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Resumen Cavarozzi : Autoritarismo y Democracia Capítulo I- El fracaso de la “semidemocracia” y sus legados. 55, insurrección cívico militar pone fin al gobierno peronista. Produjo derrocamiento de Perón y tuvo éxito en desmantelar el modelo político prevaleciente durante 10 años. El modelo peronista basado en la relación entre el líder y las masas, había hecho a Perón el depositario único d la representación del pueblo. Este fenómeno tuvo el efecto d q los canales parlamentarios y partidarios sean relegados y perdiendo relevancia en la escena política. El peronismo en el poder tendió a considerar las actitudes de partidos de oposición como manifestaciones de intereses sectoriales ilegítimos, por lo q el Gob. obstaculizo tales actividades tanto dentro como fuera del parlamento. Los lideres del golpe d Estado del 55 caracterizaron al régimen peronista como una dictadura totalitaria y levantaron los estandartes d la democracia y la libertad, proponiéndose como objetivo el restablecimiento del parlamento y el sistema de partidos. Este objetivo s frustro en el 57, la asamblea constituyente controlada x partidos no peronistas, no pudo acordar una nueva Constitución y se disolvió sin lograr una reforma del texto del siglo pasado, en el 62 los militares, con el apoyo d varios partidos, derrocaron a Frondizi, en el 66 otro golpe derroca a Illia Tanto en el 55-58 como en el 62.63, los interregnos d Gob. constitucionales fueron ocupados x administraciones militares. Las mismas no se propusieron reemplazar democracias parlamentarias x un régimen político alternativo, sino q el principal objetivo fue la imposición de mecanismos prescriptivos del peronismo y al mismo tiempo intentaban erradicarlo. El peronismo era visto como un fenómeno inherente e irremediable contrario a las instituciones y valores democráticos, a los cuales, hubiera deformado e incluso destruido. Los fracasos d lograr la estabilidad institucional del 55 no impidieron q durante esos años se configuraran nuevos modos d hacer política q implicaron una profunda redefinición d los patrones d procesamiento d los conflictos y relaciones socioeconómicas. -Argentina post 1955: una comunidad política desarticulada. Derrocamiento del Gob. peronista fue promovido x amplio frente político q incluyo todos los partidos no peronistas, los

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Resumen Cavarozzi : Autoritarismo y Democracia

Capítulo I- El fracaso de la “semidemocracia” y sus legados.

55, insurrección cívico militar pone fin al gobierno peronista. Produjo derrocamiento de Perón y tuvo éxito en desmantelar el modelo político prevaleciente durante 10 años. El modelo peronista basado en la relación entre el líder y las masas, había hecho a Perón el depositario único d la representación del pueblo. Este fenómeno tuvo el efecto d q los canales parlamentarios y partidarios sean relegados y perdiendo relevancia en la escena política. El peronismo en el poder tendió a considerar las actitudes de partidos de oposición como manifestaciones de intereses sectoriales ilegítimos, por lo q el Gob. obstaculizo tales actividades tanto dentro como fuera del parlamento.Los lideres del golpe d Estado del 55 caracterizaron al régimen peronista como una dictadura totalitaria y levantaron los estandartes d la democracia y la libertad, proponiéndose como objetivo el restablecimiento del parlamento y el sistema de partidos. Este objetivo s frustro en el 57, la asamblea constituyente controlada x partidos no peronistas, no pudo acordar una nueva Constitución y se disolvió sin lograr una reforma del texto del siglo pasado, en el 62 los militares, con el apoyo d varios partidos, derrocaron a Frondizi, en el 66 otro golpe derroca a IlliaTanto en el 55-58 como en el 62.63, los interregnos d Gob. constitucionales fueron ocupados x administraciones militares. Las mismas no se propusieron reemplazar democracias parlamentarias x un régimen político alternativo, sino q el principal objetivo fue la imposición de mecanismos prescriptivos del peronismo y al mismo tiempo intentaban erradicarlo. El peronismo era visto como un fenómeno inherente e irremediable contrario a las instituciones y valores democráticos, a los cuales, hubiera deformado e incluso destruido.Los fracasos d lograr la estabilidad institucional del 55 no impidieron q durante esos años se configuraran nuevos modos d hacer política q implicaron una profunda redefinición d los patrones d procesamiento d los conflictos y relaciones socioeconómicas. -Argentina post 1955: una comunidad política desarticulada.Derrocamiento del Gob. peronista fue promovido x amplio frente político q incluyo todos los partidos no peronistas, los representantes corporativos e ideológicos d las clases medias y las burguesías urbana y rural, las FFAA y la Iglesia aunque los objetivos eran diferentes pudieron mantener la unión durante cierto tiempo bajo la bandera d la democracia oponiéndola al carácter dictatorial y totalitario atribuido al Gob. peronista.El peronismo sobrevivió a la caída d su Gob. y se constituyo en el eje de un movimiento opositor. A corto plazo dicha ilusión d los no peronistas d reabsorber a los ex peronistas luego d una reeducación colectiva, tuvo efecto d permitir a los antiperonistas la proscripción del peronismo q implico segregar políticamente a la mitad d la población argentina, veían a esto como una acción democrática, la consecuencia d esta proscripción fue la exclusión del peronismo en la política.Problemas surgidos x la exclusión del peronismo: profunda disyunción entre la sociedad y el funcionamiento en la política Argentina q resulto en la emergencia d un sistema político dual. Los mecanismos parlamentarios coexistieron d manera conflictiva y antagónica. Resultado del dualismo fue q los 2 bloques principales d la sociedad (el sector popular y frente antiperonista) rara vez compartieron la misma idea política para la resolución d conflictos y el logro d acuerdos basado en concesiones. El sector popular y la clase obrera q se habían expresado a través del peronismo, quedo privado d toda representación en las instituciones parlamentarias semidemocráticas como en la maquinaria del Estado. En oposición, sus adversarios sociales tuvieron la posibilidad d recurrí a los mecanismos parlamentarios como a los extra institucionales. Gozaron d accesos al Estado y ejercieron influencia decisiva sobre las políticas y los impactos d las acciones estatales.

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Las presiones ejercidas x el sector popular fueron d carácter extraconstitucional. El movimiento sindical peronista se trasformo en la expresión organizada más poderosa d aquel sector. La presión popular se redujo a la capacidad d desestabilizar desde fuera del escenario político oficial, a cada uno d los regímenes civiles y militares q se sucedieron durante el periodo. Esa desestabilización se logo a través d planteos d demandas económicas q contradijeron y socavaron la viabilidad d las políticas d estabilización lanzadas entre el 56-63 como mediante el apoyo a candidatos antioficialistas en elecciones nacionales, prov y locales.El frente antiperonista formado x partidos y militares comenzaron a expresar contenidos diferentes y antagónicos debido a 2 cuestiones: q los militares “democráticos” del 55 fueron perdiendo su “vocación democrática” para respaldar el establecimiento d regímenes autoritarios llevándolos a enfrentarse con los partidos q buscaban un sistema democrático- parlamentario y el mantenimiento d libertades públicas. La 2da causa q complico las relaciones entre militares y q políticos fue q los partidos no peronistas se transformaron en el principal canal d expresión d una interacción entre 2 controversias q dominaban la escena política luego d la caída d Perón. La unidad del frente antiperonista comenzó a desvanecerse cuando llego el momento d ejercer el poder desde el Estado y hallar vías d resolución a las controversias. Una d estas controversias fue el rol del Gob. con respecto a la erradicación del peronismo. Las diferentes posiciones iban desde el “integracionismo” q postulaba la gradual reabsorción del peronismo a la vida política aunque sin desconocer la necesidad d una purga d sus aspectos más dañinos como el mismo Perón, hasta el “gorilismo” con su propósito d extirpar el cáncer peronista d la sociedad arg. La otra controversia era el modelo económico q reemplazaría al q estaba vigente durante el periodo 45-55. En el 55 el victorioso frente antiperonista se unifico en torno a la denuncia d los problemas econonomía q la arg había enfrentado desde fines d la década del 40, resulto fácil para los distintos integrantes del frente coincidir en la condena d las políticas poco efectivas y d una administración corrupta como fuentes d la dificultades q enfrentaba el país, pero esta unidad se disolvió al aflorar diagnósticos opuestos d la crisis económica.1966: surgen 3 posiciones en el campo antiperonista: la del populismo reformista q no cuestiono las premisas básicas del modelo impulsado durante la década peronista, promovió los intereses d la clase obrera y la burguesía urbana, y propuso una política nacionalista moderada q impidiera o limitara la presencia del capital extranjero en sectores como la energía, comunicaciones y la producción d bienes d capital. Combinaba elementos reformistas y populistas, solo formulo 2 críticas a las políticas Econ. peronistas, el populismo reformistas sostuvo q las políticas d Perón había desalentado la producción agropecuaria y q se había fracasado en la promoción d la industria pesada y el desarrollo d la infraestructura económica y q el Estado había expandido desproporcionalmente sus gastos corrientes retrasando la inversión en obras publicas. Sus consignas fueron promovidas x el radicalismo q era la única oposición partidaria organizada después del 46, en el 56 se divide en la UCR Intransigente o frondizista, partidaria d una legalización gradual del peronismo, la otra, UCR del Pueblo, q buscaban la proscripción del peronismo junto a los militares.Cuando Frondizi es elegido presidente en el 58, redefinió la orientación Econ. de la UCRI articulando una posición distinta, la desarrollista mientras q la UCRP se mantuvo en la línea del populismo reformista.El desarrollismo sostenía q el estancamiento Econ. se debía a un retardo en el crecimiento de las industrias base. Tal debilidad solo podía superarse mediante el proceso d “profundización” q abracara la expansión d los sectores productores d bienes d capital e intermediarios. El modelo d conciliación d clases del periodo 45-55 tenía una contradicción ineludible q solo podía ser resuelta disminuyendo el salario d los trabajadores para aumentar la renta d los industriales, tal aumento era considerado un requisito indispensable para una elevación del nivel d inversión. Abogaban x un cambio en las políticas relacionadas al capital extranjero necesarios para lograr la

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“profundización”. Frondizi tira x la borda el programa “nacional y popular” q le había permitido el apoyo social para alcanzar la presidencia.Los liberales critico más abiertamente el proceso d industrialización d la década del 30, criticaron el modelo d conciliación d clases, cuestionaron también la premisa según el cual el desarrollo d la industria debía constituir el núcleo dinámico d una economía dinámica. Sostenían q el problema d la arg había sido el desarrollo de industrias “artificiales” y el excesivo crecimiento del Estado en los años 30-40. La imagen del mercado constituyo la piedra fundamental d la posición liberal, implicaba la apertura d la Econ. Arg y su reintegración al mercado internacionales, mediante reducción d aranceles y eliminación d otras barreras comerciales q protegiera a esas industrias “artificiales”. Pretendían reducción del Estado en la Econ. y la restauración d la iniciativa del sector privado.Estas 3 posiciones tenían políticas Econ. diferentes y x lo tanto c/u afectaría d forma diferente a la sociedad. Aunque también es cierto q dichas corrientes estuvieron influenciadas indirectamente x el peronismo proscrito pero presente.Complejidad d la política arg del periodo 55-66 se debió a q las adhesiones y posiciones políticas generadas x las predicción acerca d los efectos q tendría la aplicación d las políticas Econ. alternativas sobre lo q cada grupo percibía como “sus” intereses y, x otra parte, las reacciones d los distintos grupos con respecto a las estrategias alternativas d exclusión o reincorporación del peronismo en la escena política legal, estaban relacionadas pero no fueron extensivas.Las posiciones del populismo reformistas y el desarrollismo, combinaron la política y la economía de una manera contradictoria.La posición del populismo reformista, había defendido políticas económicas reformistas y nacionalistas que poco se diferenciaban de las aplicadas durante la primera etapa del régimen peronista. Con respecto al peronismo, esta posición se mostraba cerca del “gorilismo”, apoyaron la proscripción electoral del peronismo y apoyaron un sistema de afiliación sindical q hubiera tenido como consecuencia la atomización d la organización corporativa d la clase obrera.El Radicalismo Intransigente adoptó un programa económico orientado a la expansión de las industrias productoras de bienes de consumo durable y de capital y la modernización y privatización creciente de los sectores de energía, trasporte y comunicaciones. Reservó un papel estratégico al capital extranjero e impuso una drástica reducción de salario real. Nunca abandonaron los objetivos “integracionistas” que anunciaron desde 1956. Trataron de reforzar el predominio peronista en el movimiento sindical, pero al mismo, indujeron a los líderes sindicales a actuar “responsablemente” es decir, contener las “excesivas” demandas salariales de las bases y distanciarse del liderazgo ejercido por Perón.La posición liberal carecía d posibilidad d expresarse a través de un partido conservador fuerte con posibilidades d ganas una elección presidencialLos liberales optaron por una estrategia antidemocrática, dicha estrategia puso énfasis en la necesidad de eliminar aquellas mediaciones políticas, los partidos y los mecanismos parlamentarios que habían impedido, supuestamente, la implementación del programa liberal.La propuesta liberal consistía en: erradicar definitivamente al peronismo y pulverizar el sindicalismo peronista; producir una drástica reducción del intervencionismo estatal y eliminar los sectores industriales ineficientes. Pero esto no sirvió para ganar votos. Después del 55, los liberales debieron enfrentar la realidad d q la derrota d su principal enemigo, el peronismo, no se tradujo en la resolución d sus problemas políticos. Se vieron forzados a elegir entre lo q en última instancia percibieron como los 2 males menores: el desarrollismo y el reformismo populista.Cuando los liberales eligieron dar prioridad a sus objetivos económicos como en el 59-61, tendieron aliarse con el desarrollismo. Pero esa alianza no logro estabilidad, si bien los 2 coincidían en la necesidad d aplicar programas d estabilización basados en devaluaciones y congelamientos d salarios, no alcanzaron acordar con respecto a la estrategia económica a largo plazo. Así mismo los desarrollistas tendían al “integracionismo” d los lideres peronistas cosa q los

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liberales no, es x eso q en los años 56-58 y 62-63 los liberales se alían con los populistas reformistas aunque esta alianza también no dio frutos ya q la UCRP así como eran antiperonistas y anti integracionistas tmb se oponía a la política económica propia del liberalismo y q se asemejaban a la del peronismo.Igualmente los liberales ejercieron influencia mínima en la política y a económica del país.-Los sindicatos peronistas en la oposición.El régimen militar de 1955- 1958 fracasó en sus intentos de erradicar al peronismo de la clase trabajadora. Pero el régimen no logro imponer su proyecto d crear un sistema d afiliación y representación sindical múltiple destinado a reemplazar las pautas establecidas x la ley peronista d los años 40. Sin embargo, dice el autor, estos intentos produjeron cambios importantes en el interior del movimiento obrero a partir de 1955.En primer lugar, el estilo de control político de la clase obrera fue radicalmente modificado. Este estilo se había basado en la tutela del Estado sobre la clase obrera y en la subordinación ideológica del movimiento sindical a Perón.En segundo lugar, el frustrado proyecto de los militares creó las condiciones para el surgimiento de un movimiento sindical peronista diferente que gano cierta independencia frente a la figura de Perón y fue capaz de desarrollar su propia estrategia política.Perón no desapareció d la escena política ni del peronismo despues del 55. Su rol sufrió cambios significativos. La naturaleza d su vinculo con las masas populares cambio ya q Perón dejo d tener la posibilidad d satisfacer sus demandas y d apelar a ellas d forma directa. La figura d Perón emergió como el principal símbolo del retorno. La imagen del retorno a un pasado mejor se constituyo en la base más importante del atractivo q el peronismo despertó en las masas y en la clase obrera. Otro cambio fue q Perón perdió su poder d controlar a los líderes peronistas.Un peronismo menos subordinado a la figura d Perón se transformo en un peronismo crecientemente proletariado. Esta transformación fue favorecida x otro factor: cuando la proscripción electoral del peronismo fue levantada la esfera d acción d los líderes sindicales se vio expandida al tener la oportunidad d incidir en la lucha política en torno a los comicios. El voto d los trabajadores se transformo en un instrumento d presión y negociación comparable al d las huelgas y paros. Los líderes sindicales tuvieron siempre la opción d replegarse a una esfera d acción: las negociaciones colectivas y las relaciones industriales. Los líderes sindicales del peronismo desarrollaron una aptitud d la q habían carecido hasta el 55, la capacidad d negociar con actores políticos no peronistas. El poder del móv. sindical peronista se amplio despues del 55 apoyado en bases diferentes. El poder del movimiento sindical peronista se amplió después de 1955. Las acciones de los líderes sindicales fueron gobernadas, a partir de 1955, por una estrategia defensiva y de oposición. Esto estuvo estrechamente ligado a la imagen del retorno de Perón los sindicalistas peronistas de la época posterior a 1955, actuaron en una sociedad que cada vez se parecía menos a la de los años 1945- 1955. El símbolo unificador d la recuperación d la época d oro perdida era el retorno d Perón al poder pero este retorno dejo d ser el objetivo político fundamental del movimiento sindical peronista. Se transformo en una especie d mito q cumplía 2 funciones: permitió a los líderes sindicales interpelar a los obreros como obreros peronistas y x otro lado la proclamada adhesión a un objetivo político q era considerado inalcanzable x todos los sectores políticos importantes libero a los sindicalistas d la responsabilidad d reconocer las consecuencias más concretas q tenía su estrategia. El sindicalismo peronista no fue un movimiento meramente economicista, en él, los objetivos econonomicos y políticos se entrelazaron d una manera peculiar.Las prácticas políticas del movimiento sindical combinaron 2 elementos:1- Un patrón d penetraciones en los mecanismos d representación parlamentaria q se manifestó a partir d la limitada capacidad d los líderes sindicales para influir sobre la conducta electoral d los trabajadores.

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2- Una acción d desgaste a largo plazo q ejerció contra regímenes políticos q excluyeron al peronismo.Las administraciones del periodo 55-66 tanto civiles como militares resultaron debilitadas x los efectos q produjo la exclusión del peronismo d la escena política legal. En consecuencia, el movimiento peronista se convirtió en una fuerza subversiva, este carácter no estuvo asociado a un cuestionamiento d la naturaleza capitalista d las relaciones sociales, reflejó q el sindicalismo recurrió como último recurso al quebrantamiento d las reglas del sistema. El efecto desestabilizador d las acciones sindicalistas fue siempre indirecto. La estrategia del movimiento sindical peronista tuvo la ventaja d materializarse a través d las acciones d otros actores permitiéndole a los sindicalistas alejarse d las consecuencias d los golpes y repliegues d los militares como ocurrió entre el 55-66.Sostiene el autor que la estrategia defensiva del movimiento sindicalista, permitió obstaculizar la implementación de las políticas de estabilización económica que se propusieron retrasar los salarios respecto a los aumentos de otros precios e inducir un aumento a la inversión privada. La capacidad defensiva del sindicalismo se manifestó a través de la articulación de “acciones de contraataque”, dichas acciones tuvieron el efecto de anular el impacto negativo inicial que los programas de estabilización habían producido en los niveles de salario y empleo.El despliegue exitoso de las acciones de contraataque del movimiento sindical impidió la completa ejecución y consolidación de los proyectos de estabilización y crecimiento de fines de la década del cincuenta y principios de los años sesenta.-Los militares del periodo posterior a 1955: nuevos estilos d intervención política.Lo militares constituyeron el 3er elemento importante d la fórmula política q emergió a partir del 55. El éxito d la insurrección militar d ese año inauguro un nuevo patrón d intervención militar en la política arg. Entre el 30 y el 55, las FFAA se habían constituido en guardianes del Gob. constitucionales, derrocando 3 administraciones civiles. A excepción del periodo 43 y 45, los militares se abstuvieron d participar directamente en la conducción del Estado a los largo d esos 25 años. Tampoco se propusieron institucionalizar regímenes no democráticos controlados x las FFAA.A partir del 55, los militares modificaron ese patrón d intervención. Desarrollaron un estilo d intervención tutelar en la exclusión del peronismo del proceso electoral y d las instituciones representativas del Estado el ejercicio d presiones y d su poder d veto sobre las medidas e iniciativas políticas del Gob. constitucional instalado en el 58 con el propósito d imponer sus propias preferencias en los asuntos públicos. Los militares denegaron el derecho d elegir a los candidatos d su preferencia a una porción d la ciudadanía y recurrieron a la amenaza d deponer las autoridades constitucionales si estas no satisfacían sus demandas. Por supuesto todo esto se hizo en nombre d la democracia. El peronismo y comunismo fueron catalogados d “antidemocráticos”.A principios del 60 sectores d las FFAA comenzaron a darse cuenta de que los beneficios obtenidos mediante la intervención tutelar eran inferiores a los costos ocasionados x ésta. Las FFAA concluyeron q eran percibidas c la opinión pública como responsables d las distorsión d las prácticas democráticas, sin tener el beneficio d q sus objetivos se cumplieran. El alto grado d compromiso d los militares con el manejo d asuntos públicos implico q debiera asumir posiciones con respecto a asuntos d política eco, represión política, legislación laboral lo cual contribuyo a generar una profunda fragmentación interna. La división interna surgió cuando distintos sectores d las FFAA no estuvieron d acuerdo en relación con cuestiones tales como el alcance y naturaleza d las presiones q se ejercían sobre las autoridades constitucionales o las políticas q se aplicarían a los sindicatos y el partido peronista. La fragmentación militar alcanza punto crítico en el 59-63 a causa d confrontaciones entre facciones opuestas q culminaron en enfrentamientos armados. La victoria en el 63 d los “azules” y la emergencia de Ongania como hombre del ejercito abrió el camino a una profunda revaluación d la estrategia política de los militares. Las practicas d intervención tutelar q prevalecían en el 55, se abandonaron ya q se las vio como las responsables d la perdida d

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prestigio y unidad d las FFAA. A partir del 63 los militares suspendieron su intromisión en los asuntos d gob. Pero ese cambio no significo q las FFAA hubieran aceptado q debían auto confinarse al cumplimiento d sus tareas especificas, x el contrario, el periodo “profesionalista” del 63-66 y la reunificación del ejercito en torno a Ongania, hizo posible la articulación d la doctrina d la “seguridad nacional” donde uno de los puntos era q las FFAA debían asumir la responsabilidad única en el manejo d los asuntos públicos, con la exclusión d los partidos políticos y la abolición d los comicios y los mecanismos parlamentarios.Hacia la mitad d los 60, Ongania y sus asociados llegaron a la conclusión d q el experimento semidemocrático iniciado en el 55 debía terminarse.Las ideas d los militares en el 66 tuvo apoyo d sectores d la sociedad, los grupos liberales recibieron con beneplácito la posición antipartidista d las FFAA. El golpe militar y la posibilidad d fundar un régimen no democrático, apareció ante los liberales como una opción tentadora. Así tmb el sindicalismo peronista representado x el vandorismo tmb apoyaron al golpe.

Capítulo II-El predominio militar y la profundización del autoritarismoFormulas políticas del 66 tuvieron carácter totalizador q los Gob. militares y constitucionales del periodo 55-66. A partir del 66 se dio la alternancia entre Gob. militares y civiles. desde el 66 no había una manera común d hacer política como ocurrió en el periodo previo. Cada corte institucional redefinió cualitativamente el material político a disposición d los actores d la sociedad arg.-El golpe militar del 66: la suplantación d la política x la administración.A parir del 63 se dio una tendencia a la inclinación d la burguesía y d los sectores liberales a apoyar la instalación d un régimen no democrático; la escasa predisposición d los sindicatos peronistas a contribuir a legitimar y estabilizar Gob. semidemocráticos q continuaban proscribiendo a su movimiento y el progresivo “deslizamiento” autoritario d las FFAA.En el 66 la culminación d la tarea d “profesionalización” d las FFAA encarada x Ongania, corono la coincidencia implícita d liberales y sindicalistas en apoyo al golpe militar q derribo a Illia. La profesionalización estaba orientada a lograr la cohesión interna, aumentar la capacidad operativa d las FFAA y capacitarlas para la comprensión d problemas sociales desde la óptica d las doctrinas de seguridad nacional q comenzaba a prevalecer en el continente.Objetivos d la Rev. Argentina: suspender las actividades d los partidos políticos y d las instituciones parlamentarias, consagrar la desvinculación d las FFAA del Gob. disponiéndose q estas no gobernaran ni cogobernaran. Todo esto dio el consenso al golpe x la erradicación de la partidocracia y la esperanza de que el líder d la exitosa operación de unificación de las FFAA se transformara en una especia de monarca autocrático ocupando el régimen en que la única q haría política seria el gob. Producía la unidad milita y social superando el conflicto, la política dejaría el lugar a la administración con el resultante predominio d técnicos situados x encima d los intereses sectoriales y capaces d proponer e implementar las soluciones optimas. Propuesta política d Ongania: el problema d la Arg era un problema político, lo q se trataba era barrer con la complicada y peligrosa intermediación d los circuitos partidarios, parlamentarios y corporativos.Plano económico, consistía en reeditar las recetas desarrollistas ensayadas entre el 59-3. Los objetivos del desarrollismo había sido aportar dinamismo a la economía sobre la base d completar la integración vertical del sector industrial y el desarrollo y modernización d la infraestructura y restaurar el predominio d las unidades oligopólicas y transnacionalizadas dentro d dichos sectores.Los éxitos económicos alcanzados hasta la 2ra mitad del 69 el Gob. anoto una serie d triunfos políticos: los partidos cayeron a un pozo d inactividad, los sindicatos fueron forzados a captar la abolición del derecho a huelga y la intervención gubernamental d los gremios industriales más importantes como resultado del fracaso del Plan d Acción d comienzos del 67, y Perón fue convirtiéndose en una especie d muerto político despojado d las armas q había usado entre el 55-66

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para desestabilizar a Gob. civiles y militares. Se genero la impresión d q se estaba conformando un eficiente y armonioso sistema d decisiones en el q los protagonistas eran los q ocupaban los despachos gerenciales d las grandes empresas y cargos jerárquicos d las instituciones estatales encargadas d diseñar e implementar la política económica.A mediados del 69, hubo 2 espacios en los cuales fueron dándose fenómenos novedosos cuyos efectos sobre la política se manifestaron en ese año. El 1ro fue la creciente gravitación q fue adquiriendo el mayor perfilamiento de las corrientes internas dentro d las FFAA (paternalistas, nacionalistas y liberales) las causas d las divergencias no eran nuevas, giraron en torno a temas como la política a seguir con respecto al movimiento sindical, los objetivos d transformación económica a largo plazo, el modelo político a instaurar después de completadas las etapas d ordenamiento y depuración. A esto se agrego q las FFAA se les vedo la participación directa en la gestión gubernativa. Ongania fue quedando aislado d sus camaradas d armas. 2do modificaciones en el ámbito d la sociedad q hasta el 66 habían sido dominados x la lógica d negociaciones y presiones extrainstitucionales. Entre el 55 y 66 algunas organizaciones d la sociedad como los sindicatos y las asociaciones empresariales desbordaron los canales institucionales gubernamentales. Los dirigentes usaron la movilización como arma d chantaje frente a otros actores del estado, valorizando su capacidad d generar dichas movilizaciones y d encauzarlas. Las medidas antisindicales tomadas a partir d fines del 66 no liquidaron a los gremios ni dirigentes, sino q los forzaron a aceptar dócilmente las políticas d gob. Entre las causas q permitieron el éxito d las medidas del Gob. sobresale la política d las empresas d crear sindicatos x empresa debilitando a los sindicatos, generando desuniones al generar el pluralismo sindical mediante mecanismos, esto debilito al sindicato peronista. El vandorismo entre 3l 59 y 66 había logrado mantener unido a los núcleos sindicales peronistas y no peronistas a pesar d q estos habían perseguido objetivos diferentes a los d Vandor. Durante el 68-69 el vandorismo comienza a perder su capacidad al ser flanqueado x la derecha y desbordado x la izquierda. Los “blandos” o “participacionistas” se fortalecieron en la medida q eran favorecidos x el patrocinio estatal, manteniendo el control d la maquinaria y los recursos d los gremios en q predominaban. La ruptura x parte del Gob. al dialogo con los vandoristas privo a estos d una d las 2 patas en las q se apoyaba su estrategia, la negociación con el Estado. Esto último desvalorizo al vandorismo d q una postura menos intransigente (q la d los duros o combativos) producía mejores resultados. Fue la desvalorización del vandorismo lo q permitió q en el 68 un congreso normalizador de la CGT convocado sin el reconocimiento del Gob., una heterogénea combinación q incluía a los peronistas duros (ideología d izquierda cristiana) independientes progresistas y a marxistas ajenos a la ortodoxia comunista, se impusieran al vandorismo y designaran a Raimundo Ongaro secretario general d la CGT. Vandor convoco a un nuevo congreso, desconociendo los resultados, y nombra a otra mesa directiva dividiéndose la CGT, la CGT d los Argentinos d Ongaro fue perdiendo rápidamente adhesión d la mayoría d los sindicatos q la habían integrado debido a la represión del gob. Pero el discurso d la CGT d los Arg constituyo la ideología y la practica disponible para ser apropiado x los protagonistas en acciones colectivas en masa, x su oposición al régimen d Ongania y al tácticas d los blandos y vandoristas. Las insurrecciones populares del 69, el Cordobazo, fusionaron a obreros, empleados, estudiantes y pobres urbanos y expresaron el disparador d las tensiones q se habían acumulado desde la implantación del Gob. militar. A la inesperada explosión popular q expreso entre otras cosas el aislamiento e ignorancia del Gob. frente a la sociedad, se sumo la renuncia d las FFAA a desencadenar una represión sistemática y severa q la aplicada hasta entonces.A partir del 69 se superpusieron 2 crisis: 1- la del régimen militar autoritario, crisis cuyo despliegue paso a ser gobernado x el entrecruzamiento d los conflictos internos d las FFAA y las interrelaciones d un Gob. cada vez mas acorralado y un frente d oposiciones políticas q fue convergiendo en torno a Perón; 2-la crisis d la dominación social, q se expreso a través d la incertidumbre acerca d la continuidad d practicas y actitudes antes descontadas como naturales d clases y sectores subordinados.

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En el 69 se da un hecho inédito en la Arg, durante el cual resulto cuestionada la autoridad d muchos d aquellos q “dirigían” las organizaciones d la sociedad, sobre todo en los casos d quienes aparecían más directamente “garantizados” x el Estado. Dentro d esta categoría estaban los dirigentes sindicales mas negociadores y dependientes d la tutela estatal, los profesores y autoridades d universidades y escuelas q se habían respaldado en la jerarquía conservadora d la Iglesia y el Gob. d Ongania y los gerentes y empresarios q se habían sentido con mayor respaldo para reorganizar procesos d trabajo, “racionalizar” y restaurar la disciplina laboral.Desde el Cordobazo hasta la defenestración del efímero suceso d Ongania, Levingston, la agudización d la crisis del régimen militar acentuó las amenazas a las bases d la dominación social. El empecinamiento d Ongania en procurar el imposible viraje d su esquema, primero, y el intento d Levingston d profundizar la Rev Arg dándole un carácter más nacionalista, después, no solo terminaron x alienarles definitivamente el apoyo del grueso d sus camaradas sino q sirvieron para acentuar la crisis social al suponer las contestaciones autoritarias con las manifestaciones d otros tipos d cuestionamientos orientados a las políticas económicas liberales, tmb los q reclamaban la liberación política del régimen militar exigiendo la vuelta a la democracia y los relacionados a la incipiente guerrilla peronista, buscando la insurrección popular armada para instaurar un orden social y político alternativo socialista.Los proyectos d Ongania y Levingston d entrar en el “tiempo social” y de promover la creación d un “movimiento nac” q seguiría postergando a los partidos y se basarían en un reacercamiento con los sindicatos, continuaron ocupando el centro d la escena política. Durante un lapso quedo bloqueada la posibilidad d emergencia d un proyecto alternativo d gob. Esta “demora” fue cada vez mas peligrosa: al progresivo espanto q despertaron en la gran burguesía propuestas q se alejaban del esquema d Krieger Vasena, se sumo la agudización d la crisis social con la difusión d consignas radicales, estas alcanzaron su pico en el 2do Cordobazo a principios del 71, con contenidos más clasistas e insurreccionales q el 1ro. La propuesta alternativa el Gob. militar no podía ser otra q la d un repliegue q admitiera las derrotas sufridas y reconociera q el reequilibramiento social debía transitar x una apertura política q incorporara temas y demandas d las fuerzas opositoras. Con el secuestro y asesinato d Aramburu por la guerrilla peronista y la pérdida d tiempo ocasionada x la “profundización” d Levingston, la única opción restante fue la d una promesa d democratización en la q los militares, bajo el argumento d q en realidad ellos se habían propuesto restablecer la “verdadera democracia”, consintieran en traspasar el poder a un Gob. surgido d elecciones.Lanusse, partió del reconocer el limitado margen d iniciativa del Gob., desplazando el eje d la política del plano d la crisis social al d la explicación d las características especificas del régimen q reemplazaría a la dictadura. La asunción d Lanusse permitió al Gob. recuperar la capacidad d determinar cuáles serian los campos en los q se librarían las batallad políticas d la sociedad, aunque no significo q el Gob. y los militares fueran a ganar dicha batalla. Lanusse se comprometió a presidir la liquidación del régimen militar.Los actores opositores al Gob. (Perón, los partidos no peronistas, los dirigentes sindicales y empresariales y la juventud junto a la guerrilla) se propusieron objetivos disimiles, pero todos compartieron una orientación común: el percibir la crisis del 69 como el terreno apto para alcanzar d diferentes maneras, los objetivos propios. Perón maniobro utilizando la crisis en función d su aspiración a convertirse en el eje obligado d cualquier definición política q resultara, los partidos trataron d realzar su cualidad d mecanismo útiles para la contención d la crisis, los dirigentes sindicales y empresariales reaccionaron d manera d defender sus privilegios corporativos y d aumentar su capacidad d maniobra en el futuro Gob. constitucional y la guerrilla reinterpreto los cuestionamientos a la autoridad d aquellos q dirigían, pidiendo x un liderazgo político autoritario q condujera a la Arg hacia el socialismo nacional.-Retorno d Perón y fracaso d su proyecto d institucionalización política.

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A pesar de todas las diferencias que separaban a Perón del Onganía de 1966, el viejo líder retornó al poder en1973 compartiendo uno de los puntos esenciales del diagnóstico original de la "Revolución Argentina": que el problema de la Argentina era de carácter político (mientras Onganía trató de abolir la político, Perón trató de encauzarla institucionalmente)La fórmula de Perón apuntó a crear un doble arco de articulaciones de los actores sociales y políticos:1) reedición de los acuerdos entre asociaciones gremiales de trabajadores y empresarios que habían comenzado a estructurarse durante el último par de años del anterior gobierno peronista. Se convocó a las entidades gremiales confederales, la CGT y la Confederación General Económica (CGE), a que acordaran los niveles generales de aumentos salariales. En varios aspectos la situación era más propicia que la de veinte años atrás x dos motivos: a) la coyuntura económica resultaba favorable debido a los buenos precios de los exportables en el mercado internacional y al apreciable margen de capacidad ociosa existente en el sector industrial; b) la CGE de principios de la década del 70 era una organización mucho más extendida y representativa: además del pequeño y mediano empresariado, sumo la presencia de grandes empresas de capital nacional y de las cámaras grupadas en la tradicionalmente antiperonista Unión Industrial Argentina q se auto disolvió y fusiono a la CGE. Distinta era la situación en el campo sindical. En él, la conducción vandorista, que seguía al frente de la CGT, había perdido terreno desde 1968 en favor de grupos de oposición y activistas de planta (desde peronistas combativos hasta marxistas revolucionarios) La elección de la fórmula de Cámpora y Solano Lima reafirmó la declinación de los sindicalistas y el auge de la izquierda peronista, dentro de la cual los Montoneros habían anunciado que su objetivo era la exterminación física de los dirigentes sindicales. Si bien la suerte de los sindicalistas comenzó a revertirse a partir del golpe en contra de Cámpora, que los mismos sindicalistas contribuyeron a producir, los primeros meses del gobierno peronista se caracterizaron por un auge de las movilizaciones de trabajadores.2) Otro conjunto de articulaciones resultó inédito. El propósito era el de convertir al Parlamento en un ámbito real de negociación entre los partidos, revirtiendo así la tendencia del peronismo a conferirles un aura de ilegitimidad. El rescate del Parlamento como ámbito de negociación y la propuesta implícita de crear un sistema de partidos representativo iba en contra del movimiento peronista. Este componente autoritario de la ideología y prácticas del peronismo, al que aparentemente Perón había renunciado en vísperas de su retorno al poder, era reivindicado por importantes sectores del peronismo. Fue por ello que los principales apoyos que encontró Perón a su proyecto de revitalización del Parlamento y los partidos estuvieron fuera del peronismo (radicalismo: Balbín y la derecha e izquierda parlamentaria: Alianza Popular Federalista y Alianza Popular Revolucionaria)La reconciliación entre el peronismo y el radicalismo fue el resultado del viraje ideológico de Perón y al cambio en las actitudes de los radicales, quienes comprendieron que la realización de la democracia en la Argentina pasaba por la integración del peronismo a la vida política. Esto exigía que los radicales dejaran de lado el apoyo que habían prestado a las cláusulas proscriptivas impuestas por los militares desde 1957 3) la redefinición del rol de las fuerzas armadas, tratando de quebrar el estilo de acción que había llevado a éstas a intervenir recurrentemente en la política. Para ello procuró preservar una esfera de autonomía corporativa (diferente a las "fuerzas armadas peronistas" que se había pretendido crear entre 1946 y 1955) y, aprovechando la inercia generada por la derrota política de los militares, procuró que éstos se subordinaran a las autoridades constitucionales del Estado, cuya cúpula pasó a ser ocupada por él. Resultó paradojalmente propicio, desde el punto de vista de la valorización do la figura de Perón en relación a los militares, que la llegada de aquél a la presidencia hubiera sido precedida por el breve interludio camporista ya que realzaron la moderación de Perón. Sus mensajes pasaron a enfatizar la necesidad de privilegiar la participación organizada y canalizada a través de los cauces "naturales" por sobre las movilizaciones populares inorgánicas y a refirmar los preceptos tradicionales de la doctrina justicialista en detrimento de las temáticas del socialismo nacional y la guerra revolucionaria impulsadas por la izquierda. El complejo andamiaje político-institucional concebido por Perón fue apoyado por algunos sectores minoritarios del peronismo

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político y sindical, por la mayoría de los aliados del peronismo en el FREJULI y por la principal oposición partidaria, la UCR. Sin embargo, el esquema no llegó a implantarse ni siquiera mínimamente y el sucesivo desmoronamiento de sus engranajes (DE RIZ) enhebró el proceso de licuación del gobierno peronista y el de la desarticulación política del campo popular. La consolidación del proyecto de Perón hubiera requerido desacelerar el tiempo político induciendo a los actores a privilegiar la eficacia a largo plazo de la reinstitucionalización de sus acciones en vez del impacto a corto plazo de triunfos que se pudieran obtener sobre contendientes coyunturales. La resolución de los sucesivos enfrentamientos entre los distintos contendientes internos del peronismo se fue produciendo a costa de hacer estallar "desde adentro" a los mecanismos parlamentarios y corporativos, determinando su vaciamiento como posibles canales de negociación de los conflictos. Los casi tres años del gobierno peronista presenciaron una constante aceleración del tiempo político que fue resultado de la premura de los actores internos del peronismo por consolidar sus ganancias inmediatas y desalojar a sus adversarios de toda posición de poder. Sobre el trasfondo de la intensificación del terrorismo guerrillero y paraestatal se fueron proyectando episodios que fueron minando la viabilidad del gobierno constitucional y del régimen democrático:*la salvaje limpieza de los sectores de izquierda, el Navarrazo destitución del gobernador y vice de Córdoba por el jefe de la policía provincial, convalidada por el ejecutivo nacional ejercido por Perón, la liquidación de Gelbard dirigente de la CGE, el Rodrigazo, la defenestración de López Rega y su camarilla y la renuncia del ministro de Economía Cañero ante el sabotaje sindical a su programa. Los jefes sindicales fueron uno de los actores que + contribuyeron a generar un patrón político en el que predominaron las consideraciones de corto plazo y la despreocupación por la consolidación institucional (con tácticas defensivas y oposicionistas que habían aprendido y ejercitado desde 1956 frente a gobiernos que proscribieron al peronismo). Ante la amenaza que las oposiciones sindicales los dirigentes de las 62 y la CGT reaccionaron impulsando una mayor centralización del aparato sindical y minando esfuerzos, como los de Gelbard y Cañero, de vincular la política de ingresos a las otras variables fundamentales de la economía. Hacia mediados de 1975 ya habían sido excluidos de la lucha por el poder, y pulverizados políticamente, la izquierda peronista y los sectores empresariales y políticos vinculados a Gelbard. La camarilla agrupada en torno a López Rega intentó liquidar al único contendiente de peso que se le oponía dentro del peronismo, la dirigencia sindical. Para esto se procuró contener mediante un retraso salarial la desenfrenada carrera de precios y salarios desatada desde 1974; y se trató de involucrar a las fuerzas armadas con la pretensión de que los militares se convirtieran en el sostén principal de un régimen político que tendiera a la liquidación completa de las instituciones parlamentarias y de las libertades públicas. La operación política concebida en torno al Rodrigazo resultó un descalabro total que culminó con la defenestración de López Rega y el deterioro de la figura de Isabel Perón. Sin embargo, ella constituyó un importante hito pues marcó el momento en que las fuerzas armadas y logran burguesía recuperaron la iniciativa política (militares comienza proyecto de liquidación de la democracia que iba más allá de la coparticipación ofrecida por Isabel).Durante el lapso que medió entre el Rodrigazo y la caída de Isabel Perón en marzo de 1976 se fue configurando el síndrome de una sociedad desgobernada: Por una parte, esto consistió en la desarticulación del frente de fuerzas que se había expresado a través del FREJULI y del arco de partidos parlamentarios que compusieron la oposición leal a su gobierno (radicalismo y la Alianza Popular Revolucionaria). El gobierno peronista perdió totalmente el contacto con la sociedad. La desarticulación abarcó el plano de la política global al reducirse a la salvaje confrontación de fuerzas armadas y a la caza de víctimas indefensas; la violencia se transformó en el recurso cotidiano, y casi exclusivo. Los comportamientos económicos de las principales clases sociales mantuvieron un paralelismo con la política: la búsqueda de la negociación y el acuerdo cesó. Los trabajadores procuraron que los salarios no se retrasaran excesivamente, lo que llevó a los dirigentes gremiales a demandar reajustes cada vez más frecuentes. Los empresarios desbordaron todo control o regulación que el Estado pretendió

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imponer a los precios y paralizaron la inversión. Todo ello conformó un patrón de economía de saqueo que redondeó la imagen de caos e incertidumbre absoluta de fines de 1975 y principios de 1976.*Por otra parte, la imagen de caos fue fomentada por los dos actores que se fueron constituyendo en los censores severos y externos del gobierno y de una manera de organización de la sociedad argentina: las fuerzas armadas y la cúpula empresarial liberal (reaparece con la creación de la APEGE Asamblea Permanente de Entidades Gremiales Empresarias). En efecto, formularon críticas que denunciaron a un gobierno incapaz de "poner orden" y que apuntaba por elevación a toda una sociedad, con respecto a la cual él fue postulado como arquetipo de un estilo de organización en el cual los actores acostumbrados a la tutela de un Estado protector y omnipresente, desarrollaban conductas perniciosas que conducían a un estado do desorden. La negativa de las fuerzas armadas a involucrarse con un régimen en descomposición gratificó el antiperonismo de los miembros de la corporación militar y sus aliados sociales. La cuestión pasaba a ser la creación de una nueva sociedad y no simplemente la depuración y ordenamiento de las modalidades de organización política (para ellos este sería el quiebre con la política de los 30 años previos)- El golpe de 1976: Revolución burguesa en contra de los proletarios…y de los burgueses Mientras en 1955 y 1962 los militares se limitaron a impedir la continuación de regímenes políticos a los cuales se oponían, ya en 1966 la ideología golpista propugnó la instalación de un régimen no democrático sostenido por las ffaa. En 1976 la ideología del golpismo fue más revolucionaria. Al proyecto de establecer un gobierno de las fuerzas armadas se agregó la visión de la necesidad de producir un cambio profundo en la sociedad argentina. El desafío de la guerrilla y la aguda crisis social que se superpuso con dicho desafío fueron interpretados por los militares como la manifestación de una sociedad enferma cuyos orígenes se remontaban a 1945, e incluso a 1930. El populismo y el desarrollismo modernizante aparecieron como las dos caras de una misma moneda. Para el diagnóstico de los militares de 1976, una de las pruebas más contundentes de los límites del desarrollismo y su confluencia con la premisa básica del populismo la utilización del crecimiento industrial como eje dinámico de la economía argentina fue el hecho de que el desarrollismo no dejó de propiciar un pacto con el sindicalismo peronista, demandándole o imponiéndole sacrificios, pero sentando las bases para la creación y expansión de su formidable poder organizativo: Frondizi con la ley de asociaciones profesionales y Onganía al no derogar aquella ley. Las razones por las que el liberalismo se impuso decisivamente, tuvo que ver con que ellos pudieron aducir su inocencia en relación a las políticas económicas implementadas desde 1943. Si bien después de la caída de Perón algunas de las figuras del elenco liberal (Verrier, Alsogaray, Krieger Vasena, Martínez de Hoz y Pinedo) habían alcanzado a encaramarse en la cima de la conducción económica, ellos pudieron argüir que nunca habían tenido la vía libre para ejecutar a fondo las “verdaderas” políticas liberales. Los ministros liberales (en el 59-61 y 67-69, Alsogaray y Krieger Vasena) tuvieron que ejecutar sus políticas en el contexto, de administraciones cuyos titulares, Frondizi y Onganía, no compartían los preceptos del liberalismo e incluso sabotearon sus políticas económicas. En la Argentina de los 70 la ideología liberal tuvo una virtud adicional: por primera vez los viejos preceptos liberales (la reivindicación del mercado como mecanismo exclusivo de asignación de recursos y la crítica de las industrias“artificiales” y del “excesivo” intervencionismo estatal) tendieron a armonizarse con él pensamiento militar, proporcionando una filosofía fundante a una reformulada doctrina de seguridad nacional. En 75-76 los liberales pudieron articular un discurso en el que integraron 3 núcleos temáticos y que definieron la matriz del orden a erradicar: la subversión (las acciones guerrilleras y toda forma de activación popular, y todo cuestionamiento a la autoridad); la sociedad política populista (el peronismo, los sindicatos, “oposiciones complacientes" radicales e izquierda parlamentaria y el Estado tutelar); y, la economía urbana apoyada en la dinámica del sector industrial(clase "obrera "indisciplinada" y un empresariado “ineficiente”). El recetario liberal del 76 enfatizó la idea del estado fuerte. Los gobernantes militares y sus socios civiles combinaron el

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dogmatismo monetarista y una fuerte dosis de activismo estatista; el resultado fue una suerte de “liberalismo desde arriba” que retornó a las fuentes del liberalismo del XVIII. Reivindicaron la necesidad de que el Estado subordinara los privilegios sectoriales y los derechos y garantías individuales a la “razón de la guerra” contra la subversión. Se trataba de caracterizar a la Argentina como una sociedad en guerra. Las fuerzas armadas fueron presentadas como "responsables del destino nacional", con una serie de manifestaciones institucionales y simbólicas: la negación del estado de derecho, la suplantación de los poderes constitucionales del gobierno por las tres armas, y el ejercicio del poder supremo del Estado por la Junta de Comandantes en Jefe y no por un déspota semi monárquico. Los militares y sus mandatarios quedaron a cargo de detectar y castigar todas las formas de comportamiento contestatario en los distintos ámbitos de la sociedad civil. Por otro lado, el Estado se perfiló como el instrumento fundamental en la subversión del "viejo orden" populista, “destruir el modo de acumulación hacia el cual la economía se inclinaba naturalmente" después de más de 40 años. La revolución que proponían los liberales exigía que el Estado se disciplinase a sí mismo, eliminando empresas públicas y empleos "superfluos", desmantelando sistemas de subsidio y absteniéndose de fijar precios sociales para sus servicios. Sin embargo, la reforma del Estado avanzó muy lentamente; los mandos militares sabotearon las iniciativas de Martínez de Hoz sometiendo al frustrado reformador a numerosos vetos a sus propuestas de achicamiento del Estado; encararon proyectos que resultaron en incrementos del gasto público (construcción de estadios, re equipamiento de las fuerzas armadas y grandes obras para la generación de energía). El ministro de economía tuvo más éxito en difundir la consigna acerca de la conveniencia de destruir los "viejos hábitos" de trabajadores y empresarios: en el caso de los trabajadores, la apelación a la idea del mercado respondió al propósito de destruir los mecanismos mediadores (sindicatos y estructura de representación obrera en las plantas) La disolución de las centrales empresariales y de trabajadores y la intervención de los gremios fue presentada como una depuración de una de las numerosas ramificaciones del Estado corporativo populista. La disolución simultanea de la CGT y la CGE alteró el tanteador de la puja social en favor de la burguesía. Los resultados en el campo obrero por el gobierno militar fueron muy exitosos: los años de Videla marcaron el período más extenso de inactividad sindical desde 1943.La transformación económica proyectada por los liberales tenía como objetivo más global modificar el sistema todo de relaciones sociales. Por eso tmb había que reformar a los empresarios. La estrategia adoptada fue la de la instauración de un sistema económico de libre mercado a través de la apertura de mercado interno a la competencia exterior bajo un sistema de protección, las actividades productivas locales gozan de un margen de protección excedente que hace del precio de competencia de la oferta externa un límite superior virtual pero no efectivo. Por debajo de ese límite las empresas como conjunto gozan de la facultad de fijar sus propios precios. Esto hace posible que las empresas y los asalariados convengan entre sí salarios y precios dentro de cada una de las ramas de la producción con exclusión de todo otro interesado (gobierno, clientes y consumidores). Una de las instancias decisivas fue la reforma financiera sancionada en junio de 1977, que implicó prestar atención excluyente al problema inflacionario, tomando decisiones dirigidas a cortar el proceso de auge económico. El hito crucial lo constituyó la adopción de la política de tipo de cambio futuro pautado en dic del 78; dicha política apareció como el desiderátum en materia de política antiinflacionaria y terminó llevando a la economía argentina a un callejón sin salida que la sumió en la crisis más profunda de su historia. Independientemente de la euforia consumista que el dólar barato generó en ciertos sectores sociales, y de la contribución que dichos consumos hicieron a la generación de la crisis, lo más significativo fue que el grueso de los empresarios continuó comportándose como antes de 78 y que la formación de los precios reflejó la persistencia de los patrones de cálculo empresarial previos (no se logró regular el mercado de trabajo a través de los precios industriales sometidos a la competencia externa). La presencia de un sector de bienes intrínsecamente no comerciables y la dualidad en la formación de precios hicieron imposible lograr

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la regulación "externa" de los precios. El fracaso no hizo más que resaltar la resistencia del viejo modelo el de la economía semicerrada y el Estado asistencialista a ser destruido.-El fin del autoritarismo: viejos y nuevos dilemas.Conflictos dentro del ejercito a los q se sumaron las pugnas entre esta arma y la marina comandada x Masera, llevaron a los militares a quebrantar las normas q se habían dado a si mismo para pautar las sucesiones presidenciales en el contexto del gobierno de facto.Cuando el reemplazante de Videla, el general Viola intento reformas q respondían a demandas d los sectores empresarios afectados x las políticas d Martínez d Hoz, Galtieri comenzó a conspirar para desplazarlo calificando a Viola d débil. Bajo Viola los militares fracasaron en su intento d orientar en su favor la liberación política d un régimen autoritario. Los altos mandos comenzaron a conspirar contra el presidente militar q ellos mismos habían designado, a quien demoraron 9 meses en echar. Los sucesores d Videla, Viola y Galtieri, pretendieron ignorar q la suerte del régimen militar estaba atada al éxito d su política económica. Galtieri aposto a todo o nada con Malvinas, siendo un desastre militar q contribuyo a la mutilación d otra generación d jóvenes y al agravamiento d la crisis econ. Esto forzó a convocar a los partidos políticos para convenir la entrega del Gob. a corto plazo. Los militares abandonaron toda aspiración d imponer condiciones al nuevo Gob. civil q lo sucedería, excepto en lo referido a la “guerra sucia”, con la cual las FFAA no renunciaron al objetivo d q sus sucesores no innovaran con respecto a la auto amnistía dispuesta x el Gob. del general Bignone, último presidente militar.Elecciones del 73 coloca a la UCR en el poder, x 1ra vez en la historia del peronismo y frustraría las intenciones d las FFAA d enterrar el tema d las violaciones a los DDHH.En el 75 ya se veía una crisis política-económica q resultaba difícil de controlar para Gob. peronista. En realidad, la Arg estaba asistiendo al último ciclo expansivo del modelo económico político q se había dado a partir del periodo d entreguerras. En ese año se quiebra el proceso d crecimiento ininterrumpido del PBI iniciado en el 60, la inflación alcanza numero record y las exportaciones caen un 50%.Durante el Gob. militar esta crisis de potencia, debido al fracaso d reforma d Martínez d Hoz y las consecuencias q este fracaso significo para la economía y sociedad arg, y las profundas modificaciones económicas y políticas ideológicas q se produjeron en el mundo entre el 75-83 q afectaron a la Arg.-La desarticulación del pacto fiscalRicardo Carciofi utiliza la expresión del titulo para referirse a la perdida de efectividad de las herramientas tradicionales de política económica que habían permitido implementar las acciones del Estado a partir de la década del 40.Ese fenómeno estuvo vinculado al estallido de los consensos políticos implícitos sobre los que se sostuvo el modelo de economía dirigista y autárquica. En la coyuntura de 1975 ya estaban deshechos los mecanismos a través de los cuales el sector público generaba, gestionaba y transfería recursos financieros. Los principales mecanismos eran: 1) el sistema impositivo, 2) el "contrato intergeneracional” sobre el que descansaba el sistema de jubilaciones y pensiones, 3) el financiamiento de la infraestructura pública y 4) los subsidios al sector productivo privado. El fracaso de la reforma económica intentada por el gobierno militar a partir de 1978, que se tornó evidente a partir de la devaluación dispuesta en febrero de 1981 por el propio Martínez de Hoz hizo reaparecer los síntomas de la crisis que ya se habían manifestado seis años antes. Sólo que en 1981-1983 esos síntomas reaparecieron agravados, al tornarse inmanejable el déficit fiscal. Las políticas económicas implementadas entre 1978y 1981 tuvieron un fuerte impacto negativo sobre las finanzas públicas. Tanto la política antiinflacionaria basada en la sobrevaluación del peso, como los elevados gastos en obras públicas y en compras de armamentos, se financiaron a través del aumento de la deuda externa. En la coyuntura de 1981-1982 confluyeron factores externos e internos para hacer estallar la crisis. Las manifestaciones más directas de los factores externos se vincularon a la suba de los tipos de interés a nivel internacional

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y a la brusca interrupción de la afluencia de nuevos capitales a la región, fenómeno que afectó especialmente a los grandes deudores (Argentina, Brasil y México).

Capitulo IIIEl rearmado de la política argentina: 1983-2006-Política, Estado y democracia después del colapso del autoritarismoEl derrumbe del Gob. militar se extendió durante casi 2 años y fue costoso para la Arg. Comenzó con el agravamiento d los conflictos internos d la dictadura en el 81, se intensificó con la invasión a las Malvinas y el posterior desastre bélico y culmino a fines del 83. La devolución del Gob. a los civiles se postergo d manera exagerada con el único propósito d lograr imponer algún tipo d condicionamiento al futuro Gob. en materia d castigo d las violaciones a los DDHH. Las FFAA no solo fracasaron en ese objetivo, sino q además no pudieron hacer nada para evitar que la crisis económica se agravase hasta convertirse en un desastre en materia d inflación y desempleo. En dic del 83, el último presidente militar, Bignone, no tuvo más remedio q entregar el Gob. al candidato menos deseado x las FFAA, Alfonsín.En más d un sentido, la transición d 1983 tuvo características excepcionales. X 1ra vez desde el 46 se votaba sin proscripciones y el resultado electoral era incierto. Pero la amenaza d otro golpe se veía algo lejano, cosa q no es un dato menor después d medio siglo en el que la involucración de las FFAA fue uno d los aspectos centrales d la política arg. Uno d los hechos más significativos del fin del siglo XX fue la condena institucional d los crímenes cometidos x la dictadura. El Juicio a las Juntas q habían gobernado al país fue posible gracias a una reforma legal q permitió el traslado d la órbita judicial d procedimientos d enjuiciamiento q había estado exclusivamente dedicados en la justicia militar. Al hacerse cargo del Gob., Alfonsín envió un proyecto d ley al Congreso x el cual se dispuso un reforma del Código d Justicia Militar. Esta reforma se convirtió en ley, y d ella se desprendía q el Consejo Supremo d las FFAA tenia q informas a la Cámara Federal si se producían demoras en el desarrollo d los procesos. Si las demoras eran injustificadas, tomarían a su cargo los juicios. El juicio termino en el 85 estableciendo prisión efectiva a la mayoría d los miembros d la Junta. Además d los propios organismos d DDHH, jugaron un papel importante el mismo Alfonsín, dirigentes del sector q él había creado dentro d la UCR y la juventud agrupada en la Junta Coordinadora Nacional.En el 86 se interpuso en el camino el Consejo Supremo d las FFAA al rehusarse a la implementación d la disposición d la Cámara Federal d juzgar a los oficiales superiores y otros encargados operacionales d la represión. El Gob. radical perdió la iniciativa en el frente militar cuando se sanciono la ley d Punto Final en diciembre d ese año. El siguiente episodio fue la rebelión d los oficiales “carapintadas” en el 87 q torno evidente q los militares no obedecían a las autoridades institucionales.-El Estado argentino: descomposición y achicamiento.Crisis del estado comenzó antes del golpe del 76 pero el despliegue d las políticas d la dictadura acelero el fenómeno. Pero la destrucción del Estado no fue porque los miliares tuvieran éxito en sus objetivos d crear un nuevo modelo d matriz social, sino porque fracasaron.Aspecto más importante d la destrucción del Estado d mediados d los 70 fue la creciente pérdida d confianza d los actores sociales centrales, empresarios industriales y de servicios, trabajadores sindicalizados, exportadores agropecuarios y sectores medios, en la capacidad del Estado para controlar, dentro d límites aceptables, la inflación.La dictadura no solo vulneró las disposiciones constitucionales y las normas legales del Estado d derecho, sino q incluso trasgredió la misma legislación d excepción q había dictado, mediante la desaparición d personas, como practica extrema del terrorismo d Estado, q calaron en las instituciones encargas del mantenimiento del orden público en un Estado d derecho moderno legitimado en la soberanía popular, es decir, en las FFAA, la policía y el sistema judicial.

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El fracaso de las reformas económicas intentadas x los militares y sus ideólogos, el caótico manejo d las finanzas públicas durante el 82-83, la privatización y el ejercicio ilegal d la violencia y las demás acciones públicas apartadas d la ley, al erosionar aún más la frágil estructura estatal argentina, se constituyeron en un asunto grave para el Gob. democráticos. La demo arg d fines del XX al no poder revertir la destrucción d las capacidades estatales, acabo profundizando la crisis. Ni radicales ni peronistas se percataron d la magnitud del derrumbe del Estado, como así tampoco advirtieron las transformaciones q se estaban operando en el capitalismo mundial. Estos últimos cambios incluyeron el aumento del poder del capital financiero, el decisivo impulso q recibieron los dogmas neoliberales con el acceso al poder d Tatcher (1979) y Reagan (1981) y la rev informática realimentaron la impotencia estatal al aumentar las capacidades d las firmas privadas para evadir las regulaciones a las q los Estados nacionales las habían sometido, tanto en la arg como en los países capitalistas centrales, especialmente desde la crisis del 30.Fracaso del Plan Austral, fracaso d ajuste económico del 87-89 y la hiperinflación llevaron al límite la crisis del Estado arg. La hiperinflación del 80 termino x pulverizar la soberanía del estado arg con consecuencias negativas para los más desposeídos.Estado carente d moneda y q prestaba servicios básicos deficitarios, se instalaron los sucesores del Gob. alfonsinista. El nuevo presidente, Menem, sus funcionarios y sus aliados, los resucitados profetas del neoliberalismo, se convirtieron en los protagonistas d una pirueta ideológica. El achicamiento del Estado no fue ya presentado como el resultado inevitable d la disolución del poder a la q se había llegado x la ineficacia del Gob. radical, sino como la panacea para salir d la crisis. D lo q se trataba y según el discurso d A. Alsogaray y M. Grondona y economistas d orientación neoliberal era d convocar a manejar los entes y asuntos públicos a quienes desde esa perspectiva ideológica están mejor dotados para gestionar, es decir, los empresarios privados, sus economistas y sus abogados. Y la operación ideológica llevada adelante x Menem y sus equipos permitió presentar las privatizaciones y las medidas d desregulación no como ingredientes d un proyecto despóticamente impuesto a “sangre y fuego” como se intentó en el periodo 76-83 sino como el desenlace lógico y democrático d la respuesta gubernamental al pedido d la gente.Frente a la renuncia d Alfonsín, Menem ocupa el cargo 6 meses antes del plazo establecido para las elecciones. Años 90-91 menen produjo par d acciones decisivas q evidenciaron el colapso estatal: el d la indisciplina militar y el de la cuasidesaparicion d la moneda. Represión efectiva x parte d los militares y la adopción d la política monetaria basada en la convertibilidad peso dólar q puso fin a la inflación contribuyeron a la recuperación d la autoridad pública evaporada en los años del anterior gob. Menem fue gestor y participe d un acontecimiento q pareció irrelevante en su inicio, pero q tuvo impacto decisivo sobre la economía arg durante el 90: en el 91 se firma el tratado q da origen al Mercosur y al proceso d integración con Brasil.La destrucción del Estado en la década menemista de debió a la implementación del recetario neoliberal. Menos estado y peor se tradujeron en una desintegración, en la perdida efectiva de ciudadanía para los argentinos. En arg achicar el estado y hacerlo incompetente implicaba obstruir los carriles a través d los cuales se había producido la expansión d los DD civiles, políticos y sociales desde la consolidación d la unidad nacional hasta mediados d los 70.Transformaciones en la economía por el Gob. d Menem: privatización d empresas x capitales extranjeros o nacionales, el autor llama a la experiencia menemista como neopopulismo para ricos.El Estado arg d la década del 90 no solo no se limitó a repartir hacia arriba, sino q despojo hacia abajo, mediante: la apertura económica y la educación pública. El fin d la situación d pleno empleo y la crisis d la escuela pública constituyeron los mecanismos concretos del derrumbe del estado. En el caso del empleo el achicamiento se expresó tanto cuantitativa como cualitativamente. El caso d la educación publica fue d carácter cualitativo abarcando tanto el deterioro d la infraestructura educativa y la perdida d la calidad d la enseñanza inducida x la caída d los sueldos docentes, hasta la destrucción d la capacidad d la escuela pública d alimentar los sentimientos d pertenencia y

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esperanzas d ascenso social. La precarización y contracción del empleo y el empobrecimiento material y simbólico d la enseñanza pública fueron 2 d los mecanismos fundamentales, pero no los únicos, del despojo al q fueron sometidos los sectores populares y medios q habían florecido en la “Argentina vital”(conformación d un país con capacidad d integración e igualitario). Fueron los sucesores d Menem, unidos en la Alianza d la UCR y el Frepaso triunfantes en las elecciones con la fórmula De la Rua y Carlos Chacho Álvarez, en el 99 sin capacidad de ver el derrumbe q los aplastaría y q finalmente se enfrentarían a la imposibilidad d mantener a flote el esquema monetario basado en la convertibilidad y pagaron los costos d intentar sostenerlo durante los años de su efímero gob.-El convulsionado armado de un sistema político.Durante las 3 décadas q siguieron al derrocamiento d Perón no hubo un sistema político, hubo Gob. q terminaron viniéndose abajo. A partir del 83 se ve una construcción progresiva d un sistema político, la consolidación d un tejido d hábitos y sobrentendidos del quehacer político q no profundizo pero tampoco erradico las reglas d la democracia.3 dimensiones claves del nuevo armado d la política q explican q la crisis fuera superada:-la formación d un sistema d partidos políticos q arranca antes d la transición del 83. Los años iniciales del Gob. d Alfonsín confirmaron al peronismo en su rol d oposición y crearon las condiciones para una renovación interna q culmino con el desplazamiento d la vieja guardia político-militar. Parecía instalado en la Arg un sistema bipartidario basado en la lealtad compartida a las reglas del juego y la democratización interna d los 2 grandes partidos populares. El sistema se perfilaba admitiendo la supervivencia d agrupaciones menores q se definían ideológicamente d izquierda y d derecha como así tmb d partidos d carácter provincial. Estas expectativas resultaron frustradas a raíz del itinerario político q siguió el radicalismo durante las 2 décadas siguientes. La declinación d la UCR ha sido el principal factor d dicha frustración al quebrar a unos d los pilares del bipartidismo. En 2003, la manera en q se produjo el triunfal retorno del peronismo al poder x la vía electoral ha confirmado la extinción del radicalismo como partido nacional.-la reprovincialización de la política fenómeno cuyos síntomas se ven a fines d la década del 60, aunque fue con Gob. del 83 q se afirmó más. Se observa en este punto la localización d la protesta social y política y el progresivo e irregular incremento d la autonomía d los elencos políticos de Prov. frente al poder ejecutivo nac. Como en el interior la protesta ha penetrado al Gran BsAs, la protesta social local tmb se ha convertido a partir d la década del 90 en una extendida práctica del conurbano bonaerense. La mayoría d las protestas sociales a partir d la hiperinflación del 89 tiene sus raíces en el radical empobrecimiento d la población arg. Se trata d una protesta contra el estado y q demanda más del estado. Y como cara visible del estado a partir del 83 son los políticos q ocupan cargos públicos, a nivel Nac. como subnacional, el grueso d las protestas se desatan contra funcionarios y políticos q son acusados d corrupción y a quienes se le achaca q el propósito exclusivo al ocupar un cargo es usufructuar los cada vez más escasos recursos públicos en beneficio propio.La reprovincializacion d la política tiene q ver con su lado negativo: no es el resultado d un acto d devolución d atribuciones d la Nación a sus Prov., y menos una asunción autónoma d dichas atribuciones por parte d las Prov., sino d un abandono por parte del Estado nacional d las tareas q asumió históricamente. Dentro d este proceso se debe destacar la transferencia d funciones y recursos d la Nación a las provs, especialmente en las áreas d salud y educación, d lo q se puede considerar como un fenómeno d reprovincializacion d la política.-la profesionalización d la política, fenómeno producto d la etapa democrática abierta en el 83. La política transformada como un modo d vida, en una act profesional. La profesionalización permite democratizar el acceso y la permanencia en la política d quienes tendrían q dedicarse a otra act. para vivir. Lo perverso d este fenómeno es el riesgo d q la dedicación profesional debilite la política como vocación orientada a la búsqueda d fines colectivos, y se torne una act. con fines mezquinos y egoístas. En arg la profesionalización se acompañó con el achicamiento del Estado.