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    EL  REGIONALISMO Y LA OM C*

    J A I M E  SERRA  P U C H E

    EN EL  CURSO  DE LOS ÚLTIMOS 30 AÑOS, la proliferación de  acuerdos  comer

    ciales  regionales  (ACR)1  ha  sido  tal que, en 1995,  casi  todos  los  miembros

    de la recién  f o rmada  Organ izac ión Mundia l de  Comercio  (OMC)  pertene

    cían a  a lguno  de  ellos,  ya  fuera  una un ión  aduanera,  un área de libre co

    mercio (ALC) o un  acuerdo  provis ional que terminaría  s iendo  una un ió n

    aduanera  o u n ALC (v éa se figura 1) .  Esta  evo luc ión ha modif icado en  gran

    medida  el  escenario  del  comercio  mund ia l y  representa  para  la  nueva  OMC

    u n  gran  reto, así  como  una oportunidad única ; un re to ,  porque  los ACR

    pueden  provocar   la desviación del  comercio  y la inversión, con el  consecuente  aumento  de los  costos  de  bienestar   para  los no  miembros ;  una

    o p o r t u n i d a d ,  porque  pueden  generar   fuerzas  regionales  dinámicas que fa

    vorezcan  u n  comercio  m á s  l ibre,  lo que a su vez p r od u ci rí a imp ort ant es be

    neficios  para  el  resto  de l m un do .

    El  f e n ó m e n o d e l  "regionalismo"  surg ió j u n t o con e l increme nto  acele

    rado  de l  comercio  mundial . En los últ imos 50 años ,  mientras  que los ingre

    sos  mundiales  se sex tup lic aro n, el  comercio  mundia l rea l aumentó 12

    veces  y, en el  curso  de los últimos 20 años, la inversión  extranjera  di re ct a semult ip l icó por  doce.

    Entre las  causas  que ex plic an  estos  f e n ó m e n o s  sobresalen  las políticas

    de l iberación del  comercio  y la inversión. La  apertura  come rcia l ha ten ido

    lugar   de  manera  tanto uni la tera l  como  mult i l a tera l . Las  reformas  e c o n ó m i

    cas  nacionales  orientadas  al  mercado siempre  h an inc lu ido  ambiciosos

    programas  unilaterales  para  eliminar las  barreras  al  comercio  y la inver

    sión, lo que ha facilitado' el  acceso  de  bienes,  servicios  e inv ersi ón extranje-

    * Este trabajo está basado en el resumen y el capítulo  VI  del  libro de J.  Serra, G. Aguilar,J. Córdoba, G. Grossman, C.  Hills, J. Jackson, J.  Kats, P. Noyola y M. Wilson, Reflections  on Regionalism,  Carnegie Endowment for International Peace,  1997

    1  Por  ACR  se  entiende todo acuerdo  comercial preferencial,  independientemente de quelos países  miembros  estén geográficamente próximos entre sí. También  designa sólo aquellos  ACR  que fueron notificados al  GATT.

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    ra ,  y esto  a su vez ha pr opi ci ado qu e se pr od uz ca n nuevos flujos de com er

    cio  e inve rsió n. Asim ismo, en el pl an o  mult i la tera l ,  se adoptaron  nuevasmedidas de libe rac ión al té rm in o de  cada  una de las cuatro rondas de ne

    gociaciones comerciales de l Ac ue rd o Gen era l de Aranceles Adua ne ros y

    Comerc io  ( G A T T ) ,  las  cuales  generaron un mayor   flujo  comercial.

    FIGURA 1

    N ú m e r o  de  A C R  notificados al  GATT

    35  TT

    Uniones aduaneras Vreas de libre comercio

    Fuente:  OMC, 1995.

    Pero, si bi en la reciente p ro li fe ra ci ón de  A C R  significa un  avance  en las

    pol í t icas  de apertura dentro de ciertas regiones,  esto  t am bién puede  recor

    ta r  los beneficios de mayor   alcance  que p o dr í a generar la li be rac ión mediante  acuerdos  multilaterales.

    A  pr in ci pi os de los a ñ os nov ent a, p or diversos motivos de car ác te r  eco

    n ó m i c o  e  ins t i tuc iona l  se es ti mu ló el esta blec imie nto de  ACR.  En lo  e c o n ó

    mico,  muchos de los país es p e q u e ñ o s y má s proteccionistas deci die ron

    aplicar programas de re fo rm a encam inado s a logra r un a ape rtur a comer

    cial  de am pl io alcance. La lib era ció n uni la tera l  fue imp or ta nt e para la crea

    ción  de  ACR,  pues  los pa ís es p e q u e ñ o s necesitaban que la mayor eficiencia

    i n t e r n a  producida por el comercio fuera  aparejada  al  acceso  a los merca

    dos externos. E l co me rc io ent re los  socios  comerciales "naturales ",  cuyas

    relaciones ya  estaban  firmemente  establecidas,  se i nc rem en tó notablemen

    te .  En cuanto al aspecto  ins t i tuc iona l ,  la l iberac ión uni la tera l  tu vo lu gar pa

    ralelamente al  in ic io  de las negoci acion es de la Ron da Uru gu ay de l  GA T T

    (1986-1994). En el  pasado,  las negociaciones  realizadas  en la Ro nd a era n

    sum ame nte complica das, de bi do en part e a la ambici osa  agenda  que se de-

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    Desde  una  perspectiva  d inámica , l a pregunta  esencial  es si los  A C R  pro

    pician o dif i cult an la l ibe rac ión en el ámb ito mul t i la tera l , en  donde  éstaproduce  mayor eficiencia y  genera  beneficios  para  muchos  más países .

    A ú n no se ha de te rm in ad o cuá l de los dos  resultados  es más factible,  pero

    la  O M C  debe  seguir   atenta  a que los  A C R  no se  u t i l icen  en forma discrimina

    toria,  como sustitutos  de los  acuerdos globales.

    Los análisis  empíricos  o f recen también  resultados  ambiguos.  La mayoría

    de los  estudios  presenta  las  mismas  conclusiones  que la teoría: los  A C R  n o

    provocan  necesariamente  un daño a los países que no son miembros,  pero

    tampoco  so n  necesariamente  benignos.

    Por tanto,  dado  que ni la teoría ni los análisis empíricos  sobre  el co

    mercio  muestran  en forma concluyente cuáles son los  efectos  de  desvia

    ción del com erc io y la inv ersió n que pr od uc ir án los  A C R ,  sigue  latente la

    posibi l idad de que su prol i feración  genere  t a l fenómeno.

    La  O M C  d e b e r í a ,  entonces,  estar   m e jor  preparada para  evitar  desviacio

    nes del com erc io y la inv ersió n que pu di er an im pe di r la cr ea ci ón de un  sis-

    tema  mul ti la te ra l de comer cio má s eficiente y abierto. Ta nt o las  actuales

    reglas  del comercio mul t i l ate ral , se gú n las  pautas  de la  O M C ,  com o  las re

    glas  sobre  invers ión  contenidas  en  diversos  acuerdos  y en los códigos de laO M C  es tán incompletas ,  dispersas  o se  empalman.  En pr incipio , l a  O M C  re

    gula  la forma en que  deben  establecerse  lo s  A C R ,  por medio del artículo

    X X I V  y  otros  mecanismos  en la materia,  pero  los análisis y la  experiencia

    demuestran  lo  inadecuado  que son  dichos  instrumentos. Por otra parte,

    los  convenios  regionales  o  bilaterales  sobre  inversión no entran en la  esfera

    de influencia de la  O M C  y, en  consecuencia,  no se han previsto  adecuada-

    mente  los  efectos  de des via ci ón del come rcio y la inv ersi ón que pr od uc en .

    Las  recomendaciones  que  presentamos  a con t in uaci ón prete nden l lenareste  vacío.

    Primera recomendación

    La  O M C  debe  revisar   su artículo  X X I V  a fin de que éste  prescriba  los crite

    rios específicos con que hayan de cumplir los  A C R ,  part icul armen te en lo

    relativo a  tres  cuestiones:a)  Aranceles  de nación más  favorecida  ( N M F ) .

    b)  Reglas  de o ri ge n.

    c)  Transparencia  y aplicación de los  reglamentos.

    Tan to el conve nio de en ten di mie nt o  sobre  el ar tí cu lo XX LV que resul

    tó de la  Ron da  Uruguay de  negociaciones  como  las  reformas  a las cláusulas

    sobre  re solución de  disputas  que se  acordaron  en la  mi sma  no d ieron  sino

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    una solución parcia l a l problema de la ambigüedad. Ahora  existe  un méto

    do expl íci to  - a u n q u e  a ú n a r b i t r a r i o -  para  comparar    lo s  niveles  arancelarios  anteriores  y  posteriores  al  acuerdo,  l ímites de t iempo  para  las

    transiciones,  reglas  para  l a co m pensa c i ó n  ex ante  en  caso  de que se  adopte

    u n  arancel  externo c o mú n que incremente la pr ote cc ión en un o o  varios

    paí ses ,  revisiones  obligatorias  po r  parte  de  grupos  de trabajo, y procedi

    m i e n t o s a u t o m á t i c o s  par a  l a re so l u c i ó n de  disputas.  N o  obstante ,  sigue

    habiendo  algunas  dudas  de importancia ,  pues  no se estipuló la obligatorie

    dad de los principios que dicen  "sustancialmente  todo el comercio" y "no

    deberán ser, en conjunto, más  elevados  o restr ictivos ".

    El  art ículo  X X I V  debe,  por tanto, verse  como  u n  proceso.  Ya se ha n da

    do  algunos pasos  en  esta  dirección con la creación del Comité  Especial  so

    bre  Regionalismo  de la OMC,  encargado  de vigilar que los ACR cumplan

    con dicho art ícu lo .  Pero  e l C o m i t é d e b e r í a  o rganizar    g ru p os  de  trabajo

    antes  de la negociación de un ACR,  pues  la aportación de la OMC podría

    c o n t r i b u i r  a que el  acuerdo establecido  fuera compat ible con el  sistema

    mult i la tera l  de comercio. Sin  embargo,  y  esto  es quizá más importante, el

    compromiso previamente adquirido  puede  in f lu i r  en los objetivos y  estra

    tegias  de las  partes  negociantes.  Asimismo, la participación de la OMC deb er ía co nt in ua r au n d e s p u é s de la firma d el ACR. La imp la nt ac ió n de u n

    ACR, ya sea en su forma  final  o provis ional,  puede  ser tan crucial  como  su

    fund amen to textual . El  Mecanismo  para  la Revisión de Polít icas  Comercia

    les (MRPC), ya en vigor, podría  ampliarse  para  que  abarcara  el come rci o en

    tre las  partes  firmantes de u n  acuerdo  comer cial reg iona l.

    El  actual convenio de entendimiento  sobre  e l art ículo  X X I V  hace  hin

    capié en cri terios específ icos  para  veri f icar el cumplimiento  respecto  de los

    niveles  arancelarios.  Pero,  inde pend ient emen te de la per t ine ncia anal í t icade los  nuevos  cri terios , éstos  siguen siendo  insuf icientes y debería  aplicarse

    u n  co ntr ol má s estricto  sobre  la obli gato ried ad del pr in ci pi o de (NMF). Por

    ejemplo, si los  aranceles  consolidados  de un país son más  altos  qu e los que

    aplicaba  antes  de  hacerse  miembro de un ACR,  entonces  es  posible  que un a

    vez que el  acuerdo  entre en vigor la estructura  arancelaria  de NMF sea  obje

    to  de  presiones  proteccionistas.  Una solución a  este  p ro b l em a ,  basada  en

    la aplicación de  tasas  arancelarias  de NMF, se rí a que el ar tí cu lo  X X I V  esti

    pulara que la consolidación de los  aranceles,  prevista  en el ACR, se convir

    tiera en la ob li ga ci ón de aplicar el pr in c ip io de NMF, co n una  posible

    c o n c e s i ó n  para  el pe ri od o de tra nsi ción .

    E n  cuanto  a las  uniones  aduaneras,  la  experiencia  ha  mostrado  (parti

    cularmente en Am ér ic a Lat ina) que  negociar   este  t ipo de  convenios  desde

    cero  p u e d e  dar por  r e su l tado  que los  aranceles  externos comunes  (AEC)

    sean  superiores  al conjunto de los  aranceles  m í n i m o s  empleados  entre los

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    países miembros .  Esto  podría interpretarse  como  una violación  al pr inci pio

    de "no deberán  ser, en conjun to , má s  elevados o restrictivos". Por tant o, enel  caso de las uniones  aduaneras, e l art ículo  X X I V  d e b e r í a  ofrecer   criterios

    má s  estrictos para  la de f inic ión  de  los AEC. L o ideal serí a  disponer   la  obliga

    ción  de qu e los miembro s mantuvi eran  los niveles  arancelarios  previos a la

    firma del  acuerdo y que  se perm itie ra una tra nsición  hacia  un AEC mínimo.

    Esta  s ección  se refiere en partic ular  a las  reglas de or igen  preferenciales,

    es decir,  aquellas  que se  ut i l izan  para  otorgar  acceso  preferencial dent ro

    del área que  com p re nde  u n  acuerdo de l ib re com erci o (ALC). U n proc edi

    m ie nto  simple  para  evitar  la desviació n comercial con  razonable  eficiencia

    es definir  reglas de o r i ge n  preferenciales  que observen  e n la mayor medi

    da  posible  e l conte nido regional  ex ante  aplicado  a las exportaciones  regio

    nales.  Cuando  se  establecen  reglas de or ige n má s  estrictas,  que exigen u n

    mayor  grado  de inte graci ón regional  que el que p re va le c ía  antes de la e n

    trada  en vi go r d el ALC,  p u e d e  provocarse  de s v i ac ión com e rc i a l .  E n este

    caso,  las reglas  de o r i ge n  son  restrictivas.  Las  industrias  regionales  inefi

    cientes  t i e ne n  razones  para  cabildear   a favor  de reglas  de or ig en muy  res

    trictivas.  Pero,  dado  qu e los consumidores y los pro duc tor es eficientes  del

    resto  de l mundo es tán  subrepresentados,  los  gobiernos  d e b e r í a n  presionarpara  que se  apl icaran  reglas  de or igen  que n o generaran  desviaciones. Si

    los  negociadores  consideran  que  es necesario  br indar c ier ta protección en

    casos  e specí f icos ,  es preferible  establecer   u n  r i t m o  más lento  para la aplica

    ción  de las preferencias  arancelarias  que provocar  desviaciones  permanen

    tes  como resultado de reglas de or ig en restrictivas.

    Cuando  los pa í s e s  que negocian  un ALC tienen  sectores  cuyo  nivel d e

    prote cc ión  es  muy similar  al de l  resto  de l m undo ,  resulta innecesario  i n i

    ciar  e l i n t r i n c a d o  proceso  de de f inic ión  de reglas  de o r i ge n  para  las  mercancías que producen  dichos  sectores. E n ta l  caso, la desvi ación comercia l

    -Le.,  evitar  pasar   a  través del país  cuyos  aranceles  son m á s  a l t o s -  n o  será

    significativa en  la etapa  inic ia l .  Una mejor opción  es adoptar    u n  arancel ex-

    t e rno  para  toda la reg i ón (una unió n  aduanera  "sectorial") ,  s iempre  que  se

    establezca  u n  arancel  m ín im o. S in  embargo, para  que funcionen  los  aran

    celes  comunes  en u n  sector   e specí f ico ,  la p ro te c c ión f r e nte  a terceros  paí

    ses  debe  ser  mu y similar tant o  para  los pr od uc to s finales como  para los

    bienes  intermedios más importantes  que se  empleen  en los procesos de

    p r o d u c c i ó n . 2

    2  Wonnacott  recomienda este enfoque  híbrido para  la ampliación del  TLCAN.  Véase P.Wonnacott, "Beyond  NAFTA.  The  Design  of a Free Trade Agreement of the Americas", en J.Bhagwati y A. Panagariya (comps.),  The  Economics  of   Preferential Trade  Agreements,  Washington,

    D.C., The American Enterprise Instítute, 1996, pp. 79-107.

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    A  la fecha,  la OMC no ofrece  n ingún cr i ter io  para  evaluar   los efectos de

    las  reglas  de  or igen  sobre  los patrones  de  comercio; má s aú n,  n o  existenfundamentos  legales  para  in ic iar  una d i scus ión forma l  con respecto  a  d i

    chos efectos, dado  que  el  art ículo  X X I V  n o  hace  menc ión expl íc i ta de las re

    glas  de  or igen  preferenciales  n i se  considera  que sean  u n in s t rume nto  de

    política comercial.  E l p r i m e r  paso  para  remediar   esta  s ituación sería  adop

    tar un  nuevo  convenio  de e n te nd imie nto fo rmal  sobre el art ículo  X X I V , en

    el  que las reglas de  or igen  empleadas  para  de terminar  el acceso  preferen-

    cial en un ALC fueran  consideradas  como  "qtras regulaciones  del come rcio ",

    tal  como  se define  en la secc ión  5 (b) del art ículo.  E l convenio  de  entendimiento también tendría que  estipular   que  las reglas de or igen  n o deben ser

    más restrictivas que  el contenido regional  statu quo ex ante de las exportacio

    nes. 3  Esto  evitaría  que las reglas  de  or igen  preferenciales  se  homogeneiza-

    r a n  y cada  acuerdo  p o d r í a  entonces  inc lu i r  reglas  diferentes. 4  E l  convenio

    de entendimiento prevería que,  cuando  se  ampliara  u n ALC,  las  reglas  de

    or igen tendr ían  que redefmirse,  de  tal  suerte  que respetaran  e l  contenido

    regional más  bajo  que  se aplicaba  ex   ante, en cada sector   industr ial .

    La implantac ión  de u n conven io  de  e n te nd imie nto  semejante no  sería

    particularmente dif íc i l .  En p r i m e r  lugar,  su me ra existencia  impl icar ía unamayor disciplina  para  los paí ses que  negociaran  un ALC y, por tanto,  se de-

    s a le ntar í a  la c omis ión  de violaciones  flagrantes.  En segundo  lugar,  al  igual

    que en  el caso de las uniones  aduaneras  con  aranceles externos comunes  que

    p r o d u c e n  desviaciones,  p o d r í a n  establecerse  periodos  de  t r ans i c ión  para

    e l i m i n a r  las reglas  de  or ig en restrictivas.  Por  ú l t im o, ser ía  posible  in tro

    d u c i r  reglas  de c o m p e n s a c i ó n  cuando  las reglas  de  or igen  existentes  fue

    r a n  demasiado  restrictivas.  Las  partes  afectadas  p o r las  reglas  de  or igen

    p o d r í a n  presentar   u na  demanda y probar    que,  en el caso  e spec í f ico  considerado,  se  e s tab lec ió  u n ré g i me n "más res tr ic t ivo" y se  p r o v o c ó  u n  daño ,

    pues  los productos  que antes  i n c o r p o r a b a n  los bienes  in te rme d ios  de  ter

    ceros  pa í s e s  de jaron  de gozar  de las prefe renc ias r egional es.

    Quizá el problema m á s  grave que  presenta el artículo  X X I V sea qu e  es  más

    dé b i l  en donde  d e b e r í a  ser  má s fuerte .  Si b ie n de ber ía dar  lugar   a ACR basa-

    dos  en  r e g í a s  estrictas  y  transparentes,  su  texto  es  muy  vago.  E n los  ACR

    3

      Para  una formalización de  este argumento, véase P. Rodríguez,  "Rules of  Origin  withMultistage Production", Princeton, N.J., Princeton University, mimeo, 1996.4  Las desviaciones  económicas  provocadas  por  las reglas de origen  preferenciales  po

    drían reducirse, aunque no se eliminaría la diversidad  que hoy existe.  Por  ejemplo, Vermulstet  al.  señalan que la Unión  Europea  tiene 14 conjuntos diferentes de  reglas  de origen  preferenciales; los Estados Unidos y Canadá, seis cada uno, y Australia,  seis.  Véase E. Vermulst, P.Waer   y j .  Bourgeois (comps.),  Rules  of   Origin  in  International  Trade:  A  Comparative Study,  Ana

    Arbor, Mich., The University of Michigan Press,  1994.

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    más importantes que hoy existen, la desviación comercial  provocada  por los

    aranceles parece  preocupar   menos  que la que no es  causada  por  ellos.  Portanto, el artículo  X X I V  p o d r í a  mejorarse  sustancialmente,  de tal  suerte  que

    atendiera  a  este  im por tante  aspecto  en una forma constructiva y práctica.

    Una vía que podría  explorarse  es ligar el artículo  X X I V  a los códigos y

    reglas  mejorados  que surgieron a raíz de las  negociaciones  de la  Ronda

    Uruguay. El vin cul arl o co n  otras  reglas y pro ced imi ent os de la  O M C  le daría

    criterios de evaluación objetivos y  esto  garant izar ía mayor  transparencia.

    Una opción ser ía  redactar   el artículo de  m o d o  que se diera cumplimiento

    a  todas  las  reglas  de la  O M C  en materia de  barreras  n o  arancelarias  (espe-cialmente con  respecto  a los pro ced imi ent os) . Co n ello, el artí cul o  X X I V

    quedaría integrado en la  agenda  mul til ate ral con ten ida en los có di go s de la

    O M C  y daría a  esta  in s t i tuc ión m undia l un  pape l  central en el  proceso  de

    convergencia,  mediante  u n  mandato  expl íc i to  para  e l Comité  Especial  so

    bre  Regionalismo.  Entonces  ser ía  posible  establecer   criterios de compatibi

    l idad,  basados  en el conjunto de  reglas  y proc edimi ento s que  siguen  los

    A C R  (en el  caso  de las  barreras  n o  arancelarias),  así  com o  en criterios cuan

    titativos (en el  caso  de las  barreras  arancelarias).  Esto  no sólo facilitaría en

    gran  m ed id a  lograr la  concordancia  en  asuntos  tales  com o  la  homologa

    ción de los est ánd are s (o e l reco noci mien to mu t u o ) ,  sino  que ta mb ié n da

    r ía mucho más  peso  a la  O M C  como  supervisora  de la  convergencia  de los

    acuerdos  comerciales  regionales.

    El  ar t ículo  X X I V  debe  inducir a l  adecuado  cumpl imiento de las  reglas

    y  el  mandato  de la  O M C  debe  ser lo suficien temente en ér gi co  para  vigilar

    que se  acate,  aun  siendo  más estricto. Un  aspecto  que deber ía  reforzarse  es

    e l MRPC.  Ex ante,  las  revisiones  obligatorias  p o r  grupos  de trabajo,  previstas

    en el artículo  X X I V  (por las  cuales  la  O M C  puede  hacer recomendacionessobre  ciertas  disposiciones  incongruent es que  contenga  u n  AC R,  y que l i

    gan  dichas recomen dacion es  a las cláusulas  sobre  re solución de  disputas

    acordadas  en la  Ronda  Uruguay) , dar í an  sustancia  y credibi l idad al  proce

    so de revisión.  Ex   post,  para  propósitos de evaluación de los  A C R ,  el  MRPC

    deber ía tener  alcance  regional y las  conclusiones  principales del  proceso  de

    revis ión tendrían que  hacerse  públicas .

    Segunda recomendación

    Se  debe  exigir que, a m ed id a  que  madure  u n  A C R ,  las  reglas comerciales  apli

    cadas po r los paí ses mie mbro s confluyan  hacia  un conjunto de  reglas  com ún.

    Asimismo, las  reglas  de origen no  preferenciales  no habrán de  hacerse  más

    restrictivas dura nt e el pe ri od o de tra nsi ció n  hacia  l a hom ologac ión .

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    ABR-JUN 2001 E L R E G I O N A L I S M O Y L A O M C 263

    La desviación comercial  puede  producirse  - i nc lus o en una u ni ón

    aduanera  co n  arancel  e xt er no c o m ú n -  cuando  los países miembros aplican distintas  reglas  comerciales,  tales  com o  c ó d i g o s  sobre  ant id ump ing o

    cuotas  compensatorias ,  o estándares técnicos, de  salud  y de  seguridad.  Pa

    ra evitar  esto,  los países miembros aplican  reglas  de origen  nacionales  "no

    preferenciales".  A  medida  que un  A C R  avanza hacia  la ho mo lo ga ci ón de las

    reglas  comerciales,  disminuye la  necesidad  de aplicar  reglas  de or ig en n o

    preferenciales,  con lo que se reducen las  desviaciones  comerciales.

    Dos  e jemplos  de la forma en que las  reglas  de un  A C R  ha n evoluciona

    do en  esta  di re cc ión se rel acio nan co n las polí t ica s an ti du mp in g. En un caso (un  A L C ) ,  Nueva Zelanda  y Aus tra lia sustituye ron sus c ód ig os  nacionales

    sobre  ant idumping por una leg i s l ac ión reg iona l ant imonopól ica . De ma

    nera  similar, en el otro  caso  (una unión  aduanera) ,  l a Unión  Europea ( U E )

    d e c i d i ó  adoptar    una pol í t ica regional  sobre  competencia  y, más todavía,

    una ley ant id um pi ng co mú n.

    Por el contrario, en el  caso  de l  Tratado  de Libre Comercio de América

    del Norte  ( T L C A N )  los  tres  socios  op ta ro n po r man ten er sus  respectivas

    legislaciones y  elaborar   u n pr oce dim ien to regio nal de revisión que garant i

    zara  a los  exportadores  e l  debido  proceso  ( T L C A N ,  cap í t u lo X I X ) . El enfoque que el  T L C A N  apl ique  en el futuro a la protección contingente, más allá

    de las  presiones  proteccionistas  q ue i m p i d i e r o n  mayores  avances  durante

    las  negociaciones,  dependerá de l a  capacidad  de las  regiones  para  elaborar

    una pol í t ica común en materia de  competenc ia . 5

    Aunque la homologac ión de l a s  reglas  comerciales  de nt ro de los A C R

    sería lo más conveniente, las  posibil idades  de que ésta se  realice  a corto

    plazo  son  pocas.  La prol i feración de  A L C ,  cada  uno con distintas  reglas

    comerciales ,  indica que  para  los países es importante mantener las  suyaspropias,  o b ien que l a homologac ión  resulta  una  tarea  demasiado  proble

    m á t i ca .  Entonces,  dado  que al  parecer   l a homologac ión es por  ahora  una

    m e ta  m u y  ambiciosa,  quizá la mejor  m ane ra  de  encarar   los  posibles  con

    flictos sea  seguir   u n camin o in te rm ed io, que pod rí a consist ir en una ho

    mo lo ga ci ón gradual . Dur ant e el per iod o de transic ión, la apl icac ión de las

    reglas  comerciales  internas se realizaría  mediante  reglas  de ori ge n no pre

    ferenciales.  La UE ofrece  un buen modelo de  esta  alternativa.

    Con  respecto  a las  reglas  de origen no  preferenciales,  el Ac ue rd o sob r e  Reglas  de Or ig e n de la  R o n d a  U ru gu a y e s t a b l ec i ó l a  m e ta  de qu e la

    total idad de  dichas  reglas  q u e d a r í a  a rmonizada  en 1998. Éstas tendrían

    que ser  claras  y  predecibles,  y no habrían de  crear   o bs t á cu l o s  innecesarios

    5  Véase, TLCAN, capítulo XV.

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    264 J A I M E  SERRA  P U C H E íTXLI-2

    al  comercio. El  p rogram a  de  trabajo  asigna  a l comité técnico la  tarea  de

    elaborar   de f inic iones y met odo log ía s  armonizadas para  determinar el paísde origen de un producto. El objetivo del  acuerdo  para  armonizar las re

    glas  de origen no  preferenciales  tendría que dar por  resultado  flujos mun

    diales  de comercio má s  eficientes,  con  base  en la creación de un conjunto

    estandarizado  de def iniciones y met od ol og ía s . S in  embargo,  el  acuerdo  n o

    estipula  que el comité técnico  deba  garantizar   que las definiciones y meto

    d o l o g í a s  convenidas  sean,  en cierta  medida,  menos  restrictivas que las que

    uti l izaba  cada  pa í s  antes  de las  negociaciones.

    Tercera  recomendación

    La  O M C  debe  exigir que la arquitectura y  condiciones  de  acceso  de un  ACR

    no impidan que  otros  países se integren en él.

    L a  O M C  d e b e r í a  e laborar   el modelo de cláusula de  acceso  que h ab rí an

    de contener  todos  los  A C R .  Ésta tendría que estipular el conjunto de disci

    plinas  de la  O M C  con que el nuevo  candidato  d e b e r í a c u m p l i r  para  poder

    in ic iar  las  negociaciones  de  acceso  (e.g.,  la obligación de contar con unprograma arance lar io  e f iciente , e l  aca tamiento  de las  recomendac iones

    de los  pane les  de la  O M C  que le  sean  con tra ria s) . U n a vez  c u m pl id as  d i

    chas  condic iones ,  los  aspirantes  es t ar í an en po sib i l i dad de inic iar las ne

    gociaciones.

    Cuarta recomendación

    La  O M C  debe  f o r m u l a r  reglas  para  garantizar   que las cláusulas de los  A C R  y

    otros  convenios  sobre  invers ión no provoquen  desviaciones  en la materia.

    La diversidad de  reglas y sus dist intos á mb it os de apl ic ac ió n, que  inclu

    yen  aspectos  tales  com o  la apertura, la protección, los  seguros  y la resolu

    ción de  disputas,  pueden  pro voca r in ce rt id um br e y de sv ia ci ón de los flujos

    de capital. Es  necesario  que se  elabore  u n  marco  legal más  estructurado  y

    u n i f o r m e  para  la inversión extranjera directa  ( I E D ) .  U n  acuerdo  mult i late

    ral  de la  O M C  en la materia ofrecería la  eno r m e  ventaja  de ho mo lo ga r los

    estándares de invers ión, con lo que disminuirían los  costos  de in for mac ión

    para  los  inversionistas.

    D i c h o  acuerdo  m ul t i l a t e ra l  sobre  inversión tendría que contener  tres

    rubros  esenciales:  acceso  al  mercado  (e.g.,  trato de  N M F  y trato nacional),

    p r o t e c c i ó n  (e.g.,  reglas  para  la expropiación de las  inversiones,  derechos  de

    pro pie dad intelectual) y reso luc ión de  disputas  (e.g,  reglas sobre  arbitraje) .

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    ABR-JUN 2001 E L  R E G I O N A L I S M O Y L A O M C 265

    C o n  respecto  al  acceso  al merc ado , los progra mas de lib era ci ón co

    mercia l  a men udo han ido a co mp añ a do s de la des reg ul aci ón de la  I E D ,  locual  se ha lo gra do med ia nt e la el im ina ci ón de las barrera s al ingreso y los

    requisitos de  d e s e m p e ñ o .  En particul ar, el  p r i n c i p i o  de tr ato naci ona l ga

    rantiza  a los inversionistas extranjeros el mismo trato favorable que se otor

    ga a los inversionistas nacionales.  O t r o  tanto ocurre con el  p r inc ip io  de

    n a c i ó n  más favorecida. 6

    Es esencial que existan definiciones  apropiadas  de "in vers ión" e " i n

    versionista",  dado  que éstas  l imi tan  el  alcance  y la cobertura sectorial del

    r é g i m e n  de  I E D .  En cua nto a la de fi ni ci ón de  " invers ión" ,  dado  que los pro

    yectos de  I E D  suelen signi ficar m á s que la simple transfere ncia de capitales,

    de un activo externo a uno  i n t e r n o  (e.g.,  con frecuencia  impl i c an  comple

     j o s  mecanismos  de financiamiento o la tr ansfe renc ia de  t e c n o l o g í a ) ,  ten

    d r í a  que fo rmu la rse en sentido am pl io , de tal suerte que las di scipli nas

    pactadas  se apliquen a las distintas formas que  puede  adoptar la  I E D .  Con

    respecto  a la def in ic ió n de " inversionis ta", dada  la  m o v i l i da d  del capital i n

    ternacional  y la gr an diver sid ad de naci ona lid ades de los inversionistas ex

    tranjeros,  toda  persona  que realice un a activ idad empresar ial considerable

    e n  u n o o m á s de los pa ís es mi em br os de b e rí a ser considerada inversionis taregional ,  independientemente de su nacionalidad.  Esto  último es impor

    tante,  pues  da al asunto de la  " i n t e r i o r i d a d "  (inwardness)  una solu ción di

    recta y no disc rimi nato ria, a  saber,  a to do inversionista extr anj ero que

    haga  un a invers ión en un o de los paí se s mie mbr os de u n  A C R  se le conside

    r a  a u t o m á t i c a m e n t e  u n inversionista regi onal .

    E n  re la ci ón co n los requisitos e incen tivos para el  d e s e m p e ñ o ,  los  ACR

    d e b e r í a n  p r o h i b i r  que se  u t i l i cen  para propiciar o regular los flujos de  IED,

    ya que con stitu yen un a  causa  de  desviaciones  y de a si gn ac ió n er ró ne a delos recursos. As imismo , los requisitos de de s e m p e ñ o pue den pon er barre

    ras al comercio  (e.g.,  si se impone a la  I E D  una co ndi ci ón de  e q u i l ib r io  ex

    terno  o, m á s in di rec ta men te , si se im po n e a las compras gubern ament ales

    e l  requisit o de co nte ni do nac ion al ), mient ras que los incentivos al  desem

    p e ñ o  pueden generar   subsidios  "imputables" (es decir, aquellos contra los

    cuales  puede  iniciarse un  j u i c io ) .

    Respecto  de la pr ot ecc ión de la in ve rs ió n, el asunto esencial es la exis

    tencia  de  reglas  de co mp en sa ci ón para los  casos  de exp ro pi ac ió n y protec

    c i ó n  de la pr op ie da d intele ctual . Las  reglas sobre  expropiac ión deber ían

    i n c l u i r  el debido  proceso  y garant izar una com pe ns ac ió n adecuada,  efecti

    va y gratuitamente transferible, al valor del mercado. Asimismo, un  acuer-

    6  Muchos países aún aplican excepciones a los principios no discriminatorios en materiade requisitos de  desempeño.

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    266 J A I M E  SERRA  P U C H E fTXLI-2

    do m ul ti la te ra l de la OMC  sobre  invers ión debería tomar  como  punto de

    partida los instrumentos internacionales  existentes  en mat eri a de pr otec ción de la pro pie dad intelectual ( inc luid o el Ac uer do  sobre  Aspectos  de

    los  Derechos  de  Propiedad  Inte lectual  Relacionados  co n el Com erc io, o

    TRIPS, po r su no mb re en ing lés ) . Ta mb ié n tend ría que  ponerse especial  én

    fasis  en los  aspectos  relativos a la aplicación de las  normas . 7

    En lo que se refiere a la resolución de  disputas,  habría de  garantizarse

    al  inversionista extran jero el  recurso  al arbitraje entre él y el  Estado  para

    resolver   las  disputas  que pudi era n surgir co n el gob ier no hu és pe d, en rela

    ción con el  acuerdo. 8  Sin  embargo,  la  eficacia  del arbitraje, sea entre  par

    tes  privadas  o con el  Estado,  depende  en gran  m e d i da  de los ins tru ment os

    inte rna cion ales que ri ge n su pr ác ti ca y de la  postura  de las  naciones  con

    respecto  al  arreglo  no judicial de las  disputas.  A u n q u e  muchos  países mo

    di f i ca ro n  rec ien tem ent e sus  legislaciones  a favor de l arbit raje com erc ial

    priva do, la res ol uc ió n no ju di ci al de las  controversias  entre los inversionis

    tas y el  Estado,  en relación con un convenio,  sigue causando  polémicas en

    algunas partes  del mundo (por ejemplo, en los países  lat inoamericanos

    que  suscriben  la Doctrina Calvo).

    La  experiencia  de la Organización  para  la Co op er ac ió n y el Desarrol loE c o n ó m i c o  (OCDE)  c on  asuntos  relativos a la inversión y el actual  progreso

    en las  negociaciones  pa re ce r ían s e ña la r l a  com o  el foro ideal  para  negociar

    u n  acuerdo  m ul t i l a t e ra l  sobre  invers ión  (AMI).  U n a  ventaja  impo rtan te de

    llevar a  cabo  las  negociaciones  d el AMI en el  seno  de la  OCDE  ser ía  - c o m o

    lo  sostiene  l a prop ia O rganizac ión- que l a  naturaleza  de los ins tru ment os

    de inversión  existentes  br inda una cierta garantía contra  disposiciones  dis

    criminatorias y contra la reintroducción de  restricciones,  presiones  que

    probablemente  surgirían dentro de la OMC si tratara de iniciar  dichas  negociaciones  desde  cero.  Sin  embargo,  debe  tomarse  en consideración el

    riesgo  de excluir a las  naciones  que no son miembros de la OCDE, las  cuales

    quizá sentir ían  ex ante  que sus  intereses  p o d r í a n  estar   m e jor  representados

    en  otros  foros,  com o  la  Conferencia  sobre  Co me rc io y Desar rollo de Na

    ciones  Unidas.

    7 Mansfield realizó una  encuesta entre ejecutivos estadounidenses y encontró que el gra

    do de protección a la propiedad intelectual en los países inversionistas determina en gran medida el interés por hacer  inversiones  tecnológicamente más avanzadas,  en lugar de construirplantas  de producción con bajo nivel  tecnológico y simples redes de distribución. La lógicaes que dicha protección  resuelve el problema de los  "polizones".  Véase E. Mansfield,  "Intel¬lectual Property Protection, Direct Investment, and Technology Transferí Germany, Japan,and the United States", International Finance Corporation, Discussion Paper  núm. 27, 1995.

    8  Las  disputas entre inversionistas pueden, por  supuesto, resolverse mediante el arbitrajepor un acuerdo  contractual.

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    Se rí a conveniente que, en la fo rm ul ac ió n de un a pol ít i ca  sobre  reglas

    de in ve rs ió n, la OMC pa rt ie ra de l AMI de la OCDE.  Dado  lo e xtraordin ariamente  difícil que sería  conseguir   el  consenso  de los miembros de la OMC,

    el  nuevo y más amplio  acuerdo  mult i lateral podría inst i tuirse  como  un có

    digo no obl igatorio , con  acceso  abierto .  Esto  facil itaría la obtención del

    consenso  necesario para  su ad op ci ón . Idealm ente, los miembr os po dr ía n

    lograr un  consenso  durante las  negociaciones  y, por tanto, un mayor nú

    me r o de mi em br os de la OMC p od r ía  volverse  m i e m b r o  estatutario  del nue

    vo  acuerdo.

    El  segundo  paso  para  la formulación de la polít ica  sobre  reglas  de in

    versión sería que la OMC instituyera un  mecanismo  de revisión de políticas

    de inversión  ( M R P I )  para  todos  sus miembros,  com o parte  del MRPC, el cual

    cumpliría dos propósi tos : 1)  supervisar   el funcionamiento real de las inver

    siones  y 2) fom en tar el  acceso  al   AMI.  Am bo s  objetivos implicarían un es

    fuerzo  considerable  y tal vez no fueran  factibles  in ic ia lmente ,  pero  la  carga

    administrat iva disminuiría a  medida  que más  naciones  adoptaran  el código

    sobre  inversiones, como resultado  de los incentivos  creados  por un  sistema

    de  revisiones  basado  en la presión de los compañeros.

    La pol í t ica  sobre  inversiones  también contribuiría a la negociaciónmu l t i l a t e r a l  sobre  la l iberación del comercio de  servicios.  U n  proveedor   de

    servicios  que  tenga  presencia  comercia l  permanente  en u n paí s que n o sea

    el  suyo  se convierte,  para  todos  los  fines  prácticos, en un inversionista en

    dicho país. Por tanto, la inversión tendría que  estar   proteg ida  como  tal por

    el  AMI, m á s que po r el Ac uer do  General  sobre  Comer cio de  Servicios

    (GATS). Éste es un  aspecto  que la OMC tendrá que enfrentar  cuando  asuma

    el  papel  de guía en el rubro de las  inversiones. 9

    Quinta recomendación

    La OMC debe  valerse  de su estruct ura y pr oc ed imi en tos institucionales pa

    ra propic iar  activamente  la compatibilidad entre los ACR y la propia  Orga

    nizac ión.

    Los  problemas  que enfrenta el  sistema  m u l t i l a t e ra l no p o d rá n  resolver

    se  creando  má s insti tuciones y proc edim iento s  para  la re so lu ci ón de las

    9 Ei artículo I (2-c) del  GATS sigue considerando la presencia comercial  como una de lascuatro  modalidades  de la prestación de  servicios. Pero,  por ejemplo, en el  TLCAN,  tal lógicafue eliminada y toda forma de establecimiento tiene derecho a recibir protección, de acuerdocon los términos del capítulo sobre inversiones  (capítulo 11).

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    268 J A I M E  SERRA  P U C H E Í7XLI-2

    disputas comerciales. Los formuladores de  pol í t icas  - y a  sean  nacionales,

    regionales o mul ti la te ra le s- suelen teme r las implica cion es de nuevas burocracias inte rnac iona les. Las actuales i nst itu cio nes y los pr oc ed imi en to s

    internacionales,  como la  O M C  y su Cu er po de  R e s o l u c i ó n  de Disputas, res

    pectivamente,  encarnan muchos  a ñ o s  de  evolución  hacia un sistema comer

    cial  basado  en reglas, y por   ello  ambos  ofr ece n perspectivas pro met edo ras

    en  cuant o a hom olo gar los  A C R  y el sistema  mult i la tera l .

    N o  obstante, actu alme nte existen diversos  A C R  cuyos pro ced imi ent os

    de  r e s o luc ión  de disputas, secretariados,  com i té s  y grupo s de trab ajo  quizá

    es tén  du pl ic an do las funcione s de la  O M C .

      As í, p o r ej em pl o, de las 24 autoridades comerciales regionales que la  O M C  e m p e z ó  a analizar, 22  t ienen  sus

    propias  reglas  sobre  ant idumping,  18  t ienen  re gl am entos pa ra el uso de los

    subsidios, 19 cue nt an co n disposiciones en mat er ia de  pol í t icas  de compe

    tencia, y 12 con proc edi mien tos para la  r e s o luc ión  de disputas. De  esta  ma

    ner a, las inst itu cio nes de los  A C R  pu ed en desafiar la au to ri da d de la  O M C  si

    propician  que sus miembros observen las  reglas  regi onale s, y no las de la

    estructura  mult i la tera l  G A T T - O M C .  El riesgo de que se  debi l i ten  los  p r inc i

    pios de la  O M C  es par tic ula rme nte gra nde si, al mo m en t o de crear u n  ACR,

    éste  no respeta los  criterios  de l  G A T T - O M C  (e.g.,  el  ar t ículo  XXLV).

    El  r e c i é n  creado  C o m i t é  Especial sobre Regionalismo de la  O M C  debe

    r ía  d e s e m p e ñ a r  un papel  central  en la vig ila nc ia de los  ACR,  esto  es, que

    cum p l a n  con las disposiciones del  ar t ículo  X X I V .  Dicho  escrutinio  habr ía

    de consistir no  só lo  en la  revisión  de la  r e d a c c i ó n  de l  ACR ,  sino  t am b ié n  en

    examinar cuidadosamente sus  etapas  de  n e g o c i a c i ó n  e  i m p l a n t a c i ó n .  Co

    m o  se  m e n c i o n ó  antes, el  C o m i t é p o d r í a  seguir los pr oc ed im ie nt os de l

    M R P C  y del  M R P I  para  vigilar  de cerca la  i n s t r u m e n t a c i ó n  de l  AC R  y su posi

    ble  rect i f icación.L a  O M C  d e b e r í a  convencer a los miembros de un  A C R  de que no adop

    t en  en su acu erd o disposiciones  cerradas  en  r e l ac ión  con la  e lección  de fo

    ros,  pues  lo s  pa í s e s  firmantes siempre  d e b e r í a n  tener   l ibertad  para  llevar

    ante la  O M C  cua lq uie r dis puta que cuestio ne las  reglas  tanto de  és ta  como

    de l  acuerdo comercial reg io na l . 1 0

    1 0  Por ejemplo, México, Canadá y los Estados Unidos adoptaron cláusulas abiertas y cerradas para la elección de foros. De acuerdo con el artículo 2005 (1) del TLCAN,  las disputasque surjan en relación con lo dispuesto en el TLCAN y en el GATT,  o su sucesor, pueden resolverse en uno u otro foro, a elección de la parte reclamante. Sin embargo, en el caso de disputas relativas a ciertas medidas relacionadas con la protección de la vida o la salud humana,animal o vegetal, o con el medio ambiente, la parte demandada puede  impedir  el recurso al

    Acuerdo General de Aranceles Aduaneros y Comercio.

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    ABR-JUN  2001 EL REGIONALISMO Y LA OMC 269

    La adopc ión de  reglas  especí f icas  para  la selección de los árbitros en

    las  disputas regionales  puede  contr ibuir en  gran  medida  a armo niz ar laoperación de la OMC y los ACR. Por  e jemplo,  los ACR podrían: 1)  otorgar   a

    una institución de la OMC (por  e jemplo,  e l Comité  Especial  sobre  Regiona

    lismo) el  derecho  a  designar   un número l imitado de los  panelistas  que

    constituirán el  panel  del ACR, o 2) exigir que los  miembros  del ACR elijan a

    u n  panelista  para  un a  disputa  dada  de l  panel  de la Organizac ión Mundia l

    de  Comercio.

    En  muchos  casos,  los ACR incorporan por  referencia  o  copian  entera

    mente  los principios del GATT. Así, por  e jemplo,  el artículo 301 del TLCANestipula  que se otorgará trato nacional al  comercio  de  bienes,  de conformi

    dad con el artículo  I I I  del GATT; y el artículo 309 del TLCAN hace  referencia

    exp lí cit a al ar tíc ul o X I del GATT  sobre  las  restricciones  a la importación y la

    e x p o r t a c i ó n .  Para  fines  prác t icos  esto  significa que  toda disputa  que se re

    lacione  con los artículos 301 o 309 del TLCAN deberá  apegarse  a los  prece

    dentes dispuestos  en los a rtí cul os I I I u X I de l GATT,  respectivamente.  En

    estos casos,  el  panel  de un ACR debería  estar   autorizado  a  hacer   consultas  a

    la OMC (por  e jemplo,  al  Cuerpo  de  Apelaciones) ,  y la OMC a  presentar   una

    opinión a ese  panel  relativa a la in ter pr eta ció n y ap li ca ci ón de la no rm a deque se trate.  Esto  contr ibuir ía a  crear   u n  cuerpo  un i forme de  precedentes

    sobre  p r inc ip io s  fundamentales  de la OMC,  como  son el de trato nacional y

    el  de nación más  favorecida.

    Por últ imo, e l convenio de entendimiento  sobre  e l art ículo  X X I V  ha

    dejado  claro  que las  disposiciones  de la OMC  sobre  re so luc ión de  disputas

    "pueden  ser  invocadas  con  respecto  a todo  asunto  que  surja  de la  aplica

    ción del art ículo  X X I V " .  Asimismo, la  existencia  de  nuevas reglas  de la

    OMC y el  Cu er po  de Resolución de  Disputas  relativas  a la con sti tuc ión deu n  panel,  la ad op ci ón de su in fo rm e y la ap lic aci ón de  medidas  compen

    satorias  p e r m i t i r í a  superar   u n  atolladero derivado  de l  posible  impe d ime n

    to de que  operaran  los  mecanismos  de resolución de  disputas  del GATT.

    En su conjunto,  estos  cambios  en el  alcance  y la ope rat ivi dad eleva rían en

    gran  m ed id a  las  posibilidades  de  aplicar   e l art ículo  X X I V  y vig ila r su cum

    p l imien t o .

    Estas  recomendaciones  conf orman un a  ambiciosa  agenda  y se  ofrecen

    c o m o  l incamientos  para  las futuras  decisiones  y  acciones  de la OMC. Es  cla

    ro que no  todas  ellas  podrían ser  implantadas  en forma inmediata,  pero,  a

    menos  que se  e m p re n d a n  cambios  de  esta  naturaleza  a corto  plazo,  el co

    mercio regional preferencial , la  apertura  de la in ve rsi ón y la cr ea ci ón de

    instituciones  regionales  de vigi lancia seguirán dif icultando la  capacidad

    de la OMC para  representar   y proteger   los  intereses  de  todos  los que partici

    pan en el  comerc io  mundial. Por ello, a 50 años de la creación del GATT, es

  • 8/19/2019 Regionalismo y La OMC

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    importante  que la  O M C  supervise la f o r m a c i ó n  de  estas  alianzas para garan

    tizar   que los acuerdos se  estructuren  de man er a con gru ent e co n los  objet ivos más generales de la comunidad m u n d i a l  de l com erc io. Las tendencias

    a la  in te grac ión  regional  d eb en aprovecharse c om o u n im pu ls o para la

    apertura  mundia l .

    Traducción  de L ORE NA MURILLO  S.