relatando recuerdos de las propias vivencias por aliste. por simon katon

40
RECUERDOS DE PROPIAS VIVENCIAS, EN ALISTE ( ZAMORA-ESPAÑA) Y ARGENTINA . LOS TEMAS QUE MÁS CONOZCO. Simón KATON ÁLVAREZ. Desde ciudad de Buenos Aires (Argentina). “””Como se dice que decía en sus días de repaso interior de sus propias emociones Sigmund Freud: Yo también soy feliz, pues todo lo poco conseguido en la Vida, me ha costado mucho esfuerzo””” I – PRIMERA PARTE 01)-POR LAS TIERRAS DE ALISTE: Según rezan los informes familiares, escuchados de boca de los mismos, confirmados por las partidas de nacimiento, de bautismo, y las de matrimonio de mis Padres: Balbina y Pablo, llegué viable al Mundo de la Vida, un Domingo 28 de Octubre de 1928, en tiempo de Sementera y Gobierno de la Dictadura de Primo de Rivera, en la tarde/noche de ese mismo día, en el pueblo de Tolilla de Aliste, anejo al Ayuntamiento de Gallegos del Río, que con otros 05 pueblos más de Aliste: Lober, Flores, Valer, Puercas, el mismo Gallegos del Río, y otro de la comarca de Alba: Domez, conformaban el citado Ayuntamiento, con sus 07 Pueblos, siendo Gallegos del Río, el pueblo de un teórico centro de esa agrupación Municipal, cuyo casco urbano era (y es, que yo sepa hasta 2004) regado por las aguas del Río Aliste, el principal de la Comarca que corre del Noroeste hacia el Sureste, al que concurren (cuando no están secos, lo que ocurre en verano) las aguas de los Ríos Mena, Cebal y Frío, con las aguas propias, más la de sus pequeños afluentes. Todas esas aguas de esos Ríos, se juntan en el término de Gallegos del Río, formando el Aliste, como dije, que da nombre a la Zona, o la Zona de la Comarca, asociada al Marquesado de Alcañices, le da nombre al Río. A partir de Gallegos, el Aliste se encamina a engrosar las aguas del Río Esla desde casi Vegalatrave-Muga-El Castillo (que al decir de Jorge Manrique: “ Nuestras vidas son los ríos / que van a

Upload: daniel-ferreira

Post on 31-Mar-2016

219 views

Category:

Documents


1 download

DESCRIPTION

Desde Argentia, nuestro amigo Simón nos remite estos relatos.

TRANSCRIPT

Page 1: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

RECUERDOS DE PROPIAS VIVENCIAS, EN ALISTE ( ZAMORA-ESPAÑA) Y ARGENTINA . LOS TEMAS QUE MÁS CONOZCO. Simón KATON ÁLVAREZ. Desde ciudad de Buenos Aires (Argentina). “””Como se dice que decía en sus días de repaso interior de sus propias

emociones Sigmund Freud: Yo también soy feliz, pues todo lo poco conseguido en la Vida, me ha costado mucho esfuerzo”””

I – PRIMERA PARTE 01)-POR LAS TIERRAS DE ALISTE: Según rezan los informes familiares, escuchados de boca de los mismos, confirmados por las partidas de nacimiento, de bautismo, y las de matrimonio de mis Padres: Balbina y Pablo, llegué viable al Mundo de la Vida, un Domingo 28 de Octubre de 1928, en tiempo de Sementera y Gobierno de la Dictadura de Primo de Rivera, en la tarde/noche de ese mismo día, en el pueblo de Tolilla de Aliste, anejo al Ayuntamiento de Gallegos del Río, que con otros 05 pueblos más de Aliste: Lober, Flores, Valer, Puercas, el mismo Gallegos del Río, y otro de la comarca de Alba: Domez, conformaban el citado Ayuntamiento, con sus 07 Pueblos, siendo Gallegos del Río, el pueblo de un teórico centro de esa agrupación Municipal, cuyo casco urbano era (y es, que yo sepa hasta 2004) regado por las aguas del Río Aliste, el principal de la Comarca que corre del Noroeste hacia el Sureste, al que concurren (cuando no están secos, lo que ocurre en verano) las aguas de los Ríos Mena, Cebal y Frío, con las aguas propias, más la de sus pequeños afluentes. Todas esas aguas de esos Ríos, se juntan en el término de Gallegos del Río, formando el Aliste, como dije, que da nombre a la Zona, o la Zona de la Comarca, asociada al Marquesado de Alcañices, le da nombre al Río. A partir de Gallegos, el Aliste se encamina a

engrosar las aguas del Río Esla desde casi Vegalatrave-Muga-El Castillo (que al decir de Jorge Manrique: “ Nuestras vidas son los ríos / que van a

Page 2: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

dar en la mar, / qu´es es el morir ; / allÍ van los señoríos / derechos a se acabar e consumir ; / allÍ los ríos caudales, / allí los otros medianos / e más chicos, / allegados , son iguales / los que viven de sus manos / e los ricos…” ) por la Comarca de Alba (como se dijo:

Domez, Vegalatrave, El Castillo). Aunque con el Embalse de Ricobayo / Muelas del Pan en el Esla, cuando la represa está llena, en tiempo de primaveras lluviosas (cuando el aliviadero por su túnel descarga a la distancia el agua sobrante del nivel de la cota, formando semicírculos de llovidos y espumosos Arco Iris ) sus efectos se hacen sentir en el Aliste, hasta las cercanías de Vegalatrave ( ya de la comarca de Alba), por los muchos vericuetos que por los laterales tiene el Esla, en su camino de garganta despeñada y sinuosa, hacia el Castellano Duero (que por tierras salmantinas, toma pacíficamente entidad internacional por laderas portuguesas, luego de haber sido límites binacional desde el Castro de Alcañices), serpenteante en profundos tajos, vigilados por las pétreas paredes, anidadas por águilas, buitres y otras aves, desde el giro rotundo hacia el Sur a partir del Castro de Alcañices, rayano con Portugal, por casi toda la comarca de Sayago que suaviza la planicie de Fermoselle, para invadir su feudo natural salmantino, y penetrar con fuerza algo soberbia, en el vecino Portugal. El pueblo de Tolilla de Aliste, que no pasó de una simple aldea (pues se quedó en pito sin poder llegar a corneta ), es el mío y el de mis hermanos , y también el de nuestros padres, a pesar que mi madre todavía nació en Flores de Aliste, pasando a vivir desde muy niña a Tolilla, de un matrimonio parental (de los muchos de la Comarca de Aliste, tratando de evitar el imparable y destructor minifundio de derechos sucesorios, muy justos en derecho, pero muy dañinos en cuanto a unidades económicas rentables), entre mi abuelo materno Simón y su prima Justina, nacida en Flores de Aliste, que por esos años de finales del siglo XIX y comienzos del XX, había unos trasiegos matrimoniales numerosos entre Tolilla y Flores y, viceversa. A mi abuela Justina no la conocí, dado que murió muy joven en Tolilla, por un raro y extraño accidente, pelando las hojas de un negrillo, hojas que se daban de alimento a los cerdos en verano, complementadas con harinas y salvado de

Page 3: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

cereales, en especial de centeno, mezclados con agua. El accidente, que yo conocí de boca de mi madre (Balbina), se produjo cuando mi abuela materna, de recuerdo virtual armado por las explicaciones de mi madre, se subió en la pared de piedras de un huerto, por los Lavaderos de Tolilla, para tener más alcance en pelar las hojas de las ramas del negrillo, que casi seguro, como era la costumbre, iban a parar a la bolsa que las Amas de Casa ( mi Madre a veces lo hacía) solían hacer con el propio mandil, sujetándolo en las cintas de atadura, que sujetaban las faldas o manteos a la cintura, según fuera la prende en uso; con la mano izquierda (en general), sostenían la punta libre del mandil embolsado, y con la derecha pelaban las hojas de los negrillos, para meterlos en esa bolsa mandilera provisional, lo que de hecho, con las manos ocupadas, y con los pies encima de las piedras de la pared de equilibrio precario y resbaladizo, la posibilidad de caídas por resbalones era muy alta .Como de común todas las piedras de esas paredes no tenían mezclas de pegado y sustento, se montaban unas sobre otras, en planos irregulares y resbaladizos; de manera que poner los pies arriba de ellas ( lo que se hacía con mucha frecuencia sin medir consecuencias) llevaba su peligro, aunque la caída era de baja altura, poco más o menos de 01 metro, y más del 90-95 % eran caídas pasajeras sin mayores inconvenientes. El caso que para mi Abuela (la que en retrato mental me imagino por los muchos y claros detalles de mi Madre) se acercó el 100% de la “mala suerte”: Resbaló con una (s) piedra (s) que pisó, y cayó de espaldas con la columna vertebral encima de las piedras de la pared, rompiéndose alguna vértebra, que le lesionó la médula espinal. Y si hoy en día es una lesión, que en el mejor de los casos produce una parálisis total de la cintura para abajo (con todos los mejores medios y técnicas del siglo XXI), imaginémonos qué podría suceder allá por los años 1913-1914, en una zona remota, aislada y olvidada como Aliste:”Una gangrena galopante en pleno verano, que se llevó a mi Abuela materna en pocos días, siendo una joven mujer de alrededor de los 30 años,

dejando atrás tres hijas: Juliana, de unos 10-11 años (que yo no conocí),

casada y sin hijos. Balbina, mi Madre, de unos 6-7 años, en 1926 casada con

Pablo, de cuyo matrimonio hubieron cuatro hijos: Simón (yo), casado (ahora viudo desde 31-01-2011) con Lidia N.Testa Schroh, con un hijo (Pablo) y una

Page 4: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

nieta (Paula Jimena); Francisco (Paco), casado con Adelina Prieto, hijos María, casada con dos hijos, Miriam y Alberto; Consuelo, casada con Aurelio Prieto (hoy viuda), con tres hijos: Lucía, casada con Manuel Heredero y un hijo Manuel; Javier, soltero; María Jesús / Rafael Ramos, una hija Marta; Rufina, casada con Rocco Mambrino, un hijo José, casado con Josefa Ramos, con dos

hijos, Miguel y Pedro.Victorina, de unos 2-3 años (que sí conocí por muchos

años, dado que murió a los 95 en Valencia), casada en Febrero de 1940,con Aquilino Martín Pérez, con tres hijas : Justina, casada, con hijos, residente en Valencia; Manuela, casada con hijos, residente en Valencia, y Aurora, casada, con hijos, residente en Valencia. Pues si bien la suerte me dio otra Abuela, la abuela Juana (aunque fuera abuelastra, nombre que suena muy mal aunque esté en el Diccionario), la que me quiso mucho, y yo a ella; que fue la segunda mujer de mi abuelo Simón,

luego de enviudar, con la que tuvo tres varones: Ángel, fusilado por las hordas

falangistas en 1936, con 21-22 años, Teodoro, casado en Ceadea de Aliste

Con Antonia Martín, y dos hijos: Visitación y un varón, que apenas conocí, que

ingresó y se jubiló en el Ejército ; y, Agustino, casado con Antonia Gallego

(creo que nacida en Valer de Aliste), nieta de la tía Paula Fernández de Tolilla, con tres hijas: Mercedes, Carmen y Angelines. Pero es justo pensar, que de la abuela materna genética, Justina, llevo entrelazados muchos genes. Y por eso, pero especialmente por la transmisión de sus recuerdos por boca de mi Madre,

quiero rendirle un “emocionado homenaje a la Abuela que pudo haber sido y no fue, por los intrincados laberintos del Destino”. Como es fácil observar, habiendo nacido en el Hemisferio Norte, donde pasé solamente el 26% de mi vida actual, siempre con punto de apoyo Familiar en Tolilla de Aliste, aunque circunstancialmente no estuviera en la Comarca, y aún lejos de ella; es de justicia y razón volver hacia allí los recuerdos, pues en el Cementerio de la Corredera, mezclados en la tierra de sus suelos, se hallan, por lo menos en el simbolismo emocional, todo el yacimiento de mis genes antecesores, desde los orígenes del Pueblo, según tengo escuchado de mi abuelo materno Simón, muy conocedor de la historia del mismo, por la trasmisión oral de sus predecesores, los Álvarez, que si mal no recuerdo eran

Page 5: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

de una línea derivada de Ceadea de Aliste, a unos 08 kilómetros de distancia hacia el Oeste, cercano a la Raya (la mayor y enrevesada) de Aliste con Portugal, en su provincia de Trás-os-Montes, con capital en Bragança. Al decir de mi Madre, en relación a mi nacimiento, ella (mi Madre) había estado arando hasta el día Sábado 27 de Octubre, por las tierras del Campetón, sembradas de trigo; pues los hombres eran los sembradores de granos, por el sistema de voleo, con el talego sembrador al hombro, y las mujeres las aradoras, removiendo la tierra con las rejas del arado y sus orejeras vertederas, para tapar con tierra las semillas de granos, ya con cierto grado de humedad, por los preludios de las suaves lluvias otoñales, que solían empezar a mediados de Septiembre. En esa fechas del final de Octubre, era común estar en la parte final de la sementera, en general, todavía con buen tiempo, con una suerte de finas lloviznas alternadas. Eso sí, por las mañanas, eran muy comunes las nieblas matinales muy bajas y espesas en las riberas y sus ribazos, muy comunes en Aliste; que levantaban vuelo al compás de la potencia de los rayos del Sol, antes de mediodía. De ahí que solía decirse el refrán: “Mañana de niebla tarde de paseo”, que en Octubre sí solía darse. De manera que entre otoño y sementera, cuando las hojas despliegan sus alfombras, entre amarillos y marrones en las superficies del suelo; las pegas jardas armaban sus escandalosas batallas de quejidos en procura de las demandadas bellotas por la encinas del Castro, el monte Altar del Pueblo, llegué yo a la Vida, en el pueblo de Tolilla de Aliste, como queda dicho; que en unos días más, alejado en miles de kilómetros de los orígenes, serán 84 años de la misma ( ya cumplidos los 84 antes de finalizar el presente artículo), a partir de aquella lejana tarde-noche del 28 de Octubre de 1928 (que naturalmente no recuerdo, más allá de lo muy bien contado por mi Madre, en ciertas ocasiones de nuestras muchas confidencias en los primeros años de infancia y juventud en cercana convivencia). Ahora, después del preámbulo precedente, voy a tratar de relatar los recuerdos más representativos, conforme mi sentir, por Tolilla de Aliste y su Comarca, otras partes de España y, naturalmente, mi estancia en Argentina desde la tarde-noche del 09 de Junio de 1951.Es decir: 61 años y 4 meses, a cumplirse el día de mañana 09 de Octubre de 2012 ( plazo ya cumplido con creces a

Page 6: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

estas fechas de los primeros días del naciente 2013 ).El País elegido, no por vocación, sino por las opciones que aconsejaban las “circunstancias de la vida”, de lo que no me arrepiento para nada, pues entiendo que Argentina me dio muchas oportunidades ¡ Muchas más! Que la España de mis tiempos jóvenes me negó; aunque claro, en España (concretamente en Tolilla de Aliste)

están los fundamentos de las raíces, y en Argentina, la esencia de la Transcendencia o continuidad de la Vida en los sucesores. 01-01).RECUERDOS Y ENTRETENIMIENTOS ALISTANOS: Ya he dicho por ahí varias veces, que el recuerdo más remoto que enlazo, es el ocurrido en los días que van del 20 al 30 de Abril de 1930, cuando yo andaba por los días de mis 18 meses; recuerdos que la mayoría, aun los expertos, me dicen que no pueden ser. Pero yo aseguro que lo es, y lo tengo tan vigente, como cuando sucedió. Ese recuerdo se refiere al viaje a la Argentina, de mi prima hermana Felisa, que salió de Tolilla el mismo día que yo salí para Argentina 21 años después. Y el vídeo mental, tiene grabados dos episodios: El primero, cuando Felisa al ir a despedirse de los familiares y amigos del vecino pueblo de Lober de Aliste, me llevó con ella, metido en un lado de las alforjas, que encima de la albarda llevaba nuestra “burra cardona”, y del otro lado, como contrapeso, pusieron ella o mi madre, una piedra de peso adecuado, de las que estaban en el Corral de adelante, para que el peso mío no desbalanceara las alforjas. Luego en Lober, algo confusas las varias despedidas y algunas lágrimas recíprocas, de la tía María la Tabernera, sus hijas Paula y Andrea Casado y familias y, supongo, algunas otras parientas y amigas de ella. Del retorno de Lober a Tolilla, tengo nublados recuerdos. Unos días después, una fotografía de Familia en el Corral de atrás, frente a la pared que daba a los Sobrados de Adentro y de Afuera, cubierta por una “centenaria hiedra”(en 1974 ya desaparecida) sacada por el tío Pedro de Grisuela de Aliste (las fotos), que era agente de viajes y fotógrafo (creo que cuñado del que fuera Maestro de Tolilla algo después, don Antonio González).En la foto, vista de frente en el recuerdo, estaban de derecha a

Page 7: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

izquierda: Mi abuelo Francisco, mi abuela María, Felisa, mi padre (Pablo), mi madre (Balbina) y, yo, de la mano de mi Madre. No recuerdo si estaba, o no, el primo Domingo, el hijo de mi tía Gabriela, a la que yo no conocí por haber fallecido antes de yo nacer. Mi prima, ya reunidos en Buenos Aires, cuando hablábamos del tema tampoco se acordaba si Domingo estaba o no, pero sí se acordaba muy bien de todo lo que yo relataba, que ambos habíamos vivido veintiún años antes, sin haber vuelto a hablarnos ni a vernos. Esto de alguna manera excluye a la teoría psicológica, relativamente moderna, del “Síndrome de la falsa memoria”. El segundo recuerdo, pero mucho más confuso, creo que en la proximidad de los dos años: Octubre ó Noviembre de 1930, fue en un casamiento en Flores de Aliste, de un o una pariente de mi padre. La verdad no recuerdo de quién. Sí recuerdo algo en tinieblas, que en un momento dado, me encontré bailando, entre un corro de circunstantes aplaudiendo. Supongo que haría las payasadas de la edad y me gustaría bailar (siempre me gustó), y a instancias de mi padre, de 30 años, me habría animado a bailar, propio del orgullo de todo padre de demostrar las habilidades de su hijo de Dos años, que por entonces era hijo único, por un año más, hasta que nació mi hermano Francisco (Paco). Y ahora sí. Los recuerdos se asocian a la llegada de mi hermano Paco el 08 de Noviembre de 1931, cuando yo tenía 03 años recién cumplidos. El caso que sin mayores explicaciones, supongo yo, cuando nació mi hermano, se me debe haber caído “el mundo de los celos encima”, que por otro lado, cuando uno pierde el sillón de único hijo y único nieto, por línea materna, debe sentirse desplazado y, fundamentalmente, emerge el miedo a perder el “amor de los padres”, en especial el de la madre, miedo que comienza con el engendro de la Vida, según percibe la ciencia a través de las actuales imágenes disponibles. Como es natural, yo el efecto de los celos lo percibía y sentía, en cuanto a la manifestación del malestar, pero sin saber las causas, que luego a los años pude comprender. El caso, que de repente me sentí desterrado a dormir en casa de mis abuelos maternos, Juana y Simón (lindera a la nuestra).Sí recuerdo que me sentía muy mal, sin saber porqué; también recuerdo ( y muy bien) que tenía unos deseos de venganza o algo por el estilo, de manera que me vinieron ganas de orinar, y

Page 8: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

de hecho me dejé orinar en la cama. A la mañana la consabida reprimenda, pero ¡bueno!, al decir de mi abuela “puede pasar”. La segunda noche fue peor, también de propósito me dejé hacer aguas menores y ¡ Mayores ! Eso para mi abuelo (Simón) colmó el vaso, sin conocer causa o motivos de justificación, que no fuera la justa reprimenda de enderezar conductas, me dio unos buenos sacudones, aplicando las pedagogías psicológicas de la época, que parece dieron buen resultado; dado que recuerdo, volviendo el recuerdo atrás, que se cortaron los celos. Por lo menos en mis recuerdos se cerró el libro de los mismos, y dio paso al día bienaventurado, según recuerdo bien, del Bautismo de mi hermano (Paco). Los Bautismos en los años 1931( y desde siglos atrás), aunque ya se había instalado la Segunda República, y era Presidente del gobierno Manuel Azaña, se celebraban en días inmediatos al nacimiento, por aquello del Limbo en alianza con el “Pecado original”, mencionado por Tertuliano en el siglo II d.C y luego ratificado por San Agustín, cuando no hubiera Bautismo antes de una posible muerte. La figura teológica del Limbo, donde iban a parar los justos que antes de morir no hubieran recibido el Bautismo conforme el rito católico, apostólico y romano, nació relativamente con poco sustento, pero la insistencia de San Agustín en el Concilio de Cartago del 418 d.C, y las ratificaciones posteriores, llevaron la figura hasta Abril de 2007, anulada por decreto del Papa Benedicto XVI; aunque de hecho ya no tenía entidad desde muchos años atrás, incluso la Reforma protestante, no lo incorporó a su filosofía teológica. Como mi hermano nació el 08 de Noviembre, también en día Domingo como yo, el Bautismo se debe haber celebrado del 12 al 14 de Noviembre. Recuerdo que fue en horas de la tarde, tal vez del Sábado 14, no lo sé; y, yo, cercano al plano del suelo con 03 años, luchaba a brazo partido para entrar en el recinto de la Pila del Bautisterio, por entre las hachas y las velas de cera de los parientes y vecinos, siendo padrinos nuestros tíos Victorina y Ángel, hermanos de mi madre. A pocos días vista, desde el “destierro”, no recuerdo que en mi perduraran los celos, que en torrente me habían arrastrado una semana antes. Se ve que la realidad se impone, y los afectos fraternales (incluida la sabia intuición de mi Madre, para manejar la nueva situación, que no recuerdo, pero creo que existió) con la llegada del nuevo hermano, arrancaron para siempre

Page 9: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

entre nosotros la “plaga de los celos”; de cualquier celo, pues fuimos, hermanos confidentes en totalidad, en todos los años que la Vida nos permitió disfrutarla juntos. A partir de ahí, por unos 08 ó 10 meses, mis recuerdos grabados entraron en un cono de sombra. Quizás hasta la muerte un tanto repentina de mi abuelo paterno Francisco, que en menos de una semana falleció en los primeros días de Agosto de 1932, cuando ya había empezado la Trilla, y nuestra Era de la Trilla, por sorteo, ese año nos había tocado al lado del prado de la Portilla el Campo de la tía María Gelado, y casi enfrente del nuestro de la Silvirona, que luego pasaría por herencia de su madre (Gabriela, hermana de mi padre), a manos del primo Domingo (Casas), como el del Carrascal, la cortina la Silvirona y otras fincas. Decían de una pulmonía, y mi primo Domingo en el 2004, en una charla en su casa de Zamora así lo entendía; pero a años vista, a partir de algún relato de mi padre, y de alguna explicación sintomática también de mi primo Domingo en esa reunión, tengo la sensación de que se trató de un ACV de intensidad y extensión, con afección pulmonar complicada, más específica y detectable, que los sumergidos “ataques a la cabeza”, que así solían definirse en forma general por esos tiempos. El caso que yo con 03 años y 09 meses, fue el primer encuentro que tuve vis a vis, con la muerte; en el caso con la muerte de un abuelo, de la que quedé muy impresionado al ver su cadáver inmóvil en el cajón forrado en negro con ribetes y cruces en blanco, como era tradición, una impresión de miedo a la “muerte y a los muertos” que me acompañó por unos cuantos años. Poco más, después de la muerte de mi abuelo Francisco, pero ya en la segunda decena de Septiembre de ese 1932, comencé la aventura escolar, con sólo 03 años y 11 largos meses, para cumplir los 04 años el 28-10-1932. No tenía la edad para la escolarización, pero como ya sabía leer y escribir por curiosidad y deseos, con el aprendizaje de la mano de mi Padre; el entonces Maestro de Tolilla, don Antonio González, natural de Grisuela de Aliste, sugirió a mi padre que me enviara a la Escuela, lo que así sucedió, de manera que ingresé a la Escuela con otros alumnos del Pueblo, que tenían más de dos años de diferencia conmigo. Tal el caso de dos compañeras de ruta, que fueron Teodora y Asunción, con tres años más que yo; luego a un par de años

Page 10: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

vista, Teodora se quedó atrás, y a partir del período 1936/37 (pese a la mala Maestra interina D.ª Ramona, de Carbajales de Alba, 09-37 a 06-39), ya me quedé sólo en la punta, hasta el final de la Escolaridad Primaria en Diciembre de 1942, que aunque no aprendía de la Maestra citada, porque no sabía enseñar, ni tampoco sabía por falta de conocimientos y de oficio, yo trataba de exprimir libros y cerebro todo lo que podía y sabía. Es más, creo que ahí en solitario, es donde comenzaron, sin saberlo, a base de experimentar y practicar modalidades que iba incorporando, a mi parecer, y al sentirme más cómodo y más seguro, es cuando inicié el descubrimiento de los principios autónomos de mi “Autodidacta aplicada”, la que luego me acompañó en el ciclo de “estudiante pastor” de 1943 a 1945-46, y sucesivamente viajó conmigo a la Argentina con los mismos principios, que he venido poniendo en práctica en la “vida activa profesional” y, la de jubilado, hasta estos presentes días. Aunque naturalmente, no se trata de una metodología pedagógica formal contrastada en un universo amplio; ha sido algo personal, de adaptación circunstancial por vía de la percepción personal, con ajustes en el recorrido, un desarrollo memorístico importante, que he utilizado especialmente para los enlaces lógicos de las distintas disciplinas en el nivel de mis saberes. Todo esto es difícil de explicar, porque la forja ha sido larga y complicada, que tampoco me atrevería a recomendar, dado que ha sido un método personal, con el que yo me he sentido muy cómodo. Si bien, claro está, la pólvora ya estaba inventada. Lo que si me atrevo a recomendar a todos, es tener siempre presente en todo “Emprendimiento de la Vida”, que entre la ilusión de los “deseos” y la llegada a la “meta con éxito”, no hay otro camino que el de la “decisión posible”, apalancada por la voluntad, el esfuerzo, el trabajo, la dedicación, la constancia, la tenacidad y la perseverancia. Ésta sí, es la ”metodología universal recomendada” . a) - NOTA MUY IMPORTANTE: Como no quiero olvidarme, voy a recordar aquí, en forma destacada, la importancia de las MUJERES ALISTANAS, en la cohesión familiar de la Comarca. En especial las de Tolilla, y dentro de Tolilla las de la Familia, habida cuenta que las del Pueblo y la Familia han sido las que más he conocido ( sin desmedro de las del resto de Aliste, incluidas todas

Page 11: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

las Madres y Mujeres del Mundo), en los años más importantes de formación integral en la vida de las personas: La Niñez y la Primera Juventud. Es claro, que sin la existencia de la Mujer, el Mundo Humano nunca hubiera existido (por lo menos hasta nuestros presentes tiempos). De la misma manera que es sabido, que en todo el Mundo, durante casi todos los siglos transcurridos desde el origen, hasta nuestros cercanos días, la Mujer ha carecido de casi todos los derechos naturales ( y todos los civiles) fundamentales (John Locke, Editado en 1690, Ensayos sobre el entendimiento humano), más allá de la Vida (condicionada), administrados por los hombres: Derecho a la Vida (con condiciones), Derecho a la Libertad (ninguno reconocido), Derecho a la Propiedad ( formaba parte de ella, como un anexo patrimonial del marido). Si nos remitimos a la comarca de Aliste, las mujeres han sido no sólo las verdaderas constructoras de la Familia, criando a los muchos hijos que la cultura religiosa propiciaba, ayudando a los maridos siempre en casi todas las duras tareas agrícolas y ganaderas como agentes económicos de trabajo, esfuerzo y desvelos, absolutamente necesarios para la precaria subsistencia ; cuando no solas, haciéndose cargo de hijos y haciendas, bien como viudas que implicaban el cuidado y la educación (no la instrucción) de los hijos, y muchas veces además con padres y suegros a cargo, en el estado de viudedad ; u otras veces en las ausencias de los maridos, como emigrantes a lejanas tierras ; que no pocos se olvidaban de volver y de la familia, y a otras muchas por añadidura (que yo algunos casos conocí, incluidos los de Tolilla) le dejaban

las cargas de las deudas de los dineros pedidos en préstamo para

necesidades de gastos, incluso, para los viajes al extranjero, especialmente a las Américas, donde iban con las intenciones de ganar el dinero, para volver y pagar las deudas. Pero…la distancia y el paso del tiempo sin poder juntar el dinero la mayoría de las veces, la vergüenza de haber fracasado en los planes y volver “sin nada” al Pueblo; más alguna otra mujer que por ahí se cruzaba en el camino de la propia soledad, conspiraban contra las ideas emocionales de volver a la “familia de origen”, y se conformaba otra familia de “destino”.

Page 12: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

Las mujeres tenían a su cargo y responsabilidad, la totalidad de las tareas domésticas: Cernido y amasado de la harina para hacer el pan y hornearlo, más o menos cada 12-15 días; hacer y vigilar las tres comidas básicas; fregados de cacharros, ollas, calderas y potes; cosido y remendado de la ropa; tejido, hilado, lavado de la ropa de indumentaria y camas, y todo un sin fin de quehaceres, que las variopintas tareas de agricultura y ganadería demandaban. Por añadidura, eran las expositoras de los lutos por los siglos, según los vínculos familiares de los fallecidos. Si maridos, luto a perpetuidad; si padres/suegros 10 años; hijos y hermanos no menos de 05 años. De manera que las mujeres alistanas, a partir de determinada edad, la gran mayoría, eran portadoras de atuendos negros de pies a cabeza. No tan diferentes, a los ennegrecidos ropajes que portan las mujeres árabes de la cuenca Mediterránea y Medio Oriente, aún en estos tiempos presentes. Todo esto es verdaderamente admirable, habida cuenta que la cultura y la ley (casi hasta ayer), el derecho que le otorgaba, era la obligación imperdonable de obediencia y fidelidad durante toda la Vida, al marido, pasara lo que pasara. No tenía derecho alguno frente al marido (incluso padre y hermanos varones, en ese orden), ni en la jurisdicción eclesiástica ni en la civil. En la mujer alistana, empezando por mi Madre, aparte de la semblanza anterior de tareas, que parecen imposibles de realizar por una persona; lo más fascinante para mí, ha sido la increíble capacidad de administrar y distribuir, en múltiples combinaciones nutritivas, los escasos recursos alimentarios con los que contaban. Con la particularidad, que al final de cada temporada, todavía le quedaba un pequeño remanente. Ese tipo de logística intuitiva, en cantidades, mezclas, combinaciones, sabores y nutrientes, a ojo de buen cubero, en mi opinión ha sido la “Maravilla de las maravillas”, fruto de la intuición y el talento, de recorrido en los circuitos naturales de un cerebro sin instrucción formal, pues de hecho, en la Comarca hasta bien entrado el siglo XX, la mujer, por el sólo hecho de serlo, tenía vedada la instrucción escolar; aparte la cultura tradicional que destinaba a la mujer a otros quehaceres domésticos, para los que estaba hecha, se decía. De manera que culturalmente, las mujeres casi en

Page 13: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

totalidad estaban convencidas de su “predestinación” para todo lo que viniera, siempre y cuando no fueran tareas de instrucción formal en las Escuelas, prohibiciones que en forma general, todavía siguen vigentes en las culturas “machistas del Islam”; de tal manera, que los casi 08 siglos, de principio a fin, de la filosofía religiosa islamita por las Tierras de la futura España, también dejaron huellas; en ese y otros muchos aspectos personales y sociales de la unificada (¿unificada?) España. Pero en lo atinente a las tareas domésticas, a la atención de los hijos, a la colaboración en casi todo tipo de trabajos, que más que colaboración era en la mayoría de las veces la hechura completa; en lo atinente a las extraordinarias habilidades y talentos, para aplicar la logística de cálculos y distribución de los recursos alimentarios a través de los 365 días del año, incluidos almuerzos, comidas, cenas y entremeses, de días hábiles y fiestas de guardar, generales o de los propios “pagos”; para eso no había “Escuelas de enseñanzas”. Eran simplemente “Escuela Natural de aprendizaje”, que en los tiempos, aprendían las Hijas de las Madres a través de la simple observación, en respuesta al mandato:” Tú, fíjate cómo lo hago yo”, desplegado en los días contemporáneos a cada generación. No era una enseñanza formal; era simplemente una enseñanza del “buen hacer”, para el cual ya había generacionalmente, como ahora se sabe por estudios del ADN mitocondrial, una serie de “genes de herencia ancestral”, capaces de inferir y poner en marcha esas especiales habilidades a las mujeres alistanas ( seguro que todas las otras mujeres del Mundo también, pero yo hablo de las de la Comarca de Aliste/Tolilla, particularmente de Balbina, mi madre, de cuyas habilidades fui testigo en la niñez y primera juventud). Por supuesto que ese saber, era una gran “Dote natural hereditaria” que le daba un plus muy importante, en la siempre complicada “lucha por la Vida”. Como homenaje y recuerdo a las Madres y/o amas de Casa que yo conocí en la fase de mi niñez / 1ª juventud, receptoras/transmisoras de esas inigualables estrategias de administración de recursos referidas, en el pueblo de Tolilla de Aliste, el mío de nacimiento, voy a dar una sucinta relación de ellas, y espero no olvidarme de ninguna. El recorrido comienza por la parte de arriba el Pueblo, en rotación inversa a las agujas del reloj, tal como se hacían los

Page 14: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

sorteos de los cuidados de las Vacadas y Borricadas, de los repartos comunales de Leña, de los sorteos de las Eras, de los Quiñones de tierras para el cultivo y, algunos otros: 01).La tía María Gelado, sin hijos, pero excelente administradora y cocinera.02).La tía Valentina Campesino, madre de María y Francisca.03).Catalina Casas, madre de Cristina y varios varones.04).María Rivera, madre de Juana, Catalina y María (y Miguel).05).Lucía Fernández, mi Madrina, con varias hijas e hijos, que desde Agosto de 1936 tuvo que ir a vivir a Zamora, en circunstancias muy dolorosas.06).La tía Rafaela Pedrero, madre de Valentina, Andrea, Anastasia, Dionisia, Paulina y Asunción, más un varón.07).La tía Vicenta, madre de Paula (y Celestino).08).La tía Catalina Rivera, madre de Gregoria y 04 varones,09).Mi tío Simón Casas, padre de Domingo, viudo de mi tía Gabriela, buen cocinero y administrador. Luego Vendría Agustina Salvador, la mujer de Domingo, con las hijas: Antonia, Amelia, Mercedes y otra nacida después de 1951, con más 02 varonesr.10).La tía Ángela Casas, con 04 varones.11).La tía Manuela Prieto, madre de María y sus dos hermanos Ángel y Juan.12).La tía Luisa, con las hijas Cándida, Rufina y Julia, aun cuando de hecho la que yo conocí como brillante administradora natural fue a la hija mayor Cándida, para mí ( y mis hermanos) de emocionado y grato recuerdo, para la tía Luisa, y especialmente sus hijas Cándida, Rufina y Julia, que va más allá del profundo parentesco genético. Para mi, la cocina de Cándida, con su lumbre, era el lugar casi diario de reunión y ensayos de discusión política e intelectual en las veladas invernales, con Marciano, Antolín

e Isaac donde me sentía tan a gusto, que casi todas las noches me tenían

que venir a buscar para la cena en mi casa. 13).Josefa Garrido, con dos varones, pero que luego mudada creo a Gema del Vino, me parece haber escuchado que tuvo una hija. Luego esa Casa pasaría, por un tiempo, como vivienda de mi tía Victorina, donde con el marido(Aquilino) tuvo tres hijas: Justina, Manuela y Aurora.14). Justina Álvarez primero, y Juana Río después, por viudez de mi abuelo al morir la primera, mujeres de mi abuelo Simón, abuela (que no conocí) y abuelastra mías; con la primera hubieron tres hijas: Juliana, Balbina (mi madre) y Victorina, mí tía . Con la segunda, 03 varones (Ángel, Teodoro y Agustino). De

Page 15: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

hecho la verdadera instructora de Juliana, Balbina y Victorina , fue su madrastra, mi abuela Juana. Que al decir de mi madre y mi tía Victorina (Juliana murió poco antes de yo nacer), fue una verdadera madre en el sentido más amplio de la palabra. En parte detallado más arriba.15).Nuestra Casa, de la mano de mi abuela María Fernández, madre de Lorenza, Gabriela y de Pablo mi padre. Aunque de hecho, hasta los 18 años, desde que viajó su madre (a Argentina), hasta cuando ella viajó, tuvo a su cargo a la nieta Felisa, la hija mayor de mi tía Lorenza. Luego la continuadora de la Familia en la casa familiar sería mi madre, Balbina Álvarez, con el 1-2 varones (Simón y Paco) y el 3-4 mujeres: Consuelo y Rufina, que sin duda, aunque sus ámbitos de aplicación hayan sido fuera del Pueblo y de la Comarca, en esas artes de administrar, muchísimo aprendieron de ella. Hasta yo, en mis habituales y modestas comidas en Argentina, casi todas las aprendí de ella, por las frecuentes observaciones. No aprendí las estrategias y la logística, de forzosa aplicación en la Comarca, por grado de necesidad, pues me ha tocado otro medio y otro tiempo, con amplia disposición de recursos básicos alimentarios.16).La tía de mi madre, Martina Álvarez (muerta por accidente 20 días antes de yo nacer), hermana de mi abuelo Simón, que aunque no tuvo hijas, sí tuvo 05 varones: Marciano, Antolín, Celedonio, Domingo e Isaac.17).La tía Lucía Casas, madre de Matea y Constancia y 04 hijos varones.18). La tía Rosa Gelado, costurera y madre de un varón.19).La tía Paula Fernández, madre de Margarita (la madre de mi tía Antonia Gallego) y de Justa, ambas emigradas a Argentina; luego, a partir de los más o menos 12 años, su nieta Antonia Gallego, que vivía en Valer de Aliste, vino a vivir con ella en Tolilla. Allá por los años 1947-48, Antonia se casó con mi tío Agustino, hermano de mi madre, por parte de Padre, mi abuelo Simón. Nacieron tres mujeres: Mercedes, que murió joven, luego de que sus dos únicos hijos, ambos varones, afectados de una enfermedad genética incurable murieran siendo púberes, Carmen y Angelines (ésta última nacida con posterioridad a mi venida a Argentina en 1951).20).La tía Benita Martín, madre de Brígida, Julia, Francisca y Benedicta (con un varón, muerto de las complicaciones del Sarampión en Marzo de 1943).21).Claudia Pedrero, madre de Dorotea, Marcelina, Teodora, Dominga y Margarita. Y 22).La Casa del

Page 16: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

Maestro, siendo Maestro de la Escuela de Tolilla, don Antonio González, natural de Grisuela de Aliste, casado con una vecina de su mismo Pueblo, Luisa Moral González, una señora muy bien plantada y bonita según mis recuerdos infantiles, donde tuvieron dos hijos varones, Manolo, más o menos de mi edad, y Antonio de la edad aproximada de mi hermano Paco. Fue Maestro de Tolilla desde 1930-31 hasta Julio de 1936, cuando perseguido por ser de ideas socialistas, de milagro pudo escapar por la frontera portuguesa, posiblemente con el político socialista Ángel Galarza de Zamora, que cuando el Golpe Militar de Julio de 1936, estaba de vacaciones en Zamora, y también pasó a Portugal por la frontera de la zona de Alcañices, para cruzar de nuevo a Valencia (España). Creo que eran conocidos, de cuando don Antonio era Maestro en León, antes que en Tolilla, y Galarza era Gobernador de León. Como he dicho, fue mi primer Maestro desde Septiembre de 1932 a Junio de 1936. Recuerdo que tenía un automóvil Ford, modelo 1930-32, en el que de vez en cuando dábamos una vuelta, su hijo Manolo y yo como acompañantes. b)-SEGUNDA NOTA: Al hilo de la Nota anterior, la a)-, para tampoco dejar el tema en barbecho, pues lo considero importante en este relato / racconto (éste más expresivo, aunque italiano), es el funcionamiento de la “Economía de Subsistencia” en la comarca de Aliste. Como principio fundamental, hay que decir, que siendo muy escasas las tierras de cultivo, poco fértiles ( salvo las huertas de regadío en las Riberas), con escasa capa de tierra enriquecida encima de una base superficial de pizarra granítica, sujeta a la erosión de los frecuentes vientos, la productividad era verdaderamente muy baja. Que aún lo era más, con el acentuado minifundio, creciente de generación en generación a través de los repartos hereditarios. Lo que hacía, como he dicho y escrito muchas veces, que las fincas, como unidades de explotación rural, fueran cada vez menos productivas, y los costos/costes de explotación más que proporcionales al valor del producto. Para tratar de rebajar y diferir ese azote del minifundio, operaban en la Comarca (en otras muchas de España también), con más frecuencia los intereses económicos que los sociales y afectivos. Se creo la figura de los casamientos endogámicos, a partir de los primos (que la Iglesia consentía bajo

Page 17: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

Dispensa), aparte de las preferencias que gozaban las hijas o hijos únicos, murgadas / morgadas ó murgados / morgados / murgau en denominaciones alistanas, de uso también en Galicia y Portugal. En el caso de las hijas o hijos únicos referidos a Aliste, y vinculados a los intereses, como recurso de vida, no pocas veces se daban las circunstancias compensatorias, que los llamados “buenas/os mozas/os”, con menos bienes, elegían o eran elegidas, por los opuestos en sexo, con más propiedades y haciendas. Eran unos canjes, harto frecuentes, de más o menos belleza, por más o menos interés económico. Pero la Vida era dura, y la lucha por la misma también. ¿Qué había estatus económico y social por las Tierras de Aliste?- De forma nominal, en términos comparativos, entre los casi todos iguales, aún en una economía general de precaria subsistencia, sí lo había. Pero veamos: Habida cuenta que la economía estaba acotada a la sobrevivencia de cada familia, sin sobrantes que no fueran los mínimos destinados a la compra de otros productos de inversión y consumo en el “hábitat de cada familia y pueblo”, las diferencias de estatus eran escasas, y, fundamentalmente ilusorias, en términos económicos reales. Esas diferencias reales, en la “pobreza comparativa”, se cifraban en una o dos vacas más o menos, a partir de una yunta; de común dos yuntas; y, excepcionalmente, tres o mas. Dos burros en vez de uno; excepcionalmente una yegua o caballo en vez de burro; tres cerdos de matanza en vez de uno, los dos eran los más comunes. Y cuatro ¡ Bueno, cuatro! Para el consumo, no era nada común por Aliste. Un rebaño de ovejas más grande, de cien o más, nada comunes en mis tiempos de pastoreo por los años 40, salvo uno de Rabanales, creo que de un señor apellidado Cruz, del que era pastora una hija. Los más comunes eran del orden de las 60-80 cabezas lanares. También entraban en juego algún prado más, alguna finca más en huertas de riego, o cortinas de significación, en el caso de las buenas huertas de Tolilla; y, naturalmente, unas fanegas más o unas fanegas menos, en las pobres tierras de siembra de cereales, especialmente si eran aptas para el trigo, pues el Trigo, como alimento simbólico y muy apreciado en Occidente por milenios, a partir de los orígenes por las tierras de la Mesopotamia (se dice hace 10.000

Page 18: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

años) tenía implícita una aureola representativa de riqueza, al ser un alimento indispensable. Desde la antigüedad era el alimento de los alimentos. De ahí los

múltiples dichos:”Con pan y vino de anda el camino. Contigo, pan y cebolla. Para el hambre no hay pan duro. El pan nuestro de cada día. Ganarás el pan con el sudor de la frente. Con pan las penas son menos, etcétera”. De la harina de trigo, se hacía el amasado del pan, más o menos 2-3 veces por mes. El trigo era molido desde siglos atrás en molinos accionados por agua, de manera que quedaba mezclada la harina con el salvado, y se separaban por el cernido con unos cedazos de fina malla de seda, llamadas piñeras en Aliste. Eran dos cedazos o piñeras, una para cada mano de la operadora, mujer y en general el ama de casa. Las piñeras se ponían llenas de harina y salvado, encima de dos varillas longitudinales de madera bien lisas, con un travesaño que unía las dos puntas de cada lado, para formar un rectángulo; ese rectángulo se ponía encima de la artesa de amasar, también de madera, y al mover los cedazos por encima de las varillas de madera con los brazos de adentro hacia fuera y de afuera hacia dentro, ambas manos sincronizadas, el harina caía dentro de la artesa, y el salvado se apartaba para ponerlo en algún saco, con destino a alimentos de gallinas, cerdos y piensos de vacunos y ovinos. A la mañana siguiente, el cernido generalmente se hacía la moche anterior, se venía el amasado con ambas manos y con agua templada; iniciado el amasado, se le ponía la porción necesaria del Hurmiento/Furmiento que era la levadura, procedente de la masa levada del amasado de otra vecina, la última que hubiera amasado, y pasaba de mano en mano de vecina en vecina. Con la masa levada y lista, se empezaba la hechura del pan, a golpe de mano y brazos. El grueso de los panes redondos eran las hogazas, más grandes y esponjosas; también se hacían algunas tortas, algo más pequeñas que las hogazas, con la masa más heñida, es decir, más sobada y apretada. La operadora arrojaba también el horno con leña encendida, y cuando estaba a punto para la cocción, buena temperatura del horno y brasas encendidas sin humo, hacía una prueba previa con un trozo de masa, que era un pequeño bollo estirado de poco espesor que en Tolilla se llamaba “pillao”, se ponía

Page 19: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

dentro del horno 10-15 minutos, y si la cocción era la adecuada (las operadoras con su experiencia lo conocían de memoria), arrastraban todas las brasas de la base del horno hacia la puerta del mismo con un barredero, barrían con rapidez las baldosas del horno con ramas de retama o similares acomodadas tipo escoba en la punta de un varal largo; ponían los panes encima de una pala de madera con un largo mango, y los iban acomodando en el piso muy caldeado del horno, iban mirando de tanto en tanto como iban tomado color las piezas del pan en el horno, y cuando ya estaban con ese color tostado característico el pan estaba listo, pero había que dejarlo reposar. Hay que decir, que los hornos en Aliste, eran de adobes, una mezcla de arcilla con paja molida, que mezclados y amasados, se metían en un molde curvo, se secaban al sol, encima de una superficie abierta y soleada, generalmente un pradera. Luego secos, se pegaban entre sí, con una mezcla similar a la del adobe; y, construida la bóveda del horno, por la parte externa de los adobes, se le extendía por encima una gruesa capa similar a la de los adobes, arcilla y paja de centeno molida y amasadas, una importante capa adicional que oficiaba de cobertura aislante para conservar un alto grado de calor constante por el tiempo necesario para la cocción del pan. La ceremonia de elaboración del pan, que terminaba con la hornada, era una pequeña celebración, y de vez en cuando, había algunas novedades como los llamados ”Hornazos”, que eran tortas u hogazas, que llevaban dentro bien distribuido trozos de chorizo y torreznos de tocino, que con el calor del horno iban saturando la masa de grasa y sabores, llegando los engrases hasta la corteza, especialmente el de chorizo, que no era mayor que el del tocino, pero mucho más visible por el efecto colorante del engrasado pimentón. En otras oportunidades, cercanas a las matanzas, se podían hacer tortas de chicharrones, dulces o saladas, también debidamente engrasadas, dado que los chicharrones eran el residual de los mantos de manteca de los cerdos. Y, menos sujetas a la temporalidad en el año, era la llamada “sopa en vino”, que era el corte en trozos de parte de una torta u hogaza todavía templada, puestos en un recipiente amplio , al que se le adicionaba dos partes de vino y una de agua, con el agregado de azúcar. Doy fe que era exquisita, pero que había que

ser prudente. Andaba por ahí sueldo un dicho que decía :”Sopa en vino no

Page 20: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

emborracha, pero alegra a las muchachas”.Por supuesto que los

hornazos, y las tortas de chicharrones, hoy estarían en las esferas del “Síndrome metabólico”: los colesteroles LDL, la presión arterial , los triglicéridos, la diabetes tipo II, los fosfolípidos, el ácido úrico. Pero en aquellos tiempos, con déficit promedio calórico, con el azadón, la guadaña, la hoz, la rastra, el abigador, el arado, la azada, el sajo, la siembra, arrancar las jaras, abutiar las patatas de huertas, y todo lo demás, se dejaban sin efecto. Por otro lado, los pocos médicos rurales que andaban por Aliste en esos años, lo ignoraban; y los de Madrid y Barcelona, Paris, Berlín , Londres y N.York, tampoco sabían mucho más, a la luz de los saberes y descubrimientos más modernos. Lo cierto es, que como cada familia se autogestionaba alimentariamente con sus propias cosechas animales y vegetales, la caza tenía poca significación y la pesca menos, salvo algunos pocos casos puntuales, en general cada familia

se daba empleo a sí misma, de manera que formalmente no había desempleo, y cuando les miembros de las familias excedían la capacidad

alimentaria, se imponía la emigración de los miembros sobrantes; bien fuera el ingreso al ejército, o la búsqueda de trabajo a las zonas más industrializadas: Barcelona, Vasconia, Asturias, etc., para los hombres, bien la servidumbre, en general de mujeres jóvenes para las casas de las gentes más adineradas, como cocineras, mucamas, etc.,a partir de la misma ciudad de Zamora, que de apoco se fue ampliando hacia Madrid, Barcelona y otras con más demanda y mejores salarios. En algunos pocos casos, el estudio de Maestros y Maestras, hasta avanzado el siglo XX; algún seminarista orientado al sacerdocio, algún aspirante a fraile o monja, y poco más. Todo esto referido hasta los años 50 y más. Pues luego de unos años de terminada la Segunda Guerra Mundial, con el desarrollo económico, el éxodo hacia Europa Occidental fue muy importante, luego potenciado y sustituido por la emigración hacia los Grandes Centros de Desarrollo Económico en la misma España: Cataluña, País Vasco, Madrid, Valencia, Sevilla y las zonas costeras, donde el Turismo y especialmente la Construcción, demandaban mano de obra intensiva.

Page 21: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

¿Qué había envidias en la Comarca, en especial en los Pueblos de la misma?-Cómo no las iba a haber, si la envidia forma parte de todas y de cualquier comunidad. Pero también es cierto, que a pesar de todo, había mucha solidaridad, en especial en los casos excepcionales de emergencias imprevistas, incluso en los muchos trabajos comunitarios de uso habitual. Lo que también era cierto, que siendo la economía de mera y precaria subsistencia, con autoempleo familiar, al no haber empleo dependiente o asalariado (salvo contados casos de excepción en las siegas de hierba y

mieses), en el ámbito de la Comarca, como economía cerrada, que lo era, no había transferencias económicas de unas familias a otras, pues la

poca comercialización de los recursos sobrantes; más que sobrantes ( los terneros, algunos corderos/borregos/gurriatos y poco más), indispensables, para procurarse otros no producidos en la Comarca, no tenían incidencia en la

economía de la misma, fuera de esos ámbitos de cada familia. Por lo tanto, no había transferencias económicas de unas familias a otras como

queda dicho, pues cada uno consumía el fruto de su trabajo. Expresadas unos recuerdos especiales en las notas precedentes a) y b), volvemos a otros recuerdos y relatos alistanos: Ahora voy a referir las indumentarias tradicionales de los escolapios de Tolilla, fuera de la Escuela y dentro de ella, de la que participé de Sept.1932 a Dic.1942. Como es natural, los cursos en la Escuela Primaria Rural, que era el nivel de Aliste, corrían de más o menos la segundan semana de Septiembre de cada año, a la segunda semana de Junio del siguiente año, es decir, unos 09 meses. En septiembre, todavía solía hacer calor, de manera que el ropaje era más o menos liviano, con la clásica blusa-camisa, y pantalón corto, que si en principio era costumbre de uso algo más abajo de las rodillas, como eran los años del crecimiento, a poco de haberlo estrenado, y hasta que sucumbiera de gastado, bien podía llegar a la mitad del muslo. Me estoy refiriendo al atuendo varonil, pues el femenino, con sus faldas más permisivas en los crecimientos, en general le daban más juego. En ambos casos, el calzado, de invierno y verano, eran las tradicionales cholas o zuecos, de suela de madera gruesa amoldada

Page 22: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

de abajo y de arriba, con herraduras por abajo, y botas de cuero acordonadas con tiras también de cuero, sujetas a la madera con finas puntas o clavos encima de una vira de cuero, que sujetaba la bota, en todo su perímetro al formato que tenía la base de madera de las cholas, en general de madera de olmo (negrillo). Naturalmente, por los meses de Septiembre y Octubre, los pies en las cholas andaban en pelo, es decir sin calcetines ni medias, pues el ahorro en todo, de todos, era un mandato generalizado a lo largo y ancho de toda la comarca de Aliste. Luego a partir de Noviembre, más o menos, las lluvias y los fríos aderezados por los vientos del Norte-Noreste, daban el toque de alarma; pero ojo, que las líneas de defensa no se reforzaban demasiado. Por ahí alguna chaquetilla, en general con dificultades para abotonar, y si la chaquetilla lo permitía, aunque fuera de manera apretada, algún chaleco de punto sin mangas (jersey), tejido de lana con las cuatro agujas pequeñas, o las dos más largas, en general de la mano de las madres. Las piernas, bueno, las piernas, en general siempre estaban bien ventiladas, aunque solían abrigarse, por lo general, con unas

medias de peal, que partía desde debajo de la rodilla hasta algo más abajo

de los tobillos; siendo el peal (que le daba el nombre) una tira de paño de lana apisonado de unos 03-04 centímetros, que se cosía al tubo de la media tejida que llegaba (como se dijo) hasta debajo del hueso de los tobillos, de tal manera que el pie invernaba con libertad dentro de las cholas. Había que economizar lana, pues el sobrante de la misma, era una de las materias primas usadas para la compra de otros elementos de uso con valores añadidos, extraños a la

producción de la Comarca. Había otras medias de medio pie, que eran un

verdadero problema, pues como llegaba el tejido hasta la mitad del pie (la otra mitad y todos los dedos quedaban libres para el aire y el frío, pues los dedos son los que más se enfrían), a poco de usarlas, se arrefucían (término alistano) hacia atrás, se enroscaban, y eran una verdadera molestia para la base del pie. A cada rato había que descalzarse para estirarlas, pues retraídas por el movimiento del pie, se enroscaban entre la base del pie y la madera de la chola En muy pocos casos, las medias eran completas o enteras para todo el pie, por lo menos hasta bien avanzados los años 40, linderos a los 50.

Page 23: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

Luego venía la segunda parte, que era el largo de todas las medias piernas arriba. Pues si bien de nuevas podían llegar hasta la rodilla, al año siguiente, entre el crecimiento de la pierna de los escolapios, y el acortamiento natural del tejido que se iba compactando, lo más común era que se redujeran a medias

de ¾ , que ni siquiera llegaban a cubrir la media pantorrilla. De manera que

desde la parte de arriba de la media y la de abajo del pantalón (pues eran pantalones cortos, más baratos), que a un año vista, en el mejor de los casos estaba por la mitad del muslo, había una gran superficie pernal expuesta a todos los fríos, neviscas, cenceños, escarchas, heladas y los silbantes vientos que venían enfilados del Noreste a partir, decían los entendidos, de las tundras siberianas. Con una buena parte de la superficie de la piel bien ventilada, y aquellos braseros de las latas grandes de sardinas, con cisco de jaras que llevábamos a la Escuela, esos días de ¡mucho! , ¡mucho!, pero ¡mucho! Frío, entre el frío exterior y el cercano calor del cisco de jara, en las cercanas piernas, se producían unos efectos muy particulares en las rodillas de los varones, que eran las más expuestas y ventiladas (las faldas / manteos de las chicas se las cubrían mejor). Se producía el llamado “efecto hormiguero”, con el que colaboraba también la lumbre de las cocinas, también muy apetecida y buscada; que consistía en el resquebrajamiento de la piel, surcada y corrugada, a modo de pergamino arado en forma circular por encima de la rótula de la rodilla y su parte baja, de manera que parecía un túmulo de hormiguero con las hormigas en superficie, dado que tomaba una coloración

entre marrón y negro, que era una verdadera “cotra”(mugre en alistano) o

“costra”. Esas alteraciones recién desaparecían en la avanzada primavera,

con la caída de las células engrosadas y casi calcificadas como protección, al mejorar la circulación periférica por efectos del calor y, especialmente, por una mayor frecuencia en el uso del agua, forzosamente restringida en invierno, por la falta de herramientas y accesorios para los lavados fluidos con agua caliente / templada. Las escolares (mujeres), tampoco quedaban excluidas de algunos inconvenientes. Esa alternancia de frío ambiental / calor de brasero, en

Page 24: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

Escuela y cocina, le producían unas pigmentaciones irregulares tipo nube, entre rojo, marrón y morado, en la cara interna de los muslos de la rodilla para arriba, que por los efectos de la vasodilatación / vasoconstricción de las alternancias bruscas de frío / calor, iban pasando las etapas del rubor al hematoma, alteraciones que también remitían a partir de la primavera, como se ha dicho en el precedente párrafo. Yo en estos momentos, en medio de la Primavera Argentina (que ya es Verano, y el día 24-12-2012 hizo una temperatura real de 44º C y de sensación térmica de hasta 53º 7´), todavía siento, al pensarlo, aquellos fríos, de aquellos lejanos tiempos: “Las noches y madrugadas de enero, de clara luna, que permitía leer perfectamente a su luz libros y periódicos, si los hubiere; cuando las heladas a repetición, producían gruesas capas de carámbano, que por ejemplo en la pequeña presea de los Lavaderos, la usábamos para resbalar

encima del carámbano, con el deslizar de nuestras cholas, donde sus

herraduras ya alisadas, oficiaban de patines deslizadores por encima del hielo. Recuerdo una mañana de un enero, de 1938 ó 1939, éramos de la partida (en esos Lavaderos), Cándido, Angelito y yo (mi hermano Paco y Juanito oficiaban de espectadores). Yo abrí el camino, con una rápida carrera por la pradera, y al caer encima del carámbano, en forma sincronizada, agachándome sobre las rodillas dobladas, se cruzaba de lado a lado, aunque a veces en las orillas, el hielo crujía; Angelito me siguió en forma más o menos parecida, y Cándido, hizo el intento, pero no le salió bien. Angelito y yo seguimos, y Cándido de repente se sacó las cholas y puso los pies sobre el hielo, que era una acción desesperada para tratar de controlar la picazón / dolor que en los pies le producían los “sabañones”, donde los dedos de los pies eran verdaderas salchichas de tamaño y color, también tenía afectadas manos y orejas. Yo no recuerdo haber sufrido ningún episodio de sabañones. Con esas heladas, las praderas en las madrugadas crujían como si se pisaran nueces con las cholas, habida cuenta que la helada soterraba la superficie de la pradera. Si se daba la concurrencia del mucho frío, helada y la aparición de

la neblina, bastante frecuente, se producía el fenómeno del “cenceño”(término

alistano equivalente a la “escarcha” de las postales navideñas), maravilloso para ver muy abrigado, o desde un mirador cerrado.

Page 25: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

Pero ese agua del Río helada, que por la presión de su cantidad, fuerza y velocidad no quedaba atrapada por la capa de hielo (se congelaban solamente las capas superiores más o menos estancadas), no se congelaba y seguía su recorrido natural, tenía la particularidad de eliminar en menos tiempo el gran amargor de los altramuces; pues es sabido, que los altramuces, para el consumo humano, primero hay que cocerlos un buen rato par hidratarlos y ablandarlos, tipo alubias / fréjoles; luego se escurren del agua de la cocción muy amarga, de la que quedan saturados, para ponerlos dentro de un saco de arpillera de red fina o costal de tejido flexible, y meterlos en un brazo de agua corriente del Río, creo que 03-04 días, donde el altramuz se va desprendiendo de su agua amarga (menor densidad) y saturándose del agua fría del Río, que cuanto más fría está, tiene mayor densidad / peso, de manera que a través del intercambio de aguas, los altramuces se purgaban del amargo. En aquellos años, por Aliste, sí se sembraban altramuces (en italiano lupinos), que si bien en mayor parte eran para piensos del ganado, también se comían en buena cantidad en los días de invierno, dado que eran nutritivos y saludables. En esos ejercicios escolares invernales, aparte de los fríos, en mis tiempos era común soportar los fríos preliminares a las nevadas; digo preliminares, porque los días previos a la caída de nieve eran los fríos; el día y/o la noche de las nevadas, la baja atmósfera estaba en calma, y la nieve de alguna manera era anunciada, a través de algunos signos de los animales, especialmente las ovejas, que entre 24 ó 48 horas antes de que cayera la nieve, se ponían en las praderas a pastar desesperada y silenciosamente, casi amontonadas y sin moverse del mismo lugar. También las vacas lucían inquietas y nerviosas. De manera que cuando a los días fríos, sucedían los en calma con nubes bajas que cubrían toda la bóveda y tapaban los horizontes lejanos de común visibles, con el añadido de los signos referidos y observados en vacas y ovejas, la nieve estaba cercana; que solía empezar casi siempre durante la noche, tranquila, serena y en calma. Había otras formas de nevar, muy desagradables, que era cuando había frío y mucho viento, especialmente del Noreste, y esa nevasca o nevisca, era lanzada en remolinos por la fuerza del viento sobre paredes, y otros elementos

Page 26: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

que retenían la nieve al interponerse con su resistencia contra la nieve, zurrada con violencia por el viento. Pero en la Escuela, tenía que hacer mucho frío, llover a torrentes, o nevar en forma escandalosa, para no disfrutar el recreo matinal (por la tarde no había).Los turnos eran de mañana:09 a 12 y de tarde de 14 a 18. Los disfrutes recreativos, unas veces eran correr y saltar por las cortinas cercanas a la Escuela, de lo que las mujeres en general se daban de baja por propia cuenta, salvo algunas excepciones, que siempre las hay; otras, de las que sí solían

participar las chicas, eran la gallina ciega y la tona; en el juego del chito,

algunas intervenían; en la tajuela no; en la píngola tampoco, pues había que

correr mucho a buscarla; en el salto al burro, tampoco participaban. Y, mucho

menos en las luchas libres y carreras de velocidad. Sí lo hacían en el

juego de la china, y en una especie de juego de la mancha, típicamente

femeninos; también era mixto el juego de la gallina ciega. En el juego del

chorro, morro, picotán, tijereta, dé a caballo, que será, tampoco

participaban, pues el perdedor debía soportar haciendo de caballo, doblado

con las manos sobre la pared, el peso del ganador, hasta que viniera el relevo por el acierto. En mis tiempos, se daba la casualidad que casi la totalidad de los varones (niños) estaban en la parte de Abajo el Pueblo, y las mujeres (niñas) en la de Arriba. Los de abajo que nos reuníamos en forma habitual, eran Bernardino, el mayor de la cuadrilla, que al poco tiempo pasó a ejercer como pastor del rebaño de ovejas de la familia. De manera que por unos pocos años, el elenco estaba formado por Cándido, Angelito y yo, siendo oidores invitados mi hermano Paco y Juanito el hermano de Angelito, que en la parte final pasaron a miembros permanentes, dándose de baja Cándido, al pasar como pastor del rebaño, sustituyendo a su hermano Bernardino, que se fue a Barcelona. Hubo una primera fase de los juegos en columpios, atando una soga carretera, en la viga del techo más cómoda, en tanto y cuanto hubiera espacio libre, pues se necesitaba bastante espacio para el bamboleo. El centro de operaciones solía ser el portal, donde además se guardaban los carros, que ocupaban mucho lugar, y tenían elementos varios expuestos, que si uno en el bamboleo

Page 27: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

de ida y vuelta se pasaba, y el largo de la soga, permitía que la cabeza llegara a algunos de esos extremos del carro, el papirotazo era inevitable. Si lo sabré yo, que a su turno contaré. El primer portal de uso, tanto para el columpio, como para el uso del carro en el sube y baja (de mi invención), fue el del tío Benito Martín, el padre de Bernardino y Cándido. Bernardino participó poco, luego la licencia era de Cándido, y ambos juegos, practicados con frecuencia, transcurrieron sin incidentes, es decir con normalidad y práctica intensiva; especialmente los días festivos en horas de la tarde. Antes de seguir, voy a explicar el juego del sube y baja, usando el carro

habitual de yunta o par de vacas. El carro tiene una icesa, en forma de Y invertida; en la parte de adelante, va la pata de la Y, llevando en la punta un

pequeño travesaño, o palo redondo de madera dura, de unos 20-22 centímetros de largo, sobresaliendo de la icesa a ambos lados en partes iguales, que sirve para atar el carro al yugo de las vacas, mediante una tira fuerte de cuero llamado sobeo, que es el punto de arranque, fuerza y potencia de arrastre del carro a través de la yunta de vacas. Sobre la parte abierta de la icesa, la parte horquillada, se monta la caja del carro, que es fija, clavada o mejor atornillada, compuesta por el piso de tablas de madera, y los laterales o costanas. En la parte de abajo de la caja, en forma transversal, afirmado sobre

la apertura de la Y, sujeto con tornillos y planchuelas de hierro, se coloca un

eje fuerte de hierro, con las puntas torneadas, que sobresalen por partes iguales de la caja del carro. Esas puntas torneadas, que en ambos lados y hacia dentro, tienen un tope cada una, para que el buje inserto en la maza de cada una de las dos ruedas, de la que salen los rayos de madera a las pinazas, también de madera, éstas (las pinazas) sujetas por el grueso aro de hierro circular, que las sostiene, al estar tensadas hacia fuera por la ajustada inserción de los rayos, que en forma radial parten de la maza de la rueda, y todos esos elementos que son parte de ese justo y cerrado círculo o rueda, impiden a la misma rozar la caja del carro, haciendo tope con el buje metálico que la maza de la rueda lleva inserta, por donde penetran las puntas laterales torneadas del eje fijo, con un tope para que el buje metálico de la rueda tenga

Page 28: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

el límite de la parte de adentro. De la misma manera, las puntas del eje perforadas en los extremos, sobresalen un poco del buje de la rueda, llevando entre buje y la perforación del eje, primero, arandelas fuertes de hierro, que friccionen sobre el buje de la rueda, todo sostenido por una fuerte cuña de hierro, que pasa por la perforación de la punta de cada eje, de arriba hacia abajo, permitiendo sólo un pequeño juego a la rueda para un recorrido centrado (puntos de eje, bujes, arandelas y cuña, todos elementos debidamente engrasados, en Aliste con la manteca de cerdo sin sal). Pues bien, hecha la descripción precedente, volvamos al sube y baja del carro. Listo el carro, calzadas las dos ruedas de atrás y de adelante para evitar desplazamientos de las mismas, en la parte de atrás de la caja del carro se ponían cosas más o menos pesadas, que acompañaban el peso de los dos o tres jugadores fijos, más la ayuda de los otros que estaban en el aprendizaje.

El jugador principal, se montaba a caballo de la punta de la icesa, agarrado

con las dos manos, una de cada lado, de los salientes de ese palo redondo de madera dura destinado a atar el carro al yugo de las vacas mediante el sobeo; esta operación era cuando la punta de la icesa estaba asentada en el suelo del portal. Acomodado el jugador, la tropa auxiliar, desde la parte de atrás de la caja del carro, hacia fuerza para levantar la icesa montada por el jugador de a caballo encima de la icesa , de manera que la icesa basculaba sobre el eje de las ruedas, para arriba y para abajo, sin que las ruedas se movieran. Esto en el portal de Cándido, anduvo perfectamente; pero en el de mi abuelo Simón, me di un flor de cabezazo (todavía me retumba la cabeza cuando me acuerdo) ¿Qué cómo fue?-Muy sencillo. La icesa del carro de mi abuelo, casi en su totalidad, estaba debajo de un sobrado y, naturalmente, la misma levantada, daba sobre las vigas de ese sobrado; de manera, que yo montado encima de la icesa, en la maniobra del sube, casi rompo el piso de madera quedando medio aturdido por el golpe ¡Gajes del oficio, que se dice! Sin duda todavía no estaba versado en geometría, hasta aprender por propia cuenta, que cuando las icesas llegan casi a las vigas, la que golpea primero es la cabeza del jugador principal. Ahí aprendí, que los golpes también tienen excelente pedagogía de aprendizaje.

Page 29: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

El otro centro de operaciones, fue el portal del tío Juan González, en el que ensayamos columpio y sube y baja carretero. El sube y baja, bien, con toda normalidad; el problema fue con el columpio, que al darle más soga para una mayor acción, pude comprobar qué dura era la punta de una costana del carro, en la que me hice un chichón sangrante de alta gama, incluso por años me tocaba y sentía el abollamiento del ángulo alto de mi costado derecho del occipital del mismo lado. Tuvo que venir en auxilio Cándida, la prima hermana de mi Madre, con trapos limpios y tijeras y una azucarera para parar la sangría con el emplasto de azúcar. Lo que para mi no era cosa nueva, pues en dos oportunidades más, con anterioridad, a eso de los 4 y 5 años, mi Madre había recurrido al mismo procedimiento, que sin saberlo, el azúcar es un buen desinfectante, aparte de atajar la sangría, que en principio era lo más espectacular y preocupante. No en vano, mi pobre Madre, muy enojada con estas modalidades de juegos y riesgos, de las que ejercía el liderazgo, complementadas por las subidas a los árboles, paredes, puertas y cañizas de corrales, con sietes visibles en la ropa, frecuentes roturas de tirantes de tiras de paño que sostenían el pantalón con botones, que unas veces saltaban los botones y otras se rompían los tirantes, el que fuera más débil, me solía decir con mucha frecuencia ¡ La Burra que te parió ! Hoy, a muchos años vista, con esa expresión en apariencia agresiva, se me presenta la efigie de mi Madre con su infinita bondad, tolerancia y amor. Naturalmente, también tengo muy presente la preocupación y el mucho interés de mi padre, Pablo, de que sus hijos leyeran , escribieran y aprendieran; cada uno a su turno, que por orden de edad me tocaba a mi primero. Quizá la peor respuesta, la haya tenido en la caligrafía, dado que él la tenía muy buena, y era muy exigente, pues era de una generación, en la que la señal más destacada como carta de presentación era la “caligrafía y la buena redacción”. Con la redacción nunca tuve problemas, pero con la caligrafía tipo letra inglesa, que no era mala, mi padre anhelaba esa letra inglesa perfecta. Luego, claro, vendría su encarcelamiento por motivos políticos por 04 largos años, que yo con 08, mi hermano con 05 y mi hermana mayor con poco más de 01, notamos mucho la ausencia; en esa edad tan especial, donde se intensifica la formación de la personalidad, y los padres, ambos: madre y padre, son absolutamente

Page 30: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

imprescindibles en ese formación integral. De cualquier manera, a pesar de todo, llegamos a conformar por unos cuantos años una muy buena y bonita Familia, muy normalizada, respetada y unida, formada por nuestros padres Pablo y Balbina; sus hijos: Simón (yo), desde 1951 por tierras de Argentina; Francisco (Paco), fallecido el 30-08-2006; Consuelo por Zamora capital; y, la benjamín, post cárcel, Rufina en línea con su marido calabrés / italiano, ora en Alemania, ora en Valencia, ora en Zamora. Hoy todos con hijos y nietos en distintas geografías, pero bien comunicados entre sí. A mi entender, siempre he sido respetuoso del prójimo, empezando por los parientes y vecinos mayores de Tolilla; con los iguales también, aunque naturalmente alguna vez existiera alguna rivalidad puntual con los iguales varones, sin mayor importancia. Siempre, o casi siempre, he tenido confianza en mi mismo, teniendo desde pequeño muy claro, que la liberación personal de las rutinas ancestrales vendría a través del conocimiento. Tampoco fracasé, ni mucho menos, en el desempeño de esas rutinas necesarias e indispensables en la “lucha por la Vida” en las tierras de procedencia. Quizás, la parte más

floja de mis gestiones por el terruño, fuera la del “oficio de pastor”, aunque

tuve como aliados negativos dos fenómenos, que aunque aleatorios, cayeron encima: a).La sequía de 1943 a 1945, comenzada en 1942 y terminada a finales de 1945.b).La viruela ovina contagiada en las Sierras de Sanabria en el verano de 1944. De cualquier manera reconozco que no fui un pastor virtuoso ni mucho menos.

La paradoja de mi “oficio de pastor”, digamos de mal pastor, que durante

esos dos años y medio, de febrero de 1943 a septiembre de 1945 más o

menos, es que pude consolidar la plataforma de autodidacta, que me

permitió la base del conocimiento (el que fuera) para el futuro, lo que he explicado en parte, en algún párrafo precedente de esta nota. Luego del circunloquio de los atuendos y necesidades para pasar el invierno, con algunos de sus juegos escolares, y entretenimientos portaleros bajo techo, con sogas colgadas, y carros de vacas, en movimiento sin vacas y con ruedas calzadas, con las icesas en el sube y baja en ángulo de 50-60º, va llegando el despertar de la Primavera, la Estación de la Vida en el Hemisferio Norte, donde

Page 31: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

pasé alrededor del 27% escaso de mi vida. El resto, casi el 73%, lo he pasado en el Hemisferio Sur. Pero tampoco nos podemos olvidar, del ritual de las matanzas de los cerdos, que de común solían producirse entre el 5-6 al 18-20 de diciembre de cada año. Pues si bien eran de hecho días especiales, para los chicos eran días de fiesta y celebración, también par las familias, habida cuenta que la matanza era el acopio para todo un año de carnes y grasas para la familia nuclear, como decir casi la provisión del 100% de las proteínas y las grasas, aunque saturadas, eran rendidoras, y dado el consumo de las mismas en las tantas dedicaciones y trabajos en el ámbito Alistano, a las gestiones agrícolas y ganaderas, en aquellos años, era muy difícil observar en la Comarca personas gordas, más bien musculosas, enérgicas y enjutas, de plena dedicación, en todas las Estaciones del año mientras hubiera luz natural; y en verano, también de noche, por lo menos en lo atinente a los riegos de las huertas, aprovechando los turnos, tareas de las que fui en mi tiempo ejecutor y testigo. Para los niños y muchachos (los rapaces), el día más significativo era el primero. Ese que bien de mañana empezaba con el sacrificio de los puercos, que en días serenos, los dolorosos gruñidos de los cerdos atronaban el ámbito de las calles del Pueblo; en alguna oportunidad, no común, por matanzas duplicadas en el ámbito del mismo Pueblo. Muertos los animales, luego de los lastimeros gruñidos referidos, seguidos por los resuellos de la disnea de la muerte y, guardada la sangre, un poco para el almuerzo de la “Chanfaina” de ese día, y el resto para las morcillas; venía la ceremonia de la “purificación del fuego”, que no dejaba de ser espectacular; habida cuenta, que primero con las cuatro patas abiertas y la barriga sobre el suelo del respectivo corral abierto al cielo, se cubrían con una buena capa de paja entera de centeno guardada a tal efecto en los días de la Trilla; pajas que se encendían para el chamuscado de la piel y la quemazón de las cerdas (los pelos) incluidas las del interior de las orejas. Cumplida esa tarea, se daban vuelta patas arriba, calzados con algunas piedras, entre barriga y espinazo, para que no se ladearan , repitiéndose la cobertura con otra capa de pajas de centeno, encendido de las mismas, para que esas fuertes llamas, cumplieran la misma finalidad de tostado y quemado de cerdas. De este lado además, por

Page 32: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

efectos del fuego general y el dirigido en forma especial, se desenvainaban de las 04 patas las pezuñas grandes de las puntas de las patas, y las más pequeñas complementarias y cercanas. También era el momento, que algún muchacho con sigilo y rapidez de mano y pies, tirara un manotón y se llevara para el reparto con la cuadrilla de rapaces, la mayor porción que pudiera de la parte más delgada del rabo, la que tostada era comestible, aunque estuviera algo sanguinolenta, pues para el hambre no hay pan duro. Luego vendría, con cuchillo y mano de un varón mayor con habilidades, la abertura desde la quijada por esternón al culo, para sacar esófago, estómago e intestinos; también pulmones, corazón, hígado, bazo y riñones; seguido por el manto de manteca, con su pajarina (bazo), que era uno de los pocos elementos desabridos del cerdo. Luego vendría un alto, para almorzar la excelente chanfaina, que yo no he vuelto a comer desde las matanzas de 1950 (pues si la hiciera, que es sencilla, requiere una cantidad de elementos no usuales ni disponibles por aquí, la comería yo sólo; el resto de la familia diría “nones”). Esa misma tarde de ese primer día, los rapaces andaríamos con vejigas en mano jugando a lo que fuera, que no servían para mucho, y más bien duraban poco, y se secaban pronto. También en esa tarde noche, se entripaban las morcillas, por Tolilla dulces (por otros pueblos de Aliste, por mi conocidos, también). Los cerdos se colgaban cabeza abajo en una viga, se le extendía por las patas la red del manto de la manteca, que parecía un “mantón de Manila blanco”, pasaban la noche colgados, y con el alto frío de la noche (en la mayoría de las veces con heladas fuertes) se congelaban todas sus carnes, para el despiece en el segundo día de la Matanza. Despiece de tocinos, de esqueletos, con separación de la carne para picar, adobar y hacer los chorizos. Asimismo, era el día del derretido de la manteca, y del residual del manto, con pan migado de hogaza, se hacían los dulces torrejones, que alguna vez previa reserva, y en el próximo amasado de pan, se convertía en torta de torrejones dulces; o en todo caso, se guardaban algunos chicharrones, para torta de pan engrasada de chicharrones, pero salada. También se cortaban huesos, ternillas y otros cartílagos, que adobados al estilo de la carne para los chorizos, servían para confeccionar los botillos; que saborizaban formidablemente a las patatas,

Page 33: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

con sus cuotas de adobo, compuesto básicamente por pimentón, dulce, picante, o mixto de dulce-picante, algo de aceite, una dosis adecuada de sal, y una serie de dientes de ajo majados/machacados en mortero de madera con base de pimentón, murciano o cacereño. Un adobo básico, para la carne de chorizos, el lomo embuchado en la tripa gorda, y los huesos con carne de los botillos; adobo que se filtraba en carnes picadas y huesos, colocados en los llamados dornajos, que tradicionalmente solían ser troncos de encina, roble o negrillo, abiertos por la mitad y cavados con azuela y otras herramientas de corte para darle hueco y forma; tareas artesanales que en general desempeñaban los hombres de cada familia, en los impenitentes días del largo invierno. Aunque con posterioridad, esas artesanías se simplificaron, con pequeñas artesas de tablas de madera encastradas y clavadas. Quizá, algunos de los signos que indicaban el preludio primaveral, por los “pagos de Aliste”, que los remito a mis vistas experiencias de Tolilla, hayan sido los siguientes: Principios del mes de Febrero, la llegada de las cigüeñas (El día San Blas cigüeña verás; y si no la ves, nieve por los pies). También en esos primeros días de Febrero, solían aparecer, haciendo pie en las atalayas

de las chimeneas, las abubillas, esos pájaros plumosos y picones, de cresta

emplumada, dispuestas a dar, aquellos cantos monótonos y repetitivos del ¡bu,bu,bu!, ¡bu,bu,bu!, ¡bu,bu,bu!. A pocos días vista, empezaban a revolotear las tradicionales golondrinas, en busca del nido donde se habían criado los

polluelos, de la que hablaba la canción:”…Y el pájaro voló, en busca de su nido, que antaño se dejó…” En el orden vegetal, según mis recuerdos, las primeras señales venían a fines de febrero o principios de marzo, en Tolilla por las tierras de Tras las Casas, especialmente en una cortina de Cristina / Santiago, al abrigo de una mata rastrera de higueras, en la franja no roturada, donde hacían aparición las vergonzosas y diminutas violetas; y en la otra cortina ladera, donde Agustín el Tabernero instaló una noria para riego. Primero en esa esquina donde se instaló la noria, y luego a la vera del túmulo de la noria en ángulo con la pared divisoria de la cortina referida de Cristina / Santiago, cercana a la mata anterior, salían también varias matas de violetas. Luego para la primera decena

Page 34: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

de marzo, empezaban a florecer los pocos bruñales (ciruelos) que había; en especial, unos que estaban en una cortina en la parte de atrás de la que fuera la casa de la tía Dolores, la abuela de Cándida, Rufina y Julia, y creo esa cortina pasó al dominio de ellas. Otros pocos bruñales ó ciruelos, había en la huerta del Cura, y alguna en el Huerto de la Escuela de Tolilla, pero aquí más expuestas al frío viento del Noreste, solían florecer algo más tarde. También en esos despertares camino de la primavera, había muchos signos más: Aumentaba la pesca con caña de las sardas, y por ahí se empezaba a ver algunos escallos, un intermedio entre el barbo y las sardas grandes. Otro de los indicios primaverales, era el emparejamiento de las perdices, cuya señal por varios años, partía de la cortina de Agustín el Tabernero, la de la Noria citada, que ya fuera porque iban a anidar en esa cortina ( raro el año que no había algún nido de perdiz en la misma a orillas de la pared y sus zarzas, entre 1940 a 1946 ), o bien de otras cortinas de las Cortinonas, o de las paredes con sus zarzas y malezas, que sostenían el desnivel de las tierras de las Lizaces. El caso que en horas tempranas del mes de marzo de cada año, las parejas de perdices formadas para anidar primero, e incubar después, como pasos a la procreación, venían a beber agua al brazo del Río Mena, que pasaba en su totalidad por la base de la pradera comunal del Ejido (lugar de beber el agua), hacia los Llenaderos y Lavaderos linderos a la parte de abajo del pueblo de Tolilla (de Aliste); y, las perdices sin quererlo, daban la pista para la búsqueda de sus nidos. Tal observación, por vía de la casualidad como suele pasar, debió ser allá por los días 10-15 de marzo de 1940, año de mi comienzo organizado y sostenido, de encontrar nidos de perdiz y tratar de cazarlas mediante lazo. Yo tenía 11 años, y la técnica del torcido del lazo, la aprendí de mi tío Agustino, que me llevaba 06 años y 06 meses de edad. Luego la perfeccioné, en cuanto que el lazo, que era de hilo blanco de carrete marca Cadena, de 04 hilos, torcidos de dos en dos, se mimetizara con las hierbas del entorno de la entrada de la perdiz a la puesta del huevo:”Lo teñía con las propias hierbas del entorno, que le daba un color verdoso, y pasaba a ser una hierba más en forma de lazo circular, con un diámetro aproximado a los 06-07 centímetros, camuflado entre las otras hierbas del sendero de entrada. Los nidos de perdiz, eran simples revolcaderos en el suelo, que hacía la pareja con

Page 35: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

sus patas, escondidos a orillas de una pared (de prados o cortinas), protegidos por el tamiz de hierbas, secas y verdes, que eran la antesala, por donde trazaban el seguidero, una especie de túnel de entrada. Personalmente fui un buen buscador de nidos de perdiz, y a la vez eficaz cazador de perdices con lazo. Es más, por vía de la casualidad , y en forma temprana, descubrí que los machos cuando faltaba la hembra iban de visita al nido para ver qué pasaba. De ahí me salió la deducción que si el macho iba a ver el nido, si entraba al mismo, con poner lazo una vez cazada la hembra, también caería el macho, que era más grande y más gordo; y así fue, que luego de caer la hembra, en un 70 %, logré capturar a los machos. De hecho y derecho, era una caza prohibida; pero en el Aliste de aquellos tiempos, las necesidades alimentarias superaban a las obligaciones de conservación de la Fauna. Que en definitiva, era una caza artesanal, de muy pequeño volumen, que no alteraba el ecosistema. Como he dicho por ahí, salvo las cortinas y huertas que estaban cerradas a las pasturas colectivas de vacas y ovejas, los nidos de perdiz eran mucho más numerosos en la parte de la Hoja que estaba sembrada de cereales desde Octubre. En Tolilla llamada Hoja de Arriba, la que daba con la “raya de Mellanes” (también sembrada), y la Hoja de Abajo, la que limitaba con la “raya de Flores” (también sembrada). Podríamos decir, que casi las Hojas, ambas, más o menos por mitades, corrían de Este a Oeste, con las cabeceras del lado de Lober, y la extinción por las “rayas de Mellanes, Rabanales y Fradellos. Pues bien, según la alternancia de las Hojas del sembrado en Octubre del año anterior, como queda dicho al principio de este párrafo, aumentaban notablemente los nidos de perdiz en todo el área sembrada, especialmente por la ausencia de los rebaños de ovejas y sus perros cuidadores, sin dejar de lado la seguridad que dan los sembrados de cereales, ya bien tupidos al comienzo de la primavera, y más altos y espesos en la avanzada de abril a julio, y la mayor facilidad en conseguir alimentos, para sí y para los polluelos. En mi caso, tampoco puedo pasar por alto, la pesca de los cangrejos, con garlitos o cangrejeras de abril a julio de cada año, alrededor de 04 largos meses, por la aguas del Río Mena, desde los pozos de Mellanes, más abajo de la unión de los dos brazos del Mena, tangentes a Mellanes y, especialmente en

Page 36: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

el paso del Río por el término de Tolilla de Aliste: El Molino Tubal, Encima la Azuda (Azud), El Ancho, los Pozos del Alisón y su Azuda (Azud), el Pozo el Pontón y la Azuda de la Juncal, la Azuda del Pradote, el brazo del Río de la Calleja, y por el otro brazo que da a los Llenaderos, esa pequeña presa entre la pradera de las Cruces y la Calzada de Arriba; luego los Pozos de la Puente de Abajo, de los Linares, Molino los Corderos y Vegamolino. De abril a junio, la pesca era más abundante en las aguas menos profundas; en julio, y parte de agosto (cuando el Río contaba con abundante agua), los cangrejos se iban a la profundidad, con aguas más frescas, bajo la umbría de los tupidos y frescos alisos, de tremendas raíces entrelazadas y extensas, parte en la tierra y parte en el agua, donde los cangrejos tenían sus cuevas. Las artes de la pesca de cangrejos, también las aprendí de mi tío Agustino, tanto el tejido de la red alrededor del aro circular de alambre grueso, en formato de embudo, de unos 25 centímetros de diámetro con un aguja especial de un trozo de caña hueca, de las duras y livianas, dedicadas a la pesca con caña, cuanto de la parte del cierre de la red debajo de la chapa redonda de hojalata, protectora del cebo, para evitar que los cangrejos, cuando el aro no asentaba bien en el fondo del Río, se pudieran meter por abajo, fuera de la red, y se lo comieran sin meterse en la cangrejera. Ese aro metálico provisto de la red de cordezuela, relativamente pesado, llevaba atados en forma equidistante, y de la misma longitud, tres riendas de cordel fino y resistente, de unos 15 centímetros, que se anudaban unidos a la cuerda más larga y gruesa, de unos 4 metros, cuya punta final, se tenía a la vista, atada o suelta en la pradera de la ribera aledaña al curso del agua. Esa punta final, en su inserción con las tres riendas procedentes del aro, llevaba un trozo redondeado de corcho, que hiciera tensar las tres riendas, pero que no desalojara un vacío de volumen, que impidiera al aro metálico asentarse sobre el suelo del cauce del Río. De no llevar ese corcho, las tres riendas se asentarían dentro de la cangrejera, encima del cebo, y la mayoría de los cangrejos dentro de la superficie del aro, estarían montados encima de esas riendas, y al tirar de la cuerda larga, que se

deslizaba por entre una estaca en Y, en general de una rama de fresno, la

mayoría de los cangrejos se escaparían, al estar montados en las riendas, al sacar las cangrejeras.

Page 37: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

Mi tío (Agustino), usaba de cebo para las cangrejeras, pájaros, a veces carne de ovejas no comestible, y mucha de lagarto, de los que era buen cazador. Y me decía él, siguiendo cierta tradición, que cuanto más olor tuviera el cebo, más cangrejos acudían. Yo a poco, me di cuenta que no era así, por simple deducción de que lo podrido no sería agradable para nadie; y como el cazar lagartos no era tarea fácil, y la cecina de carne, era buena para guisar; probé con el cebo de ranas enteras y sin piel, que pescaba a caña, y las cosechas de cangrejos se multiplicaron. Pues cuando con cebos descompuestos pescaba de a 1-3 por cangrejera, con las ranas se llegaba a 10 ó 15 con toda comodidad. Eso sí, como la carne de rana es blanda y sabrosa, los cebos duraban mucho menos; cosa que no me preocupaba, pues normalmente con la caña para ranas, en un rato podía juntar un par de docenas de ranas, para toda una tarde y, más, de la pesca de cangrejos. El mejor mes para la pesca de cangrejos era el de mayo, en las horas de la tarde / noche; y, si eran tardes tormentosas de relámpagos y fuertes truenos, mucho mejor. Parece que las tormentas, no sé por qué razones, incentivaban a los cangrejos a la búsqueda de comida. Tal pesca, normativamente requería licencia de pesca, pero que en la zona no se usaba, siguiendo con las libertades ancestrales, hasta que a mediados de los 40, llegó al Ayuntamiento de Gallegos del Río, un celoso guarda, no sé si de Gallegos o de Domez. El caso que una tarde de 1944, estando mi hermano Paco de pesca por la Juncal, le intervino la pesca y las cangrejeras, y naturalmente, mi padre debió de pagar la multa que correspondía. El tal guarda, se hizo famoso por su rectitud en la Comarca, incluida la de Tábara; y creo que allá por 1948-49, un cazador de un pueblo de Tábara lo mató de un tiro, al ser un implacable perseguidor de los infractores. Lo que no se justifica ni mucho menos, pero esa severidad e intransigencia repentina sin comunicación ni exhortación oficial alguna, sin período de transición, sobre la cultura ancestral de plena libertad de caza y pesca sin licencias ni requisito alguno, había calado hondo en los hábitos ciudadanos, que entendían ser los dueños y señores de sus territorios y de la caza y pesca que en ellos se producía.

Page 38: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

También de mano de mi tío Agustino, aprendí a pescar anguilas en el Río Mena, a través del procedimiento de las llamadas cuerdas. Las cuerdas eran unos cordeles resistentes, con un espesor aproximado a medio centímetro, y una longitud del orden de los 20 metros. Por cada 2 metros, más o menos, del cordel grande (con unos 10 anzuelos), se anudaba bien un anzuelo profesional, al que se le insertaba una sarda desde la boca hasta cerca de la cola, que era el cebo para que las anguilas durante la noche, en los meses de mayo y junio, tragaran la sarda y el anzuelo, el que se le clavaría en el esófago (a veces en la boca, pocas). Las cuerdas se tiraban al Río al anochecer. En la punta más cercana del cordel grueso, a la orilla de la ribera, se le ataba una piedra de buen tamaño, de tal manera que las anguilas que se hubieran enganchado en los anzuelos, no pudieran llevarse arrastrada la cuerda al estar atada a la piedra grande. En la otra punta del cordel grueso, se le ataba una piedra pequeña, y esa piedra pequeña, se tiraba con un fuerte impulso de la mano al agua del Río, para que se hundiera y llevara consigo al fondo, en forma estirada, la cuerda con sus anzuelos cebados. El pozo ideal para pescar anguilas, era el Pozo el Pontón, con buena profundidad, donde solían instalarse las anguilas para la reproducción primaveral; yo pesqué por ese procedimiento varias anguilas, de excelente carne, pues en aquellos años las aguas del Mena, no tenían ni pizca de contaminación. La primera, fue allá por la primera quincena de Mayo de 1940, en el citado Pozo el Pontón; fue emocionante, pues no más de enganchar la cuerda del lado de la piedra gruesa, a la que estaba atada, con el gancho de hierro inserto en un largo mango de madera, la cuerda gruesa se bamboleaba con fuerza. Yo tiraba y tiraba, y cuando fui levantando la cuerda con el gancho, fue apareciendo una enorme anguila entre blanca por la parte de abajo y de un color verdoso por el lomo y los costados, era una anguila de más o menos 1,50 metros de largo, gruesa y viva; en ese estado, con la cuerda ovillada, y la anguila al viento, sacudiendo la cola de un lado a otro, entré en forma triunfal por la parte de abajo del Pueblo, con el que sería el mayor ejemplar que yo pesqué; creo que pesaba 3,50 kilos, y fue cenada esa misma noche, por nosotros 4 (mi Madre, Paco, Consuelo y yo), y por mi abuelo Simón y el tío Agustino.

Page 39: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON

Otros de los pasatiempos de los rapaces, yo era muy afecto a ello, era la construcción ideal de un Molino para moler granos (trigo, centeno, algarrobas.,etc). En general se buscaban los pequeños cursos de agua, que discurrían en mini arroyitos, por ejemplo la pradera de Valdesanabria, camino de rodera a Rabanales de Aliste. Se construía un pequeño diquecito, con piedras y barro, respaldados por porciones de la pradera con su gramilla y tierra. Con esos materiales, y previo encuentro de alguna caña hueca, no la de pescar, sino otra más blanda que se daba en las aguas encharcadas en primavera-verano, que en Tolilla se llamaba cañaflieja (creo recordar) se hacía la turbina de salida del agua de la presa, la que caía a presión sobre las aletas hechas de esas mismas cañas, insertas a navaja, sobre el cilindro de otra caña de la misma especie, cilindro que llevaba en sus extremos, un eje de rama dura

de jara, ejes que giraban en la Y de unas estacas laterales, también de ramas

duras de jara. El resto de la molienda simulada, cada uno se lo imaginaba a su manera, pero sí tenía cierto ingenio, y de alguna manera era un prematuro adiestramiento, a los muchos trabajos de artesanías, necesarios en las actividades complementarias de la Comarca. Y con este cierre provisional, que entiendo perfectamente será casi sólo comprendido por los de origen alistano imbuidos del costumbrismo de la Comarca, y más especialmente por los no distantes de mi generación con vivencias más o menos similares , y el compromiso mío de seguir con la

II- SEGUNDA P A R T E de esta nota lo más pronto posible, pero ya por

tierras de Argentina, a partir del 09 de Junio de 1951, envío a todos

mis parientes y amigos de las distintas geografías un caluroso abrazo. Buenos Aires, 1º de Enero de 2013. Simón Simón Katon Álvarez

[email protected]

Page 40: RELATANDO RECUERDOS DE LAS PROPIAS VIVENCIAS POR ALISTE. POR SIMON KATON