raul caballero el lider conforme al corazon de dios

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  • 8/4/2019 Raul Caballero El Lider Conforme Al Corazon de Dios

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    EL

    LIDER

    CONFORME AL CORAZONDE DIOS

    Ral

    Caballero

    Yoccou

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    Publicado porEditorial Unilit

    Miami, Fl. U.S.A

    Derechos reservados

    Primera edicin 1991

    Derechos de Autor 1991 por Ral Caballero Yoccou

    Todos los derechos reservados. Este libro o porciones

    no puede ser reproducido sin el permiso escrito de su autor.

    Citas bblicas tomadas de Reina Valera, (RV) revisin 1960

    Sociedades Bblicas Unidas

    Usada con permiso.

    Diseo de cubierta: Cary Cameron

    ISBN 1-56063-142-2

    ex libris eltropical

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    [p 3]

    ContenidoI. Introduccin

    1. La enseanza del Antiguo Testamento

    2. La enseanza del Nuevo Testamento

    3. El ejercicio del liderazgo

    A. La administracin tiene metas

    B. La administracin utiliza personas

    C. La administracin utiliza los dones del liderazgo

    II. El lder modelo

    1. Los propsitos que lo trajeron

    A. Vino para hacer la voluntad de Dios

    B. Vino para salvar a los pecadoresC. Vino para dar vida y darla en abundancia

    2. La particularidad de su vida

    A. El sentido de la oracin

    B. La caracterstica de sus obras

    3. El estilo de la enseanza

    4. El ejemplo en su modo de ser

    5. El carcter de pastor

    III. El lder y sus primeras actividades

    1. El lugar de Cristo en el corazn

    2. La transmisin de la Persona

    3. La formacin de la mente espiritual

    4. La instruccin en el modelo de Dios

    5. [p 4] La conduccin del rebao a la madurez

    6. El descubrimiento del don

    7. La voluntad constante de aprender

    8. La toma de decisiones

    A. La incidencia de la voluntad

    B. La bsqueda del consejo

    C. El manejo de las presiones

    D. El enfrentamiento con la realidad

    9. La evaluacin de lo actuado

    A. Obediencia irrestricta al Seor

    B. Reconocimiento logrado por la grey

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    C. Finalizacin de una etapa de ministerio

    IV. El lder en funciones

    1. La funcin y el carcter espiritual

    2. La actividad y el modelo

    3. Las labores y su contenido4. La metodologa y las expectativas

    5. La seguridad y los objetivos alcanzados

    6. La extensin de la visin y las labores

    7. Las metas y la flexibilidad

    A. El sentido de la flexibilidad

    B. La flexibilidad y el ministerio

    C. La flexibilidad y las finanzas

    V. El lder a solas con Dios

    1. El llamado

    A. El circulo exterior: el llamado a la salvacin

    B. El circulo interior: el llamado al discipulado

    C. El circulo intimo: el llamado a un servicio especial

    2. La oracin

    3. La actividad del Espritu Santo

    4. La realidad

    5. Las prioridades

    VI. El lder y el perdn

    1. El ejercicio del perdn

    2. [p 5] La importancia de la culpa

    3. La experiencia del perdn

    4. El gozo de la libertad

    5. Dios puede interrumpir el ministerio de un lder

    VII. El lder y sus requisitos

    1. Irreprensibilidad

    2. Autocontrol

    3. Madurez espiritual

    VIII. El lder y su preparacin

    1. La Biblia como punto de partida

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    2. Pautas para el estudio bblico

    3. Elementos indispensables en el estudio bblico

    4. La aplicacin del conocimiento

    IX. Los liderados crecen

    1. La evolucin de los caracteres2. Los peligros del crecimiento

    3. El enfrentamiento al error

    4. El trato para con los que crecen

    5. El desarrollo bblico del grupo

    X. Se multiplican las tareas

    1. La mente abierta a la delegacin

    2. Algunas nociones importantes sobre la delegacin

    3. La formacin de nuevos lderes

    4. Los problemas en la delegacin

    XI. El lder y sus dificultades

    1. Sobrecarga

    2. Desnimo

    A. Sujetar todos los pensamientos al Seor

    B. Observar cmo han hecho otros en condiciones semejantes

    C. Aprender a entender lo que nos pasa

    D. Reequipamiento para seguir

    3. Sufrimiento

    4. [p 6] Prdida de objetivos

    A. La importancia de la misin

    B. El recuerdo de la visin

    C. Una mirada a lo hecho hasta aqu

    XII. El lder y sus riesgos

    1. El mal ejemplo

    2. El ejercicio del dominio sobre los dems

    3. La bsqueda de prestigio

    4. El abandono de la administracin espiritual

    A. El abandono del primer amor

    B. La soberbia del primer lugar

    C. La complicacin con cosas temporales

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    D. El abuso en las cosas sagradas

    E. El descuido del sexo

    XIII. El lder y la rendicin de cuentas

    1. Distintos ngulos de observacin

    A. La observacin de las gentesB. La actitud de los hermanos

    C. La reflexin de Pablo

    2. Confirmacin del veredicto

    A. El momento

    B. El alcance

    C. El mtodo

    D. El resultado

    3. La mirada de gratitud

    XIV. Bibliografa

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    [p 7]

    Reconocimientos Son muchas las personas que han intervenido en el armado y conclusin de este libro. La mencin de algunas

    solamente, no quita mi gratitud a los dems que movilizaron mi pensamiento sea por sus escritos, como por sus

    dichos.

    Naturalmente, a los que ms trabajaron con los papeles, los tengo ms a flor de labios. Mi esposa Carmen

    est en el primer lugar y le sigue mi sobrino Guillermo Caballero, que trabaj arduamente para poner en ordenalgunos temas y extender los conceptos de otros. Tambin la hermana Lilia de Lissa, que pas los borradores a

    los originales. Dios les bendiga.

    [p 8]

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    [p 9]

    PrlogoAl intentar un estudio sobre el liderazgo, frecuentemente nos enfrentamos con las caractersticas que el mundo

    tiene para esa funcin, y el modo de pensar secular de un lder. Tales particularidades giran en torno a la popu-

    laridad, el poder, la aparicin en escena, el xito, etctera.

    Pero no es as en el caso del hombre de Dios, ni del tema que nos proponemos estudiar; ni siquiera agre-

    gndole las capacidades administrativas en lo espiritual o su afn por hacer la obra de Dios.

    El lder espiritual tiene que poseer ciertas caractersticas que lo distinguen del resto del pueblo, que son los

    factores que le permiten desarrollar principios para presidir al rebao del Seor y conducirlo al cumplimiento

    del propsito de Dios. Esta es la razn por la cual hemos tratado de puntualizar a la persona y no sus planes,

    dando prioridad al modelo sobre los mtodos, porque estamos seguros de que la persona ejerce una influencia

    fenomenal sobre los dems.

    No hemos dedicado espacio en mostrar cmo hacer las cosas, sino ms vale agrupar ejemplos de cmo los

    hombres de Dios procedieron; y las escasas indicaciones que adjuntamos llevan como nico fin la apertura de

    las mentes hacia una ms profunda investigacin bajo la iluminacin del Espritu Santo.

    Hemos procurado estudiar teniendo en cuenta las diversas situaciones que se presentan en el mundo actual,

    comenzando con una contemplacin de la persona de Cristo [p 10] y, posteriormente, dedicando el mayor es-pacio a los temas considerados singulares, como sonEl lder en funciones, yEl lder a solas con Dios, que jun-

    tamente conEl lder y el perdn forman la trama de todo el contenido.

    Es el deseo del autor que este libro sirva para clarificar en la mente de muchos hermanos, como lo hizo en

    la suya propia, los principios bblicos del liderazgo que debe encarnar el hombre de Dios, persuadido de que

    ese es EL LIDER CONFORME AL CORAZON DE DIOS.

    Ral Caballero Yoccou,

    Olavarra 314,

    1878 Quilmes, Argentina

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    [p 11]

    I

    INTRODUCCINLa Biblia habla mucho de lderes. Ensea que el liderazgo es un medio eficaz para que Dios se relacione con

    los hombres. Salvo en el caso de la creacin, donde Dios actu solo, siempre ha operado por medio de lderes.

    Primero los llam, luego los prepar para que trabajasen en el cumplimiento de su voluntad. Frecuentemente sevio precisado a reproducir la escena de Jeremas 18, donde choc con la resistencia del vaso, y como no pudo

    formar lo que quiso, tuvo que comenzar de nuevo. Con frecuencia, una misma persona tena que advertir sobre

    la ira de Dios, as como sobre su compasin y restauracin.

    1. La enseanza del Antiguo Testamento

    Dios inici el liderazgo creando a Adn y delegndole autoridad para que presidiera la primera creacin. Todo

    lo sujet debajo de l, menos el acceso al rbol de la ciencia del bien y del mal para que comprendiera sus limi-

    taciones (Gnesis 1:2628). Cuando escuch la propuesta del diablo y la obedeci, dej de ser administrador de

    Dios, perdi su autoridad y troc su inocencia en culpabilidad. La humanidad entera qued, entonces, bajo el

    maligno (1 Juan 5:19).[p 12]

    El primer objetivo de la estrategia enemiga se haba consumado. Al hacerle creer a Adn que tena algo su-

    perior a lo que Dios le haba preparado, le arrebat su autoridad. Haba desaparecido el liderazgo de Adn.

    Lo que sigui inmediatamente despus, fue catico; porque Satans levant tambin sus lderes que hicie-

    ran lo contrario, e implantaran la venganza, el odio, la poligamia, y la muerte (Gnesis 4:8; 5:23).

    En medio de sta generacin, cuyo designio de los pensamientos era de continuo solamente el

    mal(Gnesis 6:5) llena de violencia y corrupcin, Dios llam a No, varn justo y perfecto en sus generacio-

    nes, para que presidiera mediante un pacto con l el nuevo linaje que sobrevivira al diluvio (Gnesis 6:1317).

    No fue un excelente lder en su hogar, al cual involucr en un proyecto a largo plazo totalmente encarado

    por fe. Advertido por Dios sobre el juicio catastrfico que vendra sobre la humanidad, recibi mandato para

    encabezar la construccin del arca, que anticipaba un futuro del cual no haba precedentes: la destruccin del

    mundo por agua.

    Cuando somos capaces de creer a Dios con una fe tal, que puede modificar totalmente nuestro estilo de vi-da, estamos demostrando que podemos presidir un proyecto de largo alcance.

    Posteriormente Dios llam a Abraham para que dejara su tierra y su parentela y fuera embajador suyo en un

    lugar lejano habitado por paganos. Tanto el pacto que hizo con lde entregar el territorio a su descendencia

    como las promesas de bendicin, requeran una profunda fe de parte de Abraham, cosa que demostr tener al

    aceptar la circuncisin como seal permanente de separacin (Gnesis 12:13; 17:914). Este patriarca haba

    entrado en una relacin tan estrecha con Dios que fue llamado amigo de Dios (Santiago 2:23) y no pens ms

    en la patria que haba dejado, sino en la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios

    (Hebreos 11:10). Como todo hombre, tuvo sus momentos difciles y, desanimado, se fue a Egipto (Gnesis

    12:10), de dondelo mismo que su hijo Isaacfue restaurado por Dios.

    [p 13]

    COMO ACTUAL DIOS CON LOS HOMBRES FIELES

    Dios observa la conducta de todos los hombres.

    Dios busca a hombres fieles que lo representen como testigos.

    Dios los llama y pacta con ellos sus promesas.

    Dios responsabiliza a las gentes por el trato con sus representantes.

    Dios les prueba su fidelidad.

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    Con todo, reconocemos a Moiss como el primer lder nato. Trat de ejercer esa magistratura en Egipto utili-

    zando la enseanza recibida en el pas, pero fracas. La Biblia dice que: Cuando hubo cumplido la edad de

    cuarenta aos, le vino al corazn visitar a sus hermanos, porque l pensaba que ellos comprendan que Dios

    les dara libertad por mano suya; ms ellos no lo haban entendido as (Hechos 7:2325).

    Primero vio a un egipcio que golpeaba a un hebreo y lo mat. Luego vio a dos hebreos que rean entre s, y

    los quiso pacificar, pero tambin fue rechazado. Dios no lo pudo bendecir porque us el sistema egipcio de

    liderazgo, sin saber lo que Dios tena para l (Exodo 2:1114).

    Para que Dios lo pudiera utilizar, le faltaba el carcter pastoral que adquiri en la casa de Jetro, posiblemen-te un descendiente de Abraham (Gnesis 25:2) que habitaba en Madin, un lugar entre la pennsula de Sina y

    Arabia. Jetro, que tambin tena otros nombres, era un hombre del desierto, lder de su hogar y sacerdote.

    En su casa, Moiss aprendi muchas lecciones sobre el hogar, el pastoreo, el significado del desierto y el

    valor de estar bajo autoridad. De ese ambiente sali tambin su esposa, hija de Jetro, preparada para las condi-

    ciones duras del futuro.

    La Biblia dice que, un da, apacentando Moiss las ovejas de Jetro su suegro, las llev a travs del desierto

    [p 14] hasta Horeb, monte de Dios (Exodo 3:1). En pocas palabras estn dichas muchas cosas:

    Primero: El tipo de cuidado: apacentando. Es decir, alimentando, cuidando, pastoreando, guardando,

    protegiendo, etctera, a un rebao que lo segua confiado.

    Segundo: El dueo del rebao: las ovejas de su suegro. Moiss saba que aquel rebao no era suyo, y queactuaba en calidad de administrador. No poda disponer de ninguna de ellas, deba contarlas constantemente

    porque estaba seguro de que un da tena que presentarlas a su dueo.

    Tercero: La fidelidad en la labor: llev las ovejas a travs del desierto. Siendo Jetro un beduino, le haba

    enseado cmo pastorear tambin en el desierto. Era una preparacin inicial para lo que Dios necesitaba de l

    despus.

    No saba Moiss que los grandes cambios que haba sufrido su liderazgo eran solamente la primera etapa de

    otros ms, que tambin tena que experimentar para llevar adelante los propsitos de Dios (comp. Salmo 78:70;

    Ams 7:15).

    Cuarto: El destino de sus funciones: lleg a Horeb, monte de Dios. Posiblemente, esta sea la frase que

    mejor sintetiza el carcter de un lder. Moiss lleg a su destino. Su pastoreo no tuvo como objeto dar vueltasalrededor de un desierto de desorientacin, sino llegar hasta el pie del monte que le haba servido de gua. Ese

    monte era Horeb, monte de Dios.

    El Angel de Jehov vio, en verdad, a un pastor preparado que exhiba las credenciales de su pastorado: obe-

    diencia, sujecin, orientacin, perseverancia y meta (comp. Exodo 18:5; 19:3). All Dios se le revel y le recor-

    d la vigencia del pacto con Abraham.

    Luego transform su liderazgo pastoral en una delicada funcin libertadora, al frente de la cual Moiss no

    se crey ser lo suficientemente hbil, contrariamente a lo que haba sucedido cuarenta aos atrs (Exodo 3:10

    16). Ven y te enviar para que saques, le dijo, rene a los ancianos y diles, y oirn tu voz, etctera.

    As se fue [p 15] Moiss, y volviendo a su suegro Jetro le dijo: Ir ahora y volver a mis hermanos (3:18).

    CARACTERISTICAS NECESARIAS DE UN LIDER

    Tener el carcter preparado por Dios.

    Cumplir con fidelidad las primeras obligaciones.

    Aprender a trabajar bajo autoridad.

    Saber que el llamado al servicio proviene de Dios.

    A esa primera parte del programa, Dios fue paulatinamente comunicndole otras. Al mismo tiempo que lo co-

    rrega, lo engrandeca delante de su rebao, castigando duramente las crticas a su ministerio y el reiterado in-

    tento del pueblo por reemplazarlo (Nmeros 12; 20:713). Moiss tena adems la libertad para delegar en

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    otros parte de su labor, y lo hizo siguiendo el consejo de su suegro Jetro, tema del cual nos ocuparemos en el

    captulo 10.

    Se enfrent tambin con malos lderes, como los diez que volvieron desanimados luego de la inspeccin a

    la tierra prometida (Nmeros 13:2633) y con muy buenos como Josu y Caleb (Nmeros 14:38), que marca-

    ron las pautas para el futuro de Israel.

    La proteccin que sinti Moiss, y posteriormente Aarn (Nmeros 16), fue la misma prometida a Josu:

    Nadie te podr hacer frente todos los das de tu vida; como estuve con Moiss, estar contigo; no te dejar ni

    te desamparar (Josu 1:5) (Deuteronomio 31:8; 23). Dios se mantuvo fiel a su pacto con el lder, sobre labase de que l respondiera a su santidad.

    Dios engrandeci a Josu a ojos de todo el pueblo. La Biblia dice que Israel sirvi a Jehov todo el tiempo

    de Josu y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josu (Josu 24:31) porque prepar hombres

    que siguieron los caminos que l mismo haba aprendido.

    Pero ese modelo de liderazgo se perdi posteriormente, y en los das de los jueces cada uno haca lo [p 16]que bien le pareca (Jueces 18:1; 19:1; 21:25), que era lo mismo que hacer la voluntad del enemigo. As vivie-

    ron los hijos de El (1 Samuel 2:12), y perdieron el conocimiento de Dios, lo mismo que los ancianos del pue-

    blo que condujeron a la nacin por las sendas del extravo e irreverencia (1 Samuel 4:3) hasta perder el arca del

    pacto.

    Una de las lecciones que se destacan desde los das del profeta Samuel, fue el ungimiento de ciertas perso-nas elegidas para ser lderes del pueblo. Hasta ese momento, el procedimiento haba sido usado solamente para

    consagrar a los sacerdotes (Exodo 20:41; 30:30), pero ahora se haba extendido por lo menos para reyes y pro-

    fetas.

    Consista en derramar sobre la cabeza de la persona elegida, un cuernoo, en algunos casos, un cuero de

    aceite. El candidato quedaba consagrado para Dios en las funciones que le delegaba, y el aceite vala como em-

    blema de autoridad y proteccin para cumplirlas. Atacar al ungido de Dios, era lo mismo que atacar a Dios (1

    Samuel 24:610). De modo que todos saban que cuando el aceite haba sido derramado sobre una persona,

    deban obedecerla porque investa la autoridad delegada.

    Posiblemente, esto explica en forma ms clara lo sucedido a Giezi siervo de Eliseo, que emancipndose de

    la autoridad del profeta, habl en su nombre al general sirio Naamn pidindole ayuda material que el mismo

    Eliseo haba rechazado momentos antes. La actitud de Giezi dej en ridculo al ungido del Seor (1 Reyes19:16), que se haba esforzado en mostrarle al militar pagano que su sanidad de la lepra era un acto de la gracia

    de Dios. Giezi le hizo pensar que el profeta haba vacilado y cambiado de opinin, lo que, aparte de ser una

    mentira, era tambin un pecado contra Dios. Giezi perdi su ministerio y muri leproso. No entendi el alcance

    de la autoridad que Eliseo haba recibido de Dios, y crey que no sera descubierto en su maniobra, pero se

    equivoc (2 Reyes 5:27).

    [p 17]

    EL TRATO DE DIOS CON UN LIDER

    No le comunica todo su plan desde el comienzo, sino paulati-

    namente.Lo sostiene y respalda en sus labores.

    Le ratifica su autoridad para cumplir sus propsitos.

    Desaprueba los modelos deshonestos.

    2. La enseanza en el Nuevo Testamento

    Tambin en el Nuevo Testamento se observa a los lderes como representantes de Dios. Estando en el desierto,

    Juan el Bautista recibi palabra de Dios (Lucas 3:1), y desde entonces predicaba el mensaje de arrepenti-

    miento como un verdadero embajador del Seor (Marcos 2:18). La predicacin suya coincida con el cumpli-

    miento de la profeca Voz del que clama en el desierto, preparad el camino del Seor (Isaas 40:3).

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    Era el precursor de Cristo anunciado por los profetas, muy austero en su vestimenta y comida, pero gran-

    demente respetado por el pueblo porque era grande delante de Dios (Lucas 1:15).

    Posteriormente, vino el Seor Jess. El era la Palabra (Verbo), de Dios (Juan 1:1) que llam a los que

    quiso, y vinieron a l y estableci doce, para que estuviesen con l y para enviarlos a predicar (Marcos 3:13).

    No todos los llamados se convirtieron en lderes, sino los doce. Y aun ellos aprendan lentamente la sujecin a

    Cristo, porque sostenan frecuentes luchas en torno a quin habra de ser el mayor (Lucas 22:24).

    No tenan bien presente qu era lo que Jesucristo estaba queriendo hacer con ellos, ni cmo deberan testifi-

    car de su Maestro. Les llamaba ms la atencin quin se sentara a la izquierda y a la derecha del Rey, que co-nocer la ubicacin de ellos como modelos. A pesar de todo, Cristo sigui formndoles para que pudieran presi-

    dir a [p 18] muchos, seguro de que comprenderan el mensaje del evangelio, y se convertiran en sal y luz paralos hombres (Mateo 5:1314).

    Sabemos cmo terminaron los tres aos y medio, y cmo Pedro, una vez restaurado, recibi la comisin de

    apacentar las ovejas del Seor (Juan 21:17). Era, tal como lo escribi ms adelante, la manera que Dios haba

    establecido para que fuera modelo de la grey. Apacentar, era mucho ms que dar de comer, era brindar cuidado

    intenso al rebao puesto bajo su dependencia.

    En verdad, tenemos que destacar que los doce y los dems que salieron obedeciendo el mandato del Seor

    enarbolaban algunas caractersticas que hicieron muy singular su labor: (1). Mantuvieron su identidad en cual-

    quier ambiente, (2). Nunca pensaron que la popularidad los promocionaba a ellos, sino que creyeron que eran

    servidores de Cristo. (3). Con frecuencia midieron el peligro entre activismo y la dependencia, para evitar el

    cambio involuntario de seores.

    Dios cuid de que estos antecedentes fueran cumplidos y de que las reiteradas frustraciones para detener el

    avance del evangelio fueran confirmaciones de la presencia de Dios en sus vidas. Las condenaciones a Ananas

    y Safira (Hechos 5:14), y a Simn el mago (Hechos 8:1824) clarifican algunas de las maneras en que Dios

    cuid a sus siervos, y sus ministerios.

    Con el lema: Jesucristo es el Seor recorran tierras hebreas (Hechos 2:3439; 9:135) y paganas (Hechos

    16:31), seguros de que en verdad: es el Seor de todos (Romanos 10:12). El mensaje que jerarquizaba al

    mensajero, tambin le brindaba proteccin.

    Las predicaciones conmovan a las multitudes, y muchos venan buscando solucin a sus problemas. Tanto

    Pedro como Pablo se empeaban en hacer discpulos y ensearles a que reconocieran a sus pastores (Hechos14:23). El Seor del universo (Efesios 1:2022) estaba en las operaciones, transformando a los pecadores y

    cambiando el estilo de vida de muchas comunidades. Indudablemente detrs de los predicadores, haba podero-

    sas motivaciones. En el caso de Pablo, la clave est al [p 19] comienzo del libro de los Romanos: Pablo, siervo(esclavo) de Jesucristo (Romanos 1:1). Era la credencial que llevaba a todas partes. Por esa sujecin a la volun-

    tad del Seor, pudo posteriormente agregar: Yo traigo en mi cuerpo las marcas del Seor (Glatas 6:17). Era

    un esclavo feliz y sujeto, se senta gozoso de su esclavitud voluntaria. Todas sus acciones, en consecuencia,

    estaban precedidas por convicciones.

    El verbo enviar que tantas veces haba utilizado el Seor Jess, fue tambin usado por ellos con respecto

    a los lderes que formaban y les asignaban distintas tareas dentro de las misiones que comenzaban a extenderse

    (1 Corintios 1:17; 4:17). Estos a su vez, de acuerdo con instrucciones recibidas (1 Tesalonicenses 4:12), vivan

    como modelos, tratando de encarnar lo aprendido.El Espritu Santo, que los sellaba como propiedad de Dios, (Efesios 1:1314) tambin les regalaba la gracia

    de vivir como partes del cuerpo de Cristo.

    3. El ejercicio del liderazgo

    Uno de los dones que el Espritu Santo otorga para el desempeo del liderazgo es el de administracin. Este

    solo hecho demuestra que la iglesia es un organismo administrado donde cada uno ocupa su lugar, operando

    hacia la meta comn por medio del Espritu Santo.

    Pocas veces se menciona en el Nuevo Testamento la palabra griegaKyvernesis, y por ser una expresin

    nutica ms bien aplicada al patrn o al timonel de una nave, no parecera tener relacin alguna con la iglesia,

    si no fuera que est mencionada entre los dones.

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    La hallamos por primera vez en Hechos 27:11, donde dice que el centurin daba ms crdito al piloto (ky-

    bernetes) y al patrn de la nave, que a lo que Pablo deca. Era justo, que en esas circunstancias el militar ro-

    mano creyera que el timonel del buque supiera ms sobre las condiciones del mar, la direccin de los vientos, y

    la posicin de las estrellas que Pablo, y se inclin por seguir [p 20] sus indicaciones. El kybernetes qued en-

    tonces dueo de la situacin.

    El Espritu Santo otorga a algunos miembros del cuerpo el don de administracin, para capacitar a la iglesia

    para cumplir su funcin. El administrador tiene la labor espiritual de producir los medios para conducir al reba-o a los objetivos (puertos) de los propsitos de Dios (Timoteo 1:7).

    En el tiempo de Pablo las congregaciones crecan con rapidez, y los administradores tenan que conducir a

    la comunidad sorteando tormentas de adentro y de afuera, hasta ver la meta cumplida.

    A. La administracin tiene metas

    Lo acabamos de mencionar, pero simplemente quisiramos persistir un poco ms en este pensamiento. Leemos

    en 1 Pedro 4:1011: Cada uno segn el don que ha recibido, minstrelo a los otros, como buenos administra-

    dores de la multiforme gracia de Dios. Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno minis-

    tra, ministre conforme al poder que Dios da,para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien per-

    tenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amn.

    No escapa a nuestra visin que la administracin que es para la gloria de Dios, se convierte en la cumbredel ministerio pastoral. Hablar y hacer para que Dios sea glorificado, es trabajar de manera tal que nosotros

    estemos escondidos detrs del objetivo.

    B. La administracin utiliza personas

    Es posible que cuando hablemos de administracin nos preparemos para trabajar en la burocracia, proyecto,

    papeles o planes. Pero no es as, ms bien Dios nos encamina a la participacin, que es la utilizacin de los do-

    nes de la iglesia (2 Timoteo 1:8). Esto no quita que hagamos las cosas con orden, pero sensibiliza la necesidad

    de la presencia del Seor.

    Pablo le recomend a Timoteo que lo que haba odo de l, lo encargara a hombres idneos, es decir a

    personas [p 21] aptas para administrar con competencia la enseanza a otros (2 Timoteo 2:2) tal como l mis-

    mo lo haba hecho con Timoteo.Algunos en Efeso haban naufragado, y Timoteo tena que pilotear la iglesia en medio de una tormenta,

    evitando que la infiltracin se generalizara e hiciera daos mayores. El don de administracin es una gracia de

    Dios para avanzar en medio de las dificultades y crecer en la dependencia suya hasta llegar a la meta. El ad-

    ministrador de Dios es un retenedor de la fiel palabra (Timoteo 1:79), es decir, apegado al mensaje que se le

    ense, que es el evangelio apostlico no comprometido.

    C. La administracin utiliza los dones del liderazgo

    Es fcil observar que, al comienzo, todas las iglesias del Nuevo Testamento tendan a unir todos los esfuerzos

    en una misin.

    Las palabras kerygma (que significa proclamacin), diakon (que significa servicio), martyr (que

    significa testimonio), koinon (que significa comunin) y didache (que significa enseanza), que con fre-

    cuencia encontramos en el Nuevo Testamento, eran canales por los cuales se concretaba la misin de la iglesia.

    Todos los ministerios, tanto el de enseanza, como el de exhortacin y direccin de la grey, partan del buen

    funcionamiento del cuerpo, ordenado y bien dirigido por hombres de Dios. La comunin, que el Seor Jess

    predic como tener parte con l (Juan 17:21, 13), se concret con la venida del Espritu Santo y la formacin

    de la iglesia. Los dones espirituales son los instrumentos para servirnos mutuamente, y permitir que en un am-

    biente de bienestar, el Espritu desarrolle otras capacidades para el enriquecimiento de todos.

    A medida que se fortalece la comunin (1 Corintios 1:10), crece tambin el testimonio para con los dems

    (1 Corintios 1:1; Filipenses 1:27).

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    [p 22]

    DIOS OBSERVA QUE:

    El liderazgo espiritual se distingue por sus caractersticas

    espirituales.

    El ministerio (servicio) en la iglesia es fundamental para

    cumplir la misin de la iglesia.

    El liderazgo provisto por Dios produce el funcionamiento del

    cuerpo, y hace desarrollar los dones.

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    [p 23]

    II

    EL LDER MODELOUno de los temas clave en la predicacin de Cristo, era que haba sido enviado al mundo. Casi en cada captulo

    del evangelio de Juan sobresale como un tema bsico necesario para confirmar los objetivos de su venida.

    Por una parte, era Dios uno con el padre (Juan 10:30), y por la otra haba aceptado sujetarse a l, paracumplir con los propsitos de la encarnacin. Haba descendido del cielo (Juan 3:13) para habitar entre los

    hombres en calidad de modelo. En Juan 10:36 leemos: Al que el Padre santific y envi al mundo, vosotros

    decs: T blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy? Saba quin lo haba comisionado y para qu: El Padre

    que me envi, l me dio mandamiento de lo que he de decir y de lo que he de hablar (Juan 12:49).

    1. Los propsitos que lo trajeron

    Con solamente leer este captulo cuidadosamente, nos llenamos de asombro al comprobar que el plan de la re-

    dencin y restauracin de los pecadores necesita de una conducta conformada a los propsitos de Dios.

    A. Vino para hacer la voluntad de Dios

    He descendido del cielo para hacer la voluntad del que [p 24] me envi (Juan 6:38). Hacer la voluntad de

    Dios, era para l su mxima prioridad. Consista en cumplir al detalle con lo que los profetas haban anunciadoacerca de su venida. Sus declaraciones: Nada hago de m mismo (Juan 8:28) o No puedo hacer nada de m

    mismo, segn oigo juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envi,

    la del Padre (Juan 5:30), eran formas de explicar la correspondencia entre lo que haca y los propsitos de

    Dios.

    Que el Seor Jess tuviera excelso cuidado en conducirse as, nos muestra la relacin que debe existir entre

    el lder y su Dios; aunque el costo sea tan elevado como fue para l realizar la redencin. Es que nunca fue fcil

    seguir los propsitos de Dios, y los misteriosos caminos de su voluntad han necesitado siempre de corazones

    ejercitados para cumplirla.

    B. Vino para salvar a los pecadores

    para que el mundo sea salvo por l (Juan 3:17). Vino para ser lder de un gran proyecto, cual es el aplicaruniversalmente los beneficios del evangelio. Cuando naci y fue llevado al templo, Simen dijo que era luz

    para ser revelada a los gentiles y gloria deIsrael (Lucas 2:32).

    Haba venido con una misin que abarcaba la humanidad para que todos pudieran ver la salvacin de

    Dios (Lucas 3:6). Sabemos de las tentaciones que tuvo, para que ese plan no llegase a trmino; y tambin sa-

    bemos de las insidias diablicas para frustrarlo. Y no solamente desde afuera, sino tambin desde dentro. Jaco-

    bo y Juan pidieron autorizacin para pedir fuego del cielo contra los samaritanos, pero su respuesta fue: El

    Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas (Lucas 9:56). Son

    estos dos mismos apstoles los que instigados por su madre aspiraron a puestos imaginarios en la mesa del re-

    ino, pero recibieron una contestacin contundente: El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para

    servir, y para dar su vida en rescate por muchos (Mateo 20:28).

    [p 25]C. Vino para dar vida y para darla en abundancia

    Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Juan 10:10). Aunque su santa pre-

    sencia produca una divisin entre creyentes e incrdulos, siendo la luz produca un entusiasmo magntico por

    seguirle. Los que lo hacan experimentaban la potencia de su vida.

    En verdad, uno de los grandes temas de Juan era el de la vida, vida de Dios para todos los hombres, siempre

    asociada con la persona de Cristo. Cristo era un lder vivo porque tena vida en s mismo y poda transferirla a

    los dems. Reiteradamente hablaba de dar vida (Juan 6:33; 10:28; 17:2) y en algunos casos, como en el que nos

    ocupa, de hacerlo en abundancia. Los que le seguan reciban vida y alimento slido para expresarla sin limita-

    ciones.

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    El liderazgo del Seor Jess, tena objetivos muy definidos y metas muy concretas.

    PROPOSITOS SOBRESALIENTES DE CRISTO

    Hacer la voluntad de Dios.

    Salvar a las almas.

    Darles sustento constante.

    Mantener una vida de justicia.

    Aclarar e iluminar los pensamientos y los pasos de los suyos.

    2. La particularidad de su vida

    Todos nosotros tenemos dos esferas de nuestra vida que necesitamos cultivar para ser completos en Dios: la

    comunin y la obediencia.

    En el caso de Cristo, como enviado del Padre, fue muy singular en su forma de representarle. Se destac

    por el modo de interpretar la sujecin, porque era la manera en que poda darle a conocer (Juan 1:18). Por una

    parte deca: El que me envi conmigo est porque yo hago siempre [p 26] lo que le agrada (Juan 8:29) ypor otra: Porque yo de Dios he salido y he venido (Juan 8:42).

    En un sentido, parecan estar siempre juntos, y en otro no. Pero los evangelios nos ensean que haba una

    total armona, de modo que el Padre estaba siempre en el Hijo. En un sentido, hubo separacin en la encarna-

    cin, y en otro permaneci en inquebrantable y perfecta comunin.

    A. El sentido de la oracin

    Los patriarcas oraron, los profetas y reyes tambin, pero ninguno lo hizo como Cristo, dndole un sentido de

    igualdad. La oracin ocupaba un lugar prominente en su vida, porque era una necesidad, y con frecuencia des-

    tinaba noches enteras a conversar con su Padre (Marcos 1:35; Lucas 6:12). Hablaba del tema con los doce, con-

    trastando con los fariseos la ostentacin, o con los paganos las vanas repeticiones (Lucas 5:1516). En el lla-

    mado sermn del monte les ense un modelo de oracin que reflejaba alabanza, simplicidad, necesidad y bre-

    vedad (Mateo 6:512).

    Les ense la calidad de oracin de los que perseveraban (Lucas 10:110) creyendo que Dios les contesta-

    ra, y (Mateo 21:22) les dijo: De cierto, de cierto os digo, que todo cuando pidiereis al Padre en mi nombre, os

    lo dar (Juan 16:23).

    Por Lucas 11, que ya hemos citado, comprendemos que su vida personal de oracin cre en los doce un an-

    sia de aprender tambin ellos a orar. Dice el texto: Aconteci que estaba Jess orando en un lugar, y cuando

    termin, uno de sus discpulos le dijo: Seor, ensanos a orar, como tambin Juan ense a sus discpulos

    (Lucas 11:1). Fue una manera para ensear la oracin en familia, tomando l mismo el lugar de padre. Su modo

    de hacerlo en privado les haba impresionado tanto, que reconocieron que no saban orar. Lucas puso en pocas

    lneas los grandes motivos que aparecen ampliados en Mateo. Pero de inmediato, les dio el ejemplo acerca de

    un amigo inoportuno que fue a otro a medianoche a pedir tres panes, y recibi respuesta no porque era amigo

    sino porque lo vio en emergencia.[p 27]

    As introdujo el ingrediente de la perseverancia en la oracin, mostrando que el que pide, recibe; y el que

    busca, halla; y al que llama, se le abrir (Lucas 11:10) que posteriormente complet con la parbola de la viu-

    da que clamaba al juez injusto hasta recibir respuesta (Lucas 18:17).

    Lo ms estupendo que vieron Pedro, Jacobo y Juan fue su transfiguracin en el monte alto. Dice la Biblia

    que entretanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente (Lucas

    9:29). Aunque no comprendan todo lo que suceda, podan ver que Jess era algo ms que un simple maestro,

    y que su relacin con Moiss el libertador que los judos veneraban, y con Elas el profeta ms grande que Is-

    rael haba conocido, lo colocaba en un lugar de prominencia.

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    PARTICULARIDADES DELMINISTERIO DE CRISTO

    Estaba seguro de que representaba a Dios.

    Alababa a su Padre con devocin

    Oraba constantemente, desechando la popularidad.

    Senta la aprobacin de Dios.

    Rogaba por su Sustituto.

    B. La caracterstica de sus obras

    Todo lo que Jesucristo haca tena un marco humano. Tanto los doce como las dems personas lo vean entre

    ellos como una visita a los humanos. Era popular, accesible y amado. Cada persona era motivo de su atencin,

    y se senta cerca de l el milagro del amor e inters personal. Se interesaba hondamente por las necesidades de

    todos, y gran parte de sus obras estaban relacionadas con los pobres y desvalidos de la sociedad. Sanaba enfer-

    mos, consolaba viudas, daba de comer a miles y liberaba de los demonios a los atormentados del diablo. Aun-

    que los milagros eran [p 28] esencialmente el modo de mostrar sus credenciales de Mesas, los haca tambinpara cambiar el estilo de vida de las gentes.

    Infunda enorme confianza por el desinters en las cosas materiales. Expresiones como tu fe te ha salvado

    (Marcos 5:34; 10:52) parecan recompensar a las personas, mucho ms que resaltar sus virtudes celestiales.

    Aunque la fe era tema clave para comprender las obras de Dios y tener una confianza genuina en l (Marcos

    9:14; 17:20), bastaba una pequea evidencia para que la aumentara y fomentara hasta hacerla una bandera de la

    victoria.

    Ninguna de sus obras quedaba trunca o reducida nicamente al milagro, sino que por el contrario, en su lec-

    cin espiritual, proyectaba de inmediato la idea de la bendicin. Mateo 8 agrupa una serie de milagros. Primero

    se asom un leproso y, postrndose, le pidi sanidad: Quiero, s lmpio, le contest, v y mustrate al sacer-

    dote, y presenta la ofrenda que orden Moiss, para testimonio a ellos (vv. 34). Luego un centurin, dicien-

    do: Seor, mi criado est postrado en casa, paraltico, gravemente atormentado. Y Jess le dijo: Yo ir y lesanar. No Seor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente d la palabra, y mi criado sanar.

    Al orlo Jess se maravill y dijo: Ni aun en Israel he hallado tanta fe (vv. 511).

    Luego la leccin escatolgica: Y os digo que vendrn muchos del oriente y del occidente, y se sentarn

    con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos, mas los hijos del reino sern echados a las tinieblas de

    afuera (vv. 1112).

    As podramos seguir con la sanidad de la suegra de Pedro, el aquietamiento de la tempestad, la sanidad del

    endemoniado gadareno, etctera, y notar la leccin espiritual detrs de cada caso.

    Quera que las personas no le siguieran por un inters proselitista, sino para que comprendieran la respon-

    sabilidad personal delante de Dios. Al conocerle se identificaban con sus desafos: Levntate, toma tu lecho y

    vete a tu casa (Marcos 2:11); Vete a tu casa, a los tuyos, y cuntales cun grandes cosas el Seor ha hechocontigo y cmo ha [p 29] tenido misericordia de ti (Marcos 5:19). Mira, has sido sanado; no peques ms,para que no te venga alguna cosa peor (Juan 5:14).

    Conmocionados por las maravillas, escuchaban lecciones arraigadas en las Escrituras, y desde los nios

    hasta los ancianos vivan una atmsfera de bendicin y proteccin que no conocan. Ante el rechazo de los reli-

    giosos, les pregunt: Muchas obras buenas os he mostrado de mi Padre; por cul de ellas me apedreis?

    (Juan 10:32). Si no hago las obras de mi Padre, no me creis. Mas si las hago, aunque no me creis a m, creed

    a las obras, para que conozcis, y creis que el Padre est en m, y yo en el Padre (Juan 10:38).

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    MODO DE HACER LOS TRABAJOS

    De acuerdo con la voluntad de Dios.

    Mirando el presente y alcance del futuro.

    Que las palabras tengan contenido y comunicacin.

    Con esfuerzo por la unidad del rebao.

    3. El estilo de la enseanza

    Podramos decir que la enseanza del Seor Jess estaba ntimamente relacionada con sus obras. Muchas veces

    utilizaba los milagros para impartir un concepto fresco sobre su misin. Ense que sus labores eran el cum-

    plimiento de la voluntad de Dios que con claridad haban escrito los profetas del Antiguo Testamento. Se esfor-

    z por demostrar que no enfatizaba la creacin de una filosofa combativa, sino que encarnaba la proclamacin

    de las buenas nuevas centradas en la llegada del reino de Dios (Mateo 4:17, 23), razn por la cual las gentes no

    entendan por qu en el mensaje no haba misin poltica y la salvacin estaba relacionada solamente con el

    nuevo [p 30] nacimiento, que es lo mismo que entrar en el reino (Juan 3:3, 5). El traspaso repentino de los sal-

    vados del reino de las tinieblas al reino de Dios, era segn lo explic, otro modo de mostrar el perdn de lospecados y la reconciliacin con Dios.

    Puso una nueva dimensin a las bienaventuranzas que tanto los salmistas, como los profetas haban utiliza-

    do; y aunque nos es difcil comprender algunas, nos regocijamos en que son bienaventurados los de lmpio

    corazn, porque ellos vern a Dios y son bienaventurados los pacificadores, porque ellos sern llamados hijos

    de Dios (Mateo 5:89). Dios, que haba tomado la iniciativa en la bsqueda de los pecadores, quera mostrar-

    les un nuevo estilo de vida para gozar de la comunin con l.

    En el llamado al arrepentimiento y reconciliacin, Cristo introdujo el ingrediente de la paz (Lucas 7:50), no

    solamente como expresin de deseos, sino como un estado en la experiencia con Dios. En cualquier casa don-

    de entris, primeramente decid: Paz sea a esta casa (Lucas 10:5). Los que aceptaban las demandas despertaban

    a la realidad que ms tarde Pablo explic as: Porque l es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno

    haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo Y vino y anunci lasbuenas nuevas de paz (Efesios 2:1417). Estas buenas nuevas es el poderoso mensaje de la vida eterna co-

    mo posesin actual (Juan 3:16), para dar al reino un comienzo en el interior de cada uno de los que se someten

    a l.

    El modo de ensear, trayendo esperanza y avivando en los suyos una nueva dimensin de entusiasmo, hizo

    del evangelio la dulce noticia de contenido irremplazable hasta el da cuando Cristo vuelva otra vez en gloria.

    Los que nos aferramos a este contenido, sentimos la libertad del Seor en su reino.

    [p 31]

    ALGUNAS PARTICULARIDADESDE LA ENSEANZA

    Imparta conocimiento con autoridad.

    Tena capacidad para hacer comprender lo que enseaba.

    Enseaba buscando la unidad de los suyos.

    Entenda lo que el rebao necesitaba.

    Su presencia era un festejo.

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    4. El ejemplo en su modo de ser

    Hablar del ejemplo del Seor es condensar en pocas palabras todo su ministerio. Todo cuanto hizo era ejem-

    plar, por un lado para agradar al Padre y por otro para mostrarnos el camino a seguir (1 Pedro 2:21).

    Cuando Pablo dijo: Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo tambin en Cristo Jess (Filipenses 2:5)

    no estaba sealando nada fcil, sino el modelo de humildad que haba agradado a Dios.

    Pablo mismo confirm: Cristo no se agrad a s mismo; antes bien, como est escrito: Los vituperios de

    los que te vituperaban, cayeron sobre m (Romanos 15:3).Aunque el ejemplo del Seor tuvo su clmax en la cruz, se fue desarrollando durante sus tres aos y medio

    de cuidado delante de los suyos. Nunca explic el significado de ser modelo, lo fue y dijo para qu. Cuando se

    bautiz, lo hizo para ser un ejemplo de justicia (Mateo 3:15); cuando se someti a la prueba del desierto, se

    situ en las mismas condiciones del pueblo pobre para luchar contra Satans (Mateo 4:1). Cuando acept el

    oprobio de ser expulsado de la ciudad para despearle (Lucas 4:29) porque explicaba la Escritura, lo nico

    que hizo fue esquivarlos e irse.

    Se haba acostumbrado a que lo criticaran (Marcos 2:7) y estar en medio de mucha falsedad (Juan 2:2325),

    [p 32] porque saba que muchos queran su muerte. Acept la invitacin de Simn el religioso, pero bien sabaque su anfitrin estaba muy incmodo (Lucas 7:39) y que preferapor lo que sucedique no hubiese veni-

    do.

    Jesucristo, que haba nacido en un pesebre (Lucas 2:7) y no tena donde recostar su cabeza (Lucas 9:58),dependa del sostn que le brindaban algunas mujeres (Lucas 8:3) y no dispona de dinero para pagar el tributo

    del templo (Mateo 17:27). Acept el lugar de dicono a la mesa para servir a sus discpulos hambrientos de

    poder (Lucas 22:27) y, finalmente, llev su propia cruz hasta el Calvario.

    Luego de su resurreccin, se encontr con el pequeo grupo de sus doce, totalmente desorientados, a quie-

    nes prepar un pez asado para convidarles con su almuerzo de pobres (Juan 21:1213) y reorientarlos en los

    objetivos del pastoreo.

    Es verdad que lo que decimos sobre el modelo es poco y pasa rpidamente delante de nuestros ojos, pero

    tambin es cierto que cada prrafo llena nuestra mente de episodios inolvidables sobre aquella vida ejemplar.

    PAUTAS PARA SER UN MODELO

    Constante inters por los dems.

    El servicio como esencia del estilo de vida.

    Estar con la gente para ver sus necesidades.

    Compasin sin fronteras para todos.

    5. El carcter de Pastor

    Tanto sus palabras como sus acciones generaban confianza. Cada vez ms las personas advertan que era amigo

    de los pecadores. No solamente saba lo que pensaban, sino que les ofreca su amor para proponerles cambios.

    Irradiaba calor, y no haba reclamo que no recibiera respuesta. [p 33] Ansiaba el bienestar de todos, estimulan-do la pequea insinuacin que mostraban sobre el conocimiento de Dios para enriquecerlos con ms.

    Para l, ser el buen pastor, no era solamente para entrar por la puerta en el redil de las ovejas, que era de-

    mostrar que legalmente era el nico que poda hacerse cargo del rebao, sino tambin mirarlas, reconocerlas,

    llamarlas, sacarlas y presidirlas.

    Se diferenciaba de los extraos en que personalizaba la doctrina y poda probar su carcter de pastor.

    Mientras las ovejas le seguan, oan su voz, que los cautivaba y ejercitaba en la fe. Le oan decir: levntate,

    ven, ve, id, sgueme, et ctera. Los desafiaba a hacer cosas y los sacaba del encierro de la teora a la

    vida prctica.

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    El pastor se mova, avanzaba, era dinmico y se regocijaba en las victorias que comparta con todos; Habr

    ms gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, deca, que por noventa y nueve justos que no necesitan

    arrepentimiento (Lucas 15:7).

    Se quedaba con las ovejas en las calles, en las casas, en la adversidad y en el festn. Creaba en ellas el est-

    mulo a la observacin y les ayudaba a comprender lo que se propona hacer. Era la puerta de la salvacin y

    tambin de la libertad: entrar y saldr y hallar pastos (Juan 10:9). Las ovejas se instruan a ser libres y a

    crecer en la percepcin de la voluntad de Dios, as como a reforzar sus prioridades y a seguirlas.

    Al decir: Yo soy el buen pastor, tambin les deca: Soy la autoridad mxima, el padre de familia, el ad-ministrador de la economa espiritual. La proteccin del rebao estaba garantizada por la responsabilidad del

    pastor de luchar con el lobo cuando viniera para robar, matar y destruir (Juan 10:10).

    Con la figura del Pastor, Cristo abri aun ms el panorama que inconscientemente haba trazado Caifs

    cuando dijo que convena que un hombre muera por el pueblo para congregar en uno a los hijos de Dios

    que estaban dispersos (Juan 11:5052), porque proclam la misin a los gentiles que seran atrados donde-

    quiera que [p 34] estuvieran, y cualquiera haya sido su condicin inicial, para formar un gran rebao presididopor un Pastor (Juan 10:16).

    EL CARACTER DEL BUEN PASTOR

    Entra por la puertadesarrollo normal

    Le abre el porterotiene la gua del Espritu.

    Conoce a las ovejas y las llama por nombretiene una misin

    reconocida.

    Va delante de ellasconfirma su labor.

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    [p 35]

    III

    EL LDER Y SUS PRIMERAS ACTIVIDADESUn modo sencillo de iniciar la enseanza de nuestro rebao es tomando en cuenta las etapas que Pablo mismo

    se haba propuesto para su trabajo. Luego de explicar a los hermanos de Colosas algo de su ministerio y de la

    misin del evangelio, les dijo: Es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria, a quien anunciamos, amonestandoa todo hombre, y enseando a todo hombre en toda sabidura, a fin de presentar perfecto en Cristo Jess a todo

    hombre (Colosenses 1:2728). Un estudio de estas etapas de su labor nos ayudarn para saber cuales podran

    ser la primeras, tambin para nosotros.

    1. El lugar de Cristo en el corazn:

    es Cristo en vosotros la esperanza de gloria

    Parte de la voluntad de Dios era que los apstoles conocieran el misterio escondido, que nada tena que ver

    con las logias griegas, sino con el secreto que ahora Dios haba revelado a los suyos acerca de Cristo y la igle-

    sia. (Efesios 3:5). Tambin la voluntad de Dios era que por medio del evangelio muchos le conocieran ntima-

    mente.

    Aqu comienza el trabajo del lder al hacer que Cristo sea vivificado en su interior; el rebao se inicia en la[p 36] experiencia del evangelio. Es agradable llevar a alguien a conocer a Cristo y verlo salvo, pero ms agra-dable es ver que esa persona comience a disfrutar la vida eterna (Juan 17:3) porque conoce a la Fuente de vida.

    De inmediato sonre con satisfaccin porque siente paz y anhela decrselo al Seor. Se encienden en su alma las

    luces de la esperanza, no solamente futura, sino la que necesita para moverse hoy y maana. Es esa esperanza

    de la presencia del Seor para solucionar las cosas de la vida y para depender en la victoria sobre el mal.

    Si no logramos que se arraigue en nuestros liderados el esplendor de mirar y experimentar que lo que tienen

    es lo mejor, la esperanza no dejar lugar a la visin, ni entendern el significado de: el amor que tenis a todos

    los santos, a causa de la esperanza que os est guardada en los cielos (vv. 45); porque en sus corazones hay

    enredo entre el Cristo de gloria y otras cosas.

    2. La transmisin de la Persona:

    a quien anunciamos

    Este Cristo que es el misterio en s mismo, era el tema de la predicacin apostlica. La proclamacin practicada

    en toda la creacin que est debajo del cielo (1:23) est aqu condensada en una intensa declaracin (Katan-

    gello) de las cualidades humanas y divinas del Seor Jesucristo, con la misma vehemencia que lo haba hecho

    en Tesalnica (Hechos 17:3) o con la delicadeza y cuidado en Corinto (1 Corintios 2:1).

    Para Pablo, anunciar a Cristo era poner la gloria de Dios dentro del corazn de los que le oan, de modo tal

    que pudieran decidir con responsabilidad lo que haran.

    Decir a quien anunciamos, significa que tanto Pablo como Timoteo y los dems que formaban su equipo

    de colaboradores, saban con toda claridad que el evangelio estaba centrado en Cristo glorificado y poderoso

    (Romanos 1:3; Filipenses 2:911), cabeza del cuerpo y sustentador de todos sus componentes (Efesios 4:1516), que por ese hecho son la familia de Dios (Efesios 2:19), amantes del nuevo estilo de vida.

    [p 37]

    3. La formacin de la mente espiritual:

    amonestando a todo hombre

    Amonestar es instruir a la persona en el estilo de vida de Dios. Comienza por quitar los errores del pasado, y

    preparar la mente para que armonice con el fruto del Espritu. Cuando Pablo visit Efeso se dedic a la delicada

    labor de formar las mentes de aquel rebao que no vera ms, y les dijo: Por tanto, velad, acordndoos que por

    tres aos, de noche y de da, no he cesado de amonestar con lgrimas a cada uno (Hechos 20:31). Si entrra-

    mos en los detalles de la vida posterior de la iglesia de Efeso, nos daramos cuenta cules eran los temas que le

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    preocupaban a este pastor y cmo desde los lobos rapaces (Hechos 20:29), que seran enseadores herticos,

    hasta el abandono del primer amor (Apocalipsis 2:4), este rebao estaba muy expuesto.

    La amonestacin es el modo de sacar ideas o costumbres perniciosas (1 Tesalonicenses 5:14) para implantar

    procederes y comportamientos que se conjuguen con la vida de Cristo y posean capacidad para alcanzar tam-

    bin a otros.

    4. La instruccin en el modelo de Dios:

    enseando a todo hombrePablo era un modelo para ensear a los nuevos convertidos cul debera ser su conducta cristiana. En 1 Corin-

    tios 7:10 dice: A los que estn unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Seor, para ensear cul debe-

    ra ser la manera de vivir de un hogar cristiano. Luego en 9:14: As tambin orden el Seor a los que anun-

    cian el evangelio, que vivan del evangelio, para encaminar a los hermanos en el sostn de los siervos de Dios.

    En 11:1: Retenis las instrucciones tal como os las entregu. Estas instrucciones se refieren casi, con seguri-

    dad, a las enseanzas del Seor Jess que se transmitan oralmente y que Pablo escribi antes que fuera escrito

    el primer evangelio. As las iglesias aprendan a Cristo (Efesios 4:2021) [p 38] y eran liberadas de la vida depecado, porque los creyentes obedecan de corazn a aquella forma de doctrina (Romanos 6:17) que les im-

    partan.

    Pablo senta la necesidad de que cada oveja del rebao retuviera las instrucciones (1 Corintios 11:1) para

    que el evangelio no fuera solamente una doctrina bonita para creer, sino una vida comprometida para vivir.Frecuentemente les sealaba a Cristo como ejemplo: Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo tambin en

    Cristo Jess (Filipenses 2:5); Por tanto, de la manera que habis recibido al Seor Jesucristo, andad en l

    (Colosenses 2:6). Es evidente que no tena mucho inters en que los cristianos conocieran la vida histrica de

    Jess, tal como apareci en los evangelios, sino en que la tica del reino de Dios transformar la conducta de

    los santos.

    Enseando a todo hombre implicaba ms que una responsabilidad, era la misma preocupacin de que ca-

    da uno estuviera bien adoctrinado con la capacidad posterior de instruir a otro. Era lo que l mismo haba hecho

    en Tesalnica (2 Tesalonicenses 2:5) y les record, diciendo: As que, hermanos, estad firmes, y retened la

    doctrina que habis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra (2 Tesalonicenses 2:15). Serva, adems,

    como factor unificador para que la comunin estuviera fundamentada en Cristo mismo. No para crear unifor-

    midad, sino para que el Espritu tuviera todos los elementos para profundizar la santidad (Romanos 8:4; Glatas

    5:16) y penetrar con su discernimiento en temas dificultosos (Filipenses 1:911).

    5. La conduccin del rebao a la madurez:

    a fin de presentar perfecto en Cristo Jess a todo hombre

    Convendra explicar que un detalle preocupante en las iglesias desde la segunda mitad del siglo primero fue el

    gnosticismo, que era una hereja de origen griego que procuraba mezclarse con el cristianismo. Los iniciados en

    la disciplina gnstica afirmaban, tener ms sabidura que [p 39] los dems y acceso al poder inefable. Era elcamino para que el hombre interior se redimiera por medio del conocimiento. El fin vendra cuando todo lo

    espiritual fuera perfeccionado por medio de l. Los hombres de conocimiento se vean superiores en percep-

    cin y comprensin (comp. 1 Corintios 8:1) aunque despreciaran en su orgullo la misma cruz de Cristo (Fili-

    penses 3:18).

    Aunque es muy difcil reconstruir lo que suceda en aquellos das en Colosas, al leer la descripcin de Pa-

    blo, es evidente la presencia de una enseanza contraria a la persona de Cristo (1:1519) que, mezclada con la

    filosofa de vanas sutilezas (2:8), propona avances atractivos hacia lo que ellos denominaban la perfec-

    cin. En esta mezcla Jesucristo era solamente un intermediario entre otros para llegar a la plenitud. Era impor-

    tante, tambin, la observancia de las fiestas y el mantenimiento de una dieta (2:16, 21) como parte de la auto-

    negacin en la mortificacin de la carne (2:2023).

    Los cristianos que tenan que testificar en su ambiente tan desordenado, necesitaban conocer experimental-

    mente a Cristo. A este modo de alcanzar el objetivo se lo denomina tambin: ser perfectos (1 Corintios 2:6),

    porque los creyentes estn capacitados para entender la sabidura de Dios.

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    Aunque perfecto tiene otros varios significados en el Nuevo Testamento, el de comprender la voluntad de

    Dios o alcanzar el objetivo que l ha propuesto es para nosotros el ms adecuado. Cuando en 2 Timoteo 3:16

    leemos que el hombre de Dios sea perfecto, se est queriendo describir a un cristiano que ha alcanzado un

    discernimiento para ser til para toda buena obra. Aunque es imposible llegar a la infinitud de Dios, lo que el

    texto afirma es que el hombre de Dios llega a un momento de su crecimiento, cuando debe sentirse libre de las

    ataduras de sus propias faltas. As como perfecto en el sentido fsico significa crecido hasta la normalidad, lo

    mismo es en lo espiritual. El dicho de Pablo a los Filipenses as que todos los que somos perfectos, esto mis-

    mo sintamos (3:15) apunta a destacar que todos los que se dan cuenta de que se encuentran en una carrera

    obedeciendo el supremo llamamiento de Dios, deberan [p 40] manifestar una misma actitud de olvido para lascosas que quedan atrs, para evitar la claudicacin entre dos pensamientos y lograr las demandas del final.

    En la Biblia el estado de inmadurez, o la aprobacin de la niez en materia de discernimiento, es una defi-

    ciencia que refleja situaciones incompatibles a la vida de Dios.

    De modo que cuando Pablo hablaba de presentar perfecto a todo hombre, reflejaba la lucha interna que

    viva en la formacin de discpulos que supieran lo que es abandonar el pasado con sus errores, o sus glorias;

    con sus vicios e irregularidades, para crecer hasta el punto en que Dios los pudiera utilizar (Romanos 6:13, 19).

    LAS REGLAS DEL LIDERAZGO

    Al tomar el modelo bblico, nos aseguramos de que Cristopreside nuestro liderazgo.

    El lder de Dios, conoce las metas de Dios.

    Las ovejas no llegan a una estatura superior a la de su lder.

    6. El descubrimiento del don

    La iglesia es el cuerpo de Cristo, que se caracteriza por la interaccin de sus miembros, presidida por los dones

    del Espritu.

    Al fomentar la comunin (koinon), cada miembro descubre su ubicacin y se robustece para servir a los

    dems. En ese accionar dinmico de servicio, aparecen los dones que el Espritu va dando para el mejor desem-

    peo del testimonio.

    Ya sabemos que el depresidires uno de esos dones, que tiene la particularidad de habilitar a un miembro

    del cuerpo para ayudar a los dems a seguir adelante. Para mencionar especficamente que alguien posee esta

    capacidad, tenemos que pensar previamente que ha habido en l [p 41] un gran inters por los dems y los haservido hasta demostrar esa cualidad. En Romanos 12:7 se la usa en relacin con el movimiento de todo el

    cuerpo, y el trmino griego proistemi significa literalmente: estar delante.

    Es precisamente la posicin del pastor tal como el Seor Jess la explic en Juan 10: Cuando ha sacado

    fuera todas las propias, va delante de ellas (v. 4). As la relacin de sujecin estaba vinculada con alguien que

    las amaba y poda presidirlas hablndoles. En Lucas 24:50, los sac fuera hasta Betania, y alzando sus manos

    los bendijo, tiene el mismo sentido, que es el concentrar a los suyos detrs del Pastor para or de l, cuando ni

    la religin, ni la poltica nacional tena respuestas a las muchas expectativas que Cristo haba creado en ellos.Ir delante es crear motivaciones para comprender los sucesos del presente, y adquirir fe para el futuro. An-

    tes que el lder pueda ejercer esa labor, necesariamente tendr que haber ganado, por su servicio, el lugar de

    estar delante en la conciencia de cada oveja que espera presidir.

    7. La voluntad constante de aprender

    Para producir en el rebao los resultados que sealamos ms arriba, y estar constantemente presidiendo, necesi-

    tamos sentirnos como alumnos en la escuela de Dios. Dos tentaciones pueden daarnos como lderes, la prime-

    ra es creer que lo que sabemos es suficiente y no necesitamos continuar las investigaciones, y la segunda es

    pensar totalmente lo contrario, y vivir en permanente bsqueda de lo desconocido.

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    Pablo, que quera precisamente evitar que Timoteo asumiera esa actitud, trat de imprimir en l la necesi-

    dad de leer, tanto la Escritura como cualquier otro escrito que le ayudara en el combate contra los apstatas.

    Lo que denominaba las fbulas era la manera de interpretar y comentar los dichos sagrados que ponan a

    la Escritura al mismo nivel que los poemas de Homero. As, el evangelio resultaba ser una alegora de la rela-

    cin entre [p 42] Dios y el mundo que aniquilaba la redencin y toda intervencin de Dios para rescatar a lospecadores.

    Enseadores, como Timoteo y otros, no podan quedarse con los rudimentos de la enseanza, ni con la acti-

    tud de combatir la constante evolucin de la hereja con tradiciones intrascendentes que tornaban al combate enuna lucha estril de palabras (1 Timoteo 1:4). Necesitaban estudiar constantemente el contenido de las sanas

    palabras y dedicarse plenamente a la enseanza para confirmar el rebao (Colosences 2:7). El tesoro sagrado

    recibi el nombre el buen depsito o lo que te ha sido encomendado (1 Timoteo 6:20; 2 Timoteo 1:14), que

    es una expresin bancaria, y hace del contenido del evangelio en el interior de cada miembro de Cristo un pa-

    trimonio a disposicin del Espritu Santo.

    Aunque ahora no tengamos las fbulas compuestas de los das apostlicos, existen tambin libros con mu-

    chas interpretaciones que las reemplazan, y causan dificultades similares y aun mayores. Las escuelas de inter-

    pretacin se han multiplicado y trado a nuestra escena problemas exegticos muy complejos. La situacin

    vuelve a poner de relieve la urgente necesidad de que como lderes nos ocupemos en el estudio de la hermenu-

    tica, que es la ciencia que nos ayuda a la interpretacin sana de las Escrituras.

    A modo de orientacin, diremos que las primeras normas que hay que tener en cuenta en la interpretacin

    se basan sobre las siguientes pautas:

    Primero: La Escritura se interpreta a s misma. Generalmente, cuando un tema se menciona por primera

    vez, aparecen datos que servirn de antecedentes documentales para la compresin futura.

    Segundo: Una afirmacin sobresaliente se encuentra rodeada de contextos que certifican las intenciones del

    autor y favorecen la comprensin de lo que afirma. El lector tiene que leer el contenido de todo el prrafo que

    rodea su texto.

    Tercero: El significado de la palabra o frase se investiga primeramente teniendo en cuenta el uso o signifi-

    cado de su da, tanto por el autor que estamos [p 43] leyendo, como por otros; sean del Antiguo o del NuevoTestamento. Adems, debemos recordar que nosotros leemos una versin de la Biblia y no textos con los idio-

    mas originales.

    8. La toma de decisiones

    Hay decisiones que no son fciles de tomar. No le fue fcil a Abraham dejar su tierra y su parentela para ir por

    la fe a lo desconocido. No le fue fcil a Rebeca decidir su ida con Eliezer, siervo de Abraham, para casarse con

    Isaac en tierra extraa (Gnesis 24:58). No le fue fcil a Ana entregar a Samuel como lo haba prometido (1

    Samuel 1:28). No le fue fcil a Eliseo dejar sus bueyes y a su familia para seguir a Elas (1 Reyes 19:21), ni

    tampoco a Juan y a Jacobo dejar la barca y a su padre para seguir al Seor Jess (Mateo 4:22). En cada caso

    ha habido un ejercicio interior mucho ms all de lo que nosotros mismos imaginamos o deducimos del texto

    de la Escritura.

    A. La incidencia de la voluntad

    Todos tenemos la capacidad de elegir nuestro modo de actuar. En esta eleccin pueden intervenir tanto lasemociones como la verdad, y hasta las conveniencias. Las evaluaciones, es decir, lo que uno cree sobre una

    situacin, influyen en forma decisiva en lo que vamos a hacer, y son ellas las que tambin limitan nuestra liber-

    tad.

    La Biblia nos ensea que el discernimiento entre el bien y el mal nace del ejercicio de los sentidos, luego

    que por medio del alimento slido hemos alcanzado la madurez (Hebreos 5:14). La intencin de tomar un ca-

    mino u otro se puede deteriorar si nos detenemos en contensiones sobre opiniones (Romanos 14:1) que no

    salen de la superficie y levantan un muro sobre las determinaciones de fondo.

    Como lderes necesitamos conocer bien la verdad de todo lo que est en juego antes de aventurar una deci-

    sin. El apresuramiento puede causar tanto dao como una dilacin, si para decir so no sobre un tema no te-

    nemos todos los elementos de juicio. Cuando Apolos no tuvo [p 44] voluntad de ir a Corinto (1 Corintios

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    12:16) aunque Pablo le rog ansiosamente que lo hiciera, fue porque la experiencia desagradable que lo haba

    impulsado a salir todava continuaba en vigencia. Lamentablemente, algunas decisiones estn tan influenciadas

    por las emociones, que nuestros pensamientos nos pueden conducir a falsas impresiones y a realizar resolucio-

    nes en caliente que posteriormente nos cuestan revertir. Los corintios haban hecho una promesa de ayuda

    para los pobres, que posteriormente sentan pesada poder cumplir. Pablo, que dedic bastante espacio al tema,

    les dijo: Llevad tambin a cabo el hacerlo, para que como estuvsteis prontos a querer, as tambin lo estis en

    cumplir conforme a lo que tengis (2 Corintios 8:11).

    B. La bsqueda del consejoEs una sabia inclinacin del lder buscarse una persona dnde encontrar consejo para sus decisiones. El cambio

    de ideas con una persona de experiencia favorece la sanidad del carcter y el desarrollo de una personalidad

    con creciente visin en el servicio de Dios. La eleccin de esta persona es muy delicada al pensar que sus crite-

    rios pueden repercutir o no favorablemente en el desarrollo del rebao.

    En principio, tendra que reunir algunas cualidades sobresalientes:

    Primero: Ser temeroso de Dios. Es decir una persona sujeta a El, y constante adorador en reverencia y con-

    templacin. Alguien como Nehemas: Pero los primeros gobernadores abrumaron al pueblo pero yo no

    hice as, a causa del temor de Dios (5:15) o como David: El temor de Jehov os ensear (Salmo 34:11). El

    temor del Seor es un antdoto a la profanacin (Jeremas 32:40) y una fuente de la vida (Proverbios 14:27).

    Ser temeroso de Dios es pensar en la honra de su nombre y lo mejor para que los dems lo conozcan.

    Segundo: Alguien que conocemos bien. Una persona que por su trayectoria ha logrado demostrarnos que

    posee ms experiencia que nosotros y est en condiciones de proveernos orientacin (Exodo 18:19).[p 45]

    Tercero: Una persona a quien se le puede referir cualquier situacin, por su carcter afable y mesurado; sa-

    biendo que ningn problema le producir alteraciones que nos desubicarn tambin a nosotros.

    Cuarto: Alguien que sabe conservar confidencias. Aun el consejero ms avezado perder su reputacin si lo

    que oy en privado sale de alguna manera a la luz (comp. Proverbios 25:19).

    Pero no basta que tengamos un consejero ideal, nosotros mismos debemos ser maduros, objetivos y equili-

    brados en los comentarios que hacemos, para que no se desven nuestros temas. As, es conveniente que antes

    de ir en bsqueda del consejo, nosotros mismos nos aferremos a las promesas de Dios que podamos compartir

    con l, y juntos esperar en El.

    C. El manejo de las presiones

    Son sustancialmente las ideas o actitudes, tanto de personas como de circunstancias, que influyen sobre un lder

    para que modifique su trayectoria o sus planes. Nuestra vida est llena de tensiones, algunas saludables y otras

    perniciosas. En este momento nos referimos a las segundas, porque ponen obstculo sistemtico que amenaza

    constantemente con provocar una crisis.

    Hay pujas que simplemente se mantienen porque afectan intereses creados. Nos acordamos de los fariseos

    tratando de obstaculizar el ministerio del Seor Jess porque no coincida con ellos (Juan 19:7); como conmi-

    naron a Pedro y a Juan para que no hablen desde ese momento en adelante a hombre alguno (Hechos 4:17)

    en el nombre del Seor Jess.

    Pero la coaccin podra ser tambin desde adentro relacionada con la ambicin de alguna oveja y aun de

    nuestra misma lucha por retener cierto crdito enfrente de los dems. Hay tensiones pasajeras que se solucionan

    simplemente con dar tiempo, en cambio hay otras que no, que necesitan solucin para evitar que desemboquen

    en una crisis.

    La forma ms visible de esa crisis es la frustracin [p 46] por incapacidad de llegar a un objetivo. Tanto lavida secular como la Biblia nos han enseado que puede existir una persona frustrada o un plan frustrado. Para

    el primero diremos que miles de israelitas salieron de Egipto con la seguridad de entrar en la tierra de promi-

    sin, pero nunca llegaron porque murieron en el desierto; el plan inicial se frustr y miles cayeron en el desier-

    to. Demas, que sali con Pablo y realiz hermosas experiencias, lo abandon porque en su interior cambi de

    objetivo, se frustr la persona.

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    No debemos esperar hasta estos extremos, porque debemos decidir lo mejor antes que otros lo hagan por

    nosotros; aun sabiendo que el costo es doloroso. Tampoco los costos son iguales, porque no es lo mismo modi-

    ficar o cancelar una salida de paseo, que decidir o no la compra de una propiedad; ni vender un automvil, que

    aceptar una proposicin de casamiento. Pero es all donde estn los recursos de la oracin, dependencia del

    Espritu (Juan 16:13) y el consejo que mencionamos ms arriba. Cada decisin reclama su evaluacin.

    D. El enfrentamiento con la realidad

    Tarde o temprano tendremos que enfrentar la realidad. El mismo Seor Jess dijo: la hora ha llegado; glorifica

    a tu Hijo para que tambin tu Hijo te glorifique a ti (Juan 17:1). La decisin que tomemos podr ser grande opequea en nuestros ojos, o grande o pequea en verdad, pero la decisin ser impostergable.

    Nuestra decisin debe ser constructiva, aunque quizs no a corto plazo, pero viendo los beneficios positivos

    que aparecern despus. Por ejemplo cuando Pablo predic en Corinto: Me propuse no saber entre vosotros

    cosa alguna, sino a Jesucristo (1 Corintios 2:2), no quiso entrar en temas que pudieran ofender o equiparar

    la cruz de Cristo con otra cosa. Fue una decisin a largo plazo. Ms tarde, en 2 Corintios 2:1 leemos: Esto,

    pues, determin para conmigo, no ir otra vez a vosotros con tristeza. Esta determinacin era ms a corto plazo,

    pero con efectos duraderos (comp. Tito 3:12).[p 47]

    Daar nuestro desarrollo y el del rebao, si una decisin impostergable sufre tardanzas por presiones, sim-

    plemente porque los afectados ofrecen resistencia. Si las causas invocadas son de fondo, necesariamente, ellos,

    en primer lugar, y todos los involucrados deberemos buscar soluciones alternativas que permitan seguir con los

    planes. Cuando en Corinto se demor el envo de la ofrenda, Pablo y Timoteo decidieron que Tito les visitara.

    Cuando conversaron el tema con l, luego de cierta reflexin, leemos: Pero gracias a Dios que puso en el cora-

    zn de Tito la misma solicitud por vosotros. Pues, a la verdad recibi la exhortacin; pero estando tambin muy

    solcito, por su propia voluntad parti para ir a vosotros (2 Corintios 8:1617). Qu hubiese sucedido si Tito

    no hubiese tenido la disposicin de ir? Debera haber ayudado a solucionar el problema aportando ideas preci-

    sas.

    Si alguna decisin que hemos tomado fue equivocada, y la experiencia as lo demuestra, debemos recono-

    cerlo y pedir perdn segn corresponda, para luego revocar la medida en forma parcial o total segn el caso. De

    lo contrario, al dao acarreado por la resolucin, se sumar la prdida de autoridad, porque no fuimos capaces

    de aceptar nuestras faltas.

    9. La evaluacin de lo actuado

    Luego de un cierto tiempo en el desempeo de las tareas, llega el da de la evaluacin. En 1 Timoteo 3:10 lee-

    mos: Y stos tambin sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado, si son irreprensi-

    bles.

    En esta Escritura hay un principio de evaluacin que es necesario tener en cuenta para toda la vida de servi-

    cio. Para hacerlo mejor, sera bueno tener presente las siguientes preguntas:

    a). Realic con eficacia la labor encomendada?

    b). Cules fueron los resultados positivos? y los negativos?

    c). Hay cosas para corregir? Cules por ejemplo?[p 48]

    d). Soy un cristiano con llamamiento de Dios para lo que hago? Debo continuar?

    e). Est terminada la etapa que me corresponde? Hice techo?

    f). He pensado en que debo delegar? A quienes? Una ayuda para contestarlas con cuidado sera la si-

    guiente:

    A. Obediencia irrestricta al Seor

    El salmista deca: Ensanos de tal modo a contar nuestros das que traigamos al corazn sabidura (Salmo

    90:12). Contar los das no significaba ubicarse frente a un calendario para saber cuanto faltaba para Navidad o

    para fin de ao. No, era una consciente comprobacin de la brevedad de la vida, y provocar la acumulacin de

    la mayor cantidad de sabidura para vivir reemplazando la tristeza y proveyendo vitalidad del Espritu para ala-

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    bar al Seor y honrar su nombre cada vez con mayor sabidura. Notaremos, entonces, que nuestra labor tendr

    eficacia porque ms y ms se ir ajustando a sus planes.

    Es el rebao del Seor, es l quin tiene los propsitos, y bendito el lder que lo entiende as y cada vez ms

    ajusta la conducta a esos mandatos.

    La evaluacin de lo que hacemos debe seguir las pautas del Seor, porque la obra es suya: la obra para la

    cual los he llamado (Hechos 13:13); nico modo de conocer los resultados. Para saber si estos han sido posi-

    tivos o negativos, tendramos que observar cmo evalu Pablo su ministerio: Nuestra exhortacin no procedi

    de error, ni de impureza, ni fue por engao (1 Tesalonicenses 2:3), sino segn fuimos aprobados por Dios as hablamos (v. 4), es decir, que l trabajo fue realizado de modo tal que mereci el beneplcito del Seor.

    Para Pablo la gua principal para conocer si sus trabajos podran ser o no aprobados estaba en las respuestas

    que Dios pona en su propio corazn. As aprobar (o desaprobar) era una relacin entre su persona y Dios con

    respecto a sus labores. Vea a todo lo realizado como si fuera metal que debera pasar por el fuego para verifi-

    car su genuinidad. Nosotros mismos debemos comenzar; As que, cada uno someta a prueba su propia obra, y

    entonces [p 49] tendr motivo de glorificarse slo respecto de s mismo, y no en otro (Glatas 6:4); Compro-bando lo que es agradable al Seor (Efesios 5:10) (comp. 1 Tesalonicenses 5:21). Pablo cotejaba su ministerio

    con lo que l quera y deca: Habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado (desaproba-

    do) (1 Corintios 9:27) por haber extraviado los objetivos de su ministerio.

    B. Reconocimiento logrado por la grey

    As como el Seor Jesucristo habl de los testigos que l tena, y podan mostrar que era un lder, nosotros tam-

    bin necesitamos tener avales celestiales y tambin terrenales. Veamos qu ocurri con l:

    Primero: Mencion a su Padre que lo haba enviado (Juan 5:37) y dado testimonio de l (Mateo 3:16).

    Segundo: En el mismo momento de su bautismo descendi el Espritu, y leemos en Juan 1:34: Sobre quien

    veas descender el Espritu Santo y que permanece sobre l, ese es. Aunque el simbolismo no es muy claro

    para nosotros, es vlido y sirvi para identificar y confirmar a Cristo.

    Tercero: Cristo dio testimonio de s mismo (Juan 8:18) de que Dios le envi y de que las palabras y hechos

    eran del cielo. La gente crea que era as, pero los religiosos preferan contradecirlo: Yo hablo lo que he visto

    acerca del Padre; y vosotros hacis lo que habis odo acerca de vuestro padre (Juan 8:38).

    Cuarto: Juan el Bautista, que haba bautizado a Jess y visto lo que sucedi, comprendi que sus palabras:Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1:29) y todas las dems cosas que agreg,

    eran la verdad (Juan 5:33).

    Quinto: Jess les dijo a los fariseos: Escudriad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas te-

    nis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de m (Juan 5:39). Segn vemos en la conversacin que

    Cristo mantuvo con los dos discpulos camino a Emas, todas las Escrituras del Antiguo Testamento daban

    testimonio de l (Lucas 24:27).[p 50]

    Sexto: Los discpulos daban testimonio de l. Vosotros daris testimonio tambin, porque habis estado

    conmigo desde el principio (Juan 16:27). Le vieron, le oyeron, caminaron y hablaron acerca de l (Mateo

    16:16).

    Sptimo: Dijo el Seor: Yo tengo mayor testimonio que el de Juan; porque las obras que el Padre me dio

    para que cumpliese, las mimas obras que yo hago, dan testimonio de m, que el Padre me ha enviado: (Juan

    5:36).

    Leemos en el libro de Josu que Israel sirvi a Jehov todo el tiempo de Josu, y todo el tiempo de los an-

    cianos que sobrevivieron a Josu, y que saban todas las obras que Jehov haba hecho por Israel (Josu

    24:31). Estas palabras dicen de por s que Josu haba sido un modelo que haba formado el carcter espiritual

    de muchos y cuya conducta haba prevalecido sobre las circunstancias nada favorables de sus compatriotas. Por

    su parte, Samuel, aunque haba perdido credibilidad a causa de sus hijos, el rebao rebelde no pudo desconocer

    las cualidades morales que acompaaban su ministerio. De modo que cuando los desafi a juzgar su proceder:

    Atestiguad contra m delante de Jehova,

    1. si he tomado el buey de alguno

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    2. si he tomado el asno de alguno

    3. si he calumniado a alguien

    4. si he agraviado a alguno

    5. si de alguien he tomado cohecho

    para cegar mis ojos con l; y os lo restituir, el pueblo respondi: Nunca nos has calumniado ni agraviado, ni

    has tomado algo de mano de ningn hombre (1 Samuel 12:34). Samuel haba servido con integridad y juzga-

    do al rebao con rectitud, y ellos lo reconocieron; pero haba descuidado un punto muy delicado, que era sufamilia, y esa fue su ruina.

    C. Finalizacin de una etapa del ministerio

    Ms adelante estudiaremos la importancia de la delegacin de las labores, ahora simplemente nos conviene

    reflexionar si la primera etapa de nuestros trabajos no est concluida y tendremos que iniciar otra.[p 51]

    Como el lder es una persona con propsitos y metas, l mismo sabe que se encuentra a disposicin del

    avance. En la medida en que equipa a los santos (Efesios 4:12), en esa misma dimensin, l mismo progresa y

    recibe ms visin para su futuro. Al seguir los pasos de los ms aventajados (2 Timoteo 2:2), ciertas labores

    quedan atrs de por s y otras personas deben continuarlas.

    EL HABITO DE LA EVALUACION

    Ser prolijos en las decisiones es mostrar un buen criterio para

    el futuro.

    Las resoluciones consultadas producen experiencias comparti-

    das.

    Al evaluar nuestro trabajo, permitimos que Dios intervenga

    para modificarlo o continuarlo.

    [p 52]

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    [p 53]

    IV

    EL LDER EN FUNCIONESCuando hablamos de funcin nos referimos a la actividad o ministerio que desempeamos. Hemos hablado de

    otras personas ocupadas, y aun de cmo lo hicieron algunos hombres de Dios. Pero siempre aprendemos lec-

    ciones muy particulres cuando somos nosotros mismos los involucrados.Nehemas estaba preparado para que Dios lo usara. En su constante oracin en el palacio persa, tena pre-

    sente la condicin de su nacin; pero cuando se dio la oportunidad se sinti impactado y elev la oracin cir-

    cunstancial que leemos en Nehemas 2:4 Me dijo el rey: qu cosa pides? Entonces or al Dios de los cielos, y

    dije al rey. As tambin puede suceder con nosotros. Estamos espiritualmente preparados, pero no sabemos

    en qu momento Dios nos llamar para actuar.

    En otras ocasiones sucede que estando ya activos sentimos la necesidad de buscar nuevas directivas, como

    Isaas con su: Heme aqu, envame a m (Isaas 6:8), o de reencauzar ciertas reas del ministerio que no pare-

    cen estar bien determinadas o encaminadas. En Juan 6:28 leemos de un grupo de hombres que pregunt: Qu

    debemos hacer para poner en prctica las obras de Dios?. Saban que tenan una responsabilidad, pero necesi-

    taban directivas. Lo que el Seor les respondi no les satisfizo, porque pasaba por toda la confianza y depen-

    dencia que deban poner en l. [p 54] Adems, tenan que redefinir el trmino: obra de Dios que para elloseran manifestaciones visibles vinculadas con la vida poltica del pas. Pero en el contexto de Juan 6, las obras

    de Dios no eran seales; porque lo que Dios reclamaba era un cambio de corazn.

    Estas consideraciones nos guan a pensar que un lder en actividad necesita tener siempre presente aspectos

    esenciales de sus labores.

    1. La funcin y el carcter espiritual

    As como aquellos judos crean que la obra de Dios era hacer y hacer, nosotros tenemos la misma tentacin. Se

    cruzan por nuestras mentes preguntas similares a las de ellos, y rpidamente queremos hacer y tomar inciativas.

    Un buen comienzo sera dado si volvisemos sobre la respuesta del Seor a la pregunta que lemos ms

    arriba. Esta es la obra de Dios, que creis en el que l ha enviado (Juan 6:29). Nunca haremos suficiente n-

    fasis sobre nuestra dependencia de l. Creer en Cristo es mantener constantemente una relacin con l y se-guir los pasos que nos ha marcado. En 1 Pedro leemos que seguir sus pisadas es andar por una senda misteriosa

    de sujecin en el dolor y desaprobacin de la gente, habiendo ya negado el propio yo. Hay una ley natural

    que se opone a este modelo, y que quisiera que nuestro liderazgo no fuera as. Si una persona cae al mar, se

    hunde, pero si le colocamos el salvavidas se salva, Una ley natural fue contrarrestada por otra. La primera se

    parece a la ley del pecado, y la segunda a la del Espritu. Nosotros que somos del Espritu necesitamos constan-

    temente depender de l.

    2. La actividad y el modelo

    Hemos comentado reiteradamente que los trabajos que no se pueden mantener con el ejemplo, paulatinamente

    dejan de ser espirituales. Tenemos la tendencia a leer la Escritura para otros o realizar exhortaciones basadas en

    personajes [p 55] bblicos de modo que nuestros hermanos vislumbren lo mejor. En la prctica los que oyen o

    los que son aconsejados miran cul es el efecto que lo que decimos ha producido en nosotros, y desde ah nosescuchan o nos abandonan. A todos nos agrada sentir la vida, ms que or las palabras, y esto solamente es po-

    sible vivificando el amor de Dios.

    Como la actividad puede con suma facilidad caer en el activismo, la vigilancia sobre nuestras relaciones

    con Dios tiene que ser constante. Con el activismo podemos hacer mucho, pero desconectado del Seor y con

    resultados espiritualmente pobres. La actividad espiritual, en cambio, nos ejercita a seguir dependiendo de l.

    Pedro rog a los ancianos que le acompaaban que observaran ciertos detalles en su propio ministerio, para que

    les sirviera de alimento y sostn a ellos. Primero, les dijo que era testigo de los padecimientos de Cristo, es

    decir, que saba cul era el costo del rebao; y segundo, que era participante de la gloria que ser revelada, es

    decir, que saba cul era el destino de las ovejas. Pedro, quera que estos lderes supieran lo que l haba apren-

    dido sobre el rebao, para que los trabajos o labores que hicieran les tuvieran a ellos mismos como modelos.

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    La palabra empleada por Pedro es en verdad la ms expresiva. Es la misma de Juan 20:25: Si no viere en

    sus manos la seal de los clavos no creer. Est describiendo una marca imborrable, en el caso de las ma-

    nos de Jess, practicada por un elemento duro como son los clavos. En Romanos 6:17, habis obedecido de

    corazn a aquellaforma de doctrina, es como un molde que forja un nuevo estilo de vida. Pablo deca que los

    creyentes de Tesalnica haban sido ejemplo a todos los de Macedonia y Acaya que haban credo (1 Tesalo-

    nicenses 1:7). Reconocemos que es ms fcil hablar de ejemplo que actuar, trabajar, luchar contra uno mismo y

    aun impactar a los que nos siguen.

    Timoteo tena que cuidarse a s mismo. Tena que rechazar a los apstatas, tena que ensear a los hermanosy en todo deba dejar la marca de fidelidad. Leemos en 1 Timoteo 4:12: Ninguno tenga en poco tu juventud,

    sino s [p 56] ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espritu, fe y pureza. Las huellas que suministerio tenan que dejar no eran los mtodos de trabajo o las estrategias para el avance, sino ms bien el ca-

    rcter de hombre de Dios.

    3. Las labores y su contenido

    Volvemos a 1 Pedro 5, porque all se dan valiosas actividades pastorales: Apacentad cuidando (v. 3). Estas

    dos palabras aluden a tareas delicadas muy relacionadas con las ovejas mismas. Pedro les indica a los lderes

    que se preocupen por las personas, que sientan lo que necesitan y las asistan. Dentro del trabajo de apacentar

    estaba el de conocer, as como el de alimentar e instruir.

    a. Conoceres saber quines son los que tenemos a nuestro cuidado. En Mateo 18:12 leemos de una supues-

    ta persona que teniendo cien ovejas se le descarra una de ellas y, preocupado, deja las noventa y nueve para

    buscarla.