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Revista de Investigación Social Julio-diciembre, 2005 Julio-diciembre, 2005 Julio-diciembre, 2005 Julio-diciembre, 2005 Julio-diciembre, 2005 Universidad de Sonora Hermosillo, Sonora, México

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Revista de Investigación SocialJulio-diciembre, 2005Julio-diciembre, 2005Julio-diciembre, 2005Julio-diciembre, 2005Julio-diciembre, 2005

Universidad de Sonora

Hermosillo, Sonora, México

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DirecciónRodolfo Basurto ÁlvarezTrinidad Chávez Ortiz

Comité editorialBenjamín Burgos FloresJesús Enríquez AcostaGuadalupe García de León Peñúñuri

Coordinación de este númeroEloy Méndez SáinzJesús Ángel Enríquez Acosta

Consejo editorialArturo Anguiano (UAM, México, D. F.)Ernesto Camou Healy (CIAD, Hermosillo, Sonora)Dora Elvia Enríquez Licón (UNISON, Hermosillo, Sonora)Zarina Estrada (UNISON, Hermosillo, Sonora)Carlos Gallegos Elías (UNAM, México, D.F.)Daniel Carlos Gutiérrez Rohán (UNISON, Hermosillo, Sonora)Eloy Méndez Sáinz (COLSON, Hermosillo, Sonora)Alejandro Mungaray (UABC, Mexicali, B.C.)Guillermo Núñez Noriega (CIAD, Hermosillo, Sonora)Patricia Pensado Leglise (Instituto Mora, México, D.F.)Miguel Ángel Vázquez Ruiz (UNISON, Hermosillo, Sonora)

Las fotografías del archivo Comunidades Cercadas forman parte del proyecto de investigaciónfinanciado por Conacyt: “Comunidades cercadas: Estudio de una arquitectura y urbanismo alternativosa la luz de la experiencia de la frontera norte de México, 1980-2003”, bajo la dirección de Eloy MéndezSáinz de El Colegio de Sonora.

© UNIVERSIDAD DE SONORAEdición: Mora-Cantúa Editores, S. A. de C. V.Fotografía de portada: archivo Comunidades Cercadas.

“Imaginales” es una publicación semestral de la Universidad de Sonora. La responsabilidad de los contenidoses estrictamente de sus autores. Para su reproducción por cualquier medio se requiere autorización expresade su dirección. Correo electrónico: [email protected]

Universidad de Sonora. Rosales y Blvd. Luis Encinas, C. P. 83000. Hermosillo, Sonora, México.www.uson.mx

ISSN: en trámite

HECHO EN MÉXICO

MADE IN MEXICO

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Directorio Institucional

Rector:Dr. Pedro Ortega RomeroSecretario General Académico:Dr. Enrique Fernando Velázquez ContrerasSecretario General Administrativo:M. C. Arturo Ojeda de la CruzDirector de Planeación:M. C. Benjamín Burgos Flores.

UNIDAD REGIONAL CENTRO

Vicerrector:Dr. Heriberto Grijalva MonteverdeDirectora de la División de Ciencias Sociales:Dra. Dora Elvia Enríquez LicónDirector de la División de Ciencias Económicas y Administrativas:M. A. Guillermo Alfredo Platt LópezDirector de la División de Humanidades:Mtro. Gerardo Francisco Bobadilla EncinasU

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ArtículosDiscursos de inseguridad y la ciudad cerDiscursos de inseguridad y la ciudad cerDiscursos de inseguridad y la ciudad cerDiscursos de inseguridad y la ciudad cerDiscursos de inseguridad y la ciudad cer rada: mitos, real idades,rada: mitos, real idades,rada: mitos, real idades,rada: mitos, real idades,rada: mitos, real idades,barbarbarbarbar reras y fronteras de un producto inmobiliario “perreras y fronteras de un producto inmobiliario “perreras y fronteras de un producto inmobiliario “perreras y fronteras de un producto inmobiliario “perreras y fronteras de un producto inmobiliario “per fecto”fecto”fecto”fecto”fecto”.................................11.................................11.................................11.................................11.................................11Michael Janoschka

CerCerCerCerCer rado y abierrado y abierrado y abierrado y abierrado y abier to. Disposit ivos arquitectónicosto. Disposit ivos arquitectónicosto. Disposit ivos arquitectónicosto. Disposit ivos arquitectónicosto. Disposit ivos arquitectónicosde la exclusión...............................................................................................................37de la exclusión...............................................................................................................37de la exclusión...............................................................................................................37de la exclusión...............................................................................................................37de la exclusión...............................................................................................................37Eloy Méndez Sáinz

Nogales, ciudad y frontera: el sentido del encierNogales, ciudad y frontera: el sentido del encierNogales, ciudad y frontera: el sentido del encierNogales, ciudad y frontera: el sentido del encierNogales, ciudad y frontera: el sentido del encier ro..................................................55ro..................................................55ro..................................................55ro..................................................55ro..................................................55Liliana López Levi

La reconquista de la ciudad inmanejableLa reconquista de la ciudad inmanejableLa reconquista de la ciudad inmanejableLa reconquista de la ciudad inmanejableLa reconquista de la ciudad inmanejable....................................................................81....................................................................81....................................................................81....................................................................81....................................................................81Isabel Rodríguez Chumillas

Islas de seguridad y distinción dentro del caos.Islas de seguridad y distinción dentro del caos.Islas de seguridad y distinción dentro del caos.Islas de seguridad y distinción dentro del caos.Islas de seguridad y distinción dentro del caos.Los fraccionamientos cerLos fraccionamientos cerLos fraccionamientos cerLos fraccionamientos cerLos fraccionamientos cer rados en Tijuana y Nogales..............................................111rados en Tijuana y Nogales..............................................111rados en Tijuana y Nogales..............................................111rados en Tijuana y Nogales..............................................111rados en Tijuana y Nogales..............................................111Jesús Ángel Enríquez Acosta

Ciudad e incerCiudad e incerCiudad e incerCiudad e incerCiudad e incer tidumbre. El ciertidumbre. El ciertidumbre. El ciertidumbre. El ciertidumbre. El cier re de callesre de callesre de callesre de callesre de callesen la Colonia Militar Maren la Colonia Militar Maren la Colonia Militar Maren la Colonia Militar Maren la Colonia Militar Mar te, México, D. Fte, México, D. Fte, México, D. Fte, México, D. Fte, México, D. F.....................................................................143.....................................................................143.....................................................................143.....................................................................143.....................................................................143Marién Cifuentes Carbonetto

El origen del miedo: enclaves urbanos y seguridad públicaEl origen del miedo: enclaves urbanos y seguridad públicaEl origen del miedo: enclaves urbanos y seguridad públicaEl origen del miedo: enclaves urbanos y seguridad públicaEl origen del miedo: enclaves urbanos y seguridad públicaen la ciudad de México................................................................................................157en la ciudad de México................................................................................................157en la ciudad de México................................................................................................157en la ciudad de México................................................................................................157en la ciudad de México................................................................................................157Alfonso Valenzuela Aguilera

AperAperAperAperAper tura y claustrofi l ia en la teleciudad,tura y claustrofi l ia en la teleciudad,tura y claustrofi l ia en la teleciudad,tura y claustrofi l ia en la teleciudad,tura y claustrofi l ia en la teleciudad,un explicador general con referencias a Herun explicador general con referencias a Herun explicador general con referencias a Herun explicador general con referencias a Herun explicador general con referencias a Hermosillo...............................................173mosillo...............................................173mosillo...............................................173mosillo...............................................173mosillo...............................................173Rodolfo Basurto Álvarez

EnsayosCiclos económicos de largo plazo y polít ica económicaCiclos económicos de largo plazo y polít ica económicaCiclos económicos de largo plazo y polít ica económicaCiclos económicos de largo plazo y polít ica económicaCiclos económicos de largo plazo y polít ica económicay social en el contexto de la globalización..............................................................197y social en el contexto de la globalización..............................................................197y social en el contexto de la globalización..............................................................197y social en el contexto de la globalización..............................................................197y social en el contexto de la globalización..............................................................197Alfredo Erquizio Espinal

ReseñasLa arquitectura emblema de la globalidad..................................................................215La arquitectura emblema de la globalidad..................................................................215La arquitectura emblema de la globalidad..................................................................215La arquitectura emblema de la globalidad..................................................................215La arquitectura emblema de la globalidad..................................................................215Brisa Violeta Carrasco Gallegos

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Michael JanoschkaUniversidad de Frankfurt

[email protected]

Discursos de inseguridad y la ciudad cerrada:mitos, realidades, barreras y fronterasde un producto inmobiliario “perfecto”

ResumenLos problemas de desarrollo urbano se articu-lan cada vez más frecuentemente a través de ladicotomía entre seguridad e inseguridad. Eneste trabajo se hace un análisis detallado de ladiscusión teórica acerca de la inseguridad. Tam-bién se trabajan algunos de los mitos que tie-nen que ver con una de las respuestas másemblemáticas de la nueva inseguridad en lasciudades: el deseo de sentirse seguro mediantela construcción de muros y cercos. Se efectúaun análisis empírico del mercado de venta,señalando en la discusión la gama de ilusionesque se venden y promocionan con ese produc-to inmobiliario. Como ejemplo verídico setoma el caso de la mayor ciudad cerrada deAmérica: la ciudadpueblo “Nordelta”, situadaen las afueras de Buenos Aires.

Palabras clave: inseguridad, urbanizacionescerradas, Nordelta

Abstract:The problems that urban development facesfrequently come together by two opposite fac-tors security and insecurity. There is a detailedanalysis of the theoretical discussion about se-curity and insecurity in this work. This alsogoes trough the myths related to representa-tive answers of the new security of the cities:feeling secure trough building walls and fen-ces around neighborhoods. An empiric analy-sis of the sales market is done, outlining therange of illusions included in the purchase ofa property. As a vivid example, there is the caseof the biggest closed city in America: The city-town “Nordelta”, located outside Buenos Ai-res, Argentina.

Keywords: insecurity, closed space, Nordelta

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2IntroducciónLos problemas de desarrollo urbano se articu-lan cada vez más frecuentemente a través de ladicotomía entre seguridad e inseguridad. Cabeseñalar que, en los últimos años, y de maneracreciente, han surgido espacios y foros de dis-cusión sobre la inseguridad urbana tanto en elámbito científico como en los medios de co-municación. A través de estos mecanismos sepercibe una mayor preocupación, una progre-siva ampliación y generalización del miedo queconlleva la percepción de una tasa de crimina-lidad en aumento. En el caso de muchos paíseslatinoamericanos, la cifra de homicidios, deviolencia urbana y de delincuencia se han in-crementado masivamente en los últimos quin-ce años, a pesar de las grandes diferencias entrelos casos de mayor (Honduras, El Salvador yColombia) y de menor violencia (Paraguay,Chile y Uruguay). La violencia se concentramayoritariamente en las ciudades grandes delcontinente. En este sentido, la cifra de homi-cidios asciende hasta 158 casos por cien milhabitantes en Recife y supera con creces la tasade la ciudad más peligrosa de Estados Unidos,Washington (62 casos por cien mil habitantes),o la registrada en ciudades como Medellín,Ciudad de Guatemala, San Salvador o Cali (cfr.Mockus y Acero Velásquez, 2005). Frente aunos valores tan altos, las cifras de homicidiosen torno a cinco personas por cada cien milhabitantes, como es el caso de Santiago deChile y Buenos Aires, ya parecen bajas. Sinembargo, tales índices de homicidios superanel promedio de la Unión Europea por el factorde cinco.

Si comparamos estos datos con las cifrasque presenta un país como Alemania, pode-mos observar que hubo 352 homicidios a lo

largo del año 2004 (0.4 casos por cien mil ha-bitantes), frente a los 666 casos de 1993. Asi-mismo, la tasa de toda la gama de delitos enAlemania ha bajado notablemente a lo largode la última década. Durante el discurso de pre-sentación de las estadísticas de delincuencia, elministro del interior alemán subrayó que Ale-mania es el país más seguro del mundo. Pese ala reducida tasa de criminalidad, sorprenden lasencuestas que demuestran que los ciudadanosalemanes tienen una percepción de la crimina-lidad, un miedo a ser víctima y una preocu-pación por tomar mayores medidas de segu-ridad urbana equivalente al promedio lati-noamericano, percepción que se ha acrecenta-do notablemente a lo largo de la última década.

En este sentido, resulta interesante investi-gar la marcada brecha entre la percepción y larealidad estadística, a través del ejemplo de losdiscursos de inseguridad que rigen actuacionesconcretas a nivel social y político. A diferenciade otras regiones del mundo, donde el modelode la ciudad cerrada (expresión básica del deseode protección en Estados Unidos y AméricaLatina) ha proliferado, en el caso alemán, laspolíticas se restringen a diferentes métodos decontrol. Por parte de las administraciones pú-blicas y también a través de empresas privadas,se han institucionalizado diferentes formas depolíticas de prevención que incluyen la vigi-lancia (circuitos cerrados de videocámaras ytelevisión, etc.), el nuevo diseño de espaciosurbanos o la organización de control social.Dentro de la discusión científica, y a grandesrasgos, existen tres líneas de argumentacióndiferentes:

1. Nuevas formas de vigilancia. La mayor segu-ridad a través del uso de avances tecno-

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lógicos, especialmente basados en la su-pervisión de espacios públicos mediantevideocámaras es objeto de controverti-das discusiones. Algunos autores des-criben proyectos exitosos desarrolladosen Estados Unidos, Gran Bretaña o Sudá-frica y en consecuencia ven e interpretanque el uso de cámaras conlleva una direc-ta reducción de la criminalidad. A la vez,con los citados métodos de control seespera facilitar y mejorar la efectividad deltrabajo de la policía (Büllesfeld, 2002). Sinembargo, numerosas voces críticas valo-ran el uso de videocámaras de forma ne-gativa (Belina y Helms, 2003; Nogala,2003) y opinan que la vigilancia del espa-cio público destruye una de las bases dela convivencia urbana: el anonimato.

2. Las intervenciones urbanísticas. Desde la pu-blicación del trabajo acerca del Espacio De-fensivo de Newton (retomado por Méndez,2003) en la polémica de las urbanizacionescerradas se discute la cuestión si es ocómo es posible minimizar o evitar lacriminalidad a través del medio construi-do. Dicha línea de discusión se basa en lahipótesis de que es factible diseñar espa-cios seguros. El objeto central de las ac-ciones urbanísticas relacionadas con di-cha estrategia es el aumentar la relacióndirecta entre un espacio y los habitantesque viven en ese espacio (Jeffery, 1971;Flusty, 1997).

3. Nuevas formas de control social formal o infor-mal . A partir del artículo de Wilson yKelling (1982), la idea de las ventanasquebradas (broken windows) ha entrado aser parte integra de las políticas activasde prevención criminal a nivel municipal

en Estados Unidos y Europa. A partir delos programas de mutua vigilancia orga-nizados por las asociaciones de vecinos(programas de neighbourhood watch), se di-funde una nueva forma privada y autoges-tionada de prevención. A esto se suma lacreciente cantidad de vigilancia profesio-nal llevada a cabo por servicios de segu-ridad en las ciudades. Como respuesta ala inseguridad, se construyen nuevas vi-viendas utilizando métodos directos deexclusión y vigilancia –tanto en granparte de los países de Europa del Este, Es-tados Unidos o América Latina (Janosch-ka, 2002; Janoschka y Borsdorf, 2005).

A pesar de la enorme cantidad de discusióncientífica y pública acerca de la inseguridad ur-bana y a pesar del establecimiento de nuevaspolíticas urbanas que transforman profunda-mente la gobernabilidad y el acceso a diferentesespacios de las urbes, la razón causal de la nue-va inseguridad en las ciudades no queda solu-cionada de manera satisfactoria. El ejemplo ale-mán demuestra que el pánico y el sentimientode inseguridad no corresponden con lo que seconcluye tras analizar las estadísticas de crimi-nalidad oficiales. En este sentido, es objeto cen-tral de esta contribución el discutir cómo sepuede explicar esta discrepancia entre la “rea-lidad estadística”, el discurso de inseguridad yel sentimiento subjetivo de seguridad o inse-guridad. En primer lugar, se efectuará un análisisdetallado de la discusión teórica acerca de lainseguridad. En la segunda parte, se “decons-truirán” algunos de los mitos que tienen quever con una de las respuestas más emblemáti-cas de la nueva inseguridad en las ciudades: eldeseo de sentirse seguro mediante la construc-

Discursos de inseguridad y la ciudad cerrada: mitos, realidades, barreras y fronteras de un productoinmobiliario “perfecto”

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2ción de muros y cercos. Se efectuará un análisisempírico del mercado de venta, señalando enla discusión la gama de ilusiones que se vendeny promocionan con ese producto inmobilia-rio. Como ejemplo verídico se toma el caso dela mayor ciudad cerrada de América: la ciudad-pueblo “Nordelta”, situada en las afueras deBuenos Aires.

Las fronteras y barreras discursivas en laciudad y la sociedadEl aumento del miedo a los delitos y el cre-ciente gusto por resaltar el tema de la insegu-ridad en los medios de comunicación y en elámbito de la política urbana, no se puede ex-plicar a través de datos “objetivos” de la es-tadística oficial. Al contrario, muchos estudioshan demostrado que no existe relación directaalguna entre las estadísticas de criminalidad ylos resultados de encuestas públicas acerca dela inseguridad. Esto también se refleja en unaescala diferenciada a nivel espacial: la percep-ción de espacios seguros e inseguros no tieneuna correlación directa con la distribución es-pacial de los delitos según las estadísticas de lapolicía (Glasze y Pütz, 2004). De esto se deri-va la cuestión de: ¿cómo se puede justificar yexplicar que la inseguridad sea un tema tanimportante dentro de la discusión pública? Sianalizamos este asunto, podemos observar unadoble conclusión errónea. En primer lugar, ladiferencia fundamental entre criminalidad reale inseguridad subjetiva está siendo obviada (vgl.Beckett, 1997 y Reuband, 1999). Cabe hacerhincapié en el hecho de que la tasa de crimina-lidad es solamente un factor de entre los mu-chos que ejercen una influencia sobre el temora la criminalidad. Además, es preciso señalar

que la tasa de criminalidad en sí misma es ex-tremadamente difícil de ser medida y compara-da entre dos períodos o dos unidades geográ-ficas distintas. Algunos autores apuntan a losmedios de comunicación como factores rele-vantes y decisivos para el incremento en la per-cepción de la criminalidad dentro de la sociedad.A través del análisis del programa de diferentesemisoras europeas, Siebel (2003) demuestra queel estilo de los reportajes ha evolucionado ha-cia el sensacionalismo y el morbo desde la ins-talación de las cadenas privadas de televisión.Es un hecho que la criminalidad y la delincuen-cia son problemas sociales que se prestan a ladramatización y al morbo, lo cual, en líneas ge-nerales, atrae al público.

En segundo lugar, se pueden encontrar al-gunos factores importantes que han sido dis-cutidos en diferentes estudios, especialmenteen relación a la combinación miedo a la crimi-nalidad-construcción de urbanizaciones cerra-das (cfr. Janoschka y Glasze, 2003). En este sen-tido, se pueden diferenciar varios aspectos quese discutirán a fondo a lo largo de los próxi-mos párrafos:

1. Si analizamos la difusión de urbaniza-ciones cerradas a través del concepto de“economías de club”, se puede respon-der al atractivo que tienen para las cons-tructoras, el gobierno local y los habitantes.

2. Para poder explicar la difusión selectivaen diferentes regiones del mundo, utiliza-mos el enfoque de la investigación en“gobernabilidad urbana” (urban gover-nance). Esta línea de investigación urbanasurgió en la década de 1990 en Gran Bre-taña y Estados Unidos y se conoció a tra-vés de las palabras clave de la teoría del

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regimen urbano (urban regime theory, Stone,1993; Stoker y Mossberger, 1994) y degobernabilidad local o urbana (urban olocal governance, Goodwin y Painter, 1996;Pierre, 1999; Raco, 1999). Los citados au-tores se centran en el hecho de que el de-sarrollo urbano es el resultado de una in-teracción historica y geográficamente es-pecífica por parte de los distintos actoresestatales y no estatales.

3. El miedo a la criminalidad, cuya expresiónproduce, entre otros aspectos, la prolife-ración de urbanizaciones cerradas, se puedeanalizar a través de la siguiente tesis cen-tral: la creciente inseguridad se nutre deconocimientos colectivos que separan lo“seguro” y lo “inseguro” a través de laconstitución del “propio” y del “extra-ño”. La importancia creciente de dichosdiscursos acerca de la inseguridad comorepresentación del “extraño” se debe a dosfactores:

a) La vida urbana siempre ha sido unencuentro con aspectos ajenos. Elanonimato permite la diferenciaciónurbana y la existencia del pluralismoen los estilos de vida. A la vez, la vidaurbana implica una permanente con-frontación con personas desconoci-das y aspectos ajenos que hacen sur-gir el deseo de algún cuadro de órdeny de orientación.

b ) Las percepciones y los conocimien-tos de lo extraño encuentran un foroen las transformaciones sociales de laépoca postmodera: fragmentación, in-dividualización y globalización. Locierto se pierde y las certezas sociales

pierden influencia. La creciente per-cepción de incertidumbres a nivelpersonal se traduce en un aumentodel sentimiento de inseguridad a ni-vel urbano. A la vez, se percibe un in-cremento de las diferentes culturas enel mismo espacio urbano por la inmi-gración internacional. Lo mismo pasaa través del consumo masivo de lasemisoras de televisión con un progra-ma internacionalizado. En las diferen-cias culturales se proyectan los mie-dos y a través de discursos sociales seestablece el conjunto del extraño enel espacio urbano. Las encuestas de-muestran que la inseguridad urbanase ve acompañada por experiencias delo extraño.

Las urbanizaciones cerradas como economíasde clubDenominamos “club” a un grupo cuyos miem-bros comparten de manera colectiva pero ex-clusiva el consumo de ciertos bienes a base deun contrato de pertenencia o propiedad. Eneste sentido, los bienes que pueden ser objetode exclusión se llaman “bienes de club” (clubgoods, Buchanan, 1965). Respetando esa ideasurgió la propuesta de analizar las urbaniza-ciones cerradas como economías de club conlímites territoriales por parte de algunos cientí-ficos ingleses y norteamericanos (Foldvary, 1994;Webster, 2002). El análisis de los vecindariosprivados como economías de club permite ex-plicar su atractivo económico, tanto para lasconstructoras y administraciones locales comopara sus habitantes (Glasze, 2003b):

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2En las urbanizaciones cerradas, los habi-tantes esperan alcanzar, entre otras cosas,una calidad de vida buena y estable. Lalocación suburbana (en muchos casos) yel caracter contractual de la vecindad, per-mite una calidad ambiental que en mu-chos casos es más alta que en una urbani-zación común (más zonas verdes mejorequipadas, menos ruído, menos polucióndel aire, etcétera). Además esta mayor ca-lidad está asegurada contra la degradación(prohibición de funciones no residencia-les y posterior densificación). Medianteel pago de cuotas internas, las urbaniza-ciones cerradas ofrecen una gama de ser-vicios (mantenimiento, seguridad las 24 ho-ras, recolección de basura, etcétera) e ins-talaciones artificiales (zonas verdes, zo-nas deportivas, etcétera) o naturales (lago,playa, vista, etcétera). Los estudios empíri-cos han mostrado que la oferta de estosservicios e instalaciones juegan un rol de-cisivo en la toma de decisiones a favor deeste tipo de construcción –especialmenteen ciudades donde el sector público esdébil (Pöhler, 1999; Leisch, 2002; Janosch-ka, 2003 y Glasze, 2003a). Los propieta-rios pueden beneficiarse de los valoresestables de las casas, ya que mediante laautoadministración y la vigilancia se ase-gura un control estricto del ambiente so-cial y físico.Las constructoras se interesan por las ur-banizaciones cerradas porque, tanto elestablecimiento de una estructura admi-nistrativa con el poder de excluir a no resi-dentes como el poder de regular el usode las áreas e instalaciones en común, re-duce el riesgo del emprendimiento inmo-

biliario a largo plazo. Especialmente enproyectos de mayor escala, es posible creary mantener una mayor gama de instala-ciones en común (Weiss y Watts, 1989).Además, las constructoras pueden ven-der no solamente la casa individual sinotambién los bienes de club como unaparte inseparable del contrato (Webster,2002). En resumen, el rendimiento mar-ginal y la ganancia aumenta sustancial-mente con la organización de la exclusiónespacial.En muchos casos, las administracioneslocales aceptan el asentamiento de urba-nizaciones cerradas porque esperan po-tenciar un desarrollo territorial que se au-tofinancia y que a su vez aporta a la basefiscal de la localidad. Nuestras investiga-ciones en diferentes países han demos-trado que la gran mayoría de las adminis-traciones locales están a favor del estable-cimiento de urbanizaciones cerradas ensu territorio. Esperan más rédito fiscal yuna mayor reactivación de la economíalocal, mientras que no necesitan invertiren casi ningun servicio público.

La influencia de la globalizaciónEl desarrollo acelerado de urbanizaciones ce-rradas en muchas regiones del mundo parecesugerir la existencia de procesos globales quellevan a que los actores del mercado de la vi-vienda evalúen este modelo como una opciónrazonable. Pero es necesario relativizar la im-portancia de una “dualización” de las so-ciedades como explicación de la difusión delas urbanizaciones cerradas. En principio, cabeseñalar que varios estudios empíricos mues-

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tran que por lo menos en algunas de las ciu-dades globales, la transformación de la estruc-tura salarial no es una dualización (cfr. Ham-nett, 1994 y 1998). Por otro lado, hay estudiosque reflejan tanto la situación en Estdos Uni-dos (Frantz, 2001) como en América Latina(Parnreiter, 2002; Borsdorf, 2002) que eviden-cian que no solamente es la élite social la quese muda a las urbanizaciones cerradas, sino quesobre todo lo hacen los ciudadanos con ingre-sos medios. En algunos países como México oel Perú, las urbanizaciones cerradas incluyenhasta un sector creciente de la clase media bajay se desarrollan a través de viviendas subsidia-das por el Estado. Si entendemos la globaliza-ción como “time-space-compression” (Harvey, 1990)que está originada, por un lado, por las nuevastecnologías de información, comunicación ytransporte y, por otro, a través de la liberaliza-ción de regulaciones nacionales y regionales, po-demos indentificar algunas consecuencias políti-cas, económicas y culturales que aumentan elatractivo de las urbanizaciones cerradas desdeel punto de vista de la demanda, la oferta y losactores estatales:

La reducción en la prestación de servicios públi-cos. Por la “time-space-compression” se aumen-ta la competencia de emplazamientos y asu vez se reduce la prestación de servi-cios públicos por la reducción del estadode bienestar. Para la clientela adineradalas urbanizaciones cerradas sustituyen laregulación y la provisión pública.La deregulación del mercado inmobiliario. La li-beralización del mercado del suelo, de laplanificación urbana y del derecho de vi-vienda aumenta la libertad para los in-versionistas privados.

La transformación del ideal del estado jerárquicoa un estado moderador y mínimo. A lo largode la segunda mitad del siglo pasado, encasí todas las naciones industrializadasse estableció un modelo de Estado quese puede resumir con las palabras clavede “keynesianismo” y “estado social”. Laidea central era la intervención estatal confines de equilibrar los proceso económi-cos dentro de los principios de la econo-mía del mercado. Debido a las crisis delegitimación acontecida desde los años1980, observamos un cambio del Estadojerárquico y omnipotente. Especialmentedesde la caída de los sistemas comunis-tas en Europa Oriental se han impuestolas ideas de la deregulación y privatiza-ción de las tareas estatales a nivel mun-dial. Es cierto que con un “Estado míni-mo” de este tipo, las administracioneslocales casi no pueden ejecutar su influen-cia con respecto al desarrollo urbano enun sentido político-democrático.El aumento subjetivo de inseguridad. Debido ala creciente diferencialización e individua-lización de las sociedades, aumenta el des-concierto existencial de muchas personas.La individualización lleva a que los teji-dos sociales informales de la familia uotras comunidades se debiliten y ya noestén a disposición en momentos de cri-sis. Este aspecto es muy relevante en so-ciedades que experimentan una transfor-mación rápida de la estructura social, talcomo ocurre en los países de Europa Orien-tal o Sudáfrica. Paralelamente, las medi-das de liberalización económica causarona su vez una reducción de los sistemasde seguridad social. Otro aspecto en este

Discursos de inseguridad y la ciudad cerrada: mitos, realidades, barreras y fronteras de un productoinmobiliario “perfecto”

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2panorama es el boom de los medios decomunicación masiva, privatizados y encompetencia por el lector y espectador.En muchas regiones se observa una ten-dencia creciente hacia el sensacionalismocon la finalidad de crear escándalo conlas informaciones transmitidas. Inclusoen regiones en las que no hay aumento oexiste una reducción en la criminalidad,las ciudades son percibidas de formagradual como lugares peligrosos. A estohay que añadir el aumento de los flujosmigratorios transnacionales e interconti-nentales que hace crecer la “visibilidad delo desconocido”, con el consiguiente efec-to en forma de nuevas inseguridades. Enresumen, muchos habitantes de las ur-banizaciones sí buscan un tipo de “segu-ridad”. Pero más bien persiguen la “certe-za” de vivir en un ambiente local, en elque se regulan las cualidades físicas y so-ciales a través de reglamentos privadosde la economía de club. En síntesis, loque buscan es una mayor estabilidad quela que pudiera existir en vecindades co-munes.Las urbanizaciones cerradas como parte de una“cultura global”. Explícitamente en paísessubdesarrollados, las urbanizaciones ce-rradas son parte de la imagen de la eliteinternacional y moderna. Se comerciali-zan como parte de una “cultura global”.Además, los procesos migratorios trans-nacionales promueven la difusión de estaforma de organización vecinal. En nues-tras entrevistas en condominios de Beirutpudimos ver que algunas de las familiaslibanesas que habían conocido esta for-ma de vida cuando trabajaban como emi-

grantes cualificados en la Arabia Saudita,buscaban explícitamente una vivienda enun complejo vigilado al volver a su país.La difusión de un producto inmobiliario exitoso.Es posible afirmar que en los últimosaños la velocidad en la difusión de con-ceptos y modelos nuevos ha aumentado.Glasze (2003a) describe como un empre-sario libanés realizó en pocos años ur-banizaciones cerradas, primero en algu-nos países de América Latina, luego enEstados Unidos y finalmente copió el mo-delo y lo introdujo en Líbano. De maneraparecida, Coy y Pöhler (2002) constatanla exportación del concepto de urbaniza-ciones cerradas de Brasil a Portugal porla constructora Alphaville, S. A. En Ma-drid y en las regiones costeras del medi-terráneo español y francés también po-demos observar que la inovación de lasurbanizaciones llegó mediante empresasextranjeras, en este caso norteamericanas.Las urbanizaciones cerradas se han de-sarrollado a un modelo urbano global-mente difundido. Parecidas, por ejemplo,a los centros comerciales, las urbaniza-ciones son parte de un repertorio de ofer-ta internacional que encuentra su deman-da en cada locación.

La influencia del discurso de la inseguridadLo “propio” y lo “extraño”, lo “seguro” y lo“inseguro”, son dos pares de opuestos que seven reflejados a través de nuestro conocimien-to. De forma generalizada y de manera concep-tual, el discurso social reproduce y estabilizade forma recíproca dichas estructuras en nues-tras mentes. El discurso de la inseguridad cons-

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truye las barreras entre lo nuestro y lo extrañoy también entre espacios seguros e inseguros.A través de esa construcción de diferencias seproducen significados, se ordena el mundo yse reduce la complejidad. Esta relación se en-cuentra en todos los aspectos habituales de lavida, donde solemos vivir, construyendo este-

reotipos en nuestra percepción. En este senti-do, el discurso es un esquema de cómo se puedeordenar el mundo en categorías; por ejemploen la escala social o territorial. Cabe mencionarque es a través del discurso como el ser hu-mano puede leer, formar y clasificar lo seguroy también la inseguridad. El discurso y la dico-

Fuente: Janoschka y Glasze, 2003.

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2tomía entre seguridad-inseguridad, presenta uncuadro de imaginaciones que a su vez nos per-mite evaluar cómo es la realidad social o políti-ca –o por lo menos como se pinta dicha reali-dad a través de los medios de comunicación(Jäger, 2001). En este sentido, es el discurso elque estructura el mundo y el que reproduce ytransforma nuestra sociedad. El discurso es unsistema de estructuración hegemónico y de po-der: se percibe a través de prácticas, que a suvez construyen identidades, relaciones socia-les, imágenes territoriales y las creencias acercadel conocimiento global. Los discursos tienenuna clara relación con las instituciones socia-les y se producen y se reproducen en dichasinstituciones como la ciencia, la política, la ad-ministración o como los medios de comuni-cación.

La vida urbana desde siempre ha sido unencuentro con diferencias (Simmel, 1903), peroúltimamente parece desarrollarse hacia la cul-tura y la atmósfera generalizada del miedo. Elanonimato de la ciudad permite el desarrolloindividual de estilos de vida. Por otro lado, lacreciente pérdida de control dentro del ámbitourbano conlleva la ignorancia y la formulaciónde estilos de vida que producen miedo e inse-guridad. Lo extraño es omnipresente y es unacaracterística urbana que se reproduce a travésde las actuaciones y actividades diarias. La ca-tegoría de “extraño” nos ayuda a ordenar elmundo diario. Mediante la aplicación de esacategoría se puede reducir la complejidad delmundo, ya que es ese constructo el que nospermite estructurar el mundo (Pütz, 2004).

Por otro lado, la modernización del mundolleva a que los elementos estabilizadores de lasociedad, como por ejemplo el conocimientodel mundo, las tradiciones, los nexos familia-

res o posibilidades laborales, pierdan cada vezmás estabilidad y precisión. En las sociedadespostmodernas no se puede definir qué es locorrecto y lo qué se debe hacer. Las “recetas”generalizadas han perdido sucesivamente suvalor y posibilidades de aplicación. Como re-sultado, aumentan las posibilidades individua-les de encontrarse en situaciones extrañas. Y elmundo globalizado magnifica la posibilidadvisual de dichas experiencias –nunca ha sidotan fácil informarse de tantos aspectos descono-cidos. Esa apertura del mundo conlleva insegu-ridades y despierta el deseo de restringir y re-ordenar la realidad en busca de ayuda externa.El deseo de una creciente parte de la poblaciónparece corresponderse con el ansia de volver aun mundo “más restringido y ordenado” quesuele vincularse con el pasado. Eso se mani-fiesta en la petición de ordenar el territorio me-diante barreras físicas, vigilancia y normas es-trictas para incrementar implícitamente algúntipo de seguridad. Traducido a lo diario, si nopodemos huir de los efectos desestabilizantesdel cambio de valores y la oferta inmensa deestilos de vida que nos ofrecen los medios decomunicación y el internet, por lo menos que-remos que nuestra integridad física quede in-tacta y nuestro territorio permanezca claramen-te marcado.

La discusión presentada se puede traducirfácilmente en estrategias territoriales. Cabe men-cionar que la territorialidad de las sociedadesurbanas es un instrumento que apoya la dico-tomía entre lo nuestro y lo extraño porque pre-senta la separación del mundo en “adentro” y“afuera”. A partir de la globalización, los ele-mentos extraños no quedan más afuera comose presentaba en la idea del estado nacional,sino que forman una parte integral de la vida

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diaria. A través de los discursos de la insegu-ridad se materializa la constitución de barrerasfísicas y mentales en las ciudades. Dicha cons-titución de espacios “seguros” e “inseguros”son esquemas de ordenación básicos para lasociedad y el espacio construido. La estigmati-zación de guetos, presentado por ejemplo porGebhardt (2001) en los casos de Berlín y Marse-lla, se debe a estos conceptos. En algunos análi-sis criminológicos se defiende la tesis implíci-ta de que el espacio en sí mismo pudiera serpeligroso y provocar el delito. Esta línea de dis-cusión es omnipresente en las políticas localesy deriva en las diferentes políticas de interven-ción citadas al comienzo del texto. Mediantetales interpretaciones, la tesis de que las inter-venciones en el espacio tienen una capacidadde transformar el comportamiento de las per-sonas, se origina explícitamente.

Si argumentamos desde un punto de vistadeconstructivista, se puede sugerir la hipóte-sis de que la criminalidad no existe en sí mis-ma. Es una construcción que efectuamos, y lasautoridades y el sentido mayoritario de la so-ciedad define lo que es criminal (Belina, 2000).Muchos aspectos que hoy en día nos parecennormales (e.g. homosexualidad) han sido actoscriminales en otras épocas. Por otro lado, mu-chos actos que hoy están prohibidos (e.g. vio-lencia escolar) han sido parte íntegra del siste-ma hace pocas décadas. En este sentido, noexiste un acto criminal, sino que la sociedad lodefine como criminal y señala al delincuente.Según Belina (2000), y basándose en los argu-mentos de Foucault (1991), es una equivocaciónel seguir el pensamiento común en la preven-ción criminal que se basa en que el delincuenteexiste sin haber cometido ningún delito. Esdecir, la prevención se basa en la naturalidad

de los seres “criminales”. En este sentido,parece fácil pensar que puedan existir gruposde personas que son “más criminales” queotros. Ser miembro de un grupo de personasequivale a ser criminal sin haber cometidoningún delito (por ejemplo, el discurso acercade que “los polacos roban”). Dichos grupospor azar se pueden determinar espacialmente:si pensamos en los habitantes de los cintu-rones de pobreza (e.g. favelas, villas miseria), lacriminalidad se puede espacializar perfecta-mente. El espacio peligroso y criminal (favela)es peligroso porque en él viven habitantes“criminales”. Y al revés, podemos concluir quetodos los habitantes de ese espacio son peli-grosos y criminales debido a su lugar de resi-dencia. Pero el discurso va más allá de eso. Sededuce también que es el “espacio” el que cons-truye el peligro y el que genera los seres cri-minales (Stark, 1987). No permitirle a ciertosgrupos sociales, como por ejemplo los habi-tantes de barrios pobres, la entrada a diferentesconfiguraciones espaciales dentro de la ciudades la conclusión obvia. Mediante el uso de losaspectos y las actuaciones políticas menciona-das a principio del artículo, se concibe y se ex-plica la necesidad de una urbanización cerrada,ya que hace falta separarse físicamente y ase-gurarse contra el peligro que emite tanto el es-pacio pobre como el habitante pobre. Siguien-do estos aspectos conceptuales, hace faltagobernar a través de la distancia; es decir, tomarmedidas de exclusión (Garland, 2001).

Ya que el mundo se construye de maneradiscursiva, la construcción presentada y lassoluciones presentadas solamente son una delas diferentes posibles lecturas del problema.A lo largo del texto volveremos al discurso dela inseguridad y a las consecuencias espaciales

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2y políticas resultantes de ese dispositivo. Peroquisiéramos hacer hincapié en una segundaproducción de una realidad discursiva que tieneinfluencia en las visiones de “la realidad”: eldiscurso que se construye a través de losagentes inmobiliarios, ejerciendo su poder enla venta del producto inmobiliario “perfecto”,la urbanización cerrada. Dicho discurso se pre-senta a través del caso empírico de Nordelta, lamayor urbanización cerrada de América Latina.

La ciudad cerrada: mitos y realidades de unproducto inmobiliario “perfecto”Nordelta, el emprendimiento inmobiliario másgrande de la historia argentina, se podría carac-terizar como el conjunto de una veintena deurbanizaciones cerradas con una infraestruc-tura común que supera todo lo conocido en elespacio suburbano de Buenos Aires: Nordeltaabarca un espacio de 1 600 hectáreas; tiene suspropias escuelas y centros de educación tercia-ria, espacios recreativos, áreas comerciales(hípermercados y shopping center), oficinas, cen-tros médicos y culturales (cfr. Janoschka, 2003).Nordelta, ubicado a treinta kilómetros de dis-tancia del centro de la urbe, tendrá su propiaautopista de acceso e incluso dos estacionesde tren que lo comunicarán directamente conel resto de la metrópoli y sus trece millones dehabitantes. Pero cabe señalar que Nordelta, di-señado para dar espacio de vida a más de veintemil familias, es decir unos ochenta mil habi-tantes, es mucho más que el mero conjunto delos “insumos” mencionados. Retomando pa-labras del programa de marketing de esta ciudadprivada, comercializada bajo el nombre deCiudadpueblo, es “el camino para vivir mejor”.Este emprendimiento, que está separado her-

méticamente del resto de la vida urbana por elservicio de seguridad privada y un permanentesistema de control por cámaras, es la perfec-ción de un estilo de vida que se masificó a partirde la década de los años 1990 en Buenos Aires.Aquel nuevo estilo de vida, producto de lanueva formación económica, rompe claramentecon las tradicionales pautas de estructuraciónurbana que caracterizaron a Buenos Aires a lolargo de la mayor parte del siglo XX.

El concepto central de Nordelta es el es-tablecimiento de una veintena de vecindarioscerrados, que funcionan independientes el unodel otro. A cada vecindario se le asigna medianteel marketing selectivo una identidad propia,como si fuera una urbanización cerrada inde-pendiente. A esto contribuye también el servi-cio de seguridad separado. Los controles per-sonales en Nordelta no tienen lugar solamenteen la entrada y en los diversos puntos de con-trol sobre la arteria de tránsito que une a losbarrios entre sí y con el mundo exterior, sino,además, en la entrada del vecindario que unopretende visitar. Los lugares público-integra-dores para la comunicación entre los vecinda-rios se concentran en tres puntos dentro deNordelta: las instalaciones deportivas y de tiem-po libre, los centros de compras que aún seencuentran en la etapa de construcción, asícomo también las en parte terminadas instala-ciones educativas. Nordelta transmite física-mente el mensaje de aislamiento e individua-lidad a través de la exclusión de todos los nohabitantes. La integración social se efectúamediante la creación de unidades lo más pe-queñas y atomizadas posible. Cada barrio enparticular está articulado en unidades más pe-queñas a través de barreras físicas, la articu-lación de las calles y la división parcelaria. Una

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Plano 1. El esbozo conceptual y el estado de realización de Nordelta

Fuente: Janoschka y Borsdorf, 2005, adaptado.

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2concepción que se comprende como la contra-parte del caótico y no planificado mundo exte-rior.

Nordelta, entre la publicidad y la realidad: ¿laCiudad de los Rubios? 1

Nordelta se encuentra continuamente presenteen los mayores periódicos. Sin invertir en pu-blicidad propia, se aprovecha de los avisos delas inmobiliarias autorizadas en la comercia-lización de las parcelas. Además, los periódi-cos informan ampliamente sobre los nuevosdesarrollos dentro del emprendimiento y tam-bién de las actividades de tiempo libre o deeventos de acceso libre para el público intere-sado. Para caracterizar a Nordelta, se utiliza ymenciona siempre el término Ciudadpueblo.La Ciudadpueblo es definida como “una com-binación perfecta de todos los servicios ur-banos con la seguridad y la paz que posee lavida de pueblo”. Con ese concepto, Nordeltabusca provocativamente una definición propiacomo “un lugar único” que se diferencie nota-blemente del resto de las urbanizaciones cerra-das. Más allá de la propia identidad, la estrate-gia de marketing está centrada en equivaler aNordelta con “una vida mejor”, “un cambioverdadero en la calidad de vida” y “el camino auna vida mejor”. Otra estrategia es nombrarlas ficticias diferencias con la vida real argenti-na. Así, se utilizan conceptos como “seguro,cómodo, calmo” o “un nuevo lugar en el quetodo ha sido pensado” para distinguirla delBuenos Aires común. “Nordelta es una mejorvida. Es una Ciudadpueblo”.

Los ciudadanos-clientes en búsqueda de“una vida mejor” pueden elegir entre sietevecindades-productos distintos. El denomina-dor común es su modelo de la vida “más fe-liz”: las fotografías en los folletos presentanparejas sonrientes o familias en momentosarmónicos de convivencia. La sugerencia es queel vivir en Nordelta significa un abandono detodos los conflictos en la puerta de entrada.Además, con la mudanza a Nordelta, los niñosse vuelven rubios como el oro y los padresempiezan a corporizar un ideal físico noreuro-peo. También la vestimenta de los habitantesficticios no corresponde a la argentina. Al con-trario, los nuevos nórdicos están vestidos comolos ingleses de clase alta que practican deportesnáuticos o la hípica. Este tipo de publicidad,en marcado contraste con la realidad local, escomún en muchas partes de América Latina,pero sorprende especialmente en el caso deBuenos Aires. Al contrario que en los paísesvecinos, muchos otros productos no son pro-mocionados mediante los estándares de belle-za europeo-norteamericana. Continuando coneste aspecto, los colores de las fotos han sidoretocados con tonos de amarillo y recuerdanasí a la representación desdibujada y colorida-mente deformada de los sueños, efecto muyutilizado en la televisión y el cine. Además, loscolores de las ropas de las personas represen-tadas se ubican en esa gama de tonos de colo-res claros e inexpresivos que refuerzan esta ima-gen idílica.

¿De qué están formados los sueños en cadauno de los barrios? Empezamos con La Alame-da, que es el primer barrio que se comercializóen Nordelta. Las 302 parcelas representan “laperfecta combinación entre naturaleza y con-fort con todas las comodidades de la ciudad”.

1 Todas las citas de este capítulo que no están especi-ficadas, provienen de la serie de folletos de publicidadoficial de Nordelta.

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Perfecto para “familias jóvenes que se encuen-tran en pleno crecimiento y buscan un verda-dero cambio en su calidad de vida”. Movimien-to al aire libre “desde un partido de fútbol hastauna tarde pescando a la orilla de las lagunasgemelas”. Pero la pesca está prohibida segúnel reglamento interno de Nordelta. El target esla clase media, familias jóvenes, los típicos per-sonajes con niños que escapan de la ciudad.

La próxima zona que entró en comerciali-zación –Los Castores– se dirige a clientes conmayor poder adquisitivo. Se venden alrededorde seiscientas parcelas con un promedio de 1 100metros cuadrados. El argumento de venta seconcentra en el acceso al agua que tienen to-dos los terrenos: “Poder ver cada mañana lalaguna: una forma excelente de empezar el nue-vo día”. El folleto de venta también promo-ciona actividades acuáticas, pero sobre todoirradia tranquilidad y descanso para personasmayores y con mayor estatus que los habitantesde La Alameda. Se propaga un cambio en elestilo de vida “apuntando a un alto nivel”. “Unavecindad que ofrece exclusivamente privile-gios” y que se encuentra en un “entorno natu-ral y confiable”: la contracara del salvaje mun-do que se vive fuera de los límites de Nordelta.

El tercer barrio que entró en venta se llamaLas Caletas. Se orienta primordialmente al se-rio hombre de negocios con yate propio. “Unaalternativa única” para entusiastas de los de-portes náuticos que “cada mañana desayunanfrente al impresionante paisaje del Canal Mayo”.El hecho de que únicamente 15% de todas lasparcelas tengan acceso y vista directa a los es-pejos de agua ya descritos, y de que muchos coun-tries cercanos sean poseedores de un atractivomayor para el deporte náutico, explica la ex-tremadamente baja aceptación de esta vecindad.

Casi comenzó la comercialización de la hastaentonces más exclusiva zona, La Isla: doscien-tas setenta parcelas en dos secciones, la prime-ra, con cuarenta terrenos entre cuatro y cincomil metros cuadrados y, la segunda, con dos-cientas treinta unidades de mil doscientosmetros cuadrados. Un folleto alusivo de papelaterciopelado atrapa y no deja desviar la vistade él. Tonos verde oscuro mezclados con cáli-dos tonos rojizos que representan el romanti-cismo de la puesta de sol. “Intimidad y privile-gio” son los principales términos de su comer-cialización. “Lejos de todo lo que Ud. queríaescaparse. Y a la luz de la tarde el sol de la lagunase convierte en oro. Ud. puede estar ahí: testi-go privilegiado del momento en que la tardetermina”.

Una exclusividad tal no es accesible paratodos. Las Glorietas, con parcelas de entre seis-cientos a ochocientos metros cuadrados, estáorientada a una esfera comparable, pero leve-mente por debajo económicamente de LaAlameda. Se utiliza el mismo color de folleto eincluso los mismos eslóganes. A ese discursose le suma la cercanía a las instalaciones educa-tivas y a la futura estación de tren. Como enLa Alameda, se comercializa la relación entre lavida al aire libre y las comodidades de la ciudad.El objeto óptico parecen ser madres jóvenes yrubias con niños rubios.

El barrio Barrancas del Lago es el únicodonde no se venden sólo terrenos, sino casasprefabricadas de la empresa norteamericanaPulte –inversionista en distintos barrios pri-vados en el área metropolitana. La estrategiade venta es completamente distinta: juega y seapoya en la imagen de confianza de su casamatriz norteamericana y el sistema económicoestadounidense. Medio siglo de experiencia en

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2la construcción de casas y las fotos de los obre-ros de la construcción subrayan lo sólido dela empresa. Además, se presenta un listado de-tallado de todos los servicios a un precio fijogarantizado para resaltar las ventajas.

Portezuelo se llama la última zona termi-nada donde se encuentran a la venta dúplex ydepartamentos en casas multifamiliares. Losdepartamentos tienen entre cuarenta y noven-ta metros cuadrados y las casas entre noventay ciento cuarenta, en parcelas de máximo cua-trocientos metros cuadrados. La venta se orien-ta explícitamente a parejas jóvenes. Los clientesson tuteados en el prospecto. Mientras que elfolleto de los departamentos en las casas mul-tifamiliares prescinde de fotos con niños, lasimágenes animadas por computadora de lavecindad con dúplex rebosan de jóvenes enlas calles. Se intenta reproducir aquí el con-cepto de los barrios tradicionales, la calidez yel intercambio humano de la vecindad son as-pectos importantes: “Personas jóvenes, quenecesitan servicios que les faciliten las cosas”.Los servicios a los que se hace mención, son:calles asfaltadas con desagües pluviales, callesy veredas con iluminación nocturna, árbolesen las veredas, electricidad, conexión de gasnatural, teléfono, televisión por cable, provisiónde agua potable y servicio cloacal.

La realidad de Nordelta dista bastante delas informaciones de las empresas inmobilia-rias que resaltan el crecimiento de las casas yel auge en las ventas. A pesar de que las inver-siones infraestructurales han alcanzado el nivelde los mil millones de dólares estadouniden-ses, tras cinco años, Nordelta parece todavíauna gran obra en construcción. Ese estado nocambiará tampoco en un largo plazo. Por unlado, debido a los trabajos progresivos en el

proyecto global y, por el otro, a consecuencia deque el comprador de una parcela no tiene nin-guna obligación de proseguir con la construc-ción. Más allá de eso, la infraestructura se vacompletando más rápidamente. Las primerasdos escuelas con jardines de infancia anexiona-dos comenzaron su actividad en la primaverade 2001. Asimismo, con el Club Nordelta se hainaugurado el lugar comunitario central para lasactividades deportivas y de tiempo libre. El cen-tro médico se encuentra en construcción y laprimera estación de servicio, así como la prime-ra filial de un restaurante norteamericano decomidas rápidas, se han abierto en el sectornorte. Por otra parte, existen numerosas exca-vaciones: un paraíso para los escasos habitantesque posean una bicicleta todo terreno.

¿Por qué la mudanza a Nordelta?En este contexto, se procederá a analizar lasentrevistas biográficas que fueron realizadas conlos pioneros de Nordelta. Precisamente, sus de-claraciones contradicen la opinión generalizadadifundida en los medios de comunicación conrespecto a la directa relación entre el aumentode la inseguridad en Buenos Aires y la mudan-za a una vecindad cerrada. En las entrevistasefectuadas, la mención del peligro urbano essiempre secundaria. Experiencias violentas oasaltos a parientes, amigos o conocidos no en-tran en juego con respecto a la decisión demudarse a Nordelta. Esta situación se diferen-cia de la descrita por Caldeira (2000) en Brasil yse contrapone con los resultados de Dammert(2001) para el mismo Buenos Aires. Lo que sededuce de las referencias personales, es que laurbanización Nordelta es comercializada comoun auténtico estilo alternativo de vida. La vigi-

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lancia del complejo es parte de una serie deservicios que no tiene demasiadas alternativasen el mercado inmobiliario.

En la mayor parte del conurbano bonae-rense, las urbanizaciones cerradas son comer-cializadas por una coalición de empresas in-mobiliarias y grandes periódicos e incluso sonpromovidas por las administraciones munici-pales. Este fenómeno es similar al que ha teni-do lugar en numerosas ciudades de EstadosUnidos, en las que la tasa de criminalidad endescenso no ha influido en la decisión habita-cional. Desde el punto de vista de las empre-sas inmobiliarias, la estrategia de ofrecer unbarrio privado es comprensible: con costosmarginalmente más altos se puede alcanzar unaganancia mucho mayor que con la venta deparcelas normales.

Nordelta se entiende como el lugar de hui-da para los habitantes estresados por el caos ylas malas condiciones de vida de la capital fe-deral. La concepción y comercialización estánsignadas por el conjunto de las ventajas de unaciudad que, a sólo treinta minutos de distan-cia del microcentro, promete una vida de pueblocon espacios abiertos y a la vez con infraestruc-tura urbana: cines, escuelas y centros de com-pras en los alrededores directos; sin aire con-taminado, ni estrechuras espaciales, ni contami-nación auditiva y sin tener que enfrentarse a laimagen de la pobreza. En este sentido, las dife-rencias entre la concepción de Nordelta y losotros grandes proyectos son mínimas. Nordel-ta posee exclusivamente una situación privile-giada en el área urbana porque queda más cercadel centro y porque ofrece un acceso directo aactividades náuticas.

Si analizamos en especial las motivacionesde la mudanza a Nordelta, podemos observar

argumentos diferentes: por un lado se trata delas transformaciones del espacio urbano queactúan más bien como una macrofuerza. Ensegundo plano, podemos mencionar los cam-bios políticos y económicos de la década delos años noventa, que no conducen a una de-cisión específica a favor de Nordelta, sino queson un motivo básico para el cambio de lugarde residencia a una urbanización cerrada. Elacortamiento del tiempo de movimientos pen-dulares diarios de más de una hora a casi trein-ta minutos, gracias a la ampliación de la auto-pista, y la mejora de la estructura suburbana através de templos modernos del consumo yescuelas privadas, se hacen presentes en todaslas entrevistas a habitantes.

Por el año 1993 o 1994 empezó a surgir de alguna manera enla Argentina esa idea de las urbanizaciones fuera de la capitalfederal. Pero los accesos eran malos, tardabas una hora o dos enllegar. Empezamos a averiguar por los Barrios Cerrados, porla zona de Don Torcuato. Yo tenía mi departamento y em-pezaron a salir los primeros créditos también. Después, laPanamericana cambió, los accesos cambiaron, todo ese escenarioque ves hoy muy lindo, antes era un descampado. Cuando no-sotros compramos ahí, mi suegra pensaba que comprábamosmedio en el campo. Es más, para ella era otro mundo. Hoy porhoy estás en cinco minutos ahí, a nadie le parece lejos.

Sergio M.

La percepción de la distancia se modificó através del rápido y masivo proceso de subur-banización y por medio de los contactos es-tablecidos con el mundo suburbano. Por otraparte, el espacio suburbano se ha hecho cono-cido en los últimos años a través de la mudan-za de una serie de amigos o parientes de esamisma clase socioeconómica. El concepto debarrio privado fue introducido y difundido. Tras

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2varios años de filtraciones entre la clase mediay media alta argentina, el espacio suburbano seconvirtió en lugar familiar de acción a travésde numerosas visitas. También la presión so-cial o la coerción grupal a través de amigos in-fluye de alguna manera en la toma de decisionesacerca del cambio de lugar de residencia.

A causa de la estabilización del sector mo-netario, el modelo de vida se hizo financiabletambién para jóvenes familias de clase mediasin ahorros, debido a que los bancos otorga-ron créditos para la compra de parcelas y parala construcción de casas. Aparte de eso, la des-trucción del Estado condujo al reclamo de unasolución para la vivienda, organizada de maneraprivada y que prometiera ventajas personales.

La homogeneidad social juega un papel fun-damental a la hora de decidir: los vecinos en lamisma etapa de la vida y de una situacióneconómica similar aumentan la coherencia in-terna de la vecindad y despiertan el sentimien-to de comunidad. Esas justificaciones ordena-das en un nivel medio conducen a argumentosque están en relación directa con la biografíapersonal y la presente fase de vida. Los com-pradores en Nordelta son de una extraordina-ria homogeneidad. La mayoría son familiasjóvenes de treinta a cuarenta años, con dos omás niños que están en edad preescolar o es-colar. Por lo menos uno de los padres, aunquepor lo general ambos, ha terminado una ca-rrera universitaria.

Se observa un deseo marcado en los padrespor un cambio en el estilo de vida: la larga ex-periencia en Buenos Aires y el ámbito de vidaque ha empeorado debido a la densidad de cons-trucción en aumento, los espacios verdes des-cuidados y el creciente ruido del tránsito, cons-tituyen la argumentación central que se puede

sintetizar en: “hartazgo de las malas condi-ciones de vida en las zonas urbanas centrales”.La urbana y densa capital federal representa unfactor de expulsión muy importante para fa-milias jóvenes en esa fase de la vida. La dismi-nución de actividades culturales es vista comouna pérdida. Sin embargo, este aspecto ya nojustifica la vida en el centro. Las actividadesdentro del seno de la familia aumentan nota-blemente en esa etapa de la vida y relativizan laimportancia de las necesidades culturales.Además, la apertura de cines y restaurantes enlos suburbios es un factor que alivia la mudanzade la capital federal. A esto se agregan tambiénargumentos como el tener más tiempo libre paralos niños, una menor necesidad de cuidados yuna interacción más fluida con gente de la mis-ma edad. En resumen, es la típica forma depensar de los jóvenes suburbanizadores en so-ciedades capitalistas occidentales, que prota-gonizaron los procesos de suburbanización enel ámbito mundial desde mediados del sigloXX; las explicaciones muestran sobre todo losfactores de atracción del nuevo estilo de vida.Dentro de este panorama, el fuerte deseo delcambio de estilo de vida se puede realizar me-jor en Nordelta.

En este punto se debe añadir un aspectoespecífico del modo de vida tradicional de lasfamilias de clase media y alta en Buenos Aires:en la elección de un nuevo lugar de residenciajuegan un rol decisivo los recuerdos de la in-fancia y las vivencias juveniles. En las entrevis-tas biográficas, los habitantes describen exten-samente sus experiencias de vida en el verde oen el campo en esa temprana fase de la vida.Esto tiene que ver con que muchas familiaspasaban sus vacaciones de verano en casas decampo. Otros tienen experiencias similares del

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fin de semana o del verano en los tradicionalesCountry Clubs de las décadas de los años seten-ta y ochenta. En otro grupo de habitantes, esaexperiencia tiene que ver directamente con lavida en el interior del país, en un entorno depequeños pueblos o ciudades. Todas estas ex-periencias son expuestas de forma totalmentepositiva y la vida en el barrio privado se en-tiende de forma implícita como una continua-ción y renovación de estos recuerdos de la in-fancia. A eso se agrega un rememorar de lascondiciones de vida en el barrio tradicional enBuenos Aires. Los actuales padres resaltan ex-plícitamente su recuerdo del libre movimien-to, como lo habían experimentado dos o tresdécadas atrás al ser niños. Un estilo de vidaque, por lo menos en los barrios del eje no-roeste de la ciudad, en los cuales vivió la mayo-ría de los compradores de Nordelta, última-mente no es posible, a causa de la densidad deconstrucción y del tránsito.

Las declaraciones hasta ahora presentadasmuestran una suma de motivos que se refierena la decisión de trasladar el lugar de residenciade la ciudad a los alrededores de la misma. Losargumentos valen de una manera similar tantopara Nordelta como para otros barrios priva-dos. La decisión por Nordelta, que fue descritapor todos los habitantes entrevistados conénfasis precisamente en Nordelta, tiene que vercon otros aspectos específicos:

Eduardo Constantini como garante para unproyecto confiable. El agente inmobiliario yde bolsa hizo fama desde 1976 a travésde éxitos de compra y venta en BuenosAires. Está presente en los medios masi-vos y la vida cultural y a través de su es-posa que trabaja en la televisión.

El régimen de venta de Nordelta. En otros ba-rrios privados se debe pagar la totalidadde la suma por la parcela al cerrar contra-to, aun cuando el título de propiedad seaentregado después de meses o incluso años.En muchos casos las empresas construc-toras o inmobiliarias utilizan esos pagospara terminar obras de infraestructura; esdecir, calles, instalaciones deportivas, pro-visión de agua corriente, etcétera. En Nor-delta, al contrario, antes de la venta de lasprimeras parcelas se habían realizado in-versiones en las excavaciones y terraple-nes de las mismas. También la infraestruc-tura total de cada barrio se había termi-nado antes del comienzo de la venta delas parcelas. A esto se añade el hecho deque al momento de cerrar el contrato sedebe pagar sólo el seis por ciento de lasuma total, después nueve cuotas men-suales de dos por ciento y el restante se-tenta y seis por ciento cuando el títulode propiedad es entregado.

“Otra cosa que me pareció simplemente excelente de Nor-delta fue que yo pagué sólo el seis por ciento, despuéscuotas por el dos por ciento, pero la mayor parte, setenta ycinco por ciento del precio de compra se pagan recién en elmomento de la transferencia. ¡En la transferencia! Todoslos otros barrios privados que hemos visto en esta zona,les pagaste todo y no te dijeron cuándo te daban el título,porque estaban aún en la fase de autorización. Así norecibís ningún crédito del banco y no tenés ninguna segu-ridad jurídica. Yo confié en Nordelta, por un lado, porqueera Constantini, y por el proyecto. Y después nos dijimosque si esa gente efectivamente vendía parcelas así, teníanque tenerla clara”

Sergio M.

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2A todo esto, se agregan aspectos que van

acompañados con la estructura específica deNordelta y del proyecto y que se resaltan en lacita anterior:

El proyecto Nordelta en sí es atractivo. Elconcepto de no construir sólo un barrioprivado, sino de crear una ciudad com-pleta, es alabado siempre por los habi-tantes. Las posibilidades para la prácticade deportes y para el tiempo libre, el atrac-tivo paisajístico, la futura dotación de in-fraestructura con cines, lugares de com-pra, universidad y escuelas, hacen posibleuna vida independiente lejos del centro

urbano. Se compra un futuro protegido,una urbanidad planeada, y así uno se con-forma gustoso de forma momentánea, ytambién en un largo plazo, con vivir enuna obra en construcción. Los padres aso-cian con la mudanza a Nordelta, la espe-ranza de que sus hijos, por medio deposibilidades de educación universitaria,se puedan quedar más tiempo en su pro-pia casa.Por último, Nordelta posee una ubicaciónque se puede denominar como privile-giada, así como una muy buena imagen,no sólo por el proyecto, sino también porla posición socioespacial provista de un

área natural en la zonade Tigre. Solamente lospequeños barrios pri-vados en directa cer-canía al Acceso Norteson técnicamente me-jores y están mejor co-nectados con el trans-porte. Pero allí los pre-cios de las parcelas sonmucho más caros. Encomparación con losprecios de los barriosprivados de “la capitalde los barrios priva-dos” (Pilar), Nordeltaresulta un poco máscaro pero se encuentraveinte kilómetros máscerca del centro.

Diagrama 2. Factores decisivos en la decisiónde mudarse a una urbanización y a Nordelta

Fuente: elaboración propia, 2005.

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Consecuencias de la mudanza: la ciudad frag-mentadaLa mudanza a Nordelta lleva rápidamente a unanueva autodefinición del espacio social. El ais-lamiento residencial y espacial en la ciudad pri-vada conduce a una creciente fragmentación delespacio urbano: la apropiación y utilización deespacios por los habitantes deviene gradual-mente en una forma insular a causa del uso deespacios de tránsito. Estas relaciones serán ana-lizadas a continuación a través del ejemplo delos nordelteños con respecto a las funcionestrabajo, educación, comercio y tiempo libre.

El caso de Buenos Aires muestra una ex-traordinaria persistencia espacial de los pues-tos laborales de ingresos altos. La City de laciudad está atada al centro político tradicionaly permanece inalterable a pesar de las transfor-maciones en la estructura de actividades. Através de su lugar de trabajo muchos nor-delteños siguen frecuentando la capital fede-ral. Para la mayoría de la población laboral-mente activa, el lugar de trabajo no cambia, perosí lo hacen las modalidades de viaje. Si antesde la mudanza se utilizaban los medios detransporte públicos (subterráneo o autobús),ahora no queda otra opción que el automóvilparticular. En este sentido, se trata de un re-traimiento de la percepción comunitaria de lasociedad. De la vigilada y aislada Nordelta seva a la oficina por la autopista, se estaciona elauto en un lugar vigilado y privado, en muchoscasos en o al lado del edificio de oficinas. Elcontacto con espacios urbanos de acceso públi-co se reduce al mínimo y esto conlleva unanueva manera de percibir el espacio y la so-ciedad. La disminución de la interacción direc-ta resulta aún más intensa cuando se intentareducir los costos del viaje limitando la pre-

sencia en el centro. Aprovechando la crecienteflexibilidad que permiten los métodos moder-nos de comunicación (teléfonos celulares, in-ternet, correo electrónico, etc.), muchos habi-tantes empleados en el centro aspiran a reducirsu presencia en el lugar de trabajo a tan sólotres o cuatro veces por semana y cumplir consus obligaciones profesionales desde su casa.En el caso de las mujeres, muchas veces lamudanza se ve acompañada por el abandonode la práctica profesional o por una reduccióntemporal de la misma.

El aspecto educativo se contempla del si-guiente modo: todos los habitantes entrevista-dos envían a sus hijos a escuelas privadas. Enla actualidad, la escuela estatal no es una alter-nativa para la clase media y media alta argenti-na. El sistema de enseñanza estatal, en francoretroceso en la capital federal, es todavía másdeficiente en los municipios del conurbano.Generalmente, la mudanza conduce al cambio deescuela. En Nordelta existen dos institutos derenombre: Cardenal Pironio y Northlands. Ade-más, existe una media docena de escuelas priva-das fuera de Nordelta pero relativamente cerca.

La población tradicional de Tigre puedepagar las altas cuotas mensuales sólo en algu-nos casos excepcionales. Además, las escuelasno están ubicadas en el área urbana tradicio-nal, sino en la cercanía de algún eje de trans-porte individual. Por este motivo, los padresdeben recoger a sus hijos en el coche. Esto pro-voca una doble exclusión y una masiva frag-mentación de los espacios sociales, ya que lasescuelas poseen una composición provenientecasi exclusivamente de los diferentes barriosprivados. Anteriormente, las escuelas privadasde la capital federal quedaban en espacios inte-grados. Ahora los escolares van rumbo a islas

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2en el centro de un medio deshabitado, por loque el contacto físico con otras clases socialesestá descartado. La fragmentación en las escuelasen Nordelta es todavía más profunda: los niñosno abandonan la ciudad privada nunca. El in-tercambio social se empobrece gracias a la ubi-cación espacial de los institutos y la compo-sición de los escolares.

Respecto a la función comercial, el cambioes todavía más fuerte: dentro de la capital fede-ral se da una alta concentración de negocios enubicaciones integradas urbana y espacialmentecon fachadas directas a la calle, por lo que lasnecesidades diarias pueden cubrirse a pie. Jun-to a la gran cantidad de supermercados, loscomercios minoristas independientes comocarniceros, panaderos, vendedores de pastasfrescas, verduleros/fruteros, kioscos y pe-queños bares generan la imagen típica de losbarrios tradicionales. La estructura comercialllena de vida las calles y veredas y los negociosson puntos de encuentro de la interacción so-cial. De la estructura social de la vecindad de-pende la calidad de la oferta, pero el comerciominorista en ubicaciones integradas es un ele-mento siempre presente. En cambio, la mudan-za a la vecindad privada obliga a las personas amodificar el modo de comportamiento tradi-cional y comenzar a hacer compras masivas parasus necesidades diarias. Sobre el punto, es im-portante mencionar que dentro de cada Barriode Nordelta no están permitidas actividadescomerciales, por lo que ir de compras significatener que usar el auto. Los centros urbanosdejan de ser atractivos para realizar esas com-pras. Un nuevo punto de atracción son losgrandes shopping centers suburbanos. Esto sepuede constatar en el asentamiento de comer-cios alrededor de un shopping de origen francés,

a doce kilómetros del barrio La Alameda y delos comercios alrededor del kilómetro 50 de laautopista a Pilar.

Las distancias suburbanas conducen a unatransformación en la cantidad de las compras.Las compras diarias y en pequeña escala se venreemplazadas por grandes adquisiciones quin-cenales o mensuales. Al mismo tiempo, estogenera una mayor fragmentación del espaciourbano, dado que el hipermercado aislado reem-plaza a los pequeños comercios minoristas.Sobre el punto, cabe mencionar que en muchasentrevistas se mencionó el centro de Benaví-dez, lindante casi directamente a Nordelta, comolugar habitual de compras. Pero esto se relati-viza: el objeto de las compras son artículos se-cundarios como galletas y chocolate o el servi-cio de comidas a domicilio. La parte de la ciu-dad en directa vecindad no es un auténtico lugarde compras, sino un lugar al que se recurre sólopor algunos servicios que no existen en Nor-delta. Esta última no reactiva el comercio localen las partes de la comuna que lo rodean.

La transformación del estilo de vida en eltiempo libre es una variable de peso en el análi-sis. Generalmente, la mudanza está estrecha-mente vinculada con la decisión concreta depasar más tiempo con la familia. Por un lado,en el caso de las tradicionales familias nume-rosas (padres, hermanos, sobrinos, etc.), me-diante la oportunidad que ofrecen la casa y lassuperficies verdes para invitar los fines de se-mana a amigos y parientes y pasar más tiempojuntos. Por otro lado, Nordelta ofrece no sólola posibilidad de tener mucho movimientofuera de la casa, sino también de una enormeplaza de juegos de aventuras, donde tambiénse puede hacer deporte. Otro aspecto de la “nue-va vida” incluye la nueva comunidad de los

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vecinos. Muchos de los habitantes se encuen-tran y conocen en el proceso de búsqueda devinculación comunitaria. Esta concentración enlo interno, en la familia, en el vecindario y en laexploración de Nordelta lleva a un alejamientode los contactos externos. Las actividades noc-turnas fuera de Nordelta requieren una ocasiónespecial. Las distancias se convierten en unumbral que impide el viaje a cines, restaurantesy bares, pero también la visita a amigos. La ofer-ta cultural y de la vida nocturna de la capitalfederal se vuelve poco atractiva. Las visitas alcine tienen lugar en los centros de cines al bor-de de la autopista, donde también se instalaronsucursales de conocidos restaurantes y bares delcentro de la ciudad. En otro orden de factores,los entrevistados expresan claramente la rápi-da disolución del vínculo con amigos, antesmuy estrechos, que viven en el centro de laciudad. Las visitas espontáneas y breves se vuel-ven infrecuentes debido a las distancias y a laintimidación de los controles personales.

ConclusionesLa tematización creciente de la inseguridad yla instalación de nuevas políticas de seguridadse puede interpretar como la creación de barre-ras mentales entre lo nuestro y lo extraño y, asu vez, en relación con barreras discursivas ydialécticas entre lo que son espacios seguros einseguros. Es interesante observar como estediscurso conlleva y fomenta la creación de ele-mentos espaciales, como por ejemplo las ur-banizaciones cerradas. Lo nuestro y lo extraño,los espacios seguros y la inseguridad no sonhechos concretos ni objetivos. Más bien sepueden interpretar como producto de una per-cepción altamente subjetiva, la cual es una viva

manifestación de los efectos causados por ba-rreras construidas mediante el discurso públi-co. En este sentido, parece importante el cen-trarse, desde un punto de vista discursivo, en ladeconstrucción de las estructuras interpretativasen diferentes esferas: la ciencia, la administración,los medios de comunicación o la política.

Las ideas acerca de la teorización de los estu-dios discursivos están en proceso de desarro-llo. Asimismo, se pueden deducir una serie deretos futuros. Por ejemplo, ¿cómo se puedeinterpretar la relación entre la estructura quepodemos escuchar a través del idioma y la per-cepción personal de los diferentes discursosen el sistema social? En este sentido, cabe re-saltar que por un lado podemos interpretar lasdiferencias entre la seguridad y la inseguridadcomo un constructo social –tal como vimosen el ejemplo del discurso de inseguridad enAlemania, el cual no tiene ningún fundamentoen base a las estadísticas de criminalidad exis-tentes. Pero, por otro lado, no se puede con-cluir que todo discurso de inseguridad carecede una base real. Se pueden criticar los discursoshegemónicos sobre la inseguridad, pero hacefalta ofrecer soluciones al sistema político paralas problemáticas que conmueven a la población.

A través de los debates científicos, mediáti-cos y políticos determinamos como se leerá einterpretará la ciudad y el medio urbano en unfuturo. En este sentido se define como se cons-truye la ciudad y qué medidas se toman paracombatir los sentimientos de inseguridad. Lacreación de los espacios ideales del futuro y dela ciudad se origina a través de conceptos im-plícitos. El estudio de los discursos de insegu-ridad puede permitirle a la investigación urba-na el obtener los medios para efectuar un análi-sis que permita acentuar el debate político.

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Eloy Méndez SáinzEl Colegio de Sonora

[email protected]

Cerrado y abiertoDispositivos arquitectónicos de la exclusión

ResumenLas nociones “espacio (construido) abierto” y“espacio (construido) cerrado” tienen signifi-cados específicos a raíz del movimiento mo-derno en la arquitectura. Con las innovacionesconceptuales y tecnológicas que incorpora elmovimiento, el diseño aligera el muro en del-gadas láminas de vidrio muchas veces trans-parente, exponiendo así la privacidad. Al mis-mo tiempo, se redefine la relación del edificioindividual con la ciudad: el edificio se aísla ydistancia de la vida cotidiana de los espaciospúblicos, induciendo la separación entre la vidaen la calle y la vida cotidiana dentro de las vi-viendas, las cuales a su vez están organizadasen conjuntos distintos a los barrios tradicio-nales. De la misma forma, la arquitectura mo-derna es descargada del ornamento que esprescindible para su estricta funcionalidad. Conello, la percepción del entorno construido de-pende de la capacidad de abstracción del ob-servador, derivando en una sutil pero legibleforma de entender la inclusión y la exclusión.

Palabras clave: espacio cerrado, Pabellón deBarcelona, Mies van der Rohe, autorreferencia.

AbstractThe concepts “open (building) space” and“closed (building) space” have specific mean-ings from modern movement in architecture.With conceptual and technological innovationsthat the movement incorporates, the designeases the wall through a lot of time transpa-rent thin glass sheet, showing privacy. Mean-while the individual building relation with citydefines again: the building becomes isolatedand separated from everyday life of public spa-ces, persuading separation of street life fromeveryday life in houses, organized at their timein different ensembles to traditional quarters.Likewise, the modern architecture is unloadedof the ornament that is dispensable to its strictfunctionality. So, the perception of buildedcontext depends of the observer abstractioncapacity, becoming in a light but legible way tounderstand inclusion and exclusion.

Keywords: closed space, Barcelona Pavilion,Mies van der Rohe, autoreference.

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2IntroducciónEl espacio cerrado no es una metáfora, es unámbito en el que no es posible entrar, es cerra-do en oposición a abierto. El cerramiento ex-cluye, la apertura incluye. En arquitectura estadicotomía se materializa en el muro y la puer-ta, los cuales poseen significados distintos.

El significado de estos elementos arqui-tectónicos es ambivalente en su dimensión sim-bólica. El tradicional muro de cal y canto sueleser evidencia de cierre indudable, pero el muromoderno de vidrio es, al contrario, abierto. Delmismo modo, la puerta se acciona tanto paracerrar como para abrir. La ambivalencia se mul-tiplica si el muro es de vidrio espejo, o si lapuerta es de vidrio transparente, pues así locerrado aparece abierto y lo abierto resulta in-accesible. Aperturas y cierres, reales o sugeri-dos, son manipulados por el diseño en el jue-go de las distribuciones que, apegadas al pro-grama, definen senderos de circulación, estan-cias, ritmos, simetrías, recodos, amplitudes, an-gosturas y sensaciones diversas. El cerramien-to primero se concreta al referirse a las rela-ciones sociales que lo establecen y naturalizan,después es asociado con la clausura del espa-cio físico.

El contenido del siguiente artículo abordaprecisamente este cerramiento del espacio. Suobjetivo es indagar en el campo de la arquitec-tura acerca de la búsqueda de seguridad. Paraello, se analiza cómo el arquitecto Ludwig Miesvan der Rohe emplea de manera paradigmáticael código de la arquitectura moderna en la obrafundacional del Pabellón Alemán de Barcelo-na –en un contexto aún dominado por la ar-quitectura tradicional–, contribuyendo a es-tablecer las claves de significados que luego han

de difundirse en innumerables ejemplos de laarquitectura del siglo XX.

Con tal persistencia y ubicuidad, dichas for-mas han logrado que a inicios del presente si-glo se entiendan en términos similares los ele-mentos arquitectónicos más comunes, lo mis-mo en la obra aislada que en el hecho urbano.En este último se observa también la simula-ción de arquitecturas tradicionales en un proce-so de construcción de la ciudad que muestra,con renovado vigor, la dimensión colectiva dela solución individual del espacio habitable.

La voluntad de la épocaSegún la opinión de Fitch (2003: 10), “ningúnotro edificio suelto del siglo XX iba a hacer másen el modelado de los gustos de esta era”. ElPabellón, construcción que representara a Ale-mania en la Exposición Internacional de Bar-celona de 1929, es encargado al arquitecto Miesvan der Rohe, quien materializa un programasimple orientado a resolver la presencia proto-colaria y circunstancial de los anfitriones rea-les, los reyes españoles. En 1929, en plena cri-sis económica mundial, el diseño del pabellónha de responder a la necesidad del albergue tran-sitorio, una casa digna del pueblo alemán, laCasa de Dios,1 ejemplo de la más avanzada tec-

1 Fagiolo (1977) muestra la recurrencia metafóricadel palacio o catedral de cristal como la casa de Dios,frecuente entre artistas y arquitectos alemanes en los añosfinales del siglo XIX y principios del XX, retomando lasfuentes esotéricas de los masones y los rosacruces, entreotras. Los expresionistas pugnan en 1914 por “la belle-za de la tierra cuando la arquitectura de cristal sea univer-sal” (Scheerbart, citado por Fagiolo, 1977: 211), prin-cipio fundacional que adopta en 1919 la Bauhaus, “lamás conocida institución artística de nuestro tiempo”(Hochman, 2002: 19), escuela a la que pertenece Mies:“deseemos, concibamos y realicemos entre todos el nue-vo edificio del futuro, que lo recogerá todo en una sola

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nología, transmisora del desarrollo de la indus-tria nacional en el contexto de maduración deldiscurso nacional socialista de la superioridadde raza.

La convicción de la relevancia de la obra haderivado en verdaderas magnificaciones de loscríticos, como la de Quetglas (2001: 21), cuan-do asienta que “el Pabellón de Alemania es lavarilla y el primer plato [de un malabaristaimaginario]. Sostenida en él, no sólo toda laobra anterior y posterior de Mies debería acabarvibrando, sino toda la arquitectura alemana,toda la arquitectura mundial, toda la historiaalemana, toda la historia universal”.

Sin embargo, no es suficiente el reconoci-miento del encanto casi mágico que ejerce unaexperiencia tan puntual, hay algo más, la ex-cepcionalidad del Pabellón “reside en el hechode que conseguía expresar, en los términos másexquisitamente pulidos y exactos, la más altaaspiración de una Europa atormentada por laguerra y la inflación. Aquí había esa claridad,orden y paz que Europa deseaba profunda-mente” (Quetglas, 2001: 11); es también una

obra síntesis de las vanguardias contemporá-

neas2. Esta interpretación extiende la tesis enun-ciada hacia 1923 por el joven Mies (2003: 25)en un aforismo que ha de convertirse en axio-ma central de la disciplina durante décadas: “laarquitectura es la voluntad de la época traduci-da a espacio.”3

El sitio elegido por Mies tiene ubicación es-tratégica: en el extremo sur de la Gran Plaza ysu Fuente Mágica, detrás de ocho inmensas co-lumnas jónicas que le precedían. Es suelo condeclive, donde el arquitecto alemán dispone unpodio o plataforma rectangular plana cubiertade mármol pulido, que en los extremos cortosprolonga en muros verticales, formando uncontenedor unido al suelo y al visitante por elhilo sutil de una pequeña escalinata perfilada.Tras la geometría exacta de cada uno de losmuros envolventes, la vista descansa en lechosde agua depositada en nichos que están deli-neados con aristas nítidas en la opacidad pétreasocavada, separando materiales contrastantespero homogenizados al brillo de la luz solar.El conjunto resalta sobre el imponente marcodel Palacio de Victoria Eugenia.

forma, arquitectura, plástica, pintura, y que un día se le-vantará hacia el cielo por el esfuerzo de las manos demillones de artesanos, cual símbolo de cristal de unanueva fe” (Fagiolo, 1977: 237). En ese momento, con-cluye Fagiolo (1977: 246), “la casa de cristal, catedrallaica, es con toda claridad el signo del nuevo mundo”.

Si bien Mies se incorpora a la Bauhaus para dirigirlade 1930 a 1933, año en que es clausurada por los nazis,su obra carece de la influencia de ésta, ya que mientrasdicha escuela abandera el compromiso social y la prácti-ca utilitaria, Mies se refugia en la búsqueda estética esen-cialista y perfeccionista (véase a Hochman, 2002: 338ss); “el lujoso pabellón alemán que construyó para laExposición Universal de Barcelona de 1929 –con deslum-brantes paredes de ónice y mármol y columnas croma-das– fue uno de los primeros edificios que puso de mani-fiesto la idoneidad del nuevo estilo arquitectónico paratodo lo que no fueran casas baratas, generalmente debaja calidad, para obreros”, evalúa Hochman, (2002: 358).

2 Montaner (2002: 88) apunta la confluencia múlti-ple del Pabellón, en el que “no sólo se fusionan clasicis-mo, racionalismo, neoplasticismo, expresionismo y su-prematismo, sino que en esta obra de la razón está total-mente presente la naturaleza (…) Abstracción y natu-raleza, tectonicidad y visualidad, la racionalidad de la líneay la sensualidad de la curva, el objetivismo cientifista y elsubjetivismo de Nietszche” (véase también Montaner,2000: 37). Esta diversidad de influencias, que coloca apartede las clasificaciones rígidas la figura de Mies, no riñecon el calificativo que le aplica Bassegoda (1984: 316):“el más puro de los racionalistas.”

3 Pedro Blas González (2003) reconoce en estas ex-presiones las creencias de Mies; el reflejo de los funda-mentos existenciales de la vida cotidiana, su tempera-mento, están fuera de la exigencia de ser argumentadas,explicadas.

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Entre aguas de transparencia quieta emer-gen los muros vítreos del pabellón, sólo inter-rumpidos por la opacidad del ligero plano hori-zontal de la cubierta: se trata de una casa devidrio. El techo transparente alude al Palaciode Cristal realizado por Joseph Paxton, el gi-gantesco edificio desvanecido de la industria-lización, una megaestructura concebida tantopara envolver los objetos expuestos sin entor-pecer la visibilidad en dirección alguna, comopara el lucimiento emblemático de la edificaciónen la monumentalidad de un lugar sin límites.4

En cambio, el recorte abrupto de la losa deconcreto anula en el pabellón toda apetenciade elevación desmedida, empequeñece todoémulo de la gran bodega explorando las posibili-dades de habitabilidad de la nueva combinaciónde materiales en presentación de casa, a escalahumana. La propuesta es audaz al diseñar conartificios industriales el espacio de la intimi-dad cotidiana, y lo es también por colocar con-creto armado sobre tenues cortinas de vidrio,eludiendo a la vez la sensación de aplastamiento.Es un edificio-manifiesto de principios.

No era la intención de Mies dotar al im-prescindible espacio minúsculo de las carac-terísticas reservadas al edificio que albergaríalas muestras de los avances de la tecnologíaalemana, cuyo programa era independiente deaquél. El propósito era destinarlo a la exclu-sividad del acto diplomático, de la conformi-dad momentánea de actores previsibles, sinmargen alguno de incertidumbre, un ritual pre-concebido en el marco de convenciones inter-nacionales. En el lugar se darían cita persona-

Foto 1. Vista de la fachada principal del Pabellón de Barcelona

Fuente: tarjeta postal, 2004.

4 El Palacio de Cristal, construido en Londres para laGran Exposición Internacional de 1851, “el edificio másaventurado y visionario de todo el siglo XIX “, es diseña-do en vidrio y hierro para albergar a más de treinta milvisitantes (Berman, 1989: 246). A inicios del siglo XX, elarquitecto Behrens, que incursiona en la casa de cristalaños antes, y maestro de Mies, preludia el pensamientodel alumno al reconocer que la rigidez y el escaso volu-men de los nuevos materiales contribuyen a la expresiónbella, pues “en cierto modo tienen un carácter desmate-rializante” (citado por Ewen, 1991: 194). Para Monta-ner (1999: 29), con esta construcción se franquea “la ba-rrera entre el exterior y el interior”, que después, con laestructura basada en el pilar, es madurada por la arquitec-tura moderna.

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jes habituados al protocolo de salones, galerías,cafés y, en general, a los espacios urbanos de lasgrandes ciudades occidentales, personajes quesin duda eran conocedores del ámbito corte-sano organizado en torno a las figuras reales,fijadas en la centralidad análoga que rige elsistema solar.

Se advertía la demanda de un escenario apro-piado para el evento acartonado, mismo en elque ya habían irrumpido tiempo atrás los em-presarios europeos. El guión estaba preescritoy los actores discurrirían de acuerdo a roles

Visto así, del teatro sólo se requería el esce-nario, proscenio incluido. Sitio autocontenido,lugar para estar en escena, preciso, nítido, aco-tado, en el cruce exacto del tiempo y el espacioelegido, a la vez que en el flujo fácil. La acciónen el escenario ejecuta lo que actores y públicohan previsto, a veces sin saberlo del todo, perosiempre siguiendo las reglas de la representa-ción circunscrita en el cuadrante visible a losespectadores. Detrás de bastidores han de movi-lizarse todos los trabajadores que hacen posibleel despliegue escénico, hasta los actores que

Foto 2. Vista interior del Pabellón

Fuente: tarjeta postal, 2004.

ensayados en innumerables ocasiones. ¿Quéactores participarían del evento? Únicamentelos propios involucrados, dispuestos a agru-parse en sitios propicios para verse y ser vistosy para ser después multiplicados en imágenesperiodísticas; la pose, el gesto y el vestuarioeran componentes naturales de la esfera de ladistinción. Acudirían solícitos de lejanos came-rinos, invitados con cortesía y anunciados conpompa.

salen y los que esperan turno, o los emergentes,o los colapsados y fuera de tono.

El perímetro del proscenio es rígido desdeel palco, pero permeable y cambiante del ladocontrario, en el que luz y penumbra son loscontrapuntos básicos del espectáculo. Todo loque sucede en el tablado es parte del mismoevento y obedece a la misma lógica circunstan-cial: el entrar, salir, pasar o permanecer. Roles yjerarquías han de ser inconfundibles para los

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2espectadores y actores, todo está dispuesto paralograrlo.

En pocas palabras, el escenario es un espa-cio crucero y es estático al mismo tiempo. Estaversatilidad es la que posibilita cambios detiempo-espacio a conveniencia. La separaciónselectiva del escenario del andamiaje complejodel teatro moderno, traslada al teatro griego, ala desnudez de la teatralidad pura. El diseñodel Pabellón de Barcelona debía suponer estasuerte de consideraciones.

La experiencia del estar y circular en el inte-rior del pabellón reconstruido transmite dichassuposiciones.5 El acceso sin puerta, la continui-

dad lisa del piso y la disposición de los muros,inducen al único punto focal: Amanecer, la es-cultura de Georg Kolbe ubicada en el fondo,único componente figurativo en el marco mini-malista.6 Después, el retorno por el pasaje alreverso del muro de ónice. Ya no es el pasofugaz por el antiguo teatro griego, sino lasoledad de la pose instantánea en el estudiofotográfico.

Escenario, espacio de la representación.7 Parala efectividad de la acción ha de vestirse segúnlas circunstancias. El sedimento formal prove-niente de la antigüedad clásica cae sin duda enel terreno de la especulación, porque no hay

5 El Pabellón fue desmontado en 1930 y reconstrui-do en la primera mitad de la década de los años ochenta(e inaugurado en 1986) con base en la investigación ydirección de Ignasi de Solà-Morales, Cristian Cirici yFernando Ramos, que escriben la memoria de la obra en1993. En ésta se reconoce que “su vocación es la circu-lación, la apertura y el tránsito a través del mismo” (Solà-Morales, et al., 2002: p. 36).

Foto 3. Amanecer, de Kolbe, en el espejo de agua interior

Fuente: el autor, 2004.

6 Este contrapunto es un recurso análogo al em-pleado en 1926 por Mies en el monumento en Berlínerigido en memoria de Karl Liebknecht y Rosa Luxem-burgo, en el que, sobre cuerpos prismáticos puristas,sobrepone el emblema figurativo de la hoz y el martillo,de pleno realismo comunista en la vecina unión Soviéti-ca.

7 Según Quetglas (2001: 51) las referencias formalesdel Pabellón son “el templo dórico y el teatro”.

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referencia explícita alguna que lo confirme.Esto reafirma la opinión de Ignasi de Solà-Morales (1998: 31), para quien “la obra de Miesno nace de la recreación de una naturaleza per-manente y transhistórica basada en los órdenesclásicos y en su gramática”, sino todo lo con-trario: “no parte de imágenes, sino de materia-les” (Solà Morales: 1998: 32).

Es indiscutible que la propuesta de Miesno se apoya en el proceso mimético de respal-do clásico, dado que no daría éste el sentido apremisas antihistoricistas. Sin embargo, estaposición no invalida analogías en la dis-tribución del espacio que clarifican el análisis.De igual forma, es poco probable que la pos-tura autonomista de la obra individual llegaraa ignorar el condicionamiento del filtro visualejercido por la columnata que antecedía al Pa-bellón. El énfasis en los materiales como pun-to de partida, concilia a la perfección con los

condicionamientos del lugar que Mies eligió,sin duda basado en razones de cualidades es-pecíficas del entorno. Sería un contrasentidopensar que luego las ignoraría en el diseño.

Mies opta por la reducción absoluta de lasformas, vistiendo el escenario8 con la metáforadel vacío: no hay pliegues ni escondrijos, sólola posibilidad de diferentes ubicaciones. El ta-blero implacable se recorta pulido en el perí-

Foto 4. Escorzo de la fachada posterior del Pabellón

Fuente: el autor, 2004.

8 De nuevo, Ignasi de Solà-Morales (1998: 34) sos-tiene que “es erróneo pensar en la arquitectura de Miescomo en un escenario, aunque sea vacío”, debido a queno responde a la tradición de la obra de arte como ejerci-cio de representación a interpretar por el espectador,sino al efecto moderno de shock de la imagen inesperada,sin convenciones visuales. Si bien este señalamientotiene la virtud de subrayar la condición fundacional de laobra de Mies, en el caso del Pabellón se tiene la funciónde escenario y, en consecuencia, así debía expresarse,según sostiene el propio autor al sostener que “nuestrosedificios utilitarios sólo pueden hacerse dignos del nom-bre de arquitectura si interpretan fielmente su tiempo,con su perfecta expresión funcional” (Mies, 2003: 33).

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2metro por muros y el desnivel que le levantadel suelo; los espejos de agua complementanla horizontalidad perfecta de la planicie quesepara del entorno y privilegia la vista, sugi-riendo las rutas inequívocas del proscenio. Lassutiles aguas de transparencia quieta serán, enlos extremos de la superficie, el remanso, laexpansión visual de la plataforma marmórea ysu angostamiento funcional.

Los muros envolventes bien pueden ser bas-tidores que fungen de telón de fondo. Detrásde ellos habrán de realizarse las maniobras in-visibles de cara al público presente o virtual.Después de los preámbulos necesarios al aco-modo, distanciamientos y conjunciones, sóloqueda, en el Pabellón, el espacio rector del con-junto. Bajo la delgadísima línea de la cubierta yamparados en la oscuridad vacilante del fondoinnovado por el ónice veteado, la sobriedad delas ligeras sillas solitarias anuncia la exclusi-vidad de los personajes ausentes.9 A diferenciade la ampulosidad grandilocuente del palacioañoso que basa la comunicación del mensajeen la redundancia sobrecargada de información,en el Pabellón, la redundancia recae en la reite-ración de las ausencias. El efecto de pantalla esreforzado por el muro-cortina de vidrio, com-pletando el nicho abierto a la vista. La obra sepuede entonces representar.

Es un montaje poco común no sólo por laprominencia de los actores, quienes motivantan especial esmero en el lugar, sino tambiénpor la revolucionaria fórmula arquitectónica

aprestada a las circunstancias. La desafianteesbeltez de los ocho pilares de acero laminadocon sección en cruz logra un delicado equili-brio gracias al forro impecable de metal cro-mado; la disposición aislada evita toda relaciónentre ellos y hasta el posible protagonismo,sugiriendo, a cambio, con elegante modestia,su admirable sumisión portante. El sutil colo-rante del vidrio apenas desliza el manto pro-tector frente a la masa potente de la pared deónice oscuro dispuesto en plano paralelo, conlo que evita la completa transparencia que arrui-naría su presentación triunfante –afirmada, deesta forma, con timidez, en un potente y ligeronavío anclado entre aguas–10 y eludiendo la ten-tación irreverente de la tecnología industrial an-

te materiales de reconocido linaje pero repen-tina obsolescencia. El vidrio, del mismo modoque el efecto del reflejo de todos los materia-

les, juega así entre la clausura y la transparen-cia, opone ligereza y pesadez.

Amanecer, esculpida en modesta piedra opacade piel granulosa, rústica, sin brillo –a diferen-

9 El llamado “Sillón Barcelona” es un diseño exclu-sivo de Mies para la ocasión. En la sesión inaugural, dosde ellos serían asientos reales de Alfonso XIII y VictoriaEugenia. Son muebles ligeros sólo en apariencia, comobien apunta Ignasi de Solà-Morales (1998: 19). Estossillones, taburetes otomanos y un par de mesas para lafirma protocolaria y para el champán del brindis, son elmobiliario del edificio en el área para el evento inaugural.

10 Esta doble ambivalencia de cierre-apertura y trans-parencia-reflejo en el manejo de los materiales, no sólodel vidrio, muestra la paradoja planteada en las anticipa-ciones de 1914 por Scheerbart (en Marchan: 1974: 87-91), quien aboga por abrir los prevalecientes espacioscerrados a través de la “arquitectura de cristal, que dejaráentrar en nuestras viviendas la luz solar y la luz de la lunay de las estrellas, no por un par de ventanas simplemen-te, sino, simultáneamente, por el mayor número posiblede paredes completamente de cristal, de cristales colo-reados.” Reconoce que esto podría parecer frío, pero sele antoja que “los colores en el cristal pueden surtir efec-tos muy calurosos” y sueña la Tierra enjoyada gracias a lasustitución del ladrillo por el vidrio, logrando “cosasmás exquisitas que los jardines de ‘Las mil y una no-ches’.” También se ocupa de aligerar las columnas ilu-minándolas y así “la arquitectura de cristal, mediante es-tas columnas luminosas, se convertirá en algo flotante.”Luego, con el concreto armado, ingeniado a manera debarco con los edificios en su plataforma, se lograría la“ciudad flotante”, móvil.

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cia de las estilizadas esculturas clásicas–, de-sentona a propósito en el nicho impecable degeometría abstracta. La reacción involuntariadramatiza el roce tangencial provocado por laluz levantina que la envuelve por completo,revelando la tan humana vulnerabilidad ejem-plificada en la espontaneidad circunstancial dela gesticulación instantánea, figura testimonialtanto de la teatralidad estudiada de personasreales, como de la rigidez geométrica. Acaricia-da por la sombra del alero protector de con-creto aligerado sobre las agujas relumbrantes,bien podría ser Venus que emerge fértil del aguay la tierra. Al lado del estuche pletórico de au-

sencia, en aras de la sofisticación y el poderestablecido, justo en el resquicio, surge poéti-co el murmullo de la vida terrena plena de luz.La casa sigue siendo refugio, pero nunca más

sin sol, sin la luz avasallante de los planos sinresquicios.

El Pabellón es arquitectura para represen-tar y se representa a sí misma. También el lugarestá diseñado para ser visto, es una obra quenarra sintética su destino y para ello se vale delos recursos del agua y la escultura. El juego deplanos luminosos no es suficiente para comu-nicar los mensajes contenidos en un espaciode fuerza simbólica desbordante. Sobre un pro-grama arquitectónico simple se levanta un edi-ficio que, con extraordinaria economía de ele-mentos constitutivos, patentiza relaciones so-ciales y valores culturales complejos. La solu-ción moderna parte de un supuesto: la trans-parencia de los poliedros aislantes de la vidaprivada.

Foto 5. Espejo de agua externo del Pabellón

Fuente: el autor, 2004.

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2El pabellón recuerda Las Meninas, el cuadro

de Velázquez, metáfora del ordenamiento delmicrocosmos cortesano en torno a los perso-najes de la monarquía.11 En esta pintura del ba-

rroco se emplea el lenguaje figurativo para se-ñalar lo impresentable, sugiere lo que no es ne-cesario decir mediante volúmenes materializa-dos para mostrar evidencias. El pintor fuerzala interpretación a través de la descripción deuna escena cotidiana que sólo es el medio parala evocación del poder inmanente. El vacío dela ausencia es autorreferido a través de los reyesque ordenan la sociedad, que después rigen lacomposición del cuadro y, por último, inducenal observador la lectura del cuadro sin presen-tarse, si acaso sugeridos por un espejo que re-fleja a lo lejos su silueta, pero incapaz de repre-sentarlos tal cual, según indicaban entonces losprincipios de la naturaleza, brindando el resulta-

do estético “verdadero”12. Es decir, en el mar-co de las posibilidades de resolución de las cir-cunstancias, que quizá Velázquez aprovechó pararepresentar las representaciones de la época13,la pregunta esencial queda en el aire: ¿qué quisorepresentar el pintor? Por lo que llama la aten-ción el manejo del vacío como recurso signifi-cativo.14

De modo similar, la vaciedad del Pabellónestá referida a sí misma. El diseño del Pabellónes metáfora del teatro y del coro, es autorrefe-rencia del vacío.15 Además, Mies van der Roheemplea un recurso fundamental de la represen-tación: la máscara. Mientras el concreto, el már-

11 El cuadro conocido como Las Meninas (1656), rea-lizado por Diego Velázquez (1599-1660), representa ala familia de Felipe IV. El entorno cortesano de esta obra,en apariencia circunstancial, es tan importante en la in-terpretación, que los exegetas se han empleado a fondopara precisar la cámara del antiguo Palacio del Alcázar deMadrid (véase Moffitt, 1991: 242); no es casual esta preo-cupación de larga trayectoria, ya que la búsqueda de clavesocultas implica reconstruir el escenario íntimo del po-der ilustrado a medias, forzando la observación del his-toriador del arte desde tiempos tempranos, como en elcaso de Palomino (1724, citado por Moffitt, 1991: 234),quien aventura “el lienzo, en que está pintado [Veláz-quez y Las meninas] es grande, y no se ve nada de lopintado”, pues el presunto objeto del pintor, los reyes,no aparece en el cuadro. En cambio, Maravall (1999:113) señala que en Las meninas no se trata de representarmediante la pintura lo que el espejo refleja, sino “captarla esencia, porque la esencia es lo que es una cosa”.Incluso, los eruditos sostienen que la silueta de los reyesreflejada en el espejo no corresponde al punto de fugaque obliga la disposición del cuadro, por lo que los reyesno estaban frente al espejo (Wolf, 2000: 87), con lo quecontradicen las aportaciones de Moffitt (1991) al res-pecto, lo cual multiplica las interrogantes acerca de lasintenciones del pintor y las circunstancias de la realiza-ción de cuadro.

12 Fagiolo (1977: 232 y 233) recuerda la Jerusaléncelestial propuesta por Taut en 1919 (Die Stadtkrone), encuyo centro debía emplazarse la casa de Dios, un granespacio abstracto de cristal que reflejaría la luz solar enmúltiples colores y, con ello, “el culto al espacio vacío(…) es reemplazado por la transformación de la luz enlos cambios de color (…) y, por tanto, la adoración delos colores y los volúmenes puros bajo la luz”.

13 Siguiendo la línea de esta posible idea, Wolf (2000:87) dice que “Velázquez pintó un retrato sobre el arte depintar retratos o (…) hizo un cuadro sobre el modo dehacer cuadros”. mientras que Foucault (1984: 25), opinaque “Quizá haya, en este cuadro de Velázquez, una repre-sentación de la representación clásica y la definición delespacio que ella abre”.

14 Este asunto no es trivial, ni nuevo en la sensibi-lidad de los observadores, como señalaría Wickhoff enun relieve celebratorio de su obra titulada Römische Kunst.Die Wiener Genesis, escrita en 1895 (citado por Quetglas,2001: 19): “allí donde el séquito debiera ser mayor, pararepresentarlo junto a él, allí el espacio ha quedado vacío,para otorgárselo todo a él, precisamente porque se tratadel séquito del emperador”. Foucault (1984: 25) insisteen la presencia de la ausencia aludida “allí (en Las meni-nas), en esta dispersión que aquélla recoge y despliega enconjunto, se señala imperiosamente, por doquier, unvacío esencial: la desaparición necesaria de lo que la fun-damenta –de aquél a quien se asemeja y de aquél a cuyosojos no es sino semejanza. Este sujeto mismo –que es elmismo– ha sido suprimido. Y libre al fin de esta relaciónque la encadenaba, la representación puede darse comopura representación.”

15 Para Ignasi de Solà-Morales (1998), la obra de Miesposee el carácter autorreferencial por su presentación

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mol y el vidrio aparecen fieles a la materia queles constituye, el acero estructural de los pi-lares ha de ocultarse bajo el laminado brillan-te; aunque superficie y “alma” del poste sonmetálicos, cubren roles distintos. No es el solocontraste de forma y contenido dilucidadomediante una elección estética, tampoco es ladecoración del metal bruto, actitud expulsadade la ética racionalista moderna, donde la for-ma ha de derivar sin mediación de las solu-ciones funcionales, al tiempo que el ornamen-to es apartado por disfuncional, por ajeno a lareclamada “esencia”. La relación de ética y es-tética, Mies (2003: 48) la sintetiza en la máxi-ma que retoma de San Agustín, “lo bello es elresplandor de la verdad”.

La autosuficiencia estructural de la unidadintegrada de pilares y cubierta, desecha la pre-sencia de los muros de mampostería, de ahí,en su lugar, la presencia del vidrio, el sustitutoligero, limpio y translúcido. Por su parte, elmuro de ónice juega un papel por completodiferente. Tampoco es éste un muro conven-cional que soporte la carga de la cubierta, essólo el relleno necesario de uno de los planosde la composición plástica. Es el plano que simu-la un muro innecesario para la estructura perorequerido para telón de fondo, anunciado trasel cristal. En otras palabras, este plano rebasa loscaracteres de la funcionalidad para convertirseen la apariencia de un muro que soporta el con-junto, lo ampara, lo estabiliza a la vista; son lasconcesiones del minimalismo en virtud de losefectos dramáticos.

Foto 6. Paneles de cristal y vista del interior, con la escultura Amanecer al fondo

Fuente: el autor, 2004.

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autónoma, que empieza y acaba en sí misma, con la par-ticularidad de que contiene un mensaje ético de con-tribución a la honestidad y verdad de la sociedad.

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2Del mismo modo que los muros perime-

trales –también planos compositivos que sir-ven para delimitar la caja del escenario–, queson y parecen bardas, el muro veteado del inte-rior visible es poderoso, emblemático, inflama-do para simular la pieza que ancla en tierra lafragilidad etérea del pabellón, y es de paso elsoporte visual de la techumbre. Sin embargo,todos los muros de travertino, mármol verde yéste de ónice, son placas sostenidas por estruc-turas metálicas ocultas, en donde la piedra noactúa como elemento de soporte, no se sos-tiene siquiera sobre sí misma: funcionan para

dividir, cerrar y ofrecer contraluces, texturas,colores, sensaciones, una verdadera estilizacióndel diseño de raíz funcional.16

Menos es másLa obra de Mies queda representada medianteaproximaciones. Primero, el edificio queda em-plazado en el manto generoso de los palacios yjardines que lo amparan, depositado en un ex-tremo visual preparado por la nobleza de laGran Plaza y anunciado con grandiosidad porlas columnas exentas, límite del espacio con-sagrado para entrar al templo laico. Tan con-ciente se fue de esto que dichas columnas semantuvieron para la Exposición, lo que noocurrió en otras partes de la Plaza, donde co-lumnas similares fueron demolidas.17

Foto 7. Vista del Pabellón, con el espejo de agua interior

Fuente: el autor, 2004.

16 Para Umberto Eco, et al. (2004: 394), tales solu-ciones son congruentes con el clima estético de iniciosdel siglo XX, cuyo esencialismo funcional de la estética de

la máquina no rechaza del todo al formalismo, pues “elideal de un design esencial alterna también con el del sty-ling, según el cual a la máquina se le dan formas que noderivan de su función sino que tienden a hacerla másagradable estéticamente y más capaz de seducir a susposibles usuarios.”

17 Véanse las imágenes de Solà-Morales et al. (2002),así como las de Quetglas (2001: 39 ss), para quien esto

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Después, el podio y la barda semiabierta demármol blanquecino recortan la mirada delobservador cercano, marcan el umbral del nichoque se integra al entorno por enlaces visuales yfuncionales, pero se diferencia del mismo porel tratamiento autónomo, y obliga a concen-trar la mirada en el Pabellón. Es la arquitecturapresentada como espectáculo. Por último, enéste ha de ofrecer los secretos del microesce-nario montado, de los materiales tratados concuidado para no vulnerar su naturaleza, de laestructura exhibida por ser verdadera (en ellaradica la forma de la arquitectura, sólo ha derevestirse entonces por velos de cristal) y delconjunto ordenado por las reglas de la racio-nalidad modernista. Es una secuencia que reve-la los artificios empleados por una estrategiade diseño, valida aún, de manera contradicto-ria con sus principios, de la simulación de ele-mentos constructivos, so pretexto de otorgarlesnuevos roles. Es, además, una forma de conce-bir la arquitectura individual como hecho ur-bano, obra colectiva arraigada en el lugar.

El momento último ofrece el contacto conla arquitectura, cuyo reto es ser la expresión desu época, pasando de la representación a la ex-presión. Mies (2003: 31-33) lo alude recono-ciendo, en 1924, que los edificios más destaca-dos de la historia “son impersonales por natu-raleza. Son la pura expresión de su tiempo. Suverdadero sentido es que son símbolos de suépoca”, de donde deduce que los edificiosmodernos deben ser laicos, utilitarios y expre-sivos de su funcionalismo.

Acero, vidrio, mármol, ónice y agua en cier-ta manera se oponen, se diferencian entre sí

por su materialidad concreta, por sus funcio-nes. Mas el tratamiento bruñido de los tresprimeros los homogeniza con el cuarto, ya queespejean todos. En el juego de espejos, la lisu-ra de cada plano se descompone en imágenescon vida autónoma, distrayendo la mirada enprofundidades ilusorias. La impronta de mo-dernidad no proviene tanto de la naturaleza delos materiales empleados, como de su trata-miento.18 El vidrio es signo de modernidad: elreflejo de superficies espejeadas elimina el es-pesor de piso y muros, aleja en la profundidadlos referentes laterales, ensancha a la vista elespacio que se percibe ilimitado, continuo. Espor ello un no-lugar, espacio inapropiable.

Sin embargo, la transparencia es engañosa yrefractaria a la penetración visual. La cortinade vidrio “abre” el espacio desde adentro haciafuera, más que al espectador externo,19 prelu-diando el socorrido empleo del vidrio espejopor la arquitectura de la modernidad tardía.Según R. Haag Bletter (2001), el manejo delvidrio en Mies es un resabio expresionista, irra-cional, interesado más en los reflejos de la luzque en la transparencia modernista; la ausenciade ornamentos es sin duda un rasgo raciona-lista, pero los reflejos en el vidrio y el ónicealimentan la experiencia sensorial. La relaciónentre espacios públicos y privados, que podríapercibirse como disuelta en el manejo de losmuros externos de vidrio, es en realidad reforza-da para evidenciar el cerramiento y separacióninconfundible de ámbitos, aunque queda abier-ta la ambivalencia del cierre que no es total ycontundente. “En los proyectos de casas-pa-tio de los años treinta, Mies también hace que

muestra la afición de Mies por los diseños tipo collage;esto es, la composición de la unidad del edificio en basea piezas ajenas.

18 Véase a Solà-Morales et al. (1998: 13).19 Quetglas (2001: 65) lo ilustra con una crónica pe-

riodística de 1929.

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2las paredes transparentes den a espacios cerra-dos sobre sí mismos mediante altos muros”(Haag Bletter, 2001: 70).

Este efecto de encierro es contradictorio dela disposición constructiva del autor, para quien“las estructuras de hormigón armado son es-queletos por naturaleza. No tartas. Ni fortale-zas. Columnas y jácenas eliminan paredes decarga. Es construcción de piel y huesos” (Mies2003: 26). En otras palabras, la desnudez cons-tructiva es un derivado estético de la decisiónestructural, si acaso “cubierta” por vidrio, ma-terial que juega entonces un papel ambivalente.Asimismo, la privacidad, botada por la opacidaddudosa de vidrios coloreados o esmerilados,ha de auxiliarse con recursos agregados, de talmanera que se evidencia el empleo emblemáti-co de los materiales antes que su misión fun-cionalista.

El estilo internacional ha de dejar claro quelas cortinas de vidrio no mostrarán los inte-riores de las construcciones, sino que las ocul-tarán. De ahí que el manejo de las superficiesvítreas anticipen la ambigüedad en la simbóli-ca de la arquitectura moderna en supuesto des-tierro, pues “la ‘transparencia’ de la arquitectu-ra de vidrio de los expresionistas y de Miesvan der Rohe incluía desde el principio sureverso: la translucidez oscura y lo antirracio-nal” (Haag Bletter, 2001: 72).

El montaje constructivo está diseñado paraescenificar la reunión cosmopolita con ascéti-co sabor germano, es el evento que le da senti-do. Sin actores, el espacio dispuesto quedaquieto sobre el pedestal de la plataformamarmórea y revela la vocación de estuche demuseo carente de pieza de exhibición, de capu-llo abandonado, en donde es inocua la visita

contemporánea a un edificio cuyo atractivo re-side en el testimonio, más que en la reproduc-ción de la vivencia. No obstante, permite tam-bién descifrar el carácter arquitectónico de laobra, facilita el desmontaje imaginario de laspiezas, aclarando la lógica del ensamble.Además, se fortalece la hipótesis de la autoex-hibición en términos de edificio monumento.

Es aquí donde emerge la figura del espacioarreglado a manera de dispositivo, de artefactoconcebido para funcionar de acuerdo a deter-minados mecanismos y generar el efectodeseado en actores y espectadores, una funcio-nalidad determinada gracias a la manipulacióninstrumental. En la época de la transformaciónde la tecnología edificatoria de acuerdo a nece-sidades y satisfactores masivos y seriales de lasgrandes ciudades, el dispositivo espacial debióconcebirse análogo a las máquinas (prototiposde barcos y aviones guiaron con frecuencia eldiseño arquitectónico), del mismo modo quelas economías expresiva y constructiva se fa-miliarizaron con la pintura abstracta. El dis-positivo de habitar en forma de casa de cristalno sólo exhibe a los residentes, también la re-fleja. Con su novedoso régimen de luz, la hacevisible del mismo modo que la confina al es-pacio privado: un paradójico confinamiento enespacios que redundan en la iluminación, lavisibilidad, la apertura y la transparencia, dondeel encierro se ha naturalizado por la mediaciónhomogeneizadora de la normatividad y es, enla misma medida, descargado de la valoraciónnegativa de la segregación.20

20 En un medio de redundancia de espacios cerradosy relaciones disciplinarias es anulado el efecto de segre-gación; “todo lo contrario, su difusión, lejos de escindiry poner tabiques, hace homogéneo el espacio social” y,más aún, “las disciplinas crean sociedad” (Ewald, 1990:165).

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Los dispositivos de habitar son, en su di-mensión física, arquitectura, soportes dondese fija la distribución del espacio sujeto a uncierto orden normativo,21 pero ante todo “sonmáquinas para hacer ver y para hacer hablar”(Deleuze, 1990: 155), bien captadas en la céle-bre tesis de LeCorbusier (1964: 83): “la casa esuna máquina de habitar” y pocos años despuésextendida por Mies (2003: 30): “si alguienlamenta que la casa del futuro no sea hechacon trabajo manual, olvida que hace tiempo quea los automóviles no los fabrican los guarni-cioneros”.

Aunque, inspirado en el contexto produc-tivo y emplazado en el marco festivo de lasindustrias de punta, el Pabellón de Barcelonaestá lejos de ajustarse sólo a los fines utilita-rios. La relativa pequeñez del edificio no tienenunca lugares reducidos, pues éstos, incluidoslos exteriores, tienen la holgura necesaria paralos usos a que están destinados. Esto le confierela capacidad de transmitir la versatilidad delconfort para la estancia breve y el tránsito flui-do, lo que lo constituyó en un refinado, peroextraño, andamiaje para habitar que además de-bía comunicar sin interferencias las fáciles cla-ves de su funcionamiento.

La simplicidad del diseño permite al ob-servador captar de una vez el conjunto y dife-renciar las partes y, por tanto, ubicar las posi-ciones individuales apropiadas de la concurren-cia con la precisión del tablero de ajedrez. Tan-to la apariencia impecable como la nitidez de

las aristas de los bordes, la precisión de losvértices, la exactitud de las masas prismáticas,la modulación matemática de planos y volúme-nes y la sensación de ligereza de los elementosverticales, completa la fórmula del novedosodispositivo mecánico. Al mismo tiempo, el cal-culado emplazamiento de las partes, el mármolfirme y limpio del piso, o la cinta exterior en-volvente, y aun el contrapunto del desnudoescultórico, transmiten la dignidad de los tem-plos griegos, la distinción de los ambientespalaciegos.

Dicho de otra manera, la racionalidad deldiseño tiene la pretensión de seducir: la claraintención de convencer de las bondades de lasinnovaciones, además de la necesidad de faci-litar la comprensión inmediata del entramadogeométrico, obliga al autor a extremar la sim-plicidad de las distribuciones y descargar decomplicaciones el circuito a transitar. No hayvericuetos, ni misterios, ni expectativas sosteni-das, sólo la seductora sencillez que intriga porla novedad misma. Sin embargo, el irresistibleatractivo de la perspectiva abierta también di-suelve todo obstáculo físico a participar en elespectáculo, pues el andamiaje está sometidoal poder absoluto de la mirada, que salva demanera inusual el traspaso de los espacios in-teriores.

Interior y exterior de la construcción se co-nectan ahora sin dejar de ser ámbitos diferen-ciados. En las edificaciones urbanas convencio-nales la privacidad se resguarda entre muros“ciegos” o “cegados”, porque impiden ver, sonopacos a la mirada intrusa. El empleo moder-no del vidrio es propiciado, primero, por la tec-nología que libera al muro del compromiso decarga y, después, por la necesidad de evitar laconectividad visual de los espacios que separa.

21 En la normatividad que estipula la visibilidad, “laarquitectura es el instrumento, la técnica, el dispositivogracias a los cuales, en la ausencia de un soberano estarála posibilidad de una objetividad del juicio de uno mis-mo sobre sí mismo, gracias a los cuales esa objetividad(…) podrá constituirse por obra de un mecanismo deautorreferencia” (Ewald, 1990: 166).

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2La transparencia del vidrio persiste en la sepa-ración, aunque difumina la privacidad del in-terior.

Por extensión, lo comprendido en el espa-cio edificado está en el interior y, en consecuen-cia, incluido; por oposición, lo del exterior pasaa ser lo excluido. Con la interposición de lalámina de vidrio, y más aún de linderos sóloconvencionales, la separación se torna más sim-bólica que física o, si se prefiere así, la sepa-ración virtual evidencia el carácter simbólicode la distinción. La operación precedente es lade clasificar y diferenciar las partes de la uni-dad a separar.

Esto lleva de nuevo al tema de la dicotomíade espacio abierto (positivo) y cerrado (negati-vo). Quetglas (2001) ha abonado el terreno consu brillante análisis para sostener que, pese alempleo del vidrio y la planta libre, el Pabellónes percibido como un espacio cerrado, igual quela obra posterior de Mies. El espacio no se des-borda al exterior a través de las paredes acrista-ladas, o de los vanos sin puertas, por el con-trario, es retenido en un interior definido porlas placas de piso y cubierta, percepción reforza-da por la plataforma elevada sobre el suelo. “Laincomunicación entre interior y exterior, entrearte y vida, está tan asegurada, desde antes yade la arquitectura, que se ha vuelto innecesariopronunciar la clausura. Es más, presentar la in-necesidad de barreras demostrará lo infranquea-ble de las diferencias. Las paredes pueden serde cristal: no hay tránsito de un lado a otro”(Quetglas, 2001: 78).

La ausencia de columnas en las esquinas yla casi invisibilidad de las ubicadas en el inte-rior elimina toda posible agarradera visual, en-fatizando el “vacío incolmable” del escenarioconstituido por las superficies horizontales.

“La experiencia propia del escenario miesianoserá el sentido de la exclusión: observar un es-pacio en el que no se está, desde un espacioque no se ocupa, cruzar por una demarcaciónde lugares, atravesar sin permanecer, en unamarcha que se desliza, que va resbalando obli-cuamente” (Quetglas, 2001: 93). Es decir, elminimalismo22 expresivo redunda en la descargade la dimensión comunicativa de la arquitec-tura basada en el principio de obtener más conmenos elementos. La obsesión abstracta debiócombinarse con la búsqueda de la obra perfec-ta y el orden absoluto.23

Estar “en” este espacio interior sugiere lasensación del paradójico equilibrio de estar enuna jaula sin paredes y suspendida en el aire.También es reconocerse ajeno, sin expectativasde domesticar la construcción refractaria a losafectos: es la casa inhabitable, según se recono-ció en la casa Farnsworth.24 En consecuencia,la persistencia y difusión de tal arquitecturaconduce a la expresión moderna de la exclusiónen la ciudad.

ConclusiónLa propuesta de Ludwig Mies van der Rohe enel Pabellón de Barcelona es una experiencia

22 “Menos es más”, diría Mies en uno de sus aforis-mos (Fitch, 2003: 15; Fernández-Galiano, 2001: 2).

23 El esencialismo de Mies es señalado sin ambagespor Jencks (1983: 95): “tanto para los críticos comopara los habitantes de su arquitectura el problema deMies van der Rohe radica en que exige un absoluto com-promiso con una visión platónica del mundo para quepodamos apreciar sus edificios.”

24 La casa de Edith Farnsworth, realizada por Miesvan der Rohe hacia 1951 al sur de Chicago, en un entor-no bucólico a la vera del río Fox, es otra casa de cristalelevada sobre el suelo y fuertes similitudes con el Pa-bellón, motivo de un escandaloso litigio por los hono-rarios del arquitecto (Fernández-Galiano, 2001: 36-38).

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paradigmática de la modernidad arquitectóni-ca del siglo XX. En ella se muestra la relatividadde las nociones dentro-fuera y abierto-cerrado,lo que origina múltiples ambivalencias respec-to a la inclusión y la exclusión en el espacio.Tales ambivalencias serán el motivo de lectu-ras múltiples de soluciones particulares y serán,agregadas al diseño urbano, la razón de exclu-siones virtuales de espacios concretos. El di-seño abstracto del entorno construido reque-rirá de usuarios y “lectores” iniciados que es-tén advertidos de las claves crípticas y será, porlo mismo, refractario a los reclamos de identidad.

reconoce que este “espacio único y transparente” tieneen la experiencia americana de Mies similar trascenden-cia que el Pabellón en su trayectoria alemana. Tras habi-tarla y padecer la absoluta inadecuación de la casa al me-dio, la misma dueña la reveló inhabitable. Es un caso quecorrobora el juicio lapidario emitido por Mumford (enEl Juicio contra la Arquitectura Moderna, citado por Jencks,1983: 96): “su propio gusto sobrio (de Mies) daba aestas cajas de vidrio vacías una pureza formal cristalina;pero existían sólo en el mundo platónico de su imagi-nación y carecían de relación con el lugar, el clima, elaislamiento, la función o la actividad interna; daban laespalda a todas estas realidades”.

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Liliana López LeviUniversidad Autónoma Metropolitana

Unidad XochimilcoDepartamento de Política y Cultura

[email protected]

Nogales, ciudad y frontera:el sentido del encierro

ResumenEn Nogales, a imagen y semejanza de otrasciudades del mundo capitalista, las personasse encierran cada vez más en espacios fortifica-dos. El fenómeno es más patente en el ámbitode vivienda. Desde hace casi tres lustros em-pezaron a construirse fraccionamientos cerra-dos y la tendencia va en aumento. El encierroprovoca la desarticulación, fragmentación ysegregación de la ciudad. Sin embargo, residen-tes e inversionistas lo ven positivamente. Apartir de lo anterior, surge la pregunta: ¿quésentido tiene el encierro en la frontera norte?Para responderla, el presente artículo aborda elproblema de la construcción del espacio sociala partir de lo real, lo imaginario y lo simbólico.Los tres registros de la experiencia son utiliza-dos como categorías de análisis que le dan sen-tido a un territorio fronterizo y que nos llevana enfocarnos en tres imaginarios urbanos queexplican el encierro: miedo, consumo y simu-lación.

Palabras clave: imaginarios urbanos, miedo,consumo, simulación, Nogales.

AbstractIn Nogales, as well as in other cities in the ca-pitalist world, there is a growing tendency forpeople to enclose themselves in fortified spaces.The phenomenon is more obvious in housingenvironments. Gated communities began to beconstructed almost fifteen years ago and thisis increasing. In spite of the facts that enclo-sure provokes city disarticulation, fragmenta-tion and segregation, investors and residentssee it positively. From the above mentionedthe question about the effect that enclosurehas in the Mexican-American border arises. Toanswer this, the present article focuses on theconstruction of social space from the real, theimaginary and the symbolic. These three facetsof human experience are used to analyze threeurban imaginaries that explain the rationale forenclosure: fear, consumption and simulation.

Key words: urban imaginaries, fear, con-sumption, simulation, Nogales.

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2IntroducciónEl paisaje urbano de Nogales, Sonora, se ca-racteriza por ser agreste, lleno de cerros y caña-das, con calles que terminan en escaleras y otrasque se truncan ante laderas empinadas. Es unaciudad que crece a partir de la frontera y de lamaquila, así como de los emigrantes en buscade fortuna que la habitan temporalmente, losque están a punto de cruzar, los que fueronregresados y los muchos que terminan quedán-dose. Es un lugar donde el andar se ve inte-rrumpido por dos tipos de barreras, la naturaly la impuesta por el país vecino. Pareciera queya no hacen falta más bardas, sino lograr acuer-dos y abrir espacios; sin embargo, al interior dela ciudad, en los ámbitos habitacionales, se re-producen los muros porque los colonos e in-versionistas piensan que hay que defenderse,que hay que crear pequeños mundos protegi-dos que miren hacia adentro y se presentencomo una alternativa al caos que ha quedadofuera, en el resto de la ciudad. El encierro habi-tacional en Nogales es incipiente y abarca aúnpocos fraccionamientos, pero la tendencia seperfila en crecimiento. Las nuevas promocionesinmobiliarias venden el concepto y los consu-midores lo aceptan con beneplácito.

Lo anterior resalta ante la visión expuestaen varios textos académicos en los que se afir-ma que el fenómeno desarticula y segrega a laciudad (Cabrales et al., 2002; Giglia, 2002 y 2003;López y Rodríguez, 2004a y 2004b, Méndez,2002b; Valverde, 2003, entre otros). No obs-tante, esto no parece preocupar a sus habitantes,por lo que, a partir de lo anterior, surge la pre-gunta que guía el presente trabajo: ¿cuál es elsentido del encierro?

Para encontrar una respuesta nos hemos acer-cado al psicoanálisis, específicamente el desa-

rrollado por Braunstein y Lacan, quienes ha-blan del sentido y nos conducen hacia los ima-ginarios. Con base en lo anterior, buscamosaquellos imaginarios que día con día confor-man la ciudad, le dan sentido al territorio ypermiten que se moldee el entorno.

La información local de Nogales manejadaa lo largo del presente documento, proviene derecorridos por la ciudad, entrevistas y pláticasrealizadas con diversos actores sociales, entrelos que se encuentran habitantes de los espa-cios cerrados, funcionarios locales, promoto-res inmobiliarios y artistas, así como de docu-mentos municipales referentes a los fracciona-mientos.1 Como resultado del trabajo elabora-do, hemos definido como tales a poco más deuna decena de fraccionamientos cerrados den-tro de la ciudad.

El artículo parte de la premisa de que la se-gregación y el encierro no se encuentran sóloen la lógica del capital, sino que éste compartela responsabilidad con la población. Si bien lagente tiene menos poder que los promotores yplanificadores del espacio urbano, es a travésde sus imaginarios que se acepta una dinámicaque favorece la intolerancia, la exclusión y lasegregación en favor de un territorio que, másque convertirse en un sustrato de identidad yun espacio para la vida comunitaria, se vuelveun negocio para gobernantes, empresarios e in-versionistas.

1 El trabajo se realizó en el marco del proyecto deinvestigación de El Colegio de Sonora “Comunidadescercadas: estudio de una arquitectura y urbanismo alter-nativos a la luz de la experiencia de la frontera norte deMéxico (1980-2003). Las entrevistas se realizaron enoctubre de 2004 y en febrero-marzo de 2005.

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Nogales, SonoraEn el principio era el caos. Nogales es un lugaren la frontera norte mexicana con espacios ur-banos sobrepuestos, con emigrantes, trabaja-dores de la maquila, grandes terratenientes,promotores inmobiliarios, vendedores enfoca-dos al turismo que comercian medicinas, arte-sanías y alcohol, traficantes de humanos y dedrogas, empresarios, madres de familia, buró-cratas, jubilados, artistas, niños, jóvenes y múl-tiples actores que traducen sus mundos en es-pacios cotidianos, en lugares de oportunidad,en pequeños rincones que en su conjunto con-forman una ciudad que, de una manera u otra,atrapa a los visitantes y que, a través de un ex-traño encantamiento, hace que muchos termi-nen por quedarse en ella.

La ciudad surge a fines del siglo XIX a partirde las vías del ferrocarril y de una frontera in-ternacional: una línea que queda plasmadamaterial y simbólicamente en el territorio amodo de una gran cicatriz, un muro que, porencima de todo, separa a México de EstadosUnidos. La contigüidad física con Arizona –don-de se encuentra parte de las familias de losnogalenses y es utilizado por los mismos comolugar de compras y de paseo– no implica con-tinuidad sino ruptura, lo que contribuye a dar-le el carácter transitorio, fronterizo y fugaz a laregión, a hacerla diferente del resto del país.

La valla que separa a ambos países refleja elsentir de mucha gente en letreros improvisa-dos que maldicen a los yankees o expresan laopción de “vivir para ser libre o morir”. Demanera más estructurada, algunos artistas plas-man sus propuestas, y el sentir de miles demexicanos, en el muro y con ello hacen de lavalla un lugar digno de visitarse. En el centrode la ciudad, cerca de la garita, se ven decenas

de cruces que representan a los que murieronen su intento por cruzar al otro lado; un pocomás adelante hay una obra plástica donde, amodo de códice, se representan las vicisitudesdel emigrante, las persecuciones y los abusos.Esta última es creación del grupo Yonke, con-formado por Alberto Morackis y GuadalupeSerrano, y es complementada por unas láminascaladas, aportación de Alfred Quiroz, quemuestran símbolos prehispánicos y figuras queremiten a Posadas, en particular la que mues-tra un camión cargado de cráneos y un garrafónde agua junto a dos calaveras. Este muro repre-senta la opresión y la imposición, pero algotiene de esperanza. Lo anterior se refleja enaquéllos que siguen brincándolo y en las nue-vas propuestas de expresiones artísticas que sehan hecho, como la aún pendiente reproduc-ción del mural de Taniperla, cuyo original fuedestruido en Chiapas por el ejército.2

Foto 1. Emigrante

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

2 Véase http://www.coleactivo.com

Nogales, ciudad y frontera: el sentido del encierro

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La dinámica urbana de la que es portadoraNogales, se ha encaminado hacia la segregacióny la desarticulación. Ahora, poco a poco y des-de hace casi quince años, dicha dinámica in-cluye también la fortificación habitacional. Eneste sentido, hay una tendencia creciente haciaun enclaustramiento paradójico, porque Noga-les lo que realmente necesita es abrirse, conec-tarse, articularse.

La ciudad es parte de una estructura regionalen donde su papel es ser un lugar de paso fron-terizo, con entrada y salida, pero sin muchasaberturas hacia el resto del estado del cual for-ma parte y mucho menos hacia el resto del país.Es como si el paso fronterizo fuera ampliadoa toda la ciudad. En su interior reproduce los

muros y barreras que conforman su naturalezacontradictoria. Es decir, se trata de un espaciofronterizo transitorio, tal y como lo expresa Mén-dez (2002a): un lugar de paso destinado a al-bergar una presencia efímera que, sin embargo,permanece por años, con lo que para muchosresulta ser el final del viaje. Es la unión entredos países por la cual circulan personas y mer-cancías o personas convertidas en mercancías.

Los emigrantes son la personificación delpaso, de la transición. Los locales les temen,ven en ellos al “otro amenazador” y levantanbardas, a semejanza del muro fronterizo, entorno a sus viviendas, para defenderse de estosextraños, de los desconocidos que están ahíesperando ir al otro lado. Paradójicamente, los

Foto 2. Muro fronterizo

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

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emigrantes son la esencia misma del territorioy representan su naturaleza. Negarlos es comosi la ciudad se negara a sí misma. Nogales estáhecha de fuereños, de gente que viene de otroslados de la República en busca de fortuna.Muchos nogalenses tradicionales se han ido ala ciudad gemela en Arizona, convirtiéndoseellos mismos en emigrantes, mientras que losque se quedan se encierran en un espacio ima-ginario que pretende disociarse del resto de laciudad.

En su estructura interna, el encierro se hacepatente en la vivienda, en las casas individua-les, en las calles que se truncan con un escarpe,en aquellas que terminan en rotonda, en lasunidades habitacionales de los otros y en losfraccionamientos herméticos, con sus bardasy alambradas. En todo ello se acentúan las sepa-raciones con el resto, demarcando fronteras,reproduciendo la línea internacional a modode pequeñas barreras internas. A imagen y se-mejanza del muro fronterizo, se reproducenpequeñas versiones por toda la ciudad; unasson barreras naturales, otras son simbólicas y,algunas más, materiales. Independientementedel material con que estén hechas –láminas,ladrillos, maya ciclónica, vigilantes, tensionessociales o rasgos topográficos–, en cualquiercaso fragmentan el espacio social. En particu-lar, los desarrollos inmobiliarios más viejos sonlos que experimentan alteraciones para adaptarsey encerrarse; en los nuevos, el aislamiento seconsidera desde el proyecto de construcción.

El encierro, sin embargo, todavía se encuen-tra en su etapa inicial en comparación con otrasciudades del resto del país. La gente sigue pa-seando por la calle y los fines de semana la aveni-da Obregón se llena de coches con nogalensesque dan vueltas para ver y ser vistos, nogalen-

ses y turistas que van a “obregonear”. Los cen-tros comerciales aún son abiertos, pero no sesabe por cuanto tiempo más será así, pues ya seanuncian nuevos proyectos que probablementetambién entren en la dinámica de reclusión.

¿Qué sentido tiene todo esto? A continua-ción se indagará, con ayuda del psicoanálisis,sobre el sentido de una ciudad que encierra susespacios habitacionales, tanto de las clases al-tas como de las medias. Lo anterior, con el finde encontrar las razones de dicho enclaustra-miento, pues el proceso, a pesar de desarticulara la ciudad y segregarla, es visto positivamentepor muchos de sus actores. Es por ello que seindagará en los imaginarios sociales que per-mitan explicar las fuerzas en función de lascuales los habitantes ven a su ciudad, mismasque terminan por definir el paisaje urbano.

En busca del sentido. Diálogo con un psi-coanalistaA mediados del siglo XX, en 1953 –cuando lamaquila todavía no llegaba a Nogales, cuandola ciudad, en opinión de sus habitantes, aúnera tranquila–, del otro lado del planeta, el psi-coanalista Jacques Lacan dio una conferenciadonde hablaba de lo real, lo imaginario y losimbólico como registros de la experiencia hu-mana. A partir de entonces, estos conceptos handesempeñado un papel importante dentro delpsicoanálisis. En este apartado, se retomará di-cha conceptualización con base en un artículode Néstor Braunstein (2001) y en las reflexio-nes por él desarrolladas en torno al sentido delas cosas, con el fin de establecer categorías deanálisis para el contexto urbano en general y,por supuesto, para la tendencia a la confor-

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2mación de un mundo segregado, fortificado eimaginario en la ciudad de Nogales.

¿Cuál, en suma, es el sentido del encierro?De acuerdo con Braunstein (2001), cuando es-cuchamos o leemos una frase nuestros inter-locutores buscan que ésta “tenga sentido”, que“haga sentido”. Para comprender mejor lo an-terior, reformulamos la pregunta original y noshacemos las siguientes: ¿de qué depende este“sentido”?, ¿cuál es el “sentido verdadero” deuna frase? La mayoría de la gente atribuiríamayor autoridad para saberlo al autor de la frase(por eso se le denomina así), por lo que, ¿quiénmejor que él sabe lo que quiso decir? No obs-tante, en concordancia con su profesión, elpsicoanalista (Braunstein, en este caso) dudaque el emisor sea quien tiene mayor cono-cimiento de la idea expresada y se pregunta:“¿sabrá el yo lo que quiere decir, será sinceroconsigo mismo o estará empleando falsas ra-zones, justificaciones, tapaderas de su ignoran-cia o de su mala fe? Y si él no sabe: ¿habráquien sepa en su lugar?, ¿quién conoce el ‘ver-dadero’ sentido de una frase: el emisor, el des-tinatario, algún tercero, algún testigo?” (Brauns-tein, 2005)

En términos generales, cuando alguien cons-truye sus frases les atribuye un sentido y espe-ra que sus interlocutores lo entiendan de esemodo. Sin embargo, estaremos de acuerdo enque la frase puede ser interpretada de múlti-ples formas, de manera tal que una vez que laspalabras han salido del emisor éstas quedan ala deriva, a merced de quien las pesque y de lamanera en que las incorpore en su mente. Comocada cabeza es un mundo, los significados sevuelven numerosos. Es decir, que una vez ema-nada una idea serán las interpretaciones las en-cargadas de darle sentido.

Aunque hay una suposición compartidaentre emisor y receptor acerca de que el senti-do de una idea será el mismo para ambos, di-cho sentido, y por ende su interpretación, de-pende de varios factores. Uno de ellos son laspalabras utilizadas. De esta manera, “terrible”puede ser peor que “malo”. Otro factor es elorden semántico de la oración, el cual puedellevar a un sentido o a otro, como en el caso de“tener poder” o “poder tener”. Sin embargo, lacarga significativa no se encuentra sólo en as-pectos que están bajo el control del autor, supo-niendo que en verdad lo tuviera, sino en el re-ceptor, quien parte de su propia experienciapara decodificar lo que entra por sus sentidos.

En este caso, Braunstein (2001: 4) tambiénresalta como elemento a considerar la relaciónentre los dos sujetos de la comunicación: “lafrase –decía– puede hacer que alguien que sien-ta una transferencia positiva hacia mí la dotede sentido y la acepte como una verdad revela-da. Lo que está en juego no es el acierto de laproposición sino la fuerza de la transferencia;el efecto del sentido es un éxito de la sugestión.Su verdad, por ‘objetiva’ o científica que la fraseparezca, no es referencial sino transferencial”.

Para ejemplificar el problema de la interpre-tación, Braunstein (2001: 5) cita a Noam Chom-sky y a Lacan. El primero hace una proposicióngramaticalmente correcta pero absurda en susignificado “las verdes ideas incoloras duermenfuriosamente”. El segundo la analiza y la in-terpreta:

en el inconsciente freudiano los pensamientos la-tentes (las ideas) que vagan exangües, incoloros (a labúsqueda de los restos diurnos de cuya fuerza pudie-ran apoderarse), y los deseos, animados por una locapasión, se despiertan con furia en el indefenso dur-

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miente. Ellos no reconocen la contradicción quepudiera darse entre lo verde de la vida presente, loverde del deseo inmaduro de la infancia y lo incolorode un pensamiento muerto. Para un psicoanalista, enel lenguaje del psicoanálisis, en el ‘juego del lenguaje’que conocemos como psicoanálisis, el paradigma dela frase absurda propuesta por el lingüista resulta sersemánticamente rica, llena de sentido. (Lacan, 1964,citado por Braunstein, 2001: 5)

Braunstein (2001) concluye agregando que“dada una frase gramaticalmente correcta, elsentido –o la ausencia de sentido– no está nien la frase ni en la intención del autor sino enquien la escucha, la descifra según su particu-lar código, la interpreta y le confiere una im-ponderable e incalculable carga semántica (…)El sentido es inmanente a las frases y es vario-pinto pues depende del intérprete, de lo queéste escuche, quiera o pueda escuchar.” De estaforma, no hay una verdad absoluta sobre el sig-nificado de una proposición.

De aquí que el sentido de lo que se expresano está en la intención original, sino en la per-cepción que genera una vez soltada al mundo,en el imaginario que se crea a su alrededor. Elsentido no es un atributo de la construccióngramatical, se forma con la relación emisor-re-ceptor. “El poema,” dice el cartero, personajede la película Il postino, “no es de quien lo es-cribe, sino de quien le sirve”.

En el mismo tenor, Ricoeur (1971, citadopor Barnes y Duncan, 1992: 6) afirma que lostextos escritos, al igual que los sucesos socia-les, tienen una importancia que va más allá delcontexto inicial en el cual fueron conforma-dos. Por esta razón, están sujetos a la interpre-tación y reinterpretación en función de las cir-cunstancias. El significado del texto escrito,

dice el autor, es inestable y depende del ampliorango de sentidos que le den los diferentes lec-tores. Ricoeur hace una analogía con las estruc-turas de la sociedad, y afirma que las institu-ciones y los comportamientos sociales puedenser vistos dependiendo del estudioso o de lacomunidad que los vive.

Pero, ¿qué tiene que ver todo esto con elpaisaje urbano en general y con la ciudad deNogales en particular? El paisaje, al igual queel lenguaje, es una creación cultural del ser hu-mano y, por ende, constituye una forma de ex-presión de la sociedad susceptible a ser inter-pretada, a tener un sentido en función dequienes la habitan, la visitan, la viven y la in-corporan entre sus intereses. Lo mismo que enel caso del psicoanálisis, es más importante lamanera en que dicho paisaje es interpretado,transformado e imaginado, que el mensaje con-tenido en su origen. Es más relevante entenderla manera en que sus actores se relacionan conél y la forma en que la multiplicidad de inter-pretaciones le da sentido al lugar.

La intención original queda impresa comouna de tantas interpretaciones, y el sentido quetiene el territorio depende más de la estructuradel poder que de un esquema de comunicaciónen donde el emisor tiene el mismo peso que elreceptor. El espacio social se encuentra inmer-so en un proceso dinámico de creación y trans-formación, en el cual se producen, reproduceny transforman las prácticas humanas, por loque éste es tanto el resultado de las relacionesgeográficas como el medio para su expresión ydinámica.

La idea de hacer una analogía entre el paisa-je y el texto tiene como antecedentes los traba-jos de sociólogos, críticos literarios y antropó-logos culturales, que han utilizado conceptos y

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2metodologías vinculados a la lingüística con elfin de analizar a la sociedad. Con base en loanterior, surgió una nueva corriente interdisci-plinaria enfocada hacia la cultura y a la produc-ción cultural, la cual las toma en cuenta no sólocomo un sistema significante, sino como tex-tos que llevan a múltiples lecturas (López Levi,1999: 161).

Diversos autores han realizado aportacionesal retomar el análisis cultural desde la ópticadel espacio social, utilizando metodologías endonde se asocia al paisaje con el texto escrito.Ejemplo de ello son James Duncan (1988, 1990,1992), Trevor Barnes (1992), Mark Gottdiener(1995), Stephen Daniels (1988, 1992) y DenisCosgrove (1984,1988), revisados por LópezLevi (1999 y 2005), y Harley (en Barnes y Dun-can, 2002). En los escritos de estos autores, elconcepto de “texto” incluye, además de la na-rración escrita, producciones culturales comola pintura, los mapas, el paisaje y las institu-ciones sociales, las cuales deben verse comoelementos que conllevan una lectura no pasi-va; es decir, que se van leyendo al mismo tiem-po que se escriben.

Las múltiples interpretaciones que generael paisaje como práctica cultural de signifi-cación, contienen otros textos culturales queserán una referencia en la relación comunicati-va y que producirán un significado que no esestático, que varía en función del momentohistórico, el contexto social y las característi-cas singulares del individuo o comunidad quele da sentido a un espacio determinado.

En el caso del paisaje, como lo es tambiénpara el psicoanálisis, la interpretación y las rela-ciones que se hagan con el texto son más im-portantes que la intención creadora. Por ello,los imaginarios construidos en torno al mis-

mo, adquieren un lugar preponderante en elanálisis de la estructura, conformación y diná-mica del espacio social, así como de su concre-ción en un paisaje determinado. Para Barnes yDuncan (1992), las lecturas que la comunidadpuede hacer del paisaje geográfico son másimportantes que las intenciones con las cualesse le construyó. Es la vida social la que va adarle sentido, función e identidad a un espa-cio. Duncan argumenta que el paisaje es unode los elementos centrales en un sistema cul-tural, por lo que, para comprender su papel, esnecesario enfocarse en su significación y retóri-ca. De esta manera, al igual que un conjuntoordenado de objetos, el texto actúa como unsistema significante a través del cual la sociedadse comunica, se reproduce, se experimenta y seexplora.

Una vez llegados a este punto, queda pre-guntar cómo entran lo real, lo imaginario y losimbólico dentro de este discurso acerca deltexto; es decir, cómo es que dichas categoríasse entrelazan con la analogía entre lo textual yotras producciones culturales y de qué maneraofrecen un marco metodológico para otorgar-le un sentido a la estructura, a la forma y a lafisonomía de las ciudades de la frontera norte.Para responder a lo anterior, se intentará unificarlas interpretaciones acerca de lo real, lo imagina-rio y lo simbólico para establecer, con la mayorclaridad posible, estas categorías de análisis.

Lo real suele asociarse con aquello que tieneuna existencia físicamente concreta y alrededorde lo cual se supone exista un consenso. Entérminos generales, los individuos reconocencomo real aquello que les resulta familiar o queforma parte de su experiencia. Umberto Eco(1987: 186), por ejemplo, afirma que la reali-dad depende de la percepción, el conocimien-

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to y los hechos que una sociedad acepta comoparte de lo que él llama “su enciclopedia”. Paraexplicar lo anterior, pone el ejemplo de la Ca-perucita Roja y afirma que, de acuerdo a nues-tra “enciclopedia”, no es posible que el lobose la trague y luego ella salga ilesa de su panza.Sin embargo, para los hombres de la anti-güedad, el hecho de que a Jonás se lo hubiesecomido una ballena y luego saliera vivo, sí eraposible, y no se percibía como un fenómenofantástico sino como un hecho real. De acuer-do con Castoriadis (1986) “la institución de lasociedad es la que determina lo que es real y loque no lo es, qué tiene sentido y qué no lotiene. Hace tres siglos la brujería era una cosareal en Salem, pero no ahora. En Grecia el Apo-lo de Delfos fue una fuerza tan real como cual-quier otra”.

En contraposición, Lacan va más allá al afir-mar que la realidad no es relativa, ya que esopertenece al ámbito de lo imaginario. Lo real,dice el psicoanalista, es “la expulsión, la aver-sión del sentido (…) que es un antisentido, elsentido en blanco (…) sólo se aprende de loreal aceptando que está vaciado de sentido (…)no hay verdad sobre lo real porque lo real seperfila excluyendo al sentido.” (Lacan, 1975,citado por Braunstein, 2001: 14). En resumen,lo real no tiene sentido, es incognoscible.

Visto desde esta perspectiva, ¿cuál es, en-tonces, la forma que tenemos de conocer? Elindividuo o sociedad se relaciona con la reali-dad a través de los imaginarios puesto que enellos están las cargas que le dan sentido a lascosas y, por tanto, es a partir de los mismosque estructuramos, ordenamos y explicamos elmundo para llegar a lo simbólico. A lo largo dela historia de la humanidad ha habido dos ca-minos por excelencia para interpretar el cos-

mos: la religión y la ciencia. La primera, enbúsqueda de las causas primigenias y finales y,la segunda, tras la causa formal.

Lacan establece lo real, lo imaginario y losimbólico como categorías o registros que per-miten al individuo relacionarse con su mundo,explicados por el psicoanalista a través del nudoborromeo. Esto es, un nudo formado por trescuerdas, por tres aros anudados entre sí, deforma tal que si desanudamos uno, se sueltanlos tres. En el centro está el objeto de deseo,que no es nada y, sin embargo, causa el deseo.Es lo que quisiéramos encontrar y que tantasveces se manifiesta a través de la esfera de losimbólico.

Por medio de este nudo, Lacan busca darcuenta de que el objeto de deseo aparece en elmomento en que el sujeto es privado de él, yaque antes no existe. Sólo podemos desear loque no tenemos, lo que nos falta, luego, en-tonces, al objeto de deseo no le queda más queser inexistente (Florez, 2005). “El enigma ele-mental que descubrió el psicoanálisis, a saber:que cualquier búsqueda de un objeto de amores un intento por recuperar un objeto que dehecho nunca fue poseído” (Boothby, citado porFlorez, 2005). Con base a lo anterior, sería difícilno establecer alguna relación con la dinámicaque se da entre el consumidor y la publicidad.

Lo imaginario se encuentra cada vez que unsujeto se relaciona con su entorno. Es una es-fera que no se opone a la de lo real –pues estáen estrecha relación con ella–, sino que la trans-forma a través de la mente humana, de la his-toria, del conocimiento y de la experiencia, dan-do lugar a la interpretación, a lo que puede tenersignificado y, por lo tanto, sentido. El imagi-nario es la realidad percibida por una persona

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2o sociedad y que para expresarse es necesarioque entre al terreno de lo simbólico.

Esta tercera categoría se refiere a la maneraen que expresamos los imaginarios, a la formaen que éstos se convierten en textos, en verboy, por supuesto, en paisaje urbano. Tiene quever con el lenguaje, sus límites y sus juegos;esto es, con la manera en que las ideas se ex-presan y se convierten en un medio de comu-nicación, en reflejo de dichos imaginarios. ParaLacan (Braunstein, 2001), el sentido está fuerade lo real, en la intersección entre lo imagina-rio y lo simbólico.

La dinámica de la ciudad se da cuando elpaisaje, como texto, implica la materializaciónde ciertas formas de comunicación, que inclu-yen tanto signos como símbolos y representa-ciones, mismas que, si bien provienen de losimaginarios, son, al mismo tiempo, el puntode partida de futuras interpretaciones de la rea-lidad. De estas percepciones del mundo deri-varán nuevas representaciones simbólicas te-rritorializadas, listas para convertirse en una rea-lidad, a partir de la cual saldrán imaginariosque se transmitirán simbólicamente dentro delas posibilidades de expresión de diversos len-guajes.

La estructura de un discurso contiene unacombinación de narraciones, conceptos, ideo-logías y prácticas significativas que un sujetoo comunidad le confiere a la realidad que se lespresenta. Las nociones referidas se originan enlos trabajos de Foucault, autor que relaciona elconocimiento con el discurso, las representa-ciones y el poder. Desde esta perspectiva, elpaisaje se convierte en una práctica cultural designificación. Se parte del principio de que lostextos son algo más que espejos de la realidadque está fuera de ellos. De igual forma, el paisaje

como producción cultural es algo más que laduplicación de un ente real. Es decir, las rea-lidades que se construyen a partir de las obser-vaciones del mundo van más allá de su origi-nal de referencia cuando se presentan ante unapersona o grupo social que va a interpretarlos.

Esta relación sujeto-objeto (ya sea este úl-timo texto o espacio) va a ser parte de la cons-trucción del discurso. La interpretación es unelemento activo en la construcción de la prác-tica cultural cuando los espacios urbanos en-tran en relación con sus actores y se van for-mando y reconstruyendo a partir de las inter-pretaciones y de las prácticas sociales en su in-terior (López Levi, 1999: 163).

Hasta aquí se ha abordado el problema delsentido, para llegar, como lo hizo Lacan, a laconclusión de que el mismo está fuera de loreal, en la intersección entre lo imaginario y losimbólico. Lo anterior se confronta con unaciudad aparentemente caótica, donde la violen-cia, la distinción, los sueños, las angustias, lasbarreras, los muros y los escenarios idílicos delconsumo se entretejen para que la aglomeraciónciudadana coexista en una convivencia simula-da, llena de aparentes contradicciones que, sinembargo, encuentran sentido en tres imagina-rios dominantes: miedo, consumo y simulación.

Los imaginarios del encierroPara ordenar el caos vino el verbo.

. En arge en o logos. Pero como sabemos, ellogos ( ) es algo que va más allá del verbo yque engloba también a la lógica, al orden y a larazón o racionalidad con la cual manejamos lasideas que, bajo los supuestos manejados en estetexto, se traducirán en paisaje.

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La tríada miedo-consumo-simulación seanida en las mentes del ciudadano común ycorriente y se combina tanto con las circuns-tancias de los planificadores urbanos como conlos intereses de los promotores inmobiliariosy de los inversionistas; se moldea con las imá-genes que los diversos medios de comuni-cación dan de la ciudad y con el entorno enque viven los nogalenses. Los diversos promo-tores inmobiliarios absorben lo anterior paramanejar la imagen de la ciudad, para venderlugares y productos y dejar su impronta en elpaisaje.

Una vez depositados los miedos, los sueñosy las ilusiones en manos de otros, la lógica delconsumo y los intereses del capital modelan laciudad, hacen eco de los imaginarios que díacon día conforman las personas sobre su es-pacio, sobre su ciudad. De esta forma, poco apoco se entretejen las ideas y las percepcionesque le dan sentido al territorio y permiten queel entorno adquiera formas particulares.

En Nogales, los imaginarios de miedo, con-sumo y simulación se unen para darle un sen-tido al encierro, para justificarlo y exigirlo. Ladinámica se presenta en un medio inseguro,fustigado por una fuerte criminalidad, que con-juga el tráfico de drogas con el de humanos.Un sitio en donde la gente convive con homi-cidios, robos, abusos y acosos, ya sea a travésde los medios masivos de comunicación o poragresiones directas de los habitantes de su en-torno. Es un espacio donde los nogalensestienen sus propios sueños y pertenecen a unasociedad de consumo que sigue ofreciendomundos alternativos; un contexto donde el si-mulacro va más allá que la ambigüedad quepueda haber entre realidad y ficción.

Dichos imaginarios pasan del mundo de lasideas y se traducen en expresiones simbólicasque derivan en la construcción de un paisajeparticular, de manera tal que ciertos elementosse convierten en la materialización del sentidode la realidad. Ejemplo de ello son las bardasperimetrales, las casetas, las plumas, las rejas,los muros, los letreros que anuncian protec-ción con alarmas, las mallas, las cercas, los alam-bres de púas, las alambradas llamadas ala deángel, las cámaras y los guardias, entre otros.

Fotos 3. Muros y alambras

Foto 4. Protección y seguridad

Nogales, ciudad y frontera: el sentido del encierro

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

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2El resultado es un conjunto de fracciona-

mientos habitacionales que retoman los ele-mentos anteriores y van amoldando el territo-rio con expresiones del paisaje que remiten ala fortificación, a la protección y al encierro.De manera específica, y para el caso de Nogales,a principios de la década los años noventa seconcretan los proyectos de Residencial Kennedyy Real del Arco, el primero promovido por lafamilia Kyriakis y el segundo por la asociaciónentre Héctor Monroy y el arquitecto ErnestoBrau Rojas. En esa misma época se promuevetambién el Fraccionamiento Residencial VillaGuadalupe, a cargo del arquitecto García Ro-dríguez (Rodríguez, 2003).

A estas expresiones le seguirán otras, comoPrivada de la Rivera, Los Tres Tesoros, SantaLucía, California, El Paseo, Casablanca, Jardinesdel Sol, Privada San Alberto y los Girasoles.Todas ellas implican en una segregación con-creta que se hace patente de diversas formas:en general, como un aislamiento urbano y, enparticular, como una segregación con respecto

a las colonias populares que los rodean y delas cuales se desea establecer una distancia.

En este marco se materializan las cerradasmencionadas, algunas muy pequeñas como LosTres Tesoros, Las Californias o Jardines del Sol;otras intermedias como La Riviera, El Paseo,Privada San Alberto y Los Girasoles y algunasgrandes como Casablanca. En la actualidad, latendencia demuestra un gran impulso haciaeste tipo de espacios, ya que, aunque los frac-cionamientos con barda perimetral iniciaron aprincipios de la década de los años noventa, esen los últimos años, ya entrados en el sigloXXI, que se han multiplicado considerablemente.De los fraccionamiento mencionados, unosaún están inconclusos y tienen sólo algunosresidentes, como Casablanca; otros, a pesar deestar ya terminados o a punto de terminarse,aún están deshabitados, como Privada San Al-berto y Los Girasoles; por último, están losque apenas se encuentran en construcción,como California y Chulavista.

Foto 5. El Paseo

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

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Foto 6. Casablanca

Foto 7. La Riviera

Foto 8. Residencial Kennedy

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Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

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La ciudad es producto de las fuerzas queunen y separan a los actores sociales y que losvinculan en relaciones polarizadas. El paisajese construye como un discurso elaborado através de bardas y cercas que, a similitud delmuro fronterizo, sirven para separar lo que al-gunos consideran como deseable de lo in-deseable, los sueños de la realidad. La dinámi-ca es semejante en ambos espacios (fracciona-

mientos y garita), en donde un guardia preguntahacia dónde se va, con quién y por cuánto tiem-po. A las personas que van a Estados Unidosles molesta este interrogatorio en la garita comotambién les molesta a las que van a visitar aquienes se encierran en fraccionamientos.

Nogales es una ciudad que permite analizarlos matices de la fortificación porque aún estáen proceso y la ciudad no se ha encerrado del

Foto 9. San Alberto

Foto 10. Los Tres Tesoros

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

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todo y, por esta circunstancia, deja entrever ladinámica y la estructura de un espacio socialque apenas se va conformando a la manera enque ya se consolida en otras ciudades del país,de Latinoamérica y del mundo capitalista engeneral. En esta localidad sonorense los espa-cios comerciales y de ocio no están enclaustra-dos. La gente aún compra en centros comer-ciales, tianguis y supermercados que no se hanaglutinado en estructuras arquitectónicas ma-yores, aisladas completamente de su entornocomo los malls norteamericanos. No obstante,los nogalenses no son ajenos a este tipo deestructuras comerciales, ya que comúnmenterealizan sus compras en Estados Unidos, tal ycomo ocurre en el resto de la región fronterizamexicana.

En términos de encierro habitacional, esdifícil establecer las fronteras de lo abierto y locerrado, pues Nogales cuenta con una topogra-fía agreste que provoca que muchas calles ter-

minen abruptamente ante un escarpe o se cie-rren ante un cerro. Algunas más quedan restrin-gidas por la mancha urbana desarrollada conanterioridad, por las calles o por el arroyo y lashace parecen herméticas. Como resultado delo anterior, el encierro habitacional en sí esambiguo y dificulta la definición y delimitaciónde los barrios cerrados. Al respecto, el arqui-tecto Brau Rojas comentó que Real del Arco,el primer fraccionamiento con estas caracterís-ticas promovido por él en asociación con Mon-roy, fue, a partir de las propias características delterreno, cerrado, ya que el lote donde se construyóestaba rodeado casi en su totalidad por otros es-pacios habitacionales y al frente limitaba con elarroyo, por lo que hubo que construir un puentepara entrar y salir del fraccionamiento. De estamanera, lo que se dio motivado por la situacióndel terreno, fue aprovechado después por el mar-keting para promocionar un espacio hermético.

Foto 11. Los cerros de Nogales

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Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

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El encierro en Nogales se patentiza en di-versas variantes y formas. Como se mencionóanteriormente, por un lado está el condiciona-do por la misma naturaleza, en concordanciacon la topografía del lugar y, por otro, el inten-cional. Este último se ofreció y se cobró en elprecio de la vivienda cuando los constructoresy vendedores promocionaron un espacio ce-rrado para sus clientes. Sin embargo sólo al-gunos lo cumplieron, como en ResidencialKennedy, mientras que en otros fraccionamien-tos no sucedió así. En el caso de Real del Arco,los vecinos afirman que cuando les entregaronlas viviendas el encierro prometido no se había

concretado. Ellos, por su parte, conven-cidos de las ventajas del enclaustramien-to, se organizaron para cerrar lo que leshabían dejado abierto, ejemplo que si-guieron los moradores del fracciona-miento El Paseo. En ambos casos seles vendió una idea que los promoto-res no llevaron a cabo y que los vecinosse encargaron de realizar.

En contraposición, está el caso deVilla Guadalupe, en donde, desde losexpedientes del ayuntamiento, se es-tablece la idea de un fraccionamientocerrado. Igual concepción se refleja enuna nota del periódico El Imparcial del4 de abril de 2005, donde Denisse Ló-pez hace un reportaje en el cual calificael asentamiento bajo la modalidad deprivada o cerrada, y afirma que se tratade “una pequeña y exclusiva colonia(…) donde los vecinos viven con muchaprivacidad y tranquilidad, [y en donde]apenas unas treinta familias suman elconjunto habitacional”. Sin embargo,cuando se realizó una verificación de

campo, se encontró que, a pesar de ser una calleterminada en rotonda y con una sola salida,tiene libre acceso y carece de pluma, reja, casetao guardia, por lo cual no puede considerarsecomo un fraccionamiento totalmente cerrado.

Por otro lado están los casos de cierre a pos-teriori de un espacio que cumple con todos losrequisitos para ser cerrado. Tal es el caso deJardines del Sol, una pequeña privada, al ladode Real del Arco, que en principio tiene lasmismas características físicas que Villa Guada-lupe, pero cuyos vecinos eligieron poner, endiciembre de 2004, una pluma, además de que

Foto 12. Lugares que terminan en escarpes

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

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en la actualidad gestionan la contratación deun guardia.

La potencialidad de encerrarse a voluntades común a un sinfín de sectores en Nogales.Por ejemplo, la gran urbanización denominadalas Bellotas, tiene un emplazamiento perfectopara el aislamiento al contar con sólo una sali-da y estar rodeada de cerros, aunque este fraccio-namiento no se ha concretado como cerrado.

Los espacios descritos reflejan la diversidadexistente en la ciudad con la cual se da forma ycontenido al miedo, al consumo y a la simu-lación, entendidos éstos como fuerzas clavesdentro de la dinámica urbana. Se trata de unatríada que, en términos de lo conceptualizadopor Lacan, son los imaginarios que le dan sen-tido al encierro. El proceso que con ellos seconforma nos lleva al encerramiento de losespacios para la vida cotidiana, con todas susconsecuencias, entre las que se incluye la even-tual pérdida de la calle como espacio público yde su carácter multifuncional que histórica-mente ha tenido.

El imaginario inicial es el miedo, específi-camente referido a la criminalidad, y se vinculacon aquello que se interpreta como una amena-za. Algo de lo cual Nogales tiene bastante y sepercibe a través de los periódicos, la radio, latelevisión y en las conversaciones con sus resi-dentes y actores sociales. He aquí algunos ejem-plos registrados en Nogales durante el trabajode campo.

El primero puede extraerse de los mediosde comunicación, en este caso la televisióntransmitida desde el Distrito Federal. Ahí, encierta ocasión y sólo por tomar un caso, semostraban imágenes de policías encapuchadosque bajaban armados de una camioneta y en-traban a una casa para atrapar a unos delin-

cuentes. Posteriormente se veía al comandanteantisecuestros logrando la captura de la banda.La víctima liberada se reunía con su familia y lapolicía se alejaba en una camioneta. Con ello, entransmisión a todo el país, se ponía de manifies-to la permeabilidad del espacio ante la violencia.

A nivel local las cosas no son mejores. Unvecino de El Paseo, el Sr. Guillermo, comenta queél escucha mucho la radio local, medio por elcual se entera acerca de los robos, asesinatos ysecuestros. Es aquí, en las noticias de la nota roja,donde, en muchas ocasiones, se menciona quelos delincuentes vienen de las colonias Canoas yPuesta del Sol, vecinas a El Paseo. El entrevista-do se sorprende del hecho de que alguien queproviene de la capital del país le pregunte cuálfue el motivo que lo llevó a vivir en un fraccio-namiento cerrado, ya que para él, el problemade la inseguridad latente es por demás obvio.

En Nogales hay un semanario llamado Tri-buna Regional. Revista semanal del Pueblo y para elPueblo. En los números de finales de febrero yprincipios de marzo, en su edición número 647,aparecen once noticias en la portada, todas refe-ridas a temas relacionados con el miedo: ase-sinatos, narcotráfico y un accidente, mientrasque en la contraportada se anuncia una fune-raria. En la edición número 648 del mismo se-manario, se consignan nueve noticias en la por-tada acerca de situaciones atemorizantes; denuevo muerte, secuestro, tráfico de indocumen-tados y violaciones. Las fotografías al interiorimpactan al lector y lo escandalizan. Atrás, denuevo la publicidad fúnebre sigue haciéndosepresente.

Una revisión de los periódicos nogalensesdel 26 de febrero al 6 de marzo de 2005 nosenfrenta nuevamente a noticias que fomentanel miedo. Los tres principales diarios manejan

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2titulares como: “Muere sobrino del Manotaspor balacera entre Polleros”, “Mueren dos enla cárcel”, “…y tres más en accidentes”, “Darían45 años a los secuestradores”, “Frustran secues-tro” (periódico El Día); “Matan incendios másque las balas”, “Incumple promesas Lorenzode la fuente”, “Catean dos casas del secuestra-dor”, “Aparecen extraños carteles del ‘Chapo”(periódico El Imparcial); Fuego y humo matana madre e hijo”, “Trágica carambola, dos muer-tos”, “Lo destroza el tren”, “Chocan de frenteen la Ruiz Cortines”, “Rescatan a Secuestra-da” (periódico Nuevo Día).

La violencia, si bien es magnificada por losmedios de comunicación, también se percibeen el entorno. Varios vecinos de El Paseo ex-presan que de la unidad habitacional que tienenencima, Canoas, les tiran huevos, que los queallí viven son vecinos difíciles y que, incluso,algunos jóvenes son drogadictos, además deque hay vagos que entran sin autorización a ElPaseo, por lo que a algunos ya les han robadohasta cinco veces, todo lo cual, ante la respues-ta de las autoridades de que si no agarraban infraganti a los culpables tenían que soltarlos alas 72 horas, los ha obligado a utilizar el recur-so de bardearse, afirmando que prefieren aguan-tar los robos y sacrificar lo material que arries-gar su integridad.

En Casablanca, una señora comenta que lascasas que están a la orilla del fraccionamientoson agredidas con piedras desde afuera, por loque han aumentado la altura del muro. En Realdel Arco, una de sus habitantes refiere que elloscompraron en 1992 la idea de lo bardeado, laseguridad, “no lujos, sino seguridad”. En eseentonces ya había crímenes en la ciudad, robosy asaltos, y el narcotráfico ya se había apropia-do del territorio.

En una entrevista al arquitecto Manuel Al-berto Amador Laguna, realizada en octubre delaño 2004, afirma que la primera razón por laque él considera que la gente busca vivir enfraccionamientos cerrados es debido a la inse-guridad. Específicamente habla de los homi-cidios y de las mutilaciones a mujeres, ademásde balaceras y de los atropellamientos de losque pueden ser víctima los niños, que gene-raron psicosis en la ciudad.

Una vecina de La Riviera, ante la preguntaacerca de las razones que la llevaron a ella y asu esposo a comprar una casa en dicho frac-cionamiento, responde igual que el resto de losentrevistados: seguridad. En este caso, particu-lariza, la seguridad de sus hijas. Aunque afirmaque en un inicio, cuando había casas deshabita-das, los vecinos de la unidad del FOVISSSTE sebrincaban la barda y entraban a robar.

La criminalidad es un problema que, segúnautoridades y habitantes, es causado por “losotros”; es decir, los emigrantes, los que vienende fuera, sobre todo los provenientes de Si-naloa –o de más al sur–, quienes quedan atra-pados sin recursos en una ciudad hostil en lacual deben sobrevivir.

En entrevista informal, el ComandanteRamsés Arce, jefe de la policía, afirma tambiénque gran parte de la criminalidad tiene su ori-gen en los emigrantes. Cada mes regresan adiecisiete mil de ellos, algunos de los cualesintentarán cruzar de nuevo. La mayoría no tieneel apoyo de un amigo o familiar dentro de laciudad, no tienen dónde quedarse y, buscandoun sustento, terminan lavando coches, hacenlimpieza, barren banquetas, piden alimento ala iglesia o a los albergues; sin embargo, otrosroban, trabajan para el pollero y, al cierto tiem-po, les dan el cruce. Entre ellos hay quienes

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ven en el tráfico de ilegales un buen negocio yacaban convirtiéndose en otra célula, atrayen-do nuevos emigrantes de sus comunidades deorigen. Muchos se hacen alcohólicos y droga-dictos, por lo que son más proclives a lacomisión de delitos. La aversión que tienen losnogalenses hacia los sureños se debe a que granparte de los traficantes son de dicha región, aligual que noventa por ciento de los presuntosculpables en el caso de las ofensas sexuales ocu-rridas en la ciudad.

De nueva cuenta, el Sr. Guillermo, vecinode El Paseo, manifiesta que en Nogales la vio-lencia y los asaltos se han incrementado, asícomo el narcotráfico, el tráfico de humanos ylos casos de policías que dan resultados posi-tivos al aplicarles el antidoping. En otras pala-bras, de unos años para acá, todo empeoró. Lainseguridad, considera el Sr. Guillermo, se debeprincipalmente al tráfico de humanos y a losnarcos, ya que hay mucha gente que llega conla intención de pasar al otro lado y no alcanzana pagar a los polleros, entonces se quedan enNogales a juntar el dinero, por lo que empie-zan a robar cosas para venderlas o trabajan paralos narcos. Ese es un trabajo sencillo, muy pe-ligroso, pero que deja mucho dinero. Es gentede Oaxaca, Michoacán y Guerrero, gente hu-milde y sencilla, a la que no le queda otraopción. Hay otros a los que regresan de Esta-dos Unidos y se quedan en Nogales para vol-ver a juntar dinero para pagar el cruce.

Estas explicaciones didácticas vienen de unhombre que se nota que es maestro. Estas con-clusiones acerca del origen de la inseguridaden Nogales, también son compartidas tanto porla vecina del fraccionamiento Riviera como poruna gran cantidad de nogalenses.

De esta manera, lo transitorio y el desarrai-go se relacionan con la violencia. En la páginaelectrónica del gobierno de Nogales se dice losiguiente:

Si nos fijamos en algunos fenómenos negativos aso-ciados con el crecimiento reciente de Nogales, nosencontramos un enorme desarraigo y atomizaciónsociales.

La lógica que se presenta asociada con la inmi-gración reciente va como sigue: si se tiene la familiaen otro lugar, si a esta frontera sólo se vino a mejorarel nivel de vida personal, el resultado mental es inter-pretar a este medio fronterizo como algo temporal,un lugar de paso; frente a estas metas la otra necesidadcoti-diana local: el convivir armónicamente quedasubordinada, vale menos.

No importa que aquí se quede uno y aquí se haganfamilias nuevas.

Subconscientemente se tiene la idea que el hogarde uno se encuentra en otro sitio. No se desarrolla elinterés por este medio local en el que se vive.

Esta es la razón de que Nogales sea consideradoun lugar muy difícil, tanto para vivir como para laorganización social.3

El consumo es otro de los imaginarios delencierro que, sin embargo, toma matices par-ticulares en Nogales. Si bien la distinción, elestilo de vida, el confort y otros elementos si-milares están en venta, la publicidad desem-peña un papel menos preponderante que enotros lugares. Destaca la poca cantidad de anun-cios en los periódicos y en la calle para promo-cionar los espacios cerrados. Cuando se le pre-guntó al arquitecto Brau Rojas, inversionistainmobiliario y responsable de los fracciona-mientos Real del Arco, La Riviera y El Paseo,

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3 http://www.municipiodenogales.org

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2el porqué de la poca publicidad, contestó queno era necesaria, debido a que vendían sin te-ner que gastar mucho en ese rubro. La ciudades todavía chica y las noticias de voz en vozparecen ser suficientes.

Lo anterior no anula el uso de trípticos oletreros para promocionar algunos conjuntoshabitacionales. Real del Arco se anunciaba con“Seguridad y tranquilidad absolutas”, en letrasgrandes. “Completamente bardeado y en elcorazón de un concepto que encierra como-didad y tranquilidad familiar”. “Le presenta-mos Real del Arco (…) una realidad sólida, fun-cional, cerca de todo. Con rápidas vías de acce-so, totalmente bardeado y entrada única”. Ca-sablanca, por su parte, se presenta como “elmejor concepto en cerrada residencial. Privacía,caseta de vigilancia, urbanización de primeracalidad (…) área recreativa con alberca”. En unapágina electrónica, básicamente destinada a in-versionistas estadounidenses, este fracciona-miento se anuncia:

Ubicado al suroeste de la ciudad, en una zona conacceso seguro y urbanizado, para el bienestar y ca-lidad de vida de usted y su familia. Donde usted dis-frutará de un fraccionamiento privado y seguro con:acceso controlado, instalaciones subterráneas, parquecon una superficie mayor a 4 000 m², áreas verdescon asadores. Somos la mejor opción en cerrada re-sidencial en Nogales donde usted y su familia disfru-tarán la fascinante experiencia de vivir en un lugarexclusivo.4

La distinción que proponen también se hacepatente en los monumentales accesos a Realdel Arco y Casablanca y en el prestigio que puedeimplicar vivir en colonias como la Kennedy, en

donde, además, se está protegido por la exclu-sividad del encierro, aunque las casas seanmodestas en comparación a las de colonias declase alta que la circundan, como la menciona-da Kennedy y Kalitea. En los fraccionamien-tos cerrados se prometen cosas que en realidadse encuentran más allá de las posibilidades dela estructura arquitectónica de un inmueble. Porejemplo, Las Haciendas anuncia “un ambientepara vivir bien”.

En Real del Arco, la compra-venta de la dis-tinción y el estatus adquirieron un matiz con-flictivo cuando, a partir de la crisis financierade 1994, los promotores decidieron incorpo-rar viviendas de interés social, a lo cual los re-sidentes se opusieron por considerar que la con-vivencia con familias de un estrato socio-económico menor les quitaría nivel de vida ybajaría la plusvalía de sus propiedades.

Los sueños y aspiraciones, absorbidos dela lógica del consumo, se reflejan en prácticascotidianas, como las visitas a los centros co-merciales estadounidenses. Otras fantasías que-dan plasmadas en el ejemplo de los habitantesde El Paseo, quienes rifan una noche de hotel,en un cuarto con jacuzzi, para una pareja, en elCaribbean, o se van en grupo a los casinos deTucson.

Las otras características del consumo, de lascuales habla Lipovetski (1993), la pulverizaciónde las diferencias y la obsolescencia, adquierentambién sus propias particularidades. La ob-solescencia se hace patente cuando escuchamosa los habitantes de los distintos fraccionamien-tos, en este caso de Casablanca, El Paseo y Realdel Arco, protestar por los múltiples defectosque encontraron en sus viviendas poco tiem-po después de que se las entregaron. Proble-mas respecto a la calidad de los materiales, la4 http://www.twinplant.com/casablanca01.html

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construcción y las instalaciones. Las deudas con-traídas para adquirir estas casas son de veinte atreinta años, pero al parecer las casas tienen unaduración potencial menor.

La pulverización de las diferencias obedecea una lógica de producción masiva más que ala individualización y personalización del ob-jeto vendido. Las casas, sobre todo en las co-lonias de clase media, tienen pocas diferenciasentre sí. Entre los fraccionamientos visitadospara este trabajo, Los Tres Tesoros, Privada SanAlberto, La Riviera, El Paseo, Los Girasoles,Santa Lucía, Casa Blanca, Real del Arco, LasCalifornias y Las Haciendas tienen una ciertahomogeneidad, en ocasiones, clónica. Algunospresentan alternativas, como la venta de terre-nos en Casablanca, lo que posiblemente lleveen el futuro a establecer diferencias arqui-tectónicas. En Real del Arco también existencasas hechas al margen del esquema mayorita-rio y en Residencial Kennedy parece que hubocierta libertad, aunque no se ven contrastes enel estilo. En ningún caso se promueve la igual-dad arquitectónica como algo positivo, sim-plemente es una característica intrínseca al lugar.

En términos del tercer imaginario, la simu-lación engancha a los dos anteriores, el miedoy el consumo, para producir una nueva tríada:la simulación de la seguridad, la simulación dela distinción, del privilegio y de los sueños al-canzados por el consumo, y la simulación mis-ma del encierro.

Dice un narcocorrido que “detrás del miedohay dinero”. La seguridad se ha convertido ennegocio a través de alarmas, blindajes, seguros,teléfonos celulares, bardas, alambradas, empre-sas de vigilancia, espacios herméticos o exclu-sivos y, por supuesto, fraccionamientos cerra-dos. Sin embargo, la simulación de la seguridad

se hace patente cuando, a pesar de estar fortifi-cados, los habitantes de los fraccionamientosno dejan de pertenecer a la ciudad y de vivirsus problemas. El Sr. Fausto, de El Paseo, na-rra su visión de una ciudad rodeada de insegu-ridad, a causa tanto de los maleantes como dela policía, que es cómplice de los primeros. Elvecino relata asaltos en las escuelas, a pie, encarro, a las dos, tres de la tarde; de los niños enlas escuelas que son hijos de narcos, que tienenpistolas y venden droga, de uno que vio bajarde la camioneta con ametralladora y de otro alque le disparó, pero no falleció.

El Jefe de la Policía, por su parte, habla deuna criminalidad que se concentra en la línea,en el sector comercial, cerca de los albergues,en donde está la población flotante. En el cen-tro de la ciudad hay robos, al igual que sucedenocasionalmente en la zona residencial. Por lodemás, en la colonia Buenos Aires hay droga-dicción, indocumentados y venta de droga onarcomenudeo (heroína y crack). Al sur de laciudad se trafica la coca. En el poniente haymuchos asaltos a indocumentados y robos. Losdelitos sexuales se dan en la periferia y, segúnél, secuestros casi no hay.

La Sra. Clarissa, de Residencial del Arco,piensa irse de Nogales y está vendiendo su casa.Le preocupa el medio inseguro del que no hapodido abstraerse y piensa que ése no es unbuen futuro para su hijo, así que tiene sus planesorientados a Hermosillo. El arquitecto BrauRojas trabaja en Nogales, es promotor de frac-cionamientos cerrados, pero no vive ahí, puesél mismo piensa que no es un buen lugar parael desarrollo de sus hijos.

Anécdotas de criminalidad al interior de losfraccionamientos cerrados reafirman lo quedicen autores como Blakely y Snyder (1999: IX)

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2respecto a que, a pesar del discurso y nociónde seguridad que se construye en las gated com-munities norteamericanas, en ellas continúanmanifestándose asesinatos, robos y vandalis-mo. Igualmente, en las entrevistas realizadas enel lado mexicano, se reportaron robos en LaRiviera, Real del Arco y El Paseo, además deatropellamientos y asaltos en el segundo y agre-siones a vecinos de El Paseo y de Casablanca.

Aunque son noticias escasas, en los periódi-cos se reportan el mismo tipo de sucesos ile-gales al interior de estos espacios, tal es el casode una noticia del 10 de septiembre de 2004,en el periódico El Imparcial donde “una em-pleada doméstica fue señalada como la presuntaresponsable del robo de quinientos dólares, unteléfono celular y un modular de la colonia re-sidencial Kennedy.” Igualmente, el 6 de marzode 2005, en el mismo periódico, la profesoraAlicia Romero González, integrante del Comitéde Vecinos de Real del Arco, dijo que “la nece-sidad de contar con seguridad en la colonia,surgió a raíz de los constantes robos de ve-hículos y a casa habitación que se registraban(…) En marzo y abril del año pasado variosvecinos fueron víctimas de robos, los ladronesabrían los carros o quebraban los vidrios, estosucedía principalmente en las noches”.

La simulación de la seguridad parte tam-bién de la costumbre de vincular el conceptode la inseguridad con el de la violencia, cuandola seguridad debiera implicar muchas más co-sas, como la falta de agua, que es uno de losprincipales problemas señalados por los noga-lenses. La cuota fija que deben pagar y el ho-rario restringido e incómodo en el cual se lessurte el preciado líquido, aunado a la topografíatan agreste, hace que el problema se agudice.Algunos entrevistados mencionan que inclu-

so les han cobrado obras de infraestructura quenunca fueron construidas. No obstante ser unade las necesidades más apremiantes en Nogales,la gente no se organiza para protestar. El pin-tor Guadalupe Serrano, miembro del grupoYonke, y ex trabajador de la maquila, comentaque la gente no hace plantones ni marchas, porhumildad, porque tiene que ir a trabajar, “estámás preocupada por quién va a cuidar a sushijos, porque no se le queme la casa. Quierensobrevivir, no tienen tiempo para protestar”.

Otro problema son las inundaciones enépocas de lluvia. Las calles se transforman enverdaderos arroyos pavimentados, incluso seha hecho necesaria la instalación de anunciosque advierten acerca de este peligro: “Cuandollueva no circule”. Esta situación es relatadapor la señora Clarissa, líder vecinal de Real delArco, quien cuenta que a su esposo una vez selo llevó el arroyo porque inocentemente mane-jaba por la avenida un día de lluvia y, dada laimportancia del incidente, tuvieron que ir arescatarlo los bomberos. La señora agrega quecada año mueren personas como consecuenciadel crecimiento del arroyo. Ante éste o cual-quier otro tipo de desastres, puede ser preocu-pante tener fraccionamientos de acceso único.

Cuando la gente habla de la inseguridad tam-poco se refiere a las remociones en masa de loscerros que han sido desgajados, ni a la erosiónque va socavando pedazos de monte. No seles ocurre que la vecindad entre la industriamaquiladora y sus casas sea preocupante, nisiquiera saben lo qué se produce ahí ni las sus-tancias que se utilizan. El tema de la seguridades otro, el que se vincula únicamente con lacriminalidad.

En ocasiones la seguridad se confunde conel confort, como en el caso de una vecina de

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Real del Arco que no quería pagar la cuota deseguridad del fraccionamiento porque se iba air de vacaciones a Navojoa. Para ella su ausen-cia no la hacía usuaria de los servicios de unvigilante cuya función es levantar la pluma ydejar pasar. Si ella se iba, no necesitaba pagarlea alguien que levantara la pluma para otros.

Un lujo puede ser la idea de tener quien abray cierre la reja o la pluma, quien los trate comoreyes a su paso, con la posibilidad de vivir enuna colonia de altos recursos como en Resi-dencial Kennedy, aunque las casas sean máspequeñas que en la colonia circundante. Noobstante, el nivel, bienestar y calidad de vida,así como el acceso a un lugar para vivir bien; esdecir, el estatus y demás sueños que se puedenadquirir por el simple hecho de habitar estosespacios, se desmoronan y nos regresan a larealidad cuando la gente, a pesar de habitar es-tos fraccionamientos, sigue siendo la misma,cuando la hipoteca se vuelve una cuenta másque pagar, cuando a las casas nuevas les salenlos defectos, cuando se hacen patentes los pro-blemas entre vecinos, cuando uno de los resi-dentes reconoce que esa no era la casa de sussueños.

Los habitantes de Real del Arco se enfren-taron a un fuerte conflicto con los promoto-res cuando introdujeron en el fraccionamientocasas de interés social que alteraban la imagendel lugar; después tuvieron que lidiar con losnuevos vecinos y con los que ellos creían ibana ser los futuros vándalos de la cerrada. Sinembargo, el problema jamás se generó, por elcontrario, ahora trabajan juntos en una asocia-ción civil que defiende los intereses de los resi-dentes. Los que habitaban las casas más mo-destas no resultaron ser malos y los de mayo-res ingresos no se vieron disminuidos por su

presencia y ahora comparten demandas. La se-gregación con respecto al “otro”, caracterizadocomo emigrante y visto como amenaza, es igual-mente relativa en un lugar donde la mayoría dela población proviene de otros lugares, tantodel mismo estado de Sonora como del restodel país.

La comodidad puede establecerse como laposibilidad de no tener que socializar con losvecinos, como lo manifestó la vecina entrevis-tada en Casablanca, o por lo contrario, con laidea de formar una comunidad como los resi-dentes de El Paseo. El confort viene acompaña-do de los lujos de un espacio público con al-berca, como en Residencial Kennedy y Casa-blanca, o con versiones más modestas, comouna cancha de básquetbol en el mismo Resi-dencial Kennedy, en El Paseo y en los deterio-rados espacios públicos de Jardines del Sol yLas Californias.

El encierro mismo puede cuestionarse comouna simulación, pues la frontera entre la posibili-dad o imposibilidad de penetrar el lugar esambigua. Las mismas irrupciones criminales oacosos molestos de los vecinos a su espaciodan cuenta de ello. Incluso la facilidad que setuvo como grupo de investigadores para en-trar en los fraccionamientos y obtener infor-mación acerca de los horarios de los guardias yde las costumbres de los residentes, así comoel gran apoyo prestado por algunos vecinospara el desarrollo del presente trabajo y lo fa-miliar que les resultó el equipo de trabajodespués de un par de visitas, fortalecen la ideade la relatividad del encierro.

Es difícil establecer los límites que hay en-tre la realidad y la ficción, entre los mundosalternativos que se viven como un sueño, comoun imaginario de la distinción y el nivel de vida.

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2Sin embargo, es claro en las declaraciones delos habitantes de los barrios bardeados que,aunque reconocen muchos problemas, ven alencierro como algo positivo en sus vidas.

ConclusionesNogales casi no tiene árboles que hagan honora su nombre. Lo que resalta ahí son los cerros,el paisaje agreste, la basura que brilla a lo lejos,las múltiples referencias a Colosio, el ferroca-rril que divide en dos a la ciudad, los muralescallejeros, los letreros de cerveza por todos la-dos y el orgullo que les causa Ana GabrielaGuevara. En especial sobresale una topografíaescarpada donde se encaraman las casas, unasen terrazas, otras con muros de contención yotras que simplemente juegan con la estabi-lidad del suelo.

Después de analizar varios casos de frac-cionamientos cerrados en diversas ciudades, eraimportante explicar el fenómeno a partir de unainterpretación de las necesidades y requerimien-tos de los ciudadanos que demandaban estetipo de espacios. Por ello, era ineludible entraren el sentido del encierro para comprender elpapel de los imaginarios que promueven laconformación y dinámica de la fortificación.Es decir, abordar el miedo, el consumo y la si-mulación, así como el papel que desempeñanen la estructuración urbana, una forma de cre-cimiento de las ciudades que tiende a volversedominante.

El encierro segrega, desarticula y fracciona,pero en el caso de Nogales hablamos de unaciudad de por sí segregada, desarticulada y frac-cionada. Lo que hacen estos espacios habita-cionales es potencializar y evidenciar lo queocurre naturalmente por la topografía, por los

problemas sociales y por su estructura políti-co económica; es decir, algo indisoluble a estaciudad.

Entre los imaginarios que promueven elencierro en Nogales, el miedo es el más fuertede todos y al que se hace más alusión por partede los residentes e inversionistas, quienes, seinsiste, en términos generales sólo ven venta-jas en esta forma de hacer ciudad.

Los tres imaginarios juntos quedan en-trelazados en lo que pudiera ser el nudo borro-meo que le da sentido al encierro en Nogales,que deja al objeto del deseo en el centro. Undeseo que puede ser visto e interpretado demuchas formas, pero que, más allá de negar lacriminalidad y cumplir los sueños de clase ydistinción de los ciudadanos, esencialmente estáimpulsado por el deseo de vivir mejor.

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ResumenEn las ciudades fronterizas del norte de Méxi-co, los nuevos paisajes cerrados, en ocasionesclónicos, son la expresión de los cambios pro-fundos que concretan la construcción de unanueva ciudad.

La creciente aglomeración humana de estosespacios, de paso obligado hacia Estados Uni-dos, se recompone con el recurso segregacio-nista del muro y sus nuevas fronteras interio-res, en especial con los agrupamientos de vivien-das idénticas y diminutas en amplios espaciosde la periferia. Representa la reconquista parael orden urbano y económico del negocio in-mobiliario convencional, aunque se mantieneuna inercia territorial basada en la invasión desuelo para la formación de nuevos y precarios“hogares”. Así sucede en los cerros de Nogales.

Palabras clave: negocio inmobiliario, encie-rro, frontera, morfologías clónicas.

AbstractThe new enclosed and occasionally clonic land-scapes in cities from the Northern MexicanBorder, are deep changes expressions that be-come definite physics and socially the tenden-cy to build a new city.

Houses groups settle in wide suburban spa-ces that mean a new conquer of usual real statebusiness of economic and urban order, abouta non contemptible space portion, capital andborder inhabitants. With the segregation wall,new interior borders have recomposition thehuman growing crowd in this crossing spaceto United States from Latin American, thatgoes on its territorial inertia invading hillswhom supply land of most of Nogales“homes.”

Key words: real state business, urban islands,border, clonic morphology.

Isabel Rodríguez ChumillasUniversidad Autónoma de Madrid

Departamento de Geografí[email protected]

La reconquista de la ciudad inmanejable

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2El espacio inmanejableNogales es una ciudad que, aunque pequeña,reta a indagar en la función que desempeña elterritorio de “adentro”. Lo anterior es impor-tante para comprender el problema de lasciudades de la frontera (Méndez y Rodríguez,2004a y 2004b) cuya razón de ser es el servir depaso (Méndez, 2002) a una ingente cantidadde seres humanos que, cómo señala Bauman(2005: 17), con la propagación global de la for-ma de vida moderna, quedaron “despojados desus hasta ahora adecuados modos y medios desupervivencia, tanto en el sentido biológicocomo sociocultural del término”.

Nogales termina en el muro, una alta bardametálica que señala la Línea Internacional. Tan-to los inmigrantes económicos como los so-

licitantes de refugio son considerados “hu-manos residuales”. No obstante, en los dis-cursos en boga, que expresan lo contrario, di-chos inmigrantes encarnan una necesidad dereforzar “muros gastados y deteriorados, des-tinados a preservar la sagrada distinción entreel ‘adentro’ y el ‘afuera’ en un mundo globa-lizador” (Bauman, 2005: 80). En Nogales, losinmigran-tes no pasan el muro y, quizá, pre-cisamente es el muro “el paso” para compren-der el adentro y el afuera, el contraste que exis-te entre los dos mundos.

El contexto social que rodea a Nogales –faltade limpieza, desorganización y conflictos– pro-voca rechazo al adentro, al cual no se consideraun lugar propicio para habitar. Sin embargo,sus residentes han aprendido a vivir en él como

Foto 1. Colonia Centro, entre la calle Pierson e Independencia

La traza se falsea y adapta varias manzanas a los últimos cerros mexicanos, promontorios con vista al otro lado.Abajo, la barda militarizada. Arriba, el joven “Bola” culminando uno de sus múltiples ascensos del día (fuente:archivo de la autora, 2005).

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si fuera una ciudad completa. Por esta razón,llegar al adentro aquí es más difícil que en otrasciudades.

Una primera pauta que nos guía acerca dela inmanejabilidad del espacio en las ciudadesfronterizas, expresado como una imagen com-pleja e inconfortable, es identificar y reconocerla existencia de murallas interiores que limitanel conocerlas y vivirlas.

Dado el medio ambiente natural sobre elque se construyó, la ciudad resulta fragmen-taria, carente de vistas, con caminos de laberin-to para perderse y, al no ser posible abarcarlavisualmente, resulta también difícil de com-

prender. Todo ello induce al ensimismamien-to, a mirar al interior, hacia los ámbitos másreducidos de la vecindad; es decir, al mundo depertenencia más inmediato. Para comenzar a cono-cerla, hay, por tanto, que renunciar a abarcarla.

No obstante que algunos espacios, rutas eitinerarios, conectan de nodo a nodo la ciudady permiten penetrarla parcialmente, son estosmismos canales los que impiden conocerla

porque prohíben otro movimiento que nosea el ir a través de ellos sin poder romperbarreras para acceder a las calles aledañas.Conductos para manejarse en la ciudad eva-diendo algo más que el miedo previsiblepropio de los territorios desconocidos: ladureza y violenta desazón que provoca el de-terioro de una ciudad que no ha termina-do de construirse o, peor aún, que no ha ter-minado de derribarse a causa del deterioro.

La ciudad exige subir y bajar cerros. Enla imagen se impone una ambivalencia, unadualidad entre ciudad-ordenada y ciudad-desordenada. La traza en cuadrícula, baseelemental de la fundación de la ciudad, ge-nerada a partir del orden lineal propiciadopor la vía del ferrocarril y las calles parale-las Elías Calles y Álvaro Obregón, estruc-turan el fondo de la cañada, constituye elpaso natural aprovechado para el puestoaduanal fronterizo y cuenta con la fuerzasimbólica y funcional para ordenar la vidaurbana. Por otro lado, fuera de las cuadrasen retícula sobre la cañada natural del nú-cleo fundacional, Nogales es, en su mayor

parte, una construcción urbana con poco senti-do común, un atentando contra los principiosmínimos del orden y del equilibrio y, por ello,es una ciudad en donde resulta muy difícil vivir.

Foto 2. Vista desde Denochio (colonia Centro)

Vista de la exigüidad del fondo plano de la cañada (fuente:archivo Comunidades Cercadas, 2005).

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Por su parte, el oriente de Nogales,en las inmediaciones del lado ponientede la cañada, es un escarpe abrupto re-forzado para trinchera del ferrocarril,donde la prolongación de las calles parale-las, a partir de la matriz del haz linealantes citado, hace caso omiso de la pen-diente y sube y baja cuestas provocandodesniveles espectaculares. Es el afán, acualquier precio, de prolongar la plantacuadriculada, lo cual muestra evidenciade que hubo un proyecto de ciudad.

En Nogales se superponen dos pla-nos: la altimetría y la planimetría, mis-mos que provocan la organización en

Foto 3. Sector poniente de la Colonia Centro

Exigüidad de las cuadras en el fondo plano del valle (fuente: archivo de la autora, 2005).

Foto 4. La traza galopa sobre las sinuosidades del terreno

Fuente: archivo de la autora, 2005.

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ámbitos separados: uno vertical, adaptaciónascendente a las laderas, que complican al otro,el de las yuxtaposiciones horizontales, y enre-dan así la yuxtaposición más evidente de losmundos antagónicos a ambos lados de la LíneaInternacional. Hay casas literalmente colgadasy una perspectiva permanentemente interrum-pida por la adversidad topográfica que se im-ponen a la apariencia de planta reticular en lavista de pájaro. Algunos declives situados enla parte oeste (Lomas de Fátima), casi tan anti-guos como la propia ciudad –o al menos conun grado de consolidación urbana importante–,han fosilizado esta imposición del desordenprovocado por la topografía.

La construcción de una ciudad que, sinpreparación, habilita la ocupación de cualquierresquicio de su topografía intrincada, no dejade tener un atractivo singular. A partir de laprecariedad, en Nogales se ha trabajado conesmero en un intento por hacer habitable laaberración, logrando lo contrario: tapizar decasas la naturaleza cerril, produciendo con elloun organismo urbano inconcebible por su es-casa o nula previsión.

La realidad social de una amplia poblaciónpaupérrima y flotante, la oferta y condicioneslaborales de la maquila, aunado al tráfico de hu-manos y drogas, el cual es amplificado y mediati-zado a través del discurso monotemático de laprensa local y regional, esculpe día a día una

imagen abrumadora de la ciudad deNogales: violenta, conflictiva e insegura,lo que ha fomentado la construcción defraccionamientos que crean mundos inte-riores y cerrados. La sugerencia al cerra-miento está explícita en la naturaleza deesta ciudad fronteriza cuyo medio naturalcrea de por sí mundos interiores y cerrados.

Es a partir de los espacios cerrados queconfigura la propia topografía, con abun-dantes cañadas de fondo de saco, que la po-blación se atrinchera y reproduce incons-cientemente el entorno que rodea a la ciudad.

Foto 5. Colonia Centro

Foto 6. Tendencia a la organización autónomade los espacios

La parrilla de la cuadrícula taladra los cerros (fuente: ar-chivo de la autora, 2005).

Fuente: archivo de la autora, 2005.

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2Los inmigrantes, “sobre todo los recién lle-

gados, exhalan ese leve olor a vertedero de ba-suras que, con sus muchos disfraces, ronda lasnoches de las víctimas potenciales de la cre-ciente vulnerabilidad” (Bauman, 2005: 78). Engeneral, la inmigración siempre se ha conside-rado un peligro para la seguridad, “un útil focoalternativo para las aprensiones nacidas de lasúbita inestabilidad y vulnerabilidad de las po-siciones sociales y, por consiguiente, se con-vertían en una válvula de escape (...) lo úniconovedoso –citando a Hans-Jörg Alberche– esel vinculo entre la inmigración y la inquietudpública relativa al aumento de la violencia, asícomo los temores en lo que atañe a la segu-ridad” (Bauman, 2005: 77).

Por su conformación y naturaleza, Nogaleses fragmentaria de por sí, el espacio mismo loes y, por tanto, la ciudad está inconexa, lo cualdetermina otra percepción del encierro donde

éste no necesariamente desarticula la trama ur-bana ya desorganizada por los cerros. Estoquizá explicaría el escaso número de fraccio-namientos cerrados en comparación a otrasciudades, siendo aún más abundantes los ca-sos de cerramientos hechos por los propioshabitantes y la topografía del lugar.

La inercia territorialLa idea de “la inercia del territorio” de la quehabla Claude Chaline (1994) para destacar quecualquier espacio evoluciona con arreglo a sumodelado,1 en el caso de Nogales se concretaen la continua ocupación de los cerros de modoprecario. Es la tendencia a crecer con base en in-vasiones poco programadas, lo que provoca agre-siones directas al medio natural y a la habitabi-lidad, al menos inicial, del medio construido.

1 http://www.urbanisme.equipement.gouv.fr/

Foto 7. Invasiones del Represo

Fuente: archivo del equipo Comunidades Cercadas, 2005.

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La desorganización y el abandono hacen queesos fragmentos urbanos, y por extensión laciudad entera, se vuelvan cada vez más proble-máticos. Se forma una imagen negativa que re-percute en la disminución de precios y, porconsiguiente, del dinamismo económico. Paraoponerse a esta evolución, es necesaria una ac-ción remodeladora del territorio, una recon-quista. Si inicialmente este espacio goza de pocaatención por parte de la ciudad, la reconquistade ese territorio termina por convertirse pro-gresivamente en una necesidad (Baudouin yCollin, 1996).

En los sectores de Nogales inmediatos a lacarretera Internacional, con parques industria-

les y equipamientos carreteros levantados des-de la década de los años cincuenta, fuertementepenetrados por estas tendencias hacia el desor-den y el abandono, han iniciado, después decasi treinta años de un permisivo caos, y a raízdel ímpetu desarrollista de la maquila, unaimparable reconquista. Como resultado de estareconquista, intercaladas entre los parques in-dustriales, han aparecido nuevos paquetes devivienda de clase media baja en enormes ex-tensiones homogéneas y acotadas, colonizan-do así una extensa periferia.

Los parques industriales se vinculan a lospaquetes residenciales, ambos ubicados enenormes explanaciones en los ámbitos más

Plano 1. Fraccionamiento Las Bellotas. Indicación de las secciones y fases de construcción

Fuente: expedientes de la Dirección General de Desarrollo Urbano (DGDU) del Ayuntamiento de Nogales, 2005.

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2cercanos a la carretera Internacional y a la nue-va vialidad de peaje. Suponen allanamientos deterreno que demuestran la evidente capacidaddel hombre y sus máquinas cuando el engrana-je inmobiliario decide mover sus piezas y ga-nar la partida en el tablero de los bienes raíces.Es entonces que los cerros desaparecen y unatupida red de infraestructura tapiza de técnicay confort un territorio antes inhabitable.

Probablemente estos nuevos paquetes deviviendas sean el complemento lógico del “PlanSur” del año 2001, mediante el cual el gobiernomexicano asumía la responsabilidad de vigilan-cia de la frontera meridional. Dicha políticasuponía, según Zygmunt Barman (2005: 84), “ladetención efectiva de la marea de residuos em-pobrecidos que fluye a Estados Unidos desdelos países latinoamericanos”, de tal modo quea las puertas de “la Fortaleza Norteamericanase encuentra, como en Nogales, la mano de obrainmigrante como combustible que mueve laeconomía suroccidental de Estados Unidos”(Naomi Klein, citado por Bauman, 2005). Loanterior representa fórmulas nuevas que inten-tan resolver contradicciones radicales en lapolítica de inmigración, como es la convivenciasurgida entre una evidente y sangrante fronterahermética y el acceso de mano de obra barata.

Fausto y Rábago (2002) señalan la impor-tancia de realizar un análisis crítico, construc-tivo y prospectivo de la dinámica urbana encurso a través de la producción del suelo, de lapolítica de vivienda, de la reconquista de te-rrenos subutilizados, de las relaciones público-privadas y de la planificación. Los autores ci-tan a Dematteis (1999) y su propuesta de lec-tura de los hechos urbanos a partir del territo-rio, y quien, retomando lo señalado por Deleuzey Guattari, afirma que “nada se piensa, ni se

hace, ni se cambia si no es a través de la mate-rialización de los lugares y de su propiedades,porque a través de ellas –de las cosas ligadas alsuelo– pasan necesariamente todas las rela-ciones sociales y sus representaciones concep-tuales”.

Asimismo, Fausto y Rábago (2002) comprue-ban2 que desde la década de los años sesenta seregistran modalidades de uso del espacio quecorresponden a estas tendencias internaciona-les. La llegada de capital foráneo ha repercuti-do también en la demanda masiva de suelo paralos nuevos usos comerciales e industriales y,sobre todo, mediante la reconversión hacia elsector inmobiliario de grandes capitales localesantes dedicados a otras esferas económicas. Estehecho es uno de los principales3 factores queexplican el patrón de crecimiento territorial dela ciudad, en donde, “al convertirse el suelo enun refugio para la inversión y en la nueva vo-cación de numerosos empresarios, se ha incre-mentado la especulación y los grandes espaciosbaldíos dentro de la mancha urbana” (Wario,1999).

El tema abordado indica la tendencia ge-neral del progresivo protagonismo del capitalinmobiliario, así como de la importancia y al-cances de su perspectiva dentro de la sociedady economía actual, además de ser un factor fun-damental para discernir acerca de su papel de-tonante y sobre las causas del imparable cre-cimiento urbano actual.

2 En esta materia, trabajando el caso de Guadalajara,detectan la aparición de importantes centros comercia-les o centros de negocios –consumidores de grandescantidades de terrenos– suficientes para la creación denuevas centralidades urbanas.

3 Junto con las devaluaciones de la década pasada.

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Islas y no castillosNogales es frontera y, según dice Bauman(2005) en su última obra, la naturaleza de losprocesos de globalización no regulada y políti-camente incontrolada ha deparado un nuevotipo de condiciones que llama “zona fronteri-za” en el “espacio de los flujos” planetarios.Según este autor, el frágil equilibrio de los es-cenarios fronterizos descansa en la vulnerabi-lidad mutuamente aceptada:

De ahí las alarmas referentes al deterioro de la segu-ridad, que incrementan las ya abundantes ofertas de“temores relativos a la seguridad”, al tiempo quedesplazan las preocupaciones públicas y las salidas ala ansiedad individual lejos de las raíces económicas ysociales del problema y hacia preocupaciones relati-vas a la seguridad personal (física). A su vez, lapróspera “industria de la seguridad” se convierte conrapidez en una de las principales ramas de la produc-ción de desechos y en el factor clave en el problemade la eliminación de residuos. (Bauman, 2005: 18)

Si bien este es el escenario de la vida con-temporánea, su percepción es más radical en lazona fronteriza, en este caso en las puertas delpropio modelo de la vida moderna. De hecho,la frontera, cualquier frontera, es siempre unescenario poco adecuado para la seguridad per-sonal, debido a que la convergencia de intere-ses ilícitos en acuerdos tácitos determina quesea una “zona de perpetua incertidumbre y, almismo tiempo, volvió la inseguridad inmunea toda intervención efectiva [y] encuentran sumejor expresión en la metáfora, propuesta porBuril Lotean, del terreno minado” (Bauman,2005: 116), en donde hay la certeza de que enalgún lugar algo explotará tarde o temprano.

Por lo anterior, en las fronteras domina unpresagio de aleatoriedad, de contingencia per-manente, un caldo de cultivo para los mundoscerrados en donde el papel del Estado y suspolíticas anuncian más riesgos y precariedad,“apelan a los electores para que sean ‘más fle-xibles’ (o sea, para que se preparen para las co-

Foto 8. Fraccionamiento Los Girasoles

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

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2tas aún mayores de inseguridad que están porllegar) y para que busquen individualmente suspropias soluciones personales a los problemassocialmente producidos” (Bauman, 2005: 119).

La reconquista del espacio por parte delmercado inmobiliario no se reduce a las peri-ferias, sino también a espacios intersticiales endonde se construyen simulaciones de fortifi-caciones variadas, castillos para salvaguardar losestilos de vida y sus patrimonios ad hoc.

La reconquista implica poner bajo controlalgo que ya está tomado de antemano por elorden que se desprende de la inercia territorial;es decir, hacer del dominio propio una orga-nización y recuperar el dominio pese a que elterritorio como tal no se controle. Esta ideatambién alude al hecho de recuperar fases inexis-tentes de la evolución urbana marcada por suorigen de ciudad improvisada, sólo apta paraun alto en el camino. Nogales es así, y de ahíarranca su inercia territorial de ser ciudad-adua-na, un paso fronterizo. Ese primer asentamien-to, tomado desorganizadamente, es el embriónde una ocupación que acumula permanencia.De esta forma, la pátina del hombre le otorgaun diseño propio, no formalizado ni sistema-tizado, un proyecto de orden urbano y deciudad mediatizado nítidamente por la pecu-liaridad inextricable de su topografía cerril. Sinembargo, la ciudad no está exenta de una orga-nización dividida que estalla cualquier intentode proyecto racional de urbanización.

La idea de control y reconquista remiteademás a la apropiación del orden espacial asíformado. La acumulación y densidades alcanza-das por hombres y mercancías, y la impertur-bable función de lugar de paso, ponen valor alconjunto y determinan nuevas funciones paraadjudicarse el poder de atracción y singulari-

dad del embrión urbano, de la aduana en laspuertas del cielo.

Para explicar la reconquista aludida, es degran ayuda la idea de Bauman (2005: 15) sobrela plenitud del planeta, de que “el planeta estálleno”. El autor ubica este enunciado dentrode la sociología y la ciencia política para hablarde los medios y artificios de los hombres e in-dicar que:

Es la desaparición de la “tierra de nadie”, de los te-rritorios susceptibles de definirse y/o tratarse comoexentos de habitación humana, así como, carentesde administración soberana y, por ende, abiertos a(¡pidiendo a gritos!) la colonización y el asentamien-to. Tales territorios, en gran medida inexistentes hoyen día, durante la mayor parte de la historia modernadesempeñaron el papel crucial de vertederos para losdesechos humanos, arrojados en volúmenes cada vezmayores en las partes del globo afectadas por losprocesos de “modernización”. (Bauman, 2005: 15)

Desde la década de los años cincuenta, enforma tranquila, sin los miedos de ahora, lospoderes locales obviaron el intento de equili-brar los beneficios obtenidos, derivados delpoder y el control, del nodo más importantedel territorio sonorense de la frontera: los pro-pios nogalenses. A partir de entonces, la citada“reconquista de Nogales” ha sido utilizada porpoderes cambiantes a favor de sus propios in-tereses y, como en otras ocasiones en la histo-ria de los lugares, esto ha permitido la inerciaterritorial del desorden, creando condicionesprecarias de inhabitabilidad presente e insos-tenibilidad futura. El progreso económico, aho-ra en manos de fuerzas económicas globales,orienta la autoafirmación de los poderes “lo-

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cales” hacia la intensificación delos temores ante la amenaza dela seguridad personal.

¿Cómo reconquistar Noga-les? Nogales, la ciudad de paso,fea, de flujos hieráticos y cerrosdesconocidos Se actúa de dife-rentes maneras y por agentes dediversa naturaleza. Los autén-ticos conquistadores han intro-ducido la idea de la viviendacerrada de interés social, mismaque se consolida también en elresto del país: grandes paque-tes de pequeñísimas viviendasde interés social, idénticas y encerradas tras unabarda perimetral no defensiva.

Lejos de ser fortalezas, por su carácter deconjuntos cerrados, son grandes islas en el mardel desorden de los cerros deficitarios de todo,menos de polvo y basura. Los nuevos fraccio-namientos, ubicados en medio del espacio pre-cario, están perimetrados y cuentan con uno oescasos accesos que ordenan en su interior,clónicamente, viviendas idénticas y diminutascomo celdas de panal de abeja.

El objetivo es que una parte de los noga-lenses puedan vivir mejor en estos nuevos con-glomerados o nodos controlados por el capi-tal financiero y local, siendo atados por unahipoteca que tiene vecindad técnica y simbóli-ca con la maquila. Con base en esta visión,impresionantes movimientos de tierra arrasany allanan cerros y colinas para la producciónmasiva de vivienda de clase media baja; en otraspalabras, el control es retomado para ordenarel espacio y el crecimiento en las afueras.

Sin embargo, el ejército para la conquista esmás numeroso. En este punto cabría entrar de

lleno en la jerga militar, pero no es el afán dejarque por algún resquicio del discurso se escapeuna apología de la militarización. Esta recon-quista del territorio dirigida tanto a los canalesde control del mercado como a los controla-dores del mismo –propietarios e inversores–,comenzó en la década de los años noventa a

Foto 9. Fraccionamiento Las Bellotas

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

Foto 10. Fraccionamiento Mediterráneo

Fuente: archivo de la autora, 2003.

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2partir del concepto de “cerrada”, lo cual supu-so una fórmula mágica en los negocios capi-talistas por antonomasia, los inmobiliarios.

A partir de entonces, y hasta el día de hoy,las versiones de fraccionamientos cerradosbuscan hacer realidad los sueños de seguridadde los nogalenses, de aquellos que se quedan –enopinión de ellos mismos– en esta fea, sucia yconflictiva ciudad. Las diferentes modalidadesde vivienda, calle y urbanización cerrada estánayudando a sobrellevar la inseguridad de Nogales,a salvarla de muchos de los males abrasadoresque acechan y afligen la vida citadina. Quemanlos conflictos, secan, resquebrajan, llagan, mu-tan cada rincón de la ciudad como si las mis-mas puertas del infierno se abrieran ahí.

Paradójicamente, la “cola” incandescenteque forma el infierno, es para “pasar” al cielo.Las diferentes versiones de fraccionamientos yconjuntos residenciales cerrados sirven paracombatir el miedo a la muerte, al robo, a lahumillación, cumplen la función de trinchera,de cobijo contra el ejército de ocupación, con-tra los “rebeldes de paso”. De castillos a islashay un salto mortal, un abismo en donde lapercepción de alcanzar la realidad soñada dapaso al convencimiento de vivir, en ciertomodo, protegido. No obstante, entre lo que sevende, lo que se compra, lo que se construye ycómo se vive, hay rupturas imposibles de re-componer.

¿Quiénes reconquistan la ciudad? ¿Es unabatalla única de un sólo enemigo? Es necesa-rio en este punto detallar los términos de lareconquista. Para lograrlo, hay que indagar enla narración hecha por los propios habitantesde la ciudad y contrastarla, o al menos situarla,en un dialogo, con la otra versión de la historiade Nogales, la narrada por “los señores de la

tierra”, los poderosos hombres del poderpolítico y del capital. Es un intento ilusionadode liberar palabras para no repetir una búsque-da que se dice fácil pero que no lo es, la búsque-da de una cura contra la desilusión fronteriza.

Los habitantes de Nogales opinan que estaes una ciudad difícil e intranquila y que hayque recuperar el control de la ciudad, de laciudad segura que fue en otros tiempos, antesde la maquila y de la inmigración incesante. Paracombatir la inseguridad les han sugerido orga-nizarse y, en este sentido, la propuesta más via-ble para vivir mejor es encerrase. El plan deciudad es la ciudad por proyectos (López yRodríguez, 2004) privados, autónomos, cerra-dos; es decir, pese a los planeamientos generalesaprobados, en el nuevo milenio Nogales aúnsigue sin un proyecto de ciudad.

En términos generales, la década de los añosnoventa ha supuesto la introducción denovedades respecto a los modos, los medios ylos productos urbanísticos a promocionar. Encuanto a los modos, cabe interpretar a dichadécada, en que ésta ha sido una etapa de pues-ta en práctica y posterior consolidación de unadinámica urbana nueva por parte del Ayun-tamiento de Nogales, tanto en la gestión comoen la cultura urbanística.4 En lo referente a los

4 Una sola Dirección (Dirección de Desarrollo Ur-bano y Obras Públicas) fiscaliza, autoriza, supervisa ycontrola física y materialmente las diferentes facetas delproceso de construcción residencial de Nogales, inclui-das las tareas de archivo. Ésta aplica la legislación vigente(que, aunque con modificaciones, básicamente afectabaa los mismos aspectos de la urbanización, a excepciónde la incorporación de los parámetros medioambien-tales en el control urbanístico de construcción urbana) yda cumplimiento a las pautas de crecimiento y ordenaciónurbana de los dos planes de Desarrollo Urbano aproba-dos por el Ayuntamiento y el Gobierno del Estado deSonora para Nogales a lo largo de la última década delsiglo XX, o de normalización de la práctica urbanística deesta ciudad.

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requisitos del fraccionamiento, apenas ha ha-bido cambios sustanciales en el sistema legalque regula el urbanismo del Estado.5

Desde el año 2000 se han ido incumplien-do y desvirtuando las principales voluntadesrecogidas en el último Plan de Desarrollo Ur-bano, mismas que concretaban no tanto unproyecto de ciudad sino un determinado or-den en la ocupación del suelo.6 Para ilustraresta modificación constante de los postuladosdel Plan, el ejemplo de Residencial Casablancamuestra evidencia acerca del cambio de uso del

suelo7 que fue necesario realizar para crear unanueva cerrada de clase media8 en medio de unmoderno Parque Industrial,9 ambas construc-ciones pertenecientes a la familia Dabdoub.10

5 Los más notables cambios son las modificacionesque afectan a los porcentajes de costes y de cesiones desuelos, pero que aún no representan alteraciones en laproporcionalidad de los distintos grupos de costes im-positivos, los cuales, por su volumen, no suponen, enel caso de las cesiones, la aplicación de un nuevo ideariopara la ciudad. De modo que, en efecto, es la introduc-ción de las Evaluaciones de Impacto Ambiental, y engeneral la incorporación de los conceptos medioambien-tales al urbanismo, el aspecto más novedoso en materiade nuevos requisitos de la administración pública paracon los inversores y agentes urbanos durante la décadade los años noventa hasta el presente.

6 Como la construcción del distribuidor vial en lazona del Greco, ya próximo a su terminación. Se em-pezará la construcción de otro en el centro, frente alPalacio Municipal por la calle Ruiz Cortines, que cruzará

Foto 11. Residencial Casablanca

Fraccionamiento cerrado levantado sobre terrenos recalificados del Parque Industrial Nuevo Nogales, cuyasmaquilas se observan a la izquierda (fuente: archivo de la autora, 2005).

las vías del ferrocarril y la avenida Plutarco Elías Calles –víade acceso a Estados Unidos. En total, once puentes mo-dificarán profundamente la organización y los usos delsuelo del Plan del año 2000, aún sin revisar.

7 El lote 5 de la Manzana 1 pasa a residencial con unárea vendible de 26 298 metros cuadrados y 6.23 hectáreas(Boletín Oficial del 4 noviembre de 2003).

8 Tiene una segunda etapa de promoción que es unafase de interés social, algo común en la mayor parte delas promociones (Boletín Oficial del 20 de febrero de 2004).

9 A través de la Sociedad Edificación de Obra Indus-trial, creada en el año 2000.

10 La familia Dabdoub es otra saga poderosa en lavida local y promotora del Parque Industrial NuevoNogales (convenio de regularización de junio de 2001) ytambién del nuevo fraccionamiento cerrado que tienepor vecinos a la hermética maquila y a los precarios usua-rios de las invasiones. Desde 1977, Isaac José DabdoubChávez es dueño de las 576.10 hectáreas del predio lla-mado “Los Nogales”, finca embargada de la testamen-taría de Wenceslao Ruiz. Desde el año 2004 la empresavende sin permiso del Ayuntamiento, quien reclama lafianza estipulada (expediente de Residencial Casablancade las oficinas de Desarrollo Urbano).

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Hacer ciudad en Nogales¿Qué posibilitó la inercia territorial de Nogales?¿Cuáles son los términos de esa reconquistaque pretende contrarrestarla? Una posible ma-nera de decirlo es, como lo hace Barman (2005:14): una delicada cuestión donde “La tarea deresponderlas no es menos ardua. Las respues-tas dependerán de las historias que resuenenentre los muros erigidos a base de recuerdosde las historias contadas, repetidas, escucha-das, ingeridas, asimiladas, por tanto [según seala fuente de dónde bebamos], la elección de-

pende, en última instancia, de que una historiase reitere hasta la saciedad o que, por el con-trario, los pensamientos vaguen en libertad porel libre espacio de las historias”.

Documentos y relatos parecen reflejar his-torias contrarias, unas vitales y probablementeescritas, otras solamente escritas. Las oficialespuede que no pasen de la condición de guio-nes de las farsas, pero también de testigos delpoder. La mención acerca de algunos de loshacedores de ciudad, que probablemente, comodice Bourdieu (2002: 144), no necesariamente

Foto 12. Colonia del Rosario

En construcción, las bardas y casas del fraccionamiento intersticial Los Girasoles (fuente: archivo de laautora, 2005).

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en forma conciente ni por interés económico,si bien se mueven “como si plantearan cons-cientemente los fines de su acción y actuaranpara conseguir la máxima eficacia al menorcoste (...) que el principio de la acción consisteen el supuesto interés económico, y su finali-dad en el beneficio material, planteado cons-cientemente mediante el cálculo racional”.

De cualquier forma, si seguimos la docu-mentación; es decir, los papeles del archivo delmunicipio, una manera de contar la historia ysobre todo de comenzarla, puede ser con baseal nacimiento de algunos fragmentos sueltosde la formación de Chula Vista, en donde arran-ca su inserción en la dinámica y singularidadesdel modelo urbano en las ciudades fronterizas.Este sector de Nogales, ubicado al ponientede la ciudad, inmediato de la “Línea”, repre-senta algunos de los elementos protagónicospara la comprensión de la frontera y su recon-quista territorial. En el tablero del juego estánlas posiciones tomadas, sólo hay que esperarla década de los años setenta para que llegue lamaquila y, con ella, los cambios en la ciudad yla gente, cuando el suelo es consumido porparques industriales y la necesidad de viviendase convierta en un asunto crucial a resolver.

En las décadas de los años cincuenta y se-senta, con el poder y el monopolio desarrolla-do por algunas sagas locales en diversos frentes,se superpusieron en la construcción de Nogalesalgunas propuestas formales de crecimiento.Este hecho apunta además a un tema básico,como lo es la concentración del suelo urbanoen pocas familias: unos produciendo poco apoco, ininterrumpidamente, otros reteniendosus posesiones hasta fechas recientes y, algu-nos más, como Villaseñor, promoviendo inva-siones, lo que se ha consolidado como la for-

ma de producción más exitosa y la que máshectáreas de nueva ciudad crea.

Un “hacedor” de la ciudad, cuando Nogalesera tranquila y no había definido su inercia te-rritorial, es Jesús René Caballero, quien al frentede la Empresa Caballero, propiedad de su fa-milia, lotifica11 en 1963 un terreno, denomina-do “Los Magueyitos”, con el fin de normali-zar el tipo de desarrollo que se había produci-do en la ciudad desde 1959. El Ayuntamientole solicita a Caballero que explique cómo eseste Nogales que está naciendo y del que nohay constancia escrita: ¿cuánto hace que existey qué tipo de construcciones son? Como puedeobservarse, ya desde aquí, proyecto y realidadno caminan juntos.

El proyecto de Caballero pretendía ofrecersuelo para la clase alta, como se demuestra porel tamaño del lote, el diseño y la morfologíadel sector plano (a 1/2000),12 aunque tambiénhaya ofrecido suelo para casas de clase media.13

Por otra parte, desde 1968 comienza el in-tento por “regularizar la posesión legal a basede abonos”,14 para después titularizarlos, deterrenos del sector conocido como “Ampliaciónde Chula Vista”, mismos que fueron invadi-

11 Plano de 1959 firmado por un arquitecto tambiénde apellido Caballero.

12 Son lotes por encima de los quince metros defrente y hasta 35 y 42 metros de fondo. Fueron numero-sos adquirientes de dos y tres lotes que formaban par-celas de sesenta metros lineales de fachada.

13 Frentes de once a veinte metros lineales dentro delconjunto llamado Lomas de Fátima. Relotifica en 1967varias manzanas del sector llamado Regis, por eso elconjunto –en torno al Paseo Esplendoroso– es hete-rogéneo, con unos trescientos lotes de muy diferentestamaños y formas.

14 Carta del promotor a la Dirección de DesarrolloUrbano en noviembre de 1968 solicitando permiso paravender lotes que han sido invadidos en terrenos de supropiedad.

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2dos por población de escasos recursos antesde la década de los años sesenta.

La convergencia de estas dos “maneras dehacer ciudad”, además de un proceso continuode numerosas subdivisiones particulares,15 es-tablece un paisaje residencial con una notablediversidad en la calidad arquitectónica de lasconstrucciones y del conjunto del área. Cabepensar que esta heterogeneidad física y socialle deprecie respecto de otros más uniformesen sus formas y en sus residentes.16

De esta forma, la propuesta de ciudadjardín para la elite en Chula Vista se desvirtúa

impactan en la ordenación del espacio urbano.En la actualidad se observa que aún no se hacompletado el proceso de pavimentación y al-cantarillado en numerosos tramos de calles(además de que existe carencia de mobiliariourbano y de otros servicios e infraestructuras),dada la dificultad y lo costoso que resulta ur-banizar, a posteriori de la construcción, un sec-tor de topografía en exceso adversa.

Obviamente, esto también remite a lascondiciones concretas en la que algunos inver-sores inmobiliarios han desarrollado sus ini-ciativas en Nogales. El caso Chula Vista mues-

Foto 13. Cerros del sector poniente

Vista al sur desde el bulevar Ensueño (fuente: archivo de la autora 2003).

15 Hay relotificaciones, como en la parcela E-Oestedel Paseo Poético, en donde el lote inicial es dividido endos de 429.9 y 433.8 m2 , respectivamente.

16 Afectó a un total de 22 manzanas compuestas por116 lotes, mismos que son vendidos a partir de ese año.Al menos las manzanas 1, 2 y 3, que fueron sometidas aeste proceso de invasión y regularización con relotifica-ciones, forman un sector de Chula Vista (se localizan

entre las calles Sonora, Paseo de Chula Vista, Paseo LomaBonita, Paseo Primoroso y Paseo Zenit), clásico de ciudadjardín de morfología orgánica y estructura callejera si-nuosa en adaptación a la topografía abrupta del terreno.Ello determina tamaños muy heterogéneos también ensu forma, pero siempre dentro de dimensiones muy hol-gadas propias de los lotes para vivienda de la clase alta.

desde el origen debido a la presión sobre losusos del suelo provocado por las urgenciashabitacionales que, aunque son reconducidas,

tra evidencia de los nulos costes que para elpromotor, la empresa Caballero, tiene la ventadel suelo urbano, que tiene una ligerísima dis-

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minución en los beneficios de reconversión deluso del suelo de rústico en urbano (aunque larecepción de los beneficios de la venta se ha-yan demorado y se hubieran establecido a pla-zos).17 El promotor aduce haber negociado conel Síndico Municipal que los terrenos que seescriturarían como públicos serían los desti-nados a canchas de básquetbol y algunos lo-calizados en otras colonias:18 “Condicionado aque nos sean reconocidos como participacióna la parte proporcional, que como fracciona-dores, estamos obligados a donar, al ampliarnuestros fraccionamientos.”19

Lo anterior con respecto a plusvalías fácilesy cómodas, tomando en cuenta que el promo-tor mantuvo la propuesta inicial de crear unsector de calidad residencial en Nogales, conlo que se mantuvieron bien preciadas lastransacciones inmobiliarias. Así lo atestiguanlos numerosos ejemplos de lujosas fincas ycasas,20 resultado de la agrupación de lotes

(encerrados detrás de prolongadas bardas), asícomo los tramos urbanos de buena calidad yadecuada accesibilidad viaria (en un sector deintrincada y costosa movilidad por sus defi-ciencias viarias de diseño y de mantenimien-to), aunque sea mediante patentes manifesta-ciones de individualismo al resolver lo ante-rior con la apertura de calles privadas que danacceso exclusivo.

El Programa de Regularización del SueloUrbano21 se ha llevado a cabo con lentitud, detal manera que el sector denominado Prolon-gación de Chula Vista se ordena con calles rec-tas y pavimentadas para manzanas conforma-das por lotes dominantes de 96 a 134 metroscuadrados,22 muy diferenciados de la parcelatipo, definida por su gran irregularidad entamaños y formas, creando así un trazado deconjunto intrincado.

Una muestra evidente de la revalorizacióndel sector, así como de la reconquista de losespacios intersticiales, es la iniciativa de la em-presa Inmobiliaria y Arrendadora de NogalesS. A. de C. A., la cual solicita, sobre los 29 077metros cuadrados (rodeados de otros terrenosde Empresas Caballero) entre Paseo Poético,Paseo Chula Vista y bulevar Ensueño, la cons-

17 Toda su contraprestación a la colectividad, comodeberes y obligaciones impositivas y urbanísticas con elAyuntamiento, quedó reducida a: “se establece la obli-gación a cargo de la Empresas Caballero de donar alAyuntamiento terrenos en superficie no menor de 8 000metros cuadrados para la construcción de escuelas,parques, (...) ya sea en ese fraccionamiento o en otrolugar en que el Ayuntamiento lo estime pertinente”. (ex-pediente de Chula Vista. Documento sobre Regulariza-ción del Fraccionamiento Chula Vista. DGDU de Nogales).

18 Se trata de 4 500 metros cuadrados en la ColoniaEsperanza y 4 200 metros cuadrados en la Colonia Bolí-var Norte (documento de donación de suelo público delfraccionamiento Prolongación Chula Vista. Archivo deDGDU de Nogales).

19 Documento de donación de suelo público de sep-tiembre de 1979 del presidente de la promotora Empre-sas Caballero, S. A. de C. V., Jesús René Caballero (Frac-cionamiento Prolongación Chula Vista. Archivo de DGDU

de Nogales).20 Sirva de ejemplo la casa de planta baja de 1989

compuesta de cinco recámaras, seis clóset, tres baños,desayunador, cocina, estudio y comedor, además de uncuarto de lavar y cuarto de utilería (Lote N/O/P de la

manzana 9 de la fracción norte del fraccionamiento ChulaVista propiedad del Dr. Rafael Caballero, apoderado ge-neral de la promotora Empresas Caballero, S. A. de C. V.).

21 La promotora, a través del apoderado general, Rafa-el Jesús Caballero Romero, y los representantes de lacolonia firman el Programa en 1989 con el Ayuntamien-to (Ley 101 de Desarrollo Urbano del Estado de Sonora,artículos 159-165).

22 Lotificación en plano a 1/500 de 1988 de treintamanzanas irregulares sobre trazado urbano intrincadoen las calles Amazonas, Aragua, Antillas, Aconcágua,etc., de las manzanas 12 A y 12 B. Lotes entre cien ydoscientos metros cuadrados y excepcionales entre cieny trescientos metros cuadrados (expediente del fraccio-namiento Prolongación Chula Vista. Archivo DGDU).

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2trucción del conjunto Chula Vista Mall, de 16871 metros cuadrados en régimen de condo-minio, proyecto aprobado por el Ayuntamien-to en mayo de 1991. Este proyecto se componede noventa locales pequeños, además de unlocal ancla de 2 559.9 m2 (tienda de autoservi-cio) y 10 646 metros cuadrados de áreas co-munes, entre estacionamientos, áreas de servi-cio, banquetas (460 m2) y explanadas de acceso.

La inserción de este espacio refleja las ten-dencias privatizadoras del suelo y de los servi-cios en la ciudad, destacando la trayectoria delconjunto y las escasas dotaciones públicas conlas que contó en sus primeros años. Otras ac-tuaciones, a lo largo de la década de los añosnoventa, manifiestan cómo en un espacio deconfiguración abierta y ordenación urbanísti-ca, la revalorización espacial, introducida enbuena medida por la mejora del espacio urbanode los Programas de Regularización de SueloUrbano, permite reactivar el proyecto originario.

Lo anterior se observa en distintas inter-venciones que, a lo largo de la década de losaños noventa, reformulan soluciones y recur-sos de uso del suelo y de arquitectura, mismasque remiten al encerramiento y al control priva-do del espacio. Además, la propia paralizaciónde la obra en los últimos dos años remite a otrosmodos de hacer característicos de la actualidaddel urbanismo fronterizo y, en especial, del pro-pio negocio inmobiliario: la canalización haciaproyectos arquitectónicos y urbanos de inver-sores y capitales de procedencia ilícita.23

El Quijote y las cerradasHay tantas versiones de fraccionamientos cerra-dos como ediciones del Quijote, y tomando encuenta que la primera edición de esta obra seremonta a 1605, la cifra es elevada. Igualmentees “quijotesco” el mundo al interior de la ce-rrada, pues el “adentro” intenta ser diferente al“afuera”, lo cual incluye el vivir fuera de la rea-lidad externa, que es donde vive la mayoría. Lacompañía discursiva de la obra de Cervantes seadapta en este caso para ilustrar cómo la ciudadestá repleta de “peligros”, igual que los molinosque a los ojos del hidalgo son monstruos.

Independientemente de lo que verdadera-mente les aterrorice, los residentes, y en gene-ral los partidarios del mundo encerrado, lo com-baten refugiándose en un “adentro”. DonQuijote de la Mancha, no. Él es de “afuera”,un ser desprotegido que no tiene miedo y quepeca de imprudente. Pero, al igual que los ha-bitantes de las cerradas, combate desde un en-cierro: las sombras de su mente, las que se hacreado con la fantasía del mundo de los caba-lleros medievales en decadencia, por lo que, deesta manera, también él combate un “afuera”plagado de monstruos. Alonso Quijano, ayuda-do por Sancho Panza, que en su simple hori-zonte no busca más que servir al amo, com-bate a las aspas de las máquinas del viento. Losvecinos encerrados lo hacen construyendo casti-llos simulados, con intermediación, inventiva yejecución de los promotores inmobiliarios que,en la simple búsqueda del lucro, van ofrecien-do productos diferenciados según los tiempos.

Los promotores inmobiliarios adaptan lasnuevas condiciones del mercado que ellos mis-mos y la sociedad de consumo crean, propor-cionando las más variadas soluciones para com-batir los miedos y lograr los deseos. Para lograr

23 Se produce una adecuación entre cuantiosas inver-siones procedentes del narcotráfico y otras actividadesilícitas y un tipo de construcción estilísticamente osten-tosa, de mal gusto y frecuentemente destinada a usosterciarios, en especial lúdicos y de corta vida. La expli-cación que se reitera en el vuelo de las narraciones localeses que el mall Chula Vista era dinero del narcotráfico.

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lo anterior, hay que construir fraccionamien-tos cerrados, reformular colonias y cerrar ca-lles, privatizar y controlar espacios para su co-rrecto funcionamiento y buen control social yeconómico. Hay que recuperar su control si estáfuera del territorio con dueño. Los señores delpoder y de la tierra conquistan con fortines elterritorio con que acumulan sus fortunas y queno son otra cosa que islas bajo control de lahipoteca en el mar fronterizo de la maquila oen los resquicios de la ciudad interior deltrasiego mercantil, turístico y lúdico, de curios yde la Tecate.

Versión original: Residencial KennedyResidencial Kennedy es un fraccionamientoque, aunque de pequeñas dimensiones, se ajustaal patrón del cerramiento, una auténtica “ver-

sión original” de la urbanización exclusiva ycerrada de la elite, en donde, en su versiónmoderna, el abanico de clase se abre y el ais-lamiento y el control reemplazan al tamaño y ala calidad arquitectónica de las construcciones.

Ubicada en el sector suroeste de la ciudadde Nogales –formando las Colonias Kalitea yKennedy–, en el espacio intersticial de las pri-meras formulaciones abiertas promovidas des-de las décadas de los años setenta y ochentapor Demetrio Kyriakis y sus descendientes, elconjunto residencial constituye un buen ejem-plo de manifestación explicita de la exclusión:con cerramiento, una arquitectura hermética condispositivos de seguridad y soluciones indi-viduales al carácter inhóspito de la ciudad deNogales. Nuevos rasgos de diseño y morfologíacon claras manifestaciones al cierre de los es-pacios mediante el acceso vehicular controla-

Plano 2. Residencial Kennedy

Único acceso desde la calle Creta en la parte derecha del plano (fuente: plano de lotificación de ResidencialKennedy. Expedientes del DGDU del Ayuntamiento de Nogales, 2003).

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2do. El producto, hábitat de calidad,experimenta importantes cambiosde concepto y responde precisa-mente a una de las modalidades deurbanismo cerrado que supone laformación de vecindarios defensi-vos en Nogales.

Condominios Kennedy tomaesta figura urbano-jurídica e iniciasu desarrollo a principios de ladécada de los años noventa en tor-no a la nueva avenida C/Prolon-gación Kennedy. Es un pequeñoconjunto cerrado sobre 2.15 hec-táreas, compuesto aproximadamentepor cincuenta lotes de 175 metroscuadrados cada uno, colindante con la ColoniaKalitea y rodeada por terrenos propiedad delos mismos promotores.

Con la construcción de este nuevo modo dehabitar y de comercializar viviendas que irrumpeen la década de los años noventa (la fórmuladel cerramiento de los conjuntos residencia-les), es que el capital local, poco profesiona-lizado pero con un importante control sobreel mercado del suelo, se apoya en los nuevosconceptos e ideas de profesionales y técnicosforáneos, en este caso provenientes de la capi-tal, específicamente de Terra Promociones, S.A. de C. V., la cual está a cargo del empresarioErnesto Antonio Cadena y del abogado Ricar-do Mazón, mismos que la constituyen en Her-mosillo en el año de1988.24 Las dos empresas

se asocian,25 aportando la organización Ky-riakis a la sociedad común los 21 551 metroscuadrados26 del condominio futuro.27

Foto 14. Residencial Kennedy

Fraccionamiento cerrado, en el sector poniente de Nogales, promovidopor la familia Kyriakis (fuente: archivo de la autora, 2003).

24 Del capital social de cinco millones de pesos encinco mil acciones, 3 750 acciones están en sus manos.Las restantes 1 250 acciones son propiedad de otros miem-bros minoritarios de la empresa hermosillense (consti-tuida el 24 de octubre de 1988) compuesta por los arqui-tectos Conrado (Director General) y Díaz Ramos, am-bos residentes en Hermosillo, aunque oriundos de Sahua-ripa y Huatabampo, así como por el ingeniero industrial

Fernando Valenzuela Duarte y su hermano, FranciscoJavier, quien desempeña el cargo de representante de laempresa. También figura con el nombre de Terra Cons-tructora y Urbanizadora, S. A. de C. V., domiciliada enbulevar Navarrete, en la colonia Valle Verde de Hermosillo.

25 Terra Promociones solicita los permisos necesa-rios al Ayuntamiento, además de un crédito bancariopara la construcción de las viviendas (expediente de Re-sidencial Kennedy de la DGDU de Nogales).

26 Procede el suelo de la finca que adquiere la familiapromotora a través de su sociedad, la Organización Ky-riakis, S. A. de C. V., en 1987. En ese mismo año, trasdiversas gestiones de adquisición, se estableció la co-propiedad de diferentes inmuebles a nombre de esta em-presa, dirigida por Apóstolos Demetrio Kyriakis. Elsuelo del fraccionamiento forma parte del polígono 2 de23.13 hectáreas. Escrituras 11299 y 11303. En 1991 seagrega un lote al subdividirle 2.15 hectáreas para el con-dominio cerrado en cuestión (Registro Público de laPropiedad, núm. 26427, 1991).

27 La alianza es por un período de sólo quince meses,apostillando que será el período necesario para la cons-trucción del conjunto, además de que se especifican lasdistintas garantías que ambas partes tendrán en caso dedisolución y también para el reparto de beneficios. Desuspender los asociados el contrato, los propietarios delsuelo venderán en primer término a los asociados y con

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El primer dato relevante del fraccionamientoes la multiplicación de informaciones contra-dictorias que surgen acerca del mismo en elAyuntamiento.28 Son muchos los casos de dis-cordancia entre los datos,29 los cuales se expli-can por las reformulaciones del proyecto rea-lizadas por los promotores y que se concretanoficialmente en la petición de una relotificaciónpara la construcción en etapas que muestra unmodo de operar propio de profesionales in-mobiliarios, en donde se asegura la inversióncon la garantía que ofrecen las ventas y el be-neficio a corto plazo.30

El diseño y las referencias textuales a suorganización cerrada queda expresada por lospromotores en modo claro y directo: “será una

cerrada con un solo acceso, y caseta de vigilan-cia (...) además contará con un área de usocomún de 1 806 metros cuadrados de superfi-cie, en la que se construirá una alberca, mediacancha de básquetbol, área de sombras, asa-deros, juegos infantiles y el resto será foresta-do.”31 Lo anterior tiene relación con la relotifi-cación aludida, en el sentido de que la nuevaformulación de la propuesta constructiva mues-tra el cambio en la concepción del diseño ydestino del producto entre 1991 y 1992, afec-tando a diversas manzanas que tuvieron querediseñarse, e incluso suprimirse algunos lotes,para aumentar su tamaño de 110 metros cua-drados a superficies de hasta 165 y 220 metroscuadrados, confirmando, de esta forma, la orien-tación hacia productos de superior calidad den-tro del fraccionamiento Kennedy; es decir,menos viviendas pero con mayor tamaño.32

El régimen de condominio establecidopara este fraccionamiento cerrado inicia la fór-mula más común aplicada en la actualidad paraconstruir los vecindarios defensivos. Está regu-

lada por el Código Civil que fija las obliga-ciones del promotor y de los futuros residen-tes de conservar las áreas comunes del espaciopúblico,33 así como de todas las áreas comuni-tarias34 y del parque jardín que debe mantener

facilidades de pago, especificándose el precio de venta en25 pesos el metro cuadrado. También se indica cómo,según avancen las ventas, se irán repartiendo beneficiosconsistentes en cincuenta por ciento del valor de cadaterreno y, sólo cuando reciban el importe del crédito, elotro cincuenta por ciento.

28 A tal punto que se manejan cifras diferentes acercadel número de lotes y superficie de los mismos y tam-bién alguna variación sustancial respecto al total de lasuperficie a lotificar. Entre las distintas peticiones depermisos, se detectan cambios, como ocurre en abril de1991, cuando solicitan dotación de energía eléctrica “paracien viviendas de ‘tipo medio alto’ en la prolongaciónsur de la avenida Kennedy”, mientras que en junio delmismo año se solicitan los servicios de agua y alcantari-llado, estipulando que son ochenta las viviendas a dotar.La paradoja es que ambos permisos se conceden en elmismo año y sin ninguna rectificación al respecto. In-cluso, en el propio Convenio de Autorización del Ayun-tamiento se apunta que el fraccionamiento se componede “38 viviendas tipo medio y 35 dúplex, bajo régimende condominio.”

29 No obstante, es una muestra patente de incohe-rencias que sólo cabe explicarla por irregularidades ad-ministrativas de permisividad hacia los promotores opor falta de rigor en los documentos oficiales que veri-fiquen los datos definitivos respecto del fraccionamiento.

30 Está bien documentada, pudiéndose precisar quese concluyen diez casas cada seis meses en el año 1992 ya razón de 16 para el mismo período el año siguiente.

31 Petición de convenio de autorización del fraccio-namiento residencial Kennedy del 6 de enero de 1992.

32 En junio de 1992 se solicita la relotificación de tresde las siete manzanas que en 1991 se componían de diez,catorce y trece lotes, pasando a ocho manzanas con ochoy diez lotes respectivamente.

33 El área de uso común, en un tercio del total delfraccionamiento, es superficie para vialidad interna,además de 1 884 metros cuadrados de los equipamientosseñalados de uso común y 770 metros cuadrados máspara estacionamiento.

34 Cláusula 21. Normados por el Reglamento de Con-dominios y Administración, se detallan derechos y obli-gaciones de los propietarios.

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2la asociación de vecinos. De acuerdo con la Ley101 del Estado de Sonora, éstas deben pasar apropiedad municipal, al igual que el resto decalles, avenidas y paseos considerados dentrodel fraccionamiento: “para todos los efectoslegales entrarán en pleno derecho de dominiopúblico y estarán reguladas por lo dispuestoen la Ley Orgánica de la Administración Mu-nicipal.”35 Pero, ninguno de ellos está al servi-cio de los ciudadanos de Nogales, al contrario,una caseta, su pluma y su vigilante impiden ellibre paso y mantienen un riguroso control deacceso a la entrada.

La construcción y comercialización de estenuevo producto inmobiliario fue un procesorápido en comparación al ritmo de ocupaciónhabitual hasta entonces en Nogales, pues enenero de 1993 se inicia la venta de los 62 lotes,justo un año después que se firmara su conve-nio de autorización.36

Primera versión y adaptacionesEl tránsito de valores y signos de prestigio deuna clase social a otra es, en opinión de JeanBaudrillard (1992), una primera simulación: lafalsificación. La mayoría de los fraccionamien-tos cerrados de Nogales corresponden a esa de-rivación de la cerrada que maneja signos y va-lores de la clase alta para aplicarlos a otros gru-

pos, creando versiones de cerradas de clasemedia y popular. Podría tratarse aquí del se-gundo orden del simulacro definido por Bau-drillard (1992: 62) dentro de la producción delesquema dominante de la era industrial y queél llamó “el autómata y el robot” debido a queel modelo de cerrada social en Nogales “estádominado por el principio técnico, es un logrode la máquina, y con la máquina es la equivalen-cia lo que se instala” (Baudrillard, 1992: 62-63).

Tomando la debida distancia, esta produc-ción masiva de alojamientos minúsculos seidentifica con las urbanizaciones de protecciónoficial para familias de rentas bajas, mismas queBauman (2005) cita refiriendo las semejanzasque Loïc Wacquant (2002) y Jerome G. Millar(1997) ven, a su vez, entre los guetos negrosnorteamericanos y el modelo carcelario de lasinstituciones goffmanianas: “una encarcelacióndel alojamiento público que cada vez hace pen-sar más en casas de arresto, con ‘nuevos proyec-tos cercados’, con su perímetro férreamentevigilado por patrullas de seguridad y controlesautoritarios” (Barman, 2005: 109).37

Desde principios de la década actual, entrelos cerros de Nogales se han instalado grandespaquetes aislados de vivienda. Cabe pregun-tarse si estas viviendas son los contenedoresherméticos donde se encierran los “residuoshumanos” que escruta y categoriza ZygmuntBauman (2005) en su obra Vidas desperdiciadas...:¿Es este el modo que toma la ordenación de“seres humanos residuales” en la proximidadde grandes y crecientes aglomeraciones, proba-blemente duraderas, que exigen políticas segre-gacionistas más estrictas y medidas de segu-ridad extraordinarias? ¿Se corresponde con la

35 Artículo 146 de la Ley 101 de Desarrollo Urbanodel Estado de Sonora que regula la donación por partedel fraccionamiento al municipio de las áreas de usocomún. Es un buen ejemplo para adentrarse a valorarlos costes económicos de la producción de este tipo defraccionamientos por la abundancia de datos al respectoen todas y cada una de las partidas, incluido el capítulo delos costes fiscales y, por tanto, de recaudación municipalpor urbanización.

36 Sólo dos desde que iniciaron el proyecto y dispu-sieron de los permisos para la instalación de los servi-cios e infraestructura urbana.

37 Citando a Wacquant (2002: 95-96) y a Millar(1997:101).

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rigurosa separación de los “residuos humanos”del resto de la sociedad? (Bauman, 2005: 113).

En parte sí, pero sobre todo representan “elpaís de las casitas”: “Miles de microviviendassurgen en México. A ellas van millones de po-bres, excluidos durante décadas del rezago priís-ta y ahora vistos como clientes pasivos por lasconstructoras” (La Revista, 2005: 26). Este tipode fraccionamientos, de carácter reciente y granéxito comercial, dispone de abundante mate-rial oficial, quizá vinculado a la campaña des-plegada por el gobierno federal “para vanaglo-riarse de haber construido 1.5 millones de vi-viendas (...) de entre treinta y cincuenta metroscuadrados (...) el doble de los construidos du-rante el sexenio anterior (...) Sí, el gobierno foxis-ta alcanzó una marca inédita” (La Revista, 2005:27). El Estado ha participado a través de losllamados Organismos Estatales de Viviendas(OREVIS) en 12% de las acciones, el resto es dela iniciativa privada. Durante los últimos cua-tro años se han construido casas mínimas conlos dos millones de créditos entregados por elInstituto del Fondo Nacional de Vivienda paralos Trabajadores (INFONAVIT), “la misma cifraque alcanzaron los regímenes priístas en 32años” (La Revista, 2005).

México se transforma en un país de cuarti-tos al producir en serie casas idénticas y pe-queñísimas, una producción profesionalizadade paquetes de vivienda homogénea que hanido ganando en cantidad, presentándose enconjuntos cada vez mayores, y disminuyendoen el tamaño de la vivienda. Profesionales delnegocio de la construcción en México y en elnorte fronterizo, viven un boom: “hoy existenalrededor de tres mil empresas dedicadas a esteramo, de las cuales, unas trescientas explotanel mercado de la vivienda social y cincuenta

construyen casas económicas (...) entre estasúltimas, que atienden al grupo de dos o tressalarios mínimos, destacan: Casas Geo y Urbi”(La Revista, 2005: 28).

En Nogales, la producción masiva de lascerradas de interés social ha sido realizada, enun primer momento, por promotores localesespecializados en este producto, como los frac-cionamientos Mediterráneo I, Mediterráneo II,Nuevo Milenio y El Paseo –ubicados en el sec-tor poniente–, todos emprendidos por el em-presario y propietario de suelo, Héctor Mon-roy, en asociación con el arquitecto hermosi-llense Ernesto Brau Rojas. Los tres primerosforman físicamente un conjunto,38 al ser partede la misma finca, propiedad de Héctor Mon-roy,39 de 20.3 hectáreas, a la cual, en 1993, elAyuntamiento le permite subdividir en dosporciones e iniciar a través de su empresa y dela denominada Viviendas, Asesoría y Desarro-llos, S. A. de C. V., de Ernesto Brau Rojas,40 laconstrucción de los conjuntos habitacionalesmencionados.

El aumento de densidades, con el fin deabaratar costes de suelo, determina diseños la-berínticos y reticulares para adaptarse a la to-pografía. Son agrupamientos de casitas en unaextensión de veinte hectáreas con escasas ac-

38 Su localización, al final de la calle Victoriano Huer-ta, es contigua en los polígonos catastrales J (Mediterrá-neo) y K (Nuevo Milenio), con acceso a la calle citada yMediterráneo 2a. etapa, y al interior colindando con ellímite del antiguo perímetro urbano y el rancho LasCanoas.

39 En 1972 Héctor Monroy le compró al doctorDavid Flores Guerra, un cirujano de Atoyac nacido en1900, dueño del rancho Las Canoas, 270.49 hectáreas, asu vez adquiridas en 1954 al gran terrateniente de Nogales,Alejandro C. Villaseñor.

40 Creada en Hermosillo en 1990 y constituida pordiez mil acciones de mil pesos. La mitad propiedad delpresidente del consejo de administración, el arquitecto

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2cesibilidades a la vialidad principal.La peculiaridad morfológica de losconjuntos radica en su ordenamien-to por sectores, semicerrados a modode microambientes; es decir, muypróximos a la organización y dise-ño de la traza cerrada.41 El Ayun-tamiento señala a los promotoresque deben adecuar parte del traza-do propuesto: “cuando por razonesjustificadas existan en el proyectocalles locales cerradas, éstas deberánrematar en una glorieta cuyo diá-metro tendrá como mínimo dosveces el ancho del arroyo, más elancho de las banquetas correspon-dientes. De lo anteriormente expuesto se re-quiere la adecuación o justificación para la ela-boración del proyecto, en el extremo de la calleMediterráneo (cerrada).”42

El conjunto de las dos fases del fracciona-miento Mediterráneo43 lo constituyen un total

de 398 lotes.44 La segunda etapa del fracciona-miento Mediterráneo45 tiene el mismo diseñoy organización que la primera, concebida a se-mejanza de las famosas muñecas rusas, convarias cerradas al interior de la cerrada envol-

Ernesto Brau Rojas. Además, forman parte de la empre-sa el hermano del presidente del consejo, Agustín BrauRojas, la vocal María Ángeles Mendívil Estrada, la teso-rera Rebeca Martínez Antúnez y el secretario FranciscoJavier Mendívil Estrada, hermano de la vocal y dueño dela otra mitad de las acciones que componen el capitalsocial de la empresa.

41 El peculiar diseño con la configuración de intra-manzanas, que no son otra cosa que cerradas sobre ce-rrada, como la privada Atenas en la manzana interior 6,rodeada por la 5, la privada Venecia, envuelta parcial-mente por la misma manzana 5 y por la manzana 8 y laprivada Marruecos (o manzana 9), rodeada por la man-zana 8, que al igual que la 5 tiene mucho mayor tamañoy un diseño y distribución que deja aisladas las privadasreferidas.

42 Carta de la Dirección de Planeación y Control delDesarrollo Urbano del 29 de octubre de 1993 (oficionúm. 0516-10-93, dirigido al Director General de Vivi-enda, Asesoría y Desarrollos, S. A. de C. V.).

43 Es sobre la menor de estas porciones de terreno, lade 60 287.5 m2, que se promueve el fraccionamientoMediterráneo a partir de la concesión de licencia de uso

Foto 15. La Riviera

Sección cerrada del fraccionamiento Mediterráneo de Héctor Monroy yErnesto Brau, promotores locales de gran relevancia (fuente: archivoComunidades Cercadas, 2005.

del suelo: “el uso para el predio que nos ocupa es Resi-dencial para Vivienda de Interés Social” (convenio deautorización del fraccionamiento mediterráneo). No dejade ser llamativo el hecho de que consigue la licencia deuso del suelo antes que la de subdivisión anterior (oficionúm. 002/04/93 de abril de 1993 y oficio núm. 0032/06/93, de la subdivisión, del 11 de junio de 1993).

44 Ocupan 204 193 metros cuadrados de superficie arazón de seis habitantes por lote, estimándose que laoperación serviría para el alojamiento de 2 360 habi-tantes. El tamaño de los lotes no experimenta cambiossignificativos entre unas y otras manzanas según su ubi-cación, siendo lo más frecuente superficies de lotes entrelos 160 y los 300 metros cuadrados. Se trata de viviendasdúplex, con dos viviendas en cada lote y, en algún caso,de triples.

45 Es promovida a partir de 1999, fecha del conveniode autorización y de la de factibilidad de uso del sueloconcedida a Héctor Monroy para fraccionamiento deinterés social. Son 29 249 metros cuadrados de área ven-dible habitacional y 5 999.6 m2 de área vendible comer-cial, junto con 4 334.5 m2 de donación, 80.2 m2 de áreaverde y 17 365.8 m2 para vía pública. En el año 2001 esrelotificada por la otra empresa de Ernesto Brau Rojas,

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vente, como, por ejemplo, la Cerrada Monte-carlo. Posee, en general, una ordenación quepermite el cerramiento a posteriori y lo sugierecomo una alternativa de fácil ejecución por veci-nos “temerosos”.

Es de gran interés el tema de la articulaciónde estos vecindarios con respecto al resto de laciudad. El mismo año de 1999, en el que seobtuvieron todos los permisos necesarios parael anteproyecto de lotificación, así como paralos servicios de agua potable, alcantarillado,electrificación, alumbrado público y licencia deuso del suelo, el Ayuntamiento muestra su pre-ocupación por resolver la unión entre las zo-nas vecinas y estos grandes paquetes de vivien-da barata concebidos “hacia adentro”, y tomalas medidas pertinentes: “quedan también in-cluidas –entre las obras de urbanización a car-go de la promotora– las obras necesarias deurbanización para la liga del fraccionamientoque nos ocupa con el resto de la zona urba-na.”46 Dicha conexión se realiza sólo con la pri-mera fase del fraccionamiento a través de lascalles Mónaco y Gibraltar, escatimando costesen la construcción de nuevos acceso y vías.

En el caso del fraccionamiento Nuevo Mile-nio, el primer dato relevante es la mediación dela empresa Marvil Corporation, S. A. de C. V.,creada en 1996 con doscientos mil pesos decapital social y propiedad de Héctor Monroy,47

claramente especializada en el sector inmobi-liario, según se desprende de la larga descripciónde su objeto social, y sin la intervención de lasempresas del arquitecto Brau Rojas.

La promoción, desde 1999,48 se construyepor fases sobre diez hectáreas que se parcelanen 370 lotes compuestos de viviendas dúplex,triples y cuádruples; es decir, de dos a cuatroviviendas por lote, siendo el lote tipo de diezpor quince metros con un muro medianerocomún, consolidándose un perfecto ejemplode vivienda de interés social dentro de la LíneaIII de INFONAVIT que, en la denominada “Sec-ción Loma Bonita 1”, son viviendas de 64metros cuadrados y dos alturas en planta.

Estos ensayos locales del tamaño de las vi-viendas aún no corresponden a las propuestasexitosas generadas en otras ciudades de lafrontera y del país, cuya proporción es de trein-ta metros cuadrados, así como la de una si-guiente categoría de cuarenta metros cuadra-dos. Para las primeras, los créditos otorgadospor el gobierno son en casi cien por ciento parafamilias con ingresos inferiores a 1.5 salariosmínimos; es decir, por debajo de cien pesosdiarios. Las llaman “unidades básicas de vivien-das y no casas” y su costo fluctúa en alrededorde ochenta mil pesos (La Revista, 2005: 28).

Diseño e Ingeniería Vértice, S. A. de C. V., con lo queresulta un número menor tanto de lotes (160) como desuperficie habitacional, comercial (2 317.6 m2) y de donación(1 583 m2), con porcentajes inferiores a 6% de la super-ficie vendible, también aplicable a la vialidad, en estecaso con la desproporción de 25%.

46 Cláusula 5 del convenio de autorización del frac-cionamiento que remite al artículo 102, 106 fracción I y141 fracción II de la Ley 101 de Desarrollo Urbano delEstado de Sonora.

47 La composición familiar de otros miembros delconsejo de administración demuestra su escasa partici-

pación accionarial: familia Maldonado Carrillo –los her-manos e ingenieros José Héctor y Rosario, de Sinaloa–,y el también ingeniero Francisco Javier MaldonadoVázquez, de Hermosillo. La dirección social es la mismaque la de las empresas anteriores de Héctor Monroy.

48 Hay una modificación del convenio en junio delaño 2000. El dato adicional de mayor interés es la parti-cipación de una nueva empresa Infraestructura SINTECK,propiedad del arquitecto Arnoldo García Rodríguez,quien, desde 1998, tramita los permisos de petición delicencia de construcción, lo que no deja de ser una para-doja pues el convenio del fraccionamiento es de 1999.

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La clonaciónLas nuevas cerradas de interés social, los lla-mados “cuartitos de Fox”, ya han llegado a lafrontera norte. Se multiplican en Hermosillo,en Tijuana, “en los estados fronterizos (...)primero se anotan en una lista, y cuando yaestá listo el lote, entregan el enganche” (LaRevista, 2005: 28). El Fraccionamiento Las Be-llotas de la empresa Supervisión Integral, S. A.de C. V., de Hermosillo, creada en 1995 y de laque forma parte Ernesto Verdugo Garza, comoapoderado desde 2001, y dueño de los terrenosde 146.25 hectáreas desde 1977,49 es un buenejemplo. La intención del promotor, una cor-poración compuesta de diversas empresasforáneas,50 es fraccionar el conjunto de las 146hectáreas del predio Las Bellotas, lo cual secontempla dentro del Convenio, mismo en elque se acuerda una superficie de veinte mil

metros cuadrados como área de donación to-tal para futuros desarrollos.51

El plano de lotificación de la segunda fasede Las Bellotas es muy claro para ilustrar esta“segunda versión de las cerradas”: una verda-dera producción masiva y clónica de viviendaplenamente fondista. La Sección Las Nueces52

muestra la opción morfológica más racionalis-ta que toman las cerradas de interés social ten-dentes a la reproducción de tramas reticularesque facilitan la parcelación.53

El plano de parcelación muestra los rasgospropios de estas nuevas formas de “hacer”ciudad: a) la gran extensión a desarrollar, b) elgran vacío intermedio con relación a la ciudad,

Foto 16. Anuncio publicitario del Fraccionamiento San Carlos

El fraccionamiento San Carlos es uno de los dos grandes conjuntos de “cuartitos” de Fox en Nogales (fuente: archivoComunidades Cercadas, 2005).

49 Práctica muy común de los inversores capitalistasforáneos en cualquier sistema inmobiliario local. Se pro-ducen alianzas entre el inversor externo y el propietariolocal.

50 Supervisión Integral, Desarrollos del Norte Ce-nit, Desarrollos Hemerson (1925, Hermosillo), Desa-rrollos Gimsel (expedientes del fraccionamiento Las Be-llotas. DGDU de Nogales).

51 Boletín Oficial, núm. 12, sección III, jueves 9 deagosto de 2001.

52 Dividen en 214 lotes las 12 manzanas a partir delos permisos oficiales conseguidos en el año 2001, delos que destinan a residencial 37 135. 2 m2 para 198 lotes.

53 En este caso, cinco calles paralelas permiten ob-tener manzanas de 30 lotes entre las calles Cipreses,Encinos, Fresnos, Jacarandas y Álamos, las cuales searticulan con una avenida mayor, que sirve de acceso alconjunto, llamada de Los Olivos. Los remates de la irregu-lar finca matriz se resuelven con la aparición de nuevo detrazados reticulares más recogidos, formando las callesCerrada del Pino y Cerrada de Los Sauces.

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c) la desarticulación respecto a la arteria colec-tora mayor, la calzada del Raquet al sur –queno tiene ninguna comunicación con el citadofraccionamiento– y la Carretera Internacional,d) la inaccesibilidad de escasos o únicos acce-sos y, e) su ubicación entre usos del suelo ina-decuados, como en los casos de las dos etapasconstruidas entre el Parque Industria SanRamón al norte y el del Cid al sur.

En definitiva, es un ejemplo elocuente dela disociación con la que se están construyendolas periferias, así como de la magnitud de lasoperaciones a partir de los años 2000 y 2001, fechaen que se inician las gestiones y obras de otrasfases del fraccionamiento gemelo de San Carlos.

Estos nuevos modos de “hacer ciudad”muestran la irrupción de nuevos agentes, con-cretamente de agentes externos que normal-mente establecen alguna vinculación con elpoder local y reaumentan la escala de las ope-raciones. Este binomio promotor-operación, ylos cambios en el producto y en la envergadurade la inversión que conllevan, es algo comúnen el sector inmobiliario internacional. Porejemplo, la sección denominada Santa Lucía secompone en la actualidad de casi cinco mil vi-viendas después de tres etapas, todas ellas abase de entregas de 150 a 200 viviendas, desdedúplex hasta séxtuples.54

La maquina inmobiliaria como conclusiónYa en el nuevo milenio, la ciudad y la investi-gación urbana están instaladas en una deriva

esteticista y economista, ambas peligrosas paraun futuro deseable. En otras palabras, en el si-glo XXI la inversión inmobiliaria reafirma suliderazgo en la construcción de los territoriosurbanizados del globo, siendo su maquinariaautónoma en cada uno de los múltiples siste-mas inmobiliarios locales.

La segregación socioespacial que ha prece-dido a la fragmentación física y social de la urbeactual no alteró la imagen ni la estructura ur-bana de la ciudad moderna, por lo que éstacontinúa físicamente compacta, aunque inclu-yendo enormes vacíos intersticiales urbanos yuna simbiótica formal y funcional, acorde, glo-balmente, con un sistema inmobiliario que re-fleja la propia estructura progresivamente mo-nopolística del sistema capitalista, desde losarcaísmos de las individualidades y primerasagrupaciones del capital, en el arranque de laciudad moderna decimonónica, a la progresivacomplejidad alcanzada durante el siglo XX.

Una creciente intervención consensuada delsistema financiero y político-legislativo, aliadocon el liderazgo de la promoción inmobiliaria,con variantes de megaproyectos estratégicos quenormalmente han supuesto remodelaciones pro-fundas de partes de la ciudad no exentas demanifestaciones especulativas. Lo anterior dacomo resultado que, en la actualidad, la for-mación de asociaciones megacorporativas em-presariales e institucionales como agentes in-mobiliarios, no dejen lugar a dudas acerca dela conquista del propio sistema por la máqui-na inmobiliaria. Es probablemente la única má-quina posfordista activa y operativa a estas fe-chas del siglo XXI.

Por esa razón, la ciudad, hoy, además de fuer-temente segregada, es fragmentaria, por la pro-pia naturaleza arbitraria y autónoma de los in-

54 Edificaciones Modernas de Sonora es la promoto-ra del fraccionamiento que ha experimentado cincomodificaciones desde 1994, fecha en la que se aprueba elconvenio, presumiblemente para ir adaptándose a lascondiciones del mercado, tanto del residencial como delfinanciero-hipotecario.

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tereses y agentes inmobiliarios que la manejanal margen de sí misma, con notable autonomíade las técnicas y sistemas de construcción y denormativa legal, incluidas las estructuras depropiedad. Con base en lo anterior, la ciudadfragmentada, en sus formas y funciones, pro-bablemente sólo lo sea de forma efímera y ensu deriva devendrán, sometida a fuerzas arbi-trarias y autónomas, nuevas configuraciones ur-banas hacia la compactación de los espaciosemergentes como mera etapa de rentabilizaciónconsecuente a la actual, de laxa expansión crea-dora de la ciudad dispersa.

Una de las secciones cerradas del fraccionamiento San Carlos de interés social (fuente: archivo de la autora, 2005).

Foto 17. Sección Santa Lucía del fraccionamiento San Carlos

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Jesús Ángel Enríquez AcostaUniversidad de Sonora

Departamento de Sociología y Administración Pú[email protected]

Islas de seguridad y distinción dentro del caos.Los fraccionamientos cerrados en Tijuana y Nogales

ResumenLas ciudades fronterizas de Tijuana, Baja Cali-fornia, y Nogales, Sonora, han crecido conside-rablemente tanto a nivel de población y exten-sión de la mancha urbana, como en inseguridadcotidiana. La actividad maquiladora de expor-tación tiene en estas ciudades un desarrollo muyimportante. Estos procesos sociales y económi-cos influyen en la organización del espacio ur-bano, generan un escenario de desorden y caos,servicios públicos deficitarios y gobiernos lo-cales incapaces de poner orden en el dinámicomercado inmobiliario en expansión. Dentro deeste desorden urbano e inseguridad cotidiana,los fraccionamientos de tipo cerrado tienden aconvertirse en la principal oferta inmobiliariay en islas de confort y prestigio social.

Palabras clave: fraccionamientos cerrados,segregación espacial, desorden urbano, insegu-ridad.

AbstractThe border cities of Tijuana, Baja California,and Nogales, Sonora, have been growing con-siderable in population and extension of itsurban area, and in its daily insecurity. The ex-port activity of the “maquiladora” has in thesecities an important development. These socialand economical processes have to do with theorganization of the urban space, they cause anscenario of the disorder and chaos, defectivepublic services and local governors who areenable to put order to the dynamic expansionof the real estate. Inside the urban disorder andthe daily insecurity of the border cities the en-closed neighborhoods tend to become into themain real estate offer under the quarrel of safetyin comfortable islands and social prestige.

Key words: enclosed neighborhoods, spa-tial segregation, urban disorder, unsafe.

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2La puesta en escena de los fraccionamientoscerrados en las ciudades fronterizas del no-roeste de MéxicoLos fraccionamientos cerrados brindan unaimagen muy nítida del proceso de segregaciónespacial, privatización del espacio social y frag-mentación urbana que caracteriza a las ciudadescontemporáneas. Hablamos de segregación noen el sentido de referir guetos étnicos –comoen el caso de los judíos en las ciudades euro-peas o las zonas afroamericanas y latinas en lasciudades estadounidenses–, sino en el de unpatrón espacial que aísla detrás de muros y re-jas a las clases sociales medias y altas de acuer-do a su capital económico y simbólico. Señala-mos privatización para indicar una tendenciaurbana a favorecer los espacios privados enmenoscabo de los públicos (un claro ejemplode lo anterior es el centro comercial que, bajoel modelo del mall norteamericano, regula lasociabilidad y el consumo). Referimos frag-mentación para indicar tanto el proceso decreación de ciudad de acuerdo a mecanismosde inclusión y exclusión social y económica,como la confección de la misma en partes fun-cionalmente independientes o desigualmenteinterconectadas. Al menos en América Latina,el fenómeno remite a una tendencia creciente aconstituir espacios defensivos donde se recreanconstantemente las imágenes de la seguridad yla tranquilidad en contrapartida al proporcio-nado por las ciudades, que se encuentran enpermanente caos y desorden.

En México, el fenómeno de las comu-nidades cerradas está relacionado con la asime-tría social y económica. Pobreza y marginaliza-ción, asentamientos precarios, infraestructuray equipamiento deficiente e inseguridad coti-diana, apuntan a configurar un paisaje de las

ciudades en donde las desigualdades y la débilcalidad de vida son comunes. Es en este con-texto en donde las comunidades cerradas sur-gen como islas urbanas que se sustraen a laprecariedad social y económica para definirsecomo seguras, exclusivas, confortables y por-tadoras de un nuevo estilo de vida.

La frontera noroeste de México, en particu-lar las ciudades de Tijuana y Nogales, no estánexentas del patrón de segregación, privatiza-ción y fragmentación urbana que parece carac-terizar al resto de las ciudades del país. En estesentido, el objetivo de este trabajo es presentarbrevemente el estado que guardan los estudiossobre comunidades cerradas, así como las par-ticularidades que distinguen a los fracciona-mientos de tipo cerrado en las ciudades fron-terizas.

Tijuana y Nogales: entre la leyenda negra ylas maquiladorasNo sería posible percibir la naturaleza del fenó-meno de las comunidades cerradas en lasciudades fronterizas sin ubicar el escenario desu puesta en escena. A Tijuana y Nogales ge-neralmente las representamos tanto por su ac-tividad manufacturera, basada en la industriamaquiladora de exportación, como por serlugares obligados para el paso de emigrantesmexicanos hacia Estados Unidos.

Las ciudades fronterizas mexicanas se desta-can por mantener altas tasas de crecimientopoblacional y urbanización. Tijuana y Nogales,las ciudades que nos ocupan, son ilustrativasde este proceso. Poblaciones que a inicios delsiglo XX todavía no alcanzaban rango de ciudad,se vieron favorecidas por la influencia de laexpansión de la economía estadounidense al

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sudoeste del país.1 La leyenda negra para el casode Tijuana fue servir de asiento de garitos ycantinas dirigidos a los norteamericanos,además de aduana fronteriza del ferrocarril parael caso de Nogales. De inicio, el destino de es-tas ciudades fue marcado por los vaivenes dela economía de Estados Unidos, la cual influyóen sus expectativas de crecimiento poblacio-nal y económico que fueron marcadas por elcerrar y abrirse de la frontera tanto para la emi-gración mexicana como para el cruce de mer-cancías de uno a otro lado.

La magnitud y profundidad de las relacionestransfronterizas establecidas entre las ciudadesgemelas asentadas en la frontera, se caracterizapor las diferencias estructurales existentes en-tre las naciones y por la dependencia mexicanaa su contraparte norteamericana en bienes, mer-cancías, dinero y empleos. El fenómeno de lamigración mexicana hacia dichas ciudades a lolargo del siglo XX, no sólo fue por la posibi-lidad ofrecida de cruzar legal o ilegalmente ha-cia Estados Unidos, sino también por encar-nar un escenario más próspero y de opor-tunidades, en el que se incluyen las actividadesligadas al narcotráfico, la otra cara de lasciudades fronterizas en Baja California y So-nora. En términos sociales, culturales y eco-nómicos, estas son localidades que histórica-mente se han articulado más hacia EstadosUnidos que al entorno nacional.

A partir del establecimiento de la industriamaquiladora, la fisonomía y la dinámica deTijuana y Nogales se altera profundamente,principalmente con el aumento de población,el cual incentivó los conflictos y problemaspara regular y planear el crecimiento urbano.Incapaces de responder ante las nuevas nece-sidades, se acrecentó la presión sobre los go-biernos municipales para mantener serviciosbásicos, infraestructura y equipamiento de ca-lidad, al igual que la inseguridad y la violenciacitadina, lo que propició la precariedad de losasentamientos irregulares, la competencia porlos usos del suelo urbano y la capacidad delmercado inmobiliario para hacer ciudad por sucuenta.

De esta forma, intensificado por las difi-cultades para la urbanización que implica latopografía montañosa, hoy en día Tijuana yNogales se han convertido en ciudades quepresentan un escenario urbano y social frag-mentado. Éstas, como todas las ciudades fron-terizas, responden a múltiples centros que noconforman un conjunto funcional, en dondela organización del espacio responde a la ge-neración de zonas de riqueza que concentran alos artefactos de la globalización y a zonas depobreza con condiciones de vida demasiadoprecarias, lo cual arroja como resultado que lapolarización social y la fragmentación urbanasean las dos caras que ahora las distinguen.

La inseguridad creciente en Tijuana y No-gales ha alterado socialmente la posibilidad decreación de comunidad e identidad, observán-dose la ausencia de espacios públicos o el de-terioro del poco que existe, el cual es identifi-cado con la violencia y el vandalismo. Asimis-mo, los habitantes internalizan cotidianamentela realidad de vivir con el miedo a la violencia,

Islas de seguridad y distinción dentro del caos. Los fraccionamientos cerrados en Tijuana y Nogales

1 Esa expansión se basó en el ferrocarril, las basesmilitares, la minería y la industria, que contribuyeron apoblar un espacio fronterizo norteamericano que, a lolargo del siglo XIX, se encontraba relativamente vacío.Significativo fue el descubrimiento de yacimientos deoro en California y el exterminio practicado de los gru-pos indígenas existentes en Arizona, Nuevo México yTexas, para poblar el territorio con migrantes prove-nientes de Europa.

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2miedo que se sustituye con la regulación y elcontrol del espacio del centro comercial priva-do y el florecimiento de los fraccionamientoscerrados.

Tijuana: el inabarcable espacio del caos y elmiedoTijuana es una ciudad que ha crecido de mane-ra sostenida tanto en población como en ex-tensión de la mancha urbana. La influencia delTratado de Libre Comercio (TLC), el fenómenode las maquiladoras, la vecindad con Califor-nia –uno de los estados más importantes deEstados Unidos–, la intensidad de las rela-ciones transfronterizas y la dinámica propia, laconvierten en una de las ciudades de mayoratractivo para los emigrantes, así como en lazona metropolitana del país con más rápidocrecimiento urbano.

Según el censo del año 2000, Tijuana cuen-ta con 1 210 820 habitantes en veinticinco milhectáreas de mancha urbana, lo que representauna densidad de 1 377.29 habitantes por kiló-metro cuadrado. La ciudad creció a una tasa de5.81% de 1990 a 1995 y de 4.07% de 1995 a20002, calculándose que fue de 4.9% en 2003,3

lo que la colocó significativamente por encimadel índice nacional que fue de 1.85%,4 con loque, a esa tasa de crecimiento, podría duplicarsu población en catorce años, destacándose queentre 1990 y el año 2000 la ciudad duplicó supoblación. En relación al peso que tiene la mi-gración en el crecimiento de la ciudad, resaltael hecho de que Tijuana cuenta con 48.67% de

la población total del estado de Baja Califor-nia, 48% de la cual está compuesta por habi-tantes no nacidos en la entidad.

Por otro lado, destaca también que Tijuanaocupa un nivel alto de acuerdo al Índice deDesarrollo Humano5 y un índice de margina-ción muy bajo, sobresaliendo en este dato que37.77% de las viviendas en la ciudad tienencondiciones de hacinamiento. Asimismo, se tie-ne un PIB per capita de 9 812 dólares, pero segúnel Instituto Nacional de Estadística Geografíae Informática (INEGI), 18.41% de la poblaciónocupada tiene ingresos inferiores a dos salariosmínimos. Por otra parte, la Secretaría de Desa-rrollo Social asegura que existen en Tijuanadiecinueve mil hogares que se encuentran enestado de pobreza patrimonial y, de acuerdo alBanco de Alimentos de Tijuana, 17% de lapoblación (alrededor de doscientos sesenta milhabitantes) no tienen qué comer.6 De acuerdoa la misma fuente, se tienen identificadas 56zonas de pobreza urbana marginal en Tijuana(personas que no tienen ningún tipo de pro-piedad, vivienda propia o terreno).

La ciudad mantuvo un aumento de 4.1%anual en el periodo 1990-2000 en cuanto a vi-viendas construidas, el cual se estima que seincrementará en 5.1% en el año 2003.7 Según laSecretaría de Desarrollo Económico del Muni-cipio, Tijuana, que registra un crecimiento ensu mancha urbana de tres hectáreas al día, pre-senta un déficit de tres mil casas al año, ya quetiene una demanda de veinte mil viviendas,mientras que los desarrolladores ofrecen die-cisiete mil. Es importante señalar que en el año

2 Sistema Nacional de Información Municipal, Mé-xico, 2003.

3 Gobierno de Baja California, México, 2004.4 Consejo Nacional de Población (CONAPO), México,

2002.

5 CONAPO, México, 2003.6 Periódico Frontera, Tijuana, Baja California, México,

4 de julio de 2004.7 Segundo Informe de Gobierno, 2003. H. Ayun-

tamiento de Tijuana.

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2003 treinta por ciento de los créditos para vi-vienda fueron otorgados a mujeres solterasmadres de familia.8

Sobresale dentro de la Población Económi-camente Activa (PEA) que de 450 608 habitantes,99.05% cuentan con empleo, distribuyéndose40.72% en el sector secundario y 52.53% en elsector terciario.9 De acuerdo con datos del INE-GI, hasta agosto del año 2004 Tijuana tenía unatasa de desempleo de 0.9%, el nivel más bajoen las 32 ciudades muestreadas por esta insti-tución, destacando el hecho de que el sectorindustrial maquilador tiene un oferta de cua-tro mil plazas que no han sido cubiertas. Res-pecto a la industria maquiladora y la centra-lidad que tiene para la ciudad, es preciso men-

cionar que Tijuana cuenta con 51 parques in-dustriales, lo que la coloca en el primer lugarnacional con 576 establecimientos y una ocu-pación de 156 098 trabajadores a mayo de 2004.10

Los parques industriales que se asientan enmodernas instalaciones en Mesa de Otay y alsureste de Tijuana, con maquiladoras nortea-mericanas, japonesas y coreanas cercanas a lasgrandes vialidades que conectan hacia la fron-tera y hacia las otras ciudades bajacalifornianas,mantienen un diseño que los erige en símbo-los de la modernidad. A su alrededor se cons-truye ciudad y se establecen las zonas residen-ciales de tipo popular y medio más numero-sas, como Las Villas y Paseo del Florido. Lasmaquiladoras por sí solas generan periferia y

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8 Periódico Frontera, Tijuana, Baja California, Méxi-co, 7 marzo de 2004.

9 Sistema Nacional de Información Municipal (SNIM),México, 2003.

10 Estadística de la Industria Maquiladora de Export-ación, INEGI, México, mayo de 2004.

Foto 1. La fragilidad en los usos del suelo urbano: maquiladorasy zonas residenciales entreveradas

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

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2atraen el crecimiento de la ciudad a su alrede-dor, así como a florecientes centros comercia-les y de servicios.

Tijuana, conectado al área de San Diego y alestado de California, es un punto muy impor-tante de cruce transfronterizo de mercancías ypersonas. Las garitas de San Isidro, en el centrode la ciudad, y Mesa de Otay, al este hacia laciudad de Tecate, tienen serios problemas enmateria de congestionamiento peatonal y ve-hicular.11

A Tijuana se le conoce por el mito de laleyenda negra generado a lo largo del siglo XX,y la imagen de ciudad abierta y permisible atodos los “vicios” sigue teniendo vigencia, taly como lo muestra el hecho de que durante elaño 2003, los extranjeros, principalmente esta-dounidenses, que hacen uso de las cantinas,prostíbulos, hoteles, restaurantes, “curios” ycentros de apuestas, dejaron 520 millones dedólares en la economía local.12

Tijuana ofrece una imagen muy relacionadacon la economía y la cultura globalizada. Loscentros comerciales, las franquicias norteame-ricanas, los parques industriales para las maqui-ladoras y la vecindad con San Diego, Califor-

nia, hablan de un espacio que se conecta conlos procesos globalizadores y definen una eco-nomía terciaria a tono con las ciudades con-temporáneas.

El centro comercial Zona Río Tijuana, de-corado de símbolos que pretenden construiridentidad nacional y ubicado en la parte mo-derna de la ciudad, contiguo al río emboveda-do sobre la vía Paseo de los Héroes, es un es-pacio de grandes dimensiones con tiendas de-partamentales, multicinemas, franquicias y res-taurantes que sigue el modelo del mall nortea-mericano. Es el gran espacio público modernopor excelencia, espacio de consumo y de en-cuentro social. A su alrededor se ubican el Cen-tro Cultural Tijuana y una variedad de plazasmás pequeñas con una intensa vida cultural ylúdica. Es esta zona, junto con el sector cer-cano de la Revolución y su actividad turístico-comercial, la que recrea y confiere una imagencosmopolita a la ciudad.

El drástico crecimiento poblacional y eco-nómico ocurrido en los últimos años en laciudad de Tijuana creó un escenario caótico,tensionado constantemente por la presión de-mográfica y con serias complicaciones para losgobiernos locales para regular y planear su fu-turo. La administración urbana de la ciudad sedificulta aún más cuando las necesidades po-blacionales, las maquiladoras y el comercio pre-sionan por el suelo urbano.

El fenómeno poblacional y la actividad in-dustrial y comercial generan una fuerte deman-da de suelo e infraestructura, propiciando, enel caso del suelo, cambios significativos en losusos, especulación y acaparamiento, reducciónde la reserva territorial para uso habitacional yencarecimiento. Con esto, el mercado inmobi-liario se constituye en un poder no sólo eco-

11 Se calcula que en el año 2000 pasaron por SanIsidro 107 193 autobuses, 15 044 219 vehículos y 41 357177 personas. Estos datos hablan por sí mismos de lamagnitud y el significado que tiene la frontera para laeconomía local y la integración regional. En Mesa deOtay, en ese mismo año, los cruces fueron del orden de637 849 camiones de carga, 42 803 autobuses, 4 453 774vehículos de pasajeros y 11 441 210 personas. Tan ha-bitual como encontrar en los medios de comunicaciónlos pronósticos del tiempo, en Tijuana es común quepor Internet, televisión por cable y por radio se propor-cione información en tiempo real del estado que guardael tráfico en los cruces fronterizos (Atlas de Planeacióndel Área Fronteriza Internacional, México, 2000).

12 Periódico Frontera, Tijuana, Baja California, Méxi-co, 4 de noviembre de 2004.

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nómico, sino también político y social con ca-pacidad, para decidir por sí mismo cuándo,cómo y dónde debe crecer la ciudad, a pesar dela existencia de los planes y programas guber-namentales de desarrollo urbano.

Como una muestra de los conflictos por elsuelo urbano, la ciudad de Tijuana tiene el pro-blema de la tenencia irregular de la tierra. Seestima que ciento treinta y cinco mil lotes (al-rededor de cuarenta por ciento de las zonashabitadas) tienen una situación jurídica irre-gular.13 Este hecho provoca que la introducciónde servicios básicos se frene, además de que losposesionarios de los terrenos se vean en la in-certidumbre jurídica.

Otro problema para la ciudad en materia deinfraestructura urbana lo constituye la inexis-tencia de pavimento en 41% de las calles,aunado a un parque vehicular cercano a los seis-cientos mil automóviles. Se estima que haycuarenta colonias que no cuentan con viali-dades de acceso pavimentadas, con la consi-guiente segregación del resto de la ciudad, o, almenos, que presentan serias dificultades paraentrar y salir.14 Esta situación influye en la con-taminación por polvo al conjunto urbano y enla creación de un ambiente hostil para los ha-bitantes. A esto se agrega que cerca de 14% dela población (doscientos veinticuatro mil ha-bitantes) no cuenta con drenaje. Además, ladeforestación de los cerros ocasiona deslavesde tierra en épocas de lluvia dado el tipo desuelo de la ciudad, lo cual favorece las inunda-ciones en las partes más bajas que dan hacia lazona del río Tijuana.

Por otro lado, tanto el sistema de calles an-tiguo como el creado en los último años, co-

nectan a la ciudad hacia el centro, más que en-volverla o conectar la periferia. Se propicia asíel congestionamiento de la zona central de laciudad en la zona donde se encuentra el corre-dor turístico –recientemente rehabilitado– delsector Revolución y la Zona del Río Tijuana,lugar donde se ubica el desarrollo comercial ylos centros políticos y culturales de la ciudad.La ciudad tiene serios problemas para conectarsus múltiples centros residenciales, industria-les y comerciales. El trazado viario es limitado,la topografía accidentada favorece que vastossectores se encuentren aislados o con vías quefuncionalmente no resuelven la intensidad deltráfico cotidiano. La Mesa de Otay al oriente,Playas de Tijuana al poniente, el sector de LaPresa al sureste y San Antonio de Los Buenosal suroeste, son buenos ejemplos de cómo laspendientes pronunciadas pueden fragmentar yaislar sectores de la ciudad. La aparición de arro-yos de aguas negras, basureros clandestinos,terrenos baldíos, inseguridad, falta de trans-porte público, insuficiencia en los accesos, en-tre otros, son problemas creados a partir de larelativa fragmentación existente en la ciudad yde las limitaciones del gobierno local para pro-porcionar los servicios y la infraestructura ade-cuada.

A la par del caótico escenario urbano de Ti-juana se encuentra el problema de la insegu-ridad. La ciudad se percibe como peligrosa, esel escenario ideal para la incesante circulaciónde drogas y los respectivos ajustes de cuentasentre narcotraficantes, del asesinato de perio-distas, de los encabezados de periódicos con-signando los muertos del día anterior, de losíndices de delitos supuestamente a la baja peropercibidos por el ciudadano en una tendenciacreciente que los incita a cerrar calles a la circu-

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13 Ibid., 7 de junio de 2004.14 Ibid., 19 de septiembre de 2004.

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2lación y a levantar casetas de vigilancia de lanoche a la mañana para defenderse. Ciudad degrafiteros itinerantes marcando su territorio,cholos que rapean su desventura social y sus-citan miedo a quienes no son miembros de labanda. Hechos que están en boca de todos yaparentemente forman parte de un imaginarioviolento irresoluble.

En Baja California, cincuenta de cada ciendelitos registrados en el año 200315 fueroncometidos en Tijuana. Durante el primer semes-tre del año 2004, Baja California ocupó el pri-mer lugar nacional en incidencia de delitos conun promedio de 3 927 denunciados por cadacien mil habitantes. Asimismo, en el año 2003,con 479, Baja California ocupó el octavo lugarnacional en homicidios –tres menos que Si-naloa– y, con 602, el tercer lugar en violaciones.16

Lo anterior da una idea relativa del contex-to violento e inseguro que tiene la ciudad. Liga-do a este hecho social, se observa que en losúltimos cuatro años las empresas dedicadas aproporcionar seguridad privada se han incre-mentado casi trescientos por ciento, al pasarde 21 a 58, lo cual demuestra que el miedo ge-nerado por la delincuencia alimenta la oferta denegocios de este tipo, sin contar con que por cadanegocio formalmente establecido en este rubrose estima que existen tres empresas “piratas”.17

La leyenda negra del tráfico y consumo dedrogas en Tijuana deja de lado su característi-ca de mito cuando se constata que 14.73% dela población ha consumido drogas al menosuna vez, cifra superior al promedio nacionalde 7% y superior también al de Ciudad Juárez yGuadalajara de 9.2 y 7.28%, respectivamente,

ciudades que se caracterizan por ser escenariode conflictos relacionados con las drogas. Igual-mente, es alto el número de delitos y la cantidadde presos relacionados con el narcotráfico.

Es de destacar el tratamiento que en los me-dios de comunicación se otorga al tema de lainseguridad. Las notas del día consignan losllamados por mayor seguridad de los empresa-rios de las maquiladoras, catalogando a Tijua-na como una ciudad peligrosa para las inver-siones. De igual manera, destacan las notasreferidas a la contratación de guardias priva-dos en las colonias, a la ausencia de seguridadpor la falta de respuestas de las autoridadesante el vandalismo, los robos, los pleitos y losgraffiti. Importantes también son las peticionesdel sector político, empresarial, eclesiástico ypopular que solicitan la presencia del ejércitoen las calles, el incremento de las penas, la dis-minución de la mayoría de edad y el control delas armas de fuego.

Nogales: maquiladoras y desorden urbanoNogales es una ciudad marcada tanto por sucarácter fronterizo como por la industria ma-quiladora. Si bien sus orígenes se remontan afines del siglo XIX como aduana y punto de crucedel ferrocarril, el cual fue construido bajo elporfiriato como parte del progreso que unió aSonora con el sudoeste norteamericano, su his-toria transcurre como una ciudad que encar-naría la leyenda de las cantinas y prostíbulospara servicio de los norteamericanos durantela época de la prohibición en Estados Unidosen los años veintes. Paso para la exportaciónganadera y agrícola de Sonora y escenario re-gional donde no se percibían las barreras físi-cas entre naciones, es hasta la década de los

15 Secretaría de Seguridad Pública del Estado, 2003.16 Periódico Frontera, Tijuana, Baja California, Méxi-

co, 11 de noviembre de 2004.17 Ibid., 14 de julio de 2004.

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años setenta del siglo XX, con la introducciónde las maquiladoras de exportación, cuando laciudad comienza a asumir otro rostro.

Nogales es una muestra de ciudad mexica-na que, como otras localidades fronterizas, fuefundada sólo para construir y consolidar loslímites formales que el gobierno federal re-quería a finales del siglo XIX. En ese sentido, suorigen es reciente y no tiene un pasado misio-nal ni una historia ligada a la colonización es-pañola como en el caso de otras ciudades so-norenses. Es una ciudad relativamente aisla-da de los centros políticos de Sonora y del res-to del país, pero cercana a la economíanorteamericana y con una dinámica propia queresume lo bueno y lo malo que identifica a lafrontera. La frontera norte resulta heterogénea,problemática y compleja, desconectada muchasveces de los canales culturales, económicos ypolíticos del interior del país, pero constituidaen punto de atracción y de paso de emigrantesnacionales.

Las imágenes e imaginarios de Nogales enu-meran una constelación de hechos que soncomunes a la situación fronteriza. Las perse-cuciones a mexicanos indocumentados por lascalles de Nogales, Arizona, el imponente murode acero de la “línea” y la tecnología de vigi-lancia, hablan de los contrastes de una regióncustodiada. Las muertes de indocumentadosson noticia de páginas interiores en los periódi-cos, hechos comunes y cotidianos, cuadros deun escenario conflictivo y complejo, como igual-mente habituales son las colas en las garitaspara ir a trabajar legalmente en los servicios,asistir a las escuelas o ir de compras a los cen-tros comerciales estadounidenses. La represen-tación fronteriza se alimenta con los encuadrestanto de adolescentes norteamericanos bebi-

en-do en los bares y cantinas de Nogales, So-nora, los fines de semana, corrompiendo elpuritanismo norteamericano, como de jubila-dos norteamericanos que cruzan la línea enbúsqueda de artesanías, medicamentos sin pre-scripción médica o para atenderse la dentaduraen los florecientes consultorios dentales.

La faz de la frontera nogalense está marca-da por la violencia generada por el narcotráfi-co: ajustes de cuenta por pugnas entre lo gru-pos, muertos por sobredosis ante la facilidadque existe para obtener drogas e incertidum-bre citadina por las bandas de cholos adoles-centes que hacen del robo cotidiano un modode vida. La corrupción policíaca, cotizada endólares, armoniza con esta escenografía depuertas abiertas de la frontera mexicana.

A pesar de que es una actividad desvincula-da completamente de la economía del resto delpaís, la industria maquiladora, caracterizada porla importación de productos semielaborados yla exportación de productos terminados, seconstituyó sin duda en detonante del creci-miento, no sólo de Nogales, sino en generaldel resto de las ciudades de la frontera norte, alaprovechar los bajos costos de la mano de obra,la poca organización sindical y el trabajo in-tensivo.

Si bien las maquiladoras se establecieron enla ciudad a partir del año 1967, los años poste-riores indican una actividad irregular marcadapor los vaivenes de la economía norteamerica-na. Es durante la década de los años noventa,cuando entra en vigor el Tratado de Libre Co-mercio (TLC), que esta actividad despunta y sereconfigura hacia la automatización y la flexi-bilización de la organización del trabajo que privaactualmente. Hoy en día existen 79 estableci-mientos de maquiladoras que ocupan a 30 051

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2empleados,18 las cuales están ubicadas en sieteparques industriales que ofrecen la infraestruc-tura, la administración de los servicios y la con-tratación de la mano de obra.

Las maquiladoras se establecieron principal-mente al sur de Nogales, cercanas a las vías delferrocarril, al recinto fiscal federal y a las via-lidades principales que comunican hacia la ga-rita aduanal de Mariposa, ubicada al noroestede la ciudad, sobre la línea fronteriza. Las ma-quiladoras se localizan en los sectores de la

ciudad recientemente más desarrollados enmateria de infraestructura y equipamiento in-dustrial y se encuentran contiguas a coloniaspopulares e invasiones urbanas que, paradóji-camente, cuentan con serias deficiencias en ladotación de servicios y en la infraestructura,debido a la topografía accidentada de la ciudad.El paisaje dominante a la entrada sur de laciudad son los amplios y modernos estable-cimientos fabriles, las bodegas, los patios demaniobra del transporte de carga y un conges-

18 Si bien el número de establecimientos es menor aaños anteriores, la cantidad de trabajadores empleados,el valor agregado de exportación y las horas hombre

trabajadas son superiores (Industria Maquiladora de Ex-portación, INEGI, México, mayo de 2004).

Foto 2. Maquiladoras en Nogales

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

Foto 3. Maquiladoras en Nogales

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

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tionado tráfico vehicular. La industria maqui-ladora por sí misma tiene la capacidad de crearciudad e incidir sobre las políticas de desarro-llo social y urbano.

La importancia central que tienen las ma-quiladoras para la ciudad lo muestra el hechode que en una PEA de 65 133 personas, 50.94%se ubica en la industria manufacturera y 48.61%en el sector terciario. Según INEGI, para agostodel año 2004 la ciudad tenía una tasa de deso-cupación de 0.96%, mientras que el ServicioEstatal del Empleo aseguró en junio de esemismo año que existían 2 200 puestos vacantesen la industria maquiladora, de los cuales se-tenta por ciento eran para operadores de pro-ducción con un sueldo promedio de entre se-tenta y ochenta pesos diarios.19

Aunado al fenómeno de las maquiladoras,Nogales es el principal punto de cruce de lasexportaciones agrícolas de Sonora y Sinaloa.Desde este punto se distribuye a Estados Uni-dos 75% de los productos primarios que con-sume durante el invierno. Parte del paisaje ur-bano de ambos Nogales son las oficinas de los“brokers” (agentes aduanales), las grandes bode-gas refrigeradas para productos perecederos ylas largas colas de transporte de carga sobre elbulevar Colosio y el recinto fiscal, con rumboa la línea fronteriza. Tomando en cuenta la in-tensidad de los cruces del tráfico vehicular yde carga, la ciudad es el tercer punto de crucenacional después de Tijuana y Ciudad Juárez.Por los puertos fronterizos de Nogales pasana Estados Unidos un promedio de 782 camio-nes de carga al día, significando exportacionesdel orden de los siete billones de dólares almes de julio del año 2004.20

Nogales también es la imagen de ciudad depaso, tal y como lo hace ver el fenómeno de lamigración indocumentada, mexicana y cen-troamericana, hacia Estados Unidos, así comolos cruces estacionales hacia México de emi-grantes mexicanos y de norteamericanos. Ellado norponiente de Nogales, pegado a la líneafronteriza y hasta el poblado de Sásabe, es unode los principales puntos de cruce de indocu-mentados en la frontera mexicana. Entre lascañadas y cerros se encuentran las rutas haciael sueño americano.

Asimismo, las políticas restrictivas empren-didas por la patrulla fronteriza en California yTexas en años recientes, favorecieron que el flu-jo migratorio se trasladara hacia el norte deSonora, colindante con Arizona, entre el de-sierto y las montañas. Según la patrulla fron-teriza, en el año fiscal que terminó en septiem-bre del año 2004, se detuvo a 491 514 personasen los condados de Santacruz y Pima, conti-guos a Nogales (cantidad superior en 42% a ladel año 2003), sin contar con que en ese períodose registraron 141 muertes por deshidratación ehipotermia.21 Las repatriaciones a través de laciudad de Nogales fueron de 34 531 en el pri-mer semestre de 2004, cifra mayor a las repatria-ciones realizadas por Ciudad Juárez y Mexicali.22

Otro signo que distingue a las ciudadesfronterizas, entre ellas Nogales, es el rápidocrecimiento poblacional propiciado por la par-ticular actividad económica y la atracción deemigrantes en vía de paso a Estados Unidos.Este crecimiento ha generado serios problemasen el otorgamiento de servicios públicos, in-fraestructura y equipamiento urbano a la po-blación, en particular a los sectores sociales más

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19 Periódico El Imparcial, Hermosillo, Sonora, Méxi-co, 16 de junio de 2004.

20 Ibid., 29 de septiembre de 2004.

21 Ibid., 5 de octubre de 2004.22 Instituto Nacional de Migración (www.migracion.-

gob.mx).

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2desfavorecidos económicamente. La ciudad fron-teriza, si bien encarna a un norte mexicano máspróspero y con una mayor calidad de vida, tam-bién es espacio de notoria asimetría social yeconómica.

Nogales cuenta con 159 787 habitantes23

–7.2% de la población estatal–, lo que la ubi-ca como la sexta ciudad en importancia en So-nora. Es una ciudad fronteriza relativamentepequeña comparada con Tijuana, Mexicali oCiudad Juárez. Sin embargo, la tasa de creci-miento promedio de 4.03% registrada de 1990a 2000 fue de las más altas del país y repre-sentó más del doble del promedio nacional yestatal. Asimismo, según el Consejo Estatal dePoblación, la estimación para el año 2004 es de188 113 habitantes.

Cabe destacar que 26.88% de la poblaciónque radica en Nogales no es originaria de So-nora, además de que un significativo porcen-taje de los que si lo son provienen de otrasciudades del estado, principalmente de las po-blaciones serranas y de la región sur, lo queindica la importancia que guarda la migraciónpara el crecimiento poblacional de la ciudad.Según el Índice de Desarrollo Humano, con unPIB per cápita de 10 920 dólares, Nogales estáubicado en categoría alta y ocupa niveles demarginación considerados muy bajos. Sin em-bargo, 43.19% de sus habitantes viven en condi-ciones de hacinamiento y 27.96% de la po-blación ocupada recibe ingresos menores a dossalarios mínimos.24

Con 98.2% de la población establecida enla cabecera, Nogales es un municipio eminente-mente urbano. Pese a lo anterior, la ciudad man-tiene serios problemas en cuanto a infraestruc-

tura y equipamiento: 16.1% de las viviendascarecen de agua potable, 5.5% no cuentan conenergía eléctrica, 12% no disponen de drenajey 8% tiene piso de tierra,25 aunque, cabe aclararque estos porcentajes son inferiores a los pro-medios estatales. Según el Plan de DesarrolloUrbano de Nogales, actualizado en 2003, exis-ten 86 colonias y fraccionamientos, de los cualessólo 16 cuentan con todos los servicios de in-fraestructura urbana, ya que los demás surgieronsin contar con equipamiento urbano ni servi-cios básicos.

A estos problemas de infraestructura se leagrega que existen quince mil personas, diezpor ciento de la población total, que viven enpobreza extrema y las que, en opinión de laSecretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), re-quieren apoyo continuo de los programasOportunidades, Hábitat y Vamos con Ellos.26

A la precariedad económica se le une la social,debido a que el mayor número de personas quese acogen a estos programas viven en inva-siones urbanas como Las Torres, Luis Donal-do Colosio y Jardines de la Montaña, ubicadashacia el suroeste de la ciudad, en donde habi-tan en viviendas improvisadas con desechosindustriales, cartón negro y madera, con pisosde tierra y sujetas a los extremos tanto del cli-ma invernal, que desciende hasta menos 7° C,como el del verano, que alcanza los 42° C.

El tema de las invasiones urbanas es comúnen las ciudades que tienen deficiencias paraplanear, intervenir y regular su desarrollo. Enel caso de Nogales, este fenómeno ha sido unode los principales mecanismos de crecimientode la ciudad. Asentamientos irregulares como

23 Censo de Población y Vivienda, INEGI, México, 2000.24 SNIM, México, 2003.

25 Estos datos excluyen a los asentamientos irregu-lares, por lo que los porcentajes pueden incrementarse(Censo de Población y Vivienda, México, 2000).

26 SEDESOL, sección Sonora, 2004.

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el Colosio, se establecen en zonas con pendien-tes mayores a 30°, poco factibles para la urbani-zación y la dotación de servicios públicos y endonde se corren riesgos de deslaves, derrum-bes e inundaciones provocadas por las corrien-tes de agua en época de lluvia.

La falta de reserva territorial, la especulacióncon el suelo urbano y la topografía accidenta-da propician que los costos de urbanización yconstrucción de viviendas sean altos. En el frac-cionamiento Cumbres del Mediterráneo, casascon 39 metros cuadrados de construcción tienenun valor de ciento ochenta y cinco mil pesos,mientras que en un fraccionamiento cerrado detipo medio, como Santa Lucía, la vivienda másbarata, de dos plantas, con noventa metroscuadrados de construcción, tiene un costo decuatrocientos noventa mil pesos. Las debili-dades en las políticas de vivienda ocasionanque el sector de población que gana menos decien pesos diarios, al no poder beneficiarse conun crédito, considere la invasión de un terrenocomo la alternativa más viable. De acuerdo adatos proporcionados por el Instituto del Fon-do Nacional para la Vivienda de los Trabaja-dores (INFONAVIT),27 se estima que Nogales tieneun rezago de trece mil solicitudes de créditopara la obtención de vivienda.

En cuanto a infraestructura urbana, Nogalescuenta con sólo 35% de sus calles pavimenta-das:28 las vialidades principales del centro y surde la ciudad y la de algunas colonias. Los cos-tos de pavimentación son significativamentemás altos en comparación a otras ciudadesfronterizas.29 La contaminación por polvo ante

la falta de pavimento es algo que pasó a for-mar parte del entorno nogalense. A esto se leagregan las deficiencias en la recolección debasura por parte del municipio y por las difi-cultades que implica la topografía, la cual fa-cilita la generación de basureros clandestinosen las cañadas de los cerros, además de que seestima que cuarenta mil personas defecan alaire libre,30 todo lo cual tiene como consecuen-cia que la contaminación presente condicionesrealmente problemáticas.

El sistema de calles de la ciudad tiene seriasdeficiencias para conectar los diferentes sec-tores, desarticulando con esto la trama urbana.La avenida Obregón, que recorre la ciudad denorte a sur, se ve seriamente congestionada porel trazado viario que desemboca en ella. Lasconexiones de oriente con poniente práctica-mente son escasas y se agravan con la línea delferrocarril.

El crecimiento de la ciudad se ve limitadoal norte por la línea fronteriza, al oriente poruna topografía montañosa (lo que dificulta lacreación de asentamientos y la dotación de ser-vicios) y por la cuenca del río Santa Cruz, elcual cruza hacia Estados Unidos y es objetode vigilancia por ambos países para prevenir lacontaminación de los mantos acuíferos. Alponiente, la ciudad tiene como límite físico latopografía montañosa y la barrera del RecintoFiscal, la cual es un libramiento de aproxima-damente quince kilómetros, cercado y con vi-gilancia para impedir el contrabando. Al suro-este, el cinturón de parques industriales estran-gula la ciudad rompiendo la continuidad de latraza urbana.

Islas de seguridad y distinción dentro del caos. Los fraccionamientos cerrados en Tijuana y Nogales

27 Periódico El Imparcial, Hermosillo, Sonora, Méxi-co, 5 de diciembre de 2004.

28 Plan de Desarrollo Urbano de Nogales, 2003.29 Por ejemplo, en la ciudad de Agua Prieta, Sonora,

también ciudad fronteriza, el costo por metro cuadrado

de pavimento es de $132.00, mientras que en Nogales esde $466.00 (El Imparcial, Hermosillo, Sonora, México, 10de agosto de 2004).

30 Ibid., 5 de noviembre de 2004.

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2Otro impedimento que tiene Nogales para

un buen funcionamiento urbano es la línea delferrocarril que corta el oriente con el ponientey que atraviesa la ciudad por su parte central,contigua a la zona embovedada del cauce delarroyo Los Nogales que corre hacia EstadosUnidos. El tráfico citadino se ve seriamenteafectado por la circulación de trenes que cru-zan la frontera y por las crecidas de los arroyosque en época de lluvias siguen su cauce natu-ral. Estas dificultades se ven acrecentadas porla carencia de infraestructura vial que conecteponiente con oriente. Por otro lado, por las víasdel ferrocarril circulan cotidianamente trenescon 28 diferentes tipos de materiales, consi-derados peligrosos, que se utilizan en las ma-quiladoras y la planta Ford en Hermosillo,31

sin que exista un plan de contingencia en casode que se presente algún accidente.

En cuanto a imagen urbana, la única arqui-tectura definida en la ciudad es la de las ma-quiladoras, cuyas naves industriales proveen laidentidad de la ciudad, con un diseño exteriorcaracterizado por el juego con lo moderno. Elresto de la ciudad se define por el caos arqui-tectónico, la saturación visual de anuncios pu-blicitarios y áreas peatonales invadidas portaquerías y comercios informales. El centro dela ciudad es el lugar del pequeño comercio di-rigidos a los turistas estadounidenses: canti-nas, tables dance, curios, farmacias y servicios odon-tológicos. El desorden urbano del centro tradi-cional de Nogales se torna evidente con losanuncios publicitarios que compiten entre elabigarramiento de las maltrechas banquetas, elsaturamiento vehicular en la avenida Obregón–que corre de norte a sur a partir de la garitaDe Concini, en el centro tradicional de la

ciudad–, las refrigeraciones que obstruyen elpaso y los enganchadores que a viva voz sepelean por los estadounidenses y los braceros.

Los escasos edificios públicos antiguos, quedataban del periodo porfirista, hace tiempo quefueron demolidos y sustituidos por copias enminiatura para rememorar el pasado, o bien poruna variedad de construcciones eclécticas quejuegan con lo mexicano para consumo nortea-mericano o con estilos y formas que simulan laarquitectura romana, la costa o la selva, segúnlos caprichos y gustos de los dueños.

Hacia el sur de la ciudad, en el sector de ElGreco, se ubica la parte que refiere a los arte-factos de la globalización. Entre la desorganiza-ción urbana incentivada por la topografía, seestablecieron las cadenas comerciales naciona-les junto con las franquicias norteamericanas,sentando las bases de una sociedad local quehace del consumo su apuesta de vida o apoyael escaparate simbólico de lo que pretende sermoderno. Esta área de la ciudad se constituyeen el sustituto del espacio público, al formarun nuevo centro urbano que compite con laarraigada cultura de hacer las compras y asistira los espacios públicos de entretenimiento deNogales, Arizona, ya que Nogales, Sonora,carece de estos últimos y los que existen estánsaturados, si no es que abandonados.

La ciudad no tiene uniformidad o con-tinuidad, debido, primero, a la topografía y, se-gundo, por las debilidades en la planeaciónurbana, lo cual facilita la cohabitación de zo-nas comerciales e industriales con colonias re-sidenciales exclusivas y fraccionamientos paratrabajadores de la maquiladora o de los servi-cios, asentamientos irregulares sin serviciosbásicos y colonias populares, en donde, sin unestilo arquitectónico claro, las viviendas fueron31 Ibid., 8 de octubre de 2004.

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ampliándose al paso del tiempo, supliendo laestética con la urgencia de satisfacer las nece-sidades generadas por el crecimiento de las fa-milias.

A la naturaleza caótica de la ciudad se lesuma la inseguridad. Nogales y San Luis RíoColorado, ambas ciudades fronterizas, repre-sentan en el estado de Sonora la imagen de laviolencia. Nogales se percibe como insegura porsus propios habitantes. El imaginario colecti-vo identifica los escenarios considerados comopeligrosos en las tradicionales colonias Bue-nos Aires y Lomas de Fátima, sobre la líneafronteriza y las colonias El Rastro y Las Gran-jas, al suroeste de la ciudad. En estas coloniasse construye la imagen de la frontera como unazona abierta a todo tipo de males: el narcotrá-fico, como la principal economía no formal,túneles que cruzan drogas y “pollos” haciaEstados Unidos, turismo sexual de fin de se-mana, jornadas cotidianas de asesinatos y ajustede cuentas, robos domiciliarios como acto ru-tinario y la representación de las bandas ju-veniles como la fuentes de la inseguridad diaria.

El mito nogalense de la violencia palidececon las cifras referidas a Tijuana o CiudadJuárez, en los estados de Baja California y Chi-huahua, respectivamente; sin embargo, para elestado de Sonora son significativas. Tomandoen cuenta el total de población que tiene laciudad, el grado de violencia resulta alto en loque respecta a violaciones, homicidios, acci-dentes violentos y suicidios.32 En el año 2003Nogales ocupó el tercer lugar estatal en delitosdenunciados, por debajo de Hermosillo y Ca-jeme, ciudades sensiblemente más grandes. Enrobo de vehículos se ubicó en el tercer lugarestatal, por debajo de Hermosillo y San Luis

Río Colorado, además de que registró el segun-do lugar en delitos del fuero federal (narcotrá-fico) y el cuarto en robo a casa habitación.33

Asimismo, hasta agosto del año 2004 los ro-bos a comercios se incrementaron con respec-to al año 2003 en setenta por ciento,34 mientrasque, en homicidios relacionados con las dro-gas, se registra una tasa de 2.5 al mes.

En el año 2001 la policía norteamericanadecomisó, sólo en el condado estadounidensede Santacruz, contiguo a Nogales, México,35 seistoneladas de cocaína y doce de marihuana,cifras que para el año fiscal de 2004 se incre-mentaron a siete y veinte toneladas, respecti-vamente, lo que muestra la magnitud del con-trabando de drogas en esta ciudad fronteriza.36

Una situación común en las calles de laciudad son las expresiones graffiteras utilizadaspor las bandas de jóvenes, cuya simbología,empleada para marcar territorios y referir ele-mentos de identidad grupal, es percibida comoun acto de vandalismo y de amenaza para laseguridad. Ante la representación del miedo quegeneran los graffiti, la policía hace uso de lasredadas nocturnas para apresar a los cholos eimponerles multas administrativas por viola-ciones al Bando de Policía y Buen Gobierno,en el menor de los casos. Sin embargo, la vio-lencia juvenil es significativa. Tomando encuenta el tamaño de la ciudad y la población, lacantidad de 946 adolescentes detenidos e in-ternados en el Consejo Tutelar para Menoresdurante el primer semestre del año 2004, su-pera ampliamente a Hermosillo, ciudad mucho

Islas de seguridad y distinción dentro del caos. Los fraccionamientos cerrados en Tijuana y Nogales

33 Anuario Estadístico de Sonora 2004, INEGI, 2004.34 Periódico El Imparcial, Hermosillo, Sonora, Méxi-

co, 8 de septiembre de 2004.35 Office of National Drug Control Policy, March 2002.36 Periódico El Imparcial, Hermosillo, Sonora, Méxi-

co, 12 de noviembre de 2004.32 Estudio sobre la violencia en México, SEDESOL, 2004.

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2más grande en población,37 lo que ilustra lamagnitud alcanzada por este problema.

Las comunidades cerradas: breve estado delartePor fraccionamientos residenciales cerrados seentiende a los espacios construidos para gru-pos sociales con una posición económica me-dia y alta, que buscan la seguridad, la exclusi-vidad y la homogeneidad social que no brindala ciudad preexistente. Estos lugares se carac-terizan por ser urbanizaciones cerradas con mu-ros, verjas, cercos y puertas, además de contarcon tecnología de vigilancia para proveer segu-ridad a los residentes e impedir el ingreso delos no residentes. El espacio de calles, áreasverdes y servicios de entretenimiento es priva-do, aunque de uso común para los residentesy, por tanto, prohibido para los que no lo sean.Es un nuevo tipo de segregación urbana queva reconfigurando a las ciudades en su dimen-sión social y física y establece la contigüidadde la diferencia dentro del desorden urbano.

El fenómeno de las comunidades cerradastiene varias claves de entrada para su estudio.Se trata de un proceso socioespacial que ilus-tra bastante bien el sentido de las transforma-ciones urbanas ocurridas en los últimos añosen las ciudades mexicanas, así como los cam-bios sociales y culturales observados en la so-ciedad contemporánea y sus consecuencias.

Igualmente, el entorno urbano más recienteen las ciudades mexicanas, representado porimágenes de caos y desorden, contribuye a re-forzar la construcción de urbanizaciones ce-rradas, a fin de suplir la falta de resolución delas políticas gubernamentales en materia de

servicios básicos. De esta manera, la urbaniza-ción se vuelve un asunto de negociación políti-ca y la planeación urbana en un mero instru-mento discursivo de los gobiernos locales, locual deja al mercado la organización y la de-cisión sobre los usos del suelo y las formas dehabitar.

Si bien las comunidades cerradas son unfenómeno en expansión en la mayoría de lasciudades mexicanas, sus consecuencias en laestructuración del espacio urbano resultandifíciles de precisar por ser aún un tema pocoestudiado en México. Más allá de la influenciaque puede tener en Latinoamérica el modelonorteamericano como patrón de urbanización,el proceso de creación de espacios defensivosapunta a la recreación de formas de organiza-ción social que rebasan el marco meramentejurídico que lo ampara o del mercado inmobi-liario que lo oferta como novedad en la ciudad.

Los espacios cerrados, en un escenario ur-bano de pobreza e inseguridad, evocan la pre-tensión de valores que artificialmente pugnanpor la creación de comunidades supuestamenteperdidas o debilitadas, un retorno a los lazosde cohesión social basados en la familia y lanaturaleza, una invitación a formar identidadeshomogéneas mediante el compartimiento delprestigio simbólico y económico que otorga elespacio. Desde esta perspectiva, las comu-nidades cerradas pudieran pensarse como for-mas emergentes de construcción de sociabi-lidad basada en el prestigio, en la seguridad delespacio regulado y vigilado, en la exclusividaddel espacio delimitado por las bardas, en el res-peto a las reglas compartidas por todos y en laaccesibilidad a un estilo de vida.

Ligado al contexto urbano que se encuen-tra fragmentado en múltiples partes y sin al-37 Ibid., 2 de diciembre de 2004.

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canzar a formar una unidad (con altos desni-veles en la calidad de vida, imágenes transito-rias más que identitarias o comunitarias, cre-cientes espacios miserables en las periferias delas ciudades y espacios públicos deterioradoso privatizados), el problema de la inseguridadde las ciudades se ubica como uno de los ele-mentos principales que animan la aparición delas comunidades cerradas. De esta forma, Lainseguridad propicia la creación de las ínsulasurbanas, los espacios se cierran con bardas pe-rimetrales, los guardias privados sustituyen lasfunciones del gobierno local, las puertas ex-cluyen las miradas extrañas y la tecnología re-fuerza el control y la vigilancia.

Cuando nos referimos a comunidades ce-rradas, estamos hablando, en primer lugar, desegregación espacial,38 que para el caso que nosocupa no debe entenderse sólo por sus impli-caciones a la pobreza, a minorías étnicas o a lamarginalización de las ciudades, sino tambiénal modo como los grupos sociales más favore-cidos, constituidos como elites, construyen eldeseo y la expectativa por residir en espaciosde exclusividad y prestigio social, protegidosdel mundo exterior con muros y tecnología devigilancia. En este sentido, segregación es en-tendida como diferenciación espacial y alude ala existencia de diferencias sociales; en este caso,diferencias construidas como grupo social quecomparte similares características en relación aactividades económicas y productivas, recur-sos económicos, hábitos y patrones de con-sumo, habilidades y ocupaciones.

En segundo lugar, al hablar de comu-nidades cerradas se entiende también un pro-ceso de fragmentación espacial que implica lasustitución o el debilitamiento por espaciosindependientes de la ciudad abierta e integra-dora. Esta división revela un escenario urbanoconformado, por un lado, por múltiples espa-cios de bienestar con altos niveles de servicios,consumo y entretenimiento y, por el otro, porespacios de pobreza y marginación, con defi-ciencias en servicios y en infraestructura urba-na, relaciones sociales deterioradas, además delugares ubicados dentro de los imaginarios dela inseguridad. Dinamismo productivo y so-cial y conectividad global con exclusión de te-rritorios y personas.

En tercer lugar, las urbanizaciones de tipocerrado pueden ubicarse dentro de otro proce-so característico de la ciudad contemporánea:la idea de la privatización del espacio público.Clásicamente este tipo de espacios se ha en-tendido como parte del dominio público y pormantener un uso colectivo, por ser accesibles yser utilizados de múltiples formas. Contienetambién la idea de que facilita la intensidad delos contactos sociales, favorece la creación deidentidad social y el sentido de comunidad. Alhablar de privatización del espacio público sedebe referir que no se trata sólo de espaciosespecíficos sino también de diferencias en lasrelaciones establecidas. Hablamos de lazos so-ciales dirigidos, regulados y construidos artifi-cialmente por el espacio privado del centrocomercial o del parque temático.

El nuevo espacio público de la ciudad mo-derna, con su carácter privado orientado al ocioy al consumo, así como la tecnología de vigi-lancia y los mecanismos de regulación, hablande un espacio que no ve a la ciudad en su con-

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38 Por segregación espacial entendemos “el grado deproximidad espacial o de aglomeración territorial de lasfamilias pertenecientes a un mismo grupo social, sea queéste se defina étnico, etario, de preferencias religiosas osocioeconómicas, entre otras posibilidades”. Véase Sa-batini, Cáceres y Cerda (2001).

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2junto, sino que se concibe aislado y defendido,fortalecido por el deseo de uniformidad e in-tolerancia hacia lo diferente, con lo cual man-tiene una distancia en relación al otro, al que evi-ta mediante un mecanismo de selección social.

Islas de seguridad y distinciónAl recorrer la accidentada topografía de laciudad de Tijuana, resulta sorprendente encon-trar que los residenciales de tipo cerrado se hanextendido a todos sus rincones, constituyén-dose en años recientes en la principal forma deurbanización. Esto tiene relevancia porque in-dica una forma de habitar hecha a la medida dela creciente población de la ciudad, la cual amor-tigua los efectos de los grandes problemas re-lacionados con la carencia de infraestructura yservicios urbanos que el gobierno local nopuede resolver, lo que incide en los altos cos-tos del suelo urbano y disminuye el espaciodisponible para habitar, aumentando con ellola densidad poblacional, además de constituirseen salida emergente ante la falta de seguridadcotidiana y el deterioro ecológico existente.

Las primeras experiencias de colonias detipo cerrado se remiten a residenciales mediosy altos existentes alrededor del Hipó-dromo de Agua caliente, sitio que du-rante muchos años fue la periferia dela ciudad, un espacio históricamenteemblemático de la frontera de BajaCalifornia que hizo del negocio de lasapuestas y del alcohol su forma de vidadurante buena parte del siglo XX. Eneste sector de la ciudad, hoy ubicadoen su parte central, cercano al bulevarAgua Caliente, que comunica hacia elcentro de la ciudad y la línea fronteri-

za, se establecieron las primeros colonias pen-sadas para aislarse con exclusividad y prestigiodel resto de la ciudad, mediante puestos de vi-gilancia y bardas perimetrales. La presencia decerros de baja altura, que aíslan el entorno dis-tintivo de la elite tijuanense y a dan nombre alos residenciales recientemente establecidos(Lomas de Chapultepec y Colinas de Agua Ca-liente), contribuyó a mantener esta imagen sim-bólica de exclusividad.

Esta sección de la ciudad surgió con la in-tencionalidad de separarse de la preexistente,con el fin de representar, material y simbólica-mente, la posición social de sus residentesmediante grandes mansiones, amplios jardinesy arquitectura predominantemente modernis-ta. Hoy en día es el espacio residencial por exce-lencia en Tijuana, en donde se objetiva la dis-tinción social conjugando la valorización deluso de suelo, la homogeneidad social, las for-mas arquitectónicas y la infraestructura de cali-dad, con la estrategia de cerrar calles y espacioscon muros y vigilancia privada.

El fraccionamiento Las Californias es otrode los más antiguos espacios cerrados en Ti-juana. Ubicado en la tradicional y popular co-lonia Libertad, es un lugar de clase media que

Foto 4. Colinas de Chapultepec

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

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combina edificios multifamiliares con vivien-das unifamiliares. Este fraccionamiento, queoriginalmente era abierto, está resguardado hoyen día con caseta de vigilancia y bardas perime-trales, como respuesta de los vecinos a la inse-guridad del entorno que lo circunda. Este es-pacio es diferente al de sus inicios, ya que conel paso del tiempo fue transformado por losmismos residentes, por lo que no presenta unaimagen arquitectónica definida, sino, más bien,está adaptada al gusto de los vecinos y a lasreducidas dimensiones del lote familiar.

En las viviendas sobresalen las incorpora-ciones de refuerzos de rejas, bardas y alambra-das de púas, a pesar de contar con restriccionesal acceso y con vigilancia privada. Este fraccio-namiento refiere bastante bien la creación de

un espacio defensivo obligado por el miedo ala violencia y a la pretensión de separarlo delresto de la ciudad para preservar el uso del suelo,asegurar los bienes, mantener los equipamien-tos y la infraestructura urbana, restringir lasintromisiones de grupos sociales menos favore-cidos y construir una imagen que simbólica-mente remita a un mayor estatus social.

Esta comparación entre dos de los espacioscerrados más antiguos de Tijuana, permiteobservar las modalidades establecidas en elpatrón de urbanización de tipo cerrado. Mien-tras que en el primer caso se trata de una es-trategia para asegurar la distinción social al ais-larse del resto de la ciudad, en el segundo casose trata de una estrategia eminentemente de-fensiva en vistas de la inseguridad urbana exis-

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Foto 5. Colinas de Chapultepec

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

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tente. Estas diferencias permiten comprenderde una mejor manera la amplia expansión ocu-rrida en años recientes del esquema de urbani-zación cerrada y la magnitud que tiene este fenó-meno para una ciudad que mantiene altas ta-sas de crecimiento tanto en población comoen inseguridad y ca-rencias de servicios ur-banos.

Compartiendo undestino similar al deTijuana en cuanto adinámica poblacional,a la economía basadaen la actividad manu-facturera y a los se-rios conflictos urba-nos referidos a la pla-neación, Nogales, So-nora, muestra eviden-cia de que en los últi-mos años el patrón deurbanización de tipocerrado comienza aser predominante. En

este sentido, la antigua colonia Kennedy en-carna el espacio abierto que física y emblemá-ticamente sirve para indicar la posición socialde sus residentes. Es un espacio urbano quefuncionalmente se separa del resto de la ciudady en donde la elite social local se concentra engenerosas mansiones con grandes jardines yamplias calles.

Este sitio, de los más viejos de la ciudad,sigue el esquema del asentamiento constitui-do con base en la concentración de las clasessociales más adineradas en un sitio específicoy homogéneo, en el que se concentran la cali-dad de los servicios urbanos y la cercanía conlos principales centros de consumo y con lalínea fronteriza. Asimismo, su exclusividad seve reforzada por la arquitectura que combinaformas para representar un estilo de vida opu-lento. Además, la colonia Kennedy se fortalececon las estrategias de seguridad emprendidas

Foto 6. Fraccionamiento Las Californias

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

Foto 7. Residencial Santa Isabela

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

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por sus residentes mediante la contratación deguardias privados, la construcción de pequeñascalles cerradas al tráfico exterior y de abundan-tes bardas que esconden la vida interior de lasviviendas. A pesar de ser una colonia abierta,estos atributos contribuyen a construir unaimagen de espacio segregado.

El otro modelo de asentamiento cerradoque se disemina en la superficie nogalense, co-rresponde a una versión local de espacios ori-ginalmente abiertos construidos por las inmo-biliarias. Esta versión de fraccionamientos ce-rrados aprovecha la topografía accidentada dela ciudad para mantener una sola vía de acceso,levantar bardas perimetrales y casetas de vigi-lancia, además de que el discurso publicitariode los promotores los ofrece como espaciosseguros a la violencia existente en el exterior,al contar con infraestructura y servicios de ca-lidad contrapuestos al caos urbano y al déficitde equipamiento que tiene la ciudad.

Además, dentro de los fraccionamientospopulares destinados a los trabajadores de lamaquiladora y a los empleados de los provee-dores de los servicios, quienes adquieren susviviendas mediante el tradicional crédito queofrece INFONAVIT, se construyen espacios pro-tegidos por bardas, guardias y casetas de vigi-lancia, que en el entorno que les rodea repre-sentan una imagen de exclusividad y seguridad.Con esto, los fraccionamientos cerrados se cons-tituyen en islas de seguridad, en ambientes segre-gados que, al distinguirse material y simbóli-camente de los demás espacios adyacentes, con-fieren prestigio y estatus a los residentes. Lasbarreras físicas también son barreras sociales.

Otro elemento importante que explica estaversión de espacios cerrados, son los vacíosjurídicos existentes en las leyes del Estado de

Sonora, en donde no se contempla la figura delfraccionamiento cerrado. No obstante, con-tribuye a este vacío la debilidad del gobiernolocal para regular o para oponerse a este fenó-meno mediante la normatividad referida a laplaneación urbana. De este modo, las urbani-zaciones ocurridas en años recientes siguen estepatrón de cerramiento como una alternativaofrecida por el mercado inmobiliario a la clasemedia.

Tijuana: la búsqueda de orden y seguridad olas salidas del laberintoTijuana tiene bien definido el patrón de locali-zación de sus habitantes. Las clases sociales conmayor capacidad de compra pueden elegirdónde habitar, maximizando la infraestructu-ra y los servicios públicos del espacio de acuer-do a lo que puedan pagar. De esta forma, sepuede pagar por espacios más limpios, áreascomunes bien equipadas y, sobretodo, mayorseguridad, con policía y tecnología de protec-ción. Las clases sociales menos favorecidaseconómicamente se quedarán en los espacioscon bajo costo del suelo –curiosamente cer-canos a las maquiladoras– y con mayores defi-ciencias en cuanto a equipamiento, tamaño dela vivienda y la correspondiente estigmatiza-ción de inseguridad.

Las zonas residenciales de tipo cerrado paralos distintos niveles socioeconómicos se es-tán desarrollando hacia todas direcciones, ex-cepto al norte, en donde se ubica la línea fron-teriza. Al suroeste, por la carretera a Rosarito,sobresale el conjunto Santa Fe; hacia el surestey hacia el este destaca Paseos del Florido, Caña-das del Florido, Villa del real, Villa Fontana yVilla Sol; en el sector sur, Colinas de Chapulte-

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2pec, Lomas de Agua Caliente y Hacienda de AguaCaliente y hacia el oeste, en Playas de Tijuana,se ubican La Perla, La Isla y Real del Mar.

Es importante destacar que sólo los resi-denciales construidos en el sector centro-sur,como Haciendas de Agua caliente, asentadosen la zona más exclusiva y cara de Tijuana, cer-ca del hipódromo que da nombre a todo elsector, y los establecidos en las faldas de loscerros de Playas de Tijuana, reproducen la vie-ja tradición urbana de nuclear a la clase alta enun mismo espacio.

En Playas de Tijuana sobresale ResidencialReal del Mar, que incluye cuatro mil unidades

lencia. Rodeado de cañones profundos y elmuro fronterizo, el único acceso a este con-junto es por la carretera, lo que lo convierte enuna ínsula de exclusividad y seguridad.

Jardines de Agua Caliente, otro residencialdirigido a la clase media alta, se encuentra so-bre un cerro rodeado de espacios sumamentedeteriorados en infraestructura y por invasionesurbanas no regularizadas, y sobresale en el en-torno como espacio privilegiado y seguro.

A través de los medios de comunicación, lapublicidad de los residenciales medios y altosvende una buena forma de adquisición o man-tenimiento del estatus social. El espacio sirve

residenciales, 1 500 cuartos de hotel y tiempocompartido, casa club, campo de golf de 18hoyos, una marina y áreas comerciales y ecológi-cas. Igualmente, viniendo desde el centro deTijuana, pegado a la línea fronteriza y antes dellegar a Playas de Tijuana, se erige, en la puntade un cerro, un conjunto residencial para clasemedia alta llamado La Isla, el cual, simbólica-mente, refiere el espacio defensivo por exce-

para distinguir y para marcar la diferencia conrespecto a la ciudad y a sus habitantes mediantela producción y reproducción del discurso queconvoca a la felicidad familiar, a vivir entre per-sonas igualmente exitosas y a satisfacer el an-helo de seguridad.

A pesar de la topografía accidentada de laciudad, estos residenciales se encuentran bienubicadas con respecto a los centros de activi-

Foto 8. La Perla, Playas de Tijuana

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

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Foto 9. Jardines de Agua Caliente

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

Foto 10. La Isla

Foto 11. Real del Mar

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

dad urbana, cuentan con óptimas vías de acce-so a las vialidades primarias de la ciudad y seencuentran cerca de las zonas comerciales y delas franquicias norteamericanas de consumo.

En general, estos residenciales son de bue-na calidad arquitectónica y sus viviendas nodesmerecen con respecto a las existentes en losespacios suburbanos norteamericanos. El régi-men de condominio favorece que los espaciosse cierren y que se disponga de tecnología de

protección, guardias privados, bar-das perimetrales y puertas eléc-tricas. Igualmente, el equipamien-to y la infraestructura benefician laimagen del conjunto, comple-mentándose con áreas comunesbien cuidadas, aunadas al elemen-to estético en las fachadas y en laspuertas de acceso a las privadasque proporcionan la impresión deexclusividad. Los paisajes interio-res son bucólicos, solitarios, dise-ñados sólo para aquellos quepueden pagar su estancia allí. Lasinteracciones se dan hacia el inte-rior de las casas. El diseño de lascalles y el decorado vial es organiza-do para dar la sensación de tran-quilidad y relajamiento, de segu-ridad.

Los residenciales construidoshacia el suroeste y sureste de laciudad mezclan espacios para clasebaja, media y media alta. Algunosde ellos incluso son abiertos, perocuentan con cerradas o privadasinternas. Los desarrolladores com-binan los espacios tanto para lostrabajadores de línea de las maqui-

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2ladoras como para los empleados medios o pro-fesionistas de estas mismas empresas. De estaforma, dado que la clase media se ve obligadaa convivir con aquellos a los que les teme, losrefuerzos de púas en las bardas perimetrales yel levantamiento de muros con rejas interio-res proporcionan más seguridad que la presen-cia del guardia privado.

Estás zonas eminentemente populares, conagregados de clase media, son resultado depolíticas habitacionales seguidas por los gobier-nos. Ante la demanda constante de suelo y ser-vicios públicos, la ciudad ofrece fórmulas quesi bien resuelven el asunto del espacio con ser-vicios, aprisiona a los moradores en veintisieteo treinta metros cuadrados de construcción.La posibilidad se construir relaciones estrechas,arraigo e identidad, sentido comunitario y ar-monía entre los habitantes, y de propiciar par-ticipación en las actividades comunes, devieneen apatía generalizada y conflictos entre veci-nos, que están obligados a conocerse las in-timidades de los otros debido a los doce cen-tímetros de pared que los separan. A los inten-tos de homogeneidad del medioconstruido, condición del condo-minio, se responde con medidasdesesperadas que confieran indivi-dualidad y funcionalidad a los es-pacios reducidos y congestionados.Ganar las reducidas calles se con-vierte en una necesidad de socia-lización en respuesta a la desespe-ración que se genera al interior delas viviendas.

Es el mercado inmobiliario elque decide la ubicación y localiza-ción espacial de las personas. A unsuelo caro, como es el de Tijuana,

se responde con un desmejoramiento en la cali-dad de vida, con equipamiento inadecuado yaplicación de normas mínimas en la construc-ción, en el diseño y en la calidad. El resultadomás evidente es el resquebrajamiento de loslazos sociales y el deterioro constante de lasviviendas. Las siguientes expresiones, retoma-das de entrevistas a residentes de Santa Fe yResidencial del Bosque, publicadas en unperiódico local, ejemplifican esta situación:

Foto 12. Las Villas

Foto 13. Las Villas

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

Fuente: Comunidades Cercadas, 2005.

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“Simplemente no cabemos. Estas casitasno hacen de la vida en familia algo quequiera vivirse”. “Esas casas no sirven.Simplemente no tienen las medidas nece-sarias para que alguien viva allí, ni unapersona sola, mucho menos familias”.“María sabe que tiene que hacer una ma-niobra en la noche, antes de acostar a suhijo: quitar la ropa y las otras cosas quetiene que guardar sobre la cama. La camahace las veces de closet. La sala, las decomedor. La cocina, del resto de la casa.Llegar a casa sin que nadie se entere opor sorpresa es una tarea imposible”.“Simplemente no tenemos privacidad comomatrimonio y mi niño de cinco años quiere yasu propio espacio, pe-ro aquí, ¿dónde?”.39

El régimen de con-dominio, como ya semencionó, favorece elcierre y los dispositi-vos defensivos. En es-te contexto, es intere-sante ubicar al discur-so de la seguridad, laexclusividad y la tran-quilidad como ofertade consumo corrientepor parte de los desa-rrolladores, mediante laque se vende la posi-bilidad de “movilidadsocial” a través de es-pacios destinados a los trabajadores de las ma-quiladoras cercanas y “confort” en 27 metroscuadrados de construcción con limitadas posi-

Islas de seguridad y distinción dentro del caos. Los fraccionamientos cerrados en Tijuana y Nogales

39 Periódico Frontera, Tijuana, Baja California, Méxi-co, 22 de julio de 2004.

Foto 14. Residencial del Bosque

Casas con tres metros de frente (fuente: archivo ComunidadesCercadas, 2005).

Foto 15. Santa Fe

bilidades de ampliación, mientras que los com-pradores adquieren deuda a treinta años, ademásde la posibilidad de adquirir estatus colocan-do anuncios de trabajos informales, poner elpuesto en los tianguis dominicales o fundar

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

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un abarrote, a pesar de las prohibiciones queexisten para estas actividades en este tipo derégimen habitacional.

Otra característica de los fraccionamientoscerrados de tipo popular es que, ante la faltade espacios públicos, el apretujamiento fami-liar y la estrechez económica, se propicia la for-mación de bandas y el uso de drogas entre losjóvenes, ya que, ante las limitaciones espacia-les y materiales, la presión de no tener un lugarpropio obliga a los jóvenes a salir del interiorde las casas a buscar algún modo de socializa-ción, lo que facilita que los grupos de jóvenesse asocien con la inseguridad y la delincuencia,elementos distintivos de las colonias popularesy con lo que, al pasar literalmente a ser territo-rio de las pandillas, los espacios públicos seconvierten en tierra de nadie. Con ello, el van-dalismo y el graffiti en el equipamiento de losespacios públicos devienen en deterioro y aban-dono.

Nogales: los fraccionamientos cerrados. El es-pacio de la seguridad y el estilo de vidaEn medio del característico desorden urbanode Nogales, los fraccionamientos residencialescerrados surgieron como reductos creadosaparentemente para resolver los problemas deseguridad, equipamiento e infraestructura decalidad, además de satisfacer las pretensionesde exclusividad de las clases medias y altas. Sibien el fenómeno de los espacios defensivosno tiene la magnitud e importancia observa-das en las ciudades de Tijuana, Ciudad Juárezo Hermosillo, las comunidades de este tipocomienzan ya a constituirse en una de las prin-cipales formas de producción socioespacialpara vivir.

Los fraccionamientos cerrados nogalensesno siguen un esquema de localización especí-fico y se dispersan hacia todos los rumbos dela ciudad. Contrario al caso de Tijuana, no to-dos se encuentran bien ubicados y algunos

Foto 16. Santa Fe

Panorámica de una sección de Santa Fe (fuente: arhivo Comunidades Cercadas, 2005).

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tienen serias deficiencias para conectarse a lasvialidades primarias de la ciudad o se encuen-tran lejos de los centros de consumo, trabajo yentretenimiento. La mayoría se encuentran enmedio de las colonias populares, sobresalien-do por esa circunstancia como reductos deprestigio y seguridad. Asimismo, al estar di-rigidos principalmente a la clase media, se dife-rencian también de los ofertados en Tijuana,ciudad donde lo cerrado es común por igual alos trabajadores de las maquiladoras o de losservicios que a las clases alta y media.

Por otra parte, en Nogales los residencialescerrados adoptan formas diversas. Por ejem-plo, el fraccionamiento Kennedy es un espacioexclusivo donde las elites encuentran presti-gio y distinción. Este fraccionamiento asumelos rasgos más característicos de las comu-nidades que se encierran en una isla de tec-nología de vigilancia y guardias privados, re-sultando interesante destacar su ubicación, jus-to en medio de una vieja colonia abierta. Con-

trastante es el caso del residen-cial de nivel socioeconómicoalto llamado Casa Blanca, yaque se encuentra entre el par-que industrial Nuevo Nogalesy la invasión Luis Donaldo Co-losio.

Entre los más antiguos ygrandes fraccionamientos ce-rrados de Nogales, se encuen-tra Real del Arco. Enclavado enel suroeste de la ciudad, Realde Arco es una colonia origi-nalmente abierta, donde lospropios vecinos dispusieron lacolocación de muros, casetas devigilancia y guardias privados

ante el incumplimiento de las condiciones deventa ofrecidas por la constructora y la insegu-ridad a la cual se vio sujeta. La imagen del con-junto no es homogénea, ya que al paso deltiempo las reglas fueron quebrantadas y los es-pacios fueron modificándose, mostrando en elpresente un paisaje que tiene que ver más conlos gustos y necesidades individuales que conla armonía y similitud colectiva que suponenlas comunidades cerradas.

Por su parte, Privada San Alberto, fraccio-namiento en construcción ubicado también alsuroeste de la ciudad, en medio de coloniaspopulares, es un conjunto de viviendas de dosplantas con tres metros y medio de frente, lascuales guardan bastante similitud con las mi-cro casas existentes en Tijuana. Destaca en esteconjunto la homogeneidad de la construccióny el apretujamiento de las viviendas, ya que eneste último caso no existe una separación en-tre ellas. Básicamente se trata más de una abru-mante maximización del espacio generada por

Foto 17. Las Villas

Deterioro de Las Villas (fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005).

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2el mercado, que de una recreación deescenarios fomentadores de comu-nidad, la cual, de generarse, resulta as-fixiante y tensionada por las limita-ciones del espacio.

Residencial La Riviera, ubicado so-bre una pendiente al suroeste de laciudad, es un conjunto cerrado relati-vamente pequeño que se encuentraubicado entre fraccionamientos de in-

terés social abiertos, pero aislado de ellos porla topografía escabrosa, los muros y la casetade vigilancia. Se destacan en este sitio las me-

didas emprendidas por los vecinos para re-forzar la seguridad de sus viviendas, con-sistentes en altas bardas perimetrales, re-matadas con alambradas de púas y cercosfrontales de hierro, a pesar de la existenciade guardias privados las 24 horas del día ylas restricciones al acceso de desconocidos.El conjunto cuenta con un espacio aban-donado destinado a área común. Las vi-viendas son de dos plantas y de dimen-siones un tanto mayores que las de otrosfraccionamientos cerrados de la ciudad,

pero, a decir de sus residentes, de una cues-tionable calidad.

Foto 18. Residencial Kennedy

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

Foto 19. Casa Blanca

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

Fotos 20 y 21. Privada San Alberto

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

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Residencial Santa Lucía, fraccionamiento declase media enclavado sobre unos cerros al sur-este de la ciudad, intenta dotar a sus habitantesde un dejo de exclusividad y prestigio con eljuego que hace la arquitectura con las formas,en un estilo que recupera la teja y las moldurasen las fachadas para agregar valor económico ysimbólico a las viviendas. Siguiendo la cons-tante de los fraccionamientos en el noroeste

de México, las casas no dejan de ser meras ca-jas revestidas como pasteles, con molduras, tejasy artificios de decoración que hacen las vecesde betún y buscan simular cierta estética. Sinembargo, debido al apretujamiento de las vi-viendas y sus reducidas dimensiones, la pre-tensión no resulta suficiente. El conjunto, apo-yado por la topografía difícil,la caseta de vigilancia y los guar-dias, presenta una imagen de-fensiva e inaccesible.

Al observar los populososfraccionamientos de interés so-cial llamados Las Bellotas y SanCarlos, encontramos espaciosabigarrados, pretendidos pa-

tios traseros convertidos en talleres o changa-rros, áreas verdes abandonadas y conflictos enla interacción social propiciados por los redu-cidos espacios. Estos fraccionamientos no tie-nen grandes diferencias con algunos de los frac-cionamientos cerrados existentes, con los quemás bien mantienen similitudes. En este senti-do, lo cerrado se torna una simulación o cari-catura que, a pesar del discurso de la arquitec-

tura y el urbanismo, no puede ocultar el poderdel mercado para decidir sobre las condicionesde existencia y la posibilidad de hacer ciudad.

Contrastando con los fraccionamientos ce-rrados de Nogales, México, se encuentra RíoRico en Nogales, Arizona, el cual es un con-junto de amplios espacios, viviendas unifami-

Fotos 22 y 23. Residencial La Riviera

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

Foto 24. Residencial Santa Lucía

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

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2liares de arquitectura diversa, dispositivos devigilancia discretos y equipamientos de calidad.La imagen es la de un espacio armónico, paisajenatural desértico bien preservado, sin trazas delcaos o el aprisionamiento espacial que distingue

a sus pares en el otro lado de la frontera. Sepercibe una comunidad que resume más un esti-lo de vida que una representación defensiva.

Estos ejemplos de comunidades cerradas enNogales, Sonora, tienen en común ser espaciosdefensivos en búsqueda de seguridad y pre-

tenden erigirse como escenarios de exclusi-vidad y distinción para la clase media ante lacompetencia de los fraccionamientos de interéssocial, los cuales guardan condiciones bastante

precarias para la socialización y la calidad devida.

En las comunidades cerradas se está a tonocon el proceso de privatización e individua-lización del espacio público y con el debilita-miento del sentido de comunidad, a pesar de

Fotos 25 y 26. Las Bellotas y San Carlos

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

Fotos 27 y 28. Río Rico

Fuente: archivo Comunidades Cercadas, 2005.

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que el discurso sobre lo cerrado convoca a lacreación de lazos sociales mediante la organiza-ción vecinal contra la inseguridad y a la adop-ción de formas para la toma de decisiones co-lectivas sobre los asuntos comunes.

Lo cerrado, mediante sus formas insulares,intenta ser una respuesta a la inseguridad ur-bana existente, a la vez que confiere formasmateriales y simbólicas a las jerarquías socialesmediante el compartimiento de los gustos yestilos de vida homogéneos que requiere laselección y exclusión practicada.

Como si fuera posible concluirEl paisaje urbano de las ciudades fronterizasde Tijuana y Nogales revela un escenario caóti-co no sólo por los efectos de la topografíadifícil en la que están construidos, sino tam-bién por la caprichosa fisonomía que el merca-do inmobiliario le confiere a las ciudades. Losfraccionamientos cerrados surgidos en estasciudades se convirtieron en el principal patrónde urbanización, en buena medida alimentadopor el miedo a la inseguridad y por la crecienteoferta inmobiliaria que hace de los espacioscerrados la única alternativa para vivir.

Los resultados todavía no son previsibles,pero apuntan a la construcción de más espa-cios habitacionales cerrados, islas de confort yseguridad segregadas dentro de la trama urba-na de caos, cuyo diseño discontinuo y pocoarticulado a la ciudad construye fragmentaciónespacial y segregación social, a la vez que paraalgunos confiere prestigio social. Además, losfraccionamientos cerrados indican la debilidadde los gobiernos locales para regular y planearel futuro de las ciudades, dejando al mercado

inmobiliario la iniciativa de conducir la urba-nización.

Por otro lado, es incierto pensar en los efec-tos positivos del fraccionamiento cerrado enlo que se refiere a las formas de organizaciónvecinal patrocinadas por las inmobiliarias oconstruidas por los residentes. El acercamien-to al micro contexto en las relaciones socialesestablecidas en estos espacios, ofrece respues-tas muy diferentes frente a la idea que existe dela posibilidad de crear comunidad artificial-mente.

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Marién Cifuentes CarbonettoUniversidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Filosofía y [email protected]

Ciudad e incertidumbre. El cierre de callesen la Colonia Militar Marte, México D. F.*

ResumenEn la Ciudad de México se ha experimentadoun redimensionamiento del espacio público, enun fenómeno que implica, por un lado, pro-fundas transformaciones en la valoración delos espacios de uso común por parte de loshabitantes y, por otro, el que su diversidad deusos se haya visto considerablemente disminui-da o segregada. Muchos ciudadanos no perci-ben el espacio público como un bien al quetodos tienen derecho, sino como un espaciode conflicto y desorden. En un contexto deincertidumbre y malestar urbano se perfilanestrategias de apropiación ilegítima de estosespacios como un mecanismo de control so-cial, generando una contraposición de intere-ses públicos y privados.

Palabras clave: espacio público, autosegre-gación residencial, malestar urbano.

AbstractIn Mexico City a public space redimension hastaken place, this phenomenon involves, by onehand, deep transformations on the apprecia-tion of common use places by its inhabitants,and by the other, its diversity of uses has beenreduced or segregated. Most citizens don’t per-ceived public space as a good witch every oneis in title of, but as a place of disorder andconflict. In an uncertain and urban unrest con-text, illegal appropriation strategies are dis-played as a social control mechanism, witch isgenerating a private-public interest contrapo-sition.

Key words: public space, residential autosegregation, urban unrest.

* Este texto forma parte de la investigación para la tesis de maestría en urbanismo “Ciudad e incertidumbre,autosegregación residencial y mercantilización de las necesidades. El cierre de calles en la Colonia Militar Marte,Delegación Iztacalco, México D. F.”, presentada en el Programa de Maestría en Urbanismo de la Facultad de Arquitec-tura de la Universidad Nacional Autónoma de México.

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2IntroducciónEn la actualidad, la informalidad y la impunidadocupan los espacios públicos. Un ejemplo deello es la apropiación y sobreutilización que elcomercio ambulante y el transporte públicoejercen sobre aceras, calles y parques, degradan-do el valor inmobiliario de las zonas que losrodean e, incluso, expulsando a la vivienda ha-cia otros sectores y dificultando la prestaciónde servicios. Como consecuencia, en la ciudadexiste un clima de congestión y abandono, de-sorden y conflictividad.

En un contexto de incertidumbre o crisisde certezas provocada por una creciente desin-tegración social y deslegitimación de las insti-tuciones que integran a la sociedad, surge eldenominado “malestar urbano”, el cual es unfenómeno que engloba la problemática de lapercepción de inseguridad y del temor a lasexternalidades negativas del espacio público.1

La crisis del Estado de Bienestar (o del Es-tado de Compromiso en el caso latinoameri-cano) está marcada por una creciente preca-riedad laboral, por una significativa reducciónde la protección social (Lledó, 1999) y una ele-vada incertidumbre frente a unas autoridadescuyas decisiones son tomadas cada vez más almargen de los ciudadanos. Esta situación seagrava por la obsolescencia de las estrategiascomunitarias de control social que se presentaen las ciudades actuales, la cual en gran medidaprocede de la pérdida de los lazos de vecindady de la falta de comunicación entre personas ygrupos, lo que debilita el sentimiento de perte-

nencia hacia el barrio y hacia la comunidad engeneral.

Estos nuevos hábitos de vida condicionantanto la percepción como el modo de relacio-narse con las otras personas. En efecto, el sen-timiento de inseguridad tiene estrecha relacióncon la incomunicación y el abandono de losespacios públicos. De la misma forma, estesentimiento incita a los ciudadanos a replegarsesocioespacialmente hacia lo privado (el núcleofamiliar), lo que obstaculiza aún más el con-tacto con las personas del entorno y limita sucontrol sobre los espacios (Molero, 2000).

El objetivo central de este artículo es ubi-car el fenómeno del cierre de calles en el marcode un nuevo modelo de “hacer ciudad” en laCiudad de México, el cual configura una ima-gen urbana caracterizada por la segregación yla fragmentación socioespacial. Se pretende tam-bién analizar el “redimensionamiento” del es-pacio público en la ciudad dentro del contextode incapacidad de resolución de los conflictosdel orden urbano –situados en el plano delcontrol de las externalidades negativas y elmanejo de la percepción de inseguridad– y lainterrelación que surge, a partir de ello, entrevecinos y autoridades.

Incertidumbre y autosegregación residencialCon expresiones de la economía terciaria emer-giendo junto a la globalización en las princi-pales ciudades latinoamericanas, aparecen nue-vos artefactos urbanos como los centros comer-ciales (shopping malls), los modernos complejosempresariales y los barrios cerrados protegidosy aislados, todos ellos agentes que transfor-man significativamente el espacio urbano y eldesarrollo social y cultural de las sociedades.

1 Incertidumbre de vivir en un ambiente local endonde se regule y se ejerza control sobre las cualidadesfísicas y sociales del entorno urbano. Desconfianza en elcontrol que ejercen las autoridades frente a los usos delespacio público.

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Muchos mecanismos tradicionales de ex-pansión urbana siguen subsistiendo a partir de,por ejemplo, la marginación espacial de la claseobrera en el perímetro urbano, e incluso repre-sentan hoy el principio de organización espa-cial fundamental (Janoschka, 2002).2 Sin em-bargo, en las dos últimas décadas se han insta-lado nuevos mecanismos de autosegregaciónque no sólo rompen con el patrón tradicionalde segregación urbana, sino que responden aexperiencias inéditas de desintegración de laactividad social en su conjunto, expresadas enun entorno de crisis de legitimación del Esta-do y en una fragmentación de la sociedad encomunidades que han sido construidas conbase en intereses particulares.

En términos generales, el levantamiento deciudades amuralladas y fragmentadas muestralas contradicciones del espacio público lati-noamericano, el cual está sujeto a las tensionesde una fuerte tradición estatista y a una rapazprivatización (Nivón, 2000). Además, el espa-cio se articula con los principios generales queel sistema neoliberal instala: privatización ur-bana, desrregulación, individualismo, socializa-ción selectiva, monofuncionalidad de usos,etcétera. Es decir, el hábitat cerrado es resulta-do de políticas urbanas que privilegian los in-tereses particulares por encima de los generales.Igualmente, la diferenciación socioespacial sesitúa por encima de la regulación política, elespacio individual lo hace por encima del es-pacio público y la autoprotección por encimade la negociación de diferencias y conflictos(Solinis, 2002).

Durante las dos últimas décadas se han ge-nerado contrastantes condiciones de vida quehan acentuado notoriamente las desigualdadessociales. En la Ciudad de México, como en mu-chas otras capitales latinoamericanas, el adel-gazamiento del Estado liberó una cantidad sig-nificativa de fuerza de trabajo que no ha logra-do ser absorbida por el mercado. La dismi-nución de los ingresos durante la década delos años ochenta, así como el crecimiento deldesempleo, no sólo mostraron evidencia acer-ca de las desigualdades sociales arrastradas dela década anterior, sino que también marcaronuna ruptura que modificó los usos y las prác-ticas de la ciudad.

Con el crecimiento de la ciudad, la diferen-cia espacial de los usos del suelo aumentó y laespecialización de su uso se tornó más com-pleja. De igual manera, las formas de segrega-ción y homogeneización de las actividadeseconómicas (financieras, comerciales e indus-triales) y los tipos de residencias (de ricos y depobres) se hicieron más significativas. No obs-tante, el mercado inmobiliario no ha ofrecidomuchas oportunidades de elección a las clasescon menores ingresos y ha prevalecido la di-visión socioespacial del suelo urbano comosigno de desintegración social, el cual actual-mente está marcado por medio de barreras físi-cas y accesos restringidos.

Los procesos de reforma del Estado hanimplicado una reducción en las competenciasy recursos del gobierno central, lo cual trajocomo consecuencia el traspaso de responsabi-lidades –no así de atribuciones– a los gobier-nos locales (Ziccardi, 1999). Esto se ha tradu-cido en una notoria disminución de la gober-nabilidad a nivel local, debido, por un lado, auna cantidad de demandas que sobrepasa las

Ciudad e incertidumbre. El cierre de calles en la Colonia Militar Marte, México D. F.

2 La segregación siempre ha estado presente, es casiuna condición estructural de las ciudades, que siempre ensu interior han albergado barrios exclusivos ocupadospor la clase alta.

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2capacidades administrativas del gobierno de laciudad y, por otro, a las limitaciones del muni-cipio para tomar decisiones importantes, envirtud de que aún muchas atribuciones siguenen manos del gobierno central.

El problema adquiere mayor importancia altomar en cuenta que gran parte de la poblaciónno puede acceder a ciertos bienes y serviciosurbanos de manera privada, por lo que toma,entonces, como única opción, el uso de prácti-cas de clientelismo. Todo ello en un contextoen donde los gobiernos formulan políticas,proyectos y acciones que benefician a determi-nados intereses locales, fortaleciendo así la frag-mentación social y territorial.

De acuerdo a este análisis, la autosegrega-ción urbana muestra evidencia de una carenciade mecanismos institucionalizados capaces deproducir y mantener la integración social den-tro de las ciudades (Janoschka, 2003), lo cualse agudiza frente a la creciente “archipielagiza-ción” urbana. En efecto, si “las personas tienennociones frágiles sobre el interés público (...)es improbable que adquieran esas nociones [enel contexto de la auto segregación] (...) la vidadentro de los universos privados debilita aúnmás sus nociones de responsabilidad pública”(Caldeira, 2000: 279).

Dentro del contexto de la ciudad fragmen-tada, la seguridad es cada vez más un estilo devida. Con ello, la recomposición del espaciopúblico de las ciudades implica un deteriorodel tejido social urbano, en la medida en quemecanismos de socialización selectiva y “es-trategias individuales” de supervivencia pre-dominan por sobre la resolución de conflictosen un marco de interrelación entre ciudadanosy autoridades locales.

Acercamiento a un problemaCuando se inició esta investigación, surgió unimportante dilema al abordar el problema dela percepción de inseguridad y las externalidadesnegativas del espacio urbano: optar, por unaparte, por considerar la percepción de insegu-ridad como un elemento generado por deficien-cias en los mecanismos de seguridad y ordenejercidos por las autoridades (vigilancia, apli-cación de la ley y encarcelamiento), afrontar esteproblema considerando las desigualdades eco-nómicas, el subempleo, el empobrecimiento dela clase media, el desbordamiento de la perife-ria, etcétera, u observarlo desde una perspec-tiva analítica en torno al “miedo al otro”, a lapérdida de certezas, al individualismo exacer-bado, al repliegue hacia el núcleo familiar,etcétera.

Cabe reconocer que debido a esta dificul-tad resultó de utilidad recurrir a la exploracióny discusión de la variable incertidumbre, pues,aunque reducida en términos operacionales,ofreció un importante conjunto de posibili-dades analíticas, permitiendo explorar tanto laevolución del sistema de necesidades como lacreciente brecha entre la organización de la so-ciedad y las demandas de la vida cotidiana

Con respecto a esto último, no podemosnegar que la calidad de vida de los ciudadanosde las metrópolis se ha deteriorado, particular-mente si la entendemos como algo distinto alconfort que otorga la capacidad de consumo.El contar con lujos al interior del hogar noaminora el estrés causado por la inseguridad,el desorden urbano, la contaminación y la len-titud agobiante del tráfico vehicular. Gran partede estos factores inciden directa o indirecta-mente en la voluntad de aislamiento en barrioscerrados y en la privatización del espacio ur-

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bano. La “condominización de la ciudad” (Du-hau, 2003) y la proliferación del uso de servi-cios privados de seguridad son los efectos,primero, del debilitamiento de la gobernabili-dad urbana a nivel local3 y, segundo, de nuevosmecanismos de acción ciudadana –con base enla excesiva monetarización de los problemas–en función de lo que consideran un mejo-ramiento de sus condiciones de vida.

La incertidumbre se manifiesta, de formaespacial, a través de la autosegregación urbana,respondiendo, de esta forma, a una necesidadde mejorar las condiciones de vida dentro dela capacidad de consumo individual de servi-cios. Nos aproximamos a un tipo de segrega-ción relativamente nuevo en el que se ha evi-denciado no sólo un mecanismo de segregaciónsocioeconómica, sino también un proceso debúsqueda de certezas, un intento por estable-cer un orden convencional dentro del “caos”urbano.

A partir del estudio de caso se abordan losdistintos elementos que conforman la auto-segregación expresada por medio del cierre decalles en la Ciudad de México, la relación delos vecinos con las autoridades, el problemade la incertidumbre, la creciente mercantiliza-ción de las necesidades y el establecimiento denuevas formas de relación de los vecinos quecierran sus calles con el resto de la ciudad.

La zona céntrica de la Ciudad de México esel sector en donde se ha manifestado con ma-yor fuerza la decadencia urbana4 que se enfren-

ta en esta urbe, evidenciándose en un crecimien-to poblacional bajo (en comparación con lazona sur de la ciudad, y con diversos sectoresperiféricos) y en un alejamiento de los estratossociales medio-alto del sector hacia zonas conmayores perspectivas de seguridad.5

La Colonia Militar Marte, en la DelegaciónIztacalco (zona centro oriente de la ciudad), esun sector residencial de carácter horizontalhabitado principalmente por personas de clasemedia, en su mayoría propietarios de los in-muebles.6 La colonia limita con dos delega-ciones: Benito Juárez, céntrica por excelencia,e Iztapalapa, de gran tamaño y conflictividadsocial (pobreza y delincuencia). De acuerdo anuestro estudio, la búsqueda de mejores condi-ciones de vida por parte de los habitantes de laColonia Militar Marte se ha manifestado através de “estrategias individuales” o mecanis-mos privados para la satisfacción de necesi-dades. Estas estrategias producen una formade ocupación del espacio urbano caracterizadapor la “autosegregación residencial”, llevada acabo por medio del cierre de calles.

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3 En cierta medida resulta atractivo para los gobier-nos de la ciudad el que hayan proliferado las urbaniza-ciones cerradas, dado que son menos espacios que aten-der; minimizándose la regulación del espacio urbano y,en algunos casos, la prestación de servicios públicos.

4 Deterioro en infraestructura, apropiación de espa-cios públicos por parte de las actividades informales (co-

mercio y transporte), contaminación e inseguridad(Quadri, 1998).

5 En la zona central se ha dado acentuado la diversi-ficación de usos del suelo y el tema de la seguridad urbanase ha complicado cada vez más. El aumento en la violen-cia de los delitos y la colindancia con la Delegación Izta-palapa (zona con mayores problemas sociales y mayordelincuencia) ha generado el aumento en la utilizaciónde servicios privados de seguridad, al igual que mecanis-mos de segregación. Los estudios realizados por ÁngelaGiglia (2002) en Villa Coapa y Villa Olímpica ponen demanifiesto la problemática generada con el crecimientode la población del sector sur de la ciudad, como tam-bién de la diversificación de los usos del suelo.

6 La investigación incluyó una serie de entrevistas(catorce entrevistas semiestructuradas) a habitantes de lacolonia y a funcionarios de la Delegación Iztacalco (Di-rección General Jurídica y Dirección General de Gobier-no, Subdirección de Amparos y Unidad de Servicios In-mobiliarios).

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2En la Colonia Militar Marte se han genera-

lizado los cierres con rejas, plumas y guardias,medidas que los vecinos justifican ante las au-toridades con base en la inseguridad que vivendebido a los robos que algunos de ellos hansufrido. Sin embargo, la estadísticas que mane-jan diversos estudios (SESTRA7, 2000; BBVA8, 2001;ICESI9, 2002) no registran aumentos significati-vos dentro de la zona en este tipo de delito.10

El caso de la Colonia Militar Marte, comotambién ocurre con muchas colonias de la zonasur de la ciudad –Villa Coapa y Villa Olímpi-ca– (Giglia, 2002), nos hace testigos perma-nentes de la patrimonialización cotidiana delo público. El individualismo extremo que seobserva en las prácticas ciudadanas de auto-segregación urbana parece ir en contra de laconformación de una comunidad política; es

decir, conformada por una ciu-dadanía con nociones comu-nitarias de bienestar, en tantoobjeto de interés común.

Los vecinos de la coloniainsisten en el aumento de ro-bos y delitos menores. Sin em-bargo, la Delegación no tieneregistros para corroborar di-chas afirmaciones y, a pesar delconsiderable aumento del pa-trullaje, esta entidad pareceaceptar esta versión asumien-do en parte su “culpabilidad”.

Viendo las estadísticas en los Minis-terios Públicos que no hay averigua-ciones previas levantadas por losdelitos que aparentemente se esta-ban dando. No entiendo, si por un

lado la gente reclama cierta seguridad y con ello cer-can sus calles, ¿por qué las autoridades, que son lascompetentes para conocer de la incidencia en deli-tos, no tienen registro?

Verónica GarcíaServicios Inmobiliarios

Este supuesto reconocimiento –que tam-bién responde a una práctica de clientelismo–se deriva de la conciliación entre los intereses

7 Servicios de Tecnología en Información Estratégica.8 Bancomer.9 Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Insegu-

ridad.10 Por otro lado, la percepción de inseguridad no se

relaciona directamente con el aumento real de delitoscometidos en la colonia, lo cual es imposible de corro-borar con cifras adecuadas, pues únicamente se cuentacon las denuncias realizadas ante el Ministerio Público,que aunque no han aumentado, no nos dicen mucho dela realidad, dada la “cifra negra” de delitos no declarados.

Mapa 1. Ubicación de la Colonia Militar Marte

Fuente: elaboración propia, 2004.

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de las partes involucradas, tal y como lo expre-sa una vecina de Playa Mirador: “Hubo que ira la delegación, les dijimos ‘queremos hacer esto’(...) Nos dijeron: ‘ustedes ciérrenla, pero no escon la anuencia de nosotros”.

Igualmente, el licenciado Mario Guzmán, dela subdirección de amparos, reconoce que:“todo lo que está ocurriendo es porque se hapermitido, las autoridades lo hemos permitido.”

El conjunto de residencias de la colonia estáformado por pequeñas estructuras urbanascerradas, las cuales se conectan con las princi-pales vías de la ciudad (Plutarco Elías Calles yEje 5), facilitando así su accesibilidad. Al inte-rior, el acceso a las distintas calles y andadorestiene un uso restringido; es decir, hay una con-formación de células privadas que ha genera-do una discontinuidad en la trama del tejidourbano, además de que la ausencia de mecanis-mos reales de control de la privatización urba-na ha propiciado que las vías públicas y zonasverdes de la colonia se pierdan.

Resulta evidente el malestar de algunos ve-cinos frente a la decadencia urbana de la Ciudadde México, malestar motivado no sólo por una

profunda desconfianza en las autoridades, sinotambién por la incertidumbre, lo cual genera laimpresión de estar habitando en una ciudad“ajena y fuera de control”. Esta situación, sinduda, genera un nuevo tipo de relación con elespacio público, en donde no se logra ni sebusca una interacción social a nivel de barrio.

La percepción generalizada de inseguridad–la totalidad de los vecinos evitan salir a cier-tas horas por temor a la delincuencia, pese aque muchos estimen que el cierre de calles hacede la colonia un lugar más seguro– impide ladisposición de estrategias comunitarias quepermitan construir certezas. La segregación físi-ca y social y la monofuncionalidad residencial–sólo una minoría de los entrevistados con-sideró que las calles se abrirían al disminuir lainseguridad– no sólo fragmentan el espaciourbano, también generan aislamento y, comoveremos más adelante, facilitan la descom-posición de valores ciudadanos.

Entre las externalidades negativas del espa-cio público podemos señalar la considerabledesconfianza que los moradores de la coloniamanifiestan frente a los transeúntes descono-

cidos. Aparte del te-mor causado por la in-seguridad, la constan-te entrada de comer-ciantes, los juegos delos niños en las callesy los vehículos mal es-tacionados han influi-do igualmente en ladecisión del cierre delas calles. Como se se-ñaló con anterioridad,existe una desconfian-za generalizada hacia

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Foto 1. Colonia Militar Marte

Cierre con pluma y guardia (fuente: archivo de la autora, 2004).

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2las autoridades en términos de regulación ycontrol del orden urbano, misma que se acre-cienta frente a la entrada de comerciantes am-bulantes a la colonia, a pesar de las medidastomadas por los vecinos, quienes coinciden enque las autoridades no tienen la capacidad paracontrolarlos.

Un factor importante que influye en el cierrede calles es la mercantilización de las nece-sidades. La sensación de incertidumbre (per-cepción de inseguridad y temor a las externa-lidades del espacio público y desconfianza enlas autoridades), la necesidad de proteger lacolonia, su casa y su familia, se encuentra, enopinión de los habitantes, en sus propiasmanos o en la de los vecinos de su calle; frentea la carencia o deficiencia en la prestación deservicios públicos, su reacción inmediata esacceder a ese servicio privadamente. El rol delas autoridades como protectores del orden seha visto seriamente reducido, y la opción deacudir a ellas exigiendo un mejor servicio espoco utilizada por los vecinos; por el contra-rio, encuentran positiva y eficaz la organizaciónen pro del cierre de calles o la contratación deun guardia.

Las “estrategias individuales”, que tienencomo fin el mejoramiento de las condicionesde vida, se plantean de acuerdo a un universosimbólico y de valores, en el cual el conceptode ciudadanía sufre una evidente transforma-ción, en virtud de que éste parece desconocerel conjunto de derechos sociales (salud, edu-cación, vivienda, trabajo, seguridad) que se asu-mían durante el período del Estado de Bienestaro de Compromiso. Un elemento singular de estanueva percepción es la inclusión de mecanis-mos privados como un medio para obtener

mayor calidad de vida, algo que muchos veci-nos conciben como un “deber ciudadano”.

Yo siento que si uno no se preocupa por tomar lasmedidas necesarias y espera no más (...) así paciente-mente, las cosas no se van a solucionar. Hay respon-sabilidades que uno tiene (...) no te puedes desen-tender de lo que está pasando (...)Yo no voy a estaracudiendo a cada instante a la Delegación (...) tu com-prenderás que no hay tiempo para eso. Esas cosastiene que resolverlas uno mismo (...) si no, ¿quién?

Vecino de Playa Mocambo

Cada quien tiene que aportar con un granito de arena.Yo soy de ese pensamiento. Si se requiere hay quecolaborar, si se requiere hay que aportar con lo queuno pueda (...) según tus posibilidades claro está (...)no todos somos iguales (...) condiciones económi-cas me refiero (...) cada quien debe aportar según susposibilidades económicas.

Vecina de Playa Mirador

Esto último permite ejemplificar la com-plejidad del fenómeno al que nos referimos.Expresa no sólo la percepción de búsqueda delmejoramiento de las condiciones de vida comoun acto individual, marcado por la capacidadde consumo de bienes y servicios, sino tam-bién la valoración positiva de este tipo dedinámica frente a los valores comunitarios ociudadanos tradicionales.

La organización que se da en el cierre de ca-lles tiene un carácter espontáneo y no requierede alta participación. Por lo general, son dos otres vecinos quienes realizan el cierre y se orga-nizan para su mantenimiento. Aparte del co-bro de cuotas (sueldo de guardia o manuten-ción de la reja), no hay una mayor interrelaciónentre vecinos. Sin embargo, aquellos que se

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oponen al cierre y no pagan cuotas, generan, enocasiones, conflictos mayores a los que existíananteriormente (ruptura de chapas, daños in-tencionados, intervención policial). De hecho,los registros de cierres que existen en la Dele-gación (Subdirección de Amparos) son equi-valentes a las demandas de vecinos que se hanopuesto al cierre de su calle. Cabe señalar queen ningún caso la denuncia de algún vecino haconducido a la liberación de la calle, ya que porlo general en estos casos se establecen concilia-ciones con las autoridades –en espacios de con-sulta ciudadana– en las cuales se beneficia aquienes aprueban el cierre.

Lo bueno es que nos hemos podido organizar parasolucionar este problema, eso es algo muy benefi-cioso para la comunidad. Luego hay gente que no seorganiza y nunca consigue nada.

Vecino de Playa Mocambo

Muchos no comprenden que es muy importante laparticipación de todos, es gente que se molesta portener que pagar... luego no aportan en nada... o tam-bién perjudican el trabajo que se ha logrado, nos hacenretroceder. No se dan cuenta que es por su propiobienestar, y el de su familia.

Vecina de Playa Regatas

La percepción de que cada quien es el res-ponsable de la condición de su vida y del bienes-tar de su familia, parece haberse fortalecido enlos últimos años, especialmente en los sectoresmedios.11 Esta ideología imperante, aunada a lainfluencia de los medios de comunicación, secovierte en elemento importante dentro de estanueva construcción del “derecho individual”.El problema radica en que la reconstrucciónde certidumbres o de “seguridad humana”como responsabilidad individual, sólo resultaposible para un sector de la sociedad, siendoajena para quienes no tienen ni los medios nilas oportunidades para ser partícipes del con-sumo (PNUD12, 1998).

Corresponde aquí preguntarnos si el “capi-tal social”, como herramienta analítica, permiteabordar de manera acertada las nuevas dimen-siones de una organización vecinal que gira al-rededor tanto de la demanda de una mejorcondición de vida como de la relación estable-cida con los gobiernos locales. Particularmente,sí permite darse cuenta de las complejidadesdel accionar; esto es, del rendimiento y de lacapacidad de resistencia del grupo frente a las

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Foto 2. Colonia Militar Marte

Andador sur (fuente: archivo de la autora, 2004).

11 Lo que no significa que los sectores populares noasuman como propia la tarea de subsistir y velar por elbienestar de su familia. Destacamos el caso de los sec-tores medios, dado que al contar con las condicioneseconómicas necesarias para resolver sus necesidades pri-vadamente, han asumido, en muchos casos, este accio-nar como un “deber ciudadano”.

12 Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.

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2dificultades. Ahora bien, la búsqueda de unrendimiento de la energía social existente enlas agrupaciones vecinales, ¿permitiría modifi-car los rumbos que conducen al individualis-mo constructivo y al aislamiento en nuestrasciudades?

En el caso concreto de la Colonia MilitarMarte, la relación de los vecinos con las au-toridades se establece a partir de un clientelis-mo de carácter paternalista y burocrático, trans-formando el capital social en receptividad pa-siva de productos y creándose, de esta forma,una dependencia, lo que determina que en estarelación no se propicie una acción conjuntaentre autoridades y vecinos. En el momentoen que las necesidades rebasaron la capacidadde las autoridades para satisfacerlas, las agru-paciones vecinales de la colonia gestionaron suspropias estrategias fuera del orden formal. Laautoridad local se mantiene ahora al margende estas acciones, cambiando su papel de pa-ternalista a pasivo.

El individualismo exacerbado provoca nue-vas formas de sociabilidad que fomentan el re-traimiento en vez del enfrentamiento y la solu-ción de la conflictiva urbana. La pasividad dela autoridad local legitima el accionar privadode los vecinos posibilitando la creación de unorden provisorio de las cosas como soluciónante la incertidumbre. De la misma manera, sepromueve una falsa percepción de mejoramien-to de las condiciones de vida de los ciudadanosal separar el problema de la contextualidad ur-bana en que se presenta.

La autosegregación se acepta como un me-canismo que posibilita el orden urbano –paramuchos el único orden posible dentro del caosque, de acuerdo a su percepción, impera en laciudad– en oposición a los lugares abiertos,

los cuales son vistos por los vecinos comofocos de tensión y de conflicto y, por esto, cadavez más ajenos a su práctica cotidiana. Una delas razones principales de esto último es sudesconfianza en la eficacia de las autoridadespara el combate y la protección contra la delin-cuencia, así como también de su capacidad enel control de los usos del espacio público.

El cierre de calles se enmarca en una “nuevaconcepción del orden” que obedece a una in-capacidad de resolución de conflictos, un fac-tor determinante en el deterioro del tejido so-cial de la ciudad.

Nunca vamos a vivir en la ciudad que queremos (...)no lo sé, quizás mis nietos (...) o bisnietos. Mis hijos(...) no, a ellos les tocó vivir en medio de la violenciay el desorden.

Vecino de Playa Mocambo

El cierre de calles tiene una connotaciónclara de dinamismo. Por un lado, está claro queno es la solución final a los problemas, ya quelos objetivos buscados no se logran por com-pleto y el tema de la legalidad siempre está pre-sente. Por tanto, para muchos sectores –autori-dades y vecinos inconformes– esta situaciónno puede ser permanente. Además, este accio-nar constituye un proceso de búsqueda de certe-zas, en un esfuerzo por encontrar el orden den-tro del caos, proyectádose en el marco de una“nueva experiencia del orden”.

Sin embargo, su dinamismo deviene de lasvariables que intervienen en el proceso de ais-lamiento. Como puede observarse en el Dia-grama 1, la percepción de inseguridad y el te-mor a las externalidades negativas se palpantanto en los constantes cambios en la realidadurbana como en la transfiguración de percep-

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ciones y valores tradicionales, particularmentevalores comunitarios y referentes ciudadanos.Asimismo, las “estrategias individuales” soncada vez más importantes en los proyectos devida de los habitantes, por lo que el contextoen que se ubica la apropiación y el cierre decalles no sólo tiene la complejidad que le im-pone la transformación del universo simbóli-co y valórico, sino también la que proviene deacciones motivadas por los distintos proyec-tos de los ciudadanos.

Luego que el mercado ha resocializado a lossujetos e individualizado y privatizado sus in-tereses, el producto resultante conduce al va-ciamiento de contenido de la noción mismade ciudadano, en el que éste ya no se definepor ser aquel que participa en la vida colectivade la ciudad.

Vecinos, ciudadanos, consumidoresLa informalización de las agrupaciones socia-les, la ligereza de los consensos, la descentra-

lización de la política y la designificación del“uso común” en el espacio urbano, desento-nan con el sentido y dinámica de la ciudadcomo res pública.

La satisfacción de las necesidades y requeri-mientos de los ciudadanos tienden cada vezmás a ser resueltas en el ámbito de lo privado,provocando trastornos en la relación del Esta-do y la sociedad, lo cual debilita los mecanis-mos para la satisfacción de demandas urbanas,mismas que en la actualidad se han incremen-tado y diversificado. En opinión de Millán

(2001: 101), “el sistemasocial de intereses des-cansa sobre múltiples es-tructuras y organizacio-nes, y abarca una dimen-sión de tales ámbitos (so-ciales, políticos, existen-ciales, identitarios) quefavorecen la adscripciónmúltiple de membresías(...) Hoy los sujetos (in-dividuales y colectivos)son cada vez más pluri-interesados”.

La cultura de las op-ciones múltiples genera desorientación y difi-culta aún más la relación sociedad-instituciones.El presente se convierte en el único tiempo po-sible, las estrategias individuales se agotan enel “aquí y ahora”. La dilución de los marcos dereferencia, o lo que vendría a ser lo mismo, la“multiplicación de referencias”, no sólo pro-picia incoherencias en el sistema de necesidades,también provoca la descentralización del con-flicto a partir de una “explosión de subjeti-vidades”.

Ciudad e incertidumbre. El cierre de calles en la Colonia Militar Marte, México D. F.

Diagrama 1

Fuente: elaboración propia, 2004.

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2La dinámica del sistema de necesidades

como “eje espacial de lo político” (Zemelman,1989) ha sido irremediablemente trastocada porsu mercantilización, lo cual ha conducido a lasociedad hacia la creciente descomposición delo público y a su desciudadanización; principal-mente a partir del desconocimiento de los dere-chos sociales que sustentan el papel ciudadano.

El mercado se perfila como el motor deldesarrollo social, por lo que intentar equilibrarel orden social con los nuevos condicionamien-tos socioculturales que moldean a la sociedadcivil resulta cada vez más complejo. La desle-gitimación de las instituciones y la ingober-nabilidad urbana dificultan la relación de la co-munidad con la política, especialmente cuan-do las demandas de gobernabilidad democráticaaumentan a la par que los recursos disponi-bles disminuyen (Lechner, 1999).

Actualmente, la ciudadanía parece no iden-tificarse con decisiones políticas de control querepresentan a la autoridad del Estado y prefie-re ubicarse en el plano de la autoorganizacióny la supervivencia al interior de la ciudad. Estoes, de espaldas al Estado, en donde se busca lasolución temporal del conflicto del individuo–o del grupo– con la ciudad y sus autoridades.Sin embargo, estos actos o estrategias de carácterindividual en vez de dar una solución a lasnecesidades magnifican las carencias. Las certi-dumbres sólo pueden producirse de maneracolectiva y, además, en forma coordinada conlas instituciones que contienen a la sociedad.

No es tan fácil revertir la excesiva moneta-rización de los problemas y la importancia quetiene su dinámica en la vida cotidiana, pero elhecho de que autoridades y vecinos reconocie-ran esta realidad y coordinaran sus acciones enbeneficio de la comunidad y no de ciertos sec-

tores, permitiría fortalecer la integración de lasociedad, reforzando una individualidad conbases modernas, en donde el individuo seríaconsciente de sus derechos y obligaciones comociudadano, dentro del contexto de una sociedadque respeta la legalidad y que inscribe su legiti-midad en el acatamiento a las reglas establecidas.

Cabe considerar que un gran desafío que lapolítica urbana debe enfrentar, es el de estable-cer equilibrios a partir del ejercicio de negocia-ciones entre lo público y lo privado, más queseguir apoyando los intereses privados sin re-gulación. De la misma manera, los gobiernoslocales debe procurar mecanismos que les per-mitan abordar la problemática de las nece-sidades, considerando que, independientementede que muchas de las demandas pueden o noser resueltas en el ámbito privado, éstas debenajustarse a ciertos marcos reguladores con elfin de ejercer control del orden urbano (for-mal y convencional) y no perjudicar a quienestienen menos posibilidades de obterner esosbeneficios.

Comentario finalLas ciudades latinoamericanas experimentan unredimensionamiento del espacio público ca-racterizado principalmente por un nuevo mo-delo de construcción de ciudad, en el cual elmercado inmobiliario aparentemente lleva elliderazgo del desarrollo urbano. Lo anteriorprovoca la especulación en los mercados delsuelo y la construcción de nuevos espacios resi-denciales de acceso restringido que magnifi-can la segregación urbana y collevan a la pérdi-da de significación social del espacio públicopara diversos sectores de la sociedad.

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En un contexto de deterioro de mecanis-mos convocadores tradicionales (partidos polí-ticos, sindicatos, etc.) que facilitan la integraciónsocial al interior de las urbes, la accesibilidadurbana como “objetivo cívico”, expresada através de la movilidad cotidiana y residencialen el espacio, así como de la identidad comuni-taria y el enraizamiento residencial –condicionesfundamentales de la sociabilidad urbana–, se havisto material y simbólicamente alterada, que-dando pendiente atender la interrogante de sieste proceso es irreversible.

¿Cómo enfrentar la descomposición de lopúblico? Específicamente, desde la generaliza-ción de un nuevo modelo de construcción del

espacio residencial en un marco de reformu-lación de las identidades colectivas –a partirde la pérdida de las formas tradicionales deorganización y canalización de las demandas.En la actualidad, los problemas de escasa con-vivencia y gobernabilidad urbana se han vistoagravados por el proceso circular y acumulati-vo de recomposición de lo público/privado (enlo referente a la valoración y usos del espaciourbano); no sólo se pierden calles y parquescomo lugares de encuentro social, también sepierden los espacios –físicos y sociales– deorganización comunitaria, mermando la ca-pacidad de negociación y resolución de con-flictos a nivel local.

Plano 1. Colonia Militar Marte

Fuente: elaboración propia con base en plano proporcionado por la oficina de Desarrollo Urbano del Departamentode Servicios Inmobiliarios de la Delegación Iztacalco del Distrito Federal, 2004.

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El origen del miedo: enclaves urbanos y seguridadpública en la ciudad de México

Alfonso Valenzuela AguileraUniversidad Autónoma del Estado de Morelos

[email protected]

ResumenEl presente artículo explora las distintas teoríasde la sociología del crimen y revisa cómo lasdistintas interpretaciones culturales, estruc-turales y racionales de dicho fenómeno se tra-ducen en el territorio en mecanismos de de-fensa y en la creación de enclaves urbanos.Mediante la utilización de información empíricadentro de un marco conceptual sobre los nive-les de criminalidad y de victimación en la ciudadde México, el autor sugiere un tratamiento decarácter político preventivo más que técnico,encaminado a preservar el orden público y re-cuperar el control social del espacio urbano.

Palabras clave: control social, teorías del cri-men, delincuencia, inseguridad urbana, Ciudadde México.

AbstractThis article explores structural, cultural andrational choice theories of crime, and propo-ses a dynamic interpretation that takes into con-sideration its impact on the social fabric ofthe city, which in turn, serves to fuel the up-wards spiral of criminal activities. Using bothsociological theories and empirical data oncrime levels and citizen’s attitudes, the authorsuggests a preventive strategy that is morepolitical than technical in nature, aimed atstrengthening the rule of law and the socialcontrol of space.

Key words: social control, crime theories,delinquency, urban insecurity, Mexico City.

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2IntroducciónEn la última década, la delincuencia y el cri-men han aumentado considerablemente en lamayoría de las metrópolis mundiales, al mis-mo tiempo que las diferencias entre los sec-tores socioeconómicos de la población crecen,convirtiéndose en uno de los principales de-safíos para la gobernabilidad de las ciudades.

En la ciudad de México la reacción de laciudadanía ha sido la de atrincherarse en frac-cionamientos cerrados, levantar rejas, muros ypuestos de control entre las calles con el fin decontrarrestar la creciente ola de criminalidad,que si bien algunas veces puede ser apreciadacon exageración, no pone en duda que el miedoque siente el ciudadano es real. En el presentetrabajo se examinan los orígenes del miedo ala violencia urbana, sus causas e interpreta-ciones, así como las estrategias adoptadas paracombatirla y evitar la fragmentación espacialque la acompaña.

Los problemas ubicados en la base de la de-lincuencia, al ser de naturaleza compleja, nosremiten a cuestiones estructurales del modelosocioeconómico seguido durante las últimasdos décadas.1 Si bien para algunos analistas elaumento de las tasas de criminalidad represen-ta un fenómeno cíclico en el comportamientode la delincuencia (Cusson, 1990), para otrosla creciente espiral de violencia y criminalidadde los últimos años refleja la progresiva desa-parición de las relaciones de proximidad, delos vínculos de solidaridad y de los mecanis-mos de vigilancia comunitaria, los cuales jue-gan un papel determinante dentro del equili-brio y la regulación de las relaciones socialesen los barrios.

Este artículo cuestiona la relación aparenteentre inequidad, precariedad y delincuencia, yaun cuando algunos especialistas consideranque dichas condiciones no constituyen el fac-tor determinante en el incremento de esta últi-ma, también es cierto que éstas acrecientan latensión relacionada con las precarias condi-ciones de vida, lo cual puede llegar a manifes-tarse en una alta tasa de criminalidad.

Por otra parte, trataremos de dilucidar si el“clima de inseguridad” –o la percepción ciu-dadana de la misma–, favorece otras formas dedelincuencia, ya que existen evidencias quesugieren que los desórdenes e incivilidades fa-vorecen la desaparición o repliegue de la vidacomunitaria, misma que instrumenta los meca-nismos del control social (Wilson y Kelling,1982).

Asimismo, en este texto se exploran las re-laciones con el territorio como parte esencialen la comprensión del funcionamiento de ladelincuencia, como es el caso de las bandas (tan-to criminales como juveniles), que generalmen-te se organizan en torno a la defensa de su te-rritorio. A su vez, se ha comprobado que lasmanifestaciones de inseguridad están ligadascon lugares precisos, mismos que con el pasodel tiempo tienden a afirmarse como sitiosinseguros.

Se cuestiona la incidencia de la “pequeñadelincuencia”, ligada a los distintos tipos de“incivilidades”,2 que contribuyen al deteriorodel entorno urbano (como factor detonador delclima de inseguridad o agresión hacia el ciu-

1 Un modelo generador de pobreza, desempleo, preca-riedad habitacional, exclusión económica, desintegraciónsocial y familiar, etcétera.

2 Retomando el concepto de incivilidad como “el con-junto de actos de desorganización, destrucción o violencia,en donde el objeto, las circunstancias, la elección de lasvíctimas, la ejecución o los efectos del acto delictivo tiendena modificar el comportamiento de los otros, teniendo, en-tonces, consecuencias sobre el sistema social”, véase Nie-burg, 1969.

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dadano) al internalizar tanto la idea de impo-tencia de las fuerzas policíacas como la negli-gencia de las autoridades responsables. De estaforma, se abordará la manera en que la im-punidad se ha constituido como un elementoestructural en el aumento de la delincuencia, ycomo ésta va alentando la espiral de violenciaal no encontrar obstáculos para detener las ac-tividades delictivas. Finalmente, se sugiere quelos desórdenes que surgen dentro de un espa-cio público y cultural tienen como consecuen-cia cambios en la conducta y los patrones deconvivencia de las personas al limitar la circu-lación y permanencia en los espacios públicosurbanos.

En síntesis, este trabajo comprende los as-pectos de la delincuencia que afectan de ma-nera directa la utilización del espacio público,3

definido dentro de su acepción urbanísticacomo “la parte del dominio público no cons-truido, destinado a usos de carácter común”(Choay y Merlín, 1988), aun cuando coincidi-mos con Habermas (1978) en que una de lasprincipales funciones del espacio público re-side en su potencial para servir como media-dor entre la sociedad y el Estado para la for-mación de la opinión pública, así como paraconvertirse en un factor de cohesión social decarácter estructural.

Dentro de este marco, el trabajo se ha divi-dido en tres partes. En la primera, se analizaránlas principales teorías de la Sociología de laDelincuencia; en la segunda, se definirán unaserie de criterios de análisis con los cuales exa-minar la problemática de la Ciudad de México;finalmente, en la tercera y última parte del tra-bajo, se delineará una serie de elementos útiles

para la definición de una estrategia urbana en-caminada a recuperar el control social del es-pacio urbano.

Inequidad, culturalismo y etiquetajeDe acuerdo con un reporte de la FundaciónMilton S. Eisenhower, la violencia endémicapuede explicarse por la persistencia de fuertesdesigualdades sociales, mismas que influiránno sólo en la violencia real sino también enaquella percibida. De igual forma, las teorías“clásicas” de la delincuencia –el culturalismo yel etiquetaje–, se definen en función a una cul-tura o sistema de valores que determinará elcomportamiento de la persona, de tal modoque el comportamiento criminal se aprenderíaen el marco de pequeños grupos íntimos endonde se socializan técnicas delictivas y valoresespecíficos (Sutherland, 1939).

Un reporte del Banco Mundial expresa que“parece existir una clara correlación entre ine-quidad económica y crimen (...) por lo que lospaíses con distribución más desigual de ingresotienden a tener mayores tasas criminales queaquéllos con patrones más equitativos de dis-tribución de ingreso” (Fajnzylber et al., 1998).La conclusión que se desprende de este com-plejo panorama, es que la sociedad civil y lasinstituciones de control social han sido rebasa-das en su intento por controlar la criminalidad.Por tanto, la persistencia de tensiones y con-flictos exige un tratamiento político preventi-vo de la ciudad y sus disfuncionalidades, másallá de una simple respuesta represiva de natu-raleza técnica.

Dentro del paradigma culturalista, destacael concepto de “tensión”, en donde se presen-ta una “disociación entre las aspiraciones cul-3 Sin profundizar sobre cuestiones referentes al crimen

organizado.

El origen del miedo: enclaves urbanos y seguridad pública en la ciudad de México

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2turalmente preescritas y las vías socialmenteestructuradas para realizar dichas aspiraciones”(Merton, 1938). Lo anterior tiende hacia la for-mación de “subculturas delictivas”, en dondelos delincuentes juveniles se enfrentan a unafuerte frustración por la pérdida de autoesti-ma que les representa un entorno degradado,buscando, mediante su participación en unabanda, recuperar el respeto (o el temor) de losdemás.4

En su segundo informe trimestral del año2002, el jefe de gobierno capitalino, AndrésManuel López Obrador, considera que lacuestión de fondo con respecto a la insegu-ridad se remite a cuestiones de pobreza, desem-pleo y desintegración familiar. Menciona, deacuerdo con un estudio reciente sobre los re-clusorios en el Distrito Federal, que 66% delos reclusos es menor de treinta años, 88% pro-viene de familias desintegradas, 68% ha sidovíctima de la violencia intrafamiliar, 60% noestudió o apenas cursó la primaria y 46% haconsumido drogas. Este diagnóstico nos remitehacia el análisis culturalista, en donde las condi-ciones socioeconómicas son el factor determi-nante en la decisión de involucrarse en activi-dades delictivas sin considerar los aspectos deoportunidad, costo-beneficio, etcétera.5

Por otra parte, tenemos la Teoría del Eti-quetaje, misma que analiza los procesos me-diante los cuales las personas llegan a ser defini-

das por los demás como “desviados” (Kitsue,1962). En otras palabras, es la manera como lasociedad va a definir o etiquetar a algunos ado-lescentes como “delincuentes”. Sin embargo,esta “construcción” de la desviación, al insti-tuir normas en las que la trasgresión de lasmismas constituye el delito, plantea serias du-das cuando se trata de estigmatizar la diferen-cia por sí misma, por lo que es de esperarseque dicho modelo únicamente pueda aplicarsea ciertas tipologías de la desviación.

Una fuerte crítica a este modelo, radica enel hecho, demostrado empíricamente, de queexiste una débil correlación entre la pertenen-cia a una clase social específica y su propen-sión a la delincuencia, por lo que es cuestio-nable el determinismo que se plantea en dichateoría.

La escuela del crimen: teorías multifactorialesy carreras delictivasEl fenómeno del aumento masivo de la delin-cuencia en la década de los años sesenta (endonde se vivía un fuerte crecimiento económi-co y disminución del desempleo), hace que di-chas teorías se vean superadas por la realidad,produciéndose así una renovación teórica queno intenta explicar la delincuencia sino deter-minar el “porque la mayor parte de la gente noson delincuentes” (Hirschi, 1969). A partir delo anterior, surgen dos grandes paradigmas, operspectivas, para explicar los fenómenos de ladelincuencia: el multifactorial y el accionista.6

4 De acuerdo con el Atlas Delictivo de la Ciudad de Mé-xico (Asamblea Legislativa del Distrito Federal, Noviembrede 1998), se calcula que operan cerca de setecientas cin-cuenta bandas delictivas en la ciudad de México integradaspor más de veinte mil personas, lo que representa un prome-dio de 26.7 por cada una.

5 Se propone también crear un programa de tutores que“llenen el vacío que genera la desintegración familiar”, locual si bien es una medida con buena intención, es insufi-ciente ante las variadas dimensiones de la problemática.

6 Considerando un paradigma como el conjunto de prin-cipios y conceptos que sirven para elaborar teorías, mientrasque estas últimas tienen como función el explicar los hechos.

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El paradigma multifactorial o positivista7

adopta un análisis de tipo causal: busca deter-minar una serie de correlaciones estadísticas en-tre las variables observadas y, de ser posible,establece relaciones causales entre las mismas.Asimismo, se sustenta en identificar las múlti-ples causas de la delincuencia, por lo que no seinteresa en los individuos como actores sinocomo variables que se enlazan entre sí de acuer-do con criterios estadísticos.8

Es importante destacar que el modelo mul-tifactorial tiene un carácter desarrollista, en elsentido que explica una sucesión de fases delic-tivas en el individuo, siguiendo aparentementeel modelo de “carrera criminal”; es decir, lasecuencia longitudinal de infracciones cometi-das por un delincuente que mantiene una tasadelictiva detectable durante un periodo deter-minado (Blumstein et al., 1988). Sin embargo,presupone una cierta estabilidad en el compor-tamiento del individuo, lo cual es altamentediscutible.

Igualmente, el concepto de carrera criminalha sido ampliamente criticado por Gottfred-son y Hirschi (1990: 266-277), ya que estos au-tores consideran que el término “carrera” esinadecuado en virtud de que existe, en su opi-nión, una fase criminal en la vida del individuoque puede ir de varios meses a algunos años.9

A la par con lo anterior, Le Blanc y Loeber(1988: 115-198) proponen una tipología deta-llada sobre las variables dinámicas que carac-

terizan las carreras delictivas, en la que dis-tinguen tres procesos:

1. El de la activación, la cual puede tomartres vertientes distintas: la aceleración, laestabilización y la diversificación.

2. El de la agravación, en donde se experi-menta una escalada en la gravedad de losactos delictivos en corto tiempo.

3. El del desistimiento, que puede presen-tarse como una desaceleración, especia-lización o reducción de escala de los deli-tos.

Uno de los objetivos centrales dentro del pa-radigma de carreras delictivas, es el de distin-guir entre los delincuentes ocasionales y los decarrera, ya que dicha diferenciación resulta de-terminante en el momento de diseñar e im-plementar estrategias de prevención diferencia-das: métodos de disuasión y rehabilitación paralos primeros, métodos duros o de “neutraliza-ción” para los segundos.

Entre los factores de riesgo, destacan, enprimer término, los familiares: baja disciplina,poca comunicación y atención, relaciones des-tructivas entre los padres, o familiares involu-crados en la delincuencia. Existen también fac-tores de riesgo colectivo, como el desempleo(especialmente cuando adquiere un caráctercrónico) y la exposición a la violencia en losmedio masivos de comunicación.10 Es impor-tante señalar que los factores de riesgo men-cionados no significan necesariamente una re-7 Perteneciente a la escuela sociológica de Auguste Comte

y Emile Durkheim, en donde se adopta un enfoque cientifi-cista al definir una serie de variables y posteriormente iden-tificar correlaciones entre ellas.

8 Los distintos factores que intervienen son esencial-mente de riesgo: familia monoparental, bajo nivel educati-vo, número de arrestos, etcétera.

9 Véase también Cusson, 1983.

10 De acuerdo con estadísticas recientes en Estados Uni-dos, un niño que termina la primaria y que ha pasado enpromedio dos horas al día frente al televisor, podría haberpresenciado cerca de ocho mil muertes y más de cien milactos de violencia (véase Donnerstein y Linz, 1995: 243).

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2lación de causalidad y, en caso de haberla, seríade carácter hipotético.

El perfil sociodemográfico de la delincuen-cia es fundamental para ubicar el grupo de po-blación sensible; de esta forma, en el ámbitonacional tenemos que 84% de los delitos porlesión fueron cometidos por hombres con bajonivel educativo (80% no cuenta con educaciónmedia superior) y muy jóvenes (81.7% es menorde cuarenta años y, de éstos, 37% tiene entre16 y 24 años), quienes constituyen el 90.2% delos sentenciados.

La naturaleza de los delitos es otro factorque nos describe el modus operandis de la delin-cuencia urbana: 92% de los delitos fueron porrobo y, de éstos, 61% fueron a transeúntes, 20%a vehículos, 18% a casas habitación y 5% a co-mercios, lo cual hace cada vez más evidente lafalta de un apoyo policial de proximidad (bási-camente peatonal) que pueda detectar las in-fracciones recurrentes, registrarlas y diseñar unaestrategia para su prevención (ICESI,11 2002).

El control social del espacio: las teorías ac-cionistasLas teorías accionistas12 en la Sociología de laDelincuencia tienen su origen en la Teoría delControl Social, en virtud de que se interesanen los fines, los medios y los actos delictivosen sí mismos. Esta última teoría adquiere suversión clásica a fines de la década de los añossesenta con la obra de Travis Hirschi (1969),quien, de manera innovadora, sugiere que cual-quiera, dentro de unas condiciones dadas,puede convertirse en criminal, sugerencia queseñala la inutilidad de profundizar sobre las

motivaciones que lo llevan a delinquir. El pa-radigma accionista considera que las CienciasSociales encuentran su punto de partida en losconceptos de “acción” y de “actor” y presuponeuna racionalidad subyacente en los actos; esdecir, en la elección racional del individuo comopunto de partida del sistema teórico.

De acuerdo con esta teoría, un individuo seconvierte en delincuente en el momento en quese rompen o distienden los vínculos que loligan a otros miembros de la sociedad.13 De estamanera, la elección se basa en el cálculo racio-nal que pueda incitar a respetar la ley o las re-glas morales, e indica que generalmente ellodepende de la internalización de dichas nor-mas establecidas por la sociedad. Un segundoaspecto del vínculo social corresponde al res-peto de las normas sociales por temor a lasconsecuencias de actuar en su contra. Una ter-cera faceta involucra la participación en acti-vidades ordinarias que dificultan las actividadesdelictivas y, el último aspecto, concierne a lascreencias o sistema de valores del delincuente.14

Bajo la perspectiva de la Teoría del ControlSocial, los delincuentes mantienen –a grossomodo– las mismas creencias morales del restode la población; sin embargo, la fuerza del com-promiso puede variar considerablemente de unindividuo a otro (Sykes y Matza, 1957: 664-670).Una vez definido el tipo de vínculo, Hirschi(1969) identifica tres instituciones clave en laprevención de la delincuencia: la familia, la es-cuela y los amigos.15

11 Instituto Ciudadano de Estudios de la Ciudad, A. C.12 Pertenecientes a la escuela alemana de Max Weber.

13 El concepto de vínculo indica, sobre todo, la impor-tancia de la opinión de otros acerca del individuo.

14 Dentro de las teorías culturalistas, el delincuente ob-serva un código de normas morales opuestas al de la so-ciedad.

15 Para verificar la teoría, Hirschi (1969) realiza unaencuesta entre cuatro mil adolescentes escolarizados en unaregión cercana a San Francisco, California.

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Con respecto a la familia, el vínculo más im-portante en la prevención de la delincuencia loconstituye el “control virtual” que los padrespueden ejercer en el momento en que el ado-lescente participa o no en un acto de delin-cuencia, lo cual depende en buena medida delgrado de intimidad e identificación con lospadres.

Dentro del medio escolar, Hirschi (1969)corrobora la “teoría de la tensión”, según lacual el fracaso escolar va a generar en el adoles-cente una frustración considerable, propician-do así una necesidad intensa de autoafirmaciónque puede llegar a manifestarse mediante ac-tos delictivos.16 De acuerdo con la Teoría delControl Social, la desviación en sí no es el pro-blema central, sino el explicar la delincuenciaen función de las condiciones para que un tipode acciones lleguen a realizarse. De acuerdo conMaurice Cusson (1989), mientras más atracti-vas sean las oportunidades delictivas que seofrecen al individuo, mayor tendencia tendrá aescoger una actividad infractora.

Por otra parte, Cusson (1983) elaboró unatipología exhaustiva de la acción del delin-cuente, en la cual éste persigue objetivos dis-tintos. El primero es el tener la sensación devivir intensamente: es decir, la excitación queproduce el violar las reglas y hacer lo prohibi-do; el segundo objetivo es la apropiación delbien; el tercero es el acto de agresión en susdistintas variantes y, el cuarto, es la dominación,en el sentido de cometer un delito con el finde lograr algún tipo de supremacía sobre la otrapersona.

Las teorías accionistas cuestionan entoncesla creencia generalizada de que las causas pro-fundas de la delincuencia se encuentran en lapobreza, la inequidad, la exclusión y el desem-pleo, argumentando en cambio, que los verda-deros motivos de la delincuencia se encuen-tran en la gratificación que ésta aporta, en ladebilidad que el control social ejerce sobre al-gunos individuos, en el inmediatismo y en lamultiplicación de ocasiones para delinquir. Porende, la resolución del enigma de la explosiónde la delincuencia al interior del periodo eco-nómicamente favorable de la década de los añossesenta, consiste en que van a aumentar lasoportunidades para delinquir, por lo que sólomediante los llamados “controles informales”es como se va a prevenir la realización de actosdelictivos, desarrollándose incluso técnicas deprevención situacional que buscan –dentro deuna lógica racional– hacer menos rentable, másriesgosa y más difícil la delincuencia (Clarke,1980).

Si bien las tensiones, la inseguridad y losconflictos urbanos ocupan un lugar prepon-derante en las políticas gubernamentales de lamayoría de los países, el sentimiento o “climade inseguridad” es el más difícil de erradicar.Son los desórdenes e incivilidades los que en-gendran el miedo y la inseguridad y no nece-sariamente los delitos graves o mortales. Noobstante, ambos actúan en detrimento de lavida comunitaria y del espacio público, demodo tal que los problemas sociales orillan ala población a recluirse en el espacio privado,desertando así de los espacios comunes barria-les o vecinales.

Lo anterior tiene dos consecuencias direc-tas: la primera es que los controles sociales in-formales –en los que los miembros de una red

16 Aun cuando el incurrir en actos delictivos no es nece-sariamente producto de la frustración, ya que pueden sertambién cometidos por distracción o entretenimiento.

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2de proximidad se comprometen a respetar unasciertas reglas sociales– se van relegando, de for-ma que se va perdiendo dicho vínculo; la se-gunda es que la vida económica del vecindariose degrada, provocando la migración de la po-blación económicamente activa. La combi-nación de estos dos aspectos favorece la cri-minalidad: al dejar sin vigilancia vecinal al sec-tor, los delincuentes pueden operar librementeen un medio insensibilizado.

En el proceso de degradación del entorno,17

una señal preocupante es el aumento y lagravedad de las incivilidades, ya que comien-zan por perturbar la vida social del sector, ori-ginando desconfianza, lo que trae como con-secuencia que los ciudadanos vivan recluidosen espacios cerrados, o bien que se encuentrensiempre en guardia al estar en un espacio públi-co, repercutiendo negativamente en la partici-pación necesaria para la organización de la vidacolectiva.

En un estudio reciente de victimación enlas regiones metropolitanas de Sao Paolo y Ríode Janeiro, se concluye que:

Los resultados de los modelos para estimar los ries-gos individuales de la victimación, indican que el cri-men incide directamente sobre el capital social, [esdecir que] los individuos que presentan algún tipo deconducta asociativa, aumentan significativamente susprobabilidades de victimación. Por esta razón, el dis-minuir la exposición y la frecuencia con la que sevisitan los lugares públicos, parece ser la respuestamás probable para los individuos en esta situación.Es por eso que el disminuir la exposición y la frecuencia conla que se visitan los lugares públicos, parece ser la respuestamás probable para los individuos en ésta situación.(Fajnzylber et al., 2001)

Un aspecto relevante, es que se ha observa-do que en los lugares públicos donde va desa-pareciendo progresivamente cualquier tipo decontrol social comunitario o vecinal, al cabode una veintena de años éstos se ajustan a lageografía de la delincuencia, después de la de-sestructuración social. Es decir, que una zonapercibida como peligrosa acaba convirtiéndoseen la escena del crimen (Roché, 1994). Los mie-dos son entonces fundados en las incivilidadescomo la primera forma visible, y al mismotiempo anónima, de la delincuencia urbana. Enla medida que hace eco del anonimato de laciudad, le recuerdan a la población su impo-tencia para disminuir estos signos de desor-den que se caracterizan por su persistencia eimpunidad.18

Sentimiento de inseguridad y violencia realLas violencias, las tensiones y las incivilidadesurbanas impiden el establecimiento de lascondiciones necesarias para el desarrollo sos-tenible, como es la satisfacción de una necesidadfundamental y universal como la seguridad,constituyendo así uno de los principales obs-táculos de la vida ciudadana (Godard, 1996).De acuerdo con los reportes internacionales devictimación criminal, los habitantes de las re-giones urbanas de África y América Latina, sonlas víctimas más frecuentes de agresiones vio-lentas (UNICRI,19 1995).

Las cifras de la delincuencia en Méxicomuestran un vertiginoso ascenso en los últi-mos veinte años: el número de los presuntos

17 Definido por Skogan (1990) como “espiral de decli-nación”.

18 Las respuestas institucionales son percibidas comoinsuficientes e inadecuadas, lo cual perturba la cohesiónsocial.

19 United Nations International Crime and Justice Re-search Institute.

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delincuentes del fuero común20 se incrementó122.9%, los delitos con violencia 69.4%, mien-tras que los robos y asaltos registraron un au-mento de hasta 261.5% (INEGI,21 2001), confir-mando así la escalada de violencia. Asimismo,registran el efecto inercial de las tasas del cri-men, lo cual significa que una vez que las tasasde delincuencia se han incrementado repre-sentativamente tienden a mantenerse elevadas(Fajnzybler, 1998).

Con una población de 8.6 millones de ha-bitantes, en el año 2000 el Distrito Federal re-gistró 465.6 delitos diarios,22 lo cual demandóla asignación de 27.5% del presupuesto anualal gasto en seguridad pública entre 1996 y 1998.Sin embargo, en los siguientes dos años, la per-sistencia del sentimiento de inseguridad entrela población obligó a las familias mexicanas aincrementar su gasto en seguridad y vigilanciaen 40% en términos reales.23 Con el fin de cuan-tificar las cifras reales de la criminalidad enMéxico, y estimar lo que se conoce como la“cifra negra” de la inseguridad, se crea en elaño 2002 el Instituto Ciudadano de Estudiossobre la Inseguridad, A. C.,24 el cual, de acuer-do con estándares internacionales y métodosestadísticos sugeridos por la Organización de

Naciones Unidas, realiza la Primera EncuestaNacional sobre Inseguridad Pública en En-tidades Federativas en mayo de 2002.25

Entre lo más relevante de la informaciónobtenida, se registra que durante el año 2001cerca de 4.2 millones de mexicanos fueron víc-timas de la delincuencia,26 mientras que losdaños y pérdidas materiales ascendieron a 49mil millones de pesos, cifra equivalente a 0.85%del Producto Interno Bruto (PIB) nacional. Porotra parte, mientras que a escala nacional en14% de los hogares al menos una persona su-frió algún tipo de delito, en el Estado de Mé-xico y el Distrito Federal el índice se eleva a 20y 39%, respectivamente.

El número de delitos por cada cien mil ha-bitantes es una de las mediciones estandariza-das a nivel internacional. En este índice, el pro-medio nacional se ubica en el orden de 4 412delitos, promedio que de nuevo se dispara a17 718 en el Distrito Federal.27 De igual modo,la violencia de los delitos aumentó 44%, uti-lizándose, en 70% de los casos, revólver, me-tralleta o cuchillo. Igualmente, la violencia al-canzó sus niveles más altos nuevamente en elárea metropolitana: 55% en el Distrito Federaly 63% en el Estado de México.

Una de las cuestiones más apremiantes parael Gobierno es la percepción de un clima ge-neralizado de inseguridad urbana, la cual se re-flejó en los resultados de la Primera EncuestaNacional sobre Inseguridad Pública en En-tidades Federativas ya referida (ICESI, 2002),

20 Los delitos del fuero común son aquellos que per-siguen las autoridades locales, en tanto que los del fuerofederal, como su nombre lo indica, son responsabilidad delas autoridades federales; en 2000, los delincuentes senten-ciados del fuero común representaron 83.4% del total.

21 Instituto Nacional de Estadística, Geografía e In-formática.

22 De acuerdo con la Procuraduría General de Justiciadel Distrito Federal; cifras de enero a octubre de 2001.

23 Estudios económicos de BBV Bancomer realizadoscon datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos delos Hogares del INEGI.

24 Integrado por el ombudsman capitalino, el Consejo Coor-dinador Empresarial, la Confederación Patronal de laRepública Mexicana, el Instituto de Investigaciones Socia-les de la UNAM y el Instituto Tecnológico de Monterrey.

25 ICESI, 2002.26 De los cuales se estima una cifra negra de inseguridad

cercana a los tres millones de actos delictivos.27 No obstante que el Estado de México registra 4 778

delitos en el ámbito estatal, valdría la pena hacer la aclaraciónde que no existen cifras específicas respecto al área conur-bada con el Distrito Federal.

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2donde se observa que cerca de tres cuartaspartes de la población percibió un incrementoen los delitos con respecto al año anterior.28 Laextensión del miedo a escala nacional afecta a47% de los mexicanos, que manifestaron sen-tirse inseguros en su lugar de residencia, mien-tras que una cuarta parte ya ha cambiado sushábitos cotidianos para prevenir la delincuen-cia (evitar salir de noche o visitar familiares yamigos en puntos lejanos de la ciudad). Sinembargo, el mayor índice de inseguridad per-cibida sigue concentrándose en el Distrito Fe-deral (80%) y el Estado de México (55%), endonde la proliferación de rejas en las calles,policías privados y sistemas de alarmas, ha sidosólo un paliativo en la protección de las zonashabitacionales.29

Podemos sugerir, entonces, que el sen-timiento de inseguridad no se nutre necesaria-mente de los datos estadísticos o de una amena-za real, sino que dicha vulnerabilidad nace depequeños desórdenes e incivilidades y de laincapacidad de detenerlos o controlarlos. Di-cho sentimiento es el indicio de una profundatransformación de las relaciones sociales e in-cluso adquiere caracteres territoriales al ligarsea sitios, espacios o lugares precisos (un parque,una calle, una estación de metro, una colonia),que se perciben como fuera de cualquier con-trol. Generalmente, al recibir poca respuesta delas autoridades, la movilización colectiva sevuelve sumamente difícil, por lo que se opta

por soluciones individuales (rejas, guardiasprivados, alarmas, armas de fuego, etcétera.).

Crimen, castigo e impunidad

La corrupción ha dejado exhausta la credibilidad social delgobierno. La prepotencia y arbitrariedad han configurado elresto de su imagen. Tales excesos mantienen en la agenda públi-ca el reclamo social de restituir la autoridad moral al ejercicio deGobierno. La solución no son tan sólo más leyes o leyes másduras, se requiere sobre todo que su aplicación se dé en un marcode plena certeza, esa es la mejor alternativa.30

Si bien el Gobierno ha puesto un gran én-fasis en el aumento de elementos de la policíay en el endurecimiento de las penas, la expe-riencia nos demuestra que la participaciónciudadana en la prevención y la relativa certezade un castigo (incluso uno moderado), tieneun efecto de disuasión mayor que toda unagama de penas severas, pero con una alta ex-pectativa de impunidad. En referencia a estoúltimo, un informe reciente de la ComisiónEconómica para América Latina y el Caribe(CEPAL) opina que el problema de la inseguridaden México estaría menos relacionado con lastasas del crimen que con la inadecuada procu-ración de justicia (Arraigada y Godoy, 1999).

En un reciente reporte de carácter binacio-nal entre México y Estados Unidos sobre segu-ridad pública, se concluye que la prioridad ab-soluta en materia de seguridad para Méxicoestriba en la construcción de instituciones ju-diciales y de procuración de justicia profesio-nales y efectivas que, en cooperación con la so-ciedad civil, puedan enfrentar los múltiples

28 Lo que hemos constatado que se trata en su mayoríade robo en sus distintas acepciones.

29 Las autoridades delegacionales en el Distrito Federalhan llegado al punto de llevar al ejército a realizar “laboressociales” en las zonas de mayor incidencia delictiva parainhibir la ola de violencia que se ha registrado en algunascolonias. Véase Francisco Velásquez, “Va el Ejército a Izta-calco”, Reforma, 7 de Julio de 2002.

30 Vicente Fox, mensaje de toma de posesión como Pre-sidente de la República, 1 de diciembre de 2000.

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problemas de crimen, violencia y corrupción(Chabat y Bailey, 2000).

Según estos autores, entre las conside-raciones de este reporte destaca que “si bien elcrimen y la corrupción generan en México unasensación de inseguridad entre la ciudadanía,el problema más apremiante es la impunidad”,por lo que, dado que ésta significa que loscrímenes pueden ser cometidos con la relativaseguridad de que los culpables no serán casti-gados por la justicia, el endurecimiento de laspenas representa una estrategia menos efectivaque el mejorar la efectividad de la aplicaciónde la ley.

Desde el punto de vista del análisis econó-mico, y acorde con las teorías accionistas de ladelincuencia, Gary Becker (1998), Premio No-bel de Economía 1992, propone que los delin-cuentes muestran un comportamiento similara agentes económicos racionales y, desde estaperspectiva, evalúan los costos y beneficios dela actividad criminal. Bajo el modelo económi-co de la delincuencia, la realización de una ac-tividad ilegal dependerá de que los beneficiossean mayores a los costos implícitos, tales comolas probabilidades de ser atrapado o condenado.

Los delincuentes son considerados entoncescomo tomadores de riesgos, por lo que desdeel punto de vista económico, y dentro de laestructura de costos que contempla el sujetotransgresor, la certeza del castigo resulta másimportante que la severidad del mismo.

Entre las consideraciones que se derivan delmodelo anterior, Becker (1998) sugiere que latasa de reincidencia en la delincuencia será ele-vada en virtud de que: a) las actividades legalesdel individuo estarán limitadas por sus ante-cedentes; b) la reincidencia es probable siem-pre que los costos y los riesgos esperados sean

los mismos antes y después de ir a prisión y, c)un sujeto en prisión puede aprender de la ex-periencia de otros reos y en un futuro reducirel riesgo de captura.

La delincuencia se convierte, entonces, enun problema de incentivos económicos inde-pendiente de la condición socioeconómica delindividuo, no obstante que la pobreza y eldesempleo repercuten sobre los costos de opor-tunidad del individuo.

De acuerdo con la Primera Encuesta Na-cional sobre Inseguridad Pública en EntidadesFederativas (ICESI: 2002), por lo que se refiere ala denuncia del delito, sólo 34% del total delas víctimas reportó el crimen ante alguna au-toridad; de estos, 64% lo denunció ante el Mi-nisterio Público y en sólo 76% de los casos selevantó un acta. De acuerdo con estimacionesrecientes (Zepeda, 1999), de cada cien casosrecibidos por el Ministerio Público, solamente23 llegan a una resolución, con lo que, del to-tal de actos delictivos registrados, se concluiríanpoco menos de 4% de los casos.

Por su parte, en el Estado de México y elDistrito Federal casi tres cuartas partes del to-tal de delitos no fueron reportados, señalán-dose como las principales razones la pérdidade tiempo que implican los trámites largos ydifíciles para la denuncia (50%), la desconfian-za en las autoridades (19%) y la falta de prue-bas o desestimación de su importancia (31%).

Estas cifras confirman la apreciación gene-ralizada acerca de la ineficacia e ineficiencia delsistema judicial en México, su falta de legiti-midad ante la ciudadanía y la indiferencia haciala seguridad como un derecho y un bien común.La baja efectividad en la aplicación de la justi-cia se refleja en que del total de los delitos de-

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2nunciados sólo en 9.9% de los casos el pre-sunto delincuente es consignado.31

Un factor importante que obstaculiza laefectividad del combate a la delincuencia radi-ca en la baja preparación de los recursos hu-manos. De acuerdo con el censo de escolaridadelaborado por el Instituto Técnico de For-mación Policial, referido al periodo 1999-2000,de 16 326 policías 73% contaba con un niveleducativo básico, 21% medio superior y 4%profesional o técnico profesional.32

Dentro de una lógica donde es más con-tundente la certeza de ser sentenciado que laseveridad de la pena, podemos sugerir que paraincrementar las probabilidades de que se cas-tiguen los actos delictivos existen tres accionesfundamentales: incrementar la cantidad y lacalidad de los recursos disponibles para el poderjudicial, mejorar la eficiencia en el ejercicio delos recursos y reducir las restricciones quepuedan entorpecer la eficacia del sistema dejusticia criminal (Roemer, 2001).

Por último, la aplicación de la justicia enMéxico refleja que la incompetencia en la in-vestigación y persecución de los delitos haceque las probabilidades de castigo sean muybajas, que los inculpados cuentan con mejoresrecursos legales para proteger sus derechos yque las penas no castigan el acto delictivo sinola intención que existe al ser cometido.

Territorialización de la delincuenciaA raíz de la creciente ola de inseguridad desa-tada desde mediados de la década de los años

noventa, la sociedad civil instrumentó dos nive-les de respuestas: el individual y el colectivo.El primer caso consiste en la modificación delos hábitos personales para protegerse de ladelincuencia, que van desde el cambio de ruti-nas, la suspensión de actividades nocturnas,instalación de alarmas y portación de armashasta la contratación de servicios privados deseguridad. Entre las respuestas a nivel colecti-vo contra la delincuencia, destacan, en primertérmino, la contratación de servicios de segu-ridad privada, el cierre de calles y la fortificaciónde los vecindarios.33

En 1998 un estudio de la Asamblea Legis-lativa del Distrito Federal estimaba en cientocincuenta mil los guardias de seguridad priva-dos contra cien mil elementos de seguridadpública, lo cual coloca a la seguridad privadacomo un modelo alterno a las fuerzas del or-den oficiales.34 Pese a ello, las compañías deseguridad privada operan en un contexto desemiclandestinidad, ya que en 1999 se calcula-ba que, de aproximadamente diez mil empre-sas, sólo una quinta parte contaba con permi-sos del Gobierno.

En el muy comentado caso de la ciudad deNueva York, en donde se aplicó una políticade “Cero Tolerancia”, el operador de dicho cam-bio, William Bratton,35 comentó que su estrate-gia se basó en dignificar y unificar a la policía,involucrar a la población y llegar al fondo delas investigaciones, sin importar lo pequeña que

31 Lo cual es preocupante si consideramos que, según elCentro de Estudios Económicos del Sector Privado, sólo14% de los delitos son denunciados.

32 Arturo Reyes, “Preocupa bajo nivel escolar depolicías”, Reforma, 11 de diciembre de 2001.

33 Destaca el hecho que México ocupe el tercer lugarmundial en la compra de equipo de seguridad. Al respecto,véase declaración de Horacio Cantú Díaz, La Jornada, 13 deJunio de 1997.

34 “Las empresas de seguridad privada cuentan con unafuerza policíaca mayor que la contratada por la SSP”, LaJornada, 28 de octubre de 1998.

35 Jefe del Departamento de Policía de Nueva York du-rante la administración del alcalde Rudolph Giuliani.

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ésta fuera. Igualmente, se mejoró de manerasustancial el procesamiento de datos, la comu-nicación de los resultados y se llevó a cabo unasupervisión estrecha del trabajo, fortalecido porestímulos al buen desempeño.

Otros puntos importantes en este caso, esque la estrategia se puso en marcha involucran-do a la mayor cantidad de personas de los dis-tintos niveles de la corporación en el procesode diagnóstico y planeación, se mejoraron lossalarios en función del desempeño, se descen-tralizó el Departamento (territorializándolo) yse comenzaron a medir los resultados medianteun sistema informático para registrar el índicede delincuencia semanal por delegación.36

De lo anterior se deduce que es fundamen-tal que las políticas de seguridad pública me-xicanas involucren la mayor cantidad de actores(políticos, económicos, sociales, civiles, edu-cativos, etcétera) que permitan llegar a la terri-torialización de las estrategias de seguridad paratrabajar de manera conjunta con las colecti-vidades locales. De esta forma, es importanteque en el corto plazo se modifique la relaciónentre las instituciones policíacas y la población,de tal manera que se incluya en las estrategiasla participación y consulta con la colectividad,con el fin de que la policía esté en posibilidadesde analizar las dinámicas locales y encontrarsoluciones durables a los problemas que vandesde la pequeña delincuencia hasta la desor-ganización social y la violencia urbana.

Un elemento a considerar es el hecho de quela gran parte de los delitos son del fuerocomún; es decir, competencia de las autoridades

estatales y locales, lo cual hace imprescindiblela revisión de los actuales esquemas de segu-ridad pública, en donde actúan tanto la policíaauxiliar –en la prevención y en las distintas la-bores de vigilancia– como la judicial (que fuecreada para investigar delitos bajo la super-visión de un Agente del Ministerio Público).

Lo anterior nos lleva a identificar el mayorproblema en la reestructuración de la policíapreventiva, la cual debe tener como misión elasegurar la convivencia pacífica y atender pro-blemas de delincuencia callejera, incivilidadesy resolución de conflictos. Al respecto, es in-teresante el establecimiento de setenta coordi-naciones territoriales en el Distrito Federal37

con el objeto de involucrar a las distintas ins-tancias y a los ciudadanos en los problemas deinseguridad de cada Delegación. Sin embargo,no se precisan los mecanismos de participaciónciudadana para intervenir en la elaboración deplanes y estrategias de seguridad pública, asícomo tampoco se indica la manera en que lapolicía atendería las demandas concretas de losvecinos.

En este sentido, les corresponde a las poli-cías municipales, delegacionales o metropoli-tanas, el adquirir la legitimidad propia de sucargo, estar asociadas a toda política de desa-rrollo urbano vigente y establecer las reformasnecesarias para la creación de una policía co-munitaria, de proximidad y experta en segu-ridad. La policía deberá ser capaz de concebirplanes de acción concertados con la ciudadaníacon el fin de recobrar una mayor legitimidad yadministrar de manera estratégica información

36 El sistema se conoce como COMPSAT, que usa estadísti-cas de delitos y mapas electrónicos de localización, y en elque se realizan reuniones periódicas para monitorear y direc-cionar las estrategias de combate contra el crimen.

37 Integradas, para trabajar coordinadamente, por elMinisterio Público, el Jefe de la Policía Preventiva, el JuezCívico, los representantes de las autoridades delegacionalesy la Jefatura de Gobierno.

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2y recursos, todo ello dentro de un marco detransparencia y de responsabilidad.

¿Hacia un nuevo modelo de seguridad pública?De acuerdo con las conclusiones del reporteFajnzylber (1998) del Banco Mundial, los es-pecialistas coinciden, con base a estadísticasrecientes, en que la disminución de la crimi-nalidad en un mediano y largo plazo tiene quever más con proveer educación y una mejordistribución del ingreso que con un endure-cimiento de las leyes y de las condenas, así comocon hacer más eficiente la procuración de lajusticia.38

Asimismo, en un estudio del Banco Inter-americano de Desarrollo (Buvinic, Morrison ySchifter, 1998) se proponen una serie de ac-ciones concretas de prevención de la violenciadesde una perspectiva del desarrollo social,entre las que destacan: a) programas educacio-nales donde se enseñen destrezas para el mane-jo de conflictos, b) reformas al sector judicialpara reducir los niveles de impunidad, c) crearuna policía comunitaria orientada a la soluciónde los problemas, d) elevar considerablementeel índice de casos resueltos y procesados, e)mejorar la recolección de información y man-tener una base de datos con registros e in-formes y, f) elaborar programas de apoyo parajóvenes con alto riesgo de caer en la delincuen-cia, aunque, en definitiva, faltaría agregar a estalista el combate a la corrupción del sistema poli-cial y del sistema de procuración de justicia,así como establecer mecanismos de controlabiertos a la ciudadanía.

Con el fin de reducir el sentimiento de in-seguridad, es esencial hacer un llamado a lascolectividades locales para comprometerlas enun conjunto de acciones concertadas y trans-versales. La noción de incivilidad conjuga in-seguridad con delincuencia callejera, de modoque los disturbios que actúan sobre el espaciopúblico y cultural tienen entre sus efectos elreforzar el sentimiento de miedo y favorecerlas distintas formas de delincuencia local (ro-bos, asaltos con violencia o pequeño tráficode estupefacientes). La seguridad, como bienpúblico, debe debatirse y concertarse con lacomunidad, de igual forma que se debe ofre-cer a los jóvenes espacios y actividades de re-creación cercanos a sus vecindarios.

En síntesis, las políticas públicas deben or-ganizar y articular las respuestas frente a la vio-lencia, de modo que la inseguridad (real o per-cibida) se convierta en una prioridad política;es decir, considerar la seguridad como un biencomún necesario para mantener el orden socialy asegurar la coexistencia pacífica de los indi-viduos.

38 Cabría entonces preguntarse el porqué el Banco Mun-dial sigue promoviendo los “ajustes estructurales” en paísesen donde dichas políticas aumentan precisamente la ine-quidad socioeconómica.

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Apertura y claustrofilia en la teleciudad,Apertura y claustrofilia en la teleciudad,Apertura y claustrofilia en la teleciudad,Apertura y claustrofilia en la teleciudad,Apertura y claustrofilia en la teleciudad,un explicador general con referenciasun explicador general con referenciasun explicador general con referenciasun explicador general con referenciasun explicador general con referenciasa Hermosilloa Hermosilloa Hermosilloa Hermosilloa Hermosillo

Rodolfo Basurto ÁlvarezUniversidad de Sonora

Departamento de Economí[email protected]

ResumenEl presente trabajo aborda la importancia deestudiar el efecto de las nuevas tecnologías deinformación y comunicación en la espacialidadurbana. Se propone poner atención a la imbri-cación de los espacios público y privado de laurbe, con base en un modelo de interrelaciónde los componentes que hacen posible laciudad edificada, la teleciudad, la ciudad antro-pomórfica y la ciudad representada. Es un análi-sis de perspectiva teórica, pero con referenciascontinuas a la transformación reciente de laciudad de Hermosillo. El objetivo final es sub-rayar la necesidad de entender las nuevas tec-nologías como medios de articulación social,con el fin de redescubrir tanto el fenómeno dela claustrofilia como el de la apertura al mun-do que experimenta la ciudad contemporánea.

Palabras clave: ciudad, representación, es-pacio público, tecnologías de comunicación.

AbstractThe present work pertains to the importanceof studyng the effect of new information andcommunication technologies on urban spatia-lity. We propose to place attention on the im-brication of public and private spaces of theurban areas, based on a model of interrelation-ships between components that make up theedified city, the telicity, the anthropomorphiccity and the represented city. It is an analysiswith a theoretical perspective but with conti-nuous references to the recent transformationof the city of Hermosillo. The final objectiveis to underline the importance of understand-ing the new technologies as mean of social ar-ticulation and in this manner rediscover thephenomenon of cloisterphilia and the open-ing to the world being experimented by thecontemporary city.

Key words: city, representation, publis space,technologies of communication.

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2IntroducciónLa noción de tecnologías de información y co-municación (TIC) refiere los avances de inte-gración técnica que provienen del desarrollodigital de las telecomunicaciones. En el ámbi-to mundial, su complejidad diferenciada devie-ne de una convergencia tecnológica que se ori-gina en los países avanzados para posterior-mente trasladarse a la periferia, en calidad depaquetes tecnológicos adquiridos con próte-sis de enlace y articulación a una red de servi-cios de información y comunicación global. Lared de internet y las superautopistas de infor-mación son, sin duda, las principales tecno-logías de “infocomunicación”; pero este rubrocontiene además componentes como el cablede fibra óptica, el teléfono móvil y la televisiónvía satélite; es decir, incluye todos los disposi-tivos tecnológicos que representan adelantosde interconexión sistémica en la etapa contem-poránea.

Las TIC no sólo hicieron posible el teletra-bajo, la telecompra o la telebanca, tambiénhicieron posible el surgimiento de la teleciudad.La ciudad a distancia, o teleciudad, representahoy en día la posibilidad que tienen los sereshumanos de reconocer lugares y rincones deuna urbe sin necesidad de visitarlos o recorrer-los físicamente. Este fenómeno ha ocasionadoalteraciones en la percepción del tiempo y delespacio, particularmente en la manera en quese experimentan los espacios urbanos. La re-presentación de la espacialidad abierta y cerra-da de la urbe interconectada difiere radicalmentea la concebida en épocas anteriores, cuestiónque se mantiene en un cambio constante conel surgimiento de la teleciudad.

Con el propósito de explorar los cambiosen la representación del espacio urbano, este

trabajo conjuga cuatro elementos que confi-guran la relación vinculante entre tecnología,espacio edificado y vida pública. Los cuatroelementos son interdependientes y tienen unaesencia comunicacional: a) tecnologías de in-formación y comunicación, b) ciudad, c) sen-tido de lo urbano y, d) ciudadanía.

Además de desarrollar la interrelación entremedios modernos, espacio público, espacioprivado y representaciones ciudadanas de unaciudad (caso Hermosillo), en este documentose busca comprender el desarrollo y difusiónde las TIC en dos perspectivas: la que concibe aestas tecnologías como inherentes a la globa-lización, y la que observa su impacto en la di-mensión cultural o intersubjetiva del hombre(significados, percepciones, valores y represen-tación del mundo). Para ello, se intenta compagi-nar tres lecturas segmentadas de la ciudad –loque significa, lo que implica, lo que mueve– eintegrarlas en un explicador general de dos di-mensiones (espacial y comunicacional) que, asu vez, permite desagregar la urbe en ciudadedificada y antropomórfica (dimensión espa-cial) y ciudad desmaterializada y urbe imagina-da (dimensión comunicacional).

El trabajo se organiza en cuatro secciones.La primera presenta el marco general de la in-terrelación de las tecnologías de información ycomunicación con respecto a la ciudad, a finde establecer la importancia de concebir a lasTIC como nuevos media que vinculan el surgi-miento de la teleciudad con un nuevo sentidode lo urbano. La segunda, buscando referentesparticulares, expone sintéticamente el caso dela transformación de Hermosillo con elpropósito de afianzar la idea de que los estu-dios locales tendrán mejor sostén si incorpo-ran entre sus variables el binomio representa-

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do por la interculturalidad y la globalización.En la tercera sección, se argumenta la necesidadde realizar tres lecturas segmentadas de las di-mensiones físico-semántica, económico-sintác-tica y político-pragmática de la ciudad; peromanteniendo la idea de la interdependenciacompleja. Finalmente, en la cuarta sección, sedescribe, a manera de conclusión, el explicadorgeneral que se propone como punto de parti-da para efectuar estudios que interrelacionenlos enfoques de la ciudad edificada, la ciudadtelecomunicada, la ciudad antropomórfica y laciudad imaginada.

Interrelación de tecnologías de infocomuni-cación y ciudadUbicando a las TIC como tecnologías que mar-can época, sus efectos más importantes se ex-ploran en su demostrada capacidad para pro-ducir nuevas articulaciones sociales, que rom-pen barreras de tiempo y espacio, así como parareorganizar las ciudades (tipos de trabajo, es-pacios de encuentro, formas de comunicación),desplegar sobreabundancia de imágenes e in-formación, facilitar la participación activa delusuario con la interactividad hombre-máqui-na y, por último, para dar forma a la interre-lación mundial de empresas y comunidades(globalización corporativa y humanista).

Con base en lo anterior, un primer razo-namiento a establecer en este trabajo es el de laindisociabilidad entre TIC y globalización; pre-misa que permite apuntalar la idea de que estu-diar uno de estos fenómenos lleva necesaria-mente a la comprensión del otro. La identifi-cación de las TIC y la globalización presuponeque uno de los pilares del desarrollo actual (lo-cal-regional-global) toma forma con la expan-

sión, difusión y apropiación de los nuevos me-dia. Término este último que, para el estudiode los cambios culturales globales, pudiera re-sultar más adecuado que el de tecnologías deinformación y comunicación.

Computer Graphics, realidad virtual, alta definición, TV

vía satélite, memorias ópticas, CD-ROM, bancos de da-tos, tarjetas magnéticas de acceso directo, multiplexo-res, teléfonos celulares, redes por módem, telefax,videotel, teletexto (...) Medios que se caracterizan porla pluralidad de las funciones, la diversificación de lautilización y la interacción de la comunicación (...) adiferencia de los media tradicionales, como TV, radio ycine, los nuevos media presentan una diseminaciónpersonalizada de su uso (...) El paso a los nuevosmedia testimonia una diferencia en el proceso comu-nicativo: los mass media generalizan la experiencia,los nuevos media la particularizan. (Bettetini y Co-lombo, 1995: 261)

Con esta perspectiva, se pone sobre la mesala relevancia epistémica de considerar como algocentral, para todo análisis de los impactos so-ciales de las TIC (nuevos media), el estudio delefecto de los flujos globales (imágenesnuméricas, sonidos digitales y sistemas de ac-ceso a información de múltiples direccionesespacio-temporales), considerándolo, además,como un aspecto de mayor importancia que elbrindado en la mayoría de las investigaciones ala faceta instrumental o doméstica de estas tec-nologías in situ.

Concebir a las TIC en su calidad de nuevosmedios que producen y potencian relacionesdiferentes y a distancia, así como mensajesabundantes –con y sin contenido comunica-cional–, fluidos sociales y representaciones es-pacio-temporales de individuos y comunida-

Apertura y claustrofilia en la teleciudad, un explicador general con referencias a HermosilloApertura y claustrofilia en la teleciudad, un explicador general con referencias a HermosilloApertura y claustrofilia en la teleciudad, un explicador general con referencias a HermosilloApertura y claustrofilia en la teleciudad, un explicador general con referencias a HermosilloApertura y claustrofilia en la teleciudad, un explicador general con referencias a Hermosillo

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2des, permite establecer su capacidad de inter-relacionar a varias personas de distintos lugaresal mismo tiempo y, además, distinguir su cua-lidad de producir transformaciones significa-tivas en las formas de vida de un lugar, graciasa que las TIC son medios que actualizan tantola acción racional instrumental como la accióncomunicativa del hombre; esto es, que funcio-nan simultáneamente como medios técnicos detrabajo y como proveedoras de formas simbóli-cas emergentes que propician la renovación deimaginarios.

La ciudad, por su parte, si bien es concebi-da como la principal plataforma económicamoderna de la organización social, también loes como el espacio más acabado de integraciónsocio-política del hombre y como el lugar deencuentro y convivencia de los seres humanos.Por ello, se sugieren dos perspectivas para estu-diarla: antropomórfica y tecnoeconómica. Enambas, la dimensión comunicacional es sus-tantiva y sobresaliente. En la perspectiva antro-pomórfica, la ciudad se revela como lugar devida y destino humano. En la tecnoeconómica,como lugar de producción, crecimiento e inte-gración económica. En la primera, las valo-raciones de solidaridad, democracia y espaciopúblico tienden a prevalecer. En la segunda, losvalores de la racionalidad y de la tecnocraciaque prevalecen resumen las formas actuales dela dominación social.

La ciudad, como lugar de vida y trabajo,puede reducirse a dos dimensiones: espacial ycomunicacional, las cuales sufren variacionesimportantes con el cambio tecnoeconómicogenerado con las TIC. Una primera mutación seadvierte en la eliminación de distancias de ope-ración en la producción internacional, mismaque consolida la red comunicacional planeta-

ria y da lugar a la noción de ciudad global, auna “red de nodos urbanos de distinto nivel ycon distintas funciones que se extiende portodo el planeta y que funciona como centronervioso de la nueva economía” (Borja y Cas-tells, 1997: 43). Esta faceta del cambio socialpermite visualizar una etapa sin precedente decomunicación mediada a la que el hombre haarribado con el nuevo milenio.

La segunda variación se observa en los efec-tos desterritorializadores de signos culturales,significados e identidades producidos por laglobalización comunicacional, lo cual favoreceel aprendizaje acelerado de lo externo. Los sereshumanos aprenden a ver con los ojos de losdemás, gracias al flujo global de información eimágenes que envuelven y afectan la intersub-jetividad. En estas dos ópticas de comunicaciónmediada prevalece la idea de sistema, una ideaque se impone sobre aquellas que hacen refe-rencia a mensajes, canales o comunicación y queen el esquema evolutivo resumido por Krip-pendorf (1990) representan las cuatro revolu-ciones sucesivas en los conceptos de comuni-cación:

La idea de “mensajes” (la conciencia de la naturalezasimbólico-representativa de los intercambios hu-manos) tiene sus orígenes en una fecunda combi-nación del comercio intercultural y de la ciencia, quehizo su aparición en la antigua Grecia. La idea de“canales” (la conciencia de las limitaciones que im-pone a la expresión humana la elección de un deter-minado medio) tiene sus orígenes en el empleo cadavez mayor de las tecnologías de las comunicaciones apartir de la imprenta y, más tarde, del uso de los me-dios electrónicos. La idea de “comunicación” (la con-ciencia de las dependencias interpersonales, las rela-ciones sociales, la estructura y la estratificación social

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que crea, de modo subrepticio, el intercambio de in-formación) tiene sus orígenes en los veloces cam-bios sociales, incluida la decadencia de las institu-ciones sociales y de las relaciones humanas tradicio-nales, desde el comienzo del presente siglo. La ideade “sistema” (la conciencia de las interdependenciasglobales y dinámicas) tiene sus orígenes en el difun-dido uso de la compleja tecnología de las comunica-ciones, de los medios de comunicación de masas, delas redes de transmisión de canales múltiples y losordenadores, con la consecuente dispersión de lasformas organizativas y el entrecruzamiento de lasempresas industriales privadas, los organismos gu-bernamentales, los medios de comunicación de ma-sas y otras instituciones. (Krippendorf, 1990: 11)

Bajo este análisis, la ciudad cumple unaimportante función de frontera semiótica: fil-tra significados externos y los convierte en in-ternos. La urbe interconectada se convierte entraductor de la complejidad pluricultural glo-bal. La traducción se produce en las calles, edi-ficios, imágenes, comercios, fábricas, oficinas,parques industriales, lugares de encuentro, deentretenimiento, de estudio, formas de con-sumo, de trabajo, de gestión pública o de ac-ción colectiva. La ciudad actualiza lo virtual dela interconexión sistémica, vuelve tangibles lasincipientes comunidades virtuales de la era glo-bal, las cuales se materializan en la urbe en re-laciones convencionales que se dan en ofici-nas, lugares públicos y hogares.

En este sentido, el efecto directo de las TIC

en la dimensión espacial de la ciudad se descu-bre en los nuevos lugares y en las formas deorganización de la polis: macroproyectos inte-gradores, distanciamiento-cercanía entre loslugares de residencia privados y los abiertos alpúblico que prefiguran otras formas de encuen-

tro del habitante en aquellos lugares donde seadopta el sistema operativo del hipermercado,el cual actualiza no sólo la diversidad de losproductos del mundo sino también las formasde vida que obedecen a la realidad global.

Como consecuencia de lo anterior, el senti-do de lo urbano se advierte en la interrelaciónde las esferas pública y privada de toda ciudad,ya que ambas se ven alteradas y superpuestaspor efecto de la comunicación compleja. Des-de el espacio privado, se observa el mundo através de los media de voz y de imagen. La te-leciudad despliega la capacidad que tienen loshabitantes de reconocer su propia urbe, así comolas distintas ciudades del orbe, a través de imá-genes televisivas que se reciben pasivamenteen el espacio privado del hogar, e interactiva-mente en el diálogo articulado que se da en laradio de teléfono abierto o por medio de lasdiferentes opciones que ofrece el internet.

El sentido de lo urbano cambia por influen-cia de las nuevas tecnologías de comunicación.La teleciudad, en su perspectiva local, es el ele-mento invisible pero comunicacional que ex-plica las nuevas tendencias claustrofílicas delciudadano –que lo impulsan a vivir a puertacerrada en residencias y fraccionamientos ais-lados– así como la emergencia de megaproyec-tos urbanos de aguda interculturalidad inhe-rente, cuya peculiaridad estriba en hacer con-fluir a la industria cultural y de entretenimien-to con hipermercados y diversos comercios yservicios que atraen al habitante para configu-rar estilos de vida basados en un ir y venir de laresidencia a la megaplaza.

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2Panorama de la transformación de la ciudadde Hermosillo por efecto de la conectividadUna descripción física de la ciudad, precisadapor cuadrantes y cruceros principales, posibi-lita dramatizar la dominancia sintáctica que enla ocupación del espacio central y público de laurbe tienen las actividades de servicios (gobier-no, escuelas, instituciones de cultura, comer-cio, restaurantes, hoteles, etcétera) y los tiposde trabajo y actividades donde tiende a preva-lecer –si bien todavía de manera precaria, encomparación con las grandes metrópolis– elfenómeno simbólico de la información y de latransnacionalización económica.

En la definición del desarrollo urbano y dela gestión política de la ciudad ha sido de simi-lar relevancia el rol de la conectividad y el delas grandes corporaciones; de manera particu-lar, en Hermosillo resalta el impacto decisivode las inversiones de la corporación Ford Mo-tor Company en la definición de macroproyec-tos urbanos y en la orientación de la gestiónpolítica de la “ciudad del sol” o “ciudad de losnaranjos”, como se conoce actualmente estaurbe, para orientarla a una nueva denominacióncomo espacio de la globalidad: “ciudad delautomóvil” o “ciudad Ford”.

Las inversiones de esta corporación en lalocalidad permiten establecer dos puntos deinflexión en la transformación urbana de Her-mosillo. En el año de 1986 abre la primera plantapara producir el automóvil compacto Escort,gracias al avance de las comunicaciones glo-bales y la asociación corporativa Ford-Mazda(Estados Unidos-Japón). En ese momento sevalidó, en esta zona de la periferia del mundo,la perspectiva teórica que dice que “la comuni-cación está en función de la división del traba-jo: siendo aquélla indispensable para poder

gestionar de la mejor manera la separación delas tareas en la fábrica, también lo es para laorganización del taller mundial” (Mattelart,1998: 14).

A raíz de esta inversión, la ciudad comien-za a desarrollar varios megaproyectos urbanos,así como infraestructura de comunicación, deservicios informáticos, servicios al productory parques industriales, con lo que atrae la in-versión de franquicias globales, fomenta las ac-tividades culturales y consolida el sistema defraccionamientos cerrados con accesos rápidosa avenidas y bulevares que facilitan los flujosvehiculares hacia los cruceros principales y alos centros comerciales.

Por su parte, 2003 se distingue como el añoen que Ford ratifica su interés en Hermosillo ytriplica su inversión inicial para dar lugar a laproducción del auto Fusión, atrayendo a estaciudad a un importante número de empresasproveedoras de la compañía para crear un cen-tro de producción “firma-sistema”, mismo quese constituye como modelo a nivel mundial.

Para Hermosillo, el anuncio del “parqueindustrial inteligente” de Ford abre otra etapade impulso a proyectos detonadores que van adelinear una ciudad que asciende en la escalade las más competitivas de México. Los diecisie-te años que van de 1986 a 2003 representan hoyen día el período más importante de la moder-nización de Hermosillo, entendiéndolo comoespacio de conectividad global y, adicional-mente, como arena de una peculiar actividadpolítica democrática que se caracteriza por laemergencia de un nuevo ciudadano. Esteperíodo corresponde de forma casi simétrica ala etapa de asiento de la globalización a nivelmundial, una etapa que para algunos es con-ducida por las grandes corporaciones globales

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y, para otros, por la expansión y difusión de lasTIC. Es también el lapso en que Hermosilloemerge como protagonista de la transfor-mación socioeconómica de Sonora y se con-solida como centro local de flujos culturales,así como de servicios contables, financieros,publicitarios y legales, desarrollándose en sucapacidad para ser un espacio firme de trans-misión de flujos globales.

La transformación espacial y comunicacio-nal de la ciudad de Hermosillo se observa en-tonces en dos ámbitos: a) el que tiene que vercon el espacio económico-comunicacional,identificado en sistemas informacionales deimpacto en la relación capital-trabajo y en elequipamiento organizado y flexible de la ciudady, b) el referido al espacio público-comunica-cional, donde se expresan los procesos de in-termediación cultural y sociopolítica que re-flejan distintas formas de vivir y de otorgarlesignificado a la urbe.

El efecto más visible de estas transforma-ciones sobre los habitantes es su conversiónacelerada en ciudadano mediático. Poco a poco,las representaciones predominantes sobre laciudad de Hermosillo se expresan en una nue-va praxis ciudadana y en discursos renovadosde las elites y de los grupos sociales, perfilan-do en el individuo algunos de los rasgos quecaracterizan la nueva conciencia de interdepen-dencia global.

Las representaciones en la praxis se obser-van en movimientos como el de las ONG lo-cales que se enfrentan a una empresa multina-cional de confinamiento de desechos tóxicosbajo el argumento de que el diseño de trata-miento de los desechos atenta contra la cali-dad de vida del lugar, así como en el protago-nizado por amas de casa en contra de las tari-

fas sobre consumo de energía eléctrica por con-siderar que –debido a que Hermosillo es unlugar que se caracteriza por el alto consumoeléctrico que se genera durante el verano– per-judican a la economía familiar. La característi-ca de estos movimientos es su énfasis en señalarproblemáticas que trascienden el interés sec-torial, de grupo o de clase social y que puedendescribirse como acciones colectivas emisorasde mensajes sobre las formas de vida en la urbe,en una etapa de intensa negociación entre loglobal y lo local.

Paralelamente, se despliega un nuevo pro-tagonismo de las administraciones municipales,las cuales se enfrentan al gobierno estatal paracontar con mayor capacidad de decisión sobreaspectos cruciales en el desenvolvimiento dela ciudad, como el abastecimiento de agua y eltransporte colectivo. Estas expresiones –dis-cursos sobre la ciudad– se presentan comosustento de una opinión pública deliberativaque se expande para posteriormente ser ratifi-cada o rechazada en la opinión agregada delvoto electoral.

Ante este tipo de expresiones sociales, surgeuna importante pregunta: ¿hay acaso una re-lación directa entre los nuevos movimientossociales y la expansión y apropiación de las TIC?La respuesta no se descubre en el hecho o en laposibilidad de que los movimientos represen-ten a colectivos organizados a través de la red,sino en la constatación de que este tipo de ac-ciones colectivas revelan el vínculo estrechoentre nuevos medios de comunicación y glo-balización. Es decir, son acciones que obede-cen a la lógica de la interculturalidad y quemuestran el tejido de las dimensiones comu-nicacional y cultural de lo global como fenó-meno local (o “glocal”). Este planteamiento

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2permite proponer el segundo razonamiento deeste trabajo: la inseparabilidad entre globaliza-ción e interculturalidad.

Hablar de simultaneidad mundial de imá-genes e información y de interactividad de per-sonas y colectividades de distintos lugares delplaneta, es entretejer estos dos temas siame-ses, siendo en el de la interculturalidad dondese puede inscribir la nueva “acción colectiva”;por su calidad de rasgo peculiar de la pragmáticade la ciudad contemporánea, la cual refleja unanueva polis que reformula constantemente losmensajes de la colectividad. El abordaje requiere,por tanto, no sólo el tomar en cuenta los ele-mentos económicos que definen a la globali-zación, sino que, ya que la economía es el hiloconductor –correspondiente a la época actual–para transitar e imponer la atención hacia losotros componentes (lo cultural y lo simbólicoo comunicacional), éstos deben entreverarse.De esta manera, es posible obtener una visiónampliada de los efectos de las TIC en la ciudad:la transformación de lo urbano, producto dela interculturalidad, como cualidad inherentede la sociedad compleja, como un entramadoque deviene de la característica central de lasociedad del conocimiento; es decir, del víncu-lo cerrado entre economía y cultura.

Lo anterior se expresa en las representa-ciones que mueven al ciudadano y que son pro-pias del campo de la política, único territoriodonde, en teoría, se puede lograr algo frente alfenómeno aplastante de la globalización enten-dida como imperio cultural. Bajo este enfoquees que resulta de mayor utilidad estudiar la in-fluencia sistémica de las TIC, y no tanto la in-fluencia directa o determinante de las herra-mientas e instrumentos tecnológicos particu-lares (computador, multimedia, etcétera) sobre

algo micro o sectorial (empresa, producción,escuela, mensaje, etc.).

Este es un abordaje que evita explicar el efec-to de la tecnología con base en el análisis decómo se aplican en los distintos ámbitos ocentros de trabajo, o bien, en su extensión ydifusión entre la población, para, en cambio,buscar un acercamiento que permita entendercómo y por qué estas tecnologías, en conjun-to, en su calidad de trasfondo dominante, sonuna especie de sustrato que permite reorientarla idea y el sentido de la ciudad. “Es bien sabi-do que la esencia de la tecnología (esencial-mente diferente de la Techne) no reside en lasmáquinas sino en una actitud básica ante loreal” (Panikkar, 1999: 129).

No se identifica entonces a las TIC con losartefactos, sino con prácticas sociales, conmodalidades de la acción humana y con for-mas de vida; aparecen como telón de fondo, enel contexto, en la organización capital-trabajoy en los rasgos centrales de las representacionessociales de un mundo de rituales inadvertidospero crecientes ante el poder tecnológico. Enotras palabras, aparecen como las tecnologíasdominantes de la época. De esta manera es comose ha llegado a afirmar que no es necesario via-jar para experimentar la globalización (Tom-linson, 2001: 177).

La globalización, entonces, se experimentadesde la casa, a donde todo llega (imágenes einformación) sin tener que salir de ella. Sinembargo, si queremos redondear esta perspec-tiva, es indispensable agregar que lo global seexperimenta, en o desde la ciudad, en tres di-mensiones básicas: imágenes e información,cambios materiales y comportamientos gru-pales. Sobre todo si aceptamos que la urbe esla casa pública, el hábitat o el ecosistema edifi-

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cado por el hombre, y esto no podría ser com-prendido sin considerar las fuerzas materialesy simbólicas proveídas por las tecnologías deinformación y comunicación.

La urbe no recibe únicamente imágenes einformación del mundo, sino que tambiénadopta los nuevos tipos de trabajo y las for-mas de consumo y expresa el destino inexora-ble de las colectividades que se modernizan enlo sólido y en lo imaginario haciendo suyas lasrepresentaciones dominantes de la aldea global.

Tres lecturas de la ciudadToda urbe es antropomórfica independiente-mente del ángulo que se estudie. La forma queadopta la ciudad corresponde siempre a unaestructura y a un imaginario social que devienede un elemento no aislable: el habitante, elciudadano. Es precisamente por esta caracterís-tica no aislable del ciudadano, que la ciudad,además de ser fuente de trabajo y de creativi-dad, se ha constituido a través del tiempo en elinstrumento de la acción social, económica ypolítica más consistente de la historia. En estesentido, toda urbe es un tejido interdependientee interactivo entre las partes y el todo.

De la dimensión espacial y de la comunica-cional se pueden obtener tres lecturas o esferasde una ciudad: como espacio físico, como es-pacio económico y como espacio político. Cadalectura o esfera tiene características exclusivas;sin embargo, lo físico o arquitectónico no esdisociable de lo económico y de lo político,los que a su vez tampoco lo son en relacióncon los otros dos componentes. Si bien la cien-cia ha posibilitado los estudios autorreferen-ciales, los tres campos son interdependientes.

¿Cómo entender entonces la relación de estastres esferas?

La mejor manera de entender la relaciona-lidad interesferas es partir de lo obvio: la ciudadlas relaciona. Cada urbe específica relaciona demanera particular los tres campos. Queda cla-ro que la ciudad no es otra (diferente a la quehabitamos) cuando nos adentramos a estudiarlos rasgos de la política, ni deja de ser nuestrohábitat cuando la descubrimos transformadapor la incesante intervención económica. Noobstante, para integrar tres lecturas diferentesse requiere de modelos apropiados. Una visiónadecuada de la ciudad, en la perspectiva de esteestudio, es describirla segmentada, pero en-tenderla como ecosistema.

Se parte de la premisa de que sus compo-nentes dependen todos entre sí, de tal formaque si queremos aterrizar tal enfoque en la his-toria actual, en la historia de la ciudad enmar-cada por la globalización, un elemento claveestriba en establecer su configuración comoparte del fin de un largo período histórico dela ciudad genérica, la etapa histórica en la queésta se desdobla para incrustarse en nuevas di-mensiones espacio-temporales del desarrollo.De esta forma, nos situamos en un períodopost histórico –pos y trasnacional– que recons-truye lo edificado para erigir la teleciudad. Unperíodo que fragmenta y desintegra la ciudadhistórica, pero que no la desaparece, sino quela catapulta hacia nuevos derroteros. Una eta-pa de transición donde el cambio se ve refleja-do en las tres dimensiones que hemos mencio-nado.

En las tres esferas (económica, política yfísica) es posible descubrir el influjo de lasnuevas tecnologías de información y comuni-cación en calidad de vectores que explican sus

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2transformaciones. La secuencia temporal pro-ducida puede dar la impresión de que los cam-bios son independientes unos de otros o queno tienen que ver ni con la historia ni con laidiosincrasia lugareña. Sin embargo, al intentarprecisar que el “objeto significativo” (la ciudad)es un “objeto complejo” que integra al con-junto, la mirada segmentada que anteriormentenos condujo a desapartar la vida individual dela vida colectiva tiende a reconsiderarse, de lamisma manera en que tienden a revisarse losenfoques y esquemas que sostienen que losmundos público y privado no se tocan ni seinfluyen mutuamente. El cambio principal quehistóricamente arroja la teleciudad puede des-cubrirse entonces en la transposición de estosdos mundos, lo cual sólo ha sido posible porla extensión, uso y apropiación de las tec-nologías de información y comunicación quelos interconectan.

De esta manera, lo público y lo privado sepresentan y se exponen juntos e interrelacio-nados en la nueva ciudad. Este es uno de lossoportes para intentar explicar por qué la con-ciencia del ciudadano hermosillense se aferracon fuerza a su lugar de vida, así como para

descifrar algunos de sus comportamientospolíticos; comportamientos que cuando se hanobservado con la vieja óptica llegan a caracte-rizarse de enigmáticos.

Hermosillo es un ejemplo de ciudad actualque se transforma tanto en su dimensión es-pacial como comunicacional por influjo de lasTIC. Las tres posibles lecturas, que en conjuntopueden ayudar a entender el cambio que ex-perimenta una ciudad de provincia del Méxicodel cambio de siglo, enfocan hacia lo siguiente:a) los nuevos signos físicos de la ciudad deHermosillo, b) los tipos de trabajo dominan-tes y emergentes en ella y, c) las representacionesy discursos sobre la urbe.

El cuadro 1 resume el tipo de indicadoresque pueden ser utilizados para llevar a cabo lastres lecturas, mismos que se relacionan con ladimensión, categoría y conceptos de referen-cia. Para comprender la dimensión física de laciudad, la tecnología se concibe como algo quegenera espacios a su derredor y estructura mo-vimientos. En esta dimensión prevalece el có-digo espacial-arquitectónico y los principalessignos son: edificios, lugares, imágenes. Se pri-vilegia el análisis de significado; es decir, la di-

Cuadro 1. TIC y ciudad: dimensiones, categorías, conceptos e indicadores

Dimensión Categoría Concepto Características Indicadores

Físico-semántica Espacio Espacio Relación Proyectos defísico público-social de signos ciudad/lógicas

-privado con objetos de significaciónEconómico Espacio Espacio virtual, Relación de Equipamiento,-sintáctica Económico topología urbana signos con signos empresas,

-laboral tipos de trabajoPolítico Espacio Opinión pública Relación de signos Discursos,-pragmática público con interpretes votaciones,

sondeos

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mensión semántica (lo que denota la ciudad).Para entender la dimensión económica de laciudad, la tecnología se ve igualmente comoalgo que genera espacios a su alrededor, estruc-tura movimientos y traslada deseos e intencio-nes de las personas a un lenguaje mediáticouniversal que trasciende territorios, tiempo yespacio. Prevalece el código económico-comu-nicacional. Sus principales signos son los dis-tintos tipos de trabajo. Se privilegia el análisisde cómo se estructura la ciudad: dimensiónsintáctica (lo que implica la ciudad).

Por último, para comprender la dimensiónpolítica o público-comunicacional de la ciudad,la tecnología se ve como algo que genera espa-cios a su alrededor, estructura movimientos ytraslada deseos e intenciones de las personas aun lenguaje común de intersubjetividad paracomprimir significados sobre lo que se hace,se espera y se aspira en el lugar común. Preva-lece el código político-comunicacional. Su prin-cipal signo es la representación social. Se privi-legia el análisis de expresión de representacionessociales: dimensión pragmática de la ciudad.

A manera de resumen, podemos decir quelas lecturas de lo qué significa, lo qué implicao el cómo se representa la ciudad, son los tresángulos que, interrelacionados y leídos en susformas simbólicas, arrojan una visión amplia-da de los efectos reales y potenciales de las TIC

(o de los nuevos media) en una ciudad específica.Si bien ya señalamos algunos aspectos rela-

tivos a la transformación de la imagen físicade la ciudad, a los tipos de trabajo emergentescon la inversión dominante y a los rasgos de lanueva ciudadanía, en los siguientes apartados,debido al carácter exploratorio de este docu-mento, sólo puntualizaremos los rasgos prin-cipales de las tres lecturas segmentadas.

Transformación del espacio físicoEl impacto de las multinacionales, la infraes-tructura de conectividad y la transformacióncultural de la ciudad, dibujan los nuevos no-dos urbanos de la globalidad. Los elementosestructurales de la ciudad se transforman ínti-mamente relacionados con tipos de trabajo queacentúan el perfil terciario de la urbe y anidanun desarrollo real y potencial de las tecnologíasde información y comunicación. Los mega-proyectos de ciudad y los neolugares se conci-ben y explican como nodos urbanos de la glo-balidad y como intervenciones sobre la man-cha urbana dirigidas a favorecer la funciona-lidad de las multinacionales. La convergenciade corporaciones multinacionales, las imágenessintéticas y el desarrollo de las redes de comu-nicación globales hacen de Hermosillo un es-pacio de creciente competitividad internacio-nal que atrae a su seno nuevas inversiones que,a su vez, realzan la importancia material y sim-bólica de lo global.

La nueva conectividad, donde impera el in-ternet, la red satelital y el cable, son coad-yuvantes y catalizadores de una transformacióninvisible paralela a la de los espacios físicosque unen y superponen el espacio de la vidaprivada con el espacio de la vida pública. Elejemplo más palpable, en términos materiales,es el nuevo espacio intermedio de vida públicay privada que provee el hipermercado y la pla-za comercial, ya que origina costumbres dedesplazamiento que no son producto de undesarrollo endógeno, sino que simplemente setrasladan o se imitan de los modelos de funcio-nalidad generados en las ciudades estadou-nidenses. Esto quiere decir que el impacto delas nuevas tecnologías de información y comu-nicación sobre los tiempos y movimientos, así

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2como sobre la espacialidad de la nueva ciudad,se producen históricamente en los países avan-zados, ya que en ellos surgen por primera vezlas teleactividades que dan lugar a los centrosde teleservicio, parques industriales y comple-jos de oficina que sustituyen a las oficinas con-vencionales y a las calles comerciales de la urbemoderna.

Las zonas periféricas adquieren el paquetecompleto y, por tanto, los nuevos modelos deorganización espacial de la ciudad (mega-proyectos y neolugares) contienen de antemano,en su diseño, el efecto histórico de las nuevastecnologías de información y comunicaciónsobre una ciudad. En este sentido, es posibleafirmar que el impacto de las TIC, en términosmateriales o físicos, expresados en modelos dedesplazamiento en la ciudad, es igualmentesistémico. Lo sistémico no se circunscribe en-tonces a la interdependencia de imágenes e in-formación, sino también a los modelos de or-ganización espacial.

La transformación estructural y física de laciudad da cuenta del surgimiento de nuevoslugares de la globalidad, así como de la ten-dencia a un policentrismo que desordena ydesgaja el viejo esquema de ciudad. La abun-dancia creciente de imágenes brota como vocessemánticas que vienen a representar la inexo-rable interculturalidad que es producto de lacomunicación sistémica y que hace que sobrelos ladrillos edificados –de diferentes formasmultitemporales– prevalezca la imagen numéri-ca que es procesada en la computadora comoelemento central de las TIC. En este aspecto (dela estructuración de la ciudad y del sentido delo urbano), sobresale una dimensión reflejo queclaramente es contraparte de las transforma-ciones sociales que experimenta Hermosillo

por influjo de lo global. Poco a poco se va aconsolidar un nuevo rol espacial de la urbecomo agente del desarrollo económico, dondelos espacios nacientes son crecientemente fun-cionales a la interdependencia entre infor-mación y comunicación en un territorio base.

Transformación del espacio laboralLa transformación del espacio económico-la-boral tiene que ver con la recomposición delos tipos de trabajo y de las actividades domi-nantes en la nueva ciudad, así como con la re-configuración de la competitividad. En este con-texto, surge de inicio una pregunta: ¿cómoestudiar, en una ciudad de la periferia, como loes Hermosillo, el fenómeno de la competiti-vidad, considerando las distancias sociocultu-rales que se guardan con relación a las metró-polis? En primer lugar, desde la perspectiva dela competitividad económica, este estudio pue-de hacerse registrando el creciente número deempresas y filiales de corporaciones mundia-les que funcionan en la urbe y que están liga-das a circuitos informáticos globales. En lamedida en que esto sucede, se despliega el pre-dominio del sistema de flujos y, con ello, elavance de la interacción mediada por internet,la cual tiende a constituirse en la base comuni-cativa del segmento más moderno y calificadode la fuerza laboral de Hermosillo.

La tecnología de comunicación, caracteriza-da como interactiva, descentralizada y media-da por computadora, define los procesos detrabajo en los importantes segmentos de la in-dustria maquiladora, en la emblemática ensam-bladora de Ford en Hermosillo y en todas lasindustrias y empresas de servicios que recibenflujos de comunicación a distancia. Lo anterior

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da por resultado que en la parte de la economíade mayor competitividad, los seres humanosque laboran y que conviven en ella actúen enrespuesta a otros individuos ubicados en luga-res distantes y desconocidos. Esta conectividady articulación social a distancia permite afir-mar que una ciudad como Hermosillo se ha cons-tituido en un nodo de la ciudad global, en unateleciudad en sentido amplio, en un segmentode la globalización desterritorializado .

Mediante estos procesos de “articulaciónsocial a distancia” se genera un fenómeno decomunicación y no de simple transmisión, todavez que los mensajes emitidos desde las ma-trices son dirigidos a un receptor claramentedefinido y determinado, que son las empresasfiliales y las personas –directivos o mandosmedios– que laboran en distintos niveles delas corporaciones. Los receptores de Hermosillointerpretan activamente los mensajes que cru-zan el tiempo y el espacio, de tal manera queclaramente se produce una comunicación “dia-lógica”, misma que es traducida inmediata-mente como “instrucciones” o “directrices” dela línea de mando. Y por lo mismo posibilitaque los hermosillenses que laboran en estasempresas actúen para otros individuos física-mente ausentes y distantes.

Transformación del espacio públicoLas nuevas tecnologías tienen impacto directoy determinante tanto en el mundo del trabajo(con la computadora en red, el telefax, etcétera.)como en el hogar (con el televisor y el inter-net) e, igualmente, impacta de forma indirectaen la ciudad, entendida ésta como el espaciosocial edificado, ocupado y apropiado cultural-mente por grupos sociales. Sin embargo, los

nuevos media influyen sin intermediación en laurbe cuando lo urbano se concibe como el es-pacio público-comunicacional por excelencia.Las tecnologías de los nuevos medios dan lugara redes invisibles, a espacios de flujos de in-formación que atraviesan y envuelven a laciudad para trascenderla y dar pie a la urbe in-terconectada de nuestros días (local y global almismo tiempo). En consecuencia, las nuevastecnologías profundizan el perfil mediático delciudadano contemporáneo y fortalecen la no-ción de espacio público como espacio comu-nicacional.

El planteamiento de que los medios técni-cos separan la interacción social del lugar físi-co, de tal manera que las personas pueden in-teractuar entre sí a pesar de no compartir unentorno espacio-temporal, encaja en la propues-ta que suscribe la premisa de que los procesossociales a distancia interrelacionan culturamediática y relaciones sociales. Se abre así elcamino para recuperar las categorías de acciónque corresponden a la cultura mediática de lacomunicación, como es la visibilidad en tele-visión. Una perspectiva que establece que lapolítica se vuelve inseparable del arte de ad-ministrar la visibilidad. De esta manera, poneratención especial en la opinión pública, de osobre la ciudad, como forma simbólica visi-ble, se convierte en un dato indispensable parallevar a cabo los análisis de contenido de laciudad y establecer la lectura pragmática.

Hermosillo experimenta una reconfigu-ración rápida en la identidad política ciudadana.Diversos sondeos de opinión realizados entrela población de esta ciudad, demuestran el per-fil mediático ciudadano desde el ángulo delreceptor: un setenta por ciento de los habitantesse enteran de la política y de los mensajes políti-

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2cos por medio de la televisión, después le siguela radio (13.81%), los medios impresos(12.62%) y otros (3.58%). Además, como as-pecto complementario, observamos que en elprocesamiento deliberativo de la informaciónpredomina el sentido antropomórfico de co-munidad, de tal suerte que ante la pregunta,¿con quién habla de política?, 40.48% responde:con la familia; 26.43%, con los amigos; 14.52%,con compañeros y 17.62%, con otros (Leyva,2004).

De esta manera, la imbricación de lo públi-co y lo privado tiende de manera natural a ex-presarse en el voto electoral, que es una formaefectiva de manifestar opinión pública sobreel destino de la ciudad, toda vez que en lasjornadas electorales de los años 2000 y 2003para elegir alcalde, la población prefirió incli-narse por el discurso político antropocéntricode trabajar por “una mejor ciudad para vivir”,dejando en segundo lugar el discurso a favorde “una ciudad más competitiva”.

La confluencia de mensajes ciudadanos (elde la acción colectiva y el del voto popular) esprecisamente lo que permite afirmar el cam-bio sociopolítico de la ciudad y, con ello, lareconfiguración del espacio público que la de-fine. Se han hecho consideraciones sobre la bajarepresentatividad de la acción colectiva, seña-lándola como expresión de una minoría deciudadanos, mientras la mayoría se mantieneindiferente a las manifestaciones. No obstante,lo significativo se halla en la intersección delos discursos –todos ellos conservadores porel énfasis en la defensa del lugar de vida–, tan-to el de las organizaciones no gubernamentalesque pugnan por proteger la calidad de vida,como el de las administraciones municipalesque reclaman la administración de recursos

estratégicos y, por supuesto, el del voto popu-lar que liga las representaciones sociales conlos discursos sobre la ciudad.

Un explicador general de la ciudad comuni-cacional¿Cuál es la esencia de la ciudad? ¿De qué ma-nera las TIC alteran la vida de una urbe? ¿Hayun declive en el uso físico de espacios urbanosy comienza el predominio de los circuitosmediáticos? Tradicionalmente se ha definido ala ciudad como forma específica de relaciónentre territorio y sociedad, como una imagencolectiva potente en sus expresiones demográ-fica, económica y de ejercicio de poder, pero,más allá de ser la entidad que cristaliza ciertaorganización política para desarrollar el arte degestionar la vida pública, la ciudad en su esen-cia es antropomórfica, ya que en ella se desa-rrolla la capacidad humana de convivencia (Pa-nikkar, 1999).

Desde esta visión, la ciudad es el hábitatdonde el hombre se realiza y donde la políticapuede ejercerse como destino. ¿Cómo se modi-fica, entonces, el significado de la vida en laciudad con la aparición de las TIC-globalización?En primer lugar, el efecto de los medios masi-vos, al conectar las partes dispersas y alejadasde la ciudad mediante imágenes e información,se ve potenciado por el modo creciente en quela comunicación y la cultura se organizan entorno a un sistema audiovisual digital segmen-tado que acentúa el paso sustitutivo de losmedios de masas tradicionales a medios decomunicación flexibles con capacidad para irra-diar a grandes grupos, a grupos segmentados ya personas o audiencias particulares. En segun-do término, con las redes audiovisuales y elec-

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trónicas, la nueva ciudad impone el sistema deflujos financieros, de información y de creaciónde imágenes, principalmente. De esta manera,se fortalece un predominio de interaccionessociales mediadas, en tanto que disminuyen lainteracción personal y el uso de los espaciospúblicos tradicionales.

Los circuitos mediáticos adquieren más peso que lostradicionales lugares en la transmisión de informacióne imaginarios sobre la vida urbana, en algunos casosofrecen nuevas modalidades de encuentro y recono-cimiento, desde la comunicación a través de radio ytelevisión, en programas “participativos” o de telé-fono abierto, hasta la reunión en centros comercia-les que reemplazan parcialmente a los espacios ante-riores de cita y paseo. (García Canclini, 1999: 171)

Con relación a la interrogante sobre si seven favorecidos tanto los procesos democráti-cos como las formas nuevas de discusión públi-ca o la emergencia de nuevas comunidadespolíticas, se ofrecen dos respuestas: por un lado,la creciente generalización de la interacción adistancia no refleja otra cosa que la intensifi-cación en toda ciudad de la producción, dis-tribución y manipulación de símbolos mediáti-cos. Este fenómeno influye y moldea el campode la política, el cual se transforma en un espa-cio de “comunicación simbólica” con carac-terísticas de alta conflictualidad y sensaciona-lismo (Sartori, 1997; Bourdieu, 1997).

Por el otro lado, siguiendo a García Cancli-ni (1999), el fenómeno de la globalización ensu efecto desestructurador, segregador y dis-persivo, origina movimientos sociales orienta-dos a contrarrestar el poder de los globaliza-dores . Estos movimientos se asientan en laacción de grupos subordinados, en el fortale-

cimiento de organismos locales y en nuevas ex-presiones de acción colectiva, y operan, igual-mente, de manera creciente, a través de circui-tos mediáticos, además de que representanmanifestaciones de comunidades políticas quese ocupan de la defensa del hábitat urbano des-de el ángulo ecológico, que promueven el usoadecuado de recursos, la defensa del patrimo-nio histórico e impulsan proyectos a favor delconsumo familiar y residencial, de la seguridadpública, de la equidad de género y de los dere-chos de los niños y los ancianos, entre otros.Estas nuevas comunidades, al preocuparse porla convivencia y el significado de la vida en laciudad, y en virtud de que trascienden el en-foque de participación que es propio de lospartidos políticos, se encuentran muy cercanasa la visión de la política como destino. Su for-ma organizativa (ONG, asociaciones y redes) asílo refleja.

La ciudad se recrea y se vive mediante lamezcla e intensificación de flujos de comuni-cación. De esta manera, aceptando una defi-nición de cultura como un conjunto de siste-mas de comunicación, o bien, como “la sociedadmisma considerada en cuanto significación”(Giménez, s/f), podemos concluir que en lanueva ciudad se acelera e intensifica el procesode predominio de los fenómenos se-miológicos.Siguiendo a Antonio Mela (citado por GarcíaCanclini, 2002), dos características definen a laciudad desde el ángulo de las experiencias y lasrepresentaciones urbanas: la densidad de la in-teracción y la aceleración del intercambio demensajes.

En suma, el cambio cultural de la etapa ac-tual del capitalismo, expresado en la nuevaciudad, se distingue, primero, por la produc-ción con base en símbolos y la creciente pre-

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2sencia de productos culturales; después, por elhecho de que los media impregnan la cultura, lapolítica y la economía y, finalmente, por ser laciudad el único lugar donde coexisten, desdela perspectiva thomposniana, la interacciónsocial cara a cara, la interacción mediada y lainteracción casi mediada. De esta manera, lacirculación de formas simbólicas adquiere enla nueva ciudad una velocidad mucho mayorque la circulación de bienes y personas, en elentendido de que este proceso es conducidopor la centralidad de los nuevos media (TIC),soporte mismo de la conectividad.

De acuerdo con Jhon B. Thompson (1998),los medios técnicos son capaces de transfor-mar la naturaleza de la interacción social de lassociedades modernas; de crear nuevas relacionessociales, nuevas maneras de actuar e interac-tuar. Por tal razón, la investigación sobre lasTIC y la sociedad se inscribe en una visiónsistémica de interdependencia compleja y sevincula de manera cercana al planteamiento deeste autor, que liga el desarrollo de las culturasmediáticas con la historia de la modernidad ylas sitúa como prácticas sociales semejantes alresto de las prácticas sociales. Al respecto,Stevenson dice lo siguiente: “Las culturasmediáticas son autónomas respecto de otrasprácticas y actividades y al mismo tiempo es-tán entretejidas con ellas, de las que a su vezreciben un influjo estructurante” (Stevenson,1998: 284).

Lo anterior da como resultado dos ver-tientes de relacionalidad entre culturas mediáti-cas y ciudad: aquella que, desde la perspectivaque establece que la ciudad funciona con baseen un sustrato tecnoracional, permite consi-derarla como núcleo social con capacidad deacción y la que, desde el enfoque que sostiene

que la ciudad funciona con base en un sustra-to antropomórfico, permite visualizarla comoescenario de expresión de la opinión pública,del ciudadano.

La sociedad civil (...) se diferencia de la sociedad engeneral porque reúne a individuos que actúan en laesfera pública, que es un “espacio [citando a Dahl-green] –de discurso, institucional o geográfico– dondela gente ejerce de ciudadano accediendo –de formametafórica– al diálogo sobre las cuestiones que afec-tan a la comunidad, a la política en su sentido másamplio”. La sociedad civil crea la esfera pública condebates libres en instituciones (medios de comuni-cación y sistemas de representación popular) quetransmiten al gobernante la voz de los gobernados.(Sampedro, 2000: 30)

La dimensión espacio-comunicacional de laciudad no se reduce, empero, a la esfera públi-ca convencional. La convivencia se desarrolla,quizá en ciertos aspectos con mayor intensidad,en las esferas privada y social, que correspondenrespectivamente a los espacios privado y labo-ral (o económico), como se puede apreciar enel cuadro número 2. Sin embargo, sabedoresde que la esfera pública comprende “lo quetodos pueden ver”, lo accesible, lo abierto, locompartido es, entonces, la dimensión espa-cio-comunicacional privilegiada de la urbe, yaque expresa el vigor de la sociedad civil y de lacolectividad que pugna por imprimirle senti-do a la vida en la ciudad; es la esfera donde lacomunidad debate los proyectos de la clasepolítica o de los grupos dirigentes, los cualespermanentemente imponen sus propuestas me-diante mecanismos de poder económico, jurídi-co-político o simbólico. En esta perspectiva,el análisis de las distintas expresiones de la

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opinión pública que corresponden a una so-ciedad heterogénea de amplia diversidad social,constituye un aspecto central para compren-der los efectos sociales de los media en la ciudad,cuando ésta se concibe como espacio públicocon varias esferas.

cabría concebir, al menos, dos tipos de esferas públi-cas. Una esfera pública común dominada por las ins-tituciones más asentadas de la sociedad civil y quegenera debates cohesionadores y formalizados so-bre la gestión del poder y los valores colectivos. Estaesfera crea un “espacio común” que debiera nutrirsede otras esferas públicas más reducidas si no quiereestancarse. Las esferas periféricas sostienen comu-nidades y ofrecen incentivos a la participación con-trarrestando las exclusiones de la esfera pública cen-tral (...) las esferas públicas se definen por los pro-cedimientos de debate: cómo se habla, no quién, nisobre qué. La norma básica es la potencial impli-cación como espectador y participante de todo aquélcuyos intereses se vean afectados, directa o indirecta-mente. (Sampedro, 2000: 42)

Los nuevos media se han desplegado con talfuerza que han debilitado las fronteras entre lacotidianidad laboral, doméstica y pública. Las

intromisiones o invasiones recíprocas entre lastres esferas se han acentuado con el paso deltiempo. Este fenómeno se ha agudizado desdeque la televisión violentó la intimidad del es-pacio privado. Sin embargo, con las nuevas tec-nologías (que dan origen a las teleactividades)se ha propiciado que los espacios social, priva-do y público se sobrepongan en varios niveles.Aún así, cada esfera guarda su particularidad yes la esfera pública la que funciona como en-lace e intermediación entre las esferas social yprivada. La esfera pública construida por lasociedad civil es, entonces, “la esfera de la co-munidad, la esfera de los asuntos generales delpueblo” (Barbero, 1990); un espacio que llegaa constituirse en escenario de varios discursosque provienen de intereses privados y sociales.

Los efectos sociales de los nuevos media seperciben en lo que se ha dado en llamar la “nue-va espacialidad” o en la conformación de “es-pacios virtuales”. Martín Barbero (1990) la de-fine como la nueva espacialidad que emerge dela experiencia doméstica convertida por el tele-visor y el computador en un territorio virtual,al que todo llega sin que haya que partir. Por loanterior, la dimensión espacio-comunicacionalde la ciudad se descubre en espacios interactuan-

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Cuadro 2. Imágenes sobre sociedad, esfera y espacio público, privado y socialConcepto Sociedad Sociedad Sociedad Sociedad

privada económica política civil

Esfera Privada Social-laboral Pública PúblicaActor Familias Empresas, Estado, partidos Organizaciones

escuelas SocialesFin-búsqueda Vida privada Beneficios Vida pública Vida pública

Religión, arte Conocimiento Ejercer poder Opinión públicaRol del Persona, padre- Trabajador, Ciudadano- Ciudadano-individuo madre-hijo, etc. estudiante interlocutor actor-emisorEspacio Cerrado Semiabierto Abierto-opaco Abierto-visible

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2tes de alta permeabilidad entre las esferas públi-ca, privada y social. No obstante, son varias lasperspectivas que existen por el impacto de lasnuevas tecnologías de información y comuni-cación en la ciudad. Esto, debido a la “multi-dimensionalidad” de las TIC; es decir, a la varia-bilidad de sus efectos en los ámbitos produc-tivo, comunicativo y de creatividad individualo colectiva.

Los elementos distintivos de los nuevosmedia se expresan en la capacidad informática ytecnológica de sociedades e individuos, poten-ciada por el código universal que habilita lainteractividad y la posibilidad de trasladardeseos e intenciones múltiples (de individuosy organizaciones) a un lenguaje común. La so-ciedad actual no puede entenderse sin la ca-pacidad de la red (o de la microelectrónica) paradistribuir y organizar entidades, espacios ylugares, estructurar movimientos y generarnuevas espacialidades, tanto a nivel hombre-máquina como en espacios domésticos, labo-rales, comerciales y públicos o, incluso, en es-pacios sociales más amplios (ciudad física,antropomórfica y global). No es suficiente estu-diar la tecnología como objeto. En este senti-do, no es de gran relevancia contar los cables ycomputadoras existentes en una ciudad, sinosituarla y entenderla como formas de vida(como una actitud básica ante lo real) que semanifiestan en la urbe. En estos días, no puededejar de asumirse a la ciudad como espacio dela globalidad o de la sociedad compleja: la urbees orientada tanto en su dimensión espacialcomo comunicacional por un influjo externointeriorizado y quizá ineludible.

De esta manera, la mirada que logremos fi-jar sobre las formas de vida y de trabajo se con-vierte en la mirada exploratoria del impacto de

la tecnología en la ciudad. La ciudad comouniverso social se puede ver como espacioantropológico, económico, político, arqui-tectónico y religioso, entre muchos otros. Sinembargo, como lugar físico, territorial, de en-cuentro y convivencia o como instrumento deacción económica y política, ha empezado adesdoblarse (virtualizarse) gracias a la accióninstrumental de las TIC. Por esta razón, obser-var la superficie citadina es una manera de verel fondo. Atender lo visible (lo público) per-mite aproximarse a las relaciones no visibles.

Se adopta así, la noción de ciudad comoforma y símbolo de una relación social integra-da que permite preguntas como las siguientes:¿qué forma adopta –cómo se transforma–nuestra ciudad en la sociedad planetaria?, ¿quésimboliza? Si las TIC no son mercancías que seadquieren para utilizarse de manera aislada enprocesos especializados, si más que todo re-presentan f lujos (de información y comuni-cación) planetarios, entonces, al adquirirse enforma de máquinas y de prótesis, lo que seobtiene no son artefactos sino la posibilidadde acceder a la red. En consecuencia, su difusiónlocal se da al ritmo en que se generaliza su apro-piación productiva y comunicativa por lascolectividades. Es por ello que la nueva ciudadno puede entenderse sin los nuevos tipos detrabajo de perfil informatizado que dan lugara las teleactividades. Éstas, a su vez, no puedendesplegarse sin el uso y apropiación de las TIC.Ambas tendencias están generando cambiosradicales en la interacción social y en la con-ciencia espacial y temporal del habitante de laciudad.

La teleciudad se expresa en renovados es-pacios de actividad económica, en otra conec-tividad, en otra lógica de espacialidad urbana,

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en nuevos espacios o lugares de intermediaciónsociopolítica y en representaciones socialescontrapuestas por la forma de vivirla y experi-mentarla. En resumen, el explicador que puedeproponerse para estudiar los efectos de las TIC

en la ciudad, se inscribe tanto en el nuevo para-digma tecnológico como en el de la comple-jidad. Examinar el impacto de las TIC en unaciudad particular es estudiar el proceso de cam-bio y estructuración de la urbe como parte deuna sociedad planetaria; significa descubrir re-laciones que integran la diversidad urbana y es-

pone el siguiente modelo preliminar conteni-do en el cuadro 3:

Este modelo presenta las dos dimensionesde la ciudad: espacial (segmento izquierdo) ycomunicacional (segmento derecho). El pri-mer cuadrante se refiere a la forma material dela ciudad (la ciudad edificada). En este caso,además de los estudios urbanos regidos por elcódigo arquitectónico, la semiótica y la semán-tica de la cultura aplicada a la ciudad consti-tuyen perspectivas que permiten profundizaren el conocimiento de la ciudad exteriorizada.

tablecer que la autoorganización de la ciudadobedece a relaciones cambiantes e interrela-cionadas que se expresan en la dimensionesfísica, la económica o la cultural pero que sonindisociables. Para unir estos enfoques, se pro-

El segundo cuadrante contiene los elementosde análisis de la urbe comunicada, bajo el para-digma tecnológico y de medios, tema que seha propuesto como central en este ensayo paracomprender los nuevos fenómenos de espacia-lidad urbana y en el que el enfoque comunica-

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Dimensión espacial Dimensión comunicacional

Ciudad exteriorizada Ciudad global

ciudad edificada 5 5 teleciudadconectividad 4 4 comunicación en red

equipamiento 3 3 comunicación mediadacalles/plaza 2 2 comunicación

edificio/casa 1 1 tecnología

habitante 1 1 signociudadano 2 2 diálogo

trabajador 3 3 expresividadcomunidad 4 4 imágenes/información

ciudad apropiada 5 5 ciudad símbolo

Ciudad antropomórfica Ciudad representada

Cuadro 3. Explicador de interrelación de la dimensión espacial con la dimensióncomunicacional de una ciudad

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2cional permite establecer la noción de ciudaddesmaterializada.

El tercer cuadrante presenta la dimensiónespacial antropomórfica de la ciudad y es des-de la antropología, la economía, la sociología yla ciencia política, como se ha profundizadoen el estudio, dependiendo de las múltiplesformas como el ciudadano, el trabajador o lacomunidad se apropia de la ciudad. El cuarto yúltimo cuadrante ofrece las principales referen-cias a lo simbólico y, al igual que en el segun-do, el enfoque es comunicacional, sólo quedesde la perspectiva del lenguaje, el discurso ylas representaciones sociopolíticas de la ciudad.La referencia es la urbe imaginada.

El esquema facilita la vinculación interna yexterna de los elementos de cada división: elnúmero uno dentro de cada cuadrante repre-senta los componentes base del origen de laciudad (el habitante, la casa, la tecnología, elsigno); el número dos, la relación de la plaza(espacio público) con la comunicación dialógicapropia del ciudadano; el numero tres, los tiposde trabajo, el equipamiento, las diferentes ex-presividades socio-profesionales y la comuni-cación mediada como elementos estructurantesde la urbe y, el número cuatro, la comunidadintegrada por sistemas interactivos de infor-mación y comunicación con fuerte dominio dela imagen industrializada (numérica, artificialy efímera), donde la conectividad no sólo esdigital y global, sino que da lugar a la intercul-turalidad y a los nuevos fenómenos identita-rios que emergen con la cultura instrumental(cibercultura). Cada nivel numérico trasciendee incluye los precedentes y cada número repeti-do (o nivel) de los cuadrantes es el elementovinculante e integrador de los mismos, lo quenos lleva a concluir que la ciudad es una uni-

dad integrada: la ciudad integra lo espacial conlo comunicacional.

En este sentido, la ciudad es un ecosistema,una totalidad dotada de una estructura, unafunción y un equilibrio determinado. Los ele-mentos interdependientes que se integran, sonlo espacial, lo económico, lo político y lo cultu-ral. Es por ello que la urbe edificada es, a su vez,desedificada (metafóricamente) en su presen-tación como segmento desterritorializado de laglobalidad. Pero, en especial, es producto o fru-to de procesos de apropiación por parte decolectivos y de la clase dirigente (la praxis políti-ca es una forma de reterritorializar a la ciudada través de procesos de apropiación del espaciopúblico). La representación simbólica está siem-pre presente a través de los discursos de loslíderes políticos y de los imaginarios propios dela colectividad que se expresan en movimientossociales.

La ciudad, obedece, de esta manera, a gran-des ciclos socioculturales globales que, en estaépoca, se hallan en un permanente equilibrioinestable. Una dependencia estructural de fenó-menos internos y externos que sólo se explicacon la premisa de la indisociabilidad entre losnuevos medios de comunicación y la globali-zación. Bajo este enfoque, la paradoja aparentees que lo cerrado se explica por lo abierto: la“ciudad cerrada” debe estudiarse por los ras-gos culturales defensivos de la sociedad actualy explicarse por la gran apertura de los hogaresal mundo.

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Ensayos

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Ciclos económicos de largo plazoy política económica y social en el contextode la globalización

Alfredo Erquizio EspinalUniversidad de Sonora

Departamento de Economí[email protected]

IntroducciónEl propósito principal de este texto es trazar,desde la perspectiva heterodoxa “neoschum-peteriana” y “poskeynesiana”, las coordenadasdel nuevo espacio en el que se puede desplazarla política económica y social. Ubicándonos enlo anterior, definiremos a estas coordenadascomo aquellas que son necesarias tanto paraviabilizar el período de despliegue de la actual“oleada de desarrollo” como para construir unnuevo pacto distributivo en el contexto de laglobalización.

Para conseguir nuestro objetivo, el trabajose ha dividido en tres partes: en la primera, secontrasta la hipótesis de las oleadas de desa-rrollo (Pérez, 2002) con el fin de caracterizar lasituación actual del ciclo económico de largoplazo de la economía mundial; en la segunda,se plantean las características de la políticaeconómica y social necesarias para el despliegueprogresista de la revolución tecnológica en cur-so, considerando el caso de los países desarro-llados (Reati y Toporowski, 2004); finalmente,en la tercera parte, se incluye una reflexión so-bre la situación de México frente a los ciclos ypolíticas económicas mundiales.

La fase actual del ciclo económico de largoplazo de la economía mundialHay varias maneras de abordar la coyunturaeconómica mundial: una de ellas es la propuestapor Carlota Pérez (2002) con base en los cicloseconómicos de largo plazo. Según esta autora,cada ciclo de cincuenta a sesenta años, la eco-nomía mundial se caracteriza por una oleadade desarrollo fundamentalmente impulsada poruna revolución tecnológica. Podemos, de estaforma, reconocer en los últimos tres siglos lapresencia de cinco oleadas:

Revolución Industrial.Época del hierro, la máquina del vapor yel ferrocarril.Época del acero y la ingeniería pesada.Época del petróleo, el automóvil y la pro-ducción pesada.Época de la informática y las telecomu-nicaciones.

Cada oleada de desarrollo es un proceso quepresenta dos períodos (Pérez, 2002: 47): la ins-talación del nuevo paradigma tecnológico y el

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2despliegue de todo su potencial. El período deinstalación se divide a su vez en dos fases:

Irrupción, que surge después de la explo-siva aparición de nuevos productos y tec-nologías, mostrando su potencial futuroe incursionando poderosamente en unmundo básicamente modelado por elparadigma tecnológico previo.Frenesí, el cual ocurre cuando el capitalfinanciero conduce la intensa instalaciónde nuevas infraestructuras y nuevas tec-nologías, de tal manera que, al final, supotencial está fuertemente instalado enla economía y se encuentra listo para supleno despliegue.

Esta última fase origina crecientes tensionesestructurales en el sistema, lo cual la hace in-sostenible, razón por la cual el periodo de des-pliegue no puede darse sin resolverlas. Es ne-cesario, por tanto, un “punto de inflexión”,usualmente mediante la recesión que sigue alcolapso de una “burbuja financiera”. De igualforma sucede cuando los cambios regulatoriosrequeridos son realizados para facilitar y de-linear el período de despliegue.

El momento de transición entre un períodoy otro es, entonces, el estallido de la burbujafinanciera gestada por lapsos de “manía espe-culativa”, caracterizados por la compra de va-lores accionarios, bonos, divisas, propiedadesinmobiliarias, obras de arte y, en general, de todoaquello cuyo precio de hoy se piensa que semodificará al alza en el futuro y que podrá servendido con ganancias que se considera seránextraordinarias. Dichas perspectivas atraen anuevos compradores que, a mayor demanda,determinan alzas de precios que atraen más

compradores. Sin embargo, en algún momentolas expectativas de más alzas se agotan y la re-tirada, cuando todos quieren vender, hace quelos precios bajen, ocurriendo lo que se conocecomo colapso o crack. La historia financiera estáplagada de estos ejemplos (Galbraith, 1991).

Por otra parte, el período de despliegue sedivide también en dos fases (Pérez 2002: 47):

Sinergia, que se da cuando todas lascondiciones son favorables para la pro-ducción y hay un florecimiento pleno delnuevo paradigma tecnológico, ahora cla-ramente predominanteMadurez, que ocurre cuando las últimasindustrias, productos, tecnologías y me-joras son introducidas, mientras apare-cen los signos de oportunidades de in-versión menguantes y mercados estanca-dos en las principales industrias que pro-tagonizaron la revolución tecnológica.

En el cuadro 1 se muestra una síntesis his-tórica de lo anterior.

A continuación, se muestra evidencia quecontrasta la hipótesis de Pérez (2002), en la cualse caracteriza la situación actual de la economíamundial desde la óptica de los ciclos económi-cos de largo plazo; es decir, que ésta se encon-traría en un punto de inflexión, preludio delperíodo de despliegue de la quinta oleada dedesarrollo.

Un signo de los efectos virtuosos de la revo-lución tecnológica en curso y de la concrecióndel período de instalación de la actual oleada,es el comportamiento de los indicadores mun-diales, los cuales reflejan mayoritariamente laactividad desarrollada por las economías de los

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Ciclos económicos de largo plazo y política económica y social en el contexto de la globalización

1 1771 Década de Fines de la 1793-1997 1798-1812 1813-1829Revolución 1770 e inicios década de 1780 Gran saltoIndustrial/ de la de 1780 e inicios de la InglésInglaterra de 1790

Canal manía(Inglaterra)

2 1829 1830 Década de 1848-1860 1850-1857 1857-1873Época del hierro, 1840 Boom

la máquina del Ferrocarril victorianovapor y el manía (Inglaterra)ferrocarril/ (Inglaterra)Inglaterra

(expansiónal continente

europeo yEstados Unidos)

3 1875 1875-1884 1884-1893 1893-1895 1895-1907 1908-1918Época del acero Inversiones "Belle Epoque”y la ingeniería transconti- (Europa)

pesada (EE. UU. nentales en “Progressivey Alemania ferrocarriles, Era”superando barcos y (Estados

a Inglaterra) puertos Unidos)4 1908 1908-1920 1920-1929 1929-1933 1943-1959 1960-1974

Época del Los fabulosos Europa Edad de Oropetróleo, años veinte. 1929-1943 de la

el automóvil Autos, Estados Posguerray la producción electricidad Unidos (Estados

pesada/ y propiedad Unidos yEstados inmobiliaria Europa)Unidos (Estados

(expansión Unidos)a Europa)

5 1971 1971-1987 1987-2001 2001-¿? 20??Época de la Telecomu-informática nicaciones

y telecomuni- e internetcaciones/ manía

Estados Unidos (global)(expansión a

Europa y Asia)

Cuadro 1. Grandes oleadas de desarrollo, manías, edades de oro y fechas aproximadasde puntos de inflexión

Oleada de Revolución Instalación Punto de Desplieguedesarrollo tecnológica/ Irrupción Frenesí inflexión, crack y Sinergia Madurez

País líder recomposicióninstitucional

Fuente: Pérez, 2002: 57.

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2países miembros del llamadoGrupo de los Siete (G7).1

De esta manera, observa-mos lo siguiente (gráficos 1,2 y 3):2

El ascenso de las tasasde crecimiento del PIB

total y del comerciomundial, lo que apunta,por el lado de la deman-da, hacia un incrementode la masa de gananciasen el sector corporativono financiero de las em-presas de los países de-sarrollados.El descenso de las tasasde inflación –y tambiénde la tasa de interés3 yde los precios de losbienes de uso generali-zado (commodities)–, locual, por el lado de la re-

1 Según el Fondo Monetario In-ternacional (FMI, 2004a), durante 2003la participación en el Producto In-terno Bruto (PIB) mundial del G7(Estados Unidos, Japón, Alemania,Francia, Reino Unido, Italia y Canadá)fue de 43.9%, mientras que la de otraseconomías europeas avanzadas (Es-paña, Austria, Bélgica, Finlandia, Gre-cia, Irlanda, Luxemburgo, Holanda,Portugal) fue de 8.3%, la de los tigresasiáticos (Hong Kong, Corea, Singa-pur y Taiwan) de 3.3%, la de China 12.6% y la de la Indiade 5.7%, para un total de 73.8%.

2 La tendencia se calculó mediante el filtro Hodrick-Prescott.

3 La tasa de interés de largo plazo en los paísesavanzados descendió de 6.1% a 4% entre 1996 y 2004(FMI, 2004b).

ducción de costos, también incrementala masa de ganancias.

Las oleadas de desarrollo identificadas porPérez (2002) están claramente vinculadas a la

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ramente vinculado a la revolu-ción tecnológica en curso, tal ycomo lo demuestra la ele-vación de la productividad delcapital en Estados Unidos des-de mediados de la década delos años ochenta (gráfico 6).

El NASDAQ (National Asso-ciation of Securities DealersAutomated Quotation System)5

es el índice de precios de lasacciones del sector vinculadoa las nuevas tecnologías y, portanto, a las industrias de laquinta oleada de desarrollo,misma que se encontraría en el

evolución de largo plazo de la masa de ganan-cias y la tasa de ganancia. Al respecto, Dumenily Levy (1994 y 2003) –investigadores francesesde orientación marxista– nosayudan a mostrar que la cuartaoleada de desarrollo permitiórecupe-rar el nivel promediode la tasa de ganancia del sec-tor productivo de los Esta-dos Unidos, pero con efec-tos que se agotaron en la pri-mera mitad de la década delos años setenta (gráfico 4).

Un signo muy claro de laactual y quinta oleada de de-sarrollo, es la recuperación dela tasa de ganancia en EstadosUnidos (gráfico 5).

El repunte observado dela tasa de ganancia4 está cla-

Ciclos económicos de largo plazo y política económica y social en el contexto de la globalización

4 Aunque los estimados de la tasa de ganancia en lasgráficas precedentes difieren, su tendencia es similar en ellapso que les es común (1949-1992). La tasa de ganancia sebasa en variables medidas en dólares corrientes y es igual a:

[Producto Nacional Neto - (salario por hora* # de horastrabajadas)] / stock de capital neto. Los datos para 1869-1992pueden consultarse enwww.cepremap.ens.fr/~levy/uslt4.txt.

Los correspondientes a 1949-1999 se pueden estimar de laobservación del gráfico 3 de Dumenil y Levy (2003).

5 Sistema Electrónico de Cotización de la AsociaciónNacional de Intermediarios de Valores.

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2punto de inflexión que distingue al períodode instalación del correspondiente al período dedespliegue, como lo muestra el colapso bursátil

que se inició en marzo del año2000.

La caída del NASDAQ arras-tró los índices que representana las quinientas y a las cincomil empresas más grandes quecotizan en Estados Unidos: elS&P 500 y el Wilshire 5000,respectivamente (gráfico 7).

Esta caída no sólo afectó aEstados Unidos, sino que tuvorepercusiones en todo el mun-do, como fue el caso del FTSE

Eurotop 300 (Alemania), delDAX (Alemania), del FTSE, all share(Reino Unido) y del NIKKEI 225y el TOPIX (Japón). Actualmentese observa que los índices de las bolsas deEstados Unidos (S&P 500), Europa (Eurotop

300) y Japón (TOPIX), están sincronizados y enrecuperación, pero no alcanzan su máximo his-tórico del año 2000 (FMI, 2004b).

En la medida en que laseconomías desarrolladas pare-cen haber absorbido bastantebien el fin de la burbuja finan-ciera del año 2000, las expecta-tivas parecen promisorias, pues-to que se cumpliría la regula-ridad característica de las pasa-das oleadas de desarrollo; estoes, un lapso de veinte a treintaaños en el que el desplieguecompleto de la revolución in-formática transformará todoslos sectores económicos, dan-do lugar a una etapa de bonan-za y a la gestación de la próxi-ma revolución tecnológica.

No obstante, como sucedió en la cuarta ole-ada de desarrollo, se requerirán también inno-

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vaciones socioinstitucionales, entre las cualesse cuentan las enlistadas en el cuadro 2.

Una nueva política económica y social parael despliegue de la oleada de desarrollo actualDesde una perspectiva poskeynesiana, Reati yToporowsky (2004) proponen una agenda de

política económica y social conlas transformaciones institucio-

nales necesarias para viabilizar elperíodo de despliegue de la ac-tual oleada de desarrollo y cons-

truir un nuevo pacto distributi-vo en los países desarrollados.

Con base en una visión delargo plazo, para estos autores lofundamental es el reforzamien-to de la difusión del nuevo para-

digma técnico económico de lastecnologías de la información yla comunicación. A ello apuntan:

Las mejores condiciones ma-croeconómicas para la innovación y el cre-cimiento.La necesidad de restablecer la primacíadel capital productivo o “desfinanciariza-ción” de la economía.Las posibles características del “nexo sala-rial” para la nueva oleada de desarrollo.

Nivel InnovaciónNacional > Intervención estatal masiva en la economía (Keynes)

> Manipulación de la demanda> Impuesto sobre la renta: modelo redistributivo> Suministro de estadísticas nacionales> Creciente sistema de crédito al consumidor> Seguros de desempleo y pensiones de jubilación> Servicios públicos y gastos del estado> Sistemas de educación y salud de masas> Sindicatos institucionalizados> Reducción de la jornada, semana y años de trabajo

Internacional > Papel hegemónico de Estados Unidos> Bretón Woods> Plan Marshall> Fondo Monetario Internacional> Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT)> Organización de Naciones Unidas (ONU)> Gradual disolución de los imperios coloniales

Cuadro 2. Innovaciones institucionales para desencadenar el ascenso económico de la posguerra

Fuente: Pérez, 1998.

Ciclos económicos de largo plazo y política económica y social en el contexto de la globalización

Gráfico 7. Índices de la Bolsa de Valores en EE. UU.

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2La política del mercado de trabajo.El régimen de los derechos de propiedadintelectual.

Así, para que el proceso de innovacionesradicales continúe, deben estar claras las pers-

pectivas de un gran impulso de la demandaefectiva. No obstante, ello no es posible sinuna política económica que la impulse decidi-damente, siendo en este punto donde la inver-sión pública sigue teniendo un papel clave.Mientras las metas de equilibrio fiscal, expre-sadas como déficit fiscal aceptable en porcen-tajes del PIB, son en general correctas cuando setrata del gasto corriente del sector público, que,efectivamente, debe financiarse con impuestos,esto no resulta ser lo adecuado para la inver-sión pública, la cual sí puede ser financiada concargo a deuda pagable con los rendimientos dedicha inversión.

En la medida en que, como se comprobó,la tasa de ganancia en los países desarrolladosse recupera, se establecen las condiciones pararestablecer el nexo entre incrementos en la pro-ductividad y los salarios que caracterizó a laoleada de desarrollo anterior conocida como“fondista”, misma que dio lugar al consumode masas. De esta manera, se asegurará un cír-culo virtuoso de demanda efectiva en ascenso,alta rentabilidad, inversiones crecientes, pro-ductividad al alza y mejores salarios.

La difusión de las nuevas tecnologías re-quiere mecanismos apropiados de financia-

miento de la inversión. Al respecto, hay dostipos de mecanismos: el especulativo y el aco-modaticio. El especulativo basa sus expectati-vas de rentabilidad en la posibilidad de reven-

der, en un mercado secundario exacerbado, losvalores emitidos para financiar nuevas inver-

siones por empresas productivas, mientras queel acomodaticio está motivado por expectati-vas realistas de los empresarios de corpora-ciones que arriesgan, principalmente, sus pro-pios recursos, para lo cual es fundamental aba-tir la inflación que suele caracterizar a los lap-sos en que se forman las burbujas financieras,mismas que hacen más atractiva la especulaciónque la inversión productiva.

El restablecimiento de la rentabilidad delcapital, desde una perspectiva de largo plazo,no puede ya sostenerse en el aprovechamientode la debilidad del factor trabajo en la nego-ciación colectiva de su participación en los be-neficios de la nueva oleada de desarrollo, porlo que el sector empresarial debe renunciar alas ventajas que en el corto plazo puede ob-tener de dicha situación, dando paso a las de-mandas de equidad y justicia social. Esto sig-nifica, como ya se comentó, un claro vínculoentre productividad y salario y un estado debienestar (salario indirecto) que proporcioneprotección contra los riesgos y la incertidum-bre del desempleo.

En la medida que las formas del empleo yla contratación están cambiando como con-secuencia de las nuevas tecnologías, se hacenecesaria la participación de instituciones queprotejan a los trabajadores cuyo estatus ya noes el de empleados, pero tampoco el de emplea-dores, y que, sin embargo, se relacionan en for-ma desventajosa con quienes los contratan.Dada la alta movilidad en el empleo, el ejerci-cio de una profesión a lo largo de la vida ya nose da en las condiciones de antes, por lo que serequiere de mecanismos que permitan el reen-trenamiento continuo.

Asimismo, para corregir la declinación del“estado de bienestar”, es necesaria una nueva

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concepción de los derechos sociales y la soli-daridad, basada ya no en aquellas dirigidas alas necesidades individuales, sino más bien enlas que procuran seguridad individual y colec-tiva frente al reto de la incertidumbre. Se tratade sustituir el concepto de “protección social”por el de “ciudadanía social” como la síntesisdel sentido de la reformulación de la legislaciónlaboral y social en general.

La transferencia de tecnología es la base dela innovación y toma dos formas: la codificaday la tácita. La codificada cubre tanto la trans-ferencia pública, que es difundida en mediosimpresos, como la transferencia privada, pro-tegida por patentes y que sólo está parcialmentedisponible. Por su parte, el conocimiento táci-to, o no codificado, el cual es una característicatípica de las organizaciones, es el componenteprincipal del proceso de aprendizaje y conducea la innovación.

En lo referente a la transferencia codifica-da, los problemas principales giran en torno ala legitimidad de patentar organismos vivos,microorganismos, genes o secuencias genéti-cas parciales, de privatizar elementos de cono-cimiento común, tales como algoritmos mate-máticos o procesos biológicos básicos, así co-mo de la apropiación privada de la investigaciónfinanciada con fondos públicos.

La historia demuestra que las sociedadesexitosas son las inspiradas en una visión delargo plazo, en donde es inadmisible que losintereses privados se apropien de los resulta-dos de investigaciones financiadas por el go-bierno, así como de los conocimientos básicosque son necesarios para la investigación.

Para ello, se requiere que las leyes de pro-tección intelectual contengan los siguientesprincipios:

No otorgar patentes a procesos que sonclaramente fenómenos naturales.Si el producto o proceso es un insumo ofoco de investigación, este conocimientogenérico debe quedar abierto.Se debe estrechar el alcance de la patenteevitando que mediante su extensión sebloquee el desarrollo de posibles susti-tutos.Dejar libre la posibilidad de que la in-vestigación pura se desarrolle sin que seconsidere una violación de la patente.

Reflexión finalLas implicaciones para MéxicoLa economía mexicana mostró sus más altastasas de crecimiento de largo plazo (6.2%) enel lapso 1940-1981, lo cual coincide más o me-

nos con el período de despliegue de la cuartaoleada de desarrollo. Por lo contrario, de 1982al año 2002, el desempeño ha sido decepcionan-

te, pues sólo se creció a 2.2% (gráfico 8).Desde una perspectiva de largo plazo, mien-

tras los países desarrollados parecen haber en-contrado una salida a la crisis de rentabilidadque puso fin a la cuarta oleada de desarrollo,no sucede lo mismo con naciones como Méxi-co. Así, Mariña y Moseley (2001) revelan que latasa de ganancia en México no se ha recupera-do y permanece estancada a un bajo nivel, apesar de que la tasa de plusvalor sí se elevójunto con la participación de las ganancias enel ingreso. El problema parece estar en la pro-ductividad del capital, que, aunque expresa lamodernización de la base tecnológica de la eco-nomía, no muestra la inflexión hacía arriba quesí se observa en los países desarrollados, como

Ciclos económicos de largo plazo y política económica y social en el contexto de la globalización

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2se ilustra en las gráficas 9, 10, 11, 12 y 13, lascuales se basan en:

Los cálculos de Mariña y Moseley (2001),elaborados a partir de estimados del plus-valor, capital variable y capital constantedel sector productivo capitalista, exclu-yendo comercio y servicios financieros,remuneraciones a personal no obrero, ca-

pital fijo residencial (considerados comogastos improductivos), producción porcuenta propia y no mercantil, para los quese utiliza la fórmula:

Tasa de ganancia = [flujo anual de plusvalor - flujoanual de costos improductivos (salario y materiales)]/ stock de capital según costo de reemplazo.

Cálculos nuestros [que no consideran losajustes propuestos por Mariña y Mose-ley (2001)] elaborados a partir de estima-ciones de la participación del trabajo en

la distribución del ingreso (LPIB), de talforma que ganancias = PIB*(1 - LPPIB), se-gún cifras de las cuentas nacionales, asícomo de los estimados de Hofman (2000)para el stock de capital, para los que se uti-liza la fórmula:

Tasa de ganancia = ganancias / capitalTasa de ganancia = (ganancias / PIB)*(PIB /capital)

Tasa de ganancia = (ganancias / PIB)* (productividad del capital)

El declive de la producti-vidad del capital revela queMéxico no se encuentra aún enel club de las economías inno-vadoras que distingue el WorldEconomic Forum, lo que aten-ta contra la recuperación de sutasa de ganancia y sus posibi-lidades de crecimiento a largoplazo. En contraste, países co-

mo Corea, Taiwán, Hong Kong,Singapur, Irlanda e Islandia, queno pertenecían a dicho club enla década de los años ochenta,

han logrado su inclusión en él (cuadros 3 y 4).En términos estratégicos, para países como

México es clave considerar que las oleadas dedesarrollo se superponen, de tal forma quecuando la cuarta está en su período de des-pliegue, la quinta ingresa a su período de ins-talación. Así, mientras México se acomodabaen las industrias de la cuarta oleada, los paísesdel sudeste asiático lo hacían en las del des-pliegue de la actual. La lección es importante:se deben hacer las dos cosas, rejuvenecer lastecnologías ya maduras y acceder a las nuevas

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País Promedio anual Ranking Promedio anual Rankingde patentes década de 1980 de patentes año 2000

inscritas en EE. UU. inscritas en EE. UU.por cada millón por cada millónde habitantes en de habitantesla década de 1980 en el año 2000

Suiza 189.6 1 182.1 4Estados Unidos 165.8 2 308.7 1Japón 101.2 3 246.6 2Suecia 94.3 4 177.2 5Alemania 85.1 5 123.6 7Holanda 51.9 6 78.1 11Canadá 50.3 7 111.2 9Reino Unido 43.2 8 60.6 16Francia 43.0 9 64.4 14Israel 42.1 10 135.0 6Austria 40.3 11 62.1 15Finlandia 37.0 12 119.4 8Dinamarca 31.7 13 82.3 10Bélgica 26.4 14 67.8 13Noruega 22.6 15 55.1 18Australia 21.4 16 36.7 20Italia 16.4 17 29.7 22Nueva Zelanda 15.2 18 28.0 23

Cuadro 3. Economías tecnológicamente innovadoras en la década de 1980 y el año 2000

Fuente: World Economic Forum, 2003.

Ciclos económicos de largo plazo y política económica y social en el contexto de la globalización

tecnologías genéricas y los nuevos modelosorganizativos (Pérez, 2001).

Si la economía mexicana lograrealizar esa tarea en los próximosaños, sus perspectivas de rentabi-lidad y crecimiento serán promiso-rias, propiciándose una inflexiónhacía arriba en la tasa de ganancia yde productividad del capital comola manifestada en los países desa-rrollados. El otro objetivo, el deacompañar la prosperidad capita-lista con un nuevo pacto distribu-tivo, quedará pendiente, tal comoaún lo está en dichos países. Sinembargo, esto último es un asuntoque, como en el pasado, se tendrá

que resolver en el campo de la lucha política.

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Taiwán 12.8 19 210.3 3Islandia 9.0 21 61.6 17Irlanda 8.8 22 32.4 21Hong Kong 5.4 23 26.3 24Singapur 2.4 26 54.3 19Corea 1.3 28 70.1 12

País Promedio anual Ranking Promedio anual Rankingde patentes década de 1980 de patentes año 2000

inscritas en EE. UU. inscritas en EE. UU.por cada millón por cada millónde habitantes en de habitantesla década de 1980 en el año 2000

Cuadro 4. Economías que no eran tecnológicamente innovadoras en la década de los años ochentay que lo son en el año 2000

Fuente: World Economic Forum, 2003.

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Ciclos económicos de largo plazo y política económica y social en el contexto de la globalización

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Reseñas

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La arquitectura emblema de la globalidad

Brisa Violeta Carrasco GallegosMaestría en Ciencias Sociales

(Estudios Urbanos y Ambientales)El Colegio de Sonora

[email protected]

En La Arquitectura de la Ciudad Global1, ZaidaMuxí analiza los procesos de construcción delas ciudades insertas en el marco de la globa-lidad económica, en los cuales se presentan for-mas particulares de apropiación del territoriourbano, modelándolo y proponiendo un nue-vo lenguaje arquitectónico para los prototiposde las actuales tendencias de diseño difundi-das a nivel mundial. La globalización, segúnpalabras de la autora, se entiende como un pro-ceso de “Dominio de las fuerzas del mercadomundiales, el descompromiso político con larealidad social y la primacía de la producciónde servicios terciarios” (p. 9).

Dadas estas premisas, los espacios de la glo-balización ocupan el territorio urbano sintransformarlo integralmente; por el contrario,son propulsores de procesos de fragmentacióny diferenciación del entorno. Las políticas ur-banas procuran el posicionamiento de lasciudades en el mundo como punto atractivopara las inversiones trasnacionales. En este pro-ceso se transforman ciertas áreas que dotan deuna infraestructura eficiente y se promueve a

la ciudad mediante un fuerte trabajo de market-ing difundido internacionalmente, en el cual serealzan las ventajas y particularidades de laciudad.

La arquitectura contribuye a la creación deuna imagen moderna y es utilizada como em-blema de la ciudad, los edificios diseñados porarquitectos y firmas con reconocimiento mun-dial se erigen buscando una proyección inter-nacional: “Paradójicamente, la búsqueda deatractivos para conseguir las inversiones glo-bales ha provocado que, en muchos aspectos,las ciudades se asemejen cada vez más y pier-dan sus peculiaridades, poblándose de íconosde la modernidad global” (p. 22).

Los nodos que estructuran la red de servi-cios orientados a la sociedad globalizada, com-prenden: barrios privados, complejos de ofici-nas destinadas a centros financieros y servi-cios empresariales, así como centros comercialesy parques temáticos y una gama de serviciosurbanos como autopistas y aeropuertos desti-nados al servicio de estos espacios, los cualesno desarrollan el conjunto total de la ciudad,sino que generan y potencian polos de desarro-llo dotados de servicios e infraestructuras nece-

1 Zaida Muxí, La arquitectura de la ciudad global, Barcelo-na, Gustavo Gili, 2004, 184 p. (ISBN: 84-252-1560-9).

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2sarias para acceder de una manera eficiente alconjunto de áreas globales, ya sea mediantecontacto físico o virtual.

El tema de la globalización ha sido aborda-do en la mayoría de los casos desde el puntode vista de la economía y el desarrollo regio-nal, analizando cómo los métodos producti-vos y los capitales naturales y sociales de de-terminada región influyen para que ésta se in-tegre o no a la red de comercio internacionalmediante la cual se rigen los mercados. Las in-fraestructuras que sirven de base para el éxitocomercial de ciertas regiones están conforma-das por edificios destinados al transporte, ser-vicios financieros e industriales, complejoscomerciales y de ocio, al igual que conjuntosresidenciales.

Muxí hace una caracterización de estos es-pacios tomando como zona de estudio laciudad de Buenos Aires, donde, al igual que enmuchas ciudades del mundo, se presentan demanera clara procesos segregatorios, espacia-les y sociales, de la ciudad preexistente y de losnuevos edificios de servicio, comercio y vivien-da. El estudio de la arquitectura de la globa-lidad en el caso bonaerense, se ilustra con de-tallados ejemplos de algunos de los másimportantes iconos recientes de la ciudad, comolo son los desarrollos para barrios privados enNordelta y Pilar del Este, que han sido em-blemáticos para la aparición de este tipo devecindarios en la ciudad.

Para el caso de los parques temáticos y cen-tros comerciales, se describe, entre otros, unode los ejemplos más claros de segmentacióndel espacio urbano y de los procesos de gentri-ficación: el Abasto de Buenos Aires, edificioque fuera construido en 1934 como mercado ypermaneciera abandonado por décadas y que

fuera rehabilitado como centro comercial consalas de cine y restaurantes. El proyecto, inau-gurado en 1998, está inserto en la trama centralde la ciudad; sin embargo, no guarda una re-lación con el entorno, ya que tres de las facha-das del edificio están diseñadas solamente paraacceso vehicular, “mientras que el acceso pea-tonal se resuelve con unas grandes e impo-nentes escaleras que no invitan a entrar” (p.121).

En el caso de los edificios corporativos, seejemplifica el caso de Puerto Madero, una zonacolindante al río Paraná que en un principiofueran dársenas dedicadas al comercio náuticoy que posteriormente quedara abandonado.Éste se ha rehabilitado con la construcción deedificios y oficinas destinados a corporaciones,albergando a importantes empresas interna-cionales. El proyecto, que fuera ideado desdeuna perspectiva de recuperación de la historiae identidad de la ciudad, se ha reducido a unespacio aislado de su entorno.

La autora parte de una clasificación gene-ral de los espacios globales a partir de tres ele-mentos que los caracterizan como tales, como“centros neurálgicos” que reúnen los valoresde la sociedad globalizada: a) la accesibilidadde los lugares funciona como conector princi-pal, ya sea en el entorno local o con el resto delmundo, mediante la facilitación del acceso alos medios de transporte y comunicación, b) laimagen que identifica los espacios, simulandoya sea espacios históricos o hipertecnológicosque incorporan los más avanzados métodosconstructivos y, c) el emblema que constituyeel prestigio (dado por elementos importantescomo universidades, fraccionamientos de lujo,parque temático, etc.) y que ha hecho posiblela concentración de una zona de servicios a sualrededor (pp. 28 y 30).

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La privatización del espacio construido sehace evidente mediante la adhesión de elemen-tos orientados a controlar el acceso de perso-nas a instalaciones comerciales, empresarialesy de vivienda, al igual que a través de la ex-clusión del acceso y del transito de los pea-tones. La clasificación de elementos propuestapara los lugares globales es: a) los barrios pri-vados, b) los centros comerciales y parquestemáticos y, c) los sectores de edificios corpo-rativos. Estos espacios, al incorporar elemen-tos de seguridad, conectividad y homogeneidad,se rigen por “la dominación de la naturaleza yde cualquier imprevisto, el “no riesgo”, y lanecesidad de sentirse contenidos por un espa-cio previsible y sin diferencias son característi-cas sociales que también definen la arquitectu-ra que se produce y se propaga” (p. 14).

Los barrios privadosEn el caso de los barrios cerrados se analiza unfenómeno que se hace visible cada vez más portodo el mundo: bajo la idea de construir unavida comunitaria y segura, se crean islas que seoponen a la ciudad existente y en las que suspobladores buscan la constante reafirmaciónde sí mismos en referencia a su igual: el vecino.La idea concebida de la ciudad se transformaen la del mundo salvaje y peligroso del cualhay que alejarse por la inseguridad que lo domi-na. La seguridad y el acceso a un estilo de vidaexclusivo y privado, ofertada por los medios,recrea una vida idílica en los barrios cerrados:la imagen de la familia en plena libertad, losniños que pueden jugar en medio de la calle yla confianza de que no habrá intrusos merodean-do por el vecindario. La desconfianza al exteriorse materializa en las bardas perimetrales, case-

tas de vigilancia, alarmas, guardias de seguridad,cámaras de video y demás accesorios que ga-ranticen la invulnerabilidad de la burbuja. “Esuna perversa recuperación de la ciudad y de laurbanidad a partir de su negación (…) Para ello,la mejor propuesta es la fabricación de unaciudad simulada, controlada, compuesta poriguales, puesto que la aparición del ‘otro’ seconvierte en un peligro” (p. 51).

El libro presenta una interesante aportaciónpara el estudio de los barrios privados, a loscuales clasifica en tres tipologías generales:

El primer tipo son los que se dan me-diante “rehabilitaciones sectorizadas” don-de se recuperan ciertas zonas o edificiosde la ciudad para nuevas viviendas. Aun-que contrastan con un entorno degrada-do, esta tendencia conlleva un discursosobre el valor histórico de la recuperación.El segundo tipo son los “condominiosde torres”, que en su mayoría se insertanen el tejido urbano pero diferenciándosedel entorno, entre otras cosas por la pro-hibición total al acceso.El último tipo está representado por las“nuevas áreas urbanas residenciales ais-ladas”, las cuales son grandes consumi-doras de suelo y recursos naturales y ter-minan por convertirse en “un modeloinsostenible ecológica, social y económi-camente.”

Esta tipología de los barrios privados que-da como un aporte general, al igual que la cla-sificación que propusiera Maristella Svampatambién para el caso de Buenos Aires. Los pro-cesos que se observan en esta ciudad en cuan-to a los desarrollos privados de vivienda se re-

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2producen con pocas variantes en muchasciudades del mundo, por lo que este tipo deinterpretaciones complementarias entre sí,puede servir de base para análisis similares enotras plazas.

Parques temáticos y centros comercialesLos espacios de ocio se han convertido en fi-guras ilustrativas de la ciudad que se inserta ala globalidad. Según el marketing, una ciudad,para resultar atractiva en el ámbito global, debecontar con centros de entretenimiento y con-sumo que brinden fuentes de esparcimiento avisitantes y residentes. “La realidad de la ciudadno parece suficiente para satisfacer las expecta-tivas que se hacen sobre la ciudad, por ello, ycada vez más, la ciudad global copia su propioparadigma, su propio tópico, lo que se esperaque sea y no lo que es” (p. 104).

La arquitectura sirve como instrumentopara la creación de la fantasía. Los parques dediversiones y los centros comerciales buscansorprender al usuario, para lo que se valen deargumentos escenográficos basados en imá-genes historicistas, desde las locales hasta loselementos de la arquitectura clásica griega, elantiguo Egipto y las culturas americanas pre-colombinas. De igual forma, se utilizan temáti-cas futuristas y teatrales para revestir bodegascerradas al exterior y climatizadas artificial-mente.

En los nuevos centros de ocio globales querepiten las firmas transnacionales son comuneslas tiendas especializadas en ropa de marca, res-taurantes de comida rápida y hasta parques dediversiones transnacionales. La aparición de estetipo de equipamientos pudiera verse comobeneficiosa para la recuperación de zonas

degradadas y edificios abandonados; sin em-bargo, el espacio privado marca la diferenciacon el entorno, por lo que es difícil que se ge-nere una reacción en cadena de mejora en losservicios y la imagen urbana de la zona. Loscomplejos que contemplan reformas integralesa una vialidad o a una zona amplia, considerantambién el desalojo de los pobladores y la ocu-pación total del suelo. “Podrían haber sidonuevas centralidades urbanas, nodos genera-dores de sinergias creativas y productivas, peroni su concepción empresarial ni su diseño ar-quitectónico conducen a una interactividad einterrelación con la ciudad que no sea la mira-da desde la aislada seguridad y paraíso inac-cesible para los que quedan fuera” (p. 116).

Los edificios corporativosLas corporaciones emblemáticas de la globa-lidad distribuyen edificios alrededor del mun-do en ciudades que les permiten acercase amercados y sedes productivas: “La fuerza sim-bólica de la nueva economía se hace visible através de sus sedes emblema, sobre la ciudadexisten según dos premisas básicas: la centra-lidad y la conectividad” (p. 140).

Los proyectos urbanos destinados a edifi-cios corporativos toman en cuenta estas carac-terísticas en la planeación. La conectividad serealiza por medio de excelentes vías vehicularesque ligan la zona con otras importantes en laciudad y con aeropuertos y centrales de tren oautobús, hoteles y restaurantes de prestigio,universidades, tiendas y viviendas en condo-minios privados. Este esquema privatizador,al igual que en los casos de las clasificacionesanteriores, fragmentan el espacio urbano y ex-

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pulsan o dan la espalda a la sociedad preexis-tente en el proceso de apropiación del suelo.

La gran aportación del libro es la caracte-rización que logra sobre lo que son los lugaresde la globalidad, así como los tres usos pro-puestos y las ejemplificaciones que permitenidentificar similitudes con casos de otrasciudades. La visión aplicada a la ciudad de Bue-nos Aires es referente para este libro, el cualfue publicado por primera vez como tesis doc-toral de la autora. De cualquier forma, el ubi-car el estudio en una sola ciudad no implicaque se pierda una visión mundial del fenómenode la arquitectura global, ya que al igual que seescribe de casos en Buenos Aires, se retomanejemplos de otras ciudades del mundo, permi-tiendo al lector un mayor conocimiento sobrela manera en que los lugares y las ciudades glo-bales se proyectan hacia el exterior y potenciansu inserción en la macro esfera mundial.

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1988: 103). Las fichas correspondientes deberán colocarse alfabéticamente al final del texto, en lasiguiente forma:

Núñez Noriega, Guillermo (1988) “Madres adolescentes y maquiladoras rurales. Políticas degénero y globalización en la sierra sonorense”, en Estudios Sociales: Revista de Investigación delNoroeste, vol. VIII, núm. 16, Hermosillo, Universidad de Sonora/Centro de Investigaciónen Alimentación y Desarrollo/El Colegio de Sonora.

Picó, Joseph (1999) Cultura y modernidad. Seducciones y desengaños de la cultura moderna, Madrid,Alianza Editorial.

Las fichas de notas informativas de periódicos y páginas electrónicas deberán colocarse a pie depágina, en la siguiente forma:

3 El Universal, agosto 30 de 2002, p. A3.4 http://www.sre.gob.mx/ppp/

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“Imaginales 2”revista de investigación socialde la Universidad de Sonora

se terminó de imprimir en octubre de 2005en los talleres gráficos

de Imagen Digital del Noroeste, S. A. de C. V.Veracruz 19-A, Hermosillo, Sonora, México

Teléfono y fax (662) 214-8822Tiraje: 500 ejemplares

La edición estuvo a cargo deMora-Cantúa Editores, S. A. de C. V.

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Digitalización de ilustracionesJosé Juan Cantúa