revista católica de las cuestiones sociales. 10-1928

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  • 7/25/2019 Revista Catlica de Las Cuestiones Sociales. 10-1928

    1/68

    AO

    XXXIV

    OCTUBRE DE

    1928.

    N M .

    406.

    REVI3T I C ITLIC 1

    DE CUESTIONES SOCI LES

    (CON CKXSURA ECLESISTICA)

    E L C A T O L I C I S M O Y A L G U N O S

    PROBLEMAS INTERNACIONALES

    Es evidente la preocupacin cada vez ms intensa que experi

    mcntan los espritus por los problemas internacionales. La tre-

    menda leccin de cosas que ha sido

    a

    gran guerra, les hace bus-

    car cuanto puede servir para estrechar los lazos de unin entre la

    familia hu m ana, a fin de prevenir el retorno de sem ejantes he ca -

    tombes

    y

    procu rar cauces jurdicos

    a

    la solucin de los con-

    flictos entre los pu eblo s.

    los catlicos que se muestran conscien-

    tes de su misin, siguen con inters ese movimiento, buscan en

    los libros de sus telogos y en los documentos emanados de sus

    Papas ,

    la luz necesaria para resolver las cuestiones que plantea

    la vida internacional y ponen de manifiesto los atisbos

    de

    sus

    doctores en este orden. El catolicismo se presenta, como conse-

    cuencia de sus trabajos,a los ojos de sus mismos adversarios,

    si no como una religin sobrenatural y divina de la que slo pue-

    de esperarse la salvacin del mundo, como una gran fuerza civi-

    lizadora, con la que es preciso contar enlaobra delauniversal

    pacificacin.

    Apuntemos

    rpidamente

    algunas

    de

    estas intervenciones

    catlicas.

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    2/68

    198 JUAN DE HINO JOS*

    Tenemos en primer lugar, la cuestin de la reparticin de las

    razas humanas en el mundo.

    Hasta ahora no se desconoca la facultad de los Estados para

    regular las cuestiones de nacionalidad, para poner trabas a la in

    migracin de otros pa ses . Nadie por ejemplo, discuta a los E s '

    tados Unidos su derecho a op on erse a la entrada en sus domi

    nios de los japoneses. Hoy nos preguntamos ya hasta qu punto

    pu ede lcitamente un pas sin motivos de orden pblico muy cali

    ficados, cerrar sus puertas a los que a l acuden porque no pue

    den vivir en su pas de origen. No es la tierra pa ra tod os los

    hombres?

    He aqu puesta de manifiesto por Crtinon la luz que el cristia

    nismo puede aportar a este importante problema.

    Si la idea d( la S ociedad de las nac iones se desenvuelve, ese

    particularismo deber cesa r. Una autoridad superior guardiana

    del bien comn mundial, dir a ste o a aqul de es os pu eb los

    demasiado celosos de sus riquezas que la justicia quiere que

    abra sus puertas. Para encontrar sus razones esc arbitro superior

    no tendr ms que abrir los viejos tratado s de Su rez. All de s

    cubrir el derech o h um ano sup erp ues to al derec ho nacio nal. El

    derecho humano permite a cada uno recorrer la tierra, comerciar,

    y establecerse por doquiera. Razonablemente no se puede, pues ,

    sin motivos legtimos, prohibir su acceso a los extranjeros pacfi

    cos . El arbitro deber, pues, apreciar la legitimidad del motivo.

    Dec larado el derech o en m ateria de emigracin, ser forzo so

    regular de un modo bilateral y jurdico las mltiples cuestiones a

    que da lugar el cambio de residencia. Habr que buscar frmulas

    generales para determinar la nacionalidad. (1) Sin duda el esp

    ritu cristiano no nos dar en este punto soluciones concretas; pero

    s nos pro porciona r una orientacin segura y definida: la que

    emana de la unidad del gnero humano y de la fraternidad e igual

    dad esencial de todos los hombres.

    Cua nd o la conferencia de Pa rs trat acerca de la suerte de

    las colonias alemanas, despus de una laboriosa discusin, lleg

    a con cretar su pen sam iento en el artculo 22 del Pa cto , el cual si

    bien no establece una norma aplicable a todo ca so de coloniza

    cin, tiene un indiscutible alcan ce doc trinal. All se proclam a en

    efecto que la colonizacin implica un verdadero mandato interna

    cional, una especie de tutela conferida por la Sociedad de las Na-

    (1) Chronique sociale de abril de 1923.Nouvel aspect des problmes de

    nataUt et d emigrafion.

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    E L CATOLICISMO

    Y

    ALGUNOS

    PROBLEMAS

    INTERNACIONALES 199

    ciones al Estado colonizador sobre el territorio colonizado inca*

    paz para regirse por s mismo. El mejor mtodo - se lee en dicho

    artculo - p ara realizar prcticam ente e ste principio (la protecc in

    de los pueblos que no pueden regirse por s mismos) consiste en

    confiar la tutela de es to s pueb los a las nacio nes des arro llada s

    que a causa de sus recursos, de su experiencia, de su posicin

    geogrfica, se hallan en estado de asegurar esta responsabilidad y

    que consienten en ace pta rla: ejercern esta tutela en calidad de

    mandatarios y en nombre de la sociedad.

    Co nfrontem os aho ra esta doctrina con la sustentad a po r Fray

    Bartolom de las Casas para justificar la soberana de los monar*

    ca s espaoles so bre las Indias (1) y con la sustentada po r F ran

    cisco de Vitoria acerca del particular.

    El m andato conferido po r el Pa pa a nuestro s reyes es en in*

    teres de los indgenas. El poder del Estado colonizador es, como

    el de todo mandatario, delegado. Deja plenamente intacta la so-

    berana de los jefes del pueblo som etido a tutela. Y - e s t o se d e

    duce claramente de la naturaleza del mandato - deber cesar

    ipso

    f cto cuando el pueblo reputado como menor sea capaz de regir*

    se po r s m ism o. Si la m etrpoli pue de percibir alguna utilidad

    es com o com pensacin del trabajo que se impo ne en beneficio

    de la colonia.

    Las divergencias proceden esencialmente de la diferencia que

    opone a la cristiandad, verdadera Sociedad de las Naciones cris

    lianas, la mod erna Sociedad de las N acion es, fundada sobr e el

    orden natural y el ideal racional de civilizacin. A decir verdad ,

    la idea de cristiandad no ha pod ido nunca tom ar cue rpo en una

    concepcin clara y de contornos definidos. La cristiandad parece

    en Vitoria m s que una hiptesis y m eno s que una realidad. Se

    percibe constantem ente a lbo rea r en el esa sociedad fundada en

    el derecho natural que es el esquem a de la actual sociedad inter*

    nacional. No hay que oponer la teora de los publicistas del siglo

    XVI y la teora m ode rna, com o dos con cepc ione s, de las cuales,

    una sera cristiana y la otra no . Sera mucho m s justo ver en la

    segun da el estudio com plem entario, la evolucin de una doctrina

    cuyos principios sentaba la primera teora. Para Dlos de quien

    son los prrafo s transcritos, esto s publicistas p roclam aron con

    energa en el seno de los Estados la distincin entre la potestad

    religiosa y civil; pero estos principios no los aplicaron expli9ita

    mente a la Socied ad de las N acion es. Vitoria, po r ejemplo, se

    pregunta si los pueblos ms adelantados tienen una especie de

    derecho de tutela sob re los pueblos incapa ces de adm inistrarse

    (1) Vanse los dos artculos publicado s rccicntemenlc en la seccin Insti

    tuciones hom res de esta REVISTA, sobre el ilustre dominico espaol.

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    9 0 0 JUAN DE HlNOJOSA

    po r s mismos y hasta concede que podra so stenerse q ue los prin-

    cipes espaoles podan ejercerlo; pero temeroso de que pu'

    diera padecer po r su admisin el innegable derecho de indepen

    dencia de esos pueblos, no se atreve a concluir. No me atrevo

    a afirmar la legitimidad de este derecho ni a condenarlo form al'

    mente. En todo caso, escribe -lo que se haga ha de hacerse por

    el bien y la utilidad de esos pueblos y no de los espa ol es . VitO'

    ria, termina ciertamente Dlos, se hubiera tranquilizado si hubiese

    pensado que ese derecho de tutela pertenece no a un Estado par

    ticular - lo que sera muy peligroso para la libertad - sino a la co

    lectividad que forma una So cied ad de civilizacin superior a los

    Estados nacionales* (1).

    Vemos, pues, de qu suerte la doctrina de nuestros telogos

    ha pre pa rad o el importante pro gre so del derecho colonial que

    supone el aludido pacto.

    Cuan do escribimos este artculo se aca ba de firmar el pacto

    Kellog contra la guerra.

    Dicha convencin deca L Osservatore Rom ano hace poco

    tiempo: es justa, oportuna y tiene prob abilidades de obtene r

    pleno xito, porq ue los pueblos euro peo s estn d ese os os de

    conservar la paz de cualquier lado que venga.

    Es probable-aade-que las personas escpt icas sonr an

    ante el pacto Kellog, pero las mism as pe rso na s han ridiculizado

    la Sociedad de las Naciones, que sin embargo ha comenzado un

    trabajo interesante.

    Es fcil burlarse de esto s esfuerzos am ericanos; pero el he

    cho de un contacto continuo entre los jefes de las diversas nacio

    nes, aumenta la fraternidad de los pueblos y no puede dejar de

    proporcionarnos la paz.

    En efecto, la legtima iradicin catlica es abiertam ente hostil

    a la guerra como medio de disminuir las discordias y favorable al

    desarme.

    Prescindiendo de las doctrinas de nues tros telogo s sobre la

    gue rra, son muy num erosos los textos pontificios que pudira

    m os aducir en ap oy o de nuestro ase rto. G. Teissier ha reunido

    varios de ellos en un artculo reciente (2). V am os a citar tan s lo

    uno del gran Len XIll contenido en aquella admirable carta

    (1) I. E. Dlos O . P. Le mandad international

    en

    Revue desjeunes

    de 95

    de ulio de 1928.

    2) Les cathoUques et le deoarmem ent en La Vie eatho quede 11 de

    agosio de 1928.

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    E LCATOLICISMO ALOUNOS''PROBLEMAS INTERNACIONALES 201

    Proeclara Orafulationis sobre \ que se ciernen las magnficas

    perspectivas de la ciudad cristiana ideal.

    Despus de describir con negros colores el cuadro de Euro

    pa , bajo el rgimen de la paz arm ada , que equivale a la guerra

    futura, escribe el Pontfice:

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    2 0 2 JUAN DE rtiNOjO SA

    hay vida internacional posible sin universalidad religiosa. He aqu

    por qu los esfuerzos para la unin de las iglesias, por divergen^

    tes e incoherentes que puedan ser, son a nuestros ojos el sntoma

    m s importante que observ am os en el plano internacional. E s la

    unidad del mundo cristiano que trata de reconstituirse des pu s

    de los c ismas de O riente y de O cciden te. (1)

    La savia cristiana infiltrada en el actual movimiento internaciO

    na], puede hacerlo fecundo en bienes para la humanidad. Por eso

    hacen bien los que lejos de m ostr rsele indiferente hostiles

    procuran encauzarlo y guiarlo bajo la gida de la Iglesia.

    JUAN DE HINOJOSA.

    l ) Artculo en La Revue des eunes de 25 de julio ltimo.

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    LA OBRA DEL CARDENAL FERRARI

    NUEVAS FORMAS DE APOSTOLADO

    SOCIAL

    No ha mucho, oamos hablar de la vida de santidad y de

    apostolado que ha hecho en Roma, hasta que la edad y los

    ach aques la han trado al ho ga r de sus familiares, una dam a de

    ilustre familia espaola consangunea del respetable caballero que

    dirige el Patronato Social de Buenas Lecturas*.

    Durante muchos aos, esta seora poseda de gran fervor re

    ligioso, y anhelante por el bien de los dems, recorri los barrios

    ms apartados de la gran ciudad, capital del orbe catlico, y con-

    virti los suburbios rom ano s en cam po d e una accin de ca te-

    quesis y apostolado, que lleg a conquistarle la popularidad, en-

    tre las clases ms humildes.

    Buscaba a los des here dad os de la fortuna, a los que realizan

    los trabajos ms rudos, a los ms castigados por el dolor, y con

    especialidad a los nios. toda su accin se reduca a una em -

    presa que parece nimia y es ardua en nuestro tiempos; a ense*

    arles la Doctrina Cristiana, a amar a Dios y a cumplir sus

    Mandamientos.

    Quien duda, que si se lograra que todos los hombres graba*

    ran en el corazn los preceptos del Declogo y ajustaran a ellos

    su conducta, la sociedad y el individuo estaran salvados?

    No hay otra ciencia socio lgica. La soc iologa jam s pod r

    presentar frmulas de paz, de equidad, de justicia y de amor, que

    no sean los diez preceptos dictados por Dios para el gobierno de

    los hom bres y de los pue blos. El inculcar en las gentes est os

    principios eterno s, que son norma de vida, es la accin social

    ms recia y de trascendencia mayor que puede realizarse. No

    otra es la accin que reclaman los tiem pos m odernos, que la

    cvangclizacin.

    Pu es bien, he aqu, que no e s o tro el fin que persigu e la Co m *

    paa de San Pablo, fundacin del Cardenal Ferrari, que hoy di

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    204 MANUEL S . CUESTA

    rige Dom Rossi, secretario que fu del celoso Cardenal. Cono-

    cfamosja Compaa de San Pablo, y ci espritu que la informaba.

    pero no con la profundidad con que nos ha hecho con ocer esta

    obra del apostolado moderno, la palabra atrayente de Dom Ros-

    si,

    durante la propaganda que ha hecho de ella en los da que ha

    estado en Madrid.

    Form an la Com paa de San Pa blo, cuantos tengan espritu

    de propa gan distas ; cuantos sin respe to hum ano, se sientan dis-

    puestos a confesar a Cristo ante los hombres, y a predicarle.

    pueden pertenecer a esta Compaa que tiene por titular el aps

    tol de las gentes, sacerdotes y seglares, hombres y mujeres, por

    que co m o dice Dom Rossi, all donde no llega la palabra del

    sacerd ote puede llegar la del seglar, y todo s los am bientes son

    propicios para la predicacin, que no es necesario que sea ento

    nada, sino sencilla, fervorosa, convincente y oportuna.

    Las calles, la casa, los paseos, las playas, hasta el teatro

    m ismo, y las mism as fiestas de sociedad , pueden ser lugar ap ro

    piado para la predicacin. Lo interesante es hacerla, y tener esp

    ritu evanglico.

    Y afirma Dom R o s s i - y es certera observacin - que hay que

    abrir la prisin del Sagrario, donde Cristo jess se halla olvidado

    y aislad o, para sacarle a la calle, com o los paulinos procu ran

    realizando una evangelizacin que caracteriza a esta orden, de la

    que dice un escritor, que es am plia, sencilla y primitiva po r su

    espritu, cuanto modernsima por la tcnica de su apostolado.

    Han advertido los paulino s, que en todas parte s domina hoy

    la espe ranz a. Las gen tes buscan la luz que les gue y quieren

    creer. Y la juventud, es la que hace su apo rtacin m s fervorosa

    al apostolado catlico, segura de que como ha dicho Rene Ba-

    rn - citado por Dom Rossi - este siglo es el siglo de la gloria de

    Cristo , cuyo reinado social ha proclam ado su Vicario instituyen

    do la fiesta de Cristo Rey.

    ^ Los pau linos , y en espec ial los jvenes que forman la parte

    ms resuelta de la congregacin, van a buscar al pueblo, y pe

    netran en aquellos lugares donde florecen las amargas flores de

    la desesperacin, de la ignorancia y del vicio, con el odio a la so

    ciedad-antros del anarquismo de accin y tantas veces lugar

    don de se incuba el d e li to -y all es , don de llevan a cabo el plan

    que les gua, comenzando por ganar la voluntad de los ms olvi

    dad os y de los ms despreciado s, para despu s derramar sobre

    sus inteligencias la semilla de la verdad y del bien, con el fruto

    de que la Congregacin paulina puede sentirse satisfecha.

    No es menor, la resolucin de las seoras y seoritas misio

    neras, que en Italia han comenzado a dar misiones que improvi

    san en las plazas pblicas, para hablar a las gentes no ms que de

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    NUEVAS FORMAS DE APOSTOLADO SOCIAL 205

    la existencia del alma, de la bondad y de la justicia de Dios, del

    paraso y del infierno, de la moral eterna, de la resignacin, de

    las bienaventuranzas, dand o en suma lecciones de C atecism o,

    que es lo que ignora la generalidad de las gentes, incluyendo en

    tre esto s ignoran tes legiones de suficientes licenciados.

    No descuidan los paulinos, sino por el contrario lo procuran

    con ahinco, socorrer moral y materialmente al desvalido y me

    ne stero so . Y as prodigan hasta donde les es dad o, el pan de la

    cultura n todas las esferas del sab er y el pan de harina, para

    satisfacer las h am bres del cu erp o. Puede decirse que su lema,

    es el del Cardenal espa o l; pan y catecismo , que am bos nec e

    sita el pueblo, y ambos hay que darle con largueza.

    Lo que por antonom asia se llama accin social- no atiende

    ms .

    en esc sentido se inspiran las leyes sociales, que a pro

    curar mejoras de orden material, a satisfacer las hambres del

    cu erp o. Dijrase, que la reforma del rgimen social y su perfe c

    cionam iento, se fa a que todo s queden ahitos de satisfacciones

    materiales. Se pretende a ttulo de justicia social, lo que nunca

    por mucho que sea, podr colmar las aspiraciones humanas,

    asentadas sobre el principio de falsa igualdad que la revolucin

    proclama. Y es intil que se busquen frmulas cientficas para re

    tener a cada cual en aquella esfera soc ial, en aquella gradacin

    que es imprescindible para la armona y para la vida y funciona

    miento normal del cuerpo social, si el individuo no posee laconviccin de que cada uno nace en la esfera en que plugo a

    Dios colocarle, ace ptan do con resignacin el puesto que le c o

    rrespo nde , y procu rando cumplir en l los debe res que le ataen.

    sta resignacin, esta acep tacin de las circunstanc ias, sin

    odios y sin envidia, no se logran con leyes humanas, sino con el

    cumplimiento de las leyes divinas, cuyo acatamiento mata todo

    impulso de rebelda, que es lgico en quien po sey en do entend i

    miento carezca de f.

    Catecismo, es la frmula nica para conjurar los peligros que

    la llamada cuestin social ofrece. Pero catecismo predicado y

    practicado, de suerte que la Caridad, no quede como virtud olvi

    dada, siendo como es inseparable de la F y de la Esperanza...

    MANUEL S. CUESTA.

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    EL PROBLEMA DE LA TIERRA

    IV

    GRUPO JURDICO

    Limitacin de los derechos propietarios en el uso de la tierra.

    Ocupacin de los terrenos incultos, mal cultivados, para ceder su

    uso en distintas formas jurdicas de explotacin.

    Arrendam ientos; derechos de tanteo y retracto a favor del c o

    lono.

    C enso s, foros y enfieusis. Patrimonio familiar. Hogar r u

    ral. Aranceles. Tratados de Comercio. Influencia de todo lo ante-

    dicho en el xod o rural, en el aum ento de la produccin y en la

    paz social:

    LIMIT CIN DE L PROPIED D

    Si hemos justificado el derecho y la conveniencia de privar de

    la propiedad de un fundo a su legtimo dueo, dadas determina^

    das circunstancias que aconsejaran y legalizasen su parcelacin ,

    justificada est la limitacin m s recortada de los de recho s p rO

    picarios en iguales razone s cimentada. Es te razonam iento en

    cierra cuanto dijimos para probar el de recho del E stado a nter-

    venir en la forma consignada en anteriores artculos en est R E

    VISTA.

    OCUP CIN DE TERRENOS

    Debem os decir sobre la ocupacin de terrenos que son ne ce

    sarios, dos requisitos para que deba ser realizada. 1. Que res

    ponda a un problema tcnico de favorable solucin. (Terrenos

    incultos o mal cultivados que bien labrados puedan dar un su pe

    rior rendimiento til en agricultura o ganadera, con herbceas o

    arbustos). 2. Que satisfagan una necesidad social (empleo de

    brazos desocupados o mal retribuidos). Han de ir, pues, por de

    lante la tcnica agronmica y la comercial, que aseguren la posi

    bilidad econmica del negocio.

    Y aun en c as o afirmativo, pa ra entram bas necesidades ha de

    procederse sin violencia, o suavizndola cuanto sea posible, y

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    E L

    PROBLEMA, DE LA TIERRA 207

    huir de aquel error fundamental de las ocupaciones de la pots'

    guerra en Italia, donde los campesinos procedieron violentamente

    a la apropiacin, incluso de las tierras pequeas que estaban bien

    cultivadas, para apoy ar en la fuerza de tal hecho la obtencin

    irremediable de largos plazos de dominio til, con escasa renta.

    y ha de huirse tambin de la legislacin italiana cre adora de las

    Comisiones provinciales de ocupacin por los aos 1919'20, que

    entregaba por cuatro aos el laboreo de fincas a los braceros.

    Co n lo cual no hizo otra cosa que enm araar la prop iedad y

    arruinar a muchos sin enriquecer a ninguno; ya que en cuatro

    aos ni hay tiempo para un radical perfeccionamiento de cultivo,

    ni menos para su cambio.

    Realmente, en ios parciales acortamientos del derecho de pro

    piedad que vamos a ver, las discusiones han sido y son ms en

    carnizadas y tenaces que en la absorcin absoluta del mismo. Tal

    vez porque muchas gentes piensan que p or aqu anda la buena

    solucin de los conflictos de la tierra y el trabajo; y no por la par

    celacin y el trueque de obrero en terrateniente, a lo cual asegu

    ran un resultado de sas tros o, fundndose en n um erosas con side

    raciones objetivas y subjetivas.

    Por eso, esto de arrendamientos y sus cercanas en prctica y

    ley tiene grandes discutidorcs que gritan desde los dos extremos

    del problema; as desde el campo socialista y el de las entidades

    catlico agra rias ob reristas, cuyos enem igos criterios se juntan

    para exaltar al co lono y a veces pedir la cabez a viva de terrate

    niente, como desde el de las Cmaras de propiedad rstica. C

    m aras agrcolas, Com unidades de labradores y otras entidades

    formadas con propietarios, que a todo trance propugnan la invio

    labilidad del concepto de la propiedad sin limitaciones.

    y no slo nos hallamos

    n

    periodo de discusiones, sino de en

    say os, algunos de gran atrevimiento, com o los arriendos c o ac -

    ivos.

    ARRIENDOS COACTIVOS

    En todas las modificaciones de rgimen de la tierra, que atro

    pelladamente dictaba Italia, figuraba el arriendo coactivo regulado

    de distinta manera por cada texto legal.

    y al llegar aqu, conviene dejar advertido que si acudimos tan

    frecuentemente al ejem plo de Italia, es po rque su suelo agrcola

    es muy parecido al suelo hispano, y las condiciones subjetivas

    raciales de los italianos son parejas de las de los espaoles.

    De sde el proy ecto Falcioni al del fascismo, de sde el a o 20 al

    25,

    los planes se suceden y multiplican. Queriendo el fascismo

    intensificar los cultivos y pro veer a las po bla cione s agrco las ,

    abri la concesin de tierras a las asociaciones agrcolas que se

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    12/68

    208 COLOMA

    obliguen a conducirlas bien y pagar al propietario la renta anual

    acordada. Para ello es preciso que la tierra se venga cultivando

    deficientemente. La duracin de los arriendos es de nueve aos.

    El subarriendo queda prohibido . El desahu cio puede tener lugar

    si la asociacin no cumple las reglas de la concesin.

    E stos arriendos forzo sos ofrecen puntos de vista d ignos de

    alabanz a, y por otro lado esco llos y peligros de mucha conside

    racin.

    Es cierto que si e plazo del arriendo e s largo (quince afios. o

    seis con prrroga por otros seis) evitan expropiar a un sujeto sin

    prue bas de que el suceso r va a m ejorarle. Durante el lapso de

    los quince aos el colono demuestra o no suficientemente sus ap

    titudes y sus m edios. Adem s en este intervalo habr n um erosa s

    y favorables circunstancias que provoquen y realicen la venta.

    Mas es cierto tambin que una gran heredad tomada en arrien-

    d o coactivo por un Sindicato, po r ejemplo, y parcelada entre sus

    miembros, resultar probablemente en muchos casos desigual*

    mente cultivada; y usuarios habr que labren muy bien su parcela

    y otros que la tengan pe or que ante s. Term inado el pla zo de

    arriendo o antes si hay desahucio qu ocurrir? Si tras del

    arriendo coactivo se ha decretado la posibilidad de que el colono

    se haga due o de su lote po r tales o cuales frmulas jurdicas

    qu har el dueo primitivo recogiendo pedazos esparcidos de

    su finca que fueron mal lab rado s y dejaron sus labra do res ? Co n

    la primitiva unidad de la finca podra l seguir su disfrute; atom i

    zada y desparramada, no. El caso, que puede ser frecuente, lleva

    en s el desastre para el arrendador y un gran fondo de injusticia.

    y si se fuerza al Sindicato con una respo nsabilidad subsid iaria,

    sera el Sindicato quien se arruinase.

    Desde luego, los arriendos coactivos no pueden dejarse ai

    arbitrio de entidades libres y particulares. En todo caso debe e s-

    ar al frente de ellos un organismo estatal.

    ARRENDAMIENTOS

    El contrato sobre el uso del sucio o vuelo de un fundo se lla

    ma arrendamiento. Tambin se llaman arriendos a los aprovecha-

    mientos concertados de rastrojos, bellota, hoja, uso de ganados,

    mquinas y enseres de labor. El precio o renta se da en metlico

    o en^cspecie, unas veces tasada, otras en tanto por ciento de co

    secha (aparcera).

    El nntmto dicho sigue paralelamente la marcha de la hum a

    nidad, lo que obliga al legislador a inspirarse en la realidad de la

    vida cultora para regularte; y as la ley ha de arrancar de abajo,

    de las costumbres de los pueblos.

    Como el cultivo de la tierra es irregular en sus resultados in-

  • 7/25/2019 Revista Catlica de Las Cuestiones Sociales. 10-1928

    13/68

    E L PROBLEMA DE LA TIERRA 209

    Ciertos y exige un prom edio de tantas o cuantas reco leccio nes ,

    hay que o torgarle po r tiempo largo y debe se r favorecido con

    moratorias, con la tcita reconduccin, etc., etc. En este y en

    otros razonamientos se apoya tambin la justicia o la convenien^

    cia de establecer los derechos de tanteo y retracto a favor de los

    co lon os pa ra el nuev o arriend o de la finca que llevan, una vez

    expirado el contrato a cuyo amparo venan disfrutndola. As tam

    bin, nues tra legislacin antigua exiga que pa ra el desp ido h u

    biera el dueo de avisar a su rentero con un ao de anticipacin.

    Claro est que duracin de contrato sin estabilidad no es dura-

    cin. De esta suer te, ocurra lo que ocurra con el dom inio directo

    de la finca, el que tiene su dominio til no deb er pe rde rle m ien-

    tras el contrato dure. Estas reformas de nuestra legislacin actual

    son necesarias y urgentes. Como la tierra puede perder valor con

    un mal cultivo, el dueo de ella tiene derecho a fijar en el contra-

    o de arriendo aquellas condiciones que regulen la forma de cul

    tivarla; las semillas o arbustos que ha de tener, los abonos, labo

    res, etc., eic Claro que una exageracin en este punto hace al

    colono mandatario del dueo; y por ello y porque el labriego cul

    tiva cada vez m ejor, la ley inglesa d e 1906 pro hibi los p ac tos en

    este sentido; p ero hay que huir del extremo con trario. No s lo

    ofrece inters para el dueo que la finca no se esquilme, sino que

    en esto se halla interesada la nacin y en ltimo trmino la huma

    nidad. Ello mismo proh ibe al terrateniente el ab us o de que tenga

    improductiva su heredad. La ley anda en tal punto vaga e incon

    creta; los Comits locales de Accin Social, debidamente autori

    zados, prestaran un magnfico servicio al pas, cuidando la tierra

    contra los explotadores ambiciosos o los amos negligentes.

    Parte en esto s da o s tuvo y tiene el abusivo subarriend o; no

    el que cede al gan un pe da zo de barbecho para que siembre

    unos garbanzos o unos yeros, sin otro pago que la mullida labor

    que da al terreno, ms apto luego para recibir semilla de trigo,

    sino el de los que acap aran gran des pre dio s, ofreciendo al lati

    fundio la Comodidad de entenderse slo con un arrendatariq sol

    vente, luego dividen en hojas o quiones la heredad, duplicando

    su renta.

    En cuanto a sta, puede ser en trabajo, dinero o frutos. Este

    ltimo sistema, muy seguido en Espaa, tiene un alto espritu de

    igualdad. As el dueo participa com o el colo no de lo malo y de

    lo bueno cada an o , de los precios altos o bajos de los frutos, y

    en ambos casos hay clara justicia.,

    y cu ando es nula la cosech a no debe cobrar nada el arre nd a

    dor, ya fuera concertada la renta en pago metlico o pago en es

    pecie, ni aun cu ando se hub iese co ncertad o lo con trario , lmite

    que nuestro C dig o Civil fija a estas co nd on acio ne s. Para que

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    210 COLOMA

    los terratenientes se libren de este posible mal y de igual modo el

    labrador no lo padezca, llegan a buen andar los seguros del cam^

    po,que en muchas naciones tienen arraigo hondo y desarrollo am

    plio,

    y que entre nosotros comienza a implantar la Mutualidad del

    Seguro agro 'pecuario.

    El sistema de renta variable ha preocupado a muchos tratadis'

    tas;

    entre los tipos de m s tradicional apre cio est el llamado

    aparcera y el de rabassa-morta.

    Las mejoras que el labrador pone en las fincas sin previo

    acuerdo del dueo, deben serle de abono en parte; mas teniendo

    cuidado de impedir que un afn alocado de mejoras ponga al due--

    o en trance de dar ms de lo que vale la finca o cosa as. Ha de

    haber una prudente legislacin que regule este peligroso derecho

    de tanteo y retracto pa ra cas os d e venta a favor del colono, sera

    un primer paso en este camino.

    De otras ms avanzadas nos ocuparemos despus. Deca Ca*

    ziot que la estructura agrcola de un pas debe fundarse en la p c '

    quena propiedad; y Ca rlo s M arx que el peque o propietario es

    el baluarte de la sociedad vieja.

    PROYECTO DE LEY

    El seor

    Osorio

    y Gal/ardo estudi un proyecto de ley modi

    ficando la legislacin existente sob re esta m ateria. Sus ca rac te

    rsticas eran:

    1. Estabilidad del co lon o po r con trato de duracin mnima

    preceptiva, variable con los diversos cultivos. Para cereales y le

    guminosas el menor periodo diez anos. Olivares y vias menos

    tiempo. Pastos, hoja y montanera, contrato anual.

    2. Inventario prev io, cu ida do so, de la finca; y estipulacin

    detallada sobre cultivos y mtodos

    que van

    a seguirse. Posibili

    dad de revisin.

    3 . Renta justa, aprobada por el Tribunal agrario . Podr

    variarse a instancia de parte, y en c aso de n o ace ptars e po r la

    otra decidir sin apelacin dicho Tribunal.

    4. Indemnizacin por mejoras hechas de comn acuerdo.

    En c aso d e negativa de alguna parte , decidir el Tribunal.

    5. Derecho de retracto a favor del arren data rio en ca so de

    venta. Obligacin de respetar cualquier comprador los contratos

    vigentes en los fundos. Si desea cultivar por s la finca, habr de

    dar dos a os de plazo m ximo para aban don arla e indemnizar a

    Jos colonos.

    6. No habr condonacin de renta por m alas cose cha s. P o

    drn, sin embargo, acordarse moratorias en el pago.

    El referido Tribunal habran de integra rlo

    dos

    propietarios y

    dos colonos, elegidos de modo automtico por sus censos res-

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    E L PROBLEMA DE LA TIERRA 211

    pectivos, presididos por una autoridad local que designara el Re-

    gistrador de la Propiedad o el Juez de Instruccin. Los miembros

    cesaran cada do s a os . El presidente no sera reelegido , p ara

    evitar caciquismos perdurables. El Tribunal, que ejercera juris'

    diccin en todo el trmino municipal de su Ayuntamiento, visara

    los co ntra tos , llevara registro de ellos y fallara, segn se ha di-

    cho, las controversias entre colonos y dueos. Los recursos ante

    la Audiencia.

    LGUN S OTR S REFORM S

    Prximas a adoptarse, por hallarse flotando en el ambiente de

    esferas oficiales, donde se estudia este interesantsimo pro blem a,

    hllansc las reformas que vamos a enumerar.

    Respecto a las

    mejor s

    de las fincas y su pag o, cuand o n az -

    can de obras de conserv cin las abo nar el arrend atario; cua n-

    do sean extr ordin ri s las pa gar el arrenda dor. L as mejoras

    tiles no contractuales, si se pueden levantar fcilmente y separar

    del fundo, pertenecern al rentero; en caso contrario se abonarn

    po r partes iguales. C uan do c cultivador emplee procedim ientos

    de cultivo que mejoren positivamente la finca, le ser de abono

    tal mejora.

    Ningn arren da tario podr cambiar el cultivo de la finca de

    herbcea a arbreo, sin el permiso del dueo.

    Se conceder el retracto a los arrendatarios de predios en que

    el precio convenido no exceda de 10.000 pesetas anuales. Tendrn

    preferencia los rente ros pa ra nuevo arrendam ien to. Y si fijase el

    dueo condiciones exageradas para anular o estorbar el ejercicio

    de este de recho , el perjudicado podr llevar el asu nto al Comit

    paritario local.

    En cuanto al desahucio, seguirn siendo causas suficientes

    para l las m arc adas en los nm eros 1 y 2 del articulo 1.569 del

    Cdigo Civil, o sea la expiracin del contrato y la falta de pago;

    mas no la tercera, Infraccin de cualquiera de las condicion es

    estipuladas en el contrato. La cuarta causa Deslinar la cosa

    arrendada a usos o servicios no pactados, que la hagan desme-

    recer, o no sujetarse en su uso a lo que ordena el nmero 2. del

    artculo

    1.555

    se modificar diciendo en lugar de segn cos-

    tumbre de la tierra como dice el numerado de este ltimo artcu-

    lo , segn costumbre recibida por la tcnica.

    Se establecer la revisin peridica del precio del arriendo al

    realizar un nuevo contr'ato.

    En fincas cuyo valor en renta no pa se de 10.000 pe se tas , los

    arriendos durarn seis a os , pro rroga bles por otros seis, a vo -

    luntad del colono. Si el dueo quiere cultivar directamente, inte-

    rrumpe el contrato; pero dando la respechva anualidad de renta

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    212 COLOMA

    al colono durante los aos que falten para que lo contratado lie*

    gue a su fin.

    Quedar prohibida la tasa de la renta.

    En los cultivos especia les, com o m elone s, pala tas, etc., no

    regir el tiempo antedicho; los contratos podrn ser por ao.

    Subarriendos: quedarn estos absolutamente prohibidos; para

    que puedan ser autorizados deber demostrarse que no hay en

    ellos especulacin, que son otras las ca usas a que obedecen, c tc

    tera, etc.

    Hay en lo con signado un gran avance a favor del ren tero, sin

    salirse de los trminos de la justicia, que demanda el derecho de

    propiedad.

    Hoy con la organizacin corporativa del campo, tenemos en

    cada pueblo los Co m its Paritarios locales, que pueden y deben

    ser dirimentes de las cuestiones entre colonos y dueos; vcrda*

    deros tribunales conocedores como ningn otro de las caractc

    rsticas de cada uno de los casos que se les presentan, c impar

    ciales,

    por la ponderacin de elementos representativos de colo

    nos y propietarios.

    Conviene insistir en esta consideracin. Si los arrendamientos

    de pred ios rsticos llegaran a trm inos de justicia y conveniencia

    econmica, si con rentas moderadas tuviesen los colonos largos

    pla zo s seg uro s y reconocim iento de m ejoras, tal vez fuese este

    el remedio ideal para mejorar la vida de los pueblos rurales, c ir

    derechos al posible engrandecim ento de la agricultura. E nton ces

    los colonos seran como dueos; pero tendran lo bueno de los

    due os, y no tendran lo m alo. En lugar de trabajar con ex ce so

    anos y anos, veinticinco aos, extrayendo de la tierra lo necesa

    rio para pagar amortizacin de capital de compra e intereses, y

    lo necesario para aum entar e intensificar el cultivo, daran su m o

    desta remita anual y viviran a la sombra de sus derechos de col

    nos ,

    con menos esfuerzo y menos preocupaciones.

    Prubese a parcelar para largos arrendamientos antes o a la

    la par que para compra.

    DERECHOS D E TANTEO Y RETRACTO

    La extensin de es tos derechos constituye una buena frmula

    de perfeccionamiento para les arriendos de predios rsticos en el

    sentido social y cultor que propugnamos

    En el ambiente estn y tal vez no fardando mucho en la Gace*

    la las reglas que consignamos a continuacin sobre esta materia.

    Se con ced e derecho de tanteo y retracto en la forma que lo de^

    fine el Cdigo Civil, a los arrendatarios o colonos de fincas rs

    ticas que se vendan o se den en pago por sus dueos, siendo re

    quisifos indispensables que se

    iv te

    de un coto redondo o de una

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    E L PROBLEMA DE LA TIERRA 213

    tinca inscrita bajo un solo nmero en el Registro de la Propiedad

    o de heredades acotadas o amojonadas con linderos fijos o que

    por su cultivo o planto no puedan confundirse con otras y que se

    hallen arrenda das en lotes o porcio nes a diez pe rso na s, com o

    mnimun, que las cultiven y labren directamente.

    En este retracto el comprador sustituir al vendedor en todos

    sus derechos y acciones.

    Cuando un mismo dueo enajene un conjunto de fincas, el re

    tracto no pod r ejercitarse po r un so lo arrendatario y respe cto a

    una o varias fincas, siendo preciso que lo utilizaren respecto a la

    totalidad de la finca, previo ac ue rdo , po r lo m en os , diez arrcn

    datarlos.

    Se considerar arrendatario a los efectos de los artculos pre

    cedentes, a todos aquellos que mediante contrato escrito o aun sin

    el, cultiven tierras ajen as, pag an do por ello una renta o merced

    en especie o en frutos, ya sea fija o proporcional a las cosechas

    obtenidas, debiendo acreditarse estos hechos, cuando no existe

    contra to esc rito , po r medio de informacin testifical practicad a

    ante ef juz ga do municipal de la vecindad del arre nd atario .

    El plazo para ejercitar el deredio de retracto por los arrenda-

    tarios, ser el de un mes con tado de sde que se inscriba la ena je

    nacin en el Registro de la Propied ad correspo ndien te y, en su d e

    fecto, desde que el retrayente hubiera tenido conocimien to de la

    venta.

    Cuando no exista contrato escrito, el retracto deber entablar

    se dentro de los mismos plazos, pero no ser indispensable acre

    ditar previamente la condicin de arrendatario, bastando con ale

    garla y debiendo aportarse a los autos en el plazo mximo de un

    mes, contando desde que se ejercite la accin, la informacin ju

    dicial justificativa de dicha condicin.

    Los arren datario s que ejercitasen el derecho de retracto co n

    cedido po r e ste Real decreto no pod rn enajenar la parte de la

    finca adquirida por cada uno de ellos durante el plazo de cinco

    aos.

    En los casos en que los arrendatarios no utilicen el derecho

    de retracto, con forme a lo preven ido e a lo que antece de, podr

    ejercitaHo directa y libremente la Direccin Genera l de Accin

    Social Agraria, dentro del mismo plazo antes fijado, siempre que

    preceda instancia de los co lono s y se cumpla con lo que dis po

    nen los artculos 30 a 34, am bo s inclusive, del Real dec reto de 7

    de enero de 1927.

    El derecho de retracto que autoriza este Real decreto ser en

    tod o ca so subsidiario del de colindantes qu e define el artculo

    1523 del Cdigo Civil.

    Las condiciones antedichas sern aplicables al derecho de tan-

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    2 1 4 C O L O M A

    t eo que tendrn los co lon os y e je rc ita rn con ar reg lo a lo d isp ue s

    to po r e l Cd igo C i v i l .

    C E N S O S

    Lo s cens os , fo ro s , en f i teus is , com o as im ismo es tas t rad ic iO

    nales form as jur d icas de cu l t ivo que tanto abu ndan en E sp a a.

    la aparcer a, la ra ba ssa m or ta- , la maniposter a as tur ia na * , y

    muchas m s, son ca mino s t i les para dar so luc in a muchos p ro -

    b lemas campes inos de ra ra o s ingu la r contex tura . En la aparce

    r a , el due o rec ibe co m o renta, un tanto p o r c iento de los f ru tos .

    E l rabasaire es due o del d om in io t i l de la v i a, dura nte 50

    a os en que se est ima la v ida de este arb us to. Tre inta ao s t iene

    en cu l t i vo t ranqu i lo e l pomar as tur qu ien concer t la mamposte-

    ra con e l du e o. S on verdad eras soc iedad es mercan t i les, ent re

    capi ta l is tas ( ter ratenientes) e indust r ia les ( labra do res) , p ero so n

    ante todo d iversas fo rmas de ar rendamiento .

    Po dem os ase gurar que para determ inad os c u l t iv os , estas y

    o t ras fo rmas de ar rendamiento , son y han s ido de innegab le

    u t i l i^

    d a d , d i f c i lmente sus t i tu b les con n inguna o t ra combinac in , inc lu

    da la compra de la t ie r ra en la rgos p lazos . Por e l lo conv iene con-

    serva r las , e i r las adap tando a los ca m bios , as de la ideo lo g a

    en asuntos de agro, como de la tcnica; y se deben tener muy en

    cuenta para dar so luc i n a con f l ic tos d i f c i les y am pl ia r su u so a

    ter renos, gentes y labores que no lograran su d is f rute.

    I ta l ia se pre oc up m ucho del con t rato de en f i teus is . E l p r o -

    yec to de l Par t ido Popu lar , las conceda con can perpetuo i r re

    d im ib le , con can red im ib le a los 30 a os , y con ca n re d i m i

    b le en todo m om en to . Co nced a en f iteus is a fami l ias agr co las

    numerosas .

    E l p ro yec to re fo rmis ta daba a los ob reros de l ca m po f incas

    en ennteus is perpe tuas , s iemp re que los con ces io nar ios en t rega

    ran dos anual idade s ant ic ip ada s. Las parcelas eran de 1 a 6 he c-

    tareas segn su fer t i l idad y d is tanc ia de poblado. Se tomaban las

    f incas para es to con exprop iac in fo rzosa .

    E l pro yec to F al c i on i , aada a las enf i teus is , las conc esione s

    tempora les en ar r iendo o aparcer a , ind iv idua les o co lec t ivas .

    He aqu a lgun as con dic io ne s bs icas de la enf i teus is en la le

    g is lac in i ta l iana .

    \ :

    E l enf iteuta ha de ser cu l t ivad or d i re cto.

    2.: La parcela y su can son ind iv is ib les. 3 . : El ar r iendo o ce

    s i n es tn pr oh ib id os . 4 . : E s ina l ienab le m ien t ras e l ca n no

    sea re dim id o. 5 .^ . E l can es i r red imib le hasta 50 a os , s i antes

    no lo acepta e l pr op ie ta r io . 6 . : E l enf i tcuta no t iene derecho a

    inde m niza c in po r me joras s i po r fa lta de pa go u o t ra cu lpa s u

    y a , p ierde la parcela.

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    E L PROBLEMA

    DE LA

    TIERRA 215

    Indudablemente laenfiteusis,que es por muchos condenada

    puede encerrar peligros,si nacede laexprop iacin forzosa,en

    tincas bien llevadas,

    o

    de

    cultivo

    que

    exige g randes extensiones

    de terreno administradaspor lamisma mano ; pe ro ser tilsima,

    cuandoseprocure lle ga ra ellaen condiciones favorables; acuerdo

    coneldueodelfundo, caractersticas ec on m icas recom cnda *

    bles para lap arcelacin,

    etc.,

    etc.

    Han pensado quienes llevanen susmanoselde sarrollo

    de

    la

    accin social sobreel nuevo rgimende latierraen laconvcnien-

    n ^ -ff ^. '^J^ compradefundos por laapropiacin deldomi-

    rZ H r=f S f ^ hereda des para cederlas parceladas enarrien-

    ^^9*1^ ^ ^ ossegnlasvarias frmulas jurdicas an tedi

    r a s .

    La

    compra

    de una

    gran finca, para convertir

    en

    terratcnien-

    ic s a

    los

    rente ros, tiene para esto s laobligacin dereunir

    ac-

    luaimcnte, numerario bastanteacubrirlospagos

    de

    amortizacin

    c intereses, siempre cuantiosos;

    ms

    eldinero preciso para ab o

    nos , ga na do s, semillas, labores,

    etc., etc.; ms

    lo quela familia

    aci senarero hayadeem plearen alimentos, vestuarioy dems

    necesidadesdesus miembros.Enconjunto una suma anualtal

    Itlif^^^ ' ^ posibilidades,yaspue de resultarelfinalde-

    sasn;ose paraelnuevoamoypara la obra social

    rpn^?^H^"' '^ 'S'

    ^''^"datario,

    un

    enfiteuta,

    un

    . r abassa i r es

    un

    rf.flnf '' 'f'' '. *^"8ra seguroeldisfrutede latierradu-

    fo r HiWn; .

    ^ ^ ' " '

    ^ '"7'2"*a aos, confacultades detransmitir

    ^LnZ^ " '^ '^ '?^tal derecho,esdueo de la

    que

    le importa

    n . S 5 .P ^ ^ ^'^

    ^^

    propiedadde lo

    que

    cultiva

    le

    tiene

    sin

    cuidado. Entoncesnotienequepreocuparse dereunirla enorme

    ciradeamorhzacioneintereses ao sy

    ms

    aos siendo esclavo

    b,

    H

    '

    1? qu2

    antes del dueo arrendador, ypod r atendera

    la aemanda defondos requeridospor las necesidades cultoras,

    v^i frff ^^'^

    ^^^^^

    combinaciones,nohabra tantos terratenientes

    voluntarios como para

    la

    venta

    de sus

    heredades, pero

    en

    ltimo

    llev^nif f '^ '^ '^P'^^^" forzosa, deldom inio tilde lasfincasmal

    dificuUad

    ^"^'^^P^''^'^^

    ^^ ' ^a "layo'' produccin resolverala

    rrmlS'^^i^ agriculturadelN oroeste debisusalvacinen poca

    F IA C H E

    ^ ^ " ^ ,^ ' establecimiento de lossistemas foratarios.

    t i ios aetuvieron laemigracineintensificaron loscultivos.Se es-

    aDiecianaveces .por lavidadelrecipientey sumujer,de unhi-

    nn^ i ""^* * ^ bisnieto,etc.Deeste mo do asegurb ase

    AlJ i / ^ permanencia deldominio til vinculadoen unafamilia,

    d i l ^ r ^ ^

    ' P?

    P'ocurbase

    con

    frecuencia

    la

    indivisibilidad

    redoror

    ^\ ^ ' ''^ ^"^''^

    ^2'

    foratario el .petrucio-ohe-

    aunli l fh '^^egrttmasde suscoh erede ros cuando tenacon

    queolas Ibaamortizandoenp lazos . Enocas iones acudael fo-

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    216 COLOMA

    ratario al subarriendo de su derecho, con lo cual surgan, do s

    rentistas* c dueo del dominio directo y el usuario legal del

    dominio til, viviendo a costa del trabajo del cultivador.En 1873, se dec lararon redimibles los foros, su bfo ros , rentas en

    saco ,

    cen sos frumentarios, rabassa morta y otro s establecimien

    tos.

    En Galicia se otorgaro n 4.082 escrituras de redencin y q u e

    daro n liberadas 7.115 fincas, con un total de 1.410 hec trea s. P e -

    ro,

    suspendida la ley por decreto de 1874, en poco ms de veinte

    aos volvieron a concertarse 1.950 foros, 1.018 censos enfituti-

    eos y 1.239 consignativos, que gravaron 17.059 fincas.

    Los 'treudos* aragoneses y los trebudos navarros dieron en

    tales regiones el resultado que los foros en el norte y la rabassa

    morta en Catalua.

    PATRIMONIO FAMILIAR

    Este como el hogar rural* tiene apasionados detractores y

    grandes defensores. Indudablemente la divergencia de criterios

    nace en numerosos casos del pas o la tierra que tiene ante sus

    ojo s el opinan te. Hay terrenos y cultivos que piden el fam oso

    homestead* ingls; fertilidad en el suelo, facilidad para cultivos

    intensos, buenas circunstancias adyacentes de la produccin

    (transportes, mercado, poblacin, etc.) Hay terrenos que por el

    contrario, repelen de por s el patrimonio familiar por la irregula*

    ridad de las cosechas y porque exigiran para constituirle, muchas

    hectreas y caras labores (en Checoeslovaquia el mximo admi

    tido,

    es de 15 hectreas, en Bulgaria vara de 5 a 30 he ctreas).

    Son elementos bsicos del patrimonio familiar su inembargabili-

    dad, su indivisibilidad y su inalienabilidad.

    sto ltimo, maltrata la equidad del reparto de la herencia pa

    terna, pues un solo hijo ha de heredar el patrimonio'. Y aunque

    se le obligue a indemnizar a sus coherederos en metlico, si nolo tiene habrn de drsele largas moratorias, que ser tanto como

    adelgazar la herencia de los dems, hasta quitarla su mayor

    valor.

    As, pues, la indivisibilidad tiene un formidable contradictor en

    la costum bre de hereda r todos los hijos. Pe ro en ste co m o en

    otros casos hemos de poner los ojos en el bien social, anterior al

    particular, y pensar que p or aqu vam os a la fijacin de un nm e

    ro de peq ue as haciendas que sean tupida red de propietarios en

    clavados en su terreno cultural. Y encerrando estas ventajas el

    hogar rural no tiene el inconveniente de las vinculaciones de don

    de nacieron dainos latifundios.

    Dcese por otros que la inembargabilidad mata el crdito del

    labriego, que es elemento necesario para el cultivo. M as puede

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    E L

    PROBLEMA DE LA TERRA 2 7

    establecerse que sean embargables los frutos; y no debemos o l '

    vidar el crdito personal, el pequeo, que le sera ms til y pre*

    ciso,

    ya que para poca tierra hace falta poco dine ro. Se apoya

    com o aquellos prstamos sobre el hono r, de nuestros antiguos

    psitos, en la honradez y laboriosidad del senarero. Adems c o '

    mo el Estado da y expone dinero en muchas actuaciones de gran

    des ventajas para la nacin - po r e jemplo en obras pblicas ,au x i '

    l ios a la expo rtacin y a las industrias, admisiones temporales de

    productos exticos sin aranceles, etc., etc. -p u e d e y debe e x p o '

    ner fuertes sumas de num erario para sostener e intensificar un

    crdito personal de tal modo conveniente.

    En cuanto a su condicin de inalienable es de todo punto pre

    cisa para impedir que lo que no pueden hacer ni la ley ni lo s

    agentes exteriores lo haga el mismo labriego que disfruta el pa

    trimon io fam iliar. Ha de tenerse en cuenta que este no es un bien

    suyo sino en adm inistracin. Es el bien de su familia y de la que

    despus de los miembros actuales la sucedan, en una continuidad

    de generaciones innumerables; slo as tiene valor poltico y s o

    cial el patrimonio familiar.

    En todo caso el patrimonio familiar labriego, debe desapare

    cer cuando pasa a manos de quien no sea labrador, y ser vendido

    a labriego capacitado para tenerle cuando por abandono del t i tu

    lar o muerte sin sucesin apta u otra causa de tal monta le deje

    sin conveniente administrador.

    Lo importante es que las leyes fiscales rodea ran de privilegios

    a los patrimonios fam iliares; que bien merece tal beneficio, el

    social y poltico que de la pluralidad de estos fundos perdurables

    sobrevendra para la agricultura y para la nacin.

    C O L O M A .

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    a s i B c c x J V r o o u iM E 3 j v r A . I

    EL CUIDADO ESPIRITUAL DE LOS EMIGRANTES ESPAOLES

    CARTA PASTORAL

    D E

    E i l e v e r e i a e l [ a r te o a l M i s p o l e

    T l e l o

    M i i s M r

    Ipos l i to d e B n p y C oria

    AL CLBRO Y FIELES QUE LE ESTN ENCOMENDADOS

    Conclusin)

    O S

    EMIGR DOS ESP OLES

    Si importancia extraordinaria reviste la cuestin de la emigra^

    cin en todas las naciones euro pe as se presenta entre nosotros

    con caracteres de una gravedad alarmantsima.

    Espaa con Italia figura a la cabeza en las estadsticas de emi

    gracin en proporciones insospechadas.

    Bastar citar a nuestro propsito unas cuantas cifras nada

    m s tomadas todas de los anuarios estadsticos oficiales.

    Nos fijaremos nicamente en la emigracin espa o la de este

    mismo siglo ya que los datos pueden ser ms exa ctos.

    Desde el principio de siglo hasta el ao 1911 salieron de los

    puertos espa oles1 300 711emigrantes correspondiendo un p ro -

    medio anual de 118.711 voluntariamente expatriados.

    En los ao s de 1912 y 1915 s lo la emigracin esp a ola a

    Amrica y Filipinas alcanz el nm ero de 345.443 es pa o le s.

    El ltimo anuario estadstico oficial publica los da tos co rr es

    pond ientes a la emigracin trasocenica esp aola desde el ao

    1920 hasa el mes de abril de 1927 resu ltando que aun en esta

    poc a pr spe ra p ara nuestra patria libre de las consecue ncias te

    rribilsimas de la guerra euro pea han ab ando na do el suelo es pa

    ol 569.020 de sus hijos para ir a comer el duro pan del destierro.

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    SECCON DOCUMENTAL 219

    al que voluntariamente se han sometido o acosados por la nece

    sidad o acuciados por malsanas ambiciones.

    Nmeros son los citados que aterran, sobre todo si se tiene

    en cuenta que no revelan el verdado estado de la emigracin es

    paola, ya que contienen tan slo los datos de la emigracin ma-

    rtima por nuestros puertos, siendo incalculable el nmero real de

    ios que traspasan los Pirineos o salvan la frontera portuguesa pa-

    ra no regresar ms a su patria.

    Otra circunstancia muy digna de tenerse en cuenta viene a

    agravar la importancia de la emigracin espaola.

    Los anuarios oficiales registran nicamente la emigracin que

    pudiramos denominar legal, pero estn muy lejos de consignar

    la verdadera cifra de la emigracin efectiva, como se desprende

    del slo dato de que en los nueve primeros aos del siglo la emigracin

    cl ndestin

    a la Repblica Argentina ascendi a la cifra

    de 159.14S espaoles.

    Hemos querido, venerables Hermanos y muy amados Hijos,

    ser tal vez excesivamente nimios en estas cifras, porque con la elo

    cuencia de los hechos vienen a ponernos delante la gravedad ex

    traordinaria del mal de nuestra emigracin.

    Bien podem os aseg urar sin riesgo de error, que adem s de la

    Espaa que vive feliz en nuestra pennsula disfrutando de los en

    cantos del suelo que nos vio nacer, hay otra Espaa tan numero

    sa que vaga errante por las diversas regiones del mundo gustan

    do las hieles del destierro y que, llevando la misma sangre de

    nuestras venas, no se ve correspondida en la solicitud y el amor

    verdadero que por tantos ttulos la debemos. Porque cualquiera

    que sean la suerte que corran sus asuntos temporales, es lo cier

    to que estos millones de hermanos nuestros estn necesitadsi

    m os y ham brientos del pan del alma, que no tienen quien s e lo

    distribuya; es lo tristsimam ente cierto que yacen ab an do na do s

    como ovejas sin pastor.

    Tenemos a la vista una recentsima Memoria que pocas sema

    nas hace se Nos ha enviado desde America del Sur, en la que se

    desc ribe el cuad ro tristsimo que ofrecen, de sde el pun to de vista

    espiritual, los espaoles que pueblan aquellas Repblicas.

    Estos mismos das Nos han llegado datos que creemos fide

    dignos de la situacin religiosa de los espaoles que emigran a

    Marruecos. Se comprueba que el exiguo nmero de Sacerdotes

    en nuestra zon a de protectorado est en manifiesta de sp ro po r

    cin con el lgico y cada vez m s intenso crecimiento de las c o

    lonias catlicas espaolas en aquella regin.

    En 1900, cuando escasamente haba 2.000 espaoles en elNorte de Marruecos, existan entre las Misiones de Tclun, de La-

    rachc y de Alcazarquivir diez Misionero s; en la actualidad pa san

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    RZOBISPO

    DS

    TOLEDO

    de 60.000 los espa oles y no hay ms que dieciseis Sa cerd otes ;

    llegndose a la conclusin de que un tanto por ciento crecido de

    espaoles all residentes no pueden oir Misa los das de precepto

    por falta de Ministros del Seor.

    Mas al fin, los espaoles emigrados en America del Sur cono-

    cen la lengua del pais y pueden utilizar el m inisterio pa sto ral de

    los sacerdotes indgenas; los espa oles emigrados en M arruecos

    encuentran el auxilio de lo s Ca pella nes de nuestro Ejrcito y el

    de algunos otros Sac erdo tas o Religiosos con sag rad os a la en -

    seanza; m as se presenta con caractere s de inaplazab le urgencia

    el cuidado espiritual de los emigrados espaoles en pases de di

    versa lengua, y en particular e cuidado espiritual de los e sp a -

    oles de Francia.

    L BOR POSTLIC URGENTSIM

    No hemos dudado en calificar con el nombre de labor apost

    lica urgentsima la que debe desarrollarse inmediatamente, prin

    cipalmente en las regiones meridionales de Francia, y si fuera po

    sible, en toda Francia respecto de nuestros pobres emigrados.

    Muy cerca de dos millones de esp oles estn hoy esparcidos

    po r las ciudades y cam pias de Francia y yacen en el mayor de

    ios abandonos, que han motivado rccientsimas quejas amargu-

    simamente expresadas en un exaltado manifiesto enviado por los

    emigrados de nuestra patria desde una de las ciudades de la Re

    pblica francesa, y que hoy mismo ha llegado a Nuestro conoci

    miento.

    Es preciso reconocer sinceramente que si no en todo, est al

    menos en parte justicada esta protesta, escrita en trminos que

    frisan con la des esp erac in que c onduce a la rebelin y a |a

    anarqua.

    Es preciso reconocer que no nos hemos preocupado lo bas

    tante de la situacin ang ustiosa espiritual y temporal po r la que

    atraviesan miliares de herm ano s nuestro s que viven pena nd o tan

    cerca de nosotros.

    El ao pa sad o recibieron varios O bis po s esp a ole s una carta

    en demanda de auxilio espiritual para los em igrados esp ao les

    de Francia.

    En esta ciudad, se deca, somos cerca de 30.000 espaoles y

    no tenemos un sacerdote siquiera que conozca nuestra lengua

    con quien podamos confesar para cumplir el precepto pascual, ni

    tenemos ocasin de oir una sola vez en el ao la palabra de Dios

    en nuestro idioma patrio.

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    SECCIN DOCUMENTAL 221

    y no es este un hecho aislado, sino que constituye norma bas'

    antc comn en las colonias espaolas de Francia.

    Un abonado testigo presencial escribe: Hay en Pcrpignnan

    25.000 a 30.000 espaoles; en Narbonnc unos 10.000, otros tantos

    en Carcasonne. De o a 6.000 en Castres, con fuertes ncleos en

    los vecinos pueblos industriales como Saix, Labastide y Maza*

    met. En Toulo use hay u nos 45.000; muchsimos tambin en Albi y

    en Montauban. De 340 Municipios del Herault, 315 albergan buen

    nmero de compatriotas nuestros; en algunos de ellos los n'

    cieos son muy crecidos y van aumentando constantemente.

    Es verdad que hay iniciadas algunas obras en Francia en fa*

    vor de los emigrados espaoles, como son los solares espao'

    les,

    entre los que ha adquirido ms celebridad el Solar espaol

    de Burdeos y las Misiones apostlicas, como la permanente Mi'sin espaola de Pars, al cargo de los Padres Misioneros del In*

    maculado Corazn de Mara; las de Beziers, de Tarbes, de Albi,

    de M azamet y de To ulou se, que se deben al celo del C entro

    Apostlico de San Rafael.

    Mas no es meno s cierto, y tenemos de ello com probantes

    elocuentsimos, que estas obras se desarrollan con extraordinaria

    dificultad por falta de medios y de cooperacin; como es asimis'

    mo cierto que apenas son conocidas en Espaa.

    Por Nuestro cargo de Arzobispo de Toledo somos vocal nato

    del Solar esp ao l de Bu rdeos, por el que tanto inters tiene d emostrado S. M. el Rey (q. D. g.), acogiendo la obra naciente bajo

    su augusto patrocinio. Y con este motivo hemos tenido ocasin de

    apreciar los esfuerzos heroicos que estn haciendo, casi en el va-

    co,

    no slo los abnegados Misioneros de la Compaa de Jess,

    que estn encargados de la direccin del Solar espaol de Bur'

    dos, sino los dignsimos vocales del Patronato que le cobija.

    Qu pena tan honda nos produjo escuchar de labios del Padre

    director del Solar la situacin religiosa de los 50.000 espaoles

    que en su mayor parte drrastran una msera vida material y mo'

    ral en algunos barrios y suburbios de la populosa ciudad deBurdeos

    Qu cuadro tan ang ustioso el que Nos traza de esto s po bre s

    espaoles un testigo presencial

    Venidos de tod as las regiones de E spa a , escassimo s de re-

    cursos, confiando slo en su voluntad de trabajar, vnse obliga'

    do s a habitar con sus mujeres e hijos, frecuentemente nu m ero sos ,

    barr aca s insalubres o c asuch as miserables de los barrios bajos de

    Burdeo s, hacina dos, casi careciendo, no s lo de toda c om odidad,

    sino hasta de aire, de luz... El trabajo es generalmente penoso

    para los que no poseen un oficio, que son los ms; tanto a veces

    que lo rehusan los naturales del pas. Y es lamentable verles tra'

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    222 ARZOBISPO DE TOLEDO

    tados como bestias de carga para ganar un sueldo insuficiente a

    las necesidades de su hogar... El abandono religioso en que viven

    es particularmente lamentable. Muchos o casi todos, han olvida

    do por completo toda prctica piadosa, y no han entrado en una

    iglesia des de que dejaron su tierra, ya por no con oc er el idioma,

    ya por vivir lejos, y, ms que nada, por hallarse paganizados por

    el ambiente de un pa s que en materia religiosa est tan distante

    del suyo.

    Cmo contrista pensar que son estos los espaoles ms aten-

    didos, al fin y al cabo, en lo espiritual y en lo temporal, por esta

    institucin tan empapada en espritu cristiano y patritico, los eS'

    paoles ms atendidos, tal vez, entre los dos millones de espa-

    oles que habitan en Francia

    Mientras los Prelados espaoles, a quienes tiempo hace tiene

    preocupados hondamente esta gravsima necesidad espiritual de

    sus hijos aus en tes, organ izan debidamente en forma estable, la

    ob ra en favor de los em igrados, urge aplicar de m om ento el re*

    medio que est en nuestras manos, y a este fin se encamina Nues

    tro llamamiento que de lo ntimo de nuestra alma os dirigimos por

    medio de esta Carta.

    lAh, si Nos fuera dado que nuestra voz, que es la voz de mi

    llones de alm as, repercutiera v igorosa m ente en los confines to

    dos de la Patria para excitar los corazones de los sacerdotes, de

    los religiosos y de los fieles a esta gran cruzada de reconquistar

    para el Corazn de Jesucristo a nuestros hermanos

    De spus de Pascua de Resurreccin, de acuerdo con los Re

    verendsim os Prelado s y con nuestros m isioneros de Francia, se

    organizar una campaa para misionar a los espaoles de Sur de

    Francia y prepararles convenientemente al cumplimiento pascual.

    N o habr entre nuestros sacerd otes quienes con la anuencia

    de sus Prelados, y religiosos que con la licencia de sus superio

    res , se ofrezcan generosamente a esta empresa?

    No habr fieles que, convencidos de la trascendencia de esta

    importantsima ob ra de celo y de san o patriotismo , se presten a

    ayudar con sus oraciones y sus donativos a su realizacin?

    No habr peridicos catlicos que coadyuven, por los pode

    ro so s m edios de que dispon en, a despertar el inters nacional en

    favor de esta obra?

    Por lo que toca a las Dicesis amadsimas que Nos estn con

    fiadas, abrigam os la co nso ladora esperan za de que darn cum

    plimiento fiel a las palabras con que termina el Motu proprio

    en favor de los emigrantes, el Soberano Pontfice Po X, de santa

    memoria.

    Confiamos en que cuan tos de verdad profesan la fe catlica

    promovern obra tan santa, establecida para la salvacin de sus

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    SECCIN DOCUMENTAL 223

    hermanos con sus oraciones y con sus riquezas, segn la posibi

    lidad de cada un o, teniendo po r cierto qu e el Sum o Pa stor y O b is

    po de nuestras almas recompensar en los cielos con un premio

    amplsimo el cumplimiento de este deber de caridad.

    Estos son. Venerables Hermanos y muy amados Hijos, los

    anhelos que abriga respecto de vosotros vuestro amantsimo Pa

    dre que de corazn os bendice en el nombre del t Padre y del

    t Hijo y del t Espritu Santo.

    En Toledo a 28 de febrero de 1 9 2 8 - 1 P E D R O , CARDENAL SE

    GURA Y SENZ, A rzobispo de To ledo y Adm inistrador Apo stlico

    de Burgos y Coria.

    EXHORTACIN PASTORAL

    D E L

    x c e k t i t f s i m o s e i o r r z o b i s p o d e V a l l a d o lM

    SO B R E L INM OD ESTI DE L MUJER

    EN EL VESTIR

    A nuestro venerable Clero y pueblo fiel:

    A tal extremo ha llegado, venerables Hermanos y amadsimos

    Hijos nuestros, la despreocupacin moral de la mujer en el ves

    tir, que puede asegurarse, sin temor a exageracin de ningn g

    nero,

    que con ella acusa un olvido total, un desprecio completo

    de la modestia, del recato y de la honestidad, cualidades todas

    que constituyen el ornato ms preciado de la mujer y pesan como

    un deber sagrado sobre la conciencia de todo cristiano, pero de

    modo especial sobre el sexo femenino.

    Por atrevido que parezca nuestro aserto, no necesitamos, por

    desg racia, probar su verdad, po rqu e la mujer misma se encarga

    de haceria demasiado evidente ostentando, con ufana propia de

    una elevada y noble funcin, su torpe y escandalosa desnudez

    por calles y plazas, por salones y paseos, sin que tenga reparo

    alguno en llevada tambin a la casa de Dios, ante el Santo de los

    Santos, con la insana pretensin de unir su vida mundana con la

    vida celestial del Cordero Inmaculado en el augusto Sacramento

    del altar.

    Ninas y jvenes, solieras y casadas, adolescentes y de edad

    ya provecta, no saben rasistir las seducciones de Satn, que ha

    encontrad o en ellas dcil instrumento pa ra proclam ar el re inad o

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    224 ARZOBISPO DE VALLADOLID

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    SECCIN DOCUMENTAL 225

    Jams haremos a la mujer la injusticia de suponerla en plano-

    tan bajo, indigno y deshonroso como el que le designan sus amos

    y tiranos, los modistos; pues harto conocemos las buenas pren*

    das que la adornan y los sentimientos que la enaltecen, lo cual

    precisamente nos ha movido a dirigirla el presente aviso impreg'

    nado del ms puro e intenso amor paternal, que se traduce en

    disposiciones encam inadas a romper la vergon zosa amarra qu e

    impide a la mujer caminar airosamente por la senda de la perfec

    cin cristiana, que es e principio nico e ind ispensable de su fe*

    licidad.

    Pe ro tam poco podem os negar la existencia de una realidad

    viva y palpitante* que deseamos presentar con toda su crudc

    za y fealdad a la mujer, para que, impresionada por ella su sen--

    sible corazn, y conmovido su delicado y tierno espritu por las

    transcendentales y funestas con secu enc ias que de aquella se deri--

    van, se resuelva, en un arranque femenino, a rendir el debido cul'

    to y oncedcr su importancia efectiva en la vida individual y so'

    cial a la modestia y honestidad cristianas.

    Esa realidad, que por su actuacin pblica, vigorosa y cons

    tante, se impone al conocimiento de todos y no nos es lcito

    ocultarla cuan do velam os po r la salvacin de las alm as, a la s

    cuales debemos la explicacin de la verdad, que las har libres,no es otra que el hecho de qu e, si bien la mujer catlica nos

    hizo concebir alguna esperan za de que deseaba retornar a la

    sombra y amparo de la virtud que la realza con la aureola del ho

    no r, del resp eto y de la estimacin , los hcdios real es , efectivos

    eirrecusables, tambin han venido desgraciadamente a demos

    trar que a la mujer no le guiaba en ello el propsito de satisfacer

    las delicadas exigencias del pudor, ni el de atender los suaves

    y encantadores requirimientos de la honestidad.

    Porque est en el nimo de todos, y la sinceridad de la mujer

    lo confiesa de pla no , que si esta cerr y alz los esco tes y alarg

    las mangas de sus vestidos cubriendo lo que la decencia y el de

    coro reclaman que permanezca siempre cubierto, lo hizo exclusi

    vamen te po r seguir y ejecutar com o autmata otra orden, otro

    capricho ms de los inventores de la moda, sin tener en cuenta

    que haba desprec iado las continuas y vehementes exh ortacione s

    del Vicario de C risto, de los Pre lado s de la Iglesia y de los sace r

    dotes del Seor, quienes se vieron en el duro trance de impedir la

    entrada en el templo y de negar la Sagrada Comunin a las obs

    tinadas en profanar el lugar santo con su escandalosa inmodestia

    y en acercarse a la Sagrada Mesa, posedas del espritu munda

    nal,

    incompatible con el Cuerpo santsimo de Cristo.

    Lo que ms aflige nuestro espritu de Padre y Pa stor es la

    ms profunda conviccin de que la resistencia de la mujer a se *

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    296 ARZOBISPO DE VALLADOLID

    guir las tantas veces repetidas prescripciones de la Iglesia sobre

    la inmodestia en el vestir desapa rece ra al punto con un sim ple

    gesto de la moda cuyos m anda tos haba de ejecutar con agr ado

    bajando hasta los tobillos el vestido que ap en as cubre ahora las

    rodillas lo cual indica que ia mujer no slo relega a lugar se cun-

    dario la honestidad en el vestido sino que presc inde en absolu to

    de ella para no atenerse ms que al absoluto imperio de la moda

    que la halaga para escarnece rla y la adula para degradarla com o

    a esclava incondicional de la misma.

    Se desprecia y esca rnece la voz de Dios para escuchar con

    plena sumisin el traidor canto del mundo; se abandona a Cristo

    para seguir a Luzbel; se cierran los ojos a la luz que no s ense a

    la verdad con toda s sus asp ere zas y esp inas pero tambin con

    tod os sus con sue los y satisfacciones y se lanzan a las tinieblas

    del sentido de las pas ione s y de la sensualidad en cuyo cam po

    ag itado y revuelto se confunde el bien con el mal se llama bu e-

    no a lo ma lo y ma lo a lo bu eno aplicando a toda la actuacin

    humana un criterio verdaderam ente am oral que no es otro que el

    de la propia comodidad por los g oces de la vida del todo irre-

    ductible con la virtud el sacrificio la dignidad y el de co ro .

    Nos resistimos a creer que de los delicados labios de una mu-

    jer catlica pueda brotar conscientemente po r lo me no s aquel

    grito de los judos: Nolumus hunc regnare super nos: No quere-

    m os que este reine sobre nosotras para moderar nuestros gu s-

    tos en lo que se refiere al vestido aun que ste deje com pro m eti-

    do el pud or y el deco ro de la mujer; no q uerem os que Cris to

    reine sob re nos otra s siquiera para prevenir del mal a tantas al-

    mas especialmente a las de los nios y ado lescen tes que en -

    cuentran en esas desnudeces la piedra de escndalo con que tro-

    piezan y caen rompiendo el frgil vaso que contena el aroma de

    la gracia y de la inocencia; no querem os que Cristo reine sob re

    no so tras para salvar la tranquilidad y la paz de la familia que

    se debilita y decae si no cuenta con el apoyo de una mujer fuerte

    que sacrifica la frivolidad y vana ostentacin en aras de las virtu-

    des domsticas; no queremos que Cristo reine sobre nosotras

    para evitar el bocho rnoso cuadro de que se ofrezca el cuerp o de

    la mujer sem idesnu do a las miradas de los hom bres muchos de

    los cuales no buscan en ella ms que la torpe satisfaccin de sus

    sentidos; no que rem os en fm que Cristo reine sob re noso tras

    para librar de tantos males y peligros como rodean a la misma

    mujer elevada po r el Seor a una misin social eminente de la

    cual se aleja en el mismo gra do en que apa rece com o instru-

    mento de pecado y como fomentadora de ciertas bajas pasiones

    que embrutecen y degradan a la criatura racional.

    Concluir.)

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    REVISTA SOCIAL INTERNACIONAL

    El XXV aniversario de la muerte de Len XIII. - El mensaje del Santo Padre al

    Episcopado chino. -Congreso de los estudiantes catlicos en Cambridge.-

    Conferencia internacional de los partidos populares cristianos,- Los catlieos en la quincena social. -Varias semanas sociales (O.xford, Miln, Pars).

    - D o s asam bleas sociales catlicas en F ran cia .-A nte el Congreso euca-

    rstico en Australia.

    Q ue rem os abrir esta crnica con una conm em oracin gloriO

    sa : la del XXV anive rsario de la muerte del Pa pa Len Xlll, s o -

    Icmnemcnte celebrado el 18 de julio ltimo.

    Con este motivo pro pio s y ex traos , creyentes e incrdulos,

    han rendido a la memoria del gran Papa de los obreros, que co-

    m dijo un escritor-E. M. de Vog ^ reanud la tradicin de los

    grand es p ap as medioevales eman cipadores de multitudes y leg is

    ladores sociales, un homenaje de admiracin y de respeto.

    Imposible resumir en este lugar la obra gigan tesca llevada a

    cabo por l. Restauracin de ios estudios filosficos, teolgicos

    bblicos - diremos con uno de sus ms valiosos auxiliares, el

    cardenal Vannutelli-enseanzas que han enriquecido la doctrina

    y la piedad catlicas, relaciones con los Estados, que han servido

    a la vez al prestigio de la Santa Sede, a la grandeza de la Iglesia,

    la irradiacin de su influjo y a la libertad re ligio sas, iniciativas p rO

    pas para dar un nuevo impulso al ap os tola do m isionero, a con^

    ducir al hogar maternal de la Iglesia a sus hijos ex trav iados, o

    reco rdar al mundo turbado po r las convulsiones sociales las re*

    glas saludables de la justicia y de la caridad , ac tos atrevidos y

    generosos para el desarrollo de la cultura cientfica o el progreso

    de las artes, nada ha perm anecido extrao a la accin de Len

    Xlil, accin de una inspiracin verdaderamente sobrenatural y al

    mismo tiempo maravillosamente adaptada a las circunstancias de

    lugar y de tiempo.

    Esa accin ha sido de consecuencias incalculables para la vi

    da de la Iglesia y no es aventurado afirmar que en muchos rde-

    ncs ha se alado la orientacin que los cat licos , bajo la sabia

    direccin de sus sucesores, han desenvuelto posteriormente.

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    228 MANUEL FERRER

    El Santo Padre ha dirigido al pueblo chino un mensaje impor

    tantsimo que revela la continuidad en lo que se ha llamado su

    poltica de misiones.

    Co m ienza rec ord ando que el Pontfice ha sido el primero en

    r r a la China no s lo bajo un pie de perfecta igualdad, sino

    con una actitud de verdade ra y especial simpata, consa gra nd o

    por su mano en Roma a los primeros obispos chinos. Da des

    pues g racias a Dios por el fin de la guerra civil y hace voto s por*

    que sea instaurada as una paz duradera y fecunda fundada en

    los principios de la caridad y de la justicia. Para la realizacin

    de esa paz-escr ibe e l Papa- -desea que sean p lenamente reco

    nocida s las legtimas aspirac ione s y dere cho s de un pueb lo que

    es el ms nu m ero so de la tierra, pueblo de antigua cultura que

    conoci periodos de grandeza y de esplendor y al que est reser*

    vado un gran porvenir si se mantiene en los caminos de la justi

    cia y del orden.

    Recuerda despus que la Iglesia catlica ensena la sumisin a

    los Poderes constituidos, a los que pide slo para sus misioneros

    y fieles la libertad y la seguridad del derecho comn.

    Recom ienda finalmente a los ordina rios la orga nizac in de la

    Unin Catlica entre los fieles de am bos se xo s, muy es pe cia l

    mente entre ios jv en es, a fin de que sean eficaces auxiliares de

    la e vangelizacin.

    No es preciso insistir acerca de la importancia de este mensa

    je. Una vez m s la Iglesia ap are ce desligada de todo lo que no

    sea el cum plimiento de su divina misin, ac om od n do se a las

    circunstancias de lugar y de tiempo. Su causa apa rece sep arad a

    de la civilizacin europea, con la que algunos catlicos equivoca

    dos parecen confundirla.

    No, la Iglesia no es europea ni asitica, latina ni oriental, co

    m o no es tam poc o monrquica ni republicana. A la hora en que

    una parte de la Jffe catlica trata en algunos paiscs de identifi

    carla con la cultura occiden tal, el gesto de la San ta Se de no

    puede ser ms oportuno.

    En Cambridge se ha verificado el VIH Congreso internacional

    de los estudiantes catlico s, organiza do po r la asociacin

    Pax

    Romana

    Asistieron representantes de ms de

    2

    naciones, no s

    lo de Europa sino de todo el mundo, ya que los hubo de China,

    de los Estados Unidos y de la India.

    Tema preferente del Congreso fu el estudio de la cuestin de

    la unin de la s iglesias, materia de tres interesa ntes informes o

    memorias debidas a Belloc, Presidente del grupo universitario de

    Sevilla, al Pa dre Suen S. ]. pro fesor de la Universidad de W as

    hington y al seor Clayton de Oxon.

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    REVISTA SOCIAL INTERNACIONAL 229

    La sesin de clausura tuvo lugar en Londres. En ella se ano*

    taron diferentes acuerdos en orden a las relaciones entre las va

    rias asociaciones estudiantiles catlicas. Se procedi tambin a

    la eleccin del consejo de direccin para el ao 1928-1929, co

    rrespondiendo la Presidencia a Espaa.

    Como es sabido el prximo Congreso se verificar en Darce*

    lona.

    Se ha verificado en Bois-le-Duc (Holanda) la IV Conferencia

    internacional de los partidos demcratas populares de inspiracin

    cristiana. Ha presidido el Barn Buys de Beernebronch, presidente de la Cmara de los Paiscs Bajos

    han asistido representantes

    de Blgica, Holanda, Luxemburgo. Alemania, Suiza, Hungra, Li-

    tuania y Francia. Los afiliados de Espaa, Austria, Polonia y Che

    coeslovaquia enviaron informes acerca de la obra legislativa rea*

    iizada en los respectivos pases durante el ltimo ao.

    Do s puntos principales fueron exa m inad os po r la Asamblea:

    la situacin del mundo desde el punto de vista social cristiano y la

    organizacin y los trabajos de la Sociedad de las N aciones. R e s

    pecto del primero el Congreso comprob el progreso de los dis*

    tintos partidos en todos los pases y el camino que se van abrien

    do en la opinin com o en la legislacin, las idea s que lo s infor

    man. En cuanto al segundo se acord sos tener con la fuerza de

    los respectivos partidos, la obra llevada a cabo por la Sociedad

    de las Naciones. Se vot adems una entusiasta mocin de adhe-

    sin al pacto Kellog-Briand contra la guerra.

    Pars ha sido teatro durante la primera quincena del pasado

    julio de varios congresos internacionales de carcter social, cuya

    celebracin simultnea y con certada ha constituido lo que se ha

    llamado la quincena social internacional; congreso de la habita-

    cin y de la organizacin de las ciudades, congreso de la asisten

    cia pblica y privada , co ng reso de la Protecc in a la Infancia,

    congreso del servicio social.

    Imposible indicar aqu siquiera sea someramente, el desenvol

    vimiento de estas as am ble as , que han puesto en contacto a los

    hombres de unin y a los funcionarios del trabajo.de los ms di

    versos pases. nicamente nos importa hacer constar la valiosa

    colaboracin en ellas de los catlicos sociales de todo el mundo.

    As el seor Mans, director de la Oficina de Proteccin a la Infan

    cia de Bruselas, hizo un interesante informe en el Congreso, a tal

    cuestin dedicado; el doctor Joeger, madame Weber, diputado en

    el Reichsag, tuvieron afortunadas intervenciones en el del servicio

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    230 MANUEL FERRER

    social, y en el comit permanente que ha de ocuparse de la va-

    ricdad de asuntos comprendidos bajo este nombre figuran el Pa

    dre Desbucquo is, mademoisellc Stalmant, Adeodafo Bo issard y

    otras notabilidades catlicas.

    Organizada por la

    atholic Social Guilde

    se ha verificado en

    Oxford en los primeros das de agosto una interesante semana

    social. La familia es para los catlicos ingleses como para los

    de otros pases tema de palpitante actualidad. En efecto, la mayo-

    ra de los cursos han versado sobre los deberes familiares, sobre

    el bien de familia, sobre el eugenismo.etc.

    Otros han estado dedicados a exponer las principales organi

    zacion es sociales catlicas del extranjero, y han sido da do s por

    especialistas de los pases respectivos. As el profesor Bruncr de

    Karisruhe, habl de las de Alemania, ei P. Quittn, de la Unin

    Popular, de las de Francia.

    En Miln y en la Universidad catlica del Sa grad o Cora zn

    tendr lugar en septiembre prxim o la XV sem ana social de los

    catlicos italianos.

    El tema elegido el presente ao parece rebasar la esfera de

    lo prop iamente social. Versar aqulla, en efecto, so bre la ver-

    dadcra unidad religiosa, segn la encclica Mortalium nimos.

    Como se ve lo social va rebosando cada vez ms los lmites

    estrechos con que an tao lo conce bam os. To do cuanto interesa a

    la s o c ie d a d -y nada ms interesante que la unidad religiosa del

    m u nd o -e n tra en el concepto de lo social .

    Oportunamente publicamos el programa de la semana social

    de los catlicos franceses verificada en Pars en julio ltimo y en

    el nmero anterior com entb am os la importante declaracin de

    apertura leida po r Lorn sob re el concepto y las deformaciones

    de la caridad.nicamente diremos aqu que la importancia de las lecciones

    en las que se ha pasado revista a la inmensa labor caritativa rea

    lizada por la Iglesia y se ha examinado la idea cristiana de caridad

    en todos sus aspectos, poniendo de relieve su divina fecundidad

    en relacin con las necesidades de la sociedad presente, harn

    seguramente de esto s cu rsos un o bligado libro de consulta para

    el socilogo y el apologista.

    La aprobacin de la autoridad suprema no poda faltar a estos

    meritorios obreros del reino de Dios. En efecto, el Padre Santo

    dirigi a los semaneros una importante carta donde bendice sus

    trabajos.

    E ella se recuerdan las palabras de Len XIU, el cual despus

    de dar en la Encclica Rerum Novarum altas lecciones de ju sti

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    REVISTA SOCIAL INTERNACIONAL 231

    cia manifest que cl remedio de los males sociales slo podrn

    espe rar se de una ardiente efusin de caridad, declaracin que

    no se aplica slo a la cuestin obrera, sino a las restantes rcla^

    ciones humanas.

    E s - d i c e el Pontfice - que en los coraz one s donde se refleja

    la bond ad divina, la justicia, se impregna de am or . No levanta

    unos contra otros a los hombres enemigos, sino antes bien, ios

    reconcilia porque resuelve a fondo sus conflictos. Por eso la jus'

    ticia, as vivificada por la caridad, es la gran obrera de paz.

    Con la justicia, la prudencia, la fuerza, la templanza, esas vir*

    tudes morales indispensables al orden social, toman en la caridad

    una fuerza secreta. De aquf-prosigue la carta-que los hijos fiC'

    les de la Iglesia, siguiendo los dictados de la caridad, trabajen en

    organizar los engranajes sociales de suerte que por su juego na'

    tural paralicen los esfuerzos de los malos y hagan asequible a

    toda buena voluntad su parte de felicidad temporal.

    El cong reso nacional de la unin de las ob ras obre ras verifi'

    cado en Angers, ha sido muy interesante. Ha estado dedicado a

    las ob ras juveniles, cuya acertada organizacin tanto preo cupa

    hoy en el mundo catlico.

    Fueron presentadas monografas de diferentes obras de esta

    ndole y los o rad ore s desenvolvieron temas tan impo rtantes co m o

    la formacin profesional y tcnica dentro de aquellas, la necesidad

    de la educacin cvica de los jvenes obreros, la preparacin de

    los jvenes para la familia futura en el seno de los patronatos, la

    posicin de la juventud catlica con respecto a estos ltimos, los

    crculos de estudios, etc.

    Se ha verificado en Grenoble c con gre so nacional de la Aso

    ciacin Catlica de la juventud Francesa.

    Al C on gre so ha preced ido una encuesta cerca de los

    4 X)

    crcu '

    los que la integran acerca del tema elegido para sus deliberacin

    nes: La unin catlica.

    Resultado de ella fueron unos cuantos substanciosos informes

    sobre:Lo que es la unin catlica el espritu y los mtodos de

    unin catlica la unin catlica pvr el apostolado la unin ca-

    tlica ylas instituciones la preparacin de los jvenes a la unin

    catlica etc.

    Como resultado de sus tareas, el Congreso formul las con

    clusiones siguientes:

    1 .

    Q ue la asociac in desenvuelva la formacin d e sus miem^

    bros intensificando en ellos la vida sobrenatural y el conocimiento

    de la doctrina, principalmente de las encclicas pontificias,