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LAS PRIMERAS REPOBLACIONES. LA PRIMITIVA CASTILLA (800 - 852) Reinando Alfonso II en Oviedo Durante su reinado Alfonso dió un importante impulso a la repoblación de las tierras al sur de la cordillera cantábrica. De hecho, el repliegue al interior de los montes astures y cántabros no debió de ser nunca general. Pronto debieron de llenarse de vida los valles al sur de la Peña de Orduña y de las montañas de Reinosa, dando origen a una intensa colonización en la orilla derecha del río Ebro desde su nacimiento hasta las gargantas conocidas como las Conchas de Haro. Pero el peligro musulmán está siempre latente. Por eso no se dió ningún paso repoblador sin levantar un castillo protector en las inmediaciones. La primitiva Castilla, mencionada por primera vez en una carta del año 800, era un pequeño territorio junto a los valles de Mena y Losa. Comprendía el valle de Espinosa de los Monteros bajando hacia Villarcayo y Medina de Pomar. Los primeros castillos fueron construidos por Alfonso I y su hijo Fruela I medio siglo antes para constituir una primera línea de defensa del reino. San Emeterio del Naranco. El abad Vitulo (800) Finalizadas las campañas del emir Hixam I allá por el 796, dos ricos propietarios llamados Lebato y Muniadona bajaron las gargantas del monte Ordunte por el puerto de Tornos hacia el valle de Mena. Con ellos iban gentes de su casa, siervos deseosos de salir de las estrecheces de los valles asturcántabros. Lebato eliminó todo rastro de ocupación musulmana e inició la repoblación y organización de la zona. Sus hijos, el abad Vitulo y el sacerdote Ervigio, continuaron su obra aprovechando la influencia de la familia en la zona. En el actual pueblo de Burceña, al pie del monte Ordunte, construyeron una iglesia dedicada a San Esteban. Un poco más al sur, en la falda de un monte, levantaron otra iglesia a la que enriquecen con reliquias de San Emeterio y San Celedonio. Hacia el oeste, el abab Vitulo cruzó el monte Cabrio, frontera entre Castilla y el valle de Mena, y encontró las ruinas de la antigua Area Patriani. Allí comenzó a construir lo que andando los años sería Espinosa de los Monteros, junto a la vía romana que iba desde Amaya hasta Flaviobriga. Allí levantó la iglesia de San Martín. El centro de gravedad de toda esa actividad repobladora fue San Emeterio del Taranco, a la que el abab Vitulo hizo una donación el 15 de septiembre del año 800. Confirmaron la donación como testigos un tal Juanti, Azano, Munino, Armando y Hudelisco, y escribe el documento un tal presbítero Lepino. Otro sacerdote llamado Eugenio, junto con otros tres compañeros, construyó cerca de Area Patriani dos iglesias más en honor a San

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Page 1: Repoblacionn

LAS PRIMERAS REPOBLACIONES. LA PRIMITIVA CASTILLA (800 - 852)

Reinando Alfonso II en Oviedo

Durante su reinado Alfonso dió un importante impulso a la repoblación de las tierras al sur de la cordillera cantábrica. De hecho, el repliegue al interior de los montes astures y cántabros no debió de ser nunca general. Pronto debieron de llenarse de vida los valles al sur de la Peña de Orduña y de las montañas de Reinosa, dando origen a una intensa colonización en la orilla derecha del río Ebro desde su nacimiento hasta las gargantas conocidas como las Conchas de Haro.

Pero el peligro musulmán está siempre latente. Por eso no se dió ningún paso repoblador sin levantar un castillo protector en las inmediaciones. La primitiva Castilla, mencionada por primera vez en una carta del año 800, era un pequeño territorio junto a los valles de Mena y Losa. Comprendía el valle de Espinosa de los Monteros bajando hacia Villarcayo y Medina de Pomar. Los primeros castillos fueron construidos por Alfonso I y su hijo Fruela I medio siglo antes para constituir una primera línea de defensa del reino.

San Emeterio del Naranco. El abad Vitulo (800)

Finalizadas las campañas del emir Hixam I allá por el 796, dos ricos propietarios llamados Lebato y Muniadona bajaron las gargantas del monte Ordunte por el puerto de Tornos hacia el valle de Mena. Con ellos iban gentes de su casa, siervos deseosos de salir de las estrecheces de los valles asturcántabros. Lebato eliminó todo rastro de ocupación musulmana e inició la repoblación y organización de la zona.

Sus hijos, el abad Vitulo y el sacerdote Ervigio, continuaron su obra aprovechando la influencia de la familia en la zona. En el actual pueblo de Burceña, al pie del monte Ordunte, construyeron una iglesia dedicada a San Esteban. Un poco más al sur, en la falda de un monte, levantaron otra iglesia a la que enriquecen con reliquias de San Emeterio y San Celedonio. Hacia el oeste, el abab Vitulo cruzó el monte Cabrio, frontera entre Castilla y el valle de Mena, y encontró las ruinas de la antigua Area Patriani. Allí comenzó a construir lo que andando los años sería Espinosa de los Monteros, junto a la vía romana que iba desde Amaya hasta Flaviobriga. Allí levantó la iglesia de San Martín.

El centro de gravedad de toda esa actividad repobladora fue San Emeterio del Taranco, a la que el abab Vitulo hizo una donación el 15 de septiembre del año 800. Confirmaron la donación como testigos un tal Juanti, Azano, Munino, Armando y Hudelisco, y escribe el documento un tal presbítero Lepino.

Otro sacerdote llamado Eugenio, junto con otros tres compañeros, construyó cerca de Area Patriani dos iglesias más en honor a San Andrés y San Félix. En el 807 pasaron a la comunidad de San Emeterio reconociendo la autoridad del abab Vitulo.

En el año 812 el abab Vitulo ya había muerto. Regía la comunidad su hermano Ergivio. Se unieron a la comunidad los presbíteros Armentario, Íñigo, Sisenando, Apre y Pedro, que tenían posesiones en Taranco, Hoz, Villasana y otros lugares del valle de Mena. Los tres primeros fueron abades posteriormente.