reanimacion cardiopulmonar en trauma multiple - laureano

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  El reto formidable que enfrenta el equipo de reanimación cuando aborda un paciente víctima de trauma cuyas características han conducido al colapso cardiorrespiratorio exige el seguimiento de una secuencia crítica cuyo punto de partida es el conoci- el enlace entre el A B C D E del manejo del trauma y el procedimiento básico y avanzado del manejo de la reanimación. Conceptos como la ley de Starling, las presiones de perfusión coronaria en sístole o diástole, las presiones intratorácicas, la actividad eléctrica sin pulso y la hemodi- namia especial del traumatizado víctima de colapso deben hacer parte del conoci- miento básico de aquellos que manejen una situación cuyo pronóstico es siempre muy reservado y sus posibilidades de éxito suelen ser muy limitadas. Precisamen te por el sombrío resultado que arrojan un alto porcentaje de los intentos de reanimar a un paciente víctima de trauma que entra en paro cardiorrespiratorio, la desición de iniciar o no la reanimación y cómo conducirla es algo que reclama la intervención de equipos con experiencia o de criterios muy precisos en aquellos que aun sin experiencia, deben seguir el mejor camino posible. Reanimación cardiopulmonar en el paciente con trauma múltiple Gloria Posada José I. Guerra Laureano Quintero B. Debemos acla rar que e ste capítulo no se orientará a lo que usualmente entendemos por reanimación inicial del paciente con trauma, es decir, no nos referiremos a todos los pasos diagnósticos y terapéuticos que implica tratar a pacientes traumatizados. V amos a centrarnos en algo más complejo y más difícil. Nos enfocaremos en cómo abordar a un paciente traumatizado que se encuentra in extremis o en paro cardiorres- piratorio declarado. El escenario en el que se encuentra el paciente traumatizado que colapsa es un y limitado en cuanto a posibilidades. Mu- chos factores juegan en contra suya. La volemia se ve seriamente comprometida; el aporte de las compresiones cardíacas está por debajo de lo que se logra en un paciente en colapso que no ha sufrido trauma; en muchos casos las compresiones torácicas para reanimar no solo no sirven sino que se contraindican pues perjudican más la situación; y, por si fuera poco, con frecuencia el único camino de salida es una intervención quirúrgica múltiple que abarca la toracotomía de resucitación y el En el paciente traumatizado el evento que desencadenó el cese de la actividad car- diorrespiratoria suele, la gran mayoría de CAPÍTULO 25

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RCP en trauma con múltiples lesionados.

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  • El reto formidable que enfrenta el equipo

    de reanimacin cuando aborda un paciente

    vctima de trauma cuyas caractersticas han

    conducido al colapso cardiorrespiratorio

    exige el seguimiento de una secuencia

    crtica cuyo punto de partida es el conoci-

    PLHQWRPiVDPSOLRSRVLEOHGHODVLRSDWRORJtD\VXUHVSXHVWDFRGLFDGDLPSOLFDel enlace entre el A B C D E del manejo

    del trauma y el procedimiento bsico y

    avanzado del manejo de la reanimacin.

    Conceptos como la ley de Starling, las

    presiones de perfusin coronaria en sstole

    o distole, las presiones intratorcicas, la

    actividad elctrica sin pulso y la hemodi-

    namia especial del traumatizado vctima

    de colapso deben hacer parte del conoci-

    miento bsico de aquellos que manejen

    una situacin cuyo pronstico es siempre

    muy reservado y sus posibilidades de xito

    suelen ser muy limitadas.

    Precisamente por el sombro resultado que

    arrojan un alto porcentaje de los intentos de

    reanimar a un paciente vctima de trauma

    que entra en paro cardiorrespiratorio, la

    desicin de iniciar o no la reanimacin y

    cmo conducirla es algo que reclama la

    intervencin de equipos con experiencia o

    de criterios muy precisos en aquellos que

    aun sin experiencia, deben seguir el mejor

    camino posible.

    Reanimacin cardiopulmonar en el paciente con trauma mltiple

    Gloria PosadaJos I. Guerra

    Laureano Quintero B.

    Debemos aclarar que este captulo no se

    orientar a lo que usualmente entendemos

    por reanimacin inicial del paciente con

    trauma, es decir, no nos referiremos a todos

    los pasos diagnsticos y teraputicos que

    implica tratar a pacientes traumatizados.

    Vamos a centrarnos en algo ms complejo

    y ms difcil. Nos enfocaremos en cmo

    abordar a un paciente traumatizado que se

    encuentra in extremis o en paro cardiorres-

    piratorio declarado.

    El escenario en el que se encuentra el

    paciente traumatizado que colapsa es un

    WHUUHQR KRVWLO DJUHVLYRVLROyJLFDPHQWHy limitado en cuanto a posibilidades. Mu-

    chos factores juegan en contra suya. La

    volemia se ve seriamente comprometida;

    el aporte de las compresiones cardacas

    est por debajo de lo que se logra en un

    paciente en colapso que no ha sufrido

    trauma; en muchos casos las compresiones

    torcicas para reanimar no solo no sirven

    sino que se contraindican pues perjudican

    ms la situacin; y, por si fuera poco, con

    frecuencia el nico camino de salida es

    una intervencin quirrgica mltiple que

    abarca la toracotoma de resucitacin y el

    PDQHMRGHODVOHVLRQHVHVSHFtFDVEn el paciente traumatizado el evento que

    desencaden el cese de la actividad car-

    diorrespiratoria suele, la gran mayora de

    CAPTULO 25

  • 452

    r e a n i m a c i n c e r e b r o c a r d i o p u l m o n a r

    las ocasiones, tener relacin directa con el

    trauma asociado. Por este motivo inves-

    tigar la cinemtica del trauma es un paso

    VXPDPHQWHLPSRUWDQWHTXHDOQDOMXJDUiun papel decisivo no solamente en el tipo

    de tratamiento que recibir el paciente sino

    tambin en el resultado que obtengamos

    por nuestra intervencin. El pronstico de

    un paciente traumatizado in extremis, cuyo

    evento involucra un trauma cerrado mlti-

    ple, por ejemplo, es mucho ms reservado

    que el pronstico de un paciente traumati-

    zado in extremis vctima de un trauma pene-

    trante. Este hecho, olvidado frecuentemente

    cuando nos aproximamos a un paciente con

    paro cardiorrespiratorio, debe ser el punto

    inicial a considerar al desplegar nuestras

    KHUUDPLHQWDV\QXHVWURVHVIXHU]RVDQGHemplearlos de una manera ms racional para

    ofrecer un mejor pronstico a la vctima.

    Un poco de historia

    En la ltima mitad del siglo xix, y como

    consecuencia de los paros circulatorios en

    pacientes con reacciones idiosincrsicas a

    los anestsicos, el inters de los mdicos en

    desarrollar tcnicas efectivas de resucita-

    cin cardiopulmonar incentiv una oleada

    GHLQYHVWLJDFLyQHQHVWHFDPSR(Qutilizando la tcnica de Schiff, consistente

    en compresin cardiaca a corazn abierto,

    Nichaus comunic el primer intento de

    resucitacin cardiopulmonar en un ser

    humano, aunque sin xito.

    (QSRU SULPHUD YH] XQPpWRGRGHcompresin cardiaca externa fue descrito

    SRU.RHLQJ\HQVHUHSRUWDURQGRVaplicaciones de esta tcnica con xito. En

    SRUSULPHUDYH]ODWpFQLFDGH6FKLIIse aplic con xito.

    Pero realmente fue en la dcada de los aos

    sesenta, despus de que Kouwenhoven y

    FRO GHPRVWUDUDQ OD HFDFLD GHOPDVDMHcardiaco externo, cuando esta tcnica se

    expandi por el mundo. Posteriormente,

    y gracias a la aceptacin por parte de gru-

    pos de larga trayectoria en este mbito, la

    tcnica se adopt en el mundo como una

    PHGLGDVHJXUD\HFD]HQHO WUDWDPLHQWRdel paro cardiorrespiratorio. El masaje

    cardiaco externo ha cambiado poco desde

    entonces; sin embargo, son muchas las

    investigaciones que al respecto se han

    realizado y se han dado grandes pasos

    KDFLDHOHQWHQGLPLHQWRGHODVLRORJtDGHla reanimacin cardiopulmonar y su apli-

    cacin en diversos escenarios, tal como lo

    veremos ms adelante.

    Peter Safar, de origen austraco y nacio-

    nalizado norteamericano, por su parte,

    IXHHODUWtFHUHFRQRFLGRGHOFRPSRQHQWHYHQWLODWRULRGHODUHVSLUDFLyQDUWLFLDOdel soporte boca a boca, que unidos a

    las compresiones dio forma a la RCP que

    conocemos hoy en da.

    El corazn como bomba:

    ciclo cardiaco

    La funcin del corazn consiste en enviar

    sangre oxigenada a los tejidos perifricos y

    sangre desoxigenada a los pulmones que se

    encargarn de su oxigenacin. Todo esto en

    el contexto de un gasto cardiaco (volumen

    de sangre bombeado cada minuto por el

    corazn) adecuado a las necesidades del

    organismo.5,8

    Debe destacarse que la circulacin es un

    circuito cerrado en el cual la funcin car-

    GLDFD \PiV HVSHFtFDPHQWH OD IXQFLyQventricular, es recibir y enviar un bolo de

    sangre con una presin y velocidad de-

    WHUPLQDGDVDQGHTXHWRGRVORVWHMLGRVperifricos reciban los nutrientes y oxgeno

    necesarios para sus funciones vitales. El

    corazn es, entonces, un msculo estriado

  • 453

    que debe vencer un juego de resistencias

    DRUWD\DUWHULRODVDQGHYDFLDUVXFRQtenido (sangre) en la circulacin.6

    6WDUOLQJHQGHVFULELyODFDSDFLGDGGHadaptacin del corazn mediante la ley

    de Starling o de dilatacin cardiaca:

    La energa mecnica liberada al pasar

    del estado de reposo al estado de contrac-

    FLyQ GHSHQGH GH OD ORQJLWXG GH OD EUDmuscular.6 En otras palabras, la fuerza

    de contraccin y el volumen bombeado

    por el corazn dependern de la presin

    existente en el msculo, producto del

    HVWUpVLPSXHVWRDOHVWLUDUODVEUDVSRUXQdeterminado volumen.

    El perodo de contraccin muscular durante

    el cual el corazn enva la sangre al sistema

    arterial o pulmonar se denomina sstole. El

    perodo de relajacin durante el cual ocurre

    el llenado ventricular se llama distole.

    El ventrculo derecho enva la sangre al

    sistema pulmonar, mientras que el ventr-

    culo izquierdo lo hace al sistema arterial.

    Teniendo en cuenta la ley de Starling es

    fcil entender que el volumen de sangre

    (vol. sistlico) enviado por el corazn

    depender de varios factores:

    a) Del volumen que llegue al ventrculo

    durante la distole y que determinar al

    QDOGHpVWDODSUHVLyQGLDVWyOLFDQDORpresin de llenado que corresponder a

    la precarga.

    b) De la resistencia arterial impuesta, o

    sea la postcarga.

    c) De la funcin del msculo cardiaco en

    s, debido a sus propiedades intrnsecas,

    esto es, su contractilidad.

    El corazn slo enva lo que recibe; por

    ello en condiciones normales el volumen

    minuto o gasto cardiaco es idntico al

    retorno venoso.6 Sin embargo, el gasto

    cardiaco estar determinado por las ne-

    cesidades del organismo y sern stas las

    que determinarn el volumen, no la bomba

    cardiaca, que desempea en la circulacin

    un papel de demanda; el retorno venoso

    constituir la expresin de esta demanda.

    Para cumplir con las necesidades del orga-

    nismo, el corazn dispone de varios meca-

    nismos de adaptacin, los ms importantes

    de los cuales son:

    D (O UHWRUQR YHQRVR GHQLGR FRPR ODcantidad de sangre que regresa a la aur-

    cula derecha cada minuto, y constituye

    la precarga. Esta est determinada por

    la capacitancia venosa, el volumen san-

    guneo circulante, y lo ms importante:

    por el gradiente de presiones entre el

    sistema de alta presin arterial y el

    sistema venoso, de baja presin, que

    GHWHUPLQDUiHOXMR 6HFDOFXODTXHFHUFDGHOGHODYROH

    mia total se encuentra dentro del sistema

    venoso; esta volemia puede considerarse

    como ubicada en dos compartimientos.

    El primero contendr la fraccin del

    volumen que contribuye a la presin

    venosa sistmica. El segundo, menos

    importante, encierra el volumen que no

    HMHUFHLQXHQFLDDOJXQDHQHVWDSUHVLyQes decir, la cantidad que se quedara en el

    sistema con una presin de cero. Es as

    como este sistema puede considerarse

    como uno de los principales mecanis-

    mos de reserva cardiaca, pues mediante

    el juego de presiones y volmenes el or-

    ganismo regular la cantidad de sangre

    que llegar minuto a minuto al corazn

    y por ende la cantidad de sangre que ste

    enviar a los tejidos perifricos segn la

    demanda impuesta.4,6

    r e a n i m a c i n c a r d i o p u l m o n a r e n e l p a c i e n t e

    c o n t r a u m a m l t i p l e

  • 454

    r e a n i m a c i n c e r e b r o c a r d i o p u l m o n a r

    b) La frecuencia cardiaca es otro de los

    mecanismos que desempean un impor-

    tante papel en la adaptacin del corazn

    a diversas situaciones. La actividad

    cronotrpica (nmero de latidos por

    minuto) estar determinada por el ritmo

    impuesto por el marcapasos natural, o

    sea por el ndulo sinusal que a su vez es

    LQXLGRSRUHOVLVWHPDQHUYLRVRDXWyQRmo; este, mediante sus dos componen-

    tes, controla la frecuencia cardiaca: el

    simptico es el responsable de acelerarla

    y el parasimptico, de reducirla.6

    Existen muchos otros mecanismos de regu-

    lacin de la funcin cardiaca. Sin embargo,

    los dos mencionados son los que cumplen

    una funcin primordial en la adaptacin del

    corazn ante eventos agudos de rpida apa-

    ricin, tales como el trauma, y que pueden

    en determinado momento comprometer la

    vida del individuo.

    Causas del paro cardiorrespiratorio

    en el paciente con trauma mltiple

    El paro cardiorrespiratorio en el paciente

    con traumas mltiples tiene varias causas

    posibles; todas ellas asociadas general-

    mente con el mecanismo del trauma y la

    lesin consecuente. Estas causas son con

    frecuencia:

    a) Dao directo y grave de estructuras

    vitales tales como corazn, cerebro y

    grandes vasos.

    b) Lesin grave del sistema nervioso

    central, que llevara al cese de la fun-

    cin cardiorrespiratoria, por ejemplo,

    al ocurrir algn dao en los centros

    reguladores de dicha funcin, ubicados

    en el bulbo del tallo cerebral.

    c) Lesiones por congelacin, y en general

    cualquier trauma complicado con hipo-

    termia. Debe recordarse que el ritmo

    cardiaco se reduce proporcionalmente

    al grado de frialdad. La irritabilidad

    FDUGLDFD VHPDQLHVWD D ORV & Dtemperaturas menores de 28C aparece

    ODEULODFLyQYHQWULFXODU\ODDVLVWROLDse presenta generalmente cuando la

    temperatura cae por debajo de los 25C.

    Por ltimo, no debe olvidarse que el

    corazn es refractario a tratamientos

    realizados para restablecer su ritmo,

    tales como la administracin de drogas

    RODGHVEULODFLyQVLODWHPSHUDWXUDHVPHQRUGH&

    d) La hipoxia es otro mecanismo impor-

    tante y comn asociado al paro cardio-

    rrespiratorio en este tipo de pacientes.

    Esta puede ser consecuencia de varios

    eventos, tales como quemadura de la

    va area por inhalacin, la obstruccin

    de la misma, la ruptura de la trquea

    (asociada ms a grandes traumas en el

    trax), la lesin neurolgica, un neu-

    motrax gigante, etc.

    e) Disminucin aguda del gasto cardiaco,

    como consecuencia de un aumento, por

    ejemplo, de la presin intratorcica, lo

    cual ocurre en el taponamiento cardia-

    co y el neumotrax a tensin; eventos

    relativamente frecuentes en el trauma

    torcico.

    f) Hipovolemia por heridas exsanguinan-

    tes e incontrolables que rpidamente

    disminuirn la precarga cardiaca y con

    ello la entrega de sangre oxigenada a

    los diferentes tejidos, especialmente

    el cerebro y el mismo corazn. Es una

    de las causas ms frecuentes de paro

    cardiaco traumtico.

    Estas son las causas ms comunes del

    paro cardiorrespiratorio en el paciente

    traumatizado. Existe otro caso, que aunque

    menos frecuente no debe obviarse, y es

    aquel del paciente con previa enfermedad

  • 455

    cardiocoronaria de base, que entra en

    paro cardiorrespiratorio y a consecuencia

    de ste sufre algn tipo de trauma.9 Sin

    embargo, generalmente este hecho lo po-

    dremos averiguar mediante un adecuado

    y cuidadoso estudio de la cinemtica del

    trauma y de las circunstancias que rodearon

    HODFFLGHQWHSXHVHOODVUHHMDUiQFXiOHVHOevento primario y cul su consecuencia.

    RCP: Mecanismo de accin

    'HVGHTXHHQVHGHPRVWUyODHFDFLDde la resucitacin cardiovascular externa,

    sta se disemin por el mundo a una veloci-

    dad asombrosa; incluso mucho antes que se

    HVFODUHFLHUDWRWDOPHQWHVXVLRORJtDEn un principio se pens que la sangre

    durante la RCP externa era bombeada

    fuera del corazn y hacia el organismo

    por compresin directa del corazn entre

    el esternn y la columna vertebral. Esta

    teora no pudo ser comprobada por expe-

    rimentos u otros medios. Posteriormente se

    llevaron a cabo estudios diferentes y esta

    teora hoy en da cuenta con muy pocos

    adeptos.

    La teora aceptada hoy por hoy, despus

    de estudios y experimentos comprobados,

    HVDTXHOODTXHSRVWXODTXHHOXMRVDQJXtneo se produce como consecuencia de la

    elevacin de la presin intratorcica, y es

    entonces el trax y no el corazn el que

    acta como bomba. As mismo se demostr que una elevacin en la presin

    intratorcica podra aumentar las presiones

    en la aorta y en el sistema carotdeo; por

    lo cual hoy se acepta la hiptesis de que es

    la elevacin de la presin intratorcica y

    no la compresin cardiaca la responsable

    GHOXMR(OXMR VDQJXtQHR VH FRQVLJXH HQWRQFHVpor:

    /DSUHVHQFLDGHYiOYXODVHQHOVLVWHPDYHQRVRTXHSUHYLHQHHOUHXMRGHVDQgre hacia ellas.

    2. Una resistencia al colapso mayor en

    las arterias que en las venas, lo que

    ocasiona que estas ltimas se cierren

    al aumentar la presin intratorcica

    durante las compresiones, mientras las

    arterias permanecen abiertas.

    3. El gradiente de presiones, al ser mayor

    la presin en el sistema arterial que

    en el venoso para un mismo volumen

    GDGRHVORTXHLQGXFHHOXMRDFLUFXODUde arterias a venas y no a la inversa.

    Sin embargo, hace falta mencionar un fac-

    tor determinante: la circulacin coronaria,

    que es la encargada de irrigar el corazn.

    La presin efectiva de perfusin coronaria

    depende del gradiente de presin entre las

    arterias coronarias y la presin diastlica

    de la aurcula derecha, principalmente. La

    presin en las arterias coronarias estar deter-

    minada por su estado de vasodilatacin y por

    la presin diastlica en la aorta. Puesto que

    durante la sstole ventricular en condiciones

    normales se produce una estrangulacin de

    dichas arterias debida a la alta presin presen-

    te en el ventrculo, sobre todo el izquierdo, es

    durante la distole cuando el corazn recibe

    VXPD\RUDSRUWHVDQJXtQHR5,6Durante la RCP externa, al elevarse la pre-

    sin intratorcica se igualan virtualmente

    las presiones en la aurcula derecha, la

    arteria pulmonar, el ventrculo izquierdo y

    la aorta. De este hallazgo se entiende que

    el riego sanguneo al corazn no ser tan

    efectivo si se aumenta aun ms la presin

    intratorcica, puesto que desaparecer el

    gradiente que impulsa la perfusin cardia-

    ca; razn de ms para no efectuar alterna-

    tivamente la ventilacin del paciente y las

    compresiones.

    r e a n i m a c i n c a r d i o p u l m o n a r e n e l p a c i e n t e

    c o n t r a u m a m l t i p l e

  • 456

    r e a n i m a c i n c e r e b r o c a r d i o p u l m o n a r

    RCP: Su papel en el paro cardiaco

    postraumtico

    El colapso circulatorio o paro cardaco

    traumtico generalmente se debe, como

    se mencion anteriormente, a hemorragias

    masivas que llevan al paciente a un estado

    de choque hipovolmico grave. Es tambin frecuente que sea consecuencia

    de una disminucin del gasto cardiaco,

    asociada a taponamiento pericrdico o

    neumotrax a tensin, entidades comunes

    en los traumatismos mltiples. Debi-do a la efectividad del masaje cardiaco

    externo en paros cardiacos no traumticos

    este procedimiento se convirti tambin

    en un componente de la reanimacin del

    paciente con trauma mltiple y colapso

    cardiovascular secundario. Sin embargo,

    existen varias diferencias cardiovasculares

    entre estos dos grupos de pacientes.

    Primero, el colapso hemodinmico de

    origen cardiognico suele acontecer con

    un volumen de sangre circulante normal,

    y especialmente con volmenes normales

    o elevados en el ventrculo izquierdo. Por

    ello la elevacin de la presin sistlica, y

    por ende la perfusin de los tejidos perifri-

    cos ser ms efectiva en esta situacin. Se habla de un aporte sanguneo de 25%9 de lo

    normalmente aportado por el corazn y un

    GHORTXHUHJXODUPHQWHOOHJDDFHUHEURy corazn. Debido a este mnimo aporte, el masaje cardiaco externo en estos

    pacientes muestra una clara relacin entre

    HOUHVXOWDGRQDOVREUHYLGD\HOWLHPSRGHUHVXFLWDFLyQ\HVHVFDVDDORVPLQ\SUiFWLFDPHQWHQXODDORVPLQLos efectos hemodinmicos del masaje

    cardiaco externo en casos de paro postrau-

    mtico han sido estudiados extensamente

    en modelos animales. As, se han logrado

    dilucidar los siguientes hechos:

    En situaciones donde hay reduccin

    del gasto cardiaco como consecuencia

    de hipovolemia o de los eventos antes

    mencionados el masaje cardiaco externo

    consigue elevar la presin sistlica, pero

    en una proporcin mucho menor que en

    el paro cardiognico puesto que en este la

    causa inicial del colapso fue un volumen

    disminuido en el ventrculo izquierdo. Aun

    ms preocupante que una elevacin tan

    pequea de la presin sistlica es la reduc-

    cin observada en la presin diastlica por

    las compresiones torcicas que resultan en

    una an ms pobre perfusin coronaria.

    Es incluso posible que durante las etapas

    iniciales del choque, cuando el corazn se

    contrae aunque sin pulso perceptible, el

    masaje cardiaco externo reduzca aun ms

    la circulacin hacia el corazn.

    Merece especial atencin el gran aumento

    de la presin intrapericrdica que tiene lugar

    debido al masaje cardiaco en el taponamien-

    to cardiaco. Como es conocido en estos

    casos, incluso un leve aumento en la presin

    dentro del saco pericrdico puede reducir

    considerablemente el gasto cardiaco. Se ha

    establecido que en casos de taponamiento

    cardiaco agudo cualquier elevacin de la

    presin intratorcica traer efectos delet-

    reos sobre el llenado ventricular y por ende

    sobre el volumen sistlico.

    Es as como se ha llegado a la conclusin

    de que el masaje cardiaco externo en el

    paciente traumatizado sirve tan slo para

    ganar tiempo, mientras se resuelven los

    problemas de base que llevaron al evento

    cardiaco. Puesto que no produce los cam-

    ELRVKHPRGLQiPLFRVEHQpFRVREVHUYDGRVen pacientes con paro cardiaco de origen

    distinto, el masaje cardiaco no debe de-

    morar la correccin de la causa original

    del paro cardiorrespiratorio en estos pa-

    cientes.

  • 457

    Manejo del colapso cardiovascular

    postraumtico

    Teniendo en cuenta lo mencionado ante-

    riormente, no debe sorprender que el ma-

    nejo del paro cardiaco asociado a trauma

    sea en primera instancia el tratamiento y

    correccin de la lesin que llev a la falla

    de la bomba cardiaca.9 Esta generalmente

    ser una disminucin del gasto cardiaco

    secundaria a hipovolemia en la mayora de

    las veces, aunque existen otras situaciones

    no infrecuentes como el taponamiento

    cardiaco.

    Con esto en mente, debemos comprender

    que salvo pocas excepciones tales como

    el paciente vctima de un paro cardiaco

    secundario a obstruccin de la va area,

    para el cual las maniobras bsicas general-

    mente darn buenos resultados, la mayor

    parte de los pacientes requerirn un rpido

    transporte a un hospital, o si estn en el

    hospital, un rpido traslado al quirfano,

    con un equipo entrenado en atencin del

    trauma. No se ha demostrado que las maniobras realizadas en el paciente

    H[WUDKRVSLWDODULDPHQWHVHDQEHQpFDV\PiVD~QODWDUGDQ]DHQXQPDQHMRGHQLtivo de la lesin suele traer consecuencias

    letales.

    Una persona con trauma mltiple que entra

    en paro cardiaco es un paciente delicado,

    con un pobre pronstico, a menos que sea

    llevado rpidamente a un centro hospi-

    talario; exige por lo tanto nuestra mayor

    GHVWUH]D\UDSLGH]DQGHLQWHQWDUVDOYDUsu vida.

    En hemorragias externas lo til es efectuar

    hemostasia con la compresin directa. Sin

    embargo, las hemorragias que producen

    exsanguinacin generalmente sern inter-

    nas. Los pacientes que se exsanguinan HQ D PLQXWRV WHQGUiQXQD WDVDde

    SpUGLGD GH VDQJUH GH D POPLQaproximadamente. Con una prdida del GHOYROXPHQVDQJXtQHRVHSURduce el paro cardiaco. Se hace prioritario

    entonces ejecutar acciones inmediatas aun

    de tipo quirrgico que permitan controlar

    las fuentes internas de sangrado si es este

    el origen del problema.

    Por diversos estudios se ha estimado que

    el promedio de tiempo calculado para

    obtener una va intravenosa segura es

    GHPLQ FXDQGRTXLHQ OR LQWHQWD WLHQHexperiencia en esta tarea. Esto resultara

    HQXQDSpUGLGDGHPOGHVDQJUHmientras se obtiene acceso venoso. Si adems recordamos que solo pueden

    LQIXQGLUVHFFGHVROXFLyQVDOLQDantes del arribo al hospital (con un sistema

    GHHPHUJHQFLDRUJDQL]DGR\HFD]\TXHGHpVWDVRORSHUPDQHFHHQHOHVSDFLRintravascular, entenderemos que en el

    mejor de los casos slo se repondr la

    sangre que el paciente perdi mientras se le

    canalizaba una va venosa. En casos como este es preferible transportar rpidamente

    el paciente al centro de atencin de trau-

    mas, puesto que su vida depende en estos

    casos de un rpido traslado a un centro con

    posibilidades quirrgicas.

    Existen incluso estudios que han demos-

    WUDGRXQUHVXOWDGRQDOPHMRUHQFXDQWRDsobrevida del paciente, si la restitucin de

    volumen se retarda hasta la sala de opera-

    ciones. Estos estudios, materia an de un amplio debate puesto que la restitucin

    de volumen lo antes posible ha sido un

    principio tradicional en el manejo inicial

    del trauma, indican el efecto deletreo que

    OD DGPLQLVWUDFLyQGHXLGRV SXHGH WHQHUpara la vctima con una hemorragia incon-

    trolable. De acuerdo con estos reportes, el

    aumento del volumen intravascular como

    consecuencia de la infusin de lquidos in-

    r e a n i m a c i n c a r d i o p u l m o n a r e n e l p a c i e n t e

    c o n t r a u m a m l t i p l e

  • 458

    r e a n i m a c i n c e r e b r o c a r d i o p u l m o n a r

    travenosos eleva la precarga y la poscarga

    e incrementa as el consumo de oxgeno

    por el msculo cardiaco.

    $SHVDUGHODXPHQWRHQHOXMRFRURQDULRse reduce la entrega de oxgeno al corazn

    por disminucin del hematocrito (volumen

    de glbulos rojos). Esta reduccin lleva a un

    balance negativo de oxgeno que es el punto

    de no retorno, a partir del cual el paciente

    se torna insalvable. Adems, se ha observado

    que la prdida de sangre en el paciente con

    una hemorragia masiva va disminuyendo

    su velocidad al tiempo que merman el gasto

    cardiaco y la presin arterial. La infusin de

    lquidos, segn estos estudios, al mantener la

    presin arterial y el gasto cardiaco perpetua-

    ra la prdida sangunea.

    Por todos estos motivos se ha propuesto

    que los esfuerzos de resucitacin en un

    paciente gravemente herido sin pulso pal-

    pable no se lleven a cabo en el lugar del

    accidente, puesto que el mejor tratamiento

    ser transportarlo de la forma ms rpida

    posible a un hospital con atencin en trau-

    ma y quirfano disponible.

    Existen casos en que no puede dilucidarse

    la causa inmediata del paro cardiorrespi-

    ratorio o casos en los cuales una hemorra-

    gia exsanguinante no parece ser la causa

    del colapso cardiaco que experimenta el

    paciente. Un manejo racional de estos

    pacientes incluir:9

    a) Si encontramos un paciente cuyo ritmo

    GHSDURHVXQDEULODFLyQYHQWULFXODUse tratar el ritmo inicialmente como

    si fuese ste la causa primaria del paro

    cardiorrespiratorio y el accidente su

    consecuencia. Esto significa que se

    SURFHGHUiDGHVEULODUDOSDFLHQWHXQmnimo de tres veces (siguiendo las

    normas explicadas en el captulo. So-

    porte avanzado de vida). Si el pacien-

    WHSHUVLVWHHQEULODFLyQYHQWULFXODUHOmanejo de sta se debe continuar una

    vez en camino al hospital.

    E (QJHQHUDOGHEHQLGHQWLFDUVH\WUDWDUVHlas lesiones potencialmente reversibles.

    Esto incluir una va area segura y

    GH VHU SRVLEOH GHQLWLYD HYDOXDU ODventilacin y tratar sus complicaciones

    como en cualquier vctima con trauma

    mltiple; as, si identificamos, por

    ejemplo, un neumotrax a tensin su

    manejo racional ser descomprimirlo,

    como se explic en el captulo sobre el

    manejo inicial del paciente con trauma

    mltiple.

    c) Se evitar la hipotermia durante el trans-

    porte, y de existir sta se iniciar terapia

    de recalentamiento en el camino.

    d) Se intentar esclarecer qu ritmo tiene

    el paciente, y de ser posible, si la causa

    se ha corregido simultneamente du-

    rante el transporte, se har el manejo de

    dicho ritmo segn las normas expuestas

    en el captulo sobre Soporte avanzado

    de vida.

    (VGLItFLO GHQLU XQ ~QLFR WLSR GH WUDWDmiento para el paciente con paro cardiaco

    postraumtico. Son muchos los estudios

    que se han llevado a cabo para intentar

    DFODUDU\GHQLUXQDVHFXHQFLDHVSHFtFDpara su manejo. An existe controversia

    respecto a la decisin de estabilizar al

    paciente en el lugar del accidente o trans-

    portarlo inmediatamente. Es claro que el

    masaje cardiaco externo realizado por un

    tiempo prolongado no traer ningn bene-

    FLRDOSDFLHQWH\ODGHPRUDHQHOPDQHMRGHQLWLYRGHODOHVLyQWUDXPiWLFDVXHOHVHUfatal. Sin embargo, varios estudios han demostrado tambin que el soporte de la

    va area, y de ser posible la instauracin

    GHXQDGHQLWLYDDGHPiVGHOWUDWDPLHQWR

  • 459

    osado de las lesiones potencialmente fa-

    tales, son efectivos en la reanimacin. El

    JUXSRGHSDFLHQWHVTXHSDUHFHEHQHFLDUVHespecialmente del transporte inmediato ya

    fue mencionado anteriormente y no existen

    discusiones al respecto. En los dems tipos

    de pacientes con colapso cardiaco postrau-

    mtico la evidencia parece inclinarse hacia

    una evaluacin inicial rpida y cuidadosa,

    que incluira establecer una va area de-

    QLWLYDPDQHMDU ODV OHVLRQHV UHYHUVLEOHVy transportar velozmente al paciente a un

    centro especializado en atencin del trau-

    ma, como medidas esenciales para ofrecer

    un mejor pronstico.

    Pronstico

    El pronstico de los pacientes con paro

    cardiorrespiratorio y trauma asociado

    suele ser sombro.9 La sobrevida larga de

    un paciente que experimenta paro cardiaco

    secundario a una hemorragia exsanguinan-

    te no es frecuente, a menos que el dao sea

    de un solo rgano, esto es, unisistmico,

    \ODLGHQWLFDFLyQ\WUDWDPLHQWRGHODKHmorragia se realicen de manera inmediata.

    Otros factores que se han asociado a un

    mejor pronstico son:

    7UDXPD~QLFRSHQHWUDQWH WUDWDGRYHlozmente con toracotoma de resucita-

    cin.

    2. Trauma cerrado aislado de cabeza.

    3. Establecimiento temprano de una va

    DpUHDGHQLWLYD4. Transporte rpido al centro hospitala-

    rio.

    La combinacin de paro cardiaco con

    trauma craneoenceflico penetrante, trau-

    ma de cuello penetrante o trauma cerrado

    (a excepcin de trauma craneoenceflico

    aislado) es generalmente letal.

    La recuperacin completa, esto es, un

    individuo neurolgicamente funcional, es

    extremadamente rara, pero puede ser posi-

    ble en los pacientes con trauma penetrante.

    En pacientes con trauma cerrado este

    hecho parece ser menos frecuente. Sin embargo, los estudios que se han

    realizado respecto a este tema suelen ser

    contradictorios, salvo en los aspectos arriba

    enumerados; por ello un tratamiento audaz

    y el aprovechamiento de los recursos que

    tengamos disponibles deben ser medidas a

    emplear en todo paciente que encontremos

    con paro cardiorrespiratorio; ms si puede

    FODVLFDUVH GHQWUR GH XQRGH ORV JUXSRVantes mencionados, pues hasta la fecha no

    existe modo alguno de conocer cul ser

    HOUHVXOWDGRQDOGHQXHVWUDLQWHUYHQFLyQToracotoma de resucitacin

    El captulo siguiente, autora de Ricardo

    Ferrada y William Meja, ofrece una deli-

    ciosa revisin de este apasionante tpico.

    La toracotoma de resucitacin es, de

    acuerdo con la situacin, parte del gold

    standard de la reanimacion cardiopulmo-

    nar en trauma y le invitamos a revisarlo.

    Consignamos aqu solamente algunos

    elementos generales.

    Este procedimiento ha mejorado drs-

    ticamente el pronstico de las vctimas

    con paro cardiorrespiratorio secundario a

    herida penetrante en trax y taponamiento

    cardiaco y en muchos casos ha mejorado

    HOUHVXOWDGRQDOGHORVSDFLHQWHVFRQKHmorragias exsanguinantes.3,7

    Los avances en la atencin prehospitalaria,

    as como en el transporte ms veloz de

    los pacientes al hospital, han aumentado

    el nmero de pacientes que llegan a los

    centros de atencin del trauma en condi-

    ciones agnicas. Para este tipo de pacientes la toracotoma de resucitacin se

    r e a n i m a c i n c a r d i o p u l m o n a r e n e l p a c i e n t e

    c o n t r a u m a m l t i p l e

  • r e a n i m a c i n c e r e b r o c a r d i o p u l m o n a r

    muestra como una ltima esperanza para

    salvar sus vidas. La toracotoma se lleva

    a cabo en la misma sala de urgencias o en

    el quirfano, de acuerdo con las pautas

    del equipo de trauma de cada institucin,

    en condiciones que generalmente no

    renen los requisitos de asepsia exigidos

    para un abordaje quirrgico de semejante

    magnitud. Sin embargo, debe recordarse

    que es una medida utilizada solamente en

    pacientes que por su crtica condicin no

    dan tiempo de ser llevados al quirfano o

    para ser sometidos a lavado prequirrgico

    con todos los lineamientos del caso, por el

    equipo de trauma; esta medida es en ellos

    su nica opcin para sobrevivir.3,7

    La toracotoma suele ser ms productiva

    en heridas cardiacas que amenazan la vida,

    especialmente si estn acompaadas de ta-

    ponamiento cardiaco, as como en pacien-

    tes con traumas exsanguinantes que llegan

    con ritmo cardiaco detectable en el monitor

    pero sin pulso. Sin embargo, en pacientes con trauma cerrado sta no suele

    ser una medida efectiva, y muestra hasta

    un 98% de mortalidad.3,7 Los objetivos de

    este procedimiento son:3,7

    /LEHUDU HO FRUD]yQ GHO WDSRQDPLHQWRpericrdico. (Cuando lo hay)

    2. Controlar la hemorragia masiva o em-

    bolia area.

    3. Proveer acceso para el masaje cardiaco

    directo o abierto.

    5HGLVWULEXLUHOXMRKDFLDHOFHUHEUR\HOcorazn mediante clampeo de la aorta

    torcica, adems de reducir la prdida

    de sangre infradiafragmtica.

    Las indicaciones para realizar este proce-

    dimiento heroico sern:

    a) Paro cardiaco post-traumtico, como

    se expuso anteriormente, en pacientes

    con heridas penetrantes en trax o

    hemorragia exsanguinante y actividad

    elctrica sin pulso.

    b) Taponamiento cardiaco: la elevacin

    de la presin intrapericrdica trae con-

    secuencias que amenazan la vida del

    paciente al deteriorar an ms su estado

    hemodinmico. Adems, este mismo

    aumento en dicha presin reducir la

    perfusin coronaria, lo que conlleva

    LVTXHPLD FDUGLDFD \QDOPHQWH SDURcardiorrespiratorio. Solamente una r-

    pida decompresin podr revertir estos

    eventos.

    c) Hemorragia torcica masiva: El control

    del hemotrax masivo suele requerir

    una rpida intervencin, pero gene-

    UDOPHQWHGDHO WLHPSRVXFLHQWHSDUDllevar el paciente al quirfano.

    d) Choque refractario debido a hemorra-

    gia abdominal masiva.

    e) Embolismo areo: La presentacin

    tpica es el paciente que entra en un pro-

    fundo choque inmediatamente despus

    GHODREWHQFLyQGHXQDYtDDpUHDGHQLtiva. El choque se produce por isquemia

    cardiaca debido al embolismo areo de

    las arterias coronarias. La toracotoma

    inmediata es la medida salvadora.

    Al realizar la toracotoma de resucitacin,

    dos son los procedimientos que permitirn

    salvar al individuo. Uno de ellos, como ya

    se mencion, ser la oclusin de la aorta

    descendente, con lo que se previene la pr-

    dida de sangre por debajo del diafragma y

    adems la sangre se redistribuir hacia el

    corazn y el cerebro.3,7

    La otra medida ser el masaje cardiaco

    abierto.3 Si, como se mencion antes, el

    masaje externo tan slo aporta un 25%

    GHOJDVWRFDUGLDFRGHEDVH\XQGHla perfusin coronaria, el masaje abierto

  • prometer mejores resultados. De hecho se ha demostrado que este tipo de

    masaje rinde un mejor gasto cardiaco y

    provee mejor circulacin hacia el cerebro

    y el corazn. Hoy en da se acepta que

    este tipo de masaje es superior al masaje

    externo.

    La toracotoma es entonces un procedi-

    miento osado, que debe ser realizado por

    cirujanos entrenados. Ofrece, sin embargo,

    una excelente oportunidad para pacientes

    en paro cardiorrespiratorio de origen trau-

    mtico, si la herida fue penetrante. Los

    pacientes con trauma cerrado, como ya se

    PHQFLRQySRFRRQDGDVHEHQHFLDUiQGHesta opcin.

    Historia

    Las primeras referencias concernientes al

    masaje cardiaco abierto (MCA) datan de

    FXDQGR HO VLyORJR DOHPiQ6FKLIIexperiment en perros a los cuales indujo

    paro cardiorrespiratorio (PCR) con clorofor-

    mo inhalado. Obtuvo resultados positivos

    hasta once minutos y medio despus del

    PCR, aunque nunca logr una respuesta

    totalmente satisfactoria (ninguno vivi).

    Posteriormente, en otro experimento, ex-

    trajo el corazn de perros, los congel, los

    OOHQyGHXMRVOHVDSOLFy0&$\REWXYRen ellos contracciones cardiacas.

    1LHKDXVHQIXHHOSULPHURHQLQWHQtar la resucitacin de un corazn humano

    con MCA, pero en vista de que el resul-

    tado fue insatisfactorio este caso no fue

    reportado.

    (OSULPHUUHSRUWHIXHGH7XIHU\$JLOLRQHQSHURHVWHSDFLHQWH WDPSRFRVREUHYLYLy0DDJHQUHVWDEOHFLySRUonce horas las pulsaciones y respiraciones

    de un paciente con MCA, luego de lo cual

    ste falleci.

    (Q,QJHOVEUXGUHVXFLWyDXQDSDFLHQWHen PCR con MCA, pero este hecho solo fue

    reportado tres aos despus.

    (Q6WDUOLQJ\/DQHPHGLDQWHPDVDMHsubdiafragmtico, fueron los primeros en

    reportar la resucitacin satisfactoria de un

    paciente.

    (Q*UHHQUHSRUWyFDVRVGH0&$Nueve de ellos tuvieron resultados com-

    pletamente satisfactorios y ocho fueron

    parciales.

    A partir de este momento hay reportes ais-

    lados de pequeas series de casos que en

    %DUEHU\0DGGHQFRPSLODQXQWRWDOGHGH ORVFXDOHV WXYLHURQresultados totalmente satisfactorios.

    (Q=ROO\FROVLQWURGXMHURQODEULODcin externa y sta, con el masaje cardiaco

    externo (MCE), virtualmente eliminaron

    la prctica del MCA en los PCR de tipo

    mdico.

    (Q%HDOO\FROVFRQHOUHQDPLHQWRde las tcnicas quirrgicas cardiotorcicas,

    tuvieron un argumento convincente para

    promover la importancia del MCA.

    Distintos estudios han mostrado que el

    MCC provee aproximadamente el 25% del

    gasto cardiaco total, generalmente PAS de

    PP+J\3$'PP+JSHURla perfusin coronaria y cerebral es slo

    GHOGH ORVYDORUHVEDVDOHVSRUHVWDrazn la sobrevida es muy rara despus de

    PLQXWRV\JHQHUDOPHQWHQRKD\VREUHYLYLHQWHVOXHJRGHPLQXWRVA diferencia de las anteriores considera-

    ciones, un paciente traumatizado presenta

    un gasto cardiaco inadecuado debido a una

    reduccin marcada del volumen del ventr-

    culo izquierdo (VI) secundario a un volumen

    sanguneo inadecuado (hipovolemia) o a un

    llenado ventricular marcadamente restringi-

    r e a n i m a c i n c a r d i o p u l m o n a r e n e l p a c i e n t e

    c o n t r a u m a m l t i p l e

  • 462

    r e a n i m a c i n c e r e b r o c a r d i o p u l m o n a r

    do (taponamiento), lo que llevara a una dra-

    mtica reduccin de la perfusin de rganos

    vitales al haber una reduccin marcada de la

    volemia a la salida del VI. De esta manera

    Luna y cols. en un estudio experimental en

    animales mostraron cmo, haciendo MCC

    en pacientes con taponamiento cardiaco,

    se produca un incremento dramtico en la

    presin intrapericrdica, lo que hace que

    haya reduccin del gasto cardiaco; adems,

    los efectos sumatorios del taponamiento y el

    MCC comprometen mucho ms el llenado

    ventricular; pero tal vez lo ms importante

    que mostr su estudio es la consistente dis-

    minucin de la PAD durante el masaje, con

    lo que se disminuir aun ms la PPC.

    Por todas estas razones es importante en-

    tender que el MCA es al menos dos veces

    superior al MCC en el mantenimiento del

    gasto cardiaco, as como en la capacidad

    de proveer una mejor perfusin coronaria

    y cerebral.

    'HQLFLRQHVSignos de vida: pacientes con esfuerzo

    respiratorio, reaccin pupilar y actividad

    cardiaca.

    Signos vitales: pacientes con FC, TA y

    pulso.

    Resultados de estudios clnicos

    Harnar y cols. obtuvieron en cien pacientes

    que llegaron sin TA y/o en paro cardiaco, a

    quienes se les realiz TR, una sobrevida del

    24% globalmente. Fue mayor la sobrevida

    en el trauma penetrante (TP), 45% vs solo

    HOHQHO WUDXPDFHUUDGR 7&'Himportancia es anotar que el 42% de los

    sobrevivientes tenan actividad electro-

    FDUGLRJUiFD D VX LQJUHVRPLHQWUDV TXHninguno sobrevivi si no la tenan; adems

    encontraron que la sobrevida fue mayor

    en pacientes con trauma torcico que con

    abdominal aislado, probablemente por

    la facilidad de ingreso a esa cavidad y el

    rpido reparo de daos.

    Shimazu y Shatney presentan 267 pa-

    FLHQWHVFRQWUDXPDFHUUDGR\FRQtrauma penetrante, que llegaron sin signos

    vitales al hospital. Tuvieron una sobre-

    YLGDJOREDODODUJRSOD]R!PHVGHSDFLHQWHV D SDFLHQWHV VH OHVKL]R0&&\VRORGRVVREUHYLYLHURQDTR y 5 sobrevivieron (todos con trauma

    WRUiFLFRVLJQLFDWLYR/RVSDFLHQWHVFRQtrauma penetrante mltiple tuvieron mejor

    desarrollo que aquellos con trauma cerra-

    GRYV(QORVSDFLHQWHVFRQtrauma penetrante no hubo sobrevivientes

    en los que tuvieron lesin de cabeza o

    cuello; ni tampoco en los de trauma pene-

    trante hubo pacientes que tuvieron lesin

    abdominal, de cuello o lesin sea troncal.

    3RUHVWHPRWLYRORVDXWRUHVUHHUHQTXHORVpacientes que lleguen sin signos vitales no

    deben ser reanimados, con excepcin de

    los que tienen trauma penetrante a trax,

    pues fueron los nicos sobrevivientes, tal

    como lo muestra la literatura.

    &RJELOO\FROVHQSDFLHQWHVSRUWUDXPDFHUUDGR\GHWUDXPDSHQHWUDQWHORJUDURQXQDVREUHYLGDHQGHHOORVSHURVyORSDFLHQWHVWXYLHURQXQDfuncin neurolgica intacta. Todos ellos

    haban tenido trauma penetrante. De los

    cuatro sobrevivientes con lesiones neuro-

    lgicas ninguno tuvo signos de vida a su

    OOHJDGDDXUJHQFLDV'HSDFLHQWHVTXHllegaron a urgencias sin seales de vida, 4

    GHHOORV VREUHYLYLHURQVLQVHFXHODVQHXUROyJLFDVWRGRVFRQ73'HSDFLHQtes con TC que llegaron a urgencias sin TA

    no hubo sobrevivientes neurolgicamente

    LQWDFWRV+XERSDFLHQWHVDTXLHQHVVHOHV FODPSHy OD DRUWD HQ GH HOORV OD

  • 463

    3$6QRDXPHQWy!PP+J\QRKXERsobrevivientes. Solo un paciente de los

    FRQ7&VREUHYLYLySHURVHOHFRQVLder un invlido neurolgico. Los autores

    SURSRQHQXQXMRJUDPDGHPDQHMR FRQlo que la aplicacin de este procedimiento

    de manera selectiva va a redundar en una

    mejor sobrevida.

    )HOLFLDQR\FROVHQSDFLHQWHVFRQTP y 53 con TC, obtuvieron una sobrevida

    GHO/RVGH73REWXYLHURQXQDVREUHvida del 8.9% y por TC de solo el 3.8%.

    Encontraron que en pacientes que llegaron

    sin TA a urgencias la mortalidad fue del

    98.5%. El mayor nmero de sobrevivientes

    ocurri en el grupo de trauma torcico por

    arma cortopunzante (ACP), especialmente

    los que tenan lesin cardiaca.

    /RUHQ]\FROVHQSDFLHQWHVFRQ7&\con TP (total 463) obtuvieron una sobrevida

    JOREDOGHSDFLHQWHVSDFLHQWHVcon TP y solo 3 con TC. De los pacientes

    con TP la mejor sobrevida la tuvieron los que

    tenan lesiones cardiacas y pulmonares. De

    SDFLHQWHVTXHOOHJDURQVLQVHxDOHVGHYLGDa urgencias no hubo ningn sobreviviente

    SRU7&\SRU73SHURDSHVDUGHQRhaber sobrevivido este grupo recibi en pro-

    medio 37 unidades de productos sanguneos.

    /RVDXWRUHVUHHUHQTXHORVSREUHVUHVXOWDGRVde la TR para los pacientes con TC soportan

    el principio de que en pacientes con PCR

    por TC esta es una contraindicacin relativa

    al procedimiento.

    Kavolius y cols. en 284 pacientes, 75%

    con trauma penetrante y 25 con trauma

    cerrado, obtuvieron una sobrevida del 27%

    y 6% respectivamente. En los pacientes

    con TP no cardiaco la sobrevida fue del

    PLHQWUDVTXHSDUDORVGH73FDUGLDco fue del 32%, y fue mejor la producida

    por ACP que por ADF. La razn para esto

    segn los autores, es el ACP que produce

    taponamiento cardiaco, lo que previene la

    exanguinacin. De los pacientes con TC

    slo uno de 57 que llegaron a urgencias

    sin signos vitales sobrevivi, pero tuvo

    lesin cerebral anxica grave; en contras-

    WHGHSDFLHQWHVFRQ7&TXHOOHJDURQcon signos vitales sobrevivieron. Los

    autores concluyen que la TR debe ser un

    procedimiento para trauma penetrante y

    debe considerarse en pacientes con trauma

    cerrado y con algn signo vital presente.

    Mazzorana y cols. en 273 pacientes obtuvie-

    URQXQDVREUHYLGDGHWRGRVHOORVcon trauma penetrante en el tronco. Ocho de

    ellos con signos de vida en el hospital y 2

    con signos de vida en el lugar del trauma. De

    los 242 que no sobrevivieron con TP, 49 tu-

    vieron signos de vida ya sea pre-hospitalaria

    u hospitalariamente. Los autores analizaron

    los costos del procedimiento para los 273

    SDFLHQWHVTXHHVWLPDURQHQ86pero si se hubieran limitado a los pacientes

    que tuvieron TP + signos vitales (+) en algn

    SXQWRHOFRVWRVHUtDGH86/RVautores sugieren que la TR se debe reservar

    a los pacientes con potencial de vida y que

    no debe hacerse en pacientes con TC, con lo

    que se lograran reducir los costos de este

    procedimiento.

    9HOPDKRV\FROVHQSDFLHQWHVSRUTC y el resto por TP, obtuvieron una sobre-

    vida de 8.3% para heridos por ACP, 4.5%

    SRU$')\SRU7&(OJUXSRTXHWXYRla mayor sobrevida fue el que sufri trauma

    WRUiFLFRHOGHWUDXPDDEGRPLQDOslo fue de 6.8%. Entre los pacientes que

    presentaron paro cardiorrespiratorio a su

    ingreso a urgencias hubo una sobrevida

    GHGHSDFLHQWHVTXHLQJUHVDURQa urgencias con algn signo de vida la so-

    brevida fue de 5.9%, mientras que de los

    VLQQLQJ~QVLJQRGHYLGDDVXLQJUHVROD

    r e a n i m a c i n c a r d i o p u l m o n a r e n e l p a c i e n t e

    c o n t r a u m a m l t i p l e

  • 464

    r e a n i m a c i n c e r e b r o c a r d i o p u l m o n a r

    VREUHYLGDIXHGH/RVDXWRUHVHQFRQtraron que su estudio se correlaciona con

    las apreciaciones de la literatura en que los

    pacientes con TC moribundos tienen una

    posibilidad limitada de sobrevida: slo un

    sobreviviente pero neurolgicamente im-

    pedido. Los autores concluyen que la TR

    est plenamente indicada dado que la tasa

    GH VREUHYLGD HV MXVWLFDEOH&RQVLGHUDQTXH ORV SDFLHQWHV TXHPiV VH EHQHFLDQson los que han sufrido TP principalmente

    torcico y que hayan mostrado signos de

    vida durante su transporte al hospital.

    Branney y cols. en 23 aos analizaron 868

    pacientes, 45% de ellos con TC y 55% con

    73+XERSDFLHQWHVTXHVREUHYLYLHURQpero 7 de ellos neurolgicamente inca-

    pacitados, por lo que 34 (3.9%) fueron

    dados de alta sin complicaciones. Ellos

    encontraron que los pacientes con sobre-

    vida neurolgica intacta con signos vitales

    (+) y (-) en el sitio del trauma fueron 9.5%

    \UHVSHFWLYDPHQWH5HSRUWDQFyPRslo 2 pacientes con TC + signos vitales (-)

    en el sitio del trauma sobrevivieron, pero

    ambos tuvieron compromiso neurolgico

    importante a su salida. En cuanto al sitio

    del trauma encontraron cmo los pacientes

    con TP por ACP en trax tuvieron mayor

    sobrevida que los que sufrieron lesin por

    $'9OHVLyQFDUGLDFDWDSRQDmiento cardiaco, 33.3% lesin intercostal

    YVVRORFRQOHVLRQHVFDUGLDFDV\taponamiento cardiaco), respectivamente.

    Los autores discuten cmo la sobrevida

    neurolgicamente intacta del 2.5% de 435

    pacientes con TC + y signos vitales (+) en

    el sitio del trauma no puede considerar este

    procedimiento como una contraindicacin

    absoluta para este tipo de pacientes; sin

    embargo, para pacientes sin signos vitales

    y asistolia en el sitio del trauma por TC, la

    TR no se debe realizar segn sus hallazgos

    y su concordancia con la literatura. De los

    pacientes con TP sin signos vitales en el

    sitio del trauma, el 3.6% sobrevivieron y

    stos comprenden el 26.5% de los sobre-

    vivientes neurolgicamente intactos, por

    lo que esto soporta que tienen una oportu-

    nidad real de sobrevida, a pesar de ser pe-

    quea. Por otra parte, en los pacientes con

    trauma penetrante que llegan a urgencias

    sin signos vitales, segn estudios previos,

    se considera que la actividad elctrica es

    factor fundamental para decidir realizar la

    TR ya que este es un fuerte predictor de

    sobrevida. En su estudio, 4 pacientes que

    sobrevivieron neurolgicamente intactos

    tuvieron asistolia en urgencias, pero todos

    con trauma penetrante torcico. Concluyen

    que a los pacientes que llegan sin signos

    vitales a urgencias y en asistolia no se les

    debe practicar el procedimiento a menos

    que tengan TP torcico.

    Finalmente, Rhee y cols. revisaron los ar-

    tculos publicados en los ltimos 25 aos y

    encontraron 24 estudios que reunieron sus

    criterios de inclusin. Con una poblacin

    WRWDOGHSDFLHQWHVKXER VREUHvivientes (7.4%). Por TP la sobrevida fue

    GH\SRU7&IXHGH&XDQGRHOmecanismo por trauma penetrante fue ACP

    ODVREUHYLGDIXHGHO\SRU4$')IXHde 4.3%. Si se discrimina el lugar del trauma

    penetrante, los que presentaron heridas tor-

    cicas, abdominales, mltiples y solamente

    FDUGLDFDVWXYLHURQXQDVREUHYLGDGH \ UHVSHFWLYDPHQWHLos pacientes que llegaron con signos de

    vida al hospital tuvieron una sobrevida del

    DGLIHUHQFLDGHTXHQRWHQtDQseales de vida. Reportan que el 92.4% de

    los pacientes a quienes se les dio de alta del

    hospital estaban neurolgicamente intactos.

    Los autores consideran que a pacientes con

    TC mltiple sin signos de vida no se les debe

    realizar el procedimiento por la rareza de

    que haya sobrevivientes.

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    r e a n i m a c i n c a r d i o p u l m o n a r e n e l p a c i e n t e

    c o n t r a u m a m l t i p l e

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