programación verano 2011

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Águilas verano’11

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EDITA : Excmo. Ayuntamiento de Águilas Concejalia de Cultura, Turismo y Festejos

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SumarioSaluda Pte. Comunidad ............................................................................................... 7

Saluda Alcalde ............................................................................................................ 9

La Virgen de los Dolores, patrona de Águilas ............................................................... 11

Reinas de las Fiestas 2010 ........................................................................................ 12

La época medievalislámica en Águilas (el Hisn AlAkila) ................................................ 14

De nuestros alcaldes, sus cuitas y curiosidades .......................................................... 17

Evocación del pasado ................................................................................................ 23

Tipología del machote aguileño .................................................................................. 28

Un recuerdo para Reinaldo ........................................................................................ 30

Flora aguileña V: El nombre de las plantas. ................................................................. 33

Águilas en los años 80: Consolidación como destino turístico ...................................... 40

Hubo una vez un barco llamado “María Ramos” .......................................................... 45

¡Ah, nuestro campo de antaño...! ............................................................................... 49

La época de la gran emigración aguileña: 1900-1970 ................................................ 52

La historia fallida de la central nuclear de Cope .......................................................... 54

El fútbol de mi infancia en Águilas .............................................................................. 56

Eugenio Noel en Águilas ............................................................................................ 59

Comercios en Águilas ................................................................................................ 62

Memoria de un hermanamiento ................................................................................. 65

Mis estudios en Águilas ............................................................................................. 66

Un ilustrado y reformista visita Águilas ........................................................................ 68

La Puerta de Lorca en los años 60 ............................................................................. 71

Mi vista favorita ........................................................................................................ 77

Paseo de tarde otoñal ............................................................................................... 80

Sólo para lectores de 80 años, o así ........................................................................... 82

Pinito de Oro............................................................................................................. 86

Recuerdos de mi escuela .......................................................................................... 89

Aguileños en Granada ............................................................................................... 90

Un paseo por la Historia ............................................................................................ 92

El Carnaval, Fiesta de Interés Turístico Nacional .......................................................... 94

Patronato Deportivo Municipal ................................................................................... 97

Casa de la Juventud “Capri” ...................................................................................... 99

PROGRAMACIÓN .................................................................................................... 102

PoesíasTerrible ..................................................................................................................... 47

Amanece en el Hornillo.............................................................................................. 51

Besos Mojados ......................................................................................................... 74

Villa de Águilas ......................................................................................................... 75

Paseo de tarde Otoñal ............................................................................................... 80

Caminar y soñar ....................................................................................................... 81

Recuerdos ................................................................................................................ 91

Levántate marinero ................................................................................................. 100

EDITA: Excmo. Ayuntamiento de Águilas. Concejalía de Cultura, Turismo y Festejos

COORDINACIÓN: Oficina de Turismo

COLABORADORES: Joaquín D. Romera Franco, An-tonio Carvajal Mansergas, Manuel Robles Martínez, Salvador Montalbán, Vicente Sicilia, Ramón Jiménez Madrid, Toñy Sánchez, Juan J. Troyano Matrán, José Asensio Ramírez, Antonio Morata, Juan de Dios Hernán-dez, Fernando Lillo, Ricardo Asensio, José Hernández, Juan Fdez. López, Vicente Frápolli Bayona, Bartolomé Muñoz Marín, Pascualina M. León, Carmen Arcas Rua-no, Ana Guerrero, Juan Ruiz Parra, Luis Díaz Martínez, Francisco Montalbán, Luis García Albarracín, Antonio Navarro, Antonia Cano, M. Fdez. Lloret, Manuel Pereira, Consolación Muñoz, Dorita Gómez.

FOTOGRAFÍAS: Sebastián Jiménez, Repórter Foto, Juan Hernández, Agustín Marín, Fernando Mula, Fotos Gutiérrez, Juan Ruiz Parra, Teresa Rodríguez.

El Ayuntamiento de Águilas no se hace responsable ni se identifica necesariamente con las ideas expresadas en los artículos del libro de festejos.

FOTOGRAFÍA DE PORTADA: J. Ramírez

Director en Murcia: Juan Ruiz ParraGestión Publicitaria: Rocío García Cáceres yAna Matallanos Muñoz.Tel. 619 656 292D.L: M-30419-2001 ISSN: 1695-5285

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Saluda del Presidente de la Comunidad Autónoma

La hermosa localidad costera de Águilas no sólo es uno de los principales enclaves turísticos de la Región de Murcia gracias a su climatología

y entorno privilegiados, sino que atesora asimismo incontables atractivos para cuantos la visitan, bien sea provenientes del resto de nuestra Comunidad Autónoma o de más allá de nuestros límites regio-nales.

Es, precisamente, durante los meses de verano que Águilas se convierte en un destino prioritario para quienes ansían disfrutar de sus momentos de ocio en un lugar que suma a la belleza natural del paisaje y la cálida hospitalidad de sus gentes una oferta difícil de superar y que incluye múltiples propuestas basadas en el entretenimiento, desde fiestas locales hasta actos culturales, pasando por otras de índole social, deportiva o gastronómica que convierten al municipio en un destino turístico de primer orden por esas fechas.

Una auténtica pléyade de actividades enfocadas a un amplio público, en las que predomina por enci-ma de todo la diversión y que, como en años pre-cedentes, se recogen de manera exhaustiva y con todo detalle en el libro ‘Águilas, Verano 2011’, que amplía en esta ocasión su ya importante tirada has-ta los 7.000 ejemplares, dada la gran demanda y el mucho interés que siempre genera esta publicación tan querida por todos sus lectores.

Una acertada iniciativa cultural, impulsada y difun-dida por el Ayuntamiento de Águilas, al que felicito nuevamente por esta eficaz herramienta de pro-moción turística de las muchas excelencias que distinguen a la localidad y que invito a conocer en persona, o a través de las páginas de esta obra, a todos los murcianos y a cuantos visiten nuestra Región a lo largo del período estival.

Ramón Luis Valcárcel SisoPresidente de la Comunidad Autónoma

de la Región de Murcia

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Queridos paisanos y aguileños de adopción.

Es la primera vez que, como alcalde de Águilas, tengo el honor de poder

dirigirme a todos vosotros, a través de este tradi-cional libro de verano.

Aunque soy de los que prefieren saludar perso-nalmente, en momentos como este el protocolo institucional manda, por lo que me gustaría apro-vechar estas líneas para haceros llegar un afec-tuoso saludo y mis mejores deseos para estos días de estío.

En esta ocasión, me van a permitir que tenga un recuerdo especial para nuestros queridos vecinos de Lorca, una población históricamente vinculada a Águilas, a la que no puedo más que desear una

pronta recuperación, como estoy convencido que así será, y trasmitirles el apoyo y la solidaridad de todo el pueblo de Águilas.

Centrándome en el saluda, estoy convencido que cualquier ciudadano, sin excepción, podría detallar un sinfín de cualidades naturales que ofrece este maravilloso lugar en el que tenemos la fortuna de poder residir, ya que Águilas irradia belleza durante los 365 días del año, una luz especial y única que se incrementa con la llegada de los meses de vera-no, donde nuestra localidad brinda su mejor cara a aguileños y foráneos.

Afortunadamente, son ya muchas las personas que conocen y admiran los encantos de esta bella tie-rra, pero creo que ha llegado el momento de sentar las bases para dar ese necesario salto al exterior, mediante una mayor proyección. Para lograrlo, de-

Saludabemos estar preparados, unificar nuestra oferta y potenciarla. En eso debemos de trabajar, y además tenemos que hacerlo desde la unión y el compro-miso conjunto de todos los organismos implicados; sólo así alcanzaremos el éxito.

Nuestro esfuerzo debe ir encaminado a que los primeros frutos que recojamos de esa apuesta co-mún sirvan para mitigar las cifras del desempleo. Esa tiene que ser nuestra mayor prioridad es estos momentos.

Feliz verano a todos, espero que disfrutéis del am-plio abanico de actividades que se han organizado desde el ayuntamiento de Águilas, en colaboración con diferentes colectivos y entidades.

Bartolomé Hernández GiménezAlcalde de Águilas

del Alcalde de Águilas

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Reinas de las fiestas2010

Marta Pérez LópezReina 2010

Alicia Rojo VeraReina Infantil 2010

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La Época Medieval - Islámica en Águilas (el hisn al-akila)

La primera referencia escrita de Águilas en época medieval procede del geógrafo ára-be Al Bakri (1040–1094) que escribe en un itinerario: “Saliendo de Orán, se llega a un fondeadero, Ain al Farruy, del que a tres

jornadas de la costa está Akila, el furda* de Lorca”. De este texto se deduce que Águilas es el puerto de Lorca, que en esos momentos, como principado independiente, es una importante ciudad.

Esta primera cita data de finales del s. XI, momento en el que los almorávides se imponen como po-der fuerte en las tierras de Al-Andalus. Este pueblo enraizado y muy apegado a su lugar de origen, se ve en la necesidad de crear rutas directas de co-municación y comerciales entre el Norte de África y la Península Ibérica. En esta coyuntura, y sobre-todo tras la constitución de los segundos Reinos de Taifas, está perfectamente justificada la creación y potenciación de nuevos puertos con buenas con-diciones geográficas como en el caso de Águilas. Por otro lado, hemos de tener en cuenta que en estos momentos Lorca es una ciudad importante en el contexto del reino de Tudmir*. Por eso, el he-cho de abrir su propio puerto en un lugar cercano para poder comercializar sus productos, supondrá

una gran autonomía, con respecto al riesgo que

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La Época Medieval - Islámica en Águilas (el hisn al-akila)Juan de Dios Hernández García

A la memoria de mi abuela Juana

podrían originar otras ciudades más lejanas como Cartagena, Vera o Almería.

Posteriormente, ya en el siglo XII, Al Idrisi describe en su itinerario una ruta por el litoral murciano: “De la ciudad de Cartagena, en la costa, hasta Suganna (Susana) hay 24 millas. Es Susana (Mazarrón) buen puerto, en cuyas inmediaciones se encuentra una población. De allí al hisn* de Águilas hay 12 millas”. Posteriormente describe este Hisn Aqila o Aqla: “Se trata de una pequeña fortaleza situada sobre el mar, siendo el furda, puerto comercial de Lorca, de la que dista 25 millas”. Por tanto, en el s. XII, ocuparía un lugar predominante de la costa entre Cartagena y Vera.

La excavación realizada en la terraza norte del monte del Castillo, ofreció unos niveles arqueoló-gicos con materiales medievales que proceden de la cima del cerro, donde se sucedieron distintas edificaciones defensivas. Estos materiales que se superponen a niveles arqueológicos con estructu-ras definidas y que comentaremos más adelante, confirman las cronologías que aportan las fuentes históricas aquí referidas. El mayor volumen de ma-teriales recuperados pertenece a la etapa medie-val–islámica: cerámicas de cocina con y sin vedrío interno, vajilla de mesa (cuencos, jofainas* y ataifo-res* vidriados en verde, decorados al manganeso

bajo vedrío melado o amarillento y decorados en cuerda seca* parcial o total), vasijas para almace-namiento, transporte y conservación de alimentos (tinajas con refuerzos y jarras decoradas al man-ganeso y a la almagra*), pipas, candiles de piquera, etc. En menor proporción se recuperaron fragmen-tos de jarritas esgrafiadas* y tinajas estampilladas. Estos materiales abarcan un arco cronológico entre el s. XI y la 1ª mitad del s. XIII.

Hace unos años, en la excavación realizada en el número 1 de la calle de San Juan, junto a la Plaza de Abastos, aparecieron seis enterramientos perte-necientes a la maqbara* de esta época. Otro grupo de enterramientos de este cementerio se exhumó en el solar de C/ Balar, esquina con C/ Mercado.

En recientes excavaciones realizadas en la expla-nada situada bajo el Castillo, donde se instala el ascensor, han aparecido restos de estructuras de tapial, fechadas sobre el s. XII y que parecen per-tenecer a una construcción doméstica, en concre-to la esquina de una habitación con un pequeño rebanco. Estos restos son los primeros, desde el punto de vista constructivo, que se conservan en la ladera del cerro.

Con todo, pensamos que el asentamiento asociado al hisn no sería de grandes dimensiones, como bien

apuntó en su día el añorado José García Antón; éste no llegaría a la categoría de medina*. Sería más bien un pequeño agrupamiento civil urbano, prote-gido por la fortificación y con una actividad centra-da en labores portuarias y comerciales.

GLOSARIO.

Almagra: Óxido de hierro de color rojizo.

Ataifor: Plato hondo mayor que la jofaina.

Cuerda seca: Decoración en la que los colores, aparecen puros, planos, yuxtapuestos cuidadosa-mente, dejando un fino trazo de separación, cuyos perfiles se consiguen mediante una pincelada de materia grasa. La estampación, hecha con esta materia o manganeso, se rellenaba luego con co-lores esmaltados.

Esgrafiado: Técnica decorativa consistente en el uso de un útil punzante que hace saltar la capa superficial de una pieza y deja al descubierto la siguiente.

Furda: Puerto islámico.

Hisn: Torre defensiva islámica generalmente pro-vista de aljibe.

Jofaina: Plato de cierto diámetro y poca profundidad.

Maqbara: Cementerio islámico.

Medina: Ciudad musulmana.

Tudmir (reino de): El Reino o Cora de Tudmir ocu-paba las actuales provincias de Murcia, Alicante y parte de Albacete. El topónimo procede del rey visi-godo Teodomiro que a la llegada de los musulma-nes gobernaba estas tierras con capital en Orihuela. Este rey pactó el 5 de abril del 713 con Abd al-Aziz ibn Musa la entrega de distintas ciudades entre las que estaba Lorca, pagando un impuesto a cambio de que se respetasen las vidas, religión y posesio-nes de sus habitantes.

Candil de piquera (siglo XII). Monte del Castillo.

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De nuestros alcaldes, sus cuitas y curiosidades

Vicente Sicilia Tárraga

En las recientes elecciones municipales, los ciudadanos de todo el país han podi-do votar a sus representantes, y han sido nombrados para los próximos cuatro años, alcaldes y alcaldesas de entre quienes se

han presentado libremente a dichos cargos. Pero esto no siempre fue así, pues hubo un tiempo en que el alcalde era elegido directamente por un grupo de prohombres de la localidad, o por el Gobernador de la provincia, o incluso por el Rey, sin que la opinión de la ciudadanía fuese tenida en cuenta. El periodo era por un año, y era obligatorio aceptar bajo ame-naza de sanción económica, e incluso cárcel. Eso sí, podían presentarse a la reelección. Cuando cesaba, cesaban todos los cargos municipales, funcionarios incluidos, por lo que se carecía de continuidad en la gestión, con todo lo que eso representa.Alcalde viene de alqádi, que quiere decir juez, pues se ocupaba también de administrar justicia, y de un conjunto de variantes tan largo como lugares y cos-tumbres existían en toda España. Fue la Constitución de 1812 (“la Pepa”) la que concretó las funciones del alcalde, enmarcándolas en el plano de gestión y representación. Y fue también dicha Constitución la que estableció que los municipios de más de 1.000 habitantes podían poseer ayuntamiento, por lo que Águilas pasó a contar con alcalde propio, en vez de pedáneo dependiente de Lorca, como venía siendo desde 1766, adquiriendo así su independencia ad-ministrativa. Desde entonces hasta nuestros días, han sido 56 los alcaldes que nos han representado, haciendo el nº 57 quien actualmente tiene el honor de presidir nuestro ayuntamiento.La historia de Águilas está jalonada de decisiones adoptadas por sus alcaldes que han ido forjando la evolución y desarrollo de nuestro pueblo, y han cons-truido un legado que nos llega hasta nuestros días formando parte de la vida cotidiana de manera tan común, que nos pasan desapercibidos ciertos deta-

lles, aunque también es cierto que, a veces, la cu-riosidad nos mueve a conocer el origen de otros. Por ejemplo: ¿qué alcalde mandó construir la Glorieta?; ¿y la Pava de la Balsa?; ¿bajo qué mandato se erigió la Chimenea de la Loma?; ¿quién aprobó la construc-ción del Hornillo?; ¿a cuál le correspondió el honor de recibir el primer tren que llegó a nuestro pueblo?; ¿quién presidió el primer derby futbolístico?.Demos un repaso a los alcaldes que rigieron los primeros 100 años de nuestro ayuntamiento, sus cuitas y logros.El primero fue D. JOSÉ LÓPEZ MATEOS, que tomó posesión el 1 de diciembre de 1812 al constituirse por primera vez el ayuntamiento aguileño. La penuria económica existente no le permitió hacer frente al mantenimiento de los servicios municipales, por lo que dos meses y cinco días después, se desistió de este primer intento de independencia, pasando de nuevo a estar bajo la tutela de Lorca.A principios de 1823, amparados, quizás, por el floreciente movimiento portuario que ocasionó la exportación de barrilla, esparto, plomo y plata, de nuevo se animaron los aguileños a gestionar su propio ayuntamiento, nombrando a D. JOAQUÍN SÁNCHEZ-FORTÚN como alcalde. Tampoco duró mucho su mandato, solo unos siete meses, pero esta

vez, aparentemente, no fueron razones de penuria económica las que hicieron desistir del intento, sino presiones políticas, intrigas y extorsiones a favor de determinadas fuerzas fácticas allende el municipio, que no veían con buenos ojos la independencia de Águilas por creerla desfavorecedora de sus intereses particulares.Es en 1834, cuando, de nuevo, se constituye el ayun-tamiento de Águilas, y esta vez de manera definitiva y hasta nuestros días. Nombrado alcalde D. GINÉS AN-TONIO ROMERO, persona de notable posición eco-nómica y aprecio social, tomó numerosas decisiones, como la de construir la iglesia parroquial que puso bajo la advocación de San José, patrón de los fun-didores de mineral, actividad floreciente en Águilas por entonces, de la que era importante empresario.Durante años se producen numerosos y frecuentes relevos al frente de la alcaldía, pues como ha dicho, la aceptación del cargo era obligatoria, por lo que al cabo de unos meses se alegaban motivos de salud para el cese voluntario por parte de algunos, mien-tras que otros se presentaban para ser reelegidos, incluso en años alternos y en diferentes etapas.Águilas se va configurando, y en 1836, se nombra como primer maestro de escuela municipal al único

sus cuitas y curiosidadessus cuitas y curiosidadesVicente Sicilia Tárraga

sus cuitas y curiosidadesVicente Sicilia Tárraga

sus cuitas y curiosidadesvez, aparentemente, no fueron razones de penuria económica las que hicieron desistir del intento, sino

De nuestros alcaldes,

Balneario España, siendo alcalde D. Camilo Ruano.

Fachada iglesia de San José, en 1867. Estado plaza de la Constitución cuando el alcalde D. Juan Bautista Maldonado decide construir la Glorieta, en 1852.

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existente en el pueblo: D. ANTONIO GARCÍA MEN-GUAL, con un sueldo de 3 reales diarios, siendo al-calde D. PEDRO SÁNCHEZ-FORTÚN, el mismo bajo cuyo mandato se erige uno de los símbolos agui-leños: la Chimenea de la Loma. Un año más tarde, con D. CARLOS CROUSEILLES como alcalde, se trae desde Lorca al primer médico y al primer boticario.Ya por aquellos tiempos, el tema de urbanismo preocupaba, y el alcalde D. JUAN BERNABÉ GRIS, en 1843, crea el primer plan de lo que hoy denomina-ríamos “de desarrollo urbano”, editando un bando en el que se da “a saber que ninguna persona podrá edificar sin el previo reconocimiento de la Comisión”, marcando de esta manera una de esas cosas de las que los aguileños nos sentimos tan orgullosos como es el trazado vanguardista de nuestras calles.El auge económico que, entre otros factores, produjo la instalación de varias fundiciones de metales, hizo que Águilas fuese adquiriendo importancia, hasta tal punto, que en 1852, el cargo pasa a denominarse Alcalde-Corregidor, distinción que hacía el Rey a las poblaciones a las que se quería distinguir. A D. JUAN BAUTISTA MALDONADO le correspondió tal honor. No duró mucho en el cargo, pues, por su buena ges-tión, fue enviado a hacerse cargo del ayuntamiento de Lorca, pero tuvo tiempo de aprobar la construc-ción de la Glorieta y el molino de Sagrera, entre otros. Otra de las cosas de las que nos sentimos orgullosos es de nuestra Virgen de los Dolores, de cuyo hallazgo en un cajón flotando en el mar nos habla la leyenda, y que bajo la alcaldía de D. HILARIO GRIS, en 1855, fue nombrada Patrona de nuestro pueblo, en agrade-cimiento a su protección ante la epidemia de cólera que padeció todo el país. A pesar de que su institu-ción canónica tardó 108 años (1963), los aguileños la veneramos desde siempre.D. JOSÉ CROUSEILLES fue uno de los alcaldes que más tiempo ejerció: casi 9 años en tres etapas entre 1850 y 1861. Bajo su mandato se construyó el pri-mer alumbrado público; se nombró el primer Juez de Paz (D. Carlos Crouseilles); se abrieron las estafetas de correo y de telégrafos dotando a la población de modernidad y agilidad en las comunicaciones, lo que redundó en aumento de las transacciones comer-ciales, además de otras cosas, y se creó la primera

Banda de Música. En 1863, pernoctan en la bahía de Levante su Majestad la Reina Isabel II y su hijo Alfonso, Príncipe de Asturias, y el alcalde aprovecha para presentarle la necesidad de que se construya un puerto, logrando un pacto para que el Estado cos-tease las obras. Fue éste un punto de inflexión en el desarrollo de nuestro pueblo.Suceden una serie de alcaldes que toman iniciati-vas que sirvieron de base a los servicios actuales, tales como: D. JOSÉ RAMÓN FERNÁNDEZ, bajo cuyo mandato se encendía por primera vez el faro del puerto, en 1860; D. DIEGO HERNÁNDEZ, que autori-zó la construcción del Caño de los Arcos en 1865; D. JAIME CAPEL quien manda en 1866 adquirir la pri-mera bomba municipal contra incendios de nuestra historia; D. HILARIO GRIS LÓPEZ, en 1871, se adopta el sistema métrico decimal y la peseta como unidad monetaria, lo que supuso una auténtica revolución, y se aprueba la construcción del molino de los Alacra-nes; D. CARLOS ACUÑA CROUSEILLES, que el 19 de julio de 1873 ha de hacer frente a la difícil situación creada por la presencia del buque Fernando el Cató-lico con fuerzas cantonalistas de desembarco que to-maron el ayuntamiento requisando cuanto pudieron, como respuesta a la inicial negativa del municipio de apoyar el movimiento de Antonete Gálvez.

Capítulo aparte merece D. ENRIQUE PARRA Y FER-NÁNDEZ OSSORIO, alcalde que fue durante casi 11 años y medio, en tres etapas entre los años 1875 y 1888 y que, sin desmerecer a los demás, demostró gran entereza de carácter y decisión en las acciones acometidas durante su mandato, lo que redundó en gran beneficio, no solo para la población del momen-to, sino para la Águilas actual. Durante sus mandatos se inician las obras del ferrocarril Lorca–Águilas; las del mercado de abastos y del hospital de caridad; se amplió el puerto facilitando el incremento de tráfico marítimo; en 1882, por explotación de la cantera del monte del castillo, se produce el desprendimiento del “Peñón del Rocaor”; se autorizan las obras del embarcadero del Hornillo; se recorta el monte de la Calica (donde está el molino de Sagrera) que llega-ba hasta el mar y dividía la población, permitiendo la apertura de un camino que pasó a llamarse de Mac Murray, industrial inglés que solicitó y pagó las obras, pero poco después, en reconocimiento a la labor del alcalde, se denominó Paseo de Parra, que es como se conoce hoy en día. También durante su mandato se construyó la fuente de La Pava de la Balsa, todo un prodigio en la época, que se ha ido convirtiendo en algo entrañable para los aguileños desde entonces.El agradecimiento que Águilas sentía por el Dr. Sán-chez-Fortún Romero, 45 años médico y benefactor de los humildes, se manifiesta al decidir el 13 de abril de 1889, poner su nombre a la plaza “del Rosado” (popularmente conocida por el Placetón), siendo al-calde D. CARLOS CROUSEILLES SÁNCHEZ-FORTÚN. Fue este alcalde el que aprobó la construcción del casino, y el proyecto del primer alumbrado eléctrico público en 1894, año en el que llegó a Águilas el primer balón de reglamento de manos de D. Ginés García Abellán, “el Monterúo”, a su regreso de Aber-deen (ESCOCIA), iniciándose así el fútbol en nuestro pueblo. Años después, en 1901, en el campo de “Las Palmeras”, situado entre la estación y las Delicias, se jugó el primer “match de fut-bol” entre los equipos de Águilas y Lorca, venciendo los aguileños por 5 a 0, el mismo año en que tuvo a bien autorizar la insta-lación del primer cinematógrafo que hubo en Águilas, que se ubicó en el nº 8 de la Plaza de la Constitución

Calica en 1867, siendo alcalde D. Diego Hernández

Señoritas en el vagón, 1903. Siendo alcalde D. José Parra Ichaurrandieta, fue inaugurado el Hornillo.

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(la Glorieta). El 4 de agosto de ese mismo año, se fundó el Hospital de Caridad “San Francisco”.Un hecho de indudable trascendencia para nuestro pueblo fue la inauguración del ferrocarril Almendri-cos-Águilas, acaecido el 1 de abril de 1890, siendo alcalde D. JOSÉ HERNÁNDEZ MUÑOZ, año en que por primera vez se organizan festejos de verano, e in-cluso se solicita la construcción del primer balneario marítimo, el “Balneario España”, destruido en 1912 por un voraz incendio, que contaba con “barracas de estera para el baño”, lo que nos viene a decir que ya por entonces (hace más de 120 años) nuestras playas era fuente de atracción turística.En 1893, bajo el tercer mandato de D. PASCUAL ACUÑA CROUSEILLES, el 25 de agosto, se consti-tuyó la Iglesia Evangélica Bautista de Águilas, acon-tecimiento de gran influencia en la propagación del protestantismo por toda la zona del sureste español. También en ese mismo mes y año, tuvo lugar el primer festejo del que tenemos constancia escrita: carrera de caballos alrededor de la Glorieta. Antes, en 1884, este alcalde vio terminar las obras del puerto, lo que significó el inicio de una nueva era para la economía local.El 10 de mayo de 1896, se inaugura el actual ce-menterio del Labradorcico, siendo alcalde D. ELADIO CALERO SÁNCHEZ, quién culminó las gestiones rea-lizadas por varios de sus antecesores en el cargo, solucionando así una necesidad acuciante para la población, ya que el viejo de Las Asperillas repre-sentaba un riesgo para la salud pública y carecía de “decencia y decoro para el enterramiento de cadáve-res humanos”. Una parte de este nuevo cementerio se reservó como Cementerio Civil, donde eran ente-rrados los suicidas y aquellos que no profesaban la fe católica. Poco después, se le segrega la parcela del “Cementerio de los Ingleses”. En su tiempo de mandato se formó el club de fútbol ÁGUILAS SPOR-TING CLUB, del que tan orgullosos nos sentimos los aguileños, y el “LAW TENIS CLUB” club social exclu-sivo de la colonia inglesa, siendo uno de los primeros lugares de España donde se practicó el tenis. Este alcalde refunda la Banda Municipal, trayendo desde Villena a D. Francisco Díaz Romero como director e instructor.Entre las curiosidades de nuestro pueblo podríamos incluir la de por qué se llama Barrio del Charco a las proximidades de la desembocadura de la rambla del Cañarete. En 1900, año en el que se construye “el Molino Saltador”, siendo alcalde D. ALFONSO MORE-NO LÓPEZ, Águilas sufrió un prolongado temporal de lluvias que produjo fuertes daños, entre ellos, la for-mación de un enorme charco en esa zona que tardó mucho tiempo en desaparecer provocando un serio problema de salud pública, lo que obligó al ayunta-miento a disponer medidas excepcionales. Éste fue el alcalde del cambio de siglo, pues gobernó entre 1899 y 1991.Cosas que hoy nos producen sonrisa fueron deci-siones importantes que hubieron de tomar los res-ponsables de la época, como por ejemplo, cuando en 1902, D. JOSÉ PARRA INCHAURRANDIETA, ha de promulgar un edicto prohibiendo que las aguas sucias de las casas fuesen arrojadas a la vía públi-

ca, disponiendo una serie de tinas para su vertido (posiblemente, algo así como los “puntos ecológicos” para material reciclable de nuestros días). También este alcalde fue el primero en regular la prostitución en nuestro pueblo. Realizó un ambicioso proyecto de reforma urbanística, dotando de aceras las principa-les calles. Bajo su autoridad se construye el primer cuartel de la Guardia Civil, en el Bol de La Virgencica; se inaugura el alumbrado eléctrico la Nochebuena de 1902; se plantan los hoy enormes cuatro ficus de la Glorieta; se entuba la canalización de agua potable desde el manantial de Tébar y se dota de grifos au-tomáticos a las fuentes del Caño Viejo y de los Arcos, lo que significó toda una innovación. Se construye un lavadero público en la Huerta del Consejero; un cine de verano en la Plaza del Dr. Fortún; una Casa de Socorro en Conde de Aranda, 2; las escuelas del Pie Castillo; el 18 de agosto de 1903, se inicia el embar-que de mineral en el Hornillo; y así un largo etc. que hicieron que este alcalde fuese muy querido por las gentes del pueblo, que le recordaba en tiempos di-fíciles con dichos como: “Si Don Pepe Parra volviera otra vez, este pueblo se vería resplandecer”Le sucedió en el cargo D. JOSÉ MUÑOZ LÓPEZ, quien hubo que poner freno a los repetidos escán-dalos que se producían en los alrededores de los numerosos prostíbulos que por entonces existían, siendo el más famoso el de Dª Dolores Rodríguez, conocida como “La Tía Gorriona”.Es curioso ver cómo en 1908, D. FRANCISCO ROME-RA FERNÁNDEZ ordena que “dada la aglomeración de público que se produce en la temporada de ba-ños, se prohíba la circulación de bicicletas, motoci-cletas y automóviles en las proximidades de la Playa de Poniente”, y que “los carruajes de todo tipo, al entrar en la población, regulen su velocidad a la de un trote sostenido”.Quizás de las pocas veces que se han suspendido los festejos de verano en nuestro pueblo, fue en 1909 con motivo de la guerra de África, destinándose el presupuesto a dar una comida a los pobres el día de la Virgen (15 de agosto), siendo alcalde D. ANDRÉS GARCÍA ESPEJO.Una de nuestras céntricas calles lleva el nombre de D. JUAN JIMÉNEZ CROUSEILLES, que fue alcalde en 1910 y de nuevo en 1912. A pesar de sus cortos

mandatos, fue muy prolijo en acciones favorables para el pueblo. Gestionó la bajada de las tarifas del ferrocarril en un 40 % durante la temporada de baños, para fomentar la concurrencia de bañistas. Adoptó estrictas medidas sanitarias para evitar la epidemia de cólera. En 1912 aboga por la instalación del servicio telefónico. Persona muy preocupada por las gentes de la mar, hizo socorrer económicamente a los familiares de los ahogados en el hundimiento del barco de pesca “María”, en Cabo Cope.Es en 1911, siendo alcalde D. FRANCISCO NAVARRO LÓPEZ, cuando se procede a la entubación de agua potable, obra adjudicada al escocés D. Juan Gray, quien ocupa un lugar en nuestra historia por haber sido el primer entrenador del histórico ÁGUILAS SPORTING CLUB y organizador del mismo. Se da por finalizado el uso militar del Castillo.El camino hasta La Cuesta de Gos, y la carretera de Mazarrón, se construyeron, con objeto de facilitar el transporte de mineral de esas zonas, bajo el manda-to de D. MIGUEL ÁLVAREZ CASTELLANOS, en 1912, año en el que se cumplían los primeros 100 años del consistorio aguileño. Este alcalde lo fue también en dos nuevas etapas: 1913 y 1920.Durante esos primeros 100 años, hubo otros alcaldes que aquí no se nombran en razón a la brevedad de espacio, que no por desmérito de los mismos. Todos pusieron interés en servir a su (nuestro) pueblo. To-dos son merecedores del recuerdo y reconocimiento, como también lo son quienes se han ocupado de rescatar sus cuitas, logros y anécdotas en diversas ocasiones, cual es el caso de Juan Navarro, Felipe Palacios, Antonio Cerdán, entre otros, de cuyas obras manan muchas de las cosas aquí relatadas. Valga esta recapitulación como homenaje a todos ellos.

Bendición ferrocarril: El 1 de abril de 1890 llegó el ferrocarril a Águilas siendo alcalde D. José Hernández Muñoz.

Embarcadero del Hornillo, 1904, siendo alcalde D. José Muñoz

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Evocación del pasadoToñy Sánchez

Los recuerdos, consustanciales al ser huma-no, nos evocan momentos del pasado ricos en emociones como: los primeros olores y colores que despertaron nuestros sentidos, observar el juego de luces centelleantes mez-

clarse y fundirse en el mar, disfrutar de los primeros encuentros entre amigos en la adolescencia, descu-brir el amor en sus diversas manifestaciones, y tan-tos otros que llenaron nuestra vida. De entre los que me gusta rememorar, dos son protagonistas, quizás porque en ambos incide una misma circunstancia: lo anecdótico. Los viví en mi niñez y siendo adulta, y me permito desvelarlos en estas líneas.Mi hogar ha estado y está situado en un lugar privile-giado de Águilas, a pocos metros del mar. Veo ama-necer cada nuevo día, envuelto en esa combinación de colores que van del rojo al amarillo, cuando el sol despunta por el horizonte, pintando de oro las ondas de un mar tranquilo, detrás de la escollera en el sols-ticio de invierno, para dejarse ver, tras su recorrido en el equinoccio de primavera, entre Cabo Cope y el cerro de las cuevas. Maravilloso cuadro donde trazan su estela, en bellas pinceladas, los barcos de nuestra flota pesquera al salir a faenar.Siendo niña, los veía cruzar la bocana en su regreso de mar adentro, tras finalizar su jornada, seguidos “de una aglomeración de gaviotas luchando por cada pizca de pitanza”, presagiando que había sido provechosa en especies. En ese momento, mi hermana Mari Nieves y yo jugábamos en el “martillo”, que era una parte del muelle destruida por una bomba caída durante la gue-rra civil -según decían mis padres-. Con nosotras solían estar mis primas y amigas que, mientras merendába-

mos, buscábamos erizos, lapas y camarones entre las rocas -trozos de bloques semisumergidos-. Cuando oíamos el ruido del motor de los barcos, parábamos el juego y nos sentábamos en dirección a la dársena para verlos aparecer, como si de una regata se tratara. Todas las tardes se repetía la misma escena y nuestro juego consistía en “adueñarnos” de cada uno de ellos. Mi preferido era el “Ana María”, no sabría explicar el porqué. Había otros como el “Manuela Orts”, “Nueva Francisca”, “José y Josefa”, “Antonio Mayor”…, que se los adjudicaban las demás.Con el paso del tiempo cambiaron nuestros entrete-nimientos, pero yo, a la misma hora, tras los cristales, perseveraba disfrutando de aquella imagen que ofre-cía la arribada a puerto de esos barcos, a la vez que constataba la transformación que se iba produciendo en sus formas: cómo los antiguos cascos modifica-ban sus cabinas, mástiles y aparejos en líneas más modernas. La madera dio paso al poliéster, los cabos de esparto y las redes a la fibra, cumpliéndose así la ley inexorable del destino para las cosas de este mundo. Yo acepté este cambio, pero me entristeció no ver más al “Ana María”.Han pasado algunos años y continúo disfrutando de la misma panorámica de la bahía de levante, desde la atalaya que me ofrece vivir al pie del castillo.Un día Míchel, gran amante de la fotografía, al llegar a casa me enseña la foto enmarcada de un barco, encuadrado desde la proa y reflejado en el mar has-ta el mástil, regalo de un amigo que comparte con él la misma afición. Al fijarme en ella leo “Ana María” 3ª CT -2-1090. Sin duda fue el azar que la hizo llegar a mí, pero mi sorpresa y alegría fueron inmensas. Supe

que, usando un símil taurino, fue indultado y tuvo un final digno al permanecer hundido en la profundidad de Calabardina para actuar de arrecife artificial y contribuir así en la regeneración de su fauna y flora.Hoy, colgado en la pared del salón, desde donde sigo viendo atracar los barcos, desvío la mirada sobre él e, inmersa en el pasado, me recreo en aquellas tardes en las que el Faro de Punta Negra -aún no había sido reemplazado por el actual- ofrecía una imagen menos esbelta, pero nos permitía “disfrutar, desde su terraza, situada al pie de la torre, de la fresca brisa en las tardes y noches de estío o tomar el sol recreando el espíritu en la contemplación del mar azul”, junto a las familias de los torreros, que tuve la suerte de conocer. El espigón, lugar donde concurríamos los jóvenes buscando el rin-cón para disfrutar de nuestras charlas y juegos, a la vez que, envueltos por la belleza del entorno y embriagados por el olor a yodo junto al rompeolas, nos inmortalizá-bamos con las primeras cámaras de fotos. El edificio de las Obras del Puerto, mi hogar durante treinta años. El Paseo de Parra con sus pocas elevaciones del molino de Sagrera mostrando “su cuerpo roído, la desnudez de su esqueleto de piedra, sus aspas cercenadas por el paso de los años, las lluvias y los vientos”. Al pie del cabezo “Villa Anita” y a su lado la casa habitada por doña Estefanía, a cuya segunda planta subíamos todas las navidades para ver el enorme belén que montaba en una de sus grandes habitaciones. El caserón blanco de la antigua fábrica de harina que nunca vi en activi-dad. La casa del Hogar del Productor “Federico Servet”, para los de mi generación “el hogar”, construida sobre un pequeño promontorio, flanqueada de árboles y ro-deada por una valla, la cual impedía el acceso a toda

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persona ajena a Educación y Descanso. Las “casa baratas” y las cuevas, triste testimonio de una desigualdad social denun-ciable, a donde acudíamos, próxima la Navidad, con nuestras catequistas, portando cestas de avituallamiento para mitigar, en esos días entrañables, las necesidades materiales que pa-decían esas familias.Todos estos vestigios fueron testigos de unos años felices, en los que la ingenuidad infantil silenciaba una realidad, a veces, infausta.Me contaba mi padre que, en su recorrido a pie de “Mil Kiló-metros por Andalucía”, hazaña que protagonizó junto a cinco jóvenes aguileños, de quienes me honra decir sus nombres: Sebastián Cerdán Martínez (fotógrafo y visitas), Juan Fer-nández Morales (administración), Juan Pedro García Ramos (árbitro de incidencias), Antonio Sánchez Cáceres (cronista general y visitas), Manuel Hernández Infante (sanitario), Al-fonso Fernández Cortijos (correspondencia), pertenecientes a la Tropa del Tigre, estando en Villa del Río -Córdoba-, ciudad que describe como “simpático y atrayente vecindario en el que se nota, especialmente en su juventud, intensos anhelos de cultura”, comentando entre ellos los proyectos para esa jornada, un joven del lugar los observaba y, al cabo de un rato, se aproximó a ellos y les entregó un soneto escrito en una servilleta de papel, en el que hacía alusión a esos comenta-rios a la vez que elogiaba su gesta. Esto ocurrió el 4 de Julio de 1933. Pasan los años y este joven, ya adulto, por motivos profesionales, viene a Águilas invitado por Armando Muñoz Calero, a la sazón Presidente de la Federación Española de Fútbol y, en un acto público celebrado en la Plaza de Toros, ubicada en la actual de Antonio Cortijos, recordó a un grupo de aguileños que conoció en su pueblo natal Villa del Río en el año 1933, expresando su deseo de poder saludar, al menos, a alguno de ellos. Las circunstancias quisieron que ninguno estuviera presente, pero se lo comunicaron a mi padre quien se puso en contacto con Muñoz Calero y pudieron reunirse en su domicilio al día siguiente. Como recuerdo del reencuentro Matías Prats escribió el siguiente saludo en el libro, testimo-nio de aquella expedición que realizaron a Andalucía.

En el reencuentro feliz con Antonio Sánchez en Águilas al devolverle la visita que él hizo a mi pueblo.Un abrazo fortísimoMatías Prats29 –8–1953

Pasadas tres décadas, en el verano de 1980, Michel y yo fuimos invitados a formar parte del jurado en la gala de la Elección de la Reina de las Fiestas. Le comento a mi padre que Matías Prats -junior- es el presentador de la ceremonia e integrante de dicho jurado; me sugiere que le cuente lo acontecido entre ellos años atrás. Así lo hice, a la vez que le enseñé la dedicatoria firmada por su padre en el libro de ho-nor “Mil Kilómetros por Andalucía”. Una vez leída, él también inmortalizó ese encuentro con el siguiente saludo:

Con toda mi admiraciónMatías Prats

La vida es un fluir de acontecimientos de mayor o menor trascendencia. Estas dos experiencias, que en su esencia no dejan de ser cotidianas, se convierten para mí en algo singular porque la varita mágica del destino me otorgó la oportunidad de reencontrar el pasado y alimentar el espíritu de sueños e imágenes doblemente vividas.

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A quienes miramos el entorno social con ojos escrutadores, resistiéndo-nos a que muchos acontecimientos, por ordinarios, esquiven nuestra atención, realmente nos hace saltar

de alegría el hallar un objeto de estudio complejo, rico en manifestaciones. Por eso me sentí afortu-nado cuando aprendí a diferenciar a los machotes aguileños del resto de perfiles personales que com-ponen el rico paisaje humano de nuestra localidad. Su conducta desde entonces empezó a interesar-me de una manera poderosa, adquirió un relieve distinto, como lo hacen las notas disonantes de una obra musical al ser ellas las que en apariencia úni-camente suenan. Los machotes realmente siempre han estado ahí, ante mis narices, campando alegres y dominando el nicho ecológico que a cada tipo le corresponde, porque son merodeadores incansables de playas, gimnasios, barras de bar… En nuestra villa son abundantísimos y, al parecer, no han pasado por ningún período de crisis. Pero si no fueron hasta ahora capaces de despertar suficientemente mi in-terés, sin duda fue por propia incapacidad. Un claro déficit formativo debí padecer al no quedar perma-nentemente extasiado antes estos seres. Como el tiempo parece que me ha dado algo más

de destreza para comprender su naturaleza, me atrevo a proponer un sencillo estudio sobre sus costumbres, hábitats, fisonomía… Aun-que antes de nada debemos preguntarnos cuál es la característica que los relaciona

a todos, su común denominador, por qué siendo tan diversos

se incluyen en el mismo marco definitorio.

Después de mucho ca-

vilar, de no po-

cas conversaciones con agudos observadores y de un minucioso trabajo de campo, parece claro que todos los especímenes de machote lo que persi-guen es ser distintos, dar la nota, y que la distinción que buscan quede siempre patente en el lugar en que se encuentran, en especial ante las chicas. La posibilidad de pasar desapercibidos supondría para ellos un inaceptable fracaso y desataría sin duda un huracán de comportamientos extremos para remediarlo.A los estudiosos del tema nos dan más de un quebradero de cabeza, porque los muy puñeteros a veces son dificilísimos de clasificar: que si uno presenta unas características ambiguas, que si otro podría adscribirse a más de una subespecie, que si aquel es tan machote que revoluciona y pone patas arriba todas las investigaciones realizadas hasta la fecha… En fin, su estudio conforma una exigente disciplina científica que requiere años y años de preparación. Veámoslos con un poco más de detalle:El machote bíceps (Mamporrux temiblex) presenta un cuerpo apolíneo que marca hasta la última fibra muscular: es el altar de sí mismo y le rinde un fer-voroso culto en el gimnasio, el templo de su religión. Posee un cerebro sin grandes complejidades en la mayoría de los casos, por eso su hablar a veces es ininteligible, un simple balbuceo (¿se acuerdan de Rambo y de su “No siento las piernas”?) Nada de ropa holgada para él: estrecha y compresora hasta la asfixia. Quizá por eso, junto con el metro y medio de anchura que exhiben como media, su manera de andar resulte tan llamativa: hombro p´acá, hombro p´allá…, ocupando, claro está, toda la acera y uno de los carriles de la calzada. ¿Dónde leí que pade-ce una descompensación en cierta extremidad que las mancuernas y las proteínas no han conseguido solucionar?Nada tiene que ver el chasis del anterior con el del machote mirón o veraniego (Horterarum sum-

Tipología del machote aguileño

Juan Ruiz Parra

machote aguileñoTipología del Tipología del machote aguileñoTipología del machote aguileñoTipología del

cas conversaciones con agudos observadores y de

Machote Bíceps

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muns), que es algo escuchimizado. Esta carencia la compensa con una vestimenta interesantísima, desternillante y exótica. Luce modelos llamativos y coloreados, con profusión de dibujos alusivos a los más alejados países tropicales: palmeras, tablas de windsurfing, playas caribeñas… Complementan su atavío con unas psicodélicas gafas de sol, nor-malmente de espejo, para ocultar una mirada ávida y cinegética. Porque este sujeto lo que persigue fundamentalmente es ligar. Y rápido. Es así como las gafas le permiten holgar parsimoniosamente por las playas, fijando su mirada en los más ricos traseros. La excesiva movilidad lateral de los globos oculares asociada a esta actividad a veces le ha ocasionado un estrabismo irremediable. Por debajo de la montura se deslizan furtivas lágrimas cuando no se come una rosca.Como celoso guardián de sus dominios, más de un tropiezo ha tenido con el machote bíceps, la otra especie que frecuenta costas y playas. El segundo, fuerza infinita, cuando lo atrapa no le arrea fuertes mamporros como podría pensarse, sino que, al ser pacífico, lo abraza fuertemente y le musita al oído razones de todo tipo. El veraniego, menos honesto, le pega un tironcito al tanga y se pierde en el hori-zonte confiando en su prodigiosa velocidad punta. Al lado de este percance, la furia de Polifemo contra Ulises podría considerarse una inocente rabieta de niños. Muchas precauciones hay que adoptar contra el machote chorizo (Temangonis lamotensis). Su pelo es grasiento y resbaladizo, idóneo para esca-par de agarrones y protegerse bajo la lluvia. Los oídos son hipersensibles a cualquier tipo de sirena e inoperantes ante la estruendosidad de sus motos o coches trucados. Los dedos son de una virtuo-sidad extraordinaria, admirables, especializados en ciertos menesteres que nada tienen que ver con el manejo de un violín Stradivarius. Nariz luenga, morada de un exquisito sentido olfativo, capaz de identificar la combustión de resinas o determinadas hierbas a 150 m. de distancia.Hasta hace pocos años constituían hordas temibles de carácter eminentemente sectario. En la actua-lidad, si bien esta costumbre permanece más o menos vigente, es más común encontrarlos solos o en pareja -como la Guardia Civil, aunque esta com-paración la aborrezcan-. Una especie de nuevo cuño es la del machote fli-pón (Especula especulorum). Debemos dejar sen-tado antes de nada que los individuos integrantes de esta especie de machote son, más que ninguna otra, sujetos en permanente tránsito; es decir, se integran en ella por un suceso contingente y, en consecuencia, pueden abandonarla en cualquier momento. Esa primacía no se basa en cualidad personal alguna, sino en un golpe de fortuna, una transmisión patrimonial, una operación exitosa… Hay en todos ellos, sin embargo, quizá desde su mocedad, una fuerte inclinación a destacar, a pro-yectar su solvencia económica, a lanzar a la po-blación el mensaje “Yo puedo más”. Si hay algo de genético en esta especie, es sólo esto.La ostentación es su seña de identidad. Tope gama

es su máxima. Resulta fácil descubrirlos entonces bajo los brillos de las mejores marcas, asidos al vo-lante de vehículos de incontables euros o comiendo manjares de nombres impronunciables. Gustan de hacer gremio, con un requisito principal para su ingreso: haber sido suertudo como el resto de la cofradía y tener el firme propósito de que hasta el más despistado vecino se entere de quién tiene los cuartos y marca estilo en el barrio.La clasificación de los machotes es más amplia y la información expuesta representa sólo una breve muestra. Quedan también muchos interrogantes que quitan el sueño a los investigadores: ¿pueden hibridarse los machotes entre sí?, ¿cuál es el esla-

bón perdido del machote?, ¿pueden surgir nuevas variedades?, ¿permite el actual contexto social la aparición de las hembrotas? De ser así, ¿harían éstas que se extinguiesen los machotes?... La Arqueología, la Antropología Cultural, la Paleonto-logía… pueden dar mucha luz a estos enigmas.En alguna monografía se ha llegado a apuntar que ser machote, más que una condición innata, es un estadio pasajero –algo así como una enferme-dad-, y que del mismo modo que aparece, se va. Desde este enfoque todos seríamos algún tipo de machote en un momento de la vida. Ud., al mirar-se al espejo, ¿nunca ha visto a un machote? Yo sí, pero no diré cuál…

Machote veraniego

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Un recuerdo para Reinaldo

Francisco Montalbán

Quiero aprove-char la ocasión que cada año me ofrece el Ayuntamiento

de Águilas a través de su Ofi-cina de Turismo para rendir un merecido homenaje a un artista, no aguileño, no español, pero sí mediterráneo de espíritu, que amó esta tierra nuestra y que desapareció a finales del año 2009. Quizá su nombre no sea muy conocido, pero estoy se-guro que muchos aguileños de cierta edad recordarán haber visto alguna vez a esta

figura delgada, de alto porte, ademanes tranquilos, distinguidos

y con una media melena blan-ca complementada por una pulcra perilla canosa y unas livianas ga-fas. Su nombre era, es, Friederich Reinhard Brüderlin pero, entre los aguileños que tuvimos la suerte de disfrutar de su amistad, le cono-cíamos como Reinaldo a secas, ( Reini entre sus compatriotas más cercanos ) porque ninguno sabía de la existencia de otro indi-viduo con ese nombre y de ahí lo superfluo de añadirle un apellido.A principios del año 2010 recibí una emocionada carta con una tarjeta que lleva-ba por una cara un retrato de Reinaldo en sus últimos días y por la otra un pre-cioso texto que, entre otras cosas, decía: “El corazón de

nuestro querido compañero de vida y amigo Friederich Reinhard

Brüderlin, escultor, no late ya más. El círculo de la vida de este ser

bueno, creativo y espiritual se ha cerrado”. Eran las palabras cariñosas y tiernas de su apenada viuda, Verena, con las que comunicaba a todos sus ami-gos y familiares la pérdida de su amado esposo. Había nacido en Basilea (Suiza) en 1919 y de ado-lescente se trasladó a Zurich a realizar sus estudios de Bellas Artes. Después montó su propio estudio en Verschio, pequeña localidad suiza cercana a la frontera italiana donde residió el resto de su vida. Pero lo que nos interesa aquí es la relación que Reinaldo tuvo con nuestro pueblo. Podríamos atre vernos a decir que este artista suizo fue uno de los primeros turistas que quedó hipnotizado por los encantos de esta tierra (después ha ha-bido muchos y muy grandes artistas plásticos que han echado sus raíces en Águilas, uno de los últimos Alan Madsen ). En 1953 emprendió un viaje a España para estudiar nuestro arte y tras recorrer gran parte de la costa levantina, en 1954 decide que nuestro pueblo es el ideal para situar un taller de escultura. Podrían valernos para Reinaldo las palabras de Juan Goytisolo en Señas de identidad cuando se va aproximando a nuestro pueblo en aquellos primeros años 50: “Cuando el mar surgió al fin comprendió bruscamente las razones profundas de aquel peregrinaje al pasado, al decorado mítico y fabuloso de su niñez: el pueblo aparecía milagrosamente blanco en la atmósfera luminosa e intacta y, a la izquierda, las montañas recortaban sus formas obtusas en un cielo sereno, moteado a trechos por una algodonosa baba de buey”. Algo especial debió ver Reinaldo en Águilas para establecerse aquí. En nuestras largas conversa-ciones sobre lo divino y lo humano, me decía que al llegar encontró una sociedad en estado casi primitivo (no olvidemos que estamos en los primeros años 50, en la más dura posguerra), donde las mujeres iban casi todas de luto, los niños jugaban con la tierra o con cualquier cosa y que la pobreza se palpaba por todos los rincones; pero le llamó la atención la amabilidad de las personas y la hospitalidad con que le acogieron siendo un ser extraño entre aquella sociedad. Pero ante todo, le impactó la luz de

Qde Águilas a través de su OfiQ

de Águilas a través de su OfiQ

cina de Turismo para rendir un merecido homenaje a un artista, no aguileño, no español, pero sí mediterráneo de espíritu, que amó esta tierra nuestra y que desapareció a finales del año 2009. Quizá su nombre no sea muy conocido, pero estoy seguro que muchos aguileños de cierta edad recordarán haber visto alguna vez a esta

figura delgada, de alto porte, ademanes tranquilos, distinguidos

y con una media melena blanca complementada por una pulcra perilla canosa y unas livianas gafas. Su nombre era, es, Friederich Reinhard Brüderlin pero, entre los aguileños que tuvimos la suerte de disfrutar de su amistad, le conocíamos como Reinaldo a secas, ( Reini entre sus compatriotas más cercanos ) porque ninguno sabía de la existencia de otro individuo con ese nombre y de ahí lo superfluo de añadirle un apellido.A principios del año 2010 recibí una emocionada carta con una tarjeta que llevaba por una cara un retrato de Reinaldo en sus últimos días y por la otra un precioso texto que, entre otras cosas, decía: “El corazón de

nuestro querido compañero de vida y amigo Friederich Reinhard

Brüderlin, escultor, no late ya más. El círculo de la vida de este ser

Reinaldo

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estas tierras, y la pureza de un pequeño universo que vivía como aislado de la civilización. En cierto modo podemos afirmar que el artista suizo fue un verdadero romántico, en el sentido histórico del término; es decir, fue como aquellos artistas, pintores, músicos y escritores europeos que, desde la primera mitad del siglo XIX, se lanzaron a re-correr las tierras más desconocidas de la piel de toro buscando un exotismo casi oriental, o en el mejor de los casos, elementalmente norteafricano. Y lo encontraron. Hallaron el flamenco, la tauro-maquia, los gitanos, la Mezquita de Córdoba y la Alhambra de Granada, las procesiones de Sema-na Santa de los diversos pueblos, los dialectos, las músicas, las costumbres y las leyendas au-tóctonas. Un poco de todo eso encontró Reinaldo al llegar a Águilas. Pasadas tres décadas, cuando yo tuve la suerte de conocerle, a mediados de la década de los 80 del pasado siglo, se lamentaba de cómo el progreso, que estaba bien, había ido destruyendo esa pureza que tanto le admiró en sus primeros contactos con este pueblo y, en cierto modo, el carácter del aguileño auténtico. Un ejemplo de esta admiración inicial y de su cierto desencanto son sus palabras al referirse a un par de relieves realizados en barro al poco tiempo de montar su estudio en nuestro pueblo y que titulaba El canto de miles de pajaritos: “Mi visión de los dos relieves es el canto de miles de pajaritos en los árboles de la Glorieta de Águilas durante el atar-decer. Actualmente, en el año 1996 no se oye ya el maravilloso concierto de esos pajaritos debido al ruido infernal de los muchos coches en la Glorieta”.Una muestra de que en esta tierra fue bien recibido es el hecho de que en 1956 Eugenio Martínez Pastor, escritor cartagenero, publicó una aproximación literaria a la geografía de esta zona de España titulada Teoría del Sureste, y le confió todos los dibujos del libro a un artista suizo llamado Reinald Brüderlin.

Intentar resumir su trayectoria artística es un arduo trabajo, pero esquemáticamante podemos decir que en base a los materiales utilizados, fue evolucionando desde el uso inicial de los metales (hierro, cobre, bronce...) pasando por el cemento, el barro, las resinas compuestas, el poliestireno y la escayola y la madera, entre otros. Su con-cepto de la escultura se define por el deseo de expresar seres y formas orgánicas de un modo más o menos reconocible pero con un efectismo contrastado. En sus últimos años se iba haciendo más y más minimalista, intentando ofrecer un mayor número de referencias a la Naturaleza con la menor cantidad de elementos visuales. Otro apartado fundamental en su trayectoria es su tra-bajo conceptual con la simbiosis entre el arte y las matemáticas, muy especialmente la geometría. A partir de 1980 comenzó a trabajar con formas estereométricas, esto es, crear elementos muy simples que ofreciesen un número casi ilimitado de combinaciones. Y así llegó su diseño patenta-

do conocido como el Cubo FRB, a cuyo desarrollo tuve el honor de asistir durante meses de duras pruebas y éxitos. EL Cubo FRB es un cubo compacto patentado que se descompone en 3 elementos que combinados entre sí dan lugar a una ingente cantidad de formas y volúmenes que a su vez se erigen en verdaderas obras de arte que evolucionan en las manos de cada persona. Una de esas esculturas, resultado de las múlti-ples combinaciones del Cubo, quedó en la Casa de la Cultura Francisco Rabal como donación del artista con motivo de la Exposición que allí realizó en Octubre de 1993. Es de esperar que tras la reinauguración de la Casa de la Cultura se pueda mostrar en el lugar que le corresponde para admiración de todos los aguileños.Sólo decir para finalizar que fue una suerte haber conocido y hablado con Reinaldo, porque es de esas grandes personas, ricas de espíritu y verda-deros genios, que se comportan como tales, esto es, que pasan por el mundo sin hacer ruido, con sencillez y generosidad, algo que los distingue de los zafios vanidosos que se creen dioses cuando sólo son vulgares imitadores sin luz propia.

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Flora aguileña (V):“El nombre de las plantas”

Texto y fotos: Juan José Troyano Matrán

Genista spinis simplicibus ramis floriferis inermibus foliis lanceolatis”, en su tra-ducción española: “genista de espinas simples, ramas floridas inermes y hojas lanceoladas”. Así se denominaba -ofi-

cialmente, científicamente- a una mata espinosa ibérica antes del año 1753. A esa misma planta se la conoce popularmente en castellano como: Uña-gata, aulaga inglesa, espino, gatiña,... etc. En catalán argelaga, en vascuence ota, y en galle-go piorno espiñento y toxo bravo. Hasta esa fe-cha clave, las especies vegetales -y animales- se expresaban por una descripción diferencial, es de-cir, por “nombres-frases” o modo polinominal, que aumentaba a medida que se encontraban nuevas especies semejantes. Por su parte, como todos sa-bemos, los nombres que se dan a cada animal o planta, a nivel popular o vulgar -nombre vernáculo-

no nos dice nada de su protagonista fuera del ám-bito local; puesto que varía, no ya en cada nación, sino entre las regiones de un país, e incluso entre las poblaciones de cada región. Se comprende fá-cilmente las dificultades que existían hasta enton-ces en este farragoso y vital asunto de poner nom-bres a cada organismo. El 1 de mayo de 1753, el genial naturalista sueco Carl von Linné -castellani-zado Linneo- publicó la obra “Species Plantarum” donde ideaba el sistema -o modo- binominal para nombrar con “nombres y apellidos” tomados del latín, y a veces del griego, a las plantas y animales entonces conocidos. Este sistema, vigente en la actualidad, se compone de dos términos: el primero llamado nombre genérico -o del género- como si fuera el “apellido”, y el segundo el denominado epí-

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teto específico, que restringe el “nombre” del orga-nismo, y que sólo tiene sentido unido al nombre genérico. La fecha de publicación de la obra citada se toma como referencia para aceptar, como váli-das, las publicaciones sobre los nombres de las plantas. De ese modo la “genista de espinas sim-ples...” con todos sus innumerables nombres ver-náculos, pasó a denominarse Genista anglica para todos y en todo el mundo. El gran Linneo, el “padri-no” de todo bicho y planta viviente, que no cejó durante toda su vida en su empeño de compilar, ordenar y rebautizar a todos los seres vivientes co-nocidos en aquella época, dejó escritas dos citas muy ilustrativas sobre su inmensa labor clasificato-ria: “Dios crea y Linneo organiza” y ”si ignoras el nombre de las cosas, desaparece también lo que sabes de ellas”. Y en ésa estamos desde entonces: millones de vegetales y animales con su nombre binominal, y varios millones aún “por bautizar”. Si os parece bien, acompañadme un año más, con una cámara de fotos, en un paseo por “la otra Águilas”, la que está fuera del asfalto, y además de disfrutar de las hermosas plantas silvestres que en-contremos, intentemos identificarlas con “nombre y apellido”. Si entre Febrero y Junio nos paseamos por el litoral aguileño -sobre todo en nuestro paraje natural de “Cuatro Calas”- podremos ver, sin mu-cha dificultad, plantas floridas del Cuernecillo de mar (Lotus creticus), de la familia de las Legumino-sas (= Fabáceas o Papilionáceas). Es una herbácea postrada y perenne de hasta 80cm y colorido gris plateado, que además de presentar bellas floreci-llas es muy eficaz fijando las dunas arenosas. Más fácil de localizar es la Oruga de mar (Cakile mariti-ma), de la familia de las Crucíferas o Brasicáceas, ya que florece prácticamente durante todo el año. Es una planta herbácea de hasta 60 cm, color glau-

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co (= tonalidad verdiazulada), profundas raíces y frutos muy característicos para su identificación por asemejarse a las orugas. Es común en todos los ti-pos de playas aguileñas, tanto arenosas como pe-dregosas, y se ha usado el zumo de la planta fresca como antiescorbútico. Además, sus brotes tiernos pueden añadirse a ensaladas y/o carnes para dar-les un punto picante parecido a la mostaza. Un poco más alejada de la línea litoral, pero sin perder de vista del todo al bello mar de Águilas, podremos ver -mejor entre Mayo y Junio- las vistosas floraciones de la Siempreviva o sopaenvino (Limonium insig-ne), de la familia botánica de las Plumbagináceas. Es una herbácea de unos 60 cm, bastante común en matorrales y taludes de suelos margosos y en las ramblas aguileñas. Sus bellas y delicadas flores rosa púrpura tienen sus corolas netamente más largas que el cáliz, detalle que la diferencia de otra especie muy semejante: Limonium caesium. El nú-mero de especies de Limonium presentes en la

púrpura-violáceo y el resto de amarillo-dorado. También es muy común en nuestro término, un ar-bolillo perenne foráneo (originario de América del Sur) de hasta 3 m y que prospera en ramblas, es-combreras, solares, bordes de caminos,... Es el Gandul o tabaco moruno (Nicotiana glauca), de la familia de las Solanáceas, y con sus inconfundibles flores que aparecen todo el año salvo en los meses muy fríos. De hojas glaucas, todas sus partes son tóxicas. Así, se ha usado como insecticida contra los pulgones; dándose casos de vacas que, alimen-

península y Baleares se acerca a las 60, pero su recolección para flores secas está poniendo en pe-ligro muchas de sus poblaciones. Entre Marzo y Mayo es también fácil ver, en los márgenes de ca-minos próximos al litoral, flores de la Lechuguina o lechuguilla dulce (Reichardia tingitana), de la fa-milia de las Compuestas o Asteráceas. Es una her-bácea anual de hasta 30 cm que suele enraizar entre piedras arenales y que contiene un látex (= jugo lechoso) muy viscoso. Se distingue bien por sus capítulos teñidos en su parte central de color

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tadas con esta planta, han parido crías deformes. Para ver otro arbolillo perenne, la Sabina negra (Juniperus phoenicea), de la familia de las Cupresá-ceas, mucho más raro, es preciso acercarse a nuestro espectacular cabo Cope. Siendo normal verlo en las montañas del interior murciano, tiene en Cope un enclave litoral excepcional. Y allí no su-pera el 1,5 m de altura, ya que los fuertes y fre-cuentes vientos marinos, junto al esquelético suelo de que dispone, le confieren un porte rastrero y achaparrado. Además, sus hojuelas es ca mo sas, imbricadas y agudas en su ápice, se ca das y reduci-das a polvo, se usan en el norte de África para curar inflamaciones de la piel. Florece en los meses de Abril y Mayo. Allí mismo, en Cope, y en parajes cer-canos como el Lomo de Bas -entre otros lugares- podemos encontrar al Escobón (Cheirolophus man sa netianus), de la extensa familia de las Com-puestas o Asteráceas -algunos autores lo incluyen en la especie Cheirolophus intybaceus-. Es una planta, de hasta 1,2 m, bastante rara de localizar, calificada como “vulnerable” en el Catálogo de Flora Silvestre Protegida de la Región de Murcia que flo-rece entre Mayo y Octubre sobre barrancos, taludes pedregosos, roquedos y márgenes de caminos, prefiriendo suelos calizos. Todo lo contrario que el Crisantemo o mirabel (Chrysanthemum corona-rium), también de la familia botánica de las Com-puestas o Asteráceas. Esta robusta hierba erecta de hasta 1m de altura y con mucho forraje es muy común en Águilas (hasta llegar a ser considerada “mala hierba”), creciendo en herbazales, márgenes de carreteras, campos abandonados, cunetas y huertos. Sin embargo sus flores -que se abren en-tre los meses de Marzo a Junio- son muy llamativas y se presentan con dos tipos de coloración: entera-mente amarillas o blancas con el centro amarillo. Sus tallos tiernos se han consumido como verdura en Grecia hasta bien entrado el siglo XIX, mientras que en España se usaron sus sumidades floridas para tratar hemorroides y combatir las lombrices intestinales. La llamada Amapola loca (Glaucium corniculatum), de la familia botánica de las Papave-ráceas, también es muy abundante, prosperando en los campos de cereal o en sus inmediaciones. Es una planta herbácea y glauca de hasta 40 cm que florece entre Marzo y Mayo con unas inconfundi-bles flores de grandes pétalos rojos con una gran mancha negra en su base. Otra planta muy común en Águilas es la Albaida (Anthyllis cytisoides), de la

familia de las Leguminosas (=Fabáceas o Papilioná-ceas). Es una mata de hasta 1m, blanquecina, leñosa y muy ramosa, con vistosas floraciones -entre Marzo y Mayo- que en ocasiones ocupan grandes superfi-cies, pero que no aguantan las heladas. Prefiere sue-los sueltos de margas y yesos. Y sus ramas han sido utilizadas como leña. Entre Marzo y Junio podemos apreciar, asimismo, otra profusa floración en los alre-dedores del Lomo de Bas y de la Ctra. a Mazarrón -entre otros lugares- de delicadas florecillas rosá-ceas con el paladar blanco-amarillento: la del Dra-goncillo o conejitos (Antirrhinum barrelieri), de la familia de las Escrofulariáceas. Es una elegante hier-ba perenne de hasta 1,5 m leñosa en su base, que prospera en pedreras, taludes y márgenes de cami-nos y carreteras, constituyendo una buena coloniza-dora de pedregales calizos. La espectacular Abejera oscura (Ophrys fusca), de la familia de las Orquidá-ceas, ya es más difícil de encontrar aunque sea una de las orquídeas más abundantes. Según algunos autores, la especie presente en nuestra provincia se-ría Ophrys lupercalis. Florece desde finales de Febre-ro hasta Mayo y mide hasta 30 cm de alto. Crece en pastizales, barrancos y vaguadas de ambientes som-breados. En Águilas la he fotografiado en Cope. Sin embargo al más pequeño de los lirios españoles -40 cm a lo sumo- es mucho más sencillo de localizar. Es el conocido como Patita de burro o simplemente lirio (Gynandriris sisyrrinchium), de la familia de las Iridáceas, que florece entre Marzo y Mayo y es muy frecuente en pastizales secos y pedregales con ex-posición hacia la solana, aunque también aparece en arenales y roquedos próximos al mar. En pastizales dominados por gramíneas y de sustrato básico, po-

dríamos hallar una planta de hasta 50 cm con flores muy atractivas que nacen de 2 a 2 y con sus estam-bres nítidamente arqueados: el Falso pinillo (Teu-crium pseudochamaepitys), de la familia de las La-biadas o Lamiáceas. Sus blancas flores teñidas a veces de rosa y púrpura, florecen entre Marzo y Ju-nio, pudiéndoselas ver, por ejemplo, en el mismo puerto del Lomo de Bas. Pongámoslo fácil para ter-minar y busquemos florida a la Becerrilla (Misopates orontium), de la familia de las Escrofulariáceas. Ten-dríamos que estar entre Marzo y Junio en campos de cultivo, márgenes de caminos, o bajo almendros, olivos o algarrobos y sería muy fácil toparse con ella: herbácea anual de hasta 70cm y delicadas florecillas rosadas que sin embargo constituye, por su abun-dancia, una “mala hierba” para nuestros agricultores. Felices fiestas y buenos paseos por “la otra Águi-las”, paisanos.

Bibliografía:• García Rollán, M. (1999). Atlas Clasificatorio de la Flora de España. Ministerio de Agricultura, Pes-ca y Alimentación, Madrid. • Polunin, Oleg (1982). Guía de campo de las Flores de Europa. Ediciones Omega, Barcelona. • Sánchez Gómez, Pedro y otros autores (2003). Nueva Flora de Murcia. DM, Murcia. • López González, G. (2001). Los árboles y arbustos de la Península Ibérica y Baleares. Edi-ciones Mundi-Prensa, Madrid. • Castroviejo, S. y otros (1986-?). Flora ibérica. Real Jardín Botánico, C.S.I.C., Madrid. • López Espinosa, J.A. y Sánchez Gómez, Pedro (2007). Orquídeas silvestres de la región de Murcia. DM, Murcia. • García Guardia, Gabriel (1988). Flores silvestres de Andalucía. Ed. Rueda, Madrid. • Berdonces i Serra, Josep Lluís (1998). Gran Enciclopedia de las plantas medicinales. Tikal Ediciones. • Stübing, Gerardo y Peris, Juan Bautista (1998). Plantas sil-vestres de la Comunidad Valenciana. Ediciones Ja-guar. • Carretero, José Luis (2004). Flora arvense española. PHYTOMA-España. • Serra Laliga, Luis (2007). Estudio crítico de la flora vascular de la provincia de Alicante. C.S.I.C., Madrid. • Couplan, François y Styner, Eva (2006). Guía de las plantas silvestres comestibles y tóxicas. Lynx Ediciones. • Pérez Ortigosa, Antonio Miguel (2007). La flora de Málaga. Diputación Provincial de Málaga.

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F. M

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Gutié

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Tras cuatro años de historia en nuestro municipio, la empresa de carrozas y vestuario Majestik se muestra altamente satisfecha de la respuesta que los aguileños y murcianos en especial y cantidad de ciudades y pueblos españoles en general han dado a este empresa, trás los éxitos conseguidos en las cuatro últimas ediciones de Carnaval y Cabalgata de Reyes Magos.

En lo referente al último carnaval, realizaron un total de 9 carrozas, dos para Don Carnal, la de la Cuaresma Mayor, la Cuaresma Infantil y las Peñas, Mojo Poco, Roncaor, y nada menos que tres carrozas para la también nueva peña, Ballet Show Dance de Juan de la Cruz.

Además este año también han alquilado dos plataformas a la peña Ipanema de Tony Molina.

Satisfecho se ha mostrado su gerente Iñaki Becerra sobre la estupenda respuesta de las peñas aguileñas, y ya con vistas al próximo Carnaval del 2012, actuales y nuevas peñas han visitado a la empresa, han concreta-do temas , lo que supone el poder trabajar con holgura para seguir ofreciendo lo mejor con vistas al Carnaval de la ciudad y a otras que también ya han comenzado las diferentes gestiones.

Desde Majestik y para la vecina ciudad de Lorca, realizó las carrozas para La Musa, La Reina y el Dios Momo del Carnaval, labores que viene acometiendo durante dos años consecutivos.

Y con la siguiente fiesta de la Navidad, Majestik está imbuida en la preparación de carrozas para muchas localidades españolas, recorriendo prácticamente toda la geografía, desde Galicia, hasta Andalucía, Cataluña o Madrid, por poner algunos ejemplos.

VESTUARIO

Majestik a través de Libelula Kreaziones Star, dirigida por el creativo Domingo Fernández Ramírez, se ha consoli-dado en los últimos cuatro años en su oferta de vestuario especial .

Ha elaborado trajes, tocados y demás accesorios para personajes del Carnaval, peñas, compañías teatrales y eventos especiales (Galas, Festivales, Bodas, etc.).

Hay que destacar en Águilas todo el vestuario que lu-cieron los personajes del Carnaval, Musa, Don Carnal y Doña Cuaresma en su edición del 2010, así como el ves-tuario de los espectaculares proyectos elaborados para las cuatro últimas Cabalgatas de Reyes de esta localidad, concretamente, inspirados en el Mago de Oz, el Jorobado de Notre Dame, la Bella y la Bestia y en el último 5 de enero, la Sirenita.

INSTALACIONES

Majestik dispone en Águilas, dentro del Polígono Indus-trial El Labradorcico, de un total de 2.000 m2, en don-de muestra sus materiales, figuras, carrozas… a todos

aquellos ayuntamientos, comisiones de fiestas, peñas etc. para poder elegir lo que más les guste .

Majestik es una empresa de ámbito nacionalidad, con 22 años de historia, ubicada en Guipúzcoa y Murcia .

Desde sus amplias dos delegaciones en Lezo (Guipuzcoa) y Águilas (Murcia), ofrece desde espectaculares carrozas para Cabalgatas de Reyes Magos, Carnaval , Fiestas Pa-tronales , o todo aquel evento en donde nuestro trabajo tenga cabida.

Se ofrece también el alquiler de figuras para centros comerciales, escaparates, congresos, festivales de cine o de música, discotecas, ferias medievales o fiestas de Carnaval.

Para aquellos clientes interesados también se ofrecen plataformas para poder montar las carrozas, bien de gran tamaño (9x2,5 metros) o pequeñas (6x2,5 metros), plata-formas que se llevan hasta su localidad desmontadas y que una vez allí son montadas.

Desde su delegación al público, ubicada en la localidad guipuzcoana de Pasai Antxo, se ofrece tanto la venta de tejidos de fantasía, nacionales y de importación, así como confección de vestuario espectacular para Gigantes, com-pañías de Teatro, Ballets, comparsas, peñas, academias de baile, particulares, promociones publicitarias comer-ciales, y Cabalgatas de Reyes Magos.

A lo largo de los 22 años de historia, Majestik ha trabajado en prácticamente todas las comunidades autónomas de España e incluso en el extranjero, caso de Francia o Qatar (Emiratos Arabes). En esta localidad clausurando con un gran desfile de carrozas el Festival Internacional de las Culturas.

Publirreportaje

MAJESTIK, EMPRESA DE CARROZAS Y VESTUARIO EN ÁGUILAS

Desde sus instalaciones salen espectaculares carrozas para toda España.

En la próxima muestra de carnaval de vera-no en Águilas, Majestik vuelve a sacar sus es-pectaculares carrozas.

Peñas aguileñas ya han contactado con la empresa con vistas al próximo carnaval del 2012.

Para cualquier consulta pueden llamar a los Tfnos.

943 340 064 ó 639 196 997, o bien con-

sultar la página web www.iturgaiz.com

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Tras cuatro años de historia en nuestro municipio, la empresa de carrozas y vestuario Majestik se muestra altamente satisfecha de la respuesta que los aguileños y murcianos en especial y cantidad de ciudades y pueblos españoles en general han dado a este empresa, trás los éxitos conseguidos en las cuatro últimas ediciones de Carnaval y Cabalgata de Reyes Magos.

En lo referente al último carnaval, realizaron un total de 9 carrozas, dos para Don Carnal, la de la Cuaresma Mayor, la Cuaresma Infantil y las Peñas, Mojo Poco, Roncaor, y nada menos que tres carrozas para la también nueva peña, Ballet Show Dance de Juan de la Cruz.

Además este año también han alquilado dos plataformas a la peña Ipanema de Tony Molina.

Satisfecho se ha mostrado su gerente Iñaki Becerra sobre la estupenda respuesta de las peñas aguileñas, y ya con vistas al próximo Carnaval del 2012, actuales y nuevas peñas han visitado a la empresa, han concreta-do temas , lo que supone el poder trabajar con holgura para seguir ofreciendo lo mejor con vistas al Carnaval de la ciudad y a otras que también ya han comenzado las diferentes gestiones.

Desde Majestik y para la vecina ciudad de Lorca, realizó las carrozas para La Musa, La Reina y el Dios Momo del Carnaval, labores que viene acometiendo durante dos años consecutivos.

Y con la siguiente fiesta de la Navidad, Majestik está imbuida en la preparación de carrozas para muchas localidades españolas, recorriendo prácticamente toda la geografía, desde Galicia, hasta Andalucía, Cataluña o Madrid, por poner algunos ejemplos.

VESTUARIO

Majestik a través de Libelula Kreaziones Star, dirigida por el creativo Domingo Fernández Ramírez, se ha consoli-dado en los últimos cuatro años en su oferta de vestuario especial .

Ha elaborado trajes, tocados y demás accesorios para personajes del Carnaval, peñas, compañías teatrales y eventos especiales (Galas, Festivales, Bodas, etc.).

Hay que destacar en Águilas todo el vestuario que lu-cieron los personajes del Carnaval, Musa, Don Carnal y Doña Cuaresma en su edición del 2010, así como el ves-tuario de los espectaculares proyectos elaborados para las cuatro últimas Cabalgatas de Reyes de esta localidad, concretamente, inspirados en el Mago de Oz, el Jorobado de Notre Dame, la Bella y la Bestia y en el último 5 de enero, la Sirenita.

INSTALACIONES

Majestik dispone en Águilas, dentro del Polígono Indus-trial El Labradorcico, de un total de 2.000 m2, en don-de muestra sus materiales, figuras, carrozas… a todos

aquellos ayuntamientos, comisiones de fiestas, peñas etc. para poder elegir lo que más les guste .

Majestik es una empresa de ámbito nacionalidad, con 22 años de historia, ubicada en Guipúzcoa y Murcia .

Desde sus amplias dos delegaciones en Lezo (Guipuzcoa) y Águilas (Murcia), ofrece desde espectaculares carrozas para Cabalgatas de Reyes Magos, Carnaval , Fiestas Pa-tronales , o todo aquel evento en donde nuestro trabajo tenga cabida.

Se ofrece también el alquiler de figuras para centros comerciales, escaparates, congresos, festivales de cine o de música, discotecas, ferias medievales o fiestas de Carnaval.

Para aquellos clientes interesados también se ofrecen plataformas para poder montar las carrozas, bien de gran tamaño (9x2,5 metros) o pequeñas (6x2,5 metros), plata-formas que se llevan hasta su localidad desmontadas y que una vez allí son montadas.

Desde su delegación al público, ubicada en la localidad guipuzcoana de Pasai Antxo, se ofrece tanto la venta de tejidos de fantasía, nacionales y de importación, así como confección de vestuario espectacular para Gigantes, com-pañías de Teatro, Ballets, comparsas, peñas, academias de baile, particulares, promociones publicitarias comer-ciales, y Cabalgatas de Reyes Magos.

A lo largo de los 22 años de historia, Majestik ha trabajado en prácticamente todas las comunidades autónomas de España e incluso en el extranjero, caso de Francia o Qatar (Emiratos Arabes). En esta localidad clausurando con un gran desfile de carrozas el Festival Internacional de las Culturas.

Publirreportaje

MAJESTIK, EMPRESA DE CARROZAS Y VESTUARIO EN ÁGUILAS

Desde sus instalaciones salen espectaculares carrozas para toda España.

En la próxima muestra de carnaval de vera-no en Águilas, Majestik vuelve a sacar sus es-pectaculares carrozas.

Peñas aguileñas ya han contactado con la empresa con vistas al próximo carnaval del 2012.

Para cualquier consulta pueden llamar a los Tfnos.

943 340 064 ó 639 196 997, o bien con-

sultar la página web www.iturgaiz.com

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Águilas en los años 80:Consolidación como destino turístico y dinámica municipal

La década de los 80 es un periodo que su-pone grandes cambios para Águilas. Es una etapa en la que el municipio se consolida como un destacado centro turístico ligado al producto de sol y playa, ubicado en el

extremo meridional de la recién bautizada como «Costa Cálida» murciana, y en la que se pone so-lución a importantes problemas que la sociedad aguileña venía arrastrando de etapas anteriores1, en una mirada constante hacia el futuro. Desde el punto de vista demográfico, el balance para Águilas es muy positivo. De hecho, resulta ser el quinto municipio de la Región de Murcia en cuanto a crecimiento poblacional se refiere tras Murcia, Lorca, Molina y Alcantarilla al pasar de cen-sar 20.809 habitantes en 1981 a 24.894 diez años después (incremento próximo al 20%), concentra-

dos en un 96% en el casco urbano. Asimismo, es de los primeros municipios de la Región en recibir inmigrantes, ya sean aguileños emigrados ante-riormente (retornados) o de extranjeros retirados venidos del centro y norte de Europa atraídos por la calidad de vida que ofrece el sureste español. Sin duda, el original y valioso emplazamiento que presenta Águilas en la costa mediterránea entre sus dos grandes bahías naturales y a pesar de su aislamiento respecto a los grandes ejes de comu-nicación nacionales, favorece que este municipio oriente su dinámica hacia un sector turístico pujan-te ligado a la segunda residencia y enorme gene-rador de empleo y riqueza. El fenómeno turístico en Águilas llevará consigo dos consecuencias: modifi-caciones en la estructura de su tradicional modelo económico y la transformación urbana de la ciudad.

Los datos hablan por sí solos: el número de tra-bajadores dedicados a las actividades agropecua-rias y pesqueras va a descender notablemente su proporción al pasar del 51 al 38% de la población activa total en el periodo 1981-1991 (mantenién-dose estable en torno a las 3.400 personas); por el contrario, el sector servicios (muy ligado a la hoste-lería y al turismo) crece desde el 33 al 48% (8.700 personas activas en el 91), siendo la primera vez en la historia de Águilas en la que este sector es el más empleador. La industria, por su parte, man-tiene su escaso peso en la economía local, nunca recuperado tras la caída hasta la desaparición de la explotación mineral y del esparto; la construcción, en cambio, se convierte en un sector en auge hasta tal punto que es capaz de acoger a la décima parte de los trabajadores aguileños.

Joaquín David Romera Franco

Aspecto que presentaba en 1983 el puerto comercial de Águilas.

1 Del mismo autor, véase: «Águilas en los años 60: Actividad municipal y desarrollo turístico», en la Revista de Verano de 2008; y «Águilas en los años 70: Vida municipal y dinámica económica de transición», en la Revista de Verano de 2009.

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La expansión urbana de Águilas en los años 80 es innegable. A la demanda interna se suma la crecien-te demanda exterior de viviendas para vacaciones, habida cuenta del incremento del poder adquisitivo medio de los españoles y la disposición de mayores recursos económicos para ser dedicados al ocio; tanto es así, que el Plan General de Ordenación Ur-bana de 1970 pronto resultará insuficiente y tendrá que ser revisado. Entre 1981 y 1991 se construyen en Águilas más de 1.500 edificios que cuantifican casi 4.700 viviendas, de las que la mitad se desti-naron a segunda residencia; esto significa que, de todas las viviendas existentes hoy, el 20% se levan-tó en este decenio. La mayor parte de este nuevo parque inmobiliario se va a concentrar en el casco urbano de Águilas, el cual irá desarrollando diferen-tes ampliaciones que tomarán como ejes estructu-rantes los principales accesos viarios y la línea de playa. De este modo, la ciudad ampliará su períme-tro con altos bloques hacia el oeste por la carretera de Vera (calle Iberia) entre la rambla del Charco y la Casica Verde; hacia el este, mantendrán el mismo modelo las urbanizaciones que colmatarán la ba-hía de Levante y se prolongarán por la del Hornillo; mientras que hacia el norte, el caserío creará nue-vos ensanches en la zona de El Rubial (en varias fases), El Labradorcico y las carreteras de Lorca y Cope. En la Huerta del Consejero, el Ayuntamiento continuará con la enajenación de los pocos solares (de propiedad municipal desde 1944) que quedan y no han sido invadidos por nuevos edificios. Poco a poco se va conformando un centro urbano muy denso en continua expansión que en 1990 contaba con una extensión de 220 hectáreas. Fuera del nú-cleo, las urbanizaciones en el litoral creadas en la década anterior, mantienen un ritmo de crecimiento menor: «Costa del Hornillo», «Fransena», «Costas de Calabardina», «Todosol», «Los Geráneos», «Los Collados», «Calarreona» y «Montemar»; otros pro-yectos no llegarán a ejecutarse por problemas en la tramitación administrativa.Esta vorágine ligada al fenómeno turístico planteó numerosos retos a la Corporación municipal, que debía responder a las necesidades de la población local y visitante con unos servicios urbanos adecua-dos a los nuevos tiempos. La crisis económica de entonces (Águilas contaba en 1980 con una tasa de paro del 11% —7,5 la provincial—) y la falta de re-cursos municipales ralentizó la resolución de viejos problemas, a pesar del incremento del presupuesto municipal que pasó de 233,2 millones de pesetas en 1981 a los 986,5 de 1989; el dedicado a inver-siones se incrementó desde los 53 millones a los 102, respectivamente. La situación de Águilas en 1980 implicaba el desembolso de grandes partidas por parte de todas las administraciones, destinadas a la ejecución de infraestructuras básicas en las calles del municipio: redes de abastecimiento de agua potable, alcantarillado, asfaltado, encintado de aceras, reparaciones, alumbrado público, arbo-lado, etc., las cuales debían de realizarse por fases (en 1982 se desarrollaba la 6.ª fase de pavimenta-ción y la 8.ª de alcantarillado) y en consecuencia las obras se eternizaban en el tiempo; tales servicios

llegarán después a los núcleos rurales (Los Arejos, El Cocón). En ocasiones, los vecinos debían contri-buir parcialmente (entre un 40 y un 50%) al coste de las obras; en las zonas deprimidas, éstos podían crear sus propias aceras o participar directamente en la ejecución de las obras. El adecentamiento de la población no sólo se circunscribe al centro urba-no (vías principales o la urbanización de enclaves como La Glorieta y El Placetón) y los paseos marí-timos: también a la zona de los cabezos donde se concentran las gentes más humildes. En 1984 se dota de alumbrado público a las barriadas de Colón, Huerta del Consejero, Las Lomas, Ctra. de Calabar-dina y la ladera del Castillo. Asimismo, Águilas fue el primer municipio de la comarca en contar con una estación depuradora cuyas aguas obtenidas tenían un aprovechamiento agrícola. En lo referido a las comunicaciones, el logro más significativo fue la creación de un vial de circunva-lación de 7 km. de longitud cuyo coste superó los 90 millones de pesetas, para evitar que el tráfico de paso atravesara la ciudad (en dirección a Cala-bardina y Vera) así como el transporte pesado que debía llegar al puerto comercial. El trazado de este vial permitió la creación ya en los 90 (con muchas dificultades) de un pequeño polígono industrial que hoy cuenta con 450.000 m2 de superficie. En 1990 se iniciarán las obras del tramo III de la autovía de Lorca (Águilas-cruce con la N-332), cuya prolonga-ción uniría a la localidad con la autovía del Medite-rráneo a través de la Ciudad del Sol. Igualmente, se saca a concurso una línea de transporte público urbano.Pero el mayor problema al que se ha tenido que enfrentar el municipio es la falta de agua potable, dadas las características semiáridas de la comarca. El Ayuntamiento, que tuvo que buscar el suministro a la población en las aguas extraídas a 160 metros

de profundidad de tres pozos en El Esparragal, cada vez más escasas y con elevada salinidad, luchó por obtener nuevos recursos hídricos procedentes tan-to del Trasvase Tajo-Segura para abastecer a unos cultivos en expansión, como de la Mancomunidad de los Canales del Taibilla para consumo humano, cuyas obras se presupuestaron en 320 millones de pesetas. Las campañas de ahorro de agua fueron constantes, especialmente en periodos de insidiosa sequía donde cabía la posibilidad de que el munici-pio quedara desabastecido (en el verano de 1987 se disponía de sólo 40 litros/seg./día). El consumo medio anual de agua para uso doméstico y agrícola en Águilas se situó en los 1,3 millones de metros cúbicos. Finalmente, en 1989 comenzaron a reci-birse los primeros caudales del Taibilla, teniendo Águilas garantizado el suministro de agua potable y poniendo fin a un problema histórico que limitaba el desarrollo socio-económico de la ciudad.Desde el punto de vista económico, la década de los 80 también supuso para Águilas el afianzamien-to del cultivo intensivo del tomate en invernaderos, especialmente desde el desembarco de la empre-sa «Pascual Hermanos». El tomate se convierte en la principal fuente de riqueza del municipio con 1.120 hectáreas cultivadas y 123.200 toneladas de producción en 1987, a pesar de la escasez de recursos hídricos, que suponían el 25% del valor final de la producción, empleando en épocas de campaña a 4.000 trabajadores (casi 2.000 mi-llones en jornales), de manera que tierras baldías pasaron rápidamente a estar en producción y mu-chos pescadores y sus familias se convirtieron en agricultores de la noche a la mañana. El regadío aguileño no tuvo más remedio que modernizarse y a finales de la década la mitad del mismo dispo-nía de riego por goteo. Por lo demás, en el secano destacaba el cultivo del almendro y la alcaparra. La

Fusión de la Águilas marinera y festiva en la popular cucaña (1982).

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pesca, por su parte, entra en una fase de crisis liga-da al agotamiento de los caladeros locales, la falta de modernidad del sector y la competencia exterior. Para paliar esta situación, el Ayuntamiento y la Co-fradía de Pescadores promovieron la creación de un puerto pesquero con un dique de 200 metros en La Fragüica, frente a la antigua Lonja del Pescado; por otro lado, en 1988 concluyen las obras de amplia-ción del dique del puerto comercial cuya actividad estaba centrada en el tráfico de cemento a granel procedente de la fábrica de Lorca, trigo y cebada. En cambio, el cierre en 1984 de la línea de ferroca-rril Almendricos-Granada frenó en seco la actividad ferroviaria en Águilas, tanto la exportadora como la de sus talleres (350 trabajadores), resultando un mazazo para la economía local. En 1987 el número de usuarios del popular «tren de los baños» alcanzó los 8.194.Volviendo a las infraestructuras turísticas, Águilas va a recibir un gran impulso en este decenio a través de dos importantes actuaciones: la primera de ellas es la creación en la bahía de Levante de un puerto deportivo (el «Club Náutico») inaugurado en julio de 1982, con 17.000 m2 de superficie y 170 puntos de amarre; su ubicación resultó muy polémica, aunque ha posibilitado la creación de una nueva playa frente a la Cigarrilla y ha impedi-do el aterramiento del puerto pesquero en base a las corrientes marinas. La segunda actuación será

la de mayor calado llevada a cabo en la ciudad durante muchos años: la remodelación integral de los paseos marítimos de la bahía de Levante (Paseo de Parra) y de la playa de La Colonia, así como la regeneración total de sus playas, todo a cargo del Estado. En La Colonia se creó un nuevo paseo marítimo de 630 metros lineales con zo-nas ajardinadas y de descanso y se regeneró la playa (la superficie de arena se amplió hasta los 32.000 m2 con una anchura de entre 50 y 70 metros), la cual quedó defendida por medio de dos espigones de 125 metros de longitud; las obras costaron más de 150 millones de pesetas. En la bahía de Levante se construyó un nuevo paseo marítimo con glorietas y zonas verdes en toda su extensión (1.600 metros) y también se regeneró la playa de Las Delicias cuya superficie arenosa se ha ido incrementando hasta los 33.500 m2 actuales, incluyendo también la construcción de dos espigones sumergidos en los extremos; la in-versión realizada aquí ascendió a 107 millones de pesetas. Igualmente en 1985 se inauguró una ofi-cina de Información y Turismo junto a la plaza de Antonio Cortijos, que también fue remodelada, y abrieron sus puertas varios campings y pensiones. Respecto al patrimonio local, se produce el hallaz-go de la cueva de Cope (1980), se redescubren las termas romanas de la ciudad de Urci (1981), se reconstruye el antiguo molino del cabezo de

La Calica (1987); se actúa en la iglesia de San José y en el molino de los Alacranes, y se declaran edificios históricos el castillo de San Juan de las Águilas (1982) y la torre de Cope (1990), en los cuales, posteriormente, se llevarán a cabo dife-rentes actuaciones de conservación. Por último, Águilas, entre 1980 y 1990, vio crecer nuevos equipamientos públicos de interés general: nuevo reemisor de televisión; ampliación del polide-portivo municipal (que ya ofrecía pistas polideporti-vas y de frontón, pabellón cubierto, piscina y campo de fútbol); creación de una Casa de la Cultura y un Hogar del Pensionista (1987) en el solar antes ocupado por el Gran Cinema; puesta en servicio de un Centro Subcomarcal de Salud (aunque defini-tivamente desapareció el hospital San Francisco); la construcción de nuevos centros escolares que paliaron el déficit existente (Águilas cuenta con un censo de 5.500 escolares y 140 profesores en 1989); se traslada el mercado semanal al Rubial; se amplían las dependencias municipales; y se pone en funcionamiento un servicio permanente de bomberos.

* Se han consultado los Libros de Actas Capitulares y de la Comisión Municipal Permanente del Ayunta-miento de Águilas, así como las revistas de festejos de la época (de ahí se extraen las fotografías inser-tadas en el artículo).

Familiar estampa veraniega al final de la playa de Las Delicias (1987).

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Hubo una vez un barco llamado “María Ramos”

José Asensio Ramírez

“– Mi madre, Pepe, siempre me hablaba de un viaje que había hecho de muchacha, en barco, hasta Águilas.Mi abuelo era guardia de asalto, había nacido en Águilas y quería que su hija mayor conociera el pue-blo donde él había nacido. Antes de la guerra había una línea regular entre Barcelona y Águilas, porque el puerto de Águilas era importante o por lo que sea, pero lo cierto es que mi abuelo puso a mi madre bajo el cuidado de un amigo de juventud, embarcado en el “María Ramos” en calidad de no sé qué. Es una lástima que mi madre haya muerto, porque a veces cosas que ella recordaba yo ya no las recuerdo, y es una pena que se pierdan los recuerdos de las per-sonas que te quisieron. Me remuerde la conciencia perder los recuerdos de mi madre; estoy segura de

que ella me los contaba para que yo los conservara. Mi madre fue a Águilas y allí estuvo un largo verano en casa de los padres de Mariquita y Encarnación; había otros hermanos, pero no sé qué se hizo de ellos; eran mayores, uno está en Alemania, creo, y el otro era chatarrero en Torre Baró, hace años, te hablo de… en fin. Para entonces Mariquita era una niña y Encarnación aún no había nacido. Para mi madre fue el verano más feliz de su vida. Hay nombres de aquel verano que han pasado a mi memoria como si tuvie-ran algo que ver con mi vida: la playa del Hornillo, la glorieta de Águilas, la Casita Verde, la plaza de toros, la calle Cañería Alta, helados Sirvent, un pay-pay con la publicidad de linimento Sloan, el fotógrafo Matrán. El pay-pay lo he visto por mi casa, por lo que era mi

casa. En Águilas tuvo mi madre su primer pretendien-te, un barbero, y Mariquita hacía de carabina cuando iban a pasear por el puerto.A pesar de que era una niña, Mariquita ya trabajaba entonces en el esparto o en las fábricas de salazones o de higos secos, no recuerdo bien; tal vez era una fábrica de conservas de alcaparras y alcaparrones. Luego vino la guerra, acabó la guerra, por allí abajo había mucha miseria y casi todos los miembros de la familia de mi abuelo fueron emigrando a Barcelona.”En este fragmento de “La Rosa de Alejandría” de Ma-nuel Vázquez Montalbán, el escritor nos muestra la importancia que tuvo en un momento clave de la his-toria de Águilas el “María Ramos”. ¿Quién no ha oído hablar de este barco que con el sonido peculiar de

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sus bocinas anunciaba la llegada o la salida del puer-to? Porque para muchos aguileños el “María Ramos” o María “erre”, representaba, además de un aliciente para aquel pueblo sumido en la miseria, la posibilidad de ganar unas perrillas llevando y trayendo la carga que se necesitaba, pero también poder emigrar ha-cia Barcelona, donde encontrar un trabajo no era un sueño, mientras Águilas languidecía y se sumía en un letargo que duraría varias décadas.El “María R.” fue construido en los astilleros Thompson R. & Sons de Sunderland en Gran Bretaña por encargo de la Compañía Anónima de Vapores Vinuesa, de Sevi-lla. Fue botado el 9 de noviembre de 1908, recibiendo el nombre de “Cataluña”. En 1917 la Compañía Trans-mediterránea inició sus actividades en el mundo maríti-mo mercantil, implantando unos nuevos itinerarios más acordes con la realidad y los intereses del comercio y de la producción nacionales. En 1920 fue rebautiza-do “Alhambra”, ya que en la flota de Isleña Marítima existía otro vapor con el nombre de “Cataluña”. Hasta la guerra de Marruecos estuvo dedicado al transporte de mercancías y llegó a participar en el traslado de las tropas en el desembarco de Alhucemas.La crisis motivó que Transmediterránea paralizara varias unidades de su flota dedicada al transporte de carga entre los que figuraba el vapor “Alhambra”, que llegó al puerto de Mahón, procedente de Palamós, el 24 de junio de 1931 y quedó amarrado en Cala Figue-ra. En 1935 el vapor “Alhambra” fue adquirido por la naviera “Hijo de Ramón A. Ramos” y el 23 de noviem-bre de 1935 zarpaba de Barcelona, en su primer viaje bajo la nueva contraseña, con destino a los puertos de Águilas, Almería, Motril, Málaga, Algeciras y Ceuta.La compra de los vapores “Alhambra” y “Navarra” había permitido a los Ramos desprenderse de su antiguo vapor “María R.”, un buque vendido como chatarra el 15 de mayo de 1936, tras haber nave-gado casi cincuenta años y haber pasado por Águilas varias veces. De inmediato, los Ramos otorgaron al vapor “Alhambra” el nombre de “María R.” en susti-tución de la unidad desguazada. Muchas fueron las vicisitudes del “María R.”, entre ellas la Guerra Civil que le obligó a quedar detenido diversos meses para después pasar a formar parte del gobierno republica-no cumpliendo la función de obstrucción de diversos puertos. En 1937, conquistada la ciudad de Málaga por las tropas nacionales, el “María R.” navegó enton-ces para el bando nacional.En otoño de 1956 fue sometido a una reparación en el puerto de Barcelona y el 27 de diciembre del mismo año, una vez finalizados éstos, al ser puesto a flote, perdió el equilibrio y quedó hundido sobre el fondo del dique flotante. Después de varios meses de incertidumbre, en marzo de 1957 decidieron reflotar-lo, aunque la situación económica de la compañía se agravaba, lo que les llevó a venderlo el 21 de abril de 1959 por 2.575.000 pesetas siendo desguazado en Valencia meses más tarde.No son pocas las personas que viajaron en el “María R.” y que todavía hoy recuerdan esos interminables viajes en cubierta. Dolores Prado fue una de ellas. Su viaje lo efectuó en 1945, a sus 14 años. Ella salió de Almería y recuerda su parada en Águilas, donde es-peraban balas de esparto, borregos y pilas de mármol

para ser cargadas. Ella iba con su tío Pepe que era carpintero. La llegada del “María R.” se convertía en un acontecimiento puesto que era también la manera de tener noticias sobre los familiares que ya estaban en Barcelona. Dolores recuerda perfectamente cómo se colocaban unas hamacas en los pasillos para el pasaje. Eran épocas diferentes a las actuales y no se tenían tan en cuenta las medidas de seguridad. Los ocho días que duraba el viaje se aguantaban a fuerza de bocadillos y embutido; a veces unas sopas calientes que muchas mujeres del pasaje ayudaban a hacer en la cocina del buque. La gente solía llevar un equipaje de mano y muy poca se permitía el lujo de dejar sus enseres en las bodegas del barco.Paquita González recuerda la llegada del “María R.” a Águilas. La fuerza de su bocina avisaba a los aguileños que salían de sus casas para poder ver el trasiego de sus habitantes. En la playa de las Delicias había instalados unos muelles para descarga del ma-terial en pequeñas barcazas: el muelle del molino, el de la Virgencica, donde también había una báscula, otro más entre la fábrica de harina y la fundición, y finalmente el de la cuesta. Pocas son las fotos que tenemos del “María R.” en Águilas pero precisamente en la que se conserva, podemos observar al fondo estos muelles. Se iniciaba entonces una carrera entre los “carreros”. El que echaba más viajes ganaba más, teniendo en cuenta que en cada carro cabían tres ba-las de esparto. Los borregos se amontonaban en lo que ahora es la Plaza de Antonio Cortijos a la espera de ser cargados. Paquita recuerda especialmente la marcha de sus dos hermanas, Fina, de 14 años, y Teresa, de 18 en 1945. A la primera le esperaba una familia acomodada en Barcelona, para poder prestar sus servicios como sirvienta; Teresa tenía un puesto

de trabajo en la empresa de cosméticos Revlon. No fue fácil decir adiós a dos hermanas, pero el futuro en Águilas no era precisamente esperanzador. No obs-tante, la madre fue a buscarlas meses más tarde al no poder soportar el dolor de su partida.Josefina Martínez López, ahora ya con 90 años, cuen-ta que primero fue su padre, Pedro Martínez Serrano quien tuvo que viajar en el “María R.” hacia Barcelona porque después de la Guerra Civil y tras 32 años de servicio como carabinero vigilante en el Puerto no le permitieron seguir con su trabajo a causa de su mi-litancia religiosa evangélica. Logró colocarse en Bar-celona gracias a un amigo aguileño en Casa Antúnez. Josefina recuerda especialmente el último viaje que efectuó el “María Ramos” a Barcelona, teniendo que vender los muebles de la casa para poder pagar el pasaje. Viejo, sucio, sin unas mínimas garantías de higiene, era ya el principio del fin del vapor y también de la naviera. Años más tarde pudieron viajar a Águi-las en un nuevo barco, el “Ciudad de Alcira”, que ya era otra cosa. Con el tiempo sacaban el “kilométrico” y viajaban en tren. Hubo un tren de la emigración, pero también un barco de la emigración. Éste fue el “María Ramos”, un nom-bre en boca de miles de aguileños y que supuso un motivo de esperanza para los que se iban pero tam-bién para la pequeña industria del esparto emergente en la época. Un barco cargado de historias persona-les, de sufrimiento, de esperanza, también de amor, y que algunas de nuestras personas más mayores recuerdan con cariño. Una de estas personas me dijo un día: “Del María Ramos no hay mucho que contar: llegaba, se iba, volvía…, pero se convertía en una es-pecie de reloj que daba las horas para alegrarnos los momentos tristes de la posguerra”.

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La voz, “Terrible”, se oye en las esquinaspregonando un producto con voz lenta:“En la puerta la plaza, ya hay a la ventamorcillas calientes”. Sigue en rutinasla voz rota que llama a las vecinas:“En la puerta la plaza, ya hay a la venta...”Sabe a sangre, cebolla, pan, pimienta,manjar para saciar hambres caninas.

Ya no se oye la voz del pregoneroni huele a morcillas la puerta la plaza.El pueblo se queda sin pregonero;son tiempos de recuerdos y añoranza,de buscar en el armario ropero...un aguileño con buena cachaza.

Manuel Fernández

“Terrible”

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¡Ah, nuestro campo de antaño…!

Manuel Robles Martínez

Como amante de la naturaleza que soy, añoro muy mucho el campo aguileño de mi juventud. Sí, añoro aquellas extensas floraciones multicolor del campo de Águilas en las que, avanzada ya la primavera, pre-

dominaba la rojez de la amapola; añoro la deleitación de mi espíritu cuando, entre finales de enero y me-diados de febrero, fechas en que florece el almendro por estas latitudes, desde un altozano contemplaba la singular belleza de un almendral en flor; e igualmente siento añoranza de aquel verdor tan vivo que de abril a octubre cubría todos y cada uno de los ramblizos y grandes ramblas de este término municipal, puesto que unos y otras estaban talmente poblados de fron-dosos higuerales; y, por último, como por acá la alca-parrera o tapenera crecía por doquier, entrado ya el verano, si en alguna finca no se cogía la tápena a su debido tiempo y se dejaba florecer, era asimismo una verdadera delicia contemplar aquel alcaparral, ya que la flor de esta caparidácea es bellísima.Pero amigo, como a partir de 1955 los tomateros valencianos que poco antes arribaron a Águilas con tal fin, habían demostrado ya que la plantación de tomatera de invierno a gran escala era rentable, co-menzó a convertirse toa la baraja en ases, cual so-lían decir algunos campesinos que sin saber a ciencia cierta por qué no les hacía ni tanto así de gracia la nueva plantación, los plantadores de tomateras de invierno comenzaron a ser legión no muy luego al mismo tiempo que, cual es de cajón, comenzaba la prosperidad económica para Águilas y los aguileños todos. Mas, como no podía ser de otra manera, el nivel económico y la ruina ecológica fueron creciendo al unísono. Y tanto fue así la cosa, que si bien por un lado la de-manda de mano de obra fue año por año tan a más, que al inicio de la década de los 80 los tomateros hubieron de recurrir a braceros inmigrantes (ello sig-nificó darle la vuelta a la tortilla en lo que a la situación de Águilas se refiere, puesto que antes de comenzar la plantación de tomatera de invierno al por mayor, legión fuimos asimismo los aguileños que nos vimos obligados a emigrar de éste nuestro amado terruño); por otra parte, por aquellas fechas la ruina ecológi-ca de por estas latitudes la patentizaban ya las tres concausas siguientes: una, que lo primero que hacían los tomateros al preparar las tierras para una nueva

plantación, era arrancar de raíz todos y cada uno de los árboles que en tales tierras hubiera, lo cual, en mi modesta opinión, habrían debido impedir las au-toridades locales; dos, que el arbolado existente en antiguas tierras de labor no utilizadas para las nuevas plantaciones, que son la mayor parte de este término municipal, los habían ido matando la pertinaz sequía y el abandono, puesto que cuando los antiguos labra-dores aguileños tuvieron oportunidad de agarrarse al jornal fijo, les faltó tiempo para decirles a los amos de las fincas que con aquéllos llevaban a medias, que a otro perro con aquel hueso; y tres, que la tan ruinosa sequía fue ocasionada por un mal llamado servicio aéreo de lucha antigranizo, el cual, so capa de licuar el posible granizo que una nube tor-mentosa pudiera llevar, no hacía sino disolver todos y cada uno de los frentes nubosos que se aproximaban a las plantaciones, ya que éstas estaban aseguradas a todo riesgo y de ahí que las compañías de seguros hubieran creado tal… servicio. A la ruina arbórea también contribuyeron, y mucho, el abandono de las tierras por parte de los antiguos labradores, los productos químicos lanzados desde el aire para disolver las nubes y los pesticidas emplea-dos para la fumigación de las plantas. Respecto a la existencia del antedicho servicio aéreo de lucha antigranizo, y a que éste no sólo disolvie-ra la nubosidad tormentosa, sino que asimismo se

cargaba en libreta todos y cada uno de los frentes nubosos mansos, los cuales eran cada vez más dé-biles (el círculo vicioso de a más sequía menos nu-bosidad acuífera, iba en franca progresión), en este punto quiero dejar claro que, si bien cuando yo venía de vacaciones allá por los años 80, al oír aseverar que la avioneta fantasma (así había dado en llamarla el vulgo) era la culpable de la sequía, me compadecía de aquella pobre gente ignorante porque en mi… culta sesera no podía tener cabida el hecho de que la lluvia pudiere impedirse. Mas he aquí que habiendo yo venido a Águilas apro-vechando un puente de la Virgen del Pilar, la casuali-dad me condujo al punto donde presencié cómo y de qué manera entre un helicóptero y una avioneta se merendaron en menos que canta un gallo una densa nubosidad tormentosa que, tras haberse abastecido a base de bien en el mar, comenzaba ya a sombrear una extensa plantación de tomateras. Y ello, claro está, me llevó de inmediato a considerar que en no pocas ocasiones las gentes sencillas que apenas saben leer, con su ciencia infusa o intuitiva nos dan ciento y raya a los… culturizados.Y como a raíz de aquello comencé a hacer averigua-ciones al respecto, a las que siguió una comprobación in situ, por segunda vez en el corto intervalo de 36 ho-ras mis propios ojos vieron que la avioneta de marras no tenía ni tanto así de fantasma, puesto que ahí al

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pie de la sierra en las proximidades de Jaravía tenía su pista de despegue y aterrizaje con su pequeño hangar y toda la pesca.Cosa de un año más tarde, un íntimo amigo con el que me carteaba, el cual era de uno de los primeros aguileños que sabían de buena tinta todos y cada uno de los acontecimientos de cierto relieve que en Águilas acaecían, en una de sus cartas me informaba de que el piloto de la avioneta en cuestión, el cual había estado viviendo a cuerpo de rey en un chalet de Calabardina, tras haber recibido el segundo anónimo con amenaza de muerte, de Águilas había salido a uña de caballo él.Lo inherente al servicio aéreo de lucha antigranizo que nos ocupa, lo detallo por menudo en mi pequeño libro AVIONETA FANTASMA EN EL LITORAL MUR-CIANO, el cual publiqué en 1996. Y si algún escéptico en relación con la cuestión que nos ocupa llega a leer lo que aquí expongo y lo pone en tela de juicio, cual está en su derecho de poner, lo invito a que buceé en las hemerotecas de la Región, puesto que en los periódicos regionales de la década de los 80 no sólo hallará infinidad de crónicas alusivas a la avioneta espantalluvias firmadas por personas que ni con mucho eran indoctas, sino que asimismo podrá leer cómo en Pulpí se reunieron nada menos que 44 al-caldes de municipios de Almería y Murcia para tratar sobre el tema de las aeronaves que ahuyentaban la lluvia de toda esta extensa zona.Y al igual que no deja de ser censurable la actitud de las autoridades regionales de la época al hacer la vis-ta gorda con el servicio aéreo de marras, puesto que hubieran debido tener en cuenta que el daño ecológi-co que aquellas aeronaves les estaban ocasionando a la Región iba a ser irreparable en determinados aspectos (justo es decir asimismo que tales autori-dades actuaron encandiladas por la riqueza que las nuevas plantaciones les reportaban a los más de los murcianos), bastante más censurable es aún que mu-chos años antes de aquello las autoridades aguileñas también hicieran la vista gorda tanto en la apertura de nuevos pozos por parte de los tomateros como con la profundización de los ya existentes buscando mayor caudal, ya que ello dio lugar a que cuando hubieron transcurrido unos cuantos años, los únicos pozos que no estaban talmente secos, eran los más cercanos a la costa, puesto que del mar era su agua.No obstante las plantaciones siguieron en auge por-

que los tomateros trajeron agua de fuera y, como las matas de tomatera y lechuga las siguieron plantando al aire libre durante varios años aún, el verdor de las mis-mas la mayor parte del año en un entorno tan reseco, en cierta medida nos mitigaba el resquemor interno a los añorantes de aquel campo aguileño de los años 40.Mas, incluso de aquella limitada mitigación o leve consuelo nos vimos privados no muy luego los aman-tes del campo verde, ya que cuando los tomateros les cogieron el gusto a los invernaderos, todos y cada uno de ellos comenzaron a plastificar sus tierras de plantación cual si lo hicieren a porfía. Y tanto fue así la cosa, que cierto día de primavera que se me ocurrió ir a contemplar desde su extremo norte Marina de Cope y prismáticos en ristre subí a lo más alto del Cabezo de la Cruz, no pude terminar el barrido visual en torno a mí porque, como el color del plástico de los invernaderos era similar al del mar, de repente tuve la sensación de hallarme en la cima de una isla viendo un amplio trecho de mar en calma chicha, en vez de estar contemplando la zona del antiguo campo agui-leño que me era más amada y, el no va más de com-pungido, bajé cabizbajo del cabezo y subí al coche. A partir de aquel punto y hora estuve bastantes años sin ir a contemplar nuestro campo por placer. Menos mal que aun cuando mucho más tarde de lo que hubiera debido ser, al parecer las autoridades de la Región dejaron por fin de hacer la vista gorda con el tan mencionado servicio aéreo.

Pero fuera como fuere, lo cierto es que a partir del 2000 la lluvia comenzó a ir año por año a más, y en el otoño-invierno 2009-2010 ha vuelto a llover cual llovía en tiempos de mi niñez, por lo que el campo de Águilas vuelve a verdear de manera similar a la de antaño. Es por ello que yo, provisto de mis prismáti-cos, también vuelvo ahora a subir frecuentemente a un altozano a extasiar mi espíritu contemplando una de las zonas que más tiempo están sin cultivar y ca-rentes de invernaderos. Las agresiones ecológicas que a lo largo de tantos años les han sido inferidas a los campos de esta co-marca del litoral, a más de que de algún modo han de haber contribuido a este cambio climático que ningún país del mundo niega ya, a los aguileños nos ha de-jado una secuela ornitológica que, al creer yo que es subsanable y no tener noticia de que los ecologistas hayan intentado subsanarla, pienso que si ello fuere así, no dejaría de ser chocante su inhibición en tan infausto asunto. Y me explico:La pertinaz sequía de los años 70 y 80, y sobre todo el veneno de los pesticidas, no sólo fueron mermando día por día toda la fauna del campo de Águilas, sino que una de las especies ornitológicas fue exterminada a las primeras de cambio, por lo que debe hacer de ello más de 40 años ya. No. Desde entonces acá no se ha visto por estas latitudes cuervo común o corvus corax alguno. Sí, ésta es, por ende, la secuela antedicha. Como la recuperación de la demás fauna de nuestro término tuvo su inicio hace cosa de unos 15 años, es de suponer que hoy día esté toda ella normalizada ya.El corvus corax o cuervo común, entre las de su ta-maño era el ave más numerosa de por acá, la cual en bandadas de 25 ó 30 ejemplares sobrevolaban a media altura nuestro término municipal en todas direcciones. Tanto por ello como por su tamaño y negrura, a más de por sus frecuentes vuelos de un punto a otro, era el ave que más veían los campesino aguileños desde la salida hasta la puesta de sol. El córvido es un ave omnívora, pues se alimenta tanto de vegetales como de animales pequeños e inclusive de carroña; de ahí que en cuanto los pesticidas se hubieron propagado por la mayor parte del campo de Águilas, todos y cada uno de los ejemplares de esta especie murieron envenenados.

En algunas de las fincas de secano del campo de Águilas, que eran las más, había una pequeña huerta cuyo riego se efectuaba con agua de pozo extraída mediante noria.

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Amanece en el HornilloEstoy con los ojos cerradosy hasta mí llega el sonidoel romper de unas olasen la playa del Hornillo.

Sin llegar a abrir los ojosha cambiado el chirridoson enormes gaviotasabandonando su nido.

Apenas está amaneciendoa bandadas lo anuncianque majestuosas vancuando el día se deslumbra.

No hay paisaje más bonitoque un horizonte perdidoentre luz y sombra estála tierra y el cielo fundido.

Las gaviotas que vuelancon las alas extendidasmientras se ve avanzaruna gran bola amarilla.

El sol está apareciendoentre rojos y amarillosla isla del Fraile emergeentre bonitos sonidos.

Yo no puedo describirun amanecer en el Hornillono lo puedo compararno hay nada parecido.

Al ver el cielo y el marCuando está amaneciendono hay sensación igualque se asemeje en el tiempo.

Pues ves la naturalezadesnuda y apareciendosolo puedes compararlaal ver un niño naciendo.

Y cuando al horizonte mirono tengo más que pensarque hay algo superiorque por encima DIOS está.

Antonia Cano Gil

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Águilas verano’11Águilas verano’11Águilas verano’11

La época de la gran emigración aguileña: 1900-1970

Antonio Morata Morata

económica de la época. Son años de dificultades económicas, paro y emigración, tanto en Águilas como en nuestro entorno geográfico.En las primeras décadas del siglo se produce la decadencia de la minería en el Sureste español. Después tenemos la crisis económica mundial de los años treinta, que afectó globalmente a toda Europa. Pero todavía vinieron tiempos peores. La

Año Habitantes Año Habitantes Año Habitantes Año Habitantes

1900 15.868 1930 15.745 1945 15.166 1960 15.250

1910 15.967 1935 15.436 1950 15.225 1965 16.416

1920 17.078 1940 15.166 1955 15.183 1970 17.389

Cuadro nº 1. Águilas. Población absoluta entre 1900 y 1970.

Guerra Civil, la dura posguerra, los años de aisla-miento internacional y de autarquía, el atraso de la agricultura, el escaso desarrollo industrial español, etc., hicieron muy difícil la supervivencia durante los años cuarenta y cincuenta.Durante la primera mitad del siglo XX tiene lugar la modernización demográfica de la población española, con un descenso progresivo y rápido de la mortalidad, acompañado también por una bajada de la natalidad, aunque ésta de manera más lenta. Al haber una di-ferencia acusada entre nacimientos y defunciones se produce un crecimiento natural importante. Sin em-bargo, la situación económica es de crisis y estanca-miento, por lo que sobra mano de obra. La emigración es la única salida para miles de personas.

Durante el siglo XIX la población de Águilas creció de forma importante, especialmente en su segunda mitad (se pasa de 3.357 habitantes en 1834 a 15.868 en 1900), gracias

al auge económico proporcionado por diversas actividades (exportación de esparto, plata, plomo y mineral de hierro, construcción del puerto y del ferrocarril, etc.). La inmigración fue muy potente, estableciéndose varios miles de personas entre la década de 1840 y finales del siglo. Desde comienzos del siglo XX la dinámica econó-mica y demográfica cambia totalmente de signo. Entre 1900 y 1960 la población absoluta perma-nece prácticamente estancada entre los 15.000 y los 16.000 habitantes, salvo en la primera mitad de los años veinte. No hay crecimiento en el conjunto de los seis primeros decenios del siglo XX (cuadro nº 1). Por tanto, desde comienzos de la centuria se rompe la tendencia positiva del siglo anterior y se establece otra dinámica en la que el estancamiento demográfico y la emigración serán las pautas do-minantes. Este es un claro indicador de la situación

aguileña: 1900-1970La época de la gran emigración La época de la gran emigración La época de la gran emigración

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Águilas verano’11

Como vemos con los datos anteriores, la emigra-ción es muy fuerte durante estas décadas. Más de 21.000 personas salen de Águilas entre 1900 y 1960, cifra que supera las 24.000 si sumamos los años sesenta. Sin embargo, la cuantía es me-nor que en otros municipios vecinos, pues la po-blación absoluta se mantiene algo por encima de los 15.000 habitantes hasta 1960 y crece durante la década de los sesenta (Mazarrón desciende de 23.284 personas censadas en 1900 a 9.865 en 1960, y Cuevas de Almanzora de 20.562 a 9.073 entre las mismas fechas).Hay un estancamiento económico durante estos decenios. Sin embargo, en Águilas la economía está relativamente diversificada. En el sector prima-rio predomina la agricultura de secano de cereales, con bajos rendimientos, algo de arboricultura (al-mendros, olivos, higueras, granados, etc.), un poco de regadío en algunas huertas, algo de ganadería, y pesca artesanal con pequeños y medianos barcos (que emplea, directa e indirectamente, a alrededor de mil personas). En el sector secundario, la mi-nería desaparece prácticamente en los años trein-ta. La única actividad que se mantiene con fuerza es la espartería, que da trabajo a varios miles de aguileños y “amortigua” la emigración. El ferroca-rril y sus talleres suman más de 700 trabajadores a principios de los treinta, aunque después de la guerra su número desciende. Además, tenemos un comercio muy activo que mantiene a numerosas personas. Águilas es, gracias al ferrocarril, la puerta de comercio de una amplia comarca murciana, al-meriense y granadina. Por el puerto salen y entran multitud de mercancías: esparto, vino, cereales, harina, sal, frutas y legumbres, aceite, mármol, ma-dera, carbón, materiales de construcción, tejidos, azúcar, azufre, petróleo, minerales de hierro (por El Hornillo), etc. Por ello, la crisis y la emigración son menos acusadas en nuestra localidad que en otras vecinas con una economía menos diversificada y dependiente en mayor medida de la minería. Con respecto a los lugares de emigración de es-tas décadas, se enmarcan dentro de la corriente migratoria del Sureste español. A finales del siglo XIX los destinos preferidos eran América y Arge-lia. En los primeros decenios del siglo XX América pierde importancia y ahora los emigrantes del Le-vante se dirigen mayoritariamente a Marruecos y Argelia. Melilla y Orán son los destinos preferidos por muchos aguileños. En los años veinte y treinta también adquieren importancia Francia y Barcelo-

na. Después, la Guerra Civil provoca una importante corriente de exiliados a Francia, América Latina y Norte de África.En las décadas de posguerra la mayor parte de los emigrantes de Águilas marchan a Barcelona (el 66% de las bajas registradas en los padrones se dirigen a esta provincia). Le siguen Madrid, Alican-te, Valencia, Baleares, etc. En los años sesenta y primera mitad de los setenta se produce una sali-da masiva hacia Europa, principalmente a Francia, Alemania y Suiza. Sin embargo, muchos aguileños siguen emigrando a los lugares de España mencio-nados anteriormente, especialmente a Barcelona. Varios miles de ellos viven en los años sesenta y setenta en los barrios periféricos de la ciudad (Hor-ta, San Andrés, …) y en las localidades de su en-torno, como Montcada i Reixac, Gavá, Hospitalet de Llobregat, etc., junto a otros miles de murcianos, andaluces, aragoneses, etc.Muchos aguileños tenemos parientes en Barcelona, Alicante, Madrid, Francia, Alemania, Suiza, etc. Hasta ahora sólo hemos visto números. Pero cuando pienso en los miles de personas que dejaron su tierra porque no tenían trabajo, o porque éste era tan precario que querían mejorar su vida, ya tocamos otros aspectos. La mayoría partían de Águilas a través del ferrocarril o del puerto, en barcos que hacían su ruta regular por el Mediterráneo. Entre ellos es muy conocido el María Ramos. ¿Cuánta tristeza y lágrimas “han visto” el puerto y la estación de ferrocarril durante décadas en miles de personas, entre los que se iban y los que despedían a sus familiares?También hay que ver el lado positivo. La mayoría encontraron empleos mejor remunerados y pudie-ron mejorar sus condiciones de trabajo y de vida. El dinero que ahorraron y enviaron a sus familiares sirvió para reparar casas, renovar electrodomésti-cos, comprar pisos, etc.En cuanto a los inmigrantes que llegan a Águilas, entre 1901 y 1960 proceden mayoritariamente de las comarcas de nuestro entorno geográfico, de Murcia y Almería principalmente. Lorca, Cuevas de Almanzora, Pulpí, Cartagena, Huércal Overa y Mazarrón son los pueblos más importantes. En los años sesenta, gracias al impulso económico pro-porcionado por el cultivo del tomate, se incrementa la inmigración con numerosos jornaleros de tierras andaluzas, sobre todo de Almería, Granada y Jaén.

Bibliografía: Antonio Morata, La población de Águi-las y su evolución. Siglos XVIII-XX. 2008

(*) No hay datos de migraciones en estos años, por lo que hay que deducirlos con los padrones.

Cuadro nº 2. Águilas. Crecimiento natural, real, saldos migratorios, inmigración y emigración.

Periodo(1) Aumento o disminución de la pobla-ción absoluta

(2) Crecimiento natural (nacimientos – defunciones)

(3) Saldo migratorio (resultante entre 1 y 2)

(4) Inmigrantes registrados en los padrones

(5) Emigrantes(resultante de las columnas 3 y 4) (aproximación *)

1901-1930 - 123 7.582 - 7.705 4.150 11.850

1931-1960 - 495 6.042 - 6.537 2.950 9.500

1961-1970 + 2.139 2.669 - 530 2.350 2.880

TOTAL 1901-1960 - 14.242 7.100 21.350

TOTAL 1901-1970 - 14.772 9.450 24.230

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La historia fallida de la central nuclear de CopeLa historia fallida de la central nuclear de Cope

Fernando Lillo López

El gran auge económico que caracterizó a la década de los setenta, originó en nuestro país una fuerte tendencia con-sumista propiciada por el crecimiento del turismo, la moda, la emigración, las

inversiones de capital extranjero, la publicidad, etc., a la vez que se daban profundos cambios sociales, pasando de un sistema autárquico do-minante durante tantos años a unas formas de vida y actuaciones más acordes con la realidad europea, madurando hacia unos estilos más igualitarios y participativos, que culminarían con las primeras elecciones democráticas. En nuestro querido pueblo también se dejaron sentir estas nuevas corrientes progresistas. El cultivo y manipulación del tomate de la mano de empresas valencianas y alicantinas con destino a la exportación iniciado en los años sesenta, dio lugar a que numerosas personas pudieran em-plearse en el campo o en almacenes. La crea-ción de puestos de trabajo en el sector agrícola puso fin a una larga etapa de penuria económica

acaecida tras el declive de la industria minera y espartera y permitió que el estado de bienestar se extendiera a amplias capas sociales. Estas ofertas de trabajo arrastraron a familias ente-ras, originarias en su mayoría de las provincias andaluzas, que se asentaron definitivamente en Águilas, provocando un fenómeno inmigratorio sin precedentes que llegó a duplicar nuestra po-blación en pocos años. Todo ello obligó a nuestro Ayuntamiento a afrontar costosas inversiones necesarias en infraestructuras de servicios de las que antes se carecían o eran muy precarias, como fueron el establecimiento de un servicio sanitario de urgencias, el asfaltado de calles, la instalación de la red de alcantarillado o la crea-ción, de forma independiente a la Delegación de Lorca, del Instituto Oficial de Bachillerato, entre otros. La explosiva fiebre turística y ocupacional atrajo también a inversores privados que finan-ciaron la dotación de complejos turísticos, nuevas entidades de crédito, inmobiliarias, autoescuelas y discotecas, así como la construcción de edifi-cios y comercios, etc.

La historia fallida de la La historia fallida de la central nuclear de Copecentral nuclear de Cope

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Esta etapa de excepcional bonanza y nivel de de-sarrollo indujo al equipamiento y confort de los hogares con nuevos aparatos electrodomésticos e instalaciones, lo que unido a la modernización de los elementos de producción en fábricas y transportes, derivó en una fuerte demanda de energía y a un replanteamiento de su producción en nuestro país, dado que los sistemas y reservas de fuentes convencionales no garantizaban su abastecimiento.Los ensayos nucleares, inicialmente dirigidos a objetivos militares, fueron experimentados por al-gunos países como alternativa energética debido a la alta generación de calor de los elementos de combustión nuclear empleados, surgiendo así un programa de inauguraciones de plantas con material radioactivo para fines industriales. La primera implantación en España de este revo-

lucionario sistema de producción eléctrica tuvo lugar en 1968 en Zorita de los Cannes (Guada-lajara), entrando en servicio dos años después la de Garoña (Burgos), seguida de la de Vandellós (Tarragona) en 1972.Fue por esas mismas fechas cuando Hidroeléc-trica Española reparó en Águilas. Las favorables condiciones que, bajo su criterio, reunía Cabo Cope en cuanto a climatología, velocidad del viento, proximidad al mar etc. determinaron la selección de esta zona para la instalación de una futura central nuclear, a cuyo efecto la mencio-nada empresa energética adquirió 300 hectáreas de terreno, encargando un ambicioso proyecto de construcción allá en 1973, que meses más tarde sería presentado al Ayuntamiento como un au-tentico “maná” generador de puestos de trabajo, dotación de servicios y pingüe entrada de dinero para el Consistorio. Aunque el informe técnico elaborado por Hidroeléctrica era tranquilizador respecto a sus riesgos, las opiniones contradic-torias de determinadas personas afines a grupos ecologistas en cuanto a las devastadoras conse-cuencias que los escapes de gases contaminan-

tes podían producir en el medio ambiente, hizo crear un clima de incertidumbre y confusión entre los habitantes de Águilas. Comenzó así una movi-lización en contra de la construcción de la central nuclear que se tradujo en la publicación de artí-culos en medios de comunicación, pintadas en las paredes, reparto de panfletos disuasorios y recogida de firmas, actuaciones que hicieron que nuestras autoridades municipales se plantearan, con buen criterio, un programa de consultas ex-ternas tanto a particulares especializados en la materia (profesores de universidades, científicos), como a organismos competentes y alcaldes de plazas con plantas nucleares, en busca de ele-mentos de juicio para la toma final de decisión que culminaría en el pleno municipal del día 19 de Febrero de 1.974, con un Ayuntamiento reple-to de público expectante y ante una Corporación cuyos miembros liderados por el Alcalde D. José Maria Guillén Florenciano, tendrían la enorme responsabilidad de decidir sobre un proyecto de extraordinaria repercusión futura para Águi-las. El rechazo final unánime a esta propuesta trascendió a la opinión pública como un ejem-plo de solidaridad, madurez y amor a un pueblo que defendió sus intereses anteponiéndolos a las pretenciosas intenciones expansionistas de las multinacionales eléctricas, auspiciadas por los poderes públicos de entonces.Este repaso retrospectivo a nuestra reciente his-toria adquiere una relevancia especial en la ac-tualidad ante los recientes sucesos catastróficos sucedidos en Japón, y más concretamente en su central de Fukushima aún de consecuencias impredecibles, aunque ya anteriormente el ac-cidente nuclear de Chernobil en 1986 conmovió al mundo, y unos años más tarde, en España, la de Vandellós acabaría cerrada tras el incendio de sus turbinas. También en las proximidades de Águilas (Palomares 17-1-66) pudo producirse una tragedia nuclear tras el choque de dos avio-nes de las Fuerzas Aéreas de EE.UU., portadores de varias bombas termonucleares.Hoy en día las autoridades, ante la alarma social creada, han dado un giro en su política energéti-ca, programando un cierre paulatino de las cen-trales nucleares existentes a la vez que fomentan alternativas de empleo de fuentes renovables no contaminantes, todo ello unido a una campaña de ahorro de consumo.Sin embargo, pocos jóvenes aguileños conocen el destino que en los años 70 podía haber tenido Cope. Pocos recuerdan ya a aquel grupo de gente que antepuso el respeto al pueblo a las expectati-vas de progreso auguradas por los promotores del proyecto. Pero los que recordamos la historia fallida de la Central Nuclear de Cope, sabemos que es una de esas historias que merece ser contada.

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Águilas verano’11

El fútbol de mi infancia en ÁguilasE

n la década de los sesenta y principios de los setenta, en la que me tocó vivir mi infancia, el fútbol era, no ya el deporte rey, sino que podríamos decir el único deporte que se practicaba en Aguilas. Las

razones son varias pero, principalmente, serían la consabida afición que ha distinguido a

nuestro pueblo desde que los ingleses desembarcaran en nuestra costa, de

un lado, y, de otro, la innegable fa-cilidad para su práctica: un campo, dos piedras por cada portería, una pelota y unos contra otros. Del modo expuesto, se cele-braban partidos de fútbol en cualquier sitio en el que hu-biera un espacio suficiente para denominarlo “campo”, término muy adecuado si tenemos en cuenta que sen-cillamente se trataba de eso, aunque no podemos olvidar los memorables partidos que

se echaban en la Playa de Po-niente, sobretodo en los meses de

mayo y junio, y en los de septiembre y octubre cuando los veraneantes se

marchaban de Aguilas; a veces incluso con persecución policial que terminaba con

todos en el agua porque a alquien se le ocurrió que la playa no era lugar adecuado para jugar al fútbol. Algunos que vivíamos en el Puerto de Poniente in-cluso en el resto del año jugábamos algún que otro partido, con el riesgo siempre de que el balón, per-dón, la pelota, se fuera al agua y una brisa de norte invernal se la llevara para adentro acabándose el partido. A veces pasaba, recuerdo.Como he indicado se jugaba al fútbol en cualquier lugar del pueblo que, por sus dimensiones, permi-tiera disputar el partido, y de ellos recuerdo varios en los que, más de un lector de este artículo, se-guramente habrá jugado algún que otro encuentro.Uno de ellos era el campo de “La Dentadura”, que se encontraba junto a la Rambla del Charco, entre las calles de Fuensanta, Marín Menú y Muñoz Ca-lero. Era un campo pequeño pero muy cercano a la población en el que podría decirse que se jugaban, perdón, “echaban” partidos de pocos jugadores. Siempre he pensado que en su nombre algo podría tener que ver el hecho de que justo en la esquina de la calle Fuensanta y a pie del susodicho se encon-traba el taller protésico de José Martínez del Vas y, aunque al día de la fecha nadie me lo ha consegui-do aclarar, creo que estoy en lo cierto.Más arriba, justo por debajo del Ferrocarril y don-de hoy se encuentran las calles de Castellón, Be-nidorm, Cádiz, Málaga y Sevilla, se encontraba un campo de los grandes al que llamábamos “El del Señorito”. Aquel campo tenía muy buena tierra y a pesar de que era uno de los más alejados, solíamos jugar allí con bastante frecuencia.El de “Los Pinantes” era otro campo grande que se encontraba en el camino del Cementerio, y más abajo estaba el campo de “Los Garriga”, a la altura de donde hoy se halla el Supermercado Haro. Al otro lado de la calle Luis Prieto, enfrente de la Gasolinera de Vicenta Giménez, donde actualmente se encuentran las denominadas “100 viviendas”, existía otro campo que era el de “Los Ladrillos” que también solía albergar encuentros improvisados. La verdad es que ahora me doy cuenta de que enton-ces no hacía falta teléfono móvil para quedar pues con estar presente podías jugar. Pero, por encima de todos esos campos, se ha-llaba uno del que podríamos decir que tenía más solera; me estoy refiriendo al “Campo de la Esta-ción”. Aquel era el campo más grande de Aguilas con diferencia, y con el tiempo supe que allí se disputaron importantes partidos con o contra los in-gleses, calando rápidamente la afición en Águilas y escribiendo una página de oro de la historia de ese

Ede los setenta, en la que me tocó vivir mi Ede los setenta, en la que me tocó vivir mi Einfancia, el fútbol era, no ya el deporte Einfancia, el fútbol era, no ya el deporte Erey, sino que podríamos decir el único Erey, sino que podríamos decir el único Edeporte que se practicaba en Aguilas. Las Edeporte que se practicaba en Aguilas. Las Erazones son varias pero, principalmente, serían

la consabida afición que ha distinguido a nuestro pueblo desde que los ingleses

desembarcaran en nuestra costa, de un lado, y, de otro, la innegable fa

cilidad para su práctica: un campo, dos piedras por cada portería, una pelota y unos contra otros. Del modo expuesto, se celebraban partidos de fútbol en cualquier sitio en el que hubiera un espacio suficiente para denominarlo “campo”, término muy adecuado si tenemos en cuenta que sencillamente se trataba de eso, aunque no podemos olvidar los memorables partidos que

se echaban en la Playa de Poniente, sobretodo en los meses de

mayo y junio, y en los de septiembre y octubre cuando los veraneantes se

marchaban de Aguilas; a veces incluso con persecución policial que terminaba con

Gutié

rrez

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El fútbol de mi infancia en ÁguilasLuis García Albarracín

deporte que de la que los aguileños nos sentimos orgullosos.En ese campo, por razones de cercanía, cada ve-rano jugábamos contra los que cariñosamente llamábamos “Los Chulicos de Madrid”, que venían de temporada estival a Las Delicias, entre los que recuerdo a Rafa Guzmán, Alberto Ors, Manolín Bue-no, y algún que otro lorquino también veraneante del “Complejo”, como los hermanos Paco y Pepe Castiñeira, o Miguel Angel Blesa. La verdad es que con el factor campo a nuestro favor y el equipo que llevábamos (Alejandro Bayona y su primo Alex Ló-pez, Francis Lillo, Juan Mari, José Carlos Belmonte, Lorenzo Martínez, Jaime Llorca, Eduardo Cas, Pe-dro Luis, yo mismo y algún otro que no recuerdo), solíamos ganar por goleada. Espero que no se mo-lesten por este comentario pues mantenemos con ellos una sincera y entrañable amistad.En esa época en la que el bueno de Manolo Cañas, el de la Farmacia, preparaba unos completísimos

botiquines para el Águilas, en la que ni existían los “cracks”, ni nadie sabía lo que era un “had trick”, ni existía la “Champion” sino la “Copa de Europa”, so-líamos “echar pie” para hacer los equipos teniendo cuidado de que ninguno llevara “la ganga” por ha-ber escogido mejor. Algunos sabían “marrear” muy bien, otros daban “punterazos” al “balón de regla-mento” (sólo a veces, porque habitualmente era de “badana”), y los más fuertes chutaban “barrenazos” que, si te pillaban, te dejaban un sello en la piel. De las botas, mejor olvidarse. Llegaron cuando ya ha-bíamos roto unos cuantos “tenis”, ahora por cierto llamados “zapatillas”.La mejor característica que recuerdo de esos partidos era que todo el que acudía jugaba sin tener en cuenta su mayor o menor aptitud con el balón, aunque, eso sí, cuando “echábamos pie” (que siempre terminaba diciendo “monta y cabe”), los primeros que se escogían eran aqué-llos que más destacaban por su habilidad ba-

lompédica, pero hasta el último que hubiera solía jugar el partido.Algunos años más tarde y a iniciativa del inolvida-ble y querido Carlos López, “Carlitos el Catalán”, comenzaron a organizarse en Águilas torneos de fútbol infantil, nada menos que en el Campo de El Rubial, entonces de tierra, en la que participaron numerosos equipos, de entre los que recuerdo por su especial calidad al “SHELL”, patrocinado por Ra-fael López, y del que formaban parte los mejores jugadores de esa categoría, entre los que no puedo dejar de nombrar a Pepe Cárceles, al que, por cier-to, siempre he considerado el deportista más com-pleto que ha dado Águilas, porque jugaba a todo tipo de deportes y, además, lo hacía realmente bien. Tales recuerdos nos acompañarán siempre bajo nuestra particular visión de la propia experiencia vivida porque, como dice Gabriel García Márquez,“La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla.”

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Eugenio Noel en Águilas

RAMÓN JIMÉNEZ MADRID(Catedrático de Literatura)

Tanto en esta misma revista de verano como en los cuatro tomos de Mirando al mar, he ido dejando noticia con anteriori-dad de la presencia de Águilas en la obra de celebrados escritores de la posguerra

como Juan Goytisolo, Vázquez Montalbán, Antonio Prieto, Juan Pedro Quiñonero, Eliodoro Puche, Artu-ro Pérez-Reverte, Berta Manzanares, Pedro Cobos y algún neoclásico como Antonio José Navarro. Y pretendo ahora de modo sucinto, porque las reglas lo imponen, dar cuenta de la presencia de Águilas en la obra de Eugenio Noel (Madrid 1885-1936), un personaje relevante en los años veinte, bien conocido en los medios artísticos, venida a menos hoy en día su figura pese a los intentos de algunos estudiosos por revitalizarla.Conviene decir que Eugenio Noel fue un artista singular, novelista (Las siete Cucas), y ensayista en Castillos de España, Señoritos chulos, fenómenos, gitanos y flamencos, Semana Santa en Sevilla, Es-paña, nervio a nervio, un escritor de novelas cortas ( El rey se divierte, La novela de un toro, Los frailes de San Benito tienen una vez hambre, Alma de san-ta) y sobre todo de numerosos artículos para ga-narse la vida, difícil tarea siempre en el campo de la escritura salvo para algunos pocos. Pero sobre todo hemos de seguir su huella en los dos tomos de su Diario -publicados póstumamente en 1962 y 1968-, que es donde dejó constancia de su andadura por zonas murcianas como Yecla, Cartagena, Murcia, Archena, Beniaján, Lorca, etc., apenas silueteadas mientras que se detuvo en nuestra población con auténtico interés estético, incluso lírico, como ten-dremos ocasión de mencionar.En Eugenio Noel se concentran algunos factores que lo hacen interesante desde el punto de vista literario y muy especialmente desde su audaz cam-paña de predicar en España en los años veinte con-tra los toros y el flamenquismo, en un país, dicho sea de paso, castizo y gobernado por la vara blanda de Primo de Rivera. Eso hizo que le llevara por to-das las aldeas, pueblos y ciudades de España en un afán de extender su apostolado laico y rebelde

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por toda la piel de toro, ganándose en algunas po-blaciones las difíciles lentejas familiares, mientras padecía penalidades de todo tipo en algunas otras. Un personaje divertido y trágico que se tomaba a pecho las realidades españolas en un momento cercano a las tribus africanas, lejos de la Europa que había visitado. Eugenio Noel es por encima de todo un peregrino bohemio que es capaz de pasar hambre una noche, porque no tiene qué comer, y jugarse al día siguiente toda una fortuna a la lotería. Un personaje que refleja en sus testimonios lances comprometidos, amores sublimes hacia su mujer, la cubana Amancia, enfermedades de sus hijos, su condición viajera -estuvo en la guerra de África y dejó tal testimonio de ella que hubo de pasar por el penal- por países europeos y americanos, su preocupación, heredada de Joaquín Costa, por el atraso de España y su rebeldía que casi siempre le acompañó en su azaroso peregrinar por las tierras de España. Y dio conferencias en el Casino y en el Círculo de Artes y Mercantil -cada asistente abonaba lo que consideraba oportuno o lo que pudiera- y bien pudo detenerse en Águilas en donde recorrió su puerto, visitó la farola y la escollera, el Hornillo, sus calas y alrededores y dejó constancia en sus escritos de dulces emociones que han sido omitidas de otras muchas ciudades por donde pasaba, no sabemos si porque no les interesaba o porque Águilas le caló hondo. Pronto, en las notas que le dedica a la ciudad, supo pronto darse cuenta de la actualidad minera y espartera de Águilas, del ingenio de los niños aguileños para pescar con pulpos minerales del fondo del mar, de la iglesia y del castillo, pero supo indagar incluso en la historia del pueblo:

“Si os tomarais la molestia de preguntar el secre-to de la fundación de Águilas, y su necesidad, os enseñarán las vecinas sierras. Piedra a piedra la ciudad ha surgido, y piedra a piedra la ciudad se vacía en la panza de los barcos extranjeros”. Como nos visitó en un abril caluroso, siente que estamos en agosto, y le parece negativo el trazado del puerto del que dice que es un auténtico dispara-te, reproduce el habla autóctona con la típica defor-mación, menciona las curiosas orejas de fraile, pero ante la contemplación de la naturaleza marinera el alma del escritor se inflama: “Altas montañas cercan la ciudad. Me distrae ob-servar el color de las tierras, sus formas, sus pers-pectivas, sus relieves poderosos como músculos de titanes...Vuelvo sobre mis pasos. Quiero visitar aquella loma habitada, aprovechar el tiempo. En-venena el alma la contemplación pura, pictórica; sensiblemente el paisaje pasa a ser un estado de alma y el espíritu que tanto trabaja y tanto sufre, se abandona a la dulzura mortal… Subo loma arriba y, conforme subo, el paisaje adquiere una amplitud desmesurada y una belleza grave. Humean las chi-meneas de estas cavernas abiertas en la tierra -se refiere a las antiguas cuevas- ...”Y las cuestas del Fraile y, entre colinas, la chimenea de una fundición de azogue, el ferrocarril del muelle del Hornillo, con un viaducto cuyos arcos destacan atrevidos en el brusco relieve de los peñascos; la venta del Colorín; las oficinas de las minas de Vacares, el anfiteatro inmenso de montañas en cuya contemplación el alma sobrecogida de estupor no puede darse cuen-ta de su origen ni de su sistema ni describirlos. Son como líneas sucesivas de colinas que van eleván-dose gradualmente hasta cerrar el horizonte con

una sierra dentada, brava, azul por las distancias”. Y si bien en algunos pasajes menciona los ma-les sagrados de la patria, poco a poco el prosaico Eugenio Noel, aquel que habla de las duras con-diciones del escritor, se va transformando por los efectos del paisaje, la contemplación de la belleza y la llegada del benigno atardecer: “Me he sentado en las rocas. Parece ser que se levanta un viento fresco del nordeste, y el mar se inquieta un poco: ignoro cuánto tiempo he estado viendo por ver, mirando por mirar. El lugar es tan bello, solitario y amable, que la vida se momifica; no hay deseos de volver a la ciudad. El sol se ocul-ta. Los juegos del crepúsculo son en este fiordo de Noruega, en este dulce estuario, encantadores. La resaca murmura; el viento, también el alma habla, yo escucho, A veces me inquieto demasiado, pien-so en lo mucho que sufro, en que mis energías no vuelven convertidas en provecho propio; en mi so-ledad. Pero todo eso, ¿qué importa ?... Lo sustan-cial es vivir, aprender, mirar. Águilas me ha oído con entusiasmo. Vuelvo de nuevo a la ciudad y es un encanto ver de nuevo las cosas con nuevos colores, con nuevos delirios. Los barcos tienen encendidas sus luces de posición en las vergas, los faluchos pesqueros también se han iluminado; la luna sale por el cabo Tiñoso y los faroles de la ciudad prome-ten una noche de paz”. Queda claro que para un hombre que en el día anterior había pensado en el suicidio, recibió en Águilas una buena inyección de moral. La contem-plación del paisaje, la armonía de la naturaleza y la buena acogida que le dieron los paisanos, hizo que siempre fuera un placer para Eugenio Noel volver a la tierra aguileña.

por toda la piel de toro, ganándose en algunas po

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Comercios de ÁguilasSalvador Montalbán Rodríguez

Esta vez vamos a hablar de los comercios de Águilas, de lo que nos acordemos de ello, vamos. De los comercios, las tiendas y los tenderos. Muchas veces, el ahora lla-mado consumidor sólo se fija en la tienda

y en su aspecto; antes se conocía más al tendero, a la persona que estaba al frente del establecimiento. Podía ser más o menos simpático, pero siempre re-presentaba un recurso, un medio cercano de abas-tecer al ciudadano, bien de productos en general o de alguna especialidad concreta. Algunos esta-blecimientos eran de oferta diversa, como “La Re-gia”, que se anunciaba como “Calzados, Muebles y Sombrerería”, o más específicos, en los que la evi-dencia del nombre te lo decía todo, prescindiendo del apellido del dueño, como “El alpargate grande”, que estaba en la esquina de la calle Floridablan-ca con el Placetón, como la mayoría recordaréis.

Salva Belmonte

Otros indicaban que ya estaban muchos años en el pueblo, sirviendo al aguileño, como “El siglo”, en la Glorieta. Como ejemplo, la tienda de Paco Fran-co era como el híper de la época, con dos plantas llenas de electrodomésticos y tornillos, motos y ne-veras, radios y motores marinos; hasta que llegó la de Bartolo Montalbán, con cinco plantas llenas de muebles. Un lujo para el pueblo, decían. Sí hombre, al lado del taller del “Cales, lavados y engrases a presión”. Poco más allá, en la acera de enfrente de la calle Rey Carlos III estaba: la tienda de Askar, la consulta del “culista”, la casa de los Marines, el Juzgado del pueblo, la fábrica de sifones del Mano-lo, la pensión Jorquera, la posada de San Antonio, el Emiliano y, enfrente, una tienda de confecciones “Raimunda, géneros de punto y novedades”, la de “los cueveros ” , que el pueblo, guasón e irreverente llamaba la tienda del “sinco metros de sinta asul”,

al parecer porque el tendero era de Cartagena. Si-guiendo, estaba la oficina de Teléfonos, donde aún las dos hermanas-solteras-operadoras nos conec-taban con gruesas clavijas unos aguileños a otros. Al lado estaba la peluquería de señoras de Teresa (la de “Magritas”). Poco más allá, en la esquina del actual banco vasco, estaba la tienda de Eduardo Cas, algo así como Modas Marvic, con lo último de París, y que tenía sucursales en la Glorieta y la calle Castelar. Más allá, aún en Rey Carlos III, te quita-bas las penas en “Los Candiles”, o te pelabas en la barbería junto al colegio “La Virgen Niña” , de doña Amalia; y Aznar, que ocupaba la esquina actual del edificio del mismo nombre. También andaba por allí la sastrería de Ramón Martínez Ródenas (el sastre nuevo) en la acera de enfrente, donde después ha estado “el Pitodo”. Cerca andaba también la tien-da de “Las pelis”, llamada Trébol oficialmente. Por allí cerca, la primera tienda de Alarcón, papelería e imprenta, donde ahora está Cajamurcia. Y también una droguería, la del señor Juanito. En la Plaza de España, la librería y quiosco de prensa de la Anica, que recorrió desde el actual “Helados Mys” (antes Sociedad de Cazadores) hasta el lado opuesto de la Glorieta, junto a la mercería de las Hitas y después junto a la confitería de Diego; posteriormente, su hijo, el Manolo de los periódicos, estableció visita obligada a diario, por el ídem para casi todo el pue-blo. Al lado del Diego, el de la confitería, la tienda de Casa Lillo, en la esquina de la Glorieta con Castelar que ofrecía Philips y Kelvinator para el pueblo. Y al lado de la iglesia, que sigue allí, la “Perfumería de Hita”. Justo enfrente estaba la ferretería del “Mateo de las Barbas”, con todo tipo de tornillos y púas en altísimas estanterías de madera vieja, al lado del Bar Alhambra, donde recogíamos chapinetas los zaga-les de la calle. Más a la esquina estaba “La verdad”, con una amplia oferta de cosas pequeñas, por lo que recuerdo; luego se pasó a la calle Balart, donde estaba “Muebles La Regia”, pionero de los muebles en Águilas, cerca del taller de motos Salas. Enfrente de los Candiles estaba la zapatería de la “Viuda de Soto”, más tarde llamada “Hija de Viuda de Soto”; en la esquina opuesta estaba el mencionado Gran Bazar de Aznar, frente a la tienda de ultramarinos del Azafranero, típica donde las haya. Cerca anda-ba “Florenciano, sastrería y pañería”. Por la calle Isabel la Católica estaba también “Casa Aullón” , “Maribel Aullón, mercería” y “Aullón Radio”, cerca de la tienda de Ginés Navarro, que ofrecía panade-ría y calzados de fantasía. En la esquina siguiente estaba una enorme tienda de confecciones con es-

Comercios de ÁguilasComercios de Águilas

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tanterías llenas de rollos de tela para confección, con un mostrador de madera y un señor muy serio que lo controlaba todo desde un rincón, sí hombre, al entrar a la izquierda. Y el señor Pereira siempre atento y elegante con su público, mayoritariamente femenino. A continuación, estaba la tienda de Mo-rales, también de ropa y confección. Y al fondo de la calle Isabel la Católica estaba la tienda del Perula, comestibles finos, que competía en calidad alimen-taria con don Paco Grima, en la esquina de la Glorieta con Sagasta. Al lado del Perula andaba Antonio, un hermano que vendía televisores Kolster, equipados con transistores. En la misma acera de Isabel la Ca-tólica estaba el Hotel Rojas. Hace posiblemente más años que éstas que recuerdo estaba la tienda que trajo los primeros electrodomésticos de Águilas, en la esquina de Rey Carlos con Avenida del Caudillo, un enorme espacio con arcadas de obra lleno de tele-visores y máquinas de coser. Propiedad de un señor con perras y un Jaguar llamado don Arturo Solano, que urbanizó Terreros.Un comercio en el que, el que esto suscribe, apren-dió mucho del sector servicios, que se dice ahora eufemísticamente, fue el del “Gasero”, concre-tamente en el de Salvador Belmonte, que se nos acaba de ir. Ese hombre era la alegría y la amabili-dad unidas para trabajar y sobre todo para disfrutar haciéndolo. Es cierto que varios miembros de la familia Belmonte fueron comerciantes en Águilas, pero Salvador era especial. De pequeño, aún en

edad ilegal para trabajar, mis padres me enviaron a aprender con él una temporada. Aquello fue como le dijo Rick al capitán Renault : “el comienzo de una gran amistad”. Creo que nunca he disfrutado tanto trabajando. Aquello era arrimar el hombro pero estar todo el día riendo con sus cosas, con las bromas a los clientes, en época de pocas ale-grías económicas, como la vez en que a una señora que le pidió 5 pesetas de jamón, le soltó que podía acercarse y chupar el cuchillo. O la vez que me aseguró, muy formal, que tal clienta había muerto; cuando apareció al día siguiente, el susto fue de órdago. Era época en que el colmado o la tienda de ultramarinos tenía un mostrador de madera vieja con una encimera de mármol blanco, mordisquea-do por golpes y cortes de años de uso. Estaba, lo recordaréis algunos, en la calle Conde de Aranda, justo al lado de la panadería de su hermano Pedrín, el Gasero ( y “la Sacramentos”). El arroz, el azúcar, las habichuelas se servían a granel en cartuchos de papel de estraza, que se compraba por res-mas. Las sardinas se envolvían en el mismo papel, así que como tardaras en sacarlas del cartucho, se quedaban sin grasa y sin sal. Existía, como en todos los colmados, el fiado, el pago a plazos, po-pularmente conocido por el sistema de “a la púa”. La mujer de la casa necesitaba dar de comer a su familia a diario, pero su hombre cobraba a final de la semana o del mes, y la púa lo soportaba todo. La ropa, los enseres de la casa, el ajuar, todo era a

la púa. Todos nos conocíamos y era difícil que “te la metieran” porque les ibas a ver la cara el resto de año. Al final, resulta que hemos revisado sola-mente la Glorieta y un par de calles adyacentes, las que mejor conocía un servidor pero, como quedar, quedan un capazo, que decimos los de más abajo de la Cuesta-Juan-Rabal.

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Memoria de un hermanamiento

José Mª HernándezPresidente del Centro Aguileño de Montcada i Reixac

En octubre de 2001 el Ayuntamiento de Montcada i Reixac publica en el diario La Veu su intención de hacer un homenaje a todos los aguileños residentes en esta población. Tras varias reuniones a las que

asistieron un numeroso grupo de aguileños se acor-dó nombrar una comisión para contactar conjunta-mente con el Consistorio montcadense y el Ayunta-miento de Águilas, para así estrechar los lazos que desde antiguo unían a los dos municipios. Los primeros contactos se iniciaron con una visita de varias autoridades y componentes de la comisión de Aguileños de Montcada a nuestro amado pueblo. El fruto de este primer encuentro fue el pre-acuerdo de Hermanamiento entre ambas poblaciones.Los actos oficiales de Hermanamiento tuvieron lugar, el primero, en Montcada i Reixac el día 2 de noviem-bre del 2002, y como resultado de estos encuentros se funda el Centro Aguileño de Montcada i Reixac, que bajo la presidencia de D. Pedro Martínez García,

se inaugura el día 9 de junio de 2002, coincidiendo con el día de la Comunidad Autónoma de Murcia. A dicha inauguración asisten gran cantidad de agui-leños, así como autoridades locales y destacados miembros de la Generalitat de Cataluña.Los actos de formalización del Hermanamiento, en Águilas, se llevaron a cabo el día 23 de agosto de 2003, sellándose así un acuerdo entre poblaciones unidas desde muchos años atrás por sus lazos familiares.A partir de esa fuerte unión entre ambas poblaciones, el Centro Aguileño de Montcada i Reixac se siente aún más obligado a fortalecer esos vínculos y orienta sus actividades para dar a conocer Águilas a las personas que no la conocen, con muestras de sus costumbres, su gastronomía, sus playas y sus gentes.Ejemplo de estas actividades son:Exposiciones de Pintores AguileñosArtesaníaFotografía, entre las que destacan las dedica-das a paisajes Aguileños, al nuevo Castillo de San

Juan de las Aguilas, la construcción naval, an-tigua y moderna, industria importante dentro de la vida aguileña durante muchos años de la que ha vivido gran parte de la población de nuestro pueblo.Gracias a las ayudas que recibimos de nuestros socios, amigos y colaboradores podemos mante-ner estas actividades que seguimos haciendo año tras año, como la celebración del día de Águilas en Montcada, el día de Montcada en Águilas, el día de la Comunidad de Murcia y otras más.Debemos dar las gracias, sobre todo a nuestros socios, la mayoria aguileños, a la Comunidad de Murcia, de la que somos sus representantes oficialmente, como Casa Regional de Murcia en Montcada i Reixac, al Ayuntamiento de Montcada, al Ayuntamiento de Águilas y a las demás per-sonas que con su presencia en nuestro Centro hacen posible la continuidad de nuestras activi-dades.

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Mis estudios en ÁguilasVicente Frápolli Bayona (09-11-1931)

En mi ya larga vida he pasado pocos años en Águilas pero fueron los mejores y por eso puedo decir que soy aguileño, lo ten-go a gala, incluso me duele Águilas, y no solo por haber nacido y haberme criado

aquí, sino porque objetivamente me gusta y creo que, entre las muchas que conozco, no hay otra ciudad que reúna sus cualidades. A mí, por poner un ejemplo, me sirve para cargar las pilas recorrer el Paseo de Parra en una de esas noches en que hace “calma chicha” y está todo iluminado, incluso el castillo. Podría citar muchos otros.Desde siempre he querido colaborar en la revista, pero no ha sido hasta hoy que me he decidido a hacerlo. Tengo muchos recuerdos que creo que pu-dieran ser interesantes para el lector, especialmen-te para los ya entrados en años, como es mi caso. Hoy me referiré a mi época de estudiante. ¡Qué diferencia con la actual! Las primeras letras me las enseñó mi abuelo, Eugenio Viseras Alcaraz, así que cuando llegué al primer colegio, el de Madame en la

Cuesta del Caño, ya leía con soltura. Eso debió ser en 1939, recién terminada la contienda. Después estuve algunos años, pocos, en el colegio de Don Joaquín Tendero, donde ahora está El Pimiento, en cuya clase –solo había una- coincidíamos alumnos de todas las edades. Recuerdo una frase: “Naciste adoquín y te has criado baldosa”, que solía dedicar Don Joaquín a alguno de los menos estudiosos y qué contaros de los “palmetazos” que daba. Uno de mis compañeros, Eulogio de nombre, los recibía casi todos los días hasta el extremo de que casi siempre traía las manos untadas con “ajo porro”, con lo que dolía menos, por si acaso. De allí pasé a prepararme para el bachillerato con Don Ginés Mula, al que recuerdo con especial cariño, con el que se-guí hasta que lo terminé. Don Ginés había estudiado “para cura” y se hizo maestro, pero estaba separado de la profesión por haber servido como teniente en el ejército republicano. No tuvo más remedio que dar clases particulares para subsistir. Se dedicaba fun-damentalmente a las letras, aunque a mí, quitando

un par de años, me enseñó de todo. El bachiller de entonces constaba de ingreso, siete años y reválida, o examen de estado. En Águilas no había entonces instituto sino que nos matriculábamos en el de Lor-ca, el Ibáñez Martín, y estudiábamos en Águilas con dispensa de escolaridad. Al finalizar el curso, sobre el día 20 de mayo, íbamos a Lorca y en una mañana nos examinábamos oralmente de todas las asigna-turas. Éramos muy pocos los que tuvimos la suerte de poder estudiar en aquella época y en aquellas circunstancias. En mi curso fuimos solo cinco, y creo que fue uno de los más numerosos. Al terminar el último curso en el instituto (mayo 1948), su director, Don José Ibáñez, tuvo la deferencia de acompañar-nos hasta la salida y despedirnos oficialmente. Esta efeméride fue recogida por el diario La Verdad con la foto que ilustra este artículo y en la que aparecen, de arriba abajo y de izquierda a derecha, Francisco Mu-ñoz García (conocido como Muñoz Baldrich), Camilo Zaragoza Ruano, Maruja Arcas Ruano, un servidor y Encarna Grima Díaz.

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Estatua ecuestre de Carlos III que estaba proyectada para ser colocada en la Plaza Mayor (de D. Carlos III), que nunca se llevó a cabo.

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Un ilustrado y reformista visita Águilas en sus comienzos en la primavera de 1789

Luis Díaz Martínez, Cronista oficial de Águilas, Miembro correspondiente de la Real Academia

de Alfonso X El sabio de Murcia.

D. Antonio José Navarro, abad de la Colegiata de Baza, nacido en Lubrin (Almería) en 1739, fue uno de los ilustrados y naturalistas más famo-sos de su tiempo en nuestro entorno

del Sureste español. Desde el año 1780 ya era amigo de D. Antonio de Robles Vives , pues eran afines a la Botánica y al mundo científico de su época. Ambos ilustrados se encontraron en Ma-drid en la casa de este último en su residencia de la calle Puente de Segovia, en donde el clérigo conoció a Floridablanca, primer ministro del rey Carlos III. Corría el año 1784. El Conde, conocien-do los conocimientos del canónigo en asuntos en ciencias naturales, le encomendó el trabajo sobre la fauna y la flora de los reinos de Granada y de Murcia. Con ahínco el reverendo Navarro se puso manos a la obra coincidiendo con la labor de Ro-bles Vives como delegado regio de los riegos y pantanos del campo de Lorca y repoblación del puerto de las Águilas. Por este motivo, ambos ilustrados mantuvieron una correspondencia muy amplia, y parte de dichas cartas se conservan en el Archivo Municipal de Lorca. Como aguileños y amantes de nuestro pasado, nos interesan las epístolas referentes a nuestro pueblo natal que en aquellos años de finales del reinado de Carlos III comenzaba su andadura como incipiente po-blado, dirigida su repoblación por el mencionado Consejero de Hacienda y Superintendente real D. Antonio de Robles Vives y Alarcón. Con este el canónigo Navarro se entrevistó en su casa cam-pesina del Molino del Consejero en la primavera de 1789. Allí en el plácido paraje pasaron unas jornadas inolvidables los dos ilustrados, pudien-do admirar nuestro clérigo la biblioteca particular de su amigo Robles consagrada a la Agricultura y Física y demás ciencias naturales, tan experto su dueño en estas materias. Sabemos por su tes-tamento que parte de esta colección, junto con preciosos grabados relacionado con la fauna y flora mediterránea, se hallaban en su domicilio de

Águilas, en la calle del conde de Aranda, esquina con la Plaza Mayor, hoy Glorieta de España. Al fallecer Robles , víctima de la rotura del panta-no de Puentes a principios de abril de 1802, fue a parar esta valiosa colección a su apoderado Jaime Morenilla, por ser su acreedor en diez mil reales de vellón. Bien se aprovechó Morenilla de la ausencia de su “amo” durante su destierro de cinco años en la ciudad de Albacete cuando cayó en desgracia en septiembre de 1792 su cuñado el conde de Floridablanca.La estancia del Abad Navarro no pudo ser más lisonjera en la finca del comisionado regio, pues lo más distinguido de la ciudad de Lorca, junto con el cabildo colegial de San Patricio, encabezado por su abad, D. Manuel de Robles Vives, compar-tirían deliciosas veladas sobre temas de lo divino y lo humano. Y no faltaría lo relacionado con los riegos de los campos de Lorca y la repoblación del puerto de las Águilas, que llevaba cuatro años en pleno desarrollo. Este particular era una de las preocupaciones del superintendente Robles, que por encargo del propio Rey lo había tomado con tanta ilusión que con frecuencia se desplazaba a la costa para inspeccionar él mismo la marcha de las obras del entonces paraje abandonado de la Marina de Águilas. Así lo testimonia la numerosa correspondencia que sostuvo con su cuñado Floridablanca, y la fuerza combativa que tuvo que sostener contra aquellos que se oponían al fomento y desarrollo del nue-vo poblado.Por recomendación del propio Robles, el mismo canónigo de Baza tuvo que tomar el camino hacia el incipiente casco urbano aguileño con el fin de dar un informe sobre el estado en que se encon-traba la repoblación de la

marina aguileña, y el dictamen que podía obtener sobre los recientes descubrimientos de las termas romanas halladas recientemente.Cuando Navarro llegó al lugar de su destino, ya se había construido la conducción del agua potable desde Tébar, y se estaba terminando el camino real a través de la empinada cuesta del Grajo. Según los censos de aquel año el vecindario con-taba con ciento cincuenta moradores en su casco urbano, conservando algunas zanjas abiertas para la construcción de futuras casas y almacenes se-gún el plano ordenado por el conde de Aranda durante su visita al castillo de san Juan en Junio de 1765.Antes de llegar a las inmediaciones del caserío, el reverendo Navarro se siente entusiasmado “ante lo mucho que hay que escribir de estas cosas” cuando contempla desde un altozano “algunas balsas de fábrica romana”, y se admira ante el espectáculo del horizonte marino que baña sus costas.Sin pérdida de tiempo el viajero naturalista se de-dica a observar y a estudiar la fauna del litoral quedando asombrado de la variedad de peces

primavera de 1789

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El edificio de la izquierda corresponde al sitio de las Termas, descubiertas en 1788. Su propietario fue el Abad de la Colegiata de Lorca, D. Manuel de Robles Vives.68

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que puebla sus orillas. Destaca los edificios de la Real Aduana y la suntuosa Posada Real que “es grande, cómoda y no le falta provisiones “.Del informe del Abad Navarro podemos deducir que el principal objetivo de su visita era elaborar un escrito sobre el descubrimiento de las termas romanas en la calle medio levantada por aquellas fechas del Rey Don Carlos. Dicha comunicación se conserva en la carta número ocho que el reli-gioso le escribe a su amigo Robles que se hallaba en toda la faena de la construcción de los panta-nos de Lorca. El reputado naturalista redacta un exhaustivo informe que sirve de documento a su amigo Robles para escribir un extenso memorial sobre las citadas termas a su cuñado y primer ministro el conde de Floridablanca.

Es el Deán de la colegiata de Baza quien comisio-nado por el Superintendente Robles es el que le-vanta los planos de las termas halladas, así como parte del resto de los principales edificios de la antigua Roma descubiertos en las inmediaciones del establecimiento termal. Le dice a su amigo Robles, que como “no es facultativo disculpe sus yerros pues solo intento con estos dibujos dar una idea de estas ruinas”. Esos dibujos se han per-dido, pero no el correspondiente a la planta de las termas que de sus trazos originales realizados por el mismo D. José Aº Navarro, más tarde un profesional completó el plano que se halla en el Archivo Histórico de Madrid, y que ha sido publi-cado en varias ocasiones. El mismo Robles Vives se interesó por los hallazgos y personalmente diri-

gió las excavaciones para que no se perdieran los vestigios hallados ocultos por el paso de los si-glos. Así lo hace notar el ilustrado religioso cuando comenta: “Algunos trozos de arquitectura romana dieron ocasión al Sr. Robles para que mandase desenterrarlos , y levantar la mayor parte del te-rreno, descubriendo los trozos de un edificio de ciento cincuenta palmos de largo y diez y ocho de ancho, que desde luego se conoció ser termas”. Es Navarro el que deduce que las termas podrían encontrarse en la antigua Urci, aunque no lo da por seguro, cosa que Robles lo da por hecho en su escrito a Floridablanca, quedando reflejada dicha información en la lápida de mármol que más tarde se fijó en la casa que fue construida por su propie-tario el Abad de San Patricio de Lorca, D. Manuel de Robles Vives. Esta afirmación de la situación urcitana en el puerto de las Águilas, motivó una serie de discusiones en los eruditos de entonces provenientes de las tierras almerienses que la si-tuaba en Pechina, o en el barrio de El Chuche. El debate subió de tono cuando el prestigioso deán de Baza se decantó por nuestro solar natal que echaba por tierra todos los postulados de sus co-legas andaluces que los califica de “fabuladores”, pues estos escritores que no salen de sus gabi-netes cometen muchos errores geográficos, pues sus aserciones absolutas no están de acuerdo con la referencia de los antiguos geógrafos que seña-lan las coordenadas de la antigua Urci”. Las opiniones enfrentadas sobre la ubicación de la antigua ciudad bastetana de Urci, siguió su curso después de la muerte de D. Antonio José Nava-rro acaecida en 1797. Su antiguo compañero del cabildo colegial de Baza, Don Manuel José Zen-teno, enterado de la existencia de una inscripción grabada en una lápida de mármol escrita por el extinto Deán, en la que se afirmaba la situación de Urci en la marina de las Águilas, escribe a su cura párroco D. José López Padilla que le envíe li-teralmente la leyenda contenida en dicho rótulo. El reverendo López Padilla, no solo hace el encargo solicitado, sino que informa al magistral baste-tano Zenteno que dicha lápida se encuentra en un rincón de la escribanía de la nueva población, prometiéndole al mismo tiempo que el mismo Don José se encargaría de colocarla en la misma casa del abad D. Manuel de Robles, lugar del hallazgo de las consabidas termas. Así fue, y gracias a las gestiones del entonces cura de Águilas, genera-ciones de aguileños hemos contemplado esa ins-cripción marmórea en el sitio donde fue colocada. No es descabellado afirmar que si no interviene el cura encargado de la ermita de Águilas en la colocación de dicha lápida en su sitio de origen, en 1806, se hubiera perdido para la posteridad. Un dato más conocido para nuestra propia satis-facción en nuestra historia local.Libros consultados: • Ilustración y Reformismo en la Obra de Antonio

José Navarro. Abad de Baza. Autor Antonio Guillén Gómez- Instituto de Estudios Almerienses, 1997.

• Águilas en los vaivenes de la historia.- Autor: Luis Díaz Martínez, 1991.

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La puerta de Lorca en los años 60

Ricardo Asensio Gálvez.

La Puerta de Lorca, ese lugar emblemático de entrada a Águilas, confluencia de las calles Carretera de Lorca (hoy Dr. Luis Prie-to), Avda. del Generalísimo (hoy Avda. Juan Carlos I) y Onésimo Redondo (hoy Dr. Luis

Prieto). Era costumbre que en las tardes de domingo, de los meses de verano, las parejas pasearan por la ca-rretera hasta llegar a la Rambla del Charco, bajo la refrescante sombra de los grandes eucaliptos que había a ambos lados de la carretera, a la vez que compraban para su consumo, durante el paseo, las sabrosas lechugas que se cosechan en los banca-les de la huerta de “Juanito” adyacentes a la carre-tera y que eran cultivadas de forma ecológica sin la utilización de abono químico alguno, sólo regadas con agua del pozo existente en la finca.

En el tramo de calle que va desde la Puerta de Lor-ca hasta el Caño de los Arcos se celebraba el Car-naval. No era un Carnaval de desfiles y grandes ca-rrozas como el de hoy, aunque sí que había grupos de murgas, estando entre las más importantes las organizadas por los empleados de Renfe y por los músicos de la Banda Municipal, además de muchas máscaras individuales y por parejas que divertían a todos los aguileños. Cierro los ojos y mi mente me transporta a mis años de niñez en los que los zagales de la “Puerta de Lorca” jugábamos en la calle sin el peligro de que nos pudiera atropellar un coche, ya que en esos años apenas si había coches en Águilas, sólo algún turismo que otro y unos pocos camiones. Empezando por el Caño de los Arcos nos encon-tramos con la fuente pública, de hierro fundido, de

tres caños, y situada en el centro de la calle, donde todos los vecinos íbamos a llenar nuestros cántaros de agua. Habían aguadores profesiones; unos lleva-ban el agua en cántaros y otros en tinas de madera de 100 litros, entre los que se encontraban “Benito el de la Tina” y “El Tío Mateo”. Siguiendo la calle, dirección Puerta de Lorca, a la derecha estaba la tienda y panadería de “El Pare-des”, en la casa siguiente vivía Bartolo “El Carnice-ro”, y justo al lado la Iglesia del Carmen, cuyo pá-rroco era don Francisco Martínez Zapata, persona muy querida y apreciada por todos sus feligreses. En la acera de enfrente estaba la barbería de “El Gibao”; siguiendo por esa acera y con dirección a la Puerta de Lorca había una fábrica de losas preten-sadas. A continuación la panadería de “Mariquita la del Pan”, en la que además de amasar un riquísimo

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pan, también se elaboraba una deliciosa bollería, que atendía la Sra. Mariquita, su hija y su nuera. Más adelante la tienda de comestibles de Felipe “El Picolo” que hacía esquina con la calle López Ayala, y que estaba atendida por su mujer Isabel, su hijo Juanito y por el propio Felipe. Era muy frecuente ver a las clientas en la tienda con una libreta en la mano, de las que usábamos en el colegio, y es que el tendero cuando terminaba de despachar y sumaba el importe de los distin-tos artículos que le había suministrado, además de apuntar dicho importe en la libreta que llevaba la clienta, sacaba un libro de gran grosor, tipo dieta-rio, donde en cada una de las hojas tenia puesto el nombre de una de sus clientas y en el que iba anotando todo lo que compraban durante el mes, ya que la mayoría de los maridos trabajaban en la RENFE y cobraban por meses, así que todos los primeros días de mes saldaban la cuenta del mes anterior. Las esposas de los hiladores y demás trabajadores del esparto, así como las esposas de albañiles, mecánicos, etc., saldaban sus cuentas, con el tendero, por semanas que era ésta la moda-lidad de cobro en esas industrias. En la misma acera y en la otra esquina con la calle López Ayala estaba la barbería del maestro Alfonso Piñero en la que también trabajaba su hijo Juan. Lindando con la barbería y haciendo esquina con la actual calle de Juan Carlos I, antes Avda. del Gene-ralísimo, estaba la tienda de comestibles de “Pepe de Rita”, en la que atendían a los clientes la Sra. Rita y su marido Pepe Cárceles, que también tenía en esa misma calle y en la acera de enfrente un almacén donde se despachaba toda clase de piensos y cebada, trigo, maíz, pata-tas, harina de cebada, etc.; lindando con el almacén tenía su estan-co la Sra. Lola, a la que le ayudaba en las ventas

de tabaco y sellos de correos su hijo Juan. En el mismo estanco, y en otra dependencia contigua, tenía su taller de prótesis dentales Pepe “El Sopas”, el otro hijo de la Sra. Lola, y al otro lado del alma-cén, y haciendo esquina con la calle Juan Carlos I, vivía y tenía su carnicería la Sra. Rosario. En la calle Ovalo, paralela a la calle Luís Prieto esta-ba la panadería de Asensio, y un poco más adelante y haciendo esquina con la calle López Ayala (tam-bién conocida como la calle del Gato) se encontra-ba la Posada de Anica “La Posaera”. En la esquina de la Avda. Juan Carlos I con calle Luís Prieto o Carretera de Lorca estaba la posada de Miguel Cárceles, un edificio con un patio muy grande y una gran puerta de madera de dos ho-jas, a calle Juan Carlos I, para la entrada de ca-rruajes. Los sábados, en la Puerta de Lorca, había una especie de mercadillo donde los agri-cultores traían los productos que cosechaban para su venta. La mercancía era transportada desde los distintos cortijos del campo hasta Águilas en carros tirados por mulas y en burros cargados con sus “aguaeras”. También había otro mercado, los sábados, en la Rambla de Garriga, hoy calle Julián Her-nán-

dez Zaragoza, donde se trataba con toda clase de animales, como mulas, burros, caballos, cabras, borregos, gallinas, etc., siendo el único contra-to que firmaban el vendedor y el comprador, casi siempre asistidos por los buenos oficios de un in-termediario, un fuerte apretón manos. En los bajos del edificio de la posada estaba el Bar de Miguel, llamado más tarde Bar Deportivo, que atendían el propio Miguel y sus hijos Antonio y Juan, grandes forofos del Barcelona C.F. Al igual que ocurre hoy, los bares, en los meses de verano, montaban mesas en la calle y en la posada se mon-taban en el patio. Era muy curiosa la manera que los clientes utilizaban para llamar al camarero y no era otra que levantar los brazos y hacer palmas con las manos, a lo que el camarero respondía “ya voy”. Frente a la entrada de la posada y haciendo esqui-na con la calle Marti, tenía su almacén Francisco

López Martínez, también conocido como “Paco de Rosario” y que se dedicaba a la venta a granel de harina de cebada, cebada, maíz, patatas, etc.; entre el almacén de “Paco de Rosario” y la carnicería de Ro-

sario (madre de Paco), estaba el local de los herma-nos Peñalver donde se vendía leña. En esa misma calle de Juan Carlos I y haciendo esquina con la calle Balsa estaba la tienda de comestibles de “Gi-nés el Francés”, así llamada porque su propietario, Ginés Pernías, había sido emigrante en Francia y, en el faldón del toldo que tenía en la fachada de la tienda se podía leer “ICI ON PARLE FRANÇAIS”. En esa misma acera y también haciendo esquina con la calle Balsa estaba la tienda de Jerónimo Cárce-les. En la acera de enfrente tenía el “Maestro Corro” un taller de chapa. El “Bolicas” tenía el quiosco en la Carretera de Lor-ca, adosado a la fachada de la Posada de Miguel, y que atendía, tanto el propio Lorenzo como su es-

posa Concha, y adonde los zagales íbamos

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a comprar pipas, cacahuetes, garbanzos “torraos”, chufas, caramelos “saci” y los mayores tabaco. Lo-renzo “El Bolicas” era conocido en toda la población por el exquisito limón granizado, que elaboraba de forma totalmente artesanal. Junto a “El Bolicas” tenía su taller de reparación de motos Hilario Gris; un poco más adelante estaba la carpintería del maestro Miguel “El Guinea” en la que trabajaban también sus hijos Gabriel, Antonio y Alfonso. Junto a la carpintería estaba el taller de bicicletas de Pedro, que pintaba las bicicletas con brocha y los adornos se los hacía con un pincel muy fino. Otras veces las pintaba usando, a modo de pistola de pintar, el aparato que se utilizaba, en esos años, en las casas para echar el insecticida (Cruz Verde) pulverizado para matar las moscas. Al lado del taller de bicicletas estaba el almacén de esparto de los Garrigas que tenía en la puerta y empotrada en el suelo una enorme báscula para pesar camiones. En el interior del almacén, había una prensa donde se confeccionaban las balas de esparto que después eran transportadas, en carros tirados por mulas, hasta el puerto, donde eran em-barcadas en los vapores para su traslado a Inglate-rra, donde se utilizaba para la fabricación del papel. En la otra acera y junto a la Puerta de Lorca estaba la posada de Ginesa, negocio familiar que era aten-dido por la Sra. Ginesa y sus hijos María, Antonio, Juan y Ginesa, En la planta baja del edificio estaba el bar, el comedor, la cocina y los dormitorios y en la planta alta había habitaciones que se alquilaban. En esa misma acera y un poco más adelante es-taba el lavador, un solar muy grande donde los chiquillos íbamos a jugar a la pelota, así llamado porque anteriormente ese lugar era una gran balsa de agua donde las mujeres iban a lavar la ropa.

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Villa de ÁguilasEl cielo sembrado de estrellas,Hacen a la noche más galana,La luna plateada alegre danza,Sobre la bonita villa de Águilas.

Ya nace la nueva albada,El ruiseñor canta melosas baladas,Luce el sol en esta bonita mañanaY el reloj de la vida sus horas marca.

La imagen de tan lindas calas,Se quedó prendida en mi mirada,Sus aguas iluminan la más oscura alma,Y el reloj de la vida sus horas marca.

Camina pueblo aguileño, camina sin temores,No halla pena mis lágrimas en los corazones,Toda tú eres gloria diamantada,Y el reloj de la vida sus horas marca.

Respiro de tu aroma, ¡OH! Águilas amada,La reluciente luz de tus gentes me iluminan,Notas musicales son tus alboradas,Y el reloj de la vida sus horas marca.

El cielo sembrado de estrellas,Hacen a la noche más galana,La luna plateada alegre danzaSobre la bonita villa de Águilas.

Dorita Gómez

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Mi vista favoritaJuan Fernández López

La última de mis excursiones al Monte de las Águilas, la realicé cuando estuve en Águilas a mediados de Noviembre de 2010.

Situado en lo más alto de la cumbre, para reponerme de la fatiga del camino y librarme del fresco levante que corría a esa hora de la tarde, fui a cobijarme sobre la base de la cara de poniente del torreón de nuestro castillo, tomando por asiento el paño liso de una dura roca que me sirvió de dosel.

Cuando desde mi atalaya llenaba mis pulmones con el aire fresco que me llegaba del mar, y me reponía del esfuerzo que tuve que realizar en la subida, el calor que durante el día habían acumulado los ra-yos del sol incidiendo sobre la inmensa pared, y los que todavía seguía recibiendo de forma leve, me

hizo recobrar el ánimo y contribuyó a que mi estan-cia en aquel lugar resultara agradable y placentera.

La tarde iba avanzando, apenas quedaba una hora de luz solar, lo suficiente para que desde allí pudie-ra ver la cascada de espuma blanca que producían las olas al formarse sobre el horizonte.

Pero, además de las olas que agitadas por el viento iban a estrellarse sobre el acantilado, la luz de la tarde me permitió contemplar el escenario natural que ofrecían las maravillosas calas de arena blanca que brillaban en todo su esplendor, extendiéndose a lo largo de toda la costa de poniente hasta donde la vista alcanzaba a descubrir sobre el horizonte, las formaciones rocosas de las montañas que es-trechamente en pliegues avanzan y vienen a refres-carse en el mar.

Me resisto a pensar que existan muchos

lugares donde la naturaleza hable con una voz tan entrañable, con un acento tan humano, como lo hace en esta singular porción del Arco Medi-terráneo, en torno al pueblo de Águilas. Es aquí, en esta emoción del paisaje, donde determina el hombre el sosiego de la nostalgia que eleva el nivel de su espíritu. Esa suavidad del paisaje, y el perfil característico de la región, se convierten en gran-deza impresionante cuando el mar con su blanca espuma se acerca a la playa, resaltando la belleza de sus calas. Ya quedó atrás aquella villa pescadora y veraniega, rodeada de pequeños caseríos blancos y dispersos entre los azules infinitos del paisaje de su prodigio-sa situación natural; convertida hoy en una ciudad moderna, animada y populosa, conocida -sobre todo- por su riqueza de luz y calor, y por la atracción de su deslumbradora belleza panorámica, el pueblo de Águilas es realmente fascinante, algo así como lo que decimos muchos aguileños: “El pueblo de Águilas es el rincón del Arco Mediterráneo donde la primavera se quedó para siempre”.

Cuando decidí levantarme de mi duro asiento, con la intención de elevar la vista hacia el frente, antes de abandonar aquel lugar bañado por el sol en triste me-lancolía donde la calma que reinaba momentos antes se veía alterada por el rumor de las olas que chocaban sobre el acantilado y el murmullo de la brisa que se

unía al incesante silbo de las gaviotas que sobre-volaban el monte buscando sus nidos, tuve que permanecer de pie, mientras contemplaba el maravilloso espectáculo que ofrecía la naturaleza

a esa hora del crepúsculo. En ese momento, el haz de luz que reflejaba el sol -ya traspuesto- incidien-do sobre las crestas de las montañas destacaba

sus relieves sobre el horizonte, mezclando a la vez las luces y las sombras, con los diferentes colores,

grises y anaranjados de las nubes que, al refle-jarse sobre el plateado mar, se transformaba en una soberbia bóveda de fuego, indefinible por

su belleza.

Mientras meditaba sobre la grandeza de aquel momento, como aguileño que vive largo tiempo fuera de su pueblo año-rando su singular belleza, sentí

la necesidad de expresar desde allí el modo de responder a los que en lo sucesivo me pre-

gunten por mi tierra:

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“Soy de un pueblo de la playadel Sureste de Españade belleza sin igualque grava su propia imagenen la Enseña Nacional.

Es Águilas la tierra míaparaíso junto al marlugar tranquilo y serenoremanso de luz y paz.

Allí la naturalezapresidida por el solprodujo una función doble:

Unió belleza con pazpara con ellas crearun pueblo de gente noble.

Si subes hacia el castilloy miras hacia el peñón (“del roncaor”)ves la costa de ponienteque forma un bello rincón.

Y en esas tardes de otoñoque el mar conserva su calmalos rayos del sol proyectanvivo color en sus aguas.

Y allá por el horizonte bajo el gris de las montañasse divisa la silueta de algo que engrandece el alma:

Se divisa la Isla NegraCala Cristal y la Chapala Carolina en el centroofrece sus bellas calas:

cala una, cala otra,Calarreonas son ambas.

La Cueva de las Palomasforma la bella ensenadaque termina en la HerraduraMatalentisco y la Rambla.

Costa de las grandes calasde arenas blancas y finasqué agradable es refrescarseen tus aguas cristalinas.

Si miras hacia levanteposada en este gran marverás la hermosa bahíaque es clara como el cristal

Y derrama en su riberaagua para refrescaral visitante que llegay a los que son del lugar.

Pero el blasón principalque ensalza la Gran Bahíaes algo que al pueblo daprestigio y soberanía.

Es el Águilas Imperialque allá frente a Cala Fríaposada en su pedestalcontempla la mar bravía.

Si sigues más a levanteeste hermoso litoralte ofrece cosas tan bellasque no podrás olvidar:

Verás la isla del Fraileque como fiel centinelade fortaleza o castillolibra del fiero levantea la Bahía del Hornillo.

Más al fondo la ensenadatoma su forma de hozy se torna engalanadacon la presencia de Copey la Playa del Arroz.

Y entre bancos de algas y arena fina encontrarás esa playa,que los aguileños llaman:“Playa de Calabardina”

Si prefieres ver el pueblole encontrarás simetría;

verás sus sencillas callesque sin lujo de detallesse dan cita en la bahía.

En su singular glorieta,poblada de bellas flores:

Se da el jazmín, la violeta,el geranio y la azucena,la dalia y el crisantemo,la rosa y la hierbabuena.

Y luego, al caer la tarde,

de lejos se ven llegarbandadas de gorrionesque se disputan las ramasdonde poder pernoctar.

Y en su fugaz tremolina,

forman tan bella comparsa que más que cantar pareceque un homenaje se ofrecea su pato de la balsa.

El amor que el aguileñosiente por su Patria Chicalo siente desde la cuna

Y aunque se marche a otras tierras como la suya ninguna

Por eso, cuando a un aguileñoque vive fuera, le preguntan por su tierra, todoufano contesta sin vacilar:

“Soy de un pueblo de la playadel Sureste de Españade belleza sin igual,que grava su propia imagen, en la Enseña Nacional.

F. M

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Caminar y soñarHe recorrido de mi tierra sus senderosandando por barrancos, montes y laderasrepletos de tomillos y romerostransitando por caminos y veredas.

Sus rincones y sus llanos y florecidoscontemplando de tan cerca su bellezasiento mi corazón tan conmovidoque en el paraíso no se ve tan grandeza.

He subido de sus montes a la cimaviendo en la distancia la ciudad de mis amoresdonde se goza de un hermoso climacomo si estuvieras en un bello jardín de flores.

Se divisan sus hermosas calas y sus playascon sus nítidas aguas transparentessuperando a todas vayas donde vayasni las imaginarías tan preciosas en tu mente.

Si eres extranjero o forastero y deseas contemplar este bello paisaje,visita Águilas y ten siempre presenteque nunca perderás ese viajeni en otra parte verás tanta belleza frente a frente.

Aquí nací, y de mi tierra siento tal orgulloy tanto la venero hasta en mi sueñoque siempre mientras viva seré suyopues me siento honrado de decir ¡SOY AGUILEÑO!

Manuel Pereira Torregrosa

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Juan

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Paseo de tarde otoñalPascualina. M. León

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Sentada en el paseo de Parra, con el mar de Levante de frente, que se pierde en el ho-rizonte reflejando una belleza natural.A la derecha el faro y el Castillo y a la iz-quierda la Aguilica (Orgullo de los Aguileños).

Por su geografía costera, ambas forman un cierre natural que custodian la Ciudad de Águilas. Ciudad estratégica para muchas ci-vilizaciones, que invadían sus costas, pero en ocasiones inalcanzable por su defensa.Ciudad multicultural heredado por el asedio a que fue sometida.Por eso Águilas hoy es orgullo para sus ha-bitantes.Hospitalaria y acogedora, donde diferentes ra-zas, credos, y culturas conviven y son acogi-dos sin distinción de clases, dando a la Ciudad de Águilas nombre de cosmopolita.

En sus colegios, se ve esa diversidad y plu-ralidad del buen entendimiento y convivencia que hay entre los niños. Algo muy a tener en cuenta ya que ellos son nuestro futuro no muy lejano.

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(Fragmento resumido del capítulo II de mi libro fa-miliar e inédito “Mis recuerdos”)

Volvamos a lo que son mis recuerdos directos, recién cumplidos los cinco años e instalados definitivamente en la calle del Reloj (1936).Situemos la casa de mi abuelo y el en-

torno por el que nos movimos durante este periodo. La fachada principal da a la calle Conde de Aranda. La salida posterior, por un patio, da a la calle de Becerra o de Los Carros. Adyacentes son la calle de Roma, hoy Joaquín Tendero, y la conocida como Cuesta del Caño.

Solo para lectores de 80 años, o así

Bartolomé Muñoz Marín

Calle del Reloj en mi recuerdo. Desde la Glo-rieta, en la acera de la derecha, recuerdo: En la esquina, la casa de los Santamaría. Esta casa tenía un especial atractivo por va-rias razones además de la cordialidad de sus habitantes. En el bajo estaba el denominado Centro (sanitario), lugar donde, hasta algu-nos años después de terminada la guerra, se curaba a la chiquillería, más o menos de mi quinta, de las heridas en la cabeza produci-das en las guerrillas que se hacían normal-mente en el castillo a pedrada limpia. Tam-bién en el bajo, en una de las habitaciones interiores según se entraba a la derecha, ha-

bía, en una urna, una cabeza momificada, po-siblemente de una mujer india por las negras trenzas que tenía, y que Paco Santamaría nos enseñaba misteriosamente a la luz de un me-chero para darle más emoción a la visita. En la terraza había una jaula con monos y otro de cola prensil (esto lo aprendí después) con una larga cadena saltando por los hierros del “tambanillo” y se decía de un águila que don Alejandro dejaba suelta, pero con un pequeño candado en el pico para que volviera a comer a la casa. Yo no recuerdo haberla visto. Di-cho esto creo que seguiré añadiendo algún recuerdo ligado a cada una de estas casas.

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La casa de las hermanas Gabarrón. De enton-ces recuerdo a doña Carmen. Hubo un episo-dio muy celebrado relativo a esta casa porque uno de los monos de don Alejandro se esca-pó de su jaula y estuvo deambulando varios días por los tejados de la manzana, como diré después, y comiéndose, con gran regocijo por mi parte, los tallos tiernos del jazminero del patio del abuelo. Una mañana creo que se oye-ron unos gritos despavoridos porque se introdujo en la casa de estas señoras y allí fue capturado por don Alejandro. Alguien se encerró en una ha-bitación y lo que no recuerdo es si encerraron al mono para avisar al doctor Santamaría, o si fueron las hermanas Gabarrón las que se encerraron en una habitación huyendo del simio.En la misma casa, pero en el piso de abajo vivía la familia Hernández Ramos o al menos allí tenía su consulta como dentista el entonces para mí don Jesús. Es muy raro que no recuerde también allí a su hermana Conchita, porque era muy guapa. La consulta sí que la recuerdo porque don Jesús me terminó de sacar un diente que medio me arranqué de un fuerte golpe jugando con un aro. A esa casa iba también una mujer, me parece que Isabel, que tenía un hijo, creo que Andrés, con el que yo jugaba al rehueso (la taba) en el portón.La casa de don Sebastián Fernández estaba a continuación. De ella recuerdo a una muchacha (la conocíamos por María la gorda) que siempre me decía que la Luna me iba a comer; una escalera muy cómoda de subir y a Tatán que tocaba el piano.Dejo la casa del abuelo para después, y de la con-tigua, no recuerdo nada en este periodo; los re-cuerdos de ella son posteriores a la guerra, cuando volvió de Madrid el primo Pepe López, y no sé si estaba ya en el bajo la pequeña tienda de Elisa, creo que parienta de los Ruisimón,A continuación vivía Ginés Llorca que nos contaba historias sentados por las noches en la puerta. Su hijo Juan era el que estaba más cerca de mi edad aunque algo mayor.En la casa de los Matranes vivían en el bajo los Ruisimón, con sus máquinas de coser marca Sin-ger, y en la que hace esquina, en el bajo, la familia de Lorenzo Rubio con sus hijos Loren y Mili. En el primer piso vivían el futuro tío Antonio Castellar y su hermana Isabel, la que nos invitaba a veces a comer a Marta y a mí. Recuerdo un plato de cocido chapado y caldoso que sabía a gloria. En el segun-do piso vivían los Matrán con los que jugábamos a diario. Pilar como de la edad de Marta y Celia como de la mía. Roberto algo mayor y don José, que con su bondad y simpatía, siempre nos recibía con el mayor agrado.Pasada la calle de Roma, en la segunda casa vivía Mari Carmen Alarcón, muy guapa, también de nues-tra edad, a la que le decíamos amigablemente Betty Boop, creo que por el peinado y su pelo negro, negro.En la casa de doña Tomasita quiero recordar que vi-vía también una chica muy delicada llamada Araceli.Después Perico Caravaca y creo que Antonio Sánchez el abogado con un hermano o cuñado ferroviario muy corpulento que decían que canta-

ba (Pedro el fundidor) y de por allí quiero también recordar vagamente a Paco Lastre. Y ya, de la si-guiente manzana, en esta época, solo recuerdo el horno del Gasero.

De la acera de enfrente no recuerdo nada en la es-quina de la Glorieta, pero a continuación había un establecimiento muy interesante. Era de alguien de los García Lázaro y recuerdo unas pequeñas cajas con letras para imprenta, pero lo más importante era que vendían varias cosas de gran interés para nosotros. Los pocos efectivos en metálico que de vez en cuando repelábamos mi hermana y yo, eran empleados rápidamente en aquel establecimiento, y principalmente después en el periodo inmediato de posguerra. Yo, para mis juegos, me compraba unos soldadicos de plomo color plomo sin ninguna otra pintura ni adorno y mi hermana prefería unos cuentos de una colección que se llamaba “Maruji-ta”. Los cromos los vendían en pequeños paneles unidos unos con otros con una reducida tira de lo mismo pero fácilmente separables. Eran de muy buena calidad y muy bonitos. Los recuerdo de ma-riposas, de flores y de figuras. A continuación estaba la casa de los Lloret, don Manuel, y después la del tío Pepe Muñoz y de la tía Margarita Calero. Esta casa saldrá después por ser la de los abuelos del primo José Luís y vivienda también, en el segundo piso, de la tía Angelita Glo-ver y el tío Pedro Calero, médico de la localidad con don Alejandro Santamaría y sus hijos, don Enrique Martínez y don Félix Belzunce (me suena el nombre de Guerrero). En los bajos de la casa vivían Jaime Llorca (Jaimito, aficionado a la caza con galgos) y sus hijos y re-cuerdo a Paca Llorca cosiendo tras los cristales. Al otro lado del portal, creo, la lotería de Pepe y Bartolo (los de la lotería, claro), y la casa contigua era de los Baldó; pero lo que más recuerdo de aquella casa era que en el bajo había un marmolista que nos daba pequeñas chapas de mármol para jugar a la rayuela. Justamente enfrente de la casa del abuelo estaba la de doña Estefanía, famosa comadrona, de solo un piso y el bajo. También vivía allí Gertrudis “la Cana” y tengo una idea muy vaga de unas chicas muy delgadas. Después recuerdo unos soldados que cantaban. Creo que alguien comentó que por-que se iban al frente.Al lado, no sé si ya en la guerra y seguro después de ella, vivía uno de los Torneros con sus hijos, uno Antonio de mi edad y otro más pequeño llamado “el Caracolillo” por su pelo ensortijado.La casa de los Rostanes, con mis amigos Juanito y Martín, la posada de Luis el de los coches y en la esquina la casa y tienda de Antonio Es-trada. Recuerdo a Antonio padre, pequeño de estatura, con una gorra y pelo blanco. De aquel matrimonio y de Esperanza guardo un agradable recuerdo. Los niños tienen sensibilidad para oler o captar el afecto o al menos la cordialidad de las personas que te rodean (como he dicho anterior-mente de don José Matrán). Al volver la esquina con calle Quintana (entonces conocida como del

correo) vivían Josi Fuster y su hermana Josefi-na. La esquina de enfrente tenía una pequeña ventana a esta calle del correo y creo que era la casa de la Tárraga. La zapatería del Tárraga estaba en la otra esquina de la misma manzana a calle de Lara, y en medio la casa de los otros abuelos del primo José Luís don Gabriel Jiménez y doña Teresa, con doña Prudencia la bisabuela y Mariquita y también con Juana; a esta casa me referiré después por ser muy frecuentada por mí. La casa de mi siempre amiga Jacinta Jiménez y su hermano Roberto, de la cuadrilla del primo Antonio Marín, que hacía unas magnificas cons-trucciones de aquellas de recortables, habilidad que a mí me admiraba.De la calle ya solo recuerdo en aquel periodo un ta-ller o garaje (luego supe que el de Juan Muñoz) y la primera noticia que tuve de lo que era una moto, montada por alguno de los Cales corriendo la calle a lo que entonces era para nosotros “toda velocidad”.

He dejado para el final la calle de Becerra o de los Carros por ser la más usada para los juegos diurnos al dar a la parte de atrás de la casa del abuelo. En la acera de enfrente esquina a la Cuesta del Caño estaba la casa de los Quiñoneros y al lado vivían Ginesito y René (no sé si ya durante la guerra, o después). Luego los hermanos Pepe y Conchi-ta Parra; a continuación como un patio con puer-ta y la casa en que vivía Catalina Navarro, en el primer piso, y en el bajo nuestros buenos amigos y magníficas personas Julián Navarro, maquinista de RENFE, casado con Dolores. Los hijos Julián, Guillermo, Juanito, de mi edad, y en guerra nació Maruja. Aquella casa la transitamos mucho. Juanito fue con la mayor frecuencia mi compañero de jue-gos y también Pepe Parra. A continuación vivían dos chicas como nosotros. Creo que eran Cati y Mariana. Me suena como de un hojalatero. Jugábamos en un gran patio con jau-lones contiguo a su casa, junto a una casa vieja y de planta baja del llamado “Tío Conejo”. En la es-quina, con entrada por la calle Roma, vivían los her-manos García Hernández, que jugaban al ajedrez. En la otra esquina de la Cuesta del Caño estaba la casa de los Navarro, luego unos almacenes o pare-tas hasta la parte trasera de la casa del abuelo y a continuación la casa de Pedrín Navarro (el Meloco-tón), también compañero de juegos. En la esquina vivía un carabinero con un hijo más pequeño que yo, o al menos más menudo, que le decíamos “el gallico sin plumas”.

Los juegos de tarde-noche se hacían en las casas o entre las esquinas de la calle del Reloj con las de Roma y Quintana. Los jugábamos indistintamente chicos y chicas y eran por nuestra corta edad natu-ralmente muy infantiles. Además del descubrimiento de los gusanos de seda que comprábamos a Piedad Alarcón y que alimentábamos con hojas de morera de la noria de la Roja (donde yo tenía enchufe porque era de la tía Alicia Glover), jugábamos a la rayuela y a los cro-84

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mos como he dicho; a pillar, a las cuatro esquinas, a la pavana zaravía, al “te chocolate y café” con una pelota tirándola contra la pared, a las palmetadas, al carrete de la madeja, al alpargate tate (¿chiocote correa?), etc.Estos juegos, que parecen “chuminosos”, contras-taban, como después explicaré, con las bandas y las guerrillas.En la calle de los carros pertenecí a dos bandas. La primera fue una banda de “caganidos”, es decir, de los más pequeños, y mixta. Por algún sitio he dicho la especialidad que tiene Águilas, que ya en el año 31 me trajo al mundo una aguileña doctora en medicina (doña Angelita Santamaría), y el primer capitán de banda que yo tuve también era una mu-jer llamada Luisa Egea, que saltaba muy bien con la comba lo que decíamos “dubles”. Algunas otras chicas nos surtían de piedras como podían y hacía-mos la guerrilla en la esquina de la calle de Roma. Como está en cuesta nosotros dominábamos a los de la calle Quintana, que se ponían abajo en la es-quina de Matrán, pero los de la calle Espartero nos dominaban a nosotros. Así jugábamos entretenidos con estas escaramuzas. La otra banda estaba capitaneada por Pepe Na-varro, que le decíamos “el Breva” y Miguel Millán. Yo era bastante menor y para entrar en ella, como prueba de valor, había que tirarse de una alta “pa-reta”, como decíamos, en un solar por encima de la escuela de don Joaquín Tendero y robar una caña

en la huerta de Manuela para taladrarla en la parte más gruesa, ponerle una brida de cordel y cabalgar en ella ya como uno más de la banda.En la Cuesta del Caño estaba la escuela de Madam, donde yo aprendí a leer, y fue también una calle muy propicia para nuestros juegos. Estaba adoqui-nada y era divertido orinar en la parte alta para que el orín se deslizara por la junta de los adoquines y ver cuál llegaba más lejos. Posteriormente allí jugábamos a la pelota, con pelota de trapo, con los hermanos García Lázaro, Pascual, Hilario y no recuerdo si ya estaba Pepe, centrando y chutando contra la puerta de cochera de los Santamaría, donde guardaban y reparaban las motos, a lo que eran muy aficionados, principal-mente Juan y Paco. También acudía a veces Paco el Curro, que era de la cuadrilla de Pascual y amigo. Vivía en el entrante conocido como cocherón de la Curra, hoy callejón de El Emiliano. Pero esto ya pertenece al capítulo de la posguerra, al igual que las tablas con ruedas de cojinetes de bolillos para deslizarte por la cuesta preguntando previamente a voces si venía alguien; y la referen-cia a una mujer, creo que Anica, que vendía empa-nadas con una cesta de aquellas rígidas con dos ta-pas una a cada lado del asa, y el recuerdo del horno donde se cocían los amasijos caseros, las toñas de pascua y, en su tiempo, las numerosas “llandas” de boniatos que salían de las casas al caer la tarde… Continuará (¿?).

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Ya sé que hay cosas que no pudieron ser y sin embargo fueron. Sé que fue-ron porque las tengo grabadas en mi interior con la claridad con que sólo los hechos reales se presentan. Y por

ello me veo obligada a defender su identidad con el mismo entusiasmo que si su veracidad estuviera probada. A esta realidad vigente sólo en mi interior con ab-soluta certeza pertenece, entre otras que ya mis lectores conocen sobre la localización del Cielo y del Infierno, aquella que se refiere a mi memoria infantil sobre Pinito de Oro.Entonces los circos que venían a Águilas se ins-talaban en el Placetón. Y allí estuvo el suyo: Gran Circo Segura. Lo recuerdo tan perfectamente que me resulta sorprendente, sobre todo después de saber por mi familia desde hace años que yo nunca estuve en él. Nadie me llevó porque yo era dema-siado pequeña y me acostaban temprano. Y, sin embargo, allí estaba Pinito volando en el trapecio de aquí para allá como un ser etéreo que rompiera con la ley de la gravedad. Y cada noche, cuando me acostaban, la veía desde mi cama subir y bajar por la escala de cuerda para hacer piruetas increíbles allí arriba, en lo más alto, en la cúspide de lona donde su figura era la de un ángel que tocaba el cielo con la punta de sus alas.Y aún llegan a mí con perfecta nitidez los comenta-rios de mi alrededor, el asombro de cualquiera que la hubiese visto actuar, el alboroto que se armó en

Pinito de OroCarmen Arcas Ruano

el pueblo ante la venida de aquel circo que traía una trapecista casi adolescente y tan excepcional que no había de aparecer otra capaz de hacerle sombra ni antes ni después de ella hasta el día de hoy. Y allí estaba yo bien arropada en mi alcoba pero viéndola sobrevolar el público del circo, el pueblo, el mundo con su figura menuda instalada en mis sueños y su melena morena ondeando en la noche. Es verdad que yo no llegué a ver a Pinito de Oro, ¡pero cómo la contemplé en mis quimeras!Un viento de asombro recorría el pueblo. Era una maravilla verla actuar: su delicadeza, su elegancia y también su valor. Aquella muchachita dejaba cada noche al público suspendido de sus vuelos, de sus giros, de las variadísimas figuras que ejecutaba… a veinte o treinta metros del suelo. Y no sabía lo que era el miedo. ¡Ni siquiera pensaba en él! Años más tarde así se lo confesaría a la prensa: -¿Usted cree que, si yo tuviera el miedo en cuen-ta, podría subir al trapecio? Y no lo tenía. Eso era evidente. Ni siquiera lo tuvo cuando algún tiempo después se fue al suelo porque trabajaba sin red en una de sus actuaciones en Laredo. Todo el mundo temió por su vida mientras estuvo más de una se-mana en coma porque se había producido una le-sión cerebral. Y, no obstante, volvió poco más tarde a subir de nuevo a aquel trapecio que era la cata-pulta de su vida. Tuvo dos caídas más, gravísimas, y sin embargo volvió siempre. Sus acrobacias increíbles sobrevolaron el tejido de mis fantasías infantiles. Yo veía su figura en escena

envuelta en una capa de satén verde tal como me habían dicho que se mostraba al salir. Y cuando se desprendía de ella al pie de la escala, tras recoger los primeros aplausos, su figura menuda y elástica era la de un ser tocado por la gracia. Alguien contó delante de mí que en sus actuacio-nes Pinito vestía un mallot blanco y brillante, de escote agudo hasta la cintura y sisas bien acen-tuadas en las perneras. Un atuendo exiguo para los ojos pacatos de la época que veían indecencias por todas partes. Su cuerpo estaba hecho de delicadeza y energía y, desde el momento en que asía el trapecio y se fundía con él en el aire, aquella muchacha era una pluma que la brisa nocturna impulsaba. Y así, alada y misteriosa, la fotografió D. José Matrán. El pueblo entero pasó por el escaparate de su estudio para contemplar aquella foto. Era preciosa. Poco después, con dieciocho años, tendría lugar su viaje a América, su contrato para Hollywood donde rodó “El mayor espectáculo” del mundo compartiendo estrellato con Gina Lollobrigida, Burt Lancaster, etc., bajo la dirección de Cecil B. de Mille y por fin llegaría a obtener el gran Premio Mundial del Trapecio. Todo eso estaba ya a la vuelta de la esquina pero ella aún no sabía que la gloria en grado superlativo la esperaba. Así que seguía saliendo cada noche a la pista a cumplir su destino sencillo y grandioso de mantener en vilo los cinco sentidos de los especta-dores mientras ella actuaba en un pueblo a orillas

Juan

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Pinito de OroPinito de OroPinito de Oro

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del Mediterráneo.Hace poco yo he estado en Las Palmas de Gran Canaria y me ha llamado la atención una estatua de Pinito de Oro en un lugar hermoso de una plaza. Luego he sabido que ella nació allí y que su padre, al morir en un accidente su hermana mayor, que era la que subía al trapecio, echó mano de ella para sustituirla pero sin muchas esperanzas de éxito. ¡Poco sospechó el futuro que le aguardaba! Tam-bién fue su padre quien le dio el nombre artístico de Pinito de Oro por las dunas doradas de Guanar-teme, el barrio en que la niña había nacido. Ella se llama Cristina.Y después de ese viaje han ido surgiendo en mí las memorias de aquellos días en que Pinito es-tuvo en Águilas con el circo y pobló mis fantasías. Y como las evocaciones llegan atraídas unas por otras como las cerezas, así han ido llegando a mí las sensaciones de aquel tiempo. Y me he sorpren-dido de hasta qué punto realidad e imaginación han llegado a fusionarse para mí en torno a la figura de esta artista que tanto revuelo levantó en este pue-blo allá por los finales de mil novecientos cuarenta. Pero mis recuerdos de Pinito de Oro en aquellos momentos aún se sumergen, si cabe, en una rea-lidad más entreverada de ficción que lo expuesto hasta aquí.Sé que una mañana temprano, la tata Rosa volvió de comprar en la plaza contando algo increíble que, a su vez, le acababan de contar: alguien había roto el cristal del escaparate y la foto de Pinito había sido robada. Yo me cogí de la mano de Rosa porque tuve el pál-pito de que ella iba a ir a ver el estropicio. Y allá nos fuimos, pasada la Glorieta, calle del Reloj adelante hasta donde ya desde lejos se veía un grupo de gen-te curioseando el lugar.Era una vitrina pequeña, sobre la pared, a la altura de la cabeza de una persona. En efecto el cristal apare-cía estallado y con un boquete como si lo hubieran golpeado con una piedra o con otro objeto contun-dente. La gente echaba cábalas sobre quién y cómo hubiera alguien podido hacer aquello. Ningún vecino había oído nada y fueron los primeros transeúntes del amanecer los que alertaron del hecho.Era natural que la artista tuviera muchos admirado-res y también lo era que alguno de ellos estuviera tan entusiasmado y fuera tan vehemente que llevara su apasionamiento hasta el extremo de robar la foto. Se barajaron los nombres de diferentes sospechosos. Pero en mi fantasía quedó la suposición más nove-lesca de cuantas oí: un muchacho, que solía montar a caballo, quebró con la espuela el cristal del escapa-rate y se hizo con la foto de su enamorada. Sólo las luces mortecinas de las farolas iluminarían su fuga en mitad de la noche. Y tal versión popular corres-pondía a un muchacho al que yo había visto más de una vez caracolear realmente por las calles en un caballo blanco. Poco a poco los murmullos del pueblo se fueron acallando y nadie llegó a saber con certeza la ver-dad. Hoy, tantos años después, vienen aquellos hechos a mi memoria con la tierna música de los recuerdos.

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Siempre que voy a Águilas miro la calle Sagasta donde estaba mi escuela; ya no está ese edificio, ahora hay uno nuevo pero la imagen está muy presente en mí. Fueron unos años inolvidables al lado

de mi tutora que fue una mujer inteligente y buena. Tengo muchos recuerdos de esos años, cosas que no se olvidan; al contrario, me gusta recordarlos. En el aseo era muy estricta, le gustaban las niñas bien peinadas, manos limpias, uni-forme blanco y lo revisaba todos los dias. La lección la teníamos que saber de memoria, mi ma-dre ya se preocupaba de que la supiéramos cada día, ella también  había sido alumna suya. En una ocasión había una pregunta muy larga, nadie la sabía,  a mí me preguntó: ¿Tú tampoco la sabes? Yo tampoco -le conteste-, y nos dijo unas palabras que siem-pre recuerdo: «Los niños de mi escuela son tontos de capirote; no se saben la lección, inteligencia sin brote». Luego nos llevó a su casa nos puso a cada una en una escalón del interior de su vivienda a es-tudiarla. Ahora 50 años después esa pregunta, «El principio de Arquimedes», nunca se me ha olvidado. Los trabajos que hacíamos para el Día de la Madre nos llevaba a su casa para ter mi nar los, plancharlos y presentarlos.Las excursiones eran fantásticas: a la Casi-ca Verde o a su finca en el Cocón. Lo pasá-bamos estupendamente, jugando y cantando. Una vez comentó que fue a Murcia para pedir una beca para una alumna que fue una de las mejores de toda su carrera, pero el padre no la dejó estudiar

Recuerdos de mi escuelaAna Guerrero Campos (“Anitica”)

porque  decía que se quedaría calva. Esa alumna era mi madre y tenía razón al decir que era muy lista. Unos años dieron a las escuelas, queso, mantequi-lla y leche en polvo para las alumnas cuando bajá-bamos al recreo que era en la Glorieta. Ponía una olla grandísima y se tiraba todo el rato removiendo para que la leche no tuviese grumos. A mí el que-so y la mantequilla me gustaban pero en la leche siempre encontraba algún grumo. Mi nieta Julia siempre que pasamos por el árbol centenario en-frente de los helados, me dice: “Este es el árbol que se ha hecho tan grande por la leche que le diste?”. De este curso salió mi pandilla y algunas más de las escuelas nuevas, que es como se lla-maba entonces ese colegio, y aunque nos ve-mos poco, seremos amigas para siempre. Unos años más tarde, cuando me iba a ca-ás tarde, cuando me iba a ca-s tarde, cuando me iba a ca-sar la profesora se enteró y fue a verme a la iglesia y en el altar me dijo unas palabras que las llevaré en mi corazón para siempre.   Hay tantas cosas que recordar, como rezar en el Ángelus a las 12 del mediodia, poner la ban-dera en el balcón, cantar el himno de España. Escribíamos las cosas importantes de cada día, hacíamos los dibujos de las fiestas más impor-tantes, navidad, reyes, etc. Siempre me pregun-té dónde habrán ido a parar todos esos diarios. Cuando oigo decir que antiguamente los profesores pegaban, castigaban, siento rabia porque nunca vi nada de eso; al contrario, era mucha educación la que recibíamos. Admiro a los profesores de ahora porque se les ha perdido el respeto y el tratamiento. Desde aquí quiero agradecer a  DOÑA CANDIDA DÍAZ MOLINA, MI MAESTRA y todo lo que nos enseñó.

Un año vino una señora de Murcia llamada Carmen Verbo, para dirigir una obra musical con las niñas de todos los colegios, en el local de Falange. Casi todas íbamos con el traje de comunión con la falda cortada. La canción era así: La hija del alcalde la más pequeña estribillo: pun cata pun pun pun, gori gori gori, su, su, su La que esconde los huevos bajo la leña (estribillo) Bajo la leña pun de tu puerta a la mía solo hay un paso (estribillo) Si quieres pasa, que yo no paso (estribillo) que yo no paso pun

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Este humilde narrador de algunas ¨cosas y cosillas¨ de nuestra amada Águilas ha reu-nido en amable tertulia a unos aguileños que se enraizaron en Granada pero que en su corazón vive permanentemente la

esencia y el amor del pueblo que los vio nacer.Nada mejor para realizar este encuentro que reu-nirnos aquí en un carmen albaicinero saboreando el incomparable vino de Bullas unido al pulpo, la caballa y la melva que se savaron con la brisa de nuestro mar aguileño, unos “minchirones” picantes y ese producto tan aguileño como son los tallos de las alcaparreñas, delicias todas que nos traen la nostalgia y el recuerdo de estos lugares que tanto amamos, y además traen a la memoria aquellos años de la posguerra cuando asistían al colegio de la “madam” para aprender las primeras lecciones, y más tarde en el de don Joaquín Tendero. Allí los juegos infantiles eran con aquellos inolvidables Paco Pereira, Nicolás Escámez, excelente futbo-lista, y Juanito Delgado entre otros. Y andando el tiempo ya algo mayores recordaban la gran amistad que los unía con Mario Cotillas, Bartolomé Muñoz Marín y José Luis Muñoz Jiménez, recordando cier-tas travesuras cuando iban a coger higos ¨pajare-ros¨ de las higueras en el camino del cementerio escuchando los golpes acompasados de los gran-des mazos machacando el esparto para las fábricas de cordajes, maromas y estacas.Como en el invierno Águilas se quedaba bastante tranquila de la afluencia de los bañistas, aque-llos jóvenes organizaban unos bailes muy con-curridos en los salones del Casino, donde ya co-menzaban los primeros escarceos amorosos de unos jóvenes ansiosos de vivir un primer amor, bailes que amenizaba el piano de Mario Cotillas. Pepe y Vicente Frapolli recuerdan cuando llegaba el tren de los baños procedente de Lorca y en aquel antiguo Paseo de Parra se instalaban lo más comodamente posible para disfrutar de un día de agradables baños en las tranquilas aguas de nuestras playas y al llegar la hora del yantar muchos de ellos deleitaban sus paladares con aquellos platos que preparaban en la taberna de la Cigarrilla. Y en la lucha por la vida de esos aguileños, por sus ocupaciones profesionales tu-vieron que conocer diversos pueblos de España,

Aguileños en Antonio Carvajal Mansergas

pero siempre en su mente estaban los lugares inolvidables de su pueblo, de su patria chica. Y una vez recordada con amor esta historia de sus vidas en la tranquilidad de este lugar del Albai-cín, podemos ver frente a nosotros la Alhambra iluminada en un bellísimo atardecer con los úl-timos reflejos de un sol poniente haciendo que nuestra imaginación mezcle esta belleza nazarí con la visión y el recuerdo de nuestro castillo que también refulge con este miso sol, y allí en la lejanía como vigilante de nuestro mar Mediterrá-neo, esa ¨Aguilica¨ tan amada por todos nosotros, y el peñón del ¨Roncaor¨, y la Glorieta con su alar-de de jardín esplendoroso que tiene otro símbolo de nuestro pueblo, la ¨pava¨ en su ¨balsica¨, sím-bolos todos ellos de nuestra Águilas que es una joya de la región murciana.Y habiendo ya satisfechas nuestras ilusiones de vivir estos momentos con los recuerdos que flu-

Granadayen constantemente en nuestra imaginación, no podemos por menos el recordar en unos versos la magnificencia de nuestra Águilas, versos que dicen:

Muere la tarde, y el sol por el poniente se esconde poco a poco ya sin brillo, y entre sombras los muros del castillo se recortan con reflejos esplendentes.

Y si nos embarga este amor a nuestra Águilas, también somos acreedores y agradecidos a esta Granada que nos acogió y de la que estamos or-gullosos, pudiendo decir como Francisco de Icaza, poeta y diplomático mejicano, en su viaje a Grana-da, cuando un invidente solicitó una ayuda y le dijo a su esposa:

“Dale limosna, mujer, que no hay en el mundo nada como la pena de ser ciego en Granada”.

Aguileños en Aguileños en

J.J.

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“Recuerdos”

Hoy la brisa del mar me trae recuerdosde mi pueblo, un sabor a sal, sabor de alga,un aroma a jazmín, aroma que embargalas noches de locura, los días cuerdos.

Águilas en el corazón de mi pueblose mira en la mar altanera e hidalgay en las noches cuando la luna salgacubrirá de estrellas fugaces su cielo.

Qué lejos queda la pava de la balsa,el agua fluye dormida entre su pico,una serpiente por su garganta abrasalo que será en ella el último gemido.Hoy la brisa del mar me lleva al olvido;nunca creí estar tan lejos de mi casa.

Manuel Fernández

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Gracias al apoyo del Ayuntamiento de Águilas, especialmente a la responsable del área de la Tercera Edad, Josefa Gar-cía, he podido llevar a cabo la iniciativa cultural y social “Un paseo por la Histo-

ria” en el Centro de la Tercera Edad “Antonio Sicilia Segura”. Todo un reto con unos protagonistas de excepción: Nuestros mayores.El origen y la evolución de aspectos como los ofi-cios, el cine, la publicidad, la moda, la gastronomía, las canciones y los juegos de los años 40, 50 y 60, tanto en el ámbito internacional como nacional, son el punto de partida para llegar a Águilas y, de la mano de los participantes, conocer la sociedad, el folclore, la cultura y, en definitiva, la historia recien-te de nuestra localidad. Un viaje apasionante que nos descubre los reme-dios naturales que curaban dolencias como los do-lores de espalda o de oídos. Los dichos, vocablos y refranes, las anécdotas de la catequesis, de los compañeros de juegos, de los cines, de los oficios, de los bailes y guateques. Todo un despliegue de vivencias de la mano de Juana González, Ana María Manzaneda, Sebastiana Calvo, Blas Cegarra, Ana García, Francisca Montalbán, Juana Ortiz, Fran-cisco Jiménez, Antonia Manzaneda, José Martínez,

Un paseo Isabel Reverte Palazón (Periodista y Dinamizadora Social y Cultural)

por la Historiapor la Historia

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Águilas verano’11Águilas verano’11Águilas verano’11

María Pastor Segovia, Diego Rabal, Piedad Rodrí-guez y María Pastor Martín junto con la aportación de la Responsable del Área de la Tercera Edad, Jo-sefa García, y del Alcalde, Juan Ramírez. A lo largo de las páginas de “Un paseo por la His-toria”, el lector descubrirá cómo bajaban desde la Marina de Cope andando para ir a las fiestas, cómo las catequistas premiaban con una merienda a los niños que se preparaban para celebrar la primera comunión, cómo predominaba la imaginación gas-tronómica en aquellos años de necesidad donde un bocadillo de pimentón y aceite se convertía en “sobrasada” e incluso que en Águilas se grabaron tres películas, que un aguileño participó en las tres y ayudaba al mismísimo Charlton Heston a dar de comer a los caballos. No obstante, lo más destacado de estas páginas es descubrir la historia de unas personas increíbles que, pese a la dureza de aquel entonces y tener que trabajar desde muy pequeños, aportan una ilusión y una fuerza envidiable. Ilusión y fuerza que man-tienen, a día de hoy, y que contagian a todo aquel que tiene la suerte de poder compartir con ellos sus vivencias y su experiencia como me ha pasado a mí. Gracias a todos. Confío en poder llevar a cabo, en un futuro lo más cercano posible, una nueva edición de “Un paseo por la Historia”. Cambiarán los protagonistas pero se mantendrá el espíritu que ha servido de cultivo a esta primera publicación, recuperar y mantener para las próximas generaciones una parte impor-tantísima de la historia de Águilas.

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9494949494 Carnaval Fiesta de Interés Turístico Nacional

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9595Carnaval Fiesta de Interés Turístico Nacional

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El Patronato, en su intención de que el ma-yor número posible de personas practique deporte, organiza a lo largo del año una larga lista de actividades deportivas de di-ferente carácter: desde cursos de apren-

dizaje hasta deporte de alta competición.Las fechas más cargadas de actividades deportivas suelen coincidir con el verano aprovechando el au-mento de población que tiene lugar en estas fechas nuestro municipio, aunque en los últimos años se ha ido incrementando también la oferta a lo largo del año en cuanto a actividades deportivas y com-peticiones se refiere. Esto es debido a que cada vez se demandan más actividades lo que supone que el interés por la práctica deportiva va aumentando. Las actividades del año 2010 que más cabe des-tacar es el Campeonato de España de Acuatlón en el que contamos con la participación de JAVIER GOMEZ NOYA, Campeón del Mundo de Triatlón y otros triatletas de élite como Ana Burgos, Marina

Patronato Deportivo MunicipalDalaimcourt. Además se organizó un triatlón cla-sificatorio para el Campeonato de España y entre ambas pruebas hubo 550 participantes. Además se ha organizado la “1ª Maratón de Moun-

tainbike Ciudad de Águilas” ya que se ha visto in-crementado el interés por esta modalidad deportiva y los ciudadanos acogieron esta prueba con gran interés.

Patronato Deportivo Municipal

Visita de Amaya Valdemoro

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ACTIVIDADES DEPORTIVAS AÑO 2011

6 de enero Paseo Ciclista “Día de Reyes Magos” Plaza de España

7de febreroDuatlón “Carnavales de Águilas”-Clasificatorio para el Campeonato de España de Duatlón Élite y Grupos de Edad

Paseo de Parra

19 marzo Milla Playera “Día del Padre” (Asociación Aguilas Vida Activa) Playa de la Colonia

26 mayo Gala del Deporte Aguileño Pabellón “Agustín Muñoz”

octubre a junio Liga Local de Fútbol SalaPistas Polideportivas (Polideportivo Muni-cipal)

junio Campeonato de Fútbol 7Campo de Fútbol 7 “Capi” (Polideportivo Municipal)

octubre a junio Cursos y actividades de nataciónPiscina Cubierta Municipal(Polideportivo Municipal)

octubre a junio Escuelas Deportivas Polideportivo Municipal

27 de mayo Final Regional de Acuatlón Escolar Playa las Delicias

28 de mayo Final Regional por Equipos Deporte Escolar categoría Infantil Pabellones

29 de mayoTriatlón “Marqués de Águilas”- Clasificatorio Campeonato de España de triatlón Élite y Grupos de Edad

Playa las Delicias

4 de junio Final Regional por Equipos Deporte Escolar categoría Alevín Pabellones

11 de junio Final Regional de Voleiplaya Deporte Escolar Playa las Delicias

23,24,25 junio Campeonato de España de Atletas Veteranos Pista de Atletismo “José Ruiz Lajarín”

diciembre Carrera Popular de Navidad Puerto

JUEGOS DEPORTIVOS DE VERANO 2011

julio y agosto Juegos en la Playa Playa Las Delicias

julio y agosto Cursos de natación verano Piscina municipal

24 de julio Travesía a Nado Playa de Poniente Playa de Poniente

17 de julio Carrera Pedestre Popular “Ciudad de Águilas Paseo De Parra

6/7 de agosto 24 Horas de Pádel Polideportivo

6/7 de agosto 24 Horas del Corredor de Fondo “José Ruíz Lajarín” Polideportivo

6/7 de agosto 24 Horas de Fútbol Sala Polideportivo

6/7 de agosto 24 Horas de Natación Polideportivo

agosto Torneo de Petanca Polideportivo

20 de agosto Carrera Nocturna Internacional “Alcalde de Águilas” Plaza de España

agosto II Torneo Medieval “Ciudad de Urci” de Tiro con Arco Campo de Fútbol “Hermanos Buitrago”

agosto Campeonato de Fútbol Playero Base Playa de Poniente (Montiel)

agosto Open de Tenis Ciudad de Águilas Polideportivo

agosto Campeonato de Baloncesto 3x3 en la Calle Plaza Robles Vives

18 de septiembre II Maratón MTB “Ciudad de Águilas” Salida y Meta en el Polideportivo

Las actividades programadas para el año 2011 son las siguientes

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Levántate marineroEcha el ancla marineroQue vamos camino a tierra,Ya se ven las gaviotasY cerca ya está la arena.

Echa el ancla marineroLevanta las grandes velas,Para que pronto se ponga alegre mi guapa novia morena.

Que desde hace más de un año No ha visto mi cara fresca,Que la brisa me ha ido dando Entre mares y tabernas.

¡Levántate marinero!Y verás cómo te alegras,Todas están esperando Entre ellas mi morena.

No le des más rumbo al barco¡para el timón, timonero!Que cerca me está esperandoLa aguileña que yo quiero.

Consolación Muñoz Aragón, 1975.

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El Ayuntamiento de Águilas se reserva el derecho de modificar, anular o suspender, por causas justificadas, cualquier acto de los previstos en este avance. En la Oficina de Turismo de Águilas (Pza. Antonio Cortijos, s/n. Tlf. 968 49 32 85)

podrán hacer las consultas oportunas o recoger un folleto de mano con la Programación de Festejos de Verano definitiva.

Viernes 1 de julio1º Concierto de verano Patronato MusicalBanda Escuela.Plaza de España, 22h. (Puerta del Ayunta-miento)

Sábado 2 de julioVisita teatralizadaSalida 18h. Oficina de Turismo.Puro HIP HOP, Águilas festival 2011.Sicario, Alberto Gambino, entre otros.Plaza de Antonio Cortijos.Exhibición de graffiti a partir de las 16h.Concierto 22h.Organiza Concejalía de Juventud.Mini tren de vapor vivo.Explanada del Auditorio, 19h.

Domingo 3 de julioFestival de danza organizado por el Ballet SINERGIAPlaza de Antonio Cortijos, 22h. Jueves 7 de julioTeatro InfantilImagine Espectáculos.“Alicia en el País de las Maravillas”Plaza de Antonio Cortijos, 21h.Habrá palomitas y algodón de azúcar gratis tras la función.

Viernes 8 de julioBailas?Plaza de Antonio Cortijos, 22h.

Sábado 9 de julio XXIX Festival Nacional de Bandas de Música “Ciudad de Águilas”Banda Titular del Patronato Musical Aguileño.Pasacalles, 20,30h.Auditorio, 21,00h.

Domingo 10 de julioFestival de danza organizado por la Escuela de Goyi Vera.Plaza de Antonio Cortijos, 22h.

Martes 12 de julio Teatro InfantilRibalta Teatro “Palabras en los bolsillos”Plaza de Antonio Cortijos, 21h.

Miércoles 13 de julio Bailas?Plaza de Antonio Cortijos, 22h. Jueves 14 de julio Teatro infantilCoantares: “EL CABALLERO DEL PEZ”Plaza de Antonio Cortijos, 21h.

Viernes 15 de julio• Serenata a la Virgen del Carmen.Banda Titular del Patronato Musical Aguileño.Puerta de la Iglesia del Carmen, 22h.• Elección Reina Infantil.Plaza de Antonio Cortijos, 22hOrganiza: Cofradía y Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Soledad.

Sábado 16 de julio • Procesión Marítima Virgen del CarmenBahía de Levante 20’30h• VI Galería de arte “Al aire libre”.En el puerto de Águilas, 20h.21.30. Gran evento Graffiti• DI ELAS (LUIS TOSAR) y MARAÑONESPlaza de Antonio Cortijos.

Domingo 17 de julio Festival de danza organizado por la Escuela de AerobicmaníaPlaza de Antonio Cortijos, 22h.

Lunes 18 de julioProyección de imágenes y montajes digitales. Asociación de fotógrafos aficionados José MatránPlaza de Antonio Cortijos, 22h

Miércoles 20 de julioBailas?Plaza de Antonio Cortijos, 22h Jueves 21 de julioActuación de NOSTALGIAPlaza de Antonio Cortijos, 22h.

Viernes 22 de julioConcierto. Banda Titular del Patronato MusicalPlaza del Rubial, 22h.

Sábado 23 de julio Gala elección Reina de las Fiestas.Actuaciones:-Ballet -Marisol SeguraActuación estelar de José Manuel SotoPlaza de Antonio Cortijos, 23h.

Domingo 24 de julio Festival de danza organizado por el ballet SerpentinaPlaza de Antonio Cortijos, 22h

Martes 26 de julioGala de la Edad de OroRevista de variedades.Plaza de Antonio Cortijos, 22h.

Miércoles 27 de julio Teatro InfantilRibalta Teatro. “Hansel y Gretel”Plaza de Antonio Cortijos, 21h.

Jueves 28 de JulioSecond y SidecarsPlaza de Antonio Cortijos

PROGRAMACIÓN VERANO 2011

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Viernes 29 de julioLa MUSICALITÉ Teloneros: NaGaPlaza de Antonio Cortijos.

Sábado 30 de julio• Desfile de sombreros organizado por la

Asociación Amas de Casa.Plaza de Antonio Cortijos, 22h.• Concierto. Banda Titular del PatronatoPérgola de la Colonia, 22h.

Domingo 31 de julio Festival de danza organizado por el ballet Nuevo RitmoPlaza de Antonio Cortijos, 22h

AGOSTOLunes 1 de agostoMini tren de vapor vivoPlaza de Antonio Cortijos, 19h.

Miércoles 3 de agosto Bailas?Plaza de Antonio Cortijos, 22h.

Jueves 4 de agostoFestival flamenco “Very well fandango” con Miguel Tena, Rubito y Rubito hijo. Guita-rrista, Antonio del Patrocinio.Organiza Asociación tradición y folklorePlaza de Antonio Cortijos, 22h.

Viernes 5 de agosto • Gala a beneficio de la Asociación espa-

ñola contra el Cáncer.Desfile de modelos y actuación de artistas aguileños.Plaza de Antonio Cortijo, 22h.• “La sonrisa solidaria” (Festival solidario)Actuaciones de monologuistas del Club de la Comedia y de Paramount Comedy.Auditorio, 22h.Organiza Cruz Roja Española de Águilas Sábado 6 de agosto• Visita teatralizadaSalida 18h. Oficina de Turismo.• Festival de danza organizado por el

ballet ZambraPlaza de Antonio Cortijos, 22h

Domingo 7 de agostoEncuentro de cuadrillasPlaza de Antonio Cortijos, 22h.

Lunes 8 de agosto Proyección de imágenes y montajes digitales Asociación de fotógrafos aficionados José MatránPlaza de Antonio Cortijos, 22h

Miércoles 10 de agosto Teatro Infantil “Caperucita Roja”.Tespis. Plaza de Antonio Cortijos. 21,30h.

Jueves 11 de agostoGala a beneficio de la Hospitalidad de Lourdes.Plaza de Antonio Cortijos, 22h.

Viernes 12 de agosto MALUPlaza de Antonio Cortijos.

Sábado 13 de agosto IV Muestra del Carnaval aguileño21h Desfile de Carnaval. A continuación Fiesta amenizada por los mejores DJ´s. Plaza de Antonio Cortijos, 23h. • XIII Verbena de la Amistad. Edificio Aguas

Marinas.

Domingo 14 de agosto FUEGOS ARTIFICIALES PIROMUSICALESBahía de Levante 23h.Tras los Fuegos: Actuación Diego el CigalaPlaza de Antonio Cortijos, 24h.

Lunes 15 de agosto• Regata de botes a remo y CucañaBahía de Levante, 19h.• Festival a beneficio de la Peña FlamencaPlaza de Antonio Cortijos, 22h.

Jueves 18 de agostoBailas?Plaza de Antonio Cortijos, 22h.

Viernes 19 de agostoIII Festival de los grupos aguileños de los 60 y 70.Plaza de Antonio Cortijos, 22h.

Sábado 20 de agosto • Gala Elección Personajes de CarnavalPlaza de Antonio Cortijos, 22h. • Mini tren de vapor vivoExplanada del Auditorio, 19h.

Domingo 21 de agosto Ballet Circus estatal de Argentina.Ballet internacional de la Costa Argentina. Director Osvaldo Uez.Plaza de España, 22h.

Miércoles 24 de agosto Bailas?Plaza de Antonio Cortijos, 22h.

Jueves 25 de agosto Los cuarentonesPlaza de Antonio Cortijos, 22h

Viernes 26 de agosto LOS MORANCOSPlaza de Antonio Cortijos.

Sábado 27 de agosto CANTAJUEGOSPlaza de Antonio Cortijos

Domingo 28 de agosto Actos de hermandad con Montcada i Reixac.Plaza de Antonio Cortijos, 22h.

PROGRAMACIÓN VERANO 2011

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EXPOSICIONES• CAJA MURCIAJULIO3 al 20 de julio. Exposición de pintura de Isabel Miras Hernández.18 de Julio al 31 de julio. Exposición de Pintura de Antonio Navarro

• HOTEL MAYARÍJulioDel 25 de junio al 29 de julio:”Cope-¿Naturaleza muerta? Mario Martínez Ro-dríguez. Fotografía. Todos los días de 19h a 22h.

AgostoDel 1 de agosto al 1 de septiembre:”De la mano” de Lorenzo Martínez y Manuel Coronado. Pintura y escultura.Todos los días de 19h a 22h.

• AUDITORIOJulioExposición de esculturas de Venancio Blanco

Julio y agostoExposición de grabados de Gutiérrez So-lana.

• V GALERÍA DE ARTE “Al aire libre”.16 de julioEn el puerto de Águilas, 20h.

• CASINOJulio• Exposición y venta artículos de arte-

saníaA beneficio de la Asociación contra el cáncer.Del 20 al 25 de julio.

JULIO• TRASPLANTE HEMATOPOYÉTICO Y TERAPIA CELULAR: MEDICINA REPARADORAFecha de realización: Del 11-07-2011 al 15-07-2011• FÚTBOL: OCIO, NEGOCIO Y ALGO MÁS Fecha de realización: Del 12-07-2011 al 14-07-2011• LA JUSTICIA PENAL EN ESPAÑA Fecha de realización: Del 18-07-2011 al 22-07-2011• LAS ELECCIONES AUTONÓMICAS DE 2011. LECCIONES Y PERSPECTIVAS PARA LA COMUNICACIÓN POLÍTICA Y LA GESTIÓN DE CAMPAÑAS ELECTORALES. Fecha de realización: Del 18-07-2011 al 22-07-2011•XIV CURSO INTERNACIONAL DE PEDAGOGÍA MUSICAL. LAS MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS DEL SIGLO XX REFLEJADAS EN LA MÚSICA Fecha de realización: Del 20-07-2011 al 27-07-2011• TEMAS ACTUALES EN FÍSICA NUCLEAR Fecha de realización: Del 25-07-2011 al 28-07-2011

AGOSTO• XVI EDICION DEL CICLO DE CONFERENCIAS “MIRANDO AL MAR 2011”Lugar de Celebración: Auditorio y Palacio de Congresos Infanta Doña Elena. ÁguilasHora de las Conferencias: 20’00h. Fecha de realización: Del 02-08-2011 al 11-08-2011

• 2 de Agosto (martes):Título: Presente y Futuro de la Pesca en el MediterráneoPonente: José María Bellido Millán. Director del Centro Oceanográfico de Murcia (Instituto Español de Oceanografía). • 4 de Agosto (jueves): Titulo: El Reino de Murcia en la Historia Naval: hombres y barcos para la Real ArmadaPonente: Juan José Sánchez Baena. Director de la Cátedra de Historia Naval (Universidad de Murcia y Armada Española). • 9 de Agosto (martes). Título: Patrimonio Arqueológico e Histórico de Águilas.Ponente: Juan de Dios Hernández García. Arqueólogo Municipal de Águilas.• 11 de Agosto (jueves). Titulo: El turismo en tiempos de crisis.Ponente: Jesús Francisco Pacheco Méndez. Presidente de la Mesa de Turismo y del Círculo de Economía de la Región de Murcia

SEPTIEMBRE• ASPECTOS ACTUALES EN VISIÓN:

CENTENARIO DEL PREMIO NOBEL A ALLVAR GULLSTRAND

Fecha de realización: Del 09-09-2011 al 13-09-2011• LA EDUCACIÓN NO FORMAL EN EL

TRABAJO CON JÓVENES. MÉTODOS Y METODOLOGÍAS

Fecha de realización: Del 12-09-2011 al 16-09-2011• RETÓRICA Y ORATORIA EN LA ERA DE LA

COMUNICACIÓN GLOBAL Fecha de realización: Del 12-09-2011 al 14-09-2011

CURSOS UNIVERSIDAD INTERNACIONAL DEL MAR

MERCADOS• MERCADO DE ARTESANÍA“Artesanía y labores”. Del 21 al 24 de julioPlaya de la Colonia.

• MERCADO ROMANODel 5 al 7 de agosto.Playa de la Colonia.

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CONCURSOS• VI Concurso de Pintura rápida

“Águilas en tu pincel”.31 de julio, Plaza de España.

• IV Concurso de fotografía submari-na “Villa de Águilas”.

Inicio 25 de julio, finaliza 7 agosto. Organiza Asociación Arrecife.

• IX Fotomaratón “Águilas se ve”. Asociación de Fotógrafos Aficionados José Matrán.Sábado 6 de agosto a las 9 h. en la Plaza de España.Entrega de premios, viernes 12 de agosto a las 20 h. en la Plaza de España.

CLUB NÁUTICO DE ÁGUILASCampaña de Educación Ambiental “CUIDANDO EL MAR 2011”Programa de actividades:

• 29 de julio, viernes, “Limpieza de fondos en el Puerto Deportivo e inmediaciones”.

• 6 de agosto, sábado, “Jornada Concienciación Campaña Cuidando el Mar”, instalación mesa informativa en Puerto Deportivo.

• 13 de agosto, sábado, “Jornada de Pesca Ecológica”.• 20 de agosto, sábado, “Jornada de Limpieza de Calas”.Todas las actividades se realizarán a las 11,00 horas, partiendo del Puerto Deportivo. A los voluntarios se les entregará una bandera como indicativo de su participación y adhesión a la campaña.

Conferencias y Proyecciones:

• 3 de agosto: “100 años del Comandante Jacques-Yves Cousteau“. D. Miguel Ángel García Gallego.

• 10 de agosto: “Proyección de fotografía El Litoral y el Puerto de Águilas desde final del siglo XIX hasta hoy”. D. Juan Diego, Oliver García.

• 17 de agosto: “¿De verdad conocemos el litoral de la Región? Cinco incursiones en playas tan cercanas como secretas”. D. Miguel Án-gel Ruiz Parra. Periodista.

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