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Representación Política en América Latina. Una mirada desde la Congruencia Política entre ciudadanos y representantes. Título del panel: Representación Política en América Latina. Una mirada desde la Congruencia Política entre ciudadanos y representantes. Descripción del panel: En las democracias representativas, el representante no puede actuar como lo haría su representado, sino que actúa por los ciudadanos, específicamente, por sus intereses (Pitkin, 1985). La representación ‘sustantiva’ considera representantes sensibles a los intereses de sus electores a la hora de gobernar y esto hace posible un sistema que es al tiempo representativo y democrático (Dahl 1985). La congruencia política entendida como “[El vínculo entre las creencias políticas de los ciudadanos y el comportamiento político de los representantes electos es un asunto central para la representación política.]” (Adams y Merrill 2004: 899). Si bien existe una amplia literatura sobre receptividad medida por congruencia para las democracias consolidadas, su aplicación en América Latina es incipiente. En los últimos años un número creciente de colegas ha comenzado a trabajar en ésta área en sus tesis de doctorados, proyectos de investigación y artículos publicados. Ante el notorio aumento del interés por la temática, este panel agrupa de cuatro ponencias sobre congruencia ciudadanos- representantes centrados en los problemas de representación política. La primera indaga sobre el foco y el estilo de la representación, la segunda describe la congruencia en los países del Cono Sur, la tercera aborda los problemas de la dinámica y cambios temporales de la congruencia en América Latina. Finalmente la cuarta da cuenta de los diferentes resultados de las medidas de congruencia según el tipo de representante y el ámbito de representación. Comentarista: Juan Pablo Luna. Universidad Católica de Chile (PUC), Chile. E-mail: [email protected] Coordina y modera: Lucía Selios Universidad de la República (UdelaR), Uruguay. E-mail: [email protected] PONENCIAS: Título: Contrapuntos en torno al modo de representación: las preferencias de ciudadanos y parlamentarios. Autores: Mikel Barreda, Universitat Oberta de Catalunya (UOC), España. E-mail: [email protected] Leticia M. Ruiz, Universidad Complutense de Madrid (UCM), España. E-mail:[email protected]

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Representación Política en América Latina. Una mirada desde la Congruencia Política entre ciudadanos y representantes.

Título del panel: Representación Política en América Latina. Una mirada desde la Congruencia Política entre ciudadanos y representantes.

Descripción del panel:

En las democracias representativas, el representante no puede actuar como lo haría su representado, sino que actúa por los ciudadanos, específicamente, por sus intereses (Pitkin, 1985). La representación ‘sustantiva’ considera representantes sensibles a los intereses de sus electores a la hora de gobernar y esto hace posible un sistema que es al tiempo representativo y democrático (Dahl 1985). La congruencia política entendida como “[El vínculo entre las creencias políticas de los ciudadanos y el comportamiento político de los representantes electos es un asunto central para la representación política.]” (Adams y Merrill 2004: 899). Si bien existe una amplia literatura sobre receptividad medida por congruencia para las democracias consolidadas, su aplicación en América Latina es incipiente.

En los últimos años un número creciente de colegas ha comenzado a trabajar en ésta área en sus tesis de doctorados, proyectos de investigación y artículos publicados. Ante el notorio aumento del interés por la temática, este panel agrupa de cuatro ponencias sobre congruencia ciudadanos-representantes centrados en los problemas de representación política. La primera indaga sobre el foco y el estilo de la representación, la segunda describe la congruencia en los países del Cono Sur, la tercera aborda los problemas de la dinámica y cambios temporales de la congruencia en América Latina. Finalmente la cuarta da cuenta de los diferentes resultados de las medidas de congruencia según el tipo de representante y el ámbito de representación.

Comentarista: Juan Pablo Luna. Universidad Católica de Chile (PUC), Chile.

E-mail: [email protected]

Coordina y modera: Lucía Selios Universidad de la República (UdelaR), Uruguay.

E-mail: [email protected]

PONENCIAS:

Título: Contrapuntos en torno al modo de representación: las preferencias de ciudadanos y parlamentarios.

Autores:

Mikel Barreda, Universitat Oberta de Catalunya (UOC), España. E-mail: [email protected]

Leticia M. Ruiz, Universidad Complutense de Madrid (UCM), España.

E-mail:[email protected]

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Resumen: El paper analiza el grado de cercanía entre las preferencias de representantes y representados en torno al modo de ejercer la representación política. En un conjunto de países latinoamericanos se revisará la diferencia entre las concepciones y valoraciones de parlamentarios y ciudadanos en torno al foco y al estilo de representación. Después de lo cual se explorará la relación de estas diferencias con las valoraciones de los ciudadanos en torno a los partidos y a los representantes políticos. Para aproximarse a esta cuestión se utilizarán series de opinión pública, LAPOP y Latinobarómetro; así como evidencia empírica procedente de parlamentarios, encuesta de PELA y Base de datos sobre Actividad Distrital.

Título: Representación política y responsivenessen el Cono Sur contemporáneo

Autores:

Michelle Fernández. Universidad Federal de Pernambuco(UFPE), Brasil.

E-mail: [email protected]

André Luiz Coelho Universidade Federal Estado de Rio de Janeiro (UNIRIO), Brasil.

E-mail: [email protected]

Angélica Abad Universidad de Salamanca(USAL), España.

E-mail: [email protected])

La representación política, a lo largo del tiempo, ha sido ejercida por representantes elegidos que componen los partidos políticos. De este modo, la vinculación con los electores constituye un desafío cada vez más importante y da cuenta del fenómeno de responsiveness. Bajo esta perspectiva, la ponencia tiene como objetivo realizar una comparación entre los intereses de los representantes y las demandas de los representados a principios del siglo XXI en el cono sur. Se busca responder ¿en qué medida son convergentes las demandas de la ciudadanía y los intereses de los representantes en los Congresos Nacionales en Argentina, Brasil, Chile y Uruguay?. A través del análisis de datos de los surveys del Proyecto de Elites Parlamentares (PELA) de la Universidad de Salamanca y de la Cooperación Latinobarómetro, para dos puntos temporales, 2005 y 2010, buscaremos comparar las actuaciones de los representantes con las opiniones de los electores.

3- Receptividad democrática en América Latina: un análisis de congruencia ideológica en perspectiva diacrónica.

Autora: Lucía Selios. Universidad de la República (UdelaR), Uruguay. E-mail: [email protected]

Este trabajo describe la dinámica de la responsivness política en América Latina entendida como congruencia entre ciudadanía y representantes políticos e indaga sobre sus causas. A partir de información de encuestas del Proyecto Elites Parlamentarias en América Latina (PELA) y del Barómetro de las Américas de la Universidad Vanderbilt (LAPOP) describe los niveles y variación de la congruencia para los 18 países durante más de una década. Evalúa la incidencia de distintos indicadores relacionados a las variaciones temporales: el ciclo político, el resultado de políticas, los

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partidos, la movilización social, los efectos del sistema político y electoral. Encuentra que en América Latina, la congruencia política varía entre países y a través del tiempo producto de la variación del desempleo y la inflación, el apoyo a las movilizaciones sociales, la volatilidad y la polarización ideológica; pero no parece estar afectada por otras variables como el ciclo político o la desproporcionalidad electoral.

TITULO: La congruencia ideológica en América Latina ¿vínculo con el partido o con el candidato?

Autoras:

Cristina Rivas. Universidad de Salamanca (USAL), España E-Mail: [email protected]

Patricia Otero Felipe. Universidad de Burgos (UBU), España. E-Mail: [email protected]

Araceli Mateos Díaz. Universidad de Salamanca (USAL), España. E-mail: [email protected]

Resumen:

Este paper profundiza en el análisis de los vínculos ideológicos entre electores y representantes, partiendo de la idea de que estos vínculos son diferentes en función del tipo de representante y el ámbito de representación de que se trate. En concreto, se intenta responder a las siguientes preguntas: ¿es similar la congruencia ideológica de los electores con los partidos políticos que con los candidatos a presidente? ¿Qué factores explican que esta congruencia sea diferente? El análisis se lleva a cabo para varios países de América Latina, para los que se cuenta con un relevante número de respuestas en encuestas de opinión de votantes de partidos y candidatos a presidente. La concepción de representación asociada a la figura del presidente o a la de parlamentario, así como otros elementos individuales permitirán indagar en qué casos la congruencia varía entre electores y entre países.

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Contrapuntos en torno al modo de representación: ciudadanos y diputados de América Latina

Mikel Barreda Leticia M. Ruiz Universitat Oberta de Catalunya Universidad Complutense de Madrid [email protected] [email protected]

Trabajo preparado para su presentación en el VIII Congreso Latinoamericano de Ciencia Política, organizado por la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política (ALACIP).

Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 22 al 24 de julio de 2015.

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Abstract: Este trabajo se ocupa de una temática poco estudiada en la investigación sobre congruencia: la sintonía entre las orientaciones de los parlamentarios y los votantes con respecto al modo de ejercer la representación política. En concreto, se examina la congruencia entre diputados y votantes de treinta partidos latinoamericanos, sobre la base de encuestas de PELA y LAPOP. El análisis empírico se apoya en dos aproximaciones conceptuales: la desarrollada por Eulau y sus colaboradores respecto a los roles de representación, y la de Andeweg y Thomassen sobre la dirección de la representación. Los resultados muestran, en general, una mayor orientación, tanto entre ciudadanos como entre diputados, hacia una “representación desde abajo” (dirigida a atender intereses y demandas de ciudadanos), si bien hay diferencias notables entre partidos. En particular, se identifican tres grupos de partidos según el nivel de congruencia (alto, moderado y bajo) entre votantes y diputados. Aunque la naturaleza del análisis es descriptivo-clasificatoria, pone de relieve la influencia de algunas variables explicativas del grado de congruencia destacadas en la literatura (relativas a características de los partidos y la cultura política).

1.- Introducción

En este estudio se contraponen las valoraciones de los ciudadanos latinoamericanos a

las orientaciones de sus parlamentarios en materia de representación. El objetivo es

determinar el grado de similitud entre representantes y representados con respecto a los

modos de representación política en una suerte de análisis de la congruencia entre

ambos colectivos.

Las concepciones en materia de representación constituyen un aspecto que no ha

recibido suficiente atención en la literatura creciente sobre vínculos y congruencia en la

región latinoamericana. Los trabajos han tendido a centrarse en el grado de sintonía

ideológica y programática o en torno a issues (Kitschelt, 2000; Luna y Zeichmeister,

2005; Otero y Zepeda, 2010, 2015), las causas del grado de congruencia y, en menor

medida, sus efectos sobre aspectos como el rendimiento electoral (Otero y Zepeda,

2014). Sin embargo, poco se sabe aún de la posible congruencia entre ciudadanos y

parlamentarios latinoamericanos respecto a su concepción de la tarea de representación.

Por ahora, sólo se han realizado aproximaciones a las concepciones de la representación

por parte de los parlamentarios de América Latina (García Montero y Marenghi, 2008;

Barreda y Ruiz, 2015), pero no se ha realizado una reflexión extensa sobre esta cuestión

desde la perspectiva de los ciudadanos y tampoco sobre la congruencia entre las

orientaciones de los representados y de los representantes.

En contraste, se cuenta con elaboradas aportaciones en torno a las preferencias de los

parlamentarios respecto al modo de representar en países europeos (Deschouwer y

Depauw, 2014; Brack et al., 2012) y en Estados Unidos (por ejemplo, Eulau et al.,

1959); así como aportaciones sobre las preferencias de los ciudadanos en esta materia

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(Carman, 2007; Bengtsson y Wass, 2010). De una forma más limitada, algunos estudios

comparan la sintonía entre las orientaciones de los representantes y los representados

de ciertos países con respecto al modo de ejercer la representación política (Méndez-

Lago y Martínez, 2002; Andeweg y Thomassen, 2005).

En este trabajo se plantea una aproximación al tema de la congruencia en materia de

representación que está condicionado por la escasa evidencia empírica disponible. Tal y

como se comentará más adelante se utilizará preguntas con un cierto grado de

comparabilidad procedentes de las encuestas de PELA y de LAPOP. Se pretende

mostrar que los partidos políticos son clasificables de acuerdo con la posición de sus

parlamentarios y de sus electores en materia de representación. En particular, se centrará

la atención en las percepciones respecto al foco de la representación (el objeto de la

representación) que constituye una de las dimensiones de la representación que señalara

Eulau (1959). Al respecto se trata de definir si parlamentarios y votantes de los

diferentes partidos enfatizan el componente de representación “desde abajo” o de

representación “desde arriba”, en la línea de la distinción formulada por Andeweg y

Thomassen (2005).

En el siguiente apartado se reflexiona sobre el estudio de los modos de representación

desde el punto de vista de la congruencia entre representantes y representados, además

de detallarse la evidencia empírica con que se plantea esta aproximación. El tercer

apartado presenta los datos utilizados en el análisis empírico. El cuarto apartado

describe las percepciones de los parlamentarios y de los electores en materia de

representación. A partir de esta fotografía, el quinto apartado explora específicamente el

grado de congruencia entre las orientaciones de electores y diputados en relación con el

modo de representación política, a la vez que se propone una clasificación de los

partidos a partir de ambas dimensiones. Por último, se exponen las conclusiones

generales del trabajo.

2.- Modos de representación y niveles de congruencia entre representantes y

representados

La literatura de representación muestra diferentes formas de abordar el estudio del modo

y el tipo de representación que se ejerce en los parlamentos (Katz, 1997; Brack et al.,

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2012). En especial, conviene destacar tres. Una manera es examinar la representación

“descriptiva”: se trata de ver si los parlamentarios son socialmente representativos y,

por consiguiente, si el parlamento es o no un microcosmos de la sociedad en que opera.

Otra alternativa es analizar la representación “sustantiva”, esto es, el grado en que el

parlamento aprueba políticas y leyes en sintonía con las preferencias de los ciudadanos.

Y, junto a ellas, se pueden examinar las concepciones de representación que tienen los

parlamentarios, lo que algunos autores llaman los “roles de la representación” (Eulau et

al., 1959). Esta tercera línea de investigación se ha enriquecido, últimamente, gracias al

desarrollo de dos nuevos enfoques: el análisis de los roles de representación desde la

perspectiva de los ciudadanos (por ejemplo, Carman 2007; Barker y Carman 2010;

Bengtsson y Wass 2010); y el estudio de la sintonía entre las percepciones de

ciudadanos y parlamentarios con respecto a los modos de representación (Méndez-Lago

y Martínez, 2002; Andeweg y Thomassen, 2005).

Este trabajo se enmarca dentro de esta última aproximación y se ocupa de analizar la

congruencia entre parlamentarios y votantes latinoamericanos en relación con la

cuestión de los modos de representación. Hay tres grandes razones que avalan el interés

académico de este estudio. En un sentido general, cabe destacar –como primera razón-

que la congruencia entre representantes y representados favorece la atención a las

demandas de los ciudadanos (responsiveness), lo que hace aumentar la calidad de la

representación y, por ende, de la democracia en su conjunto. En segundo lugar, el

estudio de la congruencia entre las percepciones de los parlamentarios y votantes sobre

el modo de representación contribuye a conocer mejor los vínculos que se establecen

entre representantes y representados. Así, un fuerte desajuste entre las orientaciones de

unos y otros puede ser uno de los factores explicativos de los problemas de

distanciamiento entre representantes y representados. Por último, el análisis comparado

de las percepciones de parlamentarios y ciudadanos constituye una temática poco

abordada en la literatura sobre modos de representación (centrada especialmente en las

percepciones de los parlamentarios sobre sus roles de representación) y novedosa en la

literatura sobre congruencia (focalizada en los aspectos ideológicos y programáticos).

A pesar del interés de esta temática, su estudio constituye una tarea compleja. De

entrada, el concepto de modo de representación ha sido definido desde parámetros y con

propósitos muy dispares (por ejemplo, en unos casos con una orientación normativa y

en otros analítica), lo que se ha traducido en diferentes formas de examinarlo

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(Bengtsson y Wass 2010; Brack et al. 2012, entre otros). A ello hay que añadir la

dificultad que entraña abordar y operacionalizar la cuestión de la congruencia, si bien la

literatura sobre congruencia ha evidenciado últimamente notables avances (por ejemplo,

Otero, 2011). Asimismo, cabe esperar que la explicación del nivel de congruencia con

respecto al modo de representación sea también compleja. En efecto, tanto los estudios

sobre congruencia como los estudios sobre modos de representación han mostrado la

incidencia de un abanico amplio de factores explicativos, que apuntan sobre todo a

características sistémicas, de los partidos e individuales1.

Para realizar el análisis de la congruencia de las percepciones de parlamentarios y

votantes se parte de la distinción que establecieron Eulau y sus colaboradores (1959)

entre el “foco” y el “estilo” de la representación: la primera cuestión hace referencia a

quién representa el parlamentario en su actividad, y la segunda a la forma en que el

parlamentario representa a sus respectivos principales y el nivel de autonomía que tiene

con respecto a ellos. A partir de estos dos criterios, estos autores plantearon una

tipología de tres clases de representantes (delegados, trustees y políticos), que se han

convertido en el referente por excelencia a la hora de estudiar los roles de

representación2. No obstante, esta tipología ha sido objeto de crítica. Entre otros

aspectos, se ha señalado la ambigüedad de su aplicación empírica, así como su

limitación al omitir la influencia que ejercen los partidos sobre los representantes

(Andeweg y Thomassen 2005).

Junto a las aportaciones de Eulau y sus colaboradores (1959), este trabajo se apoya en el

concepto de “dirección de representación” formulado por Andeweg y Thomassen

(2005), con el que miden el tipo de intereses que inciden en la labor de representación.

1 Otero (2011) realiza una síntesis de los principales factores explicativos de la congruencia entre representantes y representados destacados en la literatura. Distingue cuatro grupos: características sistémicas (sistema electoral, distribución del poder territorial, desarrollo económico, longevidad de la democracia, clientelismo y sistema de partidos); características de los partidos (ideología, tamaño, posición en el gobierno-oposición, etc.); características individuales (sofisticación política, nivel de ingresos, etc.); y características de issues (como el relieve). Por su parte, en la literatura sobre modos de representación se ha resaltado la influencia de variables individuales (sociodemográficas, sofisticación política y de “integración en el sistema político”), variables relativas al parlamentario (como la experiencia o carrera política), al partido político (por ejemplo, nivel de centralización y de profesionalización) y al sistema institucional –sobre todo, las reglas electorales (Bengtsson y Wass 2010; Brack et al. 2012).

2 Los “delegados” corresponden a representantes que actúan siguiendo las instrucciones o mandatos de los votantes; los trustees, en cambio, se sienten libres para seguir su propio criterio en la consecución del bienestar de los electores; y los “políticos” se refieren a aquellos representantes que, en función de las circunstancias, se comportan como “delegados” o como trustees (Eulau et al., 1959).

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Según estos autores, la dirección de la representación determina dos tipos de

representación. Por un lado, la “representación desde abajo”, que es cuando los

representantes atienden fundamentalmente a las preocupaciones e intereses del

electorado. Por otro lado, la “representación desde arriba”, en la que los diputados

tienen un rol más activo y sus decisiones están influidas por las interacciones con el

partido y sus líderes. La sencillez analítica de este modelo permite examinar el grado de

receptividad de los parlamentarios con respecto a las demandas de los electores en

contraste con las demandas de su partido.

En nuestro caso, con la evidencia disponible, nos centraremos en el foco de la

representación analizando, concretamente, si las percepciones son convergentes o

divergentes entre los parlamentarios y sus electores en lo que se refiere a la dirección de

la representación. Un ejercicio similar al que aquí se plantea ya se ha realizado en el

contexto europeo para los Países Bajos (Andeweg y Thomassen 2005) o para el caso de

España (Méndez-Lago y Martínez 2002), entre otros.

3.- Datos utilizados

Para el estudio empírico de la congruencia en materia de representación se analizan las

variaciones entre parlamentarios y votantes de un total de 30 partidos pertenecientes a

17 países de América Latina. En la mayor parte de los países se examinan los dos

partidos más votados en elecciones presidenciales para asegurar, así, una muestra de

votantes y de parlamentarios lo suficientemente grande. Únicamente en Colombia,

Chile, Paraguay y Argentina se ha estudiado un solo partido por ausencia de evidencia

empírica comparable, al tratarse de algún tipo de coalición o partido que se habían

presentado en las elecciones presidenciales pero que no tenían su correlato en el

parlamento.

Las preguntas que se utilizan para estudiar la congruencia proceden de dos encuestas:

dos preguntas han sido extraídas del cuestionario de PELA a élites parlamentarias y tres

preguntas son del cuestionario de LAPOP aplicado a ciudadanos. Con ambas bases de

datos se consigue una aproximación parcial al tema de la congruencia en materia de

representación. Se carece de preguntas idénticas en estas encuestas, pero el modo en que

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han sido planteadas permite una interpretación comparable de las respuestas de

parlamentarios y electores.

Con estos datos se ofrece un análisis descriptivo-clasificatorio del foco de

representación de los parlamentarios y de los diputados, así como una medición de la

congruencia entre ambos colectivos, clasificando espacialmente a los partidos en

función de estos criterios. Como se explicará más adelante, la medición de la

congruencia se ha realizado calculando la distancia entre los valores de las respuestas.

El análisis se realiza con datos relativos al 2012. En ese año se aplicaron las dos

preguntas en LAPOP que capturan las concepciones de los ciudadanos en materia de

representación. Por su parte, de la base de datos de PELA se toman las respuestas de

quienes eran parlamentarios en dicha fecha en los diferentes países.

4.- Parlamentarios y ciudadanos ante la representación política

4.1.- Las concepciones de los parlamentarios

Los datos de PELA son una valiosa fuente de evidencia empírica para comparar las

actitudes y preferencias de los parlamentarios latinoamericanos en un elevado número

de países y de partidos. No obstante, en el tema específico del modo en que los

parlamentarios conciben su tarea de representación la encuesta de PELA sólo permite

una aproximación limitada aunque es la única viable actualmente. Aquí nos centramos

en las actitudes de los diputados respecto al foco de la representación con el objetivo de

analizar qué tipo de representación predomina.

La Tabla 1 captura las concepciones de los parlamentarios respecto al objeto de su

representación. ¿Qué representan los parlamentarios en el desempeño de su rol? Las dos

primeras columnas reflejan una concepción de representación “desde abajo” (de todos

los ciudadanos o bien de los electores de la circunscripción); mientras que las dos

últimas columnas se pueden interpretar como un tipo de representación “desde arriba”

(representar al partido o bien representar a los votantes del partido). Según estos datos

se puede afirmar que existe una concepción de la representación política “desde abajo”

que está extendida en un gran número de parlamentarios latinoamericanos. Este modo

de entender la representación es para la mayoría de tipo universalista (representar a

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todos los ciudadanos) aunque hay un grupo de parlamentarios que conciben la

representación acotada a su circunscripción (representar los intereses de la

circunscripción). En contraste, son pocos los parlamentarios latinoamericanos que

conciben la representación “desde arriba”: la opción de representar al partido es la

elegida por un menor número de ellos.

Tabla 1. Actitudes de los parlamentarios respecto al foco de su representación (%). Orientada a todos

los ciudadanos Orientada al distrito

Orientada a electores del partido

Orientada al partido

N

PJ_Argentina 52,2 13 21,7 13 22 MAS _ Bolivia 66,2 21,5 9,2 1,5 66 PPB_ Bolivia 60,7 32,1 7,1 0 28 PT _Brasil 0 52,6 10,5 5,3 19 PSDB_Brasil 6,7 60 6,7 6,7 15 RN_ Chile 23,1 76,9 0 0 13 PSUN _Colombia 32 32 28 4 26 PLN_ Costa Rica 69,6 8,7 13 4,3 23 PAC_ Costa Rica 100 0 0 0 11 PLD _R. Dominicana 67,4 32,6 0 0 45 PRD_ R. Dominicana 89,3 7,1 0 0 31 PAIS _Ecuador 73,3 15,6 8,9 0 45 PSP _Ecuador 78,6 21,4 0 0 14 ARENA _El Salvador 66,7 14,3 19 0 24 FMLN_ El Salvador 52,2 30,4 13 0 23 PP _Guatemala 58,1 32,3 6,5 3,2 28 LIDER_ Guatemala 71,4 14,3 14,3 0 6 PN _Honduras 74 26 0 0 50 PL_ Honduras 71,9 25 3,1 0 32 PAN _México 75 25 0 0 28 PRD_ México 85,7 14,3 0 0 14 FSLN_ Nicaragua 54,5 42,4 0 3 33 PLI_ Nicaragua 66,7 6,7 20 6,7 15 CD _Panamá 71,4 0 28,6 0 20 PRD _Panamá 69,6 4,3 26,1 4,3 23 ANR-PC_ Paraguay 85,2 11,1 0 3,7 27 GP_ Perú 65,6 34,4 0 0 32 F2011_ Perú 38,1 47,6 4,8 0 25 FA _Uruguay 60 15 10 15 39 PN_ Uruguay 52,2 30,4 8,7 8,7 24 Pregunta: ¿A quién cree Ud. que representa durante su labor parlamentaria? Fuente: Elaboración propia a partir de PELA, parlamentarios cuyo mandato incluye el año 2012.

Por partidos se aprecian variaciones en las respuestas en torno al foco de la

representación. Dentro del predominio de la representación “desde abajo”, los más

universalistas son el PAC de Costa Rica, el PRD de República Dominicana y el PRD de

México, así como el ANR de Paraguay; mientras que los más pro distrito son RN de

Chile y el PSDB de Brasil. Por su parte, dentro las opciones de representar a los

electores y al partido, que son minoritarias, destaca un grupo de parlamentarios de los

dos partidos panameños (CD y PRD) que eligen a los votantes del partido como el foco

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de su representación; junto con un porcentaje de parlamentarios del FA uruguayo que

consideran que representan al partido.

De forma complementaria, los datos de la Tabla 2 profundizan en la tensión entre la

representación “desde abajo”, en este caso atendiendo a los intereses del distrito, y la

representación que se orienta “desde arriba”, atendiendo a los intereses del partido. Los

datos confirman el predominio de una concepción de la representación orientada “desde

abajo” frente a la opción menos frecuente de parlamentarios que representan al partido

en caso de conflicto. También en esta pregunta, la comparación por partidos presenta

contrastes reseñables. De los partidos estudiados, el PPB de Bolivia, seguido del PL de

Honduras y de RN de Chile son los que más énfasis ponen en que el foco de su

representación es el distrito y no el partido, mientras que el FMLN de El Salvador, el

PT de Brasil y el PSUN de Colombia son los que más diputados tienen con tendencia a

resolver los conflictos a favor del partido.

Tabla 2. Prioridades de diputados en caso de conflicto de intereses de partido y distrito (%). Prioridad al distrito Prioridad al partido N PJ_Argentina 36,4 36,4 22 MAS _ Bolivia 57,6 24,2 66 PPB_ Bolivia 96,4 3,6 28 PT _Brasil 26,3 57,9 19 PSDB_Brasil 60 20 15 RN_ Chile 92,3 0 13 PSUN _Colombia 11,5 57,7 26 PLN_ Costa Rica 82,6 8,7 23 PAC_ Costa Rica 27,3 45,5 11 PLD _R. Dominicana 88,9 11,1 45 PRD_ R. Dominicana 83,9 12,9 31 PAIS _Ecuador 33,3 44,4 45 PSP _Ecuador 78,6 0 14 ARENA _El Salvador 62,5 25,0 24 FMLN_ El Salvador 30,4 65,2 23 PP _Guatemala 57,1 32,1 28 LIDER_ Guatemala 50 0 6 PN _Honduras 84 0 50 PL_ Honduras 93,8 6,3 32 PAN _México 71,4 14,7 28 PRD_ México 64,3 7,1 14 FSLN_ Nicaragua 33,3 36,4 33 PLI_ Nicaragua 60 6,7 15 CD _Panamá 92,9 7,1 20 PRD _Panamá 69,6 26,1 23 ANR-PC_ Paraguay 63 3,7 27 GP_ Perú 62,5 18,8 32 F2011_ Perú 60 8 25 FA _Uruguay 43,6 25,6 39 PN_ Uruguay 66,7 4,2 24 Pregunta: En caso de conflicto entre los intereses de su departamento y las posiciones de su partido, Ud suele votar… Fuente: Elaboración propia a partir de PELA, parlamentarios cuyo mandato incluye el año 2012.

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En resumen, del análisis de estas dos preguntas la tendencia que se puede extraer

respecto al foco de la representación es que la élite parlamentaria comparte una

concepción de la representación “desde abajo”. Esta concepción es generalmente

universalista, aunque se constata la existencia de parlamentarios que entienden esta

representación “desde abajo” de forma local. Al mismo tiempo, la escasa relevancia que

se atribuye al partido político entre los diputados sugeriría que los partidos políticos no

desempeñan, en el imaginario de los diputados, un papel decisivo en la tarea de

representación. La mayor parte de los parlamentarios no se sienten agentes del partido

sino de los electores. Desde esta óptica, el diputado antepone su vínculo con los

ciudadanos (ya sean del distrito o del conjunto del país) a su vínculo con el partido en el

ejercicio de su labor.

Esta tendencia presenta variaciones por partido. Con la evidencia analizada, el Gráfico 1

clasifica a los partidos atendiendo a qué dimensión predomina. Por una parte, hay tres

partidos con un perfil definido de representación “desde abajo” que serían RN de Chile,

el PL de Honduras y el PPB de Bolivia. Aún dentro de este tipo de representación, pero

con más división interna, estarían los dos partidos dominicanos (PRD y PLD), el PSP de

Ecuador y CD de Panamá. Por otra parte, como exponentes de la representación desde

arriba estaría el PSUN de Colombia y el FMLN de El Salvador, en ambos el

componente partidista casi iguala a la fuerza de la representación “desde abajo”. Con

menor fuerza de la representación “desde arriba” pero también reseñable estarían el PJ

argentino y el FA uruguayo.

Gráfico 1. Concepciones de representación (“desde arriba” o “desde abajo”) según parlamentarios.

Fuente: elaboración propia a partir de PELA.

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4.2.- Las valoraciones de los ciudadanos

En la literatura sobre representación se ha dedicado una limitada atención a las

valoraciones y preferencias de los ciudadanos sobre el modo de ejercer la representación

(por ejemplo, Carman, 2007; Barker y Carman, 2010; Bengtsson y Wass, 2010). Esto es

particularmente evidente en América Latina. Los pocos estudios empíricos disponibles

sobre modos de representación se han ocupado fundamentalmente de las élites políticas,

ya sea para analizar los roles de representación de los parlamentarios (García Montero y

Marenghi, 2008), los estilos de intermediación de los cargos políticos (Contreras, 2012)

o los tipos de candidatos (Siavelis y Morgenstern, 2008).

Una expresión y, a la vez, causa de este reducido estudio de las percepciones ciudadanas

sobre los modos de representación en América Latina es la escasez de preguntas en

torno a esta temática que se contemplan en las encuestas. Así, LAPOP, uno de los

bancos de datos de opinión pública más importantes de la región, recoge únicamente

tres preguntas relativas al modo en que se ejerce la representación política. Dos de ellas

se refieren a los partidos (“los partidos representan bien a los votantes” y “los partidos

escuchan a la gente”) y otra a los gobiernos (“a los que gobiernan les interesa gente

como usted”). A través de estas preguntas se puede conocer el grado en que, según los

ciudadanos, los representantes atienden a los intereses de los votantes. En este sentido,

son indicadores del nivel de representación “desde abajo” del que hablan Andeweg y

Thomassen (2005), esto es, de la representación orientada a atender los intereses y

demandas de los ciudadanos.

La Tabla 3 presenta las respuestas a estas tres preguntas del conjunto de los dieciocho

países latinoamericanos. En los tres casos el promedio se sitúa en las posiciones

centrales de la escala (valores entre 3 y 3,5, en una escala de 1 a 7), lo que indica el

predominio de actitudes moderadas. No obstante, si nos fijamos en las desviaciones

típicas podemos apreciar una notable variación en la evaluación que realizan los

ciudadanos del grado en que los representantes políticos atienden los intereses y

demandas de los ciudadanos.

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Tabla 3. Valoraciones sobre atención de intereses ciudadanos por parte de representantes (promedios, escala 1-7). Promedio Desviación

típica N

¿Hasta qué punto los partidos representan bien a los votantes?

3,5 1,7 14488

¿Qué tanto los partidos escuchan a gente como usted? 3 1,7 14716 ¿A los que gobiernan el país les interesa lo que piensa la gente como usted?

3,3 1,9 28189

Fuente: Elaboración propia a partir de Barómetro de las Américas, 2012 (LAPOP).

Esta variación en la evaluación de la actividad de representación es particularmente

evidente si se tiene en cuenta el partido votado por los ciudadanos. Como puede

observarse en la Tabla 4, hay destacadas diferencias entre los votantes de los principales

partidos latinoamericanos. De una forma general, podemos apreciar tres grupos de

votantes. Los votantes de de FSLN (Nicaragua), el Frente Amplio (Uruguay),

Renovación Nacional (Chile), el Partido Justicialista (Argentina) y el PLD (República

Dominicana) sobresalen por expresar unas valoraciones más favorables acerca de la

representación de intereses ciudadanos por parte de los partidos y los gobernantes. En

cambio, los votantes del PRD (México), los brasileños PT y PSDB, los partidos PLN y

PAC de Costa Rica, y el nicaragüense PLI se caracterizan justo por lo contario: por

mostrar las evaluaciones menos favorables respecto a la atención recibida por los

representantes políticos. Finalmente, los partidos restantes se hallan en una posición

intermedia, próxima al promedio del conjunto de partidos latinoamericanos

considerados.

Los factores que pueden explicar estas variaciones en la evaluación de la actividad de

representación son diversos y no son objeto específico de este trabajo. No obstante, hay

uno que se manifiesta de forma evidente al examinar la Tabla 4: la posición en el

gobierno o en la oposición de los distintos partidos. Así, los votantes de los partidos que

están en el gobierno tienden a realizar apreciaciones más favorables sobre la

representación, especialmente en lo que se refiere a la valoración de los gobernantes.

Los coeficientes de correlación entre las tres valoraciones de la representación y la

posición gobierno-oposición confirman esta observación: coeficiente 0,6 en el caso de la

valoración sobre la representación de los gobernantes (nivel de significación de 0,01) y

0,4 en las otras dos variables relativas a los partidos (significación de 0,05).

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Tabla 4. Valoraciones sobre atención de intereses ciudadanos por parte de representantes, por voto a partidos (promedios, escala 1-7).

Los partidos representan bien a los

votantes

Los partidos escuchan a gente

A los que gobiernan les interesa gente

como usted

FSLN_Nicaragua 4,7 4,1 4,4

FA_Uruguay 4,4 3,5 4,4

PN_Uruguay 4,2 3,3 3,5

RN_Chile 3,9 3,7 3,7

PJ_Argentina 3,9 3,4 3,7

PLD_R. Dominicana 3,8 3,4 3,9

FMLN_El Salvador 3,8 3,1 3,5

PAN_México 3,8 3,5 3,4

ARENA_El Salvador 3,8 3,1 3,5

PAIS_Ecuador 3,7 3,0 3,9

CD_Panamá 3,6 3,2 3,5

PSP_Ecuador 3,5 3,1 3,9

PN_Honduras 3,5 3,2 3,1

Promedio 3,5 3,1 3,3

PP_Guatemala 3,5 3,0 3,2

Concer_Chile 3,5 3,1 3,1

LIDER_Guatemala 3,5 3,0 3,0

PRD_Panamá 3,5 3,0 2,6

APC_Paraguay 3,4 2,8 3,2

MAS_Bolivia 3,4 3,2 3,8

PSUN_Colombia 3,4 3,0 3,4

PL_Honduras 3,3 3,0 2,9

GP_Perú 3,3 3,0 3,3

F2011_Perú 3,3 3,1 3,1

ANR_Paraguay 3,3 3,0 3,1

PPB_Bolivia 3,3 3,0 2,8

PRD_R. Dominicana 3,2 2,7 3,1

PRD_México 3,2 2,5 2,8

PT_Brasil 3,1 2,5 3,0

PSDB_Brasil 3,1 2,5 2,8

PLN_Costa Rica 3,0 2,5 2,7

FAP_Argentina 2,9 2,7 2,8

PAC_Costa Rica 2,9 2,1 2,2

PLI_Nicaragua 2,7 2,5 2,5 Nota: el voto corresponde a las últimas elecciones presidenciales en que se hizo la encuesta (2012); los partidos son los de los candidatos presidenciales. Fuente: elaboración propia a partir de Barómetro de las Américas, 2012 (LAPOP).

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5.- Congruencia entre diputados y votantes

Después de analizar las actitudes de los diputados y los votantes sobre el modo de

ejercer la representación política se pasará a examinar si hay correspondencia entre unas

y otras actitudes. El análisis de la congruencia de las orientaciones con respecto a los

modos de representación topa con una dificultad importante: no se dispone del mismo

indicador para establecer la comparación. Como se ha visto, las encuestas de diputados

de PELA y de ciudadanos de LAPOP incluyen preguntas diferentes en torno a esta

cuestión y, además, no están medidas de la misma forma (por ejemplo, unas están

planteadas como variables continuas y otras como categóricas). De todas formas,

algunas de estas preguntas informan sobre la posición con respecto a la dirección de la

representación política. En concreto, las tres preguntas comentadas de la encuesta de

ciudadanos de LAPOP y la pregunta de PELA relativa a los intereses que prioriza el

diputado cuando tiene que votar (los del partido o los del distrito) permiten conocer en

qué grado, según unos y otros, la actividad de representación se orienta “desde abajo”,

es decir, a atender los intereses de la ciudadanía. A diferencia de lo habitual en los

estudios sobre congruencia, aquí se comparará una actitud (la valoración de los

votantes) y un comportamiento (el voto de los diputados) con respecto a una misma

cuestión: el modo de representación “desde abajo”. No obstante, se trata de un análisis

comparativo que -con sus limitaciones- resulta de interés y permite ver el grado de

sintonía entre la actividad del parlamentario y la percepción de los votantes de cada

partido.

Las correlaciones entre las tres preguntas de la encuesta de LAPOP son muy elevadas,

por lo que se tomará en cuenta una de ellas, la de “los partidos representan bien a los

votantes” 3. La Tabla 5 presenta las respuestas a esta pregunta de los votantes de los 30

partidos analizados, junto con las respuestas a la pregunta realizada a los diputados

sobre los intereses que priorizan a la hora de votar (en concreto, las respuestas a la

opción “vota siempre de acuerdo con las necesidades del departamento”). De acuerdo

con lo planteado antes, una puntuación alta por parte de los votantes indica que, según

éstos, los parlamentarios desarrollan una “representación desde abajo”. Otro tanto puede

decirse para el caso de los diputados: cuanto mayor es el valor, más intensamente se

evidencia un modo de representación “desde abajo”

3 En concreto, la correlación de la pregunta “los partidos representan bien a la gente” con la de “los partidos escuchan a la gente” es 0,9 y “a los que gobiernen les interesa la gente como usted” es 0,8.

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Una manera de examinar el nivel de congruencia en las respuestas que dan a estas

preguntas los diputados y los votantes de cada partido es a través del cálculo de la

distancia simple, método habitual en los estudios sobre congruencia (Matilla y Raunio,

2006; Belchior, 2006; Otero, 2013). En este caso, la distancia simple resulta de tomar el

valor del partido x en la respuesta dada por los diputados y restarle el valor de la

respuesta dada por los votantes. La interpretación del valor resultante (absoluto, con

independencia del signo) es fácil: cuanto mayor es, peor es el nivel de congruencia y

viceversa.

Como se aprecia en la Tabla 5, el promedio de las distancias de los treinta partidos

examinados es baja (14,7%), lo que indica, como tendencia general, un nivel destacado

de congruencia entre las orientaciones de los votantes y los diputados. No obstante, si se

presta atención a las puntuaciones de los partidos, se observan diferencias notables entre

unos casos y otros. Un criterio para determinar qué distancias entre votantes y diputados

constituyen diferencias significativas es el valor de la desviación típica, que es 14,7. De

acuerdo con estos, hay dos grupos de partidos que se alejan del promedio. Por un lado,

el MAS (Bolivia), Arena (El Salvador), PP y LÍDER (Guatemala), ANR-PC (Paraguay)

y PN (Uruguay) se caracterizan por presentar distancias muy bajas (inferiores a 9,2%).

Se trata, pues, del grupo con mayor grado de congruencia entre votantes y diputados.

Por otro lado, el PPB (Bolivia), PSUN (Colombia), PLN (Costa Rica), PRD (República

Dominicana), PL (Honduras) y FSLN (Nicaragua) tienen en común justo lo contario del

grupo anterior: unas distancias elevadas (superiores a 38,6%) y, consecuentemente, un

nivel bajo de congruencia entre diputados y electores.

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Tabla 5. Orientaciones con respecto a representación “desde abajo” por parte de votantes y de diputados, distribuidas por partidos (%).

Los partidos representan bien a los votantes

(votantes)

Vota siempre según necesidades de

departamento (diputados) Distancia simple

PJ_Argentina 61 36,4 24,6

MAS _ Bolivia 51,8 57,6 5,8

PPB_ Bolivia 45,3 96,4 51,1

PT _Brasil 38 26,3 11,7

PSDB_Brasil 36,2 60 23,8

RN_ Chile 63,2 92,3 29,1

PSUN _Colombia 50,6 11,5 39,1

PLN_ Costa Rica 40,1 82,6 42,5

PAC_ Costa Rica 31,3 27,3 4,0

PLD _R. Dominicana 58,2 88,9 30,7

PRD_ R. Dominicana 41,4 83,9 42,5

PAIS _Ecuador 56 33,3 22,7

PSP _Ecuador 43,5 78,6 35,1

ARENA _El Salvador 54 62,5 8,5

FMLN_ El Salvador 58,5 30,4 28,1

PP _Guatemala 54 57,1 3,1

LIDER_ Guatemala 50 50 0,0

PN _Honduras 49,3 84 34,7

PL_ Honduras 46,1 93,8 47,7

PAN _México 56,9 71,4 14,5

PRD_ México 42,4 64,3 21,9

FSLN_ Nicaragua 77,4 33,3 44,1

PLI_ Nicaragua 31,4 60 28,6

CD _Panamá 60,2 92,9 32,7

PRD _Panamá 55,1 69,6 14,5

ANR-PC_ Paraguay 53,5 63 9,5

GP_ Perú 44,3 62,5 18,2

F2011_ Perú 44,8 60 15,2

FA _Uruguay 75,6 43,6 32,0

PN_ Uruguay 66,1 66,7 0,6

Promedio 51,2 61,3 23,9

Desviación típica 11,3 23,1 14,7 Preguntas: “¿Hasta qué punto los partidos representan bien a los votantes?” y “En caso de conflicto entre los intereses de su departamento y las posiciones de su partido, Ud suele votar…” Nota: Los resultados de la pregunta realizada a los ciudadanos corresponden a la suma de los valores “favorables” de la escala de 1 a 7, es decir, los valores de 4 a 7. La distancia corresponde a la diferencia entre las puntuaciones de las respuestas de los diputados y las respuestas de los votantes. Fuente: elaboración propia a partir de PELA y LAPOP.

Otra forma complementaria de abordar el examen de la congruencia es a través de un

análisis espacial de los partidos en dos ejes: el de las orientaciones de los votantes con

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respecto a la representación “desde abajo” y el de las orientaciones de los diputados con

respecto a la representación “desde abajo”. El Gráfico 1 recoge la distribución de los

partidos en cada uno de estos ejes. De acuerdo con esta distribución espacial, se pueden

identificar tres grandes grupos de partidos, dentro de los cuales hay algunos subgrupos.

Gráfico 1. Distribución de partidos según orientaciones de representación “desde abajo” de sus diputados y sus votantes (%).

Nota: El eje de representación “desde abajo” (votantes) recoge las respuestas a la pregunta “¿Hasta qué punto los partidos representan bien a los votantes?”. Por su parte, el eje de representación “desde abajo” (diputados) presenta las respuestas a la pregunta “En caso de conflicto entre los intereses de su departamento y las posiciones de su partido, Ud suele votar…” Fuente: elaboración propia con datos de PELA y LAPOP.

El primer grupo incluye a diez partidos ubicados en la zona intermedia del gráfico,

dentro del círculo marcado. Esta posición determina dos rasgos que identifican a este

grupo. Por un lado, sus integrantes comparten una cierto nivel de congruencia interna:

las distancias entre los parlamentarios y los electores de cada partido no son

significativas. Por otro lado, los votantes y diputados de estos partidos ocupan una

posición cercana a la de la media regional: ni unos ni otros se caracterizan por

evidenciar juicios o comportamientos extremistas en relación con el ejercicio de la

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representación. De manera que la moderación es el atributo principal que define a este

grupo.

El segundo grupo comprende a los partidos ubicados en las zonas extremos de los

cuadrantes superior-derecho e inferior-izquierdo (fuera de la zona del círculo). Estas

posiciones significan niveles destacados de congruencia entre diputados y votantes, si

bien el sentido de esta congruencia cambia según el cuadrante en que se hallen. Así, los

diputados y los votantes de CD (Panamá), RN (Chile) y PLD (R. Dominicana), situados

en el cuadrante superior-derecho, son los que expresan en mayor medida que prevalece

un modo de representación “desde abajo”, es decir, orientado a atender los intereses y

demandas de los ciudadanos. En cambio, los diputados y los votantes de los partidos del

cuadrante inferior-izquierdo, PAC (Costa Rica) y PT (Brasil) se caracterizan por lo

contrario: por manifestar que la actividad de la representación se inclina poco hacia los

intereses de los ciudadanos y que se decanta, más bien, por los intereses de las élites

políticas (por una representación “desde arriba”).

Finalmente, los partidos situados en los extremos de los cuadrantes superior- izquierdo e

inferior-derecho se caracterizan por un bajo nivel de congruencia. Como en el caso

anterior, hay notables diferencias entre estos partidos según el cuadrante que ocupen.

Así, los votantes de los partidos ubicados en el cuadrante inferior-derecho (FMLN -El

Salvador-, PAÍS –Ecuador-, PJ –Argentina-, FA –Uruguay- y FSLN - Nicaragua)

expresan valoraciones favorables respecto a la atención de los representantes a los

intereses ciudadanos, mientras que esto no ocurre así entre sus diputados: se inclinan

hacia una representación “desde arriba”4. En cambio, los partidos PPB (Bolivia), PL y

PN (Honduras), PLN (Costa Rica), PRD (R. Dominicana) y PSP (Ecuador), situados en

el cuadrante superior izquierdo, muestran una combinación de valoraciones inversa al

grupo anterior; las respuestas favorables a la representación “desde abajo” están mucho

más marcadas entre los diputados que entre los votantes.

Aparte de estos grupos de partidos hay 4 outliers, que no presentan una ubicación

cercana a ninguno de los grupos (y subgrupos) mencionados. Se trata del PLI

(Nicaragua), PSDB (Brasil), PN (Uruguay) y PSUN (Colombia).

4 Con la excepción de los diputados de FA, los demás se inclinan por priorizar los intereses del partido frente a los del distrito en el caso de que ambos tipos de intereses entrasen en conflicto (ver apartado 4.1).

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Como se ha indicado en el apartado 2, tanto los estudios sobre congruencia como los de

modos de representación han puesto de relieve la presencia de un número amplio de

factores explicativos. Considerar algunos de estos factores puede ayudar a examinar

cada uno de los grupos de partidos resultantes del análisis espacial y determinar si

tienen algún perfil específico que los diferencia del resto de grupos. En particular, se

van a tener en cuenta siete variables: dos corresponden a características de los partidos

políticos (la posición en el gobierno-oposición, y la ubicación en la escala izquierda-

derecha); otros tres a cuestiones de cultura política (interés, apoyo a la democracia y

satisfacción con el funcionamiento de la democracia); otra variable se refiere a un tipo

concreto de vínculos entre partidos y votantes: el nivel de clientelismo; y otra a una

característica sistémica: el nivel de desarrollo del país (en términos de PIB per cápita)

Para facilitar el análisis comparativo se han dicotomizado estas siete variables: los

valores 1 corresponden a las puntuaciones que están por encima del promedio de los 30

partidos, y los valores 0 a las puntuaciones inferiores al promedio (Tabla 6)5.

5 En el apartado de anexos se incluye una tabla con los valores originales de cada partido en las siete variables consideradas.

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Tabla 6. Perfil de los grupos de partidos en relación con la congruencia sobre el modo de representación, según diversas variables partidistas, individuales y sistémicas.

Grupo 1: INCONGRUENCIA

Grupo 1a: Representación “desde abajo” (votantes) y “desde arriba” (diputados)

En gobierno Izquierda

Cliente-lismo

Interés política

Apoyo democracia

Satisfacc. democracia

PIB per cápita

PJ_Arg 1 1 1 1 1 1 1

PAIS_Ecu 1 1 0 0 0 1 0

FMLN_Sal 0 1 0 0 0 0 0

FSLN_Nic 1 1 0 1 1 1 0

FA_Uru 1 1 0 1 1 1 1

Grupo 1b: Representación “desde arriba” (votantes) y “desde abajo” (diputados)

PPB_Bol 0 1 1 0 0 0 0

PLN_Cri 1 0 0 0 1 1 1

PRD_Dom 0 0 1 1 1 0 0

PSP_Ecu 0 0 0 0 0 1 0

PN_Hon 1 0 1 0 0 0

PL_Hon 0 0 1 0 0 0

Grupo 2: CONGRUENCIA

Grupo 2a: Representación “desde abajo” (votantes y diputados)

RN_Chi 1 0 0 0 1 0 1

CD_Pan 1 0 1 0 1 1 1

PLD_Dom 1 0 1 1 1 0 0

Grupo 2b: Representación “desde arriba” (votantes y diputados)

PT_Bra 1 1 1 0 1 1 1

PAC_Cri 0 0 0 0 1 1 1

Grupo 3: POSICIÓN INTERMEDIA

MAS_Bol 1 1 1 0 0 0 0

ARENA_Sal 1 0 0 0 0 0 0

PP_Gua 1 0 1 0 0 0 0

LIDER_Gua 0 1 1 0 0 0 0

PAN_Mex 1 0 1 1 0 0 1

PRD_Mex 0 1 1 1 0 0 1

PRD_Pan 0 0 1 0 1 1 1

ANR_Par 1 0 1 0 0 0 0

GP_Per 1 1 0 0 0 0 0

F2011 0 0 0 0 0 0 0 Nota: a partir de las puntuaciones originales en cada variable se ha realizado la siguiente codificación: los valores 1 corresponden a las puntuaciones superiores al promedio de los 30 partidos, y los valores 0 a las puntuaciones inferiores al promedio. Fuente: elaboración propia a partir de datos procedentes de PELA, LAPOP y CEPAL. Para más detalle ver anexo.

El primero de los cinco grupos de partidos que se presenta en la Tabla 6 (grupo 1a)

corresponde al de aquellos casos en los que los votantes manifiestan una valoración

favorable hacia el nivel de representación “desde abajo” de los parlamentarios, mientras

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que éstos expresan un comportamiento que se inclina en la dirección inversa

(representación “desde arriba”). De acuerdo con la Tabla 6, hay un rasgo que comparten

todos los partidos de este grupo: se ubican en el espacio de izquierda; y otras tres

características son comunes a cuatro de los cinco partidos: están en el gobierno; no

presentan un destacado vínculo clientelar con sus votantes; y operan en países con nivel

elevad de satisfacción con el funcionamiento de la democracia. A la vista de esto, se

podría interpretar que la buena valoración de los votantes del funcionamiento de la

democracioa tiene parte de responsabilidad en la evaluación favorable sobre el nivel de

representación “desde abajo” de sus diputados, aún cuando estos últimos evidencian -

cuando votan- un modo de representación más bien “desde arriba”6.

El segundo grupo (1b) comparte con el anterior un nivel destacado de incongruencia,

pero en este caso ésta es en sentido inverso: orientación de representación “desde

arriba” por parte los votantes y “desde abajo” por parte de los diputados. A diferencia

del grupo anterior, los partidos se ubican mayoritariamente en la derecha del espectro

ideológico. Otra nota destacable es que los partidos de este grupo, con la salvedad del

PLN costarricense, actúan en países con un nivel de desarrollo inferior al del promedio

latinoamericano.

El tercer y cuarto grupo (2a y 2b, respectivamente) corresponden a los partidos en que

hay notable congruencia entre diputados y votantes. En el primer caso (2a), coinciden

en expresar un predominio de la representación “desde abajo” en sus respectivos países.

Hay tres atributos que comparten los miembros de este grupo: posición en el gobierno,

ideología de derecha y situados en países con destacados niveles de apoyo a la

democracia. En el segundo caso (2b), los partidos proceden de países con un grado

destacado de desarrollo, valoración positiva de la democracia (en términos de apoyo y

satisfacción con su funcionamiento) y un nivel relativamente bajo de interés en la

política.

Por lo que se refiere al último grupo de partidos, con posiciones moderadas en relación

con los 2 ejes considerados (grupo 3), cabe destacar tres atributos de cultura política que

predominan en este grupo: niveles inferiores al promedio regional de interés en la

6 Algunos trabajos sobre calidad democrática (Hagopian, 2005, Barreda, 2011) han considerado la satisfacción con el funcionamiento de la democracia como un indicador de responsiveness (esto es, de atención a las demandas ciudadanas). En este sentido, cabe esperar que una opinión favorable sobre el funcionamiento de la democracia esté asociada a una valoración favorable sobre la cuestión “los partidos representan bien a los votantes”.

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política, apoyo a la democracia y satisfacción con la misma. De manera que allí donde

se aprecian niveles más bajos de sofisticación política e integración en el sistema

político se detectan unas orientaciones más moderadas hacia el modo de representación,

tanto entre los votantes como entre los diputados.

El análisis que se acaba de realizar ha evidenciado, en la gran mayoría de los casos,

notables diferencias entre los partidos de un mismo país. Esto parece indicar que los

factores que explican la diferente posición de los partidos con respecto a la congruencia

entre diputados y votantes no son tanto de carácter nacional sino factores relativos a las

características de los partidos políticos y sus votantes. Si bien el análisis realizado es

descriptivo y sin una pretensión explicativa, ha indicado la influencia de algunas

variables destacadas en la literatura: dos variables relativas a los partidos políticos

(ideología izquierda-derecha y ubicación gobierno-oposición) y a la cultura política de

los ciudadanos (interés en la política, apoyo a la democracia y satisfacción con la

misma). De todas formas, estas consideraciones sobre la influencia de estas variables

deben ser tomadas como una primera aproximación; en absoluto, como conclusiones

definitivas. Deben servir a modo de hipótesis para futuros estudios sobre congruencia en

relación con la forma de representación en los que se examine con mayor rigurosidad la

capacidad explicativa de estas y otras variables.

6.- Conclusiones

En este paper se ha analizado la sintonía entre representantes y representados con respecto a los

modos de representación. La evidencia empírica disponible ha limitado la aproximación a este

objeto de estudio que todavía no ha sido examinado en la región latinoamericana. La atención se

ha centrado, específicamente, en valorar el grado de congruencia entre diputados y votantes con

respecto al focus de la representación. Existen otros trabajos sobre congruencia ideológica y

programática pero se sabe poco de la congruencia en materia de representación política. Aquí se

ha realizado una aproximación exploratoria.

El esquema utilizado para analizar el foco de la representación es la distinción entre

“representación desde arriba”, que antepone los intereses del partido (sus cuadros y/o sus

votantes), y “representación desde abajo” que prioriza los intereses de los electores (de todo el

país y/o de la circunscripción).

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El análisis de las actitudes de los parlamentarios pone de manifiesto que predomina una

concepción de la “representación desde abajo” que suele ser de tipo universal, aunque hay

parlamentarios que conciben su representación “desde abajo” con énfasis en el distrito. A partir

de dos preguntas de PELA se han clasificado a los partidos según este elemento. El grueso de

los partidos está orientado a la “representación desde abajo”, en contraste con un grupo de

partidos donde destaca un cierto componente de “representación desde arriba”, y un grupo de

partidos sin un perfil claro.

Por su parte, las valoraciones de los votantes mediante los datos de LAPOP muestran que los

partidos son clasificables atendiendo al grado de sensibilidad que los votantes atribuyen a sus

partidos en la representación de sus intereses. También aquí se han distinguido tres grupos de

partidos: los que contienen votantes que consideran que sus partidos tienen una orientación

“desde abajo”, los que valoran la labor de sus partidos como eminentemente “desde arriba”, y

un tercer grupo sin un componente claro.

Con estas tendencias de parlamentarios y votantes respecto al foco de la representación se ha

realizado un análisis espacial del grado de congruencia por partidos. Ello permite caracterizar a

los partidos a partir de la dirección de la representación (“desde abajo” o “desde arriba”) según

votantes y parlamentarios; así como según el grado de congruencia. Se han encontrado tres

escenarios: (1) partidos con altos niveles de congruencia, que puede ser tanto sobre la existencia

de una “representación desde arriba” como de una “representación desde abajo”; (2) partidos

con bajos niveles de congruencia; ya sea porque los ciudadanos presentan orientaciones de

“representación desde arriba”, mientras que los diputados se inclinan por orientaciones de

representación “desde abajo” o viceversa; (3) y partidos con nivel congruencia moderada entre

diputados y votantes.

Finalmente, el paper sienta las bases para un análisis futuro de tipo explicativo que

complemente la fotografía descriptivo-clasificatoria que aquí se ha realizado. En este sentido,

dos tipos de variables aparecen como posibles factores que afectan a los niveles de congruencia

en materia de representación: variables relativas a los partidos políticos (sobre todo,

ideología izquierda-derecha y posición en el gobierno o en oposición) y a la cultura

política de los ciudadanos (particularmente, interés en la política, apoyo a la democracia

y satisfacción con la misma). Esta será la tarea de la que nos ocuparemos en un futuro

trabajo.

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Referencias

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Anexos Variables utilizadas para caracterizar los grupos de partidos resultantes del análisis espacial sobre ejes de modos de representación (variables partidistas, individuales y sistémicas).

Partido en gobierno

Ideología izda-dcha

Cliente-lismo

Interés política

Apoyo democracia

Satisfacc. democracia

PIB per cápita

PJ_Arg Sí 3,94 18,01 34,61 5,99 68,84 12386,3

MAS_Bol Sí 1,89 18,9 26,93 4,76 48,63 2036,6

PPB_Bol No 4,83 18,9 26,93 4,76 48,63 2036,6

PT_Bra Sí 2,54 16,24 25,55 5,23 66,06 11186,3

PSDB_Bra No 4,44 16,24 25,55 5,23 66,06 11186,3

RN_Chi Sí 6,77 6,4 25,47 5,45 49,05 13307,5

PSUN_Col Sí 6,35 15,18 32,12 5,1 55,38 6496,4

PLN_Cri Sí 6 8,51 22,45 5,51 67,76 8013,8

PAC_Cri No 5,18 8,51 22,45 5,51 67,76 8013,8

PLD_Dom Sí 5,7 22,21 50,93 5,2 52,43 5503,7

PRD_Dom No 5,32 22,21 50,93 5,2 52,43 5503,7

PAIS_Ecu Sí 2,79 8,52 26,98 4,85 64,72 4914,5

PSP_Ecu No 5,23 8,52 26,98 4,85 64,72 4914,5

ARENA_Sal Sí 8,14 10,07 28,4 4,94 55,83 3501,7

FMLN_Sal No 1,96 10,07 28,4 4,94 55,83 3501,7

PP_Gua Sí 6,76 13,74 25,3 4,69 46,67 2931,6

LIDER_Gua No 4,42 13,74 25,3 4,69 46,67 2931,6

PN_Hon Sí 6,74 -- 30,55 4,15 52,64 2117,0

PL_Hon No 5,75 -- 30,55 4,15 52,64 2117,0

PAN_Mex Sí 6,47 16,67 32,48 5,08 46,43 9353,4

PRD_Mex No 3,57 16,67 32,48 5,08 46,43 9353,4

FSLN_Nic Sí 2,58 6,36 31,23 5,42 62,9 1602,8

PLI_Nic No 6,18 6,36 31,23 5,42 62,9 1602,8

CD_Pan Sí 6,71 17,79 25,41 5,45 67,27 8537,7

PRD_Pan No 6 17,79 25,41 5,45 67,27 8537,7

ANR_Par Sí 5,44 16,15 28,28 5,14 46,57 3185,5

GP_Per Sí 3,57 11,9 25,07 4,81 51,77 5288,3

F2011 No 5,95 11,9 25,07 4,81 51,77 5288,3

FA_Uru Sí 2,95 5,61 46,02 6,19 78,9 12333,3

PN_Uru No 5,88 5,61 46,02 6,19 78,9 12333,3

Promedio -- 5,00 13,17 30,50 5,14 58,13 6333,9 Nota: los valores de ideología oscilan en escala de 1 a 10; las respuestas sobre clientelismo corresponden a porcentajes de frecuentemente + rara vez; los porcentajes de interés son mucho + algo; la escala de valores de apoyo a democracia es 1-7; y los porcentajes de satisfacción con democracia son los de satisfechos + muy satisfechos. Fuente: elaboración propia a partir de datos de PELA (posición en escala izquierda-derecha), LAPOP (nivel de clientelismo, interés en la política, apoyo a la democracia y satisfacción con funcionamiento de democracia) y CEPAL (PIB per cápita).

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Siglas partidistas Argentina PJ Partido Justicialista

FAP Frente Amplio Progresista

Bolivia MAS Movimiento al Socialismo

PPB Plan Progreso para Bolivia

Brasil PT Partido de los Trabajadores

PSDB Partido de la Socialdemocracia Brasileña

Chile RN Renovación Nacional

Concertación Concertación de Partidos por la Democracia

Colombia PSUN Partido Social de Unidad Nacional

PV Partido Verde

Costa Rica PLN Partido de Liberación Nacional

PAC Partido Acción Ciudadana

R. Dominicana PLD Partido de la Liberación Dominicana

PRD Partido Revolucionario Dominicano

Ecuador PAIS Patria Altiva i Soberana

PSP Partido Sociedad Patriótica

El Salvador ARENA Alianza Republicana Nacionalista

FMLN Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional

Guatemala PP Partido Patriota

LIDER Libertad Democrática Renovada

Honduras PN Partido Nacional

PL Partido Liberal

México PAN Partico Acción Nacional

PRD Partido de la Revolución Democrática

Nicaragua FSLN Frente Sandinista de Liberación Nacional

PLI Partido Liberal Independiente

Panamá CD Cambio Democrático

PRD Partido Revolucionario Democrático

Paraguay ANR-PC Asociación Nacional Republicana

APC Alianza Patriótica para el Cambio

Perú GP Gana Perú

F2011 Fuerza 2011

Uruguay FA Frente Amplio

PN Partido Nacional

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¿Representantes X representados?

Representación política y responsiveness en el Cono Sur contemporáneo1

Michelle Fernandez2 André Coelho3

Angélica Abad4

Resumen

La representación política, a lo largo del tiempo, ha sido ejercida por representantes elegidos que componen los partidos políticos. De este modo, la vinculación con los electores constituye un desafío cada vez más importante. Bajo esta perspectiva, este articulo tiene como objetivo realizar una comparación entre los intereses de los representantes y las demandas de los representados a principios del siglo XXI en los países del Cono Sur. Trataremos de contestar a la siguiente pregunta de investigación: ¿son convergentes las demandas de la ciudadanía y los intereses de los representantes en los Congresos Nacionales en Argentina, Brasil, Chile y Uruguay? Para tanto analizaremos los datos de los surveys del Proyecto de Elites Parlamentares (PELA) de la Universidad de Salamanca, y de la Cooperación Latinobarómetro, que entrevista la ciudadanía, para dos puntos temporales en cada uno de los países. Buscaremos comparar las actuaciones de los representantes democráticamente elegidos con las opiniones de los electores. Por lo tanto, los principales objetivos del análisis son percibir si existe responsiveness en la actuación de los representantes, es decir, sincronización entre los intereses de estos y las demandas de los representados, además de observar en cuáles aspectos dicha sincronización se presenta de forma más contundente.

Palabras claves: Responsiveness, representación política, partidos políticos, electores, Países del Cono Sur .

                                                        1 Agradecemos a la Corporación Latinobarómetro y al Programa de Elites Parlamentarias de América Latina de la Universidad de Salamanca la disponibilidad de los datos. El uso e interpretación de los mismos es responsabilidad única de los autores.  2 Michelle Vieira Fernandez es Doctora en Ciencia Política por la Universidad de Salamanca. Actualmente es investigadora y profesora colaboradora en el Departamento de Ciencia Política de la Universidad Federal de Pernambuco. E-mail: [email protected] 3 André Luiz Coelho es Doctor en Ciencia Política por el Instituto de Estudios Sociales y Políticos de la UERJ. Actualmente es profesor de la Universidad Federal del Estado de Rio de Janeiro. E-mail: [email protected]. 4 Angélica Abad es candidata a Doctora en Ciencia Política y Máster en Ciencia Política por la Universidad de Salamanca. Licenciada en Estudios Internacionales por la Universidad del Azuay. Becaria de la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Información -SENESCYT- del Gobierno de Ecuador. E-mail: [email protected] 

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  2 

Representatives X Represented?

Political representation and responsiveness in contemporary Brazil Abstract Elected representatives who comprise political parties have exercised political representation, throughout time. In such manner, the link with voters becomes an ever more important challenge for parties. Under such perspective, this article aims at conducting a comparison between the interests of representatives and the demands of the represented in the early twenty-first century in Southern Cone States. We will try to answer the following research question: are the demands from the citizenship convergent with the interests of the representatives from the National Congress in Argentina, Brazil, Chile and Uruguay? In order to answer this question we will use data for two time points in each country from the surveys of Proyecto de Elites

Parlamentares (PELA) from Salamanca University and from the Latinobarómetro Cooperation, which interviews the citizenship. We will seek to compare the actions of the democratically elected representatives with their voters’ opinions. The main analytical aims are, thus, to understand whether there is responsiveness in the actions of representatives, that is, a synchronization between the representatives’ interests and the demands of the represented, as well as the intensity of this synchronization and in which areas it shows itself stronger. Keywords: Responsiveness; political representation; political parties; voters; Southern Cone States.

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A key characteristic of democracy is the

continuing responsiveness of the government to

the preferences of its citizens, considered as

political equals. (Robert Dahl, Polyarchy, p. 1)

1. Introducción

La representación política es un tema de recurrente discusión en la ciencia política

contemporánea. Con la ascensión de gran cantidad de manifestaciones populares en

Latinoamérica, surgen diversas cuestiones sobre la representación política en la

región, una vez que la representación es esencialmente una relación entre

representante y representado. Es decir, ¿se estarán sintiendo menos representados los

ciudadanos, ya que están saliendo de sus casas para decir lo que quieren? Bajo esta

perspectiva, y como primera aproximación al tema, este artículo tiene como objetivo

realizar una comparación entre los intereses de los representantes y las demandas de

los representados a principios del siglo XXI en Argentina, Brasil, Chile y Uruguay.

Trataremos de contestar a la siguiente pregunta de investigación: ¿son convergentes

las demandas de la ciudadanía y los intereses de los representantes en el Congreso

Nacional de los países del Cono Sur?

Para contestar a esta pregunta analizaremos los datos de los surveys del Proyecto de

Elites Parlamentares (PELA) de la Universidad de Salamanca para dos puntos

temporales, 2004 y 2008 en Argentina, 2005 y 2010 en Brasil, 2006 y 2010 en Chile,

y 2005 y 2010 en Uruguay, y de la Cooperación Latinobarómetro, que entrevista la

ciudadanía, en 2005 y 2010 para Argentina, Brasil, Chile y Uruguay. Buscaremos

comparar las actuaciones de los representantes democráticamente elegidos con las

opiniones de los electores. Para este primero estudio será realizado un análisis por

medio de la presentación de estadística descriptiva. Así, los principales objetivos del

análisis son percibir si existe responsiveness en la actuación de los representantes, es

decir, sincronización entre los intereses de los parlamentarios y las demandas de los

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electores, además de observar en cuáles aspectos dicha sincronización se presenta de

forma más contundente.

De esta forma, creemos que las principales contribuciones de ese articulo consisten

en: 1) unir dos surveys relativamente conocidos sobre el tema de la representación

política en América Latina – PELA y Latinobarómetro – y analizar específicamente

los casos del Cono Sur; 2) realizar la conexión entre dos tradiciones ya consolidadas

de investigación en América Latina – los surveys sobre la opinión de las elites

parlamentarias realizada por el PELA y los surveys de opinión ciudadana realizados

por el Latinobarómetro – en un único trabajo, buscando analizar la relación entre

representantes y representados;5 3) ubicar la discusión sobre responsiveness en el

escenario actual de descontentamiento que ha inundado Latinoamérica en los últimos

años.

El artículo no va a focalizar en la mediación realizada por los partidos políticos, sino

en la relación-conexión directa entre representantes y representados, por cuestiones

metodológicas sobre el tipo de datos analizados en ese trabajo y por la conformación

del sistema electoral de alguno de los casos observados6.

Así, como será presentado en las líneas que siguen, observamos un alejamiento entre

las opiniones de representantes y representados, lo que incidiría negativamente en la

calidad de la representación política e, incluso, de la democracia en estos países7.

Por lo tanto, el presente artículo está divido de esta forma: en esta primera parte

introducimos el articulo. En el segundo apartado discutiremos brevemente el origen y

las principales características del concepto de representación política, para luego tratar

                                                        5 Hace falta mencionar la originalidad del trabajo de Otero y Zepeda (2010), que ha hecho una comparación entre dos bases de datos en los moldes de lo que realizamos en este artículo. Los referidos autores realizan una investigación comparando el tema de la congruencia ideológica en diversos países de América Latina, llegando a resultados muy interesantes que también van a ser discutidas a lo largo de este articulo. 6   Consideramos el sistema de lista abierta practicada en Brasil, que permite que el elector escoja directamente su parlamentario, en un cálculo que no está necesariamente vinculado al partido político del respectivo candidato. La hipótesis subyacente a ese argumento sería la de que el elector escogería el candidato que presenta la mayor proximidad con su opinión e intereses. 7 Moisés y Carneiro (2008) afirman que el matrimonio entre desconfianza y insatisfacción con los resultados del proceso político ha sido apuntado en encuestas del Latinobarómetro como perjudicial al apoyo a la democracia en América Latina. 

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  5 

de los principales aspectos de la crisis de representación. Dentro del gran abanico que

nos presenta la representación política, hemos concentrado fuerzas para entender el

concepto de responsiveness, fundamental para pensar la comparación entre la opinión

de los representantes y la demanda de los representados, que serán expuestos en la

sección siguiente. Así, en la tercera parte de ese manuscrito analizamos los datos

mismos. Y, finalmente, cerramos el artículo con algunos apuntes a modo de

conclusión.

2. Aproximaciones a la discusión sobre representación política

El concepto de representación política es uno de los elementos claves en la historia de

la ciencia política moderna y, por eso, este es un tema debatido por innúmeros

autores. Inicialmente, hace falta decir que toda la discusión teórica sobre el concepto

de representación demuestra la dificultad de las posibilidades de definición de este

concepto, extremadamente complejo, debido a los múltiples significados posibles, por

veces demasiado abstractos. De acuerdo con Pitkin (2006), existen algunas

posibilidades semánticas para el concepto de representación y su familia de palabras.

Para dicha autora, la representación es, en gran medida, un fenómeno cultural y

político, un fenómeno humano (Pitkin, 2006: 15).

En las democracias occidentales, generalmente, se identifica las asambleas

parlamentarias periódicamente elegidas como la expresión concreta de la

representación política. El sentido de la representación estaría en la posibilidad de

controlar el poder político, atribuida a quien no puede ejercer personalmente el poder,

definiendo esta acción como un mecanismo político particular para la realización de

una relación de control (regular) entre gobernantes y gobernados (Bobbio, 1996).

Podemos identificar cuatro elementos o instituciones que caracterizan la democracia

representativa, es decir, a) la designación de gobiernos a través de elecciones

periódicas; b) la relativa independencia de los gobernantes con relación a los

gobernados; c) la posibilidad que los gobernados tienen de expresar opiniones y

preferencias sin coerción de los gobernantes; y d) la posibilidad de someter las

decisiones gubernamentales al debate público (Manin, 1995).

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  6 

Inscrita en el debate contemporáneo, Pitkin (1967: 144) afirma que “representación

significa construir la presencia de alguna ‘cosa’ que nunca será literalmente presente.

El acto de representar está más presente en las acciones del representante que en las

características personales del mismo”. Así, de forma general, la principal polémica en

el debate contemporáneo relativa al concepto de representación política puede ser

dividida en dos polos opuestos – se trata de la discusión entre las posibilidades

inherentes a los conceptos de mandato independiente y mandato vinculado. La

mandate theorist considera el representante como mero agente, un delegado, un

sustituto subordinado de aquellos que le votaron. Ya la independence theorist ve el

representante como un agente libre, un depositario, un expert que hace mejor su

trabajo solo. Él no puede solamente reflejar el deseo general ya que eso es imposible

(Pitkin, 1967).

Otra manera de clasificar la representación política es observando además de la

actuación del representante, el rol del representado en el binomio elector-elegido

(Dahl, 1989). Así, de un lado, tendríamos aquellos que creen en la necesidad de

inclusión de diversos grupos constitutivos de la sociedad por medio de mecanismos

pluralistas, defensores de una total responsiveness de los representantes junto al

electorado, como si el agente fuera portador de una delegación para representar

directamente los deseos del principal, con poca libertad de acción. Por otro lado,

estarían aquellos que consideran que una vez escogido el representante por medio del

sufragio, este debe tener total libertad de acción en sus actos, interviniendo en defensa

del interés de sus representados, pero sin la obligación de prestar cuentas a os mismos

o buscar representar sus deseos, ya que actuar de dicha manera sería un claro

impedimento a la libertad de acción. En el punto extremo estarían aquellos que no

creen en la posibilidad de representación efectiva, afirmando que siempre existirá una

elite, clase dirigente o aristocracia que comandará el juego político, impidiendo

cualquier tipo de representación en dicho juego (Dahl, 1989).

Finalmente, de acuerdo con Otero y Zepeda (2010), existirían dos abordajes teóricos

predominantes para el estudio de la representación política. El primero, más

tradicional, considera primordialmente la representación electoral, es decir, cómo los

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  7 

votos se transforman en escaños en el parlamento. Ya el segundo, acerca de la

“congruencia política”, pone su foco en la investigación empírica sobre la capacidad

de los políticos en responder a las preferencias de los ciudadanos.

Asimismo, la existencia de la conexión entre ciudadanos y sus representantes y cómo

dicha conexión sucede en los sistemas políticos constituye una de las dimensiones

claves para la conquista de una democracia de calidad. Además, la referida conexión

puede contribuir para la durabilidad y legitimidad de las democracias, ya que

ampliarían la percepción de los ciudadanos en relación a la actuación de sus agentes

políticos. Uno de los aspectos más importantes para la solidez del régimen, según

Hagopian y Mainwaring (2005), sería exactamente la calidad de la representación

política. Santos y Ranulfo (2004) agrega como postulado: cuanto más plurales e

institucionalizados son los instrumentos de representación y la participación política,

más estable será el régimen democrático.

2.1 Presidencialismo y representación

Las instituciones que componen el presidencialismo también condicionan la

representación política. De acuerdo con Colomer y Negretto (2003: 53), una de las

ventajas del presidencialismo serían las formas personalizadas de representación

proporcional para la cámara baja (o única) del congreso. Para los autores, la

consecuencia de este tipo de regla electoral es el hecho de que los actores políticos

seleccionan determinadas instituciones no para aumentar su eficiencia social, sino

para maximizar la probabilidad de ganar cargos y ejercer influencia sobre las políticas

públicas cuando elegidos. De esta manera, los actores sostienen que los representantes

actuarían según la clave del “office seeking”, buscando como principal objetivo de su

mandato conseguir la reelección o algún otro cargo dentro de la burocracia estatal, en

detrimento del llamado “policy seeking”, que tiene como meta más importante la

implementación de políticas públicas efectivas y consonantes con sus promesas de

campaña.

Otro importante factor a ser considerado para el análisis de la representación política

en la región consiste en la definición del poder de agenda de los parlamentarios en

especial en el “presidencialismo de coalición” (Abranches, 1988). Este tema ha sido

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muy discutido por Amorim Neto (1998); Figueiredo y Limongi (1999); Chasquetti

(2001); Cheibub (2002); Negretto (2003); Badillo (2007) y Albala (2009), entre otros.

El foco de esta literatura es la formación de gabinetes presidenciales. El proceso de

construcción de las coaliciones de gobierno debería buscar siempre superar el

conflicto entre Ejecutivo y Legislativo, a través de la acción estratégica de los

presidentes en la formación de sus ministerios. La constitución y la duración de las

coaliciones de gobierno estarían directamente condicionadas en función de los

acuerdos establecidos entre el Jefe del Ejecutivo y los partidos con escaños en el

Parlamento. Dichos acuerdos involucran necesariamente la distribución de plazas

ministeriales a personas indicadas por los partidos de la coalición y en contrapartida el

apoyo de estos a la agenda propuesta por el gobierno al Congreso.

De este modo, los constreñimientos institucionales de un sistema presidencialista

multipartidista, sumado a la necesidad de interacción de la coalición con el Ejecutivo,

podrían afectar a la decisión de los parlamentarios en proponer legislación, de modo

que su compromiso con los electores podría ser afectado por tales mecanismos. De

este modo, en el lugar de una agenda deseada, los legisladores podrían optar por una

agenda posible - más conservadora con relación a sus promesas electorales - para que

efectivamente sus proyectos de ley pudiesen ser apreciados por el plenario y

eventualmente aprobados.

Cheibub (2002) y Colomer y Negretto (2003: 33) tratan también sobre el trade off

entre representación y gobernabilidad, que está presente cuando reflexionamos sobre

las relaciones entre Ejecutivo y Legislativo y poderes de agenda en lo que concierne a

la organización del Congreso. Existen dos caminos posibles para este trade off. El

primer restringe la representación limitando la variedad de posibilidades inherentes al

proceso político en si mismo. La utilización de leyes que restringiesen la organización

partidista y reorganizasen el sistema electoral acabaría reduciendo el número de

partidos, buscando aumentar el poder del Ejecutivo en obtener apoyo legislativo

substancial y consecuentemente, el aumento de la gobernabilidad. El otro camino

permitiría más posibilidades al proceso político, a la vez que limitaría el papel que la

representación individual posee en la deliberación y en el proceso decisorio.

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  9 

2.2 ¿Crisis de representación política?

Tras exponer brevemente algunas de las principales características del concepto de

representación política y de vincularlo al presidencialismo, trataremos, en este

apartado, de la crisis de representación mirando hacia los países del Cono Sur.

Inicialmente, es necesario hacer hincapié en el hecho de que la democracia en los

países analizados todavía es relativamente joven, con poco más de dos décadas de

instauración y, consecuentemente, aun tiene por delante un largo camino en la

dirección de una mejor relación entre representantes y representados.

El regreso gradual a la democracia desde finales de los años 1980 y la llegada de las

reformas políticas y económicas han caracterizado la emergencia de un nuevo

momento para estos países. El optimismo de las promesas de mejoría en las

condiciones de vida llevó los ciudadanos a creer en la mediación realizada por la

política a través de la elección de sus representantes, miembros del Ejecutivo y del

Legislativo, para mandatos fijos. Sin embargo, a lo largo de la década de 1990 y de la

primera mitad de los años 2000 lo que se ha visto fue justamente lo contrario:

empeoramiento de los indicadores sociales y mantenimiento de la desigualdad, lo que

ha impulsado, en buena medida, el desencantamiento con la democracia y con los

resultados de los sistemas económicos. Encuestas de opinión – como las realizadas

por el Latinobarómetro – han identificado el desagrado de los ciudadanos con las

llamadas “promesas no cumplidas”.

A lo largo del tiempo se nota, también, un cambio en el perfil de los políticos. Dicho

cambio influye en las variaciones en la relación entre representantes y representados.

Fenómenos políticos recientes, como el declive de las organizaciones partidistas

tradicionales y la creación de nuevas formaciones políticas, la transformación de los

sistemas de partidos y la emergencia de nuevos liderazgos hace necesario repensar el

papel de los políticos como actores individuales en el funcionamiento de los sistemas

políticos, en la relación representante-representados y, consecuentemente, en el

rendimiento de la democracia8 (Cabezas, 2011: 223).

                                                        8 Para entender el cambio en el perfil de los diputados y, sobre todo, la discusión sobre la profesionalización de la política véase Alcántara (2013); Cabezas (2012; 2011). 

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  10 

Además, es inevitable la necesidad del análisis de la calidad de la representación

política y, aún, de la democracia en América Latina y en los países del Cono Sur en

los días de hoy, marcado entre otras características por el alegado divorcio

contemporáneo entre representantes e representados que apunta la literatura del área –

la llamada crisis de representación política (Mainwaring, 2006). Un ejemplo de esta

aparente falta de conexión puede ser constatado en las “Jornadas de junio” de 2013 en

Brasil, que consiste en una serie de protestas en todo el país exigiendo cambios

sustantivos en la política y en la acción de los representantes.

Como afirma Bezerra (2008: 416), la democracia en las sociedades actuales no logra

resolver el problema de la distancia entre representantes y representados, entre los

actores políticos institucionalizados y la sociedad civil. La apatía y la distancia entre

representantes y representados permanece en la lista de las amenazas constantes a la

perennidad de la democracia.

De acuerdo con Almeida (2012: 36):

¿La representación política está en crisis o apenas transformándose? Esa es una cuestión motivada por las recientes manifestaciones empíricas de descontentamiento con la democracia representativa que parecen reforzar el sentimiento de crisis de legitimidad de la representación. Las señales más visibles de la crisis son la abstención electoral; el vaciamiento de los partidos políticos; la presencia de liderazgos personales y plebiscitarios y la desconfianza del ciudadano en la clase política y en las instituciones (CHANDHOKE, 2005; ANKERSMIT, 2002). Ese no es un fenómeno aislado, sino que está presente en diferentes países y sistemas representativos, salvaguardadas las especificidades de cada trayectoria histórico-política.

Baquero (2008: 395), además, agrega a la discusión la idea de que la ausencia de

algunas condiciones, tales como la atención a derechos, la satisfacción del ciudadano

con la política gubernamental y la posibilidad de influencia en el proceso decisorio,

puede contribuir para que haya un círculo vicioso, donde la construcción de

representaciones del ciudadano sobre la democracia está influenciada por “una

memoria empírica que no proporciona credibilidad a los partidos, al gobierno o al

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legislativo y que, con el tiempo, se materializa en una memoria colectiva de

desvalorización de la política fundamentada en procedimientos o métodos”.

2.3 Baja responsiveness

Inserido en este panorama de crisis de representación, avalar el responsiveness es una

preocupación legitimada. Cuando las acciones de un representante son vinculadas al

responsiveness quiere decir que la máxima de la representación ha sido alcanzada, es

decir, el representante actúa genuinamente en nombre de sus representados. De este

modo, y de acuerdo con lo que Manin et al (2006:107) llaman de “representación por

mandato”, el responsiveness se manifiesta si los partidos y sus candidatos informan

verdaderamente a sus electores sobre sus intenciones y, luego, realizan dichas

intenciones de la mejor manera para los electores sobre las circunstancias dadas.

Según Stokes (2001), una de las características generales de las elecciones, de acuerdo

con la teoría que defiende la máxima responsiveness de los representantes hacia los

representados, consiste en que, antes de las elecciones, partidos y candidatos revelen

sus intenciones, presentando decisiones y políticas públicas que adoptará caso lleguen

al poder. Desde la segunda mitad del siglo XVIII, los políticos utilizan los manifiestos

de campaña como vehículo para la publicidad de sus intenciones, del mismo modo

que el uso de los discursos, debates y otros medios. De esta manera, generan

expectativas del electorado sobre como su gobierno actuaría en determinadas

cuestiones, en contrapunto con las propuestas de sus adversarios. Así, los electores

pueden escoger sus representantes de acuerdo con la plataforma política que más le

agrada.

Bajo esta perspectiva, Stokes (2001) concibe tres tipos de acción política de los

representantes: 1) representantes que coinciden sus creencias con la del elector medio,

compiten revelando sus verdaderas intenciones y actúan de acuerdo con estas cuando

llegan al poder; 2) representantes que no coinciden sus creencias con las creencias del

elector medio, pero creen que sus preferencias personales no sobrepujarían las

preferencias de los electores a punto de inducir un cambio electoral, sin embargo, si

tomamos en cuenta la opinión de su gabinete, pueden implementar políticas

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consistentes con los mensajes de campaña; y 3) representantes que ocultan sus reales

intenciones durante la campaña y después de elegidos toman un camino opuesto al

sugerido, implementando políticas que creen ser mejores que las pretendidas por su

electorado.

De este modo, los representantes que esconden sus reales intenciones y las modifican

posteriormente pueden ser caracterizados como no responsivos, ya que, actúan contra

la opinión de sus representados. Sin embargo, estos mandatarios pueden estar

procediendo de acuerdo con lo que creen ser lo mejor para su electorado. Por lo tanto,

pueden efectivamente estar representando su constituency.

Las principales causas de violación de los mandatos conferidos por el electorado a sus

representantes, aun según Stokes (2001), son: 1) conflictos de creencia entre políticos

y electores; 2) elecciones competitivas; 3) incertidumbres sobre el voto; 4) políticas

públicas con efectos incierto; 5) partidos políticos recientes; y 6) gobiernos con apoyo

de coaliciones minoritarias.

De acuerdo con Pitkin (1972), es posible afirmar que la acción de los representantes

que insisten en disputas con el electorado estaría lejos del concepto de mandato

vinculado de representación. En otras palabras, dicha acción se caracteriza como de

baja responsiveness de los mandatarios hacia su constituency. Así, la actuación de

estos se aproxima más de la visión conservadora de mandato independiente - que

considera que una vez escogido el representante por intermedio del sufragio, este debe

tener total libertad de acción en sus actos, ejerciendo el sentido común para actuar en

la defensa del interés de los representados. Los políticos elegidos no estarían, por lo

tanto, obligados a rendir cuentas o aun tratar de representar los deseos del electorado,

ya que eso sería un claro impedimento a su libertad de acción. El mandato

independiente, de esta forma, se alejaría de la idea de representación por rendición de

cuentas, por un lado, y de la idea de representación por mandato, por otro lado (Manin

et al, 2006).

Przeworski et al (1999) hace referencia al rol del responsiveness en la representación.

La representación es una relación establecida entre intereses y resultados. Podemos

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afirmar que un gobierno es responsivo cuando implementa políticas vinculadas a las

indicaciones emitidas por los electores. Este gobierno responsivo, entretanto, puede

no ser representativo si los resultados obtenidos por las políticas escogidas no

convergieren para los intereses de los representados. Es decir, la correspondencia

entre representación y responsiveness solamente ocurre si el elector tiene las

informaciones necesarias para escoger la política que realice sus intereses, procese

correctamente estas informaciones y si el gobierno es competente para implantarlas.

Seguramente que algunas de estas condiciones pueden estar ausentes, permitiendo una

disonancia entre representación y responsiveness. Por lo tanto, el rol del

responsiveness en la representación es mantener la genuina correspondencia entre

voluntad y necesidad de los representados y acción de los representantes.

Tras la discusión desarrollada anteriormente, podemos definir la capacidad de

respuesta en el contexto de un sistema, o responsiveness, como el resultado que se

puede lograr cuando los representantes elegidos democráticamente son conscientes

del papel que asumen y tratan de responder apropiadamente a las expectativas

legítimas de los electores. Y, por lo tanto, la baja responsiveness es la debilidad

establecida entre las expectativas de los representados y la actuación de los

representantes.

3. Representantes y representados en el Cono Sur

Tras analizar el concepto de representación política, las dificultades para volver

efectiva la misma y la conexión entre representantes y representados, en esta sección,

presentamos y analizamos una primera aproximación a los datos de los surveys del

Proyecto de Elites Parlamentares (PELA) de la Universidad de Salamanca y de la

Corporación Latinobarómetro, que entrevista la ciudadanía. Los datos de los surveys

del PELA han sido observados en dos puntos temporales, 2004 y 2008 para

Argentina, 2005 y 2010 para Brasil, 2006 y 2010 para Chile, y 2005 y 2010 en

Uruguay. Para los datos de la Cooperación Latinobarómetro han sido utilizados los

años 2005 y 2010 para Argentina, Brasil, Chile y Uruguay. Si bien la serie temporal

de Latinobarómetro está disponible desde 1995, para el periodo 1995-2004 no se

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encontraron encuestas a diputados del Congreso Nacional con información sobre

opiniones, actitudes y percepciones de los legisladores comparables con aquellas

preguntas realizadas en las encuestas de opinión9. Los datos del PELA corresponden a

los periodos legislativos 2002-2006 y 2007-2011, ambas muestras fueron tomadas

hacia el final de las legislaturas. Para el presente artículo, analizamos los siguientes

temas: 1) eficacia política de los representantes y intereses de representación; 2)

Confianza institucional; 3) Problemas más importantes del país y; 4) Posición

ideológica.

3.1 Eficacia política de los representantes e intereses de representación

Los datos de Latinobarómetro y PELA para los años 2005 y 2010 muestran que existe

una gran brecha entre la percepción de los ciudadanos sobre la eficacia política de sus

representantes y los intereses de representación de los mismos10, hecho que constituye

un importante problema para la representación política en los países observados.

En general la ciudadanía tiene una percepción negativa de sus representantes. El 69%

de los encuestados en la oleada de 2005 y el 57% en la de 2010 se manifiestan de

acuerdo con la idea de que su país “está gobernado por unos cuantos grupos

poderosos en su propio beneficio”. El análisis de las tablas de contingencia apunta a

que la percepción de eficacia de los representantes varía de según el punto temporal

observado (Χ = p = .000).

En Argentina priman las percepciones negativas, con el 81% y el 84% de encuestados

en 2005 y 2010, afirmando que en su país el gobierno beneficia a unos pocos. Lo

mismo sucede con Chile, donde el número de encuestados de acuerdo con esa frase

supera el 65% en ambos años. Por el contrario, la opinión de los brasileños evoluciona

positivamente de un quinquenio a otro: la proporción de individuos a favor de la idea

de que el país está gobernado para y por unos pocos en 2010 es 30 puntos menor que

                                                        9 Es importante comentar que, reconociendo la limitación que nos imponen los datos, aunque nos enfrentemos al responsiveness, no observamos el resultado de las acciones de los representantes (outputs) sino que tratamos de percibir la correspondencia – o la ausencia de ella – entre las opiniones y los deseos políticos de diputados, por un lado, y de la ciudadanía, por otro. 10 La eficacia política (externa) se define como el grado en que las personas creen que sus gobernantes responden a sus necesidades y toman en cuenta sus intereses (Torcal, M. y J. R. Montero, 2006). 

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en 2005. En tanto que Uruguay es el país con la clase política mejor valorada, en 2005

y 2010 sólo una proporción minoritaria estuvo de acuerdo con dicha frase (el 44% y el

32% respectivamente).

Para los diputados en cambio, la importancia otorgada a la opinión de los electores y

la ciudadanía en general varía según el país y la legislatura, siendo Argentina y Brasil

los países con mayores diferencias entre los diputados. En Argentina, durante la

legislatura 2003-2007, el 70% de los diputados afirmó tener mucha consideración por

la opinión de los electores de su circunscripción al momento de tomar sus decisiones.

En la legislatura 2007-2011 en cambio, solo el 42,2% de los comparte esta

afirmación.

En Brasil 71,6% de los diputados del primer periodo legislativo (2003-2007) y 49,2%

del segundo (2007-2011) dijeron que la opinión de los electores de su circunscripción

les importaba mucho. Aunque de forma menos acusada la actitud de los diputados

chilenos y uruguayos también sufre un descenso entre una encuesta y otra.

En chile, 75,9% de los diputados encuestados para el periodo legislativo 2006-2010,

afirmaron considerar mucho a los electores de su circunscripción al momento de

tomar sus decisiones, en el periodo 2010-2014, el 59,3% mantiene esa misma opinión.

La primera encuesta realizada en Uruguay, para la legislatura 2005-2010, indica que

el 63,4% consideraba mucho la opinión de los electores, en la segunda, para la

legislatura 2010-2015, este porcentaje fue del 44,7%.

En general se puede apreciar una brecha entre la opinión de los ciudadanos respecto a

los intereses que defienden sus representantes y la importancia otorgada por los

propios diputados a la opinión de sus electores. Ahora, resulta llamativo que en los

países con mayores diferencias en la opinión de los legisladores, sean también los

países en donde la opinión de la ciudadanía ha cambiado más, aunque no siempre en

el mismo sentido.

En Argentina, por ejemplo, donde la diferencia en la opinión de los diputados entre

una y otra encuesta es de 28 puntos, la opinión de los ciudadanos empeora. Mientras

que en Brasil donde la diferencia es de 22 puntos, la percepción de la ciudadanía

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mejora. En Chile, donde la diferencia entre los diputados de ambas legislaturas es de

17 puntos, la menor de todos los países, los ciudadanos mantienen una percepción

negativa. Y en Uruguay, donde la diferencia es de 19 puntos, la opinión de los

ciudadanos mejora.

3.2 Confianza institucional

La confianza institucional como muestra de la percepción de los individuos sobre la

capacidad de las instituciones, ha sido uno de los temas más divulgados y debatidos

entre las encuestas de opinión pública en general y en los informes de

Latinobarómetro en particular, y también uno de los temas recogidos en las encuestas

de PELA. Los datos de ambas encuestas reflejan la existencia de diferencias en los

niveles de confianza depositados en las instituciones entre ciudadanos y legisladores.

En general son pocos los ciudadanos con opiniones favorables hacia las instituciones

representativas – parlamento y partidos. En promedio solo el 7,5% de los encuestados

en 2005 y en 2010 afirman tener mucha confianza en el parlamento; en el caso de los

partidos esta proporción ronda el 3%. Nuevamente son los argentinos y los brasileños

quienes expresan las peores opiniones y los uruguayos los que presentan las actitudes

menos cambiantes (Χ = p = .000).

En 2005, el 35,9% de brasileños y el 28,2% de los argentinos afirmaron desconfiar

totalmente del congreso. Estas cifras contrastan con el 18,3% de chilenos y el 9,5% de

uruguayos que manifestaron la misma opinión. En 2010 la desconfianza de argentinos

y brasileños disminuye pero sigue estando en niveles bastante más altos que los

encontrados en Chile y en Uruguay: el porcentaje de individuos que afirman no tener

ninguna confianza en el parlamento es del 18,5% en Argentina, 21,3% en Brasil,

13,5% en Chile y 10,8% en Uruguay.

Entre los legisladores ocurre algo similar. En general, la mayor parte de encuestados

afirma tener bastante o poca confianza en los partidos y el parlamento, con excepción

del caso uruguayo en donde priman las opiniones favorables. Al igual que lo

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observado entre la ciudadanía, los diputados argentinos y brasileños son los que

expresan peores valoraciones.

Tabla 1. Confianza de los legisladores en los partidos políticos (%)

Argentina Brasil Chile Uruguay

Partidos políticos Partidos políticos Partidos políticos Partidos políticos

Año 1 Año 2 Año 1 Año 2 Año 1 Año 2 Año 1 Año 2

Mucha 5,1 2,9 5,2 5,1 5,6 10,5 29,6 48,9

Bastante 31,2 68,9 46,3 46,0 56,7 65,1 63,6 48,6

Poca  59,6 28,2 41,0 42,0 36,7 23,3 5,7 2,5

Ninguna 4,0 0,0 5,2 6,9 1,1 1,2 1,1 1,2 Fuente: Elaboración propia en base a datos del PELA.

Tabla 2. Confianza de los legisladores en el parlamento (%)

Argentina Brasil Chile Uruguay

Parlamento Parlamento Parlamento Parlamento

Año 1 Año 2 Año 1 Año 2 Año 1 Año 2 Año 1 Año 2

Mucha 17,2 12,1 28,4 18,6 14,4 34,9 36,3 48,0

Bastante 49,3 74,3 48,5 66,9 58,9 53,5 60,2 49,5

Poca  32,4 13,5 20,1 11,1 26,7 11,6 3,5 2,5

Ninguna 1,1 0,0 1,2 3,5 0,0 0,0 0,0 0,0 Fuente: Elaboración propia en base a datos del PELA.

Por lo tanto, al igual que con la eficacia política, la actitud de los ciudadanos hacia el

parlamento los dos puntos temporales es principalmente negativa. Lo mismo sucede

con la opinión de los legisladores. Entre los cuatro casos observados el desviante es

Uruguay con evaluaciones más positivas a favor de las instituciones tanto para los

ciudadanos como para los legisladores.

3.3 Problemas más importantes del país

Los datos de Latinobarómetro y PELA para las dos series temporales presentado

adelante, muestran diferencias entre las opiniones de ciudadanos y diputados

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encuestados sobre los principales problemas que afectan al país en los casos

observados. Si bien existe coincidencia respecto a la gravedad de ciertos temas –

específicamente lo relacionado con la inseguridad, la delincuencia y la violencia – en

la mayor parte de los casos las opiniones de ambos grupos divergen.

Figura 1. Problemas más importantes percibidos por la ciudadanía, repuesta

agregada (Argentina, Brasil, Chile y Uruguay).

 

0%

5%

10%

15%

20%

25%

30%

35%

40%

Desempleo e

inestabilidad

laboral

Corrupción Inseguridad y

delincuencia

Salud Políticos Pobreza y

desigualdad

Educación Económicos Problemas

sociales

2005 2010

 Fuente: Elaboración propia en base a datos del Latinobarómetro.

Observando los datos de los países de forma agregada, percibimos que la pobreza e

inestabilidad labora, la inseguridad y delincuencia, y la pobreza y desigualdad son las

tres categorías de problemas que mantiene la preocupación de la ciudadanía en 2005 y

2010. Sin embargo, temas como la economía han ocupado más la mente de la gente

en 2010 comparando a 2005, del mismo modo que los problemas sociales. Y, a pesar

de todos los problemas con la corrupción en ambos años la preocupación referente a

este tema se mantiene baja en los países analizados.

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Tabla 3. Problemas más importantes percibidos por la ciudadanía de acuerdo al

país en 2005 y 2010 (porcentaje de respuesta)

2005 2010 2005 2010 2005 2010 2005 2010

Desempleo e inestabilidad laboral 34,5% 19,9% 28,5% 16,7% 33,7% 23,0% 49,8% 22,3%

Corrupción 7,0% 2,5% 20,1% 3,0% 2,8% 1,5% 0,6% 0,8%

Inseguridad y delincuencia 13,5% 37,5% 11,0% 21,6% 28,8% 22,5% 4,2% 34,1%

Salud 2,5% 0,6% 8,8% 28,9% 5,3% 7,1% 1,1% 1,2%

Políticos 8,6% 4,8% 8,4% 1,6% 3,1% 2,2% 2,9% 2,4%

Pobreza y desigualdad 5,3% 9,0% 6,9% 6,1% 11,4% 15,4% 10,1% 12,2%

Educación 6,2% 5,5% 4,6% 11,9% 4,0% 5,4% 1,0% 3,4%

Económicos 2,3% 13,9% 2,1% 1,2% 5,5% 4,0% 0,6% 12,7%

Problemas sociales 15,6% 0,9% 1,2% 2,4% 4,1% 6,0% 22,6% 2,7%

Ninguno 0,4% 0,3% 0,3% 0,3% 0,2% 0,3% 0,6% 0,6%

NS/NC 4,0% 8,1% 1,2% 6,6%

Otro 5,1% 6,3% 12,6% 7,6%

UruguayChile BrasilArgentina

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Latinobarómetro.

 

Cuando los datos para la ciudadanía son indicados por países, se observa que el tema

de la inseguridad y delincuencia se mantiene en primer lugar, en 2010, en Argentina,

Brasil y Uruguay. En Chile esta es una preocupación que comparte la posición más

importante con el desempleo e instabilidad labora. Ya en 2005, en los cuatro países, el

tema más importante ha sido el desempleo e la instabilidad labora. Se nota que

solamente en Brasil, en 2005, el tema de la corrupción ha ocupado un lugar

importante en la percepción de la ciudadanía, con el 20,1%. Seguramente eso estará

vinculado a los escándalos del Mensalão que han explotado en el país en este mismo

periodo.

Figura 2. Problemas más importantes percibidos por los legisladores, repuesta

agregada (Argentina, Brasil, Chile y Uruguay).

0

5

10

15

20

25

30

Desempleo e

inestabilidad

laboral

Corrupción Inseguridad y

delincuencia

Políticos Pobreza y

desigualdad

Educación Económicos Problemas

sociales

Salud Otro

Porcentaje

Total Año 1

Total Año 2

 Fuente: Elaboración propia en base a datos del PELA.

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  20 

Por otro lado, cuando observamos la percepción de los legisladores de forma

agregada, se nota que hay poca coincidencia en la importancia de los temas entre los

periodos. Mientras que, en la primera oleada de encuestas, los temas más importantes

eran los políticos y los económicos, en 2010 la importancia se centraba en la

inseguridad y delincuencia y la educación.

 

Tabla 4. Problemas más importantes percibidos por los legisladores de acuerdo

al país (porcentaje de respuesta)*

Argentina Brasil Chile Uruguay

Año 1 Año 2 Año 1 Año 2 Año 1 Año 2 Año 1 Año 2

Desempleo e inestabilidad laboral 15,9 0,0 10,4 6,7 20,2 5,8 26,7 5,2

Corrupción 0,8 1,6 13,4 6,8 0,0 0,0 0,0 0,0

Inseguridad y delincuencia 10,0 0,9 10,4 26,5 15,7 19,8 2,5 26,8

Políticos 14,7 32,4 26,8 14,2 33,6 3,6 8,4 7,8

Pobreza y desigualdad 16,4 14,3 5,2 7,6 15,7 51,2 17,2 22,2

Educación 2,3 0,0 2,2 7,6 7,9 1,2 2,4 27,3

Económicos 36,1 46,2 26,1 13,2 3,4 5,8 28,8 1,3

Problemas sociales 2,1 1,0 0,7 2,5 2,2 0,0 14,0 3,9

Salud 0,0 0,0 0,7 10,1 0,0 12,8 0,0 2,3

Otro 1,8 3,9 3,7 4,4 1,1 0,0 0,0 3,8 

Fuente: Elaboración propia en base a datos del PELA. * Los datos que en la tabla están representados por 0,0 no han sido preguntados en la respectiva encuesta. Por lo tanto, no aparecen en la base de datos.

Cuando se observa los datos de la importancia en la percepción de los parlamentarios

de los países de modo desagregado, en Argentina, en las dos oleadas, el temas más

importante fue la economía. Ya en Brasil, en la primera oleada, ocupado el lugar de

importancia los temas políticos y económicos de modo compartido y, en la segunda

oleada, la inseguridad y delincuencia ha pasado a ocupar el lugar de importancia.

Cuando miramos hacia Chile, los temas políticos son las más importantes en la

primera oleada y la pobreza y desigualdad es lo que más preocupa a los diputados en

2010. Por fin, en Uruguay, los temas económicos y el desempleo e inestabilidad

laboral es lo que más importa a los diputados en la primera oleada, mientras que, en el

segundo punto temporal, los temas más importantes para los parlamentarios son la

educación, la inseguridad y delincuencia, y la pobreza y desigualdad, en este orden.

Así, se puede percibir que hay una diferencia entre los países en la importancia de los

temas en la observación tanto de ciudadanos como de parlamentarios. Y, además, se

nota una falta de correspondencia entre lo que preocupa a los ciudadanos y lo

parlamentarios observando los datos sea por país o de forma agregada.

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  21 

3.4 Escala ideológica

Uno de los elementos más importantes para determinar la capacidad de implementar

políticas públicas es la estructura ideológica del sistema partidista y, en consecuencia,

la de los legisladores. Cuanto más polarizada es esta estructura, más difícil es alcanzar

acuerdos parlamentarios. Jímenez Badillo (2007) entiende la polarización como la

distancia o acercamiento percibidos por las elites políticas – en general, los miembros

del Parlamento –, en términos acercamiento o alejamiento se aprecia comparando con

los demás partidos, considerando principalmente las plataformas electorales y las

posiciones ideológicas de los partidos y representantes. En este sentido, pensar en el

posicionamiento ideológico de la población se muestra fundamental en el sentido de

comprender si la distribución de las preferencias del electorado posee o no influencia

en las discusiones y en la dinámica de la actuación de los partidos en el parlamento.

Bajo esta perspectiva, haciendo referencia a la conexión entre posicionamiento

ideológico de los ciudadanos y legisladores, este probablemente sea el tema de menor

divergencia entre los datos del PELA y del Latinobarómetro. Como se puede observar

en las figura 3 y 4 que siguen la distribución de las preferencias ideológicas sigue un

patrón parecido para ambos grupos: menor afiliación para los puntos extremos, sea de

izquierda o derecha, y más presencia en el centro del espectro ideológico.  

 

 

Figura 3. Posición ideológica de los encuestados, repuesta agregada (Argentina,

Brasil, Chile y Uruguay).

0,0%

5,0%

10,0%

15,0%

20,0%

25,0%

30,0%

35,0%

40,0%

izquierda 1 2 3 4 5 6 7 8 9 derecha

2005 2010

 Fuente: Elaboración propia en base a datos del Latinobarómetro.

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  22 

Entre los ciudadanos, de forma agregada, se ubica justo en el medio de la escala

ideológica en ambos años observados, como está presentado en la figura 3. Ya entre

los legisladores, el espectro ideológico es algo más difuso comparado a los

ciudadanos. La posición varia un poco más hacia la izquierda, en los dos periodos. Se

nota, además, que en el primer periodo hubo un ligero aumento del espectro hacia la

derecha, mientras que en el segundo hubo un pequeño aumento hacia la izquierda.

 

Figura 4. Posición ideológica de los legisladores, repuesta agregada (Argentina,

Brasil, Chile y Uruguay).

0

5

10

15

20

25

30

35

40

45

Izquierda (1‐2) (3‐4) (5‐6) (7‐8) Derecha (9‐10)

Año 1 Año 2

 Fuente: Elaboración propia en base a datos del PELA.

Si miramos los datos por país, como están presentados en las tablas 5 y 6, notamos

que el patrón se repite. La ciudadanía, en general, ubicase en el medio en los dos años

analizados. Solamente en Uruguay el espectro está más difuso hacia la izquierda en

ambos años.

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  23 

Tabla 5. Posición ideológica de los encuestados de cada país en 2005 y 2010

(porcentaje de respuesta) - ciudadanía

2005 2010 2005 2010 2005 2010 2005 2010

izquierda 3,3% 2,6% 5,8% 2,8% 2,4% 2,7% 9,7% 7,7%

1 1,7% 2,0% 5,7% 2,0% 4,6% 2,9% 5,8% 3,6%

2 3,0% 3,4% 7,1% 4,5% 5,2% 6,0% 8,2% 10,1%

3 4,2% 6,6% 9,9% 6,9% 13,4% 10,4% 10,3% 12,4%

4 8,7% 7,0% 10,4% 10,1% 12,8% 12,9% 11,4% 12,1%

5 37,8% 44,4% 22,6% 33,7% 36,2% 33,3% 29,9% 24,5%

6 8,8% 8,8% 8,0% 9,6% 7,6% 9,1% 4,7% 9,7%

7 10,6% 10,4% 8,5% 11,9% 5,7% 8,7% 4,5% 7,0%

8 9,0% 6,9% 7,9% 11,9% 3,8% 7,1% 6,2% 6,3%

9 4,8% 2,4% 3,0% 2,3% 1,8% 3,3% 2,8% 2,8%

derecha 8,0% 5,5% 11,4% 4,4% 6,6% 3,7% 6,6% 3,8%

UruguayChileBrasilArgentina

 Fuente: Elaboración propia en base a datos del Latinobarómetro.

 

 

En el caso de los legisladores, la posición ideológica se ubica del centro hacia la

izquierda en todos los países. El caso más diferente es el Argentino en la segunda

oleada. En este caso se nota que casi el 60% de los parlamentarios están ubicados

específicamente a la izquierda para la segunda oleada.

 

 

Tabla 6. Posición ideológica de los legisladores de cada país en las dos

legislaturas (porcentaje de respuesta)

Argentina Brasil Chile Uruguay

Año 1 Año 2 Año 1 Año 2 Año 1 Año 2 Año 1 Año 2

Izquierda (1‐2) 4,3 0,9 15,4 13,0 9,0 9,4 24,6 17,0

(3‐4) 44,3 59,7 28,5 34,2 32,6 31,8 34,5 34,0

(5‐6) 40,7 38,6 46,9 42,5 28,1 27,1 33,4 37,4

(7‐8) 7,5 0,9 7,7 6,7 27,0 29,4 1,3 11,6

Derecha (9‐10) 1,1 0,0 1,5 2,7 3,4 2,4 2,5 0,0  

Fuente: Elaboración propia en base a datos del PELA.

 

 

Por lo tanto, de acuerdo con los datos presentados anteriormente, la posición

ideológica apuntada por los ciudadanos y los legisladores presenta similitudes si

observamos los datos agregados o por países en ambos periodos utilizados para este

análisis.

 

 

4. Apuntes conclusivos

Como hemos presentado en la sección anterior del artículo, podemos percibir la

distancia entre representantes y representados en el Cono Sur contemporáneo. Entre

los principales resultados encontrados en este manuscrito están la baja eficacia

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política de los representantes en relación a sus representados, inscrito en la opinión de

grande parte de los encuestados (el 59% en 2005 y el 67% en 2010) de que sus

diputados se preocuparían mucho más con determinados grupos específicos que con

toda la ciudadanía. La baja confianza en las instituciones basilares de la democracia

representativa también llama la atención, principalmente con relación al parlamento y

a los partidos políticos, todos muy mal evaluados por los ciudadanos, aunque la

insatisfacción hacia los partidos sea menor que hacia el parlamento.

Los datos muestran aun gran disparidad sobre lo que los ciudadanos y representantes

piensan cuando se trata de los principales problemas que afectan al país. Como dicho

anteriormente, si bien existe coincidencia respecto a la gravedad de ciertos temas –

específicamente lo relacionado con la inseguridad, la delincuencia y la violencia – en

la mayor parte de casos las opiniones de ambos grupos divergen.

No consiste en el objetivo del presente análisis inferir las causas de ese fenómeno,

sino algunas de sus posibles consecuencias. Los datos presentados en este artículo

pueden demostrar dos caminos. El primer camino nos lleva a pensar que los

parlamentares de los países observados deliberadamente optan por seguir sus propias

convicciones acerca de sus actos y de lo que es la política, juzgando que siguiendo lo

que creen ser correcto conseguirán buenos resultados, tanto en términos de políticas

públicas como en la posibilidad de la reelección, dejando en según plan la conexión

con sus electores.

Por otro lado, como segundo camino, está la percepción más pesimista, que aboga por

el divorcio entre representantes y representados, trayendo como consecuencia la

llamada “crisis de representación” y desafíos para la calidad de la democracia en estos

países, así como abriendo espacio para la mayor insatisfacción de los representados y

de probables desafíos para la democracia. En este grupo están aquellos que creen que

sus representantes trabajan no para el bien público en general, sino que para algunos

grupos poderosos específicos.

Si se considera que la representación democrática trata de un arquetipo especial de

relación del tipo agente-principal, en que los electores – los principales – escogen

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  25 

políticos o partidos – agentes – para representaren sus intereses, una crisis de

representación consistiría exactamente en el quiebre de esta relación, cuando los

modelos de representación son inestables y los principales creen que no están siendo

bien representados (Mainwaring, 2006: 15).

Incluso las teorías que defienden el voto personalizado (Nicolau, 2006) no explican de

manera convincente se una vez electo el representante buscará el acercamiento de

ideas y políticas con sus representados – en los moldes del mandato vinculado – , o

tomaría el camino del mandato independiente. En este sentido, podría existir otro

factor que complica la representación política en los países del Cono Sur, como lo que

piensa Almeida (2006). Para el autor, el representante que desea la reelección puede

contar con la “amnesia electoral” de sus representados, lo que complicaría su

campaña, una vez que su mandato no tendría sido acompañado y sus realizaciones

tampoco serían conocidas.

Sin embargo, un acercamiento entre representantes y representados entre los datos

observados ha sido en el tema de la distribución de las preferencias ideológicas, que

ha presentado significativa semejanza entre los dos grupos. Esta cuestión tal vez

merezca una especial atención de futuras investigaciones para tratar de explicar este

fenómeno. ¿Será que esta conexión-fidelidad se explica por la ideología de los

partidos?; ¿se explicaría por el rol informacional de la ideología de los candidatos?

De acuerdo con los datos presentados, y a la luz de la teoría sobre representación,

crisis representativa y responsiveness, podemos señalar la existencia de un gap entre

representantes y representados en el sistema político de estos países. Sin embargo,

este estudio ha sido un primer acercamiento al tema y queda en abierto una agenda de

investigaciones por hacer. En esta primera oportunidad de análisis, ha sido realizado

un análisis por medio de la presentación de estadística descriptiva y, reconocido el

terreno, ahora nos queda por delante un largo camino de análisis más elaborados.

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Receptividad democrática en América Latina: un análisis de

congruencia ideológica en perspectiva diacrónica.

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Trabajo preparado para su presentación en el VIII Congreso Latinoamericano de Ciencia Política, organizado por la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política

(ALACIP). Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 22 al 24 de julio de 2015.�

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Resumen

Este trabajo describe la dinámica de la representación política en América Latina

entendida como congruencia entre Opinión Pública y Élites Parlamentarias e indaga

sobre sus causas. A través de un análisis de regresión múltiple y de correlaciones

parciales, se evalúa la incidencia de indicadores relacionados al dinamismo: el ciclo

político, el resultado de políticas, los partidos, la movilización social, los efectos del

sistema político y electoral. Se encuentra que en América Latina, la congruencia

política varía entre países y a través del tiempo y es producto de variables como la

variación del desempleo y la inflación, el apoyo a las movilizaciones sociales, la

volatilidad y la polarización ideológica; pero no de otras como el ciclo político o la

desproporcionalidad electoral.

Palabras clave: Representación dinámica, congruencia, elites, opinión pública.

Abstract

Understanding it as the congruence between Public Opinion and Parliamentary Elites,

the present work describes the dynamics of Political Representation in Latin America

and searches its causes. Using multiple regression analysis and partial correlations, the

incidence of indicators related to dynamism such as political cycle, policies results,

parties, social mobilizations, political and electoral systems effects are evaluated. It is

found that in Latin America political congruence varies between countries and over

time. It is the outcome of variables such as unemployment and inflation; the support to

social mobilizations; the ideological volatility and polarization. However, it is not

caused by other variables such as political cycle or electoral disproportion.

Keywords: dynamic representation, congruence, elites, public opinion

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I- Introducción

La congruencia política, como abordaje central en los estudios de representación

democrática, indica la coincidencia en las preferencias políticas de los representantes y

sus representados. Aplicada al sistema político, la congruencia política da cuenta de la

calidad de la representación y, si se enfoca a los partidos y sus votantes, es sinónimo de

vínculo programático de representación (Kitschelt, 1989; Dalton, Farell y Mc.Allister,

2011).

Varios estudios muestran innovaciones teórico-conceptuales en el terreno de la

congruencia política. Algunos proponen comparar medidas de distribución antes que de

resumen (Powell, 2009; Gloder y Stramski, 2010; Andeweg, 2011). Otros se enfocan en

el análisis de los partidos políticos como agentes de representación (Kitschelt et al,

2010) y observan como los arreglos institucionales impactan en las estrategias y las

preferencias electorales afectando el tipo de vínculo/congruencia (Powell, 2004; Dalton

y Andersen, 2011; Roseman, Denters y Aarts ed., 2011).

Por su parte Stimson, Mackuen y Erikson (1995) problematizan la ‘Representación

Dinámica’ observando las preferencias de los ciudadanos y los resultados de políticas

públicas. Por último, Dalton, Farell y McAllister (2011) retoman la idea de dinamismo

pero incorporando la variación temporal del fenómeno. Proponen un modelo de

‘representación dinámica’ de los vínculos partidarios, que en principio estaría pautada

por los distintos momentos del ciclo político1.

A partir de esas ideas, el presente trabajo describe la dinámica de la congruencia

política entre Opinión Pública y Elites Parlamentarias2 en América Latina. Además

ensaya una explicación de los niveles de congruencia a partir de algunos indicadores

asociados al dinamismo: el ciclo político, el resultado de políticas, el enraizamiento de

los partidos políticos, los elementos de movilización social y los efectos del sistema

político.

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Para ello, la ponencia se organiza en 7 secciones.

En la primera se realiza un breve repaso de la problemática de la representación y la

visión de representación como congruencia. Seguidamente se realiza un raconto de las

visiones de dinamismo y de los factores explicativos asociados a la congruencia que

sirven de guía para el análisis empírico. En la sesión siguiente se problematizan

aspectos asociados a la medida de congruencia, la sustancia, las fuentes de información

y las medidas. . A partir de esa discusión en la sesión 4 se problematizan los índices de

congruencia política en función de la calidad de información y su adecuación a los datos

disponibles en América Latina. Una vez establecida la problemática, los factores

explicativos y el índice con el que se trabajará se presentan brevemente las principales

hipótesis que guían el análisis empírico. En la sesión 6 se presenta el análisis dividido

en dos etapas. La primera es descriptiva, dónde se aprecia que año a año, e incluso

elección tras elección, el índice presenta movimientos abruptos y dispares en los países

latinoamericanos. Y otra explicativa dónde se ve que los resultados de políticas, la

movilización social, la volatilidad y la polarización explican los niveles de congruencia.

Por último se presentan las principales conclusiones de la investigación destacando que

el análisis del dinamismo es fundamental para pensar los problemas de representación

política en la región.

II- Representación política

La representación política se ha analizado desde diversos puntos de vista entre los que

se encuentran, el estudio de la composición y acciones de las elites; el análisis de la

percepción ciudadana sobre la calidad de la representación; o el enfoque que se centra

en los vínculos entre elites y ciudadanos o congruencia política (Otero, 2011).

Éste último parte de la idea de representación sustantiva problematizada por Hanna

Pitkin (1985). Para la autora existen dos grandes vertientes teóricas en el estudio de la

representación. Una engloba a aquellos autores que conciben la idea de representación

como ‘autorización’, los que analizan las condiciones formales para un buen ejercicio

de la representación democrática e incluyen las condiciones exógenas propias del diseño

institucional (Powell, 2000). La otra agrupa a los ‘teóricos de la responsabilidad’

(Manin, Przeworski, Stokes, 1999), para los que, más allá de los arreglos

institucionales, el foco de la representación considera la sustancia y acción del

representante ante los representados.

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La acción de representación implica analizar cómo el representante desempeña su labor

(1985:264). Pitkin señala que en las democracias contemporáneas el representante no

puede actuar como lo haría su representado, sino que actúa por los ciudadanos,

específicamente, por sus intereses. “Hablamos de gobierno representativo sólo si

parece correcto atribuir la acción gubernamental al pueblo en el sentido sustantivo”

(Pitkin, 1985:258). La representación ‘sustantiva’ considera representantes que tienen

en cuenta los intereses de sus electores a la hora de gobernar3. De esta manera se

asegura que, bajo diseños institucionales adecuados, funcionen correctamente los

mecanismos de rendición de cuentas (accountability) y receptividad (receptiveness)

(Mannin et al, 1999:9).

Así, a través de elecciones libres y competitivas los ciudadanos pueden ejercer su

influencia sobre los representantes (Achen, 1977; 1978). En esta instancia, los

ciudadanos son capaces de elegir a sus representantes según sus intereses, ya sea

mediante la evaluación retrospectiva del accionar de los representantes, o como la

prospectiva, o sea las expectativas de políticas para el próximo mandato (Powell, 2000).

De esta manera, la coincidencia o congruencia en las preferencias de los ciudadanos y

sus representantes aparece como un aspecto fundamental para observar cómo funciona

la representación (Kitschelt, 1999).

Pero el diseño de las democracias contemporáneas provoca que la representación sea

una solución de acción colectiva, que puede ser vista como el resultado de la agregación

de preferencias individuales, que se realiza a través de los partidos políticos o

candidatos, quienes son los encargados de ejercer la representación.

De esta forma, en el sistema democrático conviven dos relaciones de agencia

estrechamente vinculadas: una entre la ciudadanía y el cuerpo gobernante; y, otra más

específica entre los partidos o candidatos y sus electores.

Ambas relaciones son en sí mismas objeto del estudio empírico de la representación

política y distinguen dos perspectivas analíticas: la visión diádica y la colectiva.

(Weisberg, 1978). En la primera, el foco se centra en la relación de partidos y sus

electores, entendiendo la representación como un conjunto de grupos en disputa. En la

colectiva en tanto, se concibe la representación bajo la idea de comunidad política e

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implica mirar cómo los ciudadanos en general están representados en sus órganos de

gobierno.

Esta ponencia toma la visión colectiva de representación, por entender que permite un

mejor acercamiento a este fenómeno como característica del sistema y, porque además,

a través de esta visión es posible evitar las precondiciones y supuestos teóricos que

habitualmente guían los trabajos sobre representación en América Latina (Luna, 2007)4.

Se intenta observar la representación evitando marcos teóricos preconcebidos y

limitados al vínculo partido-elector5 que limitan la posibilidad de analizar variantes o

nuevas formas de representación política.

En definitiva, la visión colectiva de representación permite una mirada holística del

fenómeno a nivel del sistema, siendo un punto de inicio para la elaboración teórica, y

que permite a su vez, buscar causas y analizar actores (dónde intervienen los partidos,

los electores, sus vínculos los diseños institucionales, la performance económica, e

incluso los movimientos sociales).

III- La dinámica de la representación y los factores explicativos.

Para entender cómo las preferencias se transforman en políticas públicas se suele apelar

a la teoría sistémica según la cual el sistema político funciona procesando los inputs o

demandas provenientes de la sociedad, generando los outputs en forma de políticas

públicas. Específicamente, Powell (2000) propone el análisis de la congruencia a través

de la cadena de receptividad (receptiveness) (2000:15). En ella se expresa la idea de que

cada ciudadano tiene preferencias que determinan su comportamiento político. Ese

comportamiento agregado, más el diseño del sistema electoral, produce el resultado de

la elección. En función de ese resultado, que establece el escenario para el proceso de

elaboración de políticas, resultarán políticas públicas en sintonía con las preferencias

ciudadanas.

En trabajos posteriores, Powell (2004) problematiza los factores del diseño institucional

y político que afectan la cadena de representación. Para el autor, es imprescindible el

análisis de las reglas electorales y del sistema de partidos, porque de ellos depende la

forma en que los votos se traducen en cargos y el tipo de oferta que tiene el elector. De

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ahí, la importancia de los estudios sobre la incidencia del sistema electoral y de partidos

para entender la representación colectiva.

Los estudios que se clasifican bajo la perspectiva Dynamic Representation,

problematizada por Stimson,.Mackuen y Erikson (1995), Page y Shapiro (1983)

entienden que “las políticas públicas son una función de las preferencias que exhibe la

opinión pública en un momento previo. Es decir, asume que los políticos reaccionan a

los cambios mostrados en las preferencias ciudadanas, aunque ese cambio puede ser

indirecto a través de los resultados electorales que modifican los poderes legislativos y

ejecutivos” (Otero, 2011:30). Si bien las elecciones son la expresión máxima de estas

preferencias, los ciudadanos también pueden influir sobre las políticas públicas

mediante otros mecanismos de expresión a través de organizaciones sociales o incluso

manifestaciones en torno a ciertos temas (Luna, 2007).

Existe otra visión del cambio en los niveles de congruencia, que refiere a la forma en

que los candidatos y partidos ajustan sus propuestas a las preferencias de los ciudadanos

en la instancia electoral (Achen, 1977; 1978; Adams et al, 2009). Este sentido de

dinamismo, se orienta en la concepción de competencia espacial (Downs, 1957). Aquí

la preocupación es observar cómo los partidos se acercan a las preferencias del votante

medio para maximizar su utilidad electoral (Inverse, 1994; Williams, 1994; Eckstein y

Pappi, 1998; Warwick, 2002; Bonilla, 2002; Adams, Merrill III, Grofman, 2005; Zoco

E.;.2006; entre otros).

Otros abordajes están centrados en las variaciones de las características del electorado y

la relevancia de los issues en disputa. Estos trabajos abordan empíricamente la cuestión

de la representación como vínculo elector-partido con el trasfondo teórico referente a

los planos cognitivos, a los valores guía de las conductas de los individuos y a las

posiciones sociales o actitudes de los ciudadanos por un lado y las características de los

partidos como organizaciones políticas por otro (Miller y Stokes, 1963; Pierce y

Converse, 1986; Jennings, 1992; Miller, Hensli, Reisinger, 1995; Tommasen y Schmit,

1997; Kitschelt, 1999; Luna y Zechmeister, 2005; Luna, 2006; Kitschelt y Wilkinson,

2007; Kitschelt, 2010; etc).

Todas estas visiones se pueden conjugar bajo el dispositivo teórico propuesto en el texto

de Dalton, Farell y McAllister (2011) en el que se propone una nueva visión sobre el

dinamismo de la representación, en la que los vínculos están pautados por diferentes

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etapas y tiempos del proceso de representación6. Como muestra la figura 1, establecen

momentos donde se establecen vínculos diferenciados. En la campaña electoral, los

partidos apelan a las ideas y promesas, se destacan las características de los candidatos y

se consideran las evaluaciones y preferencias de la ciudadanía. Luego, los partidos

necesitan la activación de su núcleo electoral más próximo, reafirmando los aspectos

ideológicos en la competencia política. Una vez finalizada la campaña, los vínculos

dependerán del resultado de las elecciones, que es a su vez determinado por el sistema

de partidos y las reglas electorales. Una vez en el gobierno, el elenco electo será el

encargado de elaborar las políticas en función de su mandato y de las demandas de la

sociedad civil, estableciendo así nuevos vínculos de representación. Finalmente, las

políticas públicas resultantes y la evaluación que de ellas tenga la opinión pública,

generarán un nuevo elemento para comenzar la cadena de representación.

Figura 1 . Cadena del Vínculo Democrático.

Fuente: Dalton, Farrell y Mc Allister (2011:7)

En otras palabras, los partidos y los electores generan diferentes tipos de vínculos en las

distintas etapas de la campaña electoral y durante el período de gobierno. Simplificando

el argumento, en sistemas presidenciales con mandatos fijos, los períodos inter-

electorales brindan incentivos a los representantes a orientarse más hacia los cargos y

las políticas que hacia los votos (Strøm, 1990). Concomitantemente, conforme se

acercan los comicios, los electores suelen tener opiniones más definidas e informadas

sobre los resultados de políticas y las propuestas para el próximo período de gobierno

(Converse, 1964). Por lo tanto, la congruencia sería más alta en los momentos

electorales que durante el período de gobierno.

Aunque es cierto que la idea de dinamismo propuesta por Dalton, Farrell y McAllister

(2011), ha sido desarrollada para estudiar la relación diádica de representación, resulta

muy atractiva para los análisis de tipo colectivo. En términos agregados, los momentos

del proceso político, la forma de agregar intereses a través de las elecciones, la

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influencia de la sociedad civil en períodos interelectorales así como la elaboración de

políticas públicas afectan los niveles de representación de todo el sistema.

En otras palabras la congruencia colectiva de un país estaría sujeta al ciclo, al resultado

de políticas y a los mecanismos de influencia no electorales, mientras que la variación

de la representación entre períodos correspondería más a elementos del sistema electoral

y político, junto a los resultados agregados de las políticas implementadas durante el

mandato presidencial.

IV- Abordajes empíricos de la congruencia política y sus desafíos

En términos generales, el análisis de congruencia refleja la coincidencia entre las

preferencias de representados y representantes. De hecho, “es un test significativo

porque determina la manera en que los representantes llegan al proceso político con

las mismas preferencias que los representados. Y esta es la meta básica del gobierno

representativo” (Dalton, 1985:275). Sin embargo, su medición presenta varios desafíos

no siempre problematizados en los abordajes empíricos, entre ellos el alcance, la

sustancia de la representación, las fuentes de información, y la adecuación de las

medidas.

Alcance de la representación

Una distinción en los trabajos empíricos refiere al alcance de la representación. Por un

lado es concebida como un fenómeno colectivo, o sea ilustra la manera en que los

representantes en general reflejan las preferencias de toda la ciudadanía; por otro se la

entiende como el vínculo particular que los partidos o candidatos establecen con sus

electores. A los primeros se les denomina estudios de tipo colectivo y a los segundos

diádicos (Dalton, 1985:275, 278). Esta ponencia toma la representación como un

fenómeno general, por lo que se adscribe a una visión colectiva de representación.

Sustancia de la representación

Otra distinción deriva de la sustancia o contenidos sustantivos de la representación.

Algunos trabajos observan la congruencia representante-representado sobre un solo

tema o dimensión; en general, el posicionamiento sobre un issue económico, o en la

dimensión ideológica. Otros, incorporan la multidimensionalidad al análisis, ya sea

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según la relevancia de los issues (Pierce y Converse, 1964; Jennings, 1992; Warwick,

2002; Luna y Zechmeister, 2005) o mediante un conjunto importante de variables

establecidas teóricamente (Adams, Merrill III y Grofman, 2005; Eckstein G. y Pappi F.,

1998; MacDonald S., Rabinowitz G., Brasher H., 2003).

En esta ponencia se utiliza sólo el posicionamiento ideológico de los representantes y

representados. La distinción izquierda y derecha resulta muy útil para realizar un

análisis que considere la variación temporal de la congruencia (congruencia dinámica),

pues más allá de que los contenidos asociados a las posiciones ideológicas cambien o

varíen de país en país, resumen los espacios de competencia política en cada uno de

ellos.

Los trabajos que analizan la distinción izquierda/derecha entre elites y opinión pública,

demuestran que ésta es una dimensión que no desaparece como interpretación de las

arenas de conflicto aunque sus contenidos cambien (Williams, 1994; Warwick, 2002;

Altman, 2002; Alcántara y Luna, 2004; Zoco, 2006). Asimismo la evidencia indica que

para América Latina la distinción izquierda y derecha implica varias cuestiones de la

agenda política nacional, no solamente preocupaciones económicas (Zoco, 2006;

Gamacho y Llamazares, 2007).

A pesar de que los trabajos recientes de Zechmeister y Corral (2011 y 2013) alertan

sobre los distintos significados asociados a la dimensión en América Latina, tanto entre

países como a su interior entre los legisladores y los ciudadanos, Otero y Rodriguez

Zepeda (2010) encuentran una fuerte vinculación ideológica entre partidos y votantes en

la región.

Tal vez, más allá de los significados, el eje sigue siendo relevante como simplificador

de la vida política, como traducción de arenas de conflicto, un atajo heurístico (Downs,

1973) sujeto a los procesos de comunicación política, por lo es posible que los

contenidos asociados a la dimensión estén también sujetos al ciclo político.

Probablemente, cuanto más cercano se esté al momento electoral, mayor sería la

similitud de factores asociados a la distinción entre representantes y representados. En

todo caso, este punto necesita ser investigado con mayor detalle en el futuro.

Mientras tanto, esta distinción es la que mejor resume la complejidad política de cada

país en cada momento del tiempo. Sustituirla por otras como la dimensión económica es

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perder información sobre otras distinciones que puedan haber sido activadas en

determinadas circunstancias7. En resumidas cuentas es una dimensión que sigue siendo

de máxima utilidad para estudios de congruencia comparados.

Fuentes de Información

En tercer lugar, existen variantes en las fuentes de información que pueden afectar la

validez y confiabilidad de los datos. En otras palabras, utilizar una u otra fuente de

información hace al fenómeno que se pretende medir.

Los trabajos empíricos en general, recogen la información sobre preferencias políticas

de los ciudadanos mediante encuestas de opinión pública mientras que el

posicionamiento de los representantes se recoge básicamente de cuatro fuentes: i) a

través de la misma encuesta de opinión pública (Thomassen y Schmitt, 1999; Dalton R.

y Anderson C., 2010; Rosema, Denters y Aarts, 2011); ii) mediante encuestas de

expertos (Huber, J. y Inglehart, R., 1995); iii) mediante encuestas a elites políticas

(Luna y Zechmeister, Miller y Stokes; Pierce y Converse (1986) o iv)según el análisis

de los manifiestos o programas partidarios (Franzmann S. y Kaiser A., 2006).

Dalton (1985) opina que la mejor fuente para analizar los vínculos de representación es

el uso de las encuestas de expertos, porque a través de ellas se puede salvar el problema

de la de endogeneidad en la respuesta individual del votante (posición otorgada por los

votantes en la primera estrategia) o la ‘inconexión’ de la postura del representante

respecto a cómo éste es percibido (análisis de programas políticos)8.

Sin embargo, es verdad que estas estrategias no están exentas de dificultades para el

análisis de la representación. Porque como ‘expertos’, posiblemente no perciben las

posiciones de los representantes igual que la población9, pero tampoco la posición real

del partido, por tanto, este tipo de encuestas no elimina completamente los problemas

que identifica el autor.

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Este estudio utiliza encuestas de elite y opinión pública porque considera que las

posturas declaradas por los propios representantes son las que han de guiar su accionar y

llevarán a la producción de políticas y que es su responsabilidad haberlas trasmitido

correctamente durante la campaña electoral. De esta manera, si las preferencias de los

representados no coincidieran con la de sus representantes existiría un problema de

representación. Y además al ser medidas repetidas con el mismo tipo de información,

hace que éstas sean completamente comparables entre casos y dentro de cada país.

Medidas

A partir de los diferentes alcances, sustancia y fuentes de información, las medidas

buscan captar las semejanzas entre las preferencias de representantes y representados.

Los procedimientos empíricos más habituales están centrados en la idea de cercanía o

proximidad entre las posiciones o preferencias de ciudadanos y de representantes.

Existen trabajos que observan la correspondencia entre preferencias de representantes y

representados apelando básicamente a coeficientes de asociación (Pierce y Converse,

1986; Jennings, 1992; Miller, Hensli y Reisinger, 1997; Tommasen y Schmit, 1997;

Luna y Zechmeister, 2005)10.

Otros abordajes miden congruencia, a partir de al menos una medida de tendencia

central, como la del votante mediano, que resume la posición de los votantes, los

partidos o cada legislador individual. A partir de esta medida se estudia la posición

individual de los ciudadanos, reflejada en otra medida resumen11. Bajo esta premisa se

encuentran los modelos de proximidad, centrismo, dirección, probabilísticos, integrados

(Hinich y Munger, 1992; Inversen, 1994; Adams y Merrill III, 1999; McDonald,

Rabinowitz y Brasher, 2003; Grofman, 2004). El objetivo teórico de la mayoría de estos

abordajes es calcular la utilidad que obtienen los partidos en función de su

posicionamiento en el espacio político.

Otros autores, tales como Achen (1977) o Golder y Stramski (2010) han

problematizado la medida conceptualmente. Para Achen (1977, 1978) la idea de

representación tiene mucho más que ver con la receptiveness que con la coincidencia en

las posiciones de partidos y electores. Así, resulta relevante observar en qué medida las

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preferencias de los representantes cambian ante un cambio en la preferencia del

electorado, por lo que propone medir esta relación mediante una regresión.

Por su parte, Golder y Stramski (2010) y Anderweg (2011), entienden la representación

como un fenómeno de muchos representantes versus muchos electores por lo que

resulta imprescindible utilizar medidas de distribución antes que las de tendencia central

para captar el fenómeno de representación. Para estos autores, lo importante en el

concepto de representación no es si coinciden los promedios de las preferencias en

políticas de la ciudadanía y los representantes, sino si comparten una similar

distribución de preferencias. De esta manera ambos trabajos establecen una medida

conceptualmente más adecuada para captar la congruencia como fenómeno colectivo.

V- Problematizando los índices de congruencia colectiva.

Tanto Golder y Stramski (2010) como Anderweg (2011), proponen estudiar la

congruencia política a través de medidas que comparan las distribuciones de

preferencias entre políticos y ciudadanos. Pero comparar distribuciones no resulta algo

trivial y ha sido abordado de diversas formas por estadísticos y matemáticos. Para la

comparación de distribuciones discretas se han empleado diversas medidas basadas en

distancias entre los vectores que caracterizan a dichas distribuciones (tanto en funciones

de densidad como funciones de distribución acumulada). Existen al menos una veintena

de medidas de distancia, todas con sus ventajas y desventajas (Cha, 2007). Golder y

Stamsky trabajan sobre la distribución acumulada y utilizan como medida de distancia

aquella conocida como Manhattan12. Por otro lado, Anderweg (2011) trabaja con las

funciones de densidad y utilizan como medida de congruencia la Intersección13. Ambos

indicadores del concepto de congruencia resultan simples e intuitivos aunque no están

exentos de problemas.

Golder y Stamsky comparan la frecuencia acumulada de la distribución ideológica de

las representantes y de la opinión pública. El gráfico y la forma de cálculo de la figura 2

ilustran la idea. El gráfico muestra para la pregunta de identificación ideológica dos

ojivas o frecuencias acumuladas y se resalta el área sombreada que es la diferencia entre

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ambas distribuciones y corresponde a la mediada de congruencia planteada por los

autores. La lectura de la medida indica que cuanto menor diferencia, mayor

congruencia; y a mayor diferencia, menor congruencia.

FIGURA 2- Gráfico y fórmula del índice propuesto

por Golder y Stramski 2010).

En la fórmula es la frecuencia acumulada de la elite en la catergoría 1 y la de la elite en la misma

categoría.

Por su parte, Anderweg (2011) propone simplemente comparar las funciones de

densidad de elites y ciudadanos sin necesidad de utilizar la función de acumulación. Tal

como muestra la figura 3, la medida planteada por el autor puede representarse como el

área de intersección entre ambas distribuciones. De esta manera, la medida de

congruencia planteada se encuentra acotada. Si la coincidencia es perfecta el índice será

1 y ninguna coincidencia será expresada como 0.

FIGURA 2- Gráfico y fórmula del índice propuesto por Anderweg 2011.

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de PELA y LAPOP. Uruguay año 2007

El guarismo de representación lo obtiene comparando la cantidad de respuestas de cada

categoría y escogiendo la mínima frecuencia. Así indica la frecuencia de respuestas

de la elite en la categoría 1 de la escala ideológica, mientras que son ciudadanos.

Si bien la idea de intersección es muy intuitiva e ilustrativa, tiene como inconveniente

no ser capaz de considerar las diferencias respecto a categorías contiguas. Así, si toda la

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elite está en una posición 1 y toda la opinión pública en 10, el índice daría 0, al igual

que si unos estuvieran en la posición 5 y los otros en la 6. Sin embargo, estas

situaciones son conceptualmente distintas en términos de congruencia. Este problema

está brevemente mencionado en el trabajo de Anderweg (2010: 52) - dónde se relata un

intercambio al respecto con Golder- reconoce allí el problema, pero menciona que la

situación de una distribución tan dispar es improbable.

La baja posibilidad de que las distribuciones sean muy diferentes está fundada en un

detalle importante: tanto Golder y Stramski como Anderweg están usando datos que

provienen de la opinión pública donde los ciudadanos ubican ideológicamente a sus

representantes. Por lo tanto, dado el problema de endogeneidad de las respuestas así

obtenidas, las variaciones abruptas resultan poco probables.

Por su parte, el índice de Golder y Stramski supera el problema relativizar cada

diferencia según las encontradas en las categorías anteriores. Sin embargo, al aplicarlo a

la realidad latinoamericana aparecen algunos guarismos bastante elevados, donde hay

países que pasan de 0.6 a 1,2 puntos porcentuales de medición a medición. Este

fenómeno se puede ver no sólo en los resultados que se presentan en los ANEXOS, sino

también en el trabajo de España-Rosón (2010).

Cualquier cálculo de congruencia que se realice con fuentes de información diferentes

no compara la frecuencia simple (o sea la cantidad de casos) sino el porcentaje de casos

en cada categoría14. De ésta manera, y como en las encuestas de elite los porcentajes se

calculan sobre un número pequeño de casos, las variaciones porcentuales se vuelven

algo más engañosas, pudiendo afectar el guarismo final. Este efecto se intensifica en las

frecuencias acumuladas cuando faltan frecuencias en posiciones intermedias como se

señala en gris en la Figura 115. Por ello, al aumentar el porcentaje de no respuesta en la

elite, aumenta estrepitosamente el índice Manhattan. Este hallazgo se corrobora además

por medio de la correlación que existe entre este índice y la no respuesta en la encuestas

de elites tal como se presenta en la TABLA 2.

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Como el índice propuesto por Golder y Stramski así como el de Anderweg tienen

problemas para ser aplicados a la realidad latinoamericana, en este trabajo se propone

utilizar el segundo, de Intersección pero con una escala recodificada de 5 categorías16 a

fin de subsanar en parte, el problema de las diferencias contiguas, y que no se vea

afectado por el índice de no respuesta en la elite17. El resultado se muestra el Gráfico 1.

Gráfico 1. Intersección en escala recodificada.

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de PELA y LAPOP. Uruguay año 2007

Aquí se muestran los mismos datos antes graficados para Manhattan e Intersección.

Como se puede apreciar, ahora las diferencias son más claras y conceptualmente más

relevantes pues mira las diferencias de la elite y la opinión pública en la izquierda, la

centro izquierda, el centro, la centro derecha y la derecha.

Por último, a fin de buscar nuevos indicadores ante el problema de los diversos tamaños

de las poblaciones se propone otra medida que simplemente adapta a la congruencia la

idea del índice de desproporcionalidad electoral propuesto por Gallagher (1991). Se

trata de la suma de los mínimos cuadrados de las diferencias entre dos distribuciones.

En este caso se lo invierte, a fin de que el 1 signifique máxima y el 0 mínima

congruencia. Esta medida parece atractiva porque minimiza las pequeñas diferencias

entre ambas distribuciones.

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Según la ecuación, la congruencia como desproporción es uno menos la raíz cuadrada

de la sumatoria de las diferencias al cuadrado en cada categoría dividido dos. Dónde

es el porcentaje de respuestas de la elite y el de la opinión pública en la misma

categoría.

Si se miran los datos obtenidos de cada índice para cada país año observado (ver

Anexos) se puede observar que este último índice da guarismos extremadamente altos,

con lo que en realidad parece poco indicativo de los niveles de congruencia en la región.

A fin de realizar un ejercicio que permita evaluar estos indicadores, en la tabla 2 se

presentan los resultados de las correlaciones Pearson entre los índices de Intersección,

Manhattan y Gallagher Invertido utilizando la escala de 10 categorías y se prueba el de

Intersección con 5 con re-escalamiento de la autoidentificación. Además se testean

según nivel de no respuesta en la encuesta de opinión pública (LAPOP) y en la de élites

(PELA).

Tabla2. Correlaciones Pearson. Entre medidas de congruencia y porcentaje de no

respuesta.

Intersección

10 Manhattan

Gallagher

Inv10

Intersección

5

No

respuesta

PELA

No

respuesta

LAPOP

Intersección 10 1

Manhattan -,503(**) 1

Gallagher Invertido

10 ,905(**) -,598(**) 1

Intersección 5 ,894(**) -,611(**) ,826(**) 1

Porcentaje de no

respuesta PELA -0,073 ,360(**) -0,068 -0,082 1

Porcentaje de no

respuesta LAPOP 0,082 -0,108 0,121 0,001 -0,005 1

N 69 69 69 69 69 69

** La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral). Fuente: Elaboración propia a partir de datos de PELA y LAPOP.

Como se advertía antes, sólo el índice Manhattan correlaciona positivamente con la tasa de no

respuesta de la elite. El índice aumenta cuando crece la no respuesta entre las elites. Además, es

el índice que menos se correlaciona con las demás medidas propuestas.

En definitiva, el índice Manhattan es el más problemático para medir congruencia colectiva

usando dos tipos de encuestas. Por su parte, el Gallagher Invertido arroja guarismos muy

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elevados que no ilustrarían adecuadamente la representación política en la región. De esta

manera, el de Intersección parece ser el menos problemático, sobre todo si se lo utiliza con la

escala recodificada a fin de eliminar el posible efecto de las diferencias en categorías continuas.

VI- Factores explicativos.

Mediante el uso del índice de Intersección recodificado, desde ahora sólo ‘Intersección’

el presente trabajo describe la dinámica de la representación sobre la dimensión

ideológica entre Opinión Pública y Elites Parlamentarias18. Además ensaya una

explicación de los niveles de congruencia a partir de algunos pocos indicadores

asociados al dinamismo: el ciclo político, el resultado de políticas, los partidos políticos,

los elementos de movilización, los efectos del sistema de partidos y el sistema electoral.

Captar realmente la idea de variación inter y entre períodos para cada país requeriría un

análisis multinivel con un número de casos extremadamente mayor al disponible. De

todas maneras, el análisis que aquí se propone intenta avanzar en algunas conclusiones

que permitan conocer qué explica la congruencia política en la región.

El análisis explicativo tiene por objetivo probar sólo algunas19 de las expectativas

teóricas en los horizontes temporales país-año y país período. En el primero se trata de

un análisis desagregado y pretende chequear las hipótesis relacionadas a los momentos

políticos que hace dinámica la congruencia20, y en la segunda -análisis agregado- los

efectos del sistema electoral y de partidos.

País-Año (Desagregado):

1) El ciclo de gobierno impacta en la congruencia política. Hip 1: A mayor

distancia temporal respecto a las elecciones, menor congruencia.

2) Como la simpatía por un partido político indica el grado de enraizamiento de los

partidos en la sociedad. Hip 2: La simpatía por un partido político está

asociada positivamente a la congruencia.

3) Los resultados de políticas, observados como indicadores económicos sensibles

a la población como son la variación anual del desempleo y la inflación,

impactarán sobre los niveles de congruencia política. Hip 3a: Se espera que

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ante aumentos del desempleo, los niveles de congruencia sean más bajos. Hip

3b: Ante aumentos de la inflación, menor congruencia21

4) A falta de datos más robustos sobre movimientos sociales, el apoyo a las

manifestaciones legales será utilizado como un proxi de legitimidad de las

movilizaciones e indicador indirecto de ciclos de movilización social. Hip 4: El

apoyo a las manifestaciones impacta sobre los niveles de congruencia (El

efecto de este indicador sobre la congruencia política es incierto).

Período-País (Agregado):

Esta distinción temporal tiene sentido para observar la relación entre congruencia y

proporcionalidad del sistema, la volatilidad, la polarización (Huber y Powell, 1994;

Powell, 2005; 2009; 2011; Golder y Stramski, 2010).

De expectativas teóricas previas, surgen las siguientes hipótesis trabajo:

Hip Período 1: Se espera que los sistemas más proporcionales sean más

congruentes porque reflejarían mejor las preferencias de los ciudadanos.

(Powell, 2004)

Hip Período 2: La polarización del sistema provoca menor congruencia

porque distanciaría las opciones partidarias del votante mediano. (Adams, Merrill

III, 2006; Powell, 2011;).

Hip Período 3: Por último la volatilidad aumenta la congruencia, pues

significa un cambio de opción electoral de los ciudadanos en busca de mejor

representación (España-Rosón, 2010).

Construcción del dato. La variable dependiente y períodos de análisis:22

Se estableció antes los motivos y las fórmulas empleadas para calcular la medida de

congruencia. Pero aún queda por aclarar la forma en que se construyó el dato. Así, lo

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primero es observar las distintas mediciones de Elite y Opinión Pública con las que se

cuenta para cada año y en cada período lo que se detalla en el ANEXO II.

La información disponible es bien diferente para cada país y para cada período. En

Venezuela y Brasil no han coincidido encuestas de elite y de opinión pública en un

mismo período de gobierno por lo que no se ha podido calcular la congruencia en estos

países. Además, a pesar de que en general existen dos medidas de congruencia por

período, la cantidad no siempre es igual23, por lo que se optó por calcular la media del

período para el análisis agregado (unidad país-período).

Dos supuestos están detrás de la construcción del dato:

i) Se considera el período de gobierno según el año de la elección presidencial

porque se quiere captar el momento en que los ciudadanos eligen a sus

élites24.

ii) Durante todo el período de gobierno la opinión de la elite es fija, excepto en

aquellos casos dónde existen encuestas de elite (PELA) concomitantes a

elecciones legislativas de mitad de período. En esos casos, la encuesta de

elite cambia cada dos o tres años, pero sigue siendo fija en un tiempo más

acotado.

Si bien fijar los posicionamientos de la Elite en todo el período resulta un problema,

porque toda la variación de congruencia dentro de ese lapso se debe al cambio en la

opinión de los ciudadanos, también es posible suponer que las elites son estáticas en

sus posicionamientos. Puede que hagan variar los contenidos o issues asociados a

sus posturas de derecha-o izquierda pero es poco probable que durante un período

de gobierno los legisladores cambien de posicionamiento ideológico.

Una última objeción a las medidas obtenidas radica en que la encuesta de Elites y la de

opinión pública no siempre se realizan el mismo año. Podría suceder que la coincidencia

de los operativos captara mayor congruencia que en los caso donde se relevan en

distintos años. Para asegurarse que esto no afectara la medida, se realizó un análisis de

correlación entre las medidas de congruencia y la simultaneidad de los operativos de

PELA y LAPOP. Los resultados muestran ausencia de relación.

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VII- Análisis.

A continuación se presenta un primer análisis de los datos más relevantes que ha

producido el índice propuesto medido a lo largo del tiempo. El objetivo es describir los

hallazgos a través de dos abordajes, uno que permite observar a los países según el nivel

y variación de congruencia a lo largo del tiempo (análisis desagregado), y otro que

analiza los comportamientos de la congruencia entre períodos (análisis agregado).

a) Una descripción de la congruencia en los países latinoamericanos.

Una vez calculado el índice para todos los años y en todos los países, se consigue

visualizar que en Latinoamérica, en promedio, la congruencia es de 75 con una

desviación de 8 puntos. Si se consideran los países según la variación y promedio de la

congruencia desagregada (Gráfico I) se puede apreciar que en algunos la variabilidad es

mayor al promedio como Guatemala, Perú, Uruguay, Panamá, Honduras y otros más

bajos como República Dominicana, El Salvador, Chile. También nos muestra que hay

países dónde la congruencia varía poco, como son Chile, Perú, México Colombia. Se

destaca el caso de Bolivia que aparece con baja y variable congruencia así como

Panamá, Honduras, Nicaragua, Ecuador y Costa Rica con congruencia por encima del

promedio y muy variable.

GRÁFICO I

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Fuente: Elaboración propia a partir de datos de PELA y LAPOP.

La variación que se encuentra puede estar sujeta a la cantidad de observaciones en cada

país25, la clasificación permite un primer acercamiento al componente dinámico de la

congruencia en la región.

El análisis de la variación de la congruencia en el tiempo en cada país resulta más

interesante. El GRAFICO II muestra que los casos de Chile, México, Paraguay, Perú,

Uruguay y República Dominicana muestran poca variación de la congruencia aunque

tanto México como Paraguay y Uruguay muestran un cambio en la tendencia. Para el

año 2010, en Uruguay la congruencia aumenta, mientras que en México ese mismo año

disminuye. En Uruguay el punto más alto de la serie se registra en torno a los comicios

de 2009, cuando se eligió como presidente a José Mujica26. En México el punto más

alto se registra durante la elección de 2006 dónde Felipe Calderón triunfó por

escasísimo margen sobre el candidato Andrés Manuel López Obrador27.

GRÁFICO II

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Fuente: Elaboración propia a partir de datos de PELA y LAPOP.

.

En el Gráfico III se puede ver cómo en Colombia y Ecuador la variación anual de

congruencia parece marcar una tendencia decreciente en el primero y levemente en

aumento en el segundo. Por su parte, en Panamá aparece un punto mínimo en el año

2006, para recuperarse en los años subsiguientes.

GRAFICO III

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de PELA y LAPOP.

Por último en Bolivia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua la

congruencia es más dinámica. Gráfico IV

GRAFICO IV

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Fuente: Elaboración propia a partir de datos de PELA y LAPOP.

Para Bolivia la variación muestra una importantísima disminución de la congruencia

política que comienza en la medición de 2006 y se derrumba hacia con la re-elección de

Evo Morales. En los demás países las variaciones parecen estar asociadas a ciclos,

crecen y decrecen, a veces relacionada a un año electoral, como en Nicaragua 2006 con

el regreso a la presidencia del histórico líder Daniel Ortega. En Honduras el punto más

alto se encuentra próximo a la elección de Manuel Zelaya, pero se derrumba

rápidamente. De manera opuesta en Costa Rica el momento de caída coincide con el

gobierno de Miguel Ángel Rodríguez y está acompañado por un importante aumento

del número efectivo de partidos y reformas electorales28. Por su parte, en El Salvador y

Guatemala los puntos más altos no parecen estar tan asociados a instancias de elección

presidencial.

b) Causas de la congruencia

b.1) NIVELES DE CONGRUENCIA (Análisis desagregado)

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Según se desprende del análisis descriptivo la congruencia en América Latina es

variable y bastante diferente en cada país. A veces parece que se correspondiera a

instancias electorales, pero a veces no. Buscando una mejor comprensión del

fenómeno, esta investigación propone observar cómo inciden factores intertemporales e

inter-períodos.

Para el análisis de la unidad país-año se trabajó con un análisis de regresión múltiple29,

buscando encontrar si el ciclo político, los desempeños económicos, la proximidad de

los ciudadanos con los partidos políticos y la movilización social explican los cambios

en los niveles de congruencia en la región.

En primer lugar se observó que la proximidad con los partidos no tiene influencia en la

variación anual de la congruencia. Como esta variable tiene problemas de colinealidad

con la de movilización fue eliminada del modelo30. Según se observa en el cuadro I, el

modelo total no es muy importante, el R cuadrado corregido no es muy alto, o sea el

modelo da cuenta de una parte de la variación de la congruencia en la región.

CUADRO I- Resumen del modelo Intersección en todo el periodo estudiado

Modelo R R cuadrado R cuadrado corregida Error típ. de la estimación

1 ,538(a) ,290 ,213 7,15825

a Variables predictoras: (Constante), e5 Que las personas participen en manifestaciones permitidas por

la ley. ¿Hasta qué, CICLO, Desempleo, Inflación

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de PELA y LAPOP.

A pesar de esto, lo más interesante es señalar el tipo de influencia que tienen las

variables explicativas controladas por todas las demás variables del modelo (Cuadro II).

En primer lugar se puede señalar que a diferencia de las expectativas teóricas, el ciclo

de gobierno no tiene una incidencia muy importante (ver coeficientes estandarizados

Beta) y tampoco es una variable significativa.

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Por otro lado, se encuentra que los indicadores económicos, medidos como variación

anual de desempleo e inflación31, tienen una fuerte y significativa relación con los

niveles de congruencia. Cuando aumenta el desempleo así como cuando aumenta la

inflación, aquella disminuye.

Finalmente, el apoyo a las manifestaciones también aparece como un importante

predictor de congruencia política en la región. A mayor apoyo a movilizaciones legales,

mayor congruencia.

Cuadro II- Coeficientes del modelo.

Modelo 1 Coeficientes no estandarizados Coeficientes estandarizados T Sig.

B Error típ. Beta

(Constante) 53,371 11,561 4,617 ,000

CICLO ,046 ,042 ,159 1,084 ,285

Desempleo -1,225 ,341 -,559 -3,590 ,001

Inflación -,709 ,328 -,354 -2,161 ,037

Participación manifestaciones 5,029 1,841 ,440 2,731 ,010

a Variable dependiente: Intersección.

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de PELA y LAPOP. Datos económicos del Banco Mundial y Political Database of the

Americas.

Según los resultados del modelo, queda rechazada la hipótesis 1: no existe relación entre

el ciclo político y los niveles de congruencia. Tampoco se cumple la hipótesis 2: la

proximidad con los partidos políticos no se relaciona con el fenómeno. Pero si la

hipótesis 3 a y b. Así como la hipótesis 4. Cuando disminuye el desempleo así como

cuando disminuye la inflación o existe mayor apoyo a las manifestaciones sociales la

congruencia política es mayor.

En definitiva, este modelo acotado a pocas variables explicativas32 permite ver que los

niveles de congruencia observados no está tan sujeto a ciclos políticos ni al

enraizamiento de los partidos en la sociedad, sino que parecen sujetos a resultados

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económicos a corto plazo producto de las políticas implementadas así como a la

capacidad de introducción de demandas a través de los movimientos sociales.

b.2) NIVELES DE CONGRUENCIA ENTRE PERÍODOS (Análisis Agregado)

Otra serie de hipótesis referían a la incidencia del sistema político sobre la congruencia.

Para un análisis cuidadoso fue necesario agrupar las observaciones por período, y al

hacerlo disminuyó el número de casos, por lo que los análisis de regresión no son

aplicables, limitando a observar correlaciones bivariadas entre las características del

sistema y la congruencia en los períodos como se muestra en el Grafico V.

Gráfico V. NIVELES SEGÚN PERIODO. SISTEMA POLITICO. DESPROPORCIÓN,

POLARIZACIÓN y VOLATILIDAD

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Fuente: Elaboración propia a partir de datos de PELA y LAPOP. Y datos del OPAL Observatorio de partidos Políticos en América

Latina.

Rápidamente, los gráficos muestran una tímida incidencia de las características del

sistema en los niveles de congruencia en los períodos. No aparece relación esperada

entre desproporción electoral y congruencia. Períodos y países con diferentes niveles de

desproporción tienen diversos niveles de congruencia. No se cumple la “Hipótesis

Período 1”.

Algo similar sucede con los datos de polarización, no hay una relación clara. Aunque, si

se eliminaran algún caso desviado como parecería ser la República Dominicana,

entonces la relación sí tomaría fuerza. En este caso, a mayor polarización menor

congruencia política. La “hipótesis período 2” se confirmaría.

Por último, la relación entre volatilidad y congruencia no es clara, sin embargo no se

encuentran casos en el cuadrante inferior izquierdo del gráfico. No hay países con alta

volatilidad que tengan baja congruencia. Existe al menos una tendencia que no permite

rechazar la “hipótesis período 3” dónde se proponía que a mayor volatilidad mayor

congruencia. Para ésta hipótesis, y vista la agrupación de países se indagó sobre qué

sucedía con la relación agrupando los datos en dos regiones33. Aquí se aprecia que en

cada sub región la relación sigue la tendencia pero en Centro América y México es más

pronunciada que en América del Sur34.

Por último, llama la atención que la simpatía con los partidos no se vincule con los la

congruencia, en tanto indicador de representación política democrática, donde los

partidos políticos deberían ser el agente de representación por excelencia. Es posible

suponer que el enraizamiento de los partidos en la sociedad tenga que ver con los

niveles de congruencia en los períodos y no en toda la serie. Por eso se muestra los

resultados de ésta variable en el gráfico VI.

Gráfico VI

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Cuando se observa entonces la simpatía política en el período se encuentra que si

existe una relación, que es diametralmente opuesta si se mira América del Sur vs.

Centro América. En la primera a mayor simpatía promedio, mayor congruencia. En

la otra los datos parecen contraintuitivos. En aquellos países y períodos dónde la

media de ciudadanos no simpatiza con ningún partido político, se registra mayor

congruencia.

VIII - Conclusiones.

Esta ponencia, mediante una medida robusta y utilizando los mejores datos disponibles,

presentó el funcionamiento de la congruencia política en América Latina. Mostró que la

congruencia en América Latina varía entre países, entre años y períodos de gobierno. Y

debido a que el patrón de variación no parece muy claro, propuso mirar variables que

hacen al concepto dinámico de la representación.

A fin de explicar los niveles de congruencia, se descubrió que por sí mismo el ciclo

político no tiene relación con la congruencia política. Sin embargo, otras variables de la

explicación dinámica aparecen con fuerza, a saber: los resultados de políticas de

impacto más inmediato en la ciudadanía -desempleo y la inflación-, así como el

respaldo a las manifestaciones legales. Si el apoyo a las manifestaciones legales

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aumenta cuando hay un ciclo de protesta35 con causas legítimas para la población,

también hace al proceso de elaboración-resultados de políticas.

Además se comprobó que la desproporcionalidad electoral no afecta la congruencia.

Pero si la polarización y la volatilidad. Además el estudio encontró que la proximidad

con los partidos políticos es relevante para mirar el fenómeno de congruencia entre

períodos, y no para la variación general. Que esta relación además sea distinta cuando

se separa por sub-regiones al continente es más interesante aún. Tal vez los partidos

políticos tienen más protagonismo en ciertas democracias, mientras que en otras los

ciudadanos se apoyen en mecanismos alternativos para lograr que sus preferencias y

demandas sean escuchadas.

En definitiva, los hallazgos de este trabajo demuestran la necesidad de desarrollar más

estudios sobre este fenómeno, donde se incorpore nuevas variables a las ya testeadas, y

esto en un posible análisis multinivel como en análisis de tipo cualitativos que permitan

desentrañar mejor las causas y sus combinaciones, para lograr una nueva teoría sobre la

representación política para América Latina.

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ANEXO I

Datos, fuentes de información y medidas:

A) OPINIÓN DE LAS ELITES.

La información de Élites proviene del proyecto Encuestas Elites Parlamentarias de

América Latina (PELA) Se trabaja con cada país- año disponible. (Ver tabla anexo por año de

realización del operativo y período de gobierno al que pertenece la medición)

Pregunta “Como recordará, cuando se habla de política se utilizan normalmente las expresiones

izquierda y derecha. En esta tarjeta hay una serie de casillas que van de izquierda a derecha. ¿En

qué casilla se colocaría Ud. teniendo en cuenta sus ideas políticas? 1 izquierda 10 derecha. Se

trabaja las Frecuencias de respuestas de cada país año disponible (Ver ANEXO)

B) OPINIÓN PÚBLICA

Los de Opinión Pública del Barómetro de las Américas por el Proyecto de Opinión Pública de

América Latina (LAPOP) 1993-2010.

Indicador: Autoidentificación ideológica. Pregunta: “Cambiando de tema, en esta tarjeta

tenemos una escala del 1 a 10 que va de izquierda a derecha, en la cual el número 1 significa

izquierda y el 10 significa derecha. Hoy en día cuando se habla de tendencias políticas, mucha

gente habla de aquellos que simpatizan más con la izquierda o con la derecha. Según el sentido

que tengan para usted los términos "izquierda" y "derecha" cuando piensa sobre su punto de

vista político, ¿dónde se encontraría usted en esta escala?” Categorías: 1 izquierda a 10

derecha. Frecuencias de respuestas de cada país año disponible (Ver ANEXO)

Simpatía hacia un partido político Pregunta: VB10. ¿En este momento, simpatiza con algún

partido político? 1 Si 2 No. (Media país en cada año disponible)

Variable: Apoyo a manifestaciones legales: Que las personas participen en manifestaciones

permitidas por la ley. ¿Hasta qué punto 1- Desaprueba firmemente 7 Aprueba firmemente.

(Media país en cada año disponible)

C) ECONÓMICOS

Los datos económicos: Los Indicadores del desarrollo mundial (IDM) Del Banco Mundial

disponibles en: http://datos.bancomundial.org/indice/ios-indicadores-del-desarrollo-mundial

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Variación Anual de la inflación. Dato año-país, Variación Anual del desempleo. Dato año-país

D) SISTEMA POLÍTICO:

Los datos del sistema político son del Observatorio de Partidos Políticos en América

Latina (OPAL) disponibles en: http://americo.usal.es/oir/opal/indicadores.htm . Indicadores:

Desproporción dato año-período Volatilidad dato año-perídodo POP (Polarización

ponderada s/otros partidos) dato año período.

= CICLO DE GOBIERNO.

A partir de la información sobre elecciones en cada país en el proyecto OPAL y en

Political Database of the Americas http://pdba.georgetown.edu/elecdata/elecdata.html. Se

construyó un indicador con el porcentaje de tiempo respecto a la elección. El año electoral es

0% y crece según la duración del mandato a fin de mejorar la comparabilidad temporal entre

países.

ANEXO II.

La tabla de casos e índices resume la información de cada país y se encuentra dividido

en períodos presidenciales que comienzan en el año de la elección del presidente y

terminan en el año de la elección del nuevo mandatario. 36 Dentro de cada período se

encuentran los años en que existió algún operativo de LAPOP y/o de PELA. Por

ejemplo, en Argentina, en el período 1995-1998 (último mandato de Menem) en el año

1996 y en el 1998 se realizaron encuestas PELA pero no hubo encuestas LAPOP.

Cuando no existe encuesta de Elite en el período no es posible calcular los índices de

congruencia. Tampoco si no existen encuestas de OP como por ejemplo para los

primeros períodos de Argentina. Por eso la tabla muestra espacios en blanco.

Los índices se calculan sólo para aquellos años en cuyo período existe al menos una

encuesta de PELA y al menos una de LAPOP. Por ejemplo, en Bolivia en el período

2002-2004 (presidente Evo Morales). Se realizaron dos encuestas LAPOP una en 2002

y otra en 2004. Mientras que la de PELA se ralizó en 2003. Como se considera que la

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opinión de la Élite no varía, se la deja fija para todo el período. Así, los índices 2002 y

2004 en Bolivia son el resultado del cálculo de la distribución de LAPOP de cada año

contra la de PELA de todo el período (obtenida el 2003). La lógica del cálculo es medir

la diferencia, o la intersección de la distribución de Opinión Pública con la de Elite del

período.

Los resultados de cada índice se presentan en las últimas cuatro columnas.

Las celdas con dónde aparece “sd” significa que no hay datos. Porque faltó al menos

una fuente de datos.

CASOS E ÍNDICES 1/3

PAÍS

Perídodo (Elección)

Año

Año L

APO

P

Año PE

LA

Intersección 10

Manhattan

GallagehrIN

V

Intersección 5

Argentina

1995-1998 1996 sd 1996 sd sd sd sd

1998 sd 1998 sd sd sd sd

2003-2006 2004 sd 2004 sd sd sd sd

2007-2011 2008 sd 2008 sd sd sd sd

2010 2010 2010 69,0 1,0 81,3 69,1

Bolivia

1993-1996 1996 sd 1996 sd sd sd sd

1997-2001

1998 1998 1998 67,2 1,0 81,2 72,2

2000 2000 sd 69,4 1,0 82,8 74,0

2002-2004

2002 2002 sd 76,4 1,5 87,4 76,5

2003 sd 2003 sd sd sd sd

2004 2004 sd 79,6 1,1 88,7 79,8

2005-2008

2006 2006 2006 68,2 1,5 81,7 72,5

2008 2008 sd 67,0 1,4 82,1 71,9

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2009-2012 2010 2010 2010 50,9 2,4 71,2 53,2

Chile

1993-1996 1993 sd 1993 sd sd sd sd

1994 sd 1994 sd sd sd sd

1997-2000 1998 sd 1998 sd sd sd sd

2001-2004 2002 sd 2002 sd sd sd sd

2005-2008 2006 sd 2006 65,1 0,6 82,5 69,7

2007 2007 sd 65,1 0,6 81,8 69,7

2009-2013 2010 2010 2010 69,1 0,5 82,3 71,7

Colombia

1998-2001 1998 sd 1998 sd sd sd sd

2002-2005

2003 sd 2003 sd sd sd sd

2004 2004 sd 66,3 1,0 78,6 70,6

2005 2005 sd 67,5 1,1 79,7 67,5

2006-2009

2006 2006 2006 69,9 1,4 82,7 71,3

2007 2007 sd 71,9 1,3 83,3 73,4

2008 2008 sd 70,3 1,3 83,1 72,7

2009 2009 sd 73,8 1,3 84,3 75,7

Costa Rica

1994-1997

1994 sd 1994 sd sd sd sd

1995 1995 sd 87,1 sd sd 87,1

1998-2001 1998 sd 1998 sd sd sd sd

2002-2005

2002 2002 2002 78,1 1,1 88,0 78,1

2004 2004 sd 62,6 1,6 80,2 63,2

2006-2009

2006 2006 2006 71,8 0,9 85,0 77,1

2008 2008 sd 69,0 1,2 79,2 70,3

2010-2014 2010 2010 2010 71,0 0,9 82,5 76,8

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CASOS E ÍNDICES 2/3

PA

ÍS

Perídodo (E

lección)

Año

Año L

APO

P

Año PE

LA

Intersección 10

Manhattan

GallagehrIN

V

Intersección 5

Ecuador

1996-1997 1996 sd 1996 sd sd sd sd

1998-2001 1998 sd 1998 sd sd sd sd

2001 2001 sd 88,5 0,4 94,0 94,4

2002-2005

2002 2002 sd 73,5 0,7 84,5 75,0

2003 sd 2003 sd sd sd sd

2004 2004 sd 72,0 0,8 84,0 74,0

2006-2008 2006 2006 sd 69,7 0,9 83,0 71,0

2009-2011

2009 sd 2009 sd sd sd sd

2010 2010 sd 70,4 1,4 84,4 72,4

El Salvador

1994-1998

1994 sd 1994 sd sd sd sd

1995 1995 sd 71,4 0,4 82,6 77,5

1998 sd 1998 sd sd sd sd

1999-2005

1999 1999 sd 55,5 1,1 74,5 61,0

2000 sd 2000 sd sd sd sd

2003 sd 2003 sd sd sd sd

2004 2004 sd 62,4 1,8 75,5 63,3

2006-2008

2006 2006 2006 71,3 0,8 82,3 73,9

2008 2008 sd 70,9 0,8 83,1 71,8

2009-2011 2009 sd 2009 sd sd sd sd

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2010 2010 sd 61,0 1,0 77,0 67,5

Guatemala

1995-1998 1998 sd 1998 sd sd sd sd

1999-2002

1999 1999 sd 77,4 0,7 86,7 78,8

2002 sd 2002 sd sd sd sd

2003-2006

2004 2004 2004 84,5 0,6 90,9 88,6

2006 2006 sd 88,6 0,2 94,0 92,3

2007-2010 2008 2008 2008 73,1 0,6 85,8 81,4

2010 2010 sd 81,3 0,5 90,7 87,8

Honduras

1993-1996 1994 sd 1994 sd sd sd sd

1997-2000 1999 sd 1999 sd sd sd sd

2001-2004 2002 sd 2002 sd sd sd sd

2004 2004 sd 83,3 0,7 88,1 86,3

2005-2008

2006 2006 2006 73,0 0,9 84,7 75,5

2008 2008 sd 84,3 0,3 91,2 91,9

2009-2013 2010 2010 2010 71,3 0,8 83,0 73,7

México

1994-1999

1995 sd 1995 sd sd sd sd

1998 sd 1998 sd sd sd sd

2000-2005

2001 sd 2001 sd sd sd sd

2004 2004 2004 74,6 1,1 87,2 74,6

2006-2011

2006 2006 2006 75,5 1,4 86,9 75,6

2008 2008 sd 75,2 1,3 87,7 77,3

2009 sd 2009 sd sd sd sd

2010 2010 sd 71,2 0,9 84,7 71,4

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CASOS E ÍNDICES 3/3

PAÍS

Perídodo (Elección)

Año

Año L

AP

OP

Año PE

LA

Intersección 10

Manhattan

GallagehrIN

V

Intersección 5

Nicaragua

1996-2000

1997 1997 sd 62,6 0,7 80,5 67,9

1998 sd 1998 sd sd sd sd

1999 1999 sd 70,5 0,7 81,0 62,6

2001-2005 2002 sd 2002 sd sd sd sd

2004 2004 sd 73,1 1,5 86,0 77,6

2006-2010

2006 2006 sd 88,4 0,6 93,6 92,0

2007 sd 2007 sd sd sd sd

2008 2008 sd 73,3 1,1 83,2 76,9

2010 2010 sd 74,4 1,0 84,3 80,0

Panamá

1999-2003 2002 sd 2002 sd sd sd sd

2004-2008

2004 2004 2004 84,5 0,2 91,7 94,1

2006 2006 sd 73,8 1,4 85,4 73,8

2008 2008 sd 75,3 0,6 85,8 81,5

2009-2013

2009 sd 2009 sd sd sd sd

2010 2010 sd 82,3 0,7 91,1 86,1

Paraguay

1993-1997 1996 sd 1996 sd sd sd sd

1998-2002 1998 sd 1998 sd sd sd sd

2003-2007 2003 sd 2003 sd sd sd sd

2008-2012

2008 2008 2008 61,5 1,0 74,4 71,9

2010 2010 sd 67,4 0,9 78,0 77,4

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Perú

1995-2000 1995 sd 1995 sd sd sd sd

1998 1998 sd 76,5 0,4 86,2 79,8

2001-2005 2001 sd 2001 sd sd sd sd

2006-2010

2006 2006 2006 69,8 0,9 81,5 84,3

2007 2007 sd 67,1 0,9 80,1 83,4

2010 2010 2010 81,0 0,7 86,5 81,3

Rep Dominicana

1994-1999 1995 sd 1995 sd sd sd sd

2000-2003 2003 sd 2003 sd sd sd sd

2004-2007 2006 2006 2006 54,6 2,0 71,1 59,9

2008-2010 2008 2008 sd 56,2 1,8 73,5 62,0

2010 2010 sd 63,0 1,5 76,9 67,4

Uruguay

1994-1998 1996 sd 1996 sd sd sd sd

1999-2003 2001 sd 2001 sd sd sd sd

2004-2008

2005 sd 2005 sd sd sd sd

2007 2007 sd 75,3 1,4 85,6 77,4

2008 2008 sd 71,7 1,3 85,0 77,4

2009-2013 2010 2010 2010 68,1 0,6 84,1 87,1

Venezuela 1993-1999 1995 sd 1995 sd sd sd sd

2000…. 2000 sd 2000 sd sd sd sd

Brasil

2002…. 2005 sd 2005 sd sd sd sd

2010…. 2010 2010 sd sd sd sd sd

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1

Diferentes actores, diferente representación. Un análisis a través de la congruencia ideológica

Patricia Otero Felipe ([email protected]), Araceli Mateos Díaz ([email protected])

y Cristina Rivas Pérez ([email protected])

Paper preparado para el Congreso VIII Congreso Latinoamericano de Ciencia Política. ALACIP 20151 Perú, 22 al 24 de julio de 2015

1 Se trata de un trabajo en proceso. Se ruega no citar sin autorización de las autoras.

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1. Introducción El estudio de la representación política sigue protagonizando buena parte de las discusiones y debates académicos, tanto desde un punto de vista teórico, es decir qué es la representación o qué principios la hacen posible, como también desde una perspectiva empírica, esto es, cuándo existe y sobre todo cómo analizarla (Otero Felipe, 2014). El trabajo de Miller y Stokes (1963) supuso el punto de partida para numerosos trabajos teóricos y empíricos que abordan el estudio de la representación política a través de la congruencia, estableciendo no sólo distintos niveles de congruencia sino también aquellos elementos explicativos que están detrás de su variación2

(Otero Felipe, 2011). Sin embargo, y a pesar de la relevancia del tema, los trabajos llevados a cabo sobre la congruencia entre ciudadanos y representantes han arrojado resultados diferentes tanto en el nivel de congruencia como en el tipo de factores que explican por qué unos sistemas políticos presentan niveles de congruencia mayores que otros. Lo que pone de manifiesto la complejidad de su operacionalización y conceptualización. Es habitual encontrar en la literatura diferentes acepciones para referirse al mismo concepto. Además de congruencia, se habla de correspondencia, coordinación, vínculos, representación, e incluso “responsiveness” o receptividad. En este trabajo se utilizarán indistintamente los términos de congruencia, vínculos y representación3, entendiendo por congruencia el grado de coincidencia de posturas ideológicas y/o programáticas entre los ciudadanos y las élites políticas, o entre los partidos y sus votantes (Otero Felipe, 2011). La discusión sobre la representación política desde una perspectiva empírica, y derivado de ello también sobre la congruencia, ha estado circunscrita al poder legislativo, sin embargo, y pese a la relevancia del presidencialismo en América Latina, son muy reducidos los trabajos en los que las unidades de análisis sean quienes ocupan la presidencia. El presente trabajo forma parte de una investigación en curso que contribuye a este debate abierto e incorpora, al estudio de los niveles de congruencia entre votantes y partidos, la novedad de los niveles de congruencia entre votantes y candidatos a la presidencia. Intenta averiguar en qué caso la congruencia es mayor y, además, si esta posible diferencia varía al interior de los países y a lo largo del tiempo. Las preguntas concretas a las que se pretende responder son tanto de tipo descriptivo: ¿Qué partidos presentan una mayor congruencia ideológica con sus votantes en América Latina? ¿Existen semejanzas a nivel país o largo el tiempo? ¿Qué candidatos presentan una mayor congruencia ideológica con sus votantes? ¿En qué casos los candidatos y los partidos muestran una conexión ideológica similar con los electores?; como explicativo: ¿Qué factores permiten explicar el grado de congruencia ideológica de los votantes con los partidos? ¿Y la de los votantes con los candidatos a la presidencia? Por lo que se refiere a los elementos sobre los que se analiza el tipo de congruencia, en las siguientes páginas se calculan dos indicadores que capturan la congruencia, la proximidad y el centrismo, utilizando datos provenientes de dos fuentes de información: las encuestas a 2 Achen (1978); Weissberg (1978); Dalton (1985); Converse y Pierce (1986); Huber y Powell (1994); Marsh y Wessels (1997); Miller et al. (1999), Thomassen y Schmitt (1999); Powell (2009). 3 No obstante, hay que señalar que la medición de congruencia se considera un indicador de la existencia de representación política en sus dimensiones sustantiva o descriptiva, siguiendo la terminología de Pitkin (1967), pero congruencia y representación no son términos equivalentes (Otero Felipe, 2014).

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ciudadanos del Barómetro de las Américas de la Universidad de Vanderbilt y las encuestas del Proyecto Elites Latinoamericanas (PELA) de la Universidad de Salamanca correspondientes a 11 países latinoamericanos entre 2004 y 2012. El trabajo se estructura en seis apartados entre los que se incluye esta introducción. En el segundo apartado se presentan las principales alternativas metodológicas utilizadas en la literatura para el cálculo de la congruencia y aquellos elementos que han condicionado, en cierto modo, los hallazgos encontrados en los niveles de congruencia entre representantes y representados. En el tercero se describen las relaciones no exploradas hasta el momento entre congruencia legislativa y presidencial y qué variables explicarían dicha relación. En los dos últimos apartados del trabajo, se describen los resultados de los indicadores de proximidad y centrismo para los países de América Latina analizados y se explican las diferencias encontradas. Por último, se presentan las principales conclusiones del trabajo. 2. Congruencia y Representación. Operacionalización y medición A la hora de hablar de la “salud” de la democracia en América Latina es frecuente leer que existe una crisis de representación política (Mainwaring et al, 2006), y una crisis de los partidos políticos (Albala y Vieira, 2014). Esto ha hecho que el vínculo establecido entre representantes y representados, como resultado de diferentes procesos electorales, haya pasado a ser objeto de análisis de un mayor número de trabajos en la región, que tratan de conocer los motivos o factores tenidos en cuenta para buscar, y otorgar, el poder. También para saber en qué medida dichos representantes utilizan elementos ideológicos o programáticos claramente diferenciados de los de otros representantes para comunicar qué es lo que pretenden llevar a cabo, y cómo estos elementos coinciden o no con las preferencias de un grupo de electores. Wlezien y Soroka (2012) señalan que se trata de comprobar en qué medida los intereses y posiciones ideológicas de los ciudadanos están presentes en las diferentes instituciones representativas. Como se ha mencionado anteriormente, la aproximación a la representación política a través de la congruencia cuenta con un buen número de trabajos, teóricos y empíricos, a partir del ya citado estudio clásico de Miller y Stokes (1963) quienes analizaron empíricamente los vínculos entre representantes y representados estadounidenses, comprobando su validez en dos momentos temporales distintos. Por un lado, observaron las preferencias ciudadanas y de los legisladores de 116 distritos en relación a diferentes temas políticos y, por otro lado, analizaron los votos emitidos posteriormente en el órgano legislativo (Otero Felipe, 2011). Sin embargo, la gran mayoría de los trabajos sobre congruencia han tenido un enfoque principalmente sistémico, algo que ha limitado conocer el origen de los vínculos en los diferentes partidos políticos y condicionado el tipo de explicaciones dadas sobre el grado de congruencia encontrada, fundamentalmente de tipo institucional-electoral (Otero Felipe 2014).

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En ese ámbito de investigación, más novedoso para el caso latinoamericano, se justifica la realización de un nuevo trabajo sobre representación política a partir de la congruencia ideológica. La mayor parte de las investigaciones existentes sobre este objeto de análisis focalizan su atención en los vínculos establecidos (ideológicos y/o programáticos) con los partidos políticos o con los legisladores elegidos (Luna y Zechmeister, 2005, Otero Felipe y Rodríguez Zepeda, 2010; España-Nájera y Rosón, 2010) en un momento concreto del tiempo. Sin embargo, el presente trabajo pretende ir un poco más allá y, además de los partidos políticos, incorpora a los candidatos a la presidencia como actores de representación. En ambos casos el interés no sólo reside en conocer la magnitud de dicha congruencia sino en la posible variación al interior de los países y a lo largo del tiempo. Cheresky (2006: 16) sostiene que las elecciones presidenciales “ilustran, y a la vez absorben parcialmente, la crisis de representación que se ha extendido en las sociedades latinoamericanas” ya que se está produciendo una transformación en las relaciones políticas, un cambio en las identidades y el tipo de liderazgos. Por ello, en este caso se busca conocer si hay una mayor o menor distancia o correspondencia en términos ideológicos de los votantes respecto a los partidos o respecto a los candidatos a la presidencia por los que votan. En la literatura se encuentran formas muy variadas de medir la congruencia así como divergencias en los datos empleados para construir el indicador, lo que da indicios para identificar cuándo existe congruencia y cómo medir esa congruencia es un proceso complejo al que parece, pese a que en los últimos años se ha convertido en un tema frecuente debate y discusión académica, no existir un claro consenso al respecto. En este sentido, en la literatura clásica se pueden encontrar, principalmente, cuatro elementos que condicionan el estudio de la congruencia: las unidades de análisis seleccionadas, la operacionalización del concepto, las fuentes de datos utilizadas para la estimación de la congruencia y, el tipo de temas analizados (Otero Felipe, 2014). En cuanto al primer elemento, se deben diferenciar los análisis en función de quién o quiénes son los actores que intervienen. Si el análisis de la congruencia se centra en el nivel de correspondencia entre las actitudes del conjunto del órgano representativo y los ciudadanos representados en él (Weissberg, 1978; Converse y Pierce, 1986), o entre las posiciones ideológicas o programáticas de los electores y el gobierno (Huber y Powell, 1994, Blais y Bodet, 2006), estaríamos ante un análisis de tipo colectivo. Si, por el contrario, el estudio de la congruencia se realiza a partir de los vínculos entre legisladores y sus representados (Miller y Stokes, 1963; Achen, 1978; Converse y Pierce, 1986) o de partidos y sus votantes, siguiendo el modelo de partido responsable (Barnes, 1977; Dalton, 1985; Marsh y Wessels, 1997; Thomassen y Schmitt, 1999, Miller, 1999) estaríamos ante un análisis de tipo diádico (Otero Felipe, 2011). El segundo elemento que interviene en los diferentes análisis de congruencia llevados a cabo, y quizá el más importante es el de la operacionalización del concepto de congruencia, es decir cómo medir la congruencia. La idea que subyace a todos los trabajos sobre congruencia es determinar el grado de coincidencia entre representantes y representados los métodos empleados para ello han sido diferentes. Autores como Miller y Stokes (1983) emplearon el análisis de las correlaciones entre las actitudes de los electores y las de los legisladores para

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establecer los niveles de congruencia, a mayor correlación mayor congruencia entre ellos. El análisis de la congruencia a partir del empleo de coeficientes de correlación o de asociación también ha sido utilizado por autores como Barnes (1977); Weissberg (1978); o Farah (1980) entre otros. El uso de esta metodología se ha visto expuesto a importantes críticas, la principal radica en que el uso de las correlaciones no tienen en cuenta la distribución estadística de las opiniones de los representantes y sus representados, lo que puede generar errores en la estimación de los coeficientes, sobreestimando o subestimando la relación (Otero Felipe, 2011). Otra de las medidas más extendidas en los últimos años son las que utilizan las distancias entre los promedios de los legisladores/partidos y ciudadanos/votantes (Mattila y Raunio, 2006; Belchior, 2010), donde a mayor distancia menor congruencia. Aunque uno de los principales problemas que presenta el uso de las distancias simples (Pierce, 1999; Golder y Stramski, 2010) es que considera a los legisladores y los votantes como unidades de análisis equivalentes y no tiene en cuenta la dispersión de las opiniones existente en los votantes (Otero Felipe, 2014), o el diferente acceso a la información entre un conjunto de población muy informada como son los representantes, y el conjunto de la sociedad, donde los grados de información son diferentes. Los indicadores propuestos por Achen (1978) son, probablemente, los más completos. Basándose en las críticas realizadas al uso de las correlaciones y las distancias simples, Achen plantea tres indicadores: la proximidad, el centrismo y la receptividad o “responsiveness”. La proximidad mide el grado de acuerdo que existe entre el partido político y sus votantes (entendidos en forma individual). El centrismo permite conocer el acuerdo absoluto entre un partido y el promedio de los votantes (Achen, 1978: 487-490). Y, por último, la receptividad basada en la idea de predecir la postura de un partido político a partir de las posiciones que muestran sus votantes en la misma dimensión. Aunque estas han sido las aproximaciones empíricas más utilizadas para medir la congruencia, en los últimos años se han presentado algunas alternativas a su medición (Luna y Zechmeister, 2005; Andeweg, 2011; Luna, 2011; Dosek y Trak, 2012). Pero quizá la más novedosa por su enfoque es la realizada por Golder y Stramski (2010), que en cierta manera actualizan el trabajo de Achen (1978). En su trabajo, estos autores tienen en cuenta la conceptualización de la congruencia a partir de las unidades de estudio distinguiendo entre: la congruencia que se genera entre un ciudadano frente a un representante (medida “one to one”), la que existe entre varios ciudadanos frente a un representante (medida “many to one”) y la congruencia de actitudes de varios ciudadanos frente a varios representantes (medida “many to many”). En el presente trabajo, para analizar la congruencia ideológica en América Latina, se aplican dos de las medidas propuestas por Achen (1978): proximidad y centrismo para cada partido-votantes y para cada candidato a la presidencia-votantes. Se analizan ambas diadas para 11 países latinoamericanos, utilizando para las posiciones ideológicas de los representantes la base de datos del Proyecto Elites Latinoamericanas (PELA) de la Universidad de Salamanca entre los años 2004 y 2012, según los datos disponibles para cada uno de los países. En el cuestionario aplicado en dicho proyecto, a cada diputado se le pregunta, entre otros muchos

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aspectos, por su ubicación ideológica en una escala de 1 a 10 donde el 1 es izquierda y el 10 es derecha y la ubicación de una serie de candidatos presindenciales en dicha escala. Para las ubicaciones de los ciudadanos se han utilizado los datos del Barómetro de las Américas de la Universidad de Vanderbilt (LAPOP)4. La pregunta sobre ubicación ideológica de los candidatos presidenciales presenta una idéntica formulación y escala de medida que la pregunta a los diputados5. Para el caso de los ciudadanos se han seleccionado aquellas encuestas donde se preguntó por el recuerdo de voto en las elecciones legislativas y en las presidenciales. De esta manera, la selección de los casos ha estado determinada, no sólo por la correspondencia temporal entre ambas bases de datos en los diferentes países, sino también por la presencia de un relativo recuerdo de voto legislativo y presidencial en las encuestas de opinión pública. Este hecho ha limitado la incorporación de todos los países latinoamericanos. En primer lugar, se ha calculado el indicador de proximidad para estimar hasta qué punto coinciden las orientaciones ideológicas del partido o de los candidatos con las de sus representados (entendidos de forma individual). Estas distancias se han obtenido para cada díada partido-votantes de dicho partido, y para cada diada candidato a la presidencia-votantes de dicho candidato, a través del sumatorio de la resta entre la media de la posición del votante y la media de la posición del partido (o entre la media de la posición sobre el candidato a la presidencia), todo ello elevado al cuadrado y dividido por el número de votantes de cada partido (Otero Felipe, 2014). De tal modo, que una alta puntuación indicaría un vacío de acuerdo entre el votante y el partido, o entre el votante y el candidato (y, por la tanto menos congruencia) y viceversa. En segundo lugar, se calcula el centrismo para medir el acuerdo absoluto entre un partido y el promedio ideológico de sus votantes, o entre la posición ideológica del candidato a la presidencia y el promedio de sus votantes. Se trata de un índice del rendimiento del representante (partido o candidato) que se calcula como la diferencia entre la proximidad hallada (siguiendo a Achen, 1978) y la varianza (dispersión) en las opiniones de ese electorado. Un tercer elemento a tener en cuenta, que condiciona la operacionalización de la congruencia, es la fuente de datos utilizada. Para medir el vínculo entre ciudadanos y representantes/partidos políticos se recurre, frecuentemente, en el primer caso a las encuestas de opinión pública realizadas a ciudadanos y, en el segundo, o bien a las encuestas realizadas a expertos (académicos, periodistas) en países o regiones o encuestas aplicadas a los propios políticos o legisladores. Pero no siempre obtener esta información es fácil. Existe un obstáculo importante a la hora de poder comparar las actitudes de ciudadanos y representantes en el mismo período de tiempo y, que además, las preguntas formuladas en ambos cuestionarios sean idénticas. Este hecho impacta y limita enormemente la medición de la congruencia.

4 Agradecemos a Manuel Alcántara y al Área de Ciencia Política y de la Admón. de la Universidad de Salamanca la disponibilidad de los datos. Asimismo, agradecemos al Barómetro de las Américas de la Universidad de Vanderbilt (LAPOP) y sus principales patrocinadores (USAID, UNPD, BID y la Universidad de Vanderbilt) por hacer accesibles los datos. 5 En este caso la ubicación ideológica de cada candidato presidencial se ha extraído de las encuestas de PELA donde todos los diputados han respondido a la pregunta sobre la ubicación en la escala ideológica, donde 1 es izquierda y 10 derecha.

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Por último, otro elemento que condiciona los análisis y resultados de congruencia son los temas analizados. ¿La medición ha de ser la misma, o distinta, en función de los temas? Es decir, ¿debe ser distinta en función de si lo que se pretende medir es la congruencia ideológica entre ciudadanos y representantes o la congruencia programática? El eje izquierda-derecha, a pesar de los estudios o trabajos que insisten en cuestionar su validez para el caso latinoamericano como herramienta analítica, es empleada de forma habitual por los políticos y ciudadanos, a pesar de las diferencias existentes en cada contexto nacional, ayudando de esta forma a predecir la pertenencia partidista de los políticos, además de ir asociada a determinadas actitudes y opiniones políticas. Los actores se autoubican, ubican a los partidos y a sus líderes en una escala donde el 1 es la izquierda y el 10 la derecha. Y muestran sus preferencias en cuestiones políticas diferentes que pueden ser transferidas a escalas facilitando análisis estadísticos, y garantizando la validez de dichos indicadores. Una de las razones por la que la dimensión izquierda y derecha ha sido la más estudiada en los análisis de congruencia se debe, en buena parte, a su presencia en los diferentes sistemas políticos y, por otro lado, a que la ideología es, si no la única, una de las pocas preguntas formuladas y con la misma escala de medida en las diferentes encuestas de opinión pública y políticos (Otero Felipe, 2011). No obstante, y como señala en un reciente trabajo Otero Felipe (2014) la emergencia de nuevos temas y dimensiones de conflicto que quedan al margen o son difícilmente explicables desde la dimensión izquierda y derecha y limita el alcance de los trabajos ya existentes que se han centrado únicamente en el estudio de los vínculos ideológicos6. Los partidos políticos, a lo largo del tiempo, sufren cambios de liderazgo, de estructura organizativa y, en ocasiones, también de sus planteamientos ideológicos. Los motivos de dichos reajustes pueden responder a cambios sociales y de competencia política que hacen necesaria una mayor diferenciación respecto a otros partidos presentes en la contienda electoral. En otras ocasiones representan una respuesta para poder abarcar e incorporar temas coyunturalmente relevantes para la ciudadanía. De ahí la importancia de poder investigar sobre una posible incidencia temporal. En este caso, y para algunos países que ha sido posible, se ha incorporado información de diferentes procesos electorales. Teniendo todo esto en cuenta, en este trabajo se utilizan dos diadas diferentes. En primer lugar, la diada establecida entre la ideología de los votantes de diferentes partidos y las posiciones ideológicas de los propios partidos políticos. En segundo lugar, la diada que indaga sobre las similitudes ideológicas entre los votantes de candidatos a la presidencia y las de los propios candidatos. La decisión de utilizar únicamente una variable ideológica para hablar de congruencia recae por un lado en la utilidad de este indicador. Al igual que en el contexto europeo, la dimensión izquierda-derecha estructura gran parte de la competencia partidista en América Latina y funciona, en buena medida, como un indicador de otras cuestiones políticas7. Y, por otro, en la dificultad para encontrar variables similares y comparables para un gran número de países y partidos, así como de candidatos a la presidencia. 6 No obstante, aunque más escasos son los trabajos que miden o tratan de encontrar vínculos programáticos entre representantes y representados. Como se ha señalado anteriormente, la falta de preguntas formuladas de manera idéntica o con escalas de medida exactamente iguales ha dificultado y limitado este tipo de trabajos. 7 Si bien somos conscientes que el espacio político es más complejo y que hay cuestiones políticas no estructuradas en términos ideológicos.

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Son varias las preguntas a las que se intenta dar respuesta en este trabajo en curso, tanto de carácter descriptivo como explicativo: ¿Qué partidos y candidatos presidenciales presentan una mayor congruencia ideológica con sus votantes en América Latina? ¿En qué casos los candidatos y los partidos muestran una conexión ideológica similar con los electores? ¿Existen semejanzas a nivel país o a lo largo del tiempo? ¿Qué factores permiten explicar el grado de congruencia ideológica de los votantes con los partidos? ¿Qué factores permiten explicar el grado de congruencia ideológica de los votantes con los candidatos a la presidencia? En dichas preguntas la variable dependiente es la congruencia ideológica, medida a partir de dos indicadores (proximidad y centrismo) para cada una de las diadas; contando, por tanto, con cuatro variables a describir y explicar. 3. Congruencia legislativa y presidencial: factores explicativos El hecho de que la literatura haya centrado la atención en los legisladores o los partidos políticos como únicos actores de representación a nivel comparado, ha hecho que los factores explicativos de la mayor o menor congruencia estén, casi de manera exclusiva, focalizados y contrastados en ese ámbito. Al ampliar el espacio de investigación al escenario presidencial, algunos de estos factores que influyen en los niveles de congruencia legislativa sirven también para explicar la congruencia presidencial, ya que su efecto es hipotéticamente relevante al analizar los vínculos con los candidatos a la presidencia. Sin embargo, se ha hecho necesario indagar sobre la naturaleza específica de este último tipo de contienda electoral para buscar factores concretos que permitan explicar por qué los vínculos entre los votantes y los candidatos a la presidencia se diferencian de los vínculos con los partidos políticos presentes en el legislativo. A continuación se describen las variables e hipótesis consideradas en este trabajo para explicar los niveles de congruencia ideológica. La relación de causas no es exhaustiva, sino que se incorporan aquéllos para los que se ha obtenido información para todos los países y partidos, así como para todos los candidatos considerados en el trabajo. Las variables se han agrupado en función de si se trata de variables del partido o del candidato, o si son variables a nivel país que puedan explicar las diferencias entre países o a lo largo del tiempo (Cuadro 1).

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Cuadro 1: Variables utilizadas para explicar congruencia ideológica legislativa y presidencial

Nivel de agrupación Tipo de características Variables

Partidos políticos

Características de los partidos -Edad del partido -Ideología del partido -Radicalismo -Cohesión - Tamaño - Posición en el gobierno o la oposición

Características sistémicas -Número efectivo de partidos - Volatilidad

Candidatos presidenciales

Características de los candidatos presidenciales

-Vínculos partidistas -Persona de partido vs. outsider partidista - Radicalismo

Características sistémicas - Número efectivo presidencial - Elecciones concurrentes - Posibilidad de reelección

Fuente: Elaboración propia.

3.1 Factores explicativos de la congruencia ideológica legislativa Para responder a la pregunta ¿qué factores permiten explicar el grado de congruencia ideológica de los votantes con los partidos en América Latina? se han tenido en cuenta seis factores vinculados a cada uno de los partidos, y tres asociados al país al que pertenecen dichos partidos. En primer lugar se ha considerado relevante la edad del partido ya que puede tener efecto en la estructuración de los vínculos con los votantes. Se presupone que un elector posee una mayor cantidad de información sobre un partido con una larga trayectoria electoral, que puede evaluar la credibilidad de sus propuestas o del desarrollo de las mismas en el caso de haberlas implementado (Otero Felipe, 2014). De tal modo que la expectativa es encontrar mayores niveles de congruencia en los partidos de mayor edad. La variedad en la trayectoria de los partidos es muy amplia, ya que los hay con poca experiencia electoral, como son por ejemplo el Partido Acción Ciudadana (PAC) de Costa Rica, o el Partido Renovador Institucional Acción Nacional (PRIAN) de Ecuador, Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA) de El Salvador, o Alianza Liberal Nicaragüense (ALN) de Nicaragua con menos de 5 años en el momento de recogida de la información, frente al Partido Revolucionario Dominicano (PRD) de República Dominicana, el Partido Liberla Hondureño (PL) de Honduras, Partido Revolucionario Institucional (PRI) de México o el Partido Socialista (PS) en Chile, con una trayectoria partidista de más de 70 años. En segundo lugar, la ideología de los partidos representa otro de los elementos que permite indagar sobre la fortaleza y similitud de puntos de vista entre electores y partidos. De hecho, existen trabajos que demuestran claramente diferencias entre ellos. Otero Felipe (2011: 72) asegura que los partidos de centro proporcionan un tipo de información a sus electores más difusa y poseen una menor coordinación ideológica. Por su parte Holmberg (2000) sostiene que los partidos de izquierda presentan un vínculo más importante con su electorado que los de derecha. En este trabajo se parte de la idea de que la ideología establece diferencias entre los partidos en la línea de los hallazgos previos, pero también se busca profundizar en la posible incidencia del escenario ideológico del país en la convocatoria electoral analizada. Para ello se usa la medida de radicalismo, que tiene en cuenta el escenario ideológico medio de los

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ciudadanos del país, y la ubicación ideológica de cada uno de los partidos. Los partidos más separados de la ubicación media de los ciudadanos, cuyos posicionamientos no ocupan espacios compartidos por otros partidos, se supone que mantendrán unos vínculos más estrechos con ellos. Por el contrario, aquellos partidos con un estilo “catch all”, que intentan conseguir un espacio ideológico amplio, pueden generar una menor definición ideológica, lo que acaba impactando negativamente en el desarrollo de vínculos con su electorado. El cuarto de los factores con potencial explicativo es la cohesión interna de los partidos. Un partido político cohesionado es aquél en el que sus miembros poseen una gran similitud en preferencias, intereses, posiciones ideológicas, etc. Por ello, se espera que los partidos más cohesionados sean los que mayor congruencia tienen; sin embargo, aquellos en los que sus miembros poseen posicionamientos ideológicos muy diferenciados, estarán mostrando a los electores una imagen de confusión, reduciendo el grado de congruencia. La medida de cohesión que se utiliza en este trabajo es la desviación típica de la posición ideológica del partido según sus miembros. La cohesión partidista adquiere un interés añadido al indagar su relación con la edad, el tamaño del partido y el hecho de que se haya presentado o no en convocatorias previas. El tiempo de vida de un partido (edad) puede mantener una relación tanto positiva como negativa con la cohesión interna y con tener continuidad electoral. Se esperaría que un partido joven, que ha tenido escasa trayectoria electoral o incluso que nunca se haya presentado a las elecciones, posee un gran interés en transmitir una imagen de unidad hacia sus electores, sin embargo, una larga experiencia partidista ha tenido un mayor número de ocasiones donde la unidad partidista no siempre se tiene porqué haber mantenido. Por su parte, el tamaño hace referencia al porcentaje de votos que ha conseguido dicho partido en la elección legislativa. El apoyo o fuerza electoral de un partido podría ser el indicador proxy más evidente de que la congruencia existe, sobre todo si se trata del principal elemento de decisión de los electores. Sin embargo, algunos autores sostienen que los partidos grandes tienen perfiles ideológicos más difusos que los partidos pequeños, en los que la coincidencia con las posiciones de sus votantes es más factible (Otero Felipe, 2011: 218). El último factor partidista incorporado a este análisis es el de ser gobierno u oposición, otra de las variables tradicionalmente considerada en los trabajos sobre congruencia. La identificación de los electores con los partidos que han ganado las elecciones o que ocupan posiciones de gobierno suele incrementarse, en la misma medida que incrementa el porcentaje de electores que declara haber votado por dicho partido (efecto banwagon o arrastre), en los momentos próximos a la convocatoria electoral (McAllister y Studlar, 1991). Sin embargo esta variable ha tenido resultados contrapuestos en la literatura, por ejemplo mientas que Mattilla y Raunio (2006) encontraban una relación positiva entre posición del gobierno y representación, Dalton (1985) no encontraba impacto alguno. En este trabajo, y dado que los datos con los que se trabaja proceden de un momento próximo a las elecciones, se espera que los partidos de gobierno sean más congruentes que aquéllos que son oposición.

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Unido a estos elementos partidistas se añaden otros dos factores a nivel país que permitirán evaluar si las diferencias encontradas en la intensidad de los vínculos ideológicos mantienen a su vez alguna relación con las características del sistema de partidos de dicho país: el número efectivo de partidos y la volatilidad del sistema. Un mayor número de partidos presentes en el sistema de partidos mostraría que los electores poseen un conjunto más amplio de opciones que representan variadas posiciones ideológicas. Un sistema de partidos con alta volatilidad refleja que los electores son cambiantes en sus preferencias, poseen escasa fidelidad a los partidos, pero también puede reflejar que los partidos desaparecen de la contienda electoral. En ambas situaciones, la volatilidad muestra que la relación de los electores con los partidos desaparece o cambia, los vínculos ideológicos se han reducido o se han dirigido hacia otros partidos. De manera que la congruencia ideológica será mayor en aquellos casos en los que la volatilidad es baja y las preferencias de los electores por los partidos se mantienen estables, en este trabajo se presupone que en esos países los vínculos ideológicos son constantes. La volatilidad, representa una de las dimensiones de análisis de los sistemas de partidos que proporciona información sobre su grado de estabilidad (Ruiz Rodríguez y Otero Felipe, 2013). Si el sistema de partidos es estable y tiende a la institucionalización, es más fácil que los electores puedan tener una estructuración más clara de los planteamientos ideológicos de los diferentes partidos, e hipotéticamente un mayor nivel de congruencia con ellos. 3.2 Factores explicativos de la congruencia ideológica presidencial Para responder a la pregunta ¿qué factores permiten explicar el grado de congruencia ideológica de los votantes con los candidatos a la presidencia en América Latina? se han tenido en cuenta tres factores vinculados a cada uno de los candidatos: si posee vínculos partidistas, si pueden ser identificados como candidatos outsiders, y cuál es la ubicación ideológica del candidato. Por su parte se han seleccionado tres factores relacionados con el país al que pertenecen dichos candidatos: Número efectivo presidencial, concurrencia de elecciones y la posibilidad de reelección. Los candidatos a la presidencia tratan de mostrarse como actores sensibles a las preferencias de los ciudadanos, o a la forma en cómo se identifican dichos problemas y se plantean alternativas de solución. En ocasiones, esa identificación de problemas es similar a la del partido por el que se presenta el candidato pero en otras ocasiones no. Cuando un candidato ha tenido una trayectoria partidista intensa, ocupando puestos de representación u orgánicos de relevancia, el elector posee dichos referentes para conocer las posiciones ideológicas con el candidato, los costes en la búsqueda de información en esos casos desaparecen. De manera que se espera una mayor congruencia ideológica cuando los candidatos poseen vínculos partidistas que cuando no los tienen. Sin embargo, los sistemas presidenciales poseen características especiales que hacen que la contienda electoral adquiera una relevancia específica y que permite lo que Linz (1994) denominó una de las patologías del presidencialismo como es el refuerzo de la naturaleza unipersonal del cargo, facilitando el acceso a candidatos que no han tenido trayectoria partidista y que suelen ser denominados “outsiders” (Carreras, 2013). Estos políticos outsiders,

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caracterizados por ser personas que carecen de experiencia parlamentaria o de cargos de representación previos y que tienen a hacer su campaña al margen del sistema de partidos existente (Carey, 2006). La existencia de este tipo de liderazgos cambia los patrones de selección de los votantes y también tendrá un efecto sobre la congruencia ideológica. Los votantes de candidatos outsiders no tienen por qué mantener una congruencia ideológica con los candidatos a los que votan, generalmente son otros factores (personalidad, liderazgo, carisma, etc.) los que dominan en el proceso de toma de decisión. Por otra parte, también en cuanto a las características de los candidatos presidenciales, se ha considerado la ubicación ideológica y en especial su grado de radicalismo, esperando que aquellos ubicados en los extremos mantengan vínculos ideológicos más débiles con sus electores. Las variables sistémicas consideradas para comparar entre países el nivel de congruencia ideológica de los candidatos presidenciales son el número efectivo de candidatos que se presentaron en primera vuelta a las elecciones presidenciales, la posibilidad de reelección de los candidatos, y la concurrencia de las elecciones presidenciales con otras de diferente nivel. Los sistemas presidenciales suelen establecer un mayor número de impedimentos a la reelección presidencial, normalmente fundamentados en el abuso de poder por parte de algunos presidentes que buscaban su perpetuación en el cargo. La experiencia de los últimas décadas en América Latina demuestra que los países en los que se redujeron las restricciones a la reelección presidencial, experimentaron crisis de gobierno años después (Carey, 2006). Cuando existe posibilidad de reelección, los candidatos suelen intentar mantener un mayor vínculo con sus electores, ya que procuran responder a la mayoría de sus demandas pensando en la reelección (Canes-Wrone, 2004). Así, en los casos en los que haya posibilidad de reelección presidencial será más factible encontrar una mayor congruencia ideológica con sus votantes que en aquellos donde el mandato está limitado a un periodo electoral. Al igual que en el caso de los partidos políticos, la ideología y el número efectivo de candidatos presidencial pueden incidir en el grado de congruencia. La posibilidad de elegir por un mayor número de candidatos a la presidencia permite que las preferencias ideológicas encuentren un abanico más amplio de posibilidades. En este trabajo se ha considerado el número efectivo de candidatos presidenciales en primera vuelta, ya que se pretendía captar la elección inicial en la que es más fácil que las motivaciones puedan estar condicionadas por elementos ideológicos, frente a una segunda vuelta donde son otros criterios y elecciones racionales las que entran en juego. La competencia electoral presidencial posiblemente es la de mayor relevancia en sistemas presidenciales, sin embargo, los partidos políticos de los que procede la mayoría de esos candidatos se presentan en múltiples niveles a lo largo del territorio. En esos escenarios, los electores pueden coordinar su decisión, sobre todo si se trata de elecciones concurrentes. En este escenario, los electores pueden elegir a candidatos/as de las mismas etiquetas partidistas y con ello coordinar su decisión (Cox 2004) o, por el contrario, seleccionar candidatos de distintos partidos en cada nivel (Dosek y Freidenberg, 2013:163). Cuando las elecciones se celebran en un mismo calendario, los partidos tienden a desarrollar estrategias próximas ideológicamente para mostrar una mayor coherencia entre su electorado. Cuando las elecciones presidenciales y legislativas son concurrentes, el arrastre electoral de los candidatos

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presidenciales puede afectar a los resultados legislativos (Shugart, 1995). En este sentido, la hipótesis que se pretende testar es si existe un efecto arrastre en términos de congruencia cuando existen elecciones concurrentes.

4. Proximidad y centrismo en América Latina

Tal y como se mencionaba anteriormente, el cálculo de la congruencia ideológica en este trabajo ha seguido la propuesta de Achen (1978) a partir de los indicadores de proximidad y centrismo utilizando las bases de datos de PELA y LAPOP. Para su cálculo en el ámbito legislativo se ha considerado, por un lado, la ubicación ideológica del partido político en la escala de izquierda (1) a derecha (10) según las opiniones de sus diputados y, por otro, la autoubicación de los votantes en la misma escala. Por su parte, la congruencia entre electores y candidatos presidenciales ha tomado la misma variable sobre autoubicación ideológica ciudadana y la posición ideológica media de los candidatos a partir del posicionamiento que le han otorgado los diputados de cada país.

De este modo se han obtenido 64 díadas de partido-votantes en elecciones legislativas y 44 pares de candidatos presidenciales-votantes en once países latinoamericanos en diferentes momentos del tiempo 8 . En el anexo se muestran los países, partidos y candidatos presidenciales incluidos en el análisis descriptivo y explicativo.

A continuación se presentan los resultados del cálculo de ambos indicadores de congruencia, proximidad y centrismo en cada uno de los países para las díadas partido-votantes y candidatos-votante. La proximidad se ha hallado a partir de la siguiente fórmula: =∑ − , donde cij es la ubicación ideológica del votante i en el partido j; rj es la

ubicación ideológica del partido y n el número de votantes. El rango de medida propuesto por Achen (1978) a nivel país oscila entre 0 y 1. Al igual cuando se aplica a díada partido votante transformando la escala de ideología previamente de 0 a 1. En este caso, se ha optado por mantener la escala original de 1 a 10 que resulta más intuitiva en su interpretación. De modo que la congruencia será mayor cuanto más cerca del 0. Por otro lado, el centrismo se ha

calculado a partir de = − ∑ − , donde R es la proximidad, es la media de

la ubicación ideológica del electorado de un partido j, es la ubicación ideológica del votante en ese mismo partido y es la muestra para ese partido. Al igual que el anterior, cuanto mayor sea el resultado de dicha operación peor será la congruencia9.

En cada uno de los gráficos siguientes se presenta, además de estas puntuaciones de cada díada partido-votantes y candidato-votantes, el promedio regional; de este modo es posible observar hasta qué punto el partido político y el candidato presidencial se desvían de los valores promedio del total de la muestra analizada. En este sentido, la interpretación es sencilla, los partidos y candidatos más congruentes serán aquellos que se ubiquen más cerca 8 En el caso particular de los diputados, se han dejado fuera del análisis a aquellos partidos con un número inferior a 6 legisladores. 9 Los cálculos de congruencia en este trabajo se han llevado a cabo con el programa Stata 12.

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del origen de ambos ejes, y al contrario, cuanto más alejados estén del 0 la congruencia será más baja.

De la comparación de los gráficos mostrados por país se pueden destacar varios elementos. En primer lugar, la gran dispersión de puntuaciones presentadas en ambos indicadores con un valor medio para el total regional de partidos políticos en las elecciones legislativas de un 7,7 de puntuación de proximidad ideológica y de 1,8 de centrismo. Unas cifras que son ligeramente más altas para los candidatos presidenciales y sus votantes: 8,8 y 2,8, respectivamente. Además estos resultados permiten mostrar que, en promedio, la conexión ideológica con los votantes tiende a ser más débil para los candidatos presidenciales que para los partidos políticos, un aspecto que no se había analizado antes en trabajos similares sobre congruencia en la región. Estos hallazgos también confirman que los vínculos entre los partidos y sus votantes en la región son más bajos si los comparamos con el caso Europeo (Otero Felipe, 2014). Otro elemento interesante es la desigual distribución de los casos tanto en díadas partidos-votantes, como candidatos presidenciales y sus electores. Las puntuaciones de proximidad legislativa varían entre el 3,75 del Partido Demócrata Cristiano (PDC) de Chile en 2010 y el 19,23 del Partido Solidaridad (PS) de Panamá en 2004. Estos dos partidos serían los más y menos próximos a sus votantes en términos ideológicos de toda la muestra, respectivamente. En cuanto a los candidatos presidenciales, Antonio Saca del salvadoreño ARENA (4,24) sería el más cercano ideológicamente a sus electores, en tanto que los más de 20 puntos (20,7) que presenta Otto Guevara del Movimiento Libertario de Costa Rica (ML), lo sitúan como el menos congruente de todos los analizados. Las puntuaciones del centrismo ideológico nos dejan también una alta dispersión en la región. En el caso de los candidatos presidenciales, nuevamente Otto Guevara en 2006 (14,90) sería el más alejado del promedio de sus votantes, mientras que Hipólito Mejía (PRD dominicano), el nicaragüense José Rizo (PLC) y el chileno Sebastián Piñera (RN) serían los candidatos con la mejor puntuación de centrismo (0). En el caso de los partidos políticos, los valores oscilan entre el valor mínimo (0) que obtienen el Frente Republicano Guatemalteco (FRG) en 2008, junto con la Unión Demócrata Independiente (UDI) de Chile en 2010 y el 15,10 del PS de Panamá.

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Gráfico 1 Proximidad y Centrismo en América Latina: partidos y candidatos presidenciales (I)

Fuente: elaboración propia.

La comparación de los gráficos permite extraer algunas conclusiones adicionales respecto a qué sistemas de partidos muestran mejores puntuaciones en uno o ambos indicadores de congruencia. En conjunto son los partidos de Chile y Perú los que presentan puntuaciones de proximidad y centrismo ideológicos más próximas a 0. También se encuentran por debajo del promedio regional Costa Rica, Ecuador y Guatemala. Por su parte, los sistemas menos congruentes son los del El Salvador, Nicaragua, Panamá y República Dominicana. Estos resultados a nivel país apuntarían a la importancia de la polarización ideológica como

Chile Costa Rica

Ecuador El Salvador

Guatemala Honduras

Bachelet06

Piñera06

Frei10

Piñera10

PS06

PPD06PDC06

RN06 UDI06

PS10

PPD10PDC10

RN10

UDI10

AL partidos

AL candidatos

-0,5

0

0,5

1

1,5

2

2,5

3

0 2 4 6 8 10 PUSC04

PLN04

PAC04PUSCPLN06PAC06

ML06

Pacheco04

Araya04

Solis04Arias06Solis06

Guevara06

AL partidos AL candidatos

-0,5

1,5

3,5

5,5

7,5

9,5

11,5

13,5

15,5

0 5 10 15 20

ID04

MUPP-NP04

PRIAN04PSP04

Gutiérrez04

Noboa04

Borja04AL partidos

AL candidatos

0

1

2

3

4

5

6

7

8

9

10

-2 3 8 13 18

PCN04

ARENA04

FMLN04

CDU04

PDC04

Saca04

Handal04

Silva04

AL partidos

AL candidatos

0

1

2

3

4

5

6

7

-1 1 3 5 7 9 11 13 15

FRG04

GANA04

UNE04

UNE08PP08

GANA08

Rios Montt04Berger04

Colom04Colom08

Peréz08

Giamattei08AL partidos

AL candidatos

-0,5

0,5

1,5

2,5

3,5

4,5

5,5

6,5

0 2 4 6 8 10 12

PN04

PL04Maduro04

Pineda04

AL partidos

AL candidatos

0

0,5

1

1,5

2

2,5

3

0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

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elemento que impacta negativamente en los vínculos ideológicos, como es el caso de ambos países centroamericanos, mientras que en los casos de República Dominicana y Panamá podemos estar ante dos sistemas donde la ideología tiene poca relevancia en la estructuración partidista y predomine la articulación de una oferta programática frente a otros tipos de vinculación (clientelar o personalista, por ejemplo). La mayor dispersión en las puntuaciones de candidatos hace difícil extraer promedios por país que sean diferentes, pues en casi todos los países, con la excepción de Chile, hay candidatos extremadamente congruentes y otros que presentan una alta desconexión ideológica con sus electores. Una mirada a los resultados a nivel partido político permite afirmar que gran parte de los partidos de izquierda son los que presentan niveles de congruencia más bajos con su electorado, este es el caso del Partido Socialista (PS) de Chile, el Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik (MUPP) en Ecuador, el Partido Demócrata Cristiano (PDC), el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) y Centro Democrático Unido (CDU) en El Salvador, la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) en Guatemala, el Partido Liberal hondureño (PLH), el Partido de la Revolución Democrática (PRD) en México, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en Nicaragua, la Unión por el Perú (UPP) de Perú y el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) de República Dominicana. Algo que contradice la literatura centrada en partidos europeos, que han señalado cómo los partidos de izquierda presentan un vínculo mayor que los de derecha con su electorado (Pierce, 1999; Holmberg, 2000).

Si bien proximidad y centrismo son dos dimensiones estrechamente relacionadas10 no capturan exactamente lo mismo. Mientras que la proximidad valora la cercanía o distancia entre los partidos o candidatos y cada uno de los electores, el centrismo evalúa la distancia respecto a la media de sus votantes, o en otras palabras, si los electores están representados en promedio por el candidato o por el partido. Por esta razón, en los resultados de proximidad tiene una gran importancia tanto el tamaño como el grado de homogeneidad del electorado para el que se está calculando el indicador, en tanto que la dispersión del grupo de votantes (ideológica en este caso) no tiene efectos en el centrismo (Otero Felipe, 2014). Así las cosas, se puede resaltar que una puntuación alta en proximidad, por lo tanto pobre congruencia, se debe a que el partido o candidato tiene un electorado muy disperso ideológicamente, mientras que presenta puntuaciones de centrismo muy bajas (cercanas a 0). Este es el caso del PLD y PRD dominicanos en 2010, el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) de Costa Rica en 2006 o la ALN de Nicaragua en 2010. En la muestra analizada de candidatos presidenciales, destacan dos dominicanos, Vargas del PLD en 2010 y Estrella, candidato presidencial por el PRSC en 2006.

En este sentido, también se puede destacar el tipo de partidos y candidatos presidenciales con las puntuaciones más altas de centrismo, es decir, aquellos que se sitúan en la parte alta de los gráficos de cada país. Partidos como el PS en Chile, el Partido Liberación Nacional (PLN) en Costa Rica, el MUPP-NP en Ecuador, el CDU, FMLN y el PDC en El Salvador, la UNE en Guatemala, el PL en Honduras, el PRD de México, el FSLN en Nicaragua, el PS en Panamá, UPP en Perú y el PLD en República Dominicana. En el caso de los candidatos, el costarricense Otto

10 La correlación entre proximidad y centrismo es estadísticamente significativa al nivel de 0,01 para las elecciones legislativas r=0,827, y en el caso de las presidenciales el coeficiente es r= 0,857.

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Guevara en 2006, la peruana Lourdes Flores (2006), Álvaro Noboa (2004) de Ecuador y el nicaragüense Daniel Ortega, quien destaca por sus altos niveles de centrismo en las diferentes oleadas en que ha sido analizada. Todos estos casos estarían alejados del promedio de sus electores, es decir, en palabras de Achen (1978) estarían sesgados hacia uno u otro lado de la dimensión ideológica, y por tanto serían poco congruentes. Algunos de estos partidos y candidatos han tomado valores extremos en la escala ideológica, lo que, como veremos en la siguiente sección, podría estar relacionado negativamente con la congruencia.

Gráfico 1 Proximidad y Centrismo en América Latina: partidos y candidatos presidenciales (II)

Fuente: elaboración propia.

México Nicaragua

Panamá Perú

República Dominicana

PAN04

PRI04

PRD04

Fox04

Cárdenas04

AL partidos

AL candidatos

0

1

2

3

4

5

6

0 2 4 6 8 10 12

PLC04

FSLN04

ALN04

FLSN10

PLC10

FSLN10

PLI10Bolaños04

Ortega04

Montealegre10

Ortega10

Rizo10

Ortega12Gadea12

AL partidos

AL candidatos

-0,5

0,5

1,5

2,5

3,5

4,5

5,5

6,5

7,5

8,5

9,5

0 2 4 6 8 10 12 14 16 18 20

PS06

PRD06

PA06

Endara06

Torrijos06

Alemán06

AL partidos AL candidatos

0

2

4

6

8

10

12

14

16

0 5 10 15 20 25

UPP06APRA06

UN06

Humala06García06

Flores06

AL partidos

AL candidatos

0

1

2

3

4

5

6

7

8

0 2 4 6 8 10 12

PRD06

PLD06

PRSC06PRD10

PLD10

Fernández06

Mejía06Estrella06Fernández10

Vargas10AL partidos

AL candidatos

-0,5

0,5

1,5

2,5

3,5

4,5

5,5

0 2 4 6 8 10 12 14

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Un último aspecto a señalar del análisis descriptivo se refiere a la comparación entre las puntuaciones obtenidas por los partidos políticos y los candidatos presidenciales. Por un lado, podemos destacar los casos en los que los niveles de conexión ideológica son similares, por lo que partidos y candidatos están prácticamente ubicados en el mismo lugar del gráfico, bien porque son igualmente muy congruentes, o porque no lo son: en el primer caso se puede destacar a Saca y ARENA en 2004, Piñera y RN en 2010, Torrijos y el PRD panameño, UNE y Álvaro Colom en 2008, o Pacheco y PUSC en 2004. Todos estos candidatos presidenciales fueron electos y sus partidos lograron amplias mayorías en el legislativo. En el otro extremo, donde tanto el partido político como el candidato presidencial tienen una baja congruencia estarían Daniel Ortega y el FSLN (en diferentes legislaturas) o Handal y el FMLN. Por otra parte, también llaman la atención los diferentes niveles de congruencia ideológica que han obtenido ciertos candidatos presidenciales y sus partidos. Es el caso de Lourdes Flores y UN en Perú, siendo el partido claramente más representativo que su candidata, o el caso contrario Hipólito Mejía y Héctor Silva, ambos candidatos presidenciales más congruentes que sus respectivos partidos, el PLD (2006) y el CDU (2004). 5. Explicando las diferencias La aplicación de estos dos indicadores, proximidad y centrismo, a 64 díadas partido-votantes y 44 pares de candidatos presidenciales-electores de 11 países latinoamericanos nos ha permitido tener una visión global del estado de la congruencia ideológica en América Latina. Si bien, como ya se mencionó al inicio de este trabajo, este texto forma parte de un trabajo de investigación más ambicioso que pretende conocer un aspecto menos estudiado en este tipo de trabajos, como es la comparación entre los niveles de congruencia legislativa y presidencial, y la explicación de los resultados teniendo en cuenta las características partidistas y de los candidatos presidenciales señalados en páginas anteriores.

En la literatura hay poco acuerdo sobre los factores que pueden relacionarse con los niveles de congruencia entre representantes y representados y, muchos menos los que influyen en la congruencia ideológica presidencial, dado que no hay estudios previos que hayan tratado la conexión ideológica de electores y candidatos. En todo caso, parece existir un consenso generalizado en que existen variables sistémicas, partidistas e individuales que pueden explicar las diferencias en los niveles de congruencia, aunque son muy pocos los trabajos que han abordado una explicación comprehensiva de la congruencia. Dentro de las variables sistémicas estarían las relacionadas con las características del sistema electorales, tales como el tipo de sistema (mayoritario vs. proporcional), de voto (voto por un candidato vs. voto por una lista de partido) o tamaño de la circunscripción. En este sentido han sido varios los estudios que han analizado la congruencia ideológica entre votantes y legisladores señalando que un sistema proporcional tiende a generar un mayor nivel de congruencia ideológica, basando sus argumentos en que los sistemas proporcionales promueven el multipartidismo, generando estrategias centrífugas a lo largo del espacio político (Duverger, 1987). De modo que aquellos países con un sistema electoral proporcional suelen presentar niveles de congruencia mayores (Golder y Stramski, 2010) aunque esta afirmación no es compartida de forma unánime (Powell 2009). Mucho más limitados son los

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estudios que han establecido el impacto de otros elementos del sistema electoral, tales como el tipo de circunscripción (uninominal o plurinominal) donde el partido o el candidato adquieren diferente relevancia, el tamaño de los distritos, o nivel de desproporcionalidad etc. En estos casos, cabría esperar que la conexión entre partido o candidato presidencial y votante será mayor allí donde las características de las circunscripciones facilitaran un mayor contacto con los potenciales electores.

En este trabajo la explicación a la congruencia ideológica legislativa y presidencial estará en un nivel inferior al sistema político, tomando diferentes características partidistas y de los candidatos presidenciales como factores que pueden afectar a los niveles de congruencia ideológica. Los análisis de regresión que se presentan a continuación han tomado en cuenta las variables consideradas relevantes y que fueron señaladas en el apartado teórico.

En primer lugar, respecto a la explicación de la congruencia legislativa se ha considerado el impacto que puede tener las siguientes características partidistas: la edad del partido, el tamaño, su posición en el gobierno o la oposición, la ideología o el nivel de radicalismo o pueden afectar al nivel de conexión ideológica entre votantes y partidos. Además, se ha considerado el potencial efecto de las características del sistema de partidos relativos a su grado de estabilidad y formato con los índices de volatilidad total y número efectivo de partidos electorales.

Cuadro 2: Variables utilizadas para medir congruencia ideológica partidos-votantes

Fuente: elaboración propia. Para comprobar la relación de los diferentes factores en las puntuaciones de proximidad y centrismo legislativo se han realizado sendos análisis de regresión, teniendo en cuenta todas las variables anteriormente señaladas. En un primer modelo se ha comprobado el efecto de los

Variable Descripción Fuentes

Edad partidista Diferencia entre el año en que el partido fue fundado y el año de la elección considerada.

Base de datos de las Américas, Universidad de Georgetown y Páginas web de partidos

Tamaño Porcentaje de votos obtenido por el partido en la elección legislativa correspondiente

Base de datos de las Américas, Universidad de Georgetown, OIR y páginas web de los tribunales electorales

Partido en el gobierno

Variable dicotómica donde 0= partido en la oposición, 1= partido en el gobierno.

Base de datos de las Américas, Universidad de Georgetown y Páginas web de partidos

Radicalismo

Diferencia entre el promedio de la ubicación ideológica del partido según los diputados del partido (encuesta PELA) y el promedio de la posición ideológica de los ciudadanos (según la encuesta LAPOP).

LAPOP y PELA, en los años correspondientes.

Cohesión interna

Desviación estándar de la posición ideológica de los partidos políticos. PELA

NEP legislativo Fórmula de Laakso y Taagepera (1979) para elecciones legislativas.

OIR (Universidad de Salamanca)y elaboración propia

Volatilidad Fórmula de Pedersen teniendo en cuenta los resultados legislativos anteriores.

OIR (Universidad de Salamanca)y elaboración propia

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elementos partidistas y en el modelo definitivo se han incluido estas junto con las dos variables a nivel sistema de partidos. Los resultados se muestran en el Cuadro 311. Estos resultados preliminares apuntan a un impacto moderado de las variables partidistas en los indicadores de congruencia, siendo mejores los resultados de la explicación de la proximidad que del centrismo. Dentro de las variables relevantes están la cohesión interna del partido, el radicalismo y la posición del partido en el gobierno. En cuanto a la cohesión, la expectativa teórica, comprobada a través de este análisis, señala un impacto positivo en la congruencia (menores niveles de proximidad y centrismo); de este modo, los partidos con una gran dispersión en cuanto a su definición ideológica estarían mostrando a los electores una imagen poco clara en cuanto a su estructuración ideológica interna, lo que se relaciona con un nivel más bajo de conexión con sus votantes. El coeficiente positivo de esta variable indicaría un incremento de 1,78 puntos de la proximidad de los partidos conforme aumentan las puntuaciones de cohesión interna12, o lo que es lo mismo, la mala estructuración interna de los partidos conlleva una peor congruencia. El radicalismo es la variable de mayor significación estadística tanto en el modelo de proximidad como de centrismo, cuyo coeficiente positivo supone confirmar la hipótesis de partida; es decir, ceteris paribus, conforme el partido incrementa su nivel de radicalismo, las puntuaciones de proximidad y centrismo se incrementan en 1,8 puntos. Lo que significa que los partidos identificados como más radicales ideológicamente presentan niveles de congruencia más bajos, algo que ya apuntaba el análisis descriptivo anterior. Por otro lado, en cuanto a la posición del partido en el gobierno o en la oposición, en este trabajo se esperaba encontrar una congruencia más alta en los partidos que están en el gobierno que en la oposición. Los análisis muestran que, efectivamente, la posición del partido en el gobierno reduce las puntuaciones de proximidad (por lo tanto aumentaría la congruencia); sin embargo esta variable no tiene impactos en el centrismo, lo que significa que estar en el gobierno determina la mayor cercanía con el electorado pero no con una representación promedio. El resto de variables partidistas incluidas en los modelos no tienen efecto en ninguno de los dos indicadores de congruencia. Como se apuntaba en páginas anteriores, una de las expectativas teóricas destacaba los años de experiencia de los partidos como aspecto vinculado al grado de estructuración de los vínculos con el electorado, ya que facilita la capacidad de identificar ideológicamente los posicionamientos de un partido. Sin embargo, los datos no confirman la hipótesis planteada, ni para la proximidad ni para el centrismo la edad del partido ha resultado relevante estadísticamente. Tampoco lo han sido el tamaño o la ideología del partido. De manera que ser un organización con más o menos experiencia, con un mayor o menor peso electoral, o ubicándose en cualquier punto de la escala no va a condicionar el grado de cercanía a sus votantes, ni va a influir en la representación de sus posicionamientos ideológicos.

11 Adicionalmente se realizaron los test para detectar posibles observaciones influyentes y ningún caso fue descartado. Asimismo se llevaron a cabo las pruebas de linealidad y homoscedasticidad. Al no cumplir este último supuesto (dado que hay observaciones por partido en diferentes momentos del tiempo), los análisis se corrigieron usando los errores estándar Huber-White por partido político. 12 La cohesión interna está medida como la desviación típica, de manera que un valor alto en cohesión reflejaría una gran variación al interior de los partidos.

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Cuadro 3. Impacto de variables partidistas en la congruencia ideológica

(OLS con errores estándar Huber-White) Proximidad Centrismo Proximidad Centrismo Constante 2,43

(2.37) -2,37* (2,32)

8,70*** (2,34)

0,13 (2,15)

Edad -0,01 (0,01)

-0,00 (0,00)

-0,01 (0,01)

-0,01 (0,01)

Tamaño 0,05 (0,04)

-0,03 (0,03)

-0,04 (0,04)

-0,06 (0,03)

Radicalismo 1,81** (0,54)

1,83*** (0,56)

1,82*** (0,50)

1,82*** (0,54)

Posición ideológica del partido -0,08 (0,32)

0,11 (0,31)

-0,10 (0,27)

0,09 (0,29)

Cohesión interna 1,78** (0,84)

1,10 (0,66)

1,29 (0,85)

0,96 (0,70)

Gobierno/oposición -0,93* (0,49)

0,03 (0,36)

0,27 (0,51)

0,48 (0,34)

NEP legislativo -0,88*** (0,18)

-0,33** (0,13)

Volatilidad legislativa 0,04* (0,02)

0,01 (0,01)

R2 0,49 0,51 0,62 0,54 N 66 66 66 66 *<0.1; **<0.05; ***<0.01. Fuente: elaboración propia.

En los últimos dos modelos que aparecen en el Cuadro 3 se ha querido explorar qué elementos del sistema de partidos, además de los rasgos partidistas, están relacionados con las puntuaciones de proximidad y centrismo. Como se puede observar, las dos variables sistémicas incluidas: el número efectivo de partidos (NEP) y la volatilidad en elecciones legislativas, tienen impactos significativos en los vínculos ideológicos. El coeficiente negativo del NEP estaría indicando una reducción en los niveles de proximidad de 0,88 puntos y de 0,33 en centrismo, conforme aumenta el número de competidores en el sistema, manteniendo el resto de variables constantes. De este modo se confirmaría la hipótesis de que a mayor NEP, mayor conexión ideológica con los electores, es decir una mayor presencia de alternativas partidistas favorece la cercanía de intereses. Por su parte, la volatilidad legislativa también muestra cierto efecto en la congruencia, aunque tan solo en la proximidad. En este caso, el coeficiente positivo indica que conforme aumenta la transferencia de votos en las elecciones legislativas, incrementa el valor de la proximidad, y por lo tanto la distancia entre los partidos y los electores también incrementa. Nuevamente, se cumple la expectativa que señalaba el impacto que la inestabilidad, o menor institucionalización del sistema de partidos, podría provocar en los vínculos de éstos con los votantes. En lo que respecta a la congruencia presidencial, la explicación se ha basado en la relación que las características del candidato pudieran tener con los niveles de congruencia, tales como su grado de vinculación con el partido político, si puede considerarse un candidato ajeno a la política (outsider), y si está ideológicamente apartado del centro ideológico del país. Además, y al igual que en el caso de los partidos políticos, se han tenido en cuenta dos aspectos relacionados con la elección presidencial (la presencia de reelección y la concurrencia de las

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elecciones legislativas) y uno con el sistema de partidos en estas elecciones, como es el número efectivo de candidatos presidenciales. También en este caso se presentan primero los modelos con las variables relativas al candidato y un modelo final incorporando los tres factores sistémicos.

Cuadro 4: Variables utilizadas para medir congruencia ideológica partidos-votantes

Fuente: elaboración propia. Tal y como se señaló en el apartado teórico, las expectativas eran las de encontrar una mayor congruencia ideológica en los candidatos con fuertes vínculos partidistas, los “insiders”, o aquéllos cuyos partidos tuvieran gran fortaleza en el legislativo; y al contrario, las hipótesis planteaban una relación negativa entre ser un candidato outsider y mantener fuertes vínculos ideológicos con los electores. Los resultados, sin embargo, muestran la ausencia de un impacto de ambas variables: ser un candidato presidencial outsider o tener una débil vinculación partidista no parece tener impacto en la congruencia ideológica. Al igual que en el caso de los partidos, el rasgo personal más importante del candidato, a tenor de los resultados, es su grado de radicalismo. De este modo, la ubicación en los extremos del espectro ideológico de los candidatos presidenciales tiene un efecto negativo en los vínculos ideológicos con sus electores. Los dos modelos finales de proximidad y centrismo del Cuadro 8 incluyen adicionalmente las tres variables sistémicas, sin embargo presentan pocas diferencias respecto a los primeros. Tan solo la posibilidad de reelección tiene impacto en las puntuaciones de proximidad, pero en sentido inverso al esperado: los datos muestran un incremento de las puntuaciones de

Variable Descripción Fuentes

Tipo de candidato (outsider)

Clasificación siguiendo la que realiza Carreras (2012): Insiders (0), Outsiders (1) políticos que no tienen carrera política anterior y compiten en las elecciones con un nuevo partido. Disidentes (0.5) o Mavericks, políticos que fueron figuras políticas en partidos existentes pero que crean su propio partido. Aficionados o amateurs (0.25) políticos que son nuevos en la política pero compiten con partidos tradicionales.

Elaboración propia

Trayectoria partidista Porcentaje de voto obtenido por el partido en periodo anterior

Base de datos de las Américas, Universidad de Georgetown y Páginas web de partidos

Radicalismo

Diferencia entre el promedio de la ubicación ideológica del candidato según los diputados del partido (encuesta PELA) y el promedio de la posición ideológica de los ciudadanos (según la encuesta LAPOP).

Base de datos de las Américas, Universidad de Georgetown y Páginas web de partidos

NEP para candidatos presidenciales

Fórmula de Laakso y Taagepera (1979) en elección presidencial.

OIR (Universidad de Salamanca)y elaboración propia

Reelección presidencial Donde 0 es no hay reelección y 1 sí la hay. Legislación electoral de

cada país

Elecciones concurrentes

Donde 0 es no hay concurrencia de elecciones presidenciales y legislativas y 1 sí.

OIR (Universidad de Salamanca)y elaboración propia

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proximidad (2,46 puntos) en aquellos países en los que existe la reelección presidencial. Lo que llevaría a pensar que en aquellos países donde existe reelección, los elementos ideológicos son menos relevantes a la hora de analizar la representación presidencial que en aquéllos países en los que ésta no existe. Por su parte, ni el NEP presidencial ni la concurrencia de las elecciones presidenciales y legislativas parecen afectar las puntuaciones de proximidad y centrismo ideológico.

Cuadro 8. Impacto de variables partidistas en la congruencia ideológica (OLS con errores estándar Huber-White)

Proximidad Centrismo Proximidad Centrismo Constante 5.35**

(1,80) 0.109 (1,25)

4,62** (1,93)

1,53 (1,55)

Candidato outsider 0,07* (2,08)

0,69 (1,81)

0,59 (2,01)

-0,14 (1,82)

Radicalismo 1,84** (0,63)

1,65*** (0,41)

1,72*** (0,50)

1,66*** (0,40)

Vínculos partidistas -0,001 (0,03)

-0,001 (0,03)

-0,001 (0,02)

-0,02 (0,03)

Elecciones concurrentes 0,71 (1,09)

0,90 (0,08)

NEP presidencial -016 (0,41)

0,32 (0,33)

Reelección 2,46** (0,92)

0,06 (0,72)

R2 0,37 0,45 0,49 0,49 N 44 44 44 44 *<0.1; **<0.05; ***<0.01. Fuente: elaboración propia.

6. Conclusiones preliminares

El estudio de la representación política a través de la congruencia representa un debate abierto para el caso latinoamericano. El presente trabajo intenta contribuir a dicho debate a partir del análisis de la congruencia ideológica incorporando como novedad la comparación de dicha congruencia entre diferentes actores de representación: partidos políticos y candidatos a la presidencia. Las preguntas que han guiado el análisis llevado a cabo han permitido mostrar qué partidos y qué candidatos a la presidencia presentan una mayor congruencia ideológica con sus votantes en América Latina. Igualmente, se ha indagado sobre los factores explicativos individuales o partidistas, así como del sistema de partidos que tienen una incidencia en el grado de congruencia, medida ésta a partir de dos indicadores: proximidad y centrismo.

Tal y como se ha destacado, ambos son indicadores con ciertas ventajas sobre las correlaciones o las distancias simples entre los promedios de las posiciones de partidos y electores, tan usadas en otros trabajos sobre congruencia, al tener en cuenta el tamaño de los grupos y especialmente la dispersión o heterogeneidad interna de estos. Los datos utilizados en este trabajo provienen de las encuestas a ciudadanos del Barómetro de las Américas de la Universidad de Vanderbilt y las encuestas del Proyecto Elites Latinoamericanas (PELA) de la

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Universidad de Salamanca correspondientes a 11 países latinoamericanos entre 2004 y 2012. El total de diadas analizadas son 64 relativas a partidos políticos y 44 a candidatos.

Los resultados obtenidos en el análisis descriptivo permiten concluir que los vínculos ideológicos en América Latina son muy variados, hay quienes mantienen estrechos lazos ideológicos con sus electores y para quienes dichos lazos no parecen existir. Sin embargo, los niveles de conexión mantenidos con partidos o con candidatos son relativamente similares, únicamente en el caso de los candidatos se identifica una mayor distancia respecto a sus votantes, lo que reflejaría un tipo de vínculo ideológico ligeramente más estrecho con partidos que con candidatos. Así, la primera conclusión de este estudio es que, en general, los electores latinoamericanos tienden a ser más congruentes con los partidos que votan en el legislativo que con los candidatos presidenciales, lo que permitiría concluir que diferentes actores responden a diferentes tipos de representación.

En la última parte del texto hemos explorado qué factores promueven o dificultan la congruencia ideológica legislativa y presidencial. En cuanto al ámbito legislativo, el análisis evidencia la importancia de algunas características partidistas y sistémicas, aunque con impacto diferente. De todas las variables consideradas que pueden influir en el grado de congruencia partidista, el radicalismo aparece como la variable de mayor significación estadística en los modelos de proximidad y centrismo. En todos los casos el radicalismo ideológico se asocia a un aumento de las puntuaciones de proximidad y centrismo, o lo que es lo mismo, una peor congruencia con los votantes. Por otra parte, en la línea de las hipótesis planteadas, la cohesión interna del partido favorece una mejor conexión ideológica con el electorado. La posición del partido en el gobierno también tiene un efecto positivo sobre la congruencia, así, ser un partido de oposición incrementa las distancias ideológicas entre partidos y sus votantes. A estos efectos hay que unir los de las variables del sistema de partidos, que confirman el impacto negativo de los indicadores de inestabilidad del sistema, medido aquí a través de la volatilidad electoral y el número de competidores electorales: un alto número de partidos favorece una mejor conexión ideológica con los electores. Por lo que respecta a la explicación de la congruencia en el ámbito presidencial, los resultados del análisis explicativo dejan vislumbrar igualmente la importancia del grado de radicalismo en términos ideológicos del candidato, y la inexistencia de efectos que se consideraban teóricamente relevantes como su trayectoria política. Únicamente en el caso de la proximidad, tiene un efecto significativo el hecho de ser un candidato outsider, confirmando que aquellos candidatos insiders poseen lazos ideológicos más estrechos con sus electores.

Estos resultados, aunque preliminares, aportan una evidencia detallada del estado de la representación política al interior de los sistemas latinoamericanos, la variedad en los niveles de vinculación ideológica entre partidos y candidatos presidenciales, así como las posibles explicaciones que pueden darse en este sentido. Sin embargo, este análisis también abre nuevos interrogantes para avanzar en esta investigación en un futuro. Por ejemplo, analizar qué otras características partidistas y de los candidatos, no consideradas en este trabajo, pueden influir en la congruencia, o estudiar las razones por las existe una vinculación ideológica diferente entre partidos y candidatos del mismo partido, así como por qué varía ésta a lo largo del tiempo.

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ANEXO

Cuadro 1: Partidos políticos y encuestas incluidos en el análisis País y encuesta LAPOP Encuesta PELA Partido político Identificación

Chile 2006 Chile 2006-2010

PS PS2006 PPD PPD2006 PDC PDC2006 RN RN2006 UDI UDI2006

Chile 2010 Chile 2010-2014

PS PS2010 PPD PPD2010 PDC PDC2010 RN RN2010 UDI UDI2010

Costa Rica 2004 Costa Rica 2002-2006 PUSC PUSC2002 PLN PLN2002 PAC PAC2002

Costa Rica 2006 Costa Rica 2006-2010

PUSC PUSC2002 PLN PLN2002 PAC PAC2002 ML ML2002

Ecuador 2004 Ecuador 2002-2006

PSC PSC2003 PRE PRE2003 ID ID2003 MUPP-NP MUPP-NP2003 PRIAN PRIAN2003 PSP PSP2003

El Salvador 2004 El Salvador 2003-2006

PCN PCN2003 ARENA ARENA2003 FMLN FMLN2003 CDU CDU2003 PDC PDC2003

El Salvador 2012 El Salvador 2012-2015

ARENA ARENA2012 FMLN FMLN2012 PCN PCN2012 GANA GANA2012

Guatemala 2004 Guatemala 2004-2008

FRG FRG2004 GANA GANA2004 PAN PAN2004 UNE UNE2004

Guatemala 2008 Guatemala 2008-2012

UNE UNE2008 PP PP2008 GANA GANA2008 FRG FRG2008

Honduras 2004 Honduras 2001-2005 PN PN2002 PL PL2002

México 2004 México 2003-2006 PAN PAN2004 PRI PRI2004 PRD PRD2004

Nicaragua 2004 Nicaragua 2002-2006 PLC PLC2002 FSLN FSLN2002

Nicaragua 2010 Nicaragua 2007-2011 ALN ALN2007 FSLN FSLN2007 PLC PLC2007

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Nicaragua 2012 Nicaragua 2012-2017 FSLN FSLN2012 PLI PLI2012

Panama 2006 Panamá 2004-2009 PS PS2004 PRD PRD2004 PA PA2004

Peru 2006 Perú 2006-2011

UPP UPP2006 APRA APRA2006 UN UN2006 AF AF2006

R. Dominicana 2006 R. Dominicana 2006-2010 PRD PRD2006 PLD PLD2006 PRSC PRSC2006

R. Dominicana 2010 R. Dominicana 2010-2016 PRD PRD2010 PLD PLD2010

Fuente: elaboración propia.

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Cuadro 2: Candidatos y encuestas incluidos en el análisis País y encuesta LAPOP Encuesta PELA Candidato Identificación

Chile 2006 Chile 2006-2010 Michelle Bachelet Bachelet06 Sebastián Piñera Piñera06

Chile 2010 Chile 2010-2014 Eduardo Frei Frei10 Sebastián Piñera Piñera10

Costa Rica 2004 Costa Rica 2002-2006 Abel Pacheco Pacheco04 Rolando Araya Araya04 Ottón Solís Solis04

Costa Rica 2006 Costa Rica 2006-2010 Oscar Arias Arias06 Ottón Solis Solis06 Otto Guevara Guevara06

Ecuador 2004 Ecuador 2002-2006 Lucio Gutierrez Gutierrez06 Alvaro Noboa Noboa06 Rodrigo Borja Borja06

El Salvador 2004 El Salvador 2003-2006 Antonio Saca Saca04 Schafik Handal Handal04 Hector Silva Silva04

Guatemala 2004 Guatemala 2004-2008 Efraín Ríos Montt Rios Montt04 Óscar Berger Berger04 Álvaro Colom Colom04

Guatemala 2008 Guatemala 2008-2012 Álvaro Colom Colom08 Otto Pérez Molina Peréz Molina08 Alejandro Giamattei Giamattei08

Honduras 2004 Honduras 2001-2005 Ricardo Maduro Maduro04 Rafael Pineda Pineda04

México 2004 México 2003-2006 Vicente Fox Fox04 Cuauhtemoc Cárdenas Cárdenas04

Nicaragua 2004 Nicaragua 2002-2006 Enrique Bolaños Bolaños04 Daniel Ortega Ortega04

Nicaragua 2010 Nicaragua 2007-2011 Eduardo Montealegre Montealegre10 Daniel Ortega Ortega10 José Rizo Rizo10

Nicaragua 2012 Nicaragua 2012-2017 Daniel Ortega Ortega12 Fabio Gadea Gadea12

Panamá 2006 Panamá 2004-2009 Guillermo Endara Endara06 Martín Torrijos Torrijos06 José Miguel Alemán Alemán06

Perú 2006 Perú 2006-2011 Ollanta Humala Humala06 Alan García García06 Lourdes Flores Flores06

R.Dominicana 2006 R. Dominicana 2006-2010

Leonel Fernández Fernández06 Hipólito Mejía Mejía06 Eduardo Estrella Estrella06

R. Dominicana 2010 R. Dominicana 2010-2016

Leonel Fernández Fernández10 Miguel Vargas Vargas10

Fuente: elaboración propia.