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U. N.J.F.S.C. FACULTAD DE EDUCACIÓN - EAPESE- 1 2012 REACCION DEPRESIVA INFANTIL O DEPRESION INFANTIL PROBLEMAS DE APRENDIZAJE SECUNDARIO II VEGA ZAVALA, Araceli

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U. N.J.F.S.C.

FACULTAD DE EDUCACIÓN

- EAPESE-

1

2012REACCION DEPRESIVA INFANTIL O

DEPRESION INFANTIL

PROBLEMAS DE

APRENDIZAJE

SECUNDARIO II

VEGA ZAVALA, Araceli

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INDICE

REACCION DEPRESIVA INFANTIL O DEPRESION INFANTIL

INTRODUCCION 4

I. DEFINICION 5

A. DEPRESION 5B. DEPRESION INFANTIL 5

II. SINTOMATOLOGIA DEPRESIVA A LO LARGO DEL DESARROLLO 6

III. SINTOMATOLOGÍA Y CLASIFICACIÓN 10

1. CLASIFICACION 10

A. Manual de Diagnostico y Estadístico de Trastornos Mentales 4ª Edición (DSM-IV). 10

B. En la Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE-10):a) Lleve, 11b) Moderado y 11c) Grave. 11

2. DETECCION DE LA DEPRESION MAYOR 13

IV. ETIOLOGÍA DE LA DEPRESIÓN INFANTIL. 15

Factores: 15

A. Factores Biogenéticos 15B. Factores psicosociales 16

V. EVALUACIÓN Y TRATAMIENTO. 19

A. Terapias psicológicas: 19a. Terapia conductual 19b. Terapia cognitiva 20c. Terapia cognitivo- conductual 20d. Psicoterapia psicodinámica 20e. Terapia Familiar 21

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B. Tratamiento farmacológico 21C. Tratamiento combinado 21D. Instrumentos diagnósticos 21

VI. PREVENCION 22

VII. CONCLUSIONES 24

VIII. BIBLIOGRAFIA 25

IX. ANEXOS 26

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REACCION DEPRESIVA INFANTIL

Introducción

Hace 30 años los psiquiatras infantiles no pensaban en la depresión infantil como entidad nosológica. Se decía que un niño estaba triste.La influencia de la teoría psicoanalítica expresaba que al no tener el niño un superyo formado, no podía hablarse de una depresión en la infancia.En la vida, todos alguna vez nos sentimos tristes o melancólicos, es decir deprimidos por alguna situación que va mas allá de lo que nosotros como individuos podemos manejar, lloramos, estamos ansiosos, preocupados, sentimos culpa, etc.Durante años, en psicología y psiquiatría, se pensó que los niños no podían presentar el mismo tipo de sintomatología depresiva que los adultos, por lo que no se podía hablar de depresión infantil como trastorno definido, de hecho se creía que los niños no podían deprimirse, ya que el desarrollo cognitivo infantil no parecía lo suficientemente avanzado como para hablar del trastorno. Los rasgos depresivos que presentaban los niños se consideraban como parte del desarrollo o como simples estados de ánimo que pasarían sin ningún problema ni trascendencia.Fue en 1971 cuando se celebró el IV Congreso de Unión de Paido psiquiatras Europeos, donde se trabajaron ideas acerca del trastorno de depresión infantil y adolescente, y se validaron los criterios diagnósticos.La prevalencia de depresión infantil se ha subestimado por muchos años, ya que varía enormemente de acuerdo a la población que se estudia. Existe menos incidencia en infantes de la población general en relación con poblaciones de alto riesgo como son, los descendientes de padres depresivos, y mayor aún es la incidencia entre aquellos niños provenientes de poblaciones psiquiátricas.

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REACCION DEPRESIVA INFANTIL

I. DEFINICIÓN.

A. DEPRESION

El termino depresión ha sido definido de diversas maneras y ampliamente estudiado a lo largo de los siglos, sin embargo, desde el punto de vista psicológico actual, la depresión es un término genérico que se aplica a un conjunto de desordenes de la afectividad, cuyo rasgo esencial y común es una alteración del estado de ánimo unida a problemas cognitivos, psicomotores, psicofisiológicos e interpersonales, que ocurre como condiciones únicas o acompañados de otros estados patológicos, es decir, la esfera psíquica, la somática y la conductual son perturbadas en grados diversos.La depresión se define como un desorden caracterizado por una alteración en el estado de ánimo, acompañada de cambios en el comportamiento, a nivel escolar, en el hogar o la comunidad. La condición depresiva persiste e interfiere con las capacidades y acciones de la persona.

B. LA DEPRESION INFANTIL

La depresión infantil puede definirse como una situación afectiva de tristeza mayor que ocurre en un niño; esta alteración se presenta de muchas formas con grados y duración variable.Aunque la depresión puede afectar a todo tipo de niños, existen algunos especialmente vulnerables a padecerla. Los trastornos depresivos mayores y los distímicos son aproximadamente dos o tres veces más frecuente entre los hijos de las personas que sufren estos trastornos que entre los hijos de las personas sin depresión. Sin embargo, no se sabe con seguridad si este aumento en el riesgo significa que la depresión se hereda genéticamente. Puede que ese aumento también refleje la influencia de factores psicosociales, por ejemplo, factores relacionados con el ambiente familiar y con el aprendizaje por observación de comportamientos paternos poco adaptativos.

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II. SINTOMATOLOGÍA DEPRESIVA A LO LARGO DEL DESARROLLO

En las siguientes líneas presentamos una revisión de las diversas expresiones sintomatológicas depresivas a lo largo de diferentes etapas de la vida, desde el nacimiento hasta la adolescencia tardía.

Síntomas más habituales de la depresión infantil según el área a la que pertenecen. (Tabla N° 1)

(Elaborada a partir de Del Barrio, 1997, pp. 16 y 17.)

Se ha clasificado esta amplia etapa del desarrollo en cinco grupos: primer año de vida, del primer al tercer año de edad, edad preescolar (3-5 años), edad escolar (6-12 años) y adolescencia (13-18 años).En el primer año de vida, los trastornos depresivos y su sintomatología asociada están estrechamente relacionados a los trastornos de la vinculación y la maternidad, el abandono infantil o la psicopatología de los padres. La sintomatología en estas edades se caracteriza por expresión facial sobria, gimoteos, reducción o evitación del contacto visual, inquietud, lentitud motora, dificultades en la alimentación, poco aumento o incluso pérdida de peso, hipersomnia, ansiedad de separación y enfermedades físicas, tales como los trastornos psicofisiológicos, por ejemplo, eccema infantil, dermatitis o alergias. En la siguiente etapa del desarrollo, del primer al tercer año de edad, además de la sintomatología revisada para la etapa anterior, la

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depresión interfiere en las habilidades evolutivas adquiridas lo que conlleva retrasos en el desarrollo psicomotor (retraso en sostenerse en pie, caminar, correr y en el control de esfínteres), cognitivo (retraso en el desarrollo de la representación del pensamiento simbólico), del sueño (hipersomnia, pesadillas) y del lenguaje (Shaffi y Shaffi, 1995).Para describir la sintomatología depresiva en las siguientes tres etapas del desarrollo enumeradas se ha tomado como referencia la clasificación de Méndez (1998), tal y como se recoge en la tabla Nº 3. En ésta, se recoge la sintomatología depresiva presente para cada edad en nueve áreas: estado de ánimo, intereses, alimentación, sueño, motricidad, energía, autoestima- preocupaciones-sentimientos, déficits cognitivos e ideación suicida.

TABLA Nº2: Características de la sintomatología depresiva según grupos de edad*.

AREAS MENORES DE 6 AÑOS

6 -12 AÑOS 13-18 AÑOS

Estado de animo

Irritabilidad y tristeza

Tristeza Tristeza, variabilidad, irritabilidad (malhumor, ira y rebeldía)

Interés Menos juego con amigos

Aburrimiento Pasotismo

Alimentación

Problemas con las comidas, pérdida de apetito, no ganancia de peso, pérdida de peso, engullir

Pérdida de apetito, ganancia lenta de peso, pérdida de peso, comer en exceso, obesidad

Sueño Pesadillas, terrores nocturnos, resistencia a irse a la cama, insomnio intermedio

Insomnio, hipersomnia

Motricidad Menos actividad física

Hipomotilidad, agitación

Energía Cansancio, fatiga, falta de energía

Autoestima "Tonto", Baja Preocupación

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preocupación por el castigo, preocupación por el fracaso

autoestima, autodesprecio, autoagresividad, autocrítica, sentimientos de culpa

imagen corporal, baja autoestima, autodesprecio

Déficit cognitivos

Problemas atencionales

Menos pensamiento abstracto, indecisión

Ideación suicida

Autoagresiones en la cabeza, arañazos, tragarse objetos, mayor riesgo de lesiones

Ideas, planes e intentos de suicidio

Ideas, planes e intentos de suicidio y suicidios violentos

*Las casillas en blanco significan ausencia de variaciones significativas (Tomada de Méndez, 1998, pp. 42 y 43.)

En la etapa preescolar (3 a 5 años), la sintomatología depresiva ejerce su principal influencia en las habilidades adquiridas en la etapa anterior. En la etapa escolar primaria, donde se han realizado mayores estudios, la sintomatología es más verbal y se comparten los sentimientos de tristeza con los demás. En la etapa adolescente es necesario destacar los cambios de humor típico de la adolescencia, comentado con anterioridad, que deben ser diferenciados de la sintomatología depresiva patológica.En edades tempranas los niños muestran más síntomas de tipo exteriorizado (Weiss, Weisz, Politano, Carey, Nelson y Finch, 1992), siendo más frecuentes aquellos de tipo no verbal: expresión facial, movimientos corporales, movimientos de cabeza, movimientos expresivos de las manos; sobre los tres años son más comunes la enuresis y las quejas somáticas. A partir de los seis años los síntomas depresivos se van pareciendo cada vez más a los de los adultos, pero tienen, como característica diferencial, la asociación de la sintomatología depresiva con los problemas conductuales (Shafii et al., 1995). Desde los 9 años hasta los 18 los niños y adolescentes experimentan una serie de cambios rápidos e importantes en diferentes ámbitos que les permiten crecer, aprender, adaptarse y socializarse. En general, estos cambios no producen problemas, pero en algunos casos pueden llevar a trastornos psicológicos. A fin de poder conocer e identificar la existencia de sintomatología depresiva en los últimos años de la niñez y

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en la adolescencia se revisan, a continuación, las características esenciales del desarrollo en estas etapas.La etapa del desarrollo escolar, de 6 a 12 años es una etapa en la que el niño realiza grandes cambios desde el punto de vista social, afectivo y cognitivo. En esta etapa la escuela es el más importante de los contextos en el que se integra el niño, además de las actividades extraescolares, deportivas o artísticas. En esta etapa también se cimientan y consolidan las relaciones con los iguales.A pesar de los rasgos generales que caracterizan la etapa escolar, se producen cambios importantes a lo largo de la misma que se reflejan en dos niveles diferenciados de desarrollo. El primero, de los 6 a los 8 años, en el que el niño entra en el estadio de las operaciones concretas y va adquiriendo una cierta autonomía personal; y el segundo, de los 9 a los 12 años de consolidación y generalización de estas primeras adquisiciones ampliándolo con nuevos contenidos cognitivos y con la relación en nuevos contextos sociales (Silvestre y Solé, 1993).De los 8 a los 12 años, el niño accede a un equilibrio social y afectivo de la misma manera que se consolidan los progresos cognitivos. La personalidad e identidad del niño se afianzan y son claramente reconocidas por sus padres, compañeros y entorno social. Es sólo al final de esta etapa, en la preadolescencia o adolescencia temprana, cuando surgen nuevos elementos desequilibradores de la propia identidad.

En los adolescentes los síntomas tanto cognitivos como afectivos son interiorizados, y se presentan con mayor intensidad (Weiss et al., 1992).

Ryan, Puig-Antich, Ambrosini, Rabinovich, Robinson, Nelson et al. (1987), indican que, a excepción de la frecuencia y severidad de algunos síntomas, las características clínicas de la sintomatología depresiva en niños, adolescentes y adultos son muy similares. Tan sólo destacar que, en comparación con los adolescentes, los niños muestran más quejas somáticas, agitación psicomotora, ansiedad de separación, fobias y alucinaciones. Los adolescentes, por otro lado, muestran más desesperanza, anhedonia, hipersomnia, cambios de peso e ideación suicida.

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III. SINTOMATOLOGÍA Y CLASIFICACIÓN

1. CLASIFICACION

A. En el Manual de Diagnostico y Estadístico de Trastornos Mentales 4ª Edición (DSM-IV) incluye los trastornos del estado de ánimo en niños bajo los criterios diagnósticos para adultos. La diferencia radica en que estos últimos manifiestan más comúnmente quejas somáticas, rechazo social, pérdida de interés y de la capacidad de experimentar placer, cambios en los patrones de alimentación, sueño y peso corporal, actividad, concentración, nivel de energía, autoestima, motivación y menos frecuentemente, enlentecimiento psicomotor e hipersomnia, en comparación con adolescentes y adultos.En la práctica actual según el DSM-IV, se considera que para que un niño sea diagnosticado con un Trastorno Depresivo Mayor, debe tener al menos 5 de los siguientes 9 síntomas, con una duración de 2 semanas:

a. Estado de ánimo deprimido.b. Pérdida de interés o capacidad para el placer.c. Perdida o aumento significativo de peso.d. Insomnio o hipersomnia casi diario.e. Agitación o enlentecimiento psicomotor.f. Fatiga o pérdida de energía.g. Sentimientos excesivos de inutilidad o culpa.h. Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse.i. Ideas recurrentes de muerte.

Es importante mencionar que no se incluyen síntomas debido a enfermedad médica, ideas delirantes o alucinaciones no congruentes con el estado de ánimo, incoherencia, o notable pérdida de asociaciones.

B. En la Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE-10) se menciona el Episodio Depresivo en 3 formas: a. Lleve, b. Moderado y c. Grave.

Se refiere que el enfermo que la padece, sufre de un humor depresivo, una pérdida de capacidad de interés y de disfrutar de las cosas, una disminución de su vitalidad que lleva a una reducción de su nivel de actividad y un cansancio exagerado.

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También son manifestaciones de Episodio Depresivo: La disminución de la atención y concentración. La perdida de la confianza de si mismo y sentimientos de

inferioridad. Las ideas de culpa y de ser inútil. Una perspectiva sombría del futuro. Los pensamientos y actos suicidas o de auto agresiones. Los trastornos del sueño. La pérdida de apetito.

a. Episodio Depresivo Leve.Debe durar al menos 2 semanas y ninguno de los síntomas debe estar en grado intenso. Tiene facultad para llevar a cabo su actividad laboral o social, aunque es probable que no las deje por completo. Presenta los siguientes síntomas: Animo depresivo. Perdida del interés i la capacidad de disfrutar. Aumento de fatiga.

b. Episodio Depresivo Moderado.

Deben estar presentes al menos 2 de los siguientes síntomas: animo depresivo, perdida de interés y de la capacidad de disfrutar o aumento de la fatigabilidad. Así como al menos 3 de estos síntomas: disminución de la atención y concentración, perdida de la confianza de sí mismo y sentimientos de inferioridad, ideas de culpa y de ser inútil, perspectiva sombría del futuro, pensamientos y actos suicidas o de auto agresiones, trastornos del sueño o pérdida de apetito. Deben durar al menos 2 semanas. El sujeto suele tener grandes dificultades para poder continuar desarrollando su actividad social, laboral y doméstica.

c. Episodio Depresivo Grave sin Síntomas Psicóticos.

El enfermo suele presentar una considerable angustia o agitación. El riesgo de suicidio es importante en los casos particularmente graves. El paciente debe presentar los 3 síntomas del Episodio Depresivo Leve y Moderado, y por lo menos4 de los demás síntomas; todos ellos en intensidad grave. No es probable que el sujeto sea capaz de continuar con su actividad laboral, social o doméstica más allá de un grado muy limitado.

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Se considera que la semiología de la depresión infantil es variada, destacando 10 conductas como síntomas más importantes de la depresión:1. Humor disfórico.2. Auto desesperación.3. Comportamiento agresivo (agitación).4. Trastorno del sueño.5. Modificación en el rendimiento escolar.6. Retraimiento social.7. Modificación de la actitud hacia la escuela.8. Quejas somáticas.9. Perdida de la energía habitual.10. Modificación habitual del apetito y/o del peso.

Los síntomas van variando dependiendo de la etapa de desarrollo. En niños pequeños, hasta que entran en la edad escolar, la depresión toma una base psicosomática (Trastornos en la alimentación y en el sueño, onicofagia, crisis de llanto, enuresis) y puede desarrollarse en 3 fases de conducta.

- Fases de conducta:

1. Fase de protesta: corresponde a una ansiedad de separación (de la madre).

2. Fase de desespero: el niño rehúsa comer, no se deja vestir, se queda callado, inactivo, sin solicitar nada de su entorno, con expresiones de pena y duelo.

3. Fase de desvinculación: se elabora la pérdida o se construyen defensas contra la misma, las conductas más comunes son el llanto y gritos.

En niños mayores, se presenta una alta sensibilidad, dificultades de conducta, irritabilidad y sentimientos de inferioridad, que a veces irrumpen en forma de ideas suicidas, tiene un semblante triste y muestra escaso interés hacia el entorno; rechaza la ayuda que se le ofrece, y abandona prontamente todo aquello que le decepciona. Junto a estos síntomas pueden aparecer los ya mencionados de la base somática.Algunos niños enmascaran su depresión mediante una autocrítica exagerada, un fracaso escolar, dificultades en el manejo de la agresividad o de irrupciones agresivas.En los adolescentes, la sintomatología ya mencionada, se hace más aguda, aparecen sentimientos de auto desprecio, impotencia, inhibición respecto al entorno, ideas de suicidio, etc.

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2. DETECCION DE LA DEPRESION MAYOR

Con frecuencia los niños se sienten cansados, tristes, irritables, culpables o cansados. Sin embargo, es preciso diferenciar la tristeza normal de un niño del estado de ánimo triste como síntoma de depresión, así como diferenciar un estado normal de falta de motivación del síntoma de desinterés persistente en la depresión; o diferenciar las pocas ganas de comer de la pérdida de apetito como síntoma depresivo.

- Aspectos:

a. Para diferenciar lo que podría considerarse "normal" de aquello que consideraríamos "síntoma" de depresión hay que valorar la frecuencia, intensidad y duración de estos comportamientos. Así, por ejemplo, la tristeza "normal" se convierte en síntoma de depresión cuando dicha tristeza esta intensa que le hace llorar, y cuando esa tristeza aparece con mucha frecuencia y durante mucho tiempo, por ejemplo, casi cada día durante al menos dos semanas.

b. Otro elemento clave para detectar la presencia de síntomas depresivos y distinguirlos de comportamientos más o menos "normales" y pasajeros, es el grado de interferencia que producen los supuestos síntomas en la vida diaria del niño. En la medida en que la tristeza, la irritabilidad, el desinterés, los sentimientos de inutilidad o el insomnio, por ejemplo, interfieran con la actividad escolar o social del niño, es probable que nos encontremos ante un problema depresivo.

c. Un tercer aspecto clave para la detección de la depresión infantil es la conveniencia de valorar los síntomas en relación a los niveles previos y al funcionamiento habitual del niño. Así, por ejemplo, no mostrar interés por jugar al escondite con los compañeros de clase, no puede ser considerado como un síntoma cuando anteriormente el niño tampoco mostraba interés por esta actividad.

También es importante recordar:

(1) que los síntomas clave de la depresión son la pérdida de interés en cosas que anteriormente el niño encontraba placenteras y la tristeza;

(2) que la tristeza puede a veces no ser evidente y, en su lugar, aparecer sentimientos de irritabilidad o enfado en forma de

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explosiones de genio ante sucesos triviales, insultos, peleas, y el derrumbarse por nimiedades; y

(3) que los síntomas y su expresión varían con la edad. En este sentido, la siguiente tabla muestra las principales características de la depresión infantil según los grupos de edad (Méndez, 1998):

Finalmente, es siempre recomendable cotejar las sospechas con diversas fuentes de información: el propio niño, los padres, los maestros, los amigos y compañeros del colegio. Hay que advertir, sin embargo, que es frecuente la falta de concordancia entre las mismas. En general, los padres informan mejor sobre los problemas somáticos como, por ejemplo, las alteraciones en el sueño y la comida; los maestros sobre problemas de conducta, y los propios niños sobre los síntomas más encubiertos (p. ej., los sentimientos de tristeza, irritabilidad, inutilidad, culpa, las ideas de suicido, etc.), aunque estos últimos, si son menores de 6 años, pueden tener problemas para informar de forma fiable sobre sus estados de ánimo y para distinguir entre distintas emociones.

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IV. ETIOLOGÍA DE LA DEPRESIÓN INFANTIL.

Aunque las causas de la depresión son complejas y pueden variar de un niño a otro, hoy se conocen diversos factores que incrementan la probabilidad de que un niño desarrolle una depresión. Algunos de estos factores son biológicos, otros son ambientales y otros psicológicos y, generalmente, las causas de la depresión incluyen una combinación de todos ellos ya que, de hecho, parecen existir procesos de interacción entre ellos.

La depresión infantil ha sido asociada a diversos factores precipitantes como los biogenéticos y psicosociales que son aquellos que se refieren a circunstancias o eventos críticos inmediatamente anteriores a la aparición de la misma.

A. Factores Biogenéticos.

Según los modelos actuales, en la génesis de la depresión participan factores biológicos en los que se incluyen la disfunción del sistema neuroendocrino (aumentan los niveles de cortisol y disminuye la hormona de crecimiento), por una disminución de la actividad de serotonina (neurotransmisor neuronal) y por efecto de la herencia (caso de padres depresivos).Para algunos investigadores y profesionales la mayoría de las depresiones se producen por desequilibrios en los niveles cerebrales de ciertos neurotransmisores (las sustancias químicas que transmiten información de una neurona a otra), especialmente por una reducción en los niveles de serotonina, norepinefrina y dopamina. No obstante, esta explicación no resuelve del todo la cuestión del origen de la depresión ya que plantea a su vez la pregunta de cuál es la causa de esos desarreglos bioquímicos. La investigación ha demostrado que estos desarreglos pueden ocurrir en respuesta a factores ambientales como los acontecimientos estresantes, especialmente los acontecimientos que supongan la pérdida de algo que el niño considera importante. Por ejemplo, la pérdida de unos de los padres por muerte o separación, la muerte de un abuelo, el cambio de colegio, el fracaso escolar, el rechazo social, las malas notas o una enfermedad grave pueden precipitar un episodio depresivo en un niño. Sin embargo, todo los niños, tarde o temprano, se ven sometidos a alguno de estos acontecimientos y, aun así, sólo un 5-10% de los niños desarrollan una depresión.Una posibilidad es que ciertos niños hayan heredado una predisposición biológica a un mal funcionamiento de los mecanismos de regulación de los neurotransmisores que hace que sea más fácil que cualquier

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acontecimiento estresante, por leve que sea, desencadene desequilibrios en los niveles de serotonina, norepinefrina o dopamina. De hecho, en algunas familias el trastorno depresivo mayor se presenta generación tras generación. Sin embargo, no todos los niños que tienen la predisposición genética para la depresión la padecen y ésta también puede afectar a niños que no tienen una historia familiar de depresión.

B. Factores Psicosociales.

Desde el momento del nacimiento, o quizás antes, todo niño está sometido a un sin fin de estímulos, experiencias, situaciones traumáticas, eventos positivos y negativos, que forman parte de nuestro complejo entorno social. Muchos de ellos pueden poseer angustia y/o depresión en el nuevo ser en desarrollo. De esta forma la mayoría de los clínicos e investigadores han compartido la convicción de que existe una relación entre los sucesos estresantes de la vida y la depresión clínica.Otro factor importante es la familia encargada de mantener satisfactoriamente el equilibrio de sus miembros en los niveles sociales, biológicos y psicológicos. La familia es el entorno más inmediato del niño, el apego ante madre e hijo, es el vehículo de una adecuada integración social y personal del niño. Más tarde se vuelven indispensables para el normal desarrollo del niño, las buenas relaciones con los padres. La posición que se ocupa entre los hermanos tiene una fuerte influencia sobre la depresión. Los padres deben prestar especial atención a la construcción de una adecuada autoestima y auto eficacia en el niño, así como incentivar en ellos la capacidad de afrontamiento y el manejo de adecuado de la frustración.Se ha detectado que los eventos vitales más significativamente asociados a la depresión infantil son la muerte de familiares cercanos como los padres, hermanos, abuelos, tíos y primos o mascota, la separación o divorcio de los padres, padre ausente, maltrato físico y/o verbal por parte de algún familiar cercano, abuso sexual y familia disfuncional.

Otra posibilidad es que ciertos niños tengan una predisposición o vulnerabilidad psicológica a la depresión que habrían adquirido a lo largo de su vida por el tipo de educación, ambiente familiar o social, aprendizajes y circunstancias vitales que habrían experimentado. Esta vulnerabilidad psicológica facilitaría que esos niños sufran más acontecimientos estresantes, y que su impacto sea más adverso y duradero. Entre los factores psicológicos de vulnerabilidad identificados destacan las actitudes disfuncionales, el estilo atribucional negativo y los déficit en habilidades sociales y de solución de problemas (Asarnow y

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Bates, 1988; Asarnow y cols., 1987; Cole y Rehm, 1986; Kaslow y cols., 1988; Kupersmidt y Patterson, 1991).Las actitudes disfuncionales (o creencias irracionales) son creencias que establecen condiciones poco realistas, inflexibles e inadecuadas para determinar la propia valía (p. ej., "si no hago las cosas siempre bien seré un inútil y mis padres y mis amigos no me querrán", "si alguna vez disgustas a un amigo no puedes ser feliz"). Las actitudes disfuncionales favorecen la aparición de la depresión porque es muy fácil que los acontecimientos normales de la vida diaria obstaculicen los intentos del niño por cumplir tales condiciones (todos los niños cometen alguna vez fallos y siempre hay algún amiguito a quien, con razón o sin razón, no caen bien), de forma que estas actitudes facilitan que tales acontecimientos cotidianos se vivan como estresantes y que conduzcan a pensamientos negativos y distorsionados sobre uno mismo, el mundo y el futuro ("soy un inútil", "los niños de clase no quieren ser mis amigos y se ríen de mí" y "nunca tendré amigos") o, lo que es lo mismo, a una baja autoestima, indefensión y pesimismo, lo que a su vez provocará el resto de síntomas depresivos.Igualmente, la tendencia a pensar que la causa de todos los acontecimientos negativos que les ocurren está en ellos mismos, que esa causa afectará a todo lo que hagan y que no cambiará (estilo atribucional depresivo; p. ej., "me han suspendido en "mates" por mi culpa, porque soy un torpe y todo me sale mal y nunca podré aprobar nada"), facilita que, cuando tales acontecimientos suceden, provoquen desesperanza e indefensión y, por ende, depresión. Finalmente, un déficit en el repertorio de conductas que los niños necesitan para relacionarse eficazmente con los demás y para resolver problemas (habilidades sociales y de solución de problemas), favorece que el niño no sea capaz de afrontar, resolver y adaptarse a los cambios negativos que implican los acontecimientos estresantes y que, por tanto, el estrés perdure, se intensifique, y que se desencadene una depresión incluso ante un estrés inicialmente muy leve. Por ejemplo, la falta de habilidades sociales podría conducir a un niño que se hubiera cambiado recientemente de colegio a situaciones de rechazo social o de aislamiento social en su nuevo colegio y, por consiguiente, a un incremento de las experiencias negativas (p. ej., burlas, críticas) y a un descenso o ausencia de reforzadores positivos sociales (p. ej., falta de comunicación) y, finalmente, a la depresión. En este sentido, numerosas investigaciones han demostrado que los niños deprimidos presentan un déficit de habilidades sociales y, de hecho, dicho déficit es uno de los mejores predictores de la aparición posterior de depresión (Kupersmidt y Patterson, 1991).

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En la actualidad se admite una compleja interacción de distintos factores biogenéticos como psicosociales que sirven de base para la aparición de las distintas conductas normales y patológicas. Es necesario que se dé una cierta vulnerabilidad personal, familiar y ambiental que combinadas dan lugar a la aparición de una conducta desajustada.

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V. EVALUACIÓN Y TRATAMIENTO.

La valoración inicia con una entrevista a los padres o tutores, prosigue más tarde con una intervención individual o grupal con el niño. En la entrevista los padres proporcionan los datos e historia clínica del niño, antecedentes familiares y sus síntomas actuales, completándola con la aplicación de pruebas psicológicas que se estimen necesarias. Los resultados nos permiten establecer el tratamiento adecuado y brindar orientación a los padres proponiendo vías de actuación.El tratamiento de la depresión infantil debe ser individualizado, adaptada a cada caso en particular y a la fase de desarrollo que se encuentra el niño, tomando en cuenta su funcionamiento cognitivo, su maduración social y su capacidad de mantener la atención. Se debe de involucrar de una manera activa a los padres y realizar intervenciones hacia el entorno del niño (familiar, social y escolar).

El tratamiento se puede llevar a cabo desde diferentes perspectivas:

A. TERAPIAS PSICOLÓGICAS:

Entre las cuales se encuentran:

a. Terapia conductualLa terapia conductual se centra fundamentalmente en aumentar el número de actividades placenteras que el niño depresivo realiza y en reducir sus experiencias vitales negativas mediante el aprendizaje de habilidades de afrontamiento. La realización de las actividades placenteras no sólo elevan el estado de ánimo debido a su carácter de reforzadores positivos, sino también porque distraen al niño de sus rumiaciones cognitivas negativas y combaten directamente el retraimiento, la pasividad y el sendentarismo asociados con los episodios depresivos. Para ello, y mediante protocolos de entrenamiento que incluyen juegos y tareas dentro y fuera de las sesiones, se establece un programa progresivo de actividades placenteras dirigidas a objetivos y se enseña al niño estrategias y habilidades para afrontar las situaciones de estrés y solucionar los problemas que están relacionados con su depresión. En concreto, en un programa conductual se enseñan al niño habilidades sociales, estrategias para manejar los sentimientos de ira, hostilidad, rabia o ansiedad (p. ej., mediante relajación, actividad física, por medio del dibujo o la escritura), habilidades de autorreforzamiento (presentarse reforzadores positivos uno mismo contingentemente con la realización con éxito de una conducta deseada), habilidades para la toma de decisiones basadas en un análisis de costes y beneficios, estrategias

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para dividir un problema grande en pasos más pequeños y manejables, etc.

b. Terapia CognitivaSe han desarrollado programas dirigidos a modificar las distorsiones cognitivas en niños deprimidos. Este tipo de terapia en primer lugar, favorece las habilidades y autocontrol, y en segundo lugar pretende alcanzar varios objetivos, para lo cual se han elaborado diversas técnicas, en las cuales se pretende que el niño aprenda a procurarse mayores esfuerzos positivos disminuyendo así los autos punitivos. Con la auto observación dirigida, se busca que se preste más atención a los acontecimientos favorables, rechazando la preferencia que generalmente siente por los depresiógenos; con las técnicas de auto evaluación, se pretende que el niño deprimido se muestre menos perfeccionista y exigente en sus logros, adecuándose a expectativas y rendimientos más realistas; y por último, en las técnicas de autocontrol se incluye el entendimiento para favorecer todo lo que aumente su asertividad.

c. Terapia cognitivo-conductualHabitualmente, los programas de tratamiento psicológico para la depresión infantil suelen combinar tanto la terapia conductual como la cognitiva, y, además, una parte muy importante de los mismos se dirige a los padres pues como ya se dijo, los niños hasta los 12 años dependen mucho del comportamiento de éstos. Los objetivos concretos de estas intervenciones con los padres se centran en enseñarles:

(a) métodos positivos para disciplinar y manejar la conducta de sus hijos,

(b) habilidades personales para el control de sus propias emociones de ira y hostilidad,

(c) procedimientos para aumentar la autoestima de los niños, (d) habilidades para escuchar empáticamente a sus hijos, y (e) habilidades para planificar actividades recreativas para la familia

que estén pensadas para el niño y que se realicen con ellos, de manera que así se incremente el nivel de actividad del niño y se refuercen las conductas no depresivas del niño.

d. Psicoterapia PsicodinámicaEnfocada al tratamiento de la depresión infantil, ya que ayuda al niño a entenderse a sí mismo, a identificar sentimientos inapropiados, a mejorar su autoestima, a cambiar patrones desadaptativos de conducta, a interactuar de manera eficaz con otros y superar conflictos pasados y futuros.

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e. Terapia Familiar:Es una terapia de grupo, en la que los miembros de la familia reciben ayuda para mejorar sus relaciones entre ellos.

B. TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO. El uso de fármacos debe de estar prescrito y controlado por un médico Psiquiatra. Entre los antidepresivos más utilizados encontramos los Triciclicos: imipramina, amitriptilina, e Inhibidores Selectivos de Recapturación de la Serotonina (ISRS).

C. TRATAMIENTO COMBINADO: Este tipo de tratamiento consiste en la combinación de terapias farmacológicas, varios tipos de psicoterapia (individual, familiar, grupo), y diferentes programas conductuales y psicopedagógicos.

D. INSTRUMENTOS DIAGNÓSTICOS DISC IV Shaeffer CAPA Child and adolescent Psichiatric DICA reach 2000 K_SADS ISCA Interview Scredule for Children and adolescent CHIPS Children and Interview psichiatric Syndrome CDI Kovacs CZS 1991 RADS Beck y Hamilton: Children and Depresión Rating Scale Children

Depresión Ratin Scale

VI. PREVENCION

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Decálogo para padres (familiares y educadores) para prevenir la depresión infantil (Méndez, 1998):1. Predique con el ejemplo

Sonría, muéstrese de buen humor, disfrute sus vacaciones y tiempo libre, piense en voz alta de forma sensata.

2. Ayude a su hijo (sobrino, nieto, alumno) a divertirse y sentirse bienPrograme actividades agradables y divertidas, invite a los amigos de sus hijos, sorpréndale con planes novedosos y atractivos, destaque sus logros, tenga en cuenta sus preferencias.

3. Ahórrele sufrimientos innecesariosCuide de su salud (vacunaciones, higiene, hábitos de sueño, alimentación), prepárelo para situaciones estresantes (p. ej., la muerte de un ser querido, el inicio de la escolarización).

4. Promueva la armonía familiar (escolar)Manifiéstele su cariño de palabra y con hechos, fomente la comunicación familiar, evite las disputas conyugales en su presencia.

5. Edúquelo con afecto y coherenciaActúe de común acuerdo con su pareja, fije normas de conducta razonables y exija su cumplimiento, sea comprensivo y flexible, colabore con el colegio.

6. Potencie sus cualidades, aficiones y pasatiemposInscríbalo en un gimnasio o club, despierte su interés por la lectura, la música, el cine, el teatro, las manualidades, el coleccionismo, etc., anímele a probar experiencias enriquecedoras (nuevos sabores, juegos, deportes, etc.).

7. Entrénelo para tolerar la frustraciónNo acceda a sus demandas irracionales, ignore sus rabietas, enséñele a respetar su turno, retrasar gradualmente la satisfacción de sus peticiones aplazables, demore progresivamente la gratificación, haga que comparta sus juguetes y pertenencias.

8. Hágalo responsable, no culpableValore sus esfuerzos (su estudio, su trabajo), no sus resultados (sus notas, sus ganancias). Fíjele objetivos realistas y felicítelo por alcanzarlos, "¡enhorabuena pro tus notables!" en lugar de "la próxima vez quiero todas sobresalientes".

9. Moldee un estilo cognitivo racional

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Evite las etiquetas y el lenguaje absolutista, "eres un mal hijo", "nunca me haces caso", utilice el método socrático, en vez de falicitarle la solución hágale pensar, "¿qué podríamos hacer para resolver...? ¿y qué más?", converse con él, rebata sus ideas y creencias irracionales.

10.Fortalezca su autonomíaEnséñele destrezas básicas (asearse, vestirse, cocinar, administrar el dinero, etc.), déle la oportunidad de que practique, ayúdele todo lo necesario pero no le resuelva sus problemas, permítale participar progresivamente en la toma de decisiones.

También se consideran otros síntomas como dificultades de contacto, angustia, inhibición, incertidumbre, agresividad, enuresis, insomnio, mutismo, y onicofagia.

VII. CONCLUSIÓN

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La depresión infantil (DI) es un desorden caracterizado por una alteración en el estado de ánimo, acompañada de cambios en el comportamiento a nivel escolar, familiar y social. El estado depresivo persiste e interfiere con las capacidades y acciones de la persona, esta alteración se presenta de diversas formas con grados y duración variable. Estos grados son: leve, moderado y severo. Los síntomas varían según la etapa de desarrollo en la que se encuentra el menor. La DI ha sido asociada a diversos factores precipitantes como los genéticos y psicosociales. La evaluación de la DI se realiza con una entrevista a los padres, para posteriormente intervenir de manera grupal y/o individual, completándola con la aplicación de pruebas necesarias. El tratamiento es individualizado y se adapta a cada paso en particular y a la fase de desarrollo del niño. Las técnicas que se emplean son: terapia psicológica, tratamiento farmacológico y el tratamiento combinado. La prevalencia de la DI en México es del 34% de la población menor a 15 años. En una evaluación que se realizó en el Hospital del Niño DIF en el año 2005, el 15% de la población total que asistió por primera vez al departamento de psicología se diagnosticó con DI, de los cuales, la mayor incidencia se presenta en el género masculino y la edad entre los 6 a 10 años, predominando el episodio depresivo leve.

La depresión no aparece por sí sola, sino que se inserta en una red de relaciones que la hacen posible, aunque es difícil hablar de prevención de una enfermedad tan compleja, existen elementos que protegen frente a situaciones adversas. Una buena armonía familiar, un clima positivo de confianza y acogimiento, que estimule la comunicación, son elementos que facilitan la resolución exitosa de conflictos a todos los miembros de la familia. Lo más importante es que los padres se mantengan alertas ante la distintas señales que envié el niño. Ellos son el factor más relevante en el tratamiento de la depresión infantil, y si busca ayuda van a poder desarrollar las herramientas que necesitan para sacar de este estado anímico a su hijo.

VIII. BIBLIOGRAFIA

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1. Bragado, C. y García-Vera, M.P. (1998). Trastornos emocionales en niños y adolescentes. En M.A. Vallejo (dir.), Manual de terapia de Conducta (vol. II). Madrid: Dykinson.

2. Camp, B.W. y Bash, M.A.S. (1998). Habilidades cognitivas y sociales en la infancia. Piensa en voz alta. Un programa de resolución de problemas para niños. Nivel primario. Valencia: Promolibro.

3. Del Barrio, V. (1997). Depresión infantil. Causas, evaluación y tratamiento. Barcelona: Ariel.

4. Méndez, F.X. (1998). El niño que no sonríe. Estrategias para superar la tristeza y la depresión infantil. Madrid: Pirámide.

5. Michelson, L., Sugai, D.P., Wood, R.P., y Kazdin, A.E. (1987). Las habilidades sociales en la infancia. Evaluación y tratamiento. Barcelona: Martínez Roca.

6. Monjas, M.I. (2000). Programa de enseñanza de habilidades de interacción social. Para niños/as y adolescentes. Madrid: CEPE

7. Pope, A.W., McHale, S.M. y Craighead, W.E.(1998). Mejora de la autoestima: técnicas para niños y adolescentes. Barcelona: Martónez-Roca.

8. Shafii, M., y Shafii, S.L. (Eds.). (1995). La depresión en niños y adolescentes: clínica, evaluación y tratamiento. Barcelona: Martínez Roca.

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ANEXOS

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5. DETECCION DE LA DEPRESION MAYOR

Con frecuencia los niños se sienten cansados, tristes, irritables, culpables o cansados. Sin embargo, es preciso diferenciar la tristeza normal de un niño del estado de ánimo triste como síntoma de depresión, así como diferenciar un estado normal de falta de motivación del síntoma de desinterés persistente en la depresión; o diferenciar las pocas ganas de comer de la pérdida de apetito como síntoma depresivo.

6. ETIOLOGÍA DE LA DEPRESIÓN INFANTIL.

Aunque las causas de la depresión son complejas y pueden variar de un niño a otro, hoy se conocen diversos factores que incrementan la probabilidad de que un niño desarrolle una depresión. Algunos de estos factores son biológicos, otros son ambientales y otros psicológicos y, generalmente, las causas de la depresión incluyen una combinación de todos ellos ya que, de hecho, parecen existir procesos de interacción entre ellos.La depresión infantil ha sido asociada a diversos factores precipitantes como los biogenéticos y psicosociales que son aquellos que se refieren a circunstancias o eventos críticos inmediatamente anteriores a la aparición de la misma.

7. EVALUACIÓN Y TRATAMIENTO.

El tratamiento se puede llevar a cabo desde diferentes perspectivas:

A. TERAPIAS PSICOLÓGICAS: a. Terapia conductualb. Terapia Cognitivac. Terapia cognitivo-conductuald. Psicoterapia Psicodinámicae. Terapia Familiar:

E. TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO. F. TRATAMIENTO COMBINADO: Este tipo

de G. INSTRUMENTOS DIAGNÓSTICOS

DISC IV Shaeffer CAPA Child and adolescent

Psichiatric DICA reach 2000 K_SADS ISCA Interview Scredule for

Children and adolescent CHIPS Children and Interview

psichiatric Syndrome CDI Kovacs CZS 1991 RADS Beck y Hamilton: Children and

Depresión Rating Scale Children Depresión Ratin Scale

U. N.J.F.S.C.

FACULTAD DE

EDUCACIÓN

- EAPESE-

REACCION DEPRESIVA INFANTIL

1. DEPRESIÓNLa depresión se define como un desorden caracterizado por una alteración en el estado de ánimo, acompañada de cambios en el comportamiento, a nivel

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DEPRESION INFANTIL

VEGA ZAVALA, Araceli

PROBLEMAS SECUNDARIOS DE

APRENDIZAJE II2012

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escolar, en el hogar o la comunidad. La condición depresiva persiste e interfiere con las capacidades y acciones de la persona.

2. LA DEPRESION INFANTILLa depresión infantil puede definirse como una situación afectiva de tristeza mayor que ocurre en un niño; esta alteración se presenta de muchas formas con grados y duración variable.

3. SINTOMATOLOGÍA Y CLASIFICACIÓN

A. CLASIFICACIONa) En el Manual de Diagnostico y Estadístico

de Trastornos Mentales 4ª Edición (DSM-IV): se considera que para que un niño sea diagnosticado con un Trastorno Depresivo Mayor, debe tener al menos 5 de los siguientes 9 síntomas, con una duración de 2 semanas: Estado de ánimo deprimido. Pérdida de interés o capacidad para el

placer. Perdida o aumento significativo de

peso. Insomnio o hipersomnia casi diario. Agitación o enlentecimiento

psicomotor. Fatiga o pérdida de energía. Sentimientos excesivos de inutilidad o

culpa. Disminución de la capacidad para

pensar o concentrarse. Ideas recurrentes de muerte.

b) En la Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE-10) se menciona el Episodio Depresivo en 3 formas: Lleve, Moderado y

Grave.

4. SINTOMATOLOGÍA DEPRESIVA A LO LARGO DEL DESARROLLO

AREAS MENORES DE 6 AÑOS

6 -12 AÑOS 13-18 AÑOS

Estado de animo

Irritabilidad y tristeza

Tristeza Tristeza, variabilidad, irritabilidad (malhumor, ira y rebeldía)

Interés Menos juego con amigos

Aburrimiento Pasotismo

Alimentación

Problemas con las comidas, pérdida de apetito, no ganancia de peso, pérdida de peso, engullir

Pérdida de apetito, ganancia lenta de peso, pérdida de peso, comer en exceso, obesidad

Sueño Pesadillas, terrores nocturnos, resistencia a

Insomnio, hipersomnia

irse a la cama, insomnio intermedio

Motricidad Menos actividad física

Hipomotilidad, agitación

Energía Cansancio, fatiga, falta de energía

Autoestima "Tonto", preocupación por el castigo, preocupación por el fracaso

Baja autoestima, autodesprecio, autoagresividad, autocrítica, sentimientos de culpa

Preocupación imagen corporal, baja autoestima, autodesprecio

Déficit cognitivos

Problemas atencionales

Menos pensamiento abstracto, indecisión

Ideación suicida

Autoagresiones en la cabeza, arañazos, tragarse objetos, mayor riesgo de lesiones

Ideas, planes e intentos de suicidio

Ideas, planes e intentos de suicidio y suicidios violentos

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