¿quiÉn matÓ a alex?

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¿QUIÉNMATÓAALEX?

Elmisterioquenosune

JANETHG.S.

Serie¿QuiénmatóaAlex?1#QMAA

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¿QUIÉNMATÓAALEX?

V.1:marzo,2017

©JanethG.S.,2017©deestaedición,FuturboxProject,S.L.,2017Todoslosderechosreservados.

Diseñodecubierta:TallerdelosLibrosImagendecubierta:Bowie1/Freepik

PublicadoporOzEditorialC/Mallorca,303,2º1ª[email protected]

ISBN:978-84-16224-62-3IBIC:YFDConversiónaebook:TallerdelosLibros

Cualquierformadereproducción,distribución,comunicaciónpúblicaotransformacióndeestaobrasólopuede ser efectuadacon la autorizaciónde los titulares, conexcepciónprevistapor la ley.Diríjase aCEDRO(CentroEspañoldeDerechosReprográficos)sinecesitautilizaralgúnfragmentodeestaobra(www.conlicencia.com;917021970/932720447).

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¿QuiénmatóaAlex?

ElfenómenoquearrasaenWattpad.Másde37millonesdelecturas.

PremioWattys.

Hannahesunaadolescentededieciséisañosenganchadaalasredessociales.PeroundíarecibeunasolicituddeamistaddeFacebookdeunchicollamadoAlexCrowell.Alaceptarla,descubreenelmurodeAlexqueestámuerto.Y luegopasaalgo todavíamásescalofriante: recibeunmensajeprivadodeljoven donde él le pide ayuda para averiguar quién lomató. En una trepidante investigación, Hannahdescubrequehaymuchaspersonasinvolucradasensumuerte.Perocontaráconunaayudainesperada,ladelfantasmadeAlex.

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CONTENIDOS

PortadaPáginadecréditosSobre¿QuiénmatóaAlex?

Capítulo1Capítulo2Capítulo3Capítulo4Capítulo5Capítulo6Capítulo7Capítulo8Capítulo9Capítulo10Capítulo11Capítulo12Capítulo13Capítulo14Capítulo15Capítulo16Capítulo17Capítulo18Capítulo19Capítulo20Capítulo21Capítulo22Capítulo23Capítulo24Capítulo25

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¿QuiénmatóaAlex?ElsecretodesveladoSobrelaautora

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Capítulo1

Cuandodesperté, undolorme consumiópor completo.Lahabitación empezó a dar vueltas, así quepestañeé un par de veces. El mareo no tardó en llegar y el estómago se me revolvió. Lo veía tododistorsionado.Teníalavagasensacióndeestarenellugarequivocado,sinningúncontrolsobreloquesucedía.Eltechocomenzóadesplomarsesobremicuerpoflácido.

Gemídedolor.Teníaun saboramargoen lagarganta.Meestabilicéal cabodeunos segundosy,pocoapoco, el

espacioempezóatomarforma.Lassombrassetiñerondecolor.Cuandoelmareocesó,comprobéqueestaba en mi habitación. Una sábana blanca me cubría de los pies al cuello y, extrañamente, estabahúmeda.Supedeinmediatoquealgonoibabien:teníalafrentemojada,loshuesosmedolíanycualquiermovimientoloempeorabatodo.Notardéendarmecuentadequeestabaempapadaensudor.Maldijeenvozbajacuandoeldolorsevolviómásintenso.

—¿Hannah?—dijoalguiendesdeelrincón.Lavozsonabalejana.Micabezapalpitabamientrastratabadecomprenderquéhabíasucedido.Loúltimoquemicerebro

alcanzabaaevocareraunvagorecuerdodelinstituto.Sinembargo,soloeranmomentosefímeros,piezasincompletas.Nadaquepudieraayudarmearesolverlaincógnita.

—¿Quéhapasado?—preguntéalvacío.Mivozsonócomosihubierabebidoalcohol.Eraáspera,ronca.

—Unaccidente—respondióalolejoslavozmasculina—.Nadagrave.Nohaydequépreocuparse.Me sobresalté. Sentí pánico al escuchar a un hombre enmi habitación.Nome sentía segura.Me

incorporérápidamenteymefrotélacabezaconlasmanos.Apretélosojos.Mitorturafísicaseguíaenaumento.

—Notepreocupes,eldolorsetepasaráenunosminutos.Tehedadounapastillaquetealiviará—explicó—.SoyeldoctorRichard,Hannah.

Saberquesetratabadeunmédicomeayudóarelajarme,peronolosuficiente.Seguíamareadayconfuertes palpitaciones en la cabeza, por nomencionar la inquietudqueme causabano recordar lo quehabíapasado.

Movíloslabioseintentéhablarconcoherencia.—¿Quéclasedeaccidente?Pronunciar esas palabras fue un reto.Me dolían todos los músculos del rostro. Era como si me

hubierangolpeado conunbate en la cara.Por supuesto,mi vozquebrada revelabami sufrimiento: si

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habíatenidounaccidenteyunmédicoseencontrabaenmihabitación,setratabadealgopreocupante.—Noesnadagrave—insistió.Sutonoerasuave,tranquilizador.Inclusopercibíunasonrisaamable.

Guiémivistahaciael rincóndesdeelqueprovenía lavoz.Elhombre teníaunadentadura totalmenteblanca y sus labios eran delgados y viejos. Tan arrugados y gastados como el pantalón que llevabapuesto—. Fue en el instituto,mientras jugabais a fútbol. Te golpearon con una pelota en la cara y tedesmayaste.Perocomohedicho,nohaynadadequépreocuparse.

Dudé.Yonoeraprecisamenteunachicadistraída.Eracuidadosaconloquehacíaydefinitivamentenoera tandespistadacomoparaacabarenuncampode fútbolenplenopartido.Podía serpeligroso.Además,nosemedababiendarpatadasaunbalón,semedabamejorjugarabaloncesto.

Examiné al hombre unos segundos.Me sostuvo lamiradamientras sonreía. Vi que guardaba unajeringa vacía en el bolsillo de su bata arrugada.Era un hombre con el rostro surcado por cientos delíneas.Parecíaquesededicabaauntrabajoqueloapasionabadesdehacíamuchotiempo.

Comonopestañeó,decidíapartarlavista.Yentonceslahabitaciónvolvióadarvueltasduranteunossegundos.

—¿Dóndeestámimadre?Mepresionédenuevolacabezaconlosdedos.—Estoyaquí.—Lavozsonócerca.Talvezprocedíadelapuerta,queestabacercadelacama.Oírla

metranquilizó.Labusquéconlamiradarápidamente.—Mamá—dijeadormilada—.¿Quéhapasado?—Yatelohadichoelmédico,unaccidenteenelinstituto.—Suvozeraapaciguadora,formal,como

laqueutilizabaconlosestudiantes.Sehabíaacostumbradotantoahablardeesamaneraque,aveces,seolvidabadequeyoera suhijaademásdeunaalumna—.Afortunadamente todoestábien, esdecir, túestásbien.YsegúneldoctorRichard,eldolordecabezasetepasarápronto.

—Esosignificaquenohayexcusaparalibrarmedeiraclasemañana,¿verdad?—Afortunadamente,misentidodelhumornomehabíaabandonado.Lohabíapreguntadoconlaesperanzadequemedieranalmenosundíadedescanso.Serlahijadeladirectoradelinstitutonoeranadafácil.Ysialguiencreíaqueteníaprivilegios,estabamuyequivocado.Dehecho,teníamásobligaciones.

Escuchésurisasuave.—Exacto.Asíquepontealdía,hepedidoalosprofesoresqueteenvíenporcorreolasactividades

deayerydehoy.—¿Cómo?¿Perocuántotiempollevoaquí?—Estabaconfundida.Ahoraentendíaporquémedolía

todoelcuerpoyporqué teníauncardenalenelbrazo.Había tenido lasvacacionesmás largasdemividaynisiquieralashabíadisfrutado.Noerajusto.

—Dos días.—Lavoz del doctorRichard resonó en la habitación.De nuevo, todo dio vueltas—.Necesitabasdescansar.

Intenté recordar el accidente, pero fui incapaz. No había más que oscuridad. Los recuerdos noexistían,sehabíanperdidoenalgúnlugardemicerebro.

—Norecuerdonada—comenté.Teníalavozronca—.¿Porquénolorecuerdo?Memolestabanosaberquéhabíasucedido,quemimentenopudieradarmeunarespuesta.Mesentía

comoelabuelodeCara,queolvidabalascosasmássimples,como,porejemplo,quesehabíapuestolasgafasenlacabezaodóndehabíaestadoelfindesemana.Eraabrumador.SimplementenecesitabacrearunaimagenconlopocoqueeldoctorRichardymimadremehabíandicho,yresultabamuyfrustrante.

—Loharásensudebidomomento,Hannah.Losrecuerdosnomuerenniseocultanparasiempre—

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respondióconseguridad.Tuvelasensacióndequelodecíaconunasonrisa.Talvezmeestabaponiendoun poco paranoica, pero es queme asustaba no recordar el accidente, y elmartilleo constante enmicabezameatormentaba—.Ahoranecesitasdescansar.

—¿Todavíamás?Noqueríavolveradormir,nitampocoestarenlacama.Queríalevantarmeysalircorriendo,hacer

algo.—Loqueseanecesario—dijomimadre,firme.—Tu madre tiene razón, necesitas descansar y recuperar fuerzas. Eres una chica sana. El dolor

cesará pronto y los recuerdos volverán tarde o temprano. Solo estás en shock.—La cálida voz deldoctorllenólahabitacióny,dealgúnmodo,empecéaconfiarenél.Mimadreparecíahacerlo.

Asentíligeramente.Susonrisa,tanserenaypura,meinspirabaseguridad.Eraunhombrecorpulento,labatablancaseajustabaasucuerpofornidodemodoqueunpardebotonesparecíanestarapuntodesalirdisparados.Susojosseveíancansados;habíamanchasoscurasdebajodeaquellascanicasgrisesquedejabanentreversuedadysuexperiencia.Teníaelcabellomáscanosoquehabíavistoenmivida.Cuandolosrayosdelsolsefiltrabanporlaventanaycaíansobreél,creabanlasensacióndeuncabelloplateadobrillante, comoeldeunanciano.Seguroquehabíaestadoen situacionesmuchopeoresyyoestabaquejándomeporunsimpledolordecabeza.

—Muchas gracias doctor —dijo mi madre—. Sé que tiene mucho trabajo y necesita volver alhospital.Vengaconmigoyleprepararéunchequeporsushonorarios.

Eldoctorasintióysedispusoaguardarsusutensiliosdetrabajoenunmaletínnegro.—Esperoqueterecuperespronto—dijoconfranqueza.Luegosegiróhaciamimadre—:Margaret,

tienesminúmero,yasabesque,sipasacualquiercosa,estoydisponible.Ysienalgúnmomentonomelocalizas,algunodemiscolegasteayudarásilodeseas.

—Muchas gracias, de verdad—respondiómimadre con una sonrisa. Sus comisuras se elevaronrápidamenteylosojoslebrillaron—.EstoyseguradequeHannahnotardaráenrecuperarse.Comprarélosmedicamentosqueharecetadoyesperaremosaquesurtanefecto.

—Porsupuesto—aseguró,dispuestoasalirdelahabitación.Senotabaqueteníaprisa.Apesardesu edad,mostraba la energíadeun joven.Susmovimientos eran rápidosy enérgicos, nodudabay suseguridaderapalpablecuandohablabaohacíaalgo—.Hasidounplacerconocerte,Hannah.Yno tepreocupes,todoirábien.

Laspalabraseransinceras.—Muchasgracias—contestéporeducaciónenunsusurro.Mesentíadébilycansada.Eldoctorrecogiósumaletínycerrólamanoenunpuño.Secolocóbienunodesustirantes,quese

caíadevezencuando.Elmaletínestabaperfectamentelimpioyordenadoencomparaciónconsubataysupantalón.

Se despidió con unmovimiento de cabeza y sonreí sin saber qué decir.Entoncesmi estómago serebelóytuvequecontenerlasganasdevomitar.

Mimadresaliódelahabitaciónyeldoctorsiguiósuspasos.Elsonidodeloszapatossealejó,aligualquelasvoces.Depronto,bajolassábanashúmedas,mesumergíenunsueñollenodetormentas.

Afuera,lasgotashabíanempezadoacaer.

***

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Latormentamedespertóalcabodeuntiempo.Unasucesiónderelámpagosiluminólahabitaciónduranteunos segundos, y el trueno que llegó después hizo temblar las ventanas.Me estremecí demiedo. Laoscuridadnotardóenvolverateñirdenegrocadarincón.Seguíasudandoyconlassábanasempapadas.

Loúnicoquealcanzabaavereransombras.Micuartosehabíaimpregnadodeloloratierramojada,yestabaseguradequeenlascasasdelosalrededoresserespirabaelmismoaroma.

Me incorporéymequedésentadaen lacama, tratandodeencontrarle sentidoa todo loquehabíasucedido.Latormentanocesaba.Lostruenosresonabanconfuerza,comosilastripasdelcielogruñeran.Lacamatembló.Unossegundosdespués, laluzvolvióeiluminódenuevoeldormitorio,ytalycomollegó,sefue.

Lasgotasgolpeabanconfurialoscristalesdelasventanas.Nosedetenían,eranpersistentes.Parecíaque quisieran entrar en el dormitorio. El cielo oscuro y nubloso seguía rugiendo, cada vez conmásintensidad.Lostruenospeleabanporserlosmáspotentes.Ylasgotas,quedanzabanenlatormenta,leshacíancompañía.Erangrandes,comopiedras.

Porunmomentocreíqueloscristalesacabaríanrotosenmilpedazos.Apesardeloslargosintervalosdesueño,mesentíaagotada.Cadamiembrodemicuerpopesabael

dobledelohabitual.Conesfuerzo,medeslicéporlacamahastasentarmeenelborde.Teníaelpelograsiento,sentíalos

mechonessuciospegadosenmismejillas.Nohacíafaltaquenadiemedijeraquenecesitabaunaduchaurgente.Sinpensarlo,mepuseenpie.Misdedosentraronencontactoconelsuelofríoydiunospasos.Busqué la lámpara de mi escritorio en la oscuridad. A tientas, reconocí papeles que había dejadoesparcidos.Palpéconcuidadoportemorahacermedaño,perosoloalcancéatocarlápices,untecladollenodebotones,unabotelladeaguavacía, librosgruesosyunbotedeplástico.Hiceunmovimientorápidoy,alinstante,algocayóbruscamente.Oíquecientosdepequeñaspiezasdehierroseesparcíanpor el suelo. Corría el riesgo de pisar con los pies descalzos mis clips de colores. A oscuras, erapropensaahacermedaño,asíquenecesitabaencenderlaluzenseguida.

Un relámpago volvió a iluminar el cielo y me permitió ver, durante unos escasos segundos, lalámpara color crema que mi madre me había regalado por mi duodécimo cumpleaños. Actué deinmediato,antesdequelanochevolviera,ytirédelacadenadelalámpara.Lahabitaciónseiluminó.

Elcalorempezabaaasfixiarme.Micuartoerademasiadohúmedo.Recogí hasta el último clip y los guardé en el bote. Lo dejé en el escritorio y algome llamó la

atención:elmonitordemiordenadorsehabíaencendidoderepente,sinqueyohubierahechonada.Lapuertademihabitaciónestabacerrada,ymeinvadióunatentaciónirresistibledeconectarmea

las redes sociales. Probablemente Cara, mi mejor amiga, me habría mandado un mensaje o habríapublicadoalgoenmimurodeFacebook.Comomimadreno lahabíamencionado, supusequenomehabríavisitadomientrasestabainconsciente.

Apartélasilladelescritorioparasentarme.Almoverelratón,lapantallaganóbrilloalinstante.Memordílasuñasenungestoinconscienteymastiquéunbuenratounpequeñopedazoquehabíaarrancado.Teníalabocaseca.EmpecéateclearrápidamenteparaescribirunmensajeaCara.Alterminar,pulséelbotóndeenviar.Alcabodeuninstanterecibíunanotificación.Seríasurespuesta.Vaya,quérápida.

PeronosetratabadeCara.Eraunmensajeconunremitentecuyonombrenomedecíanadaenabsoluto.AlexCrowell.Untruenobramóconfuerza.¿QuiéndemonioseraAlexCrowell?

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Abríelmensajeyloúnicoquedecíaera:«Hola».Como había llegado a un trato con mi madre, no podía aceptar ninguna solicitud de amistad de

desconocidos.Acambio,podíatenerelordenadorenmihabitación,sinqueellamecontrolara.Erauntratojusto.

Perolacuriosidadmeconsumíapordentro,asíquehiceclicensunombreyaccedíasuperfil.Eraunchicoguapo.Demasiado,adecirverdad.

Fueentoncescuandoelángelyeldemonioaparecieronsobremishombros.¿Romperlaúnicareglaqueteníaconmimadre?¿Operderalchicoguapoquemeacababademandarunmensaje?Unadifícilelección,porsupuesto.Escupíeltrozodeuñamasticadaqueseguíaenmibocayguiéelcursorhastaelbotónquedecía«Agregaramigo».

Podríamosseramigos.Perolavozdemiconcienciaseabriópasoymeregañéamímisma.Nopodíaagregarlo.Nosabía

quiéneraniquéquería.Sinembargo,podríaaveriguarlo.Melevantédelasillaycomencéacaminarporlahabitación.Enunabrirycerrardeojoslaspalmas

demismanosestabanbañadasensudor.Ledivueltas.Mimadrenuncaseenteraría.Entoncespenséquetalvezleestabadandodemasiadaimportanciaaunchico.Asíquemevolvía

morderlasuñas;ahoraletocabaaldedoíndice.Enunimpulso,apretéelbotónyloagreguéamisamigos.Cincosegundosdespués,lasolicitudfue

aceptada.Estabatanintrigadaquevolvíafisgarensumuro.Fueronlossegundosmáslargosdemivida.Mequedéquieta,inmóvil,conlosojosclavadosenla

pantalla.Describirelmiedoylaangustiaquesentíeraimposible.Lasangresehabíaacumuladoenmirostro

fríoypálidoporlaluzdelmonitor.Derepente,mehabíaquedadohelada.Permanecí quieta frente al ordenador.Un cosquilleo en la nucame tentó a rascarme y sacudir la

cabeza.Aquelloerademasiadoinquietante.Unescalofríomerecorrióelcuerpodepiesacabeza.Sentíqueahoralasangrecirculabapormismejillasconmásintensidad.

LaspublicacionesqueleíenelmurodeAlexmedejaronhelada.«Eresunángelquedecidióregresarasuhogar»,o, laqueparecíaescritaporsuhermano:«Elmejorhermanosobre la fazde la tierra, tequiero.Siempreterecordaremos,descansaenpaz».

Sentíunnudoenelestómagoeinmediatamentemeentraronganasdevomitar.Yestaveznoeraporelmedicamentoquehabíatomado.

Alexmeenvióotromensaje,ahoraconunsmiley.Peroesacaraparecíaamenazante,nofeliz.Traguésalivacondificultadymedispuseaescribirunarespuesta.Losdedosmetemblaban,yyono

eraunapersonanerviosa,perohabíaalgoentodoeseasuntoquemehacíareaccionarasí.Tenermiedoeralapeordelassensaciones.«¿Esunabroma?»,escribí.Subílospiesalasillaenungestoinvoluntario.Elcuartoestabaoscuroylaluzdelmonitorerala

únicaque lo iluminaba.Norecordabahaberapagadola lámpara, inclusomecuestionési realmente lohabíahecho.Lanucamevolvióapicar.

LapantallaindicóqueAlexestabaescribiendo,peroluegosedetuvoynopasónadamás.«Si es una broma y tratas de asustarme, no funciona y no tiene gracia. Si lo que pretendes es

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molestarmeeintimidarme,tesugieroquelohagasmejor»,escribírápidamenteenelteclado.Error,Hannah,error.Estaba de espaldas a la cama cuando un ruido espeluznante me sobresaltó y tuve que girarme.

Procedíadedebajodelacama.Quiseencenderlaluzconunmovimientorápido,peromicerebroestababloqueadoporelmiedoynoenviabalasórdenescorrectamente.Tansoloeracapazdeconcentrarmeenuna cosa: aquel sonidomonstruoso.Me hice un ovillo y llevé las rodillas ami pecho para sentirmeprotegida.Unavozenmicabezameadvirtió.Sibajabalospiesalsuelo,algomeagarraríaynoseríaagradable.

El ruido me recordaba al sonido de los rasguños en el suelo, como si un gato lo arañaraincesantementedesdeabajo.Queríagritar,peronadasalíademigarganta.Estabapetrificada.¿Dóndeestabamimadrecuandolanecesitaba?

Cuandoreuníelvalor,mepuseenpiey,conpasolento,meacerquéaverquéprovocabaelruido.Roguéporquefueraungatoquesehabíacoladoenmihabitación.Sabíaqueeraimposible,perotratédeconvencermedequeesaeralaúnicaexplicación.Conlaspiernastemblorosasyconlasmanostodavíasudadas,caminéunpocomás.Semepusolapieldegallina.Lamaderadelsuelocrujíaacadapasoquedaba.Cuandoestuvelosuficientementecercadelacama,mearrodilléysentíquealguienmeobservaba;alguienoalgoestabadetrásdemí,sentíasupresencia.Y,fueraloquefuera,sabíaqueyoeraconscientedequeestabaahí.Peronomegiré.Nomeatrevíahacerlo.

Tomélasábanaentremisdedos,conunafuerzaquenosabíaquetenía.Latormentanocesaba.Elimpactodelasgotassobreelcristalresonabaportodalahabitación.

Enunsegundodeinfarto,levantélasábanarápidamente.Encuanto lohice, losrasguñoscesaron.Debajode lacamanohabíanada,absolutamentenada, lo

cualeratodavíamásinquietante.Regreséalordenadoryviunnuevomensajedeél.«Podríahacerlomejor,perotequierodemiparte»,respondió.«¡Basta!Quienquieraqueseas,déjameenpaz».Semehizounnudoen lagarganta.Si alguiendel institutooalgúnvecinomeestabagastandouna

bromapesada,melapagaría.Noseiríaderositas.Meestabanasustandodeverdad.«Hannah,necesitoquemeayudesaaveriguarquiénmemató»,escribió.—Estonotienegracia,¡déjameenpaz!—jadeé.Mecostabarespirar.Yentoncessentíquealgome

soplabaenlanuca.¿Quéestabapasando?Iba a levantarme de la silla para salir corriendo, pero antes de poder hacerlo recibí un nuevo

mensaje:«¡Corre!».Yentoncesalguiengolpeólapuertatresveces.

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Capítulo2

Elpicaportede lapuertacomenzóamoverserápidamentedearribaabajoenungestoaterrador.Sinpensarlo,saltédelasilladeunbrinco.Retrocedíunpaso,yluegootro,paraalejarmedelapuerta.Mispiernasflaqueabanysupequeencualquiermomentomedesplomaría.Elpicaporteseguíaagitándoseysentílanecesidaddecorrer.Pero¿haciadónde?

Nohabíasalida.¿Porquétemíaalgoquenopodíaver?Respirécondificultad.—¿Hannah?—exclamaronalotroladodelapuerta.Eraunavozdulceytiernademujer.Unavozque

reconocí de inmediato. Era mi madre—. ¿Por qué cierras la puerta? —gritó, luchando por hacerseescucharapesardelruidodelalluvia.

Suspiré.Bien,eramimadre,todoibabien.Todoibabien,merepetí.—Meestoycambiandoderopa,unmomento—mentí.Corríhastaelarmarioyagarréloprimeroquevi.Mesaquélaropahúmedaquellevabayenrápidos

yaceleradosmovimientosmepuse loquehabía cogido, incluidasmis zapatillasblancas.Mealisé lacamiseta con lasmanos temblorosasy apaguéelordenador.Respiréprofundamente.Lomásprofundoquepudehastaquemedolieron lospulmones.Soltéelairepor laboca,ymi respiraciónvolvióaunritmonormal.

Lasmanosmesudabaninvoluntariamenteylospiesestabantotalmentedescoordinados,olvidécuáleraelderechoycuálel izquierdo.Eraextrañosentirseasí, incapazdepensarconclaridad.Teníaquetranquilizarmeoencualquiermomentoacabaríadebrucesporlossuelos,yentoncessíquetendríaunabuenaexcusaparafaltaraclase.Perolaverdaderaquequeríavolveralinstitutolomásprontoposible.Disietepasoshastallegaralapuerta.Elpicaporteestabainmóvil,totalmenteenreposo.

Aúnnotabalaadrenalinaenelcuerpo,peronopodíahacerlaesperarmás.Teníaqueabrirlapuerta.—Losiento…—dijecuandoviamimadre.Estabadebrazoscruzadosyconelceñofruncido.Traté

desonreíryaparentarnormalidad.Penséenlojovenqueeramimadre.Eraidénticaamí,peroconunosañosmás.Susbrillantesojos

memirabanconinquietud.Sucabello, tannegrocomoelmío,estabarecogidoenunacoletaalta,ysupieleratanblancacomolamía.Éramosigualesentodo,exceptoenlosojos.Lossuyoserandecolor

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miel,mientrasquelosmíoseranazules,comolosdemipadre.Unpadrealquenoconocía.—¿Estásbien?Tienes lacaramuypálida—dijo.Sudelgadabocasemovía rápidamentemientras

hablabayelbrillorosadesuslabiossepegabaydespegabasuavementecuandolohacía.—¿Todavíamáspálidadelonormal?—bromeéyellasonrió.Intuíqueyanoharíamáspreguntas.Su

rostrosesuavizóylucióinclusomásjoven.—Caraestáaquí,dicequehabéisquedado—explicómimadre.—¿Cara?Perosiyacasieslahoradedormiryhayunatormentahorrible.¿Quéhabríapasado?¿Y si era ella quien me había gastado la broma de Alex? No sería de extrañar. Cara era tan

ocurrente…Conocíaacasi todos losalumnosdel institutoycualquieraharía loquefueraporella, lacapitanadelasanimadoras.

YoeratodolocontrarioaCara.—Alomejorhoysequedabaadormirynolorecuerdas.Dudé.NoeraconscientedehaberhabladoconCaraenlaúltimasemana,exceptoporelmensajeque

le acababa de enviar por Facebook. Y no recordaba haber planeado una fiesta de pijamas para esanoche.

—Sí,esposible.Losexámenesyestedolordecabezameestánvolviendoloca.—Sonreíyentoncesvi que no había soltado el picaporte desde que había abierto la puerta. Mi mano sudorosa seguíasujetándoloconfuerza.

Mimadre se limitóanegarcon lacabezamientras sonreía.Semarchóporelpasillodel segundopiso,dondeestabannuestrosdormitorios.Encasasolovivíamosellayyo.Lapuertadesuhabitaciónestabajustoenfrentedelamíayerablanca.Todalacasaestabaordenada,limpiaybrillante.Exceptomihabitación.Yporsupuesto,mimadrenoqueríaquepegarapósteresocualquiercosaenlasparedesoenlaspuertasdelacasa.

Solté el picaporte, que estaba completamentemojado, igual quemismanos.Me las limpié en elpantalóncaquiycerrélapuerta,dispuestaasalir.

Cuandobajélasescalerasmesorprendíalveraunapersonaenlasala,deespaldasamí.Eraaltoy,porcómomovíalacabeza,parecíaestarbuscandoalgo,comosihubieraperdidoalgunacosaenlacasa.Fruncíelceñoymedetuveenunodelosúltimosescalones.

Mepermitíunossegundosparaexaminarlo.Tenía el cabello castaño y revuelto, con pequeños rizos aquí y allá. Su espalda, amplia y fuerte,

mostrabaunosomóplatosentensión.Parecíaalguienenforma.Teníaunamanoapoyadaenelcostado,ycon losdedosde laotrasegolpeabasuavemente lapierna,comosiestuvieranervioso.Luego,supiederechoempezóaseguirelmismoritmoquesusdedos.Aunquenoleveíalacara,apostabaaqueestaríaapretandolamandíbula.

Lospantalonesnegrosquellevabaseajustabanasuscaderasyasuspiernas.Parecíaellookdeunjoven.Yaunqueseguíadeespaldas,estabaseguradequeeraapuesto.

—¿Hola?—pregunté,perountruenoamortiguómivoz.Elchiconomeescuchó.Meaclarélagargantayesperéaquelostruenosmedieranunatreguaparahacerotrointento.Estabatotalmenteabsorto.—¿Hola?—Ahoramivozfuefuerte,segura.Hubounsilencio.Sentíuncosquilleoenlaspiernas.

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Entonces, el joven se giró lentamente, como si le costara procesar lo que estaba pasando. Susmovimientoseraninseguros,titubeantes.

Alzólavistaparamirarme.Susojosestabanllenosdemiedo,poralgúnmotivoleaterrabaverme.Peroluegoperdieronbrillo,

sehicieronprofundos,negroscomolanoche.Ymeobservaroninterrogativos,comosimisojostuvieranlasrespuestasqueélparecíaestarbuscando.

Unescalofríomerecorrióelcuerpo,erizandocadacentímetrodemipiel.EraAlex.Elmismochicoconelquehabíaestadohablandounosminutosantes.—¿Qué haces aquí?—Mi voz tembló, igual que mis piernas, y esta vez no fue culpa de ningún

trueno.Elchiconohabló.Sus labios seabrieron,peronopronunciópalabraalguna.Ni siquiera salióun

grito,ounsusurro.Sellevólasmanosalosojosysacudiólacabezaconrudeza.Apartólasmanosparalevantarlavista

denuevoynegóconunmovimientolento.Parecíaroto.Susojosvagaronportodalasalay, luego,seposaron en mí, para observarme con confusión. Fruncía el ceño, sus labios tiritaban. Todo en éltemblaba.

—¿Quéhacesaquí,Alex?—insistí,conlaesperanzadequemereconocieraodijeraalgo.Altenerlojustodelantedemí,sentíunaconexiónconél.Algofuerte.Tanfuertequepenséquenadie

podría romperlo.Eraextraño.Losentícercademicorazón,y luegoseexpandiópor todomicuerpo.Después algo despertó enmimemoria. EraAlexCrowell, iba ami instituto. Lo conocía y habíamoscruzadounpardemiradasytímidossaludos.

Afueravolvióatronar,estavezmásfuertequelasúltimas.Fuecomosieltruenosehubierageneradocercademioído,golpeándoloydejándomeunzumbidomolesto.Lapotente luzdel relámpagoque loprecediófueloquemásmeaterró,comosifueraloúltimoqueibaaverenmivida.

Teníafrío.—Alex Crowell. —Las palabras habían salido de mi boca involuntariamente. Él estaba tan

sorprendidocomoyo—.¿Esunabroma?Estabaapuntodedeciralgo,perootravozrespondióporél.Unavozfamiliaryenérgica.—¡Hey!—saludóCaraalverme.Veníadelacocinaconunvasollenodeagua—.Esperoquenote

importe,mehequedadosinaguaenlabotellaymeestabadeshidratando—explicómientraslevantabaelvasodecristal.

Girélacabezaensudirección.Caranovacilóysedejócaerenunodelossillones.Teníaelcabellonegrosueltoyunpequeñoy

delgadomechóncaíasobresusojos.Llevabaunpantalóndemezclillayunablusablancadeencajequehabíacompradoenunmercadillo.Recuerdoque insistió tantoencomprársela…Lablusadejabaa lavistasushombrosdesnudosyblancos.Laspalpitacionesvolvieronamicabeza.

—¿Esquenopiensassaludar?—gruñó.Entoncesreaccioné.Sacudílacabeza.Misojosseabrierondeparenparybuscaronportodalasala

aAlex.Yanoestaba,sehabíaesfumado.Apretélabarandilladelaescalerayapoyétodomipesoenella.Lamaderaestabafría.Otalvezerayo.

—¿Dóndeestá?Carafruncióloslabios.

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—¿Dóndeestáquién?—Seacomodóenelsillónymemirómuyseria.—Él—dijeenunsusurro—.Elchicoqueestabaaquíhaceunmomento.—Hannah,aquínohaynadie,soloestamostúyyo.—Depronto,surostrosetiñódemiedoyelvaso

quesosteníaenlasmanosempezóaresbalarsedesusdedossudorosos—.¿Seguroqueestásbien?—Estabaaquíhaceunossegundos,nohapodidodesaparecercomosinada.Estabaaquí.—Hannah,nohaynadiemás apartedenosotras.—Sepuso enguardiay se levantódel sillón.Su

rostropasódelterroralapreocupación.—Cara,deverdad.—Mivozsequebró—.Estabaaquí.—Hannah…—dijo en un susurro—. Voy a llamar a tu madre, pero necesito que te calmes, ¿de

acuerdo?—No.—Sacudílacabeza.Teníalapieldegallina.Derepentemequedéhelada,sentílosprimeros

escalofríosenlaespalda.Misdedossehabíanentumecido—.Estoybien,solo…mehaparecidoveraalguien.

Caraestabadesconcertada.Peroparatranquilizarlaañadí:—Las pastillas tienen efectos secundarios, he dormido demasiado y esome habrá provocado una

alucinación.Notepreocupes,mepondrébienenseguida.Caraasintió,sincomprenderdeltodoquésucedía.Noqueríaasustarla.Aunqueyoloestaba.Bajélosúltimospeldañosconlaspiernastemblando,peroloocultéconunasonrisaforzada.¿QuéhacíaAlexCrowellenmicasa?¿Queríarobaralgo?¿Oseescondíadealguien?ToméaireymeacerquéaCara.Aunquemicorazónamenazabaconsalirsedelpecho,erabastante

buenacontrolandomisemociones.Pocoapococonseguíquemiritmocardíacoseestabilizara.—¿Quéhacesaquí?¿Nodeberíasestarentucasa,durmiendo?—bromeé.—Noqueríallegartempranoacasa.Mimadremepidióquelaacompañaraaunacenafamiliaryya

sabesqueodio aLuke—dijo con tonomolesto, torciendo laboca.Me reí y, poco apoco, empecé aolvidarloquehabíapasado.

CuandoCarausabalapalabra«familiar»enalgunadesusfrases,sereferíaaLukeyasusdoshijas,ambasmayoresqueella.CaraysumadrehabíanestadomuyunidashastaquellegóLuke,elprometidodelaseñoraJulieyfuturopadrastrodeCara.Loaborrecíatotalmente,elmerohechodepronunciarsunombrelaponíademalhumor.Yesonoerabueno.Talvezloodiabaporquehabíareemplazadomuyrápidoellugarquehabíadejadosupadre.Nofuefácilsuperarlo.YoestuveconCaratodoesetiempo.

—Y has mentido con la excusa de que tenías trabajos pendientes y que vendrías a mi casa aacabarlos.

Mesentéenotrosillónfrenteaella.Caraasintió.—¿Yhasvistolatormentahorriblequehayahífuera?Quémiedo.Asíquehevenidoparahacerte

una visita sorpresa. Además, llevo casi una semana sin saber nada de ti y, antes de que te enfades,déjamedecirtequeheestadomuyocupadaconlasanimadorasynohepodidoveniravertehastahoy.—Chasqueólalenguaysonrió—.Perollaméparavercómoestabas.Tumadremecontócómoibatodo,asíquecuandomedijoquehabíasdespertadonodudéenvenir.

Seestabadisculpando,algohabitualenCara.Le gustaba bromear acerca de ser la capitana de las animadoras y decía que se haríamillonaria

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cuandograbasevideoclipsconartistasfamososocuandoganaseconcursosinternacionales.—Nohacíafaltaquevinierashastaaquí.Además,mañanavolveréalinstituto.—¿Tanrápido?Asentí.—Mimadre—respondíponiendolosojosenblanco.—Nodesearíaestar en tu lugar,Hannah, tienesa lamadremásdulceya lavezestrictaquehaya

conocido.Volvíaasentir.—Losé.Nosquedamosensilencio.Caraseperdióensuspensamientos,conlamiradafijaenunadelastazas

quehabíaenlamesadecentro.Sehabíapuestoseria.Habíaalgomásquenomehabíacontado,apartedelodeLuke.Habitualmente,loinsultabahastalasaciedad,yhoy,nadadenada.

—Hey—dije—,¿quésucede?Seencorvóyresopló.—Nada—selimitóaresponder.—Cara,hacecincoañosquenosconocemos.Nopuedesmentirmeaestasalturas.Resopló.—¿Esquenotehasenterado?—susurró.Sutonodespertómicuriosidad.Seacercóunpocoamíy

levantóunaceja.—¿Quées?¿Algúncotilleonuevo?ACara se le dababien enterarse de todo lo que ocurría a nuestro alrededor.Aunque esta vez no

parecíaseralgodignoderisa…perosídeasombro.Yporlotensaqueestabaylapalidezqueteñíasurostro,noeraalgobueno.

Caracogióairemientrasnegabaconlacabeza.Susmanos,inquietasytemblorosas,recorrieronsuspiernasdearribaabajo,perofinalmentesecruzódebrazos.

—EsAlexCrowell.—Hizounapausaytragósaliva.Susojosmostrabanterrorpuro—.Murióhacedosdíasymañanaessufuneral.Imaginoquenolosabías.

Porenésimavez,mipielsepusodegallina.Escucharesenombremeponíalospelosdepunta,mehacíaperderlacabeza.Sinembargo,meacerquéaella.Queríasabermás.

—Lohanasesinado—prosiguió—,perolomásinquietanteesquenosesabequiénfue,nicómolohicieron.

Me estremecí. Aunque había intuido que Alex había muerto al leer las frases en su muro deFacebook,quealguienmeconfirmaraquelohabíanasesinadofueespeluznante.

—Bromeas,¿no?—reaccionéconunarisanerviosa.Volvióanegar.Esperabaquesoltaraunacarcajadacapazdeapaciguarelsonidodelalluvia.Pero

nolohizo,ylalluviafueloúnicoqueescuché.Nohuborisas.LamuertedeAlexCrowellnoeraunabroma,erareal.Todoerareal.Semequedólabocaseca,peroapenasmedicuentaporquemimenteestabacentradaenotroasunto

demayorimportancia.—¿Quémássabes?Caraparecía turbada.Noera lachicaalegreybromistadesiempre.Algoenellahabíacambiado

drásticamente. Lo notaba en sus ojos apagados. Su labio tembló ligeramente, pero intentó ocultarlo

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aclarándoselagarganta.—Soloséquemañanasecelebrarásufuneral.Todoelmundoestaráallí—explicóconvozlentay

pesada,arrastrandolaspalabras—.Esdecir,yotambiénquieroir.Caramemiró.—¿SabesHannah?Deberíamosirjuntas—afirmó.YoneguéybebíunpocodeaguadelvasoqueCarahabíadejadoenlamesita.—¿Paraqué?Nuncallegamosahablarconél,noformábamospartedesucírculodeamigos.Eraunaexcusaparanoaccederdeentrada.Serpartedesucírculodeamigosnomepreocupaba.En

elfondo,medabamiedovolveraveraAlex,conelquehabíaestadohablandoporFacebookyalquehabíavistohacíaunosminutosenmicasa.

Yesaeralarazónquemeempujabaair.Comounpresentimientodequedebíaestarahí.—Unos cuantos alumnos del instituto asistirán al funeral —anunció—, así que no seríamos las

únicas.Alexteníamuchosamigos.Unrelámpagoiluminópartedelasala,ydespués,elcielomanifestósuenfadogruñendo.Mismanostemblaronmientrassujetabanelvaso.—Estábien—accedífinalmente—.¿Aquéhoraserá?Me arrepentiría de ir, estaba segura, pero todavíame arrepentiríamás si no lo hacía.Un intenso

deseointeriormepedíaagritosqueacudieraaaquelfuneral.Mivozsevolvióacamuflarcon la lluvia.Elvientosoplabaconfuerza,agitando lashojasde los

árbolesconsusonidobrumoso,amenazandoconarrancarlasyenviarlasacualquierlugar.—Porlatarde,despuésdeclase.Fruncíelceñoysuspiré.—Iréconlacondicióndequevengasconmigoynomedejessola—afirmé.Ellaasintió.—Tratohecho.Cara y yo nos despedimos en la puerta demi casa. Le presté un paraguas negro para que no se

empapasemientras corríahasta sucoche.Sedespidióagitando lamanodesdeel interior.Al cabodeunossegundos,laslucesdesucochedesaparecieroncalleabajo.

Cerrélapuertaymesentéenelsillóndondehabíaestadoella.Suaromahabíaimpregnadotodoelcomedor.

Mi madre probablemente estaría dormida. No había bajado desde que había llegado Cara y eraextraño,porquesolíaquedarseahablarconnosotras,aunquefuerasolounosminutos.

Parecía que mi mundo había cambiado drásticamente en dos días. Incluso el olor en casa meresultabararo,losmueblesnoestabandondesesuponíaquedebíanestaryelclimaeradistinto.

Cerrélosojosconfuerzaylosvolvíaabrirrápidamente.Porprimeravezenmivida,tuvemiedodeestarsolaenunahabitación.

PenséenAlex.¿Deverdadseestabacomunicandoconmigo?¿Porescritoyenpersona?Vamos,Hannah,esoesridículo,pensé.Debíadeestaralucinando.Losfantasmasnoexistían.Yono

creíaenesascosas.Ynoibaahacerloahora.Eraunaconsecuenciadelosmedicamentos,estabasegura.Measeguraríadenovolveratomarnadadeesojamás.Elruidodeunacajadecerealesalcaeralsuelomesobresaltó.Melevantésigilosamenteycaminé

hacia la cocina arrastrando un poco los pies. Llegué hasta el umbral y vi la caja en el suelo. La

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contemplé unos segundos.Afortunadamente, no se abrió y los cereales no se esparcieron por toda lacocina.Elparquéseguíalimpio.Meagachéyrecogíelpaquete.Maldijeenvozbaja.

Cuandomelevanté,mipesadillahabíavuelto.Otravezesasensación.Algoestabadetrásdemí.Fueinvoluntario,miréporelreflejodelaalacenayviunasombra.Algotocómihombroy,porel

tactoylaforma,supequeeraunamano.Gritéy,enunactoreflejo,soltélacajaqueacababaderecoger.Estavezloscerealessederramaronporelsuelo,peronomeimportó.Mequedéenshockcontemplandolasombra.Aligualqueloscristalesconlostruenosylashojasdelosárbolesdelexterior,micuerpotembló.Nopodíamoverme,estabapetrificada,yseguramentetambiénenpeligro.Inspiréyreuníelvalorparacorrerescalerasarriba.

Fui todo lo rápido que pude y, como sabía que no había nadie más en mi habitación, sentía lanecesidad de refugiarme allí cuanto antes: si me detenía, unas manos me agarrarían los pies y mearrastraríanhaciaabajo.Estoerapeorqueunapelículademiedo,estabahorrorizada.Micorazónlatíacontantafuerzaque,encualquiermomento,podríasalirsedemipecho.Peronecesitabaquesiguieraensulugaralmenoshastallegaramicuarto.

Un escalofrío se originó en mi nuca. Me quedaban pocos escalones, pero, desafortunadamente,tropecé.Miréhaciaabajoychillé,séquelohice.Unosdientesinvisiblescrujieroncercademí.Lavistasemenubló.Megolpeélasrodillasyloscodos,perologrélevantarmeyseguícorriendohastallegaralpasillo.Tressegundosdespuésestabafrenteamicuarto.

Entréycerrélapuerta.Apoyélaespaldaenlamaderaymedeslicéhastaelsuelo.Queríallorar.Estabaasustada.Lapielmeardía.Metemblabanlasmanos.Erainsoportable.Esanochenopudedormir.Esperéaquepasaranlashorasyaqueelsolvolvieraasalir.

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Capítulo3

Unashorasdespués,elsolaparecióenelcielo.Todoparecíaestarenorden.Mihabitacióndeparedesblancasse llenódevida,y todosloscoloresclarosdemiscuadrosresplandecieronconlosrayosdelsol.

Nolecontaríaanadielosucedido.Mehabíapasadolanochedándolevueltas,pensandoquéhacerocon quién podría compartirlo. Pero al final llegué a la conclusión de que todo había sido un efectosecundario de los medicamentos. Y aunque una parte de mí pensaba que era absurdo, queríaconvencermedeello.

Bajéalacocina,perotodoestabaensilencio.Miréelrelojdelapared.Eratemprano,las7.45.—¿Mamá?—llamé,buscándolaportodalacasa—.¿Hola?¿Mamá,dóndeestás?En lamesaencontréunpequeñopapeldoblado.Losdobleceserancuidadosos,elpapelestabaen

perfectoestado,inclusoolíaaperfumedemujer.Loabríyleí.

El doctor ha dicho que sería conveniente que descansaras un díamás, yme ha parecido bien.Úsaloconsabiduría.

Tequeire:Mamá.

Sonreí.Esaúltimafrasede«úsaloconsabiduría»eraunabromaentrenosotras.Eraunchistemaloque habíamos escuchado en el instituto cuando íbamos caminando por el aparcamiento para volver acasa.Unoschicosdeúltimocursoestabanpasándosecigarrillosilegales,peroalveramimadreunodeellosdijoesaspalabrasparasonarprofesional.Mimadreyyonosreímosporloingeniosoyloridículoquehabíasonado.Desdeentonces,avecesusábamosesafrase.

Volvíadoblarelpapel.Porsupuestoqueaprovecharíaeldía.

***

Alascincodelatardesonóeltimbredecasa.Bajélasescalerasconpasoapresurado.Elestruendodemispasosenlamaderaanunciómillegada.Eranormal,setratabadeunacasaviejayaunqueeraalgomolestoescucharesoscrujidos,amimadrelegustabalaubicaciónporqueestabacercadelinstituto.

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EsCara,tanpuntualcomosiempre,pensé.—¡Yavoy!—grité.Lasrodillasmedolíanunpococuandolasflexionaba.Teníaunrasguñoconcostraenlasdos,fruto

demicaídadelanocheanterior.Cadavezquemeveíalasheridasomedolían,nopodíaevitarrecordaraquellasombra,aquellamanotocándome,aquellaterroríficaangustia.Aquellacruelalucinación.

Abrílapuertay,efectivamente,eraCara.—¡Hola!—saludócongracia.Unasonrisaaparecióensurostroymeguiñóunojo.Mereí.—¡Hola! ¿A qué esperas? ¡Pasa!—dije, y la agarré del brazo para animarla a entrar. Fingió una

muecadedolor.Llevabaunvestidonegroyunos zapatos a juegodelmismocolor.El cabello estabarecogidoenunmoñoyelflequilloletapabatodalafrente.Llevaba,comosiempre,loslabiospintadosdeunrojobrillanteylosojosexcesivamentedelineados.Suspestañasbañadasenrímelerantanenormesquemepregunté,incluso,sipodríacerrarlosojosparadormir.

—Excelente,¿estáslista?—preguntó.Levantóunacejamientrasmeobservabadearribaabajo.Mequedéquieta.

Eldolordecabezaaúnpersistía,aunquenoeratanfuertecomoeldíaanterior.Cara apoyó un dedo en sus labios chillonesmientras torcía un poco la boca y comenzaba a dar

vueltasamialrededor.Yo tambiénmehabíapuestounvestidonegro.Elmío, sin embargo, estabahechodeuna tela fina

semejantealasedayformabaunvolantealrededordemicuello.Encima,habíaotracapadeencajedeflorespequeñas.Uséunpequeñosuéterdemangalarga,quemellegabaunpocomásabajodelpecho,paraocultarmispálidosbrazos.Medejéelpelosueltoyatédosdelgadosmechonesdemicabelloenlapartedeatrás.Llevabalaspiernasalavistay,graciasaDios,elvestidomellegabaunoscentímetrospordebajodelasrodillas,ocultandolosarañazos.

—Sí, Cara. Lo estoy, tenemos que irnos ya—dije con tono seco, aunque en realidad no estabaenfadada.Ellapusolosojosenblanco.

—Muybien.

***

Carayyocaminábamosporlaaceraconelvientoencontra.Nosgolpeabaconfuerzaenelrostroynosalborotabaelpelo.Unmechóndepelosememetióenlaboca,asíquelosaquéenunrápidomovimientoymelocoloquédetrásdelaoreja.

Cara me dedicó una sonrisa cálida y luego volvió a agachar la mirada. Supuse que se estabapreparandomentalmenteparaacudiraltristelugaralquenosdirigíamos.

Cara era mi mejor amiga desde que llegué a la ciudad. Era la persona en la que podía confiarplenamente,ynosoloporquemehubieraofrecidosuamistad,sinoporqueademásmelademostrabadíaadía.Cualquiersecretoquecompartiéramossequedabaentrenosotras.

MedivertíaconCara,eraunachicamuyalegre.Aveces,llegabaalpuntodecontagiarmesuenergíaymehacíacometeractosnodeltodoéticos.Erasimpáticayamable,unadeesaspersonasquecaíabienatodoelmundo.Laverdadesquenuncalehabíapreguntadoporquépasabatiempoconmigoynoconlasdemásanimadoras.Porqueyonoerapopular,yellasí.

—Hannah, ¿quiéncreesquepudocometer tal atrocidad?—dijoCara—.Me refieroa lodeAlex.Quierodecir…haymuchaspersonasquepodríanhabersido.Pero¿sospechasdealguienenespecial?

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SabíamosqueAlexCrowellhabíanacidoenunafamiliapudiente,aunquenoeraeltípicochicoquepresumía de dinero, ni de lujos. SiAlexCrowell era alumno de nuestro instituto, era por la sencillarazóndequesuspadresconfiabanplenamenteen laeducaciónpública.Ahoramis recuerdossobreélcobraban luz y, poco a poco, iban volviendo. Sabía desenvolverse en cualquier lugar. Era seguro,carismáticoyguapo.Suactitudysuformadehablarlohacíanespecialydiferentealosdemáschicos.

—No,notengonilamásremotaidea—respondímientrascaminábamos.Loúnicoqueseoíaerannuestrospasosyelviento.Elcementotodavíaestabahúmedoy,aquíyallá,

encontrábamoscharcosdeagua.Veíaelreflejodemiszapatos.Lashojassemovíanalmismoritmoyenlamismadirección.Caravolvióabajarlamirada,perdidaensumundo.Eltiempohabíarefrescado.

Unaráfagadeaire fríonoscongeló loshuesosyerizó lapiel.Nosmiramosporunsegundo,peroningunadelasdosdijonada.Caraseestabacomportandodeunamaneramuy,muyextraña.Lepasabaalgomás.

Accedimos a la urbanización donde residíaAlex, y las diferencias saltaban a la vista. Las casashacíangaladeunospatiosenormes,conuncéspedexageradamenteverde.Losjardines,dedimensionesmuygenerosas,seextendíanalolargoyanchoconhermosasfloresypuntiagudospinosqueseagitabanal compás del viento. Las viviendas eran grandes, espaciosas e indudablemente lujosas. La mayoríatenían las fachadas blancas y el marco de las ventanas pintado de color azul. Todas eran de estilovictoriano.Eranpreciosas,meencantaban.Lostejadosterminabanenpequeñostriángulosdetejasazulesqueapuntabanalsol.Supusequecadaunadeellastendríaporlomenosseisosietehabitaciones.Yunoscuantosbaños.Seguroquenoexageraba.

—¿Esporaquí?—pregunté.Caraasintió.—Bien.—Cogíaire—.¿Quévamosadecir?—Laverdad.—Seencogiódehombros—.SomoscompañerasdeAlexdelinstituto.Recorrimosotrastresmanzanasygiramosalaizquierdaparaentrarenunacallequenohabíavisto

nunca.Sentíunhormigueoenlaspiernas,ylateladelvestidomerozabalasheridasdelasrodillas.Eldolordecabeza,queduranteeldíahabíamejoradomucho, ahoravolvía amolestarme.El cráneomeempezabaaretumbar.

Mesacudísindarlemayorimportanciaytratédedisfrutardelasvistasdeaquellascasasdeensueño.Todas las viviendas de la zona eran imperiales y hermosas. Las calles eran tan anchas que cabríanperfectamentecuatrocoches,otalvezmás.Losjardinesverdesdesprendíanoloreshúmedos.Elaromaafloresllegóhastamí.

Inspiré.Eranrosasrojas,definitivamente.Alolejosvigentevestidadenegro.LoasociéautomáticamenteconelfuneraldeAlex.Eraahí.Memordílauñadeldedoíndiceenunactoreflejo.Sabíaquemorderselasuñaserademalgustoe

infantil, pero era un tic nervioso que había adquirido cuando era pequeña.Así que seríamuy difícildeshacermedeaquelhábito.

Amedidaquenosacercábamos,mepreguntésiestabalistaparaveraAlexenunataúd.Verloallíacostado…conlasmanoscruzadassobreelpecho,unrosarioentrelosdedos,vestidoconuntrajenegroconunlazodelutoatadoalcuello,losojoscerrados,lapielblancayapagada,yloslabiosmoradosysecos…sinesperanzasdevida.

Muerto.

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Laesperanzameinvadiócuandopenséque,talvez,eseAlexnoeraelAlexCrowellquelanocheanteriormehabíaenviadounmensajeaterrador,sinoqueerandospersonasdistintas,doschicosquesecruzaronenmidestinoporerrorypuracoincidencia.Perolalógicamedecíaqueesoeraimposible.

Yahíestábamos,atrescasasdelasuya.Ajuzgarporlacantidaddegente,Alexnosolocontabaconmuchosamigos,sinoquetambiénteníaunagranfamilia.

Miteléfonosonóylosaquédelbolsillo.Enlapantallaseleía:«Tieneunmensajenuevo».Deslicéeldedoparadesbloquearlo, ralentizandounpocoelpasoparanocaerme,yautomáticamenteseabrióelmensaje.Eradeunnúmerodesconocido.Loleíymequedédepiedra.MiréaCarayvolvíafijar losojosenlapantalladelmóvil.Laspiernasmeempezaronatemblar.

Elmensajedecía:«Manténlosojosabiertos,nuncasabesquiénpuedeestarmirándote.Noconfíesennadie.Tenemosmuchoquehablar,HannahReeve».

Diunavueltacompletaparaversihabíaalguienamialrededor,paranoica.Lasangreseacumulóenmirostroyenmisorejashastaquelassentídemasiadocalientes.Elteléfonoresbalabaentremismanossudorosas.Observéconalertacualquiermovimientoenelentorno.Caramemiróconpreocupación.

—¿Hannah?¿Vatodobien?—Sí,nopasanada—disimulé,tratandodesonreír.—¿Estumadre?—preguntó,arqueandounadesusdelgadascejas.AveceserafácilmentiraCara.—Sí,meheolvidadodedejarlaropaenelcestodelaropasucia,estáenfadada—mentídenuevo,

rascándome la nariz. Fingí estarmolesta para darlemás credibilidad ami excusa, y funcionó porqueCaranohizoningunapreguntamás.

Guardéelteléfonoenelbolsilloymepreparéparalopeor.Entoncesmearrepentí,queríadarmediavuelta,volveracasayseguirconmividanormal.Peromis

piesnosedetuvieron,siguieronavanzando.CaminamosporelcéspedverdeycuidadodelacasadeAlexCrowell.Ungrupodeniñosdeunos

seisosieteañoscorríapor todos lados, lejosdeentender loqueestabapasando.Trasellos,unaniñapequeñarubiatratabadeseguirleselpaso.Enunmomentodedescuido,laniñachocóconmigo.

—¿Estásbien?—meapresuréadecirmientrasmeagachaba,peroellarechazómiayuda.Tansolodiounpasoatrásymemiró.Susojoscolormielmemiraronfijamente,comosiquisieranvermiinterior.Aquella mirada me estremeció. Me hice a un lado y la niña volvió a correr con su vestido negroondeandoconlabrisadelviento.Segiróunaúltimavezparavolveramirarme.

Quéextraño.Intentémantenerlacalmaynopermitirqueelrostrosombríodelaspersonasvestidasdenegroyla

tensióndelambientemeafectaran.Sinembargo,notardéenpercatarmedequenoeraunfuneralaluso:esteteníaalgodiferente.

Losasistentes,apesardeirvestidosdenegro,nomostrabannostalgianidoloralguno.Masbienalcontrario,erapalpablequeestabanallíparapresumirdeeleganciaydinero.Suquietudyfrialdadhacíaquesepareciesenmásaestatuasomaniquíesqueapersonas.Ysusojos…estabanocultosporgafasdesol.Algunasmujeresprevisoras,quizáporlaslluviastorrencialesdeldíaanterior,llevabanunparaguasensusmanosyhabíanacertado:elcieloseestabanublando.Nadiedemostrabatristeza,aexcepcióndedospersonas:sullantoseescuchabadesdeeljardíndelaenormecasa.

Me encontré con algunos rostros conocidos, como el deKate, una chica rubia de cabello largo yondulado,conloslabiosrojoscomolasangre,igualquelosdeCara.Parecíaaburridayalaesperade

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cualquiercosa jugosaque fueraapasar,para luegoexagerarloaldíasiguiente.Kate también formabaparte del equipo de las animadoras, junto conCara, y era una de las chicasmás odiadas y a la vezamadas del instituto. Se preocupaba demasiado por lo que los demás pensaran de ella, e inclusomeatreveríaadecirqueeseeraelmotivoporelquehabíaacudidoalfuneral,parahacersequererporsusupuestacompasión.Aveces lascosas lesalíanbienymuchoscaíanensus redes.PeroasíeraKate,calculadora y creída, aunque se esforzaba por aparentar ser la más dulce, guapa e inteligente delinstituto.Karen, sumejor amiga y sumano derecha, estaba junto aKate. También era rubia, pero nonatural, llevaba el cabello suelto, demasiado liso y perfecto, y la hacía destacar entre todos losasistentes.Lasdoshablabanentresusurros.

Kateteníalosojosazules,perolossuyoseranespeciales:demasiadointensos,demasiadofuertes,deunazulinquietante.Intimidabanacualquiera,inclusoamí.Teníalascejasdelgadas,igualquesucuerpo.Conlosbrazoscruzadossobreelpecho,suvestidonegrocondemasiadoescoteparalaocasiónmarcabasuscurvas.CuandohablabaconKaren,viqueKateponíalosojosenblancoamenudo,levantandolascejasdesinteresadamente.Karennodejabadehablar,movía lasmanos,haciendoseñasenelaire.Mepreguntécómoalguienconunabocatanpequeñapodíahablartanto.

También reconocí a Tom, un chico de mi curso. Era alto, corpulento, con músculos demasiadodesarrolladosparasuedad.Eraelchicomásdeseadodelinstituto:decenasdechicasibandetrásdeél,caíanrendidassoloconversudentadurablancayresplandeciente.Noteníaniunamarcadeacnéenelrostro,ysucabellooscurobrillantesehabíapeinadocondemasiadoímpetu,lograndounlookperfecto.AtodoestohabíaquesumarloquemásllamabalaatencióndeTom:susgrandesojosverdeesmeralda.Parecíandesesperadose inquietos, talvez incómodos,moviéndosedeunladoparaotro.Hastaquesetoparonconlosmíos.

Apartélavistadeinmediatoymiréaotrolado.AunqueTomeraguapo,popularyrico,tambiéneramiserable,detestable,odiosoeirritante.PuedequefuerainclusopeorqueKateyKarenjuntas.

Reconocíotrosrostrosentrelosasistentes.Frenteaunárbolpequeñohabíaungrupo,enelcualviaClar,Lily,Sam,Liz,LucyyWill.Tambiénhabíaotrachicamorena,peronolareconocí.

Elcuartetode la famadeKate,KarenyTomlocompletabaRyan.Caminémásdespacioentre losadultos,buscándoloconlamirada,peronolovi.

—¡Cara!—exclamóalguien.Maldijeporlobajo.Kate.Oh,no.Noquierounaconversaciónestúpida.—¡Kate!¡Hola!Unasmiradasseposaronsobrenosotras.Carasonrióyyotratédehacerlomismo.—¡Hannah! ¡Qué alegría verte! —dijo Kate. Se acercó hasta mí, me tomó suavemente de los

hombros,meatrajohaciaellaymebesóenlamejilla.KarensaludóaCaradelamismaforma.—HolaKate,¿cómoestás?—Recordélaeducaciónquemehabíadadomimadreytratédesonreír

todavíamás.—Estoybien,graciasporpreguntar.Asentí.EraelmomentodemarcharmesinoqueríaescucharloperfectaqueeraKate.—¿Yquéhacéisaquí?¿ConocíaisaAlex?—preguntóKaren.CuandopronuncióelnombredeAlex

me puse rígida y nerviosa. Pensé en la noche anterior y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.Meabracé,temblandoinvoluntariamente.

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—Unpoco—respondióCara—.Hannahyyosoloveníamosadarelpésame.¿Vosotrasquéhacéisaquí?

—Tambiénveníamosadarelpésame.Alexibaanuestrocursoyqueríamosestaraquíparaapoyarasufamilia—dijoKate.

—Porsupuesto—reconocióCaramientrasasentía—,esunanoticiaterrible.CaranoeracomoKateyKaren,perodadoqueeralacapitanadelasanimadoras,teníaquehablar

con ellas en algunas ocasiones.Y cada vez era una tortura, por nomencionar las horas que pasabanensayando.Lacompadecíaenormemente.Caradecíaqueerabuenoqueestuvieranenelequipoporqueeranguapasypopulares,y,graciasaeso,enlospartidoshabíamásbulliciocuandoestabanellas;portanto,mássilbidos,másventasymásperritoscalientesenlasgradas.

—¿Sabéiscómomurió?—preguntóCara.Meacerquéunpocomásparavermejorsusrostros.—No.—Karenfuelaprimeraencontestar.Eradeesperar,conesabocaquenodejabadepronunciar

palabras—.Nadielosabe,esmuyraro.—KarenseacercódemasiadoaCara,comosifueraacontarleunsecreto—.DicenquefueSeth.

TodaspusieroncaradeespantoyasombroymiraronhaciaSeth.Yonosabíaquiéneraocómoera,asíquemelimitéaseguirsusmiradasparaidentificarlo.

Resultóserunchicomoreno,decabellolisoyguapo.Eraalto,noteníamuchosmúsculos,peroeralosuficientementeguapocomoparasuperaraTom.Teníaunosojospacíficosyestabadebrazoscruzados.Parecía estar pensando, con lamirada perdida en la nada. Llevaba un pantalón de vestir y un suéteroscuro de estudiante, del cual sobresalía el cuello de una camisa blanca. El cinturón le apretaba lacinturaymimenteimaginóuncuerpodemasiadoperfecto.Suszapatosnegrosresplandecían,igualquesusprofundosojoscolorcafé.Estabaaunosseismetrosdenosotras.

Al percibir nuestrasmiradas, Seth levantó la vista. Sus ojos se encontraron con losmíos. Fueronunas décimas de segundo interesantes. Lomiré con actitud desafiante y élme sostuvo lamirada.Meestabaretando.Perounmomentodespués,yalnotarlapresióndelaschicassobreél,diomediavueltaysefue.

—¿Quédiantreshasidoeso?—dijoKate.—Pareceasustado.Pero…nosé…Talveznofueél—comentóCara.Notéuntonodedesconfianza

ensuvoz.Nosquedamoscalladas,sinsaberquédecir.—¿Yquéhaydesusfamiliares?¿Cómoestán?—volvióahablarCara,rompiendoelsilencio.—Sumadreeslaqueestámásafectada.Losdemássoloestánaquíporcompromiso,alparecerson

sociosdelpadredeAlex—explicóKaren.Caranegóconlacabeza,desaprobandolasituación.—¿Yquéhayde sunovia?Hacepocoescuchéque salíaconalguien.Aunquenoestoy seguradel

todo,eranrumores.KarensellevóeldedoíndicealabocaparaqueCaraguardarasilencio.Luegomiróconcompasión

aKate.Susojossellenarondelágrimas.Entoncesatécabos.—¡¿TúestabassaliendoconAlex?!—gritéconfundida.

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Capítulo4

SiKateestabaactuando, lohacíamuybien.LlorabadesconsoladamenteenelhombrodeKaren,quetambiénmeestabafustigandoconlamirada.

Observéalagentedemialrededor.Lamayoríadelaspersonasmemiraban,exigiendoconlascejaslevantadas y caras arrogantes que guardara silencio. Me disculpé en un susurro, prácticamente sinescucharmivoz,comosihubierapedidoperdónenunlenguajemímico.

—Sí, yo estuve saliendo con Alex—confirmó Kate con su voz chillona. Seguía apoyada en elhombrodeKaren,quelaanimabadándolesuavesmasajesenelhombro.

—¿Desdecuándo?—preguntéconinterés.—No hacía mucho, empezamos a salir en agosto, pero lo dejamos hace menos de un mes, en

septiembre —dijo mientras sacaba un pañuelo de su pequeño bolso. Se limpió las lágrimasdelicadamenteymemiró—.¿Porqué?

—Curiosidad—respondíconvozcasidesafianteymisteriosa.Alobservarlamepercatédequeteníaunasmanchasoscurasalrededordelosojos.¿Ojeras?¿Kate

tenía ojeras? Lamiré más a fondo. Llevabamás maquillaje en comparación con otros días, parecíacansaday…triste.Yyonomelocreía.

—¿Curiosidad?—Sí—afirmé.Katecasiechabafuegoporlaboca.—¿Ycómoestás,Kate?—quisosaberCara,mirándolaconlástima.Leagradecímentalmentequehubieravueltoaintervenirpararomperlatensión.—Estoybien,Cara—respondiósinmás.Trasconseguiresainformación,fueelmomentodeapartarmeunosminutos.—Tengoqueiralbaño—dije—.Nosvemosmástarde.Y,¿Kate?—¿Sí?—Losientomucho,deverdad.Seríaunapersonahorrible sinodabaelpésamea la exnoviadeAlex.Medespedí casi conuna

sonrisa,comosimeestuvieraliberandodeunacadenaquemehabíamantenidoprisioneraduranteaños.—¿Teacompaño,Hannah?—preguntóCara,suplicándomeconlamirada.Tampocoqueríaquedarse

ahablarconKate.

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—Claro—respondí.Nosdespedimosdelasdoschicasrápidamenteynosmarchamos.—¿Tú sabías que Kate y Alex estuvieron saliendo?—pregunté a Cara una vez nos alejamos lo

suficienteparaqueKatenonosescuchara.—Mellegóalgúncomentario.Perosoloduróunassemanas,nofueunarelaciónoficial,porloquesé

—respondió.Estabasituadaamiizquierda.Me crucé de brazos.Me daba rabia no recordar absolutamente nada de los últimos dos días,me

estaba perdiendomuchas cosas.Miré fijamente el césped para forzar ami cerebro y tratar de hacermemoria.Peronodioresultado.

EstábamosfrentealaentradadelacasadeAlex.Lapuertaerablancaybrillantecomolademicasa,pero esta era el doblede ancha.Habíaque subir tres escalonesy luegodar trespasospara llegar alumbral. El marco era de cristales con detalles coloridos. De la parte superior, en forma de arco,colgabandosmacetasdecoloresclarosy,aunladodelaentrada,habíaunpequeñocolumpiodedosplazasquecolgabadeltechoconcojinesazulesyblancos,ajuegoconlacasa.

Entramos en la enormemansión. El suelo era de un blanco brillante, y la superficie resbalaba alcontactodelzapato.Entrabamuchaluz,locualeracomprensibledebidoalosenormesventanalesquehabíaacadalado.Unafinacortinatranslúcida,tambiénblanca,loscubríaligeramente.

Olíaalimón.Amedidaquecaminamos,lascoronasdeflorescombinabanelolordesusrosasconelaromacítrico

queseimpregnabaennuestrasnarices.Observé con detenimiento la espaciosa habitación, que probablemente era la sala de estar. En el

centrohabíauna lujosa lámparadecristaly, juntoa lapared,unasmesitasconmantelesdeencajedetonosblancosycremaconunacafeteray tazasdecaféencima.Tambiénhabíaunplatocongalletitascuadradasy redondas rellenasde fresaypiña; lo sabíaporquealguienhabíadadounmordiscoaunagalletaylahabíadejadoahí.Supusequefueunodelosniñosquecorreteabanporeljardín.

Caranotardóenacercarsealamesitaytomarunagalleta.Neguéconlacabeza.Escuchamosunossusurros.Caminéunpocomásymeacerquéaunapuertaentreabierta.Habíaunataúdconcuatrovelasenlas

esquinasyunacoronade flores sobre la tapa.El calor repentinoque sentímeestremeció.Aunqueelataúd tenía la parte superior abierta, no lograba ver el interior desdemi posición. Las personas quehabía en la sala bloqueabanmi campodevisióny noquería acercarmedemasiadopara no llamar laatención.

—Cara…—la llaméenunsusurro.Seguíacomiendogalletitas.Lavolvía llamar,haciendoseñasparaqueseacercara.Pusolosojosenblancoyseguardótresenelbolso.Lamiréconreproche.

Seacercóamí,arrastrandolospies.Leseñalédiscretamenteelataúdconunmovimientodecabeza.Carallevósumiradahastaelinteriordelasalaylovio.

—¿Deberíamosacercarnos?—preguntó.—No losé, talvez,peroestagentemedamalaespina.Ynoqueremos llamar laatención—dije,

observandoalaspersonasquehabíaanuestroalrededor.—Acerquémonos,detodasmanerasnohaynadiemirando.—Suvozsonabaemocionada.Estudiélaescenayviquelaspersonasnoprestabanimportanciaalataúdymuchomenosalosquese

acercabanaél;tansoloselimitabanahablarconquienestuvieranallado.Dehecho,yanisiquieraescuchaballantos.

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—Deacuerdo.Elairemeempezóafaltar.Caminamosdirectashaciaelataúdconpasoscortosysilenciosos,tratandodepasardesapercibidas.

Nosdetuvimosensecocuandollegamosalapartesuperiordelataúd.Vimossucabezaymiramossindecirnada.Ya había visto a otras personasmuertas anteriormente, comomi abuelo, que había fallecido siete

añosantesporcausasnaturales,oaSara,unacompañeradelinstitutoquehabíamuertoenunaccidentedecoche.Noeralaprimeravezqueestabafrenteaunféretro.Peroahoramesentíainquietaconelataúdtancercademí.Measustaba la ideadeacabarahíalgúndía.O talvez loqueme inquietabaeraquefueseAlexquienocupabaeseataúd.

Caraintervinopararomperelsilencio.—Quélástima.Eratanjoven…—Luegoseaclarólagarganta.—Todaunavidatruncada.Quéinjusticia.Esperoqueatrapenalcriminal—añadí,furiosa.ContemplélapielmortecinadeAlexysentíunescalofrío.Observésurostro,queerajustocomolo

habíaimaginado.Untrajeblancocubríasupielpálida,yunlazofúnebredelmismocolorseanudabaalrededordesu

cuello,pordondesobresalíaunacamisaabotonadahastaarriba.Teníalasmanosjuntassobreelpecho,sostenían un rosario demadera. Su cabello castaño estaba ligeramente despeinado, pero limpio. Loslabios no estabanmorados, como esperaba, aunque sí un poco blanquecinos. Sus ojos, cerrados,meparecieron un pocomás grandes de lo normal. Su nariz delgada y fina era la partemás pálida de sucuerpo,uncuerpototalmenteinerte.

Estabatranquilo,comosiestuvieradurmiendo.Lomiréconunpocomásdedetenimientoparaobservarcadadetalledesurostro,cadacentímetrode

piel.Teníaunascejasgruesasyunaspestañasenormes.Habíaundiminutolunarjuntoalacejaizquierda.Lucíalapiellimpiay,porloquesepodíaverdesdemiposición,eralisaysuave.Elrostro,además,estabalibredecualquiermarcadeacné.

Semehizounnudoenelestómago.—¿Hannah?—dijoCara.—¿Sí?—¿Creesquehabráunbañoporaquícerca?—dijoalgodesesperadamientrassetocabaelvientre.

Sucaradenotabasufrimiento—.Creoquelasgalletasnomehansentadobien.Lehiceungestoparaqueesperaraunmomento.Estabaamiladodandosaltitosmientrascruzabalas

piernas.Mealegrédenohabercomidoningunagalleta.—DescansaenpazAlexCrowell,ydéjameenpazamítambién—sentenciéenunsusurromientras

mirabaelrostrodeAlex.—Hannah…—insistióCara,mirandoanuestroalrededor.Asentíymirédereojoelataúdunaúltimavezantesdeseguirla.Cara y yo salimos de la sala y fuimos en busca de un baño. Subimos unasmajestuosas escaleras

curvas,deaquellasquesebifurcanpara llevarteaunmismopiso.Alfinalde lasescalerashabíaunamesaconunmanteldetelagruesabeigey,enelcentro,descansabaunfloreromulticolordevidriodediseñojaponés.Nopodíadistinguirelestampado,parecíaundibujoabstracto.Aunque,claramente,erabastantecaro.Enel interiorhabíaunmontónderosasblancasconpétalosenormes,peroelaromanollenabalaenormehabitación.Olíaalimón,igualquelaotrasala.

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EncontramosunbañoyCaraentrócorriendo.Suspiestrastabillaronyestuvoapuntodecaerse.Presentía que esa noche tendría pesadillas si no me iba pronto de allí. La mansión en sí no me

aterraba,peroloquepodríahabersucedidoenellasí.—¿Cara?—Llaméalapuertadelbañoysonreícuandolohice.Queríadistraermeychincharlaun

poco.—Dejademolestar,Hannah.Noesgracioso.¡Novolveréacomerenmivida!—gruñódesdeelotro

ladodelapuerta.Neguéconlacabezamientrasseguíasonriendo.—Temorirías.Erairónicohaceraquellaadvertenciaenaquelmomentoyenaquellugar.Esoerainapropiadoyde

malaeducación.Peronolopudeevitar.Lodijesinpensarlo.—Peronosufrirédedolorestomacal—selamentó.Yomereíyvolvíamiraralpasillo.Algomepicóenelcuelloymeestremecí.Merasquélanuca

frenéticamenteydespuésmiréamialrededor,conlaesperanzadeveraalgúnniñolanzandopiedrasobolitasdepapel.Peroenelpasillonohabíaabsolutamentenadieytodoestabaensilencio.

—¿Vasatardar?—pregunté,rompiendolacalmadellugar.—¡Yacasiestoy!¡Salgoenseguida!¡Notevayas!—gritó.Esosignificabaquetardaría.Unminutodespuéscomencéainquietarmeyaponermenerviosa.Caminédeunladoaotrojugando

conlosdedos,hastaquemimiradasefijóenunapuertablancaquehabíaalfondo.Algomegolpeódenuevo,estavezenelrostro.Loignoré.Despuéscayóalgodesdeunadelashabitaciones.Mepicólacuriosidad.TalvezpodríadecirleaCaraquevolveríaenunmomento,perofinalmente

opté por no decirle nada. Sabía lo que era estar sufriendo en el baño y que temetieran prisa.Habíapasadoporeso.

Caminéhacialallamativapuertaconpasossilenciososyalcabodecincosegundosestabafrenteaella.Giréelpicaporte.

Afortunadamentelapuertanohizoningúnruido,nisiquierarechinó.Entrédespacioconlaesperanzadenoencontraranadiedentro.Y,porsiacaso,cerréelsegurodesdedentro.

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Capítulo5

Mesorprendíalentrar.Eraunahabitacióngrandeconbañoensuiteyestabaimpecable.Habíaunacamaconedredonesde

color verdemilitar, hecha y sin ninguna arruga. En las paredes había tres pósteres de coches.Yo noentendíamuchodecoches,perosí sabíadecolores:unoera rojo,elotroamarilloyelúltimo,negro.Parecían serbastante carosyde colección.Sinduda se tratabadeldormitoriodeunchico.El aromamasculinoestabaportodaspartes.Nisiquieramicuartoestabatanordenadocomoeste.Sentíunpocodevergüenza.

Seguíconlaexploración.Habíadosestantesblancosquecolgabandelapared,unoencimadelotro.¿Esquesonfanáticosdelblanco?Sobrelasrepisashabíauntapetey,encima,fotografíasenmarcadasyloqueparecíaserunacoleccióndecochesenminiaturadedistintoscoloresytipos.

Reconocíalapersonaqueestabaenlafotografía.EraAlex.Toquélafotoconlosdedostemblorosos.Lamiréduranteunossegundos.Nopodíacreerquealguien

tan jovenhubieramuerto, tenía tantavidapordelante.Nohabía idoa launiversidad,nohabía tenidocitaselsábadoporlanoche,nosehabíacasado,nohabíaviajado…¡Habíacientos,milesdecosasquenohabíatenidotiempodehacer!Seguroqueteníamuchossueños,comotodojovenaventurero.

Alexeraguapo.Novestíacomoloschicosmalos,concazadorasdecueroypendientesenlasorejas.Tampocoeraunchicoproblemático,ode aquellosqueconducíanmotocicletas a todavelocidad.TansoloeraAlex,unchicoqueparecíadivertidoybonachón.NoentendíacómohabíaacabadosaliendoconKate.Eranmuydistintos,eraevidente.

Enlafoto,losacarameladosojosdeAlexresaltabanconelsuéterquellevabapuesto.Parecíaunainstantáneaquehabíansacadoenelinstituto.

—¿Hannah?—Minombreresonóenlahabitación.Eraunavozlejana,comounsusurro.Fruncí el ceño. Al entrar en la habitación había cerrado la puerta. Esmás, había esperado unos

segundosenelumbralparaasegurarmedequenohabíanadieenelinterior.Loignoré.O,almenos,esointenté.Devolví la fotografía a su lugar en la repisa. Elmarco de fotos tembló involuntariamente enmis

dedos.—Hannah.—Minombresonódenuevo,peroestavezmuycercademioído.Unescalofríorecorrió

mi cuerpo de arriba abajo. La sensación de tener a alguien justo detrás demí era aterradora.Debía

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girarmeyhacerle frente.Dealgúnmodo,supequese tratabade lamismapersonaqueeldíaanteriorhabíaestadoenmicasa.

Meaferrabaamimundodementirascontaldenoenfrentarmealaverdad.Perosabíaperfectamentequeélestabadetrásdemí,quenofueronalucinacionescausadasporlosmedicamentos,queélfuereal,queélesreal.Latensióndemicuerpoyunacorrientedeairefríoenlahabitaciónmelodecían.Queríaquepasara.Queríaqueesahorriblesensacióndesapareciera.Peronolohacía.

—Porfavor,Hannah,séquepuedesoírme—suplicó.Las piernas me temblaban y en cualquier momento fallarían. Pensé que estaba a punto de

desmayarme.Centré lamiradaen la fotoy,porel reflejodelcristal, lovi.Estaba justodetrásdemí.Sentía la

presión de su cuerpo sobre elmío. Tal vez podría girarme y echar a correr. O tal vezme quedaríaparalizada,enshock,siesqueaúnnoloestaba.Laadrenalinanomedejabapensarconclaridad.

Teníalosnerviosaflordepiel.Peroentoncessucedió.Mearmédevalorparaempezaragirarlentamentesobremistalones.Sentíasumiradaclavadaenmí.

Abrílosojoscomoplatos,sinatrevermeapestañear.Todosmissentidosestabanalerta.Talvezseríabuenaideaecharacorrer.Esdecir,seríabuenaideasimispiernasreaccionaran.Peroenesemomentoestabaninmóviles.Acabédedarmelavueltaymepercatédequelapersonanosehabíamovidoniunsolocentímetro.

Tampocohabíadichonada.Yonogrité,nocorríytampocomequedéenshock.Simplementemelimitéaobservarlo.

TeníadelantealmismísimoAlexCrowellencarneyhueso.Oesoeraloquecreía.Lejosdetenerlaaparienciadeuncadáver,parecíaunapersonanormalycorriente.Nisiquieraincitabaalmiedo.

—Porfavor,notevayas,séqueestoparece…Apenas escuché su voz cuando todo enmudeció. Lo único que oía era un zumbido enmi cabeza.

Resonaba sin parar. No escuchaba aAlex, solo veía sus labiosmoverse rápidamentemientras decíacientosdepalabrasenpocossegundos.Teníaloslabioshúmedosysurostroestabaligeramentepálido,peronotantocomoeldeuncadáver.

Empecéaverdestellosdecoloresy,pocoapoco,micampodevisiónsefuetiñendodenegro.Alexagitabalasmanosenelaire,comosimeestuvieraexplicandoalgo.Susmovimientoseranapresurados,ansiosos.Teníalosojostanabiertoscomolosmíosy,aligualqueyo,parecíaasustado.

Dejódehablarporunosmomentosymeobservó.Negóconconfusióny luegoesperóunmomentoparavolveraabrirsuslabiosrojos.

Leleíloslabiosysupequehabíapronunciadominombre.Entoncestodosevolviónegroysupequeibaadesmayarme.Meagarrédeltapetedelaestanteríaparaevitarcaerinconscienteenelsuelo,peronosirviódenada.Lasfotografíasenmarcadasquehabíavistohacíaunosmomentosy lacoleccióndecochesenminiaturaseabalanzaronsobremicuerpo.

Acámara lenta,viqueAlexdabadospasosparaacercarseamí.Susmovimientoseranvelocesydecididos.

Abrí los ojos y estaba tumbada en el suelo, condecenasdevidrios y cochecitos de colores amialrededor.Aunque quería llorar y gritar, ni las lágrimas ni la voz salían demí.Las palabras estabanatascadasenmigarganta.

Alexsearrodillóami lado.Sucuerpoocultaba los rayosdesolqueentrabanpor laventana.Sus

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manos se acercaron amis hombros yme sacudió con fuerzamientrasme gritaba algo.Quería que sefuera.Lacabezamedabavueltasymicorazónlatíacontantafuerzaque,encualquiermomento,podríasufriruninfarto.

Nopodíacreerloqueestabapasando.Alexmeestabatocando.Estabaaescasoscentímetrosdemídiciendoogritandopalabrasquenoescuchabamientrasmesacudíaymemirabaconsusojosprofundosyllorosos.

—Novoyahacertedaño.Esofueloprimeroqueescuché.Nomelocreídeltodo.Pero entonces se aclaró la garganta, separó las manos de mis hombros y dejó una distancia

prudencialentrenosotros.Diounpasoatrásyeloxígenovolvióamispulmones.Retrocedióunospasosmásyla luzdelsolvolvióa iluminar lahabitación.Talvezerahoradelevantarmeysalircorriendo.Peroyoseguíaahí,inmóvilenelsuelo,alaesperadealgomás.Volvíasentirlamismaconexiónquehabíatenidolanocheanterior.Ycadasegundoquepasabasevolvíamásintensa.

—Novoyahacertedaño,Hannah—repitió.Su tonodevozparecía sincero—.Confía enmí,porfavor.

Loshombros,dondeélmehabía tocado,ardían.Loscristalesesparcidosporelsueloamenazabanconclavarseenmispiernasyenlaspalmasdemismanos.

Todavía sentía su contacto físico. Sin embargo, él ya estaba en pie, a dos metros de mí yescrutándomeconlamirada.

Lomiréytraguésaliva.—¿Qué?—Fue lo primeroque logrédecir.Luegopenséuna frase razonable y coherente—. ¿Qué

eres?Te he visto hace unosminutos en un ataúd.Y tú… ¡estabas allímetido! ¡Muerto! ¡Cadáver!—Tartamudeabaylaspalabrassalíanentrecortadasconvoztemblorosa.

Alexasintióalcomprendermistemores.—Lo sé, sé que parece increíble.—Sepasó los dedos por el pelo revuelto e inspiró con fuerza,

angustiado—.Yotambiénlopienso.Peronodebestemerme.—¿Estásmuerto?¿Oesquenosestáisgastandounabroma?Apesardehabervistoelcuerpoenelataúd,todavíateníaunamínimaesperanzadequenofueramás

queunabromademalgusto.—Sí—dijo,cogiendoaire—.Estoymuerto,Hannah.Surespuestamedejóhelada.Pocoapocome levantédel suelo.Eldobladillodelvestidosehabíaquedadoporencimademis

rodillas,porloquemisheridasquedaronalavista.Bajérápidamentelatela.—¿Quétehapasadoenlaspiernas?—preguntóconelceñofruncido.—Mecaí—respondírápidamenteconvozáspera—.¿Eresunfantasma?—meatrevíadecir.Esas

palabrasenvozaltasonabanridículas,peroteníaquepreguntarlo.Alexnoparecíaincómodoporelinterrogatorio,perosíconfundido.—Esoparece.—Mostróunapequeñaydébilsonrisa—.Sí,soyunfantasma.Lomiré perpleja, estaba justo enfrente demí, a dosmetros de distancia. Su aromame resultaba

familiar.Elmodoenquemehablabaeraextraño.Girélacabezayvisualicélapuerta.Eracomoverlaluzalfinaldeltúnel.Eramisalida.

—Necesitasrecuperarlacalma—dijoAlex—.Cuentadespacio,uno…dos…tres…cuatro…EscuchéaAlexypenséenusaresacuentaparasalircorriendoa ladecinco.Peroa laquediel

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primerpaso,unamanopresionómibrazo.Alexnoqueríadejarmeir.—Bien,respiraycálmate.Yonomemarcharéytútampoco.—¿Eresunfantasma?—logrévolveradecir,horrorizada.Mesoltóelbrazoysesentóenlacama.¿Y entonces cómo había logrado tocarme? ¿No se suponía que los fantasmas eran incorpóreos y

atravesabancosas?—Sihasmuerto,¿nodeberíasestarenelparaísooalgoasí?Pocoapoco,mivozrecuperabalanormalidad,aunqueseguíainquietaporqueunfantasmamehabía

tocado.—Yo también me lo pregunto —respondió con una media sonrisa mientras se rascaba la ceja

izquierda. Noté cierta confianza en su tono, y en él. Ciertamente, no parecía querer hacerme daño oasustarme.

Inspiréyespiré.—Túmeenviastelosmensajes,¿verdad?—pregunté.—Sí.—¿Porqué?—inquirí—.Esdecir,¡¿porquéamí?!—exclamé.—Nolosé,ereslaúnicapersonaquepuedeverme…esextraño.Me di la vuelta.Los cristales crujieron bajomis pies.Discretamente,me pellizqué el brazo para

confirmarquenoestabasoñando,ymedoliócuandolohice.Asíqueno,noestabaenunsueño,yunamarca rojiza apareció enmi brazo, justo dondeme había pellizcado.Volví a darme la vuelta yAlexseguíaahí,sentadoenlacamaconlasmanosentrelazadasyapoyadassobrelaspiernas.

—Hannah…tenemosquehablardemuchascosas—dijoconseriedad.Yomelimitéaasentir.Mi ritmocardíacose ibaestabilizandopocoapoco.Noobstante, lasensacióndemiedonohabía

desaparecidodeltodo.Almenosahorapodíapensaryhablarconmásclaridad.—¿Porquéyo?—¿Porquétú?—respondióconotrapregunta.—Sí—contesté.—Yo…—Alextomóaireyesperóunossegundosantesdecontestar.Respirólentamente.Supecho

se infló, haciéndoleparecer todavíamás fuertey alto.Después sedesinflóvolviendoa su apariencianormal.Sehabíaencorvadoligeramentealexhalar.

—¿Túqué?—preguntédesesperada.Queríarespuestas.Norespuestasconpreguntas.—Nolosé.Noséporquétú.Nisiquieraséporquéyo.—Colocóloscodosenlaspiernasyapoyó

la barbilla sobre los dedos, todavía enlazados.Agachó lamirada y se detuvo en sus zapatos, que seveíanlimpiosyrelucientes.

—¿Quéquieresdecir?¿Esquehasvistomiperfilyhasdecididoporinspiracióndivinaqueyoeralaindicada?—repliqué con indignación—. ¿Has pensado que debías torturarme amí ya que tú no haspodidoalcanzartudescansoeterno?Porquelohaslogrado,nohepodidoconciliarelsueñoytededicasaasustarme.Estonoesjusto.

Estabamolesta,mivozlodecíatodo.—No,Hannah—negóylevantólacabezaparamirarmedenuevo—.¿Sabes?Hacetresdíasdesperté

comode costumbre,meduché ymevestí para ir a clase.Hicemi rutina diaria, ya sabes, desayunar,preparareluniforme,dejarlistalamochila,saludaramimadreytodoeso.Peroocurrióalgoraro:ellanomesaludó.Ylohacesiempre.Siempremedalosbuenosdías.—Tragósaliva.Lecostabahablar—.

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Penséqueestabaenfadadaconmigo,quehabíatenidounmaldía,oquehabíadormidomal,nolosé…Talvezhabíallegadotardelanocheanterioryyonolosabía,talvezhabíabebidodemasiadoenalgunafiestayporesoteníaundolordecabezainsoportable.Asíquesimplementemefuialinstituto,caminéunas cuantas calles y cuando llegué todos parecían… diferentes. Yo los saludaba, sonreía por lospasillosytratabadehablarconalguien…perotodoelmundomeignoraba.Eracomosiyonoestuvieraahí.—Rioirónicamente.Tuvoqueserhorribledespertarydartecuentadequeyanoexistes,dequehasmuerto.

—Losiento—respondí.Sonrióunpoco,casipudeversusdientes.—Eslaprimeravezquealguiendice«losiento»aunmuertoyenpersona.Losdosreímos,eraunarisatensaydolorosa.Losientodeverdad,Alex.—Notengounarespuesta,Hannah,noséporquétú.Escomosihubieraunaconexiónentrenosotros.

Tengolasensacióndequetúpuedesayudarme.—¿Ayudar?¿Aqué?—pregunté,confusa.¿Enquépodíaayudaraunfantasma?—Sí,ayudarme—confirmó—.Ayerestuvehablandoconalguienyél…Deprontosentíescalofríos.—¡Espera!¿Hablasteconalguienmás?¿Puedescomunicarteconotraspersonas?—lointerrumpí.Él

negóconlacabeza.—Esotrofantasma.Nopuedocomunicarmeconningunapersonaviva,exceptotú.—Susojosnose

despegaban de los míos—. De algún modo, hay un vínculo entre nosotros, Hannah. Deja que te loexpliqueparaqueloentiendas,¿deacuerdo?

Mecostabaprocesartantainformación.—¡¿Haymásfantasmas?!¡¿Quéquieresdecirconquehayunvínculoentrenosotros?!Terefieresa

que…¿soycomounimánytúunapiezademetal?No…noentiendonada.—Juguéconlosdedos,queestabanbañadosensudor.

—Sí,hayunmontóndefantasmasportodaspartes.Peroesonoimportaahora—hablórápidamentemientrasselevantabaycaminabahaciamí—.Unodeellosmeexplicóquecuandoalguienmuere,quedaconectadoconloquesiemprequisooconloquenuncapudoconseguir,osimplementesevaalparaísooalinfierno.Dependedelapersona.Alprincipiomeparecióunatontería,perodespuésmelocreítodo.

—¿Porqué?—Élestabaconectadoaunárbol, unárboldonde solía sentarse cuando salía el sol.Medijoque

llevabavariasdécadasahí, sin saberquéhacer.No recuerdaporquéestáahíyporquénoha idoalcielo.—Parecíaexcitadocon la información.CuandoAlexhacíaunapausa,pasabasu lenguaporsuslabiosrojosparahumedecerlosyseguirhablando—.Lleguéalaconclusióndequeestoyvinculadoaticonunpropósito.Esefantasmateníaunoqueprobablementehaolvidado,seguramenterelacionadoconelárbol,y,ahora,esunalmaperdida.Estácondenadoapermanecerenestemundohastacumplireseobjetivoohastaquedejedeestarencadenadoaalgoquedejópendiente,¿seentiende?

Asentí.—¿Ytúquieresqueyo…?—Quiero que me ayudes. Le he estado dando vueltas y ya sé cuál es mi propósito—dijo casi

saltando,comosihubieraganadolalotería.

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Podría ayudarlo, probablemente se trataba de buscar algún tesoro que había dejado por aquí, oqueríadespedirsedesumadreodeKate.Erasencillo,podíahacerlo,pancomido.

—¿Ycuálestupropósito?—pregunté,dandoporsentadoquemepediríaalgunadelasopcionesquehabíabarajado.

Memiróseriamente.Surostroseguíapálidoy,atravésdesusojos,supequetemíaalgo.Sulenguavolvióapasarporsuslabiosytragósaliva.—Quieroquemeayudesaaveriguarquiénmemató.Entréenpánico.Neguéconlacabezaunayotravez.—¡Ohno,no,no!¡Yono!¡Nopuedoayudarteconeso!¡Búscateaunmalditodetective!—exclaméy

medirigíhacialapuerta.Alexmesiguió.Noseibaarendirtanfácilmente.—Porfavor,Hannah—rogóconvozdedesesperación.Nopodíaayudarlo.Nopodíainvolucrarmeenunasesinato.Definitivamenteno.—¡Nopuedoayudarte!—Estabamuycercadelapuerta—.¡Losiento!—No puedo hablar con nadiemás, no hay ninguna otra persona que pueda verme o escucharme.

Estoydesesperado,nopuedoserunfantasmaelrestodelaeternidad,noquieroolvidarmipropósitoyquedarmecondenadoenestemundoparasiempre.

Megiréymeenfrentéaél.—¿Peroesquenolorecuerdas?¿Norecuerdasquiéntemató?Alexnegóconlacabeza.—Hannah,esto también tienequevercontigo, tengoelpresentimientodequeestás involucradade

algúnmodo.Sí,claro.Ahoraresultaqueyoteníaalgoqueverconsumuerte.—Tienesqueayudarme,porfavor—suplicódenuevo.Poruninstantesentílatentacióndedecirlequesí,peronopodía.Nosabríahacerlo.¡Yonoeraun

detective!—Veamos.¿Creesquepresenciétuasesinato,queparticipéenéloalgoasí?—pregunté.Nuevasdudasaparecieronenmimente.¿Nosesuponíaquelosfantasmasatravesabancosas?¿Yque

no podían tocarnos? Descarté mis ideas preconcebidas sobre los fantasmas. Comprendí que no erancomolosdescribíanenloslibrosoenlaspelículas.Asíquedistabanmuchodecomolosimaginabadepequeña.

—Creoqueestabasenel lugarequivocado,enelmomentoequivocado.Peroalgomediceque túestabasallí.

—Alex…—Séque todoestoesdifícilpara ti.—Tratabadecomprendermis reticencias—.Asíque tómate

tiempoparapensarlo.Esperaréturespuesta,Hannah,sealaquesea.Sentíaqueestabaenunapesadillade laque jamáspodríadespertar.¿Cómodemonioseraposible

quehablaraconunfantasma?Queríavolveratrásenel tiempoynoconocerdenadaaAlexCrowell.Quería regresar a mi habitación y pasar horas frente al ordenador, ignorando el mundo exterior. Noquería tener nada que ver con un asesinato, un asesinato del que no recordaba nada y en el que,supuestamente, estaba involucrada.Deseabaquemividavolviera a la normalidad, recuperarmividadiaria,mirutina,pormuyaburridaquefuera.

Pero, como cualquier ser humano, sentía curiosidad. Todo era demasiado extraño. Aunque me

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costaba reconocerlo, yo también tenía ese presentimiento. Sabía que, de algún modo, estabainvolucrada.

Además,norecordabanadadeloquehabíapasadoenlosdosúltimosdías.Segúnmimadre,habíatenido un accidente en el instituto y había necesitado dos días para recuperarme. Pero ahoramismo,despuésdeescucharaAlex,micorazónymimentecoincidíanconél.Yoteníaalgoquever.

—Nonecesitotomarmeuntiempoparapensarlo—empecéahablar—.Teayudaré.—VayaHannah—dijoaliviado—,¿deverdad?—Estabacasisonriendo.—Sí—afirmé—.Yotambién tengounvagopresentimientodehaberestadoallí.Lamentablemente,

no recuerdo nada de los dos últimos días, están en blanco, no hay absolutamente nada, ni siquierapequeñaspiezasquemeayudenamontarunrompecabezas.Mimadredicequetuveunaccidenteenelinstitutoyquealgomegolpeóenlacabeza,medesmayéyestuvedosdíasinconsciente.Esunalocura.Tiene que haber algomás porque yo no soy tan despistada…¿Tú tampoco recuerdas nada de lo quepasó?Me refieroa tumuerte—pregunté.Los rayosde sol iluminaban su rostro,mostrándolo todavíamásblanco.

Elaromaalimónllegóhastamí.Luego,meinvadióunoloratabaco.Estábamostanconcentradosenlaconversaciónque,sialguienseacercara,nonosdaríamoscuenta.—No,norecuerdonadadeesedía.Soycapazdecontartequécomíhaceunasemana,loquehiceya

quéhoralohice.Recuerdohaberidoalabibliotecahacedossemanas.Pero…esedía…imposible,escomo si intentara recordar algo que nunca he vivido, como cuando recuerdas que has olvidado algo,aunquenosabeselqué.Eshorrible.

Locomprendía.Mesentíaexactamenteigual.Empezabaacreerenesodelaconexión.—Sí, es horrible. —Hubo una pausa cuando ninguno de los dos dijo nada más, pero no fue

incómodo.Habíaalgoenélquemellamabalaatención,peronosabíaquéera.Penséenquiénharíaalgoasíy

conquéintención,yaquenadieasesinabaaunapersonaporquesí.Nisiquierasabíapordóndeempezar.¿Cómo iba a descubrir al asesino si Alex no recordaba nada? Sin una lista de sospechosos, ¿cómopodríaaveriguaralgosilapolicíanolohabíahecho?

Meaclarélagarganta.—¿Cómopuedoayudarte?Yonosénadadecriminología.Nosénipordóndeempezar.—Mivoz

sonabadecaída.Éltorciólabocamientrasreflexionaba.Eraunamisiónimposible.Nololograríamos.¿Cómo una chica de dieciséis años y un fantasma al que apenas conocía podrían investigar un

asesinatoydescubriralresponsable?—Encontraremosunamanera.Siemprelahay.LlevábamosunosquinceminutoshablandoysabíaqueCaraestaríabuscándomecomounaloca.Me

concentréenlaconversaciónconAlex.Carapodíaesperarunosminutosmás.SentíescalofríosalpensarenelAlexdelataúdyenelAlexqueestabafrenteamí.—Podríamosempezarporhaceruna listade laspersonascon lasque tuvistecontacto losúltimos

días.Seráunpuntodepartida.Tambiéndeberíamos investigara laspersonasque teodiaban…—Memirósorprendidoyluegocambiósuexpresiónporotraquedenotabaofensa.

—¿Qué?—pregunté,levantandounaceja.Eloloratabacovolvióaenvolvernos.Nodijenada,porqueAlextampocolocomentó.Talvezno

erabuenaideaseguirhablandoensucasa,contodasufamiliapresentey,posiblemente,elasesino.

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Soltóunapequeñacarcajada.—¿Túcreesquealguienmeodiabatantocomoparamatarme?—Caminónerviosoporlahabitación,

conlosojosmuyabiertosylamiradapensativa.—Sí.Pormásquetratesdecaerbienalaspersonas,siemprehabráalguienqueteodietantocomo

paramatarte.Silencio.Alexserelajóunpoco,peroyoestabacadavezmásnerviosa.—Alex,nopuedoquedarmemástiempoaquí,deboirme.—Bien—asintió—.Teverémástarde.—¿Dónde?—Entucasa—dijo,cruzándosedebrazos—.Después.Recuerdaquesoyunfantasma,ytumadreno

puedevermeniescucharme.Solotú.—Estábien—accedí.—Intentaréinvestigarunpocoporaquí,talvezalguiencomentealgo.—Deacuerdo—asentí.Luegomiré loscristalesrotosy loscochesenminiaturaesparcidosporel

suelo—.¿Yquépasacontodoesto?Alexseencogiódehombrosyrecorrióconlamiradabuenapartedelahabitaciónenbuscadeuna

respuesta.—Notepreocupes.—Fuehastaunadelasgrandesventanasylaabrióporcompleto.Enseguidanoté

labrisa,quesellevóeloloratabaco—.Hasidoculpadelviento.—Meguiñóunojo.—Sientohaberrototusfotografíasyhabertiradotucoleccióndecoches—medisculpé.—Notepreocupes.—Sonrió,mostrandounosdientesblancos—.Nosvemosluego.—Ladireccióndemicasaes…Alexmeinterrumpióconungesto.—Hannah,sédóndeestá.—Claro,yahasestadoallí.Nosvemosluego,entonces.Medi lavuelta,caminéhasta lapuertayquitéelseguro.Alexmeestabamirando.Abrí lapuerta.

Sentíunaligeraráfagadeaireenelrostroy,acontinuación,eloloracigarro.Megiréunaúltimavez,paraecharunvistazoalahabitaciónydespedirme,perocuandoabrí labocaparahablar,yanohabíanadie.

SalídeldormitoriopensandoenelrostrodeAlex.Cerrélapuertaymefui.Justoentonces,escuchéunavozfamiliar.—¡Hannah!¿Dóndetehabíasmetido?¡Llevounbuenratobuscándote!—dijoalguiendetrásdemí.

EraCara.Avancéhastaellaconlaesperanzadequemiritmocardíacoseestabilizarapronto.—Heestadodandovueltasporahí—respondí.Mivozhabíasonadonatural.Y,aunqueenparteera

mentira,tambiénhabíaalgodeverdadenmiafirmación.PeroCaranisiquieraprestóatenciónamirespuesta.—¿Aquenosabesaquiénmeheencontrado?—Seacercóamí.Surostrodenotabasorpresa.Arrugué lanarizynegué.Prácticamentenoconocíaaningunode losasistentes, soloaunospocos

alumnosdelinstituto.

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—¿Aquién?—preguntéconinterés.Supusequelarespuestatendríaqueverconalgúnchico.Parecíaansiosaporcontármelo.El suelo del pasillo estaba forrado con una alfombra blanca y brillante impoluta.Ni siquiera las

suelassuciasdenuestroszapatosquedabanmarcadas.Losrayosdesolempezaronacolarseportodoslados,iluminandocadarincónydándoleunpocomásdevidaalamansión.

—¡Nadamásynadamenosque…!—Hizounapausadramática,lamiréimpacienteyabriólabocapararesponder—.¡Atumadre!—exclamó.

Abrílosojoscomoplatos.—¿Qué?¿Metomaselpelo?—Entrecerrélosojos.—Habloenserio—afirmó—.Estáporaquí.Lahevistoantes,cuandoteheidoabuscar.—¿Enserio?—preguntédenuevo.No creía quemimadre conociera a losCrowell. Lomás probable es que hubiera acudido como

directoradel instituto,en representacióndelclaustrodeprofesores.Peroaunasí,era raropensarqueestabaporaquí.

—Sí—confirmó,asintiendovariasvecesconlacabeza.Fruncíelceñoyvolvíanegar.Erademasiadoextraño.—¿Notepareceraroquehayavenido?—comenté.Misojosbuscaronlossuyos.—Sí,hepensadolomismo.Peroyasabes,comoesladirectora,talvezelprotocolorecomiendaque

asistaaestosactos,¿nocrees?Detodosmodos,meparecequeyasehaido.Yentonces,¿porquénomehabíadichoquevendría?—Sí,esposible—dije,tratandodejustificaramimadre—.Supongoqueloconocía,¿no?—Sí,loconocía.Yocreoquehabrávenidoadarelpésame.Esaeralaexplicaciónmásplausible.Peroseguíasincomprenderporquénomehabíadichonada.

Mimadreyyohablábamosmuchoyprácticamentenoteníamossecretos.Alllegaralfinaldelpasillo,cuandovilabarandilladelaescalera,miréaCaracondiversión.Ella

medevolvióelgesto.Luego,susonrisaseensanchó.—¿Unacarrera?—preguntócuandonosencontrábamosenelcentrodelasdosbarandillascurvas.Sonreí.—Sabesqueteganaré—dijeconsuperioridad.Eraunfarol.Caraeralachicaatléticayambaslosabíamos.Nosmiramosfijamentemientraslevantábamosunacejaparadarlemásdramatismoalaescena.Lo

habíamoshechodecenasdeveces,competirenalgonosdivertíaynoshacíareír.—¿Esunreto,HannahReeve?—Entrecerrólosojosyapretólospuños,listaparalapelea.—Esunreto,CaraCarter—confirméconunasonrisadeorejaaoreja.Antesdeecharacorrerporlasescaleras,noscercioramosdequenohubieranadieallícerca.Me saqué de la cabeza la imagendeAlex y traté de olvidar durante un rato la locura que estaba

viviendo.Lacarreraporlasescalerasmeayudaríaaliberarestrés.Carasonrió.—Aladetres…—Uno—conté.

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—Dos—dijoCara,mostrándomesudedomedio.Secolocócomouncorredorprofesional,apoyólasmanosenelsueloylevantósutraserolomáximoquepudo.Sacudílacabezaentrerisas.

—¡Tres!—gritamosalunísono.Nadienosescuchó.Bajamoscomounrayolasescalerasporlasquehabíamossubidoantes,yoporladerechayellapor

laizquierda.Corrílomásrápidoquepudemientrasbajabadedosendoslosescalones.Mispiernaseranrápidas

y delgadas, estaba segura de que iba ganando aCara.Miré hacia la izquierda y vi su cabello negroagitándosemientrasbajabaatodaprisa.EstasescalerasteníanporlomenostreintaycincopeldañosyCaraapenashabíabajadodiez,mientrasqueyollevabaunosquince.Ladiferenciaerasustancial.

«¡Chúpateesa,Cara!».Sonreíparamisadentros.Entreescalónyescalónhabíaunosdosmetrosdedistancia,y, al final, lasdosescaleras seunían

formando un pequeño balcón.Los peldaños y pasamanos estaban hechos de unmaterial que reconocíenseguida:eramármol.Labarandaparecíadeaceroforjadoartesanal,conespiralesenformadeflores.

En lasmansiones solía haber una alfombra roja en los escalones, pero en esta no había ningunaalfombra,porloquelaescaleraparecíamáselegante,atractivayresbaladiza.

VolvíamiraralfrenteparaseguircorriendoyganaraCara.Peroalgomeloimpidió.

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Capítulo6

EncuantogirélacabezaparaseguirbajandolasescalerasyllegarantesqueCara,choquécontraalgoviolentamente. Reboté hacia atrás y mi cuerpo tembló. Había topado con algo grande, oscuro y quedesprendíaunfuertearomavaronil.

Metambaleéybusquéalgodondeapoyarme.¿Quéhabíasidoeso?¿Quéhabíapasado?Micampodevisiónseoscurecióduranteunossegundos;estabaaturdidaporelgolpe.Peroparpadeé

ymerecuperérápidamente.Menosmal.Conelceñofruncidoobservéquémehabíaimpedidoelpaso.Eraunhombrealto,deunoscincuentaaños.Teníaelcabellonegroconalgunascanas,yunanariz

delgadayafilada.Susojosazulesseveíancansados,arrastrabanacualquieraquelosmirarahastalasprofundidades de un mar oscuro. Sus labios, que apenas se veían, estaban secos y partidos, y lascomisurasdelabocaestabanmásbajasdelonormal,comosielhombrenuncahubiesesonreído.Teníaunas pocas arrugas en la frente y en los párpados. Seguro que usaba alguna crema para camuflar elenvejecimiento.

Sumiradaerafríayterrorífica.Algoenélmeincomodóenseguida.Supresenciaerapotente,intensa.Vestíauntrajenegroconunacamisaazulcieloabotonadahastaelcuello.Llevabaunacorbatacolor

azulcobalto.Memiróconunrostroinexpresivo.—¿Tehasperdido,niña?—preguntóconvozgrave.Laspiernasmetemblaron.Parecíaenfadado.—No,esqueestaba…—titubeé.—¿Es que no te han enseñado que no se debe correr por las escaleras? —me interrumpió sin

escucharmirespuesta.Sutonomehacíasentirinferior.Depronto,mevicomounahormigaapuntodeseraplastadaporunzapato.

Ellabiometemblócuandotratédehablar.Elhombremeasustaba.Estabaadospasosdemíyeracorpulento.Olísualientoatabacocercademirostro.Quisetoserytaparmelanariz,peronolohice.

—¿Tehacomidolalenguaelgato?—preguntóconindiferencia.Nomegustóeltonoqueusó.—Enrealidadestababuscandoamimadre—respondíconunhilodevoz.Elhombrefruncióelceño.

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—¿Quiénestumadre?—EmmaReeve—respondíinmediatamente.—¿EmmaReeve?—Cuandohablabasolomovía laboca,nohabía señalesdevidaenningúnotro

músculodesurostronidesucuerpo.Eracomosiestuvieracongelado.—Sí—confirmé.Memiródereojo,comosibuscaraalgomásenmí.—Entonces,túdebesdeser…—HannahReeve—anunciéantesdequeterminarasufrase.Como si se tratara de un estimulante, oírmi nombre cambió por completo su expresión. Se puso

nervioso y volvió a fruncir el ceño,mostrandomás arrugas en la frente.Memiró como si fuera unapersona…especial.

—HannahReeve—repitióenunsusurroapenasaudible.Asentí.—Señor,lolamentoperodeboirme.Élnegó.—Me gustaría hablar contigo.—El tono frío que había utilizado antes se suavizó.Dejó caer sus

hombros, como si hubiera estado soportando un peso inconmensurable en ellos.Miré hacia la plantabaja,porencimadesuhombro,paraversiCarameestabaesperando,peronolavi.Sehabíaido.

Al percatarse demi gesto, se giró para ver hacia dóndemiraba, pero al comprobar quenohabíanadievolvióaconcentrarseenmí.

—Midespachoestáenlaprimerapuertaaladerecha.Noterobarémuchotiempo.—Comprobólahoraensureloj.

Siteníaundespachoenlacasa,¿seríaelpadredeAlex?Suformademirarmeyhablarmemeintimidaban.Nome apetecía, pero asentí.Dimedia vuelta y subí los escalones por los que acababa de bajar

mientrasescuchabasuspasosdetrásdemí.Subió los tres últimos escalones tan rápidoqueme alcanzóy fue el primero en llegar a la planta

superior.Peroluegosupeporquélohacía:queríaabrirmelapuertadesudespacho.—Adelante.—Gracias.Elhombreentródetrásdemíylapuertasecerró.Alentrar,mequedéboquiabierta.Eraunahabitaciónenorme,comotodaslasestanciasdelacasa.Al

fondohabía tresventanasgigantescasconcortinasgruesascolorcrema,cadaunadeellasatadaenelcentroconunacintaroja.Estabanabiertas.Laslucesseencendieronytodosevioconmásclaridad.

En el despacho hacíamucho frío y olía a cigarrillomezclado conmadera. También se notaba elaromaalibrosviejos.Habíaunpocodepolvoymepicabalanariz,estuveapuntodeestornudar.Lasvistaseranespectaculares.Inclusoveíavariosmetrosdecéspedjuntoalosárbolesverdesyfrondosos.Másalládelosárboles,alfondo,habíaotramansión.Eraunaimagenpreciosa.

Frentea lasventanashabíaungranescritoriodemaderabrillante,conunasilladepielnegra.Mellamólaatenciónquelamesateníatreslados.Delantedelescritoriohabíadossillonesdelmismocolor,peroeranunpocomáspequeños.

El sueloerademaderay los listonesestabancolocadosverticalmentedesdemiángulodevisión.Esedespachoeramejorqueeldespachooval.Talveznoera tangrandeyno tenía labanderade los

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EstadosUnidos,perodisponíadetodoloqueunaestanciadetrabajorequería.Enlasparedeslateraleshabía unas estanterías enormes con tantos libros que parecía que iban a explotar. Vi algunos librosantiguos sobre historia, economía, enciclopedias…es decir, había ejemplares de todo tipo y tamaño,exceptode losquemegustaba leer amí.Los estantes eran tangrandesque cubríanpor completo lasparedes,aunqueintuíqueseríandecolorblanco.

—Vaya,estoesenorme—comentéconemoción.—Es un lugar tranquilo,me gusta porque puedes pensar sin que hayamucho ruido.—Suspiró—.

Siéntate,porfavor.Yonosolíarecibirórdenes,ymuchomenosdeundesconocido,peromelohabíapedido«porfavor»

yestabafascinadaconel lugar,asíquemesentéenunode lossillones.Élseacomodóensusilladepiel.

—Mi nombre es George Crowell —se presentó. Estiró la mano para estrecharla con la mía.Reaccionéymepuseenpieparadarleunapretóndemanossuave.Pareciótensarseconmicontacto.

Ahoraquesabíasunombre,yotambiénmepusetensa.—Yaconoceminombre,señorCrowell—dijeconeducación.¡EraelpadredeAlex!¿Quédebíadecirle?¿Quésesuponíaqueteníaquehacer?—SientomucholodeAlex.—Fueloprimeroquedije.Lopensabadeverdad.—Gracias—respondió.Ahoraqueloveíamásdetenidamenteydecerca,parecíaagotadoytriste.Peronolodemostraba;no

teníalosojosrojosnihinchados.Paraél,eracomoundíacualquiera.Perosabíaqueenelfondonoloera.

Recordé que cuando tenía cinco años, estaba sentada en un pequeño sillón rosa que me habíanregaladoenmicuartocumpleaños,peinandoaunademismuñecas.Mimadreentróenmihabitación,seacercó poco a poco y me preguntó cómo estaba. Respondí que bien mientras seguía peinando a mimuñeca.Lepreguntécómoestabaella.Sonrióligeramente.Ymedicuentadequenohabíabrilloensusojos.Dejé lamuñecaenelsueloyprestéatenciónamimadre,porqueaunqueerapequeña,sabíaquealgoibamal.

Memiróunossegundossindecirnada.Esedíamedijoquemipadrehabíamuertoyquetendríamosquemudarnos,yaquelacasanoeranuestra.Ellaparecíafuerte.Enaquellaépocayotodavíanosabíaloqueeralamuerte.Asíquemedijoquesehabíaidodeviajeaunlugarllamadocielo,peroqueseríaunviajelargoydelquenuncavolvería.

Peroque,noobstante,eselugareramuybonito.Ymealegréporél.Porqueaunqueloecharíademenos,élestaríaenaquellugartanbonito.Yole

dijequenosepreocupara,queyolacuidaría,peroqueextrañaríaapapá.Mimadrenodijonadayselimitóaabrazarme.

Recuerdo que no lloró aquel día, ni el siguiente, ni el otro, ni una semana después. Nunca lloródelantedemí.

Conel tiempocomprendíporqué lohizo.Noqueríamostrarsedébilyvulnerableante losdemás.Queríaserfuertedelantedesuhija,unaniñaquetodavíanosabíanadadelasleyesdelavida.

—¿ConocíasaAlex?—LavozdelseñorCrowellmedevolvióa la realidad.Las imágenesdemiinfancia se disolvieron como una tormenta de arena que llega a su fin. Echaba demenos tanto amipadre…Apenas recordaba sumirada o sus rasgos físicos, o cualquier cosa de él.Yo era demasiadopequeña cuando sucedió, y no tenía ninguna foto suya.Había desaparecido por completo demi vida,

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perocadavezquerecordabaaqueldía,mientraspeinabaamimuñecaymimadremecontabaquemipadrenovolvería,elsentimientoeraelmismo.

Meremovíenmiasiento.—Nomucho.Habíamoscoincididoenelinstituto,perolociertoesquenuncallegamosahablar.Yeraverdad.Alexyyosolonoshabíamossaludadotímidamenteconungestodelacabeza.Éramos

doscompletosextraños.Hastaesedía.PorqueunosminutosanteshabíahabladoconAlexmásqueentodamivida.

—Yaveo.Penséqueteníaisunarelaciónmásestrecha.—No, en realidad solo he venido al funeral porque una amiga mía iba a su clase y quería

acompañarla.Elhombreasintió.—¿Quéhaydetumadre?—Surostrocambió,yensusojosviundestello—.Emma,¿verdad?—Sí—confirmésunombre—.Haestadoaquíhaceunosminutos,creo.Lediréquehapreguntado

porella.—Noesnecesario—respondió—.Mehandichoqueesladirectoradelinstituto.—Sí,señorCrowell.Desdehaceunpardeaños.Alprincipiofueunpocoduro.Peroahoranosva

bien.—Lasmanosmeempezaronasudar.Melaslimpiédiscretamenteenlafaldadelvestido.—Mealegroporvosotras.—Gracias—respondí.—¿Cuántotiempohacequevivísaquí?Su pregunta me incomodó porque era algo personal y, además… ¿cómo sabía que nos habíamos

mudado?—Desdehacecincooseisaños—afirmé—.¿Porqué?—Heoídoaalgunosalumnoshablardevosotras…noesnadapersonal,Hannah.—Deacuerdo,señorCrowell.—PuedesllamarmeGeorge.—George.Bien—dije.ElpadredeAlexsoltóunarisaexagerada,elevandounpocolascomisuras

desuslabios.Mereíconél.¡Lehabíahechoreír!Entonces su risa se silenció y la oficina volvió a parecer un lugar frío. Contempló los estantes

duranteunossegundos,comositrataraderecordaralgo…Yenunrápidomovimientodecabeza,apartólamiradadeloslibrosylacentróenmí.

—Supongoquetepreguntarásporquéqueríahablarcontigo…Traguésaliva.Selevantódelasillaymepusetensa,cadamúsculodemicuerposevolviódepiedra.Loshombros

mepesaban.ElseñorCrowellsequitóelabrigoylocolgóenelrespaldodelasilla.Despuésmemiróconojosinterrogativos,igualquemimadre.Sesentódenuevo,sedesabrochólosbotonesazulesdelamuñecaderechadesucamisaydoblólamangahaciaarriba.Luegohizolomismoconlaizquierda.Enunlentomovimiento,subiólaspiernasalescritorio,dejandoalavistalassuelasdeloszapatos,ycruzólaspiernas.Suspiró.Enlazólosdedosyviquellevabaunanillodematrimonioeneldedoanular.

Seaclarólagargantaymemiróalosojos.Denuevo,mostrabaunrostrofríoeinexpresivo.—¿PorquéestabasenlahabitacióndeAlex?—Suvozhizoecoenmimente.«HabitacióndeAlex».

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«HabitacióndeAlex».«Alex».«Habitación».Mehabíametidoenproblemas.Micerebroprocesólapregunta,perofueincapazdeofrecerunarespuesta.Noabrílaboca.ElseñorCrowellestabamolesto,teníaelceñofruncidoyesperabaunarespuestaquenopodíadarle.—¿Ybien?—insistió—.¿QuéhacíasenelcuartodeAlex?Mesentíacomoenunexamenenelquemehabíaolvidadoporcompletodeestudiar.Dijelaprimera

excusaquemevinoalamente.—Semecayóelpendiente,rodóysecolópordebajodelapuerta,asíqueentréparabuscarlo.No

sabíaqueeraeldormitoriodeAlex.—Todosmismúsculossetensaron.Deseécontodasmisfuerzasquecreyeramimentira.¿Oesqueacasoesperabaqueledijeralaverdad?«Estabahablandoconsudifuntohijo,señorCrowell».

—¿Yloencontraste?—Seapretólosnudillos,comosiestuvieralistoparagolpearmeencualquiermomento.

Dios,nodeberíahaberentradonuncaahí.Estonodeberíahaberpasado.Mesudabanlasmanos.—Sí,yo…loencontré—dijeconvoztemblorosa.Nuncamehabíapuestotannerviosa.—Mealegrodequeloencontraras.Esperoquenovuelvaasuceder.Asentícon laesperanzadeque laconversación terminaracuantoantesypudiera irmedeallí.Me

relajéunpoco,mishombrosdejarondepesartanto.—Novolveráasuceder.Losientomucho.PeroelseñorCrowellnoparecíaconvencido,habíaalgomás.Parecíapreocupado.—Estoysegurodeello.Retirólaspiernasdelasuperficiedelescritorioyseparólasmanos,quehabíanestadoentrelazadas

hastaentonces.Selevantósinapartarlavistademí.Seacercóyescuchécadapasoquedaba.Noqueríaquesemovieraniuncentímetromás.Colocósusmanostrasélysupusequelasvolvióaentrelazar.Esperélopeor.Peronopasónada.

Diounpasomásyquedófrenteamí.Parecíamásalto,másfuerte,yeloloratabacoinundódenuevominariz.Alcélamiradaysusojosazulesmemiraroninsistentemente.

—¿SabesHannah?—Caminóalrededordelsillón.Tenerlodetrásdemímehacíasentirvulnerable.¿Quémeharía?Volvíaponermetensa,apretéinconscientementelospuñostodoloposible.Notaba su respiración detrás de mí. Yo no quería mirar hacia atrás, así que me centré en las

ventanas.Susdedossedeslizaronpormicabello.Estabantanfríos…Derepente,tomóunmechónylopuso

detrásdemihombroparadejaraldescubiertomioído.Contuvelarespiración.Elsilenciodeldespachoeraensordecedor.—Notecreo—susurrócercademioído.Mequedéinmóvil.Quería salir corriendo, o retractarme, o decir cualquier otra excusa estúpida. Pero de nuevo todo

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saliómal.Yonousabapendientes,¡nisiquierateníaelagujero!Eraevidentequehabíamentidoyéllosabía.

¡Malditasea!—Yo…esque…yo…—tartamudeésindecirnadaquetuvierasentido.Sealejódemí,triunfanteporhaberdescubiertomimentira.Caminóhacialosestantesdelasparedes

laterales.—Quieroquemedigaslaverdad.¿Quéestabasbuscandoenlahabitacióndemihijo?—Suvozera

desafianteeinquietantementetranquila.Negué,frenética.—¡No estaba buscando nada! —grité mientras soltaba todo el aire que había contenido en los

pulmones.Megiréparamirarlo.Estabaojeandounlibrorelajadamente.—¿Yentonces?—Suvozpausadameponíatodavíamástensa,másincómoda.—¡Noesloqueustedcree!—volvíagritar.Segiróbruscamenteparavolveramirarme.Ellibrovolóporlosairesygolpeóelsueloconfuerza.Saltédelsillóncomosiunmuellesehubiesedisparado.—¿Yquésesuponequecreo?—explotó.—Ustedcreequeyo…—Nopodíadecirlo,eraincapazdeencontrarlaspalabras.—¿Túqué?—SeñorGeorge,creoqueestámalinterpretandolascosas.—Tratédecalmarme.—Entonces acláramelo, Hannah. Soy todo oídos. Dime qué hacías en la habitación de mi hijo.

¡Ahora!—exigió.—¡Deacuerdo!—aceptésinpensarenloquedecía.Inspiréprofundamenteytraguésaliva.—EstabaesperandoamiamigaCara.Habíacomidogalletitasylehabíansentadomal,asíquetuvo

queiralbañoyestuvounbuenratoallídentro.—Penséenloquedecía;sonabademasiadoestúpido,peroeralaverdad—.Luegomeentrócuriosidadporsaberquéhabíatraslapuertayentré.Peronohicenada,nosabíaqueeralahabitacióndeAlexysoloestuveallídentrounmomento.

Noapartélamiradadelasuya.Todoesoeraverdad.YsabíaquesicontabalodelfantasmadeAlex,sonaríacomosiestuvieraloca.

—Tellevaréacasa—dijofinalmente.Noparecíaconvencidodemipobreexplicación.—¡No!—Medirigíhacialapuerta.—Insisto, te llevaré. Está oscureciendo y no irás sola por la calle.—Caminó hasta la silla para

cogerelabrigo.—Seloagradezco,deverdad,peromicasaestásoloaquinceminutosdeaquí—meexcusé.—Emmanopermitiría que anduvieras sola por la ciudad a estas horas.—Sepuso el abrigoy se

apretó el nudo de la corbata. La tensión pareció desvanecerse, pero su rostro seguía congelado ymolesto.

—HevenidoconmiamigaCarayellatienecoche,asíquemeiréconella—añadírápidamente.Se acercó hasta mí y me tomó del brazo para arrastrarme hasta la puerta. Al menos no apretó

demasiado.—Señor,noesnecesario,deveras—dijemientrastratabadedeshacermedesuagarre.Estabalista

parapelear,sihacíafalta.Entoncesescuchéunospasosalotroladodelapuerta.Unasombrasedetuvo.

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Depronto,lapuertaseabrióligeramente.—George…—pronuncióunavozfemenina.Algorechinó.ElseñorCrowellreaccionóalinstante.Conocíalavoz.—Rosie, ¿qué pasa? —preguntó tajante mientras una mujer asomaba la cabeza por la pequeña

aberturadelapuerta.Susojoslobuscaronyluegosecentraronenmí.Fruncióelceño,desconcertadapormipresencia.

—¿Quiénesestachica?—preguntómientrassusojosverdesmeobservabanconrecelo.Georgemesoltóautomáticamenteyfuehastalamujer,queseguíaenlapuerta.

—EsHannahReeve, teacuerdasdeella,¿verdad?—Lamujermemiróysonrió.Quécambiomásradical.

Teníaunospómulosprominentesycubiertosdecolorete.Sucabellorubioestabaatadoenunmoñomalhechoyunmechónlecaíaporlamejilladerecha.Teníalanarizmásdelgadayperfectaquehabíavisto jamás.Surostroestaba ligeramentemaquilladoy llevaba los labiospintados.Vestíaunpantalónnegro y una camisa de tirantes blanca, con un abrigo negro por encima. Tenía un aspecto elegante yamable,aunqueelblancodesusojosestuvieratotalmenterojo.

—Hannah—dijo sonriendo—. Por supuesto queme acuerdo.Mira qué grande estás, han pasadotantosañosdesdeque…

NoterminólafraseporqueGeorgelacallóconlamirada.Misojosseabrierondeparenpar.—Disculpe,pero¿nosconocemos?Lamujerasintió.ElseñorCrowellparecíaincómodo.—Claro,ereslahijadeladirectoradelinstituto—dijoconvozcansada.Parecíademasiadoamable.

Susonrisaseensanchó—.¿CómoestáEmma?—Estábien,gracias.¿Dequéconoceamimadre?Georgeempezóainquietarse.Movíaelpieaunritmoansioso.Parecíamolestoynervioso.Susojos

oscilabandeRosieamí.—Emmayyonosconocemosdesdequetú…Élsemovió.—Rosie,voyallevaraHannahasucasa.Emmadebedeestarpreocupada—interrumpióconvoz

fría.Rosieasintió.—Hasidounplacer,Hannah.Volveremosavernos,¿verdad?—Sonómásbiencomounapregunta

paraGeorge.Comosiéltuvieralarespuesta.—Hannahvendráenotraocasión,Rosie.Hoyesunmaldía—contestóél.Todoaquellomedabamalaespina.Queríahacermáspreguntas,peroelpadredeAlexnocooperaba

mucho.—¿UstedeslamadredeAlex?—meatrevíadecir,ignorandoaGeorge.Ellaasintió,conunasonrisaenloslabios.Estabaorgullosadesuhijo.Losojosseleinundarondelágrimas.—Tenemosqueirnosya.—Georgemeagarródelbrazosuavemente.LebrindéunasonrisarápidaaRosieyellameladevolvió.Georgeseacercóylediounbesoenlos

labiosparadespedirse.

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—Hastaluego—dijo.—Hastaluego.Conduceconcuidado—respondióRosieconcariño.Élasintióyfueelprimeroensalirdeldespacho.Antesdequevolvieraapormí,meapresuréahablar.—SientomucholapérdidadeAlex.Sinecesitaalgo,puedecontarconmigo.—Meofrecíporqueella

medababuenasvibraciones.Parecíamuybuena.—GraciasHannah,mehagustadoverte—dijo.Tuveelimpulsodetomarladelamanoparadarleunpocodeconsuelo.Ylohice,sinpensarlo.Sus

manoseransuavesycálidas…mientrasque lasmíasestaban ligeramentesudadas.Sentíunaconexiónespecial, más fuerte que la que había experimentado con Alex. Cientos de rayos atravesaron miorganismo.Notabalaenergíafluirpormisvenas.Fueunasensaciónmaravillosa,inexplicable.

—Todoirábien—dijeamododedespedida.Rosiesonriódenuevoyunapequeñaycálidalágrimasedeslizóporsumejilla.—Hannah…—mellamóGeorgedesdeelpasillo.SoltélamanodeRosieylaconexiónsefue.Estabaconvencidadequeellatambiénlahabíasentido.

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Capítulo7

—De verdad,George, no es necesario.Vivomuy cerca, a solo quinceminutos andando—insistímientrasbajabaporlasescalerasdemármol.

Élibadelantedemí,caminabaconpasosapresurados.Queríahacerlecambiardeopiniónmientrasnuestroszapatosresonabanportodalasala.

—Insistoenllevarte—sentenció.Tenía la espalda encorvada y tensa mientras bajaba con cuidado, apoyándose en la barandilla.

Parecíaqueteníaalgúnproblemaderodilla.Devezencuando,teníaquehacerunapequeñapausaparatomaraireyapoyabalamanoenlarodilla.

Negué,peroélnopodíaverme.Amimadreno legustabanadaquehablaraconextraños,asíquesimepresentabaencasaconel

señorCrowellseenfadaría.Aunque…porloscomentariosquehabíanhechoantesélyRosie,talvezlaconocían.

MepreguntédóndeestaríaCaraysisehabríaido.A mi pesar, seguí al hombre. Asintió e hizo gestos o movimientos fríos a las personas que lo

saludaban y le daban el pésamemientras se dirigía a la entrada de la casa.No se detuvo en ningúnmomento,alcontrario,acelerósupaso.Estrechóalgunasmanos,peronosedetuvo.

Cuando salimos al jardín me pareció más grande que a mi llegada. La extensión del césped meparecíaeldobledegrandequelaprimeravezquelovi,ytambiénmásverde.Laspersonasqueantesestabanaquíafuerasehabíandispersadoporlacasaosehabíanmarchado.

Lalunahizoactodepresenciaesanoche.UnosrostroscuriososnosobservaroncuandocruzamoseljardínparallegaralautomóvildeGeorge.

Escuchéunclic,yluegootro.Unamultituddepersonasseacercóalaparqueseabríanycerrabanlaspuertas de unas camionetas grandes. Con movimientos agitados, cientos de cámaras aparecieron anuestroalrededor,gritandoelnombredeAlexydeGeorge.Lucesde flash ibanyvenían.Unode losreporterosmemiróunossegundosymetomóunafotografía.Luego,losflashesaterrizaronsobreGeorgeytodoloqueestuvieraasualrededor.

Aprovechando la intromisión de los cámaras, me alejé poco a poco de él. Era la oportunidadperfectaparairme.

Choquécontraalgunoshombrosy,cuandoestuveapuntodesalirdelaaglomeracióndereporteros,algomeagarródelbrazoconfirmeza.

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—Notepierdas.ElseñorCrowellempujóaalgunosfotógrafosparaquemedejaranpasar.—¿Quiénesestajoven?—preguntabanagritos.Plantarondosmicrófonosdelantedemiboca.—Aléjate—respondióelseñorCrowell.—¿Tieneunaaventuraconunamenor?¿Losabesuesposa?—Lavozmeresultabafamiliar.ElpadredeAlexsoltóunacarcajada.Oh,no.¿Cómopodíanpensareso?—Porfavor,déjennosenpaz.Alejó losmicrófonosdemicara.Las lucescegadorasnomedejabanverpordónde iba.El señor

Crowellmeguiaba,sinsoltarmedelbrazo.Susuñasseclavaronenmipiel.Meestabaasustando.Alguienme seguía de cerca, olía su aliento y su desagradable sudor. Empecé a sudar yme puse

paranoica.Moriríaasfixiada.Todoaquelloerahorrible.Rodeamosuncochecondificultad.ElpadredeAlexmetió lamanoderechaenelbolsillodesupantalónysacóunplásticoovalado.

Apretóunbotóndeldispositivoyelcochepitóylosintermitentesparpadearon.—¿Yasevan?—preguntóunodeellos.—SeñorCrowell,¿quépasaráconsuempresa?¿Quiénseráelnuevoheredero?Otravezesavoz.Lareconocí.EraJohnPage,unodelosreporterosestrelladelprogramamásvisto

delpaís.Eraunhombrecapazdetergiversarcualquierdeclaración.Erainteligenteypolémico.Nopodíacreerqueestuvieratancercademí.Noeramiperiodistafavorito,peromesorprendíaquealguientanimportanteestuvieraaquíparaentrevistaralpadredeAlex.Meentraronganasdesaludarle,peronoeraelmomentoadecuado,asíqueagachélamiradapararesguardarmedelosfocosdelascámarasyseguiraGeorge,quemeacompañóhastalapuertadelcopiloto.

—SeñorCrowell,serumoreaquevaadivorciarse.¿Escierto?¿Estajovenessuamante?¿Creequelamuertedesuhijoeslaoportunidadqueestabaesperandoparadejarasuesposa?

Nomelopodíacreer.—Déjenos pasar—pidió amablemente a un hombre de cabello oscuro que obstruía la puerta del

copiloto.Eltipopareciónooírlo.O,simplemente,loignoró.ViqueelseñorCrowellapretabalosdientes,luegoinspiróprofundamente.—Señor,apártese.El hombre se movió solo un paso. El señor Crowell reaccionó y lo empujó lejos de la puerta.

Finalmente,abriólapuertaymemetióenelvehículo.Actoseguido,cerrólapuertaconfuerzayyomequedé quieta. Mi fantástica idea de irme caminando o en el supuesto coche de mi amiga ya no eraposible.Nopodríasalirdeallísincausarelmenorrevuelo.Además,estabaseguradequesisalíadelcoche,elpadredeAlexvendríadenuevoapormí,aunquehubieracientosdereporteros.

Eraunhombreimponente.Algunoscámarasibantrasélyotrossequedaronamilado,tomándomefotos.Alcabodeunminuto

quesehizoeterno,yconsumadificultad,pudoentrarenelvehículo.Cerrólapuertaylossegurosseactivaron.Ningunodelosdoshabló.Arrancóelmotoryaceleró.

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Susmanosseagarrabanconfuerzaalvolante.—EsunBMW428iCoupé—dijosinqueyohubierapreguntadonada.Dejamosatráslamansiónyatodosaquellosreporteros.—Esmuybonito—dijedesinteresadamente.Definitivamente, los hombres estaban enamorados de sus coches. Si pudieranmantener relaciones

sexualesconellos,seríanlaparejaperfecta.Dios,tansoloimaginarlomeprovocabarisa.—Lamentotodoesto—dijoentredientes—.Cuandoquierenmolestar,loconsiguen.Essutrabajo.—Noesculpasuya—respondí—.Nodebedisculparse.Asintiósinañadirnadamás.Condujo unos minutos con la vista clavada en la carretera. Estaba pensativo. Yo tenía muchas

preguntas.—¿Cuándoseráelentierro?—meatrevíadecir.—Rosiehacambiadodeopinión.—¿Enquésentido?—pregunté,confusa.—CreequeesmejorincineraraAlex.—Élnoparecíafelizconesaidea,perointentabasonarcomo

si no le importara. Sus ojos estaban centrados en la carretera. Me miró de reojo, manteniendo unavelocidadconstante—.¿Emmatedejaestarfueradecasatantarde?

—No.Solosisetratadealgoimportanteodeunaemergencia—respondí.—¿Dóndevives?—preguntóconlavistaalfrente.Soloentoncesmepercatédequehabíaestadoconduciendosinrumbofijo,quizáparaevadirse,otal

vezporquenecesitabapasarunosminutosmásasolasconmigo.—EnlacalleDummont.¿Sabedóndeestá?—Sí.Prosiguiórectoyluegogiróaladerecha.Reconocíelbarrioporelquecirculábamos.Estabacerca

decasa.—¿PorquéquierenincineraraAlex?Pareciómeditarlarespuesta.Alfinrespondió:—Enterrarlono tienesentido.Rosiecreequeesmejoresparcirsuscenizasporalgún lugarbonito

que dejar que su cuerpo se pudra bajo la tierra. Y estoy de acuerdo con ella. Además, así ya notendremosquedarmásexplicacionesylaprensanoestarápresente,serámásprivado.Estamoshartosdesuspreguntasinútiles.

—¿Inútiles?—Sí,sondemasiadoinútiles.—Hablóconuntonoenojado—.Esosmemosseatrevieronadeciren

unaentrevistaendirectoqueRosieyyohabíamostenidoalgoqueverensumuerte,quequeríamosdarlepublicidad a mi empresa. En otras palabras, me acusaron de haber matado a Alex.—Su voz roncaresonóportodoelautomóvil.

Unsilencioabrumadorseadueñódelvehículo.Semerevolvióelestómago.—¿Estásbien?—preguntóalvermicaradeasco.—Sí—dije,ymiestómagoserevolviótodavíamás.—¿Túcreesqueyoseríacapazdemataramipropiohijoparadarlepublicidadamiempresa?

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Memiródereojo.Viquenohabíaningúnotrocochecirculandoporallícerca.Maldición.—¡Quéva,menudatontería!—dije,tratandodecreermipropiarespuesta.Asintió,deacuerdoconmigo.Tratéderelajarme.Enelfondo,Georgenoeraunextraño.Esdecir,conocíasucasa,sunombre,asu

hijomuertoyasuesposa,queconoceamimadre.Y,además,mimadreyCarahabíanestadoallí,aligualqueKate,Karen,TomySeth.

Noeraunextrañoapesardequesolohabíahabladoconélunosminutos,¿verdad?GeorgecondujoporlacalleCrasteyluegogiróaladerecha,despuésdeunosmetrosmásvolvióa

torceraladerechayentróenlacalleDummont.Nuncamehabíaalegradotantodellegaracasa.—Esaquellacasa,laquetienelaslucesencendidas—indiquéalvermidulcehogar.Elvehículodisminuyólavelocidadysedetuvojustoenfrentedemicasa.—Graciasportraerme.Asintióenformaderespuesta.Accionéeltiradorparasalirlomásrápidoposible,peroelcocheseguíaconlossegurosactivados.—Losiento—dijo,yenseguidalapuertasedesbloqueó.Salídelvehículoymegiréparacaminarapresuradamentehastacasa.—Hannah—mellamóelseñorCrowell.—¿Sí?—Megirédenuevo.—Noquieroquepiensesmaldemí,peromegustaríavertedenuevo.Esdecir,nosgustaríaverte—

dijoapresuradamente.Micaradenotóconfusión—.ARosieyamí,merefiero.Siesquetúquieres.—¿Porqué?Surostrosecongelóyluegomiróporencimademihombro.—Teloexplicaría,perotumadreacabadeasomarsealaventanaynocreoquelegustequehayas

llegadoacompañadaporunextraño.Megiréy,efectivamente,mimadresehabíaasomadoporlaventana.Meibaamatar.LedilarazónaGeorge.—Deacuerdo.Sonrió.—Seráunplacervolveraverte.Caminé hacia la puerta de casa. Las piernas me temblaban. Era peor que tener diez llamadas

perdidas.Oinclusopeorquesuspenderunexamen.Abrílapuertaymeencontréconelrostroescrutadordemimadre.Mesorprendíporquenoestaba

enfadada,ninadaporelestilo.Otalvezloestabaperonolodemostraba.—¿George teha traídoa casa?—preguntó conun tonodevozneutro.Se sentó enel sofáde tres

plazasconunatazadecaféenlamano.Elaromallegabahastalapuerta.—Sí,seofrecióatraerme,dijoqueestabaoscureciendoyquenodeberíaandarsolaporlacalle.Cerrélapuertaymerelajé.Comosinadahubierapasado.—Quéamableporsuparte.—Diounsorboalataza.Amimadreleencantabaelcafé.—Sí,aunqueinsistíenquenoeranecesario.—Medejécaerenotrosofá.

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—¿YCara?¿Noestabacontigo?—Dejólatazasobrelamesitadecentro.—Esunalargahistoria.—Mivozsonabacansada.Estabaagotada.—¿Quéhapasado?Cuéntamelo.Cerrélosojosyabrílaboca.—MejorcuéntamequéhacíastúencasadeAlex.Caramehadichoquetehabíavisto.Busquésusojosconlamirada.Cuandolosencontré,intentaronromperelcontactovisual.—Sí,paséunmomentoporallí,peronoteviporningúnlado.—EstabaeneljardíntraseroyacompañéaCaraalbaño—expliqué.—¿Tienenjardíntrasero?—preguntó,curiosa.—Bueno…—Tragué saliva—. No es exactamente un jardín con flores, es como un lugar para

desayunarytodoeso,yasabes,cosasdegentecondinero.Esonoeracienporcienverdad.—No sabía que tenían un jardín trasero—rio suavemente, y volvió a coger la taza de café para

llevárselaaloslabios.Mimadreeralapersonaenlaquesiemprepodíaconfiar.Eralamejordetodas.Mecontabatodolo

que le pasaba, y viceversa.Era la personamás dulce y generosa que había conocido.Rosie tambiénparecíaunamujerenlaquepoderconfiar.

¡Oh,Rosie!—¡Mamá!—exclaméydioun respingo.Unasgotitasdecafécayeronen su falda.Gruñómientras

contemplaba el desastre que había afectado a su ropa—. Lo siento, no quería asustarte. Es que heconocido a una mujer y me ha dicho que te conocía —afirmé apresuradamente, conteniendo larespiración.

—Cálmate,Hannah.¿Quémujer?—Suvozpacíficaytranquilameayudóarelajarme.—SellamaRosie.Alprincipioparecióconfundida,perodespuésfuecomosihubieraatadocabos.Seremovióenel

sillóneintentólimpiarlasmanchasdesufalda.—¿Ycómoestá?Hacemuchoquenolaveo—comentó.Parecíacontentaporsaberdeella.—Puesdiríaquebien.PerolodeAlexlehaafectadomucho.—¡Es normal! ¡Yo no podría vivir sinmi hijita!—Se levantó del sofá y se dejó caer ami lado.

Colocóelbrazoencimademihombro.—¡Mamá! ¡No soy un bebé! ¡Y no cambies de tema! —Me separé unos centímetros de ella

aguantándomelarisa.—Deacuerdo,¿quéquieressaber?Aquítienesatuenciclopediaquelosabetodo.—Bueno ya que te ofreces… ¿De qué conoces a Rosie? ¿Desde cuándo? ¿También conoces a

George?¿Eraisamigasdepequeñas?¿TambiénconocíasaAlex?¿Porquéella…?—Oye,pocoapoco.—Memirabaconcuriosidad—.PuesconozcoaRosiedesdesiempre,laconocí

dondenaciste—respondió,tratandoderecordarmásdetalles.—¿EnBrette?—Sí,exacto.Mimadreyyohabíamosvividoendiferentesciudadesypaíses.Nofuefácil.Cuandoteníaseisaños

ylaNavidadseacercaba,nosmudamosaAlaska.Casimorícongelada,ynoeraunaexageración.Habíapasadodeunclimahúmedoaunoexageradamentefrío,peromeadaptéalcambiorápidamente.Elprimeraño tuve un par de enfermedades, peromimadreme cuidaba bien con vitaminas ymuchos alimentos

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nutritivos.A los siete años ya estaba acostumbrada a mudarme cada seis meses. Sabía que no podía tener

amigasdelalma,porqueseríamuydolorosotenerquedespedirmedeellas.Además,seismesesnoerasuficientetiempoparaconoceraalguienenprofundidad.Conocíamuchagenteendiferentespartesdelmundo,ylogrécomunicarmeeninglésoenespañolconlascompañerasdeloscolegios.

Amimadreleapasionabaviajar,yleencantabateneruntrabajoquelepermitíaejercersuvocaciónendiferentescolegioseinstitutos.Eradivertido,porqueundíapodíaestarabrigadadelacabezaalospies,cercadelfuego,observandocómoseconsumíanlasramasyconunchocolatecalienteenlamano,yal cabo de unas semanas podía encontrarme al otro lado delmundo vistiendo faldas y sandalias conblusasdetirantes,talvezbebiendounalimonadaalairelibreypasandocalor.

Abandonéelrecuerdodelosveranosylosinviernosparacentrarmedenuevoenlaconversación.—¿Ydesdecuándolaconoces?Rosiehamencionadoalgo,peronohaterminadolafrase.—¿Qué?—Abriólosojos,interesada—.¿Quétehadicho?—Pues no sé, solo ha dicho que me recordaba y que habían pasado muchos años, pero no ha

terminadolafraseporqueGeorgeestabaponiendomalacara.Ymeentrólacuriosidad.Parecíaaturdida.—Nolosé.Noséporquélohadicho,talveztehaconfundidoconotraHannah.Ellanotellegóa

conocernunca.—Puesparecíamuyconvencida—tratédeinsistir.—Nosé,esmuyraro,¿no?—Demasiado—respondímientraspensabaenlostresúltimosdías.—Hasmencionado algo sobreGeorge, ¿quépasa con él?—Flexionó sus piernas para subirlas al

sillón.—Sí,¿tambiénloconoces?—Claro. ¿Te ha dicho algo?—preguntó. Negué con la cabeza; en realidad no quería hablar de

nuestradelicadaconversación—.¡¿Tehahechoalgo?!—exclamóhorrorizada.Volvíanegar.—¡No!—respondí enseguida. Se tranquilizó y la sangre que se había acumulado en susmejillas

volvióasulugar—.Soloqueríasabersiteníasalgunarelaciónconellos.—Sí,peroexclusivamenteporasuntosescolares.—Tomóotrosorbodecafé.Nosemeocurríaningunaotrapregunta.Soloqueríadescansarypensarenloquehabíapasadoenlas

últimashoras.TambiénteníapreguntasparaAlex.—Bueno,puesahoraquehasresueltoalgunasdemisdudas,meiréadormir,estoycansada.Noparecióimportarle.—Buenasnoches,cariño.—Buenasnoches,mamá.Melevanté,rodeéelsillón,caminéhastalasescalerasysubíarrastrandolospies.Contabalospasos

quedaba,mientrasquemispiernasmepedíanunmasajeagritos.Cuandolleguéalúltimopeldañomeinvadióunescalofríoterrible.Mipielseerizóyunapicazónen

micuerocabelludomeobligóagirarme.Teníalasensacióndequealguienmeobservaba.Peroaldarmelavueltasoloviamimadre.—¿Quépasa?—preguntóysepusoenpierápidamente.—¡Nada!—gritécuandoviquecaminabahaciamí—.Estoybien,soloqueríadartelasgraciasporlo

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dehoy—mentí.Aprovechéparamirarporlasala,conlaesperanzadeveraalguien.Mimadreasintió.Megiréyseguímirumbo.Mispiernasparecíandegelatina.Caminéporelpasillo

enpenumbraylogréencontrarelpicaportedelapuertademicuarto.Abrítanrápidocomopudeparaentrarcuantoantes.Laslucesestabanencendidasyunasiluetasentadaenlasillademiescritorio,deespaldasamí,casi

mehizogritar.Loreconocídeinmediato.—¡Alex!Quésustomehasdado.

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Capítulo8

Sediolavueltasobrelasillademiescritorioysusojoscolormielmeobservaronfijamente.Meponíanerviosa.Unescalofríomerecorriódenuevoelcuerpo.Curiosamente,teníaelordenadorencendido.Norecordabahaberledichomicontraseña,ymuchomenoshaberledadopermisoparausarla.

—Hola,denuevo—saludóconvozgrave.Parecíaaturdido.Cerrélapuertaydejéelteléfonoenlamesitadenoche.Volvióacentrarlaatenciónenlapantalla

delordenador.—Hola—respondí.Sentí curiosidad cuandoempezóa escribir rápidamente, presionando las teclas con fuerza.Estaba

concentrado.—¿Quéhaces?—preguntéymesituétrasél.—Buscarpistas—respondiósindespegarlamiradadelmonitor.Observélapantallabrillanteyvi

queestabaleyendosusmensajes.—¿Buscarpistas?¿Yesoquétienequevercontusmensajes?Tardóunossegundosenresponder.—Talvezpodríahaberalgoporaquí.—¿Algo?—Algúnmensajeraro—dijomientrassalíadelapáginayentrabaenotra.Losmensajessecargaban

rápidamenteyseleccionóuno—.Alguienpodríahabermemandadounmensajeconundoblesentidoynomedicuenta.Merefieroaalgunapalabraclave,oalgo.Tengoesepresentimiento…—Seencorvóunpocoy leyómásdespacio, fijándoseencadapalabrayencada letra.Comosibuscaraunsignificadodiferente.

—Alex—lo llamé.Peronosegiró,sumiradaseguíaen lapantalla—.Estabapensandoqueseríabuenoquemehablarassobretuvidacomofantasma—sugerí—.Estasituaciónnoesmuynormaly,comopuedesver,tengodudasynecesitoquemelasrespondas…Séquenoesfácil—meadelantéadecir—,peronocomprendoporqué.Porquéestásaquí,porquéteinteresatantosaberquiénfue,esdecir,¿deverdadimportatanto?

Girólasillaysequedómirandosuszapatosnegros,pensativo.Mesentéenelbordedelacama,elcolchónsehundióconmipeso.Esperéunarespuestaporsuparte,porquelamerecíaylanecesitaba.Nopodíaayudarlosinosabíaquéeraloquerealmentequería.

Nuestrasrodillasrozaronsuavemente.Estábamosfrenteafrente.

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Alexasintióalcomprenderaquémerefería.—¿Quéquieressaber?Noesperémuchoparahacerlaprimerapregunta.Elvientosoplabaconfuerzaenlacalle.Laventana

demihabitaciónestabaentreabiertaylascortinasondeaban.Lalunaeraunpequeñoarcoblancoyestaveznoiluminabalosuficiente,asíqueAlexhabíaencendidolalámparademiescritorio.

Surostroteníauntonoamarilloporlaluzdelabombilla.—¿Quéeres?—Unfantasma.Neguéyfruncíelceño.—¿Unfantasmaquepuedetocarcosas?—Soyunfantasmaquepuedetocarcosascuandoquierehacerlo.—¿Yquéhaydelaspersonas?¿Puedestocarlas?¿Puedenverte?Sonrió ante el encadenamiento de preguntas. Agachó la mirada, todavía sonriendo. Pensó la

respuestaduranteunos segundosyvolvió a levantar la vista.Susdientesblancos resplandecían en laoscuridad.Mepercatédequesehabíahumedecidoloslabios.

—Laspersonas,engeneral,nopuedenverme.Lasúnicasquepuedenhacerlosonaquellascon lasque tengounaconexiónpoderosa,como tú,porejemplo.Esnecesarioquehayaunvínculomuyfuerteparaquepuedanverme.—Sepasólalenguaporloslabiosyprosiguióconlaexplicación—.Tampocopuedotocarlas,soloati.

Migargantasesecóderepente.Alexobservabamiexpresióncondetenimiento.—¿Porquéquieresinvestigaresto?—Verás…—comenzóadecir, inseguro—.Hasconocidoamipadreytehabrásdadocuentadela

fortunaquetiene.Creoquemiasesinatotienequeverconesedinero.Sospechoquehayunsecretoquenopuedesalira la luzporquealguiennoquierequesesepa.Ysiestá relacionadoconeldinero,metemoquehabrámásmuerteshastaqueesapersonahayacumplidoconsuobjetivo.

—¿Unsecreto?¿Cuál?—Esoesloquenecesitamosaveriguar—afirmó.—¿Tienesunsospechosoenmente?Negóconlacabeza.—No.—Sumiradaseencontróconlamía.Supequenomeestabacontandotodalaverdad—.Mi

padreesmuyreservadocon losnegocios,ni siquieraconozco losnombresde losaccionistasodesuasistente personal. Así que no puedo sospechar de nadie, pero creo que podría tratarse de alguienrelacionadoconlaempresa.

Decidíhacermáspreguntas.—¿YquéhaydeKate?Fruncióelceñoantemispalabras.—¿Kate?—Sí.—Semehizounnudoenelestómago.—Kateesminovia.—Alexpestañeó—.Bueno,loera—secorrigióasímismo.Asentí. ¿Por qué había preguntado precisamente por Kate? Podría haber mencionado a cualquier

persona…—Sí,pero¿nosospechasdeella?—insistí.—¿Qué quieres decir?—Sonaba ofendido. Estaba molesto, como si mis palabras hubieran sido

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venenoparaél.Meenderecéymeaclarélagarganta.—Noestoyculpándola—dijeenseguida—.Pero¿noseríamejornoconfiarennadie?—¿Estásdiciendoquenodeboconfiarenella?—Sutonosonabamásmolesto.Apretólosdientesy

unamuecaaparecióensurostro.—¡No!Loquequierodeciresquenohayqueconfiarennadie—dijefrustrada,conlaesperanzade

queloentendiera.¿Esqueestechiconohabíavistopelículasyseriesdetelevisión?¿Nosabíaquelapersonamenos

sospechosa resultaba ser la más sospechosa? ¿Que la persona más dulce y cercana, podía ser elculpable?

—¿Quéhaydeti?—Selevantódelasillaconbrusquedad.¿Qué?¿Nosesuponíaqueestábamosjuntosenesto?—¿Quéhaydemí?¿Aquédemoniosterefieres?—reaccionédeinmediato.Lasangremehervíaymi

piel ardía. No entendía a dónde quería ir a parar. Yo no había acusado a Kate, simplemente habíasugeridoquenopodíaconfiarennadie,yesolaincluíaaella.Deunbrinco,melevantédelacama.Lasangreseacumulóenmismejillas.

Alexmedabalaespalda.Sehabíaapoyadoenunodelosmueblesmáscercanosyparecíatenso.—Meacuerdodeti—confesóenunsusurro.—¿Qué?¿Dequéhablas?¿Aquéserefería?¿Noshabíamosvisto?Maldita sea, solo quería que esto terminara cuanto antes. No quería estar involucrada en un

asesinato.Hubo un silencio tenso. Alex no decía nada, y yo estaba tan nerviosa que me daban ganas de

golpearlo para que hablase. Ojalá fuera Sherlock Holmes o C. Auguste Dupin. Estaba dispuesta arenunciaramiviajeaCanadásolopararesolverestemalditoasuntoloantesposible.Lacabezamedabavueltas.

Segiróyvolvióamirarme.Aunquesusojoserandelmismocolormiel,habíaalgodistinto,unbrilloespecial.

—Tevilamañanadeldíademimuerte—afirmó.Eraotrosusurroqueparecíaungritoenmisoídos.La última palabra resonó enmi mente. Las piernas me fallaron y un cosquilleome recorrió todo elcuerpo.

—¿Qué has dicho? —pregunté con voz entrecortada. Tal vez me vio porque íbamos al mismoinstituto.Claro,noeratangrandeypudohabersetopadoconmigo—.Quizáfueunacoincidencia.

—Hoyherecordadoalgunascosasdecuandotevi—comenzóahablar.Caminórápidamenteporlahabitaciónparavolverasentarseenlasilla.Suaromaquedóflotandoeneldormitorio,comounabrisaotoñal.Erademasiadomasculino—.Hablamosunpoco, fue comoun flash,me sonreíste ymedijistealgo.Yasentí.Despuéstefuiste.Ynorecuerdonadamás.

Meinquieté.Yonorecordabanadadeeso.—¿Quétedije?—preguntéconunhilodevoz.—Nolosé,solohevistolasimágenes,peronohabíasonido.—Esomedesconcertó,lasmanosme

sudabanylacabezamepalpitabaalmismoritmoqueelcorazón.Medejécaerenlacama.Estabadevastada.Pormásquetratabaderecordarlo,nopodía.—¿Estásbien?—Seacercórápidamenteymesostuvoelbrazo.

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—Sí.Apesardelarespuesta,élnomesoltó.Porsupuestoquenoestababien,lahabitacióndabavueltas.—¿Tú lo recuerdas? —me preguntó esperanzado, y en ese momento quise mentir e inventarme

cualquierhistoria,porridículaquefuera,peronosemeocurriónada.Nisiquierapodíaresponder.¿Porquénolorecordaba?Eramuyfrustrante.¿EsqueteníaAlzheimer

precoz?—Hannah, ¿lo recuerdas? —insistió. Su rostro se llenó de terror. Incluso noté que sus dedos

temblaban—.Hannah,porfavor,dimequelorecuerdas.Traguésalivaymearmédevalorparahablar.—¿Ysifueraproductodetuimaginación?¿Ysinuncahablamos?Me soltó el brazo. Alex se sentó ami lado. Su cuerpo tenso parecía una losa de piedra, duro y

pesado.—Nopodríainventarmealgoasí.—¿Creesqueyotuvealgoquever?—meaventuréapreguntar.—Nolosé.Sondemasiadascoincidenciasenunsolodía.—Alex—dijesunombreysesobresaltó.Comencéahablardescontroladamentesindarmecuentade

loquedecía—.Tuspadresymimadre…—¿Quépasaconellos?—preguntóconinterés.—Alparecerseconocen,ynoporasuntosescolares.—¿Cómolosabes?Lecontéprácticamentelomismoqueamimadre,queRosiehabíadejadounafraseamediasporque

su padre la había incitado a callar, que ella había dicho que me había visto antes… Alex pareciósorprendido.Tenía lamiradabajay jugabacon susdedosmientrasescuchabaatentamente.Fruncíaelceñodevezencuando,comosiestuvieraanalizandolasituación.

—Sonvariascoincidenciasymuyextrañas—confirmóconvozclara.Coincidíconél.Penséduranteunosminutos.¿QuéqueríadecirRosie?¿Mehabíavistoantes?¿Meconocía?¿Porqué

mimadreyellayanomanteníanningunarelacióncuandosesuponíaqueeranamigas?Muchaspreguntasinvadíanmicabeza…

Preguntassinrespuestas.Mimadreerasociable,peronoteníaamigasportodoslados.Laúnicapersonaconlaquecharlaba

eralaseñoraSarah,unavecina,tambiénprofesora,queavecescenabaocomíaconnosotras.Eraunamujerqueoscilabaentreloscincuentaylossesentaaños.Aunqueseteñíaelpelodecolorcastañoparadisimular las canas, era difícil ocultarlas del todo.Tenía arrugas en el rostro y en lasmanos y en elúltimoañonosehabíamolestadoencamuflarlas.Noesquehubieraaceptadoentrarenlaterceraedad,sinoquesuesposo,elseñorBen,habíamuertoelotoñopasado.Habíasidounadelassituacionesmásdifícilesalasquemehabíaenfrentado,porquelaseñoraSaraheracomootraamigamía,yverlallorarycompletamenterotamepartióelcorazón.ElseñorBennoshabíaobsequiadoenmásdeunaocasiónconpostresdemanzanaquehacíaélmismo.Erandeliciososyperfectosparalatemporada.Mimadrenoeraunagranamantedelacocina,asíqueyomealegrabaderecibirpostresgratis.Eraungranhombre,peroelcáncerlehabíaganadolabatalla.

Lamuertedesumaridonohizoquenuestravecinacambiaradeactitud,seguíasiendounamujerdurayfirme.Podíaserunencantosiseloproponía,pero,aveces,sacarsuladomásdulceeraunamisión

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muycomplicada…Mimadreyellasellevabanalaperfección.Mamálaadmirabaporsuedadysuexperienciaenlas

aulas,ylaseñoraSarah,asuvez,mehabíadichoqueadmirabaamimadreporsuvalentía.Decíaqueelvalienteeraelqueganaba,noporelpremio,sinoporlaacción.

Podíanhablardurantehoras.LaseñoraSarahnuncallegóadarmeclasesymimadreinsistíaenqueerahoradequesejubilara,peroellaqueríaseguirtrabajandoenloquelaapasionaba.Eraexigenteygruñona,aunquecuandoestabaconmimadre,eradiferente,demasiadobuena.Conocíanalamayoríadepadresdelosalumnos,aunquemimadreselimitabaahablarconellosdeasuntosescolaresynadamás.

AsíquemesorprendiómuchísimoquemimadreconfirmaraqueyaconocíaaRosie.Aunque,claro,nomehabíadadomuchosdetalles.

Meaclarélagargantaparaseguirhablando.—Alex,hesentidoalgocuandoheconocidoatumadre.Merefieroacuandoheestrechadosumano.

Hasidoextraño.—¿Algo?¿Aquéterefieres?—preguntó,mirándomedenuevo.Parecíainteresado.Necesité reflexionarunossegundos.¿Deverdadhabía sentidoesecalor?¿Lasangrepicándome…

como si estuviera viendo a alguien que conocía desde hacía mucho tiempo? ¿A alguien cercano? Ydespuésdudé:¿selodigoono?¿Servirádealgo,silohago?

—Es que…—comencé a decir, insegura. Luego inspiré profundamente y proseguí—.Nos hemosdadounapretóndemanosycuandolahetocadohasido…raro.Hesentidounafuerzamuyintensa,comosiunacorrienteeléctricamerecorrieraportodoelcuerpo.Micorazónhalatidoconfuerza,másdelonormal.Hesentidoalgocuandolahetocado,amor,seguridadtalvez.Nolosé.Esdifícildeexplicar—dije,tratandoderelatarloquehabíasentido.

—Estoesmuyextraño—selimitóacomentar.—Sí.Miteléfonovibró.Melevantérápidamenteyleíenlapantalla:«Llamadaentrante:Cara».Deslicéeldedoporlapantallayelcontadordesegundosqueindicabaladuracióndelallamadase

pusoenmarcha.Alexmemiróconfundido,mepreguntóentresusurrosquiéneraeloportunista.RespondíqueeraCara.Asintió.

—HolaCara—saludé,esperandoescucharlavozdemiamiga.—¡Hey!¿Dóndeestabas?¡Hasdesaparecido!—exclamó.—MehequedadocharlandoconelpadredeAlex—dijerápidamente.PodíaconfiarenCara,yellaenmí.Nuestraconfianzaeramutuaynosapoyábamoslaunaenlaotra

pasaraloquepasara,aunqueyanoestábamostanunidascomoantes.Yaunqueavecessolonosveíamosen el instituto, últimamente estaba muy pendiente de mí, como si estuviera al acecho de cualquiermovimientomíoydelaspersonasdemientorno.Otalvezmeestabavolviendoparanoica.

—¿Qué?¿ConelpadredeAlex?Alexmehizouna señaparaque lopusieraenmanos libres.Dudé,porqueCarapodía soltarcada

estupidezobromapesada…NeguéconlacabezamirandoaAlex,aferrándomealteléfonoytapandoelaltavozparaamortiguarsuvoz.

—Sí—confirmé.Hablabaensusurros.—¿Quétehadicho?¿Quéhapasado?¡Cuéntame!—rogóconsuvozchillona.—Nada importante—respondí cuandoAlexme reprendió con lamiradaparaquenodijeranada.

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Aunquenoentendíaporqué.Peroluegolocomprendí.Noconfiarennadie.—Hannah,nosoytonta.Simeocultasalgoesporquehapasadoalgoimportanteograve.Cuéntamelo

—suplicó.PensélarespuestaduranteunossegundosyAlexvolvióapedirmequepusieraelmanoslibres.—Nohapasadonada.Simplementesehaenfadadoporqueestábamoscorriendoporlasescaleras—

dije,recordándolequenoshabíamosretadoparaverquiénllegabaprimeroalaplantabaja.Alexmefulminóconlamirada.Finalmente,cedíasupeticiónypuseelaltavoz.—Mentirosa—respondió.Suvozresonóentodalahabitación.Noseoíanadamás.—Eslaverdad—contesté.Mivozdenotabaseguridad.—Confiaré en ti, Hannah.—Su tono de voz parecía distinto, pero luego se aclaró la garganta y

resopló.Mela imaginéponiendolosojosenblanco,frustradapormisrespuestas.YesqueCara,porsupuesto,noeratonta—.¿Yaestásentucasa?

—Sí,¿dóndeestástú?—Tambiénestoyencasa.Alex parecía no preocuparse por nuestra conversación, así que se dio la vuelta para volver al

ordenador.—Genial.Entoncesnosvemosmañana.—¡No! —exclamó. Cambió inmediatamente de intensidad, era un tono fuerte y emocionado—.

Seguroquenosabesloquehapasado.—¿Qué?—EncuantoCaradijoaquellaspalabras,laalarmaseactivóenmicabeza.ACaranosele

escapabanada.—EssobreKate—soltó,excitada.—¿Kate?—Alescucharsunombresemerevolvióelestómago.Katepodíahaberhechocualquier

tontería.AlextambiénescuchóelnombreyvolvióaacercarsealacamaparaprestaratenciónaloquedecíaCara.Sucuerpoestabademasiadocercadelmío.Élsequedóinmóvil,alaesperadequelavozsalieradelaltavoz.

—Sí.—¿Quéhahecho?—preguntéconvozcalmada,ocultandomiansiedad.Agradecíaquenoestuvieradelantedemí.Estabadesesperadaporsaberquéhabíahecho.—EstabahablandoconSeth.Mepreguntécómopodíahabersucedido,ydóndesesuponíaquehabíanhabladosiSethsehabíaido

cuandolomiramosdeformaacusadora.Alexyyonosmiramosconcuriosidad.Susojosestabanmásoscuros.—¿Dónde?¿Quéhandicho?¿Túloshasvisto?—Despuésdequedesaparecieras,meheido.Yantesdequetequejes,déjamedecirtequepensaba

quetehabíasidoacasa—explicó—.Decaminoacasa,mientrasibaporlasiguientecalle,hevistouncocheaparcadoenlaesquina.Mehaparecidoraro,porqueeraidénticoaldeSethycreíaquesehabíaido.AsíquemeheacercadodisimulandounpocoyhevistoaKateenelasientodelcopiloto.

Mientras Cara hablaba, miré de reojo a Alex. Parecía dolido. Su ex novia en el coche de otrapersona.Debíadoler,ymucho.

—¿KateySethestabanhaciendoalgo?—KateparecíaenfadadayleestabagritandoalgoaSeth.

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—¿Elqué?Micorazónlatíaconfuerza.—Loúnicoqueheescuchadohasidoalgoasícomo:«¿Enserio?¡Eresunestúpido,Seth!¿Cómono

lovasasaber,sitúestabasahí?Telodijeunmillóndeveces,lohemoshabladohacesolounashorasyparecequenohasentendidonadadeloquetehedicho»—imitólavozdeKateconuntonotodavíamáschillón.

—¿Estássegura?—Segurísima.EraKate—respondió.Alexmirabahaciaabajoynodecíanada.Tampocosehabíamovido.—¿Quémáshandicho?¿QuéharespondidoSeth?¿Dequémáshanhablado?—KatesoltabapalabrotasySethnocontestaba,parecíaestarenotromundo,seveíatristeycansado,

conlamiradaperdida,yasabes…—dijoyasentíaunquesabíaquenomepodíaver.MeimaginéaKateenelcochedeSeth.LuegoaSeth,consucabellocastañoysusmanchasrojasalrededordelosojos.Yfinalmente,imaginélopeor—.DespuésKatehasalidodelcochemuyfuriosa,hadadounportazoysehamarchado.Sethnohaabiertolaboca.Nosehamovido.

—Oh.—Eraloúnicoquepodíadecir.—¿Oh?—Suspiró,frustrada—.¿Tecuentoalgomuyextrañoy«¿Oh?»esloúnicoquedices?Parpadeé,tratandodeprocesarloqueCaramehabíadicho.Toméunadecisión.—Cara,tellamomástarde.—Ycolgué.Alexteníaelrostromásblancoqueunfantasma,literalmente.Estabademasiadopálido.—Alex—dije—,¿necesitasmáspruebasparaconvencertedequenodebemosconfiarenKate,nien

nadie?—preguntémientrasletocabaelhombroderechoparallamarsuatención.Alexestabatensoydemasiadorígido.Cuandoletoquéelhombro,unasensaciónextrañamerecorrió

todo el cuerpo; empezó por las manos y después se extendió como una corriente eléctrica. Retirérápidamentelamano.

¿Quéhabíasidoeso?—No—contestóenunmurmullo.Kate.Sabíaquehabíaalgoraroenella.—¿TúcreesqueKatetienealgoquever?—pregunté.Élparecióreaccionar.—¿Quéquieresdecir?—respondió,máscalmado,perosindejardeapretarlamandíbula.—Quealomejorellasabealgo—respondíindiferente,mordiéndomelalenguayevitandoinsultarla.—Talvez.Lomirémolesta pero, desgraciadamente, no lo notó. Así quememolesté todavíamás. ¿Por qué

confiabatantoenKate?¿Enserio?¡¿EnKate?!Soloconescucharsunombre,meentrabannáuseas.Alexnodijonada,asíquetomélainiciativa.—VoyahablarconSeth—solté.—¿Qué?—VoyahablarconSeth—repetí.—Sí,loheentendido,pero¿porqué?Y¿paraqué?Nisiquierayomismapodíaresponderesaspreguntas.SolosabíaquedebíahablarconSeth,asíque

dijeloprimeroquesemeocurrió.

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—Mira, ya hemos escuchado la versión de Cara, pero ¿qué hay sobre la versión de Seth? ¿Y laversióndeKate?¿Notegustaríaescucharloqueellosdicen?—razoné,dandounpocodelógicaamirespuesta.

—Porsupuestoquesí.Perosupongamosqueescierto,queKateySethhanestadohablandoenelcoche.¿Quécreesquedirán?—comentóconelceñofruncido.

—Dejadesertannegativo—reaccioné.—Noestoysiendonegativo,sinorealista.Noteníanadaqueobjetar,Alexllevabarazón.Sihabíancometidoundelito,noloconfesaríanasí

comoasí.—Deacuerdo.—Mecrucédebrazos—.Entonces,¿pordóndeempezamos?Hastaahoralosúnicos

sospechosossonKateySeth.¿Quésesuponequedebemoshacer?¿Esperaraqueelasesinoseentregue?Medejécaerenlacama.Alexsequedóensilencio,dándolevueltas.Suspiré,impaciente.—Deacuerdo—accedióalfin.Quisedarsaltosenlacama.¡Sí!—Vendrás conmigo, ¿verdad?—pregunté esperanzada y emocionada al mismo tiempo. No podía

hacerloyosola,¿ysimepasabaalgo?Meestremecí,temblandoinvoluntariamente.Detodasmaneras,siAlexmeacompañaba,¿quéharía?¡Eraunfantasma!

YencuantoaSeth,nosabíanadadeél,nisiquieradóndevivía.Loúnicoqueconocíaerasunombre.—Sí,teacompañaré.Ahoramismomiagendanoestámuyocupada—bromeó.—Genial.Decidísentarmeenlasillayleíloqueaparecíaenlapantalladelordenador.—¿Alex?—lollamé.—¿Sí?—Suvozdetrásdemímesobresaltó.Noteníaniideadequeestabaamiespalda.—Nosabíaqueteníashermanos.—Meconcentréenelcomentarioynoensuintensoaromavaronil.

Unolorfuerteydeliciosoquemehacíaquererinhalarmásymás.¡Concéntrate!—Notengohermanos—respondió.Sualientohizoquemicabelloondearaligeramente.—Leí una publicación en tu muro. No recuerdo quién la escribió, pero te mencionaba como su

hermano.—¡Ah,sí!FueIsaac.—Unoloramentameinvadió.—¿Isaac?—pregunté, tratandode recordaraalgún Isaacdel instituto,peroningunomeveníaa la

mente.ElúnicoIsaacquerecordabaeraunantiguovecinoquehabíaconocidoenotraciudaddelacualignorabaelnombre.Poraquelentoncesyotendríaunossieteaños.Nuncaolvidaríaaaquelchico.Eradelgadoy rubio,conel rostrocubiertodepecas.Muy inquietoyactivo,aveces jugabaconmigoa lapelota o nos columpiábamos durante horas.Vivía enfrente de nuestra casa, y enNavidadme lanzababolasdenievetangrandescomounbalóndefútbol.Unavezmetiróunatanfuertequemegolpeóenlafrenteyestuveinconscienteundíaentero.Mimadreseenfadótantoqueobligóasufamiliaaquepagaralosgastosmédicos.Yluegonosfuimosdeahí.

Soloconrecordarlomedolíalafrente.MalditoIsaac.—Sí,eraunamigodemianteriorciudad.AntesvivíaenColddes—asintió.SabíadóndeestabaColddes, se encontraba al nortedel país.Eraun lugar extremadamente frío, a

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cinco o seis horas de aquí. Tenía una foto hecha allí, debajo del letrero de bienvenida a la pequeñaciudad. Mi madre la tomó cuando era pequeña, tendría unos seis años. Según decía, fueron unasvacacionesdemasiadocortasyporesonolasrecordaba,peroyoestabaconvencidadehaberpasadoallímuchomástiempodelqueelladecía.Dealgúnmodo,teníalasensacióndequeColddeseracomomihogar.

—Oh,pensabaqueerasdeaquí,deSeattle.—Puesno.NacíenColddes.Pasélamayorpartedemiinfanciaallí.Asentí.Eloloramentamevolvióadistraerdemispensamientos.—Entonces,¿notieneshermanos?—preguntédenuevo.—No—confirmó.—Ah.La conversación terminó. Nadie comentó nada más y nos quedamos en silencio, aunque era un

ambiente cómodoy tranquilo.Leí las conversacionesy losmensajesdeAlex.Peronadame llamó laatención.Noencontrénadasospechoso.

Miréelrelojdelordenadorymarcabalasdosdelamañana.Bostecé.—¿Porquénotevasadormir,Hannah?—sugirióAlexalvermibostezo.Estabatancansadaquelehicecaso.—¿Ytú?¿Novasadormir?—Sí,peromástarde.—¿Losfantasmaspuedendormir?—mesorprendí.—Hannah,soyunfantasma,nounvampiro—bromeó.—Ah,claro,tiendoaconfundirlascaracterísticasdelosseresparanormales.Surostroseiluminócuandosonrió.—Teacostumbrarás.—Meguiñóunojo—.Buenasnoches,Hannah.Bostecédenuevoycaírendidaenlacama.

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Capítulo9

Me desperté cuando los rayos de sol tocaron mi rostro. Abrí los ojos poco a poco y los frotésuavemente,paraqueseadaptaranalaluzdelahabitación.Afortunadamente,eldolordecabezadelosúltimosdíashabíadesaparecidoyahorasimplementeteníamuchahambre.

Busqué con lamirada aAlex, pero no estaba en la habitación. El ordenador y la lámpara demiescritorio estaban apagados. Recordé poco a poco lo que había sucedido el día anterior. Estaba tancansada que me había quedado dormida con el vestido puesto. El cuello y la espalda me dolíanligeramente.Me senté en la cama e hice algunos estiramientos.Los huesos crujieron.Apesar de quehabíadormidoenunamalapostura,yanomesentíatansoñolienta.AlcerrarlosojosyreproducirlasimágenesdelrostrodeAlexydesupadre,mesentícomosiestuvieraenunsueño.Micuerpoflotaba,losentíaliviano.

Peroentoncesescuchéunsonido.Abrílosojosyviamimadreenlapuerta.—Estarde,pensabaqueyaestaríasvestida—dijomientrasseacercabaamicama.—Creoqueanochemequedédormida.Melevantédeunsalto.—¿Y el despertador?—preguntó mientras caminaba por la habitación, lo que, extrañamente, me

poníanerviosaytensa.—Meolvidédeactivarlo—respondí,sinsaberquéhaceroadóndeir.Algomeinquietaba.—Estásmuynerviosa,¿quépasa?—preguntómimadre.—Nada.Mehequedadodormidayséqueestarde—respondíatodavelocidad—.Losientomucho,

sé que debemos dar ejemplo y que la puntualidad esmuy importante.Novolverá a pasar—prometí,aunqueeraalgoqueacabaríaincumpliendo.

Medirigíalarmarioybusquéeluniforme.—No te preocupes, cariño. —Sus pasos se alejaron y enseguida me sentí mucho mejor. Seguí

fingiendounossegundosmásquebuscabamisuéter.Mishombrosserelajaronymismúsculosvolvieronalanormalidad.Estabaapuntodesonreír,triunfante—.Hannah…¿Quéesesto?—Suvozsonabadetrásdemí.

Porfavor,quenoseanadamalo.Porfavor.Megirélentamente.Unatelacolgabadesumano.Malditasea.EraelsuéterdeAlex,lohabríadejadoaquí…¿Losfantasmaspodíanhacereso?—Esmisuéter,mamá—dijeintentandosonarconvincente.

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—Noesverdad,yono tehecompradoeste suéternunca.Ni siquiera tegusta la ropaamarilla—replicó,molesta.Tratédepensarenalgunaexcusa,peromequedéconlabocaabierta,incapazdedecirnadaantesdequemeinterrumpiera—.EstesuétereradeAlexCrowell,¿sepuedesaberquéhaceaquí?

—Nolosé.—¿Lorobastedesucasa?—exclamó,apretandolosdientes.—¡No,mamá!¿Cómopuedespensaralgoasí?—meindigné.Yonuncarobaríanada.—Hannah, deja dementir. Estásmuy rara últimamente. ¿Qué te pasa?—Estrujó el suéter con los

dedosdelamano.Latelasearrugóbajosuagarrefirmeyfurioso.—Mamá,¿acasoinsinúasquesoyunaladrona?¿Esquenomeconoces?¡Soytuhija!—¡Mihijanomementiría!—respondiógritando.—¿YporquécreesqueesdeAlex?—preguntémientrassonreíaparamisadentros.Esperabaquela

preguntalapillaraacontrapié.Intuíquemimadremeocultabaalgoporquetardóenresponderyserascólanarizfrenéticamente.Y

esosignificabaquehabíaalgoquenoqueríacontarme.—Sé que es suyo porque… porque… —Las palabras no tenían sentido, estaba cada vez más

nerviosa—.¿Quémásda?Estamoshablandodeti,¿dedóndelohassacado?—preguntódenuevo.—¿ConocíasaAlex?—susurré.—Claro,ibaalinstituto.Fruncíelceño.—¿Enserio?—Uséuntonomásmisteriosoylamiréfijamente—.Supadremecontóalgomás.—¿Qué te contó? —Sin duda, estaba horrorizada. Presionó el suéter todavía más, ansiosa por

escucharloqueestabaapuntodedecir.Clavólasuñasenlateladealgodón.Hizounamuecaquemostróconclaridadlasarrugasdesurostro.

—¿Porquénomelocuentas tú?—respondí.Y,porunmomento,mipropiamadremeparecióunadesconocida.

—NoséquétehapodidodecirGeorge,Hannah.—Tragósalivaydejóelsuéterenmicama—.Peronocreasenél.NienRosie.—Suexpresiónfacialsesuavizó.

¿Porquénodeberíaconfiarenellos?Últimamenteyanopodíaconfiarennadie,nisiquieraenmímisma.Todo esto era surrealista: undía todoparecía normal y, al día siguiente, todosparecían estarrelacionadosconunasesinato.

—Georgemeloregaló—mentí.Surostrovolvióacambiarrápidamente.—¿Georgehizoeso?—Habíasarcasmoensuvoz,noparecíacreérselo.Eramuydifícilmentirami

madre,meconocíademasiadobien—.¿Porquéteregalaríaunsuéterdesudifuntohijo?—Nolosé,simplementemeloregaló—respondírápidamenteparanodespertarmássospechas.—Porfavor,Hannah.—Teestoydiciendolaverdad—contestéymecrucédebrazos.Deboreconocerquehastayomisma

mecreímiactuación.Talvezdeberíadeconsiderarlaideadetomarclasesdeteatro.Seguroquenosemedaríamal.

—Nomeparecebienqueaceptesregalosdeotraspersonas,sobretododeGeorge.—¡¿Porqué?!—estalléenungrito.Era injustoquemeprohibieracosas sindarmeunmotivo.¿Porquénodeberíaaceptarun regalo?

Aunqueloquemásmemolestabaymeponíafuriosaeraquenomecontaraelporqué.Todoteníaunaexplicación,unmotivo,yyoqueríaaveriguarcuáleraenestaocasión.

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—Porquelodigoyo.Yquieroquemedigasahoramismoporquételoregaló—exigió.—¿Sabesqué,mamá?¿Porquénoselopreguntaspersonalmentesitantoteinteresa?Pídelequevaya

a tu despacho y deja de molestarme, ¿quieres?—dije de mala gana. Cogí mi uniforme y salí de lahabitaciónechandohumoporlasorejas.Lasmejillasmeardían.

—¡Hannah!—gritó—¡Vuelveaquí!¡Novoyapermitirtequemehablesenesetono!Caminéporelpasilloatodaprisaparaentrarenelbaño,ignorandosusgritos.Diunportazo.Abríel

grifodellavamanosyelaguasalió.Juntémismanosformandouncuenco,dejéquesellenarandeaguaymelaechéenlacara.Mevestílomásrápidoquepudeymecepilléelpelo.

Nisiquieradesayuné.Mepuselamochilaymefui.Mimenteempezóaburlarsedemíporquenoeracapazderesolverunmisterio.¿DóndedemoniosestabaAlex?,mepreguntémientrascaminabadesesperada.Estabamuyenfadada.

Derepentesentíunarespiraciónagitadamuycercademioreja.Eraunarespiraciónpesada,ruidosayexageradaquemeestremeció.Acelerémispasos.

Mearmédevalorymegiré,peroallínohabíanadie.Seguíandando.Nome tranquilicédel todoporqueteníalasensacióndequealguienmeobservaba.

Pero,depronto,alguientocómihombro.Diunrespingo,aterrorizada.¿Quiénmehabríatocado,sinohabíanadiedetrásdemí?

Mequedéparalizada.Comosisetrataradedosimanesquesesientenatraídosynopuedensepararseel uno del otro, la mano no se despegó de mi hombro. Su contacto era intenso, y las piernas meempezaronatemblar.Lasmanosmesudaban.Teníaganasdegritar.

—¿Me has llamado?—dijo una voz que reconocí al instante. La sangre de mi cuerpo volvió acircularconnormalidadymegirérápidamente.

Alex.Suspiré,dejandosalirmifrustración.—¡Nunca,nunca,nuncavuelvasahacereso!—chillémientraslegolpeabaelpechoconlasmanos.

Élintentódefenderse.—¿Hacerqué?—preguntócuandodejédegolpearlo.—Asustarmedeesamanera.—Estabamuyenfadada.—Oh,losiento.—Tuveganasdegolpearlodenuevo.¡Menudosustomehabíadado!—Porcierto,genio,teolvidasteelsuéterenmihabitación—dijeconsarcasmo.—¿Y?—¿Cómoque«y»?Heacabadodiscutiendoconmimadreyahorapiensaquesoyunamentirosa,una

ladrona y que estoy muy rara. ¿Y a ti no se te ocurre nada mejor que decir«y»? —negué, todavíaenfadada.

—Bueno,iréconmáscuidado—prometió.—Esoespero,yameencargaréyo.—¿Noeresunpocoexagerada?—¡Mimadrepensaráqueestoylocasilecuentoquehabloconunfantasma!—Peronoselovasacontar.—Sonrió.Neguéconlacabeza.Seguimoscaminandoporlacalle.Pocoapoco,mientrasloanalizabaabsolutamentetodo,olvidéla

discusión.Cuandollegamosfrentealinstitutoy,despuésdecerciorarmedequenadiemeveía,lehabléalfantasmadeAlex.

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—¿Echas de menos el instituto? —pregunté tímidamente, esperando que mi pregunta no loincomodara.Mepuseunamanodelantedelaboca;noqueríaquepensaranqueeraunalocahablandosola.

—Enrealidad,sí—respondióconunarisitanerviosa.Despuéssequedócallado.—¿Quépasa?—susurré,tratandodeseguirsumirada.—Seth—dijoconvozronca.Meestremecí.—¿Dónde?—Intentéencontrarlo,peronoloveía.—EstáapoyadoenelcochedeKate—indicó.BusquéelflamanteautomóvilrojodeKateentretodosloscochesaparcados.Notardémuchoenencontrarlo.Efectivamente,ahíestabaSeth.Llevabaeluniformeyparecíadesconcertado,comosinosupieradóndeestaba.Susojosibandeun

ladoaotro.Sellevólasmanosalosbolsillosdelanterosysequedóobservandolanada.Estabajuntoalcoche de Kate, pero ella no estaba, o eso me pareció. Yo me encontraba a unos cuantos metros dedistanciaynoloveíamuybien.

—Voyahablarconél—anunciéycaminéensudirección.—Espera…¿qué?¡No!¡Hannah!—gritódesdeatrás.Perosuvoznomedetuvo.AhoraestabaapocosmetrosdeSethyveíamejorloquehacía.—¡Seth!—lollamécuandoestuvelosuficientementecercaparaquemeescuchara.Levantólamiradaybuscólavozqueloreclamaba.Susojossemovíanconagilidad,hastaquese

cruzaronconlosmíos.Aceleréelpaso.Pero en cuantome vio, se colgó lamochila al hombro y se fue tan rápido como una liebre. Iba

despavorido.Teníaelpelohúmedo,porloquesupusequeacababadeducharse.Sinembargo,surostroperdidoledabaunaspectotriste.

—¡Espera,Seth!—grité,llamandolaatencióndealgunasmiradascuriosas.Sethapretóelpasoyempezóacorrer.Micorazónseaceleró.—DéjaloHannah.Hoyno—dijoAlexdetrásdemí.Loignoré.Sinoerahoy,¿entoncescuándo?¿Cuandoélquisiera?¿Ynuestrasdudas?¿Ysuasesino?¡Queseaguantesihoynoeraeldíaadecuado!Empecéacorrertrasél.Sethteníaunaspiernaslargasydabaunaszancadasenormes.Acadapaso,

ladistanciaquemesacabaaumentaba.Deberíaconsiderarlaideadehacerejercicio,mecansabamuypronto.Sethmedejóatrásyseperdióentrelamultituddealumnos.

Entonces,corrímás.Sethsegiróunmomentoy,alverme,sehorrorizó.Surostropalideció.¿Porquéhuía?¿Porquéestabaaterrorizado?Estaba cerca de él, a unos cuatro metros, cuando alguien se interpuso en mi camino y me hizo

retrocederunpardepasos.Elgolpemedejótanaturdidaquecerrélosojosinvoluntariamente.Y,cuandolosabrí,mipesadilla

estabajustoahí.—Kate—murmuré,desorientada.

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Lacabezamedabavueltas,elpasillodabavueltas,tododabavueltas.MenosKate.Ellaparecíaunaestatua.

—Hannah,¿estásbien?—preguntóconciertosarcasmo.—No, en realidad no —contesté mientras regresaba a la realidad. Todo se estabilizó en unos

segundos.—¿Quépasa?HevistoqueseguíasaSethy…—…y tehasmetidoenmedio—completédemalagana.Elgolpemehabíaenfadadomásque la

discusióndeesamañanaconmimadre.YveraKatemeponíatodavíadepeorhumor.—Oh,¿enserio?—Parecíaconfusa.Lasmanchasoscurasylahinchazóndelaslágrimasquehabía

derramado en el funeral de Alex seguían visibles. Afortunadamente, sabía maquillarse bien—.Discúlpame,por favor—seexcusó,pero suvozera irritanteymolesta.Sonaba tanhipócrita…OíraKatemeponíamala.

—Notepreocupes—respondícasisonriendo.MiréporencimadesuhombroySethyanoestaba.Katesepercatódemigestoysegiróparaver

quéestabamirando.Alcomprobarquenohabíanadie,volviósumiradahaciamí.—¿Puedoayudarteenalgo?—preguntó.Por primera vez en mi vida, y aunque dolía aceptarlo, necesitaba la ayuda de Kate. De hecho,

necesitabasutestimonio.—Sí.Creoquepuedesayudarme—contestéconunasonrisadulceyfalsa.—Hannah… para. Kate no servirá—dijo Alex. Su voz era clara y fuerte. Yme dio miedo.Me

asustabaquenadiemáslopudieraveroescuchar.Comosinoestuvieraahí,continuémiconversaciónconKate,ignorándoloporcompleto.

—¿Enquétepuedoayudar?—preguntóKate.—SetratadeAlex.En cuanto pronuncié su nombre, el rostro de Kate se puso blanco y sus dedos se movieron

rápidamente,temblorosos.

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Capítulo10

Los ojos azules deKate trataron de evitar losmíos. Semovían rápidamente, de un lado a otro, sinparar.Alospocossegundospareciódarsecuentadesutic.Centrólamiradaenlastaquillasdelinstituto,comosifueranlomásinteresantequeveía.Kateestabamuyrara,yunaalarmaseencendióenmicabeza.Tal vez exageraba, pero el instintome llevaba a pensar así. El comportamiento deKate era extraño,sobretodoporquesetratabadelachicamásseguradelinstituto.

—NoquierohablardeAlex—respondióalfin.Yanosonreía,nisiquierahablóconvozchillona.Sutonoerafríoycalculador,parecíamedircada

palabraquedecíaapesardesusmovimientosnerviosos.—Déjala,Hannah—sentencióAlex.Sonaba disgustado. Pero no iba a detenerme ahora, debía acabar esta conversación. Los latidos

acelerados de mi corazón indicaban que algo andabamal, y Kate sabía de qué se trataba. Tan solonecesitabapresionarlaunpoco.

—¿Porqué?¿PorquénoquiereshablardeAlex?—Porfavor,nopuedo—negó,bajandolamirada—.Noinsistas,Hannah.Noquierohablardeél.No

quierosabernadadeAlex.Asíquesimedisculpas…—Volvióalevantarlamiradaypusolaespaldamásrectadelonormal,recuperandolacompostura.Tragósalivacondificultadypasópormiladosintocarme.

Megiré.—¿Quéocultas,Kate?—exclamécuandomedabalaespalda.Noseinmutó—.¡Hasdichoqueme

ayudarías! ¿Te está amenazando alguien? —le grité enfadada. A pesar del viento, su cabello rubiopermanecíaquietodetrásdesushombros.Cadapeloestabaensusitio.Todoerademasiadoperfecto.

Alescucharme,Katesediolavuelta.Susojoshabíanperdidobrilloysusonrisabrillantesehabíaesfumado.

—Teayudaréconloquenecesites,siemprequenotenganadaqueverconAlex—afirmó.Mesorprendiósutonosincero,noerasuclásicavoz.EracomosituvieradelanteaotraKate.—Perotú…—empecéadecir.—¡Yabasta!—megritóAlexaloído.Suenfadomepillóporsorpresaydiunbote.MiréaAlexconfuria.Despuéshablaríaconél,peroahoranecesitabainterrogaraKate.Yaunqueledoliera,yanoerasu

novia.

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DidospasoshaciaKate,dejandounadistanciaprudenteentrenosotras.Queríainsistir,aunqueAlexsemolestara,necesitabasonsacarlealgo,loquefuera.

—¿YhablaríassobreSeth?—insistí,desesperada.—¿Quépasaconél?—Dímelotú—respondí,mirándolaalosojos.Ellamedevolviólamirada,yesperamosaverquién

cedíaprimero.Porsupuesto,Alexseguíadetrásdemí,murmurandoinfinidaddecosasquenolograbaentender.EstabaconcentradaenKate.

Mirésusojosconatenciónyobservéquesulabiosuperiorempezabaatemblar.Acadasegundoquepasaba,parecíaponersemástensaynerviosa.Escondíaalgo,susojoslogritaban,perosubocanodecíanada. En cualquier momento explotaría. Aquellos ojos azules se volvieron un mar profundo. Eraimposibledescifrarloqueocultaba.

Finalmente,Kateserindió.Sediolavueltademaneratanbruscaquecasichocócontraunataquilla.Se alejó de allí. Caminaba deprisa y con torpeza, como si estuviera aprendiendo a dar sus primerospasos.

—¿Porquéerestanterca?—mesoltóAlex,detrásdemí.Lomiré.Tenía lamandíbula apretada, las facciones de su rostro estaban tensas y una vena de su

frentesehabíahinchado.Parecíamuyenfadado.Inclusoteníaelceñofruncido.Perosuaspectonomeafectóenabsoluto.—Porqueeslaúnicapistaquetenemos—respondí.Larespuestaeraobvia.—Hassidomuydura—lamentó,enfadado.—Solotratodeencontraralgunapistaquenosayude.NoquierohacerledañoaKate,Alex.Yeracierto,nopretendíamolestaraKate.Elhechodequenomecayeraespecialmentebiennome

dabaderechoahacerledañoo a incomodarla.Yonoera así.Solopretendía apremiarlaparaquemedijeraloque,aparentemente,escondía.

—Lapróximavez intenta sermenosdura.Lascosasestánpeorde loquepensaba—meaconsejóAlex.

—Estábien,lointentaré.Alexasintió.Medirigíaclase.Seguroquellegabatarde.Lospasillosestabancadavezmásvacíosylosgritosde

anteshabíandadopasoatímidossusurros.Saludéaalgunoscompañerosdeclaseyfuihastaelaulaquemecorrespondía.

Conocíaelinstitutocomolapalmademimano,asíquesabíaquenecesitabamenosdedosminutosparallegaralaula.Visualicéalprofesorconsuvasodecafé.Yahíestaba:elaromaacafeínallegóamíantesinclusodecruzarlapuerta.Cuantomásmeacercaba,másintensoeraelolor.Hoyhabíaoptadoporuncaféamargoyfuerte.

CuandomegiréparadespedirmedeAlex,yanoestaba.Pocoapocomeacostumbraríaaqueaparecieraydesaparecierasinavisar.Comohabíacalculado,lleguéaclaseenmenosdedosminutos.Y,afortunadamente,nolleguétarde.

Algunosalumnosseestabansentandoensusmesasmientrassesaludaban.Habíasonrisasblancaspordoquier. Escuché risas y algunos teléfonosmóviles. El profesor no estaba, pero su termo de café sídescansabasobreelescritorio,expulsandovapor.Meencantabaeloloracafé,peroesteerademasiadofuerte.Estabaconvencidadequesololeponíaunacucharadadeazúcar,nomás.

—Hola.—Alguienpusounamanoenmihombroypresionóligeramente—.¿Cómoestás?

Page 71: ¿QUIÉN MATÓ A ALEX?

Dejécaerlamochilaenlasillaysonreídeinmediato.—Hola,Cara—saludé—.Muybien,¿ytú?—Estupendamentegenial.Estoymuyansiosaporlodelpróximoviernes.Seacercaelgrandía.El equipo de fútbol americano del instituto tenía un partido y las animadoras jugaban un papel

importante.Caraylaschicashabíanpreparadounacoreografíanuevay,parasersincera,eraincreíble.Hacíanunaseriedeacrobaciasenelaire, flexionabanlaspiernasyalzabanlasmanoscerradasenunpuño,paradespuéscaerenlosbrazosdeloschicosyseguirconlacoreografía.Caraeralaanimadoraconmejorritmo,nadiepodíanegarlo.Sedecíaqueelequipodelinstitutoteníamuchasposibilidadesdeganar el partido. Yo estaba de acuerdo. Este año tenían al mejor grupo de animadoras y a lamejorcapitana.ACaralefascinabaestarenuncampo,ymássipodíahaceracrobacias.Leencantaba.Todosesperábamosqueelviernesnolloviera,porquecuandolasgotascaían,lohacíanconfuerza.

—Todoirábien,loharásgenial.—¿Vendrás?Asentí.Ellasonrió,satisfechapormirespuesta.Cuandomesenté,seoyeronunospasosapresurados.—Losiento—dijoelprofesor.Porsurespiraciónagitadadiríaquehabíallegadocorriendo—.He

tenidoquevolveralaparcamientoporquemehabíaolvidadounascarpetas.Peroyapodemosempezar.Porfavor,tomadasientoysilenciadvuestrosteléfonosmóviles.

—¿Nosvemosalasalida?—dijoCaraantesdequelaclaseempezara.Melopenséduranteunossegundos.TodavíanosabíasiAlexestaríaporaquí.—Noestoysegura—mentí—.Mimadrequierequelaayudeconalgo.Hizounamuecadedesagrado.—Vale,notepreocupes.—Cara…—Intentédeciralgoparaarreglarlo,peroellayasehabíadirigidoasupupitre.Miré a la pizarra. El profesor estaba escribiendo algunos apuntes de la lección. Sus trazos eran

gruesos y hacía ruido con la tiza. Lo único en lo que podía pensar era en Kate y Seth. Había algosospechosoymisteriosoenellosyensuformadereaccionaresamañana.¿Ysitodohabíasidounplanorquestadoporellos?¿Ysiintentabanserlacoartadadelotro?

Pormásvueltasquelediera,mecostabapensarqueKateestuvieradetrásdelamuertedeAlex.Esdecir,ellanoseríacapazdeasesinaraunapersona,¿osí?

Y Seth… a él ni siquiera lo conocía. Pero investigaría todo lo que estuviera enmimano. En elfuneraldijeronquehabíasidoél.TalvezfueelúltimoenveraAlexconvida.

Mis pensamientos se interrumpieron cuando alguien me llamó por mi nombre y me golpeó consuavidadelhombroderecho.

—Hannah.Megirésigilosamente,conlaesperanzadequeelprofesornomepillara.Sarah,unachicapelirroja

yconelrostrollenodepecas,mepasóunabolitadepapel.Estabaarrugada.Latomésinpreguntarnadayledilasgraciasenunsusurroantesdevolveragirarme.Elprofesorseguíaescribiendoenlapizarraytodosmiscompañeroscogíanapuntes.

Bajé lasmanosparaponerlassobremi faldayabrí labolitapocoapocoparanohacer ruido.Elpapelcrujióenmisdedos.Lahojaconteníaunmensajeespeluznanteyamenazador.

«Dejademeterteenlosasuntos

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delosdemásosufriráslasconsecuencias».

Abrílosojoscomoplatos,tratandodeasimilarelmensaje.«Dejademeterteenlosasuntosdelosdemásosufriráslasconsecuencias».Lorepetímentalmente.¿Quiéndemonios…?Lasletrasnegrasestabanmarcadasconfuerzaentrazosdeplumadescuidados.Notéunhormigueoen

laspiernasymicuerpotemblóligeramente.Mequedéinmóvilunossegundosyesperéaquemicuerpofueracapazdereaccionar.Aquelpedazodepapelvibrabaentremisdedos.Formédenuevolabolita.

Pestañeévariasveces.¿Ysielmensajeeraparaotrapersona?¿Ysihabíasidounerror?Observéamialrededor,conlaesperanzadepillaraalguienmirándome,peronadiemeprestabaatención,todoelmundoescribíaensuslibretas.

—¿Tienealgúnproblema,señoritaReeve?—mepreguntóelprofesorconlosojosentrecerrados.Ahorasí.Todaslasmiradasestabancentradasenmí.—No—respondí,negandoconlacabeza.Rápidamente volví a centrarme en mi cuaderno. Fingí estar escribiendo algo para evitar más

preguntas.Arranquéuntrozodepapelyescribíenél.«¿Quiéntehadadolanota?».Lancédiscretamente aSarah el papel.Lo abrióy luego escribió algo en él.Oí el trazode cuatro

letras. ¿SeríaKate, después del encontronazo de esamañana? ¿O tal vez Seth?Me incliné sobremipupitreyfingítomarapuntes.

Esperé…Esperé…Yesperé…Teníalosnerviosaflordepiel.Laplumaquesosteníaentrelosdedosresbalabaporelsudor.Unosminutosdespués,unabolitadepapelaterrizósobremilibreta.Meapresuréaabrirla.«Cara».Nopodíaser.Elaireseacumulóenmipecho,sentíaqueibaaexplotarencualquiermomento.Escribídenuevo:«¿CaraCarter?»,ylelancéelpapelaSarah.Estavezmelodevolvióenseguida.Estabaseguradequeloslatidosdemicorazónseoíanportodo

elinstituto.Abríelpapelsinvacilar.«Sí».Oh,Diosmío.MiréaCaradereojo.Parecíaabstraída,concentradaensucuaderno.Rápidamentesepercatódeque

alguienlaestabaobservando,segiróymevio.Sonreíduramente.No.Carano.Mehizoseñasparapreguntarmesihabíaalgúnproblema.Teníalascejasarqueadas.Viqueteníaun

lápiz en lamano y suspiré aliviada. Rápidamente negué con la cabeza y, para evitar malentendidos,sonreí,comosiempre.

Cara pareció entender que no pasaba nada, así que se dio la vuelta para acomodarse en su silla.Entoncesviacámaralentaqueunaplumadetintanegracaíaalsuelodesdesumesa.Elsonidoresonóentodalaclase.Colisionócontraelsuelo,rebotó,sequedósuspendidaenelaireunasdécimasdesegundoy,finalmente,volvióacaer.Carahizounamuecadedisgustoyseagachópararecogerla.Suslabiosse

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movieron para maldecir en un susurro. No me miró en ningún momento. Volvió a sentarse y siguióescribiendo.

Meconcentréenmisapuntesymeperdíen lahojaenblancodemi libreta.Nisiquierasabíaquéhacer.

—Señorita Reeve. —Alguien dijo mi nombre a lo lejos—. Me parece que hoy está demasiadodistraída.Supongoqueyahaterminadosuensayo,¿verdad?¿Porquénonoslolee?

—No,enrealidadyo…—Penséenunaexcusaquesonaracreíble—.Hoynoestoynadainspirada,profesor.

Huborisas.—Nonecesitainspiración,coneltemarioquehemosvistoenclaseessuficiente—respondióconsu

vozgraveeirritada.—Sí,profesor—susurré—.Voyaconcentrarme.Entonces comencé a garabatear sobre la libreta. No escribí nada relacionado con el ensayo, al

contrario;automáticamenteescribíelnombredeAlexenlapartesuperiordelahoja,yasualrededorpuselosnombresdetodoslossospechosos.

Cogí un bolígrafo rojo y primero puse a Kate, resaltando cada una de las letras de su nombre.DespuésañadíaSeth.Porahora,ellosdoseranlosprincipalessospechosos.Latintarojamehizopensarenlasangre.Elrestodelosnombreslosescribíalazaryporinercia.

Karen, que era lamano derecha deKate, podría haber sido su cómplice. Cara, con su bolita depapel,tambiénfuedirectaalalista.Yahoraqueteníaunapista,lleguéapensarqueCarapodríahabermentidoacercadeKateySeth,pero,silohubierahecho,KateySethnoestaríantancompinchadosynoactuaríandeunaformatanextraña.AsíquelerestéimportanciaalaideasobreCara,aunque,detodosmodos,laincluíenlalista.

Últimamente,lapalabraqueacaparabamispensamientosera«sospechoso».Despuésañadíalapelirrojaconpecas:Sarah.Ellamehabíaentregadolabolitadepapel,asíque

tambiénsemerecíaacabarenelpapel.¿Ysimintióaldecirquese lahabíaentregadoCara?¿Ysi laescribióella?Pero¿quéteníaqueverSarahcontodoesto?

Ledivueltasduranteunbuenrato.Tenía la mente en blanco.Me esforcé y repasé los acontecimientos otra vez por si se me había

pasadoporaltoalgúndetalle.Peronada.Nohabíanada.Elúnicoelementoencomúneraqueíbamosalamismaclase,peroSarahnocuadrabaenestahistoria.Noteníanadaquever.Además,estabaconvencidadequenisiquierahabíahabladoconAlex.Noibanalmismocursoynoteníanningunaclaseencomún.

Mehundíenlasilla.Afortunadamente,elchicoquesesentabadelantedemíerabastantemásaltoycorpulentoqueyo,asíquesuespaldameocultabadelcampodevisióndelprofesor.

Mepasélasmanosporlacara,frustrada.LoúnicoraroquerecordabadeSaraherahaberlavistoenelbañotomandounmontóndepastillasde

distintoscoloresytamaños.Segúnmehabíadicho,estabaenfermaydebíatomarmuchosmedicamentos.Yonodijenadamásymefui.Eramuydifícilconseguirtalcantidaddepastillassinunarecetamédica,así que supuse que ella la tenía. No me pareció raro. Yo también tomaba varias pastillas cuandoenfermaba.Recuerdoquedijo:«Mipadremehacetomarestaporqueríacadadiezhoras».Yoasentíycoincidíconella:«Mimadretambiénmeobliga,eshorrible».Ydespuésmefui.Fueunaconversacióncorta.

¡Oh!¡Yaestá!¡Yasabíaquéera!¡Diablos!¿Cómonolohabíapensadoantes?¡Eratanobvio!

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Maldición.Maldición.Maldición.¡ElpadredeSaraherapolicía!—Sarah…—lallaméensusurros.Lacarameardía,elcalormerecorríatodoelcuerpo.Y,depronto,escuchéamiotrapesadilla.—Hannah, por favor, ¿podrías venir a la pizarra con tu ensayo? —El profesor me reclamaba.

Entrecerrélosojosehiceunamuecadedisgusto.Comomehabíagirado,tuvequedarmelavueltaparamirarlo.Suexpresióneradura.

—Noheterminado—respondí.Todoslosalumnoshabíandejadodeescribirynosmirabanamíyalprofesor.Teníanganasdever

unadiscusión.—¿Puedestraertucuaderno?Megustaríaleerloquellevasescrito.—Estabamuyserio.—Yo… en realidad…—No tuve tiempo de terminar la frase. Se levantó de la silla y caminó

directamentehaciamí.Susojosnosedespegaronde losmíos.Giré lahojade la libretaantesdequellegarahastamí.

Sepusoamilado.Enunmovimientorápido,tomómilibretaylahojeó.Vioqueapenashabíaescritominombreylafecha.Lasmejillasmeardían.

—Porfavor,Hannah,cogeunahojadeamonestaciónyhazquelafirmeNora.—¿Amonestación? ¡Pero sinohehechonadamalo! ¡Nopuedemandarmea la saladecastigo!—

grité.Todosmemirabanconcuriosidad.—Sí,síquepuedo.Cogelahojadeamonestación.Suspiré,frustrada,yguardémiscosasenlamochila.MirérápidamenteaCara,quemeobservabasin

entenderquésucedía.Lehiceseñasparaindicarlequeluegoseloexplicaríatodoyasintió.DespuésmedisculpéconSarah,yellasonrió.

Por un ladome alegraba de poder irme de aquella estúpida clase.Ni siquiera tenía ánimos paraseguir disimulando.Cuando terminé demetermis cosas en lamochila,me levanté de un salto y casigolpeéelhombrodelprofesor.Medirigíasuescritorioyrecogílahojadeamonestación.Yateníaminombreescrito,asíqueyateníapensadoexpulsarmedelaclase.Salíporlapuertalomásrápidoquepude.

Estabamuycabreada…Estabasiendounodelospeoresdíasdemivida.O,másbien,elpeor.Caminé por los pasillos vacíos. Mentalmente, soltaba una palabrota tras otra. Golpeé varias

taquillas.Meentraronganasdearrugarlahojaytirarlaalabasura,pero,paramidesgracia,teníaquequedarmeenunaulaconotrosalumnoscastigados,yNorateníaquefirmareldocumento.

Genial.Estaba muy enfadada.Me hervía la sangre. Quería golpear a alguien o a algo, había acumulado

muchafuriayestrés,yesqueestabanpasandotantascosas…Yteníatantoenloquepensar…Noqueríaimaginar cómo estarían los detectives, la policía o el FBI. Debía de ser peor que una clase dematemáticasdevariashorasseguidas.

Medijequenuncaestudiaríaalgorelacionadoconloscrímenes.Absolutamenteno.Cuandogiréaladerechaparadirigirmealauladecastigo,todosevolvióborroso.Meapoyéenla

paredytoméunabocanadadeaire.Derepente,todomicuerpoperdiófuerza.Nopodíamoverme.Unabrumadehumomeenvolvió,yentoncesmecaíalsuelo.Oílahojadeamonestacióncaercercademí,

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peronoveíanada.Luego,unospasosseacercaron.Quisegritar,peronopude.Perdíporcompleto lavisiónytodoamialrededordesaparecióenlaoscuridad.Alguientratabadelevantarme.Sentíaelcalordesucuerpoysuaromaahombre.

Luego,nadamás.

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Capítulo11

Abrí los ojos y vi una luz blanca cegadora.Era demasiadobrillante y apuntaba directamente amispupilas.Cerrélosojosylosapretéconfuerza.Losvolvíaabrir,estavezparpadeando,paratratardeacostumbrarmea la luz.Estabaenunacamaconsábanasblancas.Dehecho, todoparecíablanco: lasparedes, los muebles, los frascos demedicamentos, la puerta… ¿Frascos demedicamentos? ¿Dóndeestaba?

—¡Hannah!¡Porfindespiertas!—exclamóunavozfemenina.Lacabezamedabavueltas.—¿Dóndeestoy?—preguntédesorientadamientrasmiraba ami alrededor tratandode recordar lo

quehabíapasado.Pocoapocomeincorporéalarealidadymesentéenlacamilla.—Enlaenfermeríadelinstituto—respondiólamismavoz.Echéotrovistazoalahabitaciónmientras

tratabadeacomodarme,yluegolorecordétodo.Elensayodelprofesor.Laamonestación.Alguienintentandolevantarmedelsuelo…—¿Mehedesmayado?¿Quéhapasado?—Sí, un estudiante que pasaba por allí te ha encontrado inconsciente y te ha traído aquí —

respondió.Miré a la persona que hablaba.Me sorprendí al ver a unamujer joven de ojos color café y con

ojeras,aunqueelmaquillajelasocultabaunpoco.Teníaloslabiosrojoscomolascerezas,ysupieleratanblancaqueapenassedistinguíadesuuniformedeenfermera.

—¿Unestudiante?—pregunté.Todoparecíaestarensulugar:miropa,lamochila,lahojadeamonestación…absolutamentetodo.

La mujer se acercó y me abrió un ojo, estirando el párpado superior mientras proyectaba una luzbrillanteparaexaminarlo.

—Sí.—Teníaganasdepestañear—.¿Cómoloves?—Muybrillante—respondí.Luegorepitióelprocedimientoconelotroojo.—¿Yconeste?—preguntó.—Igual.Muybrillante.Apagóla linternaysediolavuelta.Caminóhacia loscajonesdesuescritorio.Aprovechéqueno

podíavermeparaplancharmelaropaconlasmanosyretocarmeelcabello.Mesentéenlacamilla,conlospiescolgandoenunlateral.

—¿Quiénmehatraído?—preguntéconcuriosidad.Todavíarecordabaaquellasmanossobremí.

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La enfermera guardó la linterna que acababa de utilizar para examinarme en el cajón. El ruidochirriantemepusonerviosa.Cerróelcajónysedirigióhacialasmedicinas.Comprobóalgunasdeellas.Todavíamedabalaespalda.

—No creo que lo conozcas, es un alumno de último curso.—Sus manos buscaban un frasco enconcreto—.Tumadremehacomentadoqueestástomandomedicamentosporunaccidentequetuviste,¿escierto?

—Sí—confirmé—.¿Sucedealgo?—Puedequeelmedicamentoseamuyfuerteyqueesohayaprovocadoeldesmayo.Asentí.Elmedicamentoahoranoerarelevante.—¿Quiénmehaencontrado?—insistí.—Unchico.—¿Ysabesunombre?—preguntéconinterés.Seguíadeespaldas,estabaleyendoloscomponentesdeunfrascoblancoconetiquetaazul.—Hum…—dijo,pensativa—.Nolorecuerdo,eraunnombreraro…—¿Raro?—Noentendíanada.Ellaselimitóaasentirdesinteresadamente.Tomóotrofrascoconla

otramanoyloscomparóleyendoambasetiquetas.—¿Eresalérgicaaalgúnmedicamento?—Sediolavueltaparamirarme.Teníaelceñofruncido.Neguéconlacabeza.—¿Ynorecuerdanadadelnombre?¿Suinicial,talvez?—insistí,denuevo.Sediolavueltaparadejarunodelosfrascosyluegovolvióamirarme.Parecíacansadaeirritada,y

enrealidadnosabíaporqué,sicasinadieentrabaenlaenfermería…sepasabalamayorpartedeldíasolaysinenfermosalosqueatender.Losúnicosqueveníanconmásfrecuenciaeranlosdeportistasolas animadoras. Cara se rompió la mano una vez, y tuvo que llevar un yeso enorme durante variassemanas.Casitodoslofirmamos.

—EraalgocomoCat…¿oeraTate?—seinterrogóellamisma.¿Cat?¿Tate?,norecordabaaningunapersonaconesenombre.Talvez tenía razónyno loconocía—.No,espera, eraalgoasí comoZat…Seth…¡Ohsí!Eso,¡Seth!

—¡¿Seth?!—grité.Mequedédepiedra.Esonopodíaser.—Sí, ha dicho que te había encontrado tirada en el pasillo y te ha traído hasta aquí en brazos.

Deberías agradecérselo…—Me tendió una de las pastillas del frasco con etiqueta roja—. Hum…tómateestoydespuéscomealgo—dijo,cambiandoradicalmentedetemamientrasmedabaunacápsulablancayroja.Tomélapastillaymelatraguésinbeberagua.

—Gracias—dije,ymeapresuréarecogermiscosas.Perosuvozmedetuvodeinmediato.—¿Quéhaces?—Tengoclases—meexcusé.Ellanegómientrassonreía.—Notepreocupesporeso.Tumadre,esdecir,ladirectora,mehadichoquenotedejarair…Así

que,siguiendosusindicaciones,debesquedarteaquí—mecomunicó.Se sentóen suescritorioy comenzóa teclear loquehabía en la etiquetadel frasco.Escribía con

velocidad. Dejé caer mi mochila en la camilla y traté de inventarme alguna historia para podermarcharme.Afortunadamente,semeocurrióunaexcusaconrapidez.

—¿Y podría almenos ir al baño?—Fingí desesperaciónmoviendo uno demis pies, como simivejigafueraaexplotar.

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—Sí,perodejatumochilaaquí.Ynotardes—meadvirtió.Yoasentíysonreí.Salté de la camilla casi de un brinco.Mientras caminaba hacia la salida, una silueta que estaba

inmóvil en el pasillo llamómi atención. Estaba apoyada en la puerta, y claramente se trataba de unhombrefornidoyalto.Cuantomásmeacercaba,másclarasevolvíasuforma.Mispasoserancortosysigilosos.Élnosemovía.Laenfermeranosehabíapercatadodenada,sumiradaseguíaconcentradaenlapantalladelordenador,ajenaatodoloquesucedíaasualrededor.Elsuelorechinóconmispasosylasilueta se giró rápidamente enmi dirección. En cuanto comprendió queme acercaba, giró sobre sustalonesydespués,comounrayo,sefue.

Abrílapuertadegolpe.Salícorriendoparaseguiralasilueta.Quienquieraquefueraparecíamásrápidoqueyo,perocuandogiróporelpasillo,logréreconocerlo.

—¡Seth!—gritémientras corría detrás de él. Seth parecía acelerar el paso. El pelome rebotabacontralacara, impidiéndomeverconnormalidad,yloapartérápidamente.Eraimposibledealcanzar,eramásrápidoqueyo.

—¡Seth!¡Espera!¡Porfavor!—Tuvoquedetenerseporquellegóalfinaldelpasilloyunaparedleobstruíaelpaso.Noteníaescapatoria,estaveznopodríaevitarme.

Sethsevioacorralado.Casisonreí.Meacerquémás,conlarespiraciónalteradamientrasmedeteníaytratabaderecuperarmedelacarrera.Mipulsoestabaacelerado.

Cuandoestuvimoscaraacara,subocaseabrió.—Hannah—dijofinalmente.Suvozgraveresonóenmisoídos.Fruncíelceñoysentíunescalofríoenlaespalda.Intentéocultarlo.—¿Cómosabesminombre?Palideció.—Eres…ereslahijadeladirectora.—Tomabaaireencadapalabraquepronunciaba—.Nopasas

desapercibida.Susojosseoscurecieron.Teníaquecentrarmeenmiobjetivo.Sethmeintimidaba,meponíanerviosaconaquellamiradatan

potente.Peronopodíarendirme.Debíacontrolarmeynocaerensujuego.Setheramásgrandequeyofísicamente,peroestabaseguradequetendríaundefecto,algunadebilidad,yloencontraría.

—¿Porquéhuyesdemí?Estabasudandoyunapequeñagotadesudorsedeslizóporsurostro.Riosuavemente.—Noestoyhuyendo.—Sí, estás huyendo —insistí—. Cada vez que quiero hablar contigo, te vas. Simplemente

desapareces.—No,noesverdad—repitió,segurodesuspalabras.—¿Porqué?—preguntéenunsusurro.—¿Porqué,qué?—Parecíaconfuso.Teníaelceñofruncidoyunrostroqueparecíacongelado.Su

aspectomehacíadesconfiardeél.Especialmenteenunlugarcerradoysinsalida.—¿PorquéKateytúestáistanunidosúltimamente?¿Quéocultáis?—soltéderepente.IgualqueKatecuandomencionéelnombredeAlex,Sethtambiénsepusotenso.Sabíaperfectamente

aloquemerefería.Susmanostemblorosaslodelataban.Habíadescubiertosupuntodébil:Kate.—¿Kateyyo?—respondióconotrapregunta,para restarle importanciaa lamía—.Nosédequé

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hablas.—Sabesmuybiendeloquehablo.Porsupuestoquelosabía,peroeramásfácilvivirensupropiamentira.—Hannah,creoqueteestásmontandounaspelículasquenotienennadaqueverconlarealidad.—Ysegúntú,¿quépelículasmeestoymontando?—repliqué.Apretólamandíbulaymiróporencimademihombroparacomprobarsihabíaalguienporallícerca.

Cuandosecercioródequenadienospodíaescuchar,memiróconfiereza.Nopodíaapartarlavistadeaquellosojos.

—Solo tú lo sabes, Hannah, pero ve con mucho cuidado, hay gente que quiere hacerte daño. Aalgunaspersonaslesgustaheriralosdemásporqueeldolorajenolossatisface,independientementedequiénseas.Nodejesqueganenlapartida.Nolesdeseseplacer.

Traguésalivaymeobliguéahablar.—¿QuéhaysobreAlex?—leinterrogué.Sethhundiólasmanosensusbolsillosdelanteros.Desviósumiradaparafijarseenotracosa.—Noquierohablardeeso.—¿Porqué?—lopresioné—.¿Porquénoquieres?¿Quésucede?—Tansolo…no…nopuedo.—Seveíavulnerable,dolido,tristeydecepcionadoconsigomismo.—¿YquéhaydeKate?¿Porquépasáistantotiempojuntos?—meentrometí.—¿Quéquieresdecir?Kateno…—sedetuvo.Seenderezómientraspronunciabalaspalabrasyse

pusoenguardia.Susojosbrillaronylaintensidaddelcolorsehizomásvisible—.Nuncapresupongascosas,Hannah.Es lopeorquepuedeshacer.Kateyyono somosnada,y, sino te importa, tengoqueirme.

Caminóenmidirecciónparamarcharse,peromemovírápidamenteyobstaculicéelpaso.—Enrealidad,símeimporta.—Basta—pronuncióenunsusurro.Estabademasiadocerca.—Seth,puedesconfiarenmí.—Simplemente…aléjate—dijo,mirándomealosojos.Parecíasincero,yteníalasmejillasrojas—.

Aléjateantesdequeseademasiadotarde.—¿Antes de que sea demasiado tarde? —musité, mordiéndome la lengua para no formular más

preguntas.Seth se acercó todavía más. Su boca estaba muy cerca de mi lóbulo. El olor de su cabello era

sensacional,estabalimpioybrillante.Juraríaqueusabaunchampúconaromaauva.—Hazmecaso.—Suvoz sonaba amenazadora—.Dejademeter las narices en los asuntosde los

demás.Semehizounnudoenelestómago.Seth se marchó. Me quedé sola en el pasillo, con las piernas temblando. Cuando fui capaz de

reaccionar y pensar con claridad,me encaminé de nuevo a la enfermería. Caminé tan rápido que enmenosdeunminutoyahabíallegadoalahabitaciónblanca.Alabrirlapuertaviamimadresentadaenunasillademadera.Surostromostrabapreocupación, tenía losbrazoscruzadosysemordíaunauña,exactamenteigualqueyocuandoestabanerviosa.Encuantoentré,selevantódeunsaltoymemiróalosojosconexpectación.Esperabaqueme regañasepor laamonestación,porhaberdiscutidoconellay,además,pornodesayunarcuandoeraunaobligación.

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—¡Hannah!—Corrióhaciamí.Loúnicoquefuicapazdeverensusojosfueangustia.Cuandollegóhastamí,oísurespiraciónagitada.Metocólacaraansiosamente,teníalosdedosfríos.Suscariciaseranrápidasybruscas—.¿Cómoestás?

—¿Bien?—dije,confundida.Nohuboningunareprimenda.Quéraro.—Pero¿quétehapasado?¿Dóndeestabas?—Mehedesmayadomamá,nadagrave.Acabodeiralbaño,notienesquepreocuparte—mentí—.

Laenfermerahadichoquepodríaserconsecuenciadelosmedicamentosqueestoytomando.Peroyahapasado—respondí,tratandodesonarconvincente.

—Mehepreocupadomucho.—Susmanosseguíanenmirostro—.Escucha,estaspeleastienenqueacabarse.Yrecuerdaquetienesquedesayunar,sabesquecomeresimportante—añadióconunhilodevoz.Nomegustabaverlatanalicaída.

—Sí,mamá,losiento.Noqueríaquetepreocuparas—medisculpé,nosoloporlapreocupaciónquelehabíacausado,sinoporlapeleadeesamañana.Mesentíamalporhaberlegritadoytratadodeesamanera.Nopodíaseguircomportándomeasíconlagentedemientorno.

—Podríahabertepasadoalgopeor.—Mamá…—respondí.A veces lasmadres podían sermuy exageradas, aunque, en el fondo, esa

exageraciónnoshacíaverlascosasdeotramanera.—De acuerdo, de acuerdo. —Se alejó un poco de mí para darme espacio. Ahora parecía más

tranquila,yesomecalmabaamítambién—.Tedoypermisoparaquetevayasacasaadescansar.Casiestabasonriendo.—Peroconunacondición:nadadeordenador,detelevisiónodetecnología.—Sepasólasmanos

por el cabello. Ahora se parecía más a mi madre: responsable, cariñosa, atareada, desesperada ycontroladora.

—¡¿Porqué?!—exclamé.—Porquenecesitasdescansaryalimentarte.Latecnologíasoloconseguirádistraerte,asíquenohay

másquehablar.Nadadetecnología,¿deacuerdo?—repitió.Asentísindiscutir.Meatrajodenuevohaciaellaymediounbesoenlafrente.Fuiabuscarlamochilaymelacolguéenelhombroderecho.—Nos vemos luego, ¿de acuerdo? —dije mirándola. Ella asintió. Se acomodó la blusa

delicadamenteyborrócualquierarrugaquehubieraenella.—Tequiero,Hannah,noloolvides.—Yotambiéntequiero—respondí.Medespedíycaminéhastalapuerta.Antesdequemedieratiempoaabrirla,alguienlohizopormí.

Unachicadecabellolargoentró.Notardéenreconocerla.Cara.¿Quéhacíaallí?Susojosazulesseencontraronconlosmíos.—Dios,estabapreocupadaporti—dijocuandoestuvimoslosuficientementecerca.—Solohasidoundesmayo.Estoybien.Susmúsculossedistendieronytodalatensióndesucuerposeesfumó.Relajóloshombros.—¿Porquénoestásenclase?¿Quéhacesaquí?—pregunté.—Hum,bueno,verás…veníaavercómoestabas,yentoncesladirectora…—Miróamimadre,que

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estabadetrásdemí—.Quierehablarconmigo.—¿Dequé?—lepreguntéaCara.—Nolosé.—Seencogiódehombros.—¿Dequéquiereshablarconella?—pregunté,girándome.—Asuntosescolares—respondiómimadre.MiréaCarayellamemiróconconfusión.Tampocoparecíasabernada.Labolitadepapelaparecióenmimente.—De acuerdo, entonces os dejo para que podáis hablar—dije—. Por cierto, Cara, ¿me podrías

prestartucuaderno?Mipreguntafueunasorpresa.Viquedudaba.—¿Quécuaderno?—Eldelaclasedeliteratura.Paracopiarmelosapuntes.Susojossemovieronportodalahabitación.—Oh. Hum, claro. —Se quitó la mochila rápidamente y me entregó la libreta con las manos

temblorosas.—¿Estásbien?—mepreocupécuandoviquecomenzabaaponerseamarillenta.Caraasintióymiró

paraotrolado.Observéamimadre,quetambiénestabatensayrígida.—Teladevuelvomañanamismo—dije.—Hastamañana,entonces—contestóCaraconlavozentrecortada.Salídelaenfermeríaycerrélapuertadetrásdemí.La adrenalina corrió por todomi cuerpo;me debatí entre los valores éticos ymi curiosidad. Por

supuesto,einmediatamente,ganómicuriosidad.Peguélaorejaalapuerta, intentandonohacerningúnruido.Apenasoíaalgunosmurmullos.

—Espera—dijounavozadulta.Mimadre.Peguélaorejatodavíamásalapuerta.Meconcentréencualquier sonido que procediera del interior—. Hannah, ¿es que no te he enseñado a respetar lasconversaciones ajenas? —Me ruboricé por completo. Afortunadamente no había nadie cerca,observándome.

—¡Yameiba!—gritédesdeelpasillo.Caminéunoscuantospasosydespuésmequité loszapatosparavolvera laenfermería.Sabíaque

podríanvermisombrapordebajodelapuerta,asíquememantuvelomáscercaposiblesinsituarmedelantedelapuerta.Mequedéensilenciodurantevariossegundos;recéparaquenadiemedescubriera.Dentrodelahabitación,laconversacióneramásclara.

—Nosvaadescubrir—dijounadelasdos.Hablabacasiagritos.Cara.—Nolocreo—respondiómimadre.—¡Sevaadarcuenta!¡Sehallevadomicuaderno!—gritóCaradesesperada.—Notepreocupes,deesomeencargoyo.—¿Alguienmássabealgodeesto?Mimenteestabaconcentrada.—No.—Escuchéunmurmulloquemecostódescifrar.—Entonces,nohaynadadeloquepreocuparse.Unaespadaseclavóenmicorazón.¿Lohabíaoídobien?¿Todoesohabíasidoreal?Lasangreme

hirvió,mesalíahumodelasorejas.Medilavueltaycorríhastamiúnicorefugio:mihabitación.Salíde

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laescuelaconunsinfíndeemocionesencontradas.Eracomosimehubierangolpeadovariasdocenasdehombresalmismotiempoycomosimedispararanporlomenosdiezveces.Eraundolormuyintenso.

Laslágrimasnotardaronenaparecer.Lentamente,mismejillassefueronhumedeciendo.Mehabíantraicionadolasdospersonasquemásqueríayenquienesmásconfiaba.Ynosolotraicionado,sinomentido.Ysehabíanaliado.Antes de salir a la calle,me volví a poner los zapatos.Nome había dado cuenta de que estaba

bañadaenmispropiaslágrimas.Erantancálidas…Caíanunatrasotra,sindetenerse.Mepuseenpieyseguímicamino.Mientrascorríaporelaparcamientosentílapresenciadealguien

detrásdemí.—¡Eh!—mellamó.Loignoréolímpicamentesiguiendomirumbo.Suvozsonabaalolejos—.Oye,

¿quépasa?—mevolvióapreguntar.Aceleróelpasoysepusoamiladoenmenosdecincosegundos—.¿Quieres,porfavor,detenerteunmomento?—mepidióconamabilidad.

—Déjameenpaz,Alex.—¿Estásllorando?—preguntó.Memirabaconinquietud.—No—susurré.—Sí,estásllorando.—Susmanosfueronhastamisbrazosymedetuvoalinstante.Sepasólalengua

porloslabiosyfrunciólascejas—.Hannah,dimequépasa.¿Porquétehaspuestoasí?—¡Ha sidomimadre!—exploté, haciendomuestra de la ira y el dolor que sentía. Su expresión

cambióporcompleto.—¿Qué?Estabatanmolestayenfurecidaquelorepetíconrabia.—¡MimadreyCara!—¿Peroquéhanhecho?Micabezatrabajabaalavelocidaddelaluz.Todoibatanrápido,quenopodíapensarconclaridad.

Simimadremehabíamentidoenalgoqueparecía tangrave…Nomeesperabaque lamujerquemehabíadadoaluzmedecepcionaradeesamanera.

Alexsellevólasmanosalacabezaycerrólosojosduranteunmomento.—Hannah,¿quéhapasado?—preguntóconvozahogada.Sucabellosehabíadespeinadoyapuntaba

atodaslasdireccionesposibles.Exhaléconpesadezymetraguéelnudoquesehabíaformadoenmigarganta.Mesalióunavozaguda

ychillona.—Mi madre… —Me costaba pronunciar las palabras, porque entonces se convertirían en una

realidaddefinitiva.Mesentíadecepcionadaporlasdos,pormimadreyporCara.Mecrucédebrazosycarraspeé para evitar cualquier chillido vergonzoso—.Mi madre estaba con Cara. Le he pedido elcuadernoaellaparacopiarlosapuntesdeclasedeliteraturaysehacomportadodeunaformamuyrara,noqueríaprestármelo.Eracomosiquisieraocultaralgo.

—¿Comoqué?—quisosaber.Me limpié las lágrimas de lamejilla con unmovimiento brusco ymequité lamochila.La abrí y

saqué la bolita de papel que había recibido en la clase de literatura. Sumirada se desplazó hasta elpapelarrugado.

—¿Quéesesto?—Laherecibidoestamañana,enclase.—Selaentreguéparaquelaleyera.Susmanostemblorosas

latomaronconreceloyprocedióadesenvolverla.Leyóelmensajeenvozbaja.Lomirémientrasleía.

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Suvozeraunsusurrolejanoparamisoídos.—¿YestoquétienequeverconCara?¿Lohaescritoella?—Esoesloquequieroaveriguar.Parecióentenderlotodo.—Entonces,¿poresolehaspedidoelcuaderno?¿Paracomprobarsiessuletraysihanusadoeste

papel?Asentí.—Deacuerdo,serámejorquevayamosaunasalavacía—dijocondecisión.Caminóenbuscadeunlugaradecuadoyyoloseguí.Misojostodavíaderramaronunpardelágrimas

más,perome las limpiéde inmediato.Entramosal institutoyoí el ecodemiszapatosporelpasillovacío.Nohabíanirastro,porsupuesto,dequeAlexestuvieraallí.

Entramosenunaula.Alexcerrólapuerta.—Salgamosdedudas.¿Medejaselcuaderno?Asentímientrascaminabaconpesadezhastaelescritorio.Dejécaerlamochilaencimadelamesay

saquéelcuadernorosadeCara.Seloentregué.Estabaansiosayatemorizadaalavez.Esperabaquenofueralamismacaligrafía.Alextomólalibretaysesentóenlasilladelpupitre.Hojeóunpardepáginasyluegolascomparó

conelmensajeque lehabíadado.Observócondetenimientocadapalabraycada letra,comprobandocualquierposiblecoincidenciaentreambascaligrafías.

Alcabodeunbuenrato,porfinhabló.—La«a»parececoincidir,perolasdemásno.Sondoscaligrafíasdistintas,muydistintas,diríayo.—¿Ysilafalsificó?Esdecir,cualquierapodríaescribirconunaletraunpocodiferentealapropia.—Talvez—concordó,chasqueandolalengua.Meacerquéaélpordetrásyviambascaligrafías.Eran totalmente diferentes: la nota amenazadora estaba escrita con letras sumamente redondas y

amontonadas,yenelcuadernodeCaratodoestabaordenado,conunaacentuaciónperfectayconletracursiva,asíque,asimplevista,noteníancasinadaencomún.

Alexechóunvistazoal restodehojashasta llegaral finaldelcuaderno.Talvezpodríaencontraralgunapáginarota,restosdealgunahojaarrancada,ocualquierpistaimportante.

NomedicuentadequeAlexhabíadejadodemirarlalibreta.Ahorameestabamirandoamí.—¿Qué?¿Quépasa?—pregunté.Sentíamisojoshinchadosy adormecidos.Mealejéunpocode él.Mihombro se estaba frotando

involuntariamenteconelsuyo.—Nolosé,¿notepareceextraño?—Todomepareceextrañodesdequeaparecisteenmivida—respondíconsinceridad.Susojosbrillaroncomosifueranestrellaslejanas.—Esdecir…¿porquéCara?—dijo.—Esome gustaría saber amí. Si ella envió la nota, ¿por qué te habría hecho algo?—sugerí, en

busca de una respuesta coherente. Era aquí cuando CSI, las películas de acción y las de misteriodeberíanacudiramicerebroparaayudar.¡Series,porfavor!¡Serviddealgo!

Alexresopló.

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—Hannah,talvezdeberíamosdejaresto.Teestáafectandodemasiado.—Yo… —No podía objetar nada. Alex tenía razón, todo esto me estaba afectando. Tenía una

perspectiva distinta de las cosas, sospechaba de las personas que amaba… No debería habermeinvolucradonunca.

No podía seguir metida en algo fuera de mi control y que me acabaría haciendo daño tarde otemprano, lo sabía.Alex observómi expresión y supe que llevaba razón. Se levantó de la silla y yoretrocedíunpardepasosparadarleespacio.Susdedossujetabanlanotaconfuerza.

—Tehanamenazado—susurró.—Esoparece,enrealidadyo…Estoesdemasiado.Parecequesihagocualquiermovimiento,todo

sedescontrola.Enlosúltimosdíasmehesentidovigiladay,poralgúnmotivo,sientoquetodoloqueocurrealosdemásesculpamía,pormiempeñoymiinsistencia—dije,confesandoloquepensaba.

—Eh,Hannah, todoestoesculpamía,no tuya.—Diounpasoal frente—.¡Nodebesculparte!—Luegodiootropaso.Micuerposepusoenalertaantesucercanía.Oíasurespiración,olíasuperfumevaronil,yveíaloperfectoqueeradesdetancerca.Diootropasomás,yyanonosseparabaelespacio.Sinpreverloyporsorpresa,meacariciólamejilla.Meruboricédeinmediato.Élnoparecíanotarloylimpióunadelaslágrimasquesurcabanmirostro.

¿Cuándohabíavueltoallorar?Noeraconscientedeello.—Alex.—Serámejorquedejemosesto.Neguéconlacabeza.—¿Esquenoquieresquetodoestoseaclare?¿Noquieressaberquiénestuasesino?—lereproché.—Sí,peronoquieroquesufraspormiculpa.Lahojalivianaydébilcayóalsuelo.Ymientrastanto,sentíenmiotramejillasusdedosfríos.Tenía

lasdosmanosenmirostro,acariciándomesuavemente.Noloalejé.Megustabasutactoenmipiel.Uncosquilleoinvadiótodomiestómago.—Noquiero rendirmeporquenoquiero alejarmede aquí.Eres loúnicoquememantiene en este

mundo—confesó.Me quedé sin aire unos instantes. Nos estábamosmirando directamente a los ojos, sin pestañear

siquiera.Estabahipnotizadaconsumirada,tancansadayaturdida,perotanhermosa…—Alex…—Siquieresquetodoestotermineahoramismo,loentenderé—respondió.—Noquieroquetermine.Esdecir,noquieroquetevayas,todavíano.—Hannah, yo…—comenzó a decir cuando una voz femenina lo interrumpió. Instintivamente me

alejédeél,peroyanoestaba.Nohabíanadiemásenelaula,apartedemí.—Hola,Hannah.—Reconocílavoz.EraKate.—Hola—respondífríamente.Estabaaunoscuatrometrosdedistancia.Antesdequepudierasospecharalgo,recogícondisimulo

elpapelconelmensajeymeloguardéenelpuño.—¿Quéhacesaquí?—Heestadoenlaenfermería—contesté.—¿Estásbien?—Seacercóamí,preocupada.—Sí.—Mecolguélamochilaenloshombros.

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—¿Qué hacías aquí… sola? —La señorita policía había llegado. Era ridículo que me pidieraexplicacionescuandoellanomehabíacontestadoantes.

—Mimadremehadichoquemeespereaquí.Vaallevarmeacasa—dijesinofrecerdetalles.—Oh—respondió.Hubounsilencioydecidíaprovecharlo.—¿Kate?—lallamé.—¿Sí?—¿QuéclasederelacióntienesconSeth?—¿ConSeth?—Sí.Serascólanucaysesentóenunasilla.Sepusomuynerviosaantemipregunta.—NotengoningunarelaciónconSeth—respondió.Y,lamentablementeparamí,percibísinceridad

ensuvoz.Mesentéenotrasillay,condiscreción,meguardélanotadeamenazaenunbolsillodelpantalón.

Katenosediocuentaporqueseestabamirando lasuñasconnerviosismo.Las llevabapintadasdeunrojobrillante.

—¿Deverdad?—Levantéunaceja—.Yopensabaquesí.—¿Quéinsinúas?—Sepusoaladefensiva,torciendounpocolaboca.—Noinsinúonada.Simplementepensabaque,comocompartísalgunasclases,tendríaisunaamistad

sólidaoalgoasí—meapresuréadecir.Suexpresiónsesuavizóunpoco,peronobajólaguardia.—Sethyyonisiquierahablamos.NotenemoscontactodesdequeAlexmurió—dijo.Katemiróhacialamesaenlaqueestabasentada,cruzólaspiernasyconeldedocomenzóahacer

dibujosimaginariosenella.Sentíunaintensamiradasobremí,ymiréhaciaelfondodelasala.Nohabíanada.Perolaintensaeinquietantemiradaseguíaahí.Aquellomeponíanerviosa,mehacíasentirvulnerable.VolvíagirarmeyvielcuerpodeAlexapoyadoenelmarcodelapuerta.Lehiceseñasconlaboca

parapreguntarlesiellapodíaverlo.Élsacudiólacabeza.—Kate,tevihablandoconSeth—dije,mintiéndole.En realidadquien loshabíavistoeraCara,peroconesapreguntapodríamatardospájarosdeun

tiro.SiCaramintiósobreKateySeth,ahoralosabría,ysiKaterealmenteestuvohablandoconSethenelfuneraldeAlex,tambiénlosabría.

—¿Qué?—respondió,aturdida—.¿Cuándo?—EnelfuneraldeAlex.—Fuidirectaalgrano.MiréhacialapuertaybusquélaaprobacióndeAlex

conlamirada,levantandodiscretamenteunaceja.Élasintió.Estabadeacuerdoconmigo.Noteníanadaqueobjetar.PodíaseguirinterrogandoaKate.

—Tehabrásconfundido.Noerayo.—Talvez.—¿Quéquieresdecir?—VamosKate—dije—,estabasconSeth.—No,teequivocas,Hannah.Katehabíadejadodehacerdibujosimaginariosenlamesa.

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—No,metemoqueno.Osvi—insistí.—Entodocaso,siestuveensucocheono,¿quémásda?Mis ojos buscaron rápidamente aAlex. Se cruzó de brazos y bajó lamirada.Detectó el error de

Kate.Laobservédenuevo.Noparecíatenerniideadequesuexnovioestabaenlamismasalaqueella.—Yonohedichoqueestuvierasensucoche…Sepusopálida.¡TepilléKate!EchéunvistazorápidoaAlexcondisimulo.Queríaversuexpresióny,claramente,loqueviensus

ojosfuedecepción.Estabadespeinadoy,honestamente,muyguapo.¿Quéestabapensando?¡Alexnoeraguapo!Bueno,sí.¡Eramuyguapo!¡Concéntrate,Hannah!—¿Nolohasdicho?—preguntó.Laspupilasdesusojosazulesbrillaronintensamente.—No,nolohemencionado—respondí,obligándolaaconfesarlaverdad.—¡EstuvehablandoconSeth!¿Deacuerdo?¡Peronoesloquepiensas!—exclamó.Estabaunpoco

alteraday,aunquenomegustabaestarasolasconKate,ahoranomeimportabatantoporqueellaeraladébilymentirosa.

—Pregúntaledequéhablaron—dijoAlexconvozfríaycalculadora.DeberíasentirmesatisfechaporqueAlexfinalmentesehabíadadocuentadequeKatenoeracomo

pensaba.Peroenrealidadmesentía tristeyapenadaporél.Enel fondo,yoeraquienhabíametidoaKateentodoesto.

—¿DequéhablasteisSethytú?—pregunté.Mesentícomosifueraundetectiveenuninterrogatorioconelsospechoso.

—Esonoteimporta.¡Vaya!¡Kateserebelaba!—¡Tienesrazón!¡Nomeimporta!—grité.Katememirósincomprendernada.Melevantédelasilla

y me puse delante de ella. Levantó los hombros en un acto reflejo y se puso rígida—. ¡Sé de quéhablasteis!¡Loescuchétodo!

—No,esimposible.Mientes.Sethyyonotenemosnadaqueverconesto.—Diríaquehayalgoquenomequierescontar.—Hannah,porfavor,no.—¿Porqué?Tragósaliva.Parecíaunaniñapequeñaalaqueestabanregañando.—Sethnoquierequenadie losepa.—Esomepillóporsorpresa.Ungolpebajoysuave, talvez.

Alexseacercóamí,estabainteresadoeneltema.—¿Saberqué?—insistícondesesperación.—Dios, no.—Se frotó el rostro con lasmanosy sedespeinó; adiós a supeinadoperfecto—.No

puedocontártelo.Susojossellenarondelágrimasyseruborizó.¿Kateibaallorar?¡¿Enserio?!—Kate…—dije,peroAlexmeinterrumpió.

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—Pregúntaledóndeestabaeldíaquememataron—dijo,mirandoaKate.Derepente,elestómagomeempezóadoler.Sentíunardorrepentino.—¿DóndeestuvisteeldíaquemataronaAlex?—preguntédelicadamente,tratandodesonarafable.—Yo…—tartamudeó—.Estuve enmi casa conKarenhaciendo el proyecto de biología.Aquella

mañanahabíavistoaAlex…—Lorecuerdo.Fueenlacafeteríadelinstituto—dijoél.—Tomamosun té, fuemuy rápido.Él parecía feliz.Hablamosunpocodel institutoydespuésme

llevóacasa.Sethestabaallí.—Sethyyonosfuimosamicasa—confirmóAlexconvozronca.MealegrédequeAlexrecordaraalgo.Eraunapartedelahistoriay,alparecer,eracierta.—¿AlexySethsefueronjuntos?—preguntéparaconfirmar.—Sí.—Yanoparecíatantensanipreocupada,eracomosisehubiesequitadounpesodeencima.Se

levantódelasillamientrassepeinabaelcabellorubioconlosdedos—.Tengoqueirme.Sesuponíaquesoloibaunmomentoalbañoyyadebendehaberpasadoquinceminutosomás.

—Kate,antesdequetemarches.—Mivozsonabaamable—.¿QuéesloqueSethnoquierequesesepa?

—Hannah,eresdemasiadoinsistente.—Esimportanteparamí.—YparaAlextambién,pensé—.Porfavor.—TalvezSethpuedacontártelo—concluyó.Ysefue,dejándomehechaunlíoconnuevaspreguntas.Enresumen,sesuponíaqueAlexestuvocon

Kate, tomaron un té y después la llevó a su casa, donde encontraron aSeth, para, seguidamente, irsejuntosacasadeAlex.

Esoeratodo.Pero…Y después de eso, ¿qué pasó? ¿Qué hicieron Seth y Alex? ¿Cómo era posible que Alex hubiese

muertosinquenadiesedieracuenta?Y,sobretodo,¿cómoeraposiblequenohubieseunaexplicacióncoherentedesumuerte?¿Quiénquerríamatarlo?¿Yporqué?

Teníaquehaberunaexplicación.—DeberíashablarconSeth—dijoAlex,interrumpiendomispensamientos.—Losé.Pero…metemoquenoquerráhablarconmigo.

***

Nomeequivocaba.DurantelasemanasiguienteSethmeignoróymetratócomounabasura.Nisiquierame dejaba terminar las frases.Lomáximoque llegué a decir fueron frases del estilo: «OyeSeth…»,«Seth,tenemosquehablar…»,«¡Dejadeignorarmeyháblame!»,«Seth,deberíamoshablar»,«¿Podríasresponderme unas cuantas preguntas?». Pero lo único que recibí por su parte fueron groserías ymaldiciones.Élsabíaqueestopasaría.Loestuvepersiguiendoduranteunasemanaysenegóenredondoa hablar o a cruzarmedia palabra conmigo. Y fue realmente deprimente y desesperante; a vecesmedabanganasdeempujarlocontralastaquillasygolpearlohastaqueconfesaralaverdad.

Inclusoseatrevióapresentarseeneldespachodemimadreyledijoqueloestabaacosando.¡¿Enserio?!Mimadremepusounaamonestaciónymepidióexplicacionessobremicomportamientohostigador

haciaSeth.Porsupuesto,nolecontélaverdad.TodoelmundoparecíahaberolvidadolamuertedeAlex

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yhabervueltoalanormalidad.Nisiquieraoímáscomentariossobresumisteriosamuerte.Caraestabatranquilayserena.Comosiempre.Kateparecíamásnerviosadelonormal.ParaSeth,iralinstitutoahoraeraunapesadillagraciasamí,peronomerendiríahastahablarconél.YmissospechassobreSarahaúnseguíanvivas.

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Capítulo12

Eraincreíble.Habíapasadounasemanaynohabíamosaveriguadoprácticamentenada,tansololoqueKatehabíadichosobreSethy laconversaciónquehabíaescuchadoentremimadreyCara.QuienmepreocupabaespecialmenteeraAlex.Mecontóquehabíaolvidadoundato importantedesuvida,algoqueningunapersonaensusanojuicionunca,nuncaolvidaría.

Sucumpleaños.Ynoeraelúnicodatoquehabíaolvidado,asíquenosalarmamosalinstante.SabíamosqueSethnohablaríaconmigo,nisiquieraparacruzarunpardepalabras.Ymuchomenos

mehablaríadelamuertedeAlex.Asíque,definitivamente,seríacomplicadosacarconclusionessobreelcaso.Osaber,almenos,quépasóaquellatarde.

Losdíashabíanpasadoyyaeraviernes.Todosdeseábamosqueeldíaterminaracuantoantes.Losexámenesnosestabanmatando,parecíamoszombiscaminandoporlospasillosdelinstituto.

—¿Sabes?Tengoquereconocerqueteenvidiounpoco—dijeaAlexmientrascaminábamosporelcéspedhúmedodelinstituto.Estabamásverdedelohabitualparaestaépocadelaño.

—¿Porqué?—Serioconcautelaalaesperademirespuesta.Observé a mi alrededor y no había absolutamente nadie mirando, cosa que era normal. Algunos

hablabanenlospasillos,ohacíancualquierotracosa.CadavezquequeríahablarconAlex,debíasermuycuidadosa.

—Eresun fantasma,nohacesexámenes,nideberes,ninada.¿Sabes laenvidiaque ledaríaesoacualquiera?

Susonrisaseensanchó.—No es tan bonito como parece. No puedo comer, por ejemplo. Es decir, no necesito hacerlo,

aunquequiera.—¿Tratasdedecirquenoesfácilserunfantasma?—Esmásfácilserhumano,tienestodoloquenecesitasatualcance,aunqueavecesnoloveasono

seasconscientedeello.—Bueno, entonces mi conclusión después de esta interesante conversación es que es fácil ser

humanosiempreycuandotengascomida—exclaméconciertooptimismo.—Estoydeacuerdocontigo—dijosonriendo.Nosquedamosensilenciomientrasnosacercábamosamicasa,peroeraunsilenciocómodo.Las

callesestabanllenasdegente,sobretodoahoraqueseacercabaelfindesemana.Peroamedidaquenos

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alejábamosdelinstituto,todoparecíadispersarse.MirédereojoaAlex.Mesorprendíaquevistieraropadiferentecadadía,perotodolequedababien.

Demasiadobien.Aunquenopodíahacermeilusiones.MegustabaestarconAlexporquemehacíasentirbienymedabaciertaseguridad.Eraunchicopacíficoybromista,apesardeencontrarseensusituación.

—Alex,¿quépasaconKate?—pregunté.—¿ConKate?—Hum,sí.—Nolosé.Talvezdeberíadejarlair…—dijo,confundidoporsupropiocomentario—.Esdecir,

ellatienequecontinuarconsuvida,¿no?—Sí—respondí.Unapartedemíqueríadarsaltosdealegríaporesecomentario,peromecontuve.—Además, tengo la sensación de que ya no puedo confiar en ella.Hay demasiadas cosas que no

encajan…—añadió—.Detodosmodos,yaestoymuerto,no tengoesperanzas—dijo,conunasonrisaamarga.

—Esonuncasesabe—comentéparaanimarlo.Sindarmecuenta,habíamosllegadoamicalle.Habíauncocheblancoaparcadofrenteamicasa.Era

lujosoy,asimplevista,parecíaserdealguiencondinero.¿SeríaGeorge,elpadredeAlex?Medetuveparaobservarelvehículo.—¿Yesecoche?—preguntéaAlex,conlaesperanzadequeloreconociera.—Esdemimadre.¿Quéharáaquí?—Vamos.—Espera,Hannah.—Metomódelamanoymedetuvo.Mepusenerviosa,perotratédeevitarquese

notara—.Tenemosqueescondernos.Comprendí enseguida lo que pretendía. Si entraba en casa, seguramente dejarían de hablar y

cambiaríandetema.Asíqueoptamosporespiar.—Deacuerdo,vayamosaescondernosdetrásdelosarbustos—indiqué.Alexmesoltólamano.Unacorrientedeairesustituyóelcontactodesusdedosfríos.Nosacercamosalaventanaquedabaalsalónprincipal.Losarbustosnosocultaban.Tuvimosmucha

suerteporquelaventanaestabaabierta.Nosmovimosdespacio,almenosyo,yacercamoslascabezasdiscretamentealaventana.

—Shhh—reprendí a Alex cuando pisó una rama. Se disculpó levantando las manos. Luego lasvolvióabajar.

—Noeslaprimeravezqueveoesto—dijoAlex.Puselosojosenblanco.—Puesclaroqueyalohasvisto,estumadre.—No,nomerefieroaeso.Estumadre,vinovariasvecesamicasaparahablarconmipadre.—Bueno,esladirectoradelinstituto,esnormalquetenganasuntosacadémicosdelosquehablar.—No,yocreoquenohablabandenadarelacionadoconelinstitutoporquemimadrenuncaestaba

presente,eracomosilaquisieranevitar.—¿Y estás seguro de que era mi madre? Tal vez te confundiste—susurré mientras buscaba una

posicióndesdedondeobservarelsalón.

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Alexnegóconlacabeza.—Conozcoperfectamentealadirectoradelinstituto.Séqueeraella.—¿Insinúasalgo?—No.Almenosporahora—respondió.Vi que ambas estaban sentadas en el sofá. Estaban tomando un café. Rosie vestía de formamuy

elegante.—¿Quéquieres,Rosie?—preguntómimadrefríamente.Lamirabafijamente.Nunca lahabíaoído

usaresetonodevoz,tanduroycasiirrespetuoso.—Queríaverte.Hapasadomuchotiempo—respondióRosieconvozdulceytranquila.MiréaAlex.Éltambiénmemiróconfusoyseencogiódehombros.—Bien,yamehasvisto,¿algomás?—Emma…—dijoRosie,conlaintencióndehacerreaccionaramimadre.—Porfavor,Rosie,vete.Noeresbienvenidaenmicasa.Ylosabesmuybien—respondiómimadre,

malhumorada.Vaya,eracomounaextraña.Noparecíamimadre.—Emma,porfavor—dijoRosie.MirédereojoaAlex,queestabatanconcentradocomoyo.Rosienoparecíaperderlacompostura.

Mimadre,alcontrario,parecíatensayapuntodeperderlapaciencia.Latensiónflotabaenelambiente.—No—sentenciómimadre.Rosienoparecíadarseporvencida—.Noinsistas.—¿YquéhaydeHannah?—Rosietomóunsorbodecafé.—Olvídalo.—Quierohablarconella,quiero…—¡Te loadvierto,Rosie!—gritómimadremientras se levantabadel sofádeunbrinco—. ¡No te

acerquesaHannah!—Sonabaamenazante.—¡Necesitodecirlelaverdad!—gritóRosie,quetambiénselevantó.—¿Quéverdad?¡Hannahnonecesitamásproblemas!—Emma,¡sabesperfectamentedequéhablo!¡Hannahtienederechoasaberlaverdad!—estalló.Por unmomento odié todo lo que estaba pasando. Sentía rabia por cómomimadre le hablaba a

Rosie,medesesperabanoentenderaquésereferían.MelevantéparainterrumpirlaconversacióndemimadreyRosie,peroAlexmedetuvo.

—Hannah,no.—Necesitosaberdequéhablan—respondíensusurros.Lasangremehervíapordentro.—Esperemosunpoco.Talvezsiseguimosescuchando,averiguaremosaquéserefieren—sugirió.

Meagarródelbrazoparaquevolvieraaesconderme.Estábamosmuycercaelunodelotro.Yesomegustaba.

—Deacuerdo—concedí.PrestéatenciónamimadreyaRosie.TeníaqueevitarpensarenAlexyennuestroscuerposjuntos.—¡Nohayningunaverdadquecontarle,Rosie! ¡Teprohíboque te acerquesaHannah!—gritómi

madre.Rosiesepreparóparacontraatacar.—¡Túnopuedesprohibirmenada!¡VoyahablarconHannah,tegusteono!

Page 92: ¿QUIÉN MATÓ A ALEX?

—Lárgate,Rosie.Mimadreseñalólapuerta.—Emma,compréndeme.—Basta,Rosie.Nonecesitocomprenderte,¡estásloca!—¡Emma,porDios!¡Hannahtienederechoasaberlaverdad!¡Algúndíatendráquesaberlo!—¿Porquéahora,Rosie?¿YporquéquieresdecírseloaHannahsinoselodijisteaAlex?Alexsequedópetrificado,atónito.Mequedéparalizada.—LediréaGeorgequevengaarecogerte—dijomimadre,ysedirigióhaciaelteléfono.—¡No!—¡Entoncesveteahoramismo!—Emma,noseaslamaladelapelícula—suplicóRosieconvozquebrada.—Tú…yAlex.TodoslosCrowell.Noquieroqueosvolváisameterenmivida,noquierosaber

nadamásdevosotros.¡Dejaquetuhijodescanseenpaz!—exclamómimadre,queempezóarespirarcondificultad.

—Noestoydescansandoenpaz—bromeóAlex.Soltéunarisita.Alexestabahaciendoloposibleporrebajarlatensión.Peroensusojossenotabala

inquietud.Laspiernassemeestabandurmiendo,notabaunhormigueo.—Serámejorquenoscalmemos,¿deacuerdo?—dijoRosieantesdesentarsedenuevoenelsofá.

Mimadrehizounamueca;estabadesesperadayqueríaquesefuera.Laconocíaperfectamente,peronoentendíaelporquédesuactitud.

—Quieroquetevayas,Rosie—insistiómimadre.—SéqueestuvisteconGeorge…—dijolamadredeAlex.Parecíadolida.Nuevaspreguntasmeinundaroncomounalluviaincesante.¿Dequéestaríanhablando?¿Aquéverdadsereferían?—Rosie,porfavor—dijomimadreconunarisasarcástica—.¿Solohasvenidoparaesto?—Contéstame.¿EstuvisteconGeorge?Mimadrenisiquierasepensólarespuesta.—Sí—afirmó.Ambassemirabanalosojos.—¿Porqué?—Georgequeríahablardetemasescolares.MiréaAlex.Élmedijoentredientes:—Telodije.Miente.Sacudílacabeza,incrédulaanteloqueestabaescuchando.Mimadre,Dios.Nomelopodíacreer.—Ambassabemosquenopuedesercierto.MeresultasumamenteextrañoqueGeorgeytúosveáisa

misespaldas.¿Quéocultáis?—dijoRosieconeleganciamientrasfruncíaelceño,untantofuriosa.—Nodeberíaparecerteraro.Túyyosabemosporqué.—¿Lequieres?—preguntóRosie,convozapagada.—¡PorDios!¡No!—gruñó.¿Cómo?¿MimadrequeríaaGeorge?¿Eranohabíansidoamantes?—Emma…

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—LosasuntosentreGeorgeyyonoteincumben.—¿Quenomeincumben?—exclamóRosieconsarcasmo—.Porsilohabíasolvidado,Georgeesmi

esposo.—Loséperfectamente.—Bien,veoquenoquieresquehagamosestoporlasbuenas.TendréquehablarconHannah,quieras

ono—dijoRosie,quese levantódel sillón.Sealisó la faldablancaysepuso recta,conaspectodeestarmuyseguradesímisma.

—Hannahnovaahablarcontigo…—Mimadretambiénselevantó.Sentí un dolor punzante en la pierna.Me rasqué con fuerza.Mehabía picado algún bicho, quería

gritar.—Malditasea—murmuré.—¿Estásbien?—preguntóAlexalvermigestodedolor.—Sí.—Merasquétodavíaconmásfuerza—.Creoquemehapicadounahormiga.Volvíalaconversación.—…asíqueteprohíboqueteacerquesamihija—continuómimadre,haciendoénfasisenlaúltima

palabraconunavozmáspotente.—Hannahtienederechoasaber…—¡Vete!—Escupiómimadredesesperada.Rosiesesorprendióconesaúltimaorden.Cogiósubolsoy lamiróconrencor.Se locolgóenel

hombroymimadreseadelantóparaabrirlelapuerta.Nocruzaronmáspalabras,peroconlosojossedijeronmásdemilcosas.

Atodoesto,yapodíaañadirunanuevadudapendientederesolver.Aunque,conociendoamimadre,teníamásposibilidadesdedescubrir al asesinodeAlexquede saberdequéestabanhablandoellayRosie.

Rosiesaliódelacasaconpasorápidoy,alparecer,estabamuyfuriosa.Sesubióasucocheysefueenseguida,acelerando.

—Nuncaenmividahabíaestadotanconfundido—resoplóAlex.—¿Notepareceextraño?—comenté,todavíaescondidaenlosarbustos—.Escomositodoelmundo

tuvieraunsecreto.—Muyextraño.Peronosotrosdescubriremosqueestápasando,yaloverás.Suspiré.—Todaslaspersonasdemientornoparecenmentirme.—Hannah,recuerdaqueavecesmentimosparaproteger.Mimadre había cerrado la puerta de un portazo y había subido las escaleras a paso rápido, casi

corriendo,comosiestuvierapreocupadaporalgo.Ahoraquetodoparecíatranquilo,salídelrefugiodelosarbustosymesacudíellodoquemehabíamanchadoelpantalón.Alexhizolomismo.

—¿Creesquedeberíamosentrar?—Sí,supongo.—Bien,puesadelante.Entramos en el salón tratando de hacer el menor ruido posible.Me dejé caer en el sillón. ¿Qué

debería creer después de todo lo que había escuchado? Cerré los ojos y me dejé llevar por mispensamientos.

Mi madre no me ocultaría algo muy grave. Siempre habíamos tenido una relación basada en la

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confianzaylasinceridad.PerotodoindicabaqueenelcasodeAlexeralaexcepción.Alex.Dios.Alexme había cambiado la vida.Y, al parecer, de forma negativa. Todo parecía volverse enmi

contra.Todas laspersonasen lasquecreíaconfiarmeestabandefraudando.Esta situaciónmeestabavolviendoloca.Caramehabíamentido,esolosabíaconcerteza.Ymedolía.Medolíaquetuvieraquetraicionarme de esa manera, sobre todo porque estaba convencida de que Cara era cómplice de mimadre.Tenía tantasdudasquenosabíapordóndeempezar.Deunmodouotro, teníaqueaveriguarlo,encontrarunarespuestaparatantosinterrogantes.

Pero¿cómo?YKate.¿QuiénhabríapensadoqueKateacabaríasiendosospechosadeunasesinato?Katenoeraamigamíay,portanto,nomeafectabaloquehicieraniloqueocultaranellaySeth.Pero

siKateresultabaserlaasesina,nosabríaquépensardeella.Todoelinstitutoopinabaqueeraadorable.¿Alguien habría creído alguna vez queKate era una asesina?Y, sobre todo, ¿por quéKatemataría aAlex?No tenía sentido.Lahistoriaparecía implicaraKatedealgúnmodo,aunquealgunaspiezasnoencajaban.

Pero¿ySeth?Noteníanadasobreél.Esdecir,sabíaqueguardabarelaciónconelcaso,peroeratandifícilentablarunaconversaciónconél,laúltimapersonaenveraAlexconvida…Elúnicomododesaberloeraobligarloahablar,síosí.

¿En quién debía confiar? ¿En las personas que quería? ¿O en mi peor enemiga? Todos acabantraicionando,¿noeracierto?

Talvezdeberíaabandonartodaestalocura.Poralgoexistíaeldicho«Lacuriosidadmatóalgato».—Peromuriósabiendo—dijeparacompletarelrefrán.—¿Qué?—preguntóAlex,quenoentendíaaquéveníamicomentario.Abrílosojosyviqueestaba

sentadoamilado,mirándome.—Nada,solopensabaenvozalta—respondí.—¡Oh,nomelopuedocreer!—exclamóAlex,sobresaltándome.Brinquédelsusto.—¿Qué? ¿Qué pasa?—pregunté asustada.Mi corazón se aceleró tanto que me llevé la mano al

pecho.Mislatidoseranrápidos.Alexselevantódelsillón,casisonriendo.—Esto.—Caminóhacialacocina.Seguísumiradaycomprendíquélohabíafascinadotanto.Rosquillas.—Qué raro,mimadre no hace rosquillas—comenté.Me sorprendí al verlas en una caja blanca.

Menosmalquenose tratabadeningúnproblema,asíqueme relajé.Laangustiadesaparecióenunospocossegundos.

—Tumadreno,perolamíasílashace—dijoAlexmientrascogíaunaservilleta.—¿Peronodecíasquenonecesitabascomer?—comenté.—Yono,perotúsí.Las rosquillas estaban cubiertas por un glaseado blanco y rosa, con una especie de cereales de

coloresporencima.Teníanmuybuenapinta,conuncolorvivoyfresco.Parecíanreciénhechasylabocasemehizoagua.

—¿Tumadrecocina?

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—Sí,yseledamuybien,peropuedesjuzgarlotúmismadespuésdeprobarestasrosquillas—dijosonriendo.Susojosbrillaban—.Yoadorolosrosquillas.

Asentí.Amítambiénmegustaban.—Mira,vienenconunanota—dijoAlex.Ensusdedossosteníaunpedazodepapel.—¿Quédice?—«ParaHannah, espero que las disfrutes, como solías hacerlo antes. Con cariño, Rosie»—leyó

Alexenvozalta.—¿Antes?—pregunté.Élseencogiódehombros,sinsaberquéresponder.—Talvezsehaconfundido.—Sí,esposible.—Serámejorquepruebesuna.—Alexsonreía.Tomélarosquillaquemeofrecióylediunmordiscosinpensarlodosveces.Confirmado,estaban

riquísimas.Elglaseadosedisolvióenmiboca,ymispapilasgustativassaborearonconplacerlarosquillacon

gustoafresa.Eraunsaborextraño,perosumamentedelicioso.—Estándeliciosas…—Eraloúnicoquepodíadecir.—¿Ves? Te lo he dicho. Lo que daría por comerme una —comentó Alex al ver mi cara de

satisfacción.Cerré los ojos y di otro mordisco. El sabor a fresa parecía ahora más intenso. De algún modo,

mientrasladegustaba,viajéconlamenteauntiempoyunlugarquedesconocía,perodondepresentíaqueyahabíaestado.Elaromayelsabormeresultabanvagamentefamiliares.

Losrecuerdosvinieronamícomounatormentadearena.Fueundéjàvu.Tuveunvagorecuerdodecuandoeraniña,mientrascomíaunarosquillaconelmismooloryelmismoaroma.Todoresultabatanfamiliar…

Enmenosdeseisbocadoslarosquillahabíadesaparecidoenmiestómago.Ladeliciosarosquilla,queríadecir.

—Esta rosquilla no es algo nuevo para mí—le hice saber mientras tomaba una servilleta y melimpiabalascomisurasdelaboca.

—¿Qué quieres decir? ¿Ya las habías probado?—preguntó con satisfacción y, a la vez, un tantodecepcionadoporquenoeralaprimeravezquelascomía.

—Sí, tengoelvagopresentimientodequeya lashabíaprobado.Perono lo recuerdomuybien—respondí,frunciendoelceño.

—Vaya.—Fueloúnicoquedijo.—¿Hannah?—exclamóunavoz.Megiréyviamimadrebajandolasescaleras.Sumiradaestaba

clavadaenmisojos.—Sí, soyyo.—Me reí, intentandono sonar nerviosa.Nopodíadar a entenderquehabíaoído la

conversaciónentreellayRosie.—No te he oído entrar, ¿acabas de llegar?—Bajó el último peldaño y se comportó como si no

hubierapasadonada.—Sí,hacemenosdeunminuto—respondí.Mismúsculossetensaronantesupresencia.Sabíapor

quémelopreguntaba:noqueríaquesupieraqueRosiehabíaestadoaquí.—Oh.—Resopló,irritada.

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—¿Yestasrosquillas?—pregunté.Teníalaesperanzadequemecontaralaverdad.Eraunaprueba,queríaversimentía.—Las he hecho yo. Pero nome han quedadomuy bien.Ya sabes que la cocina no es lomío—

bromeó.Seacercóalacajadelasrosquillasylacerró,impaciente.—¡No,espera!Noteníaniideadequesabíashacerrosquillas.Parecendeliciosas—dijeparadarle

falsosánimos,avercómoreaccionaba.Sus ojos brillaron de una forma extraña y casi podría jurar que había golpeado la caja

disimuladamente. Parecía furiosa. Apretaba los dientes. Alex estaba a mi lado, y no me habíainterrumpido en ningún momento ni había objetado nada. Sabía perfectamente de qué iba todo esteinterrogatorio.

—Nococino—confirmó—.Queríahacerunpostreparalasdos,peronohaquedadobien.¿DóndeestáCara?

—Nohaqueridovenirhoy.Heaquíunrepentinocambiodetema.Mimadrecogiólacajablancadelasrosquillasysedirigióalcubodelabasura.—Mamá—lallamé—,¿quéhaces?Tirólacajaymequedémuysorprendida.Diungritoahogado.—Esto…—dijoindiferente,sacudiéndoselasmanos—.Serámejorquelastire,opodríamosacabar

enfermando.—Peroestabandeliciosas—repliqué.—¿Lashasprobado?—Sedio lavuelta.Susojos estaban fuerade lasórbitasy le temblaban las

manos.Notardéendarmecuenta.Algonoibabien.Yesoeramalo.—¿Quépasa,mamá?Estástemblando.—Notepreocupes,esquemeduelelacabeza.—Noescierto—lareprendí.Semovióotravez,inquieta.Caminabaporlacocina,sinsaberadóndeiroquéhacer.Sepasólas

manosporelcabello,desesperada.Abrió laalacena, sacóunas latas sin fijarseencuálescogía,y semoviótantoqueestuveapuntodemarearme.

—Mamá…—Ahorano,Hannah.—Porfavor.Dimequépasa—lepedí,desesperada.—NoquieroquehablesconRosie—logródecirenunmurmuroqueapenasescuché.Miré aAlex.Con lamirada,me alentó a que continuara. Estaba analizando cuidadosamente ami

madre.—¿Quéhasdicho?—¡TienesprohibidoveraGeorgeyaRosie!—¡¿Qué?!¡¿Porqué?!—exigí.Nocomprendíanada.TendríaquedarmeunaexplicaciónlógicaparanohablarconRosie.—Yalohasoído,lotienesprohibido.—¿Peroaquévieneesto?¡Mamá,dimedeunavezquépasa!—Estabamuyalterada.Mientrasme

dabalaespalda,mimadreabrió laalacenadenuevo.Susmanossemovieronnerviosamenteentre laslatasylospaquetesdecomida.Apretóloslabiosconfuerza.

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—Nosongentedeconfianza.Asíque,teloadvierto,niseteocurravolverahablarconellos.—¿Oqué?—Fruncíelceño.Seguíasinentendernada.¿Porquénomeloexplicabadeunavez?¿Por

quétantomisterio?¿Porquéactuabadeesamanera?—Hannah,teloprohíbo—insistió.Entoncesvolvióaguardarenlaalacenatodoloquehabíasacado.Eraunaestrategiaparadistraerme.

Peroestaveznololograría.—Muybien.Sitúnomedicesquépasa,tendréquehablarconRosie—merebelé.Mimadresegiró

rápidamenteparamirarmealosojos.Estas peleas no me gustaban. Nunca habíamos discutido así. Pero ahora parecía fuera de sus

casillas…Encualquiermomentoibaaexplotar.Noeraella.Susojosbrillabandeunaformadiabólica.—Hannah,porfavor…Nomehabíadadocuentadequemimadrehabíapuestolateteraenelfuego.Empezóasilbaryel

vaporsalíasinparar.Mimadreseacercóyapagóelfuego.Memiróotravez,peronodijonadaysefuecabizbaja.Subiólasescalerasconrapidezynohicenadaparadetenerla,simplementelaobservé.

—Odioesto.—Mecubrílacaraconlasmanos.Todoeratandeprimente,exasperanteeirritante…Ylos últimos acontecimientos no ayudaban.En cuanto descubría algo, la bomba explotaba y surgía unanuevapistayunnuevosospechoso.

Tratédeubicarlaspiezasqueteníadelenormerompecabezas.Peroparecíanserdeotropuzle,nadaencajaba.Nosabíacómoseguiradelante.

Eraunlaberintosinsalida.Yseguroquelasrespuestasestabanporallí,perotendríaquerecorrereselaberintoparaencontrarlas.

—Sientolareaccióndetumadre—dijoAlex.Leagradecísuspalabras.—SerámejorquehablemosconSeth.—Meapartélasmanosdelrostroyagitélacabeza;mipelose

movióparatodoslados.Alexmemiróconexpectación—.Nomeimportasiquierecooperarono.—Teayudaré.Estarécontigo—seofreció.Estabaagradecidoporloqueestabahaciendoporél.PeroyanosetratabasolodelasesinodeAlex.Nosoloeraporél,sinoqueahoratambiénerapor

mí.—Ydespués,hablarécontumadre—dije,decidida.—¿Ytumadre?Sevaaenfadarmuchísimo.Yalahasoído.—Noseenterará.—¿Ysiseacabaenterando?—Medaigual.Estoydecididaaaveriguarcomosealaverdadalaquesereferían.Depronto,miteléfonovibróenlamochila.—Unmomento—ledijeaAlex,disculpándome.Rebusquéenlamochila,revolviendotodoloquehabíaenelinterior.Despuésdeencontrardecenas

decosasquenonecesitaba,meguiéporelsonidodelavibracióny,finalmente, loencontré.Saquéelteléfonode lamochila.El aparato nodejabadevibrar.Esperabaque fueraCara, pero en la pantallaaparecióotracosa.Eraunnúmerodesconocido.

—¿Quépasa?—preguntóAlexalvermiexpresión.—Esunnúmerodesconocido—dijeconlavistafijaenlapantalladelteléfono.—Contestayponelaltavoz—meordenó.Noobjeténadaehiceloquemepidió.Alexseacercóamí.

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—¿Hola?—dije.Alotroladodelalíneaseescuchabaunarespiración.—Hannah…—Minombreresonóportodoelsalón—.Notevasadarporvencida,¿verdad?Eraunavozterrorífica.Erapotenteyronca.Hiceunrepasomentaldelasvocesdelaspersonasque

conocíayningunaparecíacoincidir.Noconocíaesavoz.Mequedétotalmentequieta,sinmoverunsolomúsculodemicuerpo.Eltiemposedetuvo.—¿Quiénes?—preguntéaterrorizada.Lavozmefallabayellabiometemblaba.Enunactoreflejo,

miréamialrededor.—Tranquila—susurróAlex.—Esonoesloimportante—respondiólavozalotroladodelalínea.Meconcentrémásenella.Era

unavozgrave,porloquesupusequeseríadeunhombre.Micuerpoflaqueó.

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Capítulo13

—¿Quiénhabla?—volvíapreguntar.Laspiernasmetemblaban.Mivozsequebró.—Veoque insistesmucho.¿Siempreeresasíde terca?—preguntó lavoz,cínicaydesvergonzada.

Escuchésurespiraciónagitadaytratédevisualizarellugardesdeelquepodríaestarllamándome.Noseoíaningúnruidodefondo,nitráficoniotrasvoces,tansolounchasquido—.Respóndeme—insistió.

Lavozdeaquelhombreeraterrorífica.—No…—alcancéadecir.Deberíahablarmás,entablarunaconversaciónparaganartiempo.—Perfecto. Mira, Hannah, a partir de ahora debes saber tres cosas importantes. —Sonaba

autoritario. Se aclaró la garganta y después fingió disculparse con cierto sarcasmo. Alex estaba tanpetrificado como yo—. Número uno: nunca, escúchame bien, nunca vas a saber quién soy. Te estásmetiendoconlapersonaequivocadaynoteimaginasloquesoycapazdehacerte.Unaniñitacomotúnomedetendrá.Nomevanadescubrir,asíquedéjatedejueguecitos,Hannah.Noeresundetectiveyaquí,laúnicapersonaquesaldráperdiendoerestú.

Elpánicocorriópormisvenashastallegaralcorazón.—Noestoyjugando—respondícontodaslasfuerzasquetenía.Yotambiénqueríadejarclaroque

estonoeraunjuegoparamí.Loslatidosdemicorazónmegolpeabanelpechoconfuerza.—Porsupuesto—dijo.Juraríaqueseburlabademí.Estabacongelada.¿Quésesuponíaquedebía

hacer?—.Númerodos:lapersonaquebuscasestámuycercadeti.Sabesaloquemerefiero,¿verdad?—Hizounapequeñapausa,acompañadadeunincómodosilencio.

Sabíaaquéserefería.AlasesinodeAlex.Pero…¿cómosehabíaenterado?Norespondí,esperéaquecontinuara.—Serémásclaro:estáshablandoconelasesinodeAlex.¡Madremía!¡EstabahablandoconelasesinodeAlex!Enunacto reflejome tapé labocacon lasmanos,yAlexabrió losojoscomoplatos.Ambosnos

habíamosquedadoaturdidosconlanoticia.Sorpresa.—¿Quiéndemonios…?—logrédecir,perosuvoztoscameinterrumpió.—Númerotres.—Ignoróporcompletomipregunta.Yluegosemeocurriólabrillanteideadeinterrumpirlo.Yotambiénpondríamiscondiciones.—Unmomento—dije.Recuperélaposturaymeacerquéelteléfonoaloído.

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—¿Quéhaces?—mepreguntóAlex.—Hayqueserinteligentes—susurré,tapandolabocinadelteléfonomientrashablaba.Mispiernas

seguíantemblando.—Quienquieraqueseas,estonoesjuegolimpio—dije,tratandodeparecerconvincenteydesonar

normal,comosilallamadanomehubieraafectado.—¿Quiéndijoquelosería?—rio.—Nadie.Peronomeparecejustoqueunapersonamellameymeamenaceconsuscondiciones.Hubounsilencioalotroladodelalínea.—¿Túquieresponermecondiciones?—dijoconunacarcajada.Meruboricé.Mesentíaimpotentey

patética.—Tevoyahacerunaadvertencia.—Adelante.—Hablabaconseguridad,nohabíatemblorensuvoz.Suspalabraserancuidadosasy

exactas.Yotambiénpodíajugaraesejuego.Sieraloqueéldeseaba,jugaríamos.—Dateporvencido.Nomevoyarendir.Novoyadesistirytúnomevasadetener.Tedescubriré.

Soloquieroquelosepas—puntualicé.Mesorprendíantemispropiaspalabras.—Nodeberíasestartansegura.Alexmeagarródelbrazo,peroloignoré.—Novasadetenerme—loreté.Esperabaque,enundescuido,revelaraalgunapista.Loquefuera.Alexmezarandeóelbrazo,desesperado.—¿Qué?—preguntéensusurros.Lacarameardía.—Eldispositivo—dijoansioso,comosifueralasolución.—¿Qué?—preguntédenuevo,sincomprendernada.¿Aquédispositivoserefería?¿Quéteníaque

verenesto?—Ellocalizador—dijoconentusiasmo.Mirélapantalladelteléfono;llevábamostresminutosydiezsegundoshablando.Sinpensarlo,sonreí

aAlexyconectéellocalizador.Lasmanosmetemblaban.¡Claro!¿Cómonolohabíapensado?Ellocalizadorpodíadetectardesdedóndellamaba.¡Bingo!Ellocalizadorempezóatrabajar.Lasmanosmetemblabantodavíamás.Micuerpoexpulsabasudorfríoyteníalosmúsculostensos.

Solo pensaba en el maldito localizador. Un círculo ocupaba toda la pantalla, y luego se hizo máspequeño, tanpequeñoque apenas seveía.Acto seguido, sedesvaneció.Estuve apuntodedarmeporvencida,pero,paranuestrasorpresa,elcírculovolvióaaparecer.

Medesesperé.Enesascircunstancias,unsegundosemehacíaeterno.¿Ysisedabacuenta?¡Alcarajo!Comencé a mover las piernas involuntariamente. Estaba muy nerviosa. Alex se mordía el labio

inferior.Elcírculodellocalizadorsiguiócambiandodetamañoyderepente…Error.—¡No!—grité y rápidamente me tapé la boca. Esperaba que no hubiese escuchado mi grito de

frustración.

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Ladecepcióncayósobremicuerpocomounalosa.Alexsedejócaerenelsillónmáscercanoysecubrióelrostro.—¿Estabaslocalizandolallamada?—dijolavoz.Sonabaágil.Norespondíylapersonaserio,lo

cualmeenfureciómás.Volvíaactivarellocalizador.Peronoaparecíanada.Estababloqueado.—Cobarde—dijeconira.Élseriomásfuerte.No,noeralarisadeSeth.Niladenadiequeconociera.—Juguemos,Hannah.—Malditocobarde—repetí,peroestavezmásfuriosa.Sentíardorenmisorejas.—Esperoqueseasrápida…—dijo—.Mipedidoestarálistoencincominutos.¿Pedido?¿Dequéhablaba?—Noloentiendo—respondí.—Telodigoytelorepito,ytelodeboavisar,quepormásquetelodiga,nolovasaadivinar.—¿Qué?¡Estonoesgracioso!—grité.—Cincominutos,Hannah—sentenció.Ydespuéscolgó.—¡No!¡No!¡No!—gritédenuevo.¿Quésignifica?¿Qué?—Cuatrominutos—anuncióAlex.Empecéacaminardeunladoaotro,sindetenerme.—Telodigoytelorepito…—pronunciélaspalabrasenvozalta.¿Quédemoniossignificaba?Noleencontrabalalógica,nohabíasolución.Habíaperdido.—…ytelodeboavisar,quepormásquetelodiga,nolovasaadivinar.Reviséelúltimoversoynada.Lorepetídenuevoenmimente,ydenuevo…nada.Y,luego,meiluminé.—¡Alex!—gritémientraslegolpeabaelhombrobruscamente.—¿Qué?¡PorDios!¡Estábamosenplenosigloxxi!—Esunaadivinanza—dije.Élnopareciósorprenderse.Fuidirectaalgrano—.¡Alex!¡Internet!Alexselevantódelsillóndeunbrinco.—¡Demonios!¡Sí!Tecleólaadivinanzaenelteléfonomóvilparabuscarlaeninternet.Labúsquedafuerápidaytodas

laspáginascoincidían:larespuestaeraelté.—¿Elté?—pregunté,frunciendoelceño.Alexsonrió.—Sédóndeestá—respondióconsatisfacción,orgullosodesímismo.Mirémireloj.Tresminutos.Apenaspodíapensar.Habíaesperadoaquelmomentodurantemuchotiempo.Yahora…nosabíaqué

hacer,niquépensar.SalícorriendodecasayAlexmesiguió.—¿Seguroquesabesdóndeestá?—preguntémientrascorría.Noqueríaperderesaoportunidad.Micorazónseacelerabaconcadapasoquedaba.—Sí, sé dónde está. Ya he estado allí —me confirmó. Su voz sonaba agitada. Ambos íbamos

corriendo.—¿Haciadónde?—preguntécuandonosaproximábamosaunaesquina.Alexmemiróy,rápidamente

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ysinaliento,respondió.—Derecha—dijo.Mispiernassemovíanaunavelocidadquedesconocía.LoszapatosdeAlexgolpeabanelsuelounayotravez.Megiréylovi.Meseguíaelpaso.Volvía

mirar al frente. Mi cabello volaba por encima de mis hombros, esta vez sin azotarme la cara. Laadrenalinacorríapormisvenas.

Teníaquedarmeprisa.Teníamosquedarnosprisa.¿Ysisoloeraunabromapesada?¿Ysirealmentenoeraél?¿Ysinoestabaahí?¿Ysi…?¡Basta,

Hannah!,meregañéamímisma.Nopodíaseguirhaciéndomepreguntasquenotendríanrespuestahastaquellegáramos.

Peroerainevitable.Nolograbaimaginarquiénestaríadetrásdetodoesto.—Estamoscerca—dijoAlex,interrumpiendomispensamientosconvozagitadamientrasmirabasu

reloj.Mesorprendíalversuasombrosacoordinación:correrymirarelrelojalavez.Asentí.Noqueríahablarparanocansarmemás.Alexestabamuypálido.No…Estabaamarillo.Un

amarilloapagadoycálido.—Derecha—dijoantesdequepreguntaradenuevo.Habíamosllegadoaotraesquina.Unaesquinaqueconocíaperfectamente.Enlaaceracontrariaala

nuestrahabíaunmontóndelocales,restaurantes,tiendasderopa,bibliotecasyunascuantascasas.Micorazónlatíaconfuerza.Teníaelpulsomuyacelerado.—¿Dóndees?—preguntéinsegura.Mivozapenaseraaudible.—Elcafé.—Señalóunlocalconsombrillasrojasysillasdemadera.Elexteriorestabapintadode

marrónoscuro.Afuera,enelletrero,habíaunastejasenformadecascadacolorcafé.Aquellugarteníaunasventanasenormes,conunosmarcosdemaderamaciza,yelvidrioeraprácticamenteloúnicoqueseparabaelinteriordelexteriordelrestaurante.Eraunlugargrandey,alparecer,concurrido.

Susojosbrillabancomodosluciérnagas.—¿Hemosllegadoatiempo?—pregunté.Alexmiróelrelojyasintióconamargura.Tragósaliva.Su

nuezsehizomásgrandey,después,volvióasuestadonormal.—¿Estásbien?—preguntéalversugesto.Unmechóncastañole tapabaunapartedelafrente.De

nuevo,estaba tenso.Enunmovimiento rápidomepusedelantedeél.Nuestroscuerpos sepegaron—.¡Eh!¡Todosaldrábien!—Puselasmanosensurostroyapartéelmechóndesufrente.Teníalapielfríaysuave.Deslicémisdedosporsumejillaylosdejéahí.Algonomedejabaapartarlas.

—Graciasporesto,Hannah—dijoAlex.Susmanossemovieronrápidamenteylaspusoencimadelasmías.Estabanfrías.

Afortunadamente,nadienosveía.Estábamosenunaesquinaylagentenopodíavernos.Diunpasoatrás.Noqueríaalejarmedeélydesuaromavaronil,peromeobliguéahacerloporqueeltiemposenosestabaacabando.Caminéhaciaelcafé;mispiernasparecíandegelatina.Amedidaquemeacercaba,viclaramenteelletreroverdeconletrasblancasqueindicaba:«Elté».

Vaya.Ralenticé el paso.Mi respiración se normalizópoco a poco.Corrermehabía afectado. ¿Ohabía

sidoporacercarmetantoaAlex?No,no,no.Seguroquehabíasidoporlacarrera.Estábamosasolounpardelocales,bastantecercadenuestrameta.—Oye,Hannah—mellamóAlex—.Tencuidado.Asentí.Estabaaunpasodeentrar,peromedetuve.A travésdelvidriovia laspersonasquehabíaenel

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interior.Habíamuchagente,sobretodojóvenes.¿Noeraextrañoquenoshubieracitadoaunlugartanconcurrido?Entréalcaféyobservéconunpocomásdeatenciónynovinadaninadiefueradelocomún.Solo

habíapersonasconversando.Enlaprimeramesahabíadosjóvenes,unchicoyunachica.Ellavestíaunpantalóndemezclillay

unablusarosadetirantes.Llevabamuchomaquillajeysereíaexageradamente.Erarubiayconelpeloliso.Teníalaspiernascruzadas.

Luegomefijéenelchico.Nadafueradelonormal.Cadavezquelachicasegirabaosedistraíaconalgo,élaprovechabaparamirarsuescote.Tambiénerarubio.Cuandodivisésurostro,loreconocí:ojosazules,narizdelgadayfina,bocapequeñaylabioscarnosos,cuerpofornidoymusculoso…

Ryan.—Mira,eseesRyan.—Sethtambiénestá—comentóAlex.—¿Seth?—pregunté,frunciendoelceño.¿QuédemonioshacíaSethaquí?—Sí,enlaúltimamesa,alfondoaladerecha.¿Loves?Busqué al fondo del local.Memoví en silencio.Me puse de puntillas; unos chicos altos nome

dejabanvernada.—Noloveo—respondícondecepción.Algoenmívibró.Sentíelrocedeunamano.Alexmetocólacinturacondelicadeza.Susdedosse

deslizaronporellaysequedaronquietosunpardesegundos;después,mientrasuntornadodemariposasrevoloteaba pormi interior, presionó un pocomás para desplazarme a la derecha. Sentía su contactosuaveyenloquecedorenmicintura.Teníaunosdedosdelgadosygrandes,perfectospararodearme.

Contuvelarespiración.Micuerposehabíavueltocomounapiedra.Pesadoeinmóvil.Lasangreseacumulóenmirostro.Menosmalquenoestábamosfrenteafrente.Vaya.Todosecalentódentrodemí.Absolutamentetodo.—¿Lo ves ahora?—susurró con su melodiosa voz, interrumpiendomis pensamientos. Sus dedos

seguíanenmicintura.Suspirécondisimulo,soltandotodoelairequehabíacontenido.Mirémásallá,concentrándome.

Vi a un chico idéntico a Seth. Tenía el cabello revuelto, llevaba unos tejanos ajustados, cinturónnegroyunacamisatambiénnegraquemarcabasusmúsculos.Calzabazapatosdelmismocolor.Estabatensoy atento a todo loquepasaba a su alrededor.El chico sujetaba con fuerzaunbatido.El cristalexplotaría si lo seguíahaciendo.Susojos ibandelbañoa labebidaque teníaen lamano.NoeraunchicoidénticoaSeth.EraSeth.

Parecíanerviosoydesesperado.—Nopuedocreerlo—murmuré.Alexretirósumanodemicintura.Elairemeenvolviódenuevo.—Ahoraonunca.Vamos.—Lafuria seapoderabadesucuerpo.Tenía losojosclavadosenSeth.

Fruncióelceñoconenojoyseadelantó.Olíaafresasyachocolate.Cuandoestábamosadosmesasdedistancia,Alexsegiróconbrusquedad.Lairaeraevidenteensu

rostro.Medetuve.Sumiradaoscuramedesconcertó,memirabadirectamente,contantaintensidadcomoleeraposible.

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Yluegovitemorensusojos.—Perdónameporesto,Hannah—dijoAlexconvozgraveycasiinaudible.Nisiquieralareconocí,

eraunavoz…diferente.Ibaarespondercuandosucuerpocorrióvelozmentehaciamí.Cerrélosojosenunactoreflejo.Algomegolpeócondurezaentodoelcuerpo.Perdílafuerzayme

debilitérápidamente.Porunmomento,todoenmudecióysevolvióoscuro.Un dolor indescriptible se expandió dentro de mí, pero todo sucedió tan rápido que apenas lo

percibí.Laoscuridadsehabíaadueñadodetodo…hastaquemisojosseabrierondegolpe.Lasluceseran

comolatigazosymeobligaronaentrecerrarlosojos.Queríamoverelbrazoparaevitarlaluzcegadora,peronopodía,unafuerzamayoralamíameloimpedía.

El temor se apoderó de mí al ver que no podía mover ni un solo músculo de mi cuerpo. Meestremecí. Un escalofrío me recorrió desde la cabeza hasta las plantas de los pies. Mi cerebro loprocesótodo:habíamosvistoaSeth,Alexvinohaciamí…

Micuerpotemblabayestabasufriendounaseveracrisisdepánico.Sentíalasemocionesquecorríandisparadasdentrodemí:terror,miedo,pánico,nerviosismo,desesperaciónyansiedad.Eracomosimicuerpoestuvierasedado.Comosi,endefinitiva,micuerponofuesemío.

Intenté cerrar los ojos, pero era imposible. Traté de tranquilizarme y aclarar mis pensamientos.Observé mi alrededor sin moverme. Seguía en «El té». Las personas, por suerte, seguían en susrespectivos lugares, ignorándome por completo. Vi a Seth con su batido en la mano. No se habíapercatadodemipresencia.Sumiradadivagabaporellocal,comosiesperaraaalguien.

Apartirdeaquí,losacontecimientosseprecipitaronytodosucedióenpocossegundos.Mibocaseabrióinesperadamente.Tambiénmispiernassemovieronporsorpresa.Sinsabercómo,

avancéhaciaSeth.—Oye,Seth.—Mivozhabíasalidodemíinvoluntariamente.Estabaentrandoenpánico.Teníaelcorazónenelestómago.Ibaavomitar.«¡¿Quéestápasando?!»,gritéenmimente,yaquenopodíahablar.«Tranquila,Hannah,soyyo,Alex»,respondióunavoztranquilaenmimente.Intentédarunbrincoen

cuantoescuchélavoz,peromicuerponoreaccionaba,yesohacíaqueelmiedoaumentaratodavíamás.Micuerposiguióavanzandoconlentitud.«¿Cómopuedeshablarme?¡¿Quéestápasando,Alex?!»,tartamudeéensusurros,comosialguienmás

pudieraescucharnosenmimente.«Teloexplicarédespués».«¡No!¡Saldemicuerpo!Esto…Estonopuedeser»,dijeindignada,sinpodercreerlo.¿Eraestoposible?¡Diosmío!«¡Alex!», grité, pero no hubo respuesta por su parte. Luché de nuevo e intenté parar de caminar.

Intentéconvenceramicuerpoparaquenoprestaseatenciónalafuerzamayorquesehabíaapoderadodemí.Perofracasé.Lafuerzaeraimparable.Alexeraimparable.

Sethgirólacabezaysetopóconmisojos,asustado.—Hannah,¿cómoestás?—preguntónervioso.Mi cuerpo seguía moviéndose sin previo aviso y sin pedirme permiso. Era extraño que Sethme

hablaray,sobretodo,quemepreguntaracómoestaba.Entoncesmisdedosagarraronsucamisaconunafuerzaextraordinaria.

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—¿Quédemonios…?—dijoSethmientrasintentabazafarsedemiagarre.O,másbien,delagarredeAlex.Misnudillossehabíanvueltoblancoseinclusoamarillosporhacertantafuerza.UnademismanossoltólacamisadeSethyviajóporelairehastachocarconsumandíbulaenunpuñetazobrutal.

Sushuesoscrujieron.—¡Hannah!—gritóalguiendesdeelotroladodelrestaurante.Alexyyonosgiramosyvielrostro

pálidodeCaraymuchasmiradassobremí.Tenía losojosabiertoscomoplatos,nocomprendíaquéestabahaciendo.Asuspies,unbatidose

había esparcido por todo el suelo. Probablemente se le había caído de lamano. Sus ojos azulesmedesconcertaban.

—¿Quédemonioshaces,Hannah?—dijoSeth,tocándoselamandíbula.Alexvolvióagolpearlounpocomásarriba,ysulabioempezóasangrar.

«¡Alex!»,gritécondesesperación.PeroAlex no se detuvo.Utilizabami cuerpo para atacar a Seth. Era listo: sabía que Seth nome

golpearía.Denuevo,mismanoslotomaronporelcuelloylolevantaronconfuerza,empujándolocontrala pared. Su cuerpo chocó con dureza y rebotó ligeramente. Los huesos de su columna vertebralcrujieron.Hubo algunos gritos en el local.La sangre del labio caía por la barbilla, hasta llegar a sucuello.

Hubomásgritosahogadosenellocal.Mimentesecongeló.«¡Alex,para!»,supliqué.«¡Detente!».PeroparecíaqueAlexhabíaentendido todo locontrario.Mimanoderechavolvióaviajarporel

aire hasta chocar contra la nariz de Seth. Oí el estruendoso crujido que mis nudillos provocaron alchocarcontraél.

«¡Alex!».—¡Hannah!¡¿Quédemoniostesucede?!—gritabaCara,queseacercóanosotros.Alexlepropinóotropuñetazoenlamejilla.Estavezfuiyoquiendioungritoahogado,yesolohizo

parar.—¡Hannah!—Caraestabaamilado.IntentabasepararmedeSethparaprotegerlo.Vieltemorensus

pequeñosojos.«¡¿Quéhashecho?!»,gritéconsollozosahogadosaAlex.«Hannah,noloentenderías»,respondióconlavozentrecortada.Sonabadolidoyvulnerable.—¡¿Quédemonios tepasa,Hannah?! ¡¿Porqué lehaspegado?!—gritóCara, escupiéndomeenel

rostrocontodosuodio.Sethselimpiólasangreconsucamisaymemiródereojo.Fueunamiradaasesina.—Tú,afuera—ordenóAlexaSeth.Caramemiróconconfusiónyelceñofruncido.Mivozsonabadiferente,roncaeinestable.Sethse

retorcióy,pormotivosindescriptibles,hizoloquemivozlehabíapedidoysalióafuera.—¿Peroquétepasa,Hannah?—dijoCara,queretuvoaSethantesdequesalieradelcafé—.¿Crees

quepuedesveniraquíygolpearamichico?«Oh,no»,dijementalmente.«Loarreglaré,Hannah.Teloprometo»,merespondióAlexantesdequeseexcusaraconCara.«Espera…¿hadichomichico?»,pregunté.«Sí»,confirmóAlex.«Malditasea»,exclamé.

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—Hablarécontigomástarde,Cara.—Ysindecirmás,AlexagarróaSethdelcuelloyloarrastróalasalida.Todoelmundomeestabamirando.InclusoRyanmehabíavisto.Estonoibaaacabarbien.

Salimos por la puerta de emergencia, que daba a un callejón totalmente vacío y lleno de basura.Habíacáscarasdeplátanotiradasporelsueloyeloloraranciopredominabaenellugar.Tuveganasdevomitar.Lahumedadylasratasquecruzabandeuncontenedoraotrohicieronqueelestómagosemerevolviera.

«¿Estoesseguro?»,preguntéconmiedo.«Sí».«¿Quéledirás?»,quisesaber.«Notengoniidea».—Hannah,noesloquetúcrees—dijoSethcuandoestuvimoslosuficientelejosdelcaféydelos

oídosdelagente.Ahorapodíamoshablar,aunqueloscontenedoresdebasuradesprendíanunolormuydesagradable.

—¿Yquéesloquesesuponequecreo?—preguntómivoz.Sonabacasisarcástica.—YonosénadadeAlex—respondióensusurroscasiinaudibles.Sucabellosemovióconelviento.

Teníalosdientesmanchadosdesangre,igualquesucamisa.Sellevólamanoalpelocondesesperación.—Túestuvisteconmigoeldíaqueyo…«¡Alex!¡Estásenmicuerpo!»,lerecordéantesdequedijeraalgoquenospusieraenpeligro.—Tú estuviste conAlex antes de quemuriera—se corrigió. Alex se tensó enmi cuerpo y sentí

escalofríos.Nisiquierasabíacómosentirme.Parecíaquefueraunalma.—¡No!—Dejócaerlosbrazosaloscostados,intentandoparecerracional—.Bueno,sí,pero…—Tienesquedecirmequépasó—exigíaSeth.—Hannah,nosé…Nosépordóndeempezar.—Porelprincipio—dijoAlexconironía.Mientras tanto, yomedediqué a observar aSeth, que semovía con sumonerviosismo, apretando

constantementelamandíbula.—Alexyyosomosbuenosamigos.—Sedetuvo,sellevódenuevounamanoasucabellocastañoy

se apartó un pequeño mechón que le caía en los ojos. Volvió a apretar la mandíbula y continuó—.Éramos,mejordicho—corrigió—.Aqueldíasalimosahacerlomismodesiempre.Erancomolasdosdelatardeymedijoqueteníaunacita.Parecíafeliz.Entoncesfuimosasucasayestuvimoshablandodevideojuegos,dechicasydelúltimopartidodefútbol.Nadafueradelonormal.Estuvimosunratojuntos:comimos,jugamosaunvideojuegoybromeamosunrato…Peroderepente,lacaraselepusoamarilla.Parecíadébil,enfermo.

—¿Enfermo?—Sí—confirmó.Lomirédirectamentealosojosyprestéatenciónacadaunadelaspalabras.No

queríaperdermeningúndetalle—.Entoncesmepidióquemefuera.Dijoqueseríamejorquevolvieraamicasa,yyo…estuvedeacuerdo.Fuilaúltimapersonaquelovio,alparecer.

—¿Yquépasódespués?—Alexloinvitóacontinuaratravésdemivoz.—Volvióamencionarsucita.«Nolorecuerdo»,comentóAlex.—¿Dijoelnombredelachica?—No.—¿Quémáspasó?—insistióAlex.Nopodíacreerloquemisoídosescuchaban.

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—¿Porquéquieressaberlo?—Sepusoaladefensiva.Chicolisto.—Esonoteimporta—respondióAlex.—Mehasestadopersiguiendocadavezquemehasvisto.¿Porqué?Alexapretómimandíbulaysepreparóparahablar.—Escucha.Notevasa irdeaquíhastaquemecuentesdeunavezpor todasloqueestápasando.

¿Entendido?—Micuerposepusorígidoytambiénaladefensiva.—¿Quésesuponequeestápasando?—preguntóSeth,confundido.—TúyKate.¿Porquéosestáisprotegiendomutuamente?—Nosédequéhablas.Alexsoltóunsuspirodefrustración.La tapaderadeuncontenedor secayóymesobresalté.Una ratagris saliódeallí conun trozode

pizzaentrelosdientes,ydespuésseperdióentrelabasuraesparcida.Miestómagoserevolvió.—PorDios,esevidente,Kateytú…—¡No!—negó—.EstoysaliendoconCara.—¿Qué?—preguntóAlex.—Precisamentehoyteníamiprimeracitaconellaylaacabasdearruinar.Gracias,Hannah—dijo

conamargura.Losojoslebrillabanporladecepción.«¡¿Qué?!»,dijementalmente.—¿Yquéhaydelallamada?—Alexnoqueríaandarseporlasramasniabandonareltema.—¿Quéllamada?Dios,Hannah,estásmuyraraúltimamente—comentóSeth.—Nosoyidiota.—Yotampoco—meretó.Omásbien,retóaAlex.—Dametuteléfono.«Bien,Alex»,ledije.—¿Qué?Nopiensodártelo.—Y,otravez,lafuerzaextraordinariavolvióamíy,denuevo,estrelló

elcuerpodeSethcontralapared.Ungemidodolorososaliódesuslabios.—Ahora dame tu teléfono—ordenó Alex. Me sorprendía que no me temblara el labio. Alex lo

controlabaalaperfección.—¡Deacuerdo!¡Deacuerdo!—Susojosmostrabanmiedoypánico.Mismanosseguíanalrededorde

su cuello, a la espera. Con dificultad, Sethmetió lamano en su bolsillo y sacó un pequeño teléfononegro.Alex lo tomó con brusquedad y lo encendió.El teléfono estaba bloqueado, pero no supuso unproblema;Alexconocíalacontraseña.

—¡Oye, oye! ¡¿Cómo demonios sabesmi contraseña?! Alex era el único que la sabía—protestóSeth.

—Teviponerlaeneldesayuno.Deberíassermáscuidadoso—respondióAlexconrapidezantesdequequedaraaldescubierto.Seríaunacatástrofe.

Sethfruncióelceño.Noacababadecreérselo.—No lo hagas,Hannah—suplicó—. Por favor—dijo con temor y, por primera vez, sus ojos se

llenarondelágrimas.Seleestabanponiendorojos.Alexpulsóalgunosbotonesylapantallasevolvióaencender.Presionóeliconodellamadas,luego

eldellamadasrealizadasyreconocíelúltimonúmeroalquehabíallamado.

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«Esminúmerodeteléfono»,dijeenunsusurro.—Asíquenosabíasaquéllamadamerefería.—Apretélosdientesconfuerza.Seth,Seth…¡Habíasidoél!—Puedoexplicarlo.—¿Ahsí?Esperoqueseaunaexplicacióncoherente.—Mivozsonabamolesta.Tambiénsentía la

furiadeAlexdesatándoseportodomicuerpo.—Hannah.—¡Dímelo!—exigióAlex.Sethselimpiólasangrequebrotabadesulabioconelantebrazo.—¡Tumadre!—gritó—. ¡Ellamehizo jurar…!¡Mierda!—Se tapó labocacon laspalmasde las

manos.Claramente,selehabíaescapado.

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Capítulo14

Me quedé congelada.Mimente no procesaba la información que Sethme había dado. Solo podíavisualizarelrostrodemimadre.Esonopodíasercierto.Seguroquehabíamentidoparasalirseconlasuya.

—¿Quétehizojurar?—FruncíelceñoalaesperadeunarespuestadeSeth.Afortunadamente,Alexpodíahablardeformacoherente.

LosojosdeSethsevolvieronoscuros,parecíanestarperdidosyesperandoencontrarunarespuestaen los sucios contenedores de basura. Su labio seguía sangrando. Su cuerpo se puso rígido y losmúsculosdelosbrazossehicieronmásvisibles.Viquesusomóplatossetensaronjuntoalapared.

—EscuchaHannah,nopuedodecirtenada.Solo…—Cerrólosojosconfuerza,comosiesopudieraremediarloqueacababadesuceder—.Fingequenohasoídonadadeloquehedicho,¿deacuerdo?—propusoconnaturalidad.

Elcalordelafuriameinundó.Estabacansadadetodoesto,nopodíafingirquenohabíaescuchadoloquehabíadicho.Nopodíaseguirfingiendoquenopasabanada.

—¡¿Cómoteatrevesapedirmeeso?!—Yo…—Últimaoportunidad,Seth—sentencié convoz dura.Estaba segura de que veríamis ojos arder.

Queríaquesupieraqueestonoeraunabroma—.¿Quétehizojurarmimadre?—exigísaber.Apretóloslabios,perofinalmentecedió.—Quenoteenterarías.—¿Dequé?—Hiceunapromesa.Nopuedocontártelo,Hannah—dijodisculpándose.Suspiré con frustración. Ahora me sentía otra vez yo. Estaba en paz y no había ninguna fuerza

obligándomeahacercosasoadecirlas.Habíarecuperadoelcontroldemicuerpoydemimente.Estabafuriosaytodoslosmúsculosdemicuerpomerespondían.

¿DóndeestabaAlex?«¿Alex?»,lollamémentalmente.Esperé.Nohuborespuesta.Entoncesloentendí.HabríasupuestoqueestoeraunasuntoentreSethyyo,yque,porlotanto,no

debíaentrometerse.

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—Seth.Porfavor…—supliqué.Élnegóconlacabeza.—Losiento—selimitóadecir.—¿Porquémehasllamadoantes?—grité.Sentíatantafrustraciónquemeentraronganasdellorar.—Yo…No.Nopuedo.—Sacudíalacabeza,mordiéndoselalengua—.Telorepito:dejadehacerlo

queestáshaciendo,aléjatedetodoesto.—¿Porqué?—insistíconunhilodevoz.—Espeligrosoparati—dijoescuetamente.Parecíacuidadosoconsuspalabras,medíaexactamente

loqueteníaquedecir.Eralisto.—Perodameunamalditarazónparaentenderlo—supliqué.Laspiernasmetemblabantodavía.Semeformóunnudoenlagarganta.Nopodíatragar.SiSethlonotaba,esomeharíaparecerdébily

dolida,ynopodíapermitirlo.Queríaparecerfuerte,comositodoaquellonomeafectara.Unalágrimasedeslizó por mi mejilla. Era cálida, o tal vez mi piel estaba demasiado fría. Rápidamente, y con unmovimientosalvajeybrusco,mepasélamanoporlacaraparalimpiarla.

—Teperjudicaríasatimisma.—¿Quéestásdiciendo?—preguntéconconfusión.Merodeéelcuerpoconlosbrazos.Esomehacía

sentirprotegida.—Hannah, dejemos este asunto. Tarde o temprano lo sabrás. Pero, por ahora, no es tarde ni

temprano.—Esquenopuedoesperar—confesé.—Paciencia—dijo con voz quieta, como si nada de lo anterior hubiese pasado. Seth estaba tan

normal.Porunmomentoloenvidié,envidiésupacienciaysutranquilidad,elmodoenelquehablabaycómoactuaba.

Sethsedisculpóconlamiradaysediolavuelta.Empezóacaminarconpasolentoy,porextrañasrazones, lodejé ir.No impedíque se fuera.Sucabello castañoy rizado semovió ligeramentecon labrisadelviento,loquelohizoparecermásrebelde.Guardósuteléfonomóvilenelbolsillocontotalnaturalidadluegosemetiólasmanosenlosbolsillosy,cuandodoblólaesquinaparaentrardenuevoenelcafé,desapareciódemivista.

Yasolaenelrepugnantecallejónconoloravómito,lospensamientosmevolvieronaazotar.Ymiconcienciatambién.Avecesmegritabaqueeraunaexageradayqueestabamolestandoalagenteconmisestúpidasteoríassobreellos.Peroluegoledabavueltasymedecíaquemispensamientosnopodíansertanestúpidos.

Kate y Seth no mantenían ninguna relación sentimental, eso había quedado claro. Aunque lo deCara… ni siquiera ellame lo había contado, y eso eramuy extraño y sospechoso. Entonces recordéhabervistosusojosazulesbrillandocuandoSethaparecióenel funeraldeAlex.Casidabasaltosdefelicidad,yyonomehabíadadocuenta;habíaestadotanmetidaenmispensamientosquenomehabíadado cuenta de la auténtica realidad. Estaba descuidando e ignorando cosas importantes y que nospodríanservirdeayuda.

Cara…¿Yahoraqué lediría?¿CómomedisculparíaconellaporhabergolpeadoaSeth?¿Cómopodríahablarconella?¡Estabaofendida!¡Caranopasaríaporaltoalgoasí!

TratédereproducirlaescenadelcafépararecordarlareaccióndeCara.Lavisualicé:veníadelabarraconunbatidodefresaenlamano.Recordéelestruendodelvasodevidrioalestrellarsecontraelsuelo.Ydespuésvielterrorensusojosalbordedelaslágrimasdesdeelotroladodelcafé,corriendo

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haciamí,intentandosepararmedeSeth.Susojoschispeabanporlaconfusiónyelmiedo.Peronotardéendarmecuentadequenosolohabíaterrorensusojos,sinootracosamásimportantequenuncahabíanotadohastaentonces:amor.

CaraestabatotalmenteenamoradadeSeth.Yentonces, lahistoriay lossospechosossedisolvían.Cadavezeramásdifícildarconunapista

certera.Cada segundoquepasaba se volvía un infierno.Cualquier teoría se arruinaba en cuestióndedías,deminutos…desegundos.

YKate…Dios.Conellanoacertabaennada.Ellanoeraunacabezahueca,tambiéneralista.Peromeresultabadifícilpensarporquéseinvolucraríaenunasesinato.Esdecir, teníatodoloquealguienpodríadesear:belleza,popularidadyunabecaparaunauniversidadprestigiosa.Eraunadiva,loteníaabsolutamentetodo,inclusoaAlex.Yahínacíalasospecha:KatequeríaprotegeraSethdealgunacosa.¿Porquéeratansolidariaconél?¿Quéqueríamantenerensecreto?Y,porsupuesto,nopodíaolvidarlaconversaciónentreKateySethdespuésdelfuneraldeAlexquemencionóCara.PortodosesosmotivosteníaundilemaconKate.

—Hannah…—dijo alguien. Sacudí la cabeza para regresar a la realidad. Levanté la vista ymeencontréconlosojosdeAlex.

—Hablaréconmimadre.Tengoquehaceralgo.—¿Cómoestás?—Supreguntamesorprendió.¿Cómoestaba?Me sentía frustrada, decepcionada, intrigada e incondicionalmente enojada con las personas que

quería.—Bien—respondí.Empecéasentirunterribleardorenlosnudillosqueseexpandíaportodalamano.Hiceunamueca

dedolor.LosgolpesquehabíapropinadoaSethmehabíandejadoheridasabiertas.Lamanoseestabaempezandoahincharyaponerseroja.

—¿Teduele?—Seacercósinvacilar.Sinpedirmepermiso,metomólasmanos.Unescalofríomerecorrió el cuerpo. Tenía las manos muy suaves—. Es culpa mía… He actuado sin pensar —dijo,apenado.Susdedossedeslizaronpormisnudillos,queestabanadoptandountonomorado.Medolíanmucho.Eracomosihubieragolpeadounarocacienvecesseguidasyconunafuerzabrutal—.Losiento—añadióconsinceridad.

—¿Cómohashechoeso?—preguntéantesdeperdermeensusojosalmendrados.—¿Aquéterefieres?Mesoltólasmanosynosmiramosalosojos.—Has entrado enmi cuerpo,me has poseído—expliqué en un susurro. En cuanto pronuncié las

palabrasvieldoblesentidoqueteníaneinmediatamentemeruboricé.Oh,esperabaqueelcolordelosladrillosdelcallejóncamuflaraeldemismejillas.

—Yo…Enrealidadnolosé.Hesentidolanecesidaddehacerlo.Hasidocomo…Yasabes…—Sellevólamanoalanucayserascóconindecisión.Supusequeestababuscandolapalabracorrecta.Miróhaciaarriba,comositrataraderecordaralgo.Y,finalmente,lologró—.¡Algoinstintivo!—exclamó.

—¿Yporquécuandohassalidodemínohasidocomocuandohasentrado?¿Porquénohahabidooscuridad?

Laheridadelosnudillosmeenvióunapunzadadedolor.Empecéamasajearloscondelicadeza.—Porquetúeresluz—bromeó.Unasonrisaaparecióensurostro,memostrósusperfectosdientes

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blancosy,poruninstante,eldolordelosnudillossefuehastaelestómagoyluegosubióamipecho.Lediungolpesuaveenelhombro.Sonreíporelhalago.Silencio.—¿Quévamosahacer?¿QuépasaconSeth?—pregunté.—CreoqueSethyanoshaayudadobastante.Ahora tenemos laversióndeKatey ladeSeth,y…

parecencoincidir.—¿Ysiselahaninventadoyhabíanpactadocontarlamismahistoria?—meadelantéapreguntar.—No…ConozcoaSeth.Élnomentiría—respondiócontotalseguridad.—¿Ymimadre?¿YRosie?¿Ytupadre?¿Quépasaconellos?—Tendrás que estar más pendiente de tu madre, ver y escuchar todo lo que hace. Deberías

convertirteensusombra.—¿Ytuspadres?Yahasoídoatumadreyalamía.Ocultanalgo.Sequedóensilencio.Parecíapensativo.Teniendoencuentatodoloquehabíasucedido,yanosabíaenquiénconfiar.—¡Alex!—exclaméparadespertarlodesuspensamientos.Diounrespingoymeofrecióunasonrisa

—.¿Ysiestamosdetrásdelapersonaequivocada?—Elasesinoaparecerá.Presientoqueestamoscerca—meanimó.Peroensusojoshabíapreocupación.Depronto,miteléfonoempezóavibrarenelbolsilloderecho.Metílamanoparasacarloy,cuando

misnudillosrozaronlateladelpantalón,eldoloraumentó.—Dejaqueteayude,puedohacerloyo.Alexmeatrajohaciaélymetiólamanoenelbolsillodelanterodemipantalón,sujetándomepara

quepermaneciéramoscerca.Nuestroscuerposcasisetocaban.Susdedossemovieronlentamenteporelbolsilloenbuscadelteléfono.

Traguésaliva.Sucontactoerasuaveycuidadoso.Alexatrapóelteléfonoylosacódeuntirónsinhacermedaño.—Voyacurarteesaherida—dijomirándomedirectamentealosojos—.Teloprometo.Apenastuvefuerzasparaasentir.—Númerodesconocido—mehizosaberAlexcuandomeloentregó.Descolguéy,enmenosdeunsegundo,unamujerpronunciabaminombrealotroladodelalínea.Me

peguéelaparatoaloídoyunavozdulceempezóahablar.—¿Hannah?¿Hola?—Automáticamenteyporextrañoquepareciera,sonreí.Reconocílavoz.—HolaRosie.—DijesunombreenvozaltaparaqueAlexsupieraquiénllamaba.Fruncióelceño.Juraríaqueestabaceloso.—Oh, llevo toda la tarde tratando de conseguir tu número—dijo pesadamente—. ¡Pero al fin lo

tengo!—Podríahabérmelopedido—dijedulcemente.Merelajé.LamadredeAlexsoltóunarisitaalotro

ladodelalínea.—Claro,¿cómonosemehaocurridoantes?—sedisculpó—.Y,Hannah,puedestutearme.MiréaAlex.Definitivamente,estabaceloso.

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—Deacuerdo.¿Vatodobien,Rosie?—pregunté,intentandoaveriguarelmotivodesullamada.—Sí—confirmó—.Verás,mepreguntabasipodríasvenirelpróximoviernes.Georgeyyoqueremos

verte.—Yo…Laspalabrasdemimadreresonaronenmicabeza.Memordíunauña.Yoeraunachicaqueseguía

lasreglas.Respetabaamimadre,peroahora…lacuriosidadmecarcomía.—Por supuesto, si no te supone un problema… —se adelantó a decir antes de que pudiera

responder.IgnorélaprohibicióndemimadredehablarconRosieoGeorge.Cuandomedieraunabuenarazón,

talvez,solotalvez,memantendríaalejadadeellos.—¡Enabsoluto!¡Allíestaré!—respondíemocionada.—¡Genial!—exclamó—.Entonces,hastaelpróximoviernes,¿teparecebien?—dijoconanhelo.—¡Porsupuesto!Nosveremosentonces—dije,ydespuéscolgué.

***

Regresamos a casa con lasmanosvacías, los rostros blancosy conuna expresiónquedenotabapuradecepción. Todavía no estaba segura de si debía llamar a la policía o seguir hasta averiguar lo querealmentesucedía.Meteralapolicíaenestopodríaserungraveerror,sobretodoporqueelpadredeSarah,mi compañera de clase, lo era y podía contarle a su hija lo que estaba pasando. Y Sarah noformabapartedemilistadepersonasdeconfianzadesdelamuertedeAlex.Debíaserextremadamentecautelosaporqueseguramentealguienmeestaríasiguiendo.

Cuandoentramos,lacasaestabatotalmenteensilencio.Loúnicoqueseoíaeraelsonidodenuestroszapatos.Nisiquierahabíaunamoscazumbandoanuestroalrededor.TansoloestábamosAlexyyo.

—¿Mamá?—preguntéalanada.Dejéelmóvilcercadelacocina—.¿Hola?¿Hayalguien?Laestufaestabaapagadaynohabíaningunaseñaldequemimadreestuvieraencasa.—Parecequeno—respondióAlexdetrásdemí.—¿Mamá?—insistí.Soloqueríaasegurarmedequerealmentenoestabaencasa.Cuando laúnica respuesta fueel silencio,medirigíalbañodelprimerpiso.Misnudillosseguían

ardiendoy ahora, ademásde estarmorados, sehabíanhinchado todavíamás.Acabaría llorando si eldolor no remitía. Alex tendría que esforzarse para que lo perdonara. Y mi perdón no era fácil deconseguir.

Seguroquemirostroreflejabamienfado.—Hannah,tengoqueexplicarteloquesucedió…—Porsupuesto.—Entréalbaño, tratandodemoverlomínimoposible lasmanos—.Yesperoque

tengasunamuybuenaexplicación.Encendílaluzyelbañoseiluminócompletamente.Elolorajabónllenómispulmones.Fuidirectaallavamanos.—¿Quéhaces?—preguntóAlex.—Voyadesinfectarmelasheridas.Elcuartodebañonoerademasiadogrande;latazadelváterestabacercadeladuchayellavamanos

estaba al lado de la puerta. Pero era lo suficientemente amplio para que los dos estuviéramos allídentro.

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—Dejaqueteayude,hasidoculpamía.Negué.—Estoybien,puedoabrirelgrifoyosolita.Enseguida,Alexseacercó.Estabadetrásdemí,yseencontrabalosuficientementecercaparaque

nuestrasropassetocaran.Abríelgrifomientrasconteníalarespiración.Noentendíacómoeraposibleque sucercaníamepusiera tannerviosa.Esperabaqueno sediera

cuenta.—¿Vasalavarlasconagua?—preguntócercademicabello.Sualientomepusoelvellodepunta.—Sí.Porelespejoviquenegabaconlacabeza.—No.—Pasólamanopormiladoderechoycerróelgrifo.Elaguadejódecaeryelbañorecuperó

elsilencio—.Conaguanoserásuficiente,tendremosquedesinfectarloconalcohol.—Alex,agradezcotuayudaperonocreoque…—Siéntate—meordenó, señalando el inodoro.La tapa estababajada, así quepodía sentarme sin

ningúnproblema.—Medoleráyvoyallorar,ynoquieroquemeveasllorarotravez.—Laspalabrastemblaronenmi

boca.Enrealidadnoeraesoloquemepreocupaba,sinoqueteníaunnudoenelestómago,yAlexeraelcausante.Sentíalaspiernascadavezmásdébiles.

—Serélomáscuidadosoquepueda—aseguró—.Sinotelocurascorrectamente,laheridasepuedeinfectar.Y,créeme,esodolerámás.

Resoplé.Nopodíaseguirmintiéndomeamímisma.Unapartedemíqueríairdirectahacialatazadelvátery

hacerloqueélmepedía.Peromiparteracionalmerecordabaquedeberíaestarmolestaconélporloque había hecho.No lo perdonaría tan fácilmente, ni siquiera aunqueme ayudara a desinfectarme laherida.

—Porfavor,Hannah—dijoansioso—.Déjamehacerlo.Meregalóunasonrisasuaveynopuderesistirme.—Estábien—dije.Diunospasoshastaelinodoroymedejécaer.Alexsonreía.—Loharéconcuidado—prometió,yyoasentí—.Tedoleráunpoco,esosí,perotratarédequeel

dolorseamínimo,¿deacuerdo?Novoyahacertedaño,confíaenmí.Sabíaqueyanohabíamarchaatrás.—Esperoquealmenossepasloqueestáshaciendo.Alexsediolavuelta,loquemepermitiótenerunabuenavisióndesuespalda.Fuehastaelbotiquín

deprimerosauxiliosqueteníamosenuncajón,cercadelastoallaslimpias.—Porsupuesto.—Estabaanimado—.Lohehechounmontóndeveces.—¿Conquién?Mipiegolpeabaelsuelounayotravez.Estabanerviosa.—Conmigo—respondió.Mereí.—Esperoqueseaverdadyquesepasloquehaces,entonces.Alex sonrió, sacóunalgodóndeunabolsitadeplásticoy luegounabotelladealcohol.Alver el

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envasemedieronescalofríos.Lasheridaspalpitabanenmisnudillos.Seríauninfiernocuandoellíquidocayeraenmismanos,losabía.

—Confíaenmí—repitió.Suvozresonóporcadarincóndelbaño.Luegosediolavueltayvolvióaestarfrenteamí.Susojosmemirabanconatención.Fingítosercuandosequedóobservándomeunossegundos.Estabademasiadograciosoconunpedazo

dealgodónenlamanoyconlabotelladealcoholenlaotra.Sonreía.Intuíquemearrepentiríadeesotodalavida.—Estoylista—anuncié.—Muybien,comencemos.Alex se acercó y, antes de dar otro paso para quedar frente amí, bañó el pedazo de algodón en

alcohol.Loexprimiócuandovioquesehabíapasadoconlacantidad.Mesorprendiólaseriedadconlaqueactuaba.

Alexsearrodillóparaestaramialturaydejólabotellaenelsuelo,cercadeélparavolverausarladespués.

—Damelamano.Intentéaparentarnormalidad.—¿Derechaoizquierda?—Empecemosporladerecha.Asentí.Teníalasmanosapoyadasenlaspiernas,asíquelevantélamanoderecha.Temblóalinstante.Mis

mejillas ardieron. Esperaba que él no lo notara, pero estaba demasiado cerca de mí, así que seríaimposiblequenosedieracuenta.

Teníaquecontrolarme.—Losiento—dije,fingiendounquejidocreíble—.Dueledemasiado.Alexsonrió.Tomómimanoy los tembloressedetuvieronal instante.Cuandosupiel tocó lamía,

hubouna conexiónmuy intensa entre nosotros.O, almenos, eso era lo que yo sentía, una especie decorrienteeléctricaqueviajabaporcadacentímetrodemipiel.

Alexexaminólaheridaypasóelalgodónpormisnudillos.Conunamanososteníalamía,mientrasquecon laotrapasabasuavementeelpequeñotrozodealgodónpormipielherida.Alprincipiosentíardor,perodespuéseldolornofueamás.Dehecho,pareciódisminuir.

Cuandoelalgodónsetiñóderojo,lotiróalcubodebasuraquehabíajuntoalinodoro.Sinsoltarmimano,cogióotrotrozoylomojóconalcohol.Repitióelprocedimiento:tocabaconsuavidadylimpiabacada milímetro de herida. Yo observaba lo concentrado que estaba. Fruncía el ceño y sus ojosexaminabancondetenimientomisnudillosparalimpiarlotodocorrectamente.

Medistrajeobservandonuestrasmanosunidas,enconstantecontacto.Alexteníalosdedoslargosyfinos.Eranlasmanosmásbonitasysuavesquehabíaacariciado.Me

gustaba que no las apartara de lasmías, ni siquiera para cambiar de algodón. Enseguida comencé asudar,peroafortunadamenteAlexseguíapendientedelacurayprobablementenisepercató.

—¿Teduele?—preguntósinapartarlamiradademimano.—Unpoco—melimitéadecir.Siguiólimpiandohastaquemipielpareciómáslimpia.Estabarojiza.—Losientomucho,Hannah—dijonegandoconlacabeza—.Nohepodidocontrolarme.—Losé—respondí.

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—Nosécómohapasado,todohasidomuyrápido…YosoloveíaaSethconsucaradeniñobuenoynopodíadejardepensarenlofalsoymentirosoquehabíasido.—Susdedospresionaronelalgodón—.Estabatanfuriosoquedeprontohetenidoesaideadeposeerte.Lohabíaleídoenlibros,peronoestabasegurodequefuncionase.Asíqueheactuadoporinstinto.LarabiaquesentíahaciaSethmehahechoactuarasíyséquenotengoexcusa,peroeranecesario.Apartedequelehemosdadounabuenapaliza,¿nocrees?

Enmimentesoloserepetíalapalabra«poseerte»unayotravez,asícomolaimagendesuslabiosrojosmoviéndosecuandolapronunciaba.

—Meodiarámásqueantes—comenté.Alexnegó.—Sethnoteodia.—Dejódelimpiarlaheridaysusojossecentraronenmí—.Nadiepodríaodiara

unachicacomotú.Sonreí.—Estarámuymolestoconmigoelrestodesuvida.—Esonopuedonegártelo.ASethnolegustanlosimprevistos.Esdemasiadoordenado,quiereque

lascosassalgancomoélhabíaplaneado.Peroesbuenchico.—Alex…—comencéadecir—.Seaonobuenchico,nopodemosconfiarenél.Alexasintió.Locomprendía.—Losé.Despuésprosiguióconmimanoizquierda.Yahabíamosgastadotodoelalgodónquehabíaenlacaja

ynoestabaseguradesiseríasuficienteconelquequedaba.—Entonces,¿estoyperdonado?—No—dijedeinmediato.Surisallenóelbaño.—Eresterca,Hannah.Ahorafuiyoquienrio.—No—dije—.Simplementenopuedoperdonarteporquenomehasjustificadonada.Alextiróelúltimotrozodealgodónalabasura.Mismanosestabanlimpiasylosnudillosyanose

veían tanrojos.Después,sacóunpedazodevendayenvolviómisheridas.Tendríaqueevitarquemimadremevieralasmanos.Unadiscusiónmásyseríaelfindelmundo.

Cuandoterminódevendarme,noapartólasmanosdelasmías.—¿Quépuedohacerparaquemeperdones?—susurró.Tembléligeramente.Deseabaquesucuerposeacercaratodavíamás.¿Podríabesarme?Esdecir,sabíaquepodíatocarme

yestardentrodemicuerpo.Asíque,¿podríabesarmetambién?Luego, como si hubiera leído mi pensamiento, se acercó. Me quedé quieta y no me moví ni un

centímetro. Deseaba permanecer aquí para siempre; no me importaba el olor a pasta de dientes, nitampocoeldeljabóndecanelaqueutilizabamimadre.Nuestrosojosnodejabandemirarse.Estábamosconectados. Lentamente, su mano llegó hasta mi oreja y, cuando las suaves yemas de sus dedos meacariciaronellóbulo,mipielseerizó.

—Hannah—pronuncióminombrecercademiboca.Sualientoamentaexplotabaentodomirostro.Eramásguapodeloquehabíapensadohastaentonces.Aquellosencantadoresojosalmendradoshacíanquemeperdieraenellos.

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—Alex—dije.Se acercó todavía más, apenas un par de centímetros separaban nuestros rostros. Contuve la

respiración.Sentíunnudomuyfuerteenelestómago,yestabaseguradequemipechoexplotaría.¿Porquétardabatanto?Quería tener sus labiospegados a losmíosybesarle hasta quemedolieran.Era extraño, pero lo

deseaba.—¿Cariño? ¿Estás aquí?—Lavozdemimadre hizo que nos apartáramosdel otro.La puerta del

bañosecerródegolpe,ynofueprecisamenteporunacorrientedeaire,sinoquehabíasidoAlex.—Sí—respondí,peronolosuficientementefuertecomoparaquemeoyera.—¿Hannah?¿Cariño?—insistió.Mimadreeraunapersonamuypaciente,peroavecesllegabaasupuntomáximoyexplotaba.Aun

así,perdonabaconfacilidadypodíavolvera lanormalidadrápidamente.Mehubieragustadoheredaresacaracterística.Yopodíasermuytercayrencorosa,nocomoella,quesolíatomarlainiciativaparahacerlaspaces.Lobuenodetodoestoeraquealfinalyoaceptabalatreguaporquelaquería.Siemprelohacíamosasí.

—Sí—dijeconmásfuerza—.Estoyenelbaño,estoyaquí.Escuchéqueseacercabaalapuertadelbaño.Menosmalqueestabacerrada.—He salido unmomento a tomar el aire—gritó desde el otro ladode la puerta para explicar su

ausencia—.Peroahoraunprofesormehallamadoyquierequelosustituyaestatarde,asíquetendréquesalirotravez.Tehedejadocomidaenelhorno.Novolverétarde,peronomeesperesparacenar,¿deacuerdo?

—Estábien,mamá.Pasaronunossegundos.Susombraseguíaahí,seveíapordebajodelapuerta.—Ysipasacualquiercosa,llámame.Asentí,aunqueellanopodíaverme.—Claro,nosvemosmástarde.—NopodíaapartarmisojosdelosdeAlex.—¿Vatodobienahíadentro?Eran los ojos más bonitos y cautivadores que había visto. Podría mirarlos todo el día y no me

cansaría. Incluso estaría dispuesta a quedarme despierta durante horas solo para admirar ese brilloencantador.

No.Noibabien.Estabaperdiendolacabezaporunchicomuerto.Yesoeraunproblematerrible.—Sí,todovabien,notepreocupes.Pareciódudar.—Tendréelmóvilconectado.Recuerdacerrarconsegurotodaslasventanas.—Deacuerdo,mamá.Luegosealejódelapuertaypocodespuésoíelmotordesucoche.—Muybien—dijoAlex,resoplando—.Laheridaestádesinfectada.Meremovíinquietasobreelinodoroyasentí,tragandosaliva.Depronto,tuvefrío.—Gracias,Alex.

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Capítulo15

Aldíasiguiente,todofuehorrible.Enelinstituto,elsuelodelospasillosresbalaba.Seguramentelaseñoradelalimpiezahabíausado

algúndetergentejabonosoynolohabíaenjuagadodeltodobien.Afuera,elvientosoplabaconfuerza,perodentrodelasaulaselcaloreraterrible.Lasventanasvibrabanylosárbolessemovíanligeramente.Segúnelhombredeltiempo,seesperabanlluvias.Peroelcalorallídentro…erainsoportable.

Caminépesadamenteporelpasillosinhacerruido,peromispiesnoeranlosúnicosquevagabanporallí.Habíaunmontónde estudiantesyendoyviniendo, de aquípara allá, chocandoconmishombrosaccidentalmente,mezclándoseenelalborotoqueellosprovocabanconelestruendode los taconesdeaguja de las chicas, que golpeaban el suelo con tanta fuerza como les era posible. Su perfume demanzanainundabatodoelpasillo,perosedisolvíaalentrarencontactoconotrosjocososolores.

Cuandoabrílapuertaparaentraraláreadepenúltimoaño,losmurmulloscesaronytodoslosojosseposaronsobremí.Fueponerunpieenelpasilloylasinquietanteseincesantesmiradasdeadmiracióndelosalumnosmepusieronnerviosa.

¿Quépasaba?Miréamialrededor.Todosmesonreíanymeadmirabancomosifueraunaheroína.Sethnoestaba

ahí,tansoloviaTomapoyadoenunadelastaquillas,aKate,consucabellorubiorizadotanperfectocomosiempre,yaKaren,asulado,conunamuecaensuslabiospintadosderojo.Ryantambiénestabaallíy,alcontrarioqueKateyKaren,nodejabadereír.Kateledioungolpeenelestómagoparahacerlocallar.

Apenasseoíaelzumbidodeunamosca.Todoelmundoestabaensilencio.Lagentememirabaconrostrosasombrados.Mequedéenshock.

—¡Asombroso,Hannah!—exclamóunapersonaquenoalcancéaver—.Nosabíaquepracticarasboxeo.

Notardéendarmecuentadeloquehablaban.Seth.—Nolohago—respondí.Mivozsonabaagudayasustada.Laspiernasme temblaban.Alcé lavistaparamiraral fondodel

pasilloydescubrídequiéneralavoz:Sarah.Sucabellopelirrojolahacíaresaltarentrelosestudiantesy,enesemomentoenconcreto,graciasalaluzdelinstituto,sumelenabrillabaconmásintensidadysunarizpecosaparecíamáspequeñayfina.Llevabaunablusablancayestabacruzadadebrazosmientras

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mesonreía.Seríalaúnica,porqueKatenosonreía,yahoratampocolohacíaRyan.Dehecho,parecíanmolestos.BusquéaCaraentrelamultitud.Estabanerviosaylasaxilasylasmanosmeempezabanasudar.No

megustabaserelcentrodeatención.Mepusedepuntillasparabuscarla,peronoestabaallí.—OyeHannah,tienesqueenseñarmecómodarunbuengolpe—gritóunavozmasculina.Algunosasintieron,gritandoconemoción.—No…Nosédequéhabláis—contestérápidamente.Varias personas tenían los móviles en las manos y murmuraban cosas como si debería entrar al

equipodeboxeoolobuenaqueeradandogolpesaloschicos.Porunapartemehalagaban,pero,porotra,noqueríaquenadieseenteraradeloquehabíasucedidoenelcafépordosrazones:mimadreyCara.

—Esevídeoesfalso,nosoyyo—meadelantéadecir.EsperabasonarconvincenteeintentarsalvarlapocareputacióndeSeth.Peronadieparecíacreerme;sabíaqueeralaexplicaciónmástontaquehabíadadoenmivida,peroestabatannerviosaquenosabíaquéinventarmeparaocultarlotodo.Mimadrememataría,estabasegura.Siesevídeosehabíavueltoviralenelinstituto,noqueríaimaginarquépasaríasialguienlosubíaaFacebookoaYouTube,siesquetodavíanolohabíanhecho.

—Yonotengoesafuerzasobrehumana—dijeenunúltimointento.Observé sus rostros confusos. El pasillo no tardó en estallar en murmullos que, poco después,

pasaronasercasigritosmientrasvolvíanavisualizarelvídeo.Alparecer,yaloteníantodos.Peroseme olvidaba algo: Ryan había estado allí, fue testigo de lo que pasó, y también Cara. Ellos vieronabsolutamentetodoloquesucedió.Tendríaquedecirlesalgo,darlesunarespuestacreíble.Pero¿cómoles explicaría lo sucedido? ¿Cómo les diría que fui poseída por un fantasma? Solo con pensarlo yasonabaalocura.

AsíquebusquéaRyanentrelamultitud.Losalumnosseguíancomparándomeconlachicadelvídeo.Elpasilloyanoestabaensilencio,ahorahabíavocesportodaspartes.RyanestabahablandoconKateyKaren;noparecíanfelices,sinomásbienpreocupados.Élsepercatódeque loestababuscandoymemiróconintensidad.Lesupliquéconlamirada,intentandoconvencerlodequenodijeranada,dequemesiguieralacorrienteyqueseloexplicaríatodomástardesilodeseaba.Ryannoasintió,peroalmenospareciónodecirnadaenmicontra.MicuerposerelajócuandosiguióhablandoconKate,ignorándomeolímpicamente.

Suspiréconpesadez.Todoseestabadescontrolando.Mepasélasmanosporelrostroydespuésporelcabello,desesperada.¿DóndeestabaCara?¿Estaría enfadadaconmigo?Suponíaque sí,porquenomehabíahabladoen

todoelfindesemana.¿Quélediría?Eramimejoramigaynopodíamentirle,perotampocodebíacontarlelaverdad.Nolo

entendería.—Hannah—susurróalguien.Miré a mi alrededor, pero nadie me estaba mirando. Todos estaban charlando con alguien,

concentradosensumóviloabriendolastaquillas.Medijequedebíadesermiconciencia.Teníaquedejardementiryasíviviríaenpaz.Talvez…Meencaminéhaciael aulaantesdequemehicieranmáspreguntas.Yasacaríanellos suspropias

conclusionesapartirdeloqueleshabíadicho.—Hannah—dijoalguiendenuevo,estavezmásclaro.Peroelaulaestabavacía,nohabíanadiemás

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apartedemí.Loignoré.Dejécaer lamochilaenel suelomientrasmesentabaen lasilla.Saquéelmóvily teníaunnuevo

mensaje.EraelvídeodeSeth.Seguroqueaestasalturasyaestaríaentodaslasredessocialesposibles.Gemí.Dejécaerlacabezaenlamesa,cerrélosojosymepreguntéquéseríalosiguientequepasaría,aqué

tendríaqueenfrentarmeacontinuación.Enesteaspecto,mesentíaigualqueAlex.Escuché un ruido sordo al fondo de la clase.Alguien estaba arrastrando una silla sin tomarse la

molestiade levantarla.Mesobresalté.Alguienhabíaentrado.Levanté lacabezaymeencontréconelrostromolestodeCara.

—Hola—saludé.Nome contestó. Se sentó en su pupitre y me ignoró. Su cabello negro brillaba extrañamente, lo

llevabasueltoysusojosmeevitaban,mirandohaciaotro ladoo jugandoconelpeloentresusdedosparadistraerse.

—Cara,porfavor—lerogué.Nosabíacómoseloibaaexplicar.Medebatíaentrementirleodecirlelaverdad.—Lohasconseguido,Hannah—comentósinmirarme.Sumiradaeraprofundayteníalamandíbulatensa.—¿Qué?—Fruncíelceño.Noentendíasuspalabras.Caraseguíasinmirarme,conlamiradaclavadaenalgúnsitio.Estabavisiblementemolesta.—Felicidades.—Sonabasarcástica.—Cara…—Siempre lo has querido, ¿no?—volvió a hablar.Esta vez lo hizo en unmurmullo, todavíamás

furiosa.—Cara,nosédequéhablas—respondísinapartarlavistadeella.Su rostro seguía inmóvil. De repente, desvió la mirada y sus ojos azules me observaron con

expectación.—Notehagaslavíctima.Misojosseabrieronporelasombro.—Nosédequéhablas—insistí.—Teconsiderabamiamiga.—Sentíunpinchazoenelcorazónaloíraquellaspalabras.Sutonode

vozeraindiferenteysurechazomedolió.¡Erasuamiga!«Unaamiganomienteaotra»,merecriminómiconciencia.—¡Soytuamiga!—exclaméconvozdolida.Nolohabíanotado,perollevabaloslabiospintadosdeunrojoextravaganteymuyseductor.—Sí, claro.—Percibí sarcasmo en su voz. Cruzó los brazos sobre lamesa y de nuevo evitómi

mirada.Teníaquepensarenalgo.—Vale,sí,¡golpeéaSeth!¡Peronoporloquetúcrees!—espetélevantandolasmanosenelaireen

formaderendición.Seloibaacontar.Loharía,perosoloporella—.Ysobreloqueheconseguidoyloquesiemprehequerido,nosédequéhablas—insistí.

—Siemprehasqueridoserpopular,pero¿porquésiguesaSeth?¡¿Quétehahecho?!—exclamócon

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furia.Apretólospuños.Sumandíbulaseguíatensa.—Yonoqueríaser«popular».—Hiceunascomillasconlosdedospararemarcarestaúltimapalabra

—.YsobreSeth…noestoysiguiéndolo.Peroesquemegastóunabromamuypesaday…estabafuriosa.Esoestodo.

«Mentirosa».—¿Québroma?—preguntó.Dudé.—Bueno,telovoyadecir,peronopuedescontárseloanadie,¿deacuerdo?—Meacerquéaellay

Caraasintiócon interés,prestándometodasuatención—.Mehizouna llamadademuymalgusto.Meamenazóparaquedejaradeseguirlo,cosaquenuncahehecho—mentí.

—¿Élteamenazó?—Susojosseabrierondeparenpar.—Sí,perofueunabroma—dijeantesdequelomalinterpretaraytodosevolvieraavenirabajopor

miculpa.—Perotúnoeresagresiva—mecontradijo.—Esquememolestómuchísimoyactuésinpensar.—¿Y por qué nome lo contaste antes? Todo esto se habría evitado—dijo poniendo los ojos en

blanco.—Losé.Perdón.Eltimbresonóylaclasesellenódealumnos.SarahentródetrásdeKaren;ambassereían,comosi

les hubieran contado un buen chiste. Luego entró Tom; como siempre, destacaba su cabello castañoondulado,perotambiénsusojoscaídosycansados.Nadiesabíasiestabaenfermooquélepasaba.Lasojeraserancadavezmásvisiblesy,aunqueenelinstitutohacíacalor,llevabaunatremendachaquetadecuero negra y una bufanda del mismo color en su cuello. En cuanto estornudaba, todo el mundo sealejaba.Pobrechico.

Yluegoentrómipesadilla.Ycómono,sesentójustoamilado.—Hola,Hannah—mesaludóehizoungestoconlacabeza.—Ho…—Antes de que pudiera contestar, me interrumpió un fuerte alarido. Tom estornudó de

nuevo,estavezconmásfuerza.Pequeñasgotasdesusalivacayeronenmimesa.Mequedémirándolasfijamente,peronodijenada.

—Losiento—sedisculpóTom,ylimpiómimesaconlamangadesuchaqueta.—Nohayproblema.Losalumnosseguíanentrandoconlasmochilascolgadasdesushombrosoconelmóvilenlamano.¿DóndeestabaKate?¿Nosesuponíaqueíbamosalamismaclase?¿YRyan?¿Dóndeestaban?MegirédenuevoparabuscarelrostrodeCara.—¿Estoyperdonada?—Aúnno.—¿Yqué pasó cuando quemastemi camisa favorita?—dije, y le recordé lo que había pasado el

veranodelañoanterior.Ellanegóconlacabeza,tratandodenoreír.—Deacuerdo,estásperdonada—dijoconunamediasonrisa.Asentíconunaalegríaenorme.Pero

fueunaeuforiaefímeraquesefueenseguida.—Hannah—mellamólaprofesora.Estabadetrásdemí.¿Yahabíaempezadolaclase?Megiré.LaprofesoradeFísicamemirabadeformaacusadora.Susgafasparecíanmásgrandesde

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lonormal,talvezporqueestabademasiadocercademí.Losalumnosguardaronsilencio.—¿Sí?—pregunté.—Ladirectoraquierequevayasasudespacho.—¿Qué?Laclaseestallóenun«uh…».—Ahora—ordenó.Melevantédelasillaconpocasganas.Seguroqueelvídeoyahabríallegadoamanosdemimadre.

Debíadeestarmuyfuriosaparahacermeperderunaclase,ymássieraFísica.MepuselamochilaymiréaCaraconconfusión.Ellaseencogiódehombrosamododerespuesta.

Salídelaulaconpasorápidoycerrélapuertadetrásdemí.Desdeelpasillo,losmurmullosdelaclasetodavíaseoían.Caminéendirecciónaldespachodemimadre.Estavezelruidodemiszapatoseraloúnicoquemeacompañaba.

—¿Tehanpuestounaamonestación?—susurróunavozjustodetrásdemí.Mipielseerizóydiunrespingo.

Ahoguéungrito.Megiréymeencontréconunrostroconocido.Alex.—¡Novuelvasahacereso!—Legolpeéconelbrazo.—Eraunabroma—respondióconunasonrisa.¿Cómopodíaseguirsonriendoapesardetodoestecaos?—Mehasasustado.—Metoquéelpechocomosihubieratenidouninfarto.—Losiento—sedisculpó,todavíaconesasonrisa.Peroalvermirostromolesto,susemblantese

pusoserio—.¿Quépasa?—preguntóparaponersealdía.—Todoelinstitutohavistoelvídeo—leinformémientrascaminabaconpasolento.—¿Quévídeo?—Elvídeo en el que supuestamente estoygolpeandoaSeth—dijepara recordarle la pelea en la

cafetería.—Oh,mierda.—Yahoramimadrequierevermeensudespacho—añadí.—Doblemierda.Seguícaminandohaciaeldespachodeladirectorasindecirnada,yéltampoco.Supusequelosdos

estábamos bastante concentrados en nuestros pensamientos. No tenía ni idea de qué le contaría amimadre.Ellameconocíaalaperfección,nosetragaríatanfácilmentemismentiras.Tendríaquehacerlomuybienparaquemecreyera.

—Hannah,losientomucho,perotengoqueirme—dijoAlex,rompiendoelsilencio.—¿Qué?¿Adónde?—pregunté.Sedetuvoysemetiólasmanosenlosbolsillos.Yotambiénmedetuve.Noséporqué,peroenese

momentopenséenlolimpioquesiempreestabaAlex,aunqueyanosepudieraduchar.Nisiquieraolíamalninadaporelestilo.Parecía,másbien,queacabaradesalirdeunasesióndefotos.

—Despuésteloexplicaré.—Vale.—No insistí. Sabía que me lo contaría, ambos confiábamos en el otro. O, al menos, yo

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confiabaenélyesperabaqueélconfiaseenmí.Alexdesapareciósindejarrastro.Yovolvíacaminarporelpasilloconpasomáslento,sufriendoun

amagodeinfarto.Deseaba que las continuas discusiones con mi madre terminaran, ni ella ni yo merecíamos esto.

NuestrarelaciónhabíasidoperfectahastaquelosCrowellaparecieronennuestrasvidas.George. Él era un tipo agradable, aunque podía ser intimidante cuando quería. Su presencia y su

fluidezalhablarmeponíande losnervios,mehacíansentir inferiorcuandoestabaconél;aunasí,enciertomodo,eraagradable.YluegoestabaAlex.Eraguapoydivertido.Susonrisabrillanteylosojosalmendrados deslumbraban a cualquiera.Y lomás importante: era un fantasma.Me habría encantadoconocerlomejorantesdequemuriera,ovolveralpasadoyadvertirledesumuerte…Peroesaopciónnoexistía.

EncuantoaRosie,eralamujermáscariñosaytiernaquehabíaconocido.Mimadrepodíallegarasercariñosa,peronotantocomoRosie.LamadredeAlexteníaesealgoquehacíaquelaquisieradeinmediato. Era extraño cuando pensaba en ello, porque nunca encontraba unmotivo coherente que loexplicara.

MepreguntabasiRosietendríaotrohijoenelfuturo,ytambiénporquéAlexerahijoúnico,sisufamiliateníatodoeldinerodelmundoparaalimentarotrasbocas.Esdecir,mimadremetuvoamíyerahijaúnicaporquemipadremuriócuandoerapequeña,ynotuvolaoportunidaddetenermáshijos.

Supuseque,despuésdetodo,mipadrenoeraunbuentipo,yaquenisiquierateníasuapellidoynosabíanadadeél.O,mejordicho,sabíamuypocascosasdeél.Mehabíancontadoquehabíamuertoenun accidente de coche y, según la versión de mi madre, iba borracho y conducía con exceso develocidad.Nosepercatódequeuntráilerseacercabaensudirección.Mipadreacabóenelotrocarrilychocóconelcamión.Findelahistoria.

También sabía que él no tenía familia, solo a nosotras dos.Así que cuandomurió, fue imposiblecontactarconparientes.Entonces,paraevitarmalosentendidosyrecuerdosdolorosos,mimadredecidiócambiarmeelapellidoymepusoelsuyo.

HannahReeve.Despuésdetodo,nopodíaquejarme.Megustabacómosonaba.Ahoraque lopensaba,mehubieragustado tenerunahermanaounhermano.Aunque, a veces,me

alegrabadeserhijaúnica.Megustabaelsilencio,latranquilidad.Pormásvueltasquelediera,losCrowellnomeparecíantanmalos.Noentendíaporquémimadre

insistíaenquemealejaradeellos.Estaba tan perdida en mis pensamientos que había pasado de largo del despacho de mi madre.

Tendríaquehabergiradoa laderechaunpasilloantes,perohabía tantosqueera fácilperdersesinoconocíaselinstituto.Eracomounlaberinto.

Ibaadarlavueltayregresaralpasilloanteriorcuandoescuchéunosmurmullos.Avancéconpasomáslentohacialasvoces.

Losmurmullossehacíanmásclarosamedidaquemeaproximaba.Miszapatoshacíanruido,asíqueenunmovimientorápido,melosquitéymequedéencalcetines.Quéridiculez.

Guardé los zapatos en lamochila. Como no quería hacer ruido, ni siquiera cerré lamochila.Noqueríaquemedescubrieran.

Missospechasempezaronatomarformacuandomicerebrojuntólaspiezasdelrompecabezas.KateyRyannohabíanentradoenclaseytodoslosdemássí,asíque…¿quiénmáspodríaser?

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Bien,cerebro.UnpuntoparaHannah.Nodoblélaesquinadelpasilloparaevitarservista.Ahoralosmurmulloseranmuchomásnítidos.—¿Cómoestás?—preguntóunavozmasculina.Intentéasomarmeligeramenteparamirarunpoco.—Mal…Nopuedoseguirconesto—respondióunachica.EralavozchillonaeirritantedeKate.Micerebronotardóenponerlenombrealchico:eralavozgraveycautelosadeRyan.¿Quéhacían allí juntos? ¿Y la chicade la cafetería? ¿Quéhabíapasado con la chicay su rosado

escote?—¿Conqué?—Hubounsilencioyluegounsuspiro.Cuandohablaban,lohacíanensusurrosynolograbaescucharalaperfecciónloquedecían.Además,

elvientoquesoplabaconfuerzaenelexteriorapaciguabasusvoces.Mequedépegadaenlapared,tratandodenohacerruido.—ConlodeAlex.Nopuedo—susurróKatecondolor.Sonabatancreíblequehastalacompadecía

porsutonodevoz.—Kate…—dijoRyanconvozcontundente,pronunciandosunombrecomosifueseunaoración.Kategimióysellevólasmanosalrostroparaocultarlo.—Venaquí.Yoloarreglaré.Asoméunpocomáslacabezaylaescenaquepresenciéfueincreíble.Ycuandodigoincreíble,merefieroarealmenteincreíble.Ryan se movió para quedar frente a Kate. No dejó ni un mínimo espacio entre ellos. La tenía

acorraladaconsusbrazosmusculosos,rodeándolayprotegiéndoladelexterior.Susrespiracioneseranagitadas.LoslabiosdeRyanbuscaronlosdeellacuandocerrólosojos.Katesequedóinmóvilcuandoéllabesóconunadesesperaciónapasionada.

Uh…AAlexnolegustaríaesto.DospuntosparaHannah.Sindarmecuenta,mequedéobservandolaincómodaescena.Ryanmoviólasmanosporelcuerpode

Katehastasituarlasensucintura.Nodejabadebesarla;suslabiossemovíanaunritmofrenético,llenosdedeseo.Katerespirabacondificultad,supechosubíaybajaba.Alprincipioellaparecíatensa,perodespuéssusmanosysucuerpocedieron.Alcabodeunossegundos,ycuandoRyanprofundizótodavíamáselbeso,ellalerodeóelcuelloyconunamanoleacaricióelcabello.

Ryanhizounapausapararelamerseloslabiosymirarlaa losojos,yluegosiguióbesandoaKateconunadesenfrenadaexcitación.

Mesentíacomounaintrusa.Estoerademasiadoíntimo.RyanacaricióelcuerpodeKatepordebajodesudelgadablusayellareaccionóenunmovimiento

incómodo,comosiquisierazafarsedesuagarre,peronodejarondebesarse.ViaKatemorderellabiodeRyan.

Élinsistiódenuevo,moviendolasmanosmásrápidohaciasuspechos.Katediounbrinco,asustada.¿Porquéparecíatansorprendida?Seguroqueyaselohabíanhechoantes.KateempujósuavementeaRyanparasepararsedeélytomóvariasbocanadasdeaire.—Estonovaaayudar—dijoKateconvozagitada.Ryannosemolestó,alcontrario,sonreía.—Puedohacerlomejor—respondióconpicardía,levantandounadesusdelgadascejas.Ella negó con la cabezamientras se acomodaba la blusa. Cuando vio que Ryan le prestabamás

atenciónasuescotequeaella,Katesecruzódebrazosyfingióestarofendida.

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—Ryan,porDios,esachicaacabarásufriendo.Noquieroseguirmetidaenesto.Suspiróyasintió,recuperandolacompostura.—Yotampoco.—Ryansecruzódebrazos.Ahorahablabaenserio,ymesorprendió.Suseriedadera

bruta.Parecíaenfadado,peronoloestaba.ElrostrodeKateestabapálido.Nuncalahabíavistotanpreocupada.—¿Quévamosahacer?—preguntóella.—Hannahnodebesaberlo—dijoRyanhaciendounamueca.Mesobresaltécuandomencionaronminombre.Lasangresemeacumulóenelrostro.Unescalofrío

inquietantemerecorriótodoelcuerpo,comosimehubieseninyectadounaextrañasustancia.Uncalorintensomeinvadió.Nopodíacreerloqueestabandiciendo.AcababandemencionarelnombredeAlexyelmío.Lapielsemepusodegallina.

—Hayquedecirlelaverdad—dijoKatecondesesperación.Se rascó lanucay sumirada semovió intranquilapor todoelpasillo.Seguramentepresentíaque

alguien losobservaba.Meocultédenuevorápidamente tras laesquina. Inclusoaguanté la respiraciónparaquenohubieraningúnruido.

—¿Estásloca?¡No!—¡Ryan!¡Hannahestáinvestigando!—exclamóconfrustración.Measomédenuevo,perounpoco

menosqueantes.Noqueríaquemedescubrieran.Elairequehabíaacumuladoenlospulmonesqueríasalirdemipecho,asíquelosoltépocoapoco,delamaneramássilenciosaquepude—.Sabesmuybienlopeligrosaquepuedeserunapersonaquepiensa.

—Eh,tranquila.Haremosloquehagafalta.—Intentabamantenerelcontroldelasituación—.¿Cómosabesqueestá investigando?—Ryanseacercóy leacarició lasmejillascondelicadeza.LosojosdeKatesellenarondelágrimas.

—Estáhaciendopreguntas.Meestásiguiendo…Nos está siguiendo—secorrigió.Una lágrimasedeslizóporsumejillayRyanlalimpióconeldedo.

—Tranquila,cariño—lesusurró.Ellarompióallorar.Oh,Diosmío,¡KateyRyanerannovios!Claro,¿cómonohabíacaídoantes?Pero¿dequéestaban

hablando?—Sethmecontólodelacafetería,lodelallamada…todo—dijoKate—.Éltambiéntienemiedo.

Caramedijoqueleenvióunanotaamenazándola,peroellanolehacomentadonada,aunquesospechaquelepidióelcuadernoparacomprobarlasimilituddelasletrasyeltipodepapel.Noséquésabedemíode ti.—Cogióaire—.PeroHannahseestáacercandoy lodescubrirá todo,Ryan,escuestióndetiempo.Tenemosquehaceralgo,debemosdecírseloantesdequelasituaciónempeore.Novaaparar…

Ryanmiróhaciaeltecho,comosilarespuestaatodossusproblemasestuvieraescritaallíarriba.—Deberíamosreunirnos.Seth,Cara,Karen,Sarah,túyyo.—Losnombróatodosmientraslimpiaba

laslágrimasdeKateamedidaqueibancayendo—.NuestrasversionesdebencoincidirlapróximavezqueHannahpreguntealgo.Pensaremosunplanylaobligaremosaabandonartodoesto.

TraguésalivayobservéaKate.Ella asintió, estaba de acuerdo con la propuesta deRyan.Ni siquiera podía hablar, no dejaba de

llorar.Nuncalahabíavistoasí.Rota.—Tequiero,Kate.Estoacabarápronto,teloprometo—aseguróRyan.Sus ojos reflejaban sinceridad.Era imposible quemintiera cuando su cuerpo temblaba al verla o

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cuandosemoríaporbesarlaintensamenteparasentirlaentresusbrazos.Estabaenamorado.Talvezeraunholgazán,yunchicodemasiadoaficionadoal alcohol los finesde semana,ypuedeque sacase laspeoresnotasdetodoel institutoysiempretuvieseproblemasconlapolicía,peroporKate…haríaloquefuera.Loharíasindudarloosinqueellaselopidiera.Porqueeraella,yellalomerecíatodo.

—¿DóndeestáSeth?—Ibaa reunirseconella—balbucióKate.Apenasentendía loquedecía.Suvozgimoteabacomo

unaniñapequeñaysuspalabrasseentrecortaban.¿Quiénera«ella»?—HablaréconSeth.Esperaunminuto,cariño.—Mesentíunpocomalporcómolehablaba.Decidí

quenoselocontaríaaAlex.Deestonoseenteraríapormí.Podía imaginar el dolor queAlex sentiría cuando le dijera queKate estaba saliendo con alguien

desde(suponía)hacíamuchotiempo,muchoantesdequeestuvieraconél.Noqueríaserlacausantedeesedolor,noibaaserlamaladelapelícula.SiAlexseguíaamandoaKate,sumundosevendríaabajocuandolosupieray todas lasesperanzasdeencontrarasuasesinoseesfumarían.PorquesuponíaqueKateeraloquemotivabaaAlexparaquererdescubrirasuasesino.

EraelefectoKate.Ryansacósumóvildelbolsillo.Katesuspiróyvolvióagimotear.—¿Seth?—dijoRyan, con elmóvil pegado a la oreja.Hubo un silencio y luego él asintió—.Es

Hannah,debemosreunirnos.¿Estásconella?—Hubootrapausa.Trasunpardesegundos,élvolvióahablar—. El viernes… Sí… Perfecto… Yo me encargo de avisarlos… Seth… No… No, no tepreocupes.Estáconmigo…Bien,elviernesentucasa.¿Alascuatro?Perfecto.—Yluegocolgó.

—¿Quéhadicho?—preguntóKatemientrassesecabalaslágrimas,quenodejabandebrotar.—Elviernesalascuatroensucasa.Algocayóalsuelocausandoungranestruendo.Probablementealguienhabíatiradounasillaenalgún

aulasinquerer.Elruidollegóhastaallí,haciendoeco.RyanyKatesesobresaltaronysusojosbuscaronporlospasilloslaprocedenciadeaquelsonido.Yallíestabayo.

¡Maldición!¡Mehabíanvisto!—¡Oye,tú!—gritóRyan.Mispiessemovierontanrápidocomopudieron.Corrísinmiraratrás.Sidejabaquemevieranla

cara,medelataríayosola.Graciasalaadrenalina,nomepercatédelofríoqueestabaelsuelo.GiréporelpasillodondeestabaeldespachodeDirecciónycorrícomounrayo.

Entrédentroycerrélapuertadeunportazo.—¿Quéesesealboroto?—preguntómimadre,queestabadeespaldas,trabajandoenelordenador.—Losiento.Soyyo—respondíconvozagitada.Segiróenlasillayfruncióelceño.—¿Porquévasdescalza?Memirélospies.Seguíaconloscalcetinespuestosyconloszapatosguardadosenlamochila.Maldición.—Estabaapuntodeempezarunpartido—mentí—,ymehandichoquemehabíasllamado.Asintió.—Sí,peroantesdeempezarponteloszapatosocogerásunresfriado.Sin decir nada y conmovimientos bruscos y apresurados,me aventuré a buscar los zapatos en la

mochila,lossaquédeuntirónymelospuse.

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—¿Estásenfadada?—meapresuréapreguntar.—Bastante—selimitóadecir—.Siéntate.—Noeraunasugerencia,sinounaorden.Paranoenfadarlatodavíamás,mesentéenlasillaquemeseñalaba.—Supongoquehabrásvistoelvídeo…—dijeenunsusurro.«EncasadeSeth.Alascuatro.Noloolvides.Alascuatro.CasadeSeth».Unareunión,¿paraqué?

¿Dequéquerríanhablar?Teníaquecolarmecomofuera.Nomeexplicabacómoeraposiblequetodosestuvieranmetidosenel ajo,niporquéestaban tanpreocupadospormi supuesta investigaciónyquedescubrieraalgo.

—¿Hannah?¿Meestásescuchando?—Mimadremovióunamanofrenteamirostroparadevolvermealarealidad.

—¿Qué?—pregunté—. ¡Sí! ¡Sí!—dije, fingiendo haberla escuchado después de que me miraseenfadada.

Volvióanegarconlacabeza,desaprobandomiactitudymidistracción.Seacomodóunmechóndepelotraslaoreja.

—¡Suficiente!—explotó—.Explícamequépasó.Yquierounamuybuenajustificación.—Sí.Bueno,yo…—Penséenunaexcusa,perono semeocurríanada.Abrí labocaparahablar,

peronodijenada.—¡¿Quélehashechoamihija?!—meinterrumpió.Suinterrogantemesorprendió.¿Dequéhablaba?Yoerasuhija.—Mamá…¿Quéquieresdecir?¡Soyyo!¡Hannah!¡Tuhija!—Mihijanomentiría.—Mamá…Luegomemirócomosinomereconociera,comosifueraunapersonadistinta.—Mihijanosepelearíaasíenunlugarpúblico,mihijaacataríamisreglas—dijo—.Mihijame

respetaría,seguiríaunosvaloresydaríaejemplodelabuenaeducaciónqueharecibido.—Terespeto,mamá—susurré.—¡Déjamehablar,Hannah!—megritóydioungolpeenelescritorio.Mesobresaltéyabrílosojos,sorprendida.Peronodijenada.Porprimeravez,mimadremedaba

miedo.Estabafuriosa,dolidayfrustrada.—Mamá,escúchame…—Amihijanolepondríanunaamonestación—balbució.Lavozseleentrecortaba.Ignorabaloque

yodecía.Susojossellenarondelágrimas.Mehundíenelasiento,esperandounbofetónporsuparteoalgoquelaaliviaradeaquellarabiaquellevabadentro—.TúnoeresmiHannah,¡devuélvemeamihija!—chilló.

—Mamá…—Mivoztambiénsequebró.Sumiradahizoquetodomimundosedesmoronaraenunsegundo.Suspalabrassemeclavarondirectamenteenelcorazón.Yonopodíaser lacausantedeesedolor,nomepermitiríaellujodehacersufriraalguienquenolomerecía.

—Elvídeoesfalso—mentí.Mimadreserio.Nomecreía,estabaclaro.—Estáscastigada,dametumóvil.—¡¿Qué?!No,nolohagas,porfavor—supliquémientrasaplastabamimochilacontramicuerpo.—Dámelo—sentenció,estirandosubrazoparaqueleentregaseelteléfono.—¿Noconfíasenmí?—repliquémientrasunalágrimasedeslizabapormimejilla.

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—Esquesetrataprecisamentedelaconfianza,Hannah.Mehasengañado.Laconfianzasesustentaenlasinceridad,elafecto,lademostración,ytúnohashechonadadeeso.

—Nolohagas—roguéentrelágrimas.Alverquemissúplicasnoservíandenada,meresignéyledielmóvil.

—Nosaldrásduranteunmes—anunció.¡No!¡Elviernesalascuatro!¡No!¡Loibaaarruinar!—¡Nopuedescastigarmeporeso!—grité.—Sípuedo.Soytumadre—dijoconamargura.Teníarazón.Podíahacerlo,¡peronodebía!¡Noerajusto!Misangrehervía.Melevantédelasillaylaempujélejosdemí.—¿Quieressaberdóndeestátuhija?¡Puesestasoyyo!¡EstaeslaverdaderaHannah!—Cálmate,Hannah—susurróunavozmasculina.Miréhacialaderecha,dedondeprocedíalavoz.EraAlex.¿Cuántotiempollevabaallí?Mimadreniseinmutó.—Deacuerdo,vete—meordenó.Medilavueltaensilencio.—Espera—mellamócuandoestabafrentealapuerta.Antesdegirarmemelimpiélaslágrimascon

lamangadelablusa.Nollorabapordebilidad,sinoporenfadoyrabia.Yesoeraloquemásdolía.Megirédemalagana—.Dametusllaves.

—¡Mamá!¡Teestáspasando!¡Esinjusto!—¿Tú hablando de justicia?—Me señaló con el dedo índice—. PorDios, ¡esto debe de ser una

broma!—exclamó—.Hedichoquemedestusllaves.Algúndíaloentenderás.Abrílamochilaconfuerza,introdujelamanoysaquémillavero.Estabatanmolestaque…—Nolohagas…—susurróAlexdemasiadotarde.Levanté lamano con las llaves y las lancé contra la pared.El llavero chocóy cayó al suelo.Mi

madrechilló,asombrada.Susojosseabrieronalmáximo.—¡Hannah!—exclamó.—¡Teodio!—legrité.—¡Hannah!¡Vuelveaquí!Pero ya estaba de camino a la puerta.Giré el pomo con toda la rabia delmundo y salí comoun

cohete.Porsupuesto,cerrédeunportazo.Despuésdeeso,seríandosmesesdecastigoenlugardeuno.

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Capítulo16

Eramiércoles y estaba encerrada enmihabitación.Llevabadosdías sinmóvil, sin televisióny sinsalir a la calle. Ni siquiera me había dignado a bajar a comer mientras mi madre estuviera en elcomedor; mi orgullo estaba por encima de todo en estos momentos. Verla sería muy tenso y eratotalmenteinnecesario.Sesuponíaqueyoeralavíctima,asíqueesperaríaunadisculpaporsuparte.Elcastigonohabíasidodemasiadojusto,dadaslascircunstancias.

Lasvisitasestabanprohibidas:niCara,niSam—unachiquillaconpecasdeonceañosquevivíaaunascuantascasasdelamía—podíanveniraverme,ymuchomenosRosie.Sintelevisión,sinteléfonomóvil,sininternetysinnada.Elcastigonoselevantabanisiquieraparairalabibliotecaoparahacerun trabajo con alguien.Era como si estuviera presa.Nome encontraba a gusto en ningún lugar ymepreocupabanopoderseguirinvestigando.Aestepasonoaveriguaríanada.Desdeelcastigo,mirutinahabía sido ir al instituto conmimadre, volver a casa con ella y pasar horas tumbada en la cama operdiendoeltiempoencosasinútiles,comocontemplareltechodemihabitación.

Pero no todo era malo. Había un montón de libros viejos en el ático, libros de autores que noconocía. Y como ahora tenía mucho tiempo libre, opté por ponerme al día. Los libros aliviaban midesesperación y me ayudaban a evadirme de la realidad y a dejar de lado por unos minutos losproblemasyelcaosenelquemehabíasumido.

Estabaapuntodecerrarellibroquehabíaestadoleyendodesdeeldíaanterior,peromedicuentadeque el marcapáginas no estaba donde lo había dejado. Lo había puesto en el escritorio junto alordenador,peronohabíani rastrodeél.Lobusquédebajode lacama,porsi sehabíacaídoohabíavoladoconelaire,peroantesdecerrarel libroydejarloencimade lacolcha,procurémemorizar lapáginaporlaqueiba.

Página215.Debajodelacamanohabíanada,nienlamesitadenocheniningúnlugaralavista.Simplementeno

estaba.Mifrustraciónporelencierroypornoencontrarelmalditomarcapáginasmellevaronautilizarunrecursoinesperado:uncalcetín.

Locogíylopuseenlapáginapara,ahorasí,cerrarellibroyvolveradejarlojuntoalosdemás.Toméotro: erade tapaduray tenía la cubierta roja.Estabacubiertodepolvo.Habíaunapilade

librosdeesemismoformatoycolor,asíquetalvezpodíatratarsedeunaenciclopedia.Abríeltomoyelpolvoviajóhastaminariz.Nopudeevitarempezaratoser.

Laprimerapáginaestabaenblancoy las siguientes estaban llenasdemapasconnombres rarosy

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poco conocidos. Ojeé cada página con la esperanza de encontrar algo interesante, pero el libro noparecía cooperar. Solo había imágenes de estados o islas que nunca había visto o conocido. Sinpensarlo,locerréylodevolvíasupila.

Accidentalmente,ellibrocayóalsuelo.Seoyóungranestruendoportodalahabitación.Hiceunamuecadeterror.Melevantédelacamaparaverquéhabíapasadoyviqueellibroestabaenelsuelo,abierto.

Mesorprendí.Noeraunmapaloqueviestavez,sinounaimagen.Toméellibroentremismanosycomprobéqueeraunafotografíaantigua.Eraencolor,sinembargo.Elpapelestabamaltratado,perolaimageneraclara.Noformabapartedellibro,sinoqueestabaguardadaentrepáginas.

—Hola.DiunrespingocuandoescuchélavozdeAlex.—¿Algúndíadejarásdeasustarmedeesaforma?—Mellevélamanoalpecho,asustada—.¿Podrías

llamaralapuerta?¿Olaventana,talvez?—dijeentonomolesto,aunquebromeando.Últimamente, Alex entraba por la ventana sin demasiado esfuerzo. ¿Es que además de fantasma

tambiéneraelhombrearaña?Escondílafotografíadebajodelaalmohada.NoqueríaqueAlexlavierahastaqueestuvierasegura

dequiéneralapersonaqueaparecíaenella.Talvezsetratabasimplementedeuncientíficolocoquesecolóenellibroequivocado,perosentíamuchaintriga.Meestiréyabríuncajóndelamesitadenocheparaguardarellibroenelinterior.Alexnomostrómuchointerésporloqueyohacía,estabaocupadoacabandodeentrarporlaventana.

—¿Paraquéllamaralapuertasipuedoentrarporlaventana?—Serio.—Tienessuertedeserunfantasma—dijemientrasmeincorporabaenlacama.Mesentéydoblélas

piernas,poniendolasrodillascercademipecho—.Oyomismatehubieramatadoporentrarasí.—Sitúlodices—respondióconunasonrisa.Mesentímal.AlexnosabíaabsolutamentenadadelarelaciónentreKateyRyan,ynoqueríaseryo

quienledieraladesafortunadanoticia…perotampocoqueríaocultárselo.—¿Enquépiensas?—preguntómientrasseacercabaalacama.—En nada—dije, y traté de fingir una sonrisa.Alex negó con la cabeza.Necesitaba cambiar de

tema, así queme aclaré la garganta—: ¡Eh! ¿Tú no piensas ducharte o algo así?Hueles horrible—bromeéymereí.

—¡Oye,estoymuerto!¿Cómosesuponequedeberíaoler?—mesiguiólacorriente.Tomóuncojínymelolanzócondelicadeza.Yointentécubrirmemientrasmereía.

Alexyyohabíamosestadohablando losúltimosdías.Mecontósusmejores recuerdos,porsi losllegabaaolvidar.DijoquesurecuerdofavoritoeracuandosereuníaconsusfamiliaresenNocheBuena.Tambiénteníaalgunosprimosytíosqueacudíanalacelebración,perocuandocumpliólosnueveaños,nuncavolvieronavisitarlo.Eracomosilatierraseloshubieratragado.

Mecontóquécosaslehubieragustadohacersisiguieravivo,comoiraunpartidodefútbol,oalgotansimplecomopasarelratojugandoconsusamigosavideojuegosocaminarporelparquejuntoasumadre.Inclusodecíaqueextrañabaelestrésdelinstituto.

—Estáspensativaotravez—insistió.Meremovíenlacama.—Estabapensandoensalirdeaquí.—Peroestáscastigada.

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—Losé.Memiró.—¿Quéeseso?—dijo,ymisojosnopudieronevitarmirarsuslabios.—¿Quéesqué?—Eso.—Señalóhaciaelescritorio.—Ah,eso.Esunlibro—respondí.—Yaséqueesunlibro.—Seofendió—.Pero¡noescualquierlibro!—¿Loconoces?—pregunté.Melevantéylepaséellibrodetapasazules.Susojosbrillabancomo

unniñoconsuprimerjuguete.—PorDios,esmilibrofavorito—dijoconentusiasmo.Susojosnodejabandebrillar.—¿Tegustaleer?—Nomeloesperaba.—Meencanta.—¿Yese librodequiénes?—preguntécon interésalvercómomirabacadapáginadel librocon

emoción.—EsdeAllanPoe.—¿Quién?—Fruncíelceño.—EdgarAllanPoe—repitiósinprestarmemuchaatención.—¿Quélibroes?—Enrealidadnoesunlibroensí…—explicóentusiasmado—.Esunarecopilacióndesuscuentosy

poemas.Tienesqueleerlo.Susescritossoncortos,peromuy,muybuenos.—Oh.Nuncahabíaoídohablardeél.—Miraesto,esunaediciónespecial.Alguienconmuchodineropagóporesteejemplar.—Mirabael

libroconsorpresa,examinandocadapartedeél,girándoloyobservándolodesdedistintosángulos.—Pues…—Dudésimencionarlodelafotografíaono.—¿Quépasa?—Despególamiradadellibroparaobservarmeconatención.Hiceunamueca.Nadadesecretos.—Habíaunafotografíaentrelaspáginasdeunodeesoslibros.—Señalélapila.—¿Unafotografía?—preguntó.—Sí.—Retirélaalmohadaparadejaraldescubiertolafotografíaquehabíaescondido.Selamostré.

Éllacogióyfruncióelceñodeinmediato.—¿Eric?—preguntóextrañado,mirandolafotografía.—¿Eric?—repetíintrigada.¿Eric?¿Quiénera?¿Unescritorfamoso?¿Unartista?¿Unactor?¿Uncantante?—Sí.EricCrowell.—Hizounapausaysusojosseposaronsobrelosmíos—.Esmitío,elhermano

demipadre—añadió.—¿Cómo?—tartamudeé.Abrílabocadeparenpar.¿EricCrowell?¿Enserio?¿Quédemonioshacíaunafotografíasuyaenmicasa?—Esmi tío—repitió—.Murióhaceunmontóndeaños.—Mirabalafotografíaconcuriosidad—.

¿Dóndedicesqueestaba?—preguntómientrasledabalavueltaalafotografía.—Enunlibro.¿Hasdichoquemurió?—pregunté.—Técnicamente, sí—murmuró. Entrecerró los ojos mientras intentaba leer unas pequeñas letras

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negrasquehabíaenelreversodelaimagen.Apretabaelpapelcondelicadeza,sinmaltratarlapocatintaquetenía.Debíadellevarmuchosañosahíguardada.

—¿Técnicamente?—preguntéhaciendounamueca.CrucélaspiernassobrelacamaparaestarmáscómodayprestarmásatenciónaAlex.

—Esunalargahistoria.—Dejólafotografíaamilado.LacogíyanalicélassimilitudesquehabíaentreAlexyelhombredelaimagen.

Enrealidad,eranmuydiferentes.Alexteníalosojosdeuncolorcarameloconalgunostoquesmásoscuros,yEricno.Élteníalosojosdeunazulprofundo,tanprofundosymisteriososcomoelmar.Susojosbrillantesyredondosmirabandirectamenteacámara.Teníaunasonrisatanimpecablequepodríaserladeunactoroladeunmodelo,incluso.Erajovenymuyguapo,peronotantocomoAlex.Quierodecir,noeratanjovencomoAlex.Ericprácticamentedoblabasuedad.Enelmomentodelafotografíatalveztuvieraunostreintaycinco.

Observésusrasgos.Sus labioscarnosossecurvabanenunapequeñayatractivasonrisaquehacíaque sus dientes blancos resplandecieran. Eric tenía el cabello negro y brillante y lo llevaba peinadohaciaatrás;Alex,encambio,lollevabasiemprealborotadoysucabelloeramásbiencastaño.

Ericerajoven,sí,aunquedebajodesusojosyaseapreciabanunasdelgadasyfinasarrugas,aligualque en la frente.Pero esono lo envejecía, sinoquemásbien ledaba ese toquedemasculinidadqueresulta tan atractivo a las mujeres. En cuanto a la constitución física, Alex estaba extremadamentedelgadoencomparaciónconél.Ericestabaenformay teníaunosmúsculos trabajadosy, juntoconeltrajenegroysucorbata,resultabatodavíamásmasculino.Aunqueesosí,teníalamismapresenciaqueGeorge,ysuposturademostrabaautoridadypoder.Sinembargo,esasonrisabrillante…ocultabaalgo.

Pero no encontraba muchas similitudes con Alex: no tenían ni las mismas cejas, ni las mismaspestañas,nimuchomenoslosmismospómulos.Erantotalmentedistintos.AunqueGeorgesíseparecíamásaEricqueAlex.Teníanelmismocolordeojos,lamismamiradapenetranteymisteriosay,sobretodo,lamismaformadedemostrarseguridadydominiosobrelaspersonas.

—EricveníaacasacadaNavidadytambiénpornuestroscumpleaños.Lorecordaba,AlexmehabíacomentadoquelasmejoresNavidadesdesuvidafueronlasquehabía

celebradoconsusfamiliares.—¿Yquépasódespués?—pregunté,intrigada.Mellevéundedoalabocaymemordíunauña.—Comoteconté,élymisotrostíosdesaparecierondenuestrasvidas.Fuederepente.UnaNavidad

estabanreunidosconnosotrosy,alasiguiente,nadamássesupodeellos.—¿Nada?—meaventuréapreguntar.Élnegó.—No.Fuemuyextraño.—Tragósaliva—.MispadresmedijeronquemitíaCarolinehabíadejado

elpaísportemasdenegociosynuncalavolvíaver.Hastahaceunosaños.—¿Caroline? —pregunté. Su nombre me resultaba familiar, me recordaba a alguien. Pero

rápidamentedesechélaidea,yonoconocíaaningunaCaroline.—Sí,eslahermanademipadre,erandoshombresydosmujeres—aclaró.George,Eric,Caroliney…¿quiénmás?—¿Quiéneralaotra?—preguntéconcuriosidad.Miuñaeracadavezmáspequeña.—Hayquetenerencuentavariascosas:númerouno,aellanolaconocímucho.Númerodos,nunca

estabaconnosotros.Ynúmero tres, no asistía a las reuniones familiaresynopermitíaque suhija sepusieraencontactoconnosotros.—Levantólosdedosconcadaunadesusenumeraciones—.Eramuy

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reservada,porloquerecuerdo—dijo.Susojosbuscaron losmíosy,cuando losencontraron, losapartó rápidamente.Sedejócaerenmi

cama y se acostó ami lado. Su peso hizo que el colchón se hundiera ligeramente.Alex se acomodóponiendolasmanosdebajodelacabeza,comosifueranunaalmohada.Sucamisetaseelevóunpocoydejóaldescubiertosuvientreplanoyblanco.Unaremarcadalíneareflejabalosincipientesabdominalesquetenía.Miboca,comomisojos,volvieronaabrirse.

Sentíquesemecaíalababaporlabarbilla.AntesdequeAlexsedieracuenta,aprovechélaocasiónparamirarlounpocomás.Teníalosojoscerrados,peronoestabadurmiendo,sinopensando.Desdeeseángulo, sus pestañas eranmás pronunciadas de lo que parecían, eran gruesas, abundantes y grandes,incluso más que las mías. Podría pestañear y ese mero gesto me cautivaría. Como las de un chicoatractivo,suscejasgruesasybienformadasmehacíansuspirar.Yluegomirésuslabios,rojos,carnososyapetecibles,adiferenciadelosdeGeorge,queeranincoloros.

PorunmomentoenvidiéaKate.Meaclarélagargantaparavolveraltema.—¿Cómosellama?—Mivozsonabaextraña.Estabanerviosa.—Rebecca.RebeccaCrowell—dijosinabrirlosojos.—Tupadreeselmayor,entonces.—Sí,Rebeccaeralasegunda,seguidaporCarolineydespuésEric.Supongoqueesoinfluyóenque

Rebeccasefueradecasatanjoven.—¿Sefuedecasa?—Sí.Sequedóembarazada,creo—respondió.Abriólosojosysuspestañasrecuperaroneltamaño

habitualdesdemiperspectiva.—¿Yquépasódespués?—preguntétodavíamásintrigada.Seguímordiéndomelasuñas.Alextomóunrespiro.—Bueno,yocreoqueeramentira.Ellateníadieciséisaños.Entonces,miabuelomurióymipadre

quedóacargodetodo.Segúntengoentendido,ellaeralaconsentidadelafamilia,asíque,cuandomiabuelomurió,ellasabíaquelascosascambiarían,asíquecogiósuscosasysefue—dijo—.Claro,nosinllevarsesupartecorrespondiente.

—Pero dices que tenía una hija y que no permitía que estuviera con vosotros. ¿Qué sucedió,entonces?—quisesaber.Volvíasubirlasrodillashastamipechoymeabracéamímisma.Elpijamahacíaquemesintieramáscómodacuandomeestiraba.

—Sí,yoacababadenacercuandoella se fue,perovolvióunosañosdespués.Cuandocumplí loscinco,ellavinoamicumpleañosymeregalóuncocheteledirigido.—Sonrióilusionado—.Yvinoconunaniña,supongoquemiprima.Peronotendríamásdetresaños,erapequeñayrubia,conunosrizosqueparecíandeoro,yerapreciosa.Mesorprendequelarecuerde,eramuypequeño.Séqueeramuychillonayencimatuvequecompartirmischucheríasconella,¿telopuedescreer?

Mereí.Élmeimitóysoltóunacarcajadaquellegóhastamisoídos.—¡Oh, tuve que compartir mis chuches enmi fiesta de cumpleaños!—Fingió dolor mientras se

llevabaunamanoalcorazón.Hizounamuecaextrañaygraciosaquemehizoreírtodavíamás.—¡Alex!—exclaméentrerisas.Cuandonoscalmamos,élcontinuó.—Poresodigoquenocreoque lodel embarazo fueraciertoporque suhijahabría tenidocasi la

mismaedadqueyo.

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—¿Rebeccatambiéndesapareció?—Sí.Erajovenyguapa,probablementesecasóconunfrancésyseolvidóporcompletodenosotros.—¡Vaya!—exclaméimpresionada—.Unfrancés.—Ynuncavolvió—concluyóconrecelo,ignorandomisorpresaporlodelfrancés.Nopudeevitarsonreír.—¿Ysuhija?—Nosesabenadadeellas.SoloséquelaRicitosdeOrorobachuchessellamabaAnna—dijo.—Oh.¿YEric?¿Caroline?¿Quépasóconellos?—Ericeramitíofavorito.Siempremetraíaregalos,golosinasocualquiercosaycadafindesemana

veníaavernos.Jugabaconmigoymecontabahistoriasincreíbles.Eraelmejor.Peroderepentedejódevenir.LatíaCarolineerabuena,aunquenoteníahijos,perosímarido,yveníandevezencuando.

—Vaya,ahoracreoquemividanoestanmala.—Suspiréymecoloquéunmechóndepelodetrásdelaoreja.

—Ericteníaunahija—dijoderepente,comosiloacabaraderecordar.—¿Y?¿Teacuerdasdeella?—Claro,teníamiedad,creoqueeraunosmesesmáspequeñaqueyo.—¿Cómosellamaba?—pregunté.Élnegóconlacabeza.—Nolorecuerdo—reconocióconvozdolida.Cerrólosojosyarrugósupequeñanariz.—¿Nolaveíasmucho?¿Tambiénteprohibíanverla?Sacudió la cabeza. Su mandíbula parecía tensa. Lo observé mientras esperaba su respuesta. Él

resoplóy,sinabrirlosojos,respondió.—No. Ella y yo éramos… ¿Cómo explicarlo? —Se movía nervioso—. Estábamos muy unidos,

éramoscomounosolo,siempreestábamosjuntos.Esextraño,peroconelpasodeltiempoheolvidadosunombre—dijoenunsusurro.

—¿Porqué?—Hannah,cuandounapersonadesaparecedetuvida,aveceslosrecuerdostambiénsevanyesmuy

difícilquevuelvan.Esdifícilrecordaraunapersonaqueyanosabesquéestáhaciendoahoramismooquépasóconella.Simplemente,cuandoteabandonan,tútambiénlosdejasir.Ylosrecuerdosbuenosymalossevan.

—¿Tambiéndesapareció?—Sí.Ellaysumadre.Sefueronsindespedirseytodossufrimosconsupérdida.EltíoEricnome

hablóenmeses,yocreíquehabíasidoculpamía;eldíaanterioryolehabíaquitadolaschuchesyellasehabía llevado un collar que me gustaba mucho. Nunca volvió. Mi tío Eric parecía desesperado yaturdido.Pasómuchotiempollorandoymipadreomimadresiempreestabanconél.Nadiemedecíaquépasaba.Ellaeraloúnicoqueyotenía,Hannah.—Suvozsequebró.Entendíporquéteníalosojoscerrados.Noqueríaquelovieralloraroconlosojosalbordedelaslágrimas.Ylorespetaba.

—¿Porquésefueron?—Nolosé.Yoteníasieteañosporaquelentonces.Tuvieronqueingresaramimadreenelhospital,

poraquellaépocasufríaataquesdepánicomuyseverosdevezencuando.Inclusotuvoquehacerterapiapsicológica. Las queríamos demasiado, su marcha fue triste. Todos estábamos dolidos.—Su voz secortó.Despuésinspiróaireporlanarizysetragóelnudoqueteníaenlagarganta.Sentíunpinchazoenelcorazónalverloasí—.Eldolorsigueahí,nuncaseirá.Heaprendidoadejariralaspersonasque

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amo.Esduro,peroesmejorhacerloquesentirundoloreternoyunvacíoenelestómagoquesoloteharámásdaño.Mira,sisabesqueesapersonaseráfelizenotrascondiciones,conotraspersonasylejosdeti,entoncesloaceptasyladejasir.Yolollamofelicidadmerecidaacambiodeinfelicidad.

—Alex,yo…losiento—eraloúnicoquepodíadecir.Élselimitóaasentirenformadeagradecimiento.—Ericmurióenunaccidentedosañosdespués.Fuemuyduro.Nadieasistióasufuneral,nisiquiera

yo,ynoséporqué.Mipadrenome lopermitióynomedieronexplicacionesdenada.Eracomounfantasma, Hannah, yo no existía en mi casa. Mi opinión y mis palabras no importaban y nadie lasescuchaba.Nofuejusto,¿sabes?—continuó.

—Losiento—volvíadecir.Supechosubíaybajaba.Parecíaqueencualquiermomentoexplotaría—.Esunalástimaqueapreciemosyvaloremosaunapersonacuandoyalahemosperdido.

—Losé.—Tomóunlargorespiroycerrólosojos,sacudiendoaquellaslargasynegraspestañas—.Graciasporestaraquí,Hannah—murmuró.

Vilatristezaensurostroy,porinercia,meacostéenlacama.Elmovimientofuerápido,élnoseloesperaba,asíquecuandoyaestabacercadeél,sesobresaltóymemiróconcuriosidad.Dejécaermicuerpoasulado,suspirandoeimaginándomeloduroquehabíansidotodosesoshechosenlavidadeAlex.Yohabíaperdidoamipadre,yesedolorerasuficienteparahacermesentirsolayvacíacuandomáslonecesitaba.Aveceshabíasidodifícilnoteneraalguienquemecontrolaseoquemecastigaracuandollegabatardeacasa,yaunqueestabamimadre,noeralomismo,noteníaesecalorpaternal.

LosojosdeAlexseabrieronconsorpresayyolesonreí,esperabaqueesoledieraánimos.Talvezera loquenecesitaba,quealguien leapoyarayqueestuvieraconélparasobrellevaraqueldolorquetantodaño le causaba.Cualquieraque lohubieravisto en ese estado sabríaquenecesitabaunabrazourgente,queenesemomentonecesitabamásquenuncaaalguienasulado.

Sin pensarlo,me apoyé en su pecho.Mimano vagó por su vientre con torpeza, sin saber dóndeapoyarse.

—Hannah… ¿Qué haces? —Sonaba nervioso, con voz inquieta. Parecía un poco incómodo pornuestro acercamiento. Pero no pensaba retroceder, sobre todo ahora, que deseaba darle un abrazo.Cuandoalgosememetíaenlacabeza,nadiepodíadetenerme.

—Darteunabrazo—dije,ymeacerquétodavíamásasupechofríoycubiertoporunatelagruesa.Aunquenopodíaverlelacara,sentíquesonreíaconsatisfacción.Mibrazosemovióporelabdomen

deAlexyfinalmentelorodeó,mientrasquemicabezadescansabaensupecho.Sucuerposetensó.—¿Quieresquememueva?Porquepuedohacer…—dije.—No—meinterrumpió—.Quédateahí—respondióconvozroncaysensual.Sumanosemoviópor

encimademicabeza.¿Quéhacía?Suolormasculinollegóhastamiolfatoycerrélosojos,aspirandosumaravillosoeincreíblearoma.

Sumanoseapoyóenmibrazoy,cuandosupielentróencontactoconlamía,meestremecí.Mequedéquieta,nonecesitabaapartarmedeél.Estabatranquila,mesentíaenpaz,protegidaporAlex,aunquenoestuvieraaquífísicamenteylosdemásnopudieranverlo.Eraextraño,ensusbrazossentíaquenadameimportaba.Megustabasucontactocontramipiel,erarelajanteytranquilizador.Supechovolvióasubirydespuésresopló,liberandotodoelairequehabíacontenidoennuestroincómodoytensomomento.Susdedos helados acariciaron mi brazo hasta llegar casi al hombro. Sus caricias hacían que mi cuerpovibraracomounacorrienteeléctrica,oalgopeor.Apenaspodíarespirar.

Éltambiénmeestabaabrazando.Subrazomerodeabay,porunmomento,mesentísegura.

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Nos quedamos así durante varios segundos, o quién sabe si minutos; el tiempo se detuvo paranosotros.

—Alex…—lollamé.—¿Sí?—contestó en un susurro queme hizo suspirar.Nome había dado cuenta de lo sensual y

agonizantequeerasuvoz.Lomiré.Eratanguapo.—Tengoquecontartealgomás—murmuré.Estaba decidida a explicarle lo deKate yRyan. En un gesto involuntario,memordí una uña con

nerviosismo,esperandoquenosemolestaraporhaberleocultadoalgotanimportante.Ahorasabíaquedebíaexplicarleloquehabíavisto.Teníaderechoasaberlo,eralomásjusto.

Nadadesecretos.Alexseremovióenlacamayvolvióaponerserígido.—Yotambién.—Surespuestamepillóporsorpresa.—¿Tú también vas a contarme algo?—pregunté. Creo quemi voz sonó decepcionada.Mimente

automáticamentelointerpretócomodesconfianzaporsuparte.—Sí,bueno,yahabíaintentadodecírteloantes…—comentómientrassupechoseelevaba.Megustabaestarasí,megustabatenerlacabezaensupecho.—Oh,bueno,entoncescuéntame—loincité.Élmoviólacabezahacialoslados,negando.—Túprimero—dijoconvozronca.Porunaextrañarazón,miestómagodiounvuelco.Suvozerademasiadovaronilymelodiosa.Podría

escucharlaelrestodemividaynomecansaríajamás.—Pero…—Medetuve.Sabíaque,detodasformas,selocontaría—.Bueno,peroantestienesque

prometermequenotevasaenfadar.MicabezasedesplazóunpocoparaencontrarunlugarmáscómodoypoderverlosojosdeAlex.Él

tambiénseacomodó.—¿Esmuymalo?—preguntó,haciendounamueca.Desdeestaposiciónloveíamejor.ConlapresenciadeAlex, lasparedesdemihabitaciónhabían

dejado de ser vacías y blancas para pasar a ser unas paredes brillantes y refrescantes. Incluso lascortinas estaban abiertas y recogidas a ambos lados de la ventana, abierta, cosa que nunca hacía.LabrisafríaqueentrabaeraunaexcusaparaaferrarmealtorsodeAlex.

Veía sus pestañas revolotear como las alas de una mariposa mientras parpadeaba. Sus pómulosestabanrosadosyparecíansuavescomoelalgodón.Noteníaningunacicatriznimarcasdeacnéenelrostro,quenoparecíahabersevistoafectadoporlainfanciaymuchomenosporlaadolescencia.

—No—dije—.Bueno,sí—mecorregídeinmediato.Alexlosabríaenbreveylomejoreraqueélmismojuzgaselagravedaddelasunto.

—Suéltalo.—Prométemequenoteenfadarás.Soltóunsuspiropesado.—Loprometo—respondiósinvacilar.Toméunabocanadadeaireymepreparéparahablar.Estoledoleríamucho.—Bueno, el otro día estaba caminando por el instituto, ya sabes… Y escuché una conversación

extrañaentreKateyRyanenlaquedecíanquesereuniríantodoselviernes,¿recuerdas?

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AquelmismodíalecontéaAlexlodelareuniónydijoquemeacompañaríayquenoscolaríamosdealgúnmodo,sinimportarquenonoshubieraninvitado.Seríareconfortantesentirsupresenciaaunquenopudierahacermucho.Esdecir,Alexeraunfantasma,¿quépodríahacersipasaraalgo?¿Espantarlos?¿Aparecer?

Peronoleconté laparte íntimaysentimentalquehabíapresenciadoentreKateyRyan.Noqueríacontárselo.Peroahoradebíahacerlo.Teníaqueconfiarenélynoocultarlenada.Yoesperabalomismopor suparte,queconfiara ciegamenteenmíyqueme locontaraabsolutamente todo.Éramosamigos,¿no?

—Sí,lorecuerdo—respondióconinterés.Inhalé.—Notecontétodalaverdad.Exhalé.—¿Cómo?—Selevantórápidamenteyseapartódemí.Mearrastróunaoladetristeza.Megustaba

supecho.Megustabaestarahí.Alexselimitabaafruncirelceño,estabaconfundidoy,porsuexpresión,tambiénmolesto—.¿Laverdad?¿Nomecontastetodalaverdad?—remarcólaúltimapalabra.

Estonoibabien.—Tecontélaverdad—respondímirándoloalosojos.Esonoleconvenció—.Peronotecontétoda

laverdad.Omitíalgo.—Apartélamiradaparaevitarsusojosinterrogativos.—¿Cuálesesaparteomitida,Hannah?—Arqueó lascejasa laesperadeuna respuestacoherente

pormi parte.No podíamentir aAlex, era demasiado difícil tenerlo cerca y decir algo que no fueracierto.Lodescubriríaenunsegundopormiactitud.Nopodíafingir,noconél.

—KateyRyanestabanjuntos—dijeenunsusurro.—¿Qué?—Noparecióentenderloohaberloescuchado.—KateyRyanestabanjuntos—repetí,estavezmásfuerteymásclaroparanotenerquevolvera

decirlo.Mivozsonabaportodalahabitación,haciendoeco.Entoncespareciócaptarlo—.Sebesaron,Alex.

Examinésuexpresión.Susojosseguíancomoantes,normalesyprofundos,nadahabíacambiadoenellos,nisiquieraesebrillotanespecialqueteníancuandoalgolemolestabaoleagradaba,ysuslabiosestabancerrados.Nodijonada,tampocobajólamiradaniintentóevitarquemisojosseclavasenenlossuyos.

Nolehabíapilladoporsorpresa.—¿Losabías?—preguntéalnoobtenerrespuestaporsuparte.—No.—Noparecessorprendido.—Noloestoy.—¿Entonces?—Miestómagoseencogió.—Kate…—mencionósunombreconpesadez.—¿Quépasóconella?Lasorprendidaerayo.Alexsedebatió,primeroparecíaqueibaahablaryluegoqueselehabíacomidolalenguaelgato.—Medijoqueestabasaliendoconalguienmás.—¿Mientrassalíacontigo?Susojosseguíansobremí.

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—Sí.Entoncesya losabía.Sabía lodeKateyRyan, ¡yaunasínosehabíadadocuentadequeesoera

todavíamássospechoso!Lamuertelehabíaafectadounpoco.—¿Yquésucedió?Tuvoqueserungolpebajoparaél.—Ladejéir.—¿Cuándo?—Unasemanaantesde,yasabes…otalvezalgomás.Entendíaquémomentoserefería.—Alex,¿túcreesqueesotuvoquevercontumuerte?—cuestioné,esperandoquenosemolestara

pormipregunta.—No—afirmóconsequedad.Suslabioshabíanpasadodeunrojobrillanteauntonopálidoyseco.Lo miré incrédula. Seguro que se había dado cuenta de lo sospechoso que era todo eso. Yo no

confiaríaenmiexnoviosisupieraquehabíaestadosaliendoconotrapersonamientrassalíaconmigo.Además,¿noeraextrañoqueunosdíasdespuésdequeseenterasedequesunoviaestabasaliendoconotrochico,misteriosamenteysindejarningunapista,lomataran?¿Noerairónico,extrañoysospechoso?

—Alex,¿porqué siguesconfiandoenella?—quise saber.Élcerró losojosduranteun segundoyluegoapartósumiradadelamía—.Temintió.

—Tienes razón.—Su respuesta me pilló desprevenida y por sorpresa—. No debería confiar ennadie,soloenti.Porqueereslaúnicaquemeestáayudandoynosabescuántolovaloro.

Mi corazón recibió cientos de pinchazos y emociones contradictorias almismo tiempo.Un doloragridulcemerecorriólasvenas.¿Esodeberíaalegrarme?

—Yoconfíoenti,poresoteloestoycontando—dijecontodalasinceridaddelmundo.Las comisurasde suboca se elevaron en formade agradecimiento.Meestremecí con esadébil y

pequeñasonrisaquemebrindaba.—Hannah,nolaquería.Noséporquéestabaconella.Miestómagosehundió.Eracomosimehubiesenlanzadouncañonazo.Nosabíaquéresponder.—Kateesbuenachica—añadióalverqueyonodecíanada—.Noestabaenamoradodeellaynosé

quépasabaenmicabeza.NoqueríaestarconKate,noeraelamordemividaycreoquenoloseríajamás,sinembargo,séqueellanomeharíanadamalo.Losé,Hannah.

—Sitemintióunavez,¿nocreesquepodríahaberlohechoenotrasocasiones?—Nolosé.Lasmujerespuedenllegarasermuypeligrosas.—Niteloimaginas.Hubosilencio.—¿Noestásmolesto?—No.—Su respuesta fue tajante—.Ya lo suponía y no sabes cuántome alegro de que esté con

alguienmás—respondióconunamediasonrisa.Suspiré.—Bueno,tetoca.Tútambiénqueríascontarmealgo—leespeté.Encuantopronunciéaquellaspalabras,susonrisadesaparecióyelpococolorqueteníaseperdió.—Sí.

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—¿Esbuenoomalo?—Malo.—¿Muymalo?Alexasintió.—Prométemequenoteenfadarás—dijo,mirándomeconesosojosinocentes.Asentísinpensarlo.—Teloprometo.—Laspalabrasseescaparondemibocaantesdequepudieradetenerlas.—El día del restaurante, cuandogolpeaste aSeth…—Sedetuvo.Luego cambió de postura y sus

mejillasadoptaronuncolorrosado.Parecíaapenado—.Esdecir,cuandoestuveentucuerpoygolpeéaSeth…¿Lorecuerdas?

—Claro,lorecuerdoperfectamente—respondí,rememorandoaquelmomento.Eloloravómitoyadesperdiciosregresóamícomosiestuviesedenuevoenelcallejóndelcafé.

—Bueno,aqueldíanomedejasteterminar.Laspersonaspuedenverme,perosolocuandomesientovivo,cuandomesientohumano.Yesosucedemuyamenudocuandoestáscercademí.

—¿Meestásdiciendoquenoeresun fantasma?—preguntéconelcorazónmartilleándome.Semesecólabocaymesorprendíadequetodavíafueracapazdehablar.Esdecir,estoerademasiado,deberíaestarenshock.

Alexnoeraunfantasma.—Noexactamente.Esdecir,soyunfantasma—dijoconvoztemblorosa.—¿Yporquétepuedenver?—Seguíaconfundida.Nolograbaentenderlo.—Comotedije,estuvehablandoconotrosfantasmasysí,fuemuyextraño—confesó.Subocahizo

unapequeñamuecadedisgusto—.Mecontarontodoloquedebíasaber.Asentímientrasescuchabaconatencióncadapalabraquedecía.Noformuléningunapreguntaparano

interrumpirlo.Suspestañasibandearribaabajo,yviceversa.—Untipomayorqueyomecontóqueéltambiéneranuevoenesto,asíquemeexplicóquetodavía

tengoesapequeñailusióndevivir.Porlotanto,cadavezquesientaqueestoyvivo,puedohacerquelaspersonasmemirenypuedoparecermomentáneamenteunhumano,peronolosoy.

—¿Túeligesquiéntepuedever?—Solo a veces. Por eso puedo tocar algunas cosas, sentirlas y olerlas. Puedo ser un humano sin

serlo,¿loentiendes?Asentí.—Estabatanacostumbradoarespirarcadasegundodemividainconscientemente—continuó—,que

nomedicuentadequeyanonecesitabahacerlo.Nonecesitooxígenoparavivir,perolacostumbrehacequesucedaesto…

—Que parezca que estés respirando, que estés agitado y que te embriaguen otras emociones,¿verdad?

—Sí.—¿Yporquénotemuestrasantelasdemáspersonas?Negó.—No,ellosnomevenasí,ydetodasmanerassigosiendounfantasma.¿Sabesporquésucedeeso?

—Tragósalivayprofundizósumirada.Susojosseoscurecieronhastavolversecasinegros—.Cuandolaspersonasdicenquehanvistounfantasma,esverdad.Perolociertoesquelohanvistoatravésdeunaaparienciahumana.Ladiferenciaestáenelcolordeojosdelapersona;estossevuelventanoscuros

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comolaprofundidaddelmarylapupilaseagrandamuchomásdelonormal.Lasensacióndeestarcercadeunespíritunosepuededescribir,elúnicosinónimoquesemeocurreesterroryangustia.Soloasísepuededistinguiraunfantasma.Esporestoquelaspersonaslospuedenver.

—Porquelosfantasmaspermitenquelosveanatravésdeotros—terminélaoración.Alexparecióestardeacuerdoconmifraseyasintió.¿Quésesuponíaquesignificabaeso?Memordíellabioinferior.Porsupuesto,nomeibaaquedarconladuda.Teníaotraspreguntasmás

interesantesyquemeafectaban.—¿Quépasaconmigo?—preguntéderepente.Alex se sorprendió conmi pregunta. Sus ojos se abrieron un pocomás. Se relamió los labios y

despuéssemordióconsuavidadellabioinferior.Cogióunpocodeaire.—Bueno,esalgodifícildeexplicarperofácildecomprender—dijorápidamente.Pasósusdedos

por su cabello para despeinarlo todavíamás.Ahora apuntaba a todas las direcciones posibles—.Túpuedes verme por una razónmuy extraña. ¿Sabes?Estos últimos días le he estado dando vueltas, sinlograr entender por qué tú, y no alguien más. Entonces he formulado hipótesis y he llegado a laconclusióndequeesporunaconexión.

—¿Conexión?—pregunté.—Sí.Bueno,¿hasvistoesapelículaenlaqueunachicanollegaasucitaconunhombreporquetiene

unaccidente?—Neguéconlacabeza.Éltragósaliva—.Lacosaesqueellaseconvertíaenunfantasmaysetopabaconélmientrassualmavagabaporsuantiguacasa.Almismotiempo,sucuerpoestabaenelhospitalyestabaencoma,oalgoasí,yresultaquehabíaunaconexiónentrelachicayél.Ellosdebíanconocerseantesdequeaellaladesconectarandeestemundo.

Nosabíadequépelículahablaba.MicerebrobuscabainformaciónrelacionadaconloqueAlexmedecía,peronohabíanada.

—Es solo una película, Alex.—Me reincorporé.Mi voz ya sonabamás tranquila. La habitaciónemanabaunsilenciocómodoparaambos,aunqueelsuspenseloinundabatodo—.Supongamosquesí,quelonuestrotienequeverconeso:¿quéesloquenosquedópendiente?

—Estáclaro—respondióconunamediasonrisa,esperandoquesuemociónmecontagiara.—Noloentiendo.—Sonabatanfueradelugar,estabatanperdida…—Aquelrecuerdoborrosode túyyohablandoesedía…¿noesextraño?¿Ylacitaquemencionó

Seth?¿Quépasasiescierto?¿Ysitúyyoteníamosunacita?—Alex… —murmuré, rechazando por completo su teoría. Sin embargo, en mi mente aquellas

palabrasempezaronacobrarsentido,yunposiblerecuerdo.—¡Vamos,piénsalounmomento!—pidióconentusiasmo.—¿Yquétendríaqueverlacita?—pregunté,tratandodeevitarsonrojarmefrenteaél.Sisupuestamentehabíamos tenidounacita,eraporquedíasanteshabíasucedidoalgo.Yesealgo

revoloteabaenmiestómago.Pero¿porquénolorecordaba?EracomosiAlexhubierasidoborradodemimemoria.

—Laconexión.Y,sobretodo,elhechodequetúnorecuerdesnada.Locualmehacepensarque…—No lo digas—lo interrumpí.Mi voz sonabamás fuerte. La suya se apagó esperando a que yo

continuara.Alverquenolohice,comenzóahablar.—¿Decir qué?—Sonaba ingenuo. Él sabía perfectamente a qué me refería, así que ¿por qué lo

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preguntaba?—Esque…tuteoríatienealgoderazón—dije,yélsonrió—.Sinembargo,haymuchaspiezasque

noencajan,comoKateyRyan—resalté—.OcomoSethyCara.—Sí, le he estado dando vueltas y no he llegado a una conclusión sobre ellos. Necesitaríamos

averiguarloelviernes.—Susojosparpadearonunpardeveces,casidisimuladamente.Sugestotorcidoy confundido hacía que sus facciones fueranmás claras: sus ojos color caramelo, sus labios rojos ygruesos,ysunarizpequeñayfina.

Se pasó las palmas de lasmanos por el rostro, algo desesperado. En unmovimiento rápido, lasapartóydenuevosusencantadoresojosmeestabanmirando.

—Pero,Dios,Hannah…¡estádemasiadoclaro!¡Túyyoteníamosunacita,esoexplicalaconexión!—Essolounapelícula—repetímurmurando.Mispalabrasarrastrabansuemoción.—Nocreíasenlosfantasmas,¿verdad?—No—dijesinvacilar.Yonocreíaen losfantasmas,nienesascosasparanormales.AsíquecuandoAlexaparecióenmi

vidaesperabaentrarenunshockterrible,oquemedieseuninfarto,ocomomínimoquemedesmayase.Peronadadeesosucedió.Measusté,sí,perofuemássuavedeloquemehabíaimaginado.

—Ahorameves amí.Soyun fantasma, así quedime, ¿vas a fingir quenoves algo en loquenocrees?

—Estábien—accedí.Eracierto,algunascosasqueparecíannoserreales,síloeran—.Teníamosunacitayesoexplicaestaconexión.¿Yahoraqué?Túnoestásencoma.

—Heestadoviendoquetomasmedicamentos,¿paraquéson?—preguntó.—Tuveunaccidente…Encuantolodije,mivozsefueapagando.Amboscruzamosnuestrasmiradasynosobservamosen

silencio,diciendoconlosojosloquenopodíamospronunciar.—¿Quétipodeaccidente?—Fueenelinstituto,peronocreoquetenganingunarelación.Medieronconunapelotaenlacara,

esoestodo.—¿Estásseguradequesolofueeso?Nocontesté,melimitéaasentir,apesardequenoestabasegura.—Debedeserunacoincidencia—respondí,finalmente.—Yonocreoenlascoincidencias.Creoenloquehaces.—Tendremosqueesperaralviernes—dije.Alexseacostódenuevoenlacamaydudésivolvermeaacurrucarensupechoono.Ahorasería

demasiadoincómodoestarencimadeélylaexcusadelabrazoyanovalía,asíquesolopodíatumbarmeenelotroladodelacama.

Meacomodé,procurandodejarunadistanciaprudencialentrenosotros,evitandoelmínimocontactofísico con Alex.Me golpeé la frente con las palmas de las manos, lo que rompió el silencio de lahabitación.Estabadesesperada.

—Noséporquénolorecuerdo.—Esextraño…—Alexsecolocólasmanosdebajodelacabeza,formandounaalmohada,otravez.—¿Ysimeborraronlamemoria?—Imposible—respondióconunamediasonrisa.Seguroqueseestababurlandodemí.

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—¿Ysiperdílamemoria?—sugerí.—Probablemente,sí—dijoconsinceridad,denuevousandounavozronca.—Esundesastre.—Searreglaráantesdequetedescuenta.—Meanimóconunsuavecodazoenelestómago.Estaba

sonriendodenuevo,susdientesblancosseveíanincreíblementelimpiosybrillantes.Suscomisurasseelevabanconciertasensualidad.

—Esoespero—respondíresoplando.Después,caíenunprofundosueño.

***

Nosoñéabsolutamentenada.Misubconscienteestabavacíoyoscuro.Nohabíaimágenesnivocesenelfondo.Parecíaquemicerebronofuncionabadeltodo.Otalvezerayolaquenolohacíafuncionarcomodebería.

Noeraalgoextraño.Casisiempreteníasueñosllenosdeoscuridad,silencioyvacío.Sin embargo, unas voces empezaron a hacerse presentes. Escuché aAlex llamándome desdemuy

lejos.Suvozapenasseoía.Queríagritarlequeestabaahí,peronopodía,elsueñoseguíasiendooscuro,nohabíanada.

Alex volvió a gritarmi nombre, esta vezmás claro. Intentémoverme, pero no pasó nada, yo noestabapresenteenelsueño,sinomialma…micuerponoexistíaenesosmomentos.Nopodíaabrirlaboca,locualmedesesperaba.Elpánicosedeslizabapormipiel,sentíamicuerpollenodesudor.Estonomehabíapasadoantes.Unterribledolorseexpandíapormibrazo,ygemísinpoderevitarlo.

Luego,mi cuerpo se sacudiódeliberadamente: alguienmeestaba zarandeando,me sosteníade losbrazosymeapretabaconfuerza.Lavozsehizomásclara,hastaelpuntodequepodíaescucharlaenmioído.Intentézafarmedelagarre,peroeraimposible.Losdedosdeaquellapersonaseincrustabanenmipiel yme sostenían violentamente. Eran unasmanos grandes y fuertes.Volví a gemir con frustración,sacudiéndome para apartarme. Quería gritar y golpear a aquella persona sin rostro, pero no podíaliberarme.

—Hannah—dijolavozdeAlexdenuevo.Apretélosojos.—Despierta.—Entonceslosabrípocoapocomientrasescuchabalavozsusurrarenmioído,más

cercatodavía—.Hannah.—Seescuchóenunmurmullo.Cuandomisojosseabrieronporcompletoyanohabíaoscuridad,sinotodolocontrario.Habíaluz

por todas partes, haciendo quemis pupilas se encogieran y los párpados se entrecerraran. Parpadeévariasvecesparaacostumbrarmisojosalresplandecientebrillodelalámparadelamesitadenoche.Aquellonohabía sidounapesadilla…había sido algomás.Loprimeroquevi fue aAlex.Su rostropálidomesonreía.

—Hasidoun sueño—resoplé conpesadez,murmurandoparamí.Medolía todoel cuerpoy,porextrañoquepareciera,mesentíacomosihubiesecorridounmaratón.

—¿Hasidounapesadilla?Llevohorasllamándote—dijo.Alexseguíaenelmismolugardelacama,sinacercarsedemasiadoamí,ofreciéndomeespacio.—No…yo…¿Quéhoraes?—preguntésoñolientayconlavozronca.Fingíunbostezoparaintentar

cambiardetema.Lasmejillasmeardíanporlavilmentira;definitivamente,eraunamalaactriz.—Sonlasdos—dijo.

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—¿Delatarde?—preguntéconfusa.Todavíasentíadolorenelbrazo.Alexserio.—Delamadrugada—respondió,mostrándomeunasonrisa.Misojosseabrieroncomoplatos.¡Lasdosdelamadrugada!Encuantolaspalabrassalierondesu

boca,me levantédeunbrinco.Nohabíacomido,ni cenado. ¿Porquénomehabíadespertadoantes?¿Cuántotiempollevabadormida?

—Duermesmuchoytieneselsueñopesado,hetocadoaquímismounasinfoníaynotehasmovidoniuncentímetro—seburlódemí.

Melevantéymepuselaszapatillasazulesconformadeoso.Estabancalentitasyayudaronaquemisdedosfríosentraranencalor.

—Claroqueno.Teheescuchado—respondí.Yeraverdad,habíaoídoquemellamabaenmisueño,comosiestuvieseenunlugaramediocaminoentredormidaydespierta.

—¡Yademásroncas!¡Quépulmones,Hannah!¡Roncaspeorqueunleón!—bromeómientrassereía.Legolpeéconlaalmohadayélsevolvióareír.Seloestabapasandomuybienamicosta.—¡Yonoronco!—medefendí.Le di la espalda mientras sacaba un coletero para atarme el cabello. El silencio reinaba en la

habitación.Lalunaparecíaestarenlomásalto,resplandeciendoconsuluzblanca.Ymimadredebíadeestardormida.

Mistripasgruñeronenmediodelanoche.—Esquenotehasoído—siguióburlándose.—Voyalacocina,¿quieresalgo?—Intentécambiardetema.—Yonopuedocomer,Hannah—merecordó.—Cierto.Ahoravuelvo,entonces.Encuantolaspalabrassalierondemiboca,salídisparadahacia lapuerta.Bajélasescalerascasi

corriendoy,apesardelaescasezdeluz,mispiernassemovíanconagilidad.Todoestabaoscuroenlaplantabaja,peroconocíaperfectamentemicasaysabíadóndeestabacadacosa,asíqueloprimeroquehicefueiralacocinayencenderelinterruptor.Encuantolohice,laluzdiocoloryformaatodoslosobjetosquehabíaallí.

Conlacocinailuminada,comprobésihabíaalgoenelmicroondas.Pormuchoquediscutieraconmimadre,nodejaríadealimentarmeyestabasumamenteagradecidaporello.Cuandoloabrí,unpocodesaliva resbaló por las comisuras demis labios y rápidamenteme pasé la lengua para limpiarla.Mistripasgruñeronotravez.Undeliciosopolloensalsaconunesponjosoarrozanaranjadomeesperaba.Laboca seme estaba haciendo agua. El aroma de la comida, aunque estuviese fría, hizo quemis tripasvolvieranarugirdesesperadas.

Sinpensarlo,encendíelmicroondasyesperéaquelacomidasecalentara.MeservíunvasodeaguadeJamaica, ignorandoelcantodealgunosgrillos.Noesquemedieramiedoestar solaen lacocina,perounescalofríoterriblemerecorriódepiesacabeza.

Bien.Había un fantasma enmi habitación, un asesino andaba suelto y yo estaba sola en la plantabaja,¿quémáspodríapasar?Aunqueantesmeparecíaimposibleyunaleyendaurbana,ahoracreíaquelosfantasmasexistían,perodesdequehabíaconocidoaAlex,eltemordeveraunohabíadesaparecido.O,másbien,disminuido.

Eltimbredelmicroondasmedevolvióalarealidad.Saquélacomidayladevorécomosinohubieseingeridonadaenaños.Miestómago,insaciable,pedíamásymás.Dios,norecordabahaberestadotan

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famélicajamás.Eljugosopollosedisolvíaenmibocaconrapidez.Elarrozqueloacompañabatambiénestabaexquisito.Estoeraelparaísoparamispapilasgustativas.

Cuandoterminé,recogíelplatoyelvasoylospuseenelfregaderoparalavarlos.Elaguasalíaenchorrosheladosymecongelabalosdedos.Tratédefregarlosplatosevitandotocarla,perofracasé.Asíquelohicelomásrápidoquepudeyluegomedirigíamihabitaciónconelestómagofeliz.Ahorasí,podíaseguirdurmiendo.Apaguélaluzdelacocinayvolvióalaoscuridaddeantes.Subílasescalerasensilencio,conpasoslentosypesados.Quizáshabíacomidodemasiado.

Cuandolleguéalpasillo,antesdeentrarenmihabitación,mesorprendióverquelaluzdelcuartodemimadreestabaencendida.Seveíadesdelapequeñarendijaquehabíadebajodelapuerta.Derepente,unosmurmullosprocedentesdesudormitoriohicieronquemedetuviesedeinmediato.

¿Conquiénhablabaalasdosdelamañana?¿Noeramuytardeparaestardespiertaaesashoras?Lapuertaestabacerradaacalycantoyelpasilloestabaensilencioycompletamenteaoscuras.Eso

eraunpuntoami favor,asíquemimadrenopodríavermisombradesdedentro.Pegué laorejaa lapuertaparaescucharconmásclaridadloquepasabaenelinterior.

—George… —Escuché que pronunciaba su nombre en un susurro apenas audible. Mis ojos seabrieronymioídoseagudizó,esperandocaptaralgomás—.No,Hannahno.Noquiereveros,noquieresabernadadevosotros,asíquetepidoquenosdejesenpaz.—Estabahablandoporteléfonoynotabalapreocupaciónensuvoz.¿PorquéestabatanobsesionadaconalejarmedelosCrowell?¿Quépasaba?

Derepente,micerebroseiluminó.Sieraunallamada,debíadeestarusandoelteléfonofijodecasa,porque no creía que le hubiera dado su número de móvil. Sin hacer ruido, abrí la puerta de mihabitación,queestabaenfrentedelasuya.Debidoalaadrenalina,mirespiraciónestabaagitada.

—¿Quépasa?¿Estásbien?—Alexdiounbrincodelacamaycaminóhaciamíconpasorápido.Melimitéaasentir.

—Elteléfono—balbucí.Alexarqueólascejasconconfusión,esperandoverlarespuestaenmisojos—.Mimadre está hablando con tu padre por teléfono, hay que escuchar la conversación—expliquémientrasme acercaba a lamesita de noche para conectar el teléfono.Mimadreme había quitado elmóvil y los cables del teléfono fijo que tenía enmi cuarto, pero estabapreparadapara una situacióncomoesta.Teníauncablederepuestoguardadodebajodelcolchón.

—¿Creesquedeberíamoshacerlo?—Sí —me apresuré a contestar mientras levantaba el colchón. Alex se acercó y me ayudó a

sostenerlo.Conelcableenlamano,loconectérápidamentealteléfonoyalapared.Alexseencargódedejarcaerelcolchóncondelicadezasinhacermuchoruido.

—Acabo de ver condones debajo de tu cama—comentó con una sonrisa. El brillo en sus ojosapareciódenuevo.

—¿Qué?No,hum…—Mivozsonabanerviosa.Penséenunarespuesta.Esoscondonesestabanahíporquemimadremehabíadado«lacharla»yerademasiadovergonzosotenerunacajadepreservativosenelcajóndelamesitadenoche.Yoerauntantoreservada—.Mimadremelosdio,porque,hum,yasabes…—Meruboricéysumiradamehizosentirincómoda.Meponíanerviosacuandomemirabaasí,ytodavíamásahora.

—Vamos allá—dije y presioné el botón de descolgar llamada. La pantalla azul del teléfono seiluminó.Inspiréypresionéelbotónnúmerodos.Lallamadaseempezóaprocesar.Todavíameardíanlasmejillas.Alexsesentóamilado,nuestrasropasestabanencontacto.Intentéconvencermedequesucercaníasedebíaaquequeríaescucharmejorlallamada.

Nosabíasinoshabíamosperdidograncosa.Nohabíapasadomásdeunminutoyesperabaquela

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conversaciónnohubieraterminado.—Novuelvasa llamarmeMargaret.—Seescuchódesdeelaltavozdel teléfono.Era lavozdemi

madre—.SoyEmma,¿estáclaro?Algo hizo clic en mi cabeza. El médico que me atendió después del accidente también llamó

Margaretamimadre.Enaquelmomentoestabamuyaturdidaynolediningunaimportancia,penséqueel doctor ya eramayor y podría haberse confundido. Pero ahora el padre de Alex también la habíallamadoMargaret. Dos personas podían equivocarse de nombre, pero no podían equivocarse con elmismonombre.NopodíaserunacoincidenciaqueamboslahubieranllamadoMargaret.

—Emma…—LavoznossorprendióynosdejósinrespiraciónysinpalabrasaAlexyamí.LavozdeGeorge,gruesaytolerante,llenabatodalahabitación.Elteléfonoestabaenmanoslibres.

—Escúchame.Nosigáisconesto,nitú,niRosie.Niningunodevosotros.Novaisalograrnada—sentenció. Su tono era irreconocible—.Hannah y yo no os debemos nada. ¿O tal vez sí?Quiero quedejéisenpazamihija.

—Estássiendoegoísta.¿Norecuerdascuando…?—Porfavor…—leinterrumpió—.Dejadestodeunavez.Túsabesmejorquenadiedeloquesoy

capazdehacerporHannah.Esmihija.Ynoquieroqueosacerquéisaellaylehagáisdaño—sentenció.Mesorprendíalaformaenlaquemimadrelehablaba.

—Emma, por lomenos déjanos contarle la verdad, decirle qué pasó.Merece saberlo. ¿O es queacasoyalohasolvidado?

Altoahí,¿quésesuponíaqueyodebíasaber?¿Quéverdaderaesa?¿Quépasóconqué?Noentendíanada.

—Noloheolvidado,George.Perotenéisqueentenderqueellanoosnecesita.Nonecesitavuestracompasión,nivuestralástima—murmurómimadre.

Mipechosubíaybajabacomonunca.Meesforcépornointerrumpirlaconversación.MiréaAlexyélmesonrióypusosumanoenmihombroparaapoyarme.Lesonreídenuevo,pero

mipreocupacióneracadavezmayor.—Nosetratadecompasiónodelástima.Siempreestáspensandolopeordenosotros.—Ambossabemosporqué—respondióellaconfrialdad.Georgeparecíavulnerablealhablarcon

mimadre,aunquetambiénsemanteníafirme.—Sinoselodicestú,Rosieyyotomaremoscartasenelasunto.Losabrádeunaformauotra.—

Hubounapausayluegounlargosuspiro—.¿Quieresqueteodiepornodecírselo?—PuesyonorecuerdoquetúlecontaraslaverdadaAlex.MiréaAlex.Sucuerposetensóencuantoescuchósunombre.Teníalosojosmuyabiertos.—NosetratadeAlex.EstamoshablandodeHannah.—Noselovoyadecir,George,nointentesconvencerme.—Entoncesselodiréyo—replicóGeorge,decidido.Latensiónaumentóenlalínea.—Teloprohíbo—amenazómimadre.—Tengoderechoadecírselo.—Noloharás.—Sabesquesí,Emma.Lalíneasequedóensilencio.—¡Estábien!¡Estábien!¡Yoselodiré!—accediómimadre,gritando.Soltóunsuspiro,frustrada,y

melaimaginéconlamanoenlafrentemientrascerrabalosojosconfuerza.Noeraunamujerquesolía

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perder.Unsuspirocansadoseescuchóalotroladodelalínea.—Prométemelo—lainstóGeorge.—Teloprometo,peromellevaráuntiempo—respondió.—EsporelbiendeHannah—lerecordó—.Necesitasaberlo,Emma.—Bien.Peroteexijoquenoledigasnadahastaqueyonolohaga.—Lavozdemimadresonaba

preocupada,mientrasqueladeGeorgesehabíasuavizadoyparecíamástranquila.—Bien.—Novuelvasallamar—leinformómimadreconairepesado.Mibocaseabrióporcompleto.¿Quiéneraestapersonayquéhabíahechoconmimadre?El silencio se instaló entre los dos. Lo único que se oía eran respiraciones agitadas y la tensión

flotabaenlaatmósfera.—Emma…—dijoGeorge,rompiendoelsilencio—.Mehagustadohablarcontigo.—Hastaluego,George—dijoella,ydespuéscolgó.Lallamadafinalizó.MirédereojoaAlex.Élmeobservó.Colgué el teléfono para que mi madre no sospechara que habíamos estado escuchando la

conversación.—Eslomásextrañoyconfusoqueheoídoentodamivida.Rápidamente,unalluviadeideassobreesaverdadcomenzóainundarmimente.—ElviernesiremosacasadeSeth—leinformé.Élasintió—.Ydespuéspasaremosporcasadetus

padres,noesperarémásdías—murmuréconpesadez.—Teacompañaré.Ibaaresponderlecuandolapuertadelahabitacióndemimadreseabrió.Escuchéelrechinardela

puertaysuspasosenelpasillo.—¡Malditasea!¡Escóndete!—gritéensusurrosaAlex.Élserio.—¿Vaenserio?—Suvozestabacargadadesarcasmo—.Alguienhaolvidadoquesoyunfantasma.Loignoré.Noeraunbuenmomentoparapelear.—¿Hannah?—Seescuchóalotroladodelapuerta.—¡Lasluces!—Saltécomounninjasobrelacamaypresionéelinterruptor.Conlaluzapagada,me

echéenlacamaymetapéconlacolcha.Alexsereíaenvozbajapormiindescriptibleactitud.Yluegorecordéquehabíaolvidadoalgo.Elteléfono.—¡Alex!—susurré—.¡Eltelé…!—Yalohedesconectado—respondió,comosimeleyeralamente.Sipudieraverenlaoscuridad,juraríaqueAlexestabasonriendo.Suspirédealivioyseloagradecí

mentalmente.Lapuertaseabriólentamente.Cerrélosojosynonecesitéfingirqueestabadormida.Encuantomispárpadosbajaron,mequedésumidaenunprofundosueño.

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Capítulo17

El sol había salido por completo, los finos rayos luchaban por atravesar las esponjosas y blancasnubes.Hacíacasiunasemanaquenoseveíaunsoltanbrillanteyundíatancálido.Eracurioso,porquepodíaestarnevandounasemanaenteray,aldíasiguiente,hacerunsolde justicia.Eso,porsupuesto,creabatambiénproblemasgraves.Elcambioclimáticoeracadavezmásextraño.

Porotraparte,estabaemocionadaporquefinalmentemispreguntastendríanrespuesta.Loteníatodoabsolutamenteplaneado.Antesdeirmealinstitutohabíabloqueadolapuertademicuartoparaquemimadre no pudiera entrar. Incluso si lo hacía, había recurrido al típico engaño de los fugados: habíapuestoalmohadasbajolassábanasblancasparaimitarelbultodemicuerpotendidoenlacamayhabíahechounovilloconblusasfinasenlapartesuperior,paraquesimularanmicabeza.Laverdaderaquehabíaquedadomuchomejordeloquepensaba.Parecíaqueestabaahírealmente.

Medirigíalinstituto.—Buenos días—saludé a Cara, que ya estaba sentada en su silla, pintándose los labios.Nome

contestó.Meignoraba,yparecíadisfrutarhaciéndolo—.¿Siguesenfadadaconmigo?—Sí—contestósinvacilar.—Losientodeverdad,Cara.Nodijonada,guardóelpintalabiosrojoysacósucuadernoparaignorarmedeunaformaaúnmás

descarada.Aunquelaclasenohabíaempezadotodavía,simulabaestarocupadagarabateandoalgoensulibreta.Cuandocomprendíquenomehablaría,megiréparamirarlapizarra.

A medida que se acercaba la hora de salida, me puse cada vez más nerviosa. Para intentartranquilizarme, repasé mi plan. En cuanto sonase el timbre, seguiría a Seth hasta su casa; tenía queencontrar una manera de entrar sin que me vieran antes de que todos llegaran. Iba preparada paracualquier cosa: llevaba en lamochila una pequeña cuerda, gas lacrimógeno, un pasamontañas por siteníancámarasyunagrabadora.Seguramenteestabaexagerando,perosabíaqueeramejorserprecavidayllevartodoesoqueserdescubiertayecharlotodoaperder.

Miré aCara de reojo. Estábamos en la última clase del día y, por suerte paramí, todos estabancomparandolosresultadosdesusexámenes.Habíamuchoruidoenelaulaporquelagentehablabamuyaltoyalgunosnolohacíansobreelexamen,sinosobreunafiesta.

—Cara…—la llaméentre lasvocesdemiscompañeros.Apenas semeoía, asíque lo intentédenuevogritandounpocomás—.¡Cara!

Porfinmeescuchóysegiróhaciamí.Susojosazulesmemiraronconintensidad.

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—¿Qué?—dijomuyseca.Denuevohabíaadoptadoesegestomolestoensurostro,consusdelgadascejasfruncidasysuboca

roja torcida. Estaba enfadada, enfadada de verdad. No me había sonreído ni una sola vez ni habíabromeadoconmigo.Estabaperdiendoamimejoramigadelapeormanera:pormiculpa.

—¿Enserio?¿Siguesenfadadaconmigo?¡Yateloexpliqué!—dije,unpocoexaltada.Suactitudmesacabademiscasillas.Loqueestabahaciendonoerajusto.Lleguéapensarquesolo

quería ridiculizarme frente a los demás y hacerse la dura conmigo. Y yo no podía meterme en másproblemas.Noqueríaquelosdemásmevieranenfadadaycorrierannuevosrumores.BastanteteníaconlapeleaconSeth.

—Fuemuygroseroportupartehacereso—justificó,refiriéndoseaSeth.—Loséylosiento,peroyateloexpliqué,subromaconlaamenazafuedemuymalgustoytúsabes

quecuandomeenfadonopienso,poresoactuéasí.—Vale,tienesrazón—sedisculpó.Sinembargo,noparecíasincera.Tuvelasensacióndequesolomedabalarazónparaqueladejara

enpaz.—¿Estamosbien?—Sí—respondió.Una vez queme había perdonado, decidí poner a prueba su amistad.Recé para queme dijera la

verdad.Noqueríavolveraperderaalguiendeconfianza.Caraeramimejoramigaysuabandonomedoleríaespecialmente.

—¿Quéharásdespuésdeclase?Podríamosiralcineoacomer—propuse.—Nopuedo.—¿Porqué?—pregunté.«Dilaverdad.Dilaverdad,porfavor.DiquevasacasadeSethconlosotros».—Tengoentrenamiento.Yasabes,lasanimadorastenemosqueensayarparaelpróximopartido.—

Hizounademánconlamano.Sushombrossetensaronporunmomento,peroserecuperaronmuyrápido.Sentíunpinchazoenelcorazón.Sinohubierasabidolaverdad,lahabríacreído.

Mepreguntécuántasvecesmehabríamentidodeesaforma.Y,sobretodo,sirealmenteeramiamiga.—Bueno,entonceslodejamosparaotrodía.Mivozsonabadolidaynomeesforcéenocultarlo.—Losiento,nopuedosaltarmeelensayo.—Loentiendo,notepreocupes.—¿Tehasenfadado?—dijo,alverladesilusiónenmirostro.Carameconocíamuybien.Conocíacadapartedemí,sabíacuándoestabafeliz,cuándoestabatriste

ycuándoestabaenfadada.—No.Yaquedaremosenotraocasión.—Intentésonreír.Eltimbresonóparaindicarquelaclasehabíaterminado.Melevantédeunbrincosindespedirmedenadie.Mepuselamochilaalaespaldaymeapresuréa

salir.Choquécontravariaspersonasyenocasionesmedisculpé,perootrasvecessimplementeignorésusquejasysuscaraslargas.Noestabadehumorparaseramable,teníacosasmásimportantesenlasquepensar.DebíaencontraraSethyseguirloasucasa.

—¡Eh,Hannah!—mellamóalguien.No,ahorano.Caminémás rápido, tratandodeevitara lapersonaquemehablaba.Simedetenía,

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Sethsemeescaparía.Yesoeramuy,muyimportante.—¡Hannah!—dijolavoz,gritandomásfuerte.Aceleré el paso. No pensaba detenerme por nada delmundo. Quienquiera que fuera, tendría que

esperar.Entoncesalguienmeagarródelbrazoymesujetó.¡Malditasea!—Eh,que teestoyhablando—medijounavozgruesamientras tirabademíconmás fuerzayme

obligabaagirarmeparamirarlo.EraRyan.Estabasoloy,alparecer,mehabíaseguidodesdelaclase.Teníaelpeloembadurnadode

gominayparecíahaberseesforzadoenpeinárseloconlaspuntashaciaarriba.Nomehabíadadocuentahastaahoradeque teníaun tatuajeenelbrazo.Podíaverloporquesucamisetanegrademangacortadejabaaldescubiertosusmusculososybienformadosbíceps.Erauntatuajepequeñoynodistinguíquéforma tenía.Lo cierto es queRyan era realmenteguapo.Era el chicoperfectoparaKate, hacíanmuybuenapareja.

—Suéltame—dije.—Tehedichoqueteestoyhablando.Suvozeradurayronca.Estabafurioso.—Ah,¿eraamí?—pregunté,fingiendoingenuidadyhablandotanrápidocomopodíaparazafarme

prontodeRyan.Sethdebíadeestarapuntodesalir.—No tehagas la tonta,Hannah—susurró.Suvoz sonabaamenazanteehizoqueunescalofríome

recorrieraelcuerpo.—¿Quéquieres?—tartamudeé.Mesoltóelbrazoalverquenooponíaresistencia.Siestuviéramossolos,mesentiríavulnerable,así

que di las gracias mentalmente a todos los alumnos que caminaban por los pasillos. Observé a mialrededorconlaesperanzadequealguiennosvieraparapoderzafarmeeirme.Peromisuertenoeratanbuena,todosibanalosuyosinrepararennosotros.

—QuieroquedejesdemolestaraKate.Suvozerafríaycortante.—Yono…—Escucha, sea lo que sea, tienes que seguir con tu vida—me interrumpió.Memiró con rudeza,

comosiencualquiermomentofueraagolpearme.Sumandíbulaestabatensa—.NopuedesseguirconlodeAlex.

Mehirviólasangrecuandomencionósunombre.—Nosédequéhablas.—Intentépareceringenua,perosurisallenadeironíamehizoentenderque

miactuaciónnohabíatenidoéxito.—Porfavor…—Apesardequesonreía,suexpresiónseguíasiendoamenazadora—.Todoelmundo

sabequeestásinvestigando.Deberíasparar,novasaconseguirnada.Nosabesconquiéntemetes.—¿Ytúsí?—repuse.Ryanselamióloslabiosymiróaamboslados.Alcomprobarquenadienosmiraba,seacercóamí,

demasiado, parami gusto. Tomó unmechón demi cabello y sonrió dulcemente, como si coquetearaconmigo.Dio un pasomás, y se pegó amí, sin dejar ningún espacio entre nosotros.Acercó su bocamentoladaamiorejaymeagarródelbrazoconrudeza.

Chillé.

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—Sí—susurróenmioído.Intentésoltarme,peroeramásfuertequeyo.Aunasí,meesforcépornoparecerdébil.Meagarró

todavíamásfuerte.—Suéltame—repetí.—Luegonodigasquenoteloadvertí.Gemíporeldolor.Mesoltóysefue,nosinanteslanzarmeunamiradaamenazadora.Cuandosegiró,

memiréelbrazo.Teníaunaenormemarcaroja.Estabacasiseguradequeunmoratónocuparíasulugar.Medolíamucho.Ryansehabíaaprovechadodelasituación.

—¿Hannah?¿Estásbien?—preguntóunavozdetrásdemí.Ocultéelbrazo.—Sí,yo…—dije,mientrasmegiraba—.¡Alex!—exclaméalversurostropálidoysonriente.—¿Nosvamos?Alparecer, nohabíavisto loquehabía sucedido entreRyanyyo, así quemepuse el suéterpara

ocultarlamarcaroja.Estoyasehabíavueltomáspersonal.—Sí.Sethdebedeestaryaenelaparcamiento.Élasintióynosencaminamoshaciaallíconpasorápido.Cuandollegamosexaminétodosloscoches,esperandoencontrareldeSeth.—¿Loves?—preguntéaAlexmientrasmeponíadepuntillas.—No—dijo,negandoconlacabeza.—¿Sehabráidoya?—Nocreo.Mepusedepuntillasotravezyluegodiunsaltoparavermejor.—¡Allíestá!—exclamé,señalandoelvehículodeSethalfondodelaparcamiento.Yonoteníacoche,perounavecinamehabíaprestadoelsuyo.Noeraprecisamenteunajoya:estaba

viejoyoxidado,peroelmotor funcionabayestabasumamenteagradecidapor tenerlo,yaque,peseatodo,podían llevarmeacualquierpartecon total seguridad.Nosabíadequéañoera,niquémodelo.Peroalmenoslosneumáticosnoestabantanmalyteníanaire,nohabíadequepreocuparse.

Elinterior,encambio,estabaenperfectascondiciones.Eraelexterior,conlacapadepinturaazuldescascarillada,loqueestabahechounasco.TodolocontrarioaKate.

—¿Nohaspodidoconseguiralgomejor?—preguntóAlex,haciendounamueca.Nomesorprenderíaquesetaparalanariz.—Oye,notequejes.Elcochefunciona—respondímientrassacabalasllavesdemimochila.—¿Yesseguroconducireso?—preguntó,preocupado.—Porsupuestoquesí,noestanmalocomoparece.Vamos.Abrílapuertadelconductorysubíalcoche.Unavezdentro,metranquilicéalcomprobarqueelolor

noerahorrendo.Aquellamañana,antesdeiralinstituto,elinteriordelcochedesprendíaunaromamuypocoagradable.Pertenecíaaunaviejaviudaqueteníacuatrogatosyelasientodeatrásestaballenodepelosdegatoyolíaacuerosucio.Afortunadamente,mehabíaayudado:sabíacómoeramimadreysehabía ofrecido a ayudarme a saltarme el castigo.Nadamás recibir el coche, lo había limpiado tantocomohabíapodidoyhabíapuestounambientadorpara combatir el olor.El aromaa lavanda llegabaahoraatodoslosrinconesdelcoche,endurocombatecontraelhedor.

Alexresoplóysepreparómentalmenteparaentrarenlachatarra.—Dios,nopuedocreerquemevayaasubiraesto.

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—VamosAlex,noseasexagerado—dijeponiendolosojosenblanco.Insertélallaveparaencenderelvehículoydespuéslagiré—.Noestátanmal.

Encuantopronunciéesaspalabras,elcochepetardeócon tantasganasquehizoquevariosrostrosmiraranennuestradirección.Cerrélosojossoltandounsuspiro.

—Gracias,Bertha—murmuréparamímisma.Mi vecina había bautizado al automóvil con el nombre de Bertha, así que tenía que llamarlo así

cuandome hacía unamala jugada. Después del estruendoso estrépito, elmotor se fue tranquilizandohasta emitir el ronroneohabitualdeuncoche.Tenía suertedequenohiciera aquelpetardeomientrascirculaba,oSethsedaríacuentadequeloestábamossiguiendo.

Alexseacercóalaventanilladelcopiloto.—¿Estásseguradequeestoanda?—preguntó,nervioso.—Puesclaro.Además,¿quémástepuedepasar?¿Esquepuedesmorirdosveces?—bromeé.Alex

noselotomóamal,todolocontrario.—Tienesrazón.Despuésdetodo,yaestoymuerto.—Primerosonrió,luegoseriounpardesegundos

y,finalmente,abriólapuertayentróenelvehículo.—Aquíapesta—dijo,haciendogestosdeasco.Elolorapescadoestabaganandoalalavanda.—Estuolordiario,yameheacostumbrado—bromeédenuevo.—Muygraciosa,Hannah.SonreíydespuéspuseenmarchaaBertha.Elcocheavanzósinhacerruidosextraños.—¿Puedespasarmelasgafasdesolylabufandadeatrás?—pedíaAlexmientrasconducía.—¿Paraquéquiereseso?Puselosojosenblanco.—Sethmereconocería,voyadisfrazarme.Alexserio.—¡Eh! No hace gracia —dije, dándole un golpe en las costillas sin despegar la mirada del

aparcamiento.—Síquehacegracia—respondiósonriendo.—Pásamelascosasycállate.Lofulminéconlamiradaunossegundosydespuésvolvíaposarlavistaenelcamino.Elcochede

Sethseguíaallí.Alexlevantólasmanosengestoderendiciónysegiróparacogerlascosasdelasientodeatrás.Teníalasrodillasenelasientodelcopilotoysutraseroestaba,literalmente,aunpalmodemicara,loquemepermitíadisfrutardeunasvistasespléndidas.Intenténomirar,perotodoesfuerzoeraenvano;sutraseroeramuytentador.Loobservéduranteunossegundos.

Mequedéboquiabierta.Teníael traseromásredondoybienformadoquehabíavistonunca,ysustejanosayudabanaquesevieralotonificadoqueestaba.Alestirarse,selehabíalevantadounpocolacamiseta, revelando parte de su espalda. Sinceramente, lo quemásme gustaba de un hombre era suespalda,yAlexteníaunaespaldaperfecta.

—Noloencuentro—dijoAlexsinaliento,mientrasseguíarebuscandoenlapartedeatrás.—Estoy segura de que estaban ahí.—Aproveché la distracción deAlex y volví a contemplar su

traseroysuespalda.Unaspequeñasyfinaslíneasdefiníansusmúsculos.—EsperoqueestésatentaalcochedeSeth.—Suvozmesacódemiensueñoymiréenladirección

dondeSethhabíaaparcado.¿Mehabríavisto?¿Sehabríadadocuenta?

Page 152: ¿QUIÉN MATÓ A ALEX?

—Toma.—Melanzólabufandaylasgafas.Lasatrapéenelaire—.Dimequenoestabasmirándomeeltrasero.

Memiródirectamentea losojosyyome limitéasonreíryaponermeroja.Noconseguíaquemesalieranlaspalabras.

—Entonces,lasmujerestambiénnosmiráiseltrasero,¿eh?—Surostrosesuavizóymesonrióconpicardía.

Estabaperdonada.—Algoasí.Meardíanlasmejillas.—¿Yquétehaparecido?—preguntó.—¡Novoyadecirteloquepiensodetutrasero!Sutraseroestabamuybien,peronoteníaintencióndedecírselo.Miréalfrente,tratandodeevitarsu

mirada.—Porfavor,lohasvisto,debesdeteneralgunaopinión—insistió,todavíasonriendo.—Notelovoyadecir.Mismejillasestabanalrojovivo.—Melodebes—bromeó.—Yatelohedicho,novoyaopinarnada.ElcochedeSetharrancóynospusimosenmarcha.—Dímelo—ordenóconesavozsuspicazquetenía.Suspiré.—Estábien,Alex—respondíconunamediasonrisa,casiavergonzada.—¿Estábien?¿Esoestodo?—dijocondecepción.—¿Quémásquieresquetediga?—Mereí—.Estábien.Éltambiénserio.Surisaerasuaveytranquila,nadaexageradanigrotesca.Mepuselasgafasdesolylabufandaalrededordelcuello,tapándomelabocaypartedelafrente.—Estásridícula.Melimitéaenseñarleeldedocorazón.SalimosdelaparcamientoparaseguiralcochedeSeth.Alparecer,ibasolo.Mirémirelojdereojo.

Eranlastresenpuntodelatarde.Solofaltabaunahoraparalareuniónensucasa.Muyenelfondo,presentíaquealgomaloibaapasar.Recorrimosvariascallesydimosunmontóndevueltas.NocreoqueSethsedieracuentadequelo

seguíamos,puesnosmantuvimosaciertadistanciaparaquenomevieraymereconociera.—Hannah,creoquenovasolo—dijoAlex,curioso.—¿Qué?¡No!Lohevistosubiralcoche,nohabíanadiesentadoasu lado—respondí, intentando

parecermásseguradeloqueestaba.—Hevistoaalguien,deverdad.—No,nohaynadieensucoche,soloSeth.—Miseguridadmesorprendía.Alexnoinsistió,perosucuriosidadnosedetuvo.Sacólacabezaporlaventanillayestiróelcuello

parapodervermejor.—Alex,para,nohaynadie.—Tejuroquehevistoaalguien—dijo.

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Miréhaciaelotrocoche,perolosvidriospolarizadosdeSethnomepermitíanvernadadelinterior.Seguíconduciendo,intentandonopensarenlalocuraqueeraperseguiraSeth.

—Alex,¿ysiesunfantasma?—No,nolocreo—respondió—.Séloquehevisto.Seth giró por una calle por la que ya habíamos pasado. No se detenía, solo seguía avanzando.

Salimosaunbulevaryélaceleró.Yohicelomismo,manteniendoladistanciaprudencial.Eraunasuertequefueselahorapuntayresultasefácilocultarseentreloscoches.Creíqueseguirloseríafácil,perono.LossemáforosparecíanestarenmicontraySethibamásrápidoqueuncochedecarreras.

Despuésdedejaratráselestresantebulevar,giramosalaizquierdayllegamosaunazonadecasasenormes.

YonoconocíaalospadresdeSeth.Niasushermanos,siesquelostenía.Sololoconocíaaél.Sindetenerme,seguíelcochedeSeth.Élaparcóenunacasablancaycolorcafédedosplantas.Enelsegundopisohabíaunbalcónconuna

puerta de vidrio. La casa era grande, propiedad de alguien que claramente vivía sin preocupacioneseconómicas.Inclusoeljardíneragrandioso:elcéspedestababiencuidadoynohabíafloresenél.Enestebarrio,lascasasestabanseparadasporvallasdemaderaformadasporlistonesqueculminabanenpico.Elgarajeestabaaunladodelacasayparecíalobastantegrandeparadoscoches,porqueteníadosenormespuertasblancas.

Eltejadodelacasaeraespectacular:teníaformadecascadaylastejaserandecolorcafé.Adecirverdad,ycomparadaconlamía,lacasadeSetheratresvecesmásgrande.

—Muybien,genio,dimecómovamosaentrar—preguntóAlex.Medetuveenlaesquina.Desdeahípodíamosverlotodosinserdescubiertos.—Esotetocaati.Túyahashechoestoantes—respondí.Seth se bajó del coche sinmolestarse en guardarlo en el garaje. Lo observémientras cerraba la

puerta. Vestía pantalones oscuros ajustados y un suéter rojo de cuadros. Los pasos de sus zapatillasnegras resonabansobreelpavimentode lacalle.Después, inesperadamente, lapuertadelcopiloto seabrió.

—Dimequeestásviendoeso—dijoAlex.—Estoyviendoeso.Ambos tragamos saliva. No podíamos despegar la mirada del coche de Seth. El suspense nos

consumía,necesitábamossaberquiénestabasentadoenaquelasiento.NoteníaniideadequiénpodríaacompañaraSeth.

¿Porquénolohabíavistohastaahora?Alexteníarazón.—Vamos,baja—murmuróAlexenvozmuybaja.Lapuertaseguíaabierta,peronosalíanadie.ApostabaaqueseríaKateoCara.—¿Quépasa?¿Porquénobaja?—preguntóAlex,desesperado.Ambosestábamosnerviosos,noscomíaelsuspense.Repentinamente,asomarondelvehículounaslargaspiernasconzapatosdemujer.—Kate—susurrérápidamente.—No,esCara—respondióAlex,sinapartarlamiradadelcochedeSeth.Cuando lamujer salió del automóvil,mis ojos se abrieron como platos yme quedé con la boca

abierta.

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NoeraKate.TampocoCara.Eraunamujerqueconocíaalaperfección.Ladirectoradelinstituto.Mimadre.—EsEmma—balbucióAlex.Ambosestábamosenshock.Observé cómo la brisa agitaba su cabello.Llevaba lamisma ropa que aquellamañana: una falda

negrayunbolsodelmismocolorsepegabanasudelgadocuerpo.Sufiguraresaltabamásconesecolor.Nollevabagafasdesolninadaquelacubriese.

—¡Hostia!—exclamé.Mimadre cerró la puerta del vehículo y lo rodeó para ir junto aSeth.Caminaron juntos hasta la

entradadelacasa,tancercaelunodelotroquesushombrosserozaban.Micaraardía.Estabafuriosaymesentíatraicionada.Noentendíaquéhacíamimadreahí.

Sethabriólapuertaymimadreentróprimero.Eraevidentequeélnoestabacómodo.Noparecíanamantesoalgoasí,aunque,adecirverdad,esofueloprimeroquesemeocurrió.

Sethentrótrasmimadreycerrólapuerta.—¿Yahoraqué?—Tenemosqueentrar—dije.Mequitélabufandaylasgafas.—Laúnicaentradaeslaprincipal.Yserácomplicadoaccederporahí—contestóAlex.Ambossalimosdelcoche.—Traigounacuerda,entraremosporelbalcón,nadienosverá—espeté.Abrílapuertatraseraycogílamochila,dondehabíaguardadolascosas.—Malaidea—comentóAlex.—Esnuestraúnicaopción.Vamos,estamosperdiendoeltiempo.—Sacudílacuerdayechéaandar

hacialacasa.—No, Hannah. No lo hagas.—Se detuvo detrás de mí. Me vi obligada a hacerlo yo también y

girarme—.Esmuypeligroso.—Porfavor,Alex.Eselúnicomododesaberquéestápasando.Debemosaveriguarporquétanto

misterio,quéhayentreellos,porquémimadreestáaquíy,sobretodo,debemosdescubrirquiénestuasesino.Estoyseguradequehoylosabremos,lointuyo—dije,sinretroceder.

—Tengounmalpresentimientocontodoesto,serámejorquenoentres—dijoconangustia.Surostroexpresabapreocupación.

—Tengoqueentrar—dije,decidida,yseguícaminando.—DetenteHannah—meinstóAlex.Meneguérotundamenteadarmeporvencida.Mehabíaestadopreparandomentalmenteparaesto,así

queseguícaminando.NotardéenescucharlospasosdeAlexdetrásdemí.Meadelantóymecortóelpaso.

—Apártate—leordené.—Novayas.Vaapasaralgomalo.—En ese caso, debo entrar.Mimadre está en esa casa y yo no voy a quedarme aquí cruzada de

brazos—dije,molesta.MiréaAlexdirectamentealosojos,sacandochispas—.Muévete,Alex.Élnegóconlacabezayseapartó.—Hayunaescaleradeemergenciaenellateraldelacasa.Estáocultaporunosmatorrales,podrías

subiralsegundopisoasí.Perodebestenercuidado,nosehausadoenmuchotiempo—dijo,tratandode

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reducirlatensión.Asentíy,conlacuerdaenlamano,medirigíhaciadondemehabíaindicadoAlexyatraveséunos

matorralessinhacermuchoruido.Efectivamente,ahíestabalaescalera,pegadaalapareddemodoquesecamuflabaconelblancodelacasayapenasseveía.

—Tencuidado—dijoAlex.Empecéa subir.Lamaderaestabaenmuymalascondicionesyparecíaqueencualquiermomento

podíaromperse.Mediounvuelcoelcorazóncuandounescalóncrujióalponerelprimerpiesobreél.Alexteníarazón,nosehabíautilizadoenmuchotiempo.Subíotroescalón,agarrándomeconfuerzaallateraldelaescaleraantesdedejarcaertodomipeso.Unavezcomprobéqueelescalónresistía,seguíascendiendo.Cuandoestababastantearriba,hicelopeorquepodíahacer:miréhaciaabajo.Notardéensentirlanecesidaddevomitar.Lacabezamedabavueltas.Desdeabajo,laescaleranoparecíatanalta.

—Tefaltapoco,Hannah—meanimóAlexdesdeelsuelo.Asentíyseguísubiendo.Laventanaestabacerca.Respiréhondoysubíelúltimopeldaño,perouna

rama se enredó en mi pierna. Como no podía agacharme para soltarla, tiré con fuerza, intentandodesprendermedeella,peroestabamásatascadade loquepensaba,ycuandotiré, la ramamehizounarañazoenlapiernaquemearrancóunpequeñogrito.

—¿Hannah?—preguntóAlex,asustado.—Estoybien.Memiré la pierna de reojo.El pantalón se había roto un pocoy tenía una buena herida desde la

rodillahastaeltobillo.Antesdequepudieradesmayarme,subíelúltimopeldaño.Alhacerlo,sentíuncalambreenlapierna.

Gemídenuevo.Unavezarriba,medejécaerenelbalcóndecasadeSethymemirélapiernacondetenimiento.Uf.Definitivamente,teníamalaspecto.Noeraunsimplerasguño,sinoqueparecíaquemehubieran

pasadounanavajapor toda lapierna.La sangre salióenseguida.Unagota finaydecolorcarmesí sedeslizólentamentepormipielhastallegaramiszapatos.Melevantécojeando,repitiéndomeamímismaquenoera tanmalo,que soloeraunaherida.Pero luegopasópormimente la terrible imagendemipiernaensangrentadaysentíunpocodepánico.

Sinhacerruido,peguélaorejaalapared,justoaunladodelaventana,ocultándomeparaquenosevierami siluetaa travésdelvidrio.Noescuchénada, asíquemeaventuréamirar adentro.Nohabíanadie.Sinpensarlomás,decidíentrar.

Elmarco de la ventana estaba descuidado, lleno de tierra y demoho.Olíamal, pero la brisa sellevabapartedelolor.Sinhacerelmásmínimoruido,diunsaltoyapoyéunapiernaenelmarcoparadespués impulsarme y entrar en casa de Seth. Tuve suerte de que la ventana estuviera abierta. Sethdeberíasermáscuidadoso,nuncasesabequiénpodríaentrarentuhabitaciónparahusmear,sobretodositienessecretosquenoquieresquenadiedescubra.

Cuandoestuvedentro,elperfumevaronildeSethinundómiolfato.Elaromaerafuerteypotente.Eraun dormitorio grande, no tanto como el deAlex, pero símás grande que elmío. Tenía una cama dematrimonioconsábanasrojasylasparedesestabanpintadasdecolorblancoycasiocultasporpósteresde videojuegos y de galaxias. Era una habitación demasiado limpia, con el suelo de madera y unaalfombracolorcremadebajodelacama.

Había un televisor colgado en la pared y, debajo de este, un estante con videojuegos. Entre eltelevisor y la camahabíados sillonesde espuma, unoverdeyotro rojo.Todoparecía combinar contodo.

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Enelladoderechohabíaunarmarioqueabarcabalatotalidaddelapared.Erademaderaoscurayteníacajonesypuertascorrederas.Desdemiposiciónveíadospuertas:unaami lado izquierdo,quesuponíaqueeraelbaño,yotraalfrente,queeralaentrada.

Sigilosamente, y tras asegurarme de que nadie andaba cerca, entré al baño, con la esperanza deencontrarunbotiquíndeprimerosauxilios.Cuandoabrílapuerta,todolomaravillosodelahabitaciónfue reemplazado por un absoluto desastre: había ropa desperdigada allá dondemirara, incluso en labañera,habíacamisasarrugadasycáscarasdeplátanotiradasenelsuelo.Lasbolsasdepatatasfritasylasenvolturasdediversaschucheríasestabanenelcubodebasuraofueradeél,indistintamente.Elbañoeragrandeymuylujoso,peroelcaosquehabíaallídentroledabaunaspectohorrendoyviejo.Olíaapodrido,estabaseguraquehabríaunsándwichtiradoporahídesdehacíamuchotiempo.Comosiempre,Sethsepreocupabadefingirunabuenaapariencia,perolascosascambiabancuandounaprofundizabaunpoco.

Busquéelbotiquínenelarmaritoconespejosobreel lavamanosy loencontré.Saquéunpocodeaguaoxigenadayuntrozodealgodón.Eraincreíble:cadadíaacababaconunaheridadiferente.

Mojéelpedazodealgodónconaguaoxigenada,ydespuéslopresionécontramiherida.Elefectofuerápido,comencéasentirescozorportodalapierna.

Estavez,unalágrimacalientesedeslizópormimejilla.Oíunruidoenlahabitacióneinstintivamentequiseesconderme,perocuandomegiréymiréporla

rendijadelapuerta,viqueeraAlex,quehabíaentradodeunsalto.—¿Hannah?—susurró,preocupado.—Estoyaquí—anuncié,todavíalimpiándomelaherida—.Estoyenelbaño.Terminé, guardé el botiquín en su lugar yme fui, dejando todo como estaba. Algunas envolturas

tiradasporelsuelocrujieronbajomiszapatos.Intenténopisarlaropaesparcidaportodoelbañoparanodejarhuellas,perofueinevitable,pisasedondepisase,habíaunpedazodetela.

Cerrélapuertadelbañoycuandoibahacialaentradaparaexplorarmás,elpomocomenzóagirar.Alexyyonosmiramos.MisojosfuerondelapuertadelbañoalacamadeSeth.Eranmisdosúnicasopcionesparaesconderme.Nohabíanadamás.

Dudé. Sime iba al baño, no podría esconderme en ningún sitio, y nome daría tiempode abrir ycerrar la puerta antes de que abrieran la de la habitación, así que me lancé al suelo y rodé paraescondermedebajodelacama.LacolchadeSethllegabahastaelsueloymeocultabaporcompleto.Lapuertarechinóyluegooívoces.

Unpardezapatossemovieronporelsuelo.Escuchéquealguiensacudíaalgunascosas,despuéssegiróysepusoarevolverentre laropadel

armario, sacó algunas prendas y entró al baño. Suspiré. Si me hubiera escondido allí, me habríadescubierto.Rápidamente,lapersonasaliódelbañoyabandonólahabitación.Dejólapuertaabierta.

Soltétodoelairequehabíaestadoconteniendo.Escuchéqueunapuertaalolejosseabría.Rodédenuevoymelevantédeunsalto.Alexestabaenla

ventana,contemplandoelexterior.—Semarcha—dijoconlavistaclavadaenmimadre.Miréporlaventanayotambién.Mimadreseibadelacasa.Sethledijoalgoyellanegóconlacabeza.Despuésmimadreestiró lamanoparaestrechárselay

Sethpareciócorresponderle, tomósumanocondelicadezay laapretó.Semirabandirectamentea los

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ojos.Sedieron lamanoagitando losbrazosenunmovimientofrágilysutil.Luegomimadresonrióysaliódelacasa.

MesorprendítodavíamáscuandosubióalcochedeSeth.Élsedespidiódeellaagitandolamano.Mimadrearrancóysefue,dejandounafinaesteladehumogristrasella.Eh…¿quéacababadepasaraquí?Sethentródenuevoenlacasa,peroviqueotrovehículoseacercabaalaresidencia.Eraelcochede

Cara.Bueno,noerasuyorealmente,sinodesumadre.Sethvolvióasalir,casitrotando,paraabrirlapuertaaCara.Ellasacósuspreciosasylargaspiernas

delcocheytomólamanoquelebrindabaSeth.Sehabíacambiadoderopa,llevabaunpantalónrosaconunasudaderablancayunasdeportivas,tambiénblancas.

Sethcerrólapuertadelcocheyambossedispusieronaentrarenlacasa.De nuevo, dudé si bajar o quedarme en la habitación, peromi duda se resolvió pronto. Escuché

pasosprovenientesdelaescalera.Alparecer,subían.Medejécaerotravezymeocultédebajodelacama.

—¿Teduele?—escuchédeciralatraidoradeCaramientrasseacercabanalahabitación.—Unpoco,laverdad.Hannahpegaduro—respondióSeth.Lospasosseoíancadavezmásfuerteyentraronenlahabitación.Carasedejócaerenlacama.Su

pesohizoqueelcolchónsehundierayluegovolvieraasuestadonormal.Habíamuchaconfianza,porloqueseveía.

—¿Hannah?—dijoAlex,queestabatendidoamilado—.Estoesmuypeligroso.Mellevéeldedoíndicealabocaparasilenciarlo.—Tranquila, ellos no pueden oírme. —Luego tragó saliva, se notaba en su mirada que estaba

asustado—.Peroatisí.Aparté losojosdeélyrespiréprofundamente.Todosaldríabien,nomeharíandaño.Caraerami

mejoramigaynopermitiríaquenadieseatrevieraaponermeunamanoencimaestandoellapresente.Meayudaría.

—Medijoquelehabíasgastadounabroma.—Sí,yasabes,teníaquehacerlelallamada.—Sethfuehastaunodelossillonesdecoloresysedejó

caer—.Penséqueesolaconfundiríaylaalejaría.—Peronoentiendoporquétepegó.Nodeberíahaberlohecho,Hannahnoesasí.—Fuemuy raro.Susojosechabanchispas. ¿Sabes?PorunmomentocreíqueeraAlexelqueme

pegaba.Élsolíagolpearasí,sabíacuáleramipuntodébil,yHannahfuecomounaflechaadestruirlo.—Tedejóbastantemagullado,hayqueaceptarlo.—Directoamiegoyamireputación.SethsoltóunarisitayCaraseleunió.MiréaAlex.—Losiento—dijoél.Luego, sin poder evitarlo, sonrió debajo de la cama. A pesar de que estábamos en una posición

incómoda,élestabadivirtiéndoseallíabajo.—Perosabes—continuóAlex—quehicemuybien.Selomerecía.Asentí,tratandodenoreírme.ViqueelrostrodeSethestabarojoysumandíbulatodavíaamoratada.—Ledijisteaquello,¿verdad?

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¿Cómo?¿Caralosabía?—Sí,justoloquetúmedijiste.Peronuestroplanfracasó.Seth se levantó y se dejó caer en la cama a un lado deCara.Veía sus zapatos juntos.Me quedé

quieta,sinhacerruido.Allídebajohacíaunpocodecalor.—KateyRyanyavienen—anuncióCaraconunavozadormiladaysensual—,tendremosquepensar

otroplan.Mientrastanto…—Mientrastanto,nosotrosvamosabesarnos—leinterrumpióSeth,convozmelosa.Tenía el presentimiento de queCara estaba sonriendo comouna loca. Sus labios se juntaron y oí

cómosebesaban.Oh,no.Nopodíacreerquefueseapresenciareso.YahabíasucedidoconKateyRyan,yahoracon

CaraySeth…¡Ibaavolvermelocasiseguíaviendoesassituacionestandesagradableseíntimas!¡NoqueríaveramimejoramigaconsulenguadentrodelabocadeSeth!¡Ibaavomitar!

Losbesoshacíanunruidoatronador,asíquemetapélosoídos.Alexserioamilado.Surisaestabaaescasoscentímetrosdemioreja,mecausabacosquillas.

—Seth…—dijoellasinaliento.—Ereshermosa—ledijoSeth,convozentrecortada.Ambosrespirabandeformamuyagitada.Me

preguntéquétipodebesohabíacausadotalemoción.Denuevo,mesentíaunaintrusa.Soloesperabaquelaotraparejallegaracuantoantesparaqueesta

deaquípudieraarreglarsusasuntospersonalesenotromomento.Caraserio.—Ytúeresguapísimo—comentóella.Sus labiosvolvieronaunirsey,no lonegaré, sentícelosdemiamiga.Nopodíacreerquenome

hubieracontadonadasobreSethyella.¿Quépasaba?¿Acasoyanoconfiabaenmí?Sonóeltimbreyloagradecí.—Ahoravengo—dijoSeth,queselevantódelacamaysaliódelahabitación.Carasuspiró.Unossegundosdespués,seoyeronvocesporelpasillo.Alparecerveníanvariaspersonas.Levanté

unpoco la colcha sinquemevieran.El espejoquehabíadelantede la camamepermitíaver loquesucedíaentodalahabitación.

Cuatroparesdezapatosentraroneneldormitorio,seguidosporotromás.Visualicéporelespejoyreconocílosrostrosqueentraban.Larubiadeojosazulesestabaallí,con

elcabellohúmedoysedoso.Kateparecíapreocupada,nisiquierasonreía.AlcontrarioqueRyan,quenodejabademostrarsusmúsculosysusdientesperfectamenteblancos.Karen,SarahyTomentraronenlahabitaciónriéndose.

¡¿Tom?! ¿QuéhacíaTomallí? ¿Yporquévestía ropa tanprimaveral? ¿No sé suponíaque estabaenfermo?

Cuántasmentirashabíadetrásdeesassonrisas.DespuésentróSeth,casisonriendo.Todosseacomodaronenalgunapartedelahabitación.KarenySarahsesentaronenlossillonesy

RyanyKatesepusieronenlacama,juntoconCara.Sethsequedódepieapoyadoenelmarcodelapuerta,observandoaCara.Tom,encambio,sedejó

caerenelsuelo,conlaespaldaapoyadaenunadelasparedes.Noparecíaqueleimportasehacerlo.—Muybien…—dijoKate—.Empecemos.

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Agucéeloídoparaescucharcadapalabraquedijeran.—¿Quédemonios ledijiste,Seth?—preguntóRyan frunciendoelceño.De todosellos,eraelque

estabamásmolesto.Yanosonreía.—Fueraloquefuera,laalterómás.Parecequelapersuadisteparaquesiguieraconesto.Ytenías

quehacerlocontrario—concordóKate,peinándoseelcabellonerviosamente.—Oye,hizolocorrecto—intervinoCara,defendiendoaSeth.Tambiénfruncióelceño.—Ledije loquevosotrosdijisteis.La llaméy leadvertídequenoseacercara,deque lodejase

estar, pero ella me retó y puso condiciones —explicó Seth—. Le dije que el asesino estaba en lacafetería.

—Eresunestúpido,Seth—dijoKaren.—Dejaquetermine—contestóTom—.¿Porquéaceptastesuscondiciones?—Suvozeradurayno

parecíanadaenfermo.Alcontrario,seleveíafuerte.—Ryanyyoestábamosallí,creíqueesolaconfundiría—respondióSeth.—Dios,Seth—dijoSarah,lachicapelirroja—.Eraobvioqueiríahaciati,yasospechabaantes.¿Es

queeresidiota?—Ybastanteestúpido—completóKate.—Muybien,noestamosaquíparainsultarymuchomenosparabuscarculpables.Almenos,élhizo

algo,mientrasque losdemás, ¿quéhicisteis?—Karen, lamanoderechadeKate, los fulminóconesamiradaasesinaquelacaracterizaba—.Tenemosquebuscarunasolución—añadió.

—EstoydeacuerdoconKaren,elproblemayaestáahí,yahorahayqueencontrarunasolución—dijoCara.Luegosusojosbuscaronalosdelatemblorosarubia—.Kate,¿nocreesquetútambiéntienespartederesponsabilidad?

—¿Dequéhablas?Ambassefulminaronconlamirada.—Estámuyclaro.EstáshaciendoqueHannahsemetamásenesto.—¡Esonoescierto!—respondióKate,quesepusodepiedeunsalto.—Escuchad,siosvaisapelear,yomelargo.—Tomcomenzóalevantarse.—CállateTom—dijoSeth, impidiendoque se levantara del suelo—.Nadie va a pelearse aquí y

nadievaairsehastaqueestoseresuelva.Asíquesiéntateytranquilízate.Y,porfavor,calmaostodos.Tomsedejócaerdenuevoyseacomodóotravezcontra lapared.Ryanpusosusmanossobreel

brazodeKateyconun toquesuave laayudóavolverasentarse.Lacamaestaba temblando,Katenoteníabuenacara.

—Muybien,entonces,¿quéhacemos?—preguntóKaren.—Vamosaidearunplan«B»—respondióSarah.—¿Unplan«B»?Esabsurdo—dijoRyan—.¿Porquénoledecimoslaverdad?—¿Seosocurrealgomejor?—dijoSarah.Todossemiraronincrédulos,sinarticularpalabra—.Ya,

esomeparecía.—Hayquecontarlelaverdad—dijoKate.Todoslamiraronconlosojosmuyabiertos.—¿Estásloca?—preguntóKaren.—¿Quémierdaestásdiciendo,Kate?¿Tehasfumadoalgooesquetedrogasconalgomásduro?¿O

ambascosas?—laofendióSarah.—Callaos—dijoRyan, defendiendo aKate—.Kate tiene razón, nopodremosocultarle la verdad

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muchomástiempo.Detodosmodos,loacabarásabiendo.—No—intervinoSeth—.Nohemoshechotantosesfuerzosparaocultarlotodoyahoraconfesarlela

verdad.Sarah,KarenyTomasintieron.—Hannahnodebesaberlo—respondióKaren.—Siguevigilándola,Karen,ellanosehadadocuenta—dijoTom,queparecíaellíderdelgrupo.¡¿Qué?!¿Habíaoídobien?¿Mehabíanestadosiguiendo?¡¿Cuándo?!—Bueno,esmuyfácil,lachicacasinosale—seburló.Mehervíalasangreynotabamismejillasrojasdeira.Queríasalirdedebajodelacamayhacerles

confesar.Queríagolpearacadaunodeellosporhabermementidoyocultadocosasimportantes.—Tranquila, Hannah—me calmó Alex, al ver que mi pecho subía y bajaba. La rabia se estaba

apoderandodemí,yesonoerabueno.Yonopensabaconclaridadcuandomontabaencólera.Nomedíamispalabrasyeraimpulsiva.

—Sarah,dileatupadrequelamantengaalejada,espolicíaypodráhacerlo,yasabes,quelaasusteunpoco.Losdemássigamosactuandocomosinada.Sinembargo,vamosa tratardecuidarlaunpocomás,deestarpendientesdeloquehace.

—¿Unsusto?—preguntóSarah.—Sí, algo como…que el asesino esmuy peligroso y que no es la primera vez que sucede algo

similar,sobretodoconlafamiliadelosCrowell—dijoTom.—Queirónico…—respondióSarah—.Elasesinoespeligroso…suenabien.—Ryan,túacósalamás—dijoTom.—¿Acosar?—interrumpióKate,apretandosupequeñayfinamandíbula—.¿Sabéiseldañoquehace

unamentira?¡Vaisadestruirla!¡Cuantomástiempopasesinquesepalaverdad,másvaasufrir!¡Nosvaaodiarpornodecírselo!¿Esquenoloveis?¿Noosdaiscuentadelagravedaddeldaño?

—Lamentiranosiempresedescubre,Kate—seadelantóadecirTom—.Ysilaverdadsellegaasaber,esqueunodenosotrosnoshatraicionado,ypagaráporello.

—¿Meestásamenazando?—gruñóKate,molesta.—Kate,cálmate—ledijoRyan,acariciandosucabellohúmedo.—Eresunidiota,Tom—gruñóKate—.Todossoisunosmentirosos.—Bueno,yabastaKate,tengoalgoimportantequecontaros—dijoSeth,queparecíamástranquilo

—.¡HoyhavenidoEmma!Todoslomiraron.—¿Qué?—dijeronvariasvoces—.¿Quéhadicho?Toda la habitación se quedó en silencio, esperando la respuesta de Seth. Incluso yo contuve la

respiración.—Quevaadecírselo.—¿Qué?—exclamarontodosalunísono,mirándoselosunosalosotrosconconfusión.—Hannahsabrálaverdad—repitióSeth.—¿Ynosotrosqué?—preguntóCara—.Emmaestásiendoinjusta.—Esoha sido loquemehadicho—respondió sindarmásexplicaciones—.Nohaañadidonada

más.—Hannahestáenferma,¿cómoselovaadecir?—dijoSarah.

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¿Enferma?¿Cuándomehepuestoenferma?¡Yonoestabaenferma!—Hannahloolvidó,loolvidótodo—tercióCara.¿QuéhacíaSarahahí?¿Quéteníaqueverellacontodoesto?—¿Deverdadloolvidótodo?—preguntóSeth,frunciendoelceño.—Sí.Ni siquiera recordaba aAlex, y un día antes de su funeral dijo que lo había visto. Estaba

alucinando,parecíaquerealmentelohubieravistodeverdad—contestóCara.Justoenesemomentosentídenuevounasganasirreprimiblesdegolpearla.MiréaAlex.Estabadelosnervios.TeneraAlex tancercademíyestarallí,oyendocómometíannuestrosnombresenuna fraseque

dabamiedodeescuchar,mehacíaquererlloraryabrazarloconfuerza.—Tranquila—mesusurró,calmándome—.Todosaldrábien.Erandemasiadasmentiras.Nopodíaaguantar la rabiaquehabíaenmí.Cuandoestabaapuntode

levantarmeyenfrentarmeatodosellos,oíalgoquemeparalizóporcompleto.—¿Cómo le vamos a decir que fue ella?—Me pareció que quien hablaba se estaba alejando—.

¿Cómolevamosadecirquetieneamnesia,quefueellaquienmatóaAlex?Noidentifiquéalapersonaquehabíahablado,nitampocoescuchéloquedijoacontinuación,yaque

todomi cuerpo se quedó en shock.No podíamover ni un solomúsculo. Todo se había detenido. Lahabitaciónsehacíacadavezmásgrandeyyomásymáspequeña.

Elairemefaltaba.

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Capítulo18

Nopuedodescribirloquemicuerposintióenesemomento.Nosabíasimehabíadesmayado,simehabía muerto, o si me había quedado completamente congelada o anonadada. O si, simplemente, micuerposehabíadesmontadocomounvidrioroto,dejandoencadatrozounaemocióndiferente.

Suponíaquemehabíadesmayadoydespuésmehabíamuerto,yaquehabíadejadoderespirar.Semehabíasecadolabocaymicerebroapenaseracapazdehacerfuncionarmisistemanerviosocentral.Loúnicoquemeveníaalamenteeraqueteníaqueestarmuerta,porquenosentíaelairefluirdentrodemí,nopodíarespiraryeloxígenodelexteriornoentrabaencontactoconmispulmones.Pero,porotrolado,sabíaqueestabaviva.Escuchabalasvocesenlahabitacióncomomurmulloslejanos.Miestómagoseretorcíacomosituvieraalgúntipodeinfección,haciéndomegritarpordentrodedolor.Sentíacomosiunalosaaplastaramipecho,causándomeundolorindescriptiblequesacudíatodomicuerpo.Nopodíamoverme,nopodíaescucharclaramenteloqueellosestabandiciendo,eracomosisusvocesestuvierandistorsionadas,lejanasyapenasaudibles.

Laspalabrasserepetíanenmicabeza.Amnesia.Verdad.EllamatóaAlex.EllamatóaAlex.«Hannah,túmatasteaAlex».Podíaescucharenelfondodemimenteamiconcienciagritándomelo

unayotravez.Micorazóndiounvuelcoymeestremecí.—Hannah…—susurróAlexmientrasmesacudíaconcuidado.Meagarrólosbrazosymezarandeó

sinhacerruido,peroaunasíseguíasinpodermoverme.Micerebrosenegabaaprocesaroaceptarlasúltimaspalabrasquehabíanquedadograbadasenmimente.

Sentíel impulsodeapartaraAlexyalejarmedeél tantocomofueraposible.Noquería tocarloymuchomenosmirarloa losojos.No teníaelvalordemiraraquellascanicascolormielque tantomegustaban.Semepartiríaelcorazónenmillonesdepedazosalvereserostropálidoyconfuso.

Nopodíahacerlo.—Hannah—volvióallamarme—,escúchame…—susurrótodavíamáscercademioreja.Cuandocomencéavolveralarealidad,elpánicoseapoderódemí.No.No.No.Nopodíasercierto.Yonoeracapazdehaceralgoasí.Yojamásmataríaaunapersona.Nomataríaa

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Alex,esonoteníasentido.Esoestabamal.Teníaqueserunsueño,ounaespeciedebromademalgusto.Yono…

—Dimequeesunsueño—logrédecir,ensususurro.Mivozsonabaentrecortadayaguda.Teníaunnudoenlagargantaquenopodía tragar,ymeardía—.Dimequeestoysoñando,porfavor—supliquéconvoztemblorosa.

Enesemomentocrucialdemividanopodíadistinguirentreloqueerarealyloqueno.Nosabíasiestabadespiertaodormida.Deseabadespertarydescubrirquetodohabíasidounapesadilla.

AlverqueAlexnomerespondía,mepellizqué.Eldolorfueinsignificanteencomparaciónconloqueestabapasando.Mesorprendíalverqueseguíaenelmismolugar,debajodelacama,conelolorapolvoinundandominarizyconunaincertidumbrequemeestabamatandolentamente.Mirémimanoyvilamarcarojadelpellizco.

Mepellizquéotravez,ahoramásfuerte.Siemprequeteníaunapesadillasolíahacereso.Ysabíaqueeraunapesadillaporqueeltiempofuncionabadeformadistintacuandoestabasoñando.Enuninstanteestabacorriendoy,alsegundosiguiente,estabaescondidaenunarmario.Deesemodosabíaqueestabasoñandoyqueunpellizcoloresolveríatodo.Noobstante,noteníapesadillasconfrecuencia,nisiquieratenía por costumbre soñar; mis sueños solían ser meros vacíos, sin imagen y sin sonido. Ladesesperación combinada con el pánico hizo quemi corazón se acelerara precipitadamente, como siestuvieracorriendounmaratónenundesierto.Loquemeestabapasandoerareal.

Me aparté con rabia unmechón de cabello de lamejilla. Estaba desesperada.Me sorprendía nohaberempezadoamordermelasuñas,algoquesolíahacerenmomentoscomoeste.Sinembargo,semehabíansaltadolas lágrimas.Nomehabíadadocuentadequehabíacomenzadoa llorar.Sentíqueunalágrimarecorríamimejillayluegootra,yotra,descendieronpormismejillasyempaparonmisdedos.¿Porquéestaballorando?¿Porenojo?¿Rabia,talvez?¿Oportemor?

¿Temoralarealidad?Sí,definitivamente.Teníamiedo,terrorypánico.Todoalavez.Mepellizquévariasvecesmás,cadavezmásfuerte.Elpániconoremitía,ynoayudabaestaroculta

debajo de la cama de una de las siete personas que había en la habitación. El pánico nome dejabacontrolarmisnerviosy,paramimalasuerte,tambiénmeestabaponiendonerviosa.Yesoeraalgoquemicuerponotoleraba.

—Basta,Hannah.—Alexme tomóde lamano con la queme estabapellizcando, evitandoque lovolvieraahacer—.¡Basta!

—Dimequenoescierto…—susurréparaAlexyparamí.Sinodeteníaesto,micorazónsaldríavolandodemipecho.—Tranquila—medijoconsuvozcalmada.Élestabamuytranquilo,demasiadonormal.Todoaquellonoparecíahaberleafectado.Sinembargo,

sus ojos resplandecían de nuevo con ese brillo especial. No podía evitar dejar de mirar en laprofundidaddesusojos.Estabadolido,loestabaperonoqueríaadmitirlo.Eraconscientedelacrudarealidady,aunasí,laomitíaparahacermesentirbien.

Encambioyo…estabahechaunlío.—Inspira y espira.Cálmate.Todo va bien.—Suvoz era serena.Me apretó lamano con dulzura,

intentandotranquilizarme.Sumanoestabacalientecuandotocólamía;eracurioso,lasmanosdeAlexsolíanestarfríasysuaves,peroesedíano,otalvezloestaban,perolasmíasestabanahorahechasdehielo.Susdedos,secosyfuertes,presionaronmipalma.Losmíosnodejabandetemblarymesudabalamano. ¿Por qué estaba tan tranquilo? ¿Acaso no lo había escuchado? ¿No había escuchado que tenía

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amnesia?¡¿Esquenohabíaoídoqueyolohabíamatado?!Definitivamente,debíadeparecerunalocaoalgoinclusopeor.Peroahora,esonoeralorelevante.

¿Porquémehabíanocultadoalgotanimportante?¿Acasomeestabanprotegiendo?¿Estabanintentandosalvarmeelculo?¿Esaeralamisteriosaverdad?¿Yoteníaamnesia?¿Todosetratabadeeso?¿DequeyohabíamatadoaAlex?

Bien, estaba claro que nadie iba a responderme, que tenía que calmarme, dejar de hacermemáspreguntas y de parecer una loca ante Alex. Darle vueltas al asunto solo servía para ponerme másnerviosa,yloquenecesitabaerapensarconclaridad.Necesitabacalmarme.

—Espira…—merepitióAlexporenésimavez.Sumanonohabíadejadolamía,yseloagradecíainfinitamente—.Inspira…Tranquila,Hannah.Tranquila.

Poco a pocomi pulso se normalizó y volví a escuchar con claridad las voces de la habitación.QueríamiraraAlexalosojosypreguntarlesihabíaoídolomismoqueyo,perosimplementenopodía.Mesentíaunatraidora,otrapersona,alguienaquiendesconocía.

NisiquierapodíaimaginarmematandoaAlex.Yonopodría…Noseríacapaz…—¿Hasoídoeso?—balbucí.Mimenterezabaporquesurespuestafueranegativa,quenolohubieraescuchado.—Sí—respondió.Micorazónsintióunapresiónmomentáneaquedolióinsoportablemente.Élnoparecíaestartanmal

comoyo.Lehabíapilladoporsorpresa,sí,peroseguíafirme.—Loheoído—dijo—,peroantesdequeentresenpánico,debemosseguirescuchando.Séquees

difícildeasimilar,perocabelaposibilidaddequeseaunabroma.Haymuchaspreguntasquetendremosquehacernosdespuésdeestaconfesión,peroserádespués,cuandoestésmáscalmada,cuandopodamospensarconclaridadparaatarcabos.Esteesunrompecabezasquealgúndíasevaacompletar,solohayque tener paciencia.No dejes que te afecte tanto, ¿de acuerdo?Recuerda que estoy contigo,Hannah.Pase lo que pase, estoy contigo.—Su voz hacía eco enmimente. Sus ojos, inundados de ese brilloespecial, me miraban con compasión y ternura. Sus labios se separaron y comenzó a moverlos—.Estamosjuntos,¿deacuerdo?

Memordíellabio,intentandocontenerlaslágrimasynodecirnadaestúpidoquearruinaratodavíamásesemomento.Micorazónlatiódenuevo,peronoporterrorniporpánico,sinoporotracosa,peroerantantasemocionesencontradasquenopodíadescifrarcuáleralacausa.Eracomounrevoloteoenelestómago,peronoeranmariposas…Eraalgo todavíamás fuerte,más intenso.Tantoqueno lopodíadescribir.

—Alex… Gracias. Y lo siento, lo siento de verdad —dije, con el corazón oprimido por laculpabilidaddemisdichososactos.

—No lodigas,Hannah.Túno—respondióparadespués apartar susmanosdemí condelicadezamientrasmesonreía.

Susonrisaysuformadeactuarhacíanquetododolieradentroyfuerademí.—¡Queréiscallaros!¡PorDios!—exclamóalguienconfrustración.Micabezasegiródenuevoparamirarporelespejo.Elcorazóntodavíamelatíaconfuerza.Ibaacalmarme.Esoibaahacer.Teníaquetranquilizarme.—Yo creo que no deberíamos decírselo. Tu padre estaba ayudando, ¿verdad, Sarah? ¿Ya lo ha

solucionadotodo?—dijoKaren,mirandoaSarah.

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—Sí—contestóella.Suvozeraquedaysucabellozanahoriadestilababrillopordoquier.Nuncahabíaodiadotantoelcolornaranja—.Mehacontadoloquevaadecir.

—Perotupadreespolicía,nodetective—interrumpióSeth.—¿Y qué? —respondió ella, indiferente, encogiéndose de hombros. Sus pecas desprendieron

desinterésysupequeñanarizapenasselenotaba.Loslabiosincolorosseabrierondenuevo—.Puedehaceruninforme.Lohaestadopreparandoestosúltimosdías,yyoloheleídoyescreíble,esdecir,todoloquediceparecereal.Podemosconesto.

—Hayquedecírselo—intervinoCara.Suvozeraamarga.Enestemomento,mesentíatraicionadaydecepcionada.Podíaperdonarsucartaamenazante,incluso

había aceptado su actitud y su alianza conmi madre. Había intentado darle el beneficio de la dudaporqueeramiamiga.Ymedolía,medolíadecir«era»,enpasado.InclusotambiénhabíaperdonadosurelaciónconSeth.PeroestomehabíahechodarmecuentadecómoeralaauténticaCara:unamentirosa.

—Yonoledirénada—dijoTomconrudeza.—Estoydeacuerdocontigo,noquieroserlapringadaqueselodiga—afirmóKaren,excusándose.—Seguimosconelplanyyaestá—dijoRyan.Katenegóconlacabeza.—Quieroirme,quierosalirdeesto—anuncióconunhilodevoz.Las palabras se le entrecortabany apretaba los labios tanto queparecía que le iban a temblar en

cualquiermomento.Teníalosbrazoscruzadosdescansandosobresupecho.Noqueríamostrarsedébil,deesoestabasegura.

—Nadiesaledeestohastaquenotermine—intervinoTom,fulminandoconlamiradaaKate.Ellaentrecerró los ojos y parpadeó un par de veces. Después volvió a posar su mirada sobre Ryan,pidiéndoleayuda.Élselimitóaencogerloshombrosyahacerunamueca.

KateledevolviólamiradaaTom,yélnosolonolaapartósinoqueselasostuvocondesafío.Erantodolocontrarioelunodelotro:Kateerabelleza,dulzura,amorymoda;yTom,bueno…éleraguapo,pero hosco. No era unamala persona, sino de ese tipo de chicos que no soportaban a las personassuperficialesy atractivas.Erademasiado inteligenteparadejarse embaucarpor todoaquello.Pero loqueélnosabíaeraqueKatetambiéneralista.Lachicanoeralarubiacabezahuecaqueaparentabaser.Aunqueodiaseinfinitamentedecirloyaceptarlo,lociertoesqueeramuchomásqueeso.

—Puesmiracómomevoydeaquí—dijoKate.Agarrósubolsodediamantesfalsosyseloechóalhombro.Caminócondecisiónhacialapuerta,

sustaconeseranelúnicoruidoquehabíaenlahabitaciónenesemomento.KateestabaapuntodesalirytodospresionaronaRyanconlamirada.

Élapretóloslabiosyalzóunbrazocondecisión.—DetenteKate—ledijo.Nofuenecesarioquegritaraniqueinsistiera.Suspalabrasbastaronparallamarsuatención.—Notevayas.Nadiesevaair.Igualmente,Hannahsabrálaverdaddeunmomentoaotroynosotros

seremoslibres.—¿Libres?—Katesoltóunarisitasarcástica.Todoslamiraban—.Estáismaldelacabeza.Estáis

haciéndoosdañoavosotrosmismosyalapropiaHannah.Ytú…—SeñalóaCaraconrabia—.Túnoeressuamiga.¡Eresunatraidora!¡Todossomosunostraidores!

—Kate…—lallamóRyan,poniéndosedepie—.Tranquilízate—ledijomientrasseacercabaaella.Cuandoestuvolosuficientementecerca,letocóelbrazo,peroellaseapartó.

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—¡Nometoques!—gritó—.¡Estoycansadadeesto!Nomeimportaloquetúotúvayáisahacerme—dijo, señalando a Tom y después a Sarah. Tom sonrió con hipocresía cuando lo señaló.Definitivamente,laestabaprovocando.LavozdeKatesonabacadavezmásagudayempezóaquebrarse—.¡Nomeimporta!¿Meescucháis?¡Novoyaseguirconestejueguecitoestúpido!—exclamó,ysaliódelahabitaciónconlacabezabienalta.

Mequedéboquiabierta,nopodíacreerloqueestabaviendoyoyendo.—Elplanseguirá.Ytú,Ryan,hazmejortutrabajo—leordenóKaren.—Túnomedasórdenes,¿deacuerdo?—Lelanzóunamiradadespectiva—.Nosvemosdespués—

dijoenojadomientrassalíadelahabitaciónparaintentaralcanzaraKate.MequedéensilenciomirandoaAlex,esperandoquemedijeraquéhacer.Élcaptómimensajeyme

sonrió.Dios,teníaquedejardehacereso.—¿Estásmejor?—preguntóacariciandomicabelloparaapartarlodemirostrollenodelágrimas.—Sí,gracias—respondí.¿Cómosesuponíaquehabíapasadoeso?¿Yporqué,siteníaamnesia,nomelohabíandicho?¿Por

qué ocultármelo? No lo podría superar. El trauma y el pánico seguían ahí. No podía olvidar esaspequeñaseindiscutiblespalabras.«EllamatóaAlex».

MirédenuevoaAlex.Estabaamilado,bocaabajo,observandolahabitaciónatravésdelespejo.No llevábamosmás de veinteminutos ahí, peromi cuerpo empezaba a sentirse incómodo en aquellaposición.Depronto,sentíuncalambreenlapiernaenlaquemehabíahecholaherida.

Unardienteeintensodolormerecorriódesdelapiernahastaeltobilloymearrancóungemidocasiinaudible.Laheridateníamalaspecto,peronoqueríamirarlaahora.Esoharíaquemedolieratodavíamás.

—Maldición—mascullécondolor.Primero, Alex me miró sin entender nada, pero rápidamente comprendió mi expresión. Sus ojos

bajarondesdemipiernahastamitobillo,y,mientrasrecorríaneláreadañada,losabriódeparenpar.—¡Hannah!—susurró,conexpresióndepánico,mientrasmirabamipiernallenadesangre—.¿Qué

tehapasado?Sutonodevozconfirmabaelterrorquehabíaensusojos.—Hasidounmatorral.Semehaenredadoenlapierna,hetiradoparasoltarmeyesteeselresultado.

Noesnadagrave,Alex—leexpliquémientraspresionabalosbordesdelaheridaconsumocuidadoysinmirar.Metemblabaellabio—.Estoybien—dije,antesdequemelopreguntara.

Acontinuación,escuchamospasosenlahabitación.CarasepusoenpieySethhizolomismo.—Yomevoy.Mimadre debe de estar esperándome—dijoCara, encaminándose hacia la puerta.

Cuandoestabaenelumbral,segiróparasonreírconcomplicidadaSeth.Éllamiróehizolomismo.ConocíabastantebienaCara.Esasonrisasolopodíasignificaramor.CuandoCarasehubomarchado,Sarahselevantóyseacomodóelcabelloanaranjadodetrásdela

oreja. Tenía un aspecto bastante diferente al del instituto: ahora, su mirada era fría y calculadora.Empecé a ver que quizá llevaba una doble vida, que podía ser a la vez una persona tierna y lamásmalvadaquepodíaexistir.

—Vanajoderlotodo—dijoSarahconfastidio.Apretó los dientes y se cruzó de brazos. Parecía descontenta con algo. Había algo que la había

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enojado.—¿Quiénes?—preguntóKarensinentendernada.LevantólamiradaylaclavóenlosojosdeSarah.—Cara y Kate, lo están arruinando todo—respondió sin vacilar mientras resoplaba. Su cabello

estabaquietoysuslabiosvibrabanconunafacilidadincreíble.—No.Nonosharíanalgoasí,nonostraicionarían—defendióSethconfirmeza.—Esolodicesporqueestunovia—interfirióTom—.PeroSarahllevarazón,lovanajodertodo.—¿Yquémásda?—dijoSethcasigritandomientrasmirabadesafianteaTom.Todosenlahabitaciónsabíamosquiénganaríasihubieraunapelea:Seth.—Hannahlosabrádetodosmodos—concluyóSethconrabia.—Yanonospodemosfiardeellas—dijoKaren.—Hayquedarles tiempo.Cara es su amigayKate es supeor enemiga, nodebemosquitarlasdel

mapa.Sonpartedeestoytodoslosabemos.YomeencargodequeCaramantengalabocacerrada.RyanseencargarádeKate.

—Esoespero.Confianzaesloquemenostengo.Yotambiéntengoqueirme.—Tomsuspiróyluegosepusoenpie.Habíaalgomaloensumirada.Siguióhablandomientrascaminabahacialapuertadelahabitación—.Quepaséis unabuena tarde—dijo con sarcasmo,y salió con lasmanosmetidas en losbolsillosdelanterosdelpantalón.

Luego,KarenySarahsedespidierontambiéndeSethysemarcharon.RezabaporqueSethnohicieraalgoindebidoquepudieraincomodarmeysefuesedeunavez.Queríasalircorriendoeirmeacasa,allorarenunrincóndemihabitación.Notabaquelasangremecirculabatodavíaconrapidezportodoelcuerpoymicorazónseguíalatiendoconfuerza.Noentendíacómonomehabíadesmayadoalenterarmedelanoticia.

—¿Quéeseseolor?—sepreguntóSethasímismomientrasolisqueabaelarmario.Fruncióelceñoyyomequedécompletamentequietayensilencio.Elpánicoseapoderóunavezmás

demí.Simeveíaaquíyenestascondiciones,memataría;estabasegura.—Joder…—añadió.Seth empezó amoverse y a olisquear por toda la habitación.Entró al baño para comprobar si el

extrañoolorproveníadeahíydespuéscomenzóahusmearentreloscojinesylascolchas.Definitivamenteestabasufriendounataquedepánico.Parecíaqueelcorazónsemeibaasalirdel

pechodeunmomentoaotro.Sentíalaadrenalinaportodoelcuerpo.Recorrió la habitaciónde arriba abajo.Al ver queno conseguía averiguar de dóndeprocedía, se

dispusoaacercarsealacama.Caminabalentamentey,acadapasoquedaba,micuerposeestremecíacomonuncalohabíahecho.

Suspisadashacíanquetodosycadaunodemismúsculostensostemblaran.—No te muevas —dijo Alex en un susurro casi incomprensible. Pero yo ni siquiera intentaba

moverme.Micuerposehabíaquedadoparalizadodeformaautomática.Parecíaunenormeiceberg.LospasossigilososdeSethmesobresaltaban.Sinadielodetenía,estoseríaelfin.Cerrélosojoscuandoloescuchéatansolounoscentímetrosdelacama.Todoestabaensilencio.Depronto,unvideojuegocayódelaestanteríadeSethyestesediolavueltabruscamente.Giréla

cabezayviqueAlexyanoestabaamilado.Sethseacercónuevamentealacama,sininteresarseporelvideojuego.Aquellomehizoodiaresosmalditosjuegosconmásfuerza.

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Entoncescomenzóalevantarlasábanaconsumocuidado.Soloeracapazdecerrarlosojosyesperaraquemedescubriera.—¡Seth!—gritóalguien.Abrílosojosylasábanacayóantesdequedaralavista.Exhaléelsuspiromásprofundoquehabía

soltado en todami vida. La voz había detenido a Seth. Estaba segura de que era una voz femenina.Parecíavenirdelaprimeraplanta.

—¡Seth!—volvióagritaralguien.Enesaocasión,reconocílavoz.EraCara.Pero¿nosesuponíaquesehabíaido?¿Quéhacíatodavíaaquí?Fueracualfuerasuexcusa,seloagradecía.Caraentrócorriendoalahabitación,respirandoagitadamente.—¿Quépasa?—preguntóSeth,preocupado.Caratomóunabocanadadeaireylanzóunvistazorápidoalespejo.Noestabaseguradequéhabía

vistoreflejadoenél.—Micoche…—respondió,todavíaacelerada.Apenasseentendíaloquedecía.—¿Quépasacontucoche?—Noarranca.¿Puedesayudarme?—Claro,vamos—respondió,ehizoelademándetomarladelamano.—Antesnecesitoiralbañounmomento.Tealcanzaréenunsegundo—contestóella.SethfruncióelceñoydespuésasintióconlacabezamientrasalejabalamanodeladeCara.—Vale.Algonoibabien.ElcochedelamadredeCarafuncionabaperfectamente.Aesacosanolefallaba

nada,eranuevo.Yademás,yosabíacuándoCaranecesitabairdeverdadalbaño.Siemprequesemoríadeganasdeir,hacíaunbaileridículo,peroenestaocasiónnohabíahechonada.

Sentíunapresenciaamiladoymegirédenuevo.Alexhabíavuelto.—He intentado distraerlo—dijo, refiriéndose al videojuego que había caído, y yo asentí con la

cabeza.Medolíaverlo.Medolíaqueactuaraasídespuésdehaberescuchadotodalaconversación.CuandoSethsaliódelcuarto,Caracerrólapuerta.—Muybien—dijo—.Saldeahí,Hannah.Estabasorprendida.Nopodíarespirar.Abrílosojosdeparenparymequedéboquiabierta.Debía

deestarhablandoconsigomisma.Caraseaclarólagarganta,peroyonomemovíniunsolocentímetro.—Séqueestásescondidadebajodelacama.Saldeahí.Yatehevisto.En esemomento no supe qué hacer. Era evidente que sabía que estaba ahí. Juntó lasmanos y se

agachóparalevantarlasábanaquecubríalaparteinferiordelacamadeunsolotirón.Mimayortemorsehizorealidad.—Hola.—Fueloúnicoquepudearticular.Mivozsonóagudayparecíasorprendida.Caramelanzóunamiradapenetrante.Odiabaquesusojosazulesmeobservarandeesaforma.—¿Cuántotiempollevasescondidaahí?—preguntó.—Nomucho—mentí,aunqueellayasabíalaverdad.Caranegóconlacabeza.

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—Sal—ordenó,yporalgunaextrañarazónlehicecaso.Alexsaliótambién.Semantuvoamilado,sinservisto.Mecomenzóaarderlapiernaencuantolaestiré.—¿Quétehapasado?—Derepente,laexpresióndeCaracambióyreflejópreocupación.—Unmatorral—respondí,mientrasuninmensodolormecontraíalosmúsculos.—Hayaguaoxigenadaenelbaño.Voyaporella.—¡No!—lainterrumpíantesdequedieramediavuelta—.Yameheechado.—Lohasescuchadotodo,¿verdad?—preguntóconcuriosidad.—Sí.Absolutamentetodo.—Nocreasnadadeloquehasoído.—¿Porqué?—Hazmecaso.—Entonces,¿escierto?¿Tengoamnesia?—Mivozsequebró.Necesitabaquemeconfirmarasimis

sospechaseranciertas,siloquehabíaescuchadoeraverdad.—Sí,Hannah.Sientoque te enteresde estamanera.—Tenía losojos llorosos—.Me…me…me

habríagustadocontártelopersonalmente,peronoasí.Escomplicado…—Loentiendo.Notienesporqué…¡Claroqueteníaquejustificarse!¡Teníaquecontarmelaverdad!—Tengoqueirme,ytútambién—dijodecaminoalapuerta.Entonceslainterrumpí:—¿Novasaexplicarmenada?—¿Explicartequé?—Fruncióelceño.—QuematéaAlex…—Mecostópronunciaraquellaspalabras.Eradifícildecirloenvozalta.Me

sentíaunaasesina,unserinhumano.Noeraunasensaciónagradable.—Telocontarémástarde,Hannah.—Mehasmentido.Creoquealmenosmerezcounaexplicación,¿noteparece?—Mástarde—repitió.Memiraba con compasión, pero sus dedos ya estaban apoyados sobre el pomo de la puerta.Mi

corazónnohabíadejadodelatiraunritmofrenético.—Telodiránasudebidomomento.—¡¿Entonces es cierto?!—Nome había dado cuenta de que había empezado a gritar—. ¿Maté a

Alex?—preguntéconlavozrota,esperandoquedijeraquetodoeraunabromapesada.—Sí,fuistetú.Entonces,Carasaliódelahabitaciónsindecirnadamás,comosifuéramosdospersonastotalmente

desconocidas,sininteresarseenabsolutopormí.Suspalabrasfueronfrías,calculadasybreves.Lapuertasecerróencuantosalióyyocomencéallorar.—¿Lohasescuchado?—pregunté,mientrasmesentabaenlacamaydejabacaertodomipeso.—Sí.Traguésaliva.—Yotematé,Alex—balbucímientrasmeperdíaenmispensamientosretorcidos.—Novuelvasadecireso.—Estábamos buscando las pistas incorrectas, investigando a las personas equivocadas, cuando la

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únicaculpablesoyyo.—Unalágrimacálidasedeslizópormimejilla.Nopensabadetenerelllanto.Noloaguantaba,erademasiadodoloroso.Habíasufridoungolpetremendo.

Lamejormaneradedesahogarmeerallorar.Siemprelohabíasido.—Dejadedecireso,Hannah—suplicómientrasmemiraba.Teníaloslabiosfruncidos.—Yotematé.¡Fuiyo!—insistíentreunmardelágrimas.Mismejillassehumedecíanrápidamente.

Laslágrimasnocesaban.—Basta—rogóenunsusurromientrassellevabalasmanosalacabeza.—¡Yotematé!—grité,invadidaporunterriblesentimientodeculpa.Mesentíalapeorpersonadel

universo.—¡No!—gruñó—.Cállate,Hannah.Cállateya—murmuróconlosdientesapretados.Leempezóa

temblarellabio.—¡Yotematé!—Hedichoquetecalles.—¡Fuiyo,Alex!¡Yosoylaúnicaculpable!—Dejadedecirlo.—¡Losiento!¡Losiento!—Hannah…Reacciona.Tranquilízate,joder.Había entrado en pánico. No podía detenerme, parecía no tener ningún control sobre mi propio

cuerpo.—¡Yotematé!—Cállate.—¡Yote…!Yentonces,seacercóamí.Metomódelcabelloconfuerzaymeatrajohaciaél.Involuntariamente,

cerré losojosymispalabras fueronsilenciadas.Presionó los labioscontra losmíoscon fuerzaymehizo callar.No hice ningúnmovimiento y él tampoco.Tan solo posó los labios sobre losmíos, perotodavíanomebesaba.Meestabavolviendoloca.

Alex se alejó de mí unos centímetros, lo bastante como para que nuestros labios se separasen.Parecíaqueteníamoslasfrentespegadas,unocontraelotro.

Tenía todavía la boca abierta, a la espera de que acercara de nuevo sus labios. Sentía su alientocercademiboca.

—He dicho que te calles —me repitió en un susurro ronco, con esa voz que lo caracterizaba,mientrassealejabatodavíamásdemislabios.

Apenaspodíaprocesarloqueocurríacuandosuslabioscarnososvolvieronapresionarlosmíos.Nopudereaccionar.Alsentirelcontactoconsupiel,meestremecí.Elvellosemeerizóy lasmanosmeempezaronasudar.

Sus labios eran tan suaves que no quería apartarme de ellos. Parecía que nuestras bocas estabanhechasparaunirse.Erancomolasdosúnicaspiezasdeunperfectoypreciosorompecabezas.Nuestrosdientesnochocaronniunasolavez.Teníaunadesusmanosapoyadaenminucaymeagarrabadelpeloconfuerzaparaquenomeescapara.Semovíalentamenteyaumentabalaintensidaddelbesocuandoeranecesario.Teníaelsabormásdeliciosoquehabíaprobadoenmivida,noqueríaqueparase.Entoncesmeempezaronadolerloslabiosymirespiraciónseentrecortó.Elcorazónmepalpitabaagitado,comonuncaanteslohabíahecho.Meapartédeélligeramenteeinhaléoxígenoantesdecontinuarelbeso.

Alabrirlosojos,metopéconsuspreciososojosalmendrados.

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Esemomentometendríaenveladurantemuchísimasnoches.—Alex…—balbucí.—Cállate,Hannah.Nodigasnadamás—murmuró.Apenaspodíacreerlo.AlexCrowellmeestababesando.Sus labios eran demasiado suaves y encajaban con losmíos a la perfección. Semovían con una

lentitud extraordinariamente exquisita mientras mi respiración se hacía cada vez más pesada. Desdeluego,sisepudieramatarconunbeso,élhabríaacabadoconmigoencuantoposósuslabiossobrelosmíos.

Enrealidadnomeimportabamorirporfaltadeoxígeno.LameraideadesepararmedeloslabioscarnososdeAlexnomeespantaba.Queríaquedarmejuntoaélelrestodemivida,noqueríaqueestemomentoacabaranunca.Duranteunossegundos,nosupequéhacernicómomoverme,nitampococómomoverme para que él disfrutase con mi boca tanto como yo lo hacía con la suya. A partir de esemomento,loslabioshúmedosdeAlexsehabíanconvertidoenmiadicción.Eranmidrogafavorita.

Porunmomentomeasusté.NoporqueAlexfueraunfantasma;teníamiedodequeelprimerbesonofuera tan fantástico como se contaba en los libros o como se veía en las películas. Sin embargo, fuemagnífico.Muchomejordeloquemehabíaimaginado.

AlexCrowellmehabíadadomiprimerbeso.Noqueríaqueterminara.Pero,desgraciadamente,eltiempopasabaynosedeteníapornada,nipornadie.Tuvequesepararmedesusapetitososlabios.Necesitábamostomarunpocodeaire.Losdosrespirábamoscondificultadcuandonosseparamosy

nuestrasbocassequedarontancercalaunadelaotraquesentíala tentacióndebesarlomás.Peronotodoeradecolorderosa.Lainseguridadseapoderódemí.

¿Ysisolomehabíabesadoparacallarme?¿YsitodavíaqueríaaKate?¿Porquémehabíabesado,entonces?¿Yolegustaba?

—Hannah—dijoenunsusurro.Sualientomentoladoestabamuycercademiboca…—¿Sí?—Mivozsonabatemblorosa.Alexsonrióvictorioso.Estabaseguradealgo…—Yo…—comenzóadecir.MegustabaAlexCrowell…unfantasma.—¿Estásbien?Parecequevayasadesmayarteencualquiermomento—dijoconciertoegocentrismo.

Tenía una sonrisa triunfante, con las comisuras bastante elevadas, y mostraba sus perfectos dientesblancos.Susprofundosojoshabíanrecuperadoesebrillocaracterístico.

—Sí—logrédecir.Elhechodequeestuvieratancercahacíaquemecostasemásrespirar.—Perdón.—¿Porqué?—Porbesarte.Oh.—Nopasanada…Mmm…Teníaquecallarme—concordéconél.Elcorazónbombeabasangrecon

unarapidezincreíble.Inclusomedolía.—Sí…—Seseparódemí,lobastantecomoparaquemesintieracadavezmásdesilusionada.Me

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enderecé, esperando parecer lomenos afectada posible por el beso. Él se alejó unos pasos demí y,mientrasmedabalaespalda,soltéunabocanadadeaireyvolvíarespirarconnormalidad.

—Sí…suelohablarmucho…Mepasadesdepequeña,ya sabes…—expliquécon rapidez—.Eraunaniñaalaqueleencantabacomunicarseymegustabahablarmuchísimoconlaspersonas.Mimadresiempremedecíaquedejaradehablartantoporquealgúndíasemeacabaríalasalivaysemegastaríanlascuerdasvocales,perocreoquenuncalocomprendíporquetodavíahablosinparar,yaveceshabloinclusosinpensarosueltoloprimeroquemevienealacabezay,estoesmuydifícildeexplicar…

—Hannah…—meinterrumpió.Eraevidentequenohacíamásquedecirtonterías.Deberíacallarmedeunavez.

—¿Quépasa?—pregunté,sinaliento.Alex se quedó un momento en silencio, dudando si debía decirme algo o no. Parecía que iba a

hacerlo,peroderepentecambiódeparecer.Superfectasonrisasedesvaneció.—Tenemosqueirnos—dijofinalmente.Micorazónvolvióadesilusionarse.—Sí—respondí.Caminéhacialaventana.Eldolordelapiernaderechamegritabaqueparara.Cadavezardíacon

másfuerza.Eraterrible.Estabaapuntodedarotropaso,perocuandolevantélapiernaparahacerlo,sentíuncalambreygemí

dedolor.Antesdecaerme,Alexyaestabaamiladoymesosteníaenbrazos.—¿Estásbien?—preguntóconseriedad.Eldolorseexpandióportodomicuerpoyungruñidoinvoluntarioquisosalirdemiboca,perome

mordílalenguaentrelosdientes.Enlugardequejarme,hiceunamuecadedolor.—Sí,essolouncalambre—aseguré,eintentéponermeenpie.Alexmesosteníaporlacintura.Elcontactoconlasyemasdesusdedoshizoqueunescalofríome

recorrieratodoelcuerpo,tantopordentrocomoporfuera.Alexasintióconlacabeza.Nosabíacómodemonioshabíasucedido,pero,entonces,medesmayé.Oalmenosesoera loque

recordaba.

***

Cuandoabrílosojos,estabatendidaenmicamaconlaropayloszapatospuestos.Nohabíanadafueradelonormal,apartedelcortequeteníaenlapierna.Teníaunenormeyfinocorteseco,aunqueyaestabacurado.Entrecerrélosojos.

Elsilencioinundólahabitación—¿Alex?—preguntéalanada.Micuartoestabavacío,peroentonceslorecordétodo.Nopodíaabrirlosojosconnormalidadporalgunaextrañarazón.Sololosabríunpardemilímetros.

Eracomosiestuvieradrogada.Mesentíadébilyestabasudorosa.—Alex…—lollamésinpensar.Mivozapenaseraunmurmulloroncoytenue.Norecibíningunarespuesta.Intenté levantarme, pero el cuerpo no me respondía. Era como si estuviera completamente

desconectadodemicerebro.Niunsolomúsculodemicuerpoparecíamoverse.

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—Que alguienme ayude…—supliqué con debilidad. Puse todasmis fuerzas en pronunciar esaspalabras.

—Tranquila,tehesedado—dijounavozdesdeelbaño.—Mmm…—Apenas podía hablar. Me sentía cansada y era como si mi cuerpo estuviera hecho

añicos—.¿Quéhapasado?—pregunté,arrastrandolaspalabras.—Nohables,tecansarásmás—meordenólavozdesdeelbaño.Mivisiónsenubló.Lapersonaquemehablabaaparecióantemídistorsionada.Noeramásqueuna

siluetadesdibujada,nodistinguíaquiénera.Diounospequeñospasoshacialacamayseacercóamísinvacilar.

—Alex…—lollaméinconscientemente.Lapersonaqueestabaenlahabitaciónsonrió.—¿Alex?—preguntó,confundido.Lafiguradeformadadiopasoaunasombraoscura.Todosevolvióblancoynegro.Lacabezame

dabavueltas.Teníalafrenteempapadaensudorylassábanasquemecubríanestabanhúmedas.Porelcalorquedesprendían,dedujequellevabaunbuenratometidaenlacama.Unasgruesasgotasdesudormecayeronporelrostro.

—Alex…—balbucísinfuerzas.—¿TegustaAlex?—preguntóconvozgrave.—Yolomaté—respondí.Meaventuréapensarquemehabíaninyectadoalgúntipodesuerodelaverdad.Entoncessentíunretortijón,comosituvieraunnudoenelestómago.—¿Qué?—preguntólavozlejana.—Yo maté a Alex. —Mi subconsciente no dejaba de repetirlo una y otra vez. Pronunciaba las

palabrasdeformainvoluntaria,eraincapazdedetenerme.—Eso es mentira. Él no cree que sea cierto—contestó la voz—. Eres inocente, Hannah. Tú no

mataríasniaunamosca.Eresdemasiadobuena.Cerrélosojos.—¿TegustaAlex?—volvióapreguntarlavoz.Entonceslosabrídenuevo.Lasiluetaseaproximóunpocomásymeobservófijamente.Comotenía

losojosentrecerrados,todoestabamásoscuroyborroso.Respondísinvacilar:—Sí.Elcorazónmelatíaconfrenesí.—Tútambiénmegustas—dijo.Luego,lasiluetaseacercódemasiadoamíymeinyectóalgoenelhombroderecho.Nisiquierasentí

la aguja penetrar en la piel. Solo noté que un líquido irreconocible se adentraba enmi cuerpo ymeadormecía.

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Capítulo19

Abrílosojos.Loveíatodoconclaridad.Aunque…noestabaenmihabitación,niteníalaheridadelapierna.Elvientosoplabaconfuerzayelpelomecubríalacara.Sentíaelcementofríobajolospies.Notardéendarmecuentadequeeraunsueño.

Estuveapuntodepellizcarme,pero,cuando levanté lamirada,el sueño tomóforma.Estabaen laentrada del instituto. Caminé unos pasos hacia la puerta, pero antes de que llegara, sonó el timbre.Rápidamente,lapuertaseabrióyunosalumnosquenoconocíacomenzaronasalir.Todoeranormal:noeranzombis,nitampocohacíannadafueradelocomún.

Memiré las piernas, asustada. Falsa alarma. Llevaba los pantalones puestos y no seme estabancayendolosdientesnihabíaaparecidoningúnpayasoaterrador.Siemprequesoñabaconelinstitutomefaltabaalgunaprendaderopa,lamochilaometocabapresentaralgúntrabajoquenohabíahecho.

Suspiré,aliviada.De pronto, un chico de cabello castaño salió por la puerta principal con lamochila colgada del

hombro. Tenía una sonrisa radiante y los dientes perfectamente limpios y rectos. Dos o tres chicasdesviaronlamiradaparaverlo.Sinembargo,elchicomiróenmidirección.

Alex.Loreconoceríaencualquierparte.Eraél.Aunqueteníaelpelomuydespeinado,lucíaunaspectoincreíble.Pero¿quéhacíaenmisueño?El chico con el queAlex hablaba también tenía el pelo castaño, aunque cuidadosamente peinado

haciaarriba.Vestíaunpantalónnegroajustadoyunachaquetadecuerodelmismocolor.Sabíaquiénera.SethHutton.Seth dejó de hablar ymiró hacia otro lado,mientras queAlex todavíamiraba atentamente enmi

dirección.¿Memirabaamí?AlexlediounsuavecodazoaSethparallamarsuatención.Cuandosegiró,Alexseñalóconlacabezahaciadondeyoestabayesbozóunagransonrisa.DespuéscontestóalgobreveySethasintió.

Enunactoreflejo,mearregléelcabellodisimuladamente.Alexmemiróalosojosycomenzóacaminarenmidirecciónconpasolento.Mesaludóconlamano

yyohicelomismo,aunquenoestabaseguradesielsaludoeraparamí.—¡Hola,Hannah!—gritó,emocionado.Estabaapuntodesaludarlocuandosedetuvoaunpardemetrosdemí.Entonces,seintentóarreglar

elcabello,sinobtenerbuenosresultados,ydiounpardepasosmás,indeciso.Mequedéparalizada.

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Estabaincreíblementeguapo.Comenzóacaminary,alverquenosedetenía,lollamé.—Alex…—susurré.Siguióandando,conunagransonrisaenlacara.El temorseapoderódemicuerpoenuninstante.

Cuandoestabalobastantecerca,pronunciésunombreunavezmásparallamarsuatención.PeroAlexnosedetuvo;eracomosiyonoestuvieraahí.

Seencontrabaasolounpardecentímetrosdedistancia.Ibaachocarconmigo,asíque,porinstinto,mecubríconlasmanos.Alexpareciónopercatarsedemireacciónycontinuóavanzando.

Gritécontodasmisfuerzas.Sentíqueunacorrientedeairefríomeatravesabaelcuerpo,peronosucediónadamás.Levanté la mirada y vi que Alex ya no estaba delante de mí. Entonces me giré y lo vi. Había

atravesadomi cuerpo sin ningún esfuerzo.Me quedé boquiabierta al ver a unaHannah idéntica amíhablandoconAlexatansolounpardemetros.Escuchéloquedecían.

¿Quéclasedepesadillaeraesta?Midoblesonreíadisimuladamente.—Hola—dijoAlex,conlasmanosenlosbolsillos.Actuabacontimidez.—Hola—respondiómidoble,conunasonrisadeorejaaoreja.Alexsemovió,nervioso.Busquéun lugaradecuadoparaobservar todossusmovimientos.Elsueñomeresultabavagamente

familiar…comosiyalohubieravivido…—Hannah,yo…—titubeó.Entonces,sellevóunamanoalanucapararascarseyañadió—:Quería

invitarteasalir,siquieres,claro.Midoblesequedóquietaydespuésasintió.—¡Claro!Meencantaría—contestóconunatímidasonrisa.Alexsonrió.Estuvoapuntodesoltarunsuspirodealivio.—¿Enserio?—preguntó,sorprendido.Nodabacrédito.—Sí, claro, no tengo nada que hacer hoy.—Mi doble esbozó una sonrisa fugaz y cómplice con

disimulo.—¿Tevabienquedaralascinco?—preguntó,conlamiradapuestaensurelojdepulsera.Meacerquéaellosypaséunamanoentreambos,peroningunopareciódarsecuentadequeestaba

ahí,observandosucoqueteo.Parecíainvisible,comounfantasma.—Alascincomevagenial—respondió,visiblementeemocionada.—¿Tegustalacomidamexicana?¿Oprefieresir…?—Sí,me encanta la comidamexicana—lo interrumpiómi doble.Almenos no fingía: la comida

mexicanaeramipreferida.Fijé la vista en los rostros pálidos y juguetones de ambos, que parecían muy nerviosos. Por un

momento,sentícelosdeesaHannah.Teníaganasdegolpearla.Alexflirteabaconelladescaradamente,conesasonrisaencantadorasuya.

—Entoncesnosvemosalascinco.—Vale,perfecto.—¿Hayalgúnproblemasipasoarecogerte?—preguntóAlexconelceñofruncido.Lebrillabanlos

ojos;seleveíaemocionado.—No,seguroqueamimadreleparecerábien—respondiómidoble,conunamediasonrisa.

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Vestíaunablusarosapastel idénticaaunaqueyotenía…Yesosvaquerosrasgados…Teníaunosexactamenteiguales.

—Genial,puesterecojoalascinco.—Muybien.—¡Hastaluego!—dijo,ysealejó.Unmomento…Estonoeraunsueño…—¡Alex!—exclamé,perotodosevolvióborroso.Gritéunavezmás,peroelsonidodemivozse

perdióenelvacíoyel institutosedistorsionóhastadesaparecerporcompleto.Todoseperdióenunaespeciedetormentadearena.

Esonoeraunsueño,eraunrecuerdoquehabíaolvidado.

***

Pestañeé un par de veces e intenté reincorporarme. La luzme cegó de inmediato yme vi obligada acerrar losojosparaacostumbrarmeal cambio.Volví apestañear.Al cabodeunos segundos, abrí losojos.

La lámpara demi escritorio estaba encendida e iluminaba los papeles que tenía esparcidos en lamesitadenoche.Alrecorrerlahabitaciónconlamirada,mepercatédequeestabasola.Lapuertaestabacerradaconpestilloylamanillaestabaatrancadaconunasilla,talycomolahabíadejadoantesdeirmea casa de Seth. El estremecedor e inquietante silencio hizo que un escalofrío me recorriera todo elcuerpo.

Noestabasola.Alguienmeobservaba.Temblé.Mepasé los dedospor el rostro.Tenía la cara sucia y pegajosay la frente húmedapor el sudor.

Intentélevantarme,perolapiernameloimpedía.Sentíundoloragudoygemí,desesperada.Sinpensarlodosveces,presionéconlasmanoslazonadealrededordelaheridaparasentiralgodealivio.

Funcionó.Eldolordisminuyóynosedispersó.—Porfintedespiertas—medijounavozcercana.Mesobresalté—.Notemuevas,todavíatienesla

piernamalherida—añadióantemievidentesufrimiento.—¿Alex?—pregunté.Una ráfaga de aire frío me recorrió todo el cuerpo cuando el viento invadió la habitación. Las

cortinasseagitabantempestuosamente.Meestremecí.—Estoy aquí. —Una figura se asomó desde la puerta del baño. Alex. Era obvio que estaba

preocupado.SemeencogióelcorazónalrecordarlaspalabrasdeCarayelmiedovolvióainvadirme.¿YsiAlexestabamolestoconmigo?¿Ysimeodiaba?¿Ysisehabíapuestoasíporelbeso?Traguésalivacondificultadymeaclarélagarganta.—¿Quépasa?—pregunté.Elmiedomehizotitubear.Alexcaminóenmidirecciónconlasmanosenlosbolsillos.Mientrasseacercaba,retirélasmanos

delaheridaparalimpiarmeelsudorquemehumedecíalacara.Estabamuysofocada.—Esto…Mmm—titubeó.Tenía losojosmásoscurosde lonormal—.Noqueríacontártelo,pero

dijimosquenohabríamássecretosentrenosotros,¿verdad?—Letemblóellabio.Claramente,algolo

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preocupaba.—Sí—respondíenunsusurro—.¿Quépasa,Alex?—Nosécómoexplicarlo,porquetienequevercontigo.Semedetuvoelcorazón.—¿TienequeverconloquedijoCara?Se quedó en silencio y luego negó con la cabeza. Exhalé el aire que inconscientemente había

contenido.—Prométemequenotealterarás—contestó,dándomeaentenderquesetratabadealgomalo.Aúnno

mehabíacontadonada,peroloslabiosletemblabanligeramente.—Alex,meestásasustando.—Unavezmás,unacapadesudormecubriótodoelcuerpo.Estabamuy

confusaypreocupada.Sequedóunossegundosensilencio,pensativo.Respirabaconpesadezysusojosdejabanentrever

desesperación.Ambosestábamostensos.Queríasoltarlotodo,peroalgoseloimpedía.Seaclarólagarganta.Entoncesclavólamiradaenmisojosydijo:—Es…essobreEmma.Elcorazónmediounvuelco.Nosabíasialegrarmeporquenoestabaenfadadoconmigoomostrarme

sorprendidaporquemimadreestabametidaenelajo.—¿Qué?—pregunté,ymeincorporéenlacama.Meestremecíduranteunsegundocuandomispies

entraronencontactoconelairefrío—.¿Quéhapasado?¿Estábien?—meapresuréapreguntar.Alextragósaliva.Susilenciohacíaquemepreocuparacadavezmás.—Alex… —lo insté. Él me miró, inquieto—. Cuéntame qué ha pasado —ordené con una voz

temblorosa.—LaescuchéhablarconCara—susurró.Alexestabadepie,juntoalacama.Sesacólasmanosdelosbolsillosyserascólanuca.Dabala

sensación de que no sabía cómo continuar y movió los dedos con aparente nerviosismomientras seaclarabalagarganta.

Recéenmimenteporquetodofueraunsueño.Nosabíasiestabapreparadaparaoírloqueteníaquedecirme.

—Tie…—titubeó—.Tienenunplan.—¿Qué?¿Cómoqueunplan?—respondí.Lacabezamedabavueltas.Todoesto teníamuymalapinta.Rápidamente, recordéelcuadernode

Cara,lanotaamenazante,lareuniónconmimadreensudespachoysuextrañocomportamiento.Entonces recordé lavozdeCara:«Hayquedecírselo.Hannah lo sabrá tardeo temprano, sedará

cuenta». Nunca supe a qué se referían. El suspense y las preguntas sin respuesta estaban acabandoconmigolentamente.Laconfusióneracadavezmayor.YahoraquesabíalaverdadsobreelasesinodeAlex,dudabadetodo,inclusodemímisma.

Elrestodepiezasdelrompecabezasnoencajaban.—Segúnheentendido,elplan…—Esperaunmomento…—lointerrumpíantesdequecontinuara—.¿Cómolosabes?—Carahaestadoaquí.—¿Carahaestadoenmicasa?—dije.Hacíaratoqueeldolordelapiernahabíamitigado.Oquizá

eraporquemimenteestabacentradaenotrascosas.

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—Sí,aunquesolounpardeminutos.—¿Yquéhandicho?—preguntérápidamente.Mesudabanlasmanos.—Antesquenada,quieroque sepasquenoestoydeacuerdocon loquehandichoyqueno te lo

tomescomoalgopersonal.—Alexhizounapausayseenderezó—.Ytambiénquieroquesepasqueyonocreoenlaspalabras.Creoenloshechos.Ylomásimportante:creoenti,Hannah.

—Dímelodeunavez,Alex.Sesentóenlacama,amilado,ymerozólaspiernasconlassuyas.Nometocaba,perosucercanía

hizoquemepusieramástensadeloqueyaestaba.Dejócaerlasmanossobrelosmuslosysefrotólaspiernas.

Despuésdeunlargosuspiro,comenzóahablar:—Lohaconfirmado.—¿Quéhaconfirmado?¿Dequéhablas?Alexmemirófijamenteyrespondió:—Tienesamnesiapostraumática.Me derrumbé por completo. Sentí un nudo en el estómago y tenía la sensación de que unas olas

oscuras y frías me agarraban del corazón y me arrastraban hasta las profundidades de un mar deemociones.Notabacomolasolasmegolpeabanelpechoyelrostroymehundíanenunasaguasnegras.Metorturaban;mehacíancumplirmimerecidacondena.

—Entonces,escierto…—susurré,mirandoalvacío.—Sí,esoparece.—Alexsemoviósobre lacama, intranquilo—.Perohayalgoquenoterminode

comprender.—¿Amnesiapostraumática?—repetí.Nodabacrédito.—Tucasoesmoderado—explicó—.Hebuscado informaciónen internet.Por lovisto, tuvisteun

accidentey,araízdeeso,hasolvidadotodoloquetepasóenlasquincehorasanteriores,másomenos,noestáclaro…Alparecer,esalgonormalcuandosesufreunalesiónenlacabeza.Laduracióndelaamnesiaserelacionaconelgradodeldañocausado,segúnloqueheleído.

—Eldañonohasidotangrave,soloheolvidadoloquesucedióundíaantesdetumuerte…—Yocreoquehasolvidadotodoloqueocurrióesemismodía—meinterrumpió.—Alex,entoncesescierto.—Yonolocreo.Notienescicatricesnihaynadaqueindiquequetediesesungolpe.Sifueracierto,

habríasestadoalmenosunasemanaenelhospital,oalguiendelinstitutohabríamencionadoalgosobreelaccidente,¿noteparece?

—Sí,alguienhabríahechoalgúncomentario.Losrumoresvuelanenelinstituto.—Sí—coincidióconmigo—.Lástimaquehayapersonasquesepanguardarmuybienunsecreto.—¿Dequéhablas?—pregunté.Noentendíaaquéserefería.—Seth, Cara, Kate… Todos pudieron estar involucrados y ninguno quiere contar qué sucedió

realmente.Poresosereunieron.—¿Creesquemienten?—Nolosé,Hannah.—Pero¿porquéloharían?¿Quémotivotendríaparamatarte?—Alomejorerasunanoviamuycelosa—bromeó,ymehizoreír.Latensióndesapareciódurante

unossegundos.

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—Nomefijaríaenti.Almenosnodeesemodo—mentí.—Mmm,esonohasidoloquehasdichohaceunosminutos—murmurócasideformainaudible.—¿Qué?—Nada,nohedichonada—mintió.—Estoesmáscomplicadodeloqueimaginaba—dije,intentandocambiareltemadeconversación.—Demasiado.—Hasdichoqueteníanunplan.—Sí.Quierenayudarte—confirmó.—¿Ayudarme?¿Cómo?—Déjame terminar—dijo—. Están protegiéndote. Te lo han ocultado todo porque te quieren, al

menosesoesloqueheescuchado.YdespuésdequeCaratevieraencasadeSethysupiesequehabíasescuchadolaconversación,handecididocontártelo.

—¿Ocultarmelaverdadeslaformaquetienendedemostrarsuamor?—Sonreíirónicamente—.Enesecaso,preferiríaquenomequisieran.¿Porquénomelohandichoantes?¿Quévanacontarme?¿Másmentiras?¡Yamehancontadobastantes!

—Tranquila—mecalmóAlex—.Sinceramente,nocreonadadeloqueheoído,Hannah.Hayalgoquenocuadra.

—Todoestátomandoforma,Alex—contesté—.Nointentesengañarte.—Algomedicequeaquíhaygatoencerrado.—¿Túcrees?—Sí. Honestamente, no creo que me mataras —respondió con naturalidad. Entonces me miró

fijamentealosojos,sinnisiquierapestañear—.Notienesentido.—Selopreguntaremosamimadre.—Traguésalivacondificultad—.Ysifuiyo…tendréquepagar

porloquehice.—Noseasridícula—contestó.Alexpasólasmanosporencimademishombrosparaatraermehacia

élcondelicadezayabrazarme.Latenuecalidezdesucuerpoeraapaciguadora.Mesentíaseguraensusbrazos.Luego,tensólamandíbulayañadió—:Yonolopermitiría.

—Pero…—Todavíahaymás.—¿Más?—Meardíanlasmejillas.Alexselimitóaasentirconlacabeza.Meapartéunpocoparamirarloalosojos.—Alparecer,tumadreconoceamitío—respondióconcautela.—¿AEric?—pregunté,conelceñofruncido.—Sí.Ycreoqueseconocendesdehacemuchotiempo.Resoplé.—¿Creesqueeranamigos?Yasabes,porloquedijoRosie.—Creoqueeranmásqueamigos.—Chasqueólalengua,yluegomemiró—.Norecuerdasnadadetu

padre,¿verdad?—preguntóderepente.Dabalasensacióndequedisfrutabaviéndomeconfundida.—Murió—respondísinmás—.Esloúnicoquerecuerdo.—¿Porquénolepreguntasatumadresobreél?—Porquemimadreparecemuydolidacuandosacoeltema.

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—¿Ynocreesquetienesderechoasabermásdeél?—Claroquesí,soloque…—Medetuve—.Mesientomalcuandolepreguntoporél—confesé.—Losé,Hannah.Losé.Alexnohizomáspreguntas.Sabíaquéinsinuaba,peroningunodelosdosseatrevióadecirloenvoz

alta.—¿Cómo puedes dirigirme la palabra después de lo ocurrido? —pregunté—. ¿Por qué sigues

haciendocomosinohubierapasadonada?—Porquenomelocreo.—Volvíaamirarmefijamenteconsusojosalmendrados—.Yporque…—

Suvozseapagóderepente,comosisearrepintieradeloqueestabaapuntodedecir.—¿Qué?Viundestelloensusojos,unbrilloquenohabíavistoantes.—Porquemegustas,Hannah—respondióconunamediasonrisa.Meobservómientrasesperabauna

respuestapormiparte.Meruboricéyelcalorseapoderódemicuerpo.Nopodíarespirar.—Yo…—Eraincapazdecontestar.—NomepreguntesporKate,porfavor.—Susonrisadesapareciópocoapoco.—¡Oh,no!—Sonreía tantoquemedolíanlasmejillas,peronomeimportaba.Estabatanfelizque

podríahaberempezadoadarsaltosenlacamaygritar.Sentíamariposasenelestómago.Queríatenerlomás cercademí.Ansiaba tantobesardenuevo sus labios rosados.Tenía la sensacióndequehabíanpasadosiglosdesdelaúltimavezqueloshabíasaboreado—.Tú…tútambién…tútambiénmegustas.

Nopodíacreerqueestuviesediciéndolequemegustaba.Poresohabíadadoélelprimerpaso.¡Sehabíaaprovechadodequeestabaadormecida!

Yderepente,lorecordé…—Hetenidounsueño…—empecéadecir—.Bueno,enrealidaderaunaespeciederecuerdo.Losaceleradoslatidosdemicorazónresonabanportodalahabitación.Despuésdeunossegundosintensos,lecontéloquehabíaexperimentado.—¿Hannah?—preguntóalguienalotroladodelapuerta.Eramimadre.Dejédesonreírysentíquelaangustiameinvadíadenuevo.—¿Estásahí?Porfavor,abre—dijo.Mecostómucholevantarmedelacama.Laheridatodavíamedolíaymeardíamuchísimo.Casino

podíadoblarlarodilladerecha,asíquecaminécondificultad.Teníaelpantalónligeramentemanchadodesangre.Deberíahabérmelocambiado,peroAlexestabaenlahabitación…

Mimadrevolvióallamaralapuerta.—¿Hannah?—preguntódenuevo.Parecíamáscalmadaynotanmolestacomolasúltimasvecesque

habíamosdiscutido.Sinembargo,yotodavíaestabaenfadada.Noeraunacuestióndeorgullo.Medolíaquenoconfiaraenmíyquemehubiesementido.

—Estoyaquí—respondísinabrirlapuerta.Meparecióoírlasuspirar.—Yo…Mmm…Quierohablarcontigo.—¿Hablar? ¿Sobre qué?—pregunté con el ceño fruncido, aunque sabía que nome veía.Miré de

reojoaAlex,queseguíasentadoenlacama,escuchandotodoconatención.—Teloexplicaríamejorsiabrieraslapuerta—contestó,frustrada.

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—Ahoraibaaducharme—mentí.Mimadreresoplóeintentómantenerlacalma.—Vale,¿puedesbajarcuandotermines?Sutonodevozmehizodesconfiar.¿Paraquépedírmelocuandopodíaordenármelosinmás?—Sí,mamá—respondíenunsusurro.—Hannah,esmuyimportante—añadió—.Deverdad.Tengoquehablarcontigo.—Estábien,bajarécuandoacabe.—Vale.Alcabodeunossegundosvolvióallamarme.—¿Hannah?¿Quéqueríaahora?—¿Qué?—respondídemalagana.—¿Hayalguiencontigoahídentro?—preguntó.Abrílosojoscomoplatos.—N-no —tartamudeé. En ese instante, deseé que algo me golpeara de nuevo—. ¿Por qué lo

preguntas?—Mehabíaparecidooírquehablabasconalguien—contestóconcalma.Semeocurriódecirlequeeralatelevisión,peroluegorecordéqueestabacastigadaydescartéesa

ideadeinmediato.—Estabaleyendoenvozalta—dijeencuantosemeocurriólarespuesta.—Esoespero.Recuerdaqueestáscastigada.Puse losojosenblancoysuspiré, frustrada.Ahíestaba laEmmadesiempre,aunqueparecíamás

tranquila,máspacífica.Me quedé en silencio. Entonces, mi madre suspiró resignada y vi que su sombra se alejaba

lentamentedelapuertademihabitación.Relajéloshombrosycomencéacaminardenuevohacialacama.—Esonohasonadonadabien—comentóAlex.—¿Quécreesquequieredecirme?—Quetienesamnesia—dijo,resoluto.Lasfaccionesdesurostroseendurecieron.—Nosé…—Medejécaerenlacama—.Hasdichoqueteníanunplanparaprotegerme.—Sí,ytambiéntehedichoquetumadretelocontaría—merecordó.—Noentiendonada.¿Cómosesuponequeintentanprotegerme?¿Ocultándomelotodo?—Quizá…—Esanoeslamejorformadeayudarme.—Hannah…—pronuncióminombrelentamente—.Tengounateoría.Entonces,Alexsepusoenpie.Semetiólasmanosenlosbolsillosycomenzóacaminardeunladoa

otro.Parecíainquieto.Devezencuando,semordíaellabioinferiorligeramente,sinhacersedaño.—¿Unateoría?—Volvíasentarme,aunqueapenaspodíadoblarlapierna.Hiceunamuecadedolor

involuntariaal intentarlo.Eraunaheridapequeña,perotenía lasensacióndequeibaamorirmedeunmomentoaotro.Meardía.

—Sí…—comenzóadecir—.Dicesquecuando tocasteamimadresentistealgoextraño…Yquecuando estaba a punto de contarte algo que parecía importante, mi padre la interrumpió. Hizo un

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comentariosobrealgoquehabíaocurridohacemuchotiempo,¿noescierto?¿Perocuántotiempo?Tumadrediceque ellaymimadre eran amigas…Pero ¿desde cuándo?—Alexhablaba conuna fluidezincreíblemientrasplanteabatodosaquellosinterrogantes.

—YlafotodeEricenellibro…—Hannah…¿Quépasaríasitúyyo…?—Entonces,dejódehablarynegóconlacabeza.—Sitúyyo…¿qué?—Daigual,esunateoríaabsurda,olvídalo—respondió.Serestrególacaraconlaspalmasdelas

manos.Nodejabadepestañear.—Soloesunateoría,¿verdad?—Sí—respondióenvozbaja—,essolounateoría.—Entonces,cuéntamela.—Semehaocurridoque tú y yopodríamos ser…—Laspalabras se quedaron suspendidas en el

aire.Alexdejóescaparunsuspiro,resignado,yrelajóloshombros.Luego,posósumiradaenlamía.Parecíaestarhechizado,noapartabalavistademí—…quetúyyopodríamosserfamilia.Dehecho,mediohermanos.

—¿Estásdebroma?—preguntéentrerisasnerviosas.No,esonopodíasercierto.—No—contestóconseriedadmientrasnegabaconlacabeza.—Esoesabsurdo.Emmaesmimadre.Y,además,yatehedichoquemipadremurióenunaccidente.—¿Ynosabescómosellamaba?—gruñó.—No,mimadrenoquierehablardel tema,yyo tengoque respetar sudecisión—dijeenun tono

tedioso.Yaempezabaasonarcomomimadrecuandolepreguntabapormipadre.LateoríadeAlexnoteníanipiesnicabeza.Puedequehubiesealgunasincógnitasqueaquellateoríapudieraresponder,peromenegabaaaceptarquepodíasersumediohermana.Situvieraunhermano,lorecordaría.Losabría.

Alexsuspiróconfrustración.—Hannah,essolounateoría—dijo—.Nadadeloquehedichoestácomprobado.—¿Insinúasquemimadretuvounaaventuracontupadre?—¡No!¡RespetoaEmma,Hannah!—gritóconfuerza—.¡Peroesunaposibilidad!—No—respondí,mientrasnegabaconlacabeza—.Nolocreo,notenemosnadaencomún.Note

habíavistoantes,nitampocoaningunodelosCrowell.LoqueocurrióconRosienovolveráasuceder.Estoysegura.

—Vale—respondióylevantólasmanosamododerendición.—Eh,Alex—dije—,noteenfadesconmigo.Essoloquetodoestomepareceunalocura.Escierto

queno sé cómo se apellidabamipadre, peromimadreno sería capazdeocultarmeuna cosa así.Situvieraunhermano,aestasalturaslosabría.

—No estoy enfadado contigo… Únicamente quiero que veas que hay cosas que parecen estarconectadas.

—Losé,pero…—Hannah,tengolasensacióndequenosoloestoyaquíparaaveriguarquiénmeasesinó.—Meparecequeesetemayahaquedadoclaro—lerecordéconbrusquedad.Alexsuspiró,exasperado,yrelajóunavezmásloshombros.—Pues,sinceramente,yocreoqueno—confesó—.Esdecir,¿quémotivohayparaocultártelo?Site

lohubierandicho,todoseríamásfácil,¿nocrees?Además,Emmanohasidodeltodosinceracontigo…

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—Yotampocohesidodeltodosinceraconella—contesté,defendiéndola.Mi madre podría castigarme durante un mes, podría quitarme el ordenador y el teléfono, podría

prohibirmesaliroveramisamigos,oinclusomentirme,comotodaslaspersonashacenaveces,peronoporesodejabadesermimadre.

—Hannah,porfavor,¡intentaverlodesdemipuntodevista!¡Laspiezasdelrompecabezasencajanalaperfección!

—Peroesridículo.Georgenopuedesermipadre.TalvezRosiedijoesoporquemimadreyellaeranamigas,yhacíabastantetiempoquenomeveía.MiteoríaesquesehicieronamigasenColddes—contestéconfirmeza.

—Estábien,hagamosalgo.—Derepente,Alexcomenzóacaminarpor lahabitaciónconaparentenerviosismo.

—¿Quéproponeshacer?—pregunté.—Pídeleatumadretucertificadodenacimiento.Estoysegurodequenuncalohasvisto—respondió

conresolución,comosisupiesequeestabaenlocierto.Alexteníarazón.Nuncahabíavistomicertificadodenacimiento,ycomomimadreeraladirectora

del instituto, siempreera ellaquien se encargabade todoelpapeleo.De todasmaneras,nuncame lohabía enseñado porque yo nunca se lo había pedido. En las listas escolares siempre aparecía como«HannahReeve»,yesomebastaba.

—Sitienesdudasytienestantasganasdeaveriguarlo,estábien,selopediré.Perotúyyonosomosmedio hermanos.No somos familia.No tiene ningún sentido—dije con frialdad—.Y ahora, si no teimporta,voyaducharme—añadí,ymegiré,dándolelaespalda.

Teníaqueadmitirqueloqueacababadecontarmemehabíapuestofuriosa,tantoquemehervíalasangre.Al formular esa teoría,Alex estabaofendiendo amimadre indirectamente, y yono estabadeacuerdoconloquedecía,pormuchoquemegustara.

—Hannah…—dijoAlex.Fingí no escucharlo, entré al baño y cerré la puerta de un portazo. Entonces recordé que había

olvidadolaropaylatoallaenlahabitaciónymeviobligadaasalirdelbaño.Encuantoabrílapuerta,Alexesbozóunasonrisa.—Sabíaquetetomaríasestocomounapersonamadura.—Solohesalidoaporlaropa—respondíeintentéignorarlocontodasmisfuerzas.Unmomento…Meacababadellamarinmadura.—¿Enserio?—preguntóconciertosarcasmo.Entoncesseleescapóunarisita.—¿Enserioqué?—respondíconaparenteindiferencia,aunquerealmentemeinteresabasaberaqué

serefería.Mientrastanto,empecéarevolverlaropaqueteníaguardadaenloscajonesdelarmario.—¿Estásenfadadaporloquehedicho?—¡No!Simplementeestoyalgoconfundida.—Escierto.Nadieentiendealasmujeres—contestó,ysepusoenpie.—Nadienosentiendeporquesomoslobastanteinteligentesparaocultarque…—medetuveantesde

seguirhablando.Alexmemirófijamenteconcuriosidad.—¿Ocultarqué?—preguntóinteresado,ydiounpasomáshaciamí.Meapresuréasacarlaropaycogíloprimeroquevi.Unablusafinademangacortaconundibujode

unedificioestampadoyunosvaqueros.

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—Nada—respondímientrascerrabaloscajonesdelarmario.—Te estás comportando como una niña pequeña—respondió sin despegar la mirada de mí.Me

incomodaba,porqueenesemomentoteníaquebuscarmiropainterior.—Hedichoquenada—repetí.—Dímelo—ordenó.—Eh,túnoeresnadieparadarmeórdenes.—Lofulminéconlamiradacuandopaséjuntoaél.—Dijimosquenadadesecretos,¿teacuerdas?Creoqueyotehecontadoabsolutamentetodoloque

pienso.—Alexempezóa caminardetrásdemí.De repente, volvía a arderme lapiernay el calornotardóeninvadirelrestodemicuerpo.

—Noesnadaimportante—repliqué.—Peroquierosaberloquepiensas—susurróconciertamelancolía.¿De veras quería saberlo? Vale, bien. Estaba enfadada porque Alex estaba actuando como si no

pasaranadadespuésdehabermedichoque legustaba.Estabadolidaporquemehabíapedidoperdóndespuésdehabermebesado.Yel simplehechodepensarquepodíamosserhermanosdestruía loquefueraquetuviésemos.Esoeratodo.

—Nopasanada,enserio.Olvidaloquehedicho,deverdad.Alexbalbució algoque no logré entender y entonces sus pasos comenzaron a resonar por toda la

habitación. Caminó tan rápido que no tuve tiempo de girarme para ver qué hacía. Antes de que medecidieraadarmediavuelta,Alexyaestabadetrásdemí,lobastantecercacomoparahacermesentirvulnerable.

Entoncesmetomódelbrazoconsuavidadymegiróconunrápidomovimiento.Yafrenteaél,medicuentadequenuestrosrostrospálidosestabanatansolounoscentímetrosdedistancia.Posólasmanossobremishombrosymeacorraló.Susojoscolorcaramelomemirabanfijamente;meestabahaciendosentirincómoda.

Derepentenosabíacómorespirar.—Porfavor…—murmuró.Suslabiosestabanmuycercadelosmíos—.Dimequépiensasyporqué

estástanfuriosaconmigo.Haréloquesea—selamentó.Desprendíaunaromadeliciosoquehacíaquetodomicuerpovibrara.—Hannah…dímelo,porfavor—suplicó.Entoncesacercólabocalentamentealamía.Loúnicoquepodíahacereracerrarlosojos.Teníaun

nudoenelestómago.Cuandonotéquesuslabiosentraronencontactoconlosmíos,Alexgirólacarayposólabocaenmicuello.Unavezahí,comenzóaascenderpocoapocoysentíqueunescalofríomerecorríatodoelcuerpo.Alnotarsurespiraciónenelcuellosemeerizóelvello.Tuvequecontrolarmecontodasmisfuerzasparanohacerningunatontería.

Sus labios siguieron subiendo hasta llegar a la altura de mi oreja y entonces se detuvieron, lobastantecercademibocacomoparahacermesufrir.

Estabaclaro;definitivamentenoibaabesarme.—Porfavor—mesusurróaloído,ysuvozenvióunaseriedecorrienteseléctricasportodomidébil

cuerpo.Sentíaquemeprecipitabaalvacío.—Estoyenfadadacontigo—dijeenunsusurroantesdepoderdetenerme.Alexnosemovió.Sequedódondeestaba.Lasensacióneraagonizante.Entonces,seacercótodavía

más.—¿Qué he hechomal?—Su voz se apagó lentamente—. ¿Estás así por lo que he dicho hace un

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momento?Negué con la cabeza. Entonces abrí los ojos y volví a cerrarlos. Su voz sonaba más melodiosa

cuandonoveíanada.—Hannah…—me susurró al oído. De repenteme abandonaron las fuerzas—.Quiero besarte—

añadió.—Peroacabasdedecirquesomosmediohermanos—contestédeformajuguetona.Intenténoreírme

ypronunciélaspalabrasconunafrialdadcalculada.Talycomomehabíapropuesto.Entonces, Alex suspiró con frustración. Luego se aclaró la garganta y comenzó a hablar con voz

ronca.—¡Alamierdamiteoría!Estoycontigo;nosomoshermanos,notieneningúnsentido.—Tragósaliva.

Parecíanervioso—.Ahora…¿puedobesarte?—mesuplicócongentilezaaloído.Mequedésinrespiracióndenuevo.Elfrenesíquesentíaal tenersus labios tancercade losmíos

aumentabacadavezquepronunciabaunapalabra.Sicontestabaqueno,mearrepentiríaelrestodemivida.Pero si accedía,Alex sabríaque eraunapersona a la que sepodíamanipular fácilmenteyqueestabalocaporél.

En esemomento, descubrí que el incesante revoloteodemariposas que sentía en el estómago eraamor.

Meaclarélagargantadisimuladamenteymeapartéunpocodeél.—Yo…—dijeagitada,sinpoderterminarlafrase.Alexseacercómásymeempujóconcuidadocontraunadelasparedesmáscercanas.Sentíaelfrío

muroblancoenlaespaldaynuestroscuerposapenasestabanaunoscentímetrosdedistancia.—Yo…mmm…—Tomaréesocomounsí—dijo.Yantesdequepudieradetenerlo,mebesó.

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Capítulo20

Respirabacondificultad,teníalaspupilasdilatadas,sentíaescalofríosynotabaqueunacorrientemerecorríatodoelcuerpo,delacabezaalospies.EseeraelefectoqueteníanlosbesosdeAlexsobremí.

—Alex…—Apenaspodíarespirar—.Acabasdebesaratusupuestahermanastra.—Sonreí,conlabocatodavíasobresuslabioshúmedos.

—¿Qué teparece si nosolvidamosdeesa teoría?—Olía su alientomentolado—.Además, tienesrazón,esunaideaabsurda—añadióconunasonrisa.

—Ahoraestoytodavíamásenfadadacontigo.—¿Porqué?—preguntó,encogiéndosedehombros.Nuestroscuerposestaban tancercaqueniuna

mínimacorrientedeairepodríapasarentreellos.Megustabalasensación.—Porque…—Nosabíasidebíadecirlelaverdad—.Alex,yo…—Loquemás deseo en estemomento,Hannah, es que confíes enmí—respondió, con los labios

posadosenlosmíos.El rostrodeAlexno tenía imperfecciones.No teníaningunamarcani cicatrices,por loquehabía

supuestoquenohabíacometidoningunalocuradepequeñonihabíatenidoningúnaccidentedegravedad.Teníalapielsuaveyclara,ylasmejillasseleenrojecíancuandoestabacercademí.

Avecesmedabalasensacióndequesucuerpodesprendíacalor.Lamayorpartedeltiempoteníalapielgélida, perootrasveces…sucuerpoardía.Podíapasardel frío al calor enunparde segundos,aunquesiempremequemaba.Lasyemasdesusdedosmeprovocabandolorymeincendiabanlapielencuantometocabaoacariciaba.

—Lohago,confíoenti—meapresuréadecir.Me dolían los labios y la herida de la pierna volvía a molestarme. El dolor era cada vez más

insoportable. Sentía como si alguien le echara sal y, aunque no eramás que una pequeña y delgadaherida, apenas lo soportaba. Afortunadamente, los rasguños que me había hecho en los nudillos alpelearme con Seth se habían curado al cabo de dos o tres días, así que, al menos, no tenía quepreocuparmedeeso.

—¿Entonces?Suspiré.—Mehamolestadoquemehayascontadotuteoría.—Memordíellabioinvoluntariamente—.¿Por

qué tenías que decírmelo? ¿Nopodías haberlo hecho en otromomento?Ahora no puedo evitar sentirremordimientos.

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Alexsonrió.Entendíaaquémerefería.—Lascosasprohibidassonsiemprelasquemásplacerdan—comentó.Meapartédeél.—¿Sabesquédicemimadre?—comencéadecirconseriedad,dandovueltasporlahabitación.—¿Qué?—Alexsegiróparaseguirmeconlamirada.—Mi madre dice que el infierno existe pero que nadie habita en él. Dice que los verdaderos

demoniosvivenenlatierra,entrenosotros.Susonrisasehizomásgrande.—Tienerazón.—Entoncesmeseñaló—.Ytúeresunodeellos.Reí.—Creoquedeberíaducharme.—Volvíacogerlaropaquehabíasacadoantesdelarmarioycaminé

rápidamentealbaño.—Hannah,esperaunmomento.Lomiréexpectante.—Creoquepodríafuncionar.—¿Quéquieresdecir?—preguntédesconcertada.Noentendíaadóndequeríairaparar.—Lonuestro—respondió, al fin—.Creo que funcionaría.No seríamos una pareja normal, desde

luego,peropodríamossersolotúyyo—murmuró.Entoncessedetuvo,sinmoverniunsolomúsculo.Nuncahabíaestadotanconfundida.—Peroacabasdedecirque…—Olvidaloquehedicho—meinterrumpió—.Avecesmecomportocomounidiota.Sonreídisimuladamenteymemordíellabioparaevitarquemisonrisafueratodavíamásevidente.

Estabatanfelizquepodríahaberempezadoadarsaltosportodalacasa.Finalmentelascancionesconletrasrománticascobrabansentidoparamí.Nomeibanlascursiladas,

aunquepodríasercursiconAlex.Escribiríacientosdepoemassobrecómolebrillabanlosojoscuandoveíaalgoquelegustabaosobrecómosonreíacuandohacíaalgoquelodivertía.Nomecansaríajamás.Escucharía canciones melancólicas y recordaría su cara al hacerlo. Vería películas de amor y nosimaginaríaalosdossiendolosprotagonistas,aunquenuestrahistoriafueramejor.

Loimaginabaconmigoentodaslasestacionesdelaño.Veríamoscrecerlasplantasylascoloridasflores de los grandes jardines que visitaríamos o de los parques por los que pasearíamos. Seríamosfelicescontemplandolasnubesblancasconformasdeanimalesodepersonas.

Enverano,tomaríamoslimonadaconhielo.Elecodelosgritosdelosniñosmontadosenbicicletasresonaríaanuestroalrededor.Yen losdíasmáscálidos,cogeríamosunamangueraynosmojaríamosparadivertirnosunrato,y,después,nosabrazaríamosyobservaríamoselintensobrillodelsolqueraravezaparecía.

Enotoño,leeríamoslibros,saldríamosapaseareiríamosalparquedelcentrosoloparaoírcrujirlashojasdebajodenuestroszapatos.Usaríamosgorrosgraciososparacubrirnosdelvientoy,alllegarelinvierno, beberíamos café o chocolate caliente cerca de un fuego que haríamos. Cuando nevara,saldríamosahacermuñecosdenieveyenNavidadadornaríamoslacasaconlucesdecolores.

Suspiré,todavíaconunasonrisaenlacara.Habíaalgoenélquemeatraíacomoun imán.Ni siquierayomismaeracapazdeexplicarlo.Las

cosasestabansucediendomuyrápidoymissentimientoshabíancambiadoradicalmentedelanochealamañana…

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Todoeraextrañoymisterioso.Aligualquesuasesinato,meintrigabasaberquépensaba.—Tienesrazón—contesté,devueltaenelmundoreal.—¿Enqué?—preguntó.—Enqueavecestecomportascomounidiota—respondí.Alexrioyasintióconlacabeza.—No voy a negarlo. Soy un idiota, pero sería elmayor idiota delmundo si no te hubiese dicho

esto… —dijo con seriedad y, a pesar de que todavía sonreía, no bromeaba—. ¿Por qué no lointentamos?—preguntórápidamente.

Mequedéparalizada.—¿Hannah?—No sabes las ganas que tengo de pegarte por ser un idiota, Alex Crowell—contesté con una

sonrisadeorejaaoreja.—Lomerezco.Pégametanfuertecomopuedas—respondió,conunamiradadivertida.—No…—dijeentrerisas—.Serámuchopeor.—Hazmesufrir,Hannah—contestóconunasonrisa.Suspreciososojosvolvíanatenersuhabitual

brilloencantador.Entonces caminé hacia él y lo abracé. Recorrí su cuerpo con lasmanos y hundí la cabeza en su

cuello.Inhalésuaromamientrasmisdedossetocabandetrásdesuespalda.Elabrazopareciótomarloporsorpresa,peroAlexdeslizólasmanospormishombros.Y,deestaforma,nosquedamosabrazadosdurante unos segundos. Luego, me separé rápidamente de él y acerqué los labios a los suyos, sintocarlos.Alexcerrólosojos;teníaunaspestañaslarguísimas.

LediunbesoenlamejillayAlexhizounamuecadedesaprobación.—Enloslabios—murmuró.—Esmivenganzaporsertanidiota,Alex.—Desdeahoraserétuidiota—mecorrigió.Reí.Alexesbozóunaligerasonrisayaprovechéparabesarleenlacomisuradeloslabios.Alentrarencontactoconsupiel,unescalofríorecorriótodosycadaunodeloscentímetrosdemi

cuerpo.Elcorazónmelatíafrenéticamente.Luego, le di un beso rápido en los labios.No le di tiempo a reaccionar porqueme separé de él

enseguidayechéacorrerhaciaelbaño.—¡Hannah!—gritóAlex.Intentóalcanzarme,perojustocuandoibaaagarrarmedelbrazo,logrécerrarlapuertaymeapoyéen

ella.Nopodíaevitarsonreír.OíqueAlextambiénseapoyabacontralapuertaalotrolado.Laúnicabarreraquenosseparabaera

unatablademaderapintadadeblancoconunpomodecristal.Entonces,meparecióoírunsuspirolejano.NosabíasihabíasidoyooAlex,aunquebienpodríamos

habersidolosdos.Cuandoterminédeducharme,mevestíconlaropaquehabíacogidoalazardelarmario.Luego,me

sequéelpeloymepeinéconlosdedos.Esperabaquemimadreestuvieralistaparacontarmetodoloqueteníaderechoasaber.Mehabíapreparadomentalmentepara loquefuera.Estabarelajadaymehabíarepetidounmillóndevecesque todosaldríabien.Noeraunapersonaquesederrumbase fácilmente,peroenelfondosabíaqueerahumanayque,comotal,podíadesmoronarmeenunsegundo.Yaunque

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Alex dudaba que yo le hubiera puesto un dedo encima, yo no lo descartaba. Es decir, todo lo queteníamoshastaahoraapuntabaaello,ylaconversacióndeCaraylosdemásencasadeSethnodejabamucholugaralaimaginación.

Noobstante,siteníaamnesiapostraumática,¿quélahabíaprovocado?¿Oquién?Yenelcasodequehubierasidounmeroaccidente,¿porquénoteníaheridasomarcas?

Empecéadarlevueltasalasuntoymevinieronalamentemáspreguntas.¿SeríaesalaverdaddelaqueRosieymimadrehabíanhablado?¿Quepadecíaamnesia?Pero,dehabersabidoquehabíamatadoaAlex,Rosienohabríasidotanamableconmigo…¿no?Además,¿porquéRosieseempeñabatantoenquelosupiera?¿Habíaalgomás?

PorunmomentotoméenseriolateoríadeAlex.Hermanastros.No,nolocreía.Eraabsurdo.NopodíaserhijadeGeorge,ymuchomenosdeRosie,siesqueexistíaalgunaposibilidaddeque

fuera adoptada. Aunque tenía que admitirlo: ambos teníamos el mismo carácter, la misma nariz, unabarbilla idéntica y compartíamos otras similitudes de las que no me había percatado, pero eso nosignificabaquefuéramosparientes.Enelmundohaydepersonasmuyparecidas,yesonosignificaquetodosseanfamilia.

Además,Emmaeramimadre.Yaunquenoteníaunpadre,nolonecesitaba.Sinembargo,alcrecerúnicamente conmimadre tras lamuerte demi padre,me había aislado de algunas personas, ya queconsiderabaquetenerlaaellaerasuficiente.Habíapasadotantosañosjuntoaellaylaconocíatanbienqueestabaseguradequenomementiría.Noseríacapazdeocultarmequeteníaunafamilia.

Abrí lapuertadelbañoyviqueAlexyanoestaba.Peronomepreocupé.Cuandodormíaohacíaalgoquerequeríaciertaintimidad,Alexsolíapasareltiempodandovueltasdentroyfueradelacasaporsiveíaoescuchabaalgoextrañoosospechoso.

—¿Lista?—Suvozmetrajodevueltaalarealidad.—Esocreo.—Suspiréprofundamenteyliberétodalatensiónquesentíaenloshombros.Laducha

conaguacalientenohabíatenidoelefectoqueesperaba.—¿Quieresquemequede?—Sí,porfavor—supliqué.Alexsonrióconamabilidadyasintióconlacabeza.—Siquieresquemevaya,solotienesquedecírmelo—contestóenuntonofirmeygentil.Yonuncalepediríaquesefuera.Queríaqueestuvieracercademíentodomomento.—Lodudo,perolotendréencuenta.Empecéacaminarhastalapuertademihabitación,perolaspiernasmetemblaban.—¿Estásbien,Hannah?—Sí…—dijesindejardeavanzar.Toméairecomosifueraunadosisdevalentíayañadí—:Nunca

terminasdeconoceraalguien.Noimportacuántosignifiqueunapersonaparati.Alfinaltodoelmundoteacabadecepcionandoenalgúnmomento.

Abrílapuertayexhalétodoelairequehabíacontenido.Sentíundolorenlospulmones.—Perolasdecepcionesnosiempresonmalas—respondióAlex,detrásdemí—.Noshacenabrirlos

ojos.Cuandosalimosdelahabitación,micuerposepusorígidocomounapiedra.Sentíatodoelpesodel

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mundosobreloshombrosy,eneseinstante,soloqueríadarmediavueltayecharacorrer.Measustabaenfrentarmealoquemimadreteníaquedecirme.Temíaquememintiera,pero,másqueeso,meaterrabaquemedijeralaverdad,quemecontaraloquehabíaescuchadoencasadeSethyqueconfirmaseloqueAlexhabíadeducidosobrenuestrosupuestoparentesco.

Mientrasbajabalasescaleras, rezabaporquetodoaquellonofuesemásqueunmalentendido.Concadaescalónquedejabaatrás,unnuevomiedosehacíapresente.Noqueríacontinuarbajando,peroahíestabamimadre,sentadaenunodelossillonesdandounsorboaunatazadecafé.

Parecíanerviosa.—Yaestoyaquí—dijeparallamarsuatención.Selevantódelsillónenseguida,sobresaltada.Susojosreflejabanpánico.—¿Vatodobien,mamá?—pregunté,conunamiradasevera.Llevabaunafaldagrisperfectamenteplanchada,sinningunaarruga,comosiempre.Sehabíaquitado

laamericanaysolovestíaunacamisaabotonadahastaelpecho.Elescudodelinstitutoapenasseveía,puessupelolotapabaligeramente.

Suspiró.—Tenemosquehablar.—Pero¿vatodobien,mamá?—pregunté,desesperada.Laconcisióndesuspalabrashizoqueseme

revolvieraelestómago.Afortunadamente,Alexestabaamilado,yesomedabafuerzayseguridad.—Sí,todovabien—contestó,alfin.Estabadespeinada,comosinosehubieracepilladoelpeloen

variosdías.Nohabíabrilloensusojos.Parecíaaterrada—.Perotengoalgoquecontarte—continuó.Laexpresióndemimadrehizoquetodosmissentidossepusieranalerta.Estonoacabaríabien.Me preparé mentalmente para lo que estaba por llegar. Sin pensarlo dos veces y sin que me lo

pidiera,caminéhastalasaladeestar.Lasangremecirculabaconfuerzaportodoelcuerpoymesentíapesadaytorpe.Antesdetomarasiento,ysindespegarlamiradadelrostrodemimadre,quitéelcojínquehabíaenunodelossillonesymesenté.

Ellaempezóamorderseunauña,algoqueyoteníalacostumbredehacerenmomentoscomoeste.—Mamá,meestásponiendonerviosa—dije.Verlaasíhacíaqueelmiedoquesentíaaumentara.—Losiento,Hanny—respondiódespuésdequitarselosdedosdelaboca.Abrílosojosdeparenpar.Mimadresolomellamaba«Hanny»cuandoalgomalohabíasucedido.

Laúltimavezquemehabíallamadoasífueparadarmeunamalanoticia.Miperritosehabíaescapadode casa y un coche lo había atropellado. Lloré durante una semana yme juré que jamás tendría otramascota.Nisiquieraungato,niunpez.

Quemellamara«Hanny»noeraunabuenaseñal.Alvermiexpresión,Alexsecolocódetrásdemíyseapoyóenelsillón.Estabaatentoacualquier

cosaquesucediera,yesomehacíasentirciertoalivio,aunquenodemasiado.—¡Ay,Hanny!—Mimadresemoviónerviosaenelsillón.Parecíanoencontrarunaposturacómoda.—Mamá,dejadellamarmeHanny.Nomegusta—contestéconfrustración.—Losiento.Estoyunpoconerviosa—sedisculpó.Sellevólatazadecaféaloslabiosconmanos

temblorosas.Desdemiasiento,olíaelaromaacafécargado.Despuésdedarleunsorbo,volvióadejarlatazaenlamesa,suspiródenuevoycerrólosojos.Exhalóeinhalólentayprofundamente.

Yonoapartélamiradadeella.Teníalosojoscerradosylaspestañascubiertasderímelsepegabanasupielblanca.Losrizosdesu

melenaestabantotalmentealborotadosyellabioinferiornodejabadetemblarle.Derepente,abriólos

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ojos.Eraevidentequeestabamuynerviosa.Parpadeóunpardeveces.Relajó loshombrosysuspiró.Parecíamáscalmada,comosivolvieraaserlamismadesiempre.

—Teheocultadoalgo…—Sutonoapenaseraaudible—.Algomuyimportante.—Elecodesuvozresonóportodalasaladeestar.

Alexteníarazón.Ibaahablarmesobremiamnesia.Estabapreparadaparaello.—¿Qué?—pregunté,desconcertada.Fingífruncirelceño,aunquesabíadequéhablaba.—Mecuestamuchocontarteesto.—Losé.Séloquemehasocultado,mamá—dije,conlaintencióndeayudarla.Ellamemiró,expectante.—¿Qué?—inquirió,confundida.—Hannah,nocreoque…—dijoAlex,perosabíaloqueibaadecir,asíquelointerrumpí.—Séloquemehasocultado—repetí—.Sé«laverdad».—Doblélosdedosehiceelgestodelas

comillasalpronunciarlasdosúltimaspalabras—.OsescuchéhablaraRosieyati.Yalosé,mamá.Losétodo.Ynopuedocreerquenomelohayasdicho.Sololoscobardesocultanlaverdad—concluí.

—¡¿Rosietelohacontado?!¿Lahasvisto?—Teníalosojosabiertoscomoplatos.Elpánicohabíadadopasoalarabia,queeramuchopeor.

—Habléconellaporteléfono,peronohasidoellaquienmelohacontado.Yatehedichoqueosescuché.Yno,nohevistoaRosie—dijeparacontestartodassuspreguntas.

—Nodeberíasdecírselo—dijoAlex,peroyaeratarde.—¡Hannah!—Mimadreselevantódelsillóndeunbrinco.Asustada,diunboteyapoyélaespalda

contraelrespaldodelsillón—.¡TeprohibícualquiertipodecontactoconlosCrowell!¿Acasonomeescuchaste?¿Porquélohashecho?¿Porquénomehacescaso?¡Telohedichounmillóndeveces!

Entoncesempezóagritaralgunasgroseríasqueyonuncahabíaescuchado.Maldecíatodoloqueveíaasualrededoryyomeasustérealmente.Suvozresonabaportodalacasa.

Meencogíenelsillón.¡Oh,Dios!Estanoeramimadre.—¡Teloprohibí,Hannah!¡Teloprohibí!¡Diosmío!¡Yalosabes!¡Esahijadeputa…!¡Ledijeque

no tedijeranada! ¡Se lodije, se loadvertí!—Abrí losojosdeparenpar.Nodabacréditoa loqueescuchaba.Mimadrenuncautilizaríaesaspalabrasensusanojuicio.

Alexmemiródeformadespectiva.Mimadreestabaofendiendoalasuya.—Losiento—susurréaAlexsinquemimadresedieracuenta.—Noesculpatuya—contestó,ymeofrecióunasonrisatranquilizadora,aunqueestanollegóasus

ojos.Mimadresellevóunamanoalacinturayotraalafrente,yempezóamoversedeunladoaotro,

inquieta. Entonces, hizo una serie de aspavientos con la mano que tenía en la frente y continuómaldiciendo.Estabafuriosayteníaelrostroenrojecidoporlaira.

—¡Nopuedocreerlo!¿TelohadichoGeorge?¡Contéstame,Hannah!—gritó.Yoretrocedí,acorraladaenelsillón.¡Vaya!Realmenteestabamuymolesta.—Mamá…—¡¿HasidoRosie?!¡¿Sehaacercadoati?!¡¿Tehahechoalgo?!—preguntó,muyalterada.Cuando

gritaba, la vena que le recorría la frente se hacía visible.Daba la sensación de que iba a asesinar aalguien.Enunossegundos,sucarapasabadeestarrojaamorada,paradespuésvolverseprácticamente

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amarilla.—¡Yabasta,mamá!—grité,sobresaltada—.¡Basta!¡Meheenteradoyosolita!—Mirespuestahizo

quesalieradesuensimismamiento.Me incomodababastantequemimadrecriticarayofendieraa lospadresdeAlexcuandoélestabaaquí,escuchándolotodo.

—¿Qué?—preguntó.Entonces,sequedóensilencioduranteunossegundos,observándome,yañadió—:¡¿Cómo?!

—¿Porquémelohasocultado?—Mepuseenpieymeacerquéaella.Estabaresentida—.¿Porquénomelohabíasdicho?¿Acasoeratandifícil?

Mimadremeobservabasindecirpalabraalguna.Parecíasorprendidaporeltonodevozquehabíausado.Inclusoyoloestaba.Nuncahabíahabladocontantacontundenciadelantedeella.

—¡Noloentenderías!—gritó.—¡Siempremehassubestimado,mamá!¡Lohabríaentendido!¡Einclusolohabríaevitado!—¿Evitar qué? —Me miró extrañada. Unas pequeñas arrugas se habían formado en su frente y

alrededordesusojos.—¡Nohagascomosinosupierasdequéhablo!—Mivozsevolvióaguda—.¡Mehasocultadoun

gransecreto! ¡Teníaderechoasaberlo!—Sacudí lacabezayelcabellomeazotó lasmejillaspor losmovimientosbruscosysalvajesquehacía.Mehervíalasangre.

—¡Sí!¡Teníastodoelderechodelmundoasaberlo!—dijo,ysuspiróprofundamenteantesdevolverahablar—.¡Perotodavíanoeraelmomento!

—¡Lopodríahaberevitado,mamá!—chillé,desconsolada—.¡Lopodríahaberevitado!—¿Evitarqué,Hannah?—preguntócon losbrazosen jarras.Se lehabíadesabrochadounode los

botonesdelacamisaacausadelaagitación.Toméunabocanadadeaireymepreparéparadecirlo.—¡MataraAlex!—Laspalabrassalierondemibocacasisinquerer.Larabiaseapoderódemíy

empecéa llorardesconsoladamente—. ¡Tendríasquehabermedichoque tengoamnesia!—gimoteé—.¡Tendríasquehabérmelodicho!¡Teodio!¡Teodio!¡Nodeberíashaberdejadoquequedaraconél!¡Lopodríahaberevitado!—Semehumedecieronlasmejillasacausadelaslágrimas.Laadrenalinamehizoentrarenunaespeciedebuclequenopodíadetener.Gritabacosasquenisiquierayomismaentendía.Balbucíduranteunossegundosmásymepuseallorardenuevo.

—Hannah.—Mimadreseacercóamí.Entonces,metomódeloshombrosymezarandeóconfuerza—.Hannah,tranquila.—Volvióasacudirmeconmásintensidad—.¡¿Amnesia?!¿Dedóndehassacadoeso?¿Quiéntelohadicho?

Millantoeraincontrolable.Nopodíadetenerlaslágrimas.Eravíctimadelpánico.Elcorazónsemeaceleraba cada vez que respiraba. Su incesantemartilleo enmi pecho hacía queme doliera todo elcuerpo.

—Lo escuché —murmuré con el rostro humedecido por las lágrimas. Mi respuesta no parecióconvencerla.

—¿Dónde?—inquirió.—Simplementeloescuché,mamá—mentí—.Dimequenoesverdad.Dímelo.Laconfusióninvadiósurostroy,alcabodeunosinstantes,memiróconcompasión,comosisintiera

lástimapormí.Entonces me soltó los hombros, se alejó con pasos dubitativos y se llevó una mano a la frente

mientrascaminabaporlasala.Parecíaestarpensandoenalgo.Teníalosojostanabiertoscomolosde

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unáguilahambrienta.Encuantoseapartódemí,micuerposerelajó.Después,sentídolorjustodondehabíaposadosus

manos.Mehabíaapretadocontantafuerzaquemehabíaclavadolasuñas.—Yalosabes…—murmuró.Semedetuvoelcorazón.—Entonces,¿escierto?—preguntéconvoztemblorosa.—Yo…—Sequedópensandounosinstantes.Apartólamanodelafrenteynegóconlacabeza.Se

debatióunmomento.Luegolevantólamiradaysegiróhaciamí—.Sí,esverdad.Derepenteparecióqueelmundohabíadejadodegirar.Empecéatemblarytodocuantomerodeaba

sedetuvo.Alcé la vista y recorrí la sala. Tenía la sensación de que todo ocurría a cámara lenta y, cuando

encontrélosojosquebuscaba,todomimundosevinoabajo.Sinembargo,Alexmetranquilizóconlamirada.Parecíaunpocosorprendidoy,apesardequeno

demostrabaestartansorprendidocomoyoniparecíanervioso,susojosreflejabanmiedo.Empecéasentirmemareada.—Inspirayespira—merecordóAlex.Noestabamuylejosdemí,peromesentíasola.Parecíaque

ibaaderrumbarmeencualquiermomento.HiceloqueAlexdijo.Inhalé con suma dificultad y exhalé profundamente. Mis pulmones sufrían desde hacía rato mis

radicalescambiosemocionales.Merepetíamímismaquetodoibabien.—¿Maté aAlex?—preguntéde formacasi ininteligible.Las lágrimasnomedejabanhablary las

mejillasmeardíantantocomolalava.Sentíaquetodoelcalorseacumulabaenmirostro,mientrasqueelrestodemicuerpoestabagélidocomountémpano.Todoeratanconfuso…

—Hannah…—Noquieroquehayamássecretosentrenosotras,mamá.Tengoderechoasaberlaverdad—exigí.Mimadreme observaba con preocupación. Era evidente que teníamiedo de contarme la verdad.

Pero sabía que no podría ocultármelo durante muchomás tiempo, así que cerró los ojos, tomó aireprofundamenteyvolvióaabrirlosantesdedecir:

—Sí,fuistetú—contestó.Ensumiradahabíapenaydolor—.O,almenos,esoesloqueindicanlaspruebas.

Chilléenvozbaja,soloparamí.Nopodíaimaginarlo.Lequitélavidaaunapersona.¿Quéclasedesermonstruosoera?—¿Cómoocurrió?¿Porquénoestoyen lacárcel?¿YporquéRosienomeodia?¿Porquées tan

buenaconmigo?—Siéntate. Te lo contaré todo, pero primero debes tranquilizarte—dijomientras se arreglaba el

cabellorizadoconlosdedos,nerviosa.—De acuerdo—accedímientrasme enjugaba las lágrimas. Sin queAlexme lo pidiera, seguí su

consejo y respiré hondo.Cerré los ojos durante un par de segundos y solté aire cuando sentí quemicuerpoyanolonecesitaba.

Volvíasentarmeenelsillón.Lasmanosylaspiernasmetemblaban.

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Eracierto.Nohabíaescuchadomal.TodaslaspistasapuntabanaquehabíamatadoaAlexynomehabíadado

cuenta.Nuncalohabríacreído.Loshechosestabanclaros:yohabíatenidounaccidenteelmismodíaqueAlexmurió.Elrecuerdo

que tenía de nosotros dos hablando sobre nuestra cita ya tenía una explicación lógica.No recordabaabsolutamentenadadeldíadelamuertedeAlexyahorasabíaporqué.Creíaquelaconexiónqueteníaconéleraporesarazón,poresacitaquenuncallegamosatener,ynoporqueyofueselapersonaquehabíaacabadoconsuvida.

Teníaamnesiapostraumática.—Sucedió hace dos semanas—dijo.Al principio parecía dubitativa.Miraba de un lado a otro y

haciaeltecho.Habíaleídoquecuandolaspersonasmirabanhacialosladoseraporquementíanyquecuandomiraban hacia arriba significaba que estaban pensando. También había leído que cuando unapersona se rascaba la nariz era señal de que ocultaba algo—.Me pediste permiso para salir con unchico,peronomedijistequiénera.Solo…estabasmuyfelizynoquisepreguntar—resopló.Buscómimiradaconlosojos,esperandounareacción.

—¿Lomaté?—Meaclarélagarganta.Cuandolohice,sentíundoloragudo.Eracomosimitráqueasehubieraencogidoynopudieratragarlasaliva—.Quierodecir…¿lomatéconmispropiasmanos?—pregunté.Mivozsonóagudaymehizosentirvulnerable.Creíaquealaclararmelagarganta,hablaríaconunavozmásclarayfuerte,perohabíaocurridojustolocontrario.

—No—contestóconfirmezamientrasmemirabafijamente.—¿Entoncesquépasó?—Coloquélasmanostemblorosasentrelaspiernas,paradarlesunpocode

calor.Lasteníafríascomoelhielo.—Nolomataste—replicó.Enmediodesuataquedecólera,sehabíahechounacoleta,queahora

amenazabacondeshacerseencuestióndesegundos—.Fueunaccidente.Todavíanosesabequépasórealmente, pero están investigándolo, y es probable que tengas que ir a testificar. Eras la única queestabaconAlexcuandosucedió—confesó,ydejócaerlasmanossobresuregazo.Luegolasdeslizóporsufaldagrisyvolvióacolocarlassobrelaspiernas.

«Unaccidente».Alescucharlaspalabrassalirdesuboca,sentíqueunacorrientemesacudióelcuerpo.Nosabíasi

debíasentirmemástranquilaocontinuarllorandoenvozbaja.—Cuéntamelo, por favor—supliqué condesesperación—.Necesito saberlo.—Laurgencia enmi

vozerainevitable.—Le he dicho a Rosie que suspenda la investigación por ahora. Primero tienes que recuperarte.

Puedequenotehayaquedadoningunasecuelafísica,perohassufridomentalmente,yesoesmuchopeor.Unaveztehayasrepuesto,podránhacertetodaslaspreguntasqueseannecesarias.Además,tútambiéneresunavíctima.Nopueden tratarte comounacriminalhastaque las cosasno sehayan resueltoy laverdadnohayasalidoalaluz.—Tragósalivaycontinuómoviendosuspálidoslabios—.RespectoalacitaquetuvisteconAlex…recuerdoquetefuisteyquealcabodedoshorasmellamaron…EraelpadredeSarah—dijo.Asentí. Intentabacomprender loquemecontabay tomármeloconcalma, taly comoharíaAlex—.Mecontóquehabíaistenidounaccidente.Losfrenosdelcochefallaron…

—¿Yesofueculpamía?—dijeconciertosarcasmo.Habíasidounaccidente.Yonohabía tenidonadaqueverconeso.Además,Alexteníarazón:noteníalesionesfísicasynorecordabahaberestadoenelhospital.Estahistorianoteníaningúnsentido.

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—Losfrenosfallaron,aunquelograsteisdetenerelcoche.Elvehículonosufrióningúndaño,tansolounoscuantosarañazos,pero…—Entoncessedetuvo.Parecíadubitativa.

—¿Qué? ¿Hay algo más?—pregunté, con los ojos cerrados con fuerza. Estaba aterrorizada. Nisiquierapodíaimaginarmelaescena.

Respiródeformaagitadaysemordióellabioinferior.Entoncestensólamandíbula.—Sí.—Cuéntamelo,mamá—contesté.Micorazónnodejabadelatirconfuerza.Frunció los labios y cerró los ojos un momento. Cuando abrió los párpados, las lágrimas

aparecieron.—Teacusanatidecortarlosfrenos,cariño—dijosinmás,pronunciandolaspalabraslentamente—.

CuandoAlexdetuvoelvehículo,ocurrióalgo.Algomásgraveyquesolotúsabes.Unsucesotraumáticoquecausósumuerte.Peronadie sabequéocurrió.Solo tú tienes la respuesta,Hannah.Nadiemás—concluyó.

—Esoesunaestupidez—dijoAlex,quesoltóunbufidodefrustración—.Nolacreas,Hannah.Estámintiendo.

Lelancéunamiradadespectivaamododerespuestayluegomiréamimadre.Semovíainquietaensuasientomientraslosdedosletemblaban,inclusomásquelosmíos.Cerrabalosojosdevezencuando.

—¿Por qué no le pasó nada a Alex? No tenía golpes ni rasguños, ni nada de eso. Lo vi en elvelatorio.Noloentiendo,mamá.Notengoniideadeloqueocurrió—añadíenvozbaja.

Lahistoriaquemeestabacontandomimadrenoteníanipiesnicabeza.Enprimerlugar,yonosabíanadadecoches, asíque¿cómodemonios ibaa saberquécablecortarparaque los frenosdejarandefuncionar?Ysegundo,erademasiadoevidentequementía.Sumiradaladelataba.

—Hannah,yosolointercedíporti—respondió—,noporAlex.Túeresmiprioridadytodoloquemeimportaenestavida.Sabesquetequiero.

—Noloparece.—Meenjuguélaslágrimasquemecaíanporlashúmedasmejillas.—Noempecemos,Hannah.Solotedigolaverdad.Debesconfiarenmí.No era estúpida. Sabía que me estaba mintiendo. Su mirada perdida dejaba entrever miedo. Se

delataba inconscientemente.Además, el labio le temblaba en cuanto comenzaba a hablar, y eso no leocurríamuyamenudo.Mimadresabíacontrolarse,seledababastantebien.Peroahoraeraevidentequeestabatensa…eravulnerable.

Mentía.Soltéunsuspirodefrustración.—¿Cómopuedoconfiarenti?—pregunté,agobiada.—Debeshacerlo.Séquenohemostenidounavidaperfecta.Losé,Hannah.Yséquenecesitasteun

padre, pero creo que ambas hemos superado todas las adversidades con las que nos hemos topado.Dentro de un tiempo, todo esto no será más que algo que recordaremos y de lo que nos reiremos.Acuérdatedetodoslosbuenosmomentosquehemosvividojuntas…—dijoconsuavidad—.Confíaenmí,esloúnicoquetepido.

—¿YquépasaconAlex?—inquiríconfrialdad.—¿QuépasaconAlex?—repitiómimadre,confundida.Parecíanocomprendermipregunta.—Mamá, acabas de decir que lomaté.—Mi voz se entrecortó y sonómuy aguda. Sentí que las

lágrimasvolvíanaarremolinarseenmisojos.

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Y, comoAlexme aconsejaría, respiré por la nariz y solté el aire por la boca, controlándomepordentroyporfuera,tomándomelotodoconcalma.Sinembargo,ellabiometemblabainvoluntariamente.

Nomelocreía.Unavozdentrodemímegritabaquenohabíasidoyo,quenadadeloqueacababadeoíreracierto.Eracasicomounsextosentido,parecíainstintivo.Yonoseríacapazdehacertalcosa.Noteníaningúnsentido.

—Yonohedichoeso—contestómimadrerápidamenteconvozsevera.Sepasóunodelosdedosporelcabelloysecolocóunmechóndetrásdelaoreja.Esomehizoverqueestabamásnerviosadelonormal.Losdedosletemblabanmientrasrecorríasusindomablesrizos—.Hedichoquesospechanquecortastelosfrenos—añadióconvozbaja.

—Pero¿porquénolorecuerdo?—pregunté.—Esculpadelaamnesia,Hannah.Estuveapuntodenegarconlacabezacasideinmediato.Misdedossesacudíansincontrol.Todavía

nomecreíaloqueescuchaba.—Pero no tenía ningúnmotivo para hacerlo,mamá.No tiene sentido.—Intenté hacerle perder la

pacienciaparaquemedijeralaverdad.Mimadrehizounamuecayunoshoyuelosaparecieronensusmejillas.Seremovióotravez.—No hagas más preguntas, por favor—rogó. Estaba encogida y casi parecía dolorida, como si

tuvieseelestómagorevuelto.—¿Deverdadcreesquevoyaquedarmetranquila?¿Acasoquieresquemecrucedebrazosyfinja

quenohaocurridonada,quenosoylaresponsabledelamuertedeunapersona?¡No,mamá!¡Tienesquecontármelotodo!

—Pero eres tú quien tiene las respuestas.No pierdas tiempo buscándolas donde no están.Debesesperaraquellegueelmomentoadecuado.

—¿Esperar?¿Ysilosrecuerdosnuncallegan?—Entoncesinvestigaremos.Todavíatenemostiempo.—Mamá…—dijeamododesúplica.Noparecíaentenderlo.—Sépaciente.Siloeres,descubriráslaverdad.Mepasélaspalmasdelasmanosporelrostroempapadodelágrimasymelasvolvíaenjugarpor

enésimavez.—Bien.Creoquedeberíairmeamihabitación—respondífinalmente.Parecíanoestardispuestaa

contarmenadamás,asíqueconcluíquelaúnicapersonaquepodríaconfirmarmelahistoriaqueacababadeescucharnoeramimadre,sinoRosie.

Ellaeranuestraúltimaesperanza.Me levanté del sillón sin mirarla. Posé la mirada en el fantasma de Alex. Parecía molesto. No

conmigo,sinoconmimadre.Yotambiénloestaba.Teníaclaroquenuncamáspodríaconfiarenella.Alexasintióconlacabeza.Elsillónrechinócuandomelevanté.Elcorazónsemeacelerabaacada

pasoquedaba;dealgunauotramanera,laconfesióndemimadremehabíaalterado.Mesentíapesadaycansada. Solo quería dormir y olvidarme de todo lo que ocurría. Había demasiada información quedebíaasimilary,antesdehacerlo,teníaquetranquilizarme.

Ahorateníamostodaslasversiones:ladeKate,ladeCara,ladeSethylademimadre,ytodasellascoincidían.O,almenos,esoeraloqueparecía.

—Hannah…—dijomimadrecuandomelevanté.Girélavistaymeencontréconsusojososcuros.

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—¿Qué?—preguntésininterés.Rezabaporqueloqueestabaapuntodedecirmefueracierto.Mimadresequedópensativaduranteunmomentoyluegodudó.Yolaobservéconcautela.—Mmm…Necesitoquemeprometasalgo.—¿Qué?—Retrocedísobremispasosylamiré.¿Prometer?¿Prometerqué?—NoteacerquesaRosie—replicó.Abrílosojoscomoplatos.Noentendíanada.—¡¿Porqué?!—exclaméconvozroncaysonora.—Nodebesfiartedeella,Hannah.Estuveapuntodedecirlequeellaeralapersonamenosindicadaparahablar,perodecidíquedarme

callada.Unodemisproblemaseraquehablabasinpensar,asíqueahoratrataríadesermáscoherenteypaciente.

—Perodimeporquéno.—Nonecesitasquetelodiga.Yatedaráscuenta.—Pero…—Porfavor,Hannah.Tansolotepidoquenoteacerquesaella.Quenolecuentesnadadeesto,nile

cuentesnuestrosproblemas.Y,sobretodo,noquieroqueconfíesenella,jamás—contestóconfrialdad.Lamiréestupefacta.Todavíanocomprendíanadadeloqueestabapasando.—Mamá…—empecéadecir,tratandodehacerlaentrarenrazón.Estabamuynerviosa.—Prométemelo—meinterrumpióconvozcansada.Derepente,sentíunlatigazoenelestómago.—Está bien —accedí, solo para contentarla. Sin embargo, ella no pareció convencida con mi

respuesta.—Cumpletupromesa,Hannah.Recuerda…losReevenuncarompemosnuestraspromesas—añadió

mientrasmemirabafijamentealosojos.Eracierto,losReevenuncarompíamosnuestraspromesas.Nunca.Peroestavezseríalaexcepción.—Losé.Notepreocupes,lacumpliré—mentí.Sonémásconvincentedeloquecreíaqueeracapaz.

Mivozsonóroncaysegura,casitanfirmecomoladeGeorge.—Esoespero—contestó.Entoncesmemarché,ensilencio.

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Capítulo21

SubílasescalerasconAlexdetrásdemí.Notabasupresenciaysuaromamuycerca,lobastantecercacomoparasentirmeacalorada.Entoncesempecéacaminarmásrápido,comosimividadependieradeello.Trascruzarelpasillo,llegamosamihabitación,perocuandonosdetuvimosfrentealapuerta,sentíqueunescalofríomerecorríalaespalda.DimediavueltaymeencontréconelpálidorostrodeAlex.Alcontemplarlaexpresióndemicara,fruncióelceño.

—¿Estásbien?—preguntó,preocupado.—Sí—respondí.Unasensaciónextrañaseapoderódemicuerpo.Algonoibabien.Llevé lamanoa lamanillade lapuerta.Alexme lanzóunamirada inquisitiva.Él tambiénestaba

inquieto;notabaalgoraro.Lapuertaseabrióynotardóenrechinar.Alhacerlo,unasensaciónterroríficayescalofrianteme

recorriódelospiesalacabeza.Alguienhabíaestadoenmicuarto.Losentía.—Revisatuscosas,Hannah.—Alexpercibióunadensabrumaquecubríalahabitación.Recorrí la habitación con lamirada, sin ni siquieramoverme.Todo estaba en perfecto orden: la

ropa entre la que había estado rebuscando hacía unas horas seguía en el suelo, tal y como la habíadejado;loslibrosquehabíaestadoleyendolanocheanteriorestabanaunladodelacamaoesparcidosporlahabitación,nosehabíanmovidoniuncentímetro;lacamaestabaperfectamentehecha,sinningunaarruga;desdeluego,noparecíaquenadiesehubiesesentadoencimaolahubieratocado.Losmuebles,mis cosas, la lámpara encendida… todoestabaen su lugar.Noechabaen faltanadanipercibíanadanuevo.Noparecíaquehubiesenentradoarobar.Y,deserasí,lomásprobableeraqueelculpableyaestuvieraporlaautopista.

Sinembargo,todavíasentíaquealgoibamal.Elvientosoplabaconfuerzayderepentelaventanaseabrióconunsonidoatronador.Laventanachocócontralaparedyelvidriovibró.Estuvoapuntodequebrarseyhacerseañicos.Laventanacolisionódenuevocontralaparedylascortinasseagitaronconlacorrientedeaire.Diunbrincocuandounaramacayóalsuelo.Elsonidofueestremecedor.

Entoncescaminéhacialaventanaparacerrarla.—Voyaecharunvistazodebajodelacama—dijoAlexenunsusurroquesolonosotrosdosoímos.Asentílentamenteconlacabeza.Teníalosojosbienabiertos.Estabaatentaacualquiersonidodel

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exteriorodelinteriordelahabitación.Teníalasensacióndequeelcorazónmesaldríadisparadodelpechodeunmomentoaotro.

Alex comenzó a caminar muy despacio, se puso en cuclillas, agachó la cabeza con una odiosalentitudylevantólateladelacolcha.

Yoestabacompletamenteensilencio.Alex se quedó en silencio y revisó debajo del colchón.Volvió sumirada haciamí, negó con la

cabezaydijo:—Nada.Entonces escuchamosun ruido sordoqueprocedíadel armario.Rápidamente, dirigí lamirada en

esadirección.Estabaaterrada.Todomisistemanerviososealteróalentenderqueeseruidosolopodíasignificarunacosa:ahídentrohabíaalguien.

Alexdebíasermuycuidadoso.Encasodequehubieraalguienescondidoenelarmario,seríamuyraroquelaspuertasdelarmarioseabrieransinmás,puesAlexeraunfantasma,aunquemuchopeorseríadescubrirquealguienseocultabadentro.Lehiceseñasparaindicarlequeyameocupabayo,puestoqueestabamáscercadelarmario.En realidad, lohacíaporél,paraprotegerlo.Alexsehorrorizóante laideaynegóconlacabeza.

—No—dijo.Medispuseacaminarhaciaelarmario,peroAlexmedetuvo.Lomirédenuevo.—No—repitió.Yoloignoréymeacerquéamiobjetivoconpasolento.Micorazónbombeabasangreconrapidezy

todomicuerpocomenzóa temblar.Cuandolleguéa laspuertasdelarmario,medetuveysuspiréparaarmarmedevalor.

Abrílaspuertasrápidamente,sinvacilar.Nada.Dentrodelarmarionohabíanadie.Micuerposerelajó.—Quétercaeres—dijoAlex,detrásdemí.—Tenía que hacerlo—respondí con la vista puesta en las prendas de ropa que colgaban de las

perchas.—Revisaloscajones.Hice lo que me pidió y comencé a rebuscar entre toda mi ropa. Era muy probable que alguien

hubiesecolocadoalgodentroosehubiesellevadoalgo.Noestabasegura…perolatensiónhacíaquemesintierarealmenteincómoda.Noestabaseguranienmipropiahabitación.

Rebusqué y dejé todo lo que había en los cajones en una esquina: mi ropa, mis pulseras, miscalcetines,miropainterior…Peronoencontrénada.

Examinamos todos los rincones de la habitación, pero no dimos con nada.Notaba que la cabezaempezabaadarmevueltas.

—Merindo—dijoAlex,soltandounsuspirodecansancio.Medejécaerenlacama.—Estoyseguradequealguienhaestadoaquí.—Sí,yotambién.Alexsequedódepieaunladodelacama,yyocerrélosojosydije:

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—Alex…¿Quéharemosahora?—Hablarconlaúltimapersonaquenosqueda.—Deinmediato,supeaquiénserefería.—¿Rosie?—Sí,ellaesnuestraúltimaopción.Eslaúnicapersonaquetodavíanonoshacontadosuversión—

contestó,yyoasentíconlacabeza.Comprendíaloquedecía.—¿Creesquenoscontarálaverdad?—preguntéconvozapagada.—Sí.—¿Ysiescierto,Alex?—Cerrélosojostodavíaconmásfuerzaysehizoelsilencio.Alcabodeunosinstantes,escuchésuvozronca.—Entoncestequerrémásquenunca—susurró,yyomeestremecíy,luego,sonreí.—Nomerecíasmorir—contesté,casisinaliento.Entoncestoméaireycomencéahablardenuevo

—:Eresbueno,gentil,amableycaballeroso…nomerecíasmorir,Alex.—Setehaolvidadodecirguapo—bromeó.—Muyguapo,dehecho—confeséconunaligerasonrisaenlacaraylosojoscerrados.«Amnesiapostraumática».Mepreguntabasitambiénolvidaríatodoloqueestabaviviendoeneste

momento.Sentíunretortijónenelestómago.Porunmomentopenséqueestabaenunsueñoprofundo,quetodoaquelloera…unapesadilla.PeroconAlexamilado,descartélaideadequeestopudieraserunmalsueño.

—¿Hannah?—dijounossegundosdespués.Abrílosojosdeparenpar—.Tequiero.Sentí la garganta seca, el corazón me dio un vuelco y algo más parecido a murciélagos que a

mariposascomenzóarevolotearenmiestómago.—Yotambiéntequiero,Alex.Noteimaginascuánto—respondícontotalsinceridad.Élsedejócaeramilado.Megiréymepusedelado.Nuestrosrostrosquedaronfrenteafrente.—Paseloquepase…siempreestaremosjuntos.—Posósusojosbrillanteseintensosenmirostro.—Seaverdadono,quieroquemeperdones,Alex.Yo…—No digas nada más.—Su aliento fresco me hacía cosquillas en los labios. Tenía unas ganas

tremendasdebesarlo.Nosquedamosensilencioydespuésmeembobémirandosusinquietantesojosmarrones.Teníanun

brilloespecial.Laspupilas,negrascomolanoche,contrastabanconelclarocolordesuirisylohacíanparecermásgrandeycolorido.Aesaperfectacombinaciónseleañadíansusmagnéticaspestañas,quesubíanybajabanalparpadearysedeteníancuandomemirabafijamente.

Juraría que cada vez queAlex pestañeaba, un ave abría las alas para echar a volar y alguien seenamoraba.Eranpreciosas.

Élsoltóunarisitaymesacódemiensoñación.—¿Porquémemirastanto?—preguntó,divertido.—Pornada…—contestéentrerisas.Elcorazónmelatíaamilporhora.Alexsuspiróyesbozóunamediasonrisa.—Vale.Y,entonces,mequedédormidabajolaluzvespertina.

***

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Melevantédeunbrincoaloírunruidofuerte.Elairefríoquemerecorriólacolumnaylascortinasquese agitabande forma fantasmagóricamehicieron entender que había sido la ventana la quemehabíadespertado.Elvientosoplabaconfuerzaylashojasdelosárbolesibandeunladoparaotro.Unolorahumedadinvadiólaestancia.Eraprobablequehubiesellovido.

Encendílalámparadelamesitadenocheylahabitaciónseiluminó.NoviaAlexporningunaparte,asíquemepreguntéadóndepodríahaberido.Miréelreloj.Marcabalasdosenpuntodelamadrugada.Elsonidodelvientoeraloúnicoquese

oía.Lacorrientedeairefríoqueentrabadelacallehizoquelassábanasestuvieranheladas.Meapresuréacerrarlaventana.Yentonceslorecordé…¿NolahabíamoscerradoAlexyyohacíaunashoras?¿AcasolahabríaabiertoAlex?Respondírápidamentemipropiapregunta:no.Élsabíaqueerapeligrosodejar laventanaabierta

durantelanoche.Alexnuncalahabríaabierto.Pero,entonces,¿quiénlohabríahecho?Cuandomeacerquéalaventana,elairemeazotóenelrostroconfuerza.Mipielseerizóalinstante

y,antesdecerrar laventana,echéunvistazofuera.Nohabíanadie.Soloseveía la luzde la luna.Lacalleestabadesierta.Nohabíaniunalma.Nisiquieraseoíanperrosladrando.Elasfaltoestabamojadoyhabíacharcosenlosbachesdelacarretera.Parecíaquehabíaestadolloviendo,peroyonisiquieramehabíadadocuenta.Dormíatanprofundamentequenohabíaoídolalluvia.

Laslucesdelacallecomenzaronaparpadearcuandofijélavistaenlacasademivecina.Ocurríamuyamenudo.Mimadreyotrosvecinosyalohabíancomunicadoalayuntamiento,peroestehacíacasoomisodelapeticiónparaqueloarreglasen.Yyoyaestabaacostumbrada.

Cerrélaventana,estavezconelpestillo,ylaatranquéparaquenopudieraabrirsedesdefueranipudiesenmanipularla.

Teníalabocaseca…muyseca,dehecho.Caminéhastalapuertayllevéunamanoheladaalpicaporte.Sinembargo,antesdeabrirlapuerta,

notéunapresenciadetrásdemí.Estabaseguradequemeestabanobservando.Sentíunarespiraciónenel cuello, pero tenía miedo de girarme. A pesar de que estaba asustada y de que me temblaban laspiernas,mearmédevalorydimediavuelta.

Nada.Ahínohabíanadie.Eché un último vistazo a la habitación. Todo estaba en orden. Puede que estuviera alucinando.

Neguéconlacabezaysalídepuntillas,intentandohacerelmenorruidoposible.Bajélasescalerasrápidamente.Apesardelaescasezdeluzquehabíaenlaplantabaja,mispies

conocíantodosycadaunodeloscentímetrosdelasescaleras;sabíandóndepisar.Rodeélasalayfuicasicorriendohastalacocina.

Mirespiraciónsonabaagitadacuandollegué.Teníalagargantatodavíamásseca.Mepedíaagritosunbuenvasodeagua.

Lacocinase iluminócuandoaccionéel interruptor.Notardéensoltarunsuspirode tranquilidad.Dios,¿quéharíamossinlaluz?

Cogíunvasodelaalacena,evitandoverelreflejodeloscristales.Laúltimavezquevimireflejoenunodeellos,fuecuandovialfantasmadeAlex.Enestaocasión,teníalaesperanzadequenohubiera

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nadiedetrásdemí.Agarréelvasoconfirmezaymeservíelagua;después,melobebídeunsolotrago.Lasensación

del aguadeslizándosepormigarganta seca era increíble.Beber cuandouno tenía sed eraunode losmayoresplaceresqueexistían.

Cuando terminédebeber, dejé el vaso en el fregaderoy empecé aprepararmementalmenteparavolvercorriendoamihabitaciónencuantoapagaralaluz.

Funcionó.Corrí como una loca por toda la casa, sin detenerme ni un solo segundo. Sentía que mi vida

dependíademispies.Laverdadesqueeraunamiedosaqueseasustabaconcualquiercosa.Mesentíaalgoinmadurapor

tener miedo a los dieciséis años de que un monstruo pudiese aparecer de la nada en medio de laoscuridad…Teníamiedodequealgollegara,mecogieradelospiesymearrastraradebajodelacama.Eraunaideaquemeaterrabay,claro,soloamísemeocurriríapensarenesojustomientrascorríapormi casa a oscuras. No sabía si estaba loca o si estaba alucinando otra vez, pero parecía que losescalonessehabíanmultiplicado.Concadapeldañoquedejabaatrás,parecíaqueladistanciahastaelpasillosevolvíamayoryquelaescaleranoteníafin.

Conelrostroempapadoensudor,lleguéalasegundaplantayentrécorriendoenmihabitación.Eracomounaguarida.Esteeramiterritorio;aquímesentíasegura.

Cuando entré, sentí una nueva ráfaga de aire frío. El viento hacía que las cortinas ondeasen. Lahabitaciónvolvíaaestarcongeladaylaventanaestabaabiertaotravez.

Nohabíaduda.Alguienhabíaestadoenmihabitación.Abrí los ojos de par en par. Estaba aterrorizaba. Entonces, mis piernas me traicionaron y

comenzaronatemblar,débiles.Notardéensentirqueelpánicomerecorríalasvenasyelcalorascendióamirostro.

Alguien.Había.Entrado.En.Mi.Habitación.En.Mitad.De.La.Noche.—¿Ho…hola?—tartamudeéalanada.Nohuborespuesta.Elsilencioinvadiólaestancia.—¿Hayalguienahí?—preguntécasisinpensarlo—.Voyallamaralapolicía.Giré la cabezayvi un termo sobremi escritorio.Lo toméentremisdedos sudadosy apreté con

fuerza.Nodudaríaengolpearaalguienconélsimehacíadaño.Avancéunpaso.Alexnoestabaenmihabitacióny,sinél,nomesentíasegura…Notabaquealguienmeobservaba.Echéunvistazorápidoalahabitaciónparacomprobarquenohabíanadiemásqueyo.Cuandolo

confirmé,meapresuréacerrar laventana;elairefríomehizoestremecermeytemblar.Estavez,paraasegurarme,cerrélaventanaconuncandado.

Después,comencéadivagar.Podíahabersidoserelaire,o talveznohabíacerradobien laventana.Quizáeraporqueestaba

viejayyanocerrabadeltodobien.Sí,debíadesereso.O…quizáalguienhabíaentradoenmicuartosinmi consentimiento. ¿Pero quién? ¿Y por qué?Descarté la idea de que hubiese sido un ladrón deinmediato.Deserasí,sehabríallevadoalgo,¿verdad?Sinembargo,noechabanadaenfalta.

Meacostéenlacama.Laspiernastodavíametemblabanconinsistenciaydeformadescontrolada.

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Metapéconlassábanasporcompletoyelfríodesapareció.¿Quiénpodríahabersido?¿Oqué?¿Acasoestabaalucinando?Entoncesme invadió ladudayabrí losojosdenuevo.¿Ysimehabíaolvidadodecerrarla?No,

recordabaperfectamentehabercerradolaventana.Noestabaloca.Melevantéderepente.Nopodíaconciliarelsueño,asíquebusquéuncuadernoyunapluma.Sin

poderdetenerme,laspalabrascomenzaronaescribirseporsísolas.Mesentéenelescritorioydejélalibretaaunladodelteclado.ComencéaescribirtodoloquesabíasobreKate,Ryan,Seth,Cara,Sarah,TomyKaren,y,también,sobremimadre.

Redacté brevemente todo lo que había pasado en las últimas semanas. Anoté sus nombres, suscaracterísticas,describísupersonalidad,suactitud…absolutamentetodo,ytambiénescribícuálerasurelaciónconlamuertedeAlex.

Tambiéndediquéespacioaladesconfianzaquesentíahaciamimadreyporquédeunmomentoaotrosehabíaconvertidoenunasospechosamás.

Lacabezanodejabadedarmevueltas,peromimanonosoltaba laplumaymeobligabaaseguirescribiendo.Teníaquecontrolarme.

Incluíenmi listaa lospadresdeAlex.ARosie,conesecarácter tandulce, lamaneraenquemehablaba,sudeslumbrantebellezaysupreciosocabellorubio.YaGeorge,conesosojosdecolorazulprofundo,sumiradaterroríficaysuvozsiempreroncayfirme.

TambiénescribísobreAlex.Escribísobrecadapartedeél,cadacentímetrodesucuerpo:esosojosalmendradosquetantome

cautivaban,sumiradadura, laformaenquehabía llegadoderepenteamivida…Escribí todoloquesabíasobreél,intentandonodejarmenadaeneltintero.Cuandomedicuenta,habíaescritounascuatropáginas.

Porextrañoquesonara,queríarecordarloparasiempre.Queríarecordareldolorquemeinvadíaymeretorcíaelcorazón.

Alexloeratodoparamí.Teníamiedodeolvidarloqueestabapasando,dequelaamnesiaseagravaraynorecordaranada

más;poresonecesitabaescribirlotodo.Al terminardeescribir,y cuandomimanome liberó, cerré la libreta.Después, conpaso lentoy

cansada,caminéhastalacama.Levantéelcolchónyguardélalibretadebajo,entrelacajadecondonesquemehabíadadomimadreylafotografíadeEric,eltíodeAlex.

Sonreíalver lospreservativos.RecordéelrostropícarodeAlexcuandolosvio.Soltéunarisitacansadayvolvíacolocarelcolchónensusitio.Luego,medejécaersobreél.

Siloolvidaratodo,estecuadernopodríaayudarmearecordar.Eseerasuúnicoobjetivo.Acababadecerrarlosojoscuandolaalarmasonó.Losabríconmuchoesfuerzoymiréelrelojdelamesitadenoche…¡Lasseisdelamañana!—¡Debedeserunabroma!—exclamé.Misojoscasinosemanteníanabiertosporelcansancio.Meduché con agua fría, con la esperanza de que esome ayudase a despertarme, pero en cuanto

cayeronlasheladasgotassobremipiel,mearrepentídeinmediato.Gritéymeapartédelgélidochorrodeaguatodoloquepude,ygiré ligeramenteelgrifodelaguacaliente.Dejéqueelaguatempladamecayeraporelrostroymelorestreguéconlasmanos.Luegomelavéelpelo.Noeratarde,perosalídeladuchaymecambiélomásrápidoquepude.Queríaprepararmeuncaféparaterminardedespejarme,yaqueparecíaqueamicuerpo lecostabaespabilarse.Aunque,adecirverdad, tenía susmotivos:no le

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habíadadolashorasdesueñoquenecesitaba.Cuandoterminédevestirme,arreglémihabitaciónlomejorquepude.—Buenosdías—dijoalguiendetrásdemí,yyopeguéunsalto,sorprendida.Dimediavuelta.—¡Alex!—Sonreídeinmediato.—¿Cómohasdormidoestanoche?—preguntó,mientrassemovíaporlahabitaciónsigilosamente,

conlasmanosenlosbolsillosdelanteros.—Bien—mentí—.Mmm…¿Alex?—dijemientrasmearreglabaelpelo,nerviosa.—¿Quépasa?—preguntóconevidentepreocupación.—No, nada…—Tragué un poco de saliva y aparté la mirada de él y la fijé en la ventana—.

Bueno…queríasabersitúhasentradoestanocheporlaventana.Esqueladejécerrada,ycuandobajéaporunpocodeaguayvolví,laencontréabierta.Penséquetalvezhabíassidotú.

Alexnotardóenresponder.—No, estuve en la habitación de al lado. Espera unmomento…Si dejaste la ventana cerrada y

luegolaencontrasteabierta…¿quiénpudohabersido?—Sumiradasevolvióoscuraypreocupada.Meencogídehombrose,involuntariamente,comencéamordermeunauña.—Quizáfueporculpadelviento—propuse.—¿Lacerrasteconpestillo?—Sí.—Entoncesnofueelviento,Hannah—contestóconvozahogada.Nervioso,sepasóunamanopor

sualborotadocabello.—Peronohabía nadie dentro…Fue igual que ayer por la tarde: no parecía que hubiese entrado

nadie,todoestabacomosiempre.—Perosíhabíaindiciosdeallanamientodemorada—dijofrustrado,oquizámolesto.—¿Tú crees? ¿Pero por qué lo harían?—pregunté, dubitativa. ¿Quién y para qué entraría enmi

habitación?Loúnicoqueteníadevaloreraelordenadorylatelevisión,nadademasiadojugosoparaunladrón.

—Paraobservarte.—Alexseacercóamí—.Tenemosqueasegurarnosdecerrarbienlaventanaapartirdeahora.

Entonces,abrílabocaalrecordarlo.—Ayeralfinalcerrélaventanaconuncandado—expliquébrevemente.Alexpalideció.Sihabíaquerecurrirauncandado…—No importa, de momento esto nos servirá —dijo mientras se dirigía a la ventana. Entonces

comprobóqueestuvierabiencerradaylaaseguróaconciencia—.Hoyiremosaveramimadre—merecordó.Luegomemiró.Parecíaqueesperabavermeentrarenpánico,peronoestaba tannerviosa…porahora.

Alex se acercó a la mesita de noche y, con firmeza y seguridad, tomó una fotografía que teníaencima.

Suspiréy,finalmente,contestéconvozahogada.—Losé,estoyalgonerviosa,Alex.Yametemolopeor.Alexvolvióadejarlafotografíaensusitioysediomediavueltaparamirarme.—Tengoelpresentimientodequemimadrenosdirálaverdad.Notepreocupes,todoirábien.

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Asentí,aunqueenrealidadteníamisdudas.Alexsoloqueríatranquilizarme;sabíacómoera.Desdequetodoestohabíaempezado,sufríaataquesdepánicoconstantemente.Mehabíavueltomuyvulnerable.Ambosloéramos.

—¿Ysiellatambiénnosocultalaverdad?Teníalasensacióndequesemeacababaeloxígenoynopodíarespirar.—No lo hará, la conozco muy bien. Primero, es igual que tú, Hannah. No sabe mentir y es

demasiado sincera con todo el mundo. Y segundo, mi madre quería que te contaran la verdad.¿Recuerdasladiscusiónentretumadreylamía?Mimadredijoquesilatuyanotecontabalaverdad,entoncesellaloharía;asíque…¿porquételaocultaría?Sitantoansiabaquetedijeranlaverdad,estaessuoportunidad.Ellanosloexplicarátodo.Confíaenmí—dijocautelosamente.

Suspalabrasreflejabanunaseguridadincreíbleymicuerposerelajó.Teníarazón.NocreíaqueRosiefueraadesaprovecharunaoportunidadcomoestaparacontarmela

verdaddespuésdehaberescuchadolaconversaciónquehabíamantenidoconmimadre…La cabezame daba vueltas.No lograba llegar a una conclusión correcta, sino todo lo contrario:

cadavezestabamásconfundida.—Esoespero.LoquenosdigaRosiepuedeserclave—respondí.Cogílamochilaqueestabadebajodelacamaymelacolguédeloshombros.Latrampayaestabalista.Habíacolocadolasalmohadascomolaotravezparaquemimadrenose

dieracuentadequenoestaba,opeoraún…queestabaconRosie.Si se llegaba a enterar de que había roto mi promesa, me mataría, pero al menos conocería la

verdad.Lacuriosidadmatóalgato,peroelgatomuriósabiendo…—¿Estarásenlaentrada?—pregunté.—Sí,teesperaréfuera.—Vale.Teveoallí—respondí,yluegomedispuseasalirdelahabitación.—¿Hannah?—me llamó antes de que diese un pasomás.Me giré de nuevo. Sus ojos volvían a

emitiresebrilloespecialalqueestabaacostumbrada.—¿Sí?—¿Puedeshacermeunfavor?—¿Otro?—bromeé,yambossoltamosunarisasuaveysilenciosa.—TienequeverconKate—dijo.«Kate».Sunombreresonóenmicabeza.Miestómagoseretorcióyfingíunasonrisa.TodavíaodiabaaKate.Bueno,enrealidadnolaodiaba.SolomemolestabaqueKatenoutilizarael

cerebro siempre; era una chica muy inteligente cuando se lo proponía, pero a veces su belleza latraicionabayparecíatonta.Nosiemprehabíasidoasí.Tresañosatrás,habíaganadoelprimerpremioenlaferiadelaciencia,ynofueconel típicovolcán,sinoconalgomuchomásespectacular.Peropocodespués,elmaquillajeseconvirtióensuobsesión.Nomesorprenderíaqueesteañolanombraranreinadelbailedefindecurso.

LeagradecímentalmentehaberarruinadoestemomentotanmágicoqueestabaviviendoconAlex.—Claro.—Mesorprendíaloírlafacilidadconlaqueaccedí.—Dilequeeslibredeamaraquienquiera—dijosinexplicarmenadamás,yluegotragósalivacon

dificultadmientrassemovíanervioso.—Estábien,selodiré—respondíconnaturalidad.

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Derepente,meinvadiólafelicidad.AlexqueríadespedirsedeKate,yesomehacíaquerersaltardealegría.

—¿Hannah?—¿Sí?—Dilequeheencontradoaunángelaquienamar.Mepusecelosa.Ahora entendíaporquéno siempreestabaconmigo.Seme formóunnudoen la

garganta.Estabamuydecepcionada.¿Enseriolegustabaotraymelodecíaalacara?Derepente,sentíunvacíoenelpecho,dolorido.—Yo…—empecéadecir—.Sí…selodiré—contestéconfrialdad.Mirostrosehabíaquedado

paralizadoynopodíamoverniunsolomúsculo.Alexhizounamuecaconelceño fruncido.Noparecíacomprendermi reacción,pero,alcabode

unossegundos,surostrosesuavizóycomenzóareírseconfuerza.Lofulminéconlamirada.¿Qué?¿Seburlabademí?¿Estabajugandoconmigo?

—Hannah…—dijoconunasonrisa—.Eseángelerestú.Micorazónsedetuvoysemecerrólagarganta.Nopodíatragarsaliva.Micuerposehabíaquedado

en shock. La sangre subió desde los pies hasta llegar a la cabeza y sentí que se me encendían lasmejillas.Todalasangresehabíaconcentradoenmirostro.Deseabahacerdesaparecerelrubor.

—Oh.—Esofuetodoloquelogrédecir.—¿Teveoluego?—preguntóparasacarmedemitrance.—S-sí—titubeé.Medilavuelta,ycuandocomencéacaminar,laspiernasmefallaron.Salídelahabitaciónconunasonrisadeorejaaoreja.

***

En el instituto todo iba bien. Almenos, eso parecía. No percibí nada extraño ni fuera de lo común.Cientos de estudiantes iban de un lado para otro. Con las palabras deAlex todavía rondando enmicabeza,meresultabadifícilconcentrarmeenlasclases.Lasoíaenmimenteunayotravez.Nisiquierahabía anotado la fecha en los apuntes; cualquier sonido o movimiento me distraía, las clases meresultabanaburridaseinútiles,aunquenoeraasí.Estábamosenépocadeexámenesfinales,ycualquiertemaquediéramosestosdíaseramuyimportante.

Lo único que me extrañó fue no ver a Cara en clase de Literatura, una de las asignaturas quecompartíamos.Nosolíafaltaralinstitutoycuandolohacía,eraporrazonesmuypersonalesyurgentes.Debía admitir que, a pesar de todo,me preocupaba. Pero luegomemolesté.Tal vezCarame estabaevitandoa todacosta,comohacíanSethyKate.Nolodudé.Lomásprobableeraqueasífuese.Carasiemprehuíadelosproblemas.Peroamírealmentemeurgíahablarconella;queríaaclarartodoesteasuntodeunavezportodas.

—¿Hannah?—preguntóalguiendetrásdemí,golpeándomeenelhombroconsuavidadparallamarmiatención.Megirécondisimulo—.¿Tienesunlápiz?

EraTom.De nuevo, llevaba la bufanda alrededor del cuello y tenía los ojos rojos e hinchados, como si

estuvieraenfermo.CuandoloviencasadeSethnoteníaeseaspecto.Algoibamal.Optéporexaminarlounpocomásconsumaindiferenciaysinquesedieracuenta.Teníamuchoslunaresenlacarayllevabaelcabellonegropeinadohaciaarriba,depunta.Entoncesmedicuentadequeteníaunafinacicatrizenel

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ojoizquierdo,casiimperceptible.—¿Hannah?—insistió—.¿Tienesunlápiz?—Mmm,sí.—Mequedéembobadamirandosucicatrizyesoparecióincomodarlo.Tommemiró,evidentementemolesto.Megiréycogími lápiz.Noloestabausando,asíque¿por

quénodejárselo?—Toma.—Estiréelbrazoyélcogióellápizdesinteresadamente.—Gracias—murmuró,yacto seguidocomenzóaescribiren su libreta.Mequedésorprendidaal

verlo escribir. Tenía una letra demasiado formal y fina, como la de un empresario o un abogado.Loobservéescribir.

—¿Hannah?—preguntóunavoz—.¿Teocurrealgo?Megiréyvi que el profesormemiraba con cautela.Siempreparecía enfadado, así queno le di

muchaimportancia.—No—respondí.—¿Puedesdecirmequéacabodedecir?¡Mierda!¿Porquéteníaquepreguntarmeamí?Rápidamente,todosmiscompañerosfijaronlamiradaenmíyyomepusedelosnervios.Todoslosmúsculosdemicuerposetensaron.—Elejercicio—susurróunatenuevozdetrásdemí.Mearriesgué.—Estabahablandodelejercicio—respondí,tratandodeparecertranquila.—¿Yenquéconsisteelejercicio?Esperéaquelavozmedieralarespuestadenuevo,peronodijonada.—¿Hannah?¿Enquéconsisteelejercicio?—insistióelprofesor.—Unensayo—murmurólavoz.—Esunensayo.Elprofesorlevantólacabezaconaltivezeinspiró.—Comotengaquellamartelaatencióndenuevo,tepondréunahojadeamonestación—dijoconsu

gravevozdehombremayor.El profesor siguió escribiendo en la pizarra y los alumnos volvieron a bajar la mirada a sus

cuadernos.Megiréymurmuré:—Gracias,Tom.Élsonrió.—Tómalocomounamuestradeagradecimientoporellápiz—respondióconunavozdulce…ymuy

provocativaalmismotiempo.Sonreíinvoluntariamenteyasentíconlacabeza.Entoncesungolpefuerteysonoronossobresaltóatodos.Lapuertasehabíacerradodeunportazo.Nopodíahabersidoelvientoynohabíanadieaestahora

enlospasillos.Además,todosestábamossentadosyelprofesorestabaadosmetrosdedistanciadelapuerta;nadiehabríapodidocerrarlapuertayvolverasentarsetanrápido.

DebíadehabersidoAlex.

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Capítulo22

Finalmente,eltimbresonóy,antesdequepudieratoparmeconalguien,salícorriendodeclase.Cuandolleguéalasalidadelinstituto,viaAlexapoyadoenunárbolconlosbrazoscruzados.Nopudeevitarsonreírencuantolovi.—¿Hannah?—preguntóalguien,yentoncesmetocóelhombro.Sorprendida,megiréconbrusquedad.EraKate.—Hola,Kate—contestéconfrialdad.SusojosazulesmemirabanconcautelayluegosedirigieronhaciadondeestabaAlex.—¿Quiénhabíaahí?—preguntó,dubitativa.Suscabellosrubioslecaíanporloshombrosyformaban

unasondasnaturales.Suslabiosbrillabanconnaturalidad.Parecíaquenoseloshabíapintado.Supreguntamepillóconlaguardiabaja.—¿Qué?—pregunté,haciéndomelatonta—.Nosédequéhablas.—Estabassonriendoaalguien,justoenesadirección.—SeñalóhaciadondeestabaapoyadoAlex.

Él,alverqueKateloapuntabaconeldedo,sesobresaltó—.¿Vatodobien?Asentí.—Sí.Estabasaludandoaalguien,peroyasehaido—contestéconevidentenerviosismo.Unmomento,¿porquéledabaexplicacionesaKate?—Ah, vale. Solo quería saber si estabas bien, eso es todo —contestó mientras me miraba con

preocupación.Entonces, dirigió la mirada de nuevo al árbol y frunció el ceño. Suspiré profundamente. Apenas

podíarespirar.—Estoybien.—Sonreíparatransmitirletranquilidad.Katememiródirectamentealosojosyluegoasintió.—Vale.Puesyanosveremos.Nomedespedíycomencéacaminarconpaso rápido,evitandoa todacostamirarhaciaelárbol.

TodavíasentíalamiradadeKatesobremí.MirécondisimuloaAlexyélcaptóelmensaje.Comenzóacaminarconinseguridad,hastaqueme

alcanzó.Entonces,melanzóunamiradavisiblementepreocupadoypreguntó:—¿Quépasa,Hannah?¿Porquémehaseñalado?¿Acasomehavisto?

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—No—murmuré.Caminé sinmirarlo y sinmovermucho la boca al hablar.Yahabían salido varios estudiantes del

institutoynoqueríaquenadiemásmehicierauninterrogatorio.—Entonces,¿quéhapasado?—Espera un momento—contesté mientras me agachaba para fingir que me ataba un cordón del

zapato,tratandodeocultarmiboca,ycontestardisimuladamente.—No,Alex.Katenopuedeverte.Mehavistosonreíren tudirecciónymehapreguntadoaquién

estabasonriendo,yaqueallínohabíanadie—leexpliquérápidamente.—Lehasmentido,¿verdad?—Sí,claro—dije.—Bien.Caminamos hasta la inmensa casa de los padres de Alex. Estaba bastante cerca. Probablemente

llegaríamosenunosochoodiezminutos.Elcaminoera llanoy fácilde transitar:no teníapiedras,nitierra,ninadaquetuviésemosqueesquivar.Eraunaurbanizaciónylospocosvehículosquecirculabanporallílohacíanconprecaución,pornocontarquelaspersonasquevivíanenelbarriocasinosalíandesuscasas,especialmentelosadultos.

—¿Alex?—¿Sí?—¿Túsientesalgo?—preguntéderepente.—¿Aquéterefieres?—Noentendíaaquémerefería.Labrisagolpeabamirostrosuavemente.Meaclarélagarganta.—Mmm…Me refieroaque si sientes felicidad, tristeza, rabiaocelos…—Pronunciéestaúltima

palabraenunsusurro.—Esocreo,sí.¿Porquélopreguntas?Memiróconcuriosidad.—Entonces,¿tienessentimientos?¿Ysientestambién,porejemplo,ungolpe?—No, eso no. —Rio suavemente—. Soy un fantasma. Tengo sentimientos. Puedo desesperarme,

ponermenervioso,entrarenpánico…—Entiendo.—¿Porquélopreguntas?—quisosaber.—Por curiosidad—respondí rápidamente antes de queme interrogara yme obligase a decirle la

verdad.Entonces,Alexsehabíapuestoceloso.Poresohabíacerradolapuertadeunportazo.Seguroquenos

había visto a Tom y a mí hablar en clase, cuando me había pedido el lápiz y me había ayudado aresponderalprofesor.Aunque,enrealidad,nosabíasiestabacelosooenfadado…Esperabaquefuerancelos.

—Curiosidad…—repitió,conunasonrisaenlaboca.—Sí,curiosidad.—Hannah,¿deverdadnorecuerdaselnombredetupadre?—inquirióAlex,cambiandodetema.Intentéhacermemoria,buscarloenmimente,encontrarentremisrecuerdosalgúndatoquefueraútil,

peroeraimposible…norecordabanada.—No.Eramuypequeña,Alex—contesté,justificándome.Mi padre había fallecido cuando yo eramuy pequeña y los recuerdos que tenía del pasado eran

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difusos: su rostro ahora no era más que una simple mancha oscura, o, como mucho, una siluetadesdibujada. No podía reconstruir su cara por más que lo intentara. A veces me venían a la mentepequeños recuerdos;oíavocesysonidosdelexteriorperonuncaveíasu rostroni recordabacómosellamaba.

—Loentiendo,pero¿porquénoselohaspreguntadoatumadre?—insistió.Volvióameterlosdedosensusbolsillosdelanteros.Losvaquerosajustadosquellevabalehacían

parecerunchicomaloydulcealmismotiempo.—Claroquelehepreguntado—respondí.—¿Y?¿Nuncatehadichonada?—No le gusta hablar del tema. Cada vez que menciono la palabra «padre», se echa a llorar y

empiezaamaldecir.Entonces,unvagorecuerdomevinoalamente.Laúltimavezquehabíapreguntadoamimadrepor

mipadre,ellacomenzóallorar, inclusomásqueotrasveces.Dijoqueélnohabíasidounmalpadre,pero que cuando murió tuvimos que mudarnos por una serie de problemas. Yo no quise hacer máspreguntas,porquenodejabade llorar,yyonoqueríaque llorara,ymenospormiculpa.Simipadreestabamuerto,yanohabíanadaquehacer.

—Bueno,perosupongoqueporlomenossabescuándofalleció,¿no?—Sí—contesté.—¿Cuándo?—preguntó,desesperado.Susojosdestellabanporelevidenteinterésquetenía.—En2003—susurré.Nuncaolvidaríaeseaño.Eraunadelasfechasmásimportantesparamíysiemprelateníagrabada

enlamemoria.Alexdiounbrinco,sobresaltado.—MitíoEricmurióen2003—respondiómientrasmeobservabaconinquietud—.¿Algunavezhas

visitadolatumbadetupadre?—preguntó,ansioso.—No.¿TúhasvisitadoladetutíoEric?—No.—Hizounapausayañadió—:¿Sabesquédíamurió?—El23demarzo.Alexsedetuvoapensar.—Vaya,creíaque…Daigual,erasolounateoría…Oh,no.Yaempezabaconsusteorías.—He llegado a pensar que podrías ser la hija de mi tío Eric, pero las fechas no coinciden. Y,

además, tú conociste a tu padre, y yo, a mi tío Eric. No podría haber sido la misma persona. Esfísicamenteimposiblequeestuvieraendossitiosalavez.

Reínerviosa.—Tusteoríasmedancadavezmásmiedo.—Lavozmetemblaba—.Teempeñasendemostrarque

somosfamiliaresynolosomos.Somosmuydistintos:tufamiliaesrica,tienesunpadremillonarioyunamadreencantadora;ymimadreyyo,noesqueestemosmal,perotampoconossobraeldinero.Aunquenome quejo—agregué rápidamente—. Lo que quiero decir es que ni en unmundo paralelo tú y yopodríamosserfamilia.Esabsurdo,Alex.Avecesdalasensacióndequelascoincidenciasteciegan—añadí.

—Losé,losé,perosilovierasdesdemiperspectiva,talvezpensaríaslomismoqueyo.—Puede—respondí.

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—Soloadmitequeexisteunaposibilidad,¿vale?—Estábien.Misojosamenazabanconcerrarsepor la faltadesueño.Mepasé lamanopor lacara, intentando

despertarme.Seguimoscaminando,hastaqueporfinllegamosalamansióndeAlex.Toquéunbotónypocodespuésseescuchóunavozagudaatravésdeuninterfono.—¿Quiénes?—QuierohablarconlaseñoraRosie—dije.—¿Quiénlabusca?—HannahReeve—contesté.TeníalaesperanzadequeRosiemerecordara.—Unmomento.—Seoyeronunossonidosydespuéselinterfonoseapagó.—¿Esnecesariotodoesto?—Amínomelodigas.Escosademipadre.Queríaquelacasaestuvierabienprotegida.Elinterfonovolvióaconectarse.—Adelante,porfavor—dijounavozcortanteyfría.La puerta se abrió. Entonces recordé que el día del velatorio deAlex las puertas de lamansión

estabanabiertasyquenohabía sidonecesaria tantaparafernalia.Semedetuvoelcorazónduranteunmomento.

TalvezRosietuvieralarespuestaatodasnuestraspreguntas.Enaquellugartodoseguíaigual.Olíapordoquieralimón,igualquelaprimeravezquehabíaestado

enesacasa.—Por favor, señorita, venga por aquí—medijo unamujer corpulenta con unmoño en la cabeza.

Teníaelcabellomásrojoquehabíavistoentodamivida.EldeSaraheradecolorzanahoria,peroeste,definitivamente,erarojocarmesí.

Vestíaununiformedeservicioformadoporunvestidonegroyundelantalblancoatadoalacintura,dedondecolgabanunpardellavesqueparecíanmuypesadas.

—Eselamadellaves,Marina—dijoAlex,amilado.—LaseñoraRosiemehaordenadoquelaacompañealasalaprincipal—dijoconsuavidadmientras

laseguíaconpasorápido—.Poraquí,porfavor.Salimos por un salón y nos encontramos con un pasillo enorme. Al percibir mi confusión, Alex

comenzóahablar.—Primer salóna laderecha: cuartode juegosconpistolasdeagua,pistasdecarreras, cochesde

controlremoto…Cortesíademipadrepormiduodécimocumpleaños.Nuncaloutilicé—explicó—,erademasiado infantil. Creo que no se dio cuenta de que ya no tenía ocho años—dijo entre risas, y yointentémantenermecalladaparaqueMarinanoseenterara.

»Segundapuertaaladerecha:salóndelaburrimiento.Definitivamente,eseeramirincónfavoritodela casa.Memandabanahí cuandomeportabamal.Nadade televisión,nide radio,niningúnaparatoelectrónico.Loquenosabíaneraqueahímedivertía.Solíaaprovecharparaleeromeponíaaescribir.La última puerta de la derecha es el despacho de mi madre, donde guarda todos los documentosrelacionadoscon la familia.Avecessepasaba todoeldíaahímetida.Nuncasupequéhacía.Talvezescribiroleer.

Asentíconlacabeza.IntentabaretenertodalainformaciónqueAlexmeofrecía.—Primerapuertaalaizquierda.—Señalócuandopasamosporahí.Eraunsalóngrandeyespacioso

yteníaunasalaanexaantiguaybiencuidada.

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Loprimeroque llamómiatenciónfue laalfombrablancaquehabíasobreelsuelodemármol,asícomolaenormelámparadecristalquecolgabadeltecho.Unoscuantoscuadrosdecorabanlasparedes.Algunos ilustrabanpaisajesyotrosnoeranmásque rostrosdesconocidosparamí.Al fondohabíaunpequeñomueblebarconbonitasdecoracionesybiensurtidodebebidasalcohólicas.

—Aquísuelentraeralasvisitasoalossociosdemipadre—añadióAlex.Caminamosunpocomáshastaquellegamosaunasalatodavíamásgrande.—Estaeslasalaprincipal.Soloparafamiliaresyesascosas—anuncióAlex,haciéndomedeguía.—Bonitasala—dije.Marinasonrióymehizopasar.—¿Leapetecebeberalgo?—No,gracias—respondíconnerviosismo.Denuevo,lasmanosmesudaban.Marinaasintió.—Estaréporaquícercasimenecesita.LaseñoraRosienotardaráenbajar.Después,diomediavueltaysemarchóconunaligerasonrisa.—¿Quéteparece?—preguntóAlex.Estababoquiabierta.—Mesientocomounahormigaenestacasa.Esenorme,Alex.—Bastante. De hecho, no he terminado de conocer todos sus rincones. Y ahora ya nunca podré

hacerlo.—¿Deverdad?—pregunté,sorprendida.El salón en el que nos encontrábamos era probablemente el doble de grande que el anterior: era

indiscutiblementeamplio,teníaeltelevisormásenormequehabíavistoenmividay,justodelante,unsofádecasicincometrosdeancho.Dabalasensacióndequemeencontrabaenunasaladecineprivada.Elsueloestabaperfectamentelimpioyresplandeciente,veíamipropioreflejoenél;parecíaquenadielohubierapisadonunca.

Porotrolado,comosideunmuseosetratase,loscuadrosquehabíaenestahabitacióneranmuchomás extravagantes. De hecho, tenían nada más y nada menos que una réplica del famoso fresco LacreacióndeAdán,deMiguelÁngel,dondeseveíaaDiostocandoaAdánconeldedo,dándolelavida.Tambiénhabíauncuadroquenoreconocíadeunasirenasemidesnudasentadaenunarocaaorillasdelmar.Teníaunoscoloresbrillantesyllamativos;erarealmenteincreíble.Yluego,habíaotrocuadroquemellamólaatención.

EnélaparecíalafamiliadeAlex.Elcuadroestabacolgadojustoenelcentrodeunadelasparedes.Elmarcoeraprácticamenteinexistente:estabahechoconelmismomaterialquelapared,incrustadoenella,ydabalasensacióndequelaimagenformabapartedeella.Elmarcosujetabaconsusmajestuosasformasellienzofamiliar,preservándoloparalaeternidad.

Rosieaparecía sentadaenun sillóndemaderaoscura, cual reina,mientrasGeorgeposabadetrás,conlasmanosapoyadasenloshombrosdesuesposaconsuavidad.Rosieteníaelcabellorubiopeinadohaciaatrás,recogidoenunacoleta,yllevabaunadiademadediamantes.Suvestidorojohacíaresaltarsusiluetaysubusto.Selaveíamuyguapayjoven.Parecíaunamodeloretirada.Alexestabadepieaunladodeella,muycercadeGeorge.Llevabauntrajenegroconunacorbataazulque,teníaqueadmitirlo,lequedababastantebien.Georgeaparecíasonriente,seleveíabastantefeliz,mientrasqueAlexparecíaposarporobligación.Eramuygraciosoverloasí,enfadado.

—Tequedabieneltraje—dijeconunasonrisa.

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—¿Túcrees?—Sí.Después, disimulé y fui a contemplar los otros cuadros de la sala porque empezaba a sentirme

incómoda.Teníalasensacióndequemeentrometíademasiadoensuvida.Pasaronunosminutos,peroniRosieniMarinavinieron.Comencéadesesperarme,aunque intenté

tranquilizarme pensando que tal vez había llegado en un mal momento y que Rosie quizá estuvieraduchándoseohaciendoalgo.

Decidí sentarmeen el sofáy, al cabodeun rato,mehabíaquedadoembobadamirandoa lanadamientraslosminutospasaban.Derepente,elsonorotimbredelamansiónresonóportodalacasa.Alexyyonosmiramos,y,después,élseencogiódehombros.

—Talvezseaunvendedor.Nosuelellamaraltimbremuchagente—dijo.Asentí.Peroentoncesoíunospasosyunosmurmullosalotroladodelasala.Distinguívariasvoces.—Voyaverquiénesson—dijoAlex,poniéndoseenpie.—¡Alex!Noquieroquedarmesola.Déjameircontigo.Élselopensó.—Estábien,perointentanohacerruido.Asentíconlacabeza.Salimosdelasalaycaminamosdevueltaalsalóndevisitas.Losmurmullos

comenzaron a resonar cada vez conmás fuerza. Cuando estuvimos lo suficientemente cerca, Alex sedetuvo.

—Chsss—dijo,llevándoseundedoaloslabios.Laadrenalinacomenzóacorrerpormisvenas.Me asomé con cautela, intentando hacer el menor ruido posible. Había seis personas en la

habitación.Laprimeraalaquevieraunachicamásjovenqueyo,talvezdeunostreceocatorceaños,con el cabello rubio, ondulado y perfectamente peinado. Tenía la cara delgada y fina. Parecía unamuñeca.Asuladohabíaunamujertodavíamásrubia.Teníalapieldeporcelanaylosojosmásazulesquehabíavistoentodamivida.Habíaungranparecidoentreellas.Luego,habíaunamujerdecabellonegro.Llevabauna faldadelmismocolorycalzabaunasbotasnegrasmuyaltas.Debíade tenerunoscuarentaañose, igualque la rubiaanterior, tenía losojosazules.Deno serporel colordel cabello,podrían haber pasado fácilmente por gemelas. Junto a ella, había un hombre alto y moreno, muymusculoso. Tenía los ojos de color café y miraba inquieto de un lado a otro. Parecía nervioso, oincómodo.

Alfondo,reconocíaGeorge.Asuderecha,juntoalmueblebar,habíaunhombredeespaldas.Oíquevertía un poco de líquido en una copa y, entonces, se diomedia vuelta.Era alto y guapo. Puede quetuvieseunoscuarentaycincoaños,másomenos.Teníaelpelocasitannegrocomolamujerdelasbotasaltasyunanarizfinayrespingona.Suslabioserancarnososyrojoscomolascerezas.Llevabauntrajenegroqueparecíaestarhechoamedidayunacorbatadelmismotonoazulquesusojos.

Mesumíenmispensamientoscuandoterminédeexaminarlo.Meresultabavagamentefamiliar.Teníalasensacióndequelohabíavistoenalgúnlado.

Pero¿dónde?Esosojosazulesyese rostro…esa sonrisa inocente…Estaba seguradeque lohabíavistoantes.

Aunqueahoraestabaalgocambiado,unpocomásviejo.Elcorazónmepalpitabaconfuerza.Miré a Alex para averiguar si pensaba lo mismo que yo. Él me miró con la misma confusión

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reflejadaensurostro.Entoncesmedicuentadequesumiradasevolviófríayoscuraderepente.Parecíainclusoaterrado.

Derepentelorecordé.Sabíadóndelohabíavisto…Eraelhombredelafotografía.—Eric—dijimosalunísonoconvoztemblorosa.Sentíqueunacorrientedeairefríomeatravesabatodoelcuerpoy,después,nosquedamosenshock.

ElfantasmadeEricestabaaquí.Peroalgoextrañopasaba:estabahablandoconGeorge.¿Acasoeratodoestounabroma?Unmomento…Ericestabamuerto,¿verdad?Volví amirar rápidamenteaAlex.Estabaquieto, con lamiradapetrificada; elbrilloespecialque

caracterizaba su mirada había desaparecido. Sus ojos habían adquirido un tono miel muy apagado.Miraba fijamente a Eric. Estaba totalmente desconcertado, como si no lo reconociera, como si nocomprendieraloqueveía.

Estabatriste.—¿Alex?—susurré.Peronoseinmutó.Sumiradainocentemehacíaimaginarlodepequeño.Susojosreflejabanangustia

y traición.Dios… lohabíanengañado.Su tíoEric estabavivo,por esono ledejaron ir a su funeral.Pero…¿porqué?¿PorquéledijeronquehabíafallecidosisabíanlomuchoqueAlexloquería?¿Porquéloengañaron?

Alexme había contado queEric era su tío favorito porque le ayudaba con los deberes y le traíamuchos juguetes, y también me contó que no lo había visto desde que tenía seis años, porque,supuestamente,habíafallecido.

Peroahora…Ahoraestabaallí.Eraél,encarneyhueso.Estabavivo.—Eh…—volvíallamarlo.Seguíasinmoverse—.Alex…respóndeme,porfavor.Escudriñóconnerviosismocadarincóndelasala;podríahaberjuradoqueestabaapuntodellorar.

Sumiradaadquirióunaspectovidriosoy,enseguida,brotaronlasprimeraslágrimas.Elcorazónmedioun vuelco terrible al ser testigo de su dolor. En aquel instante, sentí que un millón de murciélagosenfurecidos batían sus alas en mi estómago al mismo tiempo. Y en sus alas tenían espinas que seclavaban en las paredes de mis entrañas. No me imaginaba cómo debía de sentirse Alex en estosmomentos.

Peroentonces,tomóunabuenabocanadadeaireycomenzóamoverse.Volvióalarealidad,comosihubiera despertado de un sueño profundo.Tenía la espalda tensa ymovía los ojos de un lado a otromientrasintentabacontenerlaslágrimascomopodía.

—Dimequeestásviendolomismoqueyo—dijoenunagudosusurro.Alexparecíavulnerable.Enestemomento,loera.—Sí,yotambiénloveo.¿Estásbien?—meapresuréadecir.Lomirépreocupada.Queríasercautelosa. Intentéestablecercontactovisualconél,peroAlexme

evitabamirandohaciaotroslados.Elcorazónsemehizoañicos.—Eh…sí,estoybien—respondióenuntonodistante.Entoncessemovióunpocoysealejódemí.Supechosubíaybajabafrenéticamente.Mentía,porsupuesto.

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Definitivamente,Alexestabamal.Yyonosabíaquéhacerniquédecir.Mehabríagustadoserélenesemomento.Alexsiempresabíaquédecirenocasionescomoesta.Noeracapazdedecir:«Miraelladobueno,estávivo»;nitampocopodíasoltarle:«Seguroqueteníanunmotivoparahacerlo»,cuandonisiquierayosabíaporquélehabíanmentido.

—Alex…—MitíoEricnoestámuerto…—sesusurróasímismo,dolido—.Memintieron.Pero…¿porqué?Concadasegundoquepasaba,Alexparecíaestarmássorprendido.Nomemolestéendisimularmi

preocupación.—Alex…—repetí,perolaspalabrasnosalíandemiboca.Nosabíaquédecir.—Estoestámal…Noentiendonada…—susurró.Estabafueradesí.Lomiré,peronolograbadecirlenada.«Dialgo,Hannah».—¿Quieresquenosvayamos?—preguntéconcuidado,tratandodenosonarsumamentepreocupada

porél.Noqueríaangustiarlotodavíamás.—No…—Alexsaliódesuensimismamientoysereincorporó.Susojosestabanapagados—.Ahora

másquenuncadebemosestaraquí.Hayalgoqueningunodelosdossabemos.Cuando estábamos a punto de descubrir algo, siempre llegaba otra cosa que lo complicaba todo

inclusomás.Parecíaquetodoestabaennuestracontra.Cadavezhabíamássecretos…máscosasqueparecíanfueradelonormal.

YEric…¡HabíanmentidoaAlexsobresumuerte!Aquellonoteníaexplicación.Asentí con la cabeza al comprender las palabras de Alex. Lo que ahorame preocupaba era que

alguiensediesecuentadequeestábamosespiando.OqueRosiellegaraynospillaraconlasmanosenlamasa. Bueno, queme pillase amí, claro, porqueAlex era un fantasma. Si eso llegara a ocurrir, memeteríaenproblemas,yamboslosabíamos.

Echéunvistazoalasaladevisitas.Ningunoparecíadarsecuentadequelosobservábamos,sobretodolaRicitosdeOro.

Entoncescaíenlacuenta.—¡EsAnna,laniñarobachuches!—murmuré.Alparecer,Alexnosehabíapercatadodetodaslaspersonasqueestabanenlasala.Soloteníaojos

parasutíoEric.—¿Qué?—preguntó,confundido.Meaclarélagarganta,intentandohacerelmenorruidoposible.—Sontusfamiliares.Mira:esasdebendeserRebeccayCaroline,tustías.Dijistequeunadeellas

tuvounahija.Ahíestá.Es laniñadepelorubiode laquemehablaste—dijemientrasseñalabaa lassusodichasunaporuna.Mesentíaorgullosaporrecordarsusnombres.

—Anna,laniñarobachuches…—repitió,incrédulo.Asentíconlacabeza.—Creíqueyanoseveían.Escudriñésusrostros.Y,derepente,micerebrocomenzóa trabajar.Loshabíavistohacíapoco…

Pero¿dónde?Mimenteempezóaenviarmeimágenesyarevivirmomentospasados.Entonceslorecordé…—Estuvieronen tuvelatorio—susurréenvozbaja.Mepasé lasmanosporelcabelloyapartéun

mechónrebeldequemecubríalacara.

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Alexnegó.—Teequivocas.Loshabríavisto—respondió,dubitativo.No lo culpaba. Yo misma sufría amnesia y lo más probable era que mi mente rellenara algunos

vacíos demimemoria con recuerdos que yomismame inventaba. Pero ahora estabamás segura quenunca: loshabíavistoenelvelatorio.Enaquelmomentono lesprestédemasiadaatenciónporquenosabíaquiéneseran.

—Tejuroquelosvi—afirmécontotalseguridad.Estuveapuntodegritar.—Perosinohanvenidoavernosenaños,Hannah.Desaparecierondemivida.Novendríanami

funeral.—¿Yentoncesporquéestánaquí?—contraataqué—.Alex,deverdad.Losvi.Estuvieronaquí.Telo

juro.—Pero…—Entoncessedetuvo,dudóyluegonegóconlacabeza.Parecíadesconcertado.EricyGeorgecaminaronporlasala.EltíodeAlexteníalasmanosenlosbolsillosdelanterosdelos

pantalonesdeltrajeyandabadeunladoaotroconpasoscortosytorpes.Parecíanervioso.Encambio,George estaba de nuevo firme y parecía un tanto… aterrador. Se movía con lentitud y parecía, adiferenciadeEric,aliviadoyenpaz.

Ambosteníanunparecidoincreíble:losojosazules,laslargasynegraspestañas,lamismaposturayunas entradas casi idénticas… aunque George ya tenía algunas canas y Eric todavía conservaba unabrillanteyespectacularcabelleranegra.Porsupuesto,laedadtambiéninfluía.Georgeeramuchomayorquesuhermano.

Eric estabaprácticamente igual que en la fotografía, con la excepciónde supostura, que lehacíaparecernerviosoyvulnerable.Susmúsculosbienmarcadosseguíanahí,yapostabaloquefueraaquetodavía tenía esos dientes blancos que le daban una sonrisa perfecta. Pero, claramente, las personascambiaban, y Eric no se había librado del paso del tiempo. Llevaba el pelo algo más corto y muydiferente a como lo tenía en la fotografía; y su porte eramás riguroso,más pesado, como si algo ledoliera.Aunquenoparecíaserundolorfísico.

—Séquevaasonarestúpido,perocreoqueestoyapuntodeteneruninfarto—bromeó,intentandodeshacersedesupropionerviosismo.

Riounpoco,aunquelarisapareciómásbienunquejidoyesosolohizoquesetensaratodavíamás.Sonreíparaintentartranquilizarlo.—Tranquilo, no te pasará nada.No vas amorir.—Intenté seguirle la corriente.Alex rio y luego

esbozóunaligerasonrisa.—Graciasporestaraquí,conmigo.Telodebotodo.Estabaequivocado;erayoquienestabaendeudaconél.Yaunquetodoloquehabíaocurridohacía

que me sintiera totalmente desubicada, le estaría eternamente agradecida. Había cambiado mi vida,aunquetodavíanoestabaseguradesiparabienoparamal.

—Ereslomejorquemehapasado,Alex—respondícontotalsinceridad.Era cierto; él era eso ymuchomás.Y no sabía si estaría lista para despedirme de él cuando le

llegaralahorademarcharse.Derepenteunruidonossobresaltó.EraRicitosdeOro.Selehabíacaídounvasodecristalynosmiraba,aambos.—¡Anna!¡Tencuidado!¡Miraloquehashecho!—gritólamujerrubia,Rebecca.Laniñanosmiróasustada.SusojossemovíandeAlexamí.Meestremecí.

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—Déjalo,Rebecca—dijoGeorgeconsuavidad—.Nohasidoculpasuya.—¡Siempreloestropeastodo,Anna!—gruñólamujer.Annanosmirabaconexpectación,casiaterrada,sobretodocuandosefijabaenAlex.—Esque…—comenzóadecir,perosedetuvocuandonotóquetodoslamiraban.—¿Otravez,Anna?—preguntóRebecca.Parecíaestarharta.Lamujer puso los ojos en blanco después de contemplar el desastre queAnna había provocado.

Carolinelamiróconlástimaynegóconlacabeza.—Annaya es lo suficientementemayor comoparaque le sigasgritandode esa forma—interfirió

Caroline,quedesaprobabalaconductadeRebecca.Annamirabaennuestradirección,aterrada.Supálidapielsevolvióblancacomolanieveyteníalos

ojoscompletamenteabiertos.Parecíamuysorprendida.—Túnoeresnadieparadecirmecómotengoquehablaramihija—contestóRebeccademalagana.EricobservabaaAnnasindecirpalabraalgunayGeorgesacudió lacabeza.El tipoquenosabía

quiéneracogióaRebeccadelamanoparatratardecalmarla.—No puedes seguir así, Rebecca. Anna ya ha ido al psicólogo. ¿Qué más quieres? Lo está

intentando.Nodebessertanduraconella,solotienecatorceaños.Loquedaríayoportenerunahija…ytú…

—¿Vasahacertedenuevolavíctima?Annanoesnormal.Nolaconoces.Estáloca,ynosabesloqueesvivir conalguienque tienealucinaciones.Avecesmeasustamuchísimo—respondióRebeccacomosiAnnanoestuvierapresente.

Alexyyonosmiramos,nerviosos.NadiesehabíadignadoamirarhaciadondeAnnadirigíalavista;todosestabanbastanteconcentradosenlapeleaentreRebeccayCaroline.Laniñaintentómoverse,peronopudo.Estabacompletamenteinmóvil.Intentétranquilizarlaconlamirada.Parecíapetrificadaporlasorpresa,aligualqueAlex.

—Meve,Hannah.RicitosdeOromeve—dijoasustado.SuterroreramayorqueelquemostrabanlosojosdeAnna.

—Losé—contestéenunsusurro.—Annaestábien,Rebecca—prosiguióCaroline,confrustraciónensuvoz—.Perotúeresunamala

madrequesiemprelahahumillado.Yanoesunaniñapequeña,necesitasalirynoestarencerradaenunmaldito cuarto con un médico al que pagas para nada y que no hace otra cosa que mandarlemedicamentos.

—¡Muybien!¡Yabasta!—gritóGeorgeparaponerorden.CarolineyRebeccasefulminaronconlamirada.EricmiródenuevoaAnnay,alverqueellamiraba

fijamenteennuestradirección,giróelrostroparaseguirsumirada.Alexyyonosocultamosdetrásdelaparedenunsegundo.

Elcorazónsemedetuvouninstante.—HaempezadoCaroline—respondióRebeccaconvozchillona,comosifueraunaniñapequeña.—¿Hayalguienmásaquí?—preguntóEric,queinterrumpióladiscusiónmientrasmirabaaGeorge.—No.Solonosotros,yelservicio,claro—respondióGeorge,confundido.—Allíhayunachica.Sehaescondidodetrásdelapared.Alex y yo lo escuchamos. Me quedé de piedra. Entonces salimos corriendo antes de que me

descubrieran.Alex corría delante demí para guiarme por lamansión.Yo lo seguía tan rápido comopodía.

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Capítulo23

SubimosporlasescalerasqueCarayyodescubrimoscuandoquisimosiralbañoduranteelvelatoriodeAlex,dondemehabíatopadoporprimeravezconGeorge.Semehacíararoestaraquídenuevo.

NodejabadepreguntarmedóndeestabaRosie.—Poraquí—dijoAlex.Abrióunapuertayentoncesrecordéloquemehabíadichoantes:lapuertaaladerechaeraladel

despachodeGeorge.Encuantoentré,losrecuerdosmeinvadieron.HabíahabladoconelpadredeAlexenesahabitación.

Cerramoslapuertadegolpeymepeguéaellacomounchicle.Dejécaertodomipeso.Respirabacondificultad.Apretélosojosconfuerzaparaintentartranquilizarme.Buscabaalejarmeporuninstantedetodaaquellalocura.

—Haestadocerca—susurré.Peroentoncesescuchamosunospasosqueprocedíandelaescalera.—¡Echaelpestillo!—gritóAlex.Megiréyempecéamoverlasmanosnerviosa.Busquéelpuñeteropestilloportodalapuerta,sinni

siquierapensar,pero…¡noloencontraba!El pánico me invadió. No quería que George me pillara en su despacho. Sin duda, resultaría

sospechoso.¿Quépintabayoallí?Detodasformas,parecíaqueélnosehabíapercatadodemipresenciaenlacasa.

Alexseacercóamímientrasmovíalosdedossudorososporelpicaportedelapuerta.Losnerviosmeconsumían.

Lospasosalotroladodelapuertaresonabanenmisoídos.Cadavezestabanmáscerca…Estabadesesperada.—¡Notienepestillo,joder!—susurrélomásaltoquepude.Elcorazónmelatíacontantafuerzaque

sentíaunfuertedolorenelpecho.Continuébuscandoelpestilloconlosdedosyrespiréhondo.«Tranquilízate.Respiraycálmate»,me

dijeamímisma.«Todoirábien.Tienequehaberunpestilloenalgunaparte».Entonces,toméaireunavezmás.Laspiernasapenasmesostenían.

Debíandehaberllegadoalúltimopeldañodelasescaleras.Oíasuszapatosmoversesobreelsuelodemármol.

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Gemíenvozbaja.Justocuandolospasosseaproximabanalaentradadeldespacho,encontréeldichosopestillo.Lo

echéconrapidezy,justodossegundosdespués,lamanillasemoviódearribaabajo.Alguienintentabaabrirlapuerta.—Estácerrada—dijounavoz.Silencio.Los latidos de mi corazón se estabilizaron ligeramente… pero la calma duró poco. Escuché un

chasquidoalotroladodelapuertaydespuéselsonidodeunasllaves.Abrílosojoscomoplatos.Ahorasíqueestabaperdida.Elsonidoeraagonizante,casidesesperante.Mesentíacomosiestuvieraenunadeesaspelículasdemiedoenlasqueelasesinoacorralaalaprotagonistaparajugarconellayasustarla…antesdematarla.Todomicuerpotemblaba,presodelpánico.Derepente,alguienmetióunallaveenlacerraduradelapuerta.

Alexyyonosmiramos,aterrados.Aélnoloverían,peroamísí.Eseeraelproblema.«¡Pillada!»,megritabaamímismamentalmenteamododeburla.Lallavegiródentrodelacerradura.Laadrenalinacorríadenuevopormisvenas.—Escóndete—murmuróAlex.Pero el maldito despacho no tenía ni un sitio en el que esconderse. Todo estaba a la vista.Me

descubriríandesdecualquierángulo.Elúnicoesconditeposibleeradetrásdelascortinas,peronoibaaocultarmeahí;eraridículo.Alfinyalcabo,hicieraloquehiciera,elresultadoseríaelmismo.¡Estabanapuntodedescubrirme!

—Debajo del escritorio —añadió Alex enseguida. Intenté protestar, pero no me dejó hablar—.Rápido,Hannah.

Eraunaestupidez.Elescritorioestabaenelcentrodeldespacho.Sería loprimeroqueverían.¿Aquiénseleocurriríaesconderseahídebajo?

¡Joder!Decidínopensármelodosveces.Corríhastaelescritorio.Elcorazóngalopabaenmipecho.Teníalasensacióndequeencualquier

momentosaldríadisparado.Eracomosialguienlopresionaradesdedentroconunafuerzabrutal.Medejécaerenelsueloymeescondídebajodelescritorio.Lapartedelanteraestabatapadapara

impedir que se vieran los pies de la persona sentada en la mesa. De ese modo, si solo entraban yechabanunvistazorápido,nomeverían.Sinembargo,sialguiendecidíaasomarsedebajodelamesa,estaríaacabada.

Mehiceunovilloy,comosiestuviesehechoamimedida,cupeperfectamenteenaquelespaciotanreducido.

Lapuertaseabrió.Justoatiempo.—Deverdad.Tejuroquehevistoaalguien—afirmóEriccontotalseguridad.Distinguísuvoz.Al

parecer,soloveníaacompañadodeGeorge.Lacabezanodejabadedarmevueltas.—EstarconAnnatehaafectado—bromeóGeorge.—¿Tútambiénpiensasqueestáloca?—preguntóEric,molesto.Eraobvioquenoestabadeacuerdo

conlaspalabrasdeGeorge.—Es solo una broma, Eric—respondió con tranquilidad—.Estásmuy tenso, hermano.Necesitas

despejarte.—LavozdeGeorgesonabacansada,perofirmeypotente.—Túsabesporqué—respondióEric.

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Ambosparecíancomprenderdequéhablaban.Yosolointentabanohacerruido.Cuandoaguantabadurantemucho tiempoelaireen lospulmones, solíandarmeataques repentinosde tos,asíqueenesemomentointentérespirarconnormalidad.

—Losé…—comenzóadecirconcautela—.Peroahoraolvidaloquecreeshabervisto.Tengoalgoquecontarte.

Alex estaba de pie, y lo envidiaba por ello. Tenía una mirada tan triste que me partía el alma.Deseabapodersalirprontodemiesconditeparaabrazarloconfuerza.

—Tengolasensacióndequehayalguienaquí,deverdad—replicó,inquieto.—Siempretanperceptivo…Nadiehaentradoenestacasa,Eric.Ycreoquenomehasescuchado.

Tengoalgoimportantequecontarte—repitió.—Mehashechocruzarmediomundo,asíqueesperoqueseabueno.Sabesqueestoymuyocupadoy

quenopuedodejardeladomisplanes…—Lospasosresonabancadavezmáscercademí.—Es la noticia que siempre has esperado escuchar.—Ambos se acercaron al escritorio. Se me

detuvoelcorazón.—¿Dequéhablas?—LavozdeEricsonóronca.—Siéntate—dijoGeorge.Ericsedejócaerenunasillaysuspiróconalivio.George rodeó lamesa. Arrastró una de las sillas que había frente al escritorio sin apenas hacer

ruido.Ericsehabíasentado,peroestabafuerademicampodevisión.SoloveíaloszapatosnegrosdeGeorgeysusrodillas,aescasoscentímetrosdemicara.

Alex llamó mi atención, se llevó el dedo índice a los labios y yo asentí con la cabeza. Debíapermanecerensilencio.Elairesequedóatascadoenmispulmones,yAlexlonotó.

—Suéltalo—dijomoviendosuslabios,sinemitirsonidoalguno.Estabapreocupadopormí,yesoeraloúltimoquequeríaquehiciera.Soltéelairetanlentamentecomopude.

—George…¿quépasa?—preguntóEricarrastrandolaspalabras,comosiledolierahablar.Sonabacomosiloestuvierantorturando.

—Eric…intentasteencontrarlascontodastusfuerzas…—George…—respondióEric,desesperado.—Lashemosencontrado,Eric.Estánaquí.Ericsequedóensilencio.Todosedetuvoenaqueldespacho.Georgeselevantódeformaapresurada

delasilla,notablementesorprendido.—¿Quieresquetetraigaunpocodeagua?—preguntóGeorgealcabodeunossegundos.Mesentíaunaintrusa…nodeberíaescucharunaconversacióntanprivadacomoesta.—N-no—tartamudeó.Georgevolvióasentarse.ErictomóunabocanadadeaireyelpadredeAlexprosiguió.—Siemprehanestadoaquí.Margarethizounbuentrabajoparamantenersebienoculta.¿Margaret?Unmomento.GeorgehabíallamadoMargaretamimadrecuandohablaronporteléfono.

Yelmédicoquemeatendiótraselaccidentetambién.¿Quéestabapasando?Perono,miabsurdateoríanoteníaningúnsentido.

—¿Y mi hija? ¿También está aquí? ¿La has visto, George? ¿Está bien? —preguntó del tirón—.Dios… me estás gastando una broma, ¿verdad? —dijo de inmediato. No daba crédito a lo queescuchaba.

Ericsoltóunsuspiroentrecortado.Teníaelpresentimientodequetemblaba.

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Alexmemiró.—Tranquilo,Eric.Tenemostodoeldía.—¿Sabescuántotiempoheesperadoesto?—Sí,losé.Ericgruñó.Yomesentíamásdesconcertadaquenunca.AlexvolvióamiraraGeorge.Teníalosbrazoscruzados.—Margaret…¿Porquétuvoquemarcharse?—sepreguntódeformaretórica.—Es muy guapa, Eric. Tiene tus ojos. Bueno, los nuestros. Es muy insistente, igual que tú —

respondióGeorgeconentusiasmo.—¿Hashabladoconella?—Sí.Esunachicamuyinquieta,separecemuchoati.Estuvo…estuvoenelfuneraldeAlex—soltó

derepente.—¿Y por qué no me lo dijiste entonces? —resopló frustrado—. Yo estuve aquí. Podría haber

habladoconella.—Porentoncestodavíateníamisdudas.Margarethacambiadomucho.Selasingeniómuybien.—¿Qué le diré, George? ¿Cómo voy a aparecer en su vida de repente? —Sonaba nervioso y

emocionadoalmismotiempo—.Mihijaestáviva…—Laexcitaciónensuvozeraevidente.—Venga,Eric.¡Nomedigasquenoteníasunmonólogopreparadoparacuandotereencontrasescon

ella!Hastenidodiezañosparaplanearestemomento—dijoGeorgeamododeburla.Estabafeliz.—Sé exactamente lo queme gustaría decirle. Pero…no sé si podría…—Suvoz se entrecortó y

escuchéquetragabasalivaparadeshacerelnudoqueselehabíaformadoenlagarganta—.Eslamejornoticiaqueherecibidoentodamivida.

—Tu hija está bien. Es inteligente y bastante responsable. Aprenderá a quererte. Eres un buenhombre,Eric.Todoslosabemos—respondióelpadredeAlexconfirmezayseguridad.

—Gracias,George.Eres elmejor hermanodelmundo, no sé cómo te pagaré esto.—Suspiró conagitación—.Mihija…—repitió,emocionado.

Yanohabíatensiónenelambiente.Todohabíaadquiridouncarizmáscálido…másemotivo.—Tengoalgoquemostrarte.Heestadoinvestigandounpocosobreellas.Georgeabrióuncajóndelescritorioysacóunacarpetagruesadecolorazul.Porelsonidoquehizo

aldejarlasobreelescritorio,teníapintadesermuypesada.—Nohasidonecesariopagaraundetective,yasabes.Alexescuchabayobservaba,mientrasyocomenzabaa sentirque semeadormecía el cuerpo.Sin

embargo,meobliguéaseguirescuchando.LaheridaquemehabíahechoencasadeSethnomehabíadadoproblemashastaahora,asíqueevitéprestarleatención.

—Vivenadiezminutosdeaquí.Comencéapensar.¿CuántaschicassinpadrevivíanadiezminutosdelacasadeAlex?Hiceunalistaenmicabeza.Habíacincocandidatas.PrimeroestabaChloe,lachicadel235.Teníadieciochoaños,eraguapa,conelcabellorubioyunos

rizosperfectos.Susojoserantanazulesquehipnotizabanacualquiera.LuegoestabaMaggie,ladel567.Sucabellodoradoerasuúnicacualidadfísica,yaque,segúnloschicosdelinstituto,noteníamuybuencuerpo, ni tampoco destacaba por sacar buenas notas. Sabía que tenía un padrastro, pero no padrebiológico. La lista seguía conRuth, una chica de veintidós años que vivía sola en los barrios bajos.Aunqueerahuérfana,siemprehabíavividosola.

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DespuésestabaLucy,unachicadecabellonegrohastalacintura.Eraguapa,peroteníauncarácterdemildemonios.Siempreseestabapeleandoconsumadreysiempreeraporelmismomotivo:porquenoteníaunpadre.

Porúltimo,estabaJana,unamadreresponsablepeseasujuventud.Teníaelcabellorizadohastaloshombros,vivíaconsumadrey,apesardedejarse lapielparapoderpasar tiempoconsuhijoe iralinstituto,eraunachicafeliz.

—¿Adiezminutos?—preguntóEricconsorpresa.ViqueGeorgeasintióconlacabeza.—MargarettrabajaenelinstitutoalqueibaAlex—respondióGeorgemientrasbuscabaalgoentre

lospapeles.Vale.Enesecaso,RuthyMaggiequedabandescartadas.—CreíaqueMargaretnotrabajaba.—Sí,trabaja.Yasabescómoera…Siemprelegustóser«independiente»—dijoconretintín.—Sí,asíera—respondióEric,todavíasorprendido.Unossegundosdespués,elsilencioinvadióeldespacho.EraemocionantequeErictuvieraunahijayquealfinlahubieraencontrado.Mealegrabatantopor

él como por aquella chica que, después de tanto tiempo, tendría un padre. Dadas las circunstancias,suponíaqueesaeralarazónporlaquehabíadejadodevisitaraAlex,oalmenosesaeralaconclusiónala que había llegado. Pero todavía no entendía por qué fingieron sumuerte. Eso no tenía ni pies nicabeza. Si se lo hubieran explicado a Alex, él lo habría entendido. Era una persona inteligente,comprendía lascosascomosi fueraunadulto,yestabaseguradequesiemprehabíasidoasí, inclusocuandoerapequeño.

—George—susurróEric.Suhermanodejódehojearlospapelesylomiró.—¿Quéocurre,Eric?—preguntó,preocupado.—No,noesnada.Esunatontería.En cuanto las palabras salieronde su boca,mevi reflejada en él: eso era exactamente lo queyo

decíacuandoibaadeciralgoyluegomearrepentía.Porprimeravezenmivida,mesentíaidentificadaconalguien.

—Dímelo.Sabesquepuedesconfiarenmí.AunquenoveíaaEric,podríahaberjuradoquesonrióamododeagradecimiento.Laspiernashabíandejadodetemblarmey,comoestababastanteconcentradaenlaconversación,me

habíaolvidadoporcompletodelaheridadelapierna.—Me preguntaba si… —Se detuvo un instante, dubitativo—. ¿Margaret volvió a casarse? —

preguntóenunbalbuceo.—No,Eric,nolohizo.Todavíasoismaridoymujer.Elhombreresoplóaliviado.—Eric…¿Túlaperdonaríasapesardeloquehizo?—Sí.Todavíalaamo—respondiósinvacilar.—Bien. Pero… ten cuidado. Las esposas de losCrowell están un poco locas—bromeóGeorge.

Ambosrieronenvozbaja.No sabía por qué, pero Alex clavó sus ojos en mí de una forma totalmente nueva. Su mirada

penetrantemeasustó.Eraextraño,parecía…parecíaquequisieradecirmealgo.

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Derepente,sentíundoloragudoenelpecho.—Rosieserecuperómuypronto.Tienesunaesposaincreíble.—Lo sé, las terapias ayudaronmucho. Ella es lo único queme queda—respondió con orgullo y

dolor.—¿CómosetomólodeAlex?—Mal,yalosabes.Estuvoapuntoderecaer.Unmomento,¿dequéhablaban?¿Rosieteníatrastornospsicológicos?LaslágrimasearremolinaronenlosojosdeAlex.Habíaalgoquenomehabíacontado.—Peronolohizo,yesoesloimportante—comentóEricconsuavidad.¿PorquénomelohabíacontadoAlex?¿Acasonolosabía?Sí,claroquelosabía.Pero¿porquéno

melohabíadicho?Sesuponíaquenohabríamássecretosentrenosotros.Conunamirada,expresélomuchoquesentíaqueestuvierapasandoportodoaquello.

—¿Cuándoveréamihija?—preguntóEricconurgencia.—Cuandoestéslisto.Ericresoplóconfuerza.—Quieroverla,George.Quieroconoceramiprincesa.«Miprincesa».Yluego,justocuandoseiban,Georgehizoalgotorpe.Cogióunahojaquehabíasacadodelacarpeta

ytiródeellacontantafuerzaqueunaplumacayóalsuelo…justodelantedemí.—Vaya—dijoGeorge.El sonido,quemehabíadejado sin respiración,mepareció lejano.Entonces elpadredeAlex se

movió.Viqueempezabaaagacharselentamentejustofrenteamí.Estabaacabada.Porenésimavez,micorazóndejódebombearsangre.Cerré los ojos.La silla rechinó y el eco resonó enmis oídos comounamosca que no dejaba de

molestar.Quisetaparmelasorejas,perounsolomovimientomíoloecharíatodoaperder.Parecíaquelaplumase reíademíy, ahora, la silla laacompañaba.Sinduda, era lapersonacon lapeor suertedelmundo.

Mequedépetrificada.Noeracapazdemoverniunsolomúsculo.Niunosolo.Eneseinstantecerrélosojosconmásfuerza.Yluego…oíunsonidoqueparecíamuylejano,ungolpesordoqueprocedíadeotrahabitación.—¿Quéhasidoeso?—preguntóGeorge,volviendoasuposturahabitual.Contuvelarespiraciónuna

vezmás.Ericselevantódeunsalto.—Creoqueveníadealgunadelashabitaciones—dijoEric,yrápidamenteseapresuróasalirdel

despacho.Suspasoseranveloces,ágiles.Todavíaestabaenforma.GeorgeignorólaplumaqueselehabíacaídoyechóacorrertrasEric.Deslicéelcuerpoporelsuelo.Mesentíadébil.Exhaléairey,extrañamente,empecéareír.Alexaparecióamiladoenmenosdeunsegundo.—¿Hannah?¿Estásbien?—Metomólacabezaconlasmanosylacolocósobresuregazo,comosi

fueraunaalmohada.Reítodavíaconmásfuerza.Laadrenalinayelmiedoeranunamalacombinación—.Esunataquederisa—dijoAlex,preocupado.Teníalosojosabiertosalmáximo.Yyo…yonodejaba

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de reír, era inevitable. Me temblaba todo el cuerpo. El calor de la risa se apoderó de mi cuerpocongelado y empecé a sentir un fuerte dolor en el estómago y en las costillas—. Está bien,Hannah.Cálmate,yasehanido.Tranquilízate.Estoyaquí,contigo,¿deacuerdo?

Losnerviosmeestabantraicionando.Noeracapazdecontrolarme.Intenté calmarme. No sabía por qué me pasaba esto, tal vez el pánico y el terror al fin habían

decididohacerdelassuyas.Meodiabaporpermitirqueestopasara,porsertandébil.MicuerposerelajópocoapocomientrasAlexmesujetabalamano.Cerrélosojosunossegundos

despuésymirisadesapareció.—¿Estásbien?—preguntópreocupado.—Deberíaseryoquientepreguntaraeso—respondíconvozgrave.Alexsonrió.—Acabodeveraminoviasufrirunataquederisa—dijo,sorprendido.Nopudeevitarsonrojarme.Erasunovia.—¿Estásbien?—repetísupregunta.Quería que hablásemos de él. Me dolía muchísimo el estómago y una fuerte punzada me hizo

recordarlo,peronodijenada.Todomesalíamal…Quévergüenza.—Sí—respondió—.Estoybien.Melevantécomopude.Bueno,Alexmeayudóunpoco.Vale,sí,Alexmelevantó.Me arreglé un poco el pelo y di unos pasos, aunque todavíame temblaban las piernas. Alexme

sostuvoporsiacaso.—Annatehavisto—dije.—Annavefantasmas—confirmó.—¿Yahoraqué?—Simencionaalgo,fingequenoexisto.Hiceunamuecadedolor.—Noseráfácil.Alexsonrió,puescomprendíaquéqueríadecir.—¿QuiénesMargaret?—Memiróconfundidomientrasavanzábamosporelpasilloconcuidadoyen

silencio.GeorgeyEricdebíandehabervueltoaldespacho.—Margaret…Margaret…—comenzóarepetirparasímismo—.NoconozcoaningunaMargaret.—Alex,¿cómotesientes?—pregunté,interrumpiéndolo.Estabaconfundido.—¿Aquéterefieres?—AcabasdeveratutíoEric.Hizounamueca.—Enparte,entiendoporquésemarchó.Nosdejóparabuscarasuhija.Nopuedoculparloporello.—Entonces…¿loperdonas?—Sí,todavíalequiero.Teníasusrazonesparairse,¿verdad?—dijo.Yoasentíconlacabeza—.¿Y,

sabesqué?Yohabríahecholomismo.

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Capítulo24

AntesdequellegáramosalasaladondeelamadellavesmehabíadichoqueesperaraaRosie,Alexme soltó. Por unmomento creí queme dejaría caer, pero ya había recuperado el equilibrio y podíamantenermeenpie.

Lomirédolida.¿Porquésealejabademí?¿Quépasaba?Nopudeevitarlo;mesentíarechazada.Élsediocuentademipreocupaciónyhablórápidamente.

—Mimadre acaba de llegar—explicó.Meofreció una sonrisa tranquilizadora y caminé hacia lasala—.¡Aporlasrespuestas,Hannah!

Ledevolvílasonrisayasentíconlacabeza.Toméunabuenabocanadadeaireymedispuseaentrar.—¡Hannah!—Rosieselevantódelsillónencuantomevio.—Losiento,estabaenelbaño—mentí.Aellanoparecióimportarle.Dehecho,dabalasensaciónde

quenollevabamuchotiempoesperando.—Notepreocupes,nopasanada.¿Cómoestás?—preguntóeducadamentemientrasmededicabauna

tiernasonrisa.—Bien—volvíamentir.ElcabellorubiolecaíaporloshombrosyseondulabajustocomoeldeRicitosdeOro.Vestíauna

falda de color azul claro. También llevaba algunas joyas: un collar de perlas resplandecientes quecolgabadesucuelloblancoyunaspulserasenlamuñecaajuego.

Rosieerabastanteformal,demasiadoguapay,sobretodo,joven.Parecíahaberestadollorando.Nolaculpaba.DebíadesentirsemuytristeporlamuertedeAlex.A

pesardeello,Rosiesecomportabadelamaneramásdulceyamablecontodos.Laadmiraba.—Siéntate, por favor. Estoymuy contenta de volver a verte.—Esbozó una sonrisa ymostró sus

dientesblancos.Reínerviosamenteymesenté.—Yotambién—contestéconamabilidad.Ellasonrió.—Estoesraro,¿verdad?—Soltóunarisita—.Apenasnosconocemos.Aunasíagradezcoquehayas

aceptadomiinvitación.Mealegrodequeestésaquí,denuevo.Intenténobuscarundoblesentidoalasúltimaspalabrasquehabíapronunciado.

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«Denuevo».¿Quésignificabaeso?—Graciasporinvitarme.Esunhonorestaraquí.Rosierio.—Notienesqueagradecermenada.¿Sabes?Heestadococinando.Dameunmomento.—Selevantó

delsillónyllamóaMarinaconungritosuaveydelicado.Oíunospasosapresuradosenelpasilloyunsegundodespués,elamadellavesestabaconnosotras.Rosieledijounpardecosasyellaasintióysemarchó.

—Teofreceráalgunodesusdeliciososdulces—dijoAlexconunasonrisa.Parecíaorgullosodesumadre.

Unmomentodespués,Marinallegóconunabandejallenadedulces,talycomohabíapredichoAlex.Semehizolabocaagua.

Rosietomólabandejaconcuidadoyladejóenlamesitacentral.Elolorquedesprendíanaquellosdulces era exquisito. El dulce aroma era una mezcla de chocolate derretido, masa horneada ymantequilla.Elvaporquedesprendíanimpregnabaelsalóndeunaromarealmenteapetitoso.

—Loshehechopara ti.AAlex legustabanmucho.Esperoqueno temoleste,perono tengonadieparaquienpreparardulces.Georgeodiaelchocolate—dijosonriendomientrasmeextendíaunplatillo.MiréaAlexdisimuladamenteyélasintió,dandolarazónasumadre.

Mirólacomidaconinterésyluegoamí,incitándomeaprobarla.Entoncesmeacordé…—Muchasgraciasporlasrosquillas,estabanriquísimas—leagradecí.Elladiounsalto.Parecíasorprendida.—¡Lasprobaste!—exclamó,entusiasmada—.¡Creíaquenolohabíashecho!—¡Porsupuestoquelasprobé!Estabandemuerte.Elglaseadoestabariquísimo.Rosierio.—Elglaseadolesdasabor—explicócomotodaunaexperta.Dejóunparderosquillasensuplatoy

la imité sirviéndome las que tenían glaseado. Tenían un aspecto exquisito… me tentaban. No habíatenidotantahambreenmivida.

—¿Tecomistetúsolatodaslasrosquillas?—preguntósorprendida.—Sí,todas—confirmé.Rosie sonrió, satisfecha. Le dio un mordisco a la rosquilla que tenía en los dedos y masticó

delicadamente.Nosécómoocurrió,peroalcabodequinceminutos teníaelestómago lleno.Unarosquillamásy

habríaexplotado.Apartedelosdulces,Rosiehabíapreparadounchocolatecaliente.Aunqueestabaunpocoacaloradaporelexcesodecomida,melotomé.

Ojalámimadrecocinaraasí…RosiecomenzóacontarmehistoriasgraciosasdeAlex,einclusomemostróunálbumdefotosdonde

salíadepequeño.Hubounaimagenenespecialquemehizoreír.Alexenrojeció,muertodevergüenza.Enlafotografía,Alexestabadesnudo.Tendríaunosseisañosyestabaduchándose.Lacámarahabía

capturadojustoelmomentoenqueAlexsehabíagiradoparaevitarqueinmortalizasenuninstante taníntimo,asíquesoloseleveíaeltrasero.Sucabellocenizoestaballenodechampúyllevabaunhorribleydivertidopeinado.Lehabíansacadolafotodeformadesprevenida,claramente.NuncahabíavistoaAlexabrirlosojostantocomolohacíaenesafotografía.

Mientrasreía,Alexintentabaportodoslosmediosquenolaviera,perofueenvano.Nopuedonegarquepenséenrobarla.

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Era muy guapo, incluso de pequeño. Nos reímos con las fotos y las anécdotas. Luego, Rosie selevantóyllamódenuevoaMarinaparaquerecogieralabandeja.

Nosquedamosensilencio.Habíallegadolahoradeobtenerrespuestas.—Rosie…—comencéahablar,temerosa.Ellamemiró.—¿Quéocurre,Hannah?Nopodíaocultarelnerviosismoenmivoz.—Eldíaquetrajistelasrosquillas…—dije,vacilando—…escuchélaconversaciónquemantuviste

conmimadre.Rosiediounsalto.—¿Nosescuchaste?—Abriólosojoscomoplatos.Susirisazulesmemirabanfijamente.Noqueríaquepensaraqueeraunafisgona,peronecesitabadecírseloparaquemecontaralaverdad.—Sí.Y,bueno,yo…mmm…queríasaberdequéverdadhablabais.—Fuidirectaalgrano.Bien, había resultado fácil, y esperaba que todo fuera así de sencillo. Rosieme comprendía,me

escuchaba,nocomomimadre.Memiróconrecelo.—Hannah,nosésidebería…creoqueestoesalgoquedeberíacontartetumadre—respondiósin

más.Entoncessehumedecióloslabiosconlalengua,confusa,talycomosolíahacerAlex—.¿Todavíanotelohadicho?

Neguéconlacabeza.—Porfavor,Rosie.Necesitosaberlo—supliquéconuntonodevozlastimero.—Hannah…nosé.Yono…—Porfavor—insistí.—¿Hasintentadohablarconella?—Sí.—¿Y no te ha contado nada?—Frunció el ceño y parpadeó un par de veces, desconcertada. Se

removióensuasiento,intranquila,exactamenteigualquemimadre.—Bueno,algosíquemehacomentado—respondí,entrelazandomisdedossudorosos.Rosieseinteresó.Prestabaatenciónatodasycadaunadelaspalabrasquedecía.—¿Qué te ha dicho?—preguntó en un susurro.Memiraba con unos ojos azules expectantes. Se

movíaenelsillón,tensa.—Ella…mehadichoque…—Nosabíacómocontarlo.Mecostabamuchísimopronunciaraquellas

palabras.Lasmanosmesudabandenuevo—…mehadichoqueyomatéaAlex,oquealmenosesoesloquelapolicíasospecha,porqueestuveconéljustoantesdequemuriera—murmuré.

Rosieabriólosojoscomoplatos.—¡¿Quetehadichoqué?!—gritó,exaltada.—QuesoylaculpabledelamuertedeAlex—repetíunpocomásfuerte.Memirabasorprendidamientrasparpadeaba.Nopodíacreerloqueacababadeescuchar.Atónita,se

pasólosdedosporlafrenteyrecogióunpequeñocabellorubioqueestabafueradesulugar.—¿Esunabroma?—preguntóconvozsuave.Rosiesoltóunsuspirodepreocupaciónymeretóconlamirada.Observómirostroconatenciónyyo

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intenténopestañear.—Esoes loquemehadicho…¿Esesa laverdada laqueos referíais?Enesecaso,noentiendo

nada.SisoylaculpabledelamuertedeAlex…¿porquéerestanamableyteportastanbienconmigo?No…no lo entiendo, ¿nodeberías odiarme?—Sentía emociones totalmente contradictorias—.Rosie,porfavor,dimequeesanoeslaverdaddelaquehablabaismimadreytú—balbucí.

Elladudósidebíacontestar.Luego,tragóunpocodesalivaydijo:—TúnomatasteaAlexnieresculpabledenada.Fueunaccidente.—Suspalabrastuvieronunefecto

sedanteenmicuerpo:adormecieronmisnerviosyapaciguaronelsentimientodeculpaqueinvadíatodomiser.Mesentíamástranquilayenpaz.

Pestañeéunpardevecesymereincorporéenelsillón.—Vaya.—Fueloúnicoquesaliódemiboca.Semeerizólapiel.Alexsonrióaliviadoamilado.Éllosabía.Habíaconfiadoenmí,enmijuicio.—¿PorquéEmmatediríaalgoasí?—preguntóconvozahogada—.Túnoseríascapazdehaceralgo

así,eresunángel.—Hizoungestodivertido.Nopudeevitarsoltarunarisitadealivio.Sentíqueunadescargaeléctricamerecorríatodoelcuerpo.Vale,nohabíasidoyo.NohabíamatadoaAlex.Pero¿entoncesquiénlohabíahecho?—Notengoniidea…pero¿sabesquiénfue?¿SabesquiénmatóaAlex?—dijeprecipitadamente.Rosienegóconlacabeza.—No, todavía es un misterio. Tengo muchísimas ganas de que atrapen a ese ser sin corazón—

respondiócondesprecioylosojosvidriosos.Afortunadamente,Rosiesabíacontrolarse.—¿Ylaescenadelcrimen?—pregunté—.¿Cómomurió?—Laescenadelcrimenquedódestruida.Tútuvistealgoqueverconello.Sentíquelosmúsculossemetensaron.Lamirésinentenderadóndequeríairaparar.—¿Cómo?—Alexytúteníaisunacita—dijo—.Mecontóqueterecogeríaencoche,talycomohizo.Después,

fuisteis a un restaurante, por lo que sé era de comidamexicana.Al parecer, la carretera estaba casidesiertay,segúnlostestigosquepasaronporallí,elcocheestabaparadoenmitaddelcamino.Creyeronque Alex y tú…—Rosie se lo pensó antes de continuar—. Creían que Alex y tú estabais bastanteocupadosenvuestrosasuntosynadiesedetuvoapreguntaroaversinecesitabaisayuda.Después,nosesabequépasó.

—¿Yporquénomeinterrogaron?—Tienesamnesia.Georgeyyodecidimosnopresentarningunademanda.Túeresunavíctimamás.

Noqueríamosbuscarnosmásproblemasconlaprensa.Bienpensado.Detodasmaneras,simeinterrogaban,noserviríademucho,puestoquenorecordaba

nada.—¿Yporquétengoamnesiasinochocamosconnada?—Supongoque tegolpeasteconalgoaccidentalmente—añadió—.Puedequeelasesino tehiciese

algo, o puede que simplemente sufrieras un shock tremendo y que estés sufriendo las consecuencias.Puedehabersidocualquiercosa,Hannah.

AsentímientrasasimilabatodalainformaciónqueRosiemeofrecía.—¿YAlex?¿Quépasóconél?¿Noselerealizóunaautopsia?—inquirí.Rosieasintiódeinmediato.

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—Claroquesí,peronohabíabalas,nimarcasdegolpesenelcráneo.Nohabíaningunapistaquedemostraraqueoshubiesenasaltado,nisiquierahabíaunarmacercadellugarquepudieraexplicarelsuceso. Yo creo que alguien lo tenía todo planeado. Tengo mis sospechas, pero George no quierecreerme.—La expresión de su rostro cambió drásticamente y una lágrima le recorrió la mejilla—.Parecíaqueestabadormido,Hannah—añadióconmelancolía.

—¿Loquería?Rosierio.—Eramimundo.Miúnicohijo.MirédereojoaAlex.Alhacerlo,élgirólacabezaymiróhaciaotraparte.Enseguidamepercatédel

porqué:teníalosojosalbordedelaslágrimas.—Rosie,sinoteníanadaqueverconlamuertedeAlex,entonces¿dequéhablabaismimadreytú?

—Memordíellabio.Suspiróydijo:—Creoqueesodebecontárteloella,Hannah.—Mimadrenomediránada,laconozco—presioné—.Rosie…Nodebíadistraerme.Delocontrario,todasmispreguntasacabaríansinrespuesta.—Rosie,dijistequesiellanomelodecía,loharíastú.Alexasintióconlacabeza.—Lo siento, Hannah, pero creo que es Margaret quien debe contártelo, no yo —respondió

suavemente.—Peroesbastante…Unmomento…¿qué?¿Margaret?¿HabíadichoMargaret?¿SereferíaalamismaMargaretdelaque

habíanhabladoeneldespachodeGeorge?¿Lamismaquemencionóeldoctor?—¿Qué?—pregunté.Mioídoseagudizó.MiréaAlex.Parecíatanaterradoyconfundidocomoyo,

inclusosehabíaacercadomásparaescucharmejor—.¿Margaret?—pregunté.Rosiediounbrincoyluegopestañeó.—¿CómoqueMargaret?HedichoEmma.MirédereojoaAlex.EstabaseguradequehabíapronunciadoelnombredeMargaret.Alexcaptóel

interrogantequereflejabamimiradayasintióconlacabeza.Sí,Rosieacababadedecir«Margaret».—No,no.HasdichoMargaret—insistí,ymepuserígida—.¿PorquéhasdichoMargaret?—Sonaba

asustada.Ahoralaspiezasdelrompecabezasempezabanaencajar.«Vivenadiezminutosdeaquí».«Tienetus

ojos». «Esmuy insistente». «Es una chicamuy inquieta». «Margaret trabaja en el instituto al que ibaAlex».

—HedichoEmma—repitió,angustiada.—¿Margaret esmimadre?—pregunté conunavoz entrecortaday aguda, casi chillona.Mequedé

paralizada.—¿Hannah?—preguntóunavozdetrásdemí.Girélacabeza;laslágrimasinundabanmisojos.—¿Quéhaces aquí?—preguntóGeorge, confundido.Eric estaba junto a él, aunque todavíanome

habíavisto.Alexmemirópreocupado.De repente, algo en Eric llamó mi atención, algo de lo que no me había percatado antes… Era

increíblelomuchoquenosparecíamos.Losojos,losgestos,lafirmeza,lanarizfinaypequeña,lascejas

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gruesasypobladas…Éramoscasi idénticos.Solohabíaqueprestarunpocodeatencióna los rasgosparadarsecuentadelasimilitud.

Entonces,unbreverecuerdoseapoderódemí.Apretélosojos,intentandonollorar.Loslatidosdemicorazónsedetuvieron.De repente estaba jugando con unasmuñecas. Una tenía el pelo rubio y la otra tenía rojo, como

Marina.Después,alguienllamóalapuertayentrómimadre.Llevabaunamelenacorta,alaalturadeloshombros.Teníalosrizosmáspronunciadosqueahora,estabamásjoven,másguapayparecíamásfeliz.Megritóalgoconunasonrisa,emocionada.

Luegoalguienabrió lapuerta.Unhombremusculosoyconbuenapresenciaentróconunacajadecolorrosaenlasmanos.Teníaunagransonrisaenlacaraymeentregóelpaquetecoloridoquellevabaenlasmanos.Nopudeevitarsonreír.EraEric.Teníaelmismoaspectoqueenlafotografía:eraguapo,fuerte, cautivador e increíblemente feliz. Escuché una risa de fondo. Parecía lejana, pero, al mismotiempo,muypróximaamí,comosisalierademispropioslabios.Notardéendarmecuentadequeerayoquienreía.Miyodecuatroaños.

Ericmeabrazóyyolerodeéelcuelloconlasmanosymeaferréasucuerpomientrasreía.El recuerdo desapareció con lamisma velocidad con la que había aparecido. Cuando volví a la

realidad,apenashabíanpasadoquincesegundos.—Laheinvitadoyo—seadelantóadecirRosiemientrasseponíaenpie.Georgefruncióelceño—.

NosabíaqueEricestaríaaquí—murmuróaGeorge,peroyolooí.Semeaceleróelcorazón.MimiradasaltabadeAlexaEricunayotravez.Diosmío.¡Joder!Comencéaperderelcontroldemisemociones.Quería llorar y gritar almismo tiempo.Deseaba abrazar a Eric y llorar en su hombro. Le había

necesitadotantoyahoraqueloteníafrenteamínosabíaquéhacer.Teníamiedodequemerechazaraymeapartaradeél.

—Hola,Hannah—mesaludóGeorgeconungestoalegre.—Ho-hola—tartamudeé.ElpadredeAlexmiróaEricydespuésamí.Luego,sequedópensativoduranteunosinstantes,posó

lamiradaenRosieydespuésotravezensuhermano.Eric todavíanomehabíamirado,aunquesí sehabíapercatadodemipresencia.Parecíaestartanabsortoensuspensamientosquenoprestabaatenciónaloquehabíaasualrededor.

Rosieestabanerviosa.—Eric—lollamóGeorge,ylotomódelbrazo.Entonces,saliódesutranceyposólamiradaenmí.

Mepusetensa—.Quieropresentarteaalguien.Sinembargo,apenasmostrabainterésenmí.—EllaesHannah.HannahReeve—dijoGeorgelentamente.Queríatragarsaliva,peronopodía.Mimundosedetuvoenaquelinstante.Ericavanzóhaciamícontallentitudqueparecíaquetodoamialrededorfuesealamismavelocidad

quesuspasos.Cuandoestabaaescasoscentímetrosdemí,sumiradasetopóconlamía.Susojosazulesme observaron con curiosidad y, por un segundo, creí ver que se detenía y que me reconocía. Sinembargo,enseguidacomprendíquetodohabíasidounamerailusión.

Ericseacercóymeofreciólamanoconunevidentedesinterés.

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—Unplacer,señorita.—Meestrechólamanoyluegosealejóconlamismapesadumbre.Mequedéenshock.Elairesevolviódenso…Nopodíarespirar.Mispulmonesseencogieronante

lafaltadeoxígenoycomenzaronadolerme.—Nosvemospronto,Hannah.Cuídate—sedespidióGeorgedeinmediato.Seguidamente, los hermanos salieron de la sala. Me quedé clavada en el suelo, con las piernas

temblorosas.Mipadrenoestabamuerto.Mimadremehabíamentido.Ericeramipadre.Deesohabíanhablado

Rosie ymimadre aquel día. George lo sabía y por eso la llamó por teléfono, para advertirle de lallegadadeEric.Mipadrenohabíafallecidoenningúnaccidente.Noshabíaestadobuscando.Mimadremeprivódeél.Esaeralamalditaverdad.Deahílafotografíaenellibro,sunerviosismo,lahistoriadequeyoteníaalgoqueverconlamuertedeAlex…Sehabía inventadotodoaquelloparadistraermeyocultarmeaEricylosCrowell.

¿Cómonomehabíadadocuenta?¡Alexteníarazón!Mi madre cambió nuestros nombres para que no nos descubrieran. Pero si ella era Margaret…

entonces¿quiénerayo?¿Cuáleramiverdaderonombre?ViqueGeorgesusurróalgoaEricaloído,yestesediolavuelta,conlosojosabiertoscomoplatos.

Estabadesconcertadoyfueradesí,justocomoyo.Micerebroymisrecuerdosahorasíparecíantrabajaralaperfección.Ericmemiró y, cuando se encontró conmis ojos, se quedó sorprendido durante unosmomentos.

Luego corrió hacia mí, con los ojos vidriosos. Su cabello negro se agitaba mientras aceleraba susmovimientos.Caminabaconpasofirmeyseguro.

Mequedéquietaymisojosvolvieronallenarsedelágrimas.Estodebedeserunabroma.Tienequeserunsueño.Noesreal.Estoysoñando,estonoesreal.—¡Joder,Eric!¡No!—maldijoGeorgealolejos.Sentíuncalorabrasadorcuandounosbrazosmeenvolvieroncondesesperación.Estoysoñando…,pensémientrasmeasfixiabapordentro.Peronoeracierto.Estoerareal.Estaba

totalmente despierta. Sus brazos me presionaron con fuerza. No me dejaba moverme. Su cuerpo meenvolvíacondureza,comosimefueraaescapardeél.

Erauncalor…extraño.Uncalorbastanteacogedor.Mis hombros se humedecieron y, a lo lejos, escuché unos gemidos. Eric estaba llorando, y yo,

extrañamente…también.Ericeramipadreyesosignificabaque…Alexyyoéramosprimos.Éramosfamilia.Mequedéparalizada.Decirqueestabaenestadodeshocknollegabaadefinirlasituación.Estaba

muchopeor.SentirqueEricmeaprisionabaentresusbrazosfuerteshacíaquetodomicuerpotemblara.Mirostrocomenzóacalentarseporelintensoabrazoycuandoquisemoverlacabeza,nopude.Ericmesosteníaconunafuerzaincreíble.

Derepente,Alexparecíaincómodo.RecostélacabezasobreelhombrodeEricy,desdeesaposición,observéaAlex.Estabadelantede

mí,conunrostroinexpresivoymáspálidodelohabitual.Susojostampocomedecíannada,ymesentímolestayconfundida.

¿Estabaenfadadoconmigo?¿OsealegrabadequeEricalfinhubieseencontradoasuhija?¿Porquénosonreía?¿Porquénohacíaunamuecadedisgusto?¿Quépensaba realmente?Queríauna respuestaparatodasestaspreguntas.

Page 232: ¿QUIÉN MATÓ A ALEX?

Ericredujolafuerzadesubruscoabrazo.Lasmanosletemblabanyteníalosojosrojosehinchados.Laslágrimasseguíanbrotandodesusojoscomosideunacascadasetratara,peroselasarreglóparacontrolarlasy,después,empezóahablardeformaentrecortada.

—Losiento…—murmurómientrasmetíaunamanoenelbolsillodelachaqueta—.Essoloque…mehas recordadomuchoaunapersona.—Entonces sacóunpañueloblancoy se enjugóel rostro.Elpañueloeliminócualquierrastrodelágrimas.

—Eric…—dijoGeorge,preocupado.RosiemirabaaEricconcompasión.Mepaséunamanoporlamejillaynotardéendarmecuentade

quetambiénlasteníahúmedasypegajosas.—Estoybien—respondióEric,comosisupieraloqueibaapreguntarle.Susojosazulesmemirabanconanhelo,comosifueraunserdeotromundo.—HannahReeve—susurróEric,comositodavíanolocomprendieradeltodo.Loobservéunavezmás.Unaráfagaderecuerdosdelpasadoquemimentehabíaolvidadoapareció

antemisojos.Porfinpodíaponerleunrostroatodasesassiluetasdesdibujadas.Porfinpodíaescucharsuvozycontemplarsudeslumbrantesonrisa.

—¿Eresmipadre?—preguntéderepente,sinpodercontenerme.Mispalabrasapenasseescucharon.Ericfruncióelceño,atónito.MiróaGeorgeyélledevolviólamirada.—¿Losabías,Hannah?—preguntóGeorgealverqueEricnocontestaba.—Sí. O sea, no… pero ahora… —Me detuve, no sabía qué decir. Los tres me miraban con

expectación.BusquéaAlexconlosojosparapedirleayuda,peroalhacerlo,sentíunterribledolorenelcorazón.

Alexnoestaba.Sehabíamarchado.—¿Margarettelohadicho?—preguntóEricconunavozprofunda.Susmúsculossetensarontodavía

más.—¿Margaret?¿Asísellamamimadrerealmente?—preguntéatodos.Rosie agachó la mirada y enlazó sus dedos, moviéndolos nerviosamente. Su rostro se había

enrojecido.Mientrastanto,GeorgesevioobligadoatranquilizarnosaEricyamí.Definitivamente,élconocíalasrespuestas.

—Sí,EmmaesMargaret.Sientoquetehayasenteradodeestamanera.Derepentecomencéasentirmedébil.—¿Emma?—preguntóEric,sorprendido.Parecíasentirseexcluidodenuestraconversación.—Emmaesmimadre—informéconvozentrecortada—.Secambióelnombre.Mehamentidosobre

ti.Dijoquehabíasmuertoenunaccidente—añadí,peromivoznoeramásqueuntenuesusurro.Georgeasintióantemibreveyacertadarespuesta.¿Yahoraqué?¿Debíallamarle«papá»?¿Deberíacorrerasusbrazosydecirlelomuchoquelohabía

necesitado?¿Decirlelomuchoqueloquería?—Losé.Teníasusmotivosparahacerlo,Hannah.¿Qué?¿Ericestabadeacuerdocontodaestamentiraabsurda,conquemimadremehubieseocultado

suexistenciaymehubieseprivadodeunpadre?¿Porqué?—¿Estabasdeacuerdoconestafarsa?—Lofulminéconlamirada.Ericsepasólasmanosporelcabelloynegóconlacabezalentamente.—No—respondió—.Peronodebes enfadarte con ella.Margaret hizo lomejor para ti.O lo que

creíaqueeramejorparati.

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«Margaret».Sonabatanraro…eraunnombreajenoamimundo.Noeraelnombremimadre,sinoeldeotrapersona,unaalaquedefinitivamentenoconocía.

Sonreícínicamente.¿Sesuponíaentoncesquedebíadecir:«Oye,mamá,graciasporocultarmeamipadre»?

No.Noloharía.—No puedo creerlo. —Suspiré. Veía el rostro de mi madre en mi mente y se me revolvía el

estómago—.¿Vosotroslosabíais?—preguntédesesperadaconlosojosclavadosenRosieyGeorge.Ellossemiraronconinquietudmientraspensabancómoresponderamipregunta.—Mira,Hannah.Nopensábamosquellegaríasaenterartedeestamanera—respondióelpadrede

Alex,esquivandomipregunta—.EraMargaretquiendeberíahabértelocontado.Asíque,¿quéteparecesihacemosuntrato?

—¿Untrato?—Fruncíelceño.Noentendíaadóndequeríallegaraparar.—¿Porquénonoscalmamostodos?—Georgehablabaconfirmeza—.Sentémonosyoscontarétodo

loquequeráissaber—añadió.Noeraunasugerencia,sinoquesonabamásbiencomounaorden.Porsupuestoquequeríaescucharloquetuviesequedecir,asíquenoobjeténadaymesenté.Rosie

hizolomismoyEriclasiguió.—¿Quétrato,George?—preguntédenuevo.TodosmiramosaGeorge,alaesperadeunarespuesta.Tomóunabuenabocanadadeaireantesdehablar.—Te contaremos lo que pasó. Por qué tu madre se cambió el nombre, pero con una sencilla

condición.—¿Cuál?—respondídeinmediato.—NodebesdecirlenadadeestoaMargaret—susurró.Ericnoparecíaestar al tantodenada, asíque se limitabaaescuchar; sabíaqueGeorgeharía las

cosasbien.—¿Porqué?—pregunté,todavíaconelpulsoacelerado.—Porque se suponía que ella te lo contaría.Nosotros no debíamos interferir, pero las cosas han

salidoasí,y losCrowellyanoqueremostenermásproblemasconlosReeve.—Dejócaer lasmanossobre el regazo, con los dedos entrelazados, aunque de vez en cuando los sacudía en el aire paracolocarlosunavezmássobrelaspiernas.

—¿Másproblemas?—pregunté.Todavíanoentendíanada.Nocomprendíalosmotivosquehabíanllevadoamimadreacambiarseelnombreniporquémehabíamentidodeestaforma,ymuchomenosporquémehabíainvolucradofalsamenteenlamuertedeAlex.

¿Acasoel secretoqueestabaapuntodedescubrireramás fuerteque lamentira sobremiposibleimplicaciónenelasesinatodeunapersona?

—Sí,unaseriedeproblemasllevaronatumadreacambiarseelnombreylanacionalidad.Asíque,¿aceptaseltrato?

Nolopensédosveces.—Sí.GeorgelepidióamablementeaRosiequenosdejaraasolas.Ellanosemolestóniobjetónadayse

marchó.Después,elpadredeAlexmecontóbrevementeloquehabíaocurridoañosatrás.Resulta que cuandomimadreme tuvo amí, Rosie también acababa de dar a luz a un niño. Sin

embargo,elbebémuriópocodespuésdelparto.Traseso,Rosieempezóamostrarsignosdetrastornospsicológicos:comoyohabíanacidounosdíasantesquesubebé,Rosiecreyóqueyoerasuhijo.Según

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George,lascosassepusieronmuyfeas.Su mujer sufría alucinaciones casi a diario. Veía a su bebé muerto. Pero no estaba loca; había

quedado traumatizaday ellamismaalimentabaesas fantasías,haciéndolas crecermásymás.Todo secalmóunpococuandoRosiecomenzóacontrolarsutrastorno—que,coneltiempo,superó—,peroañosdespués, las continuas peleas entre mi madre y Eric pusieron una barrera entre ambos, y mi madredecidióirsedelamansiónenlaquevivían.Antesdeeso,amenazóaEricconmarcharsesinocesabanlasdiscusionesyelcomportamientoagresivoqueteníaconella,yél,enlugardecambiardeactitud,loempeorótodocuandocomenzóabeber.EsaeralarazónporlaquemimadrehabíaabandonadoaEric.

—Perdóname, Hannah —suplicó Eric, con ojos llorosos. Parecía sumamente avergonzado yarrepentido.

—Siloquemehabéiscontadoescierto,esamimadreaquiendeberíaspedirledisculpas—contestéconvozentrecortada.

—Tambiéntúmerecesquetepidaperdón.Nosotrosteinvolucramosenesto.Túnoteníaslaculpadenada,yosperdíporcomportarmecomounestúpido—respondiódolido.

—Noesperesquetellamepapá—titubeé—.Esovendráconeltiempo.—Te recuperaré, ya lo verás.Os recuperaré a ambas—dijo con firmeza. Sonaba casi como una

promesa.Pero yo sabía que las promesas casi nunca se cumplían, aunque tenía la esperanza de que Eric

pudieraserfielasupalabra.Parecíaunbuentipo,apesardetodo.Y,además,lonecesitaba.Ahora entendía las razones por las quemimadreme alejó demi padre, pero seguía sin estar de

acuerdo con lo que había hecho. No aceptaba cómo había actuado. Sus problemas conyugales nodeberíanhabermeafectado.Teníaderechoaestarconmimadreyconmipadre,apasartiempoconlosdos.

Peroyaeratarde.Ellahabíadecididopormí.

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Capítulo25

Tuvequeingeniármelasparaentrarsinquemimadremeviera.Sisedabacuenta,entoncessabríaquehabíaestadofueradecasadurantetodoestetiempo.

¿Cómodebíallamarlaahora?¿Emma?¿Margaret?LehabíajuradoquenoveríaaRosie,peromimadrehabíarotounadenuestrasreglasdeoro:decir

siemprelaverdad.Y,graciasaello,habíatenidolaoportunidadperfectaparasaltarmesusnormasymehabíandicholoquenecesitabayansiabaescuchar.

«TúnomatasteaAlex».Esaspalabrashacíanquetodomimundorecuperaraelbrillodesiempre.Volvíaasentirpazenmi

interior.Despuésdetantotiempo,teníalaconcienciatranquila.Enpocashorashabíadescubiertodoscosassumamenteimportantes.Laprimera:yonohabíamatado

aAlex,aunque,alparecer,sumuerteseguíasiendounmisterio.Ylasegunda:mipadrenoestabamuerto,yahoraloconocíaeinclusosabíalasrazonesporlasquemimadrehabíacambiadonuestrosnombres—porque,porsupuesto,dabaporhechoqueminombreoriginaltambiéneraotro—einventadounahistoriatotalmenteabsurda.

Entréencasaensilencioyconcuidado.Conocíatodoslosrinconesysabíaexactamentedóndepisarydóndeno.

Sonreívictoriosacuandolleguéamihabitación.Tenía lapequeñaesperanzadequeAlexestuvieraaquí.Peroalecharunvistazopormicuarto, la

ilusiónseesfumóenunsegundo.Debíaadmitirlo:elrechazodeAlexmedolíaenlomásprofundodemicorazón.

¿Cuáleraelproblema?¿Queéramosprimos?¿Nuestrarelación?¿Quetodavíanosupiésemosquiénerasuasesino?¿Quesumuertefueratodavíaunmisterio?¿QueEriclehubieramentidosobresumuerte?¿Estabatristeodecepcionado?

Realmentenoentendíaquélohabíamolestado.NopareciócióemocionarsealveraEricabalanzarsesobremíyabrazarme.Tampocosemostróinteresado,sinoindiferente.Suformadeactuarhizoquemesintieraterriblementeconfusa…Encualquiercaso,sialgolohabíamolestado,podríahabérmelodichoyyolohabríaentendidoperfectamente.Noeraunaniñapequeña.

Retiré las almohadas de la cama y ordené un poco la habitación para deshacerme de todas laspruebasquepudieranindicarquehabíaestadofuera.

Mequedépensando en todo lo quemehabía pasado esedía.Había algoquepodía admitir en la

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intimidaddemihabitación:estabadolida.ElhechodeserlahijadeEricsuponíaungranobstáculoenlarelaciónqueteníamosAlexyyo…Queélfueraunfantasmayaponíalascosasbastantedifíciles.

Pero,dealgúnmodo,estabacontenta.Eracomosilapequeñachispadeesperanzaqueiluminabaelvacíodemiinterior,unvacíoquesehabíaformadodentrodemíporhabercrecidosinelamordeunpadre, se hubiese expandido y hubiera dado lugar a un gran y cálido fuego que hacía desaparecer laoscuridad.

Teníaunpadre.Ynounocualquiera:mipadreeraEricCrowell.Mipadreestabavivo.Cerré los ojos.Estabamuy cansada, pero, parami sorpresa, nome quedé dormida…Comencé a

fantasear.MedediquéaimaginarcómohabríasidomividasiErichubieraformadopartedeellacuandolohabíanecesitado…Noesqueyanolonecesitara,perolaadolescenciadeporsíeraalgodifícildesobrellevar,sobretodocuandosolotienesaunamadrepisándotelostalonesacadapasoquedas.

Necesitaba a un padre que me dijera que los quilos de más no importaban y que las mujeresestábamoshermosassinmaquillaje.Deseabahaberescuchadoquemequería,queharíacualquiercosapormíyquemataríaalchicoquemehicieradañooquemeentristeciera.

Abrílosojosymiréelrelojdelamesitadenoche.EranmásdelassietedelatardeyAlexnosehabíadignadoaaparecerentodoeldía.Nisiquierasehabíapresentadoparadecirmedóndeestaría.Noera una exagerada, en absoluto. Tan solome preocupaba por él. Tenía dos opciones enmente: omeevitabaoestabaenfadadoconmigo.Oquizáambas.

—¿Hannah?—preguntóunavozdesdeelotro ladode lapuerta.Porunmomentopenséqueera lavozdeunadesconocida,quecasiparecíalejana.Sonabacomounafarsante.Asíladescribiría.

—Estoyaquí—contestéconfrialdad.—¿Quierescenarya?—preguntó.—No,hemerendadomuchoenelinstituto—mentísinpestañear,comosimeviera.Noteníahambre

graciasalasincreíblesrosquillasqueRosiehabíapreparado.Inclusosehabíamolestadoenprepararmeuna bolsa de tela con algunas de fresa y chocolate con ese exquisito glaseado blanco que tanto megustaba.

—Tedejarécomidaenelhorno,¿vale?—respondiómimadreconcautela.Tenía laesperanzadequecambiaradeopinión.Aunqueyoteníaclaroqueesonopasaría.

Digamosqueamimadrenoseledabamuybiencocinar,o,almenos,esaeramiopinión.SucomidanoeratandeliciosacomolaquepreparabaRosie.

—Vale—contestéalfin.Vi que su sombra se detuvo junto a la puerta durante unos segundos. Deseé que se estuviera

preguntando si debía decirme la verdad, que su conciencia le recriminase haberme contado aquellahorriblementira.Peroentonces,lasombradesapareció.

Resopléenvozbaja.Estabamuycansada,perolaausenciadeAlexmemanteníaenvela.«¿Quépodríahaberlepasado,

Hannah? Era un fantasma. No deberías preocuparte por él, sino por los humanos con los que teencontrarás»,medecíaamímisma.Peroestabamuyintranquila.Aunquefueraunfantasma,yolequería.Ynopodíaevitarpreocuparmeporél.

Pormásquelointentara,pormásquecontaraovejasypormásquetrataradeimaginarqueteníaunavidatranquila,nopudeconciliarelsueño.Meresultabaimposible.

Mirédenuevoelrelojdelamesitadenoche.Sorprendentemente,yaeranlasdosdelamañana.Abrílosojoscomoplatos.

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«Duerme,Hannah,duerme,porfavor»,meregañéamímisma.Debíadormir.Nohabíaotraopción.Nopodíapermitirmepasarotranochemásenvela.Siunanoche

de insomniomehabía dejado sin energía, dosnoches seguidas sin apenasdormirmedejarían sin lasfuerzasnecesariasparaponermedepie.

Lointentéunavezmás.Enestaocasióncerrélosojosconfuerzaymeobliguéadormir…envano.Micuerposedebilitabaamedidaquepasabanlosminutos.

Bueno.Talvezunarosquillaayudaría.Abrílabolsitadetelaysaquéunarosquillaconrellenodefresay fideosdecolores.Unolor amantequilla invadió lahabitación.Ycuandoacabédecomer,melamílosdedos.

No me comí una, ni dos.Me comí absolutamente todas las que había en la bolsa que me habíapreparadoRosie,únicamenteparamatareltiempo.

Echéotrovistazoalreloj:lastresdelamañana.Bostecéinvoluntariamenteyrompíelsilenciodemihabitación.Comerdebiódeayudar,porquemequedéprofundamentedormidaalcabodeunrato.

Percibíunruidosordo,peromesentíatanagotadaqueestabaconfundida.¿Estabasoñandoolohabíaoídodeverdad?

Entoncesmesacudíligeramente.Luego,elsonidosehizomásfuerte,másclaro.Medespertédegolpe.Laescasaluzquesecolabadesdeelexteriorapenasmepermitíavernada,tan

sololassombrasysiluetasdelosmuebles.¿Quéhabíasidoeseruido?—¿Alex? —pregunté en voz baja. Mi voz sonó ronca y adormecida. Me froté los ojos y me

reincorporéenlacama.Noseescuchabanada.Me levanté lentamente.Me dolíanmuchísimo la espalda y los pies, probablemente por el propio

cansancio.Eracomosimehubierandadoungolpeconunapelota.Oconunapiedra.Resoplé y el ruidovolvió a hacerse presente. Parecía lejanoy procedía del exterior. Parecía una

ramaapuntoderomperse.—¿Alex?—repetíconfirmeza.Meacerquéunpocoalaventana,sinapartarlascortinas.Nada.Regresé de nuevo a la cama, pero antes de dar un pasomás, oí un gemido.Era comounquejido

angustiante.Mepusealertaycogíloprimeroquevi:unzapato.Meagachéymelevantétanrápidocomopude.Alcéelzapatoconlasdosmanosdelantedemí,comosifueraunarma.

—Pssst.—Escuché. Estaba segura de que el sonido procedía de la ventana. Abrí los ojos ymeenderecé—.Pssst—oíunavezmás.

Mepreguntabasidebíaacercarme.Alguienseaclarólagargantaalotroladodelaventana.—¿Quiénhayahí?Llamaréalapolicíasinotevasahoramismo—exclaméconvozahogada.Meestabaquedandosinaireymicerebronoparecíacontrolarmismanos,queempezaronatemblar

deinmediato.—Hannah,soyCara.Ábreme—susurrarondesdeelexterior.Bajélaguardiayelcorazónvolvióa

latirmeconnormalidad.Encuantoescuchéaquello,corríhastalaventana,apartélacortinayviaCara;estabamuertadefrío.

Abrí laventana rápidamente.Unabrisaheladame recorrió el cuerpode lospies a la cabeza.Mirostrosellevóelmayorimpactodeaquellaráfagaynotéquesemecongelaba.Meestremecí.Teníael

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velloerizadoentodoelcuerpo.Unossegundosdespués,Caraentróenlahabitaciónmaldiciendo.Noentendíaquéocurría.—¿Quéhacesaquíalas…?—Miréporterceravezelrelojdelamesitadenoche—.¡¿Tresycinco

de lamañana?!—añadí, sorprendida.Apenas había dormido cincominutos.La bolsita de tela de lasrosquillas seguía en la cama.Ni siquiera llevaba el pijama.Me había quedado dormida con la ropapuesta.

Caraparecíaasustada,ynoprecisamenteporelsaltoquehabíadadoparaentrarenlahabitación.—¿Estásbien?—susurré,ymeacerquéaellamientrasdejabaelzapatoensusitio.Teníalosojos

desorbitadosymovíalasmanosnerviosamente.—Quierohablarcontigo—respondiópreocupadamientrasmemirabaconarrepentimiento.Teníamiedo.—¿Alastresdelamañana?—preguntéboquiabiertamientrasmelimpiabalaslegañasdelosojos,

hinchadosporlafaltadesueño.Abrílabocaycontinué—:¿Sobrequé?—Esmuyimportanteynecesitoquemeescuches.—Suvozeraangustiante.Meponíadelosnervios

cadavezqueunsonidosalíadesus labios secosypálidos.No ibamaquillada,yesomesorprendió.Vestíaunchándalnegro,comosisumentehubieseestadodemasiadoocupadaconotracosacomoparadarsecuentadequeteníaquearreglarse.Llevabaelpeloalborotadoyrecogidodescuidadamenteconuncoleteroqueparecíaquefueraa rompersedeunmomentoaotro.Aunquenoera loúnicofrágil;Caraparecíaapuntodederrumbarseyromperseenmilpedazos.

Caminé hasta la mesita de noche y, antes de que encendiera la lámpara, tragué salivadisimuladamente.

—¿Yporquéalastresdelamadrugada?¿Nopodíasesperarhastamañana?—pregunté.—No.Tienequeserahora.Esmuyimportante—respondióconfirmeza.Habíaalgoenlaformade

pronunciaraquellaspalabrasquemehizoponerlapieldegallina.Megiréymetopéconunosojosrojosehinchados.

—¡Cara!¿Hasestadollorando?—pregunté,asustada.Estabademacrada.—Esonoimportaahora—dijoconvoztemblorosa—.Tengoqueconfesartealgo.¿Confesar?¿Dequéhablaba?—Siéntate—ordené.Caranopusopegaalgunaporqueletemblabanlaspiernas.Parecíadébilyenferma,comosituviese

fiebre.—¿Seguroqueestásbien?¿Quéocurre?—Escúchameconatención…—Ignorómipregunta—.Hannah,elasesinodeAlexquierematarte.Notéquelasangremesubíaalacabezaymemareaba.Sentíaqueseacumulabaenmirostromásque

encualquierotrapartedelcuerpo.Mesentíapesada.—¿Quéquieresdecir?—pregunté,conelceñofruncido.—ElasesinodeAlexquierematarte—repitióconvoztemblorosa.Yluego,medetuveapensar.Ellanosabíaqueyomehabíaenteradodequeyonoeralaasesinade

Alex.Entonces¿aquiénsereferíacuandodecía«elasesino»?—¿Loconoces?—No.Peromehaestadoenviandonotasconamenazas,Hannah.ElasesinodeAlextambiénquiere

matarmeamí.—¿Elasesino?—pregunté,conelcorazónenunpuño.

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Caragimió.—Bueno,nosésiesunhombreounamujer,noestoysegura…—respondiópreocupada.—¿Nosesuponíaquelaasesinaerayo?—preguntéconciertosarcasmo.Caranegóconlacabeza.—Eramentira.TúnomatasteaAlex—dijo,visiblementedolida.Setorturabaasímismaporloque

habíahecho—.Eramentira—repitióentretitubeos.—¡¿Porqué?!¿Porquémementisteisdeesaforma?¡Notehacesunaideadetodoloquehellegado

apensar!¡Fuisteismuycruelesconmigo!—Losiento—susurró,apagada.—¿Lo siento?—Reí con cinismo y noté que la sangre hervía enmi interior—. ¡Un lo siento no

arreglatodoeldañoquemehabéishecho!Esincreíblecómoalguienpuededecir«losiento»ycreerqueloperdonaránsinmás.Lascosasnofuncionanasí.Eldañoyaestáhechoylassecuelassequedaránahíparasiempre.

—Hannah,vaamatarme.Seaquiensea,lohará—respondiómuypreocupada,comosimispalabrasnotuvieranimportancia.

Cara miraba hacia el suelo con una mirada profunda e inquietante. Las manos no dejaban detemblarle.

Intentécalmarme.—¿Lohasvisto?—No—tartamudeóenvozbaja.—¿Quétehadicho?—Queyoseríalapróxima—chillóenvozbaja.Laslágrimassearremolinabanensusojos.Entonceslevantólamiradayfijósusojosazulesenlosmíos.—Estoymuyasustada,Hannah.—Unalágrimasedeslizóporsumejilla—.Dijoquememataría—

repitió con la voz quebrada mientras un torrente de lágrimas comenzaba a humedecerle las pálidasmejillas.

—¿Selohascontadoatuspadres?Caranegóconlacabeza,perocontestóigualmenteconvozapagada,presadelpánico.—No.Ellosnosabennada.—¿Cómolohassabido,Cara?¿Cómorecibistelanota?Ignorémi enfado y traté de averiguar qué estaba pasando realmente, pero ya no confiaba en ella.

Despuésdetodoloquehabíapasado,noeraunapersonadignademiconfianza.Aunquesusojosazulesindicaban todo locontrario:Caradecía laverdad.Dedujequemehabíamentidoporqueelasesino lahabíaamenazadoyporquedeesaformahabríasidomásfácilquehubiesedejadodeinvestigarsobrelamuertedeAlex.

Loquenosabíaelasesinoeraqueyoeramuyterca.—Nosé, la recibíundía,sinmás.Laencontrédebajodemialmohada.—Semetió lamanoenel

bolsillodelpantalón,sacóunahojablancaymelaentregó.Lanotaestabadobladaenochopartes,asíqueprocedíaabrirla.Veía las letrasescritasamedida

queladesplegaba.—Eslasegundaquereciboestasemana.Laprimeradecíaquetuviesecuidadoconloquehacía,y

esta…enestasimplementehaescritomisentenciademuer…noessolounaamenaza.Mematará.—Comenzóallorardesconsoladamente.

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¿DóndeestabaAlexcuandolonecesitaba?Observélahojaenbuscadepistas,perolapersonaquehabíaescritolanotaeramuylistayhabía

utilizadorecortesdeperiódicoparaescribirsumensaje.Lanotateníaescritaunapregunta:

«¿Estáslistaparamorir?».

Notéqueelcorazónqueríasalirsedemipechoysemevolvióaacelerarelpulso.Todoestoeraterrible.Erapeorqueunapesadilla.—Tranquila,notepasaránada.Seguroqueesunabroma.—Intentécalmarla.—Tomtambiénharecibidounanota,peroconunmensajediferente.Noestáenfermo,Hannah.Lo

agredióunapandilla.Lepegaron—confesóentrelágrimas—.Poresollevaesabufandayvatantapado.Todos estamosmuy asustados.De verdad, sientomucho lo que te dijimos sobreAlex. PeroHannah,debescreerme,estoesreal—sollozó.

—Nopuedoconfiarenti.Yano.Peroteayudaré.—¿Cómo,Hannah?—preguntóenvozbaja.—Quizápuedahaceralgoparaponerteasalvo—respondíconsinceridad.Aunque,enrealidad,no

sabíacómoayudarla.Hubounmomentodesilencio.—Solohayunaformadehacerlo.—¿Cuál?—pregunté.Caraseaclarólagarganta.—Dejadebuscaralasesino,Hannah.Esosololoprovoca,olvídatedeél.—¿Meestáspidiendoquedejedeinvestigar?—contesté,molesta.Deentretodaslascosas,loúltimoquequeríahacereradecepcionaraAlex.Lehabíaprometidoque

loayudaríaaencontrarasuasesinoyesoeraloqueharía.—Sí,porfavor,Hannah.¿Acasoquieresquehayamásmuertes?—Volvióagemir.Susojosazules

memirabanconcautela—.Noestuobligación,dejaquelapolicíahagasutrabajo.Reflexionéduranteunosinstantes.—¿Esotetranquilizaría?—pregunté.—Sí.—Entoncesloharé.DejaréenpazalasesinodeAlexsiesloquequieres—mentí—.Tienesrazón,

creo que esto solo lo está enfureciendomás y no quiero que nadiemuera pormi culpa—añadí conseguridad.

Habíasonadomuyconvincente.—Gracias,Hannah—respondió,dolida.—Nohaydequé—repuse.—Losientomucho—añadió,arrepentida.Susojosazulesmemirabanconatenciónytodomicuerpo

setensó—.Todoestoesporti,Hannah.Noloolvides.Haypersonasquetequeremosconvidayhayotras que no.Tal vez deberías confiarmás en timismay no en los demás.Nunca sabes quién puedetraicionarteyapuñalarteporlaespalda,¿verdad?

Asentí,aunquenocomprendíaquéqueríadecirme.—Tienesrazón—contesté.

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—Hannah…—Volvióapronunciarminombreentre lágrimas—.Algúndía tedaráscuentadequeestaes lamejordecisiónquehas tomadoen tuvida.Tequiero,no te imaginascuánto.Eresmimejoramigaynoquieroquenadamalotepase.Estoesporti.Tequiero,noloolvides—repitió.

Suspalabrassolomeconfundieronmás.Estabatotalmentedesconcertada.—Cara,yo…—Tengoqueirme—meinterrumpióconsuavidad.—¿Aestashoras?—preguntéconlosojosabiertosdeparenpar—.Nopuedesirtedemadrugada,y

menosenestascondiciones.—Yo…tengoqueirme.Notepreocupes.Estarébien.—Cara…—Graciasporescucharmedetodosmodos.Teverémañana—dijoconunalánguidasonrisa.—Quédate—insistí,ymepusedepie.Caracaminóhacialaventana.—Yahehechotodoloqueteníaquehacer.Ahoratengoquevolveracasa.Y,Hannah…Deverdad,

losiento.Ojalápuedasperdonarmealgúndía—repitióconlosojoscansadosehinchados.Después,seabalanzósobremíymeabrazó.Medejóelhombrollenodemocosylágrimas.—Tequiero—memurmuróaloído.—Yo también te quiero. —Intenté sonreír, pero me costaba mucho. Después de lo que había

pasado…desconfiabadetodoelmundo.—Unacosamás—mepidióconvozaguda—.Noledigasanadiequeheestadoaquí.Yquemaesa

nota.—¿Porqué?—pregunté,confundida.—Túhazloynoselocuentesanadie.Tequiero,Hannah.Segundosdespués,Caradesapareciópor laventanamientrasmepedíaperdónde forma inaudible

unayotravez.Cerrélaventanaconelpestilloyvolvíamirarelreloj.Lastresymediadelamadrugada.NoentendíalaactituddeCara.Medolíaverlaeneseestadoy,sobretodo,medolíaquemehubiera

mentido.No obstante,me preocupaba que se hubiera ido. Supuse que había venido en coche, porquepocodespuésdecerrarlaventanaescuchéelrechinardeunosneumáticos.Caranoseatreveríaairsolaaestashoras,ymenosdespuésdehaberrecibidoaquellanota.

Sinpensarlodosveces,medejécaerenlacamay,denuevo,mequedédormida.Laoscuridadyelsilenciomeinvadieron.Paravariar,nosoñénada.Dormíhastaqueunosgritosmedespertarondenuevo.—¡Hannah!—Escuchéalolejos—.¡Hannah!—alguiengritabaconfuerzaminombre,peronosabía

dedóndeprovenía.Estabademasiadocansadaydesorientada.Entonces,empezóagritarconmásfuerza.—¡Hannah! ¡Ábreme! ¡Hannah, por Dios! ¡Dime que estás ahí dentro! —gritaba una voz con

desesperación.Después,oíunsonidomolesto:alguiengolpeabalapuertademihabitaciónconfuerza.Diunbrinco.—¡Hannah!—Lavozsonabaaterradamientrasaporreabalapuerta—.¡Hannah!¡Abre,porelamor

deDios!¡Abredeunavez,Hannah!—gritóconfrustración.Melevantésobresaltada.

Page 242: ¿QUIÉN MATÓ A ALEX?

«¿Quépasa..?»,mepreguntémentalmentemientrasmeponíadepie.—¿Hannah?—Lacamarechinócuandomelevanté.Alotroladodelapuerta,alguienseguíaaporreandolamaderaconfuerzaparaintentarabrirla.La

manillanodejabadesubirybajar.—¿Estásahí?—Reconocídeinmediatolavoz.¿Quéocurría?Abrílosojosdegolpeyagucéeloído.Escuchéunasirenamuycercadenuestracasa.Entoncesme

pusealerta.Algomalohabíapasado.—¡Hannah!—insistiólavoz,aterrorizada.Porenésimavez,miréelreloj.¡Nomelocreía!¡HabíanpasadosolodiezminutosdesdequeCarase

habíamarchado!¡Lascuatromenosveintedelamadrugada!—¡Estoyaquí!¡Estoyaquí!—gritéasustadamientrascorríahacialapuertadelahabitación.Abrídeinmediato.—¡Por el amor deDios! ¡Creí que…! ¡Oh,Diosmío! ¿Estás bien? ¿Por qué nome abrías?—Se

abalanzócontramíymeestrechóentresusbrazoscálidos—.¡Mehasdadounbuensusto,Hannah!¡Ay!¿Estás bien?—repitió, asustada—. Te quiero, hija. ¡Creí que habías salido de casa! ¡Dios mío!—exclamó.

Abrílosojosdenuevoymeestremecí.¿Quépasaba?¿Porquénomedecíaquéocurría?Seoíanmássirenasacercarseconrapidezydetenersecercadenuestracasa.—Mamá…—Comencéaliberarmedesuabrazo—.Mamá,¿quépasa?—preguntéalfin.Lamiréalosojosyviquedoslágrimaslerecorríanlasmejillassonrojadas.Alescucharlassirenas

yveramimadrellorandosentíunataquedepánico.Estabadesesperada.Memirócontristeza.Sesecólaslágrimasquelecaíandelosojosymemiróconinquietud.Llevaba

subatadesedaatadaalacintura.Latelablancanodejabamucholugaralaimaginación,perocubríalamayorpartedesucuerpo.

—EsCara—respondió.—¿Qué?¿Quéhapasado?—preguntérápidamente.Elcorazónmelatíaamilporhora.Mimadrenegóconlacabeza.«Lassirenas»,merecordéamímisma.Apartéamimadredemicaminoycorríescalerasabajo.—¡Hannah!¡No!—gritó.Corríacadavezmásrápido.Laadrenalinafluíapormisvenas.Teníaelpulsoaceleradoynotardé

ensentirmeagitada.Sinembargo,laspiernasmepedíanagritosquesiguieracorriendo.Yesofueloquehice.Corrísindetenermeparallegarallugardondeestabanlassirenas.Elcorazónbombeabasangrecontantafuerzaquemedolía.

Mimentemejugóunamalapasadaeimaginélopeor.«No.No.No».Alolejos,viunaambulancia.Suensordecedorasirenameestremeció.Corríaporlacalleconlos

piesdescalzos.Laspiedrassemeclavabanenlasplantasdelospies,peronomeimportaba.Semehumedecieron losojosy todocomenzóavolverseborrosoamedidaquemeacercaba.Las

lágrimasamenazabanconescaparsedenuevo.Escuchéaalguiengritarminombrealolejos.

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Cuando estuve lo bastante cerca, vi con claridad lo que había ocurrido y empecé a llorardesconsolada.Habíanacordonado lazonaconunacintaamarillaqueprohibíaelpaso,yuncochedecolorazulmarinoestabaparadoenmediodelacalle.Elcorazóntodavíamelatíaconfuerza.Entoncesmemareéytodopareciómoverseacámaralenta.

Elvehículoteníaelparabrisasrotoylapuertadelpilotoestabaabierta.Noteníamatrícula.Notéunsaboramargoenlagarganta.

Chilléenvozbaja.Vialjefedepolicíatomandodatosaalgunaspersonasqueseencontrabanenlazona.Eraunviejo

regordete,conelcabellogrisyunbigoteblanco.Teníalaplacacolgadaconorgulloenlacamisadesuuniformeazul.

Meacerquéconpasosvacilantes.—¿Quéhapasado?—logrédecir.—Hanatropelladoaunachica.—Elpolicíanomemiróysiguióanotandocosasensulibreta.Sentí

uninmensodolorenelcorazón.«No.No.No».—Entonces,¿ustedhavistoquiénconducíaelautomóvil?—preguntóaunhombrecalvoqueestabaa

milado.—No,señor.Escuchéelchirridodelasruedas,ymiesposayyosalimosaverquépasaba.Perono

vimosalconductor—respondióelhombrecalvo.—¿Dóndeestálachica?—preguntéalpolicíaconvoztemblorosa.Ellabiometemblaba.—Nopuedodarteesainformación—selimitóadecir.—Pero¿estábien?—inquirímientraslaslágrimasmecaíanporlasmejillas.—Yatehedichoquenopuedodarteesainformación—mecontestódemalagana,ydespuéssiguió

anotandocosasensucuaderno.Lomaldijeenvozbaja.Volví a mirarlo de nuevo. Estaba distraído escribiendo en la libreta, y uno de los inspectores

fotografiabaellugarymarcabalaszonasenlasquehabíapruebas.Memordíellabioyatravesélacintaamarillaantesdequepudierandetenerme.—¡Eh!¡Nopuedespasar!—gritóelpolicía,peroloignoréycontinuécorriendo.Medetuveensecoencuantocrucé lacinta.Sentíunaráfagadeairefríoymequedéenshock.El

cuerpodeCaradescansabaaunoscuatrometrosdedistanciadelvehículoazul.Unenormeypegajosocharcodesangrelarodeaba.Teníalosojoscerrados.

Grité.—¡No! ¡No! ¡Cara, no!—Las lágrimas volvieron a brotar de mis ojos en cuanto me invadió un

sentimientodeculpa.—¡Hannah!—Escuchéquealguienmellamabaamiespalda.CorríhaciaelcuerpoflácidodeCaraymedejécaeraunlado.Teníaelrostromanchadodesangre

miraradondemirara.—¡Estáalterandolaescenadelcrimen!¡Sáquenladeaquí!—gritóunodelosinspectores.JustocuandoestabaapuntodetocarelrostrodeCara,sentíquealguientirabaconfuerzademí.—¡No!¡No!¡Esmiamiga!—grité.Unhombremeagarróconfuerzaparasepararmedeella.Pataleéconfuerzaeintentéliberarmedeaquellasmanosquemesujetaban,perofueenvano.—¡No!¡Cara!¡Esmiamiga,suéltame!—sollocémientraslaslágrimasseguíancayendo.—Cálmate—dijoelhombre,quemeagarró todavíaconmás fuerza—.¡Tengoauna jovenconun

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ataquedepánicoaquí!¡Necesitoqueleinyectenuntranquilizante!—dijoporlaradio.Lediunapatadaenlarodillayélgimió.

—¡Déjame!¡Esmiamiga!—gruñí.Luego,doshombresmásaparecierondelanadaymesujetaronconfuerza.Entoncesmeinyectaron

algoenelbrazo.Tratédeevitarlo,peroerantres,asíquemeresultóimposible.Pocoapoco,micuerpoempezóadebilitarseyenseguidameabandonarontodaslasfuerzas.Enunsusurroquetansoloyooí,dijealespíritudeCara:—Teperdono.

CaraMarieCartermurióel8dediciembrede2014alas03.31.Unvehículosinmatrículalaatropellóyelconductorsedioalafuga.

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Siquieressabercómocontinúa¿QuiénmatóaAlex?,teofrecemosenprimicialasprimeraspáginasdeElsecretodesvelado.

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Capítulo1

Todopasómuyrápido.DespuésdeasistiralfuneraldeCara,mesentíadébilycansada,teníalosojostansecoscomoeldesierto.Nomequedabanmáslágrimasporderramar.Mesentíaasfixiada,comosiunasmanosmeapretaranelcuelloynopudierarespirar.

—Hannah,¿quéhapasado?—preguntóunavozalfondodelahabitación.Yoestabadescansandoenlacamaconlosojoscerrados.Todoloqueveíaeraoscuridad.Micuerpoestabatotalmenteinmóvil.

Alexporfinhabíaaparecido.Yanoparecíaenfadado.—Carahamuerto—susurréaduraspenas.Oímosunospasosqueseacercabanamihabitación.Medolíatodoelcuerpo.Yelalma.—¿Qué?—preguntólavozgravedeAlex.—Carahamuerto—repetíconvozapagada.Elcuerpometemblabaligeramente.—¿Cuándo? ¿Qué ha pasado?—quiso saber Alex. No quería mirarlo a los ojos y que viera la

situación lamentable en la que me encontraba. No respondí—. ¿Hannah? —insistió al ver que nocontestaba.

Noqueríahablardeello.CadavezquealguienmencionabaelnombredeCara,mimentereproducíaautomáticamenteyencámaralentaloquehabíapasadoaquellanoche:elagentetomandodeclaraciónalosposiblestestigos,elpolicíaacordonandolaescenadelcrimen,yocorriendohastaelcuerpodeCaray,finalmente,surostrocubiertodesangre.

Fuehorrible.Sobre todoporquepodríahaberloevitado.Nopodíadeshacermedel sentimientodeculpa.

Semeformóunnudoenlagarganta.—¿Hannah?—volvióapreguntar.Yonomemoví,nisiquieraabrí losojos;cualquiermovimiento

mecausabadolor—.¿Hannah?¿Puedesmirarme?—gruñódesesperado.Gemíyelnudodemigargantaempezóadeshacerse—.¿Porfavor?—suplicó.

Abrílosojosligeramenteymeardieron.Eracomosimehubierasumergidoenunapiscinadecloro.Losteníahinchadosyseguramenterojoscomountomate.

Sumiradadesprendíapreocupación.Fruncióelceño.—¿Estásbien?Nocontesté.Eraincapazdehablar.Alexseacercóconpasolento.Lomiréalosojosymeobservó

aterrado.

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—Oye—dijomientrasseacostabaamilado—.Losientomucho.Elnudoenlagargantavolvióacrecer.Queríallorar.—Notienesquedisculparte.—Metemblólavoz.Élnegóconlacabeza.—Soyunidiota.Mefuisinavisarteymeenfadécuandonodeberíahaberlohecho.Unadisculpaes

lomínimoquetedebo—susurró.Luchaba por mantener a raya las lágrimas, pero que Alex me dijera aquellas cosas no ayudaba

mucho.—Carahamuerto—repetí,comosifueraunaespeciedemantra.—Losiento—dijodenuevo.Cerrélosojosunmomento.—Caravinoahablarconmigounosdiezminutosantes…—susurréymedetuveparatomaraire—.

Lahabíanamenazado.Tuasesinolemandóunanotayella…estabaasustada,Alex…yyo…yonosupeverelpeligroquecorría…—Mivozsequebró.

—Estábien,Hannah,hashechocuantopodías—dijoparatratardecalmarme.Neguéconlacabeza.—Hamuertopormiculpa.Nodeberíahaberpermitidoquesemarcharaaesashoras, tendríaque

habersequedadoaquí…Sihubierainsistidomás…Nolopudeevitarycomencéallorar.Alexpasóunbrazopordetrásdemishombrosparaabrazarme.

Entonces,meacomodéensupechoparallorartodavíamás.Alexestabafríoyolíaalimón.—Notepreocupes,Hannah,llorarteharásentirmejor.Lloratodoloquenecesites.—Suspalabras

hicieronquelosojosmedolierantodavíamásyquemisgemidosresonaranportodalahabitación.Laslágrimasnodejabandecaer.Eraincapazdecontrolarlas,fluíancomounacascada.Lacamiseta

deAlexnotardóenmojarse.—No te preocupes.—Alexme acariciaba el brazomientras intentaba consolarme—. Estoy aquí,

contigo.LlorétantoquealfinalmequedédormidaenelpechodeAlex.Mimejoramigahabíamuerto.Asesinada.Ytodoporculpamía,porseguirinvestigandolamuertede

Alex.Pero¿porqué?¿PorquéhabíanmatadoaCara?Recordé el día en que nos conocimos. Yo acababa de llegar a la ciudad y, enmi primer día de

instituto,medefendiódeunpardematones.Eraunachicapopularquenosedejabaintimidarpornadie.Caraseenterabadetodoloquepasabaenelinstitutoymemanteníainformadadeello.Yo,acambio,laayudaba con los deberes de Mates y Biología. No necesitamos mucho tiempo para convertirnos enmejoresamigas.Dehecho,Caraeramiúnicaamiga.Ynomerecíamorir.

Cuandodesperté,Alexseguíaacostadojuntoamí.Teníalagargantasecaylospárpadosmepesabanmásdelohabitual.Meaclarélavoz.

—Novuelvasairte—dije.Laspalabrassalieroncomounrayoeléctrico.Élnegórápidamente.—Nunca.Teloprometo.—Encuantovisusojos,lonoté:destilabanpánico.—¿Quéocurre?—preguntépreocupada.Meapoyéenelcolchónparaincorporarme.—Nada—respondió.—Alex.Pasaalgo—insistí.—Noesnada,Hannah—repitióconsuavidadpararestarleimportancia.

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Meseparédeélparamirarloalosojos.—¿Quépasa,Alex?¿Vatodobien?—Sí—confirmóconvozaguda.Mentía.Lonotéensumirada.—Nomelocreo,meestásmintiendo—afirmé.Alextragósalivacondificultad.Semovióunpoco

enlacamayunsonidollamómiatención—.¿Quéhasidoeso?—pregunté.—¿Quéhasidoqué?—preguntóconelceñofruncido.Sucuerposetensódeinmediato.—¿Quétienesahídebajo?—¿Qué tengo aquí debajo? —respondió con una pregunta. Sus ojos almendrados me miraron

fijamente.Melevantédelacama.—Levántate,Alex—leordenéenunsusurro.—Hannah…—respondió.—Hazlo—insistí.Cadavezestabamáspreocupada.¿Quéescondíaahídebajo?¿Yporquéactuabaasí?—Novoyamoverme—meretó.Cerrélosojos,furiosa.—¿Meocultasalgo,Alex?—No te oculto nada —replicó. Un mechón de pelo le caía en el ojo, pero no se molestó en

apartarlo.—Muybien.Túlohasquerido—dije.Entonces,meabalancésobreél.Alexgimióporeldolor.—¡Hannah!—gritó.Metílasmanosdebajodesucuerpo.Leatrapélacinturaconlaspiernasy,comoyoestabaencima,

teníalasdeganar.Intentóforcejearconmigo,peromovílasmanosconrapidezpordebajodesucuerpo,yentonces…toquéalgosólido.

—¡Hannah!—gritó,molesto.Yluego,cuandointentésacarelobjetoencuestión,Alextomóimpulsoymeechóalotroladodelacama.Entonces,dejócaersucuerposobreelmío.

Uncalorsofocanteseapoderódemicuerpo.Alexmemiróvictorioso.Sonreía.—¡Suéltame!—gritéentrerisasmientrasintentabaliberarmedesuagarre.Nopeleabaconmigo,pero

tratabadedetenermisgolpesbruscos.—Eh,Hannah.Cálmate—dijo,tratandodesonarrelajado.—¡¿Quéteníasahídebajo?!¡¿Porquémeloocultas?!—preguntéenvozbaja.El calorqueme invadía sehizomásevidentecuandodejéde forcejear.Nuestroscuerposestaban

muyjuntos.—No teocultonada—susurró,acercándoseamis labios.La tentacióndebesarloera terrible.Su

alientosecolópormislabiossecos.—¡Aléjatedemí,traidor!—exclamé.MiréaunladoyAlexseapartóunpoco.—¡Nosoyuntraidor!—Abriólosojoscomoplatos.Meaprisionólasmanosconlassuyasytenía

laspiernasenmiscostados,loquereducíamucholasposibilidadesqueteníadedefenderme.—¡Suéltame!—Pataleéparaliberarmedesuagarre.—¡Nopiensosoltartehastaquetecalmes!

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—¡Traidor!—gritémásfuerte.Ojaláaparecieramimadrejustoenesemomento.—¡Nosoyuntraidor!¡Nosabesloquedices!—Suéltame,Alex.¡Suéltame,malditasea!—exclamé.—Tranquilízate,Hannah—mesusurróaloído.—¡Nometoques!Definitivamente,habíaalgodebajodelcuerpodeAlex,lohabíatocado.Estabasegura,ymedolía

quelonegara.¿Dóndeestabamimadrecuandolanecesitaba?Alexapoyóloslabiosenmioreja.Sentíavibracionesportodoelcuerpo.—Bien…—suspiré,tratandodeparecertranquila.Elcorazónmelatíaconfuerza—.Estoytranquila,

ahorasuéltame.Teníaganasdegritar,perosilohacía,nomeliberaría.—Tesoltaréconunacondición.—¿Cuál?—preguntéconcuriosidad.Alexsuspiró.Respirabadeformaacelerada.—Confíaenmí.Nopodíahacerlo.Pero,detodosmodos,asentí.—Bien—respondí.Aflojóelagarredemismanos.Yluego,inesperadamente,volvióaapretarconfuerza.Entréencalor

cuandoAlexcomenzóaacercarseamílentamente.Nopodíaapartar lavistadesus labioscarnososyhúmedos.

—Voyabesarte—dijo.Suslabiosestabandemasiadocerca.Neguéconlacabeza.¿Acasonorecordabaqueéramosfamilia?—Nolohagas,mentiroso—susurré.—Hannah, he dicho que voy a besarte.—Alex ignorómis palabras y se acercó con una lentitud

agonizante.Mebesó en lamejilla, que todavía estabahúmedapor las lágrimas.Sentí un escalofrío ygemí involuntariamente—. No soy… —Se detuvo para acercarse a mis labios. Me temblaban laspiernas.Ansiabatenersuslabiossobrelosmíos,peromeestabatorturando.Sabíaquejugabaconmigo.Mebesó lascomisurasde los labiossuavemente.Sentíunavibración increíbleen laentrepierna.Unagota de sudor se deslizó pormi frente—.No soy unmentiroso—terminó de decir con voz grave.Y,luego,unoscálidosyhúmedoslabiosaterrizaronsobrelosmíos.

SiAlexqueríajugar,yotambiénloharía.Nosbesamosapasionadamenteyentoncesmeliberó.Paradisimular,coloquéunamanoensunucay

enterrélosdedosensucabello.Derepente,sucuerpocayósobreelmío.Llevélaotramanohastasubolsillotraseroy,efectivamente,loquehabíatocadoantesseguíaallí.

Losaquélentamenteparaquenosedieracuenta.Alexsemovióyyoloatrajeconfuerzahastamiboca.Enungestorápido,loescondídebajodemiblusa.Tratabadeconcentrarmeenelbeso,peroAlexnoeratontoynotóquealgonoibabien.Seseparódemislabiosymemiróconesosojostanprofundos.

—¿Pasaalgo?—preguntéconingenuidad.—No—dijo.Cerrólosojosyvolvióabesarme.Alprincipio, lohacíaconlentitud,peroluego…cadavezmás

rápidoymás fuerte.Con anhelo.Condesesperación.Me faltaba el aire, pero este podría ser nuestro

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últimobeso,yqueríaaprovecharloalmáximo.Alexseseparódemíysellevólamanoalbolsillo.Abriólosojoscomoplatosymemirófijamente.

Sehabíadadocuentadequeloquehabíaescondidoyanoestaba.Sinpensarlodosveces,loapartéconfuerzaycayóalsueloconunruidosordo.Melevantédelacamaapresuradamenteysalícorriendocomopude.

—¡Hannah!—gritó Alex desde el suelo. No tardó en levantarse y echar a correr tras de mí—.¡Detente!

Entréalbañoycerrélapuertaconpestillo.Alexsedetuvoalotrolado.—Nolohagas.—Mentiroso—loacusé.—Puedoexplicártelo—dijo.Sonabadesesperado.Con la espalda pegada a la puerta, me dejé caer hasta el suelo. Alex movía el picaporte

frenéticamente.—¡Vete!—leordené.—¡Dejaqueteloexplique,porfavor!Saquéelfinoobjetodedebajodemiblusayentoncesviloqueera.Semepusolapieldegallina.

Eraunahojadepapeldoblada.Alexsoltóelpicaporteyguardósilencio.Metemblabanlasmanos.¿Quéeraesto?¿Yporquéqueríaocultármelo?Alexsedejócaeralotroladodelapuerta.Igualqueyo,teníalaespaldaapoyadacontraella.Desdoblélahojayviunaspalabrasescritasconrecortesdeperiódico.Oh,no.Eraunacartacomola

quehabíarecibidoCara.Unmensajeconamenazas.Peroelcontenidodeesteeradiferente.Inspiréprofundamenteyempecéaleer.

«HannahReeve,hasperdidoatumejoramiga,mimássinceropésame.Peroyateloadvertí.¿Quiéncreesqueeselsiguienteenmilista?Sitantotegustajugaradetectives,tedaréunapista:todavíanoha

llegadotuhora.Peroprontorecibirásunallamada».

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Sobrelaautora

JanethG. S. es una autoramexicana que empezó a publicar en la red socialWattpad en 2014. Susseguidores aumentaron rápidamente y en 2015 ganó el premioWattys a mejor obra de misterio con¿QuiénmatóaAlex?

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Segundasoportunidades(Unasemanacontigo2)Murphy,Monica9788416224364320Páginas

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Atréveteadarleunasegundaoportunidadalamor

DrewhaapartadoaFabledesuvidaporquecreequenolamerece,peronopuedeolvidarla.Fablehaintentadopasarpáginayseguirconsuvida.Sumadresiguesiendounproblemaconstanteyesella quien tiene que cuidar de su hermanoOwen. Para poder pagar las facturas, Fable encuentra otrotrabajoenTheDistrict,elnuevobardemodadelaciudad,quedirigeelmisteriosoColin.Perocuandoelequipode fútboldeDreweligecelebraruncumpleañosenTheDistrict,elcorazóndeFabledaunsaltoalpensarquevolveráaverlo…Segundasoportunidades vuelve amontar aDrewy aFable enunamontaña rusa de emociones.De laalegríamásdesbocadaalapenamásoscura,DrewyFablesondosalmasqueseenfrentanaldolordesuentornoconelpoderdelamorylapasiónquehayentreellos.

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HechizadaS.Amore,Elisa9788416224111432Páginas

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¿Qué estás dispuesta a sacrificar cuando la única persona que puede salvarte es la misma que debematarte?

EvanesunángeldelamuerteysumisiónesgarantizarqueeldestinodeloshabitantesdelaTierrasecumplatalycomoestáescrito.EltiempodeGemmaestáapuntodeacabarseyEvaneselelegidoparaasegurarquemuerayacompañarsualmaalotromundo.¿Peroquésucedecuandoentraen juegoelamor?¿Puedeunángelde lamuerte renegardesímismoydesafiaraldestino?Evantendráqueenfrentarsealasleyesdelcieloydelinframundosiquieresalvaralachicadelaquesehaenamoradoperdidamente.

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LaspiedrasélficasdeShannaraBrooks,Terry9788416224388576Páginas

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Ellcrys, el árbol mágico que mantiene a los demonios cautivos tras el muro de la Prohibición, estámuriendo.SinEllcrys, las hordasdedemonios camparán libres entre las razasquehabitan lasCuatroTierras.Allanon,ellegendariodruida,encargaaWilOhmsfordqueacompañeaAmberle,unajovenelfa,enunapeligrosamisión:llevarlasemilladeEllcryshastaelmisteriosoFuegodeSangreparaconseguirqueelárbolrenazcayrestaurelaProhibición.PeroelDagdaMor,eldemoniomáspoderoso,yaestá libreyhaenviadoa su secuazmás temible, laParca,aacabarconWilyAmberle.EldestinodelasCuatroTierrasestáenmanosdelosdosjóvenes,queseembarcanenlaaventuramásdifícildesuvida.¿ConseguiránqueEllcrysrenazcaantesdequeelDagdaMorysuejércitodedemoniosconsiganlavictoria?

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LahermandadHojanegraRamírez,JoseAntonio9788416224050288Páginas

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Todaunapoblaciónarrasadaenunsolodía.Másdediezciudadesenunasemana.NadiesabededóndevienelaPlagaymuchomenoscómodetenerla.SiloscuatroreinosdeVendavalnodejanatráslasguerrasysusconflictos,noquedaránadaporloqueluchar.¿Dóndeestás,NoahEvans?

LoscuatroreinosdeVendavalvivenenalertamáxima.LaPlagalodevastatodo,sembrandolamuerteasupaso.Noah,unadolescentedeManchester,descubrelaexistenciadeestemisteriosomundoatravésdesussueños.CuandolosdemoniosdelreinodelaDiscordiasecuestranasupadre,NoahviajahastaVendaval para rescatarlo. Con la ayuda de dos soldados de la legendaria Hermandad Hojanegra,emprendeunapeligrosabúsquedaenlaquedescubriráquesuvidaestá ligadaaVendavaldeunmodoquenuncahabríaimaginado.

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NacidaamedianocheHunter,C.C.9788416224012384Páginas

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EnShadowFallsnadaesloqueparece

KylievaapasarelveranoenelcampamentoShadowFallsparaadolescentesconproblemas.Allínotardaráendescubrirquetodossuscompañerosposeenpoderessobrenaturales:vampiros,hombreslobo,cambiaformas, brujas y hadas aprenden en el campamento a controlar sus habilidades para poderconvivirconloshumanos.PeroKylienotieneningúnpoder.¿Osí?EnShadowFallsconoceaDerek,unfaedispuestoatodocontaldeconquistarla,yaLucas,unfascinantehombreloboconquiencomparteunsecreto.DerekyLucassonmuydiferentes,peroambosluchanporsucorazón.CuandoKylieporfincomprendequeShadowFallsesellugaralquepertenece,elcampamentocorreelriesgodeserdestruidoporunaamenazamayor.

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