retórica latina. lenguaje y persuasión

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- 1 - Retórica latina. Lenguaje y persuasión. Nora Múgica y Liliana Pérez

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Autores: Nora Múgica y Liliana PérezÍndiceIntroducción...3Capítulo primero: La teoría retórica de la antigüedad clásica latina…5Capítulo segundo: Numerus, concinnitas y compositio. El léxico como expresión de las ideas lingüísticas latinas…19Capítulo tercero: La constitución de la tópica de la corrección en la Antigüedad latina…28Capítulo cuarto: La construcción estética de la palabra elocuente en la Retórica ciceroniana…39Capítulo sexto: La palabra inusitada. Acerca de la metáfora persuasiva en Cicerón…62Capítulo séptimo: Notas acerca de la concepción de lenguaje en Quintiliano: el "orden" en la compositio…70Capítulo octavo: La fuerza argumentativa en el Pro Marcello de Cicerón…78

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  • - 1 -

    Retrica latina. Lenguaje y persuasin.

    Nora Mgica y Liliana Prez

  • - 2 -

    ndice

    Introduccin...3

    Captulo primero: La teora retrica de la antigedad clsica latina5

    Captulo segundo: Numerus, concinnitas y compositio. El lxico como expresin de las ideas

    lingsticas latinas19

    Captulo tercero: La constitucin de la tpica de la correccin en la Antigedad latina28

    Captulo cuarto: La construccin esttica de la palabra elocuente en la Retrica

    ciceroniana39

    Captulo sexto: La palabra inusitada. Acerca de la metfora persuasiva en Cicern62

    Captulo sptimo: Notas acerca de la concepcin de lenguaje en Quintiliano: el "orden" en

    la compositio70

    Captulo octavo: La fuerza argumentativa en el Pro Marcello de Cicern78

  • - 3 -

    Introduccin

    Un libro sobre Retrica Latina representa en s mismo un propsito irrealizable si no se

    lleva a cabo, en una primera instancia, un conjunto de precisiones y especificaciones

    preliminares. En principio, porque el trmino Retrica asume que es posible reconocer un

    entramado de categoras y relaciones que en la diacrona de las sucesivas lecturas

    realizadas por la crtica ha centrado su eje en torno de las reflexiones del mundo griego

    antiguo, transfiriendo el espacio productivo, prctico del arte, a la tradicin latina, a la que

    insistentemente se la reconoce como Oratoria. Si bien las argumentaciones giran en torno

    de considerar el trmino de la disciplina como una traduccin analgica del nombre griego,

    que recoge las condiciones de Rhetor en un caso y Orator en el otro, sin dudas Retrica ha

    reunido una multiplicidad de sentidos mucho ms ligados al espacio terico que su anlogo

    Oratoria. Queda claro que nuestra decisin tiende, entonces, a poner en relacin la

    herencia griega con aquello que los rtores latinos elaboraron como categoras tericas

    especficas y algunas de ellas decididamente originales de la Retrica latina. Constituye

    sta una razn por la cual nos proponemos resignificar, en el espacio genrico de la

    Retrica, las distintas aproximaciones que la produccin de los autores latinos ha realizado

    en torno de problemas relativos al lenguaje, su naturaleza y sus posibilidades, su uso, las

    relaciones que entraan las oposiciones establecidas entre forma y sentido, entre norma

    gramatical y creacin esttica y persuasiva.

    El primer captulo del libro, Las teora retrica de la Antigedad clsica latina, recorre los

    aspectos constitutivos de la Retrica antigua y se propone presentar la disposicin de las

    categoras en el modelo retrico estabilizado de la Antigedad greco-latina, reconociendo

    los prstamos vinculados tanto con la tradicin reconocida por sus autores como con las

    disciplinas conexas. Oficia, creemos, como tejido conceptual al mismo tiempo genrico y

    especfico, que facilita el recorrido del lector por los puntos de vista particulares adoptados

    en los captulos siguientes.

    Por su parte, el segundo captulo, Numerus, concinnitas y compositio. El lxico como

    expresin de las ideas lingsticas latinas, se inscribe en el campo de los estudios relativos a

    las ideas lingsticas de la Antigedad grecolatina a fin de relevar aquellos conceptos claves

    de la teora retrica que en su vinculacin e interrelaciones conjugan los dominios

    gramatical y retrico. Se trata de un abordaje de la gramtica latina en tanto espacio de

    reflexin relativa al sistema de la lengua, reflexin que, por otra parte, sustenta e incide

    ella misma en la constitucin de la retrica latina como una teora acerca del lenguaje y de

    la funcin que los aspectos sistemticos de una lengua pueden ejercer en la puesta en

    escena de la palabra. Consideramos que el estudio del lxico desde esta perspectiva, por

    tanto, se orienta a investigar la densidad formal de las ideas lingsticas que encuentran su

    gnesis en el horizonte del pensamiento lingstico de la Antigedad y la densidad

    histrico-cultural de esos conceptos a la luz de las prcticas culturales reconocidas como

    Retrica y Gramtica.

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    Bajo el mismo marco de problematizaciones, el tercer captulo, Retrica y Gramtica: La

    constitucin de la tpica de la correccin en la Antigedad latina, indaga el proceso de

    constitucin de la tpica de la correccin en la tradicin gramatical y en la tradicin

    retrica griega y latina, recorre histrica y sistemticamente el proceso de su doble

    inscripcin en los estudios gramaticales y retricos y, al mismo tiempo, establece lmites y

    diferencias en la funcionalidad asignada a la categora en el tratamiento que sobre ella han

    llevado a cabo ambas tradiciones.

    El cuarto captulo, La construccin esttica de la palabra elocuente en la Retrica

    ciceroniana, por su parte, se ocupa de las relaciones dialgicas que la Retrica ciceroniana

    entabla, tal como se seala en el captulo primero, con las disciplinas conexas: la filosofa

    estoica y el incipiente pragmatismo lingstico sobre el que se asienta la retrica latina, por

    un lado, y la Gramtica y la Retrica en tanto instancias sobre las que debe transitar lar

    reflexin literaria en la Antigedad, por el otro. Se propone llegar, a partir de este recorrido,

    al establecimiento de la concepcin ciceroniana de palabra persuasiva, ncleo de inters

    ineludible de la perspectiva retrica.

    Instalada la problemtica central de la Retrica ciceroniana, el captulo quinto, La palabra

    persuasiva: Retrica y poder en la oratoria ciceroniana, contina el camino trazado en el

    anterior, remite a los antecedentes tericos, a las contribuciones originales del

    pensamiento ciceroniano, a la estructura especfica de la disciplina y a las vinculaciones con

    el concepto de auctoritas en la tradicin latina. En una segunda instancia, propone una

    relacin entre lo intelectivo-racional y lo emotivo-pasional, en la que encuentra sus

    fundamentos la teora retrica latina de la persuasin.

    El sexto captulo, La palabra inusitada. Acerca de la metfora persuasiva en Cicern,

    reconoce que generalmente los estudios que recuperan el tratamiento de esta tpica en la

    Antigedad identifican la herencia latina con el pensamiento griego y, en este sentido,

    establecen como campo privilegiado de accin de la metfora -con ms frecuencia que la

    que los propios escritos conservados sugieren- el territorio de cuestiones relativas al

    lenguaje literario. La contracara de la operacin consiste en omitir el tratamiento de una

    especie de metfora que por sus fines y su propia constitucin lingstica excede los modos

    de anlisis habituales de la metfora potica. Es por ello que este trabajo se organiza en

    torno del desarrollo conceptual y de las especificidades retricas de la metfora persuasiva

    en la Retrica Latina.

    En el captulo siguiente se abre la problemtica acerca del orden de las palabras, siguiendo

    para ello las reflexiones formuladas por Quintiliano en los libros VIII y IX. La cuestin del

    orden y de los efectos esperados a partir del ordenamiento de las palabras es un aspecto

    no menor cuando se disea, en la retrica latina, la construccin artstica de la prosa, la

    compositio. La pregunta acerca de cmo se analiza el orden desde la perspectiva esttica,

    habida cuenta de que la disposicin de las palabras en la lengua latina no se ajusta a

    cnones establecidos, es la que nos ha conducido a llevar adelante esta reflexin en el

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    marco de la investigacin acerca de las ideas lingsticas. El recorrido de la misma se

    estructura en el anlisis del orden en una doble entrada: la que considera el rectus ordo y,

    la que, a partir de ste, se desarrolla en torno al hyperbaton, en trabazn directa con los

    efectos rtmicos y meldicos.

    Incluimos por ltimo, en el captulo octavo, un aspecto fuertemente presente en la

    Retrica latina, la argumentacin. En este caso, sin entrar en las disquisiciones tericas

    pero teniendo a stas como marco de referencia obligado, analizamos el devenir de la

    argumentacin en un discurso de Cicern, el Pro Marcello, que por su organizacin interna,

    por la disposicin de las partes del discurso, por la elaboracin general del mismo es un

    paradigma de la prctica retrica latina. Nos referimos al devenir de la argumentacin

    pues, en efecto, los argumentos se suceden, se concatenan, se seleccionan a medida que el

    discurso avanza, crece, se agranda siguiendo el ritmo de un pensamiento agudo, de la

    habilidad para llegar al otro, envolverlo y persuadirlo. Hemos titulado este captulo La

    fuerza argumentativa en el Pro Marcello de Cicern, porque de eso se trata, de la fuerza

    generada, en escala ascendente, por la palabra, el pensamiento y la disposicin.

    Finalmente, el espacio retrico que hemos abierto a la discusin con este libro encierra, a

    su vez, un campo de intereses tericos sobre el lenguaje que durante mucho tiempo nos ha

    convocado a la reflexin y a la investigacin individual y conjunta. En todos los casos hemos

    comprobado una y otra vez que la Retrica Latina es no solo mucho ms compleja sino

    tambin conceptual y metodolgicamente ms productiva que lo que muchos especialistas

    han podido comprender hasta el momento. Constituye ella misma esa certeza casi

    originaria de que la palabra que se dijo alguna una vez vuelve a ser dicha, por sincdoque

    metafrica o metonmica, en cada reflexin que hacemos o leemos sobre el lenguaje.

    Captulo primero: La teora retrica de la antigedad clsica latina.

    0. Introduccin

    El sistema general de la Retrica se construy progresivamente a lo largo de los cinco siglos

    que separan a Corax y Tisias de Quintiliano, quien trabaja con un corpus establecido, con

    un canon consolidado de autores y obras ya clsicas entonces, desarrolladas

    particularmente durante el perodo republicano. En S. I d.C. la Retrica se ha asegurado

    una funcin poltica til para el Estado: educar a los hombres pblicos, funcionarios de un

    Imperio consolidado, pero que no son ya los oradores polticos del ideario ciceroniano sino

    los abogados y funcionarios administrativos.

    Los antiguos llamaron tchne retorik o ars dicendi a un sistema de conocimientos,

    extrados de la experiencia o verificados en ella, relativos a la naturaleza, las propiedades y

    disposiciones de un discurso (oral o escrito y en prosa) elaborado sobre la base de la

    reflexin y orientado a una finalidad: peith (la persuasin). Ella consista no solo en la

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    inclinacin sino particularmente en la determinacin a adoptar una decisin, provocada

    por el discurso y pretendida por el orador como finalidad prctica. Esta finalidad

    mencionada diferenciaba al discurso retrico del discurso de la lgica y la dialctica,

    empleadas por la ciencia(1), cuya finalidad no es persuadir sino demostrar la verdad o la

    probabilidad de una afirmacin, respectivamente.

    Si bien las motivaciones que conducen al auditorio en la toma de decisiones pueden ser

    conscientes o inconscientes, estticas o psicolgicas, surgen por la accin del orador y su

    discurso retrico (lgos, para los griegos; oratio, para los latinos). De la observacin

    reflexiva de los discursos persuasivos y de su estructura argumentativa surge un arte

    productiva: el arte de construir un discurso persuasivo sobre cualquier tema en cualquier

    circunstancia, siempre que se deba tomar posicin respecto de dos conductas contrarias.

    El primer campo de observacin y prctica seala Ramn Alcalde(2)- fueron los tribunales

    de justicia (colegiados y con escasos registros escritos en Grecia), luego los cuerpos

    deliberativos polticos (Consejo y Asamblea), en los que las decisiones surgan del ejercicio

    del voto. Finalmente, los homenajes pblicos o privados a personas ilustres. Al primer

    gnero de discurso persuasivo, cuyo objetivo era pronunciar una sentencia judicial, se lo

    denomin gnero judicial, al segundo, cuya motivacin estaba en producir una toma de

    decisin poltica se le asign el nombre de deliberativo y al tercero, cuyo propsito

    consista en celebrar un evento o un sujeto, epidctico.

    Como sealamos, la doctrina de la retrica toma de la dialctica la teora de los

    razonamientos vlidos. El paradigma es el silogismo completo, que la retrica adapta a su

    finalidad desarrollando el entimema, silogismo completo o incompleto- fundado en la

    probabilidad de las premisas y el epiquerema o silogismo desarrollado mediante la

    intercalacin de las pruebas correspondientes a cada premisa. Tambin desarrolla la

    amplificatio (amplificacin), que consiste en reforzar, tanto mediante recursos lgicos

    como tambin emocionales o estticos, los enunciados contenidos en las premisas o en la

    conclusin. Toma de ellos la fuerza que engendran en tanto procedimientos apropiados

    para la conviccin racional, pero que encubren su estructura abstracta y relacional

    Asimismo, la Retrica tom de la lgica los tipos de razonamiento: deduccin (silogismo,

    polisilogismo, sorites, entimema, epiquerema); la induccin completa e incompleta (el

    ejemplo), el razonamiento hipottico (abduccin) y el disyuntivo (especialmente el dilema).

    Se vali tambin de la tpica y la clasificacin de los sofismas y elabor su tipificacin de

    los argumentos o pruebas a partir de los cuales elaborar las premisas de los razonamientos.

    Sin embargo, es la contribucin ms original de Aristteles en el dominio retrico la

    elaboracin del concepto de eiks (lo verosmil) que desplaza al concepto de verdad, pues

    ella no es necesariamente persuasiva, motivadora de decisiones prcticas. Para que la

    verdad motive una decisin, una accin debe coincidir con la endoxa, la communis opinio,

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    esos enunciados ideolgicos admitidos por todos en una cultura, una clase, un sector social,

    esas relaciones con las que se argumenta pero sobre las que no es necesario argumentar.

    Finalmente, las categoras, bajo el nombre de circunstancias o adjuntos, es otro prstamo

    derivado de la lgica, que Aristteles hace funcionar para la eleccin de contenidos de un

    discurso.

    Asimismo, se desarrollan dos conceptos especficos de elaboracin retrica: kairs

    (opportunitas - la oportunidad) y prpon (aptum lo conveniente). El discurso persuasivo

    pone en consideracin el momento nico e irrepetible en que se encuentran el orador y el

    oyente, por ello el kairs debe ser discriminado por el orador en funcin de la situacin

    nica en la que pronuncia un discurso y es este concepto el que gobierna el de prpon,

    pues en el proceso de seleccin y combinacin de los argumentos deber tener en cuenta

    tanto la utilizacin de los recursos que provoquen reacciones emocionales favorables,

    como la eleccin de un estilo y un modo de puesta en escena en funcin del kairs en que

    se halla el auditorio. Constituyen estos los dos momentos ms creativos de la actividad

    retrica.

    Del mbito de las afecciones del alma la Retrica toma, por un lado, el estudio de la

    facultad pasiva -vida afectiva (pathmata)- y de la facultad activa que permite la

    elaboracin de los juicios -pensamientos (nomata)-, y por el otro, el estudio de la

    personalidad o carcter (thos). Este conocimiento le permitir al orador elaborar una

    imagen de s mismo y de su cliente que se adecue a cada auditorio, tambin orientar las

    clases de motivaciones ms apropiadas para cada auditor. La configuracin de esta imagen

    de credibilidad se logra con un lenguaje adecuado en todos sus niveles, y las decisiones

    sobre estas cuestiones constituyen uno de los principales contenidos del prpon.

    1. Demostracin, conviccin, persuasin: tres dimensiones del lenguaje

    El contenido prctico de la retrica permite oponer persuasin a los conceptos afines de

    demostracin y conviccin. Para la antigedad griega y latina la demostracin es el acto de

    la ciencia, de la epistme; por su parte, la conviccin es el acto de la dialctica y la

    persuasin, el de la retrica. Los dos primeros estados de la conciencia no llevan a la

    accin o a una disposicin para la accin. La dialctica no puede demostrar porque no

    puede apoyarse como principio de sus razonamientos en lo universal, necesario y evidente.

    S puede convencer, lograr una victoria sobre el adversario fundada en razones. Esto

    significa dejarlo sin mejores argumentos frente a una tesis. Tanto la demostracin de la

    ciencia como la conviccin de la dialctica se dirigen a procesos intelectuales: un pasaje de

    la ignorancia o la duda, un camino por todas las alternativas, desde las menos fundadas a la

    que mantendr su validez racional mientras no se crucen otras mejores. En este desarrollo

    de la dialctica en lo referente al razonamiento persuasivo, es decir, del razonamiento por

    signos desde el tekmrion o signo necesario a las dos dimensiones del semeon, el signo

    fundado en la probabilidad y el signo fundado en lo verosmil- el producto ms depurado

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    del proceso dialctico vlido exclusivamente en el terreno retrico es el representado por

    la hiptesis abductiva, frente al silogismo demostrativo de la epistme.

    Como hemos sealado, la persuasin consiste en provocar la determinacin del oyente en

    un momento concreto, a fin de que se lleve a trmino una accin o el oyente se proponga

    ejecutarla en el futuro. La demostracin y la conviccin, respecto de la racionalidad de la

    accin, constituyen tambin modos para determinar al auditor, pero no son ellos ni

    necesarios ni suficientes.

    Es por todo lo expresado que el instrumento de la demostracin es el razonamiento, que

    sigue las leyes del pensamiento descubiertas por la lgica y la dialctica, a partir de

    premisas evidentes y necesarias o que se admiten como tales, para no incurrir en regresin

    al infinito. El instrumento de la conviccin es el razonamiento, pero a partir de premisas

    probables. En este sentido, una fase de la conviccin es la refutacin de la enunciacin del

    adversario, pero ella no prueba la validez de la argumentacin asumida sino que la hace

    aparecer como ms valiosa mientras no se le oponga otra nueva que se ofrezca como su

    contrario.

    Por su parte, el instrumento de la retrica es el discurso (lgos, oratio), que se presenta

    como un proponer algo atractivo para el oyente: lo que en tales circunstancias es lo justo,

    lo conveniente o lo debido, lo admirable. El orador muestra, se expone y desencadena un

    deseo de producir una accin en funcin de lo mostrado. Demuestra, refuta, convence

    para llegar a una subjetividad que, no obstante el trabajo realizado por l, preserva su

    libertad de accin. El presupuesto de esta libertad constituye el punto de partida de la

    Retrica, seala Alcalde, ya que el orador cuenta con ella para influirla y determinarla, pero

    no puede pasar por alto que esa libertad no se puede concebir en abstracto: es una

    libertad situada espacio-temporalmente y en relacin a un orador y un auditorio

    particulares. El trabajo del retrico deber operar en diversas instancias: desplazar al

    oyente de la situacin inicial a una de mayor espontaneidad, liberarlo de sus intereses

    previos, de su opinin previa respecto del tema de debate, de sus inclinaciones personales,

    ideolgicas, culturales. Por ello deber formarse una esquematizacin del auditor que

    tienda a intervenir sobre su conocimiento, sobre su juicio y su voluntad.

    2. Las partes de la Retrica

    2.1. Teora de la Inventio

    Al hipotetizar sobre cul es la opinin, la inclinacin del auditor, el orador deber producir

    un anlisis y elegir las estrategias argumentativas eficaces para reforzarla o modificarla,

    previendo las estrategias a emplear por el orador contrario, o por el auditorio en particular.

    A este proceso temporalmente previo a la realizacin efectiva del discurso, constituido por

    dos operaciones, anlisis y seleccin, se lo denomin inventio. Este momento previo tiene

    como funcin estructural regular las instancias posteriores y encontrar qu decir y cmo

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    para lograr la persuasin. En esta instancia, el orador debe, pues, decidir la hiptesis, la

    tesis y la causa, tres aspectos fundamentales para abordar el tema del discurso, sobre el

    cual no tiene poder de decisin. Hiptesis, tesis y causa representan tres operaciones

    fundamentales para establecer un recorte sobre lo real y considerar los pasos a seguir,

    luego de la determinacin de ese objeto de debate, para operar sobre l con fines

    persuasivos. Es necesario tener en cuenta que, en sentido retrico, la tesis es una pregunta

    abstracta que surge de una oportunidad particular y se formula como una pregunta

    concreta. Se diferencia de la hiptesis, entonces, en el marco de la oposicin hecho

    abstracto/situacin concreta, en tanto esta ltima surge cuando en el horizonte histrico

    un problema aparece como nuevo.

    Seguan a esta primera instancia dispositio, elocutio, y actio. Asimismo, se mencionaba una

    instancia previa a la pronuntiatio conocida como memoria (mnemotecnia) que, si bien era

    ajena a la elaboracin y puesta en escena del discurso, conformaba un espacio importante

    y reglado, si se considera que los discursos deban ser retenidos en la memoria para

    garantizar la pronuntiatio y si se considera igualmente que el trabajo discursivo del orador

    se ha formulado slo a partir de la intervencin de todo un conjunto perfectamente

    elaborado de recursos retricos que es necesario recordar.

    2.2. Teora de la Dispositio.

    La dispositio se ocupaba de escoger los argumentos, tomndolos de sectores o universos

    ideolgicos a los que adhiere el auditorio, y relacionar tales argumentos con una opinin o

    tesis mediante leyes que el auditorio comparta. El arreglo de las partes del discurso era la

    materia de la dispositio.

    En el desarrollo histrico de esta parte de la Retrica, Hermgoras en el siglo II a.C. divide a

    la taxis o dispositio en cinco partes:

    1.- Proemium (exordium)

    2.- Digesis (narratio)

    3.- Agn (argumentatio).

    4.- Parekbasis (digressio)

    5.- Epilogos (conclusio)

    La cuarta parte de la dispositio (la parekbasis o digressio) es facultativa, su ubicacin

    resulta fija para los rhetores griegos (a excepcin de Aristteles que no la considera, pues

    representa un salirse de tema, la opcin de no hallarse in medias res del asunto a debatir) y

    adopta un lugar mvil, regido por el aptum, en la Retrica latina. Es precisamente en el

    espacio de la Retrica latina donde se encuentra la elaboracin ms fecunda de la digresin:

    ella ofrece elegancia, amplitud, brillo. Cicern y Quintiliano se lanzan contra los tericos

  • - 10 -

    griegos que proclaman una armadura discursiva fija en la que la digresin aparece

    obligadamente ubicada antes de la conclusio o bien entre la narratio y la probatio -en el

    centro mismo de la argumentatio-, pues este plan no tiene en cuenta la diversidad de

    pblicos y fracasa en un didactismo fro. (3) La digresin no constituye en la Retrica latina

    ni una parte cannica ni una facultativa, ni un momento obligado de libre ejercicio, ni una

    figura -prueba de ello es que se estudia en el cuadro de la dispositio, no de la elocutio-,

    deviene un procedimiento, una potencialidad de amplificacin que puede aadirse sobre

    todo elemento y este sobreaadido hace tambin a la articulacin natural del discurso.

    Slo sern necesarias tres condiciones para justificar este sobreaadido en la superficie

    discursiva:

    a. La pertinencia (aptum): slo un punto til a la causa autoriza la digresin.

    b. El brillo: debe aportar cierto lustre al discurso, cierta lubricacin de las articulaciones,

    debe obrar a fin de producir cierto efecto de coherencia y encadenamiento temtico y

    argumentativo.

    c. Debe tender a transformarse en progressio: debe favorecer la prolongacin exaltada de

    una parte, el refuerzo o la prosecucin de una idea en progreso o bien su utilizacin para

    una transicin.

    La retrica latina libera tambin los temas de la digresin. Pueden ser narrativos (un

    ejemplo, una leyenda, una parbola, el recuerdo de una causa similar a la debatida),

    descriptivos (descripcin de una regin, retrato elogioso de una persona), ideolgicos

    (consideraciones generales sobre el lujo, la avaricia, la religin, los deberes). El mismo

    Cicern considera a las digresiones como trampas que entierran las pruebas ms peligrosas.

    (4) Tiene para l una funcin estructural: permite ir de los casos particulares, la causa

    debatida, a las cuestiones generales, por el hecho de que los casos concretos son infinitos y

    la tarea del orador consiste en atraer al auditor a un pequeo nmero de lugares ms

    dominables.

    Tambin el exordio y la conclusin resultan espacios discursivos ambiguos por su posicin

    extrema. El exordio est fuera del discurso y, al mismo tiempo, lo prepara desde dentro,

    mientras dispone al auditor. Obligado a empezar a partir de nada, el exordio comienza por

    algn lado, constreido por la obligacin de introducir el tema. Como debe alargarse un

    poco ms, en la espera de la captacin del auditorio, se encuentra con la digresin en tanto

    sta representa el sueo de un nuevo comienzo, el olvido del propsito inicial por un

    nuevo punto de partida. El exordio y la conclusin o eplogo participan de los lugares de

    borde del discurso, lugares propicios para el desarrollo de las pasiones y emociones, que

    permiten rodear al auditor y conmoverlo. Comparten con la digresin una afinidad culpable

    entre placer, diversin y pthos. En la parte final del discurso, en la conclusin o eplogo, se

    recuerda lo ms importante y se insiste en la posicin argumentativa adoptada. Se

  • - 11 -

    resumen ordenadamente los argumentos utilizados y generalmente se retoma la tesis que

    se ha planteado en el exordio.

    La digesis o narratio, por su parte, es el relato de los hechos intervinientes en la causa

    (cuando la quaestio -tema abstracto- se sita en una contingencia particular se denomina

    causa), pero este relato se orienta exclusivamente a la prueba, es la exposicin persuasiva

    de algo que se ha hecho o se pretende que se ha hecho. En trminos retricos, la narratio

    no remite a un relato en el sentido literario sino a una prtasis argumentativa. Por ello

    presenta ciertas propiedades especficas: 1) debe ser desnuda porque, si bien requiere

    claridad, al mismo tiempo su sentido debe permanecer oculto. Su funcin estructural

    consiste en diseminar las pruebas en estado de simientes escondidas (semina

    probationum), 2) debe ser verosmil, 3) debe ser breve y 4) no debe contener argumentos,

    pues es una preparacin para la argumentacin. Temticamente, la narratio incluye dos

    clases de elementos: los hechos y las descripciones.

    La tercera parte del discurso, Agn, argumentatio o confirmatio se ocupa de la exposicin

    de los argumentos. En ella se enuncian las pruebas elaboradas en el curso de la inventio.

    Puede incluir tres trminos;

    1. La propositio (prothesis): consiste en una definicin concentrada de la causa, del punto a

    discutir; puede ser simple o mltiple y esto depende, en el discurso jurdico, de los cargos

    del imputado.

    2. Argumentatio o comprobatio: remite a la exposicin de las razones probatorias; en ella

    no se recomienda ninguna estructuracin particular excepto comenzar por las razones

    fuertes, continuar con la reunin de las pruebas dbiles la cantidad suple la calidad- y

    terminar con algunas pruebas muy fuertes.

    3. A veces al final de la confirmatio, la confirmacin de las pruebas, el discurso es

    interrumpido por un dilogo muy vivo con el abogado de la otra parte o con un testigo: el

    otro irrumpe pero en un monlogo: se trata de la altercatio. Este episodio oratorio tambin

    era desconocido entre los griegos.

    2.3. Teora de la Elocutio

    Un prrafo aparte merece el tratamiento de la elocutio. Ella designa tanto la expresin

    hablada como la escrita, por ello pas a designar a la teora sobre la expresin artstica.

    Esta teora cubra inicialmente slo la expresin retrica, luego se extendi a la poesa,

    despus a los restantes gneros de la prosa (historia, narrativa, ensayo). Se trata de un

    poderoso instrumental descriptivo que la Retrica se encarga de compilar y sistematizar.

    Aristteles defini a la lexis (elocutio) como extraa (xene), extranjera, distinta de la

    oikeia, la palabra familiar, es decir, aquella forma del lenguaje cuyo sentido se capta sin

    reflexin, se entiende por s sola y provoca o bien ninguna o bien muy pocas asociaciones

    de significado. Por el contrario, cuando se ofrece retorizada, la lexis provoca un

  • - 12 -

    distanciamiento, una especie de extraamiento, en tanto produce una convergencia

    deliberadamente buscada entre un significado literal y otro asociado a l que se impone

    por sugestin. En esta parte de la retrica se llev a cabo el anlisis de las figuras y tropos

    capaces de producir un efecto esttico, una emocin en el auditor y de aquellas que, como

    la metfora, podan producir un efecto persuasivo.

    La elocutio se produce por dos operaciones: electio (eleccin) y compositio (reunin).

    Como el lenguaje ostenta una materialidad, es necesario conocerla para poder aprovechar

    mejor su eficacia. Esta parte de la Retrica parte del presupuesto de que existe en el

    lenguaje una base desnuda, un nivel puro a partir del cual se puede elaborar una expresin

    ms complicada, adornada, dotada de una distancia mayor o menor respecto de la palabra

    familiar, de acuerdo con el punto de partida inicial del proceso elocutivo. Es esta parte de

    la elocutio la conocida como teora del ornatus, que se complementa con otra, la

    denominada color, que tiene una funcin de avivar el ornatus, darle vigor, fuerza,

    imponerle pasin, volver deseable a la palabra, cubrir el lenguaje de la desnudez de la

    palabra pura, como una especie de maquillaje que cubre el rostro. La teora del adorno dio

    como resultado la teora de los tropos y las figuras. La Retrica trat de constreir la

    palabra, de definir cada vez mejor las maneras de decir. Todos los adornos fueron

    ordenados y reconocidos: metfora, metonimia, sincdoque, aliteracin, hiprbole,

    pretericin, irona, entre otros.

    Podemos afirmar, entonces, que el corpus doctrinal altamente complejo de la Retrica

    clsica occidental qued constituido en la antigedad grecolatina y se transmiti a travs

    de los siglos. En el siglo XVI, los clsicos conceptos de tropo y figura acabarn

    constituyndose en el fundamental y nico objeto de la doctrina retrica(5).

    En la sistematizacin realizada por Quintiliano en el siglo I d.C., este corpus doctrinal se

    expone en dos apartados: en primer lugar, el ms extenso dedicado a las grandes virtutes

    de la elocucin y los correspondientes vicios asociados a la falta de ajuste a ellas y, en

    segundo lugar, el muy breve dedicado a los gneros elocutivos o teora de los estilos.

    El ideal de perfeccin tanto en el conocimiento (dominio de la Gramtica) como en el

    empleo (dominio de la Retrica) del lenguaje para los escritores, fueran estos oradores o

    poetas, y para los hablantes cultos estaba constituido por el ajuste a las llamadas virtutes

    del discurso. Como sabemos, se trata de un sistema integrado por una virtud gramatical -

    Pureza o Correccin idiomtica- y tres virtudes retricas: Claridad, Ornato y Decoro. A ellas

    y a sus correspondientes vicios se referirn continuamente gramticos, tratadistas de

    Retrica y de Potica de todas las pocas. La base de la perfeccin en el estilo se establece

    con el desarrollo de la primera de las virtutes, la correccin idiomtica o latinitas. A ella nos

    referiremos particularmente en el captulo 3 de este libro. El aprendizaje y su dominio

    estaban destinados a la Gramtica, Ars recte dicendi o, en trminos de Quintiliano, Recte

    loquiendi scientia, en las que el adverbio recte correctamente- concentra todo el sentido

  • - 13 -

    de la orientacin normativa que caracterizar a la tradicin gramatical hasta fechas

    bastante cercanas.

    El mbito en el cual esta virtud resulta operativa es el de la palabra y la oracin, tal como la

    tradicin posterior lo atestigua. Las normas de la Gramtica sern las encargadas de

    controlar la correccin lingstica en la prctica discursiva de los hablantes. En el mbito de

    la unidad palabra (in verbis singulis), la correccin se manifestar tanto en su componente

    fnico como en su componente semntico; en el mbito de la unidad oracin (in verbis

    coniunctis), la correccin se har evidente en el nivel propiamente gramatical, en sus

    niveles morfolgico y sintctico.

    Fijadas las bases de la correccin idiomtica, resulta obligado hacer referencia a los vicios

    que, a juicio de gramticos y rtores, atentan contra el ideal de perfeccin elocutiva

    asignado a esa virtud. Los vicios vinculados a la correccin se hallan en estricta

    correspondencia con las unidades bsicas sealadas la palabra y la oracin- y se tipifican

    desde la Antigedad bajo los trminos clsicos de Barbarismo y Solecismo,

    respectivamente(6). En este contexto, el trmino Barbarismo designa toda forma de

    incorreccin que afecte a la palabra en tanto unidad aislada y el trmino Solicismo, toda

    forma de incorreccin que afecte a la combinacin de las palabras, a su juntura en la

    unidad oracin.

    Los vicios son identificados como tales y censurados por gramticos y rtores si se

    consideran producto de un dficit de conocimiento de la gramtica de la lengua. No

    obstante, solo aquel que domina un espacio de conocimiento puede violentar sus fronteras

    para producir un efecto reactivo. Es por ello que, a juicio de los mismos tratadistas, pueden

    existir situaciones discursivas especiales en las que las manifestaciones de tales vicios

    pueden llegar a ser toleradas, por obra de una particular Licencia. Producida esta particular

    constatacin, los vitia perdern su condicin de tal, no sern ya censurables sino que, por

    el contrario, quedarn tipificados como Metaplasmo y Figura, respectivamente.

    Podemos considerar, entonces, que existen razones de estilo, es decir, reglas de estilo

    (paralelas a las reglas que dominan cada lengua particular en tanto sistema), que se fundan

    en razones artsticas en general -dominio del Ornato-, razones mtricas en particular, o

    razones no especificadas del arte verbal que se ligan al gusto de los letrados y que

    sustentan el cambio de valoracin. La palabra extranjera es recibida con hospitalidad

    ciudadana en el arte y as lo haba expresado el propio Aristteles al considerar la elocucin

    potica como aquella que incluye la palabra extraa, la metfora y muchas alteraciones

    del lenguaje: stas, en efecto, se las permitimos a los poetas. La infraccin a la correccin,

    a las reglas fnicas y gramaticales, nos permite en la Retrica antigua comprender el

    alcance de trminos tales como metaplasmo y figura, en tanto licencias vlidas en

    determinadas situaciones discursivas.

  • - 14 -

    Por su parte, la funcionalidad que se le asigna a la virtud de la Claridad, Perspicuitas, se

    vincula a la necesidad de conseguir una fcil inteligibilidad del discurso, por ello y en

    relacin con las unidades bsicas de descripcin gramatical, palabra y oracin, las

    prescripciones destinadas a alcanzar los objetivos de esta virtud deben orientar la seleccin

    de vocablos propios, es decir, vocablos pertenecientes al lxico en tanto herencia cultural y

    consolidados por el buen uso, en el primer caso. Asimismo, debe orientar la formacin de

    construcciones sintcticas cuyos constituyentes aparezcan siempre bien delimitados y

    ordenados, para su fcil comprensin, en el segundo.

    El vicio contra esta virtud se designa con el trmino Oscuridad (Obscuritas), y est

    representado fundamentalmente por los fenmenos de Anfibologa o Ambigedad, tanto

    lxica como sintctica (el empleo de unidades lxicas o estructuras sintcticas susceptibles

    de una doble interpretacin). En el mbito especfico de la palabra, la Oscuridad puede

    originarse tambin por el empleo en el discurso de vocablos impropios, cuya categora

    integran los sinnimos inexactos, arcasmos, neologismos, dialectalismos, tecnicismos y los

    tropos. (7) Paralelamente a los casos de ambigedad vinculados a la sintaxis, se suelen

    enumerar otros casos de complicaciones sintcticas, como los fenmenos de elipsis o de

    hiprbaton, entre otros. Ellos pueden alterar de forma imprevisible la combinacin de los

    constituyentes implicados, o sus mismas relaciones, a un punto tal que pudiera

    comprometer la inteligibilidad del discurso. Estos vicios se incluyen en la categora genrica

    de Mixtura verborum, es decir, una especie de confusin sintctica.

    En este, como en los dems casos, los fenmenos de oscuridad elocutiva, a pesar de las

    observaciones hechas en el prrafo precedente, una licencia particular permite tolerar

    ciertas violaciones y devolverles una valoracin positiva en ciertas clases o modalidades

    discursivas. Se trata de varias figuras, como Zeugma e Hiprbaton, y de ciertos artificios de

    gran tradicin en el discurso potico que pertenecen a esta categora de fenmenos.

    Por su parte, la segunda de las virtudes retricas, la designada con el trmino de Ornato -

    Ornatus-, centra su inters en el adecuado adorno del discurso, segn variados criterios

    fijados por la virtud del Decoro y en correspondencia estricta con una teora de los

    gneros discursivos y las modalidades de estilo asociadas a ellos. Como el sistema se

    concibe en forma de crculos concntricos, el cumplimiento de esta virtus requiere, quizs

    ms que en ninguna otra, no slo el ms alto grado de dominio gramatical, sino tambin el

    un profundo conocimiento de los recursos expresivos que es posible obtener de sus

    diferentes niveles. Sobre el concepto de Ornato se sostiene, desde los Sofistas y Aristteles

    y a lo largo de toda la tradicin clasicista, el orden del discurso literario en general, incluido

    el discurso potico, como aquel cuyos rasgos y propiedades se sintetizan en la expresin

    ciceroniana de sermo ornatus.

    Tambin en este caso las referencias a la conjuncin de ambos hechos en el lenguaje

    artstico, adorno y desviacin, son frecuentes en la mayora de los tratadistas. Los vicios

    contra la virtud del Ornato siguen el vaivn de la oposicin de los conceptos de defecto y

  • - 15 -

    exceso, conceptos que remiten ambos a un uso inadecuado de los recursos del adorno,

    segn lo que resulta apropiado aptum- en cada caso particular. Los criterios de

    adecuacin entre contenido y expresin lingstica con los que cuenta la teora retrica

    desde la Antigedad se renen en la virtud del Decoro, cuya ms clara expresin se ofrece

    en las correspondencias entre los distintos gneros discursivos y las particularidades

    lingsticas que pueden exhibir. Esta ltima virtud retrica -Aptum, como dijimos-,

    presenta diversos tratamientos a travs del tiempo y los tratadistas de Retrica y Potica.

    Rene, en principio, una serie de propiedades relativas a la constitucin del discurso, por

    un lado, y sus las relaciones con los mltiples factores o circunstancias presentes en el acto

    enunciativo o en la posterior recepcin del discurso escrito, por otro. En el primer caso

    suele hablarse de decoro interno, cuyo principal objetivo es lograr una perfecta

    integracin y adecuacin entre las partes constitutivas del discurso. En el segundo caso,

    llamado decoro externo, se busca determinar una adecuada correspondencia entre el

    discurso en s, considerado en la perfecta confluencia de forma y contenido, y los factores

    que intervienen en su situacin enunciativa o, como sealamos, en su posterior recepcin.

    La primera adecuacin (decoro interno) remite a un proceso por el cual es necesario

    delimitar y no perder de vista qu se trata, a fin de no salirse de la materia del discurso, y la

    segunda atae a cmo se ordena, quin es el que trata ese qu, ante quin, y en qu

    situacin espacio-temporal (decoro externo). Esta larga enumeracin de objetos de

    adecuacin se repite en la Rhetorica ad Herennium, en los tratados de Cicern y

    Quintiliano, entre los ms sobresalientes de la tradicin latina.

    Entre los fenmenos de inadecuacin entre res y verba, es decir, vicios en contra del

    decoro interno, se destaca, en primera instancia, el uso de elementos lingsticos de

    condicin baja o humilde para referir contenidos altos y nobles o a la inversa. Este

    fenmeno de rebajamiento lingstico se designa con el trmino Meiosis. Asimismo, el uso

    de un lxico valorado como perteneciente a una condicin alta o noble para referirse a

    contenidos bajos o humildes produce un efecto considerado como Auxesis.

    Entre los vicios sealados en relacin con el decoro externo, podemos hacer una referencia

    especial para la insercin discursiva de temas o expresiones de naturaleza o sentido

    srdido, objeto todos ellos de severas reprobaciones en todos los casos. Los vicios contra el

    decoro son susceptibles de ser tolerados, tambin en este caso, mediante una licencia

    particular cuando medien razones superiores propias del arte.

    Esta presentacin sumaria de la teora de las cualidades generales de la elocutio, en base a

    la oposicin planteada entre virtudes y vicios, ofrece la ventaja de facilitar la delimitacin

    del alcance del concepto de figura, y sobre todo de determinar el espacio ocupado por l

    en el canon retrico elaborado en torno del Ornato.

    Como hemos sealado, en la tradicin retrica antigua, la figura es un concepto cuyo

    alcance puede ser delimitado en relacin con los de metaplasmo y tropo, por un lado, y con

    el de composicin, por otro. En segundo trmino, el lugar exacto de estos conceptos en la

  • - 16 -

    teora retrica general se inscribe en el tpico relativo a los objetivos asignados a la virtud

    del Ornato, cuya operatividad y finalidad resulta indisociable de las correlativas asignadas a

    las dems virtudes, tanto en el caso de adscribirse a ellas como en el de contravenirlas. En

    primer lugar, su ubicacin remite a la relacin que la figura establece con los conceptos de

    metaplasmo y tropo, bajo los que se agrupan fenmenos limitados a la unidad palabra -en

    sus niveles de significante y significado, respectivamente-, y en relacin con el concepto de

    composicin combinacin-, bajo el que se renen fenmenos que afectan al dominio de

    las reglas de la gramtica y, especficamente, a su unidad bsica tradicional: la oracin.

    En segundo lugar, los conceptos de metaplasmo, figura y tropo, considerados en su

    conjunto, remiten a un sistema bsico de niveles lingsticos fnico-grfico, por un lado,

    morfosintctico, por el otro y lxico-semntico, por el tercero. En este sistema se definen,

    sistematizan y ordenan clases ms o menos extensas y complejas de fenmenos retricos,

    en distribucin anloga con los niveles que definen, sistematizan y ordenan clases de

    fenmenos comparables en el dominio de las gramticas de las lenguas naturales, que se

    constituyen tradicionalmente en el constante punto de referencia. Conviene recordar, en

    este sentido, que la diferencia especfica entre Gramtica y Retrica est expresada por los

    adverbios recte y bene, que responden, en cada caso, a los ideales de perfeccin

    representados por las virtudes elocutivas: correccin de la elocucin (recte); Claridad,

    Ornato y Decoro (bene), tal como insistentemente repite la tradicin gramatical y retrica.

    En tercer lugar, metaplasmo, figura y tropo renen una serie de hechos definidos, desde las

    formulaciones ms tempranas, como fenmenos que en los respectivos niveles (fnico,

    morfosintctico o lxico) representan grados ms o menos intensos de modificacin,

    desvo o infraccin de las consideradas reglas de buena formacin de las unidades,

    unidades estas que se vinculan a las correspondientes de los mismos niveles en el dominio

    de la Gramtica. El razonamiento, que no pretende ser circular sino insistir en la coherencia

    del sistema, resulta de este modo: si tales fenmenos se producen de manera espontnea,

    como resultado de un conocimiento deficiente de las reglas de la Gramtica o de un uso

    descuidado de la palabra por parte de los usuarios de la lengua, sern objeto siempre de

    recriminaciones de gramticos y rtores, por atentar contra la ms elemental y primaria de

    las virtudes elocutivas: la correccin. Pero, por el contrario, si los mismos fenmenos se

    producen consciente y deliberadamente, justificados por determinadas situaciones

    discursivas, se despojan momentneamente de su condicin de vicios y se toleran debido a

    una particular licencia que los torna aptos para convertirse en objeto de una valoracin

    contraria. En este contexto es posible comprender la estimacin de Quintiliano vinculada al

    hecho de que toda figura sera vicio si fuese casual y no buscada con estudio y que por lo

    comn se defiende como figura por la autoridad, antigedad, costumbre y muchas veces

    tambin por cierta razn.

    En sntesis, el sentido restringido del concepto de figura que se ha mantenido en estas

    pginas, tal como se ha venido formulando a lo largo de toda la tradicin grecolatina, con

  • - 17 -

    pocas diferencias entre los autores, rene la propiedad de referir a una clase de fenmenos

    de naturaleza gramatical, que remiten a cierto grado de modificacin, desvo o infraccin

    respecto de la norma gramatical. A estos fenmenos la norma retrico-potica les ha

    asignado una clara funcin de adorno del discurso y son vlidos si no son producidos de

    forma espontnea, sino consciente, deliberada e intencional, encaminada siempre a la

    consecucin de determinados efectos en el destinatario del discurso.

    2.4. Teora de la Actio

    La estacin final de este breve recorrido por las tpicas retricas que abordaremos en este

    volumen est representada por la teora de Actio, la actuacin retrica. Esta parte de la

    Retrica antigua tena una funcin muy importante, derivada de la importancia del color y

    las modalidades de la voz que enuncia el discurso (pronuntiatio) y del movimiento del

    cuerpo y la gestualidad del rostro que pone en escena a la palabra elocuente (actio

    propiamente dicha). Si bien el autor annimo de la Rhetorica ad Herennium prefiere el

    trmino pronuntiatio para designar al conjunto de actividades sealadas, el resto de los

    autores clsicos suele emplear casi indistintamente las categoras de pronuntiatio y actio(8).

    Finalmente, los comentaristas y copistas posteriores al perodo clsico parecen preferir el

    trmino pronuntiatio para referirse conjuntamente al tratamiento de la voz, el movimiento

    y el gesto, tendencia que se mantiene durante la Edad Media. Se trata, en todos los casos,

    de una parte de la Retrica no constitutiva del discurso en s, en tanto producto lingstico,

    sino referida a la representacin, a la puesta en escena de la palabra persuasiva. En los

    tratados retricos antiguos se suele pasar revista a las cualidades fsicas y a las

    caractersticas de la voz (figura vocis), vinculadas a la particular entonacin que se desee

    imprimirle al discurso. Entre esas propiedades, la mollitudo, solo por citar un caso, est

    vinculada al contenido del discurso, de modo que la voz que se adecua a esta propiedad

    ofrece la posibilidad, a partir de la pronunciacin, de modelar una representacin verosmil

    en relacin al tono pretendido por el orador para su discurso. Si se trata del sermo, el tono

    deber resultar cercano, familiar; si se refiere a la amplificatio, por el contrario, se

    requerir un tono exhortativo y pattico. Es decir, debe adecuarse el tono de la voz a la

    dignidad de la palabra persuasiva puesta en escena. Las mismas observaciones pueden

    realizarse respecto del movimiento del cuerpo y de la gestualidad del rostro.

    Con respecto a la teora general de la Actio, que atae genricamente a vox et motus, en

    De Oratore, solo tambin por caso, Cicern introduce cuatro aspectos fundamentales para

    la consecucin de la Actio perfecta: ars, natura, imitatio, exercitatio(9). Asimismo, delimita

    las fronteras entre la actuacin teatral y la retrica y establece las oposiciones que

    articulan la pertinencia del uso de la voz en relacin a los tonos enunciativos adoptados:

    acuta/gravis, cita/tarda, magna/parva(10). Tambin articula los tonos con los sentimientos:

    un tono de miseratio exige una voz flexibile, plenum, interruptum(11).

    3. Conclusiones

  • - 18 -

    Como sealramos, la Retrica antigua atraviesa cinco siglos de acopios, articulaciones,

    sistematizaciones y desplazamientos que acompaan los procesos de constitucin,

    estabilizacin y transmisin de la teora. Asimismo, debemos recordar que recorre los

    vastos territorios que conformaban los imperios antiguos, desde Grecia a Asia Menor y

    desde ambos a Roma. Las categoras retricas se invisten de este mestizaje cronotpico y

    exhiben las apropiaciones diferidas de las que fueron objeto, los deslizamientos semnticos

    que sufrieron en sus migraciones y los distintos sustratos cientficos y culturales que las

    albergaron en las estaciones del trnsito. Ninguna de estas particularidades resiste una

    omisin en la instancia de indagacin terica y, si bien la densidad conceptual de las

    categoras constituye un reto, otro mayor an lo representa la riqueza de puntos de vista

    que ellas mismas ostentan sobre el lenguaje.

    Por todo lo expresado, la Retrica latina se nos presenta como un cuerpo doctrinal que

    rene reflexiones heterogneas de la Antigedad relativas al lenguaje, vinculadas todas

    ellas no solo a los aspectos sistemticos -organizados en torno de la oposicin

    forma/contenido-, sino tambin a un trazado arquitectnico diseado sobre el cuerpo de la

    palabra viva, esa palabra que se entrega a la Retrica en la materialidad de su realizacin

    enunciativa. En la Retrica latina nos hallamos, en principio, ante una palabra de autor, una

    palabra que informa, deleita y conmueve, y por ello ensea, seduce y persuade, una

    palabra que -orientada a un interlocutor- se constituye en instancia de mediacin entre el

    hombre y el mundo, que exhibe su contexto y se ofrece a la vista y al odo, en tanto el

    cuerpo del orador se constituye en su espacio de representacin, de puesta en escena.

    Lejos ha quedado la palabra de verdad de la tradicin filosfica griega, esa palabra que

    poda representar simblicamente las afecciones del alma del mismo modo en que estas

    ltimas lo hacan con relacin al mundo, entablando un vnculo copia/original. Y si lejos ha

    quedado ya la pretendida transparencia representacional de la palabra de verdad de la

    filosofa griega es, precisamente, porque en la Retrica latina el orador no le teme al canto

    de las sirenas.

    Notas

    (1)Asumimos la argumentacin de Racionero en la nota 32 de su traduccin de la Retrica

    de Aristteles. En ella seala que la dialctica no se opone a la ciencia, sino que resulta la

    matriz de donde la ciencia se desgaja por un proceso de especializacin. La dialctica

    provee una trama de estructuras epistmicas que vuelven o bien probable y persuasiva la

    causa, o bien cierta y demostrativa. En el caso en que la prueba sea irrefutable se

    desemboca en la ciencia y en los casos en los que la contradiccin es posible, aunque no

    sea probable, se contina en el dominio de la dialctica y la persuasin. (Cf. Aristles,

    Retrica, Gredos, Madrid, 1995. Traduccin, Introduccin y notas de Quintn Racionero).

    (2)Alcalde, R., Estudios Crticos de potica y poltica, Ediciones Sitio, Buenos Aires, 1996.

    (3)Cf. Quintiliano, Institutiones Oratoriae, Liber IV.

  • - 19 -

    (4)Cf. Cicero, Partitiones Oratoriae, 14, 15.

    (5)Cf. Snchez de las Brozas, F. (1579), Organum dialecticum et rhetoricum

    (6)Nebrija dedicar dos captulos, uno para Barbarismo y otro para Solecismo, en su

    Gramtica. En ellos contina las distinciones establecidas por la latinidad tarda, en especial

    por Donato.

    (7)Los autores suelen referirse de forma especfica a estos fenmenos de impropiedad

    lxica con el trmino de Acirologa.

    (8)Cf. Dez Coronado, M.A., Retrica y Representacin: Historia y Teora de la Actio,

    Ediciones del Instituto de Estudios Riojanos, Logroo, 2003.

    (9)Cicero, M.T., De Oratore, 3, 215; 3, 224.

    (10)Op. cit., 3, 16.

    (11)Op. cit., 3, 217-220.

    Captulo segundo: Numerus, concinnitas y compositio. El lxico como expresin de las ideas

    lingsticas latinas.

    0. Introduccin

    En el marco de los estudios relativos a las ideas lingsticas de la Antigedad grecolatina,

    son escasos los trabajos que relevan los conceptos claves de la teora retrica, y mucho

    ms an aquellos que proponen una vinculacin entre ellos y el entramado en el que se

    conjugan retrica y gramtica. Nuestra concepcin es que un abordaje de la gramtica

    latina desde las ideas lingsticas se incluye en la constitucin de la retrica latina como

    una teora acerca del lenguaje y toma como objeto de investigacin, desde nuestra

    perspectiva, la interfaz entre la retrica y la gramtica. La gramtica, entonces, se

    desarrolla como campo autnomo de estudio de los aspectos sistemticos del lenguaje y

    como espacio de reflexin de los efectos que estos aspectos sistemticos pueden ejercer

    en la puesta en escena de la palabra.

    El estudio del lxico desde esta perspectiva, por tanto, se orienta a investigar la densidad

    formal de las ideas lingsticas que encuentran su gnesis en el horizonte del pensamiento

    lingstico de la Antigedad, por un lado, y la densidad histrico-cultural de esos conceptos

    a la luz de las prcticas culturales reconocidas como retrica y gramtica.

    En trminos metodolgicos, hemos tenido en cuenta dos dimensiones particulares: el

    trabajo sobre el lxico tanto cuando ste busca traducir un trmino acuado en la retrica

    griega como cuando se trata de un trmino nuevo. De hecho, el primer aspecto de la

  • - 20 -

    cuestin est generalmente facilitado en tanto es frecuente que el propio autor al hacer

    una acotacin metalingstica haga tambin referencia a la palabra de origen. Asimismo,

    hemos considerado la recurrencia en los textos latinos a un mismo trmino para designar

    un mismo referente, aunque en este proceso se produzcan ciertos deslizamientos

    conceptuales, ampliaciones, modificaciones ms o menos explcitas, siguiendo un

    procedimiento de construccin sucesiva, en etapas, de los ejes conceptuales.

    En este sentido, en el anlisis de la produccin retrica de Cicern nos hemos encontrado

    con ciertas fluctuaciones, vaivenes y circularidades cuando se trata de trazar las relaciones

    entre significantes, como es el caso, segn veremos ms adelante, cuando se disea la

    relacin entre concinnitas y compositio.

    Hemos optado, para la delimitacin del corpus, por el tratamiento en la obra retrica de

    Cicern de las categoras que forman la serie numerus, concinnitas, compositio. Esta

    seleccin se funda en el hecho de que constituyen categoras centrales de la retrica de

    corte latino, especficamente en el marco del abordaje de la elocutio, en cuanto a que

    especifican los ejes sobre los cuales se elabora la teora de la palabra, al mismo tiempo que

    puntualizan los principios estticos de la concepcin ciceroniana de la prosa oratoria.

    En funcin de su relevancia terica, las obras centrales de Cicern que analizaremos sern

    Orator, De Oratore, Brutus. No obstante, si bien focalizamos las obras mencionadas, toda

    vez que lo consideremos oportuno, contrastaremos el tratamiento especfico de Cicern

    con el de Quintiliano.

    Sin duda una pregunta metodolgica bsica para el tratamiento de las categoras citadas es,

    en trminos descriptivos y en torno de una concepcin sistemtica de la teora retrica

    latina, la que surge de cuestionarse acerca de cul es la propiedad que define a cada una

    de ellas, qu incluye y qu se infiere de cada uno de estos conceptos en funcin de la

    pregunta subsiguiente: cmo estn ligados y cmo se articulan los tres trminos, en

    estrecha vinculacin al circuitus o comprehensio, como cuarto trmino que remite a

    nociones estilsticas y que obligan a derivar y confluir en la bsqueda de respuesta acerca

    de cul es la concepcin de prosa en Cicern y en qu medida estos elementos se

    constituyen en las nociones y en los recursos puntuales para constituir la prosa oratoria.

    Hay ciertamente dos condiciones que contextualizan todas las reflexiones y el desarrollo

    terico, una es el requisito de que los recursos parezcan que no lo son, es decir, la

    pretensin de que parezcan no haber sido buscados, sino que sucedan espontneamente.

    Atestigua lo explicitado el Orator de Cicern, cuando al referirse al ritmo seala:

    (...) compositione potest intellegi cum ita structa verba sunt, ut numerus nos quasitus

    sed ipse secutus esse videatur(1)

  • - 21 -

    Se trata, sin dudas, entonces, de una idea directriz en la concepcin general de la retrica,

    en la tensin reiteradas veces mencionada y explicitada, entre lo artificialis y lo naturalis. La

    otra condicin es que las palabras deben impactar auditivamente en el oyente(2).

    Antes de iniciar el estudio de los temes seleccionados, queremos destacar que, a

    diferencia del trmino perodo -que el propio Cicern traduce perihodon(3) y del que

    ofrece las palabras latinas que ofician de traslacin: ambitus, circuitus, comprehensio,

    continuatio, circumscriptio- y de igual modo respecto de numerus -que traduce a rythmos-,

    no hemos hallado al presente un procedimiento semejante para el trmino concinnitas,

    que parece una derivacin interna del latn que traducimos por simetra. Destacamos que

    aparentemente symmetria se registra en el vocabulario latino pero no en el mbito de la

    retrica(4).

    Hechas estas consideraciones generales, nos referiremos al estudio particularizados de los

    temes lxicos en cuestin para lo cual, reiteramos, tendremos en cuenta el concepto de

    referencia y la interrelacin entre los tres trminos.

    1. Numerus

    La teora artstica latina sostiene que una serie sucesiva de slabas breves y largas,

    dispuestas de alguna manera, es ineludible en cualquier manifestacin elocutiva. Este

    numerus potestativo constituye un fenmeno natural (natura), pero antes de la

    intervencin del artifex todava no conforma un arte (ars). La sucesin de largas y breves se

    deja al azar (casus) y el arte aprovecha este estado como materia prima de modo tal de

    introducir, mediante las reglas de la ars correspondiente, el orden en la sucesin de largas

    y breves. As, del lado del numerus potestativo y arbitrario est el numerus sometido a las

    normas del arte. Mediante el numerus artstico, en consecuencia, el arte pone un lmite al

    discurrir irregular y catico de las slabas largas y breves.

    Correspondera considerar que, tanto para la teora artstica latina como para la griega, hay

    dos artes que se proponen como fin someter a freno y medida el discurrir natural y

    desenfrenado de las slabas largas y breves: la ars poetica y la ars rhetorica. En ambas la

    unidad ms pequea de la sucesin regular de slabas largas y breves se llama pes(5).

    Conforme con los variados tipos de regularidad de sucesin de slabas largas y breves, es

    posible determinar varias clases de pedes: iambus, trochaeus, dactylus, anapaestus,

    spondeus, por ejemplo(6), y ello en ambas artes. Conviene destacar, adems, que en

    ambas artes rige la convencin, que paradjicamente se considera natural, de que una

    larga vale dos breves(7).

    Pero esta condicin de intercambiabilidad no se practica con igual libertad en ambas artes.

    Es por ello que a partir de aqu los caminos que siguen ambas se distancian: mientras la ars

    poetica distribuye los pedes en una sucesin regular que abarca y comprende el desarrollo

  • - 22 -

    completo del discurso(8), la ars rhetorica deja subsistir una mayor libertad y no somete el

    curso entero del discurso al esquema de sucesin rgida de los pedes.

    El canon potico se instaura, entonces, sobre el siguiente presupuesto: la poesa debe

    sujetarse a la continuidad del discurso por medio de una sucesin regular e inflexible de los

    pedes, a la que se designa metrum. Asimismo, al discurso seguido, formado por esta

    regulacin mtrica, se lo denomina poetica structura(9). Por su parte, y de modo anlogo al

    de la poesa, el canon retrico se inscribe a partir del mismo supuesto, pero restringido en

    su especificidad al campo del discurso. ste (el discurso de la prosa retrica) sigue el

    principio de la regulacin de la sucesin de los pedes, pero es especfico de la ars y se

    denomina oratorius numerus(10) o, sencillamente y ms breve, numerus(11). Tambin

    anlogamente a la poetica structura, el modo de hablar que observa el numerus, recibe

    el nombre de sermo numerosus(12).

    En cuanto al numerus conforme con las reglas del arte, el oratorius numerus comparte con

    la poesa el nombre genrico de . (Ar. Rhet. 3, 8, 2; Quint. 9, 4, 55 numerus , accipi volo; 9,

    4 54 nam sun numeri rhythmi) pero en relacin a la sujecin a reglas, el oratorius numerus

    se encuentra a mitad de camino entre el numerus natural, potestativo, no sometido a

    reglas y el metrum potico.

    Finalmente, dos son los principios reguladores del numerus: uno positivo, la variatio, y otro

    negativo, evitar la poesa. La lnea divisoria de ambos est trazada por el aptum, el centro

    que domina la retrica en ambas tradiciones, griega y latina. ste demarca tanto la

    organizacin interna de las categoras artsticas como la externa, responsable de

    determinar el tipo de vinculaciones que el lenguaje es susceptible de realizar entre el

    sujeto y el mundo.

    En este contexto, la variatio se orienta sobre todo a evitar la sucesin continua de varias

    slabas largas o breves, a menos que una sucesin tal pretenda constituirse en el vehculo

    de particulares fines expresivos, pero, fundamentalmente, tiende a evitar la poesa(13).

    El segundo principio, tal como intentamos sealar, nace de la variatio y forma parte del

    aptum(14). Por ltimo, para diferenciar el oratorius numerus de la mtrica rigurosa de la

    poesa al discurso regulado por el oratorius numerus se lo denomina oratio soluta(15).

    Separada de la poesa, la oratio soluta se distingue, adems, de la irregularidad carente de

    arte(16).

    2. Concinnitas

    La concinnitas forma parte de las cualidades del ornato, cualidades que permiten

    determinar las variantes de los genera elocutionis. Son ellas el adorno lleno de fuerza,

    conocido como rubor, sermo robustus, ornatus virilis, ligado a las variantes del genus

    sublime y la elegantia sencilla. La fuerza constituye el empleo de medios de ornatus de

    efecto enrgico y, como sabemos, disea una compositio solida. La elegantia sencilla se

  • - 23 -

    expresa en dos virtudes: puritas y perspicuitas. La primera representa la correccin

    idiomtica del discurso en los verba singula y en los verba coniuncta y es su norma principal

    el uso actualizado del lenguaje a travs de la consuetudo. Legitima el usus la mayora

    numrica de hablantes, el consensus eruditiorum y el nivel social localizado. Slo es posible

    apartarse de la puritas en casos regulados por la norma:

    a) El uso del lenguaje de autores reconocidos (auctoritas) se considera norma, fija el canon

    en la medida en que orienta histricamente la tradicin literaria de la consuetudo.

    Orientado histricamente, implica el enjuiciamiento del uso actual y emprico del lenguaje.

    b) El uso de formas arcaicas del lenguaje (vetustas), cuya funcin discursiva consiste en

    conseguir maiestas potica. Se puede adherir a modelos en desuso de la tradicin. Si por

    un lado la auctoritas pretende una distincin social como efecto, la vetustas persigue el

    inters de un distanciamiento retrico, una alineacin potica ms intensa.

    Por su parte, la perspicuitas consiste en la comprensin intelectual del discurso, subsume

    el presupuesto de la verosimilitud que conduce al xito del discurso. Sus esferas de

    realizacin son los pensamientos y su formulacin lingstica.

    La claridad de los pensamientos se expresa en la diferenciacin y en la concatenacin

    suficiente de aquellos que, en tanto res, deben desplegar la materia y producir el xito del

    discurso. Esta claridad pertenece al orden de la inventio y al de la dispositio relativa a los

    pensamientos. A menudo se la trata especialmente en la narratio, conjuntamente con su

    finalidad, la verosimilitud.

    En cuanto a la formulacin lingstica, es necesario considerar la perspicuitas como la

    prosecucin de la claridad conceptual en la esfera de la elocutio, que se obtiene cuando lo

    que el orador quiere decir (voluntas) en el plano de las res desarrolladas en materia es

    comprendido plenamente por el oyente en cada frase aislada y en su estructura.

    En oposicin, un ornatus suave produce lo bello como resultado, mientras oculta el

    esfuerzo de su produccin. Corresponde a una variante del genus medium en el que esta

    cualidad se designa como suavitas, dulcitudo, dulcedo o, ms precisamente, gratia.

    Encierra a esta ltima en el propio genus medium la elegantia y en especial consideracin a

    una compositio armoniosa, la elegantia ligada a la esfera fontica: la concinnitas.

    En estrecha vinculacin con lo expresado, son caractersticas de una variante del genus

    medium, el hilare dicendi genus -combinable con el genus acutum- la urbanitas y la

    festivitas. En el acutum dicendi genus se trata de medios intelectuales alienantes,

    paradjicos, en el pensamiento y en el lenguaje, cuya finalidad consiste en que el oyente

    pase precisamente de la paradoja a la significacin indicada, que se convierta en cmplice

    del pensamiento del orador. Otra cualidad prxima a la gratia y a la elegantia es el nitor,

    propio del nitidus genus, considerado como distincin elegante que evita lo vulgar sin ser

    preciosista.

  • - 24 -

    Finalmente, el copiosum dicendi genus, a medio camino entre el genus medium y el

    sublime, prefiere los medios de expresin alargadores: figuras tales como la adiectio, el

    isocolon o la construccin de perodos.

    3. Compositio

    La palabra compositio da nombre a una de las preocupaciones centrales de la prosa

    retrica, esencial a la vez si se piensa que necesariamente hay que lograr una estructura

    con las palabras. La cuestin central radica, justamente, en definir cul es esta estructura y

    cmo se logra. La mirada de Cicern sobre la compositio se orienta a precisar una

    arquitectura de la estructura discursiva - que ser luego especificada en funcin del

    perodo- para lo cual se detiene en conjugar palabra con palabra, finales con principios en

    la linealidad de las palabras sucesivas. Se detiene, adems, en la sonoridad y en que, por s

    mismas, la forma y la simetra del conjunto de palabras delimiten un crculo, y , por ltimo,

    la frase o perodo (comprehensio ) concluya, se cierre, siguiendo el comps de un ritmo

    apropiado.

    Este marco que encierra compositio est presentado por Cicern en Orator:

    Collocabuntur igitur verba, aut inter se quam aptissime cohaereant extrema cum primis

    eaque sint quam suavissimis vocibus, aut ut forma ipsa concinnitasque verborum conficiat

    orbem suum, aut ut comprehensio numerose et apte cadat(17).

    Tres consideraciones nos surgen a partir de esta definicin. Una est vinculada a la

    magnitud de la empresa que est planteando Cicern, en tanto la operacin retrica

    consistir en lograr la conjuncin de factores sonoros, con el ms prolijo cierre de los

    prrafos. La minuciosa disposicin de las palabras en la bsqueda de un romance entre

    finales y comienzos constituye de por s una tarea tan ardua como de difcil logro, si no

    mediara , como suspicazmente enfatiza, la capacidad ejercitada del escritor, quien hallar

    fcilmente las reglas de la composicin, la formula componendi.

    La segunda consideracin es que los predicados que utiliza -apte, aptissime, suavissimus-

    dejan planteada de manera subjetiva la condicin de esa unin de palabras, del sonido

    buscado, del redondeo del perodo, sin precisar a continuacin cul es la dimensin de lo

    apto o de lo suave. No obstante, en el recorrido detenido de sus trabajos sin duda se van

    perfilando estas concepciones que hablan ya de la materialidad misma del significante.

    En tercer lugar, es relevante a nuestro criterio sealar que la concinnitas se destaca como

    un recurso y una condicin para el logro de una buena composicin. Es decir, consideramos

    las sucesivas referencias como no excluyentes sino como la serie que en su conjunto

    producirn el efecto deseado. Lo que se destaca, evidentemente, es el valor funcional del

    sonido, del ritmo final, de la simetra de las palabras. El odo del oyente , seala Cicern, es

    la medida evaluativa del xito y de la aceptacin del discurso, ya que las palabras

    desaliadas ofenden los odos, el encuentro del fin de las palabras con el comienzo de las

  • - 25 -

    que siguen no debe producir sonidos en hiato o speros y , por ltimo, la lengua latina

    respeta los odos, cuyo juicio es muy exigente .

    La concinnitas favorece el hallazgo de la simetra , esto es, indica el resultado o bien de la

    semejanza en la terminacin de las palabras o de la correspondencia entre miembros

    iguales o contrarios. Finalmente, la concinnitas obtenida en base al trabajo minucioso

    sobre las palabras conduce al efecto buscado, el ritmo. La meta artstica del orador,como

    dijimos en la introduccin, consiste en que este ritmo pretendido se ofrezca natural y

    espontneo, que llegue al odo del oyente sin que ste tenga conciencia del artificio, a la

    manera de un ritmo que sobreviene. En el mismo Orator, seala Cicern:

    Sed *verba+ finientur aut compositione ipsa et quasi sua sponte, aut quodam genere

    verborum, in quibus ipsis concinnitas inest; quae sive casus habent in exitus similes sive

    paribus paria redduntur sive opponuntur contraria, suaepte natura numerosa sunt, etiam si

    nihil est factum de industria(18)

    Artilugio del estilo que tiene como antecedente a Gorgias, en cuya prosa es frecuente que

    la concinnitas produzca el efecto rtmico esperado:

    Hoc genere antiqui iam ante Isocratem delectabantur et maxime Gorgias, cuius in oratione

    plerumque efficit numerum ipsa concinnitas(19)

    Efecto sobre el odo del hombre culto como del no cultivado, pues ni uno ni otro saben ni

    de pies ni de ritmos, ni de cantidades y tonos, pero que , sin embargo, por naturaleza

    perciben lo que agrada o lo que choca:

    (...) in versu quidem theatra tota exclamant , si fuit una syllaba aut brevior aut longior ;

    nec vero multitudo pedes novit nec ullos numerosos tenet nec illud quod offendit aut cur

    aut in quo offendat intellegit et tamen omnium logitudinum et brevitatum in sonis sicut

    acutarum graviumque vocum iudicium ipsa natura in auribus nostris collocavit. (20)

    Como sealamos, se va armando, paso a paso, entonces, la teorizacin sobre la conjuncin

    de compositio, concinnitas y numerus. Podemos observar tambin, como expresamos al

    iniciar este captulo, que los referentes descriptos por numerus, concinnitas y compositio

    parten de la gramtica de la lengua para ser replanteados con una definicin nueva en la

    retrica. De ello resulta que la cuestin planteada inicialmente se resignifica en la medida

    en que desentraamos el juego que se entabla entre gramtica y retrica. O ms an, la

    creacin de una gramtica de la retrica encuentra en este concepto un interesante caso a

    considerar. De igual modo, como dijimos al comienzo, la teora que se va desarrollando en

    torno a estos tres elementos va a confluir en el lugar axial que resulta la concepcin de la

    prosa oratoria. Ella misma, aunque pariente del verso, toma su identidad. Y en torno de

    esta identidad se gira para poner todos los acentos e iluminar la concinnitas y la constructio

    verborum:

  • - 26 -

    Ita fit ut non item in oratione ut in versu numerus exstet idque quod numerosum in

    oratione dicitur non semper numero fiat, sed non numquam aut concinnitate aut

    constructione verborum. (21)

    Por ltimo, la definicin de la prosa rtmica deja en claro el lugar del ritmo y el de los otros

    dos componentes. Es as que la prosa rtmica es similis numerorum pero no compuesta

    enteramente de ritmos:

    Multum interest utrum numerosa sit, id est similis numerorum, an plane e numeris

    constet oratio. (22)

    Por sobre el ritmo propio del verso, las dos operaciones de la prosa para producir este

    efecto se proyectan en la compositio y en la concinnitas. Compositio, en cuanto a que las

    palabras estn ordenadas de tal modo que el ritmo, como adelantamos, parezca no haber

    sido buscado sino haber resultado espontneamente; concinnitas, en cuanto a que la

    simetra obtenida por paralelismos, por anttesis, por la colocacin una a una de palabras

    con terminaciones iguales, produzca por s mismo un ritmo natural:

    Et quia non numero solum numerosa oratio sed et compositione fit et genere, quod ante

    dictum est, concinnitatis compositione potest intellegi cum ita structa verba sunt, ut

    numerus non quaesitus sed ipse secutus esse videatur [...]; ordo enim verborum efficit

    numerum sine ulla aperta oratoris industria... (23)

    Formae vero quaedam sunt orationis, in quibus ea concinnitas est ut sequatur numerus

    necessario. Nam cum aut par pari refertur aut contrarium contrario opponitur aut quae

    similiter cadunt verba verbis comparantur, quidquid ita concluditur, plerumque fit ut

    numerose cadat, quo de genere cum exemplis supra diximus, ut haec quoque copia

    facultatem afferat non semper eodem modo desinendi(24)

    En sntesis, en el proceso de construccin de una teora de la produccin retrica, el diseo

    se estructura en funcin de lograr dar forma a lo que se concibe como prosa rtmica, a

    clarificar qu es rtmico en una prosa cuyo destino es la elocucin, la puesta en escena en

    el ejercicio de la prctica retrica del orador. Como sealamos, el horizonte rtmico de la

    prosa lo instituye su oposicin al ritmo del verso. Para trazar el horizonte emergen dos

    formas de expresin que se conjugan en una configuracin que slo las palabras describen,

    configuracin que si bien Cicern plantea en dos rdenes, compositio y concinnitas,

    quedan entrelazadas entre s. La concinnitas resulta, en definitiva, la categora que resume

    las formas menos vagas, mejor trazadas y delimitadas, de lograr el efecto rtmico.

    En fin, resignificando ahora las palabras de Cicern, no hay pensamiento alguno que

    reporte su fruto al orador si no est expuesto de modo adecuado y completo, ni surge el

    esplendor de las palabras, si no estn cuidadosamente dispuestas.(25)

    Notas

  • - 27 -

    (1)Por disposicin puede entenderse cuando las palabras estn ordenadas de tal modo

    que el ritmo parezca no haber sido buscado, sino haber resultado espontneamente (Cic.,

    Or., 65, 219).

    (2)Sirva de ilustracin la siguiente cita de Cicern: Quamvis enim suaves gravesque

    sententias tamen,si inconditis verbis efferuntur, offendent aures, quarum est iudicium

    superbissimum.

    Por ms que los pensamientos sean agradables y elevados, si son expresados con palabras

    desaliadas, ofenden los odos, cuyo juicio es muy exigente ( Cic., Or. 44, 149).

    (3)Cf. Or. 61.

    (4)Cf. Lausberg, H., Manual de Retrica Literaria, Gredos, Madrid, 1967.

    --------------------, Elementos de Retrica Literaria, Gredos, Madrid, 1983.

    (5)Cf. Cicero., De Or. 3, 47, 182.

    (6)Cf. Cicero, Op. cit., 3, 47, 182 y ss.

    (7)Cf. Quintiliano, Inst. Or., 9, 4, 47.

    (8)Cf. Quintiliano, Op. cit., 9, 4, 50.

    (9)Cf. Quintiliano, Op. cit., 9, 4, 45.

    (10)Cf. Quintiliano, Op. cit., 9, 45, 57.

    (11)Ibidem.

    (12)Cf. Quintiliano, Op. cit., 8, 6, 64.

    (13)Cf. Quintiliano, Op. cit., 9, 4, 60.

    (14)Cf. Quintiliano, Op. cit., 9, 4, 72.

    (15)Cf. Cicero, Op. cit., 3, 48, 184

    (16)Ibidem.

    (17)Las palabras se colocarn , pues, o bien de modo que se enlacen lo ms

    adecuadamente posible los finales con los comienzos, y que ellas tengan los sonidos ms

    agradable , o bien de modo que por s mismas la forma y la simetra de las palabras

    redondeen su propio perodo o bien de modo que el perodo remate con ritmo apropiado

    ( Cicero, Orator, 44, 149).

    (18)Pero las palabras tendrn su conclusin ya sea por la propia disposicin y por as decir,

    casi espontnea, ya sea mediante cierta clase de palabras en las que en si mismas se da la

  • - 28 -

    simetra; stas o bien tienen formas semejantes en la terminacin (homoioptton) o bien

    se corresponden como miembros a otros iguales , o bien se oponen como contrarios

    ( antteton ), por su propia naturaleza son rtmicas , aun cuando nada es buscado de

    propsito (Cicero, Or., 49, 164). (Se aclara que homoioptton y antteton no figuran en el

    texto latino, es de nuestra responsabilidad la inclusin de los mismos en la versin

    espaola).

    (19)En este gnero se deleitaban los antiguos aun antes de Iscrates, y sobre todo Gorgias,

    en cuyo discurso a menudo la misma simetra produce el ritmo (Cicero, Or., 167).

    (20)En el verso, el teatro entero prorrumpe en gritero si ha sido demasiado breve o

    demasiado largo en una slaba ; y por cierto la multitud no sabe de pies ni domina los

    ritmos de ninguna clase ni sabe aquello que choca ni por qu ni en qu le choca y sin

    embargo, de todas las cantidades largas y breves en los sonidos as como de los tonos

    agudos y graves la misma naturaleza ha dotado de juicio a nuestros odos (Cicero, Or.51,

    173).

    (21)As sucede que el ritmo en la prosa no se presenta de la misma manera que en el

    verso, que lo que se llama rtmico en la prosa no siempre resulta del ritmo, sino a veces o

    de la simetra o de la colocacin de las palabras (Cicero, Or., 60, 202).

    (22)Hay mucha diferencia entre que la prosa sea rtmica, esto es, semejante a los ritmos, o

    que por completo est compuesta de ritmos (Cicero, Or., 65,220).

    (23)Y porque no slo se consigue una frase rtmica por el ritmo, sino por la disposicin de

    las palabras, y por la clase, que antes hemos mencionado, de simetra por disposicin

    puede entenderse cuando las palabras estn ordenadas de tal modo que el ritmo parece

    no buscado, sino logrado espontneamente [...]; el orden de las palabras produce el ritmo

    sin ningn empeo manifiesto del orador (Cicero, Or. 65, 219-220).

    (24)Hay ciertas formas de expresin en las que la simetra es tal que el ritmo se sigue

    necesariamente. En efecto, cuando se hacen paralelismos o anttesis se ponen juntas

    palabras que terminan de igual manera, todo lo que as concluye, ocurre, la mayora de las

    veces, que termina con ritmo, clase de disposicin de la que hemos tratado ms arriba con

    ejemplos, de tal modo que esta abundancia proporciona el medio de terminar no siempre

    del mismo modo (Cicero, ibidem).

    (25)Et nec sententia nulla est, quae fructum oratori ferat, nisi apte exposita atque

    absolute, nec verborum lumen apparet, nisi diligenter collocatorum [...] (Cicero, Or., 68,

    227).

    Captulo tercero: La constitucin de la tpica de la correccin en la Antigedad latina. (1)

  • - 29 -

    Grammatica docet, Rhetorica movet

    En el marco del desarrollo de las ideas lingsticas, la produccin latina presenta una doble

    perspectiva de anlisis de las concepciones de lenguaje que orientan el desenvolvimiento

    de las prcticas disciplinarias cuyo objeto de estudio es el lenguaje. Estas prcticas implican

    el desenvolvimiento futuro de los campos especficos de la Gramtica y la Retrica. El

    punto esencial est dado por el hecho de que, como sabemos, la gramtica sistemtica

    resulta un desenvolvimiento del estudio de la primera de las cualidades evocadas

    originariamente en el cuadro retrico: la correccin. Es por ello que la retrica, a partir de

    los siglos II y I A.C. mencionar a la correccin pero, a la vez, reenviar a la gramtica para

    ms detalles. Quintiliano, por ejemplo, incluye en una misma obra -Institutiones Oratoriae-

    tanto aspectos relativos a la gramtica como a la retrica y aborda la cuestin de la

    correccin en su exposicin de la gramtica(2), pero tambin en el cuadro de la elocutio

    retrica. En este tratado observamos tanto la migracin de categoras propias del dominio

    de la gramtica al territorio de la retrica, como la prdida de ciertos aspectos funcionales

    que haban garantizado la consolidacin de la retrica como prctica discursiva ligada al

    ejercicio del poder. En el caso especfico de la gramtica, es necesario delimitar, en una

    primera instancia, el sentido en que se emplean las palabras grammaticus y grammatica. En

    su De Grammaticis et Rhetoribus, Suetonio registra la historia de los profesores de

    gramtica, es decir, maestros cuya principal especialidad era la explicacin de textos e

    indaga en los orgenes y el desarrollo de esta institucin, por otra parte muy floreciente en

    su poca. En este contexto, lo que hoy llamamos gramtica no es, claro est, lo que

    entiende Suetonio, para quien, por ejemplo, Varrn no podra ser nunca un grammaticus.

    (3) Lo que en realidad manifiesta Suetonio en los primeros captulos de su obra De

    Grammaticis et Rhetoribus y lo que expresan tambin las fuentes y testimonios de que

    disponemos es que los romanos eran ms sensibles a lo que constitua un bien comn de

    las escuelas helensticas, tanto la de Alejandra como la de Prgamo. Segn sus mtodos,

    seala Desbordes(4), se discute la letra de los textos, se trata de establecer los textos en

    funcin de diversos criterios que pueden conducir, por lo dems, a resultados divergentes

    (el uso de un determinado autor, la analoga, la etimologa, las necesidades del sentido o

    de la mtrica), se completa la escritura agregando signos destinados a tornar ms fcil la

    lectura u orientar la interpretacin, se interroga sobre la autenticidad de un texto entero o

    de alguna de sus partes, se indaga el sentido de las palabras raras u olvidadas, se explicitan

    las alusiones histricas, se desbrozan las genealogas mticas, entre otras actividades. De

    este modo -seala Desbordes- se infiere la creencia de que los textos pueden someterse a

    un tratamiento destinado a hacerlos hablar mejor. Al mismo tiempo, se trata de un

    tratamiento necesario, pues se puede y hasta se debe sospechar de la fidelidad de la

    transmisin manuscrita; y aunque ella fuera fiel, habra todava que suplir las deficiencias

    de una escritura que slo registra de manera parcial la palabra viva, una palabra que se

    instaura en el presente nico del acto enunciativo y que no dura en la escritura

    ntegramente. Es necesario tener en cuenta, adems, que en Roma la nueva disciplina no

    se inscriba en un desierto completo, pues haba ya literatura, libros y lectores. Y haba,

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    sobre todo, escuelas en las que se enseaba a leer y escribir. La ciencia de los textos se

    insertara, pues, en ese sustrato comparable en ms de un aspecto al que tambin exista

    en Grecia. En cuanto a la terminologa, sabemos que la grammatik tchne, implica en

    Grecia, al menos para los contemporneos de Platn, el aprendizaje de la lectura y la

    escritura; el maestro que imparte esta enseanza lleva, entre otros nombres, el de

    grammatists; el adjetivo grammatiks puede entonces calificar al que conoce las letras, al

    que sabe leer y escribir. En la poca helenstica, la ciencia de los textos (grmmata,

    syngrmmata, conjunto de letras) al expandirse recibe diversas designaciones, como

    philologa (amor a los discursos), kritik, (juicio), pero tambin grammatik: el

    especialista, un sabio de alto nivel, es un fillogo, un crtico o un gramtico, entendido

    esta vez en el sentido de erudito, letrado. En definitiva, es este ltimo trmino el que

    prevalece. Frente a la situacin griega, la latina: del nombre de la letra, littera (de

    etimologa an desconocida), haban derivado, a partir de trminos relativos al aprendizaje

    escolar; litterator, que designaba al maestro que imparta la instruccin, litteratura, que

    indicaba la grafa, la disciplina enseada. Con la importacin de la ciencia griega de los

    textos, los romanos admitieron los trminos grammaticus y grammatica, sin embargo al

    principio los emplearon por medio de perfrasis y con precauciones: aquellos a los que

    llaman grammatici, dice por ejemplo Cicern en De Oratore, 1,3,10, en el ao 55 a. de C.

    Asimismo, Suetonio nos informa que Cornelio Nepote haba querido hacer del adjetivo

    litteratus un equivalente de grammaticus, aunque el trmino grammaticus sigui teniendo

    mayor aceptacin tal vez debido a que, a pesar del nacionalismo romano, la gramtica era

    algo griego y, por lo dems, durante la repblica muchos de los que la practicaban y sobre

    todo la enseaban eran esclavos o libertos de origen griego.

    El estudio de los textos clsicos -por ejemplo, de Ennio en la Repblica o de Virgilio a

    comienzos del Imperio- era la base misma de la enseanza que podramos llamar de

    segundo grado, que comprenda cierto nmero de operaciones. El canon alejandrino,

    conocido por los romanos y traducido por Varrn, est