proyecciones el tiempo del despues

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1 Palabras clave: cine tiempo materialismo E l tiempo del después no debe ser visto como un re- sumen de la filmografía del cineasta húngaro, sino como un modo más de interpretación que defiende que las películas de Béla Tarr son «el tiempo de los acon- tecimientos materiales puros contra los que se mide la creencia, durante tanto tiempo como la sostenga la vida». El tiempo del después está dividido en cinco apartados, dis- puestos de la siguiente manera: el primero coincide con el del título del libro, en el segundo hace referencia a las historias de familias, el tercero al imperio de la lluvia, en el cuarto a los estafadores, idiotas y locos y, por último, el círculo cerrado que, a mi parecer, nos deslumbra a los más ansio- sos con el propósito de la última película de Béla Tarr. A lo largo de los cinco apartados el filósofo francés nos va retirando las capas y las cortezas propias de los filmes del cineasta húngaro, ofreciéndonos, de un modo oscuro en diversas ocasiones, la parte limpia e inteligible de sus largometrajes. Es especialmente interesante el análisis de la película más «antibelatariana» que ofrece Jacqués Ran- ciére, estoy refiriéndome a Almanaque de otoño. Antes de aparecer este filme las películas anteriores podían clasi- ficarse, aunque no con ciertas reticencias, dentro de un círculo naturalista, sin embargo, en Almanaque de otoño los personajes son encerrados dentro de una casa, recurrien- do a un dispositivo teatral que rompe directamente con cualquier tipo de naturalismo, exacerbando los afectos, como bien dice el filósofo francés, utilizando «la profun- didad de campo y el color». Jacques Rancière deja ver de un modo muy claro cómo Almanaque de otoño es casi una excepción dentro de la filmografía de Béla Tarr, ya que de ahora en adelante éste no recurrirá a elementos sobrecargados, sino que la cámara irá deslizándose len- tamente en largos planos secuencia donde la materia y el tiempo serán los protagonistas. Lo que más he agradecido de El tiempo del después, al margen del análisis penetrante y oscuro de los filmes, ha sido el espacio dedicado a la primera etapa del cineasta húngaro, período generalmente desconocido. Filmes que son de difícil acceso como Nido familiar, El intruso o Gente Revista de Libros de la Torre del Virrey Número 2 2013/2 ISSN 2255-2022 JACQUES RANCIÈRE, Béla Tarr, el tiempo del después, traducción de Mariel Manrique, Shangri- la Textos Aparte, Santander, 2013, pp. 89. ISBN 978-84- 939366-4-8. (Béla Tarr, le temps d’après, 2001).

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Cinema, Bela Tarr

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  • 1Palabras clave:cine

    tiempomaterialismo

    El tiempo del despus no debe ser visto como un re-sumen de la filmografa del cineasta hngaro, sino como un modo ms de interpretacin que defiende que las pelculas de Bla Tarr son el tiempo de los acon-tecimientos materiales puros contra los que se mide la creencia, durante tanto tiempo como la sostenga la vida. El tiempo del despus est dividido en cinco apartados, dis-puestos de la siguiente manera: el primero coincide con el del ttulo del libro, en el segundo hace referencia a las historias de familias, el tercero al imperio de la lluvia, en el cuarto a los estafadores, idiotas y locos y, por ltimo, el crculo cerrado que, a mi parecer, nos deslumbra a los ms ansio-sos con el propsito de la ltima pelcula de Bla Tarr. A lo largo de los cinco apartados el filsofo francs nos va retirando las capas y las cortezas propias de los filmes del cineasta hngaro, ofrecindonos, de un modo oscuro en diversas ocasiones, la parte limpia e inteligible de sus largometrajes. Es especialmente interesante el anlisis de la pelcula ms antibelatariana que ofrece Jacqus Ran-cire, estoy refirindome a Almanaque de otoo. Antes de aparecer este filme las pelculas anteriores podan clasi-ficarse, aunque no con ciertas reticencias, dentro de un crculo naturalista, sin embargo, en Almanaque de otoo los personajes son encerrados dentro de una casa, recurrien-do a un dispositivo teatral que rompe directamente con cualquier tipo de naturalismo, exacerbando los afectos, como bien dice el filsofo francs, utilizando la profun-didad de campo y el color. Jacques Rancire deja ver de un modo muy claro cmo Almanaque de otoo es casi una excepcin dentro de la filmografa de Bla Tarr, ya que de ahora en adelante ste no recurrir a elementos sobrecargados, sino que la cmara ir deslizndose len-tamente en largos planos secuencia donde la materia y el tiempo sern los protagonistas.

    Lo que ms he agradecido de El tiempo del despus, al margen del anlisis penetrante y oscuro de los filmes, ha sido el espacio dedicado a la primera etapa del cineasta hngaro, perodo generalmente desconocido. Filmes que son de difcil acceso como Nido familiar, El intruso o Gente

    Revista de Librosde la Torre del Virrey

    Nmero 2 2013/2

    ISSN 2255-2022

    Jacques RanciRe, Bla Tarr, el tiempo del despus, traduccin de Mariel Manrique, Shangri-la Textos Aparte, Santander, 2013, pp. 89. ISBN 978-84-939366-4-8. (Bla Tarr, le temps daprs, 2001).

  • 2prefabricada merecen una atencin especial ya que permi-ten entender con mayor profundidad la segunda etapa flmica de Bla Tarr, ya que, como expresa ciertamente Jacques Rancire, todas las pelculas del cineasta hngaro expresan la imposibilidad de una promesa, pero con cada film va excavando un poco ms en esa distancia entre la repeticin y la posibilidad del cambio. Otra interpreta-cin interesante del filsofo francs es la aclaracin de que las pelculas de Bla Tarr no pueden ser consideradas como metafsicas, sino que, por el contrario, no podran ser ms materialistas de lo que son. Este materialismo radical lo observamos en la etapa madura del cineasta hngaro, donde los individuos se chocan contra la lluvia, el aire, los gitanos, las palabras y los sustratos fsicos que le rodean; la promesa de escapar a la repeticin se tro-pieza constantemente con elementos que se colocan en medio y que no permiten desviarse del camino recto con el mismo paisaje repetitivo al que estn destinados los personajes de Bla Tarr. El anlisis de Jacques Rancire es oportuno para deshacer la idea de que las pelculas de Bla Tarr hablan de aquello de lo que no se ve, es decir, existe un trasfondo, indudablemente, pero el tiempo del despus son los objetivos de los individuos que deseosos de ser cumplidos se encuentran, como en la niebla de una noche fra, con la materia sensible en forma de un feroz obstculo. Las creencias no afectan a los individuos, sino las situaciones, que se presentan como reales, como ex-presa Rancire, y estas situaciones son la materia con la que el personaje se choca, con las esperas, la repeticin, los gestos, como los de la hija del viejo Ohlsdorfer cuan-do tiene que cocer da tras da las patatas que se llevarn a la boca.

    El tiempo del despus ahonda en cada film desde un pris-ma tanto filosfico como esttico. Hay una meditacin en cada palabra y es esta reflexin la que puede resultar oscura para los ojos del joven que experimenta por pri-mera vez la filmografa de Bla Tarr. Un libro que se pre-senta como claroscuro, donde en algunas partes necesi-tamos coger rpidamente la libreta para apuntar una idea

    Las pelculas del cineas-ta hngaro expresan la

    imposibilidad de una pro-mesa, pero con cada film

    va excavando un poco ms en esa distancia entre la

    repeticin y la posibilidad del cambio.

  • 3que oteamos lcidamente, con alegra despus de unos oscuros previos que, de algn modo, respetan lo nebloso de las pelculas de Bla Tarr.

    No obstante, El tiempo del despus se adivina de dos modos; para el que ha visto los filmes de Bla Tarr se presenta como un claro menos oscuro, que abre y expan-de, a travs de una mirada aguda, nuestra interpretacin y nuestra desorientacin despus de cada pelcula; sin em-bargo, para el que no ha visto toda la filmografa del ci-neasta hngaro se presenta como un oscuridad que arre-mete contra la claridad, pero donde esta ltima lucha por equiparar las fuerzas. As, El tiempo del despus no es el fra-caso de una promesa, sino la lucha contra nuestra propio destino que se transforma en repeticin, en la concentra-cin y observacin de gestos que no suelen contemplar-se, pero que a travs de los largos planos secuencia nos permite darnos cuenta y chocarnos, irremediablemente, con lo material. Bla Tarr nos devuelve tambin, de algn modo, a lo cotidiano, a concentrar nuestra atencin so-bre las manos de la hija del viejo Ohlsdorfer cuando sta lo viste y lo desnuda cada maana, las mismas manos que retirarn la piel de las patatas hervidas, o la preparacin de un carro o el ruido de una mquina de caf; detalles que suelen pasar inadvertidos y que a algunos nos hace preguntarnos: por qu no atender a la cotidianeidad de los gestos?, por qu no mirar de otro modo?

    Javier Castellote Lillo

    Por qu no atender a la cotidianeidad de los gestos?