revista generacion fantasma

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LITERATURA CHILENA Pág 8. Página 4 Panorama actual Panorama actual Panorama actual Panorama actual Héctor Figueroa, Sergio Sarmiento, Leandro Hernández, Solano San Martín, Iván Héctor Figueroa, Sergio Sarmiento, Leandro Hernández, Solano San Martín, Iván Héctor Figueroa, Sergio Sarmiento, Leandro Hernández, Solano San Martín, Iván Héctor Figueroa, Sergio Sarmiento, Leandro Hernández, Solano San Martín, Iván Rodríguez, Rodríguez, Rodríguez, Rodríguez, Camilo Brodsky, Ricardo Elías. Camilo Brodsky, Ricardo Elías. Camilo Brodsky, Ricardo Elías. Camilo Brodsky, Ricardo Elías. GENERACIÓN GENERACIÓN GENERACIÓN GENERACIÓN FANTASMA FANTASMA FANTASMA FANTASMA

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revista de poesia y literatura chilena

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Page 1: revista generacion fantasma

LITERATURA CHILENA

Pág 8.

Página 4

Panorama actual Panorama actual Panorama actual Panorama actual Héctor Figueroa, Sergio Sarmiento, Leandro Hernández, Solano San Martín, Iván Héctor Figueroa, Sergio Sarmiento, Leandro Hernández, Solano San Martín, Iván Héctor Figueroa, Sergio Sarmiento, Leandro Hernández, Solano San Martín, Iván Héctor Figueroa, Sergio Sarmiento, Leandro Hernández, Solano San Martín, Iván

Rodríguez, Rodríguez, Rodríguez, Rodríguez, Camilo Brodsky, Ricardo Elías.Camilo Brodsky, Ricardo Elías.Camilo Brodsky, Ricardo Elías.Camilo Brodsky, Ricardo Elías.

GENERACIÓN GENERACIÓN GENERACIÓN GENERACIÓN FANTASMAFANTASMAFANTASMAFANTASMA

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.

ÍNDICE

Editorial 3

Groggy o la Osadía del inútil 4

Por esos coloridos meandros de la miseria 5

Camilo Brodsky 6

Leandro Hernández 7

Víctor Pueyes 8

Rubén Venegas 9

Ricardo Elías 10

Sergio Sarmiento 11

Page 3: revista generacion fantasma

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EDITORIALEDITORIALEDITORIALEDITORIAL

GENERACIÓN FANTASMA

GENERACIÓN FANTASMA

GENERACIÓN FANTASMAGENERACIÓN FANTASMA

Generación Fantasma no es voz campante ni panacea literaria. Quienes están tras de ella no son asomados ni antojadizos. Comprometidos con las “bellas letras”, desde sus propias trincheras, han creído y se han comprometido para competir, desde hace un lustro en sociedad de libre mercado, con todas las otras propuestas instaladas, por la puerta de atrás o de adelante, en el caro mercado de la creación literaria criolla.

Este primer número no se propone, por ahora, una mirada crítica de todo lo otro que se está publicando. Más bien se plantea dejar en evidencia un sondeo colate-ral al establishment.

Conforman este número con sus colaboraciones literarias, tanto en su produc-ción poética, como ensayística y narrativa, escritores que han permanecido en el tiempo y quienes podrían considerarse parte integrante fundamental de la división fantasma de la literatura chilena.

En esta ocasión colaboran con nosotros los poetas Camilo Brodsky, Leandro Hernández, Iván Rodríguez, Víctor Pueyes, Francisco Quiroz, como también los na-rradores Sergio Sarmiento, Ricardo Elías y Solano San Martín, todos ellos con más de una publicación a su haber.

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CRÍTICA GENERACIÓN FANTASMA

“Groggy” de Héctor Figueroa o "La osadía del inútil".

Por Francisco Quiroz E.

Referirse a la primera obra de nuestro imbécil anfitrión, Ediciones Esperpentia, Santiago de Chile, 2004, implica ser testigo de cotidianas imágenes:

…un alcohólico tembloroso, con ojos fijos

observa cómo se levanta la cortina del bar

a primeras horas de la mañana.

Hemos sido él, en la Cantina Coltauco, La Pipa o en La Tinaja, una sombría mañana de miércoles, desocupados, antes de entrar a la Biblioteca Nacional, para continuar nuestro Viaje al fin de la no-che.

Si de éxtasis de sobrevivencia se trata, los versos sin asco a la jerga y a la barbarie léxica, de Figue-roa, son oficio de un poeta que rehúsa domesticarse en los ámbitos familiares, sociales, amorosos, laborales y estéticos.

Estas palabras náufragas/ De una mente inepta no nos aburren ¡Que lo sepa su autor!

Nos dice: …quisiera concentrarme en un árbol, describirlo.

Es que pareciera que no sabe describir otra cosa / que no sea su propio ombligo este narciso. Cesante por vocación, no es nadie, no es nada. Tiene vedado el camino del progreso. Será alguien que chapo-teará en el pantano de la mediocridad, lejos de los objetos deseados. Éste es nuestro vulgar, gran ocioso de hoy, pusilánime hueón brea, débil, / semiburguesito y depre.

La escritura de Figueroa sigue la vertiente beatnik, el desparpajo Bukowskyano (sin ánimo de en-casillarlo) y la antipoesía de Parra:

Lo peor de todo: tampoco sé contar chistes

Nos recuerda a Villón de La balada de la buena doctrina:

Todo a las tabernas y a las putas.

Dice: El rocío hasta los huesos, sin dinero después de los tragos y las putas en Av. Brasil.

El personaje de Groggy (no) es quien vimos en el sexto piso de Balmaceda 1215, terneado, una no-che en que aburridos(as) poetas garabateaban fomedades en verso.

Su balada ingenua desembocó en confesión desgarrada. Es radiografía de vida, testimonio y pulsa-ción de escritura como salvación ¿Quién se queda hasta las cinco de la mañana / escribiendo hueva-das como ésta? :

Sólo existen dos tipos de mujeres:

las que te lo levantan y las que no.

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CRÍTICA GENERACIÓN FANTASMA

“CAPITAL” de Sergio Sarmiento

POR ESOS COLORIDOS MEANDROS DE LA MISERIA

Por Solano San Martín Los relatos de Capital, Ediciones Esperpentia, Santiago, 2007, gozan de solidez y buena fortuna. Provocan en el lector no advenedizo, recuerdos que oscilan, tal vez, en vasos comunicantes para-lelos a los de Sarmiento ( El fervoroso festín, 1999; Mutante, 2003; El refrigerador de Bernar-dita, 2006), quien oriundo de Conchalí y, por cier-to, conocedor de la periférica zona norte del gran Santiago, la recrea, ahora, recurriendo indistinta-mente a los trucos discursivos de un narrador om-niciente y, a los de otro, venido a menos, que se la juega por ser protagonista de su misérrima vida y que, ya sea por gil o (si pudiera decirse) por la fuerza del destino, deviene en héroe frustrado. Breves historias que acontecen en Santiago centro (Barrio República, Brasil, Lastarria, San Diego, Puente, San Pablo, sector Mapocho y Parque Fo-restal), como también en Santiago Norte, lo que otrora fuera La Chimba (Barrio Bellavista, Aveni-da Perú, El Salto, Avenida La Paz, Recoleta, Inde-pendencia, Inglaterra, Nueva de Matte, Pérez Co-tapos, Marcos Macuada). Sin barroquismos ni verborrea innecesaria y, yen-do al grano, describe relaciones amorosas frag-mentadas e incestuosas, (des)encuentros de pare-jas disfuncionales, fomes rutinas diarias, coitos sin mayor gracia, peripecias noctámbulas de picados(as) a poetas y escritores columnistas, a quienes no los conoce nadie y que, de pronto, (no)

sospechan de la vacuidad y del (sin) sentido de sus esquemáticas vidas. A través de una escritura llana y directa, “Capital” da cuenta de un mundo que no vale un céntimo, y en el que la vida es un fraude. No hay espacio pa-ra el amor y su (supuesto) poder redentor, tema que es cosa de la mente, barniz que reluce fugaz sobre un espejo que muy pronto se vuelve opaco o asunto nimio, al decir del personaje de “Anchas avenidas de tristeza”: El amor, para mí, era una tontera, una palabra tan vacía como las botellas de vodka que acumulo bajo el lavaplatos. En dicho conjunto de relatos, subyace la mirada desencantada del autor esperpéntico y de su alter ego, Sparky (columnista de la graciosa sección “La Morgue”de la revista Esperpentia). Uno, real; el otro, ficticio (¡O quién sabe!), quienes fondea-dos tras la sombra de alguno de los personajes de “Capital” (¿Por qué no decirlo?), continúan sin-tiéndose una carcasa vacía y héroes frustra-dos...Uno u otro: enfermo grave, en resumen.

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POESÍA CHILENA ACTUAL GENERACIÓN FANTASMA

YE OLDE EZ Such wast thou, Who art now But buried dust and rusted skeleton. Motionless, placed in vain, Mute mirror of the flight of speeding years, Sole guard of grief Sole guard of memory Ezra Pound, Canzoni. el viejo Ez, querido Loomis que primero se diluye entre los versos de los griegos para luego fundirse en el fascio y la tormenta equivocada. Que ideograma chino se construye —a la manera de un tatuaje maorí en el brazo de un treintón post-punk en una feria artesanal en los suburbios o en el mismo downtown— sin saber como el mayor poeta en el resquicio de la Humanidad y el Canto, de la gesta de los Cides, los Ulises, los emperadores luminosos del Oriente Celeste. Ay del pobre Loomis en su celda su barraca su hospital, idos los ojos, el pelo revuelto por la traición, el chaleco claro de cuello alto y la chaqueta cubriendo el pescuezo del condenado a la horca metafísica del abandono y las visitas con horario. Condenado a ser condena de los gringos que no entienden la aberrante usura y reniegan del naif fascismo en onda corta como si la culpa fuera del Old Ez y no

de aquella distorsión de las vanguardias y su afán de ser modernas como el tiempo Visión de Galilea el zelota, cara al mar en Galilea, mensura la distancia, consume el vaivén silente de los botes las pequeñas barcas pescadoras de hombres, almas y peces; sueña detrás de ese silencio una guerra sin tregua ni sentido; un Armagedón de tropas caídas desde el ocaso sobre las duras tierras de Yafo. se ve el zelota desnucado, el cuello desunido de su centro y su estructura colgando como la piltrafa en que amenazan convertir su cuerpo los romanos los viejos sacerdotes acosados en su Templo —es tan breve el espacio de tiempo entre la prédica el desierto y las visiones; algo palpita en su pecho, ya inerte en cierta forma, predestinado al silencio, la precariedad de los siglos y el garrote vil— Sin saber aún si está dormido busca el zelota el refugio de su manto y sueña un infierno imposible de legiones carmesí y holocaustos. Sueña el zelota la quema de brujas y la muerte mínima de Menocchio; a Torquemada sueña el zelota sobre un trono de lenguas maldicientes, borrachas, temerosas y despierta con escalofríos cuando va subiendo el viento tibio desde el mar de Galilea. Camilo Brodsky, 1975. “Las puntas de las cosas”, 2005.

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POESÍA CHILENA ACTUAL GENERACIÓN FANTASMA

Lo que nos duele a Marcia Ravelo

es una tristeza que de pronto asoma

una marea que viene a mojar los zapatos

que humedece el empeine y se trepa

hasta el bolsillo perro

se guarece ahí y espera

para asaltarnos cuando

tenemos la guardia abajo

es como un peso, es una sombra

que te atrapa y entonces

estás opacamente bella

y tan cauta, tan asustada

como escondida tras los juncos

es un frío que por las hendeduras se cuela

y viene a aterirnos mientras desayunamos

mientras nos aburguesamos

cubiertos, a salvo, por nuestros chalecos

es un suspiro desganado, una exhalación de hastío

( es un texto de Bernardo Soares)

es un escupitajo en la solapa

sobre un traje nuevo, de lino, con estilo

es una rajadura en el pantalón

es un billete que se cae por un tubo

es un almuerzo rico que se enfría

y se forma una nata sobre la salsa blanca

es el moho que llena de artritis las bisagras.

un café para Adolfo Couve

me siento a observar la cafetera

sobre la llama azul de la cocinilla

con el agua limpia calentándose

como la posa al sol energúmeno

miro sus gorgoritos

que salen a flote

como los ahogados

después de ocho días

el agua caliente se introduce en el filtro

como cuando el sudor traspasa nuestras ca-misas

moja el café molido y lo decolora

le roba el pigmento y el agua

se va ensuciando como el lavatorio

en el que se lavan las costras

que se diluyen

como los reflejos de los cuervos

al caer una piedra sobre el estanque

gotas de café van cayendo una tras otra

y dos o tres a la vez como tus lágrimas

van manchando el agua como la tinta

que se lava del pincel o del dedo

que pinta tres o cuatro tazas

las gotas del café son las gotas de sangre

del pincel que limpia sus naturalezas muer-tas

apago el gas a la cafetera

lleno una taza recién pintada

y como el vampiro me bebo el café

de un solo sorbo, con cuidado

de no ensuciar mi blanca camisa.

Leandro Hernández, 1970. Papel de diario (1997), No fumar (2002), Bancos de arena (2005)

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POESÍA CHILENA ACTUAL GENERACIÓN FANTASMA

ZETA

A Leonardo Pueyes Fuentes ,un loco excepcional En la distancia sombra-luz lo imperceptible duele a la imperfección y al instinto, tropiezas en la luminosa oscuridad que te mantiene insipiente.

Lo tenebroso existe en la información que limita la visión pluridimensional. Inmensos cielos en miniatura produciendo galaxias y humanidades al trasluz de una lágrima.

Lo anárquico y lo establecido juegan en el patio hormonal con las piezas del ajedrez descifrado. Siempre avanzando en su drama la espiral baja sólo para crecer.

El Todo y la Nada son alegorías cuando el hombre trasciende lo corpóreo. Lunes 4 de Mayo de 1992 22 hrs. a Jueves 17 de Junio de 1993 01.53 hrs .

LA CARCAJADA DEL QUANTO No podrá el entrecejo aclarar el enigma fenomenal del pasado; ni el sarro del ojo engendrar tesis de libertad.

Ida y Pingala aún no ensamblan el puente del espíritu sobre el líquido lobular, ni el estigma del belfo frente al espejo es suficiente al tormento de existir.

No podrá el sendero de la arruga

defender causas pretéritas si no recuerda las milenarias abogacías, ni los tímpanos construirán directrices a escala si desconocen el camino de regreso, ¡ay! si la tialina calmase a este ritmo violento por cambios decisivos…

Nada en la mismísima nada servirá al añejo afán por implantar el monoteísmo en las masas que despiertan su individuo.

Apoteósicos sepelios se avecinan con sus trazos decorados por repentinos cadáveres, que revienen las vesículas al sistema más ladrón de la historia; sólo la destrucción trae la reconvención elemental de la cordura.

Grande es la opción que le depara a la rebeldía el cinturón zodiakal; grande la re-conexión con la matriz del origen. Viernes 23 de Octubre de 1992 /00.30 a 01.10 hrs. del tríptico "Los Hijos de Urano"autoedición Ma-yo 1993.

Víctor Pueyes Zúñiga, 1952.Frente al espejo(1991), Hijos de Urano (1993).

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POESÍA CHILENA ACTUAL GENERACIÓN FANTASMA

LAS LUCES SOBRE SU CABEZA

Lou Reed

afina su guitarra en un cuarto de luces

que fulguran sobre su cabeza

está solo

él y su guitarra

y las luces sobre su cabeza

No se mueve y se oyen ladrar

los perros del patio de su casa

en Long Island, New York.

QUEVEDO Y EL PRE-TEXTO DEL SONE-TO

En nuestra poltrona vida, los ritmos

son otros

y la rima una puta respetuosa

seculum per ignem

los pájaros en su vuelo

el dinero en nuestros bolsillos rotos

la página en blanco y el caldo de cultivo

los agujeros negros y sus estrellas en la diáspo-ra

los árboles y las canciones de la tierra

el silencio en la música del corazón

la luna de día y la luna de las noches

un dios que nos mira y no le podemos ver

etcétera...

tristes de nosotros, dichosos de aquellos...

PASIÓN SEGÚN SAN CRISTÓBAL

Ármate viajero por estas costas

soñadas ante luces profilácticas

ande en bicicleta alada y desgarrada

por estas calles

seguidas de cerca ante las sombras

que rebanan sus heridas

por estas calles

que perforan el pecho cuando le atravesamos.

TRÁNSITO

No tenemos otra razón que echarnos a andar

Por ebrias calles, ciudades de muerte

Que también siguen tras nuestra huella

O han sido polvo o visiones del futuro.

Cómo recordar que ya habías conocido el adiós

Será el viento de otoño quien sepulte a las hojas

Furtivo el tiempo, estrecho el paso

Mientras los árboles advenedizos reclinan su sombra

E incendian el camino con el alcohol de la tarde.

Cómo recordar que ya habías comenzado a mo-rir.

Rubén Venegas, 1961. Tranvía (1994), Espejo de los días (1999).

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Microrrelatos GENERACIÓN FANTASMA

LA MÁQUINA

Entonces el loco que se cree vendedor de cuchuflí detiene al que se las pinta de chofer de micro: -Está pesada la máquina ¿ah? –dice y sube.

Una larga cola de pasajeros camina en fila tras él. Napoleón sentado en la esca-linata que da salida del pabellón al patio observa, hoy los frutales han floreci-do.

El chofer del micro comenta que no va a detenerse en las siguientes paradas; la gente se queja en silencio y lo siguen al tiempo que da una curva porque el patio se termina. Napoleón se acomoda el sombrero y presencia todo el es-pectáculo de recreación, lo peor es que alguna vez tuvo a su cargo uno de esos vehículos realmente... hoy sólo pone la mano entre las junturas de dos botones, en la camisa de fuerza que lleva puesta.

MARTIRIO Apenas podía conducir un auto, pero supo intensificar voluntad; si no acudía al supermercado nadie lo haría por él. Cuando estuvo allí se acercó al estacionamiento para discapacitados pero notó que lo bloqueaba un cono na-

ranjo. Tomó una muleta con ambas manos, abrió la puerta del coche y logró ponerse en pie. Movió el cono, dio un paso en falso y resbaló. Pudo levantarse luego gracias al ver-dusco capó de su auto. Caminó ahora agotado. Palpó la felpa del asiento y se dejó caer y estuvo a salvo. Cuando logró estacionarse por fin detuvo motores al tiempo que un guardia le golpeaba el vidrio: -¿Acaso vai a ser mamá, hueón?... saca el auto. Fue entonces cuando sintió que su garganta se oprimía.

EL VALOR DE SECTORIZAR El Lonko dispuso parada, era muy tarde. El cansancio los sumía en un ahogo catártico. Designó un enorme sector como baño que no tardaron todos en usar e identificarlo plenamente para jamás acercarse por equivocación. Las futuras generaciones hicieron lo mismo. Defeca-ban y tomaban distancia de lo que suponían un sucio criadero de coliformes feca-les. Vinieron tiempos españoles. El toqui amigo les indicó y los ejércitos con caba-llo fueron al baño y así. Hoy ya no podemos tener acceso, menos mal, porque las calles están delimitadas y en el lugar está el palacio de gobierno. Ricardo Elías, 1985. Es autor Nobel pronto a publicar su primer libro de cuentos. INTOXICADO EN EL 777

Purranque lo agarra. Lo lleva a la rastra al privado. Su aspecto es de bandolero mexicano intoxicado en tequila. Par de bofetadas, ninguna reacción.

Lo arroja, como saco de papas encima del colchón. Vuelve a la barra. Sigue preparando borgoñas.

Don Plácido, en primera fila, conduciendo un bajel a la deriva, agarrando la palanca de su caja registradora, comenta, otro día:

-Tsss, ganaor su amigote po. La loca con cabeza verde, abrigo y pantalón negro y boto-tos de milico, se entusiasmó. La tenía encantada, muerta de la risa. Se la sentó encima. Hasta de besuqueos se fueron.

Solano San Martín, 1964. “Matadero Palma”, “Papeles aquellos”, relatos inéditos. Obtuvo el tercer lugar en San-tiago en 100 palabras, 2007 y fue antologado en Los 100 mejores cuentos 2008-2009, Revista Plagio.

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Cuentos GENERACIÓN FANTASMA

Estación Mapocho Sentado en las escalinatas de la antigua Estación Mapocho, convertida hace más de una década en espacio para “grandes eventos”, vale decir, recitales, muestras del mueble, exposiciones ganaderas, fiestas tecno y la tan higiénica feria del libro (que, dicho sea de paso, no salva a nadie), pienso en “eventos” de otras épocas: bienvenidas y despedidas bajo el inmenso galpón metálico, hoy catedral de hierro que ha extra-viado su espíritu ferroviario. Inmerso en el ayer, por cinco o diez minutos desarrollo el si- guiente tema: viajeros de otros tiempos. Alarmado por el tono sepia que toma mi mente, en-ciendo un cigarrillo light bas- tante rasca y abro el matutino farandulero, periódico amarillis- ta que no da voz a los sin voz, sino a los sin cerebro. Entre no- tas a mujeres voluptuosas y uno que otro gay fatuo hablando del buen y del mal gusto, de pronto me encuentro con algo funda- mental: desde hoy el mundo dejó de ser el mismo de siempre: científicos descubren un nuevo planeta en el sistema solar, llamado Sedna.

No hay ninguna duda: día a día la ciencia nos entrega una nueva noticia: soles en esta u otra galaxia, el ma-pa del genoma humano, H2O en Marte, clonación de sapos, ovejas, mujeres y hombres, alimentos transgéni-cos y diversas formas de fertilización artificial, entre una multitud de novedades. Con todo, el fenómeno no sorprende a nadie. Hemos perdido la capacidad de asombro, afirma el coro altisonante. ¿Eso significa que todo nos da lo mismo? Nunca tanto. Pero es observable que buena parte de nuestras capacidades se encuen-tran en un período de receso, rumiando un bolo alimenticio que crece en los pastizales del mismo mercado que nos ordeña, faena y formatea, mientras sus predicadores destacan la eficiencia de una ya artrítica “mano invisible” (la ambición humana) como elemento rector del rebaño. La película es clara: lo único que importa es lo que ocurre diez cms. alrededor de uno mismo. El resto, fantasía estúpida. Y con esto no quiero sugerir que el pasado haya sido un tiempo mejor: idealizar el ayer es tan enfermizo como depositar esperanzas en el mañana.

Todo lo anterior, no tengo claro por qué, me hizo pensar que la humanidad tiene dos extremos: uno vanguar-dista, robusto e ilustrado, que procura conocer los secretos del cosmos y del ser humano (entre otros temas), mientras muge a placer sobre el más tierno talaje; y otro en extrema retaguardia, analfabeto y famélico, pre-ocupado por conseguir algo que se aloje en el sistema digestivo. Unos adoran las estrellas y los cuerpos celes-tes porque son su campo de conocimiento; otros porque les atribuyen poderes sobrenaturales. Unos cuadricu-lan y clasifican; otros se arrodillan y ruegan. La diferencia se llama “racionalidad”, forma de pensamiento que llevada a extremos también actúa como religión. Se trata, en todo caso, de una práctica que provee bue-nos resultados: por lo general sus fieles (alejados de los avatares del mundo) no pasan hambre ni miserias. Financiados por aparatos públicos y privados que buscan ampliar su poder, trabajan en pro de un concepto extraño: “el progreso de la humanidad”, que sería algo así como un poco de lo que fuimos, más un poco de lo que somos y una buena parte de lo que seremos, es decir, lo que nunca la retaguardia podrá alcanzar.

Al medio, por completo bajo la palma de la paralítica mano económica, está el resto del mundo, acomodándo-se, buscando briznas verdes en el pastizal. Es gente normal, “con una idea menos cada año”, como escribió Pound. Gente que entiende de sumas y de restas. Gente adiestrada para descifrar la señalética. Gente con prácticos dioses que funcionan como una libreta de fiado. Gente que circula por veredas y portales buscando abarrotes y electrodomésticos, creyendo a medias en un futuro por el que no trabaja, pero que si llega y es provechoso será un nuevo derecho adquirido. Gente que no se apasiona con las estrellas, ni para extraer fría-mente sus secretos sobre una camilla de operaciones, ni para sentirse en comunicación directa con lo sobre-natural, con lo mágico. Gente que no es ni futurista ni lárica. Gente como mucha de la que pasa ahora mismo frente a la Estación Mapocho, donde al atardecer escribo sentado en las escalinatas, cual primitivo retaguar-dista que adora la luna, la noche, las estrellas, el paso veloz de los transeúntes y la loca carrera del fantasma que corre para no perder el tren de las 20:30.

Sergio Sarmiento, 1963.Director y editor de revista Esperpentia. Fervoroso festín, poemas,1999. El refrigera-dor de Bernardita, poemas,2004. Capital, cuentos, 2005.