psiencia vol. 7 nº 2

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PSIENCIA REVISTA LATINOAMERICANA DE CIENCIA PSICOLÓGICA PSIENCIA REVISTA LATINO-AMERICANA DE CIÊNCIA PSICOLÓGICA PSIENCIA LATIN AMERICAN JOURNAL OF PSYCHOLOGICAL SCIENCE eISSN 2250-5504 PUBLICACIÓN CUATRIMESTRAL PUBLICAÇÃO QUADRIMESTRAL QUARTERLY JOURNAL 2015 AGOSTO AGOSTO AUGUST 7 VOLUMEN VOLUME 2 NÚMERO ISSUE

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En este número: La validación de un índice de bienestar para población adolescente y adulta de la ciudad de Buenos Aires • Personalidad, autoestima, espiritualidad y religiosidad desde el modelo y la teoría de los cinco factores • Adaptación para Buenos Aires del Cuestionario de Orientación Negativa a los Problemas (CONP) • Consumo de alcohol: principal problemática de salud pública de las Américas • Caracterización de la producción científica iberoamericana sobre intervenciones en la prevención del deterioro cognitivo en adultos mayores • El rol de las prácticas profesionales supervisadas en una muestra de estudiantes de psicología de una universidad de gestión privada argentina Más en: http://www.psiencia.org

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PSIENCIA REVISTA LATINOAMERICANA DE CIENCIA PSICOLÓGICA

PSIENCIA REVISTA LATINO-AMERICANADE CIÊNCIA PSICOLÓGICA

PSIENCIA LATIN AMERICAN JOURNALOF PSYCHOLOGICAL SCIENCE

eISSN 2250-5504

PUBLICACIÓN CUATRIMESTRAL PUBLICAÇÃO QUADRIMESTRAL

QUARTERLY JOURNAL

2015AGOSTO

AGOSTOAUGUST

7VOLUMEN

VOLUME

2NÚMERO

ISSUE

Page 2: PSIENCIA Vol. 7 Nº 2

CC

Cómo citar este artículo: Góngora, V. C., & Castro Solano, A. (2015). La validación de un índice de bienestar para población adolescente y adulta de la ciu-dad de Buenos Aires. PSIENCIA. Revista Latinoamericana de Ciencia Psicológica, 7, 329-338. doi: 10.5872/psiencia/7.2.21

PSIENCIA. REVISTA LATINOAMERICANA DE CIENCIA PSICOLÓGICA 7(2) 329-338 PSIENCIA. LATIN AMERICAN JOURNAL OF PSYCHOLOGICAL SCIENCE

ORIGINALES | RESEARCH PAPERS

Resumen: El objetivo de este estudio es la construcción y validación de un cuestionario breve y de fácil administración para evaluar en forma conjunta el bienestar hedónico y el bienestar eudaemónico en pobla-ción adulta y adolescente de la ciudad de Buenos Aires. La muestra estuvo conformada por 299 adultos y 250 adolescentes de ambos sexos. Se utilizaron el Índice de Bienestar, el Cuestionario de Significado de la Vida, la Escala de Satisfacción con la Vida, el Índice de Bienestar Personal de Cummins y la Escala de Tres Rutas de Acceso al Bienestar. Los análisis factoriales -exploratorio y confirmatorio- indicaron un buen ajuste de todos los ítems en un único factor para ambas muestras. La fiabilidad para la muestra de adultos fue de .80, y de .84 para la de adolescentes. El Índice de Bienestar ha mostrado ser un instrumento con buenas propiedades psicométricas para evaluar en forma conjunta el bienestar hedónico y el eudaemónico en población adulta y adolescente argentina, siendo novedoso en su tipo y de gran utilidad para la práctica e investigación psicológica.

Palabras clave: Bienestar — Adultos — Adolescentes — Evaluación

doi: 10.5872/psiencia/7.2.21 2015 · www.psiencia.org

Abstract: The aim of this study is the construction and validation of a brief and easily administered instru-ment to assess hedonic and eudaemonic well-being in adult and adolescent population of the city of Bue-nos Aires. The sample comprises 299 adults and 250 adolescents of both sexes. The Wellbeing Index, the Meaning in Life Questionnaire, the Satisfaction with Life Scale, the Personal Wellbeing Index, and the Three Pathways to Wellbeing Scale were used in the study. Exploratory and confirmatory factor analysis indicated a good fit of all items into a single factor for both samples. The reliability was .80 for the sample of adults and .84 for adolescents. The Wellbeing Index has shown to be an instrument with good psychometric properties to evaluate hedonic and eudaemonic wellbeing in Argentinean adult and adolescent population, being novel in its type and useful for psychological research and practice.

Keywords: Well-being — Adults — Adolescents — Assessment

Recibido/Received: 9/8/2014

Aceptado/Accepted: 17/9/2014

LA VALIDACIÓN DE UN ÍNDICE DE BIENESTAR PARA POBLACIÓN ADOLESCENTE Y ADULTA DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

VALIDATION OF AN INDEX OF WELL-BEING FOR ADOLESCENT AND ADULT POPULATION OF THE CITY OF BUENOS AIRES

Vanesa C. Góngora y Alejandro Castro SolanoCONICET, Universidad de [email protected]

Agradecimientos: Se agradece la colaboración brindada en este estudio a las Lic. Aldana Sol Grinhauz y Lic. Nora Suarez Hernandez. Correspondencia: Vanesa C. Góngora. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Palermo, Mario Bravo 1259, Buenos Aires, Argentina. Tel: +54-11-49644684

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330VALIDACIÓN ÍNDICE DE BIENESTAR VALIDATION OF AN INDEX OF WELL-BEING

INTRODUCCIÓN

Tradicionalmente, el bienestar ha sido conceptua-lizado desde dos perspectivas diferentes (Ryan & Deci, 2001). La primera está en relación con la tradición hedónica. Desde esta línea una persona feliz es aquella que experimentó mayores emo-ciones positivas que negativas. En este modelo alcanzar el bienestar equivale a maximizar los placeres personales a través de la satisfacción de ciertas necesidades (Henderson & Knight, 2012). Esta perspectiva incluye el estudio de la satisfac-ción con la vida, del bienestar subjetivo y de las emociones positivas (Diener, 2009; Lyubomirsky & Lepper, 1999; Pavot & Diener, 2008). En esta tradición, el nivel hedónico está muy ligado a la personalidad y a los componentes genéticos here-dables y por ende tiene poca posibilidad de cam-bio (Diener, Oishi, & Lucas, 2003; Hills & Argyle, 2001; Lucas & Diener, 2009).

La segunda perspectiva considera que el bien-estar es eudaemónico. En esta orientación el bienestar se alcanza cuando se logran comple-jas metas vitales con un alto grado de significa-do personal (Henderson & Knight, 2012). Algunas teorías psicológicas están basadas en esta con-cepción eudaemónica del bienestar, tales como la teoría del bienestar psicológico de Ryff (Ryff & Keyes, 1995), la teoría de la autodeterminación (Ryan & Deci, 2000), el concepto de sentido de coherencia (Antonovsky, 1987) y el de bienestar social (Keyes, 1998).

A pesar de que muchos estudios han conside-rado el bienestar desde un abordaje unilateral (o bien hedónico o bien eudaemónico) la investiga-ción reciente reconoce que ambas perspectivas son distintas (Diener et al., 2009) y en cierto senti-do complementarias (Ryan & Deci, 2001). Hoy en día, la aproximación unilateral para el estudio del bienestar ha sido objeto de fuertes debates (Kas-hdan, Biswas-Diener, & King, 2008; Waterman, 2008).

Seligman (2002) propuso un abordaje integra-do del bienestar psicológico en su primera teoría que denominó Felicidad Auténtica (Authentic Hap-piness Theory) y que actualmente ha reformulado convirtiéndola en la teoría del bienestar bajo el acrónimo PERMA (Seligman, 2011). En su prime-ra teoría, Seligman tenía como eje el estudio de la satisfacción con la vida, la cual podía alcanzarse mediante tres vías: a través de emociones positi-vas (pleasant life o vida placentera), mediante el

eje fortalezas/flow (engaged life o vida comprome-tida) o a través de grupos o instituciones positivas (meaningful life o vida con significado) (Seligman, 2002). En su última reformulación, Seligman pro-pone otros dos elementos complementarios: los vínculos personales y el logro. En esta nueva teo-ría, el foco es el fluorishing y no la satisfacción vital que puede alcanzarse a través de los cinco elementos mencionados (las tres vías de la prime-ra conceptualización sumadas a los vínculos per-sonales y el logro) (Seligman, 2011). Esta nueva teoría resulta una propuesta interesante en ma-teria de bienestar, sin embargo no ha sido com-pletamente desarrollada y aún no tiene prueba empírica sólida.

La Vida placentera está relacionada con las teorías hedónicas del bienestar. Llegar a una vida plena por esta vía equivale a incrementar las emociones positivas y tener una mayor cantidad de eventos vitales felices a lo largo de nuestras vi-das. Si el bienestar se alcanza de esta manera, es necesario ejercitar una serie de habilidades para amplificar la intensidad y duración de los momen-tos placenteros (Seligman, 2002). El resultado es la percepción de la satisfacción.

En la Vida comprometida, el bienestar se de-riva del compromiso con la tarea efectiva y con la capacidad de experimentar flow (Csikszentmi-halyi, 1990). El flow es un tipo de actividad auto-télica que aparece en una variada gama de situa-ciones (trabajo, estudio, deportes) y tiene como principal característica que la persona se halla tan involucrada y registra una concentración tan pro-funda en las tareas que pierde la noción del tiem-po. Esto no puede lograrse sin el uso de las forta-lezas personales (Park, Peterson, & Ruch, 2009; Peterson & Seligman, 2004). Si las personas son conscientes de sus fortalezas personales y las pueden aplicar en una tarea concreta es posible alcanzar estados de flow, derivando bienestar del compromiso que se alcanza con la realización de la actividad (Peterson, Park, & Seligman, 2005).

La Vida con significado está en relación con el uso de las fortalezas personales para el desarrollo de algo más importante y amplio que uno mismo. Vivir con significado es equivalente a encontrar el significado de la vida. De forma práctica, es utilizar las fortalezas personales para ayudar a los demás y hacer que puedan desarrollar sus potencialida-des. Este proceso se da generalmente a través de las instituciones: la familia, el trabajo, la escuela, la comunidad (Peterson, 2006). La participación en estas instituciones produce un sentimiento de

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satisfacción y la creencia de que se ha vivido bien (Lyubomirsky, Sheldon, & Schkade, 2005).

Las investigaciones realizadas con esta apro-ximación tripartita demostraron que estas tres ru-tas son empíricamente diferentes y cada una de ellas está positivamente asociada con la satisfac-ción con la vida en una variedad de poblaciones y culturas. Los estudios realizados con poblaciones anglosajonas y latinas demostraron que el com-promiso y el significado son las rutas que tienen mayor peso en la explicación de la satisfacción vi-tal (Castro Solano, 2011; Góngora & Castro Sola-no, 2014; Peterson, 2006; Peterson, Ruch, Beer-mann, Park, & Seligman, 2007; Vella-Brodrick, Park, & Peterson, 2009). Se han desarrollado algunos instrumentos, en forma de cuestionarios, para la evaluación de las tres rutas. El Índice de Felicidad de Steen (Steen Happiness Index, Se-ligman, Steen, Park, & Peterson, 2005) es un ins-trumento de 20 ítems que evalúa las tres rutas del bienestar. Los estudios preliminares confirman sus propiedades psicométricas. Sin embargo, su estructura factorial aún no ha sido verificada.

La Escala de Orientación hacia la Felicidad (Orientation to Happiness Scale, Peterson, et al., 2005) es el instrumento más utilizado para evaluar las tres rutas hacia el bienestar. Está compues-to por 18 ítems distribuidos en tres escalas: Pla-cer, Compromiso y Significado. Las propiedades psicométricas han sido verificadas en población adulta (Peterson, et al., 2005; Vella-Brodrick, et al., 2009).

En población argentina adulta, se ha desarro-llado el ERBIEN (Escala de Rutas hacia el Bien-estar, Castro Solano, 2011). Los estudios han verificado sus propiedades psicométricas y su estructura factorial. En esta población, la satis-facción con la vida está más relacionada con los componentes eudaemónicos (compromiso y sig-nificado) que la vía de la vida placentera (Castro Solano, 2011). En cambio, en otro estudio, en el que se utilizó una adaptación de este instrumento para población adolescente, se encontró que los jóvenes utilizaban más la vía de la vida placente-ra, priorizando la maximización de las emociones positivas para el logro del bienestar (Góngora & Castro Solano, 2014).

Este trabajo tiene como objetivo el diseño y la validación de un instrumento breve y de fácil ad-ministración para medir el bienestar, con el obje-tivo de que pueda utilizarse en estudios de gran cantidad de participantes. A este fin, se construyó el instrumento con pocos ítems, asegurando la

sencillez de los mismos para su mejor compren-sión. Dado que los instrumentos breves disponi-bles solo cubren el componente hedónico (e.g. Escala de Satisfacción con la Vida [SWLS, Diener, Emmons, Larsen, & Griffin, 1985]; Personal Well-being Index [PWI, Cummins, 1998]), este instru-mento intenta cubrir tanto los aspectos hedónicos (Satisfacción y Emociones positivas) con aquellos más eudaemónicos del bienestar.

MÉTODO

Participantes. Participaron 549 personas, adultos (n = 299) y adolescentes (n = 250), varo-nes y mujeres que residían en la ciudad de Bue-nos Aires y en el Conurbano Bonaerense.

Respecto de los participantes adultos, 139 (46,5%) eran hombres y 159, mujeres (53,2%), y tenían en promedio 34,05 años (DE = 13,95). La mayoría de los participantes trabajaban (N = 227; 76%), tenían estudios universitarios (N = 165, 55%) y pertenecían a un nivel socioeconómico medio (N = 209; 70%) y medio-alto (N = 69; 23%). Se trata por lo tanto, de una muestra de población general urbana altamente educada y económica-mente activa, de nivel socioeconómico medio a medio-alto.

De los participantes adolescentes, 108 (43,2%) eran hombres y 142, mujeres (56,8%). Las eda-des oscilaban entre los 13 y los 18 años, teniendo en promedio 15,48 años (DE = 1,57). Todos los participantes eran estudiantes de nivel socioeco-nómico medio que asistían a escuelas públicas y privadas de nivel educativo medio en la ciudad de Buenos Aires y en el Conurbano Bonaerense.

Diseño. Se realizó un estudio instrumental conforme a los criterios de Montero y León (2007), destinado al desarrollo de pruebas y al estudio de sus propiedades psicométricas (Montero & León, 2007).

Instrumentos. Índice de Bienestar. Se dise-ñó una prueba que evalúa diferentes aspectos del bienestar psicológico personal. El objetivo era contar con un instrumento breve, de fácil adminis-tración, que pudiera ser utilizado para evaluar el bienestar en grandes poblaciones. Se basó en el modelo teórico las tres rutas de acceso al bienes-tar (Castro Solano, 2011; Peterson, et al., 2005; Seligman, 2002). Se consideraron tanto los com-ponentes hedónicos (e.g, “Señale el grado en que se considera feliz”, “Señale el grado en que está satisfecho con su vida”, “Evalúe el grado en que

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predominaron más sus emociones negativas que positivas”) como eudaemónicos (e.g, “Considero que tengo las fortalezas personales para alcanzar mis objetivos de vida”, “Considero que mi vida tie-ne sentido”). El Índice consta de cinco ítems que pueden responderse en una escala de formato Likert con un rango de 1 (Completamente insatis-fecho) hasta el 10 (Completamente satisfecho).

Escala de Satisfacción con la vida. Es una escala de cinco ítems con formato de respuesta Likert de 7 puntos que examina el grado de sa-tisfacción global con la vida (Diener, et al., 1985). La escala es utilizada internacionalmente para la evaluación del bienestar en tanto componente cognitivo de la satisfacción. Diferentes estudios empíricos han demostrado su validez y fiabilidad (Diener, et al., 1985; Pavot, Diener, Colvin, & San-dvik, 1991). Se obtiene una puntuación promedio que indica el grado de satisfacción percibida por el evaluado. Se utilizó una versión adaptada al idioma español para su uso con población argen-tina (Castro Solano & Diaz Morales, 2000). La fia-bilidad, evaluada mediante el coeficiente alfa de Cronbach, fue de ,84 para la muestra de los par-ticipantes adultos y de ,75 en la de adolescentes.

Cuestionario de Sentido en la Vida (MLQ) (Steger, Frazier, Oishi, & Kaler, 2006). La esca-la, que consta de 10 ítems, mide, por una parte, la Búsqueda de sentido, y por otra, la Presencia de sentido en la vida, obteniéndose puntuaciones independientes para cada dimensión. Un ejemplo de ítem es “Tengo bien en claro qué es lo que hace que mi vida tenga sentido”. El participante valora cada ítem con una escala tipo Likert que va de 1 (Absolutamente falso) a 7 (Absolutamente ver-dadero), excepto para un item, que se puntúa de forma inversa. Los análisis sobre la escala original han demostrado adecuadas propiedades psico-métricas como fiabilidad y validez convergente y divergente (Steger, et al., 2006; Steger & Kash-dan, 2007). Los estudios locales también denotan buenas propiedades psicométricas del instrumen-to (Góngora & Castro Solano, 2011). Para esta muestra de adultos se obtuvo una fiabilidad, eva-luada mediante el coeficiente alfa de Cronbach, de ,79 (para Presencia de sentido) y de ,87 (para Búsqueda de sentido). En la muestra de población adolescente se obtuvo α = ,79 para Presencia de sentido y ,82 para Búsqueda de sentido.

Personal Well-being Index (PWI) (Cummins, 1998). Evalúa la satisfacción en diferentes domi-nios vitales (e.g, salud, relaciones personales, ni-vel económico, etc.). Los dominios no responden

a una teoría sino que fueron seleccionados con el propósito de descomponer los aspectos subjeti-vos y objetivos de la calidad de vida. Para la eva-luación, se consideró una puntuación agregada de los ocho dominios vitales, siguiendo las pautas in-ternacionales que recomienda el autor de la prue-ba (e.g., Nivel de vida, Salud, Logros, Relaciones personales, Seguridad, Comunidad, Seguridad fu-tura, Espiritualidad). El PWI utiliza una escala del 0 (cero) al 10 (diez), en la cual el 0 corresponde a no estar satisfecho y el 10 corresponde al más alto nivel de satisfacción. El instrumento ha sido adap-tado y utilizado en 51 países, incluida la Argenti-na (Casas et al., 2012; Tonon, 2012). La fiabilidad para la muestra de adultos fue de α = ,82, y α = ,77 en adolescentes.

Escala de tres rutas de acceso al bienestar (ERBIEN, Castro Solano, 2011). Es un cuestio-nario de 19 ítems que tiene como base teórica el modelo de las tres rutas de acceso al bienestar (Peterson, et al., 2005; Seligman, 2002) y que se responde en una escala de formato Likert de 5 puntos. Se obtiene una puntuación para cada ruta de acceso al bienestar: Vida placentera (emocio-nes positivas), Vida comprometida (empleo de for-talezas para obtener estados de flow) y Vida con significado (beneficio del entorno social más allá de sí mismo). Los estudios locales demostraron buenas propiedades psicométricas tanto para po-blación adulta como adolescente (Castro Solano, 2011; Góngora & Castro Solano, en prensa). La fiabilidad en la muestra para la vida placentera fue de ,80 en adultos y de ,70 en adolescentes; para vida comprometida de ,82 en adultos y de ,80 en adolescentes, y para la vida con significado fue de ,73 en adultos y en adolescentes.

Procedimiento. Los protocolos fueron admi-nistrados por estudiantes avanzados de la Carre-ra de Psicología de una universidad situada en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, los cuales se encontraban realizando sus prácticas profesiona-les en el área de investigaciones. Tenían como instrucciones administrar la batería de pruebas a población general adulta y adolescente que resi-diera en la Ciudad de Buenos Aires y/o el conur-bano bonaerense. Los participantes fueron infor-mados del objetivo de la investigación. Los padres de los adolescentes firmaron un consentimiento informado para la administración de las pruebas.

Posteriormente, se cargaron los datos obteni-dos en planillas Excel confeccionadas para ese propósito. Estas últimas tareas estuvieron a cargo de una psicóloga graduada. Los datos fueron ana-

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caban el 58,64% y el 62,85% de la varianza total, respectivamente (Ver Tabla 1). El factor estuvo compuesto por todos los ítems del instrumento.

Análisis factorial confirmatorio. Como se-gundo paso, se verificó la estructura factorial obte-nida por medio del análisis factorial confirmatorio. Los parámetros del modelo original propuesto fue-ron estimados siguiendo el criterio de Máxima Ve-rosimilitud. Como entrada para el análisis, se utili-zó la matriz de correlaciones entre los ítems de la escala. En la tabla 2 se recoge la información pro-porcionada por seis de los índices de ajuste más utilizados (García-Cueto, Gallo Álvaro, & Miranda, 1998): X2; X2/gl; GFI, Índice de bondad de ajuste; AGFI, índice ajustado de bondad de ajuste; NFI, índice de ajuste normado; CFI, índice de ajus-te comparado y RMSEA, error de aproximación cuadrático medio). Se han considerado diversos índices de ajuste para evaluar el ajuste del mo-delo tal como se sugiere en la literatura y que se muestran en la tabla 2 (Hu & Bentler, 1999). Para este estudio, las puntuaciones de corte para esta-blecer la bondad de ajuste son los siguientes: la razón de χ² sobre los grados de libertad deberían tener valores inferiores a 3,0 (Kline, 2011). Para los índices CFI y GFI los valores óptimos deberían ser superiores a ,90 y para el caso del RMSEA se esperan valores inferiores a ,06 (Hu & Bentler, 1999). Respecto de los índices AGFI y NFI, debe-rían obtenerse valores superiores a ,90 (Rial Bou-beta, Varela Mallou, Abalo Piñeiro, & Lévy Mangin, 2006). En función de los resultados obtenidos, se

lizados con el paquete estadístico SPSS versión 18.0 y con el programa AMOS 18.

RESULTADOS

Evidencias de validez factorial. Análisis fac-torial exploratorio. Teniendo como objetivo esti-mar la validez de la prueba, se efectuaron análisis factoriales exploratorios de primer grado para la muestra de adultos y de adolescentes. En primer lugar, se verificó que los datos fueran adecuados para este tipo de análisis (Adultos: Test de esferi-cidad de Bartlett = 609,93, p < ,0001; Índice Kaiser Meyer Olkin = ,75; Adolescentes: Test de esferi-cidad de Bartlett = 679,25, p < ,0001; Índice Kai-ser Meyer Olkin = ,75). Para obtener la solución factorial inicial se extrajeron los factores mediante el método de componentes principales. Se con-sideró el criterio Kaiser (autovalores > 1) para la extracción de los factores.

La solución se rotó mediante el método Vari-max. Se trata de una rotación ortogonal (factores no correlacionados) que minimiza el número de variables que tienen saturaciones altas en cada factor, simplificando la interpretación de los mis-mos. Este método hace que aquellos pesos fac-toriales tanto altos como bajos lo sean aún más, para cada uno de los factores, optimizando de esta manera la solución (Tabachnick & Fidell, 2007).

Se obtuvo una solución de un factor tanto para la población adulta como adolescente que expli-

Ítems Adultos Adoles-centes

Señale el grado en que Ud. considera que es feliz ,84 ,88

Señale el grado en que Ud. se siente satisfecho con su vida en la actualidad ,88 ,87

Considerando la última semana, evalúe el grado en que predominaron más sus emociones positivas ó negativas

,66 ,75

Considero que tengo las fortalezas personales suficientes para alcanzar mis objetivos de vida

,70 ,75

Considero que mi vida tiene sentido ,73 ,70

Total varianza explicada 58,64 62,85

Tabla 1. Estructura factorial del Índice de Bienestar en población adulta y adolescente de la Argentina

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zaron correlaciones positivas, significativas entre el Índice y las otras pruebas consideradas.

En la Tabla 3, podemos apreciar que, de las 7 correlaciones posibles, se observan 5 corre-laciones estadísticamente significativas para la muestra adulta (2 con tamaño del efecto amplio [r ≥ ,50] y 2 con tamaño del efecto moderado [r ≥ ,30]) y 5 para la muestra de adolescentes (2 con tamaño del efecto amplio [r ≥ ,50] y 2 con tama-ño del efecto moderado [r ≥ ,30]). Los resultados para la muestra adulta y para la adolescente son similares. El Índice correlaciona positivamente con la satisfacción con la vida (SWLS) y con la satisfacción en las diferentes áreas vitales (PWI). Asimismo, presenta correlaciones elevadas con la Vida comprometida (ERBIEN) y con la Presencia de significado en la vida y negativas con la Bús-queda de significado (MLQ). Es decir que el Índice representa adecuadamente tanto los componen-tes hedónico como eudaemónicos del bienestar.

Descriptivos del Index y diferencias indi-viduales según sexo y edad. En la tabla 4 se

concluyó que el modelo se ajustaba muy bien a los datos recogidos.

Fiabilidad. Con el fin de analizar las propieda-des psicométricas de la escala, se calculó la fia-bilidad utilizando el coeficiente alfa de Cronbach (consistencia interna). La fiabilidad para la mues-tra de adultos fue de ,80; y de ,84 para la de ado-lescentes, indicando un buen nivel de consisten-cia interna.

Evidencias de validez concurrente. Para esti-mar la validez concurrente de la prueba, se estima-ron las correlaciones entre el Índice y: una prueba de satisfacción (SWLS), una prueba que evaluaba satisfacción con la calidad de vida en diferentes áreas vitales (PWI), una prueba que evaluaba sig-nificado con la vida (MLQ), y otra que evaluaba las tres rutas de acceso al bienestar (ERBIEN) (Ver datos en tabla 3). Dado que todas las medidas propuestas miden satisfacción y bienestar psico-lógico desde diferentes perspectivas, se hipoteti-

ModeloÍndices de ajuste

Χ2 χ2/gl GFI AGFI NFI CFI RMSEA Calidad del ajuste

Adultos 4,99 1,25 ,99 ,97 ,90 ,99 ,03 ExcelenteAdolescentes 4,28 1,42 ,99 ,96 ,99 ,99 ,04 Excelente

Tabla 2. Índice de ajuste del modelo original para las dimensiones del Índice de Bienestar

Adultos Adoles-centes

SWLS ,55** ,50**PWI ,73** ,73**Vida Placentera -,01 ,13Vida Comprometida ,46** ,48**Vida Significativa -,11 ,14Presencia de significado ,47** ,48**Búsqueda de significado -,28** -,28**

Nota: (**) p < ,01. En negrita, tamaño del efecto moderado (≥ ,30) a amplio (≥ ,50).

Tabla 3. Relaciones entre el Índice de Bienestar y otras medidas de satisfacción y bienestar

Muestra SexoÍndice

Media DE

Adultos Hombres 40,48 5,41

Mujeres 40,08 5,42

Total 40,28 5,41

Adolescentes Hombres 39,40 8,54

Mujeres 36,27 8,38

Total 37,83 8,46

Tabla 4. Estadísticos descriptivos según mues-tra y sexo

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como el desarrollo de la identidad, las relaciones y los objetivos de vida (Fry, 1998). Por lo tanto, un uso más limitado de camino hacia el bienestar se puede esperar en los adolescentes.

En cuanto a las diferencias por género, sólo en el grupo de adolescentes, los varones presen-taron mayor nivel de bienestar que las mujeres. Numerosas investigaciones han reportado una mayor prevalencia de síntomas depresivos y de ansiedad en las mujeres adolescentes en compa-ración con los varones, así como menores nive-les de bienestar psicológico (Cyranowski, Frank, Young, & Shear, 2000; Visani et al., 2011).

En cuanto a la relación del Índice con otras me-didas de bienestar, los resultados han demostrado una relación positiva con la satisfacción con la vida a nivel general y con la satisfacción en distintas áreas (Nivel de vida, Salud, Logros, Relaciones personales, Seguridad, Comunidad, Seguridad fu-tura, Espiritualidad). Esto indicaría una asociación importante con medidas clásicas de bienestar he-dónico. Por otro lado, se hallaron relaciones positi-vas con el compromiso y el significado con la vida, lo que también mostraría un vínculo importante de la escala con medidas de bienestar eudaemónico. Las conceptualizaciones más actuales sobre el bienestar han aceptado los beneficios de ambos enfoques, hedónico y eudaemónico, como com-plementarios, lo que ha dado lugar a la aparición de teorías de bienestar integradas que utilizan el término “florecimiento” para describir la presencia combinada de bienestar hedónico y eudaemónico (Henderson & Knight, 2012; Huta & Ryan, 2010).

Con respecto a las relaciones del Índice con las tres rutas de acceso al bienestar evaluadas a través de la escala ERBIEN, los resultados de este estudio indicaron una asociación únicamente con la vía del compromiso. La Vida comprometida ha resultado ser la ruta que más se asocia con altos niveles de bienestar en numerosas investi-gaciones con poblaciones de diferentes países y grupos etarios (Castro Solano, 2011; Góngora & Castro Solano, 2014; Peterson, et al., 2005; San Martin, Perles, & Canto, 2010; Vella-Brodrick, et al., 2009). Por su parte, estudios previos también hallaron una baja asociación entre la vía placen-tera y diversas medidas de bienestar (Góngora & Castro Solano, 2014; Henderson, Knight, & Ri-chardson, 2014; San Martin, et al., 2010).

En relación al significado de la vida, los resul-tados son mixtos. Por un lado, el Índice se asoció significativamente con la escala MLQ de Sentido de la vida, pero, por otro, no mostró vinculación

pueden apreciar los estadísticos descriptivos del Índice, según muestra (adolescentes adultos) y según sexo. Se encontraron diferencias significa-tivas a favor de los adultos para la percepción de bienestar, comparados con los adolescentes (t = 4.47, gl = 542, p < 0,001, d = ,37).

No se encontraron diferencias estadísticamen-te significativas según sexo para la muestra de adultos. En cuanto a la muestra de adolescentes, se halló que los varones aparecían como perci-biendo mayor bienestar que sus pares femeninos (t = 2,88, gl = 248, p < 0,01, d = ,37).

En cuanto a la relación con la edad, no se en-contraron correlaciones estadísticamente signifi-cativas para ninguna de las muestras.

DISCUSIÓN

Este estudio se propuso construir y validar un instrumento breve y de fácil administración para evaluar en forma conjunta bienestar hedónico y eudaemónico. Los resultados de este estudio han demostrado que el Índice de Bienestar tiene buenas evidencias de validez y fiabilidad tanto en población adulta como en adolescente.

Los análisis factoriales, exploratorio y confir-matorio, indicaron un buen ajuste de todos los ítems en un único factor. Esto daría cuenta de que el instrumento evaluaría un nivel general de bien-estar en el que se tienen en cuenta los componen-tes hedónicos (Felicidad, Satisfacción con la vida, Emociones positivas) y eudaemónicos (Compro-miso, Significado).

La muestra de adultos mostró un mayor nivel de bienestar que sus pares adolescentes, lo que podría deberse al menor nivel tanto del bienestar hedónico como eudaemónico en la adolescencia. En cuanto al componente hedónico, la adolescen-cia se caracteriza por la inestabilidad afectiva y una prevalencia relativamente alta de emociona-lidad negativa en comparación con la edad adul-ta (Larson, Moneta, Richards, & Wilson, 2002; Riediger, Schmiedek, Wagner, & Lindenberger, 2009). Esto daría cuenta de un menor predominio de emociones positivas en este grupo de edad. Asimismo, investigaciones han encontrado que la satisfacción con la vida decrece durante la adoles-cencia (Goldbeck, Schmitz, Besier, Herschbach, & Henrich, 2007). En cuanto al componente eu-daemónico, el significado de la vida comienza a desarrollarse durante la adolescencia y continúa durante toda la vida, junto con otros procesos,

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con la subescala Vida significativa de la ERBIEN. Estudios previos utilizando la escala ERBIEN (Góngora & Castro Solano, 2014), encontraron resultados similares en población adolescente ar-gentina, por lo que la falta de asociación podría atribuirse a características del instrumento elegi-do o culturales de la muestra. Sin embargo, sería conveniente explorar si estos resultados se verifi-can en nuevos estudios.

Entre las limitaciones de este estudio, se puede mencionar el carácter transversal del mismo, por lo que futuras investigaciones deberán indagar la estabilidad temporal del Índice. Asimismo, sería importante comparar la información brindada por la escala con otras fuentes de información tales como informes diarios de bienestar, el compromi-so e interés en diversas actividades, o el uso de informantes, etc. Por otro lado, las muestras se-leccionadas estuvieron conformada por personas de clase social media, y, en particular la de adultos por sectores medio-altos, por lo que futuros es-tudios deberían incluir participantes de sectores sociales bajos.

Finalmente, los resultados de este estudio permiten contar con un instrumento que tiene en cuenta las concepciones más actuales del bien-estar, que consta de pocos ítems y que resulta de fácil administración para aplicar en grandes can-tidad de participantes en forma rápida. El Índice de Bienestar ha mostrado ser un instrumento con buenas propiedades psicométricas para evaluar en forma conjunta bienestar hedónico y eudaemó-nico en población adulta y adolescente argentina, siendo en su tipo novedoso y de gran utilidad para la práctica e investigación psicológica.

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CC

Cómo citar este artículo: Simkin, H, & Azzollini, S. (2015). Personalidad, autoestima, espiritualidad y religiosidad desde el modelo y la teoría de los cinco factores. PSIENCIA. Revista Latinoamericana de Ciencia Psicológica, 7, 339-361. doi: 10.5872/psiencia/7.2.22

PSIENCIA. REVISTA LATINOAMERICANA DE CIENCIA PSICOLÓGICA 7(2) 339-361 PSIENCIA. LATIN AMERICAN JOURNAL OF PSYCHOLOGICAL SCIENCE

ORIGINALES | RESEARCH PAPERS

doi: 10.5872/psiencia/7.2.222015 · www.psiencia.org

Recibido/Received: 15/9/2014

Aceptado/Accepted: 12/3/2015

Abstract: In recent years, the Five Factor Model (FFM) has classified multiple personality traits within five dimensions: (1) Openness (2) Conscientiousness (3) Extraversion (4) Agreeableness and (5) Neuroticism. Subsequently, the Five Factor Theory (FFT) has helped understand how the five factors interact within an environment and culture. Also how it impacts in the shaping of attitudes, values and beliefs, and defining Characteristic Adaptations. Most recently it has been suggested that both the FFM and FFT are widely relevant to the study of religion, spirituality and self-esteem. This paper aims to review the background in relation to the link between self-esteem, religiosity and spirituality in the context of the FFM and FFT.

Keywords: Personality — Self Esteem — Religion — Spirituality — FFM–FFT

Resumen: En los últimos años, el Modelo de los Cinco Factores (FFM) ha permitido clasificar los múltiples rasgos que componen la personalidad en cinco dimensiones: (1) Apertura (2) Responsabilidad (3) Extraver-sión (4) Amabilidad y (5) Neuroticismo. Posteriormente, la Teoría de los Cinco Factores (FFT) ha contribuido a comprender el modo en que los cinco factores interactúan con el ambiente y la cultura en la formación de actitudes, valores y creencias, definidas en el sistema de la personalidad como características adaptativas. En la actualidad, se ha sugerido que tanto el FFM como el FFT resultan de amplia relevancia para el estu-dio de la religiosidad, la espiritualidad y la autoestima de las personas, en tanto que permitirían integrarlas en el contexto del Sistema de la Personalidad. El presente trabajo se propone revisar los antecedentes en relación al vínculo entre la autoestima, la religiosidad y la espiritualidad en el marco del FFM y del FFT.

Palabras clave: Personalidad — Autoestima — Religiosidad — Espiritualidad — FFM–FFT

PERSONALIDAD, AUTOESTIMA, ESPIRITUALIDAD YRELIGIOSIDAD DESDE EL MODELO Y LA TEORÍA DE LOS CINCO FACTORES

PERSONALITY, SELF-ESTEEM, SPIRITUALITY AND RELIGIOSITY WITHIN THE FIVE-FACTOR MODEL AND THEORY

Hugo Simkin1, Susana Azzollini1,2 1 Universidad de Buenos Aires, 2 [email protected]

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340MODELO Y TEORÍA DE LOS CINCO FACTORES FIVE-FACTOR MODEL AND THEORY

El estudio de la personalidad representa una de las áreas de mayor relevancia para la Psicología, al punto que resulta uno de los objetos de estu-dio de mayor presencia en la literatura académi-ca (Yang & Chiu, 2009). En la actualidad, la teo-ría de los rasgos constituye uno de los enfoques más empleados para su estudio (John, Robins, & Pervin, 2010). Desde este enfoque, los rasgos se definen como patrones de pensamientos, emocio-nes y comportamientos que se mantienen relati-vamente estables a lo largo del ciclo vital (Costa & McCrae, 1980; Kassin, 2003). Aunque diferentes modelos han intentado clasificar la multiplicidad de rasgos de la personalidad en diferentes catego-rías (Ashton & Lee, 2001; Cattell, 1950; Eysenck & Eysenck, 1976; Piedmont, 1999), actualmente el Modelo de los Cinco Factores (Five Factor Model, en adelante FFM, Costa & McCrae, 1980) se des-taca entre los que han cobrado mayor aceptación (Depaula & Azzollini, 2013). Sin embargo, una de las principales críticas que ha recibido el FFM ra-dica en que, al tratarse de un enfoque descriptivo, no explica el modo en que los rasgos se constru-yen, desarrollan o afectan a otros constructos psi-cológicos (McCrae & Costa, 1996, 2010). Si bien se han propuesto diferentes teorías que intentaron dar respuesta a los resultados de las investigacio-nes sobre el FFM (Mayer, 1998; Mischel & Shoda, 1995), una de las más relevantes ha sido la Teoría de los Cinco Factores (Five Factor Theory, en ade-lante FFT, McCrae & Costa, 1996), la cual procura – a partir de una serie de postulados - describir lo que los autores denominan el Sistema de la Per-sonalidad. En dicho sistema, los cinco factores interactúan con el ambiente y la cultura para dar lugar a las características adaptativas: el conjunto de actitudes, valores, y creencias que presentan los individuos, así como también su autoconcepto y autoestima (McCrae & Costa, 2012).

Por otra parte, si bien el fenómeno religioso-espiritual ha concentrado un amplio interés desde los inicios de la psicología (James, 1902), recién a partir del trabajo de Gorsuch (1984), la cantidad de trabajos publicados y el número de revistas especializadas en el tema se han incrementado considerablemente, contribuyendo a delimitar un área específica denominada Psicología de la Reli-gión y la Espiritualidad (Belzen & Hood, 2006; Pa-loutzian & Park, 2013). Sin embargo, a pesar del crecimiento en el área, uno de los principales obs-táculos ha sido la marcada dificultad para estable-cer un consenso relativo a una definición unívoca para estos constructos (Oman, 2013; Zinnbauer,

Pargament, & Scott, 1999). En este contexto, di-ferentes autores observan que el FFM juega un rol de amplia relevancia en el estudio de la religio-sidad y de la espiritualidad, dado que permite co-nocer su desarrollo y expresión a lo largo del ciclo vital, su importancia adaptativa, y el modo en que se asocian a las diferencias individuales (Ashton & Lee, 2014; Chang et al., 2015; Piedmont, Ciarroc-chi, Dy-Liacco & Williams, 2009; Piedmont & Wil-kins, 2013; Piedmont, 2005; Rose & Exline, 2012). De acuerdo con Piedmont (1999), la espiritualidad se define como una motivación innata que orienta y guía el comportamiento humano en el esfuerzo por construir un sentido más amplio de significado personal en un contexto escatológico, que podría constituir un sexto factor del FFM. De esta manera, mientras que la espiritualidad representa un cons-tructo de carácter universal, la religiosidad puede comprenderse como un conjunto de sistemas, de creencias, prácticas y valores explícitamente pau-tados e inmersos en determinadas tradiciones so-ciales o marcos institucionales (Miller & Thoresen, 1999), dependientes de la educación y la cultura (Wilkins, Piedmont, & Magyar-Rusell, 2012).

Si bien estos aportes han permitido conectar la religiosidad y la espiritualidad al FFM, al momento no existen trabajos que integren esta perspectiva en el marco del FFT. Tal enfoque posibilitaría com-prender el lugar de los constructos numinosos en el Sistema de la Personalidad, su relación con los diferentes componentes, como la biografía obje-tiva, las tendencias básicas y las características adaptativas, entre las que, siguiendo a McCrae y Costa (1996), el autoconcepto y la autoestima merecen especial atención. Por este motivo, el presente trabajo se propone revisar la literatura que explore las relaciones entre la espiritualidad, la religiosidad y la autoestima, particularmente en relación a los postulados del sistema de la per-sonalidad propuestos por McCrae y Costa (1996, 2010).

LA TEORÍA DE LOS RASGOS Y EL MODELO DE LOS CINCO FACTORES DE LA PERSONA-LIDAD

Desde una perspectiva psicológica, la teoría de los rasgos ha sido considerada uno de los enfo-ques más empleados en el estudio de la Persona-lidad (John et al., 2010). De acuerdo con Kassin (2003), los rasgos se definen como patrones en el comportamiento, los pensamientos y las emo-

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PSIENCIA. REVISTA LATINOAMERICANA DE CIENCIA PSICOLÓGICA PSIENCIA. LATIN AMERICAN JOURNAL OF PSYCHOLOGICAL SCIENCE

341 SIMKIN, & AZZOLLINI

partir del proceso de categorización del yo (Canto Ortiz & Toranzo Moral, 2005; Tajfel, 1984), en el marco del proceso de socialización (Gecas, Wei-gert, Rooney, & Thomas, 1974; Leary & Tangney, 2012), y en la interacción con diferentes agentes tales como la familia, los grupos de pares, los me-dios de comunicación o las instituciones religiosas o educativas (Gallagher, 2011; Oñate, 1989).

Por su parte, la autoestima ha sido considera-da como la dimensión evaluativa del autoconcepto (De Wals & Meszaros, 2012; Purkey, 1970). Origi-nalmente, el constructo fue introducido por William James (1890) para referirse a la medida en la que las personas se evalúan a sí mismas de acuerdo al éxito o fracaso percibido en alcanzar sus objeti-vos. Si bien desde entonces numerosos autores se han ocupado del tema (Branden, 1969; Coopers-mith, 1967; Epstein, 1980), uno de los que más ha contribuido ha sido Rosenberg (1979), quien combinó diferentes perspectivas, como la psico-logía del desarrollo y la clínica con los aportes de la sociología sobre la estructura social, para de-sarrollar un enfoque integral de la formación de la autoestima a lo largo del ciclo vital (Elliott, 2001). Desde este enfoque, los agentes de socialización imponen al niño un estilo de vida, un conjunto de valores y un sistema de creencias e ideales que proporcionan las bases para autoevaluarse, con-tribuyendo a construir una imagen respecto de la propia identidad y de su lugar en el sistema social (Rosenberg, 1965, 1979).

UNA CONCEPTUALIZACIÓN DE LA AUTOESTI-MA EN EL MARCO DEL MODELO Y LA TEORÍA DE LOS CINCO FACTORES

Diversos estudios han explorado el modo en que las tendencias básicas de la personalidad y la autoestima se asocian en diferentes contextos, como por ejemplo en China (Luk & Bond, 1993), Suecia (Lawenius & Veisson, 1996), Estonia (Ka-are, Mõttus, & Konstabel, 2009), Portugal (Neto & Mullet, 2004), Noruega (Halvorsen & Heyer-dahl, 2006), Inglaterra (Hills, Francis, & Jennings, 2006), Eslovaquia (Zitny & Halama, 2011) o Esta-dos Unidos (Hair & Graziano, 2003; Shackelford & Michalski, 2011). Por lo general, se observa que la autoestima se encuentra fuertemente asociada al neuroticismo (Judge, Erez, Bono, & Thoresen, 2002), moderadamente asociada a la extraver-sión y la responsabilidad (Costa, McCrae, & Dye, 1991; Digman, 1990) y débilmente asociada a la

ciones de las personas, los cuales se mantienen relativamente constantes durante el ciclo vital. A lo largo de la historia de la disciplina, a partir de las primeras taxonomías propuestas por Allport y Odbert (1936), estos rasgos han sido agrupados según diferentes criterios en modelos factoriales que varían desde los tres hasta los dieciséis fac-tores (Cattell, 1950; Eysenck & Eysenck, 1975). A partir del esfuerzo de un grupo heterogéneo de investigadores (Digman & Takemoto-Chock, 1981; Goldberg, 1981; Norman, 1963; Tupes & Christal, 1961), surgió el Modelo de los Cinco Factores de la Personalidad (Costa & McCrae, 1980), de acuer-do al cual esta multiplicidad de rasgos resulta sus-ceptible de agruparse en sólo cinco dimensiones: (1) el Neuroticismo, que supone un conjunto de rasgos vinculados a la inestabilidad emocional o a la tendencia a experimentar emociones negati-vas tales como miedos, tristeza, sentimientos de culpa o enojo (Widiger, 2009), (2) la Extraversión, que agrupa aquellos rasgos que reflejan la ten-dencia a comunicarse con las demás personas, a ser asertivos, activos y verbalizadores (Wilt & Revelle, 2009), (3) la Apertura a la Experiencia o Apertura Mental, que incluye un conjunto de ras-gos que remiten a la capacidad de introspección o curiosidad intelectual, a una imaginación activa y a la sensibilidad estética (McCrae & Sutin, 2009), (4) la Amabilidad, Afabilidad o Tendencia al Acuer-do, la cual se refiere a los rasgos que se asocian a la capacidad para establecer vínculos sociales, al altruismo, y a una marcada disposición a inte-resarse por los demás (Graziano & Tobin, 2009), y (5) la Responsabilidad, Escrupulosidad o Tesón, que remite a aquellos rasgos ligados a la capa-cidad para identificar propósitos o metas claras, controlar impulsos, actuar, planificar, organizar y llevar a cabo proyectos e ideas (Roberts, Jack-son, Fayard, Edmonds, & Meints, 2009). En los últimos años, el FFM ha mostrado consistencia en diferentes poblaciones y contextos culturales (Mc-Crae & Costa, 2012).

AUTOCONCEPTO Y AUTOESTIMA

El autoconcepto ha sido definido como un cons-tructo multidimensional que remite a la percepción individual del sí mismo relativa a diversas cate-gorías, tanto académicas como vinculadas al rol de género o a la identidad étnica, entre otras (Ba-ron, Schmader, Cvencek, & Meltzoff, 2014; Hat-tie, 2014; Marsh & Martin, 2011). Distintos autores han observado que tal percepción se construye a

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342MODELO Y TEORÍA DE LOS CINCO FACTORES FIVE-FACTOR MODEL AND THEORY

PSIENCIA. REVISTA LATINOAMERICANA DE CIENCIA PSICOLÓGICA PSIENCIA. LATIN AMERICAN JOURNAL OF PSYCHOLOGICAL SCIENCE

desde el principio hasta el final de su vida (Murray & Kluckhohn, 1953). Dentro de los componentes del sistema los autores identifican a (4) las tenden-cias básicas y a (5) las características adaptativas. Además, presentan un sexto “componente” que denominan (6) proceso dinámico que regula la in-teracción entre los otros componentes.

Las tendencias básicas se refieren a las capa-cidades, disposiciones, habilidades innatas, enrai-zadas en la biología, inaccesibles por medio de la introspección o la observación (tales como la ha-bilidad para adquirir lenguaje o la capacidad para el pensamiento formal en la adolescencia) que se imprimen con las primeras experiencias y resultan susceptibles de modificación al padecer una enfer-medad o bajo intervención psicológica (McCrae & Costa, 1996, 2012). Para los autores, el carácter innato de las tendencias básicas las emparenta-ría con el concepto de arquetipo de Jung (1933), con las nociones freudianas de pulsión de vida y pulsión de muerte (1933), y con la perspectiva de Rogers (1961), quien se refiere a este aspecto de la personalidad como “organismo”.

amabilidad y la apertura a la experiencia (Robins, Tracy, Trzesniewski, Potter, & Gosling, 2001). Sin embargo, dado que el FFM no presenta una teoría acerca de cómo los factores se constituyen y se mantienen en relación a otras variables psicológi-cas, Costa y McCrae (1996) desarrollaron un mo-delo teórico explicativo que, a partir de una serie de postulados, presenta la personalidad compren-dida como un sistema dinámico en relación con el ambiente y la cultura.

En la figura 1, se reproduce el esquema pro-puesto por los autores, donde los rectángulos re-presentan los componentes centrales, mientras que las elipsis representan a los componentes peri-féricos que marcan la interfaz con los sistemas que se encuentran por fuera de la personalidad. Las entradas principales del sistema son (1) las bases biológicas y (2) las influencias externas, mientras que la salida es (3) la biografía objetiva, compren-dida como el conjunto del registro acumulativo, aunque selectivo (Azzollini & González, 2011), de las experiencias de vida de una persona; es decir, todo lo que una persona siente, piensa, dice y hace

Figura 1. Representación del Sistema de Personalidad

Bases biológicas

Tendenciasbásicas

NeuroticismoExtraversiónAperturaAmabilidadResponsabilidad

Biografía objetiva

Reacciones emocionalesElecciones de carrera

profesional

Influencias externas

Normas culturales

Eventos de la vida:

Situaciones

Características adaptativas

ActitudesValoresHábitosIntereses personales

AutoconceptoAutoestima

Mitos personales

Referencia: La línea ondulada representa un proceso dinámicoAdaptado de McCrae y Costa (2010)

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343 SIMKIN, & AZZOLLINI

gratificación, lo que podría aumentar la eficacia en alcanzar el estilo de vida y los ideales internaliza-dos en el marco del proceso de socialización (Ro-senberg, 1965) y, consecuentemente, conducirlas a realizar una autoevaluación más positiva de sí mismas. De manera similar, el carácter gregario de las personas extrovertidas podría favorecer su desempeño, particularmente en tareas grupales, dado que tienden a presentar amplias cualidades como líderes carismáticos y atractivos (De Jong, Bouhuys, & Barnhoorn, 1999). Por su parte, si bien las personas con alta amabilidad se desenvuelven satisfactoriamente en el trabajo en equipo, tienden a fallar en culturas organizacionales altamente competitivas, corren más riesgo de someterse a la explotación y tienen mayores dificultades para au-topromocionarse y procurar ser reconocidas por sus méritos (Judge & Cable, 1997). A su vez, a pe-sar de que las personas con alta apertura resultan capaces de generar ideas novedosas, frecuente-mente persiguen objetivos difusos o poco claros (Piedmont, Sherman, & Sherman, 2012), lo que podría afectar la eficacia en alcanzar sus metas. A la vez, las personas con mayor neuroticismo tien-den a carecer de confianza en su capacidad para llevar a cabo eficazmente las tareas requeridas, lo que afecta su desempeño tanto académico como laboral (Gist & Mitchell, 1992).

Finalmente, en cuanto a la biografía objetiva, se han observado diferencias en personas con alta y baja autoestima en relación con las narrati-vas autobiográficas, en tanto los sujetos con alta autoestima recortan aquellos aspectos de su his-toria que los conducirían a ser admirados por sus habilidades, mientras los sujetos con baja autoes-tima priorizan aquellos a partir de los cuales aspi-ran a ser reconocidos como agradables o “buenas personas” (Schutz, 1998).

UNA CONCEPTUALIZACIÓN DE LA ESPIRI-TUALIDAD Y LA RELIGIOSIDAD EN EL MARCO DEL MODELO DE LOS CINCO FACTORES

Piedmont (2005) identifica cinco modelos de la personalidad que son frecuentemente estudiados conjuntamente con constructos religiosos y espi-rituales: por una parte la Teoría de la Relación de Objetos y el Estilo de Apego, que representan teo-rías de alcance intermedio que por lo general se enfocan en fenómenos psicológicos particulares; y por otra, la tipología de Eynseck, el modelo biop-sicosocial de Cloninger y el FFM, que representan

Siguiendo los postulados de Costa y McCrae (1996), los individuos reaccionan al ambiente a partir de patrones de pensamientos, sentimien-tos y conductas consistentes con sus rasgos de personalidad, modelando estructuras psicológi-cas que guían el comportamiento: hábitos, valo-res, planes, habilidades, esquemas y relaciones, denominadas características adaptativas. Tales características cambian a lo largo del tiempo en respuesta a la maduración biológica, los roles so-ciales y las expectativas externas moduladas por el contexto (McCrae & Costa, 2010). Como se ha señalado anteriormente, uno de los aspectos más estudiados de las características adaptativas es la autoestima, siendo la dimensión evaluativa del autoconcepto.

A partir de los postulados del FFT, los factores de la personalidad (comprendidos como tenden-cias básicas) afectarían directamente a la autoes-tima (comprendida como una característica adap-tativa) a la vez que ésta resultaría afectada por las influencias externas (Simkin, Etchezahar, & Un-garetti, 2012). Desde esta perspectiva, siguiendo a Rosenberg (1965), influencias externas, como los agentes de socialización, impondrían un estilo de vida, un conjunto de valores y un sistema de creencias e ideales que proporcionan las bases para autoevaluarse. En este sentido, Crocker y Park (2004) identifican tres aspectos propios de la cultura norteamericana que afectarían el desa-rrollo de la autoestima. En primer lugar, la doctrina calvinista y la ética protestante asocian el valor de una persona a su autodisciplina, al trabajo duro y el éxito material (Weber, 1958). En segundo lu-gar, la idea de autosuficiencia supone que cada persona es independiente de otras y responsable de su propio destino (Heine, Lehman, Markus, & Kitayama, 1999). Finalmente, la ética protestante y la creencia en la autosuficiencia se encuentran asociadas a la idea de meritocracia, a partir de la cual las personas obtienen lo que se merecen en base al esfuerzo individual en detrimento de la ri-queza o los vínculos familiares (Lemann, 1999). En conjunto, estas ideas conducen a las personas a la conclusión de que su valor como personas no es algo dado, sino que debe ganarse en base al esfuerzo individual (Crocker & Park, 2004).

Por su parte, las tendencias básicas podrían contribuir a la posibilidad de fracasar o resultar exitoso en acercarse a tales ideales. Por ejemplo, McCrae y Löckenhoff (2010) observan que las per-sonas responsables tienden a evitar la procastina-ción, perseveran y resultan capaces de demorar la

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344MODELO Y TEORÍA DE LOS CINCO FACTORES FIVE-FACTOR MODEL AND THEORY

1. Tendencias Básicas1a. Individualidad: todos los adultos pueden ser caracterizados por sus diferencias en cuanto a una serie

de rasgos de la personalidad que influyen en sus patrones de pensamiento, sentimiento y comportamiento.1b. Origen: los rasgos de la personalidad son tendencias endógenas básicas que pueden alternarse con

intervenciones exógenas, procesos o eventos que afectan sus bases biológicas.1c. Desarrollo: el desarrollo de los rasgos de la personalidad ocurre a partir de la maduración intrínseca,

en mayor medida en el primer tercio de la vida, pero continúa a lo largo de ella y a partir de otros procesos biológicos que alteran la base de los rasgos.

1d. Estructura: los rasgos están organizados jerárquicamente: Neuroticismo, Extraversión, Apertura a la experiencia, Amabilidad y Responsabilidad son los cinco niveles de organización más elevados.2. Características Adaptativas

2a. Adaptación: a través del tiempo, los individuos reaccionan frente al ambiente a partir de patrones de pensamientos, sentimientos y conductas que son consistentes con sus rasgos de personalidad.

2b. Desajuste: en algunos casos, las adaptaciones pueden interferir con objetivos personales o valores sociales.

2c. Plasticidad: las características adaptativas se modifican a lo largo del tiempo en respuesta a la ma-duración biológica, los roles sociales, las expectativas y los cambios en el contexto, o a partir de interven-ciones deliberadas.3. Biografía objetiva

3a. Múltiple determinación: la acción y la experiencia en un momento dado son una función compleja de las características adaptativas.

3b. El curso de la vida: las personas tienen planes, agendas, objetivos, que permiten organizar la acción a partir de intervalos amplios de tiempo de una manera consistente con sus rasgos de personalidad.4. Autoconcepto

4a. Esquema del Self: los individuos tienen una visión cognitivo-afectiva de sí mismos que es accesible a la conciencia.

4b. Percepción selectiva: la información se selecciona de una manera consistente con los rasgos de la personalidad.5. Influencias Externas

5a. Interacción: el contexto social y físico interactúa con las disposiciones de la personalidad para mol-dear características adaptativas que regulan el comportamiento.

5b. Apercepción: los individuos tienden a construir el contexto de una manera consistente con sus ras-gos de personalidad.

5c. Reciprocidad: los individuos influencian selectivamente el ambiente al cual responden.6. Proceso dinámico

6a. Dinámicas universales: el funcionamiento de los individuos al crear adaptaciones y expresarlas en pensamientos, sentimientos y comportamientos es regulado en parte por mecanismos cognitivos, afectivos y volitivos.

6b. Dinámicas particulares: algunos procesos dinámicos se ven afectados diferencialmente por tenden-cias básicas del individuo, como los rasgos de la personalidad.

Tabla 1. Postulados del FFT

Adaptado de McCrae y Costa (1996, 2012)

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345 SIMKIN, & AZZOLLINI

2015; Piedmont, 1999), la religiosidad remite a un conjunto específico de sistemas de creencias, prácticas y valores centrados alrededor de marcos institucionales explícitamente pautados e inmer-sos en determinadas tradiciones sociales (Miller & Thoresen, 1999), sujeta a la influencia de la cul-tura y de la educación (Wilkins et al., 2012). Para Piedmont (1999), si bien resulta posible reconocer similitudes entre la espiritualidad y algunos de los factores del FFM como Extraversión, Apertura y Amabilidad, el constructo incluye además cualida-des de soledad, simplicidad y desapego, carac-terísticas opuestas a estos dominios, por lo que no existe dentro del modelo FFM un perfil para una persona con alta espiritualidad. Por este mo-tivo, con el objeto de evaluar si la espiritualidad constituye un factor de la personalidad, distintos estudios han factorializado diferentes escalas que evalúan la espiritualidad junto con los cinco fac-tores, concluyendo que muchas de ellas definen factores independientes de las dimensiones del FFM, lo que ha motivado un intenso debate res-pecto de si se trata de un sexto factor del modelo (MacDonald, 2000; Rican & Janosova, 2010; Sa-roglou, 2011, 2014).

Por otra parte, si bien la religiosidad no suele considerarse como un factor de la personalidad, Koenig, King y Carson (2012) han revisado nu-merosos trabajos publicados desde el año 2000 que evalúan su relación con el FFM. Los autores identifican un total de 54 estudios que encuentran asociaciones entre la Religiosidad y el Neuroticis-mo, de los cuales el 24% reportan una relación negativa, el 9% hallan una relación positiva y el 61% no hallan ninguna asociación; 50 estudios que asocian la Religiosidad a la Extraversión, de los cuales el 38% encuentra una relación posi-tiva, el 6% una negativa y el 54% no encuentra ninguna relación; 30 estudios que la asocian a la Responsabilidad, de los cuales el 63% encuentra una relación positiva, 3% negativa y el 30% no en-cuentra ninguna relación; 30 estudios que la aso-cian a la Amabilidad, de los cuales el 87% encuen-tran que se asocia positivamente, ninguno (0%) encuentra una asociación negativa y 7% no halla ninguna asociación, y 26 estudios que la vinculan a la Apertura, de los cuales el 42% encuentra una relación positiva, el 12% una relación negativa y 38% no eencuentra ninguna relación. Siguiendo a Saroglou (2002), Koenig, King y Carson (2012) sostienen que si se controla espiritualidad, es pro-bable que la relación entre la apertura y la religio-sidad tienda a ser negativa.

modelos más generales de la personalidad. En particular, diferentes autores han observado que el FFM representa uno de los modelos de mayor relevancia, dado que permite conocer el desarro-llo y expresión de los constructos numinosos a lo largo del ciclo vital, su importancia adaptativa, y el modo en que se asocian a las diferencias indivi-duales (Ashton & Lee, 2014; Chang et al., 2015; Piedmont et al., 2009; Piedmont & Wilkins, 2013; Rose & Exline, 2012). En este sentido, Ozer y Rei-se (1994) sostienen que asociar un constructo al FFM resulta equivalente a establecer la latitud y longitud de una determinada locación en el mapa del planeta Tierra. A partir de esta premisa, Pied-mont (2005), sugiere que continuar evaluando la religiosidad y espiritualidad sin localizarlas en el FFM solo puede compararse con la actitud de un geógrafo que reporta una nueva tierra, pero se re-húsa a localizarla en un mapa.

Si bien existen diferentes definiciones para es-tos términos (Oman, 2013), la espiritualidad pue-de considerarse como una motivación innata que orienta y guía el comportamiento humano en el esfuerzo de construir un sentido más amplio de significado personal en un contexto escatológico (Piedmont, 2012): la creencia de que existe un or-den en el universo que trasciende el pensamiento humano (Zinnbauer & Pargament, 2005). La reli-giosidad, por su parte, remite al modo en que la es-piritualidad es moldeada y se expresa a través de una organización comunitaria o social (Piedmont, 2010, 2012). De acuerdo con Piedmont (2012), la religiosidad no es considerada como un construc-to motivacional o rasgo de la personalidad, sino que se define como un sentimiento, concepto que toma de autores clásicos de la Psicología como Ruckmick (1920) y Woodworth (1940), para quie-nes éstos reflejan tendencias emocionales que se desarrollan a partir de las tradiciones sociales y experiencias educativas. Siguiendo a Piedmont (2012), si bien los sentimientos pueden ejercer una poderosa influencia sobre los pensamientos y comportamientos, no representan cualidades in-natas, como en el caso de la espiritualidad. Por eso, la expresión de sentimientos (v.g. prácticas religiosas) puede diferir de acuerdo a cada cul-tura (Piedmont, Kennedy, Sherman, Sherman, & Williams, 2008) y ser más susceptible de cambiar o modificarse (Piedmont, 2010). Así, mientras que la espiritualidad se percibe como un atributo universal del individuo, como un rasgo de la per-sonalidad (Dy-Liacco, Piedmont, Murray-Swank, Rodgerson, & Sherman, 2009; MacDonald et al.,

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346MODELO Y TEORÍA DE LOS CINCO FACTORES FIVE-FACTOR MODEL AND THEORY

habi, & Thoresen, 2003; Thoresen & Harris, 2002). Por su parte, en cuanto a la relación entre la

autoestima y la espiritualidad, diferentes estudios han reportado que ambas variables se relacionan de manera positiva (Piedmont, 2012). Sin embar-go, se ha observado que el desapego (una de las características principales de la espiritualidad) supone comprender la naturaleza efímera de las relaciones, los roles, los éxitos, que crean un sen-tido sustancial del self (Levenson, Jennings, Ald-win, & Shiraishi, 2005), lo que permite desapegar-se de las definiciones externas del self y disolver los límites entre el self y los otros (Loy, 1996). En el mismo sentido, Piedmont (1999) ha señalado que las personas espirituales tienden a evitar es-tablecer juicios de valor, aceptando la vida y a los otros en sus propios términos. Es precisamente esta suspensión de juicos de valor respecto del self, la que problematiza la relación entre la espiri-tualidad y la autoestima, dado que ésta se define justamente por la presencia de dichos juicios va-lorativos.

RELIGIOSIDAD, ESPIRITUALIDAD Y AUTOES-TIMA EN EL MARCO DEL MODELO Y LA TEO-RÍA DE LOS CINCO FACTORES

Existen numerosos antecedentes que han encon-trado asociaciones positivas entre la religiosidad, la espiritualidad y la autoestima (Ball, Armistead, & Austin, 2003; Hayman, Kurpius, & Befort, 2007; Krause, 2003; Simoni & Ortiz, 2003). En una revi-sión reciente, Koenig et al. (2012) identificaron 69 estudios que exploran la relación entre estas va-riables, de las cuales el 61% reporta asociaciones positivas, y el 3% negativas. Si bien se ha seña-lado que, al promover sentimientos de humildad, la religión podría contribuir a una baja autoestima (Watters, 1992), diferentes autores han observa-do que ésta implica también un contacto social que podría potenciarla, modelando un estilo de vida que proporcionaría apoyo social y emocional (Piedmont & Friedman, 2012; Sherkat & Reed, 1992), aliviando la sensación de soledad e incre-mentando el sentido de autoeficacia (Powell, Sha-

Figura 2. Representación de la espiritualidad y la religiosidad en el marco del Sistema de Personalidad

Bases biológicas

Tendenciasbásicas

NeuroticismoExtraversiónAperturaAmabilidadResponsabilidadEspiritualidad

Biografía objetiva

Reacciones emocionalesElecciones de carrera

profesional

Influen-cias exter-

nas

Normas culturales

Fenómenos condicionados por

la cultura

Eventos de la vida: Situaciones

Socialización religiosa

Características adaptativas

ActitudesValoresHábitosIntereses personalesReligiosidad

AutoconceptoAutoestima

Mitos personales

Referencia: La línea ondulada representa un proceso dinámicoAdaptado de McCrae y Costa (2010)

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347 SIMKIN, & AZZOLLINI

se mantiene constante en diferentes contextos (Piedmont & Leach, 2002; Piedmont, 1999, 2012; Rican & Janosova, 2010).

Siguiendo al FFT, las instituciones religiosas, en tanto influencias externas, podrían contribuir al desarrollo de la espiritualidad, mientras que crecer en el marco de una familia atea o agnóstica podría inhibirlo (Koenig et al., 2012). Además, de manera consistente con lo propuesto por McCrae y Costa, se ha observado que la psicoterapia podría afectar y resultar afectada por diferentes aspectos vincu-lados a la espiritualidad (Benson & Spilka, 1973; Tisdale, Key, Edwards, & Brokaw, 1997). De esta manera, influencias externas, como el proceso de socialización o la psicoterapia, afectarían tenden-cias básicas endógenas tales como la espirituali-dad.

Desarrollo. Diferentes estudios han observa-do que el desarrollo de los rasgos de la persona-lidad ocurre a partir de la maduración intrínseca, en mayor medida en el primer tercio de la vida, y a partir de otros procesos biológicos que alteran la base de los rasgos, y que posteriormente se man-tienen relativamente estables (Roberts, Walton, & Viechtbauer, 2006; Terracciano, McCrae, Brant, & Costa, 2005). Numerosos autores han aporta-do apoyo empírico a favor de este postulado en diferentes contextos culturales como en China (Yang, McCrae, & Costa, 1998), Zimbabwe y Es-tonia (McCrae & Costa, 2006), entre otros países (McCrae et al., 2002). Si bien distintos trabajos se han ocupado del desarrollo de la espiritualidad du-rante la infancia, adolescencia y juventud (Fried-man, Krippner, Riebel, & Johnson, 2012; King & Roeser, 2009), a diferencia de los otros cinco fac-tores, se ha sugerido que ésta podría desarrollar-se en mayor medida en la tercera edad, ya sea porque la cercanía con la muerte trae aparejada la necesidad de encontrar un cierre final para la vida (McFadden, 2012; Piedmont, 2005), o bien debido a que han invertido mayor tiempo en su búsqueda (Piedmont, 1999, 2005).

Estructura. Distintos autores han observado que los rasgos se encuentran organizados jerár-quicamente de modo que los cinco niveles de or-ganización más elevados son Neuroticismo, Ex-traversión, Apertura a la experiencia, Amabilidad y Responsabilidad (McCrae & Costa, 1996; McCrae & John, 1992). La misma estructura factorial ha sido identificada en diferentes contextos (Heu-chert, Parker, Stumpf, & Myburgh, 2000; Piedmont & Chae, 1997). Sin embargo, McCrae y Costa (2012) han observado que los cinco factores res-

Una forma de comprender el modo en que la religiosidad, la espiritualidad y la autoestima se asocian en el marco del FFT podría consistir en evaluar la medida en que se ajustan a los postu-lados del sistema de la personalidad, en tanto se las considere como tendencias básicas (espiritua-lidad) y características adaptativas (religiosidad - autoestima), tal como se observa en la figura 2.

TENDENCIAS BÁSICAS

Individualidad. Numerosos estudios han brinda-do apoyo empírico al primer postulado del FFT, a partir del cual las personas pueden caracteri-zarse de acuerdo a una diferencia de rasgos de personalidad que influencian patrones de com-portamiento, pensamiento y emociones (McCrae & Costa, 2010, 2012). Recientemente, diferentes autores han sugerido que concebir la espirituali-dad desde la perspectiva de los rasgos favorece-ría una operacionalización precisa del constructo, que resultaría útil para comprender el fenómeno en diferentes contextos culturales (MacDonald, 2000; Piedmont, 2012).

Origen. De acuerdo con Costa y McCrae (1996), los rasgos de personalidad son tendencias básicas endógenas enraizadas en la biología. El presente postulado resulta uno de los más con-trovertidos, dado que niega el papel del ambiente en la determinación de los rasgos (McCrae & Cos-ta, 2010). Numerosos estudios, sin embargo, han destacado que el contexto resulta decisivo en el desarrollo de tales rasgos de la personalidad (Ro-berts, Caspi, & Moffitt, 2003; Roberts & Helson, 1997; Sutin & Costa, 2010). A partir de estos tra-bajos, McCrae y Costa (2010) han sugerido que el ambiente podría afectar a los rasgos a partir de su impacto en las bases biológicas, lo cual los condu-jo a incorporar una flecha que vincula ambos com-ponentes del sistema, tal como se observa en la figura 1. Así, para los autores, por ejemplo, el pro-ceso de socialización o intervenciones psicotera-péuticas específicas podrían contribuir a moldear las tendencias básicas (Costa, Bagby, Herbst, & McCrae, 2005; Mayberg et al., 2000).

De manera similar, Piedmont (2012) ha defi-nido la espiritualidad como un componente uni-versal innato o endógeno relativo a la condición humana. Para el autor, a pesar de que su expre-sión pueda variar de acuerdo a la cultura, resulta posible identificar un aspecto general, al que de-nominó Trascendencia Espiritual, cuyo significado

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348MODELO Y TEORÍA DE LOS CINCO FACTORES FIVE-FACTOR MODEL AND THEORY

las características adaptativas de las caracterís-ticas desadaptativas, siendo estas últimas objeto de estudio de la psicología clínica y de la psico-terapia. Para los autores, en algunos casos, las adaptaciones pueden interferir con objetivos per-sonales o valores sociales. En este sentido, se ha observado que las personas con baja autoestima resultan más propensas a sentirse torpes, tímidas e incapaces de expresarse con confianza, por lo que se encuentran constantemente preocupadas por cometer un error o exponerse al ridículo, pue-den ser más agresivas, irritables y rencorosas, son más vulnerables a la crítica y experimentan con mayor frecuencia síntomas vinculados a la depresión o la ansiedad (De Wals & Meszaros, 2012; Lee & Hankin, 2009).

Si bien numerosos estudios han identificado que la religiosidad tiende a encontrarse asociada a una mayor autoestima (Ball et al., 2003; Hay-man et al., 2007; Krause, 2003; Simoni & Ortiz, 2003), se han reportado relaciones significativas entre una baja autoestima y la faceta Crisis Re-ligiosa, comprendida en la Escala de Evaluación de Espiritualidad y Sentimientos Religiosos (AS-PIRES), que identifica a aquellas personas que experimentan sentirse alejadas de su Dios o su comunidad religiosa (Koenig, Siegler, Meador, & George, 1990; Piedmont, 2012). Desde un enfo-que cognitivo-conductual, James y Wells (2003) sugieren que esto se debe a que la religiosidad puede ser comprendida como un modelo mental genérico que influye en la evaluación, la valora-ción y la lectura que se hace del mundo y de los eventos de la vida, pudiendo resultar tanto adap-tativo como desadaptativo de acuerdo a su forma y contenido. Los autores identifican dos mecanis-mos que podrían explicar estas relaciones: (1) las creencias religiosas proveen modelos mentales genéricos que sirven de base para la evaluación de los eventos de la vida y (2) las creencias reli-giosas proveen una base para la autoregulación del proceso de pensamiento.

En relación al primer mecanismo, James y Wells (2003) sugieren que algunos modelos men-tales podrían facilitar la comprensión de eventos estresantes de la vida. Por ejemplo, explicaciones religiosas en casos de lesiones físicas por acci-dentes, como creer que una desgracia haya ocu-rrido con motivo de tener una lección que apren-der, o para permitir que la víctima fuera puesta de ejemplo para otros, podrían promover una mayor salud mental (Maltby et al., 2010). Sin embargo, otros modelos mentales podrían contribuir a ex-

ponden simplemente a la evidencia disponible al momento, por lo que resultaría posible expandir el FFM a la luz de nuevas investigaciones. En este sentido, la estructura pentafactorial ha presentado numerosas críticas. En primer lugar, se ha reporta-do la existencia de factores de segundo orden en el FFM (DeYoung, 2006; Digman, 1997; Markon, Krueger, & Watson, 2005), aunque todavía se de-baten las razones teóricas de estos resultados y su aceptación por la comunidad académica aún no es uniforme (Ashton, Lee, & Goldberg, 2004; Biesanz & West, 2004; McCrae & Costa, 2008). Por otra parte, distintos estudios han señalado la necesidad de incorporar nuevos factores al mo-delo, dado que los cinco propuestos resultarían insuficientes para explicar las diferencias indivi-duales (Ashton & Lee, 2001; Cheung, Cheung, Leung, Ward, & Leong, 2003). Entre estos nuevos factores, la espiritualidad ha sido uno de los que ha generado mayor impacto (MacDonald, 2000; Piedmont, 1999) en tanto su conceptualización como rasgo de la personalidad aportaría validez incremental al FFM y facilitaría la evaluación de personas de diferentes tradiciones religiosas (Gol-den, Piedmont, Ciarrocchi, & Rodgerson, 2004; Piedmont, 2012).

CARACTERÍSTICAS ADAPTATIVAS

Adaptación. Siguiendo al FFT, a través del tiem-po, los individuos reaccionan al ambiente desarro-llando patrones de pensamientos, sentimientos y conductas que son consistentes con sus rasgos de personalidad. Tal como se ha señalado, la autoestima se presenta como una característica adaptativa central del FFT, en tanto representa una actitud hacia el “sí mismo”, consistente con las tendencias básicas (Simkin et al., 2012). Por su parte, siguiendo la definición de Piedmont (2010), la religiosidad parecería compatible con el presente postulado dado que, a través del tiempo, en tanto característica adaptativa, se presentaría de manera consistente con los rasgos de persona-lidad. Tal como se ha observado, numerosos es-tudios han reportado asociaciones entre los com-portamientos religiosos y el FFM, especialmente en relación con los factores apertura, responsabi-lidad, amabilidad (Costa, McCrae, & Norris, 1981; Saroglou, 2002, 2010) y, de considerarse un sexto factor, también en relación con la espiritualidad (Piedmont, 2012).

Desajuste. McCrae y Costa (2010) distinguen

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personas resultan eficaces o fracasan en alcanzar sus expectativas (De Wals & Meszaros, 2012; Har-ter, 2012). Dado que una baja autoestima se rela-ciona con trastornos mentales, la investigación en psicoterapia ha contribuido a diseñar intervencio-nes deliberadas para el trabajo con pacientes que experimentan una baja valoración de su persona (O’Brien, Bartoletti, & Leitzel, 2006). De manera similar, cambios en la religiosidad han sido obser-vados en diferentes antecedentes, de modo que, como se ha referido anteriormente, en los últimos años de la vida las personas podrían experimentar una mayor religiosidad ante la proximidad de la muerte (Koenig et al., 2012). Estos trabajos permi-ten dar cuenta de la plasticidad de características adaptativas como la autoestima o la religiosidad. Sin embargo, la relación entre la religiosidad y la maduración biológica probablemente requiera mayor atención, dado que aún no se han identifi-cado suficientes estudios que puedan brindar apo-yo empírico a este aspecto del postulado.

BIOGRAFÍA OBJETIVA

Múltiple determinación. Según el FFT, la acción y la experiencia en un momento dado son una fun-ción compleja de las características adaptativas, lo que implica que rara vez existe una correspon-dencia directa entre las tendencias básicas o las características adaptativas y el comportamiento (McCrae & Costa, 1996, 2010). En este sentido, el comportamiento en un determinado momen-to dado podría concebirse como el resultado del conjunto de características adaptativas, entre las cuales podrían incluirse la autoestima o la religio-sidad.

El curso de la vida. Siguiendo con el FFT, las personas realizan planes, agendas, objetivos, que permiten organizar la acción a partir de intervalos amplios de tiempo de una manera consistente con sus rasgos de personalidad. Por ejemplo, un estu-dio de Gottfredson, Jones y Holland (1993) obser-vó relaciones entre la elección de carrera y los fac-tores de la personalidad, como en el caso de las relaciones específicas entre apertura e intereses artísticos. De la misma manera, se ha observa-do que la espiritualidad se encuentra relacionada con la elección de carrera (Duffy & Blustein, 2005; Duffy, 2006) y de pareja (Koenig et al., 2012; Truji-llo, 2009). Sin embargo, el contexto social también presenta un impacto determinante en el curso de la vida, en parte, debido a las normas y expec-

plicar la misma desgracia como un castigo de Dios por una falta de devoción, promoviendo un sentimiento de “abandono” por parte de Dios o la Iglesia (Pargament, Koenig, & Perez, 2000). El segundo mecanismo supone que algunos com-portamientos religiosos como el rezo o la medi-tación podrían contribuir, en algunos casos, a la autorregulación o la meta-cognición, mediante la reducción de foco en el sí mismo, la preocupación y el estrés, y por lo tanto, conducirían a percibir una mayor salud mental (James & Wells, 2003). Sin embargo, no todas las formas de rezo se aso-ciarían positivamente al bienestar. Por ejemplo, Poloma y Pendleton (1989) clasifican diferentes ti-pos de rezos entre los cuales las oraciones de pe-tición, definidas como el pedido a Dios por objetos materiales, podrían incrementar las rumiaciones y preocupaciones, asociándose a la percepción de un afecto negativo.

En el mismo sentido, Koenig et al., (2012) ob-servan, en primer lugar, que las escrituras religio-sas pueden sacarse de contexto justificando el uso de la violencia contra otras personas o contra un miembro de la pareja cuando existen diferentes contextos culturales o religiosos de ambas partes. En segundo lugar, involucrarse en ciertos cultos religiosos puede ocasionar dependencia emo-cional de un líder y aislamiento de la familia y el entorno íntimo. En tercer lugar, la religión puede promover un pensamiento rigidizado o dogmático y una dependencia excesiva a normas y reglas, restringiendo la autonomía individual y favorecien-do tendencias obsesivo compulsivas en las perso-nas. Finalmente, ciertas creencias religiosas orto-doxas pueden entrar en conflicto con la necesidad de recurrir a tratamientos médicos, psiquiátricos o psicológicos cuando estos son imprescindibles, obstaculizando el acceso al tratamiento.

Así, se observa que la religión, comprendida como una característica adaptativa, en algunos casos, puede interferir con objetivos personales o valores sociales.

Plasticidad. De acuerdo con el FFT, las carac-terísticas adaptativas cambian a lo largo del tiem-po en respuesta a la maduración biológica, los roles sociales, y las expectativas o cambios en el contexto o a partir de intervenciones deliberadas (McCrae & Costa, 1996). Diversos estudios han identificado numerosas variables que afectan la autoestima, como problemáticas familiares, aca-démicas, económicas, entre otras, debido a que la autoestima suele resultar sensible al feedback que se recibe del entorno en la medida en que las

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las personas (McIntyre, Mattingly, Lewandowski, & Simpson, 2014). De esta manera, características adaptativas como la autoestima responderían a la interacción entre las tendencias básicas y las in-fluencias externas.

Del mismo modo, la espiritualidad facilitaría el afrontamiento en el contexto de un atentado a un templo o institución religiosa, contribuyendo a in-terpretarlo como un aprendizaje, o una prueba a superar, reforzando las creencias religiosas (Gall et al., 2005; Koenig et al., 2012). Si en cambio, este atentado fuera seguido por tantos otros, pro-longándose en el tiempo y afectando a buena par-te de la población, en ausencia de apoyo social, estos podrían conducir a algunas personas a ex-perimentar una crisis de fe religiosa en la que se sentirían abandonadas por Dios (Aflakseir & Cole-man, 2009; Koenig et al., 2012). En este sentido, de manera similar a lo observado con la autoesti-ma, la espiritualidad, en tanto tendencia básica de la personalidad, podría interactuar con el contexto social y físico, promoviendo el desarrollo de carac-terísticas adaptativas como la religiosidad.

Apercepción. Nuevamente, siguiendo a Costa y McCrae (2010), los individuos tienden a asistir e interpretar o construir el contexto de una manera que es consistente con sus rasgos de personali-dad. Numerosos estudios han observado que las personas con alto neuroticismo y baja autoestima suelen interpretar el contexto como un lugar hostil o carente de sentido (Uziel, 2006; Widiger, 2009). Por el contrario, las personas extrovertidas o con una mayor apertura a la experiencia podrían in-terpretarlo como un desafío o como una oportuni-dad para atender a nuevos aprendizajes (McCrae & Sutin, 2009; Uziel, 2006). Esto permitiría inferir que el mundo es percibido en parte de acuerdo a las tendencias básicas. Del mismo modo, siguien-do a Piedmont (2012), aquellas personas que se consideran espirituales tienden a encontrar un sentido y un propósito para la vida, más allá de su percepción inmediata del tiempo y el espacio, experimentando un fuerte apego a la naturaleza y las comunidades. De la misma manera, conside-ran que la humanidad en su conjunto es particular-mente buena, a pesar de que existe el bien y el mal en las personas o que algunas de ellas puedan re-sultar difíciles o problemáticas. Esta creencia los conduce a experimentar un vínculo emocional con toda la humanidad (Piedmont, 1999, 2001). Así, la espiritualidad, comprendida como un rasgo de la personalidad, afectaría el modo en el que el con-texto es percibido.

tativas sociales para cada edad (Roberts, Wood, & Smith, 2005). En este sentido, las instituciones religiosas tienden a transmitir un conjunto de nor-mas y expectativas que inciden en el curso y las elecciones de vida de las personas (Paloutzian & Park, 2013; Pargament, Exline, & Jones, 2012).

AUTOCONCEPTO

Esquema del Self. Siguiendo a McCrae y Costa (1996), los individuos presentan una visión cogni-tiva-afectiva de sí mismos que es accesible a la conciencia. Su dimensión evaluativa, la autoesti-ma, se presenta como una visión afectiva del sí mismo, accesible a la conciencia (Simkin et al., 2012).

Percepción selectiva. De acuerdo con el FFT, la información se selecciona de una manera con-sistente con los rasgos de la personalidad (Mc-Crae & Costa, 2010). En este sentido, McAdams et al. (2004) observaron que las historias de vida de las personas con mayor neuroticismo tendían a implicar temáticas vinculadas a las pérdidas, mientras que aquellas personas con mayor ama-bilidad reflejaban historias vinculadas con las re-laciones interpersonales. A su vez, la complejidad de las narraciones se encontraba asociada a la Apertura (McAdams et al., 2004; McCrae & Costa, 2010). De manera similar, las historias de vida de las personas espirituales tienden a incluir temáti-cas que implican un vínculo con un orden superior que contribuye a afrontar situaciones económicas difíciles (Black, 1999).

INFLUENCIAS EXTERNAS

Interacción. De acuerdo al FFT, el contexto so-cial y físico interactúa con las disposiciones de la personalidad moldeando características adapta-tivas que regulan el comportamiento (McCrae & Costa, 2012). Por ejemplo, en el contexto de una crisis económica, la extroversión podría contri-buir favorablemente en la búsqueda de empleo, lo que contribuirá a mantener elevada la autoes-tima (Baay, Van Aken, De Ridder, & Van der Lip-pe, 2014; Burger & Caldwell, 2000; De Wals & Meszaros, 2012). Sin embargo, si el contexto de crisis fuera demasiado profundo, resultaría posi-ble que esta tendencia básica fuera insuficiente para garantizar el acceso al mercado laboral, lo que podría afectar directamente la autoestima de

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351 SIMKIN, & AZZOLLINI

y ésta afectaría las tendencias básicas, indirec-tamente a través de la biografía objetiva y las in-fluencias externas (Simkin et al., 2012).

Si, tal como se ha sugerido, la religiosidad re-sulta una adaptación de los rasgos de la perso-nalidad (Piedmont, 2012; Saroglou, 2010), posi-blemente en el marco del FFT, las experiencias religiosas dependan del modo en que se conec-tan con las tendencias básicas y las influencias externas. De esta manera, en consonancia con lo observado por Rosenberg (1965), las institu-ciones religiosas transmiten valores, creencias e ideales que proporcionarían las bases para auto-evaluarse (Paloutzian & Park, 2013; Pargament, Mahoney & Shafranske, 2013). Dado que la cultu-ra conduciría a considerar que el valor como per-sona debe ganarse en base al esfuerzo individual (Crocker & Park, 2004), las personas necesitarían alcanzar tales ideales para percibirse exitosas y experimentar aprobación social, manteniendo alta su autoestima. En este contexto, dado el impacto del FFM en alcanzar objetivos e ideales (McCrae & Costa, 2012), las personas con un mayor neu-roticismo, menor amabilidad y menor responsa-bilidad podrían percibir una menor autoestima, profundas crisis religiosas, y un sentimiento de abandono por parte de Dios o su comunidad reli-giosa. Por su parte, quienes presenten mayor es-tabilidad emocional, amabilidad y responsabilidad tendrían una mayor autoestima, un vinculo posi-tivo con otros miembros de la comunidad (Pied-mont, 2012), y un mayor apoyo social (Powell et al., 2003; Thoresen & Harris, 2002).

DISCUSIÓN

El presente trabajo ha procurado contribuir, al me-nos en un nivel programático, a explorar el modo en que la religiosidad y la espiritualidad se inte-gran en el marco del FFT (atendiendo especial-mente la relación con la autoestima) a partir de evaluar los antecedentes que permiten conectar-las con los diferentes postulados propuestos por McCrae y Costa (1996, 2012). Si bien el FFT se presenta como un campo fértil para explorar las relaciones entre estos constructos, algunos de los postulados aún generan un profundo debate.

En primer lugar, se observa que todavía no se ha conseguido establecer un consenso respecto del postulado de origen. Mientras que para algu-nos autores los rasgos se encuentran influencia-dos genotípicamente, determinando la forma en

Reciprocidad. De acuerdo con el FFT, los individuos influyen sobre el ambiente en el que responden (McCrae & Costa, 1996, 2010). Podría considerarse que la participación política constitu-ye una de las tantas formas en que los individuos influyen en el ambiente. En los últimos años, dife-rentes estudios han reportado relaciones entre la personalidad y los valores destacando el impacto que ambos presentan de manera conjunta en el comportamiento político de los ciudadanos y en la dinámica entre individuos, colectivos e institu-ciones (Caprara, Vecchione, & Schwartz, 2009; Simkin & Azzollini, 2014), de modo que las perso-nas con mayor apertura suelen identificarse con las ideas de pluralismo y multiculturalidad propias de los partidos con una orientación ideológica de izquierda (McCrae, 1996; Van Hiel, Kossowska, & Mervielde, 2000). A la vez, los individuos se iden-tifican con aquellos partidos que defienden los propios valores (Caprara, Schwartz, Capanna, Vecchione, & Barbaranelli, 2006), por lo que quie-nes presentan valores ligados al universalismo tienden a optar por partidos de izquierda, mien-tras que aquéllos que presentan valores asocia-dos a la seguridad, se inclinan por los partidos de derecha (Barnea & Schwartz, 1998). Por su parte, las personas religiosas tienden a presentar una baja apertura (Saroglou, 2002), una inclinación por los valores que promueven la conservación del orden social e individual y cierta aversión a los valores que promueven el cambio y la autonomía (Saroglou, Delpierre, & Dernelle, 2004), por lo que usualmente tienden a inclinarse por aquellos partidos del ala de derechas (Altemeyer, 1988; Etchezahar & Simkin, 2013). De esta manera, se observa que los individuos influyen sobre el am-biente en el que responden, de manera consis-tente con las tendencias básicas y características adaptativas.

PROCESO DINÁMICO

Tal como han sido descriptos, los postulados del FFT posibilitarían comprender el modo en que la autoestima, la religiosidad y las tendencias bási-cas de la personalidad (incluyendo la espirituali-dad) se integran en un sistema, si bien no se han identificado estudios que pudieran brindar sopor-te empírico a estos procesos específicamente en el marco del tal enfoque (McCrae & Costa, 2012). De esta manera, se ha observado que los cinco factores, en tanto tendencias básicas, incidirían en la autoestima como característica adaptativa

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de la autoestima, como la Escala de Autoestima de Rosenberg (e.g. “Soy capaz de hacer las co-sas tan bien como la mayoría de las personas”, “Siento que no tengo demasiadas cosas de las que sentirme orgulloso”). Posiblemente, esta difi-cultad radique en que el self al que remiten estas escalas responda a un único aspecto del mismo. Tal vez futuros trabajos puedan explorar si otros desarrollos teóricos respecto de este constructo, tales como las nociones de yo conceptualizado, yo como observador, yo como contexto (Dermot Barnes-Holmes, Hayes, & Gregg, 2001; Hayes, Strosahl, & Wilson, 1999) podrían contribuir a comprender en mayor detalle la relación entre la autoestima y la espiritualidad.

En relación al postulado de desajuste, el mo-delo propuesto por James y Wells (2003) pare-cería ofrecer una explicación a la disparidad de resultados reportados en relación al vínculo entre la religión y la salud mental (Koenig et al., 2012). Quizás, integrar esta perspectiva al FFT pueda contribuir a conocer la medida en que las ten-dencias básicas afecten el desarrollo de mode-los mentales “adaptativos” o “desadaptativos”, y por ende, su impacto en la autoestima y la salud mental.

Finalmente, futuras investigaciones podrían focalizarse en los postulados relativos al proceso dinámico, en tanto estos permiten comprender el modo en que interactúan los diferentes compo-nentes del sistema de la personalidad. De la lec-tura de los antecedentes, el FFT parece explicar la interacción entre el ambiente y las tendencias básicas de acuerdo con el principio de parsimo-nia, contribuyendo a comprender con mayor pro-fundidad la naturaleza teórica de las relaciones reportadas entre la autoestima y la religiosidad (Krause, 1992; O’Connor & Vallerand, 1990; O’Laoire, 1997; Piedmont, 2012).

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Acerca del postulado de desarrollo, se han encontrado diferencias en el modo en que la es-piritualidad y los factores del FFM se desarrollan a lo largo del ciclo vital (Levenson et al., 2005; Roberts et al., 2006). Futuras investigaciones po-drían explorar si el lugar que la vejez y la muerte presentan en diferentes contextos culturales po-dría afectar el desarrollo de la espiritualidad des-de una perspectiva evolutiva.

Respecto del postulado de estructura, a pesar de que diferentes autores han sugerido que la espiritualidad podría considerarse un factor inde-pendiente del FFM (MacDonald, 2000; Piedmont, 1999; Rican & Janosova, 2010), su inclusión en el modelo aún no ha obtenido mayor aceptación (Saroglou, 2010, 2011). Por ejemplo, de acuerdo con Saroglou (2014) ser espiritual resultaría equi-valente a ser deportista, de modo que no conside-rarse espiritual no implicaría carecer de una parte central de lo que supone ser una persona. De ma-nera similar a lo observado con los factores de or-den superior (DeYoung, 2006; Digman, 1997), al margen de que distintos estudios puedan aportar apoyo empírico a la estructura de seis dimensio-nes, aún resulta necesaria una mayor elaboración teórica que pueda contribuir a explicar la naturale-za de estos resultados. Dado que el FFM se pre-senta como un modelo eminentemente descrip-tivo, tal vez continuar trabajando en la línea del FFT pueda echar luz sobre el presente problema.

Sobre el postulado de adaptación, si bien se han reportado asociaciones significativas en-tre espiritualidad y autoestima (Piedmont, 2010, 2012), la naturaleza teórica de su relación pro-bablemente requiera mayor atención. Como se ha señalado, dado que la espiritualidad supone suspender juicios de valor respecto del self (Loy, 1996; Piedmont, 1999), desde esta perspectiva resulta difícil otorgar significado a muchos de los ítems comprendidos en los instrumentos em-pleados con mayor frecuencia para la evaluación

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360MODELO Y TEORÍA DE LOS CINCO FACTORES FIVE-FACTOR MODEL AND THEORY

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CC

Cómo citar este artículo: Rodríguez de Behrends, M., & Brenlla, M. E. (2015). Adaptación para Buenos Aires del Cuestionario de Orientación Negativa a los Problemas (CONP). PSIENCIA. Revista Latinoamericana de Ciencia Psicológica, 7, 362-370. doi: 10.5872/psiencia/7.2.23

Recibido/Received: 28/1/2015

Aceptado/Accepted: 7/7/2015

PSIENCIA. REVISTA LATINOAMERICANA DE CIENCIA PSICOLÓGICA 7(2) 362-370 PSIENCIA. LATIN AMERICAN JOURNAL OF PSYCHOLOGICAL SCIENCE

doi: 10.5872/psiencia/7.2.23 2015 · www.psiencia.org

ORIGINALES | RESEARCH PAPERS

Abstract: The goal of the present study is to report as regards the linguistic and cultural adaptation and psychometric properties of the Negative Problem Orientation Questionnaire (NPOQ, for its accronyms in English) in the population of Buenos Aires. The NPOQ is a 12-items measure, on a five-point Likert-type scale. The NPOQ assesses the Negative Problem Orientation (NPO), which is one of the components of the Generalized Anxiety Disorder (GAD) according to the theoretical model of Dugas (Dugas, Gagnon, Ladouceur & Freeston, 1998). NPO refers to a dysfunctional cognitive set regarding social problems, and was originally described as a cognitive-emotional schema (Robichaud & Dugas, 2005b). Data obtained from a sample of 320 participants of the Capital City of Buenos Aires as well as the Province of Buenos Aires (Argentine Republic) has been analyzed. In relation to the consistency of this scale, the results show an excellent internal consistency (α = ,91) and a fairly strong test–retest reliability over a five-week period of ,62. On the one hand, regarding the evidence of validity, significant correlations were obtained with worry (r = ,399; p =,000) and anxiety as a state (r = ,330; p = ,000) and trait (r = ,639; p = ,000). On the other hand, the analysis of the factor structure of the scale and dimensions of the construct indicated two factors that explain 46,27 % of the total variance. Finally significant differences were not registered in the punctuations of the scale according to age, sex and educational level..

Keywords: Negative Problem Orientation – Argentinean Adaptation – Reliability – Validity

Resumen: El objetivo principal de este artículo es presentar la adaptación lingüística y el análisis las pro-piedades psicométricas del Cuestionario de Orientación Negativa al Problema (CONP) para población de Buenos Aires. El CONP es un instrumento de 12 ítems con escalamiento tipo Likert con cinco opciones de respuesta. Evalúa la Orientación Negativa a los Problemas (ONP) que es uno de los cuatro componentes del Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) según el modelo teórico de Dugas (Dugas, Gagnon, Ladou-ceur & Freeston, 1998). La ONP se refiere al conjunto de las reacciones disfuncionales que interfieren en la resolución de problemas (Robichaud & Dugas, 2005b). En la presente investigación se analizaron los datos obtenidos de una muestra de 320 participantes de CABA y Gran Buenos Aires (República Argentina). En cuanto a la confiabilidad del CONP, los resultados indican una excelente consistencia interna de los ítems (α = ,91) y una estabilidad test-retest luego de cinco semanas de ,62. En relación a la validez del cuestionario, se obtuvieron correlaciones significativas con medidas de preocupación (r = ,399; p < ,001), ansiedad como estado (r = ,330; p < ,001) y ansiedad como rasgo (r = ,639; p < ,001). El análisis de la estructura factorial de la escala indicó la existencia de un único factor que explica el 46,27 % de la varianza total. Por último se registraron diferencias significativas en las puntuaciones según el sexo, la edad y el nivel educacional.

Palabras clave: Orientación Negativa a los Problemas – Adaptación Argentina – Fiabilidad – Validez

ADAPTACIÓN PARA BUENOS AIRES DEL CUESTIONARIO DE ORIENTACIÓN NEGATIVA A LOS PROBLEMAS (CONP)ADAPTATION FOR BUENOS AIRES OF THE NEGATIVE PROBLEM ORIENTATION QUESTIONNAIRE (NPOQ)

Marisa Rodríguez de Behrends, María Elena BrenllaPontificia Universidad Católica [email protected]

Agradecimientos: Las autoras agradecen al profesor Dugas y su equipo del Anxiety Disorders Laboratory de la Universidad de Con-cordia (Canadá) por la amabilidad que tuvieron al enviar la escala.En la recolección de datos, las autoras agradecen la colaboraron las alumnas Milagros Fernández, Yanina Goncalves Mo y Agustina Brie de la carrera de Licenciatura en Psicología de la UCA.Las autoras agradecen al Dr. Ricardo Rodríguez Biglieri (Director del Instituto de Terapia Cognitiva Conductual), Lic. Giselle Vetere (Co-directora del Instituto e Terapia Cognitiva Conductual) y Dr. Ignacio Etchebarne (UB) por el juicio de experto emitido.

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363 RODRIGUEZ DE BEHRENDS, & BRENLLA

INTRODUCCIÓN

El Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) tiene como característica principal la ansiedad y preocupación excesiva sobre una amplia gama de acontecimientos o actividades. Su incidencia es mayor en mujeres y su curso es crónico con bajas tasas de remisión. Frecuentemente, la edad de inicio es anterior a los 25 años (Albarracín, Rovira, Carreras & Rejas, 2008). Los datos epi-demiológicos de la Organización Mundial de la Salud señalan que la prevalencia para el TAG es del 6,7% para adultos en los EE.UU., con un pre-dominio de 12 meses del 3,5% (National Comor-bidity Survey, 2014). Presenta alta comorbilidad con otros trastornos mentales como la depresión mayor, trastornos de pánico, diabetes mellitus, entre otros (Albarracín et al., 2008). El equipo de investigación de Dugas (Dugas et al., 1998) pro-pone un modelo teórico-empírico integrador sobre el TAG. En el mismo tienen lugar cuatro procesos cognitivos: (a) intolerancia ante la incertidumbre, (b) tendencia a sobrestimar la utilidad de preocu-parse, (c) orientación negativa frente a los proble-mas, y (d) evitación cognitiva (Rausch, Rovella, Morales de Barbenza, & González Rodríguez, 2011). La Orientación Negativa a los Problemas (ONP, también llamada Orientación Poco Eficaz) es definida como el conjunto de las reacciones desadaptativas que interfieren en la habilidad de resolución de problemas (Robichaud & Dugas, 2005a). Ésta refiere a una serie de cogniciones disfuncionales en relación a problemas sociales, y originalmente fue descrita como un esquema cog-noscitivo emocional (Robichaud & Dugas, 2005b). Según Rauch et al., “consiste en un conjunto de esquemas cognitivos emocionales estables que describen cómo una persona piensa y se siente respecto de los problemas de su vida” (Rausch et al., 2011, pag 216), es decir que refiere a la parte motivacional de la resolución. El déficit en la capa-cidad de resolución de los problemas ha sido iden-tificado en varios trastornos mentales, incluyendo el TAG (Robichaud & Dugas, 2005a) y, en efecto, muchos trabajos de investigación revelan que los individuos que se preocupan de manera excesiva tienen más dificultades para resolver problemas cotidianos y que esto se debe, principalmente, al hecho de que ellos sostienen una orientación inefi-caz frente a ellos (Dugas et al., 1998; Robichaud & Dugas, 2005a; Robichaud & Dugas, 2005b). Más específicamente, las personas que presentan una ONP tienen falta de confianza en sí mismos para

resolver situaciones que representan dificultad, perciben a los problemas como una amenaza, se frustran fácilmente cuando se enfrentan a ellos y albergan sentimientos de pesimismo en cuanto a su solución (Robichaud & Dugas, 2005b).

El Cuestionario de Orientación Negativa al Problema (CONP) ha sido creado en Canadá en el año 2001 por Gosselin, Pelletier y Ladouceur, para evaluar la ONP e identificar uno de los com-ponentes del Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) según el modelo teórico de Dugas (Dugas et al., 1998). Si bien hasta ese momento el So-cial Problem-Solving Inventory – Revised (SPSI-R) evaluaba la capacidad para la resolución de problemas y de autocontrol, éste constaba de 52 ítems, divididos en 5 subescalas, y sólo una de ellas (con 10 ítems) evaluaba la ONP (Robichaud & Dugas, 2005a). La versión original del CONP fue realizada en francés y su propósito era reflejar únicamente el componente cognitivo de la predis-posición a la ONP (amenaza percibida, auto-inefi-cacia, y expectativa de resultado negativa). Los ítems fueron seleccionados a partir de un grupo de enunciados generados por clínicos e investiga-dores. Inicialmente, la versión francesa del CONP constaba de 21 ítems, pero estudios posteriores llevaron a la versión final, que estuvo compues-ta por 12 ítems, cuyas propiedades psicométricas incluían muy buenos índices de consistencia in-terna (α = 0,90) así como adecuadas validez con-vergente y discriminante. En cuanto a la estruc-tura interna, los estudios factoriales mostraron la emergencia de un factor que explicaba el 48% de la varianza total (Gosselin, Pelletier, & Ladouceur, 2001 en Robichaud & Dugas, 2005a). Luego el CONP fue adaptado del francés al inglés median-te los métodos de traducciones independientes y back translation. En la evaluación psicométrica de esta versión se constató una estructura interna unifactorial, una consistencia interna altamente satisfactoria (α = ,92), muy buenos índices de fia-bilidad test-retest (de ,80) y una adecuada validez convergente y discriminante (Robichaud & Dugas, 2005a). Asimismo, entre los antecedentes debe mencionarse el trabajo realizado por Rausch, Ro-vella, Morales de Barbenza y González Rodriguez (2011) en población adolescente argentina. En este estudio se volvieron a constatar las bondades psicométricas del instrumento ya que se obtuvie-ron evidencias muy satisfactorias de consistencia interna y de correlación con constructos afines. No obstante, no existen antecedentes en nuestro medio del estudio de la orientación negativa a los

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364ORIENTACIÓN NEGATIVA A PROBLEMAS NEGATIVE PROBLEM ORIENTATION

problemas en población adulta que, precisamen-te, es el grupo etario con mayor prevalencia de TAG. El presente artículo tiene como objeto infor-mar las características psicométricas y los datos normativos de la adaptación para Buenos Aires del CONP en población adulta. Los resultados de este estudio, de naturaleza psicométrica, permiti-rán contar con una medida de ONP que, junto a los inventarios ya adaptados de intolerancia ante la incertidumbre (Rodriguez de Behrends & Bren-lla, 2015), el Cuestionario de Preocupación de Pensilvania (Rodríguez Biglieri & Vetere, 2011) y el Cuestionario de Evitación Cognitiva (Rodriguez de Behrends, Brenlla & Goncalves Mo, 2014), conforman una batería válida para la evaluación del TAG de acuerdo al modelo de Dugas (Dugas et al., 1998) y son de utilidad tanto para la investi-gación como para el diagnóstico de este trastorno.

MÉTODO

Diseño. Se trata de un estudio descriptivo, trans-versal con diseño correlacional.

Participantes. Se estableció una muestra no probabilística de 320 participantes adultos de población general, residentes en la Ciudad Autó-noma de Buenos Aires y Gran Buenos Aires. La muestra estuvo conformada en un 47,5 % por va-rones (n = 152) y en un 52,5 % por mujeres (n = 168). El rango de edad estuvo comprendido entre los 18 y 65 años (M = 33,79; DE = 13,2). Según la edad, los participantes fueron clasificaron en tres grupos: participantes de 18 a 30 años (n = 180), de 31 a 45 años (n = 60) y de 46 a 65 años (n = 80). Con respecto al nivel educativo, el 13,1% (n = 42) informó tener un nivel de secundario incompleto o menor, el 56,9% (n = 182) informó Secundario completo y el 30% (n = 96) Educación Superior (terciario / universitario / posgrado).

Instrumentos. Los instrumentos utilizados fueron: Cuestionario de Orientación Negativa al Problema (Negative Problem Orientation Ques-tionnaire, Gosselin et al., 2001) en la presente versión que se describe en Procedimiento.

El Inventario de Preocupación de Pensilvania (Penn State Worry Questionairre [PSWQ], Meyer et al., 1990) en su adaptación argentina (Rodrí-guez Biglieri & Vetere, 2011). Es un cuestionario de 16 ítems que evalúa la preocupación mediante una escala tipo Likert. Estudios previos en nuestra población muestran evidencias muy satisfactorias de consistencia interna (α = ,94) y de estabilidad

test- retest en un intervalo de 4 semanas (r = ,81, p > ,001) así como de validez externa (Rodríguez Biglieri & Vetere, 2011).

La Escala STAI–Estado–Rasgo (State–trait Anxiety Inventory, Spielberger et al., 1994) en su adaptación argentina (Leibovich de Figue-roa, 1991). Se trata de una escala de 40 ítems que evalúan el nivel de ansiedad (como estado y como rasgo de personalidad). En la adaptación ar-gentina se han observado muy buenos índices de consistencia interna (α =,90) y de estabilidad en test-retest (r = ,73) (Leibovich de Figueroa, 1991).

Procedimiento y análisis de los datos. En primer lugar, se realizó el contacto con los autores del cuestionario, a fin de solicitarles la autoriza-ción para efectuar la traducción, adaptación y va-lidación del CONP a nuestra población. Para ello, se siguieron las recomendaciones de la Internatio-nal Test Commission (2005) para la adaptación de test. Para la adaptación lingüística del CONP se siguió el método de traducciones independientes mediante el cual se obtuvieron tres versiones rea-lizadas por diferentes profesionales con sólidos conocimientos del idioma inglés, quienes recibie-ron la versión en este idioma. Posteriormente, se llevó a cabo el análisis cualitativo y comparativo de estas traducciones y se los integró en una úni-ca versión. La misma fue sometida al juicio de tres expertos sobre TAG con dominio del idioma inglés y trayectoria comprobada en el tema, quienes emitieron su dictamen en relación a la congruen-cia lógica con el constructo a evaluar, la significa-ción e importancia de cada uno de los ítems, la comprensibilidad en la redacción y la suficiencia de los ítems para captar el constructo. El equipo a cargo de esta investigación estableció una guía para la realización de la evaluación individual de cada uno de los jueces. La misma constaba de instrucciones donde se explicaba la tarea y una tabla de especificaciones que incluía las dimen-siones e indicadores evaluados por cada uno de los ítems. La planilla constaba de una grilla con las opciones propuestas para la escala Likert y para cada ítem. Los expertos emitieron juicio individual en función de todo este material aportado. El aná-lisis del juicio de expertos permitió obtener una adaptación lingüística de la escala que consistió en retener las versiones de los ítems que presen-tasen al menos el 85% de acuerdo inter-jueces en cuanto a los cuatro criterios considerados: su-ficiencia, claridad, coherencia y relevancia. Esta versión preliminar de la escala que fue testeada en un estudio piloto de 45 casos. El análisis pos-

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365 RODRIGUEZ DE BEHRENDS, & BRENLLA

terior permitió la obtención de la versión final de la CONP que se administró en forma conjunta con la PSWQ y el STAI–Estado–Rasgo, a 320 participan-tes de C.A.B.A. y G.B.A. Para la recolección de los datos fueron entrenados tres asistentes de inves-tigación, quienes relevaron el total de los casos. La aplicación fue individual y los participantes ac-cedieron en forma voluntaria previa firma del con-sentimiento informado. Los datos se procesaron con el paquete estadístico SPSS 19.0 (Statistical Package for Social Sciences, version 19.0).

Para el análisis de la discriminación de los ítems se calcularon las correlaciones ítem–total y para el de las evidencias de fiabilidad, medidas de consistencia interna (Alfa de Cronbach) y de estabilidad de las puntuaciones (coeficiente de co-rrelación test–re-test). Las evidencias de validez externa se obtuvieron a partir de los coeficientes de correlación entre las puntuaciones de CONP, PSWQ y el STAI – Estado y Rasgo y para el es-tudio de la estructura interna, el análisis de com-

Alfa si el ítem es eliminado

Correlación Ítem-Total

NPOQ1 ,909 ,490NPOQ2 ,901 ,665NPOQ3 ,901 ,668NPOQ4 ,898 ,731NPOQ5 ,902 ,642NPOQ6 ,899 ,712NPOQ7 ,903 ,619NPOQ8 ,904 ,619NPOQ9 ,902 ,645NPOQ10 ,902 ,662NPOQ11 ,903 ,631NPOQ12 ,902 ,650

Tabla 1. Correlación ítem-total

Ítems M DEAlpha si se suprime el elemento

1. Percibo los problemas como una amenaza para mi bienestar. 1,83 ,87 ,9092. A menudo dudo de mi capacidad para resolver problemas. 1,69 ,85 ,9013. Antes de buscar una solución, a menudo me digo que va a ser difícil re-solver el problema.

1,75 ,90 ,901

4. Muchas veces mis problemas parecen insuperables 1,72 ,94 ,8985. A menudo me cuestiono mis capacidades cuando intento resolver un problema.

1,78 ,84 ,902

6. A menudo tengo la impresión de que mis problemas no tienen solución. 1,57 ,86 ,8997. Dudo que mis problemas se resuelvan fácilmente aún si encuentro alguna solución a ellos.

1,58 ,89 ,903

8. Tiendo a ver los problemas como un peligro. 1,48 ,77 ,9049. Mi primera reacción cuando me enfrento con un problema es cuestionar mis capacidades.

1,57 ,94 ,902

10. A menudo veo mis problemas más grandes de lo que realmente son. 2,24 1,11 ,90211. Aunque haya examinado la situación desde todos los ángulos, dudo si mi decisión será eficaz.

1,83 ,92 ,903

12. Considero que los problemas son obstáculos que interfieren en cómo me desenvuelvo en mi vida diaria.

1,86 ,97 ,902

Tabla 2. Análisis de los ítems del CONP

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366ORIENTACIÓN NEGATIVA A PROBLEMAS NEGATIVE PROBLEM ORIENTATION

10 ítems variaron entre ,49 y ,73, que se consi-deran coeficientes moderados o grandes (Cohen 1988). Palmariamente, los índices alfa son muy satisfactorios ya que sus valores se encuentran entre ,89 y ,91.

A fin de analizar la estructura interna a partir de las puntuaciones de los ítems del CONP y conocer si se asemejaba a la observada en los anteceden-tes, se realizó un análisis de componentes princi-pales. Previamente se corroboró que la matriz de correlaciones era la apropiada para el método a utilizar (Test de Esfericidad de Barttlet = 1833,64; p < ,000; Índice de Adecuación Muestral Klaiser Meyer Olkin = ,927) y luego se realizó el Test Scree de Cattel. Tanto la inspección visual de este

ponentes principales. Finalmente, para el análisis de la influencia del sexo, edad y nivel educativo se aplicó el método de comparación de medias (t de Student para las diferencias por sexo y ANOVA para nivel educativo y rango de edad).

RESULTADOS

En primer lugar, se obtuvieron los índices de dis-criminación (correlación ítem–total) que, siguien-do los criterios de Cohen (1988), implicaron con-siderar como no significativas o irrelevantes a las correlaciones inferiores a ,30. En la Tabla 1 puede notarse que los índices de discriminación de los

Ítems Factor 14. Muchas veces mis problemas parecen insuperables ,7776. A menudo tengo la impresión de que mis problemas no tienen solución. ,9013. Antes de buscar una solución, a menudo me digo que va a ser difícil resolver el problema. ,90110. A menudo veo mis problemas más grandes de lo que realmente son. ,8982. A menudo dudo de mi capacidad para resolver problemas. ,90212. Considero que los problemas son obstáculos que interfieren en cómo me desenvuelvo en mi vida diaria.

,899

9. Mi primera reacción cuando me enfrento con un problema es cuestionar mis capacidades. ,9035. A menudo me cuestiono mis capacidades cuando intento resolver un problema. ,9047. Dudo que mis problemas se resuelvan fácilmente aún si encuentro alguna solución a ellos. ,90211. Aunque haya examinado la situación desde todos los ángulos, dudo si mi decisión será eficaz. ,9028. Tiendo a ver los problemas como un peligro. ,9031. Percibo los problemas como una amenaza para mi bienestar. ,902

Tabla 4. Análisis de componentes principales del CONP

1 2 31. CONP2. PSWQ ,399**2. STAI-Estado ,320** ,307**4. STAI-Rasgo ,639** ,543** ,597**

Tabla 3. Correlaciones del CONP con el PSWQ, STAI-Estado y STAI-Rasgo

Nota: (**) = p ≤ 0,01

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de re-test a 30 individuos de la muestra, mediando cinco semanas entre una y otra administración. El coeficiente de correlación entre ambas tomas fue de r = ,62; p = ,000. En la Tabla 5 se pueden ob-servar las medias y los desvíos estándar para los puntajes del CONP en la primera toma y en el re-test.

Asimismo se calcularon las correlaciones en-tre el CONP y las puntuaciones medias de PSWQ y STAI–Estado–Rasgo, con el objeto de analizar la validez concurrente. Se obtuvo una media de 49.90 para el PSWQ (DE = 10,92); la media del STAI–Estado fue de 35,33 (DE = 8,50); y la del STAI–Rasgo fue de 39,12 (DE = 8,50). En la Ta-bla 3 se muestra la correlación del CONP con las escalas mencionadas. Como se puede observar, el CONP tiene correlaciones estadísticamente sig-nificativas tanto con el PSWQ (r = ,399; p = ,000) como con el STAI–Estado (r = ,330; p = ,000) y el

como el resultado del análisis factorial exploratorio permitieron identificar una estructura interna de un solo factor que explicó el 46,27% de la varianza total. Los 12 ítems presentaron cargas factoriales importantes en ese único factor que oscilaron en-tre ,51 a ,77.

Con el objeto de conocer la consistencia in-terna de estos 12 ítems del CONP (M = 20,92, DE = 7,71), se calculó el coeficiente de alfa de Cronbach. Los resultados indicaron evidencias muy satisfactorias de consistencia interna (α = ,91) tanto en forma global como al considerar si cada uno de los ítems fuera eliminado. En la ta-bla 2 se puede observar el análisis de los ítems, en particular la media y la desviación estándar de cada uno.

Por otra parte, para analizar de manera prelimi-nar la estabilidad del CONP, se realizó un estudio

N M DEPrimera toma 30 20,57 5,73Re-test 30 18,93 6,21

Tabla 5. Medias y desvíos estándar del CONP en la primera toma y en el re-test

Sexo n M DE t Gl pFemenino 168 21,87 8,00Masculino 152

CONP 2,33 3,00 ,020

Tabla 6. Prueba t de Student

Rango de edad n M DE F Gl p18 a 30 años 180 21,75 8,0631 a 45 años 60 20,50 7,9346 a 65 años 80 19,36 6,47

CONP 2,79 2 ,063

Tabla 7. Prueba ANOVA – Rango de edad

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diferencias significativas entre los distintos niveles (F = 4,975; gl = 2; p = ,007). El primer nivel (n = 42, abarcando los subgrupos primario incompleto, primario completo, y secundario incompleto) pre-sentó puntuaciones en el CONP (M = 23,48, DE = 8,92) más elevadas que las exhibidas en los otros dos niveles educativos (Secundario completo: n = 182, M = 21,24, DE = 7,702; Educación Superior: n = 96, M = 19,20, DE = 6,80) (tabla 8). Como se aprecia en la tabla 9 la prueba Bonferroni de comparaciones múltiples, mostró una orientación creciente de la puntuación CONP a medida que el nivel educativo disminuye.

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

Sobre la base de los resultados presentados, se puede afirmar que se obtuvo una adaptación lin-güística del CONP al castellano con propiedades psicométricas satisfactorias ya que tanto las evi-dencias de fiabilidad y como las de validez fueron adecuadas y consistentes con los resultados que

ORIENTACIÓN NEGATIVA A PROBLEMAS NEGATIVE PROBLEM ORIENTATION

STAI–Rasgo (r = ,639; p = ,000). De acuerdo a los criterios de Cohen, estos coeficientes poseen una potencia de moderada a grande. A partir de los re-sultados obtenidos se puede decir que existe una convergencia conceptual del constructo de ONP con los constructos de preocupación y ansiedad como estado y rasgo.

Finalmente, se utilizó la prueba t de Student, para analizar la existencia de diferencias en las puntuaciones medias según sexo. Tal como se muestra en la Tabla 6 se registraron diferencias significativas (p = ,020) entre las puntuaciones medias según el sexo, obteniéndose un resultado más alto en el sexo femenino (M = 21,87) que en el masculino (M = 19,87).

En cuanto a las diferencias en las puntuacio-nes según rango de edades, se utilizó la prueba ANOVA. En la Tabla 7 se observan diferencias que indican una orientación descendiente de la pun-tuación CONP a medida que la edad es mayor.

Por último, se consideró la variable nivel educa-tivo y se realizó la prueba ANOVA, registrándose

Nivel educativo N M DE F gl pHasta secundario incompleto 42 23,48 8,92Secundario completo 182 21,24 7,70Educación superior 96 19,20 6,80

CONP 4,975 317 ,007

Tabla 8. Prueba ANOVA - Nivel educativo

(I) Nivel educativo (J) Nivel educativo Diferencia de medias (I-J) Error típico

Hasta secundario incompletoSecundario completo 2,240 1,304Educación superior 4,278* 1,409

Secundario completoEducación superior -2,240 1,304Hasta secundario incompleto 2,038 ,961

Educación superiorHasta secundario incompleto -4,278* 1,419Educación superior -2,038 ,961

Tabla 9. Prueba Bonferroni de comparaciones múltiples

Nota: (*) = p ≤ 0,05

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RODRIGUEZ DE BEHRENDS, & BRENLLA369

trastorno para el modelo de Dugas- también se encuentra con mayor frecuencia en mujeres. Este dato discrepa con el hallado por Rausch y colabo-radores (2011) en el que señalan que no existen diferencias estadísticamente significativas entre varones y mujeres utilizando el CONP. No obstan-te, hay que indicar que las puntuaciones medias de hombres y mujeres discrepan solo en 2 puntos y que ambas se corresponden con la misma pun-tuación percentil de 60, por ende, la significación psicológica de dichas diferencias requeriría de estudios más profundos en los que se incluyan, además, pacientes previamente diagnosticados con TAG.

Por último, hay que indicar algunas limitacio-nes en el presente estudio. La primera es no haber podido conformar una muestra de proporciones si-milares respecto a la edad y nivel educativo de los participantes. En cuanto a la edad, más de la mi-tad de los encuestados (el 56,25 %) conformaron el rango de entre 18 y 30 años. En cuanto al nivel educativo, el 56,9 % de la muestra total presentó el nivel de educación Secundario Completo. Otra limitación de este trabajo es que la muestra a la cual se le administró el CONP no es representati-va de toda la población argentina, ya que la misma está compuesta por residentes de la Ciudad Autó-noma de Buenos Aires y Gran Buenos Aires.

Los resultados obtenidos en este estudio mar-can dos líneas futuras de investigación. Una, rela-cionada con la influencia del sexo en las percep-ciones de orientación negativa a los problemas, en pos de dilucidar si las diferencias encontradas en nuestro medio son resultado de patrones cul-turales diferentes a los de origen o si se trató una circunstancia puntual debida al muestreo y, otra, analizar la correlación de la ONP con otras patolo-gías que tengan una alta comorbilidad con el TAG, como la depresión mayor, los trastornos de abu-so de sustancias, los trastornos de pánico, entre otras (Albarracín et.al., 2008) así como conocer el poder discriminativo del CONP en población clíni-ca y no clínica.

El Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) es de curso crónico con bajas tasas de remisión. Identificar las variables involucradas para realizar intervenciones terapéuticas apropiadas tiene un rol clave en el adecuado tratamiento del trastorno.

Como conclusión, a partir de los resultados pre-sentados puede señalarse que se logró la adap-tación lingüística y la estandarización del CONP en población local. El estudio de las propiedades psicométricas presentadas demuestra evidencias

se obtuvieron en las investigaciones anteriores del CONP en idioma francés e inglés (Gosselin et al., 2001; Robichaud & Dugas, 2005 a; Robichaud & Dugas, 2005 b). Los estudios llevados a cabo para el análisis de contenido permitieron realizar una adaptación lingüística con un excelente acuerdo inter-jueces respecto de la suficiencia, claridad, coherencia y relevancia de los ítems que confor-man la CONP. Los índices de discriminación obte-nidos para los ítems adaptados fueron muy bue-nos así como los coeficientes alfa de Cronbach. Esto es una fortaleza, ya que implica que el con-tenido de los ítems no afectó la fiabilidad de la prueba y, sumado al estudio de juicio de expertos, permite indicar que el contenido de los ítems es claro y con suficiente coherencia lógica.

Con respecto a la validez concurrente, las pun-tuaciones del CONP se relacionaron de manera significativa tanto con el PSWQ como con el STAI (Estado–Rasgo); la correlación más alta se dio entre la ONP y la ansiedad como rasgo, indican-do que en el presente estudio, y en coincidencia con investigaciones previas la ONP (Robichaud & Dugas, 2005a; Robichaud & Dugas, 2005b), la ONP se encuentra fuertemente vinculada con la ansiedad como rasgo de personalidad y, en menor medida, con los estados transitorios de ansiedad. Esto es lógico ya que la ansiedad generalizada in-dica, primariamente, un atributo relativamente es-table. Por otro lado, el análisis factorial sugiere la retención de un solo factor que explica el 46, 27 % de la varianza total, lo cual está en concordancia con los resultados de estudios anteriores en los que también se halló un único factor para explicar la estructura interna del CONP (Robichaud & Du-gas, 2005 a y b). Con respecto a la consistencia interna de los ítems, el valor de alfa de Cronbach es coincidente con los valores informados en estudios de validación anteriores (Robichaud & Dugas, 2005a). Estas evidencias señalan que la consistencia interna del CONP es excelente. En cuanto a la estabilidad temporal de la prueba, si bien es algo menor al obtenido en la versión en inglés (Robichaud & Dugas, 2005a), resulta mo-derada pero consistente.

En cuanto al análisis de la influencia de varia-bles sociodemográficas, hay que indicar que se han registrado diferencias significativas según el sexo que no fueron informadas en estudios pre-vios. De la misma manera que el TAG es más frecuente en el sexo femenino (Albarracín et al., 2008), según nuestro estudio, la orientación ne-gativa al problema –un componente de dicho

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CC

REVISIÓN | REVIEW

doi: 10.5872/psiencia/7.2.151 2015 · www.psiencia.org

PSIENCIA. REVISTA LATINOAMERICANA DE CIENCIA PSICOLÓGICA 7(2) 371-382 PSIENCIA. LATIN AMERICAN JOURNAL OF PSYCHOLOGICAL SCIENCE

Cómo citar este artículo: Duffy, D. (2015). Consumo de alcohol: principal problemática de salud pública de las Américas. PSIENCIA. Revista Latinoamericana de Ciencia Psicológica, 7, 371-382. doi: 10.5872/psiencia/7.2.151

Abstract: This is a theoretical work that aims to put focus on the problem of harmful use of alcohol. This topic is long, installed in the countries concerned, governments, health systems and population. Yet despite its prevalence and its conditioning of illness and death has often been denied and hidden behind other di-agnoses that are clearly harmful consequence of boxes and prolonged use of alcohol. An epidemiological overview of the Region of the Americas and Argentina will be discussed to demonstrate that the problem exists and therefore care needs of those who design and implement health policies and actions.

Keywords: Alcohol — Epidemiological panorama — Definitions

Resumen: El presente es un trabajo de carácter teórico que tiene como objetivo poner foco en el problema del uso nocivo de alcohol. Este tema está desde hace tiempo instalado en la preocupación de los países, de los gobiernos, de los sistemas sanitarios y también de la población. Sin embargo, a pesar de su preva-lencia y su condicionamiento de enfermedad y muerte ha sido muchas veces negado y escondido tras otros diagnósticos que resultan claramente consecuencia de cuadros de uso nocivo y prolongado de alcohol. Se expondrá un panorama epidemiológico de la Región de las Américas y la Argentina para demostrar que el problema existe y por ello precisa de la atención de quienes diseñan y ejecutan políticas y acciones de salud.

Palabras clave: Consumo de alcohol — Panorama epidemiológico — Definiciones

Recibido/Received: 14/12/2013

Aceptado/Accepted: 11/4/2014

CONSUMO DE ALCOHOL: PRINCIPAL PROBLEMÁTICA DE SALUD PÚBLICA DE LAS AMÉRICASALCOHOL CONSUMPTION: MAIN PUBLIC HEALTH PROBLEM OF THE AMERICAS

Débora N. DuffyUniversidad de Buenos Aires, [email protected]

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ALCOHOL EN LAS AMERICAS ALCOHOL IN THE AMERICAS 372

INTRODUCCIÓN

Desde muy temprano en la historia, el hombre ha utilizado sustancias con fines medicinales, placenteros, para dar cumplimiento a ritos de la época o simplemente para modificar la percep-ción de la realidad, en la constante búsqueda de apartarse del sufrimiento, sea éste físico, psíqui-co, social ó espiritual.

A comienzos del siglo XIX, en Inglaterra, privi-legiada por sus estrechas relaciones con Oriente, se desarrolla el consumo médico del opio y de los anestésicos en general. Su utilización era por un lado preconizada por su efecto terapéutico y con-denado moralmente su empleo en forma electiva “por falta de fuerza de carácter o voluntad”, cues-tión que es retomada en la actualidad en nuestro país en relación al uso terapéutico del cannabis o su empleo en forma electiva.

Luego de su descubrimiento, los psicotrópicos fueron incorporados al tratamiento de los trastor-nos psiquiátricos, fundando los principios de la psicofarmacología moderna, sobre las causas “bioquímicas” de la enfermedad mental, “medica-lizando” los trastornos más invalidantes de ellas. Sin embargo, las condiciones del uso de sustan-cias psicoactivas, en personas aisladas cambió radicalmente a partir del siglo XX haciéndolo des-de entonces, con el único fin de la búsqueda del efecto psicoactivo.

EL USO NOCIVO DE ALCOHOL EN NÚMEROS: ALGUNAS LECTURAS

El uso nocivo de bebidas alcohólicas y el consu-mo de otras sustancias psicoactivas, constituye un grave problema social y de salud pública en el mundo, con importantes consecuencias nega-tivas que trascienden el ámbito de la salud indi-vidual y repercuten en la familia y la comunidad. Dicha problemática no sólo ocasiona daños a la salud y pérdida de vidas, sino también morbili-dad asociada, discapacidad, detrimento de la ca-lidad de vida y enormes gastos para el Sistema de Salud. Datos estadísticos ponen de manifiesto cambios preocupantes en los hábitos de los ado-lescentes en cuanto al consumo de bebidas alco-hólicas. Cabe destacar que en Latinoamérica, se ha señalado que son las sustancias legales las que se consumen más tempranamente, con un inicio aproximado entre los 10 y 14 años (Arrom, Ruoti & Adorno, 1998; Chavez & Andrade, 2005).

El uso de bebidas alcohólicas es ante todo un comportamiento social, que resulta de fuerzas li-gadas con la exposición a situaciones sociales y a la vulnerabilidad de personas y grupos frente a las mismas.

Las actuales investigaciones basadas en evi-dencias demuestran que el consumo de alcohol y los patrones de ingesta en las Américas se hallan en niveles perjudiciales y la Región supera las medias globales para muchos problemas rela-cionados con el alcohol. Existen cinco razones cruciales para considerar al alcohol como una ur-gente prioridad de salud pública en las Américas. En relación a la mortalidad, se estima que en el año 2002, el alcohol causó la muerte de una per-sona cada dos minutos en la Región (Rehm et al., 2006). Se calcula que un 5.4% de todas las muertes en las Américas en 2002 fueron atribui-bles al alcohol, en comparación con la cifra mun-dial de 3.7% (Rehm et al., 2006), es decir, 68% más que el promedio mundial. Asociado con la morbilidad el consumo de alcohol está relaciona-do con más de 60 condiciones de salud (Rehm y Monteiro 2005), que van desde las que son resul-tado de un consumo excesivo de alcohol durante el embarazo y que afecta al feto, a lesiones in-tencionales y no intencionales, cánceres, trastor-nos cardiovasculares, enfermedades hepáticas y condiciones neuropsiquiátricas, incluyendo la dependencia.

El alcohol es una sustancia psicoactiva que afecta al cerebro y a la mayoría de los órganos del cuerpo. Su consumo afecta al consumidor mismo y a quienes lo rodean, por estar relacio-nado con violencia familiar, accidentes fatales de tránsito (tanto para pasajeros como peatones) y violencia interpersonal.

En función con los Años de Vida Ajustados a la Discapacidad (AVAD), el alcohol causó casi el 10.0% de todos los años de vida ajustados a la discapacidad (AVAD) perdidos en la Región en 2002, en comparación con la cifra global de 4.4% (Rehm et al., 2006). En el año 2000, el análisis comparativo de la Organización Mundial de la Sa-lud (OMS) de 26 factores de riesgo distintos y su impacto sobre la carga de morbilidad demostró que el alcohol era el principal factor de riesgo en la Región de las Américas (Rehm y Monteiro, 2005), en tanto que a nivel mundial el alcohol ocupaba el cuarto lugar. En relación con las lesiones por accidentes de tránsito, entre el 20 y 50% de las fatalidades por accidentes de tránsito en la Región estaban relacionadas con el alcohol (OMS, 2004).

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DUFFY373

parado con la media global de 6.2 litros (Rehm, et al. 2006). También asevera la necesidad crítica de iniciar acciones a nivel nacional para trans-formar el problema del uso nocivo de alcohol en una prioridad de la salud pública en el hemisferio. Por otra parte, la mayor carga de morbilidad por alcohol en la región de las Américas recae sobre Centroamérica y Sudamérica produciéndose la muerte de una persona cada dos minutos como consecuencia.

A modo de ejemplo se mencionan, en las ta-blas 1 y 2, datos alarmantes sobre esta proble-mática.

Cabe citar también las estadísticas regionales que nos informan acerca de la prevalencia del uso episódico de alcohol (Tabla 3).

Uno de los grupos más expuestos al problema del uso nocivo de alcohol son los jóvenes, en vir-tud de ello la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR), a través de su Ob-servatorio Argentino de Drogas (OAD), realizó a mediados del año 2005 la Segunda Encuesta Na-cional a Estudiantes de Enseñanza Media, sobre consumo de sustancias psicoactivas.

La encuesta se realizó sobre una muestra re-presentativa de 62.700 alumnos de 13 a 17 años de todo el país. Analizado el consumo de sus-

Además, en el área de Salud Mental, una reciente encuesta de Salud Mental Mundial de-mostró que las Américas presentaban mayores incidencias de trastornos por el uso de alcohol que en el resto del mundo (World Menthal Health Survey Consortium, 2004). En correspondencia con el costo económico, en EE.UU., el costo esti-mado del alcohol fue de casi 185 mil millones de dólares en 1998, un incremento del 25% en seis años (Harwood, 2000), en tanto que en Canadá se gastaron más de 2 mil millones de dólares ca-nadienses tan sólo en costos de atención a la sa-lud en 2002, por problemas relacionados con el alcohol (Taylor, et al. 2007).

LA REGIÓN DE LAS AMÉRICAS

Continuando con lo expresado anteriormente, el consumo de alcohol en las Américas es un 50% mayor que el promedio mundial. Esta afirmación proviene de una publicación de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) que al mismo tiempo evidencia que el consumo y los patrones de ingesta de alcohol se encuentran ya en nive-les perjudiciales y superan las medias globales. En 2002, el consumo de alcohol per cápita en las Américas fue de un promedio de 8.5 litros, com-

AVAD %Alcohol 11,4Sobrepeso 4,2Hipertensiòn arterial 4,0Tabaquismo 3,7Colesterol 2,3Sexo no seguro 2,1Exposición a plomo 2,1Baja ingesta de frutas o verduras 1,8Agua y servicios sanitarios no seguros 1,6Inactividad fìsica 1,4

Tabla Nº 1. Principales factores de riesgo para la carga de morbilidad año 2000, Región de las Américas (Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, México, Paraguay, Uruguay, Venezuela).

AVAD %Uso de alcohol 9,8Tabaco fumado 6,5Sobrepeso y obesidad 5,2Hipertensión arterial 4,5Colesterol alto 3,3Sexo no seguro 2,3Baja ingesta de frutas o verduras 2,2Inactividad fìsica 1,8Uso de drogas ilegales 1,8Agua e higiene no seguros 1,5

Tabla Nº 2. Los 10 Factores de riesgo para la carga de morbilidad en las Américas, 2000. (% AVAD).

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374ALCOHOL EN LAS AMERICAS ALCOHOL IN THE AMERICAS

El análisis por sexo nos permite prestar aten-ción que en los consumos de alcohol, tabaco, marihuana y cocaína los varones presentan ma-yores probabilidad de haberlos realizado en las seis horas anteriores al ingreso en la sala de emergencia; por el contrario, en las mujeres la mayor probabilidad se genera en el consumo de psicofármacos utilizados sin prescripción médica.

Los principales motivos por los que ingresa-ron los pacientes cuya consulta se asocia con el consumo de sustancias psicoactivas, según la impresión clínica del médico son, entre otras, las situaciones de violencia, los accidentes de trán-sito y las sobredosis.

Asimismo, a partir del año 2003, comenzó a implementarse por iniciativa del Ministerio de Sa-lud de la Nación la Encuesta Nacional de Facto-res de Riesgo que valida un instrumento desa-rrollado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Durante el 2005, el Ministerio de Salud de la Nación y el Instituto Nacional de Es-tadística y Censos (INDEC) realizaron la encues-ta a nivel nacional relevando 50.000 viviendas en todos los distritos del país. Se incluyó población de más de 18 años de edad que residían en ciu-dades de más de 5.000 habitantes. De acuerdo a los datos procesados de esta Encuesta, se ob-tuvieron las siguientes conclusiones, entre ellas, se estima que en la Argentina el 37% de los ac-cidentes de tránsito y el 47% de los homicidios y agresiones son atribuibles al uso de bebidas alcohólicas. Se observó que el uso nocivo de al-cohol (uso de más de un trago promedio por día en mujeres o más de dos en hombres) a nivel nacional en los hombres ha sido del 13,6% y del 6,1% en mujeres. El uso nocivo de alcohol a ni-vel nacional fue del 9,6%.

Otro factor que tuvo en cuenta la Encuesta sanitaria fue el Consumo Excesivo Episódico de Alcohol (CEEA), definido como la ingesta de cin-co o más tragos en una sola oportunidad, en los últimos 30 días. El CEEA alcanza a nivel nacional 10,1% de la población. La encuesta reveló que el consumo episódico excesivo estuvo fuertemente asociado con el patrón de consumo en jóvenes: 18,8% de 18 a 24 años contra 9,9% en el grupo 35 a 49 años y 6,9% en 50 a 64 años. Esta rela-ción se observó en todas la provincias.

Asimismo, en el año 2008 se realizó la En-cuesta Nacional sobre Prevalencias de Consumo de Sustancias Psicoactivas llevada a cabo por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (IN-

tancias en el último año, se observa que, son las drogas legales –alcohol y tabaco- las que tienen mayores tasas de consumo, siendo la tasa de al-cohol de un 48,1% (predominantemente en varo-nes) y de tabaco 27,4% (igual en varones que en mujeres). En segundo lugar, aparece el consumo de psicofármacos sin prescripción médica. Por úl-timo, son las drogas ilegales como la marihuana y cocaína las que más se consumen con mayor incidencia en varones que en mujeres.

Además, se realizó en octubre del año 2005 el Segundo Estudio Nacional sobre la relación entre el uso indebido de drogas y la Consulta de Emer-gencia. La investigación consistió en la aplicación del cuestionario estandarizado del Sistema Intera-mericano de Datos Uniformes sobre el Consumo de Drogas (SIDUC) en los Hospitales Públicos de las ciudades capitales del país. A partir de dicho estudio se obtuvieron los siguientes resultados: el 8,8% de las consultas realizadas en el país se re-lacionaron con el consumo de sustancias psicoac-tivas, según la impresión clínica del médico. Tanto a nivel nacional como regional fueron los varones quienes efectuaron, en mayor proporción, consul-tas asociadas al consumo de sustancias psicoac-tivas, siendo, la región de Cuyo la que presentó la mayor proporción. La presencia del alcohol en las consultas relacionadas al consumo de droga fue del 80,5%. A nivel regional la mayor presencia de alcohol se observó en la región de La Patagonia.

Paìs %Canadá 48,26Perú 37,2Argentina 30,07México 28,54EEUU 26,93Brasil 26,29Costa Rica 22,51Uruguay 18,40

Fuente: Reporte Final del Estudio Multicéntrico.

Tabla Nº 3. Porcentaje de Prevalencia de uso no-civo episódico en población general.

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mente, que se ha quintuplicado la producción de litros corrientes y litros absolutos de cerveza. De acuerdo a los antropólogos A. González y S. Wa-llace (1987) la industria cervecera ha sido una de las pocas que incrementó notablemente su pro-ducción y mantuvo un crecimiento sostenido en el tiempo (contando un período de por lo menos 10 años, ya que la investigación por ellos reali-zada en 1987, hace referencia al período que va de 1977 a 1987). Esto significa que el proceso de concentración y centralización de capital de ésta industria se ha intensificado. Dicha expansión, se ha realizado a expensas de la industria vitivi-nícola, observándose estadísticamente un claro avance de la cerveza y un retroceso del vino en las preferencias del mercado nacional.

En lo que respecta a la venta de cerveza, las cifras nos indican que en el transcurso de 5 años (1981 a 1986) aumentó de 2 millones de hectoli-tros a más de cinco millones de hectolitros. Con-secuentemente el consumo per cápita también evolucionó en relación al aumento de la produc-ción, ocupando la cerveza el tercer puesto detrás del vino y las gaseosas, es decir que ha ascendi-do en la escala de preferencias de los argentinos: en un período de 9 años, entre 1978 y 1987, el consumo per cápita pasó de 6,69 litros a 18,49.

Hasta los ochenta, y en relación con la mo-dalidad de ingesta de alcohol, existía un patrón de cultura permisiva pero con rechazo hacia los excesos, que cambió rápidamente hasta alcan-zar en el 2000 un patrón permisivo incondicional (Míguez, H., 2004). Este cambio fue promovido por la industria productora de alcohol, y que para ampliar el universo de los consumidores incor-porando a los jóvenes, concentró la publicidad sobre el sistema de representaciones sociales como objeto de trabajo, mientras que las esca-sas estrategias de prevención insistían sobre las prácticas de consumo que debían evitarse y los trastornos de las mismas.

La televisión se ha erigido en el medio de co-municación masivo y dominante, en ella la publi-cidad tiene como objetivo estimular el deseo y la necesidad de consumir, y los niños y jóvenes re-presentan una importante cuota de mercado. La influencia de la publicidad en los niños es fuerte, y puede considerarse un instrumento peligroso, puesto que crea apetencias y necesidades que no se corresponden con la edad del niño o del adolescente, y que en la mayoría de los casos no podrá satisfacer (Rodríguez, E.; Megías, I.; & Sánchez E., 2002). Los anuncios de bebidas al-

DEC), el Ministerio de Justicia y Derechos Hu-manos de la Nación con el asesoramiento del Ministerio de Salud de la Nación, la cual se llevó a cabo en localidades de 5 mil y más habitantes de todo el País. La muestra total fue de 51.162 viviendas y representa al 96% de la población. Los resultados de dicha Encuesta indican que: el alcohol constituye el mayor problema, teniendo una prevalencia de vida del 76,8%. La prevalen-cia del último año fue del 67% en toda la pobla-ción, de 16 a 24 años el 69,6%, de 25 a 34 años el 67,2%. Además mostró que la prevalencia del último mes fue del 49,9% en toda la población, de 16 a 24 años 51,1%, de 25 a 34 años el 46,3%.

CIFRAS RELACIONADAS CON LA PRODUC-CIÓN DE BEBIDAS ALCOHÓLICAS: EL CASO DE ARGENTINA

Diversos autores han mencionado que el proble-ma del uso nocivo de alcohol no puede analizar-se sin considerar el desarrollo de la producción de bebidas alcohólicas y su impacto en la econo-mía de los países. Por ello, es importante ilustrar el crecimiento de algunos negocios, como el de la cerveza. En la década del ochenta, el consumo de cerveza era de 8 litros por habitante por año; en los 90 pasó a 22 litros y en la actualidad es de 34 litros; es decir, son más de 1200 millones de litros de cerveza los que se consumen anualmen-te (Secretaría de Agricultura Ganadería y Pesca de la Nación. Argentina, 2003).

Al respecto (Verruno, C., 2001) investiga que durante las últimas décadas, específicamente a partir del período de post-guerra, la población mundial vió aumentar año tras año la produc-ción de alcohol a través de las bebidas de uso corriente. Trascurrieron varios años más para esclarecer la real situación en los países desa-rrollados, que observaron un notable incremento en el consumo del mismo. No pasó sino un poco de tiempo más para consolidar los impactos que acusaban el exceso de la bebida en todos sus campos, trasmitiéndose, años más tarde al resto del mundo. Poco tiempo más trascurrió para que a la cantidad de alcohol producido se le sumase la diversificación de calidades, resultando aún más tentadora la oferta, pudiéndose ingerir alco-hol a cualquier hora y en cualquier lugar.

Si bien la producción y el consumo de bebidas alcohólicas ha aumentado en general, es impor-tante destacar, como hemos enunciado anterior-

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entendidas como la capacidad de producir efec-tos que despiertan en el que las utiliza el deseo imperioso de consumirlas otra vez, en la búsque-da de efectos similares. Las sustancias psicoac-tivas modifican la síntesis, la degradación, o la liberación de neurotransmisores y neuropéptidos cerebrales. Son sustancias químicamente muy diversas, que se unen a distintos sitios iniciales en el cerebro y la periferia, generando una com-binación diferente de efectos fisiológicos y con-ductuales luego de su administración.

A pesar de estar involucrados distintos meca-nismos de acción y efectos toxicológicos, todas poseen ciertos efectos en común. Por ejemplo, promueven la reexperimentación de la gratifica-ción (reward) y en sujetos vulnerables con con-textos facilitadores, conducen a la adicción. Todas producen luego de su retiro, estados emo-cionales negativos. La adicción se relaciona con los fenómenos de neuroplasticidad de los meca-nismos celulares, de la organización sináptica. Por ello, la drogadependencia no está definida por la dependencia física, sino por el “comporta-miento de búsqueda de droga”.

Muy frecuentemente tiende a identificarse al consumidor de sustancias como “adicto”, sin embargo hay diferentes tipos de vínculos de las personas con las sustancias sin ser todos ellos adicciones, ni necesariamente consumos proble-máticos. Del universo de personas que consu-men sustancias, una inmensa mayoría no incurri-rá en consumos problemáticos. Por el contrario, en un grupo relativamente pequeño en propor-ción al universo de consumidores el uso adquiere características problemáticas.

Por ello es muy importante hacer una diferen-ciación entre lo que es el uso –que incluye el uso recreativo-, y el abuso y la dependencia a sus-tancias psicoactivas, considerándose a los dos últimos conceptos como patológicos (consumo problemático), aunque aún no se da por conclui-da la delimitación precisa de ellos.

Se puede definir el uso de una sustancia como un consumo aislado, episódico, ocasional, sin tolerancia ni dependencia. Claro está que un único episodio de consumo puede ser fatal, en caso de intoxicación aguda, o dañino cuando una mujer embarazada consume alcohol, o peligroso cuando se consume marihuana y luego se con-duce un vehículo.

El abuso es un uso inadecuado por su cuan-tía, frecuencia o finalidad. Conlleva un deterio-

cohólicas están codificados preferentemente con el claro mensaje de que el consumo de alcohol facilita la diversión y el éxito con las personas del otro sexo. Actualmente la Ley Nacional 24.788, prohíbe las publicidades de bebidas de más de 20º en la televisión, no así los sugestivos anun-cios de cerveza. Para dar un ejemplo se calcula que, en el año 1987 se invirtieron 365 millones de dólares en publicidad en nuestro país, de los cuales 3,3% corresponde al sector de bebidas alcohólicas (González, A. & Wallace, S., 1990).

De esta forma se construye una modalidad de beber en los adolescentes, y en la actualidad también se implanta un patrón de consumo dife-rido en los niños y niñas con característica per-misiva incondicional, fuera de la alimentación y el ambiente familiar.

Esta transformación de las costumbres se ex-pandió rápidamente, en forma de una “explosión epidémica”, entre las poblaciones de jóvenes de casi todo el mundo. Es por ello que, el lugar que las drogas ocupan en una sociedad, la razón por la cual incluye a algunas y excluye a otras, debe ser interpretado a la luz de los cambios sociales, económicos, culturales y científicos que la afec-tan.

USO, ABUSO Y DEPENDENCIA

Denominamos sustancias psicoactivas a aquellas que al ser introducidas en el organismo son capa-ces de alterar o modificar una o varias funciones psíquicas, pudiendo inducir a las personas que las toman a repetir su autoadministración por el placer que generan (acción reforzadora positiva).

La toxicodependencia como hecho social, implica un cambio antropológico que modifica la mirada y la significación del uso de las drogas, significación que no se encuentra en ellas, sino en nuestra cultura. Remite al paradigma central de la articulación entre el lazo social y la liber-tad individual. Se puede aseverar que no existe una causa única a la que pueda responsabilizar-se sino que son tres los ámbitos concurrentes, necesarios y “obligatorios” para que pueda de-sarrollarse el consumo problemático: un contexto social, una persona con disposición y una o más sustancias.

Las sustancias psicoactivas producen sensa-ciones psíquicas además de efectos físicos, de-pendiendo de su pertenencia a distintos grupos. Todas poseen además propiedades de refuerzo,

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A pesar de que esto puede ser inexacto, su ni-vel de precisión es suficientemente bueno para recomendarlo como método para calcular el con-sumo de alcohol en distintos ámbitos, como por ejemplo, en salas de urgencias y accidentes, en centros de atención primaria y en pacientes in-ternados.

Aunque la utilización del término bebida están-dar tiene ventajas, también presenta algunas di-ficultades, puesto que el contenido de alcohol de las bebidas varía enormemente, entre 1 y 45%, lo que puede llevar a cálculos erróneos. Además, el mismo tipo de bebida puede ser presentada en distintos tipos de envases, con las consiguientes diferencias en cantidad de alcohol. Asimismo, la concentración del grado de alcohol puede variar en una misma bebida, dependiendo de dónde y cómo ha sido producida. Hay que tener en cuen-ta también que una bebida estándar difiere de un país a otro y que en la mayoría de los países, se acuerda, por consenso, el contenido de alcohol de una bebida estándar, sin que existan estudios científicos previos.

La utilización de bebidas estándar simplifica la evaluación del consumo de alcohol y se pue-de adoptar en forma sistemática en los centros de atención primaria de la salud. Sin embargo, puesto que hay diferencias de un país a otro, cada país debería determinar el contenido de alcohol de una bebida estándar no sólo por con-senso, sino mediante estudios científicos.

La Organización Mundial de la Salud (Babor & Higgins-Biddle, 2001) propuso determinados valores para las bebidas estándar, expresados en la tabla 4.

ro clínico significativo, que da lugar al incumpli-miento de las tareas habituales y/o alteraciones en las relaciones interpersonales sean sociales o familiares. Incluye tomar un medicamento no recetado o en dosis superiores a las indicadas, intoxicación etílica, usar drogas de diseño para bailar, entre otras.

Existe dependencia de una sustancia cuando se tiene la necesidad inevitable de consumirla y se depende física y/o psíquicamente de ella. Aparece una necesidad de cantidades marca-damente crecientes de la misma para conseguir el efecto deseado (tolerancia), consumiendo en muchos casos para aliviar o evitar los síntomas de abstinencia.

ATENCIÓN PRIMARIA Y CONSUMO DE ALCOHOL

Los trabajadores de atención primaria de la sa-lud pueden describir el consumo de alcohol de sus pacientes en términos de gramos de alcohol consumidos o de bebidas estándar. En Europa, una bebida estándar contiene 10 gramos de al-cohol absoluto (Turner, 1990). En las Américas, no todos los países poseen una definición de be-bida estándar; en Estados Unidos y Canadá una bebida estándar contiene entre 13 y 14 gramos de alcohol. A nivel científico, los informes sobre cantidad de alcohol consumido deben estar ex-presados en gramos de alcohol absoluto, para facilitar las comparaciones entre un país y otro.

El término bebida estándar es utilizado para simplificar la medición del consumo de alcohol.

330 ml de cerveza al 5%140 ml de vino al 12%90 ml de vinos fortificados (por ejemplo, jerez) al 18%70 ml de licor o aperitivo al 25%40 ml de bebidas espirituosas al 40%

Tabla 4. Valores de una bebida estándar según la Organización Mundial de la Salud.

Fuente: Babor y Higgins-Biddle, 2001

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a otras actividades y obligaciones que en algún momento tuvieron mayor valor para él. Una ca-racterística central que se presenta es el deseo, poderoso y difícil de controlar, de consumir al-cohol. El volver a beber después de un período de abstinencia está a menudo asociado con una rápida reaparición de las características del sín-drome.

Asimismo, existen varios términos mal defini-dos que es recomendable no utilizar entre ellos se incluyen los siguientes:

Consumo moderado de alcohol. Es reco-mendable evitar el uso de la palabra “moderado” ya que es una expresión inexacta que intenta describir un patrón de consumo opuesto al con-sumo excesivo. Aunque es utilizada para referir-se a una forma de consumo que no causa pro-blemas (por lo tanto no es sinónimo de beber en exceso), su definición no es exacta. Una mejor expresión sería “consumo de bajo riesgo”.

Consumo razonable, consumo responsa-ble y consumo social. Son imposibles de definir pues dependen de valores éticos, sociales y cul-turales que varían según los países, las costum-bres y los tiempos.

Consumo excesivo. Es un término que, en lo posible, es preferible no utilizar, ya que supone la existencia de una norma de consumo menor a la cual ese consumo, considerado excesivo, se opone. Se prefiere hablar de consumo de riesgo.

Alcoholismo. Es un término que se utiliza desde hace muchos años y de significado va-riado. En general se refiere al consumo cróni-co o periódico de alcohol, caracterizados por la imposibilidad de controlar la ingesta, frecuentes episodios de intoxicación y la falta de preocu-pación con respecto al alcohol, a pesar de sus consecuencias adversas. La inexactitud del tér-mino llevó a un Comité de Expertos de la OMS a descartar su uso, prefiriendo utilizar el de síndro-me de dependencia del alcohol como uno de los muchos problemas relacionados con el consumo de alcohol (Edwards y Gross, 1976; OMS, 1980). Además no está incluido en el ICD 10 y se prefie-re hablar de dependencia del alcohol.

Abuso del alcohol. Es un término de uso corriente, aunque tiene diversos significados. A pesar de ser utilizado en el DSM, manual para el diagnóstico de trastornos mentales, debe ser considerado como una categoría residual, se ha de dar prioridad, siempre que sea aplicable, a la palabra “dependencia”. También se usa a veces

Por su gravedad específica, un mililitro de alcohol contiene 0.785g de alcohol puro; por lo tanto, la definición de la OMS con respecto a las bebidas estándar es de aproximadamente 13 g de alcohol. Se debe recordar que en Europa, una bebida estándar contiene aproximadamente 10g de alcohol (Turner, 1990).

CONSUMO DE RIESGO, CONSUMO PERJUDI-CIAL Y DEPENDENCIA DEL ALCOHOL

El consumo de riesgo se define como un nivel o patrón de consumo que acarrea riesgo de conse-cuencias perjudiciales para la salud, si el hábito persiste (Babor et al. 1994). No existe un acuer-do en cuanto a cuál es el nivel de consumo de alcohol que implica un consumo de riesgo, pero, cualquier nivel de consumo de alcohol implica riesgos. La OMS lo define como consumo regular diario de 20 a 40g de alcohol en mujeres, y de 40 a 60g diarios en hombres (Rehm et al. 2004).

Consumo perjudicial. El consumo perjudicial se refiere a un patrón de consumo que afecta a las personas tanto en su salud físca (por ej., ci-rrosis hepática) como en su salud mental (por ej., depresión como resultante del consumo) (Orga-nización Mundial de la Salud, 1992). Basada en datos epidemiológicos en lo que respecta a los daños causados por el alcohol, la OMS define el consumo perjudicial como consumo regular pro-medio de más de 40g de alcohol diarios en muje-res y de más de 60g diarios en hombres (Rehm et al. 2004).

Intoxicación. Puede ser definida como un es-tado más o menos breve de discapacidad funcio-nal psicológica y motriz inducida por la presencia de alcohol en el cuerpo (OMS, 1992), aún con un nivel bajo de consumo (Eckardt et al. 1998). In-toxicación no es sinónimo de consumo excesivo ocasional.

Consumo excesivo ocasional. Una sesión de beber en la que se consume al menos 60g de alcohol puede definirse como consumo exce-sivo episódico u ocasional (“binge drinking”, en inglés) (OMS, 1992).

Dependencia del alcohol. El CIE-10, el Ma-nual de la OMS para la Clasificación de Trastor-nos Mentales y del Comportamiento, define a la dependencia del alcohol como un conjunto de fe-nómenos conductuales, cognitivos y fisiológicos en los cuales el uso del alcohol se transforma en prioritario para el individuo, en contraposición

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en el mercado (Bruun et al. 1975; Edwards et al. 1994; Babor et al. 2003); y son también sensibles al tratamiento, (Klingemann et al. 1993; Blomq-vist, 1998), cuyo impacto puede aumentar con la presencia de políticas ambientales efectivas.

INTOXICACIONES AGUDAS POR ABUSO DE SUSTANCIAS

El ingreso a unidades asistenciales de urgencia, es una modalidad de presentación de estos cua-dros, de frecuencia cada vez más creciente, por cuadros cada vez más graves y a más temprana edad de los pacientes que consultan.

Tienen una relación casi lineal con cualquier evento relacionado con la reunión de pares, sa-lidas de fines de semana, fiestas de graduación, recitales, competencias o prendas de “fondo blan-co”, preparación “previa” antes del ingreso a algún local o fiesta bailable, celebraciones religiosas tradicionales, reservadas inicialmente para ciertas comunidades, que fueron extendiendo su ámbito auspiciadas por la promoción de las principales marcas de bebidas alcohólicas, e incluso medica-mentos.

Así el consumo de bebidas alcohólicas en ex-ceso se transformó en “normalidad” en la adoles-cencia y en grupos de adultos jóvenes, donde el objetivo en muchos casos es “perder el control” para lo que es “necesario” intoxicarse. Y además en estos grupos, “no beber” significa quedar afue-ra, ser excluido del grupo de pertenencia.

Al igual que acontece con otras drogas como el tabaco, el consumo de alcohol no es una conducta que se presente aislada en los jóvenes, sino que se entrelaza con otras y conforman patrones que caracterizan los diferentes estilos de vida. Esto tiene claras implicaciones estratégicas de cara a elaborar programas preventivos. Además de la es-trecha relación entre alcohol, tabaco y marihuana.

En muchas ocasiones las bebidas alcohólicas de alta graduación se consumen asociadas a sus-tancias de incorporación relativamente reciente, denominadas “bebidas energizantes” clasificadas como suplemento dietario (Código Alimentario Ar-gentino) destinadas a promover un alto nivel de energía y mejorar el rendimiento físico y psíquico, sin un concluyente sustento científico que respal-de tales propiedades benéficas. Estas últimas, constituyen verdaderos estimulantes del sistema nervioso central; y en su asociación con el alcohol, permiten ingerir cantidades superiores del mismo

de manera peyorativa para referirse a cualquier tipo de consumo, especialmente de drogas ilega-les. Se prefiere hablar de consumo perjudicial y de riesgo.

Uso indebido del alcohol. Es un término que describe la utilización del alcohol en forma no consistente con las normas legales o médicas, como el uso no médico de los remedios que re-quieren prescripción médica. Se prefiere la utili-zación del término consumo de riesgo.

CONSUMO PERJUDICIAL Y DEPENDENCIA DEL ALCOHOL

El consumo de alcohol, los daños asociados y la dependencia existen dentro de un continuo, que va desde la abstinencia a la dependencia del al-cohol, pasando por el consumo de bajo riesgo, el consumo de riesgo y el consumo perjudicial. De la misma manera, el daño causado por el consumo de alcohol va desde no causar daño alguno, o daños menores, hasta producir daños considerables e incluso graves. El consumo de alcohol, los daños relacionados con el alcohol y la dependencia del alcohol no son entidades estáticas y los individuos se mueven dentro de ese continuo, una y otra vez, e inclusive pueden dejar de ser dependientes del alcohol y volver a serlo nuevamente durante el transcurso de sus vidas. Un estudio llevado a cabo en Estados Uni-dos descubrió que el 18% de las personas que habían sido dependientes en el período previo al último año, fueron abstemias durante el último año; el 18% fueron bebedoras de bajo riesgo; el 12% fueron bebedoras de riesgo asintomáticos y mostraron un patrón de bebida que los ponía en riesgo de recaídas; 27% estaban en remisión parcial y 25% fueron clasificados como aún de-pendientes (Dawson et al. 2005). Sólo una cuar-ta parte de estas personas había recibido alguna vez tratamiento para su dependencia del alcohol.

La etiología y el ciclo del consumo perjudicial y la dependencia de alcohol se encuentran, en general, en factores de vida, ambientales y del comportamiento (McLellan et al. 2000; Bacon, 1973; Öjesjö, 1981; Edwards, 1989; Moos et al. 1990).

Se los puede describir como trastornos clíni-cos sensibles al ambiente (Curran et al. 1987; Pattison et al. 1997; Humphreys et al. 2002); son sensibles a los factores de política ambien-tal, como el precio del alcohol y su disponibilidad

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bebida alcohólica con psicofármacos y/o bebidas energizantes, clorhidrato de cocaína o “paco” con psicofármacos y/o alcohol, entre otras.

La salud pública tiene dentro de los ámbitos concurrentes que determinan la toxicodependen-cia, incumbencia directa con la asistencia de la persona o sujeto que manifiesta dicho trastorno. En la mayoría de los casos dicha atención se cir-cunscribe, al “daño ya instalado” y por consiguien-te al tratamiento de los efectos físicos que ha pro-vocado el consumo de sustancias.

En los últimos años y frente al fracaso de las políticas de corte prohibicionista, fueron adquirien-do mayor vigencia las estrategias de intervención denominadas de “reducción de daño” que tienen por objetivo la prevención de los daños potencia-les relacionados con el uso de drogas y ponen énfasis en facilitar el acceso de los usuarios a los servicios de salud.

DISCUSIÓN

Emprender un enfoque de Salud Pública para las políticas de alcohol implica la aplicación de inter-venciones apropiadas, que muy probablemente beneficiarían a una mayor cantidad de personas, ya que es un enfoque poblacional. También im-plica la hipótesis de que las poblaciones consu-men bebidas alcohólicas como resultado de una interacción entre la sustancia (es decir, el alcohol como sustancia psicoactiva y tóxica), lo individual (es decir, género, características biológicas, histo-rial personal) y los factores ambientales (es decir, disponibilidad, precio y promoción del alcohol). Por consiguiente, se pueden utilizar principios epi-demiológicos para evaluar y comprender mejor la ingesta de alcohol en una determinada población y proporcionar datos con el fin de monitorear ten-dencias, diseñar mejores intervenciones y evaluar programas y servicios, a diferencia de la medicina clínica, que se enfoca en el tratamiento y cura de una enfermedad en cada caso individual (Babor et al. 2003).

La dimensión de este problema exige conduc-tas y acciones más creativas: la difusión científica y seria, la prevención a nivel comunitario, el com-promiso frente al paciente y su entorno, el estí-mulo de formas de desenvolvimiento social más sanas y menos peligrosas, etc. Es prioritario tra-bajar sobre la promoción de la salud destacando la importancia y los beneficios de una vida con hábitos más sanos en todos los niveles sociales

por disminución de las señales de fatiga y aumen-to del estado de alerta. En el uso combinado con la cocaína o el extasis, desarrolla un sinergismo simpaticomimético, con toxicidad predominante-mente cardíaca.

Las causas de ingreso a los dispositivos sa-nitarios de urgencia son múltiples: intoxicación aguda, pérdida de conocimiento, estados de in-conciencia, alteración de la conducta, agitación psicomotriz, lesiones por caídas, lesiones por riña, accidentes de tránsito; todas situaciones de gran riesgo personal y graves implicancias médicas.

Año tras año aumenta el número de intoxica-ciones agudas por drogas lícitas e ilícitas, este crecimiento va de la mano de una sociedad que fomenta el consumo de sustancias a través de la publicidad de bebidas alcohólicas y de medi-camentos como si éstos fueran objetos de con-sumo que como tal se compran en los kioscos o supermercados, o simplemente con las prácticas de automedicación que los hijos asimilan de sus padres.

Pasivamente asistimos a la promoción de ma-los hábitos alimentarios, extensamente publicita-dos, para aumentar las ventas de un medicamen-to que supuestamente contrarresta los efectos displacenteros de una ingesta inapropiada.

La inducción a la conducta de la inmediatez en la instalación de un tratamiento según los sín-tomas, da resultados: todo puede solucionarse con un comprimido y hasta algunos suplementos dietarios se prefieren comercializar como medica-mentos porque “aumentan su venta”. Pero esta actitud tiene sus costos: cuando a un adolescente le ofrecen un “comprimido” de éxtasis, con la pro-mesa de bienestar y placer, es utópico pensar que podría decir que “no”.

EL POLICONSUMO

Una mención debe hacerse de la modalidad de presentación de los pacientes con consumo pro-blemático de sustancias psicoactivas en los cen-tros asistenciales de urgencia, en cuanto a la com-plejidad de sus cuadros clínicos.

Frecuentemente el ingreso está marcado por la gravedad del cuadro clínico por la suma de sus-tancias, las que interactúan, potenciando o anta-gonizando sus efectos, siendo más difícil por ello su diagnóstico y tratamiento. Las asociaciones más comunes son aquellas que incluyen alguna

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CC

Cómo citar este artículo: Bilyk, E., Ventura, A. C., & Cervigni, M. (2015). Caracterización de la producción científica iberoamericana sobre intervenciones en la prevención del deterioro cognitivo en adultos mayores. PSIENCIA. Revista Latinoamericana de Ciencia Psicológica, 7, 383-396. doi: 10.5872/psiencia/7.2.23

Recibido/Received: 23/2/2015

Aceptado/Accepted: 7/4/2015

PSIENCIA. REVISTA LATINOAMERICANA DE CIENCIA PSICOLÓGICA 7(2) 383-396 PSIENCIA. LATIN AMERICAN JOURNAL OF PSYCHOLOGICAL SCIENCE

Abstract: The aim of this research is to analyze the Latin American scientific production on interventions in preventing cognitive decline in older adults. The world population has changed significantly with respect to its age structure, leading to an exponential increase in programs and treatments to prevent deterioration of cognitive functions in the elderly. However, the scientific literature suggests that interventions coexist with dissimilar characteristics and effects in normal aging. A bibliometric study of empirical articles published in spanish-language scientific journals between 2000 and 2014 was performed. The databases consulted were Redalyc, Ebsco, Scielo and Dialnet. The main descriptors used were: “cognition”, “daily life activities” and “elderly”. The search identified 50 articles. The corpus was analyzed and classified in stages. The treat-ments used most frequently were: Cognitive Stimulation programs, Memory training programs and Cogni-tive–Motor Stimulation Programs. Finally, Cognitive–Motor Stimulation Programs, Multimedia Programs and University Programs for Seniors were the most effective in all cases reporting statistical significance in the results. The research on aging covers a wide sector of the publication currently performed in Psychology to be a growing area.

Keywords: Bibliometrics — Cognitive functions — Cognitive decline — Prevention programs — Elderly

Resumen: El objetivo general de la presente investigación es caracterizar la producción científica ibe-roamericana sobre intervenciones en la prevención del deterioro cognitivo en adultos mayores. La pobla-ción mundial ha sufrido importantes transformaciones en lo que respecta a su estructura etaria dando lugar a un incremento exponencial de programas y tratamientos para prevenir el deterioro de las funciones cogni-tivas en la vejez. No obstante, la literatura científica indica que coexisten intervenciones con características y efectos disímiles en el envejecimiento normal. Se realizó un estudio bibliométrico de artículos empíricos publicados en revistas científicas de habla hispana entre los años 2000 y 2014. Se consultaron las bases de datos Redalyc, Ebsco, Scielo y Dialnet. Lo principales descriptores utilizados fueron: “funciones cognitivas”, “actividades de vida diaria”, “adulto mayor”. La búsqueda identificó 50 artículos. El corpus se analizó y cla-sificó en sucesivas fases. Los tratamientos empleados con mayor frecuencia fueron: Programas de Estimu-lación Cognitiva, Programas de entrenamiento en Memoria y Programas de Estimulación Cognitivo–Motriz. Por último, los Programas de Estimulación Cognitivo–Motriz, Programas Multimedia y Programas Universi-tarios para Mayores resultaron los más efectivos reportando en todos los casos significación estadística en sus resultados. La investigación sobre la vejez recoge un amplio sector de la publicación que actualmente se realiza en Psicología siendo un área en expansión.

Palabras clave: Bibliometría — Funciones cognitivas — Deterioro cognitivo — Programas de prevención — Adulto mayor

doi: 10.5872/psiencia/7.2.121 2015 · www.psiencia.org

INTERÉS PÚBLICO | PUBLIC INTEREST

CARACTERIZACIÓN DE LA PRODUCCIÓN CIENTÍFICA IBEROAMERICANA SOBRE INTERVENCIONES EN LA PREVENCIÓN DEL DETERIORO COGNITIVO EN ADULTOS MAYORESCHARACTERIZATION OF LATIN AMERICAN SCIENTIFIC PRODUCTION ON INTERVENTIONS FOR THE PREVENTION OF COGNITIVE DECLINE IN OLDER ADULTS

Emilse Bilyk1,2, Ana Clara Ventura1,2,3, Mauricio Cervigni4,5

1Universidad Nacional de San Martín, 2Escuela de Humanidades (Convenio Fundación del Gran Rosario), 3CONICET, 4Centro de Investigación de Neurociencias de Rosario, 5Instituto Universitario del Gran Rosario

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DETERIORO COGNITIVO EN ADULTOS MAYORES COGNITIVE DECLINE IN OLDER ADULTS 384

INTRODUCCIÓN

El proceso de envejecimiento es un fenómeno uni-versal que se asocia a una declinación general de las funciones fisiológicas, entre las cuales se en-cuentran las funciones cerebrales, lo cual produce un conjunto de déficit conductuales, cognitivos y emocionales (Bentosela & Mustaca, 2005; Jara Madrigal, 2008).

El estudio de estos cambios es de particular relevancia, dado el aumento de personas mayo-res de 65 años. A nivel mundial se calcula que en los próximos 50 años la cantidad de personas mayores de 65 años se triplicará mientras que la franja poblacional de quienes superan los 80 años crecería cinco veces más. Sin desconocer la im-portancia que suponen las mejoras en las condi-ciones de salubridad, el creciente incremento del número de personas mayores en nuestro país su-pone pensar también en el bienestar, autonomía y mejoramiento de la calidad de vida de la persona de edad avanzada (Binotti, Spina, Barrera & Do-nolo, 2009; Cervigni, Sguerzo, Alfonzo, Martino, Mazzoni & Vivas, en prensa).

En los últimos años, se han incrementado los conocimientos y las intervenciones tendientes a abordar los cambios que se producen en las fun-ciones cognitivas de los individuos con la edad, con el propósito de mejorar la actuación de es-tas personas en la vida cotidiana, posibilitar un desempeño adaptado al mundo en el que viven y asegurar una participación social efectiva de los adultos mayores (Román Lapuente & Sánchez Navarro, 2004).

No obstante, un análisis de la literatura cien-tífica indica que coexisten diferentes tipos de in-tervenciones (terapias farmacológicas, terapias de reminiscencia, grupos de orientación a la reali-dad, tratamientos conductuales y programas que combinan estimulación cognitiva y actividad física, etc.) cuyos efectos son disímiles en el envejeci-miento normal.

Según Sanduvete (2004) los antecedentes indican que las investigaciones en el área de los programas de atención a personas mayores pre-sentan bajos niveles de validez y generalización de los resultados producto de que la mayor parte de los estudios encontrados tienen un carácter princi-palmente descriptivo, con predominancia de inves-tigaciones cuantitativas basada en metodologías de encuesta y observacionales (García-Sílberman, Arana, Martínez, Infante & Jiménez, 2004).

A partir de la creciente divulgación de literatura relacionada a la intervención en la prevención del deterioro cognitivo en adultos mayores, se obser-va la necesidad de realizar estudios que permitan construir y conocer su historia y su presente. La bi-bliometría proporciona esta información; mediante procedimientos estadísticos y matemáticos pro-vee una visión objetiva de un determinado tópico de investigación y constituye un acercamiento ele-mental al conocimiento del mismo (Carpintero & Peiró; 1981; Klappenbach & Arrigoni, 2011). Esto permite, con precisión, formular políticas, planes y estrategias para orientar las dinámicas de de-sarrollo de la producción de conocimiento en la comunidad científica. No solamente aporta bene-ficios para el futuro desarrollo científico, sino que permite inferir las necesidades de los miembros de una determinada sociedad (Aguilar B., López López, Barreto, Bolena Rey, Rodríguez & Vargas, 2007; Pavetti, Aguirre & Pereno, 2012).

Por lo expuesto, el objetivo general de este tra-bajo es caracterizar la producción científica ibe-roamericana sobre intervenciones en la preven-ción del deterioro cognitivo en adultos mayores. Algunos de los interrogantes que guían el presen-te trabajo son: ¿Qué tipo de intervenciones se lle-van a cabo en la prevención del deterioro cogniti-vo en personas adultas mayores? ¿En qué países se llevan a cabo? ¿Sobre qué ejes temáticos se ha trabajado? ¿Qué estrategias utilizan? ¿Cuál es el efecto de dichas intervenciones? ¿Qué distribu-ción tiene esta producción a lo largo de los años? Esto permite aportar datos precisos acerca de la productividad en el área e identificar las principa-les tendencias de investigación enriqueciendo la discusión conceptual vinculada la prevención del deterioro cognitivo en adultos mayores.

INTERVENCIONES PARA PREVENIR DÉFICIT COGNITIVOS DEL ENVEJECIMIENTO

Estimulación cognitiva. Davicino, Muñoz, De la Barrera y Donolo (2009), consideran que la esti-mulación cognitiva engloba las actuaciones dirigi-das a mantener o mejorar las capacidades cog-nitivas, dichas actuaciones se fundamentan en la planificación psicopedagógica de actividades con el objeto de activar y mantener las capacidades mentales.

Jara Madrigal (2008) utiliza el término psico-estimulación cognitiva para referirse a un proce-so de mejoramiento de las capacidades mentales

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Se pueden utilizar temas desde el recuerdo de hechos generales hasta recuerdos de experien-cias personales. En el caso de personas afecta-das con demencia, es de amplio conocimiento que tienen más memoria de su juventud, ya que se tra-tan de recuerdos muy aprendidos y fijados o que tienen un especial significado emocional o perso-nal. La estimulación de los recuerdos y la expre-sión de los mismos puede ser de gran dificultad en aquellas personas con trastornos de lenguaje, no obstante, el utilizar estimulación sensorial como canciones, olores, ruidos puede ayudar a conse-guir el efecto que deseamos.

Al momento de aplicar técnicas de reminis-cencia es importante conocer las diferencias in-dividuales, e incluso prever las posibles reaccio-nes de las personas, en tanto, conocer el pasado supone poder entender alguna de las reacciones actuales que presenta.

Menciona Laborda (2002) que lo que se busca alcanzar a través de la técnica de reminiscencia es favorecer y dar oportunidad de expresión de vivencias pasadas con el fin de potenciar la identi-dad de la persona. Por lo que se tiene que realizar sesiones grupales con personas de edad similar y afinidades parecidas, es decir, que sean lo más homogéneas posibles. Utilizándose ciertos recur-sos prácticos como libros de historia de vida, don-de se recogen los datos.

Grupos de buenos días. Según Arriola e Inza (1999), es una actividad ampliamente difundida dentro de los programas generales de funciona-miento de las Residencias Geriátricas en países desarrollados, donde deben acudir al grupo todos los usuarios cognitivamente sanos, junto a una mi-noría constituida por ancianos con demencia senil leve o moderada. El primer grupo estará informado de que una de sus funciones será la de estimular y dinamizar a este segundo grupo, para lo cual, se los estimula a hablar y se los interroga respecto a cómo se encuentran, qué realizaron durante el día anterior, y demás preguntas de carácter simi-lar con el objeto de fomentar la orientación general de los participantes.

Continuando con los planteos realizados por los autores, las funciones terapéuticas del grupo son: el mantenimiento de la atención; la estimu-lación a la verbalización; el refuerzo de la auto-estima; la ejercitación de las habilidades sociales; el fortalecimiento del sentido de pertenencia a un grupo e integración en la colectividad; y la orien-

de atención, memoria, comprensión y orientación temporoespacial, lo que redunda en un mejora-miento en la calidad de vida, para lo cual resulta necesario realizar intervenciones que favorezcan la adquisición de estrategias compensatorias, pro-moviendo una adecuada adaptación del adulto mayor a los cambios ambientales y le ayuden a mantener su competencia social. Por otra parte, López y Ariño (2002) argumentan que la estimula-ción y el entrenamiento de habilidades cognitivas pueden mejorar el estado de ánimo y prolongar el período de autonomía del paciente, consiguien-do un aumento de su autoestima y asertividad. La mejoría del estado de ánimo probablemente au-mente la flexibilidad de los esquemas mentales y mejore ciertas áreas cognitivas asociadas a la ejecución de las actividades de vida diaria y activi-dades instrumentales de la misma.

Retomando los planteos de Puig (2002) cual-quier tipo de estimulación cognitiva posee tres ob-jetivos básicos, en primer lugar, crear un entorno rico en estímulos que facilite el razonamiento y la actividad motora, en segundo término, mantener las habilidades intelectuales conservadas el máxi-mo tiempo posible con la finalidad de preservar la autonomía de los sujetos mayores, y finalmente, mejorar las relaciones interpersonales de los suje-tos a fin de preservar su competencia social.

Tratamientos farmacológicos. A partir de hallaz-gos experimentales, se han desarrollado terapias farmacológicas para los trastornos cognitivos de la vejez y la enfermedad de Alzheimer. De este modo, se han utilizado drogas que aumentan la actividad de las neuronas colinérgicas del cerebro anterior y que se proyectan al hipocampo y la cor-teza cerebral. Estas drogas son los precursores de la acetilcolina, los inhibidores de la acetilcoli-nesterasa (encima encargada de la degradación de la acetilcolina, el factor de crecimiento neuronal y las drogas nootrípicas. Según Bartolini (1996) las mismas mejoran la hipofunción colinérgica y actúan como estimuladores cognitivos, posibilitan-do una mejoría en el desempeño mnésico de los sujetos.

Terapia de Reminiscencia. Laborda (2002) defi-ne la reminiscencia como una técnica que consti-tuye una forma de mantener el pasado personal y de perpetuar la identidad del adulto, que utiliza la estimulación, la comunicación, la socialización y el entretenimiento.

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la salud, a los ejercicios físicos y a la estimulación social, además, se deben considerar que factores tales como, problemas emocionales o depresión, afectan las funciones cognitivas de los ancianos.

En los últimos años se ha comenzado a traba-jar con programas de computación en estimula-ción cognitiva, que disponen de distintos módulos en los que el usuario trabaja con los programas preparados con la computadora.

Programas combinados de estimulación cog-nitiva y actividad física. En éste tipo de progra-mas se combina el entrenamiento mental con el entrenamiento físico o psicomotriz. Al respecto, Cao, Lacruz y Táboas (2011) realizan estudios donde evalúan la eficacia del programa «Memo-ria en movimiento» en el cual las tareas de tra-bajo cognitivo se efectúan a través de activida-des con implicación motriz, por tanto, al tiempo que se desarrollan las habilidades cognitivas de atención y memoria, se trabaja conjuntamente la coordinación, la orientación espacial y temporal, la conciencia corporal y capacidades físico-condicio-nales, como la movilidad articular y la flexibilidad muscular. Estos autores han demostrado los efec-tos que los programas de actividad física tienen en las capacidades cognitivas y la calidad de vida de las personas mayores. Tras sus investigaciones concluyen que la actividad física no sólo incide en las funciones fisiológicas atenuando el declive físico, sino que también está estrechamente rela-cionada con la salud mental, la depresión, el es-tado de ánimo y el funcionamiento cognitivo, con lo cual confirman la eficacia de un entrenamiento combinado de memoria y psicomotricidad para la mejora cognitiva de las personas mayores.

MÉTODO

Diseño. Este trabajo se basa en un estudio bi-bliométrico de carácter exploratorio realizado en Argentina, donde se analiza en forma sistemática la producción científica publicada en revistas de Psicología, Ciencias de la Educación, Lingüística y Ciencias Médicas, de habla hispana, acerca de los efectos de distintas intervenciones y tratamien-tos utilizados para mejorar posibles deterioros provocados por el envejecimiento normal en las funciones cognitivas de sujetos adultos mayores, en el período correspondiente a los años 2000 a 2014. Se utilizó un diseño ex post facto retrospec-tivo historiográfico bibliométrico (Montero & León,

tación general. Considerando los objetivos expuestos, el gru-

po aborda tres temáticas: en primer lugar, el sa-ludo, destacando la importancia en el interés por el estado de los miembros del grupo; en segundo lugar, la orientación témporo-espacial, la cual se trabaja a partir de un calendario móvil; finalmente, la lectura y comentario de los titulares más impor-tantes del periódico.

Grupo de orientación a la realidad. Leturia y Yanguas (1999) consideran a la Orientación a la Realidad como un método terapéutico que incluye diversas técnicas de rehabilitación cognitiva que se utilizan con personas con pérdida de memoria, desorientación temporal y espacial, y problemas de confusión. Se utiliza en personas con trastor-nos cognitivos y demencias, mediante la estimula-ción y provisión estructurada de información acer-ca de sí mismo y de su entorno.

Continuando con los planteos de los autores, las principales metas a alcanzar a través de los Grupos de Orientación a la Realidad son: propor-cionar información básica de modo sistemático a personas desorientadas o confusas, respecto a orientación en el tiempo, en el espacio y respec-to a las personas; conseguir una mejora de las conductas sociales y personales, con frecuencia desintegradas en casos de demencia; estimular la comunicación y la interacción, como complemento de la modificación de conductas no apropiadas; prevenir el aislamiento social; inducir la comunica-ción y la participación activa de todos los integran-tes del grupo; y estimular por medio de activida-des de carácter lúdico las funciones cognitivas de orientación, retención y atención.

Tratamientos Conductuales. La mayor parte de los programas de entrenamiento en estrategias memotécnicas se realizan en grupo, e incluyen el uso de imágenes visuales, además de distintas formas de categorización y clasificación de la in-formación, con lo cual se atenúan las diferencias con respecto a los jóvenes en tareas de recuerdo. Además, cuando estos programas cuentan con manual práctico favorecen la generalización de estrategias porque se puede aplicar en el hogar y cada anciano puede avanzar a su propio ritmo.

Bentosela y Mustaca (2005) afirman que los tratamientos conductuales disminuyen los deterio-ros cognitivos y de la memoria a largo plazo. Estas intervenciones se asocian al cuidado general de

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modo, conceptualmente se dirigen al mismo ob-jeto de estudio. Cabe destacar que un importante número de investigaciones abordan actividades recreativas del tipo físicas, mentales, sociales o tendientes a la protección de la salud; este abor-daje comprende distintas funciones cognitivas por lo que fueron tenidas en cuenta. La misma obser-vación cabe a aquellas investigaciones que se centran en programas de educación para Adultos Mayores en donde no se procede a estimular una función determinada, sino que se aborda la esti-mulación cognitiva de forma global.

Descripción procedimental. Se realizaron tres búsquedas en el período comprendido entre agosto de 2012 y diciembre de 2014. La primera búsqueda se efectuó en agosto de 2012. Tras la revisión de los mismos se excluyeron determina-dos documentos por los siguientes motivos: (1) correspondían a recesiones; (2) no se trataban de artículos de investigación; (3) no se encontraban escritos en idioma español (Se aceptaron investi-gaciones de toda procedencia, pero a condición de que estuviesen redactadas en español); (4) la muestra no se correspondía con adultos mayores o personas de la tercera edad; (5) no abordaban el estudio de las funciones cognitivas. Finalmen-te, luego de la aplicación del mencionado criterio de inclusión-exclusión, el corpus quedó reducido a 26 artículos. La segunda pesquisa se realizó en diciembre de 2013, arrojando 28 artículos, ocho correspondientes a la base de datos Dialnet, 10 a EBSCO, tres a REDALYC y siete a SCIELO. Nuevamente se procede a la revisión de los do-cumentos bajo los mismos criterios de inclusión-exclusión antes expuestos, dejando un saldo de 16 artículos. Finalmente, en diciembre de 2014 se procedió a efectuar la última búsqueda, la cual arrojó 11 artículos, cuatro correspondientes a la base de datos DIALNET, cinco a REDALYC y dos a SCIELO. Procediendo a la utilización criterios de inclusión-exclusión mencionados, permanecieron en el corpus 8 artículos. Las tres búsquedas (con las consiguientes exclusiones) proporcionaron 50 artículos que finalmente constituyeron la uni-dad de análisis del presente estudio bibliométrico. Cabe señalar que en las bases de datos no arroja-ron artículos repetidos.

Este método está destinado al análisis estadís-tico de ciertos indicadores cuantitativos de la lite-ratura científica. En el apartado siguiente se deta-lla cuáles fueron los indicadores seleccionados en el presente estudio.

2007).La unidad de análisis del presente estudio se

corresponde con artículos de revistas científicas, en tanto se procuró conocer los resultados de in-vestigaciones empíricas publicadas en revistas indexadas, previa evaluación de jueces expertos. En lo que respecta al idioma de los artículos, in-teresan aquellos publicados en castellano, ya que el objetivo fue caracterizar la producción científica en el contexto latinoamericano donde se inserta nuestro país. Asimismo, se intenta que la revisión sea actualizada e incluya los últimos desarrollos en el tema, por lo cual se optó por seleccionar el intervalo de tiempo antes mencionado.

La selección de las revistas se corresponde con las disciplinas que han tenido una producción importante en lo referente a la problemática de la intervención en el área cognitiva del adulto ma-yor. A saber: Psicología, Ciencias de la Educación, Lingüística y Ciencias Médicas.

Unidad de análisis. Para el presente estudio se analizaron cincuenta (50) artículos publicados en revistas correspondientes a las bases de datos REDALYC, EBSCO, SCIELO Y DIALNET, edi-tados en castellano, entre los años 2000 y 2014 (Anexo I). Entre las revistas analizadas se en-cuentran: “Revista Española de Geriatría y Ge-rontología” (12%); “Revista Anales de Psicología” (8%); “Psicothema” (6%); Revista Intercontinental de Psicología y Educación” (4%); Revista Chile-na de Neuropsicología” (4%); “Revista Cubana de Medicina” (4%), que destacan debido al número de artículos aportados al estudio.

Descriptores de búsqueda. Se procedió a dise-ñar la búsqueda utilizando como eje el término “adultos mayores”, y posteriormente incluyendo denominaciones similares, tales como: “gerontes”, “personas mayores”, “adultos de la tercera edad”, “viejos”, “sujetos de tercera edad”, “adultos mayo-res y senescentes”, dado que refieren a la misma población. Los patrones de búsqueda utilizados fueron seis y se aplicaron sistemáticamente en cada base de datos, a saber: intervención-funcio-nes cognitivas-adulto mayor; prevención-funcio-nes cognitivas-adulto mayor; prevención-deterioro cognitivo-vejez; cognición-vejez; funciones cogni-tivas-vejez; estimulación cognitiva-vejez.

En la indagación se incluyeron expresiones afi-nes a las “funciones cognitivas”, siendo términos que si bien no se definen estrictamente del mismo

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como cualitativas, en relación a diferentes dimen-siones de la problemática. Para el análisis esta-dístico se utilizo el software SPSS (Statistical Pac-kage for the Social Sciences), versión 15.0. Este instrumento permitió organizar la información en matrices, y elaborar las tablas correspondientes a cada indicador sobre las cuales se trabajó en una etapa posterior al relevamiento de los artículos a analizar.

RESULTADOS

Se encontraron 50 artículos publicados en revis-tas iberoamericanas, con un mayor flujo de pu-blicaciones editadas en España (n = 19; 38%) y México (n = 10; 20%) (Tabla 1).

El número de publicaciones aumentó progre-sivamente desde el año 2000 alcanzando un de-sarrollo superior a partir del año 2009 (Tabla 2, Gráfico 1).

Respecto al área temática (Tabla 3), la ma-

Análisis de datos. El análisis de cada publicación se desarrolló considerando los siguientes indica-dores bibliométricos: distribución de los artículos según base de datos, país, año de publicación, área disciplinar en que se enmarcan los artícu-los, metodología de investigación de los estudios, tipo de seguimiento y finalidad del diseño, tipo de muestra, tipos de tratamientos y funciones cogni-tivas abordadas.

Si bien existen artículos con muestras similares que han seleccionado como unidades de análisis algunas de estas variables, no se halló otro artí-culo que usara exactamente las misma variables para analizar este tipo de muestra por lo que se considera que el método utilizado en este traba-jo es original y su utilización responde al requeri-miento de los objetivos estimulados.

La información así analizada nos coloca ante la posibilidad de conocer la magnitud de la pro-ducción y sus características, tanto cuantitativas

Artículos (n=50)# %

País

España 19 38México 10 20

Argentina 8 16Colombia 6 12

Cuba 3 6Chile 2 4Brasil 1 2

Costa Rica 1 2

Tabla 1. Distribución de los artículos según el país de origen de la publicación científica

Artículos (n=50)# %

Año de publicación2000-2004 8 162005-2009 22 442010 en adelante 20 40

Tabla 2. Distribución de los artículos según el año de publicación

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los analiza mediante procedimientos estadísticos, con el fin de generalizar los resultados encontra-dos (Hernández Sampieri, Fernández Collado & Baptista Lucio, 2006).

Respecto al diseño, el 60% (n = 30) de los es-tudios implementaron estudios de corte transver-sal, es decir, investigaciones que recopilan datos en un momento único (Hernández Sampieri, Fer-nández Collado & Baptista Lucio, 2006).

yor parte de los artículos aportó conocimientos al campo de la Psicología cognitiva (n = 16; 32%) y del Psicodiagnóstico (n = 12; 24%).

Respecto al enfoque de investigación de cada artículo, se observó un predominio de estudios cuantitativos (n = 37; 74%) que plantean un pro-blema de estudio delimitado y concreto, donde el investigador recolecta datos numéricos de los objetos, fenómenos o participantes, que estudia y

Gráfico 1. Distribución de los artículos según el año de publicación

Artículos (n=50)# %

Área

Procesos cognitivos 16 32Evaluación y diagnóstico en psicología 12 24Neurociencias 6 12Salud Pública 7 14Desarrollo humano 3 6Psicolingüística 2 4Psicología social 2 4Otras especialidades psicológicas 2 4

Tabla 3. Distribución de los artículos según área temática

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DETERIORO COGNITIVO EN ADULTOS MAYORES COGNITIVE DECLINE IN OLDER ADULTS 390

nes para prevenir el deterioro de la memoria de adultos mayores (n = 14; 28%).

Más de la mitad de los estudios de investiga-ción abordan el funcionamiento cognitivo de modo combinado (atención, memoria, comprensión, lenguaje, funciones ejecutivas, entre las más im-portantes). El porcentaje significativamente mayor correspondiente a las intervenciones con aborda-je holístico podría deberse al reconocimiento por parte de la comunidad científica respecto a los efectos beneficiosos de dicho abordaje sobre la

En lo que al tipo de muestra respecta (Tabla 6), el 90% (n = 45) de las investigaciones se realizan en base a muestras no probabilísticas, impidiendo la generalización de los resultados a la totalidad de la población.

En cuanto a las funciones cognitivas estudia-das en los distintos trabajos de investigación (Ta-bla 7), se encontró un predominio de programas que combinan el estudio de distintas funciones cognitivas (n = 29; 58%). En segundo lugar, se ubicaron los trabajos destinados a las intervencio-

Artículos (n=50)# %

EnfoqueCuantitativo 37 74Cualitativo 10 20Mixto 3 6

Tabla 4. Distribución de los artículos según enfoque de investigación

Artículos (n=50)# %

EnfoqueTransversal 30 60Longitudinal 20 40

Tabla 5. Distribución de los artículos según tipo de seguimiento del diseño

Artículos (n=50)# %

MuestraNo probabilística 45 90Probabilística 5 10

Tabla 6. Distribución de los artículos según tipo de muestra

Artículos (n=50)# %

Funciones cognitivasCombinado 29 58Memoria 14 28

Tabla 7. Distribución de los artículos según funciones cognitivas estudiadas

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estudios realizados no cuentan con financiamien-to, es decir que, 33 de los 50 trabajos de investi-gación han sido realizados sin apoyo económico alguno, ya sea por parte de Instituciones privadas, gubernamentales u organizaciones no guberna-mentales. Contrariamente, una porción sustan-cialmente inferior de las investigaciones reciben algún tipo de financiamiento. Cabe destacar que dentro de las pretensiones iniciales estaba reali-zar una indagación más detallada de los medios de financiación, debido a que esta información es-taba ausente en un alto porcentaje de los trabajos, el análisis se suscribió a determinar si se contaba o no con algún tipo de financiamiento para realizar la investigación.

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES La producción científica iberoamericana (2000-2014) sobre intervenciones en la prevención del deterioro cognitivo en adultos mayores se carac-teriza por presentar una mayor predominancia

población adulta mayor. En cuanto a la distribución de los artículos se-

gún programas de tratamiento (Tabla 8), la mayor parte de los programas administrados fueron de: Estimulación Cognitiva (n = 4; 8%), Estimulación Cognitivo–Motriz (n = 4; 8%) y Entrenamiento en Memoria (n = 4; 8%).

Cabe señalar que los Programas de Estimu-lación Cognitivo–Motriz, Programas Multimedia y Programas Universitarios para Mayores resul-taron los más efectivos reportando en todos los casos significación estadística en sus resultados. En segundo lugar, se encuentran los Programas de Estimulación cognitiva. Por otra parte, la mitad de los estudios que han aplicado Programas en entrenamiento en Memoria reportan significación estadística en sus conclusiones, mientras que, ningún programa de Estimulación Computarizado registra cambios estadísticamente significativos tras su aplicación en la población de adultos ma-yores.

Como se observa en la tabla 9, el 66% de los

Artículos (n=50)# %

FinanciamientoCon financiamiento 17 34Sin financiamiento 33 66

Tabla 9. Distribución de los artículos según financiamiento

Artículos (n=50)# %

Programa de Estimulación Cognitiva 4 8Programa de Estimulación Cognitivo–Motriz 4 8Programa de Entrenamiento en Memoria 4 8Programa de Estimulación Computarizado 3 6Intervención Educativa 3 6Programa Multimedia 2 4Programa Universitario para Mayores 2 4No corresponde* 28 56

Tabla 8. Distribución de los artículos según programas de tratamiento

Nota: Esta categoría incluye los artículos empíricos que no contenían referencias explícitas o se trataban de programas de tratamiento

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intervenciones cognitivas son efectivas en la pre-vención de los problemas de memoria asociados a la edad teniendo en cuenta la significatividad estadística de los resultados aportados por los mismos artículos, destacando las intervenciones que se administran mediante sesiones grupales con una duración entre 60 y 90 minutos, asimismo concluyen que, el efecto positivo de este tipo de intervenciones se mantiene en el tiempo sin nece-sidad de sesiones recordatorias (Novoa, Juárez & Nebot, 2008).

Estos resultados coinciden con los hallazgos reportados en la literatura científica recuperada que señala la necesidad de investigaciones con alcances explicativos y longitudinales que posibi-liten la generalización de los resultados (Sandu-vete, 2004; García-Sílberman, Arana, Martínez, Infante & Jiménez, 2004; Novoa, Juárez & Nebot, 2008).

En conclusión, es posible sugerir la importancia de intervenciones para prevenir el deterioro cogni-tivo a partir de diversos programas y actividades que tengan por objeto mantener las habilidades intelectuales conservadas el máximo tiempo po-sible, de modo de preservar la autonomía de los sujetos, pero atendiendo además a la percepción subjetiva que el adulto mayor tiene de sí mismo, a su autoeficacia y autoestima, al estado emocional, conductual, a sus relaciones interpersonales y su competencia social.

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En la producción científica iberoamericana ca-racterizada, las intervenciones para prevenir el deterioro cognitivo tienden a tratar las funciones cognitivas de un modo combinado. Se identifica-ron como los tratamientos más empleados: Pro-gramas de Estimulación Cognitiva, Programas de entrenamiento en Memoria y Programas de Esti-mulación Cognitivo–Motriz. Se identificaron como los programas más efectivos: los Programas de Estimulación Cognitivo–Motriz, Programas Multi-media y Programas Universitarios para Mayores. Los efectos de dichas intervenciones resultaron beneficiosos no solo para las habilidades intelec-tuales, sino también para el estado emocional, social y conductual de los adultos mayores como consecuencia del progreso en la autoeficacia y autoestima de los sujetos mayores.

En línea con ello, se planteó que la actividad intelectual resulta un predictor del mantenimiento del funcionamiento cognitivo en personas mayo-res de 90 años que tienen preservada su capa-cidad cognitiva (Molina, Schettini, López-Bravo, Zamarrón & Fernández-Ballesteros, 2011). Asi-mismo, se concluyó que dichos programas mues-tran mayores efectos beneficiosos en la cognición a corto y largo plazo, los resultados muestran efectos positivos en memoria y psicomotricidad particularmente, en la atención selectiva y la ve-locidad de procesamiento de la información (Va-lencia, López-Alzate, Tirado, Zea-Herrera, Lopera, Rupprecht, & Oswald, 2008).

Los hallazgos aquí obtenidos concuerdan con quienes sostienen que las personas mayores que participan en programa de estimulación cognitiva que implican a la dimensión motriz en el en la re-solución de problemas cognitivos, perciben mejo-ras en sus capacidades de memorización, en la atención, la concentración, y en la satisfacción con la vida, reportando efectos positivos no solo en las capacidades cognitivas, sino también en las psicosociales (Cao, Lacruz &Táboas, 2011). Por su parte, en su estudio bibliográfico respecto a la efectividad de las intervenciones cognitivas en la prevención del deterioro de la memoria en las per-sonas mayores sanas identificó que sólo algunas

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CC

Cómo citar este artículo: Benatuil, D., & Laurito, J. (2015). El rol de las prácticas profesionales supervisadas en una muestra de estudiantes de psicología de una universidad de gestión privada argentina. PSIENCIA. Revista Latinoamericana de Ciencia Psicológica, 7, 397-410. doi: 10.5872/psiencia/7.2.141

PSIENCIA. REVISTA LATINOAMERICANA DE CIENCIA PSICOLÓGICA 7(2) 397-410 PSIENCIA. LATIN AMERICAN JOURNAL OF PSYCHOLOGICAL SCIENCE

FORMACIÓN | TRAINING

Recibido/Received: 24/2/2015

Aceptado/Accepted: 4/7/2015

doi: 10.5872/psiencia/7.2.141 2015 · www.psiencia.org

Abstract: The Standards for Training in Psychology include at least 500 hours of professional practice as a requirement to earn the degree (RM 343/09; RM 800/11). In this paper analyze the role that the Practicum plays in the training of undergraduate psychologists. Some questions guide this work: Does the Practicum give training for professional skills? Does it link the different components of undergraduate studies? The aim of this study is to assess the importance assigned to Practicum as part of the student’s training of 2014. It is a descriptive study, whose sample consisted of 41 undergraduate Psychology students (female: 70.7%, male: 29.2%, mean age: 33 years) from a private university. The instrument, a pilot version, was administered to assess skill training through pre-professional practices. About 90% of subjects indicated that internships allow the articulation of theory with practice, and that the Practicum allowed them to know the professional work of the Psychologist.

Keywords: Practicum — Psychology — Skills

Resumen: Los Estándares para la formación del psicólogo incluyen al menos 500 horas de formación práctica como requisito para finalizar la licenciatura (RM 343/09; RM 800/11). En este trabajo, se analiza el rol que adquieren las prácticas profesionales supervisadas en la formación. Se intentará responder a preguntas tales como: ¿Permiten las prácticas profesionales supervisadas la formación de competencias profesionales? ¿Favorecen la vinculación entre los distintos componentes del Plan de estudios? Para esto, se evaluó, en estudiantes avanzados de la carrera de psicología, el rol que le otorgan a la realización de prácticas profesionales supervisadas en su formación. Se trata de un estudio de carácter descriptivo cuan-titativo, cuya muestra estuvo compuesta por 41 alumnos (mujeres: 70,7%, hombres: 29,2%, edad prome-dio: 33 años) de la carrera de Psicología próximos a graduarse de una Universidad de gestión privada. Se administró un instrumento, consistente en una prueba piloto, para evaluar la formación de competencias mediante las prácticas profesionales supervisadas. Cerca del 90% de los sujetos participantes sostuvieron que las prácticas profesionales supervisadas les permitieron articular la teoría vista a lo largo de la carrera con la práctica, les posibilitaron conocer el quehacer profesional del psicólogo y facilitaron la orientación vocacional- profesional.

Palabras clave: Práctica profesional supervisada — Psicología — Competencias

EL ROL DE LAS PRÁCTICAS PROFESIONALES SUPERVISADAS EN UNA MUESTRA DE ESTUDIANTES DE PSICOLOGÍA DE UNA UNIVERSIDAD DE GESTIÓN PRIVADA ARGENTINATHE ROLE OF SUPERVISED PRACTICUMS IN A SAMPLE OF PSYCHOLOGY STUDENTS FROM A PRIVATE UNIVERSITY IN ARGENTINA

Denise Benatuil, Juliana LauritoUniversidad de [email protected]

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PSIENCIA. REVISTA LATINOAMERICANA DE CIENCIA PSICOLÓGICA PSIENCIA. LATIN AMERICAN JOURNAL OF PSYCHOLOGICAL SCIENCE

398PRÁCTICAS PROFESIONALES SUPERVISADAS SUPERVISED PRACTICUMS

INTRODUCCIÓN

En estos últimos años, la psicología en Argentina ha tenido un importante crecimiento que puede evidenciarse en la formación y el desarrollo pro-fesional.

La formación de los psicólogos ha tomado gran relevancia, en parte por ser una de las pro-fesiones reguladas por el Estado (Ley N° 24.521), por el incremento exponencial de la matrícula de ingresantes y alumnos, y por la consecuente apertura de carreras en diferentes universidades. Actualmente, es la quinta carrera más estudiada del país, según el último Anuario de Estadísticas Universitarias, publicado en 2011. Entre las insti-tuciones de Educación Superior que ofrecen la ca-rrera existen marcadas diferencias en cuestiones de currículum, orientación, duración y contenidos teóricos y prácticos. Por ello, en los últimos quince años, se ha trabajado para consensuar estánda-res mínimos comunes para la formación del psicó-logo en Argentina.

En relación a la psicología como actividad profesional, también se ha dado un importante crecimiento en la cantidad de psicólogos inser-tos trabajando y variedad de áreas posibles. Las actividades que desempeñan son múltiples y tie-nen la posibilidad de aplicar sus conocimientos en campos diversos. La variabilidad de las tareas y ámbitos actuales hace cada vez más difícil po-der denominar a un psicólogo como generalista, siendo cada vez más clara la tendencia a la espe-cialización (Roe, 2003; Bravo González, Vaquero Cázares & Valadez-Ramírez, 2012). Otra cuestión necesaria a tener en cuenta es la complejidad de los problemas de la realidad. Esto lleva a repen-sar la formación, las características y competen-cias que debe tener un Licenciado en Psicología al momento de graduarse.

Lo planteado anteriormente intenta delimitar el campo actual de la formación e inserción de psi-cólogos en nuestro país: carrera muy numerosa en cantidad de estudiantes, planes de estudios disímiles, gran cantidad de aéreas de inserción, problemas complejos que requieren competen-cias específicas en los psicólogos. Todo esto nos lleva a repensar la formación del psicólogo y, en especial, el lugar de las prácticas profesionales supervisadas dentro de la formación.

La RM 800/11 clasifica las prácticas dentro de la carrera de Psicología en dos tipos: las horas de prácticas que forman parte de las asignaturas, ta-

les como informes, monografías, encuestas, etc. y las horas de prácticas profesionales supervisadas, que son prácticas intensivas e integrativas cuya fi-nalidad es la vinculación entre el mundo académi-co y el mundo del trabajo, mediante la integración de conocimientos teórico-prácticos que garanticen el aprendizaje de los contenidos procedimentales -saber hacer- y de las reglas de funcionamiento profesional.

En la presente investigación, se adopta dicha clasificación y se abordan las prácticas profesio-nales supervisadas (en adelante PPS) con el ob-jeto de analizar el rol que adquieren las PPS en la formación del psicólogo.

ALGUNOS CONSENSOS EN RELACIÓN A LA FORMACIÓN DEL PSICÓLOGO

A lo largo de los años, se ha estado trabajando para la generación de acuerdos en relación a la formación del psicólogo y la necesidad de contar con formación práctica durante la carrera. A con-tinuación se mencionan algunos de los hitos más relevantes al respecto.

En 1949, en EEUU , se desarrollo el Modelo Boulder, de carácter científico-profesional, el cual recomienda una formación doble para el psicó-logo, que incluya el entrenamiento práctico, así como la instrucción en los fundamentos y procedi-mientos científicos de la disciplina (Benito, 2009).

En el Proyecto EuroPsy se definieron las com-petencias generales y específicas del psicólogo (Bartram & Roe, 2005) y los criterios para la crea-ción del Diploma Europeo de Psicología con el fin de establecer un referente de calidad para el ejercicio profesional de la psicología y mejorar la movilidad de los psicólogos entre países europeos (Europsych, 2003)

En América Latina, en la I Conferencia Latinoa-mericana sobre Entrenamiento en Psicología, se presentó un Modelo Latinoamericano de formación en psicología (Modelo Bogotá), en el que se ratifi-caba a la psicología como científica y profesional, y se establecía que ambos aspectos debían estar presentes en la formación de pregrado. Se debía capacitar a los alumnos en todas las áreas y, ha-cia el final de la carrera, ofrecer opciones para su perfeccionamiento en algún área de intervención, pero sin descuidar la formación general (Vilanova, 2000, 2003).

En 1998, se elaboró el Protocolo de Acuerdo

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son un componente obligatorio del plan de estu-dios, sino que se tratan de un elemento funda-mental por varios motivos que se desarrollarán a continuación.

(A) La formación del psicólogo en el mun-do. La formación de un profesional no puede ana-lizarse en forma descontextualizada, consideran-do los planes de estudio de psicología en diversas universidades del mundo, se observa que muchos de ellos cuentan con prácticas profesionales como requisito para la obtención del título. En el mundo actual, globalizado, que favorece la circulación de profesionales entre países, la tendencia es poder unificar ciertos estándares básicos para la forma-ción profesional. Prueba de ello son los modelos internacionales anteriormente mencionados, en los cuales está incluida una práctica como requisi-to para la obtención del título de psicólogo.

(B) Los estándares para la formación del Psicólogo en Argentina. En de los Estándares para la Formación del psicólogo, aprobados en el año 2009 por el Ministerio de Educación, se esta-blece que dentro del Plan de estudios debe haber por lo menos 500 horas de formación práctica. Se distinguen las horas en dos tipos: las horas prác-ticas que forman parte de las asignaturas y las horas prácticas profesionales supervisadas (RM 800/11). Entre los criterios fijados en el Mercosur, se requiere una formación práctica acompañada de una supervisión de docentes calificados. Las mismas están fijadas en tres niveles: el primero, busca la capacitación en la comprensión y produc-ción de textos académicos; el segundo, se enfoca en el entrenamiento de habilidades para la cons-trucción, administración e interpretación de técni-cas en instrumentos psicológicos y por último, el tercero, consiste en un entrenamiento en contex-tos reales en las diversas áreas de competencias de la disciplina (Lorca, 2004).

(C) La complejidad del quehacer profesio-nal. Los problemas de la realidad son cada vez más complejos y requieren soluciones rápidas, que tengan en cuenta la diversidad del medio so-cial, la globalidad de las intervenciones y el verti-ginoso incremento de la información. Por eso, los planes de estudio deben estar a la altura de las circunstancias, contactando al alumno con esta realidad y complejidad durante su formación. Las prácticas permiten la integración de conocimien-tos y competencias en forma transversal (Hernán-dez González; Villaseñor Pedrosa & Rubio Piza-rro, 2007). Esto es fundamental para lograr que las personas desarrollen capacidades amplias,

Marco sobre Formación de Psicólogos en los Paí-ses del Mercosur y Países Asociados, en el cual se plantearon los principios que debían tenerse en cuenta para la formación del psicólogo. Una formación básica común debía incluir contenidos en diversos procesos psicológicos básicos, histo-ria, teorías y sistemas psicológicos, investigación, evaluación y diagnóstico, epistemología de la psi-cología y psicología aplicada. Conformando una formación generalista y suficiente para el ejercicio profesional, reservando la especialización para el postgrado. Determinó la obligatoriedad de incluir prácticas institucionales supervisadas y propicia-ba una formación interdisciplinar (Comité Coordi-nador de Psicólogos del Mercosur y Países Aso-ciados, 1998; Ferrero & Andrade, 2007).

En Argentina en 1998, a partir de la inclusión de la carrera de Psicología dentro del Artículo 43 de la Ley de Educación Superior. La carrera pasó a formar parte de las Carreras de interés público, por considerarse que “su ejercicio pue-de comprometer el interés público poniendo en riesgo de modo directo la salud, la seguridad, los derechos, los bienes o la formación de los habi-tantes” (Ley de Educación Superior N° 24.521). En el año 2009, el Ministerio de Educación aprobó los Estándares para la Formación del psicólogo. Los mismos establecen la formación de grado con un perfil generalista, tomando la doble vertiente profesional y científica, detalle de contenidos mí-nimos, una carga horaria mínima compuesta de horas de formación teórica y al menos 500 horas de formación práctica y la realización de un traba-jo final como requisito para finalizar la licenciatura (RM 343/09; RM 800/11).

Sin cercenar la autonomía universitaria, los programas de formación del Licenciado en Psico-logía debieran incluir: conocimiento de los funda-mentos teóricos y metodológicos de los distintos modelos psicológicos, distintos instrumentos de investigación y evaluación psicológica elaborados en base a la diversidad teórica y aprendizajes teó-ricos que se integren al conocimiento de la reali-dad sociocultural a partir de una práctica profesio-nal (Di Dómenico & Risueño, 2013).

LA IMPORTANCIA DE LA INCLUSIÓN DE LAS PRÁCTICAS PROFESIONALES SUPERVISA-DAS EN LA CARRERA DE PSICOLOGÍA

Tal como se viene desarrollando, en el contexto actual las prácticas profesionales (PPS) no solo

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profesional, pero eso no garantiza el desempeño profesional competente (Manzo, 2014).

Por este motivo, es necesario que el profesio-nal tenga algún contacto con el ejercicio profesio-nal supervisado durante su carrera y no un salto cuali- y cuantitativo de una formación exclusiva-mente teórica a la completa habilitación para el libre ejercicio profesional (Pedroza Flores, Villalo-bos Monroy & Morales Euzarraga, 2007).

(F) La representación social del Psicólogo argentino. Es frecuente que la sociedad en ge-neral y el ingresante a la carrera de Psicología en particular tengan una representación social del psicólogo sesgada, limitada al quehacer profe-sional en el área clínica. Diferentes investigacio-nes realizadas en el país en los últimos años dan cuenta de este fenómeno (Alonso 2006; Castro Solano 2004; Vallejos 2008). Un estudio realizado con ingresantes al Ciclo Básico de Psicología de la Universidad de Buenos Aires concluyó que el psicólogo es imaginado en un consultorio particu-lar “propio”, sentado en un sillón con un paciente recostado en un diván. Esta imagen remite a una práctica profesional asistencial de carácter indivi-dual e identifica al psicólogo con un psicoanalis-ta. Esta representación hegemónica de psicólogo como psicoanalista, se convierte en un modelo identificatorio al que se quiere llegar (Scaglia, Lo-dieu, Déboli, Noailles & Antman, 2003).

La formación del psicólogo en la Argentina ha mantenido importante sesgo clínico dejando poco espacio para otros ámbitos de formación profe-sional. El poder proporcionarle al estudiante una visión ampliada de la salida laboral, junto con la posibilidad de observar el quehacer profesional en diferentes campos, permitiría generar mayor diversidad en la elección del campo para la inser-ción profesional una vez finalizada la carrera.

Las características de las prácticas profesiona-les supervisadas en la carrera de psicología

Las PPS se definen como un conjunto de prác-ticas a ser realizadas en el marco de proyectos o programas pertenecientes a la propia unidad aca-démica o a instituciones u organizaciones en las que se desempeñan profesionales de la disciplina en posiciones laborales específicas (RM 800/11). También podrán realizarse en centros vinculados a la Universidad (García; et al 1999). Se trata de un periodo de formación que atraviesan los estu-diantes en contextos propios de la profesión, in-sertos en escenarios de trabajo reales (Zabalza, 2003). Las PPS representan la manera más direc-

que les permitan aprender (y desaprender) a lo largo de toda su vida para adecuarse a situacio-nes cambiantes. Para resolver los problemas que se presentan en el ejercicio profesional de un psi-cólogo, se requiere capacidad de integración y de transferencia de conocimientos, habilidades y ac-titudes que nos faciliten la flexibilidad que se hará imprescindible (Cano, 2008).

(D) El aprendizaje de competencias especí-ficas. Analizando la situación desde la perspecti-va del aprendizaje, para poder formar profesiona-les competentes en un mercado laboral cada vez más exigente y competitivo es necesario que los profesionales cuenten con competencias genéri-cas, pero principalmente competencias específi-cas. Para ello, es necesario pasar de centrar la educación en conocimientos teóricos a una nueva situación en la que se transmitan competencias amplias, habilidades sociales, competencias me-todológicas, emocionales y actitudinales. Esto no quiere decir que haya que descuidar la formación en los conocimientos propios del área específica, pero esto solo ya no es suficiente (Carrot, 2013). De todos modos, es difícil llegar a un consenso sobre las competencias específicas únicas y co-munes para formar a un “psicólogo general” debi-do a que todos los profesionales de la psicología de algún modo ejercen como especialistas (Roe, 2003).

(E) La situación de los profesionales en Ar-gentina. La Argentina es uno de los países del mundo con mayor cantidad de psicólogos (Alonso, Klinar & Gago, 2012). Este importante incremento en la población que estudia Psicología y la gran cantidad de profesionales ejerciendo en el país (Alonso & Klinar, 2013) debería poder ir acompa-ñado de una permanente evaluación de la forma-ción, de sus aspectos fuertes y débiles y de planes de mejora. Entre los aspectos deseables para la formación de un profesional, debería estar la aspi-ración de lograr un profesional reflexivo, ético, con compromiso social, actualizado, entrenado en los recursos y técnicas de probada eficacia. En nues-tro país, la matricula profesional es habilitante y para solicitarla solo se requiere presentar el título de grado, no se necesita, como en otras profesio-nes, una residencia o internado que otorgue ha-bilitación. La Ley 10306/85 establece que “están habilitadas para el desempeño profesional las per-sonas egresadas de Carrera Mayor Universitaria, previa obtención de la matrícula correspondiente” (art. 4 Ley 10306/85). Quienes cumplan ambos requisitos, estarán habilitados para el ejercicio

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empeño de la profesión como para su desarrollo personal y académico. En esta formación, se des-tacan particularmente las PPS por ser un primer acercamiento a la vida profesional así como por la duración temporal que tienen dentro del programa de grado. Las PPS se convierten así en una situa-ción de aprendizaje, una experiencia personal y profesional al mismo tiempo que es un componen-te curricular más, una parte sustantiva y obligada en gran parte de los programas en la Educación Superior. En este contexto, la enseñanza de com-petencias profesionales aparece como prioritaria, exigiendo poner a los futuros egresados en es-cenarios reales, mediante la realización de PPS (Raposo & Zabalza, 2011).

Las PPS se dirigen a estimular y producir el aprendizaje, “saber hacer”, “poder hacer” y “saber estar”. No se trata sólo de conocer y saber aplicar técnicas y estrategias de intervención, sino sobre todo de adquirir un aprendizaje de rol (Domínguez Rey, et al. 2007). El desarrollo de experiencias de entrenamiento mostrará a los estudiantes cómo atravesar el proceso de convertirse en psicólogos competentes, también ayudará a detectar aquellos estudiantes con dificultades en alguna competen-cia y permitirá generar estrategias de asistencia para que alcancen un nivel aceptable de conoci-mientos, habilidades y actitudes (Kaslow, 2004).

El entrenamiento varía considerablemente de-pendiendo de los objetivos y el modelo en que se basan los programas, las áreas básicas de estu-dio y las competencias necesarias para el ejercicio del rol en cada lugar (Kaslow, 2004). Pero siempre deberá incluir una combinación de componentes didácticos, experienciales y tutoriales, además de estrategias de instrucción como proyectos ex-perienciales, modelado, trabajo en conjunto con expertos, roleplayings con feedback, viñetas clíni-cas, experiencias en vivo, experiencias supervisa-das y otras actividades lo más cercanas posible a la experiencia real.

El entrenamiento debe ser también en capaci-dad y no sólo en competencia, para que los psi-cólogos puedan adaptarse al cambio, generando nuevo conocimiento y mejorando su desempeño. Así como los psicólogos deben adaptarse al cam-bio, la profesión debe responder a los cambios en el conocimiento psicológico y en el mercado de trabajo, reevaluando las competencias necesarias para la práctica profesional (Fraser & Greenhalgh, 2001).

A partir de lo reseñado, se comprende la impor-tancia de las PPS dentro de la formación de grado

ta de vinculación entre el mundo académico y el profesional. Se trata de prácticas sobre casos rea-les en tiempo real, en las que se busca aprender a ejercer como profesional en situaciones labora-les reales (Moreno, 2002).

Cada universidad tiene distintas formas orga-nizar las PPS, por ejemplo, varían en la cantidad de créditos que otorgan por esta asignatura, el número de profesores tutores, la proporción de organizaciones externas y proyectos o programas de la propia unidad académica, los convenios con las organizaciones colaboradoras, el tipo de cola-boración, etc. (García; et al. 1999). A pesar de las diferencias interinstitucionales, hay cierto consen-so en considerar a las PPS como una de las asig-naturas más relevantes en los planes de estudios de los futuros profesionales (Armengol Asparó, Castro Ceacero, & Jariot García, 2011).

Las PPS están conformadas por tres ejes fun-damentales: el alumno, la institución o programa y el tutor/docente dentro de la carrera de Psicolo-gía. Se puede señalar que los alumnos conforman el elemento central de la pasantía, al ser ellos a quien va dirigido, pero para que puedan adquirir las competencias propias del rol profesional, se necesita de una tutoría por parte de un profesor de la facultad y otra proveniente de profesionales que desempeñen su actividad laboral en la institución de prácticas (Zabalza, 2011).

Existen varias visiones acerca del propósito de las PPS:

(a) Como punto de unión de la teoría con la práctica, proporcionando a los aprendices opor-tunidades sistemáticas, estructuradas y su-pervisadas para que apliquen al mundo real el conocimiento, las habilidades y las actitudes de-sarrolladas durante sus cursos de estudio univer-sitario (Price, 1987).

(b) Como organizador del currículum, posibili-tando la formulación de problemas y cuestiones importantes para generar o poner en funciona-miento la investigación. La práctica profesional es el centro o eje organizador (Schön, 1992).

(c) Como oportunidad de reflexionar sobre la experiencia y examinarla detenidamente a la luz del conocimiento que se posea en cada momento y circunstancia lo que convierte esa experiencia en aprendizaje y permite a los aprendices obtener beneficio de las situaciones en las que se encuen-tran (Boud, Keogh & Walker, 1985).

La formación práctica de un estudiante uni-versitario es de gran relevancia tanto para el des-

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el aprendizaje y la ejecución del profesional de la psicología (Roe, 2003).

Es muy importante la determinación de las competencias en la formación universitaria porque permiten ajustar la formación a las necesidades reales de los profesionales, rompiendo la tenden-cia a la acumulación de contenidos curriculares que muchas veces responden a los intereses de los docentes (Hager, Holland & Beckett, 2002).

Las PPS de grado de psicología, además de ser un componente obligatorio en los planes de estudio actuales, son un elemento fundamental en la formación de los psicólogos que van a reali-zar los primeros aprendizajes de las competencias profesionales en el desempeño del rol laboral. Las PPS se proponen la adquisición de información, conocimientos, competencias y experiencia re-queridos para el ejercicio del rol profesional (Do-mínguez Rey, et al. 2007).

Objetivo. El objetivo del presente trabajo fue evaluar en estudiantes avanzados de la carrera de psicología el rol que le otorgan a la realización de las prácticas profesionales supervisada en su formación.

Para llevar a cabo este objetivo, se organizó el análisis en cuatro categorías:

(a) Las variables que conforman la estructura o formato de las PPS.

(b) La vinculación de las PPS con el resto del plan de estudios.

(c) La articulación de las PPS con el desempe-ño profesional futuro.

(d) La conformidad que tuvieron los alumnos con las PPS

MÉTODO

Diseño. Se trata de un estudio de carácter des-criptivo, en el cual se realiza un análisis cuantita-tivo de la valoración de los estudiantes del último año de la licenciatura en Psicología sobre las PPS realizadas en la carrera.

Muestra. La muestra estuvo constituida por 41 alumnos de la carrera de Psicología próximos a graduarse de una Universidad de gestión priva-da. Se trató de la cohorte completa que cursó ese cuatrimestre la asignatura Práctica y Habilitación Profesional, de los cuales el 70,7% eran mujeres y el 29,2%, hombres, con una edad promedio de 33 años.

de los estudiantes de psicología. Su relevancia exige realizar un constante análisis y revisión de las PPS, teniendo en cuenta múltiples elementos que intervienen con vista a enriquecer y mejorar los procesos. El análisis puede hacerse desde di-ferentes enfoques, como por ejemplo desde el di-seño curricular o desde la mirada de los diferentes actores (gestores, docentes, tutores de prácticas, graduados). En este trabajo se analizará desde la mirada de los alumnos que cursaron recientemen-te las PPS, considerando distintas variables inter-vinientes dentro de las PPS.

La adquisición de competencias mediante las prácticas profesionales supervisadas

En Educación Superior se plantea la relevancia de vincular a los alumnos con problemas reales de su profesión para que logren adquirir compe-tencias profesionales propias de la carrera (Rodrí-guez & Seda, 2013). En las carreras de Psicología, las PPS otorgan al estudiante un papel semejante al que desarrollará en su vida laboral (Díaz Ba-rriga, et al., 2006) permitiéndole un acercamiento al ámbito de trabajo, contando con un tutor que supervisa sus primeros pasos profesionales.

Tal como señala Lévy-Leboyer, (1997) “las ex-periencias obtenidas de la acción, de la asunción de responsabilidad real y del enfrentamiento a problemas concretos aportan realmente compe-tencias que la mejor enseñanza jamás será capaz de proporcionar” (p. 27).

Un ámbito privilegiado para adquirir competen-cias es en el desempeño de las PPS. La formación actual debe de alejarse de un plan de estudios centrado únicamente en lo que los alumnos ne-cesitan saber y orientarse a una organización que contemple los procesos de acción en donde se desarrollan los conocimientos, se adquieren com-petencias y se construye la identidad profesional (Tejada & Ruiz, 2013). A pesar de la importancia de la adquisición de competencias en la formación actual, se le da poco lugar al concepto de compe-tencias en la resolución RM. 343/09 (Rodríguez, 2011).

Si bien es importante tener un alto conoci-miento de una competencia para ejecutarla, su conocimiento no garantiza una buena ejecución (Matthews, Davies, Westerman & Stammers, 2000). Una buena ejecución, además del cono-cimiento adquirido en los estudios, dependerá de las capacidades, rasgos de personalidad y otras características personales que constituyen funcio-namientos más estables en el individuo y median

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o cuando corresponde con la opción dicotómica “Sí” o “No”. La segunda parte, que no fue utilizada en el presente estudio, está destinada a evaluar las competencias desarrolladas durante la prácti-ca profesional supervisada y el grado de dominio obtenido.

Procedimiento. Se administró esta primera versión piloto del instrumento de manera anónima, voluntaria e individual, en formato lápiz y papel, al concluir la cursada del segundo cuatrimestre de la asignatura Práctica y Habilitación Profesional en el año 2013.

RESULTADOS

A continuación se sintetizan y analizan los resulta-dos obtenidos en las encuestas respondidas por el grupo de alumnos próximos a graduarse de la carrera de Psicología.

Primeramente se consideraron algunas las variables que conforman la estructura o formato de las PPS. Se comenzó con el análisis de las áreas elegidas por los estudiantes. Al momento de iniciar el cursado de la asignatura, se presen-

Los alumnos encuestados habían finalizado las PPS de 350 horas que se realizan en el tramo final de la carrera. Los alumnos tienen la posibilidad de elegir, dentro del conjunto de instituciones con las cuales la Universidad tiene convenio, la institución en la cual desean hacer la práctica.

Las PPS se realizan en instituciones de los di-ferentes ámbitos de inserción del psicólogo (Clí-nica, Comunitaria, Educativa, Laboral y Jurídica). Cada alumno elige en que institución realizar su PPS.

Instrumento. Se administró un instrumento creado ad hoc por las autoras del trabajo para la presente investigación con la finalidad de evaluar la formación de competencias mediante las prác-ticas profesionales supervisada. El instrumento está compuesto por dos partes. La primera de ellas busca evaluar el grado de satisfacción con la PPS realizada, tomando como indicado-res aspectos relacionados con: la oferta de institu-ciones de práctica, el supervisor de las prácticas, las actividades realizadas y la opinión con respec-to a la utilidad de la experiencia. Está conformado por 19 ítems que evalúan aspectos específicos y un último ítem que consiste en la evaluación glo-bal de la práctica. Es autoadministrable y los ítems se responden según una escala Likert del 1 al 10

Figura 1. Área de realización de las PPSFigura 2. “Las PPS permiten articular la teoría vista a lo largo de la carrera con la práctica”

Comunitaria12%

Educativa 8%

Laboral 7%

Clínica73%

De acuerdo29%

Totalmente en desacuerdo

3%

En desacuerdo 0%

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

12%

Totalmente de acuerdo

56%

Clínica29%

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les consultó acerca de la articulación de las PPS con los contenidos teóricos impartidos a lo largo de la carrera de grado. La mayoría (85.5%) consi-deró que las pasantías permiten articular la teoría vista a lo largo de la carrera con la práctica (figura 2).

En relación a este eje, se evaluó si la PPS ser-vía para ampliar los conocimientos teóricos, favo-reciendo la retroalimentación entre conocimientos teóricos y formación práctica. Una amplia mayoría (90,3%) consideró que permitía ampliar los cono-cimientos teóricos favoreciendo la integración en-tre contenidos.

Como tercer eje, se evaluó la articulación de las PPS con el desempeño profesional futuro. Para ello se diseñaron varios ítems a fin de evaluar distintos aspectos de esta relación. Primeramente se indagó acerca del rol que tiene la práctica en relación a la elección vocacional-profesional. La mayor parte de los sujetos participantes (92,7%) sostuvieron que las PPS les permitieron conocer el quehacer profesional del psicólogo, siendo este el momento privilegiado, ya que se trata de un co-nocer en acción, compartiendo y haciendo junto a los que “saben hacer”. Poder observar y participar de los dispositivos terapéuticos, cámaras Gesell, entrevistas, grupales, sesiones, etc., le permite al estudiante de grado un acercamiento a la profe-sión que no se logra en el aula con el estudio teó-rico de los distintos temas.

Además, en esta instancia puede hacer un in-sight sobre lo aprendido, las cosas que aún le fal-tan y acercarse a la complejidad de los problemas y la práctica real. Este contacto con el quehacer profesional permite un acercamiento a distintos roles profesionales. El 90.3% de los sujetos que participaron de este estudio estuvieron “De acuer-do” o “Totalmente de acuerdo” en que las PPS fa-cilitan elegir o afianzar la orientación profesional. (figura 3) Este resultado es concordante con dis-tintos trabajos que plantean que uno de los obje-tivos de las PPS es la vinculación del alumno con el quehacer profesional para que conozca y viven-cie la diversidad de roles profesionales existentes (Alonso 2006; Scaglia, Lodieu, Déboli, Noailles & Antman, 2003; Vallejos 2008).

Por último, se indagó si consideraban que las PPS los habían vinculado con el mercado labo-ral, si les habían permitido conocer opciones de inserción y requerimientos para insertarse a traba-jar en cada área profesional. En este ítem, si bien la mayoría (75.6%) respondió afirmativamente, las

tan a los alumnos las instituciones disponibles con las cuales la universidad tiene firmado convenio y donde pueden concurrir a realizar su PPS. Se ofrecen gran cantidad de instituciones de cada área, existiendo siempre un mínimo de 50 opcio-nes de lugares a los cuales asistir. Cada alumno opta por una institución vinculada al área en el cual cree que querrá desempeñarse profesional-mente en un futuro. El área clínica fue elegida por una amplia mayoría de los alumnos cursantes, re-presentando un 73,1 % del total. Posteriormente fue elegida el área comunitaria (12,1%) y en un tercer lugar las áreas educativa y laboral con 7,3% cada una de ellas. Las áreas de Psicología jurídi-ca y de investigación no fueron elegidas dentro de esta muestra (figura 1).

Cabe destacar que casi todos los encuestados (95.1%) respondieron que contaban con oferta de prácticas en las diferentes áreas del quehacer profesional, permitiendo descartar que una oferta reducida, hubiera podido sesgar el área elección. Estos resultados son consistentes con la distribu-ción que tienen los psicólogos en ejercicio de la profesión en la Argentina.

Posteriormente se analizó la duración de la PPS. La normativa argentina exige que los alum-nos de la carrera de Psicología tengan al menos 500 horas de formación práctica a lo largo de la carrera. Los alumnos que respondieron al ins-trumento tienen un plan de estudio con diversos niveles de prácticas. Las mismas finalizan con la asignatura Práctica y Habilitación Profesional con-formada por una práctica preprofesional supervi-sada de 350 horas reloj realizada en una institu-ción de elección de cada alumno. Se les preguntó si consideraban que la cantidad de horas que con-formaban la práctica eran suficientes para la ad-quisición y/o fortalecimiento de las competencias profesionales requeridas. La mayor parte de los alumnos encuestados (87.8%) consideraron que la propuesta horaria era adecuada para la conse-cución de los objetivos señalados. Las respuestas se distribuyeron del siguiente modo: el 2% consi-deró que las horas de prácticas fueron insuficien-tes, el 88% de la muestra las consideró suficientes y el 10 %, excesivas.

Luego, se evaluó la vinculación de la PPS con el resto del plan de estudios. Se quería conocer si la PPS estaba integrada con el resto del plan de estudios, si servía como articulador permitiendo la integración de contenidos vistos de modo teórico en diversas asignaturas de la carrera. Para ello se

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bido, guiado y supervisado durante sus PPS. El objetivo era obtener un feedback de los alumnos que permitiera ajustar, repensar o modificar aque-llos elementos que no habían funcionado bien, a fin de poder maximizar los efectos de aprendizaje de esta experiencia de práctica. Se les pidió que calificaran a sus tutores dentro de una escala del 1 al 10. Para simplificar el análisis y debido al pe-queño tamaño de la muestra, se analizaron los resultados apareando los valores y analizando las respuestas como si fuese una escala con 5 opcio-nes. El 82.9% de los participantes los evaluaron con 10 y 9 y el 17.1% los calificaron con valores de 8 o 7. Los valores del 1 al 6 no fueron utilizados por ninguno de los participantes.

Luego, se les pidió que evaluaran las tareas que les habían permitido realizar. Organizar las PPS es una tarea compleja ya que, al no tener matrícula profesional, los alumnos están muy limi-tados en las tareas que pueden realizar. Por eso, el objetivo de este ítem era conocer si los practi-cantes habían estado conformes con lo que pu-dieron ver, a fin de evaluar si consideraban que las PPS les habían resultado útiles para su forma-ción. Para este ítem se utilizó el mismo sistema

respuestas fueron más dispersas (figura 4).El cuarto eje que se evaluó es el grado de sa-

tisfacción y conformidad que tuvieron los alumnos con las PPS. Para ello se relevaron 6 ítems. Pri-meramente se les consultó si la práctica es útil para adquirir nuevas competencias profesionales. Estuvieron “Totalmente de acuerdo” el 61% de los participantes y “De acuerdo” el 29.3% de los mis-mos (figura 5).

Otro de los temas indagados fue si las activida-des realizadas en las PPS habían sido acompa-ñadas con soporte bibliográfico, con el objetivo de saber si dentro de las mismas prácticas tenían la posibilidad de analizar, comprender y en lo posible conceptualizar lo que observaban, ya que el obje-tivo era que pudieran realizar integraciones entre contenidos teóricos y observaciones de campo y no que las prácticas queden meramente en el nivel de la observación. El 78% de los participan-tes respondió que las actividades habían estado acompañadas con el soporte bibliográfico corres-pondiente.

Posteriormente se les pidió que evaluaran la calidad de los profesionales que los habían reci-

Figura 3. “Las PPS facilitan elegir o afianzar la orientación profesional”

Figura 4. “Las PPS permiten conocer el merca-do de inserción laboral del psicólogo”

Totalmente en desacuerdo

0% En desacuerdo 10%

Ni de acuerdo ni en

desacuerdo15%Totalmente

de acuerdo41%

De acuerdo34%

Totalmente de acuerdo

65%

De acuerdo24%

Totalmente en desacuerdo

3%

En desacuerdo 0%

Ni de acuerdo ni en

desacuerdo7%

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PRÁCTICAS PROFESIONALES SUPERVISADAS SUPERVISED PRACTICUMS 406

los ponderaron con los valores de 4 o 3. Ninguno lo consideró muy insuficiente.

Por último, y a modo evaluación global de las PPS se les pidió que respondieran si recomenda-rían o no el lugar donde realizaron su rotación. Con esta pregunta se esperaba obtener una valoración holística de la institución por la cual habían rotado durante 350 horas. El 97.5% de los participantes respondió afirmativamente, lo cual permite afirmar que, en líneas generales, es muy alto el grado de satisfacción de los alumnos con las instituciones en las cuales realizan las prácticas.

CONCLUSIÓN

Las prácticas profesionales supervisadas fueron incluidas en el 2009 como un requisito obligatorio en la formación del psicólogo (Resolución 343/09-ME), sin embargo, este estudio fue realizado dentro de una carrera de Psicología que tiene la práctica profesional supervisada como asignatura obligatoria desde sus inicios, en el año 1998. Por lo tanto, cuenta con 16 años de experiencia en la realización de este tipo de prácticas profesionales

de análisis que en caso anterior, reagrupando las respuestas en cinco categorías. La mayoría de los participantes (58.5%) calificó con la ponderación más alta (10 o 9) la utilidad de las tareas a que pudieron acceder (figura 6).

Luego, se les pidió que calificaran el material al que pudieron tener acceso. Esta pregunta surge por dos cuestiones que dificultan el armado de las PPS en psicología. Es muy compleja la inclusión de personas ajenas a la institución y no profesiona-les, ya que no siempre es factible incluir observa-dores en una entrevista o sesión de psicoterapias y además el secreto profesional muchas veces dificulta el acceso de los alumnos avanzados al material. Por estas dos cuestiones se decidió pre-guntarles a las personas que habían finalizado la PPS si estaban conformes con el material al cual habían podido tener acceso. Para el análisis de los resultados se siguió el mismo criterio que en los dos ítems anteriores. El 61% de los encuesta-dos estuvieron muy conformes, valoraron el acce-so al material con los valores 10 o 9. El 29,3% de los alumnos los evaluaron como satisfactorio res-puestas de 8 o 7. El 4,9% lo calificaron con 6 o 5 y el 4,9% lo calificaron insatisfactorio o insuficiente y

Figura 5. “Las PPS son útiles para adquirir nuevas competencias profesionales”

Figura 6. “Califique la utilidad de las tareas que le permitieron realizar”

Totalmente en desacuerdo

3%

En desacuerdo 0%

Ni de acuerdo ni en

desacuerdo7%

De acuerdo29%Totalmente

de acuerdo61%

8 y 734%

10 y 959%

6 y 55% 4 y 3

2%

2 y 10%

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próximos graduados en otros campos de inserción profesional. Si bien el 90% de la muestra manifes-tó que las prácticas permitían elegir o afianzar la elección vocacional, queda pendiente poder eva-luar en que porcentaje de casos las prácticas le sirvieron para descubrir áreas de trabajo no consi-deradas previamente o para modificar su elección vocacional-profesional.

El último eje trabajado fue el grado de satisfac-ción y conformidad que tuvieron los alumnos con las PPS. Aquí se abordaron diferentes componen-tes de la práctica como la articulación con la bi-bliografía, la calidad de los supervisores, la posibi-lidad de adquirir nuevas competencias, el acceso al material y el tipo de tareas realizadas. En líneas generales, la respuesta fue muy positiva, ya que el 97.5% de los participantes dijo que recomenda-ría la institución en la cual realizó la práctica. Sin embargo, otra vez quedaron muchos temas para seguir indagando en relación al tutor, el método de seguimiento y supervisión, etc.

Analizados los cuatro ejes, uno de los temas que surge es que solo se ha logrado responder de manera parcial a las preguntas que guiaron este estudio. Si la práctica es favorecedora de la formación por competencias, fueron los alumnos quienes respondieron que estas experiencias de las PPS les permitían adquirir nueva competen-cias. Sin embargo, para obtener resultados más robustos, sería interesante poder recurrir a multi-técnicas, y poder evaluar un listado de competen-cias antes y después de hacer la práctica y/o pe-dirle a los tutores y supervisores (que comparten 350 horas con los alumnos en las instituciones) que completen algún cuestionario sobre la adqui-sición o fortalecimiento de las competencias.

DISCUSIÓN

Los resultados relevados, así como toda la infor-mación que aún queda por explorar, dejan lugar para seguir repensando la práctica profesional su-pervisada. De modo tal que esté cada vez más articulada con el plan de estudios, permita la ad-quisición y fortalecimiento de las competencias profesionales y favorezca que los graduados re-cientes tengan más herramientas para insertarse laboralmente. Si bien se trata de un primer estudio y una prueba piloto sobre la cual se deberá seguir trabajando, los resultados obtenidos fueron muy alentadores y posibilitan afirmar que se trata de una práctica que cuenta con un cierto grado de

supervisadas. Muchas de las instituciones por las cuales rotan los alumnos llevan más de 10 años recibiendo estudiantes de Psicología. Se trata de un dispositivo que ya ha alcanzado cierto grado de madurez, en el cual se han podido corregir y mejorar ciertos procesos durante este periodo. Por otra parte, fue muy difícil seleccionar los ítems para incluir en el instrumento, ya que originaria-mente habían surgido gran cantidad de temas y fue imposible abarcarlos todos. Aún más, tampoco se pudieron analizar en este único trabajo todos los ítems recogidos con el instrumento.

En cuanto a las variables que conforman la estructura o formato de las PPS, se obtuvo una buena respuesta de los alumnos, quienes sostu-vieron que la oferta de instituciones y la estructu-ra de carga horaria y organización, fue correcta. De todos modos, hubo muchas variables que no fueron indagadas, por ejemplo, la valoración de la estructura de supervisión con la que cuentan en la facultad. Sería bueno retomar estas variables en futuros estudios.

Posteriormente, se analizó la vinculación de las PPS con el resto del plan de estudios. En ge-neral, los alumnos encontraron en las pasantías la posibilidad de articulación con la teoría y con el resto de las asignaturas del plan de estudios. Nue-vamente, quedaron temáticas sin abordar, como por ejemplo, la ubicación que tiene la asignatura Práctica y Habilitación Profesional dentro del plan de estudios, la necesidad de contar con otros con-tenidos teóricos para poder capitalizar mejor la ex-periencia de práctica, etc.

El tercer eje estuvo vinculado a la articulación de la práctica con el desempeño profesional fu-turo. Aquí se seleccionaron solamente algunos tópicos, como la vinculación entre la práctica y la elección vocacional-profesional o la vinculación con el mercado laboral. Se optó por consultar a los alumnos acerca de la elección vocacional-pro-fesional, porque se considera que las PPS, por su estructura y su ubicación como una de las últimas materias del plan de estudios, tienen un lugar pri-vilegiado en la decisión vocacional-profesional del alumno. En Argentina, el psicólogo tiene un sesgo clínico; prueba de ello son los estudios que esta-blecen que cerca de un 80% de los psicólogos en actividad están insertos en el área clínica (Alonso & Gago, 2008). La rotación por diferentes áreas del quehacer profesional y el compartir espacios de supervisión en la facultad con compañeros que están insertos en diferentes áreas del ejer-cicio profesional permite despertar interés en los

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madurez. Existen dos debilidades metodológicas princi-

pales para este trabajo. Por un lado, la muestra tuvo un tamaño acotado: 41 sujetos es un número muy reducido para poder realizar un trabajo de es-tas características. Se planificó esta primera toma como prueba piloto, para poder corregir el instru-mento incorporando o quitando ítems en el caso de que fuese necesario. La segunda limitación está vinculada al instrumento, debido a que no se han realizado estudios de validez ni de confiabili-dad sobre el mismo.

Es intención del equipo que realizó este tra-bajo continuar mejorando el instrumento, incorpo-rando otras variables que no fueron consideradas para la presente investigación. Paralelamente, se podría ampliar la muestra a fin de aportar mayor robustez a la prueba y datos valiosos al campo. Lo producido en esta y futuras investigaciones, tiene como finalidad aportar información que permita seguir repensando las PPS con el objetivo de con-tinuar enriqueciendo e incrementando su calidad.

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