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Political Support: un estudio de las elites parlamentarias latinoamericanas Felipe de Jesús Mancilla Margalli 1 , USAL [email protected] Red Europea de Política Latinoamericana (REPLA). The changing nature of democratization in Latin America: rights, politics and development, Nuffield College, University of Oxford; 27-28 de marzo de 2008. Abstract: Las orientaciones subjetivas son indispensables para la evaluación de la calidad de la democracia. Importa la dimensión cultural de los fenómenos políticos, su impacto sobre la estabilidad de los regímenes. La noción de Apoyo Político (Political Support), en tanto orientación valorativa acerca de objetos y procesos que pueden concretarse en instituciones, destaca en la relación entre los individuos con los sistemas políticos. Las elites parlamentarias, portadoras de creencias políticas articuladas, determinan procesos decisorios. Sus valores influencian las opiniones sociales que son producto de la información recibida de los medios y de los actores políticos. El estudio de las transformaciones en las percepciones coincide con nuevas lógicas en la relación entre poderes y una visión renovada de los sistemas políticos latinoamericanos. Con la base de datos sobre elites parlamentarias latinoamericanas de la Universidad de Salamanca se evalúan distintas dimensiones de Political Support en estas instancias, desde la comparación de indicadores observados en periodos distintos (legislaturas), analizando su estabilidad en un lapso prolongado, requisito para conformar percepciones. Las gradaciones teóricas y empíricas de Political Support se identifican en los objetos hacia los que se orienta: comunidad política, principios y funcionamiento del régimen, instituciones y actores políticos, en un continuo que va del apoyo difuso al específico. Palabras clave: Cultura política, Political Support, elites parlamentarias, Democracia. 1 Licenciado en Derecho. Master en Acción Política y Participación Ciudadana en el Estado de Derecho. Actualmente cursa el Doctorado en Procesos Políticos Contemporáneos en la Universidad de Salamanca.

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Political Support: un estudio de las elites parlamentarias latinoamericanas Felipe de Jesús Mancilla Margalli1, USAL

[email protected]

Red Europea de Política Latinoamericana (REPLA). The changing nature of democratization in

Latin America: rights, politics and development, Nuffield College, University of Oxford; 27-28 de marzo de 2008.

Abstract: Las orientaciones subjetivas son indispensables para la evaluación de la calidad de la democracia. Importa la dimensión cultural de los fenómenos políticos, su impacto sobre la estabilidad de los regímenes. La noción de Apoyo Político (Political Support), en tanto orientación valorativa acerca de objetos y procesos que pueden concretarse en instituciones, destaca en la relación entre los individuos con los sistemas políticos. Las elites parlamentarias, portadoras de creencias políticas articuladas, determinan procesos decisorios. Sus valores influencian las opiniones sociales que son producto de la información recibida de los medios y de los actores políticos. El estudio de las transformaciones en las percepciones coincide con nuevas lógicas en la relación entre poderes y una visión renovada de los sistemas políticos latinoamericanos.

Con la base de datos sobre elites parlamentarias latinoamericanas de la Universidad de Salamanca se evalúan distintas dimensiones de Political Support en estas instancias, desde la comparación de indicadores observados en periodos distintos (legislaturas), analizando su estabilidad en un lapso prolongado, requisito para conformar percepciones.

Las gradaciones teóricas y empíricas de Political Support se identifican en los objetos hacia los que se orienta: comunidad política, principios y funcionamiento del régimen, instituciones y actores políticos, en un continuo que va del apoyo difuso al específico.

Palabras clave: Cultura política, Political Support, elites parlamentarias, Democracia.

1 Licenciado en Derecho. Master en Acción Política y Participación Ciudadana en el Estado de Derecho. Actualmente cursa el Doctorado en Procesos Políticos Contemporáneos en la Universidad de Salamanca.

1

INTRODUCCIÓN

La democracia era una de las asignaturas pendientes en Latinoamérica. Durante las tres

últimas décadas se ha verificado un paulatino y difícil proceso en aras de su consecución.

Pero apenas se ha agotado una primera etapa, la de la democracia electoral (PNUD, 2004).

De acuerdo a Adam Przeworski, Latinoamérica es la región del mundo que presenta los

niveles más altos de democracia en relación a las expectativas, dados sus niveles per cápita,

resultado de las dinámicas políticas distintivas que ahí se verifican (citado por Mainwaring

y Pérez-Liñán, 2004).2 El reto consiste en construir desde esta base una democracia de

ciudadanos, capaces de extender los derechos políticos y civiles y capaces de actuar

corresponsablemente. Se trata, en buena medida, de un asunto de cultura política.

El avance democrático ha dignificado el papel de los poderes legislativos latinoamericanos.

Pero en los países que presentan un alto grado de polarización, social y partidista es

importante un diseño institucional que evite la parálisis gubernamental ante la

confrontación de los distintos intereses, pero también es indispensable el entendimiento de

las actitudes y la percepciones que se materializan en apoyo político o en la carencia del

mismo. Así pues, aunque todavía muestran deficiencias importantes los Congresos de la

región muestran un avance cualitativo que hay que valorar e impulsar. “Los parlamentos no

deben transmitir únicamente una voluntad; deben darle forma, y la forma transforma”,

insiste Sartori (2005), máxime cuando los Parlamentos latinoamericanos hoy cuentan con

amplios poderes, formalmente, y no son débiles, pragmáticamente (Manuel Alcántara et al,

2005) 3.

Los partidos políticos ponderan cada vez en mayor medida las ventajas de fortalecer su

presencia en el Poder Legislativo en regímenes presidencialistas, en los que antaño se creía

todo funcionaba con la lógica de la suma cero. El Poder Legislativo emerge con un papel 2 La influencia del nivel de desarrollo para explicar las vicisitudes de la democracia es muy débil en América Latina, ya que el tipo de regímenes está más indeterminado en los niveles intermedios de desarrollo. 3 En la investigación citada el desempeño legislativo latinoamericano fue evaluado con tres indicadores, de elevado componente empírico: productividad legislativa (relación entre el número de iniciativas presentadas y el número de leyes aprobadas), éxito legislativo (relación entre el número de iniciativas que presenta un actor y la cantidad final de las mismas que son aprobadas), participación legislativa (relación entre leyes aprobadas de iniciativa de un determinado actor sobre el total de las leyes aprobadas). De los que se desprenden las conclusiones señaladas.

2

crucial en el nuevo contexto político latinoamericano. En la dinámica republicana importan

las percepciones de quienes ostentan la titularidad de las instituciones. Este es un trabajo

descriptivo en el que se verifican diversos niveles de un tipo de percepción, Political

Support, a partir de la comparación de los indicadores observados en distintos periodos del

Poder Legislativo de seis países latinoamericanos.

Se hace uso de las encuestas (distribuciones marginales) llevadas a cabo por el Equipo de

Investigación del Proyecto Elites Parlamentarias Latinoamericanas (PELA) de la

Universidad de Salamanca, realizadas en distintos periodos (legislaturas). Se trata de

muestras estratificadas, con afijación proporcional para la distribución de las muestras, con

base en selección aleatoria entre diputados pertenecientes a cada uno de los estratos, con un

nivel de confianza del 95,5%. Se utilizaron datos agregados, sin considerar la militancia

partidistas, por considerar que esta característica excede los propósitos de este ejercicio de

investigación.

PAÍS ORDEN RECOGIDA DE DATOS

LEGISLATURA NÚMERO DE ENTREVISTAS

PORCENTAJE DEL TOTAL DE

LA CÁMARA

AÑO DE

APLICACIÓN ARGENTINA (1)

(2) (3)

1995-1997 1997-2001 2003-2007

68 128 108

26,5 49,8 40,8

1996 1998 2004

CHILE (1) (2) (3)

1993-1997 1997-2001 2002-2006

93 89 88

77,5 74,2 73,0

1994 1998 2002

COLOMBIA (1) (2)

1998-2002 2002-2006

88 95

54,6 57,2

1998 2003

COSTA RICA

(1) (2) (3)

1994-1998 1998-2002 2002-2006

52 49 51

91,2 85,9 89,5

1994 1998 2002

MÉXICO (1) (2) (3) (4)

1994-1997 1997-2000 2000-2003 2003-2006

123 126 124 124

24,6 25,2 24,0 24,8

1995 1998 2001 2004

PERÚ (1) (2)

1995-2000 2001-2006

87 83

72,5 69,1

1995 2001

La razón de utilizar varias mediciones en distintos tiempos, información longitudinal,

obedece a que de acuerdo con los cánones de los estudios de Cultura Política si las actitudes

y los comportamientos no se presentan en forma estable en un lapso prolongado no se

puede considerar una percepción.

3

1. CASOS SELECCIONADOS

Se han seleccionado seis países de la región: Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica,

México y Perú, atendiendo en primera instancia a criterios de representatividad geográfica:

un país de América del Norte, otro de América Central y cuatro de América del Sur.

Además se consideraron Estados que paulatinamente han consolidados sus sistemas

políticos en democracia, fortaleciendo sus instituciones en medio de crisis políticas y

económicas muy variadas: la polarización enraizada en una dictadura militar no lejana en el

caso chileno, la amenaza narco-guerrillera en Colombia, los escándalos de corrupción

gubernamental y las presiones por conflictos sociales allende sus fronteras en el caso de

Costa Rica, una inercia prácticamente unipartidista que por décadas predominó en México

y que hubo de reformarse a cuentagotas para no despertar el “México Bronco” de la

leyenda negra y el Perú caracterizado por los vaivenes propios de un sistema de partidos

endeble y de caudillismos con tendencias autoritarias. Se trata de repúblicas

presidencialistas cuyos equilibrios institucionales se han fortalecido concomitantemente

con su desarrollo socioeconómico. Su vida política se ha transformado, va de la resignación

por los resultados electorales previsibles a la incertidumbre que genera la competencia

equitativa, de la apatía a una participación ciudadana crecientemente efectiva.

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (1917) define a la democracia

no solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de

vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo. El

tránsito del aspecto normativo al ejercicio real de la democracia implica un esfuerzo, no

exento de riesgos, que puede seguirse en las actitudes de los ciudadanos y de los políticos

profesionales a lo largo de los últimos años. Por cierto, México fue considerado uno de los

5 países (junto con Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania e Italia) analizados en el

trabajo seminal de Almond y Verba sobre Cultura Política (1963), del cual se desprende el

concepto Political Support. Sobre la incorporación de México, Almond y Verba dijeron que

consideraron interesante incluir a un país poco desarrollado políticamente. No obstante, la

inclusión de México fue motivo de controversia. Los especialistas coincidían en que

4

México estaba lejos de poder ser incluido entre los sistemas de gobierno democrático, o

bien, que sólo podía ser considerado un régimen democrático de estatuto muy especial4.

En cuanto al espectro temporal estudiado en función de las encuestas disponibles (que

varían de dos a cuatro legislaturas, correspondientes al periodo 1994 a 2006) coinciden con

una etapa de enorme interés: la de consolidación de la democracia latinoamericana. Resulta

estimulante estudiar las transformaciones en las percepciones de las elites parlamentarias en

este lapso, en el que también se verifican nuevas lógicas en la relación entre poderes,

diferentes incentivos políticos y una visión renovada de los sistemas políticos

latinoamericanos.

2. ELITES PARLAMENTARIAS

La mayoría de los estudios sobre cultura política tienen como objetivo fundamental analizar

los valores políticos de la sociedad en su conjunto, algunos analistas han atendido a los

valores políticos de las elites políticas nacionales (Perissinotto y Braunert, 2003). Una

literatura extensa considera la existencia de orientaciones subjetivas de la población

favorables a la democracia como un factor decisivo para el éxito o para el fracaso del

régimen de un país determinado. Almond y Verba, que son considerados los precursores

más conocidos de esa corriente, destacaron la importancia de la dimensión cultural de los

fenómenos políticos y más específicamente del impacto sobre la estabilidad de los

regímenes democráticos, son reconocidos como fundamentales por diversos autores que

dedican sus análisis empíricos de la democracia.

En otros estudios la variable cultural estará siempre conjugada con factores de orden

económico y político (Inglehart, 1990). La gran mayoría de los estudios se dedican a

analizar los valores políticos dispersos en la población como un todo. Otra serie de trabajos,

en cambio, insisten en la importancia de estudiar la cultura política de las elites, en vista de

que son portadoras de creencias políticas más articuladas, que se encuentran colocadas

4 Para referencias más explícitas sobre esta polémica confróntese: García Jurado, Roberto (2007). Crítica de la Teoría de la Cultura Política. México: Universidad Autónoma Metropolitana. Así como Craig, Ann L. Craig & Cornelius, Wayne A. (1980). Political Culture in Mexico: Continuities and Revisionist Interpretations en Almond, Gabriel y Verba, Sidney. The Civic Culture Revisited, Boston: Little Brown.

5

frente a los procesos decisorios y cuya conducta afecta necesariamente el funcionamiento

del sistema político. Entre ellos cabe destacar a Dahl, Liphart y el propio Verba (1980).

De hecho, lo que se infiere es que una visión sobre cualquier sistema político debe

desarrollar un sistema cultural de apoyo, entonces no hay porque limitar los estudios de la

cultura política pensando en la población como un todo, dejando de lado justamente a

aquellos responsables de operar directamente las instituciones democráticas.

El estudio de los valores políticos de las elites parlamentarias se justifica también en

función de la influencia que tales valores pueden ejercer sobre las opiniones de la población

en general, principalmente cuando esta no encuentra a su disposición fuentes alternativas de

información. Como señala Joseph S. Nye (2005) poca gente acepta que sus puntos de vista

sobre el gobierno deriven de su experiencia personal, sino que sus actitudes son producto

de la información recibida de los medios de comunicación y de los actores políticos. Entre

éstos últimos los integrantes de los Congresos son quienes formalmente mejor encarnan,

por la diversidad de su origen y por la forma de elección, la representación nacional.

Hoy la política en América Latina está a cargo de políticos cuyo poder emana directamente

de una competencia básicamente partidista a través de elecciones periódicas y con un grado

razonable de transparencia, algo que nunca antes había sucedido simultáneamente para tan

alto número de países y de manera continuada. Los Congresos Latinoamericanos

contemporáneos se caracterizan por su centralidad en función de su representación política

y su función en el proceso de elaboración de políticas públicas (Alcántara et. al. 2006).

3. POLITICAL SUPPORT

Political Support se refiere a una orientación valorativa acerca de objetos y procesos

políticos que pueden concretarse en instituciones específicas (partidos políticos, elecciones,

gobierno) o, más frecuentemente, el sistema en su conjunto (Kornbergn y Clarke, 1992). Es

considerado un factor fundamental en la relación entre los individuos con el sistema

político. Se trata de un elemento de identificación respecto a los valores y presupuestos

culturales distintivos de cada sociedad. Este concepto deriva directamente de la teoría de

Cultura Política que formularon Gabriel Almond y Sydney Verba (1963), así como de la

6

aportación de Talcott Parsons (1951) en torno a la distinción entre cultura (valores) y

estructura (roles y normas) en un sistema político. Para Almond y Verba “La Cultura

Política de una nación es una particular distribución de los patrones de orientaciones hacia

objetos políticos entre los miembros de una nación”. The Civic Culture retomó importantes

antecedentes teóricos y metodológicos. Su propósito más importante era mostrar que la

estabilidad de la democracia en un país no dependía sólo de sus instituciones democráticas,

sino también, y sobre todo, de las actitudes políticas y no políticas de la población.

El referente por antonomasia del Political Support es David Easton (1965). Su libro A

systems analysis of social life sentó las bases del estudio de este fenómeno. Allí Easton

definió Political Support en función de dos modos de apoyo (difuso y específico) y tres

objetos de apoyo (autoridades, régimen y comunidad política). Numerosas revisiones se

han hecho, tanto por parte del propio Easton como por otros autores, pero el esquema que

planteó entre el apoyo específico y el apoyo difuso, permanece como punto de referencia

indiscutible. De acuerdo a Easton, Political Support puede considerarse difuso cuando es

muy subjetivo, porque se basa en simples apreciaciones de gusto o disgusto. En otras

ocasiones el apoyo es específico porque parte de juicios sobre las acciones cotidianas del

gobierno. Así pues, la noción de apoyo político por parte de este autor es la forma en la que

un individuo se orienta evaluativamente hacia un objeto a través de sus actitudes o su

comportamiento. Easton considera que el apoyo político es uno de los procesos de

intercambio entre el sistema político y su mundo en torno, apoyo que necesita cualquier

sistema político para cumplir sus funciones dentro del todo de la sociedad.

Para David Easton los integrantes de un sistema político pueden sentirse opuestos a las

autoridades políticas, disgustados por sus políticas, no satisfechos con sus condiciones de

vida y estar preparados, cuando tengan la oportunidad, para expulsar de sus cargos a los

responsables. Sin embargo, así se registre un descontento generalizado, parece que hay

poca pérdida de la confianza en el régimen, en el orden subyacente a la vida política o de la

identificación con la comunidad política. El descontento político no es en toda ocasión, ni

siquiera generalmente, la señal de un cambio político básico manifiestamente. No todas las

expresiones de orientaciones desfavorables tienen el mismo grado de gravedad para el

7

sistema político. Algunas pueden ser compatibles con su mantenimiento. En este contexto,

lo primero que hay que enfatizar que Political Support es un concepto multidimensional

que incluye distintos indicadores. Al investigar temas como la confianza política, en cada

caso es indispensable especificar cuál es su objeto. De acuerdo a Pippa Norris (2005) la

confianza social se puede referir a la que uno le puede otorgar a su propia familia o a sus

amistades, a los vecinos o a la comunidad, o bien a los ciudadanos en diferentes países,

pero referirse a la confianza política depende del objeto.

En el orden de ideas planteado por Easton, el régimen constituye el marco básico para

gobernar un país. Los ciudadanos no pueden seleccionar entre distintos elementos del

régimen aprobando algunas partes y al mismo tiempo rechazando otras. No obstante, en la

vida cotidiana los ciudadanos sí parecen distinguir entre lo que se podría considerar como

distintos niveles del régimen y a menudo manifestar su creencia en los valores e ideales

democráticos. Pippa Norris (2005) editó el trabajo de un grupo de investigadores que

sustentan sus argumentos en el trabajo de Easton, pero consideran que sus distinciones

aportan sólo un punto de partida. A su parecer se pueden refinar más las categorías para

reflejar gradaciones teóricas y empíricas significativas dentro de distintas partes del

régimen. Esta condición les conduce a una ampliación del esquema clásico propuesto por

Easton (quien como se señaló anteriormente distingue entre comunidad política, régimen y

autoridades) que se concreta en la identificación de cinco objetos (fivefold conceptual

framework) hacia los que se orienta el apoyo. De esta manera, enriquecida la clasificación

original de Easton, se obtiene un marco múltiple (quíntuple) en que se distingue entre el

apoyo político hacia: 1) La comunidad política (el acuerdo sobre las fronteras de la

comunidad política es una precondición esencial para la fundación de cualquier Estado-

nación estable); 2) Los principios del régimen político (el apoyo de la democracia como

ideal); 3) El funcionamiento del régimen político (la percepción de la ciudadanía sobre el

desempeño de la democracia en la práctica); 4) las instituciones políticas (la confianza en el

gobierno y en la administración pública) y 5) Los actores políticos (personajes con nombre

y apellidos de la vida pública). Estos niveles pueden considerarse como un continuo que va

desde el apoyo más difuso del estado-nación a través de niveles sucesivos hasta llegar al

apoyo más concreto de los políticos individuales.

8

APOYO DIFUSO

OBJETO DE APOYO CARACTERÍSTICAS INDICADORES A UTILIZAR

1. La comunidad política Apego básico a la nación, al margen

de las instituciones gubernamentales y

de la voluntad de cooperar

políticamente juntos. Comunidad

definida por clivajes políticos, con base

en identidades étnicas, de clase,

religiosas o geográficas.

Identidad religiosa.

Preguntas: ¿Cómo se define Usted en

materia religiosa: católico, creyente de

otra religión o no creyente? Grado de

religiosidad.

2. Los principios del régimen político

El apoyo de la democracia como ideal.

Representan los valores del sistema

político: libertad, participación,

tolerancia y respeto al estado de

derecho. Definiciones idealistas de la

democracia derivadas de la teoría

liberal clásica.

Actitudes hacia la democracia.

Preguntas:¿Cuál es la principal

ventaja de un régimen

democrático?¿La democracia es

siempre preferible a cualquier otra

forma de gobierno?

3. El funcionamiento del régimen político

El apoyo derivado de la evaluación

que se hace en torno a qué tan

autoritario o tan democrático funciona

el sistema político en la práctica.

Conjuga el apoyo a la democracia

como valor y como satisfacción con el

gobierno en turno.

Satisfacción con el funcionamiento de

la democracia.

Pregunta: ¿Cuál es el grado de

confianza que le han merecido a Usted

los procesos electorales que han

tenido lugar en su país?

4. Las Instituciones políticas Una visión realista de la democracia.

Confianza institucional. Medir el apoyo

generalizado para la institución,

aunque en la práctica la línea divisoria

entre la oficina y sus ocupantes es

débil.

Actitudes hacia los gobiernos,

parlamentos, el sistema legal, la

policía, la burocracia, los partidos

políticos y el ejército.

Preguntas: ¿Qué grado de confianza

le merece su actuación en la vida

pública de su país…(el Poder Judicial,

el Parlamento, los Partidos Políticos,

las Fuerzas Armadas)?

5. Los actores políticos Evaluación de los políticos como una

clase y el desempeño de

determinados líderes y cargos

públicos.

Actitudes hacia el desempeño de

líderes políticos (presidentes, primeros

ministros).

Pregunta: ¿Qué grado de confianza,

le merece su actuación en la vida

pública el Presidente de la República?

APOYO ESPECÍFICO Fuente: Elaboración propia, a partir de la revisión de Pippa Norris al concepto de Political Support planteado por Easton.

9

4. ANÁLISIS DE LOS DATOS.

4.1) Objeto de apoyo: La comunidad política.

Indicador: Identidad religiosa.

¿Cómo se define Usted en materia religiosa?

De acuerdo con sus sentimientos y creencias religiosas, ¿en qué posición de la siguiente

escala se colocaría Usted, sabiendo que el “1” significa un mínimo y el “10” un máximo

de religiosidad y práctica religiosa? PAÍSES ORDEN DE

RECOGIDA DE DATOS

RELIGIÓN GRADO DE RELIGIOSIDAD Católicos % Otra

Religión Media Desviación

Típica Moda

ARGENTINA

(1) (2) (3)

70,1 75,0 92,9

6,0 3,1 6,1

5,0 4,35 4,71

2,66 2,48 2,29

5-6 1-2 3-4

CHILE (1) (2) (3)

84,6 82,0 80,5

2,1 4,5 17,0

6,24 4,94 5,67

2,15 1,30 2,27

7-8 7-8 7-8

COLOMBIA (1) (2)

80,7 91,6

3,1 7,6

4,41 5,55

2,40 2,33

5-6 7-8

COSTA RICA

(1) (2) (3)

88,5 83,7 75,0

3,8 10,2 16,8

6,34 5,79 5,83

1,81 2,34 2,44

7-8 7-8 7-8

MÉXICO (1) (2) (3) (4)

76,5 78,6 90,2 89,0

2,6 1,6 0,0 10,8

4,71 ----- 4,66 5,31

2,36 ---- 2,31 2,20

5-6 ---- 3-4 7-8

PERÚ (1) (2)

83,4 85,8

11,1 9,9

6,8 5,85

2,45 2,03

5-6 5-6

Fuente: Elaboración propia a partir de PELA (1994-2006). Aunque autores como Hans-Dieter Klingemann (2005) prefieren evaluar este aspecto con

preguntas al estilo de ¿qué tan orgulloso está Usted de ser ciudadano de este país?, o bien,

¿estaría dispuesto a combatir en una guerra por su país?, Pippa Norris sostiene que la

identidad religiosa, en tanto clivaje, también puede perfectamente identificar una

comunidad política, en tanto valores y creencias compartidas. A ello cabría agregar la

importancia fundamental que la religión tiene en Latinoamérica, región en la que este factor

ha influido decisivamente en distintos periodos históricos: la Conquista española en nombre

de “la verdadera religión”, la Guerra de Independencia comandada en ocasiones por

sacerdotes, las guerras decimonónicas entre Liberales (librepensadores) y Conservadores

(ortodoxos), o en México el caso de la Guerra Cristera (1926-1929) entre el Gobierno y la

Iglesia Católica a partir de las divergencias en torno a los principios de la Constitución de

1917. A la fecha, la Iglesia católica es en todos los países analizados un actor político

10

importante, cuya ascendencia sobre los gobiernos es importante, aún en los Estados laicos.

Además Latinoamérica se considera un bastión fundamental del Catolicismo, como se

deduce de la atención que le brinda la más alta jerarquía eclesiástica. Los datos utilizados

muestran una clara mayoría de legisladores que se declaran católicos, la religión

predominante en la región, seguido por otras religiones que también son cristianas. De los

datos obtenidos se infiere un fuerte Political Support considerando como objeto de apoyo la

Comunidad Política. El objeto político de apoyo (difuso) corresponde a un Political

Support consolidado al detectarse un apego a las tradiciones de identidad, aunque

distinguibles ciertamente conforme a la filiación partidista (las izquierdas más críticas al

papel de las Iglesias y las derechas más afines), sí evidencian un común denominador.

4.2) Objeto de apoyo: Los principios del régimen político.

Indicador: Actitudes hacia la democracia.

A continuación, le voy a mostrar una lista de las posibles ventajas de un régimen democrático, y me gustaría saber, ¿Cuál es en su opinión la principal?

ARGENTINA CHILE COSTA RICA

COLOMBIA MÉXICO PERÚ

El crecimiento económico

La protección de los derechos y libertades individuales.

(1) 47,0% (2) 48,8% (3) 40,9%

(1) 42,2% (2) 43,8% (3) 52,3%

(1) 26,9% (2) 38,8% (3) 41,2%

(1) 35,8% (2) 31,4%

(1) 34,2% (2) 29,4%

La posibilidad de elegir autoridades de gobierno.

(1) 24,8% (3) 26,6% (4) 34,6%

La mayor igualdad de oportunidades

El respeto a los derechos humanos y de las minorías.

La posibilidad de participar en las decisiones.

(2) 26,1%

Una mejor distribución de los ingresos.

La resolución de los conflictos de forma pacífica.

Fuente: Elaboración propia a partir de PELA (1994-2006).

Nota: El número en el paréntesis se refiere al orden de recogida de los datos.

11

Resulta revelador encontrar en ese apartado coincidencias entre los legisladores de distintas

Legislaturas y de distintas nacionalidades. Destaca también el hecho de que México se

diferencie en este apartado del resto de los países analizados. Es posible explicarlo a partir

de las experiencias nacionales y de las heridas históricas. En México se repite tres veces la

opción La posibilidad de elegir a las autoridades de gobierno, que parece congruente con

un país en que “el sufragio efectivo”, lema primigenio de la Revolución mexicana, se logró

después de muchas décadas caracterizadas por la hegemonía de un partido político (PRI, 71

años de ejercicio ininterrumpido del poder presidencial), de recurrentes acusaciones de

fraude electoral, de desconfianza generalizada por las autoridad y la legislación electoral.

Todavía en las últimas elecciones federales de 2006, la sospecha del fraude electoral

empañó el proceso. En cambio, el alto porcentaje de legisladores chilenos y argentinos que

optaron por La protección de los derechos y libertades individuales, puede observarse en la

perspectiva de las sangrientas dictaduras militares padecidas en las décadas de los setenta y

ochenta y el contraste que significa una actualidad democrática. Los menores porcentajes

de esta opción entre peruanos y costarricenses podría derivarse de pasados políticos menos

radicales, aunque no exentos de problemas de violencia institucional y social.

En este apartado Political Support está relacionado con una visión de la democracia como

instrumento de la política y en mucho menor medida como instrumento de la economía, tal

como lo demuestran las menores votaciones registradas en opciones relacionadas con el

crecimiento económico y mejor distribución de los ingresos. Ello puede contrastarse con la

tesis de que un buen desempeño económico es un gran activo para cualquier gobernante.

Los individuos respaldan a su gobierno cuando la economía crece y le retiran su apoyo

cuando las condiciones económicas declinan. Las Legislaturas analizadas coinciden con un

periodo en el que sus economías experimentaron profundos cambios en su estructura y sus

habitantes sufrieron las dificultades típicas de un proceso de reformas de mercado. Por

ejemplo, un estudio demuestra que el apoyo a la figura presidencial sigue un patrón

conocido: cuando la economía mejora, los ciudadanos apoyan al presidente, cuando las

condiciones se deterioran el respaldo desaparece. La inflación y el desempleo crecientes no

se perciben como indicio de tiempos mejores sino mas bien como señal de que la política

económica no esta siendo exitosa (Buendía, 2000). En el periodo analizado, el incremento

en los precios disgustó a la sociedad, reduciendo sustancialmente los índices de aprobación

12

presidencial y erosionando la confianza en el programa antiinflacionario. La

democratización no se reflejaba claramente en mejores condiciones económicas, aunque sí

en la posibilidad de lograr acuerdos políticos para enfrentar los problemas nacionales. El

apoyo de los legisladores hacia la democracia es fuerte, pero no se le relaciona

estrechamente con la transformación económica.

¿La democracia es siempre preferible a cualquier otra forma de gobierno? Respuesta afirmativa:

ORDEN RECOGIDA DE DATOS

ARGENTINA CHILE COSTA RICA

COLOMBIA MÉXICO PERÚ

(1) (2) (3) (4)

100% 100% 99,0% --------

97,8% 84,1% 90,7% --------

100% 95,9% 98,0% --------

95,8% 96,3% --------- ---------

95,7% 96,0% 94,4% 96,0%

94,5% 96,7% --------- ---------

FUENTE: Elaboración propia a partir de PELA (1994-2006)

En estas respuestas se evidencia en forma contundente el Political Support considerando

como objeto los principios del régimen político. Las respuestas positivas son casi unánimes

y en sentido contrario se registran las respuestas matizadas por un contexto extraordinario,

de crisis económica o inestabilidad política que justificara para algunas personas, las

menos, el apoyo a un gobierno autoritario. Vale señalar que la misma Constitución

mexicana prevé algunas excepciones a la estabilidad democrática en casos extremos. 5 Las

valoraciones menores de los chilenos acaso se relacionen con la experiencia del gobierno

de la Unidad Popular (1970-1973), el primer gobierno socialista que obtenía el poder por la

vía democrática. El golpe de Estado que terminó con la llamada Vía Chilena al Socialismo

fue apoyada por quienes no creen que la democracia siempre es preferible a cualquier otra

forma de gobierno, y que tienen representatividad en el Congreso chileno. No es concebible

la consolidación democrática cuando la opinión pública en general y la clase política en

particular (en este caso la elite parlamentaria), no sostienen la creencia de que los

procedimientos democráticos son la mejor manera de conducir la vida colectiva (Linz y

Stepan, 1996).

5 Artículo 29.- “En los casos de invasión, perturbación grave de la paz publica, o de cualquier otro que ponga a la sociedad en grave peligro o conflicto, solamente el presidente de los Estados Unidos Mexicanos… y con aprobación del Congreso de la Unión…podrá suspender en todo el país o en lugar determinado las garantías que fuesen obstáculos para hacer frente, rápida y fácilmente a la situación; pero por un tiempo limitado…”

13

4.3) Objeto de apoyo: El funcionamiento del régimen político.

Indicador: Satisfacción con el funcionamiento de la democracia.

¿Cuál es el grado de confianza que le han merecido los últimos procesos electorales que han tenido lugar en su país? Utilice la escala que va de 1 a 5, teniendo en cuenta que el “1” significa una “mínima confianza” y el “5” una “máxima confianza”.

ORDEN RECOGIDA DE DATOS

MEDICIÓN ARGENTINA CHILE COSTA RICA

COLOMBIA MÉXICO PERÚ

(1) (2) (3) (4)

MEDIA

4,46 4,34 4,20 -----

4,99 4,78 4,84 -----

4,90 4,61 4,25 -----

3,91 3,29 ----- -----

3,03 3,65 3,41 3,78

3,78 1,85 ----- -----

(1) (2) (3) (4)

DESVIACIÓN TÍPICA

0,76 0,84 1,05 -----

0,10 0,63 0,43 -----

0,30 0,67 1,26 -----

0,80 0,97 ----- -----

1,40 0,94 0,81 0,88

1,17 1,09 ----- -----

FUENTE: Elaboración propia a partir de PELA (1994-2006)

Political Support un concepto sensibles a los efectos de coyuntura. La confianza a la

autoridad y al sistema electorales determina el apoyo a los procedimientos para la selección

de gobernantes, factor sin el cual la democracia pierde su sentido. Los antecedentes

autoritarios ya mencionados de México, la experiencia dictatorial fujimorista en Perú y la

narcopolítica que permea en los procesos electorales colombianos proporcionan claves para

entender los descensos en la confianza en los procesos electorales.

4.4) Objeto de apoyo: Las instituciones políticas.

Indicadores: Actitudes hacia los poderes públicos, los partidos políticos y el ejército.

¿Qué grado de confianza le merece su actuación en la vida pública de su país? Respuesta: Mucha/Bastante ARGENTINA CHILE COSTA RICA COLOMBIA MÉXICO PERÚ

PODER JUDICIAL (1) ---------- (2) 35,9% (3) 22,2%

(1)--------- (2) 51,7% (3) 67,0%

(1)--------- (2) 73,5%

(3) 80,4%

(1) 38,6% (2) 47,0%

(1) --------- (2) 31,5% (3) 52,1% (4) 68,3%

(1) --------- (2) 25,6%

PODER LEGISLATIVO

(1) --------- (2) 65,6% (3) 66,5%

(1) -------- (2) 84,1% (3) 81,5%

(1) -----% (2) 79,6% (3) 72,5%

(1) 66,3% (2) 63,6%

(1) --------- (2) 65,3% (3) 89,4% (4) 72,3%

(1) --------- (2) 74,3%

PARTIDOS POLÍTICOS

(1)--------- (2) 59,8% (3) 36,3%

(1) -------- (2) 56,2% (3) 55,3%

(1)--------- (2) 67,3%

(3) 33,4%

(1) 45,5% (2) 24,1%

(1) --------- (2) 53,2% (3) 58,5% (4) 65,9%

(1) --------- (2) 40,5%

FUERZAS ARMADAS

(1)---------- (2) 39,9% (3) 36,1%

(1) -------- (2) 53,9% (3) 69,3%

No aplica (1) 52,8% (2) 80,2%

(1) --------- (2) 60,5% (3) 76,4% (4) 72,9%

(1) --------- (2) 31,4%

FUENTE: Elaboración propia a partir de PELA (1994-2006) Nota: El número entre paréntesis se refiere al orden de recogida de datos.

14

Los resultados de las encuestas desvelan las nuevas coordenadas en las que transcurre la

política y las potencialidades de los diferentes poderes públicos. En democracia debe existir

un control constitucional de los cuerpos representativos. Ahí donde cristaliza la

representación nacional, la soberanía se encuentra acotada por el marco de la Constitución.

El Poder Judicial como árbitro de los diferendos entre poderes y que al mismo tiempo debe

velar por la constitucionalidad de las decisiones de los cuerpos legislativos. Las

apreciaciones del Poder Legislativo con respecto a una de sus contrapartes se enmarcan

dentro de la división de poderes y las tensiones que genera, de ahí que no extrañe la

severidad con que se le califica.

Destaca la autocalificación que hacen los legisladores, con el sesgo o el matiz que implica

para una investigación, aunque persistiría el debate en torno a definir cuando un legislador

responde una encuesta de esta naturaleza desde su cargo y cuando su percepción es en tanto

un ciudadano más. Ya en un libro construido con los datos utilizados en este trabajo

(Alcántara et al, 2005), los autores registran la autopercepción de los legisladores. Respecto

a las actitudes de los legisladores se considera que no es causa de un buen desempeño, pero

sí es indicador de la relevancia y empeño con que desarrollan su labor. Son conscientes de

sus funciones, destacando entre ellas la elaboración de leyes, considerando importante su

papel representativo y, en menor medida, la consideración que le dan a su papel de control

político. También persiste la idea generalizada (y respaldada en los hechos) de que el Poder

Legislativo sería un actor relevante como nunca antes en el pasado inmediato. También es

notable que en su evaluación son más favorables hacia sí mismos que hacia el Poder

Judicial (con una excepción en Costa Rica).

En lo que se refiere al apoyo a los Partidos Políticos sorprende el nivel registrado de la

escasa confianza de legisladores que evidentemente militan en un partido, un instrumento

indispensable para que la mayoría de ellos pueda ejercer una responsabilidad legislativa.

Ciertamente es sabido, por diversos estudios incluyendo el que se comentará a

continuación, que el Political Support del que los partidos políticos son objeto es bajo, pero

tratándose de políticos profesionales resulta más preocupante.

15

Las orientaciones antipartidistas han sido evaluadas en trabajos como el editado por

Gunther, Montero y Linz (2002). En concordancia con el modelo de Easton, denominan

“antipartidismo reactivo” al que varía en respuesta a circunstancias políticas y coyunturales

(más cercano al apoyo específico), mientras que denominan “antipartidismo cultural” al que

está caracterizado por su estabilidad y vinculación con bajos niveles educativos y cotas

reducidas de información política (más cercano al apoyo difuso).

Finalmente cabe destacar que desde la independencia de los países considerados (en

vísperas de su bicentenario conmemorativo) hasta la actualidad, discreta o abiertamente las

Fuerzas Armadas han estado en el centro de la vida política de tales Estados. Sin examinar

el papel del Ejército, resulta imposible entender la política latinoamericana del siglo XIX y

sin el discreto, pero absolutamente firme apoyo del Ejército al presidencialismo del siglo

XX, éste no hubiera tenido el éxito político que tuvo. Pero también ha sido fuente constante

de amenaza y, en no pocas ocasiones, motivos de interrupción del orden constitucional. De

ahí que el Political Support se encuentre dividido de acuerdo a la fracción partidista

encuestada o de la experiencia reciente en los casos en comento. En democracia, las

Fuerzas Armadas deben de asumir un papel de una neutralidad política real.

4.5) Objeto de apoyo: Actitudes hacia el desempeño de líderes políticos (presidentes,

primeros ministros, etc.).

Indicadores: Actitudes hacia el desempeño de líderes políticos (presidentes, primeros

ministros).

¿Qué grado de confianza le merece su actuación en la vida pública mexicana el Presidente de la República? Respuesta Mucha/Bastante

ORDEN RECOGIDA DE

DATOS

ARGENTINA CHILE COSTA RICA

COLOMBIA MÉXICO PERÚ

(1) (2) (3) (4)

---------- 46,9% 76,7%

----------

---------- 91,0% 96,6% ---------

----------- 85,8%

76,5% -----------

87,3% 87,9% --------- ---------

---------- 53,2% 61,0% 63,8%

--------- 83,2% --------- ---------

FUENTE: Elaboración propia a partir de PELA (1994-2006).

16

Enrique Krauze (1997) ha esquematizado el ejercicio presidencial mexicano en forma

concisa: es una biografía del poder y es una presidencia imperial. En mayor o menor grado

esto se verifica en todo sistema presidencialista. Ello significa que el Poder Ejecutivo se ha

encarnado en figuras emblemáticas. La concentración del Poder Ejecutivo en una sola

persona (cacique, monarca, virrey, presidente, caudillo, jefe o estadista) ha representado

una norma histórica a lo largo de los siglos. La apuesta en la transición democrática se

dirige a equilibrar los excesos del presidencialismo con una efectiva división de poderes y

un mayor control de los demás protagonistas de la sociedad en su conjunto. He separado

esta pregunta del resto que formaban el apoyo anterior, porque se orientaba no a la

institución presidencial sino al presidente, y por qué, siendo un cargo unipersonal era

evidente que el objeto del Political Support esta delineado hacia el extremo del apoyo

específico. Preguntar por un Presidente latinoamericano es hacerlo por una persona con

nombre, apellido y personalidad que imprime características peculiares a la vida nacional.

Aquí el sesgo partidista es claro: el partido apoya a su correligionario en la presidencia,

pero también refleja las afinidades o las animadversiones entre las demás fracciones

partidistas.

.

CONCLUSIONES

No es posible sostener que el proceso de democratización, por sí mismo, pueda introducir

cambios radicales en la cultura política, en especial en el fomento de la confianza

interpersonal y entre las instituciones, así como en el mejoramiento de la eficacia

ciudadana, pero ciertamente es un factor sine qua non. Respecto a la confianza (concepto

clave de una buena cultura política) en las instituciones políticas se advierte una correlación

entre el desempeño de las distintas instancias del Estado y el funcionamiento de la

democracia. La representatividad que ostentan los legisladores encuestados implica por sí

misma una convalidación del sistema político y sus reglas, un apoyo explícito a la

institucionalización democrática.

Por otra parte, se confirma una asociación entre la identidad religiosa como factor de

comunidad política lo que no significa necesariamente dimitir del carácter laico del Estado

democrático. La religiosidad no es el único clivaje identitario, ni el principal, pero mantiene

17

su vigencia en el quehacer político y cívico. Refuerza y se refuerza con otra serie de valores

compartidos formando comunidad, e idealmente, ciudadanía.

Se detecta dinamismo en el continuo que va de un extremo del Apoyo Específico al otro

cabo denominado Apoyo Difuso, en ambos sentidos. No hay tendencias definitivas ni se

detienen por mucho tiempo en un punto específico de la gradación, pues se trata del registro

de actitudes que, de suyo, son cambiantes. Ciertamente las distintas coyuntura incentivan

dicha movilidad, pero al mismo tiempo marcan preferencias a lo largo del tiempo. Se

verifica en los casos analizados Political Support hacia el proceso que da sustento a la

pluralidad, a la competencia política y a los procesos electorales en que se resuelve. La

crítica a los elementos que conforman el sistema político y la autocrítica institucional no

demeritan la función del Estado (“Lo que resiste, apoya”), sino que lo fortalecen como

espacio para una convivencia sustentada en el acuerdo en lo fundamental y la canalización

institucional de la divergencia. Se ha confirmado la premisa teórica que sostiene que,

aunque se expresen desacuerdos con las expresiones institucionales del régimen, ello es

compatible con Political Support que se sostiene en la confianza en los principios y valores

de la democracia y del régimen en su conjunto.

Las encuestas analizadas señalan Political Support alto y creciente en cuanto a la

comunidad política y a los principios del régimen político como objetos de apoyo. En grado

menor al funcionamiento del régimen político y a las instituciones políticas, que no se

traducen en el apoyo a un régimen alternativo o a una condena del sistema político. Y

finalmente, en cuanto a los actores políticos (particularmente presidentes plenamente

identificados), el apoyo específico es tan variopinto como el momento en que se toma la

encuesta y la afinidad partidista del encuestado (las instituciones importan, pero también las

personas que las representan).

La interacción entre las reglas, las instituciones y los valores, en un contexto en el que las

percepciones y las actitudes hacia la política se están transformando, manifiesta un

acomodo peculiar en el que se observan algunos atributos de una cultura democrática que

convive con valores arraigados por el largo proceso de socialización autoritaria. En el

periodo estudiado Latinoamérica se ubicó, y las respuestas obtenidas lo confirman, en un

18

contexto de transición que provenía de una cultura política construida en torno a liderazgos

caudillistas, movimientos armados y en el ejercicio de un presidencialismo sin contrapesos

reales a una aspiración justificada por proseguir en la consolidación de un sistema

democrático, sustentado además de lo electoral, en la confianza a las instituciones y a los

personajes que las representan.

La naturaleza longitudinal de los datos empleados en este trabajo permite inferir que el

Apoyo Difuso, asentado en abstracciones tales como democracia se asienta en la elite

parlamentaria, una vez que los objetos de apoyo se clarifican, así como las reglas que

determinan la relación entre ellos. Lo anterior debe traducirse en prácticas democráticas

cotidianas, ciudadanas, reflejadas en la minuciosa labor de construir consensos y legitimar

las políticas públicas. Pese a los riesgos siempre latentes en Latinoamérica se extiende el

discurso democrático y parecen conjurarse, con las excepciones de siempre, las tentaciones

dictatoriales que caracterizaron en buena medida el siglo XX latinoamericano.

19

BIBLIOGRAFÍA

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BASE DE DATOS:

ALCÁNTARA, Manuel (dir.). Proyecto Elites Latinoamericanas (PELA). Universidad de Salamanca (1994-2008).