, un jesuita que había vivido en África y había escrito sobre los afro-colombianos; luego está el texto de Aquiles Escalarte, muy importante en el año 51 del etnológico nacional, y que es la primera gran, diríamos, etnografía sobre el Palenque de San Basilio que se llama “El Palenque de San Basilio una comunidad negra en Colombia”. Y por supuesto la obra de Nina desde los años 60 y 70, donde ella se centra en los estudios afro-colombianos.

Los historiadores llegaron al camino de los temas sobre la esclavitud, los esclavos y los negros, porque esas son las categorías a partir de los estudios de la historia colonial. Ahora, en esos trabajos se ha investigado a los descendientes de los africanos en calidad de mano de obra esclava y dentro del sistema de la minería. Sólo que, más tarde, en ese momento de los años 80 y 90, ya se hace una revisión de las categorías y de la lectura de las fuentes. En realidad los estudiosos de la esclavitud hablan de las castas, no hablan ni de razas ni de etnias, porque esas categorías no son categorías coloniales, las categorías coloniales especificas son las castas.

1 Doctorado, Maestria, Especialización y pregrado universitario en historia Universite De Paris I (Pantheon-Sorbonne) francia. Profesora asociada del Departamento de Historia Universidad de los Andes, bogotá, Colombia. Entre sus publicaciones encontramos: Racismo institucional, violencia y políticas culturales. legados coloniales y políticas de la diferencia en Colombia. (bogotá, Historia Critica, ed. Centro De Publicaciones Universidad De los Andes 2009); Jaime Arocha y Adriana Maya, “Afro-latin American Peoples”, en A Companion to latin American Anthropology, ed. Deborah Poole (oxford: blackwell Publishing, 2008) y brujería y reconstrucción de identidades entre los africanos y sus descendientes en la Nueva granada Siglo XvII. (ed. Imprenta Nacional, v. 1 2005) [email protected] 2 Estudiante de pregrado Universidad Nacional de Colombia; goliardos Revista Estudiantil de Investigaciones Históricas.

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Entrevista con la profesora luz Adriana Maya Restrepo

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AFRO-DESCENDENCIA

RG: Después de la Constitución de 1991 se podría decir que el panorama de la comunidad afro-descendiente ha mejorado. Si uno da una mirada a la producción académica de los últimos 20 años, se puede decir que se ha avanzado en las investigaciones de ciencias sociales como la historia, la sociología, la antropología. ¿Qué otros aspectos pudieron influir en el interés de los académicos por los afro-descendientes como tema de estudio en las dos últimas décadas?

AMR: Primero que todo Colombia tiene a mi modo de ver, la legislación étnica más sofisticada del continente americano, y podría decir del mundo. Porque si uno compara la legislación étnica en su conjunto, tanto para los pueblos indígenas como para los pueblos afro-colombianos que fue sancionado el año pasado con el decreto del 6 de agosto del 2010, es muy importante tenerlo en cuenta porque está dentro de un proceso histórico y la Constitución de 1991 emerge además en unos contextos muy específicos.

Yo creo que la antropología desde 1991 ha producido toneladas de documentación sobre los temas concernientes a los descendientes de los africanos con unas calidades muy variadas: cosas buenas, cosas menos buenas, en fin. Yo dentro de eso quisiera destacar el aporte de los propios intelectuales y académicos afro-colombianos, porque dentro del grupo de investigadores también tenemos colegas afro-colombianos y afro-colombianas, que en calidad de profesores universitarios se han destacado por producir trabajos muy significativos dentro del plano investigativo y dentro del proceso propiamente político. Ahora bien, yo creo que esa carpeta hay que revisarla. La carpeta sobre la producción misma afro-colombiana en estos veinte años alrededor del tema post-constitucional. Por otra parte, la antropología ha realizado una gran producción académica alrededor de estos temas. Es muy curioso que la calidad de la producción antropológica alrededor de los temas afro-descendientes, trate de demostrar que son menos étnicos que los indios. Y hay otra producción mucho más radical, por ejemplo como la del Doctor Jaime Arocha de la Universidad Nacional con su

Ahora bien, no es que no se hayan hecho estudios sobre esas poblaciones, es la manera cómo se han realizado, que es lo que explicaba Nina de Friedemann cuando hablaba de la invisibilidad de los negros en Colombia, en ese texto tan importante de un ciclo de investigación social que ella publica con Jaime Arocha, y en donde se analiza la invisibilidad de los negros en la antropología colombiana. Lo que resalta ella fundamentalmente no es sólo el olvido de esta temática en varios campos, sino la interpretación que se ha hecho, ¿Porque la invisibilidad es qué? La invisibilidad no se trata de no estudiar a los descendientes de los africanos, sino el no vincular el presente de los pueblos negros en Colombia con su pasado africano. Es decir, el problema de la invisibilidad es des-africanizar la historicidad de las culturas africanas en Colombia y en América en general. Entonces no es tanto que en Colombia no se generen estudios sobre los africanos o los negros, como los llaman neoclásicamente, sino que esos estudios han desvinculado la realidad de la gente africana y de su descendencia en la colonia y en la república con su pasado africano. La crítica fuerte que hace Nina de Friedemann es a los esclavos, los que llegaron desnudos, seguramente atareados en los barcos muy pobres, pero que no llegaron desnudos de cultura, ellos trajeron unos bagajes lingüísticos, estéticos, religiosos, de formas de organización social, políticas, y que es lo que nosotros debemos comprender. Qué fue lo que llego y qué fue lo que finalmente se fragmentó, y por eso en Colombia existen dos tendencias en los estudios acerca de los descendientes de los africanos en el país: Diríamos los negrologos por una parte, quienes consideran que el impacto de la trata transatlántica rompió con las herencias africanas, y donde estaría sobre todo un conglomerado liderado por los estudios del ICANH y encabezados en los años noventa por Eduardo Restrepo en particular. Por otro lado los que somos afro-colombianistas, que a diferencia de estas tendencias negrológicas, que consideran que ahí no hay herencias africanas, nosotros hemos hecho un gran esfuerzo por retratar las huellas de África, como decía Nina de Friedemann, esas herencias africanas que permitieron los procesos de reconstrucción histórico-cultural de los pueblos africanos en Colombia.

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AFRO-DESCENDENCIA

eran todo aquello que daba el carácter de étnico. Pero quienes son los étnicos ¿Quiénes son los distintos? los que tienen dioses distintos al catolicismo y al monoteísmo, lenguas diferentes al castellano, formas de organización social distintas al de los campesinos andinos, formas de organización territorial y apropiaciones territoriales construidos sobre bases cosmogónicas distintas a la de los criollos. Ese esquema se trató de aplicar al caso de los afro-colombianos, y resulta que eso es un error absoluto, primero que todo, porque las formas de construcción territorial están allende del océano, es decir, son sociedades primero que todo poligamicas, de familias extensas poliginicas, con unos procesos de apropiación territorial muy distintos a los indígenas, porque los africanos que llegaron no eran rurales, eran urbanos. Pero ¿Quién se ha dedicado a estudiarlos? ¿Realmente quienes eran los africanos que llegaron a América? Jaime Arocha los menciona, pero no ha hecho nunca una publicación donde diga cuáles eran las características antropológicas, por ejemplo de los Araraes o los Calabaries, él usa esos nombres, pero no ha dado cuenta realmente de las especificidades africanas de los distintos grupos que llegaron América. Tenemos un reciclaje del antropólogo colombiano, en el sentido de que pasaron de ser estudiosos de los indígenas, a ser estudiosos de los negros, creyendo que eso simplemente era adoptar las técnicas etnográficas y aplicarlas a los negros, con el absoluto desconocimiento de la historia particular de los pueblos afro-americanos y afro-colombianos, porque de alguna manera si nosotros lo vemos con una cierta objetividad a veces un poco dura, si algo le ha faltado a los estudios antropológicos sobre los descendientes de los africanos en Colombia es historizarlos, precisamente de ahí surge la corriente liderada por Eduardo Restrepo y Peter Whyte, en la que no hay un análisis histórico de la cultura.

Se debe suponer que los negros en Colombia cayeron en paracaídas de Marte, y a partir de 1530, como los deus ex maquina de Eurípides empezaron a crearse unas culturas en interacción con los aborígenes y con los españoles, que esta gente había llegado con el disco duro borrado y resulta que no fue así. Ahora insisto, quienes son los científicos sociales que en Colombia son africanistas, y que se han tomado la labor o de formarse como africanistas para comprender la dimensión no solo de las permanencias de las culturas o de los legados africanos en América, sino de la rupturas, ¿Porque hoy en día no tenemos más lenguas africanas en Colombia? Actualmente tenemos el Palenque de San Basilio, la lengua criolla raizal del archipiélago de San Andrés y Providencia, pero si llegaron más de 70 pueblos, porque solo subsistieron

grupo de estudios afro-colombianos, que ha mantenido una posición más beligerante con respecto a una producción del conocimiento en función de los derechos de pueblos afro-colombianos.

Los historiadores han hecho cosas muy novedosas, yo creo que vale la pena resaltar el trabajo por ejemplo del profesor Rafael Díaz de la Universidad Javeriana, el trabajo de Mario Diego Romero, quienes han tratado de mirar la perspectiva histórica en función de la política, el posicionamiento de la memoria y las historias memoriales como una herramienta para la reivindicación del derecho de los pueblos étnicos. Porque esa historia memorial en el sentido de las reivindicaciones de los pueblos étnicos no es una cosa nueva, lo estamos viendo aplicado a la Ley de Justicia y Paz.

Ahora, ¿Qué otras cosas se han hecho aparte de la producción propiamente académica? Yo creo que la legislación étnica ha abierto un enorme dominio y territorio de consultorías y ventas de servicios al estado por parte de los profesionales especializados en temas étnicos. A parte de los trabajos propiamente investigativos y docentes, que es el ejercicio de los académicos, el otro gran terreno es el acompañamiento que se ha hecho en calidad de consultores, de asesores a los diferentes ministerios, a los centros educativos, al Ministerio de Educación, al Ministerio de Cultura, en donde los jóvenes historiadores que están especializándose en estas temáticas tanto como los profesores, han desplegado un campo de acción en las políticas públicas, es decir, colaboran con el Estado en la puesta de marcha de sus políticas de atenciones étnicas y de mantenimiento de las leyes a partir de esas comisiones de expertos.

RG: En relación con su respuesta anterior, Jaime Arocha plantea que hay un problema de objetividad epistémica, y sostiene que la entrada del tema afro-descendiente a la academia y a la producción intelectual del país presenta un sesgo analítico con una mirada esencialista, esto debido a que los investigadores indigenistas dejaron sus temáticas amerindias para dedicar sus estudios a poblaciones de origen africano, está situación motivo permanencias epistemológicas y la adaptación de categorías indigenistas al estudio de la afro-descendencia3. ¿Qué opinión le merece esta afirmación?

AMR: La respuesta está en su propio trabajo. Él fue primero campesinólogo, después indigenista y después afro-colombianista, como señalábamos antes, la legislación étnica abrió una oferta laboral para los antropólogos, quienes tenían una experticia en el trabajo de campo con los indígenas y unas categorías muy especificas, como las formas de organización social, las lenguas, las formas de organización política, las tradiciones especificas que

3 Arocha, Jamie, 1996 “Afrogénesis, eurogénesis y convivencia interétnica”, en: Escobar, Arturo y Alvaro Pedrosa (investigadores), Pacífico ¿desarrollo o diversidad? Estado, capital y movimientos sociales en el Pacífico colombiano, bogotá: EcofondoCEREC, pp. 316-328.

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cómo las decisiones del Estado o de las ciencias, porque estamos ante eventos científicos que impactan en las prácticas sociales, y en el cómo las gentes son tratadas en la realidad. Los análisis de los discursos son muy interesantes, pero eso como se aplicó, es decir, cómo se impidió que la gente o comiera mejor o que fuera a la escuela, porque lo que nos interesa es mejorar la calidad de vida de los colombianos, por lo menos ese es mi interés, y es mi interés como historiadora contribuir a que construyamos un país mejor, más equitativo.

Esa imagen retorcida y negativa que la sociedad les dió a las personas descendientes de africanos, no solamente creó el racismo de los otros hacia ellos, sino la auto-discriminación.

RG: En su experiencia como historiadora en el trabajo que ha hecho sobre las poblaciones afro-descendientes. ¿Qué problemas encontró en los archivos y cómo están ahora organizados, qué facilidades hay de acceder a ellos?

AMR: Cuando yo iba a hacer mi tesis doctoral, en ese entonces vivía en Francia, por la distancia y las condiciones era muy difícil y las fuentes se encontraban en España o Colombia. Las fuentes es un discurso muy interesante, porque dentro de las dos tendencias que hemos delineado, los estudios negrólogos y los afro-americanólogos, uno de los argumentos de los negrólogos es que no hay fuentes, que lo que pretendemos hacer los afro-americanistas o los afro-colombianólogos es imposible porque no hay documentos, como no hay documentos quedamos en tablas, hay que empezar a mirar lo que a esas personas les pasó aquí sin tratar de vincularlo con África. Eso es Falso. En mi tesis doctoral se abarcan 820 páginas que demuestran exactamente lo contrario, y puedo mostrar las tesis de mis estudiantes graduados de la Universidad de los Andes donde hace 18 años dicto cursos consecutivamente sobre África y Afro-América, porque yo creo que si una universidad en el país ha puesto en marcha la cátedra

dos. Allí hay una ruptura, porque no pervivieron las tramas genealógicas con los nombres propios de los apellidos o patronímicos africanos, sino que solo subsistieron los nombres que pusieron los españoles como minas o araraques, que respondían a otras condiciones. Entonces al estudiar África no se trata simplemente de decir que África llego a Colombia y que quedó a lo largo de cinco siglos intacta, porque eso no paso ni en Haití, aquí hay afroamericanos, aquí no hay africanos, pero si falta rigor en el sentido de decir cómo se perdieron esos legados culturales, lo que nos toca hacer a los historiadores es explicar el proceso, y a los antropólogos en sus análisis del presente el cómo se perdieron en esos procesos ciertas características de estas culturas lingüísticas o religiosas, y como otras sí permanecieron.

RG: En el artículo (Racismo institucional, violencia y políticas culturales. Legados coloniales y políticas de la diferencia en Colombia) Nos habla de un racismo institucional y de violencia simbólica por parte del Estado ¿Se puede decir que esto tiene mucho que ver en el complejo de inferioridad mismo qué podrían tener las poblaciones afro-descendientes?

AMR: Claro, ese es un tema también muy delicado y que ha hecho parte obviamente del proceso en el trabajo político y organizativo de las propias comunidades, porque de lo que se trata ahí, es de lo que se conoce normalmente como el endo-racismo. Es decir, el proceso de exclusión y de discriminación de las castas y sus culturas que tuvo lugar en el siglo XVII-XVIII durante la colonia, con el proceso de exclusión y discriminación que tuvo lugar en el siglo XIX con las razas en el proyecto de Caldas, el proyecto de la comisión coreográfica que los consideró razas inferiores. Por ejemplo, el texto de Caldas sobre el influjo del clima en los seres organizados y el tema de la comisión Corográfica con Ancizár, Codazzi, Santiago Pérez, Felipe Pérez y Triana. Todos ellos vuelven a retomar ese concepto de interiorización racial. Eso va a tener un impacto no solamente en los discursos, yo no soy analista de los discursos, yo soy una historiadora muy ortodoxa si se quiere y a mí me interesa mirar

...La invisibilidad no se trata de no estudiar a los descendientes de los africanos, sino el no vincular el presente de los pueblos negros en Colombia con su pasado africano......miremos a África y sepamos que allá también hay ciudades, civilizaciones, allá hay una historia importantísima, y que para la gente no siga siendo un referente el personaje de Tarzán...

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república, para la historia contemporánea, para la historia de la literatura y podríamos hacer otra historia de la música, de las danzas. Estamos esperando a ver cuál se anima a hacer la historia de la gastronomía afro-colombiana, yo creo que estos estudios pueden ser exitosos en esa perspectiva de mirar las permanencias o rupturas y transformaciones de las memorias africanas en Colombia, también es necesario que los estudiantes y las estudiantes tengan una formación básica en estudios sobre África para poder lanzarse en las investigaciones sobre afroamericanos.

RG: La ONU designó el 2011 como el año internacional de la afro-descendencia. De una forma interpretativa ¿Qué cosas podría traer políticamente este hecho para Colombia?

AMR: Yo creo que si una inversión se tiene que hacer atendiendo la declaratoria de las Naciones Unidas es en el tema de la educación, de los derechos económicos, culturales y sociales en su conjunto, y dentro de ellos el tema educativo contribuirá a otra lucha que es mayor, la discriminación racial y el tema de la discriminación cultural, nosotros hemos empezado a hablar de la discriminación racial, pero no tenemos en cuenta que en Colombia la constitución no es racialista sino étnica ¿Cómo es que esas políticas se van a poner en marcha dentro del Estado? pero ¿Qué hay de la discriminación cultural? Si uno fuera a decir que se va a sancionar la discriminación racial hay herramientas jurídicas, pero cómo hacemos para sancionar la discriminación cultural, porque son dos cosas indisociables. Esa lucha hay que fortalecerla, la lucha contra la discriminación racial, pero también la lucha contra la discriminación cultural, que es otro territorio sobre el cual no tenemos muy claro cómo hacer.

Por su puesto, la defensa de los derechos humanos, el tema del desplazamiento en el contexto del conflicto, la situación del desplazamiento de la población afro-colombiana en los ámbitos urbanos amerita unos esfuerzos muy específicos. Por ejemplo, en el caso del Ministerio del Interior, no tenemos una cartografía profesional clara de las migraciones forzadas de los pobladores afro-colombianos hacia los centros urbanos para llevar a cabo atención diferencial y étnica en temas muy específicos, en temas de salud, en temas de atención a la primera infancia, que ahora es uno de los bastiones más importantes del Presidente Santos. Me parece muy importante la creación y el fortalecimiento del liderazgo de los jóvenes afro-colombianos, yo creo que ahí hay otro capítulo muy importante del llamado de la ONU. La constitución de 1991 va a cumplir 20 años, la legislación étnica pronto cumplirá lo mismo, la ley 70 es de 1993, y hay unas nuevas generaciones de jóvenes profesionales hijos de la Ley 70 e hijas de la Ley 70, y lo más importante es que esas personas están capacitadas profesionalmente, tienen ya un liderazgo, pero yo creo

de estudios afro-colombianos en la perspectiva afro-americanista es la Universidad de los Andes, cada semestre tengo un curso sobre África o Afro-América, con trabajos sobre fuentes de archivo, las tesis que han desarrollado mis estudiantes lo demuestran.

El Archivo General de la Nación, en donde debemos empezar si queremos realizar trabajos importantes para los cuales hay fuentes, encontramos: Primero las demografías regionales sobre la trata y la esclavitud, para el siglo XVI, XVII y XVIII, tenemos la sección colonia con todos sus fondos, tenemos el fondo de negros y esclavos, el fondo de minas. Otro tema importante, es todo el trabajo con la religión y la historia de la religión, y -que esa es mi pasión y especialidad- el tema de las permanencias de las creencias religiosas de la gente africana, muy variada culturalmente, que llegó del África occidental a lo que hoy es Colombia.

Ahora ¿Cuál es la particularidad de esa documentación? ¿Qué es lo que nos permite interrogar? No solo desde la perspectiva ibérica, es decir, “que el macho cabrío, que la bruja, que el aquelarre”, porque esa es la manera como los españoles hablaban de eso ¿Cómo podemos discernir dentro de esos maravillosos expedientes estos discursos paralelos obligados por el poder a decirse? Como decía Arlette Farge, la colega de Michel Foucault, para nosotros es la voz y el relato real de los africanos y de las africanas, que fue la metodología que yo apliqué en mi trabajo doctoral, yo no hice una historia del tribunal, no hice una historia de los inquisidores, a mí me gustaría ponerme un cuerno como esos que se ponen los viejitos sordos, un cuerno con una campana para tratar de oír lo que decían los africanos y las africanas juzgadas. El fondo de criminales del Archivo General de la Nación, donde está toda la historia del cimarronaje y su resistencia; los fondos misceláneas sólo para la colonia, y ni qué decir, podíamos hacer la lista exhaustiva para el periodo de la

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Entrevista con la profesora luz Adriana Maya Restrepo

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que sería muy importante crear espacios de fortalecimiento y formación para ese liderazgo. Eso por una parte y habría muchos temas, el de la mujer afro-colombiana y su participación política y también la parte del fortalecimiento de los estudios africanistas y afro-colombianistas a nivel de la escuela superior. Es decir, de la universidad tanto pública como privada. Yo sí creo que tenemos un debate sobre la educación, porque solamente valoraremos los verdaderos legados de África a la nación colombiana y a nuestras culturas regionales y a nuestra colombianidad en general, en el momento en que dignifiquemos a África, en que miremos a África y sepamos que allá también hay ciudades, civilizaciones, allá hay una historia importantísima, y que para la gente no siga siendo un referente el personaje de Tarzán.

Yo creo que si algo podemos hacer también con este año, es que la escuela aplique la cátedra en su básica, primaria y media, y que en las universidades haya una mayor sensibilización por la parte de sus directivos y de sus profesores, al incluir en los cursos básicos de los jóvenes universitarios, unos conocimientos mínimos sobre la historia de África, así como estudiamos a los indígenas, así como estudiamos a los europeos y a otras culturas. Me parece que esas son unas tareas, habrían muchas más, pero creo que esas son fundamentales.

...La invisibilidad no se trata de no estudiar a los descendientes de los africanos, sino el no vincular el presente de los pueblos negros en Colombia con su pasado africano...

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QUERELLA DE LORENZO MARTÍNEZ DE CASTRO AL INQ-OR L-DO JUAN ORTÍZ

QUEREllA DE loRENzo MARTíNEz DE CASTRo A El INQ-oR l-Do JUAN oRTIz: El Santo oficio y la Cartagena del siglo XvII a partir de un estudio de caso

. . . e x a m i n a r d e s d e l a s r e l a c i o n e s s o c i a l e s , l a b o r a l e s , a f e c t i v a s y h a s t a l a s r e l a c i o n e s e c o n ó m i c a s d e l a C a r t a g e n a d e l s i g l o X V I I …

Katherin Andrea Pinzón Ramos Universidad Nacional de Colombia

Más allá de un análisis pormenorizado de un proceso inquisitorial acaecido en Cartagena en 1644, el presente escrito pretende enfocarse en el contexto en que se desarrolló un caso específico. A pesar de que este tipo de fuentes presentan el mismo inconveniente que muchas otras —como la visión del caso se realiza a partir del punto de vista de autoridades y escribanos— este ejercicio busca “leer entre líneas” para hallar las aristas que se esconden tras el relato en sí mismo, tales como las relaciones entre las diversas castas, clases sociales, y las relaciones de pareja, el sincretismo en cuanto a prácticas mágico-rituales, las condiciones de los funciona-rios del Santo oficio, los procedimientos inquisitoriales y el funcionamiento interno del Santo Oficio. Es decir, el estudio de un caso juzgado por el Santo Oficio y su re-lectura permite examinar desde las relaciones sociales, laborales, afectivas y hasta las relaciones económicas de la Cartagena del siglo XVII.

Beyond a detailed analysis of an Inquisitorial process that took place in Cartagena in 1644, this paper aims to focus on the context of a specific case. Although the written source used here may have the same problem as many other types of sources have —the point of view of officers and clerks— this study attempts to “read between the lines” to find the details hidden behind the story itself. These details include the relationships between different castes and social classes, the relationships of couples, syncretism in terms of magical and ritual practices, and the mundane conditions the church officials working for the Holy Office, and the inquisitorial procedures and inner workings of the Holy Office. That is, the study of a case tried by the Holy Office examined from the social, labor, affective and economic relationships in Cartagena in the XVII century.

RESÚMEN

ABSTRACT

Inquisición, Cartagena, Siglo XVII, Esclavos, Herejía, adulterio.

Keywords

Inquisition, Cartagena, XVII century, slaves, Heresy, adultery.

Palabras Claves

1 Estudiante de pregrado del Departamento de Historia, Universidad Nacional de Colombia.

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Partiendo de las trascripciones de procesos inquisitoriales entregadas por Itic Croitoru Rotbaum en su obra Documentos Coloniales Originados en el Santo Oficio del Tribunal de la Inquisición de Cartagena de Indias 2 obtenidas del Archivo Histórico Nacional de Madrid, he tomado como base el caso de Doña Rufina de Roxas titulado: Querella

de Lorenzo Martínez de Castro a el Inq-or L-do Juan Ortiz 3 para realizar un breve análisis de factores que pudieron incidir en el desarrollo de este pleito alrededor de la Cartagena del siglo XVII pues el proceso está fechado en 1644.

Aunque desafortunadamente la trascripción publicada no está completa por lo que varios aspectos de sus antecedentes, desarrollo y conclusión no son muy claros o están inconclusos; el objetivo de este escrito, más allá de desarrollar exhaustivamente el caso tratado por el Santo Oficio es usarlo como marco para tratar de entrever cómo era esta ciudad, las relaciones entre las diversas castas —amos/esclavos— y clases sociales, las relaciones de pareja, así como los procedimientos inquisitoriales, las condiciones de funcionamiento y de los funcionarios del Santo oficio y otras profesiones de la ciudad.

A grandes rasgos el pleito inicia haciendo alusión a un proceso previo realizado a Doña María de Rojas y San Andrés, madre de la protagonista de este juicio: Doña Rufina de Roxas, por el cargo de hechicería y continúa refiriéndose a la causa presente entre Lorenzo Martínez de Castro —esposo de Rufina— quien denuncia al inquisidor Juan Ortiz al que se refiere como «Mal Ministro del triBunal de la fe y de Mala conç[i]ençia assiendo Muchas falsedades y essorBitançias ynorManidad contra Benere femini [...] ssasserdote Relajado de la mano de dios»4 por el delito de adulterio de éste con la esposa del primero, la referida Doña Rufina, a la cual Ortiz, aparte de asegurarle de que sus actos no eran pecaminosos, le entregó regalos y dinero a cambio de su silencio.

Introducción

2 Itic Croitoru Rotbaum, Documentos Coloniales originados en el Santo oficio del Tribunal de la Inquisición de Cartagena de Indias. II Tomos (bogotá: Tipografía Hispana, 1971) 3 Sección de testificaciones y cargos 1651, legajo 1601/18.4 Rotbaum, 202.

El caso se complica cuando Doña Rufina también denunciada por sus esclavas Ana y Thomassa y el esclavo Pedro Suarez por haber dado a su esposo Lorenzo un “Chamico” o brebaje para «que se durmiese El dicho marido y la dicha Doña Rufina pudiesse hazer lo que quisiese» 5

Temiendo las consecuencias de esto, Doña Rufina por consejo de su abuela Doña Inés, trata de “negociar” con el inquisidor haciendo varias visitas clandestinas a su casa para que éste interviniera y frente al caso chamico, sólo fuera reprendida; esto conlleva a que su marido denuncie. Este primer hecho permite ver qué tipo de relación tenía esta mujer con su familia y esclavos pues por estos hechos tuvo un fuerte enfrentamiento con su cuñada y amenazó de muerte a una de las esclavas si la delataba en el juicio por la preparación del brebaje, pues según la misma Doña Rufina, el inquisidor Juan Ortíz le aseguró que «no confesasse lo del chamico por qué no era pecado» pues «el hauer dado el chamico a su marido no era cosa de inquisición» 6

A partir de este breve esbozo se entrevén las relaciones con los eslavos o los oficios de los habitantes de la ciudad como el esclavo Pedro, quien más que esclavo era un ayudante —carpintero de profesión— así como el papel de la mujer en ella, la permeación de las prácticas mágicas ancestrales indígenas y africanas entre la población blanca y sus diferentes clases, e incluso tratar de hallar una explicación al por qué de este comportamiento en un servidor de la iglesia como el Inquisidor Ortíz y el tipo de cargos por los que fue juzgada dicha Doña.

Contexto cultural a la llegada del Santo Oficio a América

El primer encuentro entre América y la Inquisición es descrito por Diana Luz Ceballos como dramático y transformador de los patrones étnicos, sociales, morales, lingüísticos, religiosos, artísticos y económicos debido a la variedad y cantidad de culturas que chocaron y que terminaron mezclándose y complementándose, por lo que muchas de las prácticas indígenas e incluso las llegadas desde África fueron adoptadas por los mismos peninsulares. Este proceso fue potenciado por la intensidad del mestizaje que se dio en la América hispánica, a diferencia de otras regiones como lo que hoy es Norteamérica, donde al factor religioso puritano no permitió ningún tipo de acercamiento y mucho menos de mezcla con las prácticas propias del territorio y sus ocupantes. 5 Rotbaum, 203.

6 Rotbaum, 205.

l a p e r m e a c i ó n d e l a s p r á c t i c a s m á g i c a s a n c e s t r a l e s i n d í g e n a s y a f r i c a n a s e n t r e l a p o b l a c i ó n b l a n c a y s u s d i f e r e n t e s c l a s e s …

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La autora también muestra el por qué se instaló el tribunal en Cartagena y no en Santa Fe, siendo esta última de mayor importancia administrativa. La razón principal es que al ser un puerto de entrada de mercancías, pasajeros, esclavos, libros e ideas era más fácil controlar el ingreso de ideas heréticas que atentaran contra la ortodoxia de la iglesia. 7

Contexto cultural y urbano de la ciudad de Cartagena en el S. XVII

A pesar de las múltiples etnias que habitaban en esta ciudad, la élite era un grupo muy cerrado y cohesionado por factores como el origen Europeo, la cultura y los intereses económicos. La preservación de esta identidad ayudaría a mantener y consolidar su posición de poder y prestigio dentro de la sociedad cartagenera 8. Este ejercicio del poder, como en casi todas las sociedades, ocasionó fisuras y roces entre grupos étnicos, sociales y económicos, por tanto era común ver casos donde se usaran brebajes o hechizos para hacerle daño a los enemigos .

Dentro de las ocupaciones que se podían encontrar en la ciudad estaba el clero —secular o regular— de carácter urbano y multirracial; los diferentes funcionarios y militares ejercían funciones de guarnición, oficiales reales, oficiales del fisco y escribanos. Dentro de las profesiones liberales había médicos, abogados, maestros, cirujanos, artesanos, comerciantes, carpinteros, plateros, barberos, herreros, zapateros, importadores de ganado y boticarios; éstos oficios eran ocupados por las clases altas y medias; las clases bajas, entretanto, se desempeñaban como jornaleros, asalariados, vendedores callejeros, esclavos domésticos y libertos. Era dentro de estas “lacras sociales” en donde se creía se desarrollaban todo tipo de supersticiones, apetencias materiales y desenfreno pasional 9.

Es preciso aclarar que quienes ejercían la dirección de dichas supersticiones, aunque se les ha visto como un grupo homogéneo tenían diferencias muy marcadas las cuales eran tenidas muy en cuenta por el Santo Oficio durante los juicios ya que dependiendo del tipo de “ocupación” mágica y del tipo de magia realizada la falta era más o menos grave. Esto se dió gracias al crecimiento del

conocimiento de la cultura americana, pero al mismo tiempo ocasionó que se incrementaran los procesos por brujería. Así fue posible identificar entre un brujo, un hechicero (según la idiosincrasia de la época, estos dos eran generalmente ejercidos por negros), un hierbatero, un herbolario (generalmente un indígena) y un curandero. El tipo de prácticas de cada uno las ampliaré más adelante 10.

En esta medida surge la pregunta: ¿Por qué a pesar de las persecuciones y prohibiciones a este tipo de prácticas, su influencia y popularización nunca se detuvieron? Una de las posibles respuestas, según Ángel Alcalá pudo ser que estas prácticas eran usadas para desahogar —como en el caso específico de Doña Rufina— su aburrimiento, fruto del encierro y de las largas esperas por el marido ausente, como también para vengar el abandono y la infidelidad al que la sometía su esposo. En este caso en particular Doña Rufina confiesa haber usado las llamadas “berenjenas de monte” contra su esposo.

Tales prácticas les permitían, sin necesidad de tener que exponerse a la crítica y al

rumor público, deshacerse sutilmente del marido que las ignoraba o maltrataba,

mientras que simultáneamente buscaban y atraían para sí a otro hombre con el

cuál llegaban a sostener por un tiempo indeterminado una relación ilícita. No

obstante, pocas estaban dispuestas a llegar a tales extremos, pero si a vengarse

de sus cónyuges por medio del uso de brebajes, pócimas, oraciones y ritos en

los cuales lo divino y lo profano se confundían 11.

Práctica de la magia

Para la Cartagena del Siglo XVII ya había un conocimiento y diferenciación amplia de las distintas clases de prácticas mágicas realizadas por los acusados y muchas de sus definiciones fueron aportadas por los mismos documentos producidos durante los interrogatorios; por lo que es importante aclarar sus diferencias.

7 Diana luz Ceballos gómez, Hechicería, brujería e inquisición en el Nuevo Reino de granada: un duelo de imaginarios (bogotá: Universidad Nacional, 1995) 52.8 Ángel Alcalá et al., Inquisición Española y Mentalidad Inquisitorial (barcelona: Ariel, 1984) 126- 127.9 Manuel Tejado fernández, Aspectos de la vida social en Cartagena de indias durante el seiscientos. Siglos XvI-XIX (Sevilla: Escuela de estudios Hispanoamericanos, 1954) 253- 260.

10 Ceballos, 87- 92.11 Alcalá, 2.

. . . e x a m i n a r d e s d e l a s r e l a c i o n e s s o c i a l e s , l a b o r a l e s , a f e c t i v a s y h a s t a l a s r e l a c i o n e s e c o n ó m i c a s d e l a C a r t a g e n a d e l s i g l o X V I I … . . . e x a m i n a r d e s d e l a s r e l a c i o n e s s o c i a l e s , l a b o r a l e s , a f e c t i v a s y h a s t a l a s r e l a c i o n e s e c o n ó m i c a s d e l a C a r t a g e l

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En primer lugar, los hechizos son definidos como oraciones o conjuros con dos fines: primero amansar o tener quietud y segundo atraerse, esclavizar o enamorar. Se cree que en los hechizos se mezclaban varios ingredientes como calaveras, cabezas de difuntos, sesos de asno, cabezas de gato preto (negro) triturados; además de uñas y pelos, los cuales se ponían en las comidas en forma de polvo. La hechicería se diferencia de la brujería porque es una práctica individual y tiene un fin particular, se actúa aisladamente o a veces con ayuda de otros para obtener beneficios personales, mientras la brujería implica un trato explícito con el demonio y el practicante estaba supeditado a las exigencias de éste.

A diferencia de la hechicería donde los resultados del maleficio y las oraciones son poco nocivos; en la brujería se usan bebedizos y conjuros, resultando peligrosos y funestos. De otro lado, los sortilegios tenían como fin dominar el carácter violento de otra persona y se limitaba a tomar diversos elementos y ponerlos juntos para realizar la magia y en los conjuros sólo se usaban rezos o fórmulas u oraciones 12.

Al otro lado del espectro se hallaba el clero, el encargado de perseguir este tipo de prácticas. En la Cartagena del siglo XVII encontramos a los Franciscanos, los Dominicos, los Agustinos, los Carmelitas Mercedarios y los Jesuitas. Desafortunadamente el presente documento no brinda información sobre a cuál de estas perteneció nuestro inquisidor pero si podremos analizar el porqué de su conducta.

Debe tenerse en cuenta que los antecedentes de los sacerdotes llegados a América dejaban bastante que desear, éstos no eran revisados y se necesitaba que fueran de una rápida preparación para ser embarcados lo más rápido posible. En palabras de Jaime Humberto Borja:

Aunque el seminario hubiera dado la formación para el sacerdocio, no podía crear la vocación,[...] a los seminarios acudían jóvenes procedentes, en su mayoría, de los bajos estratos y quienes buscaban en la carrera eclesiástica la forma, y quizás, una de las pocas posibilidades de ascender en la escala social y económica [...] algunos de los religiosos que trabajaron en América no pasaron de ser simplemente aventureros y oportunistas sociales, los intereses que movían a los jóvenes a estar en el sacerdocio [...] eran más materiales que espirituales:

encontrar protección, bienestar económico, ubicación social 13.

12 ver: Tejado fernández, 88 -106.13 Jaime Humberto borja gómez y Patricia Enciso et al., Inquisición, Muerte y Sexualidad en la Nueva granada (bogotá: Ariel, 1996) 74-88.

Teniendo en cuenta estos antecedentes y analizando el caso, el inquisidor Ortíz cometió el delito llamado Solicitación. La solicitación en confesión, solicitatio ad turpia, según Adelina Sarrión se define como: «actos o gestos que por parte del confesor tienen como finalidad la provocación, incitación o seducción del penitente, con la condición de que dichas acciones se realicen durante la confesión, inmediatamente antes o después de ellas o bien cuando se finge estar confesando» 14 Este es un ejemplo más de cómo nuevamente Doña Rufina y la mujer en general se veían sometidas a la autoridad del sacerdote al igual que a la de sus esposos: se les exigía guardar silencio, resignación, humildad, obediencia y castidad.

Bajo este precedente y reconociendo que estos casos se daban de forma más común de lo que reflejan los documentos, el real problema surgía cuando estas acciones se hacían públicas pues allí entraban en la categoría de delito. En este tipo de casos el castigo para el sacerdote sería la reclusión en un convento, pérdida de su cargo y prohibición de confesar mujeres por 6 años; 15 desafortunadamente el presente documento no menciona si el inquisidor Juan Ortíz fue reprendido o no.

Función ideológica del Santo OficioLa principal herramienta usada por la institución inquisitorial instaurada en Cartagena fue la difusión del miedo en todas las capas de la población ya que su función era evangelizar y controlar la pureza moral de la población pues:

El control de la sociedad era asunto de todos y las desviaciones individuales

no eran permitidas, [...] en esta sociedad hay comportamientos que son

socialmente prohibidos, y por ellos penalizados. [...] los conocimientos

empíricos (sobre enfermedades, yerbas medicinales, venenos etc.) de las

culturas dominadas estaban comprendidos en esta categoría 16.

14 Adelina Sarrión Mora, Sexualidad y Confesión: la solicitación ante el Tribunal del Santo oficio (siglos XvI-XIX), (Madrid: Alianza Editorial, 1994) 11-17.15 borja, 90-101.16 Ceballos, 175.

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Una característica importante a resaltar es que el Santo Oficio logró ejercer como instrumento de control social ya que en los juicios, interrogatorios y penas —como muy pocas veces ocurría en otras instancias de la vida cartagenera del siglo XVII— se veía como iguales, en términos institucionales, al rico, al pobre, al blanco, al negro o al judaizante. Sin embargo no dejó de encontrarse con situaciones para las cuales no estaba preparada a enfrentar y menos a juzgar; situaciones tan nuevas como lo eran la mentalidad de la mujer blanca trasplantada en el nuevo mundo que la marginaba, la ignorancia de un clero sin vocación o las creencias de los negros africanos en busca de una identidad en América así como la arrogancia del blanco peninsular que pertenecía a un grupo social lleno de contrastes 17.

Juzgamiento del delito y aplicación de la ley por el Santo OficioValdría la pena retomar las palabras del inquisidor Nicolau Eymerich para entender el porqué de la actuación y la estructura jurídica de la inquisición:

Hay que recordar que la finalidad esencial del proceso y de la condena a muerte

no es salvar el alma del reo, sino promover el bien público y aterrorizar al pueblo

[...] no cabe duda de que instruir a aterrorizar al pueblo, proclamando además las

sentencias e imponiendo los sambenitos es un buen método 18.

Para el caso del tribunal del Santo Oficio de la inquisición de Cartagena, este se erigió por cédula real del 25 de febrero de 1610; su jurisdicción era el Nuevo Reino de Granada y el de Tierra Firme, la isla La Española, todas las islas de Barlovento y las provincias dependientes de la audiencia de Santo Domingo, los obispados de Cartagena, Panamá, Santa Marta, Puerto Rico, Popayán, Venezuela y Santiago de Cuba.

Para iniciar el proceso era necesario identificar si el sospechoso era un infiel o un hereje 19.

A grandes rasgos el procedimiento estaba dividido en: delación, citación, interrogatorio; si era necesario proceso póstumo, tortura y finalmente la sentencia y condena. Estas podían ser sencillas como oraciones, peregrinajes, misas, disciplinas (látigo, flagelo,

silicio, ayuno, multas) y dentro de las más severas estaban el uso de sambenito, signos de infamia, confiscación de bienes, condena a servir en las galeras, azotes, prisión y hoguera 20. En nuestro caso la condena a Doña Rufina fue la amonestación pública y el pago de una multa de cincuenta pesos.

El proceso era en sí mismo un factor de terror pues era totalmente secreto. En la delación se iniciaba por denuncia anónima, no se hacía saber al acusado el nombre de su acusador ni el delito por el que se le acusaba, se le ocultaban los nombres de los testigos y no había una confrontación o careo, lo que hacía que el número de acusadores o familiares aumentara y tuvieran completa libertad de hablar y acusar. En este caso en particular, Doña Rufina fue delatada por su propio esposo y posteriormente por sus esclavas una de las cuales había sido amenazada previamente si hablaba del brebaje dado a Lorenzo Martínez.

Si bien, el reo tenía derecho a la defensa, ésta no era del todo imparcial ya que el fiscal formaba parte del tribunal de la inquisición, el defensor era elegido dentro de los que figuraban como tales en el tribunal. Aunque no hubiera indicios concluyentes, existía la figura de cárcel preventiva indefinida cuyos gastos eran solventados por el reo.

En un mismo proceso podían ser juzgados diversos delitos incluso aquellos que no estaban en la jurisdicción del tribunal y aunque el acusado tenía derecho a rendir pruebas, no se le recibían cierta clase de testigos, era juzgado en audiencia secreta y no se le facilitaban los archivos de la causa para tomar elementos de defensa, además el juicio podía extenderse indefinidamente con el agravante de que el tribunal era un tribunal de conciencia por lo que no imperaba el principio de la exacta aplicación de la ley, a esto se le suma el hecho de que se le realizara al reo una amonestación pública, pues ésta le traería vergüenza frente a la comunidad, así como la amenaza de la miseria en caso de confiscación de bienes la cual no sólo afectaba al reo sino a toda su familia especialmente en el caso de procesos póstumos.

La parte formal del proceso requería la denuncia del fiscal y la solicitud de prisión que se decretaba después de recibir información testimonial. Cuando la información no era

17 Anna María Splendiani Cincuenta años de Inquisición en el Tribunal de Cartagena de Indias 1610-1660 Tomo I (bogotá: Universidad Javeriana, 1997) 123-124.18 bartolomé bennassar. “Modelos de la Mentalidad Inquisitorial Métodos de su Pedagogía del Miedo” en: Inquisición Española y Mentalidad Inquisitorial, ed. Ángel Alcalá (barcelona: Ariel, 1984) 175.19 Se entiende por infiel a aquel que no profesa la fe considerada como verdadera mientras hereje es aquella persona que niega alguno de los dogmas establecidos por una religión. 20 Splendiani, 53-59.

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Si se probaba su acusación a través de sus declaraciones se pedía que fuera puesto a cuestión de tormento. La acusación era presentada por los fiscales a los inquisidores con el notario y en presencia del reo. En este punto el defensor lo instaba a confesar y pedir penitencia. Luego de la acusación y la defensa se abría el juicio a prueba.

El defensor podía ver las declaraciones del reo o en defecto estar presente cuando las hacía, además el reo solo podía comunicarse con su defensor frente a la audiencia; si el reo solicitaba papel para escribir algo desde su celda, este era numerado para saber que hacía con el papel dado. Después de la sentencia de prueba se hacían públicos los testigos y probanzas y eran seleccionados y aprobados los testigos presentados por el reo.

Se concluía la causa, se reunían los inquisidores con los consultores del Santo Oficio a revisar íntegramente el caso, luego se votaba y si resultaba culpable se aplicaba la ley según su falta. En el caso de que el reo muriera antes de ser sentenciado, el proceso continuaba con sus hijos o herederos; si por el contrario perdía la razón durante el juicio, se le nombraba un curador. Finalmente estando los procesos votados y las sentencias ordenadas se señalaba el día y la hora del auto de fe 21. En el presente caso, sólo es posible ver algunos apartes del proceso completo, especialmente en la declaración de la acusada.

Estructura interna y administración del Santo Oficio en Cartagena

Para entender en algo por qué el inquisidor Juan Ortíz estuvo en capacidad de dar dinero y obsequios a Doña Rufina a cambio de su silencio; sería interesante ver el desarrollo financiero de la institución en su conjunto. La entidad encargada de la distribución del presupuesto con que contaba el Santo Oficio y los asuntos de disciplina era La Suprema. Así, dicho presupuesto provenía de cuatro fuentes:

La primera, los ingresos obtenidos del estado: los juros, los censos, las canonjías; particularmente el Tribunal de Cartagena recibía canonjías de Panamá, Santa Fe, Caracas, Santo Domingo, San Juan de Puerto Rico y La Habana y los privilegios fiscales; además Cartagena recibió un subsidio anual de 3.150.000 Maravedís desde su fundación; la segunda, los ingresos de la propia iglesia representados en ayudas eclesiásticas, consignaciones entre tribunales y las franquicias de los oficiales inquisitoriales; la tercera, era la depositaria de pretendientes que consistía en los ingresos que los tribunales recibían en concepto de los expedientes de limpieza de sangre y de información sobre la reputación de cualquier persona que lo solicitase a modo de certificado de conducta; y la última, las multas obtenidas tras los juicios. En el caso de Doña Rufina se realizó un pago de cincuenta pesos además del secuestro de bienes que se hacía en el momento en que se detenía a la persona bajo sospecha y era encerrada hasta el interrogatorio y juicio. En este se hacia un inventario por el notario de secuestros (en caso de que el juzgado fuera un difunto, este procedimiento no se realizaba puesto que los bienes se encontraban en manos de terceros y si eran comerciantes y extranjeros, solo se secuestraban los bienes que constaran como suyos).

Para realizar el secuestro debían estar presentes el alguacil, el receptor o su teniente, el notario de secuestros y el secuestrador o depositario. Entonces se llamaba a audiencia al reo y se le pedía que confesase toda su hacienda; luego de los trámites, el reo pasaba a prisión en espera del juicio y sus bienes pasaban a ser administrados por el secuestrador el cual pagaba las deudas del reo y su estancia en la cárcel; llegado el caso de que el reo saliera libre, se le regresaban sus bienes no si antes descontarle los gastos de los trámites.

21 Eduardo Pallares y Portillo, El Procedimiento Inquisitorial (México: Impr. Universitaria, 1951) 16-23.

suficiente, se esperaba que sobreviniera una «nueva provanza» y no se le hacía saber al acusado. El alguacil encerraba al sospechoso en la prisión, se confiscaban sus bienes (si el delito era herejía formal), los cuales eran consignados en un acta y de estos se tomaban los gastos del reo el cual era aislado.

En el interrogatorio se le hacía tomar juramento «sentado en una silla baxa» se le interrogaba sobre su genealogía y parientes, domicilio, estado civil, hijos, y si sabía la causa de su reclusión, se le amonestaba para que confesase su culpa y se le preguntaban materias de la doctrina cristiana. Los inquisidores sólo debían hablar con el reo en la audiencia y sobre el proceso en particular. Se le leían las declaraciones tomadas por el notario y estaban en derecho de modificarlas. El fiscal podía acusarlo por delitos fuera de la jurisdicción del tribunal no con el fin expreso de ser castigados sino también para agravar la herejía.

l a p e r m e a c i ó n d e l a s p r á c t i c a s m á g i c a s a n c e s t r a l e s i n d í g e n a s y a f r i c a n a s e n t r e l a p o b l a c i ó n b l a n c a y s u s d i f e r e n t e s c l a s e s …

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Finalmente si el reo era culpable se hacía formalmente la confiscación; pues en 1477, Sixto IV extendió una bula en la que concedía la propiedad de los bienes confiscados por el delito de herejía; en este caso sus bienes eran entregados a la inquisición y pertenecían a la Hacienda Real. Sólo en algunos casos los bienes confiscados podían ser vendidos por el receptor con previa autorización del monarca, durante un plazo máximo de 30 días libres de impuestos.

Burocracia

Aunque en el expediente el personaje central es el inquisidor, debe recordarse que tras la administración y el buen funcionamiento del tribunal existía una amplia rama burocrática que realizaba gastos y devengaba sueldo, como los funcionarios ordinarios quienes disfrutaban de los privilegios de la institución, o los funcionarios extraordinarios que trabajaban por gratificación por cada trabajo realizado. A su vez había personal adscrito que disfrutaba de los privilegios de la inquisición pero no tenía salario fijo.

Dentro de sus obligaciones —algunas de las cuales violó nuestro inquisidor— incluían no cobrar por sus servicios (pues para eso tenían salario), no recibir ningún tipo de “presentes” —incluyendo favores femeninos— bajo pena de perder el oficio, no hablar a solas con los presos y no tener parientes que laboraran en el mismo tribunal. A esto se suma el agravante del ya mencionado intento de soborno a Doña Rufina.

Al igual que cualquier otra institución, los cargos del Santo Oficio estaban organizados jerárquicamente. Dentro de los oficios mayores estaba el cargo de Inquisidor; generalmente había 2 o 3 inquisidores por tribunal, a éstos les seguía el Fiscal quien era licenciado o doctor en leyes, luego estaba el Receptor quien era el administrador de la hacienda del tribunal y el Contador quien se encargaba de revisar las cuentas de los receptores. En los oficios medios estaban el Relator quien daba forma jurídica (relataba) los procesos a través de

las declaraciones del reo las cuales eran copiadas por el Notario; a éste le seguía el Notario de secuestros que se encargaba de copiar y testimoniar los actos del Receptor, el Notario del Secreto encargado de testimoniar por escrito todos los actos realizados por el tribunal referentes a lo judicial y a la herejía y copiar textualmente lo que el reo decía en el interrogatorio; el Juez de bienes encargado de defender los pleitos económicos de la inquisición; los Alcaldes de cárceles que como su nombre lo indica supervisaban el funcionamiento de las cárceles de la Inquisición junto a los Alcaldes de la penitencia quienes vigilaban que los reos cumplieran la penitencia impuesta y f inalmente el Alguacil, quien era el brazo armado del tribunal y se encargaba de buscar al reo en su casa con la orden de prisión.

En los oficios menores estaban el Nuncio que realizaba los avisos a los deudores y llevaba cartas; el Portero que manejaba de la puerta y las labores del aseo, el Despensero quien proveía los alimentos de los presos; también habían otros oficios ocasionales como el Carcelero, el Capellán, el Médico, Cirujano, Barbero y Relojero además de oficios extraordinarios como los Comisarios, oficiales en villas y ciudades que ejercían las funciones del santo oficio, el Ejecutor que cobraba las sentencias dictadas (multas, deudas), el Notario del juzgado quien anotaba las sentencias del juez de bienes, el Notario de pruebas quien pasaba las informaciones de limpieza de sangre al archivo, el Alcalde de los familiares que vigilaba el cumplimiento de la penitencia impuesta a los familiares del reo, el Portero del juzgado que vigilaba la puerta de la sala del secreto y el personal adscrito al tribunal como los Calificadores quienes se encargaban de juzgar la ortodoxia de la cultura y la ideología representado en libros, pinturas etc. y los Familiares ya mencionados quienes representaban el tipo de ciudadano que el Santo Oficio pretendía imponer a la sociedad pues podría decirse que eran casi delatores profesionales. Estos requerían ser mayores de 25 años, casados, tener una genealogía limpia, buenas costumbres, ser ciudadanos respetables dentro de la comunidad y no ejercer oficios como carnicero, pastelero, zapatero o semejantes.

l a p e r m e a c i ó n d e l a s p r á c t i c a s m á g i c a s a n c e s t r a l e s i n d í g e n a s y a f r i c a n a s e n t r e l a p o b l a c i ó n b l a n c a y s u s d i f e r e n t e s c l a s e s …

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82 . XIV REVISTA GOLIARDOS . 83.REVISTA GOLIARDOS XIV .

QUERELLA DE LORENZO MARTÍNEZ DE CASTRO AL INQ-OR L-DO JUAN ORTÍZ

En cuanto al Tribunal de Cartagena, dependiente de la secretaria de Aragón; el número de oficiales que había según nómina era:

* (Maravedís) 22

Esto representa una pequeña muestra de los gastos que implicaba el sostenimiento de los miembros del tribunal, entre estos salarios figura por supuesto el del inquisidor alrededor de la fecha del caso. Los datos presentados son los más cercanos conocidos acerca del periodo en cuestión, sin olvidar los ingresos “extras” ya mencionados.

Conclusión

Esto es a grandes rasgos el panorama en el que se desenvolvió el proceso a Doña Rufina para poder comprender cómo se desenvolverían procesos similares. Como se observó en principio, la acusación se limitaba al adulterio, el cual en teoría no le competía al tribunal; sin embrago, se dio el agravante de que uno de sus “participantes” fue el mismísimo inquisidor, sumado a esto se complicó el caso al salir a la luz el uso de la hechicería, de un sortilegio o de un simple conjuro.

A partir del caso de Doña Rufina, se puede entender aspectos generales sobre la sociedad, como la relación entre amos y esclavos, así como el papel de la Iglesia, en relación con los ciudadanos y su fuerte influencia ideológica que incluso penetra en las relaciones familiares, hasta el punto de que es el propio esposo quien la denuncia

De igual manera se observan aspectos como el sincretismo alrededor de las prácticas mágicas dentro de la élite blanca, los procesos a los que fue sometida la acusada, las ocupaciones de la ciudad y el funcionamiento interno del tribunal.

22 Datos tomados de: José Martínez Millán, la Hacienda de la Inquisición (1478-1700) (Madrid: Instituto Enrique flores, Consejo Superior de Investigaciones Científicas CSIC, 1984) 59-176, 215-280, 328.

FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

1. Fuentes primarias

Impresas

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2.Fuentes secundarias

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. . . e x a m i n a r d e s d e l a s r e l a c i o n e s s o c i a l e s , l a b o r a l e s , a f e c t i v a s y h a s t a l a s r e l a c i o n e s e c o n ó m i c a s d e l a C a r t a g e n a d e l s i g l o X V I I …

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lA PRoDUCCIóN DE lA MERCANCíA DINERo Y lA foRMACIóN DEl CoMERCIo INTERNo ColoNIAl: oro en polvo en la Popayán del Siglo XvIII. Un balance historiográfico 1

Carlos Alfonso Díaz Martínez 2 Universidad Nacional de Colombia

1 El título del ensayo considera la propuesta de Carlos Sempat Assadourian en su ensayo “la producción de mercancía dinero en la formación del mercado interno colonial”, más toma distancia de su título en cuanto considera a la mercancía-dinero condición de formación de comercio interno y no de mercado interno. la diferencia se hará clara a lo largo del texto. No obstante la propuesta de que los metales circulan antes de salir del espacio colonial formando un amplio espacio económico es enteramente acogida. ver: Carlos Sempat Assadourian, “la producción de mercancía dinero en la formación del mercado interno colonial”, Ensayos sobre el desarrollo económico de México y América latina, 1500 — 1975, ed. Enrique florescano (México: fondo de Cultura Económica, 1979)2 Estudiante de pregrado del Departamento de Historia, Universidad Nacional de Colombia

RESUMEN

Desde el trabajo pionero de Assadourian, La producción de la mercancía dinero en la formación del mercado interno colonial, la investigación histórica ha tenido gran interés por los mecanismos a través de los cuales la mercancía-dinero consigue articular un vasto espacio económico. Luego, Romano presentó la tesis que matiza la propuesta de Assadourian en la medida que establece una distinción entre economía natural y economía monetaria, reduciendo así la importancia de la producción minera como motor de las economías coloniales hispanoamericanas. A la luz de estas investigaciones, el presente ensayo presenta un balance historiográfico sobre la producción de oro en Popayán durante el siglo XVIII, haciendo énfasis en la peculiaridad del oro en polvo como elemento «estructurante» de una considerable red de intercambios, con el objetivo de argumentar la tesis de que el oro generó comercio interno colonial y no un mercado interno colonial, a pesar de los eslabonamientos que creó.

Palabras claves

Mercancía-dinero, Economía natural, Economía monetaria, explotación aurífera, eslabonamientos.

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LA PRODUCCIÓN DE LA MERCANCÍA DINERO Y LA FORMACIÓN DEL COMERCIO INTERNO COLONIAL

ABSTRACT

From the pioneering work of Carlos Sempat Assadourian, “La producción de la mercancía dinero en la formación del mercado interno colonial”, historical research has been greatly interested in the mechanisms through which Commodity-currency manages to articulate a vast economic space. Subsequently, Ruggiero Romano, presented his thesis which added some nuance to Assadourian's ideas by establishing the distinction between natural economy and monetary economy, and thereby reducing the importance of mining production as the engine of colonial Hispano-American economies. In light of that research, this essay attempts to make a historiographical review concerning gold production in Popayan during the eighteenth century, focusing on the peculiarity of gold dust as a structuring element of a considerable exchange system. My objective is to argue in favor of the thesis that states that gold generated an internal colonial commerce instead of a colonial internal market, despite the linkages created.

KeywordsCommodity-currency, Natural economy, Monetary economy, Gold mining, Linkages.

«En un debate parlamentario sobre las leyes bancarias de Sir Robert Peel de 1844 y 1845, Gladstone observó que ni siquiera el amor había hecho perder la cabeza a tanta gente como el cavilar acerca de la naturaleza del dinero». Marx, Contribución a la Crítica de la Economía Política.

Introducción

Partiendo del hecho de que «para calcular la producción minera existen dos tipos de cuentas, relativamente independientes entre sí: las de amonedación y las de cobro del impuesto de quinto» 3 —este último se registraba en las cajas reales de los reales de minas

de las principales provincias mineras de la Nueva Granada, mientras la amonedación era registrada en la Casa de Moneda de Santafé y desde 1759 en la Popayán—, el presente trabajo tratará de rastrear los usos que pudo haber tenido el oro como moneda antes de ser fundido o acuñado, dado el caso de que ese hubiera sido su destino 4. Así las cosas, debido a la naturaleza de este tipo de moneda —es decir no registrada legalmente 5 —, las afirmaciones presentadas serán hipótesis que necesitarán de una precisa corrección sólo posible a través del trabajo de archivo.

Sin embargo, considerando la exhaustividad que implica realizar un trabajo histórico, es decir, la consulta juiciosa y organización metódica de un vasto corpus de documentos conservados en los archivos nacionales y regionales —para este caso el Archivo General de la Nación y el Archivo Central del Cauca—, el presente trabajo tratará de responder a la pregunta formulada haciendo uso solamente de la bibliografía existente con respecto al tema. Por tanto sus resultados, muy limitados por cierto, y en algún momento conjeturas, aunque informadas, serán de carácter monográfico.

Así las cosas, en primer lugar se presenta una reseña de la organización de la producción de oro; en un segundo momento se discute la tesis de los eslabonamientos a través del estudio de la relación entre minería y economía; el análisis del oro en polvo como mercancía-dinero constituye la tercera parte. A modo conclusión algunas hipótesis sobre la relación entre el oro en polvo y la economía.

Producción de oro en la Popayán del Siglo XVIII

De entrada se podría aceptar el argumento, implícito en el trabajo pionero de West 6 y explícito en el posterior artículo de Melo 7 , de que la minería del oro durante el siglo XVIII fue, sino la causa, un factor de importancia para el buen desempeño del conjunto de la economía neogranadina. Sin embargo, esta afirmación, bastante correcta por cierto, es una perogrullada si no se señalan las relaciones económicas que hicieron de la minería del oro la principal actividad del conjunto de la economía y permitieron el surgimiento

3 Como es sabido, el “quinto” era un impuesto a la producción bruta de oro que se cobraba durante el siglo XvIII a una tasa del 5%, al que se añadía un 1.5% con el nombre de “cobos”. Este último impuesto fue reducido al 1% en 1759 y a partir de 1777 ambos gravámenes se consolidaron en un solo tributo del 3%. Jorge orlando Melo. “Producción de oro y desarrollo económico en el siglo XvIII”, Revista Universidad del valle Nº 3-4 (1977), [en línea] http://www.jorgeorlandomelo.com/bajar/oroydesarrollo.pdf, consultado el 13 de Noviembre de 2010.

4 Melo. 5 También hay que tener en cuenta que tuvo lugar una importante reforma en el cobro y administración del impuesto.6 Robert Cooper West, la minería de aluvión en Colombia durante el período colonial (bogotá: Imprenta Nacional, 1952)7 Melo.

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y fortalecimiento de actividades “subsidiarias” a ésta. Así, llegamos al problema de establecer si la minería del oro creó los eslabonamientos suficientes, hacía atrás y hacía delante, para generar un vasto espacio económico a su alrededor en cierta medida dependiente de su comportamiento. Sin embargo, esto último se hace explícito en la siguiente sección, por tanto ésta se limita a describir la organización de la producción de oro, y como corolario, el rango y alcance de tal actividad.

Será bueno comenzar recordando que la minería de placer más que la de veta representó la mayor proporción del total de oro producido en Popayán 8 . Mientras en Antioquia la producción estaba dominada por trabajadores relativamente “libres”, los famosos mazamorreros, en Popayán la extracción del metal recayó sobre los brazos de los esclavos 9. Esto determinó la particularidad de la organización payanesa de la producción: una población mayoritariamente forzada –no vinculada con el conjunto de la economía mediante relaciones salariales– constituye, por decirlo de cierta manera, una esfera económica relativamente independiente del conjunto por cuanto su demanda de medios de consumo no es ni entera ni directamente realizada en el mercado 10 . Por otra parte, que la producción de oro en la Provincia de Popayán fuera realizada principalmente por los esclavos –debido a su naturaleza jurídica: “mercancía” o “medio de producción”–, hizo de su reproducción como fuerza de trabajo el principal gasto de la empresa minera 11 . Así las cosas, considerar las industrias de bienes de capital y principalmente bienes de consumo en relación con la minería explica la forma y el grado de su articulación con el conjunto de la economía.

8 West.9 Un sumario resumen de la trata negra es el suministrado por Manuel lucena Salmoral, Regulación de la esclavitud negra en las colonias de la América Española (1503-1886): Documentos para su Estudio (Alcalá, Universidad de Alcalá/Universidad de Murcia: Nuevo Siglo, 2005); reproduzco totalmente el párrafo: «la Corona dictó la política de la trata en las diversas coyunturas. Hasta 1595 mediante licencias reales y posteriormente con los asientos portugueses, que duraron hasta 1640 (Pedro gómez Reynel, Juan Rodríguez Coutiño, gonzalo váez y Antonio fernández Delvás): luego, durante la segunda del siglo XvII, con otros otorgados a diversos personajes genoveses y holandeses (grillo y lomelín, Coymans, etc.) El negocio fue tan lucrativo que llamó la atención de las grandes compañías europeas, cuyos gobiernos trataron de lograr regímenes de privilegio para ellas. francia obtuvo un asiento para su Compañía de guinea a principios del siglo XvIII, aprovechando que felipe de Anjou fuera proclamado Rey de España, e Inglaterra hizo lo mismo para su South Sea Company a raíz de la paz de Utrecht, llevando cada uno de los reyes inglés y español el 25% de la trata, con lo que se convirtieron en importantes negreros. Tras la clausura del asiento inglés, España recurrió a pequeños asentistas y finalmente se dio la libertad de trata en 1789, que subsistió hasta la supresión legal de dicho negocio en 1819». victor bulmer-Thomas, la historia económica de América latina desde la independencia (México: fondo de Cultura Económica, 1998) 29. «una fuerza laboral basada en la esclavitud como la brasil o Cuba [y la de Colombia hasta 1851] hasta finales del decenio de 1880, es un estimulo pobre para transferir ganancias derivadas del sector exportador a la economía no exportadora».10 bulmer-Thomas, 29. «una fuerza laboral basada en la esclavitud como la brasil o Cuba [y la de Colombia hasta 1851] hasta finales del decenio de 1880, es un estimulo pobre para transferir ganancias derivadas del sector exportador a la economía no exportadora».11 William Sharp “la rentabilidad de la esclavitud en el Chocó, 1680-1810”, ACHSC vol. 8 (1976), 25. Sharp propone la siguiente fórmula para calcular la rentabilidad de una empresa minera: , donde Y es la tasa de utilidad, a las utilidades declaradas, b la depreciación, c el costo de sostenimiento de la cuadrilla, x el valor total de los esclavos, y z las otras propiedades y el capital circulante. Si las demás variables permanecen constantes, la variación en c determinará sin lugar a dudas la tasa de utilidad, y con ella la rentabilidad de la explotación minera. Entonces, sabiendo que las inversiones

…la peculiaridad del oro en polvo como elemento «estructurante» de una considerable red de intercambios… generó comercio interno colonial y no un mercado interno colonial…

Los bienes de capital destinados a la empresa minera no fueron muchos, sin embargo deben ser considerados. El almocrafe, la pala, la batea, en las formas menos sofisticadas, y los materiales requeridos para la construcción de las albercas y las redes de suministro de agua, llevaron a la importación de hierro de la península y guadua de otras regiones del virreinato. Por su parte los bienes de consumo llevaron, además de la importación de productos de lujo como vino, sal y tabaco, a la formación de algunas empresas agrícolas cercanas a las minas para su abastecimiento. Esta demanda por alimentos desplegó una amplia red de suministros que hizo interactuar a diversas regiones alrededor de los centros mineros, a pesar de la tendencia desde finales del siglo anterior de otorgar pequeñas parcelas 12 a los esclavos para el cultivo de sus alimentos, principalmente plátano. «Aunque prácticamente autosuficientes en alimentos de consumo básico las comunidades mineras del occidente colombiano dependían de distintas regiones para satisfacer otras necesidades, que incluían diversos alimentos, como carne, trigo, harina, sal y dulce» 13 . Por lo que o que «el mercado ofrecido por las regiones mineras era la principal base económica de extensas regiones de Nueva Granada» 14 . Esta forma en que la empresa minera interactuó con el conjunto de la economía y puso en funcionamiento diversas actividades, Germán Colmenares la resumió bajo el concepto de “entable” 15.

Para terminar basta señalar que la minería también creó una modesta red de transporte terrestre y un considerable flujo fluvial de bienes. La primera forma fue modesta por

en capital de la minería de aluvión no fueron considerables sino hasta el siglo XIX, con lo cual los aumentos de productividad serían derivados de las mejoras tecnológicas y no del crecimiento de los esclavos, el coste del sostenimiento de las cuadrillas es el punto de análisis más importante. 12 Esta medida tenía una razón profundamente económica relacionada con la rentabilidad global de la empresa minera por tanto la importación de voluminosas mercancías desde sitios lejanos era tan costosa que los mineros se veían obligados a establecer pequeñas granjas cerca a los campamentos.13 «El método usual para surtir de ganado y de carne fresca a los centros mineros y a la mayoría de las ciudades de la América Española consistía en un contrato denominado “remate de carne”. las autoridades de un sitio dado concedían el contrato al ganadero que ofreciera los precios más bajos para entregar un número determinado de cabezas de ganado y de cerdos al matadero local. Tal sistema fue empleado en la mayoría de los centros mineros y administrativos de la Nueva granada» West, 102.14 West, 25.15 «Todo este conjunto productivo [el entable] funcionaba según reglas que le eran propias como economía precapitalista. El ejercicio simultáneo de varias actividades y la concentración de riqueza –que unos pocos derivaban de privilegios institucionales y sociales– permitían un cierto grado de integración de los diferentes sectores de la economía (comercio de esclavos, producción de abastecimientos para las minas, combinación de hatos y trapiches, etc.) y la disminución, por lo tanto, de los costos de explotación» germán Colmenares, Historia económica y social de Colombia II, Popayán una sociedad esclavista: 1680-1800 (bogotá: Tercer Mundo Editores, 1979) 240.

Y= x+z a-(b+c)

…la peculiaridad del oro en polvo como elemento «estructurante» de una considerable red de intercambios… generó comercio interno colonial y no un mercado interno colonial…

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cuanto los muy deteriorados caminos, y en ocasiones intransitables, que conectaban a la Provincia con otras regiones del virreinato no permitieron una intensa corriente de mercancías hacia las minas. No obstante, la ausencia de alternativas los hizo paso obligado. La segunda forma fue considerable debido a la facilidad para el intercambio local, y en cierta medida regional, otorgada por la naturaleza fundamentalmente “hidrográfica” del Pacífico colombiano; al respecto es representativa la importancia del río Cauca y sus afluentes. Por supuesto, por más modesto que haya sido el transporte –siendo esta una de las razones que impide hablar de “mercado interno”– fue lo suficientemente importante como para dar al comerciante la centralidad económica y política que tuvo. La “normalidad” del desarrollo del sistema, por decirlo de cierta manera, dependió de los comerciantes, quienes

[…] no sólo eran los proveedores de los campamentos mineros, sino que servían

como transportadores del polvo de oro a las fundiciones y de los lingotes de oro

a Cartagena y Bogotá. […] Además, y esto es más importante, los comerciantes

eran los banqueros de la época, y ofrecían crédito a los mineros necesitados. Los

mercaderes frecuentemente adquirieron, o por embargo o por compra, cuadrillas

de esclavos y minas. A fines del siglo XVIII los grandes comerciantes de Popayán

eran también los propietarios de las minas más importantes de la región costera

que está al sur del Buenaventura 16.

Así las cosas, a pesar de que como afirmaba un funcionario de la Corona en el Siglo XVIII, «La principal, y casi única razón para la subsistencia de este vasto reino (Nueva Granada) y de su comercio con España… es el oro; que se extrae de numerosas minas trabajadas en las provincias de Popayán, Chocó y Antioquia; las demás provincias, como las audiencias de Quito y Santa Fe (de Bogotá), subsisten sobre la base de ese oro y del comercio con las provincias mineras”» 17 , más allá de los mineros, si es que se puede establecer semejante diferencia tan arbitraria, el agente económico “estructurante” del sistema era el comerciante. Y lo era por la sencilla razón de que entre la producción de la principal mercancía, el oro, y los insumos que la hacían posible, aparecía como el intermediario que extraía réditos por desempeñar tal función. Por ello no es falsa la

afirmación de West en el sentido de que el minero no era un hombre afortunado sino un empresario que vivía en condiciones de poca opulencia 18, y la mayoría de las veces –por ejemplo cuando el minero no era también el comerciante, o lo era su primo o algún otro hombre relacionado con él por vínculos más estrechos de confianza– estaba relacionado con el mercader que le suministraba los insumos bajo vínculos de “usura”19 .

Eslabonamientos de la minería del oro ¿mining-led-growth?Como se vio, un problema surge cuando se estudia la relación de la minería del oro con el conjunto de la economía: a saber, si realmente la empresa minera de placer aurífero fue el fundamento del crecimiento económico del siglo XVIII, con lo que se podría hablar de mining-led-growth, o no lo fue. Si no lo fue, aún el problema queda sin resolver, y como pasó con el caso chileno podría pensarse que la causa fue el crecimiento de la población20 . No obstante, como se ve a continuación, la producción de oro sí permitió ascensos en la producción y fortalecer relativamente el comercio interno. Y de este comportamiento lo más sorprendente es la continuidad y regularidad de la expansión del sector a lo largo del siglo 21. Planteada así la hipótesis, habrá de considerar los factores que hacen de la minería del oro el “motor” del crecimiento económico del siglo XVIII.

En primer lugar, cuando se habla de eslabonamientos, considerando la teoría del crecimiento económico de Hirschman, se alude a que «El desarrollo se acelera por la inversión en proyectos e industrias con fuertes efectos de enlace hacia delante y hacia atrás. Los enlaces hacia atrás conducen a nueva inversión en instalaciones proveedoras de insumos, y los enlaces hacia delante conducen a la inversión en instalaciones empleadoras de productos.»22 . A su vez habría que añadir que «si el Estado grava los ingresos generados por la producción y exportación de bienes básicos y canaliza los impuestos hacia la inversión productiva, se puede hablar de los enlaces fiscales de los bienes básicos por oposición a los enlaces físicos (o de producción)»23 . Entonces, lo más favorable para el desarrollo económico es un producto que genera enlaces hacia atrás y hacia delante –siendo los enlaces fiscales una forma de estos–. Bajo estos supuestos podríamos hablar del oro como bien con importantes enlaces, a pesar de los varios

16 West, 99. Cursivas mías17 West, 99. Cursivas mías

18 West, 20619 Ruggiero Romano, Mecanismo y elementos del sistema económico colonial americano, siglos XvI-XvIII, (México: fideicomiso Historia de las Américas del fondo de Cultura Económica/El Colegio de México. obra póstuma, 2004) 363.20 Romano, 320.21 Melo, 6.22Miguel Urrutia, “los eslabonamientos y la historia económica de Colombia”, Desarrollo y Sociedad, Nº 62, Julio-Diciembre (2008), [en línea] http://redalyc.uaemex.m x/src/inicio/A r tPdf Red.j s p? i C v e =1 6 9 1 1 3 8 1 0 0 0 4 consultado el 11 de Noviembre de 2010. 69.23 Urrutia, 69-70.

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problemas que se verán más adelante, empero, habrá de considerar primero las razones por las cuales Urrutia considera que la minería en Colombia tiene escasos eslabonamientos hacia delante o hacia atrás.

Para Urrutia la minería del oro era típico enclave (el enclave se define por la ausencia de relaciones con el resto de la economía), por tanto las minas estaban lejos de los centros urbanos y no promovieron el desarrollo agrícola local. En resumen, para el autor

La minería de oro tiene menos enlaces hacia atrás que otro tipo de minería.

Dado el alto valor del producto por kilo, la actividad no promueve el desarrollo

del transporte. Un viajero solitario puede transportar altos valores de oro por

las trochas más primitivas. […]En Colombia la minería de oro se llevaba a cabo

antes de 1850 con técnicas poco sofisticadas, y con mano de obra no calificada.

Esto determinó que no existiera demanda por educación, explicándose así

la baja inversión en capital humano. […]La tecnología primitiva en la minería

de oro no creo una demanda significativa para maquinaria de producción, y

tampoco generaba enlaces hacia adelante. El oro se exportaba con muy poca

transformación. El primer laboratorio privado para el ensaye y la fundición del

oro fue abierto en 1858. […]El sector, sin embargo, tenía posibilidad de enlaces

fiscales. Sin embargo, los bajos costos de transporte hacían fácil el contrabando

y dificultaban establecer un alto gravamen a la producción o exportación. Esto le

creó un límite a la tasa impositiva. Adicionalmente, los ingresos fiscales en época

colonial se utilizaban en gastos corrientes y transferencias a la metrópoli, y por

lo tanto no tenían la característica de gasto productivo estatal que es la condición

para que el enlace fiscal acelere el desarrollo24. 24 Urrutia, 70. Cursivas mías

Ahora bien, es menester señalar cada uno de los errores de la interpretación de Urrutia. Primero que todo “si la actividad no promueve el transporte” y “un viajero solitario puede transportar altos valores de oro por las trochas más primitivas”, es precisamente por el hecho de que la naturaleza de la relación colonial de estos territorios impidió el “gasto productivo estatal”; en segundo lugar, los considerables volúmenes de oro exportados por contrabando no podían contribuir al desarrollo; y finalmente, como se desarrolla en las secciones siguientes, la limitada circulación de los bienes era un imperativo y el resultado de una medida deliberada de control sobre los recursos y la población existente. Segundo, las técnicas “pocos sofisticadas”, “primitivas” –por cierto la minería de canalón es de una complejidad importante–, no crearon demanda por capital humano (término harto incorrecto) por la sencilla razón de que en toda sociedad preindustrial no hay demanda ni inversión generalizada por capital humano. Tercero, los “bajos costos de transporte hacían fácil el contrabando”… ¡si los costos del transporte eran supremamente altos! Al punto que representaban la mayor proporción del precio de los bienes, y por otra parte no era el costo del transporte, sino el monopolio estatal lo que acicateaba el contrabando. Finalmente, “el oro se exportaba con muy poca transformación”. El primer laboratorio privado para el ensaye y la fundición del oro fue abierto en 1858”, nada más falso. Con por lo menos con un rastro de cultura histórica en la cabeza se puede afirmar con seguridad que las principales cajas reales, donde se cobraba el quinto, contaban con su propia fundición y sofisticados métodos de ensaye para calcular con precisión la ley de los metales –con una precisión tal que las autoridades y algunos comerciantes “compraban” el oro al minero a una ley menor y lo “vendían” a una mayor 25 . Por otra parte, la Casa de Moneda generaba enlaces hacía delante en cuanto transformaba el oro en monedas, y el pago por tal trabajo, que incluía ensayar, ajustar, cortar, troquelar, etc., el metal, generaba ingresos suficientes para crear una demanda considerable por bienes de lujo ¿Habrá que recordar que los funcionarios públicos, especialmente los de la Casa de Moneda, eran la élite de los pocos asalariados durante el período colonial?

25 guido barona becerra, la maldición de Midas en una región del mundo colonial: Popayán, 1730-1830 (Cali: Universidad del valle/Editorial facultad de Humanidades/fondo Mixto para la Promoción de la Cultura y las Artes del Cauca, 1995)

…la peculiaridad del oro en polvo como elemento «estructurante» de una considerable red de intercambios… generó comercio interno colonial y no un mercado interno colonial… …la peculiaridad del oro en polvo como elemento «estructurante» de una considerable red de intercambios… generó comercio interno colonial y no un mercado interno colonial…

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Después de la digresión sigue la explicación. Volviendo a lo anterior, se puede afirmar con seguridad que la minería del oro estuvo relacionada con el buen desempeño económico del virreinato en el siglo XVIII. Mas es difícil establecer si fue la causa de tal comportamiento –es más difícil creer que la minería fue el resultado del crecimiento en otros sectores, pero también hay que considerar la importancia que tiene el crecimiento poblacional del siglo XVIII–. Sin embargo, existe un consenso según el cual «al estimular los circuitos del comercio interno, suministrar los medios para comprar más importaciones europeas y dar al gobierno la oportunidad de elevar y gastar más ingresos, la minería del oro sería la base de una revitalización del gobierno en la Nueva Granada, así como de su comercio con la península»26 , y esto se reflejó en el hecho de que «el verdadero éxito de la política borbónica no se dio en el aumento de la producción o en el rendimiento de la industria minera, sino en aprovechar su crecimiento para incrementar los ingresos de la Corona y las importaciones de España» 27. Si no fuera por la minería del oro no se explicaría el aumento en las importaciones y el transporte, aunque limitado, de significativas cantidades de bienes hacia las minas y los centros administrativos adyacentes, aún cuando el denominado entable permitió en cierta medida reducir las erogaciones en dinero 28.

Y todo esto se explica por cuanto son las ciudades, cualquiera sea su función, centros que atraen bienes para el mantenimiento y estimulo de las actividades productivas. Así las cosas, el comercio acicateado por la ciudad se comporta en relación directa con la importancia de la función que cumple la ciudad . De tal manera que la importancia de la producción de oro de las regiones mineras neogranadinas consiguió movilizar un importante tráfico de mercancías resultado del fortalecimiento de viejas actividades o del nacimiento de otras actividades productivas.

26 Anthony Mcfarlane Colombia antes de la independencia. Economía, sociedad y política bajo el dominio borbón, (bogotá: banco de la República/El Ancora editores, 1997) 151.27 Cabe reproducir el resumen de este proceso «Resulta casi superfluo insistir en la importancia del oro dentro de la economía neogranadina del siglo XvIII. Constituía el principal y casi único producto de exportación, y definía por lo tanto la capacidad importadora del virreinato. las actividades de las zonas mineras y aquellas directamente ligadas a éstas conformaban la demanda para una amplia serie de productos agrícolas y para buena cantidad de importaciones. El aumento de la producción de oro, por lo tanto, se reflejaba a corto plazo en crecimiento de las importaciones, mayor volumen de las transacciones comerciales y creciente demanda de productos agrícolas y artesanales locales. En otro sentido, la producción de oro y todos los efectos indirectos suyos creaban parte amplia de la base tributaria del estado español; los ingresos del fisco, en especial el quinto, los impuestos al comercio (almojarifazgo, alcabala y otros), los impuestos a la producción agrícola (diezmo) y los resultados de las actividades de los monopolios (tabaco y aguardiente) están relacionados en forma más o menos estrecha con la actividad minera». Melo, Jorge orlando.28 Mcfarlane, 217.

Oro en polvo: una forma de mercancía-dinero 30 Una vez aceptado que el oro antes de salir del país activaba económicamente regiones adyacentes, generando comercio de bienes de consumo y ampliando así algunos mercados, valdría la pena puntualizar que el oro circulaba en la Provincia de Popayán, su centro de producción, y en otras –por contrabando–, principalmente en polvo ante la ausencia de moneda . Esta característica de la circulación monetaria, la penuria de medios de pago señalada por Romano, contribuyó a la circulación del oro en polvo como moneda 31, una de las formas de “commodity-currency”. Pero sería bueno puntualizar algunas características de la mercancía-dinero y de la circulación monetaria del período colonial para tener claro la importancia que desempeñó el oro en polvo como principal medio de transacción.

La moneda se define por cuatro funciones, en orden de importancia: ser medio de intercambio, medio de pago, unidad de valor y medio de atesoramiento 32. Siendo una mercancía que las cumple moneda, sea buena o mala, al fin y al cabo moneda. Sin embargo, a partir del momento de aparición del dinero símbolo, esto es que la moneda hace explícita su ley y peso, o sea su valor en cuanto moneda, todas las monedas metálicas «which do not bear a seal or insignia implying a guarantee of weight and finesses by a State authority are primitive»33 . Así, estas monedas que deben ser ensayadas antes de la realización del intercambio, «even if they change hands by tale on the strength of a Government guarantee»34 , todas son primitivas.

30 Antes de comenzar parecerá una redundancia o un acto de pedantería aclarar en qué momento del desarrollo social aparece el dinero. Este es el de un cierto grado de desarrollo de las relaciones mercantiles en la producción, para Marx «En la primera creación del valor de cambio, el trabajo estaba determinado de tal modo que el producto no constituía un valor de uso directo para el trabajador, no era directamente un medio de subsistencia. Tal era la condición general de la creación de un valor de cambio y del intercambio en general. Caso contrario, el trabajador habría creado un producto, un valor de uso directo para sí mismo, pero ningún valor de cambio. Este valor de cambio, sin embargo, estaba materializado en un producto que en cuanto tal tenía valor de uso para otrosy que en calidad de tal era objeto de sus necesidades». Karl Marx, Elementos fundamentales para la crítica de la economía política borrador 1857-1858, Tres Tomos (México: Siglo XXI, 1975) 207. Cursivas mías. 31 Mcfarlane, 133.32 «El carácter de mercancía de la moneda –es decir su ser un objeto útil en sí mismo– está dado: 1) Por definición el empleo originario de la moneda es el de ‘medio de intercambio’; 2) Su uso como ‘medio de pago’ viene después: ¿cómo sería posible, en efecto, pagar con algo que no se puede utilizar en el intercambio?; 3) viene enseguida el empleo como ‘unidad de medida del valor’, que comprende 1) y 2); 4) el uso como ‘medio de atesoramiento’ presupone los primeros tres» Definición de Karl Polanyi, citada por Romano, 422.33 Paul Einzig Primitive money in its ethnological, historical and economic aspects, (oxford: Pergamon Press, 1966) 320.34 Moneda primitiva es: «as a unit or an object conforming to a reasonable degree to some standard of uniformity, which is employed for reckoning or for making a large proportion of the payments customary in the community concerned, and which is accepted in payment largely with the intention of employing it for making payments» Einzig, 317. Cursivas en el original.

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En este punto aparece como realmente válida la afirmación de que la mercancía-dinero fue la primera forma de dinero que conoció la humanidad 35 y, por tanto, de que la unidad del valor intrínseco y extrínseco –en sí y garantizado por una autoridad– de la mercancía usada como dinero expresa un avanzado grado de complejidad del desarrollo social. Empero, como veremos, la ausencia de moneda también puede ser el resultado de una política en una sociedad con un avanzado grado de complejidad del desarrollo social.

Durante los tres siglos del período colonial en Hispanoamérica, a pesar de algunas excepciones, la circulación monetaria se caracterizó por una marcada “anemia” monetaria. Los factores que contribuyeron a la formación de tan particular sistema monetario fueron tres: 1) 36Hemorragia financiera vía comercio exterior; 2) Emisión de monedas de altísimo valor, destinadas al funcionamiento de 1) ; y 3) Ausencia de moneda fraccionaria debido a 2)37 . Es decir, la naturaleza de la vinculación de Hispanoamérica con Europa, la relación colonial, que extraía sin cesar, vía legal o por contrabando, enormes cantidades de oro y plata, determinó la particularidad de la circulación monetaria colonial. Así las cosas, el verdadero problema que se debe plantear la historia económica no es acerca de la cantidad total de medios de pago emitidos, sino sobre los que se quedaron en circulación en el territorio americano 38 . De tal manera que las cifras sobre acuñación de monedas, difícilmente ofrecen más información que el porcentaje del oro que se declaró y del monto que por agiotaje se recaudó.

35 Homero Cuevas, Introducción a la Economía (bogotá: Universidad Externado de Colombia, 1993) 195-196.36 «En la emisión monetaria las casa de moneda hispanoamericanas no respetaron nunca la relación entre monedas pequeñas (medio real y un real) y monedas “grandes” (dos reales o más). Muy por el contrario, las emisiones fueron siempre de tipo “aristocrático”, es decir, preferentemente piezas de alto valor unitario (el famoso peso de ocho reales). Así, por ejemplo, en México, entre 1741 y 1802, la emisión de piezas de ocho reales representó siempre 95% del total de las emisiones de plata» Romano, 345. 37 «Hispanoamérica no contó con monedas de vellón, o de cobre o bronce, hasta la segunda década del siglo XIX, con la excepción de algunas muy modestas cantidades durante los años treinta a cincuenta del siglo XvI» Romano, 345.38 Romano, 350.

Por tanto, la pregunta sobre la función que cumplió el oro en polvo es sumamente pertinente. Se tienen algunas referencias, pero las cifras aún no han sido levantadas, de que el oro en polvo funcionó como el medio no oficial de cambio en la Nueva Granada, y principalmente en las minas y su hinterland. Este era el medio de pago con el cual los mineros efectuaban las compras o pagaban sus deudas a los comerciantes 39. Además, como desde el siglo XVI los mineros acostumbran dar a sus esclavos los domingos y otros días de festividades religiosas para que trabajaran las minas en su propio beneficio –el oro que extraían quedaba de su propiedad y lo podían gastar a su gusto–, los campos mineros, y los negros en particular, se hicieron atractivos para los pequeños comerciantes ambulantes, o los comerciantes que establecían pulperías en la región 40. De esta función del oro en polvo como medio de transacción de los negros es diciente la información suministrada por Vicente Restrepo:

Barbacoas es una ciudad muy rica por el gran número de minas de oro que se encuentran en sus contornos. Se hace allí un comercio considerable, y el oro se atrae un concurso continuo de mercaderes. La grande abundancia de éste hace a sus habitantes muy altaneros para con los de otras Provincias. Son muy entregados al juego, el que es tan fuerte y tan común entre ellos, que a falta de moneda llevan saquitos llenos de oro en polvo que apuestan sobre un naipe, por onza y aun por libra. Pesan éste cuando un jugador ha ganado o perdido, y sobre todo cuando quiere retirarse con alguna reserva 41.

39 West, 110.40 West, 87.41 vicente Restrepo, Estudio sobre las minas de oro y plata en Colombia (Medellín: faes, 1883) 77. Cursivas mías.

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Y si los negros participaron del circuito mercantil activado por el oro, se puede por lo menos imaginar la dimensión del tráfico comercial durante el siglo XVIII. Pero para reducir el posible entusiasmo, basta recordar que aún cuando el oro en polvo supliera relativamente la falta de moneda, su destino era el mismo que el de los lingotes y las monedas: el mercado internacional. Así las cosas, el oro en polvo fue un paliativo del problema estructural de la economía colonial: la ausencia de moneda. Este problema creó una esfera económica relativamente independiente de la esfera monetaria. Romano aceptando de cierta manera la propuesta de Alfons Dopsch, define esta como economía natural, empero, «La economía natural no es –como a veces se cree ingenuamente– un sistema autárquico, impermeable, cerrado. Por el contrario, se abre necesariamente a la esfera monetaria, pero a la vez es su víctima a través de la extracción del excedente» 42. Así, volvemos de nuevo al problema de la relación colonial, al que se debe enfrentar con seriedad la historia económica con el fin de superar estériles debates sobre el “subdesarrollo”, el “poco dinamismo”, el “limitado crecimiento”, y más grandilocuentes adjetivos para la economía del periodo colonial, que por momentos tienden a olvidar que están tratando con colonias y no con territorios autónomos.

Relación entre economía y moneda

Se ha visto mediante algunas referencias fragmentarias el papel que pudo haber cumplido el oro en polvo como moneda en una economía muy poco monetizada, resultado de la política de emisión de monedas de alto valor y de no emisión de monedas fraccionarias. Ante este problema pareciera harto problemático tratar de describir la relación entre la moneda y el conjunto de la economía, sin embargo, considerando algunas “señales” que dan cuenta del uso de “instrumentos” se puede imaginar con algún detalle la importancia del oro como

42 Romano, 424.

aparente motor de la economía. Las señales son el comportamiento de los precios, algunos tributos, la población, y los instrumentos el número de acuñaciones, y entre ambos –debido a la naturaleza de mercancía-dinero del oro en polvo– el nivel producción del metal.

Los precios tuvieron un comportamiento más o menos estable –crecimiento sostenido – a lo largo del siglo, con algunas pequeñas fluctuaciones hacia arriba, debido principalmente al aumento constante de los medios de pago puestos en circulación. No obstante como se vio en la sección anterior, no tuvieron que haber sido muchos los que realmente permanecieron en el virreinato. De la relación entre el crecimiento de la masa circulante y la subida de los precios fueron conscientes, como varias autoridades mercantilistas 43, varios funcionarios de la Corona. Ejemplo de esto es la reducción de la ley del metal acuñado en Popayán con lo que se consiguió atajar la inflación 44. Fue precisamente esta política la que permitió mantener relativamente estable el comportamiento de los precios. El producto anual de alcabalas (impuesto a las ventas) de Antioquia pasa de un promedio de 460 castellanos (dos pesos oro) en 1740-1744 a 609 en 1755-1759, y sube a 6218 en 1790-1794 45. En Santa Fe, las alcabalas pasan de $30000 anuales en 1761-1765 a $44200 en 1781-1785 y superan los $100000 a final de siglo 46. Los diezmos, impuesto a la producción agrícola –que como el quinto y otros gravámenes no reflejan con exactitud la producción–, muestran también un marcado crecimiento en Antioquia, donde se pasó de 4965 castellanos en 1760, a 7164 en 1776 y llegaron a 10297 en 1788; en Santa Fe su comportamiento fue el siguiente $104608 pesos en 1765; $134854 en 1775 y $165.902 en 1785 47 . La evidencia señala que el crecimiento poblacional para el conjunto de la Nueva Granada fue del orden del 1,7% anual. Crecimiento por debajo de la tasa de producción del oro de cerca del 5%. Que según las cifras de amonedación paso de un promedio anual de $290000 en 1700-1704 a $935000 en 1940-1944, hasta llegar a $1827000 en 1785-1789 48. Las cifras de producción del metal para Popayán son las siguientes: $638000 en 1700-1704, $1452000 para 1725-1729, en este punto comienza a caer hasta llegar a $564000 en 1750-1754, para luego recuperarse a un ritmo más o menos sostenido que alcanza $1908000 en 1780-1784 49.

43 Eran conscientes de esta relación antes de la aparición de la fórmula cuantitativa del dinero: QP=Mv.44 barona becerra, 131.45 Melo, 8-9. También hay que tener en cuenta tuvo lugar una importante reforma en el cobro y administración del impuesto.46 Melo, 8-9.47 Melo, 8-9.48 Melo, 349 Melo, 5

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Pero por supuesto las cifras son solamente una medida aproximada y por momentos falsa del comportamiento de la economía. Cuantitativamente pueden despertar entusiasmo y llevar a la conclusión de que el crecimiento de la producción de oro, responsable de tráficos comerciales más intensos, fue la causa, el factor principal en la formación del “mercado interno”. Mercado que ni en el siglo XIX, ni aún después se formó. Así, para terminar bastará señalar las razones por las que es imposible, aunque varios lo hagan, hablar de mercado interno colonial. Primero, un sistema comercial capaz de crear un mercado interno consiste en: 1) un tejido comercial denso, y no sólo por una red de pocas líneas mercantiles; y 2) al menos una homogeneidad relativa de precios entre los diversos puntos que lo constituyen. Segundo, ¿será posible la existencia de un mercado en un sistema en que la mayor parte de los salarios son pagados en especie y no en dinero y en el cual la anemia monetaria es problema estructural resultado de una política deliberada? Por tanto, es más conveniente hablar para la América colonial y aún después, de comercio interno y no de mercado interno, por tanto –considerando todos los problemas arriba señalados– el comercio genera «un limitado “proceso de agregación de diversos mercados regionales, pero no da lugar a la formación de un mercado único”» 50.

50 Romano, 339-342. Cursivas mías.

FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

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MIRANDA EN loS ESTADoS UNIDoS

RESUMEN

El estudio del contexto histórico de los Estados Unidos durante los viajes de personajes claves para la independencia de Colombia, en este caso Francisco de Miranda, ayuda a entender las políticas y percepciones de los independentistas y luego estadistas que participaron en las primeras relaciones internacionales entre los dos países. Se propone en este trabajo darle una dimensión histórica a las experiencias de Miranda en los Estados Unidos.

ABSTRACT

The study of the historical conditions that existed during the voyages of key figures for the Colombian independence, in this case Francisco de Miranda, can help to understand the international politics and perceptions that the revolutionaries and eventual founders of Colombia developed toward the United States and the effects of these for bilateral relations. This study attempts to add a historical perspective to the experiences of Miranda in the United States recorded in his travel journals.

1Hermann Castro Universidad Nacional de Colombia

Francisco de Miranda, Siglo XVIII, Diario de Viajero, Historia de los Estados Unidos, Historia

Diplomática de Colombia.

Palabras Claves

Francisco de Miranda, 19th century, Travel narratives, United States History, Colombian

Diplomatic History.

Keywords:

1 Estudiante de pregrado del Departamento de Historia, Universidad Nacional de Colombia

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MIRANDA EN LOS ESTADOS UNIDOS

El primer viaje, 1783-1784

Cuando Miranda desembarcó por primera vez en Carolina del Norte en julio de 1783, los Estados Unidos apenas habían logrado consolidar su independencia dos años antes con la victoria decisiva en el Asedio de Yorktown. Esta fue la última gran batalla de la guerra revolucionaria y tuvo como consecuencia directa la firma del Tratado de París en septiembre de 1783. Miranda estuvo presente durante un periodo especial de transición que vio el final de la colonia y el principio de la transformación del gobierno revolucionario, en ese entonces bajo el Congreso Continental, hacia un gobierno republicano permanente. Además ya estaban ansiosos los norteamericanos por expandir más allá de los límites existentes, cuyas fronteras occidentales (el río Misisipi) y al sur (las Floridas) se encontraban con tierras

españolas. Como punto de referencia, en esa época el área total de los Estados Unidos era menor al que ocupaban los territorios bajo la jurisdicción del Reino de la Nueva Granada.

Fue a finales del siglo XVIII que los Estados Unidos empezaron su asombroso crecimiento económico reflejado en el promedio anual de crecimiento del PNB de 3.9% a lo largo del siglo XIX y principios del XX; impresionante para una economía que empezó representando sólo una tercera parte de la poderosa economía Británica3. Algunos estudiosos del tema con razón han considerado el caso de los Estados Unidos un ejemplo extraordinario en comparación con otros países durante esa misma época4. Con certeza en 1783 la joven república estaba en los primeros pasos del ascenso económico que eventualmente alcanzaría las alturas prósperas de la Gran Bretaña y que llegaría mucho más allá en el siglo XX5.

3 Robert E. gallman, “Economic growth and Structural Change in the long Nineteenth Century”, Cambridge Economic History of the United States, vol. 2: The long nineteenth century, eds. Stanley l. Engerman, Robert E. gallman (New York: Cambridge University Press, 2000) 2. 4 leandro Prados de la Escosura aclara que aunque el atraso economico de América latina se ha medido contra el avance Norte Americano: «So far, all the views surveyed take the United States as a yardstick with which to measure latin American achievements in the nineteenth century» (470), en realidad el caso Norte Americano es excepcional aun al ser comparado con países en el sur y oriente de Europa: «british North America appears as an exceptiona example of success that cannot be used as a yardstick against which to measure latin America’s performance» (503). leandro Prados de la Escosura, “The Economic Consequences of Independence in latin America”, The Cambridge Economic History of latin America, vol.1. The Colonial Era and the Short Nineteenth Century, eds. victor bulmer-Thomas, John H. Coatsworth and Roberto Cortés Conde (Cambridge University Press, 2006) 5victor bulmer-Thomas, The Economic History of latin America Since Independence (New York: Cambridge University Press, 2007) 392.

Introducción

Es de conocimiento común para los historiadores y los internacionalistas que los Estados Unidos fueron un referente en el pensamiento y la formación estatal propuesta por los próceres y patriotas revolucionarios hispanoamericanos. Sabemos por ejemplo, que en el juicio de Antonio Nariño, sus estudios sobre la constitución de Filadelfia fueron usados

para apoyar las acusaciones en su contra. También que fue eje central en el debate sobre el federalismo y el centralismo entre 1810 y 1815, el ejemplo de gobierno federal republicano que habían adoptado los Norteamericanos. Finalmente, que fueron los Estados Unidos los primeros en reconocer la República de Colombia en 1822, algo que a su vez fue un reconocimiento explícito ante el mundo, la independencia de los países hispanoamericanos era un hecho consumado e irreversible.

Sin embargo, un aspecto poco mencionado son los viajes de independentistas como Francisco de Miranda, Manuel Torres, Simón Bolívar, Pedro Gual y Francisco de Paula Santander a la América septentrional. Aunque la falta de documentación sobre algunos viajes hace imposible conocer los pormenores; un estudio general sobre las condiciones históricas existentes en los Estados Unidos puede servir para entender las experiencias de estos personajes tan importantes. Ya que las políticas y relaciones internacionales colombianas durante la segunda década del siglo XIX dependían de las decisiones ejecutivas formuladas por personas como Bolívar, Santander, y Gual, sus experiencias en los Estados Unidos son un factor que merece aunque sea una breve mirada para entender mejor las relaciones entre los dos países2.

Este trabajo propone usar las fechas y los detalles disponibles sobre el viaje de Francisco de Miranda para entender cuáles eran las condiciones históricas de los Estados Unidos durante dicho periodo. La premisa general es que sus experiencias ayudan a entender algunas de sus decisiones políticas, como por ejemplo el hecho que regresa en 1806 y desde Nueva York emprendiera su primera ofensiva militar contra el régimen español.

2 Kenneth Waltz rescata el papel del comportamiento humano individual en las relaciones internacionales: «Accordning to the first image of international relations, the locus of the important causes of war is found in the nature and behavior of man. Wars result from selfishness, from misdirected aggressive impulses, from stupidity» factores como la percepción que formaron los independentistas sobre los Estados Unidos durante sus viajes valen la pena analizar ya que fueron estos los principales estadistas de las nuevas repúblicas y sus opiniones personales sobre los norteamericanos sin duda informaron sus decisiones relativas a ese país. Kenneth Waltz, Man, the State, and War: A theoretical analysis (New York: Columbia University Press, 2001)

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MIRANDA EN LOS ESTADOS UNIDOS

hacendadas cuyas «casas de campo que se ven por las inmediaciones [del Norte de Carolina] lucen hermosas, cómodas y espaciosas; son un exponente de las riqueza y sano gusto de sus habitantes, y también del amor y aprecio que tienen por la vida rural»11. Esté carácter rural de los Estados Unidos que observó Miranda es indicativo de uno de los dos ejes económicos de la época; la agricultura y el comercio.

En su viaje por Nueva Jersey, Miranda observa que «el territorio, a lo que se ve, esta dividido en pequeñas porciones que llaman farms, de lo que resulta que la tierra está mucho mejor cultivada y el número de casas mucho mayor»12. Estas farms o granjas de los Estados Unidos eran algo parecidas a las pequeñas haciendas de Hispanoamérica, pero por supuesto con un contexto histórico propio del sistema colonial Británico. Los granjeros yeoman13 de la colonia y los colonos de las fronteras durante el siglo XIX son un elemento clave para entender la sociedad Norteamericana; pues estos granjeros eran una especie de clase media rural que en gran parte compartían los valores de las elites14. Un ejemplo sería pensar que pocos granjeros se preocupaban por leer Montesquieu como lo hacía el aristócrata hacendado Thomas Jefferson, pero ambos, Jefferson y el granjero yeoman compartían sentimientos de individualismo, autosuficiencia, y autonomía. Esto era un resultado social del sistema colonial Británico en Norteamérica, que al contrario del sistema colonial en Hispanoamérica, era descentralizado y consensual, con un ideal de Commonwealth heredado de las guerras civiles en Inglaterra durante el siglo XVII15.

La auto-suficiencia de las granjas era tanto una ventaja como un problema: mientras los Norteamericanos del campo no requerían de un mercado para abastecer productos alimenticios, ya que entre vecinos se intercambiaban excedentes o fabricaban ellos mismos lo que necesitaban, la necesidad de manufacturas complejas siempre estaba presente y era el enlace del mundo rural con el mundo comercial urbano16. Estos dos

13 Definidos en el diccionario de oxford como: «Hombre que tiene y cultiva una pequeña hacienda; un propietario libre» (a man holding and cultivating a small landed estate; a freeholder) http://oxforddictionaries.com 14 Jack P greene, Pursuits of Happiness: The social developement of early modern british colonies and the formation of American culture (Chapel Hill: University of North Carolina Press, 1988) 188.15 greene 195-19616 Jeremy Atack, fred bateman, William N. Parker, “The farm, the farmer, and the Market” Cambridge Economic History of the United States, vol. 2: The long nineteenth century. Eds. Stanley l. Engerman, Robert E. gallman (New York: Cambridge University Press, 2000) 245-246.

Aun así, para Miranda y los ciudadanos de la época que no tuvieron nuestra ventaja retrospectiva, el comercio robusto y el fortalecimiento de la producción nacional eran temas menos tangibles que las secuelas económicas apremiantes que dejó la guerra. También las consecuencias materiales y psicológicas de la revolución, como las ruinas de fortificaciones y la muerte de soldados, que según Miranda habían dejado a una zona de Charlestón con unas 1.200 viudas6. Hubo efectos reales sobre la economía Norteamericana en general.

El primero: un golpe al comercio tanto de las exportaciones como importaciones. Los efectos negativos sobre exportaciones fueron los más serios, ya que la guerra causó o la destrucción de bienes de exportación, o su consumo para el esfuerzo bélico. Segundo: fue el fortalecimiento

de algunas industrias nacionales que se vieron obligadas a suplir lo que ya no se podía importar con facilidad7. Esto lo vio Miranda y nos dice al respecto que «como durante la guerra se produjo una escasez de manufacturas, cada vecino estableció un telar en su casa de campo donde fabricaba telas de algodón y lana para vestir a toda su familia […]»8. Entre los problemas económicos más graves que preocupaban al Congreso Continental en 1783, estaba el de la deuda tanto interna como externa. El problema de la deuda es importante porque reveló una de las falencias principales del Congreso Continental y los Artículos de Confederación; la inhabilidad de recaudar fondos de manera efectiva y eficiente. Otro problema relacionado con las deudas que se discutía en el congreso durante el viaje de Miranda, era el atraso en el pago de sueldos de los soldados revolucionarios9.

Aspectos generales sobre la sociedad se encuentran también en el diario de Miranda, como el estilo de vida de la gente común del campo, al que denomina como una «comunidad rural y feliz» en la Carolina del Sur10, o por otro lado las elites

America appears as an exceptiona example of success that cannot be used as a yardstick against which to measure latin America’s performance» (503). leandro Prados de la Escosura, “The Economic Consequences of Independence in latin America”, The Cambridge Economic History of latin America, vol.1. The Colonial Era and the Short Nineteenth Century, eds. victor bulmer-Thomas, John H. Coatsworth and Roberto Cortés Conde (Cambridge University Press, 2006)5 victor bulmer-Thomas, The Economic History of latin America Since Independence (New York: Cambridge University Press, 2007) 392.6 francisco de Miranda, Peregrinaje por el País de la libertad Racional 1783-1784: Diario de viaje a través de los Estados Unidos (Caracas: oficina Central de Información/Dirección de Publicaciones, 1976) 39 7 John J. McCusker, Russell R. Menard, The Economy of british America 1607-1789 (Chapel Hill: University of North Carolina Press, 1991) 361-364.8 Miranda, 20.9 Robert Middlekauf, The glorious Cause: The American Revolution, 1763-1789 (New York: oxford University Press, 2005) 605-607.10 Miranda, 78.

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MIRANDA EN LOS ESTADOS UNIDOS

los aristócratas durante la formación de la república20. Eran en gran parte el We the People del preámbulo de la Constitución de 1789. Miranda se dio cuenta de esta movilidad social de la clase media urbana, en especial de los nuevos ricos que aparecieron con la revolución.

En una palabra, la sociedad no se conoce aún. Lujo ostentación y algo de vanidad

son los rasgos predominantes en el carácter de los que se llaman ricos hoy. Un

joven de hace diez años hubiese llevado medias de seda, calzones de raso liso y el

pelo empolvado, no necesitaban más para arruinar su carácter para siempre.

Hoy no solamente lo llevan todos sino que aun cuando marchan embotados

y montan a caballo, usan sus medias de seda, calzones de raso, etc21.

A finales de 1784, Miranda salió de los Estados Unidos y se embarcó hacia Europa. Durante su primer viaje fue testigo del nacimiento de la república que en su segundo viaje lo recibió con aprecio y con el respeto que merece un viajero que luchó como aliado de los revolucionarios americanos en Pensacola contra los Ingleses, conoció casi todo el viejo continente, compartió la mesa con la realeza en Rusia y participó en el derrocamiento de la monarquía en Francia. Fue un verdadero gigante Hispanoamericano de la época.

El segundo viaje, 1805-1806

Cuando Miranda regreso a los Estados Unidos a finales de 1805, la política Norteamericana había cambiado enormemente desde su último viaje más de dos décadas antes. Poco se sabe de su viaje más allá de que fue una breve

20 gordon S. Wood, Empire of liberty: A history of the early republic, 1789-1815 (New York: oxford University Press, 2009) 27-30.

21 Miranda 153

mundos estaban separados por amplios territorios, los bosques Norteamericanos, que hacían de la navegación la forma de transporte y comercio más rápida, cómoda, y segura entre las antiguas colonias.

La otra realidad Norteamericana era la urbana. Las ciudades, todas con puertos propios o cercanos a ellos, se caracterizaban por el comercio. En su viaje a Boston, Miranda comenta al respecto que la ciudad «está convenientemente situada para el comercio»17 y que «la cantidad de muelles que se ven en ella indica claramente el extenso comercio que hace este puerto»18. Sus descripciones en general de las ciudades, pero en especial de Filadelfia, demuestran el impacto que tuvieron sobre el viajero cuando nos dice que: «[…] la limpieza, simetría, y extensión de las calles su iluminación por las noches, y las vigilancia de los guardias establecidos en cada esquina para seguridad y buen orden de la ciudad convierten a Filadelfia en una de las más agradables y mejor organizadas ciudades del mundo»19.

En las ciudades Norteamericanas a finales del siglo XVIII se encontraban desde los más pobres de la sociedad hasta los aristócratas más poderosos como John Hancock, el famoso comerciante revolucionario de Boston. La clase media anteriormente mencionada y conocida como los middling-sort, existían en las ciudades y al igual que sus contrapartes rurales eran pequeños propietarios trabajadores (artesanos, panaderos, albañiles, zapateros) que estaban socialmente cerca, pero por debajo de las élites. No eran obreros pues eran propietarios y no ganaban salario, pero tampoco tenían el lujo de las élites de tener espacio para el ocio.

Los miembros de esta clase media aprovecharon las oportunidades de movilidad social que aparecieron al final de la guerra en la década de 1780 e impulsaron cambios sociales importantes, porque fueron el contrapeso de

17 Miranda 16018 Miranda 15019 Miranda 53

…los Estados Unidos fueron un referente en el pensamiento y la formación estatal propuesta por los próceres y patriotas revolucionarios hispanoamericanos… los primeros en reconocer la República de Colombia en 1822…los Estados Unidos fueron un referente en el pensamiento y la formación estatal propuesta por los próceres y patriotas

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MIRANDA EN LOS ESTADOS UNIDOS

Otros ilustres colombianos que viajaron a los Estados Unidos incluyen a Simón Bolívar, quien desembarcó a finales de 1806 y alcanzó a visitar algunas ciudades antes de dirigirse a Venezuela en 1807. Pedro Gual, uno de los estadistas más importantes para Colombia, como su primer canciller, estuvo en los Estados Unidos en dos ocasiones durante 1812 cuando logró escaparse de Venezuela después de la capitulación de Caracas y el fin de la Primera República, y luego entre 1815 y 1819 cuando fue enviado como agente de la Nueva Granada23. Manuel Torres, siendo el independentista que más tiempo estuvo en los Estados Unidos, seguramente fue quien mejor entendió ese país. Sus esfuerzos como encargado de negocios de Colombia desde 1819 hasta su muerte en 1822 fueron fundamentales para lograr abastecimiento para la guerra de independencia24, y para lograr el reconocimiento de Colombia un mes antes de su muerte en julio de 1822. Viviendo como exiliado en Filadelfia luego de haber salido de la Nueva Granada durante las persecuciones que siguieron la traducción de los Derechos del Hombre, Manuel Torres se convirtió en el vocero de los independentistas y su representante más respetado.

Finalmente, Francisco de Paula Santander quien fue el último de los fundadores originales de Colombia (la primera y verdadera Colombia) en viajar a los Estados Unidos. Su viaje entre 1831 y 1832 coincidió con el viaje de Alexis de Toqueville quien, como se sabe, escribió una obra monumental de análisis histórico, político y social sobre aquel país. Su diario, aunque menos detallado que el de Miranda, nos ofrece información sobre la sociedad Norteamericana de la época y más importante aún, algunas observaciones personales sobre temas institucionales como cárceles y educación. Leer el diario de Santander en los Estados

Unidos en contraste con la obra magistral de Tocqueville, permite combinar esa información con la historia de Colombia, la Nueva Granada y los diarios de viajeros que llegaron a estos territorios en las décadas de 1820-1830, para darle al estudioso de las relaciones internacionales pistas importantes sobre las realidades sociales que influyeron en esas políticas bilaterales.

Los viajes de todos estos próceres y patriotas atestiguan unos 50 años de historia Norteamericana durante su formación como república. Como vimos en el caso de Miranda, lejos de ser viajeros anónimos todos ellos, de pronto con la excepción de Bolívar, fueron recibidos como estadistas y agentes extranjeros con acceso a personajes importantes de la política de la época. Con esta breve mirada hacia uno de estos viajes se espera despertar el interés por la historia comparada de los Estados Unidos y Colombia como forma de entender mejor sus relaciones, ya que tanto los historiadores como los internacionalistas pueden enriquecer sus investigaciones con tales ejercicios.

23 Abel Cruz Santos, Don Pedro gual: El estadista grancolombiano (Caracas: Academia Nacional de Historia, 1983) 22-24.24 Según Charles bowman, Manuel Torres fue responsable por el envío de unos 11,000 fusiles a Colombia, una cifra importante considerando el tamaño de los ejércitos de la época. Charles H. bowman, “The Activities of Manuel Torres As Purchasing Agent, 1820-1821”, Hispanic American Historical Review, vol. 48, No. 2. (May 1968) [En línea] http://www.jstor.org/stable/2510745 Consultado Mayo 21, 2009.

visita enfocada en lograr apoyo Norteamericano para su expedición a Venezuela, pero sobre las condiciones históricas de los Estados Unidos entre 1805-1806 sabemos lo suficiente para rescatar generalidades históricas que rescaten la experiencia de Miranda y las 200 almas que lo acompañaron en esa expedición desafortunada.

En 1806 los Estados Unidos habían gozado de 17 años de vida republicana bajo poder civil democrático. En las dos décadas de intervalo entre su primer y segundo viaje se había debatido el problema del federalismo y el resultado de esos debates le dieron forma a la Constitución que por más de 200 años ha dirigido el destino de esa nación. Los 13 estados originales, se habían convertido en 17, con las adiciones de Vermont, Tennessee, Kentucky y Ohio, cuyas ubicaciones geográficas evidencian las tendencias de expansión hacia el oeste, aunque mayor evidencia fue la compra del territorio de Louisiana hecha en 1803, que duplicó el territorio Norteamericano y abrió las puertas al expansionismo continental a lo largo del siglo XIX. El presidente en 1806 era Thomas Jefferson, tercer presidente después de George Washington y John Adams, y el espíritu de los tiempos estaba marcado por los efectos de la Revolución Francesa y la influencia de Napoleón. Ya que las relaciones entre los Estados Unidos y España atravesaban un periodo complicado, Miranda cuyas ideas de independencia eran muy bien conocidas, fue bienvenido en la nueva ciudad de Washington y recibido por sus más prestigiosos residentes. Miranda se entrevistó y cenó con el presidente Jefferson y se reunió en numerosas ocasiones con el entonces Secretario de Estado, James Madison22.

En sus dos viajes, Miranda tuvo el privilegio único entre los Hispanoamericanos de haber conocido personalmente los principales fundadores de los Estados Unidos, como lo fueron George Washington, Thomas Jefferson, Thomas Paine, Alexander Hamilton, Samuel Adams, John Hancock, James Madison, Edward Rutledge (firmante de la declaración de independencia), Benjamin Rush (firmante de la declaración de independencia), el Baron Von Steuben (prusiano y General revolucionario celebrado por ser quien le dio disciplina y entrenamiento militar a las tropas de Washington), y Henry Knox (General revolucionario y primer Secretario de Guerra), todos ellos lo atendieron como caballero y en algunos casos como amigo. Me atrevo a decir que ellos a su vez fueron igualmente afortunados de haberlo conocido.

22 Taylor E. Parks, Colombia and the United States, 1765-1934 (New York: Arno Press & The New York Times, 1970) 50.

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FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

1. Fuentes primarias

Impresas

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Salcedo-Bastardo. Caracas: Oficina Central de Información/Dirección de Publicaciones, 1976.

2. Fuentes secundarias

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NovEDADES

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NOVEDADES HISTORIOGRÁFICAS

NovEDADES HISToRIogRÁfICASTatiana Roncancio 1

Universidad Nacional de Colombia

Gélvez Higera, Rubén. José Eusebio Caro y la “Mecánica Social”: el liberalismo de un conservador. Bogotá: Tesis de grado para optar por el título de Magister en Historia. Universidad Nacional de Colombia, 2010.

Para el conjunto de la historiografía del pensamiento político colombiano, la influencia determinante en las ideas del poeta, periodista y político santandereano José Eusebio Caro estaba dada por el influjo positivista francés, en particular por la figura del padre de la sociología, Augusto Comte. Se decía de Caro, personaje ilustre en el nacimiento de la República y en la primera mitad del siglo XIX, entre otras cosas, por ser el fundador del Partido Conservador, que era uno de los primeros pensadores en América del sur, si no el primero, en adoptar un pensamiento positivista y en religar las corrientes entonces sobresalientes en Francia a la realidad de un país suramericano. Los estudiosos de Caro coinciden en su solidez intelectual y en el hallazgo de una voz muy propia en sus escritos que supera la mera repetición y la simple opinión.

Para filósofos e historiadores que han estudiado la obra del colombiano, la influencia de Augusto Comte en el pensamiento de José Eusebio Caro es considerada como obvia; esta evidencia está sustentada en el método que usa Caro: la adopción de conceptos propios de la física para la observación de hechos humanos. La contundencia de estas

afirmaciones, sin embargo, no está sustentada en suficientes referencias explícitas al autor francés en la obra temprana de Caro. Estas deficiencias son atribuidas en parte a la dificultad para acceder a sus escritos tempranos y en parte a una transformación en su pensamiento, lo cual deja sobre la mesa una especie de división en el pensamiento de Caro, el cual habría atravesado por tres etapas: la primera, positivista, en la que se deja sentir el influjo de Augusto Comte y de las ideas utilitaristas de Bentham; la intermedia, en la que se ubica una especie de negación de la primera y en la cual predominan ideas tradicionalistas y conservadoras, etapa que por lo demás fue la que buscó privilegiar su hijo Miguel Antonio Caro; y, finalmente, una tercera etapa que consistiría en un retorno a la primera, y en la cual se pueden ubicar con exactitud las referencias a Augusto Comte.

En 2002 el Instituto Caro y Cuervo editó una obra temprana de Caro titulada Mecánica Social, texto hasta entonces desconocido en los círculos académicos y editado por la filósofa Esther Juliana Vargas Arbeláez, quien también introduce el texto. La Mecánica Social constituye, en palabras de Vargas, la prueba concluyente de la influencia de Comte en el pensamiento del Caro joven, lo cual se constituye en «una prueba incontestable de la recepción del positivismo de Comte en Colombia, acaso la primera que se diera en la historia de las ideas de nuestro país, tanto de manera sistemática, como metódica y crítica» 2.

1 Estudiante de pregrado del Departamento de Historia, Universidad Nacional de Colombia

En la lectura y análisis de la Mecánica Social, Rubén Gélvez descubre que una de las referencias principales de ésta obra es el Tratado de legislación o exposición de las leyes generales con arreglo a las cuales prosperan, decaen o se estancan los pueblos, cuyo autor es Carlos Comte. La adopción de la teoría moral de Carlos Comte por parte de José Eusebio Caro es la demostración que se hace a lo largo de ésta tesis a través del análisis minucioso tanto de la Mecánica Social como de la comparación de las teorías de Carlos Comte y de Augusto Comte (el padre del positivismo), teorías que vistas comparativamente se evidencian como opuestas entre sí.

Así, la tesis de Gélvez es una sacudida a la historiografía del pensamiento político colombiano en cuanto falsea la tesis de que José Eusebio Caro fue uno de los primeros positivistas suramericanos y el primer colombiano en adoptar el método positivo, pues la Mecánica Social bebe del pensamiento de Carlos Comte, que no fue positivista sino un filósofo liberal radical francés de principios del siglo XIX, una de cuyas diferencias determinantes, tal como lo explica Gélvez de forma suficiente en su tesis, es la concepción de la moral no como un conjunto de preceptos o máximas que imponen deberes, sino como una ciencia descriptiva basada en la observación de los hechos (causas y efectos), como cualquier otra ciencia física. La influencia de Augusto

2 José Eusebio Caro, Mecánica social o teoría del movimiento humano considerado en su naturaleza, en sus efectos y en sus causas. Instituto Caro y Cuervo. bogotá. Pag. 26. Citado por gélvez p. 18

Comte y de su positivismo, concluye Gélvez, no aparece en el pensamiento de José Eusebio Caro hasta poco antes de 1850 y, por lo tanto, la primera etapa de Caro no es positivista.

Estas constataciones no sólo proponen una revaloración del personaje, del papel y las ideas de José Eusebio Caro, sino que plantean nuevos interrogantes que hasta ahora la historiografía ha descuidado, tales como el papel del pensamiento liberal francés en la Nueva Granada y el papel de la fisiología en la ciencia social colombiana del siglo XIX. La tesis de Gélvez contribuye a poner un piso más firme en la comprensión de las ideas que modelaron la construcción de la nación en Colombia, pues este descubrimiento tiene unos alcances que se proyectan en un modelo de nación que fue concebido por José Eusebio Caro y que fue consolidado por su hijo Miguel Antonio, perspectiva sin duda útil que aporta en el camino de quienes buscan encontrar elementos para una comprensión de conjunto de la formación del Estado nación en Colombia.

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117.REVISTA GOLIARDOS XIV .

COMENTARIO DE LA PELÍCULA: EL GRAN CONCIERTO

en los actos de represión más fuertes y en las amenazas del destierro a Siberia. En la película, la negación de entregar a los integrantes judíos por parte de la orquesta llevó a la destrucción, sin fundamentos, de la misma por parte del régimen.

En la transformación, donde se esperaría un cambio profundo en la conducta, la respuesta es la misma: la imposibilidad de reunión de que aquellos que anteriormente habían constituido una unidad musical tan notable, lo que impulsa al antiguo director a buscar desesperadamente la forma de sortear dichos obstáculos.

En los dos tiempos, aquellos actos de superiores más inmediatos quienes se ven a sí mismos como la encarnación del poder, son los que impiden la reunión de la orquesta: estos, a razón de su posición, pueden desatender incluso el sentido estético que les indica la calidad de lo que se estaba gestando y fragmentarlo. El talento de la orquesta no tiene ningún peso en las decisiones tomadas en la defensa de un ideal o de un cargo burocrático, que por lo menos en esta ocasión terminan siendo lo mismo.

En este sentido la película no solamente indica la historia de una orquesta fragmentada por un régimen, indica por lo demás una historia que se ha repetido continuamente en los estados modernos: desde la eliminación rusa

de la propia intelectualidad por el régimen estalinista en la primera mitad del siglo XX, hasta el macartismo estadounidense de mediados de siglo, asistimos a actos de fuerte represión frente a aquellas apuestas científicas o artísticas que se piensan distintas a los ideales que caracterizan a un régimen, independientemente de las certezas que con ellas podamos adquirir o de la belleza que posean.

El gran concierto invita a reflexionar sobre este hecho, a pensar sistemáticamente en las razones que permitan explicar el porqué de nuestro comportamiento violento y represivo cuando vemos que las bases de lo que juzgamos nos identifica, como un ideal o un cargo, se comienzan a poner ligeramente en cuestión: en el caso de la película, tanto el defensor del régimen soviético como el director del Bolshoi en la Rusia actual actuaron siguiendo un esquema común de comportamiento así no hayan defendido los mismos intereses. Es tarea de las Ciencias Humanas en general y de la Historia en particular lograr comprender este proceso; esta es, en última instancia, una de las tareas que tenemos por delante como científicos sociales.

CoMENTARIo DE lA PElíCUlA: El gran concierto

Mihaleanu, Radu. (Dir.) El gran concierto. [Película] Francia: Oï Oï Oï Productions, Les Productions du Trésor, France 3 Cinéma, (2010)

La música, la comedia y el drama se entremezclan en una emocionante e intensa historia titulada El gran concierto —tan sencilla como impactante para los espectadores— del director rumano Radu Mihaleanu.

La trama gira entorno a los sueños perdidos de un antiguo director de orquesta, Andreï Semoinovitch Filipov, quien pierde su cargo en el Bolshoi, el más grande teatro de la Unión Soviética, protegiendo a los músicos judíos que integraban su orquesta de las tentativas de destierro y exclusión del régimen. Treinta años más tarde, Ardreï permanece en el Bolshoi pero esta vez haciendo parte del servicio de limpieza. La esperanza reaparece en la vida del antiguo director cuando encuentra un fax dirigido por el teatro Châtelet de parís invitando a la orquesta del Bolshoi a tocar: este es el momento en el que Andreï busca reagrupar a su orquesta para cumplir su sueño.

La música es un componente fundamental en la narración de la historia. El continuo transitar de las obras clásicas de Tchaikovsky, Paganini y música étnica de distintas culturas acompañan cada acto y son, por demás,

Daniel Pérez 1

Universidad Nacional de Colombia

el centro de gravedad sobre el que gira la historia. Los encuentros de los músicos, la cultura de los integrantes y la búsqueda constante de una armonía perfecta que llevó a la fragmentación de la orquesta se recrean, también, en la música que Armand Armar escribe para la película.

El elenco actoral, por su parte, dirige al espectador a los cambios emocionales que guían la película. Desde los parlamentos y los actos más graciosos propios de la comedia hasta las escenas más dramáticas, los actores mantienen una extraordinaria precisión en la personificación de sus personajes. Por otro lado, el acompañamiento de Flashback con música funciona muy bien para llevar al espectador a la mayor tensión en algunas secuencias.

La película describe una realidad vivida en el régimen soviético en transformación hacia la Rusia actual, en un proceso en el cual persisten acciones represivas que no se pueden achacar a un régimen político solamente. En medio de este vórtice se encuentra la orquesta de Andreï y su sueño: el motor que impulsó al director a proteger a los músicos judíos radica en su obsesión por la armonía perfecta. Sin embargo, los directores del régimen soviético no logran entender este hecho y perciben en cambio una continua sensación de traición a causa de la religión de los músicos que se ve reflejada

1 Estudiante de pregrado del Departamento de Historia, Universidad Nacional de Colombia

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118 . XIV REVISTA GOLIARDOS . 119. REVISTA GOLIARDOS . Año 18 . Número XIV . Primer semestre de 2011 . ISSN: 2145-986X .

PRESENTACIóN DE golIARDoS, Nº 12

Mauricio Archila NeiraProfesor Titular,

Departamento de HistoriaUniversidad Nacional de Colombia, Sede

Bogotá

Agradezco a los editores de la revista Goliardos por proponerme como presentador del Nº 12, honor que me hacen; trataré de no defraudarlos. Con tal fin haré un breve recuento de la historia de la revista para luego abordar el actual número y extraer finalmente algunas líneas gruesas sobre su trayectoria y hacer sugerencias sobre su futuro.

Pues bien, la revista de “estudiantes de Historia de la Universidad Nacional” arrancó en diciembre de 1993, un año y medio después de reiniciada la carrera —tema cuyos ires y venires requeriría otra presentación—. Escogieron el nombre de Goliardos por las referencias que el profesor Abel López les hizo en la clase de Historia de la Edad Media sobre unos estudiantes (y clérigos) medievales rebeldes —anarquistas los designa anacrónicamente un medievalista— medio bohemios y, según algún diccionario, también poetas. No me voy a detener en los prejuicios medievales que identificaban la rebeldía con la vida disipada y ésta con la poesía, sino en la significación de la escogencia del nombre. Era clara la intención de retomar una “tradición rebelde” medieval, para identificarse en el presente como estudiantes de Clío. Claro que en las páginas editoriales del primer número se hace el esfuerzo de separarse de la connotación “anarquista” que podrían tener los Goliardos medievales. Después se supo que también así se designaron en los años 60 del siglo pasado las juventudes comunistas italianas (¡el partido de Antonio Gramsci!). De haber sabido eso en 1993 seguramente el mencionado editorial se hubiera gastado otro buen número de líneas para deslindarse de otros terrenos políticos. En fin, Goliardos arranca con la invención de una tradición rebelde estudiantil en la carrera de Historia y eso va a marcar su devenir.

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120 . XIV REVISTA GOLIARDOS . 121.REVISTA GOLIARDOS XIV .

Del número 7 no puedo decir nada pues nunca lo recibí y curiosamente no encontré una copia en nuestro centro de documentación —¿fue virtual, o una edición fantasma?—. El número 8, publicado en 2001 (por las épocas del Primer Encuentro Estudiantil Latinoamericano en Villa de Leyva), tiene otro comité editorial y en la carátula se reclama revista “de Grupos de Trabajo” del Departamento de Historia, aunque en la bandera interna se vuelve a la fórmula de revista “de estudiantes de la carrera”. ¿Son problemas de identidad de la revista o simples argucias editoriales para ganar más espacio académico? No sé. En todo caso este número contó con contribuciones originales de Joseph Fontana, consolidando el salto “internacional” de los estudiantes de Historia (hasta ese momento había contribuciones de profesores, pero criollos).

El número 9 (editado el segundo semestre de 2002) continúa esa apertura internacional. En su editorial (hecho por un comité en el que cambian algunos nombres) reconoce el impacto global de los eventos de las torres gemelas de Nueva York en el año anterior y consecuentemente se incluye un par de traducciones del intelectual palestino Edward Said. El número 10, publicado en 2003 —es decir que parecía regularizarse anualmente— cambia de formato a uno más pequeño, tipo libro. Además de la forma, dos cosas llaman mi atención en este número: el que se regrese a un eje temático —aprendizaje y enseñanza de la historia— y que en la carátula se lance la consigna famosa de Walter Benjamin: «por una historia a contrapelo». Para ratificar esta propuesta se publican las Tesis sobre la Historia del pensador alemán como primer artículo. Y luego vienen abundantes artículos de profesores y estudiantes sobre el tema de dossier

En el año 1995 se sacan dos números y aparece la figura de comité editorial, colectivizando la responsabilidad editorial que recaía en Mario Barbosa (quien había estudiado periodismo antes de entrar a la carrera y era unos años mayor que el resto por lo que le decían el “abuelo”; no sobra recordar que fue nuestro primer graduado y hoy es profesor de planta de una de las sedes de la Universidad Metropolitana de la ciudad de México). En todo caso parecía que la revista se había semestralizado como se prometía en su convocatoria. Pero no fue así, los siguientes números (4 y 5) fueron anuales. Pero en todo caso la iniciativa estudiantil no había muerto como desafortunadamente ocurre con muchas revistas de este género. En términos de temas, también hubo una novedad en el número 4 (1996), pues se presentó un dossier sobre biografías, pero luego de esta experiencia (que fue muy bien recibida en el medio universitario) la revista volvió al tema libre que la caracterizaba, salvo un número posterior que veremos. Y en el número 5 (1997) hubo otra novedad, esta vez de tipo gráfico: la portada fue en colores y más bien sicodélica. Además ese fue el último número editado por nuestra primera generación de historiadores (de la segunda fase de la carrera, es bueno aclarar, porque realmente la primera generación se graduó en los años 60).

El cambio generacional sin duda afectó la periodicidad de la revista, por lo que tendremos que esperar tres años para el siguiente número (6, editado en 2000). En su editorial además de agradecerle el legado a la primera generación, se afirma que la tradición de ser una revista de estudiantes de historia se mantendrá pero se hace un llamado a la colaboración interdisciplinar de estudiantes de otras carreras sociales. En la bandera interna de la revista, sin embargo, se señala que es una revista “de un grupo de investigadores” de la Universidad Nacional. Es otro perfil. Sin embargo, se insiste en que “Goliardos es un espacio académico que está en permanente autocrítica y reformulación, por ello no es un lugar acabado en el cual se puedan refugiar ortodoxias (e) ideologías…”. En fin, el espíritu rebelde seguía marcando la identidad de la revista, pero ya no era tan claro que fuera una revista de “estudiantes” de la carrera.

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Y por último la gran continuidad de la revistas radica en el espíritu rebelde de los goliardos medievales que atraviesa todos los números.

En cuanto a los cambios no me voy a detener en los de forma, sino en algunos de fondo. El primero es la cambiante identidad de la revista. Si bien se mantiene la referencia a los estudiantes de la carrera, a veces se quiso invocar a otros de otras disciplinas, a los “investigadores” en sentido amplio (lo que incluía estudiantes de posgrado y profesores), a los grupos de trabajo o a las líneas de investigación del Departamento. El número que hoy presentamos tiene en la carátula un subtítulo llamativo: “Revista Estudiantil de Investigaciones Históricas”, claro que en la bandera interna se vuelve a la clásica forma de “Revista de Estudiantes de Historia”.

Lo curioso de este número 12 es que es el primero en el que solo escriben estudiantes de nuestra carrera (algunos ya egresados es cierto) y no hay colaboración de profesores ni de estudiantes de otras carreras de historia o de sociales, aunque también por primera vez aparece la figura de “profesor editor”. También por primera vez se publican en forma clara y extensa las normas para la presentación de artículos, se dan los créditos de las autoridades de la Universidad y de la Facultad, y aparece en la carátula el Número ISSN. Todo ello refleja un nuevo intento de formalización de la revista. Lo cual es loable, pero puede ofrecer problemas de identidad de la revista, que no son nuevos pero sobre los que quiero llamar la atención. Es asunto de los grupos que la editan tomar las decisiones, pero creo que se debe definir si es solo de estudiantes de la carrera o si es una revista Estudiantil de Investigaciones

La consigna «por una historia a contrapelo» no duró sino un número —lo cual no quiere decir que no se practique—. Así en el Nº 11 de 2006 —un nuevo salto de tres años— se vuelve a la fórmula simple de “Publicación de los Estudiantes de Historia”, aunque en la misma carátula —la más barroca de todas— se hace referencia a los fundadores de la nueva historia social Bloch y Febvre, mientras en los extremos hay rostros de Gramsci, Stalin y Trotsky. Juzguen ustedes el mensaje que se quería transmitir. También se retorna a la temática libre. La preocupación por el presente aflora de nuevo en el editorial, pero ahora en forma local, como crítica a la reforma que había emprendido Marco Palacios en su segunda rectoría. También se volvía sobre las líneas de investigación del Departamento y, como propuesta de largo aliento, se proponía que la revista publicara partes de tesis e investigaciones ligadas a dichas líneas.

Y, bueno, así llegamos al número que hoy lanzamos, cuatro años después del anterior. Antes de abordarlo brevemente, digamos algunas continuidades y cambios sufridos en casi 17 años de existencia. Lo primero es alabar que Goliardos haya sobrevivido, a pesar de los preocupantes saltos temporales. Pero que haya durado es una cosa no muy común en revistas estudiantiles, cuyos nombres son innumerables y mejor no evocarlos para no convocar fantasmas y no alargarnos hoy. Lo segundo es que, con algunos vaivenes, la revista ha reflejado los énfasis disciplinarios en nuestra carrera y Departamento, que no necesariamente corresponden a las “líneas de investigación”, desigualmente formalizadas. Así los ejes centrales de la revista han sido: la historia social (o tal vez socio-cultural), preocupación por el presente como clave de lectura del pasado, iluminación del trabajo histórico por teorías críticas, entre otras.

...Yo solo sugiero pensar que no siempre la formalización de una revista estudiantil la consolida —el deber ser de la escritura de la historia—, de pronto la lanza a un punto intermedio entre revista estudiantil informal y crítica, y una con pretensiones de revista indexada por Colciencias, es decir a ser un Anuario en chiquito. La pasión —el querer ser de escribir la historia— no se puede perder, así implique sacrificar ciertas

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En este punto voy a tomar una metáfora prestada. Por estos días un estudiante de pregrado, en un ensayo sobre el debate entre E. P. Thompson y Perry Anderson a propósito de la diatriba del primero contra Althusser en Miseria de la Teoría, decía algo muy sabio: que Thompson escribe como quisiéramos escribir, con pasión; mientras Anderson lo hace como deberíamos escribir, con una mirada más racional y académica. Creo que es posible escribir con ambas dimensiones —el deseo y el deber—, al fin y al cabo somos pasión y razón. Esa es una buena lección para nuestro oficio y nuestras publicaciones.

Retornando a la revista, creo que los grupos estudiantiles deben discutir su perfil y actualizar su identidad. No nos corresponde a los profesores decidir. Yo solo sugiero pensar que no siempre la formalización de una revista estudiantil la consolida —el deber ser de la escritura de la historia—, de pronto la lanza a un punto intermedio entre revista estudiantil informal y crítica, y una con pretensiones de revista indexada por Colciencias, es decir a ser un Anuario en chiquito. La pasión —el querer ser de escribir la historia— no se puede perder, así implique sacrificar ciertas formalizaciones. Por eso retorno a la imagen rebelde de los goliardos medievales, que en buena hora definió el origen y la trayectoria de la revista, y cuyo número 12 en buena hora hoy lanzamos. Brindemos por una larga vida para Goliardos, y hagámoslo a continuación con una copa de vino, pues al fin y al cabo, como dirían los bohemios medievales: «In Vino Veritas».

Bogotá, 4 de noviembre de 2010

Históricas. Ambas propuestas tienen sus pros y contras: la primera es más identitaria pero puede sugerir un cierto ensimismamiento —y la carátula con una foto del corredor del Departamento lo puede reafirmar—, mientras la segunda es más universal pero puede diluir la identidad básica y hacer de la revista algo indefinido, algo así como un Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura en chiquito.

Y la verdad esta última fue la impresión que me causaron los cuatro artículos que este número incluye. Son ensayos más extensos de los que se solían publicar, que reflejan temáticas que se trabajan en el Departamento. Hago un breve recuento de su contenido: en primera instancia Robinson López hace una lectura de las ideas de Gaitán sobre salud e higiene —es decir, su propuesta biopolítica—, lectura inspirada en Foucault y Sandra Pedraza. Luego viene una audaz y discutible comparación realizada por Oscar Murillo entre los populismos de Perón y Chávez, en la que a pesar de las diferencias espacio-temporales los compara a partir de tres variables: liderazgo personalista, dignidad simbólica por medidas redistributivas, y nuevos escenarios de movilización social. En tercer lugar, Javier Fernando Torres hace un breve recorrido por las visiones liberales y conservadoras, apoyado en las Constituciones de 1863 y 1886, sobre la mujer en la segunda mitad del siglo XIX. Por último, Fernanda Espinosa realiza un recuento de los primeros de mayo en Colombia entre 1914 y 1926, en los que hay novedosas fuentes pero en medio de una narración difícil y algo reiterativa. Tendría muchos comentarios puntuales a cada contribución pero el tiempo no da para formularlos en público.

Son artículos, no siempre resultado de las monografías de grado, que expresan inquietudes historiográficas de primer orden y tienen inspiraciones teóricas distintas, pero críticas. En algunos son más claras, aunque no siempre se logran articular a la narrativa. Pero en general, salvo el tercero, son más pretenciosos que los tradicionalmente publicados, cosa que no es mala, pero que a veces no se logra satisfactoriamente. Y por momentos, pecan por desconocer la historiografía previa sobre el tema, con lo que la prometida novedad pierde fuerza. La forma de escritura también es desigual, hay algunos problemas de digitación, la lógica argumentativa por ratos es confusa y en algún caso hay varias frases que se repiten, asuntos que se hubieran podido evitar con una previa corrección de estilo. Pero más que esos asuntos de forma, quisiera resaltar una añoranza con este número: extraño la aparición de dibujos de cierto barroco popular o sicodélicos, de crónicas breves sobre nuestro pasado y presente, la presencia de poemas o de cuentos. En fin añoro la veta poética e irreverente de los primeros Goliardos (me refiero no tanto a los bohemios medievales sino a los primeros números de la revista).

...Yo solo sugiero pensar que no siempre la formalización de una revista estudiantil la consolida —el deber ser de la escritura de la historia—, de pronto la lanza a un punto intermedio entre revista estudiantil informal y crítica, y una con pretensiones de revista indexada por Colciencias, es decir a ser un Anuario en

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PARÁMETRoS gENERAlES PARA lA PRESENTACIóN DE TEXToS

La Revista Estudiantil de Investigaciones Históricas GOLIARDOS, publicación de los estudiantes del departamento de Historia de la Universidad Nacional de Colombia-sede Bogotá, es de carácter académico con una frecuencia semestral, y busca visualizar el producto de los ejercicios prácticos y reflexivos de los estudiantes y la comunidad académica en general interesada en los estudios históricos, generando un espacio para la difusión y el debate académico.

Tipología de documentos recibidos

La revista GOLIARDOS publica artículos inéditos producto de ejercicios de investigación y reflexión sobre la Historia en diversos campos del conocimiento, que cumplan con los parámetros básicos de la investigación histórica:

I. Ensayos.

II. Reflexiones y aportes teóricos sobre el quehacer histórico.

III. Debates historiográficos.

IV. Reseñas de libros no mayores a 5 años de ser publicados, a menos

que su reflexión lo amerite.

V. Con el fin de hacer visibles y difundir las tesis y trabajos monográficos

de pregrado, maestría y doctorado, recibiremos reseñas sobre los

mismos.

VI. Las editoriales o autores podrán remitir sus libros recientemente

publicados para que el comité editorial de la revista se encargue de

realizar una reseña sobre el mismo.

VII. Entrevistas académicas.

VIII. Trascripción de documentos inéditos con su respectiva crítica de

fuente.

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…los esclavos encontraron una fuerza cohesiva compuesta por el créole y vudú… persistiendo aún hasta nuestros días como parte fundamental en la tradición nacional haitiana…

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Parámetros editoriales

I. Los trabajos se presentarán en letra Times New Roman tamaño 12

en formato carta a 1.5 interlineado, con margen de 3 cms.

II. Cada texto incluye un resumen en español e inglés que no supere las

200 palabras y hasta 8 palabras claves en español e inglés.

III. Los títulos de las subdivisiones del texto se harán en minúsculas y

negrita.

IV. Las notas a pie de página se harán en letra Times New Roman a

espacio sencillo con numeración en tipos arábigos.

V. La bibliografía del artículo se hará en orden alfabético y con sangría

francesa.

VI. Uso de comillas: las citas textuales dentro del texto se harán en

comillas angulares, siguiendo los criterios del Diccionario Panhispánico

de dudas (« »); reservando las comillas dobles (“ ”) y simples (‘ ’), en

el caso en que se deba entrecomillar una cita dentro de la cita; por

ejemplo: «Antonio me dijo: “Vaya ‘cacharro’ que se ha comprado

Julián”» (Ejemplo tomado del Diccionario Panhispánico de dudas). Para

usar el modo abreviado de Word: Alt. + 174 («) y Alt. + 175 (»).

VII. Fuera de la cita, las comillas dobles se usarán para indicar palabras o

expresiones impropias, vulgares y usos irónicos o de sentido especial.

VIII. Las citas textuales de más de 4 renglones se harán en párrafo

aparte con sangría al lado izquierdo y en letra tamaño 11.

IX. El uso de letra itálica o cursiva se reserva para: títulos en la

bibliografía, notas al pie o en el texto; locuciones en otro idioma;

términos técnicos o neologismos; señalar géneros o especies;

distinción de palabras clave; títulos de películas, programas de radio

o televisión, nombres de manifestaciones artísticas; o para señalar las

preguntas de una entrevista.

X. El uso de la negrita se reserva para los títulos en general.

XI. El uso de los signos de incisos (paréntesis, corchetes, rayas y

guiones): se usa el paréntesis ( ) para aclaraciones, incisos, referencias

bibliográficas, fechas y siglas o acrónimos; los corchetes [ ] se usan para

encuadrar un texto dentro de un paréntesis, para adiciones hechas

Evaluación

Cada artículo postulado se someterá a una fase de evaluación en la que se verificará el cumplimiento de los parámetros básicos de uso de fuentes y rigurosidad académica del ejercicio de escritura de la Historia; si cumple con dichos requisitos, será remitido a dos evaluadores competentes anónimos, quienes emitirán uno de los siguientes conceptos: aprobado, aprobado con cambios o no aprobado; será obligación del autor realizar los cambios sugeridos por los evaluadores para que su artículo sea publicado en la revista. Así mismo, el comité editorial se reserva el derecho de hacer correcciones mínimas de estilo.

Envío y presentación

Los artículos deben ser enviados a la dirección electrónica de la revista: [email protected] en formato Word (.doc, .docx, .rtf), letra Times New Roman tamaño 12, formato carta a 1.5 interlineado, margen de 3 cms (ver parámetros editoriales). Las imágenes o tablas deben ser enviadas por separado en formato digital (.jpg, .png,) en resolución alta o media y con especificación de la parte del texto donde deben ser incrustadas.

Los autores que envíen sus artículos a la revista GOLIARDOS se responsabilizan por la autoría y originalidad del texto enviado; autorizan además su reproducción y publicación en cualquier medio impreso o digital con el fin de hacer un trabajo efectivo de difusión y circulación. La inclusión de un artículo publicado en la revista GOLIARDOS en otra publicación debe hacerse bajo autorización previa del comité editorial. Los autores se responsabilizan por adquirir los permisos de publicación y reproducción de imágenes, ilustraciones, figuras y citas que contengan gran contenido de un texto, en caso de que fuese necesario.

Los artículos constan de título, subtítulo, autor(es), filiación institucional, resumen analítico y palabras clave en inglés y español (en caso de no poder efectuar la traducción se deberá informar al comité editorial para que éste encuentre a un especialista para ello), texto del artículo, bibliografía, tablas e imágenes con su respectiva cita o leyenda. Los datos del autor se entregarán en documento adjunto señalando el nombre completo, teléfonos, dirección de correo, filiación institucional, y fecha de remisión del texto.

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B: Apellido(s), Nombre. Título completo. Ciudad: Editorial, año.

P: 15Nombre Apellido(s), Título completo (Ciudad: Editorial, año), 66.

Un autor con dos o más publicaciones:

B: Apellido(s), Nombre. Título completo. Ciudad: Editorial, año.

-----, ed. Título completo Ciudad: Editorial, año.

P: 1Nombre Apellido(s), Título completo (Ciudad: Editorial, año), 66.

2Nombre Apellido, dos o tres palabras del título, 55.

3Apellido, otro título, 44.

Autor como editor (ed.), compilador (comp.) o traductor (trad.):

B: Apellido(s), Nombre, ed. Título completo. Ciudad: Editorial, año.

P: 6Apellido, Nombre, ed. Título completo (Ciudad: Editorial, año)

Dos autores:

B: Apellido(s), Nombre, y Nombre Apellido(s). Título completo. Ciudad: Editorial, año.

P: 17Nombre Apellido(s) y Nombre Apellido(s), Título completo (Ciudad: Editorial, año), 66.

Tres o más autores:

B: Apellido(s), Nombre; Nombre Apellido(s), et al. Título completo. Ciudad: Editorial, año.

P: 7Nombre Apellido(s) et al., Título completo (Ciudad: Editorial, año), 66.

Un solo autor:

LIBRO:por el autor de transcripciones literales que no aparecen en el original

y para indicar con puntos suspensivos […] la supresión de un texto

trascrito; la raya — es más larga que el signo menos – y que el guión -,

y sirve para aislar una información con un énfasis mayor que la coma,

también para señalar las líneas de un diálogo. El guión debe usarse

para separar componentes, por ejemplo, en palabras compuestas.

XII. Los acrónimos se usarán siempre y cuando luego de la frase

completa en su primera aparición se señale entre paréntesis la sigla,

haciendo saber que se utilizará a lo largo del texto. Por ejemplo: «La

Organización de los Estados Americanos (OEA) se creó en mayo de

1948»

XIII. Todas las imágenes, tablas, ilustraciones, mapas o figuras que se

adjunten, deberán tener una referencia a pie y deben estar numerados

secuencialmente.

XIV. La bibliografía se organizará en fuentes primarias y secundarias.

Las fuentes primarias se subdividirán teniendo en cuenta la

respectiva clasificación (archivos, entrevistas, periódicos, etc.); las

fuentes secundarias se subdividirán en generales y teóricas según la

conveniencia.

Pautas de citación y bibliografía

La revista GOLIARDOS usa como base para el estilo de citación y bibliografía una adaptación de la Modern Languaje Assosiation of America, disponible en línea: http://www.utoledo.edu/library/help/guides/docs/MLAstyle.pdf

No se usa Ibíd., Ibidem u Op. Cit. Las abreviaciones usadas son: ed. (editor) et al. (y todos), reseña de (Res. de), traductor (Trad.), coord. (Coordinador) En caso de haber dos autores con el mismo apellido en las citas a pie de página, ponemos los dos apellidos y así sucesivamente. Si es necesario subrayar la fecha de la primera edición se pone en corchetes cuadrados el año de esta frente al año de la edición consultada. Ej. [1984]

Para referirnos a la bibliografía usaremos B, para referirnos a notas a pie de página P. Usamos un número en superíndice para simular la citación.

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PUBLICACIONES PERIÓRICAS O SERIADASArtículo en revista:

B: Apellido(s), Nombre. “Título artículo”. Título revista Vol.: Nº (año): 45-90.

P: 34Nombre Apellido(s), “Título artículo”, Título revista Vol.: Nº (año): 45.

Artículo de magazín:

B: Apellido(s), Nombre. “Título artículo”. Título magazín, Ciudad, día y mes, año. 20-65.

P: 15Nombre Apellido(s), “Título artículo”. Título magazín, Ciudad, día y mes, año. 27.

Artículo de prensa:

B: A pellido(s), Nombre. “Título artículo”. Título periódico, Ciudad, día y mes, año.

P: 18Nombre Apellido(s), “Título artículo”, Título periódico, Ciudad, día y mes, año, D-3.

Editorial de periódico:

B: Apellido(s), Nombre. “Título de la editorial”. Editorial. Título periódico, Ciudad, día y mes, año, 4-6.

P: 18 Nombre Apellido(s). “Título de la editorial” editorial. Título periódico, Ciudad, día y mes, año, 5.

Reseña:

B: Apellido(s), Nombre. Reseña de Título completo de Nombre Apellido, Título de publicación donde aparece la reseña Vol.: Nº (año): 47-80.

P: 15Nombre Apellido(s). Res. de Título completo de Nombre Apellido, Título de publicación donde aparece la reseña Vol.: Nº (año): 47.

TESIS O TRABAJOS DE GRADO

Tesis o disertación:

B: Apellido(s), Nombre Título tesis. Tesis para optar al grado de, Universidad, año.

P: Nombre Apellido(s), Título tesis (tesis pregrado/Maestría/PhD, Universidad, año) 57-58.

Autor corporativo:

B: Universidad Nacional de Colombia. Título completo. Ciudad: Editorial, año.

P: 5Universidad Nacional de Colombia, Título completo (Ciudad: Editorial, año), 66.

Artículo en libro:

B: Apellido(s), Nombre. “Título artículo”. En Título completo, editado por Nombre Apellido(s) y Nombre Apellido(s). Ciudad: Editorial, año.

P: 13Nombre Apellido(s), “Título artículo”, en Título completo, eds. Nombre Apellido(s) y Nombre Apellido(s) (Ciudad: Editorial, año), 45-50.

Artículos multivolumen:

B: Apellido(s), Nombre; Nombre Apellido(s), et al. Título completo. Vol. 1. Ciudad: Editorial, año.

P: 25Nombre Apellido(s) et al., Título completo Vol. 1. (Ciudad: Editorial, año), 66.

Introducción, prefacio, epílogo, etc.:

B: Apellido(s), Nombre. Introducción a Título completo. Por Nombre Apellido(s). Ciudad: Editorial, año. Ciudad: Editorial, año. iii-x.

P: 22 Nombre Apellido(s). Introducción a Título completo. Por Nombre Apellido(s). (Ciudad: Editorial, año. Ciudad: Editorial, año) viii.

Traducción:

B: Apellido(s), Nombre. Título completo. Trad. Nombre(s) Apellido. Ciudad: Editorial, año.

P: 15Nombre Apellido(s). Título completo. Trad. Nombre(s) Apellido. (Ciudad: Editorial, año) 5.

Artículo en libro de referencia:

B: “Título del artículo.” Titulo de la Enciclopedia o de donde haga parte. Año ed.

P: 16Nombre Apellido(s), “Título del artículo.” Titulo de la Enciclopedia o de donde haga parte. (10ª ed., año) 666.

Ediciones subsecuentes:

B: Apellido(s), Nombre. Título completo. Nº Ed. Ciudad: Editorial, año.

P: 15Nombre Apellido(s), Título completo Nº Ed. (Ciudad: Editorial, año), 66.

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Créditos fotográficos

1. Nelson Cayer [email protected]

2. Nelson Cayer [email protected]

3. Sebastián Forero www.sebastianphorero.com

4. Sebastián Forero www.sebastianphorero.com

5. Sebastián Forero www.sebastianphorero.com

6. Lady Penagos http://www.wix.com/lpfotografiavideo/lpfotografia

7. Sebastián Forero www.sebastianphorero.com

8. Nelson Cayer [email protected]

9. Nelson Cayer [email protected]

10. Fabian Correa Bohorquez [email protected]

11. Nelson Cayer [email protected]

12. Fabian Correa Bohorquez [email protected]

* las fotografías que no se encuentran citadas hacen parte de un banco de imágenes gratuitas conseguido en la red.

** las fotografías utilizadas en esta edición no fueron proporcionadas por los autores de los artículos publicados. su uso y ubicación fue decisión de la revista Goliardos.

ARCHIVOS

Fuentes de archivo:

B: Nombre completo del archivo (sigla), Ciudad-País, sección, Fondo, vol./leg./t.

P: Siglas del archivo, Sección, Fondo, vol./leg./t., f. o ff. (lugar, fecha y otros datos pertinentes).

La primera vez se cita el nombre completo del archivo y la abreviatura entre paréntesis, luego sólo la abreviatura.

Entrevistas:

Entrevista a Apellido(s), Nombre, Ciudad, fecha completa.

DE INTERNET

Publicaciones de libros en Internet:

B: Apellido(s), Nombre, y Nombre Apellido(s), eds. Título completo. Ciudad: Editorial, año. http://www.nombredeldominio.com/link

P: Nombre Apellido(s) y Nombre Apellido(s), eds., Título completo (Ciudad: Editorial, año), http://www.nombredeldominio.com/link (consultado el: día, mes, año).

Sitio web:

B: Nombre del sitio Web. “Título de la entrada” Nombre del sitio Web. http://www.nombredeldominio.com/link

P: 11Evanston Public Library Board of Trustees, “Evanston Public Library Strategic Plan, 2000–2010: A Decade of Outreach,” Evanston Public Library, http://www.nombredeldominio.com/link (consultado el: día, mes, año).

Comite editorial GOLIARDOS.

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GOLIARDOS Nº XIV, primer semestre 2011, revista de estudiantes del departamento de Historia de la Universidad Nacional de Colombia-sede Bogotá, se terminó de imprimir el mes de junio del año 2011 en Bogotá. Se imprimieron 300 ejemplares. Queda hecho el depósito de ley.