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Political Support: un estudio de las elites parlamentarias latinoamericanas Felipe de Jesús Mancilla Margalli1, USAL
Red Europea de Política Latinoamericana (REPLA). The changing nature of democratization in
Latin America: rights, politics and development, Nuffield College, University of Oxford; 27-28 de marzo de 2008.
Abstract: Las orientaciones subjetivas son indispensables para la evaluación de la calidad de la democracia. Importa la dimensión cultural de los fenómenos políticos, su impacto sobre la estabilidad de los regímenes. La noción de Apoyo Político (Political Support), en tanto orientación valorativa acerca de objetos y procesos que pueden concretarse en instituciones, destaca en la relación entre los individuos con los sistemas políticos. Las elites parlamentarias, portadoras de creencias políticas articuladas, determinan procesos decisorios. Sus valores influencian las opiniones sociales que son producto de la información recibida de los medios y de los actores políticos. El estudio de las transformaciones en las percepciones coincide con nuevas lógicas en la relación entre poderes y una visión renovada de los sistemas políticos latinoamericanos.
Con la base de datos sobre elites parlamentarias latinoamericanas de la Universidad de Salamanca se evalúan distintas dimensiones de Political Support en estas instancias, desde la comparación de indicadores observados en periodos distintos (legislaturas), analizando su estabilidad en un lapso prolongado, requisito para conformar percepciones.
Las gradaciones teóricas y empíricas de Political Support se identifican en los objetos hacia los que se orienta: comunidad política, principios y funcionamiento del régimen, instituciones y actores políticos, en un continuo que va del apoyo difuso al específico.
Palabras clave: Cultura política, Political Support, elites parlamentarias, Democracia.
1 Licenciado en Derecho. Master en Acción Política y Participación Ciudadana en el Estado de Derecho. Actualmente cursa el Doctorado en Procesos Políticos Contemporáneos en la Universidad de Salamanca.
1
INTRODUCCIÓN
La democracia era una de las asignaturas pendientes en Latinoamérica. Durante las tres
últimas décadas se ha verificado un paulatino y difícil proceso en aras de su consecución.
Pero apenas se ha agotado una primera etapa, la de la democracia electoral (PNUD, 2004).
De acuerdo a Adam Przeworski, Latinoamérica es la región del mundo que presenta los
niveles más altos de democracia en relación a las expectativas, dados sus niveles per cápita,
resultado de las dinámicas políticas distintivas que ahí se verifican (citado por Mainwaring
y Pérez-Liñán, 2004).2 El reto consiste en construir desde esta base una democracia de
ciudadanos, capaces de extender los derechos políticos y civiles y capaces de actuar
corresponsablemente. Se trata, en buena medida, de un asunto de cultura política.
El avance democrático ha dignificado el papel de los poderes legislativos latinoamericanos.
Pero en los países que presentan un alto grado de polarización, social y partidista es
importante un diseño institucional que evite la parálisis gubernamental ante la
confrontación de los distintos intereses, pero también es indispensable el entendimiento de
las actitudes y la percepciones que se materializan en apoyo político o en la carencia del
mismo. Así pues, aunque todavía muestran deficiencias importantes los Congresos de la
región muestran un avance cualitativo que hay que valorar e impulsar. “Los parlamentos no
deben transmitir únicamente una voluntad; deben darle forma, y la forma transforma”,
insiste Sartori (2005), máxime cuando los Parlamentos latinoamericanos hoy cuentan con
amplios poderes, formalmente, y no son débiles, pragmáticamente (Manuel Alcántara et al,
2005) 3.
Los partidos políticos ponderan cada vez en mayor medida las ventajas de fortalecer su
presencia en el Poder Legislativo en regímenes presidencialistas, en los que antaño se creía
todo funcionaba con la lógica de la suma cero. El Poder Legislativo emerge con un papel 2 La influencia del nivel de desarrollo para explicar las vicisitudes de la democracia es muy débil en América Latina, ya que el tipo de regímenes está más indeterminado en los niveles intermedios de desarrollo. 3 En la investigación citada el desempeño legislativo latinoamericano fue evaluado con tres indicadores, de elevado componente empírico: productividad legislativa (relación entre el número de iniciativas presentadas y el número de leyes aprobadas), éxito legislativo (relación entre el número de iniciativas que presenta un actor y la cantidad final de las mismas que son aprobadas), participación legislativa (relación entre leyes aprobadas de iniciativa de un determinado actor sobre el total de las leyes aprobadas). De los que se desprenden las conclusiones señaladas.
2
crucial en el nuevo contexto político latinoamericano. En la dinámica republicana importan
las percepciones de quienes ostentan la titularidad de las instituciones. Este es un trabajo
descriptivo en el que se verifican diversos niveles de un tipo de percepción, Political
Support, a partir de la comparación de los indicadores observados en distintos periodos del
Poder Legislativo de seis países latinoamericanos.
Se hace uso de las encuestas (distribuciones marginales) llevadas a cabo por el Equipo de
Investigación del Proyecto Elites Parlamentarias Latinoamericanas (PELA) de la
Universidad de Salamanca, realizadas en distintos periodos (legislaturas). Se trata de
muestras estratificadas, con afijación proporcional para la distribución de las muestras, con
base en selección aleatoria entre diputados pertenecientes a cada uno de los estratos, con un
nivel de confianza del 95,5%. Se utilizaron datos agregados, sin considerar la militancia
partidistas, por considerar que esta característica excede los propósitos de este ejercicio de
investigación.
PAÍS ORDEN RECOGIDA DE DATOS
LEGISLATURA NÚMERO DE ENTREVISTAS
PORCENTAJE DEL TOTAL DE
LA CÁMARA
AÑO DE
APLICACIÓN ARGENTINA (1)
(2) (3)
1995-1997 1997-2001 2003-2007
68 128 108
26,5 49,8 40,8
1996 1998 2004
CHILE (1) (2) (3)
1993-1997 1997-2001 2002-2006
93 89 88
77,5 74,2 73,0
1994 1998 2002
COLOMBIA (1) (2)
1998-2002 2002-2006
88 95
54,6 57,2
1998 2003
COSTA RICA
(1) (2) (3)
1994-1998 1998-2002 2002-2006
52 49 51
91,2 85,9 89,5
1994 1998 2002
MÉXICO (1) (2) (3) (4)
1994-1997 1997-2000 2000-2003 2003-2006
123 126 124 124
24,6 25,2 24,0 24,8
1995 1998 2001 2004
PERÚ (1) (2)
1995-2000 2001-2006
87 83
72,5 69,1
1995 2001
La razón de utilizar varias mediciones en distintos tiempos, información longitudinal,
obedece a que de acuerdo con los cánones de los estudios de Cultura Política si las actitudes
y los comportamientos no se presentan en forma estable en un lapso prolongado no se
puede considerar una percepción.
3
1. CASOS SELECCIONADOS
Se han seleccionado seis países de la región: Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica,
México y Perú, atendiendo en primera instancia a criterios de representatividad geográfica:
un país de América del Norte, otro de América Central y cuatro de América del Sur.
Además se consideraron Estados que paulatinamente han consolidados sus sistemas
políticos en democracia, fortaleciendo sus instituciones en medio de crisis políticas y
económicas muy variadas: la polarización enraizada en una dictadura militar no lejana en el
caso chileno, la amenaza narco-guerrillera en Colombia, los escándalos de corrupción
gubernamental y las presiones por conflictos sociales allende sus fronteras en el caso de
Costa Rica, una inercia prácticamente unipartidista que por décadas predominó en México
y que hubo de reformarse a cuentagotas para no despertar el “México Bronco” de la
leyenda negra y el Perú caracterizado por los vaivenes propios de un sistema de partidos
endeble y de caudillismos con tendencias autoritarias. Se trata de repúblicas
presidencialistas cuyos equilibrios institucionales se han fortalecido concomitantemente
con su desarrollo socioeconómico. Su vida política se ha transformado, va de la resignación
por los resultados electorales previsibles a la incertidumbre que genera la competencia
equitativa, de la apatía a una participación ciudadana crecientemente efectiva.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (1917) define a la democracia
no solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de
vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo. El
tránsito del aspecto normativo al ejercicio real de la democracia implica un esfuerzo, no
exento de riesgos, que puede seguirse en las actitudes de los ciudadanos y de los políticos
profesionales a lo largo de los últimos años. Por cierto, México fue considerado uno de los
5 países (junto con Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania e Italia) analizados en el
trabajo seminal de Almond y Verba sobre Cultura Política (1963), del cual se desprende el
concepto Political Support. Sobre la incorporación de México, Almond y Verba dijeron que
consideraron interesante incluir a un país poco desarrollado políticamente. No obstante, la
inclusión de México fue motivo de controversia. Los especialistas coincidían en que
4
México estaba lejos de poder ser incluido entre los sistemas de gobierno democrático, o
bien, que sólo podía ser considerado un régimen democrático de estatuto muy especial4.
En cuanto al espectro temporal estudiado en función de las encuestas disponibles (que
varían de dos a cuatro legislaturas, correspondientes al periodo 1994 a 2006) coinciden con
una etapa de enorme interés: la de consolidación de la democracia latinoamericana. Resulta
estimulante estudiar las transformaciones en las percepciones de las elites parlamentarias en
este lapso, en el que también se verifican nuevas lógicas en la relación entre poderes,
diferentes incentivos políticos y una visión renovada de los sistemas políticos
latinoamericanos.
2. ELITES PARLAMENTARIAS
La mayoría de los estudios sobre cultura política tienen como objetivo fundamental analizar
los valores políticos de la sociedad en su conjunto, algunos analistas han atendido a los
valores políticos de las elites políticas nacionales (Perissinotto y Braunert, 2003). Una
literatura extensa considera la existencia de orientaciones subjetivas de la población
favorables a la democracia como un factor decisivo para el éxito o para el fracaso del
régimen de un país determinado. Almond y Verba, que son considerados los precursores
más conocidos de esa corriente, destacaron la importancia de la dimensión cultural de los
fenómenos políticos y más específicamente del impacto sobre la estabilidad de los
regímenes democráticos, son reconocidos como fundamentales por diversos autores que
dedican sus análisis empíricos de la democracia.
En otros estudios la variable cultural estará siempre conjugada con factores de orden
económico y político (Inglehart, 1990). La gran mayoría de los estudios se dedican a
analizar los valores políticos dispersos en la población como un todo. Otra serie de trabajos,
en cambio, insisten en la importancia de estudiar la cultura política de las elites, en vista de
que son portadoras de creencias políticas más articuladas, que se encuentran colocadas
4 Para referencias más explícitas sobre esta polémica confróntese: García Jurado, Roberto (2007). Crítica de la Teoría de la Cultura Política. México: Universidad Autónoma Metropolitana. Así como Craig, Ann L. Craig & Cornelius, Wayne A. (1980). Political Culture in Mexico: Continuities and Revisionist Interpretations en Almond, Gabriel y Verba, Sidney. The Civic Culture Revisited, Boston: Little Brown.
5
frente a los procesos decisorios y cuya conducta afecta necesariamente el funcionamiento
del sistema político. Entre ellos cabe destacar a Dahl, Liphart y el propio Verba (1980).
De hecho, lo que se infiere es que una visión sobre cualquier sistema político debe
desarrollar un sistema cultural de apoyo, entonces no hay porque limitar los estudios de la
cultura política pensando en la población como un todo, dejando de lado justamente a
aquellos responsables de operar directamente las instituciones democráticas.
El estudio de los valores políticos de las elites parlamentarias se justifica también en
función de la influencia que tales valores pueden ejercer sobre las opiniones de la población
en general, principalmente cuando esta no encuentra a su disposición fuentes alternativas de
información. Como señala Joseph S. Nye (2005) poca gente acepta que sus puntos de vista
sobre el gobierno deriven de su experiencia personal, sino que sus actitudes son producto
de la información recibida de los medios de comunicación y de los actores políticos. Entre
éstos últimos los integrantes de los Congresos son quienes formalmente mejor encarnan,
por la diversidad de su origen y por la forma de elección, la representación nacional.
Hoy la política en América Latina está a cargo de políticos cuyo poder emana directamente
de una competencia básicamente partidista a través de elecciones periódicas y con un grado
razonable de transparencia, algo que nunca antes había sucedido simultáneamente para tan
alto número de países y de manera continuada. Los Congresos Latinoamericanos
contemporáneos se caracterizan por su centralidad en función de su representación política
y su función en el proceso de elaboración de políticas públicas (Alcántara et. al. 2006).
3. POLITICAL SUPPORT
Political Support se refiere a una orientación valorativa acerca de objetos y procesos
políticos que pueden concretarse en instituciones específicas (partidos políticos, elecciones,
gobierno) o, más frecuentemente, el sistema en su conjunto (Kornbergn y Clarke, 1992). Es
considerado un factor fundamental en la relación entre los individuos con el sistema
político. Se trata de un elemento de identificación respecto a los valores y presupuestos
culturales distintivos de cada sociedad. Este concepto deriva directamente de la teoría de
Cultura Política que formularon Gabriel Almond y Sydney Verba (1963), así como de la
6
aportación de Talcott Parsons (1951) en torno a la distinción entre cultura (valores) y
estructura (roles y normas) en un sistema político. Para Almond y Verba “La Cultura
Política de una nación es una particular distribución de los patrones de orientaciones hacia
objetos políticos entre los miembros de una nación”. The Civic Culture retomó importantes
antecedentes teóricos y metodológicos. Su propósito más importante era mostrar que la
estabilidad de la democracia en un país no dependía sólo de sus instituciones democráticas,
sino también, y sobre todo, de las actitudes políticas y no políticas de la población.
El referente por antonomasia del Political Support es David Easton (1965). Su libro A
systems analysis of social life sentó las bases del estudio de este fenómeno. Allí Easton
definió Political Support en función de dos modos de apoyo (difuso y específico) y tres
objetos de apoyo (autoridades, régimen y comunidad política). Numerosas revisiones se
han hecho, tanto por parte del propio Easton como por otros autores, pero el esquema que
planteó entre el apoyo específico y el apoyo difuso, permanece como punto de referencia
indiscutible. De acuerdo a Easton, Political Support puede considerarse difuso cuando es
muy subjetivo, porque se basa en simples apreciaciones de gusto o disgusto. En otras
ocasiones el apoyo es específico porque parte de juicios sobre las acciones cotidianas del
gobierno. Así pues, la noción de apoyo político por parte de este autor es la forma en la que
un individuo se orienta evaluativamente hacia un objeto a través de sus actitudes o su
comportamiento. Easton considera que el apoyo político es uno de los procesos de
intercambio entre el sistema político y su mundo en torno, apoyo que necesita cualquier
sistema político para cumplir sus funciones dentro del todo de la sociedad.
Para David Easton los integrantes de un sistema político pueden sentirse opuestos a las
autoridades políticas, disgustados por sus políticas, no satisfechos con sus condiciones de
vida y estar preparados, cuando tengan la oportunidad, para expulsar de sus cargos a los
responsables. Sin embargo, así se registre un descontento generalizado, parece que hay
poca pérdida de la confianza en el régimen, en el orden subyacente a la vida política o de la
identificación con la comunidad política. El descontento político no es en toda ocasión, ni
siquiera generalmente, la señal de un cambio político básico manifiestamente. No todas las
expresiones de orientaciones desfavorables tienen el mismo grado de gravedad para el
7
sistema político. Algunas pueden ser compatibles con su mantenimiento. En este contexto,
lo primero que hay que enfatizar que Political Support es un concepto multidimensional
que incluye distintos indicadores. Al investigar temas como la confianza política, en cada
caso es indispensable especificar cuál es su objeto. De acuerdo a Pippa Norris (2005) la
confianza social se puede referir a la que uno le puede otorgar a su propia familia o a sus
amistades, a los vecinos o a la comunidad, o bien a los ciudadanos en diferentes países,
pero referirse a la confianza política depende del objeto.
En el orden de ideas planteado por Easton, el régimen constituye el marco básico para
gobernar un país. Los ciudadanos no pueden seleccionar entre distintos elementos del
régimen aprobando algunas partes y al mismo tiempo rechazando otras. No obstante, en la
vida cotidiana los ciudadanos sí parecen distinguir entre lo que se podría considerar como
distintos niveles del régimen y a menudo manifestar su creencia en los valores e ideales
democráticos. Pippa Norris (2005) editó el trabajo de un grupo de investigadores que
sustentan sus argumentos en el trabajo de Easton, pero consideran que sus distinciones
aportan sólo un punto de partida. A su parecer se pueden refinar más las categorías para
reflejar gradaciones teóricas y empíricas significativas dentro de distintas partes del
régimen. Esta condición les conduce a una ampliación del esquema clásico propuesto por
Easton (quien como se señaló anteriormente distingue entre comunidad política, régimen y
autoridades) que se concreta en la identificación de cinco objetos (fivefold conceptual
framework) hacia los que se orienta el apoyo. De esta manera, enriquecida la clasificación
original de Easton, se obtiene un marco múltiple (quíntuple) en que se distingue entre el
apoyo político hacia: 1) La comunidad política (el acuerdo sobre las fronteras de la
comunidad política es una precondición esencial para la fundación de cualquier Estado-
nación estable); 2) Los principios del régimen político (el apoyo de la democracia como
ideal); 3) El funcionamiento del régimen político (la percepción de la ciudadanía sobre el
desempeño de la democracia en la práctica); 4) las instituciones políticas (la confianza en el
gobierno y en la administración pública) y 5) Los actores políticos (personajes con nombre
y apellidos de la vida pública). Estos niveles pueden considerarse como un continuo que va
desde el apoyo más difuso del estado-nación a través de niveles sucesivos hasta llegar al
apoyo más concreto de los políticos individuales.
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APOYO DIFUSO
OBJETO DE APOYO CARACTERÍSTICAS INDICADORES A UTILIZAR
1. La comunidad política Apego básico a la nación, al margen
de las instituciones gubernamentales y
de la voluntad de cooperar
políticamente juntos. Comunidad
definida por clivajes políticos, con base
en identidades étnicas, de clase,
religiosas o geográficas.
Identidad religiosa.
Preguntas: ¿Cómo se define Usted en
materia religiosa: católico, creyente de
otra religión o no creyente? Grado de
religiosidad.
2. Los principios del régimen político
El apoyo de la democracia como ideal.
Representan los valores del sistema
político: libertad, participación,
tolerancia y respeto al estado de
derecho. Definiciones idealistas de la
democracia derivadas de la teoría
liberal clásica.
Actitudes hacia la democracia.
Preguntas:¿Cuál es la principal
ventaja de un régimen
democrático?¿La democracia es
siempre preferible a cualquier otra
forma de gobierno?
3. El funcionamiento del régimen político
El apoyo derivado de la evaluación
que se hace en torno a qué tan
autoritario o tan democrático funciona
el sistema político en la práctica.
Conjuga el apoyo a la democracia
como valor y como satisfacción con el
gobierno en turno.
Satisfacción con el funcionamiento de
la democracia.
Pregunta: ¿Cuál es el grado de
confianza que le han merecido a Usted
los procesos electorales que han
tenido lugar en su país?
4. Las Instituciones políticas Una visión realista de la democracia.
Confianza institucional. Medir el apoyo
generalizado para la institución,
aunque en la práctica la línea divisoria
entre la oficina y sus ocupantes es
débil.
Actitudes hacia los gobiernos,
parlamentos, el sistema legal, la
policía, la burocracia, los partidos
políticos y el ejército.
Preguntas: ¿Qué grado de confianza
le merece su actuación en la vida
pública de su país…(el Poder Judicial,
el Parlamento, los Partidos Políticos,
las Fuerzas Armadas)?
5. Los actores políticos Evaluación de los políticos como una
clase y el desempeño de
determinados líderes y cargos
públicos.
Actitudes hacia el desempeño de
líderes políticos (presidentes, primeros
ministros).
Pregunta: ¿Qué grado de confianza,
le merece su actuación en la vida
pública el Presidente de la República?
APOYO ESPECÍFICO Fuente: Elaboración propia, a partir de la revisión de Pippa Norris al concepto de Political Support planteado por Easton.
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4. ANÁLISIS DE LOS DATOS.
4.1) Objeto de apoyo: La comunidad política.
Indicador: Identidad religiosa.
¿Cómo se define Usted en materia religiosa?
De acuerdo con sus sentimientos y creencias religiosas, ¿en qué posición de la siguiente
escala se colocaría Usted, sabiendo que el “1” significa un mínimo y el “10” un máximo
de religiosidad y práctica religiosa? PAÍSES ORDEN DE
RECOGIDA DE DATOS
RELIGIÓN GRADO DE RELIGIOSIDAD Católicos % Otra
Religión Media Desviación
Típica Moda
ARGENTINA
(1) (2) (3)
70,1 75,0 92,9
6,0 3,1 6,1
5,0 4,35 4,71
2,66 2,48 2,29
5-6 1-2 3-4
CHILE (1) (2) (3)
84,6 82,0 80,5
2,1 4,5 17,0
6,24 4,94 5,67
2,15 1,30 2,27
7-8 7-8 7-8
COLOMBIA (1) (2)
80,7 91,6
3,1 7,6
4,41 5,55
2,40 2,33
5-6 7-8
COSTA RICA
(1) (2) (3)
88,5 83,7 75,0
3,8 10,2 16,8
6,34 5,79 5,83
1,81 2,34 2,44
7-8 7-8 7-8
MÉXICO (1) (2) (3) (4)
76,5 78,6 90,2 89,0
2,6 1,6 0,0 10,8
4,71 ----- 4,66 5,31
2,36 ---- 2,31 2,20
5-6 ---- 3-4 7-8
PERÚ (1) (2)
83,4 85,8
11,1 9,9
6,8 5,85
2,45 2,03
5-6 5-6
Fuente: Elaboración propia a partir de PELA (1994-2006). Aunque autores como Hans-Dieter Klingemann (2005) prefieren evaluar este aspecto con
preguntas al estilo de ¿qué tan orgulloso está Usted de ser ciudadano de este país?, o bien,
¿estaría dispuesto a combatir en una guerra por su país?, Pippa Norris sostiene que la
identidad religiosa, en tanto clivaje, también puede perfectamente identificar una
comunidad política, en tanto valores y creencias compartidas. A ello cabría agregar la
importancia fundamental que la religión tiene en Latinoamérica, región en la que este factor
ha influido decisivamente en distintos periodos históricos: la Conquista española en nombre
de “la verdadera religión”, la Guerra de Independencia comandada en ocasiones por
sacerdotes, las guerras decimonónicas entre Liberales (librepensadores) y Conservadores
(ortodoxos), o en México el caso de la Guerra Cristera (1926-1929) entre el Gobierno y la
Iglesia Católica a partir de las divergencias en torno a los principios de la Constitución de
1917. A la fecha, la Iglesia católica es en todos los países analizados un actor político
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importante, cuya ascendencia sobre los gobiernos es importante, aún en los Estados laicos.
Además Latinoamérica se considera un bastión fundamental del Catolicismo, como se
deduce de la atención que le brinda la más alta jerarquía eclesiástica. Los datos utilizados
muestran una clara mayoría de legisladores que se declaran católicos, la religión
predominante en la región, seguido por otras religiones que también son cristianas. De los
datos obtenidos se infiere un fuerte Political Support considerando como objeto de apoyo la
Comunidad Política. El objeto político de apoyo (difuso) corresponde a un Political
Support consolidado al detectarse un apego a las tradiciones de identidad, aunque
distinguibles ciertamente conforme a la filiación partidista (las izquierdas más críticas al
papel de las Iglesias y las derechas más afines), sí evidencian un común denominador.
4.2) Objeto de apoyo: Los principios del régimen político.
Indicador: Actitudes hacia la democracia.
A continuación, le voy a mostrar una lista de las posibles ventajas de un régimen democrático, y me gustaría saber, ¿Cuál es en su opinión la principal?
ARGENTINA CHILE COSTA RICA
COLOMBIA MÉXICO PERÚ
El crecimiento económico
La protección de los derechos y libertades individuales.
(1) 47,0% (2) 48,8% (3) 40,9%
(1) 42,2% (2) 43,8% (3) 52,3%
(1) 26,9% (2) 38,8% (3) 41,2%
(1) 35,8% (2) 31,4%
(1) 34,2% (2) 29,4%
La posibilidad de elegir autoridades de gobierno.
(1) 24,8% (3) 26,6% (4) 34,6%
La mayor igualdad de oportunidades
El respeto a los derechos humanos y de las minorías.
La posibilidad de participar en las decisiones.
(2) 26,1%
Una mejor distribución de los ingresos.
La resolución de los conflictos de forma pacífica.
Fuente: Elaboración propia a partir de PELA (1994-2006).
Nota: El número en el paréntesis se refiere al orden de recogida de los datos.
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Resulta revelador encontrar en ese apartado coincidencias entre los legisladores de distintas
Legislaturas y de distintas nacionalidades. Destaca también el hecho de que México se
diferencie en este apartado del resto de los países analizados. Es posible explicarlo a partir
de las experiencias nacionales y de las heridas históricas. En México se repite tres veces la
opción La posibilidad de elegir a las autoridades de gobierno, que parece congruente con
un país en que “el sufragio efectivo”, lema primigenio de la Revolución mexicana, se logró
después de muchas décadas caracterizadas por la hegemonía de un partido político (PRI, 71
años de ejercicio ininterrumpido del poder presidencial), de recurrentes acusaciones de
fraude electoral, de desconfianza generalizada por las autoridad y la legislación electoral.
Todavía en las últimas elecciones federales de 2006, la sospecha del fraude electoral
empañó el proceso. En cambio, el alto porcentaje de legisladores chilenos y argentinos que
optaron por La protección de los derechos y libertades individuales, puede observarse en la
perspectiva de las sangrientas dictaduras militares padecidas en las décadas de los setenta y
ochenta y el contraste que significa una actualidad democrática. Los menores porcentajes
de esta opción entre peruanos y costarricenses podría derivarse de pasados políticos menos
radicales, aunque no exentos de problemas de violencia institucional y social.
En este apartado Political Support está relacionado con una visión de la democracia como
instrumento de la política y en mucho menor medida como instrumento de la economía, tal
como lo demuestran las menores votaciones registradas en opciones relacionadas con el
crecimiento económico y mejor distribución de los ingresos. Ello puede contrastarse con la
tesis de que un buen desempeño económico es un gran activo para cualquier gobernante.
Los individuos respaldan a su gobierno cuando la economía crece y le retiran su apoyo
cuando las condiciones económicas declinan. Las Legislaturas analizadas coinciden con un
periodo en el que sus economías experimentaron profundos cambios en su estructura y sus
habitantes sufrieron las dificultades típicas de un proceso de reformas de mercado. Por
ejemplo, un estudio demuestra que el apoyo a la figura presidencial sigue un patrón
conocido: cuando la economía mejora, los ciudadanos apoyan al presidente, cuando las
condiciones se deterioran el respaldo desaparece. La inflación y el desempleo crecientes no
se perciben como indicio de tiempos mejores sino mas bien como señal de que la política
económica no esta siendo exitosa (Buendía, 2000). En el periodo analizado, el incremento
en los precios disgustó a la sociedad, reduciendo sustancialmente los índices de aprobación
12
presidencial y erosionando la confianza en el programa antiinflacionario. La
democratización no se reflejaba claramente en mejores condiciones económicas, aunque sí
en la posibilidad de lograr acuerdos políticos para enfrentar los problemas nacionales. El
apoyo de los legisladores hacia la democracia es fuerte, pero no se le relaciona
estrechamente con la transformación económica.
¿La democracia es siempre preferible a cualquier otra forma de gobierno? Respuesta afirmativa:
ORDEN RECOGIDA DE DATOS
ARGENTINA CHILE COSTA RICA
COLOMBIA MÉXICO PERÚ
(1) (2) (3) (4)
100% 100% 99,0% --------
97,8% 84,1% 90,7% --------
100% 95,9% 98,0% --------
95,8% 96,3% --------- ---------
95,7% 96,0% 94,4% 96,0%
94,5% 96,7% --------- ---------
FUENTE: Elaboración propia a partir de PELA (1994-2006)
En estas respuestas se evidencia en forma contundente el Political Support considerando
como objeto los principios del régimen político. Las respuestas positivas son casi unánimes
y en sentido contrario se registran las respuestas matizadas por un contexto extraordinario,
de crisis económica o inestabilidad política que justificara para algunas personas, las
menos, el apoyo a un gobierno autoritario. Vale señalar que la misma Constitución
mexicana prevé algunas excepciones a la estabilidad democrática en casos extremos. 5 Las
valoraciones menores de los chilenos acaso se relacionen con la experiencia del gobierno
de la Unidad Popular (1970-1973), el primer gobierno socialista que obtenía el poder por la
vía democrática. El golpe de Estado que terminó con la llamada Vía Chilena al Socialismo
fue apoyada por quienes no creen que la democracia siempre es preferible a cualquier otra
forma de gobierno, y que tienen representatividad en el Congreso chileno. No es concebible
la consolidación democrática cuando la opinión pública en general y la clase política en
particular (en este caso la elite parlamentaria), no sostienen la creencia de que los
procedimientos democráticos son la mejor manera de conducir la vida colectiva (Linz y
Stepan, 1996).
5 Artículo 29.- “En los casos de invasión, perturbación grave de la paz publica, o de cualquier otro que ponga a la sociedad en grave peligro o conflicto, solamente el presidente de los Estados Unidos Mexicanos… y con aprobación del Congreso de la Unión…podrá suspender en todo el país o en lugar determinado las garantías que fuesen obstáculos para hacer frente, rápida y fácilmente a la situación; pero por un tiempo limitado…”
13
4.3) Objeto de apoyo: El funcionamiento del régimen político.
Indicador: Satisfacción con el funcionamiento de la democracia.
¿Cuál es el grado de confianza que le han merecido los últimos procesos electorales que han tenido lugar en su país? Utilice la escala que va de 1 a 5, teniendo en cuenta que el “1” significa una “mínima confianza” y el “5” una “máxima confianza”.
ORDEN RECOGIDA DE DATOS
MEDICIÓN ARGENTINA CHILE COSTA RICA
COLOMBIA MÉXICO PERÚ
(1) (2) (3) (4)
MEDIA
4,46 4,34 4,20 -----
4,99 4,78 4,84 -----
4,90 4,61 4,25 -----
3,91 3,29 ----- -----
3,03 3,65 3,41 3,78
3,78 1,85 ----- -----
(1) (2) (3) (4)
DESVIACIÓN TÍPICA
0,76 0,84 1,05 -----
0,10 0,63 0,43 -----
0,30 0,67 1,26 -----
0,80 0,97 ----- -----
1,40 0,94 0,81 0,88
1,17 1,09 ----- -----
FUENTE: Elaboración propia a partir de PELA (1994-2006)
Political Support un concepto sensibles a los efectos de coyuntura. La confianza a la
autoridad y al sistema electorales determina el apoyo a los procedimientos para la selección
de gobernantes, factor sin el cual la democracia pierde su sentido. Los antecedentes
autoritarios ya mencionados de México, la experiencia dictatorial fujimorista en Perú y la
narcopolítica que permea en los procesos electorales colombianos proporcionan claves para
entender los descensos en la confianza en los procesos electorales.
4.4) Objeto de apoyo: Las instituciones políticas.
Indicadores: Actitudes hacia los poderes públicos, los partidos políticos y el ejército.
¿Qué grado de confianza le merece su actuación en la vida pública de su país? Respuesta: Mucha/Bastante ARGENTINA CHILE COSTA RICA COLOMBIA MÉXICO PERÚ
PODER JUDICIAL (1) ---------- (2) 35,9% (3) 22,2%
(1)--------- (2) 51,7% (3) 67,0%
(1)--------- (2) 73,5%
(3) 80,4%
(1) 38,6% (2) 47,0%
(1) --------- (2) 31,5% (3) 52,1% (4) 68,3%
(1) --------- (2) 25,6%
PODER LEGISLATIVO
(1) --------- (2) 65,6% (3) 66,5%
(1) -------- (2) 84,1% (3) 81,5%
(1) -----% (2) 79,6% (3) 72,5%
(1) 66,3% (2) 63,6%
(1) --------- (2) 65,3% (3) 89,4% (4) 72,3%
(1) --------- (2) 74,3%
PARTIDOS POLÍTICOS
(1)--------- (2) 59,8% (3) 36,3%
(1) -------- (2) 56,2% (3) 55,3%
(1)--------- (2) 67,3%
(3) 33,4%
(1) 45,5% (2) 24,1%
(1) --------- (2) 53,2% (3) 58,5% (4) 65,9%
(1) --------- (2) 40,5%
FUERZAS ARMADAS
(1)---------- (2) 39,9% (3) 36,1%
(1) -------- (2) 53,9% (3) 69,3%
No aplica (1) 52,8% (2) 80,2%
(1) --------- (2) 60,5% (3) 76,4% (4) 72,9%
(1) --------- (2) 31,4%
FUENTE: Elaboración propia a partir de PELA (1994-2006) Nota: El número entre paréntesis se refiere al orden de recogida de datos.
14
Los resultados de las encuestas desvelan las nuevas coordenadas en las que transcurre la
política y las potencialidades de los diferentes poderes públicos. En democracia debe existir
un control constitucional de los cuerpos representativos. Ahí donde cristaliza la
representación nacional, la soberanía se encuentra acotada por el marco de la Constitución.
El Poder Judicial como árbitro de los diferendos entre poderes y que al mismo tiempo debe
velar por la constitucionalidad de las decisiones de los cuerpos legislativos. Las
apreciaciones del Poder Legislativo con respecto a una de sus contrapartes se enmarcan
dentro de la división de poderes y las tensiones que genera, de ahí que no extrañe la
severidad con que se le califica.
Destaca la autocalificación que hacen los legisladores, con el sesgo o el matiz que implica
para una investigación, aunque persistiría el debate en torno a definir cuando un legislador
responde una encuesta de esta naturaleza desde su cargo y cuando su percepción es en tanto
un ciudadano más. Ya en un libro construido con los datos utilizados en este trabajo
(Alcántara et al, 2005), los autores registran la autopercepción de los legisladores. Respecto
a las actitudes de los legisladores se considera que no es causa de un buen desempeño, pero
sí es indicador de la relevancia y empeño con que desarrollan su labor. Son conscientes de
sus funciones, destacando entre ellas la elaboración de leyes, considerando importante su
papel representativo y, en menor medida, la consideración que le dan a su papel de control
político. También persiste la idea generalizada (y respaldada en los hechos) de que el Poder
Legislativo sería un actor relevante como nunca antes en el pasado inmediato. También es
notable que en su evaluación son más favorables hacia sí mismos que hacia el Poder
Judicial (con una excepción en Costa Rica).
En lo que se refiere al apoyo a los Partidos Políticos sorprende el nivel registrado de la
escasa confianza de legisladores que evidentemente militan en un partido, un instrumento
indispensable para que la mayoría de ellos pueda ejercer una responsabilidad legislativa.
Ciertamente es sabido, por diversos estudios incluyendo el que se comentará a
continuación, que el Political Support del que los partidos políticos son objeto es bajo, pero
tratándose de políticos profesionales resulta más preocupante.
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Las orientaciones antipartidistas han sido evaluadas en trabajos como el editado por
Gunther, Montero y Linz (2002). En concordancia con el modelo de Easton, denominan
“antipartidismo reactivo” al que varía en respuesta a circunstancias políticas y coyunturales
(más cercano al apoyo específico), mientras que denominan “antipartidismo cultural” al que
está caracterizado por su estabilidad y vinculación con bajos niveles educativos y cotas
reducidas de información política (más cercano al apoyo difuso).
Finalmente cabe destacar que desde la independencia de los países considerados (en
vísperas de su bicentenario conmemorativo) hasta la actualidad, discreta o abiertamente las
Fuerzas Armadas han estado en el centro de la vida política de tales Estados. Sin examinar
el papel del Ejército, resulta imposible entender la política latinoamericana del siglo XIX y
sin el discreto, pero absolutamente firme apoyo del Ejército al presidencialismo del siglo
XX, éste no hubiera tenido el éxito político que tuvo. Pero también ha sido fuente constante
de amenaza y, en no pocas ocasiones, motivos de interrupción del orden constitucional. De
ahí que el Political Support se encuentre dividido de acuerdo a la fracción partidista
encuestada o de la experiencia reciente en los casos en comento. En democracia, las
Fuerzas Armadas deben de asumir un papel de una neutralidad política real.
4.5) Objeto de apoyo: Actitudes hacia el desempeño de líderes políticos (presidentes,
primeros ministros, etc.).
Indicadores: Actitudes hacia el desempeño de líderes políticos (presidentes, primeros
ministros).
¿Qué grado de confianza le merece su actuación en la vida pública mexicana el Presidente de la República? Respuesta Mucha/Bastante
ORDEN RECOGIDA DE
DATOS
ARGENTINA CHILE COSTA RICA
COLOMBIA MÉXICO PERÚ
(1) (2) (3) (4)
---------- 46,9% 76,7%
----------
---------- 91,0% 96,6% ---------
----------- 85,8%
76,5% -----------
87,3% 87,9% --------- ---------
---------- 53,2% 61,0% 63,8%
--------- 83,2% --------- ---------
FUENTE: Elaboración propia a partir de PELA (1994-2006).
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Enrique Krauze (1997) ha esquematizado el ejercicio presidencial mexicano en forma
concisa: es una biografía del poder y es una presidencia imperial. En mayor o menor grado
esto se verifica en todo sistema presidencialista. Ello significa que el Poder Ejecutivo se ha
encarnado en figuras emblemáticas. La concentración del Poder Ejecutivo en una sola
persona (cacique, monarca, virrey, presidente, caudillo, jefe o estadista) ha representado
una norma histórica a lo largo de los siglos. La apuesta en la transición democrática se
dirige a equilibrar los excesos del presidencialismo con una efectiva división de poderes y
un mayor control de los demás protagonistas de la sociedad en su conjunto. He separado
esta pregunta del resto que formaban el apoyo anterior, porque se orientaba no a la
institución presidencial sino al presidente, y por qué, siendo un cargo unipersonal era
evidente que el objeto del Political Support esta delineado hacia el extremo del apoyo
específico. Preguntar por un Presidente latinoamericano es hacerlo por una persona con
nombre, apellido y personalidad que imprime características peculiares a la vida nacional.
Aquí el sesgo partidista es claro: el partido apoya a su correligionario en la presidencia,
pero también refleja las afinidades o las animadversiones entre las demás fracciones
partidistas.
.
CONCLUSIONES
No es posible sostener que el proceso de democratización, por sí mismo, pueda introducir
cambios radicales en la cultura política, en especial en el fomento de la confianza
interpersonal y entre las instituciones, así como en el mejoramiento de la eficacia
ciudadana, pero ciertamente es un factor sine qua non. Respecto a la confianza (concepto
clave de una buena cultura política) en las instituciones políticas se advierte una correlación
entre el desempeño de las distintas instancias del Estado y el funcionamiento de la
democracia. La representatividad que ostentan los legisladores encuestados implica por sí
misma una convalidación del sistema político y sus reglas, un apoyo explícito a la
institucionalización democrática.
Por otra parte, se confirma una asociación entre la identidad religiosa como factor de
comunidad política lo que no significa necesariamente dimitir del carácter laico del Estado
democrático. La religiosidad no es el único clivaje identitario, ni el principal, pero mantiene
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su vigencia en el quehacer político y cívico. Refuerza y se refuerza con otra serie de valores
compartidos formando comunidad, e idealmente, ciudadanía.
Se detecta dinamismo en el continuo que va de un extremo del Apoyo Específico al otro
cabo denominado Apoyo Difuso, en ambos sentidos. No hay tendencias definitivas ni se
detienen por mucho tiempo en un punto específico de la gradación, pues se trata del registro
de actitudes que, de suyo, son cambiantes. Ciertamente las distintas coyuntura incentivan
dicha movilidad, pero al mismo tiempo marcan preferencias a lo largo del tiempo. Se
verifica en los casos analizados Political Support hacia el proceso que da sustento a la
pluralidad, a la competencia política y a los procesos electorales en que se resuelve. La
crítica a los elementos que conforman el sistema político y la autocrítica institucional no
demeritan la función del Estado (“Lo que resiste, apoya”), sino que lo fortalecen como
espacio para una convivencia sustentada en el acuerdo en lo fundamental y la canalización
institucional de la divergencia. Se ha confirmado la premisa teórica que sostiene que,
aunque se expresen desacuerdos con las expresiones institucionales del régimen, ello es
compatible con Political Support que se sostiene en la confianza en los principios y valores
de la democracia y del régimen en su conjunto.
Las encuestas analizadas señalan Political Support alto y creciente en cuanto a la
comunidad política y a los principios del régimen político como objetos de apoyo. En grado
menor al funcionamiento del régimen político y a las instituciones políticas, que no se
traducen en el apoyo a un régimen alternativo o a una condena del sistema político. Y
finalmente, en cuanto a los actores políticos (particularmente presidentes plenamente
identificados), el apoyo específico es tan variopinto como el momento en que se toma la
encuesta y la afinidad partidista del encuestado (las instituciones importan, pero también las
personas que las representan).
La interacción entre las reglas, las instituciones y los valores, en un contexto en el que las
percepciones y las actitudes hacia la política se están transformando, manifiesta un
acomodo peculiar en el que se observan algunos atributos de una cultura democrática que
convive con valores arraigados por el largo proceso de socialización autoritaria. En el
periodo estudiado Latinoamérica se ubicó, y las respuestas obtenidas lo confirman, en un
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contexto de transición que provenía de una cultura política construida en torno a liderazgos
caudillistas, movimientos armados y en el ejercicio de un presidencialismo sin contrapesos
reales a una aspiración justificada por proseguir en la consolidación de un sistema
democrático, sustentado además de lo electoral, en la confianza a las instituciones y a los
personajes que las representan.
La naturaleza longitudinal de los datos empleados en este trabajo permite inferir que el
Apoyo Difuso, asentado en abstracciones tales como democracia se asienta en la elite
parlamentaria, una vez que los objetos de apoyo se clarifican, así como las reglas que
determinan la relación entre ellos. Lo anterior debe traducirse en prácticas democráticas
cotidianas, ciudadanas, reflejadas en la minuciosa labor de construir consensos y legitimar
las políticas públicas. Pese a los riesgos siempre latentes en Latinoamérica se extiende el
discurso democrático y parecen conjurarse, con las excepciones de siempre, las tentaciones
dictatoriales que caracterizaron en buena medida el siglo XX latinoamericano.
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BIBLIOGRAFÍA
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BASE DE DATOS:
ALCÁNTARA, Manuel (dir.). Proyecto Elites Latinoamericanas (PELA). Universidad de Salamanca (1994-2008).